América Latina: La Patria Grande

en los exámenes de oposición por plazas definitivas, tanto
de profesores de asignatura como de carrera. A los que
entran como docentes de asignatura, impartiendo una o
dos materias, se les exige licenciatura, aunque los salarios
siguen siendo muy bajos en ambos casos. Es decir, ser
catedrático de la UNAM sigue siendo una labor social.
laS CUotaS
Los pagos de inscripciones y colegiaturas han sido tema
polémico desde la fundación de la institución. Sin embargo,
son sólo una de las vertientes de un problema mayor:
el financiamiento de la institución.
Cada vez que alguna administración intenta modificar
el Reglamento de Pagos se generan protestas estudiantiles.
Ese reglamento incluye pagos por inscripciones
y reinscripciones, tanto de alumnos nacionales como
extranjeros; costos de exámenes extraordinarios y otros
servicios, como la expedición de credenciales y documentos
en general.
El aumento en el pago de cuotas de colegiaturas y
de exámenes ha sido siempre un punto álgido. Por eso
se encontró como solución emitir recibos de pago con
dos rubros: 20 centavos, establecidos en el reglamento, y
aportaciones voluntarias.
Este sistema ya funcionaba en 1999, cuando el rector
Francisco Barnés de Castro intentó modificar ese reglamento,
lo que provocó la protesta y una de las huelgas
más largas que ha tenido la institución. Hoy el tema se ha
10. Promover que todos los estudiantes puedan hacer
una parte de sus estudios fuera de la Universidad, en
otras instituciones o a distancia.
¿Por qué es tan difícil lograr el decálogo anterior? No
representa gasto alguno. Únicamente la voluntad política
para mejorar. Creo que cada uno de los puntos
del decálogo implica un cambio de costumbres o de
actitud. Para lograrlos hay que vencer fronteras autoritarias
fijadas por la tradición y la historia.
Nunca reconocemos en los alumnos, como tampoco
en nuestros hijos, la capacidad de decidir por
ellos mismos. Somos una sociedad autoritaria y llena
de complejos de inferioridad.
Lo mismo pasa con los maestros. Se les dice
exactamente lo que deben enseñar cada hora y ¡ay del
que no cumpla! Pero ¿quién dice lo que debe enseñarse?
Oscuros y misteriosos comités.
¿Por qué no reconocemos a los demás? Somos
convertido en tabú, a tal grado que todos los aspirantes
en el pasado proceso de selección de rector rechazaron
que tuvieran la intención de modificar las cuotas.
Juan Ramón de la Fuente, sustituto de Barnés de
Castro en 1999 –quien para entonces cumplía apenas
la mitad de su periodo–, no volvió a tocar el tema en
ninguno de los dos periodos que estuvo al frente de la
institución. En cambio, se dedicó a continuar con el proyecto
aplicado por sus antecesores, consistente en hacer
convenios de investigación con empresas privadas y pactando
el ingreso de recursos para la UNAM mediante la
protección de los derechos de las investigaciones de sus
académicos, y reiteradamente demandó que aumentara
el presupuesto otorgado por el gobierno federal, el cual,
efectivamente, se elevó más del ciento por ciento en los
últimos ocho años.
Según estadísticas de la propia institución, en 2007
el presupuesto ascendió a 20 mil 45 millones 250 mil
pesos, de los cuales 17 mil 724 millones 498 mil fueron
entregados por el gobierno federal y el resto fueron
generados por la propia UNAM, mientras que en 1999
recibió 9 mil 543 millones 250 mil 331 pesos.
Hoy, en esta institución, que también incide en
otros estados de la República mediante sus 61 centros
y a nivel internacional a través de sus cinco centros de
extensión en Estados Unidos y Canadá, las aguas están
en calma. a
Periodista
también desconfiados y sólo en los nuestros tenemos
fe. No nos abrimos a toda la sociedad, no vayamos a enseñar
el cobre. Es significativo que el papel de un tutor
con autoridad no existe en nuestras universidades, las
que tienen consagrado un plan de estudios inamovible
que todos deben seguir. No hay razón para los tutores.
Prácticamente todas las grandes universidades
del mundo cumplen con una buena parte del decálogo,
salvo quizá los primeros dos puntos (estar abiertas
y no tener requisitos de entrada ni de salida, o sea
que las universidades se usen a placer).
Para alcanzar el decálogo, debemos estar conscientes
de nuestras limitaciones y tratar de superarlas.
Ojalá que, cada vez más, caminemos hacia la libertad
de alumnos y maestros, que ahora no tienen ninguna,
y que dejemos de ser desconfiados y autoritarios. a
Vicepresidente de la Fundación Javier Barros Sierra. Asesor
del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).
04-13.indd 8 12/11/07 1:13:28 PM
11