América Latina: La Patria Grande

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especial
mientras que Colombia, Cuba, Ecuador y Uruguay poseen
fuerzas armadas estables.
Bolivia, Paraguay, República Dominicana y gran
parte de los países de Centroamérica tienen ejércitos
mal equipados y faltos de entrenamiento.
Similitudes históricas y culturales de los pueblos
latinoamericanos han llevado a crear la idea de América
Latina como una patria grande común. El plan
de regularización de inmigrantes procedentes de países
fronterizos iniciado por Argentina en 2006 lleva el
nombre, precisamente, de Patria Grande.
Hasta hace poco, hablar de América Latina era
discutir los avatares de regímenes dictatoriales, de la
ruina económica, del Fondo Monetario Internacional
(FMI) y su papel en la deuda de nuestras naciones, casi
imposible de pagar.
Actualmente, el término América Latina implica
un sentido de supra-nacionalidad respecto de los Estados-Nación,
y se manifiesta en diferentes iniciativas
comunes tendentes a la formación de organismos políticos
que lo articulen.
La Unidad Latinoamericana es un concepto político-cultural
extendido desde los tiempos de la Independencia.
Partidos políticos, sectores sociales, intelectuales
y artistas de diversa extracción han expresado
reiteradamente su adhesión a distintas formas de unidad
latinoamericana, desde organizaciones supranacionales,
como la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI), hasta instancias de coordinación
política, como la Conferencia Permanente de Partidos
Políticos de América Latina (COPPPAL); culturales,
como la Unión de Universidades de América Latina y
el Caribe (UDUAL), o sectoriales que adoptan la forma
de “uniones latinoamericanas”.
Se han desarrollado también experiencias más o
menos exitosas de integración subregional, como el
Mercosur, la Comunidad Andina, o el Sistema de Integración
Centroamericana (SICA).
Algunos de los embajadores entrevistados por
Examena aseguran que el crecimiento económico de
América Latina y la democracia son fenómenos que no
pueden darse aislados. Piensan que el inicio del siglo
XXI ofrece una importante plataforma de lanzamiento
de renovadas aspiraciones latinoamericanas. Para lograrlo,
dicen, debe plantearse una nueva relación frente
a actores internacionales y extracontinentales, por
ejemplo frente a la Unión Europea.
diálogo y diversidad
A pesar de problemas que persisten desde hace
años entre países de la región, como la salida al mar
que demanda Bolivia, muchos políticos y expertos
señalan la necesidad de avanzar en el diálogo inte-
De acuerdo con la comisión Económica para américa
Latina y el caribe (cEPaL), la población total de américa
Latina hasta el año 2006 ascendía a 568 millones 936
mil habitantes. Incluye 46 países: anguila, antigua y
Barbuda, antillas Neerlandesas, argentina, aruba, Bahamas,
Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, chile, colombia,
costa rica, cuba, Dominica, Ecuador, El salvador, Granada,
Guadalupe, Guatemala, Guyana, Guyana francesa,
Haití, Honduras, Islas Vírgenes Británicas, Islas caimán,
Islas Malvinas, Islas turcos y caicos, Islas Vírgenes de los
Estados unidos, Jamaica, Martinica, México, Montserrat,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto rico, república
Bolivariana de Venezuela, república Dominicana,
saint Kitts y Nevis, santa Lucía, san Vicente y las Granadinas,
surinam, trinidad y tobago y uruguay.
La geografía de américa Latina perfila un largo espacio
longitudinal que discurre desde el río Bravo hasta
el cabo de Hornos en tierra del fuego, en tanto que el
espacio horizontal va del océano Pacífico al atlántico.
ramericano, por encima de diferencias nacionales.
Un diálogo que, en el marco de la diversidad continental,
tome en cuenta tanto aspiraciones comunes
como diferencias y características nacionales singulares;
un diálogo de respeto que fortalezca no sólo a la
región para negociar mejor, de forma madura y provechosa,
sino un diálogo que sepa impulsar las vertientes
del desarrollo económico y consolidación democrática,
y que busque la concertación como la única alternativa
válida a la confrontación.
Lo cierto es que la región se encuentra lejos de
constituir un bloque similar al europeo. Por eso, los
embajadores entrevistados se manifiestan a favor de la
concertación, no sólo como una unión de voluntades
políticas, sino como la posibilidad real de que América
Latina pueda ofrecer en el Continente y ante el mundo
una postura económica unificada.
La mayoría de los embajadores señala que ante la
Europa unificada, la integración de América del Norte,
el desarrollo de la Cuenca del Pacífico liderada por
Japón y China, y la modernización del bloque socialista,
América Latina debe reaccionar, fijar posiciones
y aprovechar las oportunidades políticas y económicas
que se gestan en el nuevo escenario mundial.
Los diplomáticos coinciden en que América Latina
deberá luchar por el respeto a las normas de derecho
internacional, la defensa de un orden jurídico que
rija la relación entre los Estados, así como el respeto a
los principios de no intervención, autodeterminación y
soberanía de los pueblos. Sólo así –afirman– se consolidará
el proceso democrático de nuestras naciones y la
posibilidad de su crecimiento económico. a Periodista
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