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América Latina: La Patria Grande

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62<br />

internacional<br />

Alta tensión<br />

entre Bélgica y Holanda<br />

<strong>La</strong>urens Jan BrinKhorst<br />

Bélgica y Holanda, dos miembros fundadores<br />

de la Unión Europea (UE), están cada<br />

vez más divididos en cuanto a lo que ese<br />

proyecto significa actualmente. El Tratado<br />

de Reforma de la UE es ahora el foco de esa<br />

disputa, pero sus raíces son más profundas. En cierto<br />

momento, el pleito se hizo tan grave, según informes de<br />

prensa, que el Presidente francés Nicolas Sarkozy tuvo<br />

que intervenir.<br />

Europa no puede permitirse un altercado entre<br />

estos dos Estados miembros, así que ya es hora de<br />

dejar las emociones de lado y examinar las diferencias<br />

sobre el rumbo futuro de la integración europea.<br />

Como ex secretario de Estado holandés de Asuntos<br />

Europeos y coordinador del Benelux, creo que Holanda<br />

y Bélgica pueden desempeñar una vez más papeles<br />

complementarios.<br />

Desde el principio, estos países han representado<br />

los diferentes aspectos de la identidad europea: Bélgica<br />

como país industrial orientado al continente, bilingüe e<br />

intermediario con la Europa meridional, y Holanda con<br />

su firme tradición agrícola y comercial y su orientación<br />

anglosajona y atlántica.<br />

De los dos, Bélgica tiende a ser el que más apoya<br />

a la UE sin criticarla. <strong>La</strong>s encuestas muestran que 80%<br />

de los belgas quiere aún más integración, mientras que<br />

aproximadamente 50% de los holandeses se describe a<br />

sí mismo como euroescéptico. Valoran a la Unión por<br />

sus beneficios económicos, pero se muestran recelosos<br />

de su política.<br />

En otras épocas la cooperación entre Bélgica y Holanda<br />

ha sido esencial para ayudar a Europa a avanzar.<br />

El Tratado de la Unión Económica del Benelux de 1944<br />

fue un primer campo de prueba para la Europa de los<br />

Seis, y fue el Memorándum del Benelux, obra del visionario<br />

J. W. Beyen y presentado en Mesina en 1955, lo<br />

que dio impulso a la creación del mercado común. En<br />

efecto, fue la base sobre la que trabajaron el ministro de<br />

relaciones exteriores belga Paul-Henri Spaak y sus colegas<br />

para preparar el Tratado de Roma y la Comunidad<br />

Económica Europea.<br />

El Comité Spaak diseñó un sistema que equilibraba<br />

el poder de votación de Estados de distintos tamaños.<br />

Es claro que un sistema de un voto por Estado miembro<br />

habría significado el dominio de los países más pequeños.<br />

Por el contrario, un sistema basado en la población<br />

habría favorecido demasiado a los más grandes.<br />

El equilibrio se logró en parte mediante un sistema<br />

de ponderación de votos en el Consejo de Ministros,<br />

que es donde se toma la mayoría de las decisiones. En<br />

cada ampliación de la Unión, este sistema de toma de<br />

decisiones se ha mantenido en gran medida.<br />

El equilibrio de los derechos de votación entre los<br />

miembros grandes y los pequeños también se aseguró al<br />

otorgar a la Comisión, que expresa los intereses compartidos<br />

de la Comunidad, la autoridad exclusiva para proponer<br />

reglamentación. Esta autoridad se reforzó al exigir<br />

unanimidad entre los Estados miembros para anular<br />

una decisión de la Comisión, medida que ha fortalecido<br />

a los Estados pequeños frente a los grandes.<br />

Como economías abiertas, Bélgica y Holanda han<br />

estado interesadas en desarrollar el mercado interno,<br />

aunque con métodos diferentes. Bélgica seguía la escuela<br />

monetarista, principalmente francesa, mientras<br />

que Holanda compartía las preferencias alemanas por<br />

la convergencia económica antes de comprometerse a<br />

la paridad del tipo de cambio. Una vez que el Presidente<br />

Valéry Giscard d’Estaing y el Canciller Helmut<br />

Schmidt presentaron la propuesta franco-alemana de<br />

Unión Económica y Monetaria (UEM), Bélgica y Holanda<br />

trabajaron juntas para alcanzar esa meta común.<br />

Junto con Luxemburgo, fueron un factor importante<br />

en la creación de la UEM.<br />

En 1991, cuando Holanda tuvo la Presidencia europea,<br />

Bélgica apoyó su amplio proyecto de tratado de<br />

la Unión Europea. Los holandeses propusieron incluir<br />

todo el proceso de toma de decisiones europeo –en materia<br />

de economía, política exterior, justicia y asuntos<br />

interiores– en un marco único. <strong>La</strong> propuesta fue demasiado<br />

lejos y pasó a la historia holandesa como el “lunes<br />

negro”, por el día en que el entonces ministro de relaciones<br />

exteriores, Hans Van den Boek, se enfrentó a una<br />

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