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La cucaracha gigante del planeta de los tres soles todo lo sabe.
Sabe que pronto va acabar. Todo. No pasa nada. Ella y las suyas
saben que pronto encontrarán un planeta limpio que habitar.
Canción popular de la Galaxia.
PROLOGO.
Esta historia fue concebida en 1995 y desde entonces ha estado dando vueltas por la cabeza hasta encontrar
un espacio, y unas condiciones de aterrizaje, apropiadas, por suerte o por desgracia. Lo que incitó la historia
en aquel momento era el agujero en la capa de ozono. Ya no se habla de eso. A lo de la capa de ozono le
precedió la lluvia ácida. Tampoco se habla de eso. Funcionamos por modas. Somos, para bien y para mal,
terriblemente empáticos. Ahora se habla del cambio climático, y mientras se mira al cielo se ignora el sin fin
de agresiones que se le infringen a la naturaleza. Cubrimos la Tierra de cemento. Ensuciamos los mares. Talamos
los bosques y matamos a los animales. Contaminamos. Parece que abonamos la quinta extinción masiva de
la vida en el planeta.
Además vengo de una cultura que cree que Dios creo la naturaleza para usarla y abusarla a nuestro antojo.
En nuestras leyendas la naturaleza es el enemigo que alberga las bestias. Somos hijos de los que quemaban
los bosques por albergar a los pájaros que se comían las cerezas. Hemos pasado mucha hambre, supongo.Todo
fue bien mientras éramos pocos, torpes y con herramientas precarias. El planeta era fuerte. Pero cada vez
somos más, y nuestras herramientas más potentes. Y seguimos siendo igual de torpes e igual de irresponsables.
Bastaría que explotásemos todo nuestro arsenal nuclear para acabar con la vida del planeta. Y pensar que el
plutonio de esas bombas no existía! (fue obtenido tras la purificación y la transmutación del uranio enriquecido).
Lo crearon los hombres en pocas décadas de amenazas y ahora tenemos confinado ese veneno activo durante
10.000 años, como una espada de Damocles encima de nuestras cabezas, encima de nuestro planeta. Cuando
estallaron las primeras bombas atómicas, Einstein dijo que todo había cambiado, menos nuestra manera de
pensar, y que ello nos llevaría al desastre. Cuando le preguntaron a Einstein décadas más tarde que le hubiese
gustado ser si volviese a nacer, dijo fontanero. Curiosamente, en el causo de un holocausto nuclear, los mejor
preparados parar resistir la radioactividad (rayos X y rayos gamma), y la contaminación, son los insectos con
coraza tipo escarabajo.
Todo esto es absurdo. Lo hemos oído ya tantas veces, nos alimentamos de la naturaleza al tiempo que la
mermamos. Seremos como dicen un cáncer para el planeta? Nuestro cuerpo no lo devolvemos a la tierra. Al
morir nuestra materia orgánica no es devuelta para pasar a formar parte de la biosfera del planeta. Lo quemamos.
Interrumpimos la cadena trófica. En vez de alimentar los cipreses, lo dejamos pudrir encerrado en una caja
sellada en un habitáculo de ladrillo y cemento. Hasta arrancamos árboles para plantar jardines. Sacamos los
olivos del campo y los ponemos en la rotonda rodeado de cemento. Para que vaya aprendiendo aquí quien
manda. Hemos comprendido cómo funciona la naturaleza y en nuestro paroxismo de egoísmo y arrogancia
queremos suplantarla. Qué fuerte! A Dios lo inventamos nosotros.
Y todo esto no es abstracto. No hay que ir muy lejos. A todas las escalas está pasando. La ambición y el
consumo desmedido está destruyendo la naturaleza, y con ella a nosotros mismos, empezando por los más
débiles. El dinero. Se arrasan zonas enteras y se desplaza a sus habitantes con el sólo y único motivo de
producir más para unos pocos. Casas incómodas y oficinas tóxicas en barrios muertos. En esta sociedad loca,
los locos son los cuerdos, y los que parecen cuerdos son los locos inhumanos, porque los humanos puros,
pese al empeño y la buena voluntad que pongan, no pueden soportar inocuamente todo esto.