América Latina: La Patria Grande

Número 155 Diciembre 2007
NÚMERO 155 / AÑO XVIII / DICIEMBRE 2007
América Latina:
La patria
GRANDE
Arturo Valenzuela / Leonardo Curzio
Eugenio R. Balari / Germán Guerrero Pávez
Entrevistas con embajadores: Argentina,
Brasil, Cuba, Guatemala y Venezuela
La UNAM mañana
Jorge Bustamante / Roger Díaz de Cossío
Carlos Pallán Figueroa
También escriben:
Alejandro Carrillo Castro, Martha Anaya,
José Luis Valdés Ugalde, Ban Ki-moon,
Laurens Jan Brinkhorst
DIRECTOR GENERAL: MIGUEL LÓPEZ AZUARA
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m a n z a n i l l o
COLIMA
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Contigo en la
distancia
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a

Partido revolucionario institucional
Beatriz Paredes rangel
Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional
Jesús Murillo Karam
Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional
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y de Divulgación
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es de 5,000 ejemplares.
Diciembre de 2007. México.
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155 Diciembre de 2007
rEportajE
4 La UNAM: Grandes obligaciones, magros recursos
Sonia MoraleS
7 Diez mandamientos para una Universidad
Jorge BuStaMante
10 La Universidad que deberíamos tener
roger Díaz De CoSSío
12 La Universidad para 2012: Cuatro temas cruciales
CarloS Pallán Figueroa
EspEcial
14 Vocación latinoamericana
elíaS Chávez
17 América Latina: Las presidencias interrumpidas
arturo valenzuela
24 América Latina: modelo para armar
leonarDo Curzio
27 Chile y México, destinos enlazados
gerMán guerrero Pávez
28 México y Guatemala, vecinos estratégicos
elíaS Chávez
30 México en América Latina
eStela MoraleS CaMPoS
32 Caminito de México a Buenos Aires
elíaS Chávez
34 Cuba: hoy y mañana, sigue la Revolución
Sonia MoraleS
36 Centroamérica y el Caribe: recolonización o integración
eugenio r. Balari
38 Brasil y México, complementarios
Sonia MoraleS
40 Las razones de Venezuela
elíaS Chávez
42 El chavismo: ¿el futuro del pasado?
CarloS Pérez llana
Economía
44 Administración pública sin modelos extremos
aleJanDro Carrillo CaStro
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EstaDos
48 Baja California, retrato escrito
antonio MagaÑa
jUsticia
52 Voto por la reforma penal
gerarDo laveaga
política
54 ¡Qué añito, señor Fox!
Martha anaYa
intErnacional
58 Estados Unidos:
la tradición del poder
JoSé luiS valDéS ugalDe
60 Estados Unidos de Asia
Ban Ki-Moon
62 Europa:
Alta tensión en Bélgica y Holanda
laurenS Jan BrinKhorSt
GÉnEro
64 Reporteras: codo a codo
María elena MataDaMaS
cUltUra
70 Justicia Poética:
Juan Gelman, Premio Cervantes 2007
ClauDia Pérez
72 FIL Guadalajara: tributo a dos grandes
74 Lourdes Grobet: una historia de lucha… libre
María luiSa lÓPez
76 Nierman: el poder de los sentidos
roDolFo rivera g.
liBros
78 Un premio a la refl exión
alBerto SalaManCa
80 FORMA, para incitar el debate
contEniDo
jÓVEnEs
68 Juventud y política
uliSeS JoSé garCía roDríguez
PORTADA: Foto naSa / Earth Laboratory
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4
reportaje
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La UNAM
Grandes obligaciones, magros recursos
Su nombre no pasa inadvertido, concita
a todos por igual, provoca polémica. en especial
cuando cambia de rector, lo que ocurre cada
cuatro años, o cuando su comunidad muestra
descontento con ella o con su entorno.
en la actualidad, en la Universidad Nacional
autónoma de México (UNaM) se preparan
profesionistas en más de 70 especialidades
de cuatro áreas: ciencias físico-matemáticas
e ingenierías; químico-biológicas y medicina;
contaduría y administración de empresas,
y humanidades y artes. es la institución con más
historia en México.
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fotos: cuartoscuro
5

6
reportaje
Una de las 200 mejores del mundo,
de acuerdo con el estudio del World
University Rankings publicado en
noviembre de 2004 en The Times,
Higher Education Supplement.
Sonia MoraleS
Fundada hace 400 años, se reabrió en 1910; es
la más populosa del país, por lo menos; tiene
una población de casi 350 mil alumnos, docentes,
investigadores y trabajadores; goza de
un gran prestigio nacional e internacional derivado
de los logros de sus egresados que se integran al
campo profesional y a la investigación.
En ella se realiza el ciento por ciento de la investigación
básica –aquella que algunos consideran que no
tiene ninguna utilidad práctica, pero que ha llevado a
grandes descubrimientos, como el genoma humano– y
más de 50% de la investigación tecnológica directamente
aplicable a la industria en general.
Sus virtudes generan defectos. Su forma de administrarse
y gobernarse, derivada de su autonomía; la manera
de allegarse los enormes recursos que necesita (el
porcentaje más alto lo recibe del Estado) despierta protestas;
y el papel que juega frente a la sociedad al formar
profesionistas críticos, produce polémicas.
Desde su reapertura en 1910, en el declive del porfiriato,
levantó debates. Surgida en medio de la corriente
positivista, era vista con recelo por muchos intelectuales
que después participarían en el movimiento revolucionario.
En ese periodo, sus cierres y aperturas eran
constantes. Muchas de esas polémicas la sumergieron en
crisis de las que logró salir avante.
Siendo solamente Universidad Nacional de México,
en los primeros años, los inconformes protestaban
por las formas de evaluación y designación de directores
de escuelas y facultades. Un movimiento por esas causas
la llevó a conquistar su autonomía en 1929.
Vino entonces el debate sobre el tipo de educación
que en ella se impartiría (polémica Antonio Caso-Vicente
Lombardo, en 1933). Hoy prevalecen en la
UNAM la pluralidad de ideas y la libertad de cátedra.
Estas atribuciones son en ocasiones cuestionadas porque
provocan que los catedráticos no se apeguen a los
programas de estudio elaborados y avalados por sus
órganos colegiados. Así lo refrendan algunos de los
alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
entrevistados en ocasión del cambio de rector en la
institución en noviembre pasado. En efecto, José Narro
Robles, quien sustituyó a Juan Ramón de la Fuente, será
el rector para el periodo 2007-2011.
Algunas facultades (cuenta con 13, cuatro escuelas
de estudios superiores y cinco unidades multidisciplinarias
en la zona metropolitana: Acatlán, Cuautitlán, Zaragoza,
Aragón e Iztacala) han establecido sistemas de
exámenes departamentales para obligar a los profesores
a cubrir los programas de estudios y ayudar a que los
alumnos egresen mejor preparados. Trabajo de años.
Quizá por eso, en septiembre de 2004, el Instituto de
Altos Estudios de la Universidad de Shanghai Jiao Tong
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la colocó en el lugar 153 –de 500– del Academic Ranking
of World Universities. De acuerdo con la nota publicada
en la Gaceta de la UNAM, esta clasificación se realiza
“con base en criterios como el desempeño académicos
de sus profesores, la ponderación de sus premios Nobel,
de sus investigadores altamente citados y de los artículos
publicados en las revistas Science y Nature; además de los
que aparecen en el Science Citation Index-Expanded y en
el Social Science Citation Index.
En noviembre de 2004 fue incluida en el estudio del
World University Rankings, publicado en The Times Higher
Education Supplement, como una de las 200 mejores
del mundo.
Además, el periódico británico aclaró que se trataba
de “la única institución educativa latinoamericana que
figura en el ranking y posiblemente la universidad más
grande del mundo por su número de alumnos”.
El siguiente año volvió a mantenerse entre las mejores.
El periódico inglés The Times, de acuerdo con el
ranking de la Asociación Internacional de Universidades,
la colocó en el lugar 95, por arriba de universidades
muy prestigiadas, como las de Liverpool, Inglaterra; París
I, Francia; Sur de California; La Sapienza, de Roma;
Frankfurt, Alemania; Georgetown, Estados Unidos; Bologna,
Italia, así como la de Shanghai.
De acuerdo con el Times, para 2006 la UNAM se
ubicó en el lugar 74 entre todas la universidades del mundo.
Sin embargo, en noviembre de 2007 pasó al lugar 192
de esta misma evaluación. Arriba de ella aparecen, por
primer vez, dos universidades brasileñas: la de Sao Paolo
(175) y la de Campinas (177).
Pero, en el ranking mundial de Universidades en la
Web, realizado en España por el Consejo Superior de Investigaciones
científicas (CSIC) en 2007, logró el lugar 68
y se ubicó como institución de educación superior líder
de internet en Iberoamérica.
La necesidad de elevar el número de titulados
para competir en esos rankings implicó modificar
los reglamentos de permanencia en la institución,
poniendo fechas límite para presentar el llamado
examen de grado. De esta manera han aumentado
las cifras de egresados con título y cédula profesional,
incluso, en este momento ambos documentos se
entregan simultáneamente en las oficinas de trámites
administrativos.
norMatividad, en debate
En 1945 fueron expedidos la Ley Orgánica y el Estatuto
General de la UNAM, que establecen la forma de administrarse
y de gobernarse. Ambas legislaciones han sido
impugnadas en las últimas décadas por considerarse que
son “obsoletas” y que, por lo tanto, no responden a las
necesidades de una institución que creció rápidamente
después de los años setenta.
diez mandamientos
para una Universidad
Jorge bUStaMante
Primero.- Un énfasis en los idiomas extranjeros,
mínimo el dominio del inglés hablado y escrito.
De preferencia, inglés y francés.
Segundo.- Internalizar el sentido de la crítica
como práctica concomitante a la amistad y a la
relación colegial. En los países más avanzados el
mejor amigo o colega es el que nos critica constructivamente.
En general, en México, al que critica
se le define como enemigo.
tercero.- Crear mecanismos de evaluación externa
para la producción académica, tanto para
la investigación como para la docencia. El SNI
adolece de baja credibilidad, además de subvaluar
la docencia.
Cuarto.- Exigir el nivel de doctorado para todo
profesor que imparta cursos arriba del nivel de
licenciatura.
Quinto.- Aumentar el presupuesto (creación de
plazas) para la repatriación de mexicanos graduados
en el extranjero.
Sexto.- Incorporar los resultados de evaluaciones
externas a los requisitos de promoción académica.
Séptimo.- Elevar el nivel de reconocimiento
interno (en ascensos y en dinero) a los premios
nacionales e internacionales de investigación
científica otorgados a graduados de instituciones
mexicanas por instituciones del más alto nivel
académico reconocidas internacionalmente.
octavo.- Elevar el número y la difusión de revistas
de carácter científico o humanístico con arbitrajes
externos (de profesores o investigadores
con nivel de doctorado) de facultades e institutos
de la UNAM.
noveno.- Premiar con ascensos y estímulos
monetarios a los autores o responsables principales
de proyectos financiados por fundaciones
extranjeras.
décimo.- Premiar con ascensos y estímulos monetarios
a los autores de patentes. a
Premio Nacional de Ciencias 1988. Premio Nacional
de Demografía 1994. Titular de la cátedra Eugene
Conley de Sociología en la Universidad de Notre Dame.
Presidente fundador de El Colegio de la Frontera
Norte (1982-1998). Relator Especial de la ONU para
los Derechos Humanos de los Migrantes desde julio de
2005. Cuarto Reconocimiento a las Humanidades y
Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, 2007.
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7

8
reportaje
Se objetan en especial las formas para elegir al rector
y para integrar sus órganos colegiados: la Junta de
Gobierno se compone de 15 miembros distinguidos
por su trabajo académico; y el Consejo Universitario lo
forman directivos de facultades e institutos más dos representantes
de profesores, de alumnos y de trabajadores
de cada dependencia. Se argumenta que estos órganos
colegiados no son representativos de una comunidad de
más de 300 mil personas.
Por otro lado, la Junta de Gobierno selecciona al rector
y a los directores de las facultades, institutos y escuelas,
mecanismo también controvertido, pues se dice que
omite la participación de una gran parte de la comunidad
académica, además de que persiste la idea de que los proyectos
académicos son subordinados muchas veces a los
intereses particulares de dirigentes o autoridades.
reflexión Sobre el fUtUro
Sus profesores e investigadores eméritos lo afirman: hoy
la UNAM está bien. Pero consideran que todavía hay
mucho por hacer.
Julieta Fierro, investigadora premiada por su trabajo
como divulgadora de la ciencia, considera necesario
modernizar los planes y programas de estudios de manera
bianual. Incluso, abrir o cerrar carreras. Propone también
reforzar los cursos de educación continua, es decir,
su relación con el resto de la sociedad y de la República,
para que la UNAM sea la gran educadora.
Además de los aspectos académicos, Fierro señala
que también el sindicato debe modernizar sus prácticas
y admite que el personal requiere mejores salarios
y prestaciones.
Y luego de insistir en que la UNAM necesita un
proyecto para participar en un plan de desarrollo del país
que alivie los problemas sociales, propone aumentar el
número de investigadores en toda la República, con percepciones
homologadas a la que perciben quienes van
del centro y a los que ya están allá, señala.
Horacio Merchant Larrios, investigador emérito
(1998), considera que hay muchas cosas que revisar en la
UNAM y propone una apertura de las autoridades hacia
la comunidad, “es decir, que se le tome en cuenta en la
toma de decisiones, porque a final de cuentas nosotros
somos la Universidad”.
Argumenta: el autoritarismo deriva del miedo a las
presiones de los grupos politizados, “y dicen que es la única
manera de salvar a la Universidad de estos grupos ligados
a partidos políticos”. De acuerdo con el investigador,
las autoridades se autonombran dueñas de la Universidad
y el 90% restante de la comunidad queda sin participar.
“La Universidad somos los profesores, los alumnos”,
reitera y rechaza la idea de utilizar la institución para
otros fines que no sean los universitarios, que, además,
propician todo tipo de debates, tanto los que ejercen el
poder desde la administración como los que la cierran
usando el poder de “sus demandas”. Para él lo importante
sería favorecer más “la participación de los grupos colegiados
y académicos, no politizados”.
Enrique Piña Garza, profesor emérito de la Facultad
de Medicina, opina en el mismo sentido: “queremos una
universidad académica, no con tintes políticos”. Como su
colega, propone establecer procesos para el desarrollo de
la academia. Dice que con la administración que termina
se salió de un bache, pero no se hizo nada por la academia.
“Sí, la dejaron muy bonita, pero ¿y lo académico?”.
Herminia Pasantes-Morales, investigadora emérita,
señala que la Universidad es una institución de mucho
prestigio, “desde antes de que Juan Ramón de la Fuente
asumiera la Rectoría. Tuvo un problema grave. Pero ya
está bien, como antes”.
Para ella lo importante en este momento es impulsar
el desarrollo tecnológico, la investigación desde los
post grados, donde los estudiantes deben vincularse con
los problemas del país, identificarlos y proponer soluciones.
También añade: darle más calidad a varias de las
licenciaturas.
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Para ingreSar a la UnaM
Su calidad, prestigio y cuotas nimias la convierten en
la opción educativa para muchos jóvenes, sobre todo
de escasos recursos. Su demanda es alta. Se puede ingresar
por dos vías: a través del bachillerato, que ofrece
en nueve preparatorias y cinco Colegios de Ciencias y
Humanidades (CCH), o directamente a la licenciatura,
en ambos casos mediante la aplicación de un examen de
admisión.
De hecho, el sistema de la Escuela Nacional Preparatoria
constituyó las primeras dependencias con las
que se fundo la UNAM. Es un nivel que los diferentes
rectores han considerado importante, y por eso lo siguen
defendiendo pese a que algunos observadores internacionales
sugieran separarlo de la institución por considerarlo
foco de constantes movimientos estudiantiles.
Uno de los puntos controvertidos y que ha generado
movimientos de protesta estudiantil es el llamado
“pase automático” al nivel de licenciatura que tenían los
alumnos de preparatoria por ser ésta parte
de la institución. Sin embargo, la demanda
de ingreso de alumnos provenientes de bachilleratos
particulares presionó para que se
revisara este sistema. Muchos estudiantes se
quedaban durante años y sus calificaciones
eran bajas. En 1966 se reformó ese sistema y
se estableció el “pase reglamentado”, decisión
que provocó y ha provocado movimientos y
protestas estudiantiles a lo largo de los años.
No se le movió. Y sigue apareciendo como
norma de las modificaciones de 1973.
De hecho, la alta demanda de ingreso al
nivel de bachillerato provocó un conflicto social en 1995,
cuando de los casi 180 mil solicitantes ingresaron apenas
34 mil alumnos a preparatorias y Colegios de Ciencias
y Humanidades. Una coordinación entre autoridades de
los bachilleratos públicos (IPN, Colegio de Bachilleres,
Conalep), con intervención de la Secretaría de Educación
Pública, creó entonces el Examen Único de Ingreso
al Bachillerato.
El pase reglamentado opera desde 1998. Los alumnos
del bachillerato de la UNAM tienen tres años para
terminar su ciclo, y deben obtener un promedio mayor
de 7 para acceder sin examen de admisión a la licenciatura
que elijan. De lo contrario, deben presentar ese
examen, igual que los alumnos provenientes de otros
bachilleratos.
Ante el aumento de la demanda, también está supeditado
a que haya lugar en la licenciatura elegida. La
UNAM tiene cada vez más especialidades consideradas
“de alta demanda” o “saturadas”. De años atrás, están saturadas
sobre todo las carreras de medicina, algunas ingenierías
y contaduría, pero ahora se agregan a esa lista
las ingenierías en computación e informática que se imparten
en la Facultad de Contaduría y Administración.
Las especialidades que se relacionan con las ciencias de
la comunicación están también saturadas. Para ingresar
a éstas los alumnos que vienen del bachillerato de la
UNAM tienen que tener un promedio superior a 9 y los
que presentan examen de admisión se atienen a al cupo.
Es decir, según el número de lugares es el corte en el puntaje
obtenido en el examen.
Parecería que algunas carreras de humanidades no
lo están. Sin embargo, especialidades como piano y canto,
que se imparten en la Escuela Nacional de Música,
presentan también este problema por el número bajo de
lugares que se ofrecen: no más de 10.
La UNAM también ofrece nuevas especialidades,
como ingeniería geomática, mecatrónica, robótica, ingeniería
en telecomunicaciones, planifación para el desarrollo
agropecuario, entre otras, en el llamado sistema escolarizado,
y 19 en el Sistema de Universidad Abierta (SUA).
ráPido CreCiMiento
En los años setenta la UNAM vivió su mayor
crecimiento poblacional. En esa década
se inauguraron los Colegios de Ciencias y
Humanidades y empezaron a operar las primeras
Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales
(ENEP), hoy unidades multidisciplinarias.
También afrontó una fuerte crisis
por la demandad de sus trabajadores para
que les reconocieron el sindicato: hoy tiene
dos, uno de trabajadores administrativos y
otro de académicos.
Pero en el tema académico tuvo que contratar una
gran cantidad de profesores para atender el aumento poblacional
de alumnos. Algunos jóvenes que apenas terminaban
sus especialidades, sin haberse titulado, fueron
habilitados para impartir cátedra, provocando a la larga
un problema académico.
En 1986 el rector Jorge Carpizo denunció esa situación
en el documento Fortalezas y Debilidades de la
UNAM, que presentó al Consejo Universitario y que se
volvió polémico porque incluía, entre otras cosas, la propuesta
de aumentar las cuotas de ingreso para allegarse
más recursos, que, a pesar de los aumentos del presupuesto
procedente de la Federación, no han sido suficientes.
A sus ya tradicionales conflictos se sumó ahora el
bajo nivel académico de algunos profesores y, por derivación,
el egreso de profesionistas mal preparados, argumento
utilizado hasta la fecha para denostarla cada vez
que hay algún movimiento estudiantil de protesta.
En el mismo año de 1986, los estudiantes crearon el
Consejo General de Huelga (CGH), como remembranza
al de 1968 (que fue un movimiento no constreñido sólo a
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9

10
reportaje
los pagos de inscripciones
y colegiaturas son sólo
una de las vertientes
de un problema mayor:
el financiamiento
de la institución.
la UNAM), e iniciaron un movimiento huelguístico para
oponerse a la modificación de las cuotas y a la aplicación
del pase reglamentado de bachillerato a licenciatura,
además de demandar la adecuación de su legislación y
de sus órganos de autoridad al tamaño de la institución.
Jorge Carpizo no renunció, pero no se reeligió como
muchos esperaban. Lo sucedió José Sarukhán, quien
asumió los compromisos de su predecesor y organizó el
Primer Congreso Universitario en 1990, acordado para
levantar el movimiento estudiantil.
El problema del rezago académico de la UNAM fue
tomado como bandera por muchas instituciones privadas
para allegarse alumnos.
La contratación de profesores fue modificada. Ahora
se exigen maestrías y doctorados, de acuerdo con los
lineamientos internacionales de calidad, para participar
la Universidad que deberíamos tener
roger díaz de CoSSío
Nuestras universidades deben alcanzar las siguientes
características:
1. Estar abiertas a la sociedad. Esto quiere decir que
cualquier persona que desee asistir a un curso, pueda
hacerlo sin restricciones, salvo las del cupo del salón.
2. Como alguna vez dijo Ackoff, no deberían tener
requisitos de entrada o de salida. Esto es muy difícil
en un país que, como el nuestro, no tiene suficiente
cobertura.
3. Hacer exámenes de admisión, pero no para una carrera
en particular, sino para entrar a la Universidad a
estudiar. El examen sería sobre las competencias básicas,
matemáticas, lengua y ciencias.
4. Que se puedan acreditar saberes intermedios después
de cada año de estudios.
5. Que todas las asignaturas puedan aprobarse a título
de suficiencia, aunque no se hayan cursado.
6. Que para cada especialidad o disciplina existan
grupos de tutores inteligentes que ayuden a los alumnos
a escoger, con toda libertad, su ruta de estudios.
7. Los requisitos escolares para las profesiones serían
fijados por los colegios de profesionales de entre los
cursos que ofrece la Universidad. El alumno tendría
libertad de seguirlos total o parcialmente.
8. Aceptar alumnos que trabajan y diseñarles programás
reducidos de estudios.
9. Reconocer los estudios que se hacen en todo el
sistema de universidades públicas y aceptar a estudiantes
que tengan ya unas cuantas materias (créditos)
aprobados. En sentido contrario, se pediría a las
demás instituciones que acepten estudiantes con estudios
incompletos y que se los reconozcan.
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en los exámenes de oposición por plazas definitivas, tanto
de profesores de asignatura como de carrera. A los que
entran como docentes de asignatura, impartiendo una o
dos materias, se les exige licenciatura, aunque los salarios
siguen siendo muy bajos en ambos casos. Es decir, ser
catedrático de la UNAM sigue siendo una labor social.
laS CUotaS
Los pagos de inscripciones y colegiaturas han sido tema
polémico desde la fundación de la institución. Sin embargo,
son sólo una de las vertientes de un problema mayor:
el financiamiento de la institución.
Cada vez que alguna administración intenta modificar
el Reglamento de Pagos se generan protestas estudiantiles.
Ese reglamento incluye pagos por inscripciones
y reinscripciones, tanto de alumnos nacionales como
extranjeros; costos de exámenes extraordinarios y otros
servicios, como la expedición de credenciales y documentos
en general.
El aumento en el pago de cuotas de colegiaturas y
de exámenes ha sido siempre un punto álgido. Por eso
se encontró como solución emitir recibos de pago con
dos rubros: 20 centavos, establecidos en el reglamento, y
aportaciones voluntarias.
Este sistema ya funcionaba en 1999, cuando el rector
Francisco Barnés de Castro intentó modificar ese reglamento,
lo que provocó la protesta y una de las huelgas
más largas que ha tenido la institución. Hoy el tema se ha
10. Promover que todos los estudiantes puedan hacer
una parte de sus estudios fuera de la Universidad, en
otras instituciones o a distancia.
¿Por qué es tan difícil lograr el decálogo anterior? No
representa gasto alguno. Únicamente la voluntad política
para mejorar. Creo que cada uno de los puntos
del decálogo implica un cambio de costumbres o de
actitud. Para lograrlos hay que vencer fronteras autoritarias
fijadas por la tradición y la historia.
Nunca reconocemos en los alumnos, como tampoco
en nuestros hijos, la capacidad de decidir por
ellos mismos. Somos una sociedad autoritaria y llena
de complejos de inferioridad.
Lo mismo pasa con los maestros. Se les dice
exactamente lo que deben enseñar cada hora y ¡ay del
que no cumpla! Pero ¿quién dice lo que debe enseñarse?
Oscuros y misteriosos comités.
¿Por qué no reconocemos a los demás? Somos
convertido en tabú, a tal grado que todos los aspirantes
en el pasado proceso de selección de rector rechazaron
que tuvieran la intención de modificar las cuotas.
Juan Ramón de la Fuente, sustituto de Barnés de
Castro en 1999 –quien para entonces cumplía apenas
la mitad de su periodo–, no volvió a tocar el tema en
ninguno de los dos periodos que estuvo al frente de la
institución. En cambio, se dedicó a continuar con el proyecto
aplicado por sus antecesores, consistente en hacer
convenios de investigación con empresas privadas y pactando
el ingreso de recursos para la UNAM mediante la
protección de los derechos de las investigaciones de sus
académicos, y reiteradamente demandó que aumentara
el presupuesto otorgado por el gobierno federal, el cual,
efectivamente, se elevó más del ciento por ciento en los
últimos ocho años.
Según estadísticas de la propia institución, en 2007
el presupuesto ascendió a 20 mil 45 millones 250 mil
pesos, de los cuales 17 mil 724 millones 498 mil fueron
entregados por el gobierno federal y el resto fueron
generados por la propia UNAM, mientras que en 1999
recibió 9 mil 543 millones 250 mil 331 pesos.
Hoy, en esta institución, que también incide en
otros estados de la República mediante sus 61 centros
y a nivel internacional a través de sus cinco centros de
extensión en Estados Unidos y Canadá, las aguas están
en calma. a
Periodista
también desconfiados y sólo en los nuestros tenemos
fe. No nos abrimos a toda la sociedad, no vayamos a enseñar
el cobre. Es significativo que el papel de un tutor
con autoridad no existe en nuestras universidades, las
que tienen consagrado un plan de estudios inamovible
que todos deben seguir. No hay razón para los tutores.
Prácticamente todas las grandes universidades
del mundo cumplen con una buena parte del decálogo,
salvo quizá los primeros dos puntos (estar abiertas
y no tener requisitos de entrada ni de salida, o sea
que las universidades se usen a placer).
Para alcanzar el decálogo, debemos estar conscientes
de nuestras limitaciones y tratar de superarlas.
Ojalá que, cada vez más, caminemos hacia la libertad
de alumnos y maestros, que ahora no tienen ninguna,
y que dejemos de ser desconfiados y autoritarios. a
Vicepresidente de la Fundación Javier Barros Sierra. Asesor
del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).
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11

12
reportaje
La universidad para 2012
Cuatro temas cruciales
Los desafíos para la educación superior no sólo son de dinero, esencialmente
tienen que ver con soluciones más imaginativas y más específicas.
CarloS Pallán figUeroa
1. Hace ya muchos años, en el Excélsior, Pablo Latapí decía
que una reunión social o una cena aburrida podría
animarse rápidamente si alguien afirmaba que la educación
estaba en crisis. Algo similar podría aplicarse al
tema de las universidades, tanto antes como ahora. Pero
las evidencias para documentar esa temática han ido disminuyendo
o desapareciendo. Positivamente, los últimos
25 años han traído una integración y desarrollo gradual
del subsistema de educación superior.
Con la inminencia de la publicación del programa
del sector educativo que se desprende del Plan Nacional
de Desarrollo, aquí se abordan cuatro temas cruciales que
la educación superior requiere incorporar para mantener
la línea de consistencia y continuidad de la política pública
en esos 25 años. Con ello quiero indicar implícitamente
que no tengo la expectativa de que ese programa
contenga planteamientos o modificaciones trascendentales
que súbitamente modifiquen lo ahora establecido. El
dicho de “más vale paso que dure y no trote que canse”
adquiere vigencia plena para el futuro en esta materia.
2. Cuatro son los grandes temas en los cuales las políticas
del sector deben poner énfasis, independientemente
de los instrumentos y modalidades organizativas que se
adopten. A continuación se enuncian y describen brevemente
cada uno de ellos:
política de estado. Una orientación general en esta materia
se relacionaría con los distintos órdenes de gobierno
y con otros ámbitos de los sectores público y privado. Por
lo que se refiere a lo primero, y aunque parezca olvidarse
frecuentemente, en el subsistema de educación superior
confluyen el gobierno federal y los regímenes estatales.
Históricamente estos últimos fueron dejando a la Federación
con el mayor peso en materia de financiamiento (alrededor
de dos terceras partes) y también con la iniciativa
en materia de innovación y nuevos programas.
Por lo que se refiere a los sectores, destaca el que
relaciona a la educación superior con la ciencia y la tecnología.
De acuerdo con ello, las universidades tendrían
que unirse estrechamente con ese sector, o bien, generar
más y mejores procesos de innovación tecnológica, toda
vez que los últimos se constituyen en el catalizador in-
dispensable para el crecimiento económico y la competitividad,
cuestiones esenciales de la orientación sectorial
en materia económica y financiera nacionales. No basta
con atraer inversiones, acumular trabajo, infraestructura
y capital físico. Sin desarrollo tecnológico esos insumos
no serán aprovechados debidamente. La utilización de
tecnología es el factor que detona la productividad del
capital humano y físico. Solo así podrá haber un mayor
crecimiento económico en el país.
Una política de Estado supone definiciones y el
establecimiento de mecanismos permanentes en materias
de regulación, coordinación y financiamiento, pero
también, al mismo tiempo, tener muy claras las finalidades
y el papel que la educación superior, la cultura,
la ciencia y la tecnología juegan en las prioridades del
desarrollo nacional.
Calidad. Cualquier política pública del nivel superior
debe tener como centro el mejoramiento de la calidad
de dicho subsistema. Dentro de este aspecto debiera
incluirse lo relativo a la ampliación de la cobertura en
todo el país, la vinculación con la sociedad y el sector
productivo, así como la integración con el sistema
científico y tecnológico.
Por lo que se refiere al primer aspecto, el gran crecimiento
de la matrícula en educación superior trajo
graves problemas de calidad manifestados en muy diversos
órdenes. Desde hace dos sexenios ha habido
conciencia del fenómeno y se han instrumentado programas
que, en el ámbito público, se orientaron hacia
el aseguramiento de la calidad en ese nivel educativo.
Los números en todo el sector de educación superior
son impresionantes. De 40 mil estudiantes en 1960 se
ha llegado a los 2.7 millones actuales. Evidentemente,
el sector público tendrá que seguir aplicando recursos y
esfuerzos para hacer frente a una creciente demanda de
estudios. Determinar en qué áreas de estudios, regiones
geográficas y modalidades de integración con otros sectores
constituye parte de las definiciones fundamentales
que deberán adoptarse.
El segundo aspecto, el de vinculación, se relaciona
con las formas y modos en que la educación superior
interactúa con su entorno. Cualquier institución de este
tipo tiene una profunda responsabilidad social. Nece-
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sariamente las universidades deben dirigir sus acciones
hacia los distintos grupos sociales, organismos civiles,
pequeñas y medianas empresas y organizaciones no gubernamentales.
Una propuesta como ésta no es nueva,
pero parece necesario redoblar el paso y multiplicar las
acciones, particularmente aquellas que provienen de los
planes y programas de estudios.
El tercer aspecto, el relativo a la integración con el
sistema científico y tecnológico, significa que las universidades,
independientemente de sus misiones institucionales,
requieren fortalecer sus capacidades académicas,
contándose entre ellas la investigación y la aplicación de
conocimientos, que a su vez presuponen la formación de
recursos humanos de alto nivel.
Coordinación y regulación. La educación superior ha
crecido enormemente, en matrícula e instituciones. En
los últimos años ha incorporado nuevas actividades y
programas que responden a necesidades y demandas sociales.
No obstante, sus mecanismos de coordinación y de
regulación se han mantenido sin modificación. Actualizarlos
se convierte en una tarea de capital importancia.
Esto significa que la educación superior deberá integrarse
cada vez con mayor vigor como un auténtico sistema. Una
entidad que agrupe a todas las partes y, al mismo tiempo,
permita el desarrollo individual de cada una de sus instituciones,
en función de su propia naturaleza, vocación
y visión. Esto último es particularmente importante para
las que participan del régimen de autonomía.
Una adecuación indispensable es la actualización
de algunas de las disposiciones en vigor, entre ellas la
Ley para la Coordinación de la Educación Superior, al
mismo tiempo que la expedición de algunas nuevas,
como sería el caso de una ley general de educación
superior, una nueva ley de profesiones acorde con los
tiempos y circunstancias actuales, así como una defi-
nición más precisa de las normas laborales dentro de
las universidades públicas autónomas.
Financiamiento.- La dotación de recursos financieros a
las instituciones públicas se relaciona directamente con
el crecimiento económico del país y el fortalecimiento
de las finazas públicas. El presupuesto federal para 2008
contiene ya el monto histórico nunca antes alcanzado en
esta materia: 0.65% del PIB. En el marco de una autentica
distribución de compromisos fiscales, la Federación y
las entidades federativas deberían lograr, en los próximos
cinco años, un acuerdo que les permita poner orden en
esta materia. Una antigua aspiración al respecto es que las
instituciones públicas de educación superior estén suje-
tas a mecanismos estables de financiamiento que vayan
eliminando las disparidades regionales e institucionales.
La ampliación del sistema público de educación superior
deberá realizarse con nuevos recursos, etiquetados para
ese propósito, y por un número de años suficientes para
alcanzar la consolidación respectiva.
3. Colofón. Los cursos de acción que adopten las políticas
públicas en educación superior estarán influidos por
las cuatro cuestiones cruciales ya abordadas. El subsistema
ha pasado por una integración y desarrollo graduales
cuyo ritmo es ya insuficiente para los tiempos venideros.
Los actuales desafíos para el desarrollo de la educación
superior no sólo son de dinero, esencialmente tienen que
ver con soluciones más imaginativas y, simultáneamente,
más específicas que permitan hacer frente a las nuevas
circunstancias del entorno. a
Profesor universitario, ex Rector de la Unidad Azcapotzalco
de la Universidad Autónoma Metropolitana,
ex Secretario general ejecutivo de la ANUIES
y Premio Anual de Administración Pública (INAP).
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especial
Vocación
latinoamericana
Hoy, algunos consideran duramente a américa latina como el continente de la frustración.
a pesar de que en los últimos años la democracia casi se ha generalizado,
dos tercios de la población viven en estado de subnutrición, inclusive de hambre crónica.
elías chávez
Lejos de ser la Patria Grande anhelada desde
hace casi dos siglos, América Latina, dividida
en 20 repúblicas y 9 dependencias, lucha
ahora contra la pobreza, la carencia de
educación estratégica, la falta de inversión
en tecnología y ciencia... Sobre todo, lucha contra la
desintegración económica.
América Latina es considerada una gran nación
dividida en varios países. Por ello, su vocación integracionista
es histórica. Estamos identificados culturalmente,
étnicamente, idiomáticamente. En esto no
tenemos mayores divergencias. Inclusive los intercambios
son frecuentes en las artes, los deportes y, en menor
medida, en lo científico y tecnológico.
Desgraciadamente, los obstáculos se multiplican
para impedir el intercambio económico, donde es más
necesaria la unión para tener capacidad negociadora
ante las grandes potencias.
La historia ha demostrado que la integración latinoamericana
no es fácil. Hace poco más de 100 años,
América Latina era llamada el continente de la esperanza.
Millones de personas llegaban a la región deci-
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didas a “hacer la América”. Los hombres más lúcidos
ponían su fe en esta parte del mundo, con tierras de
muy variadas posibilidades de riqueza, diferentes climas
e instituciones liberales que parecían la cúspide de
la ciencia política y de la evolución del pensamiento.
Hoy, algunos consideran duramente a América
Latina como el continente de la frustración. A pesar
de que en los últimos años la democracia casi se ha
generalizado, dos tercios de la población viven en estado
de subnutrición, inclusive de hambre crónica en
algunas zonas.
También, más de la mitad de la población sufre
condiciones de trabajo semifeudales. La extrema desigualdad
social reina en prácticamente todos los países
latinoamericanos. Este es un subcontinente rico en el
que viven pueblos pobres. Somos “como un mendigo
sentado sobre un montón de oro”, decía Humboldt.
características de la población
La mayor parte de la población en América Latina son
jóvenes menores de 30 años. La esperanza de vida varía
entre 70 y 80 años, y más de la mitad de los latinoamericanos
vive en el medio rural.
Casos especiales son Argentina, Chile, Cuba y Uruguay,
donde la mayor parte de sus habitantes son adultos.
Países como Brasil, Costa Rica, El Salvador, Honduras,
Nicaragua, Panamá, Puerto Rico y República Dominicana
tienen la mayor cantidad de jóvenes, no solo de la
región, sino de todo el continente, con una mayoría poblacional
cuya edad es inferior a los 25 años.
En países como México, Bolivia, Colombia, Ecuador,
Guatemala, Haití, Paraguay, Perú y Venezuela, la mayoría
de los habitantes son jóvenes, aunque en las últimas décadas
se ha experimentado también un gran crecimiento
en la población adulta y un progresivo envejecimiento similar
al de Europa y algunos países asiáticos.
La mayor parte de la población es católica. El protestantismo
se profesa en forma minoritaria, aunque
es influyente en países como Argentina, Brasil, Chile,
Costa Rica y Puerto Rico. En este último se equilibra
casi con los que practican la religión católica.
Muchas creencias indígenas son practicadas en
países como Bolivia, Guatemala, México y Perú. Otros
rituales, de origen africano, están presentes en Cuba,
Brasil, Haití y en las provincias ultramarinas de Francia
(Guadalupe, Guayana Francesa y Martinica). Algunos
ritos se entremezclan con prácticas cristianas.
Fuerzas armadas
La mayor parte de los países de América Latina no posee
fuerzas armadas poderosas, aunque el servicio militar
sea obligatorio. Inclusive, Costa Rica, Panamá, Haití y
Puerto Rico carecen de ejércitos profesionales. (Puerto
Rico está ocupado por tropas estadounidenses).
Por su parte, México, Argentina, Chile, Brasil,
Perú y Venezuela cuentan con ejércitos bien dotados,
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fotos: cuartoscuro
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especial
mientras que Colombia, Cuba, Ecuador y Uruguay poseen
fuerzas armadas estables.
Bolivia, Paraguay, República Dominicana y gran
parte de los países de Centroamérica tienen ejércitos
mal equipados y faltos de entrenamiento.
Similitudes históricas y culturales de los pueblos
latinoamericanos han llevado a crear la idea de América
Latina como una patria grande común. El plan
de regularización de inmigrantes procedentes de países
fronterizos iniciado por Argentina en 2006 lleva el
nombre, precisamente, de Patria Grande.
Hasta hace poco, hablar de América Latina era
discutir los avatares de regímenes dictatoriales, de la
ruina económica, del Fondo Monetario Internacional
(FMI) y su papel en la deuda de nuestras naciones, casi
imposible de pagar.
Actualmente, el término América Latina implica
un sentido de supra-nacionalidad respecto de los Estados-Nación,
y se manifiesta en diferentes iniciativas
comunes tendentes a la formación de organismos políticos
que lo articulen.
La Unidad Latinoamericana es un concepto político-cultural
extendido desde los tiempos de la Independencia.
Partidos políticos, sectores sociales, intelectuales
y artistas de diversa extracción han expresado
reiteradamente su adhesión a distintas formas de unidad
latinoamericana, desde organizaciones supranacionales,
como la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI), hasta instancias de coordinación
política, como la Conferencia Permanente de Partidos
Políticos de América Latina (COPPPAL); culturales,
como la Unión de Universidades de América Latina y
el Caribe (UDUAL), o sectoriales que adoptan la forma
de “uniones latinoamericanas”.
Se han desarrollado también experiencias más o
menos exitosas de integración subregional, como el
Mercosur, la Comunidad Andina, o el Sistema de Integración
Centroamericana (SICA).
Algunos de los embajadores entrevistados por
Examena aseguran que el crecimiento económico de
América Latina y la democracia son fenómenos que no
pueden darse aislados. Piensan que el inicio del siglo
XXI ofrece una importante plataforma de lanzamiento
de renovadas aspiraciones latinoamericanas. Para lograrlo,
dicen, debe plantearse una nueva relación frente
a actores internacionales y extracontinentales, por
ejemplo frente a la Unión Europea.
diálogo y diversidad
A pesar de problemas que persisten desde hace
años entre países de la región, como la salida al mar
que demanda Bolivia, muchos políticos y expertos
señalan la necesidad de avanzar en el diálogo inte-
De acuerdo con la comisión Económica para américa
Latina y el caribe (cEPaL), la población total de américa
Latina hasta el año 2006 ascendía a 568 millones 936
mil habitantes. Incluye 46 países: anguila, antigua y
Barbuda, antillas Neerlandesas, argentina, aruba, Bahamas,
Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, chile, colombia,
costa rica, cuba, Dominica, Ecuador, El salvador, Granada,
Guadalupe, Guatemala, Guyana, Guyana francesa,
Haití, Honduras, Islas Vírgenes Británicas, Islas caimán,
Islas Malvinas, Islas turcos y caicos, Islas Vírgenes de los
Estados unidos, Jamaica, Martinica, México, Montserrat,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto rico, república
Bolivariana de Venezuela, república Dominicana,
saint Kitts y Nevis, santa Lucía, san Vicente y las Granadinas,
surinam, trinidad y tobago y uruguay.
La geografía de américa Latina perfila un largo espacio
longitudinal que discurre desde el río Bravo hasta
el cabo de Hornos en tierra del fuego, en tanto que el
espacio horizontal va del océano Pacífico al atlántico.
ramericano, por encima de diferencias nacionales.
Un diálogo que, en el marco de la diversidad continental,
tome en cuenta tanto aspiraciones comunes
como diferencias y características nacionales singulares;
un diálogo de respeto que fortalezca no sólo a la
región para negociar mejor, de forma madura y provechosa,
sino un diálogo que sepa impulsar las vertientes
del desarrollo económico y consolidación democrática,
y que busque la concertación como la única alternativa
válida a la confrontación.
Lo cierto es que la región se encuentra lejos de
constituir un bloque similar al europeo. Por eso, los
embajadores entrevistados se manifiestan a favor de la
concertación, no sólo como una unión de voluntades
políticas, sino como la posibilidad real de que América
Latina pueda ofrecer en el Continente y ante el mundo
una postura económica unificada.
La mayoría de los embajadores señala que ante la
Europa unificada, la integración de América del Norte,
el desarrollo de la Cuenca del Pacífico liderada por
Japón y China, y la modernización del bloque socialista,
América Latina debe reaccionar, fijar posiciones
y aprovechar las oportunidades políticas y económicas
que se gestan en el nuevo escenario mundial.
Los diplomáticos coinciden en que América Latina
deberá luchar por el respeto a las normas de derecho
internacional, la defensa de un orden jurídico que
rija la relación entre los Estados, así como el respeto a
los principios de no intervención, autodeterminación y
soberanía de los pueblos. Sólo así –afirman– se consolidará
el proceso democrático de nuestras naciones y la
posibilidad de su crecimiento económico. a Periodista
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AMÉRICA LATINA:
Las presidencias interrumpidas
Las encuestas muestran que la mayoría
de los latinoamericanos apoya la democracia
y la prefiere a la dictadura. sin embargo,
hay también una creciente insatisfacción
con la democracia y una tendencia
a cuestionar los beneficios y el desempeño
de los gobiernos democráticos.
arturo valenzuela
Han pasado casi 25 años desde que América
Latina comenzó la experiencia
más plena y duradera que haya tenido
de democracia constitucional. Si bien
las dictaduras eran la norma en las décadas
de los años sesenta y setenta, y sólo Colombia,
Costa Rica y Venezuela evitaron tener entonces un gobierno
autoritario, hoy en día un gobierno elegido rige
en todos los países latinoamericanos, con excepción
de Cuba y Haití.
Como lo señala David Scott Palmer, entre 1930 y
1980, los 37 países que conforman la América Latina
sufrieron 277 cambios de gobierno, 104 de los cuales
(es decir, 37.5%) fueron mediante un golpe militar. En
contraste, de 1980 a 1990, sólo siete de los 37 cambios
de gobierno en la región se realizaron mediante intervenciones
militares, y únicamente dos de ellos pueden
describirse como claramente antidemocráticos. El
número total de golpes militares fue el más bajo de
cualquier otra década en América Latina desde la Independencia
a principios del siglo XIX.
Los golpes militares de los años ochenta se limitaron
a sólo cuatro países: Bolivia, Haití, Guatemala
y Paraguay. Desde 1990, sólo Haití y Perú han visto
sustituir por la fuerza a gobiernos elegidos constitucionalmente.
En 1989, Argentina fue testigo de la
primera transferencia del poder en el país de un jefe
del Ejecutivo civil a otro en más de 60 años. En el año
2000, México marcó su entrada como una democracia
multipartidista después de más de siete décadas de
gobierno de un solo partido. La mayoría de los Estados
latinoamericanos no había tenido nunca tantos
gobiernos elegidos exitosamente en el poder sin sufrir
cambios radicales autoritarios.
Pero la euforia que acompañó al surgimiento de
la democracia ha empezado a declinar. Las encuestas
muestran que la mayoría de los latinoamericanos sigue
apoyando la democracia y la prefiere a la dictadura, con
un margen de cuatro a uno. Sin embargo, estas encuestas
revelan también una creciente insatisfacción con la
democracia y una tendencia a cuestionar los beneficios
y el desempeño de los gobiernos democráticos.
Inquieta notar un patrón constante de inestabilidad
que afecta la gobernabilidad en los niveles más
altos. En país tras país, los presidentes han visto desplomarse
los porcentajes de aprobación de su desempeño,
mientras que los que corresponden a los legisladores y
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líderes de partidos han caído aún más abruptamente.
Muchos presidentes han dejado atrás esperanzas rotas
e instituciones debilitadas, pero al menos lo han hecho
dentro de su periodo presidencial. Sin embargo, éste
no ha sido el caso de 14 presidentes. Este grupo ha
sufrido la afrenta de la remoción anticipada mediante
el desafuero o la renuncia forzada, en ocasiones bajo
circunstancias de inestabilidad que han amenazado la
democracia constitucional misma. Otro jefe del Ejecutivo
más interrumpió su mandato constitucional
disolviendo la Legislatura.
En el pasado los militares se encontraban en el
centro de este problema. Los generales impulsados
por la ambición podían derrocar a un Presidente electo
u obstruir la aplicación de políticas que no fueran
del agrado de los soldados y de sus aliados. Las nuevas
figuras y fuerzas podían ser admitidas al “juego” de política
controlado por los militares si se comprometían
a no apoyar ninguna medida que sonara demasiado
radical o populista. Los funcionarios negociaban con
las diferentes facciones y decidían cuándo convocar a
nuevas elecciones a fin de restaurar el gobierno civil,
mientras que los golpes militares gozaban
siempre de la complicidad de las elites civiles.
Después de que Fidel Castro tomara
el poder en Cuba y estableciera un régimen
revolucionario comunista en la isla, en
1959, la polarización se intensificó en toda
la región y las juntas militares comenzaron
a dejar atrás con mayor frecuencia las negociaciones
políticas a favor de las dictaduras
“burocrático-autoritarias” en plena escala.
La democracia latinoamericana ha dejado
de enfrentarse a las amenazas de las elites locales
apoyadas por Estados Unidos que temían cualquier
reforma como un posible frente soviético. Los gobiernos
militares fracasaron en sus intentos de resolver
las crisis económicas y sociales de los años setenta y
ochenta. Hacia el final de dicho periodo, la política exterior
de Estados Unidos reaccionó al debilitamiento
de la Guerra Fría, cambiando su apoyo a los regímenes
autoritarios, como baluartes desagradables pero necesarios
contra el comunismo, por el reconocimiento de
que el autoritarismo impedía la consolidación de los
gobiernos legítimos.
las presidencias que han Fracasado
La disminución de la polarización y el retiro de los
militares a los cuarteles no han anunciado una era
de gobiernos presidenciales con un éxito uniforme.
La inestabilidad es un problema recurrente y en ocasiones
sigue un curso que recuerda ominosamente el
terrible pasado. Durante dos décadas, desde la salida
en 1985 del Presidente boliviano Hernán Siles Zuazo,
en medio de una hiperinflación, hasta la huida
del Presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, ante
una oleada de maleantes, una larga lista de presidentes
fueron incapaces de terminar sus periodos constitucionales.
(Véanse recuadros.)
Tres casos son suficientemente diferentes a los
demás para merecer una mención especial. Aristide
fue de hecho derrocado dos veces. El primer golpe
en su contra ocurrió en agosto de 1991, nueve meses
después de haber obtenido una rotunda victoria en las
elecciones populares de diciembre de 1990. Se trató de
un “clásico” golpe militar llevado a cabo con el apoyo
de una reducida elite civil temerosa del populismo radical
de quien una vez fue sacerdote. Restablecido en
el poder después de una intervención militar de Estados
Unidos en 1994, Aristide continuó en un segundo
periodo no consecutivo que comenzó en 2001, mientras
crecían los abrumadores problemas de su país.
En Perú, el Presidente Alberto Fujimori (una
figura política externa que ganó las elecciones alcanzando
apenas 25% de los votos en la primera ronda,
en noviembre de 1990) llevó a cabo un autogolpe.
Renuente al prospecto de tener que
establecer negociaciones con una Legislatura
dominada por sus contrincantes, recurrió
al apoyo militar y cerró el Congreso en abril
de 1992.
El tercer caso inusual es el de República
Dominicana; la decisión de terminar
con el periodo final del Presidente Joaquín
Balaguer se realizó antes de la toma de posesión.
En 1994, Balaguer, ya entrado en
años, había ganado un sexto periodo de gobierno por
un escaso margen, aventajando a un viejo rival en una
terrible carrera marcada por acusaciones de fraude y
un creciente descontento civil. Actuando bajo la fuerte
coacción del Departamento de Estado de Estados
Unidos (en el que yo servía en ese entonces), Balaguer
ayudó a calmar la situación permitiendo que su periodo
se acortara de cinco años a dos y acordando no
volver a lanzarse como Presidente.
En los casos restantes, los presidentes salieron de
sus cargos en forma anticipada en medio de severos
problemas económicos, políticos y sociales, y en los
que se consideraba como esencial para resolverlos la
salida inmediata del Presidente mismo.
El Presidente Siles Zuazo de Bolivia había sido
jefe del Ejecutivo de su país de 1956 a 1960. Regresó
a la Presidencia en 1982, después de años de golpes
y contragolpes, sólo para enfrentarse a graves problemas
económicos, incluyendo una hiperinflación. Sin
una mayoría en ninguna de las cámaras del Congre-
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so y un tremendamente agitado movimiento laboral
en sus manos, fue testigo de cómo sus políticas de
estabilización económica se derrumbaban una tras
otra, en la medida en que intentaba en vano llenar la
brecha entre los estándares establecidos por el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y las demandas de los
grupos nacionales.
Con su figura derrumbándose y rumores de
un golpe militar, el Presidente finalmente aceptó un
acuerdo mediado por la Iglesia católica, bajo el cual
el Congreso adelantó las elecciones presidenciales un
año, acortando así su mandato.
En 1989, los observadores de la política brasileña
se sorprendieron al ver que un oscuro gobernador
provincial de nombre Fernando Collor de Mello lograba
conjuntar su simpatía, galanura y un inteligente
mensaje “antipolítico” en los medios de comunicación
para obtener 28.5% en la primera ronda de votaciones
y finalmente ganar las elecciones. Collor, cuyo partido
sólo obtuvo 5% de los escaños en el Congreso, pronto
alejó a los partidos más antiguos. Los movimientos del
Congreso para limitar sus poderes, más una debilitada
economía devastada por la inflación, lo obligaron,
muy a su pesar, a expandir su coalición
legislativa. Sin embargo, antes de que pudiera
llegar muy lejos, un escándalo de corrupción
provocó su desafuero y renuncia en 1992.
Carlos Andrés Pérez, de Venezuela
(1989-1993), fue excepcional en el sentido
de que tanto él como su partido ganaron la
mayoría en las elecciones. Pérez había sido
testigo de una sólida economía durante su gobierno
anterior, a finales de 1970, y también
del tambaleo de las personas debido a los efectos de los
precios del petróleo decrecientes sobre una economía
venezolana dependiente del hidrocarburo, con la esperanza
de que mejorara la situación. Enfrentándose a
crecientes déficit presupuestales y presiones inflacionarias,
Pérez rápidamente aplicó el paquete de austeridad
aprobado por el FMI, que incluía el alza en los precios
de los combustibles. El resultado fue un descontento tan
violento y generalizado, que Pérez tuvo que imponer
la ley marcial. En octubre de 1991, perdió terreno en
las elecciones internas de su partido. Al año siguiente,
dos levantamientos militares sin precedente (el coronel
del ejército y futuro Presidente Hugo Chávez encabezó
el primero de ellos) dejaron un saldo de 120 muertos.
Conforme el partido de Pérez lo abandonaba entre acusaciones
de que había desviado partidas presidenciales
secretas, fracasaron sus esfuerzos para obtener el apoyo
de un ala disidente del principal partido de oposición y
se enfrentó a su desafuero y a la expulsión de su cargo
en diciembre de 1993.
¿un sistema con Fallas?
En el estudio de las presidencias fallidas, la primera de
ellas proviene de la presión que el Presidente y otros
funcionarios pueden sentir por los movimientos de
protesta que buscan soluciones concretas a problemas
reales. Esto es algo que no es nada nuevo en América
Latina, en donde el Estado y el Presidente que lo
encabeza tienden a ser vistos como la fuente de todo
el poder y como el portador de la responsabilidad en
última instancia. En muchos casos, los costos políticos
que se derivan de políticas aprobadas por el FMI constituyen
un tema muy importante. Efectivamente, no
sólo los presidentes Mahaud y Pérez, sino Fernando
de la Rúa, de Argentina (quien dejó el cargo en diciembre
de 2001), y Gonzalo Sánchez de Lozada, de
Bolivia (quien se vio obligado a salir por las violentas
manifestaciones de octubre de 2003), sintieron el aguijón
de las protestas contra las medidas de austeridad
que cada uno de ellos había adoptado para estabilizar
una economía nacional en problemas. Y, sin embargo,
es cierto también que hubo presidentes que evitaron
tomar medidas fuertes por temor a las manifestaciones
populares (este grupo incluye a Collor
de Mello, Siles Zuazo y Serrano, así como
a Raúl Alfonsín, de Argentina, y a Abadalá
Bucaram, de Ecuador) pero pagaron el precio
de su relativa falta de acción conforme
las divisas nacionales se derrumbaban y la
inflación se salía de control.
Las protestas pueden tener como resultado
que los presidentes se enfrenten a
un dilema. Las manifestaciones sin ningún
control pueden salirse de los límites, pero
el uso de la fuerza en contra de ellas puede revertirse.
La personalización de la autoridad en la figura del
Presidente añade una dimensión particularmente sorprendente.
Las fallas del gobierno se ven no como el
fracaso de un partido o de un movimiento, sino como
fallas del jefe del Ejecutivo mismo.
En los sistemas presidenciales, una crisis dejará
de ser acerca de problemas específicos y su solución,
para volverse más bien una cuestión de si el jefe del
Ejecutivo debe irse. La policía y los militares, temiendo
que se les relacione con un líder impopular o desacreditado,
pueden reaccionar de manera tibia ante las
amenazas contra el orden público. Si el descontento
se incrementa, el Presidente, con un periodo de gobierno
fijo, quizás encuentre su posición cada vez más
insostenible, sin una estrategia de salida hecha para
lograr la disolución del parlamento y convocar a nuevas
elecciones, como sería la solución en un régimen
con un primer ministro. Es posible que las presiones
provenientes de las calles (con la preocupante posi-
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19

20
especial
bilidad de que estalle la violencia) y las acciones del
Congreso que empujen los límites constitucionales
sean los factores necesarios para que un Presidente
en apuros se enfrente a su destino. Mientras tanto, las
confrontaciones y la turbulencia causada por el tema
de su remoción pueden transformar una crisis de gobierno
en una crisis a gran escala del propio orden
constitucional.
La segunda dinámica se une con la primera y
ayuda a explicarla. Si bien los ciudadanos esperan que
un jefe de Estado resuelva problemas muy enraizados,
los presidentes democráticos latinoamericanos son,
en su mayoría, extraordinariamente débiles; “reinan”
en lugar de “gobernar”. La debilidad de las instituciones
del Estado generalmente es menos un problema
que la simple dificultad de crear y mantener el apoyo
en un entorno político de partidos fragmentados con
poca o ninguna disciplina interna. A esto se añade la
falta de incentivos constitucionales que eviten divisiones
descontroladas dentro de los partidos, cambios de
militancia de un partido a otro, y cuestiones similares.
En la ausencia de mayorías constitucionales, los
presidentes luchan por generar el apoyo
legislativo sólo para encontrar que los legisladores,
a menudo miembros de su propio
partido, no tienen ningún interés ni en colaborar
con un jefe del Ejecutivo débil ni
de ayudar en el éxito de uno fuerte. Más
que crear una lógica de cooperación, los
regímenes presidenciales parecen producir
una lógica de enfrentamiento, precisamente
porque los opositores del Presidente consideran
a un jefe del Ejecutivo exitoso como
negativo para sus propios intereses, y a un Presidente
fallido como alguien a quien deben evitar.
La necesidad de una capacidad sólida de poner
en práctica la “política de la suma” y crear coaliciones
de gobierno se vuelve especialmente obvia cuando se
observa cuántos presidentes latinoamericanos fallidos
han carecido de un presunto apoyo de la mayoría. De
entre los 14 mandatos interrumpidos que se analizan
en este ensayo, sólo los casos de Aristide, de Haití;
Pérez, de Venezuela, y Raúl Cubas, de Paraguay, llegaron
a su cargo con la fuerza de mayorías absolutas
ganadas en una sola ronda de votaciones. Alfonsín y
De la Rúa, de Argentina, lograron 48%, mientras que
los otros nueve presidentes llegaron a sus cargos con
mucho menos de ese porcentaje en la primera ronda.
Bucaram, Fujimori y Sánchez de Lozada inicialmente
ganaron menos de 25% del voto.
Al mismo tiempo, únicamente Carlos Andrés Pérez
y Cubas (quien fue jefe del Ejecutivo de Paraguay
por menos de un año, entre 1998 y 1999) encabezaron
la mayoría en sus Congresos. Un estudio que cubrió
todas las elecciones presidenciales en 18 países de
América Latina, de 1978 al año 2000, descubrió que
los presidentes tenían un promedio de 50% del voto
en sólo la mitad de los países. El apoyo legislativo de
mayoría para el Presidente era aún más escaso y sólo
se presentaba en uno de cada cuatro periodos presidenciales
que abarcaba el estudio.
Mientras más fragmentada se encuentre la oposición
y menor sea el partido del Presidente, mayor
es el reto de conformar una coalición de mayoría
gobernante. Los legisladores pueden llegar a ignorar
por completo las consideraciones de los programas
políticos y buscar obtener las mayores ventajas posibles
para intereses específicos. Las coaliciones serán
en ese caso de corta duración y ad hoc, con el fin de
aprovechar la mejor oportunidad o sortear la crisis del
momento, más que para representar una mayoría estable
de legisladores. Incluso las coaliciones de mayoría
pueden tener poco que ver con adoptar un programa
común en un espectro de asuntos políticos. Los partidos
de oposición a menudo no son reconocidos por
las políticas adecuadas, sino que se arriesgan
a ser culpados de los fracasos, lo que les da
muy pocas razones para reunirse con el Presidente,
incluso si se les prometen puestos
en el gabinete. En caso de que los partidos
de oposición lleguen a pensar que lograrán
más si hacen que un Presidente fracase, que
ayudándolo a salir adelante, la presidencia
en cuestión puede entrar en una espiral de
muerte. Sin ninguna perspectiva de nuevas
elecciones para resolver los puntos muertos
y generar mayorías de trabajo, las relaciones entre los
poderes Ejecutivo y Legislativo acabarán atascadas
amargamente en lo que Juan J. Linz ha llamado “el
juego de suma cero” del presidencialismo.
Por parte del Presidente, los esfuerzos por crear
una coalición pueden dar como resultado desde una
simple renuencia a ceder la autoridad del gabinete y
la libertad ejecutiva de acción, hasta colaboradores a
menudo amorfos y potencialmente antagonistas.
Si bien los “presidentes de minoría” tienen más
probabilidades de enfrentarse a dificultades que los
que están apoyados por mayorías legislativas, la representación
fuerte en el Congreso no es una garantía del
éxito presidencial. Tanto Pérez como Cubas desdeñaron
el trato con sus propios partidos y fueron testigos
de revueltas políticas. Un Presidente puede llegar a
encontrar líderes derrotados (incluyendo quizás a
figuras dentro de su partido a quienes apoyó en su nominación)
que se vuelven los críticos más acérrimos
en el Congreso. Lo que puede hacer de este problema
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algo más grave es que los antiguos presidentes, ansiosos
por regresar a su cargo, no tengan ningún temor
de destrozar a sus anteriores partidos en el proceso.
Cuando las cosas se ponen difíciles, los aliados se retiran
para salvar sus posibilidades en futuras elecciones.
En contraste con la situación que se logra en un sistema
parlamentario, los legisladores pueden abandonar
sus cargos sin poner en riesgo sus propios escaños ni
afectar la capacidad del Presidente de permanecer en
su cargo.
Para empeorar más las cosas, los jefes del Ejecutivo
a menudo encuentran tentador atacar al Congreso
mientras tratan de saturarlo con decretos. La caída precipitada
de credibilidad en las Legislaturas, partidos y
políticos (con frecuencia citado como un serio problema
en las democracias de América Latina) no se debe
simplemente al periodismo sensacionalista y a ONG
críticas, sino también a la retórica deliberada de los
presidentes que intentan aumentar su propia posición
a expensas de la Legislatura. Por lo regular, mientras
más facultades de decreto tenga un Presidente, peores
serán sus relaciones con el Congreso. El creciente
ejercicio de dichas prerrogativas ejecutivas
corre el riesgo de volver a la Legislatura de
un foro de negociación que puede decir “Sí”,
a uno en el que se diga “No” a los planes del
Ejecutivo. Al recurrir a los poderes de decreto,
los presidentes quizá se vuelvan más
fuertes, pero el sistema presidencial se torna
más débil y quebradizo, alentando la confrontación
en lugar de la negociación.
La paradoja de la política latinoamericana
es que los jefes del Ejecutivo elegidos en
forma democrática están socavando las instituciones
democráticas en el acto mismo de intentar reforzar
sus propias debilidades como presidentes. Incluso
aquéllos que no fracasan muy a menudo dejan tras
de sí un legado de oportunidades no aprovechadas.
Las tentaciones del plebiscito que llegan con el presidencialismo,
junto con la popularidad de los ataques
retóricos lanzados contra la “política de siempre”,
pueden llevar ocasionalmente a la concentración e
incluso al abuso del poder en manos de un líder. Las
historias, que deben servirnos como lección, de Fujimori,
Aristide y más recientemente de Chávez, en
Venezuela, muestran cómo el presidencialismo puede
distorsionarse a casi un autoritarismo o, incluso, a
casi una dictadura.
¿es el parlamentarismo la respuesta?
Estas observaciones sugieren que el problema de la
gobernabilidad en América Latina quizá se deba más
a la debilidad ocasional de partidos específicos, líderes
o instituciones. ¿Acaso el presidencialismo por su propia
naturaleza hace que los enfrentamientos sean más
fuertes, la cooperación más elusiva, la disciplina de los
partidos más difícil de lograr y su fragmentación más
fácil de darse y aparentemente razonable? ¿Ha llegado
la hora en que los reformadores de la región deban
pensar una vez más en la sabiduría de pasar del presidencialismo
al gobierno parlamentario?
Los regímenes presidenciales presentan “características
de competencia”. El Ejecutivo y el
Legislativo pueden, cada uno, reclamar su propio
mandato electoral para ejercer sus facultades diferentes,
si bien ocasionalmente coincidentes. Los
presidentes y los congresos pueden decidir entre la
cooperación y la confrontación; las reglas del sistema
(ya sean formales o informales) no exigen a ninguno
de los dos adoptar dicha decisión. Bajo el gobierno
parlamentario, por contraste, la Legislatura genera
al Ejecutivo, quien sirve entonces bajo la mayoría legislativa,
ya sea como un gobierno de mayoría o de
minoría. El gobierno de gabinete significa que los
miembros del parlamento tienen puestos ejecutivos.
Esto no sólo requiere que los principales
líderes de un partido y futuros ministros
deban lanzarse en campañas para cargos
legislativos, sino que también proporciona
un medio a los legisladores para obtener
una sólida experiencia en la rama ejecutiva
y una participación mejor percibida en
la manera en que se llevan los asuntos del
país, alentando así un liderazgo más competente
y sobrio.
Por otra parte, en el presidencialismo
el jefe del Ejecutivo es tanto jefe de Estado como jefe
de gobierno. En su primera capacidad, el Presidente
recibe a embajadores y potentados, asiste a funerales
oficiales y encarna a la nación en tiempos de triunfo
y tragedia. Como jefe de gobierno, el Presidente goza
de amplias funciones en el nombramiento de secretarios
y subsecretarios de su gabinete, si bien algunos
de ellos requieren del consentimiento de la Legislatura
o estar sujetos al escrutinio del Congreso. En los
regímenes parlamentarios las funciones “ceremoniales”
y “efectivas” se dividen, con el jefe de Estado (ya
sea un monarca constitucional o un Presidente) desempeñando
una función simbólica y tal vez actuando
como fuerza moderadora en épocas de crisis. Los
primeros ministros, como jefes del Ejecutivo, dirigen
gobiernos colegiados que reflejan los imperativos de
los partidos y coaliciones. Si bien en nuestra era mediática
los primeros ministros se han vuelto mucho
más visibles como jefes de gobierno y gozan de una
considerable autoridad y prominencia, su posición
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22
especial
sigue exigiendo, por su propia naturaleza, que gobiernen
manteniendo la confianza de sus partidos y
ulteriormente una mayoría en el parlamento.
Los regímenes parlamentarios se basan en una
lógica política que exige la cooperación y el consenso
dentro del contexto de políticas coherentes. La
unificación de los poderes Legislativo y Ejecutivo representa
un premio elevado al trabajo conjunto para
maximizar el éxito y evitar nuevas elecciones. La lógica
subyacente del presidencialismo está mucho más
sujeta a conflictos, lo cual significa que los errores de
cálculo u otras fallas personales en el liderazgo pueden
desencadenar la lógica perversa que lleva a los
legisladores a esperar el fracaso del Presidente, particularmente
a finales de su gobierno o en un momento
de graves problemas, cuando los ciudadanos con gran
facilidad están ávidos de un salvador o, si esto no funciona,
de un chivo expiatorio.
¿qué detiene
al parlamentarismo?
Si bien adoptar el parlamentarismo puede ser sumamente
atractivo para los científicos políticos, la idea
de este cambio es simplemente un anatema para la
mayoría de los ciudadanos de América Latina. La
abrumadora autoridad simbólica que se le atribuye al
presidencialismo surge de las páginas de la historia de
la región y se sienta a horcajadas de su política como
un coloso. Incluso si los presidentes democráticos han
sido pocos y muy distribuidos en el tiempo, existen
suficientes leyendas, como el caso de Benito Juárez
en México (1861-1863, 1867-1872), para que América
Latina sea el continente del presidencialismo por
excelencia. La razón más convincente parece ser el temor
de que acabar con el presidencialismo despojaría
a sus ciudadanos de una representación vital.
Aparte de un fuerte llamado a la tradición, el
argumento en contra de terminar con el presidencialismo
que más se escucha en la región es que el
gobierno parlamentario fracasaría precisamente
debido a líderes, partidos y legislatura débiles, provocando
una mayor inestabilidad. Este argumento
ignora la manera en que la estructura de incentivos
políticos basada en la separación de poderes agrava la
fragmentación e indisciplina de los partidos y alienta
los liderazgos débiles.
Sin embargo, un gobierno parlamentario en
América Latina debería adoptar dos medidas que los
votantes portugueses aún deben aprobar:
1. El voto constructivo de no confianza, en el que
cualquier voto para terminar con un gobierno requiere
que se proponga uno nuevo.
2. La opción de que el primer ministro esté facultado
a declarar a una propuesta legislativa un asunto
los presidentes interrumpidos, 1985-2004
raúl alfonsín (argentina, 1983-1989). renunció cinco meses
antes de la transmisión de poder programada al recién electo
Presidente carlos Menem, con una economía fuera de control,
manifestaciones en las calles y la incapacidad de aplicar políticas
criticadas por su sucesor. un Presidente de minoría, con
minoría en el congreso. Los militares no tuvieron ninguna participación.
fue reemplazado por un sucesor electo.
Jean-bertrand aristide 1. (Haití, 1991). Elegido en 1990 y depuesto
en 1991 por un golpe militar. Enfrentamientos entre
simpatizantes y opositores del gobierno. Presidente de mayoría
con minoría en la asamblea. reemplazado por una junta militar.
2. (2001-2004). Elegido de nuevo en el año 2000, renunció
en 2004 en medio de un levantamiento de antiguos militares
y el deterioro de su autoridad. Estilo de gobierno autoritario,
política de enfrentamientos, acusaciones de corrupción. reemplazado
por el magistrado presidente de la suprema corte
nombrado constitucionalmente como Presidente provisional.
Nombramiento del primer ministro.
Joaquín balaguer (república Dominicana, 1994-1996). reelegido
para la Presidencia en 1994 en una elección sumamente
cuestionada y con acusaciones de fraude. Las protestas masivas
paralizaron el país. acordó dar su apoyo a los cambios
constitucionales acortando su periodo en dos años. Presidente
de la mayoría. Los militares no tuvieron ninguna participación.
reemplazado por el sucesor electo.
abdalá bucaram (Ecuador, 1996-1997). Elegido en 1996, renunció
seis meses después de asumir el cargo, en 1997. crisis
económica, acusaciones de corrupción. Presidente de minoría
con minoría en el congreso. Los militares le retiraron su apoyo
después de que el congreso lo acusó de ser “incapaz mentalmente”.
reemplazado por un Presidente nombrado por el
congreso, sin permitir que el vicepresidente tomara el poder.
Fernando collor de mello (Brasil, 1990-1992). Elegido en
1989, renunció en 1992. crisis económica, manifestaciones
masivas, acusaciones de corrupción. Presidente de la minoría,
con minoría en el congreso. Los militares no tuvieron
ninguna participación. Desaforado y reemplazado por el
vicepresidente.
raúl cubas (Paraguay, 1998-1999). Elegido en 1998, renunció
en 1999. su renuncia fue desencadenada por el perdón que
otorgó a un antiguo comandante militar; graves escisiones en
el partido gobernante. El asesinato del vicepresidente aceleró
la amenaza de un desafuero en medio de manifestaciones generalizadas.
El congreso designó a su sucesor.
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de confianza para ser aprobada de inmediato, a menos
que el parlamento vote para disolver el gobierno.
Si no puede reemplazarse el presidencialismo,
¿podemos enumerar elementos que al menos promovieran
la estabilidad, al tiempo que proporcionaran
válvulas de seguridad para los presidentes fallidos?
Dichas medidas podrían incluir elecciones concurrentes
para todos los puestos legislativos y ejecutivos;
sistemas electorales cerrados o incluso de partido;
así como una prerrogativa presidencial para disolver
un Congreso y convocar a la elección de uno nuevo.
Un paso adicional podría ser que el Presidente debiera
renunciar al no lograr un liderazgo de mayoría
en un Congreso, lo que requeriría a su vez de nombrar
a un nuevo Presidente para terminar el periodo
existente. Sin embargo, estas medidas no cambiarían
la lógica básica de enfrentamiento que prevalece en
los regímenes presidenciales ni tampoco alentaría la
creación de formas colegiadas de gobierno con base
en partidos fuertes y una forma distinta de liderazgo
de gobierno.
El historial recopilado sobre el presidencialismo
en América Latina es grave y preocupante. No es
exagerado afirmar que esta triste serie de fracasos es
una de las razones por las que el futuro de la democracia
pende de la balanza, en una enorme hilera, en
alberto Fujimori 1. (Perú, 1990-1995). Elegido en 1990, disolvió
el congreso en 1992 mediante su autogolpe y con fuerte apoyo
de los militares. Pidió cambios constitucionales y una nueva elección
de la asamblea constitucional. 2. (1995-2000). reelegido en
1995 y 2000, renunció en ese último año cuando se derrumbó el
apoyo de la mayoría en el congreso tras una elección cuestionada
y acusaciones generalizadas de corrupción que implicaban
al jefe de inteligencia. Manifestaciones crónicas contra las elecciones
ilegales y la corrupción. Los militares participaron en la
decisión del Presidente de dejar su cargo.
Jamil mahuad (Ecuador (1998-2000). Elegido en 1998, renunció
en el año 2000. acusaciones de corrupción, manifestaciones
masivas de grupos indígenas, división en las fuerzas armadas
tras las protestas contra las medidas de austeridad relacionadas
con el fMI. Presidente de la minoría, con minoría en el
congreso. Participación activa de los militares en su renuncia.
reemplazado por el vicepresidente.
carlos andrés pérez (Venezuela, 1989-1993). Elegido en 1988.
renunció en 1993. Grave crisis económica, dos intentos de golpe
militar, acusaciones de corrupción. Presidente de la mayoría,
con casi mayoría en el congreso, que se derrumbó. Desafuero.
reemplazado por un Presidente elegido por el congreso.
Fernando de la rúa (argentina, 1999-2001). Elegido en 1999,
renunció en 2001. crisis económica, manifestaciones y violen-
el hemisferio occidental. ¿Qué mejor momento podría
haber para que los ciudadanos latinoamericanos se
preguntaran si sus tradiciones presidencialistas les son
tan caras que deben conservarse incluso a expensas de
la consolidación de la democracia?
Los visionarios elaboradores de la constitución
de Estados Unidos, el modelo de todos los regímenes
presidenciales puros desde entonces, contaban con un
sentido supremo de las peculiaridades e incluso de las
idiosincrasias del caso particular para el que estaban
escribiendo una prescripción. En sus propias circunstancias
variantes más de dos siglos después, quizá los
latinoamericanos harían mejor en imitar el espíritu de
prudencia que inspiró a los constituyentes de Estados
Unidos, que en aferrarse a la letra del sistema creado por
dichos hombres. Si los latinoamericanos fueran a escoger
ese rumbo podrían también reflexionar en el hecho
de que Europa en 1787, un baluarte de la autocracia, hoy
en día cuenta con modelos de gobierno democrático y
predominantemente parlamentario que merecen al menos
examinarse sin desecharlos a priori simplemente
por razones de costumbre. a
© Journal of Democracy
Profesor de gobierno y director del Centro de Estudios
Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown.
Ésta es una versión reducida de su ensayo publicado
en Journal of Democracy, octubre de 2004, Vol. 5, No. 4.
cia en las calles, muertes de civiles, acusaciones de corrupción.
Presidente de la minoría, con minoría en el congreso. Los
militares no tuvieron una participación. renuncia del vicepresidente.
El congreso designó a una serie de sucesores.
gonzalo sánchez de lozada (Bolivia, 2002-2003). Elegido en
2002, renunció en 2003. Manifestaciones masivas y muertes de
civiles. Llega a la Presidencia con una minoría, y se desintegra
la coalición de mayoría. No hubo una participación abierta de
los militares. reemplazado por el vicepresidente.
Jorge serrano (Guatemala, 1991-1993). Elegido en 1991, renunció
en 1993 después de intentar disolver el congreso y
arrestar a los miembros de la suprema corte. Los efectos de
la crisis económica lo llevaron al enfrentamiento con la Legislatura.
Llega a la Presidencia con la minoría y con una minoría
en el congreso. Los militares tuvieron un papel activo en su
renuncia. renuncia del vicepresidente; reemplazado por un
Presidente nombrado por el congreso.
hernán siles zuazo (Bolivia, 1982-1985). Elegido en 1982,
aceptó renunciar un año antes, en 1985, tras un acuerdo mediado
por la Iglesia. Hiperinflación, políticas económicas fallidas,
manifestaciones masivas, muertes de civiles, acusaciones de corrupción.
Llega a la Presidencia con una minoría, con minoría en
el congreso. Los militares desempeñaron un papel activo en su
renuncia. fue sucedido por el Presidente electo.a
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23

24
especial
AMÉRICA LATINA:
Modelo para armar
leonardo curzio
En algún suplemento literario se apuntaba que
el subcontinente latinoamericano ha hecho
dos aportaciones originales a la cultura de
masas: el caudillismo político y las telenovelas.
No hay duda de que el género televisivo supera
cualquier pronóstico. Hace varios años algunos analistas
declaraban que el género estaba agotado, pues los mismos
y previsibles argumentos se repetían ad nauseam. Sin embargo,
colombianos y mexicanos todavía competimos en
planchar y replanchar la sempiterna historia de la pobre
chica (ahora se le agrega la variante fea) que conquista la
felicidad. Sobre el caudillismo político puede decirse lo
mismo: goza de cabal salud en la región.
El fenómeno político de personalización del poder
es una de las principales barreras para la modernización
política de muchos países, y es también la principal barrera
para integrar de manera más constructiva a la región.
Me explico. Como bien lo ha anotado Arturo Valenzuela
en diversos artículos periodísticos, el éxito del modelo
chileno tiene varios componentes políticos y económicos,
pero no hay duda de que la “descaudillización” de la
política ha facilitado la operación de formas colegiadas
de organización que favorecen la cooperación entre distintas
fuerzas y la discusión de opciones reales para un
país, en lugar de estar atentos a los cálculos y a las veleidades
del líder en turno. No es cuestión de alargarnos en
este tema que, siendo importante, no es el objeto central
de este artículo. El caudillismo es también un impedi-
mento para profundizar en un esquema de integración
que permita avanzar en los objetivos comunes de la región.
El caudillo apela sistemáticamente al nacionalismo
como fuente de legitimidad de sus acciones, de allí que
los países dominados por ese tipo de personajes suelan
ser los menos cooperativos para edificar una agenda común
que pueda sostenerse en el tiempo. La agenda del
caudillo pasa por encima de todas las consideraciones
regionales y tiende a romper los incipientes consensos.
América Latina carece de un proyecto coherente,
en gran medida porque los cálculos personales de los
caudillos en turno fracturaron los proyectos nacionales
y, como consecuencia de ello, fracturaron los procesos
de integración regional. Ejemplos hay muchos, algunos
significativos, otros menos, y entre los más polémicos
está en la actualidad el caso de Hugo Chavez, pero no es
el único. Carlos Saúl Menem, en su momento, desplegó
una política de prestigio personal ligada a la estabilidad
cambiaria que llevó a la Argentina a la ruina y al Mercosur
al colapso, de la misma manera que Carlos Salinas de
Gortari en México manipuló la economía del país para
garantizar el éxito electoral del PRI en 1994.
No ha surgido todavía una generación de gobernantes
que de manera conjunta piense el futuro de la región
y siente las bases para una integración seria. Nuestra
región vive una descomunal paradoja, una realidad
patética y una ausencia total de proyecto propio. Veamos
por partes estos tres elementos.
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la paradoJa
Según las cifras disponibles, la región latinoamericana ha
experimentado el periodo más largo de crecimiento económico
de los últimos años. Los datos más recientes demuestran
que la economía de la región tiene todavía fuelle,
globalmente ha tenido un crecimiento de 3.8% (“The Economist
Intelligence Unit”. The World in 2007, p. 90 y ss.).
Algunas economías, como las de Argentina y Chile, crecen
todavía por encima de 5%, y otras, como las de Brasil y
México, lo hacen a tasas ligeramente superiores a 3%.
Es sabido que el crecimiento económico no resuelve
el problema estructural de la región, que es la distribución
del ingreso. La inequidad en la distribución de las
oportunidades sigue siendo el tema más lacerante. Hay,
sin embargo, algunos progresos (desiguales) en materia
de reducción de la pobreza productos de una combinación
de estabilidad macroecómica con programas focalizados
en atender a los sectores más vulnerables.
En un reciente estudio de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre el cumplimiento
de los “objetivos del milenio” se da cuenta de
que ciertos países pueden comprobar avances acredita-
bles en la reducción de la pobreza en
un lapso de 15 años. Para efectos de
esta medición, la CEPAL clasifica a
los países en cuatro categorías, y más
allá de valoraciones ideológicas puede
establecerse que hay países que
han seguido políticas eficaces para
conseguir ese objetivo y otros no. Es
evidente que puede discutirse si el
ritmo es el adecuado y si la transformación
ha sido tan profunda como
las cifras frías lo sugieren, pero las estadísticas están allí y
merecen algo más que una descalificación genérica.
La región vive igualmente uno de los periodos democráticos
más largos de nuestra turbulenta historia. La
práctica totalidad de los países, incluida Venezuela, han
tenido procesos electorales y, por lo tanto, gobiernos representativos
y emanados del voto popular.
Por primera vez en muchas décadas, la región no
está en crisis económicas ni ante graves crisis políticas
y, sin embargo, no logramos exorcizar nuestros demonios.
La paradoja latinoamericana consiste en que la región
experimenta un crecimiento económico sin tasas
alarmantes de inflación, hay moderados progresos en el
combate a la pobreza y además contamos con regímenes
constitucionales. La pregunta básica podría formularse
así: ¿por qué entonces hay esa sensación de malestar en
la región y por qué no se ha logrado sentar las bases para
una cooperación más amplia? Vale la pena preguntarse
si en el futuro tendremos un contexto más propicio para
hacer algo más o estamos perdiendo oportunidades.
los latinoamericanos
estamos orgullosos
de pertenecer a la región
y hemos desarrollado un
espíritu común que nos
hace sentirnos cerca.
una realidad patética
América Latina es una de las regiones del mundo con
mayor identidad cultural. Somos países con vínculos
que van desde lo lingüístico hasta una particular manera
de ver el mundo. Los latinoamericanos estamos
orgullosos de pertenecer a la región y hemos desarrollado
un espíritu común que nos hace sentirnos cerca.
No tenemos tampoco, salvo algún escarceo (Colombia
y Venezuela, Perú y Ecuador o Bolivia y Chile), rivalidades
insalvables entre países ni estamos en presencia
de una carrera armamentista que ponga en entredicho
la estabilidad de la región.
A pesar de tener elementos subjetivos favorables
y un contexto de paz en la región, América Latina ha
sido hasta ahora incapaz de plantear un proyecto regional
que supere las alianzas regionales y la incombustible
retórica. En el plano de las alianzas regionales,
es perceptible la integración de México a la economía
norteamericana, los esfuerzos centroamericanos de
integración son también visibles, y en América del
Sur la comunidad de naciones sudamericanas, que
por supuesto lidera Brasil, y la Alternativa Bolivaria-
na para América Latina y el Caribe
(ALBA) de Hugo Chávez han
coexistido con esfuerzos como el
Pacto Andino y el Mercosur. El
espacio conocido como Área de
Libre Comercio de las Américas
(ALCA), que se planteó como un
horizonte deseable en la Cumbre
de las Américas de 1994, ha fracasado
en su concepción integral. Según
el planteamiento original, ¡en
2005 toda América sería un área de libre comercio!
El proyecto de ALCA, auspiciado por los Estados
Unidos, no ha llegado a buen puerto por dos razones diferentes.
La primera es el progresivo desinterés de la potencia
en la región, y la segunda, la resistencia ideológica
al libre comercio en amplios sectores de las sociedades
latinoamericanas. Con el ALCA en entredicho, los países
latinos han sido incapaces hasta ahora de articular una
propuesta alternativa que sea aceptable para todos. Hay
un bloque de países que siguen creyendo que la integración
de zonas de libre comercio, siguiendo el modelo
auspiciado por los Estados Unidos, es su mejor opción,
y un segundo grupo de países que considera el ALBA
propuesto por Chávez como una mejor alternativa.
En otras palabras, en los últimos 15 años América
Latina no ha aprovechado la coyuntura favorable de
tener a la potencia ocupada en otros asuntos, y en vez
de recorrer una ruta convergente que le permitiera integrarse
más, ha tendido a seguir senderos que progresivamente
se alejan.
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25

26
especial
En nuestras relaciones con otras regiones del mundo
estas divergencias son cada vez más obvias. Por citar
un ejemplo, piénsese en las Cumbres América Latina /
Unión Europea, en las cuales los europeos, a pesar de sus
diferencias, nos demuestran cómo la Unión puede pasar
de 15 miembros a 27, e incluso superar graves diferencias
políticas (como los temas constitucionales) si persisten
cuatro elementos: a) el acuerdo sobre los valores fundacionales,
b) un sentido de responsabilidad nacional, c) corresponsabilidad
en la construcción del espacio supranacional,
y d) por supuesto, seriedad en el cumplimiento de
los compromisos pactados. Como contraste, América Latina
es un pandemonio en donde la demagogia y los discursos
iluminados que prometen nuevas constituciones y
nuevas repúblicas contrastan con los escasos avances en
materia de integración regional, generación de riqueza y
promoción de la cohesión social.
Países como Irlanda, Portugal, Grecia y Bulgaria
han seguido una ruta de reformas y convergencia con la
Unión para mejorar sensiblemente la vida de sus habitantes
y el prestigio de sus gobiernos, que contrasta con
la insistente retórica del victimismo.
En otros foros, como la Organización de Naciones
Unidas, América Latina tampoco tiene algo parecido a
una agenda común. Baste ver la distancia que se ha abierto
para cubrir los asientos de miembros no permanentes
en el Consejo de Seguridad para percatarse de la enorme
brecha en las prioridades geoestratégicas de los diferentes
países.
En resumen, tal como están las cosas en estos tiempos,
ni en el más entusiasta de los delirios latinoamericanistas
puede decirse que tenemos algo parecido a un
proyecto.
liderazgo
El liderazgo regional es, hoy por hoy, una entelequia.
El nivel de fragmentación y de intereses divergentes, y
en algunos casos en pugna, impide la emergencia de un
liderazgo claro. Brasil y México, por sus dimensiones,
estarían llamados a ejercer el liderazgo. Es bastante obvio
que las prioridades geopolíticas del Brasil son convertirse
en la potencia regional sudamericana y obtener
un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.
Éstas contrastan con las prioridades geoestratégicas de
México, que tiene que lidiar con los Estados Unidos e
intentar balancear esta relación con un multilateralismo
muy activo. Además, México y Brasil en muchos
sentidos se equilibran y se balancean.
Ningunos de los dos países ha tenido hasta ahora
la suficiente fuerza para ejercer un liderazgo capaz
de arrastrar a la región completa; cada uno de
ellos tiene espacios y regiones donde tiene una mayor
gravitación.
países con fuerte reducción
de la pobreza
chile: 1990-2003, de 38.3% a 18.6%
ecuador: 1990-2005, de 61.8 a 45.1%
brasil: 1990-2005, de 47.4% 36.2%
panamá: 1991-2005, de 42.8% a 32.7%
méxico: 1989-2005, de 47.4% a 35.5%
leve reducción de la pobreza
el salvador: 1995-2004, de 54% a 47.5%
costa rica: 1990-2005, de 26.2% a 21.1%
colombia: 1991-2005, de 55.6% a 46.8%
guatemala: 1989-2002, de 79.3% a 58.4%
nicaragua: 1993-2001, de 73.6% a 69.3%
honduras: 1990-2003, de 80.5% a 74.6%
sin progreso
venezuela: 1990-2005, de 40% a 37.1%
bolivia: 1989-2004, de 52.1% a 51.6%
argentina: 1990-2005, de 21.1% a 22.6%
uruguay: 1990-2005, de 17.8 a 19.1%
aumento
paraguay: 1990-2005, de 42.2% a 47.7%
fuente: comisión Económica para américa Latina y el caribe (cEPaL),
Panorama Social de América Latina 2007.
Para México las opciones no son muchas, ya
que no puede renunciar a su doble pertenencia
(norteamericana y latinoamericana) ni tampoco
seguir eludiendo sus responsabilidades (como lo
ha hecho en Haití). Me parece evidente que en los
próximos años el eje México-Brasil, complementado
por Chile, cumplirá una función de contención
de los excesos caudillistas de Chávez y sus aliados,
mientras vienen mejores tiempos para discutir un
futuro diferente para América Latina. En esta coyuntura
México tiene como prioridad reforzar su
integración regional con América Central y el Caribe,
y para conseguir esto deberemos ser mucho
más agresivos y generosos.
En política exterior y en la construcción de una
integración latinoamericana, a diferencia de las telenovelas
en las que siguen dando fruto las mismas
historias, hace falta un pensamiento fresco y una capacidad
de dejar de culpar al pasado y a los demás
de nuestras desgracias. Mal que nos pese, tenemos ya
200 años de vida independiente.a
Académico y analista político
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ChILE y MÉxICo:
Destinos enlazados
germán guerrero pávez
Los gobiernos de México y Chile tienen amplias
coincidencias, particularmente en sus respectivas
estrategias de desarrollo y en la común
vocación de lograr crecimiento económico
con mayores espacios de igualdad y justicia social,
destacaron los cancilleres de ambos países, Patricia
Espinosa y Alejandro Foxley, respectivamente.
En una declaración conjunta emitida por los diplomáticos
tras reunirse en Santiago, en noviembre pasado,
reafirmaron la vigencia e importancia de la democracia
representativa y de las libertades públicas, así como el
irrestricto respeto y la promoción de los derechos humanos
como única vía para construir sociedades más justas
y participativas.
Ambos cancilleres resaltaron el excelente estado de
la relación bilateral y acordaron continuar con el proceso
de implementación del Acuerdo de Asociación Estratégica,
intensificando el diálogo y la concertación política,
las relaciones económicas y comerciales, así como las acciones
de cooperación entre los dos Estados, de manera
conjunta y con terceros países.
La situación actual de las relaciones entre ambas naciones
tiene su origen a partir de 1990, tras la recuperación
de la democracia en Chile, y fue reafirmada a finales
de marzo pasado por la Presidenta Michelle Bachelet en
su visita a México, la primera visita de una jefa de Gobierno
tras la asunción de Felipe Calderón como Presidente.
En ese encuentro se puso en marcha el visionario
Acuerdo de Asociación Estratégica (AAE) suscrito
por ambas naciones, que se constituyó en el primero
en su tipo entre dos países latinoamericanos. Dicho
acuerdo “tiene por objetivo fortalecer la relación bilateral
mediante el establecimiento de una Asociación
Estratégica en materia política, económica, comercial
y de cooperación entre las partes, basada en la reciprocidad,
el interés común, la complementariedad y la
profundización de sus relaciones en todos los ámbitos
de su aplicación”.
Este acuerdo es, desde enero de 2006, el marco conceptual
y práctico en el cual se manejan todas nuestras
relaciones desde el punto de vista político, comercial y de
cooperación.
En el contexto regional, el gobierno mexicano ha
manifestado públicamente que una de sus principales
prioridades en política exterior será un verdadero acercamiento
a América Latina. En ese contexto, el Presidente
Calderón también ha expresado que Chile es un país clave
y estratégico.
Nos alegra la mirada “hacia el sur” del Presidente
Calderón, pues significa situar en su real dimensión las
relaciones históricas entre México y América Latina, cuyos
países enfrentan hoy los mismos desafíos frente al
mundo global que vivimos.
La excelencia de las relaciones entre México y Chile
ha vuelto a ser reafirmada en el marco de la XVII Cumbre
Iberoamericana, efectuada en Santiago, Chile, del 9 al 10
de noviembre de 2007, cuyo lema central fue la Cohesión
Social, justamente la búsqueda de programas y políticas
tendentes a otorgar mayores grados de equidad y justicia
social en nuestros países.
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27

28
especial
Las relaciones comerciales entre ambas naciones
han tenido un crecimiento espectacular. Mientras que
en 1990 el intercambio no superaba los 160 millones de
dólares, en 2006 se superaron los 3 mil 300 millones, un
incremento de ¡casi 20 veces! Hoy, México es el segundo
destino de nuestras exportaciones en América Latina.
En este contexto, podemos destacar que el intercambio
comercial tuvo un crecimiento superior a 20% en el
primer semestre de este año, resaltando las exportaciones
de México a Chile, que crecieron 37.8%. De acuerdo
con estas cifras podemos proyectar un intercambio comercial,
a finales de 2007, de aproximadamente 3 mil 700
millones de dólares.
Los espacios para la continuación de este proceso
son enormes en ambas direcciones, para lo cual se hace
necesario revisar y mejorar los instrumentos y prácticas
vigentes en materia de facilitación de los flujos comerciales
que garanticen productos de calidad y que cumplan
las normas correspondientes.
La complementariedad de nuestras economías (en
niveles y orientaciones del desarrollo tecnológico de las
industrias, en la estacionalidad natural, en la dotación de
recursos naturales, en el know how respecto de los mercados
más importantes del mundo, etcétera) debiera transformarse
en una base para un mayor acercamiento entre
nuestros pueblos.
En el ámbito cultural nuestros lazos son muy significativos
y sólidos. Pablo Neruda y Gabriela Mistral hicieron
importantes aportes en los medios cultural y educacional. El
primero en su labor de cónsul, y Gabriela con su participación
en la reforma educativa de México tras la Revolución.
Ellos, a su vez, se retroalimentaron de la profundidad
cultural que brinda este país. En México existen hoy
más de 800 escuelas públicas que llevan el nombre Gabriela
Mistral y unas 100 el de Pablo Neruda. A su vez,
David Alfaro Siqueiros, Jorge González Camarena y Diego
Rivera, todos pintores y muralistas, pasaron por nuestro
país dejando una profunda huella.
La relación de Chile y México está llamada a convertirse
en un hecho de la mayor importancia en el ámbito
de nuestra política internacional. Se trata de profundizar
y ampliar las relaciones con un país latinoamericano de
primer orden, para lo cual se conformó una alianza estratégica
que cubre todos los ámbitos. Ambas naciones,
desde sus orígenes republicanos, han transitado por un
camino no exento de dificultades y hoy miran su futuro
confiados en sus gobiernos democráticos, cuya tarea central
es la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Sin duda que la profundización de estas relaciones
tendrá una nueva oportunidad durante los primeros meses
de 2008, a raíz de la invitación al Presidente Felipe
Calderón para que visite oficialmente nuestro país. a
Embajador de Chile en México
entrevista
méxico y guatemala,
paradoja geográfica. México y Guatemala son
“vecinos invisibles” aunque comparten 950
kilómetros de frontera. Ante tal absurdo, el embajador
de Guatemala en México, Manuel Arturo
Soto Aguirre, propone, casi clama, que ambos
países se conviertan en “vecinos estratégicos” y
empiecen, ya, a construir la integración mesoamericana
junto con El Salvador, Honduras, Nicaragua,
Costa Rica y Panamá.
Ese es, indica el embajador, el gran reto: que
México, Guatemala y todos los países de Mesoamérica
aprovechen su vecindad y, lejos de edificar muros,
fructifiquen su potencial.
Región que abarca desde el sur-sureste de
México hasta Panamá, Mesoamérica posee grandes
y variados recursos para desarrollarse, siempre
y cuando –advierte el embajador– no sólo digamos
que somos región mesoamericana, sino que
actuemos como tal y le demos una “posibilidad de
crecimiento increíble“.
En entrevista efectuada en su despacho de la
embajada guatemalteca en México, Soto Aguirre
condena la construcción de “muros o cercos que
no conducen a nada“. Al contrario –dice–, debemos
aprovechar las ventajas de la vecindad y el hecho de
que Mesoamérica era parte de un todo hasta que
políticos y topógrafos nos dividieron.
¿Cómo hacemos para que la frontera de México
y Guatemala sea una frontera de oportunidades?
El turismo sería una de las muchas posibilidades de
desarrollo para la región. Arqueológicamente –explica
Soto Aguirre–, lo que tiene Mesoamérica no
lo tiene ninguna parte del mundo. Un ejemplo: La
carretera que ambos países están construyendo en
El Ceibo, que unirá a Tabasco, en México, y al departamento
de Petén, en Guatemala, pero también
a Palenque y a Tikal, además de que dará gran impulso
al movimiento turístico entre los dos países:
es de un potencial enorme.
plan puebla-panamá
La generalidad de las personas, dice el embajador,
no conoce adecuadamente el Plan Puebla-Panamá.
No se entiende que es un programa de infraestructura.
Estamos hablando de carreteras, de la interconexión
eléctrica que entre Guatemala y México
el año próximo ya estará concluida. Viene de Tapa-
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vecinos estratégicos
chula a una subestación en Guatemala llamada Brillantes.
Con esto ya estará conectado México con el
resto de Centroamérica.
El embajador acepta que, así como muchos
mexicanos ven a los Estados Unidos como un país
abusivo, por decir lo menos, así también muchos guatemaltecos
ven a México. Explica: “Aunque con los
gobiernos hemos tenido una buena relación, todavía
hay cosas que resolver. Le voy a poner un ejemplo, en
plan positivo: Ustedes tiene una relación que facilita
el paso de productos de México a Estados Unidos y
viceversa, y eso queremos nosotros en la frontera de
Suchiate Dos, exactamente lo mismo: que podamos
utilizar las pólizas electrónicas de vehículos de Guatemala
y México para tener acceso a este mercado de
una manera más fácil”.
migración
Con migración, “estamos tratando de identificar mejor
a los migrantes, trabajadores residentes o que pasan en
fotos: cuartoscuro
las fronteras, que van y vienen, para que no sean objeto
de abusos, de aseguramientos ni de deportaciones innecesarias.
Si establecemos una manera fácil de identificar
a las personas, vamos a evitar los abusos. Con
Migración hemos trabajado mucho en esa dirección y
creo que para mitad del año próximo podremos implementar
el nuevo sistema para regularizar a los guatemaltecos
que están en la frontera, permitir que los
visitantes vayan y vengan debidamente identificados,
con huella digital, foto y demás, y que los visitantes
tengan también su reglamentación para que no sean
objeto de abusos”.
puntos de convergencia
Esta es su visión de la relación de México con los demás
países de América Latina:
“Todos hemos observado –dice– que hubo un estancamiento
en las relaciones de México con América Latina,
pero creo que hay más conciencia, hoy día, de que ese estancamiento
debe convertirse en una política más dinámica
hacia el sur, incluyendo desde luego Centroamérica.
“En la parte política hay que respetar la ideología
de cada uno, buscando los puntos de convergencia y
no los de confrontación. Políticamente, hay que tener
mucho cuidado de no meterse más de la cuenta con
el otro. En Centroamérica se está viendo: el gobierno
de Nicaragua es de ideología un poco diferente de los
demás países. Sin embargo, Nicaragua viene jalando
junto con Centroamérica en los temas mesoamericanos:
energía, telecomunicaciones, que no se pueden
aislar. No nos aflige que el presidente Daniel Ortega
tenga una manera política de pensar diferente. Eso
está claro y no voy a ir a discutir con él sus cosas.”
El embajador se ufana de la Unión Aduanera
integrada por Guatemala, El Salvador y Honduras:
“Entre los tres países ya no hay fronteras. Usted pasa,
como en Europa, tranquilamente de un país a otro.
Ese tipo de cosas facilitan también el movimiento de
bienes y servicios. Y Nicaragua sabe que debe hacer
su parte en el área aduanera.
“Todo es consecuencia de la globalización. En
Centroamérica durante muchos años nos estancamos
con las guerras internas, pero hoy día lo hemos
superado y, aunque avanzamos rápido, Europa ya nos
pasó. Debemos tener cuidado de no rezagarnos. Dejemos
de ser vecinos invisibles.” a (Elías Chávez)
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29

30
especial
México
en América Latina
estela morales campos
Conforme avanza el siglo XX el mundo va
cambiando, entran en crisis algunos sistemas
de gobierno tanto en el mundo socialista
como en los países del Cono Sur y
aun de Centroamérica; México empieza
a experimentar cambios en la participación social y la
respuesta política de dirigentes y agrupaciones políticosociales.
Así, en los setenta surge la fuerza de los grupos
militares en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, lo que
vuelve a privilegiar un eje de comunicación entre México
y el Cono Sur, debido a la salida forzada, hacia México,
de un grupo importante de perseguidos políticos
por su participación activa en movimientos contrarios
a la irrupción de los gobiernos militares o simplemente
perseguidos por sus ideas y simpatías ideológicas.
Ante una realidad de crisis económicas, incremento
de la base poblacional en estado de pobreza y pobreza
extrema, y la incapacidad de los gobiernos de revertir
esta situación en los años ochenta y noventa, surge un
sinnúmero de grupos inconformes que por lo general
actuaron en la clandestinidad y asumieron métodos de
guerrilla, generando persecuciones y guerras civiles con
graves consecuencias en la sociedad; México vuelve a tener
presencia protagónica al propiciar grupos de acuerdos
y negociaciones de paz relacionados con conflictos
en Guatemala, El Salvador o Nicaragua, lugres donde ya
los conflictos no se focalizaban en intelectuales y activistas
políticos, sino que tenían como víctimas a campesinos,
trabajadores e indígenas.
En los ochenta, después de una aplicación de políticas
económicas no exitosas y no competitivas en el
mercado internacional, al surgir modalidades económicas
globalizadas y la fuerza del mercado competitivo, el
gobierno de Miguel de la Madrid se ve obligado a dar un
cambio de timón en cuanto a las políticas económicas,
sociales y educativas, que poco a poco, siguiendo una
brújula orientada a los mercados y a los ingresos y resultados
en el corto plazo, olvidan la inversión de futuros
en infraestructura y formación de una población que
permita prever un desarrollo sustentable, económico y
social, para el hoy y para el futuro.
En el cambio de énfasis en las políticas económicas
empieza también un cambio de dirección y de énfasis
en la política exterior mexicana. Se mira al norte y poco
a poco se deja de mirar al sur, decisión que se toma desconociendo
o subestimando la ubicación estratégica de
México entre la gran potencia mundial, los Estados Unidos,
y un bloque latinoamericano con el que nuestro país
compartió momentos históricos y en donde se convirtió
en un líder natural por su actuación guiada por una política
exterior que tenía muy claro que somos parte fundamental
de la América Latina por más de una razón, no
sólo por historia y geografía.
Posteriormente, ya en el gobierno de Carlos Salinas
de Gortari, la juventud privilegiada que se especializaba
en áreas económicas y de negocios en los Estados
Unidos, optaba por la búsqueda de mercados y alianzas
económicas con los países desarrollados y la formación
de bloques regionales; pero se excluye al llamado tercer
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mundo y, por consecuencia, se debilitan las relaciones
con Centro y Sudamérica, desconociendo o ignorando
la presencia y liderazgo natural que México ya había
construido en la región, por lo que se dejaron espacios
a otros países latinoamericanos que también requerían
ampliar sus mercados y campos de influencia, como
Brasil, Chile y Venezuela.
Estos cambios de la política exterior mexicana se
dan en un mundo que también se transformaba. La posición
de los Estados Unidos y el Medio Oriente en el
mapa mundial variaba y surgía con fuerza y solidez creciente
la Unión Europea, todo ello frente a un archipiélago
desconectado de países latinoamericanos cuya fuerza
era debilitada por su propia fragmentación. La respuesta
es, de nuevo, la búsqueda de la integración, viejo anhelo
y quizá utopía, pero que ahora se retoma con el propósito
de establecer una base económica que permita a los
latinoamericanos competir con otros bloques, esfuerzo
que, hoy día, lamentablemente no es liderado por México,
sino por otros países al sur de nuestras fronteras,
mediante programas como el Mercosur,
promovido por Brasil y Argentina, principalmente,
o el ALBA, impulsado por
Venezuela, o los acuerdos comerciales
entre los países centroamericanos, como
el CAFTA. Como puede observarse, en
ningún caso el líder es México, sólo se
asoma como observador o tibio participante.
El propio Plan Puebla Panamá no
tiene presencia real ni acciones concretas
ni visibilidad en México, y menos en
los países que pretende convocar.
Vale la pena preguntarnos seriamente
si en la actualidad México está en
América Latina y si América Latina está en México. Más
allá del romanticismo del pueblo, la facilidad de una
lengua común y una sensibilidad que interconecta los
sentidos a partir de incentivos de raíces comunes, como
la música, la pintura, las letras o el folclor.
¿Por qué negarnos a mirar nuestras raíces comunes,
historias paralelas o problemas compartidos, como
pobreza, migración, narcotráfico, inseguridad, pobre industrialización
y baja productividad?
¿Por qué no unir nuestras fortalezas, buscar soluciones
comunes a nuestros problemas, actuar por el bien
común y aprender a trabajar colectivamente, con esfuerzos
mutuos interconectados, buscando satisfactores en
beneficio de una región y de cada uno de los países a los
cuales pertenecemos?
En la última década, la América Latina y el propio
México han experimentado cambios en su orientación
política y sus formas de gobierno. En Sudamérica hubo
un notorio cambio a diferentes modalidades de la ideo-
logía llamada de izquierda; así, el Cono Sur forjó algunas
alianzas, sobre todo en los campos económico y comercial,
facilitando acuerdos en el Mercosur entre Brasil, Argentina
y Uruguay y avances positivos con la presencia
de Chile.
El ganar elecciones y gobernar bajo principios ideológicos
de izquierda no obliga a aplicar iguales fórmulas
económicas y sociales, ni tampoco evita conflictos entre
países o entre pueblos. Un ejemplo reciente y todavía
activo son las desavenencias y diferentes puntos de vista
sobre el desarrollo regional, la industrialización y el
medio ambiente a partir de la instalación de la industria
papelera uruguaya cerca de la frontera con Argentina,
problema visto desde visiones y emociones distintas.
En la zona andina, Venezuela, Bolivia y Ecuador
también muestran a gobiernos de izquierda con ingredientes
actuales e historias diferentes; Bolivia y Ecuador
tratan de reivindicar a un sector muy importante de su
sociedad, los indígenas, tradicionalmente no considerado
a la par de quienes llegan y ostentan el poder; y Venezuela
es otra realidad: sobre una exitosa
producción petrolera, busca atender a
un alto porcentaje de la población pobre
y ha trazado con Cuba un eje de alianzas
en busca de presencia en toda América
Latina, a veces en situaciones de conflicto
o creando el conflicto; además ha
logrado polarizar a su pueblo, llegando
a obtener simpatías y odios a 50% y
50%. El 2 de diciembre se llevó a cabo
un referéndum a fin de aprobar cambios
en la Constitución, que abarcaban modificaciones
al sistema de gobierno y la
posibilidad de la reelección continua y
sin límite del presidente de la República; en las primeras
horas del 3 de diciembre se dio el resultado a favor de no
hacer los cambios constitucionales propuestos.
Por su parte, Colombia y Costa Rica optaron por
gobiernos y políticas de derecha; México en esta década
también cambió del partido tradicionalmente victorioso,
el PRI, a un partido de derecha, el PAN, pero
está comprobado que no se votó por el ideario panista,
sino contra el PRI, ya que cuando el Presidente panista
ejerció el poder empezaron los desencantos abundantes
y los logros fueron escasos. La pobreza no se
ha superado y han tenido más impacto mediático los
acontecimientos en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador,
Brasil y Chile que los de otros países. El desempleo
y la depreciación del salario, que impiden pagar
los satisfactores elementales para sobrevivir, han propiciado
una especial atracción a favor del discurso de
Hugo Chávez, de Evo Morales o de Lula, sin importar
resultados ni análisis de viabilidad.
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31

32
especial
En las dos últimas elecciones presidenciales, en 2003
y 2006, el partido de izquierda, el PRD, y sus variadas
coaliciones han logrado notorios avances en la votación,
sobre todo en el proceso de 2006, cuando la diferencia
entre los dos partidos punteros fue mínima, dando la victoria
al actual gobierno del PAN, pero sin dejar conforme
al candidato perredista.
En el gobierno de Fox, México no tuvo una política
exterior definida, o al menos no la supo expresar y mucho
menos aplicar. Además de esta ausencia de cultura diplomática
podríamos sumar la superficialidad del lenguaje
utilizado y las muchas actuaciones erráticas del gobierno
por su falta de conocimiento de la historia de México y de
América Latina, así como por sus múltiples relaciones, por
el menosprecio al marcado potencial que ofrece la región
y por la soberbia de no reconocer el liderazgo político que
el país tenía en América Latina, que Fox y sus colaboradores
llevaron hacia una pendiente peligrosa bajo el pretexto
de que el futuro exitoso de la economía mexicana se lograba
sólo mirando al norte, léase Estados Unidos y Canadá,
Europa, Japón y otros países desarrollados.
Reitero que México, siendo parte de la historia de
América Latina y teniendo tantos puntos de contacto entre
sus pueblos y culturas, para su desarrollo actual no
tiene que excluir su natural pertenencia a esta región,
sino a partir de ella participar en los procesos globales del
desarrollo y la superación de sus niveles de vida.
El gobierno de Fox dejó como herencia dos conflictos
notorios con América Latina, uno con Cuba, especialmente
con Fidel Castro, y otro con Venezuela, por intercambios
desafortunados con Hugo Chávez. Felipe Calderón,
durante su primer año de gobierno, ha manifestado
varias veces que México es parte de América Latina y que
las relaciones con América Latina son prioritarias, y destacan
ya el inicio del restablecimiento de las relaciones
con Cuba y Venezuela, la renovación de la presencia de
los embajadores mexicano, cubano y venezolano, que
han trabajado con gran interés y cordialidad con Cuba
–país emblemático para el pueblo mexicano–, y los esfuerzos
por allanar el camino a Venezuela.
Considero que en este gobierno hay elementos y una
actitud sistemática de reencontrarse con América Latina
y de asumir un nuevo posicionamiento de México dentro
de las reglas del mundo globalizado que ha cambiado los
ritmos de la relación entre países y entre regiones, sin olvidar
que México y América Latina han transitado juntos
durante varios siglos y en su historia reciente.
El presente está lleno de cambios, avances y regresiones,
cambios geopolíticos-demográficos y socioculturales que debemos
tomar en cuenta para planear y actuar en el hoy y en el
futuro inmediato de México y América Latina. a
Investigadora del Centro de Investigaciones sobre América Latina
y el Caribe (CIALC) de la UNAM
entrevista
Caminito
de México a Buenos Aires
“ha sido recuperada esa vocación
latinoamericanista profunda que
tiene méxico, más allá, obviamente,
de las circunstancias que hacen
que pertenezca a una región
geoeconómica con américa del norte.”
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el embajador Jorge Raúl Yoma asegura que el PRI
es lo más parecido al peronismo, movimiento de
masas argentino creado alrededor de la figura de Juan
Domingo Perón, que ha protagonizado los últimos
60 años de la historia de Argentina encabezado por el
Partido Justicialista.
Un retrato de Perón y otro de su mujer, Evita,
flanquean la entrada al despacho del embajador de Argentina
en México, quien insiste:
“Lo más parecido al peronismo, como movimiento
popular, con enorme vigencia en los sectores más
humildes, con una definición muy clara del Estado, es
el PRI. Más allá de las distintas etapas históricas que le
tocó vivir a uno y otro partido, nosotros vemos al PRI
como lo más parecido al peronismo.”
Y si Carlos Gardel, muerto en 1935, cada día canta
mejor, el embajador Yoma afirma que cada día son
más vigentes el pensamiento, la obra y la lucha de Perón
y Evita.
Esa pareja no debe ser comparada con la del Presidente
saliente de Argentina, Néstor Kirchner, y su
esposa, la Presidenta entrante Cristina Fernández. No
hay –aclara Yoma– ninguna relación. “Se trata de diferentes
momentos históricos. Perón y Evita fueron inigualables.
El sólo hecho de tratar de compararlos con
cualquier otra figura de la Argentina contemporánea,
para los peronistas significaría hasta una herejía”.
Y no obstante esa compresión, se queja de que
“en la anterior gestión presidencial hubo alejamiento
de los objetivos comunes de los pueblos latinoamericanos”,
pero se alegra de que “la actual gestión se volcó
decididamente a acercarse a América Latina, a los países
latinoamericanos”.
En su momento, el embajador mexicano Alfonso
Reyes dijo que cuando México y Argentina andan
bien, mejoran las cosas, no sólo para ambos países,
sino para toda América Latina, porque hay una suerte
de enlazamiento entre México y el norte, y Argentina
en el sur, y uno y otro abrazan a toda América Latina.
Además, Yoma piensa que “ha sido recuperada
esa vocación latinoamericanista profunda que tiene
México, más allá, obviamente, de las circunstancias
que hacen que pertenezca a una región geoeconómica
con América del Norte”.
El embajador se congratula de que, en general,
los países de la región “están viviendo procesos formidables,
donde líderes de enorme raigambre popular
asumieron la conducción de la mayoría de los pueblos
latinoamericanos. Ahí vemos a Kirchner, y a Cristina
ahora, en Argentina; a Tavaré en Uruguay, a Lagos y
Bachelett en Chile, a Lula en Brasil, al mismo Chávez
en Venezuela, a Evo Morales en Bolivia.
“Digamos que en América del Sur se están dando
procesos muy fuertes de liderazgo con mucha raigambre
popular, y esto hace que nunca como ahora
los pueblos latinoamericanos tengan líderes que se
parecen a su propio pueblo. Siempre nuestros líderes
eran más parecidos a los europeos, a los anglosajones.
Ahora los pueblos latinoamericanos tienen sus líderes
similares a su propio pueblo. Por eso también creo que
la unión latinoamericana está cada vez más cerca, y no
es retórica, lo vemos en los hechos.”
Lo anterior no implica que América Latina se
esté “izquierdizando”. “Lo que sucede –dice – es que
están surgiendo movimientos populares muy fuertes,
preocupados por la mala distribución del ingreso, por
la injusticia social. Esto es izquierda, no tenga ninguna
duda, pero creo que más que esa ubicación lo que
hay son movimientos nacionales y populares en cada
uno de los pueblos latinoamericanos preocupados por
superar la brecha de la pobreza, por mejorar el ingreso
y la justicia social. Eso responde al pensamiento más
genuino latinoamericanista y a los orígenes que tuvieron
movimientos populares como el peronismo en Argentina,
como fue el PRI en México. El origen de estos
movimientos fue la preocupación por la mejora en la
distribución del ingreso y la justicia social”.
Aunque reconoce la existencia de gobiernos de
diferente ideología en la región, el embajador Yoma
niega que ese hecho pueda frenar el proceso de integración
latinoamericana. “La prueba son, hoy, México
y Argentina: a pesar de que Kirchner proviene de lo que
podríamos llamar la centroizquierda y el Presidente
Calderón de lo que podría llamarse, la centroderecha,
del PAN, ambos se sentaron y firmaron el acuerdo de
asociación estratégica. México es hoy el país que más
consume bienes culturales argentinos: libros, música
y cine argentino. Triplicamos la balanza comercial en
sólo dos años, pese a que Calderón y Kirchner provienen,
y lo pongo entre comillas, de vertientes ideológicas
diferentes. Eso de ninguna manera es un freno; al
contrario, yo creo que la integración pasa por el respeto
a los procesos políticos de cada país”.
Y al recordar que México es el creador de la Doctrina
Estrada, el embajador afirma: “Es fundamental la no
injerencia en los asuntos internos y el respeto por la autodeterminación
de cada uno de los pueblos. El ejemplo
lo dieron nuestros dos presidentes, y lo volverán a dar,
seguramente, cuando Calderón visite Argentina”. a
(Elías Chávez)
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33

34
especial
entrevista
cuba: hoy y mañana, sigue la revolución
la tradicional política de respeto y solidaridad con
Cuba del gobierno mexicano está retomando el
cauce. Después de los desencuentros que casi derivaron
en el rompimiento de relaciones diplomáticas entre
ambos países, en el sexenio de Vicente Fox, Manuel
Aguilera de la Paz, embajador cubano en México, expresa
su confianza en que de parte del gobierno actual
“hay una voluntad sincera de superar esa etapa negra”.
Aunque se trató de resarcir la relación durante el
gobierno foxista, después de que ambos países retiraron
a sus representantes diplomáticos, siempre hubo
un resquemor, pero hay ya la certeza de la decisión
mexicana por restablecer la relación, dice Aguilera de
la Paz, quien llegó a la Ciudad de México hace dos meses
y quien fue viceministro de Relaciones Exteriores
en La Habana, y embajador en Uruguay .
Las relaciones entre los gobierno de México y
Cuba se restablecieron porque “hay una especial hermandad
entre los pueblos. Hay vínculos históricos muy
estrechos, culturas, familiares. Se siente cuando se pisa
suelo mexicano”, señala, y explica cómo les ha afectado
el bloqueo estadounidense de 50 años, provocándoles
perdidas por más de 90 mil millones de dólares.
Más todavía: “Hay medicamentos que sólo son
producidos por empresas de Estados Unidos y no podemos
adquirirlos; mueren niños por esa causa. Es una
política absurda, cruel, injusta, que ha sido rechazada
por la abrumadora mayoría de los países miembros de
Naciones Unidas.
El pasado 30 de octubre “presentamos por décima
quinta ocasión una resolución que exige que Estados
Unidos ponga fin de inmediato al bloqueo comercial,
económico y financiero contra Cuba. Fue aprobada
por 184 de los 192 miembros. Solamente cuatro países
votaron en contra: Estados Unidos, por supuesto;
Israel, las islas Marshal y Micronesia. A pesar de que
unos días antes el presidente Bush hizo un discurso llamando
a la comunidad internacional a sumarse a crear
un Fondo Internacional para la Libertad de Cuba, entre
comillas, y llamó a todos los Estados del mundo
a aportar fondos para subvencionar la contrarrevolución
internacional”.
Argumenta que se pretende justificar el bloqueo
con la campaña de supuestas violaciones de los derechos
humanos. “Nosotros no decimos que la situación
en Cuba sea perfecta; no es perfecta en ningún país,
pero hemos hecho mucho más que otros países por
los derechos humanos del pueblo cubano. Allá no hay
violaciones masivas y flagrantes a los derechos humanos.
Sin embargo, durante 20 años Estados Unidos nos
impuso una condena en la Comisión de Derechos Humanos
de Ginebra, presionando a otros países, a sus
propios aliados”.
Le satisface que, en octubre pasado, México
haya votado contra el bloqueo. Antes, el embajador
mexicano hizo un discurso en Naciones Unidas explicando
por qué México se oponía al bloqueo contra
Cuba. “Le parecía una política injusta, violatoria del
derecho internacional”.
Retoma el hilo de la conversación ante la pregunta
de sus relaciones con sus colegas de Centro y
Sudamérica.
“Han mejorado mucho en los últimos años. Exceptuando
El Salvador, que no ha querido restablecer
relaciones por su subordinación a Estados Unidos, hay
que decirlo de esa manera, porque es la verdad; y con
Costa Rica tenemos relaciones a nivel consular. Con
todos los demás países de América Latina y el Caribe
tenemos relaciones diplomáticas buenas.
“En los últimos años, en los países de América
Latina han sido elegidos gobiernos progresistas, como
en los casos de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador,
Brasil y Argentina. Tenemos buenas relaciones
con el gobierno de Chile, que no es un gobierno de
derecha; con el de Colombia, que es aliado de Estados
Unidos y sin embargo mantiene una política independiente
hacia Cuba, respetuoso de los asuntos internos.
Con el Caribe hemos estrechado relaciones no sólo
con los países de habla hispana, también con Haití,
con naciones a las que brindamos una colaboración
importante.”
Aborda el tema del ALBA (Alternativa Bolivariana
para América Latina y el Caribe) al insistir en que
en este momento puede darse una integración latinoamericana.
“Ha habido avances muy importantes”.
El ALBA es una iniciativa de Venezuela y Cuba.
Ya Bolivia y Nicaragua se han integrado. Y otros países
están considerando su participación en el ALBA. Es un
“proyecto de integración que se basa no tanto en promover
el comercio como en promover la cooperación
solidaria entre nuestros países. Que cada cual aporte lo
que más tiene y ayude a los demás”, explica.
Y habla del fracaso del Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA) por el rechazo “de la mayo-
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ía de nuestras naciones, que comprenden que la integración
con el imperio significa una nueva forma
de dominación a la que no podemos someternos de
ninguna manera”.
–Hemos avanzado mucho en los últimos años. El
fracaso del neoliberalismo en América Latina ha llevado
a cambios importantes en muchos países. Se ha desarrollado
y fortalecido la conciencia de los pueblos. Las
enormes desigualdades que generó el dominio imperialista
durante siglos han dado pie a estos proceso populares,
y cada vez hay más convergencia, deseo de cooperar
para solucionar los problemas comunes, y esa es una
base importante para facilitar e impulsar la integración.
–Son problemas que se reflejan también en Asia y
África, países tercermundistas.
–Claro, pero en América Latina tenemos muchas
ventajas: una historia, una lengua y una cultura comunes,
aunque hay muchas particularidades. Si en Europa,
que no tienen esas ventajas, están avanzando hacia
la integración, por qué no podemos hacerlo nosotros
también. Hay elementos subjetivos importantes, como
la conciencia de los pueblos. Eso lleva a que los gobiernos
trabajen en esa dirección; puede haber retrocesos
pero la tendencia histórica es a la integración como
condición de supervivencia para garantizar el desarrollo
económico y social de nuestros países. Solo, ningún
país puede hacerlo, por muy rico que sea. Tenemos
que trabajar mancomunadamente.
–¿Cómo enfrentar un mundo globalizado con
fuertes intereses de empresas trasnacionales?
–Defendiendo inteligentemente nuestros recursos
e intereses, y poniendo condiciones a las trasna-
cionales. Podemos establecer asociaciones económicas
mutuamente ventajosas, pero garantizando que
no seguirán expoliando nuestros recursos; eso es lo
que está haciendo, en Bolivia, Evo Morales y, en Venezuela,
Hugo Chávez. Están poniendo en orden la
casa y tratando de que las riquezas no sean aprovechadas
sólo por las trasnacionales, sino que también
beneficien al país.
“Es un ejemplo que un país socialista como Cuba
y una empresa capitalista como la Sherrit canadiense, sí
puedan trabajar en conjunto sobre la base del respeto,
del beneficio mutuo.” Admite que, por ley natural, quizá
Fidel Castro no pueda ver realizado ese sueño, “pero
ya hay en Cuba personas preparadas, con experiencia.
Hay muchos jóvenes que serán capaces de asumir las
tareas de dirección del país y de continuar el proceso
revolucionario, porque lo esencial del proceso revolucionario
cubano es que no depende de un hombre, no
es una dictadura unipersonal; es un proceso que se ha
mantenido porque cuenta con el apoyo abrumadoramente
mayoritario del pueblo cubano.
“Por ley natural, falta poco, desgraciadamente,
para que no contemos con la presencia física de Fidel;
ojalá lo tengamos todavía muchos años porque
lo necesitamos, pero la vida lo dirá, yo tengo la más
absoluta convicción de que la revolución va a continuar
sin Fidel.
“Vamos a seguir sus ideas, a perfeccionarlas; ya
lo estamos haciendo, estamos en un proceso de profundo
debate de todas las dificultades, las deficiencias,
los errores” a
(Sonia Morales)
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36
especial
CENTRoAMÉRICA y EL CARIbE:
Recolonización o integración
eugenio r. balari
Desde hace algunos años el mundo se viene
diseñando de una manera globalizada bajo
la influencia y el ritmo que le han impuesto
las grandes empresas y corporaciones
trasnacionales.
En casi todas partes las economías nacionales han
dado paso al impetuoso avance y a los intereses de las
mega corporaciones y empresas trasnacionales que lideran
los Estados Unidos y la Unión Europea.
Entre otras consideraciones, la globalización se ha
explicado a través de la influencia que ejercen los avances
en las tecnologías, que en muchos sectores han sobrepasado
con creces el propio poder de control de muchos
Estados nacionales y las posibilidades de competir de sus
fuerzas productivas internas.
Hoy en día se le concede un
papel determinante dentro de las
tendencias económicas y tecnológicas
mundiales a los sectores
de la informática y al transporte,
actividades éstas que se han convertido
en los más significativos
exponentes de la globalización
neoliberal que se desarrolla en la
actualidad a pasos agigantados.
Es lógico entonces suponer
que si las tendencias supranacionales
o globalizadoras han ganado terreno y se han convertido
en poderosos centros de poder económico, porque
las decisiones actuales se adoptan por las compañías
trasnacionales y no por los Estados, de esa misma forma
muchos países han visto debilitarse su soberanía, y no
sólo económicamente, también en el orden político.
Tendríamos que reconocer que, en los tiempos
que corren, el único que ha salido fortalecido por todas
partes en el proceso de globalización neoliberal ha
sido el mercado.
Pero estas políticas neoliberales que han impuesto la
apertura, la desregulación, las privatizaciones y el debilitamiento
del Estado, y que en América Latina y el Caribe
cobraron inusitada fuerza durante la década anterior,
también provocaron una agudización de los ya críticos
problemas sociales y políticos de la región.
La creencia ciega en el mercado, sus leyes y mecanismos
reguladores espontáneos, defraudó no sólo a los
pueblos, sino también a los más connotados defensores
de las concepciones neoliberales en el área.
las naciones de centroamérica
y el caribe son por lo general
pequeñas en territorio
y población, ninguna se
caracteriza por su gran
desarrollo y mucho menos por
recibir grandes flujos de capital.
Los criterios neoliberales se impusieron en nuestros
países e hicieron que se abandonaran las ideas desarrollistas
y de sustitución de importaciones que practicaban
desde décadas anteriores, y en todo ello influyó, como un
antecedente, la crítica situación que experimentaban la
mayoría de los Estados de América Latina y el Caribe en
relación con la deuda externa que habían comprometido.
La deuda externa no es un capítulo concluido y mucho
menos cerrado, a pesar de haber sido pagada varias
veces; ha sido, y continúa siendo, un mecanismo de presión
y subordinación de nuestros países y pueblos.
Dichas circunstancias propiciaron en aquellos años
que dócilmente la inmensa mayoría de los países de América
Latina y el Caribe, en aquel entonces con gobiernos
débiles o incondicionales a las políticas
hegemónicas, sin saber qué
hacer con la situación de la deuda,
no se dispusieran a discrepar a los
poderosos del Norte, ni económica
ni políticamente, y aplicaran
con gran disciplina los paquetes
de ajustes estructurales que recomendaba
el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, la globalización
neoliberal en América Latina
y el Caribe no logró obtener
el crecimiento equilibrado que planteaba la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL). No alcanzó ni
un modesto crecimiento, pero lo que si dejó fue un triste
resultado de mayor dependencia y más alto grado de vulnerabilidad
con el exterior. América Latina y el Caribe se
convirtieron en la región del planeta con mayor desigualdad
en la distribución de la riqueza.
No hubo tampoco mejoría en los principales indicadores
sociales, al contrario. Por ejemplo, para ilustrar
nuestras consideraciones, si en 1980 el número de pobres
en la región se estimaba en 136 millones, en el año 2000 la
cifra ya alcanzaba a más de 211 millones: en menos de 20
años de ajuste neoliberal surgieron 75 millones de pobres
más en América Latina y el Caribe. Creció significativamente
el desempleo y una buena parte del empleo de la
región se identificó por su carácter informal.
No es necesario abundar más con cifras y otros elementos
que caracterizaron los fuertes y negativos impactos
sociales que experimentó la región con dichas políticas
neoliberales en aquellos años. Sólo agregaremos que
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la reducción de la demanda en la región es y se mantendrá
latente como una de las causas fundamentales para
que no se logre la tan deseada recuperación económica y
el crecimiento esperado.
Esta limitación es consecuencia del aumento de la
desigualdad económica y social que incrementa las diferencias
entre ricos y pobres, y pone en evidencia el fracaso
del mercado en nuestras tierras, porque se sabe que cuando
se le deja plenamente libre, eleva significativamente las
diferencias sociales.
Ahora bien, si todo ello ocurrió al conjunto de los
países de América Latina y el Caribe donde se encuentran
grandes Estados nacionales con extensas poblaciones,
enormes recursos naturales, un cierto nivel de desarrollo
de sus fuerzas productivas y con importantes recursos
financieros, ¿qué podemos esperar para los países
pequeños, los del Caribe insular o los centroamericanos,
cuyas economías son más débiles y dependientes, con
evidentes limitaciones en recursos naturales y sobre todo
financieros?
Así las cosas, con la agudización de los problemas
económicos y la paralización del crecimiento y la crisis
social que se extendía por todos los países, comenzaron a
producirse lentamente los cambios en el panorama político
de la región.
Hemos podido apreciar en estos últimos años, en
acciones o retórica, la ruptura y el distanciamiento con
las posiciones y políticas neoliberales por parte de varios
países, como Venezuela, Argentina, Brasil, Nicaragua,
Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Haití, otras islas caribeñas
y, por supuesto, la permanente e intransigente
Cuba.
Ante todo, ha habido un rechazo a las corrientes
neoliberales, al Área del Libre Comercio de las Américas
(ALCA), a las privatizaciones, en particular de los servicios
públicos; al debilitamiento de los gobiernos, a la deuda
externa y al pago de los intereses de la misma deuda; a
las recetas liberales y monetaristas del Fondo Monetario
Internacional (FMI), del Banco Mundial y de otros organismos
internacionales o de donde quiera que vengan.
Las crisis financieras ocurridas en esta etapa también
fueron un campanazo de alerta y de rechazo en relación
con todo lo que se ocurría política y económicamente en
América Latina y el Caribe.
Comienza entonces un giro hacia la izquierda en las
políticas de América Latina y el Caribe. Varios países de
la región colocaron en sus gobiernos, por vías democráticas,
a gobernantes de izquierda, unos más radicales y
otros más moderados, pero en su mayoría individuos de
pensamientos de izquierda.
Cierto es que el panorama es aún complejo y no se
encuentra despejado el camino a seguir. Quizá sea prudente
decir que en algunas direcciones hay un tanteo de
ciertas soluciones posibles que se vislumbran, y en otras
existe aún gran incertidumbre sobre qué hacer.
No obstante, todos los países y sus gobiernos vienen
dando pasos políticos y económicos sin detenerse, y se
lanzan e implementan ideas y proyectos integracionistas
y de cooperación recíproca.
En este contexto histórico que apenas comienza surge
la inquietud de dónde quedarán las naciones de Centroamérica
y del Caribe, posiblemente las más débiles y vulnerables
de todas las naciones existentes del continente.
La pluralidad política existente en los países de Centro
América y el Caribe, unida a sus limitaciones económicas
y a los graves problemas sociales que confrontan,
no les ha permitido aún encontrar y definir un derrotero
estratégico, aunque no es menos cierto que se encuentran
explorando y realizando ingentes esfuerzos de cooperación
e integración.
Entonces la pregunta es: ¿se encaminarán esos países
a través de Tratados de Libre Comercio con los Estados
Unidos o el ALCA?, ¿seguirán como hidalgos o quijotescos
países tratando por su cuenta y riesgo, y aisladamente,
de mantenerse y lograr un desarrollo consecuente?, ¿o se
acercarán y tomarán el camino de una integración solidaria
latinoamericana y caribeña, que en su discurso crea
expectativas e ilusiones positivas, aunque no totalmente
seguras sobre el futuro de la región?
Las naciones de Centroamérica y el Caribe son por
lo general pequeñas en territorio y población, ninguna se
caracteriza por su gran desarrollo y mucho menos por recibir
grandes flujos de capital e inversión extranjera. Son
países por lo general con economías muy abiertas, vulnerables,
que dependen en extremo del exterior, y la mayoría
de esos países mantiene amplias relaciones con los
Estados Unidos y su mercado; sus emigrados juegan un
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37

38
especial
importante papel con sus envíos de divisas y, finalmente,
sus producciones y riquezas se basan en el monocultivo, el
turismo o alguno que otro producto o servicio.
Su desempeño y situación no es nada fácil, y menos
en un mundo que en general apunta hacia una globalización
de carácter neoliberal. A todo ello se suma, en el caso
de la mayoría de estas naciones, el crecimiento del desempleo,
el analfabetismo, la insalubridad, la marginación, la
criminalidad, la violencia, las drogas y la corrupción política
y administrativa que a muchos de ellos corroe.
El panorama se hace sencillamente desolador y carente
en muchos casos de perspectivas de mejoramiento en
el corto plazo. Sin embargo, tanto va el cántaro a la fuente
hasta que se rompe. Las relaciones con Estados Unidos ya
no producen, como en épocas anteriores, optimismo, seguridad
ni confianza. Mucha gente considera que es más de
lo mismo. Y lo mismo es sinónimo de relaciones desequilibradas,
de sociedades inequitativas y convulsionadas, de
endeudamientos, de inflación permanente, de crisis cíclicas,
de extracción de riquezas naturales y monetarias, de predominio
de sus empresas trasnacionales en muchas esferas
de la economía, de promoción de maquilas y expansión del
trabajo informal como fuente o recurso elemental de la sobrevivencia,
de discriminación y maltrato a los emigrantes.
Ante tal disyuntiva, habría que analizar y plantearse
con rigor el peso de los diferentes factores que se encuentran
presentes y la influencia política que puedan llegar a
adquirir las nuevas corrientes integracionistas que hoy se
manifiestan.
Desde mi óptica caribeña y progresista, me inclino a
pensar en una mayor probabilidad de que los pueblos de
Centroamérica y el Caribe, en la medida en que sus vanguardias
políticas los guíen correcta y consecuentemente,
y bajo la influencia que ejercen los nuevos aires de solidaridad
e integración que soplan por las tierras de nuestro
continente, se vayan alineando alrededor de los Estados
progresistas de América Latina y el Caribe que se encuentran
promoviendo políticas solidarias, como la Alternativa
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)
o la integración de la región sin un componente neoliberal,
con independencia de retóricas altisonantes, pero que
al final ofrecen una mejor y más humana perspectiva de
justicia social, de cooperación y desarrollo urgente para
nuestros pueblos y países.
Por supuesto que, para todas las naciones de la región,
la integración implica un serio reto político y económico,
y un mayor esfuerzo para lograr estos propósitos
y avanzar con éxitos. Sin embargo, desde mi perspectiva,
ante un panorama tan desolador como el que actualmente
tienen América Latina y el Caribe, es la única luz que por
el momento veo en el camino. a
Doctor en economía e historia y catedrático
de la Universidad de La Habana
entrevista
brasil y méxico,
complementarios
puede haber una integración latinoamericana, considera
el embajador de Brasil en México, Ivan Cannabrava,
pero considera que lo importante es, primero, fortalecer
las relaciones bilaterales entre los países, como ha
sucedido en el último año con nuestros dos países. “No
es que la relación en el sexenio pasado haya sido mala”,
justifica, pero admite que en el último año las exportaciones
mexicanas a su país crecieron 50%.
A dos años de su llegada a México, Cannabrava señala
que los encuentros entre los presidentes mexicano
y brasileño en actos internacionales, como el Foro de
Davos, la Reunión del Grupo de Río y del G8 en Alemania,
así como la visita de Felipe Calderón a su país como
presidente electo, dieron lugar al viaje de Luiz Inácio
Lula da Silva en agosto pasado a la Ciudad de México.
Después vinieron tres misiones de gobernadores
de estados brasileños a México, los días 28 y 29 de
noviembre. “Es todo un esfuerzo diplomático que no
se veía hace tiempo”, comenta el canciller mientras se
acomoda en el sillón individual de la sala de recepción
contigua a su oficina, donde se realiza la entrevista.
“La relación con el actual gobierno mexicano camina
mucho mejor, somos sus quintos o sextos socios
comerciales; los principales son la Unión Europea y
Estados Unidos”; las relaciones con América Latina las
ve “de acercamiento mutuo, porque esa zona es nuestra
base fundamental”.
El embajador del país que en América Latina es
pionero y líder en la producción de bioenergéticos (etanol
para reducir la contaminación de gasolina), rechaza
que un alto porcentaje de ese energético se envíe a Estados
Unidos.
Con México el intercambio comercial más fuerte
se da en los ramos siderúrgico, automotriz y de autopartes.
Incluso acaba de firmarse un memorando que
incluye intercambios en el campo de la energía. “El secretario
de Energía y algunas comisiones mexicanas visitaron
Brasil para conocer la experiencia en el campo
de biocombustibles, y aunque no hay todavía un proyecto
determinado de intercambio, ya hay conversaciones
e intercambio de ideas y de opiniones”.
Tras considerar necesaria la cooperación con otras
naciones, plantea que “en América Latina hay una fuerza
sinergética de países que juntan fuerzas, y creo que
México y Brasil están en ese caso”.
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el acercamiento comercial
y el crecimiento de las inversiones
entre ambos países sirven de ejemplo
de que está superada la idea
de cualquier “rivalidad”
entre méxico y brasil.
Por ahora, insiste, lo importante es la cooperación
bilateral. “No se olvide que la integración en Europa
empezó con Francia y Alemania. En América Latina,
quizá con un número más grande de países, pero
es muy necesario que las naciones cooperen entre sí,
como grupos, eso influye muchísimo en lo económico,
cultural, técnico, político, etcétera. Es lo que hacemos”,
y se ufana de que Venezuela haya solicitado su ingreso
al Mercosur.
Expone que varios gobiernos de Centroamérica
también se están acercando. “Están en desarrollo proyectos
conjuntos con varios de esos países. El caso de
los biocombustibles es uno de los proyectos importantes;
también la participación de compañías brasileñas
en las obras del Canal de Panamá.
Vuelve a la relación con México: “hay casi 15 mil
millones de dólares de empresas mexicanas en Brasil,
la inversión mexicana más alta en América Latina”. Por
su parte, la inversión brasileña es de sólo mil millones
de dólares, procedentes de empresas de tecnología, de
información, petroquímicas, de alimentos, de producción
de camiones, pero es una inversión diversificada
que crece muchísimo. “Cada dos meses recibo a un
brasileño que quiere hacer negocios en México. La última
inversión brasileña en el área de siderurgia es una
gran inversión”.
Frente a la embajada brasileña en México se firma
una larga cola de solicitantes de visa. Cada día se entregan
120 fichas y algunas veces no es posible satisfacer
la demanda, sobre todo en periodos festivos.
Cannabrava comenta que la mayor parte de las
visas son para negocios. Por eso celebra que se hayan
reestablecido los vuelos de la aerolínea Varig, suspendidos
el año pasado, y que se hayan sumado los viajes
entre México y Brasil por Ocean Air.
El embajador aclara que el acercamiento comercial
y el crecimiento de las inversiones entre ambos
países sirven de ejemplo de que está superada la idea
de cualquier “rivalidad” entre México y Brasil. “Hay
grupos minoritarios que insisten en que hay una rivalidad,
lo que a mi juicio es un absurdo. Hoy día, el
concepto moderno que se aplica a la relación Brasil-
México es el de la complementariedad. Los dos países
están haciendo un esfuerzo para ir adelante juntos y
con la comunidad internacional. Su participación en el
G5 es porque los dos países fueron elegidos en América
Latina, y eso es una cosa natural”. Por ello lamenta
que hasta el momento no haya habido platicas sobre
intercambios en ciencias, tecnología y cultura.
Asegura que el Presidente Felipe Calderón visitará
Brasil en 2008, y externa su deseo de que se monte una
gran exposición de la cultura prehispánica en su país. “Es
importante para que los pueblos se conozcan más, culturalmente
hablando”, y propone que también se monte
una muestra de la cultura brasileña en México. a
(Sonia Morales)
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40
especial
entrevista
las razones de venezuela
dios fue la primera víctima de la “dictadura mediática”
en Venezuela, y la segunda víctima fue
la cultura. Tanto Dios como la cultura fueron eliminados
de los programas en radio y televisión porque
no rendían beneficios económicos, acusa el embajador
Roy Chaderton, político de extensa trayectoria
enviado a México para recomponer la relación entre
los dos países.
El embajador enumera programas religiosos y
culturales cancelados, sustituidos “por la vulgaridad,
por la violencia, por la mediocridad importada de los
Estados Unidos, por concursos televisivos en los que
se humilla a los participantes”.
Asegura que los ataques contra el gobierno venezolano
y su presidente, Hugo Chávez, son orquestados
por “el imperio y la dictadura mediática”, y se
incrementaron cuando no se renovó la concesión a la
“emisora golpista” RCTV.
El escándalo ha crecido ahora porque con la Ley
de Responsabilidad Social en Radio y Televisión “estamos
acabando con la dictadura mediática”. Se trata
de una ley que “fue condenada por algunos partidos
y gobiernos dizque democráticos, pero que es menos
restrictiva y menos sancionadora que la legislación
de medios de comunicación en otros países, como
Alemania, Francia o España”.
Chederton, creyente católico, ríe ante la acusación
de que su gobierno es comunista. El de Venezuela
–define– es un gobierno socialista-cristiano. Su
inspiración es cristiana.
“Mire, yo a veces he dicho que es un gobierno
demócrata-cristiano, porque en mis tiempos de militancia
demócrata-cristiana, que empecé a los 15 años,
me hablaban de justicia social, de la función social de
la empresa, del compromiso con los pobres, del bien
común, de cogestión, de la función de la propiedad
privada y de la democracia participativa, que es del
tipo que tiene Suiza y que a cada rato se refrenda.
“También en Venezuela –añade– a cada rato
hacemos referéndum; hay elecciones y hay representantes,
pero ya el representante no se aísla: vuelve a
los cuatro años o a los siete años a pedir ratificación;
desde un principio su electorado lo acompaña, lo
controla, lo apoya y, eventualmente, lo sanciona o lo
premia.”
En cuanto a la relación de Venezuela con los demás
países latinoamericanos, el embajador dice que el
espíritu integracionista de su gobierno es muy fuerte.
“Por eso luchó el libertador Simón Bolivar, por eso
libró una guerra contra el imperio de entonces, en
otros territorios que liberó, sin que se haya quedado
ni un solo centímetro cuadrado de territorio en poder
de Venezuela. Más bien Venezuela, por otras razones
que no vienen al caso, disminuyó su territorio.
Ese es el balance de un compromiso que es absolutamente
integracionista: luchar y dar la vida por otros
países considerados hermanos. El libertador quería
una nación de repúblicas”.
Chaderton indica que Bolivar inició su actividad
internacional en México: Iba para España, huérfano
desde muy pequeño y enviado a estudiar por su tío;
atracó en Veracruz y se trasladó a la Ciudad de México,
donde permaneció durante más de un mes. Fue
seducido por la famosa Güera Rodríguez cuando era
apenas un jovencito de 15 años. Después marchó hacia
España, estuvo en Francia, recorrió prácticamente
toda Europa Occidental. En Roma, en 1805, hizo
un juramento que parecía una locura, pero luego lo
cumplió liberando un continente.
En 1824 el Congreso de México declaró a Bolivar
ciudadano mexicano. En 1826 se realizó el Congreso
de Panamá, en el que participaron representaciones
de varios países, entre ellos México. Ese Congreso se
hizo con la inspiración integracionista de crear una
gran nación americana. Se decidió que la próxima
reunión sería en Tacubaya.
Ahora, casi dos siglos después, los afanes integracionistas
del presidente Hugo Chávez “son
obstacu lizados, entre otros, por el imperio y sus servidores
en Venezuela”.
Afirma el embajador que en su país no hay una
oposición democrática. Se trata –dice– de una oposición
que ha intentado varias veces el golpe de Estado,
porque no puede ganar las elecciones.
Explica que es una oposición irracional porque
tiene un apoyo electoral potencial que fluctúa entre
35 y 40%. “Esto en cualquier parte del mundo es una
fortuna y a cualquier demócrata le daría suficiente
razones para librar una batalla política y tratar de ganarle
al gobierno. Pero en vez de eso, siempre están
en marchas violentas. Están buscando un muerto.
Todavía no lo han conseguido porque la policía está
educada y no dispara sus armas contra los manifestantes.
Todo es respondido de manera pacífica”.
La venezolana, dice Chaderton, es una revolución
pacífica, democrática, de extrema libertad, al
grado de que “los opositores pueden llamar al asesinato
del Presidente de la República y no les pasa
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nada. Y aunque eso sea un delito, están libres. La mayoría
de los que dieron el golpe están libres, y eso incluye
a los dueños de los medios, como Globo visión
y RCTV, los del poder mediático”.
izquierda y derecha
Aunque el gobierno del Presidente Chávez es de “izquierda
muy comprometida“, el embajador asegura
que tiene buenas relaciones con algunos gobiernos
de derecha, tanto en América como en Europa. Esto
es una demostración –dice– de que se puede tener
amistad y reciprocidad pragmática en espacios de
interés común con gobiernos conservadores o de
derecha.
Pero también afirma que hay un fenómeno de
izquierdización en América Latina: “Los errores y
desastres cometidos por el capitalismo salvaje, condenado
por Juan Pablo II, han producido un viraje
hacia la izquierda que no lo había antes. Aquí hubo
una especie de descubrimiento del neoliberalismo
desde hace casi 20 años, y muchos gobiernos tomaron
ese camino, que ha llevado a la ruina a la mayoría
de los países latinoamericanos.
“Por eso hay interés en crear canales y espacios
de comunicación que pueden ser aprovechados de
manera pragmática. El cemento que fabrica Cemex
en Venezuela, ¿es un cemento de izquierda o de derecha?
Lo que sí hay son cementos sociales. Si usted
utiliza cemento para fortalecer las casas de los marginados,
para pavimentarlas, para colocar paredes,
está haciendo obra social. Y es un buen negocio
para México y para Cemex. Nosotros trabajamos a
gusto con empresas que hacen esas cosas. Allá están
Bimbo y Maseca, que producen alimentos: la gente
está comiendo más que nunca, y las empresas mexicanas
están haciendo grandes negocios. La mayoría
come, lo que no ocurría antes, y Maseca y Bimbo se
benefician.”
El embajador piensa que los principales problemas
entre México y Venezuela “ya están resueltos
por vía constitucional”. Nosotros –dice– no venimos
a pedirle a México que cambie, ni México nos va a
pedir que cambiemos, Sería injerencia en los asuntos
internos. Ahí tenemos que aplicar la Doctrina Estada,
que en algún momento pareció estar puesta a un
lado. Debemos respetarnos profundamente.
“Con México queremos hermandad, solidaridad,
crecer juntos, buscar espacios comunes, que van
desde el aspecto energético hasta el aspecto cultural,
pasando por temas de carácter social, todo donde
podamos cooperar, independientemente de la realidad
y los proyectos de cada país, en eso somos extremadamente
respetuosos.”
Chaderton pronostica que pronto habrá un encuentro
entre los presidentes Calderón y Chávez, y
esa será una magnífica ocasión para acercarse más.
“Hay un regreso a la Doctrina Estrada, a la tradicional
política exterior de México, y las señales que estamos
viendo de este gobierno del señor Calderón son
positivas”.
Respecto del “inmenso peso de la cultura mexicana
en América Latina”, el embajador advierte:
“Cuando usted ve al Presidente de Venezuela
cantando una canción mexicana para responderle
a una autoridad mexicana, eso no quiere decir que
la noche anterior, la víspera de una concentración
popular, se aprendió apresuradamente la canción.
No, yo también le puedo a usted cantar todo lo que
quiera en este momento. Hasta he encontrado que
algunos huapangos que me sé no los saben muchos
mexicanos.” a
(Elías Chávez)
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41

42
especial
EL ChAvIsMo:
¿El futuro del pasado?
En Venezuela, chávez luchará hasta el final para retener su poder;
muy probablemente redoblará la apuesta, tratando de aglutinar su frente interno,
fracturado a la hora de buscar la reelección perpetua.
carlos pérez llana
La derrota de Hugo Chávez en el plebiscito
está destinada a iniciar cambios importantes
en América Latina. Hasta el domingo
2 de diciembre, cuando los venezolanos
rechazaron la posibilidad de que Chávez
fuera gobernante vitalicio, Sudamérica se dividía en
tres bloques:
–El bloque populista, en su versión petrogasífera
(Venezuela, Bolivia y Ecuador), acompañado por
modelos marxistas dependientes de los petrodólares
(Nicaragua y Cuba);
–El bloque social demócrata (Brasil, Uruguay,
Chile y Perú) y,
–El bloque intermedio (Colombia, Paraguay y
Argentina); los dos primeros son proamericanos y en
Buenos Aires anida una simpatía por Chávez.
Luego del triunfo del No contra Chávez, el bloque
que él lidera se verá forzado a pasar a la defensiva
y ya no podrá marcar su impronta en la agenda
sudamericana.
En Venezuela, Chávez luchará hasta el final para
retener su poder; muy probablemente redoblará la
apuesta, tratando de aglutinar su frente interno, fracturado
a la hora de buscar la reelección perpetua. La
lectura de ricos versus pobres es insatisfactoria: no
hay tantos ricos en Venezuela, en cambio sí existen
muchos pobres democráticos que con dignidad rechazaron
la dictadura. De ahora en más la gran tarea
de la oposición consistirá en el armado de un frente
democrático plural que, levantando banderas sociales,
rescate la preeminencia de la ley y el equilibrio
de poderes.
En Bolivia es donde más se hará sentir la derrota
del chavismo. Evo Morales ensaya un indigenismo
revanchista cuya lógica interna condena al país a la
fractura. A Morales lo sorprende la derrota de su aliado
en plena empresa reeleccionista, buscando reformar
la Constitución ilegalmente. Una Bolivia aislada,
enemistada con el mundo y distanciada de Brasil –su
comprador natural de gas–, soñaba explotar sus riquezas
con la “ayuda” de Caracas.
Además, venezolanos y cubanos proveen a Morales
la logística del poder: comunicación, custodia
y asistencia militar, desplazamientos e inteligencia.
Por esa razón, en La Paz es donde más repercutirá el
No. Si Evo Morales no razona, e insiste en su apuesta
autoritaria, convertirá la fractura social del país en
geográfica, consolidando las tendencias secesionistas
de las regiones gasíferas y agrícolas. En ese caso el
fantasma de la guerra civil puede ser algo más que
una hipótesis.
En Ecuador el Presidente Rafael Correa también
se encuentra abocado a la reforma constitucional.
Para comprender este empeño viene al caso recordar
que el populismo petrogasífero se caracteriza por el
desconocimiento de las instituciones y por el reeleccionismo
de sus líderes.
El apoyo de Chávez a Correa se remonta a la
campaña electoral. Ecuador adoptó el modelo del
“socialismo del siglo XXI” que pregona Chávez, pero
Correa es más pragmático y más formado que Morales,
de manera que difícilmente arriesgará su futuro
en la agenda de Caracas. Cuenta con una ventaja:
Ecuador puede exportar petróleo a través de sus
puertos –cosa que no ocurre en la mediterránea Bolivia–;
posee una burguesía empresarial y no tiene un
indigenismo fundamentalista ni una “izquierda jurásica”
como la que habita en el altiplano boliviano. Por
eso, es posible prever un giro al realismo en Quito y
un lento distanciamiento de Chávez.
En Nicaragua y Cuba las cosas son distintas. En
verdad allí gobiernan regímenes “ideológico-intensivos”,
que debido a limitantes externos están ensayando
una curiosa transición: del marxismo al nacionalismo-populista.
En el caso de Daniel Ortega su retorno al poder
en Mangua se hace por la vía democrática con una
exigua mayoría, y en Cuba la transición está asociada
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a circunstancias subjetivas: el retiro de Castro sustituido
por su hermano con una base más militar que
partidaria.
En ambos regímenes el apoyo de Chávez resulta
vital: las divisas que en plena guerra fría Managua y,
sobre todo, La Habana recibían de Moscú ahora provienen
de los petrodólares. También en ambos casos,
la alianza triangular que ensayan con Venezuela se
inscribe en un marco diplomático más complejo: la
formación de una alianza antiamericana de naturaleza
planetaria que suma al régimen iraní.
El bloque socialdemócrata tendrá su agenda más
aliviada. Para Chávez y sus aliados este bloque es su
enemigo natural. El venezolano ha mantenido sonadas
discrepancias con el peruano Alan García y con
Michele Bachelet, de Chile. Ha ventilado deliberadamente
conflictos limítrofes, como el de Bolivia con
Chile y el de Ecuador con Perú, y ha intervenido en
los asuntos internos de Santiago y Lima, por ejemplo
con motivo del apoyo de Chile a la candidatura de
Venezuela al Consejo de Seguridad, y en la campaña
electoral peruana, impulsando un candidato que
compitió con Alan García.
Por último, en lo que hace a Brasil, ya no será necesario
el empeño de Lula para “contener” a Chávez
manteniéndolo cerca, la excusa que justificaba el ingreso
de Venezuela al Mercosur. Ahora se impone
una correcta lectura para evitar la agonía final del
bloque, y para ello hace falta no caer en una trampa
ideológica.
Decididamente, el chavismo no prefigura el futuro,
es una proyección del pasado. a
© Project Syndicate, 2007.
Ex embajador de Argentina en Francia,
Profesor en la Universidad Torcuato
Di Tella de Buenos Aires.
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44
economía
administración pública
A principios de los años cincuenta,
la mayoría de las naciones “en vías
de desarrollo”, incluido nuestro país,
se encontraba ante gran diversidad de
“modelos” para reducir en el menor
tiempo posible la enorme brecha
que las separaba de las más avanzadas
extremos
AlejAndro CArrillo CAstro
Carlos Fuentes ha dicho acertadamente que
sólo si sabemos de dónde venimos podemos
entender en dónde estamos y hacia
dónde podemos estarnos dirigiendo. Desde
luego, nadie puede predecir el futuro,
pero con base en un conocimiento adecuado de lo que ha
ocurrido en el pasado se puede intentar una prospectiva
de lo que es factible esperar en los próximos 12 o 25 años
en el ámbito de la administración pública de México.
A principios de los años cincuenta, la mayoría de las
naciones “en vías de desarrollo”, incluido nuestro país, se
encontraba ante gran diversidad de “modelos” para reducir
en el menor tiempo posible la enorme brecha que
las separaba de las más avanzadas económicamente. Al
término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se había
creado la Liga de las Naciones, luego Organización de
las Naciones Unidas (ONU), y en 1948 la Organización
de Estados Americanos (OEA); ambas instituciones estaban
empeñadas en buscar soluciones a los problemas
económicos y sociales de sus países miembros, particularmente
de los “más atrasados”, con miras a evitar el
surgimiento de una tercera conflagración como la que
acababa de terminar con la rendición de las potencias
que integraban el llamado eje nazi-fascista.
El modelo más recomendado internacionalmente
era entonces el de “la planeación del desarrollo”, en el
cual se suponía que el “Estado” debía constituir el motor
más importante para la búsqueda de un rápido “desarrollo
económico y social” de todos los pueblos del mundo.
A México no le resultaba difícil adoptar las recomendaciones
internacionales en ese sentido, pues la Constitución
Política de 1917 había incorporado ya la base legal
que requería la participación decidida del Estado en la
regulación de los procesos económicos a nivel nacional.
El artículo 27 otorgaba la propiedad original del
suelo y el subsuelo a “la Nación” (de la cual el Estado es
el representante jurídico y político), a partir de lo cual
podían crearse diversos tipos de propiedad de la tierra:
la estatal, la ejidal y la privada, a la última de las cuales
el Estado quedaba facultado para imponerle “las modalidades
que dicte el interés público”. En 1925 se creó
el Banco de México con funciones de banco central,
y a finales de los años treinta fueron nacionalizados
económicamente.
Sin modelos
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el petróleo y los demás hidrocarburos del subsuelo,
hecho aceptado ya como parte fundamental de nuestra
historia e identidad nacionales. Se habían creado
también organismos públicos como Nacional Financiera
(1934), en su carácter de banco de desarrollo, así
como otras importantes empresas estatales, entre las
que cabe señalar a la Comisión Federal de Electricidad
(1937), Pemex (1938) y Ferrocarriles Nacionales
de México (1940).
Al iniciarse el primer periodo de seis años de las
administraciones post revolucionarias, el Partido Nacional
Revolucionario (PNR), antecesor del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), había propuesto un
“plan sexenal” a su candidato a la Presidencia, Lázaro
Cárdenas. Y el que le sucedió, el Partido de la Revolución
Mexicana (PRM), elaboró a su vez un segundo
“plan sexenal” para el periodo de Manuel Ávila Camacho,
que la guerra mundial volvió inviable. No fue sino
hasta 1958, al inicio de la administración de Adolfo
López Mateos, cuando se creó una nueva dependencia
del Ejecutivo Federal, la Secretaría de la Presidencia, encargada
de elaborar planes de desarrollo para el país en
su conjunto, así como de estudiar las modificaciones o
reformas que para ese propósito requiriera la administración
pública.
A finales de los cincuenta, ni en México ni en muchos
otros países en desarrollo se habían alcanzado los
ambiciosos resultados previstos al inicio de esa década.
Por ello, la ONU decidió designar ese periodo como la
“Primera Década del Desarrollo” de las Naciones Unidas.
Se partía del convencimiento de que los problemas
no radicaban tanto en la calidad de los planes de desarrollo
elaborados por los distintos gobiernos durante
ese periodo, como en la incapacidad de sus administraciones
públicas para llevarlos al cabo con la eficacia y la
eficiencia deseables. La receta internacional más generalizada
al inicio de dicho periodo consistió en poner
en marcha programas de reforma administrativa para
garantizar el cumplimiento de los planes de desarrollo
que deberían elaborarse a nivel nacional.
México fue uno de los países que cumplieron puntualmente
con dicha recomendación. Y fue así como,
en 1965, la Secretaría de la Presidencia constituyó la
Comisión de Administración Pública (CAP), la cual
tuvo a su cargo elaborar un diagnóstico integral para
una reforma administrativa del Ejecutivo Federal, publicado
a finales de 1967. Pero los sucesos de octubre de
1968 cambiaron las prioridades del gobierno del Presidente
Díaz Ordaz. La reforma a fondo de la estructura y
funcionamiento de la administración pública habría de
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45

46
economía
posponerse para el siguiente sexenio. Sin embargo, las
condiciones políticas bajo las cuales se inició el gobierno
de Luis Echeverría, que coincidió con el principio de la
“segunda década del desarrollo de la ONU”, impidieron
que se pusiesen en marcha las recomendaciones de la
CAP de 1967 y sólo se instrumentaron programas de
reforma “microadministrativa”, para elevar la eficiencia
de cada dependencia y organismo descentralizado con
base en los trabajos de las Unidades de Organización y
Métodos y las Unidades de Programación creadas por
acuerdo presidencial en 1971.
No fue sino hasta finales de 1976, al inicio del gobierno
de José López Portillo, que, con base en el diagnóstico
y recomendaciones de la CAP de la década anterior,
se promulgó la primera Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal. En ella se establecieron las
primeras reglas generales para la coordinación sectorial
de las llamadas “entidades paraestatales” (organismos
descentralizados, empresas de participación estatal y fideicomisos
públicos) y se institucionalizó el concepto de
dependencias “globalizadoras”, como las Secretarías de
Programación y Presupuesto y de Hacienda y Crédito
Público, de las cuales aún subsiste como tal esta última,
así como la actual Secretaría de la Función Pública, creada
hace 25 años bajo la denominación de Secretaría de la
Contraloría General de la Federación. Dio inicio entonces
el proceso de depuración de las entidades que integran
el ámbito paraestatal de la administración pública
federal, con miras a garantizar una más eficaz y eficiente
operación del gobierno en su conjunto.
Debe decirse que, en los primeros años de la administración
de Miguel de la Madrid, los cuales coincidieron
con el inicio de la “Tercera Década del Desarrollo
de la ONU”, culminó la institucionalización del Modelo
de la Planeación del Desarrollo a cargo del Estado, recomendado
en los años cincuenta, al elevarse a rango
constitucional el Sistema Nacional de Planeación Democrática
mediante la reforma a los artículos 25, 26, 28
y 73 de la Carta Magna, así como con la promulgación
de la Primera Ley de Planeación, que continúan legalmente
vigentes. Sin embargo, la crisis mundial generada
por el alza de las tasas de interés de la deuda pública
y la caída de los precios del petróleo a principios de
los ochenta obligaron a esa administración a aceptar, a
partir de 1984, las recomendaciones para establecer un
nuevo modelo del desarrollo, planteados por diversos
organismos financieros internacionales al inicio de esa
década. Ello dio lugar a lo que el propio Presidente De la
Madrid denominó en sus memorias el Cambio de Rumbo
del país, en términos del esquema de desarrollo seguido
por México hasta ese momento.
El nuevo modelo internacional recomendaba una
radical reducción de la participación del Estado como
principal agente promotor del desarrollo nacional,
en aras de incrementar y dar toda la libertad posible
a “las fuerzas del mercado” que, se pensaba en esos
años, eran las únicas capaces de garantizar el crecimiento
económico de los países “de menor desarrollo
relativo” ante “el fracaso de los intentos por convertir
al Estado en el principal motor del desarrollo de sus
economías”, como había sido el caso en las tres décadas
anteriores. Se argumentaba entonces que no sólo
se había demostrado la ineficiencia del aparato estatal
para cumplir con este objetivo, sino que se había propiciado
la corrupción en gran escala, se había producido
un despilfarro injustificado de recursos públicos y se
habían generado enormes déficit fiscales que habían
contribuido a incrementar el monto de la deuda pública
hasta hacerla prácticamente impagable en un buen
número de casos.
Los responsables del Ejecutivo federal de nuestro
país durante los últimos tres sexenios demostraron
nuevamente al mundo la diligencia con la cual los gobiernos
mexicanos han atendido las recomendaciones
de los organismos internacionales, las del Banco
Mundial y del Fondo Monetario Internacional, sobre
todo cuando el cumplimiento puntual de dichas recomendaciones
fue convertido en requisito sine qua non
para obtener los préstamos que se requerían para cubrir
nuestra crecida deuda pública y renegociar mejores
condiciones para pagarla. Ya para la segunda mitad
del sexenio de Miguel de la Madrid, nuestro país fue
nuevamente puesto de ejemplo a nivel internacional,
pero ahora como esforzado paladín de programas de
reducción radical de la participación estatal en la economía
nacional.
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Desde entonces, cada nueva administración
procuraría presumir sus “logros” en cuanto a “la reducción
y privatización” de nuestras empresas públicas.
A finales del sexenio de Miguel de la Madrid
se anunció que se había conseguido disminuir en
50% el número de entidades paraestatales existentes
hasta entonces. Durante el periodo de Carlos Salinas
se informó que el sector paraestatal había reducido
su número en otro 25%, incluyendo la privatización
de los bancos nacionalizados por la administración
de López Portillo, así como de Teléfonos de México
y diversas empresas siderúrgicas de participación
estatal. Por su parte, el Presidente Ernesto Zedillo
llevó al cabo la privatización de varias empresas públicas
durante su sexenio, entre ellas Ferrocarriles
Nacionales de México. Y en la administración de Vicente
Fox se habló mucho de la posible privatización
de Pemex y de la CFE, pero el Congreso de la Unión,
en el cual su partido ya no tenía la mayoría, no lo
habría permitido.
el nuevo modelo internacional recomendaba
una radical reducción de la participación
del estado como principal agente promotor del
desarrollo nacional, en aras de incrementar y dar
toda la libertad posible a “las fuerzas del mercado”.
A decir de Jesús Silva Herzog, ex secretario de Hacienda
y Crédito Público, pareciera que, en materia de
seguimiento de los modelos que a nivel internacional
se han recomendado como los más adecuados en los
últimos 50 años, los responsables del Ejecutivo Federal
no han seguido la sugerencia que hace 25 siglos formuló
Aristóteles en torno de la conveniencia de actuar
prudentemente en el “justo medio” de las cosas. Lo que
ha prevalecido entre nosotros es la tendencia a irnos
siempre a los extremos. Así, hemos basculado de la intervención
y participación protagónica del Estado en la
economía, con miras a fomentar el desarrollo a partir
de los años treinta, al extremo contrario, el que pugna
por un “Estado mínimo”, como ha ocurrido durante las
últimas dos décadas.
No deja de resultar paradójico que, a finales de los
años noventa, el propio Banco Mundial haya advertido
de los problemas que se han creado en los países que
han reducido al mínimo la intervención del Estado en
la regulación de sus procesos económicos, al grado de
poner en peligro la existencia misma de una saludable
economía de mercado, con la consecuente apari-
ción de monopolios privados (nacionales y extranjeros),
el aumento de las disparidades económicas, del
desempleo y de la pobreza en grandes sectores de la
población. Resulta igualmente inquietante que varios
países que hace 20 años estaban a la par que México o
aún más abajo en sus índices de desarrollo (como los
casos de India, Corea del Sur y China, por ejemplo),
hoy se encuentran por encima del nivel alcanzado por
nosotros. ¿Cuál ha sido su “secreto”? Algo muy simple:
haberse mantenido alejados de los extremos en el
cumplimiento de las recomendaciones de los organismos
financieros internacionales, particularmente en
torno de reducir al mínimo la participación del Estado
en el desarrollo en sus respectivas economías. En
cambio, los gobiernos de esos tres países han sabido
apoyar diversos sectores básicos de sus economías nacionales,
lo que les ha permitido insertarse de manera
más competitiva en el mundo globalizado en que vivimos
hoy día. Los tres han sabido encontrar respuestas
más sensatas, y nacionalistas, frente a los modelos
recomendados mecánica y acríticamente
por las instituciones financieras interna-
cionales, en las que, por obvias razones,
predominan los intereses de los países
más desarrollados, que se dan el lujo de
recomendar a los demás soluciones genéricas
que ellos son los primeros en no
cumplir cabalmente.
Confiamos en que este breve repaso
de la historia reciente de nuestra administración
pública en los últimos 50
años, así como del pendulante papel que en este lapso
ha correspondido al Estado en la promoción del desarrollo
económico y social, coadyuve a ponderar qué
le conviene a México y a los mexicanos en los próximos
6, 12 y 25 años, los horizontes más utilizados
para analizar lo que debería intentarse en el futuro
cercano. Conviene que todos seamos más participativos
en el análisis y discusión de este tipo de asuntos,
y que, en su caso, apoyemos aquellas decisiones que
resulten más útiles para el bienestar del conjunto de
la población del país. Para aquellos que piensan que
el Estado mexicano debe recuperar la responsabilidad
de promover y regular el desarrollo integral del país,
así como apoyar a aquellos sectores que puedan contribuir
a insertarnos competitivamente en la economía
global en la que ahora vivimos, les tenemos una
buena noticia: para lograrlo no tendría que cambiarse
una sola coma o una tilde de nuestra ley fundamental,
la Constitución Política, sólo se requeriría que nos
decidiéramos a darle cumplimiento. a
Presidente del Consejo Directivo del Instituto Nacional
de Administración Pública (INAP)
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48
estados
BAJA CALIFORNIA,
Retrato escrito
El estado ha mantenido por varios años el primer lugar en índices de violencia
y delitos del fuero común. Entre enero y agosto se cometieron 361 violaciones
sexuales y 304 homicidios violentos
antonio magaña
Baja California, brazo poderoso, al servicio
eterno de la patria estás”. Así empieza
su himno. Es el estado 29, situado en la
parte más occidental del país. En 1989 se
convirtió en la primera entidad gobernada
por un partido de oposición. Su territorio se divide en
cinco municipios: Ensenada, Rosarito, Tijuana, Tecate
y Mexicali.
Su número oficial de habitantes: 2 millones 961
mil 9. Su tasa de crecimiento poblacional: 2.4, más de
la mitad de la media nacional, y se estima que en 30
años duplicará su población.
Uno de sus más graves problemas es la inmigración.
Anualmente llegan al estado alrededor de 200
mil inmigrantes, quienes demandan servicios de salud,
educación, empleo y vivienda.
Datos recientes del INEGI señalan que su población
económicamente activa es de 1 millón 286 mil 604
personas, con un crecimiento anual de 3.8%. La tasa de
desempleo se ubica por debajo de la media nacional,
con 1.7%. El número de trabajadores registrados en el
IMSS, hasta agosto de 2007, era de 668 mil 520.
Primer lugar nacional en consumo de drogas
Informes del Centro de Estudios e Investigación en
Desarrollo y Asistencia Social ubican a Baja California
entre las entidades con menores índices de pobreza
alimentaria, con altos índices de desarrollo humano y
como la tercera con menor marginación, la cuarta con
menor mortalidad infantil y la segunda con mayor esperanza
de vida.
La diabetes es la principal causa de muerte entre
la población adulta de la entidad, seguida por el cáncer
y las enfermedades cardiovasculares, principalmente
los infartos. A nivel nacional, Baja California tiene el
segundo lugar de muertes por Sida entre hombres de
25 a 40 años y el cuarto entre las mujeres.
La drogadicción está considerada como uno de los
principales problemas de salud pública en la entidad.
De acuerdo con el Consejo Nacional de las Adicciones,
Baja California tiene el primer lugar nacional en consumo
de drogas, con 71 mil adictos, de los cuales más
de 30 mil necesitan tratamiento médico y psiquiátrico.
La principal droga que consumen es la mariguana, seguida
por el cristal y la heroína.
A su vez, la Dirección Estatal Contra las Adicciones
estima que 35% de los bajacalifornianos es adicto
al tabaco y 25% ha consumido alguna vez alcohol. Y
agrega que la principal causa de muerte violenta entre
jóvenes de 18 a 40 años ocurre por conducir vehículos
bajo intoxicación alcohólica.
a la cabeza en índices de violencia
El estado ha mantenido por varios años el primer lugar
en índices de violencia y delitos del fuero común.
Entre enero y agosto se cometieron 361 violaciones
sexuales y 304 homicidios violentos, lo que quiere
decir que más de una persona es violada o asesinada
cada día en Baja California.
Un delito que tiene muy preocupado al sector
empresarial, sobre todo al de la ciudad de Tijuana, es
el secuestro. El secretario de Seguridad Pública, Víctor
de la Garza Herrada, informó que hasta agosto se
habían cometido en la entidad 94 privaciones ilegales
de la libertad.
El 18 de septiembre, el funcionario hizo una curiosa
distinción sobre el delito de privación ilegal de la
libertad: aclaró que de enero a agosto sólo se han per-
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petrado 14 secuestros, y que los 80 casos restantes son
“levantones” de personas relacionadas con el crimen
organizado.
El robo ocupa el primer lugar entre los delitos
que se cometen a diario, con 60% de incidencia a nivel
estatal. Estas infracciones están íntimamente relacionadas
con las adicciones, ya que 56% de estos delitos
se cometen bajo el influjo de alguna droga.
Entre enero y agosto se presentaron 91 mil 823 inicios
de averiguaciones previas ante el Ministerio Público
del fuero común. Pero las cifras negras y los delitos
que quedan impunes son monstruosos. Las autoridades
estiman que sólo se denuncia uno de cada tres delitos y
que sólo tres de cada 100 llegan a ser consignados.
Con poco éxito las autoridades han promovido,
mediante campañas publicitarias, la cultura de la denuncia,
incluyendo las llamadas anónimas al número 066,
para “ponerle dedo” a los picaderos o casas abandonadas
donde se consume droga, y a las tienditas, o domicilios
particulares en donde se vende la droga al menudeo.
La Dirección de Seguridad Pública de Mexicali
estima que tan sólo en la capital del estado existen
124 pandillas, con más de 2 mil 300 miembros, constituidas
principalmente por jóvenes que no trabajan
ni asisten a la escuela. En la capital del estado existen
al menos mil viviendas abandonadas, o picaderos, que
son utilizados por los adictos para drogarse.
La explotación sexual y comercial de menores,
sobre todo en las zonas turísticas, es otro de los graves
problemas sociales. En 2006, Unicef realizó en la ciudad
de Tijuana un muestreo mediante el cual se identificaron
300 niños explotados sexual o comercialmente.
La violencia física contra las mujeres es otro de
los delitos que quedan soterrados. Una de cada tres
mujeres en Baja California sufre maltrato físico de su
pareja. En algunos casos ha llegado hasta la muerte.
Basta hojear los diarios para constatar que el tejido
social de Baja California está dañado desde hace
varios años y que se hace muy poco para repararlo. La
prevención del delito es inexistente. La respuesta de las
autoridades estatales y municipales ha sido contratar
más policías y comprar más patrullas y armamento.
educación, Por debajo de la media nacional
La educación pública es un caos. Hace casi tres años se
dividió la sección 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), tras una imposición
arbitraria de la líder vitalicia de ese sindicato, Elba Esther
Gordillo. Desde entonces, los maestros del Sindicato
Estatal de Trabajadores de la Educación (SETE)
se han visto envuelto en paros, mítines y pleitos en
busca de la titularidad del contrato colectivo.
la drogadicción está considerada
como uno de los principales
problemas de salud pública
en la entidad. tiene el primer lugar
nacional en consumo de drogas.
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cuartoscuro
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50
estados
a pesar de que el estado invierte
62% de su presupuesto
en el rubro educativo,
la calidad de la educación está
por debajo de la media nacional
En la Sección 2 del SNTE sucede algo similar. Los
profesores, inconformes con la nueva Ley del ISSSTE,
no aceptan a la dirigente impuesta por la maestra
Gordillo. Los disidentes han realizado varios plantones
frente a Palacio de Gobierno y mantuvieron tomado
el edificio sindical por varios meses, hasta que
fueron desalojados por la fuerza pública a principios
de septiembre.
A pesar de que el estado invierte 62% de su presupuesto
en el rubro educativo, la calidad de la educación
está por debajo de la media nacional. La cobertura de
primaria y secundaria se cubre casi al ciento por ciento,
pero de la educación secundaria deserta 30% de los
adolescentes. De las preparatorias deserta 70% de los
jóvenes y apenas una cuarta parte de los bajacalifornianos
termina el bachillerato. En este ciclo escolar, más
de 9 mil jóvenes no pudieron ingresar a la Universidad
Autónoma de Baja California, y de esa universidad
pública deserta 50% de los estudiantes, principalmente
por problemas económicos.
justicia, ni Pronta ni exPedita
En Baja California la justicia no es pronta ni buena. El
Poder Judicial ha vivido inmerso en conflictos legales
desde hace más de seis años por la injerencia de los poderes
Ejecutivo y Legislativo en la vida de ese Poder.
Los togados fueron exhibidos y desprestigiados
públicamente por el tribunal legislativo. Tras dos años
de litigio, los magistrados fueron ratificados en sus
puestos por la justicia federal. Después de perder ese
litigio, el estado tuvo que pagar más de 55 millones de
pesos por salarios caídos e indemnizaciones.
En los últimos años, los diputados locales han tenido
una fijación con el Poder Judicial. No autorizan el
presupuesto que les solicitan y les han recortado a los
magistrados y jueces sus seguros y otras prestaciones.
Después de una controversia constitucional, la Suprema
Corte de Justicia ordenó a los legisladores que se
reembolsaran esas prestaciones.
Los magistrados y jueces trabajan hacinados en el
viejo y fracturado edificio del Poder Judicial. La ma-
jestad de la justicia no se ve por ninguna parte. Los expedientes
se apilan en los rincones y, aunque parezca
increíble, las audiencias en las salas penales se llevan a
cabo en los pasillos.
En el estado hay 64 jueces de primera instancia.
Los 30 juzgadores penales llevan mil 500 casos en promedio
cada año. En 99% de los casos el juzgador no
tiene contacto con el procesado. De ahí que no se pueda
hablar de una justicia pronta ni expedita.
los rezagos de la falta de legitimidad
En Baja California se habla mucho de participación
ciudadana y democracia. Por más de una década se
sacralizó la credencial estatal electoral con fotografía,
hasta que dejó de serle útil al partido en el poder.
En las elecciones federales de 2003, Baja California
obtuvo el primer lugar en abstencionismo. En las
elecciones estatales de 2001 votó poco más de 30% de
los ciudadanos registrados en el listado nominal. El actual
gobernador Eugenio Elorduy llegó a la gubernatura
con 16% de la votación.
El 5 de agosto pasado votó 42% de los 2 millones
105 mil 102 ciudadanos inscritos en el listado nominal.
Gudalupe Osuna obtuvo 17% de la votación. Como
puede observarse, uno de los grandes beneficiarios del
abstencionismo es el partido gobernante.
Más allá de su voto duro, el gobierno del PAN ha
trabajado en una estrategia de ingeniería electoral que
le ha dado buenos resultados. A través de una serie de
políticas públicas y presupuestales, dirigidas a ciertos
sectores de la población, el gobierno ha cooptado para
su partido a la clientela electoral indispensable para ganar
las elecciones desde 1995.
Dependencias como las comisiones estatales de
Servicios Públicos, Educación Pública o Desarrollo
Social apoyan el trabajo preelectoral y electoral. En
la pasada campaña electoral se sumaron a estos ejércitos
los maestros del Partido Nueva Alianza (Panal),
comandados por la maestra Elba Esther Gordillo
Morales. a
Periodista y Conductor de TV
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Sonora
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52
justicia
Voto por la reforma penal
Gerardo LaveaGa
Algunas de las experiencias más frustrantes
que he tenido en mi vida profesional se
dieron durante mi gestión como director
general del Ministerio Público en lo Familiar
y Civil de la Procuraduría capitalina.
En una ocasión, una persona denunció el maltrato que
sufría un grupo de niños a los que su vecino golpeaba de
manera inmisericorde.
Apoyándome en el artículo 16 de la Constitución,
que señala la forma en que debe proceder una autoridad
en casos urgentes, ordené a la policía a mi mando
que entrara a la casa, liberara a los menores –a los que
su verdugo mantenía atados con alambres– y detuviera
al golpeador. El operativo resultó exitoso. Acto seguido,
puse a los menores y al sujeto a disposición del juez.
Días más tarde me enteré de que el maltratador seguía
libre y que los niños continuaban a su merced. “Se
está ensañando con ellos”, me dijo el denunciante, indignado
ante mi ineficiencia. Cuando busqué al juez para
preguntarle la causa por la que había liberado al sujeto,
me comunicó, escuetamente, que yo no había probado
la urgencia y que, por lo tanto, él no podía proceder.
Quedé estupefacto.
Para paliar mi frustración, me puse en contacto con
un magistrado amigo mío y le pregunté, primero, cómo
se probaba la urgencia; después, qué podía hacer… Era
la primera vez que me ocurría aquello y no quería que
volviera a suceder. La respuesta del magistrado fue poco
alentadora: “Las leyes están mal hechas –dijo– y los abogados
se aprovechan de los resquicios que dejan”. Sugirió
que no insistiera. El maltratador podría acusarme
ante la recién creada Comisión Nacional de Derechos
Humanos por haber procedido sin mandato judicial y,
entonces, quien estaría en problemas sería yo.
Pero ¿no decía la Constitución que en casos urgentes
podía procederse sin orden judicial? Una semana
después, ante una denuncia vinculada con una menor
de edad a la que su padrastro sometía a continuas violaciones,
solicité una orden del juez para cerciorarme de
los hechos. Cuando, al cabo de dos meses, la obtuve, me
comunicaron que la menor ya no vivía en la Ciudad de
México. Nadie supo darme razón de su destino.
Las referencias vienen al caso a propósito del proyecto
de reformas en materia constitucional que el pasado
9 de marzo entregó el Presidente de la República al
Senado y que ha suscitado un sano debate en diversos
ámbitos. Algunos lo califican de progresista; otros, de
retrógrado. Simpatizo más con los primeros. Veamos
por qué.
Ante los reiterados abusos de los agentes de la policía
y del Ministerio Público, el Constituyente mexicano
decidió establecer límites a su actuación. Así, precisó
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cuartoscuro

que ningún acusado podría ser detenido más de 48 horas,
o 96 si se trataba de delincuencia organizada. En ese
plazo, determinó, la autoridad administrativa debería
liberarlo o ponerlo a disposición del juez. Éste, por su
parte, contaría con 72 horas para ordenar su libertad o
emitir un auto de formal prisión.
Disposiciones como éstas merecieron el aplauso
de académicos y activistas: esto era constreñir al poder,
aseguraron. Celebraron, asimismo, que la legislación secundaria
y la jurisprudencia despojaran de todo valor
las evidencias obtenidas fuera de estos periodos.
El problema fue que, por concentrarse en las formas
de controlar al poder, algunos promotores de estas
medidas olvidaron el sentido de este poder. “Al organizar
un gobierno que ha de ser administrado por hombres
para los hombres –escribió James Madison en El
Federalista–, la gran dificultad estriba en esto: primeramente
hay que capacitar al gobierno para mandar
sobre los gobernados; luego, hay que obligarlo a que se
regule a sí mismo”.
Nadie en su sano juicio se atrevería
a negar la importancia de preservar las
garantías individuales en una sociedad.
Sin embargo, si policía y Ministerio Público
no cumplen con la función para la
que fueron establecidos, de poco sirve
esmerarnos en su control. Nos hemos
empeñado en poner toda suerte de trabas
a su actuación –las razones históricas lo
justifican, de acuerdo–, pero a veces olvidamos
que estas instituciones se crearon
para garantizar el orden y la seguridad.
La pregunta que debemos hacernos
en los umbrales del siglo XXI es, por
tanto: ¿qué reformas conviene emprender?,
¿qué políticas públicas vale la pena
instrumentar para dotar de eficiencia a
policía y Ministerio Público? Lo que se ha hecho hasta
ahora –admitámoslo– no parece muy eficaz.
Desafortunadamente, más tardó el Presidente de
México en presentar la iniciativa de reforma que algunos
académicos y activistas en desgarrarse las vestiduras
desde lo alto de su torre de marfil: “La iniciativa
no considera los principios del Pacto de San José”; “si
el Ministerio Público puede solicitar un arraigo de 30
días, estamos en la antesala del Estado policial”; “si un
delincuente puede negociar su castigo, se acabó el estado
de derecho”…
Es cierto que el proyecto no llena las exigencias del
Pacto de San José, del que México forma parte. Pero,
por otro lado, no se opone a éste y, en cambio, deja el
camino despejado para que, en una segunda etapa, se
garantice el debido proceso a que estamos obligados.
Es verdad que el proyecto amplía las facultades del
Ministerio Público. Pero nunca a espaldas del juez. De
acuerdo con la iniciativa, la autoridad judicial deberá
validar todas las actuaciones del Ministerio Público. Es
cierto que, en otros tiempos, el proyecto podría haber
propiciado un Estado policial. Hoy sería imposible regresar
a un Estado policial.
La decisión final quedará en manos del Congreso
de la Unión. Sin duda, hará ajustes al proyecto con la
mira de transformar nuestro anacrónico sistema penal
en un sistema acusatorio –con oralidad incluida– que
responda mejor a las necesidades del país. Contra lo que
creen algunos, la oralidad no resolverá todos los inconvenientes
que hoy afrontamos (de hecho, va a acarrear
algunos nuevos, como la instrumentación de una justicia
alternativa para que sólo los casos más delicados
vayan a juicio), y será preciso que la reforma tenga una
vacatio legis amplia: Cuando menos, cinco años entre su
promulgación y la fecha en que entre en vigor. No tendríamos
la capacidad para echar a andar una reforma
tan ambiciosa en menos tiempo.
¿Que la reforma va a entrañar riesgos?
Sin duda. Está proponiendo una serie
de figuras y un buen número de mecanismos
que obligarán al sistema a ser
más ágil. Si no va acompañada de incentivos
económicos y capacitación, podría
generar más problemas de los que pudiera
resolver. Pero son riesgos que –ahora
sí– podemos enfrentar y debemos acotar.
Quedarnos impávidos resultará, a la larga,
más costoso. La Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Trasnacional (Palermo,
2000), de la que México también forma
parte, incita a endurecer las medidas contra
esta delincuencia que –nadie podría
negarlo– ya no puede ser enfrentada con las herramientas
jurídicas que se utilizaban hace 100 años. Así lo están
haciendo países de larga tradición democrática, como
España, Francia, Italia y Reino Unido.
Se vale exigir resultados al gobierno y se vale hacer
todo lo que esté en nuestras manos para evitar sus posibles
abusos. Lo que no parece sensato es pedirle que
haga cortes finos con un cuchillo de palo. Después de
muchos años, tenemos un Presidente que está convencido
de que el papel principal de un gobierno es garantizar
el orden y la seguridad. Sin uno y otra, difícilmente progresarán
industria, comercio, ciencia, arte, deporte…
Démosle nuestro voto de confianza al Presidente de la
República, y también al Congreso de la Unión. a
Director General del Instituto Nacional
de Ciencias Penales (INACIPE)
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54
política
¡Qué añito, señor Fox !
Martha anaya
¡Que añito para Vicente Fox!
El primer ex Presidente de la alternancia –el
hombre que sacó al PRI de Los Pinos, uno de los
jefes de Estado más populares durante su gobierno,
el que iba a acabar con el conflicto en Chiapas
en 15 minutos– se las ha visto negras desde que entregó
la banda presidencial. En estos 12 meses alejado de Los
Pinos, la cosecha del ex Presidente podríamos resumirla
a grandes trazos así:
En la Cámara de Diputados se creó una comisión
para investigar sus bienes. El senador Ricardo Monreal
presentó una denuncia contra Vicente Fox ante la Procuraduría
General de la República por enriquecimiento
inexplicable, tráfico de influencias y abuso de autoridad.
Su ex amigo Lino Korrodi, arquitecto de las finanzas de
los Amigos de Fox, afirma que sus haberes son “ilícitos”,
y se ha presentado ante las autoridades judiciales para
probar sus dichos.
El coordinador de los priistas en Xicoténcatl, Manlio
Fabio Beltrones, acusó a Marta Sahagún de “coyotaje”
y recomendó a Fox ir al siquiatra. El secretario de
Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, le pidió al ex
mandatario que mejor se callara la boca. La estatua que
le erigieron los panistas en Boca del Río, Veracruz, fue
derribada antes de ser inaugurada, a la manera de la otra
estatua de Saddam Hussein. Se le retiró la Hummer con
la que paseó por su rancho en San Francisco del Rincón
con el propio Felipe Calderón.
La presumida de su rancho en la revista Quién se
convirtió en una pesadilla. Y para rematar, Consulta
Mitofski mostró que su popularidad cayó en esta etapa
11 puntos y que 39% de los ciudadanos lo considera hoy
en día “corrupto”.
¡Vaya saldo para el primer ex presidente del Partido
Acción Nacional!
Pero Vicente Fox y su esposa no se han quedado
con los brazos cruzados.
Para empezar, él quiere que le sigan llamando
“Presidente”. Envió un mensaje a “las y los ciudadanos”
de México para denunciar una campaña en su contra,
“basada en información falsa y en historias fantasiosas”.
A los diputados, tras denunciar una intención
política en la instalación de la comisión que lo investigará,
les preguntó: “¿Quién va a restituir mi honra y la
de mi familia?”. Finalmente, tildó de “tonterías” lo que
están haciendo.
Desde la página en internet del Centro Fox ha organizado
también su defensa. Todo aquello que considera
calumnias lo responde a través de un link titulado
“Verdad vs Mentira”, que lo mismo se refiere al jeep rojo,
que al Jaguar, que a las torres de los Bibriesca en Puerto
Vallarta o a que una empresa “vinculada” con los hijos
de Marta Sahagún es la responsable del accidente en las
instalaciones de Pemex.
Desde esa página resuenan categóricos: “¡Falso,
falso, falso!”; o bien: “¡Ya Basta! Es con pruebas como
se acusa”; o más aún: “¡Basta de mentiras, basta de engaños!”.
Incluso ha llegado a decir: “ante México y los
mexicanos, y mi madre que está en el cielo, declaro decir
verdad”.
Todavía en una de sus más recientes referencias al
tema de su enriquecimiento, declaró a la cadena Ser de
España que George Bush y Colin Powell eran “testigos”
de que no se enriqueció. Sí, nada menos que ellos. Pero
¡una foto!, una foto de cuando fueron a su rancho al inicio
de su sexenio, y ya, cortó a la entrevistadora: “No voy
a perder más mi tiempo en ese tema”.
En medio de esta borrasca, pocos de sus ex colaboradores
han salido en su defensa. Incluso su ex brazo
derecho, el hoy senador Ramón Muñoz tardó un buen
rato en asumirse como su escudero. Y esto luego de escuchar
la voz del próximo presidente del PAN, Germán
Martínez, quien pidió tiempo para dejar “al juicio de la
historia” el balance de su gestión.
El dEslindE
La historia del PRI nos muestra que cada mandatario
entrante termina, de uno u otro modo, por deslindarse
de su sucesor. Unas veces ha sido desde la etapa de la
campaña; otras, ya en funciones. Los distanciamientos
siempre han sido difíciles, unos más que otros. Algunos
fueron claros y evidentes, como cuando Lázaro Cárdenas
exilió a Plutarco Elías Calles.
Otros ocurrieron también a manera de “exilios”
disfrazados, como el envío de Gustavo Díaz Ordaz a la
Embajada de España; y el de Luis Echeverría “a la islas
Fidji”, de parte de José López Portillo. Pero también se
llegó a encarcelar a ex colaboradores, como Miguel de la
Madrid hizo con Jorge Díaz Serrano, director de Pemex
en tiempos de López Portillo; o a un familiar cercano,
tal como hizo Ernesto Zedillo con Raúl Salinas de Gortari,
hermano de su antecesor.
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La presumida de su rancho en la revista Quién se convirtió en una pesadilla.
Y para rematar, consulta Mitofski mostró que su popularidad cayó en esta
etapa 11 puntos y que 39% de los ciudadanos lo considera hoy en día “corrupto”.
fotos: cuartoscuro
La pregunta ahora, con el PAN instalado en la silla
presidencial, era precisamente qué ocurriría con su
antecesor. ¿Acudirían también al deslinde? ¿Llegarían
al rompimiento? ¿O su relación sería sana, tersa, sin
complicaciones?
El esbozo de lo que ha sido este año para Fox nos
da parte de la respuesta. Están al borde del rompimiento.
Pero las preguntas importantes son: ¿por qué?, y ¿de
parte de quién o de quiénes?
Comencemos por recordar que Felipe Calderón
no fue el precandidato “favorito” de Fox para la contienda
presidencial, sino que el michoacano se impuso,
a golpe de esfuerzo, a Santiago Creel, el elegido por el
habitante de Los Pinos.
A lo largo de la campaña y hasta que tomó posesión
como Presidente de la República, ciertamente Fox apoyó
a Calderón. Pero hasta ahí. A partir de entonces tomaron
rumbos diferentes. Aunque aún no se vislumbraban graves
fricciones, en el ambiente estaba el tema del necesario
“deslinde” con el antecesor para fortalecer al mandatario
entrante, que buena falta le hacía dado el cuestionado resultado
de la elección que lo llevó a la silla del águila.
Primero fueron acciones “de contraste”. Se dieron
en la forma: adiós a las frivolidades y a los dicharachos.
Y en el fondo: declaración de “guerra” al narcotráfico,
con el Ejército por delante. Con ello arrancó el sexenio
calderonista.
Pero no habían pasado ni dos meses cuando Fox
comenzó a moverse, a hacer declaraciones que no sólo
entorpecían la labor del gobierno en turno, sino que
echaban sal a algo que Calderón quería no sólo olvidar,
sino borrar de la memoria colectiva: la herida abierta de
la elección presidencial.
Se publicó el 2 de febrero: “Me desquité de AMLO,
dice Fox en EU”. Era un despacho de Associated Press
desde Washington, donde participó en una serie de
conferencias sobre Excelencia en el Liderazgo, en el
Centro John F. Kennedy. Ahí habló sobre su confrontación
con López Obrador y el proceso de desafuero. Pero
agregaría: “Tuve que retirarme y perdí. Pero 18 meses
después, me desquité...”.
Era el reconocimiento explícito de que había intervenido
en el proceso de la elección presidencial. Algo
que el Tribunal Electoral apenas si se atrevió a indicar
con un “puso en peligro” la elección.
A partir de ahí, las alarmas sonaron en Los Pinos.
Fox seguía declarando. Ahora contra Hugo Chávez, con
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55

56
política
quien el gobierno actual intentaba rehacer la relación.
Lo mismo contra Fidel Castro. Felipe Calderón “invitó”
a Fox a “platicar”. El ex Presidente diría después que lo
habían callado.
Entró al relevo Manuel Espino, dirigente nacional
del blanquiazul. La Asamblea Nacional panista estaba a
escasos meses de celebrarse. Ahí se definiría qué grupo
se quedaría con el partido, si el de los espinistas (con
quien estaba Fox) o el de los calderonistas. La guerra
soterrada, y no tan soterrada, arreció entre ellos.
Llegado el día, el grupo de Calderón se alzó con la
victoria y las huestes orquestadas por Juan Camilo Mouriño
–según Espino– abucheaban al aún líder del panismo.
A su lado, Fox atestiguaba la escena y resentiría un saludo
apenas de pasada de Felipe Calderón, luego de hora y media
de espera a las puertas del auditorio.
Eran los primeros días de
junio. En la Suprema Corte de
Justicia de la Nación –con la
anuencia de Calderón, según
sabría después– se desarticulaba
la llamada Ley Televisa. Los
favores de la pareja presidencial
tras el llamado “decretazo”
ya no serían actores únicos en
las negociaciones por venir.
Calderón acentuaba su distanciamiento
de Fox.
Pero los meses negros del
ex Presidente fueron septiem-
bre y octubre. Luego de que Fox
recibió la visita de José María
Aznar en el Centro Fox, de que
se reunió con Bill Clinton en
Toronto, de que se convirtió en
presidente adjunto de la Internacional
Demócrata de Centro,
de que inició en Estados Unidos
la promoción de su libro La
revolución de la esperanza y de que se publicaron las fotos
de su remodelado rancho en la revista Quién.
Una cascada de notas y acusaciones cae sobre Fox,
sobre Marta y sus hijos. Unas filtradas, otras sobre pedido
y muchas más porque se puso a modo. Célebres son
ya sus exabruptos con diversos entrevistadores que le
cuestionaron sus propiedades, el supuesto tráfico de influencia
de su esposa desde la Fundación Vamos México
o los presuntos negocios mal habidos de los hijos de
Marta Sahagún.
Caso emblemático es el de la entrevista para el Canal
52 de Telemundo, cuando tachó a su entrevistador,
Rubén González Luengas, de “mentiroso y calumniador”
por preguntarle sobre su rancho La Estancia. Y no
Una cascada de notas
y acusaciones cae sobre Fox, sobre
Marta y sus hijos. Unas filtradas,
otras sobre pedido y muchas más
porque se puso a modo.
sólo eso, lo calificó de “vulgar” y se levantó de su asiento
para dar por terminada la entrevista.
En otros casos, intentando mantener la paciencia,
ha dicho que es “el primer Presidente que hace públicos
su declaración patrimonial, sus finanzas personales, sus
ingresos, sus egresos, su patrimonio. Camino por la calle,
veo a la gente cara a cara, a los ojos, no tengo nada qué
ocultar y, repito, aquel que acuse que presente pruebas”.
Sin embargo, pocos le creen. Su popularidad va en
picada. Son más y más los que hoy día lo ubican en el
terreno de “corrupto”, de acuerdo con la encuesta que
realizó la empresa Mitofski que encabeza Roy Campos.
El clima de animadversión hacia Fox en esta etapa
fue tal que el lanzamiento de su libro en español, en México
“y en todo el mundo”, programado y anunciado para
el 16 de noviembre bajo el sello Aguilar de Santillana, se
pospuso para mejor ocasión.
En la Cámara de Diputados,
la comisión que investiga
a Fox se ha echado a andar.
Ante la PGR, el perredista
Ricardo Monreal ratificó su
denuncia contra Fox, y Lino
Korrodi ya se presentó a declarar.
Vicente Fox se ve acosado.
Y ante la debacle del ex
Presidente, Los Pinos oficialmente
enmudecieron. Pero,
en su interior, personajes de
carne y hueso sonrieron, siguieron
las escenas con beneplácito.
La imagen de Vicente
Fox se derrumba. Calderón y
su equipo tienen ahora la sartén
por el mango. Ellos decidirán
hasta dónde dejan correr
las cosas.
Seguramente las circunstancias decidirán hasta
dónde llevará Felipe Calderón su deslinde con su antecesor.
Sin embargo, no habría que dejar de lado lo que
apunta el investigador Lorenzo Meyer sobre esta situación:
“Si se le acorrala (a Fox), el ex mandatario puede
acusar a Felipe Calderón y a su partido, pues sabe
demasiado sobre las interioridades del turbio proceso
electoral de 2006”.
Y subraya: “Hace mucho que los ex presidentes ya
no pueden hacer nada contra su sucesor. Y si Fox sigue
activo y sin que se le finquen responsabilidades, la explicación
no está en su fuerza, sino en la complicidad
de su sucesor”. a
Periodista
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58
internacional
Estados Unidos:
José Luis VaLdés ugaLde
Existen diversas visiones sobre el papel que asume
Estados Unidos en el orden internacional,
en particular aquellas que se relacionan con
su vocación hegemonista. Entre ellas destacan
las que establecen el poderío de ese país en el
marco de la existencia del conflicto como eje central de su
interacción internacional.
De acuerdo con los argumentos de Louis Hartz, en
The Liberal Tradition in America (Nueva York: Harcourt
Brace Jovanovich, 1991), la mayoría de las políticas exteriores
de Estados Unidos –incluyendo la guerra– han reducido
cuestiones sociales complicadas:
(...) a simples líneas del esquema de batalla. Puesto
que (...) la lucha contra el comunismo es, en gran medida,
una competencia ideológica por las lealtades humanas,
ésta ha llevado al nivel más plano al modelo
psicológico americano (...) Dado que el credo liberal
americano es una fe oculta (...), obviamente ésta no
es una teoría que los otros pueblos puedan fácilmente
apropiarse o entender. Su mismo absolutismo depende,
desde luego, de este aspecto de su carácter. Al mismo
tiempo, esto no es antitético (...) con la cruzada
“americana” basada en el ánimo que el mismo carácter
del pensamiento americano inspira.
Hartz estudia más a fondo el problema de la revolución
y el contrastante esquema que ha usado Estados
la tradición
del poder
Unidos para justificar su presencia en los asuntos internacionales;
especialmente cuando se trata de respuestas
intolerantes a regímenes revolucionarios en
el poder (que pueden ser expresión de lo que él llama
“el peligro de la unanimidad”). Hartz define todo esto
como una “manifestación del lockeanismo irracional
o del ‘americanismo’, para usar una expresión favorita
de la legión americana”. Asimismo, Hartz se pregunta:
“¿no ha sufrido Locke, al mismo tiempo, un golpe
relativista?”. En línea con el tema del tradicionalismo,
Hartz sugiere que:
(...) No sólo se nos ha dicho que nuestra historia nos
provee de una “propuesta americana” aplicable a todos
los países del este y del oeste, sino que también se
nos ha dicho que somos nosotros… quienes somos la
nación “más revolucionaria” en la Tierra. Nada está
más lejos de la verdad (...) es la ausencia de una revolución
social lo que está en el corazón de todo el dilema
americano. Esto no sólo provoca la calidad de nuestro
pensamiento absoluto –Locke nunca ha sido contrastado
con Filmer, y por tanto nunca con Marx–, sino
que en toda una serie de formas específicas esto entra
en nuestra dificultad de comunicación con el mundo
(...) Ninguna insularidad en el mundo occidental, ni
siquiera la británica, ha sido tan aguda como la americana:
ningún involucramiento internacional, otra
vez, ni siquiera el inglés, ha sido tan profundo.
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¿Esta participación se produce por el temor a “perder”
el sentido de identidad americana? (La cual está, en este
análisis, íntimamente ligada al ejercicio de la hegemonía.)
¿Se defendió la seguridad para salvaguardar un principio
fundamental tendente a mantener un orden (económico
y político), o como resultado del sentido de inseguridad
estadounidense en cuanto a sus principios nacionales fundacionales
como opuestos a los de los otros?
Robert A. Packenham, en Liberal America and the
Third World: Political Development Ideas in Foreign Aid
and Social Science (Princeton, N.J.: Princeton University
Press, 1973), sostiene que, con todo, aunque Estados Unidos
pudiera haber permanecido extremadamente liberal
y antirradical en los asuntos mundiales, estas experiencias
y creencias dificultan a los estadounidenses:
(...) percibir, entender y apreciar el papel positivo que
el radicalismo y la revolución, con el intenso conflicto
y violencia que con frecuencia los caracteriza, pueden
jugar bajo determinadas circunstancias en otros
países. La típica respuesta americana a las grandes
revoluciones históricas, por ejemplo, ha sido inicialmente
favorable, y luego, cuando éstas no “emulan el
patrón americano de conducir rápidamente a sociedades
democráticas disciplinadas”, la respuesta es de
disgusto o incluso hostilidad.
Packenham afirma que la política de Estados Unidos ante
las revoluciones “parece haber sido reaccionar negativamente
a los sistemas políticos genuinamente revolucionarios”.
En este sentido, Hartz muestra un enfoque que
apunta al otro lado de la cuestión americana:
Desde la Revolución Francesa en adelante, la respuesta
americana a las revoluciones en todas partes es como
una aventura amorosa que se va volviendo cada vez
más ácida, como una infatuación que siempre acaba
en el desencanto.
Si bien, todo el tema de la intromisión estadounidense
en los procesos revolucionarios o reformistas se relaciona
con el problema de la distribución del poder (“los
americanos ponen más atención en cómo se distribuye
el poder que en de cuánto poder se está hablando”), este
acercamiento se realiza con base en la consideración de
que “sólo superficialmente la sociedad de Estados Unidos
estaba dividida y en conflicto, pero estaba profundamente
unificada y había consenso en torno a la asunción
desarticulada de la cultura migrante de los lockeanos, la
tradición liberal”. El arribo de Estados Unidos a la modernidad
fue el resultado de un esfuerzo menor al esperado
y, por lo tanto, esta nación tuvo la ventaja de alcanzar el
“estado de democracia sin haber tenido que pasar por
una revolución democrática”, y sus ciudadanos “eran nacidos
iguales y nunca tuvieron que preocuparse por crear
la igualdad”, como argumenta Alexis de Tocqueville.
Para Samuel Huntington, en Political Order in
Changing Societies (Yale University Press, 1986), al mismo
tiempo, no hubo instituciones sociales feudales que
superar para establecer el poder en un grado en el que
su “sociedad pudiera desarrollarse y cambiar, sin tener
que vencer la oposición de clases sociales con un interés
depositado en el statu quo económico y social”. En este
contexto, es posible coincidir con Packenham cuando
sostiene en su obra antes citada que:
la historia americana no ha sido propicia desde el
punto de vista de facilitar a los americanos que entiendan
y aprecien la necesidad, en los países del tercer
mundo, de acumular poder y autoridad. Puesto
que los americanos nunca han tenido que preocuparse
demasiado por el problema de crear un gobierno
poderoso, de acumular una cantidad grande de poder,
a fin de modernizarse, han sido peculiarmente ciegos
a los problemas de crear autoridad efectiva en países
en proceso de modernización.
Lo anterior expresa la modernidad de una sociedad capitalista
que fue consecuencia de la “ausencia de instituciones
feudales”, y que demostró ser incapaz de medir el problema
del poder en un contexto revolucionario externo.
Es más, si la revolución significa en la mayoría de los casos
desafiar al statu quo y lograr condiciones esenciales para
la modernización económica y la democracia, esto representó
una intersección poco probable con los intereses de
Estados Unidos, en especial cuando éste señala al problema
de la seguridad como su primera y última prioridad.
Tal suceso trajo consigo un choque entre un mundo y el
otro, y entre estrategias rivales para obtener el progreso.
Y esto viene a cuento ahora que Washington ha orquestado
una estrategia global contra el terrorismo internacional
que ha resucitado sus fobias chovinistas más añejas.
Este fenómeno ha reinstalado a ese país en el ejercicio
de una tradición hegemonista y aislacionista que ha desdibujado
buena parte de las agendas bilaterales y multilaterales
que tenía antes del 11 de septiembre de 2001, todo
lo cual ha afectado la posición de muchos países cercanos
a Estados Unidos, especialmente de México. La relación
bilateral con Estados Unidos ha quedado impactada y no
es previsible, en el corto plazo, recuperar un clima, tan
necesario como propicio, para que se regrese a una cierta
normalidad que permita apuntar al profesionalismo de
una relación más cuerda entre ambos vecinos. a
Director del Centro de Investigaciones sobre
América del Norte (CISAN) de la UNAM,
jlvaldes@servidor.unam.mx
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60
internacional
Estados Unidos de Asia
Nosotros los asiáticos vivimos en el continente más grande
del mundo, con la población más grande del mundo y con las
economías de más rápido crecimiento. Sin embargo, nuestro
papel en los asuntos internacionales es mucho menor de lo
que podría, y debería, ser.
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Ban Ki-moon
Nueva York .– Antes de ser secretario general
de la ONU, era un diplomático asiático.
Mientras fui ministro de Relaciones
Exteriores de la República de Corea, mi
gobierno y yo defendimos fuertemente la
tregua con el Norte. Cuando algunos en el mundo reclamaban
sanciones y una acción punitiva, Corea del Sur
defendió el diálogo.
Eso exige hablar pero también escuchar. Significa
aferrarse a principios, pero también intentar entender a
la otra parte, por más irracional o intransigente que pudiera
parecer por momentos.
Ese sigue siendo mi estilo en Naciones Unidas.
Creo en el poder de la diplomacia y en el compromiso.
Privilegio el diálogo por sobre el debate o la declaración.
Por sobre todo, busco resultados.
Estamos haciendo justamente eso ahora en Myanmar.
Mi asesor especial, Ibrahim Gambari, ha regresado
a Yangon. Tiene instrucciones de ser el intermediario
honesto, el facilitador de un diálogo entre el gobierno
y los líderes de la oposición, particularmente Aung San
Suu Kyi. El objetivo es que el gobierno de Myanmar libere
a todos los estudiantes y manifestantes detenidos, dialogue
con la oposición, avance hacia una sociedad más
democrática y vuelva a formar parte de la comunidad
internacional.
Este tipo de diplomacia no es ni rápida ni fácil. Rara
vez hay aplausos y, muchas veces, ninguna evidencia externa
de movimiento. Es un proceso tranquilo y doloroso
detrás de escena. Hay que recurrir a los teléfonos y persuadir
a los líderes mundiales de que hagan esto o aquello.
Es una sinfonía –a veces no muy armoniosa– de pequeños
pasos que, uno espera, conducirán a algo más grande.
Uno no espera nada. Sólo tiene que seguir intentando,
seguir presionando. Tal vez funcione, tal vez no.
Entonces uno intenta un poco más, de una manera diferente,
apuntando al mismo tiempo a cierto progreso,
aunque pequeño, que haga el próximo paso posible.
Estamos en esta instancia en Darfur. Pasé cientos
de horas trabajando a puerta cerrada con representantes
de varias partes del conflicto –el gobierno de Sudán,
los líderes rebeldes, los países vecinos y los socios de
la Unión Africana–. Mientras tanto, seguimos adelante
con una de las operaciones de paz más complejas de
nuestra historia, alimentando y protegiendo a cientos de
miles de desplazados y patrocinando dificultosas negociaciones
de paz en Libia.
Pero aunque defienda mi tipo de diplomacia “asiática”,
por momentos me siento un tanto solo, como asiático,
en la mesa redonda diplomática de la comunidad
internacional.
Nosotros los asiáticos vivimos en el continente
más grande del mundo, con la población más grande
del mundo y con las economías de más rápido
crecimiento. Tenemos una historia rica y culturas
antiguas. Sin embargo, nuestro papel en los asuntos
internacionales es mucho menor de lo que podría, y
debería, ser.
El aporte de Asia a las Naciones Unidas, aunque
importante, podría ser mayor. Su asistencia humanitaria,
para decirlo de manera decorosa, es menos
que generosa. Somos el único continente donde la
integración regional y los mercados comunes no
echaron raíces.
Los latinoamericanos y los norteamericanos sueñan
con crear una zona de libre comercio. Los europeos
hablan de construir un Estados Unidos de Europa.
La Unión Africana aspira a convertirse en un Estados
Unidos de África. ¿Por qué un Estados Unidos
de Asia?
Existen muchas razones por las que Asia es diferente:
la historia, la diversidad cultural, las disputas territoriales
y políticas no resueltas, una falta de experiencia
multilateral y el predominio de uno o dos centros
de poder. Pero la razón principal es que no lo hemos
intentado.
Asia no hace justicia consigo misma. Como secretario
general asiático, espero ver este cambio. Espero ver
que Asia está mejor integrada y más comprometida internacionalmente.
Y particularmente espero grandes cosas de mis
compatriotas coreanos, un pueblo admirable que salió
adelante solo. Espero ver que Corea asume una mayor
responsabilidad en el mundo, acorde a su creciente influencia
económica, en especial en el área de desarrollo,
uno de los tres pilares de la Carta de la ONU. Los
coreanos necesitan dar un paso al frente, expresar sus
opiniones abiertamente y hacer más, y eso debería empezar
por una asistencia oficial más generosa en materia
de desarrollo.
Los coreanos ya han manifestado su inclinación
por la diplomacia multilateral y la resolución
de los conflictos a través de conversaciones entre
seis partes. Ahora ellos, y los asiáticos en general,
necesitan poner en práctica sus habilidades y sus
triunfos en las cuestiones globales más apremiantes
de hoy. Esa no es sólo mi esperanza, también es la
obligación de Asia. a
Secretario General de la Organización
de las Naciones Unidas
© Project Syndicate / The Asia Society, 2007
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62
internacional
Alta tensión
entre Bélgica y Holanda
Laurens Jan BrinKhorst
Bélgica y Holanda, dos miembros fundadores
de la Unión Europea (UE), están cada
vez más divididos en cuanto a lo que ese
proyecto significa actualmente. El Tratado
de Reforma de la UE es ahora el foco de esa
disputa, pero sus raíces son más profundas. En cierto
momento, el pleito se hizo tan grave, según informes de
prensa, que el Presidente francés Nicolas Sarkozy tuvo
que intervenir.
Europa no puede permitirse un altercado entre
estos dos Estados miembros, así que ya es hora de
dejar las emociones de lado y examinar las diferencias
sobre el rumbo futuro de la integración europea.
Como ex secretario de Estado holandés de Asuntos
Europeos y coordinador del Benelux, creo que Holanda
y Bélgica pueden desempeñar una vez más papeles
complementarios.
Desde el principio, estos países han representado
los diferentes aspectos de la identidad europea: Bélgica
como país industrial orientado al continente, bilingüe e
intermediario con la Europa meridional, y Holanda con
su firme tradición agrícola y comercial y su orientación
anglosajona y atlántica.
De los dos, Bélgica tiende a ser el que más apoya
a la UE sin criticarla. Las encuestas muestran que 80%
de los belgas quiere aún más integración, mientras que
aproximadamente 50% de los holandeses se describe a
sí mismo como euroescéptico. Valoran a la Unión por
sus beneficios económicos, pero se muestran recelosos
de su política.
En otras épocas la cooperación entre Bélgica y Holanda
ha sido esencial para ayudar a Europa a avanzar.
El Tratado de la Unión Económica del Benelux de 1944
fue un primer campo de prueba para la Europa de los
Seis, y fue el Memorándum del Benelux, obra del visionario
J. W. Beyen y presentado en Mesina en 1955, lo
que dio impulso a la creación del mercado común. En
efecto, fue la base sobre la que trabajaron el ministro de
relaciones exteriores belga Paul-Henri Spaak y sus colegas
para preparar el Tratado de Roma y la Comunidad
Económica Europea.
El Comité Spaak diseñó un sistema que equilibraba
el poder de votación de Estados de distintos tamaños.
Es claro que un sistema de un voto por Estado miembro
habría significado el dominio de los países más pequeños.
Por el contrario, un sistema basado en la población
habría favorecido demasiado a los más grandes.
El equilibrio se logró en parte mediante un sistema
de ponderación de votos en el Consejo de Ministros,
que es donde se toma la mayoría de las decisiones. En
cada ampliación de la Unión, este sistema de toma de
decisiones se ha mantenido en gran medida.
El equilibrio de los derechos de votación entre los
miembros grandes y los pequeños también se aseguró al
otorgar a la Comisión, que expresa los intereses compartidos
de la Comunidad, la autoridad exclusiva para proponer
reglamentación. Esta autoridad se reforzó al exigir
unanimidad entre los Estados miembros para anular
una decisión de la Comisión, medida que ha fortalecido
a los Estados pequeños frente a los grandes.
Como economías abiertas, Bélgica y Holanda han
estado interesadas en desarrollar el mercado interno,
aunque con métodos diferentes. Bélgica seguía la escuela
monetarista, principalmente francesa, mientras
que Holanda compartía las preferencias alemanas por
la convergencia económica antes de comprometerse a
la paridad del tipo de cambio. Una vez que el Presidente
Valéry Giscard d’Estaing y el Canciller Helmut
Schmidt presentaron la propuesta franco-alemana de
Unión Económica y Monetaria (UEM), Bélgica y Holanda
trabajaron juntas para alcanzar esa meta común.
Junto con Luxemburgo, fueron un factor importante
en la creación de la UEM.
En 1991, cuando Holanda tuvo la Presidencia europea,
Bélgica apoyó su amplio proyecto de tratado de
la Unión Europea. Los holandeses propusieron incluir
todo el proceso de toma de decisiones europeo –en materia
de economía, política exterior, justicia y asuntos
interiores– en un marco único. La propuesta fue demasiado
lejos y pasó a la historia holandesa como el “lunes
negro”, por el día en que el entonces ministro de relaciones
exteriores, Hans Van den Boek, se enfrentó a una
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oposición casi unánime en el Consejo de Ministros. Sin
embargo, Bélgica fue el único Estado miembro que apoyó
a los holandeses en esta valiente empresa.
Pero también los belgas y los holandeses han sido
menos que cooperativos a veces. Cuando se trató de los
derechos de votación en el Parlamento Europeo y en el
Consejo, los holandeses lucharon intensamente para
obtener un voto adicional en Ámsterdam en 1991 y otro
en Niza en 2000. Esto puede haber satisfecho los sentimientos
nacionalistas en Holanda, ya que su tamaño
es 1.5 veces el de Bélgica, pero en este último país no se
recibió con agrado. Los dos países también se encontraron
en bandos opuestos a causa de la guerra en Irak y,
por supuesto, por sus actitudes hacia una mayor integración
política.
La actual postura reservada de Holanda en cuanto
a una mayor integración política no favorece a sus
intereses más amplios. Pero Bélgica pudo haber mostrado
mayor comprensión hacia la posición de Holanda
después de que los electores holandeses rechazaron
firmemente la propuesta de Constitución europea en el
referéndum de mediados de 2005.
Bélgica y Holanda necesitan resucitar sus esfuerzos
de cooperación en el marco del Benelux. La economía
del Benelux es la cuarta de Europa. Bélgica va a formar
parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante
los próximos dos años, y ha señalado que desea
darle a su mandato una dimensión europea. Así, el período
que se avecina podría utilizarse en ambos países
para revisar las posiciones tradicionales y reflexionar
sobre la mejor manera en que la política europea puede
atender sus necesidades comunes.
Tradicionalmente, Holanda se ha considerado a sí
misma como el más pequeño de los Estados miembros
grandes de la UE. Pero otros la ven como el más grande
de los pequeños. Aceptar esta visión podría tener un impacto
saludable en su comportamiento dentro de la UE.
Después de todo, puede esperarse que los tres mayores
Estados de la UE –Alemania, Gran Bretaña y Francia–
busquen acuerdos entre ellos sobre la forma que adoptará
la Unión en el futuro, por lo que el objetivo común
de los países del Benelux debe ser influir en sus acciones
y asegurar que su pensamiento sea aceptable para toda
la comunidad. a
Project Syndicate / Europe’s World
www.project-syndicate.org
www.europesworld.org
Ex Ministro de Asuntos Económicos de Holanda
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64
género
Las reporteras,
codo a codo
María ElEna MatadaMas
Eran principios de los noventa cuando, tras
un encuentro de futbol en el Estadio del
equipo Atlante, la reportera de El Financiero
Araceli Muñoz quiso poner fin a la limitante
que le significaba ser mujer en territorio
de hombres: decidió entrar a los vestidores de los
jugadores –donde éstos andaban en cueros– para entrevistarlos
y poder llevar información a su periódico,
cansada de depender de que sus colegas varones –que
sí tenían autorizado la entrada– salieran y le pasaran
“sonido” (grabación), pues ella no podía ingresar.
Periodistas de la fuente deportiva aún recuerdan
la situación entre risas y aseguran que el resultado de
tal osadía fue una muy buena crónica que durante mucho
tiempo motivó conversaciones y sentó un precedente
para prohibir el acceso de periodistas a esa área
del estadio, a cambio de ofrecer conferencias de prensa
y entrevistas posteriores con los jugadores y directivos
de los equipos.
La anécdota habla de la tenacidad con que las mujeres
han tenido que superar los obstáculos impuestos
a su género para poder desempeñarse en profesiones
asignadas cultural y socialmente a los hombres.
Dos décadas antes, Irma Fuentes, periodista de Novedades,
decidió vestirse de hombre como un acto de rebeldía
para exigir a su jefe de información que la tratara
en igualdad de condiciones que a sus colegas varones.
Ella fue una de las primeras reporteras de la fuente política
y llegó a ser una las columnistas más importantes en
ese sector, como lo fueron, tiempo después, Nidia Marín,
Aurora Berdejo, Sara Lovera, entre otras.
Aunque no es de las pioneras del periodismo, a
Fuentes le tocó abrir brecha, pero no lo hizo sola. A
la par estuvieron otras colegas, como Isabel Zamorano,
quien cubrió la fuente de Presidencia durante casi
cuatro sexenios (de los setenta a los noventa) y Bertha
Fernández. Pero antes que ellas y después de ellas han
estado otras más, sólo que en ámbitos diferentes, como
en las secciones de sociales, cultura o información general
de distintos diarios. La lista es larga: Ana Cecilia
Treviño Bambi, Carmelita Tapia, Guadalupe Appen-
dini, Olga Harmony, Margarita García Flores, Adelina
Zendejas, Yolanda Cabello, Martha Robles, Maruja Villalta
y Angelina Camargo forman parte también de la
llamada vieja guardia del diarismo.
Mujeres, todas, que tuvieron que atreverse a abandonar
las tareas asignadas históricamente a la población
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Tuvieron que atreverse a abandonar las tareas asignadas históricamente a la población
femenina y debieron trabajar arduamente para romper con la discriminación,
el bloqueo y el sometimiento intelectual impuestos a su género.
femenina y que debieron trabajar arduamente para romper
con la discriminación, el bloqueo y el sometimiento
intelectual impuestos a su género.
Cierto que las periodistas o reporteras se adelantaron
con mucho a las que hoy manejan un convoy del
metro, despachan gasolina o se han incorporado a la
escolta personal de un jefe de Gobierno o a las guardias
presidenciales, pero siguen siendo minoría en uno
de los muchos enclaves de dominio masculino.
Ello no significa, sin embargo, que la situación en
las empresas de comunicación no haya cambiado. El
desarrollo del periodismo en el último cuarto de siglo
evidencia la presencia creciente del género femenino,
tanto en la prensa escrita como en los medios
electrónicos. Las hay muy conocidas por su rostro y
su voz multiplicado por millones de veces, a través de
la proyección que dan la televisión o la radio, y que se
desempeñan como conductoras de programas donde
las noticias se entremezclan con las variedades y los
chismes del mundo del espectáculo; y las hay quienes
han hecho carrera como comentaristas de noticias.
Otro segmento está formado por quienes de la
academia saltaron al periodismo de opinión; y otro,
por aquellas que ingresaron a las filas de la política
desde los espacios conquistados en los medios como
articulistas o editorialistas.
Pero el sector mayor es el de las mujeres formadas
en la práctica del diarismo, cuyo trabajo es buscar, recopilar
y redactar la nota. Quedan pocas de las que se
iniciaron en el oficio empíricamente, sin otro recurso
que la pluma y la libreta. La mayoría de las que están
en activo egresó de escuelas de periodismo y universidades
públicas o privadas, con estudios de letras y filosofía,
ciencias de la comunicación, ciencias políticas y
hasta economía.
Para la talacha, este ejército de sagaces periodistas
ha tenido que olvidarse de la feminidad del vestido y
abandonar los tacones y las medias, para optar por la
comodidad del pantalón y los zapatos bajos que permiten
correr del evento a la sala de prensa o a la redacción,
y sobrevivir de mejor manera a la calamidad del
transporte público. Basta asomarse a cualquier suceso
informativo para verlas en medio del tumulto, peleando
por la nota, codo a codo con sus colegas hombres.
Por años las reporteras estuvieron confinadas
a secciones “afines” a su naturaleza, como las de sociales,
moda o belleza, gastronomía o cultura, donde
se les permitía escribir para sus iguales, pero poco a
poco han ido ganado terreno en fuentes informativas
en las que su presencia se consideraba inimaginable o
simplemente no se permitía, como la policiaca, la de
deportes, la política y la de finanzas.
Hoy, sin duda, el panorama es otro, lo que va ligado
con la transformación de la sociedad. Del tiempo
aquel en el que unas cuantas mujeres formaban parte
de las redacciones de los periódicos, se ha pasado al
presente, en que en las redacciones hay reporteros y
reporteras, pero también secretarias de redacción, fotógrafas
y diseñadoras. Quizá sólo los talleres se mantienen
como un reducto masculino.
Y podemos presumir de que varias han llegado a
ocupar cargos directivos en los diarios: Margarita Michelena,
quien fundó y dirigió en los ochenta un periódico
hecho sólo por mujeres –Cuestión, se llamaba–,
aunque duró poco; Socorro Díaz, quien primero fue
subdirectora y luego directora de El Día, a lo largo de
una década; Enriqueta Cabrera, subdirectora de El Día
y luego directora de El Nacional (1995-1998); Carmen
Lira, subdirectora de Unomásuno (1977 a 1984) antes
de ser directora de La Jornada; Isabel Zamorano, directora
de El Sol de México desde 2004.
Similar jerarquía tuvieron, en breves lapsos, Ernestina
Hernández (subdirectora de Unomásuno), Isabel
Arvide (directora de Ovaciones) y Patricia Guevara
(directora de Excélsior), lo que no les resta méritos.
Ahora la mayoría de los diarios nacionales tiene
a mujeres dentro de su estructura principal, lo mismo
como subdirectoras o directoras de información que
como coordinadoras o editoras de secciones, y no se
diga como reporteras, con presencia en las distintas
fuentes informativas, incluyendo las deportivas (donde
escriben no de moda deportiva, sino de futbol americano
o automovilismo), finanzas y nota roja, que les
habían sido vedadas.
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66
género
la parte más difícil sigue siendo la discriminación
por razones de género que se manifiesta a través
del acoso y el hostigamiento, sin olvidar la intimidación,
el chantaje, la descalificación o la violencia verbal...
A Mary Carmen Cortés, Alicia Salgado y Martha
Trejo, en la prensa especializada en finanzas y negocios,
se suman mujeres que se posicionaron en deportes,
ya como cronistas o como narradoras de encuentros
: Rosalinda Coronado, Grabriela Fernández
de Lara, Graciela Reséndiz y Georgina Ruiz Sandoval.
Y qué decir de periodistas destacadas en el análisis y
la columna política (Rossana Fuentes Beraín y Katia
de Artigues, por ejemplo), y de las que son conocidas
en el sector de información general y en el periodismo
de investigación (Martha Anaya, Anabel Hernández,
Sanjuana Martínez, Elena Gallegos, Lydia Cacho). Y
seguramente se escapan muchos nombres más.
En los ámbitos de la radio y televisión, la presencia
de las mujeres también se ha modificado gracias
al combate de los estereotipos y prácticas sexistas que
aún hoy en día insisten en mostrar a las mujeres como
objeto decorativo, como presencia atractiva, voz amable
y rostro que sonríe, pero que poco habla de lo que
piensa, porque no le es permitido.
Y son cada vez más las que, a través del tiempo,
han conquistado sus propios espacios y hoy marcan
agenda de trabajo en los medios electrónicos o son
líderes de opinión. Sin duda, el caso emblemático de
una mujer periodista exitosa –por su credibilidad, su
ética y profesionalismo- en un medio nacional es Carmen
Aristegui, quien se ha ganado a pulso el prestigio
y el respeto de amplios sectores sociales.
Pero el camino por el que han tenido que transitar
todas ellas y las muchas más que comparten el
sueño de igualdad de género no ha sido ni es fácil ni
ha estado exento de obstáculos y de retos. De hecho, es
común el retiro temprano de las periodistas, cansadas
de navegar contra la corriente en un medio que, como
el periodismo, tiene mucho de misógino.
Hasta hace no muchos años, para las periodistas
el precio por la elección de esta profesión fue posponer
el derecho a la maternidad y a la posibilidad de una
pareja estable. “¡Qué esposo aguantaría que su mujer
se fuera de viaje tanto tiempo, o que estuviera todo el
día en la calle!”, oíamos decir.
Estar embarazada o ser madre era suficiente para
no encontrar trabajo. No pocas periodistas tuvieron
que pasar por la experiencia de someterse a pruebas de
embarazo para ser contratadas por un medio.
Frente a la adversidad, las periodistas han tenido
que diseñar sus propias estrategias. Se han organizado
en redes o asociaciones gremiales, lo que les permite
avanzar en la exigencia de mejores condiciones de
trabajo y en la obtención de apoyos, como las guarderías
con triple horario, gracias a las cuales solventan su
papel de madres frente a la tiranía del trabajo periodístico
que exige viajes constantes, jornada laboral sin
horarios y, en no pocas ocasiones, el sacrificio de los
días dedicados al descanso y a la vida familiar.
La parte más difícil sigue siendo la discriminación
por razones de género que se manifiesta a través
del acoso y el hostigamiento, sin olvidar la intimidación,
el chantaje, la descalificación o la violencia verbal,
además de los salarios menores en comparación
con los que perciben sus compañeros varones que tienen
igual función, nivel educativo y responsabilidad,
o los despidos por maternidad y la obstaculización de
posibilidades de ascenso a un mejor puesto de trabajo.
Este sigue siendo un capítulo poco investigado que no
se persigue ni se sanciona.
Es bien sabido que en nuestra sociedad uno de
los más importantes problemas de salud pública y de
violación de los derechos humanos sigue siendo la violencia
de género. Por eso no extraña que un informe
difundido recientemente la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) precise que el ámbito laboral es
el segundo espacio, después del doméstico, donde la
violencia contra las mujeres es más recurrente.
Esto se debe, explican los especialistas, a una jerarquía
de poder que ubica a las mujeres en una posición
de inferioridad respecto de los hombres, lo cual es
un fenómeno social mundial que abarca a personas del
sexo femenino de cualquier edad.
Por eso, hablar de las periodistas rebasa la mera
exigencia de justicia semántica y se inserta de lleno en
la necesidad de una reivindicación del género femenino
en empresas que sirven de plataforma para combatir la
discriminación, los estereotipos y las prácticas sexistas.
No queda otra que insistir en que la participación,
reconocimiento, apertura e inclusión de las mujeres en
los diversos ámbitos de la vida debe responder no al
pago benevolente de una cuota, sino al reconocimiento
de las capacidades de un sector que, por naturaleza, tiene
una forma distinta de ver al mundo y puede contribuir
a lograr transformaciones sociales profundas. a
Periodista
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Quintana Roo
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68
jóvenes
Juventud
y política
Así como han contribuido a innovar muchos aspectos de la sociedad,
es necesario que los jóvenes se den cuenta de que la política la construimos todos.
Ulises José García rodríGUez
Los jóvenes son el grupo social que se caracteriza
por las ideas innovadoras y las
transformaciones. A lo largo de la historia,
la juventud se ha encargado de romper
con lo establecido para crear nuevas
reglas y maneras de convivencia. Sin duda, el movimiento
estudiantil del 68, que sacudió las ideologías
en distintos lugares del mundo, es un claro ejemplo
de ello. Sin embargo, en la actualidad los jóvenes no
se acercan con el mismo entusiasmo a la política y
parecen haber optado por otras vías de expresión,
cambio y desarrollo.
La juventud siempre ha sido considerada como
un sector donde se producen los cambios y se concentran
los mayores ánimos de participación. En el
arte, la ciencia, el deporte y demás áreas de la actividad
social, los jóvenes buscan estar a la vanguardia
y proponer alternativas. Pero cuando los jóvenes
se enfrentan con la práctica política, el entusiasmo
disminuye. Prueba de ello son los índices de abstencionismo
y la dificultad juvenil para definir y sustentar
una postura política. En la Encuesta Nacional
de la Juventud 2005, realizada por el Injuve, puede
observarse que, cuando se trata de temas de conversación
entre amigos y parejas, la política es uno de
los menos abordados. La encuesta también muestra
un bajo nivel de interés por participar en actividades
de carácter político.
Los jóvenes adquieren sus opiniones políticas a
partir de las que circulan entre sus familiares, amigos y
medios de comunicación masiva. En este sentido, pareciera
que la actividad política se restringe a la acción de
un grupo de actores políticos excluyente y cerrado (en
la encuesta del Injuve, los políticos ocupan uno de los
menores índices de credibilidad). “Yo no sé nada de política
ni la necesito”, afirman muchos jóvenes. Para ellos,
ésta pareciera ser una causa perdida y, sin embargo, es
una parte inseparable de nuestra vida, a la que no podemos
darle la espalada: el espacio público. El espacio
de cohesión y convivencia hacia fuera de nuestra propia
individualidad en los espacios de convivencia con
nuestra comunidad. Visto de esta manera, diariamente
nos topamos con ella en las calles, los centros educativos,
culturales, recreativos o laborales donde pasamos
buena parte de nuestros días. A mayor escala, debemos
recordar que los grandes cambios que transforman a
las sociedades comienzan cuando la gente expone sus
diferentes posturas y propone un cambio, una renovación
en las estructuras dentro de las que transcurren
sus vidas. La política determina la convivencia en lo
que podríamos llamar “la gran casa de todos”. En ese
ámbito, ¿cómo podrían los jóvenes mantenerse ajenos?
De hecho, la no participación es ya una postura política
porque el espacio público, que es donde se da el diálogo
entre los distintos grupos sociales, está relacionado con
prácticamente todas las áreas de la actividad humana.
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Así como han contribuido a innovar muchos aspectos
de la sociedad, es necesario que los jóvenes se
den cuenta de que la política la construimos todos,
participando o cediendo nuestra participación. Se
trata, a final de cuentas, de una herramienta para el
desarrollo y requiere que nos familiaricemos con ella,
que participemos en la práctica.
La educación, la libertad, han sido algunos de
los derechos ganados a lo largo de la historia por el
esfuerzo de las generaciones anteriores. La juventud
actual tendría que preocuparse por el derecho a una
política digna. Para ello no es necesario pertenecer a
un grupo o partido; basta con construir una opinión
informada para saber ejercer el voto de manera responsable
y participar en la toma de decisiones que
atañen al espacio público, donde día a día convivimos
todos. a
Periodista
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fotos: cuArtoscuro
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cultura
Justicia poética
Juan Gelman, Premio Cervantes 2007
Claudia Pérez
Un acto de justicia poética. Así ha sido definido
el otorgamiento del Premio Cervantes
2007 al poeta Juan Gelman, quien
luego de conocer la noticia declaró: “En
los premios literarios, el hecho de que se
premie la poesía me parece importante, porque los momentos
que vivimos en el mundo son cada día más antipoéticos,
pues las grandes editoriales consideran que la
poesía no es vendible”.
Nacido en el barrio de Villa Crespo de
Buenos Aires, en medio de una familia judía
de origen ucraniano, Gelman va a hacer una
vida muy ligada a la historia de América Latina,
a la resistencia de los pueblos frente a la
oscura noche del dominio externo e interno.
Muy joven, a la edad de 26 años, publicó
su primer libro de versos, Violín y otras cuestiones
(1956), y desde entonces el poeta asume los
compromisos que habrían de marcar su obra:
con el lenguaje, la palabra, la solidaridad humana, la ternura,
la esperanza, el amor.
En su segundo libro, El juego en que andamos
(1959), desarrolla con claridad sus imágenes y la musicalidad
del ritmo con que habría de entonar algunos de
los más lúcidos poemas en lengua castellana.
Con la llegada de los vertiginosos años sesenta publica,
en 1962, Gotán, un juego con la palabra “tango” para
crear una alegoría armada con valor para decir que la historia
del tango, que es la historia de las tragedias personales
de los argentinos, tenía que cambiar: no más dolor, y
aunque el dolor siga allí, hay otras formas de cantarle.
Con los sesenta llegó también su definición polí-
Una mujer y un hombre
Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara,
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
tica irreductible del lado de los oprimidos, sin que eso
lo llevara jamás a hacer del poema un panfleto o a convertir
en poema una arenga o un discurso. En el libro
Gotán incluye el poema Fidel, dedicado a Fidel Castro,
pero hay en él ante todo el arte de nombrar las cosas con
el lenguaje de la imagen y el ritmo, la forma y la música.
Estas son las consideraciones de la escritura, y luego entonces
el poeta puede nombrarlo todo.
El crítico, poeta y escritor uruguayo Eduardo
Milán, quien por más de 25 años ha sido
lector acucioso de la obra de Juan Gelman,
en el prólogo que hizo para Pesar todo (FCE,
2001), del propio Gelman, analiza:
“La poesía de Juan Gelman es un concentrado
de memoria, experimentación y
conciencia. Memoria porque en ella se juega,
como un destino, la suerte de un pasado de la
historia latinoamericana reciente que ha dejado
una huella indeleble en el hombre actual de
nuestros países: la lucha por la transformación de nuestras
sociedades y la represión de esa lucha (...)
“Es como una operación alquímica: la transformación
de la oscuridad en luz. Lo que sería carga, actúa
como piedra de toque o dispositivo para la acción de la
voluntad. El dolor clave, temática más que sentimental
de esta poesía, marca su letra. A veces es un dolor literal
que dice su nombre. A veces, la mayoría, es un dolor
transfigurado cuyo nombre es amor. La poesía de Gelman
es, sin duda, una poesía del amor en clave de ternura,
de reconocimiento constante de todo lo que existe,
de celebración a contratiempo de la vida.” a Periodista
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra. a
Juan Gelman
Del libro Gotán, 1962.
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72
cultura
FIL GuadaLajara:
grandes
Tributo a dos
fotos: cuartoscuro
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara,
realizada del 24 de noviembre al 2 de
diciembre, rindió tributo a dos grandes escritores
de lengua hispana y convocó a los
amantes de la literatura a celebrar la creación
y la imaginación de estas dos grandes plumas de nuestro
continente: el mexicano Fernando del Paso recibió el
Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan
Rulfo, y Álvaro Mutis fue merecedor de un homenaje.
Y nos referimos al ahora llamado Premio FIL Literatura
con su nombre original porque el propio Del Paso
lo hizo volver por sus fueros, o mejor dicho, por sus letras.
Al recibir el premio dijo que lo recibía como tal, con
el nombre tutelar, porque ése es el que le corresponde, y
aclaró: “que ningún abogadillo me diga que no lo puedo
hacer porque ya lo hice”, al referirse, sin hacer la alusión
textual, a la disputa interpuesta por la familia Rulfo, que
demandó quitar el nombre al premio, petición que en
términos legales le fue concedida.
Del Paso hizo un esfuerzo para salir del hospital,
en donde convalecía de una oclusión intestinal, sólo
para recibir el premio. Debió cancelar sus actividades
programadas en la feria porque apenas hubo recibido el
galardón, el 24 de noviembre, reingresó a seguir su tratamiento.
Cientos de personas reunidas en el acto de entrega
ovacionaron de pie al escritor, dibujante y pintor.
Es autor de una obra que ha signado una parte de la
historia de las letras de habla hispana. Autor de José Trigo
(1966), Palinuro de México (1977), Noticias del Imperio
(1987), Linda 67 (1995), además de ensayos y trabajos
periodísticas, Del Paso, a decir de José Emilio Pacheco,
es un escritor cuya “apuesta ha sido la de Falubert y la de
Joyce: concentrar el esfuerzo de toda una vida en unos
cuantos libros fundamentales”.
De Palinuro de México, el propio autor ha dicho que
reconoce que es una novela que se mantiene casi inacce-
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el mexicano Fernando del Paso
recibió el Premio de literatura
latinoamericana y del Caribe
Juan rulfo, y Álvaro Mutis
fue merecedor de un homenaje.
sible, porque es difícil, densa, pero que no se arrepiente
de haberla escrito así porque ello respondió a que en ese
momento le diagnosticaron cáncer (tenía 27 años), de
manera que quiso meter “todo en esa novela”, todas las
palabras que conocía y las que aprendía en el curso de la
propia escritura. Otra gran novela es Noticias del Imperio,
donde recrea la vida de Maximiliano de Habsburgo
y de su esposa, la emperatriz Carlota. Este libro le llevó
20 años de trabajo, con una investigación exhaustiva.
Del Paso dijo que asumía la recepción del premio
con todas las consecuencias legales y periodísticas, así
como literarias y pecuniarias. Se refería, en este último
punto, a que tenía que aceptar la dote de 100 mil
dólares.
La FIL Guadalajara 2007 rindió homenaje también
a Álvaro Mutis, quien nació en el país Invitado de
Honor de esta feria: Colombia.
Mutis llegó a México en 1956 y estuvo preso en
Lucumberri, desde donde escribió su Diario de Lecumberri.
En el primer lugar de quienes le rindieron el reconocimiento
por su obra estuvo su amigo de toda la vida,
Gabriel García Márquez, quien no escatimó elogios por
la amistad y la escritura del autor de la saga de Maqroll
el Gaviero. Las anécdotas de la amistad de Mutis con los
escritores mexicanos y no nacionales avecindados aquí
llovieron en un largo saudade de nostalgias y rememoraciones.
En la celebración estuvo también el escritor
Carlos Fuentes.
Mutis es autor de poesía, novela, ensayos que suman
más de una treintena de libros publicados. De Mutis,
otro escritor, Alberto Ruy Sánchez, ha dicho: “La
saga novelesca de Maqroll el Gaviero es, sin duda, por
su emocionante despliegue narrativo, su profundidad
terrible, su construcción de gran artesanado, su poesía
constante y su delicadeza, una obra mayor de la escritura
en nuestra lengua”.
Puede encontrar más información de este autor
en su página oficial en clubcultura.com/clubliteratura/
clubescritores/mutis. a
(Alberto Salamanca)
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cultura
Lourdes Grobet:
Una historia de
María luisa lóPez
La exposición Espectacular de Lucha Libre de
la fotógrafa mexicana Lourdes Groebet sigue
viajando. Llamó poderosamente la atención
en PhotoEspaña 2007. Apenas se descolgó de
la Galería del Auditorio Nacional, en la Ciudad
de México, y ya se exhibe en China. Luego estará en
Montpellier, Barcelona, Nueva York y Singapur, y volverá
a nuestro país para mostarse en varias ciudades.
El cuadrilátero de la lucha libre puede ser una
buena metáfora para hablar de política. A él suben los
“rudos”: los rebeldes, los que no siguen las reglas; los
“técnicos”: los que guardan la distancia o las apariencias
y no rompen esas reglas; y los que son a veces una cosa
y a veces otra. Incluso aquellos que son ambas cosas al
mismo tiempo. Los que lo usan, los que le sirven y los
que abusan. Todo depende del color con que se mire:
azul, amarillo, verde, blanco o rojo…
La lucha libre es también como el teatro: la vida
misma. Disputar, pugnar, combatir, bregar, pelear, lidiar,
abrirse camino. Triunfar o experimentar la derrota.
Bien lo sabe la creadora Lourdes Grobet (Ciudad de
México, 1940), quien por poco más de tres décadas se
ha dedicado a documentar el acontecer del pancracio
nacional.
Paradójicamente, ella no se considera una fotógrafa
documental. “En la juventud, no estudié ni asumí la
fotografía como se debía, para mí era más importante la
experimentación que la documentación”.
Curiosamente, uno de sus trabajos más conocidos
es de carácter documental, el de la lucha libre, tan extenso
como el que ha realizado sobre el Laboratorio de
Teatro Campesino.
Lo que no puede negar es que desde niña ella también
ha sido una luchadora. Su historia, desde el ámbito
artístico (pintora, instaladora, actriz) hasta el personal,
incluyendo la maternidad, no ha sido la tradicional. Es
cierto, está del lado de “los rudos”. Difícilmente podría
sujetarse a reglas establecidas.
Quizá por eso es que también desde la infancia
se fascinó con esos hombres de mallones ajustados y
máscaras multicolores sobre el rostro que podían usar
esas “llaves” que abrían la puerta a mundos fantásticos
de entonces –aunque su padre pensara que eso no era
para mujeres o niñas–, y que después le enseñaría tan-
to del país en que nació, de sí misma. De identidad, de
marginación, de personalidad, de psicología, de clases
sociales, de historia colectiva. De lucha dentro y fuera
del ring, siempre de lucha.
de la naquez a la esPeCtaCularidad
Desde aquella función callejera de lucha libre en Ciudad
Netzahualcóyotl a mediados de los años setenta, y esas
imágenes que captó en blanco y negro de entusiastas
pequeños con máscara en rostro y capa sobre la espalda,
se han suscitado miles de historias tras la cámara de
Grobet.
Ahí están el caballeroso y detallista Blue Demon.
Esa “cabrona y fascinante Adelita” nacida en 1900, doña
Virginia Aguilera, la “abuelita de la lucha libre mexicana”
que no dejó de asistir, sino hasta que la muerte se lo
impidió en 1997.
O el peculiar sacerdote luchador: Fray Tormenta,
ese padre católico que encontró en la lucha libre profesional
los recursos para construir La Ciudad de los Niños,
casa-hogar para niños y jóvenes, “sus cachorros” en
situación de calle y violencia.
También Arsacio Kid Vanegas, luchador que siendo
nieto del famoso editor de José Guadalupe Posada,
Antonio Vanegas Arroyo, se convirtió también en el entrenador
físico de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara
durante su estancia en México, previa a que emprendieran
su propia lucha, ellos, por la Revolución Cubana.
Y las mujeres con sus luchas dentro de la lucha, aún
discriminadas pero siempre dando batalla. La Panterita
Sureña, La Briosa y la ternura de su maternidad, con su
certeza de que es más fácil ser luchadora que dedicarse
al hogar. O Tania La Guerrillera y su familia, y sus zapatos
desgastados… su casa
El Demonio Azul, Solar, El Santo comiendo un
helado. Los Brazo, Tinieblas, Alushe y Tinieblas Junior.
Cómo olvidar al Huracán Ramírez, al Cachorro Mendoza,
a Sangre Chicana, a El Solitario o a El Perro Aguayo.
Las arenas, los rostros de los espectadores.
La difusión de este trabajo no fue fácil durante mucho
tiempo.
“Después de 27 años de recorrer el ambiente y tratar
de hacer un libro, ¡no pasaba nada! Tuve mucho rechazo,
porque era el deporte de los pobres, era de mal
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lucha… libre
fotos: cuartoscuro
gusto que yo lo mostrara. Hasta que a finales de los noventa
vino ese boom, que en realidad no lo es…
“Sucedió que otra clase social volteó con otros ojos
hacia la lucha libre, con ayuda de otros artistas después
de mí. Se entusiasmó. Se sumó una fuerte entrada de
la televisión y se convirtió en mercancía, algo que no
me gusta mucho pero que creo que sus protagonistas
pueden superar, dada su historia y sus significados en la
identidad del país.”
La difusión masiva por televisión trajo el cierre de
muchas arenas en provincia, pero ellos están regresando
a foros pequeños en los pueblos, abriendo de nuevo el
ciclo original, el arraigo en el pueblo, comenta Grobet.
Vio que las puertas se abrían a la divulgación de su
labor, y pasó de ser “la fotógrafa naca” a “la fotógrafa espectacular”,
casi “única”, por el tiempo dedicado a esta documentación
en arenas, en casas de luchadores (hombres
y mujeres) e incluso en sets de filmación de películas sobre
el tema, como las del célebre “Santo, El Enmascarado
de Plata”, ese hombre que le enseñó lo que significaba la
palabra generosidad y que, junto con los artistas visuales
Mathias Goeritz y Gilberto Aceves Navarro –quienes
añadieron los significados de los conceptos diversión y libertad–,
se convirtió en uno de sus maestros de vida.
“La historia de la lucha libre empezó mucho antes
de 1934, y no con la empresa Lutteroth. Por eso desde
que entré a hacer fotos y me di cuenta de lo importante
que era, pensé en armar una publicación. Hoy todo
mundo quiere hacer libros o tesis sobre el tema, pero no
hay todavía registros destacados ni estudios antropológicos
serios que lo revisen.”
En 2005, Grobet concretó la primera edición del
libro Espectacular de Lucha Libre (Trilce/ Conaculta/
UNAM/ Océano), en la que se incluyen imágenes de la
exposición homónima que actualmente está en itinerancia
internacional.
A pesar de golpes –nunca de gravedad–, de citas
canceladas, de viajes y viajes, ella siempre regresa al
cuadrilátero. Divertida, ávida de más aprendizaje, se
transforma constantemente en la cronista visual que ya
no podrá dejar de ser para el pancracio nacional. Para
la interpretación, a partir de la imagen, de un trozo de
identidad de los mexicanos. a
Periodista
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76
cultura
NIermaN:
El poder de los sentidos
rodolFo rivera G.
De la obra de Leonardo Nierman se han
publicado incontables artículos, catálogos
y libros. Su aportación al arte le ha colocado
en un sitio especial y más de cinco
décadas de producción ininterrumpida lo
llevaron a obtener muchos reconocimientos y a realizar
sinfín de exposiciones en todo el orbe.
Primer acercamiento: 1960, Museo Universitario
de Ciencias y Arte de la UNAM, Primer Salón de Pintura
Estudiantil. Nierman obtiene el premio El Arrabal,
Visión de época del Centro de la Ciudad de los Palacios.
En esos años el barrio tenía otra cara y en aquella superficie
de grata remembranza quedó plasmado el sentir de
la vida, la tranquilidad del lugar.
El manejo del color, la técnica empleada, la mirada
al Universo, trepidante, delirante, sorpresiva. Había congelado
instantes ancestrales, actuales o premonitorios,
en sus pinturas convertidas en impresiones del cosmos.
Lo trascendente estaba ahí, la llave mágica para
incursionar al reino de la imaginación y de los sueños,
el descubrimiento del camino para explorar una nueva
dimensión. Eso es el legado del artista: la posibilidad de
conocer lo que llevamos dentro, nuestros sentimientos.
Nierman es intemporal y poseedor de un lenguaje universal,
y en la plástica de nuestros días es “el paisajista
que rebasó el siglo XX y la punta de lanza del XXI”.
Su interés por experimentar con diferentes materiales
lo acerca a una tradición milenaria: el tejido, cuyas
fibras, colores y técnicas han sido campo fértil para el
advenimiento de sus tapices. La simbiosis entre los tejedores
y el artista dio como resultado un filón de belleza
de grandes proporciones, con una temática de puerta
abierta que invita a transitar por la génesis del mundo,
el hilo conductor que, en símil de Ariadna, nos guía por
los más insospechados espacios del espíritu.
La incansable búsqueda por nuevos senderos lo llevó
a plantearse el reto de abordar la tercera dimensión: la
escultura. Se inicia en este arte con el mural de la Facultad
de Comercio y Administración de la Universidad Nacional
Autónoma de México que por inexplicables avatares
del destino fue destruido por una decisión poco afortunada
de un director cuyo nombre es preferible olvidar.
En esa ocasión, para resolver la presencia de una
figura humana en el mural, se dio a la tarea de realizarla
en bronce, y así dio el primer paso para adentrarse en el
terreno de la escultura.
Hasta ahora ya ha empleado un sinnúmero de materiales,
como alabastro, bronce, plata o acero inoxidable,
siendo este último el que ha logrado “el milagro” de
expresar más puramente el sentimiento de su creador.
La pureza de sus formas, su libertad y dinamismo,
aunados al movimiento en ellas implícito, han colocado
sus obras entre las esculturas más bellas del final del segundo
milenio y de las que dan la bienvenida al tercero.
Como corolario, hablemos de la pintura de Nierman.
Son varias las décadas que integran su discurso
pictórico, pero entre sus connotaciones más relevantes
se encuentra una singular: Nierman es autodidacta.
Su aportación podría inscribirse en la abstracción,
como muchos afirman. Sin embargo, él es en realidad
un “gran paisajista” que ha plasmado una larga visión
desde los orígenes del Universo y hasta el macro y micro
mundo que conforman el devenir de la Tierra.
Su amplia gama en el manejo del color da cuenta
de erupciones, estallidos interestelares, nacimientos
de estrellas, vientos cósmicos, travesías por mares
agitados, tempestades sin fin, áridas superficies
de otros mundos o rugosidades de nuestro planeta.
Y cuando esto es inspirado por su gran devoción a
la música aparecen sinfonías, rapsodias, sonatas; sus
pinturas adquieren dimensiones inimaginables y
brotan de esa aparente tranquilidad los sonidos del
silencio en un magno concierto.a
Museógrafo
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libros
Sobre la dificultad y otros ensayos es una
colección de textos en los que indaga
sobre algunos temas “de frontera” que se
tienden como vínculo entre disciplinas
distintas, o bien se ubican a la vanguardia
del pensamiento contemporáneo, por lo
que exigen el fructífero diálogo intelectual
que estos escritos se proponen abrir.
Un premio a la
Alberto SAlAmAncA
El pensador, filósofo, académico, investigador
y crítico e historiador de literatura George
Steiner se hizo acreedor recientemente
al Premio Internacional Alfonso Reyes. Las
aportaciones de este autor abarcan amplios
campos del conocimiento y han servido para acercar a
los hombres de las más diversas culturas y orígenes. Sus
vocaciones son al fin y al cabo una misma: abrevar del
conocimiento, reflexionarlo y compartirlo.
Steiner, nacido dentro de una familia de origen vienés,
en el París de 1929, alterna su residencia entre Estados
Unidos y Reino Unido. Ha cultivado en particular
el ensayo, el género que más libertad le da en ese movimiento
por el que transita del origen de los problemas
que analiza, a su reflexión, y de ésta a la propuesta de
sus planteamientos. Viajar a su lado en uno de sus libros
es un verdadero recorrido por el asombro. No importa
cuánto se haya visto. Él siempre tiene la mirada aguda,
el oído abierto. Y el lector es partícipe inequívoco de
ese descubrimiento de caminos por el pensamiento del
hombre.
El Premio Internacional Alfonso Reyes, auspiciado
por la Sociedad Alfonsina Internacional, se ha conferido
antes, entre otros autores, a Jorge Luis Borges, André
Malraux y Octavio Paz. Al dar a conocer la entrega a
Steiner del correspondiente a 2007, el Jurado del Premio
argumentó que la decisión unánime obedeció a sus
enormes aportaciones a la cultura y al pensamiento actual,
a que es uno de los más reconocidos estudiosos del
pensamiento europeo y pionero en el campo de la literatura
comparada como camino a seguir para la crítica
literaria. El premio incluye un monto de 600 mil pesos.
Uno de los primeros títulos de Steiner publicados
en México es Después de Babel, donde el escritor ensaya
una larga historia, más extensa que la de cualquier imperio
y tan remota como la de las más antiguas lenguas
conocidas. Una historia que no se limita a la de ningún
pueblo y que, en rigor, debería abarcar la de todos. Aquí
se deslinda una geografía y se recuerda una historia: la
de la traducción en Occidente.
Sobre la dificultad y otros ensayos es una colección
de textos en los que indaga sobre algunos temas “de
frontera” que se tienden como vínculo entre disciplinas
distintas, o bien se ubican a la vanguardia del pensamiento
contemporáneo, por lo que exigen el fructífero
diálogo intelectual que estos escritos se proponen abrir.
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eflexión
En su libro Heidegger, el autor desmenuza las aportaciones
del que es seguramente el más importante filósofo
de la modernidad, el alemán Martin Heidegger, en
cuyo pensamiento confluyen el existencialismo de Jean
Paul Sartre, la lingüística moderna, el estructuralismo,
la semiótica, la teología, la teoría literaria y la literatura,
entre otros campos del conocimiento.
Lecciones de los maestros, de 2004, es un intenso
encuentro personal entre maestro y discípulo guiado
por la reflexión sobre la infinita complejidad y la sutil
interacción de poder, confianza y pasión desarrollados
en los géneros más profundos de la pedagogía. El libro
evoca a diversos pensadores y filósofos, como Sócrates
y Platón, Jesús y sus discípulos, Virgilio y Dante, Brahe
y Kepler, Husserl y Heidegger.
En 2005 se publicó en nuestro país La idea de Europa,
coedición de Siruela y el Fondo de Cultura Económica.
En esas páginas, el lector es invitado a un viaje
por las más logradas ideas en torno de Europa. Conciso,
el ensayista pinta aquí un retrato que nace en cafés, tertulias
y discusiones para, de allí, adentrarse en los paisajes
que se recorren a pie, los paseos fascinantes sobre
una geografía que pasan a ser una forma de identidad:
el Viejo Continente.
Los logócratas es un ensayo de 2006 en el que el
autor desarrolla su visión “logocrática” del lenguaje,
en la que sostiene que “el hombre no es el dueño del
lenguaje, sino su servidor”, establece su relación con el
libro y las “religiones del libro”, entre otras perspectivas
y lecturas culturales. Steiner muestra que la concepción
misma del arte y de la crítica supone una filosofía
del lenguaje. En una época en la que el espacio
de la lectura está llamado a disminuir, el crítico desprende
un conjunto de reflexiones que explican cómo
la escritura da forma a los personajes hasta el punto
en que éstos se convierten en “personas”. Con base en
esto afirma que el poder de los libros es indeterminado
e incalculable.
El más reciente libro del ahora Premio Internacional
Alfonso Reyes, publicado este año, es Diez (posibles)
razones para la tristeza del pensamiento, en el que
retoma una frase del filósofo alemán Friedrich Schiller,
quien afirmó que el pensamiento adolece, por naturaleza,
de la tristeza. Steiner concede que en una primera
idea el pensamiento es infinito e inabarcable, y que es
la fuente de las más osadas preguntas e indagaciones
del hombre acerca del mundo que le rodea, el origen
de todo el conocimiento y la cultura, pero que el pensamiento
acaba por ser limitado al no poder ir más allá
de lo conocido o concebible. De ahí, de los millones de
preguntas que pueden quedar sin respuesta, puede proceder
la tristeza del pensamiento. a
Periodista
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libros
FORMA
Una revista para incitar el debate
El Comité Ejecutivo Nacional del PRI y la
Fundación Colosio presentaron el 26 de noviembre
el primer número de la revista Forma
(Formando Opiniones Relevantes para Motivar
Acciones), un espacio para la expresión
crítica y para incitar el debate.
Forma, órgano bimestral de la Fundación Colosio
AC, será una revista temática, no para irrumpir en el debate
de cada tema específi co, sino para abordarlo “desde
la forma y el fondo”, y “para que la coyuntura sea también
parte del análisis conceptual”.
En un formato que no sólo evoca la belleza de los
libros antiguos, sino que reafi rma su compromiso con la
recuperación de valores humanos históricos, vigentes en
la sociedad actual, Forma presenta en su primer
número seis textos de gran interés
reunidos bajo el título Liberalismo y
transformación, , para analizar ese concepto
ideológico, “su contribución a la
historia universal y nacional, su validez
temporal y su utilidad en un mundo
globalizado con desigualdad”.
En el primer texto, “150 años de la
Constitución de 1857”, Enrique Andrade
González, abogado y maestro universitario,
invita a la refl exión a través de un recorrido
por los años decisivos del liberalismo
mexicano en el siglo XIX, que precisamente
culminaron en aquella Carta Magna. Interviene
también Juan Carlos Reyes Torres,
catedrático, abogado y politólogo, con “El
Liberalismo Social. La última aportación”,
texto en el que propone pensar el liberalis- liberalis-
mo y reconocerlo en la unidad que guardan sus orígenes, su
tradición y sus expresiones mexicanas. En su oportunidad,
Mario E. Velasco Torres de la Vega, abogado y politólogo,
destaca en “Liberalismo: ¿bestia redentora o falso mesías del
tiempo mexicano” el importante papel jugado por el liberalismo
como herramienta principal de los hacedores y de los
transformadores de las civilizaciones.
A su vez, en “Participación ciudadana. Hacia una democracia
participativa”, Elizabeth Jones Muñoz, abogada
de profesión y amante de la edición de revistas, plantea
uno de los grandes retos de las sociedades actuales: transitar
de la democracia representativa a la democracia
participativa. Y Fernando Serrano Migallón, director de
la Facultad de Derecho de la UNAM y miembro de la
Academia Mexicana de la Lengua, aborda por su parte
un tema de gran actualidad: “Consideraciones en torno al
laicismo”, para hacer un conciso recorrido sobre el tema y
algo más: abrir una senda de refl exión alrededor de “una
herramienta conceptual clave para un entendimiento futuro”,
en un marco de “respeto a la diversidad cultural y
religiosa, tolerancia, respeto mutuo y reconocimiento recíproco
de las libertades y los derechos fundamentales”.
También Salvador Quiauhtlazollin aporta un enfoque
de gran interés en “Ese oscuro objeto del cine llamado
libertad”, respecto de la libertad como anhelo y como
concepto. Sin concesiones, repasa diversas cintas del
llamado “cine político”, no sólo de México. Y redondea:
“El cine, paradigma de la existencia, nos
muestra que tenemos que retomar esas
ideas inextinguibles de libertad y juventud
antes de que verdaderamente el destino
nos alcance”.
Cierra la primera edición de For-
ma
un texto del poeta Octavio Paz, “Las
elecciones de 1994: doble mandato”, en
el que encara aquel suceso no como un
hecho más que debe registrarse, sino
como un proceso extraordinario que
ayuda a entender a México en su desa-
rrollo, pues, como dice el propio Paz,
entonces se hizo notorio que había
emergido, “todavía entre brumas, un
México desconocido, un México de
ciudadanos”.
Al fi nal de su texto, Octavio Paz
señala: “Por muchos años el PRI se ha oído única-
mente a sí mismo; ahora deberá aprender a escuchar a los
otros”. Y acorde con estas refl exiones, en la presentación
del primer número de Forma, el presidente de la Fundación
Colosio, Francisco Rojas, expone el gran propósito
de este esfuerzo editorial puesto en marcha:
“Pretendemos aportar un debate serio y fresco, que
contribuya a reivindicar la política.”
Forma para incitar el debate. También la refl exión. a
Forma, órgano bimestral de divulgación de la Fundación Colosio, AC.
Edición 1, Liberalismo y transformación,
noviembre-diciembre de 2007, 148 pp.
Daniel González
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CHOLULA
puebla
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