Julio Verne - Cuentos Completos - v1.0.rtf - adrastea80.byetho...

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-No puede ser más que usted -me dijo severamente Bretignot. -Decididamente, este caballero es un hombre peligroso -repuso Matifat. -Cuando uno es tan torpe se rehusan las invitaciones, sean de quien sean -añadió Pontcloué. Y sin decir más se fueron. Comprendí en seguida que me endosaban al herido. Tuve el valor de sacrificarme. Saqué el portamonedas y le di diez francos al aldeano, cuyo carrillo se deshinchó instantáneamente. Sin duda se había tragado la nuez. -¿Está usted mejor? -le dije. -¡Ay, ay! me vuelve a empezar - respondió, mientras se le hinchó el carrillo izquierdo. -Vaya, basta de broma; basta con un carrillo. Y me marché. VIII Mientras discutía con aquel pillo perdí de vista a mis compañeros; después de todo,
ien claro me dijeron que no estaban seguros al lado de un torpe como yo; así que decidí no buscarlos. Bretignot mismo, severo, pero injusto, me había abandonado, cual si yo hubiera sido algún bandido, o fuese capaz de hacer mal de ojo. Realmente no me incomodó semejante conducta. A lo menos, así sería sólo responsable de mis actos. Me quedé en medio de aquella llanura, que nunca se acababa. ¿Quién me había hecho a mí encontrarme con toda aquella carga en las espaldas? No veía ni perdices ni liebres. ¡Cuánto mejor hubiera estado en mi despacho leyendo o escribiendo! Empecé a andar sin dirección fija, tomando con preferencia los caminos a las tierras de labor. Me sentaba diez minutos, andaba veinte. No se veía ninguna cosa. Ninguna torre cortaba el horizonte. Aquello era un desierto. De cuando en cuando se leía un letrero: Coto reservado. ¿Reservado? No a la caza, puesto que no la había.
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JULIO VERNE CUENTOS COMPLETOS
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El destino de Juan Morenas El humbu
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Finalmente, los guardines del timó
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espíritu de discordia, Martínez,
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-Puedes estar tranquilo, José. Har
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que concernía a la antigua suprema
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-A ciento cuarenta grados treinta y
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ta la escota del foque mayor! En es
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tripulación. No era suficiente hab
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Constancia y los oficiales, con exc
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estaba defendida por una batería d
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México para obtener del general Gu
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porfíricas de las que la industria
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-Nuestros caballos no están herrad
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caballos proceden de las haciendas
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Martínez y José se protegieron, p
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descanso, reemprendieron su ruta di
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las singladuras entre piñas y bana
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-¡Vámonos! Los viajeros bordearon
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calabacines en dulce, garbanzos y e
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después de la conquista se mezclan
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favorita! Estoque, verdugo, puna, c
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manojos de paja de la muestra de la
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De pronto, un enorme pájaro noctur
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Los dos españoles echaron a andar
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una parte de esta montaña de cinco
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-México a la izquierda y Puebla a
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-No temo a la tempestad del cielo,
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A pocos pasos, sobre el torrente mi
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Un drama en los aires En el mes de
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pasados habían amainado. Ningún s
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mis compañeros por nuevos sacos de
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metros de altura por encima de la c
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también es algo prima de la teorí
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-¿Quiere disminuir el mérito de l
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descendieron al otro lado de la bar
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-Señor - continuó él -, desde el
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motores destinados a superar la res
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compañero -. ¿Qué hay más hermo
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dado cuenta. Podía temer, sin emba
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lugar, unos estarán bailando, otro
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general mismo, Coutelle se elevaba
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-Le he permitido abrir la válvula
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“- Estamos subiendo - dijo el doc
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-¡Con buen viento iríamos lejos!
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Yo no pude responder más que estas
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el desconocido cortó la cuerda alg
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infortunada. Yo llegaba a la calle
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de largos esfuerzos consiguió saca
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sangró en abundancia. Los desventu
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las alturas del cielo estrellado se
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Era la cuerda del ancla que, barrie
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circulaban alrededor de los grupos
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por el conspirador Lafuente. André
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en cuyos libros de cuentas se inscr
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- Es el Zambo, un loco. El Zambo co
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personas piadosas, quiso detenerse;
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desocupados en las tardes de verano
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visitado por los bebedores de aguar
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usted a saludar a un clérigo? ¿Es
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hombre era altivo y no había solic
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acercado a tierra, hacia la embocad
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La sombra blanca desapareció como
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volvían a abrirse hasta las cuatro
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- Andrés Certa - exclamó el judí
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que parecía inexplicable era que h
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Además, nos hemos apostado en las
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suave luz en el aposento, y la vent
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huido, burlando la persecución de
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Cualquier otro que no hubiera sido
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Poco después, se extinguió la luz
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sin que nadie sospeche que te encue
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anterior. Su semblante estaba ilumi
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treinta mil duros que necesito, le
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Los baños de mar de Chorrillos se
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Creía que su corazón había muert
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mismo tiempo a los indios y a los e
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que su próximo matrimonio era el o
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los mestizos, que jamás descendía
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Después de examinar uno por uno a
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- ¿Acaso hay algo que nos detenga?
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gargantas de San Cristóbal y de lo
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- Si Martín Paz traicionara a sus
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mientras yo vigilo en la ciudad. Ve
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Andrés Certa, completamente restab
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Pero sucedió que, Martín Paz, des
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- ¿A usted qué le importa? - resp
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- Tomemos una canoa y salgamos al m
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y los pasajeros se refugiaron en la
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sintió que las escamas viscosas de
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hecho de no llevar en el brazo la s
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Mientras tanto, Sara, profundamente
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Sara levantó la cabeza, y Martín
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iesgo; pero, comprendiendo lo que e
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Martín Paz guardó silencio, pero
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numerosas las libaciones de estos l
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singularmente pensativo. De vez en
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los contendientes llegaron a pelear
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elevaban al cielo en ciertos barrio
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De repente, Manangani, cubierto de
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Después, se arrojó en brazos del
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las gargantas de la cordillera, don
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tierra que revelaban la presión de
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- Pero tenemos que atravesar ese r
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grandes gritos de alegría; pero la
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través de los campos incultos, bla
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sumergirse con Sara en el torbellin
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escasa extensión de la isla había
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econocían en voz alta su superiori
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-¿Sabe, mi querida señorita - dij
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entero se condensaba en esta vieja
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-Tal vez, Gérande. -Cuéntenos eso
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madre, por la santificación de la
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sonidos de queja. Trató de volver
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Gérande, con los pies clavados en
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elojes que él había montado con t
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-Sin embargo, maese Zacarías - con
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-Dime con toda franqueza - continu
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fija, ni convoyes que partieran en
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mía, porque yo he copiado la combi
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la fuerza perdida por sus oscilacio
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La pobre Gérande habría visto apa
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temían menos. Seguían recordando
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familia del relojero. Fue, pues, co
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la manera de las agujas de una esfe
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-Sin embargo sigue con nosotros, pa
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-¡Ah!, ¿es usted el que regula el
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-¡No demasiado, no demasiado! - re
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El viejo relojero parecía entonces
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primero los diferentes relojes de l
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- Este reloj se atrasa sin que yo c
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paneles de roble finamente esculpid
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vieja Escolástica no pudo contener
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frotamientos, ¡el reloj le estall
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Gérande miraba a su padre, y abund
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Pero al punto maese Zacarías se le
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-¿Dónde puede estar? - se pregunt
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encantadores. Caminaban impulsados
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-El orgullo - dijo el ermitaño a s
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-¡Sí... como mi gloria! ¡Pero es
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pies. Aquellos vastos amontonamient
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maestra sin par representaba una vi
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Maese Zacarías ya no estaba allí.
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precipitarme en la nada. ¡Ay, hija
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-¡Toma la llave de este reloj! - r
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lasfemia: El hombre debe ser esclav
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Una invernada entre los hielos Cap
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amonestaciones ya fueron hechas por
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Al volver al hogar, Juan Cornbutte
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transformaba delante de Dios sus ru
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-¿Por qué no iza su pabellón? -
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André Vasling había dirigido el r
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numerosos amigos del viejo marino f
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lanzada esta nueva esperanza a su c
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saladas, de galletas, de barriles d
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embarcar han desaparecido y puede u
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La tripulación estaba completa. An
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cuando una pequeña mano se apoyó
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junio. El estado de la mar era buen
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esa terrible enfermedad que diezma
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Hacia el 23 de julio, un reflejo el
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abril, que el deshielo no había co
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La joven audaz entró al punto en u
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-¡Vamos, muchachos! - grito el cap
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una luz blancuzca, sin movimiento e
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timonel, preparó sus ropas de invi
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pelo, liso y negro, les caía sobre
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completo y por la mañana se preocu
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la tripulación reunida tardó casi
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oeste, era la única que podía ofr
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-Palabra que no nos faltarán piele
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Por lo tanto, el brick no tenía po
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causa del ruido no venía de los al
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-¡Mi pobre navío! - exclamo -. ¡
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estaba; las velas fueron cuidadosam
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terminados. André Vasling no se ha
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no dejar sitio en el corazón para
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separa, Groenlandia del Spitzberg,
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de foca. Juan Cornbutte y André Va
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se asustaba al verla, en medio de a
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aquel hielo resistente. Por eso, Ju
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un montículo, se descendía más a
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importaba que la obra resultara bas
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irritarse contra la debilidad y la
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-¡Y no sé si escaparemos de ésta
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situación. Además, era preciso da
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ello un dolor insostenible, y el ai
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introdujo, una tras otra, en las cu
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viento en este punto. Tal vez habr
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En aquel momento la joven, a los re
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Hemos sido arrastrados hacia el nor
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Pero en lugar de obedecer, Penellan
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estos fríos tan grandes, el sonido
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André Vasling miraba con inquietud
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sesenta leguas de aquí. Llegaremos
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actuado con el objetivo de asegurar
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los que guiaron a la tropa hacia el
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almacén de nieve construido sobre
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se puso de parte de ellos y André
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daba un calor insuficiente, y cuand
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-Tomemos las hachas - dijo Luis Cor
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sentía tal dolor que tenía que vo
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Los marinos se encontraban tan debi
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aprovechar la poca fuerza que les q
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emanación podía atraer a manadas
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Después de la marcha de Luis Cornb
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Pierre Nouquet recibió pronto una
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escalera. André Vasling fue el pri
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pistolas, entre sus patas sólo sos
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prometido, André Vasling se había
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-¡María! ... - dijo al abrir los
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sus ataduras. Aquel miserable agoni
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Gervique, Gradlin y Pierre Nouquet
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meses de luz habían comenzado. Aqu
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hallaban en perfecto estado de cons
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Había tardado cerca de un mes en s
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nombre prueba hasta la saciedad que
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aguas buques de mayor tonelaje y el
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América; pero no se sabía nada m
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años, el más atrevido skipper 1 d
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aspecto comercial. El artículo má
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-Muy bueno; pero, ¿podrás pasar?
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El armamento del Delfín se llevaba
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nombres de marineros que hubieran h
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-Porque sólo a bordo del Delfín y
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-Enseguida. Quién enrola al tío d
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por última vez al atrevido steamer
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entre los humos y la bruma el bosqu
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1. Instrumento que por medio de agu
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Inclúyale en el cuarto de la maña
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epitió la orden de trepar a la arb
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El contramaestre, desapareció para
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-¿Quién eres ? Un americano, seg
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-Ven. Juan Stiggs siguió al capit
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orden del general Beauregard. Yo es
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Toda la tripulación supo bien pron
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-No son cumplidos: los haré cuando
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-¿De manera - exclamó Playfair, a
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ponerse en contra de los confederad
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-Será preciso -penso entonces -, q
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que se acercaba a él con los ojos
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Jacobo Playfair no sabía qué deci
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espesa niebla que empezaba a la saz
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-¡Bah! -No se encoja usted de homb
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alas del Iroqués no me harán baja
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El capitán iba a contestar con bas
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otra mujer hubiera sido capaz. En m
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-¡Cómo! - exclamó el capitán -.
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tripulación y acarrearse las maldi
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estaba tan bien prendido en las red
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estaba en poder de las tropas feder
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ganar tiempo, Playfair mandó poner
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-¡Bah! -replicó el americano-. Es
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ondeaba encima de aquel enorme pent
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numerosos brazos acudieron en ayuda
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mismo pasaría la ciudad a sangre y
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-En fin, no tengo nada que ver en e
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En lugar de desesperarse, como hubi
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Capítulo VIII La evasión Jenny, s
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-Le dirá que tiene usted un pícar
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hombres a White Point, al extremo d
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petición del capitán Jacobo Playf
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este último día, la indiscreción
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-Estoy a sus órdenes -respondió M
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preparados, y se lanzó hacia delan
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mirando a uno y a otro lado. Jacobo
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-Sí, querido amo -dijo-, el carcel
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campana de a bordo. ¡Adelante! ¡V
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Resonó una segunda detonación y o
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nocturno, que no parecía dirigido
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proporcionaría un feliz resultado,
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preciso a toda costa dejar atrás a
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Apenas había llegado a la superfic
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tío Vicente estaba orgulloso al la
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El doctor Ox Capítulo I De cómo e
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la principal industria de Quinquend
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1. Magistrado de la antigua republi
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empleo de comisario civil que grava
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pintarrajeados tamizaban apacibleme
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arruga, sus músculos poco pronunci
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y a la cual se había prestado la n
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A las seis, el consejero, que siemp
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-¿Todavía sigue ardiendo? -pregun
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-Quizá; pero nos sirve de excusa q
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del torreón por los españoles en
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-¿Qué hay, señor comisario? -pre
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fisiólogo de primer orden y audaz
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había escogido precisamente a los
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combustibles, ni aparatos delicados
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la llave de salida, no sé lo que h
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arañan! ¡Una población donde el
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edictos para que semejante escánda
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-¿No hay nada nuevo, señor consej
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creerlo, porque el burgomaestre, lo
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poco y estaba decidido a sostener c
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esponsable, no quiero incurrir en r
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acarrear consecuencias funestas? Y,
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Suzel; mas por perspicaces que sean
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Conviene decir aquí que Frantz era
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-¿Quiere usted tomar la caña, Suz
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-Se acerca, en efecto, Frantz -resp
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ojivas, rosetones flamígeros, cimb
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actor era muy vivaracho. Como es f
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extremidad de la plaza de San Ernul
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inmenso. El primer acto, interpreta
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Pero aquella noche, un observador h
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inconscientemente, en su cantabile,
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por ocho dramático hacen un seis p
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Se oye la campana que resuena, pero
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terminado a las cinco menos doce.
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uscaba las razones de esta singular
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presentaba con ciertas condiciones.
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vez en su casa, hallaban allí con
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hacen todo el gasto la cerveza y lo
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pasión se desarrollaban y se le vi
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3. Danza antigua en compás de 2 po
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y en igual transcurso de tiempo alc
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Pronto sucedió lo mismo con los an
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profesores mismos, que los abrumaba
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En cuanto a la apreciable Tataneman
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ocurrían ahora! La señora de van
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escritos con encarnizamiento, susci
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ecuerdo de la injuria se debilitar
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verdadero peligro, puesto que podí
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-Ciudadanos -dijo entonces el tende
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Capítulo XIII Donde se prueba una
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-Le digo, caballero, que el ejérci
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no se les hacía caso. En estas cir
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-¡Qué alto es esto! -exclamó el
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Tricasse, que la humanidad está m
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En aquel momento, las campanas arm
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Niklausse contestó que él iba a p
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Este último incidente demuestra el
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ayudante exactamente lo mismo que c
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habían sacado del museo de antigü
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Aquello fue una batalla. El burgoma
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Una cosa muy sencilla, como se supo
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objeto sin pensarlo de los ensueño
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Tal es la teoría del doctor Ox, pe
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Spithead, el 23 de diciembre de 178
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Sorprendidos primero por la oscurid
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que soportar sus insultantes sospec
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marineros. El capitán Bligh, al cu
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suficientemente considerable. Era n
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acompañarán al capitán Bligh! ¡
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capitán Bligh, al que probablement
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vigorosamente, haciendo avanzar a l
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sobrevivientes? Era quizás lo más
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pudieran rescatarlo. Además, en es
Page 700 and 701: tan bien como yo, cuán miserables
Page 702 and 703: ¿Estaban estas preparadas para dar
Page 704 and 705: una parte de todas las cosas que ha
Page 706 and 707: Durante esta escala, la tripulació
Page 708 and 709: La narración de las torturas que h
Page 710 and 711: alimentarlos, y en la cual pudieran
Page 712 and 713: sus compañeros y con herramientas
Page 714 and 715: La Pandora había tomado el camino
Page 716 and 717: su cúspide de bosques de palmeras
Page 718 and 719: directamente hacía la isla Pitcair
Page 720 and 721: más tristes instintos que después
Page 722 and 723: dinero era desconocido; todas las t
Page 724 and 725: nuevamente las costumbres patriarca
Page 726 and 727: II Un filósofo guasón dijo, no re
Page 728 and 729: doscientas hectáreas reservadas, e
Page 730 and 731: El comerciante me miró y se sonri
Page 732 and 733: cuentos de caza. No sabía hablar d
Page 734 and 735: cuarto para ocho, una nube de pará
Page 736 and 737: horizonte. Por todas partes se oía
Page 738 and 739: En cuanto a caza, debo decir que ha
Page 740 and 741: hubiera muerto de vergüenza si me
Page 742 and 743: desgracia. ¡Qué gran noticia para
Page 744 and 745: Ni siquiera se le ocurrió pensar q
Page 746 and 747: En virtud de ésto no creí deber i
Page 748 and 749: sería más fácil que volviese car
Page 752 and 753: Continué andando, pensativo, con l
Page 754 and 755: Me aproximé con cuidado con la esc
Page 756 and 757: -Sí, licencia. Debe usted saber lo
Page 758 and 759: Una hora después llegaba a la posa
Page 760 and 761: Frritt-Flacc Capítulo I ¡Frritt..
Page 762 and 763: Esto es Luktrop. Unas cuantas morad
Page 764 and 765: abre mas que para los ricos. Ademá
Page 766 and 767: -¿Aún ese miserable? -¡Soy su ma
Page 768 and 769: ¡Que tiempo de Frritts y de Flaccs
Page 770 and 771: Jura como un cristiano, se levanta
Page 772 and 773: Sube, llega a la puerta de la habit
Page 774 and 775: funciones de relación se están su
Page 776 and 777: Entre conquistadores y conquistados
Page 778 and 779: lomo de un flaco asno. Del puesto d
Page 780 and 781: villas, de cuarteles. Más allá se
Page 782 and 783: algún día, con el progreso de la
Page 784 and 785: mono. Pero un excelente militar por
Page 786 and 787: - ¡No existe medio alguno para lle
Page 788 and 789: pues sabían vengarse (lo habían h
Page 790 and 791: un solo defensor, y los ingleses qu
Page 792 and 793: exhibe, sino el general Mac Kackmal
Page 794 and 795: opuesta? Ya que, en toda la superfi
Page 796 and 797: fortuna, a veces adversa, en somete
Page 798 and 799: de la Estrella Inmóvil, cuyo imper
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anticipado de unos acontecimientos
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esbozaba en su mente el cuadro de l
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aprendido a producir esa fuerza de
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que recubría, sin la menor interru
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de los animales a unos antepasados
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humanas. No había nada de excepcio
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pertenecido a seres humanos, y tamb
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El hombre, apenas aparece sobre la
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pero no sirve para tener razón con
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sombra de los árboles, cuyas susur
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Sí, se trataba de escritura, nada
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de mí, si es que la humanidad se h
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jardinero, George Raleigh, y de su
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Aquel fue el origen de la discusió
Page 828 and 829:
se esperaba alcanzar las estrellas,
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-Pues... los babilonios, por ejempl
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todos haciendo converger sus compas
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naturaleza, sino, para el pensador,
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al auto a su paso y se aferraba fue
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quedaría más remedio que descende
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no había mas que el vacío, un abi
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alrededores más inmediatos, pero e
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A bordo del Virginia, 4 de junio ¿
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En tierra, enero o febrero Un inter
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Así pues, ¿habíamos sido salvado
Page 850 and 851:
Muy pronto pudimos convencernos de
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¿He hallado las palabras adecuadas
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Pasamos por encima de Londres, cuya
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fuerte que pude: ¡Tierra a estribo
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Evidentemente, aquel mar tan ricame
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profundidad era de quince brazas. E
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comestibles. Por la noche nuestro e
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... que teníamos a bordo del Virgi
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todas iguales, es decir muy cortada
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tan abundante antes en la naturalez
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constatar como las formas se modifi
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Nuestro pequeño grupo de náufrago
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Comer, comer, esa es nuestra princi
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abreviar el doloroso camino de unos
Page 878 and 879:
un imperceptible estremecimiento re
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también, el camino recorrido por o
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Un milenio de cambios por Ariel Pé
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En este mundo dibujado por Verne po
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Durante varios años la historia de
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sus ideas basándose en las diferen
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Gordon Bennett del famoso periódic
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Pese a todo, muchos de los estudios
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velocidad de 1.500 kilómetros por
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¡Sí! Es el día en que estos dos
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del día en las innumerables cabina
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Se encontraba, pues, un poco solo.
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Muy vasta, esta sala, coronada por
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comunicación con tal o cual línea
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Luego regresó con Corley: -Pero a
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Antes de abandonar la sala de repor
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¡Si no se tratase más que de lluv
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destruirían toda una nación en al
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-¡Entonces es el fin! -murmuró ab
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-¿Y de dónde vienes, mi querida E
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egreso de Francis Bennett para la a
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-¿Y la consecuencia de este descub
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cierto tiempo, se había decidido a
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Lo tomó con un sismógrafo, muy pa
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Bennett acabó su tarea en veintici
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Francis Bennett, seguido por el doc
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La familia Ratón Capítulo I Habí
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de un genio. Los genios buenos hac
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-¿Cree, pues, usted que puede ir l
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estaba muy bien pensado para él, p
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-¡Hada bondadosa -dijo Ratín-, ya
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Y entonces, queridos niños, se pro
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delicadamente una magnífica perla
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figuras fáciles de reconocer; una
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enojes, mi pobre Rata! Si bien es v
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Ratín, oprimiendo éste contra su
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poderosos que fueran los príncipes
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dejado de hacer muy buen papel sobr
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Mas he aquí que el tiempo cambia.
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ulevares, esas plazas, esas calles
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-Hela ahí -dijo Gardafur-; venid,
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tapando la abertura, y Ratina qued
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toda metamorfosis ulterior. La mete
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de la bella Ratina o hasta el de la
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Señora hada, ¿no podría desembar
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interpretan las obras de sus compos
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A la cabeza del grupo principal se
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Entonces, la señora Ratona, altiva
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-¿Quién sabe si hasta a mi propio
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causar celos al propio don Rata. ¡
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Hallábanse en lo más empeñado de
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cuerpo alargado como una colina; mi
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Como sin duda imagináis, habíase
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Llegaron, por fin, los viajeros al
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pelotón cerrado; no pueden abrigar
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Ante aquella milagrosa aparición,
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La esfinge acaba de convertirse en
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varias anas de largo, reemplazando
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tiempos; su esposa ha vuelto a conq
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Por entre los pliegues de su unifor
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mejores bodegas del Olimpo no serí
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por ventura el príncipe como el es
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permaneced tras esa puerta, y no la
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Todos han quedado mudos de estupor;
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En aquel preciso instante, se abre
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-¡Hombre! -grita la duquesa Ratona
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ecriminaciones, se contenta con rep
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era el relativo a la clase, reineta
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La señorita Betty Clére, confusa
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e sostenido, y por qué Betty Clér
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-Quisiéramos escucharla -saltó un
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Espíritu Santo, que habla todas la
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encarnada y las mejillas amoratadas
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aproximaba con sus Gloria, sus Ades
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La casa del posadero estaba situada
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¿Cómo era que no se nos había oc
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pasar mojaron sus dedos en la pila
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más importante de aquellos dos per
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uno tras otro; el flaco mirando a u
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ciudad en ciudad y de pueblo en pue
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-¿Cuál? -El registro de las voces
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la vez, que se llamaba Effarane, se
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acometía un temblor que me duraba
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-No iré, Betty. Y volvía aquel mi
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estaba perfectamente hecho. Guiller
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fondo de la garganta las cuerdas vo
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-¡Volvamos a empezar! -dijo-. Uno
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Y mi voz, procediendo por intervalo
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cura...? ¿Y usted también, maestr
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-¡Bien por los niños! -dijo-. Lle
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las cosas no resultaban a su gusto.
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Obedecí, abracé a mis padres y su
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¡Qué espanto tan tremendo me acom
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obedecen a su director de orquesta,
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illantemente iluminada. ¡Y aquella
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Yo estaba pendiente, espantado, del
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que va a desencadenarse bajo mis pi
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¿Dónde estaba...? ¿Qué había p
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más tarde, con la señorita mi bem
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-Gracias, Almirante; creo que la pe
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-¡Perfectamente! -dijo el Comisari
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una abertura suficiente para dar pa
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emolque de los buques, en el transp
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El señor Bernardón se aprovechó
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aumentasen ellos mismos la severida
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-Pero ¿dónde pueden esconder esos
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distribuyéndose en todas partes el
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a cada uno de sus extremos alrededo
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la guillotina, viuda de todos aquel
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Se apoderó de la moneda, que desap
Page 1098 and 1099:
cinco años más joven, vivía feli
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aguardaron su madre y su hermano su
Page 1102 and 1103:
habían ido cambiando de naturaleza
Page 1104 and 1105:
manos del cadáver se encontró, en
Page 1106 and 1107:
trazar aquellas cuatro palabras que
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tío Sandro, que había llegado a s
Page 1110 and 1111:
arresto y la condena de su hermano,
Page 1112 and 1113:
en todo caso aceptar la oferta que
Page 1114 and 1115:
indudablemente, imposible el atrave
Page 1116 and 1117:
pesar de sus esfuerzos, un observad
Page 1118 and 1119:
la rada, la península de Saint Mad
Page 1120 and 1121:
altamar ya no hay encuentros que te
Page 1122 and 1123:
Varias antorchas corrían sobre el
Page 1124 and 1125:
desaparecer, su cabeza rapada se ha
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libertad. Tranquilo por esta parte,
Page 1128 and 1129:
llevaba a la espalda algunas provis
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-No es de despreciar. Eso sin conta
Page 1132 and 1133:
Juan Morenas se puso en marcha; se
Page 1134 and 1135:
Daban las nueve y la oscuridad era
Page 1136 and 1137:
había entre las dos placas, y desp
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quien, al sentirse cogido por el cu
Page 1140 and 1141:
su rostro. Quedaban los ojos, la fr
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De repente percibió el cuerpo derr
Page 1144 and 1145:
por tierra aquel montón de infamia
Page 1146 and 1147:
Apresuráronse a tender al notario
Page 1148 and 1149:
frente que hacía palidecer un mist
Page 1150 and 1151:
muelle abrasado por el sol, y sobre
Page 1152 and 1153:
a bordo del paquebot, al que la esp
Page 1154 and 1155:
-Cualesquiera que sean la ayuda y a
Page 1156 and 1157:
En aquel instante, resonó el terce
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sofocado al embarcadero, cuyo puent
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-¡Cómo, sus bultos! -replicó el
Page 1162 and 1163:
imaginación de allende el Océano.
Page 1164 and 1165:
mil, entre los cuales había dos mi
Page 1166 and 1167:
Llegó a figurárseme que él exhib
Page 1168 and 1169:
-¿Por qué el primero? -repuso otr
Page 1170 and 1171:
sacando de su bolsillo un reloj ado
Page 1172 and 1173:
El capitán montó en una violenta
Page 1174 and 1175:
eflexionar. Una parisiense no me ha
Page 1176 and 1177:
comercio de Burdeos y de El Havre d
Page 1178 and 1179:
-Lo que, sin duda, le choca -dijo M
Page 1180 and 1181:
-Ya que esas exhibiciones y esos re
Page 1182 and 1183:
una débil suma al precio señalado
Page 1184 and 1185:
triunfante licitador. Innumerables
Page 1186 and 1187:
curiosidad, o derribar la casa que
Page 1188 and 1189:
Hopkins se ocupaba ya en reclutar o
Page 1190 and 1191:
Baltimore. Los musical instruments,
Page 1192 and 1193:
partido que de ella había de sacar
Page 1194 and 1195:
Desde su aparición en la ciudad de
Page 1196 and 1197:
-¿Y quién nos lo impide? -Cornut
Page 1198 and 1199:
como tal, debían cambiarse las teo
Page 1200 and 1201:
humbug, como dicen los americanos,
Page 1202 and 1203:
Brongnart, y otros cien que han esc
Page 1204 and 1205:
espectáculo único. Por otra parte
Page 1206 and 1207:
agitada. Llegué, por fin, al borde
Page 1208 and 1209:
úfalos, de bueyes, de terneros y d
Page 1210 and 1211:
no pudo acabar más que girando sob
Page 1212 and 1213:
me costaron para extraerlas? ¿No e
Page 1214 and 1215:
hombre arruinado y se abrieron susc
Page 1216 and 1217:
matrimoniales, le responde con tono
Page 1218 and 1219:
La venta de los manuscritos a la vi
Page 1220 and 1221:
achiller al terminar los estudios s
Page 1222 and 1223:
palabra francesa nasal da la sensac
Page 1224 and 1225:
zancudas, los ojos irreconciliables
Page 1226 and 1227:
centímetros sobre del nivel del ma
Page 1228 and 1229:
puerta, dando un ejemplo poco digno
Page 1230 and 1231:
distinguió al devoto Eneas 4 , su
Page 1232 and 1233:
marqués abriga sus riquezas bajo l
Page 1234 and 1235:
-¡Activo! Es activo, e insisto sob
Page 1236 and 1237:
alcaldía de su pueblo; pero existe
Page 1238 and 1239:
pronombre siempre toma el lugar del
Page 1240 and 1241:
¡Pero en estas tardes indescriptib
Page 1242 and 1243:
Paraclet, ¿qué terribles insomnio
Page 1244 and 1245:
devoto Naso montó su regenerador c
Page 1246 and 1247:
¿Qué fracasos podían entonces es
Page 1248 and 1249:
hubiera sido Titirio! ¡Háganos co
Page 1250 and 1251:
persona de condición inferior! ¡E
Page 1252 and 1253:
Era un cerco, en toda la extensión
Page 1254 and 1255:
-¡Vides quantum te amem! Ya creo o
Page 1256 and 1257:
conducta de Naso Paraclet! ¡Despu
Page 1258 and 1259:
mano y de un asunto grande, sobre e
Page 1260 and 1261:
El señor Pertinax se inclinó en s
Page 1262 and 1263:
-¡Y eso que importa, señor! -Sin
Page 1264 and 1265:
ecos, oponiéndose a los de los sú
Page 1266 and 1267:
-¡Váyase, burgués de las leyes!
Page 1268 and 1269:
-¡A las siete, el señor marqués
Page 1270 and 1271:
varias atmósferas, y las infinitas
Page 1272 and 1273:
saludaron con ella. Es que ella flo
Page 1274 and 1275:
cuales no les faltó más que una r
Page 1276 and 1277:
El devoto profesor tomó a su alumn
Page 1278 and 1279:
pasiones deba fundirse con el prese
Page 1280 and 1281:
-¿Conoce usted a Fedro 59 ? -le di
Page 1282 and 1283:
1. Titán. Hijo de Tártaro y Gea,
Page 1284 and 1285:
libro de consulta de numerosas gene
Page 1286 and 1287:
21. Vayan a tocar el clarinete. Seg
Page 1288 and 1289:
nombres partitivos y las tres forma
Page 1290 and 1291:
50. Palabra formada por Verne. Con
Page 1292 and 1293:
Las aventuras de un capitán españ
Page 1294 and 1295:
funciones de satélite y provocase
Page 1296 and 1297:
familles la historia Los forzadores
Page 1298 and 1299:
imposible permitirme cualquier vaci
Page 1300 and 1301:
algunas horas les haremos perder nu
Page 1302 and 1303:
atmósfera. Eran las nueve de la no
Page 1304 and 1305:
gigantesco pino, inclinado sobre es
Page 1306 and 1307:
estaban por encima de la inteligenc
Page 1308 and 1309:
- ¡Los evitaremos! - ¡Dios lo qui
Page 1310 and 1311:
- Después hablamos -dijo San Carlo
Page 1312 and 1313:
- En los lagos de Arastille. - ¿Es
Page 1314 and 1315:
Los contrabandistas engancharon a s
Page 1316 and 1317:
- No. Él ha aprendido que los cara
Page 1318 and 1319:
inmensos, que sólo la mano de Ence
Page 1320 and 1321:
- ¿No tienes monedas españolas? -
Page 1322 and 1323:
naciente amanecer. Los flotantes pe
Page 1324 and 1325:
- Entonces, capitán, ya que se ace
Page 1326 and 1327:
y en poco tiempo llegaría a los bo
Page 1328 and 1329:
tan ocupados que no se habían dado
Page 1330 and 1331:
Pero, ¿existía la embarcación?
Page 1332 and 1333:
cobre y de hecho impermeables. Si l
Page 1334 and 1335:
El lago se iluminó de repente con
Page 1336 and 1337:
tierra, las mercancías, los fusile
Page 1338 and 1339:
capitán San Carlos se dispersó en
Page 1340 and 1341:
10. Planta de hojas espinosas, que
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Un expreso del futuro -Ande con cui
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Recompuse mentalmente aquel artícu
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lugar, pasaban luego bajo el atlán
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locos, y que usted puede lograr est
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Luego de perder unos minutos en est
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norteamericano, referido a los extr
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Julio Verne - Cuentos Completos - v1.0.rtf - adrastea80.byetho...

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