¿Por qué elegir...? - Flandes y Bruselas

Hay un tipo de viajeros que
son los que pasean mirando
escaparates. Supone una forma
de entender las ciudades
en la que los objetos no sólo
son protagonistas, sino excusa
perfecta para entender la
esencia de los lugares.
En Flandes las tradicionales
compras de encajes y bombones
ahora conviven con
una de las mejores ofertas de
mobiliario deco, objetos vintage
y las tiendas de moda.
RetroBruselas
Las dos zonas básicas para
conocer la “retroBruselas”
son Sablon y Marolles. Los
fines de semana, en la plaza
de Sablon, se celebra un
mercado de antigüedades,
que sirve de coartada para
vagabundear por los alrededores
y tomar un café en las
terrazas.
El otro gran mercado, de
vintage reciente, es el que se
despliega en la plaza de jeude-Balle,
en Marolles. Este
antiguo barrio obrero tomado
por artistas y jóvenes profesionales
se articula en torno
a dos calles, la Rue Haute y
la Rue Blaes. La combinación
de ambas es imbatible.
Flandes, una inesperada
meca de shopping
La Bruselas del futuro
La moda belga camina varios pasos por
delante de la del resto del mundo; las tiendas
de Bruselas no se parecen a las de París o
Londres, ni falta que les hace. Dansaert y alrededores
son la zona cool de la ciudad; tiendas
de popes de la moda como Martin Margiela
están aquí.
Pastelerías: las nuevas joyerías
Presentar un bombón como si fuera un reloj
de Cartier es algo común en Bruselas. La capital
ha sofisticado hasta tal punto el negocio,
que es obligatorio recorrer sus chocolaterías
para convencerse del embrujo de estas
pequeñas joyas. Lugares como Marcolini o
la tradicional Godiva, exigen una degustación
con los ojos cerrados.
[ con estiLo ]
Amberes, capítulo aparte
Una ciudad única en el mundo. Gracias a la confluencia
de varios factores ahora es una de las
mejores rutas de shopping del planeta. Se puede
comenzar tomando como eje a Modenatie,
que une Museo, Flanders Academy y Flanders
Fashion Institute. Desde ahí, hay que recorrer
Nationalestraat para absorber el espíritu de los
“6 de Amberes” a través de pequeñas tiendas
y edificios señoriales. Ropa aparte, recorrer St
Andries y encontrar tesoros escondidos en sus
anticuarios, no tiene precio.
ana vázQuez
© Wouter Rawoens
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