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HEFAME
HEFAME 15
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El viaje a Guatemala
Guatemala, situada como una cuña, limita
al norte y oeste con México, al este con el
Mar Caribe (Océano Atlántico), las
repúblicas de Honduras y El Salvador; y al
sur con el Océano Pacífico. Para su división
político-administrativa, la república está
dividida en 22 departamentos.
Se le puede definir socialmente como un país multiétnico,
formado por 21 grupos sociolingüísticos del tronco maya;
por ladinos (mestizos) poseedores de rasgos propios
según sus lugares de procedencia, y por negros, con una
marcada cultura afrocaribeña.
Esta diversidad social, junto con la orografía de la
Sierra Madre, los volcanes (algunos activos), los vestigios
coloniales, la cultura indígena derivada de tradiciones
mayas, la voluptuosa naturaleza centroamericana, y un
clima muy agradable, todo ello recibe al visitante envuelto
en la amabilidad de los habitantes de Guatemala, que
afortunadamente para el viajero, no han hecho todavía
del turismo una fría y artificial actividad industrial.
El tópico turístico define a Guatemala como el PAÍS
DE LA ETERNA PRIMAVERA con justicia, ya que su clima
se basa en dos estaciones, seca y lluviosa, y sus temperaturas
son siempre superiores a 20ºC. El territorio tiene
una tremenda variedad: cálidas junglas tropicales,
fragantes bosques de coníferas, umbríos ecosistemas
nubosos, conos volcánicos desparramados en abundancia,
montañas de empinadas laderas, dilatadas llanuras
saturadas de vida, sol, color y aroma. Por su tamaño,
relativamente pequeño, toda la variedad natural está al
alcance de la mano, en un genuino mosaico de sorprendentes
contrastes.
De paso por Ciudad de Guatemala hacia Antigua
Guatemala, fundada en 1543 por Pedro de Alvarado como
Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala,
capital del país, hasta que por una serie de seísmos se
trasladó a Ciudad de Guatemala en el S XVIII, apenas a
45 Km. de la primera capital, que entonces pasó a
denominarse Antigua. El tránsito por Ciudad de Guatemala
la muestra como una población de crecimiento desordenado,
y cuyo tráfico, más que por señales y normas, se
rige como en otras grandes ciudades centroamericanas,
por el instinto del conductor. La impresión que ofrece
Tikal. Templo nº III
es de anarquía, con carteles publicitarios cubriéndolo
todo: allí donde se ofrece un hueco, se anuncia algo.
De la neblina de Ciudad de Guatemala llegamos, ya
de noche, a Antigua. El Hotel Santo Domingo nos
esperaba tras una jornada de 30 horas. Este hotel,
anteriormente un convento, conserva una iglesia y
muestra en un museo piezas coloniales y arqueológicas.
Como no podía ser de otra forma, el hotel ofrecía más
comodidades de las imprescindibles (incluso nos sorprendió
encontrar en la habitación una chimenea), resaltando
C lub de ocio