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Parte I – Debemos elegir ahora<br />
<strong>El</strong> amor especial <strong>de</strong> Dios en los siglos XX y XXI<br />
Como uste<strong>de</strong>s saben, Dios, en su gran amor por nosotros, Su pueblo, a quienes creó, nos dio un<br />
favor muy extraordinario en los siglos XX y XXI una gracia reservada para nuestra época, al<br />
enviarnos a Su Santísima Madre María a Fátima para prometernos la paz.<br />
<strong>El</strong>la vino a tres niños pastores para darnos ese Mensaje <strong>de</strong> Dios, un Mensaje <strong>de</strong> esperanza y la<br />
promesa que, bajo la guía <strong>de</strong> la Santísima Virgen María y por Su intercesión, las fuerzas <strong>de</strong>l bien<br />
vencerían frente a las fuerzas <strong>de</strong>l mal, y que esa Victoria para Dios <strong>de</strong> nuestra parte, sobre el<br />
<strong>de</strong>monio y sus seguidores, tendría lugar en nuestro tiempo. Somos, por lo tanto, verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong><br />
lo más afortunados por vivir en este tiempo. A<strong>de</strong>más, nosotros también po<strong>de</strong>mos participar en esta<br />
Victoria y nos será dada tan pronto como los suficientes <strong>de</strong> nosotros tomemos parte en la Cruzada <strong>de</strong><br />
Paz <strong>de</strong> <strong>Nuestra</strong> <strong>Señora</strong> <strong>de</strong> Fátima.<br />
Sabemos que no po<strong>de</strong>mos pedir a Dios que obre un milagro para probar que un mensaje viene<br />
<strong>de</strong> Él. San Juan Bautista, quien fue sin duda enviado por Dios para preparar el camino para la vida<br />
pública <strong>de</strong> Jesús, nunca obró un milagro. También sabemos por nuestra Fe Católica que Dios<br />
algunas veces obra milagros y que los milagros auténticos obrados en favor <strong>de</strong> un mensaje <strong>de</strong> Dios<br />
son pruebas ciertas que en realidad ese mensaje viene <strong>de</strong> Dios. Así po<strong>de</strong>mos probar que la<br />
enseñanza y las obras <strong>de</strong> Jesús vienen <strong>de</strong> Dios. 1<br />
<strong>El</strong> Mensaje <strong>de</strong> Fátima es muy rico por su contenido <strong>de</strong> enseñanzas y nos ofrece, ciertamente,<br />
gran esperanza y muy sabio consuelo para nuestro siglo perturbado. La historia <strong>de</strong> Fátima y su<br />
Mensaje son muy simples pero muy profundos. Es ciertamente un Mensaje profético para nuestros<br />
tiempos; por un lado no po<strong>de</strong>mos ignorarlo por nuestra propia cuenta y riesgo, y por otro lado<br />
porque está confirmado por una gran serie <strong>de</strong> milagros en Fátima.<br />
En Fátima, Dios, por la intercesión <strong>de</strong> <strong>Nuestra</strong> <strong>Señora</strong>, se dignó confirmar este MENSAJE<br />
EXTREMADAMENTE IMPORTANTE para el siglo XX (y más allá) por un muy estupendo<br />
milagro, presenciado por más <strong>de</strong> 70.000 personas. Estudios recientes <strong>de</strong> las fotografías muestran que<br />
más <strong>de</strong> 100.000 personas vieron el Milagro <strong>de</strong>l Sol en Fátima, una experiencia hermosa y<br />
conmovedora, <strong>de</strong> dimensiones apocalípticas. “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas.”<br />
(Lc. 21:25). Muchas personas fueron curadas el día <strong>de</strong>l milagro y tuvieron lugar muchas<br />
conversiones. <strong>El</strong> evento <strong>de</strong> Fátima todavía continúa. Continuará hasta la victoria final <strong>de</strong> <strong>Nuestra</strong><br />
<strong>Señora</strong> en todo el mundo.<br />
1 “Sin embargo, para que la sumisión <strong>de</strong> nuestra fe fuera conforme a la razón [ver Rom. 12, 1], quiso Dios<br />
que a los auxilios internos <strong>de</strong>l Espíritu Santo se juntaran argumentos externos <strong>de</strong> su revelación, a saber, actos<br />
divinos y, ante todo, los milagros y las profecías que, mostrando <strong>de</strong> consuno luminosamente la omnipotencia<br />
y ciencia infinita <strong>de</strong> Dios, son signos certísimos acomodados a la inteligencia <strong>de</strong> todos, <strong>de</strong> la revelación<br />
divina [Can. 3 y 4]. Por eso, tanto Moisés y los profetas, como sobre todo el mismo Cristo Nuestro Señor,<br />
hicieron y pronunciaron muchos y clarísimos milagros y profecías.” (Concilio Vaticano Primero, Denzinger<br />
1790.)<br />
Canon 3: “Si alguno dijere que la revelación divina no pue<strong>de</strong> hacerse creíble por signos externos y que,<br />
por lo tanto, <strong>de</strong>ben los hombres moverse a la fe por sólo la experiencia interna <strong>de</strong> cada uno y por la<br />
inspiración privada, sea anatema.” (Denzinger, 1812.)<br />
Canon 4: “Si alguno dijere que no pue<strong>de</strong> darse ningún milagro y que, por en<strong>de</strong>, todas las<br />
narraciones sobre ellos, aún las contenidas en la Sagrada Escritura, hay que relegarlas entre las<br />
fábulas o mitos, o que los milagros no pue<strong>de</strong>n nunca ser conocidos con certeza y que con ellos no se<br />
prueba legítimamente el origen divino <strong>de</strong> la religión cristiana, sea anatema.” (Concilio Vaticano I,<br />
Denzinger 1813.) Tomado <strong>de</strong>l Capítulo 3 – Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, Concilio<br />
Vaticano Primero, el 24 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1870.<br />
http://www.fatima.org/span/crusa<strong>de</strong>r/olua/pdf/olua.pdf 3