RECOLECCIONES DE UN MÍSTICO - Fraternidade Rosacruz no ...
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se comprenderá que <strong>no</strong> podemos tener concomitancia alguna con cualquier<br />
orden que pida dinero para la transmisión de poderes espirituales. El que posea<br />
algo de naturaleza espiritual y lo pueda dar a los otros, <strong>no</strong> lo mercantilizará. A<br />
este efecto recibí un mandato especial de los Herma<strong>no</strong>s Mayores en el Templo<br />
<strong>Rosacruz</strong> al encargarme que fuera al mundo de habla inglesa como su<br />
mensajero, indicación ésta que yo <strong>no</strong> pretendo que se me crea salvo en el caso<br />
de que se vea justificada por sus frutos.<br />
Una vez dicho esto volvamos a la Iniciación: ¿Qué es? ¿Es una ceremonia<br />
como la anuncian estas otras órdenes? Si es así, cualquier orden puede<br />
ciertamente inventar ceremonias de clase más o me<strong>no</strong>s fastuosa. Pueden apelar<br />
a la emoción por medio de vestidos vaporosos o por el fragor de espadas;<br />
pueden apelar al sentido de la admiración o del miedo arrastrando cadenas o<br />
haciendo sonar gongos de profundas voces, produciendo así en sus miembros<br />
una "sensación oculta". Muchos se divierten con las aventuras y experiencias<br />
del héroe del "Herma<strong>no</strong> de tercer grado", creyendo que esto es la Iniciación,<br />
pero yo aseguro que dista mucho de ser así. Ninguna ceremonia puede ofrecer<br />
a ningún individuo aquella experiencia interna, que constituye la Iniciación, a<br />
pesar de lo que por ella se haga pagar o la solemnidad de los juramentos,<br />
importando poco también cuán hermosa o terrible sea la ceremonia, ni lo<br />
sugestivo de las vestiduras, de la misma manera que pasar por una ceremonia<br />
<strong>no</strong> puede convertir a un pecador y hacer de él un santo, pues la conversión es<br />
para los religiosos exotéricos exactamente lo que la Iniciación es para el<br />
misticismo elevado. Considérese este punto profundamente y se tendrá la<br />
clave del problema.<br />
¿Puede creerse que alguien podría ir a un sujeto de carácter depravado y<br />
comprometerse a convertirle por una suma cualquiera y cumplir su<br />
compromiso? Seguramente es de suponer que ninguna cantidad de dinero<br />
podría lograr aquel cambio en el carácter de un hombre. Pregúntese a un<br />
converso donde encontró su religión y cómo la obtuvo. U<strong>no</strong> diría que la<br />
recibió en plena calle y deambulando; otro que la luz y el cambio le vinieron<br />
en la soledad de su cuarto; otro que la "luz penetró" en él como le penetró a<br />
Pablo en el cami<strong>no</strong> de Damasco, forzándole a cambiar. Cada u<strong>no</strong> tiene una<br />
experiencia diferente, pero es siempre y en cada caso una experiencia interna y<br />
la sola manifestación exterior de aquella sensación interna es la de que cambia<br />
toda la vida del hombre desde el más insignificante al más importante de los<br />
aspectos.