CARAVAGGIO: CRISTO MUERTO, BAJADO DE LA CRUZ Sólo pido ...

PASSIO CARITATIS
LOS MÍSTICOS ALEMANES DEL SIGLO XIV:
ECKHART, TAULERO, SUSO.
“Renacer en Dios” como don que brota
en la Amorosa Contemplación del Señor Crucificado
E n el Siglo XIV, en el corazón de Europa, un
estallido de renovada espiritualidad recorre
las ciudades. La mística se echa a la calle
reivindicando el acceso del pueblo a una experiencia
que, hasta entonces, salvo raras excepciones,
había sido privilegio exclusivo de monasterios
y conventos.
Este fenómeno religioso se desarrolla en un
ámbito animado por los dominicos, sobre todo
por lo que se ha llamado la "tríada mística renana",
formada por el Maestro Eckhart (1260-
1328) y sus dos discípulos, J. Taulero (1300-
1361) y E. Suso (1295-1366). Los tres fueron
profesores universitarios. Los tres se convirtieron,
además, en “Lebemeister”, “Maestros de
Vida”, y su influencia fue muy importante.
Esta tradición dominicana se orienta a la contemplación
de Dios-Verdad desarrollando las
implicaciones prácticas de la acción de la gracia
en el fondo del ser humano. Atravesada su
reflexión y su meditación de conceptos aparentemente
filosóficos como “fondo del alma”,
“nada”, “desnudez”, “inhabitación trinitaria” lo
que subyace es el reconocimiento eficaz de la
acción salvífico-trinitaria de Dios en el fondo
del ser humano por medio de su Verbo y del
Espíritu. Su idea central es el nacimiento de
Dios en el corazón y en el alma de los creyentes.
Esta representación sería inimaginable
sin que Cristo se hubiese hecho hombre. El nacimiento
del Hijo en el corazón de los creyen-
Revista Pasionario/112
tes no es otra cosa que la encarnación de Dios
en su hacerse hombre, encarnación que se actualiza
y se hace presente de nuevo en permanente
y engendrante actualidad. El Maestro
Eckhart y sus discípulos insistirán en este hacer
“por nosotros” y “en nosotros” de Dios, realizando
así “nuestro renacer en Él”. Su pedagogía
estará muy vinculada por una parte a la
lectura de la Sagrada Escritura, desentrañando
sus múltiples sentidos, y al discernimiento
y acompañamiento de la acción del Espíritu.
En este camino, en fe y experiencia, la contemplación
del Verbo Crucificado lleva a la
unión mística con Dios y la desnudez de la
cruz es el símbolo del despojo que suscita la
transformación en la “Nada por Exceso” en la
que Dios se dona en su Amor Kenótico y Asimétrico,
llevando Él siempre la iniciativa. En
una época atravesada por grandes angustias,
los maestros espirituales proponen: (a) Confiar
en Jesús Crucificado que se dio por entero a sí
mismo para la salvación; (b) lavar las propias
culpas en su preciosa sangre; (c) esconderse en
sus llagas; (c) beber esperanza en su costado,
del que fluye la divina misericordia.
La vida de estos tres maestros no fue fácil.
El Maestro Eckhart vio cuestionada su enseñanza
por su excesiva conceptualización filo-