Presentan estrategia cubana para atención a la infertilidad
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04<br />
NACIONAL<br />
Realeza rusa<br />
en tierra <strong>cubana</strong><br />
MÍERCOLES 27 DE MAYO DE 2009<br />
juventud rebelde<br />
Un piloto del último Zar de Rusia, l<strong>la</strong>mado Alexander de Bernard<br />
Kourakine, falleció en La Habana en 1929, en los días en que<br />
trabajaba como constructor de <strong>la</strong> Carretera Central de nuestro país<br />
Tatiana muestra una foto de <strong>la</strong> princesa Kourakine. Natalia sostiene el cuadro de su padre pintado por Melero. El teniente aviador del Zar.<br />
por LUIS HERNÁNDEZ SERRANO<br />
digital@jrebelde.cip.cu<br />
Foto ROBERTO MERIÑO<br />
A <strong>la</strong> altura de Cacocum, en tierras<br />
orientales, había un hombre que a<br />
pleno sol, a pie de obra, construía <strong>la</strong><br />
Carretera Central, pero, de pronto, un<br />
dolor terrible en el abdomen lo hizo<br />
dob<strong>la</strong>rse, con <strong>la</strong>s manos en el estómago,<br />
casi a punto de gritar. Sufría<br />
un ataque apendicu<strong>la</strong>r agudo.<br />
Eso ocurría a finales de 1929. No<br />
era cubano, sino ruso, nacido en Moscú.<br />
Había venido en barco a Cuba con<br />
su esposa, huyendo de los campos<br />
de concentración franceses, y se estableció<br />
en una casa del Vedado.<br />
En verdad pocos de quienes compartían<br />
los rudos trabajos de levantar<br />
<strong>la</strong> Carretera Central de Cuba<br />
conocían que se trataba de un militar<br />
del ejército del último Zar de Rusia,<br />
Nicolás II, piloto por más señas y,<br />
«MIS abuelos maternos vivían en<br />
París —cuenta Tatiana— fueron<br />
Amalia Rouvier Sánchez, hija de<br />
francés, y Roberto Heydrich Martínez,<br />
abogado hijo de un alemán y<br />
una <strong>cubana</strong>. Su papá hizo el acueducto<br />
de Matanzas. Y mis abuelos<br />
paternos tuvieron cuatro hijos, además<br />
de mi padre: Sonia, Oleg,<br />
Eugenio y Fiodor. El hijo de este último,<br />
que se l<strong>la</strong>ma igual, vive en<br />
Rusia».<br />
Tatiana evoca que, a principios<br />
de 1926, en su casa —<strong>la</strong> de sus<br />
abuelos— en 23 esquina a 6, Vedado<br />
estuvo el cubano José Raúl<br />
Capab<strong>la</strong>nca, campeón mundial de<br />
ajedrez entonces, procedente del<br />
torneo efectuado en Moscú del 10<br />
de noviembre al 9 de diciembre de<br />
1925. Venía de visitar a su abue<strong>la</strong>,<br />
<strong>la</strong> princesa María Fiodorovna, de<br />
además, diplomático del gobierno<br />
zarista en Francia.<br />
En ese país precisamente lo sorprendió<br />
el estallido de <strong>la</strong> Gran Revolución<br />
Socialista de Octubre y, <strong>para</strong><br />
no caer en manos del gobierno francés,<br />
aliado del nuevo estado, tuvo<br />
que montarse en un barco y partir<br />
hacia otras tierras. Así llegó a Cuba<br />
y comenzó su historia de extranjero<br />
aquí.<br />
Como era ingeniero civil, graduado<br />
en París, con el tiempo logró participar<br />
en <strong>la</strong> primera etapa de <strong>la</strong><br />
construcción de <strong>la</strong> Carretera Central,<br />
obra que se inició en 1927.<br />
Se l<strong>la</strong>maba Alexander de Bernard<br />
Kourakine, y era hijo de una princesa<br />
rusa. Fue piloto del Zar hasta que<br />
este fue derrocado por <strong>la</strong> Revolución<br />
de Octubre en 1917.<br />
Tatiana de Bernard Heydrich, y su<br />
hermana Natalia, dos de <strong>la</strong>s tres hijas<br />
que tuvo el piloto —nacidas en <strong>la</strong><br />
capital de nuestro país, en <strong>la</strong> primera<br />
y segunda décadas del siglo XX—<br />
explicaron detalles de esta historia.<br />
«Mi padre, Alexander de Bernard<br />
Kourakine, teniente de aviación de<br />
<strong>la</strong>s tropas del Zar Nikolái Alejandrovich<br />
Románov, era hijo de <strong>la</strong> princesa<br />
rusa María Fiodorovna Kourakine y<br />
del marqués Eugenio de Bernard.<br />
Además de aviador, tenía un cargo<br />
importante en <strong>la</strong> embajada de Rusia<br />
en París, hasta el triunfo de <strong>la</strong> Revolución<br />
en su tierra», refiere Tatiana.<br />
«Él —dice Natalia— estudiaba<br />
ingeniería y arquitectura en <strong>la</strong> Universidad<br />
de La Sorbona, en París. Había<br />
recibido <strong>la</strong> Cruz de San V<strong>la</strong>dimiro, una<br />
de <strong>la</strong>s condecoraciones rusas más<br />
preciadas. Cuando triunfa <strong>la</strong> Revolución<br />
en 1917, Francia, aliada de<br />
Rusia, empezó a internar en campos<br />
de concentración a todos los rusos,<br />
considerándolos “traidores”.<br />
«Nuestro padre —refiere Tatiana—,<br />
A<strong>la</strong>s de abedul en <strong>la</strong> Is<strong>la</strong><br />
quien hab<strong>la</strong> el gran escritor ruso<br />
León Tolstoi, en su nove<strong>la</strong> La guerra<br />
y <strong>la</strong> paz. El famoso ajedrecista cubano<br />
les trajo cartas y prendas a <strong>la</strong>s<br />
nietas de <strong>la</strong> princesa Kourakine.<br />
La familia Kourakine —descendiente<br />
de los Románov, provenientes<br />
a su vez de Rurik, fundador del imperio<br />
ruso y emparentada con Iván el<br />
Terrible y Pedro el Grande— tenían<br />
una de sus grandes mansiones sobre<br />
una colina, junto al río Serdoba, y su<br />
Pa<strong>la</strong>cio estaba en Protchistenka 17,<br />
Durnov número 9, en Moscú.<br />
«Mi abue<strong>la</strong> materna, Amalia —apunta<br />
Natalia— se carteaba con mi<br />
abue<strong>la</strong> rusa. Y mi tío paterno Eugenio,<br />
ingeniero electricista, graduado<br />
en París, montó en Cuba los ingenios<br />
Los Pa<strong>la</strong>cios y Covadonga. También<br />
montó ingenios en Venezue<strong>la</strong>.<br />
«Mi tía paterna, Sonia —quien<br />
fuera maestra de idioma ruso en La<br />
Habana—, era amiga de los Hemingway.<br />
Siendo niña me llevó a verlo a<br />
Cojímar, pero él no estaba allí, sino<br />
su esposa. También mi tío Eugenio<br />
era amigo del escritor norteamericano.<br />
Cuentan que una vez tomando<br />
en El Floridita, el maletín de mi tío<br />
corría de un <strong>la</strong>do a otro de <strong>la</strong> barra, y<br />
ya de madrugada, a <strong>la</strong> hora de irse,<br />
se enteraron de que el maletín contenía<br />
unos cuantos miles de dó<strong>la</strong>res,<br />
el pago de los obreros del central<br />
azucarero Los Pa<strong>la</strong>cios.<br />
«Tío Eugenio se casó dos veces.<br />
La primera con María Teresa Goizueta<br />
(“Cuca”), quien ya murió. La boda<br />
fue en París. El<strong>la</strong> pudo visitar Rusia<br />
antes de 1917. Eugenio fue quien<br />
echó a andar los tranvías en Santiago<br />
de Cuba, tuvo tres hijos, una de<br />
ellos se l<strong>la</strong>ma Tatiana como yo. El<br />
en 1917 conoció en París a mi madre,<br />
Hilda Heydrich Rouvier, y allí se casaron<br />
en octubre de ese año, dos veces el<br />
mismo día: por <strong>la</strong> Iglesia Ortodoxa<br />
Rusa, situada en <strong>la</strong> Rue Daru, a <strong>la</strong>s 11<br />
de <strong>la</strong> mañana; y a <strong>la</strong>s 12 en el templo<br />
católico de Saint Ferdinando, en el aristocrático<br />
barrio de La Estrel<strong>la</strong>.<br />
«En 1918 viajaron a Cuba, donde<br />
nací yo ese mismo año, en el<br />
Country Club, frente al Laguito; y mis<br />
hermanas Natalia, en 1923, e Hilda,<br />
en 1924, esta última ya fallecida».<br />
Alexander, el piloto, quien padecía<br />
de gastritis crónica y tenía una úlcera<br />
estomacal, se sintió mal a mediados<br />
de diciembre de 1929, cuando<br />
<strong>la</strong>boraba en uno de los tramos de <strong>la</strong><br />
Carretera Central, y tuvo que ser traído<br />
a La Habana <strong>para</strong> ser operado. Ya<br />
había aprendido bien el español.<br />
Murió de peritonitis, luego de estar<br />
ingresado unos días, el 31 de<br />
diciembre de 1929, en <strong>la</strong> Clínica de<br />
segundo matrimonio fue con Victoria<br />
Saura, de Pinar del Río, <strong>la</strong> mamá de<br />
Sacha, quien vive en La Habana. El<strong>la</strong><br />
murió hace re<strong>la</strong>tivamente pocos<br />
años.<br />
«También era muy amigo de<br />
Eugenio “el ruso” Yaborski, quien introdujo<br />
el ballet en Cuba. Murió pobre<br />
y abandonado en Santiago.<br />
«Mariana de Gonitch, <strong>la</strong> conocida<br />
profesora de canto, fue amiga de mis<br />
tíos y una escue<strong>la</strong> en La Habana lleva<br />
el nombre de el<strong>la</strong>. Otro de los hermanos<br />
de mi padre, Oleg, murió fusi<strong>la</strong>do<br />
por los alemanes en <strong>la</strong> I Guerra<br />
Mundial. Pertenecía al servicio de<br />
contraespionaje.<br />
«Yo me casé con el médico cirujano<br />
cubano Eugenio Torroel<strong>la</strong> Martínez-Fortún,<br />
primer expediente de su<br />
curso, quien ganó <strong>la</strong> cátedra por oposición.<br />
Y mi hermana Natalia se casó<br />
Martínez Fortún, en una época en<br />
que aún no existían los antibióticos.<br />
«Cuando él muere yo era alumna<br />
del colegio Washington Seminary, en<br />
At<strong>la</strong>nta, Georgia, evoca Tatiana. Tenemos<br />
entre los recuerdos materiales<br />
de mi padre, un escudo grabado, un<br />
ícono, fotos de sus padres, cuadritos<br />
pintados por él, un retrato que le hizo<br />
el pintor cubano Miguel Ángel Melero<br />
(1887-1925) y su uniforme de aviador».<br />
Alexander, el piloto, tuvo buenos<br />
amigos en Cuba. Le gustaba el clima<br />
de <strong>la</strong> Is<strong>la</strong> y se llevaba muy bien con los<br />
obreros y los campesinos cubanos.<br />
Era un hombre culto, que hab<strong>la</strong>ba<br />
varios idiomas. Recordaba su<br />
patria, c<strong>la</strong>ro está, pero le tomó cariño<br />
a <strong>la</strong> tierra <strong>cubana</strong>. En cierto sentido<br />
sus pasos de constructor aún<br />
se deben sentir en algunos tramos<br />
de <strong>la</strong> Carretera Central que ayudó a<br />
construir.<br />
con el doctor José María Rodríguez<br />
González (“Benny”).<br />
«Él fue fundador de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong><br />
de medicina Victoria de Girón, creador<br />
de los Cuerpos de Guardia de<br />
los hospitales tuneros, campeón<br />
nacional de caza submarina, piloto<br />
y luchador c<strong>la</strong>ndestino contra <strong>la</strong> tiranía<br />
de Batista. El esbirro Sosa B<strong>la</strong>nco<br />
dijo en una ocasión que “al mediquito<br />
ese le iba a apretar el cuello<br />
hasta que echara aceite por los<br />
oídos». Ha sido el único médico<br />
ve<strong>la</strong>do en el Au<strong>la</strong> Magna de <strong>la</strong> Universidad<br />
de La Habana, el 22 de<br />
mayo de 1967.<br />
«Como usted ve, mi hermana y yo<br />
descendemos de <strong>la</strong> realeza rusa<br />
—comenta Tatiana— pero somos<br />
<strong>cubana</strong>s legítimas. No obstante,<br />
nuestra familia entera siente un<br />
sano orgullo por <strong>la</strong> historia de papá.»