América Latina: La Patria Grande

Para ingreSar a la UnaM
Su calidad, prestigio y cuotas nimias la convierten en
la opción educativa para muchos jóvenes, sobre todo
de escasos recursos. Su demanda es alta. Se puede ingresar
por dos vías: a través del bachillerato, que ofrece
en nueve preparatorias y cinco Colegios de Ciencias y
Humanidades (CCH), o directamente a la licenciatura,
en ambos casos mediante la aplicación de un examen de
admisión.
De hecho, el sistema de la Escuela Nacional Preparatoria
constituyó las primeras dependencias con las
que se fundo la UNAM. Es un nivel que los diferentes
rectores han considerado importante, y por eso lo siguen
defendiendo pese a que algunos observadores internacionales
sugieran separarlo de la institución por considerarlo
foco de constantes movimientos estudiantiles.
Uno de los puntos controvertidos y que ha generado
movimientos de protesta estudiantil es el llamado
“pase automático” al nivel de licenciatura que tenían los
alumnos de preparatoria por ser ésta parte
de la institución. Sin embargo, la demanda
de ingreso de alumnos provenientes de bachilleratos
particulares presionó para que se
revisara este sistema. Muchos estudiantes se
quedaban durante años y sus calificaciones
eran bajas. En 1966 se reformó ese sistema y
se estableció el “pase reglamentado”, decisión
que provocó y ha provocado movimientos y
protestas estudiantiles a lo largo de los años.
No se le movió. Y sigue apareciendo como
norma de las modificaciones de 1973.
De hecho, la alta demanda de ingreso al
nivel de bachillerato provocó un conflicto social en 1995,
cuando de los casi 180 mil solicitantes ingresaron apenas
34 mil alumnos a preparatorias y Colegios de Ciencias
y Humanidades. Una coordinación entre autoridades de
los bachilleratos públicos (IPN, Colegio de Bachilleres,
Conalep), con intervención de la Secretaría de Educación
Pública, creó entonces el Examen Único de Ingreso
al Bachillerato.
El pase reglamentado opera desde 1998. Los alumnos
del bachillerato de la UNAM tienen tres años para
terminar su ciclo, y deben obtener un promedio mayor
de 7 para acceder sin examen de admisión a la licenciatura
que elijan. De lo contrario, deben presentar ese
examen, igual que los alumnos provenientes de otros
bachilleratos.
Ante el aumento de la demanda, también está supeditado
a que haya lugar en la licenciatura elegida. La
UNAM tiene cada vez más especialidades consideradas
“de alta demanda” o “saturadas”. De años atrás, están saturadas
sobre todo las carreras de medicina, algunas ingenierías
y contaduría, pero ahora se agregan a esa lista
las ingenierías en computación e informática que se imparten
en la Facultad de Contaduría y Administración.
Las especialidades que se relacionan con las ciencias de
la comunicación están también saturadas. Para ingresar
a éstas los alumnos que vienen del bachillerato de la
UNAM tienen que tener un promedio superior a 9 y los
que presentan examen de admisión se atienen a al cupo.
Es decir, según el número de lugares es el corte en el puntaje
obtenido en el examen.
Parecería que algunas carreras de humanidades no
lo están. Sin embargo, especialidades como piano y canto,
que se imparten en la Escuela Nacional de Música,
presentan también este problema por el número bajo de
lugares que se ofrecen: no más de 10.
La UNAM también ofrece nuevas especialidades,
como ingeniería geomática, mecatrónica, robótica, ingeniería
en telecomunicaciones, planifación para el desarrollo
agropecuario, entre otras, en el llamado sistema escolarizado,
y 19 en el Sistema de Universidad Abierta (SUA).
ráPido CreCiMiento
En los años setenta la UNAM vivió su mayor
crecimiento poblacional. En esa década
se inauguraron los Colegios de Ciencias y
Humanidades y empezaron a operar las primeras
Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales
(ENEP), hoy unidades multidisciplinarias.
También afrontó una fuerte crisis
por la demandad de sus trabajadores para
que les reconocieron el sindicato: hoy tiene
dos, uno de trabajadores administrativos y
otro de académicos.
Pero en el tema académico tuvo que contratar una
gran cantidad de profesores para atender el aumento poblacional
de alumnos. Algunos jóvenes que apenas terminaban
sus especialidades, sin haberse titulado, fueron
habilitados para impartir cátedra, provocando a la larga
un problema académico.
En 1986 el rector Jorge Carpizo denunció esa situación
en el documento Fortalezas y Debilidades de la
UNAM, que presentó al Consejo Universitario y que se
volvió polémico porque incluía, entre otras cosas, la propuesta
de aumentar las cuotas de ingreso para allegarse
más recursos, que, a pesar de los aumentos del presupuesto
procedente de la Federación, no han sido suficientes.
A sus ya tradicionales conflictos se sumó ahora el
bajo nivel académico de algunos profesores y, por derivación,
el egreso de profesionistas mal preparados, argumento
utilizado hasta la fecha para denostarla cada vez
que hay algún movimiento estudiantil de protesta.
En el mismo año de 1986, los estudiantes crearon el
Consejo General de Huelga (CGH), como remembranza
al de 1968 (que fue un movimiento no constreñido sólo a
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