América Latina: La Patria Grande

La presumida de su rancho en la revista Quién se convirtió en una pesadilla.
Y para rematar, consulta Mitofski mostró que su popularidad cayó en esta
etapa 11 puntos y que 39% de los ciudadanos lo considera hoy en día “corrupto”.
fotos: cuartoscuro
La pregunta ahora, con el PAN instalado en la silla
presidencial, era precisamente qué ocurriría con su
antecesor. ¿Acudirían también al deslinde? ¿Llegarían
al rompimiento? ¿O su relación sería sana, tersa, sin
complicaciones?
El esbozo de lo que ha sido este año para Fox nos
da parte de la respuesta. Están al borde del rompimiento.
Pero las preguntas importantes son: ¿por qué?, y ¿de
parte de quién o de quiénes?
Comencemos por recordar que Felipe Calderón
no fue el precandidato “favorito” de Fox para la contienda
presidencial, sino que el michoacano se impuso,
a golpe de esfuerzo, a Santiago Creel, el elegido por el
habitante de Los Pinos.
A lo largo de la campaña y hasta que tomó posesión
como Presidente de la República, ciertamente Fox apoyó
a Calderón. Pero hasta ahí. A partir de entonces tomaron
rumbos diferentes. Aunque aún no se vislumbraban graves
fricciones, en el ambiente estaba el tema del necesario
“deslinde” con el antecesor para fortalecer al mandatario
entrante, que buena falta le hacía dado el cuestionado resultado
de la elección que lo llevó a la silla del águila.
Primero fueron acciones “de contraste”. Se dieron
en la forma: adiós a las frivolidades y a los dicharachos.
Y en el fondo: declaración de “guerra” al narcotráfico,
con el Ejército por delante. Con ello arrancó el sexenio
calderonista.
Pero no habían pasado ni dos meses cuando Fox
comenzó a moverse, a hacer declaraciones que no sólo
entorpecían la labor del gobierno en turno, sino que
echaban sal a algo que Calderón quería no sólo olvidar,
sino borrar de la memoria colectiva: la herida abierta de
la elección presidencial.
Se publicó el 2 de febrero: “Me desquité de AMLO,
dice Fox en EU”. Era un despacho de Associated Press
desde Washington, donde participó en una serie de
conferencias sobre Excelencia en el Liderazgo, en el
Centro John F. Kennedy. Ahí habló sobre su confrontación
con López Obrador y el proceso de desafuero. Pero
agregaría: “Tuve que retirarme y perdí. Pero 18 meses
después, me desquité...”.
Era el reconocimiento explícito de que había intervenido
en el proceso de la elección presidencial. Algo
que el Tribunal Electoral apenas si se atrevió a indicar
con un “puso en peligro” la elección.
A partir de ahí, las alarmas sonaron en Los Pinos.
Fox seguía declarando. Ahora contra Hugo Chávez, con
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