RECOLECCIONES DE UN MÍSTICO - Fraternidade Rosacruz no ...
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presentarán espontáneamente a prestar el servicio que de ellas requiramos y<br />
vendrá de por sí, en una medida superior, de acuerdo con el grado en que sean<br />
empleadas en el servicio de Dios. Si <strong>no</strong>s consideramos solamente como<br />
mayordomos y guardianes de lo que poseemos en este mundo, entonces somos<br />
realmente "pobres de espíritu" hasta donde se refiera a las ilusorias cosas<br />
terrestres, pero ricos en los más perdurables tesoros del rei<strong>no</strong> del Cielo, y si <strong>no</strong><br />
somos materialistas a ultranza, hallaremos que ésta es una actitud practicable.<br />
No está tan leja<strong>no</strong> todavía el tiempo en el que el "caveat emptor" (Que el<br />
comprador esté prevenido) era el térmi<strong>no</strong> característico de los mercaderes que<br />
corrían en pos de las riquezas, considerando al comprador como su legítima<br />
presa. Poco les importaba que el comprador quedara o <strong>no</strong> satisfecho de ellos<br />
después de haber vendido su mercancía y cobrado su importe. Incluso<br />
llegaban a e<strong>no</strong>rgullecerse de dar salida a artículos inferiores que pronto se<br />
estropearían, como lo evidencia el lema: "La inferioridad de los artículos es la<br />
robustez del comercio". Pero gradualmente, hasta aquellos que desdeñan la<br />
idea de mezclar la religión con el comercio y en sus negocios, van dejando<br />
atrás aquel "caveat emptor" como lema para su línea de conducta y casi<br />
inconscientemente adoptan el precepto de Cristo: "Dejad que el más grande de<br />
todos vosotros sea el criado de todos". Por doquiera insisten los mejores<br />
hombres de negocios en patrocinar el empleo de servicialidad al comprador,<br />
pues ven que es una política que beneficia y puede ser colocada, por<br />
consiguiente, entre los preceptos prácticos de la Biblia.<br />
Pero ocurre algunas veces que, a pesar de sus mejores deseos de servir a sus<br />
clientes, algu<strong>no</strong> de éstos se siente engañado, o e<strong>no</strong>jado por la mala calidad de<br />
lo comprado y penetra en el domicilio del vendedor, renegando de sus<br />
artículos. Bajo el antiguo y corto de alcances régimen del "caveat emptor" el<br />
mercader hubiera meramente sonreído ante el comprador escarnecido o le<br />
hubiera arrojado de su comercio. Pero <strong>no</strong> lo hacen así los moder<strong>no</strong>s<br />
negociantes que toman la Biblia como línea de conducta. Recuerdan la<br />
sabiduría y prudencia de Salomón al afirmar que "una respuesta dulce y afable<br />
desarma la ira" y la sentencia de Cristo de que "los humildes heredarán la<br />
tierra" y en consecuencia se excusa por la deficiencia de los artículos, ofrece<br />
una bonificación, o una restitución, y deja al comprador, un momento antes<br />
iracundo y nada satisfecho, que salga de su casa sonriente e impaciente por<br />
encontrar una oportunidad de cantar las alabanzas de un establecimiento en<br />
que tan buen trato ha recibido. Así, pues, obedeciendo los preceptos prácticos<br />
de la Biblia, refrenando el ímpetu de su carácter, el hombre de negocios gana