América Latina: La Patria Grande

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especial
entrevista
las razones de venezuela
dios fue la primera víctima de la “dictadura mediática”
en Venezuela, y la segunda víctima fue
la cultura. Tanto Dios como la cultura fueron eliminados
de los programas en radio y televisión porque
no rendían beneficios económicos, acusa el embajador
Roy Chaderton, político de extensa trayectoria
enviado a México para recomponer la relación entre
los dos países.
El embajador enumera programas religiosos y
culturales cancelados, sustituidos “por la vulgaridad,
por la violencia, por la mediocridad importada de los
Estados Unidos, por concursos televisivos en los que
se humilla a los participantes”.
Asegura que los ataques contra el gobierno venezolano
y su presidente, Hugo Chávez, son orquestados
por “el imperio y la dictadura mediática”, y se
incrementaron cuando no se renovó la concesión a la
“emisora golpista” RCTV.
El escándalo ha crecido ahora porque con la Ley
de Responsabilidad Social en Radio y Televisión “estamos
acabando con la dictadura mediática”. Se trata
de una ley que “fue condenada por algunos partidos
y gobiernos dizque democráticos, pero que es menos
restrictiva y menos sancionadora que la legislación
de medios de comunicación en otros países, como
Alemania, Francia o España”.
Chederton, creyente católico, ríe ante la acusación
de que su gobierno es comunista. El de Venezuela
–define– es un gobierno socialista-cristiano. Su
inspiración es cristiana.
“Mire, yo a veces he dicho que es un gobierno
demócrata-cristiano, porque en mis tiempos de militancia
demócrata-cristiana, que empecé a los 15 años,
me hablaban de justicia social, de la función social de
la empresa, del compromiso con los pobres, del bien
común, de cogestión, de la función de la propiedad
privada y de la democracia participativa, que es del
tipo que tiene Suiza y que a cada rato se refrenda.
“También en Venezuela –añade– a cada rato
hacemos referéndum; hay elecciones y hay representantes,
pero ya el representante no se aísla: vuelve a
los cuatro años o a los siete años a pedir ratificación;
desde un principio su electorado lo acompaña, lo
controla, lo apoya y, eventualmente, lo sanciona o lo
premia.”
En cuanto a la relación de Venezuela con los demás
países latinoamericanos, el embajador dice que el
espíritu integracionista de su gobierno es muy fuerte.
“Por eso luchó el libertador Simón Bolivar, por eso
libró una guerra contra el imperio de entonces, en
otros territorios que liberó, sin que se haya quedado
ni un solo centímetro cuadrado de territorio en poder
de Venezuela. Más bien Venezuela, por otras razones
que no vienen al caso, disminuyó su territorio.
Ese es el balance de un compromiso que es absolutamente
integracionista: luchar y dar la vida por otros
países considerados hermanos. El libertador quería
una nación de repúblicas”.
Chaderton indica que Bolivar inició su actividad
internacional en México: Iba para España, huérfano
desde muy pequeño y enviado a estudiar por su tío;
atracó en Veracruz y se trasladó a la Ciudad de México,
donde permaneció durante más de un mes. Fue
seducido por la famosa Güera Rodríguez cuando era
apenas un jovencito de 15 años. Después marchó hacia
España, estuvo en Francia, recorrió prácticamente
toda Europa Occidental. En Roma, en 1805, hizo
un juramento que parecía una locura, pero luego lo
cumplió liberando un continente.
En 1824 el Congreso de México declaró a Bolivar
ciudadano mexicano. En 1826 se realizó el Congreso
de Panamá, en el que participaron representaciones
de varios países, entre ellos México. Ese Congreso se
hizo con la inspiración integracionista de crear una
gran nación americana. Se decidió que la próxima
reunión sería en Tacubaya.
Ahora, casi dos siglos después, los afanes integracionistas
del presidente Hugo Chávez “son
obstacu lizados, entre otros, por el imperio y sus servidores
en Venezuela”.
Afirma el embajador que en su país no hay una
oposición democrática. Se trata –dice– de una oposición
que ha intentado varias veces el golpe de Estado,
porque no puede ganar las elecciones.
Explica que es una oposición irracional porque
tiene un apoyo electoral potencial que fluctúa entre
35 y 40%. “Esto en cualquier parte del mundo es una
fortuna y a cualquier demócrata le daría suficiente
razones para librar una batalla política y tratar de ganarle
al gobierno. Pero en vez de eso, siempre están
en marchas violentas. Están buscando un muerto.
Todavía no lo han conseguido porque la policía está
educada y no dispara sus armas contra los manifestantes.
Todo es respondido de manera pacífica”.
La venezolana, dice Chaderton, es una revolución
pacífica, democrática, de extrema libertad, al
grado de que “los opositores pueden llamar al asesinato
del Presidente de la República y no les pasa
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