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Entrevista Pérez Pinillos_ Curas Obreros - Herder Editorial

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274 (09) VALLECAS JULIO 26/6/09 19:03 Página 22<br />

Q<br />

ué bonito es esto, qué bien está<br />

Vallecas. Julio Pérez <strong>Pinillos</strong> pronuncia<br />

estas palabras cuando bajamos<br />

del coche en Fontarrón y nos acercamos<br />

al mirador para hacer las fotografías,<br />

con la ciudad al fondo y más allá la<br />

sierra, aún con algunos retazos de nieve,<br />

a mediados de mayo.<br />

Se le nota el tono didáctico al hablar.<br />

No en vano, además de cura, fue en una<br />

etapa de su vida, profesor en un colegio<br />

del barrio. Remarca algunas frases para<br />

que queden claras. Se afana en explicar<br />

lo que han significado los curas obreros<br />

en zonas como Vallecas.<br />

En el libro no aparece el padre Llanos,<br />

“que tanta labor hizo en el Pozo”. Tampoco<br />

Enrique de Castro, “que fue taxista”.<br />

Y sigue citando nombres de sacerdotes<br />

del mismo calado, díscolos con la<br />

iglesia oficial, como Fernando Carracedo,<br />

Guillermo Nevado, Jiménez de<br />

Parga, Juanjo Palomino, Vidal Pérez,<br />

Pepe Lázaro, Antonio Zugasti…”Algunos<br />

no son curas obreros propiamente<br />

dichos, pero cumplen una de sus funciones,<br />

estar en la comunidad, participar en<br />

la lucha, trabajar con los marginados”.<br />

“Para elaborar el libro se les pidió que<br />

contaran su experiencia a unos cuantos y<br />

quien quiso la escribió”, continúa.<br />

“Los curas obreros son aquellos que<br />

reciben su salario de ejercer un trabajo<br />

profesional.<br />

“La gente de Vallecas<br />

agradece de estos curas no<br />

tanto su rollo, sus palabras,<br />

como sus gestos,<br />

su compartir con hechos la<br />

solidaridad y el evangelio”<br />

Han ayudado a romper la separación<br />

entre el mundo obrero y la iglesia.<br />

Muchos curas han contribuido a eso, a<br />

trabajar codo con codo, no a soltar rollos<br />

o discursos. Han compartido la cárcel, las<br />

huelgas, la lucha en las fábricas y hoy<br />

continuamos con ese compromiso”,<br />

agrega.<br />

OBISPOS COMPROMETIDOS<br />

<strong>Pinillos</strong> tiene muy buena opinión del<br />

obispo de Vallecas, Alberto Iniesta. También<br />

de Casaldáliga, a quien visitó con la<br />

que hoy es su mujer, en Brasil. De Castellanos,<br />

que abandonó el obispado para<br />

irse a trabajar en las misiones, de Joan<br />

Carreras. Si bien reconoce que la mayoría<br />

de la cúpula de la iglesia no sólo no ha<br />

apoyado sino que ha visto con malos ojos<br />

a los curas obreros, “han preferido otros<br />

estilos pastorales”, remacha..<br />

Con su labia de profesor explica como si<br />

se dirigiera a un alumno poco atento:<br />

“Hoy hablar de obrero es distinto a hacerlo<br />

hace 25 años. La economía de aquellos<br />

TESTIMONIOS EN PRIMER A<br />

Entre los 29 testimonios recogidos en el<br />

libro, uno de ellos es el del propio <strong>Pinillos</strong>.<br />

Aquí se recoge un extracto del suyo y del<br />

de algunos más:<br />

Soy de un alma rural, nacida de<br />

padres agricultores en la árida estepa<br />

palentina del Cerrato. Fui ordenado<br />

sacerdote en 1964, después de 12 años<br />

de formación tradicional en el seminario<br />

de Palencia. Estrené mi sacerdocio<br />

en la montaña palentina como párroco<br />

de tres aldeas pobres con una media de<br />

edad cercana a los 60 años, ya en<br />

aquellos años sin jóvenes porque tuvieron<br />

que emigrar a la ciudad. Mi mística<br />

consistía en saber estar con estas gentes,<br />

saboreando la bondad, mientras les<br />

acompañaba en su vida carente de<br />

grandes horizontes. Pero aquellos pueblos<br />

emigraban y yo también marché a<br />

la ciudad en busca de los feligreses.<br />

Al llegar a Vallecas este fue el saludo<br />

del párroco: sé fiel a ti mismo y actúa<br />

conforme a lo que vayas descubriendo,<br />

sin prisa por cambiar y por imitarnos a<br />

nosotros que llevamos ya muchos años<br />

en las afueras de las ciudades. El<br />

mundo obrero es muy distinto del<br />

actual.<br />

Me encontré con un buen equipo<br />

sacerdotal compuesto por curas franceses<br />

de los Hijos de la Caridad. En Vallecas,<br />

cobijo de muchos emigrados rurales<br />

de España, se me fue abriendo otra<br />

visión de la pastoral que reorientaría mi<br />

sentido sacerdotal. Las jornadas de 15<br />

horas de trabajo, las viviendas pobres,<br />

las chabolas, la carencia de servicios<br />

mínimos, la angustia de los transportes<br />

y el desarraigo que soportaban mis<br />

parroquianos se clavaban en mi alma<br />

rural, a la par que iba aprendiendo que<br />

esas eran algunas de las condiciones de<br />

vida de la gente obrera.<br />

REPARTIDOR DE PRODUCTOS<br />

FARMACÉUTICOS<br />

Perdí ingenuidad para ganar realismo.<br />

Fui nombrado consiliario de la JOC en<br />

Vallecas y algo más tarde, con el cardenal<br />

Tarancón, de la provincia de Madrid y<br />

limítrofes.<br />

En 1968 empecé a trabajar media jornada<br />

como repartidor de productos farmacéuticos.<br />

Ganaba mi vida y sacaba<br />

tiempo para la parroquia que compartía<br />

con otros dos sacerdotes. En 1962 entré en<br />

Ericsson, multinacional sueca con más de<br />

3.500 trabajadores. Entendí que lo primero<br />

era compartir con sencillez, humor y<br />

esperanza la cotidianidad en aquella<br />

fábrica que iba resultando “mi parroquia”.<br />

“Ser de una familia trabajadora<br />

y haber trabajado desde niño ha<br />

hecho sentirme trabajador toda mi<br />

vida a pesar de las épocas de<br />

estudio y de la vida religiosa que<br />

parecían alejarme de esa<br />

condición” (Demetrio Orte “Deme”)<br />

En el año 1993, tras 21 años en la<br />

empresa y a los cincuenta y dos de<br />

edad, debido a una regulación de<br />

empleo debo abandonar Ericsson junto<br />

a centenares de compañeros. Iniciamos<br />

otra etapa laboral. Encuentro un nuevo<br />

trabajo en la enseñanza que me permite<br />

seguir viviendo en Vallecas y que me<br />

aporta el dinero necesario para el desenvolvimiento<br />

de mi hogar que inicié en<br />

1977 al casarme con una compañera<br />

de la fábrica. Hoy tenemos tres hijos.<br />

Ese cambio de trabajo me ha permitido<br />

disponer de tiempo para comenzar una<br />

tarea de cura en una parroquia de la<br />

VALLE DEL KAS 22 JULIO 2009

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