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CONJETURAS
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POR ÁLVARO CEPEDA NERI
cepedaneri@prodigy.net.mx
LA “PRUDENCIA”
DE LOS ABUSOS DE EBRARD
Entrado en gastos, el botín copeteado de la corrupción,
porque las empresas favorecidas, sin licitación, para
la construcción de la supervía en la delegación Magdalena-Contreras,
don Luis Marcelino Ebrard (desatado por la
disputa y traición contra López Obrador, por la candidatura
presidencial avalada por Los Chuchos: Ortega y Zambrano, los
de la corrupción sobre la corrupción), ha vuelto a mostrar su
rostro amenazador contra los ciudadanos que, encabezados
por Cristina Barros (quien recibió a nombre del que fuera rector
de la UNAM: Javier Barros Sierra: 1915-1971, y su padre, la
medalla Belisario Domínguez, que post morten le otorgó el
Senado de la República), con argumentos vecinales, urba-
nísticos, ecológicos y logísticos, se oponen a esa vialidad.
Ebrard insiste en no tomar en cuenta los argumentos
que se le han presentado. Ya de regreso de sus vacaciones
no autorizadas a Madrid y París, está más que decidido a
pisotear los derechos constitucionales 6, 7, 8 y 9, con tal de
ejecutar su orden y reprimir con granaderos, al estilo de
Díaz Ordaz-Echeverría, a los ciudadanos que están siendo
víctimas del abuso del poder autocrático del camachista,
que administra con poses de “izquierdizante” a la capital
del país. Todo necesita dinero en las oficinas defeñas
y prosperan los negocios particulares de los politiquillos
ebradoristas, como que están juntando para las campañas,
empezando por la costosa publicidad de Marcelo, al
estilo de Peña Nieto.
Con su tonito de voz, su mirada extraviada y su cuidada
figura encargada a su estilista y asesoría e imagen, Ebrad
dijo a esos defeños que argumentan su oposición a la supervía,
que “la prudencia” tiene límites y que actuando con
esa “prudencia” les advierte que a ningún precio (salvo que
le repongan lo gastado y los “intereses creados”) dará marcha
atrás en la construcción de esa irracional vialidad que
nunca fue consultada ni negociada con los que sufren en
su convivencia y padecen daños en sus patrimonios, que
no compensan las prometidas indemnizaciones. No es
una obra de utilidad social, aunque sí de utilidad empresarial,
y las oscuras transas del proyecto que se ha puesto
en marcha con más policías que trabajadores.
La “prudencia” de que hace alarde Ebrard y su pandilla
burocrática, es la prudencia del arbitrario y de quien siempre
ha ostentado una personalidad autoritaria. Ebrard es,
ideológicamente, un salinista del priísmo antiguo, donde
se formó con su maestro de El Colegio de México: Manuel
Camacho y, los dos, cuando ya no tenían futuro en el tricolor,
desertaron de éste para andar a salto de mata en varios
partidos, hasta que López Obrador los recogió de la miseria
política y, sin darse cuenta de que estaba empollando a un
par de traidores, los quitó de “vivir fuera del presupuesto”,
para hacer a Ebrad jefe de Policía, que tiene en su haber
la matanza de Tláhuac, y luego heredero al trono defeño.
Desde éste, ahora, busca deshacerse de su padre putativo
y agandallarse la candidatura presidencial.
21 noviembre 2010