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América Latina: La Patria Grande

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so y un tremendamente agitado movimiento laboral<br />

en sus manos, fue testigo de cómo sus políticas de<br />

estabilización económica se derrumbaban una tras<br />

otra, en la medida en que intentaba en vano llenar la<br />

brecha entre los estándares establecidos por el Fondo<br />

Monetario Internacional (FMI) y las demandas de los<br />

grupos nacionales.<br />

Con su figura derrumbándose y rumores de<br />

un golpe militar, el Presidente finalmente aceptó un<br />

acuerdo mediado por la Iglesia católica, bajo el cual<br />

el Congreso adelantó las elecciones presidenciales un<br />

año, acortando así su mandato.<br />

En 1989, los observadores de la política brasileña<br />

se sorprendieron al ver que un oscuro gobernador<br />

provincial de nombre Fernando Collor de Mello lograba<br />

conjuntar su simpatía, galanura y un inteligente<br />

mensaje “antipolítico” en los medios de comunicación<br />

para obtener 28.5% en la primera ronda de votaciones<br />

y finalmente ganar las elecciones. Collor, cuyo partido<br />

sólo obtuvo 5% de los escaños en el Congreso, pronto<br />

alejó a los partidos más antiguos. Los movimientos del<br />

Congreso para limitar sus poderes, más una debilitada<br />

economía devastada por la inflación, lo obligaron,<br />

muy a su pesar, a expandir su coalición<br />

legislativa. Sin embargo, antes de que pudiera<br />

llegar muy lejos, un escándalo de corrupción<br />

provocó su desafuero y renuncia en 1992.<br />

Carlos Andrés Pérez, de Venezuela<br />

(1989-1993), fue excepcional en el sentido<br />

de que tanto él como su partido ganaron la<br />

mayoría en las elecciones. Pérez había sido<br />

testigo de una sólida economía durante su gobierno<br />

anterior, a finales de 1970, y también<br />

del tambaleo de las personas debido a los efectos de los<br />

precios del petróleo decrecientes sobre una economía<br />

venezolana dependiente del hidrocarburo, con la esperanza<br />

de que mejorara la situación. Enfrentándose a<br />

crecientes déficit presupuestales y presiones inflacionarias,<br />

Pérez rápidamente aplicó el paquete de austeridad<br />

aprobado por el FMI, que incluía el alza en los precios<br />

de los combustibles. El resultado fue un descontento tan<br />

violento y generalizado, que Pérez tuvo que imponer<br />

la ley marcial. En octubre de 1991, perdió terreno en<br />

las elecciones internas de su partido. Al año siguiente,<br />

dos levantamientos militares sin precedente (el coronel<br />

del ejército y futuro Presidente Hugo Chávez encabezó<br />

el primero de ellos) dejaron un saldo de 120 muertos.<br />

Conforme el partido de Pérez lo abandonaba entre acusaciones<br />

de que había desviado partidas presidenciales<br />

secretas, fracasaron sus esfuerzos para obtener el apoyo<br />

de un ala disidente del principal partido de oposición y<br />

se enfrentó a su desafuero y a la expulsión de su cargo<br />

en diciembre de 1993.<br />

¿un sistema con Fallas?<br />

En el estudio de las presidencias fallidas, la primera de<br />

ellas proviene de la presión que el Presidente y otros<br />

funcionarios pueden sentir por los movimientos de<br />

protesta que buscan soluciones concretas a problemas<br />

reales. Esto es algo que no es nada nuevo en <strong>América</strong><br />

<strong><strong>La</strong>tina</strong>, en donde el Estado y el Presidente que lo<br />

encabeza tienden a ser vistos como la fuente de todo<br />

el poder y como el portador de la responsabilidad en<br />

última instancia. En muchos casos, los costos políticos<br />

que se derivan de políticas aprobadas por el FMI constituyen<br />

un tema muy importante. Efectivamente, no<br />

sólo los presidentes Mahaud y Pérez, sino Fernando<br />

de la Rúa, de Argentina (quien dejó el cargo en diciembre<br />

de 2001), y Gonzalo Sánchez de Lozada, de<br />

Bolivia (quien se vio obligado a salir por las violentas<br />

manifestaciones de octubre de 2003), sintieron el aguijón<br />

de las protestas contra las medidas de austeridad<br />

que cada uno de ellos había adoptado para estabilizar<br />

una economía nacional en problemas. Y, sin embargo,<br />

es cierto también que hubo presidentes que evitaron<br />

tomar medidas fuertes por temor a las manifestaciones<br />

populares (este grupo incluye a Collor<br />

de Mello, Siles Zuazo y Serrano, así como<br />

a Raúl Alfonsín, de Argentina, y a Abadalá<br />

Bucaram, de Ecuador) pero pagaron el precio<br />

de su relativa falta de acción conforme<br />

las divisas nacionales se derrumbaban y la<br />

inflación se salía de control.<br />

<strong>La</strong>s protestas pueden tener como resultado<br />

que los presidentes se enfrenten a<br />

un dilema. <strong>La</strong>s manifestaciones sin ningún<br />

control pueden salirse de los límites, pero<br />

el uso de la fuerza en contra de ellas puede revertirse.<br />

<strong>La</strong> personalización de la autoridad en la figura del<br />

Presidente añade una dimensión particularmente sorprendente.<br />

<strong>La</strong>s fallas del gobierno se ven no como el<br />

fracaso de un partido o de un movimiento, sino como<br />

fallas del jefe del Ejecutivo mismo.<br />

En los sistemas presidenciales, una crisis dejará<br />

de ser acerca de problemas específicos y su solución,<br />

para volverse más bien una cuestión de si el jefe del<br />

Ejecutivo debe irse. <strong>La</strong> policía y los militares, temiendo<br />

que se les relacione con un líder impopular o desacreditado,<br />

pueden reaccionar de manera tibia ante las<br />

amenazas contra el orden público. Si el descontento<br />

se incrementa, el Presidente, con un periodo de gobierno<br />

fijo, quizás encuentre su posición cada vez más<br />

insostenible, sin una estrategia de salida hecha para<br />

lograr la disolución del parlamento y convocar a nuevas<br />

elecciones, como sería la solución en un régimen<br />

con un primer ministro. Es posible que las presiones<br />

provenientes de las calles (con la preocupante posi-<br />

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