M U E RTOS EN VIDA - Redesma
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16 DE DICIEMBRE DE 2007<br />
Los mamíferos más re q u e r i d o s<br />
por los traficantes en Bolivia<br />
son el tapir; el jaguar; los<br />
jochis colorado y pintado; el<br />
pecarie o taitetú; el gama; el<br />
huaso; el ciervo de los<br />
pantanos; la londra; la vicuña;<br />
el tatú o carechi; el pejichi; los<br />
monos amarillo, martín y tití<br />
no y un mono capuchino de seis meses<br />
que luce una mirada triste. Este último fue<br />
capturado en Ixiamas luego de que un cazador<br />
matara a su madre y cobrara por éste<br />
200 bolivianos a un señor que lo entregó a<br />
C I W Y. “Antes, él nos dio otros dos primates<br />
de su propiedad porque comprendió<br />
que era mejor que estén en un ambiente<br />
natural”. Este comprador anónimo fue<br />
abordado por los traficantes por ser conocido<br />
por su preferencia hacia estos animales.<br />
En tanto, la tristeza invade a Poma<br />
cuando describe cómo los vendedores del<br />
mercado popular de la 16 de Julio mantienen<br />
a estos mamíferos. “Los monitos permanecían<br />
todo el día enjaulados, en más<br />
de una ocasión uno de los voluntarios vio<br />
cómo una mujer los sopapeaba para que<br />
despertaran de su sueño, ignorando que<br />
estaban enfermos. Otros, para tranquilizar<br />
a los monos más grandes, los sumergían<br />
en agua fría, y si se defendían, les<br />
cortaban los colmillos sin utilizar ningún<br />
fármaco para minimizar el dolor”.<br />
DE LOROS, OSOS Y TORTUGAS...<br />
Entre 2003 y 2005, Qanasa Animales determinó<br />
que la venta de loros, monos,<br />
tortugas y otras especies en centros de<br />
abasto fijos y ambulantes tenían como radio<br />
de acción a las calles Fournier y Arturo<br />
Valle de la zona 16 de Julio de El Alto.<br />
“Nadie hacía nada, ni las autoridades nacionales,<br />
prefecturales y municipales”.<br />
Esta activista califica de “espantosa e<br />
indignante” la condición en que se hallan<br />
los animales expuestos a este comercio ilegal.<br />
Las jaulas están llenas de loros, algunos<br />
agonizantes y otros desesperados<br />
cuando les cortan sus alas; y las tortugas<br />
igual hacinadas en estas jaulas. Poma considera<br />
que con las redadas y decomisos en<br />
esta feria, la oferta de animales silvestres se<br />
ha reducido en los puestos fijos hasta en<br />
95 por ciento. En esto también incidió la<br />
entrega voluntaria de estas especies.<br />
Susana del Carpio, directora de Animales<br />
SOS, entidad protectora en particular de<br />
las especies caninas, maneja infinidad de<br />
historias de crueldad y maltrato en el tráfico<br />
de animales. Para ella, este comercio en<br />
El Alto está disfrazado y encubierto por los<br />
vendedores que se han organizado en dos<br />
asociaciones. “Se sobreavisan entre ellos.<br />
Las señoras de pollera de un sopetón meten<br />
bajo sus prendas las jaulas de loros o monos,<br />
con el riesgo de sofocarlos y matarlos”.<br />
Los activistas del rubro, además, no<br />
tienen pisada en la feria alteña. “Estamos<br />
amenazados”, asegura Figueroa; mientras<br />
Del Carpio lamenta que las leyes sigan<br />
siendo vulneradas, mientras las autoridades<br />
están detrás de sus escritorios.<br />
“Como a ellas no les cuesta mantener a<br />
los animales que envían a los refugios”.<br />
Para la presidenta de la Fundación Noel<br />
Kempff, Lorena Kempff, lo que se divulga sobre<br />
el tráfico de flora y fauna en el país es<br />
apenas la punta del iceberg. “Es una necesidad<br />
apremiante avanzar en procesos continuos<br />
de manejo, monitoreo y control”. Las<br />
autoridades tienen la palabra sobre el flagelo<br />
que sufren estos animales silvestres.<br />
<strong>EN</strong> PROFUNDIDAD<br />
13<br />
Este mono capuchino de seis meses fue capturado en Ixiamas.<br />
Este quinquincho es uno de los cuatro albergados por CIWY desde agosto de este año. La paraba azul, una especie en peligro de extinción en Bolivia.<br />
CLAUDIOMARIGO