LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO copia
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José Aniorte Alcaraz<br />
Nosotros aún estamos lejos de conocer con claridad todo lo que<br />
el Espíritu pretende realizar cuando se encuentra encarnado en el<br />
cuerpo físico.<br />
En lo más íntimo del ser humano siempre hay un punto<br />
débil pero predominante, que es vulnerable a las sugestiones<br />
maléficas de las influencias astrales, que puede servir de motivo<br />
básico para formar una idea negativa, necesaria para el éxito de<br />
la obsesión. Es por esto que tenemos que saber que nuestros<br />
mayores enemigos están dentro de nosotros mismos, y deben<br />
combatirse con nuestra fuerza de voluntad, pues en verdad,<br />
nuestros defectos, vicios y debilidades, suponen un gran peligro,<br />
donde los delincuentes y perturbados desencarnados, se afirman<br />
para imponernos su voluntad obsesiva. Desde hace muchos<br />
siglos, la voz de los espíritus amigos nos dice: “conócete a ti<br />
mismo”, ésta es nuestra mayor seguridad y prevención para esas<br />
negativas influencias.<br />
Los obsesores tienen una preparación muy extensa, la<br />
astucia es uno de los métodos que más resultados les da; saben<br />
explotar el punto más débil de sus víctimas, que casi siempre es<br />
ignorado por ellas mismas. Si la víctima no tiene conciencia<br />
exacta de su situación o no cumple fielmente los enseñamientos<br />
de los Evangelios de Jesús, no tardará en someterse al deseo y<br />
dominio de los espíritus inferiores.<br />
El obsesor transporta hacia la consciencia de su víctima el<br />
“deseo fundamental”, que puede ser una vanidad reprimida, un<br />
orgullo oculto, un deseo cruel, una mal disimulada lujuria,<br />
propensión a cualquier tipo de drogas,… El obsesado, ignorante<br />
de los verdaderos propósitos del obsesor, se convierte en una<br />
víctima, pero responsable de todos sus actos, emociones y<br />
pensamientos. Esto le crea un grave conflicto para su futuro; los<br />
obsesores se convierten en “socios” de su vida, y cuando el<br />
obsesado regrese al plano espiritual, le exigirán el pago del<br />
“servicio” que le han dado. Al mismo tiempo la ley de causa y<br />
efecto, le impondrá una rectificación dolorosa para corregir el<br />
daño que se ha hecho a sí mismo haciendo mal uso de su libre<br />
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