Enero - Revista Shalom

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Enero 2008
Remembranzas
de diversa ’ndole que, a la larga, no son m‡s
que una parte esencial en este proceso de
evoluci—n que lo ayudar’n a estar preparado
para una vida que tiene de dulce y agraz.
Me gustar’a se–alar mi gratitud hacia todos
quienes hicieron posible mi evoluci—n durante
todos estos a–os: desde auxiliares hasta
inspectores, desde profesores a directores.
Pero, sobre todo, a mis amigos, que a la
larga son lo m‡s valioso que uno logra llevarse
de un colegio y que, si no fuera gracias
a esta instancia, uno dif’cilmente hubiese
tenido la oportunidad de conocer.
Por œltimo, quisiera desearle suerte a la
nueva directiva que hoy por hoy asume las
riendas del Instituto y pedirle que no descuide
los valores judaicos, los cuales tan
fervientemente dicen defender, puesto
que Žstos no s—lo se constituyen en realizar
mitzvot, comer kosher o respetar el
Shabbat sino en ser una buena persona en
todo momento, sin miramientos por los
dem‡s y actuando ’ntegramente con respecto
a nuestros pares. Por desgracia y
con dolor, me ha tocado ver en m‡s de alguna
ocasi—n c—mo estos principios fueron
pasados por alto, pas‡ndose a llevar a mucha
gente que entreg— todo por la instituci—n
y que no fue retribuida a la altura de
las circunstancias. Es de esperar, y tengo
fe en ello, que en el futuro se trabaje para
que estas cosas no ocurran y seamos reconocidos
no s—lo por encabezar un ranking
o pertenecer a un selecto grupo sino
m‡s bien por ser l’deres en desarrollo y
mantenimiento de una pol’tica val—rica
que, como principal colegio representante
de la comunidad judia en Chile, tenemos la
obligaci—n de poseer.