La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava
Gracias a los editores Don Juan Enrique De Luis Bravo y Don Miguel Francisco Febles Ramírez, esta obra llega al público general con gran cantidad de información valiosa. En "La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava" se hace una aproximación desde distintos puntos de vista (histórico, geográfico, filosófico, cultural) al impacto que tiene en el Valle la producción de vinos
Gracias a los editores Don Juan Enrique De Luis Bravo y Don Miguel Francisco Febles Ramírez, esta obra llega al público general con gran cantidad de información valiosa. En "La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava" se hace una aproximación desde distintos puntos de vista (histórico, geográfico, filosófico, cultural) al impacto que tiene en el Valle la producción de vinos
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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Apreciación de don José Pons por don Víctor
SOCIEDAD LICEO DE TAORO
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Título:
La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava
© Edita:
Sociedad Liceo de Taoro
Coordinadores:
Juan Enrique De Luis Bravo
Miguel Francisco Febles Ramírez
© Autores:
Juan Enrique De Luis Bravo
Miguel Francisco Febles Ramírez
Plácido Fernández González
Manuel Hernández González
Eduardo José Sánchez García
Jorge Zerolo Hernández
Fotografías:
Juan Enrique De Luis Bravo
Plácido Fernández González
Eduardo José Sánchez García
Fernando Yanes Díaz
Enrique Acosta Dorta
Antonio Hernández Sánchez
Agradecimientos:
A los autores de los textos, a sus familiares y a cuantos han hecho posible la realización de este libro
Diseño de portada y contraportada:
Nano Barbero
Ilustración:
Juanan Rodríguez y Nano Barbero
Diseño, maquetación e impresión:
Tipografía García, S.L. - La Perdoma - La Orotava - Tenerife
E-mail: cristod@tipografiagarcia.com
ISBN:
978-84-616-3915-4
Depósito Legal:
TF 381 - 2013
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o
transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico,
mecánico, fotoquímico, magnético, electroóptico o informático, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin
permiso previo por escrito de los autores.
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A todos aquellos, que con su esfuerzo,
hacen posible que una parte importante
de nuestro patrimonio agrícola, los viñedos
en cordón tradicional, permanezcan vivos.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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ÍNDICE
Presentación de D. Francisco Javier García Núñez .................................. 9
Presentación de D. José Joaquín Bethencourt ......................................... 11
Presentación de D. Felipe David Benítez Pérez ......................................... 13
Presentación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen ..... 15
Prólogo ......................................................................................................... 17
Evolución histórica del cultivo de la vid y el vino en el Valle de La Orotava 19
Manuel Hernández González
Variedades de vid cultivadas en el Valle de La Orotava ............................ 49
Jorge Zerolo Hernández
Los viñedos en Cordón del Valle de La Orotava: labores tradicionales ... 63
Juan Enrique De Luis Bravo
Una aproximación al paisaje del vino en el Valle de La Orotava ............. 81
Miguel Francisco Febles Ramírez
Denominación de Origen “Valle de La Orotava” ....................................... 95
Plácido Fernández González
Concurso de Vinos “Villa de La Orotava”, 30 años de historia ............... 107
Eduardo José Sánchez García
Sociedad Liceo de Taoro, fundación y breve historia ...................................... 121
Currículums Vítae de los autores ............................................................... 127
Premiados en el Concurso de Vinos Villa de La Orotava 1984-2012 ............... 141
Bodegas de la D.O. Valle de La Orotava .................................................. 151
Vinotecas del Valle de La Orotava ............................................................. 157
7
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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El vino ha sido y es un singular testigo del devenir isleño. Tenerife, también
denominada tierra de vinos, ha sabido mantener a lo largo de su dilatada
vida la cultura del líquido emanado de esas centenarias cepas con olor y
sabor a tanta historia forjada por las manos de esos artesanos de la vid que cada
noviembre, por San Andrés, catan el fruto ya fermentado y brindan con vino nuevo.
Treinta años, una efemérides que hemos querido recordar con el contenido de
estas páginas que obran en sus manos y que dejarán para el recuerdo el binomio
surgido entre el fruto de la tierra y nuestra Sociedad Liceo de Taoro.
Ya en 1888 fue organizada la célebre Exposición Provincial de Horticultura, en la
que nuestra Sociedad intervino muy directamente, dando muestra de las continuas
colaboraciones, en todos los ámbitos, en las que participaba nuestra institución.
Pero fue allá por 1984 cuando el Sr. Alonso Ascanio, presidente de la Cámara
Agraria, organiza en las dependencias de San Agustín una reunión de cosecheros
de vinos de la zona, con el fin de aglutinarlos evitando dispersiones.
En 1985, y bajo la presidencia de D. Eleuterio Manuel Lorenzo Sosa y un grupo
de entusiastas colaboradores, el Liceo de Taoro, y como excusa para unir el sector
del vino, asumió el denominado “Concurso de Vinos”.
Treinta años de intenso trabajo y que granito a granito, con dificultades y con
alegrías, fueron acercando a nuestras instalaciones a los cosecheros de casi toda
la isla y que nos llevaron primeramente al nivel provincial, y actualmente al ámbito
regional de vinos tintos con D.O.
Este trabajo de tantos años ha significado para esta Sociedad un reconocimiento
de alto valor, no solo por los participantes, sino por las entidades colaboradoras
e instituciones oficiales. Hoy hablar del vino en Canarias lleva implícito el nombre
del Liceo de Taoro.
Nuestra Sociedad, fundada en 1855, lleva 158 años en la difusión de la cultura,
el ocio, las tradiciones de nuestro pueblo y el deporte.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
El reconocimiento del Cabildo de Tenerife, del Ayuntamiento de la Villa de La
Orotava y de la Fundación Luso-Galaica de concedernos las Medallas de Oro de
cada una de estas instituciones, al margen de otras distinciones, viene a remarcar el
orgullo de realizar un trabajo basado en el orden social de la entidad, pero también
desarrollado al bien común de la sociedad.
Que esta pequeña historia del trigésimo aniversario del vino en el Liceo de
Taoro, sea el motivo para brindar por unos futuros años de continuidad que, serán
al mismo tiempo el de conservar una tradición que, supondrá ver crecer año tras
año esos brotes verdes que, darán paso al racimo camino de la barrica.
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Un saludo.
Francisco Javier García Núñez
Presidente
El Liceo de Taoro conmemora este año el trigésimo aniversario del tradicional
Concurso de Vinos Villa de La Orotava, un acontecimiento que nació de forma
modesta pero que, a lo largo del tiempo, ha logrado convertirse en todo un
referente. El certamen, que surgió al principio como una fiesta de los viticultores de
la comarca, consiguió provocar entonces una sana inquietud entre los bodegueros
de la zona para mejorar sus propias técnicas de elaboración y conseguir vinos de
gran calidad para competir en el Concurso.
Los primeros protagonistas fueron los vinos a granel, que se sometían a la
valoración de conocidos “bebedores” del pueblo que, aunque técnicamente no
dominaban las fichas de cata, sabían apreciar perfectamente la calidad de un vino.
Desde entonces han pasado ya tres décadas y el Concurso ha ido evolucionando
hasta lograr su reconocimiento oficial y convertirse en uno de los más importantes
de la isla.
La Sociedad cultural Liceo de Taoro ha sido pionera en la conservación de las
tradiciones villeras y en la promoción de los vinos del Valle de La Orotava, una zona
que ha sabido armonizar formas tradicionales de cultivo con otras más modernas. El
cordón trenzado, un sistema único en el mundo que se realiza con los sarmientos
de la parra, es una muestra de la peculiaridad de la actividad vitivinícola de la zona
que hace que los vinos de la Denominación de Origen Valle de La Orotava adquieran
la singularidad que los caracteriza.
Después de varios años en los que el sector vitivinícola de la isla ha pasado por
momentos muy complicados, la última cosecha ha dado un respiro a viticultores y
bodegueros. Si en 2011 se recogieron en torno a tres millones de kilos de uva, la
última vendimia rondó los cinco millones, aunque queda lejos aún del verdadero
potencial de la isla, unos siete millones de kilos. Y de una buena cosecha ha salido
un producto excelente.
Los vinos de Tenerife se han consolidado ya como un producto de calidad y de
reconocido prestigio, avalados por los numerosos premios conseguidos en distintos
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
concursos nacionales e internacionales. De hecho, es muy habitual encontrar vinos
de la isla en el palmarés de prácticamente todos los concursos que se organizan
en Europa.
También los consumidores canarios apuestan ya de forma clara por los vinos
de la isla.
Tintos, blancos, secos, semisecos y dulces, rosados, espumosos y de licor…
Los vinos de Tenerife han sabido buscar su camino para hacerse indispensables en
los paladares más exigentes. Y es que consumir vinos de Tenerife es una muestra
de buen gusto y contribuye a mantener la agricultura, el paisaje y la cultura de esta
tierra tan vinculada al campo.
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José Joaquín Bethencourt
Consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca
del Cabildo de Tenerife
El Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” que organiza cada año la Sociedad
Cultural Liceo de Taoro cumple treinta años. No es fácil organizar de forma
ininterrumpida un concurso de estas características. Esto ha sido posible
gracias al esfuerzo y a la gran ilusión puesta por muchas personas, que a lo largo
de estos treinta años han apostado por nuestros vinos, y en definitiva por nuestro
sector primario. Por ello, quiero comenzar felicitando a la Sociedad Cultural Liceo
de Taoro y a cuantos han hecho posible estos treinta años de historia.
El Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” nació con el objetivo de mejorar la
calidad de los caldos villeros, y después de años de entrega y sacrificio podemos
decir que los objetivos se han cumplido, pues muchos vinos de este Valle han
sido ampliamente premiados y reconocidos lejos de nuestras fronteras. Pero este
Concurso ha ido más allá, y se ha convertido en un verdadero acto de reconocimiento
y homenaje a vecinos y vecinas que con gran cariño y esmero han dedicado su vida
al campo y a mimar con gran esmero la uva, tan significativa en nuestro paisaje
rural, y que se ha traducido en vinos de gran calidad.
Cada mañana del día grande de nuestras fiestas, el jueves de Corpus, el Liceo
de Taoro se convierte en una cita obligada para vecinos y visitantes amantes de
los buenos caldos. Es en esta Sociedad cargada de historia y en este día tan
especial para los villeros, donde cosecheros y bodegueros se dan cita para compartir
experiencias, nos congregamos para degustar el fruto de su trabajo y en definitiva
pasar una jornada de fiesta entre amigos. Todo ello, hace aún más especial, a un
concurso que como un niño ha ido creciendo con el paso de los años, naciendo
como un concurso de ámbito local, pasando por el comarcal e insular, hasta
convertirse en regional. Así, hoy es un acto de gran importancia y de marcada
referencia en nuestras fiestas patronales, pues en ellas la buena gastronomía,
siempre va acompañada de los mejores vinos, desempeñando un papel protagonista
durante los días grandes de nuestra Villa.
Desde la institución municipal se ha apoyado siempre este Concurso y así lo
hemos de seguir haciendo. El Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” comienza una
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
nueva etapa de su historia y la Sociedad Liceo de Taoro como entidad organizadora
se ha marcado nuevos retos y objetivos, para los cuales cuenta con el apoyo del
Ayuntamiento de la Villa de La Orotava. Agradecer también a otras instituciones
públicas y empresas privadas que durante estos años han mostrado su apoyo a
este proyecto, pues sin la unión de todos, hoy no estaríamos celebrando su treinta
aniversario. Tenemos claro que apostar por nuestros vinos es impulsar la economía
local, a través de viticultores, empresas y en definitiva, familias de nuestra Villa que
dedican su vida con sacrificio y tesón a mejorar cada día su producción y llevar por
todo el mundo el nombre de nuestra Villa de La Orotava.
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Felipe David Benítez Pérez
Concejal de Desarrollo Económico Local del
Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava
La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava es una lectura esencial para cualquier
interesado en nuestra comarca, con sus viñedos únicos en el mundo, su
historia y actualidad vitivinícola. El Consejo Regulador de la Denominación de
Origen Valle de La Orotava, colabora en esta iniciativa, que divulga las peculiaridades
de sus viñedos, bodegas y acciones del propio Consejo.
Los primeros viñedos de la isla de Tenerife aparecieron en la Rambla de Castro
(Hacienda Los Príncipes), en el municipio de Los Realejos, en 1497 y posteriormente,
la primera vendimia a la venta fue en 1501. Entonces, así como La Orotava y Los
Realejos, cuentan con un patrimonio paisajístico de viñedos y bodegas que datan
desde hace siglos, el Puerto de la Cruz, creó un paisaje urbano alrededor del auge
del comercio del vino en dicha época, teniendo la primera exportación de vinos
conocida en 1538.
La Denominación de Origen Valle de La Orotava nace en noviembre de 1995,
para unirse a la ola de regulación de la producción y aumento de la calidad de los
vinos de Tenerife. En este sentido, felicitar al Liceo de Taoro por la organización
del Concurso de Vinos Villa de La Orotava, que apostó por nuestros vinos desde
un principio y fue de los primeros que comunicó sus aptitudes y peculiaridades a
nivel comarcal, insular y regional.
Mucho ha cambiado desde que unos pocos viticultores y bodegas comenzaran
en el Consejo Regulador, hasta el gran incremento actual. En este sector, cada vez
más profesional, es la que hace que enólogos, bodegueros, viticultores y demás
trabajadores, garanticen lo mejor desde la plantación del viñedo a la copa de vino,
servido con botellas contraetiquetadas.
La defensa del cordón trenzado tradicional, exclusivos en esta zona, se lleva
desde el Consejo Regulador, presentando alegaciones a la Unión Europea, para que
se tenga en cuenta el esfuerzo de los trabajadores de este tipo de viñedos, y de
forma promocional, para dar la importancia al enriquecimiento de un patrimonio
paisajístico cultural y turístico.
15
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
El Consejo Regulador amplía el apoyo técnico a viticultores y bodegas,
garantizando así el proceso de elaboración. Y además, sus actividades están
centradas en fusionarse con el arte, la cultura, la agricultura, la dinamización del
comercio, la restauración, la gastronomía, las nuevas redes y tecnologías y un largo
etcétera, sumando cada vez más en cada uno de sus eventos.
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Consejo Regulador de la Denominación de Origen
Valle de La Orotava
PRÓLOGO
En los últimos treinta años la Sociedad Liceo de Taoro ha sido una de las principales
promotoras de la actividad vitivinícola, consolidando su compromiso con la
cultura e historia del Valle de La Orotava. Los socios nunca han dudado en
apoyar el mundo agrario, como se ha constatado en la cesión de sus instalaciones para
la celebración de reuniones del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de
Vinos durante la década de los 90 del siglo pasado. Su sede social ha sido el escenario
elegido para la presentación de cosechas de bodegas, así como para distintos actos
públicos y de divulgación de la viticultura del Valle, destacando entre ellos, el apoyo
desde sus inicios al Concurso de Vinos Valle de La Orotava, del que se ha terminado
convirtiendo en el organizador en los últimos años.
Aprovechando la celebración de estos treinta años de concurso, la Sociedad Liceo
de Taoro vuelve a reafirmar su compromiso con la viticultura a través de la edición
de una publicación sobre “La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava”. Un proyecto
editorial que pretende ayudar a dar a conocer las singulares características de estos
viñedos con un recorrido por su historia, cuando el malvasía del valle era referencia
internacional hasta la actualidad, identificando las características que lo definen como
un paisaje destacado en la isla de Tenerife.
Este libro nos sirve para introducirnos en el valor del patrimonio agrícola,
conociendo las distintas variedades de uva y tomando conciencia de la originalidad
de una forma tan especial de cultivar la viña como “el cordón trenzado” o “cordón
tradicional” típico del Valle de La Orotava.
Nuestro esfuerzo quedaría incompleto si no dedicáramos unas páginas a realizar
un recorrido histórico por el “Concurso de Vinos Villa de La Orotava” y la creación
de la “Denominación de Origen de Vinos del Valle de La Orotava”, que ha servido de
nexo de unión entre viticultores, bodegueros y consumidores en los últimos treinta
años y se deben entender como una parte de la historia de los vinos del Valle.
Esperemos que esta publicación les resulte entretenida y pasen un rato agradable
en su lectura, por lo menos, como lo pasamos las personas que hemos intervenido
en ella. Un consejo: se lee mejor con una copa de vino. ¡Salud!
Juan Enrique De Luis Bravo
Miguel Francisco Febles Ramírez
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
18
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Evolución
histórica del
cultivo de la vid y el vino
en el Valle de La Orotava
Manuel Hernández González
Doctor en Historia
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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Desde la misma finalización de la conquista de Tenerife en 1496, el cultivo de
la vid fue un objeto preferente de las elites rectoras del Valle de La Orotava
y de los repartimientos de tierras, aunque en un primer momento se dio
preferencia a la caña de azúcar en las tierras costeras y en el aprovechamiento de los
recursos hídricos, cuya crisis en la segunda mitad del siglo XVI posibilitará rápidamente
su reemplazo por el viñedo, convertido desde entonces en objeto preferente de sus
exportaciones a los mercados europeos y americanos. La mayoría de los hacendados
que desde el primer momento se dieron cuenta de las ventajas que ofrecían los caldos
para las exportaciones eran portugueses. Algunos procedían de importantes zonas
vitícolas como Madeira o el obispado de Alamego en la ribera del Duero, como era
el caso de Hernando de Castro, beneficiado con la hacienda de la Rambla que lleva
su nombre en Los Realejos. Conscientes de la trascendencia del vino dentro de las
exportaciones portuguesas y de la primera crisis azucarera en Madeira, les condujeron
desde bien temprano a no considerar la caña como una panacea, máxime teniendo
en cuenta sus altas exigencias y las limitaciones de agua y de madera de la isla. En
el Valle de La Orotava desde principios de la centuria las vides acompañarán a los
cañaverales. Las escasas precipitaciones y las temperaturas elevadas por debajo de
los 500 metros de altura obligaban al riesgo de las vides y al empleo de variedades
de rápida maduración. Sin embargo entre los 500 y los 1.500 metros predominarán
los cereales y se introducirán desde finales del siglo XVI las nuevas plantas americanas
como la papa y el millo que serán objeto de amplio cultivo en la zona. No obstante,
se reservarán algunas zonas para vides de secano.
La existencia de suelos volcánicos y los bosques de laurisilva, como también
acaecía en Madeira, favorecían su cultivo. Los mejores suelos para él eran los áridos
y poco profundos de las zonas costeras, que permitían la obtención de productos
precoces, de elevada graduación alcohólica y de alta calidad, lo que explica que en el
siglo XVI fueran los más apreciados en el Valle de La Orotava, frente a los de medianías.
El repartimiento promovido por Fernández de Lugo originó el establecimiento en la
comarca de pagos de viñas de secano, combinados con extensiones de parrales en
las áreas colindantes a los ingenios, como los del propio Adelantado de la Hacienda
de Los Príncipes o los cañaverales de los tres ingenios con que contó La Orotava,
La vía dominante para la introducción de la vid en el siglo XVI fue la complantación.
Consistía en la cesión de una tierra inculta por parte de su propietario a un trabajador
o labrador, que la plantaría de viña a su propia costa. Cuando comenzase a dar fruto se
procedería dividir la producción entre los dos, generalmente por la mitad. La aparcería
perpetua y la medianería la sustituyeron, aunque con la expansión vitivinícola del siglo
XVII la contratación de jornaleros fue la dominante en las mejores áreas de cultivo.
En la primera centuria los caldos hegemónicos fueron el torrontés y el malvasía que
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
se obtenían con la utilización en exclusiva de sus cepas homónimas, aunque en el
primero de los casos la práctica común consistía en añadir otras castas blancas, que
se plantaban mezcladas. El torrontés fue durante la primera mitad del siglo XVI el
caldo más exportado a Europa, siguiéndole en segundo lugar el malvasía. Junto con
estas dos variedades, se comienza a originar otra que compartirá junto al malvasía
la hegemonía de las exportaciones en el XVII y en el XVIII, el vidueño, derivado por
la conjunción de uvas de diferentes cepas blancas 1 . La vid ganó desde el segundo
cuarto del siglo XVI terreno a costa de la caña hasta constituirse en su eje económico
en la segunda década del XIX. La alta cotización del malvasía procedente de Creta, la
Candia medieval, que dio pie a ese topónimo en uno de sus pagos más productivos,
le condujo a difundirse por las bajas y medias por su exigencia de sol para madurar.
Viñedos como los de La Perdoma permitieron a Alonso Llarena en 1544 constituir un
mayorazgo. Otro tanto aconteció con el mercader genovés Antonio Franchi Lutzardo,
con su hacienda de Montijos. Se cultivó en otras menores como las de El Rincón
del andaluz Juan Sánchez de Bollullos, de cuyo apellido deriva su playa, o la de 150
fanegadas de Higa del portugués Juan Neda.
La elevada cotización del vino malvasía en los mercados europeos, y preferentemente
en el británico, hecho éste claramente definitorio en la segunda mitad del siglo XVII,
explicará la especialización de las áreas de riego tales como Los Gómez, La Candia,
La Luz, El Mayorazgo de Franchi, Las Arenas, El Rincón de Arriba, la hacienda de Los
Príncipes, La Montañeta, La Zamora, o La Gorvorana en el cultivo de la uva malvasía
en sus diferentes variedades. El jesuita andaluz Matías Sánchez, que residió muchos
años en el colegio jesuita de la Villa, precisó el carácter de regadío de tales viñas y las
ventajas que sorpresivamente se derivan en la calidad de sus caldos a pesar de ello:
“recogida en albercas grandes o repartida por dulas al riego de varias viñas, éstas son
las que más vino dan. Parece que había de ser de inferior calidad al de otras que no
se riegan y no es así. Pero lo más que me admiro es que estando las vides en muchas
partes sobre risco con tres o cuatro dedos de tierra produzcan tan generoso licor y
en tanta copia. Vi por mis ojos que por las junturas y aún las rendijas del risco iban
profundizándose las raíces hasta alguna tierra que encuentran a tres y cuatro varas de
profundidad” 2 . Son ni más ni menos que esos suelos áridos, pobres y poco profundos
que, como consecuencia de un potencial vegetal limitado, permiten la obtención de
productos precoces, buenas uvas de mesa y vinos de elevada graduación y alta calidad,
1 MARTÍNEZ GALINDO, Pedro Miguel. La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XVI. La
Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1998, p. 952.
2 SÁNCHEZ, Matías. Semihistoria de las fundaciones, residencias o colegios que tiene la Compañía de
Jesús en Canarias. Origen, progresos y estado presente de ellas. Manuscrito. Archivo de la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Tenerife (A.R.S.E.A.P.T.) Tomo II, p. 59R.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
como acontece con el célebre malvasía. El regadío a manta, de influencia portuguesa,
se consideró óptimo siempre que fuera necesario. Dependiendo de la climatología se
solían realizar en el Valle, tres o cuatro riegos al año 3 .
Como ha estudiado George Steckley 4 , había tres tipos de vino derivados de la
uva malvasía, uno seco verdoso, el llamado malvasía verde, otro licor púrpura, que se
obtenía cuando se dejaba que la uva se pasase en la propia vid, y otro dulce blanco,
que comercialmente era el más importante en el siglo XVII. Estos dos últimos, que
“siempre tuvieron la mayor fama y celebridad, para comunicarle estas prendas y darle
aquel justo temperamento entre lo suave y lo picante, de modo que la dulzura del
azúcar corrija la acrimonia de su tártaro, se dejan los racimos en las vides hasta que
empiezan a marchitarse, a pasarse y a cubrirse de moho, de suerte que, llegando a
perder la mayor parte de su flema por la desecación, se extraiga un mosto viscoso
que, fermentado ligeramente, nos da aquel licor delicioso que algunos autores han
calificado de néctar” 5 . Era un vino de alta graduación que se tomaba bien en forma
de aperitivo o para culminar una opípara comida. Como reseña Matías Sánchez en
su Semihistoria “es muy generoso para pasto común y solo se bebe después de una
extraordinaria comida, como el rosolí y otros licores semejantes en España” 6 . El obispo
García Ximénez lo califica de “bien pernicioso a la salud su uso, respecto de la calidad
intrínseca que tiene en el sumo calor y fortaleza, que le disimula con la suavidad de
lo dulce, claridad del color y fragancia del olor y se beberá con mayor suavidad que
una limonada, y después medio cuartillo hará peor oficio el estómago y cabeza que
medio azumbre de otro género de vino” 7 . Era valorado también en la farmacopea
por sus propiedades curativas por lo que es recetado por los médicos para “ciertas
confecciones oficinales, que suelen recetar los médicos” y “miran con los respectos de
remedio magistral” 8 . Viera define al verde como una especie “cuyas uvas son negras
y de un sabor dulce, untuoso y amoscatelado. Vendimiados en este estado, se fabrica
de ellos el vino seco (...) que, siendo generoso y dotado de las buenas calidades que
se buscan en el comercio, compite con los vinos de Madeira y de Jerez” 9 . Sánchez
es más exacto y precisa que se denomina así al que “por mala calidad del terreno se
queda sin sazón”, por lo que es el que transforma en aguardiente, como el vidueño, y
“se quema en considerable cantidad para cargarlo a Indias”. Solo el mejor es el que
se exporta a Gran Bretaña.
3 MARTÍNEZ GALINDO, Pedro Miguel. Op. Cit. pp. 21 y 98-101.
4 STECKLEY, George. F. “La economía vinícola de Tenerife en el siglo XVIII: relación angloespañola en un
comercio de lujo”. Aguayro nº 138. Las Palmas, 1981. p. 26.
5 VIERA Y CLAVIJO, José. Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Ed. de Manuel Alvar. Las
Palmas: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1982. p. 267.
6 SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo I. p. 168 R.
7 Cit. en ESCRIBANO GARRIDO, Julián. Los jesuitas y Canarias, 1566-1767. Granada, Facultad de Teología,
1987. p. 206.
8 VIERA Y CLAVIJO, José. Op. Cit. p. 268.
9 Op. Cit. p. 267.
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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Por su parte, el vidueño era un tipo de vino de mesa común elaborado a partir de
la mezcla de diferentes uvas blancas. Matías Sánchez afirma que “es el que se bebe
de verdad, a pasto”. En Tenerife eran raras las variedades negras. Incluso en comarcas
que hoy asociamos con el vino tinto como la de Tacoronte-Acentejo la producción
predominante era el blanco incluso a principios del siglo XIX 10 . Viera y Clavijo recoge
una variedad negra, la negramolle, que “prospera en toda suerte de terrenos, maduran
luego sus racimos, y dan al vino un color tinto muy agradable” 11 , pero su uso era,
como veremos, restringido hasta fines del siglo XVIII. Era un vino de mesa, no de
aperitivo, como ocurría con el malvasía. Además de ser para el consumo interno,
tenía como destino las colonias portuguesas y británicas de África y América. Al solo
poderse cultivar la malvasía en los suelos intermedios bajos de la vertiente norte de
Tenerife por la combinación de sol y riego que conllevaba, en el resto de las áreas
era el hegemónico. De ahí que su falta de salida a raíz de la pérdida de los mercados
coloniales portugueses y anglosajones a raíz de la Emancipación portuguesa en 1640
Plano del Puerto de La Orotava levantado en el año 1741. En RIVIERE, Antonio. Descripción Geográfica de la Islas
Canarias (1740-1743) y su equipo de ingenieros militares, publicado en 1997 por el Museo Militar Regional de Canarias.
10 En La Victoria en 1802 la producción total, unas 500 pipas, era de vino común blanco. Idéntica circunstancia
se daba en El Sauzal, con una producción exclusiva de ese caldo de 300 botijas. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ,
Germán. Estadística de las Islas Canarias, 1793-1806 de Francisco Escolar y Serrano. Las Palmas: Caja
Insular de Gran Canaria, 1983. Tomo III, pp. 160 y 198.
11 VIERA Y CLAVIJO, José. Op. Cit. p. 305.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
y las Actas de Navegación británicas, que eran su destino fundamental hasta entonces,
originase una grave crisis en esas áreas, con la consiguiente emigración a Indias a
partir de 1670, o a su conversión en aguardiente de parra para su destino hacia el
mercado caribeño, donde éste era preferido por su clima tropical frente al vino.
24
El naturalista francés André Pierre Ledru en 1796 detalla pormenorizadamente las
diferentes fases del cultivo. En noviembre y diciembre se remueve profundamente la
tierra, preparándola para recibir las lluvias de enero y para matar las malas hierbas.
Precisa que es desconocido el empleo de estiércol. La época de la poda es en febrero
para fijar así la savia en las buenas sepas. Se efectúa ésta en enero si reina lo que
llamamos el tiempo sur, y con él la calina, ya que el calor reinante acelera el desarrollo
de los brotes.
De forma inmediata se ata la vid a los emparrados, que tienen un metro y
medio de altura y se sujetan los sarmientos que deben dar la fruta, para, de esa
forma, proporcionarles un sostén frente al embate de los vientos. Bandini relata tres
tipos diferentes de parrales, los de pie, mayoritarios en Gran Canaria, los de latada,
portuguesismo que hace referencia al armazón que sostiene la parra, muy empleado
en Tenerife, “que se llaman así porque se levantan sobre horcones, latas y cañas,
extendiéndose por encima las parras, cuya posición exige que la poda sea larga; y el
último o de carrera, aunque poco usado, es aquel cuyas parras alzadas sobre horcones,
que tienen una lata que los atraviesa, no forma calles ni bastidores; aunque estos
métodos se ponen en práctica solamente para con las parras malvasías” 12 .
Matías Sánchez nos ha dejado un extraordinario testimonio de esta última forma
de cultivo de la uva malvasía: “La causa más visible de la generosidad del malvasía es
el modo de cultivar y de vendimiar. Las vides están dispuestas por calles a modo de
parrales a la altura como de una vara y encima los sarmientos en longitud, terminando
las puntas de unos a encontrar las de los otros. Atan con junco en los líos y los sostienen
con horquillas clavadas en la tierra. Quedan pendientes en el aire los racimos, cosa
vistosa, y desde mediados de mayo les quitan alguna pámpana para que los bañe bien
el sol, pero a tiempo los cubre algo porque no se abrasen. No vendimian cortando
a red barredera los racimos, como es ordinario en España, sino entresacando los
gajitos y medio racimos que van ya a hacerse pasas. Estos son los que llevan al lagar.
Y así sucede tener que reparar cuatro, cinco o seis veces en una viña, conforme se
va medio pasando la uva. A esta causa el mosto, cuando se exprime, parece almíbar
y la viña que pudiera dar cien pipas de otro mosto no da sino treinta”. En el vidueño,
12 BANDINI, Juan Bautista. Lecciones elementales de Agricultura teórica, práctica y económica para la
enseñanza de sus discípulos en las islas de Canaria. La Laguna, 1815. p. 38.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
sin embargo, “no se observan estas prolijidades y así se coge mucho más” 13 . Eso
demuestra el carácter de auténtica exquisitez y de labor auténticamente artesanal con
el objetivo de proporcionarle ese sabor azucarado, sin acrimonia, dejando las uvas
madurar al máximo, aun a riesgo de que la cosecha sea necesariamente paga por el
riesgo evidente de podrirse en buena medida. Como anécdota el jesuita recoge que
el carnero de La Orotava que se alimentaba con las hojas de esa parra, por lo que
por ello “es el más sabroso que comí jamás en España”. Eso sí, “los pobres jamás
lo prueban” 14 .
Existía otra técnica minoritaria y escasamente practicada, pero no por ello no
usada, la espaldera. Sobre ella diría Tessier en 1796 que “algunas se hallan en enrejados
de cinco a seis pies de alto y en espalderas” 15 . Debió introducirse de forma muy tardía
en la segunda mitad del siglo XVIII, pues el lagunero Lope Antonio de la Guerra refiere
en 1775 que el malagueño Matías Gálvez, quién llegaría a ser más tarde Virrey de
México, administrador de la hacienda realejera de La Gorvorana por aquel entonces,
efectuó en ella los primeros plantíos de esa forma, por lo que “después de su venida
a ella se comenzó su imitación, a plantar las parras de barra, lo que antes se hacía
con mucho trabajo y costo” 16 .
En mayo se sacha cuidadosamente la viña y se limpia de hongos que le ocasionan
daños 17 . El científico recoge que le ocasionan “una enfermedad conocida en Francia
con el nombre de tiña”. Esa denominación y la portuguesa de mangla se refieren a
insectos que viven parásitos en las hojas de parra. Anchieta habla de la primera en
1752, cuando una gran cosecha de viña que se esperaba se vio ennegrecida en los
altos de la isla “con los tiempos de neblina y tiña” que consumieron buena parte de
ella, cayendo también en perales, en especial en el de la pera chasnera o reina 18 .
Bandini reseña el segundo como “moho, enmohecimiento o mandria 19 . Sin embargo
no se conocen otros parásitos como los hongos americanos como el oídio o el mildiu,
que solo se dejarán sentir en los viñedos a partir de la segunda década del siglo XIX.
La última operación consistía en aclarar las ramas, disponiéndolas de forma que
todas gocen de la acción vivificante del sol. La vendimia se efectuaba generalmente en
julio y agosto. Una vez recogida la uva, “se lleva al lagar, construido aproximadamente
como los de Francia. Allí se pisa, y cuando el primer mosto ha manado, el vendimiador
13 SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo II, pp. 60R-V.
14 Op. Cit. Tomo II. p. 61R.
15 TESSIER, H.A. “Memoria sobre el estado de la agricultura en las Islas Canarias”. En DES GOUTTES, G.
Los olvidados de la Atlántida. Trad. de José Antonio Delgado Luis. Estudio crítico de Manuel Hernández
González. La Orotava: Ed. J.A.D.L., 1994. p. 143.
16 GUERRA Y PEÑA, Lope Antonio. Memorias. Las Palmas: Museo Canario, 1955. Tomo II, p. 85.
17 LEDRU, Andre Pierre. Viaje a la isla de Tenerife (1796). Trad. de José Antonio Delgado. Nota preliminar
de Julio Hernández. La Orotava: Ed. J.A.D.L. 1982, p. 88.
18 ANCHIETA Y ALARCÓN, José Antonio. Diario. Manuscrito. Biblioteca de la Universidad de La Laguna
(B.U.L.L.L.). f. 95V.
19 BANDINI, Juan Bautista. Op. Cit. p. 164.
25
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
rodea el orujo con una cuerda de junco y lo cubre con maderos apretados fuertemente
con un tornillo, con el fin de exprimir del racimo todo el líquido que contiene”. Era muy
común la introducción de aguardiente en el vino para “aclararlo, aumentarle la fuerza
y conservarlo mucho tiempo 20 . Tessier admiraba el hecho de que “en Tenerife saben
clarificar muy bien el vino y fortificarlo con aguardiente”, por lo que “no sería difícil
en Francia imitar esta práctica”. Este agrónomo galo nos ha dejado una descripción
de gran interés sobre el lagar: los vinateros de Tenerife tienen cada uno éste “al lado
de su habitación, cubierto con paja o tablas para defenderlo de las injurias del aire y
en el momento de la vendimia lo limpian. Es muy sencillo, consistiendo en un cajón
fuerte de ocho a diez pies en cuadro, sostenido por cuatro pilares de cal y canto. A
cierta altura hay una gran viga, fija por un extremo a un pie derecho, y por el otro,
que sale ocho o diez pies fuera del cajón, tiene un agujero por donde pasa un husillo
del que cuelga una piedra muy pesada. Dase vuelta al husillo con palancas y la viga
carga fuertemente sobre algunas piezas pequeñas de madera y sobre tablas puestas
inmediatamente sobre el montón de uvas. Písanse éstas primero con los pies para
sacar el jugo más líquido, y luego se ponen dentro del cajón, ciñendo el montón con
una buena cuerda de junco para que se mantenga firme” 21 . Lope de la Guerra reseña
en 1775 que fue precisamente en la hacienda realejera de La Gorborana donde se
hizo el primer lagar de piedra, bajo la dirección del citado Gálvez 22 .
26
Como ha demostrado George Steckley 23 , es en la década de los 30 del siglo XVIII
cuando acontece el hundimiento definitivo de las exportaciones de vino malvasía al
mercado británico. La política arancelaria, el cambio de gustos, la alianza preferencial
por intereses económicos con Portugal, que favorece la entrada en condiciones
privilegiadas del Oporto, la balanza de pagos abiertamente favorable a las islas hasta
entonces, todos estos factores se coligaron para provocar el hundimiento del mercado.
La reconversión era obligada. La inseguridad entre los cosecheros para dar respuesta
a esta realidad evidente era notoria. Se llegó a apostar por el malvasía verde como
alternativa. Anchieta recoge que “este año de 1752, por la providencia de Dios,
estando la isla muy atrasada, porque hay años que el comercio de los ingleses estaba
acabado, que solo venía tal cual navío inglés, que venía de repente a las vendimias
del año pasado, se levantó una voz de que los ingleses venían por vino y había de
ser verde y no dulce, cuanto más verde mejor; con que todos comenzaron a hacer
vino verde de malvasías y comenzó el mosto a tener valor a 14 pesos la bota y en
La Orotava a 15 y 16 pesos pipas de malvasía verde; y hubo razonable cosecha que
20 LEDRU, Andre Pierre. Op. Cit. pp. 88-89.
21 TESSIER, H.A. Op. Cit. pp. 143-144.
22 GUERRA Y PEÑA, Lope Antonio. Op. Cit. Tomo II. p. 85.
23 Op. Cit.
se averiguó por el diezmo haber más de 20.000 pipas. Comenzó enero y llegaron unos
navíos por vino, pasó enero y llegó febrero y fue subiendo la estimación del vino que
se buscaba por los mercaderes, llegó manso y andaban los mercaderes del Puerto y
Santa Cruz que como si fuera feria que se acababa. Así andaban de lugar en lugar,
barriendo el que hallaban, primero a 25 pesos sobre el cantero, después a 28 y 30,
pero más querían vidueño bien verde que malvasía verde, dulce ni una pipa que tocara
dulce, querían unos navíos llegados a Santa Cruz y otros al Puerto” 24 .
Tras el paulatino hundimiento del mercado metropolitano inglés, las colonias
inglesas de América del Norte eran vistas como la única alternativa viable por las
razones antes apuntadas. Aunque adquirían también aguardientes antillanos, eran en
su mayor parte de climas similares a los europeos y ofrecían por tanto una relativamente
elevada receptividad de consumo de vinos, máxime teniendo en cuenta las notables
dimensiones de sus sectores intermedios y altos, particularmente en las colonias del
Norte y del Centro. El problema era sortear las prohibiciones británicas vigentes desde
las Actas de la Navegación, que restringían las ventas de vinos en ellas a los de las
islas atlánticas portuguesas. Para ello contó con la complacencia de los cónsules
británicos, que participaban directamente en ese tráfico. Fue el caso de Guillermo
Pouldon, de John Crosse y muy especialmente de los Pasley, una familia escocesa que
detentó en numerosas ocasiones la delegación diplomática y que se convirtió en la
más importante compañía especializada en el comercio con las Trece Colonias a partir
de 1760 y hasta el impacto de la Emancipación Norteamericana. En Estados Unidos
se contaba con la complacencia de los funcionarios aduaneros y con la colaboración
interesada de sus mercaderes por las ventajas que reportaba tales relaciones. Las
vías para ello eran fingir una salida desde Gibraltar, Madeira y Azores mediante la
realización de una escala para descargar de una parte de la carga; o simplemente,
como se puede comprobar en las licencias de embarque y los registros de sanidad
conservados, sencillamente hacer el viaje directo. En ocasiones, como practicaron
los Franchi y sobre todo Robert Pasley, llevar un barco vacío desde Lisboa y cargarlo
de vino para luego girar en letras de cambio sobre esa ciudad el caudal obtenido.
Madeira, como hemos señalado, era también un destino complementario para dar
salida a la carga del tornaviaje. Ese es el caso de dos barcos arribados procedentes
de Funchal a la consignación de la Casa de origen irlandés Commins. En la aduana
del Puerto de la Cruz apenas declaran el primero, nueve barriles de cera y el segundo,
carne de puerco y alquitrán 25 .
24 ANCHIETA Y ALARCÓN, José Antonio. Op. Cit. B.U.L.L. Sign. 83-2-20 f. 234.
25 Archivo Histórico Provincial de Tenerife (A.H.P.T.) Papeles Sueltos Orotava (P.S.O.). Sign. 1-3. Licencias de
embarque.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
27
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
La conquista del mercado norteamericano no fue una empresa sencilla. A partir
de la tercera década del siglo XVIII, y no sólo por una política de expansión de ventas,
era la única alternativa de futuro para las exportaciones vinícolas del archipiélago. Hasta
entonces, era un mercado más, con el que siempre se contó, pese a las prohibiciones;
pero, tras la Guerra de Sucesión española, era la única posibilidad viable para dar
salida a sus caldos. La primera consecuencia de esa política fue la paulatina pero
radical transformación del cultivo de la vid. El malvasía dará paso al vidueño, ante
su precaria venta en las colonias inglesas, un vino al que se le añadiría vino tinto
28
“Una parte de la Villa y del Valle de La Orotava”. Grabado de J.J. Williams de 1820.
En BERTHELOT, Sabino Miceláneas Canarias, 1997 (primera edición 1839, París).
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
peninsular y aguardiente mallorquín para darle una textura similar al Madeira, en el
primero de los casos por la escasez de uvas negras en el archipiélago canario y en el
segundo de los casos, como analizaremos más adelante, para adecuarse a los gustos
británicos en la materia, tal y como se estaba realizando en Madeira. El Marqués de
El Sauzal, Gaspar de Franchi, definió con claridad esa situación: “Desde principios de
este siglo empezó su patria a experimentar tan grande atraso en el comercio de sus
vinos generosos, principal o casi único recurso para el sustento de sus habitantes,
que se vio reducida por los años de 57 a un extremo de miseria, no por falta de sus
cosechas de vinos, sino por las de sus ventas, porque no siendo dichos vinos efectos
de primera necesidad, sino medio para adquirirlos, no teniendo los primeros salida
debían por precisión faltar los segundos. Hallándose aquellas islas en este infeliz
estado, procuró el padre del exponente mudar de sistema en dichos vinos con ánimo
de fomentar un nuevo comercio y a fuerza de actividad, negociación y experiencia
llegó a conseguir que los años de 59 y 60 se hiciese una nueva extracción de vinos
secos en lugar de los generosos que antiguamente se sacaban, y aunque no se logró
una venta de mucha estimación, se consiguió a lo menos una cómoda salida de
aquellos frutos que, permaneciendo dentro de las islas, constituían a sus habitantes
en la mayor infelicidad” 26 .
La reconversión hacia el vidueño llevaba necesariamente a los vinos isleños a imitar
el Madeira. Pero ello implicaba no solo descepar los viñedos de malvasía y sustituirlos
por los de vidueño, sino amoldarse a estos en lo referente a su tintura y graduación.
Los continuos conflictos bélicos acaecidos a mediados de la centuria (Guerra angloespañola
de 1739-40, de Sucesión Austriaca de 1741-48 y de los Siete años entre
1756-1763) obstaculizaron en buena medida estos intercambios mercantiles entre las
Trece Colonias y Canarias. Varios registros aduaneros del Puerto de la Cruz que se
han conservado nos pueden dar alguna luz sobre el tráfico mercantil con los Estados
Unidos a mediados del siglo XVIII. En el período de guerra acaecido entre 1739-1748,
el comercio de neutrales sería la prácticamente única posibilidad de intercambio.
La paz en 1749 reanuda este tráfico directo, pero ya con mayores expectativas y
posibilidades por factores internos norteamericanos, como el espectacular crecimiento
de las colonias centrales, con unos sectores burgueses e intermedios notables y por
la imperiosa necesidad de mercados de las islas. En 1749 entran en el Puerto de la
Cruz nueve navíos ingleses procedentes de las Trece Colonias. En 1750, el número
de navíos aumenta, pues arriban al Puerto de la Cruz 11. En 1751 y 1752 parece
que el tráfico recibe un fuerte parón, porque solo aparece registrado un buque en el
primero de los años con esa procedencia a la consignación de Juan Crosse y Jorge
Commins. En 1753 recibe un ligero incremento con tres buques, para aumentar a
cinco en 1754 27 .
26 Archivo General de Indias (A.G.I.) Indiferente General (I.G.) Leg. 3109.
27 Archivo Histórico Nacional de Madrid (A.H.N.) Clero. Libro 2614. Libro de la Aduana del Puerto de la Cruz
de 1 de Enero de 1751 a fin de 1754.
29
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
A partir de esas fechas no se conservan registros aduaneros, pero la irrupción
de la Guerra de los Siete Años en 1756 dañaría ese tráfico con certeza hasta 1763,
aunque por incompletas licencias de embarque y registros de sanidad sabemos
que en 1760 se reactivó. Este conflicto bélico, que trajo consigo la toma de La
Habana por los ingleses, en opinión de Gaspar de Franchi, “destruyó este reciente
comercio que se renovó, aunque no del todo después de concedida la paz”. Su
casa en esa coyuntura, “a costa de muchas diligencias y de bajar el precio de
sus vinos, logró una venta constante de ellos, con que hizo otro nuevo servicio a
su patria en la escasez de víveres que experimentó casi al salir de la guerra. En
períodos de buenas cosechas “disfrutaba” de la comodidad de vender anualmente
sus cosechas de vinos a una casa de Filadelfia que a los 6 u 8 meses de embarcado
el vino le ponía en Lisboa once mil pesos de la cargazón contratada anualmente
desde donde con total comodidad y conveniencia lo pasaba a Canarias”. Con la
grave escasez de víveres que sobrevino a las islas en 1763 y entre 1768 y 1773
dispuso que las remesas se realizasen en granos. Para verificarlo con la brevedad
que pedía la necesidad, bajó considerablemente el precio de los vinos, para que se
hiciesen con anticipación a los seis meses estipulados para los pagamentos. Atribuye
esa transformación a su generosidad y patriotismo, pero le sorprendió la notable
duración de la escasez de víveres por lo que no pudo recuperarse de los atrasos
del año anterior con las cosechas siguientes. Se vio en la necesidad de valerse del
último repuesto de sus vinos para satisfacer las remesas de granos. Debemos de
tener en cuenta que para vender los vinos anualmente necesitaba tener un repuesto
de tres cosechas en sus bodegas para embarcar la primera a los tres años de edad.
Al no ser posible, “la dura necesidad de abandonar las expresadas ventas de sus
vinos y de malbaratar los de sus cosechas sucesivas, (...) de que también resultó
al faltar reparos sus haciendas, se hubiese atrasado de tal modo que, sin embargo
de haber heredado nuevas posesiones que casi producían otro tanto vino como las
primeras, no haya podido tomar unos años con otros a más de 4.500 pesos en
cada uno en lugar de los 11.000 que antes tomaba anualmente con total quietud y
seguridad, y como hay 16 años que sufre esta pérdida se sigue que la del exponente
sube a más de 70.000 pesos” 28 . Trató de averiguar las causas que explicaban el
porqué de la lentitud de los progresos de las exportaciones vinícolas después de
la Guerra del 63. Para ello, “se embarcó con ánimo de averiguar los medios que
pudiesen servir para fomentar el bien de su patria”. Expuso con crudeza que “los
vinos secos de Canarias tienen alguna salida en Filadelfia si se toman a cambio
de ellos algunos frutos del país, en especial las harinas que se gastaban en La
Habana, como asimismo estaño y cobre, todo en pasta y alguna poca de cerveza” 29 .
El quid fundamental del futuro de este comercio se cifraría en el tornaviaje,
pues un tráfico solo de ida era inviable y no interesaba a los norteamericanos.
28 A.G.I. Ibídem.
29 A.G.I. Ibídem.
30
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Mas el mercado canario era incapaz por su escasa demanda de consumir los pocos
productos que ofertaban las Trece Colonias. De ahí que la venta de las harinas
norteamericanas en Cuba y Venezuela fue la panacea esgrimida por las clases
dominantes insulares para hacerlo viable y servir de apoyatura y estímulo al alicaído
tráfico canario-americano después de la grave crisis que supuso para él la progresiva
entrada en vigor del libre comercio.
El incremento del comercio canario-norteamericano en los años 1759-60 se vio
seriamente obstaculizado en los años posteriores por el recrudecimiento de la Guerra
hasta el año 1763. Tras la paz, llegaría un período de bonanza que comprendería
hasta la declaración de guerra por parte de España en 1779 y su consiguiente
entrada en el largo conflicto bélico de la Independencia Americana. Fue una época de
esplendor de este intercambio que contrastaba manifiestamente con la decadencia del
canario-americano, con la excepción particularizada de la Venezuela de la Compañía
Guipuzcoana y con la práctica inexistencia de intercambios con Inglaterra y los
restantes países europeos, especialmente desde el punto de vista de las exportaciones
insulares. Basta contratar este hecho en los registros aduaneros del Puerto de la
Cruz, principal eje mercantil con Europa y los Estados Unidos. En ese año fueron
exportadas a Inglaterra 160 pipas de vidueño, 9 de vidueño verde, 2 de malvasía y
1 de aguardiente. Por contra a los Estados Unidos, se pueden cifrar en 1783 pipas
de vidueño, 9 de verde, 16 de aguardiente y 36 de malvasía 30 . La abultada diferencia
evita todo comentario.
La producción de aguardiente de caña, oficialmente prohibida hasta 1762,
posibilitada por el auge de ese cultivo, estrangulaba la de la parra. Al ser diez veces más
barato, era imposible de contrarrestarlo. Como recoge el memorial “La Catástrofe de
Canarias”, “desde el año 1730 por la subida de la plata en España, se han engrandecido
aquellas colonias y aumentándose en gran manera las cosechas de azúcares y mieles
que destilan dicho aguardiente, con lo que fueron perdiendo valor nuestros frutos” 31 .
La saturación del mercado cubano con el decreto de libre comercio de 1765 y el
aumento espectacular de la competencia restringiría aún más las ventas.
Esa sustitución de caldos nació de la búsqueda de un espacio mercantil alternativo
en las Trece Colonias Norteamericanas. Aunque éste estaba prohibido legalmente
desde las Actas de Navegación de 1651, el considerable crecimiento demográfico
de esa región y la incapacidad de los archipiélagos atlánticos portugueses para
abastecerlo con un precio aceptable favoreció la colocación de un falso Madeira a
mitad de precio.
30 Elaboración propia a partir de A.H.P.T. Hacienda. I-III-71. Libro de aduanas del Puerto de la Cruz.
31 Reproducido en Almanaque de Hoy 1933. Santa Cruz de Tenerife, 1934. Véase al respecto, HERNÁNDEZ
GONZÁLEZ, Manuel. “La polémica sobre la fabricación de aguardiente de caña entre las elites caribeñas
y el comercio canario en el siglo XVIII”. Revista de Historia Canaria nº 182. La Laguna, 2000.
31
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
32
El régimen de explotación hegemónico en las haciendas de la época dorada del vino
malvasía era la jornalería. Subsistían con ella pequeñas heredades campesinas gravadas
con tributos anuales, como acontecía en la comarca Tacoronte-Acentejo. Matías
Sánchez describe su pobre condición sobre la década de los 30 del siglo XVIII en una
época en la que la decadencia es bien palpable: “entre aquellos ricos ponen los pobres
sus pequeñas viñas. El vino es ruin y sus dueños una miseria. Pero se acomodan con
una gran cosecha de papas, que son allí de singular gusto y les dan buen nutrimiento.
Casi no comen carne, pescado, ni aun pan, sino estas papas y algunos frutos. Sin
embargo es de alabar a Dios como les presta aquel ruin alimento con que trabajan
muy bien en cuanto se ofrece. Yo me divierto mucho contemplando los chiquitos
tan gordillos, como si lograsen las mejores comidas del mundo” 32 . La generalización
del cultivo de la papa americana en los viñedos se constituyó como un indudable
alimento de primer orden con una productividad mucho más elevada que el trigo.
Este jesuita andaluz ha descrito magistralmente como era el régimen de explotación
de la viña. Los vinos se pagan un 50% en dinero y la otra en “ropas de lana y lino,
en velas de cebo, barriles de carne salada, manteca y otros efectos que traen de su
Inglaterra o Irlanda. La otra mitad pagan por mesadas en el espacio de un año en las
casas de los apoderados que allí dejan”. El dinero de las mesadas sale de los mejores
efectos que se reservan los comerciantes para venderlos en las tiendas. El propietario
no alcanza con ese dinero ni aun para pagar los gastos de la labranza de la viña. Por
ello paga “a los trabajadores la mitad de sus jornales, aunque cortísimos en dinero, y
la otra mitad con anascote, bayetas, lienzos, etc. y andan que van andando, que así es
forzoso, porque así nos paga el inglés los vinos y se le ruega mucho porque los quieren
llevar. En otros tiempos no sucedía así. Este modo de gobernarse y pagar trae un trabajo
no fácil de explicar. Siempre hay cuentas pendientes, siempre desazones con los pobres
trabajadores. Tienen éstos que ir dejando apuntados los medios jornales de muchas
semanas y a veces de años y a tiempos ir a casa del cosechero a sacar ya el manto para
la mujer, ya la capa de bayeta para sí (apenas usan otras sino de bayeta en Tenerife), ya
algún liencecillo vil. Aquí las riñas porque en las tiendas lo hallaría el pobre más barato y
mejor que en casa del amo. Pero replica éste que él no puede dar los géneros al precio
de las telas, sino al otro más alto, con que viene a resultar un embrollo inaveriguable
y encontramos engañarse unos a otros en los precios y en sus nombres”. De ahí que
la gente plebeya en La Orotava y en todo el conjunto del Valle sea “misérrima. No
puede ser otra cosa ganando por sus jornales un estipendio que es difícil de creer.
A un jornalero se le paga con ocho cuartos, unos panecillos, medio de afrecho o
centeno y dos sardinas, el estar cavando todo un día la viña” 33 . Todo ello muestra la
pobreza de la clase jornalera, agravada por la crisis del malvasía y el elevado consumo
32 SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo II, pp. 63V-64R
33 Op. Cit. Tomo I., p. 170 R-V. Tomo II, p. 62 V.
de paños foráneos entre los tinerfeños, lo que explica la adopción de mantos británicos
entre los campesinos, a diferencia de los grancanarios, mucho menos dependientes
de Inglaterra, que mantienen en el siglo XVIII sus producciones locales.
Con el hundimiento prácticamente total de las exportaciones de malvasía desde
1730 se impone progresivamente la medianería en las explotaciones vinícolas, ahora
ya mayoritariamente de vidueño. Ante la baja de beneficios con la cotización mucho
menor de estos caldos la clase propietaria opta por convertirse en rentista y trasladar
a los cultivadores toda la inversión y el trabajo, asumido ahora por toda la familia,
sin arriesgar en los salarios, aunque ello redundase en un estado más decadente de
las explotaciones y una merma de la calidad de los vinos por la nula disponibilidad
de capital de los viñateros. Esa radical transformación del régimen de tenencia en el
viñedo lo explica con clarividencia.
En 1790 el realejero de arriba Antonio García de Abreu señalaba que “las viñas
no hay duda que en todo tiempo han hecho la substancia de esta tierra, pero sucede
de diez a doce años a esta parte que han tomado los dueños el arbitrio de darlas de
medias, tomándose la mitad del producto libre de costos, que siempre les sale mejor.
Los medianeros por lo regular son unos pobres infelices y por lo mismo procuran hacer
por sí mismos las fábricas, quede como quedare, sin desperdiciar ni el día más festivo
a título de necesidad, ni el trabajo de sus mujeres e hijos hasta en las noches de luna.
De aquí resulta que los jornaleros que no tienen viñas de medias quedan sin quien los
conduzca ni aun para traer del monte las horquetas, porque los mismos viñateros las
han de buscar y se contentan con las menos que pueden gastar en perjuicio de las
viñas, a que se llega que cada hacienda tenía antes su mayordomo, con cuyo salario
y parte de las frutas subsistía él y su familia, lo cual ha desaparecido enteramente y
con ello la manutención de treinta o cuarenta familias en esta jurisdicción” 34 .
Una realidad que es similar en La Orotava y en el Realejo de Abajo. Sobre este
último diría en esas fechas Juan Antonio Barroso que “la decadencia última, que es a lo
más que se puede llegar, consiste en no hallar el jornalero quien le pague el jornal, no
les compre un haz de leña en mucha parte del año, porque, como toda esta jurisdicción
se compone de haciendas amayorazgadas, y todas ellas están de medias, éstos y sus
familias procuran hacer las viñas por sí solos, en cuanto pueden y solamente instalan
las fábricas, entran algunos peones, por lo que el resto del año están parados, se
siguen haciendo daños innumerables, y éstos solo se pueden remediar volviendo los
señores dueños de las propiedades a fabricarlas por su cuenta, como lo hacían antes,
y esta falta también es la causa que se embarquen tantos para la América” 35 . Pero esa
vuelta a la jornalerización de la fuerza de trabajo en el viñedo no será ya retomada,
imperando la medianería como el régimen de tenencia y explotación.
34 A.M.L.L. Sign. C-II-1.
35 A.M.L.L. Ibídem.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
33
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
34
“Vista del Pico del Teide y la montaña de Tigaiga”. Grabado de J.J. Williams de 1820.
En BERTHELOT, Sabino Miceláneas Canarias, 1997 (primera edición 1839, París).
Para los ilustrados isleños del siglo XVIII Madeira era el ejemplo a imitar por la
pujanza de sus vinos, por la adecuada conservación de sus viñedos y el esmero en
la elaboración de sus caldos. Por ello la Sociedad Económica de Amigos del País
de Tenerife abrió un debate sobre los procedimientos de elaboración de los vinos
madeirenses y potenció su imitación en los de la isla de Tenerife. Por eso les fue
suministrado por el cónsul español en esa isla portuguesa Francisco Chacón un informe
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
de 1786 sobre el método de composición de sus vinos. Tras describir las distintas
simientes de uvas se señala que en el Norte de la isla se producen los vinos blancos,
reservándose para la vertiente sureña los tintos. Refiere que las simientes de uvas
tintas eran “negra mol, maruto y bastardo”, mientras que las blancas eran “listrón,
boal, terrentes, sayba y berdello” (sic). La región Sur, que producía los mejores vinos,
cultivaba en exclusiva las uvas tintas, mientras que en la norteña se plantaban las
blancas. La tinta debía de plantarse en diciembre o enero sobre tierra bien labrada y
blanda. La sureña se considera mucho más productiva y de calidad vinícola, por ser
“mucho más fuerte y permanente, produciendo más abundancia por razón de que la
tierra es más fecunda”. Se aconseja a los cultivadores que debía sembrarse cogiendo
un poco de ella, como 20 ó 30 granos a un palmo de distancia una de otra. La tierra,
si se podía “arar mucho mejor, pues se nota producir buena viña de raíz, será el objeto
de hacer grandes plantas, como se practica en esta isla de la Madera” 36 .
Sobre su poda, debía procederse a ella por regla general por el mes de febrero.
Un mes después de la vendimia era la fecha idónea para plantar los sarmientos que
producen fruto al cabo de tres años. Se tenía que poner especial cuidado en podarlas
cuando revienten las viñas, “cuyo preparativo es tan útil que de lo contrario reventaría
la viña sin producto”. Chacón señala que la mejor cualidad de los vinos de Madeira
se debía a la mayor limpieza de las uvas, sin que estén muy llenas de hojas que les
privan del sol, y asimismo sin tocar el suelo, quedando siempre de modo más airoso
para coger la uva bien sazonada. La vendimia acontecía regularmente en septiembre
y solo se procederá a ella en agosto, en un año seco. Debe evitarse por ello que su
madurez no pase a extremo “porque daría mucho más trabajo para salir del dulce
que por su naturaleza tiene”. La vendimia debe ser dirigida por sujetos que conozcan
la uva sazonada y la separen de la verde, pues sin el expresado método no saldrá a la
perfección. El vino se pondrá en pipas bien limpias curtidas o con agua salada tres días
o para mayor brevedad con agua hervida. Puesto el vino, se echará media asombre de
yeso, revolviendo la pipa un hombre todos los días por la mañana antes de salir el sol
con un palo por su boca por espacio de media hora hasta el 11 de noviembre, fecha
en que regularmente se llegará a experimentar su claridad. Llegados a esa fecha se
dejará descansar mes o mes y medio y después se trasladará a otra pipa, poniéndole
un paño de bayeta encarnada al embudo. Antes de echar el vino, se debe añadir 4
asombres de aguardiente fino y de buena calidad, cuanto más viejo mejor. Una vez
depositado, se cerrará de modo que no se introduzca aire alguno. Se debe cambiar el
vino todos los meses de pipa pasando siempre por la bayeta encarnada, efectuándose
así todos los meses hasta el embarque. Si alguna pipa fuera menos sana o con un
poco de agrio se cogerían 6 libras de pasa, que se mayarán. Si está más agrio es señal
evidente de perderse por lo que se pondrá dentro del mismo 4 libras de carne de ternera
sincordura y sinhueso. De esa forma “acontece en la isla de la Madera algunas veces
36 A.R.S.E.A. P.T. Agricultura 5.
35
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
conseguir por el dicho método la sanidad de alguna pipa que da indicio de perderse”.
Para alcanzar vino tinto en las zonas donde se producía blanco se introducía en cada
pipa un barril del Sur y se cerrará bien y al cabo de seis días se pasará otra vez a otra
pipa, mezclándose según su número y cualidad, pero siendo muy dulce se le echará
“una pajuela de azufre encendida dentro de la pipa y se cerrará bien” 37 .
Francisco Bautista de Lugo y Saavedra, Señor de Fuerteventura, apuntó al respecto
que, para imitar el método de elaboración del vino de Madeira, debían establecerse
revisores de viña para determinar el tiempo y la forma de las vendimias “pues observamos
el método y orden con que se practican”. Señaló que basta que uno lo ejecute para
que los demás lo imiten. De ahí se siguen “los perjuicios de salir los vinos malos con
mezcla de dulce y verde, que es lo que más repugna a los extranjeros”, vendimiándose
además a un mismo tiempo las viñas de la costa, las medias y altas. Las mezclas
inadecuadas hacían que sea malo el vino aún de los mejores parajes, por lo que “solo
se podrá corregir poniendo revisores señalados por la justicia con cierto interés por
su salario”. Esta mejora se había visto en algunos viñateros que lo han cuidado y que
han hecho que su vino sea valorado. Entendía que el clima es diferente al de Madeira
y aquí las viñas no son en parrales y es preciso “conservarlas resguardas porque por
lo fuerte del terreno el Sol las sollama, y sin estar maduros los racimos, lo parecen y
ésta es la razón porque los vinos salen rápidos” 38 .
El orotavense Gaspar de Franchi, Marqués de El Sauzal, uno de los promotores
de la renovación vinícola canaria, conservaba en su archivo un manuscrito titulado
“Observaciones sobre la composición y trasiego de los vinos de la isla de Madeira”. En él
se hablaba de la vendimia de negra mole en esa isla, que se efectuaba separadamente
y era el único mosto que no llevaba yeso ni aguardiente cocido. Su racimo hace
un mosto tan fuerte, que “hierbe con tanta violencia que reventaría la pipa si se
encerrase con el demás mosto”. Por ello se depositaba en tinas hasta que cesara
el hervor y se encerrara en pipas. Si hay algún moscatel, moroto o bastardo, que
eran uvas negras, se mezclan con ella. Nunca es comprada en mosto, excepto la
necesaria para el cocimiento, por haber gran peligro de que se vuelva agua, si no se
ha vendimiado bien maduro. La de malvasía dulce comenzaba comúnmente el 8 de
octubre, “haciéndolo con tal atención y cuidado que no contentos con recorrer y dar
manos a la viña, suelen echar de un mismo racimo en 3 ó 4 venidas, cortando con
una tijera” las no perfectas y tirando las uvas podridas. Lavadas las pipas con 4 ó 5
botellas de aguardiente se encierra el mosto y a los tres días se echan en cada pipa
8 libras de yeso, batiéndolos de mañana y tarde hasta que acabara de hervir, que era
regularmente quince días después. Al tiempo de ponerlo en limpio y trasegarlo se le
vuelve a dar otra porción de aguardiente sin hacerle otro beneficio si se destina para
componer los vinos particulares, pero si se quiere embarcar se concierta con almíbar.
37 A.R.S.E.A. P.T. Ibídem.
38 A.R.S.E.A. P.T. Ibídem.
36
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Asimismo se tomaba cierta porción de azúcar, que se ponía a hervir en una caldera
con agua y se purificaba con claras de huevo, de tal forma que ni quedase claro, ni
tan espeso que cuajase. Se echaba entonces en cada pino de vino 10 ó 13 botellas
de este “lamedor” mecido muy bien y trasegado a una pipa con 12 arcos de hierro,
enfundada en otra arqueada de palo. Esa era la forma con que se embarcaba, sin
añadirle por aquella vez cocimiento de aguardiente. Se considera perdido cuando es
tan espeso y pesado “como las muestras que han venido de Tenerife”. En Madeira se
apreciaba muy poco la uva llamada de malvasía de Canarias, lo primero, por estar
muy expuesta a pudrirse con la lluvia y lo segundo, por poseer su vino cierto amargor
o ripidez, “por cuyo motivo la mezclan con otras uvas para hacer el vino de cargazón
o de Nueva York”. Todo el vino se embarcaba en pipas nuevas. Sin estar aún con
arcos de hierros se hinchaban de agua salada y se tenían llenas de dos días y medio
a tres. En ese tiempo estaba siempre un peón renovando el agua y remojándolas, tras
lo que se escurrían y se enjuagaban con agua dulce. Con ella dentro de las pipas se
rebaten y ponen los de hierro 39 .
En ese manuscrito se especificaban las diferentes composiciones del vino de
esa isla. El particular se elaboraba en los mejores parajes del sur con tres partes
de verdello, que considera su mejor uva y de una parte de gual y tal vez de algún
vidueño. Después de recogido el mosto se le echa aguardiente y yeso. Si se quiere
embarcar o se le añadía negra mole por no llevar tintura o en su lugar se le ponen 28
ó 39 botellas de malvasía dulce sin concertar y otro tanto de viejo particular. Si falta
este último se le suplen con 45 ó 50 botellas de malvasía dulce, con tal de que fuera
viejo. El embarcado a Londres era mezclado de diferentes calidades de uva (verdello,
gual, vidueño, negra mole, moscatel negro). Si el mosto era blanco, al no mezclarse
en el lagar uvas, requería de 4 y medio a 5 baldes de tintura, que hacían de 34 a 38
botellas, “para que quede de un rojo bien encendido”. El de la India era el de mejor
calidad del transportado a Nueva York. Elaborado con uvas menos apreciadas como
listán, sarcial, verdello de craputa, que era una uva pequeñita y dura, y malvasía de
Canarias. Su última composición consistía en echarle de 2 a 3 baldes de tinta y de
10 a 12 botellas del cocimiento de aguardiente y mosto, según éste estuviese verde
o más maduro. Precisó que tal vez “no echaban vino viejo en esta calidad que llaman
de Nueva York, por cuyo motivo, cuando nuevo, agrada muy poco, y alguno que se ha
traído este año aquí a la América no llevaba ventaja al de Tenerife”. El de cargazón de
Nueva York solía ser de los mejores vinos de la banda del Norte. Para su embarque se
le echan 4 ó 5 baldes de vino viejo, 2 ó 3 de tinto y de 8 a 10 botellas del cocimiento,
o en su defecto 8 de aguardiente viejo. Al ser mostos flojos solo requerían de tres
y medio a cuatro limetas de yeso por cada pipa, llevando más aguardiente que los
vinos fuertes 40 .
39 A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan.
40 A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan.
37
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Bernardo Ascanio argumentaba en 1794 que la razón de la calidad del vino de
Madeira se debía a que no entraba en la composición del vino seco racimo alguno
de malvasía blanca. Entendía que la malvasía era áspera e impropia para vino seco y
solo adaptable y natural para el dulce. La malvasía en esa isla solo se empleaba para
vino dulce “y aun así se le mezcla alguna parte del de pasto con otra composición
de azúcar y aguardiente de Francia, yeso y otras circunstancias que lo hacen más
estimable que el nuestro, cuya pérdida sabemos que es de tres pipas para hacer una
dulce. Propone que solo se cultive malvasía para algún vino dulce, dejándose para
los secos las uvas listanes, bermejuelos, negra mole y otros vidueños blancos, como
demuestra su auge en “Güímar, Valle Guerra, el Malpaís de Icod y otros que con la
aplicación de sus dueños han sacado de la última bajeza en que se hallaba su vino,
llevándolo a una estimación increíble y comparable a los de Madeira, especialmente
en Güímar”. Al ser terrenos secos, cuya aridez contribuye a madurar perfectamente
los racimos de listán “que es el cuasi todo de sus uvas”, sus vinos, con los cuidados
que se requieren, “serían mejores que los de Madeira por ser nuestra isla más al Sur
que aquella y con terrenos más proporcionados para hacerlo, siendo cierto que en
La Madera se desterraron todas las uvas gruesas por la flojedad del suelo, causado
de la mayor humedad que allí hay, los que en esta isla se maduran y perfeccionan
38
Una vista del antiguo llano de San Roque, en la actualidad “Plaza de la Constitución”. Cuadro de Fernando Estévez.
mejor”. El problema estribaba en la falta de cuidado en los medianeros y colonos
en la maduración de la uva y en la mezcla de vinos más baratos de uva listán de los
terrenos altos de La Orotava con el vino bueno 41 .
Refería que no debía entrar en la elaboración del vino seco “racimo alguno de
nuestro malvasía blanco y sí solo son sus principales uvas la negra molle, el verdello y
el gual no menudo, algún bermejuelo, vijariego y otras uvas negras, pero de ninguna
manera la expresada malvasía”. Planteaba que ni en el Málaga, ni en el Montilla, ni en
otros vinos peninsulares de estimación entraban en su composición, “son otras varias,
unas de calidad negras y otras blancas de buen paladar, como la de Pedro Ximénez,
que consta el mayor uso en Jerez y Málaga”. El malvasía blanca era impropia al paladar
por su natural acrimonia. Su expansión en el pasado derivó del vino dulce que gustaba
a los británicos, “que a la sazón no tenían el uso del té como lo tienen hoy, le adquirió
un excelente precio, siendo su uso en los desayunos un poco de vino de Tenerife, cuyo
uso y estimación decayó enfermo con el descubrimiento del té”. Era “áspera e impropia
para vino seco y solo es agradable y natural para el dulce por la rareza y desunión de
sus granos propios a pasarse por los rayos del sol al menor calor”. Reconocía la pérdida
de 3 pipas para elaborarlo, pero no propugnaba su total eliminación “en las viñas que
llaman repuesto, especialmente en La Orotava, que tienen riegos, dejando por lo más
una tercera o cuarta parte en los terrenos más gruesos, bien que en los más delgados
se hace mejor vino dulce, aunque las parras duran menos y reservar los más pingües
terrenos para el verdello, Pedro Ximénez y otros racimos pequeños negros y blancos,
en donde se crían mejores parras de esta calidad, dedicar para las uvas listanes,
bermejuelos, negramolle y otros vidueños blandos y de grano grueso los terrenos más
secos y delgados de las referidas viñas, en donde se madura con mayor perfección, en
cuya distribución se hará el vino seco con los vidueños referidos, reservando la muy
poca malvasía en los de regadío por el acaso de que se pueda necesitar algún vino
dulce que en la estación presente no es de estimación, pues al serlo no lo despreciaría el
comercio como lo hace actualmente, constándome hallarse en alguna bodega algunas
pipas de esta calidad sin venderse con 4 y 5 años de antigüedad” 42 . Estaba planteando
la extensión del vidueño a la totalidad de los terrenos secos por estimarla la única salida
factible de los caldos isleños. Reflejó el ejemplo de Güímar, Valle de Guerra y Malpaís
de Icod que “con aplicación de los dueños han sacado de la última bajeza en que se
hallaba”. Las mejores condiciones naturales de la isla explican que se den mejor en
ella los vinos secos que en Madeira, ya que con la mayor sequedad se maduran y
perfeccionan mejor. Se debían renovar las viñas en dos o tres años, pero también se
debía insistir en el cuidado y esmero en su madurez, por lo que se debe apremiar a
los medianeros y colonos “como se practicó en Icod con provisiones de la Audiencia”.
Un serio lastre era la mezcla de vinos por el bajo precio del de los terrenos altos,
41 A.R.S.E.A.P.T. Ibídem.
42 A.R.S.E.A.P.T. Ibídem.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
39
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
como acontecía en La Orotava, que se debía prohibir con las más severas penas
“por ser la mayor peste que puede introducirse en el vino, porque jamás se maduran
estos parrales altos para la buena unión y estimación que debe tener y lo mismo
debe intimarse a los rematadores de los diezmos, para que no haya una mezcla tan
perjudicial, debiendo separarlos o para aguardiente o para el uso común de ventas” 43 .
40
Entre 1796 y 1814 los vinos canarios vivieron su última etapa dorada, pero ahora
sí con la hegemonía total del vidueño. El bloqueo napoleónico de los puertos británicos
permitió darles amplia salida, transportados en buques neutrales, preferentemente
anglo-americanos. En 1802 era con mucha diferencia su cultivo por excelencia
con 4.200 pipas con un valor de 1.680.000 reales. En la Inglaterra de la Guerra se
vendía de forma habitual, sin falsificaciones. Todas las propuestas de profundizar en
la calidad se abandonaron, dada su fácil venta. Una reforma que por otro lado era
impracticable con la generalización de la medianería. Ese auge era solo pasajero. Con
la paz continental en 1814 la situación vuelve a la realidad anterior. En 1816 Diego
Antonio de Mesa y Ponte, Marqués de Casahermosa, señala la progresiva sustitución
de la uva blanca por la negra y la guinda como alternativa ante la demanda del
mercado: “Desde aquella época el plantío de la guinda, tan propagado en la isla de La
Palma y el de la uva negra en varios distritos de Tenerife hace que sea ya por demás
el traer tinto de fuera para dar color a nuestros vinos”. En la primera se le añadían
guindas para dar tintura a los vinos. La profusión de variedades de uva negra, hoy tan
característica de comarcas de Tenerife como Tacoronte-Acentejo y Valle de La Orotava,
es precisamente de fines del siglo XVIII y principios del XIX y de forma paulatina. Ya
no es necesario el falso Madeira. Tras la Emancipación Norteamericana ya no hay que
fingir una textura. Los caldos isleños se venden como tales y se han revalorizado. Por
ello “de unos años a esta parte los pedidos que de los países extranjeros se hacen
a este comercio y los envíos que él ejecuta no son de vinos tinturados como antes,
sino del natural color que sacan de la cepa”. Por tales argumentos no se puede ya
“cubrir este ilícito comercio con el pretexto de que son para colorear los de Canarias”.
No se le ha dado otro destino que la venta al por menor en las tabernas. El riesgo
es mayor porque hay noticias de que se esperan nuevos para Santa Cruz y el Puerto
de la Cruz. Si la extracción de dinero para Madeira y Gibraltar “ha producido ya un
atraso harto sensible en nuestras islas”, tal introducción acelera la ruina. Obliga a los
hacendados a descepar las viñas porque no podrán sufragar sus costos con el corto
precio del fruto. Solicita que los vinos de los citados navíos, al ser de “ilícita admisión”
se retengan y reembarquen” 44 .
43 A.R.S.E.A.P.T. Ibídem.
44 A.M. L.L. Sign. V-II-40.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
La introducción de aguardientes y vinos foráneos en el comercio canarioamericano
fue una realidad coyuntural antes de 1730, dado los precios ventajosos
que en algunas ocasiones acaecían con caldos exportados desde la Península o del
extranjero. La búsqueda de un espacio mercantil alternativo en las Trece Colonias
Norteamericanas. Ante la escasez de vinos tintos, su imprescindible teñido se paliaba
con la importación de caldos peninsulares, especialmente de Cataluña y Baleares. El
crecimiento de tales exportaciones llevaba a la tolerancia de su introducción por parte
de los cosecheros, aunque con quejas y resquemores ante el riesgo de que se canalizara
hacia los aguardientes. Las primeras denuncias aparecen durante la Guerra de Sucesión
a raíz de la introducción de aguardientes portugueses en corsarios franceses como La
Leonora. El regidor Ángel Bautista Bandama la critica en 1709 en buques de la Carrera
de Indias 45 , queja que reiterada al año siguiente con uno francés procedente de Cádiz,
que hizo escala con el pretexto de hacer viaje a Martinica 46 . Pero es a partir de 1723
cuando se puede hablar de una efectiva penetración de aguardientes de Baleares y de
la Península por su menor coste y por la necesidad de incrementar las producciones
del viaje de vuelta. El cabildo de La Laguna decide su prohibición en 1724, ratificada
por el Consejo de Indias por su Real Decreto de 20 de mayo de 1726 47 . Su efectividad
comenzaba a ser escasa en la misma medida que aumentaban las conexiones con
las Baleares y se incrementaba el comercio con las Trece Colonias, que demandaba
la necesaria tintura de los vinos.
No es nada casual ese choque de intereses entre los cosecheros y los comerciantes
y que reine la “incomprensión” entre ambos. No debe de extrañar que un comerciante
como Cólogan no entienda en 1761 el nulo razonamiento de regidores y cosecheros.
No les agrada el teñido de nuestro vino “sin reflexionar que si el vino no se embarca
al gusto inglés, el comercio declinaría infaliblemente y en consecuencia les afectaría” 48 .
El comerciante estaba señalando un cambio cualitativo que afectaba también a los
vinos de Madeira, como reseña el profesor Vieira y que obligaba a los canarios para
proceder a su venta. Señala al respecto que a partir de fines del siglo XVIII ocurrieron
profundas alteraciones en el proceso de vinificación madeirense provocadas por el
funcionamiento de las estufas para la aceleración del envejecimiento del vino por la
adición de aguardientes, primero de Francia y después del país para fortificar los vinos.
El método antiguo, el del canteiro, entró en desuso por ser más demorado, dispendioso
e incapaz de atender las solicitudes del mercado. La adición de aguardiente acontecía
en el proceso de fermentación y en la fase de maduración. Tal generalización del
consumo de aguardientes sentó las bases para la difusión de los alambiques en la isla.
45 A.M.L.L. Sign. V-I-9. 5 de septiembre de 1709.
46 Ibídem. Libro 33. Oficio 1.º 3 de marzo de 1710.
47 Ibídem. Signs. V-14-15 y 16 y Reales Cédulas, XX-5 y 13.
48 Cit. en GUIMERÁ RAVINA, A. Op. Cit. p. 332.
41
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Los vinos de baja calidad pasaron a ser quemados en ellos, abriendo una alternativa
para el consumo de los del Norte de la isla. Existía constancia del empleo en el vino
de Madeira de aguardientes importados desde Francia desde al menos 1777 49 .
Las elites canarias, como era el caso del Marqués de El Sauzal, Gaspar de Franchi,
ya aludido, quisieron obtener información sobre las técnicas de vinificación madeirenses
para facilitar la ansiada reconversión. Agustín Guimerá reseña un documento conservado
en el Archivo de la familia Brier anónimo fechado en 1784 que supone debió de
pertenecer al cosechero Melchor Nicolás de Ponte-Ximénez 50 . En el archivo Zárate
Cólogan se conserva otro manuscrito titulado “Observaciones sobre la composición y
trasiego de los vinos de la isla de la Madera” 51 . En el punto de la calidad del aguardiente
se sostiene que se permite la entrada de foráneos, pero se prefiere “el de la tierra,
hecho de las madres del buen vino o del vino estilado por ser flojo y no por agrio”.
En todo caso era preciso que fuera “viejo, porque el nuevo no solamente comunica
al vino cierto mal gusto, humo y aspereza, sino que a veces le da un sabio que lo
arruina, por cuya razón repugnan tanto usar de aguardiente nuevo de vino, que antes
prefieren no echarle ninguno”. El que tenía cerca de un año se reputaba por viejo,
mayormente si se ha mezclado con alguno de mayor edad. La cantidad echada en
cada pipa al recoger el mosto o al trasegarlo solía ser de 4 botellas. Al fabricarlo, se
cuidaba que el alambique estuviese bien aseado, fregándolo muy bien con sal, limón
y vinagre para no sacar gusto a herrumbre” 52 .
La disociación entre los intereses de los comerciantes y los hacendados se acentúa
a medida que paradójicamente aumenta el comercio con las Trece Colonias, para
el que es necesario dar tintura a los vinos. El 27 de marzo de 1761 denuncia el
regidor Fernando de Molina la entrada en el Puerto de la Cruz de 40 pipas o más
de vino tinto en la tartana al cargo de un tal Borro. El cabildo general de 16 de
mayo de 1761 perseguía como objetivo la total prohibición. El 8 de junio de 1761
se vuelve a celebrar una nueva reunión. Se denuncia la introducción en el Puerto
de la Cruz de algunas pipas de vino con aparente licencia del intendente sin “haber
necesidad” y sin la práctica de las diligencias previas. Su pretexto era de servir “como
ingrediente para la composición de otros vinos”. Se alega que con ello “solo resulta
el no fomentarse el cultivo de esta especie de parra y que los frutos propios de la
tierra se conozcan en el mundo como naturales de otros países” 53 . Solo a fines del
siglo XVIII se fomentará tímidamente por los primeros el cultivo de variedades de uva
49 VIEIRA, Alberto. A viña e o vino na Historia da Madeira. Seculos XV a XX. Funchal: CEHA, 2003, pp.
216-256.
50 GUIMERÁ RAVINA, Agustín. “Vinificación en los Puertos atlánticos: Madeira a finales del siglo XVIII”. En
Actas do III Simposio da Associaçao Internacional de História e civilizaçao da viña e do vinho. Funchal:
CEHA, 2004, pp. 69-82.
51 A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan.
52 A.H.P.T. Ibídem.
53 A.M.L.L. Libro 25. Oficio 2. 8 de junio de 1761.
42
negra para esa tintura demandada. Los dueños de navíos ya los habían acusado de
pretender monopolizar la venta a precios abusivos. Por ello cuando quieren que se
les compre “cuatro pipas de aguardiente a 100 pesos y el mercader inglés tres de
vino a 60 pesos que toca a cabildo general y se conmueven los pueblos con rumores
echadizos de aguardiente de Mallorca o de Cádiz, disponiendo mañosamente que los
concurrentes o votantes sean personas eclesiásticas ajenas del conocimiento preciso” 54 .
La Viuda de Blanco, una de las principales casas de comercio del Puerto de la
Cruz, cifra en 405 las pipas de aguardiente foráneo empleadas en cuatro años para
tal encabezado para el comercio del Norte. Lo considera imprescindible para darles
la estimación alcanzada “de 4 a 5 años a esta parte, pues siendo antes el precio
regular de los vinos 12, 14 y 15 pesos más o menos, han experimentado que cada
año consecutivo han subido a unos precios exorbitantes, como de 30 y hasta 35 y
aún pretenden los cosecheros a 40”. Para afianzarlo “se necesita gran porción de
ellos”. Otros dos comerciantes portuenses, Guillermo y Jorge Commins, reafirman ese
carácter, “pues no solamente sirve de preservativo contra las intemperies de los varios
climas por donde para, si también de madurativo, mitigándole aquel gusto áspero que
54 Representación de los dueños de navíos al Juez de Indias en 1762. Reproducida en PERAZA DE AYALA,
J. Op. Cit. p. 207.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Muelle y Casa de la Aduana del Puerto de la Cruz.
43
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
por su naturaleza tiene y tanto repugnan los ingleses, quienes por la misma razón lo
caracterizaban de enfermo y por lo mismo huían siempre de él, hasta que acertando
felizmente en el método de componerlo mediante el aguardiente, vino tinto y otros
ingredientes logramos el acierto de acomodarlo a su paladar, asimilándolo en algún
modo a vino de la Madera”. Es preciso añadir aguardiente en cada pipa de 15 a 20
cuartillos según la calidad del vino. En términos idénticos se manifestó Juan Cólogan,
que reconoce que lo efectuaba desde 1754. Mientras que no escaseó el local puso 20
cuartillos en cada pipa de vino, consumiendo “porción en la composición de guindas
pasadas para hacer tintos a fin de tinturarse los vinos”, por apetecerlo los ingleses que
repugnan “su natural color blanco”. Por su escasez y costo se vio obligado a traerlo
de Mallorca y otras partes de España. Gastaba anualmente de 25 a 30 pipas de éste
“porque es el que más aprecian” 55 .
Como prueba de lo dicho, el comerciante orotavense Domingo Perdomo presentó
un certificado en el que se demostraba que durante el mandato del comandante general
Urbina desde 30 de septiembre de 1760 hasta 19 de junio de l761 se dio licencia para
introducir 154 pipas y 3 barricas de vino tinto catalán, mientras que el actual, de 24
de junio hasta 3 de julio del 62 autorizó 155. Ante tales argumentos sostiene el 31 de
agosto de 1762 que “el número de cosecheros no llega a la centésima parte de todos
los naturales. Bien se deja ver que el común de la isla y la mayor porción de la patria
es quien experimenta el perjuicio de comprar aguardiente para los abastos a 2 reales
de plata el cuartillo siendo una medicina universal para muchísimas enfermedades”. El
dictamen de Domingo Miguel de la Guerra, auditor de Guerra y asesor del comandante
general, fue concluyente. Sin su entrada quedarían los cosecheros arruinados y los
vinos sin salida, ya que es la única preferida en las colonias británicas, al quedar
sin venta los antiguos malvasías dulces en la metrópoli. Por tales circunstancias la
sentencia del Juez de Indias, dictada el 11 de julio de 1763, no lo inhabilita, sino
que se le recomienda que en adelante no introdujera más aguardiente de fuera para
el comercio de Indias 56 . Sus argumentos fueron tan convincentes que el Marqués de
Villanueva del Prado reconoció en el cabildo de 29 de julio de 1763 que “todo esto
necesita de refutación y para hacerla con fundamento ha sido indispensable la solicitud
de nuevos documentos”. Lo cierto es que todas las vías judiciales para condenarlo
fracasaron. De las actas capitulares se trasluce impotencia 57 .
La batalla por la absoluta prohibición continuó ante la Corte. El 7 de marzo de
1779 se instruye a su diputado en ella para que se decrete la absoluta prohibición
o al menos se eleve a 100 pesos el precio para justificarla. Los argumentos son los
de siempre. El precio no es excesivo porque se consumen 4 y 5 pipas de vino en su
elaboración. Si ésta “lo vende su dueño a un precio que no lo arruine, como será el
55 A.H.N. Ibídem.
56 A.H.N. Ibídem.
57 A.M.L.L. Libro 37. Oficio 1.º 29 de julio de 1763.
44
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
de 25, ya ve V.M. que no es demasiado valor”. Es la pescadilla que se come el rabo. Si
están caros es porque la cosecha ha sido escasa. Si vienen de fuera se arruinan porque
los gastos de las fábricas son los mismos, “basta solo el saberse que los aguardientes
pueden entrar para que los de esta isla pierdan su estimación” 58 . Pero era inviable. El
7 de julio de 1786 una representación de Diego Antonio de Mesa y Ponte denuncia
no solo la entrada del de España, sino del de caña por “muchos sujetos que retornan
de La Habana”. De él se permite el libre dispendio. A tanto ha llegado la malicia que
“lo mezclan con el nuestro y hasta lo restilan para univocarlo”. Igualmente denuncia la
excesiva de vino tinto que se vende públicamente por menudeo 59 . Los elevados costes
y la poca renovación de los viñedos inciden en la enorme baja en la productividad, que
paradójicamente refuerza una medianería que contribuye a agravar el problema. Ante
tal carestía es comprensible la actitud de los comerciantes que ven ruinosas ventas y
recurren a los foráneos.
La paz continental en 1814, tras la derrota de Napoleón, puso fin a ese período de
expansión de nuestros caldos, que ahora tenían que competir con los europeos, por lo
que el hundimiento del mercado británico se hizo evidente a partir de esas fechas. En
un informe de 1818 desde el Puerto de la Cruz Francisco de Paula Fernández Brevero
critica que se esté “ocupado con viñas en esta isla más terreno que se debe porque la
codicia ha cegado a los propietarios a contentarse con percibir en efectivo o géneros
más de lo que puede en espacie, no habiendo calculado en esta parte con exactitud
sobre sus intereses. Vemos muchos terrenos ocupados con viñas que su producción,
aunque parece ser superior a la de los otros frutos, en realidad no lo es porque los
excesivos gastos de sus labores absorben en sí mayores productos y aun cuando así
no fuese, la escasez de huertas o terrenos labrados de sementeras que hay en Tenerife
nos obliga a pagar en recompensa de nuestros vinos los granos y papas que nos traen
los extranjeros y a unos precios inmoderados que no guardan relación con el valor
del fruto que extraen”. Ello redunda en “el abandono de los más sanos principios de
una economía política” 60 . La falta de salida de los vinos desde esas fechas obligaría
de nuevo a una necesaria reconversión y a la quiebra de la mayoría de las casas de
comercio. El mercado norteamericano sería la única salida factible para nuestros vinos.
Un informe de 1836 de José Cullen, cónsul de Estados Unidos en Canarias, expuso
que “de hecho nuestro comercio es más beneficioso a ellos que el negocio hecho con
Inglaterra en el consumo de sus artículos principales, vino y barrilla, es más grande
que en Inglaterra. El producto de los Estados Unidos importado aquí es una pequeña
58 Ibídem. Libro II de Diputados en la Corte.
59 Ibídem. Sign. V-II-35. 7 de julio de 1786.
60 A.R.S.E.A.P.T. Agricultura Tomo 5.
45
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
parte de sus exportaciones. Consecuentemente la balanza es grandemente en su
favor” 61 . La cotización en Filadelfia se mantiene muy alta hasta 1823, año en el que
quiebran las casas de comercio establecidas en las islas. Con todo su bajada desde
1827 hasta 1834, a pesar de su importancia, demuestra que todavía el vino canario
tenía salida en los Estados Unidos, mientras que era nula en otros mercados. 1834
marca ya la inflexión. La brusca elevación de los precios a partir de 1854 significa ni
más ni menos que el definitivo hundimiento del sector vinícola insular tras los graves
daños ocasionados por el oídio desde 1852, que llevarían a la pérdida casi total de
la cosecha en 1853 62 .
Dos parásitos de origen americano, el oídio y el mildiu, hasta entonces desconocidos
en nuestras cepas marcarán el ocaso definitivo del vino como sector exportador. Es
entonces, no sin polémicas, cuando se introducirá el azufre como remedio. En 1854
el médico titular de La Orotava, Miguel Villalba, probó con éxito ese método no sin
despertar las críticas de farmacéuticos con Suárez Guerra, como recoge en su carta
de 30 de marzo, publicada en el Noticioso de Canarias de 1 de abril.
La cochinilla se convierte en alternativa de las mejores tierras del Valle de La
Orotava entre 1830 y 1875. En 1861 daba unos beneficios de 393.219 pesetas, solo
superado por las hortalizas y legumbres. En 1878, ya en crisis, con el descubrimiento
de tintes químicos, cubría 180 hectáreas. La superficie dedicada a cereales era un
tercio del total de la cultivada. Sin embargo el puerto franco y la reducción de costes
de la importación con los avances en la navegación la reducirán a un mínimo desde
principios del siglo XX. Desde 1875 se buscan nuevos ejes exportadores que no tienen
efectividad como el tabaco, cultivado preferentemente en La Perdoma. El vino cada vez
más en decadencia y en franco repliegue, ya en competencia con vinos peninsulares
y europeos que entran libres de impuestos gracias al puerto franco, se repliega al
mercado interno. A partir de finales de los 80 se inicia el despegue del plátano y las
papas de semillas británicas como cultivos de exportación, que serán los hegemónicos
desde principios del XX. Tal hecho supuso una inversión considerable en la apertura
de galerías de agua y la construcción de estanques. Comercializados por empresas
británicas, que incluso arrendarán tierras después de la I Guerra Mundial, se buscará en
la diversificación de mercados y en la creación de asociaciones empresariales una mayor
competitividad. En 1914 se creará el Sindicato Agrícola del Norte para comercializar
la fruta en plena crisis, como consecuencia de la Guerra Europea, desastrosa para el
tráfico mercantil. El crac del 29 afectó seriamente a su mercado exterior. La Guerra
Civil llevó a una época de autarquía en la que se reconvirtió forzosamente en la FAST.
La desaparición del puerto franco en 1936 relanzó la economía de autoconsumo y la
ganadería estabulada. Llevó a una pérdida paulatina de los mercados europeos en el
plátano, al tiempo que derivó en su exportación a la Península.
61 Archivos Nacionales de Washington. T 690 nº 1.
62 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. “El comercio canario-norteamericano...”.
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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Vista del Valle de La Orotava. Año 1934.
La platanera cubrirá buena parte de sus zonas bajas e intermedias hasta fechas
recientes, convirtiéndose en el área de la isla en que alcanzó mayor proyección. En
1968 suponía 720 hectáreas, lo que lo convertía en el frutal hegemónico. Los restantes
apenas cubrían 59, 44 de ellos dedicados a agrios. La papa era el principal cultivo
de autoconsumo, con 450 hectáreas de secano y 350 de regadío. El viñedo suponía
unas 152, de las que 52 eran de regadío. En 1978 la papa ocupaba 450 de secano y
260 de regadío. El viñedo seguía con una cifra idéntica. La platanera había disminuido
hasta las 680. En 1984 era de 600 hectáreas. Las papas cubrían 803. Sin embargo, en
la última década del siglo XX el único cultivo en expansión era el viñedo con 440. En
1995 la papa había subido hasta las 510 de secano, mientras había disminuido a las
280 en regadío. El viñedo despuntó ligeramente hasta las 445, mientras la platanera
se mermó de forma considerable hasta las 460. En los últimos años el único sector
agrícola que ha experimentado un considerable ascenso es la vid. La producción se
ha doblado en el Valle entre 1993, pasando de las 554.358 hilos de 1993 hasta los
903.254 de 1998 con unos años intermedios con cosechas aún mayores. Su superficie
en la villa es de 881, 84 hectáreas. En el conjunto del Valle 52 son las bodegas de las
que 22 son también embotelladoras. Un hito esencial fue la obtención en 1992 de la
Denominación de Origen y la constitución de su Consejo Regulador, publicado en el
B.O.E. en 1995, lo que ha supuesto una mayor calidad y reconocimiento de los caldos.
Manuel Hernández González
47
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
48
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Variedades
de vid cultivadas
en el Valle de La Orotava
Jorge Zerolo Hernández
Ingeniero Agrónomo
49
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
La viticultura que hoy presenta el Valle de La Orotava refleja solo parcialmente
aquella que dominó este Valle durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del
XIX. Debemos hacer un importante esfuerzo para imaginar una viticultura
complementaria a la que hoy conocemos y que ocupaba preferentemente las tierras
bajas. Las zonas destinadas hoy a la actividad turística y a los cultivos tropicales era
donde se producían las cosechas destinadas a la elaboración de vinos de exportación
de altísimo valor añadido. Esta viticultura, hoy desaparecida, llevaba aparejada la
necesidad de preparar los terrenos de cultivo con aportes de tierra y dotarlas de
infraestructuras de riego.
El Dr. Antonio Macías Hernández nos da las claves precisas que explican la
expansión de la viticultura:
El viñedo era el cultivo que mejor se adecuaba a las condiciones geoclimáticas
de la mayor parte del suelo insular y, además, su implantación requería menores dosis
de capital y trabajo que el cañaveral y su ingenio, de modo que el plantío de cepas,
estimulado por la demanda exterior, estaba al alcance de las disponibilidades financieras
de terratenientes y campesinos parcelarios. Las viñas ocuparon entonces una superficie
mucho mayor que la caña dulce, y esta circunstancia tuvo efectos inmediatos sobre
la estructura productiva regional.
Al margen de las relaciones internacionales, factor siempre determinante de
la rentabilidad de la viticultura canaria, debemos considerar la aparición de nuevas
enfermedades como elemento catalizador de profundos periodos de crisis. El oídio y
mildiu, ambas enfermedades originarias de Norteamérica, aparecen en Canarias en
la última mitad del siglo XIX. La especial sensibilidad de la variedad Malvasía a estas
enfermedades unido a la imposibilidad de sobremadurar las uvas afectadas por estos
hongos explica la imposibilidad de seguir con este modelo vitícola en el Valle.
En definitiva, ¿podemos imaginar como sería el cultivo de la vid en el Valle de La
Orotava cuando no existía el oídio o el mildiu?, ¿cómo maduraría la uva cuando sin
enfermedades se cultivaba en cotas más bajas?, ¿o cómo se prepararían los suelos
para plantar las vides?
De la obra “Canarias e Inglaterra: El comercio de vinos (1650-1800)” su autor,
Antonio Bethencourt Massieu, extrae de las Actas del cabildo celebradas el 19 de
diciembre de 1758, una referencia clara de la importancia del riego:
…porque en El Sauzal hay viñedos de riego, son todas las del pago de La Orotava,
Los Realejos, las Ramblas, Icod, San Felipe, Garachico, Silos, Buenavista, con cuyo
beneficio es imposible moral que nos falte vino, a lo que sufraga trescientos años de
experiencia en que jamás en ellos nos han faltado vino para el abasto común, para
enviar muchos miles de pipas para la parte del Norte, para llenar la permisión que
el Rey nos da para la América y para proveer las islas de Lanzarote y Fuerteventura.
50
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Nos aproxima al esfuerzo de generaciones anteriores la carta titulada: “Los Huertos
Canarios de Antonio Lugo y Massieu”.
“Cuando hayan pasado algunos años, bastantes, y vengan nuevas generaciones,
de seguro habrá quien ignore los sacrificios y las gotas de sudor que, fueron también
gotas de sangre, que costaron hacer esos huertos que, en la actualidad, se hallan
cultivados de platanera y que, cualquiera sabe de lo que estarán mañana.
Hay trozos de terreno, como ocurre en este Valle de La Orotava, con poco
declive, que hoy dan la sensación de que aquello debió ser todo tierra. ¡Y cuán gran
transformación ha sufrido ese terreno! Lo que antes fue un árido corriente de lava,
ahora es huerto feraz, vergel fecundo fuente de vida campesina, que trabaja el hombre
y hacen producir la gota de agua y el rayo bienhechor y pródigo del Sol; pero antes
hubo que romper la roca, golpe a golpe, con perseverancia y brazo de titán, y la piedra
tuvo que convertirse en polvo, y de las grietas de los riscos hubo que sacar la tierra,
cuando no se encontraba bajo la capa de lava o se buscaba en sitios lejanos.
La calidad de los vinos se resume en la impresión del embajador veneciano al
informar desde Londres en 1669 “los comerciantes ingleses nunca abandonarán el
vino de Francia y de Canarias, ya que en esta nación se tiene a ambos en tan alta
estima que por ellos se pagan cifras extravagantes”. Calendario de los documentos de
Estado, venecianos, 1669-1670, p. 39. Citado por George F. Steckley (1980).
La extensión del viñedo para producciones de exportación de mar a cumbre queda
reflejada en el extracto de la obra de Steckley (1980).
Ya los viñedos de finales del siglo XVI se extendían a lo largo de la fértil costa Norte,
desde Tegueste en el Este, hasta Buenavista en el Oeste. Entre estos dos puntos, el
Valle de La Orotava, con sus tierras de suaves pendientes, fue el área de cultivo más
intenso. Después de haber alcanzado los límites geográficos (Tegueste y Buenavista),
los productores solo podían aumentar la producción ocupando tierras más altas
dedicadas a otros cultivos. Socialmente peligroso fue sustituir cereales por viña. A
partir de la década de 1640 hasta finales de siglo, los funcionarios reales en Tenerife
libraron una batalla perdida contra los viticultores que ocupaban tierras de grano y
pasto común. Así, aun en 1699 el Capitán General se quejaba de que cada día había
menos grano a sembrar, porque los productores están continuamente extendiendo el
cultivo más rentable, la vid.
Juan Barrioso en 1878, vocal de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio,
hace una detallada descripción de las clases de vid que se cultivan en el archipiélago
canario recogiendo nombres botánicos (según la clasificación de Rojas Clemente) y
vulgares, reseña las uvas y denominación de los vinos que producen.
Al referirse a la Villa de La Orotava, Puerto de la Cruz, Los Realejos y San Juan
de La Rambla dice:
51
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Se cultivan en los campos de estos cuatro pueblos, las especies ya descritas en los
cinco de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula; hay la diferencia
de que, en estos tres puntos de La Orotava y el de La Rambla, los terrenos vitícolas
son volcánicos: se hallan generalmente en zona más baja que en los cinco anteriores,
y produce ya por la situación, ya por la clase de terreno, ya porque el aire del mar,
que tan útiles condiciones tiene para los viñedos, cosechas de la uva de la primera
tribu, en mayor proporción que en los otros anteriores; por lo que, el vino nombrando
Vidueño, ya blanco, ya rojo, es más aproximado en su elaboración a proceder de una
sola tribu; la Listán, de todas sus variedades, es de mucha mejor calidad, que la de
los pueblos referidos.
Además se cultiva con esmero y en mayor número de cepas, la variedad aislada
de la vid llamada Malvasía, ya blanca, ya morada; pero aquella es en mayor escala,
haciéndose de ellas vinos dulces, o bien secos, que ambos llevan el nombre de las
viñas de la cual proceden; y debo advertir que hay otro vino dulce, confeccionado
con los mostos de la uva Listán, con otras de las tribus borrosas y una quinta parte
de su volumen en alcohol; que algunos extranjeros, que de este comercio le reciben,
han bautizado con el nombre de Malvasía.
Desde el año 1830, en que comenzó a propagarse el secreto de la fabricación de
tal vino, se le distinguió por los primeros con el nombre Vino de Gloria.
En España se confecciona también por el mismo sistema en distintos pueblos,
a cuyo producto denominan Vino Mistela. ¡Lástima de ver aquí confundidos ambos
productos, el de la rica Malvasía con el Gloria!
También hay algunas viñas de las cepas Moscatel Flamenco, y alguna muy escasa del
Moscatel Morisco, que no merecen el nombre de cultivo; el Flamenco o Gordo, cultivado
en puntos poco distantes del mar, se libra muy bien de la enfermedad del oidium.
La vid llamada Pedro Jiménez está un tanto más propagada en estos cuatro
pueblos, que en los cinco primeros. Por efecto de la enfermedad del oidium, las uvas
generalmente hablando, han perdido una parte de su azúcar, lo que en mi concepto, da
lugar a que los vinos que con ellas se elaboran, carezcan de las excelentes cualidades
que en otro tiempo tuvieron; tal es, el abundante perfume o aroma, que tanto mérito
entre ellas daba al de La Flor.
Los vinos que se fabrican hoy de las uvas cosechadas en San Juan de La Rambla
y sus inmediaciones, desde la Rambla de Castro, hasta el término del mismo San Juan,
carecen tanto de azúcar, que el producto de la variedad aislada de las primeras seis
tribus, la Malvasía, de la mayor parte de los cosecheros, es aún de inferior calidad que
la de los vinos de la primera tribu llamados Vidueños, cosechados y elaborados en
otros pueblos; sin embargo de hallarse muchos viñedos cercanos al mar, recibiendo
sus emanaciones y benéficas influencias.
52
En estos dos últimos párrafos vemos como la especial sensibilidad al oídio de
algunas variedades determinó la calidad de sus vinos y por ende el abandono de su
cultivo.
Resumen de variedades relacionadas en el Valle por Juan Barrioso (1878):
Blancas: Listán común, Listán ladrenado, Listán colgadera, Listán de Fuentidueña,
Forastera blanca, Jaén blanco, Gual, Verdello, Malvasía blanca, Pedro Jiménez, Vigiriego
común, Bermejuelo, Moscatel flamenco, Moscatel morisco.
Negras: Listán Tempranillo, Listán tardío, Forastera morada, Negra Moll, Negra
Moll cana (racimos con uvas negras, rojas y blancas), Malvasía negra (uvas negras y
otras moradas), Tintilla, Torrontés negro, Tinto Virgiliana, Vigiriego negro.
Fruto del impulso de los viticultores y bodegueros del Valle es la constitución de
la Denominación de Origen de Vinos Valle de La Orotava, según Orden publicada el
29 de diciembre de 1994. Esta estructura impulsa los vinos de calidad y limita en
su Reglamento las variedades cuyo cultivo está autorizado. El Reglamento en vigor
(aprobado el 24 de noviembre de 2010):
Artículo 6.- Variedades de vid.
1. La elaboración de los vinos protegidos por la Denominación de Origen se
realizará exclusivamente con uvas de las variedades siguientes:
a) Variedades de uvas blancas:
Gual, Malvasía, Moscatel de Alejandría, Sabro, Verdello, y Vijariego o Diego.
blanco, Pedro Ximénez y Torrontés.
b) Variedades de uvas tintas:
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Negramoll o Mulata y Tintilla.
prieto, Merlot, Moscatel negro, Pinot noir, Ruby cabernet, Syrah, Tempranillo
y Vijariego negro.
Al igual que ocurre en otras denominaciones de origen de Canarias, existen dos
variedades mayoritarias: Listán negro y Listán blanco.
A partir de los datos facilitados por el Consejo Regulador de la Denominación de
Origen Valle de La Orotava y tomando como referencia las últimas cuatro cosechas
(2009-2012) la producción media anual ha sido de 554.845 kg. La uva tinta y blanca
53
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
representan el 63% y 36% de la cosecha respectivamente, quedando un 1% identificado
como mezcla de variedades en el control de vendimia.
Estos datos nos permiten concluir que la producción de Listán negro y Listán
blanco representan más del 95% de la uva cosechada.
54
VARIEDADES BLANCAS
Promedio
2009-2012
% sobre
blancas
% sobre
total
LISTÁN BLANCO 192.285 96,41% 34,66%
FORASTERA BLANCA 2.630 1,32% 0,47%
ALBILLO 1.574 0,79% 0,28%
MALVASÍA BLANCA 732 0,37% 0,13%
MARMAJUELO 409 0,21% 0,07%
PEDRO XIMÉNEZ 287 0,14% 0,05%
VERDELLO 267 0,13% 0,05%
MOSCATEL BLANCO 249 0,12% 0,04%
VIJARIEGO BLANCO (DIEGO) 248 0,12% 0,04%
GUAL 89 0,04% 0,02%
TOTAL BLANCAS 198.770 100% 35.82%
VARIEDADES NEGRAS
Promedio
2009-2012
% sobre
negras
% sobre
total
LISTÁN NEGRO 336.730 95,60% 60,69%
TINTILLA (SAUSON) 7.510 2,13% 1,35%
VIJARIEGO NEGRO 4.019 1,14% 0,72%
CASTELLANA 1.016 0,29% 0,18%
NEGRAMOLL NEGRA, MULATA 605 0,17% 0,11%
TEMPRANILLO 573 0,16% 0,10%
BABOSO NEGRO 389 0,11% 0,07%
NEGRAMOLL ROSADA 129 0,04% 0,02%
MALVASÍA ROSADA, MALVASÍA NEGRA 48 0,01% 0,01%
TOTAL NEGRAS 351.016 100% 63,26%
VARIEDADES SIN IDENTIFICAR
Promedio
2009-2012
% sobre
total
MEZCLA VARIEDADES 5.059 0,91%
Describiremos brevemente aquellas variedades más destacadas en la viticultura
del Valle.
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Es sin duda la variedad más extendida en la viticultura canaria, ocupando todas
las altitudes de cultivo. Esta variedad tiene un muy buen comportamiento agronómico,
mantiene producciones altas y no es especialmente sensible a las enfermedades, a los
golpes de calor o al corrimiento de racimos. Su rusticidad unida a su producción alta
y estable ha justificado su expansión. La realidad evidencia que la Listán blanco reúne
las características para satisfacer en gran medida las exigencias del mercado interior.
Los cambios de tendencia buscando vinos más aromáticos, equilibrados y complejos
se resuelve cuando se cultiva en cotas más altas o elaborándose con otras variedades
de mayor carácter. Los marcadores moleculares establecen que la variedad Palomino
Fino es sinonimia de Listán blanco.
Listán Blanco.
55
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
56
Conocida también como “Gomera” en el Valle de La Orotava. Su conservación
se garantiza gracias a la extensión cultivada en la isla de La Gomera, donde ocupa
el primer lugar entre las variedades blancas. La Forastera equilibra su capacidad
productiva con su valor enológico. De este modo en las elaboraciones más técnicas ha
demostrado una buena acidez y un perfil aromático sugerente. Con un comportamiento
correcto frente a plagas y enfermedades, parece presentar su mayor debilidad en la
compacidad de los racimos, muy sensibles a la podredumbre ácida. En La Gomera
se cultiva a diferentes cotas, no pareciendo una limitación para su productividad. Se
cultiva de forma minoritaria en explotaciones tradicionales en Tenerife (La Orotava
y Anaga) y en La Palma (Breña Baja) respectivamente. De forma más extendida y
entremezclada con Albillo Criollo aparece en la subzona Norte de La Palma, donde se
cultiva bajo el término Albillo Forastero. En El Hierro es posible encontrar esta variedad
tanto en Valverde como Frontera, bajo el término de Pedro Ximénez, provocando así
un problema de homonimia. No se ha encontrado ninguna sinonimia a esta variedad
fuera de Canarias.
Forastera Blanca.
Esta variedad está asociada claramente a la viticultura palmera, más concretamente
en la zona Norte, donde es muy apreciada por los viticultores. Su conservación está
garantizada por su inclusión en las nuevas plantaciones.
Esta fase de expansión se debe al reconocimiento regional y nacional de
la calidad obtenida en las elaboraciones monovarietales. Agronómicamente tiene
un comportamiento muy interesante, con un ciclo más corto que Listán Blanco,
permitiendo adelantar la vendimia una o dos semanas aproximadamente. En las zonas
altas su manejo tradicional acostumbra la poda corta, 2 ó 3 yemas vistas, siendo el
vaso la forma más habitual.
Ensayos llevados a cabo en La Orotava por la S.A.T. Unión de Viticultores Valle de
La Orotava, estableciendo en fincas colaboradoras una amplia colección de variedades,
permitió que sus técnicos Guillermo Delgado y Domingo Navarro detectasen el potencial
de la variedad Albillo Criollo y que su cultivo se fomentara en nuevas plantaciones.
Es importante destacar que el patrón del estudio molecular no permitió identificar
esta variedad con las entradas recogidas en el Banco de Germoplasma de Vid de El
Encín. De las variedades cultivadas en Canarias es con Listán Prieto, Listán Blanco y
Forastera con las que se ha encontrado mayor relación molecular.
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Son muchos los esfuerzos realizados por intentar aclarar las homonimias y
sinonimias que esta voz encierra en Canarias. Concretamente, cuando nos referimos
a la Malvasía en el Valle de La Orotava nos estamos refiriendo a la Malvasía aromática,
variedad hoy reconocida en el Registro de Variedades Comerciales de Vid en su listado
definitivo. La otra variedad, la variedad cultivada mayoritariamente en Lanzarote, es la
Malvasía volcánica, igualmente reconocida en el Registro.
La Malvasía aromática tiene un ciclo corto, índice II de Winkler Amerine (para
12º alcohólicos probable) y V cuando se vendimia para la elaboración de dulces. Su
producción, según ensayos agronómicos en el Valle de Güímar, se aproxima al 50%
de la variedad Listán Negro.
La baja proporción de esta variedad en La Orotava se explica por la ocupación
de las fincas de cotas bajas por otros cultivos. La alta sensibilidad a enfermedades
y el alto riesgo de corrimiento impide ocupar la franja destinada hoy a la viticultura
en el Valle 350 a 700 msnm. Los ensayos realizados confirmaron la inviabilidad de
su cultivo en las fincas experimentales (La Florida 488, La Perdoma 477. Los Topes
531 msnm).
57
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
58
Las técnicas moleculares nos permiten establecer las siguientes relaciones:
Se han establecido sinonimias con: Malvasía de Sitges, Malvasía de Lípari, Malvasía
Dubrovacka y Malvasía Candia.
Malvasía Blanca.
Su expansión se ve favorecida por su rusticidad, siendo además capaz de adaptarse
a condiciones edafoclimáticas muy diversas. Presenta un buen comportamiento frente a
plagas y enfermedades, lo que unido a su buena producción explica la extensión de su
cultivo. Quizás su mayor limitación sea hoy la compacidad de sus racimos; en suelos
muy fértiles y sin limitaciones hídricas los racimos presentan problemas de podredumbre
que se han incrementando en las últimas campañas de forma significativa. Incluso
justifica el adelanto de la fecha óptima de vendimia para evitar mayores daños.
Son zonas representativas de su cultivo Tacoronte-Acentejo y el Valle
de La Orotava, donde las plantaciones se pueden considerar prácticamente
monovarietales. Se corresponde su ciclo con el índice IV de Winkler Amerine.
La variedad presenta una marcada vocación para la elaboración de vinos jóvenes. Su
personalidad permite reconocer los vinos en los que interviene lo que ha originado
en la población local una fuerte identificación con esta variedad. En general presenta
bajos niveles de polifenoles y taninos. Solo en las mejores vendimias con maceraciones
más intensas se logran vinos más estructurados que agradecen crianza en barrica.
El origen de esta variedad se puede explicar como cruce espontáneo entre
Negramoll y Listán Blanco, lo que justificaría que no se encuentre ninguna sinonimia
fuera de Canarias.
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Listán Negro, cordón doble.
Considero un error la producción asociada con esta variedad (7.510 kg). El término
es muy confuso ya que no existe un reconocimiento popular claro de la variedad
asociada a este término. Es probable que los viticultores utilicen indistintamente los
términos Tintilla y Castellana.
59
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
60
Vijariego Negro.
Su cultivo tradicional se limita a la isla de El Hierro. Sin embargo existe un interés
creciente por esta variedad como ocurre en el Valle de La Orotava por incluirla en las
nuevas plantaciones. Presenta un comportamiento agronómico interesante debido a su
rusticidad y buenas producciones. El único factor limitante podría ser un cierto grado
de corrimiento, al menos mayor que para la variedad Listán Negro. Por otro lado,
existen ya elaboraciones comerciales que garantizan un interesante comportamiento
enológico. De su análisis molecular se desprende que no se puede relacionar con la
Vijariego Blanco y tampoco con la Verijadiego Blanco. Sin embargo los microsatélites
coincidieron con los de la variedad catalana Sumoll conservada en el Banco de
Germoplasma de Vid de El Encín.
La variedad Sumoll se cultiva en Cataluña, con elaboraciones interesantes pero
con una progresiva pérdida de superficie de cultivo.
Jorge Zerolo Hernández
VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA
BARRIOSO, Juan. Junta de Agricultura, Industria y Comercio. Madrid. 1878.
BETHENCOURT MASSIEU, Antonio. Canarias e Inglaterra: El comercio de vinos
(1650-1800). Madrid; Las Palmas: Patronato de la Casa de Colón, 1956. p. 195-308.
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MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M. Canarias, 1600-1820 Población y Producto
Bruto Agropecuario. IX Congreso de la Asociación Española de Historia Económica.
Murcia, 9-13 de septiembre de 2008.
STECKLEY, George F. The wine economy of Tenerife in the seventeenth Century:
Anglo-Spanish partnership in a luxury trade. Hertfordshire: Reimpreso de The Economic
History Review. Second Series, Volumen XXXIII. Num. 3, Agosto 1980. p. 335-350.
ZEROLO HERNÁNDEZ, Jorge, CABELLO SÁENZ DE SANTA MARÍA, Félix.
Variedades de vid de cultivo tradicional en Canarias. Tenerife: Instituto Canario de
Calidad Agroalimentaria, 2006. pp. 222.
61
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
62
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Los Viñedos en
Cordón del Valle de La Orotava:
labores tradicionales
Juan Enrique De Luis Bravo
Enólogo
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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En honor a los que me enseñaron.
Dedicado a los que quiero.
En agradecimiento a los que me han ayudado.
Desde la conquista de Canarias, en 1496 hasta nuestros días, cinco siglos de
historia, la vid y el vino han sido una constante en el Valle de La Orotava. Este
cultivo fue trascendental para su desarrollo económico, social, cultural y de una
manera muy especial para la configuración de su paisaje. Los viñedos de esta tierra
presentan características propias, específicas, únicas y singulares. Son una parte viva
de nuestro patrimonio agrícola y etnográfico, que bajo nuestra opinión, debemos
divulgar, potenciar, y proteger.
Un simple paseo imaginario por las distintas regiones vitivinícolas del mundo,
nos muestra viñedos con sistemas de conducción estandarizados: espaldera, vaso
o parrales apoyados en diferentes estructuras. Pero pocas son las comarcas que
presentan singularidades en la manera de conducir sus vides. En ese sentido podemos
mencionar: los viñedos de La Geria en la isla de Lanzarote, los de la isla de Pico 1 , en
el archipiélago de la Azores, o los que producen el vinho verde portugués, por citar
algunos casos. Entendemos que dentro de estos sistemas específicos de conducción
debemos enclavar los viñedos del Valle de La Orotava ya que representan una forma
única de cultivar la vid.
Trataremos de hacer un breve recorrido histórico de las diferentes labores realizadas
en el viñedo en los siglos XVI, XVII y XVIII coincidiendo con el mayor esplendor del
malvasía para, a continuación, centrarnos en las faenas tradicionales de la viña en
el tercer cuarto del siglo XX, justo antes de que comience la etapa en la que se han
desarrollado las denominaciones de origen de Canarias.
Este resurgir de los vinos a partir de finales de los años 70 ha hecho que las
plantaciones de viña y las bodegas se modernicen. La viticultura comienza a desarrollar
otras técnicas en la conducción del viñedo en detrimento de las tradicionales. Los
vinos del Valle de La Orotava lentamente van recuperando la gloria y el esplendor que
nunca debieron perder. Pero, no debemos olvidar, y por ello esforzarnos en reconocer
el protagonismo de nuestro sistema de conducción de la vid, “el cordón trenzado” o
“cordón tradicional”, para así defender, y divulgar una parte fundamental de nuestro
patrimonio agrícola y paisajístico.
1 UNESCO. Los viñedos de la isla de Pico fueron declarados “Paisaje cultural” por la Unesco en 2004. Este sitio de 987
hectáreas está situado en la isla volcánica del Pico, la segunda en superficie del archipiélago de las Azores, y comprende
una red espectacular de largos muros de piedra, ampliamente espaciados y paralelos a la orilla del océano, que van
desde la costa hacia el interior. Esos muros fueron levantados para amparar del viento y del agua del mar miles de
“currais”, pequeñas parcelas colindantes de forma rectangular.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
Una descripción de estos viñedos podría ser: “Largas parras compuestas por
sarmientos trenzados entre sí, entremezclando madera de diferentes años, atadas por
fibras vegetales. Todo ello formando un haz a modo de cordón, levantado del suelo
unos cincuenta centímetros por horquetas equidistantes”. Pero no podemos resistirnos
a mencionar la descripción que hizo el ilustre D. José de Viera y Clavijo de los viñedos
del Valle, y menos aún en el año del bicentenario de su muerte: “Es a la verdad un
espectáculo agradable el de que aquellas haciendas de viña, dispuestas en carreras
levantadas del suelo sobre horquetas altas, cuyos sarmientos entretejidos y ligados,
forman unas prolongadas barandas de pámpanos, de un bello verde por dentro, y
de un blanco algodonoso por fuera, de los cuales penden los racimos de más de un
pie de largo, aunque de corta circunferencia, cuyos granos ovales, espeso, toman
color de cera virgen en su madurez” 2 .
Viñedos en “Cordón tradicional trenzado”. La Orotava, 1989.
Estas parras en cordón se disponen generalmente dentro de la parcela en hileras
que denominamos machos. Se trata de cepas plantadas en un surco y separadas entre
sí unos ochenta centímetros que crecen en la misma dirección. Tradicionalmente la
orientación era Norte-Sur, siempre que la orografía del terreno lo permitiera. El tronco
en el Norte, cara al océano Atlántico, y la punta o zona de crecimiento hacia el Sur,
2 VIERA Y CLAVIJO DE, J. Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Ed. Nivaria 2010. p. 401.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
dirigiéndose siempre al pico del Teide: ¿cabe mejor orientación? Estos machos pueden
ser simples o sencillos, en el caso de que brote de una parra solo un brazo y se
orienten, en todas las cepas, en la misma dirección. Los llamamos dobles o abiertos
cuando de un mismo tronco salen dos parras y se bifurcan a modo de “V”, una punta
hacia el Sur y otra hacia el Norte. El viticultor Antonio Martín Sosa 3 , nos cuenta “las
parras que van pa’el Teide, el Sur, siempre dan más uvas que las que van pa’el mar,
el Norte”. Aunque este dato no se ha constatado agronómicamente, sí podemos decir
que otros tantos viticultores lo confirman. De momento la causa de esa diferencia está
pendiente de un concienzudo trabajo de campo.
El viajero y humanista belga Jules Leclercq, nos habla también acerca de los
viñedos de La Orotava, en su libro: “Viaje a las Islas Afortunadas”: “ Es seguro que,
cuando Humboldt visitó La Orotava, el paisaje presentaba otra apariencia. Entonces,
todo el Valle no era más que un inmenso viñedo”. 4 El naturista universal Humboldt,
visitó Tenerife en 1799: “Pasamos seis días en Tenerife, Santa Cruz, Laguna, Puerto
Orotava y pico Teide” 5 , ochenta años antes que Leclecrq. Para los naturalistas,
botánicos y geólogos del siglo XVII que centraban sus estudios en la búsqueda del
Teide, la singularidad de los viñedos del Valle de La Orotava les impresionó que lo
describieron con sumo detalle.
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Varios autores han estudiado las labores que los viticultores realizaban en sus
viñedos desde la colonización hasta nuestros días. Se ha llegado incluso a calcular el
coste de las diferentes faenas: cavar, podar, alzar y vendimiar que, para una haciendatipo,
alcanzaban los 11.475 maravedis 6 en el periodo 1505-1520. “Las labores se
reducen a tres cavas, dos podas (de invierno y de verano), una alzada –que consiste
en elevar mediante horquetas los sarmientos unos 40-50 cm del suelo una vez
formado el fruto y la vendimia a finales de agosto o principios de septiembre–” 7 .
En los protocolos de Juan Ruiz de Berlanga de 28 de septiembre de 1510, nos
dice: “Andrés Suárez Gallinato, v.º y regidor, da a partido a Alonso de Pedraza, v.º,
un majuelo, que tiene en La Orotava, por tres años en las siguientes condiciones:…
ha de poner en el majuelo en el primer año 5.000 sarmientos sobre los que están
y ha de entregarlos plantados al final de dicho partido… Pedraza podará la viña,
3 MARTÍN SOSA, A. Viticultor. Transmisión oral. La Quinta. La Orotava.
4 LECLERCQ, J. Viaje a las Islas Afortunadas. 1879. Trad. Ángel Hernández. Ed. Idea 2006. p.103.
5 HUMBOLDT, Reise… Humboldt… p. 81.
6 MACIAS HERNÁNDEZ, A. Expansión ultramarina y economía vitivinícola. El ejemplo de Canarias (1500-
1550). Investigaciones de Historia Económica. 2007, n.º 8. Cuadro n.º 9.
7 Ídem. p. 31.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
a vista de maestros que lo sepan hacer; además tiene que poner toda la madera
que la viña necesitara de viña baja y de…” 8 .
Las citas anteriores nos confirman que desde los inicios del cultivo de la vid en
el Valle de La Orotava, ya se realizaban una serie de prácticas culturales de forma
metódica y rigurosa. Sin embargo en este artículo trataremos de relatar las que,
desde nuestra opinión, son las más características, aquellas que debemos conservar
y divulgar para que este patrimonio vitícola, el cordón tradicional, permanezca como
un patrimonio vivo.
La plantación de vid en este Valle, al igual que en toda Canarias, se realiza de “pie
franco” es decir, tomamos un sarmiento de una parra y tras varios días sumergido en
un recipiente con agua, lo plantamos directamente en el suelo. Para ello realizamos
un hoyo con una barra de hierro e introducimos dicho sarmiento de tal manera que
queden enterrados varios nudos de los que saldrán las raíces y en la parte aérea,
quedarán las yemas de las que brotarán los pámpanos de la nueva planta. Esto es
posible gracias a que Canarias es una de las pocas regiones vitícolas del mundo libre
de filoxera “Phylloxera vastatrix” 9 . Otra manera popular de reproducir el viñedo consiste
en “margullir la parra”. Esta acción consiste en soterrar una parra completa o parte
de ella, dejando varas sin enterrar en los puntos que deseamos una nueva cepa y a
partir de ahí se desarrollará un nuevo individuo. Tanto las labores de plantar una nueva
parra como de margullir una vieja, se realizan en los meses de invierno, con el fin de
que al llegar la primavera comiencen a brotar los nuevos pámpanos.
En cuanto al marco de plantación, lo podemos describir como: grandes surcos a
lo largo de la parcela en los cuales se entierran los sarmientos separados entre sí, unos
80-100 centímetros, formando lo que denominamos un macho de viña. Estos surcos
suelen estar distantes entre unos 6-7 metros para un adecuado desarrollo vegetativo
del cordón. El marco de plantación más común es el conocido como ocho por uno,
lo que nos hace mil doscientas cincuenta cepas por hectárea.
Sin embargo, es con la poda cuando comienza verdaderamente el ciclo de cultivo
de la vid, y con esto, las labores tradicionales que el viticultor ejecuta hasta llegar al
momento óptimo de madurez de la uva y la posterior vendimia. En la poda tradicional
8 MARRERO RODRÍGUEZ, M. Extracto del Protocolo de Juan Ruiz de Berlanga (1507-1508). Instituto de
Estudios Canarios. La Laguna.
9 HIDALGO, LUIS. Tratado de Viticultura General. Ed. Mundi-Prensa. 1983. P. 219 Insecto del orden Hemiptero
y de la familia de los Afididos, que ataca al sistema radicular de la vid hasta causar su muerte.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
diferenciamos dos fases: una, que denominamos limpieza o prepoda, y otra, la poda
propiamente dicha. La limpieza consiste en eliminar todo aquello que, desde el punto
de vista del podador, no interesa para la adecuada productividad o formación del
cordón. Se elimina la madera vieja: varas enfermas, débiles o mal situadas, zarcillos,
restos de material vegetal usado en el amarre… y cualquier otro elemento que no
se adapte al objetivo del viticultor. Una vez terminada las operaciones de limpieza,
tenemos una parra en la que solo quedan las varas seleccionadas para fructificación.
Así en el momento de ejecutar la poda simplemente debemos cortar la vara dejando
las yemas fértiles que en cada caso deseamos. Estas labores de limpieza las lleva
acabo el viticultor generalmente durante los meses de noviembre y diciembre: “se
entretenía durante las tardes del otoño, cuando no encontraba otra cosa mejor
que hacer” 10 .
La poda propiamente dicha se procuraba ejecutar, tradicionalmente, en el
menguante del mes de febrero. No era fácil cuadrar esta tarea de forma simultánea
en todas las parcelas a la vez, de ahí, la utilidad de las labores de limpieza llevadas a
cabo con anterioridad. De esta manera se facilitaba la poda el punto de que cualquier
persona medianamente instruida la pueda realizar, por supuesto, siempre y cuando
la prepoda estuviera bien ejecutada y bajo la tutela del maestro. Resaltaremos que,
aunque cada podador tenía su estilo personal, se podían diferenciar tres maneras de
ejecución: a) Dejar tres o cuatro varas, incluso más, con cuatro yemas fértiles cada
una, solapadas y una a continuación de otra, quedando la parra, como popularmente
se conoce, vestida, y con mucha carga. b) Cortar, a ser posible, dos varas a lo largo
del cordón, de manera que la cepa quede totalmente cubierta por las mismas, desde
el tronco a la punta. En este caso se procuraba que las varas se fueran solapando,
montando una sobre la otra. Este es el sistema más generalizado en la actualidad.
c) Por último, otra forma de podar consistía en dejar solo una vara a continuación
de la otra, obteniendo lo que denominaban una poda “sencilla” 11 , quedando la parra
cubierta de atrás a delante, mostrando un cordón simple, elegante y capaz de producir
uvas de buena calidad.
Dada la originalidad del cordón tradicional, determinadas labores se realizaban
comenzando por el tronco y terminando en la punta como la poda; otras como el
remangado, que veremos más adelante, se ejecutaban en sentido contrario.
La importancia de la poda en el Valle de La Orotava no solo viene dada por
el control sobre la productividad y la sanidad vegetal, sino por forjar el esqueleto
del cordón que más tarde con el amarre terminará de adquirir su forma definitiva,
esculpiendo el paisaje vitícola de la comarca.
10 GARCÍA RUIZ, R. (1927-2010) Viticultor de La Mocana, La Orotava. Transmisión oral.
11 SUÁREZ YANES, L. (1910 1998) Viticultor y bodeguero. Transmisión oral. La Mocana. La Orotava.
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Otro ilustre viajero que en 1796 visitó la isla de Tenerife Andreé-Pierre Ledru, nos
describe los paisajes de viñedos: “La costa entera de Tenerife, desde Garachico hasta
Tejina, se mostraba ante nuestros ojos y ofrecía un cuadro pintoresco de viñedos,
bosques peñones y pueblos” 12 . También nos habla de las bondades del malvasía:
“Largas hojas de helecho formaban el mantel alrededor del cual nos sentamos para
beber a grandes tragos el malvasía, que la sed y el mismo lugar hacían todavía
más agradable” 13 . Y nos relata con lujo de detalles las labores que se realizaban en el
viñedo de la época: “El método de cultivo que se emplea generalmente es el siguiente:
todos los años se le da cinco labores: 1.º– En noviembre y diciembre se remueve
profundamente la tierra, preparándola para recibir las lluvias de enero y para hacer
morir las malas hierbas; el uso del estiércol es desconocido. 2.º– Se las poda en
febrero para fijar la savia en las buenas cepas; este trabajo se hace en enero si los
vientos del Sur han reinado anteriormente, porque ellos aceleran el desarrollo de
los brotes. 3.º– Inmediatamente después de esta última operación se ata la vid a
los emparrados, que tienen un metro y medio de altura, y se sujetan los sarmientos
que deben dar la fruta, con el fin de darles un apoyo sólido contra los vientos.
12 LEDRU, A.P. Viaje a la isla de Tenerife (1796.) Trad.: José A. Delgado. Nota preliminar de Julio Hernández.
La Orotava. p. 67.
13 Ídem. p. 88.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
Viñedos antes de la poda. La Orotava, 1994.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
4.º– En mayo se sacha cuidadosamente la viña y se limpia de todas las plantas
parásitas que consumen una parte del zumo y le proporcionan una enfermedad
conocida en Francia con el nombre de tiña. 5.º– La última operación consiste en
aclarar las filas y extender las ramas, disponiéndolas de forma que todas gocen
de la acción vivificante del Sol” 14 . Estos relatos de ilustres naturistas y viajeros nos
obligan una vez más a reflexionar sobre ese patrimonio vitícola que hemos heredado
y debemos conservar.
70
Entendemos que el amarrado es la práctica cultural más característica y peculiar
del sistema de conducción del viñedo del Valle de La Orotava, pues es el encargado
de dotarlo de esa forma única que lo diferencia del resto. Consiste en sujetar mediante
el atado o amarrado, las varas dejadas en la poda con el resto de la madera de años
anteriores, al tiempo que le vamos dando forma de cordón trenzado a la cepa. Se
lleva a cabo justo después de la poda y antes de que las yemas comiencen a brotar
para evitar que se partan durante el trabajo. Lo apropiado es ejecutarlo antes de los
lloros de la viña 15 . Esta operación se realiza tradicionalmente por mujeres pues dicen
los viticultores: “tienen las manos más livianas” 16 , más ágiles para la ejecución de
los nudos. Los materiales empleados tradicionalmente son la badana y el junquillo,
(Juncus) ambos fibras vegetales. La primera se obtiene de las hojas del tallo de la
platanera (Musa Acumitata) conocido como rolo, desgajadas y puestas a solear varios
días. Cuando están bien secas se introducen en agua y se les quita la parte interna
llamada popularmente barriga 17 . Luego estas hojas secas y largas (más de un metro
de largo y unos veinte centímetros de ancho), se rajan en tiras de alrededor de un
centímetro de ancho, obteniendo una especie de cinta. Estas tendrán la resistencia
suficiente para atar los haces de sarmientos de la parra y permanecer en buen estado
durante toda la campaña, llegando incluso a soportar el peso de los racimos de uvas
mas desarrollados. También se pueden guardar estas badanas haciendo pequeños
manojos y conservarlos en sitios frescos, alargando así su vida útil algo más de un
año, pudiéndolas emplear en cualquier otro momento si fuera necesario. Aunque no
encontramos datos que nos sitúen temporalmente en el momento que comienza a
utilizarse la badana como elemento de amarre, es lógico pensar que sería después
del desarrollo del cultivo de la platanera, a finales del siglo XIX. Con anterioridad al
uso de la badana se utilizaban los juncos.
14 Ibídem. p. 88.
15 Momento en el cual comienzan los movimientos de la savia de la vid, después del invierno.
16 LUIS MACHADO, J. (1927-2010) Viticultor y bodeguero. La Cancela. La Orotava. Transmisión oral.
17 GARCÍA RUIZ, A. (1931-2010). Viticultor. La Mocana. La Orotava. Transmisión oral.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
Hoy en día estas fibras
vegetales se han sustituido
por hilos sintéticos, rafias,
que aunque son mucho más
baratas, tienen a nuestro
juicio, varios inconvenientes:
por un lado un alto nivel de
contaminación paisajística,
y por otro, una difícil y lenta
degradación que es perjudicial
para el suelo. No podemos
olvidar los problemas que se
presentan en el momento de la
poda. En no pocas ocasiones,
nos encontramos con puntos
de atado que hay que soltar, si
son de fibras naturales saltan
prácticamente solos, de lo
contrario si son de rafia cuesta
más tiempo y esfuerzo.
Con el paso del tiempo
y la experiencia generacional,
se han desarrollado una serie
de técnicas que permiten una
máxima eficacia del amarrado.
La operaria, con un vistazo,
analiza la parra y determina dónde va a ejecutar los puntos de amarre persiguiendo
lo siguiente: a) no molestar la brotación de las yemas, b) evitar fractura de la vara
al tumbarla sobre el cordón para atarla, c) economizar los elementos de amarre, d)
sujetar de forma correcta la vara para que cuando esta desarrolle los racimos el peso
no los lleve al suelo, e) colocar correctamente las varas para evitar que se estorben
entre sí una vez los pámpanos se desarrollen.
También podemos hablar de la técnica empleada para realizar los nudos en el
cordón. Estos debían terminar en la parte superior y cortar los extremos al mismo nivel,
nunca debían estrangular el sarmiento. Otros se realizan de manera que, soltarlos fuera
muy sencillo, solo con tirar de un extremo se liberaba el pámpano. Este conjunto de
acciones y fines nos permiten asegurar que existía toda una técnica para ejecutar el
amarrado de una manera correcta, que si bien no es una tarea difícil, si era delicada
y concienzuda, necesitando para ello manos ágiles y expertas, generalmente las de
las mujeres.
71
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
72
Una vez las parras estaban atadas, amarradas, el cosechero comenzaba la siguiente
labor que se denomina popularmente barriado. Consiste en la colocación de horquetas
de monte, enterradas en el suelo y separadas un metro entre sí, para luego sujetar a
ellas las cepas. La función de estas horquetas es mantener la parra levantada del suelo,
hacer de guía por la superficie de la parcela en la dirección que se desee, y soportar
el peso de los racimos. El nombre barriado proviene de la herramienta empleada para
realizar la tarea, una barra de hierro, con la que se hace el agujero en el suelo. Algunas
horquetas cumplían una función específica dentro del cordón por ejemplo, la de la
punta que mantenía la tensión de la parra y hacía de guía 18 . La del tronco soportaba
el mayor peso, el resto simplemente sujetaba la cepa en alto.
La técnica empleada para colocarlas consistía en hacer un hoyo en el suelo de
unos veinticinco centímetros enterrando en él la horqueta. Seguidamente se le daba
la vuelta a la barra y con la parte trasera, apretábamos la tierra para dejarla bien
sujeta y fuerte, quedando así vertical y con la resistencia suficiente para soportar la
cepa. Todo esto que parece tan simple requería de una buena maña para ejecutarlo
de manera correcta. La primera horqueta que se colocaba era la de cabeza, con
el fin de orientar la parra en la dirección deseada. Debía ser gruesa y lo más recta
posible; el extremo que se iba a enterrar se afilaba con el podón, luego se hacía el
hoyo con una inclinación de unos cuarenta y cinco grados y se introducía la horqueta.
El agricultor se situaba delante de la parra apoyando el hombro en la horqueta para
forzarla hacia la verticalidad. A continuación ataba una badana a la vara de cabeza y
otra a la horqueta. Al retirarse el agricultor, la horqueta ejercía presión sobre la cepa
dejándola recta y tensa. Ese nudo de la horqueta de la punta debía de ser capaz de
soportar las tensiones y al mismo tiempo ser de fácil soltar, por si en algún momento
lo quisiéramos cambiar, eliminar o aflojar sin dañar la parra y sin perder la tensión.
La faena seguía con la puesta del resto de horquetas desde el tronco en adelante.
En cuanto a la manera de hacer el hoyo, veamos algunos aspectos en relación a
la textura de la tierra: debía tener un grado de humedad tal que al realizar el agujero
y sacar la barra, las paredes del mismo no se derrumbaran hacia el interior, pues si
estaba muy mojado, la tierra se pegaba a la barra haciendo imposible la labor. Si estaba
muy seco ofrecía mayor resistencia a la perforación y al sacar la barra las paredes
del mismo se derrumbaban hacia el interior. En otras ocasiones el suelo tenía poca
profundidad de tierra, en esos casos había que sujetar la base de la horqueta con
pequeñas piedras en forma de cuña.
El viticultor prefería generalmente horquetas de monte: de brezo (Erica arbórea) o
haya (Myrica faya) pues éstas podían permanecer más tiempo enterradas soportando
18 DÓNIZ RUIZ, M. (1930-2006). Viticultor. El Montijo. La Orotava. Transmisión oral.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
las inclemencias de la climatología.
Cuando no había de
éstas, se empleaban cañas
secas (Arundo donax). No
todas las horquetas eran rectas,
cada una presentaba una forma
determinada con cambas o
curvas que se debían tener
presentes para que no quedaran
las mismas hacia el interior de
las calles pudiendo molestar el
paso entre los cordones: “Antes
de colocarlas hay que fijarse
pa’donde tienen la camba
pa’que no quede pa’el centro
y moleste pa’sulfatar” 19 .
También existía toda una
técnica llena de curiosidades
y tradiciones en cuanto a la
extracción de las horquetas del
monte y su traslado a las fincas.
Saca de horquetas, traslado
en bestias, caballos o mulas,
venta al viticultor, presentación
del producto, el recuento y la
unidad de medida: “la carga de
horquetas” 20 .
Aunque no sabemos en qué momento comienzan a utilizarse las horquetas en los
viñedos del Valle de La Orotava, sí sabemos que con anterioridad al cultivo de la vid
se implantó el de la caña de azúcar allá por el siglo XVI. Aznar nos relata las labores
de dicho cultivo: “el envarado consistía en la colocación de las horquetas para que
los haces que brotaban de cada rizoma se mantuvieran inhiestos y no invadieran
el espacio de sus vecinos” 21 . Es posible que esa práctica del cultivo de la caña, el
envarado, se trasladara a las primeras plantaciones de viñas y con el paso del tiempo
su uso se fuera generalizando hasta llegar a nuestros días.
19 LUIS MARTÍN, J. (1891-1969) Viticultor y bodeguero. La Cancela. La Orotava. Transmisión oral.
20 Una carga de horquetas se componía de veinticinco horquetas.
21 AZNAR VALLEJO, E. (1983). La integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla, 1478-1526.
Sevilla: Secretaría de Publicaciones de la Universidad de La Laguna.
73
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
A partir de la década de los años ochenta: “las horquetas de madera han sido
sustituidas por otras de hierro, el empleado en la construcción para armar el hormigón,
que no sufren las inclemencias del paso del tiempo y soportan con mayor resistencia
el peso del cordón” 22 .
A nuestro juicio, ese hecho de cambiar las horquetas de madera por las de hierro,
ha variado el paisaje vitícola del Valle de La Orotava perdiendo éste parte de su encanto
y su belleza. Podemos afirmar que existe una “contaminación visual”, situación a la
que debemos poner remedio entre todos lo antes posible.
Otra práctica tradicional del cultivo en cordón es la denominada “echar la viña
pa’tras”. Consiste en quitar las horquetas después de la vendimia, doblas las parras
hacia detrás sobre los troncos quedando el terreno libre para sembrar papas durante
el invierno. Una vez recogida la cosecha de papas volvemos a poner las horquetas,
“barriar” y dejar el cordón preparado para la nueva cosecha. Este doble uso del suelo,
en la actualidad también se encuentra en desuso.
22 GEA FERNÁNDEZ, V. (2010) Estudio para la valorización del sistema de conducción en cordón de los
viñedos del Valle de La Orotava. Dirección Hernández Rodríguez, L. p. 26.
74
Viñedos amarrados con badana y barriados. Observar el cultivo asociado de papas. El Montijo, La Orotava, 2012.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
Con la llegada de la primavera comenzaban las labores más livianas de la viña,
las más suaves: el despampanado, el despunte y el desnietado. El despampanado
consiste en la eliminación de los brotes no productivos, mal situados o nacidos en
madera vieja antes de que se desarrollen. Con esto se evita que utilicen parte de los
recursos de la planta de forma innecesaria produciendo un follaje inútil. El despunte
es la operación por la cual se suprime el extremo del pámpano en crecimiento
favoreciendo los movimientos de la savia. En los años de mucha lluvia la planta
presentaba un vigor excesivo, lo que obligaba al productor a realizar más de un
despunte, incluso a ir delante de las mujeres que lo estaban ejecutando con una
podona, cortando los pámpanos más largos y enredados para agilizar el trabajo. En
otras ocasiones, si se realizaba por personas no expertas y dejaban los pámpanos
muy cortos, ponían en peligro la cosecha al no producir los nutrientes necesarios
para una buena madurez.
Los brotes producidos en la inserción de la hoja con el pámpano, denominados
popularmente “nietos”, son eliminados con el desnietado. Se realizaba tradicionalmente
por mujeres, cuyo objetivo era, al igual que el despunte, actuar sobre los movimientos
de la savia favoreciendo el cuajado del racimo y su ventilación. En muchas ocasiones
se llevaba a cabo de forma simultánea al despunte.
En cuanto al deshojado, quitar las hojas que rodean al racimo con el fin de facilitar
la ventilación y la insolación, se llevaba a cabo en esta comarca al mismo tiempo que
el remangado, entendiendo que se trata de una labor de verano y no de primavera.
Tanto el despunte como el posterior desnietado no son operaciones significativas
para la formación y la estética del cordón, sin embargo sí lo son desde el punto de
vista agronómico y tradicional. Por otra parte, sin un correcto despunte sería imposible
realizar la siguiente labor, el remango.
Es otra de las labores tradicionales e importantes del viñedo del Valle de La
Orotava. Si con el amarrado damos forma al cordón en invierno, con el remangado
se la damos en verano. Consiste en atar las varas despuntadas y con racimos al
resto de los pámpanos del cordón, al tiempo que colocamos estos racimos ya
enverados 23 de manera correcta, separados entre sí, colgando en los laterales del
cordón y bien orientados al sol. Esta labor, al igual que el amarrado, era llevada a
cabo por mujeres.
23 Enverado se denomina al momento de cambio de color de las uvas cuando comienzan a madurar.
75
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Se ejecutaba a mediados de verano, el viticultor esperaba a que las uvas estuvieran
pintando: “el momento güeno pa’remangar es cuando la viña esté terminando de
pintar, así no se parten los racimos” 24 .
Para ejecutarlo, las mujeres se colocaban en el extremo de crecimiento del cordón,
provistas de un haz de badanas y un cuchillo. Tomando el primer pámpano en sus
manos, el de cabeza, eliminaban las hojas que rodeaban el racimo (deshojado), lo
colocaban en vertical si era necesario y lo ataban al resto de la cepa. Luego repetían
la misma operación con el resto de las varas avanzando hacia el tronco.
Los elementos utilizados, al igual que en el amarrado, eran la badana y el junquillo
por su resistencia y su fácil manejo. En el caso de la badana, también por su abundancia.
Un aspecto curioso de esta labor radica en que se realizaba comenzando en la punta
de la parra hacia el tronco, en sentido contrario a todas las demás. Los objetivos
del remangado eran varios: mejorar la ventilación y la insolación de los racimos,
facilitar las operaciones de la vendimia, el corte de los racimos y el desplazamiento
de los vendimiadores entre las calles de las cepas. Al finalizar el remangado el viñedo
presentaba una estampa digna de postal: parras largas con pámpanos verdes formando
una trenza y racimos colgando de ellos dispuestos en filas, unos tras otros, de un
bonito color violáceo oscuro. No cabe duda de que el remangado era para el viticultor
una de las labores más gratificantes, pues podía observar el resultado de su esfuerzo
muy cerca ya de la vendimia.
76
Cordón después de la vendimia. La Quinta, La Orotava, 2012.
Como último aspecto hablaremos de la vendimia tradicional. Tenía un marcado
carácter festivo, era una de esas jornadas entre familiares, amigos y operarios, llena
de concordia y bromas, aunque, no hay que olvidar que, también era un día de trabajo
duro e intenso. Estaba perfectamente organizado, distintas cuadrillas más o menos
especializadas, realizaban las faenas en función de su maestría.
24 SUÁREZ YANES, L. (1910-1998) Viticultor y bodeguero. Transmisión oral. La Mocana. La Orotava.
A los niños les tocaba jugar y hacer pequeños mandados, pero a la hora de repisar
(pisar las uvas) todos dentro del lagar. Los chavales en torno a los quince años eran
los responsables de cargar uvas en canastas desde las parras al punto establecido
para escoger la uva. Las mujeres de la casa, la madre, abuela, esposa e hijas eran las
encargadas de la comida típica de ese día, papas y pescado, al igual que el tentempié
de media mañana, huevos duros, bocadillo de chorizo perro, cabrillas de gofio.
A otro grupo de mujeres se les encomendaba la tarea de cortar los racimos y
limpiarlos. Una cuadrilla de cuatro hombres jóvenes al frente de un experimentado
cosechero eran los encargados de todas las faenas del lagar: recibir la uva, separar
los cestos, repisar, desengazar y poner el mosto en curtimiento.
Los hombres, más fuertes, eran los responsables de cargar los pesados cestos de
uvas desde el lugar de selección hasta el lagar, a hombros, si estaba cerca, o en bestias
(caballos, mulas, y en menor medida, burros), si el lagar se encontraba lejos. El grupo
más selecto, experimentado y de total confianza del propietario, era el escogedor y
su ayudante, responsables de seleccionar la uva siguiendo las directrices del patrón.
Una vendimia tradicional comenzaba muy temprano con el reparto de las
herramientas para la tarea: tijeras de vendimia, cestas, cestos de carga, cuchillos,
etc. Cada cuadrilla ocupaba su lugar: cortadores, cargadores, escogedores, traslados,
lagar y personal de avituallamiento. Los primeros cortes se realizaban en las zonas más
alejadas del lagar, para continuar avanzando hacia las más cercanas.
El corte de uvas era realizado generalmente por mujeres contratadas a tal efecto.
Se decía: “las mujeres tienen las manos más livianas y cortan más rápido”. También
cortaban uvas hombres de cierta edad que ya no podían cargar. A este grupo se le
sumaban el resto de personas sin una tarea específica, amigos y allegados. El racimo,
una vez cortado y en la manos, se cogía del revés, es decir, por la punta, quedando
de esa forma “abierto y suelto” mostrando los bagos 25 . Con esa acción se tenía una
perfecta visión del mismo con el objetivo de eliminar todos aquellos bagos en mal
estado: podridos, flojos, enfermos, como se conocía popularmente la inmundicia. Una
vez el racimo estaba limpio se depositaba en una canasta (17,50 kg) de castaño con
cierta delicadeza. A continuación las canastas llenas eran trasladadas por los chicos
hasta un punto estratégico establecido de antemano, donde se realizaría la selección:
escoger la uva. Cuando llegaban los chicos cargados con las canastas, las apoyaban
en el borde del cesto de carga (70 kg), y las iban volcando lentamente, el escogedor
con sumo cuidado separaba las uvas buenas de las malas, dicho de otra manera,
las sanas y bien maduras de las verdes, coloradas flojas o alguna enferma que se le
hubiera pasado a las cortadoras. Poco a poco se iba llenando el cesto del “bueno”, las
25 Bago: palabra de origen gallego-portugués con la que se denomina a cada uno de los granos de uva de
un racimo.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
77
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
uvas sanas y en buen estado, y el cesto del “verde”, uvas en mal estado. Una vez los
cestos estaban llenos se marcaba el verde con una hoja de parra o con hierbas verdes
y en ocasiones, como broma, se ponía una piedra o el sombrero birlado al compañero.
La figura del escogedor recaía sobre un viticultor experimentado y que seguía las
directrices del propietario de la finca. Había varias técnicas a la hora de seleccionar
la uva. Primero había que elegir un sitio llano y amplio. La posición respecto al sol
también era importante. El escogedor tenía que hacer sombra con su cuerpo a las
uvas mientras pasaban de la canasta al cesto. Si a éstas les daba el sol directamente
todas parecían verdes y coloradas, y por lo tanto no serían escogidas adecuadamente.
No era lo mismo escoger uva para vender, que para elaboración propia de mosto.
En el caso de uvas para venta interesaba poner muchos kilos pa’el bueno, por eso,
cuantos más racimos dudosos pasaban para éste mejor. Esa picaresca tuvo como
consecuencia que en los casos en que se vendía el mosto 26 el escogedor era una
persona de confianza del comprador, en esos casos los racimos dudosos iban pa’el
verde, el comprador solo se llevaba lo mejorcito de la finca. Se podría hablar largo y
tendido sobre anécdotas de vendimias.
26 En el Valle de La Orotava lo habitual era vender el mosto ya elaborado y no la uva como en la actualidad.
Esta última práctica comienza a implantarse después de la creación de la D.O. en 1995.
78
Escogiendo uvas, vendimia 1979. La Cancela, La Orotava.
A continuación venía el traslado al lagar, se realizaba normalmente en bestias
desde el punto donde se escogía la uva, bien estuviera éste en la propia finca o en
otra. Cada animal llevaba dos cestos de carga uno a cada lado de la albarda. Para
acomodar dichos cestos, bastante pesados, hacía falta mucha maña y una buena
dosis de fuerza. En los casos en que el lagar estaba en la propiedad, estos cestos
eran cargados a hombros por los hombres más fuertes y dispuestos generalmente
emparentados con la familia del viticultor: “Muchos cestos cargué y uno terminaba
hecho un cacharro”. En otras ocasiones los cestos de uvas eran transportados por
pequeños camiones hasta el lagar.
Una vez las uvas llegaban al lagar comenzaban las diferentes faenas de
transformación de la uva en el preciado mosto. Primero se descargaban las uvas y
se llevaban al depósito tanquillo correspondiente. Luego, repisar, pisarlas sobre una
tarima de madera para que escurriera el líquido y quedaran las partes sólidas en
lo alto para poder desengazar con facilidad 27 . Terminada la vendimia y los trabajos
del lagar el mosto se dejaba en curtimiento tres días para que cogiera color. Cada
cosechero tenía su maestría en el arte de elaborar mosto, diferentes formas de hacer
el curtimiento: removidos constantes, removidos intermitentes, echar abajo el mosto,
bazuqueos, etc., hasta llegar el día de sacar el mosto y separar las partes sólidas del
líquido. Por último, se cargaba el mosto a la bodega para que una vez puesto en cascos
de madera, terminara lentamente de fermentar y se transformara en el preciado vino.
Tras los trabajos propios de bodega, trasiegos y demás, llegaba finales del mes de
noviembre y allá por “San Andrés” se abrían las bodegas y se estrenaba el vino nuevo
para el disfrute de todos.
Al igual que el cordón tradicional, existe un conjunto de elementos que a nuestro
juicio, debemos conservar como parte de nuestro patrimonio agrícola. Nos referimos
a los elementos de carga, peso y medida de la uva y el mosto o vino.
Hagamos referencia a algunas curiosidades sobre pesos, medidas y elementos
tradicionales de carga que, a nuestro juicio, debemos valorar, al igual que el cordón
tradicional, como partes de nuestro patrimonio agrícola a conservar.
Elementos de carga. Las uvas se cargaban en canastas (también llamadas banastas)
y cestos de carga, ambos eran confeccionados con varas de castaño. Conversando
con D. Norberto Luis Perdigón –artesano de la cestería del Valle de La Orotava– nos
contó algunas cosas interesantes sobre este oficio.
Una canasta tiene una capacidad de 17,50 kg, un cesto el triple de éstas, 52,50
kg. También para fabricar un cesto se emplea el triple de madera que una canasta.
Normalmente los cestos de carga tenían dos hazas pero los empleados para cargar las
27 Desengazar: acción de separar los raspones, escobajos, raquis o engazos (en el Valle de La Orotava) de
los bagos de uvas.
LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES
79
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
uvas en bestias, mulas o caballos se hacían de forma ovalada y con tres hazas, con
la finalidad de facilitar la operación de carga en el animal y el acomodo a la albarda de
éste. Los cestos de vara son tradicionales de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife, así
como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma. La dureza de la vara (follao) permite
elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas,
cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones.
Mis antepasados me enseñaron que un cesto bien lleno de uvas llevaba un barril
de mosto de a cuenta. La capacidad de estos era de cuarenta litros. Por la experiencia
de muchos años sabemos que el índice de transformación de uvas en mosto es de
0,75. Por lo que una pequeña cuenta nos muestra que un cesto de carga llevaba uvas
para elaborar un barril de mosto. Resumiendo: un cesto de uvas es igual a un barril
de mosto. De esa manera tan sencilla, solo con contar los cestos el viticultor sabía
de forma muy aproximada el rendimiento de sus huertas.
80
Para terminar es inevitable la reflexión sobre el rico patrimonio que hemos heredado:
el cultivo de la viña durante cinco siglos en el Valle de La Orotava. Compuesto por un
lado de nuestra singular forma de cultivar los viñedos, una vez más insistimos: única,
el cordón tradicional o cordón trenzado y por otra, por todas las faenas asociadas
a ese cultivo. Todo ello representa una riqueza agrícola y etnográfica que tenemos la
obligación de divulgar y conservar en honor a ellos.
Juan Enrique De Luis Bravo
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Una aproximación
al paisaje del vino en el Valle de
La Orotava
Miguel Francisco Febles Ramírez
Geógrafo
81
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Las siguientes páginas se plantean como objetivo realizar una introducción
al paisaje del vino en la actualidad, en el siglo XXI, de forma que sirva de
complemento a los artículos sobre la evolución histórica, económica y cultural
del cultivo de la viña en el Valle de La Orotava. Con este ejercicio se pretende aproximar
al lector a la organización interior de la actividad agraria y la forma en que el paisaje
de la viña y el vino se representa sobre el territorio.
Estamos obligados a partir de la afirmación que el paisaje del vino es el resultado
de la convivencia de los usos agrícolas propios para su producción y otros asociados
históricamente a los mismos, con otros usos de territorio más urbanos o naturales.
Por tanto, cuando nos referimos a un paisaje, siempre hacemos alusión a una parte
concreta del territorio cuyo carácter es el resultado de una construcción cultural que,
surge de la interacción a lo largo de la historia de la sociedad asentada en el mismo, con
sus características naturales, tanto abióticos (clima, geoformas y suelo, principalmente)
como bióticos (fundamentalmente flora, vegetación y fauna).
En los siguientes epígrafes iremos profundizando en el paisaje del Valle de La
Orotava, hasta llegar a la definición de unidades del paisaje del vino, estrechamente
vinculadas al pasado agrario de los municipios que componen el Valle y que están
experimentando un nuevo auge en las últimas décadas, con la constitución de la
Denominación de Origen de vinos Valle de La Orotava, que ampara las zonas de
producción que está constituida por los términos municipales de La Orotava, Los
Realejos y Puerto de la Cruz, aunque, como veremos, las zonas vitivinícolas actuales
se encuentran en los municipios de Los Realejos y La Orotava.
82
El paisaje del Valle de La Orotava se encuentra acotado por los escarpes de
Tigaiga al Oeste y Santa Úrsula al Este, elementos naturales que bordean la depresión
del Valle en su descenso desde Las Cañadas, en pendiente suave, hasta alcanzar el
mar con formas más abruptas y acantiladas. De esta rampa uniforme sobresalen tan
solo los pequeños promontorios constituidos por las montañas de La Horca y Los
Frailes; y los barrancos que también recorren el Valle horadándolo y condicionando
la distribución de los usos en su entorno.
Gracias a las vistas a vuelo de pájaro que nos permiten las actuales tecnologías,
podemos hacer una interpretación del paisaje del Valle de La Orotava, dividiéndolo en
grandes unidades perfectamente reconocibles. Si descendemos desde la cumbre nos
encontramos con el Parque Natural de la Corona Forestal, espacio forestal dispuesto
alrededor de Las Cañadas del Teide y cuyo protagonista indiscutible es el pino canario
(Pinus canariensis), que indudablemente constituye una de las fronteras paisajísticas
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
más significativas. Este gran espacio, además de su importancia para los acuíferos
insulares como para evitar la erosión y pérdida de los suelos, impregna el paisaje del
Valle y aporta, junto con los frutales templados de hoja caduca de las zonas agrícolas
de las medianías altas, una riqueza cromática, que nos sirve como recuerdo del paso
de las estaciones.
Si nos apartamos de este espacio de marcadas características ambientales, entre
el nivel del mar y los 1.000 metros de altitud, se sitúa el tradicional escenario de las
actividades humanas más transformadoras del paisaje: los asentamientos urbanos y
rurales, los espacios productivos, los espacios ocupados por las infraestructuras de
desarrollo económico, social y cultural, etc.
Inmediatamente después de la conquista de Tenerife, el Valle se convirtió en
un importante espacio agrícola. Las tierras fértiles y el agua abundante facilitaron
desde fecha temprana el cultivo de la caña de azúcar, y posteriormente el viñedo;
convirtiendo la producción vinícola al Puerto de La Orotava, hoy Puerto de la Cruz, en
uno de los puertos de máximo tráfico marítimo del archipiélago. El viñedo se convirtió
desde el siglo XVI en el motor socio-económico del Valle y siendo responsable de
algunas de las transformaciones territoriales más significativas, como la puesta en
producción de los terrenos por debajo de los 300 metros sobre el nivel del mar. Este
cultivo y posterior producción de vino, se dedicaba hasta el siglo XVIII a la exportación
a Inglaterra y América, principalmente. Es partir de ese momento y por distintas
causas que provocan cambios en los mercados internacionales del vino, cuando
la producción de vino se dedica en su totalidad al abastecimiento de los mercados
interiores para el consumo local. Esta situación supone un desplazamiento de estos
cultivos hacia terrenos con menor calidad para la agricultura, dejando que otros
usos más lucrativos ocupen los terrenos de mejor calidad. El siguiente gran cultivo
que parte de estos terrenos es la platanera, que comenzó a plantarse en Canarias
de manera regular en el Valle de La Orotava y sigue presente en la actualidad,
aunque compitiendo con otros usos del suelo: entre los que se debe destacar el gran
desarrollo urbano, residencial y turístico, de las últimas décadas, tanto de los núcleos
tradicionales de la Villa de La Orotava y Los Realejos y los barrios de su entorno,
como en el Puerto de la Cruz.
En definitiva, en el momento actual encontramos un valle con un gradiente de
paisajes cuyos límites se encuentran difuminados y que evolucionan desde la costa
a la cumbre, teniendo como elemento transformador principal la ocupación humana
del espacio geográfico. Encontramos desde espacios altamente humanizados y
urbanizados en la costa a espacios con una gran dominante natural en la corona
forestal. En medio un espacio agrario donde se diferencian varias franjas agrarias y
en el que se desarrollan gran parte de los núcleos de residencia de la población del
Valle.
83
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
84
Hoy en día, la distribución de los cultivos en el Valle de La Orotava y el paisaje
por ellos conformado, obedece a la correlación existente entre la estructura de la
propiedad de los medios de producción, el uso residencial, cada vez más creciente
del valle como hemos expuesto anteriormente, y las condiciones naturales.
Los cultivos se distribuyen en el espacio geográfico teniendo en cuenta la altura,
dado que favorece un natural escalonamiento de las condiciones climáticas, tanto de
temperatura como de circulación del aire y la humedad del mismo, y de vegetación
marcando la calidad de los suelos. En líneas generales se ha llegado a la convención
de definir tres grandes pisos agrológicos: costa, medianía y cumbre. En el caso de
la medianía, siempre que se analiza la actividad agraria se recurre a diferenciar entre
medianía baja, entre 300 y 600 metros de altura, y medianía alta, que puede llegar a
los 900 metros sobre el nivel del mar.
Mientras que el paisaje agrario del piso de costa, por debajo de los 300 metros
sobre el nivel del mar, queda definido en sus cotas más bajas por la homogeneidad
intrínseca de los cultivos de plataneras –paisaje morfológicamente ordenado, con
parcelas extendidas a lo largo de la suave pendiente, de un tamaño comparativamente
grande y flanqueadas por muros de contención–, destacando los enclaves de El
Rincón, en La Orotava, y la zona de El Junquillo-La Longuera, en Los Realejos; en
los siguientes metros destaca por el retroceso de la platanera, la introducción de otros
cultivos como otras frutas subtropicales donde predomina el cultivo de Aguacate,
las flores ornamentales y los cítricos, y la progresiva colonización del espacio por la
urbanización y la implantación de infraestructuras.
Esta zona de las medianías bajas conviven con los suelos agrarios una elevada
diversidad de usos frente a la notable monotonía platanera del litoral. Desarrollándose
entre la TF-5 y la TF-28, podemos encontrar usos que van desde el agrícola al urbano
(con múltiples tipologías: sanitario, residencial, comercial, etc.), pasando por el industrial
o el turístico. Esta es una de las zonas más activas del Valle y supone una gran fuente
de atracción comercial e industrial para gran parte del Norte de la isla, localizándose
en la misma centros comerciales, polígonos industriales, etc.
A partir de los 350 metros sobre el nivel del mar aproximadamente es el territorio
de predominio de la viña. Es una franja que en convivencia con el casco urbano de
La Orotava, Los Realejos y varios enclaves tradicionales de población, hoy convertidos
en barrios, se desarrolla la viña como cultivo principal hasta la cota de los 700 metros
de altura.
A partir de esta cota y antes de entrar en el espacio que reconocemos como espacio
forestal, se encuentra una última franja agraria marcada por el predominio de cultivos
dedicados al abastecimiento de los mercados locales y que su característica más
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Imagen 1: Mapa de cultivos del año 2008 del municipio de La Orotava. En el mapa se aprecia con claridad la
distribución de los cultivos por franjas altitudinales que se desarrollan en el Valle. Fuente: Cabildo de Tenerife.
85
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
significativa es la diferencia de cultivo predominante que hay según el municipio en el
que nos encontremos. Si observamos que predomina el cultivo de la papa con algo de
presencia de cereales y leguminosas sabremos que nos encontramos en el municipio de
La Orotava. En cambio, si lo que predomina son los cultivos de cereales y leguminosas,
es signo inequívoco que nos encontramos en el municipio de Los Realejos. Este espacio
agrario se articula en torno a un parcelario fragmentado en razón de la topografía y de la
pendiente. En sus zonas más altas podemos encontrar castaños y otros árboles frutales
de hoja caduca y la intrusión del pinar y monteverde en las parcelas que van siendo
abandonadas, imprimen al paisaje una diversidad de formas y coloridos significativos.
86
Las medianías del Valle de La Orotava son un espacio geográfico que se define
por sus marcadas características agrarias. Se enmarca en el sector medio de todo el
ámbito municipal, con una franja que abarca amplio sector de la parte alta del Valle.
Se trata de un área topográficamente homogénea situada en una rampa y en el que
se combina el terrazgo agrario con los núcleos de población dispersos, como Barroso,
Benijos, Camino de Chasna, El Sauce, La Florida, Pinolere, Colombo, Cañeño, El
Bebedero y Aguamansa. Es un ámbito al borde del sector forestal propiamente dicho,
aunque la “frontera agrícola” que en la actualidad se observa con nitidez, es producto
de los procesos de reforestación llevados a cabo tras el conflicto civil español, por lo
que es de suponer que los ámbitos agrarios y ganaderos de estas zonas superiores
fueron en el pasado más extensos que en la actualidad, sobre todo coincidiendo con los
momentos de hambres y miserias, como la crisis finisecular (1873-1898) o la postguerra.
El poblamiento se dispone sobre los lomos, entre barrancos de diferente entidad,
desde el Barranco del Infierno en los sectores más orientales, a Barranco de La Raya
en los más occidentales, con un gran número de vaguadas y pequeños lomos, en
sectores de pendientes pronunciadas. El poblamiento, compuesto hasta hace poco,
por ejemplo: de arquitectura tradicional, relacionado con las prácticas agropecuarias,
como los pajeros de Pinolere, Barroso y Aguamansa, o casas con tejados a dos aguas,
de una sola planta, se ha ido sustituyendo progresivamente por una mezcla ecléctica
de diferentes tipologías en la actualidad.
Sobre estos lomos también se disponen caminos en sentido vertical, que unían
las cumbres con el núcleo de la Villa, y con todo este sector agrario, que funcionan
como líneas espinales entre las que se dispone un poblamiento semiconcentrado,
con los frentes de las viviendas sobre la línea del camino. Existen pocos caminos en
el sentido transversal, aunque los hay, para unir los pueblos y zonas altas de los dos
municipios del Valle, siendo la vía más importante la Carretera General del Portillo a La
Orotava. Los terrenos agrícolas se localizan, de forma general, sobre algunos de estos
lomos, los que menos desnivel poseen, en sentido de la pendiente y adaptándose a
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
las irregularidades topográficas o bien de forma transversal, cercados por muretes de
piedra seca de diferente entidad y tamaño.
Los cultivos más característicos de esta zona son la viña, las papas, ya que existe
un mercado para muchas de las variedades de papas de color, que todavía se siguen
cultivando y los frutales, con especial atención a los castaños, que tuvieron una mayor
importancia paisajística y productiva en el pasado que en la actualidad.
Dentro de esta franja territorial y paisajística de las medianías, se puede diferenciar
el espacio ocupado por los cultivos de la viña, así como otros cultivos asociados a
ella. Para analizar sus características se ha utilizado el mapa de cultivos del Cabildo de
Tenerife, que es un inventario de la superficie agrícola de la isla, y que a pesar de que
constituye una foto fija del momento en que se elabora, campaña agrícola 2007/2008,
la información que aporta sobre distribución territorial del cultivo, es perfectamente
aplicable a la fecha de la edición de estas líneas. En el mapa de cultivos se analiza de
forma pormenorizada la superficie agrícola de toda la isla, con el fin de delimitar, en
localización y superficie, las explotaciones que se encuentran en cultivo en el momento
de la toma de datos en campo, lo que la convierte en una fuente de información muy
precisa para el objetivo que nos hemos trazado, de definir inicialmente el paisaje de
la viña y el vino en el Valle de La Orotava.
En el siglo XIX, se produce la decadencia del mercado vinícola con dos enfermedades
aparecidas a lo largo del siglo: el oídio, en el año 1.852 y el mildiu en 1.878. El daño
producido por estas enfermedades, junto con las dificultades comerciales que ya estaba
experimentando el sector, produjeron que desapareciera hasta el último tramo del siglo
XX, que comienzan a retomar fuerza los vinos de Tenerife y se consolidan las distintas
Denominaciones de Origen de la isla, entre las que está la del Valle de La Orotava,
que obtuvo esta calificación en 1995 (Orden Ministerial de 15 de noviembre de 1995,
publicada en el Boletín Oficial del Estado, del día 30 del mismo mes). Esta decadencia
económica no provocó la desaparición de la viña como cultivo, pero sí disminuyó el
número de parcelas en producción, quedando localizadas en su ubicación actual, que
no son los que ofrecen las mejores condiciones agrarias. Para situarnos en la geografía
actual, la producción histórica del Malvasía se producía entre la actual autopista (TF-5)
y la carretera que pasó por Tafuriaste, Las Candias, La Luz hasta la altura de la Balsa de
La Cruz Santa; siendo actualmente espacio de cultivo de plátano y frutales y donde se
han desarrollado los usos comerciales e industriales y urbanos de las últimas décadas.
Del análisis del mapa de cultivos se desprende que en el Valle hay 609 hectáreas
de cultivo, donde la viña es el cultivo principal o se encuentra asociado con otro cultivo.
Este cultivo supone el 27% de la superficie agraria del Valle, siendo el principal cultivo
87
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
en el municipio de La Orotava, por delante de la papa y la platanera, y el segundo
después de la superficie dedicada a los cereales y leguminosas en Los Realejos.
En la actualidad y según el libro de Registro de Bodegas de esta Denominación
de Origen, hay activas 11 bodegas, de las cuales 6 se encuentran en el municipio de
La Orotava y 5 pertenecen a Los Realejos. El porcentaje aproximado de vino a granel
de esta comarca es de un 70% y el 30% restante es vino embotellado. Autorizadas
por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, podemos encontrar en el
Valle once variedades de uva blanca y siete de tintas.
Como ya hemos referido, estos cultivos se encuentran entre la cota 350 y los 600
metros sobre el nivel del mar, en una franja que ocupa prácticamente la totalidad del
Valle, salvo la zona inmediata a la ladera de Tigaiga, que a esa altura las hortalizas y
huertas familiares son las que ocupan los espacios cultivados.
El 73% de la superficie de viña la tiene como cultivo único, mientras que el 20%
la cultivan asociada a hortalizas y, en menor medida, a cítricos. El resto, un 7% se
encuentra asociada al cultivo de la papa. En este último caso, la totalidad de las
parcelas se encuentran en el municipio de La Orotava, localizadas en la zona de Los
Gómez, Dehesa Alta, La Florida y Pinolere.
88
Imagen 2: Mapa de la distribución de las parcelas cultivadas con viña en el Valle de La Orotava
y de los sistemas de conducción utilizados.
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Otra de las características que distinguen la viticultura del Valle de La Orotava es el
sistema de conducción tradicional utilizado, estructura artificial basada en horquetas de
madera, en el pasado, y que actualmente son de hierro y amarradas con fibra natural o
artificial que soporta el armazón de la planta, que es el cordón múltiple. Las cepas se
distribuyen en las parcelas formando líneas con un entutoramiento de los sarmientos
que pueden alcanzar más de 8 metros de longitud, en algunos casos. La función
que cumplía históricamente es de facilitar las labores en la parcela. Cuando el cultivo
asociado al viñedo precisa labores específicas, los sarmientos se unen entre sí a un lado
del tronco parcial de la viña dejando libre el terreno para facilitar el trabajo, volviéndose
a extender nuevamente una vez terminadas las labores en los cultivos hortícolas. Hasta
hace algunas décadas en esta zona predominaba la asociación entre la papa y la viña
como elemento clave para la subsistencia familiar. Dado que el espacio para cultivar era
reducido se diseñó este sistema de conducción que favorece esta complementariedad.
Esta forma de originales cordones trenzados suele despertar la curiosidad de los
visitantes, son un ejemplo vivo del empeño del viticultor por adaptarse a una topografía
tan accidentada y poder desarrollar la actividad agraria. El sistema de conducción
en cordón trenzado tradicional, simple o doble, también llamado cordón tendido, es
único en el mundo y se debe entender como un elemento de identidad del Valle de
alto valor paisajístico y patrimonial.
Imagen 3: Sistema de conducción en cordón múltiple. Fotografía tomada en La Orotava.
89
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Desde la década de los 90, se empieza a utilizar otra sistema de conducción que
es la espaldera, en el que del tronco de la cepa salen dos ramas principales que se
alinean en el sentido del surco, atándose al alambre más cercano al suelo. Este primer
alambre se coloca a unos 50 cm. del suelo y por encima de éste se colocan otros 2
ó 3 alambres que sirven para mantener verticales los tallos.
Para reconocer y diferenciar las parcelas que utilizan el sistema de conducción
tradicional del valle frente a las parcelas que tienen la espaldera como sistema de
conducción, se recurrió al registro vitícola comunitario elaborado por la Dirección
General de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de Canarias, que tiene como
finalidad la actualización de las informaciones relativas al expediente de explotación
vitícola de los viticultores, así como el acceso a los mismos por parte de los interesados
y cuya última actualización es del año 2013. Este registro asociándolo al mapa de
cultivos del Cabildo de Tenerife nos ha permitido tener una cartografía de la distribución
de la viña con cordón múltiple como sistema de conducción (ver imagen 2 de este
artículo). En el Valle hay 403,77 hectáreas de viña que utilizan el cordón múltiple,
lo que supone el 68% de la superficie dedicada a la viña, dado que corrobora la
importancia de este paisaje. De estas parcelas la mayoría se dedica exclusivamente a
la viña de forma exclusiva (73,5%) perdiéndose su función tradicional de facilitar las
labores agrícolas de otros cultivos en la mismas parcela. Solo un 6,7% de las parcelas
mantienen el cultivo asociado de viña y papa.
90
Tabla 1: Tipo de cultivo por parcela con cordón múltiple.
Tipo de Cultivo
Nº de
parcelas
Superficie ha %
A. Viña-Cítricos 12 1,45 0,36
A. Viña-Hortalizas 74 12,48 3,09
A. Viña-Papa 141 27,23 6,74
A. Viña-Sin Cultivo 258 65,65 16,26
Viña 922 296,97 73,55
Total 1407 403,77 100
A partir del análisis de los datos utilizados se ha realizado una diferenciación en
distintas unidades paisajísticas dentro del valle relacionadas con el cultivo de la viña.
Estas unidades paisajísticas tienen una localización geográfica sin límites claros y en
muchos de los casos presentan otros elementos definidores de su paisaje que no son
agrarios. En los siguientes párrafos se realiza una descripción básica de cada una de ellas.
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Es el espacio
geográfico donde el cultivo de la viña se encuentra más vinculado al autoconsumo
y la agricultura que se desarrolla es una agricultura a tiempo parcial, siendo un
complemento a los ingresos principales de las familias. Las parcelas agrícolas se
encuentran asociadas a las viviendas en la zona, siendo este aspecto el que más marca
el paisaje de la zona. En estos espacios se encuentran la totalidad de las parcelas que
tienen la viña asociada al cultivo de la papa en las mismas parcelas y, por lo tanto,
donde el cordón múltiple cumple la función original para la que fue pensado. Es una
zona de minifundio donde las parcelas de cultivo son pequeñas, muy adaptadas a las
condiciones del terreno, aspecto que se ve reflejado en la forma del cordón, que no es
tan lineal como en otras zonas del Valle. En esta zona no hay bodegas pertenecientes a
la Denominación de Origen del Valle de La Orotava, por lo que, la producción que no
se dedica a consumo propio es para la venta a granel o se vende la uva a bodegas de
otras zonas del Valle. Zona donde predominan variedades de uva para la producción
de vinos tintos.
Como elemento de identidad se debe destacar el “Concurso de Vinos a Granel
Local”, en el que se “enfrentan” los vinos tintos elaborados en La Florida Baja y los
vinos tintos de La Florida Alta.
Distribución de las parcelas con cultivo de viña cuyo sistema de conducción es el cordón múltiple.
91
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Esta zona es la de fincas históricas de La Orotava, por lo que las parcelas son de
mayor tamaño dado que el número de propietarios son menores y se han trabajado
de forma conjunta. Las parcelas son exclusivas de viña y, en la mayor parte de los
casos, de variedades tintas. La mayor parte de las mismas utilizan el cordón y este
presenta un aspecto mucho más lineal que en otras zonas del Valle ya que la forma
y longitud de las parcelas lo permite. Es la zona más productiva del Valle y en la
que se encuentran localizadas un gran número de las bodegas pertenecientes a la
Denominación de Origen. La carretera TF-324 es el eje bodeguero, en el mismo se
encuentran las siguientes bodegas: Tajinaste, El Penitente, Soagranorte, Viña del Valle,
y Tafuriaste. En la zona de San Miguel encontramos la bodega Las Candias. La Bodega
Comarcal se encuentra en La Perdoma y fue en su entorno donde se produjo la mayor
reconversión a sistema de conducción en espaldera del Valle.
A partir del
barranco de La Raya, una vez entramos en Los Realejos hay una transformación radical
del paisaje. Vuelve a predominar las parcelas más pequeñas aunque, a diferencia de
la zona de Los Gómez, Dehesa Alta, La Florida y Pinolere la mayoría de las parcelas
tienen dedicación exclusiva a la viña, no presentan cultivos asociados y el sistema
de conducción principal es el cordón múltiple. Aunque no es para autoconsumo, la
convivencia con las viviendas es más marcada, sobre todo en las inmediaciones del
macizo de Tigaiga. Las variedades de uva que predominan son las blancas y como
característica diferenciadora se encuentra un sistema de poda más largo, dejando 5
ó 6 yemas frente a las 3 ó 4 de la poda de variedades tintas de otras partes del Valle.
En este espacio podemos encontrar un número significativo de bodegas, entre las que
destacan: El Serradero, El Despunte, La Haya, y La Suertita. En este caso también se
debe destacar como elemento de identidad el “Concurso de Vinos Blancos, Manuel
Grillo Oliva”, en Los Realejos.
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Miguel Francisco Febles Ramírez
UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
García Rodríguez, J. L. (1984): El espacio agrario en Geografía de Canarias.
Tomo 3. Editorial Interinsular Canaria. p. 10 a 40.
Gea, V.; Aguado, J. A.; y Rodríguez, L. (2008): Viña en Cordón, identidad y tradición
del Valle de La Orotava. Mundo Rural de Tenerife Nº 3. Diciembre. Editado por el
Cabildo Insular de Tenerife. p. 16 y 17.
Gea, V. (2010): La Viña en cordón en el Valle de La Orotava. Documento de trabajo
del Cabildo Insular de Tenerife. Inédito.
Godenau, D., Hernández, M. y Febles, M. (2004), “Tipificación de zonas rurales a
través del análisis multivariante de información extraída de Sistemas de Información
Geográfica. El caso de Tenerife”, Revista Española de Estudios Agrosociales y Pesqueros,
203, pp. 85-109.
Godenau, D., Suárez Sosa, S. J. y Febles Ramírez, M. (2007), Análisis de los
resultados de la Encuesta Rural Tenerife 2007, Documento de trabajo del Cabildo Insular
de Tenerife. Descargable en el apartado de publicaciones de www.agrocabildo.org.
Mapa de cultivos. Campaña 2007/2008. Cabildo Insular de Tenerife.
Registro Vitícola Comunitario. Actualización a 2013. Dirección General de
Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de Canarias.
93
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
94
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Denominación de Origen
“Valle de La Orotava”
Plácido Fernández González
Licenciado en Filosofía
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
es una D.O.? Básicamente “asociar un alimento a un territorio” y así
diferenciarlo. Hay en España 67 denominaciones de origen solo de vinos, y
¿Qué
las hay de carnes, de aceites y grasas, de frutas, verduras y cereales, huevos,
miel, especias, pan, bizcochos, golosinas, pescados, molusco, quesos…
Como ejemplos históricos podemos citar el aprecio que tenían los romanos a los
vinos de la Hispania Tarraconensis, vinos de Tarraco, que ya comercializaban como
el mejor caldo del imperio por el siglo I de nuestra era; en el siglo XVI otro producto,
el xocoalt (chocolate), que se extendería por todo el mundo, se asocia a su lugar de
origen, los territorios del pueblo maya, desde que en 1528 enviara Hernán Cortés al
emperador Carlos V cacao (un elixir que revivía a los esforzados soldados y le explicara
al Rey que los nobles mayas lo hacían cocer con agua y para endulzarlo le agregaban
miel silvestre aromatizándolo con un poco de vainilla). También y por estas fechas el
azúcar se asocia a unas islas, las nuestras, conocidas como las “Islas del Azúcar” y algo
más adelante en las cortes europeas es el Canary sack, nombre que daban los ingleses
a los licorosos malvasías en el siglo XVII, el que acompaña las cenas y celebraciones.
El concepto de D.O. nace a partir de la Ley de propiedad industrial (1902),
que en sus artículos 124 y 125 reconoce el uso de una marca colectiva y es bajo la
denominación de “Arroz de Calasparra” como los arroceros de esa zona de Murcia
distinguirían su conocidísimo “arroz bomba” allá por el año 1908. Luego sería La
Rioja quien se acoge a la ley en 1925. En 1926 se recoge por primera vez la figura
de Consejo Regulador en dicha Ley. En el Estatuto del Vino de 1932 se entiende por
D.O. “los nombres geográficos conocidos en el mercado nacional o extranjero, como
empleados para la designación de vinos típicos que respondan a unas características
especiales de elaboración y crianza utilizados en la comarca o región de la que toman
el nombre geográfico”. Las regiones que dicho estatuto de 1932 reconoce son: Rioja,
Jerez, Xerex o Sherry, Málaga, Tarragona, Priorato, Penedés, Alella, Alicante, Valencia,
Utiel, Cheste, Valdepeñas, Cariñena, Rueda, Rivero, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda,
Malvasía-Sitges, Noblejas, Conca de Barberá, Montilla, Moriles, Mancha, Manzanares,
Toro, Navarra, Martorell, Extremadura, Huelva, Barcelona. La Ley 25 de 1970, Estatuto
de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, define D.O. como: “el nombre geográfico de
la región, comarca, lugar o localidad empleado para designar un producto procedente
de la vid, del vino o de los alcoholes de la respectiva zona que tengan cualidades y
caracteres diferenciales debidos principalmente al medio natural y a su elaboración y
crianza”, y es el INDO (Instituto Nacional de Denominaciones de Origen) quien regula,
otorga y verifica las D.O. En la Nueva Ley de la Viña y el Vino, Ley 24/2003, de 10 de
julio, se considera a este último como el “alimento natural obtenido exclusivamente
por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto
de uva” y es la D.O. quien garantiza el ORIGEN y la CALIDAD del vino.
Para entender la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” tenemos que
remontarnos a la década de los ochenta, en el siglo pasado, cuando los problemas
96
DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”
del sector vitivinícola de nuestra tierra comprendían desde una cultura del vino antigua
y obsoleta, pasando por una comercialización no menos obsoleta, al fraude del “vino
de Chiclana”, un vino económico, claro, flojo que no necesariamente tenía que ser de
esta próspera región vinícola de Cádiz. Los bares y restaurantes no querían pagar un
precio justo a nuestros bodegueros cuando los importadores comenzaron a ofrecerles
estos caldos baratos “a mil pesetas el garrafón”, empezando las bodegas a saturarse y
permanecer llenas. Entre otras medidas tomadas para que esos productores pudieran
vender sus caldos se otorgaron permisos desde las Cámaras Agrarias Locales. “Se
vende vino” decían, para que los cosecheros y bodegueros pudieran despacharlos en
las antesalas de sus casas, en las mismas bodegas, en los garajes, acompañados con
algo de comida, apareciendo lo que hoy se denomina Guachinche, del inglés Wacht
Wine (mirar el vino), también conocido con el nombre de Armaderos, lugares donde
se armaba el vino con bocados de comida que le servían de acompañamiento. El
éxito de un guachinche no está solo en el vino, sino también en los armaderos,
dice popularmente la frase. También para promocionar
el producto se hicieron concursos, otra herramienta que
animó a los bodegueros a mejorar sus caldos, como el
que se promovió desde la Cámara Agraria Local de La
Orotava: “Concurso de Vinos de La Orotava”, del que
en este año se celebra el treinta aniversario, destinado a
premiar los vinos tintos; ya en Los Realejos se celebraba
el de vinos blancos, hoy bajo el recuerdo de Manuel
Grillo Oliva. Otra de las salidas para la comercialización
fue el embotellado, surgiendo así las primeras bodegas:
Treviña, Ratiño, Montijo, S.A.T., Unión de viticultores
Valle de La Orotava. El Plan de Desarrollo Vitivinícola de
Tenerife elaborado por el Cabildo había sentado las bases
creando las comarcas: Tacoronte, Ycoden-Daute-Isora,
La Orotava, Güímar, Arafo y las bodegas comarcales.
Por otro lado, en el Centro de Investigación Agraria
de Valle Guerra el profesor Mariano López Arias, en cuyo
recuerdo se entregan los Premios Alhóndiga, comenzaba
a investigar la excelencia de las variedades autóctonas
canarias y, después de darse cuenta de que muchos de
los premios obtenidos correspondían a la zona de La
Piñera en blancos y a La Perdoma en tintos, comprobó
que el Listán de estas zonas presentaba parámetros
enológicos: maduración, acidez, pH…, asombrosos
y con posibilidades para elaborar grandes vinos. Este
hombre fue el primero en hacer micro vinificaciones con
“Forastera”, variedad gomera, con “Malvasía Púrpura”, y
97
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
a él se le deben las primeras investigaciones enológicas y la extensión de la enología
como ciencia del vino. Luego Aranás, inspector del ministerio, puso en conocimiento
de todos los problemas causados por los gráneles del aceite de colza y la prohibición
de la circulación de todo tipo de gráneles, acelerando la modernización de las bodegas,
el embotellado, donde los cosecheros vieron el futuro de sus explotaciones.
Detrás de la historia hay personas, y cómo no, detrás de ésta las hay. Juan Enrique
De Luis Bravo, Domingo Pérez Estany, Tomás Hernández García, César Hernández
García, Francisco Sánchez, Fernando Plasencia, Liborio Valencia, personas de las que
nació la iniciativa para la creación de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”
y quienes fueron los encargados de promover todas las acciones necesarias para llevar
a buen término su creación. Concretamente fueron Juan Enrique De Luis Bravo,
Domingo Pérez Estany y Liborio Valencia quienes aceptaron provisionalmente la tarea
como comisión permanente de trabajo. Faltando una sede, sus reuniones se celebraban
cada martes, bien en el kiosco de la plaza, en el despacho de Francisco Sánchez,
en las mismas Cámaras Agrarias, en Apimevo… Se hicieron algunos contactos con
otras comarcas vitivinícolas recientemente creadas como Ycoden-Daute-Isora, la D.O.
Tacoronte–Acentejo, con un año de antigüedad, y se inician los trámites y papeleos.
La solicitud de una D.O. lleva aparejados una serie de requisitos, entre ellos el
nombre de la D.O., para el que se eligió “Valle de La Orotava” y la delimitación de la
zona, que comprendería los tres municipios que incluye el Valle: Los Realejos, Puerto de
la Cruz y La Orotava, que con el tiempo incorporaría a todos sus parajes vitivinícolas; de
Los Realejos: La Piñera, Palo Blanco, Los Topes, El Aserradero, Los Nateros, Camino
Atravesado, El Mocán, La Gordejuela, El Granadillar, Hoya del Cardo, La Cruz Santa,
La Montañeta, La Zamora, El Brezal…; del Puerto de la Cruz: solo se conoce un único
paraje, Las Costas; de La Orotava: El Montijo, La Mocana, La Hacienda Perdida, Las
Medianías, El Ratiño, La Perdoma, La Higa, Tío Luis, Los Pasitos, La Florida, Pinolere,
La Haza, Las Suertes, Tafuriaste, La Fariña, La Cancela, La Cañada, La Arveja, Las
Candias, La Luz, Maestro Juan, Pino Alto, Los Altos, Los Gómez, El Calvario, La
Marzagana, Los Frontones, Barroso, El Sauce, La Abejera, Camino Polo, Las Cabezadas,
Los Túnez, Las Mantecas. Era obligatorio que al menos el 10% de los productores
estuvieran suscritos a la solicitud, y para ello se comenzó el trabajo de localizarlos y
registrarlos. La ayuda de las Cámaras Agrarias Locales, la de Los Realejos dirigida
por Manolo Grillo Oliva y la de La Orotava por Antonio Sánchez, fue imprescindible
al ceder los catastros agrícolas a la junta permanente de trabajo. Enrique, Domingo y
Liborio pusieron manos a la obra. Los primeros viticultores apuntados fueron: De Luis
Bravo, Juan Enrique; Hernández García, Tomás; López de la Torre, Aurora; Rodríguez
Pérez, Domingo; Díaz Díaz, Manuela; Díaz García, Rafael Miguel; García Díaz, Casiano;
Hernández García, César; Fernández García, Daniel; Farrais Lorenzo, Cecilia. Las
primeras bodegas: Treviña, Montijo, S.A.T., Unión de Viticultores Valle de La Orotava,
Los Altos, La Sierra, El Ratiño, Tafuriaste, El Calvario y El Valle en el municipio de La
98
DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”
Orotava; El Mocán y Viña Piñera en Los Realejos. Para describir el producto sobre el
que se pedía la Denominación de Origen, Eladio González Díaz, ingeniero agrónomo,
presentó un proyecto reseñando todas las características de los viñedos del Valle,
geografía de la zona, tipo de suelos, variedades, métodos de cultivo, labores, vinos y
tipos de vinos, descripción de bodegas… Se exigía la creación de un organismo de
control de calidad del producto y se gestionó la creación de un comité de catas; la
supervisión por parte del Gobierno Autónomo a través del ICIA (Instituto Canario de
Investigaciones Agronómicas) y la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación,
que conformaría el etiquetado. Incluía también la solicitud un precioso memorándum
histórico que el profesor Manuel Hernández elaboró. En él se describía el transcurrir de
nuestro cultivo. La llegada de las primeras cepas en el siglo XVI con los conquistadores,
el florecimiento económico propiciado por la Malvasía, su declive y la implantación del
vidueño, su decadencia y el resurgir actual después de que el Cabildo promoviera, con
el I Plan Vitivinícola, la creación de las comarcas Ycoden-Daute-Isora, Güímar, Abona,
Valle de La Orotava, y Tacoronte-Acentejo, revolucionando el sector.
El conjunto de la papelería se presentó bajo un solo documento, firmado por
cuarenta viticultores, y bodegueros en la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación
y el B.O.C, número 143, de 12 de octubre de 1992, reconocía con carácter provisional la
Denominación Específica Vinos de la Tierra del Valle de La Orotava, para los producidos
en dicha comarca de la isla de Tenerife. Casi 2 años más tarde, el 25 de febrero de
1994, de nuevo en el B.O.C. se publicaba la Orden de 2 de febrero de 1994, por la
que se reconocía, con carácter provisional, la Denominación de Origen “Valle de La
Orotava”. Asimismo se dispuso la constitución de un Consejo Regulador provisional,
encargado de redactar un proyecto de reglamento, que con un Estudio y Propuesta
de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” para vinos, sería remitido al
Gobierno de Canarias para su aprobación, y definitivamente el 29 de diciembre de
1994 reconocer la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, su reglamento y
el de su Consejo Regulador.
Una vez reconocida con carácter provisional la Denominación de Origen Específica
“Vinos de la Tierra del Valle de La Orotava” se constituiría el primer pleno de dicho
Consejo Regulador del que fue presidente D. Francisco Javier García. Vocales por
el sector vinícola: D. Abraham González Rodríguez, D. César Hernández García, D.
Antonio Mesa González y D. José Torres Luis. Vocales por el sector vitícola: D. Domingo
Pérez Estany, D. Tomás Hernández García, D. Juan Enrique De Luis Bravo y D. Daniel
Fernández García. Vocales técnicos propuestos por la Consejería de Agricultura Pesca y
Alimentación: D. Eladio González Díaz y D. José Antonio Aguado Mínguez. El secretario
fue D. Bernardo Pizarro Hernández, nombrado por los miembros del pleno el 2 de
marzo de 1993. De los primeros trabajos que emprendió el reciente Consejo sería la
creación de un logo que diseñó Michael Rua, quien trabajaría para el Consejo algunos
años más, elaborando trípticos, láminas y carteles.
99
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
sensorial, vista, olfato,
gusto, la limpieza,
el aroma y el sabor.
Una vez pasados los
dos análisis, los vinos
estarían aptos para
salir al mercado. El
Consejo Regulador
concedió cincuenta mil
etiquetas a vinos tintos,
rosados y blancos, de
las bodegas: Montijo,
S . A . T. , U n i ó n d e
Viticultores del Valle de
La Orotava y a Treviña,
siendo esta última a la
que se le dio la etiqueta
con el guarismo 00001.
Esta primera cosecha
se presentó en el Hotel
Taoro.
100
El Consejo Regulador pasaría a residir
en un local cedido por el Excelentísimo
Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, en
la casa de San Jerónimo y en el patio de
dicha casa se celebró el 17 de agosto de
1993 la primera sesión de cata, presidida por
Juan Enrique De Luis Bravo, presidencia que
ostentó hasta el año 2008, correspondiente a
la vendimia del año 1992, siendo catadores:
Rafael Armas, Rubén Cabrera, Pedro Pérez
y Luis Rabina, previa celebración de cursos
de formación para los catadores, donde se
explicaba el proceso de la cata. El análisis
físico-químico de los vinos los acometía el
ICIA (Instituto de Canarias de Investigación
Agraria), grado alcohólico, acidez total,
sulfuroso libre y total, pH, taninos, índice de
polifenoles, tartárico, acidez volátil; el comité
de cata analizaría los aspectos organolépticos
de los vinos, es decir, mediante un análisis
En estos años aumentaron
las hectáreas adscritas,
los socios y las bodegas. Los
socios pasaron de los noventa
y cuatro del año 1992 a los
trescientos cincuenta y ocho
del año 1996. Los kilos de
uvas controlados aumentaron,
así como las contraetiquetas.
Las cosechas de 1993 y 1994
fueron añadas “buenas”, y
“muy buenas” las de 1995 y
1996. La labor de Francisco
García Sánchez culminaría con
la celebración de la 1.ª Fiesta
del Vino Valle de La Orotava,
en el Parque San Francisco,
del Puerto de la Cruz.
Año
Número de
socios
Kilogramos Añada Bodegas
1993 94 554.358 kg Buena 3
1994 244 994.296 kg Buena
1995 286 687.492 kg Muy buena
1996 358 1.080.000 kg Muy buena 14
DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”
La siguiente presidencia del Consejo Regulador de la Denominación de Origen
“Valle de La Orotava”, la ostentaría Juan Enrique De Luis Bravo, desde el día 5 de
julio de 1996, en que se publicó en el B.O.C. su nombramiento, siendo los viticultores:
Román Domínguez Arrocha, Montserrat Estany Cabrera, Domingo García Bravo, José
Jiménez Fregel y Antonio Luis González. Y los bodegueros: Germán González Pérez,
Manuel Grillo Oliva, Tomás Hernández García y Anacleto Hernández Rodríguez. Vocales
junto a los vocales técnicos: Eladio González Díaz y Pilar Martín Sendarrubias.
101
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Si la andadura, presidida por D. Francisco Sánchez desde su comienzo en el
año 1992 hasta 1996, contagió de alegría y dinamismo al sector vitivinícola, en ésta,
presidida por D. Juan Enrique De Luis Bravo desde el año 1996 hasta el año 2007,
dos legislaturas, los vinos del Valle adquieren prestancia y prestigio en la restauración,
en la alimentación, en las revistas especializadas, con lo que podemos afirmar que
no habían sido en vano los esfuerzos. Son numerosos los premios obtenidos por los
vinos del Valle de La Orotava e incontables los obtenidos por Bodegas Tajinaste, por
la S.A.T., Unión de Viticultores Valle de La Orotava, por Bodegas El Penitente, tanto
regionales, nacionales como internacionales, en esta segunda etapa, alcanzando en
el año 1998, en el concurso celebrado en Valladolid, el codiciado Zarcillo de Oro, un
vino rosado del Valle de La Orotava.
El trabajo, las expectativas, el amor al vino, la ilusión no cesó cuajándose en
nuevos logros. Se consiguió una nueva sede más amplia y acorde a las necesidades.
La casa, donde la Asociación Canario-Venezolana Rómulo Betancourt celebraba sus
reuniones, ubicada frente a la plaza Fernando Fuentes, acogería las nuevas oficinas.
Isidoro Sánchez, hermano del primer presidente del Consejo Regulador Francisco
Sánchez, representante del gobierno venezolano en Canarias, le habló a su hermano
102
Segunda sede del Consejo Regulador “Casa Rómulo Betancourt”, calle San Juan, La Orotava. 1996.
de que el inmueble pasaría a ser gestionado por el Excelentísimo Ayuntamiento de
la Villa de La Orotava. Las conversaciones entre el nuevo Consejo Regulador y el
Ayuntamiento dieron como fruto que se le concedieran a éste varias habitaciones de
la casa y tras algunas remodelaciones, allí quedaron instaladas las oficinas, la sala de
catas y laboratorio, y el salón de reuniones.
Contempló esta etapa el incremento de la Denominación de Origen “Valle de La
Orotava”, el número de socios, las bodegas adscritas, las hectáreas de viñedo, del que
se llevó a cabo, a través de la O.C.M. de la Viña y el Vino, con la inestimable ayuda
de Julián Robayna Ghente, gerente del Consejo Regulador, la reconversión de algunas
hectáreas. Se fueron sumando cosecheros y bodegueros de manera que pasaron de
ser, los cuatrocientos doce del año 1996 a ochocientos, y las bodegas de trece a más
de diecisiete en el año 2000.
Año
Número de
socios
Kilogramos Añada Bodegas
1997 413 1.219.445 kg Muy buena 14
1998 521 903.254 kg Buena
1999 682 1.622.173 kg Buena
2000 776 2.123.153 kg Buena 17
DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”
La calidad perseguida desde los comienzos de la creación de la D.O. alcanzará en
estos años las cotas más altas, y es que una vez la gestión de control de vendimias y
catas se dinamiza serían los enólogos, acumulando premios para sus bodegas, los que
hacen que algunas de ellas estén entre las más afamadas de Canarias, con prestigiosos
premios tanto nacionales como internacionales: Internacional Bacchus, Wine & Dine
Society of Tenerife, Nacional Vinos Jóvenes Baco, Unión Española de Catadores,
Sumiller Gran Premios Paradores (Toledo), Premios Radio Turismo Madrid, Concurso
Internacional Zarcillo Madrid, y Concurso Internacional Wine and Spirit Londres; que
las bodegas del Valle tienen en sus anaqueles. Tras el esfuerzo realizado se le reconoce
al Consejo Regulador su labor con el Teide de Oro el año 2000. Fueron muchas las
acciones emprendidas para promocionar los vinos del Valle, pero quizás la que más
repercusión tuvo, fue la Fiesta del Vino, celebrada en el Parque San Francisco, Puerto de
la Cruz, donde se convocaron a los amantes del vino durante algunos años consecutivos
103
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
para dar cumplida cuenta de lo sabroso de nuestros caldos. Terminaría esta etapa
con una segunda legislatura presidida por D. Juan Enrique De Luis Bravo, que en
un memorándum aclararía: “los logros de esta última década han sido importantes,
muchos de ellos se pueden comprobar en esta memoria. Sin embargo se podrían
destacar tres acontecimientos acaecidos en el año 2005:
Primero, la creación de nuestra página web, que nos abre las puertas al futuro.
En segundo lugar, decir que es la primera vez que se controlan absolutamente todas
las partidas de mosto, con su correspondiente analítica, apostando así de una forma
clara por la calidad de nuestros caldos. Como tercera cuestión, comentar que la
inauguración el pasado noviembre de la nueva sede del Consejo Regulador puesta a
nuestra disposición por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, nos
anima y motiva para seguir progresando”.
Como en todo proceso vendría la decadencia. Los motivos son de sobra conocidos,
pero quizás sea la introducción masiva de vinos foráneos, sextuplicando nuestra
producción lo que provocaría la ruptura del Consejo Regulador en el año 2007,
cuando D. Juan Enrique De Luis Bravo presentó su dimisión. Surgieron tensiones
entre bodegueros y la D.O. hasta ahora inexistentes. En solo dos años se vinieron
encima todos los problemas: la imposibilidad en la creación de una Denominación
de Origen de Tenerife, que defienda un sector unido y sin particularismos, la bajada
en las ventas de nuestros vinos, la no aplicación de las medidas de protección que
nuestros caldos se merecen, “la tempranitis”, y “cavernitis”, que han dado al traste con
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Año
Número de
socios
Kilogramos Añada Bodegas
2001 787 1.228.575 kg Buena 14
2002 783 887.241 kg Buena
2003 629 1.622.173 kg Buena
2004 636 1.170.000 kg Regular
2005 637 909.640 kg Buena
2006 633 1.301.585 kg Buena
2007 626 494.110 kg Buena 17
muchas hectáreas de viñedos y la disminución del número de bodegas embotelladoras.
Vendrían cuatro largos inciertos años para el Consejo Regulador. Eventualmente la
Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación propondría a D. Julián Albertos García
como presidente provisional, etapa en la que los consejos reguladores pasarían a
tener personalidad jurídica propia y dejarían de ser órganos descentralizados de la
administración, con lo que la responsabilidad de los actos asumidos caería en el mismo
presidente y sus vocales. Más tarde, D. Domingo Pérez Estani fue nombrado el día 11
de febrero de 2009 presidente, junto a los vocales: Pablo Enrique Estévez González,
Valerio García García, Jesús González de Chávez Trujillo, por el sector vitícola y las
bodegas: Penitente, Tajinaste, El Valle, Sogranorte por el sector vinícola. Domingo,
luchador desde los comienzos de la creación de la D.O., asumiría la presidencia,
viéndose obligado, por petición propia, a dimitir sin haber pasado un año. Las tensiones
entre los representantes del sector, ralentizaron las acciones y medidas que había que
tomar. Finalmente, tras el empuje de las nuevas generaciones, por otro lado escasa,
el Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” toma
de nuevo impulso para desvelar con su esfuerzo el futuro y, éstas, aprovechando el
trabajo realizado y con su ilusión, acompañada de experiencia, comienza a abrir nuevos
caminos sin olvidar la senda de la calidad. El día 24 de mayo se publicó la Resolución
de 8 de febrero de 2012, por la que se nombraba presidente del Consejo Regulador de
la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” a D. Francisco Javier García Lima.
Año
Número de
socios
Kilogramos Añada Bodegas
2008 623 918.555 kg Buena 17
2009 614 557.947 kg Muy buena
2010 619 439.002 kg Excelente
2011 612 515.153 kg Muy buena
2012 612 707.275 kg – 13
DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”
Este nuevo Consejo Regulador se enfrenta ahora al serio problema de mantener
la simbiosis paisaje-agricultura; el paisaje del “Valle de La Orotava” es peculiar en
todos los sentidos, sus gentes han sabido aprovechar cada palmo de terreno y en lo
que se refiere a la vid, sus peculiares labores, el cordón trenzado, lo hacen único en
el mundo; en la botella no solo hay vino sino que también hay paisaje y promociones
como “Primaveras con vinos de cordón” venden esta filosofía; de mejorar la calidad
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
de los vinos introduciendo nuevas variedades, recuperar uvas tradicionales blancas
como: la Moscatel Blanca, la Albillo, la Malvasía, o la Marmajuelo, y uvas tradicionales
tintas como: la Tintilla, la Vijariego, la Baboso, o la Castellana, uvas que abrirán nuevos
caminos; y al grave problema del relevo generacional dado que son cada vez mayores
los viticultores sin incorporarse sangre nueva que cuide los campos.
Para configurar esta historia he contado con la ayuda del Consejo Regulador de la
Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, presidido por el viticultor y bodeguero
Francisco García Lima, con la ayuda de las administrativas Beatriz Quintero Dorta y
Montsalbe Cabrera Argany, quienes han puesto en mis manos la información necesaria
para elaborar este documento, y con la inestimable ayuda del segundo presidente del
Consejo Regulador D. Juan Enrique De Luis Bravo. Gracias a todos ellos.
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Inauguración de la nueva sede del Consejo Regulador. La Marzagana. La Orotava. 2006.
Actual logo de la Denominación de Origen Valle de La Orotava.
Plácido Fernández González
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Concurso de Vinos
“Villa de La Orotava”,
30 años de historia
Eduardo José Sánchez García
Ingeniero Técnico Industrial
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
108
En el último cuarto de siglo pasado surgen, como consecuencia de los problemas
estructurales que los viticultores de Tenerife estaban padeciendo, una serie de
iniciativas para en la medida de lo posible, paliar la difícil situación. La acción
más destacada fue la puesta en marcha de la Semana Vitivinícola de La Alhóndiga de
Tacoronte a finales de los años setenta, de la mano de –entre otros– Mariano López
Arias (q.e.p.d.). En el resto de comarcas vitivinícolas de la isla también se respira
inquietud y con el objetivo de cambiar esa situación y transmitir de nuevo la ilusión,
el dinamismo a la actividad vitícola, se movilizan los líderes naturales del sector en las
diferentes comarcas. En aquel entonces, en el Valle de La Orotava: Manuel Grillo Oliva
(q.e.p.d.) secretario de la Cámara Agraria Local de Los Realejos, y Antonio Hernández
Sánchez secretario de la Cámara Agraria de La Orotava, ponen en marcha sendos
concursos de vinos, uno en cada pueblo.
Mis primeros conocimientos en el mundo de la viticultura me los inculcó mi padre
allá por la década de los 70, ya acabados los estudios del bachiller y del C.O.U. y
mientras realizaba los estudios de Ingeniería Técnica Industrial, en Las Palmas de Gran
Canaria, en la temporada de vacaciones de verano y también como era el más joven
de los hijos varones, con el carnet de conducir recién sacado, me tomaba de chofer
para que lo llevara a las fincas de La Cancela, El Palomero, La Abejera Baja, La Abejera
Alta (Hacienda Perdida) y Pinolere, que eran las que contaban entre otros cultivos, con
viñedos, para comentar con cada uno de los medianeros (Longino 1 , José 2 , Ángel 3 ,
Alejandro 4 y Antonio 5 ) como se presentaban las cosechas de uvas. Al final de la jornada
recalábamos “un día sí y otro también” en la llamada “Bodega familiar de Los Altos”
en compañía del resto del equipo (Tío Chano, Pedro Trujillo, Luis Correa, Candelario
el hermano de Alejandro) que junto con Ángel Amaro (a) El Sardina, Alejandro y el
que escribe quedábamos a la hora del atardecer para echarnos unas partidas de
“pericón” acompañados de unos vasos de vino, unas tortillas que unas veces las
hacía Alejandro y otras veces me tocaba hacerlas a mí y alguna que otra carne asada.
Más de una tarde-noche algunos salían bien “iluminados” por el vino que llevaban a
cuesta y “calientes” por haber perdido la partida a las cartas. Los días de vendimia se
alargaban desde el mes de septiembre, comienzo de la 1.ª vendimia en la (Finca de La
Cancela - Cota 440 m.s.n.m.) hasta el mes de octubre, última vendimia en la (Finca
de Pinolere - Cota 705 m.s.n.m.). Toda la uva se pisaba y prensaba en el lagar que
se encontraba y aún se encuentra en la finca de La Abejera Alta (Hacienda Perdida),
excepto la de la finca de Camino El Palomero (La Florida) donde José, el medianero,
1 Longino vivía con su esposa e hijos en la casa de la Finca “La Cancela”.
2 A José se le apodó “El Palomero” por estar la finca en la zona de La Florida (El Palomero).
3 Ángel Amaro (a) El Sardina, llevaba el control de todos los vinos para el suministro y venta.
4 Alejandro vivía en la finca La Abejera Alta (Hacienda Perdida).
5 Antonio llevaba la finca de Pinolere.
CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
contaba con un lagar de un amigo próximo a la finca, que una vez hecho mosto se
trasladaba en un casco de madera desde el lagar hasta los cascos que Ángel Amaro
ya tenía preparados para alojar los diferentes mostos de las distintas zonas de fincas.
Una vez empezada la fermentación en el lagar y pasada tres noches en el mismo, se
pasaba a los cascos de madera, previo lavado incluso a veces con cadenas y rematado
con las mechas de azufre prendidas. ¡Menudas fiestas nos pegábamos ese mes de
vendimias! Así fue como le cogí tanto cariño a la agricultura como a la viticultura.
Siendo mi padre uno de los vocales de la Cámara Agraria Local de la Villa de
La Orotava, allá por la década de los 80, me fue animando para que siguiera sus
pasos y poder sustituirlo dentro de dicha Cámara como así fue y donde comencé a
involucrarme en el Concurso de Vinos de La Villa de La Orotava.
Como dijimos en la introducción, en la década de los 80 del pasado siglo XX,
exactamente en el año 1984, a demanda de los viticultores y bodegueros de la zona,
se acercaron a las oficinas de la Cámara Agraria Local, con sede en la calle El Cantillo
de esta Villa, para trasmitirle al secretario
de dicha Cámara, Antonio Hernández
Sánchez, los problemas que tenían para
darle salida a los vinos y la intención en
mejorar su calidad, amén de la dedicación
máxima que tenía la Cámara Agraria
Local por la platanera. Comunicada esta
demanda a los componentes de la directiva
de la Cámara Agraria Local de la Villa de
La Orotava de aquella época: D. Alonso
Ascanio, presidente; D. Cipriano Hernández,
vicepresidente; D. Maximino Álvarez, D.
Hermógenes Díaz, D. Nicolás Díaz, D.
Rafael Suárez, D. Jorge González como
vocales; y D. Antonio Hernández Sánchez
como secretario y pilar fundamental de la
organización de tal evento, acordaron por
unanimidad la celebración de un Concurso
de Vinos y convocar a los técnicos del
Servicio de Extensión Agraria: D. Julián
Alberto, D. Juan Gómez, D. José Antonio
Agüado y D.ª Candelaria, para concretar
la “Forma”, “Lugar”, “Fecha”, “Jurado”,
“Colaboradores” y “Autoridades a invitar”
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
110
para poderse celebrar dicho evento. Siendo
éste el motivo de arranque del Concurso de
Vinos de la Villa de La Orotava.
Se acordó inicialmente que el Concurso
fuese de vinos tintos y blancos a granel, tanto
para viticultores como para bodegueros. Luego,
en el 2.º año se decidió que solo fuera de vino
tinto al no contar con suficientes muestras de
vino blanco. Se acordó con la Cámara Agraria
de Los Realejos –D. Manuel Grillo– que ellos
serían los que se encargarían de organizar
el Concurso de Vinos Blancos al contar con
mucha más superficie de viña de uva blanca.
Igualmente, ese 2.º año los técnicos del servicio
de Extensión Agraria se encargarían de todo lo
relacionado con la cuestión técnica del mismo
(catadores, muestras, etc.).
El I Concurso se celebró en el salón de
actos del antiguo cuartel de San Agustín de La
Orotava, con la aprobación de los diferentes
grupos políticos del Ayuntamiento de la Villa, al estar implantada la Democracia en
España, siendo en la etapa (1984-1987) quien llevaba la Concejalía de Agricultura,
Carmen Delgado. Al decidir los organizadores pasar el II Concurso a las dependencias
del Liceo de Taoro, no lo tomó con buen agrado, aunque después de los motivos que
se le expusieron por parte de los organizadores, lo aceptó. Los motivos por decidir
el cambio fueron, que en el Liceo de Taoro además de disponer de la sala para tal
evento, se encontraban los medios necesarios para que una vez finalizado el Concurso
se celebrara un almuerzo contando con todo lo relacionado al acto (cocina, camareros,
aseos, etc…) sin necesidad de desplazarse a otro lugar diferente.
Para la fecha de celebración de dicho evento, se pensó en la de la Octava del Jueves del
Corpus Christi –día de las alfombras– por ser ese día festivo en el municipio, facilitando así
que los viticultores y bodegueros se reuniesen para pasar una jornada juntos intercambiando
pareceres sobre vinos, cosechas, faenas agrícolas y demás aspectos vitícolas.
Por aquel entonces no existían catadores formados en valorar los vinos con criterio
técnico. Así que se optó por seleccionar a un grupo de “bebedores” con cierto prestigio
dentro del pueblo; aunque apenas conocieran el funcionamiento de las fichas de cata,
sí sabían distinguir un buen vino. Se les impartió un curso acelerado el mismo día del
Concurso y sobre la marcha se le dijo las “4 reglas de la cata”. Debemos reconocer
que también ya existía un pequeño núcleo de catadores formado en el análisis sensorial
CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
y la cata de vinos. Algunos de los que participaron en aquella primera edición y que
hoy, treinta años después, siguen colaborando: Julián Albertos García, Luis Rumeu
Ucelay, Juan Enrique De Luis Bravo, actual director del Concurso, Clodoaldo González,
Pedro Pérez, Rubén Sosa Ruiz, Rafael Armas Benítez… entre otros.
Según la organización las muestras de vinos presentadas a concursos debían
de presentarse en los locales de la Cámara Agraria –calle El Cantillo–, el día anterior
a la celebración del mismo en garrafas de tres litros. Algunos de los viticultores
se presentaban esa tarde con garrafas de cuatro u ocho litros, sobre la marcha
se trasegaban al botellón estipulado. Otros aprecian con algún tentempié, tortilla,
huevos duros, etc. que junto con los litros sobrantes de más de uno amenizaban un
debate: ¡mi vino es mejor que el tuyo!, todo ello con gran cordialidad y ambiente
festivo. No olvidemos que estábamos a las puertas del día grande de las fiestas
de La Orotava 6 . El servicio de los vinos vendría de la mano de señoritas ataviadas
con el traje típico para dar mayor vistosidad al evento. El jurado designado por la
organización estaría compuesto por personas vinculadas a la Cámara Agraria Local y
su presidente al frente.
6 En más de una ocasión le dieron la una de la madrugada a Antonio Hernández Sánchez, organizando las
muestras mientras otros debatían entre vino y pincho.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
En cuanto a las categorías se pensó en dos: una primera, llamada de cosecheros
donde podían participar todos aquellos viticultores, cosecheros que elaboran su vino,
bien para consumo propio o venta. En la segunda, denominada bodegueros podían
presentarse aquellas personas que compraban mosto a los viticultores y una vez
transformado en vino lo vendían 7 .
Así fue como el 28 de junio de 1984 se celebró la primera edición del Concurso
de Vinos Villa de La Orotava.
A partir de la segunda edición y una vez finalizado el acto de entrega de premios,
se acordó por parte de los organizadores, servir en los jardines del Liceo de Taoro un
almuerzo de confraternidad para los participantes, viticultores, bodegueros, catadores,
autoridades y casas comerciales que colaboraban. Por supuesto acompañado con
los litros de vino sobrantes de la Cata. No cabe la menor duda que esa idea de una
comida de hermanamiento tuvo gran éxito y a la hora del café se forman no pocas y
entretenidas tertulias entorno al vino.
En los años siguientes, a partir de 1986, el Concurso se consolida como un acto
más dentro de las fiestas de la Villa. Los viticultores esperan ese día con entusiasmo,
deseosos de saber si el esfuerzo de su trabajo se ve recompensado con el ansiado trofeo
7 Por aquel entonces lo acostumbrado era vender el mosto todavía en el lagar, en plena fermentación. Hoy
esa práctica esta en desuso, se vende la uva.
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“Comida de Confraternidad” - 1985. Jardines del Liceo de Taoro.
CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
D. Juan Luis Machado (q.e.p.d.) recibiendo su premio en 1992.
de ser el mejor vino del pueblo. Los ganadores del premio, amén del prestigio y respeto
del resto de viticultores, veían como su tesorería mejoraba sustancialmente, ya que,
ganar el galardón era sinónimo de una buena venta del vino y más aún en vísperas
de fiestas. Con este dinamismo socio-económico se cumplía el objetivo marcado por
Antonio Hernández Sánchez y la Cámara Agraria.
En esta primera etapa fue vital la colaboración, entre otros, de las diferentes
casas comerciales que suministraban productos fitosanitarios y que a través de Antonio
Hernández Sánchez, como secretario de la Cámara Agraria Local de La Orotava, se
encargaría de hacer los diferentes lotes para posteriormente hacer entrega de los
mismos a los participantes del Concurso. Fue importante también el apoyo personal
de algunos colaboradores con que contaba Antonio, sobre todo Fernando Villamandos.
Debemos recordar que a principios de la década de los noventa se pone en marcha
el proceso de creación de la Denominación de Origen Valle de La Orotava, con el
repulsivo que ello supone para los vinos de la comarca. Se pasa de venta y consumo de
vinos a granel a vinos embotellados bajo el amparo de una denominación de origen, un
113
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
114
salto cualitativo muy importante para el
desarrollo vitícola de la zona. Todo este
cambio también se ve reflejado en el
Concurso de vinos. Antonio Hernández
Sánchez pasa el testigo al Liceo de
Taoro, que hasta entonces era un fiel
e importante colaborador del evento.
La Sociedad, de la mano de Dionisio
Luis Fariña, se hace cargo de toda la
organización a partir del año 1993. Por
ese entonces ya el Consejo Regulador
estaba en marcha 8 y también se
implica con dicho concurso, poniendo
a la disposición del mismo sus técnicos
y su Comité de Cata, de la mano en
un primer momento, de Luis Ravina
Pisaca, en los años 1994 y 1995, y más
tarde, de Julián Robayna Genthe hasta
el 2006. Ambos, técnicos y gerente
del C.R. D.O. del Valle de La Orotava,
se encontraban bajo las directrices del
presidente Francisco Sánchez García.
Con este nuevo impulso, el acto
toma un rumbo diferente. El cambio
más significativo fue la creación de una
nueva categoría: vinos tintos embotellados con denominación de origen del término
municipal de La Orotava, amén de las dos ya existentes: la de cosecheros y la de
bodegueros. Lo que sí estaba claro es que el Concurso seguía siendo exclusivo para
los vinos tintos del pueblo.
Los miembros del Comité de Cata del Consejo Regulador pasan a ser protagonistas
en las sesiones de valoración, pues ya eran expertos en análisis sensorial y de alguna
manera aportan más rigor al Concurso. Aparecen en la cata personajes como Juan
Marrero (q.e.p.d.), realejero químico de profesión, que trabaja en la refinería. Amaba el
vino como nadie y en sus ratos libres escribía versos entorno al vino, llegando a publicar
varios textos de poesía al respecto. El jueves de las alfombras entraba por la puerta de
Liceo de Taoro con traje y corbata 9 , impecable, siempre acompañado de su esposa
D.ª Candelaria, elegantemente vestida para la ocasión. Un detalle de ello es el broche
de perlas con forma de racimo de uvas que lucía en la solapa de su traje; se sentaba
8 Ver artículo de Plácido Fernández en este mismo libro.
9 El único catador que se ponía corbata.
CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
frente a su marido y permanecía allí, inmóvil, observando a D. Juan mientras cataba.
Después al final de la comida de confraternidad, no en pocas ocasiones, D. Juan se
arrancaba a recitar alguno de sus poemas dedicados al vino. ¡Qué recuerdos! Otro
personaje realmente entrañable del mundo del vino es Pedro Pérez, que siempre ha
estado presente en el Concurso, contagiando a todos su entusiasmo y conocimientos
sobre los caldos. Por esta época aparecen en el mundo de hombres, que era el del vino,
dos señoritas catadoras: Luci Pérez, Candelaria Martín, (Luci y Yaya, morena y rubia,)
que conjuntamente con M.ª del Carmen Gutiérrez y Milagrosa García aportaban su
profesionalidad y su visión femenina al Concurso, siempre interesante. También recordar
que a partir del año 2000 se incorporan nuevos catadores: los hermanos Padrón,
Isidro Hernández, Honorio Fernández, Roberto Ostilla, Gerardo Armas, Boris Ferjancic
y Elías Machín, que junto con los ya tradicionales, forman un buen equipo de cata.
La mesa del jurado contaba con la colaboración de los incondicionales César
Hernández, Eduardo Sánchez García, Tomás Díaz Hernández, José García Díaz,
Jerónimo Rodríguez Delgado y Carlos Alberto Pérez Torres. Por parte del Consejo
Regulador se encontraban Luci Pérez, Beatriz Quintero y José Antonio Aguado, en
representación del Servicio de Extensión Agraria, encargados todos ellos de revisar
las fichas y las puntuaciones de los catadores, elaborar las actas… Todo esto era
supervisado por Dionisio Luis Fariña, por parte del Liceo de Taoro, y Julián Robayna
como gerente del Consejo Regulador.
Sobre las 14:30 horas, la mesa ya tenía las actas con los ganadores; y con la
presencia de las autoridades locales insulares, y la presidencia de la Sociedad, se
procedía a la entrega del ansiado galardón. A continuación se seguía con la tradición
implantada por Antonio Hernández Sánchez, de un almuerzo de confraternidad, donde
se disfrutaba de una buena comida típica, acompañada de los mejores caldos del pueblo.
En el año 2007 comienza una nueva etapa. Al amparo de la Ley del Vino, ley 24
de 10 de julio de 2003, los Comités de Cata de los Consejos Reguladores desaparecen
y sus funciones son retomadas por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria
(ICCA). Esa circunstancia, unida a la difícil situación económica de la Denominación
de Origen, hizo que el Consejo Regulador se quedara con su personal reducido a
mínimos, no pudiendo hacerse cargo de los aspectos técnicos del Concurso de
Vinos. La Sociedad Liceo de Taoro ante la nueva circunstancia opta por nombrar una
comisión que estudie el nuevo panorama. Dicha comisión formada por Jerónimo
Rodríguez, José García, Tomás Díaz y Jesús Barreda, deciden con el visto bueno del
presidente Isidro de León Domínguez y la Junta Directiva, proponer a Juan Enrique
De Luis Bravo como director del Concurso para que éste se haga cargo de gestionar
todos los aspectos más técnicos del evento.
115
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Tras esto, los cambios llegan pronto. Se elabora un reglamento interno del
Concurso y se actualizan las bases del mismo, se edita una ficha de inscripción que
acredite la participación. Se crea además una base de datos de bodegas, se homologa
a los catadores y como máximo reconocimiento a este cambio, se acuerda solicitar la
categoría del Concurso oficialmente reconocido al Ministerio de Agricultura, dando el
Concurso un gran paso hacia el rigor y el prestigio. Será a partir del año 2008 cuando
el Concurso adquiera tal distinción. Las ya tradicionales categorías de cosecheros y
de vinos con D.O. del Valle de La Orotava se amplían y diversifican quedando de la
siguiente manera: tradicional de cosecheros, vinos tintos jóvenes con D.O. y vinos
tintos con barrica. Al año siguiente, el Concurso pasa a tener carácter insular, pudiendo
participar en el mismo todos los vinos tintos con D.O. de las distintas comarcas de la
isla de Tenerife, divididos en cuatro categorías: a) vinos tintos de maceración carbónica,
b) vinos tintos tradicionales sin barrica, c) vinos tintos con barrica (no tipificados como
crianzas, reservas o gran reserva), y d) vinos tintos dulces. Ese mismo año, el 2009,
se cumple la edición vigésimo sexta del Concurso y con tal motivo se hace entrega
de una placa en agradecimiento a un grupo de catadores que llevaba veinticinco años
acudiendo al certamen. Se trata de Clodoaldo González, Luis Rumeo Uceley, Rubén Sosa
Ruiz, Julián Alberto García, Juan Enrique De Luis Bravo y el carismático Pedro Pérez.
116
De izquierda a derecha: D. Hermógenes Díaz, presidente de la Cámara Agraria Local. Dionisio Luis Fariña,
en representación del Liceo de Taoro. Antonio Hernández Sánchez, organizador del Concurso.
Momento en el cual Antonio sede el testigo del Concurso a la Sociedad Liceo de Taoro. 1994.
CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
En el año 2010 se introduce otra importante novedad, la creación de un trofeo
específico para el Concurso, propuesta ampliamente apoyada por la junta directiva de
ese momento, presidida por D. Francisco Javier García Núñez. Hasta la fecha, a los
galardonados se les hacía entrega de una placa conmemorativa del premio, a partir
de ahora, recibirían una reproducción de la emblemática fachada de la Sociedad
Liceo de Taoro en los colores oro, plata, o bronce en función del premio recibido. En
cuanto a la cata también hay cambios, pues se pasa de una sola jornada de catas, a
realizar una sesión de precatas, de tal manera que el día por excelencia del Concurso
se realicen solo las catas finales.
En esta tercera etapa también hay otras pequeñas modificaciones de carácter
organizativo, como el hecho de ocultar el formato de las botellas en el momento del
servicio del vino, o invitar a catadores de otros Consejos Reguladores de la isla.
Desde la comisión organizadora se piensa que hay que desarrollar un acto paralelo al
Concurso, para darle mayor realce al mismo. Así, en el año 2009 se invita a D. Bartolomé
Sánchez, director de la prestigiosa revista Mi Vino a impartir una cata comentada
de malvasías dulces de Tenerife, amén de participar como catador del Concurso.
El auge que estaban tomando las redes sociales hizo que en aquel año el Concurso
de vinos también se introdujera en ese campo. De la mano de ¡QueWine!, portal virtual
de internet que apuesta por la divulgación y el conocimiento del vino, se twitearan
todas y cada una de las acciones del evento a tiempo real. Todo esto gracias a la
colaboración de Miguel Francisco Febles Ramírez.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
En el año 2010 se invita al enólogo de Bodegas Teneguía, de La Palma, Carlos
Lozano, a impartir una charla sobre vinos dulces y malvasías seguida de una cata
comentada de los mismos, acto que fue gratamente acogido. Para el año siguiente,
se invitó a D. Manuel Más, catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de
la Universidad de La Laguna, a dar una conferencia que llevaba por título “El vino
y el sexo” con, igualmente, gran afluencia de público. La novedad para el 2012 fue
la puesta en marcha de un concurso de micro relatos a través de las redes sociales
que tuvieran como eje principal los vinos de Tenerife, siempre buscando una mayor
difusión del Concurso de Vinos Villa de La Orotava.
Para este año en el que nos encontramos y en el que cumplimos el trigésimo
aniversario del Concurso, se está ejecutando este proyecto de realización y edición de
este libro que refleje el devenir de “La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava”. No
podemos terminar sin agradecer a las innumerables casas comerciales su colaboración
durante estos 30 años. A las instituciones, en especial al Ayuntamiento de la Villa
de La Orotava, al Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava y al Cabildo de
Tenerife. Pero sobre todo a los verdaderos protagonistas: los viticultores y bodegueros.
No puedo terminar sin dar las gracias a todos los que han hecho y hacen posible
esta fiesta de los vinos de Tenerife. Pedir disculpas si olvido a alguien, a todas ellas
mi agradecimiento.
Por último, decir que en esta tercera etapa, a partir del año 2008, muy poco he
podido colaborar –por motivos de salud– con el Concurso de Vinos, pero aquí estamos
aún con ganas de escribir este artículo que, espero, sea un grano más de arena para
completar este libro que servirá de recuerdo a las generaciones venideras.
Eduardo Sánchez García
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CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA
Año *Cosecheros
**Vinos de
La Orotava
con D.O.
***Vinos de
Tenerife
con D.O.
I 1984 56 – –
II 1985 51 – –
III 1986 45 – –
IV 1987 42 – –
V 1988 40 – –
VI 1989 46 – –
VII 1990 47 – –
VIII 1991 54 – –
IX 1992 60 – –
X 1993 56 – –
XI 1994 51 – –
XII 1995 45 4 –
XIII 1996 42 4 –
XIV 1997 40 5 –
XV 1998 46 7 –
XVI 1999 47 10 –
XVII 2000 49 14 –
XVIII 2001 43 17 –
XIX 2002 39 18 –
XX 2003 40 18 –
XXI 2004 45 18 –
XXII 2005 48 18 –
XXIII 2006 44 20 –
XXIV 2007 45 21 –
XXV 2008 46 – –
XXVI 2009 42 – –
XXVII 2010 37 – –
XXVIII 2011 37 – –
XXIX 2012 34 – –
* Solo vinos de cosecheros tradicionales del municipio de La Orotava.
** La D.O. Valle de La Orotava inicia su andadura en 1995 y se crea una nueva categoría.
*** En el año 2008 el Concurso pasa a tener ámbito insular.
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Cuadro estadístico: número de muestras participantes a lo largo de los treinta años.
Elaborado por: Juan Enrique De Luis Bravo.
Fuentes: Hemeroteca y Archivo del Liceo de Taoro.
120
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Sociedad Liceo de Taoro,
fundación y breve historia
121
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
La Sociedad inicia su andadura el 5 de octubre de 1855, como “Falansterio
de Taoro”. En los estatutos ponen de relieve que había sido promovida con el
objeto “de reunirse en un local en donde, a la par que puedan comunicarse sus
ideas y pensamientos e instruirse con la lectura de periódicos y obras recomendables,
se distraigan con todo género de recreo lícito y honesto” y con la finalidad que
concurrieran a ella “principalmente los trabajadores y artesanos”, destacando que “la
laboriosidad, la honradez, la buena fama y conocida moralidad” serían las cualidades
indispensables” que habrían de adornar a sus miembros. Disponían de “una pieza
destinada exclusivamente para la lectura”, donde se guardaría el más riguroso silencio;
añadiendo que a través de personas que se prestasen a ello, el “Falansterio” procuraría
“impartir lecciones elementales de geografía, de historia y de algunas otras útiles
materias”.
Desde los primeros momentos de su fundación, se suscriben a las revistas más
destacadas de la época y su biblioteca se vio enriquecida con interesantes volúmenes.
La cultura y el fomento de las diversas enseñanzas, se convirtieron en guía de la
Sociedad.
Con este espíritu, y por deseo de algunos vecinos de esta Villa, el 7 de agosto de
1859 se modifican los estatutos, pasando a denominarse “La Esperanza”, creando
una Sociedad “a donde puedan concurrir especialmente, los trabajadores y artesanos”
señalando que procuraría “establecer lecciones de las más últimas materias” y disponer
en su biblioteca de periódicos que “traten de agricultura, artes y manufacturas”, creando
una “Junta Especial” para resolver los asuntos relacionados con la admisión de socios.
La Esperanza, prestó la máxima atención a los actos de carácter altruista,
sobresaliendo las relacionadas con el mundo de la cultura, especialmente la música
y el teatro, organizando su grupo de declamación.
En octubre de 1884 se produce la fusión con la Sociedad Filarmónica de La
Orotava, motivo por el que se modifican los estatutos, accediendo a que en adelante
la Sociedad se denominara “Liceo de Orotava”, iniciando a comienzos de 1885, una
de las etapas más sobresaliente de su dilatada historia, bajo la presidencia de Vicente
Martínez de la Peña y Real, potenciando la sección de música, en las que figuran como
directores de la orquesta Emilio de la Rosa y más tarde Agrícola E. García, ejecutando
con cierta periodicidad conciertos en las plazas públicas y en el teatro.
Fueron muchas las iniciativas llevadas a la práctica a lo largo de esta etapa,
resaltando “la cátedra de dibujo lineal, con la finalidad de que gratuitamente, “la clase
artesana y principalmente los carpinteros y albañiles, pudieran darse razón de las
reglas más triviales del arte a que se dedican”, sin olvidar la fundación de una “revista
quincenal de Ciencias, Literatura, Bellas Artes, Agricultura, etc.”, que como “órgano
del Liceo” y bajo el título “La Orotava” comenzó a editarse el 23 de junio de 1885.
122
A pesar de la espléndida trayectoria, en enero de 1888, la Sociedad renunció a la
denominación que venía ostentando, para pasar a titularse “Nuevo Liceo de Taoro”,
con la finalidad de ajustar su situación a ciertas normas dictadas por las autoridades.
En ésta etapa intervino activamente en la “Exposición de Horticultura”, celebrada en
los Jardines del Marquesado de La Quinta Roja.
La Sociedad, interesada por todo lo que significase progreso para el país, acogió
con entusiasmo el proyecto tendente a “unir los pueblos del Valle mediante el teléfono”,
instalándose en el entresuelo de la propia sede social, en la calle de La Carrera. El
Liceo continua apoyando las fiestas principales de La Orotava, precisamente las de
San Isidro de 1892, a pesar de las penurias económicas, decidieron “terminar el arco
en construcción… para adornar la calle El Calvario”. Colaboran “recaudando fondos
para las obras de pavimentación de la plaza de La Alameda”, así como en “fomentar
una biblioteca popular” junto con el Casino de Orotava.
Destacar la participación de la mujer en la sección de declamación o su
incorporación a la Orquesta Filarmónica, conferencias o la publicación quincenal
de un periódico titulado “El Porvenir de la Mujer”, dirigido por Margarita Jacinto del
Castillo. Época asimismo de numerosísimas celebraciones literario-musicales y de
abundantes inquietudes, que en 1897 llevaron a algunos miembros de la Sociedad a
fundar un “Ateneo”, presidido por Adolfo Herreros González.
A principios del siglo XX, en el Liceo continua imperando el espíritu liberal, al
que se une un sentido regionalista fuertemente arraigado. Se seguía con entusiasmo
la vida pública de los isleños más destacados; sobre todo los éxitos literarios de Pérez
Galdós, con quién solían mantener frecuentes contactos.
El 28 de marzo de 1906 realiza su visita a La Orotava el Rey Alfonso XIII, y a su
llegada a San Pablo, el liceísta Agrícola E. García, le hizo entrega de un ejemplar del
Pasodoble “Alfonso XIII”, que había compuesto para ser tocado en su honor.
Parte del mobiliario de las dependencias municipales, fueron cedidos por el Liceo.
En reunión presidida por Francisco Casanova Hernández, había acordado “contribuir
con algunos espejos y arañas… para adornar una de las habitaciones que S. M. ha
de ocupar”, confiándole, además el consistorio la ejecución de las alfombras que
debían realizarse en la plaza de La Constitución, y a su vicepresidente, Francisco
Álvarez Farrais, la presidencia de la comisión general de las mismas. Quedaron tan
mermadas las arcas municipales, que el Liceo corrió con los gastos de la organización
de las Fiestas de San Isidro.
Hay que tener en cuenta que el Liceo continuaba preocupado por la causa pública,
la defensa de los intereses generales de Tenerife y de modo muy especial los del Valle
de La Orotava.
123
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Imagen del desaparecido Gran Hotel Victoria, fundado en 1912, en la plaza de La Constitución, o de La Alameda o
del Kiosco de la Música en la calle de San Agustín de la Villa de La Orotava. Antes fue la residencia del Marquesado
de La Quinta Roja, después sede del Liceo Taoro y actualmente está ubicada la Tercera Edad. Foto de D. Antonio
Ascanio y Monteverde conservada en el archivo fotográfico de Bruno Juan Álvarez Abréu, profesor mercantil.
El proyectado puerto de Martiánez, desde que en 1905 visitó el lugar una
representación del Ministerio de Marina, tuvo un entusiasta defensor en la Sociedad,
si bien, su máxima atención lo centró en el tema de la deficiente red viaria, insistiendo
ante el diputado Domínguez Alfonso con el que tenían estrechas relaciones, para
la ejecución de las obras de la carretera del Pinito, o en 1924, bajo la presidencia
de D. Buenaventura Machado Hernández para la ejecución de la carretera Orotava-
Vilaflor.
Resaltar la defensa de Tenerife cuando se presentó la “cuestión canaria” para
lo que el Liceo fue convocado para formar parte de la comisión a la pretendida
división de la provincia.
Tal era la importancia que iba adquiriendo la Sociedad, que era llamada a
colaborar en todos los acontecimientos importantes de La Orotava, especialmente en
las Fiestas de San Isidro y Alfombras de Flores, formando parte de ambas comisiones,
organizando varios actos de las fiestas; bailes regionales o fiestas infantiles en el
teatro, entre otros.
124
Siempre estuvo dispuesta a ayudar a todas aquellas personas e instituciones
que con fundamento lo solicitaran, colaborando en innumerables ayudas benéficas,
participa en la “Sociedad de Socorros Mutuos” con el fin de favorecer a los socios
imposibilitados para el trabajo”; se organizan bailes para recaudar fondos de ayuda a
las familias necesitadas; contribuyen con una cuota mensual y por tiempo indefinido al
sostenimiento de un enfermo de los que se hallan a cargo de la “Sociedad La Caridad”;
reparto de juguetes a niños pobres en la festividad de Reyes, y un largo etcétera.
Esta etapa fue rica en intercambios con el resto de asociaciones del Valle,
colaborando con la “Sociedad Protectora de Animales y Plantas útiles” (1896), La
“Cámara Agrícola”, “Unión Demócrata”, “Casino de Orotava” y “Círculo Iriarte” y “La
Nueva Unión” de Puerto de la Cruz.
En 1924, se modifican los estatutos sociales y se adopta la denominación “Liceo
de Taoro”, con la que ha llegado a nuestros días. En ésta etapa, y hasta nuestros días,
la Sociedad potencia toda clase de actividades culturales, deportivas y de ocio, pasan
por nuestra Sociedad las figuras más relevantes de la literatura, el arte y la cultura.
Por destacar algunos podríamos citar a los Premios Nobel de Literatura Camilo José
Cela y Miguel Ángel Asturias; el premio Cervantes de Literatura, la poetisa cubana
Dulce María Loynaz, rectores y catedráticos de universidades, científicos del IAC,
arquitectos, músicos, políticos, militares, deportistas, y un sinfín de personalidades
que sería imposible enumerar.
En 1936 la Sociedad, bajo la presidencia de D. César Hernández Martínez, organiza
la Romería de San Isidro, tal y como la vemos en la actualidad, conocida como “la
Fiesta más bonita que hay en Canarias”, constituyéndose en modelo de referencia para
todas las localidades de nuestras islas, que habían decaído de tal forma, que algunas
no se celebraban. En este mismo año, se celebra, el primer “Baile de Magos”, en la
terraza del Teatro Atlante, y un concurso de coplas, en el salón de dicho teatro, por
no tener espacio la Sociedad en los locales de la plaza de La Constitución.
Años más tarde, en 1956, se elige a la primera Romera Mayor de las Fiestas de
San Isidro, que desde entonces preside la Romería de los Patronos de nuestro pueblo.
Dos aportaciones que ha hecho la Sociedad a su pueblo, al que siempre se ha
dedicado, que este año cumplen 70 y 50 años respectivamente, y que se mantienen
gracias a la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de la Villa.
En el último tercio del siglo XX, la sociedad, además de continuar con las actividades
desarrolladas desde sus orígenes, cuenta con una coral polifónica, grupo folclórico
y fomenta el deporte a través de la creación de una escuela y sección de tenis, el
Concurso de Vinos Villa de La Orotava, actividades éstas que han dado renombre a
la Sociedad y a La Orotava dentro y fuera de nuestras islas.
125
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Por nuestras salas de arte, han pasado pintores destacados: Ruano, Máximo Escobar,
Mohamed Osman, José Carlos Gracia, Marisca Calza, María Estrada, Pascual González
Regalado, Corella, Celestino Mesa, Esteban de León, Antonio Socas, Cote Pomares,
y un largo etcétera que sería imposible enumerar, contando con una hemeroteca de
cierta importancia.
La Sociedad mantiene el espíritu de sus fundadores, somos una sociedad liberal,
democrática y participativa, que colaboramos con todas las instituciones públicas y
privadas que nos lo requieran y redunden en beneficio de nuestro pueblo y de nuestra
tierra, mantenemos estrechos lazos de colaboración con nuestra corporación municipal,
en especial las concejalías de Cultura y Fiestas; con el Instituto Canario Orotava de
la Ciencia; Filmoteca Canaria; Cabildo de Tenerife, Instituto Astrofísico de Canarias;
con el Centro del Profesorado de la Villa de La Orotava y sus dos institutos, con las
sociedades de la isla entre las que destacamos el Círculo de Amistad XII de Enero,
Casino de Tenerife, Orfeón La Paz de La Laguna, Casa de Venezuela en Canarias, etc.
El Cabildo de Tenerife le concedió la Medalla de Oro de la isla de Tenerife en 1992,
y el Excmo. Ayuntamiento de La Orotava, en sesión del 27 de septiembre de 2005, le
concedió la Medalla de Oro de la Villa de La Orotava, por su dilatada trayectoria, en
la celebración del 150 aniversario de su fundación, el 5 de octubre de 2005.
126
Fachada de la Sociedad Liceo de Taoro. La Orotava - 2012.
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Currículums Vítae
de los autores
127
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
128
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Doctor en Historia y profesor titular de Historia de América de la
Universidad de La Laguna. Coordinador del Centro de Documentación
de Canarias y América del OAMC del Cabildo de Tenerife, ha sido
profesor invitado y becario post-doctoral de la Universidad de Johns
Hopkins de Baltimore. Miembro de las Academias Nacionales de
la Historia de Venezuela y República Dominicana. Ha ganado seis
premios de investigación histórica. Ha publicado más de 50 libros
en editoriales españolas e hispanoamericanas. Ha editado más de
treinta libros con ediciones críticas y más de cien artículos en revistas
especializadas y capítulos de libros. Referente al vino, ha publicado Los
Conventos de La Orotava (1983, 2.ª ed. ampliada 2002), Comercio y
emigración a América en el siglo XVIII y los artículos “La crisis vinícola
canaria y la búsqueda de alternativas en las técnicas madeirenses en
el siglo XVIII. Una aproximación a ellas a través de los documentos
canarios”. En As cidades do vinho. pp. 237-264. Centro de Estudios
de Historia del Atlantico Regiaö Autónoma da Madeira. Funchal, 2006
y “Algunos aspectos del cultivo de la vid en el Valle de La Orotava
y la isla de Tenerife durante el Antiguo Régimen”. El Pajar n.º 13,
pp. 26-33. Tenerife, 2002. Fue el autor del informe histórico de la
denominación de origen vitivinícola del Valle de La Orotava. Lugar
de publicación: Tenerife.
129
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
130
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
JORGE ZEROLO HERNÁNDEZ
Ingeniero agrónomo especialidad Fitotecnia. Universidad
Politécnica de Madrid. Máster de Viticultura y Enología. 1994-1996:
inicio de la actividad y director de la Casa del Vino (Cabildo Insular de
Tenerife). Promoción de los vinos de Tenerife. 1995: Puesta en marcha
y dirección técnica de la empresa Agrovolcan, vivero seleccionador
de vid. Puesta en marcha y dirección técnica de la empresa Arca de
Vitis, bodega establecida en la D.O. Valle de Güímar, embotella bajo
la marca Contiempo. 2005: Coordinador del área de Viticultura dentro
del proyecto “Revalorización del Malvasía” impulsado por la Fundación
Alhóndiga. 2005: Profesor de Viticultura en el máster en Viticultura,
Enología y Dirección de Empresas Vitivinícolas de la Universidad
de La Laguna. 2002: Diversas publicaciones científicas destacando:
Introducción al estado sanitario de las vides en Canarias. IV Edición
de las Jornadas Técnicas Vitivinícolas Canarias 2002. Selección de
variedades de Vitis vinifera L. Cultivadas en Canarias orientado a la
certificación. Grupo Español de Seleccionadores de Vid 2003 Madrid.
Variedades tradicionales Canarias. Caracterización morfológica de
las Malvasías de Canarias. Primeras Jornadas Malvasías Dulces de
Canarias. Lanzarote. Malvasías Cultivadas en Canarias. X Jornadas de
la viña y el vino. San Martín 2005. Malvasías Canarias. Descripción
morfológica y molecular; Características agronómicas VII Jornadas
Internacionales de Viticultura y Trazabilidad. Alhóndiga 2005. Póster:
Caracterización Morfológica y Molecular de las Malvasías cultivadas en
las Islas Canarias. XXIX Congreso Mundial de la Viña y el Vino. OIV.
Coautor del libro: Variedades de vid de cultivo tradicional en Canarias.
Tenerife: Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, 2006. pp. 222.
ISBN 84-606-3977-0.
131
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
132
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
JUAN ENRIQUE DE LUIS BRAVO
Natural de La Orotava, enólogo,
representa la tercera generación de bodegueros
de su familia. A finales de los años
80, actúa como uno de los promotores de
la D.O. Valle de La Orotava, Tenerife. Fue
vocal de la misma en la etapa comprendida
entre 1992-1995 y más tarde, presidente,
cargo que ejerció desde 1996 hasta finales del 2006. Ejerció como
presidente del comité de cata de D.O. Valle de La Orotava desde
1992 hasta 2007. Entre los años 1998 y 2008 desarrolla también su
actividad como catador oficial del ICCA. (Instituto Canario de Calidad
Agroalimentaria). Colaboró con la creación de la Cofradía del Vino de
Tenerife, de la cual es miembro fundador.
Desde 1984 hasta 1995 ejerce como catador del Concurso de
Vinos Villa de La Orotava (oficialmente reconocido por MARM), y desde
1996 hasta la actualidad, como director. También ha participado como
experto en cata en innumerables concursos y eventos vitivinícolas.
Ha desarrollado una dilatada actividad docente a lo largo de los
últimos 20 años, impartiendo cursos de enología, viticultura y análisis
sensorial, en diferentes ámbitos: Escuelas Taller, Talleres de Empleo,
Asociaciones Empresariales como ASHOTEL de la cual es formador
homologado por ICFEM (Instituto Canario de Formación y Empleo)
en sumellería. Y otras entidades públicas y privadas.
Asesor técnico del Aula Cultural de Enoturismo y Turismo
Gastronómico de ULL (Universidad de La Laguna). Ha presentado
diversas ponencias en congresos regionales e internacionales. Sin
olvidar su dilatada y comprometida labor divulgativa en pro de las
bondades del vino, en especial los de Canarias, en diversos medios
de comunicación, más concretamente en su sección televisiva “Pasión
por los Sabores” durante los años 2009 y 2010.
Implicado en otras actividades como jurado de concursos
gastronómicos y eventos similares, cabe destacar el Festival Internacional
de “Cine Gastronómico Ciudad de La Laguna: CineEsCena”.
También su inquietud por el análisis sensorial, le ha llevado a
desarrollar un peculiar interés por la cata de chocolates, papas y mieles.
133
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
134
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
MIGUEL FRANCISCO FEBLES RAMÍREZ
Licenciado en Geografía e Historia, sección geografía por la
Universidad de La Laguna. Ha dirigido y coordinado los trabajos
realizados por la empresa GEODOS, Planificación y Servicios S.L.U. en
los últimos 15 años, en campos tan diversos como el medio ambiente,
el paisaje, la ordenación del territorio, el estudio de riesgos naturales,
el análisis socioeconómico, desarrollo local y rural, las aplicaciones
tecnológicas de información geográfica, el estudio y la protección
del patrimonio y en proyectos de divulgación de distinto tipo.
En los últimos años ha complementado su actividad profesional,
con el desarrollo de proyectos de comunicación en redes sociales
para la Casa del Vino de Tenerife o la Denominación de Origen
Tacoronte-Acentejo y el diseño y ejecución de un proyecto propio,
bajo la marca QueWine (www.quewine.com). En todos ellos, ha
desarrollado su pasión por la enología como un elemento de ocio y
disfrute, comprendiendo desde la planificación estratégica al diseño
de contenidos, así como, la organización de eventos diversos.
135
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
136
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
PLÁCIDO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Viticultor de profesión y licenciado en Filosofía por la Universidad
de La Laguna. Vocal del Consejo Regulador del Valle de La Orotava
durante los años 2001-2006. Socio Fundador de la S.A.T. Unión de
Viticultores del Valle de La Orotava. Gestión de la reconversión del
viñedo en el año 2000, en el Valle de La Orotava. Como escritor
participo en la Revista Prosofagia (Virtual), en dos cuentos de relatos
publicados en el colectivo literario LaTribu 11. He escrito varios
artículos en el suplemento La Prensa del periódico EL DÍA, en relación
con la historia de Tenerife a principios del siglo XVI.
137
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
138
CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES
EDUARDO JOSÉ SÁNCHEZ GARCÍA
Ingeniero técnico industrial, viticultor y bodeguero, siendo uno
de los impulsores de la D.O. Valle de La Orotava. Junto con otros
familiares, un total de ocho, puso en marcha la bodega “Viña Los
Altos” en la década de los 90, exactamente el 15-10-1995, dirigiendo
la misma hasta finales del 2006. Cultivó y embotelló vino blanco, de
excelente calidad y con muy buena aceptación en el VI Concurso
Regional de Vinos de Los Realejos y otros concursos, vino rosado
que llegó a ser finalista en la XVII Semana Vitivinícola Alhóndiga 95,
en su VIII Concurso Regional de Vinos Canarios embotellados y vino
tinto que se presentó varios años en el Concurso de Vinos Villa de
La Orotava. Contaba con la supervisión de un enólogo. Colaborador
con el concurso de vinos desde los años 90 hasta el 2007, siendo
uno de los técnicos del jurado.
139
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
140
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Premiados en el
Concurso de Vinos
Villa de La Orotava
1984 -2012
141
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Primero Faustino Amador
Segundo Julio Orta
142
I AÑO 1984 – 28 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
Tercero Nicolás Díaz (medianero de finca Salazar)
Primero Antonio González Pérez
Segundo Plácido Fernández Nava
Tercero Manuel Pérez Rodríguez
Primero
Segundo Delfín Gutiérrez León
Tercero
II AÑO 1985 – 13 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
III AÑO 1986 – 5 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
IV AÑO 1987 - 25 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
Primero Juan Hernández Delgado. La Cañada
Segundo Herederos de: Luis García González
Tercero Manuel González Expósito
Primero
Segundo
Tercero
Primero Gregorio Díaz Trujillo
Segundo Delfín Gutiérrez León
V AÑO 1988 – 9 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
VI AÑO 1989 - 1 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
Tercero Lorenzo Suárez Hernández (empatado con Pedro)
1 Recordar que el Concurso de Vinos Villa de La Orotava es exclusivo para vinos tintos.
Primero Daniel Fernández
Segundo Américo García Núñez
Tercero Pedro
Primero
Segundo Juan Pacheco Santos
Tercero
Primero Herederos de Silvestre Luis
Segundo Juan Luis Machado
Tercero Felipe Domínguez Méndez
VII AÑO 1990 - 21 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
VIII AÑO 1991 – 6 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
IX AÑO 1992 – 25 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
X AÑO 1993 2 – 17 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros - Vinos embotellados
Primero El Montijo - Bodegas El Montijo - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Tafuriaste - Bodega Tafuriaste - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Viña Taoro - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
XI AÑO 1994 – 9 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros - Vinos embotellados
Primero Vinos de Higa - Bodega El Calvario - D.O. Valle de La Orotava
Segundo
Tercero
Primero Victorino Hernández Salazar
Segundo
Tercero
XII AÑO 1995 3 – 22 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Gran Theyda - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA
2 Este año, a raíz de la puesta en marcha de la D.O. se presentaron conjuntamente los vinos de cosecheros
tradicionales y los embotellados con D.O.
3 A partir de este año se crea otra categoría quedando de la siguiente manera: una de cosecheros tradicionales
y otros con D.O. del término municipal de La Orotava.
143
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Primero
Segundo
Tercero José María Hernández Delgado
144
XIII AÑO 1996 – 13 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Primero Lucio Polo
Segundo José Báez Díaz
Tercero José María Hernández Delgado
XIV AÑO 1997 - 5 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. Maceración carbónica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Primero
Segundo José María Hernández Delgado
Tercero
Primero
Segundo
Tercero
Primero Laura Pacheco Luis
Segundo Juan Pedro Aguiar Luis
Tercero Julio Orta Martín
XV AÑO 1998 – 18 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
XVI AÑO 1999 - 17 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Bodegas de Miranda. Maceración carbónica - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Segundo Bodegas de Miranda. Entera maceración - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Primero Adonda Núñez
Segundo Miguel González García
Tercero Cándido Hernández Pérez
XVII AÑO 2000 – 29 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Primero Mario Torres
Segundo Miguel Acosta
Tercero Hermanos Salazar y Méndez
XVIII AÑO 2001 – II de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Primero Jesús González Escobar
Segundo Miguel González García
XIX AÑO 2002 – 6 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Segundo
Tercero
Primero Juan Rodríguez Expósito
Segundo José María Hernández González
Tercero José Báez Díaz
CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA
XX AÑO 2003 – 26 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Gran Theyda. Maceración carbónica - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
145
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Primero María Candelaria Orta Martín
Segundo Emiliano González Rodríguez
Tercero Anastasio Álamo Amador
146
XXI AÑO 2004 – 17 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. Vendimia seleccionada - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Bodegas de Miranda. Tinto fermentado en barrica - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Tercero Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Primero José Pérez Cruz
Segundo Jesús González Escobar
Tercero María Candelaria Orta Martín
XXII AÑO 2005 – 2 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Arautava. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Primero María Candelaria Orta Martín
Segundo Juan Peña Díaz
Tercero David Oliva Brito
XXIII AÑO 2006 – 22 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Gran Theyda. Vendimia seleccionada - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Miranda. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Tajinaste. Maceración carbónica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Primero Candelaria González Domínguez
Segundo Mario Torres Hernández
Tercero Domingo Suárez Farrais
XXIV AÑO 2007 – 14 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE DE LA OROTAVA
Primero Valleoro. Tinto tradicional - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Gran Theyda. Vendimia seleccionada - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Bodegas de Miranda. Tinto fermentado en barrica - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
Primero Bernardino Hernández Trujillo
Segundo Miguel Acosta Lima
Tercero Hermanos Salazar Méndez
XXV AÑO 2008 4 – 29 de mayo
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES
Primero Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Tanganillo. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente -
D.O. Valle de La Orotava
CATEGORÍA: TINTOS NOBLES
Primero Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Cruz del Teide. 11 meses en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Primero Emiliano González Rodríguez
XXVI AÑO 2009 5 – 18 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
Segundo María del Carmen González Regalado
Tercero Cándido Hernández Rodríguez
CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA
Primero Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
Segundo Gran Theyda - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Aceviño - Bodega Aceviño - D.O. Ycoden-Daute-Isora
CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES
Primero El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora
Segundo Viñanorte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
Tercero Arautava - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA
CATEGORÍA: TINTOS NOBLES
Primero Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Segundo Tajinaste. Vendimia seleccionada - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Arautava. Tintilla - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
4 Se crea una nueva categoría quedando de la siguiente manera: tinto de cosecheros, tintos jóvenes y tintos
nobles, todos aquellos que tienen un paso por barrica. Estas últimas con D.O. y siempre del término
municipal de La Orotava.
5 El concurso pasa a tener ámbito insular y aparecen nuevas categorías: tintos de maceración carbónica,
tintos jóvenes y tintos nobles (con un paso por barrica) aparte de los tradicionales de cosecheros.
147
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
Primero Mario Torres Hernández
Segundo José Manuel Celorrio Dorta
Tercero Domingo Suárez Farrais
148
XXVII AÑO 2010 – 10 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA
Primero Flor de Chasna - Bodega Cumbres de Abona - D.O. Abona
Segundo Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES
Primero Los Quemados - Bodegas Reverón - D.O. Abona
Segundo Pagos de Reverón - Bodegas Reverón D.O. Abona
Tercero Tajinaste - Bodegas Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
CATEGORÍA: TINTOS NOBLES
Primero Flor de Chasna - Bodegas Cumbres de Abona - D.O. Abona
Segundo Balcón del Valle. Vendimia seleccionada - Bodega Balcón del Valle -
D.O. Valle de La Orotava
Tercero Suertes del Marqués. El Esquilón - Bodega Soagranorte - D.O. Valle de La Orotava
Primero Familia Torres
Segundo Bernardino Hernández Trujillo
Tercero Emiliano González Rodríguez
XXVIII AÑO 2011 6 – 30 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA
Primero Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES
Primero Los Quemados - Bodegas Reverón - D.O. Abona
Segundo Pagos de Reverón - Bodegas Reverón - D.O. Abona
Tercero El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora
CATEGORÍA: TINTOS NOBLES
Primero Hacienda de Acentejo - D.O. Tacoronte - Acentejo
Segundo Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Ferrera - Bodega Ferrera - D.O. Valle de Güímar
CATEGORÍA: TINTOS DULCES
Primero Humboldt 2001 - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
Segundo El Ancón 2006 - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora
6 Se implanta una nueva categoría: tintos dulces.
Primero Rosario Pérez Afonso
Segundo Jesús González Escobar
Tercero José Manuel Celorrio Dorta
XXIX AÑO 2012 – 14 de junio
CATEGORÍA: Cosecheros
CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA
Primero Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo
CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES
Primero El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora
Segundo Pagos de Reverón - Bodegas Reverón - D.O. Abona
Tercero Bodegas de Miranda - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
CATEGORÍA: TINTOS NOBLES
Primero Ferrera Legendario - Bodega Ferrera - D.O. Valle de Güímar
Segundo CAN - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava
Tercero Marba - Bodega Marba - D.O. Tacoronte - Acentejo
CATEGORÍA: TINTOS DULCES
Primero Arautava 2009 - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava
Elaborado por: Juan Enrique De Luis Bravo.
CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA
Fuentes: hemeroteca, viticultores, bodegueros, Liceo de Taoro
y Antonio Hernández Sánchez.
149
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
150
El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Bodegas de la D.O.
Valle de La Orotava
151
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
TAJINASTE
El Ratiño, 5
38300 La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 30 87 20
Móvil: 696 03 03 47
Fax: 922 30 87 20
EL PENITENTE
Camino La Habanera, 286
38300 La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 30 90 24
Fax: 922 30 90 24
152
VIÑA EL VALLE
Carretera Las Medianías, 156
38315 La Perdoma
La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 30 83 01
Fax: 922 21 34 77
SOAGRANORTE
Calle El Ratiño - Suertes del Marqués
38315 La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfonos: 922 30 80 33 / 922 50 13 00
Móvil: 661 35 85 82
Fax: 922 50 34 62
VALLEORO
Carretera General La Orotava-Los Realejos, Km 4,5
38300 La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 30 86 00
Fax: 922 30 82 33
TAFURIASTE
Las Candias Altas, 11
38300 La Orotava - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 33 60 27
Fax: 922 33 60 27
LOS GÜINES
Era de los Güines
38410 Los Realejos - S/C de Tenerife
Teléfono: 922 35 38 55
Móvil: 686 37 46 46
Fax: 922 35 38 55
LA SUERTITA
Calle Real, 35A - 38410 La Cruz Santa
Los Realejos - S/C de Tenerife
Móvil: 669 40 87 61
Fax: 922 35 32 34
SECADERO
San Benito
38410 Los Realejos - S/C de Tenerife
Móvil: 665 80 79 66
RELACIÓN DE BODEGAS DE LA D.O. VALLE DE LA OROTAVA
JUAN DIOS
Juan Dios - La Cartaya
38410 Los Realejos - S/C de Tenerife
Móvil: 626 72 54 61
Fax: 922 34 20 48
LA HAYA
Calle Calzadilla, s/n. - El Cercado
38413 Los Realejos - S/C de Tenerife
Móvil: 629 05 14 13
Fax: 922 37 29 59
153
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
154
Consejo Regulador
Denominación de Origen Valle de La Orotava
Teléfonos: 922 30 99 22 - 23
Fax: 922 30 99 24
Móvil: 608 17 21 21
info@dovalleorotava.com
marketing@dovalleorotava.com
www.dovalleorotava.com
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad
Vinotecas
del Valle de La Orotava
157
LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
158
Este libro se terminó de imprimir en los talleres de
Tipografía García, el 15 de mayo de 2013,
día de San Isidro Labrador,
Patrón de la Villa de
La Orotava
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA
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