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Manuel Carceller, Historia generalc XII: 1867-1891

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HISTORIA GENERAL<br />

DE LA<br />

ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS


HISTORIA GENERAL<br />

DE LA<br />

ORDEN DE AGUSTNOS<br />

RECOLETOS<br />

POR<br />

FRAY MANUEL CARCELLER DE LA SAGRADA FAMILIA<br />

EX-PROVINCIAL Y CRONISTA DE LA MISMA ORDEN<br />

TOMO DUODÉCIMO<br />

<strong>1867</strong> – <strong>1891</strong><br />

MADRID<br />

1974


NIHIL OBSTAT:<br />

FR. EUGENIO AYAPE<br />

Ex-Prior General O. A. R.<br />

NIHIL OBSTAT:<br />

D. FRANCISCO PINERO JIMÉNEZ<br />

Madrid, 27 de febrero de 1974<br />

IMPRÍMASE:<br />

FR. LUIS GARAYOA<br />

Prior Generalis O. A. R.<br />

Dado en Roma, a 22 de julio de 1973<br />

IMPRÍMASE:<br />

DR. JOSÉ M.ª MARTÍN PATINO<br />

Pro-Vicario General<br />

Impreso en España<br />

Printed in Spain<br />

Depósito legal: M. 16241.—1974<br />

ISBN 84-85096-41-3<br />

Imprenta Sáez - Hierbabuena, 1 - MADRID - 29


PRESENTACIÓN<br />

Con ejemplar perseverancia, el P. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong>, Cronista General de la Orden, ha<br />

consagrado muchos años de su vida al estudio y publicación de la HISTORIA GENERAL DE LA<br />

ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS.<br />

En 1962, después de paciente investigación, nos ofreció un primer libro —el volumen X<br />

de la HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS—, en el que completaba<br />

datos y aclaraba situaciones relativas al período 1808-1836, tan aciago en muchos aspectos de<br />

nuestra vida recoleta y ya historiado, quizá con excesiva concisión, por el Cronista anterior.<br />

En 1967 nos presentó un segundo tomo, el volumen XI, donde relata las vicisitudes de la<br />

Recolección en los años siguientes a la supresión de las Órdenes Religiosas en España: son<br />

los años de la dispersión —por exclaustración o secularización— de sus miembros por toda la<br />

geografía española; son los años de nuevo florecimiento y vitalización de la vida recoleta,<br />

sobre todo en la Provincia de San Nicolás de Filipinas; son los años del comienzo de gobierno<br />

extraordinario por medio de los Comisarios Apostólicos. Comprende ese volumen los años<br />

1837-1866.<br />

Ahora nos regala un nuevo volumen, el tercero de los preparados por él —y confiamos en<br />

que no será el último—, que se extiende del año <strong>1867</strong> al <strong>1891</strong>, inclusive. Será el <strong>XII</strong> de nuestra<br />

<strong>Historia</strong> General. La Recolección, siempre gobernada por Comisarios Apostólicos —por el<br />

insigne religioso y Comisario Apostólico P. Gabino Sánchez, sería mejor decir, pues muere<br />

éste a primeros de <strong>1891</strong> y regía la Congregación de Agustinos Recoletos desde 1862—, va<br />

conociendo tiempos mejores; las encomiendas y misiones de Filipinas conocen un florecimiento<br />

sin par, y se ponen los cimientos de la restauración de la Provincia de la Candelaria,<br />

enviando allí los dos primeros grupos de religiosos. Bien sabido es que dirigía a los primeros<br />

que fueron a Colombia el por tantos conceptos ilustre P. Ezequiel Moreno.<br />

No podemos menos de acoger con alborozo este nuevo fruto de las fatigas y estudios del<br />

querido P. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong>. La historia es siempre maestra de vida para quien atentamente<br />

sabe leer en ella.


8 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Y estos años del siglo XIX han marcado prácticamente con sello bien definido la vida de la<br />

Recolección Agustina. Por necesidad de las cosas, la vida sosegada y conventual de las antiguas<br />

Provincias de Aragón, Castilla y Andalucía cedió el paso a la inquietud misional y al<br />

esfuerzo apostólico de la Provincia de Filipinas. Monteagudo, Marcilla y San Millán de la<br />

Cogolla eran, sobre todo y principalmente, casas de formación de las nuevas levas de misioneros<br />

con destino al Archipiélago Magallánico. Los religiosos exclaustrados de las Provincias<br />

españolas iban pagando su tributo a la muerte. Y, por otra parte, los pocos que iban quedando<br />

en Colombia, vivían desgraciadamente aislados unos de otros, sin conseguir reunirse bajo un<br />

mismo techo. Y la restauración de la Candelaria se iniciará también con el esfuerzo misionero<br />

en los Llanos de Casanare.<br />

Nada de extrañar, pues, que esa actividad apostólica, esa disponibilidad al servicio de la<br />

Iglesia, esa inquietud misionera marque, con signos claros e indelebles, nuestra misma vida<br />

comunitaria y conventual.<br />

Hoy estamos embarcados en un gran esfuerzo de renovación a la escucha de los signos de<br />

los tiempos y de este mundo en cambio, y de universalización de la Orden. Es de augurar que<br />

ésta vaya adquiriendo carta de naturaleza en las diversas y múltiples naciones donde trabajan<br />

sus hijos. Hay todavía mucho que realizar en este aspecto. Suscitar vocaciones de los países<br />

donde trabajamos es un modo eminente de hacer Iglesia. Y de hacer que la Orden misma pueda<br />

resistir mejor los vaivenes de la <strong>Historia</strong>, los embates y vicisitudes cambiantes de la vida<br />

de los pueblos, que si estuviera circunscrita a una nación. O si sus fuentes de reclutamiento de<br />

nuevos miembros lo están.<br />

Y hay que aspirar también a «traspasar con amplitud de miras los límites de la propia<br />

provincia y estar dispuestos a colaborar en las empresas de la Orden en cualquier región del<br />

mundo» (Cfr. Const., 177, 3). Hay que crear un clima de verdadero entendimiento y de mayor<br />

colaboración y compenetración entre las Provincias y religiosos, sea cual sea la región donde<br />

trabajamos, de modo que dejemos de lado posibles egoísmos, buscando el mayor bien de la<br />

Orden y de la Iglesia. En el volumen que presentamos el Autor relata con profusión de pormenores<br />

los esfuerzos realizados para restaurar y dar nuevo impulso a la Provincia de la Candelaria.<br />

No vamos a decir que hoy se repiten las mismas circunstancias. Pero sí que estoy persuadido<br />

de que es necesario un esfuerzo generoso y desinteresado, que ayude a vigorizar y<br />

consolidar no sólo la Provincia de la Candelaria, sino también alguna otra. Claro que para ello<br />

debemos hacer que prevalezca en nosotros lo que acertadamente llamaba el llorado P. Jenaro<br />

Fernández «nacionalismo de las almas». Y ya permítaseme aquí un recuerdo cariñoso y sentido<br />

al infatigable investigador de nuestros orígenes y de nuestra espiritualidad, de nuestra historia<br />

y de nuestra legislación, que nos ha legado un precioso tesoro, como una riquísima fuente<br />

de documentación histórica, el BULLARIUM, y cuyo cuarto volumen, ya preparado por él<br />

antes de acudir a la llamada del Padre, acaba de aparecer en estos días.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 9<br />

No querría contentarme con agradecer al P. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong>, a nombre de toda la Orden,<br />

sus largas vigilias de investigación, sus muchas horas de estudio de nuestro quehacer a lo largo<br />

de los tiempos. Bien lo merece y con toda justicia se ha hecho acreedor a ello. Mas desearía<br />

aprovechar la ocasión de invitar a otros a seguir su ejemplo. Ojalá encuentre muchos imitadores<br />

que, con criterio científico y con amor a la Orden, vayan enriqueciendo los diversos y<br />

valiosos estudios que, desde hace unos años, han ido apareciendo sobre los diversos aspectos<br />

de nuestra <strong>Historia</strong>. Todavía hay mucho material por explorar e investigar. Todavía duermen<br />

en nuestros Archivos no pocos manuscritos de nuestros misioneros, en los que de modo sencillo<br />

y llano narran sus trabajos y fatigas por el servicio del Señor. Manuscritos que pueden<br />

iluminar con más esplendorosa luz las páginas de nuestra historia, y que convendría estudiar<br />

pacientemente. Todavía hay muchos documentos que sería bueno publicar...<br />

El año próximo celebramos el Capítulo General. Deberemos, siguiendo las consignas de<br />

la Iglesia, examinar nuestra vida religiosa a la luz del Evangelio y de los signos de los tiempos.<br />

Buscar nuestra puesta al día en las Reglas y Constituciones, ahondando al mismo tiempo<br />

en el primigenio espíritu inspirador de la Orden. Bueno será que tengamos delante las lecciones<br />

de nuestra historia. Invitamos a todos a una lectura atenta del presente —y de los demás<br />

volúmenes de la <strong>Historia</strong> de la Orden—, en la seguridad de que, amén de sentir reavivarse<br />

nuestro amor a la misma, aprenderemos a juzgar con serenidad los aconteceres actuales y a<br />

discernir con prudente sabiduría el trigo de la paja, las realidades, siempre vivas y eternas, de<br />

las apariencias novedosas, a ser hombres de nuestro tiempo, abiertos a todo lo noble y grande<br />

y creativo, sin dejar de ser hombres de profunda vida interior, de intensa fe, que saben buscar<br />

ante todo y sobre todo el Reino de Dios y su justicia, seguros de que el resto vendrá por añadidura.<br />

Roma, 10 de septiembre, festividad de San Nicolás de Tolentino.<br />

Fr. LUIS GARAYOA, O. A. R.<br />

Prior General


INTRODUCCIÓN<br />

Aquí tienes, lector, un nuevo tomo de las Crónicas de la Recolección. En la introducción<br />

de los dos anteriores te ofrecimos un breve resumen de lo en ellos relatado. Esto mismo nos<br />

prometemos hacer en las líneas que siguen a continuación.<br />

En <strong>1867</strong>, año en que da comienzo el tomo presente, tuvo lugar un venturoso suceso para<br />

la Recolección Agustiniana: la beatificación de los Padres Fray Francisco de Jesús y Fray<br />

Vicente de San Antonio, mártires en tierras japonesas. A este singular acontecimiento hemos<br />

querido dedicar el primer capítulo en el que hemos creído oportuno recoger también, con tan<br />

fausto motivo, la vida, predicación y martirio de nuestros dos Beatos, la veneración de las<br />

gentes hacia ellos y una breve indicación de los procesos de beatificación. Se termina este<br />

primer capítulo con unas necesarias aclaraciones acerca de varios mártires japoneses beatificados<br />

juntamente con nuestros dos agustinos recoletos. No estuvieron ausentes en el solemne<br />

acto sus hermanos, pues, además de los tres religiosos residentes en el hospicio, pasaron de<br />

España a Roma cuatro más —uno de ellos el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez—, en<br />

representación de toda la Recolección Agustiniana.<br />

La Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, de la que fueron hijos preclaros<br />

los dos Beatos, continuó durante el período comprendido en el tomo presente, <strong>1867</strong>-<strong>1891</strong>, su<br />

marcha ascendente, no sin algunas dificultades.<br />

Celebró sus Capítulos Provinciales en las fechas ordenadas por la ley. Acerca de los<br />

mismos vamos a precisar aquí unas anotaciones.<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, aparte de dar a todos ellos su necesaria<br />

confirmación, intervino de un modo particular en el de <strong>1867</strong> con la designación de una terna<br />

para escoger el Capítulo su Presidente, y en el de 1870 con el envío al P. Provincial de recomendaciones<br />

para que fueran elegidas personas dignísimas en todos los cargos.<br />

Otra intervención mucho más seria se había propuesto tener dicho P. Comisario en el Capitulo<br />

de <strong>1891</strong>. Obtuvo de la Santa Sede con fecha 22 de diciembre de 1890 la debida autorización<br />

para hacer él directamente


12 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

todos los nombramientos, en lugar del Capítulo. Alguien había sorprendido la buena fe y recta<br />

intención del P. Gabino, quien creyó que así convenía al mayor bien de la Provincia.<br />

Mas no había transcurrido un mes de la fecha del rescripto pontificio cuando el Padre bajaba<br />

al sepulcro. Su sucesor el P. Íñigo Narro obtuvo otro nuevo para poder proceder a ejecutar<br />

el anterior; mas no llegó a tiempo, se desconoce la causa, y el Capítulo se celebró en los<br />

días y forma establecidos.<br />

Cerremos este asunto con estas palabras del P. Toribio Minguella: «Ya se hizo nuestro<br />

Capítulo en paz y en gracia de Dios... No, no exigía el estado de la Provincia de Filipinas semejantes<br />

precauciones... Si hay, como en todas partes, alguna miseria personal, la Corporación<br />

está sana y se robustece de día en día, gracias a Dios».<br />

Según práctica de todos los Capítulos, desde sus principios la mayor parte de actas y determinaciones<br />

eran confirmación de las anteriores. Se observa a veces alguna modificación,<br />

supresión de alguna o inclusión de una nueva.<br />

Entre las nuevas, la del Capítulo de 1870 que recuerda al P. Rector y Padres de consulta<br />

de Monteagudo «la obligación estricta que pesa sobre ellos en la elección de los sujetos, procurando<br />

que éstos sean no sólo de buena índole, sino también de disposiciones felices para el<br />

estudio».<br />

Hay otra en este mismo Capítulo en la que se manda «que en la clase de hermanos de<br />

obediencia se procure admitir algunos que escriban correctamente y tengan instrucción en la<br />

aritmética, a fin de que, cuando sean destinados a estas islas, puedan llevar fácilmente el cargo<br />

de nuestras haciendas y desempeñar otros destinos que, en armonía con su profesión, crea<br />

conveniente la Provincia confiarles».<br />

En el Capítulo de 1879 se aprobó un Plan de estudios que había sido propuesto por los<br />

PP. Toribio Minguella y Pío Mareca.<br />

En el Capítulo anterior se advertía en un acta que el ingreso en el noviciado debía hacerse<br />

cuatro meses antes del comienzo del curso, para que durante este tiempo se consagraran exclusivamente<br />

a la virtud y a aprender las ceremonias. Luego, en el de 1882, ya no se dice que<br />

durante esos cuatro meses, sino que «el año de noviciado para los de coro se dedicará exclusivamente<br />

a instruirlos en la virtud y ceremonias». (Recordemos aquí que ya en el Capítulo de<br />

1843 se prohibió cursar filosofía y teología escolástica durante el noviciado; se admitió dicho<br />

estudio en el de 1846 y volvió a prohibirse en el de1855).<br />

En cuanto a determinaciones nuevas en este período damos estas dos:<br />

Una del Capítulo de 1873 por la que se encarga al P. Provincial «que en cuanto sea posible,<br />

destine a cada uno de los ministerios aislados a dos religiosos, uno con el carácter de<br />

Doctrinero, y de Compañero el otro».<br />

Y otra del de 1882 que dispone que los PP. Vicarios Provinciales entreguen al P. Provincial,<br />

«al girar la Visita de sus Vicarías un informe reservado de la conducta, estado físico y<br />

aptitud intelectual de


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 13<br />

todos los religiosos existentes en sus Vicarías que no hayan cumplido aún la edad de treinta<br />

años».<br />

Era éste uno de los puntos del elenco remitido a los capitulares con las convocatorias. Por<br />

cierto, es éste el único elenco que hemos visto en la trayectoria de los Capítulos Provinciales.<br />

así:<br />

Otro punto interesante del elenco, sobre el que no se tomó determinación alguna, decía<br />

«¿Convendría mandar a dos Padres jóvenes a Roma a nuestra casa hospicio en compañía<br />

del P. <strong>Manuel</strong> Martínez, para que estudiasen y concluyesen la carrera eclesiástica en dicha<br />

ciudad y dedicarlos después al magisterio en nuestros colegios?»<br />

Como hemos dicho, sobre este punto no hubo determinación alguna, pero su misma inclusión<br />

en el elenco indica ya la aspiración de algunos religiosos a dar una mejor formación<br />

cultural a nuestros jóvenes y para ello preparar en la ciudad de Roma algunos Lectores.<br />

A este respecto hemos de anotar que, ya el año 1871, el P. Marcial Bellido, a la sazón<br />

Comisario de la Provincia de Madrid, trató con mucho interés de que se le autorizara llevar<br />

con él a la capital de España a dos coristas con el fin de que se dedicaran en un centro a propósito<br />

al estudio de cánones, matemáticas y lenguas, como griego, hebreo y también árabe.<br />

«No tenemos que pensar —decía— en aumentar los estudios mientras no contemos con Lectores<br />

que hayan cursado dichas materias». No llegó a conseguir llevar a cabo su bien pensado<br />

intento.<br />

Por este mismo afán de mayor cultura para nuestros jóvenes, en 1877 se mejoraron notablemente<br />

las condiciones del Gabinete de Física y Museo de <strong>Historia</strong> Natural del colegio de<br />

Monteagudo. Se quiso que estuvieran montados a la altura de los primeros en su clase. Para<br />

ello el P. Mareca trajo de París una colección completísima de aparatos de Física, otra bastante<br />

completa de instrumentos para el laboratorio de Química y una serie de cuadros para el<br />

estudio de la <strong>Historia</strong> Natural.<br />

Al mismo tiempo que Provinciales y Definidores aprobaban mejoras materiales para las<br />

casas de Filipinas y la Península, en la cual se estableció en 1878 el nuevo colegio de San<br />

Millán de la Cogolla, no descuidaban su deber de procurar la observancia de las leyes y disciplina<br />

regular. Los Provinciales se aprovechaban especialmente de las circulares dirigidas a los<br />

religiosos y de las ocasiones de las Visitas canónicas.<br />

En <strong>1891</strong> fueron los Prelados de las diócesis filipinas y de las Órdenes religiosas los que,<br />

conjuntamente, tomaron varias resoluciones para el mejor cumplimiento de la disciplina y<br />

administración parroquial, con el deseo de procurar la mayor gloria de Dios y bien de las almas,<br />

obviar inconvenientes y quitar pretextos que, en aquellos revueltos tiempos, se invocaban<br />

para zaherir al clero y las Corporaciones religiosas.<br />

En este período continuó también el interés por el desarrollo de los campos de misión. Se<br />

manifestó dicho interés, aparte de la constante atención a los ministerios encomendados a la<br />

Provincia, en la colaboración prestada en la Paragua al establecerse en ella en 1872 un


14 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Gobierno Político Militar en Puerto Princesa y el posterior Plan de nuevas misiones, así como<br />

en los Planes propuestos para las islas de Mindoro y Negros.<br />

No le faltaron a la Provincia dificultades, unas provenientes del exterior por disposiciones<br />

gubernativas, algunas de las cuales pudieron superarse, y otras internas, como la grave necesidad<br />

económica que encontró el P. Learte, al ocupar el Provincialato en 1873. A una sincera,<br />

angustiosa y apremiante llamada suya a los religiosos Párrocos, respondieron éstos como esperaba<br />

el P. Provincial.<br />

Los religiosos que servían los ministerios y misiones continuaron dedicados plenamente<br />

no sólo a la obra espiritual de apostolado en los pueblos, sino también a procurar el bien material<br />

de los mismos. El ejemplo principal de esto último lo tenemos en la primera planta<br />

hidráulica para moler caña de azúcar, inaugurada en Negros en 1873 por el recoleto P. Fernando<br />

Cuenca.<br />

Otros sucesos de algún interés verá desfilar el lector en su recorrido por las páginas del<br />

presente tomo. Recordemos, entre otros, la visita de Alfonso <strong>XII</strong> en 1875 al convento de Marcilla;<br />

la expedición militar contra Joló en 1876 con la intervención de varios recoletos, principalmente<br />

del P. Ramón Zueco, que, por ello, mereció ser condecorado; los terremotos de<br />

1880, que ocasionaron graves desperfectos en nuestros edificios de San Nicolás de Manila,<br />

San Sebastián, Cavite e Imus; la concesión pontificia en 1881 del uso por los agustinos recoletos<br />

del hábito blanco; la ida de éstos en 1882 a hacerse cargo del seminario diocesano de<br />

Vigan; la contribución recoleta a la Exposición General de Filipinas en Madrid en 1887; la<br />

construcción de la iglesia de hierro de San Sebastián, única en su género, símbolo del tesón de<br />

los recoletos, bendecida e inaugurada en agosto de <strong>1891</strong>, y, por último, también el singular<br />

salvamento del Provincial P. Mariano Bernad, al naufragar durante la Visita en diciembre de<br />

<strong>1891</strong>.<br />

No podemos menos de recordar aquí que la Provincia de San Nicolás se vio honrada en<br />

dos de sus hijos, que fueron elevados al episcopado: el P. Mariano Cuartero, preconizado por<br />

Su Santidad para regir la Sede de Nueva Segovia en enero de 1874, y el P. Leandro Arrué,<br />

que lo fue en marzo de 1885 para la de Jaro.<br />

En 1866, año que cerraba el tomo anterior de Crónicas, contaba la Provincia de San Nicolás<br />

con doscientos cincuenta religiosos, entre sacerdotes, coristas y hermanos. Ahora, en<br />

<strong>1891</strong>, año con el cual termina el presente, son sus miembros cuatrocientos sesenta; pero conviene<br />

anotar que en algunos años disminuyó notablemente el número de novicios por las vicisitudes<br />

políticas, que entre los años 1887-1890 las defunciones habían sumado un total de<br />

sesenta y, finalmente, que en el número citado no se incluyen los trece religiosos que habían<br />

pasado a Colombia, pues, como veremos luego, la Provincia de San Nicolás acudió a restaurar<br />

la de la Candelaria.<br />

Digamos asimismo que la suma total de religiosos fallecidos en este período de tiempo<br />

era de doscientos uno y que el número de religiosos que por primera vez había pasado a Filipinas<br />

ascendía a trescientos cuarenta y cinco.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 15<br />

La Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria continuaba en <strong>1867</strong> con sus ya pocos<br />

hijos dispersos, dedicados en general al ministerio parroquial. Puede decirse que la Provincia,<br />

prácticamente, había dejado de existir.<br />

El que figuraba como su Provincial, P. Victorino Rocha, continuaba ocupando unas habitaciones<br />

detrás del muro del altar mayor de nuestra iglesia de Bogotá, de la que el Padre era<br />

su Capellán. Este mismo año <strong>1867</strong> obtuvo un poco más de amplitud al recuperar el coro y<br />

parte de una galería.<br />

Transcurre la vida de nuestro buen Padre con una dedicación plena al culto en la iglesia<br />

de la Candelaria, pero siempre manteniendo una lucecita de esperanza en la resurrección un<br />

día de su amada Provincia.<br />

Dos veces presenta la renuncia al —diremos— inoperante Provincialato ante el señor Arzobispo<br />

de Bogotá, Visitador que era de los regulares. La segunda, en abril de 1871, se le<br />

acepta y es nombrado como Vicario Provincial el P. Domingo Ballén. Mas, transcurrido el<br />

cuatrienio, nuevamente se le designa Provincial al P. Rocha. Ambos religiosos tomaron parte<br />

en los Concilios Provinciales Neo-Granadinos y en el Sínodo de Bogotá.<br />

Otro de los recoletos, el P. Norberto Valbuena, continuaba en el convento del Desierto,<br />

ya desde 1864, atendiendo al culto de su iglesia. Dicho Padre lo había adquirido del señor que<br />

se lo compró al Gobierno. Mas la adquisición se había realizado sin las debidas facultades y,<br />

además, se había llegado a 1876 y aún no estaba abonado su importe.<br />

Quiere el P. Rocha poner en orden las cosas y, a la vez, dar los primeros pasos que pudiesen<br />

llevar a la restauración de la Provincia.<br />

Con ese fin, en el citado año 1876, envía a Roma al P. Juan Nepomuceno Bustamante,<br />

quien expone los asuntos encomendados por el P. Rocha al Procurador P. <strong>Manuel</strong> María Martínez.<br />

Hace éste las oportunas gestiones y consigue de la Santa Sede autorización para la<br />

compra del convento del Desierto, el establecimiento en él de una comunidad, la apertura del<br />

noviciado y, finalmente, la sujeción de los recoletos candelarios al legítimo Superior, residente<br />

en España. Se dejó para otra ocasión pedir la entrega por el Arzobispo de Bogotá de ciertas<br />

cantidades entregadas por algunos compradores de los bienes incautados por el Gobierno,<br />

pues el P. Rocha se creía tener derecho a parte de aquéllas por los bienes que habían sido de la<br />

Provincia. Precisamente lo quería así el Padre, pues eran imprescindibles los recursos económicos<br />

para los planes de restauración.<br />

Regresa el P. Bustamante a Bogotá y se verifica la compra del convento del Desierto. El<br />

P. Rocha establece en su iglesia las Cuarenta Horas y nombra Capellán al mismo P. Bustamante.<br />

Dedicará éste en adelante todos sus esfuerzos y afanes a la conservación y mejoramiento<br />

del edificio y a recoger alguna cantidad para ayuda de los planes futuros.<br />

Con la autorización recibida de la Santa Sede, el P. Rocha, lleno «de gran felicidad», se<br />

dirige con fecha 15 de agosto de 1877 al Comisario


16 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, y, como Provincial y en nombre de sus religiosos, le rinde<br />

obediencia, que es aceptada el 24 de noviembre por el P. Comisario y su Definitorio General.<br />

A la vez se confirma al P. Rocha en el cargo de Provincial, confirmación que, ante un mal<br />

entendido, se repite al año siguiente al mismo tiempo que se designa al P. Bustamante para<br />

que le sustituya en el Provincialato en el caso de algún accidente.<br />

El P. Gabino también tiene gran interés en dar vida a la Provincia de la Candelaria, para<br />

lo cual —dice— es indispensable comenzar la admisión de novicios, cuatro, seis u ocho, que<br />

luego podrían ir a Roma para hacer sus estudios. Todo le parece muy bien al P. Rocha, pero<br />

encuentra el escollo de siempre, la carencia total de fondos. Por eso expresa al P. Gabino su<br />

opinión de que lo más acertado sería que desde España se mandasen cuatro religiosos a Colombia.<br />

Cree encontrar una nueva oportunidad de conseguir alguna ayuda económica. Pues el<br />

seminario diocesano ha sido cedido por el señor Arzobispo al Gobierno con el fin de establecer<br />

en él la universidad, y a cambio el Gobierno ha hecho entrega al señor Arzobispo del edificio<br />

de nuestro colegio para convertirlo en seminario, y además, la cantidad de veinte mil<br />

pesos.<br />

Enterado el P. Rocha, cree que, como Provincial, tiene algún derecho en la citada cantidad<br />

y gestiona que se le conceda, al menos, parte de la misma. No obtiene resultado alguno<br />

positivo.<br />

El P. Bustamante, por su parte, ya ha puesto en bastante buenas condiciones, a su entender,<br />

el edificio del Desierto. Ante esto, el P. Rocha no deja de insistir ante el P. Comisario<br />

Apostólico sobre el envío de algunos religiosos, que serán —dice— como los segundos fundadores.<br />

Con los pocos que ya quedan en la Provincia —afirma— no hay que contar.<br />

Por fin, ante estas repetidas súplicas, el P. Gabino acude a la Provincia de San Nicolás,<br />

cuyo Definitorio accede a su petición el 13 de mayo de 1881. Mas, a causa de la consabida<br />

falta de recursos y alguno que otro impedimento, se había de retrasar aún bastante la ida de<br />

los religiosos.<br />

En 1882 arribaba a Bogotá un nuevo Delegado Apostólico. Espera el P. Rocha que con él<br />

tendría un apoyo y protección. Mas sucede todo lo contrario. El señor Delegado actúa como<br />

Superior propio de los religiosos; da diversas órdenes; reúne un Capítulo con siete religiosos<br />

para la elección de Provincial, siendo así que, como ya sabemos, el P. Rocha tenía nombramiento<br />

para dicho cargo hecho por su legítimo Superior, el P. Comisario Apostólico; este Capitulo<br />

lo vuelve a elegir y a la vez a dos Definidores; obliga al P. Rocha a dar en arriendo al<br />

seminario el coro y dos salones, y, como remate, ordena que el precio del arriendo no se le<br />

entregue al P. Rocha, sino al Presidente del Consejo Central de Propagación de la Fe para las<br />

misiones, especialmente las que en su día tengan los agustinos recoletos. Con esto se viene<br />

abajo, una vez más, el acariciado proyecto del P. Rocha que esperaba destinar dichos salones<br />

para noviciado.<br />

No se podía esperar más tiempo. Urgía la presencia en Colombia


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 17<br />

de los recoletos españoles. Por eso, se decide el P. Rocha a enviar a España en busca de esta<br />

ayuda al P. Bustamante, quien, por cierto, se ofrecía a sufragar los gastos necesarios.<br />

Tiene lugar el viaje en 1884 y, de momento, sólo consigue que el P. Comisario Apostólico,<br />

para obrar con toda prudencia, nombre un Visitador en la persona del P. Enrique Pérez,<br />

quien embarca con el citado P. Bustamante y el 5 de noviembre del mismo año 1884 hacen su<br />

entrada en Bogotá.<br />

Después de conferenciar el P. Enrique con algunos religiosos en Bogotá, se acuerda que<br />

dirija una circular a todos, en la que les dé cuenta de su llegada como Visitador General y del<br />

proyecto de restauración de la Provincia. Les suplica y manda a cada uno que le manifiesten<br />

personalmente o por escrito su disposición acerca de reunirse en comunidad en el convento<br />

del Desierto.<br />

Los trece recoletos de la Provincia, algunos ya secularizados, contestan con su conformidad<br />

algunos, los más con su negativa, o condicionadamente.<br />

Visita el P. Enrique el convento del Desierto, donde se ve obligado a permanecer por espacio<br />

de cinco meses con el P. Bustamante, el cual aspiraba nada menos a establecer en dicho<br />

lugar un colegio de enseñanza para seglares y que el P. Visitador quedara en el mismo como<br />

conventual.<br />

Puede, por fin, regresar a Bogotá donde tiene que acudir a conferencia con el señor Delegado<br />

Apostólico, que ya hacía días preguntaba por él. En la entrevista le encarga al P. Visitador<br />

decirle al P. Comisario Apostólico que envíe algún religioso para la fundación del Desierto<br />

y algunos otros para las misiones de Casanare y Darién. Por su parte, el P. Enrique aprovecha<br />

la oportunidad para suplicarle la devolución de los salones y el dinero del arriendo, pero<br />

el señor Delegado no accede.<br />

Antes de su regreso a España prepara una extensa e interesante circular que, al final, ya<br />

impresa, no se reparte entre los religiosos.<br />

En noviembre de 1885 se encuentra ya el P. Enrique en San Millán de la Cogolla, de<br />

donde había partido para ir de Visitador. Al mes siguiente se dirige a Madrid para ampliar<br />

ante el P. Gabino Sánchez los detalles que sobre la Visita ya le había venido dando por escrito.<br />

Tardó algún tiempo aún a verse el resultado de la Visita, que consistió en el envío de siete<br />

religiosos —cinco sacerdotes y dos hermanos— cedidos por la Provincia de San Nicolás. El<br />

día primero de enero de 1889 eran recibidos los expedicionarios en Facatativá por los PP.<br />

Rocha y Caicedo, dirigiéndoles el primero, muy emocionado, un interesante saludo de bienvenida.<br />

Luego el P. Ezequiel Moreno, nombrado representante del P. Comisario Apostólico en<br />

Colombia, se dirigió con otro religioso a Bogotá y los cinco restantes al convento del Desierto.<br />

A los pocos meses, últimos de agosto del mismo año 1889, siete jóvenes del país vestían<br />

en el citado convento el hábito recoleto en presencia del P. Ezequiel.<br />

Ante la abundancia de la mies y escasez de personal, nuevamente


18 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

se recurre al P. Comisario Apostólico con la súplica de conseguir más religiosos de la Provincia<br />

de San Nicolás. Y, en efecto, el 28 de junio de 1890 llegaba a Bogotá la segunda misión<br />

formada por cuatro sacerdotes y dos hermanos.<br />

Era un pequeño refuerzo, pero el P. Ezequiel ya pudo pensar en las misiones de los Llanos<br />

de Casanare. Hizo un recorrido por algunos de sus lugares y así pudo ver con sus propios<br />

ojos las múltiples necesidades de aquellas misiones, que pronto se convertirían nuevamente<br />

en campo de las actividades apostólicas de los recoletos, como ya lo había sido en anteriores<br />

tiempos.<br />

Bajo el cayado y con el ejemplo del santo varón recoleto, P. Ezequiel Moreno, la Provincia<br />

de Nuestra Señora de la Candelaria comenzaba a renacer.<br />

La Comisaría Apostólica de la Recolección Agustiniana venía regida desde 1862 por el P.<br />

Gabino Sánchez.<br />

De algunas de sus actuaciones en este período de Crónicas acabamos de hablar, tanto al<br />

referirnos a la Provincia de San Nicolás como a la Candelaria. Muy poco más se puede añadir.<br />

Cuando la celebración del Concilio Vaticano I, al observar en el catálogo de Padres conciliares<br />

al General de la Orden agustina y al Vicario General de los agustinos descalzos italianos,<br />

esperaba el P. Gabino que por la Nunciatura de Madrid o por algún otro conducto se le<br />

diera aviso para asistir él también en su calidad de Comisario Apostólico de la Recolección.<br />

Como los días transcurriesen sin recibir noticia alguna, procuró enterarse y se le respondió<br />

que no habían sido llamados al Concilio los Comisarios Apostólicos.<br />

No obstante, el Padre se traslada a Roma, a donde llega a primeros del mes de abril de<br />

1870. Alguien le indica que, a pesar de todo, si lo gestionara, acaso consiguiera tomar parte en<br />

el Concilio. Debió hacer algún intento, pero infructuosamente, por lo que regresó a España,<br />

después de una permanencia de cuatro meses en la ciudad del Tíber.<br />

Para mantener la unión entre los recoletos españoles exclaustrados y con la esperanza de<br />

llegar un día a la restauración de las antiguas Provincias de Castilla, Aragón y Andalucía, el<br />

P. Gabino venía nombrando Provinciales y Definidores de las mismas, aunque en realidad<br />

resultaban sólo cargos honoríficos. En los primeros años del presente período todavía llegó a<br />

proveer algunas vacantes que en los mismos se habían producido; mas después de los nombramientos<br />

hechos en 1873, ya no se encuentran otros nuevos. Los exclaustrados desaparecían<br />

poco a poco y con ellos también la esperanza de la tan ansiada restauración.<br />

En marzo de 1877 consigue el P. Comisario Apostólico la extensión a los recoletos de la<br />

declaración hecha por la Santa Sede en 1858 a los dominicos acerca de los religiosos de votos<br />

simples y, además, la facultad de poder expulsar también a los prófugos y apóstatas, obligados<br />

con votos.<br />

En abril de 1880 firma dos decretos: uno con el nombramiento del notable recoleto exclaustrado<br />

P. Joaquín de la Jara, Definidor General; el otro, con la designación del P. Íñigo<br />

Narro como representante de


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 19<br />

la Provincia de Filipinas en el Definitorio General. Este Padre desempeñaba en la actualidad<br />

los cargos de Comisario y Vicario Provincial de aquella Provincia en España.<br />

Mas llega el Capítulo de esta Provincia en 1882 y el citado P. Narro es elegido Rector del<br />

Colegio de Marcilla. No obstante, el P. Gabino, con fecha 25 de julio del mismo año, designaba<br />

al mismo P. Narro Definidor General, ya definitivamente, y luego Secretario, «todo —decía—<br />

sin perjuicio y conservando por ahora el cargo de Rector de Marcilla».<br />

Por enfermedad del Procurador P. <strong>Manuel</strong> Martínez se traslada a Roma el P. Narro. Y,<br />

por indicación del P. Consiliario Apostólico, tratan ambos Padres de estudiar el caso de la<br />

compatibilidad de los referidos cargos generales con el de Rector de Marcilla. Su conclusión<br />

es, «para mayor seguridad y tranquilidad de conciencia», acudir «ad cautelam» al Santo Padre,<br />

quien el 2 de marzo de 1883 da su autorización para el desempeño simultáneo de los citados<br />

cargos hasta el próximo Capítulo Provincial.<br />

El 21 de julio de 1887 pagaba su tributo a la muerte el benemérito Procurador P. <strong>Manuel</strong><br />

M. Martínez y para sustituirle en dicho cargo tan comprometido y que con tanto acierto lo<br />

había ejercido el citado Padre, se nombra al P. Enrique Pérez.<br />

En marzo del año siguiente fallecía también el Cardenal Tomás María Martinelli, Protector<br />

de todos los agustinos desde enero de 1877. En el mes de diciembre es designado Protector<br />

el Cardenal Mariano Rampolla, tan afecto desde años anteriores a los agustinos recoletos.<br />

En 1889, por la avanzada edad y los achaques del P. Gabino Sánchez, algunos creen conveniente<br />

darle un Comisario Coadjutor con derecho de sucesión. Todo se redujo a un intento<br />

del que ni el Padre debió enterarse. No transcurrirían muchos meses sin que nuestro bendito<br />

P. Gabino pasara a mejor vida, pues el 20 de enero de <strong>1891</strong> tenía lugar su santa muerte.<br />

Un mes más tarde, la Santa Sede nombraba Comisario Apostólico al P. Íñigo Narro,<br />

nombramiento que el Gobierno español reconocía con fecha 30 de abril.<br />

El difunto P. Gabino había residido en el convento de la Encarnación de agustinas recoletas.<br />

El nuevo Comisario Apostólico se inclinaba a vivir en uno de nuestros colegios; pero,<br />

sopesadas las ventajas e inconvenientes, determinó continuar en Madrid, mas se trasladó a un<br />

piso para morar en él con dos Padres y dos hermanos, aunque la mesa-escritorio con libros y<br />

papeles siguió teniéndolos en su habitación del convento antes citado.<br />

Los Padres Provincial y Definidores de Filipinas eran de parecer de formar una residencia<br />

en la capital de España en la que pudiesen morar los Padres Comisario Apostólico, Definidores<br />

Generales, Procurador-Comisario de la Provincia y algunos hermanos. Por de pronto<br />

acordó el Definitorio Provincial proveer a la debida sustentación de dichos religiosos, mientras<br />

la Provincia contara con medios, y al mismo tiempo propuso que se fundara en Madrid<br />

una residencia común,


20 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

capaz y cómoda, para lo cual se adquiriese algún edificio o se levantara de nueva planta. Aún<br />

más; el Provincial P. Mariano Bernad se expresaba de esta manera en carta al P. Narro: «Según<br />

me dice el P. Comisario de la Provincia —P. Minguella—, y con muchísima razón, tenemos<br />

necesidad en esa de una iglesita donde poder trabajar con las almas, confesar, predicar,<br />

etc., y de esa manera acreditar nuestra Corporación».<br />

Estas eran las aspiraciones de nuestros religiosos ya en <strong>1891</strong>, año en que finaliza este tomo.<br />

El 20 de junio del mismo el P. Comisario Apostólico nombraba Definidores Generales a<br />

los PP. Pío Mareca, Florentino Sáinz, Eustaquio Moreno y Martín González.<br />

Ahora unas palabras sobre nuestro hospicio de Roma.<br />

El 20 de septiembre de 1870 ocupaban la ciudad de los Papas las tropas de Víctor <strong>Manuel</strong>,<br />

Rey del Piamonte, y que ya se había proclamado de toda Italia.<br />

Los Comisarios Apostólicos y Procuradores Generales españoles residentes en Roma<br />

acudieron el 7 de marzo de 1871, corporativamente, al Papa Pío IX para entregarle una ofrenda<br />

y expresarle su condolencia por las duras pruebas que sufría.<br />

Bien pronto los mismos Institutos religiosos habían de experimentar en ellos mismos las<br />

consecuencias de la nueva situación con los intentos de incautarse de sus casas.<br />

Nuestro hospicio recibía en abril de 1871 la visita de tres individuos para, en el caso de<br />

encontrar habitación suficiente, alquilarlo con el objeto de instalar en él una escuela pública.<br />

El P. Procurador se excusó manifestándoles que nada podía hacer sin anuencia del P. Superior<br />

que residía en España.<br />

En septiembre recibe el P. <strong>Manuel</strong> un aviso del municipio en el que se le anuncia que una<br />

comisión iría a inspeccionar el hospicio. En efecto, llegan un día los comisionados y el Padre<br />

les pregunta si traen autorización de la Embajada española, a la que ya había puesto en antecedentes.<br />

Como no era así, los comisionados no insisten y se retiran.<br />

En junio de 1873 aprueba el Parlamento italiano la llamada Ley de Regulares por la que<br />

se suprimen las casas religiosas de extranjeros que no sean residencias generalicias o procuraciones<br />

ante la Santa Sede. A las casas que han de ser suprimidas se les obliga a constituirse de<br />

nuevo bajo la forma de fundaciones laicales italianas; asimismo se dan algunas disposiciones<br />

sobre sus bienes.<br />

Ahora vienen las complicaciones para nuestro hospicio, que, ante la extrañeza del P. <strong>Manuel</strong>,<br />

no se le había incluido entre las casas-procuraciones, excluidas por la citada ley.<br />

Sería prolijo referir toda la tramitación de este asunto, muy larga por la misma lentitud de<br />

la actuación gubernativa y, a la vez, la pasividad voluntaria de nuestros mismos Padres. Tomó<br />

parte también la Embajada española, si bien, en algún momento, con cierta preocupación del<br />

P. <strong>Manuel</strong>.<br />

Sin resolverse aún el asunto, sucede en el cargo, al fallecer el P. <strong>Manuel</strong>, como ya hemos<br />

dicho, el P. Enrique Pérez, quien asimismo toma


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 21<br />

por norma no darse prisa en contestar a las requisitorias que se le hacían. Así pasaban los años<br />

hasta que, por fin, el Gobierno italiano declaró al hospicio exento de la aplicación de la Ley<br />

de Regulares de 1873. Pero sucedía esto el 7 de marzo de 1892, año no incluido ya en el período<br />

comprendido en el presente tomo. Con la ayuda de la Embajada española y la habilidad<br />

de nuestros PP. Procuradores se había conseguido salvar el hospicio.<br />

Durante estos años se hicieron grandes reformas en dicho hospicio, en el edificio, por el<br />

P. <strong>Manuel</strong> Martínez, y en la iglesia, por el P. Enrique Pérez.<br />

Lleva también el presente tomo, como los anteriores, varios apéndices. Queremos en estas<br />

líneas finales señalar por su interés el último, pues en él, como verán nuestros lectores, se<br />

ofrece una nueva luz sobre la Junta de Monzón del año 1585, por la que se ve que, contrariamente<br />

a lo creído hasta ahora, en ella no se trató en verdad de la Reforma agustino-recoleta.<br />

Asimismo, se habla en dicho apéndice del que en realidad fue el primer promotor de la Recolección<br />

en España, el P. Fr. Jerónimo de Guevara, nombre que ya no debemos olvidar los recoletos<br />

y con el cual nos complacemos en cerrar esta introducción.<br />

Madrid, 28 de agosto de 1973, festividad de Nuestro Padre San Agustín.<br />

EL CRONISTA GENERAL


BIBLIOGRAFÍA<br />

A) Fuentes manuscritas<br />

Archivo del convento de Marcilla: Libros: 1.º de Actas y demás disposiciones de la Provincia; Consultas<br />

y Capítulos, 1865-1955; Gasto y Recibo, 1865-1911.<br />

Archivo del convento de Monteagudo: Libros: Actas; Apuntes para la historia, ms. del P. SERAFÍN ANDÍA,<br />

O. A. R.; Consultas, 1832-1893; Cosas notables; Difuntos; Gasto y Recibo, 1824-1890; 1.º de Profesiones;<br />

Registro del convento de Alagón. Carpetas: Oficios del Ayuntamiento; números 6 bis, 8, 14,<br />

17, 18, 19.<br />

Archivo del convento de San Millán de la Cogolla: Libros: 1.º de Difuntos; Documentos históricos.<br />

Archivo de la Curia Generalicia, Roma: Libros: Congregación General; Copiador; Registro de la Comisaría<br />

Apostólica. Carpetas: Candelaria, 1876-1890, en la que se halla el Diario de mi viaje a Colombia,<br />

ms. del P. ENRIQUE PÉREZ, O. A. R.; Candelaria, 1884-4894 (pequeña); Capítulos Provinciales;<br />

Casas de España; Correspondencia de Filipinas; Filipinas, 1862-1901; Papeles del P. Gabino; De N.<br />

P. Iñigo Narro; Del P. <strong>Manuel</strong> Martínez; Rescriptos, 1786-1920; Varios; números 1, 3, 4, 5, 7, 1 bis,<br />

3 bis. Cajones: Colombia; San Milán; A-2.º, 1.ª; A-4.º, 5.ª y 7.ª; A-5.º, 3.ª<br />

Archivo Histórico Nacional, Madrid: Sección Ultramar: Legajos 2188, 2213, 2215, 2222, 2246, 2304,<br />

2312, 2313, 2314.<br />

Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid: Fondo Santa Sede: Legajos 35, 36.<br />

Archivo Provincial de la Candelaria, Bogotá: Libros: Tomos CLVIII, CLXX<strong>XII</strong>I, CLXXXIV, CLXXXV,<br />

CLXXXVIII, CXC.<br />

Archivo Provincial de San Nicolás, Marcilla: Libros: 4.º de Becerro; nn. 66 y 67, Cartas; Consultas del<br />

convento de Manila, 1792-1887; Cosas notables del Provincialato, 1888-4896; n. 35, Definitorios,<br />

1850-1895; nn. 61, 61-3.º, 61-4.º y 61-5.º. Difuntos; Estados anuales de nuestra Provincia de San<br />

Nicolás; nn. 50, 51 y 52, Oficios de las Autoridades y sus contestaciones, 1862-<strong>1867</strong>, <strong>1867</strong>-1873 y<br />

1873-1881; nn. 53, 54 y 55, Oficios de las Autoridades eclesiásticas y sus contestaciones, 1881-<br />

1885,1885-1889 y 1889-1897; nn. 58, 59 y 59 bis, Oficios del Gobierno General y otros centros civiles<br />

y militares, 1877-1884,1884-4890 y 1890-1900; Cuarto de Profesiones de los conventos de Zaragoza<br />

y Alagón, 1793-1823; n. 28, Registro Provincial 3.º Carpetas: Papeles del P. Gabino; Varios;<br />

nn. 1 ibis, 2 bis, 3 bis, 4 bis, 5 bis, 6 bis, 7 bis, 8 bis, 3, 5, 6, 12, 13, 14, 26, 44, 45, 57, 58, 59, 60,<br />

63, 64, 65, 67, 69, 71, 72, 73, 75, 77, 78, 79, 80, 82.<br />

B) Autores<br />

AGUADO, FRANCISCO: Las fundaciones españolas en Roma y las leyes italianas de desamortización.<br />

(Obra citada en un documento del AG, A-4.º, 5.º)<br />

AGUILAR, FRANCISCO DE ASÍS: Compendio de <strong>Historia</strong> Eclesiástica General, t. 2, Madrid, 1877.


24 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

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Congregationis Hispaniae labore preceptus, Roma, 1566.<br />

—<strong>Historia</strong> General de los Religiosos Descalzos del Orden de Ermitaños del Gran Padre y Doctor<br />

de la Iglesia San Agustín, de la Congregación de España y de las Indias, t. 1 (1588-1620),<br />

Madrid, 1664.<br />

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AVELLANEDA, MIGUEL, O. A. R.: Algunos escritores bisayas y distinguidos Padres Lectores profesos del<br />

Colegio de Monteagudo (Navarra) 1829-1229, art. BSN, aa. 1929, 1930.<br />

—Continuación del P. Sádaba o segunda parte del "Catálogo de los Religiosos de la Orden de<br />

Agustinos Recoletos" (1906-1936), Roma, 1938.<br />

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AYAPE, EUGENIO, O. A. R.: Dos Agustinos Recoletos en las Cartas de Santa Soledad, art. BST, a. 1970.<br />

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BUITRAGO, RUBÉN, O. A. R.: Memorias biográficas de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria<br />

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de Filipinas. Marcilla, 1965.<br />

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Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 25<br />

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del BSN desde 1951.<br />

ECHAUZ, R.: Apuntes de la Isla de Negros, Manila, 1894.<br />

ENCICLOPEDIA CATTOLICA, t. 9, Cittá del Vaticano.<br />

ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA "ESPASA", tt. 24, 33, 37, 39, 44, 49 y 63, Barcelona.<br />

ENCHIRIDION DE STATIBUS PERFECTIONIS. I. Documenta Ecclesiae sodalibus instituendis, Roma, 1949.<br />

FABO, PEDRO, O. A. R.: Biografía del Rvmo. P. Fr. Mariano Bernad del Pilar, Monachil, 1919.<br />

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—Restauración de la Provincia de la Candelaria, Bogotá, 1911.<br />

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FÉLIX, JUAN, O. A. R.: Estadística de la Provincia de S. Nicolás de Tolentino de PP. Agustinos Recoletos<br />

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1968.<br />

GANUZA, MARCELINO, O. A. R.: Monografía de las Misiones candelarias, t. 3, Bogotá, 1921.<br />

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—El convento de Marcilla durante la primera centuria agustiniana, art. BSN, a. 1965.<br />

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—En torno a nuestro Padre Minguella, art. BSN, a 1973.<br />

—Evocaciones centenarias, art. BSN, a. 1972.<br />

—Huellas recoletas en las Carolinas, art. BSN, aa. 1958, 1965.<br />

—Iglesia de San Sebastián, art. BSN, a. 1970.<br />

—Nuestra Señora de Antipolo y los Agustinos Recoletos, art. BSN, a. 1956.<br />

—Ocho lustros de historia, art. BSN, a. 1961.<br />

—Para la historia de Negros, art. BSN, a. 1969.<br />

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—Protector ilustre, art. BSN, a. 1959.<br />

—Rosas en el boscaje, art. BSN, a. 1951.<br />

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DIO AGUIRRE, O. A. R.)<br />

JARA, JOAQUÍN, O. A. R.: Sermón del Gran Padre y Doctor de la iglesia San Agustín y de los Beatos Padres<br />

Fray Francisco de Jesús y Fray Vicente de San Antonio, protomártires de los Agustinos descalzos<br />

en el Japón, predicado por el Rdo. P. Fr. Joaquín Jara de Santa Teresa el 28 de agosto de<br />

<strong>1867</strong> en la iglesia del Colegio que tuvieron dichos religiosos en la Ciudad de Almagro, Madrid,<br />

<strong>1867</strong>.<br />

JAVIERRE, JOSÉ MARÍA: Soledad de los enfermos-Soledad Torres Acosta, Madrid, 1970.


26 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

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—Memoria acerca del origen, desenvolvimiento, beneficios y estado actual de las Siervas de María,<br />

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—Necrología del Reverendísimo Padre Fr. Gabino Sánchez de la Purísima Concepción, Comisario<br />

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SEMEDO DE AZEVEDO, JOSÉ MANUEL: B. Vicente de Albufeira-Sua Vida e Primicia ao seu Culto no Algarve,<br />

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—H. Félix Barea de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, art. BSN, a. 1965.<br />

—La medicina aplicada por los PP. Agustinos Recoletos en Filipinas (trabaj. leído por el mismo autor<br />

en la Semana de Misionología de Barcelona, 1930), Barcelona.<br />

—¿Las Arcas-Relicarios de San Millán pertenecen al monasterio o a la parroquia como tal?, art.<br />

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—N. M. R. P. Fr. Leandro Arrué-Notas para su biografía, art. BSN, a. 1941.<br />

—Nobleza misional obliga, art. BSN, a. 1941.<br />

UN GLORIOSO Centenario-soldado, fraile y obispo, art. El Cruzado Español, a. 1930.<br />

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ZUNZARREN, PEDRO, O. A. R.: El Rvmo. P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción, art. BSN, 1920.<br />

Acta Ordinis, tt. 2, 6, 7, 8, 10, 11, 13.<br />

C) Publicaciones periódicas<br />

Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Manila, aa. 1885, 1889.<br />

Boletín Eclesiástico del Obispado de Calahorra y la Calzada, a. 1878.<br />

Boletín de la Provincia de la Candelaria, a. 1969.<br />

Boletín de la Provincia de San José, aa. 1965, 1968.<br />

Boletín de la Provincia de San Nicolás, aa. 1915, 1916, 1918, 1919, 1920, 1922, 1929, 1930, 1935, 1936,<br />

1939, 1940, 1941, 1944, 1948, 1951, 1952, 1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1961, 1962, 1963, 1965,<br />

1967, 1969, 1970, 1972, 1973.<br />

Boletín de la Provincia de Santo Tomás, aa. 1929, 1970.<br />

Diario de Manila, aa. 1885, <strong>1891</strong>.<br />

Diario popular, de Lisboa, a. 1967.<br />

El Aviso, de Tarazona, a. 1887.<br />

El Comercio, de Manila, a. <strong>1891</strong>.<br />

El Cruzado Español, de Madrid, a. 1930.<br />

El Siglo Futuro, de Madrid, a. 1878.<br />

El Tradicionalista, de Pamplona, a. 1889.<br />

La Ciudad de Dios, aa. 1887, <strong>1891</strong>.<br />

La Fe, de Madrid, a 1878.<br />

La Oceanía Española, de Manila, aa. 1880, 1885, 1887.<br />

L'Osservatore Romano, a. 1888.<br />

La vida sobrenatural, a. 1960.<br />

La voz de España, de Manila, a. <strong>1891</strong>.<br />

Revista Agustiniana, a. 1881.<br />

Revista Católica, Barcelona, t. 73.<br />

Revista Católica de Filipinas, a. 1889.


28 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

SIGLAS<br />

AC ........................... Archivo de la Candelaria, Bogotá.<br />

ACM ........................ Archivo del Convento de Monteagudo.<br />

ACMar .................... Archivo del Convento de Marcilla.<br />

ACSM ..................... Archivo del Convento de San Millán.<br />

AG ........................... Archivo de la Curia Generalicia, Roma.<br />

AHN ........................ Archivo Histórico Nacional, Madrid.<br />

AM .......................... Archivo de Marcilla de la Provincia de San Nicolás.<br />

AO ........................... Acta Ordinis.<br />

BSJ .......................... Boletín de la Provincia de San José.<br />

BSN ......................... Boletín de la Provincia de San Nicolás.<br />

BST ......................... Boletín de la Provincia de Santo Tomás.<br />

CAG ........................ Codex Actorum Generalium.<br />

COR ........................ Constitutiones Ordinis.<br />

CR ........................... Crónicas de la Recolección.<br />

DCF ......................... Documentos de los Capítulos de la Provincia de Filipinas.


CAPÍTULO PRIMERO<br />

Beatificación de los Padres Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Breve nota introductoria. –El Padre Francisco de Jesús.<br />

–El Padre Vicente de San Antonio. –Vidas paralelas<br />

I. –Breve nota introductoria<br />

Ningún acontecimiento mejor, para abrir las páginas del presente tomo de Crónicas, que<br />

el de la beatificación de los Padres Fray Francisco de Jesús y Fray Vicente de San Antonio,<br />

mártires agustinos recoletos en el Japón. Tuvo lugar aquel solemne acto, de tanto gozo para la<br />

Recolección Agustiniana, en <strong>1867</strong>, año precisamente en el que comienza en el presente volumen<br />

la relación de los hechos de nuestra historia.<br />

Mas a la narración de este importante suceso creemos debe preceder una exposición de la<br />

vida, predicación y martirio de nuestros dos religiosos y luego la veneración con que se les<br />

recordó desde los primeros momentos y una breve indicación de los procesos que se instruyeron<br />

para poder ser elevados a los altares.<br />

II. –El Padre Francisco de Jesús<br />

En la madrugada del día primero de junio de 1590, María Pérez, esposa de Pedro Terrero<br />

de Ortega, vecinos de Villamediana, Palencia, daba a luz un niño que, en la tarde del mismo<br />

día, era bautizado con el nombre de Francisco en la parroquia de Santa Coloma del citado<br />

pueblo.<br />

No transcurrió mucho tiempo sin que este muy cristiano y virtuoso matrimonio desapareciera<br />

del mundo de los vivientes. María pagaba su tributo a la muerte a los dos años de ver<br />

nacer a su querido hijo; Pedro, cuando Francisco contaba ocho años de edad.


30 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Hiciéronse cargo del cuidado del pequeño huérfano dos tíos suyos, clérigos, con uno de<br />

los cuales permaneció dos años y cuatro con el otro, sustentado, como dirá años más tarde el<br />

propio Francisco 1 , con los frutos de su propia hacienda. Pasó luego a vivir con la segunda<br />

mujer de su padre, quien se había casado en segundas nupcias, dedicado por espacio de tres<br />

años a las labores del campo. Las abandona en 1607, cumplidos los diecisiete años de edad,<br />

para dirigirse a Palencia, donde estudia gramática y después artes en el colegio de la Compañía<br />

de Jesús.<br />

Quiere Francisco estudiar cánones y para ello se traslada a Valladolid. Por espacio de dos<br />

años asiste a las clases de la Universidad, que termina con gran aprovechamiento cuando ha<br />

cumplido los veinticuatro años de edad.<br />

Mas nuestro joven no sólo ha frecuentado los claustros universitarios. Siente inclinación<br />

a la vida religiosa y se dedica también a visitar los distintos conventos de la ciudad del Pisuerga.<br />

Quiere informarse del modo de vivir de cada uno de ellos y hacer su elección. Se decide,<br />

al final, por el de los agustinos recoletos, cuyo hábito viste el 10 de noviembre de 1614.<br />

Del tiempo de su noviciado se ha conservado el hecho siguiente, «testimonio de su singular<br />

paciencia y sufrimiento». Sucedió así: Como se hubiere enojado con él un connovicio «por<br />

diferencias y porfías de muchachos», le dio éste a Fray Francisco una bofetada. El «sufrióla<br />

con tanta serenidad de ánimo que, hincándose de rodillas, le dio, como nos enseña Cristo, a su<br />

contrario la otra mejilla para que, si quisiese, asegundase en ella otro golpe» 2 .<br />

Finalizado el año de noviciado, emite los votos religiosos el 11 de noviembre de 1615 en<br />

manos del Prior del convento vallisoletano, P. Fr. Valero de la Concepción. Luego, en los<br />

últimos días de diciembre, recibe la patente para el convento de Pedrosa 3 , en el que permanece<br />

1 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,702, carta escrita en la cárcel de Cruzmachi, en Nagasaki; en ella hace una relación<br />

sucinta de su vida de la cual tomamos varias referencias. En este volumen del Bullarium, 648 ss, se<br />

transcriben las interesantes cartas de nuestros Beatos. A ellos está dedicada la obra del P. GREGORIO<br />

OCHOA titulada Dos héroes.<br />

2 BSN, a. 1967, 273. Se trata de un ms. del AM, carp. 14, que lleva por título Relación simple del martirio de<br />

nuestros VV. MM. del Japón. Según parecer del P. Rafael García, bien pudo ser redactado de 1640 a 1652.<br />

Por lo menos es cierto, pues en el escrito se hace constar, que vivían algunos de los que habían tratado a<br />

nuestro biografiado. Constituye, pues, un interesante testimonio, del que, luego, tomaremos extensas notas<br />

sobre nuestros dos Beatos.<br />

3 En realidad su nombre es Pedrosa del Rey, pueblo de la actual provincia de Valladolid y que pertenecía a la<br />

diócesis de Zamora. En CR., 1,407, se le denomina erróneamente Pedroso. En este convento permanecieron<br />

los agustinos recoletos poco tiempo, por no haberse cumplido las condiciones para su completo establecimiento.<br />

Por esta razón no creemos que su fundación fuera en los años 1605 ó 1606 como parece indicar el<br />

citado tomo de Crónicas, pues la ida al mismo de Fray Francisco fue ya en 1615. Asimismo, al no indicar él<br />

los estudios que pudiera cursar en dicho convento, como lo hace al referirse a La Nava del Rey y a Salamanca,<br />

nos da motivo para sospechar que el convento de Pedrosa fuera la casa, para después del noviciado,<br />

de la que hablaban las Constituciones: «In qualibet autem Provincia Domus una Professorum assignetur, in<br />

qua Fratres Clerici per annum, ad minus, sint in suo Reclusorio: ubi assistentia et cura Magistri perfectiores<br />

reddantur, et in latinitate proficiant» (COR, a. 1745, pars II, C. IV, a. 14).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 31<br />

hasta fines de septiembre de 1616, no sin haber sufrido a primeros del mes anterior una grave<br />

enfermedad. Su nuevo destino es el colegio de La Nava del Rey, para estudiar artes.<br />

Ordenado en Valladolid de diácono por el Obispo don Francisco Sobrino en las témporas<br />

de la Santísima Trinidad de 1618, vuelve a la misma ciudad en septiembre para recibir el<br />

presbiterado el día 23, de manos del ya citado Prelado, y retorna al colegio de La Nava del<br />

Rey, en cuya iglesia canta el 1 de octubre su primera misa, que luego celebraría ya siempre<br />

«con tanto fervor que encendía a los demás con su ejemplo», según testimonio del segundo de<br />

nuestros cronistas 4 .<br />

Ya sacerdote, pasa en el mismo mes de octubre al colegio de Salamanca para seguir los<br />

estudios de teología. Y es allí donde, al decir del mismo cronista, «le cogió la voz de que pasaban<br />

religiosos a Filipinas, a convertir aquellas gentes a la fe. Deseó ser uno de los escogidos<br />

y consiguiólo, aunque con sentimiento de los que le habían de perder, porque se llevaba generalmente<br />

las voluntades su virtud».<br />

Era el día 19 de abril de 1619 cuando parte de Salamanca con otros dos compañeros hacia<br />

Sevilla y Cádiz, en cuyo puerto embarca en compañía de otros doce recoletos el 24 de mayo.<br />

Se hace a la vela el barco dos días después, mas a la noche siguiente sobreviene tal tormenta<br />

que pone en peligro la vida de los viajeros, hasta tal punto que se llegó a perder un patache en<br />

el que se ahogaron cuarenta y dos personas, como el mismo P. Francisco nos cuenta.<br />

El 24 de agosto del referido año desembarcan en Veracruz para llegar a la ciudad de Méjico<br />

el 12 del mes siguiente. Hemos de recordar que los misioneros que iban a Filipinas tenían<br />

que esperar en dicha ciudad a que hubiera en el puerto de Acapulco embarcación dispuesta<br />

con destino a aquellas islas. Los nuestros, como por entonces aún no tenía la Recolección casa<br />

propia en tierra azteca, eran acogidos fraternalmente por los agustinos en las suyas. Según<br />

refiere el mismo P. Francisco, hospedóse primero en el convento de Malinalco y luego, en el<br />

de Ocuila. De su estancia en dichos conventos escribe el segundo de nuestros cronistas que<br />

«dejó tantas memorias de sus ejercicios, penitencias y santas obras que hoy duran, así dentro<br />

como fuera de los claustros».<br />

Llegó, por fin, el día de trasladarse a Acapulco, en cuyo puerto embarcaron los misioneros<br />

en la nao «San Nicolás», que se hizo a la vela el 9 de abril de 1620. El viaje hasta la capital<br />

filipina duró más tiempo que lo acostumbrado, a causa de los graves percances ocurridos,<br />

de los cuales nos da cuenta nuestro mismo biografiado.<br />

«El 26 de junio —escribe— descubrimos tierra y tres velas de corsarios holandeses con<br />

quienes peleamos al día siguiente, librándonos Dios de sus manos milagrosamente; dimos<br />

fondo en Pintados 5 , partidos<br />

4 CR, 2,192.<br />

5 Se llamaban islas o provincias de Pintados a las Visayas, porque sus naturales se tatuaban o pintaban. Cfr.<br />

ENCICLOPEDIA ESPASA, 44, 1087. En CR, 3,279, al tratarse de la vida del P. Fr. Onofre de la Madre de<br />

Dios, que presidio esta Misión desde Acapulco a Manila, se habla de dos tormentas en el mar del impetuoso<br />

incendio de la cámara de popa del barco, cuya extinción se atribuye a un panecillo de San Nicolás de Tolentino<br />

que fue arrojado al mismo. En el relato del encuentro con las tres naves holandesas, «al entrar en el<br />

Embocadero que llaman de San Bernardino», se lee lo siguiente: «Había cogido el enemigo algunos prisioneros<br />

en las islas, y notando en nuestra embarcación hábitos negros, les preguntó el general qué cosa eran.<br />

Y respondiéndole que eran religiosos de San Agustín: Hoy haré (dijo) que estos papistas queden para alimento<br />

de peces en las aguas». La nave en la que iban nuestros religiosos tuvo que aprestarse para la defensa,<br />

y ellos «exhortaron a todos a que implorasen el auxilio de San Nicolás». El resultado fue «que dos de<br />

las naves enemigas quedaron derrotadas». El «Embocadero que llaman de San Bernardino» es el estrecho<br />

de este nombre que hay entre las islas filipinas de Samar y Sorsogón.


32 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de los Padres de la Compañía, donde pereció el navío «San Nicolás» con un gran baguio que<br />

allí tuvimos; a mediados del mes de julio nos pusimos en camino los religiosos para Manila;<br />

llegamos allá el 16 de agosto del dicho año».<br />

Ya tenemos, pues, al P. Francisco de Jesús en Manila. Como él dice también, a continuación<br />

de lo transcrito, el 16 de septiembre va de conventual a Cavite; en los últimos días de<br />

septiembre de 1621 pasa a Masinloc; a los tres meses, a Bolinao, donde permanece hasta el 2<br />

de septiembre de 1622, fecha en que regresa a Manila, de cuyo convento es nombrado Subprior<br />

el 21 del mes siguiente.<br />

Deseosos estaban los agustinos recoletos de Filipinas de dedicarse también a la evangelización<br />

de Japón. No habían pasado antes a este país por ser aún pocos en número y ser mucha<br />

su tarea en aquellas islas. Pero como arribasen a Manila en los años 1620 y 1622 dos nutridas<br />

Misiones, el Vicario Provincial, P. Fr. Andrés del Espíritu Santo, decidióse a dar comienzo a<br />

tan santa empresa. Para ello elige al Padre Fray Francisco de Jesús con el nombramiento de<br />

Vicario Provincial, y al P. Fr. Vicente de San Antonio como compañero suyo.<br />

El 16 de febrero de 1623 embarcan los dos misioneros en el puerto de Manila con objeto<br />

de dirigirse a Bolinao «para tratar —dice el P. Francisco— de nuestro viaje y jornada de Japón».<br />

Una vez dispuesto ya todo, es el 23 de abril cuando se hacen a la vela hacia su nuevo<br />

campo misional en compañía de ocho religiosos de otras Ordenes. «Hicimos mal viaje —<br />

escribe el Padre— y padecimos muchos peligros y trabajos; a 20 de junio tomamos tierra en<br />

el reino de Satzuma, puerto de Focatagaura en estos reinos de Japón; a 8 de octubre me puse<br />

en camino con cuatro compañeros para esta ciudad de Nagasaki y a 14 del dicho mes entramos<br />

en ella». Deja luego constancia de su encuentro con el agustino P. Bartolomé Gutiérrez,<br />

su ida el 8 de enero de 1624 a Namexi para aprender la lengua y en julio a la isla de Firaxima<br />

con objeto de continuar su estudio y su regreso a Nagasaki. El 23 de septiembre daba comienzo<br />

a administrar, «aunque —según afirma— con mucho trabajo y no menos escrúpulo por<br />

estar corto en la lengua».<br />

Veamos ahora lo que sobre sus actividades apostólicas trae la Relación simple del martirio<br />

de nuestros VV. MM. del Japón 6 :<br />

«De día y de noche no cesaba de acudir a las necesidades de todos convirtiendo y<br />

bautizando a los infieles, levantando y reconciliando a<br />

6 BSN, a. 1967, 273. Cfr. la nota 2 de este capítulo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 33<br />

los caídos y conservando y alentando a los constantes, haciendo particular oración y<br />

rigurosas disciplinas en las casas donde se juntaban pidiendo a Dios misericordia y<br />

conservación de aquella cristiandad.<br />

Tres años se ocupó Francisco en estos ejercicios santos en Nagasaki y en las aldeas<br />

y pueblos circunvecinos, tan perseguido y acusado del tirano Unemedono, que<br />

gobernaba aquel reino, y de sus ministros, que no tenía hora de reposo ni lugar seguro<br />

7 . Sucedióle el año de 1625 que, habiéndose juntado muchos cristianos en una casa a<br />

confesar y oír la divina palabra, los ministros del tirano vinieron en busca de este siervo<br />

de Dios con afectuoso deseo de prenderle; pero los fieles, con toda brevedad, lo escondieron<br />

en un pozo, donde estuvo por algunos días, no cesando todos aquellos ministros<br />

de maldad de hacer extraordinarias diligencias por hallarle, hasta que, cansados,<br />

desistieron de su pretensión, y nuestro Francisco salió del pozo y, en hábito de<br />

mujer, en compañía de algunas virtuosas, escapó del peligro para mayor gloria de<br />

Dios.<br />

El mismo año de 25, habiendo llegado a Nagasaki con embajada una nao de Filipinas,<br />

supo Francisco que el capellán que en ella iba estaba muy enfermo y pedía confesión.<br />

Pero, al parecer, era imposible acudir a su consuelo, porque ni podían saltar en<br />

tierra los españoles, ni los de tierra podían ir a visitarlos, ni aun japoneses permitían<br />

los guardas llegasen a la nao. Viendo esto Francisco, dio en un arbitrio singular, y fue<br />

que se vistió en traje de esclavo y, tiznándose el rostro, manos y pies y todo lo que podía<br />

verse de su cuerpo, concertó con unos portugueses le sacasen de la ciudad diciendo<br />

era un esclavo y que le querían castigar por haber intentado la fuga. Ejecutaron su determinación<br />

y salióle a este varón santo tan a la medida de su deseo que le dio la Majestad<br />

divina un premio singular, permitiendo<br />

7 Unemedono o Unemedoro era gobernador de Nagasaki; no se trata, pues, del Emperador. El P. Rafael García<br />

en BSN, a. 1967, 274, nota 3, dice: «Como dato interesante para la historia de las persecuciones contra los<br />

cristianos en Japón, nos es grato registrar aquí lo que Jorge Midorikawa, corresponsal japonés del periódico<br />

lisboeta Diario popular, escribió en este periódico en el número correspondiente al 18 de julio de 1967. El<br />

artículo muy erudito es una entusiasta laudatoria del Beato Vicente. Y al hablar de las persecuciones, escribe,<br />

después de dejar sentado que shogunato significa gobierno central: «La época (de la llegada del B. Vicente<br />

a Nagasaki) no era propicia para sus actividades. En pleno shogunato de Tokugaw, las persecuciones<br />

contra los cristianos alcanzaron excepcional rigor. En 1624 asumió el poder Shogun III, Lemitsu Tokugawa,<br />

el que promulgó la Constitución de los Señores Feudales que ocasionaría el recrudecimiento de las persecuciones».<br />

Luego sigue diciendo el P. García: «Y aquí surge una divergencia histórica entre las informaciones<br />

enviadas a Lisboa y Roma y los hechos registrados en los archivos japoneses. En el extranjero se<br />

creía que todas las órdenes superiores para torturar y martirizar a los sacerdotes y fieles cristianos emanaban<br />

del Emperador. Mas a la luz que derrama la estructura política del Japón de entonces, tal interpretación<br />

es errónea. En realidad de verdad, el shogunato ejercía poderes dictatoriales que no dejaban margen al Emperador<br />

para inmiscuirse en los asuntos políticos y administrativos. La nación era el shogunato y éste era la<br />

nación. Es cierto que algunos cobardes señores feudales perseguían a los cristianos en nombre del Emperador;<br />

pero obraban así por temor a comprometer el prestigio del shogunato que más tarde podría aplicarles la<br />

pena de confiscación de sus territorios y bienes y hasta matarlos a ellos y a sus familias».


34 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ejercitase no sólo la caridad y amor fraternal, acudiendo a aquella obra de misericordia,<br />

sino también la paciencia en que siempre se aventajó. Fue, pues, el caso que, llegado<br />

a la nao, Francisco comenzó a vender a los españoles unas castañas que llevaba,<br />

con aspecto, palabras y acciones feroces y arrogantes (que es al modo del Japón), para<br />

con eso ser más desconocido, y fuélo de suerte que, enfadado un español de su modo<br />

arrogante, le dio un gran pescozón, llevándole Francisco con tal paciencia que no desplegó<br />

los labios. Confesó al capellán y, queriendo el español que le había maltratado<br />

echarse a sus pies, desengañado del disfraz, se lo estorbó este siervo de Dios advirtiéndole<br />

del peligro grande en que estaban y del riesgo que corrían si él fuese conocido.<br />

Con que se volvió en paz a la ciudad, dejando confusos a todos los de la nao.<br />

Era tan singular el celo que tenía este varón santo de la propagación de la Religión<br />

católica que a ese fin emprendía cosas grandes, rompía dificultades y facilitaba imposibles,<br />

como se vio en la resolución que tomó de ir a plantar la fe al reino de Fingaxi,<br />

quinientas leguas de Nagasaki, donde dejó a su compañero para que acudiese a las necesidades<br />

de aquellos afligidos cristianos. Partió a aquel reino el año de 26 y en menos<br />

de dos años que en él estuvo, hizo tan gran fruto que bautizó a ochocientas cuarenta y<br />

siete personas, muchas de las cuales fueron insignes mártires, como escribe este siervo<br />

de Dios en una carta al Padre Provincial de estas Islas por estas palabras: 'Por otras<br />

tengo avisado a V. R. cómo el año de 26 me embarqué en compañía de tres religiosos<br />

franciscanos para los reinos de Fingaxi, y luego hizo, digo, nuestro Señor por este instrumento<br />

inútil, con ayuda de mis dosucos (intérpretes) y coadjutores, ochocientos<br />

cuarenta y siete cristianos, etc., etc. Tuve nuevas que en el reino donde en particular<br />

estuve, que se llama Nagay, había habido persecución en que hubo sesenta y cuatro<br />

mártires, muchos de ellos mis hijos espirituales' 8 . Tres veces se vio en aquel reino en<br />

grandísimo peligro de ser preso, y la última de ellas estuvo cuatro semanas escondido<br />

en un lugar tan estrecho que apenas cabía en él sentado. Libre de esta tribulación, llamado<br />

de su compañero para consolarse y por la falta que había ya de ministros para la<br />

administración de tantos millares de almas, dio la vuelta a Nagasaki el año 28, y<br />

habiéndose visto con su compañero el Padre Fray Vicente de San Antonio y consolándose,<br />

se fue a una isla llamada Firaxima, donde estuvo algunos meses; pero luego se<br />

dividieron, quedándose cerca de la ciudad el siervo de Dios Fray Francisco y partiéndose<br />

el santo Fray Vicente la vuelta de Firaxima, en el distrito del reino de Omura.<br />

Celebrando misa el bendito Fray Francisco poco antes de que le prendiesen, afirma<br />

Roberto de Payva, vecino de Macao y persona de autoridad que se halló presente a<br />

ella, que, cuando llegó a limpiarse<br />

8 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,673; carta escrita desde la cárcel de Omura el 26 de octubre de 1630. Las frases<br />

transcritas están tomadas de diversos lugares de la referida carta. El Beato Francisco lo mismo que el Beato<br />

Vicente escriben Vomura en vez de Omura, y Nangasaqui por Nagasaki. La ciudad de Firaxima es la<br />

Hiroshima de la bomba atómica.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 35<br />

las manos, después que se las lavó diciendo aquellas palabras: Lavabo inter innocentes<br />

manus meas, el lienzo con que se limpiaba se bañó en sangre, el cual guardó esta persona<br />

con suma reverencia y dio después parte de él a un religioso de nuestra Descalcez<br />

en la ciudad de Macao, y hoy está en él la señal de la sangre 9 .<br />

Comunicóle Dios noticia a Francisco de cosas futuras, y así, mucho tiempo antes<br />

de que sucediese, predijo un caso muy grave que sucedió y se cumplió de la suerte que<br />

él lo había dicho. Fue grandemente caritativo, misericordioso, manso, apacible. Siempre<br />

andaba con el rostro alegre, pero con suma compostura y religiosa gravedad. Fue<br />

tan casto que se tiene por cierto conservó pureza todo el discurso de su vida. Fue tan<br />

observante de nuestro santo Instituto que, aun estando preso, para no faltar a la obra de<br />

manos en que nos manda nuestra Constitución ocuparnos una hora cada día, enviaba a<br />

pedir a los portugueses alambre y otros materiales para hacer disciplinas y cilicios.<br />

Anduvo Francisco en hábito de Japón todo el tiempo que vivió en aquel reino,<br />

hasta el día de su prisión, que fue después que se apartó de su compañero, en 18 de<br />

noviembre de 1629. Fue preso en los montes de Yaquinoura, y el día siguiente fue llevado<br />

de aquellos crueles ministros a Nagasaki cargado de prisiones, pero con singular<br />

alegría de su alma que iba todo el camino cantando alabanzas a nuestro Dios y predicando<br />

a los gentiles. Y, no obstante que los que le llevaban preso le mandaban callar y<br />

le daban a ese fin muchos golpes y palos, jamás desistió el siervo de Dios de su santo<br />

ejercicio. Antes se alegraba más con aquellos malos tratamientos, llevándolo todo con<br />

tan singular paciencia que enternecía a los que le miraban. Lleváronle a la presencia<br />

del tirano, donde, besando la tierra, en reverencia de los muchos mártires que en ella<br />

pusieron sus plantas, se levantó y levantó su espíritu a dar una larga reprensión a aquel<br />

ministro del demonio con tan gran afecto, con tan vivas y eficaces palabras que movía<br />

a todos los presentes, excepto al tirano, cuyo obstinado corazón se quedó en rebeldía,<br />

mandando fuese preso Francisco allí en la cárcel de su misma casa, con grillos y esposas.<br />

Fue llevado a la prisión y en ella halló al Padre Fray Bartolomé, religioso nuestro<br />

de la Observancia; al Padre Antonio Pinto, japón, religioso de la Compañía de Jesús, y<br />

a otros muchos cristianos que, por sólo serlo, padecían en aquella estrecha, inmunda y<br />

rigurosa cárcel, donde, consolándose con sus dichosos y santos compañeros, dejaremos<br />

a Francisco hasta que pongamos en su compañía al que se la hizo desde esta ciudad<br />

(de Manila) a Japón, al Padre Vicente de San Antonio».<br />

9 El religioso de quien se habla es el P. Agustín de Jesús María, de quien dice el P. SÁDABA (Catálogo, 81), que<br />

fue «comisionado por el Provincial para gestionar ante el Sr. Obispo de Macao se nos facilitasen los procesos<br />

de beatificación de nuestros Mártires de Japón, incoados en aquella Colonia portuguesa». Por otra parte,<br />

véase lo que decimos de este religioso en el articulo tercero del presente primer capítulo.


36 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III. El Padre Vicente de San Antonio<br />

En Albufeira, villa del Algarve en Portugal, vino al mundo nuestro Fray Vicente el 5 de<br />

abril de 1590. Recibió las aguas bautismales en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción.<br />

Llamábanse sus padres Antonio Simoes de Carvalho, médico, y Catalina Pereira 10 .<br />

Dio en su pueblo natal sus primeros pasos en su instrucción y educación, que después<br />

continuó en Lisboa a donde se trasladó con sus padres a la edad de catorce años.<br />

El entusiasta párroco de Albufeira e historiador del Beato Vicente, don <strong>Manuel</strong> Semedo<br />

de Azevedo, después de manifestar que sólo ha de narrar aquello que le parece estar probado<br />

históricamente, escribe 11 :<br />

«Fijada su residencia en Lisboa, allí hizo sus estudios y, considerando las circunstancias<br />

de su vida: hijo de padres hidalgos; rapaz dotado de dotes especiales; buen<br />

cantor, músico consumado; diestro tocador de instrumentos, principalmente la guitarra;<br />

conocedor de lenguas clásicas, con aptitud grande para el diseño, buena caligrafía<br />

y con el estudio de la medicina..., bien fácil es suponer lo que sería su vida de los<br />

quince a los veintisiete años».<br />

Estaba un día el joven Vicente preparado para viajar a Madrid, cuando su padre murió repentinamente.<br />

Este suceso tuvo una extraordinaria influencia en su vida, pues, luego de maduro<br />

examen, de contar con el consejo de su madre y de haber hecho también los ejercicios de<br />

San Ignacio en la iglesia de la Compañía de Jesús, decide hacerse sacerdote. El 18 de febrero<br />

de 1617 recibe en Lisboa el presbiterado de manos de don Fr. Tomás de Faria, Obispo de Targa<br />

y célebre traductor al latín de Os Lusiadas de Camoens. Había obtenido licencia para ello<br />

del Obispo de Algarve, D. Fernando Martins Mascarenhas.<br />

El año siguiente de su ordenación sacerdotal muere su madre y entonces nuestro biografiado<br />

retorna a Algarve para dar cumplimiento a las disposiciones testamentarias de aquélla.<br />

Y libre ya de todo lazo que podía atarle a las cosas de este mundo, deseoso de llevar a<br />

10 En CR, 2,192 se le hace natural de Lisboa, barrio de Alfama, y así figuró en las lecciones del Breviario de la<br />

Orden hasta que se corrigió en la edición de 1915, de conformidad con el acta de la profesión religiosa, escrita<br />

por el mismo Fray Vicente, en la que se lee «oppidi d'Albofeira». Lo mismo se ha de decir del apellido,<br />

Carvalho o Carvallo. En la citada acta figura sólo así: «filius legitimus Antonii Simoens et Catharina<br />

Pereyra». Últimamente, con motivo de los trabajos de investigación hechos para el Congreso habido en Albufeira<br />

en la solemne conmemoración del primer centenario de su beatificación, el infatigable P. Semedo<br />

encontró en Lisboa dos documentos de su ordenación sacerdotal en los que se le denomina Vicente Simoes<br />

de Carvalho. Para mayor información biográfica del Beato Vicente, cfr. CR, t. 2; F. SÁDABA, Catálogo, 68;<br />

G. OCHOA, Dos héroes; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 7,145; J. M. SEMEDO DE AZEVEDO, B. Vicente de<br />

Albufeira; BEATO VICENTE DE SANTO ANTONIO, Cartas do Japao; J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,648 ss. Estas<br />

y otras obras encontrará el lector en BSN, a. 1967, 346 ss. art. de A. MARTÍNEZ CUESTA, Fuentes bibliográficas<br />

para la biografía del BEATO VICENTE.<br />

11 J. M. SEMEDO DE AZEVEDO, B. Vicente de Albufeira, 27.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 37<br />

la práctica con mayor fruto su sacerdocio, resuelve ir a Méjico, como en aquel tiempo lo hacían<br />

no pocos portugueses.<br />

No se sabe si su paso a la llamada Nueva España tuvo lugar en 1619 ó 1620. Lo cierto es<br />

que el 21 de septiembre de 1621 recibía en la capital azteca el hábito agustino recoleto de<br />

manos del P. Fr. Andrés del Espíritu Santo, quien se hallaba en Méjico con un grupo de misioneros<br />

de paso para Filipinas.<br />

Era el 25 de marzo de 1622 cuando se hacía a la mar en Acapulco la nao en la que habían<br />

embarcado, con el citado P. Andrés, veintitrés religiosos, uno de ellos nuestro P. Vicente, para<br />

llegar en el mes de julio a Manila. En el convento de San Nicolás de esta ciudad continúa su<br />

noviciado hasta el 22 de septiembre, fecha en la que hace la profesión religiosa ante el mismo<br />

P. Fr. Andrés del Espíritu Santo, como Vicario Provincial.<br />

Muy bien conocía ya este Padre la virtud y otras relevantes prendas del P. Vicente de San<br />

Antonio, pues, poco tiempo después de profesar, es elegido para ir con el P. Francisco de Jesús<br />

a evangelizar en el Japón, como ya queda indicado en las notas biográficas dedicadas anteriormente<br />

a este religioso.<br />

Veamos también ahora lo que acerca del P. Vicente se lee en la Relación simple del martirio<br />

de nuestros VV. MM. del Japón 12 :<br />

«Fue la nueva de esta elección para nuestro Vicente de notable consuelo y de extraordinaria<br />

confusión. De consuelo, porque lo deseaba; y de confusión, por tenerse<br />

por indigno de tanto bien, principalmente en tan poco tiempo de religioso, juzgando<br />

como verdadero humilde era más benemérito que él de aquel favor el más mínimo de<br />

los religiosos que había en esta santa Provincia. Pero, considerando era voluntad de<br />

Dios, que movió la del Prelado para que lo eligiese; confesando su indignidad de méritos<br />

e insuficiencia, se embarcó en compañía de su santo hermano y Superior el Padre<br />

Fray Francisco, y en ella, pasados los trabajos del viaje, llegó a Japón, donde, por la<br />

claridad de su ingenio, se hizo en brevísimo tiempo tan capaz de aquella lengua que<br />

causaba admiración a los religiosos y naturales.<br />

Comenzó Vicente a ejercitar su ministerio con notable eficacia, predicando y administrando<br />

los santos Sacramentos. Convertía y bautizaba gentiles; reducía y reconciliaba<br />

caídos; alentaba a los de menos ánimo, y encendía a los de mayor fortaleza. No<br />

se sosegaba de día ni de noche, no sólo por el bien de las almas, sino por el remedio de<br />

las necesidades de los cuerpos, buscando cuidadoso limosnas para el sustento de los<br />

necesitados y pobres, obra en que también se ocupó siempre el Padre Fray Francisco,<br />

que ambos estaban abrasándose en caridad y amor de Dios y de los prójimos; quitábanse<br />

de su sustento para darlo, siendo tan moderado que no pasaba de unas pocas<br />

habas o fríjoles, o una escudilla de arroz cocido en agua, y las fiestas grandes, alguna<br />

sardina salada, que esto no siempre lo tenían.<br />

Para acudir Vicente y no hacer falta a su obligación, era fuerza, por estar la persecución<br />

muy rigurosa, mudar varios trajes y representar<br />

12 BSN, a. 1967, 277 ss; cfr. nota 2 del presente capítulo.


38 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

diversos papeles. Ya andaba como japón, ya como pobre y humilde, ya como portugués,<br />

ya como esclavo, vendiendo verdura, fruta, leña, pescado y otras cosas, para mejor<br />

poder acudir a las necesidades de los fieles. Constábale al tirano del grande fruto<br />

que este siervo de Dios hacía y deseaba sumamente haberle a las manos, para cuyo<br />

efecto tenía infinidad de ministros repartidos en muchas partes, los cuales espiaban y<br />

perseguían a Vicente. De manera que, para engañarlos y disuadirlos, vestido de portugués<br />

13 se entraba en las casas de otros que lo eran, cogía una guitarra, tocaba y cantaba<br />

dulcemente (porque lo era su voz), danzaba con destreza, jugaba las armas y hacía tantas<br />

y tales cosas que los ministros, persuadidos de que no podía ser religioso, lo dejaban<br />

de perseguir.<br />

Muchas veces se escapó de sus manos en hábito de mujer, en compañía de otras;<br />

muchas estuvo escondido en los montes y cavernas, y una, en particular, estuvo toda<br />

una noche metido en un cenagal todo el cuerpo, teniendo fuera de él lo que le bastaba<br />

para dar lugar a la respiración. Acción que le debilitó de tal manera, que hubo de enviar<br />

a pedir a un portugués con un pobre leproso algún sustento porque estaba para expirar.<br />

Tomaba, en medio de estas tribulaciones, tan rigurosas disciplinas, en compañía<br />

de muchos devotos japoneses (después de haber celebrado de noche, como se hace en<br />

aquellos reinos siempre que la Iglesia es perseguida), que dejaba admirados a los que<br />

le acompañaban.<br />

Tuvo noticia de algunas cosas futuras, y así predijo una persecución que había de<br />

haber, dos años antes de que sucediese, y se cumplió de la suerte que él lo había dicho,<br />

con no pequeña admiración de los que se acordaban de su advertencia.<br />

Era de complexión delicada, y así los continuos trabajos le tenían muy falto de salud,<br />

y últimamente, antes de su martirio, vino a estar tullido de pies y manos, como él<br />

se lo escribió a un primo suyo por estas palabras: 'Siempre estoy tullido de pies y manos;<br />

que los fríos de diez años en Japón y tres de cárceles, junto con los fríos del infierno<br />

de Arima, me tienen puesto en este estado. Todo son dolores y no puedo sosegar.<br />

Sea el Señor loado siempre' 14 .<br />

Ni fueron bastante enfermedades, fuerzas débiles, falta de abrigo, de sustento y de<br />

toda comodidad del cuerpo, para que el espíritu de Vicente aflojase un punto en procurar<br />

el bien de las almas; antes,<br />

13 Había en tierra japonesa muchos portugueses por razón del comercio.<br />

14 El P. Rafael García en BSN, a. 1967, 279, nota 7, dice que en las cartas del B. Vicente publicadas en el Bullarium<br />

no encuentra el texto transcrito. Por nuestra parte hemos de manifestar que dicho texto es un fragmento<br />

de una carta escrita por el Beato a un desconocido, conservado por el P. ANDRÉS DE SAN NICOLÁS en su<br />

Proventus messis dominicae, 113, 114 y que se copia en Cartas do Japao, 215 Dice así: «Pedibus ac manibus<br />

debilitatus iaceo: per decennium enim tempestates frigidae Iaponiae: per trienniumque carceres: Arimae<br />

ferventia balnea, et rigida frigora, in hunc adduxerunt statum. Conficior dolorum magnitudine, et nulla<br />

corpori adest requies. Sit Dominus in aeternum benedictus». En Cartas do Japao, 162, está traducida al<br />

portugués, y J. CABRITA, autor de la introducción, traducción y notas de este libro, dice que parece haberse<br />

escrito la citada carta un poco después de pasar el Beato por el «infierno» de Arima.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 39<br />

cuanto más débil, flaco y consumido, tanto más activo, diligente y cuidadoso andaba,<br />

de día y de noche, cumpliéndose en él, por la divina gracia, lo que el Apóstol decía de<br />

sí: Cum infirmor tunc fortior sum, cuando más enfermo y debilitado, entonces estoy<br />

más fuerte y apto para acudir al consuelo de mis hermanos.<br />

Siete años y dos meses se ocupó este siervo de Dios en la conversión de las almas<br />

en Nagasaki y sus contornos 15 . Hasta que en 18 de noviembre de 29, habiéndose visto<br />

con su compañero y prelado, el santo Fray Francisco de Jesús, y consolándose con él,<br />

se embarcó para una isla llamada Firaxima, a donde llegó al día siguiente, al fin del<br />

cual le avisaron llegaba una embarcación sospechosa al puerto. Conque, sin aguardar<br />

más, guiado de un hombre anciano, cabeza de aquel pueblo donde desembarcó, a toda<br />

prisa fue huyendo a los montes y en ellos estuvo cuatro días naturales sin comer ni beber<br />

cosa alguna, si no fueron tres hostias que llevaba y las comió el último día, ni le<br />

dieron lugar los ministros de los tiranos de Nagasaki y Omura que, juntos, en treinta y<br />

siete embarcaciones le buscaban con toda diligencia, cercando el monte por todas partes<br />

hasta seiscientas personas. Y viendo que no le podían haber a las manos, pusieron<br />

fuego a los montes, de que se vio este santo varón muy apretado por dos veces; pero<br />

como le guardaba Dios para mayores trabajos y para mayor corona, permitió que ambas,<br />

estando ya el fuego cerca de Vicente, se apagase. Fueron tantas las vueltas que<br />

dieron al monte aquellos ministros del demonio, tantas las diligencias que hicieron,<br />

que finalmente hallaron a nuestro varón santo, sábado 24 de noviembre, y cargándole<br />

de prisiones y desquitando con malas palabras y peores tratamientos el trabajo que les<br />

había costado su hallazgo, le llevaron a Nagasaki juntamente con los dosucos, coadjutores<br />

e intérpretes, y presentado al tirano, le mandó poner en compañía de los demás<br />

Padres que estaban presos en la cárcel de su casa, en 25 de noviembre, día de Santa<br />

Catalina, mártir».<br />

IV. Vidas paralelas<br />

Ya se encuentran nuevamente reunidos los siervos de Dios, pero ahora en la cárcel. Primero,<br />

en la de la casa del tirano. Después, en la de Omura donde los deja éste por espacio de<br />

dos años sin ocuparse de ellos. Finalmente, en la de Nagasaki. Ahora correrán paralelas las<br />

vidas de Fray Francisco y Fray Vicente hasta su consumación por el martirio. Así nos las presenta<br />

la misma Relación que, hasta este momento, las ofrecía por separado. A través de dicha<br />

Relación las vamos a continuar siguiendo nosotros.<br />

Se refiere en ella, primeramente, que, «presos los venerables Padres Fray Francisco y<br />

Fray Vicente, prendieron a todos los cristianos<br />

15 Explica el P. García en BSN, a. 1967, 279, nota 8, que desde el desembarco de los mártires en Japón no pasaron<br />

siete años y dos meses, sino seis años y cinco meses, ya que aquél fue el 20 de junio de 1623 y su prisión<br />

tuvo lugar en noviembre de 1629.


40 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

que habían sido sus caseros en aquellos contornos, a tres de los cuales dio el hábito de Donados<br />

allí en la cárcel el santo Fray Francisco (Vicario Provincial en aquel reino) y el de Terceros<br />

y Mantelatos de nuestro Instituto a veintitrés y todos ellos profesaron en sus manos. A<br />

éstos y a cuarenta y un Hermanos o Cofrades de la Cinta, admitidos a la Cofradía, algunos por<br />

el santo Fray Francisco y otros por el siervo de Dios Fray Vicente, les amonestaron de parte<br />

del tirano que dejasen la ley que profesaban y gozarían de los deleites de esta vida y alcanzarían<br />

grandes premios del Emperador». Ellos, «como discípulos de tales maestros», contestaron<br />

que «sería perder el tiempo» hablar de estas cosas, por lo que fueron condenados unos a<br />

ser quemados vivos y otros a morir «a hierro».<br />

Tres días después del martirio de éstos, fueron presos y llevados a Omura cinco personas,<br />

marido y mujer y sus tres hijos, todos Cofrades, y «por ser cristianos y caseros de los Padres,<br />

fueron degollados».<br />

No había transcurrido un mes de lo anterior, cuando padecían en Nagasaki el martirio<br />

otros seis, de los cuales tres eran Hermanos de obediencia y los otros tres Terceros o Mantelatos,<br />

a todos los cuales les había dado el hábito Fray Francisco algunos años antes de su prisión.<br />

Anduvieron éstos siempre con los dos Padres, «siendo fieles compañeros de sus trabajos,<br />

y se quedaron en compañía del santo Fray Vicente, cuando se apartó la última vez de su<br />

Prelado el Padre Fray Francisco y fue a la isla de Firaxima, donde, cuando el siervo de Dios<br />

huyó a los montes, ellos en 20 de noviembre de 1629 fueron presos por aquella multitud de<br />

japoneses que iban en busca de Fray Vicente. Y allí los atormentaron con increíble rigor a<br />

todos seis porque descubriesen dónde estaba el Padre, y principalmente retrocediesen apostatando<br />

de nuestra fe». El 28 de octubre de 1630 eran los seis degollados y, una vez quemados<br />

sus cuerpos, fueron echadas al mar las cenizas con objeto de que no las recogieran los cristianos<br />

y las venerasen.<br />

La noticia de este martirio llegó a la cárcel de Omura. Los siervos de Dios dieron gracias<br />

al Señor y al mismo tiempo le suplicaban con instancia que «no fuesen ellos, por sus culpas,<br />

menos favorecidos de su liberalidad y gracia que lo habían sido sus dichosos hijos».<br />

Y, efectivamente, «oyó nuestro misericordioso Dios estas tan humildes como justas peticiones<br />

de sus siervos», y el 25 de noviembre de 1631, a los dos años cabales de su prisión, se<br />

les dio aviso de que se les llamaba de Nagasaki, a donde fueron conducidos al día siguiente.<br />

Luego, el 4 de diciembre los sacaban de la cárcel para llevarlos al tormento de Arima. Iban<br />

con ellos el Padre Bartolomé Gutiérrez, agustino; el Padre Antonio Pinto, japonés, de la<br />

Compañía de Jesús; el Hermano franciscano Fray Gabriel de la Magdalena y dos mujeres:<br />

Beatriz Acosta, que luego sería de nuestra Tercera Orden, y su hija María Silva 16 . Todos ellos<br />

«fueron embarcados de uno en uno en<br />

16 En CR, 2,208, se dice que Beatriz y su hija María fueron desterradas en 1634 a Macao, donde con licencia del<br />

esposo y padre de ambas, respectivamente, Capitán Antonio de la Madre de Dios, tomaron el hábito en el<br />

convento de Santa Clara. Entonces Beatriz se quitó el hábito recoleto que el Beato Vicente le había dado y<br />

se lo dio el Provincial de Filipinas P. Fr. José de la Anunciación «para que lo guardase como reliquia del<br />

invicto Vicente».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 41<br />

unas embarcaciones pequeñas, aprisionados con grillos en los pies y gruesos cordeles en los<br />

brazos y gargantas».<br />

A catorce leguas de Nagasaki, del reino de Arima, existe un lago al que llaman Ungen o<br />

guingocu, que quiere decir «infierno» y cuyas dimensiones son las de una era de trillar. En él<br />

«hierve el agua envuelta en azufre con tanto ímpetu que sube más de una vara en alto». «Es<br />

tal la actividad de aquella infernal agua que, cuando se echa en ella algún cuerpo (como han<br />

echado a muchos cristianos vivos), en un instante aparecen los huesos limpios de carne, y en<br />

otros desaparecen, que nunca más se ven».<br />

«A este lago llevaron los ministros de Unemedono a los siete valerosos soldados<br />

de Cristo, cuidando de atormentarlos cinco tiranos, a quienes, como a jueces, cometió<br />

la ejecución del tormento. Y así puestos en tribunal, cerca del lago mandaban desnudar<br />

totalmente a los siervos de Dios, permitiéndoles solamente una toalla para cubrir lo inexcusable<br />

a la vergüenza y recato (piedad no pequeña en gente tan despiadada). Luego<br />

mandaban a cinco sayones les atasen cinco cordeles, uno al cuello y los demás a las<br />

manos y pies, con que, tirando de todos, venían a quedar como crucificados. Requeríanles<br />

primero que renegasen y que con eso excusarían el rigor del tormento y serían<br />

honrados por el Emperador. Y en respondiendo que no les obedecían ni dejarían de<br />

adorar al verdadero Dios ni de guardar su ley, como respondieron todos, les señalaban<br />

una piedra donde pusiesen los pies, advirtiendo que si de ella los movieran, era señal<br />

de que renegaban. A esto respondieron que, aun cuando el cuerpo hiciese algún movimiento,<br />

no le haría el corazón, que así se remitían a lo que su embajadora la lengua<br />

dijese.<br />

Oyendo esto, cogía un verdugo un vaso en que cabrían como dos azumbres, puesto<br />

en una vara de dos brazas y llenándole de aquel licor infernal, se le echaba sobre el<br />

cuerpo, con que al mismo punto se les abría por mil partes, y al tiempo de echarla daban<br />

todos voces: 'reniega, reniega'. Y luego con las mismas voces, asegundaban con<br />

otro vaso. Y después les daban a beber un poco de agua, los vestían y llevaban a unas<br />

chozas, que allí había para su albergue, arrojándolos allí en tierra sobre un poco de paja<br />

y volviéndoles a poner en prisiones de grillos y cordeles a los pies, manos y garganta,<br />

apretándolos de suerte que no podían reposar. Dábanles a comer una vez al día,<br />

porque ayunaban, con tanta abundancia que el mayor regalo era una sardina salada, no<br />

obstante que el tirano envió cocinero y médico para su regalo y cura, deseando alargarles<br />

la vida para atormentarlos más.<br />

El primero a quien atormentaron fue el Padre Vicario Provincial Fray Francisco<br />

de Jesús, y en el discurso de treinta días que allí estuvieron fue atormentado seis veces<br />

de esta suerte, y de todas le sacó Dios tan victorioso que los gentiles estaban admirados.<br />

El segundo fue el santo Fray Vicente de San Antonio, el cual fue atormentado


42 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

cinco veces, en la vuelta de los cuales advirtió a los tiranos que estaba flaco y con pocas<br />

fuerzas, y que así, cuando el cuerpo hiciese algún movimiento, no sería culpa suya;<br />

que su intento, deseo y voluntad era dar la vida por el verdadero Dios que adoraba, a<br />

quien ellos, como ciegos, no conocían. Atormentándole, pues, no obstante que él dice<br />

no lo sintió por estar ya el cuerpo como insensible, cuando le llegaron a mover para<br />

vestirle, cayó desmayado; ocasión de la que tomaron los verdugos para darle grandes<br />

voces, diciendo: 'reniega, reniega'. Pero engañóles su mal deseo, pues volviendo en sí<br />

el siervo de Dios con las medicinas que le dieron a beber y con las voces, con increíble<br />

espíritu levantó la suya más que ellos, diciendo: 'No reniego, no reniego, ni será bastante<br />

todo el infierno a obligarme a que lo diga, siendo favorecido de la gracia de<br />

Dios. Y así es cierto que os cansáis en vano'. Con esto le hubieron de llevar en brazos<br />

a su pobre posada».<br />

El Padre Pinto fue atormentado seis veces; el Hermano Fray Gabriel, sólo dos, «por ser<br />

muy viejo y haber quedado tal del segundo tormento que no se atrevieron a ponerle más en<br />

él»; el Padre Gutiérrez también sólo dos, «porque estaba muy enfermo y flaco»; María Silva<br />

en el primer tormento se movió, porque maliciosamente un verdugo tiró del cordel que tenía<br />

atado a un pie, con que creyeron los jueces que renegaba y la llevaron a Nagasaki, no obstante<br />

afirmar ella muchas veces «que no renegaba, sino que quería padecer por Cristo». «Su madre,<br />

Beatriz de Acosta, fue atormentada cinco veces, y a ella y al santo Fray Francisco dieron otro<br />

tormento, que fue tenerlos toda una noche sobre una piedra áspera y tener otra en la boca del<br />

grandor de un huevo».<br />

«El último día llevaron uno a uno a cuatro de los cinco religiosos al lago y, poniéndoles<br />

delante una imagen de Cristo, les mandaron que la pisasen, amenazándoles<br />

que, si no lo hacían, los echarían vivos al lago. A que respondieron todos que de ninguna<br />

manera les habían de obedecer ni era posible, y que si los echaban en el lago sería<br />

para ellos suma felicidad, pues por ese medio conseguirían más brevemente lo que<br />

tan ansiosos deseaban.<br />

Con esto mismo fueron a la choza del santo Fray Vicente, que por estar enfermo<br />

no lo llevaron como a los demás, el cual, oyendo la propuesta de los tiranos, descubrió<br />

los pies diciendo que, si ellos se los cortaban, podrían con ellos hacer lo que quisiesen,<br />

pero que de otra suerte trabajaban en vano» 17 .<br />

En vista de que nada se conseguía de los siervos de Dios, volvieron a llevarlos a Nagasaki,<br />

«donde causó su triunfo singular alegría<br />

17 Del artículo ya citado del periodista japonés Jorge Midorikawa es lo siguiente: «En el libro titulado KIRIS-<br />

HITAN FUDOKI —<strong>Historia</strong>s Regionales del Cristianismo— escribe el profesor Kataoka: Después de ser<br />

atormentado durante cinco días en una poza de agua sulfurosa y tan hirviente que subía a lo alto con gran<br />

ímpetu y furor, Fray Vicente fue interrogado por el gobernador si quería o no renegar de la fe. Y no obstante<br />

estar enfermo y sumamente debilitado, Fr. Vicente, altivo y heroico, echando sangre por su rostro, le respondió<br />

que prefería le cortasen los pies antes de pisar una imagen de Cristo Crucificado. En opinión de este<br />

autor, ésta fue la primera tentativa del shogunato para poner en práctica el nefando proceso del Fumie, pisar<br />

imágenes» (BSN, a. 1967, 288, nota 10).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 43<br />

y juntamente extraordinario sentimiento por verlos tan llenos de llagas y gusanos, tan maltrechos,<br />

desfigurados y consumidos y porque los apaleaban y maltrataban los verdugos porque<br />

cantaban himnos y alabanzas a Dios.<br />

«Estuvieron en la cárcel de Cruzmachi, donde todos los días celebraban a escondidas<br />

con sumo recato y se ejercitaban en rigurosas penitencias y en exhortar a los<br />

gentiles a que se convirtiesen, hasta el 2 de septiembre del año de 1632, que este día,<br />

para ellos el más alegre de los que vivieran en el mundo, les llegó un recaudo del tirano<br />

en que les decía las palabras que el santo Fray Vicente escribió luego a los cristianos,<br />

que son como siguen: 'Laus SS. Sacramento. Para honra y gloria de Dios digo que<br />

hoy, jueves, dos de septiembre, llegó a esta cárcel un recaudo del tirano en que decía<br />

que, supuesto estar preparado el lugar del martirio, en que mañana o al otro día se ejecutaría<br />

la sentencia de quemarnos vivos, como el Emperador tiene ordenado, con todo<br />

eso que nos advertía que, si renegábamos, seríamos libres y premiados. Respondimos<br />

todos a una voz que la vida que tenemos, daríamos a Dios cuando El nos la quisiere<br />

quitar, y que estábamos aparejados y alegres para la dar por su amor, por su Ley y<br />

Evangelio. Sea El Loado en las maravillas que usa con nosotros, tan indigno yo de<br />

ellas cuanto El largo y misericordioso en me las hacer. Pedimos todos encarecidamente<br />

a vuesas mercedes que nos encomienden a Dios'. Y luego firman todos cinco, mas el<br />

Padre Jerónimo de la Cruz, sacerdote y de la Orden Tercera del Seráfico Padre San<br />

Francisco, que había días que los acompañaba en la prisión 18 .<br />

Oyó el tirano la respuesta con poco gusto, pero no perdió la esperanza de salir con<br />

algo de lo que deseaba, que era hacer retroceder a alguno de estos seis valerosos soldados<br />

de Cristo. Y así envió segunda vez a la cárcel para que, sacando de ella a los dos<br />

sacerdotes japoneses, Antonio Pinto y Jerónimo de la Cruz y al Hermano Fray Gabriel<br />

de la Magdalena, los entregasen a tres renegados que él señaló, a cada uno el suyo, para<br />

que hiciesen con ellos, como lo hicieron, la última diligencia, procurando obligarles<br />

a negar nuestra santa fe, ya con ruegos y promesas, ya con rigurosas amenazas. Pero,<br />

por misericordia divina, fueron frustradas las diligencias de éstos y la esperanza de<br />

aquél, porque todos tres tuvieron tan singular valor (favorecidos de la divina gracia)<br />

que en lugar de condescender con lo que los renegados les pedían, los reprendieron<br />

ásperamente con tal espíritu que sólo en corazones tan obstinados como los suyos podían<br />

dejar de obrar sus palabras.<br />

Fue avisado Unemedono de lo que pasaba y, desesperado y furioso, los mandó<br />

volver a la cárcel y prevenir el martirio de manera que fuese tanto más penoso cuanto<br />

más prolongado. Para esto ordenó una novedad nunca hasta entonces usada, y fue que<br />

sobre las columnas<br />

18 Hay varias versiones de esta declaración con el cambio de algunas palabras; cfr. CR, 2,209; J. FERNÁNDEZ,<br />

Bullarium, 2,715; G. OCHOA, Dos héroes, 453; J. M. SEMEDO DE AZEVEDO, B. Vicente de Albufeira, 63;<br />

BEATO VICENTE DE SANTO ANTONIO, Cartas do Japao, 150, 154, 228; Beato Vicente de Santo Antonio-<br />

Processos da sua beatificaçao, 23.


44 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

que estaban puestas en hilera distante una de otra diez palmos, hiciesen un modo de<br />

enramado con ramas y mucha paja, y que encima pusiesen tierra y lo mojasen todo<br />

con agua salada. Y asimismo que la leña estuviese dos brazas distante de las columnas,<br />

revuelta con paja y mojada de la misma suerte, para que con eso mismo los atormentase,<br />

y el fuego, estando lejos, los consumiese más lentamente.<br />

Prevenido ya todo de la suerte dicha, el día siguiente, que fue viernes, 3 días de<br />

septiembre del año de 1632, a las diez del día, sacaron de la cárcel a nuestros seis esforzados<br />

combatientes metidos en unas literillas cerradas para que ni pudiesen ver ni<br />

ser vistos de persona alguna en todo el camino, y con la sentencia a las espaldas que<br />

decía 'morían por ser sacerdotes y ministros de cristianos y porque predicaban la Ley<br />

de Cristo en Japón'.<br />

No le valió tampoco esta prevención al tirano, pues el santo Fray Vicente por un<br />

resquicio alcanzó a ver a algunos portugueses que con la demás gente los seguían, y al<br />

mismo punto con armoniosas voces comenzó a decir: 'Viva, viva la fe de Cristo'. Y<br />

como no les respondiesen, dijo: '¿No hay quien me responda?' Y respondiéndole uno<br />

de los que iban más cerca 'viva', él prosiguió diciendo: 'Viva, viva'. Y todos seis cantaban<br />

con suavidad y alegría el Laudate Dominum omnes gentes, hasta que los sacaron<br />

de las literillas en el lugar del martirio, que está cercado por todas partes para que los<br />

cristianos no puedan llegar a él y puedan ver los tormentos.<br />

Allí se consolaron y animaron unos a otros, se despidieron con sumo regocijo y<br />

levantadas las manos y los ojos al cielo, dieron a Dios inmensas gracias por el favor<br />

singular que de su liberalidad recibían sin que hubiesen precedido méritos suyos. Despidiéronse<br />

de los cristianos encargándoles perseverasen en la fe y guardasen los mandamientos<br />

de Dios.<br />

Y luego aquellos fieros verdugos los llevaron a cada uno a una columna, en la<br />

cual les ataban con un cordel delgado sutilmente por un dedo de una mano, y la otra<br />

les dejaban libre para que se pudiesen desatar cuando quisieren.<br />

Aquí volvieron a dar gracias a Dios y a despedir y animarse unos a otros, y luego<br />

predicaron a los presentes sin cesar todo el tiempo que les duró la vida, que fue breve.<br />

Porque permitió Dios que la leña y paja levantase tan grande llama que dio en la enramada,<br />

con que cercados de fuego por todas partes, brevemente acabaron su carrera,<br />

entregando sus dichosas almas en manos de Aquel por quien habían dado sus vidas,<br />

disponiendo el Señor que con la prevención que el tirano juzgó sería más largo y penoso<br />

el martirio, le hizo más leve y acelerado.<br />

Estuvieron todos estos seis siervos de Dios tan inmobles en medio de las llamas<br />

que hasta que se les descubrieron los huesos y las entrañas y hasta el último espíritu,<br />

no hicieron más movimiento que si fueran de bronce. Antes bien, siempre predicaron,<br />

y el santo Fray Vicente, con la mano que tenía libre, sacó del pecho un crucifijo y, levantándolo<br />

en alto, dijo muchas veces: 'Viva, viva la fe de Cristo'. Y


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 45<br />

a sus compañeros decía: 'Ea, Caballeros de Cristo, viva, viva su fe santa'.<br />

Vióse sobre los cuerpos de estos gloriosos mártires un grande resplandor al tiempo<br />

de su martirio, y para que mejor se viese, dispuso la Majestad de Dios que estuviese<br />

muy nublado el cielo. Vióse también una ave blanca que, tendidas las alas, daba<br />

vueltas sobre los cuerpos de los mártires, a los cuales pusieron los tiranos muchas<br />

guardas hasta que se acabaron de quemar, quitaron las cenizas y las echaron al mar para<br />

que no viniesen a poder de los cristianos sus reliquias y las venerasen» 19 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Muestras de veneración a nuestros mártires. –Procesos<br />

de beatificación. –La solemne ceremonia. –Fiestas<br />

celebradas con este motivo en diversos lugares<br />

I. –Muestras de veneración a nuestros mártires<br />

Una gran multitud fue la que presenció el martirio. «Sería como de veinte mil personas»,<br />

afirma el segundo de nuestros cronistas 20 . Entre ellas se encontraban muchos cristianos naturales<br />

del país y algunos del extranjero. Estos cristianos consideraron y veneraron a los siervos<br />

de Dios como verdaderos mártires por la fe de Cristo, por lo que procuraron hacerse con alguna<br />

reliquia suya y se encomendaron a su intercesión en sus necesidades. Hasta algunos japoneses<br />

paganos llegaron a tenerles «en mucha veneración» 21 .<br />

Uno de los que estuvieron presentes fue el P. Domingo de Erquicia, dominico, más tarde<br />

también mártir, el cual escribió al P. Provincial de recoletos de Filipinas una carta en la que<br />

manifestaba «que fue testigo ocular del valor con que padecieron y aunque solicitó coger alguna<br />

reliquia de sus cuerpos, no pudo por el cuidado que los ministros tiranos pusieron en<br />

consumirlos y arrojar al mar las cenizas. Pero hace mucha y debida estimación de un pañuelo<br />

del Venerable Padre Fray Francisco de Jesús que, habiéndole tenido sobre las llagas del tormento<br />

de las aguas infernales, conservaba las costras de la carne denegrida y requemada».<br />

Después de dejar constancia de este testimonio en el segundo tomo de nuestras Crónicas<br />

22 , a continuación se inserta otro de un portugués, vecino de Macao, llamado Pablo Díez<br />

Carrillo, dado en Manila el año 1635 ante el señor Arzobispo don Fray Hernando Guerrero.<br />

Oigámoslo:<br />

«Es tan verdadero y cierto el gran ejemplo que estos benditos Padres<br />

19 Lo confirman dos testigos de un proceso, cfr. Procesos da sua beatificaçao, 52-53, 90.<br />

20 CR, 2,212.<br />

21 Procesos da sua beatificaçao; cfr. contestaciones a la pregunta vigésima; y respecto a la veneración de los<br />

infieles, cfr. 54-55-62.<br />

22 CR, 2,212.


46 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

dieron con su vida, costumbres y predicación que, como persona que tan bien los conoció<br />

y comunicó muy a menudo, sabe cuán santa vida hacían, cuán loablemente vivían.<br />

Y que no solamente son reverenciados en Japón, sino también en esta ciudad (de<br />

Manila) y en la de Macao. Y los que tienen algo, que alcanzaron en vida de estos santos<br />

mártires, lo veneran como reliquias. Y tiene por cosa cierta que, por una imagen<br />

que el santo Fray Vicente de San Antonio dio al Capitán Jerónimo de Macedo, que<br />

murió en el reino de Japón, después del martirio de estos gloriosos Padres, concedió el<br />

tirano la llevasen en alto y le enterrasen con ella en lugar sagrado, donde antes era lugar<br />

de iglesia, y que le acompañasen todos los cristianos, que serían en número de más<br />

de diez mil almas, llevando velas encendidas. Lo cual es de notar, porque, siendo el rigor<br />

tan grande contra la cristiandad, buscando a los que lo son para hacerlos renegar,<br />

en esta ocasión dio permiso el tirano a que se manifestasen y acudiesen a las exequias<br />

de este caballero: que se atribuye a cosa milagrosa. Y que Dios hizo este favor por la<br />

intervención y méritos del bienaventurado mártir Fray Vicente de San Antonio (de<br />

quien fue bienhechor y muy amigo el dicho Capitán Macedo) y la reliquia de la santa<br />

imagen que le dio».<br />

Solamente habían transcurrido tres meses del martirio de estos dos Padres, cuando tenía<br />

lugar el de otros dos agustinos recoletos también, los Padres Fray Melchor de San Agustín y<br />

Fray Martín de San Nicolás. Y, según se refiere en el ya citado tomo segundo de las Crónicas<br />

23 , después de relatar lo relacionado con los cuatro religiosos, «luego que se supo en Manila,<br />

se conmovieron los señores Obispos, los Cabildos, Real Audiencia, Religiones, Gobernador<br />

y todo el pueblo, acudiendo a nuestro convento a cantar el Te Deum laudamus, dando<br />

infinitas gracias a Dios por el valor y fortaleza que dio a sus Siervos, para padecer por su santa<br />

fe. Hiciéronse universales luminarias en toda la ciudad, ruido de campanas y demás festivas<br />

demostraciones, efectos de la devoción que en los pechos de todos, así españoles como naturales,<br />

puso la piedad. Y concurrían con gran afecto a pedir alguna alhajuela, medalla, rosario<br />

o papel de los dichosos mártires, entendiendo que por su intercesión les concedería Dios remedio<br />

de sus enfermedades. A este fin dicen muchas cosas que con su buena fe atribuyen a<br />

milagro». Y, luego de una referencia a una gracia atribuida al Padre Martín, añade el cronista:<br />

«A este modo pudiéramos acumular muchas cosas que, considerando la omnipotencia de Dios<br />

y los medios de que suele usar para manifestar su bondad en beneficio nuestro y honor de los<br />

que por su amor han dado la vida, pudieran contarse por milagros; pero nuestro ánimo es dejar<br />

esto (como debemos) a la calificación cierta de nuestra Madre la Iglesia, de quien, como<br />

regla infalible, esperamos que nos manifestará a estos sus siervos como mártires del Señor,<br />

cuando conviniere para gloria suya, crédito de los santos, autoridad de la Religión y edificación<br />

del católico pueblo».<br />

23 CR, 2,216; Processos, 207.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 47<br />

II. –Procesos de beatificación<br />

Muchos años pasaron hasta que esa esperanza manifestada por nuestro segundo cronista<br />

se convirtiese en gozosa realidad.<br />

«A la verdad —escribía el P. Pedro de la Dedicación, hasta no ha mucho Postulador general<br />

de la Orden— desde que se tuvo noticia de los mártires que padecieron en el año 1617 y<br />

a medida que nuevas informaciones traían emocionantes relatos de nuevos martirios, se apoderó<br />

de todos un afán santo, aunque quizás no muy ordenado, de recoger declaraciones de<br />

testigos, a fin de que el mundo tributase los justos honores de solemne veneración a tan ínclitos<br />

y esforzados atletas de la Religión cristiana. De aquí vino la aparición de tantos Procesos.<br />

De aquí nace también la confusión en que uno cae al estudiar esta causa, por no serle a uno<br />

fácil, dado sobre todo que no todos se tienen a mano para estudiarlos, establecer orden cronológico<br />

entre ellos, señalar la autoridad de que unos y otros gozan, conocer cuáles sean de autoridad<br />

Ordinaria y cuáles de autoridad Apostólica, y darse cuenta de cuáles se usaron útilmente<br />

y cuáles no tuvieron ningún suceso».<br />

Manifiesta a continuación el referido Padre que «va a hacer una enumeración de los Procesos<br />

de que nos dan cuenta nuestras Crónicas, los artículos del P. Sádaba y otras fuentes, y a<br />

señalar la cualidad, importancia y relevancia de los mismos, señalando cuáles fueron definitivamente<br />

usados por la Sagrada Congregación de Ritos para llegar a la Beatificación de los<br />

doscientos cinco mártires, que el Pontífice Pío IX elevó a los altares el 7 de julio de <strong>1867</strong>» 24 .<br />

No seguiremos al Padre de la Dedicación en lo que él mismo denomina «revuelto laberinto<br />

de los Procesos, Sumarios y Posiciones» 25 . Nos vamos a limitar a las siguientes anotaciones:<br />

el Papa Inocencio XI aprobó el 3 de febrero de 1687 esta resolución de la Sagrada Congregación<br />

de Ritos, constare de Martyrio ex parte tyranni; el año 1690 se preparó una segunda<br />

Positio para la discusión de la segunda parte, esto es, an constaret de Martyrio ex parte<br />

passorum, la cual no tuvo lugar en la referida Congregación, «pues, hechas varias tentativas<br />

para facilitar dicha discusión, ya un tanto complicada por el número de martirios y por la contienda<br />

que se agitaba de si eran necesarios o no los milagros o signos, Inocencio <strong>XII</strong> creyó<br />

oportuno suspenderla; Pío IX, por fin, atendiendo benignamente a las preces de los Postuladores<br />

de las Órdenes religiosas interesadas, autoriza en 1866 se reasuma la Causa y en el mes de<br />

febrero del año siguiente y en la mañana del martes después del Domingo de Sexagésima, en<br />

el Aula Máxima del Colegio Romano de la Compañía de Jesús,<br />

24 BSN, a. 1940, 37, P. DE LA DEDICACIÓN, art. Estado en que se encuentran en la actualidad las Causas de<br />

Beatificación y Canonización de la Orden. El lector, a quien le interese en particular todo este asunto, puede<br />

encontrar el estudio del autor citado en BSN, a. 1939, 242, 263; a. 1940, 16, 34, 149, 171, 195, 217, 244,<br />

264; a. 1941, 36. Asimismo en BSN, a. 1916, 36, 89, 138, art. F. SÁDABA, Nuestros mártires del Japón.<br />

25 BSN, a. 1941, 36.


48 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

declaró ita constare de Martyrio ex parte passorum, ut in casu, de quo agitur, procedi possit<br />

ad Beatificationem, y asimismo constare de Signis, y el 30 de abril del citado año, en la Biblioteca<br />

Angélica de los agustinos, reunida la Congregación para el juicio de Tuto, declaraba<br />

Su Santidad tuto procedi posse ad Beatificationem y el 7 de mayo firmaba el correspondiente<br />

breve, que comienza Martyrum rigata sanguine, por el que se decretaba la solemne Beatificación<br />

de los doscientos cinco mártires del Japón, dos de ellos nuestros agustinos recoletos<br />

Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio 26 .<br />

III. –La solemne ceremonia<br />

En el libro Mártires agustinos del Japón encontramos la información siguiente de tan<br />

importante y solemne acto 27 :<br />

«En la mañana del 7 de julio tuvo lugar la ceremonia de la Beatificación de los<br />

mártires del Japón, con la cual ha terminado la serie de magníficas fiestas que Roma<br />

ha ofrecido sin interrupción durante ocho días 28 . El adorno tan notable de la Basílica<br />

de San Pedro quedó casi intacto, de modo que esta Beatificación se ha hecho con mucha<br />

más pompa que de costumbre. Los cuadros de la tribuna fueron reemplazados por<br />

otros que representaban diversos milagros obrados por intercesión de los venerables<br />

mártires.<br />

Delante de la cátedra de San Pedro se colocó un magnifico cuadro, donde figuraban<br />

los bienaventurados gozando de la vista de Dios.<br />

La ceremonia comenzó a las diez. El Cardenal Patrizi, Prefecto de la Congregación<br />

de Ritos, llegó seguido de todos los miembros de la misma Congregación y tomó<br />

puesto en el coro.<br />

El Capítulo de San Pedro, con su Arcipreste el Cardenal Mattei a la cabeza, se<br />

adelantó a su vez y ocupó el lugar que tiene designado. En seguida comenzó la ceremonia<br />

de la Beatificación. El Secretario de la Congregación de Ritos fue a encontrar al<br />

Cardenal Patrizi y presentóle el breve apostólico de la Beatificación, pidiéndole autorización<br />

para hacerlo publicar solemnemente en la forma de costumbre, después de<br />

haber referido a grandes rasgos en un breve discurso los méritos de los venerables<br />

mártires. El Prefecto de la Congregación concedió el permiso solicitado, pidiendo antes<br />

el parecer al Cardenal Arcipreste de la Basílica de San Pedro. Acordado el consentimiento,<br />

el breve apostólico fue puesto en las manos de uno de los Prelados, quien<br />

desde lo alto del púlpito colocado al lado de la Epístola, lo leyó a los fieles.<br />

El notario de la Congregación de Ritos, en cumplimiento de los deberes de su cargo,<br />

extendió el acta auténtica de todo lo que acababa de pasar.<br />

26 El Breve de Beatificación en Apéndice segundo.<br />

27 M. JIMÉNEZ, Mártires agustinos del Japón.<br />

28 Habían tenido lugar en Roma ocho días de fiestas para celebrar el XIX Centenario del martirio de los apóstoles<br />

San Pedro y San Pablo. Durante ellas se verificó también la canonización de veinticinco Beatos; cfr. F.<br />

AGUILAR, Compendio de <strong>Historia</strong> eclesiástica general, 2,462.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 49<br />

Publicadas las letras apostólicas, los venerables mártires del Japón, ya Beatos a<br />

los ojos de la Iglesia, fueron objeto de la veneración de todos los fieles. El cañón del<br />

castillo de Sant-Angelo resonó y al mismo tiempo comenzó un repique general de<br />

campanas, descorriéndose el velo que cubría el cuadro de los Bienaventurados.<br />

Sus reliquias fueron expuestas sobre el altar y todos los asistentes cayeron de rodillas<br />

para invocar a estos nuevos protectores de la Iglesia, entonándose en seguida el<br />

himno compuesto al efecto y que causó la admiración de todos los que lo oyeron.<br />

Inmediatamente después comenzó la Misa del común de mártires, que fue celebrada<br />

por el Ilmo. y Rvmo. Mons. Pucchor Passavalli, Arzobispo de Iconium y Vicario<br />

de la Basílica. Esta Misa fue acompañada por una excelente música, dirigida por el<br />

caballero Salvador Melluzi, Maestro de la Capilla Julia. En el entretanto se repartieron<br />

a los fieles un gran número de grabados de los Bienaventurados y de libros que contienen<br />

sus vidas y el relato de sus gloriosos martirios.<br />

Por la tarde a las siete, el Sumo Pontífice, acompañado de los Prelados y oficiales<br />

de su casa, se presentó con los miembros del Sacro Colegio de Cardenales, todos de<br />

traje encarnado, y juntos adoraron las reliquias de los Bienaventurados, encomendándose<br />

a sus poderosas oraciones.<br />

Los Postuladores de la Causa, acompañados de diversos Prelados de las Órdenes a<br />

que pertenecieron los bienaventurados mártires, se aproximaron al Padre Santo, poniéndose<br />

ante él de rodillas y dándole las más respetuosas gracias por haberse designado<br />

conceder los honores del culto público a los doscientos cinco bienaventurados<br />

mártires del Japón. Al mismo tiempo ofrecieron al Papa un magnífico relicario que<br />

contenía reliquias de estos bienaventurados, la historia de su vida y de sus martirios y<br />

un precioso ramo de flores naturales.<br />

Algunos instantes después el Sumo Pontífice se retiró con los miembros del Sacro<br />

Colegio y los Prelados de su Corte a través de la multitud de fieles que llenaba la Basílica<br />

y que imploraba de rodillas la bendición del Vicario de Jesucristo.<br />

Entonces comenzaron las vísperas, que fueron cantadas con asistencia de los canónigos,<br />

de los beneficiados y de todos los capellanes agregados al Capítulo de la Archibasílica.<br />

Un buen número de Obispos extranjeros asistió a la fiesta de la mañana y de la<br />

tarde».<br />

A la información que acabamos de transcribir añadiremos por nuestra parte que a estos<br />

solemnes actos, además de los dos agustinos recoletos residentes en nuestro hospicio de Roma,<br />

el Procurador Padre <strong>Manuel</strong> María Martínez y el Hermano Fray Hilarión Rebolés, asistieron<br />

el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, como tal Comisario y en nombre de los religiosos<br />

exclaustrados de su antigua Provincia de Aragón; el Comisario de Filipinas, P. Guillermo<br />

Agudo, en representación de su Provincia, y dos religiosos exclaustrados por las antiguas<br />

Provincias de Castilla y Andalucía.<br />

«Cuatro agustinos recoletos —escribía el P. Gabino al Provincial de Filipinas— pasamos<br />

a Roma a la Beatificación de nuestros mártires


50 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en representación de la Congregación de España e Indias. Yo padecí más que todos juntos por<br />

el mareo en la ida y vuelta, pero todo me fue compensado por los gloriosos mártires en el dicho<br />

acto de la Beatificación. Qué pasó por mí, no lo sé. El Señor lo sabe; suyo fue todo» 29 .<br />

A petición del Procurador P. Martínez, la Sagrada Congregación de Ritos concedió a la<br />

Recolección Agustiniana, por decreto del 18 de julio de 1868, la misa y el oficio divino de los<br />

Beatos Vicente de San Antonio y Francisco de Jesús para el día 13 de marzo con rito de doble<br />

menor y del común Plurimorum Martyrum additis orationibus et lectionibus secundi nocturni<br />

propriis 30 .<br />

IV. -Fiestas celebradas con este motivo en diversos lugares<br />

Los agustinos recoletos no podían menos de festejar con gran solemnidad la subida a los<br />

altares de los dos hermanos suyos, Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio.<br />

En Manila el Definitorio provincial, en sesión habida el 28 de agosto del mismo año de<br />

este gozoso acontecimiento, aprobaba la celebración de una solemne fiesta cuando se recibiera<br />

el decreto de la Beatificación 31 .<br />

El Provincial P. Pablo Bienzobas, en contestación a la carta del P. Gabino Sánchez citada<br />

al final del apartado anterior, después de manifestarle «que siente no haber podido participar<br />

de las dulces y santas emociones que se experimentarían en el acto de la Beatificación<br />

29 AM, 67, Cartas, f. 280, carta del 1-9-67. A los gastos de la beatificación contribuyó con su parte correspondiente<br />

la Provincia de Filipinas y cooperaron también con donativos los agustinos descalzos italianos y los<br />

recoletos exclaustrados españoles (AM, 67, Cartas, ff. 272v, 276, 279, 280, 283, 285, 287v; 35, Definitorios,<br />

ff. 129, 131v, 133.<br />

30 Cfr. el decreto en Officia propria Sanctorum Ordinis Eremitarum Sanctt Augustini Ep., C. et Doct. etc., Madrid,<br />

1879, p. XI. El mismo P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez «consiguió que la Sagrada Congregación de Ritos diera<br />

un decreto el 20 de mayo de 1885 elevando el oficio y misa de los dos Beatos al rito de doble mayor. Escribiendo<br />

al Comisario de la Provincia de Filipinas en España, Padre Toribio Minguella, le decía: 'Nuestros<br />

Beatos mártires han tenido que contentarse este año con una simple conmemoración; para que esto no suceda,<br />

nuestros hermanos italianos y yo hemos pedido que fueran elevados a rito doble mayor; al menos podrá<br />

ser trasladada su fiesta y tener todo el oficio y misa'. En el Kalendarium Perpetuum de la Recolección<br />

Agustiniana editado en 1887 vemos que su fiesta aparece el 14 de marzo, así como también en la epacta o<br />

directorio de 1913, pero el 12 de julio de este mismo año 1913 aprobaba la Sagrada Congregación de Ritos<br />

un nuevo Kalendarium Perpetuum, en el que su fiesta se traslada al 3 de septiembre, asimismo con rito de<br />

doble mayor; mas en el aprobado el 18 de enero de 1915 reducíase al rito de doble y se le agregaba en el<br />

oficio y misa al Beato Bartolomé Gutiérrez, agustino compañero de martirio. Finalmente, el 30 de octubre<br />

de 1964 se traslada la fiesta al día 7 de septiembre con rito de tercera clase y añadiéndoseles otro agustino<br />

mártir en Japón, el Beato Pedro de Zúñiga» (BSN, a. 1967, 327, M. CARCELLER, Culto del Beato Vicente<br />

de San Antonio). Finalmente, en el nuevo Calendario de la Orden, aprobado por la S. C. para el Culto Divino<br />

el 20 de diciembre de 1972, se han reunido todos los Beatos mártires en el Japón, O. N. en memoria<br />

obligatoria el 28 de septiembre (AO, 13, 256).<br />

31 AM, 35, Definitorios, f. 131v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 51<br />

de los gloriosos mártires, hermanos nuestros», añade «que piensan celebrar en su obsequio<br />

una fiesta solemne; mas hasta que no llegue de oficio el decreto de Beatificación nada podemos<br />

determinar; sin embargo, todas las Corporaciones estamos haciendo grandes preparativos.<br />

Todo se lo merecen nuestros hermanos mártires» 32 .<br />

Y, una vez recibido dicho decreto, celebróse el 27 de abril de 1868 en nuestra iglesia de<br />

intramuros de Manila la fiesta de la inauguración del culto a nuestros dos Beatos «con la mayor<br />

solemnidad que les fue posible; a decir del público, jamás se había visto tanta brillantez y<br />

majestad en otras fiestas». Les honraron con su presencia el señor Arzobispo de Manila, el<br />

General segundo cabo de Filipinas, las comunidades religiosas y muchas personas de distinción.<br />

Acudieron asimismo todos los recoletos residentes en lugares próximos a la capital. En<br />

la misa y demás actos religiosos ofició de preste el Prior del convento, P. Mariano Cuartero,<br />

en funciones de Vicario provincial por hallarse el P. Bienzobas girando la visita en las provincias<br />

visayas. El Subprior del mismo convento, P. Santos Paredes, tuvo a su cargo el sermón<br />

que, según expresión del citado P. Cuartero, «gustó mucho a todos» 33 .<br />

En el colegio de Monteagudo se celebraron fiestas «muy lucidas». Es lo único que ha llegado<br />

a nosotros.<br />

En cambio, sabemos que en el de Marcilla tuvo lugar un solemne triduo en los días 2, 3 y<br />

4 de marzo de 1868 con asistencia del Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, y del Comisario<br />

de la Provincia en España, P. Lorenzo Mayor. Predicó los tres días el P. Pío Mareca. La<br />

tesis de su primer sermón fue: en la vida santa y apostólica de los Beatos Francisco y Vicente,<br />

coronada con la aureola del martirio, se encuentra la más alta justificación de la Orden de<br />

agustinos recoletos. En el segundo sermón expuso el testimonio que de Cristo dieron con la<br />

santidad de su vida los dos Beatos desde que abrazaron el estado religioso, con la predicación<br />

del Evangelio y con su martirio. Y en el tercer día desarrolló estos tres heroísmos: el de la<br />

perfección evangélica, el del apostolado y el del martirio. En los tres días acudió una gran<br />

concurrencia de gentes de Marcilla y pueblos circunvecinos y fueron muchos los fieles que se<br />

acercaron al tribunal de la penitencia y a recibir la sagrada comunión. Se distribuyeron más de<br />

setecientas estampas de los dos Beatos, a los cuales se les había dedicado en la iglesia sendos<br />

altares. Para mayor realce de las fiestas hubo también fuegos artificiales en la plazoleta de<br />

entrada al templo y convento 34 .<br />

32 AM, 67, Cartas, f. 283, carta del 6-11-67.<br />

33 AG, carp. Filipinas, 1862-1901, carta al P. Gabino Sánchez de 22-5-68; AM, 66, Cartas, ff. 145v, 147. Creemos<br />

que con este motivo de la beatificación de estos mártires recoletos se colocaron las dos pequeñas imágenes<br />

suyas que había junto al altar de N. P. Jesús Nazareno de la iglesia del convento de intramuros de<br />

Manila; asimismo las que todavía se contemplan en el altar de San Nicolás de Tolentino de la iglesia del<br />

convento de San Sebastián de la misma ciudad y las dos de la iglesia del de Cebú.<br />

34 En el libro de Gasto y Recibo de Marcilla (1865-1911), 1. 14v, cuenta de noviembre de <strong>1867</strong> hay un pago de<br />

3.000 rs. vellón a Eugenio Azcue por dos cuadros de los Beatos, que se colocaron en sendos altares que se<br />

les dedicaron; en el f. 16v, cuenta de febrero de 1868 pago de 1.702 rs. v. por los dos altares, y otro de 208<br />

en fuegos artificiales para la fiesta de los Beatos, y en el f. 17, marzo del mismo año, 200 a los músicos en<br />

el triduo en honor de éstos. Añadiremos que tal vez sean de aquel tiempo los cuadros de los Beatos existentes<br />

en la iglesia del convento de Monteagudo y los del de la Encarnación de agustinas recoletas de Madrid,<br />

del que era Capellán mayor en aquella fecha el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez.


52 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Los agustinos recoletos exclaustrados residentes en AlMagro y su comarca quisieron<br />

también celebrar este gran acontecimiento con una misa solemne el 28 de agosto de <strong>1867</strong>;<br />

unieron así la festividad del glorioso Padre San Agustín y la conmemoración de la subida a<br />

los altares de estos sus dos hijos los Beatos Francisco y Vicente. Tuvo lugar la función religiosa,<br />

con asistencia del clero y Ayuntamiento de la citada ciudad manchega, en la iglesia que<br />

perteneció al colegio que en la misma tuvo la Recolección Agustiniana hasta los tiempos de la<br />

exclaustración 35 . El sermón estuvo a cargo de uno de los religiosos exclaustrados, el sabio P.<br />

Joaquín de la Jara. Después de tomar como texto las palabras del Eclesiástico —50,13— Circa<br />

illum corona fratrum, estudió a San Agustín rodeado de un séquito grande de hijos suyos y<br />

se detuvo de un modo especial y extensamente en la vida y muerte gloriosa de los bienventurados<br />

Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio. Al dirigir a los nuevos Beatos varias súplicas<br />

como final del sermón, terminó del modo siguiente: «Rogad, en fin, por estos residuos<br />

de Israel, por los hijos dispersos de Agustín, estos hermanos vuestros que nos hemos reunido<br />

y que acaso no nos veremos juntos otra vez en este templo. Vacilamos ante la esperanza y el<br />

amor; pero influid, sobre todo, para que nos veamos un día gozando con vosotros en la eterna<br />

bienaventuranza» 36 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Aclaraciones sobre algunos mártires japoneses beatificados<br />

asimismo el 7 de julio de <strong>1867</strong><br />

En las lecciones del segundo nocturno del 28 de septiembre del Propio de Oficios de<br />

nuestra Orden, aprobado por la Sagrada Congregación de Ritos en 1915, después de hacerse<br />

referencia a la persecución desencadenada en Japón, a principios del siglo XVII, contra los<br />

cristianos, se lee: Inter hos eminuere viri sex Iaponenses, scilicet, Ioannes Chocumbuco, Laurentius<br />

Scizo, Mancius Xizizoiemon, Petrus et Thomas Cufioie, et Michael Chinosci, qui a<br />

beato Bartholomeo, Ordinis Sancti Augustini, per Evangelium Christo geniti ac tertio Augustiniano<br />

Ordini adscripti, Religiosis in propagatione fidei intrepide ministrabant; quos beatus<br />

Bartholomaeus ad martyrii palmam praeire, valde gavisus est. Se dice luego que, cuando los<br />

seis nombrados se encontraban en la cárcel de Nagasaki, beatus Bartholomaeus discipulos<br />

35 CR, 10,715,763; 11,655.<br />

36 Del sermón impreso en Madrid el mismo año <strong>1867</strong> como puede verse en el último capítulo del presente tomo<br />

de Crónicas en las notas biográficas de su autor el P. Jara.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 53<br />

suos paterne solari curavit, tertii Ordinis habitum ad singulos mittens. Y finalmente se afirma<br />

que su gloriosa muerte por Cristo tuvo lugar el 28 de septiembre de 1630 y que fueron beatificados<br />

el 7 de julio de <strong>1867</strong> por el Papa Pío IX 37 .<br />

En 1964 la Sagrada Congregación de Ritos aprobaba un nuevo Propio de Oficios de nuestra<br />

Orden. En la única lección del oficio de nuestros Beatos, refundidas en ella las tres del<br />

anterior, después de una referencia al martirio de Nagasaki en 1617 del Beato Fernando de<br />

San José, agustino, se dice lo siguiente: Cuius exemplum secuti sunt, praeter alios, Iaponenses<br />

loannes Shozaburo, aclulescens, ex martyribus natus, qui beati Bartholomaei catechistae<br />

munus obiens Ordinem est ingressus, et ipsius loannis in passione socii, Michaël Kiuchi Tayemon,<br />

Petrus Kuhieye et Thomas Terai Kahioye, oblati; Mancius Seizayemon vero et Laurentius<br />

Hachizo, tertiarii; qui in propaganda fide optimum praebuerunt adiumentum. Se nos<br />

da luego la fecha de su martirio en el año 1630, sin indicar día ni mes, y por último su<br />

beatificación por el Papa Pío IX 38 .<br />

Transcritos los textos anteriores, comenzaremos por manifestar que hemos creído un deber,<br />

como cronista, dar fin al presente capítulo dedicado a los Beatos Francisco y Vicente con<br />

unas aclaraciones acerca de tres de los seis mártires japoneses que figuran en los referidos<br />

textos.<br />

Ignoramos las razones que indujeron a la diferente redacción que se observa en los apellidos<br />

de los seis mártires en relación de un texto con el otro. Pero sí creemos estar en lo cierto<br />

de que, aun cuando en ninguno de dichos textos se haga constar, los Beatos Pedro, Mancio y<br />

Lorenzo pertenecen a la Recolección Agustiniana.<br />

El año 1919 publicó el P. Daniel Delgado, a la sazón Postulador de la Orden, un extenso<br />

y documentado estudio sobre este asunto en el Boletín de la Provincia de San Nicolás 39 . Nosotros,<br />

para probar<br />

37 Proprium 0fficiorum Ordinis Eremitarum Recollectorum Sancti Augustini, pars autumnalis, 71; Proprium<br />

Officiorum Ordinis Recoflectorum S. Augustini, pars autumnalis, 49<br />

38 Proprium Officiorum Ordinis Recollectorum S. Augustini, pars altera, 83.<br />

39 BSN, a. 1919, 225, D. DELGADO, Los seis Mártires japoneses, Terciarios de N. P. S. Agustín, beatificados por<br />

Pío IX. Nos parece oportuno copiar el segundo punto de este estudio. Habla así el autor: «Sin pretender<br />

menoscabar lo más mínimo la grande autoridad que, aun en materias históricas, tienen los libros, usando de<br />

la libertad que la Santa Sede nos concede, al declarar por la Sagrada Congregación de Ritos en decreto del<br />

28 de noviembre de 1914 (Acta Apostolicae Sedis, vol. VI, pág. 673), que al aprobar los Oficios particulares<br />

de Diócesis y Órdenes religiosas, y sobre todo las Lecciones del 2.º Nocturno «nullo modo intelligi ac<br />

dici posse diremptas quaestiones historicas circa res gestas, in eisdem Propriis et Lectionibus commemoratas,<br />

ac potissimum circa Sanctorum vel Beatorum, maxime antiquioris aevi, monachatum eorumque pertinentium<br />

ad unum vel alium Ordinem»; y, por último, para secundar los laudables intentos de la misma Santa<br />

Sede, manifestados en la Circular de dicha Sagrada Congregación de Ritos, de fecha 12 de mayo de<br />

1912, encargando un concienzudo estudio sobre las modificaciones que proceda introducir en las Lecciones<br />

del 2.º Nocturno de los Oficios particulares, vamos a estudiar desapasionadamente la cuestión». Y, después<br />

de consignar el P. Delgado lo que se dice en las lecciones aprobadas en 1915, examina estos tres puntos: Filiación<br />

espiritual de los seis mártires. Cuáles son los tres Beatos de la Orden. Verdadera fecha del martirio.


54 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

nuestro aserto, creemos suficiente aducir los testimonios que siguen:<br />

En octubre de 1637 se inició en Macao un Proceso Ordinario de conformidad con las peticiones<br />

y otros documentos presentados por el P. Fr. Agustín de Jesús María, como Procurador<br />

general en la Causa de los mártires en el Japón, tanto agustinos como recoletos.<br />

En dicho Proceso consta que el 28 de octubre de 1630 fueron degollados en Nagasaki,<br />

por la fe de Cristo, los siguientes:<br />

Juan Chocamburo, religioso profeso, catequista de Fr. Bartolomé Gutiérrez; Miguel Chinoxe,<br />

hermano donado, y Tomás Cefiyoye, hermano profeso, los tres de la Orden de San<br />

Agustín con cuyo hábito y correa murieron. Asimismo, Mancio Jefizeimon y Lorenzo Jefizo,<br />

ambos terciarios profesos y catequistas de Fray Vicente de San Antonio, y Pedro Culiyoye,<br />

hermano donado, profeso, intérprete de Fray Francisco de Jesús, Vicario de los agustinos<br />

descalzos, cuyo hábito y correa vestían también los tres al morir. Con ellos, imitándoles en la<br />

confesión de la fe, fueron igualmente decapitados tres seglares japoneses llamados Sebastián,<br />

Juan y Pablo 40 .<br />

El mismo Beato Francisco de Jesús nos ofrece otro testimonio en su carta al Provincial de<br />

Filipinas, escrita desde la cárcel de Omura el 26 de octubre de 1630. En ella, después de manifestar<br />

su esperanza en dar la vida a primeros de noviembre, continúa de este modo:<br />

«Ese mismo día entiendo morirán con nosotros otros quince que están presos en<br />

Nagasaki, entre los cuales nuestros dosucos —catequistas—: tres a quienes tengo dados<br />

el hábito de hermanos legos, y ya tienen hecha la profesión, la cual revalidarán en<br />

el lugar del martirio, do es junta nuestra suerte. Llámanse Fr. Agustín de Jesús María,<br />

Fr. Pedro de la Madre de Dios, Fr. Lorenzo de San Nicolás» 41 .<br />

Debemos advertir que el citado Fr. Agustín, antes de tomar este nombre, llamábase Mancio,<br />

como se lee en el Proventus Messis Dominicae del P. Fr. Andrés de San Nicolás, el cual<br />

dedica unas breves notas a estos tres Beatos 42 . Este mismo nombre lo vemos en el sucesor del<br />

P. Andrés en el oficio de cronista, el P. Fr. Luis de Jesús, autor del segundo tomo de Crónicas<br />

43 .<br />

Acerca de la verdadera fecha del martirio, 28 de octubre y no el 28 de septiembre que señala<br />

el texto de Propio de la Orden de 1915,<br />

40 Processos, 5, 9, 13, El Proceso Ordinario de Macao es muy interesante para estos seis mártires, para los Beatos<br />

Francisco y Vicente y para los otros dos recoletos mártires PP. Fray Martín de San Nicolás y Fray Melchor<br />

de San Agustín, aunque a su tiempo no se tomó en cuenta para su beatificación por ser Ordinario y no<br />

Apostólico. Se confía ahora en este Proceso para que estos dos últimos suban un día a los altares. La palabra<br />

dogico o dojuco que vemos en el Proceso dada a los seis mártires, se traduce por catequistas, porque,<br />

según el P. Cabrita, «los dogicos eran estudiantes que los misioneros preparaban para el sacerdocio o para<br />

la vida religiosa (una especie de seminaristas) y que entretanto desempeñaban el oficio de catequistas. La<br />

palabra dogico, escrita de varias maneras (dojucos, diucus, doxucos, duxucus...) es adaptación de un término<br />

japonés con que los bonzos designaban a los estudiantes de sus monasterios» (Cartas do Japao, 79, nota<br />

63). En cartas de los Beatos Francisco y Vicente encontramos estas otras formas de dicha palabra: dofucus,<br />

dozucus, doshiko.<br />

41 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,674.<br />

42 Ob. cit. Manipulus sextus.<br />

43 CR, 2,150.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 55<br />

ya hemos visto lo que se dice en el Proceso de Macao. Tenemos, además, el testimonio del<br />

mismo Beato Francisco de Jesús, el cual da también la fecha del 28 de octubre para el martirio<br />

de estos tres y sus compañeros en carta escrita al P. Provincial de Filipinas el 23 de noviembre<br />

del mismo año 1630 44 .<br />

Probada, pues, la pertenencia a nuestra Orden de los tres Beatos, oportuno es consignar<br />

aquí algunas noticias sobre ellos.<br />

Pedro de la Madre de Dios era natural de Maiezova, en el antiguo reino japonés de Oxú,<br />

hijo de padre gentil y de madre cristiana. En su juventud fue cuando el Beato Francisco le<br />

inició en las verdades de la fe cristiana. Luego, como ya hemos visto, recibió de su mano el<br />

hábito y la profesión religiosa. Le acompañó en sus correrías apostólicas y con él fue preso en<br />

los montes de Yaquinoura. Contaba treinta y un años de edad cuando recibió la palma del<br />

martirio.<br />

Lorenzo de San Nicolás nació en el pueblo de Sasoco, del reino de Omura. Sus padres<br />

eran unos cristianos piadosos. Vistió nuestro hábito, lleno de celo por la propagación de la fe<br />

y la salvación de las almas. Ejercitábase en obras de piedad, curaba a los enfermos y ayudaba<br />

a bien morir a los moribundos. Todo su empeño era llevar a muchos al conocimiento del verdadero<br />

Dios y al cielo. Fue apresado en la isla de Firaxima, cuando se trasladó a dicho lugar<br />

con el Beato Vicente. Al padecer el martirio era de veinticinco años de edad.<br />

Agustín de Jesús María, llamado anteriormente Mando, era hijo de padres nobles del antiguo<br />

reino de Cicuyo, de donde se trasladó a Nagasaki. Al morir su padre, fue desterrado con<br />

su madre por profesar la fe cristiana. Se internó a vivir en la selva, donde levantó una pequeña<br />

choza que le servía de albergue. Entregado a la penitencia y la oración, se preparaba para la<br />

muerte; mas, atraído a la Recolección Agustiniana por el Beato Vicente, fue escogido por éste<br />

para ser compañero suyo en la predicación del Evangelio; con él permaneció hasta ser apresado.<br />

Al morir martirizado tenía de edad veinticuatro años 45 .<br />

Los tres estuvieron cerca de un año en la cárcel de Cruzmachi en compañía de los otros<br />

tres que conmemoramos con ellos en el Oficio divino, y de tres más, llamados Pablo, Juan y<br />

Sebastián, que el Proceso Ordinario, ya citado, de Macao de 1637 les da como seglares y, en<br />

cambio, el Beato Francisco afirma que fueron hermanos terciarios profesos 46 , y lo repite el<br />

tomo segundo de nuestras Crónicas. En éste se relatan unas cortas noticias sobre los tres, antes<br />

de pasar a describir la estancia de todos ellos en la cárcel y luego su glorioso<br />

44 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,684,685. Ni esta carta del Beato Francisco ni la citada anteriormente consultó, al<br />

parecer, el P. Delgado, pues no aduce tan interesante testimonio sobre los nombres de los tres Beatos y la<br />

fecha de su martirio.<br />

45 CR, 2,150; ANDRÉS DE SAN NICOLÁS, Proventus messis dominicae, manipulus sextus, 118. El Beato Francisco<br />

le da a Fray Lorenzo la edad de veintinueve años (Bullarium, 2,693).<br />

46 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,684,685.


56 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

martirio 47 . Creemos de interés repetir en estas páginas la relación siguiente:<br />

Pablo Nangati, hijo de padres cristianos, como arreciase la persecución, se trasladó desde<br />

su pueblo Cuchinotzu a Nagasaki, donde se dedicó a la navegación para el sustento de su familia.<br />

Como el tirano le ordenase abandonar la fe o su oficio, escogió permanecer firme en su<br />

religión y dedicarse a obras de piedad y dar posada y favorecer a los misioneros. Llegó a saberse<br />

que trataba de conducir religiosos y por ello fue condenado a muerte. Entonces huyó a<br />

los montes y allí se encontró al Beato Vicente, que le recibió en el número de los terciarios de<br />

la Recolección y lo tuvo como compañero. Fue, por fin, apresado junto a la isla de Firaxima y<br />

le dieron tormento para que descubriera el lugar en que se encontraba el Beato Francisco, con<br />

empeño grande buscado; también intentaban que abandonase la fe cristiana. Al no conseguirlo<br />

con tormentos, lo procuraron con halagos y promesas. Mas, todo fue inútil, por lo que fue<br />

trasladado a la cárcel de Nagasaki.<br />

Juan, natural del pueblo de Miye, era hijo de Mancio y Catalina, cristianos caritativos que<br />

recibían en su casa y sustentaban con gran afecto a los ministros del Evangelio. Fue Juan admitido<br />

en nuestra Orden Tercera y mostró tal ejemplo de virtudes cristianas que, como tuviere<br />

noticia de ello el tirano, le prendió y puso en la cárcel.<br />

Sebastián tuvo por padres a Cosme y Lucía, del pueblo de Mogui, junto a Nagasaki. Recibió<br />

el bautismo de manos de un Padre de la Compañía de Jesús. Después, admitido en nuestra<br />

Orden Tercera, se ocupaba en santos ejercicios cuando fue apresado y puesto en tormentos<br />

para que descubriera a los misioneros. Como no accediera, para obligarle a renunciar a su fe,<br />

multiplicáronle las penas, entre las que no fue la menor el tormento dado en su presencia a su<br />

esposa e hijos; mas ni aun de este modo se consiguió que flaqueara su valor y constancia.<br />

Una vez juntos los nueve en la cárcel de Cruzmachi, se dedicaron a predicar la fe a los<br />

gentiles y confortar a los cristianos que habían retrocedido en ella; obtuvieron gran fruto.<br />

Cantaban las divinas alabanzas; ayunaban rigurosamente y hacían extraordinarias penitencias.<br />

Como viese el tirano Unemedono que no le servía medio alguno para doblegarles a la apostasía<br />

de su religión, les condenó a ser decapitados, sentencia que escucharon de rodillas, dando<br />

infinitas gracias a Dios por haberles escogido para dar su vida por Él.<br />

Fue el 28 de octubre de 1630. Con estos nueve sacaron también de la cárcel a otro cristiano<br />

cuyo nombre se ignora, aunque se sabe que era asimismo «hijo espiritual de los benditos<br />

Padres Fray Francisco y Fray Vicente» 48 . Fueron cantando divinas alabanzas y predicando a<br />

los gentiles hasta que los verdugos les colocaron sogas en sus bocas. Una vez en el lugar del<br />

martirio, en las afueras de Nagasaki, hicieron de rodillas fervorosa oración y, luego, con las<br />

manos y los ojos levantados<br />

47 CR, 2,150-152.<br />

48 También el Beato Francisco dice que fueron diez (Bullarium, 2,685).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 57<br />

hacia el cielo, aguardaron con admirable fortaleza el golpe del cuchillo.<br />

«Al Hermano Fray Lorenzo de San Nicolás le llevaron cabeza y brazos de un golpe<br />

de catana, y, degollados todos, a una de las cabezas se oyó pronunciar, dividida del<br />

cuerpo, los dulcísimos nombres de Jesús y María con mucho consuelo de los católicos<br />

presentes. Después los desnudaron del todo. Aquí se vieron en los benditos cuerpos las<br />

heridas que habían hecho en ellos las disciplinas y cilicios: ejercicios de la cárcel. Los<br />

verdugos probaban en ellos sus catanas, apostando a la que más cortaba. De esta suerte<br />

los despedazaron y, quemándolos, echaron las cenizas al mar, para que no llegasen a<br />

manos de los católicos».<br />

No queremos poner fin a estas líneas sobre nuestros mártires del Japón sin dejar constancia<br />

de que el 28 de septiembre de 1630, es decir, un mes antes del martirio de los anteriores,<br />

había tenido lugar cerca de Omura el de otros setenta y dos japoneses, entre hombres, mujeres<br />

y niños. De ellos tres eran hermanos donados, veintitrés, terciarios, y cuarenta y seis, cofrades<br />

de la Correa. Cuarenta fueron quemados vivos, atados a un palo de dos en dos; a los restantes<br />

los decapitaron. La mayor parte estaban en la cárcel con los Beatos Francisco y Vicente. A los<br />

demás, hijos y esposas de algunos de aquéllos, los llamaron de sus pueblos dos días antes del<br />

martirio, esto es, el 26 de septiembre, día en que el Beato Francisco, actuando de testigo el<br />

Beato Vicente, recibió en la misma cárcel la profesión de los hermanos donados y de los terciarios.<br />

Los cofrades de la Correa ya lo eran con anterioridad a su encarcelamiento, no obstante<br />

el Beato Francisco los empadronó de nuevo y dioles correas a costa de la Orden, como<br />

afirma el mismo Beato, que añade luego: «de manera que después acá que llegamos a esta<br />

tierra, mi compañero y yo, bien han sido al pie de trescientos mártires que ha habido de la<br />

cinta de nuestras cofradías, fuera de otros muchos que tendrán nuestros padres observantes» 49 .<br />

49 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2,663-675. El Beato Francisco escribe que los presos, algunas mujeres e hijos estaban<br />

depositados en casas particulares por no caber todos en la cárcel y asimismo indica que fueron sesenta<br />

y siete los mártires. No cuenta, al parecer, cinco de la lista que nos da el Beato Vicente, quien dice que fueron<br />

al martirio tres días después de los demás (Bullarium, 2,672). Cfr. la lista de nombres en el Apéndice<br />

tercero.


CAPÍTULO II<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio <strong>1867</strong>-1870<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

El Comisario Apostólico y el Capítulo Provincial. –El representante del<br />

Superior Gobierno de Filipinas. –Celebración del Capítulo con<br />

todas sus actuaciones. –Lo confirma el Padre Comisario<br />

Apostólico con algunas puntualizaciones<br />

I.- El Comisario Apostólico y el Capítulo Provincial<br />

A la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas correspondíale celebrar su Capítulo<br />

en el mes de mayo de <strong>1867</strong>.<br />

El Comisario Apostólico, P. Fr. Gabino Sánchez de la Concepción, bajo la influencia, sin<br />

duda, de lo acaecido como consecuencia de los sucesos del colegio de Marcilla, extensamente<br />

relatado en el tomo XI de estas Crónicas 1 , quiere hacer uso de su derecho 2 y se decide a intervenir<br />

en dicho Capítulo con la designación de su Presidente y el envío a éste de algunas advertencias.<br />

1 CR, 11,753 ss.<br />

2 COR, a. 1745, pars III, c. X, n. 7. De conformidad con el n. 9, si el Vicario General, ausente, no ha nombrado<br />

Presidente del Capítulo, preside el mismo el Definidor Provincial más antiguo en nombre de dicho Vicario<br />

General. Examinados todos los Capítulos Provinciales de la Provincia de Filipinas, encontramos que solamente<br />

fueron presididos por un religioso designado por el Vicario General los celebrados en los años 1624,<br />

1633, 1668, 1743 y 1755. Creemos oportuno anotar lo sucedido en el de 1764. «Habiendo presentado una<br />

carta cerrada el P. Lector Jubilado y Visitador General de esta Provincia, Fr. Esteban de Santo Tomás de<br />

Villanueva, se halló ser una presentación al Venerable Capítulo adjunta una Cédula Real de su Majestad en<br />

que constaba y nos daba noticia de una Patente de Presidente de Capítulo que N. P. Vicario General le<br />

había concedido. Pero porque dicha Patente de Presidente se le había perdido, exponía a la seria y prudente<br />

reflexión de los PP. Capitulares, si en virtud de aquella Cédula Real, le admitían por Presidente de dicho<br />

Capítulo, a lo que unánimes y conformes todos los Padres del Capítulo pleno fueron de parecer no se le debía<br />

admitir por Presidente del dicho Capítulo atenidos al rigor de la ley, en que por derecho municipal debían<br />

ser presentadas dichas Letras de N. P. Vicario General» (DCF, 534).


60 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El 18 de diciembre de 1866 firma un decreto por el que nombra al provincial absoluto P.<br />

Fr. Antonio Úbeda de la Santísima Trinidad y, en su defecto, al P. Fr. José Tornos de San<br />

Francisco Javier y, a falta de los dos, al P. Fr. Sabas Tejero de la Madre de Dios, para presidir<br />

y hacer sus veces en los Capítulos Provincial próximo e Intermedio de la Provincia de Filipinas<br />

«con todas las facultades necesarias al efecto» 3 .<br />

Al remitir este decreto, les dirige unas letras en las que les advierte lo siguiente:<br />

«Es la ocasión y bríndase la oportunidad de, postergando toda aceptación personal<br />

y toda mira repugnante y rastrera, colocarse con humildad y confianza bajo la influencia<br />

directa del Espíritu Santo y cooperar con los RR. PP. Capitulares para dar a esta<br />

nuestra amada Provincia, en el Capítulo próximo, un Provincial digno de este nombre,<br />

humilde, caritativo, sabio, experimentado, previsor, prudente, laborioso y celoso; un<br />

Provincial justo que, apreciando en todo su valor los trabajos de sus súbditos, premie<br />

los méritos, rectifique sus ideas, morigere sus costumbres, fomente sus virtudes y corte<br />

sus defectos sin dolor ni resentimiento; un Provincial, para decirlo de una vez, dotado<br />

de todos los requisitos que reclaman nuestras sagradas leyes, los tiempos presentes y<br />

nuestra actual situación.<br />

Conviene también —sigue diciendo— que los Reverendos Padres llamados a<br />

formar el V. Definitorio de esa nuestra Provincia participen de los mismos sentimientos<br />

y condiciones, y que los demás destinos se provean en religiosos dignos según su<br />

mérito y capacidad.<br />

Los colegios de Monteagudo y Marcilla —advierte luego—, como los más importantes<br />

de la Provincia, merecen especial consideración y solicitud de parte de los Reverendos<br />

Padres Capitulares y de nuestra autoridad. Los cargos de Rector y demás de<br />

estos colegios deben proveerse siempre en religiosos dignísimos llamados ad hoc desde<br />

su profesión».<br />

Seguidamente hace algunos comentarios sobre las vocaciones y añade que hay que estudiar<br />

a los jóvenes y eliminar sin compasión a los que lo merezcan. Indica que la permanencia<br />

del P. Jubilado Fray Juan Gascón del Ángel Custodio en el colegio de Marcilla «es muy útil y<br />

aun necesaria para morigerar con su ejemplo, con su consejo y dirección la conducta de los<br />

jóvenes, y no permitiremos sea removido de dicho colegio entre tanto no nos conste su mayor<br />

utilidad y conveniencia en otro punto. Para el de Monteagudo convendría otro Padre grave de<br />

iguales condiciones, si bien no lo consideramos tan necesario como en el de Marcilla».<br />

Manifiesta a continuación que hay un cargo delicadísimo en estas circunstancias y es el<br />

de Procurador General, Comisario y Vicario Provincial de la Provincia en España, y agrega:<br />

«El R. P. Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua, que viene desempeñando dicho cargo,<br />

disgustado con motivo del acontecimiento de Marcilla y sus tristes consecuencias, parece<br />

estar resuelto a mandar la renuncia al próximo<br />

3 AG, Registro de la Comisaría Apostólica, f. 4; carp. 1 bis.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 61<br />

Capítulo Provincial, en cuyo caso conviene sepan los RR. PP. Capitulares que tenemos a dicho<br />

P. Guillermo nombrado in pectore Definidor General representante de esa nuestra Provincia<br />

en el Consejo o Definitorio General de la Congregación. La provisión, pues, del sobredicho<br />

cargo debe hacerse en religioso de tales y tantas condiciones que a las virtudes y observancia<br />

monástica reúna el conocimiento y pericia en el manejo y dirección de los asuntos que<br />

posee dicho Padre Agudo. Es necesario cuidar los ministerios y estudiar de cerca a los hombres<br />

para comprender bien la fuerza que entraña esta indicación».<br />

Pone fin a sus letras el P. Comisario Apostólico diciendo que espera en el Señor y en la<br />

religiosidad de los Padres, a quienes se dirige, que su conducta le proporcionará la satisfacción<br />

de darles un voto de gracias por el acertado y fiel desempeño del honroso cometido que<br />

les confía.<br />

Con fecha 3 de febrero de <strong>1867</strong> escribe de nuevo el P. Gabino Sánchez al P. Antonio<br />

Úbeda y, después de repetir algunas de las anteriores advertencias, añade que los Padres Capitulares<br />

tengan presente lo ocurrido en Marcilla para no darles destino en los colegios de España<br />

a los Padres Fr. Gregorio Logroño del Dulce Nombre de María y Fr. Santiago Benito de las<br />

Cinco Llagas, Rector y Vicerrector, respectivamente, de aquella casa cuando los acontecimientos<br />

a que se ha hecho referencia al principio.<br />

II.- El representante del Superior Gobierno de Filipinas<br />

Como se venía verificando desde el Capítulo Provincial de 1840, en cumplimiento de lo<br />

ordenado por el decreto dado por el Superior Gobierno de Filipinas el 14 de diciembre del año<br />

anterior 4 , el Provincial, P. Fr. Agustín Olmedillas del Carmen, pone el 4 de mayo de <strong>1867</strong> en<br />

conocimiento del Gobernador General y Vice Real Patrono de aquellas islas que el día 11 del<br />

citado mes, entre las siete y las ocho de la mañana, tendrá lugar en el convento de Intramuros<br />

de Manila la elección del nuevo Provincial. Y con fecha 7 comunícale el citado Gobernador<br />

General haber sido nombrado, para que asista al referido acto, el consejero de Administración<br />

don Felipe Govantes 5 .<br />

III.- Celebración del Capítulo con todas sus actuaciones<br />

El día 10 del mes de mayo del año <strong>1867</strong> daba comienzo en el convento de San Nicolás de<br />

Tolentino de Manila el Capítulo Provincial de Filipinas 6 con asistencia de los siguientes religiosos<br />

vocales:<br />

P. Provincial, Fr. Agustín Olmedillas del Carmen; P. ex Provincial,<br />

4 Por este decreto se autorizó a las Órdenes religiosas establecidas en Filipinas que continuasen celebrando sus<br />

Capítulos Provinciales, suspendidos por una real orden de 16 de noviembre de 1836, siempre que, algunos<br />

días antes de su celebración, lo comunicasen al Gobernador General de aquellas islas, con el fin de que éste<br />

pasara aviso al Oidor más antiguo de la Real Audiencia para que concurriera al acto del Capítulo. Este acto<br />

era el de la elección o proclamación del nuevo Provincial. Cfr. CR, 11,78,89,90.<br />

5 AM, 50, Oficios, ff. 359v, 363.<br />

6 AM, Lib. 4.º de Becerro, ff. 83-88, Por tratarse del primer Capitulo Provincial de Filipinas que figura en el<br />

presente tomo, su reseña se hace con especial detalle, como en los tomos anteriores.


62 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Fr. Antonio Úbeda de la Santísima Trinidad; PP. Definidores, Fr. Simón Loscos de Santa Catalina,<br />

Fr. José María Martínez del Ángel Custodio, Fr. Miguel Magallón de San Crispín y Fr.<br />

Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano; PP. Priores, Fr. Rafael Hernández de San Antonio<br />

de Padua, de Manila; Fr. Timoteo Gonzalo del Carmen, de Cavite; Fr. José María Cabañas<br />

del Carmen, de Cebú; Fr. Marcial Bellido de la Concepción, de Tandag; Fr. Cipriano Angós<br />

del Rosario, de Taytay; Fr. Esteban Madurga de la Encarnación, de Dapitan; Fr. Francisco<br />

Arellano de San José, de Romblón; Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana, de Bolinao; Fr. Sabas<br />

Tejero de la Madre de Dios, de Calapán; Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de Tolentino, de<br />

Bislig, y Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio, de Zamboanga; P. Secretario de Provincia, Fr.<br />

Severino Garijo de la Asunción; P. Procurador general, Fr. Pedro Soto de San Juan Bautista y<br />

P. Subprior y Maestro de novicios de Manila, Fr. Juan Engrova de las Angustias.<br />

Estuvieron ausentes estos seis capitulares:<br />

P. ex Provincial Fr. Juan Félix de la Encarnación, Prior de San Sebastián; P. Fr. José Fernández<br />

Varela de la Consolación, Prior vocal de Baclayon; P. Fr. Fernando Cuenca de San<br />

José, Prior vocal de Jimamailan; P. Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua, Comisario<br />

y Procurador en Madrid; P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción, Rector de Monteagudo,<br />

y P. Fr. Juan Gascón del Ángel Custodio, Rector de Marcilla.<br />

Los tres primeros no quisieron abandonar sus respectivos curatos de Dumaguete, Imus y<br />

Talisay, respectivamente, y los dos últimos porque, a causa de la lejanía, no acudían a Capítulo<br />

los que tenían voz y voto en el mismo y se encontraban en la Península.<br />

En la mañana del citado día 10 solamente tuvo lugar la misa del Espíritu Santo que cantó<br />

el P. Mayor por encargo del Provincial P. Olmedillas, quien se hallaba imposibilitado.<br />

A las cuatro de la tarde, la campana del claustro y la mayor del campanario tocaron a Capítulo<br />

y, reunidos en la sacristía, destinada a sala capitular, los Padres vocales, el P. Provincial<br />

«dio principio a la primera sesión en la forma acostumbrada y, después de haber ordenado la<br />

lectura de una parte de nuestras Constituciones y de los edictos del Santo Tribunal de la Inquisición,<br />

exhortó a todos los Padres capitulares a proceder en la elección de Provincial y demás<br />

oficios como mejor conviniese a la mayor honra y gloria de Dios, bien y aumento de<br />

nuestra sagrada Religión y de esta santa Provincia, en conformidad con nuestras sagradas Leyes.<br />

Asimismo mandó con precepto formal de santa obediencia primera y segunda vez y a la<br />

tercera so pena de excomunión mayor latae sententiae a todos y cada uno de los religiosos<br />

que luego incontinenti manifestasen cualesquiera letras que tuviesen del Sumo Pontífice o de<br />

otro cualquier Superior, dirigidas al presente Capítulo ya congregado y que desde entonces se<br />

principiaba a celebrar, y, habiéndose esperado para su exhibición el tiempo suficiente, que<br />

previenen nuestras sagradas Leyes», el P.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 63<br />

Antonio Úbeda presentó el decreto del Comisario Apostólico P. Gabino Sánchez, del que ya<br />

se ha hecho referencia y por el cual se le nombraba Presidente del Capítulo. En vista de dicho<br />

decreto, el Provincial P. Olmedillas admitió por Presidente del Capítulo al expresado P. Úbeda<br />

a quien colocó en el asiento del medio. El P. Provincial y los demás capitulares se le acercaron<br />

para prestarle obediencia.<br />

Inmediatamente el P. Presidente propuso para Jueces de causas a los Padres Lorenzo Mayor,<br />

Andrés Galdeano y Francisco Arellano, que fueron elegidos uno a uno en votación secreta.<br />

1. Anulamos y casamos todas las actas y mandatos anteriores, excepto las que se confirmaren<br />

en este presente Capítulo.<br />

2. Confirmamos el reconocimiento y la sumisión que todos los religiosos miembros de<br />

esta santa Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas han prestado a su<br />

legítimo Superior nombrado por Rescripto Pontificio, Nuestro Revmo. P. Comisario<br />

Apostólico Fr. Gabino Sánchez de la Concepción, en circulares que N. P.<br />

Provincial ha dirigido a todos los PP. Vicarios Provinciales.<br />

3. Se confirma el acta por la que se determinó que por cada uno de los religiosos profesos<br />

hermanos nuestros que falleciere, sin distinción de sacerdotes o legos, celebren<br />

los primeros cuatro misas y los no sacerdotes rezarán cuatro oficios de difuntos.<br />

Ordena el presente Capítulo que por cada hermano novicio nuestro que<br />

falleciere después de emitidos los votos simples, se celebren los mismos sufragios<br />

que por los religiosos de profesión solemne, y por los novicios digan todos<br />

los sacerdotes una misa y los no sacerdotes recen un oficio de difuntos.<br />

4. Se confirma la que manda que, en el primer día desocupado después de la Conmemoración<br />

solemne de los difuntos, se celebren en nuestro convento de Manila<br />

honras asimismo solemnes con vigilia, misa y tumba por nuestros hermanos religiosos<br />

que hubieren fallecido en España.<br />

5. Se confirma el acta que aprueba la vacante de los curatos de los PP. Doctrineros que<br />

fueren agraciados por el Capítulo Provincial con oficios que exijan residencia<br />

personal en el convento de Manila, en cumplimiento de la real cédula de 29 de<br />

septiembre de 1801.<br />

6. Se confirma la sexta del Capítulo Próximo pasado en que se determinó que los RR.<br />

PP. Priores en propiedad de Cavite, Cebú y San Sebastián no sean obligados a la<br />

residencia en sus destinos a no ser que ellos mismos lo pidan, o cuando N. P.<br />

Provincial con su Definitorio tuviese por conveniente ordenarlo así, todo conforme<br />

a nuestras sagradas Leyes.<br />

7. Se confirma el acta que manda que ningún religioso sea propuesto para administrar<br />

sin que antes haya sufrido el correspondiente examen y aprobación en el idioma<br />

del ministerio a que se le destinare, siendo de obligación estricta de los Vicarios


64 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Provinciales el remitir a tiempo competente los correspondientes documentos<br />

firmados por dos examinadores nombrados ad hoc, bajo las responsabilidades a<br />

que hubiere lugar.<br />

8. Se confirma el acta que ordena a N. P. Comisario 7 ponga especial cuidado en no admitir<br />

al hábito en nuestro colegio de Monteagudo a los que hubiesen sido novicios<br />

en los conventos de la Península y a los defectuosos, bajo la irremisible pena<br />

de privación de oficio, en la que ocurre igualmente el P. Rector del expresado<br />

colegio, si se infringiese esta acta, por haberse resuelto así en la Junta general<br />

del 12 de julio de 1766. Igualmente cuidarán con escrupulosidad los mencionados<br />

Padres en negar el santo hábito a los pretendientes que pasasen ya de la edad<br />

de veinte años, todo con previo conocimiento y aprobación de los Padres de consulta<br />

que hubiese en el expresado colegio. No obstante, podrán admitir los mayores<br />

de la citada edad, probada su buena conducta, siempre que en el siglo<br />

hayan concluido el curso ordenado para nuestros colegiales, siendo indispensable<br />

el examen y aprobación correspondiente antes de vestir el hábito.<br />

9. Se confirma la que determina que N. P. Comisario y demás Padres, que desde Filipinas<br />

fueren destinados a la Península con cometido propio y especial, presten juramento,<br />

antes de salir de estas islas, de regresar a ellas, tan luego como expire<br />

el tiempo de sus respectivos oficios, sin excusa ni tergiversación de ninguna especie<br />

y sin esperar por ningún concepto relajación de dicho juramento. Así se<br />

manda terminantemente en el acta del Capítulo General celebrado en Madrid en<br />

28 de abril de 1634, presidido por el Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal<br />

del Monte, Nuncio en España, y confirmada a solicitud del Definitorio<br />

General por la Sagrada Congregación de Eminentísimos Cardenales de negocios<br />

de Obispos y Regulares en Roma a 9 de enero de 1733 8 .<br />

10. Se confirma la que manda que nuestros hermanos Padres Ministros se atengan con el<br />

mayor cuidado posible a las órdenes vigentes de sus respectivos diocesanos en lo<br />

relativo a las obras en lo material de sus iglesias, compra de ornamentos y demás<br />

utensilios para el culto, así como de cualesquiera otro gasto que haga relación a<br />

su destino de Doctrineros.<br />

11. Se confirma la que manda que, cuando fuese necesario instituir algún Lector en nuestros<br />

colegios de Monteagudo y de Marcilla, N. P. Comisario y el P. Rector procederán<br />

de común acuerdo a efectuar las oposiciones según nuestras Leyes, que<br />

deberá verificar el religioso que sea reputado capaz para desempeñar tal oficio,<br />

y, dado este paso, lo pondrá N. P. Comisario<br />

7 Siempre que figura solamente la palabra Comisario, entiéndase el que la Provincia tenía como tal y Procurador<br />

General en Madrid, no el Comisario Apostólico.<br />

8 AO, 2,213; 8,33; CAG, acta II, 71, en la que equivocadamente se dice que dicho Capítulo General fue celebrado<br />

en 1734.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 65<br />

en conocimiento de N. P. Provincial para el efecto de libramiento y remisión del<br />

correspondiente título.<br />

12. Para los efectos que convenir pueda, ordena el presente Capítulo, a los religiosos que<br />

fueren agraciados con el destino de Rector de nuestro colegio de Monteagudo y<br />

de nuestro colegio de Marcilla, que, al tiempo de remitir las cuentas anuales de<br />

cargo y data de dichas casas, incluyan una relación exacta de todos los religiosos<br />

existentes en ellas con expresión de profesos y novicios y de los estudios en que<br />

cada cual se ejercite, así como de las cualidades, condiciones y propiedades físicas<br />

y morales de todos los hermanos de obediencia.<br />

13. Manda el presente Capítulo que el oficio de Comisario Procurador de la Corte de<br />

Madrid esté sujeto a la elección trienal como los demás que se suelen dar en los<br />

Capítulos Provinciales, pudiendo ser reelegido el mismo individuo, si el Capítulo<br />

lo estimare conveniente y sin perjuicio de que, vacando fuera del tiempo del<br />

Capítulo Provincial o Intermedio, sea necesaria la intervención del Definitorio<br />

pleno para su nombramiento como está mandado.<br />

14. Últimamente manda el presente Capítulo Provincial que el próximo futuro se celebre<br />

en este nuestro convento de Manila, a no ser que algunas circunstancias y acontecimientos<br />

lo impidan en cuyo caso queda a disposición de N. P. Provincial designar<br />

el lugar más conveniente y a propósito para su celebración, previas las diligencias<br />

que se consideren necesarias e indispensables al efecto».<br />

Una vez aprobadas las actas 9 , dio el P. Presidente la absolución y, cumplido todo lo demás<br />

que está ordenado, terminó la primera sesión.<br />

Al día siguiente, sábado, el P. Presidente, por encontrarse imposibilitado, comisionó al P.<br />

Sabas Tejero para que cantase la misa del Espíritu Santo. Luego, al toque de campana, se<br />

congregaron todos los religiosos en la sala capitular de donde se dirigieron procesionalmente<br />

a la iglesia y, hecha en ella mención de todos los religiosos y hermanos generales que habían<br />

fallecido durante el trienio y concluidas las deprecaciones acostumbradas regresaron a la referida<br />

sala. Inmediatamente el P. Agustín Olmedillas renunció, en presencia de todos, al oficio<br />

de Provincial en manos del P. Presidente, de quien recibió la absolución.<br />

A continuación uno de los Jueces de causas, el P. Mayor, leyó los nombres de los Padres<br />

que tenían voz y voto en el Capítulo. Terminada esta lectura el P. Presidente mandó salir de la<br />

sala a todos los que no eran Capitulares. Y, cumplido este mandato, previo el juramento<br />

9 Se dio cuenta al Capítulo de la carta que presentaba al mismo don Juan O'Rian y Vázquez con la súplica de que<br />

se le admitiese por hermano general de la Orden con correspondencia de una misa. Se accedió a ello por ser<br />

persona conocida de muchos de los capitulares, piadoso y bienhechor de nuestra Corporación


66 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ordenado por nuestras Leyes, se pasó a la elección de los tres escrutadores. A propuesta del P.<br />

Presidente fueron elegidos en votación secreta los Padres Lorenzo Mayor, José María Cabañas<br />

y Marcial Bellido a quienes el mismo P. Presidente dio su confirmación.<br />

Seguidamente se procedió a la elección de Provincial, y, verificada la votación y terminado<br />

el escrutinio, el primer escrutador anuncié: electionem habemus.<br />

Al toque de campana entraron en la sala capitular todos los miembros de la comunidad y<br />

con ellos otros religiosos y, con la fórmula acostumbrada, fue proclamado Prior Provincial el<br />

Padre Fray Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua.<br />

Luego se dirigieron todos procesionalmente y con el canto del Te Deum a la iglesia donde,<br />

una vez terminado el citado himno con su correspondiente oración, el Provincial electo fue<br />

confirmado en su oficio por el P. Presidente, quien, «en señal de obediencia y reverencia», le<br />

hizo entrega del sello de la Provincia.<br />

A las cuatro de la tarde del mismo día, congregados en la sala capitular los Padres vocales,<br />

abrió la sesión el P. Presidente, «proponiendo como objeto de la misma la elección de<br />

nuevos Definidores y Aditos de Definidores de la Provincia, para cuyo acierto les exhortó a<br />

votar por aquellos que su conciencia les dictare ser los más aptos y a propósito para dichos<br />

oficios».<br />

Se pasó acto continuo a la votación y resultaron elegidos: para Definidores los Padres<br />

Fray Andrés Galdeano de Santa Ana, Fray Pedro Soto de San Juan Bautista, Fray Timoteo<br />

Gonzalo del Carmen y Fray Francisco Arellano de San José; y para Aditos los Padres Fray<br />

José María Cabañas del Carmen, por tres votos; Fray Mariano Cuartero del Pilar, por dos, y<br />

Fray Antonio Preciado de Santa Genoveva, por uno. Una vez confirmados los cuatro Definidores<br />

por el P. Presidente, se dio fin a la sesión.<br />

Al día siguiente, a las cinco de la tarde, fueron convocados por el P. Presidente los seis<br />

religiosos que con él componían el Definitorio pleno, esto es, los Padres Provinciales electo y<br />

absoluto y los cuatro Definidores. Una vez reunidos, «implorada la gracia del Espíritu Santo y<br />

prestado el juramento de costumbre, el P. Provincial absoluto exhibió las actas de visita de los<br />

conventos y ministerios, que vieron y aprobaron».<br />

Inmediatamente procedieron a formar las determinaciones siguientes:<br />

«1. Casamos y anulamos todas las determinaciones de los Capítulos pasados de esta Provincia<br />

que no fueren aquí confirmadas.<br />

2. Se confirma la que manda que todos los Curas párrocos a principio de año remitan a<br />

N. P. Provincial por conducto de sus Vicarios los estados de almas de sus respectivos<br />

ministerios, para que el mencionado N. P. haga de ellos el uso que tenga<br />

por conveniente.<br />

3. Se confirma la que ordena que, cuando los PP. Ministros recibieren cualesquiera orden<br />

superior, la obedezcan no


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 67<br />

siguiéndose perjuicio a tercera persona; pero, si se temiese, deberán participarlo<br />

a N. P. Provincial para que puedan reclamar lo que le pareciere. Igualmente le<br />

darán parte en caso de recibir facultades extraordinarias in foro externo de la autoridad<br />

eclesiástica.<br />

4. Se confirma la que manda que los Vicarios Provinciales propongan mensualmente<br />

dos casos de moral a los religiosos de su obediencia, siendo responsables, los<br />

omisos en contestar, ante N. P. Provincial, que podrá castigarlos según nuestras<br />

Leyes.<br />

5. Se confirma la que manda se obedezca, respete y dé siempre el primer lugar a los<br />

Vicarios Provinciales en sus respectivas Vicarías, los que podrán trasladar a los<br />

compañeros de los PP. Curas siempre que hubiere causa justa para ello, y formar<br />

sumaria a todos los Párrocos interinos, de cuya facultad no usarán contra los que<br />

tengan voto en Capítulo y hayan recibido la canónica institución, pero podrán<br />

hacer información secreta, si la conducta de estos últimos diese lugar para ello, e<br />

informar de todo lo actuado a N. P. Provincial.<br />

6. Se confirma la que prohíbe a todo religioso facilitar certificación de ninguna especie<br />

a los Jefes de provincia ni a otra persona extraña, pero podrán librarla de los<br />

acontecimientos constantes en el libro de cosas notables, que se presentará con<br />

los demás de estado de las casas parroquiales, al tiempo de verificar la visita de<br />

N. P. Provincial.<br />

7. Se confirma la que recomienda a los PP. Ministros y compañeros la frecuente lectura<br />

del «Modo de administrar», recientemente impreso y circulado a los mismos, para<br />

que, bien enterados de su contenido, den exacto y lleno cumplimiento a lo que<br />

en él tan encarecidamente se ordena, con especialidad a los artículos que tratan<br />

de los tres votos de obediencia, pobreza y castidad, en los que se resalta la obligación<br />

estricta en conciencia de redactar, anualmente y en el tiempo que se señala,<br />

los desapropios que se deben dirigir cerrados y sellados a los Vicarios Provinciales,<br />

y lo concerniente al local en situación pública para recibir a las personas<br />

del otro sexo que tengan necesidad de conferenciar con sus Párrocos y consultar<br />

asunto relativo a su bien corporal y espiritual.<br />

8. Se confirma la que ordena que los PP. Doctrineros sean exactos en apuntar en el libro<br />

de su materia el cargo y data de sus ministerios.<br />

9. Se confirma la que prescribe que los PP. Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián<br />

que no cuenten con tres Padres de consulta, se arreglen en los gastos a lo<br />

que permiten nuestras Leyes en ella; de consiguiente, habiendo de exceder aquéllos<br />

de cincuenta pesos, lo comunicarán a N. P. Provincial y a su Definitorio,<br />

conducta que observarán en todos los asuntos que, según las Constituciones que<br />

nos rigen, deban decidirse en consulta del convento.


68 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

10. Se confirma la que manda que, cuando algún Padre Cura salga de su ministerio, deje<br />

en él el correspondiente inventario, pero, si no lo hubiere recibido, por ser la parroquia<br />

de nueva creación o por otra causa, avisará a tiempo oportuno a N. P.<br />

Provincial para que determine lo que convenga.<br />

11. Se confirma la que dispone que, cuando ocurra a los religiosos dirigir exposiciones u<br />

otro cualquier escritos a las autoridades superiores, lo verifiquen siempre por<br />

conducto de N. P. Provincial o de sus Vicarios respectivos, debiendo tener entendido<br />

los contraventores a este mandato que serán castigados con la privación<br />

de voz activa y pasiva por un trienio y sujetos, además, a lo que N. P. Provincial<br />

con su Definitorio decrete.<br />

12. Se confirma la que ordena que todos los religiosos que celebren en los conventos de<br />

Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián, apliquen el santo Sacrificio a intención de<br />

los Prelados respectivos, exceptuando de esta regla a los Párrocos y PP. Priores<br />

cum cura animarum transeuntes o que permanecieren en ellos temporalmente,<br />

los cuales deberán celebrar pro populis suis en los días en que por su oficio están<br />

obligados. Asimismo todos los Doctrineros en propiedad e interinos, misioneros<br />

y compañeros aplicarán dos misas mensuales, dirigiendo su intención por la del<br />

P. Prior de Manila, dándole cuenta a fin de año de la omisión de este deber, si<br />

hubiese consistido por causa de imposibilidad física o moral, o remitiéndole las<br />

correspondientes limosnas, habiendo sido otro el motivo, a razón de un peso por<br />

cada misa celebrada.<br />

13. Se confirma la que da facultad en todo derecho a N. P. Provincial para que, por el<br />

tiempo de su mando, expida licencias de confesar, predicar y recibir Órdenes a<br />

todos los religiosos de su obediencia que fueren hábiles en la forma que disponen<br />

nuestras Leyes. Y todos los religiosos destinados por N. P. Provincial para<br />

administrar como Curas en propiedad o interinos usarán de los privilegios que<br />

nuestras sagradas Leyes les conceden en estas islas, declarándolos asimismo<br />

Priores locales de sus ministerios en cuanto a la jurisdicción que las mismas los<br />

revisten.<br />

14. Se confirma la que manda que N. P. Provincial visite por sí o por tercera persona<br />

nuestra hacienda, al fenecer el tiempo marcado para la recolección de los frutos,<br />

y que los Hermanos de obediencia hacenderos presenten anualmente las cuentas<br />

a fines de junio, para que recaiga sobre ellas la censura que merecen de N. P.<br />

Provincial, y a fines de año, con el objeto de que Su Reverencia con el V. Definitorio<br />

las decrete en el mismo sentido.<br />

15. Se confirma la que ordena que los Curas párrocos que administren pueblos de menor<br />

censo de mil tributos, paguen religiosamente el seis por ciento de los estipendios<br />

que perciban cada año, y el diez, aquéllos que rijan parroquias que excedan


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 69<br />

del expresado número de contribuciones. De esta obligación sólo quedan exentos<br />

por completo los Ministros de las provincias visayas que concurran al Capítulo<br />

llamados por la ley, y los de Zambales y Pampanga, por la mitad de la cuota<br />

señalada.<br />

16. Se confirma la que dispone que, cuando algún Doctrinero se ausente de su parroquia<br />

con justa causa por tiempo más largo que de un mes, conceda al que le sustituyese,<br />

siendo religioso de la Orden, la tercera parte de todos los proventos recibidos,<br />

después de haber dado cuenta explícita y clara del cargo y data de su administración.<br />

17. Se confirma la que ordena que, por ningún pretexto, sino por motivo de salud, pueda<br />

N. P. Comisario mandar a estas islas a religioso alguno que no haya cumplido en<br />

la Península la edad de veintidós años, y al propio tiempo se ordena que nuestros<br />

colegiales estudien las facultades que marcan las Leyes que nos gobiernan, en<br />

armonía con los estatutos del colegio de Monteagudo.<br />

18. Se confirma la que ordena que los religiosos que hubieren administrado honoríficamente<br />

por espacio de veinte años o desempeñado en la Orden los oficios de Provincial,<br />

Definidor o Vicario Provincial por cinco con igual éxito, y los que en<br />

sus respectivos destinos (cualquiera que sea) se hubiesen inutilizado, puedan optar<br />

al retiro en el convento que eligieren, con anuencia y beneplácito de N. P.<br />

Provincial.<br />

19. Determina el presente Definitorio que los PP. Rectores de nuestros colegios de Monteagudo<br />

y Marcilla hagan examinar cada año al fin de curso a todos los estudiantes<br />

de las materias que respectivamente han cursado, según se manda en nuestras<br />

sagradas Constituciones, y nos mandarán los PP. Rectores de ambos colegios<br />

una lista que especifique con claridad los nombres de los estudiantes por clase<br />

de estudios y la nota que han sacado en los exámenes, y mandamos que los estudiantes<br />

que en el examen salgan reprobados, no puedan pasar al siguiente curso<br />

a otras materias, sino que estudien lo mismo que el año anterior.<br />

Aprobadas las anteriores determinaciones, diose por terminada la sesión de este día, domingo,<br />

12 de mayo.<br />

Al siguiente, «cumplidos los sufragios prescritos por nuestras Leyes, el P. Presidente<br />

mandó tocar a Capítulo, como a las ocho de la mañana, y, reunidos todos los Padres vocales<br />

en la sala capitular, se dio principio a esta sesión por el capítulo de culpis, y, renunciando los<br />

Padres Priores sus respectivos cargos y hecha entrega de los sellos, el P. Presidente los absolvió<br />

imponiéndoles una pequeña penitencia. Incontinenti salieron de la sala capitular parte de<br />

los Padres vocales, quedando solo en ella los que componían el Definitorio pleno, quienes<br />

juraron elegir para Priores a los religiosos más dignos, e igualmente se propusieron hacer en<br />

los demás oficios que iban a proveer». La lista de los nombramientos hechos es como sigue:


70 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Prior del convento de Manila, el P. Fr. Mariano Cuartero del Pilar.<br />

Prior del convento de Cavite, el P. Fr. Simón Loscos de Santa Catalina.<br />

Prior del convento de Cebú, el P. Fr. Esteban Madurga de la Encarnación.<br />

Prior del convento de San Sebastián, el P. ex Provincial Fr. Agustín Olmedillas del<br />

Carmen.<br />

Rector del colegio de Monteagudo, el P. Fr. José María Martínez del Santo Ángel<br />

Custodio.<br />

Rector del colegio de Marcilla, el P. Fr. Sabas Tejero de la Madre de Dios.<br />

Prior del convento de Tandag, el P. Fr. Miguel Magallón de San Crispín.<br />

Prior del convento de Taytay, el P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción.<br />

Prior del convento de Baclayon, el P. Fr. Cipriano Angós del Rosario.<br />

Prior del convento de Dapitan, el P. Fr. Juan Engrova de las Angustias.<br />

Prior del convento de Romblón, el P. Fr. Rafael Hernández de San Antonio de Padua.<br />

Prior del convento de Bolinao, el P. Fr. Severino Garijo de la Asunción.<br />

Prior del convento de Calapán, el P. Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de Tolentino.<br />

Prior del convento de Bislig, el P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción.<br />

Prior del convento de Imus, el P. Fr. Ángel Martínez del Carmen.<br />

Prior del convento de Jimamailan, el P. Fr. José María Learte del Carmen.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Toribio Minguella de la Merced.<br />

Procurador General de la Provincia, el P. Fr. José María Cabañas del Carmen.<br />

Subprior y Maestro de novicios del convento de Manila, el P. Fr. Santos Paredes de<br />

San Pedro Apóstol.<br />

Vicerrector y Maestro de novicios del colegio de Monteagudo, el P. Fr. Francisco<br />

Gotor de Santa Lucía.<br />

Vicerrector del colegio de Marcilla, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Sacristán Mayor y Bibliotecario del convento de Manila, el P. Fr. Matías Villamayor<br />

de San Antonio de Padua.<br />

Cronista, el P. ex Provincial Fr. Antonio Úbeda de la Santísima Trinidad.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Lorenzo<br />

Mayor de la Virgen del Río Manzano.<br />

Finalizados estos nombramientos, fue clausurado el Capítulo con las ceremonias ordenadas.<br />

El mismo día de la terminación del Capítulo, 13 de mayo, el nuevo P. Provincial Fr. Pablo<br />

Bienzobas comunicaba al Gobernador General


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 71<br />

y Vice Real Patrono de Filipinas su elección y la lista de todos los demás religiosos elegidos o<br />

nombrados para algún cargo u oficio 10 .<br />

IV.- Es confirmado el Capítulo por el Padre Comisario Apostólico<br />

con algunas puntualizaciones<br />

El P. Antonio Úbeda, que había presidido el Capítulo por delegación del Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, como ya se ha dicho, escribe a éste con fecha 15 de mayo. Le<br />

comunica haber recibido todos los documentos relativos a la presidencia y gobierno del Capítulo<br />

y le da cuenta, al mismo tiempo, de haberse celebrado en paz y con una armonía y caridad<br />

grandes, como en ningún otro. «Todos los Padres vocales —añade— han procurado dar<br />

gusto a Vuestra Reverencia y obedecido las órdenes recibidas, como si hubiesen venido directamente<br />

del cielo» 11 .<br />

Una vez que hubiere llegado a manos del P. Comisario Apostólico toda la documentación<br />

de lo actuado en el Capítulo, el 26 de agosto del mismo año <strong>1867</strong> firma un decreto redactado<br />

en estos términos:<br />

«Vistas y examinadas escrupulosa y detenidamente todas y cada una de las actas,<br />

determinaciones y elecciones del Capítulo Provincial de la Provincia de San Nicolás<br />

de Tolentino de las Islas Filipinas, celebrado en nuestro convento de Manila en los días<br />

10, 11, 12 y 13 del mes de mayo del presente año, y, atendiendo a que en la lista<br />

oficial de nombramientos de Prelados no figura el Praeficimus del P. Fr. José M. Martínez<br />

del Ángel Custodio para Rector de nuestro colegio de Monteagudo, y en las actas<br />

y determinaciones se omiten cláusulas, sustanciales unas y otras conducentes a la mejor<br />

inteligencia del escrito, para subsanar tales omisiones en un documento oficial y de<br />

suyo grave e interesante y a fin de dar a nuestros amados súbditos regla segura de<br />

conducta, conforme en todo con el unánime parecer de nuestro Definitorio General,<br />

que hemos consultado, por la autoridad de nuestro oficio y de las facultades que nos<br />

están delegadas y de que en parte usamos, venimos en aprobar y confirmar y aprobamos<br />

y confirmamos las actas, determinaciones y elecciones acordadas y autorizadas en<br />

el expresado Capítulo Provincial último celebrado en nuestro convento de Manila, en<br />

la forma siguiente».<br />

A continuación manifiesta que aprueba y confirma las actas y determinaciones según figuran<br />

en el documento oficial que se le había remitido, e indica las correcciones que deben<br />

hacerse en el acta undécima y en las determinaciones cuarta, decimatercia y decimaquinta.<br />

Corresponden a estas correcciones las palabras que aparecen subrayadas<br />

10 AM, 50, Oficios, f. 362.<br />

11 AM, 67, Cartas, f. 274v; AG, carp. Varios.


72 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en la copia de las actas y determinaciones que figuran en las páginas anteriores al reseñar lo<br />

actuado en el Capítulo.<br />

Trae luego el decreto la relación de todas las elecciones hechas, que son aprobadas y confirmadas,<br />

y añade al final lo siguiente:<br />

«Y por cuanto en la nota oficial de nombramientos de Prelados, cuya data está<br />

equivocada poniendo abril por mayo, no consta el del P. Fr. José María Martínez del<br />

Ángel Custodio, cuyo Praeficimus, que nos ha sido exhibido, se halla extendido, firmado<br />

y sellado en bastante forma, en virtud de nuestra autoridad subsanamos la omisión<br />

y aprobamos y confirmamos dicho nombramiento de Rector de nuestro colegio de<br />

Monteagudo en el P. Fr. José María Martínez del Ángel Custodio» 12 .<br />

Fue enviado este documento por el P. Comisario Apostólico con sendas cartas dirigidas<br />

con fecha 1 de septiembre al P. Presidente del Capítulo y al nuevo P. Provincial.<br />

Al P. Antonio Úbeda le dice, en contestación a la suya, ya citada, que ve con agrado que<br />

tuvo presente sus consejos pacíficos e indulgentes con los que, enfrentándose con él un día,<br />

«vinieron felizmente a verdadero conocimiento» 13 .<br />

En la que escribe al P. Pablo Bienzobas repite que «en la aprobación del Capítulo se subsanan,<br />

con su autoridad, omisiones esenciales que cometió el amanuense y que los Padres<br />

firmaron en la confianza de su exactitud». Señala a continuación que en las actas remitidas a<br />

los colegios de la Península, «aunque más exactas, también se hizo necesario, en virtud de la<br />

misma autoridad, enmendar omisiones notables». Le advierte que «importa comprobar despacio<br />

todo documento oficial por lo que significa y por la distancia que les separa. Ya conozco<br />

—termina— que en tantos documentos una distracción escapa con facilidad».<br />

El P. Provincial contestó a esta carta con otra de fecha 6 de noviembre. Le manifiesta que<br />

en adelante procuraría observar más cuidado y atención en los documentos oficiales y que,<br />

para evitar todo descuido en los escribientes seglares, haría que fueran escritos por alguno de<br />

los religiosos 14 .<br />

12 AM, carp. 5, leg. 1,2.<br />

13 AG, carp. Varios. Hace referencia el P. Gabino Sánchez al enfrentamiento habido con el Provincial y Definitorio<br />

de Filipinas como consecuencia de los acontecimientos de Marcilla, que ya se indican al principio del<br />

presente capítulo.<br />

14 AM, 67, Cartas, ff. 280-283. El Comisario, P. Lorenzo Mayor, le decía por su parte al P. Provincial, en carta<br />

del 4 de septiembre: «Va asimismo la aprobación de nuestro Capítulo Provincial. Por el decreto de N. P.<br />

Comisario Apostólico verá V. R. los descuidos que ha padecido el escribiente al copiarlo. No será mucho<br />

que, cuando le den a copiar algún documento oficial, lo examinen con detención y mucho más, si va dirigido<br />

a N. P. Comisario Apostólico, hombre sumamente escrupuloso (AM, carp. 80, 5).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 73<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Breve noticia biográfica del nuevo Padre Provincial. –Su primera carta circular<br />

a los religiosos. –Instrucciones dadas por el Definitorio al Padre Comisario<br />

de la Provincia en Madrid. –El Padre Lorenzo Mayor toma posesión<br />

de la Comisaría. –Nombramiento de Vicarios Provinciales<br />

I.- Breve noticia biográfica del nuevo Padre Provincial<br />

El P. Pablo Bienzobas vino al mundo el 17 de agosto de 1824 en el pueblo riojano de<br />

Hinestrillas. Sus padres se llamaban Pedro y Agustina Barea 15 .<br />

No había cumplido aún los dieciocho años de edad cuando pidió vestir el hábito agustino<br />

recoleto en el colegio de Monteagudo. Le fue concedido, y el 10 de junio de 1842 verificábase<br />

la ceremonia de la vestición.<br />

Cumplido el año de noviciado, emite los votos religiosos el 11 de junio de 1843. Permanece<br />

en el citado colegio dedicado a los estudios de la carrera eclesiástica hasta que en 1846,<br />

ordenado solamente de subdiácono, embarca en Cádiz con destino a Filipinas con otros dieciocho<br />

religiosos. Un día muy señalado, el 8 de diciembre del mismo año, festividad de la<br />

Inmaculada Concepción, hacían su entrada en Manila nuestros misioneros.<br />

Allí recibe el diaconado y, luego, en septiembre de 1847, el presbiterado. Ya sacerdote,<br />

en abril del año siguiente, da comienzo a la labor de misionero y de párroco en diversos lugares,<br />

ya de habla tagala, ya de visaya, por lo que llega a hablar con perfección ambos idiomas.<br />

Permaneció en misiones y parroquias hasta el mismo momento de acudir al Capítulo presente<br />

en el que fue elegido para gobernar la Provincia. Pues, si bien es cierto que en el Intermedio<br />

celebrado el 31 de octubre de 1862 es nombrado Subprior del convento de Manila, al<br />

año siguiente se le designa para regir la parroquia de Dimiao, sin duda por la escasez de personal.<br />

Como por el referido cargo tenía voz y voto en el Capítulo Provincial, se halla presente<br />

en el celebrado en 1864. Sale en éste elegido Prior vocal de Zamboanga y como tal asiste al<br />

que acaba de tener lugar 16 .<br />

15 ACM, carp. 17, Informaciones.<br />

16 Las misiones y parroquias administradas por el P. Blenzobas fueron las siguientes: Destinado el 26 de abril de<br />

1848 a Naujan, de Compañero, permaneció en esta parroquia hasta 1850, en que con fecha 6 de marzo fue<br />

nombrado Misionero de Mangarin y el 16 de noviembre de 1853 de Samblayan; los tres lugares de Mindoro.<br />

A fines de septiembre de 1858 se le designaba Párroco de Banton, en la isla del mismo nombre del distrito<br />

de Romblón, del que fue Visitador en enero de 1860. En diciembre del año siguiente volvía a Mindoro<br />

como Misionero de Puerto Galera. Luego recibió los nombramientos de Párroco de Looc, en Tablas, otra de<br />

las islas de Romblón, en 1863; de Dimiao, Bohol, en 1864, y de Antipolo, provincia de Manila, en 1865 (F.<br />

SÁDABA, Catálogo, 445; BSN, a 1929, 298; CR, 11,871).


74 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- Su primera carta circular a los religiosos<br />

A últimos del mes de mayo dirige el P. Pablo Bienzobas unas breves líneas a los religiosos<br />

para comunicarles su elección y remitirles las actas, determinaciones y elecciones hechas<br />

en el Capítulo.<br />

Les manifiesta que, «para desempeñar cual demanda un destino tan elevado, tan espinoso,<br />

máxime en una época tan crítica, en circunstancias tan especiales», confía en que cada uno<br />

cumpla con los deberes que la Ley prescribe a todos. Asimismo, les advierte que él, por su<br />

parte, tratará de cumplir los suyos y se portará con todos sus súbditos, no como juez, sino como<br />

padre amoroso que anhela únicamente la dicha de ellos 17 .<br />

III.- Instrucciones dadas por el Definitorio al Padre Comisario<br />

de la Provincia en Madrid<br />

Al día siguiente de la terminación del Capítulo Provincial, el Definitorio otorgaba al Comisario<br />

y Procurador General en Madrid, P. Lorenzo Mayor, ante el escribano de Manila,<br />

señor Vergara, «todos sus poderes cumplidos, libres, necesarios y bastantes que en derecho se<br />

requieren». Era lo mismo que se hacía con cada uno de los que se nombraba para dichos cargos<br />

18 .<br />

Cuatro días más tarde, el 18 de mayo, el mismo Definitorio aprueba las instrucciones que<br />

dicho Padre Comisario y Procurador debía tener en cuenta para el fiel desempeño de su oficio.<br />

Eran las siguientes 19 :<br />

«1. En uso de los poderes que, como Procurador General de esta Provincia, le concede el<br />

Definitorio, se arreglará en lo posible a lo que exigen el estado religioso, la observancia<br />

de las Leyes, las costumbres legítimas y los derechos de esta Provincia.<br />

2. Antes de embarcarse para España prestará juramento ante N. P. Provincial de volver<br />

a estas Islas Filipinas cuando fuere llamado por sus Superiores.<br />

3. Luego que llegare a la Corte y se vea con su antecesor, tratará de presentarse al Ministerio,<br />

a fin de que sea admitido y reconocido como tal Procurador de esta<br />

Provincia.<br />

4. Reconocido por el Gobierno como Comisario, recibirá el cargo, papeles y demás<br />

correspondientes a su oficio por inventario, del que remitirá una copia a este Definitorio<br />

en la primera ocasión.<br />

17 AM, carp. 44, 1,3; ACMar, Lib. 1.º de actas, f. 6v.<br />

18 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 23v.<br />

19 AM, 28, Reg. Provl. 3.º, f. 26v. En general las instrucciones son semejantes a las aprobadas para anteriores<br />

Comisarios (cfr. CR, 10,216, 346, 589; CR, 11,275), pero creemos oportuno incluirlas íntegras también en<br />

el tomo presente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 75<br />

5. Habiendo dado los primeros pasos, según queda dicho, proporcionará el embarque<br />

para estas islas a su antecesor, a no ser que la Provincia considere útil su permanencia<br />

en la Península para el servicio de la misma.<br />

6. Procurará que el número de religiosos colegiales de ambas casas de Monteagudo y<br />

Marcilla no excedan de ciento veinte, una vez que la Provincia, atendidas las<br />

circunstancias actuales, no puede sostener mayor número. En este número no<br />

deben contarse los Hermanos de obediencia que crea convenientes y necesarios.<br />

7. Con respecto a estos últimos procurará no admitir en las casas a ninguno que no esté<br />

versado medianamente en las primeras letras y las cuatro reglas de la aritmética.<br />

Asimismo no mandará a Filipinas a ninguno de dichos Hermanos que en adelante<br />

profesasen, habiendo cumplido la edad de veintiséis a veintiocho años. Por<br />

tanto, no admitirá en la Religión a ningún pretendiente para Hermano que pase<br />

de veinte años de edad, ni tampoco permanecerán en los colegios más que hasta<br />

la edad predicha de veintiséis a veintiocho años.<br />

8. En el manejo de la remisión de Misiones, si el P. Comisario no tuviere impedimento<br />

legítimamente, las acompañará al puerto y, el tiempo que permanecieren en él<br />

los religiosos, procurará que vivan recogidos, sin permitir salgan solos a la población<br />

y mucho menos que suban a las casas a comer y pasar el día, sino en los<br />

términos que disponen nuestras Constituciones, aplicando todos los sacerdotes<br />

las misas que celebren, a intención del P. Comisario; asimismo, tendrá éste cuidado<br />

de que estén los religiosos bien asistidos, según sea decente a nuestro estado,<br />

poniendo especial esmero en equiparles de vestido.<br />

9. Se esmerará el P. Comisario en que las Misiones vengan suficientemente provistas<br />

de ropa y calzado, proporcionándoles con anticipación suficiente número de sotanas<br />

para el viaje hasta Manila, a no ser que las circunstancias exijan distinto<br />

traje.<br />

10. Para cada Misión nombrará un Presidente al que todos los demás obedecerán, como a<br />

legítimo Superior, hasta llegar a Manila.<br />

11. Luego que se halle en posesión de sus fueros el P. Comisario, nombrará por sustituto<br />

en los poderes e instrucciones al P. Rector de Monteagudo y en segundo lugar al<br />

P. Rector de Marcilla, que son en la actualidad o fueren en lo sucesivo, para que,<br />

en caso de muerte natural o civil faltasen el primero y el segundo, tenga siempre<br />

la Provincia conocimiento de su Procurador y Comisario en España, para lo cual<br />

este Definitorio le da todas las facultades que en derecho se requieren.<br />

12. Se le ordena que, por ningún pretexto, abuse de los poderes que, como a su Comisario<br />

Procurador, le confiere la Provincia. No podrá impetrar del Trono ni de la<br />

Santa Sede cédulas o bulas en pro ni en contra de la misma sin expresa licencia.<br />

No representará ni dará pase a representación alguna


76 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

que le fuere remitida por particulares para los Tribunales superiores, sin el mismo<br />

requisito, a no ser en los casos que nuestras Leyes y el derecho exceptúan, y<br />

a no ser también que alguno de la Corporación fuere presentado por Su Majestad<br />

para dignidades fuera de la Orden, que entonces el Comisario, como representante<br />

de la Provincia, puede aceptarlas en nombre del interesado.<br />

13. Últimamente, el Definitorio da facultad al P. Comisario para admitir cualesquiera<br />

gracias que dimanen de Su Majestad o de la Silla Apostólica para todos los religiosos<br />

o cada uno en particular de esta Provincia».<br />

IV.- El Padre Lorenzo Mayor toma posesión de la Comisaría<br />

El Gobernador General de Filipinas daba cuenta el 20 de mayo de haberse concedido el<br />

necesario pasaporte para la Península a los religiosos que en el Capítulo habían sido nombrados<br />

para los cargos de Comisario-Procurador en Madrid y de Rectores de los colegios de<br />

Monteagudo y Marcilla 20 .<br />

Provistos de dicho documento, sin el cual a ningún miembro de las Órdenes religiosas en<br />

Filipinas se le permitía regresar a la Península 21 , pudieron embarcar los PP. Lorenzo Mayor,<br />

José María Martínez y Sabas Tejero. Fue en el mes de agosto cuando arribaron a sus destinos.<br />

Una vez el P. Mayor en Madrid, el 26 del citado mes de agosto el Comisario Apostólico<br />

P. Gabino Sánchez aprueba y confirma sus cargos de Comisario-Procurador y de Vicario Provincial<br />

22 . Al día siguiente toma posesión dicho P. Mayor de la Comisaría-Procuración, de<br />

cuyos asuntos y de la marcha de los mismos le impone su antecesor el P. Guillermo Agudo 23 ,<br />

y éste, el mismo día, presenta al Gobierno los poderes y Praeficimus del referido P. Mayor,<br />

como tal Comisario-Procurador, con la súplica de que se le autorice debidamente para el desempeño<br />

del cargo. Así se concedió unos días más tarde 24 .<br />

V.- Nombramiento de Vicarios Provinciales<br />

Como solía hacerse, una vez finalizado el Capítulo, el P. Provincial iba nombrando Vicarios<br />

para las diversas provincias y distritos. Así lo hizo el P. Pablo Bienzobas. Desde el 20 de<br />

mayo al 17 de julio del mismo año <strong>1867</strong>, extendió las patentes o títulos de Vicarios Provinciales<br />

a favor de los siguientes religiosos:<br />

De Cebú, el P. Fr. Rafael Hernández de San Antonio de Padua; de<br />

20 AHN, Ultramar, leg. 2213, 57<br />

21 Cfr. CR, 11,225, 272, 549.<br />

22 AM, carp. 2 bis, 7.<br />

23 AM, 67, Cartas; Carp. 80, leg. 2.<br />

24 AHN, Ultramar, leg. 2213, 57.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 77<br />

Surigao, el P. Fr. Modesto Marzo de San Nicolás de Tolentino; de la Costa Oriental de Negros,<br />

el P. ex Provincial Fr. Juan Félix de la Encarnación; de Mindoro, el P. Fr. Miguel Galán<br />

de la Soledad, y de Romblón, el P. Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de Tolentino.<br />

Entre estos nombramientos queremos consignar aquí que el 23 de noviembre del mismo<br />

año <strong>1867</strong> era designado Presidente del convento de San Sebastián el P. Fr. Santos Paredes de<br />

San Pedro Apóstol.<br />

Finalmente, en junio y agosto del año siguiente, respectivamente, eran nombrados Vicarios<br />

Provinciales el P. Fr. Miguel Magallón de San Crispín, de Bohol, y el P. Fr. Ambrosio<br />

Iturriaga del Carmen, de Cebú 25 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

El Gobierno pide un estado del personal de los colegios. -Los Párrocos de Filipinas,<br />

inspectores de la enseñanza primaria. -Trátase nuevamente del regreso a la<br />

Península de los religiosos destinados a Filipinas. -Asimismo suscítase<br />

otra vez por el Gobierno el asunto de los Vicarios Generales<br />

I.- El Gobierno pide un estado del personal de los colegios<br />

Cuando las Cortes Constituyentes españolas dieron su aprobación en 1837 a la ley por la<br />

que se extinguían en la Península, islas adyacentes y posesiones en África todas las casas de<br />

los Institutos religiosos, fueron exceptuados de la supresión, como ya consta en el tomo XI de<br />

estas Crónicas, «los colegios de Misioneros para las provincias de Asia», con la siguiente<br />

cláusula: «El Gobierno fijará el número de individuos que deben componer cada colegio, según<br />

lo exijan las circunstancias, y arreglará todo lo correspondiente a su buen régimen y lo<br />

relativo a la admisión de los novicios» 26 .<br />

A pesar de los treinta años que han transcurrido desde aquella fecha hasta el presente, la<br />

citada cláusula no había caído en olvido, pues, basándose, sin duda, en ella, el 4 de septiembre<br />

de <strong>1867</strong> se comunica una real orden a cada uno de los PP. Comisarios-Procuradores de las<br />

Órdenes religiosas de Filipinas en Madrid, por la que se dispone que, a la mayor brevedad<br />

posible, se remita al Ministerio de Ultramar un estado comprensivo de todos los individuos<br />

que forman las comunidades de los respectivos colegios, con expresión de los cargos que desempeñen<br />

y los que sean colegiales, novicios y hermanos destinados al servicio; se debía dar<br />

cuenta también al citado Ministerio siempre que, por defunción u otra causa, sufría alteración<br />

el personal.<br />

El 7 del mes siguiente da su contestación el Comisario recoleto P. Lorenzo Mayor y remite<br />

el estado del personal de los colegios de Monteagudo y de Marcilla. El resumen de dicho<br />

estado es el siguiente:<br />

25 AM, Registro Provincial 3.º, ff. 26, 26v, 29v, 30v, 33v, 34v.<br />

26 CR, 11,64.


78 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en el colegio de Monteagudo se encontraban ocho sacerdotes, veintidós estudiantes del segundo<br />

año de filosofía, quince novicios estudiantes de primero de esta materia, ocho hermanos<br />

y tres donados; en el de Marcilla los sacerdotes eran cinco, los estudiantes de segundo de<br />

teología veinte y once los de primero, cuatro hermanos novicios y un donado 27 .<br />

II.- Los Párrocos de Filipinas, inspectores de la enseñanza primaria<br />

Los religiosos dedicados a la evangelización de Filipinas comprendieron muy pronto que<br />

uno de los medios, que no podían descuidar, era la escuela.<br />

Y así lo hicieron. Como prueba de ello, vea el lector lo que decíamos en una conferencia<br />

pronunciada con ocasión del cuarto centenario del comienzo de la evangelización de aquellas<br />

islas.<br />

«En todos los ministerios, y aun en los barrios en que se pudiera, habían de establecerse<br />

escuelas, procurando que fueran colocadas cerca del convento, a fin de que<br />

los Padres pudieran mejor tener cuidado de ellas.<br />

Debían asistir a las escuelas los muchachos y muchachas desde la edad de seis a<br />

siete años en adelante, enseñándoles con esmero a leer, escribir, contar y la doctrina<br />

cristiana. Los libros, papel, tinta y plumas se habían de dar gratuitamente a los que no<br />

tuvieran medio para comprarlos, para lo cual el Padre Provincial pasó, en algún tiempo,<br />

una cantidad a cada Padre Ministro. Este había de examinar a los escolares por sí<br />

mismo alguna que otra vez, premiando con algún regalo, o al menos mostrando satisfacción<br />

y cariño, a los aplicados y más adelantados, especialmente en la doctrina<br />

cristiana.<br />

En el Modo de administrar del año 1729 se lee que el Padre Ministro ponga cuidado<br />

en visitar por sí mismo o por su Vicario todas las semanas las escuelas, y, sin<br />

cansarse e impacientarse, haga preguntas a los alumnos y alumnas, premiando a quienes<br />

demostraren mayor provecho en aprender y con ello excitar la emulación de los<br />

más perezosos. Se le advertía al Padre Ministro que debe hacerlo así, por ser la escuela<br />

el seminario en que los niños se crían capaces para todo gobierno. También se debe<br />

acostumbrarlos al trabajo, ocupando a los muchachos en obras públicas, divididos en<br />

dos turnos semanales, y a las muchachas, divididas asimismo en dos turnos, en casa de<br />

la maestra en sus labores propias.<br />

El Padre Ministro —continuábamos diciendo— había de esmerarse mucho en tener<br />

buenos maestros, que fueran de buenas costumbres y supieran bien el Catecismo,<br />

leer, escribir y las primeras reglas de la aritmética. Siendo éstos los mejores auxiliares<br />

con que puede contar el Párroco para el cumplimiento de las principales obligaciones<br />

de su ministerio, si aquéllos faltan a su deber, el Padre Ministro debía procurar que<br />

fueran relevados por otros más a propósito. En<br />

27 AM, carp. 1 bis, 160; carp. 4 bis, 119; AHN, Ultramar, leg. 2213, 57


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 79<br />

algunas épocas, en la mayor parte de los pueblos fue el mismo Padre Ministro quien<br />

abonaba el salario a los maestros» 28 .<br />

Con estos antecedentes —aparte de la relevante personalidad del Párroco en los pueblos<br />

de Filipinas— a nadie debe extrañar que fueran ellos los inspectores locales y provinciales de<br />

la enseñanza primaria.<br />

Lo recordamos ahora en estas páginas, porque el 31 de agosto de <strong>1867</strong> el Gobernador<br />

General de Filipinas dirigía una circular a los Jefes de provincia, con el fin de que sirviera de<br />

norma a los inspectores locales y provinciales de la enseñanza primaria.<br />

Y, al remitir la citada circular también a los PP. Provinciales, en la misma fecha, les recordaba<br />

la circunstancia de ser precisamente los Curas Párrocos los inspectores. Por ello les<br />

rogaba que excitasen el celo de éstos para el exacto desempeño de sus atribuciones, pues tenía<br />

la íntima convicción «de que, puesta en sus manos la educación de las nuevas generaciones,<br />

no podrían menos de ser fecundas para el servicio de Dios y de la Patria».<br />

Al comunicar lo anterior el P. Bienzobas a los Vicarios Provinciales, les manifestaba que<br />

le parecía inútil encarecer la importancia del asunto. «Es fácil —agregaba— comprender toda<br />

la trascendencia de la instrucción primaria, de la cual depende el porvenir social y religioso de<br />

las islas. Espero, pues, que todos los Párrocos darán a la realización del pensamiento del Gobierno<br />

la preferencia que se merece un objeto tan altamente civilizador, en lo cual cumplirán<br />

con uno de los deberes esenciales de su ministerio» 29 .<br />

III.- Trátase nuevamente del regreso a la Península de<br />

los religiosos destinados a Filipinas<br />

Tratóse ya en años anteriores del asunto sobre el permiso necesario para poder regresar a<br />

la Península los religiosos destinados a los ministerios de Filipinas 30 .<br />

Se suscitó ahora nuevamente el tema con motivo de una instancia dirigida por el P. Guillermo<br />

Agudo a la Reina el 21 de octubre de 1866. Dicho religioso le manifestaba, entre otras<br />

cosas, su deseo de renunciar al cargo de Comisario-Procurador de su Provincia en Madrid y<br />

las causas que tenía para no regresar a Filipinas, por lo que suplicaba que se le concediera la<br />

licencia necesaria para permanecer en la Península.<br />

Dio lugar la pretensión del P. Agudo a un largo expediente, cuyo resumen, por creer el<br />

asunto de algún interés histórico, puede leerse en uno de los apéndices del presente tomo 31 .<br />

Aquí solamente nos haremos eco de cuatro reales órdenes que figuran en dicho expediente.<br />

28 M. CARCELLER, La pastoral de los Agustinos Recoletos en Filipinas, 11.<br />

29 AM, carp. 44, 5.<br />

30 CR, 11,141, 225, 262, 267-275, 333, 549, 708, 709.<br />

31 Apéndice cuarto. El expediente se encuentra en el AHN, Ultramar, leg. 2312, 62. Las reales órdenes del 3-9-<br />

<strong>1867</strong> y 17-1-1868 se hallan también en el AM,, carp. 1 bis, 159, 163.


80 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En la primera de dichas reales órdenes, fechada el 3 de septiembre del año <strong>1867</strong>, se resuelve<br />

que<br />

«las provincias de Ultramar son la residencia legal de los individuos de los Institutos<br />

religiosos de Misioneros que están en ellas establecidos»;<br />

«los Capítulos de dichas Órdenes en Ultramar son los llamados a proveer a los colegios<br />

de la Península de los religiosos necesarios para la educación de los jóvenes»;<br />

«siempre que algún religioso contraiga enfermedad grave y por la que peligre su razón<br />

o su existencia permaneciendo en esos países, el Prelado respectivo impetrará la oportuna<br />

licencia»<br />

del Gobernador General de Filipinas, quien la otorgará, dando cuenta a Su Majestad, y, finalmente,<br />

que<br />

«los religiosos que por enfermedad pasasen a la Península permanecerán, hasta obtener<br />

su completa curación, en uno de los colegios de la Orden a que corresponden».<br />

El 21 de diciembre del mismo año se firma otra real orden en cuyo punto segundo se determina<br />

que, en cumplimiento de disposiciones canónicas, Leyes de Indias y otras resoluciones,<br />

«se reputen ahora, como siempre han estado, sometidos a las mismas leyes, los eclesiásticos,<br />

tanto del clero secular como regular, de los dominios de la Corona en Ultramar,<br />

que, por cualquier causa, residan en la Península, mientras que, por los medios<br />

que establece el derecho canónico y civil, no rompan el vínculo con que están ligados<br />

a aquellas Iglesias o Corporaciones religiosas».<br />

Para el exacto cumplimiento de la anterior determinación, se expide el 17 de enero de<br />

1868 otra real orden por la que se dispone<br />

«que en el término de un año regresen a sus conventos de Ultramar los religiosos que<br />

se encuentren en la Península en uso de licencia limitada e indefinida, o en otro caso<br />

acrediten en el Ministerio de Ultramar, dentro de dicho plazo, el haber obtenido, con<br />

arreglo a las leyes, el oportuno breve de secularización».<br />

Como el P. Comisario-Procurador de los religiosos franciscanos preguntase si estaban<br />

comprendidos en esta última disposición «los religiosos que, por su edad avanzada y mal estado<br />

de salud, se encontraban imposibilitados de reemprender el viaje», así como también los<br />

destinados a los colegios de la Península, aun cuando no hubiesen podido entrar en el ejercicio<br />

de sus funciones, se le contestó el 27 de abril del citado año 1868 con otra real orden, en la<br />

que se manifestaba que, efectivamente, no estaban comprendidos dichos religiosos 32 .<br />

32 Creemos oportuno citar aquí el comentario que el historiador agustino P. Isacio R. Rodríguez hace a lo dispuesto<br />

por la real orden del 3 de septiembre de <strong>1867</strong>, después de hacer un resumen de lo decretado desde la<br />

del 19 de octubre de 1852 sobre este mismo asunto. «Con esta meticulosa regulación —dice—, las Órdenes<br />

religiosas y sus miembros quedaban sometidos en todo al Ministerio de Ultramar. Como era de esperar,<br />

hubo sus contratiempos, disgustos de importancia, rémoras en los expedientes facultativos, y hasta un control<br />

exagerado por parte de la autoridad civil. Pero los tiempos en que se dictaban estas leyes eran distintos<br />

de los de los siglos XVI y XVII. Prescindiendo de lo que indicamos antes y del valor de la letra cruda de<br />

algunos documentos regios, los resultados fueron buenos, y gracias a aquellas, la obra evangelizadora de<br />

Filipinas pudo seguir dando sus frutos. Y al fin de cuentas, la experiencia posterior demostró que el Gobierno<br />

de Madrid no erraba en sus apreciaciones al emanar aquellos decretos, pues ya no eran pocos los religiosos<br />

que, cansados del clima o de los trabajos en Filipinas, preferían volver a la Península en forma definitiva.<br />

De haber dejado vía libre a las peticiones, no hubiera sido insignificante la repercusión de la obra<br />

civilizadora, amén de otros inconvenientes que flotaban en un ambiente un tanto revuelto, y que concretamente<br />

en la Provincia de Agustinos produjeron sinsabores sin cuento» (I. R. RODRÍGUEZ, <strong>Historia</strong> de la<br />

Provincia Agustiniana de Filipinas, 4, 87).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 81<br />

IV.- Asimismo suscítase otra vez por el Gobierno el<br />

asunto de los Vicarios Generales<br />

El real decreto dado el 19 de octubre de 1852 para el arreglo y fomento de las Misiones<br />

de Filipinas dispuso impetrar de Su Santidad el Papa la bula correspondiente para el restablecimiento<br />

de un Vicario General, residente en la Península, para cada una de las Órdenes religiosas<br />

misioneras en aquellas islas; había de tener las mismas facultades que, por sus Constituciones,<br />

corresponden a los propios Generales; su nombramiento se haría, durante los diez<br />

primeros años, por la Santa Sede entre los religiosos que la Reina le presentare; mas, una vez<br />

transcurrido dicho período de tiempo, correspondería la elección a las respectivas Provincias<br />

religiosas por medio de sus Capítulos, los cuales lo habían de presentar a la real aceptación; el<br />

que fuere nombrado, permanecería en el cargo mientras la Reina, de acuerdo con la Silla<br />

Apostólica, no tuviere por conveniente ordenar su renovación.<br />

Firmado por los PP. Pedro Cuesta y Antonio Úbeda, Provinciales, a la sazón, de agustinos<br />

y recoletos, respectivamente, fue elevado el 26 de agosto de 1853 un memorial a la Reina<br />

con una súplica, muy razonada, por la que pedían que uno de los puntos del citado real decreto<br />

fuera reformado y otros dos no tuvieran efecto. Uno de estos últimos era el referente al<br />

nombramiento de Vicarios Generales.<br />

Mas la Reina no tuvo a bien el acceder a dicha petición. Esta era la respuesta que se les<br />

daba en una real orden del 18 de marzo del año siguiente. En el asunto del Vicario General<br />

claramente le escribía, unos días después, el P. Agudo al P. Úbeda que, en una visita suya al<br />

Ministerio de Ultramar, le habían manifestado que «estaban dispuestos a llevar a cabo lo dispuesto<br />

contra viento y marea» 33 .<br />

Y, en verdad, para la fecha últimamente citada, hacía más de un año que el asunto se<br />

había presentado a la Santa Sede, pues el 8 de febrero de 1853 el Ministerio de Estado trasladaba<br />

a la Reina una comunicación<br />

33 CR, 11,263, 269-273.


82 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

del Embajador en Roma en la que le daba cuenta que se habían impetrado ya las letras apostólicas<br />

para el restablecimiento de los Vicarios Generales de las Órdenes religiosas de Filipinas<br />

34 .<br />

Pero, muy pronto, surgieron dificultades en las conferencias habidas para la consecución<br />

de las referidas letras apostólicas, según otra comunicación del señor Embajador recibida en<br />

Madrid al mes siguiente. Por fin, se tuvieron que suspender las gestiones. Esto sucedía el<br />

1854 35 .<br />

Diez años después intenta el Gobierno español mover nuevamente el asunto. Por real orden<br />

del 4 de enero de 1865 se remite al Consejo de Estado el expediente instruido con el objeto<br />

de llevar a efecto las disposiciones del real decreto del 19 de octubre de 1852. Dicho Consejo<br />

de Estado había de estudiar el expediente para manifestar luego lo que juzgare oportuno<br />

respecto de las negociaciones pendientes con la Santa Sede acerca de tres cuestiones, una de<br />

las cuales era la del referido nombramiento de Vicarios Generales.<br />

Ignoramos la causa, pero es lo cierto que el asunto se lleva con lentitud, pues hasta el 11<br />

de febrero de <strong>1867</strong>, es decir, dos años y medio desde que se pidiera su dictamen, no lo presenta<br />

el Consejo de Estado. Pasa el tiempo, y es el 5 de junio de 1868, cuando, como resultado<br />

del referido dictamen, el Ministerio de Ultramar dirige una comunicación a los PP. Comisarios<br />

de las Órdenes religiosas de Filipinas en Madrid y a los PP. Rectores de los colegios de<br />

las mismas en la Península. Su texto es el que sigue.<br />

«Conviniendo al mayor servicio de la Iglesia y del Estado el que V. P. informe extensamente<br />

cuanto entienda conviene a la mejor elección de los Vicarios Generales de<br />

las Órdenes religiosas de Ultramar y la extensión de las atribuciones de que éstos deben<br />

estar revestidos, para el más conveniente desempeño de su ministerio, de orden de<br />

S. M., prevengo a V. P. que a la mayor brevedad me informe cuanto se le ofrezca y parezca<br />

en la inteligencia de que S. M. espera de la religiosidad y patriotismo de V. P.<br />

que nada omitirá que decir para la mejor ilustración de tan delicada materia».<br />

El Comisario de nuestra Provincia, P. Lorenzo Mayor, en su contestación al Ministro de<br />

Ultramar, firmada el 15 del mismo mes de junio, después de manifestar<br />

expone que<br />

«que ha visto con sumo placer el proyecto que S. M. la Reina, en su católico celo por<br />

el bienestar y mayor prosperidad de las Corporaciones religiosas de Filipinas, trae entre<br />

manos»,<br />

«la creación de un Vicario General para cada una de las Religiones de Filipinas es de<br />

necesidad absoluta, puesto que en<br />

34 AHN, Ultramar, leg. 2246, 15.<br />

35 AHN, Ultramar, leg. 2246, 15; CR, 11,273


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 83<br />

toda ciudad bien constituida es necesario un jefe supremo al que todos y cada uno de<br />

los individuos acudan en los casos que por Regla y Constituciones deben acudir para<br />

la tranquilidad de sus conciencias; que este Vicario General, para llenar cumplidamente<br />

las funciones de su cargo, deberá estar revestido de todas las facultades y atribuciones<br />

de los antiguos Generales o Vicarios Generales de España e Indias, como se llamaba<br />

al Jefe superior de los agustinos recoletos de España, que para el mejor desempeño<br />

de su cometido y para evitar gastos a las referidas Corporaciones, convendría que<br />

la duración de sus respectivos Vicarios Generales fuera de diez a doce años cuando<br />

menos; que, por último, a fin de que estos Jefes superiores o Vicarios Generales fueran<br />

hombres conocedores de las necesidades de su respectiva Corporación y pudieran por<br />

tanto acudir a ellas fructuosamente y gobernarlas con el tino y prudencia que dan el<br />

conocimiento de las cosas y de los hombres, la elección de dichos Vicarios debería encargarse<br />

al respectivo Provincial y su Definitorio, los que propondrían a S. M. tres sujetos<br />

hábiles e idóneos para que de éstos escogiera S. M. y lo presentara al Santo Padre,<br />

a fin de llenar los demás requisitos».<br />

Parecida a la respuesta anterior, aunque expuesto el asunto con más brevedad, fue la que,<br />

con fecha 16 del citado mes, daba el Rector de Monteagudo, P. José María Martínez.<br />

Ignoramos los pasos que se dieron luego por el Gobierno español en relación a este asunto.<br />

Solamente tenemos noticia de que el año 1887 todavía se remitió una copia del dictamen<br />

del Consejo de Estado al señor Embajador en Roma, a petición de éste mismo, «a fin de tenerlo<br />

a la vista para las negociaciones pendientes con la Santa Sede sobre nombramiento de los<br />

expresados Vicarios Generales» 36 .<br />

Ya no hemos encontrado después noticia alguna acerca de este asunto. Lo que sí sabemos<br />

es que la Santa Sede no dictó resolución alguna favorable a las pretensiones del Gobierno de<br />

España sobre esta particular cuestión.<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Visita provincial. –Dos acuerdos del Definitorio. –Celebración del Capítulo Intermedio.<br />

–Carta del Comisario Apostólico acerca de los documentos del mismo.<br />

–Varios nombramientos y nueva Visita provincial<br />

I.- Visita provincial<br />

El 5 de diciembre de <strong>1867</strong> partía de Manila el Provincial P. Bienzobas, con objeto de<br />

hacer la Visita por las provincias del sur de<br />

36 En la comunicación remitida al Comisario de agustinos recoletos figura equivocadamente el mes, pues dice<br />

mayo en lugar de junio. Cfr. AM, carp. 1 bis, 165. El expediente completo en el AHN, Ultramar, leg. 2246,<br />

15.


84 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Filipinas. Dejaba, como Vicario Provincial durante su ausencia al Prior del convento de dicha<br />

ciudad P. Mariano Cuartero.<br />

Su regreso tuvo lugar el 10 de mayo del año siguiente 37 . Diez días después escribe al<br />

Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez para darle cuenta de esta Visita durante la cual<br />

había estado en las provincias y distritos de Romblón, Cebú, Bohol, Siquijor, Negros y Misamis<br />

de Mindanao. «Las provincias de Surigao, también en Mindanao, Mindoro y Calamianes<br />

—dice a continuación— no me ha sido posible visitar, porque se me venía encima el mal<br />

tiempo y por la exposición a los moros piratas, que en este tiempo de abril, mayo y junio suelen<br />

hacer sus correrías, y, por otra parte, la embarcación no ofrecía seguridad personal» 38 .<br />

En sesión del día 23 de julio de este año de 1868 el Definitorio, atendidas las dificultades<br />

casi insuperables para girar la Visita a todos los ministerios de Visayas, autorizó al P. Provincial<br />

el nombramiento de Visitadores provinciales para los puntos que él creyera conveniente<br />

39 .<br />

II.- Dos acuerdos del Definitorio<br />

En la misma sesión del 23 de julio se tomaron otros dos acuerdos, de los cuales vamos a<br />

dejar constancia, aunque no hay noticia de que se llevaran a efecto.<br />

Uno de ellos dice así:<br />

«Como lo que reditúan las haciendas de Imus y San Nicolás apenas es suficiente<br />

para cubrir las necesidades siempre crecientes de la Provincia y teniendo en cuenta los<br />

inmensos terrenos que hoy existen baldíos en la isla de Negros, cuya propiedad costaría<br />

una suma reducida, acuerda el Definitorio que se busque tierra suficiente para formar<br />

una hacienda; pero, atendiendo a que el tiempo de aguas no es el más a propósito<br />

para reconocer el terreno, se cree más oportuno dilatar esta operación hasta el mes de<br />

enero del próximo año».<br />

El otro es como sigue:<br />

«Teniendo varios de nuestros ministerios bajo la jurisdicción del Obispado de Jaro<br />

y por ello verse precisados muchas veces sus Curas párrocos a presentarse al mismo,<br />

para no ser gravosos a los Padres agustinos, acuerda el Definitorio facultar al P. Provincial<br />

para comprar un edificio, que sirva de hospicio a nuestros religiosos en el puerto<br />

de Ilo-ilo, que, por su proximidad a la ciudad de Jaro, llenaría las condiciones que<br />

se desean» 40 .<br />

37 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 30v; 66, Cartas, f. 146; 67, Cartas, f. 288.<br />

38 AM, 66, Cartas, f. 148v.<br />

39 AM, 35, Definitorios, f. 135v.<br />

40 AM, 35, Definitorios, f. 135. Sobre Mindoro cfr. capítulo <strong>XII</strong>, artículos IV y V del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 85<br />

III.- Celebración del Capítulo Intermedio<br />

De conformidad con lo ordenado en las Constituciones, se procedió a la celebración del<br />

Capítulo Intermedio el 31 de octubre de 1868.<br />

Tuvo lugar en el convento de intramuros de Manila, «previa la remisión de la debida<br />

convocatoria, dirigida a tiempo competente a los Padres llamados por las mismas Leyes a<br />

formarle, y recibidas sus contestaciones en que ofrecían asistir, si la falta de salud u otras causas<br />

independientes de su voluntad no se lo impidiesen».<br />

Reuniéronse los siguientes vocales:<br />

Provincial, P. Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua; Provincial absoluto, P. Fr.<br />

Agustín Olmedillas del Carmen; Definidores, PP. Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana y Fr.<br />

Pedro Soto de San Juan Bautista; Aditos, PP. Fr. José María Cabañas del Carmen y Fr. Mariano<br />

Cuartero del Pilar, por no haber concurrido, ausentes en sus ministerios, los PP. Definidores<br />

Fr. Francisco Arellano de San José y Fray Timoteo Gonzalo del Carmen, y, finalmente,<br />

el que hubiera sido Presidente del último Capítulo Provincial, entonces primer Definidor, P.<br />

Fr. Simón Loscos de Santa Catalina, de no haber nombrado el P. Comisario Apostólico, para<br />

dicho oficio, al P. Antonio Úbeda.<br />

Celebrada la misa solemne del Espíritu Santo por el P. Provincial, mandó éste, como a las<br />

ocho de la mañana, «tocar la campana del claustro a Capítulo, y congregados los mencionados<br />

Padres Vocales y todos los religiosos existentes en el convento en la sala capitular, según la<br />

forma acostumbrada, se invocó la gracia del Espíritu Santo, rezando el himno Veni Creator<br />

Spiritus y las preces y oraciones señaladas en nuestras Constituciones. Concluida la deprecación,<br />

se leyeron las Constituciones de N. Smo. Padre Inocencio XI y terminada su lectura,<br />

mandó el P. Provincial saliesen de la sala capitular todos los religiosos que no fuesen capitulares.<br />

En seguida dio la absolución, que con este objeto traen las susodichas nuestras Constituciones,<br />

y hechos por todos los Padres vocales los juramentos que las mismas disponen, no<br />

habiendo votos vacantes que proveer, pasó el P. Provincial a leer una carta del P. Comisario<br />

Fr. Lorenzo Mayor, en que habla de la conveniencia de girar la Visita provincial a nuestros<br />

colegios de España, y, atendidas las razones que dicho P. Comisario expone, estando además<br />

dispuesto por nuestras Leyes,<br />

determino el Definitorio que el P. Provincial autorizase desde luego al P. Comisario<br />

para hacer la Visita provincial a nuestros colegios de Monteagudo y Marcilla, obrando<br />

en ella según disponen nuestras Constituciones.<br />

«Determino también el Capítulo Intermedio que, atendida la desfachatez de los tulisanes<br />

que, después de habernos causado la pérdida deplorable de un Hermano de<br />

obediencia 41 , tienen<br />

41 Llamábase Claudio Díaz del Rosario, nacido en Mallén, Zaragoza, el 6 de junio de 1825. Había profesado el<br />

15 de septiembre de 1851 y llegó a Manila en noviembre de 1863. Destinado a la hacienda de Imus, se<br />

hallaba dirigiendo la construcción de un edificio de mampostería, con objeto de colocar una máquina de<br />

vapor para la molienda de la caña dulce. Fue asesinado por el mismo criado y algunos otros, que se creía<br />

fueran «tulisanes», en la casita que tenía para pasar la noche, que fue incendiada, por lo que su cadáver<br />

quedó en parte carbonizado (F. SÁDABA, Catálogo, 522; AM, 67, Cartas, f. 290). Tulisán, malhechor, bandolero,<br />

filipinismo en la lengua española (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 620).


86 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

intranquilos a los demás que están al frente de las haciendas y obras; habida cuenta<br />

también de que interesa en gran manera a la prosperidad de nuestra hacienda de Imus<br />

el que los inquilinos puedan dedicarse a sus faenas sin temor de ver en un momento<br />

arrebatados por manos violentas sus animales, el fruto de sus sudores y acaso la vida;<br />

considerando que los desembolsos que la Provincia ha hecho para plantear dos máquinas,<br />

de vapor una y otra hidráulica, para beneficiar el azúcar, serían sacrificios inútiles,<br />

si los naturales, por temor fundado a los malhechores, no se dedicaran a la plantación<br />

y cultivo de la caña; en vista de estas razones autorizaba al P. Provincial para que este<br />

solicitara del Superior Gobierno el permiso competente para armar y sostener por<br />

cuenta de la Provincia hasta veinte hombres que protejan, bajo la dirección e instrucciones<br />

del que esté al frente de la hacienda, la vida e intereses de los inquilinos.<br />

«Esto fue lo que determinaron, sancionaron y firmaron los Padres que asistieron al Capítulo<br />

Intermedio» 42 .<br />

IV.- Carta del Comisario Apostólico acerca de los documentos<br />

del Capítulo Intermedio<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, con fecha 12 de julio de 1869, escribía al<br />

Provincial, P. Pablo Bienzobas, lo siguiente:<br />

«Dos días hace que en la sacristía de estas monjas de mi cargo, me entregó el P.<br />

Lorenzo Mayor, sin otra formalidad que: 'vea Vuestra Reverencia este documento',<br />

una copia del Capítulo Intermedio último autorizado por sólo el P. Secretario.<br />

Acostumbrado a recibir los Capítulos Provinciales e Intermedios como procede,<br />

esto es, su original con la firma del R. P. Provincial y Definitorio, o al menos con la<br />

firma del primero, certificación del Secretario y competente oficio de remisión, recibir<br />

una certificación sencilla, sin el Visto Bueno de Vuestra Reverencia y sin oficio de<br />

remisión, me pareció devolverla, como lo hice, al P. Lorenzo, por considerar dicho<br />

documento más propio para el dicho Padre que referente<br />

42 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 88v. Con anterioridad a este Capítulo Intermedio, en sesión del 23 de junio de este<br />

mismo año 1868, el Definitorio había aprobado este acuerdo: «Ante el aumento de grupos de malhechores,<br />

«tulisanes», en la provincia de Cavite, y, por lo mismo, el peligro constante de saqueo a que está expuesta<br />

nuestra casa de Imus, accede el Definitorio a la construcción de una casa-cuartel para la guardia militar, con<br />

el fin de atender a la seguridad de las personas e intereses; el edificio, cuyo coste no ha de exceder de los<br />

dos mil pesos, quedará siempre de propiedad de la Provincia» (AM, 35, Definitorios, f. 135).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 87<br />

a mi autoridad; y, como no contiene nombramiento alguno oficial, da tiempo para todo»<br />

43 .<br />

No sabemos más sobre este asunto, pues ninguna carta ni otro documento hemos encontrado<br />

que se refiera al mismo.<br />

V.- Varios nombramientos y nueva Visita provincial<br />

Como por falta de personal no se había podido cumplir lo ordenado en las Constituciones<br />

acerca de la existencia de un Maestro de Estudiantes 44 en el colegio de Monteagudo, el Definitorio<br />

provincial, en sesión celebrada al día siguiente del Capítulo Intermedio, designó para<br />

dicho oficio al ex Provincial P. Fr. Antonio Úbeda de la Santísima Trinidad 45 .<br />

Con fecha 24 de agosto de 1869 firmó el P. Provincial el título de Vicario provincial de la<br />

Costa Occidental de Negros a favor del Padre Fray Julián Miguel de San Antonio 46 .<br />

El Prior vocal de Baclayon, P. Fr. Cipriano Angós del Rosario, fallecía el 23 de mayo de<br />

1869. En su lugar era nombrado por el Definitorio el 9 de enero de 1870 el P. Fr. Pedro Albericio<br />

de la Reina de los Ángeles 47 .<br />

Dispuesto el P. Pablo Bienzobas a girar la Visita provincial a las provincias de Mindoro y<br />

Zambales, el día 18 de diciembre de 1868 eleva una instancia al Gobernador General con la<br />

petición de pasaporte para las citadas provincias. Transcurrió todavía un mes sin que efectuase<br />

el P. Bienzobas su salida de Manila, pues era el 20 de enero de 1869 cuando nombraba al<br />

P. Agustín Olmedillas, Prior del convento de San Sebastián, Vicario provincial durante su<br />

ausencia. Solamente fue ésta de unos dos meses, porque el 18 de marzo daba cuenta ya al<br />

Gobernador General de su regreso a la capital 48 .<br />

El 14 de enero había designado al P. Fr. Francisco Lenguas de la Virgen de los Ángeles<br />

Visitador de las provincias visayas de Surigao y Bislig. El 16 de abril comisiona al P. Fr.<br />

Ambrosio Iturriaga del Carmen,<br />

43 AM, carp. 80, leg. 1.<br />

44 COR, a, 1745, pars IV, c. III, n. 7, en el que, con referencia al Maestro de estudiantes, se dice: «qul de facto<br />

debet institui, ut utilitatem studentium procuret, et Lectorem adiuvet, et in infirmitate, et absentia Lectoris<br />

munera istius exerceat: istoque tantum tempore, privilegia Lectoris obtineat».<br />

45 AM, 35, Definitorios, f. 136.<br />

46 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 38.<br />

47 AM, 35, Definitorios, f. 138. El P. Cipriano Angós, nacido el 26 de septiembre de 1810 en Alfaro, Logroño,<br />

profesó en Monteagudo el 17 de julio de 1829 y arribó a Manila en agosto de 1831. Terminados los estudios<br />

en la capital filipina, fue ordenado de sacerdote y se le destinó a Calapán y, hacia 1840, a la Misión de<br />

Mabalacat, Pampanga, donde permaneció muchos años. También tuvo a su cargo algún tiempo la parroquia<br />

de Cavite Viejo. En la Orden fue elegido Subprior de Manila, prior vocal de Baclayon, Adito de Definidor,<br />

Prior de Cavite, Vicerrector de Monteagudo, Prior vocal de Taytay y nuevamente de Baclayon. Al terminar<br />

el trienio de su cargo en Monteagudo en 1858, se reintegró a la Misión de Mabalacat donde falleció en la<br />

fecha indicada (F. SÁDABA, Catálogo, 412; CR, 11,870).<br />

48 AM, 51, Oficios, ff. 78, 87v; 28, Registro Provincial 3.º, f. 36.


88 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Vicario Provincial de Cebú, para hacer la Visita de las islas Camotes 49 .<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Supresión de las casas religiosas establecidas después del 29 de julio de 1837; se<br />

exceptúan las de los Misioneros de Ultramar. –Repercusión en la comunidad<br />

de Monteagudo de los sucesos revolucionarios. –El decreto de unificación<br />

de fueros, el juramento de la nueva Constitución y<br />

los religiosos de Filipinas<br />

I.- Supresión de las casas religiosas establecidas después del 29 de julio de 1837;<br />

se exceptúan las de los Misioneros de Ultramar<br />

Triunfante en 1868 la revolución, llamada «septembrina» y también «la gloriosa», que<br />

destronó a la Reina Isabel II 50 , el Gobierno provisional constituido en Madrid daba el 18 de<br />

octubre del citado año un decreto por el que quedaban «extinguidas todas las casas de religiosos<br />

de ambos sexos fundadas en la Península e islas adyacentes desde el 29 de julio de 1937<br />

hasta el día» 51 .<br />

Según el citado decreto debían ser suprimidos también los colegios que habían establecido,<br />

después de la fecha indicada, las Órdenes religiosas con Misiones en Filipinas. Estaba,<br />

pues, incluido entre ellos el nuestro de Marcilla, aunque el P. Gabino Sánchez creyera otra<br />

cosa 52 .<br />

49 AM, 28, Reg. Provl. 3.º, f. 36; 51, Oficios, f. 91.<br />

50 Reunidos en Cádiz los principales conspiradores contra el trono de Isabel II, el 19 de septiembre de 1868 se<br />

dirige al país una alocución, firmada por varios generales, declarando solemnemente que se niega la obediencia<br />

al Gobierno de Madrid. En dirección a la capital de España parten las fuerzas de los sublevados, al<br />

mando del General Serrano, duque de la Torre. A su encuentro sale, para cortarle el paso, el General Pavía,<br />

marqués de Novaliches, Capitán General que había sido de Filipinas. El 28 del mismo mes de septiembre,<br />

en el puente de Alcolea, lugar cercano a Córdoba, se produce el choque entre ambas fuerzas con la derrota<br />

de los leales a Isabel II, la cual, dos días más tarde, traspasa la frontera y se interna en Francia. El General<br />

Serrano hace su entrada triunfal en Madrid el 3 de octubre; el 7, lo hace el principal inspirador de los sublevados,<br />

General Prim, y el 9 se constituye el Gobierno que, presionado por la Junta revolucionaria, formada<br />

con anterioridad en Madrid, comenzó a dar decretos, alguno de ellos articulado o propuesto por la misma<br />

Junta, como el de supresión de las casas religiosas, del que se trata en el texto (Cfr. M. FERNÁNDEZ ALMA-<br />

GRO, <strong>Historia</strong> política de la España Contemporánea, 1868-4885, 14-26).<br />

51 Revista Católica, 73, 213. El decreto en el Apéndice quinto de este presente tomo.<br />

52 El P. Gabino Sánchez escribía el 20 de octubre al P. Provincial de Filipinas: «Se constituyó el Ministerio; los<br />

Padres jesuitas han sido expulsados de sus casas de España y sus dominios; hace dos días que salió el decreto<br />

adjunto relativo a las demás casas religiosas. El presente decreto nos asegura el colegio de Monteagudo<br />

y entiendo que también el de Marcilla por ser un complemento del primero y referirse al mismo objeto.<br />

Sin embargo, ayer puse carta al P. Comisario Lorenzo Mayor, arrinconado y cobarde en Monteagado, para<br />

que venga a la capital a fin de entenderse con los demás Comisarios, gestionar a la vez y sacar adelante los<br />

nuevos colegios» (AM, carp. 80, leg. 1). El citado P. Lorenzo Mayor había ido desde Madrid a Marcilla a<br />

primeros de agosto de este año 1868 y el 20 del mismo mes se trasladó a Monteagudo, «donde —según frase<br />

suya— se encontraba más a gusto». El 24 de octubre regresa a Madrid, no sabemos si por haberse recibido<br />

la carta del P. Gabino. Inmediatamente, junto con el P. Celestino Mayordomo, Comisario de la Provincia<br />

filipina de los agustinos, busca apoyos con el fin de conseguir que los colegios establecidos después<br />

de la ley de 1837 consabida no fueran comprendidos en el decreto actual del 18 de octubre. Creemos conveniente<br />

advertir que el P. Mayor no estuvo en buenas relaciones con el P. Gabino Sánchez ya desde su llegada<br />

a España con el cargo de Comisario (Cfr. diversas cartas suyas al P. Provincial en AM, carp. 80, leg.<br />

5).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 89<br />

Mas salió en defensa de estos colegios el mismo Ministro de Ultramar. El que regía este<br />

Departamento ministerial, don Adelardo López de Ayala, conocido poeta y dramaturgo, llegó<br />

a hacer cuestión de Gabinete este asunto.<br />

Diez días después de la firma del mencionado decreto, se dirigía dicho Ministro a sus<br />

compañeros el de Gobernación y el de Gracia y Justicia. En sus escritos les hacía presentes<br />

los importantes e indispensables servicios que prestaban las Órdenes religiosas en Filipinas.<br />

Fundado en esta consideración, proponía que quedaran en suspenso los efectos del referido<br />

decreto «respecto de las casas colegios que dichas Órdenes han establecido en la Península<br />

con el objeto de educar y enviar a las islas Filipinas religiosos que desempeñen la cura de<br />

almas».<br />

Al contestarle el 9 de noviembre el Ministro de Gracia y Justicia hace constar que precisamente,<br />

por tener presentes estos importantes servicios de las Órdenes religiosas en Ultramar,<br />

expresó en el decreto de referencia que se extingan las casas religiosas fundadas desde la<br />

ley de 29 de julio de 1837 hasta el día, pues de este modo quedaban exceptuadas las casas de<br />

Misión de Valladolid, Ocaña y Monteagudo, que también lo habían sido por la expresada ley.<br />

«Pero a la sombra de esta excepción —añade el señor Ministro de Gracia y Justicia— ha<br />

venido, hace tiempo, aumentándose el número de conventos de varones en la Península».<br />

Cita luego estas casas, entre ellas la nuestra de Marcilla, y agrega: «Estos son los que deben<br />

cesar, por no estar comprendidos en la excepción que marca el decreto del 18 de octubre<br />

próximo pasado. Pero a la superior ilustración de V. E. no debe ocultarse que por este decreto,<br />

si bien se suprimen los conventos, no se suprimen los misioneros, y los que están en Marcilla,<br />

Santa María de la Vid y demás comprendidos en la supresión, pueden refundirse en los subsistentes<br />

de Valladolid, Ocaña y Monteagudo, cuya capacidad es más que suficiente para contener<br />

misioneros con que cubrir las necesidades de nuestras posesiones de Ultramar. Con lo<br />

expuesto —dice para terminar— creo comprenderá V. E. que, sin necesidad de suspender los<br />

efectos del citado decreto de 18 de octubre, queda atendido el servicio de Misiones de Ultramar,<br />

según desea V. E. en su comunicación del 28 de octubre a la que contesto».<br />

En términos parecidos daba su respuesta el día 12 el Ministro de la Gobernación. Concluía<br />

éste su comunicación con las siguientes palabras: «No está al arbitrio de este Departamento<br />

ministerial que sea


90 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

suspendido el decreto en ninguna de sus partes, sintiendo por este extremo no asentir a los<br />

deseos de V. E. en este punto».<br />

En el expediente instruido sobre este asunto, al tratarse de la contestación dada por el Ministro<br />

de Gobernación, hay una nota del Negociado correspondiente del Ministerio de Ultramar<br />

en la que se afirma que, si se aplicase el referido decreto con el criterio expresado por el<br />

citado Ministro, que, como se ha dicho, coincidía con el de Gracia y Justicia, se ocasionarían<br />

fatales consecuencias. Luego se exponen las razones para dicha afirmación y, entre otras cosas,<br />

se dice que, «habiendo desde 1837 aumentado Filipinas considerablemente en poblaciones,<br />

creadas muchísimas parroquias, reducidos a la civilización y al cristianismo un gran número<br />

de nativos independientes, se necesitan muchos más Párrocos. Por eso ha sido necesario<br />

establecer nuevos colegios donde se educaran mayor número de jóvenes, para satisfacer esas<br />

legítimas exigencias, siempre crecientes y que además no podrían ser atendidas como en los<br />

primeros años de la exclaustración por los antiguos frailes, que se prestan voluntariamente a ir<br />

a Filipinas». El funcionario que firma la nota anterior, termina manifestando su creencia de<br />

que «bastará exponer estas razones a los Ministerios de Gobernación y Gracia y Justicia, para<br />

que se presten a dar las órdenes necesarias para la suspensión de la aplicación del decreto de<br />

18 de octubre».<br />

Mas quien se decidió a proceder fue el mismo Ministro de Ultramar. En la misma fecha<br />

del 12 de noviembre, en que estaba firmada la respuesta del de Gobernación, cursaba ya a los<br />

Gobernadores de Navarra y de otras provincias, a quienes podía interesar, un despacho telegráfico<br />

redactado en estos términos:<br />

«Las casas religiosas de sacerdotes regulares que son colegios de Misioneros para<br />

Ultramar y dependen exclusivamente de este Ministerio, no están comprendidas en el<br />

decreto de 18 de octubre último, expedido por el Ministerio de Gracia y Justicia. No<br />

oponga V. S. dificultad alguna a la conservación de estos Institutos, protéjalos, suspenda<br />

cualquiera resolución, que respecto a los mismos haya tomado en virtud de<br />

aquel decreto, y espere mis órdenes».<br />

El mismo Consejo de Ministros aprobó también, finalmente, esta disposición. Desapareció<br />

con ello el peligro de suspensión que pesaba sobre el colegio de Marcilla y otros de las<br />

demás Órdenes religiosas de Filipinas 53 .<br />

53 AHN, Ultramar, leg. 2215, 67. El día 17 de noviembre el P. Gabino dice al P. Provincial: «Se salvaron los<br />

colegios nuevos de Filipinas; el señor Ministro de Ultramar hizo el asunto cuestión de gabinete y el resultado<br />

fue comunicar a los respectivos Gobernadores de Provincia la conservación y reconocimiento de dichos<br />

nuevos colegios a los fines de su fundación» (AM, carp. 80, leg. 1). Según el P. Mayor, se debió todo a la<br />

intervención de don Luis Estrada, amigo del P. Mayordomo y defensor de la obra de los religiosos en Filipinas<br />

(AM, carp. 80, leg. 5). En el mismo colegio de Marcilla no estuvieron ociosos en este asunto y fue el<br />

P. Pío Mareca quien elevó al Gobernador de Navarra, el 27 de octubre, un razonado escrito a favor de la<br />

subsistencia del colegio de Marcilla, que termina con estas palabras: «Por todo lo cual: A V. S. suplica<br />

humildemente el exponente se digne considerar como no comprendido en el decreto del 18 del actual el colegio<br />

de Marcilla, al menos no proceda a ninguna ejecución hasta tanto que el Sr. Ministro de Ultramar, a<br />

quien corresponde este asunto, no resuelva lo que crea deber hacer, o motu proprio, o en virtud de la consulta<br />

y recurso que a dicho señor hemos hecho» (BSN, a. 1965, 485-489).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 91<br />

II.- Repercusión en la comunidad de Monteagudo<br />

de los sucesos revolucionarios<br />

Los acontecimientos que acompañaron a la revolución «septembrina» tuvieron también<br />

cierta repercusión en nuestro colegio de Monteagudo.<br />

Ya en agosto del año anterior, <strong>1867</strong>, se había producido una revolución democrática en<br />

Aragón, Cataluña y ambas Castillas, que logró sofocar el presidente del Gobierno, General<br />

Narváez 54 .<br />

El P. Rector del colegio de Monteagudo reunió el 28 del citado mes y año a los Padres de<br />

consulta y capítulo de la casa para manifestarles «que, en vista del estado alarmante en que se<br />

hallaba una gran parte de los pueblos de la Península, con motivo de los últimos acontecimientos,<br />

y, temiendo que, tal vez, éstos pudieran, como en otro tiempo, interesar de una manera<br />

deplorable la futura suerte de los regulares; teniendo además presente una carta de cierto<br />

amigo, en la que nos comunica haber sorprendido una conversación a ciertos hombres, que<br />

trataban entre sí de dar un asalto a esta casa», deseaba él «estar convenientemente preparado<br />

para sortear, del mejor modo posible, cualquier lance desagradable que pudiera ocurrir a esta<br />

comunidad». Por todo lo cual «proponía a los Padres los siguientes puntos de consulta: 1.º<br />

Pedir la protección del señor Comandante General de la provincia o licencia de armas para<br />

nuestra defensa; 2.º mandar hacer un traje de seglar para los profesos; 3.º hacer que el tránsito<br />

de los profesos a Marcilla sea en traje de seglar y, si conviene, no por el tren, sino por la antigua<br />

carretera; 4.º autorizar al P. Rector para que, si las circunstancias lo exigiesen, mande a<br />

sus casas a profesos y novicios, y 5.º suspender la admisión de jóvenes hasta que la atmósfera<br />

social se despeje».<br />

Todo fue aprobado por los Padres presentes y se dispuso que se diese cuenta de todo ello<br />

al P. Comisario de la Provincia en Madrid 55 .<br />

Con tales antecedentes, al producirse ahora el levantamiento contra la Reina Isabel II y,<br />

como consecuencia, constituirse en las provincias españolas juntas revolucionarias en las que,<br />

según afirma Menéndez<br />

54 Enciclopedia ESPASA, 37, 1124.<br />

55 ACM, Consultas, 1832-4893, f. 89. En el f. 90v hay una consulta del 3 de enero de 1868 que creemos oportuno<br />

copiar aquí también: «A consecuencia de haber dicho tres novicios que habían oído hablar muy cerca de<br />

sus ventanas a gente extraña por la noche, y temerosos y alarmados como estaban de que pudieran subir,<br />

por las ventanas de sus celdas, ladrones, el Rector P. José María Martínez reunió a los Padres de consulta,<br />

los cuales, teniendo en consideración la posibilidad de recibir algún susto por dichas ventanas, en especial<br />

al estar la comunidad reunida o bien en el coro o bien en el refectorio y mucho más temible dicha tentativa<br />

en atención a la gran miseria y carestía actuales, y vistas algunas otras ventanas y puntos accesibles, determinaron<br />

poner en ellos las rejas y puertas que creyeron convenientes».


92 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Pelayo, «se desencadenó frenético el espíritu irreligioso», y se cometieron infinidad de atropellos<br />

56 , se puede encontrar cierta explicación a lo sucedido en el colegio de Monteagudo. Lo<br />

dejó relatado más tarde uno de los que, a la sazón, formaban parte de la comunidad. Era entonces<br />

novicio. Escribió así 57 :<br />

«Con el triunfo de la revolución se enseñoreó la anarquía de toda España, llegando<br />

también hasta el sitio donde está nuestro colegio de Monteagudo; en este pueblo se<br />

notaba la efervescencia propia de cambios tan profundos.<br />

De los colegiales que componían el noviciado este año, habían ya tomado el hábito<br />

algunos y otros esperaban tomarlo. Algo anormal hubieron de notar los Superiores<br />

cuando a los jóvenes que no habían tomado el hábito, les propusieron si, en vista de<br />

las circunstancias, querían volver a sus casas, prometiéndoles que los llamarían en<br />

cuanto se normalizaran las cosas. Los jóvenes se mostraron prontos a obedecer, mas<br />

los Superiores, por lo visto, juzgaron, finalmente, que no había necesidad de tomar tan<br />

radical medida con aquellos cuyos informes de buena conducta estaban en sus manos.<br />

Así, pues, determinaron darles el hábito el 5 de octubre, siendo uno de ellos el autor de<br />

esta relación.<br />

Hacia las ocho de la mañana de este mismo día, pocos momentos después de la<br />

toma de hábito, se recibió aviso del pueblo de que una partida revolucionaria, compuesta<br />

de unos cuarenta individuos, procedentes de Zaragoza y que habían salido<br />

aquella mañana de Tudela en dirección a Tarazona, con objeto de sublevarla, al pasar<br />

por Monteagudo y ver el edificio del colegio, habían preguntado qué era aquello. Se<br />

les respondió que un convento de agustinos, misioneros de<br />

56 M. MENÉNDEZ PELAYO, <strong>Historia</strong> de los Heterodoxos, 2, 1120. A continuación narra el ilustre polígrafo una<br />

serie de graves desmanes cometidos por las Juntas revolucionarias provinciales. El P. F. J. MONTALBÁN, en<br />

<strong>Historia</strong> de la Iglesia, 4, 612, hace un breve resumen de los mismos, que vamos a trasladar a esta nota con<br />

el fin de que el lector juzgue mejor acerca del ambiente que reinaba en España y por lo mismo de lo que<br />

decimos en el texto sobre lo acaecido en la comunidad de Monteagudo. «Con la caída de la monarquía —<br />

escribe dicho autor— se desbordaron todas las pasiones. Bandas de forajidos salieron de sus antros para<br />

proclamar la libertad, allanando templos y conventos. No menos de 12 parroquias y 46 iglesias o capillas se<br />

cerraron en Sevilla por la violencia; en Madrid se destruyeron las de la Almudena, Santa Cruz y San Millán,<br />

además de varios conventos; otras muchas fueron expoliadas, quemadas y demolidas en diversas partes;<br />

en Valladolid se rompieron a martillazos las campanas; en Salamanca y otras ciudades se incautaron de<br />

los seminarios; los Obispos de Tarazona y Teruel fueron presos; el de Huesca, desterrado; los demás, insultados<br />

por la prensa; en Burgos el mismo Gobernador, Gutiérrez de Castro, intentó entrar en la catedral para<br />

despojarla de sus tesoros, pero el pueblo, amotinado, le hizo pagar con la vida su atrevimiento. El P. Crusat,<br />

misionero hijo del Corazón de María, fue cosido a puñaladas cerca de Reus».<br />

57 Este novicio era el que fue luego P. Fr. Ciriaco Echeverría de la Concepción, y su relato figura en la necrología<br />

del P. Fr. <strong>Manuel</strong> Navarro de la Virgen de la Peana, también novicio en aquellas circunstancias, fallecido<br />

en 1909 (AM. 61-4.º, Difuntos, f. 173v). Cfr. notas biográficas de ambos en los Catálogos de los Padres<br />

SÁDABA, 571, 587, y AVELLANEDA, 419, 358.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 93<br />

Filipinas, y ellos, que achacaban toda clase de males a lo religiosos, enardecidos a la<br />

vista del convento donde estaban sus enemigos, propusieron al jefe entrar a saco en él<br />

y matar a sus moradores. El jefe, al ver la actitud de sus gentes, los contuvo diciendo<br />

que, siendo la 'gloriosa' misión que llevaban, sublevar Tarazona, con ella debían cumplir<br />

primero; después, a la vuelta, tendrían tiempo de hacer lo que quisieran. Entonces<br />

se despidieron los revolucionarios con un «hasta la vista», frase que, en aquellos días<br />

de anarquía y confusión, era bastante para poner espanto en personas indefensas.<br />

Oída por los Superiores esta relación y con la alarma consiguiente, no se les ocurrió<br />

otra solución que evacuar inmediatamente el colegio, ante el temor de que los revolucionarios<br />

pusieran en práctica sus amenazas, y, como afortunadamente estaba por<br />

aquellos días en el colegio el Comisario y Vicario Provincial, P. Lorenzo Mayor, éste,<br />

juntamente con el Rector, P. José María Martínez, el Vicerrector y Maestro de novicios,<br />

P. Francisco Gotor, el P. Juan Gascón, retirado por entonces en este convento, y<br />

el Lector P. Carlos Santesteban, únicos Padres que había entonces en él, reunieron a la<br />

comunidad y, haciéndoles presente la situación y la inminencia del peligro, les propusieron<br />

la huida como único medio de defensa.<br />

En su consecuencia, con las ropas de seglar, que todavía tenían los novicios, y con<br />

las de la ropería, que se repartieron entre los coristas, salieron huyendo y, a campo través,<br />

tomaron la dirección de sus respectivos pueblos. Fue tal el susto y la precipitación<br />

de la marcha que ni a los jóvenes se les ocurrió siquiera tomar un pedazo de pan, ni a<br />

los Superiores distribuirles algún dinero. Así partieron, fiados únicamente en la Providencia.<br />

La caridad de algunas personas de Tudela y otras partes solucionaron aquel<br />

conflicto, que por fortuna duró poco.<br />

Salieron, pues, para sus pueblos respectivos los coristas y novicios. En el convento<br />

se quedaron los PP. Juan Gascón y Francisco Gotor con algunos Hermanos. Los<br />

otros Padres, aunque marcharon del convento, permanecieron en las inmediaciones.<br />

A las pocas horas volvieron los revolucionarios de su expedición a Tarazona y<br />

quisieron cumplir sus propósitos, exigiendo al jefe el cumplimiento de la palabra que<br />

les había dado; pero éste, tomando la entrada del callejón que da acceso al convento,<br />

les prohibió severamente que entraran en él, con amenazas, y les dijo que solamente<br />

pasando por encima de su cuerpo, lograrían penetrar en el convento. ¿Fue humanidad,<br />

política o prudencia? Dios lo sabe, aunque sí podemos asegurar que fue providencia de<br />

Dios. Díjose por entonces que dicho jefe, cuyo nombre no hemos podido saber, tenía<br />

relaciones estrechas de amistad o parentesco con algún Padre del colegio.<br />

Detenidos contra su voluntad a las puertas mismas del convento y con murmuraciones<br />

contra el jefe que les conducía, se retiraron los revolucionarios, que siguieron<br />

su camino hacia Tudela, donde todavía los vieron algunos de los nuestros que habían<br />

huido.<br />

Después de esto, los que estaban cerca del convento regresaron a él y, poco a poco,<br />

fueron reintegrándose los novicios y coristas, que


94 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

tardaron en llegar entre dos días y una semana. No faltó ninguno de los coristas y se<br />

echaron de menos dos novicios, que no volvieron más».<br />

A la relación anterior nos parece que debemos añadir lo que sobre el mismo asunto escribieron<br />

al Provincial, P. Bienzobas, el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, y el Comisario<br />

y Vicario Provincial, Padre Lorenzo Mayor.<br />

El primero, en carta del 20 de octubre del mismo año 1868, se expresa del modo siguiente:<br />

«Es el caso que, resistiendo Tarazona o demorando pronunciarse por el nuevo orden<br />

de cosas, salieron de Zaragoza al efecto algunos pronunciados, pasaron por nuestro<br />

colegio de Monteagudo, como que es camino para aquella ciudad, y su vista, con<br />

algunas palabras que hubieron de permitirse, aterró tanto al P. Lorenzo Mayor, P. Rector<br />

y demás Padres que, sin tener en cuenta las circunstancias ni calcular las consecuencias,<br />

despidieron del colegio para sus casas a todos los coristas y novicios, sin<br />

comer, sin dinero y en completo abandono, según noticias. Los jóvenes, para llegar a<br />

sus pueblos, tuvieron que pedir dinero prestado, otros mendigar alimento y cada uno<br />

valerse como pudo para ocurrir a su necesidad.<br />

La conducta de aquellos Padres con unos jóvenes de su comunidad y dignos de<br />

mejores condiciones nos ha desacreditado muy mucho en Tarazona, en Tudela y en<br />

toda la comarca y expuesto a suprimirnos el colegio. Después que los citados Padres<br />

vieron a los zaragozanos regresar de Tarazona para Tudela, sin ocuparse del colegio ni<br />

de sus frailes, reflexionaron y reconocieron la pifia, pero tarde; el daño ya estaba<br />

hecho y dada la campanada» 58 .<br />

El P. Mayor, por su parte, se refiere a este asunto en varias cartas. En una de ellas, fechada<br />

el 22 de febrero de 1860, escribe así:<br />

«Lo que hubo en aquel día allí fue un pánico terrible que, como es sabido, priva al<br />

hombre de sus facultades y hasta de la energía corporal.<br />

Pues bien; presa de este pánico fueron (lo diré sin ánimo de ofender) los cuatro<br />

Padres que allí hay. Por lo que a mí toca (lo manifiesto sin jactancia y pueden atestiguarlo,<br />

si es necesario, los que me vieron en aquel trance, religiosos y seglares) no tuve<br />

miedo, y, es más, conocí, y quise hacerlo comprender a los medrosos, que no era<br />

aquello causa para alarmarse, ni mucho menos para tomar la providencia que al punto<br />

tomaron, y la más grave, gravísima que querían tomar, cual era la de abandonar inmediatamente<br />

la casa. Puedo asegurar que, si yo (sin echarla por supuesto de Prelado y<br />

nada más que como particular) no hubiera contenido el desorden con mi tranquilidad y<br />

con mi calma serena, a las dos de la tarde habría quedado la casa desierta por completo;<br />

pero, en vista de mi actitud, como que tuvieron vergüenza de su cobardía los que<br />

debieran inspirar valor a los jóvenes, y se quedaron en la casa, aunque con buena dosis<br />

de miedo...<br />

Con respecto a lo de ir pidiendo limosna los jóvenes, es una exageración,<br />

58 AM, carp. 80, leg. 1.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 95<br />

porque, si algunos de los que distaban algún tanto de sus casas pidieron dinero prestado,<br />

fue porque se salieron del colegio sin conocimiento del Rector, que en aquella hora<br />

estaba anonadado y sin saber lo que pasaba; como aquello fue una especie de «sálvese<br />

quien pueda», ni unos ni otros se ocuparon de lo que en estos casos semejantes es necesario.<br />

Tan pronto como se apercibieron en los pueblos inmediatos de lo sucedido, se<br />

alarmaron, sí, mas no se escandalizaron, y, aunque las personas juiciosas vieron que<br />

había sido una ligereza, no obstante, en vista de las circunstancias han sabido dispensar<br />

esta falta».<br />

Termina el P. Mayor con la afirmación de que lo único de que a él se le puede acusar es<br />

«de no haber obrado como Prelado, obligando a todos a permanecer quietos en el colegio. El<br />

caso, pues, fue desagradable, es cierto; pero afortunadamente no ha tenido consecuencias» 59 .<br />

Creemos oportuno incluir en este lugar la referencia de una sesión, habida el 21 de octubre<br />

de 1869 por los Padres de consulta del colegio de Monteagudo.<br />

En la referida sesión<br />

«se dio cuenta de un oficio del P. Comisario en el que ordenaba se admitiesen novicios<br />

en número de veinte, para que la Corporación no sufriese perjuicio en su personal. Los<br />

Padres unánimemente creyeron no convenir por entonces la admisión y que así se<br />

hiciera presente al P. Comisario, como se hizo por oficio del día 23; en él se le decía<br />

que no debiera realizarse la tal admisión, no sólo por lo aciago y temible de la extraordinaria<br />

situación política, en que desgraciadamente nos encontramos y cuyo porvenir,<br />

en opinión de los mejores previsores políticos, será más lamentable, sino también porque,<br />

habiéndolos de examinar y preceder a su admisión la evacuación de las testimoniales,<br />

se tardaría por esto la recepción. No ven además que sufra la Corporación perjuicio<br />

en el personal, antes bien, de no suspender la admisión este año, tendría que suceder<br />

dentro de uno o dos años después, porque los religiosos que pasarán a Marcilla<br />

son jóvenes y, como tienen que cursar dos o tres años en aquel colegio, resultará no<br />

haber local para recibir a los que fueran concluyendo en Monteagudo la filosofía.<br />

Además contaban también los Padres con el deseo del P. Provincial de no admitirse, y<br />

no les constaba lo contrario, por lo que consideran, más prudente y justa la no admisión»<br />

60 .<br />

59 AM, carp. 80, leg. 5. Cabría preguntar al P. Mayor: ¿Por qué no permaneció él también en el colegio con los<br />

otros dos Padres?<br />

60 ACM, Consultas, 1832-1893, f. 97. El P. Lorenzo Mayor escribía el 19 de octubre al P. Provincial: «He dado<br />

orden de que admitan novicios, siquiera unos veinte, escogiendo lo mejorcito, a fin de no sufrir retraso en el<br />

personal. Las demás Corporaciones han admitido también, a pesar de las circunstancias actuales, y no es<br />

del caso que nosotros por miedo no admitamos» (AM, carp. 80, leg. 5).


96 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Y, en efecto, así debió verificarse, pues, según el estado final del citado año 1869 del colegio<br />

de Monteagudo, no había en él más que dos novicios de coro y cuatro para Hermanos 61 .<br />

III.- El decreto de unificación de fueros, el juramento de la nueva<br />

Constitución y los religiosos de Filipinas<br />

El 6 de diciembre de 1868 se publicaba el decreto del Ministro de Gracia y Justicia de<br />

unificación de fueros, según el cual, de conformidad con su artículo primero, la jurisdicción<br />

ordinaria sería la única competente para conocer<br />

«de los negocios civiles y causas criminales por delitos comunes de los eclesiásticos,<br />

sin perjuicio de que el Gobierno español concuerde en su día con la Santa Sede lo que<br />

ambas potestades crean conveniente sobre el particular».<br />

El Ministro de Ultramar, por su parte, firmaba el 6 de febrero del año siguiente otro decreto<br />

por el que se extendía a las provincias ultramarinas lo dispuesto por el decreto anterior.<br />

Así lo comunicó el Gobernador General de Filipinas, por oficio del 3 de junio, a los cinco<br />

Superiores Provinciales de las Órdenes religiosas de aquellas islas.<br />

Estos dirigían conjuntamente, dos días después, una razonada exposición al Ministro de<br />

Ultramar,<br />

«protestando, en descargo de sus conciencias, contra cualquiera innovación de la disciplina<br />

eclesiástica que se intente llevar a cabo sin previo acuerdo con la Santa Sede, y<br />

señaladamente contra el decreto de 1.º de febrero de este año, suplicando a V. E. que,<br />

por la tranquilidad de este país, que tan sumiso ha sido siempre a la autoridad paternal<br />

de nuestros Reyes, merced a la por todos reconocida influencia benéfica de la Religión<br />

y sus ministros, se sirva dejar sin efecto la parte del mencionado decreto que atañe al<br />

fuero eclesiástico, instalando al sacerdote en el pleno goce de los privilegios que ha<br />

disfrutado largos siglos para bien de la Religión y de la Patria».<br />

No hemos visto resolución alguna sobre el particular. Solamente podemos añadir que no<br />

tuvo lugar acuerdo acerca de este asunto con la Santa Sede, como determinaba el artículo<br />

primero citado al principio 62 .<br />

Convocadas por el Gobierno provisional revolucionario las elecciones para las Cortes<br />

Constituyentes, una vez celebradas, abrióse la asamblea el 11 de febrero de 1869 para el estudio<br />

del proyecto de una nueva Constitución. Discutido y aprobado dicho proyecto, verificóse<br />

61 AM, Estados anuales de nuestra Provincia de San Nicolás.<br />

62 Enciclopedia ESPASA, 24, 1505; AM, 51, Oficios, f. 104v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 97<br />

la promulgación de la Constitución el 6 de junio del citado año 63 .<br />

A este propósito escribe Menéndez Pelayo:<br />

«Promulgada la Constitución, surgió el conflicto del juramento. El clero en masa<br />

se negó a jurarla, y soportó heroicamente el tormento del hambre con que la revolución<br />

quiso rendirle» 64 .<br />

El Comisario Apostólico escribía el 12 de septiembre de 1870 al P. Provincial de Filipinas:<br />

«Muchos religiosos nuestros, fieles a su conciencia, como yo, ni hemos jurado ni juraremos<br />

la Constitución y por tanto el Gobierno nos ha privado de todo recurso» 65 .<br />

Por su parte, el Provincial de Filipinas, P. Bienzobas, decía al P. Gabino: «Aquí, como en<br />

esa, se ha jurado la Constitución, pero, por acuerdo de la junta reunida con tal motivo en Palacio,<br />

se ha eximido al clero, tanto regular como secular, de ese conflicto hasta nueva orden del<br />

Gobierno Supremo» 66 . No hay noticia de que se les obligase luego al juramento.<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Durante el presente trienio llegan a Filipinas cuarenta y dos religiosos.<br />

–Ayudas y donativos. –Noticiario de los conventos de Manila, Cebú<br />

y Cavite, y de los colegios de Monteagudo y Marcilla<br />

I.- Durante el presente trienio llegan a Filipinas cuarenta y dos religiosos<br />

El 14 de enero de 1868 tenía lugar la llegada a Manila de cinco religiosos, todos los cuales<br />

ya habían estado anteriormente en Filipinas, pero habían regresado a la Península con objeto<br />

de ocupar los respectivos cargos en los colegios de Monteagudo y Marcilla para los que<br />

habían sido nombrados.<br />

Partieron de la primera de las referidas casas el 13 de noviembre del año anterior con dirección<br />

a Barcelona acompañados del Comisario, P. Lorenzo Mayor. De la ciudad condal<br />

continuaron los cinco el viaje el día 16 por tren a Marsella. En este puerto francés embarcaron<br />

el 19 en un vapor de la compañía «Mensajerías Francesas» rumbo a Suez, donde transbordaron<br />

para continuar su viaje hacia Filipinas 67 .<br />

A propósito de este viaje hemos de hacer constar lo siguiente: En una sesión del Definitorio,<br />

habida el 25 de diciembre de 1866, el entonces Provincial, P. Agustín Olmedillas, expuso<br />

que le habían informado<br />

63 M. FERNÁNDEZ ALMAGRO, <strong>Historia</strong> política de la España contemporánea, 1868-1895, 40-49; M. MENÉNDEZ<br />

PELAYO, <strong>Historia</strong> de los Heterodoxos, 2,1124-1128.<br />

64 M. MENENDEZ PELAYO, <strong>Historia</strong> de los Heteredoxos, 2, 1128.<br />

65 AM, carp., 80, leg. 1.<br />

66 AM, 66, Cartas, f. 165.<br />

67 F. SÁDABA, Catálogo, 530; AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 31; carp. 80, leg. 5, cartas del P. Mayor al P.<br />

Provincial, 6 y 15-9 y 5-12-<strong>1867</strong>. La inauguración solemne del canal de Suez no tuvo lugar hasta noviembre<br />

de 1869.


98 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

los Padres jesuitas y dominicos de lo que les había costado el pasaje de cada uno de los misioneros<br />

venidos por el istmo de Suez. Como vieran los Padres del Definitorio ser muy poca<br />

la diferencia que había entre embarcarse en buque de vela y el hacerlo por la compañía «Mensajerías<br />

Francesas», acordaron que el P. Provincial ordenase al P. Comisario que la primera<br />

Misión que saliera para Filipinas se embarcara, como por vía de ensayo, por dicha compañía,<br />

siempre que ésta hiciera una rebaja del treinta por ciento o la misma que habían obtenido los<br />

Padres jesuitas y dominicos 68 .<br />

El P. Lorenzo Mayor, en carta del 4 de septiembre de <strong>1867</strong>, la primera que dirigía al P.<br />

Provincial después de la toma de posesión de la Comisaría, le manifestaba que, enterado de lo<br />

dispuesto por el Definitorio del trienio anterior —que acabamos de consignar—, se había entrevistado<br />

con el gerente de la citada compañía francesa y éste le había informado de que la<br />

rebaja no se concedía para los viajes de los cuatro últimos meses del año. Por esta razón la<br />

futura Misión sería enviada desde Cádiz por el cabo de Buena Esperanza 69 . Mas, a pesar de<br />

ello, cediendo a los deseos de los cinco religiosos de esta Misión, preparó el P. Comisario el<br />

viaje del modo que queda referido 70 .<br />

El 30 de enero de 1868 partían desde Cádiz rumbo a Filipinas, a bordo de la fragata «Reina<br />

de los Ángeles», otros veinte religiosos, de los cuales dieciocho eran de coro, y sin haber<br />

recibido el presbiterado, y dos, Hermanos. Su salida del colegio de Marcilla había sido el 23<br />

de enero. Mas embarcaron, como hemos dicho, veinte, pero el 15 de junio eran diecinueve los<br />

que llegaban a Manila. Uno de ellos había fallecido a su paso por el canal de Mozambique 71 .<br />

El tercer grupo de misioneros estuvo formado por dieciocho, de los cuales tres eran Hermanos.<br />

Emprendieron el viaje desde Marcilla el 4 de octubre de 1869, «mal trajeados y con<br />

todas las precauciones que demandaba la situación» de España, como escribe el P. Toribio<br />

68 AM, 35, Definitorios, f. 120.<br />

69 AM, 67, Cartas, f. 282v; carp. 80, leg. 5.<br />

70 Cfr. las cartas del P. Mayor citadas en la nota 67 y otras en la misma carp. 80 en las que manifiesta su sentimiento<br />

por haber accedido a que fueran por Suez.<br />

71 F. SÁDABA, Catálogo, 531, equivocadamente se da la fecha de Cádiz el día 31; AM, 28, Registro Provincial<br />

3.º, 1. 31. En Carta escrita por el P. Mayor al P. Provincial el 22-10-4867 se lee: «El P. Gotor me dijo que<br />

V. R. le había encargado me dijera mandase en la Misión cuatro Hermanos. Por cumplir en parte con este<br />

encargo, mando dos, los únicos que por ahora se pueden mandar. Con este motivo le hago saber que es imposible<br />

mandar Hermanos a Manila, si se ha de cumplir con lo dispuesto en un definitorio del año 65, noviembre<br />

(cfr. CR, 1,744), en el cual se dice que conviene que los Hermanos de obediencia arriben a Filipinas<br />

antes de que cumplan veinte años, y ninguno se agregará a las Misiones teniendo la edad de veinticuatro.<br />

Por muy pronto que un Hermano pueda ahora hacer su profesión solemne, tendrá ya veintidós años,<br />

puesto que la ley dice que no se admitan menos de dieciocho». Y en otra del 16 del mes siguiente, le dice:<br />

«Con respecto a los Hermanos procuraremos admitirlos escogiendo los más jóvenes y listos posibles y enseñarles<br />

siquiera aritmética» (AM, carp. 80, leg. 5).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 99<br />

Minguella en la Biografía del siervo de Dios P. Ezequiel Moreno, uno de los componentes de<br />

esta Misión.<br />

Por su parte, el Comisario, P. Mayor, le decía al P. Provincial en carta del 19 del citado<br />

mes:<br />

«Por fin, aunque corriendo riesgos y con sobresalto, llegué a Cádiz con la Misión<br />

el 8 de éste y de seguida la llevé a bordo de la fragata, para evitar gastos de posada y<br />

estar a salvo de un lance desagradable. El 14 se dió a la vela la «Concepción», buque<br />

hermoso y de buenas condiciones y que va mandado por un capitán, excelente sujeto.<br />

Así que estoy persuadido de que los misioneros llevarán un buen viaje y serán bien<br />

tratados... Como entre los pasajeros los hay de diferentes ideas, he recomendado al P.<br />

Presidente y demás religiosos que, durante el viaje, se conduzcan como religiosos y<br />

que no den motivo de hablar mal de ellos, antes por el contrario hagan ver, por su conducta<br />

circunspecta y mesurada, que son verdaderos misioneros. Todos a una me prometieron<br />

cumplirían mis consejos y que no darían lugar a que les criticasen con motivo».<br />

«Después de una navegación de cuatro meses menos cuatro días —refiere el antes citado<br />

P. Minguella—, arribaron por fin a la bahía de Manila el 10 de febrero de 1870, y entraron los<br />

nuestros en la capital del archipiélago vestidos de nuevo con sus hábitos religiosos, de que<br />

habían tenido que despojarse al salir de Marcilla» 72 .<br />

II.- Ayudas y donativos<br />

Para la suscripción abierta con el fin de socorrer a las víctimas de las inundaciones habidas<br />

en las provincias de Ilocos y Abra, se entregaron por nuestra Provincia doscientos pesos 73 .<br />

En sesión del Definitorio del día 19 de febrero de 1869 se dio cuenta de una circular del<br />

Capitán General de Filipinas en la que se trataba de un empréstito de doscientos millones de<br />

escudos dispuesto por el Gobierno español. Estudiado el asunto, se acordó autorizar al P. Vicario<br />

Provincial, en ausencia del P. Bienzobas por razón de la Visita en provincias, para que<br />

tomase los bonos de dicho empréstito que le dictare su prudencia, pero tenía que tener en<br />

cuenta de que fuera en menor cantidad que la de los Provinciales de los agustinos y de los<br />

dominicos, en consonancia con la insuficiencia de nuestros fondos y la pobreza de nuestros<br />

recursos 74 .<br />

En otra sesión habida el 9 de enero de 1870 el Definitorio cedió al Párroco del pueblo de<br />

Dasmariñas el hierro galvanizado necesario para la completa reparación de la casa parroquial,<br />

cuya parte alta había sido destruida por un incendio, con la obligación de reintegrar la cantidad<br />

en que dicho material se valorase 75 .<br />

72 T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 19, 20; F. SÁDABA, Catálogo, 536; AM, 28, Registro<br />

Provincial 3.º, f. 39; carp. 80, leg. 5.<br />

73 AM, 50, Oficios, f. 399. Su fecha 29-10-<strong>1867</strong>.<br />

74 AM, 35, Definitorios, f. 138.<br />

75 AM, 35, Definitorios, f. 138.


100 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

1. Convento de Manila<br />

III.- Noticiario de los conventos de Manila, Cebú y Cavite,<br />

y de los colegios de Monteagudo y Marcilla<br />

El Definitorio dio su autorización el 28 de agosto de <strong>1867</strong> al P. Prior del convento de<br />

Manila, para unas obras en la iglesia y sacristía, por la cantidad de tres mil seiscientos veinticinco<br />

pesos, de conformidad con el presupuesto presentado 76 .<br />

Por su parte, los Padres de la consulta del convento acordaron, el 15 de febrero de 1868,<br />

se procediese a la pronta reparación del tejado de la enfermería, pues se temía que se hundiera,<br />

por encontrarse en muy mal estado gran parte del mismo; era necesario invertir una cantidad<br />

de consideración 77 .<br />

En las oficinas del convento y en las casas de su propiedad se verificaron importantes reparaciones<br />

y otras obras necesarias para la conservación de los edificios. Un temblor de tierra<br />

habido el 1 de octubre de 1869 había ocasionado en aquéllos notables desperfectos 78 .<br />

2. Convento de Cebú<br />

Como las autoridades de la ciudad de Cebú proyectasen la construcción de un mercado<br />

público en la plaza situada frente al convento e iglesia de nuestros religiosos, el P. Toribio<br />

Minguella, a la sazón Prior-Presidente del mismo, dirigió con fecha 18 de enero de 1868 un<br />

escrito al Gobernador Superior de Filipinas.<br />

Suplicaba en el mismo que se dignase determinar que el referido mercado se edificara en<br />

otro lugar, en el que anteriormente ya se había pensado construirlo.<br />

Alegaba el P. Minguella, al razonar su petición, entre otras cosas, que<br />

«encierra la variación del sitio donde se quiere plantar dicho mercado, una gran importancia<br />

y de fatales consecuencias, tanto para el culto divino, cuanto para la tranquilidad<br />

y sosiego de los religiosos que se albergan en su convento, para atender al restablecimiento<br />

de su salud quebrantada con frecuencia por los muchos años de penosa<br />

administración espiritual en los pueblos de estas islas del sur». «A esto se pudiera añadir<br />

—dice también— que la citada plaza ha sido siempre considerada como perteneciente<br />

a esta comunidad, según lo acredita el testimonio de los ancianos de esta ciudad,<br />

cuyo original acompaño».<br />

76 AM, 35, Definitorios, f. 132.<br />

77 AM, 35, Consultas, f. 199.<br />

78 AM, carp. 73, leg. 2, 5. Según la Carta capitular de este trienio hubo este aumento en la sacristía: Un terno<br />

completo encarnado bordado en oro y paño de púlpito; un vestido bordado en oro para la imagen de San<br />

Nicolás de Tolentino; cuatro casullas moradas; varias colgaduras de damasco y raso; una alfombra de primera<br />

y otra de segunda; doce albas; doce corporales; considerable número de purificadores; algunos roquetes;<br />

veinticuatro manteles y algunas otras cosas necesarias.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 101<br />

Luego se comprometía a construir en la citada plaza un jardín, «a imitación de otros jardines<br />

de algunas ciudades de Europa», para lo cual pedía asimismo su autorización.<br />

«A lo que parece —escribe el P. Licinio Ruiz—, no se llevó a cabo la edificación del<br />

mercado en nuestra plaza; pero, tampoco se realizó el proyecto del P. Toribio» 79 .<br />

El Definitorio, en sesión del 23 de agosto del mismo año 1868, autorizó al P. Presidente<br />

del convento de Cebú las obras proyectadas en la sacristía de su iglesia, por valor de tres mil<br />

cuatrocientos cincuenta y nueve pesos, y la construcción de unas aceras, por unos doscientos<br />

cincuenta y nueve, cantidades que sufragaría la Provincia por hallarse el citado convento sin<br />

fondos; pero, se encargaba a dicho P. Presidente que procurase la mayor economía posible,<br />

especialmente en la obra de la sacristía 80 .<br />

3. Convento de Cavite<br />

Según la carta capitular del convento de Cavite del presente trienio, se repararon las ruinas<br />

que en su edificio y en sus posesiones y casas había ocasionado el terremoto del 1 de octubre<br />

del año 1869 81 .<br />

4. Colegio de Monteagudo<br />

En dos ocasiones, durante el trienio actual, salió la imagen de Nuestra Señora del Camino<br />

de su iglesia de nuestro colegio de Monteagudo para llevarla a la parroquia, con el fin de impetrar<br />

el beneficio de la lluvia.<br />

Era el 27 de mayo de <strong>1867</strong> cuando el Párroco de esta villa navarra, don Timoteo Hernández,<br />

y su Alcalde, don Santos Soria, acudían al señor Obispo de Tarazona con la súplica de<br />

que les concediera permiso para llevar la imagen de la Virgen del Camino a la iglesia parroquial.<br />

El objeto era dedicarle una novena para pedir el remedio de la gran sequía que se padecía.<br />

Autorizóles el Prelado, siempre que contaran con el beneplácito del P. Rector del colegio,<br />

como así fue.<br />

Señalóse la festividad de la Ascensión para sacar la imagen, pero ya la víspera fue muchísima<br />

la lluvia que cayó. Pero no por ello se suspendieron los actos propuestos. A las seis de la<br />

tarde salía de su casa la sagrada imagen de la Virgen, llevada por cuatro sacerdotes; ante ella<br />

iban seis niñas vestidas de blanco con luces y otras trece, echando flores. Asistió el pueblo<br />

entero de Monteagudo, así como mucha<br />

79 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1,158. Hemos de hacer notar que el Prior elegido en Capítulo era el P. Esteban<br />

Madurga, quien, acogido a la autorización dada en el acta sexta del mismo Capítulo, continuaba con la administración<br />

espiritual de su parroquia de Bolinao, en Zambales. Le sustituía en Cebú un Presidente, nombrado<br />

por el P. Provincial. Este Presidente era a la sazón el P. Toribio Minguella, a la vez, Secretario de<br />

Provincia elegido en el Capítulo.<br />

80 AM, 35, Definitorios, f. 134v.<br />

81 AM, carp. 73, leg. 2, 5.


102 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

gente de los circunvecinos. No dejó de acompañar a su amada Madre la comunidad, que asimismo<br />

acudió a los actos del novenario. Todo el pueblo estaba engalanado y en el trayecto del<br />

recorrido de la procesión figuraban hasta treinta y seis arcos y un gran arbolado detrás del<br />

castillo que domina esta villa. El día 9 de junio tuvo lugar por la mañana una solemnísima<br />

función de acción de gracias, y por la tarde, se devolvió la imagen a su propia iglesia, en la<br />

que las niñas cantaron una conmovedora despedida a la Virgen 82 .<br />

El 24 de abril del año siguiente nuevamente se pidió poder llevar la imagen a la Iglesia<br />

parroquial con el mismo fin que el año anterior. Verificóse dos días después. Con la imagen<br />

de la Virgen salió de nuestra iglesia también la del Santísimo Cristo de la Sangre; ambas eran<br />

llevadas asimismo por sacerdotes. Realzaron el solemne acto con su presencia el Cardenal<br />

Arzobispo de Zaragoza, don <strong>Manuel</strong> García Gil, que pasaba unos días con nuestros religiosos<br />

para reponerse de una penosa enfermedad, y el Obispo diocesano, don Cosme Marrodán. No<br />

pudo hacerse la procesión por el lugar acostumbrado a causa de la gran cantidad de agua, que<br />

no cesó de caer hasta la mañana siguiente. En este día dio comienzo el novenario durante el<br />

cual se celebraron dos solemnísimas fiestas el 3 y 5 de mayo. En este último día, se aprovechó<br />

una hora en que decreció la lluvia para devolver las imágenes a su iglesia; mas, apenas hizo su<br />

entrada la procesión, comenzó a llover de nuevo copiosamente y así continuo sin interrupción<br />

dos días con sus noches 83 .<br />

5. Colegio de Marcilla<br />

El 27 de mayo de <strong>1867</strong> se instituyó en la iglesia de este colegio el Apostolado de la Oración<br />

con autorización del Director Central de España. En el registro de agregación a la misma,<br />

que se conserva en el archivo provincial, aparecen los nombres de los cuarenta y cinco religiosos<br />

que formaban la comunidad, y los de muchos vecinos del pueblo 84 .<br />

El Arzobispo de Valencia, señor Barrio y Fernández, visitó esta casa y permaneció en ella<br />

varios días en el año <strong>1867</strong>. Los coristas le obsequiaron con una disertación teológica en la que<br />

intervinieron los jóvenes Fr. Andrés Ferrero de San José, Fr. Ezequiel Moreno del Rosario y<br />

Fr. Juan Santesteban de San José 85 .<br />

82 ACM, Lib. de Cosas notables, f. 184; J. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 375.<br />

83 ACM, Lib. de Cosas notables, f. 184; J. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 375. En la pág. 376 se<br />

lee: «Conviene hacer constar que 'como la imagen del Santo Cristo no había salido de su capilla desde<br />

diciembre de 1601 —por este tiempo fue esculpida— se encontraba la cruz deteriorada que, de no haber<br />

sido por un nuevo prodigio, hubiese sido imposible que de ella no se desprendiese la sagrada efigie; por lo<br />

que durante la novena se hizo una nueva cruz de nogal y en ella se colocó el día 30 de abril'. Así lo<br />

consigna una nota del archivo parroquial relacionada con esta salida del año 1868»<br />

84 BSN, a. 1965, 540.<br />

85 BSN, a. 1969, 134.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 103<br />

El P. Rector del colegio envió, con fecha 29 de septiembre de 1868, al P. Comisario de la<br />

Provincia, a petición de éste, un presupuesto para el altar mayor de la iglesia, formado por el<br />

escultor de Tudela Juan Garay y cuyo precio ascendía a diez mil ciento cincuenta y un reales<br />

de vellón. Con anterioridad se habían hecho ya los dos altares para los nuevos Beatos de la<br />

Orden, Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio, con ocasión de las solemnidades que se<br />

celebraron para festejar su beatificación, cuyo relato ya consta en el capítulo primero del presente<br />

tomo 86 .<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Notas biográficas de los Padres <strong>Manuel</strong> Fernández, Juan Juseu<br />

y Antonio Úbeda, fallecidos en el presente trienio<br />

1. Padre Fray <strong>Manuel</strong> Fernández del Rosario<br />

A la edad de sesenta años y dieciocho días entregaba este religioso su alma al Señor el<br />

día 23 de octubre de <strong>1867</strong>. Se produjo su fallecimiento en el pueblo cebuano de Dánao que,<br />

con reconocido celo, venía administrando espiritualmente sin interrupción desde el año 1841.<br />

Era natural de Celanova, provincia de Orense. Juntamente con otros tres paisanos suyos<br />

se dirigió en mayo de 1824 al convento de agustinos recoletos de Alagón de la antigua Provincia<br />

del Pilar de Aragón. Provisionalmente ingresaban en dicha casa los que deseaban pertenecer<br />

a la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, que, a la sazón, hacía gestiones<br />

para establecer un colegio-noviciado propio en la ciudad riojana de Alfaro.<br />

Próxima ya la fecha de la inauguración de esta casa, el 6 de junio del referido año 1824<br />

llegan a ella, con los once novicios que la citada Provincia de Filipinas tenía en el convento de<br />

Alagón, los cuatro pretendientes gallegos. Tienen éstos la satisfacción de vestir el hábito recoleto<br />

el mismo día de su arribo al nuevo colegio-noviciado, cuya inauguración solemne se verificaba<br />

el día 29.<br />

El 8 de junio del año siguiente se consagra al Señor con los votos religiosos y el 24 de<br />

abril de 1828 sale de Alfaro para embarcar rumbo a Filipinas, a donde llega el 9 de octubre.<br />

Como nuestro religioso no había terminado aún los estudios eclesiásticos, permanece en<br />

Manila hasta que dio fin a los mismos, y en<br />

86 AM, carp. 5 bis, 7; ACMar, Lib. de Gasto y Recibo (1865-1911). En el mismo año 1868 figuran 890 reales<br />

vellón por una docena de candelabros; 3.080, por escribir y encuadernar el libro de Horas diurnas, otros<br />

3.984, por el de Horas nocturnas, y 500 por los pergaminos (ff. 16vv-21). Nos parece oportuno consignar<br />

que el año 1866 don Eugenio Azcue pintó los cuadros de los altares de la Consolación y de San Agustín, así<br />

como la copia del cuadro de la Cena de Leonardo de Vinci que existe en el refectorio. Últimamente, el cuadro<br />

de la Consolación se ha cambiado por otro, copia hecha por el joven pintor recoleto P. Antonio Cruz<br />

Amela de uno original del notable pintor don Juan Barba, que se halla en la escalera de la cripta de nuestra<br />

iglesia madrileña de Santa Rita.


104 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

enero de 1831 es destinado a Bohol con dimisorias para recibir el presbiterado en Cebú. Al<br />

año siguiente se le nombra Párroco de Misamis en Mindanao, cargo que ejerce hasta que en<br />

1841 pasa a la parroquia de Dánao.<br />

Tuvo en la Provincia los oficios siguientes: Prior de Baclayon y de Cavite; Vicario Provincial<br />

de Misamis, Siquijor y, por tres veces, de Cebú, y Definidor. Mas él nunca dejó su<br />

parroquia, ni aun en el tiempo en que ocupó este último oficio. Solamente estuvo ausente de<br />

la misma para asistir a dos de los tres Capítulos Provinciales en los que tenía voz y voto; en<br />

uno de ellos fue elegido escrutador 87 .<br />

Acerca de su actuación en Dánao el autor de Sinopsis histórica nos ofrece esta interesante<br />

información 88 .<br />

«Al P. <strong>Manuel</strong> Fernández —escribe el P. Licinio Ruiz— se deben la construcción<br />

del crucero de la iglesia, la bonita verja que circunvala el templo, las escuelas de piedra<br />

para niños de ambos sexos y el bonito y sólido tribunal del pueblo. No se limitó su<br />

celo a mejorar el poblado, sino extendiéndose a todo el territorio de su parroquia fundó<br />

las de Carmen y Compostela, segregándolas de la matriz y construyendo los edificios<br />

parroquiales de esta última, que desgraciadamente fueron destruidos después en el<br />

horroroso baguio del año 1876. Fue secundado poderosamente por los Gobernadores<br />

de Cebú, señores Cervero, Somoza y Quintana, quien dirigió los trabajos de los numerosos<br />

puentes de piedra que hay en la carretera general de Compostela a Dánao, y, de<br />

acuerdo con el Párroco de Carmen, P. Fr. Antonio Fuertes, llevó casi a feliz término el<br />

camino que, a través del mangle, se construyó entre dichos pueblos y que es un continuado<br />

terraplén de más de tres kilómetros, con puentes de piedra en la jurisdicción de<br />

Dánao y de madera en la de Carmen.<br />

No pretendemos decir que la gloria de estos trabajos se deba exclusivamente al P.<br />

Fernández, pues de buen grado reconocemos que la iniciativa y dirección principal se<br />

deben al ilustrado y celoso Gobernador Sr. Cervero, al que Cebú debe una estatua por<br />

lo mucho que hizo en beneficio de la provincia; pero poco hubiera conseguido el celo<br />

de tan ilustre gobernante, si no hubiera tenido el buen talento de ponerse de acuerdo<br />

con los Párrocos, confiarles la dirección de los trabajos encargados de la administración<br />

de los fondos municipales y darles prestigio ante el pueblo. Así se consiguió que<br />

los pueblos todos, y muy en especial el de Dánao, secundasen con prontitud y diligencia<br />

la obra emprendida por el Sr. Cervero, continuada por los señores Somoza y Quintana<br />

y ejecutada por los pueblos bajo la desinteresada y vigilante dirección de los Párrocos.<br />

Para terminar, en lo que al P. Fernández se refiere, consignaremos algunos detalles<br />

que prueban su desinterés y el amor que a su pueblo tenía. Son los cebuanos propensos<br />

a ridiculizar las cosas de los habitantes de los pueblos, y, observando el buen<br />

Padre Fernández que se mofaban de sus feligreses por su poco aliño en el vestir, tomó<br />

la cosa tan a pecho que no descansó hasta conseguir que ninguno de<br />

87 AM, 61, Difuntos, f. 143; F. SÁDABA, Catálogo, 402.<br />

88 L. RUIZ, Sinopsis histórica, f. 1.630.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 105<br />

sus feligreses fuese a Cebú, si no era con vestidos decentes, y tanto trabajó y tanto insistió<br />

en esto, que tal vez llamen algunos nimio detalle, que logró por último imprimir<br />

al pueblo un sello tal de limpieza y de buen gusto que hasta hoy llama la atención de<br />

las personas observadoras y sigue siendo objeto de gratos recuerdos por parte de los<br />

habitantes de Dánao. Otro rasgo que caracteriza el genio del P. Fernández es la esplendidez<br />

con que recompensaba a las comadronas del pueblo, cuando tenían que asistir<br />

a algún parto difícil; regalábales el Padre una moneda de cuatro duros a cada una;<br />

con esto, tratándose de un pueblo visaya, en el que los partos difíciles se presentaban<br />

con demasiada frecuencia, quedaba en alarma, como era justo, la siempre abierta bolsa<br />

del buen Padre. En cambio, no consentía que sus feligreses hiciesen entierros solemnes<br />

y costosos, porque decía que necesitaban el dinero para otras cosas, lo que, si era<br />

exageración, éralo ciertamente bien espléndida».<br />

2. Padre Fray Juan Juseu del Carmen<br />

En Zamboaguita, pueblo de la isla de Negros, falleció el 17 de mayo de 1868 el P. Juan<br />

Juseu, «buen religioso y de costumbres austeras».<br />

Nacido en la ciudad de Soria el 20 de octubre de 1819, a la edad de veintidós años viste el<br />

hábito agustino-recoleto en Monteagudo. Terminado el año de noviciado, hace la profesión<br />

religiosa el 22 de octubre de 1842.<br />

No habían transcurrido aún cuatro meses desde su emisión de los votos, cuando le vemos<br />

partir de Monteagudo, a mediados de febrero de 1843, en dirección hacia Cádiz. En esta ciudad,<br />

el día 24 del citado mes, es ordenado de diácono por el Prelado de la diócesis gaditana 89 .<br />

El 22 de julio del mismo año 1843 es la fecha de la arribada a Filipinas de Fr. Juan Juseu en<br />

unión de otros once religiosos.<br />

Termina los estudios de la carrera eclesiástica en Manila y, ya sacerdote, es destinado de<br />

compañero a Cuyo el 28 de junio de 1845. Al año siguiente, en el mes de diciembre, es nombrado<br />

Párroco de Agutaya, donde permanece cuatro años y deja escrita una Gramática cuyona.<br />

Después, al correr de los años, lo encontramos en Jimamailan, Cagayán de Misamis, Isabela<br />

de Basilan, Catmon y, finalmente, en el ya citado pueblo de Zamboanguita, en el que<br />

solamente llevaba tres meses, cuando ocurrió su muerte 90 .<br />

También el P. Licinio Ruiz nos habla del P. Juan Juseu. Escribe así:<br />

«El nombre del P. Juan Juseu, que regentó la parroquia de Catmon<br />

89 El P. SÁDABA, Catálogo, 430, da la fecha de salida de Monteagudo el mes de marzo, pero es un error, pues el<br />

P. Juseu y otros seis religiosos que componían la Misión, recibieron diversas Órdenes en Cádiz entre los días<br />

18 y 26 de febrero, según nota entregada al cronista por el infatigable investigador agustino P. Zacarías<br />

Novoa. Tenía éste la atención de enviar al autor del presente tomo de Crónicas todo cuanto encontraba, en<br />

su búsqueda por los archivos, relacionado con la Recolección Agustiniana en todos los tiempos.<br />

90 AM, 61ter, Difuntos, f. 113v; F. SÁDABA, Catálogo, 432


106 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por espacio de catorce años, no se olvidará fácilmente en el pueblo, pues de padres a<br />

hijos va pasando el recuerdo como de un ser queridísimo. Él fue, en efecto, quien enseñó<br />

a los catmonanos el uso del arado, hasta entonces desconocido; él, quien, con sus<br />

persuasiones y nombrando algunas personas que le ayudasen en sus propósitos, consiguió<br />

que las mujeres montasen sus modestos telares y se aficionasen a los trabajos<br />

propios de su sexo, y a él se debe que desaparecieran del pueblo la vagancia y la embriaguez,<br />

que sumían en la miseria a sus moradores. Y, como si esto no fuese bastante<br />

a su celo, emprendió la obra de su bonitísima iglesia de piedra, orgullo de aquel pobre<br />

pueblo y de los mismos ingenieros por el notable trabajo que representa su campanario.<br />

Luchó con dificultades numerosas, con la escasez de materiales, que se llevaron<br />

desde distancia de dos leguas, con la falta de recursos por la pobreza de sus feligreses,<br />

con la absoluta carencia de oficiales canteros y carpinteros que le ayudasen en los trabajos,<br />

y, en los principios, con la indolencia misma del pueblo todo, al que parecía imposible<br />

semejante obra. Su genio, su constancia y su desinterés lo vencieron todo; escogió<br />

a los que le parecieron más despejados y en poco tiempo tuvo cuatro canteros,<br />

que enseñaron el oficio a otros; señaló premios de cuatro y ocho pesos a los que ejecutaban<br />

algún pequeño trabajo, por ejemplo, el remate de una ventana, y así estimulados,<br />

todo el pueblo participó del entusiasmo de su Párroco. No pudo este benemérito Padre<br />

terminar la obra; la dejó bastante adelantada; pero sus sucesores, secundados siempre<br />

por aquel pueblo, modelo de docilidad, continuaron los trabajos hasta su feliz terminación»<br />

91 .<br />

3. Padre Fray Antonio Úbeda de la Santísima Trinidad<br />

En el colegio de Marcilla, a las doce y media de la noche del 25 de marzo de 1870, descansaba<br />

en la paz del Señor, víctima de una pulmonía, después de recibir los santos sacramentos,<br />

el ex Provincial P. Antonio Úbeda, uno de los religiosos de mayor relieve en la Provincia<br />

de Filipinas durante los últimos cinco lustros.<br />

Notas biográficas suyas se incluyeron en el tomo XI de estas Crónicas con ocasión de entrar<br />

a regir la Provincia en 1846, como Rector Provincial, y luego en 1852, como Provincial<br />

elegido en Capítulo 92 .<br />

De su actuación provincialicia durante el trienio 1852-1855 queremos recordar aquí su intervención,<br />

juntamente con el Provincial de los agustinos P. Pedro Cuesta, con motivo de las<br />

disposiciones, sobre colegios y el régimen de las Misiones, decretadas por una real cédula del<br />

19 de octubre de 1852, que constaba de diez puntos, algunos de los cuales planteaban problemas<br />

de cierta gravedad para los religiosos. En este mismo capítulo, al que damos fin con estas<br />

notas acerca del P. Úbeda, se ha hecho referencia a uno de aquellos puntos, el relativo a los<br />

Vicarios Generales.<br />

91 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1,634.<br />

92 CR, 11, 150, 253. Otros detalles en F. SÁDABA, Catálogo, 395; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 8, 9.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 107<br />

No fue atendida, ciertamente, la petición de los dos PP. Provinciales. Mas ellos habían<br />

creído era su deber el hacerla. Por su parte el P. Úbeda le escribía sobre este asunto al P. Guillermo<br />

Agudo, a la sazón Comisario de la Provincia en Madrid, y se expresaba así: «Los que<br />

tienen el timón del Gobierno quieren acertar en todas sus disposiciones, y, por cierto, no será<br />

un buen patriota el que, pudiendo, no hace presente al Superior Gobierno lo que convenga» 93 .<br />

Terminado el trienio 1852-1855, le fue encomendada la parroquia de Dumaguete, en Negros,<br />

y al año siguiente pasó a la de Baclayon, en Bohol. En ésta se hallaba cuando el 4 de<br />

abril de 1859, por muerte del entonces Provincial P. Luis Gómez de San José, era elegido otra<br />

vez Rector Provincial el P. Úbeda.<br />

Dos años estuvo al frente de los destinos de la Provincia, esto es, hasta el Capítulo Provincial<br />

de abril de 1861. De este tiempo creemos dignos de recordar los asuntos siguientes: la<br />

aprobación de un importante proyecto de estudios para el colegio de Monteagudo; la petición<br />

a la Santa Sede de la facultad para poder usar hábito blanco en Filipinas, petición que entonces<br />

fue denegada; el real decreto por el que se determinó que los Padres de la Compañía de<br />

Jesús fueran reemplazando a los agustinos recoletos en los curatos de Mindanao, el cual dio<br />

lugar a la presentación por el P. Úbeda al Capitán General de Filipinas de un extenso memorial,<br />

interesante compendio de los trabajos de nuestros misioneros, a través de los tiempos, en<br />

aquellos difíciles Ministerios, y, finalmente la reimpresión del Ceremonial, de las Constituciones<br />

y del Modo de administrar 94 .<br />

En septiembre de 1860 la Real Sociedad de Amigos del País elige miembro de la misma<br />

al P. Úbeda. Este dirige un escrito de agradecimiento al Vicesecretario de aquélla y le advierte<br />

que, en cuanto a su adscripción a los fines de la misma, debiera pertenecer él al ramo de agricultura<br />

95 .<br />

Una vez celebrado el Capítulo Provincial de 1861, en el cual fue nombrado Cronista de la<br />

Provincia, regresó a la parroquia de Baclayon.<br />

Otros datos que encontramos en su biografía son: Vicario Provincial de la Costa de Negros<br />

Oriental, nombrado en 1855, y de Bohol, en 1864; escrutador en cuatro Capítulos Provinciales<br />

y nuevamente Cronista en el de <strong>1867</strong>.<br />

Cuando en 1854 se trataba en Roma del nombramiento de un Comisario Apostólico para<br />

la Recolección Agustiniana, el P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, su representante ante la Santa Sede,<br />

creyó que el primero a quien debía presentar para tan importante cargo era al entonces<br />

Provincial P. Antonio Úbeda; pero tuvo que desistir por los inconvenientes que se presentaban<br />

para poder proponer a ninguno de los miembros de la Provincia de Filipinas 96 .<br />

Leemos en su «necrología» que, «habiéndosele 'acortado' notablemente<br />

93 CR, 11, 262-275.<br />

94 CR, 11, 419-421, 431, 436, 438, 448,<br />

95 AM, 49, Oficios, f. 149.<br />

96 CR, 11, 371, 372.


108 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

la vista en Baclayon, obtuvo permiso para regresar a la Península». A esto nosotros debemos<br />

añadir que su vuelta, por lo menos oficialmente, aparece ser por su nombramiento de Maestro<br />

de estudiantes del colegio de Marcilla, hecho el 11 de septiembre de 1868, como ya se ha anotado<br />

en el presente capítulo 97 . Después de esta fecha no debió demorarse mucho su salida de<br />

Filipinas, pues su arribo a la Península tuvo lugar a principios del mes de noviembre del año<br />

citado.<br />

Una vez en España, se dirigió a su pueblo natal Alfarrasí, Valencia, en el que permaneció<br />

hasta mayo del año siguiente. Trasladóse entonces al colegio de Marcilla, lugar de su conventualidad.<br />

Como puede verse, un tanto larga parece que fue la estancia en su tierra. De esto se queja<br />

el P. Comisario Lorenzo Mayor en varias cartas escritas al Provincial P. Bienzobas. Y, como<br />

las agustinas descalzas de Ollería y de algún otro convento de estas mismas religiosas de la<br />

región valenciana suplicaran a los Superiores que se les dejase al P. Úbeda para atenderlas<br />

espiritualmente, alguien llegó a sospechar que lo hacían dichas religiosas por insinuación del<br />

mismo Padre 98 .<br />

Para poder juzgar con acierto del modo de obrar de nuestro biografiado, sería preciso conocer<br />

su situación y modo de pensar, pero no se encuentran cartas suyas sobre este particular.<br />

Creemos acertado terminar este asunto y todas las presentes notas biográficas acerca del<br />

P. Antonio Úbeda con el testimonio que acerca de él nos ofrece el P. Toribio Minguella en un<br />

apunte en el que figuran estas palabras:<br />

«De carácter algo impetuoso, tenía un alma bellísima y, tanto en España como en<br />

Filipinas, se condujo siempre como bueno».<br />

97 AM, 61, Difuntos, f. 147; 35, Definitorios, f. 136.<br />

98 Cfr. correspondencia del P. Lorenzo Mayor, AM, carp. 80, leg. 5. No creemos que esté fuera de lugar insinuar<br />

que algunos religiosos podían estar un tanto predispuestos contra el P. Úbeda por haber figurado éste como<br />

el principal elemento de uno de los dos grupos enfrentados durante algún tiempo en relación con el gobierno<br />

de la Provincia. Cosas humanas...


CAPÍTULO III<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1870-1873<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Anunciada la próxima celebración del Capítulo Provincial, el Gobernador General<br />

de Filipinas nombra su representante. –Reseña de todo lo actuado en dicho<br />

Capítulo. –Su confirmación por el Padre Comisario Apostólico<br />

I.- Anunciada la próxima celebración del Capítulo Provincial,<br />

el Gobernador General nombra su representante<br />

Como se acercase ya el tiempo de la celebración del Capítulo Provincial de la Provincia<br />

de Filipinas, era necesario que, de conformidad con lo dispuesto por el Gobierno español, se<br />

comunicase la fecha al Gobernador General y Vice Real Patrono de Filipinas.<br />

En consecuencia, el P. Pablo Bienzobas, Provincial, el 2 de mayo de 1870 se dirige al referido<br />

señor para comunicarle que el día 7 del mismo mes, entre siete y ocho de la mañana,<br />

tendrá lugar la elección del nuevo Prior Provincial en el convento de San Nicolás de Manila.<br />

Se le contesta con fecha 4 que ha sido nombrado para que asista a dicho acto el Secretario del<br />

Gobierno, don José Patricio Clemente 1 .<br />

II.- Reseña de todo lo actuado en el Capítulo<br />

El día 6 del mes citado dio comienzo el Capítulo, en cuya celebración se siguieron las ceremonias<br />

y actos mandados, al que asistieron los religiosos vocales que siguen:<br />

P. Provincial, Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua; P. ex Provincial y Prior de<br />

San Sebastián, Fr. Agustín Olmedillas del Carmen; PP. Definidores, Fr. Andrés Galdeano de<br />

Santa Ana, Fr. Pedro Soto de San Juan Bautista, Fr. Timoteo Gonzalo del Carmen y Fr. Francisco<br />

Arellano de San José; PP. Priores, Fr. Mariano Cuartero<br />

1 AM, 51, Oficios, ff. 166, 168.


110 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

del Pilar, de Manila; Fr. Simón Loscos de Santa Catalina, de Cavite; Fr. Esteban Madurga de<br />

la Encarnación, de Cebú; Fr. Miguel Magallón de San Crispín, de Tandag; Fr. Marcial Bellido<br />

de la Concepción, de Taytay; Fr. Pedro Albericio de la Reina de los Ángeles, de Baclayon; Fr.<br />

Juan Engrova de las Angustias, de Dapitan; Fr. Rafael Hernández de San Antonio de Padua,<br />

de Romblón; Fr. Severino Garijo de la Asunción, de Bolinao; Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás<br />

de Tolentino, de Calapán; Fr. Claudio del Arco de la Concepción, de Bislig; Fr. Ángel<br />

Martínez del Carmen, de Imus, y Fr. José María Learte del Carmen, de Jimamailan; P. Secretario<br />

de Provincia, Fr. Toribio Minguella de la Merced; P. Procurador General, Fr. José María<br />

Cabañas del Carmen, y P. Subprior y Maestro de novicios de Manila, Fr. Santos Paredes de<br />

San Pedro Apóstol.<br />

Se encontraron ausentes estos capitulares:<br />

P. ex Provincial, Fr. Juan Félix de la Encarnación, quien permanecía desde el año <strong>1867</strong><br />

sin abandonar su curato de Dumaguete; el P. Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano,<br />

Comisario y Procurador en Madrid, y los PP. Fr. José María Martínez del Ángel Custodio<br />

y Fr. Sabas Tejero de la Madre de Dios, Rectores, respectivamente, de los colegios de Monteagudo<br />

y de Marcilla.<br />

Una vez cumplidos los primeros trámites de rigor, como ningún religioso presentase patentes<br />

o letras algunas dirigidas al Capítulo, el P. Provincial, en virtud de la determinación<br />

sexta del Definitorio General en junta celebrada en Madrid el 24 de julio de 1747 2 , admitió<br />

por Presidente al P. Andrés Galdeano, como Definidor actual más antiguo de la Provincia, a<br />

quien dicho P. Provincial colocó en el asiento del medio y le prestó obediencia e igualmente<br />

lo hicieron los demás Padres capitulares.<br />

A continuación fueron elegidos Jueces de causas, propuestos por el P. Presidente, los PP.<br />

José María Cabañas, Pedro Albericio y Santos Paredes.<br />

Después, leídas las actas del Capítulo próximo pasado 3 , se procedió a hacer las nuevas<br />

con el resultado siguiente:<br />

Se confirman sin modificación alguna todas las actas del Capitulo anterior que tratan estos<br />

puntos:<br />

Reconocimiento y sumisión de los miembros de la Provincia al Comisario Apostólico, P.<br />

Gabino Sánchez; sufragios por los religiosos y novicios; los que han de celebrarse en el convento<br />

de Manila por los fallecidos en España; cumplimiento de la real cédula del 29 de septiembre<br />

de 1801 sobre vacante de algunos curatos; residencia de los Priores de Cavite, Cebú y<br />

San Sebastián; examen y aprobación en el idioma del ministerio al que se destinare al religioso;<br />

condiciones para la admisión de los pretendientes a nuestro hábito; juramento de regresar<br />

a Filipinas, una vez terminados sus oficios, que deben prestar, antes de salir de estas islas, el<br />

P. Comisario y demás religiosos destinados con algún cargo a la Península; cumplimiento por<br />

los PP. Ministros de las órdenes de sus respectivos diocesanos relativas<br />

2 AO, 8, 200; GAG, acta V, 37.<br />

3 Tomo presente, 63.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 111<br />

a diversos gastos; institución de los Lectores; relación que deben enviar los PP. Rectores de<br />

Monteagudo y Marcilla, juntamente con las cuentas anuales; elección trienal del Comisario<br />

Procurador en Madrid y, finalmente, celebración del próximo Capítulo Provincial.<br />

Apruébanse dos nuevas actas, que figuran con los números 9 y 10 y están redactadas de<br />

este modo:<br />

«Manda el presente Capítulo que, en atención a que los colegios de Monteagudo y<br />

Marcilla han sido establecidos con el objeto exclusivo de proveer de misioneros a estas<br />

islas, y teniendo en cuenta que estamos entregando la parte más extensa de nuestra<br />

administración a los Padres de la Compañía de Jesús, no siendo por consiguiente necesario<br />

un número crecido de religiosos para cubrir nuestras doctrinas, sólo se admitan<br />

anualmente por ahora quince novicios en nuestro colegio de Monteagudo, recordando<br />

al P. Rector que fuese y demás Padres de consulta la obligación estricta que pesa sobre<br />

ellos en la elección de los sujetos, procurando que éstos sean no sólo de buena índole,<br />

sino también de disposiciones felices para el estudio» 4 .<br />

«Manda el presente Capítulo que en la clase de Hermanos de obediencia se procure<br />

admitir a algunos que escriban correctamente y tengan instrucción en la aritmética,<br />

a fin de que, cuando sean destinados a estas islas, puedan llevar fácilmente el cargo de<br />

nuestras haciendas y desempeñar otros destinos que, en armonía con su profesión, crea<br />

prudente la Provincia confiarles».<br />

Al día siguiente, sábado, 7 de mayo, elegidos escrutadores en la mañana los PP. Esteban<br />

Madurga, Rafael Hernández y Severino Garijo, verificóse la elección de Prior Provincial, que<br />

recayó en el P. Fr. Mariano Cuartero de la Virgen del Pilar.<br />

Por la tarde fueron elegidos Definidores Provinciales los PP. Fr. José María Cabañas del<br />

Carmen, Fr. Juan Engrova de las Angustias, Fr. Rafael Hernández de San Antonio de Padua y<br />

Fr. Severino Garijo de la Asunción. Para el cargo de Aditos fueron proclamados los PP. Fr.<br />

Aquilino Bon de San Sebastian, por cuatro votos; Fr. Toribio Minguella de la Merced, por<br />

dos, y Fr. Santos Paredes, por uno.<br />

En la tarde del domingo, día 8, estudiadas las determinaciones del<br />

4 El Comisario interino, P. Marcial Bellido, escribió al P. Provincial el 28 de octubre de 1871 lo siguiente: «Ya<br />

han tomado el hábito veinte jóvenes y faltan cinco de los que esperan las testimoniales; con ese número no<br />

llegan a ciento veinte los jóvenes; digo esto porque en el acta 9 se manda admitir anualmente quince solamente;<br />

no es posible ajustarse a la materialidad del número; pero procuraré no exceder el número de ciento<br />

veinte que mandan las instrucciones del Comisario; digo que no es posible porque los pretendientes se resfrían,<br />

si se les entretiene mucho tiempo, y escasean las pretensiones; los dominicos no tienen pretendientes,<br />

los franciscanos tienen pocos y lo mismo sucede a los agustinos» (AM, carp. 80, leg. 7).


112 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Capítulo anterior 5 , fueron confirmadas todas literalmente, a excepción de la decimoquinta, a<br />

la que se le dio nueva redacción.<br />

Las determinaciones confirmadas versan sobre estos asuntos:<br />

Remisión por los Párrocos al P. Provincial de los estados de almas de sus respectivos Ministerios;<br />

obediencia por los PP. Ministros a cualquiera orden superior y facultades extraordinarias<br />

in foro externo de la autoridad eclesiástica; dos casos mensuales de moral; obediencia y<br />

respeto a los Vicarios Provinciales y atribuciones de éstos; prohibición de facilitar ninguna<br />

clase de certificaciones a persona extraña, a no ser de acontecimientos que consten en el libro<br />

de Cosas notables, que se ha de presentar en la Visita provincial; recomendación de la frecuente<br />

lectura del «Modo de administrar»; exactitud en el libro de Cargo y Data de los ministerios;<br />

gastos que puedan hacer los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; inventario<br />

de los ministerios; escritos dirigidos por los religiosos a las autoridades superiores; aplicación<br />

de la misa de los religiosos que celebren en los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San<br />

Sebastián, y la de las dos misas mensuales de los de todos los ministerios a intención del Prior<br />

de Manila; facultad del Provincial de dar licencias de confesar, predicar y recibir las Órdenes<br />

y asimismo uso de algunos privilegios por los religiosos Curas en propiedad e interinos; Visita<br />

provincial de las haciendas y cuentas anuales que deben presentar los Hermanos hacenderos;<br />

remuneración que debe dar el P. Ministro en sus ausencias al religioso que le sustituya;<br />

prohibición de enviar a Filipinas a los que no han cumplido veintidós años y ordenación sobre<br />

los estudios en nuestros colegios; privilegio de escoger convento para su retiro de los religiosos<br />

que hubieren administrado o desempeñado algunos oficios por cierto número de años o se<br />

hubieren inutilizado en un destino y, por último, examen final de curso en Monteagudo y<br />

Marcilla con el envío al Provincial de un detallado informe.<br />

La indicada determinación decimoquinta reformada quedó de este modo:<br />

«Determinó el presente Definitorio que, en atención a la considerable rebaja de<br />

estipendios que los religiosos Párrocos han sufrido recientemente, vuelvan las cantidades<br />

que satisfacen a nuestra Madre la Provincia por razón de las colectas, al tipo marcado<br />

en el Definitorio pleno que se celebró en 1861; es decir, que todos los Párrocos y<br />

Misioneros, sin tener en cuenta el mayor o menor número de tributos que administren,<br />

estén obligados a dar a la Provincia el seis por ciento de los estipendios que perciban.<br />

De esta obligación sólo quedan exentos por completo los Ministros de las provincias<br />

visayas y zambales, que concurran a Capítulo llamados por la ley, y los de Pampanga,<br />

por la mitad de la cuota señalada».<br />

A las ocho de la mañana del lunes, día 9, el Definitorio pleno procedió a la provisión de<br />

los oficios siguientes:<br />

5 Tomo presente, 66.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 113<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Francisco Arellano de San José.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Pedro Soto de San Juan Bautista.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana.<br />

Prior de Tandag, el P. Fr. Simón Loscos de Santa Catalina.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Esteban Madurga de la Encarnación.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. Timoteo Gonzalo del Carmen.<br />

Prior de Dapitan, el P. Fr. Miguel Magallón de San Crispín.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. José María Learte del Carmen.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de Tolentino.<br />

Prior de Bislig, el P. Fr. Pedro Albericio de la Reina de los Ángeles.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Patricio Marcellán de San José.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Toribio Minguella de la Merced.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Francisco Mesanza del Pilar.<br />

Procurador General, el P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón<br />

de Jesús.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Modesto Marzo de San Nicolás de<br />

Tolentino.<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. Francisco Gotor de Santa Lucía.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador en Madrid, el Fr. Ambrosio Iturriaga del<br />

Carmen.<br />

Cronista, el P. Fr. José Fernández Varela de la Consolación.<br />

Sacristán mayor y Bibliotecario de Manila, el P. Fr. Mariano Cornago del Pilar.<br />

Predicador conventual de Manila, el P. Fr. Patricio Marcellán de San José 6 .<br />

Al día siguiente de la terminación del Capítulo, el nuevo Provincial daba conocimiento al<br />

Gobernador General de Filipinas de la nómina de los religiosos que habían sido elegidos para<br />

algún cargo 7 .<br />

6 AM, Lib. 4.º de Becerro, ff. 89. En el Capítulo General del año 1190 se aprobó el acta siguiente: «22. Iten se<br />

manda que en todos nuestros conventos se establezcan Predicadores conventuales, los que estarán obligados<br />

a predicar, así dentro como fuera de casa, los sermones que les manden los Prelados, con que ganen su<br />

jubilación y el título de Predicadores jubilados; mas cuanto al tiempo que han de ejercitar este empleo y<br />

demás, encargación que se enejaren a él, queda por ahora al arbitrio de N. P. Vicario General con su Definitorio,<br />

pero su nombramiento deberá ser por esta vez del V. P. Provincial y sus Definidores y después de los<br />

Capítulos Provinciales en sus respectivas Provincias, previniendo que los dichos electos para dicha predicatura<br />

hayan de ser de los que hayan hecho oposición aprobada para las cátedras de artes (AO, 10, 306). Cfr.<br />

asimismo en CR, 11, 51-57, observaciones sobre algunos puntos, actas y determinaciones.<br />

7 AM, 51, Oficios, f. 168.


114 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- Confirmación del Capítulo por el Padre Comisario Apostólico<br />

Comunicáronse actas, determinaciones y elecciones al Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, quien, con fecha 24 de agosto del mismo año 1870, firmaba en Madrid el decreto de<br />

su confirmación y aprobación.<br />

Unos días después escribía al Provincial P. Cuartero y le manifestaba que había recibido<br />

su grata carta con el anuncio del nombramiento de Provincial que aquélla su amada Provincia<br />

había hecho en él. Le felicita, a continuación, y le dice que ruega al cielo le comunique las<br />

luces, auxilios y gracias que de corazón le desea. Le anuncia que ya le habían presentado los<br />

nombramientos, actas y demás acordado en el último Capítulo, cuyo decreto de confirmación<br />

y aprobación se hallaba ya en manos del P. Comisario de la Provincia. Finalmente, después de<br />

referirse a otros asuntos, le expresa su esperanza de que marchen los dos el tiempo de su<br />

Provincialato «en grande confianza y completo acuerdo» 8 .<br />

El P. Cuartero contesta el 22 de noviembre al P. Gabino Sánchez y le manifiesta que<br />

«puede confiar en que me tendrá sumiso a sus órdenes y consejos, pues mi mayor y más vehemente<br />

deseo es trabajar hasta el sacrificio por el bien de la Provincia y el mejor servicio de<br />

Dios». Añade luego que «algunos han hablado de relajación de los individuos». Confiesa que,<br />

ciertamente, hay algo de verdad en ello, pero que él, por su parte, «con el auxilio de Dios y<br />

usando de la mayor prudencia», trabajará cuanto pueda para obtener el mejor éxito posible en<br />

poner remedio a las deficiencias que hubiere» 9 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Biografía del Provincial Padre Cuartero. –Su primera circular.<br />

–Hace varios nombramientos<br />

I.- Biografía del Provincial Padre Cuartero<br />

El día 10 de enero del año 1830 venía al mundo un niño en el seno de «una familia honrada<br />

y profundamente religiosa» de la imperial ciudad de Zaragoza. <strong>Manuel</strong> Cuartero y Teresa<br />

Sierra, sus padres, quisieron que al recién nacido, al recibir las aguas bautismales, se le impusiera<br />

el nombre de Mariano.<br />

<strong>Manuel</strong> y Teresa, «atentos y diligentes en la educación de su hijo, procuraron formar su<br />

corazón en las máximas cristianas, sin descuidar la instrucción científica, para la que manifestaba<br />

el niño aptitud nada común. Terminada felizmente la instrucción primaria, en la que manifestó<br />

un despejo y aplicación grandes, coadyuvando sus padres a la inclinación marcada de<br />

su hijo de abrazar el estado religioso, comenzó<br />

8 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 94; carp. 80, leg. 1.<br />

9 AG, carp. Filipinas, <strong>1867</strong>-1901.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 115<br />

bajo muy buenos auspicios los estudios preparatorios siendo aún de corta edad, en los que dio<br />

pruebas de lo que, corriendo el tiempo, sería el novel estudiante».<br />

En las líneas anteriores, tomadas de su «necrología» 10 , hemos visto que se dice que sus<br />

padres coadyuvaron a la inclinación del hijo hacia el estado religioso. En cambio, en otros<br />

datos biográficos del P. Mariano se afirma que «ellos querían que se dedicase a una carrera<br />

civil» 11 . Lo cierto es que, efectivamente, una carrera civil comenzó a estudiar en Madrid<br />

cuando en el año 1845 se trasladó con sus padres a la capital de España.<br />

Por entonces acaece en la vida del joven estudiante Mariano un hecho interesante que,<br />

por cierto, sólo vemos consignado en uno de los escritos que sobre nuestro biografiado hemos<br />

podido consultar y que, precisamente, según esa información, tuvo como término feliz su vocación<br />

religiosa.<br />

Publicóse el referido escrito el año 1930 en un semanario madrileño para conmemorar el<br />

centenario de su nacimiento 12 .<br />

En dicho articulo, después de hacer constar que el P. Cuartero «profesó la más fervorosa<br />

y constante de las adhesiones» a la Tradición nacional, se narra lo siguiente:<br />

«Hallábase el esclarecido tradicionalista mencionado en esta Corte. Cursaba, lleno<br />

de entusiasmo y con brillante aprovechamiento la carrera de ingeniero de Caminos,<br />

Canales y Puertos, cuando su arraigada consecuencia legitimista hízole cerrar los libros<br />

para tomar las armas en favor de su amadísima Bandera.<br />

A impulso de tales sentimientos y convicciones, marchó a Cataluña y se incorporó<br />

en las filas de los leales que en aquellas abruptas montañas combatían bajo los pendones<br />

del malogrado Carlos VI, por su Dios, por su Patria y su Caudillo.<br />

Llegó pronto al empleo de Alférez; mas, fracasado el movimiento, se refugió en la<br />

casa parroquial de un pueblecillo de los Pirineos. Allí esperaba impaciente la concesión<br />

del indulto general, a fin de volver a sus interrumpidos estudios, por los que tantas<br />

aficiones sentía; pero —…¡oh, misteriosos llamamientos de Dios…— le agradó en<br />

tal manera la soledad apacible, ejerció sobre su corazón nobilísimo seducción tan irresistible<br />

el ejercicio de la piedad, que súbitamente, radicalmente, irrevocablemente, decidió<br />

cambiar de rumbo en el mar agitado de la vida.<br />

No volvió más a Madrid. No se preocupó más de líneas, compases y reglas calculadoras.<br />

Prefirió trazar y seguir los caminos de la gracia, que conducen al cielo.<br />

Y así, fiel a su vocación religiosa, profesó en la benemérita Orden de Agustinos<br />

Descalzos».<br />

Como complemento de la anterior narración, creemos oportuno<br />

10 AM, 61, Difuntos, f. 212v.<br />

11 ACSM, Lib. de documentos, ms. f. 38. Datos tomados del Diario de Manila.<br />

12 Un glorioso centenario-Soldado, fraile y obispo, art. en El Cruzado español, Madrid, 10 de enero de 1930, y<br />

reproducido en el BSN, a. 1930, 100.


116 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

añadir que fue en febrero del año 1846 cuando comenzaron a actuar en Cataluña las primeras<br />

fuerzas carlistas, y las últimas de éstas que abandonaron la lucha, internándose en Francia, lo<br />

hicieron en mayo de 1849. El día 8 del mes siguiente, el General Narváez, Presidente del Gobierno,<br />

concedía una amplia amnistía a los carlistas 13 .<br />

El joven Mariano, por su parte, con gran satisfacción de sus padres, llegaba al colegio de<br />

Monteagudo en septiembre del mismo año últimamente citado, 1849, y el día 23 veía satisfecha<br />

su aspiración de vestir el hábito agustino-recoleto. En las informaciones realizadas con<br />

motivo de su ingreso se hace constar que era «robusto y fuerte y de buenas disposiciones intelectuales,<br />

virtuoso y dedicado a objetos de piedad y obras de misericordia para con el prójimo»<br />

14 .<br />

«Una vez en el claustro —leemos en su «necrología» ya citada—, amplió y perfeccionó<br />

la carrera científica, dedicándose con preferencia a la virtud, llamando la atención en el noviciado<br />

por su recogimiento, humildad, moderación, silencio y diligencia en la obediencia y<br />

observancia regular. Cumplido el año de probación, los Superiores diéronle la profesión solemne<br />

con gran contentamiento de todos y singularmente del agraciado, que rebosaba de júbilo<br />

al verse consagrado a Dios nuestro Señor en el estado religioso».<br />

Verificóse el acto de dicha profesión el 24 de septiembre del año 1850.<br />

En cuanto a los Órdenes sagrados de nuestro biografiado sabemos que en marzo de 1852<br />

recibía tonsura, menores y subdiaconado de manos del señor Obispo de Tarazona, el dominico<br />

P. Vicente Ortiz. Este mismo Prelado le confería también el diaconado en junio del mismo<br />

año. Finalmente, el 19 de febrero del año siguiente era ordenado de sacerdote por el Obispo<br />

de Calahorra, señor Suárez Beizón.<br />

Al ver los Superiores las relevantes condiciones morales e intelectuales del joven sacerdote<br />

P. Cuartero, determinaron que se dedicara a la formación de nuestros novicios. Y así, en<br />

octubre de 1853, aparece encargado del cuidado de éstos, tal vez como ayudante del P. Maestro,<br />

pues el P. Comisario de la Provincia en Madrid, en carta escrita al P. Provincial el 3 del<br />

citado mes, le dice que, como no hay que contar para nada con el Maestro de novicios, P.<br />

Francisco Gotor, «el verdadero Maestro, a lo menos el que lleva el trabajo, es el joven sacerdote<br />

P. Cuartero».<br />

Dicho P. Comisario vuelve a hablar al P. Provincial del P. Mariano, en marzo del año siguiente,<br />

y le manifiesta que, según los informes que tiene sobre este religioso y lo que él<br />

mismo ha observado, puede ser un buen Lector. «De consiguiente —añade la carta—, si tal os<br />

parece, puede mandar licencia para que haga sus oposiciones, pues acaso le necesitemos para<br />

el curso que viene» 15 .<br />

Y, en efecto, el 28 de septiembre de 1854 realiza las correspondientes oposiciones, por<br />

las que obtiene el título de Lector, y explica filosofía y ciencias naturales.<br />

13 Enciclopedia ESPASA, 63, 462-465.<br />

14 ACM, carp. 18, Informaciones, n. 178.<br />

15 AM, carp. 80, leg. 2.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 117<br />

Veamos lo que después dirá su «necrología»:<br />

«Las mismas cualidades que veremos destacar en este religioso cuando le consideremos<br />

en los altos puestos de Prelado, principió a exhibir siendo catedrático: mucha<br />

bondad, carácter afabilísimo, prudencia no común, una paciencia asaz probada y singular<br />

tino en granjearse las voluntades de los discípulos.<br />

Para llenar cumplidamente —leemos a continuación— el cargo que le confiara la<br />

obediencia, es indudable el ardor y entusiasmo que dedicaba al estudio, siendo su mayor<br />

placer el manejo de los libros, hasta el punto de sacrificar, no pocas veces, las<br />

horas de recreo y descanso al cumplimiento de su cargo, así que continuamente se le<br />

veía recogido en su celda consagrado a su distracción favorita, que era el estudio».<br />

Debido a los estudios preparatorios que había cursado en Madrid —nos dirá otra<br />

información— y, conociendo las dificultades con que tropezaban sus discípulos en el<br />

estudio de la física, se propuso removerlas, y hoy anda por las manos de los jóvenes<br />

recoletos un precioso manuscrito, merced al cual se consigue el resultado que antes sólo<br />

se alcanzaba a costa de muchos desvelos. Su celda, además, se convertía con frecuencia,<br />

para todo joven aplicado, en cátedra de matemáticas e idioma francés» 16 .<br />

No queremos dejar de recordar que, en la controversia sobre la aplicación, en los colegios<br />

de misiones en España, del decreto pontificio de marzo del año 1857, que establecía la profesión<br />

de votos simples en las Órdenes religiosas (hasta entonces la primera profesión era ya solemne),<br />

el P. Cuartero fue uno de los que en el colegio de Monteagudo defendían la opinión<br />

de que había obligación de dar cumplimiento a lo prescrito en el citado decreto. Esta fue, finalmente,<br />

como era natural, la solución que se tuvo que adoptar por el Definitorio Provincial<br />

17 .<br />

Pero las aspiraciones del P. Cuartero no se circunscriben tan sólo al desempeño de una<br />

cátedra, aunque en ello ponga todo su entusiasmo por sus discípulos. Siente también la llamada<br />

de las misiones filipinas. Y así, un día del año 1862, se decide a escribir al P. Provincial<br />

con la súplica de que se le conceda la debida licencia para poder embarcarse en la primera<br />

Misión que saliera con rumbo a aquellas islas. Su carta es leída en sesión del Definitorio del<br />

27 de octubre del mismo año 1862 y su petición es atendida 18 .<br />

Sin embargo, no se le incluye en la Misión que se estaba gestionando a la sazón y que<br />

parte de Monteagudo en marzo de 1863. Los PP. Comisario y Rector del colegio, ante la necesidad<br />

que existe de Padres Lectores, piden su continuación en la Cátedra. Mas, el P. Provincial,<br />

que también se ve agobiado por la escasez de misioneros, insiste en que debe realizarse<br />

el traslado a Filipinas del P. Cuartero. Y, efectivamente, éste deja, por fin, el colegio de Monteagudo<br />

el 20<br />

16 ACSM, Lib. de documentos, ms. Cfr. apéndice sexto sobre el manuscrito del P. Cuartero.<br />

17 CR, 11, 429. Todo este asunto en CR, 11, 317, 337, 425, 553, 556, 559.<br />

18 AM, 35, Definitorios, f. 89.


118 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de junio para dirigirse a Cádiz, acompañado por dos Hermanos. El 8 del mes siguiente se<br />

hacen a la mar desde el puerto gaditano en la fragata «Concepción», que, tras un penoso y<br />

largo viaje, llegaba a Manila el 5 de noviembre del ya citado año 1863.<br />

No han transcurrido veinte días de su arribo a la capital filipina, cuando, con el fin de que<br />

se imponga en el idioma tagalo, se le designa Compañero del P. Marcial Bellido, Párroco de<br />

Masinloc, en Zambales. En dicho lugar permanece hasta que, con fecha 19 de junio del año<br />

siguiente, 1864, se le encarga la administración espiritual de la parroquia de Sarápsap en la<br />

misma provincia zambaleña, que atiende muy contento por su parte y muy querido por sus<br />

feligreses 19 .<br />

En mayo de <strong>1867</strong> se celebra el Capítulo Provincial. Nuestro biografiado no forma parte<br />

del mismo. Sin embargo, se acuerdan de él, pues resulta proclamado Adito de Definidor y,<br />

además, se le nombra nada menos que Prior del convento de Manila, la casa principal, la casamadre<br />

de la Provincia. Se le reconocían las excelentes prendas que le adornaban.<br />

En diciembre del citado año parte de Manila el Provincial, P. Pablo Bienzobas, para hacer<br />

la Visita a las provincias filipinas del sur, y deja como Vicario Provincial al P. Cuartero.<br />

Interviene, además, en el Capítulo Intermedio del 31 de octubre de 1868 en su calidad de<br />

Adito, por ausencia de un Definidor.<br />

Llega el Capítulo Provincial de mayo de 1870 y, como hemos visto, se le encomienda el<br />

gobierno superior de la Provincia, y, según se afirma en una información, «por unánime querer<br />

de los Padres».<br />

Y cerramos estas notas biográficas con el testimonio que se da en su «necrología», al decir<br />

que desempeñó el difícil cargo de Prior de Manila «con edificación de todos» 20 .<br />

II.- Primera circular de Padre Cuartero<br />

A últimos del mes de mayo, el P. Mariano Cuartero se dirige con una breve circular a todos<br />

los religiosos de la Provincia con motivo, según dice, de haber recaído en su persona la<br />

elección de Prior Provincial y de remitirles las actas, determinaciones y elecciones hechas en<br />

el Capítulo.<br />

Les habla en ella de que no desconoce la gran responsabilidad que<br />

19 En el Capítulo Provincial de 1864 fue nombrado Prior de Manila el P. Fr. José Tornos de San Francisco Javier,<br />

que era párroco de Sarápsap, luego Alaminos; le sustituyó, por lo que se ha dicho, el P. Cuartero. El P.<br />

Tornos presentó la renuncia al citado Priorato y le fue aceptada el 4 de mayo de 1866 (CR, 11, 744); retornó<br />

a su antigua parroquia, pues en ella figura en el Estado de la misma del citado año 1866 (F. DE BLAS,<br />

Labor evangélica, 17). No conocemos el destino que entonces pudo tener hasta el Capítulo Provincial nuestro<br />

biografiado. Queremos también hacer constar que en su «necrología» del libro de Difuntos ya citado se<br />

lee que fue en Botolan donde aprendió el tagalo y que luego fue nombrado Párroco de Masinloc; pero<br />

creemos que lo cierto es lo que decimos en el texto, según F. SÁDABA, Catálogo, 521.<br />

20 ACSM, Lib. de documentos, ms. Para la biografía del P. Cuartero, además de las fuentes ya citadas, cfr. G. DE<br />

SANTIAGO VELA, Ensayo, 2, 193.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 119<br />

pesa sobre él, al aceptar el cargo. Le alienta, sin embargo, la confianza al persuadirse de que<br />

los religiosos han de contribuir de buena voluntad a que la carga le sea más suave,<br />

«con el cumplimiento exacto de los deberes que a todos nos impone nuestra profesión<br />

religiosa y el espinoso cargo de cura de almas que se nos hubiere confiado» 21 .<br />

III.- Hace varios nombramientos<br />

En los primeros meses de su trienio firmó el P. Provincial los nombramientos siguientes:<br />

Vicarios Provinciales: de Zambales, el P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción; de Cebú,<br />

el P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino; de Surigao, el P. Fr. Juan Pablo Ruiz<br />

del Santo Cristo del Sudor; de Mindoro, el P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario; de la Costa<br />

Oriental de Negros, el P. Fr. Juan Miró de San Francisco Javier, y de Bohol, el P. Fr. Fernando<br />

Rubio de San Agustín.<br />

Presidentes: del convento de Cebú, el P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario, y del de Cavite,<br />

el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción 22 .<br />

En sesión del 1 de julio del mismo año 1870, el P. Provincial indicó al Definitorio la conveniencia<br />

de nombrar a un religioso sacerdote para estar al frente de nuestras haciendas de la<br />

provincia de Cavite, y les propuso fuera designado administrador de las mismas el P. Fr.<br />

Gaudencio Marqués del Rosario. Así fue aprobado, y el 13 del mes siguiente firmaba, además,<br />

el P. Provincial el decreto por el que se nombraba a dicho religioso también Presidente<br />

de la casa-hacienda de Imus 23 .<br />

En otra sesión, celebrada el 16 de septiembre, el Definitorio, después de admitir la renuncia<br />

que había presentado el P. Fr. Modesto Marzo de San Nicolás de Tolentino, a causa de<br />

enfermedad, del cargo de Maestro de novicios de Monteagudo, para el que había sido nombrado<br />

en el Capítulo Provincial, designó para sustituirle en el mismo al P. Fr. Juan Gascón del<br />

Ángel Custodio 24 .<br />

21 AM, carp. 44, 1, 2; ACM, Lib. de Actas, f. 47v.<br />

22 AM, 28 Registro Provincial 3º, ff. 46-53v.<br />

23 AM, 35, Definitorios, f. 139; 561, Oficios, f. 188.<br />

24 AM, 35, Definitorios, f. 140.


120 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid. –Regresa a Filipinas<br />

el Padre Iturriaga y le sucede interinamente en la Comisaría<br />

el Padre Bellido. –Iniciativas del Comisario interino<br />

I.- El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid<br />

Nombrado el P. Ambrosio Iturriaga Comisario-Procurador de la Provincia en Madrid en<br />

el Capítulo, al día siguiente de finalizar éste, el Definitorio pleno otórgale los debidos poderes,<br />

en la forma acostumbrada, para el desempeño de su cargo. Tres días después, el mismo<br />

Definitorio aprueba las instrucciones a que debía atenerse, las cuales fueron en un todo iguales<br />

a las que se dieron al Comisario anterior, P. Lorenzo Mayor, a excepción de la undécima.<br />

En ésta se invirtieron los nombres de los dos religiosos que el P. Comisario había de designar<br />

como sustitutos suyos, pues en la presente se colocaba primeramente al P. Rector de Marcilla<br />

y, en segundo lugar, al de Monteagudo 25 .<br />

El nuevo P. Comisario parte de Manila, vía Hong-Kong, el día 11 de junio, y en agosto le<br />

vemos ya en Madrid, donde con fecha 18 de este mes es aprobado y confirmado su nombramiento<br />

por el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez 26 .<br />

En el mismo día citado dirige el P. Iturriaga una instancia al Gobierno y presenta su<br />

nombramiento y poderes como Comisario-Procurador de su Provincia en la capital de España,<br />

con la súplica de que sea reconocido y confirmado. Así lo hace el Regente del Reino el 5 de<br />

octubre, pero solamente de un modo provisional, es decir, hasta tanto que se acredite la validez<br />

de su elección 27 .<br />

Al llegar a conocimiento del P. Gabino la anterior determinación del señor Regente, envía<br />

un oficio al P. Iturriaga para expresarle su sentimiento por haber reconocido el Gobierno<br />

su nombramiento tan sólo interinamente y no de un modo absoluto, y, al mismo tiempo, le<br />

manifiesta su esperanza de que dicho Gobierno, mejor orientado, le nombrará, sin mucho tardar,<br />

en la forma que se había verificado con sus antecesores 28 .<br />

El señor Regente, por su parte, con fecha 29 de septiembre, esto es, aun antes de dar la<br />

aprobación provisional referida, ya se había dirigido al Gobernador General de Filipinas con<br />

el mandato de que se le informase si, en la celebración del Capítulo Provincial de los agustinos<br />

recoletos, se habían observado las Constituciones de la Orden y las leyes y disposiciones<br />

que regulan el ejercicio del Real Patronato.<br />

Una vez recibido dicho documento por el Gobernador General,<br />

25 AM, 28, Registro Provincial 3.º, ff. 41, 43v.<br />

26 AM, carp. 2 bis, 8.<br />

27 AM, carp. 4 bis, 121; carp. 1 bis, 170.<br />

28 AM, carp. 2 bis, 9.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 121<br />

oficia éste al P. Provincial el 5 de diciembre, para que le manifieste lo que hubiere sobre este<br />

particular y asimismo acerca de la obtención por el Comisario P. Iturriaga del debido pasaporte<br />

para regresar a la Península. Contestóle satisfactoriamente con todo detalle el Provincial, P.<br />

Mariano Cuartero 29 .<br />

Sin embargo, la solución del asunto tardó en llegar algún tiempo. Era ya el 6 de mayo del<br />

año siguiente, 1871, cuando se aprobaba de un modo definitivo por el Gobierno la elección<br />

del P. Iturriaga hecha en Capítulo y los poderes otorgados como Comisario-Procurador,<br />

«toda vez —se lee en el correspondiente documento— que en dicho acto no se han infringido<br />

las Constituciones de la Orden, ni las leyes y regalías de la nación, como se<br />

justifica en el expediente instruido al intento» 30 .<br />

¿Cuál debió ser el motivo que dio origen a que el Gobierno tuviera sus dudas sobre la validez,<br />

según su modo de ver el asunto, del nombramiento del P. Ambrosio Iturriaga para el<br />

cargo de Comisario-Procurador?<br />

Sin duda lo que le manifestaba al P. Provincial el P. Marcial Bellido, sustituto, como veremos<br />

luego, del P. Iturriaga en la Comisaría. El P. Bellido escribía el 20 de febrero de 1871<br />

lo siguiente al P. Cuartero: «La cuestión de origen de la autoridad del Comisario ocupó la<br />

atención del Ministro, porque creía que Roma había intervenido en el asunto; dio margen a<br />

esta inteligencia la forma en que venían redactados los poderes de los Padres franciscanos» 31 .<br />

II.- Regresa a Filipinas el Padre Iturriaga y le sucede interinamente<br />

en la Comisaría el Padre Bellido<br />

Nos encontramos en este asunto de la Comisaría de la Provincia con un caso ciertamente<br />

curioso. Veamos.<br />

Cuando el 6 de mayo de 1871 se firmaba por el Gobierno la definitiva aprobación del<br />

nombramiento y poderes de Comisario-Procurador a favor del P. Ambrosio Iturriaga, ya hacía<br />

algún tiempo que este religioso se encontraba en Filipinas, después de haber obtenido para su<br />

regreso la debida autorización del Regente del Reino. ¿Qué había sucedido, pues?<br />

El citado P. Iturriaga, en carta de fecha 12 de diciembre de 1870, le manifestaba al Provincial<br />

P. Cuartero que no andaba bien de salud y que, de continuar así, haría entrega de la<br />

Comisaría al P. Marcial Bellido, Rector de Marcilla, y él retornaría a Filipinas. Ocho días<br />

después le vuelve a escribir para comunicarle que había pedido ya la licencia de embarque al<br />

Gobierno 32 .<br />

29 AM, 51, Oficios, f, 200.<br />

30 AM, 51, Oficios, f, 242; carp. 1 bis, 174.<br />

31 AM, carp. 80, leg. 7.<br />

32 AM, 66, Cartas, f. 173.


122 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Y, efectivamente, así lo había verificado, y, por cierto, al día siguiente de dirigir al P.<br />

Provincial la primera de las cartas referidas. Y el 27 del mismo mes de diciembre el Regente<br />

le concedía la licencia solicitada para pasar a Filipinas con el fin de restablecer su salud. Al<br />

mismo tiempo, el dicho Regente aprobaba el nombramiento de sustituto en el cargo a favor<br />

del P. Marcial Bellido 33 . Para entonces ya había hecho entrega de la Comisaría el P. Iturriaga<br />

al citado P. Bellido, pues este acto había tenido lugar el día 22; y, un mes más tarde, o sea, el<br />

22 de enero de 1871 embarcaba ya en Marsella el P. Iturriaga con rumbo a Manila 34 .<br />

El P. Bellido comunica por oficio el 28 del mismo mes de enero al P. Comisario Apostólico<br />

el regreso del P. Iturriaga a Filipinas, después de dejar la Comisaría de la Provincia en sus<br />

manos, como Rector que era de Marcilla, de conformidad con la undécima de las instrucciones<br />

que a dicho P. Iturriaga le había dado el Definitorio provincial pleno.<br />

Tres días después, el P. Gabino Sánchez, firma un decreto en el que se decía:<br />

«En virtud de la autoridad de Comisario Apostólico y de las facultades que por la<br />

Santa Sede nos están delegadas y de que en esta parte usamos, de acuerdo con el dictamen<br />

de nuestro Consejo general reunido y consultado al efecto, hemos venido y venimos<br />

en nombrar y nombramos Comisario-Procurador General y Vicario Provincial<br />

representante en España de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de las Islas<br />

Filipinas al R. P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción con carácter interino y hasta<br />

tanto que el R. P. Provincial y RR. PP. Definidores de dicha nuestra Provincia de Filipinas<br />

provean en el particular conforme a nuestras sagradas Leyes, decretos pontificios<br />

y acuerdos de nuestros Capítulos Generales. Le nombramos con todas las facultades<br />

y derechos de los de su clase y sin perjuicio del cargo de Rector de nuestro colegio<br />

de Marcilla que viene desempeñando por elección y determinación del último indicado<br />

Capítulo Provincial de nuestra Provincia de Filipinas» 35 .<br />

33 AM, carp. 1 bis, 172; 51, Oficios, f. 216.<br />

34 AM, carp. 80, leg. 7; cfr. cartas del P. Bellido al P. Provincial, del 18 y 24-1-1871.<br />

35 AM, carp. 5, leg. 1, 3. El P. Gabino Sánchez escribe al P. Provincial el 20 de febrero de 1871. Le dice que<br />

«con el disgusto consiguiente, en presencia de conducta tan nueva, extraña e incalificable (del P. Iturriaga),<br />

para asegurar ante todo la jurisdicción», reunió en sesión extraordinaria al Definitorio de la Congregación y<br />

todos convinieron en dar, como se hizo, al P. Marcial Bellido formal nombramiento de Comisario Procurador<br />

y Vicario Provincial, del modo que se expresa en el decreto. Le manifiesta también que el citado Padre<br />

Iturriaga «ha recurrido y contado con la autoridad civil para pasar sin compromiso a esas islas, alegando<br />

causales que ignoro, sin cuidarse para nada de la autoridad del Comisario Apostólico». Y termina diciéndole:<br />

«V. R. le hará cargo de esta inesperada y nada edificante conducta y en su día me comunicará el resultado»<br />

(AM, 66, Cartas, f. 174). Sobre este nombramiento del P. Bellido creemos oportuno traer lo que él<br />

mismo escribía al P. Provincial, el 7 de junio de 1871: «Cuando el P. Ambrosio Iturriaga se despidió de mí<br />

desde Marsella, creí mi deber consultar y trasladar en la consulta la undécima de las disposiciones del Definitorio<br />

a N. P. Gabino, y éste resolvió conforme con la misma, nombrando al Rector de Marcilla, pero sin<br />

relevarme del cargo de Rector; según me lo indicó, tuvo intenciones de nombrar otro, pero yo le indiqué<br />

que, quedando el P. Francisco Gotor de Vicerrector, me parecía más conveniente dejar al Provincial y Definitorio<br />

en libertad de acción para hacer el nombramiento en persona conocida; le pareció bien» (AM,<br />

carp. 80, leg. 7).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 123<br />

En el oficio que dirige el P. Comisario Apostólico al P. Bellido, al remitirle el anterior<br />

decreto, se lee:<br />

«Nos lisonjea la confianza de que sabrá desempeñar el cargo con acierto, prudencia<br />

y buen gobierno que de su ilustración y religiosidad su Provincia y todos esperamos»<br />

36 .<br />

III.- Iniciativas del Comisario interino<br />

El Comisario interino, P. Marcial Bellido, puso gran interés en el desempeño fructuoso de<br />

su cargo. He aquí algunas de sus iniciativas.<br />

En carta al P. Provincial, fechada en Madrid el 26 de junio de 1871, le habla en estos<br />

términos:<br />

«Estoy dando los pasos para que se dispense a nuestros religiosos del párrafo 15,<br />

capítulo 3.º, parte 4.ª de nuestras Constituciones 37 , con el fin de traerme, si V. R. me<br />

autoriza, dos religiosos aptos para el estudio de las matemáticas y cánones y, si se cree<br />

conveniente, lenguas; estos estudios se pueden hacer en la Asociación Católica. Hay<br />

dos jóvenes que profesan en octubre y se harán Lectores; y estarán a mi cuidado; el<br />

gasto no será mucho, y los inconvenientes, siendo dos, no me parecen muchos, ni graves,<br />

estando en compañía del Comisario.<br />

No quiero encarecer la necesidad de que en nuestros colegios se enseñen estas<br />

materias. V. R. comprenderá mejor que yo la aplicación que hoy día tienen estos estudios;<br />

los que ejercen el cargo de Vicarios en esas provincias, instruyen expedientes<br />

eclesiásticos y entienden en negocios mixtos de civil y eclesiástico y se desprestigian<br />

ante las autoridades y nos desprestigian, si no se acomodan a las reglas del derecho;<br />

lenguas son buenas para la inteligencia de la Sagrada Escritura y para comprender<br />

obras que no se hallan en castellano; matemáticas, para hacer aplicación a las ciencias<br />

físicas.<br />

Mi pretensión queda a disposición de V. R. y del Definitorio. Y, aunque se consiga<br />

el permiso, no traeré los jóvenes hasta que V. R. me autorice. Si se consigue, podrá<br />

establecerse la cátedra de cánones, y las matemáticas y lenguas podrán estudiarlas los<br />

que se hagan Lectores y no tengan materias que cursar.<br />

V. R. y el Definitorio sabrán mejor que yo lo que deba hacerse y por eso no hago<br />

más que proponer la idea. Advierto que los dos<br />

36 AM, carp. 2 bis, 11.<br />

37 COR, a. 1745, l. c.: «Academias, sive Scholas publicas, ad audiendas lectiones, scholastici nostri numquam<br />

adeant, et in hoc dispensare posse prohibemus».


124 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

jóvenes que pueden hacer estos estudios son listos y aventajados y, además de tener<br />

buenos antecedentes, son también sumisos y obedientes: son Fray Martín González y<br />

Fray Carmelo Ochoa; el primero, tiene veinte años y el segundo dieciocho; son muy<br />

despejados y hablan de cualesquiera ciencia con soltura.<br />

No hay que desaprovechar la ocasión, y espero que la determinación sea pronto<br />

para que principien el curso próximo. Pondré oratorio en casa y haremos comunidad<br />

los tres. La idea no desagrada a N. P. Gabino y dice que hará lo que pueda para conseguir<br />

la autorización» 38 .<br />

Se dirigió también el P. Bellido a nuestro Procurador General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez, para hablarle de la dispensa a que se refiere al comienzo de la carta anterior. Contestóle<br />

éste que no sería difícil conseguir el permiso para que nuestros jóvenes estudien en<br />

Madrid las ciencias y lenguas que se les quiera enseñar. Así se lo comunica el P. Bellido al<br />

mismo Provincial, P. Cuartero, en carta del 11 de julio del ya citado año 1871. «No falta, pues<br />

—añadía—, más que el permiso del Definitorio para que N. P. Gabino pida a Roma dispensa<br />

de lo que prohíben nuestras Constituciones» 39 .<br />

Mas, como se acercaba el tiempo de la celebración del Capítulo Intermedio, que había de<br />

tener lugar el 31 de octubre, al parecer el P. Comisario Apostólico esperaba que en dicho Capítulo<br />

se decidiese el asunto, pues en carta al P. Provincial, escrita precisamente tres días antes<br />

de la citada fecha, se expresa el P. Bellido de esta manera: «Leí anteayer la carta al P. Gabino,<br />

pero dijo que no daría paso alguno hasta que el Capítulo resuelva en el sentido que V. R.<br />

expresa». Y, por su parte, el P. Bellido también le manifiesta su deseo de que, cuando tengan<br />

el Intermedio, dispongan que los dos jóvenes pasen a su lado para estudiar cánones, matemáticas<br />

y lenguas 40 .<br />

Estaba el P. Bellido tan convencido de la importancia de su iniciativa que, pocos días<br />

después, nuevamente dirige unas letras al P. Cuartero sobre el mismo asunto.<br />

«Aunque no tengo carta que contestar —escribe—, diré que siento mucho no poder<br />

traer los jóvenes este curso; ya será para el que viene. Yo no dudo de que no tenemos<br />

que pensar en aumentar los estudios mientras no contemos con Lectores que<br />

hayan cursado cánones, matemáticas y lenguas. Una vez que hayan estudiado esas materias,<br />

se podrán establecer cátedras de cánones, de matemáticas y de Escritura Sagrada,<br />

pues no hay duda de que, sabiendo el griego y el hebreo y también árabe, podrán<br />

con aprovechamiento estudiarse y enseñarse las Sagradas Letras; de otro modo veo<br />

como imposible intentarlo siquiera, porque todos se excusan diciendo que no pueden<br />

enseñar lo que no han estudiado» 41 .<br />

Al final, sin esperanza de poder llevar a la práctica su ilusionada idea, le propone al P.<br />

Provincial, con fecha 12 de diciembre (aun antes<br />

38 AM, carp. 80, leg. 7.<br />

39 AM, carp. 80, leg. 7; cfr. asimismo carta del 20-8-1871.<br />

40 AM, carp. 80, leg. 7; cfr. carta del 28-10-1871.<br />

41 AM, carp. 80, leg. 7; carta del 11-11-1871.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 125<br />

de tener noticia de lo determinado en el Capítulo Intermedio) la siguiente solución, solamente<br />

en lo relativo a cánones y matemáticas:<br />

«Hoy se me ha presentado ocasión de remitirle una obra de cánones, moderna, de<br />

muy buenas condiciones por su método, concisión de ideas y sanos principios; esa<br />

misma ha sido adoptada en los colegios de los Padres dominicos, para que sirva de<br />

texto, su autor Ludovico Huhuenin; si le parece, se tomarán los ejemplares suficientes<br />

para los jóvenes que vayan a estudiar dos años de moral, porque, después de concluidos,<br />

ya no tienen que estudiar; invitaré al P. Pío Mareca a ver si quiere aceptar la cátedra<br />

y de ese modo nos arreglaríamos sin necesidad de que vengan jóvenes a estudiar<br />

aquí.<br />

Respecto a las matemáticas, dígame si aceptarán el que yo busque un maestro y le<br />

contrate para enseñarlas en Monteagudo a los que hoy cursan física. Esta idea la he<br />

visto consignada en un Definitorio 42 , y no me parece mala, porque de ese modo se enseñan<br />

a muchos y, al que sobresalga de ellos, se destina a la enseñanza».<br />

E, influenciado, tal vez, por las razones que expusieran los oponentes a su plan, llega a<br />

añadir luego: «Y, además, se evita el que se engrían los jóvenes que se trajesen a Madrid y, en<br />

un caso posible, el que se hiciesen gastos y sacrificios, que después no se utilizasen» 43 .<br />

Mas, el buen P. Marcial Bellido ni aun esto había de conseguir que se realizase, pues, no<br />

solamente no determinó el Capítulo Intermedio resolución alguna sobre su interesante iniciativa<br />

—ni constancia hay de que se hubiere tratado acerca de ella—, sino que en el mismo se<br />

proveyó el cargo de Comisario en la persona de otro religioso, el P. Guillermo Agudo 44 , y él<br />

quedó con el que ya tenía de Rector del colegio de Marcilla.<br />

Otra de las iniciativas del P. Bellido, expuesta al P. Provincial en carta del 11 de noviembre<br />

de 1871, fue la siguiente:<br />

«Debe pensarse en establecer las conferencias morales y espirituales en el colegio<br />

de Marcilla, aprovechando las mañanas del jueves y del domingo y haciendo que se<br />

aproveche un tiempo que comúnmente se pierde. Se ha de escoger un método sencillo<br />

y, alejando la discusión y el argumento, adóptese un método meramente expositivo.<br />

No diré que dé resultados inmediatos ni grandes, pero, al menos, nos traerá la ventaja<br />

de tener a los estudiantes ocupados, y obligará, además, a súbditos y superiores a mirar<br />

algunos puntos de moral y ascética y, además, ejercitará en hablar en público a aquellos<br />

que, por necesidad y obligación, tienen que hacerlo. Las bases con que deba principiarse,<br />

serán las más acomodadas a las Constituciones 45 , al poco tiempo de que se<br />

dispone y a las circunstancias de nuestro colegio; deben ser determinadas en Definitorio,<br />

para que la disposición<br />

42 Celebrado el 27 de junio de 1859; cfr. CR, 11, 431-435.<br />

43 AM, carp. 80, leg. 7.<br />

44 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 95.<br />

45 Las Constituciones ya ordenaban que se tuvieran conclusiones y conferencias espirituales; cfr. COR, a. 1745,<br />

pars IV, c. III, nn. 5, 6, y c. IV, nn. 1, 2, 3. El P. Bellido o proponía otra modalidad o, tal vez, en Marcilla<br />

no se cumplía debidamente lo dispuesto en las Constituciones.


126 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

tenga más fuerza y no se desprecie. Es cosa que debe mirarse con respeto y de resultados<br />

inmensos para aquellos que tienen que ejercer la cura de almas, aprender un idioma<br />

desconocido e instruir a niños, a los que con frecuencia debe dirgírseles la palabra<br />

de Dios.<br />

Yo soy bastante torpe y atrevido —confiesa luego ingenuamente el mismo P. Bellido—<br />

y por eso todo me parece asequible, pero vuestra reverencia, como yo y otros,<br />

no desconocerá la necesidad que tenemos de preparar a los jóvenes, y la utilidad que<br />

las conferencias podrán reportar, si se hacen como es debido. Vuestra reverencia, en<br />

unión con los demás Padres, dispondrán, con más acierto que yo, el asunto propuesto,<br />

quedando yo en hacer lo que manden sobre el particular».<br />

Indica luego que, para las conferencias morales, podría tomarse al autor don Bernardo<br />

Sala, «porque su método es sencillo y a propósito, y además arreglado a la doctrina de San<br />

Alfonso de Ligorio». En las conferencias espirituales dice que «debe escogerse al autor más<br />

rígido, porque hay mucha decadencia en la observancia religiosa, algún desprecio a los consejos<br />

evangélicos y poca, poquísima afición a las formas prescritas en nuestras Constituciones y<br />

Rituales» 46 .<br />

Una nueva iniciativa la expone el P. Comisario interino al P. Cuartero en carta del 7 de<br />

agosto del ya citado año 1871. Consiste en su propósito de adquirir algunos instrumentos de<br />

física, «para que los jóvenes estudien mejor y con más provecho esa ciencia que tanto tiene de<br />

experimental». «No será mucho -—añade—, porque no quisiera hacer grandes gastos, pero<br />

compraré una máquina eléctrica, útiles para un telégrafo y un ferrocarril, una cámara oscura y<br />

algunas otras cosillas. Ya tengo preparado un esqueleto humano. Muchas más cosas compraría<br />

—termina el Padre—, pero no lo haré sin permiso de vuestra reverencia y vista la economía<br />

con la compra, y probada su bondad y utilidad de los instrumentos» 47 .<br />

Nos parece oportuno incluir también en este artículo de iniciativas del P. Marcial Bellido<br />

estas dos notas, tomadas asimismo de sus cartas al P. Provincial:<br />

Después de hacer el Padre referencia al embarque de una Misión y al comportamiento de<br />

algunos jóvenes religiosos, pasa a exponer la conveniencia de que «en el Capítulo se trate y<br />

mande que no sean enviados a Filipinas sino los sacerdotes de conducta ejemplar y ciencia<br />

bastante para administrar, esto es, dispuestos para el confesonario y predicación; pues esa<br />

determinación moralizará a nuestros jóvenes y los hará más aplicados al estudio; robustecerá<br />

el poder de los superiores, porque algunos se abandonan con la esperanza de que saldrán de<br />

Misión, y los superiores desean echárselos del colegio, porque llegan a hacerse incorregibles<br />

y dan mal ejemplo. Vuestra reverencia —termina diciendo el P. Comisario interino— que<br />

conoce mejor que yo lo que conviene a nuestros colegios, haga que en el Capítulo próximo<br />

46 AM, carp. 80, leg. 7.<br />

47 AM, carp. 80, leg. 7.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 127<br />

se consignen algunas bases que sean orden de la disciplina monástica a la vez que estímulo al<br />

bien y aplicación a los estudios» 48 .<br />

Como al P. Marcial Bellido, por la experiencia adquirida en el tiempo que llevaba interinamente<br />

al frente de la Comisaría, le pareciera de absoluta necesidad que el Comisario de la<br />

Provincia de Madrid estuviese debidamente informado, el 20 de agosto de 1871 le manifiesta<br />

en una misiva al P. Provincial que en el archivo de la referida Comisaría no existen antecedentes<br />

sobre muchos asuntos que interesa conocer, ni libros sobre cosas y particularidades de<br />

Filipinas. Por eso —continúa— él «compraría algunas obras, pero se abstiene de hacer gastos<br />

que otros no quisieron hacer». Le pide que no sean escasas las noticias que le envíen al Comisario,<br />

pues ahora mismo no sabe lo sucedido en Camiguín, sino por los periódicos, de tal forma<br />

que, si del Ministerio de Ultramar recibiera alguna comunicación acerca de aquel suceso,<br />

no sabría dar noticia alguna. Lo mismo puede decirse respecto de otros asuntos, como son las<br />

Misiones que tenemos y las circunstancias locales de las mismas, el sueldo de los religiosos<br />

misioneros, sus necesidades. «En fin —termina el P. Bellido—, no escaseen el papel, la pluma<br />

ni el tiempo en asuntos de interés para nuestra Provincia o que deban tratarse en Madrid o<br />

en Roma» 49 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

El Priorato de Dapitan se traslada al de Mandaue.-Visita<br />

provincial.<br />

Protesta de los Prelados diocesanos y regulares de Filipinas contra los decretos del<br />

Gobierno sobre reforma de la enseñanza y exclaustración de religiosos.<br />

–Capítulo Provincial Intermedio. –Nuevo Comisario de la Provincia<br />

en Madrid. –Otra Visita provincial; nombramientos; traslado<br />

del Priorato de Bislig a Dumaguete. –La asistencia de los<br />

Lectores no sacerdotes al capítulo conventual y<br />

facultad para dar profesiones de votos<br />

simples. –La prohibición de ser<br />

elegido Definidor sin haber<br />

sido antes Prior<br />

I.- El Priorato de Dapitan se traslada al de Mandaue<br />

La administración del pueblo de Dapitan, en Mindanao, pasó a los religiosos de la Compañía<br />

de Jesús, de acuerdo con las disposiciones del Gobierno. En vista de esto, el Provincial,<br />

P. Mariano Cuartero, por medio de un oficio firmado el 26 de enero de 1871, acude al P. Comisario<br />

Apostólico con el ruego de que, por el citado motivo, traslade el Priorato vocal de<br />

dicho pueblo al de Mandaue, en la provincia de Cebú.<br />

El P. Gabino Sánchez, de conformidad con el favorable y unánime<br />

48 AM, carp. 80, leg. 7; carta del 28-10-1871.<br />

49 AM, carp. 80, leg. 7. Lo sucedido en Camiguín debió ser la erupción volcánica ocurrida en dicha isla y sus<br />

fatales consecuencias, como puede verse en las notas biográficas del P. Antonio Preciado, artículo noveno<br />

del capítulo X del tomo presente.


128 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

parecer de los Padres Definidores Generales y en virtud de sus facultades, decreta el 27 de<br />

marzo del mismo año el pedido traslado del Priorato, «con el derecho a voto en Capítulo y<br />

demás prerrogativas anejas al mismo», y comete la ejecución del decreto al P. Provincial «en<br />

la vía y forma de costumbre en casos análogos» 50 .<br />

II.- Visita provincial<br />

En el mes de enero de 1871 se decidió el Provincial, P. Cuartero, a girar la Visita a los<br />

misioneros de algunas provincias de Visayas. Con fecha 27 del citado mes, expide los títulos<br />

de Vicario Provincial, en su ausencia, a favor del Prior de Manila, P. Aquilino Bon, y a primeros<br />

del mes siguiente parte de la capital filipina. Visita las islas de Bohol, Siquijor, Cebú y<br />

la Costa oriental de Negros, para regresar a Manila el 26 de mayo. Dejó la Visita a los ministerios<br />

de otros distritos y provincias para ocasión oportuna, por ser peligrosa en la presente<br />

época la travesía de los mares. Además creyó conveniente su retorno para presentarse, cuanto<br />

antes, a un nuevo Capitán General de Filipinas que había llegado a dichas islas 51 .<br />

Después de su regreso, escribe el P. Cuartero al P. Comisario Apostólico. Le comunica su<br />

vuelta a Manila y le da cuenta de los ministerios objeto de su actual Visita. Luego le manifiesta<br />

que «no se ha ofrecido nada de particular en esta Visita y que ha quedado bastante complacido<br />

del trabajo de nuestros hermanos en el ministerio parroquial, a pesar de los muchos sufrimientos,<br />

que tienen que atravesar algunos curas, ya por la escasez de recursos, ya por el<br />

mal temperamento de los pueblos que habitan» 52 .<br />

Como el P. Provincial pudo experimentar las dificultades, a veces insuperables, que se<br />

ofrecen para verificar la Visita a todos los ministerios, en sesión del Definitorio, habida el 17<br />

de junio del citado año 1871, pide autorización para nombrar Visitadores que hagan sus veces<br />

en los puntos a los cuales no le sea posible llegar. Así se le concede 53 .<br />

III.- Protesta de los Prelados diocesanos y regulares de Filipinas<br />

contra los decretos del Gobierno sobre reforma de la<br />

enseñanza y exclaustración de religiosos<br />

Por sendos decretos expedidos por el Gobierno de la nación española, de fecha 6 de noviembre<br />

de 1870, se establecía en Manila un Instituto Filipino y se reformaba radicalmente la<br />

enseñanza en la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de dicha ciudad.<br />

50 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 94v; 35, Definitorios, f. 140v; carp. 5, leg. 2, 1.<br />

51 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 52v-53v; 51, Oficios, f. 235; 66, Cartas, f. 175. Relacionado con esta Visita,<br />

cfr. también lo de Camiguín, indicado en la anterior nota (49).<br />

52 AM, 66, Cartas, f. 175; AG, carp. Filipinas, 1962-1901.<br />

53 AM, 35, Definitorios, f. 140v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 129<br />

En vista de ello, el señor Arzobispo de Manila, por sí y por sus Obispos sufragáneos y en<br />

unión con el Cabildo eclesiástico, y los Prelados regulares, considerando que la secularización<br />

de la enseñanza, tal como aparecía en los citados «decretos, era, no sólo contraria al espíritu y<br />

a las leyes de la Iglesia, sino también perjudicial en alto grado a la educación moral, intelectual<br />

y religiosa», del pueblo filipino, con fecha 1 de marzo de 1871, firma una enérgica protesta<br />

contra el planteamiento de la enseñanza en el país en el sentido de los indicados decretos,<br />

para que sea elevada al Señor Regente del Reino, de quien esperan le ha de dispensar<br />

«una acogida benigna y fructuosa» 54 .<br />

Y, efectivamente, así fue. El Comisario interino, P. Marcial Bellido, en carta al P. Provincial<br />

escrita en Madrid el 12 de junio del año citado, le decía: «En ésta se nota un cambio de<br />

política, favorable a ese país; se han suspendido las medidas sobre enseñanza e incautación de<br />

bienes» 55 .<br />

Otras nuevas protestas elevaron al Gobierno en el mismo mes de marzo los Prelados diocesanos<br />

y regulares de Filipinas.<br />

Por una orden del Ministerio de Ultramar, de fecha 26 de diciembre del año anterior,<br />

1870, se le comunica al Gobernador de Filipinas la disposición enviada al Gobernador y Vice<br />

Patrono de las iglesias de la isla de Cuba, por la cual se le previene que,<br />

«de conformidad con lo dispuesto en el artículo 7.º del decreto de 18 de octubre de<br />

1868 56 dictada para la Península, siempre que los religiosos de ambos sexos soliciten<br />

su exclaustración, deberá acordarla desde luego, auxiliándoles contra la fuerza que sobre<br />

ellos pudieran ejercer sus Prelados o Superiores, dando a éstos conocimiento de su<br />

resolución».<br />

Una vez en poder del Gobernador de Filipinas la orden anterior, dispuso éste su cumplimiento<br />

por decreto del 3 de marzo de 1871, que<br />

54 AM, carp. 59, leg. 3, 7.<br />

55 AM, carp. 80, leg. 7. Pudo influir en la suspensión de estas medidas el ser Ministro de Ultramar, a la sazón, el<br />

conocido hombre de letras don Adelardo López de Ayala, quien, en el cambio de gobierno habido el 4 de<br />

enero de 1871, había sustituido en la cartera de Ultramar a don Segismundo Moret, autor de los decretos de<br />

referencia. El citado señor López de Ayala, cuando estuvo al frente de este Ministerio en el primer Gobierno<br />

de la revolución «septembrina» de 1868, ya fue quien consiguió precisamente que no se incluyeran en el<br />

decreto de supresión de casas religiosas, del 18 de octubre del año citado, los colegios de misiones establecidos<br />

después de la ley de julio de 1837, según ya se dijo en el tomo presente, capítulo II. «El Ministro de<br />

Ultramar —escribía entonces el P. Lorenzo Mayor— está tan convencido de nuestra utilidad en esas islas<br />

que ha dicho terminantemente que no consentirá, mientras sea Ministro, que se ataque en lo más mínimo a<br />

nuestro modo de ser» (AM, carp. 80, leg. 5, carta del 8-2-1869 al Provincial). Y ahora, en 1871, en sesión<br />

de las Cortes, antes de su cese en julio, el Ministro señor López de Ayala «aprovechó una oportunidad para<br />

afirmar que las provincias ultramarinas —las «Colonias»— se perderían irremisiblemente si la metrópoli se<br />

empeñaba en desfigurar su personalidad histórica y si privaba a las Órdenes religiosas de los medios por los<br />

cuales venían ejerciendo su benéfica influencia» (M. FERNÁNDEZ ALMAGRO, <strong>Historia</strong> política de la España<br />

contemporánea 1868-1885, 117).<br />

56 Cfr. apéndice quinto.


130 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en la misma fecha comunicó a los Prelados y regulares «para su conocimiento y efectos oportunos»<br />

57 .<br />

Recibida por dichos Prelados la anterior comunicación, el 16 del mismo mes dirigen un<br />

escrito al referido Gobernador General en el que, después de expresar<br />

«la profunda y dolorosa impresión que les ha causado su simple lectura», exponen largamente<br />

varias razones que tienen para protestar «en su conciencia y con toda la energía<br />

de su carácter, en fuerza de su apostólico ministerio, contra una medida semejante».<br />

Le suplican, a la vez,<br />

«que sirva trasladar esta protesta al Gobierno Supremo de la nación, y que, al verificarlo<br />

cual desean, apoye con su autoridad estas razones, que la experiencia personal y<br />

el conocimiento del país habrán depositado en su conciencia, pidiendo, en este supuesto,<br />

que sea revocada dicha orden como peligrosa para los intereses morales, políticos y<br />

religiosos del país, y como subversiva y disolvente de los Institutos religiosos, que son<br />

hoy y han sido siempre el amparo y el escudo de tan altos intereses» 58 .<br />

En vista del escrito anterior, el 28 de noviembre del mismo año citado, por otra nueva orden<br />

se dispuso que, por ahora y mientras no se resolviera otra cosa, quedase en suspenso la<br />

anterior disposición 59 .<br />

IV.- Capítulo Provincial Intermedio<br />

A su debido tiempo el Provincial, P. Cuartero, remitió las correspondientes letras convocatorias<br />

a los religiosos que, por ley, tenían que asistir al Capítulo Provincial Intermedio, que<br />

debía celebrarse en el convento de Manila el 31 de octubre de 1871.<br />

Los PP. Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua, Provincial absoluto, y los Definidores,<br />

Fr. Juan Engrova de las Angustias y Fray Severino Garijo de la Asunción, contestaron<br />

a dichas convocatorias que «sus ocupaciones parroquiales en ministerios lejanos no les permitían<br />

concurrir».<br />

57 AM, 51, Oficios, f. 216. Lo que dio motivo a esta resolución, consta en la misma comunicación del Ministro<br />

de Ultramar y fue lo siguiente: El Gobierno Superior Civil de la isla de Cuba había dado cuenta de haber<br />

resuelto amparar y dejar en libertad a doña Carmen del Arco, religiosa profesa de la Orden franciscana del<br />

convento de Santa Clara de La Habana; esta religiosa, sin pedir ni oír consejo de nadie, había salido del<br />

claustro y acudido al citado Gobierno Superior en demanda de protección y amparo hasta obtener la dispensa<br />

de los votos.<br />

58 AM, carp. 73, leg. 6, 10.<br />

59 AM, 51, Oficios, f. 300. Esta orden de suspensión fue comunicada a los Prelados de Filipinas el 23 de febrero<br />

de 1872.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 131<br />

Reuniéronse para celebrar dicho Capítulo el citado día 31 de octubre los siete vocales siguientes:<br />

El P. Provincial, Fr. Mariano Cuartero del Pilar; el P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián,<br />

Prior del convento de Manila, en sustitución del Provincial absoluto, P. Bienzobas; los PP.<br />

Definidores Fr. José Maria Cabañas del Carmen y Fr. Rafael Hernández de San Antonio; los<br />

PP. Aditos Fr. Toribio Minguella de la Merced y Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol,<br />

sustituyendo a los dos Definidores ausentes, y el P. Presidente que fue del último Capítulo<br />

Provincial, Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana.<br />

Juntos los referidos Padres vocales, el P. Provincial presentó un pliego que contenía la<br />

renuncia que, por su mal estado de salud, presentaba el P. Fr. Ambrosio Iturriaga del Carmen<br />

libre y espontáneamente de su cargo de Comisario y Procurador General en Madrid. Fue<br />

aceptada dicha renuncia en votación secreta.<br />

A continuación se declaró estar vacantes el Priorato de Tandag y la Secretaría de la Provincia,<br />

por fallecimiento de los religiosos elegidos en el Capítulo Provincial 60 , y el Subpriorato<br />

de este convento de Manila y la Maestría de novicios de Monteagudo, por renuncia de los<br />

que ocupaban estos cargos.<br />

En su consecuencia se procedió a proveer dichas vacantes con el resultado siguiente:<br />

Vicario Prior de Tandag, el P. Fr. Ramón Zueco de San Joaquín.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen<br />

de la Esperanza.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Lector Jubilado Fr. Juan Gascón del Ángel<br />

Custodio.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Guillermo<br />

Agudo de San Antonio.<br />

Terminadas estas elecciones, «deliberó el Definitorio acerca del proceder injustificado<br />

del P. Fr. Ambrosio Ituriaga del Carmen, al abandonar el destino que se le confiara de Comisario,<br />

Vicario Provincial y Procurador General en la Corte de Madrid, y se volviese a estas<br />

islas sin contar antes con la venia del Definitorio, o, si las circunstancias hubiesen sido muy<br />

imperiosas, sin ponerlo al menos en conocimiento de N. Rdmo. P. Vicario General y Apostólico;<br />

y, considerando que, de autorizar el caso fuera barrenar el estado religioso,<br />

60 Era Prior de Tandag, elegido en el último Capítulo, el P. Fr. Simón Loscos de Santa Catalina; cfr. su nota<br />

biográfica en el último artículo del presente capítulo. Secretario de Provincia era el P. Fr. Francisco Mesanza<br />

del Pilar, que había nacido en Alfaro, Logroño, el 28 de enero de 1839. Hizo su profesión religiosa en<br />

Monteagudo el 7 de julio de 1857 y llegó a Manila el 21 de julio de 1862. Designado a los tres meses Compañero<br />

del Cura de Mabalacat, en Pampanga, permaneció en este pueblo hasta junio de 1865, fecha en que<br />

se le nombró Misionero de O'Donnell, en Tarlac. Desempeñó este ministerio hasta ser elegido Secretario de<br />

Provincia en el Capítulo del presente trienio. Ocurrió su fallecimiento el 9 de marzo de 1871 en el convento<br />

de San Sebastián (F. SÁDABA, Catálogo, 514).


132 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

determinó que la falta cometida por el expresado Padre no debía quedar impune, y si bien, el<br />

castigo condigno no se halla marcado terminantemente en nuestras sagradas Leyes, sin embargo,<br />

teniendo en cuenta lo grave de la falta y en uso de la facultad que a N. P. Provincial, de<br />

acuerdo con sus Definidores, concede el párrafo 2.º del capítulo 16, parte quinta de nuestras<br />

Constituciones 61 , decretó el venerable Definitorio pleno que el referido P. Fr. Ambrosio Iturriaga<br />

del Carmen quede inhábil por espacio de un trienio para obtener destinos honoríficos<br />

dentro de la Orden».<br />

Exhibió luego el P. Provincial una exposición que el P. Rector de Monteagudo dirige al<br />

Definitorio, «suplicándole quede sin efecto la prohibición que el P. Comisario interino, Fr.<br />

Marcial Bellido de la Concepción, le intimó en oficio de 29 de agosto último de dar limosnas<br />

de misas a eclesiásticos, reservándose la Comisaría la distribución de las que no puedan celebrarse<br />

por los religiosos.<br />

El Definitorio determinó que en esa materia se esté a la costumbre antigua, obrando<br />

tanto el P. Rector como el P. Comisario cada uno dentro del círculo de sus atribuciones».<br />

Finalizado el Capítulo Intermedio, el P. Provincial remitió todo lo actuado en el mismo,<br />

por medio del Comisario interino, P. Bellido, al P. Comisario Apostólico. El P. Gabino Sánchez,<br />

por decreto firmado en Madrid el 2 de enero de 1872, lo aprobó y confirmo juntamente<br />

con los nombramientos hechos en él 62 .<br />

V.- El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid<br />

El P. Marcial Bellido, Comisario interino y a la vez Rector de Marcilla, varios meses antes<br />

del Capítulo Intermedio, había mandado al P. Provincial la renuncia del primero de estos<br />

dos oficios. La fundaba en su poca salud.<br />

Algún tiempo después, como hubiere tratado este asunto con el Comisario Apostólico, P.<br />

Gabino Sánchez, entregó a éste otra nueva renuncia.<br />

Desconocemos los términos en que estaba redactada esta segunda; si se refería al cargo<br />

de Comisario o al de Rector de Marcilla. Sólo sabemos que, al darle conocimiento de ella al<br />

P. Provincial, le advertía lo siguiente: «Vuestra reverencia hará uso de la que más le convenga».<br />

Una vez celebrado el Capítulo Intermedio, pero cuando el P. Bellido<br />

61 El párrafo citado en el texto dice así: «Prohibemus autem, ne aliquis Praelatus Fratrem aliquem voce privare<br />

possit, praeterquam in casibus in Constitutionibus, vel Diffinitionibus expressis; excepto Provinciali, de<br />

consilio tamen, et consensu Diffinitorum» (COR, a. 1745).<br />

62 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 95.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 133<br />

no tenía aún noticia alguna de su resultado, le escribía, otra vez, al P. Cuartero para decirle<br />

que deseaba pronto o el nombramiento de Comisario o el de Rector de Marcilla. En otra carta<br />

posterior todavía le manifestaba estar dispuesto a ir a donde se le quisiera destinar 63 .<br />

En el Capítulo Intermedio solamente aparece que se trató, según hemos visto, de la renuncia<br />

presentada por el P. Ambrosio Iturriaga, que era quien había sido elegido Comisario en<br />

el último Capítulo Provincial. Aceptada dicha renuncia, era nombrado para sustituirle definitivamente<br />

el P. Guillermo Agudo, hombre experimentado en los menesteres de este delicado<br />

oficio de Comisario en Madrid, puesto que ya lo había desempeñado anteriormente, nada menos<br />

que por espacio de veintiún años y, a veces, en circunstancias muy difíciles 64 .<br />

Cuatro días después de la terminación del Intermedio, el Definitorio pleno otorgaba ante<br />

el escribano público de Manila, don <strong>Manuel</strong> H. Vergara, los acostumbrados poderes al nuevo<br />

Comisario y Procurador General de la Provincia en Madrid. En la misma fecha el citado Definitorio<br />

daba su aprobación a las consabidas instrucciones, en un todo iguales a las de los Comisarios<br />

anteriores, a excepción de las que se refieren a su comportamiento en el uso de sus<br />

poderes y al embarque de su antecesor, las cuales, como es natural, fueron suprimidas 65 .<br />

Recibidos en Marcilla por el P. Guillermo Agudo el 28 de diciembre del mismo año 1871<br />

los documentos supradichos y confirmado su nombramiento por el P. Comisario Apostólico el<br />

2 de enero de 1872, el día 5 se presenta en Madrid 66 .<br />

Pasan diez días, y el P. Agudo dirige al Gobierno la instancia en la que suplica se digne<br />

aprobar su nombramiento y darle autorización para representar a su Provincia de San Nicolás<br />

de Tolentino de Filipinas.<br />

Ya con anterioridad, es decir, el 7 de noviembre de 1871, el Gobierno Superior de aquellas<br />

islas había oficiado al Ministro de Ultramar para comunicarle que el referido P. Guillermo<br />

Agudo había sido designado para el citado cargo.<br />

Vista por el Gobierno de Madrid la anterior comunicación oficial, por la que le constaba<br />

haberse observado en la celebración del Definitorio las solemnidades requeridas, y una vez<br />

examinados también los poderes otorgados al P. Guillermo Agudo, el 4 de marzo se firma una<br />

orden por la que se aprueban dichos poderes y se autoriza al P. Agudo para ejercer su cargo 67 .<br />

El referido Padre, por su parte, ya había recibido los efectos e intereses de la Comisaría el<br />

29 de enero de manos del P. Marcial Bellido,<br />

63 AM, carp. 80, leg. 7; cartas del 20-8, 27-11 y 26-12-1871.<br />

64 El P. Agudo fue nombrado Comisario el 4 de mayo de 1846, y se le sustituyó en el Capítulo Provincial de<br />

<strong>1867</strong>. Cfr. CR, 11, 173, 772.<br />

65 AM, 28, Registro Provincial 3.º, ff. 56, 58. Cfr. las instrucciones en el artículo segundo del capítulo segundo<br />

del presente tomo; las suprimidas fueron la 1 y la 5.<br />

66 AM, carp. 80, leg. 2; cartas del P. Agudo al P. Provincial del 2 y 9 de enero de 1872.<br />

67 AHN, Ultramar, leg. 2222, n., 45; AM, carp. 1 bis, 177.


134 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

quien en la misma fecha partía de Madrid en dirección de Marcilla, para continuar en su Rectorado<br />

del colegio 68 .<br />

1. Otra Visita provincial<br />

VI.- Otra Visita provincial; nombramientos; traslado<br />

del Priorato de Bislig a Dumaguete<br />

A primeros de diciembre de 1871 salía nuevamente de la capital filipina el Provincial, P.<br />

Mariano Cuartero, para hacer la Visita a la Provincia de Zambales. Dejaba nombrado Vicario<br />

Provincial, durante su ausencia, como la vez anterior, al Prior del convento de Manila, P.<br />

Aquilino Bon.<br />

El anuncio de su Visita lo había dirigido no sólo a los ministerios de la citada provincia,<br />

sino también a los de Mindoro y de la Costa Occidental de Negros.<br />

Su retorno a la capital verificóse el 2 de febrero de 1872, sin continuar luego, a estas dos<br />

últimas regiones 69 . Antes bien; el día 25 de dicho mes avisaba a los ministerios de la provincia<br />

de Misamis que, como él no les podía hacer la Visita personalmente, había dispuesto que<br />

la verificara en su nombre el Vicario Provincial de la misma, P. Fr. Ramón Zueco de San Joaquín.<br />

Asimismo, anunciaba el 11 de marzo a los de la Costa Occidental de Negros haber encargado<br />

de la Visita, haciendo sus veces, al Vicario Provincial de dicha Costa, P. Fray Julián<br />

de Miguel de San Antonio. Finalmente, el 23 de abril encomienda la Visita del distrito de Surigao<br />

al P. Fr. Matías Villamayor de San Antonio; la de Romblón, al P. Fr. Toribio Sánchez<br />

de San Nicolás de Tolentino, y la de Mindoro, al P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario, Vicario<br />

Provincial de la misma 70 .<br />

2. Nombramientos<br />

En diversas ocasiones se hicieron por el P. Provincial los nombramientos que siguen:<br />

Presidente del convento de Cavite, por encontrarse el Prior en su ministerio parroquial, el<br />

P. Fr. Pedro Catalán de San Agustín, y, un año después, el P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen;<br />

Vicario Provincial de la Costa Occidental de Negros, el P. Fr. Pedro Sanz de la Virgen<br />

de la Paz; de Surigao, el P. Fr. Modesto Marzo de San Nicolás, y de Cebú, el P. Fr. Lorenzo<br />

Mayor de la Virgen del Río Manzano 71 .<br />

68 AM, carp. 80, leg. 2; carta del P. Agudo al Vicario Provincial, P. Aquilino Bon, del 3-2-1872.<br />

69 AM, 28, Registro Provincial 3.º, ff. 60-62v; 51, Oficios, ff. 267, 287. Pudieron ocasionar su regreso a Manila<br />

los sucesos de la insurrección de Cavite en el mes de enero; cfr. BSN, a. 1972, 171.<br />

70 AM, 51, Oficios, ff. 300, 303, 318v, 319.<br />

71 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 63; carp. 65, leg. 3, 1; 51, Oficios, ff. 336, 352v, 383. Cfr. Registro cit. ff.<br />

66v, 69, 79.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 135<br />

En el convento de Manila reunióse, el 10 de diciembre de 1872, el Definitorio con objeto<br />

de proveer algunos cargos.<br />

En primer lugar, aceptada la renuncia que, por motivos de salud, había presentado el P.<br />

Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol de su cargo de Procurador, fue elegido en su lugar el<br />

P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza. Y, como era este Padre Subprior y<br />

Maestro de novicios de Manila, se nombró para sustituirle en dichos cargos al P. Fr. Gaudencio<br />

Marqués del Rosario.<br />

Luego, como estuvieren vacantes los Prioratos de Cebú y Mandaue, por fallecimiento de<br />

los religiosos que los ocupaban, PP. Fr. Pedro Soto de San Juan Bautista y Fr. Miguel Magallón<br />

de San Crispín, fueron elegidos Vicarios Priores de aquéllos los PP. Fr. Alberto Serrano<br />

de Santa Ana y Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, respectivamente 72 .<br />

Comunicados dichos nombramientos verificados por el Definitorio al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, eran aprobados y confirmados por éste con un decreto fechado en<br />

Madrid el 5 de febrero de 1873 73 .<br />

3. Traslado del Priorato de Bislig a Dumaguete<br />

El Provincial, P. Mariano Cuartero, se había dirigido el 27 de diciembre de 1872 al referido<br />

P. Comisario Apostólico, para suplicarle que trasladase el Priorato vocal de Bislig, en<br />

Mindanao, al de Dumaguete, en Negros. Bislig era un nuevo ministerio de dicha isla de Mindanao,<br />

que, de conformidad con lo ordenado, se había cedido a los Padres jesuitas.<br />

El P. Gabino Sánchez, con el voto unánime y favorable de su Definitorio General, decretó<br />

el citado traslado el 20 de febrero de 1873 con todas las prerrogativas inherentes a un Priorato<br />

vocal 74 .<br />

72 AM, 35, Definitorios, f. 143. La nota del P. Pedro Soto, en el último artículo del presente capítulo. El P. Miguel<br />

Magallón vino al mundo el 8 de mayo de 1816 en Santa Cruz, Zaragoza; profesó el 2 de junio de 1844<br />

y llegó a Filipinas el 8 de diciembre de 1846. Cinco meses después es destinado de Compañero a Jasaan y<br />

al año siguiente a Vergara o Dávao, también como Compañero, primero, y luego, como su Misionero, para<br />

pasar en 1854 a Bislig, en Mindanao como los dos anteriores. En 1860 le vemos en la isla de Bohol, en la<br />

que administra, sucesivamente, los pueblos de Loboc, Tagbilaran y, por último, Dimiao, donde le sobreviene<br />

la muerte el 24 de noviembre de 1872. Había sido también Procurador General, Prior vocal de Dapitan,<br />

Definidor, Prior vocal de Tandag, Vicario Provincial de Bohol y nuevamente Prior vocal de Dapitan, para<br />

serlo después de Mandaue, cuando el Priorato de Dapitan, por pasar este pueblo a los Padres jesuitas, se le<br />

dio luego este título al citado Mandaue (F. SÁDABA, Catálogo, 440; CR, 11, 874; tomo presente).<br />

73 AM, carp. 5, leg. 1, 2.<br />

74 AM, carp. 5, leg. 2, 1; Lib. 4.º de Becerro, f. 108v.


136 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

VII.- La asistencia de los Lectores no sacerdotes al capítulo conventual<br />

y facultad para dar profesiones de votos simples<br />

El P. Dionisio Ballesteros, Rector del colegio de Monteagudo, dirigió al P. Comisario<br />

Apostólico una consulta acerca de los dos asuntos siguientes:<br />

1.º ¿Tienen voz y voto en el capítulo del colegio los Lectores de filosofía que todavía no<br />

han sido ordenados de sacerdotes?<br />

2.º ¿Existe algún decreto pontificio por el cual el P. Rector de este colegio esté obligado<br />

a pedir al P. Comisario Apostólico la facultad de dar a los novicios la profesión<br />

de votos simples?<br />

En su carta de consulta explica el P. Ballesteros, respecto del primero de los citados puntos,<br />

que en dicho colegio se viene siguiendo, desde ya hace muchos años, la práctica de que<br />

los Lectores de filosofía, no sacerdotes aún, intervengan en el capítulo conventual con voz y<br />

voto, puesto que, por una parte, las Constituciones incluyen a los Lectores de filosofía entre<br />

los componentes del referido capítulo 75 , y, por otra, es necesaria su presencia en él por los<br />

informes que puedan dar acerca de sus discípulos. Ahora bien, parece —añade— que las mismas<br />

Constituciones suponen que los susodichos Lectores son sacerdotes, por cuanto en otro<br />

lugar dicen que carecen de voto los religiosos que no lo son 76 .<br />

En cuanto a la segunda pregunta de la consulta, indica el citado Padre que, si se atiende<br />

nada más que a los decretos existentes en aquel colegio de Monteagudo, parece que el P. Rector<br />

del mismo no tiene obligación de solicitar la referida facultad. Mas, por otra parte, se piensa<br />

que debe ponerse en conocimiento del P. Comisario Apostólico, ya que la profesión se recibe<br />

en nombre del P. Prior General. Ahora bien, aquí —explica el P. Ballesteros— siempre<br />

se ha obrado sin pedir licencia ni dar noticia de ello por el P. Rector, pero pudiera ser que<br />

exista ahora sobre este asunto algún decreto pontificio o alguna interpretación legítima de<br />

algún otro.<br />

Reunido el Definitorio General en sesión del 13 de enero de 1873, se acordó contestar a<br />

la consulta del P. Rector de Monteagudo en los términos siguientes:<br />

1.º Los Lectores no sacerdotes con residencia en los colegios de Monteagudo y<br />

Marcilla, nombrados tales Lectores con todas las formalidades de nuestras Leyes, continúen<br />

con voz y voto en el capítulo conventual «por ahora y hasta tanto que en días<br />

más felices, pueda tratarse y ser resuelto el punto de consulta de un modo más definitivo».<br />

2.º Los PP. Rectores de los colegios de Monteagudo y Marcilla, antes de admitir a<br />

sus novicios a los votos simples y en<br />

75 COR, a. 1745, pars III, c. X<strong>XII</strong>I, n. 2.<br />

76 COR, a. 1745, pars V, c. I, n. 15: «In Capitulo autem Conventus nullus vocem habebit, qui non sit Sacerdos, et<br />

qui a die professionis suae in nostra Religione tertium annum non compleverit».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 137<br />

su día a los solemnes, den cuenta con tiempo y por oficio a N. P. Comisario Apostólico, y «en<br />

todo se atengan a sus instrucciones y superior resolución, entre tanto que en contrario otra<br />

cosa no se ordenare por la Santa Sede» 77 .<br />

VIII.- La prohibición de ser elegido Definidor sin haber sido antes Prior<br />

El Provincial, P. Mariano Cuartero, se dirige el 12 de diciembre de 1872 al Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, y le expone que, por el acta VII del título IV de las que figuran<br />

en el Codex Actarum Generalium del volumen de las Constituciones impresas en Madrid<br />

en 1860, para que un religioso pueda ser elegido Definidor se requiere haber sido antes Prior<br />

de alguno de nuestros conventos 78 .<br />

Explica luego el P. Provincial que en todos los Capítulos se procura que resulten elegidos<br />

Aditos de Definidor, por lo menos, los que van a ser nombrados Prior del convento de Manila<br />

y Procurador General a fin de que el P. Provincial pueda reunir Definitorio, en caso urgente,<br />

con los referidos religiosos, como Aditos, y con algún Definidor que se halle muy próximo a<br />

Manila.<br />

Por lo general —continúa el P. Cuartero— los que en Capítulos son proclamados Aditos,<br />

no han sido Priores anteriormente, y, aunque en las conversaciones y cambios de parecer que<br />

se tienen antes de la votación, ya se suele convenir en quiénes han de salir Definidores y<br />

quiénes Aditos, en realidad el voto se da a cada uno de ellos para Definidor. Luego, si uno de<br />

éstos cesa, le sucede en el cargo como Definidor uno de los Aditos.<br />

En vista de todo esto pregunta el P. Provincial: ¿Se puede proceder en el Capítulo a dar<br />

los votos a un religioso que no ha sido Prior, pero con la mira de que resulte elegido Adito?<br />

Hecha la pregunta, todavía advierte el P. Cuartero que los Definidores no pueden ser todos<br />

de los religiosos que se hallen en curatos próximos Manila. Los que hablan solamente en<br />

visaya no pueden encargarse de la administración de los pueblos cercanos a la capital en los<br />

que el idioma es el tagalo 79 .<br />

El P. Gabino Sánchez, en carta del 12 de febrero de 1873, le da al P. Cuartero la contestación<br />

siguiente:<br />

A la vista del acta citada, no veo inconveniente en que en nuestros Capítulos se den los<br />

votos para Aditos a los que hubieren sido o fueren<br />

77 AG, carp. Varios; AM, carp. 12, 2.<br />

78 CAG, l. c. p. 59. En ella se recuerda: «A Bulla Pii VI, statuitur ut nullus Religiosus huius provinciae in Diffinitorem<br />

electum esse possit, si antea Prior alicuius ex nostris Coenobiis non fuerit». Cfr. en CR, 8, 621 la<br />

bula citada «Per multa», dada por Pío VI el 18 de agosto de 1795.<br />

79 Recordamos que, por la escasez de personal, algunos religiosos elegidos Definidores, o para algún otro cargo,<br />

continuaban en la administración de sus parroquias. Definidores había que no aparecieron por Manila y alguno,<br />

ni aun para asistir al Capítulo Provincial. Lo mismo sucedía con algún Prior, con excepción del de<br />

Manila. Entonces eran sustituidos en su propio convento por un Presidente nombrado por el P. Provincial.


138 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

nombrados Priores en Capítulos anteriores o en el mismo que se esté celebrando, porque ya se<br />

verifica ser antes Priores que Definidores, cuando pasa a serlo un Adito por fallecimiento o<br />

renuncia del propietario. Respecto del nombramiento de Adito a favor del P. Procurador General,<br />

que antes no hubiere sido nombrado Prior, entiendo que debe evitarse por considerarlo<br />

comprendido y prohibido en la bula de Su Santidad Pío VI que se cita en el acta referida 80 .<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Creación del Gobierno Político Militar de la Paragua, con la súplica al Padre<br />

Provincial de la colaboración de un religioso. –Son destinados dos; sus<br />

primeras actuaciones. –Misioneros llegados a Filipinas en el trienio.<br />

–Donativos y ayudas. –Breve noticiario de las casas de Manila,<br />

San Sebastián, Cavite, Cebú y Marcilla<br />

I.- Creación del Gobierno Político Militar de la Paragua, con la súplica<br />

al Padre Provincial de la colaboración de un religioso<br />

La presencia de los agustinos recoletos en las islas Calamianes y la Paragua data, como es<br />

sabido, nada menos que desde el año 1622. Y, como escribe el P. Licinio Ruiz, «siempre mostraron<br />

nuestros Padres un interés muy especial por el bien espiritual y temporal de estas islas<br />

y sus habitantes; mas las distancias enormes que separan unas rancherías de otras, la falta de<br />

comunicaciones, el aislamiento de sus habitantes y la proximidad al enemigo, fueron causa de<br />

que los Superiores nuestros no pudiesen poner Ministros evangélicos en todas las rancherías,<br />

atendiendo sólo a los pueblos más principales, desde donde los Misioneros salían a hacer sus<br />

visitas a los barrios, para atenderles y ayudarles, cuando el tiempo lo permitía» 81 .<br />

Era además necesario que el mismo Gobierno tomará la decisión —y la procurara llevar a<br />

cabo— de remediar la situación, sobre todo en la Paragua, la mayor de las islas de aquella<br />

parte de Filipinas y también, sin duda, la más abandonada y, por lo mismo, objeto frecuente<br />

de las desastrosas incursiones de los moros piratas.<br />

Nada diremos aquí de lo que, desde los primeros años, los diversos Gobiernos fueron realizando<br />

en favor de estas islas y de lo que debió hacerse y no se hizo 82 . Nos limitaremos a<br />

reseñar el acontecimiento que tuvo lugar en el presente trienio, muy digno de mención, como<br />

fue la creación del Gobierno Político Militar de la Paragua, que había de redundar en beneficios<br />

espirituales y temporales de sus habitantes.<br />

De conformidad con lo prevenido en una real orden de 20 de enero de 1862, el general<br />

Izquierdo, Gobernador Superior Civil de Filipinas, firma el 22 de diciembre de 1871 un decreto<br />

por el cual se crea en<br />

80 AM, 66, Cartas, ff. 187, 192.<br />

81 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 422.<br />

82 Cfr. L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 351, ss.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 139<br />

la isla de la Paragua el sobredicho Gobierno Político Militar, cuya capital había de establecerse<br />

en Puerto Princesa 83 .<br />

Con fecha del 12 de febrero del año siguiente remite el citado Gobernador Superior al P.<br />

Provincial de recoletos copia del citado decreto, acompañada de la comunicación siguiente:<br />

«Por decreto de este Superior Gobierno, fecha 22 de diciembre último, dispuse<br />

que una expedición provista de todos los elementos necesarios fuese a ocupar y colonizar<br />

la Isla de la Paragua, que por situación geográfica, por la riqueza de su suelo, por<br />

la buena índole de sus habitantes, por la proximidad de la guarida de los piratas y por<br />

otras elevadas consideraciones de policía internacional, urge mucho tener bajo nuestro<br />

pabellón, para evitar conflictos siempre inminentes y en extremo perjudiciales a los intereses<br />

de España, a la integridad de su territorio y a la prosperidad de este archipiélago.<br />

Al lado de todas estas consideraciones e intereses está también el importantísimo<br />

de que los pueblos de la Paragua vivan al amparo de la Religión Cristiana, que tanto<br />

contribuyó siempre en todas partes, y en especialidad en estas islas, para hacer a los<br />

pueblos más humanos, más virtuosos y más dispuestos a recibir las ventajas de la civilización<br />

española…<br />

En ese decreto no se habla nada de un Padre Misionero, que es indispensable no<br />

sólo para que administre el pasto espiritual a los que forman la expedición, sino para<br />

los naturales de la Paragua, que, sin violencia y sólo por la persuasión cristiana, se<br />

acojan a ella y quieran gozar de sus inagotables beneficios.<br />

La expedición, retrasada por un sin número de dificultades, todas independientes<br />

de la enérgica voluntad de este Gobierno Superior Civil, pero ya vencidas todas, saldrá<br />

dentro de pocos días en el «Marqués de la Victoria». Va provista de todo, pero carece<br />

de un sacerdote español que una sus esfuerzos a los esfuerzos del Gobierno, para el<br />

logro de los nobles y patrióticos propósitos que han servido de móvil a mi pensamiento.<br />

Como Gobernador Superior Civil y Vice Real Patrono, ruego y encargo a V. R.<br />

que, con el celo evangélico y patriótico de que tantas pruebas tiene dadas la Orden de<br />

recoletos, de la que V. R. es dignísimo Prelado, se sirva facilitarme un sacerdote, de<br />

las mejores circunstancias posibles, para que, al lado de la gloriosa bandera de España,<br />

que vuelve a colocarse y que ondeará inmarcesible en la Isla de la Paragua, se coloque<br />

también el lábaro de la Cruz, y para que, encargado de ella ese sacerdote, que con tanto<br />

encarecimiento le pido, trabajen juntas, y en común concierto, la civilización española<br />

y la civilización cristiana, confundiéndose en un mismo pensamiento la gloria de<br />

Dios y la gloria de la patria. Este Gobierno Superior Civil espera que V. R., para facilitarme<br />

ese sacerdote, no se detendrá por consideraciones,<br />

83 AM, carp. 72, leg. 2, 14.


140 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de ningún género, pues que después, es decir, al instante, se instruirá el oportuno expediente,<br />

que aprobará el Gobierno de Su Majestad, para que la misión de la Paragua<br />

cuente con los elementos que necesite.<br />

Ahora los suplirá V. R. y el celo evangélico y patriótico de su Orden, y con ello<br />

prestará un nuevo servicio a la Religión y a la Patria.<br />

Como la expedición debe salir en toda la semana corriente, excuso recomendar a<br />

V. R. lo que urgen que dispongamos todo lo necesario para satisfacer tan justa como<br />

legítima necesidad» 84 .<br />

II.- Son destinados dos religiosos; sus primeras actuaciones<br />

El 13 de febrero de 1872, es decir, al día siguiente de llegar a manos del Provincial, P.<br />

Mariano Cuartero, los dos documentos del Gobernador Superior, le contesta para asegurarle<br />

que uno o dos religiosos sacerdotes, provistos de todo lo necesario para su sagrado ministerio,<br />

acompañarán a la expedición.<br />

Y, efectivamente, según le comunica el P. Provincial, por oficio del día 16, han sido designados<br />

para pasar a la Paragua los PP. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario y Fr. Antonio Muro<br />

del Pilar, el primero, en calidad de Misionero Capellán Castrense del Establecimiento de<br />

Puerto Princesa, y el segundo, como Coadjutor 85 .<br />

Es el día 22 del citado mes de febrero de 1872 cuando la expedición parte del puerto de<br />

Manila en el «Marqués de la Victoria». Pero antes se ha querido implorar el auxilio del Señor<br />

para el feliz éxito de la empresa. Con este fin se celebró una misa solemne en honor de la Virgen<br />

del Carmen, venerada en nuestra iglesia del convento de San Sebastián. Ofició en ella el<br />

P. Ezequiel Moreno, ayudado por los PP. Toribio Bonel y Antonio Muro, diácono y subdiácono,<br />

respectivamente.<br />

La salida fue, como se ha dicho, el día 22, pero, a las dos o tres millas de navegación, el<br />

«Marqués de la Victoria» tiene que regresar al puerto. Se habían dado cuenta de que no se<br />

habían embarcado todos los efectos que debía llevar el barco. Su nueva salida se demoró, por<br />

este motivo, hasta las ocho horas de la mañana siguiente.<br />

Omitimos los detalles de la travesía desde Manila hasta Puerto Princesa. Los dejó escritos<br />

el expedicionario P. Antonio Muro, así como los de la llegada y primeras actuaciones 86 , que<br />

son los que ofrecemos a continuación:<br />

84 AM, 51, Oficios, f. 292.<br />

85 AM, 51, Oficios, ff. 296, 297, 301. El título de Misionero con todas las facultades para desempeñarlo en Puerto<br />

Princesa lo expidió a favor del P. Ezequiel Moreno el señor Obispo de Jaro el 19 del mismo mes de febrero<br />

(AM, 51, Oficios, f. 301).<br />

86 AM, carp. 6, 6, Lib. de cosas notables de Puerto Princesa. Cfr, otra reseña más resumida del mismo P. Antonio<br />

Muro en T, MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 21; en esta relación dice dicho Padre que la<br />

«expedición estaba compuesta del transporte de guerra «Marqués del Duero» y del cañonero «Samar». Sobre<br />

todo este asunto trata el P. RAFAEL GARCÍA en Pequeña aportación a la historia de nuestras misiones<br />

de Palawan, BSN, a. 1960, 193, 240.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 141<br />

«El 4 de marzo de 1872 dimos fondo en este puerto a las doce del día y como a las<br />

dos de la tarde saltamos a tierra a tomar posesión en nombre de España.<br />

Puesto, pues, pie en tierra, atravesando mangles, trepando por entre ramas y rasgándonos<br />

los vestidos en los espesos abejucos, logramos subir la pequeña cuesta y llegar<br />

hasta la punta de la batería, donde inmediatamente fue enarbolada la bandera española<br />

y saludada con entusiastas vivas y tiros.<br />

Seguidamente comenzaron los desmontes, divididas las fuerzas en dos secciones:<br />

los unos, en la parte donde había de colocarse la población, y los otros, en la playa,<br />

con objeto de limpiar el terreno y colocar las tiendas de campaña.<br />

Admirable era la animación que se notaba aquella tarde en los individuos dedicados<br />

al trabajo. Los unos con hachas y los otros bolo en mano, todos se esforzaban en<br />

derribar árboles. Enormes eran los gritos que daban en el momento de caer alguno de<br />

consideración, como si hubieran conseguido alguna victoria.<br />

Aquella tarde y los días siguientes, 5 y 6 de marzo, limpiaron lo suficiente y se<br />

colocaron tiendas de campaña, que sirvieron interinamente de alojamiento, de almacenes,<br />

de oficinas y de enfermería.<br />

El domingo siguiente, primero de nuestra estancia, que fue el 10 de marzo, se celebró<br />

por primera vez el augusto sacrificio de nuestra redención. Para ello se hizo el<br />

día anterior un cobertizo con ramas verdes. Se le adornó con telas de diversos colores<br />

y se puso en él un altar provisional. En éste se colocó una imagen de Nuestra Señora<br />

de Montserrat y, en esta disposición, fuimos los primeros que tuvimos la honra de celebrar<br />

la santa misa, el P. Ezequiel y yo. Esto se verificó el 10 de marzo de 1872.<br />

Como había de celebrarse por bastante tiempo la santa misa a campo raso, hasta<br />

que estuviese hecha la iglesia, lo cual no podía ser pronto por motivos que están al alcance<br />

de todos, se arregló para el domingo siguiente una pequeña capilla de caña y nipa,<br />

a fin de poder celebrar a cubierto del aire, sol y agua, si bien esta capilla llenó todos<br />

los requisitos que por entonces se podían satisfacer.<br />

En los primeros días de mayo llegó a esta colonia el Comandante General del<br />

Apostadero, don <strong>Manuel</strong> Macrohom, con el fin de hacer la visita a las fuerzas navales<br />

de esta división, y quedó admirado de lo mucho que habían adelantado los trabajos de<br />

colonización en el corto tiempo de dos meses. Por este tiempo ya vivíamos los dos sacerdotes<br />

con más desahogo que en las tiendas de campaña, gracia debida a la amabilidad<br />

del señor Gobernador, que con sus criados particulares nos levantó en quince días<br />

una casita provisional, donde nos alojamos hasta el día 10 de agosto, en que nos trasladamos<br />

a la casa-convento que ya estaba para terminarse. Como todas las demás, era<br />

de materiales ligeros.<br />

Este mismo día salió el P. Ezequiel Moreno de este punto hasta


142 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el pueblo de infieles llamado Inagaguan, con el fin de comenzar sus tareas apostólicas<br />

entre los infieles. Estuvo seis días. Se llegó hasta Aborlán y volvió muy satisfecho por<br />

haberlos encontrado con muy buenas disposiciones para abrazar nuestra religión. Volvió<br />

a salir el 27 de noviembre a la susodicha visita. Permaneció con ellos hasta el primero<br />

de diciembre, y en esta visita los tagbanuas le prometieron reunirse en un lugar a<br />

propósito y formar un nuevo pueblo, abandonando las rancherías en que hasta entonces<br />

habían vivido. Construyeron una casita para que se alojase el Padre cuando fuera a<br />

visitarlos, y el celosísimo P. Ezequiel les prometió que, con el apoyo del señor Gobernador<br />

de Puerto Princesa, haría todo lo posible para que tuviesen cura propio, lo que<br />

ellos agradecieron mucho.<br />

Así fue, en efecto, pues entonces se comenzó un expediente sobre la Capellanía<br />

Castrense y Misiones de Puerto Princesa, proponiéndose en él otra Misión para el citado<br />

pueblo de Inagaguan. Este expediente fue promovido a consecuencia de una instancia<br />

que hizo el señor Gobernador Político Militar de esta colonia, pidiendo la aprobación<br />

y el sueldo del Misionero y Capellán de la misma, que hasta entonces estaban<br />

sin sueldo. Dicha instancia fue aprobada por el Consejo de administración de este archipiélago<br />

y por el excelentísimo señor Gobernador Superior Civil, quien declaró estar<br />

conforme con el dictamen emitido por el Consejo en 22 de julio de 1873.<br />

El día 8 de diciembre del año 1872 se inauguró la iglesia de Puerto Princesa y se<br />

nombró Patrona de esta colonia a la Inmaculada Concepción.<br />

A consecuencia de la última visita hecha a los infieles por el P. Ezequiel, éste fue<br />

atacado de tan fuertes calenturas que pusieron en peligro su existencia. De resultas de<br />

lo cual y de una recaída, estando todavía convaleciente, por consejo de los médicos,<br />

pasó a Manila para restablecerse. Se embarcó en este puerto el día 10 de enero del 73 a<br />

bordo del «Marqués de la Victoria», que se hallaba en esta bahía de paso y conduciendo<br />

al nuevo Capitán General del archipiélago, don Juan Alaminos. Comprendieron los<br />

Superiores que no era prudente hacerle regresar a donde estaba la causa de su enfermedad,<br />

y pidieron los títulos de Capellán y Misionero de Puerto Princesa a favor mío,<br />

que fueron expedidos en 25 de enero...<br />

Desde este tiempo quedé yo encargado de la administración espiritual de esta colonia,<br />

recogiendo el fruto de los trabajos de mi antecesor».<br />

III.- Misioneros llegados a Filipinas en el trienio<br />

El 16 de diciembre de 1870 hacía su entrada en el puerto de Manila la fragata «Reina de<br />

los Ángeles». Llevaba a bordo una Misión de once agustinos recoletos. Eran doce los que<br />

habían embarcado, pero uno de ellos, corista aún, había fallecido durante la travesía, al doblar<br />

el cabo de Buena Esperanza.<br />

La salida del colegio de Marcilla de los once religiosos se había verificado el 26 de marzo<br />

del citado año, pues se había recibido aviso


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 143<br />

de la compañía naviera a la que pertenecía el barco, que éste partiría de Cádiz el día 30 de<br />

dicho mes. Mas, por esperar más pasaje que embarcar y, principalmente, la terminación del<br />

arreglo de los documentos de treinta y cuatro religiosos franciscanos destinados a Filipinas,<br />

no elevó anclas la fragata «Reina de los Ángeles» hasta el 28 del mes siguiente.<br />

Nuestros religiosos, al tercer día de su arribo a la citada ciudad andaluza, por disposición<br />

del entonces Comisario, P. Lorenzo Mayor, que les acompañaba, como era costumbre, subieron<br />

a bordo, «no tanto por ahorrar unos miles de reales en fonda —como escribía el mismo P.<br />

Mayor— cuanto también para evitar algún incidente desagradable, muy fácil de suceder en<br />

una población como ésta y máxime en los tiempos actuales» 87 .<br />

Por la vía del istmo de Suez llegaron a Filipinas el 17 de enero de 1871 los PP. Lorenzo<br />

Mayor y Sabas Tejero, que regresaban a aquellas islas por haber cesado en sus cargos, el primero,<br />

en el de Comisario, y el segundo, en el de Rector de Marcilla. Con ellos fue el P. Lector<br />

Íñigo Narro. El Provincial P. Cuartero le había ordenado pasara a Filipinas, al tener noticia de<br />

habérsele producido una afección nerviosa a causa de su excesivo trabajo, sobre todo de cátedra<br />

y confesonario 88 .<br />

Otra Misión, compuesta de once religiosos también, salía del puerto de Barcelona a media<br />

tarde del 19 de octubre de 1871 en el vapor «Emiliano». Su arribada a Manila tenía lugar<br />

ya el 10 de diciembre. Eran los primeros agustinos recoletos que hacían el viaje a Filipinas<br />

por el canal de Suez, sin verificar en él transbordo alguno, como anteriormente sucedía 89 .<br />

En el mismo vapor «Emiliano» embarcaban el 5 de abril de 1872 en el citado puerto de la<br />

ciudad condal quince agustinos recoletos. Se hizo a la mar dicho barco cuatro días después,<br />

para hacer su entrada en la capital de Filipinas el 25 del mes siguiente. Nuestros religiosos<br />

habían dejado el colegio de Marcilla el día primero de abril 90 .<br />

De la misma casa marcillesa habían partido en dirección a Barcelona el 21 de mayo dos<br />

Hermanos, con el objeto de embarcar en el «Irurac-Bat». El 10 de julio hacía este barco su<br />

entrada en Manila. Aunque del grupo de la Misión salida de nuestro colegio el primero<br />

87 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 50; carp. 80, leg. 5; cartas del entonces Comisario, P. Mayor, al P. Provincial,<br />

de 5, 19 y 30 de abril, 1870; F. SÁDABA, Catálogo, 549.<br />

88 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 52; F. SÁDABA, Catálogo, 553.<br />

89 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 60v; F. SÁDABA, Catálogo, 557. El Comisario interino, P. Marcial Bellido,<br />

le decía al P. Provincial, en carta del 11-9-1871, que estos religiosos «irán de hábito», y añadía que «esta<br />

Misión lo llevará de merino, pero las siguientes podrán llevarlo de coco fino, como se usa en esa» (AM,<br />

carp. 80, leg. 7). En otras ocasiones, por las circunstancias, iban los religiosos a Filipinas vestidos con sotana<br />

o con traje seglar.<br />

90 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 64v; F. SÁDABA, Catálogo, 560. El Comisario P. Guillermo Agudo escribe<br />

al P. Provincial el 13-4-1872: «Espero me diga, cuando llegue la Misión, qué le parece del equipo que llevan,<br />

porque puede variarse a gusto de VV. RR. Los balandranes o capotes que llevan (lo mismo van los<br />

dominicos) me los ha echado a perder el sastre de Zaragoza, dejándoles muy cortos y con poco vuelo»<br />

(AM, carp. 80, leg. 2).


144 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de abril formaban parte ya otros dos Hermanos, en vista de que el P. Provincial manifestaba al<br />

P. Comisario su deseo de que fueran algunos Hermanos más, éste preparó el viaje de estos<br />

dos de ahora, aprovechando la ida a Filipinas de algunos religiosos franciscanos 91 .<br />

IV.- Donativos y ayudas<br />

El señor Provisor y Vicario General del arzobispado de Manila dirigió a los religiosos<br />

una circular con la petición de que contribuyeran con alguna cantidad, como ayuda para la<br />

reedificación de la iglesia catedral metropolitana.<br />

Recibida dicha circular por el Provincial P. Cuartero, la puso en conocimiento del Definitorio,<br />

en sesión del 1 de julio de 1870. Dicho Definitorio, teniendo en cuenta las cantidades ya<br />

suscritas por otras Órdenes religiosas y, a la vez, la situación económica de la nuestra, convino<br />

en que el P. Provincial pudiera contribuir, para la obra indicada, con ciento cincuenta pesos,<br />

tomados de los fondos de la Provincia.<br />

En la misma sesión presentó el P. Cuartero una carta de la Junta organizadora de una Sociedad,<br />

que se proyectaba establecer en Manila para el fomento de la enseñanza de Artes y<br />

Oficios. Suplicábase en dicha carta a la Corporación de recoletos que cooperase a la indicada<br />

obra ya con profesores, ya con alguna cantidad en metálico. Convino el Definitorio en que el<br />

P. Provincial, visto lo que en este asunto se disponían a efectuar las demás Corporaciones<br />

religiosas, procediera él según le dictare su conciencia 92 .<br />

En otra sesión, celebrada el 20 de marzo de 1873, concedió el Definitorio al P. Enrique<br />

Aranda, Párroco de Las Piñas, la cantidad de novecientos pesos con objeto de hacer reparaciones<br />

en la casa-convento del citado pueblo, que se encontraba en estado ruinoso. Se otorgaron<br />

asimismo otros siete mil al Párroco de Imus, P. Andrés Galdeano, para el arreglo de la<br />

iglesia de dicha parroquia. Las referidas cantidades les fueron concedidas a ambos Párrocos<br />

sin obligarles a pagar interés alguno, pero a condición de reintegrarlas. El 28 del mes siguiente<br />

nuevamente daba el Definitorio su autorización para que se le entregaran, en las mismas<br />

condiciones, al susodicho Párroco de Las Piñas, otros seiscientos pesos que le eran necesarios<br />

con el fin de acabar la obra ya en construcción. No le era suficiente la cantidad anteriormente<br />

concedida 93 .<br />

91 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 66v; F. SÁDABA, Catálogo, 560. Cartas del P. Comisario al P. Provincial de<br />

27-4 y 11 y 16-5-1872 (AM, carp. 80, leg. 2).<br />

92 AM, 35, Definitorios, ff. 139, 139v.<br />

93 AM, 35, Definitorios, ff. 144, 144v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 145<br />

V.- Breve noticiario de las casas de Manila, San Sebastián, Cavite, Cebú y Marcilla<br />

Convento de Manila<br />

Propuso el señor Obispo de Jaro que la Corporación recoleta se hiciese cargo de la administración<br />

de una Obra Pía de Cuyo, con un capital de setecientos treinta pesos, sin otra condición<br />

que la de dar cuenta del estado de la misma al obispado o al señor Párroco de Cuyo y<br />

sin perder el señor Obispo su derecho de disponer otra cosa, siempre que lo creyera conveniente.<br />

Tratado el asunto por la consulta del convento de Manila, convinieron los Padres de la<br />

misma en aceptarla y que se encargara de ella el P. Prior. Ya tenía éste a su cuidado, juntamente<br />

con la consulta, la administración de otras Obras Pías 94 .<br />

En la iglesia del referido convento de Manila se hicieron algunas obras de consideración,<br />

tales como poner un nuevo pavimento —pues estaba sumamente deteriorado el que había—,<br />

dorar tres altares y el púlpito, retocar las imágenes del altar mayor y construir dos grandes<br />

estribos para el sostenimiento de la pared de dicho altar. Asimismo, en el edificio del convento<br />

se arregló el piso de dos de sus claustros, para los cuales se mandaron pintar dieciséis cuadros.<br />

Se hizo también una nueva cocina. El aumento en la sacristía consistió en varios y ricos<br />

ornamentos y otros diversos objetos. Los cuadros pintados para los claustros representaban a<br />

los religiosos de la Provincia que habían dado su vida por la fe en Japón, Zambales, Mindanao<br />

y Paragua 95 .<br />

Convento de San Sebastián<br />

Visto el deterioro en que se encontraba la iglesia de nuestro convento de San Sebastián y<br />

como quiera que, en atender a su reparación, se necesitaba una cantidad mayor de la que están<br />

autorizados los Padres Priores para disponerla, el Definitorio facultó al Superior del citado<br />

convento el 1 de julio de 1870 para gastar en la obra la cantidad que fuere necesario 96 .<br />

Convento de Cavite<br />

Como el edificio del convento de Cavite se hallaba también en mal estado, el 17 de junio<br />

de 1871 daba el Definitorio al Presidente de dicha<br />

94 AM, Lib. Consultas del convento, f. 104.<br />

95 AM, 35, Definitorios, f. 141v, sesión del 12-2-1872; carp. 65, leg. 2, 2. El aumento en la sacristía fue el siguiente:<br />

un terno blanco de primera clase; cuatro casullas blancas bordadas de primera; medio terno morado<br />

bordado; un terno negro, unos frontales blancos de raso, colgaduras y otros adornos para la iglesia, con<br />

varios corporales, purificadores, lavabos y roquetes.<br />

96 AM, 35, Definitorios, f. 139.


146 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

casa la misma facultad que se había concedido al Prior del convento de San Sebastián.<br />

De conformidad con la citada autorización, se hicieron reparaciones en escaleras, claustros,<br />

algunas celdas y refectorio; se pintó todo el edificio, interior y exteriormente, y en la<br />

iglesia se puso un nuevo pavimento 97 .<br />

Convento de Cebú<br />

En la iglesia de Cebú se colocaron las imágenes de los dos mártires recoletos de Japón,<br />

los Beatos Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio; se hizo una nueva imagen de su titular,<br />

Nuestra Señora del Carmen, para la procesión de los terceros domingos de mes, y el P.<br />

Ramón Cabas hizo donación de otra, magnífica, para ser colocada en el altar mayor, en sustitución<br />

de la que había, muy pequeña de tamaño. La sacristía se acrecentó con varios ornamentos<br />

98 .<br />

Colegio de Marcilla<br />

En el colegio de Marcilla se realizaron las obras siguientes: se compusieron los tejados;<br />

se cambió la hospedería, que se encontraba fuera de la vigilancia del público y de los Superiores;<br />

se colocaron las oficinas en un departamento al que no pudiera tener acceso cualquiera<br />

persona; se habilitó para los Hermanos un lugar separado e independiente de los coristas, los<br />

cuales quedaron ahora reunidos todos en dos claustros con celdas en los ángulos destinados<br />

para los Padres Lectores 99 . El P. Comisario Apostólico dio su autorización, con fecha 20 de<br />

junio de 1870, para que fuera bendecido el altar colocado en local que está junto al coro 100 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Notas biográficas de los siguientes religiosos fallecidos: Padres Agustín Olmedillas,<br />

José María Ruiz, Simón Loscos, Pedro Soto, Antonio Olleta,<br />

Julián Miguel, Santiago Navarro y Tomás González<br />

1. Padre Fray Agustín Olmedillas del Carmen<br />

El día 2 de agosto de 1870 le sobrevenía la muerte al P. Agustín Olmedillas, ex Provincial,<br />

en el pueblo de Jimamailan, a consecuencia de las heridas recibidas, el 10 del mes anterior,<br />

de manos de un muchacho que estaba a su servicio desde hacía bastantes años. Habíalo<br />

bautizado el mismo Padre y lo había sacado del monte mediante una cantidad, que dio por su<br />

rescate. Al ser elegido el P. Olmedillas Provincial<br />

97 AM, 35, Definitorios, f. 140v; carp. 57, 10, Lib. de Estado de Cavite, f. 163v.<br />

98 AM, carp. 65, leg. 2, 2.<br />

99 AM, carp. 80, leg. 7, carta del P. Bellido al P. Provincial, 7-8-71.<br />

100 AG, Registro de la Comisaría, f. 6.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 147<br />

en el Capítulo de 1864, llevóselo con él al convento de Manila. Ciertamente el Padre le amaba<br />

con una especial predilección.<br />

Lo sucedido ahora ocurrió de la manera siguiente:<br />

El P. Olmedillas tuvo que amonestar al muchacho por haberle robado algunas cosas. Impulsado<br />

el joven, tal vez, por el temor de que el Padre le llevara a los Tribunales, aprovechó la<br />

oportunidad de encontrarse éste en la cama para inferirle en las piernas, con un cortaplumas,<br />

varias heridas. Aunque en un principio parecieron ser éstas leves, a los pocos días se le agravaron<br />

y le ocasionaron la muerte.<br />

En el tomo undécimo de estas Crónicas se insertan ya algunas notas biográficas de este<br />

religioso, con motivo de su elevación al Provincialato en el Capítulo arriba citado.<br />

A las noticias, en dicho lugar consignadas, hemos de añadir, ahora, que, cuando estuvo<br />

encargado por primera vez de la parroquia de Jamamailan, se abrió la calzada general de este<br />

pueblo, para cuya pronta realización contribuyeron los PP. Agustín Olmedillas y José María<br />

Martínez. Sucedió esto en los años 1856 y 1857. Al año siguiente introdujo en el pueblo nuestro<br />

biografiado la plantación de la caña dulce. Fue él mismo quien llevó de otros lugares la<br />

semilla y se la facilitó a los agricultores y luego puso gran empeño en que dicho cultivo se<br />

extendiera.<br />

Entre los hechos de su trienio provincialicio, 1864-<strong>1867</strong>, merece ser recordado el de la<br />

fundación del colegio de Marcilla, si bien, lo acaecido al poco tiempo en el mismo, le produjo<br />

muchos sinsabores, como queda también relatado extensamente en el citado tomo undécimo.<br />

En el Capítulo de <strong>1867</strong>, en el que cesó en el cargo de Provincial, fue elegido Prior de San<br />

Sebastián. Una vez concluido su Priorato en este de 1870, retornó a su antigua parroquia de<br />

Jimamailan, en la que, antes de transcurrir tres meses de su llegada a la misma, ocurría su<br />

fallecimiento del modo desgraciado que hemos referido 101 .<br />

2. Padre Fray José María Ruiz de la Virgen del Yugo<br />

Muy poco es lo que conocemos de la actuación de este religioso, pero creemos ser suficiente<br />

para que de su nombre quede constancia en estas páginas.<br />

Había nacido el 16 de abril de 1831 en la villa ribereña navarra de Valtierra.<br />

A los diecisiete años de edad pide el hábito agustino recoleto en el colegio-noviciado de<br />

Monteagudo y le es concedido. Transcurre el año de prueba y, el 17 de septiembre de 1849,<br />

emite los votos religiosos.<br />

Todavía no estaba ordenado de sacerdote, cuando el 21 de febrero de 1852 embarca en<br />

Cádiz en la fragata «Reina de los Ángeles» juntamente con otros veintiún compañeros. El 8<br />

de julio del mismo año 1852 hacían su entrada en la capital de Filipinas. Recordemos lo que<br />

101 AM, carp. 78, leg. 2, 10; F. SÁDABA, Catálogo, 440; CR, 11, 876; tomo presente, 70.


148 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

le decía al P. Provincial el P. Comisario en Madrid: «Llegaron todos buenos, aunque algo<br />

flacos por haber estado casi todos enfermos desde Singapur hasta esta ciudad» 102 .<br />

En diciembre del año siguiente era destinado el Padre al pueblo boholano de Loon con el<br />

fin de que se dedicara al estudio de la lengua visaya. Luego la perfeccionó en Manjuyod, para<br />

pasar en 1854 a hacerse cargo de la parroquia de Tayasan. Estos dos últimos puntos en la isla<br />

de Negros.<br />

Apenas hubo llegado a Tayasan, «al ver las malas condiciones del lugar en que estaba<br />

edificado el pueblo, trató de trasladarlo a un sitio más sano. Al efecto, edificó la casa parroquial<br />

en el punto por él escogido y, poco a poco, los vecinos fueron trasladando sus viviendas<br />

alrededor y cerca del convento, con lo que quedó constituido el actual pueblo, según el plano<br />

y calzadas trazadas por dicho Padre, con aprobación del Gobernador».<br />

Quedó situado el pueblo «en terreno llano y de buen temperamento». «En las llanuras se<br />

encuentran tres manantiales de agua muy buena, que abastecen la población».<br />

Es nombrado en <strong>1867</strong> Párroco de Tanjay, también en la isla de Negros, y en la que entregaba<br />

su alma al Señor el 17 de octubre de 1870 103 .<br />

3. Padre Fray Simón Loscos de Santa Catalina<br />

En el convento de Cavite, que regía con el título de Presidente el P. Simón Loscos, en ausencia<br />

del propio Prior, pagaba su tributo a la muerte el citado religioso el 24 de enero de<br />

1871.<br />

Había venido al mundo el 3 de septiembre de 1808 en un pueblecito cercano a la importante<br />

ciudad turolense de Alcañiz, llamado Castelserás.<br />

No tenía cumplidos los dieciséis años de edad, cuando llegaba al colegio de Alfaro, inaugurado<br />

hacía unas pocas semanas. Tomó en él el hábito agustino-recoleto y, cumplido el año<br />

de noviciado, al día siguiente de la festividad de la Asunción del año 1825 hace la profesión<br />

religiosa.<br />

El 9 de mayo de 1827 parte del citado colegio la segunda Misión, formada en el mismo y<br />

compuesta por once religiosos. Uno de ellos es Fray Simón Loscos, todavía corista. Embarcan<br />

en el puerto de Santander en la fragata llamada «Preciosa», que se hace a la mar el 17 de junio<br />

para arribar a Manila el 30 de octubre.<br />

A mediados de mayo de 1831, solamente ordenado de diácono, es destinado de Compañero<br />

del Párroco de Naujan, en Mindoro. Ya en el mes de septiembre se le extienden las dimisorias<br />

para recibir el presbiterado.<br />

Durante los treinta años en los que estuvo dedicado al ministerio<br />

102 CR, 11, 280.<br />

103 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 164; Provincia de San Nicolás de Tolentino, 147; F. SÁDABA, Catálogo, 461.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 149<br />

parroquial, tuvo encomendados los pueblos de Mabalacat, en Pampanga, e Iligan, Misamis y<br />

Cagayán, en Mindanao. Fue este último punto el lugar de su más larga permanencia y de donde<br />

tenemos noticia de algunos de sus trabajos.<br />

Era el 30 de mayo de 1845 cuando se le encomienda esta parroquia de Cagayán. «Con su<br />

amabilidad y dulce carácter pronto atrae a sí la voluntad, tanto de los principales, como de la<br />

masa del pueblo».<br />

Al poco tiempo de su llegada, comienza a reunir materiales para dotar a esta parroquia de<br />

una nueva iglesia. Por fin, con la valiosa cooperación de todo el pueblo con su alcalde al frente,<br />

tiene la satisfacción de ver terminadas las obras y, el 5 de marzo de 1848, se celebra su<br />

bendición con grandes fiestas y mucha concurrencia de gentes de otros pueblos de la provincia<br />

de Misamis. Procesionalmente y con el acompañamiento de las imágenes de la Santísima<br />

Virgen María, de San Agustín, el titular de la parroquia, y de San Nicolás de Tolentino, verifícase<br />

el traslado del Santísimo Sacramento desde la iglesia antigua a la nueva. Sigue a continuación<br />

la celebración de la misa con su correspondiente sermón. Por la noche se entretiene a<br />

las gentes con fuegos artificiales y la representación de una comedia al estilo del país.<br />

Cuando el año 1849 regresa el P. Loscos a Cagayán, después de haber asistido en Manila<br />

al Capítulo Provincial, por ser vocal del mismo, procuró mover a todos sus feligreses del pueblo<br />

y de sus barrios, con oficios y circulares, a que se tomaran el mayor empeño y trabajo en<br />

la reducción de los infieles.<br />

Y, efectivamente, así se hizo, y se consiguieron grandes frutos, pues fueron muchos los<br />

que recibieron el bautismo y se formaron varios pueblos. Al girar la Visita pastoral el señor<br />

Obispo de Cebú, P. Romualdo Jimeno, de la Orden de Predicadores, en abril de 1850, quedó<br />

muy satisfecho por todos estos adelantos.<br />

Dos años después construía el celoso párroco un hermoso cementerio.<br />

Su Provincia de San Nicolás de Tolentino le distinguió también con varios cargos. Fue<br />

Vicario Provincial de Misamis, nada menos que seis trienios seguidos. En diversos Capítulos<br />

fue elegido Prior de Baclayon, de Cebú, de Cavite, tres veces, y de Tandag, dos, y, finalmente,<br />

Definidor, dos trienios.<br />

Hasta que en 1861 fue elegido, por segunda vez, Prior de Cavite, siempre continuaba dedicado<br />

a su ministerio parroquial, a pesar de ostentar algún cargo. Solamente acudía a Manila<br />

con el fin de asistir a los Capítulos Provinciales. Fue Presidente del celebrado en 1852 y lo<br />

hubiera sido del de <strong>1867</strong> a no ser nombrado para presidirlo otro religioso, por decreto del P.<br />

Comisario Apostólico, como ya se consigna en su lugar correspondiente del presente tomo.<br />

Como en mayo de 1862 viera el Definitorio la conveniencia de poner al frente de la casa<br />

de Imus «a un religioso sacerdote de confianza y garantía que llevase el gobierno y administración<br />

de la misma y de las haciendas de Imus y de San Nicolás», eligió para ello a nuestro<br />

biografiado, a la sazón Prior del convento de Cavite, del cual se haría


150 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

cargo otro religioso como Presidente. Pero el P. Loscos suplicó ser relevado del oficio que le<br />

encargaban, a causa de una enfermedad nerviosa que padecía.<br />

Al cesar de ser, por tercera vez, Prior de Cavite en el Capítulo Provincial de 1870, en el<br />

que sale nombrado Prior vocal de Tandag, vuelve a Cavite como Presidente y en dicho convento<br />

fallece, según ya se ha dicho al comienzo de estas sus notas biográficas 104 .<br />

4. Padre Fray Pedro Soto de San Juan Bautista<br />

Este religioso falleció el 29 de septiembre de 1871 en Belorado, provincia de Burgos, su<br />

pueblo natal. Había sido nombrado Prior de Cebú en el Capítulo del presente trienio, pero se<br />

le autorizó para regresar a la Península con el fin de reponer su quebrantada salud. Una vez en<br />

España, se trasladó a dicho pueblo, donde, como hemos dicho, le sorprendió la muerte.<br />

Su nacimiento había tenido lugar el 4 de diciembre de 1817. En agosto de 1841, ya con la<br />

carrera eclesiástica terminada, tomó el hábito en el noviciado de Monteagudo. El 6 del citado<br />

mes de 1842 emitía los votos religiosos.<br />

Destinado a Filipinas, con otros once religiosos, dejaba el colegio el 14 de febrero de<br />

1843 para dirigirse a Cádiz. En julio del mismo año llegaba a Manila.<br />

Solamente dos meses después se le enviaba a Imus de Compañero. Luego fue Misionero<br />

de Mangarin y Paluan en Mindoro, y Párroco de Calapán, también en la citada isla, Las Piñas,<br />

Romblón, Caloocan y Antipolo.<br />

La Provincia le ocupó en los cargos siguientes: Vicario Provincial de Mindoro y de Romblón,<br />

Secretario de Provincia, Procurador General, Definidor y Prior de Cebú.<br />

Traemos a estas páginas las notas biográficas del P. Pedro Soto por el siguiente hecho:<br />

«Al objeto de conseguir —leemos en una reseña histórica de Mindoro enviada al Gobernador<br />

General de Filipinas— que los moros no talasen y destruyeran los pueblos nuevamente<br />

reducidos y para defender los caros intereses de la Religión y de la Patria, nuestros misioneros,<br />

de acuerdo con el eficaz apoyo de celosas autoridades, construyeron las cotas o murallas<br />

correspondientes, buenos baluartes donde se refugiaban los cristianos, apenas se veían amenazados<br />

de alguna invasión morisca».<br />

Pues bien; el P. Pedro Soto fue uno de esos misioneros. «Construyó una excelente cota en<br />

Mangarin, Mindoro, punto muy estratégico; dentro de los muros con que circunvaló el pueblo,<br />

edificó iglesia y convento, perfectamente guardados y bien vigilados por el centinela,<br />

que, de día y de noche, había para avisar de cualquier novedad» 105 .<br />

104 AM, carp. 63, 4; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 281; F. SÁDABA, Catálogo, 398; CR, 10, 519; CR. 11, 874;<br />

tomo presente, 62, 70, 110, 113.<br />

105 AM, 59, Oficios, f. 94v; F. SÁDABA, Catálogo, 431; CR, 11, 877; tomo presente, 113.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 151<br />

5. Padre Fray Antonio Olleta del Niño Perdido<br />

Al tratar el autor de Sinopsis histórica del pueblo de Cajidiocan, en la isla de Sibuyan,<br />

distrito de Romblón, escribe lo siguiente:<br />

«En sus principios convento e iglesia estaban en lo que ahora es cuartel de la<br />

Guardia Civil. El P. Antonio Olleta levantó la iglesia que ha servido hasta estos últimos<br />

años; era de arigues, techada de teja, dindines pampangos y persianas en las ventanas.<br />

El convento, hecho también por este Padre, era de cota, los bajos con techo de<br />

teja; pero tanto éste como la iglesia eran bastante reducidos» 106 .<br />

Hemos creído suficiente la anterior relación acerca de lo realizado por este religioso —<br />

conforme a nuestro propósito— para traerlo a estas páginas.<br />

Había nacido el P. Olleta en la ciudad de Tudela, Navarra, el 17 de enero de 1837. En junio<br />

de 1855 vestía el hábito recoleto en el relativamente cercano Monteagudo y, transcurrido<br />

el año de noviciado, se consagraba al Señor con los votos religiosos el día 25 de junio del año<br />

siguiente.<br />

El 28 de enero de 1858 partía de Cádiz una numerosa Misión de recoletos rumbo a Filipinas.<br />

Uno de los veintisiete religiosos que la formaban era Fray Antonio Olleta. Hicieron su<br />

entrada en Manila el 24 de mayo del mismo año.<br />

En la capital filipina termina sus estudios eclesiásticos y en enero de 1860 se le dan dimisorias<br />

para recibir el sacerdocio. A los pocos días se le da patente de conventualidad para<br />

Mandaue en la isla de Cebú.<br />

Luego vemos a nuestro religioso dedicarse a la labor parroquial en Poro, de las islas Camotes;<br />

Surigao y Misamis, en Mindanao; Romblón, Magallanes y Cajidiocan, las tres en el<br />

distrito de Romblón. Cuatro años llevaba administrando esta última, cuando el 24 de mayo de<br />

1872 pagaba su tributo a la muerte 107 .<br />

6. Padre Fray Julián Miguel de San Antonio de Padua<br />

Vino al mundo este religioso el 7 de enero de 1831 en la histórica ciudad navarra de Olite.<br />

Tomó el hábito de la Recolección en Monteagudo el 18 de septiembre de 1849 y emitió la<br />

profesión el 19 del mismo mes del año siguiente.<br />

Tres años después, el 18 de agosto, embarcaba con otros doce compañeros en la fragata<br />

«Churruca», que, el día 18, partía de Cádiz rumbo a Filipinas. Su llegada a Manila acaecía el<br />

19 de enero de 1854.<br />

106 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 529. Arigue, madero para la construcción, poste (A. CUADRADO, Hispanismos<br />

en el tagalo, 48). De ordinario vemos escrita esta palabra así: harigue. Dindin pampango se llama el tabique<br />

fabricado de un fuerte entretejido de caña. Dice el autor que el convento era de cota, esto es, de piedra,<br />

como las cotas o cottas, fortalezas.<br />

107 F. SÁDABA, Catálogo, 497; CR, 11, 449.


152 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Ordenado de sacerdote al mes siguiente, se le destina de Compañero a la parroquia de<br />

Minuluan, hoy Talisay, con el fin de que aprenda el visaya. Un año después pasa, ya como<br />

Párroco, al cercano pueblo de Sumag, de donde en 1857 es trasladado a otra parroquia de mayor<br />

importancia, Valladolid, la cual administra por espacio de más de catorce años.<br />

Los tres pueblos citados pertenecían a la Vicaría Provincial de la Costa Occidental de<br />

Negros. Nuestro religioso fue nombrado su Vicario en 1864 y 1869. En marzo de 1872 le encomendaba<br />

el Provincial, P. Cuartero, que hiciese en su nombre la Visita en dicha Vicaría.<br />

Atacado por una grave enfermedad, tuvo que pasar a la ciudad de Iloilo, para ver si allí se<br />

restablecía. No obtuvo el resultado apetecido, antes al contrario, el 18 de agosto entregaba en<br />

la citada población su alma al Creador, «después de haber recibido todos los sacramentos con<br />

gran devoción y llevando con mucha resignación la enfermedad de escorbuto, hemorragia y<br />

disentería».<br />

«Los principales del pueblo de Valladolid —sigue diciendo su «necrología», a continuación<br />

de lo anterior—, por la gran estima que tenían a su Cura, ya difunto, suplicaron a las autoridades<br />

el traslado de su cadáver al citado pueblo, y, habiéndolo conseguido, lo condujeron<br />

en un vapor hasta Pulopandan, desde cuya iglesia fue llevado en un carro triunfal hasta Valladolid,<br />

acompañado de todo el pueblo con candelas encendidas. A las diez de la noche llegaron<br />

a la iglesia en la que, después de cantar la Vigilia, dejaron depositado el cadáver hasta el día<br />

siguiente en que se celebraron las exequias con el concurso de todo el pueblo y gente de los<br />

circunvecinos; manifestaron al mismo tiempo el sentimiento que les había causado la pérdida<br />

de su pastor, cubriendo de luto las casas y edificios públicos» 108 .<br />

7. Padre Fray Santiago Navarro del Pilar<br />

En un pueblecito de la provincia de Teruel, llamado Luco, venía al mundo un niño el<br />

mismo día de Santiago apóstol del año 1809. Al recibir las aguas bautismales sus padres quieren<br />

darle el nombre del santo del día, patrono de España.<br />

Unos días antes de cumplir la edad de veintinueve años hace su ingreso en el colegio de<br />

Monteagudo, y, cuando, al vestir el hábito de agustino recoleto, el Superior le pregunta, conforme<br />

al Ceremonial vigente 109 , cómo quiere apellidarse en la Orden, el joven postulante,<br />

108 AM, 61, Difuntos, f. 154v; F. SÁDABA, Catálogo, 427; CR, 11, 281, 700; tomo presente, 87, 134.<br />

109 De conformidad con el Ceremonial de la Recolección del año 1697, reimpreso en 1861, p. 481, en la toma de<br />

hábito, una vez que el novicio se ha reincorporado levantándose del suelo, después del «Veni Creator» y<br />

demás preces, vuelve a los pies del Prelado, quien le dice: «Hijo, habiendo dejado el siglo, en nada ha de<br />

parecer de él; y así, el sobrenombre o apellido le ha de mudar en cosa santa. ¿Cómo quiere llamarse? Y<br />

respondido por el novicio el Misterio, Santo o Santa que toma por Patrón, le encargará el Prelado la devoción<br />

e imitación». Como vemos, se ordenaba cambiar el apellido propio por el de un Misterio, Santo o Santa.<br />

Así lo disponían también las Constituciones (COR, a. 1745, pars II, c. II. n. 7). Posteriormente, en vista<br />

de confusiones, el Definitorio General, en sesión del 7 de septiembre de 1791, acordó lo siguiente: «Item<br />

por cuanto han ocurrido varias equivocaciones y dudas ya al presentar nuestros religiosos sus testimoniales<br />

a los SS. Obispos ya en las elecciones y nombramientos de vocales para los Capítulos Generales que han<br />

venido de nuestras Provincias de Indias, ya también en otras ocasiones, por hallarse en una misma Provincia,<br />

y aun en un mismo convento dos o tres religiosos de un mismo nombre y apellido; para quitar la ocasión<br />

a todas las dudas y equivocaciones, mandamos que todos nuestros religiosos usen en adelante del apellido<br />

del siglo y después el del Orden; y que los PP. Provinciales y Prelados locales en las testimoniales que<br />

den a sus súbditos, pongan el apellido del siglo sin omitir el de la Orden» (AO, 11, 66). Como en el Capitulo<br />

General de 1968 ha desaparecido el apellido de la Orden, nos ha parecido dejar aquí constancia de las<br />

disposiciones anteriores.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 153<br />

como devoto aragonés y muy en consonancia con su nombre de Santiago, responde inmediatamente:<br />

«De la Virgen del Pilar».<br />

Pasa el año de noviciado, y el 17 de julio de 1829, Fray Santiago pronuncia los votos de<br />

obediencia, pobreza y castidad y, a continuación, el juramento solemne de ir a Filipinas,<br />

cuando los Superiores lo ordenasen, como estaba mandado para todos los religiosos de la<br />

Provincia de San Nicolás de Tolentino 110 .<br />

Y un día llegó aquella orden. Y el todavía corista Fray Santiago parte del colegio de<br />

Monteagudo el 17 de febrero de 1831 con otros nueve compañeros camino de Cádiz. Embarca<br />

en aquel puerto para llegar a Filipinas el día 10 de agosto del citado año 1831.<br />

En Manila, terminados los estudios eclesiásticos, el 18 de agosto del año siguiente se le<br />

expiden las letras dimisorias para recibir el presbiterado. El mismo día era destinado al convento<br />

de Cebú, donde, ordenado de sacerdote, subió por primera vez las gradas del altar.<br />

Dedicado luego a la cura de almas, ejerce su ministerio, sucesivamente, en Loay, Bilar,<br />

Talibong, Catigbian y Balilijan, pueblos de la isla de Bohol. Administra luego, por espacio de<br />

tres años, el pueblo de Agat, en las islas Marianas, para regresar a continuación otra vez a<br />

Bohol, en donde es Párroco de Panglao y después de Candijay.<br />

De su estancia en la parroquia de Catigbian, veamos lo que nos refiere el dominico P.<br />

Marín y Morales:<br />

«Dicho pueblo, situado al interior y en los montes de la provincia de Bohol, era el<br />

centro de reunión de los remontados y corte del reyezuelo a quien pagaban tributo y<br />

rendían vasallaje aquellos infelices.<br />

Erigido en parroquia en 1848, no es decible cuánto trabajó el P. Navarro, su primer<br />

Ministro, para reducir a aquella gente a una vida culta y para hacerla comprender<br />

las inmensas ventajas del trabajo. Para estimularles más, dióles ejemplo, ejercitándose<br />

él mismo, durante el tiempo que le dejaba libre su ministerio, en las más rudas faenas<br />

del campo, arando la tierra y plantando palay. Consérvase hasta hoy el basacan o arrozal<br />

de siete cavanes de semilla que dicho Padre trabajó para dar ejemplo a sus feligreses,<br />

quienes, acostumbrados a la vida salvaje, sentían repugnancia en acomodarse a lo<br />

que tanto bien les ha producido» 111 .<br />

110 CR, 11, 268.<br />

111 V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 2, 207. Palay, arroz. Caván, medida de capacidad para áridos = 75 litros (A.<br />

CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 437, 612).


154 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Añade, por su parte, el P. Licinio Ruiz que construyó el convento de dicho pueblo Catigbian,<br />

el cual duró hasta estos últimos años 112 .<br />

En el Capítulo Provincial del año 1846 fue nombrado Sacristán y Bibliotecario del convento<br />

de Manila. En el Intermedio de 1853 se le elige Subprior del de San Sebastián 113 .<br />

«Por hallarse ya imposibilitado para el ministerio por sus muchos años y achaques contraídos<br />

en su larga carrera de párroco», el día 28 de agosto de 1872 se le traslada de su última<br />

parroquia Candijay al convento de Cebú, donde pasa a mejor vida el día 7 de octubre del<br />

mismo año 114 .<br />

8. Padre Fray Tomás González de la Virgen del Burgo<br />

Falleció este religioso el 24 de julio de 1872 en Dauin, parroquia de Negros, que venía<br />

administrando desde el año <strong>1867</strong>.<br />

En dicha parroquia había construido el convento. Prosiguió las obras de la iglesia que<br />

había encontrado comenzadas, pero no las pudo terminar por completo.<br />

Nacido el P. Tomás en Alfaro, Logroño, el 29 de diciembre de 1839, tomó el hábito en<br />

Monteagudo, en cuyo noviciado emitió los votos religiosos el 20 de julio de 1857. El 17 de<br />

marzo de 1862 partía del mismo para embarcar en Cádiz, rumbo a Filipinas, el 4 del mes siguiente.<br />

Su llegada a Manila se verificó el 21 de julio del mismo año y en el mes de diciembre se<br />

le daban dimisorias para su ordenación sacerdotal.<br />

En julio de 1863 es destinado a la provincia de Cebú y ocho meses después se le asigna<br />

por Compañero del Párroco de Valladolid, en Negros, donde permanece hasta que en 1866 se<br />

le nombra para administrar la parroquia de Sumag y, al año siguiente, la de Dauin, como se ha<br />

dicho 115 .<br />

112 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 710.<br />

113 CR, 11, 173, 258. En este Capítulo Intermedio se nombraron también Subpriores de Cavite y Cebú. Repetimos<br />

aquí lo que en la citada página 258 se dijo, esto es, que era la primera vez que se encuentra haber sido<br />

elegidos Subpriores de dichos conventos, «en los que solían residir, cuanto más, cuatro religiosos. Nada se<br />

aclara acerca del motivo de haberse determinado para hacer tales nombramientos, ni se da explicación alguna<br />

sobre el particular».<br />

114 F. SÁDABA, Catálogo, 411.<br />

115 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 147; F. SÁDABA, Catálogo, 515.


CAPÍTULO IV<br />

Los religiosos de la Provincia de Colombia en los años <strong>1867</strong>-1875<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Algunas actuaciones del Provincial, Padre Victorino Rocha. –Los Padres Rocha y<br />

Ballén y los Concilios Provinciales Neo-Granadinos y el Sínodo Diocesano<br />

de Bogotá. –El Padre Rocha y el culto al Santísimo Sacramento<br />

I.- Algunas actuaciones del Provincial, Padre Victorino Rocha<br />

Conforme queda ampliamente relatado en el tomo XI de estas Crónicas 1 , por las funestas<br />

leyes que dictara en 1861 el Genera Tomás Cipriano Mosquera, Presidente de la República de<br />

Colombia, las Corporaciones religiosas quedaron suprimidas en todo el país.<br />

Como consecuencia, la Provincia agustino-recoleta de Nuestra Señora de la Candelaria<br />

dejó prácticamente de existir.<br />

El Gobierno incautóse de todos sus bienes. Los religiosos tuvieron que dispersarse. Y se<br />

ocultaron temerosos. Y algunos anduvieron también errantes. Por fin, pudieron, en general,<br />

dedicarse a su sacerdotal ministerio.<br />

El Provincial, P. Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga, fue nombrado en diciembre<br />

de 1863, como ya se dijo en el citado tomo de Crónicas, Capellán de nuestra iglesia de la<br />

Candelaria de Bogotá. Así pudo tener su residencia «en unas habitaciones situadas detrás del<br />

muró del altar mayor del susodicho templo» 2 .<br />

Y en las estrecheces de aquel mismo lugar encontramos al P. Victorino Rocha al llegar<br />

<strong>1867</strong>, año en que se da comienzo a la historia en el presente tomo.<br />

Su vida, dedicada por entero al culto en su amada iglesia de la Candelaria. A la espera<br />

siempre de que el Señor se compadeciera de<br />

1 CR, 11, 484 ss.<br />

2 CR, 11, 531.


156 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

su querida Provincia y llegara a amanecer el día en el que, finalmente, pudiera ella empezar a<br />

resurgir sobre tanta ruina.<br />

Don Antonio Herrán, dignísimo Arzobispo de Bogotá, honraba mucho a nuestro religioso.<br />

«Proponíale algunas dudas de gran interés para la Iglesia colombiana, pidiéndole su dictamen».<br />

Un día recibe el P. Rocha la siguiente comunicación de dicho señor Arzobispo, fechada el<br />

11 de marzo de <strong>1867</strong>. Rezaba así:<br />

«Al Reverendo Padre Fray Victorino Rocha.<br />

El Secretario del Poder Ejecutivo Federal del Departamento de Guerra me ha dirigido<br />

una nota con fecha 8 de este mes en que me excita a que nombre un sacerdote<br />

que sirva de Capellán en el Colegio Militar, compuesto de jóvenes católicos, apostólicos,<br />

romanos, para su dirección en enseñanza en los textos religiosos, y yo como pastor<br />

puesto por Dios para dirigir la grey de la Arquidiócesis que se ha encargado a mi<br />

cuidado, no podría negarme a esta petición sin faltar a los deberes que tengo en conciencia.<br />

Siendo Vuestra Paternidad un religioso ejemplar por sus virtudes y por su instrucción,<br />

y además a propósito para dirigir y atraerse la voluntad de la juventud con<br />

sus modales apacibles y cultos, no vacilando un momento para nombrarlo Capellán del<br />

Colegio Militar, ofreciéndole por mi parte ayudarle en cuanto me sea posible, Vuestra<br />

Paternidad podrá poner en conocimiento del Secretario de Guerra este nombramiento<br />

con el fin de que se le abonen los sesenta fuertes mensuales, que creo eso tiene de renta»<br />

3 .<br />

Ese mismo año <strong>1867</strong>, con fecha 21 de noviembre, el citado señor Arzobispo comunica al<br />

P. Rocha que el Secretario del Interior del Gobierno Nacional le ha dicho, por oficio, haber<br />

dado orden al Director de Obras Públicas para que entreguen a dicho Padre «el coro y parte de<br />

la galería pertenecientes a la Candelaria». «Lo aviso a Vuestra Paternidad —añade, por su<br />

parte, el doctor Herrán— para que se entienda en esto con el mismo Director y reciba pronto<br />

las piezas enunciadas» 4 .<br />

Con ello recupera un poco más de amplitud y desahogo el sufrido agustino recoleto.<br />

El edificio de nuestro colegio de San Nicolás de Tolentino de Bogotá había sido convertido<br />

en cuartel el año 1865. Ahora, en 1868, se destinaba para albergar la Escuela de Ingeniería<br />

de la Universidad Nacional 5 .<br />

El P. Rocha aprovecha esta oportunidad para dirigir a la Secretaría del Interior del Gobierno<br />

de la nación un memorial con algunas peticiones. Con fecha 6 de julio del citado año<br />

1868, se le comunicaba, por el referido Departamento la siguiente resolución:<br />

3 P. FABO, Restauración, 67.<br />

4 AC, t. CLXXXIV, f. 11.<br />

5 E. AYAPE, Fundaciones, 1, 99.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 157<br />

«Visto el anterior Memorial y el informe que el Rector de la Universidad Nacional,<br />

de acuerdo con el de la Escuela de Ingeniería, ha dirigido a este Despacho con fecha<br />

3 de los corrientes, el Poder Ejecutivo autoriza al Capellán de la iglesia de la Candelaria<br />

para que haga tapiar por dentro, a su costa, la puerta que comunica la pieza que<br />

fue biblioteca del convento de aquel nombre, con el claustro interior, y para dividir el<br />

patio pequeño que queda junto a la sacristía, con una pared transversal por el tercer pilar<br />

contando desde la sacristía para lo interior, quedando aún para los usos de la iglesia<br />

una sección de dicho patio. Al emprender tales obras, el Capellán procederá de acuerdo<br />

con el Rector de la Escuela de Ingeniería» 6 .<br />

II.- Los Padres Rocha y Ballén y los Concilios Provinciales Neo-Granadinos<br />

y el Sínodo Diocesano de Bogotá<br />

El 24 de marzo de 1868, el Secretario de la Junta Preparatoria del Primer Concilio Provincial<br />

Neo-Granadino dirige una comunicación al P. Victorino Rocha para participarle que el<br />

señor Arzobispo, don Vicente Arbeláez, sucesor de don Antonio Herrán, en conformidad con<br />

lo resuelto por la Junta, había nombrado a él y a los Padres Fray Domingo Ballén de San Antonio<br />

y Fray Gervasio García, agustino, «para que, usando de su ciencia y talentos, se sirvan<br />

desarrollar el título siete presentado en el programa de las letras convocatorias». Manifiéstale,<br />

a continuación, que adjunto le envía el citado título dividido en varios puntos. Y asimismo le<br />

dice que «se espera que no rehusarán recibir algunas aclaraciones que les facilitarán el trabajo»,<br />

y que hallarán agregadas al referido título. Termina el citado señor Secretario expresándole<br />

que el señor Arzobispo, en nombre de la Junta, les suplica «se sirvan desarrollar su título<br />

del modo más conciso posible y que, antes del 15 de mayo del presente año, lo envíen al que<br />

suscribe para el uso que convenga».<br />

Reunióse dicho Concilio el 29 de junio del año siguiente, 1869, y fue clausurado el 8 de<br />

septiembre, todo bajo la presidencia del Arzobispo, señor Arbeláez. En la nómina de Padres<br />

Conciliares figura el P. Victorino Rocha, Provincial, que fue adscrito a la Congregación particular,<br />

presidida por el señor Arzobispo de Popayán, encargada de tratar sobre el título de enseñanza<br />

eclesiástica y escuelas.<br />

El año 1870 se convocó y reunió el Sínodo Diocesano de Bogotá, en el mes de diciembre<br />

el día de la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Fueron invitados al mismo todos<br />

los Provinciales y Superiores religiosos, por lo que es de suponer, fundadamente, que el Provincial<br />

P. Rocha fue uno de los Padres Sinodales.<br />

Una de las conclusiones del Sínodo fue la siguiente, en el capítulo acerca De los Regulares:<br />

«I. Todo Regular que vive fuera del claustro,<br />

6 AC, t. CLXX<strong>XII</strong>I, f. 126.


158 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

está sujeto en cuanto a la policía y disciplina eclesiástica a la jurisdicción del Ordinario» 7 .<br />

Por su parte, el P. Rocha, en carta escrita años más tarde al Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, le decía:<br />

«En el Primer Sínodo Diocesano que se ha celebrado, presidiéndolo el señor Arbeláez,<br />

se permite que el Prelado regular puede suspender al súbdito de decir misa, si<br />

no le obedece, mandando que de la dicha suspensión se dé cuenta al Prelado Diocesano.<br />

No puedo conformarme con esas disposiciones del Sínodo. Es verdad que estamos<br />

suprimidos civil, pero no canónicamente y la Sagrada Penitenciaría, no obstante la supresión<br />

de los regulares, ha declarado que sus Prelados están en posesión de su jurisdicción»<br />

8 .<br />

El P. Ballén no debió asistir, pues no era, a la sazón, Provincial ni Superior. Pero presentó<br />

al señor Arzobispo un escrito, sin duda posteriormente, del que nos ofrece el siguiente extracto<br />

el P. Enrique Pérez:<br />

«En el Sínodo Diocesano se quiso dar una disposición para los religiosos que<br />

quedasen sujetos a la obediencia de los Vicarios foráneos, con jurisdicción para suspenderlos<br />

en caso de que no fuesen obedecidos.<br />

Esta disposición —decía el P. Ballén— es contraria a los cánones y a la profesión<br />

religiosa. Toda autoridad que no sea dentro de la Orden, es una autoridad extraña; sujetar<br />

al religioso a un sacerdote secular es anular la autoridad de los Prelados regulares.<br />

Ni el Sínodo Diocesano, ni el Ordinario tienen autoridad para sujetar a los religiosos<br />

a otro Superior, porque, emanando del Papa este privilegio, sólo el Papa puede revocarle;<br />

ni los mismos regulares pueden renunciar al mismo. El privilegio, pues, continúa<br />

en su vigor mientras la revocación no se intime a la Religión; pero, por lo menos,<br />

para anular el privilegio basta que se publique la revocación; no haciéndolo así, los regulares<br />

quedan en posesión de sus privilegios».<br />

A continuación señala el P. Ballén las tres objeciones que pueden presentarse: «1. La supresión<br />

de las Órdenes religiosas por el Gobierno. –2. Las facultades extraordinarias del señor<br />

Arzobispo. –3. El mismo título de éste de Visitador de regulares».<br />

A ellas contesta el Padre de este modo: «1. La esencia del estado religioso consiste en los<br />

tres votos; todo lo demás es accidente; además, la expulsión violenta llevada a cabo por el<br />

Gobierno, no es una supresión canónica, y, por consiguiente, la Provincia continúa viviendo,<br />

por más que se halle dispersa. –2. En nada se oponen los privilegios de los regulares a las facultades<br />

que tenga el señor Arzobispo para el buen gobierno de la Arquidiócesis; antes bien,<br />

los regulares son los coadjutores en la administración de los Sacramentos y en la predicación.<br />

En estas facultades no se hace mención de los privilegios de los regulares, por consiguiente<br />

están fuera de la cuestión. –3. La Visita no tiene otro objeto que examinar, averiguar, imponerse<br />

sobre el estado actual, sobre la conducta de los religiosos y castigarlos, si<br />

7 P. FABO, Restauración, 68, 69. Informe del P. Buitrago al cronista.<br />

8 AG, carp. 5, carta del 15-1-1876.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 159<br />

hay motivo, sometiéndolos a la observancia de su Instituto, pero sin salirse ni traspasar los<br />

límites de la Regla y Constituciones de la Orden» 9 .<br />

El año 1873 tenía lugar la celebración del Segundo Concilio Provincial Neo-Granadino.<br />

Fue su apertura también en el día de la Inmaculada Concepción. A este Concilio asistió, ciertamente,<br />

el P. Domingo Ballén, por ser, a la sazón, Vicario Provincial, como luego se dirá 10 .<br />

III.- El Padre Rocha y el culto al Santísimo Sacramento<br />

Ya en el año 1858 había sido nombrado el P. Rocha para desempeñar la capellanía de las<br />

Cuarenta Horas en la iglesia de la Candelaria de Bogotá, «a fin de que, por su eximia piedad y<br />

amor mil veces demostrado al culto de Jesús Sacramentado, pudiera salir algún tanto más<br />

solemne de lo que parece se puede dicha función» 11 .<br />

Como ahora su mayor dedicación era atender al culto en la citada iglesia de la Candelaria,<br />

su amor, su devoción a la Eucaristía le hicieron concebir la idea del establecimiento en la<br />

misma de la Confraternidad del Santísimo Sacramento.<br />

Una vez otorgada la debida autorización por el señor Arzobispo, don Vicente Arbeláez,<br />

tenía lugar su solemne instalación el 20 de diciembre de 1868. El mismo Prelado fue, precisamente,<br />

quien encabezó la lista de sus asociados.<br />

No se queda satisfecho con ello el Padre Rocha. Veamos el escrito que el 1 de julio del<br />

año siguiente eleva a Su Santidad el Papa:<br />

«Beatísimo Padre:<br />

Fray José Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha, Rector Provincial de la Orden<br />

de Agustinos Descalzos y Capellán de la iglesia de la Candelaria de esta ciudad de<br />

Santa Fe de Bogotá, en la República de la Nueva Granada, postrado a los pies de<br />

Vuestra Beatitud, humildemente digo: que, habiéndose instalado el día 20 de diciembre<br />

del año pasado, con autorización del prelado Metropolitano, la Confraternidad del<br />

Santísimo Sacramento en esta misma iglesia de la Candelaria, y deseando el postulante<br />

dar a dicha Confraternidad más impulso y autorización, suplica reverentemente a<br />

Vuestra Beatitud se digne confirmarla y conceder las gracias de las indulgencias para<br />

los siguientes días: para el día de la fiesta del Santísimo, que celebran los hermanos el<br />

día del aniversario por los hermanos difuntos; para el día del Corpus; para el día del<br />

retiro espiritual de los hermanos, y para la hora de la muerte de los mismos hermanos.<br />

Acompaño a Vuestra Santidad los documentos que se han practicado de la referida<br />

hermandad; también suplico.<br />

9 AG, carp. 7.<br />

10 Informe del P. Buitrago al cronista.<br />

11 CR, 11, 400.


160 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a Vuestra Beatitud que para mayor solemnidad me permita celebrar la octava del Corpus<br />

el mismo día 20 de diciembre» 12 .<br />

Fue, asimismo, sin duda, el P. Rocha quien consiguió se estableciera la citada Cofradía o<br />

Hermandad del Santísimo Sacramento en la parroquia de Tula, pues el 14 de agosto del mismo<br />

año 1869, el Secretario del Gobierno Eclesiástico de la archidiócesis de Bogotá dirige una<br />

comunicación al P. Rocha para manifestarle que el Prelado había resuelto aprobar el reglamento<br />

de dicha Hermandad en la referida parroquia de Tula, siempre que se hicieran las modificaciones<br />

indicadas por el Padre. Es entonces cuando se le concederán las indulgencias.<br />

Termina el escrito con el encargo dado por el Prelado de que él quedaba muy satisfecho «por<br />

el interés y celo que toma por el culto que debe tributársele al Santísimo Sacramento».<br />

Finalizaremos estas notas eucarísticas con la siguiente:<br />

Firmada por la Secretaria del Gobierno Eclesiástico el 20 de septiembre del ya citado año<br />

1869, recibe el P. Rocha un oficio por el que se le comunica que<br />

«El Ilustrísimo señor Arzobispo, en vista de una solicitud que le han elevado algunas<br />

señoras, ha tenido a bien conceder licencia para que en esa iglesia pueda descubrirse<br />

el Santísimo Sacramento en todos los primeros viernes de mes para la celebración<br />

de la misa, y concede ochenta días de indulgencia a las personas que concurran a<br />

dicha misa y comulguen en ella» 13 .<br />

12 P. FABO, Restauración, 69, 70. Según el P. Ayape, además del señor Arzobispo, don Vicente Arbeláez, estuvieron<br />

inscritos, entre otros insignes varones eclesiásticos y civiles, el doctísimo Rufino Cuervo, el ingenioso<br />

cuentista José Caicedo Rojas y el Canónigo Francisco J. Zaldúa. Y, a continuación, escribe: «El Congreso<br />

Eucarístico Nacional celebrado en Bogotá aprobó estas dos resoluciones que constituyen el mejor panegírico<br />

de la Confraternidad a que nos referimos: Primera: El Congreso Nacional Eucarístico proclama a la<br />

Confraternidad del Santísimo Sacramento establecida en la iglesia de La Candelaria, como la más antigua<br />

de las existentes en Bogotá, admira los grandes bienes espirituales que ha proporcionado, y excita a los fieles<br />

a que la favorezcan de todos los modos posibles. Segunda: El Congreso Nacional Eucarístico proclama<br />

los grandes méritos de la Orden de Agustinos Recoletos en relación con el culto del Santísimo Sacramento<br />

en Colombia, reconoce al R. P. Fr. Victorino Rocha de San Luis como fundador de la Confraternidad del<br />

Santísimo Sacramento en la iglesia de La Candelaria y recomienda su memoria a todos los devotos de la<br />

Sagrada Eucaristía» (E. AYAPE, Fundaciones, 1, 100). Añadimos nosotros que el año 1969 se celebró con<br />

singular esplendor en la iglesia de La Candelaria de Bogotá el primer centenario de la erección de la citada<br />

Confraternidad.<br />

13 P. FABO, Restauración, 70. Queremos también dejar constancia de que en diciembre de 1868 el P. Rocha consiguió<br />

del señor Arzobispo que fueran privilegiados los altares del Santo Cristo y de Nuestra Señora de la<br />

Consolación de La Candelaria y cualquier altar en el que dicho Padre celebrara el Santo Sacrificio (AC, t.<br />

CLXXXIV, f. 130).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 161<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Cambios en el Provincialato. –Noticiario biográfico del Padre Domingo Ballén<br />

I.- Cambios en el Provincialato<br />

El día 16 de octubre del año 1869, el P. Rocha dirigía al señor Arzobispo de Bogotá un<br />

escrito para presentar su renuncia al Provincialato. He aquí su texto:<br />

«Ilustrísimo señor Arzobispo:<br />

Fray José Victorino Rocha, Religioso de Agustinos Descalzos, ante Su Señoría<br />

Ilustrísima humilde y reverentemente represento y digo: que el día 15 de septiembre<br />

de 1860 fui por mi comunidad, llenados canónicamente todos los requisitos que establece<br />

nuestra Constitución, electo Provincial; pero, habiendo el General Mosquera dado<br />

el decreto de extinción de todos los conventos de uno y otro sexo, desde aquella fecha<br />

de tristes recuerdos, quedó mi comunidad como las demás de religiosos, civilmente<br />

disuelta y en un estado lamentable, tomando cada uno de los religiosos la vía que<br />

pudo, y dispersándose como los judíos errantes, con la circunstancia de haber concluido<br />

el período de cada uno de los miembros que componían el Capítulo, que era el de<br />

cuatro años; terminado dicho período, que fue en 1864, hice legalmente mi renuncia,<br />

según lo dispone la Constitución, ante el Ilustrísimo señor Arzobispo Herrán, en virtud<br />

de las facultades de que lo había revestido Nuestro Santísimo Padre el señor Pío IX, es<br />

decir, de Visitador de Regulares; admitida que fue mi renuncia, el Ilustrísimo señor<br />

Arzobispo tuvo a bien nombrar al Muy Venerable Padre Fray Pedro Achuri, quien falleció<br />

el 18 de diciembre de 1865; luego me encargué de este destino, porque lo hallé<br />

convenientemente fundado en cierta disposición, y sin tener que consultar en esta materia<br />

si en conciencia obraba bien, pues el Prelado tiene sobre los religiosos de su obediencia<br />

jurisdicción espiritual. Además de lo expuesto, y de otras razones que pudiera<br />

aducir en este escrito, parece, Ilustrísimo señor, muy justo y puesto en razón que si el<br />

destino de Provincial es honorífico, es necesario que los demás religiosos obtengan este<br />

honor, a lo que se agrega que yo me hallo muy enfermo y por esta razón deseo vivamente<br />

que esta necesidad se remedie en tiempo oportuno. Es por este motivo, Ilustrísimo<br />

señor, que considerando que Su Señoría se halla revestido de las mismas facultades<br />

que el señor Arzobispo Herrán, hago ante Su Señoría formal renuncia del destino<br />

de Provincial, para que Su Señoría se digne nombrar, haciendo las veces de Nuestro<br />

Padre General, a otro religioso


162 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

que ejerza las facultades de jurisdicción. A Su Señoría Ilustrísima suplico humildemente<br />

provea mi solicitud, que es de justicia».<br />

No se hizo esperar la respuesta. Pues a los pocos días recibía el P. Rocha una comunicación<br />

de la Secretaría del Gobierno Eclesiástico, por la que se le notificaba la resolución tomada<br />

en el asunto de la renuncia por el señor Arzobispo. Su texto era el que sigue:<br />

«Después de haber meditado detenidamente sobre la renuncia que el Muy Reverendo<br />

Padre Fray Victorino Rocha hace del Provincialato de Agustinos Descalzos,<br />

hemos resuelto ratificar en él el nombramiento de Provincial que tenía, destino que ha<br />

desempeñado a toda nuestra satisfacción. Por lo que hace a las dudas que tiene por lo<br />

pasado, es nuestro ánimo subsanar las faltas en que se haya podido incurrir por carencia<br />

de jurisdicción; y esperamos que el Muy Reverendo Padre Rocha, en bien de la<br />

comunidad y de la Iglesia, continuará prestando sus servicios, como se lo exigimos».<br />

Año y medio había transcurrido desde la anterior resolución, cuando el P. Rocha insiste<br />

en renunciar al Provincialato. En esta ocasión se le atiende, por fin. El 24 de abril de 1871<br />

presentaba la renuncia y cuatro días después se le daba cuenta de su aceptación con el siguiente<br />

comunicado:<br />

«El Prelado tiene la pena de admitir la renuncia que el Muy Reverendo Padre Fray<br />

Victorino Rocha hace del Provincialato de la comunidad de Agustinos Descalzos que<br />

ha desempeñado por el espacio de once años a entera satisfacción y contentamiento de<br />

los superiores eclesiásticos en bien de los religiosos que ha gobernado, y hace esta<br />

admisión muy a su pesar y en atención únicamente a las causales que expone, entre<br />

ellas el mal estado de su salud, y al carácter de irrevocable de esta renuncia, la que de<br />

otra manera no admitiría. Aprovechamos esta ocasión para reiterar al Reverendo Padre<br />

Rocha nuestro agradecimiento por los importantes servicios que ha prestado y continúa<br />

prestando a la Iglesia, y nombramos para que lo reemplace en el destino de Vicario<br />

Provincial al Muy Reverendo Padre Fray Domingo Ballén».<br />

Mas, cumpliéronse los cuatro años de Provincialato del P. BalIén y, entonces, el señor<br />

Arzobispo, nuevamente volvió a nombrar al Padre Rocha, por medio del siguiente decreto<br />

dado el 5 de mayo del año 1875:<br />

«Nos Vicente Arbeláez, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Arzobispo<br />

de Santa Fe de Bogota, Prelado Asistente al Solio Pontificio<br />

Habiendo terminado el período para el cual fue nombrado,


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 163<br />

Vicario Provincial de la comunidad de Agustinos Descalzos el Muy Reverendo Padre<br />

Fray Domino Ballén, y estando a Nos facultado por la Silla Apostólica, como Visitador<br />

General de Regulares en esta Provincia Eclesiástica, nombramos Vicario Provincial<br />

de la referida comunidad al Muy Reverendo Padre Fray Victorino Rocha, dándole<br />

la misión y jurisdicción bastantes, cuales por derecho se requieren y son necesarias para<br />

que desempeñe toda clase de funciones propias del Vicario Provincial, debiendo<br />

Vuestra Paternidad presentar este nombramiento a todos los miembros de la Corporación<br />

que tiene que presidir, para que lo tengan y reciban como su Prelado, guardándole<br />

todas las honras, derechos y prerrogativas que le corresponden conforme a sus reglas y<br />

constituciones» 14 .<br />

Cuando fue nombrando el P. Ballén para ocupar el oficio de Provincial, el título que le<br />

dio el señor Arzobispo fue el de Vicario Provincial. Lo mismo hace ahora con el nombramiento<br />

del P. Rocha. No se dan, ni conocemos las razones para ello. Tal vez fuera por no ser<br />

elección verificada en Capítulo y, por consiguiente, según las Constituciones de la Orden.<br />

II.- Noticiario biográfico del Padre Domingo Ballén<br />

Cuando un religioso ha sido elegido Provincial, damos acerca del mismo algunas notas<br />

biográficas.<br />

Esto es lo que vamos a hacer con el P. Domingo Ballén, aunque su nombramiento de Vicario<br />

Provincial se verificara en tan especiales circunstancias y que apenas tuviera ocasión de<br />

actuar como tal.<br />

El 24 de junio de 1799 recibía el niño Domingo Ballén las aguas bautismales en la iglesia<br />

parroquial de Ubaté, ciudad perteneciente al departamento de Cundinamarca.<br />

Había cumplido ya los quince años de edad cuando solicitó el ingreso en el noviciado<br />

agustino-recoleto del Colegio de Bogotá. La consulta del mismo aprobaba su petición el 27 de<br />

agosto de 1814.<br />

Viste el hábito en septiembre del citado año y en el mismo mes del año siguiente emite<br />

los votos religiosos.<br />

Acerca de la recepción de las Órdenes sagradas por nuestro biografiado, solamente tenemos<br />

noticia de que el 23 de enero de 1817 se le daba la patente para recibir las menores y que<br />

el 15 de agosto de 1822 se le confería el presbiterado.<br />

Dedícanlo los Superiores a la enseñanza en el colegio de Bogotá. Primero tiene a su cargo<br />

la cátedra de latinidad; luego, con el título ya de Lector, explica artes y ciencias. Años después,<br />

en el Capítulo Provincial celebrado en 1860 se tomó el acuerdo de condecorarle con el<br />

título de Lector Jubilado «en atención a sus trabajos».<br />

Afirma el P. Buitrago que, en noviembre del año 1832 recibía el<br />

14 P. FABO, Restauración, 70-75.


164 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

P. Bailén un rescripto de secularización, pero que no hizo uso del mismo 15 . ¿Motivos para lo<br />

uno y lo otro? Nada se sabe, pues ninguna otra noticia se encuentra sobre este asunto.<br />

Dos años después del anterior suceso, o sea, en el Capítulo Intermedio de 1834, le vemos<br />

al P. Ballén nombrado Secretario de Provincia. Posteriormente es elegido Definidor, Adito,<br />

Regente de estudios, Bibliotecario y Rector de Bogotá, cargos que se le repiten en varios Capítulos.<br />

A algunos de ellos llegó a presentar la renuncia. A un Capítulo Provincial y dos Intermedios<br />

asistió para cubrir la vacante de otro vocal.<br />

Cuando en el mes de marzo de 1860 el Delegado Apostólico, monseñor Ledochowski,<br />

nombró a un religioso carmelita Visitador de la Provincia de la Candelaria, uno de los tres<br />

recoletos que acompañaron al Provincial, P. Fr. José Mogollón, a visitar, al mes siguiente, al<br />

citado señor Delegado Apostólico, fue el P. Ballén. Y fue precisamente él quien habló a dicho<br />

monseñor Ledochowski en defensa de su Provincia, «y lo hizo con tan persuasiva elocuencia<br />

que éste se vio reducido a la impotencia para replicar al menor argumento».<br />

Intervinieron, luego, el señor Arzobispo, don Antonio Herrán, y su Vicario General, señor<br />

Gallo. Entonces, «convencido monseñor Ledochowski por la abundancia y verdad de tan<br />

autorizados razonamientos, se dirigió al propio P. Ballén, preguntándole qué es lo que le proponía<br />

hacer ahora, y el mencionado Padre le respondió que era de todo punto indispensable y<br />

obligado a dar una satisfacción a la Provincia, dejándola con honor ante el público. Entonces<br />

el señor Delegado le indicó que fuera él mismo quien le dictara una carta, y que después se la<br />

trajese a firmar». Así se verificó al día siguiente, en el que, asimismo, se publicaba un decreto<br />

con la supresión de la Visita, que había ordenado el señor Delegado que se hiciera.<br />

Al acercarse el tiempo de la celebración del Capítulo Provincial, que iba a tener lugar en<br />

septiembre del mismo año del suceso que se acaba de relatar, algunos vocales debieron pensar<br />

en el P. Ballén como posible candidato para el cargo de Provincial.<br />

Decimos lo anterior por lo siguiente. Unos días antes de la celebración del citado Capítulo,<br />

el P. José Mogollón, Provincial como ya se ha indicado en líneas anteriores, acudió al señor<br />

Delegado Apostólico para recabar de él la aclaración de la duda acerca de la elegibilidad<br />

del P. Ballén, a la sazón Definidor y Regente de estudios.<br />

La contestación del señor Delegado, monseñor Ledochowski, fue que, «como en el decreto<br />

del 16 de abril de 1851, en cuya virtud el P. Ballén ejerció por pocos días el cargo de Prior<br />

local, está terminantemente declarado que se le deputaba dicho oficio sólo en forma provisional<br />

y en calidad de Vicario amovible ad nutum, juzgo que no llena en su persona la condición<br />

exigida por la Constitución de la Orden, y que, por tanto, es el deber de los Padres electores<br />

prescindir de la candidatura del mencionado religioso y fijar sus votos sobre otros<br />

15 R. BUITRAGO, Memorias biográficas, 292.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 165<br />

Padres que, sin duda alguna, pueden ser propuestos en la próxima elección como candidatos<br />

al Provincialato».<br />

En los días del triunfo del General Mosquera con sus decretos contra la Iglesia, cuando en<br />

noviembre de 1861 fueron los comisionados gubernamentales al colegio nuestro de Bogotá,<br />

como a las demás casas religiosas, para que sus moradores firmaran la obediencia al Gobierno<br />

y varias disposiciones de éste, el Rector de dicho colegio, el Padre Ballén, «pudo escapar unos<br />

minutos antes de que rodeasen con soldados la manzana y entrasen a nuestro convento, ocultándose<br />

por algunos días». Regresó, luego, pero no salía de la casa y andaba con muchas precauciones,<br />

para no verse en el caso de tener que marchar al destierro.<br />

Debió tener nuestro biografiado intención de partir al extranjero, pues en el escrito que, el<br />

20 de noviembre del mismo año 1861, dirigió el P. Rocha a Su Santidad el Papa, para pedirle<br />

la absolución por haber firmado los decretos del Gobierno, por su debilidad y haber sido engañado<br />

—el P. Ballén fue uno de los que no firmaron—, se lee el párrafo siguiente:<br />

«Si las cosas apuran de otro modo que no podamos ser restituidos a un orden de<br />

comunidad, el R. P. Rector Fr. Domingo Ballén y yo suplicamos humildemente a<br />

Vuestra Santidad que, si nos fuera posible salir fuera de esta República a otro punto,<br />

nos conceda licencia donde podamos ejercer nuestro ministerio».<br />

Tuvo, por fin, que abandonar el P. Ballén el colegio definitivamente. Se ocultó, entonces,<br />

en la sabana y no salió fuera del país, como tampoco el P. Rocha. No les fue posible realizar<br />

su pensamiento, porque se encontraban sin recursos y juntamente por otras dificultades que se<br />

les presentaban.<br />

Más tarde, el P. Rocha volvió a su idea de abandonar Colombia y se propuso llevarla a<br />

efecto tan pronto como se le presentara ocasión favorable. En previsión de ello, firmaba el 20<br />

de febrero de 1864 un documento dirigido al P. Fr. Pedro Achuri de Cristo por el que, para el<br />

caso de conseguir la realización de su intento, nombraba Vicarios Provinciales al P. Domingo<br />

Ballén, al dicho P. Achuri y al Prior del convento del Desierto, F. Norberto Valbuena, quienes<br />

sucesivamente habían de desempeñar dicho cargo. Pero no hubo lugar, pues el Padre Rocha<br />

no llegó a salir del país 16 .<br />

En otro artículo del presente capítulo ya hemos visto la intervención de nuestro religioso<br />

en la preparación del Primer Concilio Provincial Neo-Granadino, en el mismo Sínodo Diocesano<br />

y en el Segundo Concilio Provincial.<br />

Según escribe el P. Matute, «después de la exclaustración el P. Ballén fue Cura propio de<br />

Labranzagrande, Cura excusador de Pandi, de la Mesa, de Carupa y de Pesca, dejando en todos<br />

estos pueblos imperecederos<br />

16 CR, 11, 404-407, 474, 475, 487-489, 310, 516, 519, 520.


166 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

recuerdos de gratitud a sus altos méritos y constantes labores». Añade luego que «residió los<br />

últimos años de su vida en la capital, achacoso y viejo ya, pero trabajando lo que podía en<br />

confesonario y consultas, con que ilustraba mucho y daba testimonio de sus muchos conocimientos»<br />

17 .<br />

Por su parte, el P. Buitrago nos refiere de nuestro religioso que «en sus años de juventud<br />

estuvo de Cura en Labranzagrande, en las Misiones», y que «llevó fama de buen orador, de<br />

teólogo y canonista» 18 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Los Padres Ballén y Rocha acuden al Papa sobre la obligación de cumplir unos<br />

legados píos de misas. –La capellanía del convento del Desierto<br />

I.- Los Padres Ballén y Rocha acuden al Papa sobre la obligación<br />

de cumplir unos legados píos de misas<br />

Acerca de la actuación del P. Domingo Ballén en su cuatrienio provincialicio —aparte de<br />

su asistencia al Segundo Concilio Provincial Neo-Granadino, como Vicario Provincial— solamente<br />

tenemos noticia del documento que, juntamente con el P. Rocha, dirigió el 2 de noviembre<br />

de 1872 al Santo Padre y es como sigue:<br />

«Beatísimo Padre:<br />

Los dos religiosos, el actual Provincial y el ex Provincial de la Orden de Agustinos<br />

Descalzos, postrados humildemente a los pies de Vuestra Santidad, con el mayor<br />

respeto y reverencia exponemos, que, mediante el triunfo que obtuvo el General Tomás<br />

Cipriano de Mosquera el año 61 contra el legítimo Gobierno, y declarado inmediatamente<br />

Dictador de esta República de la Nueva Granada, hoy Estados Unidos de<br />

Colombia, publicó un decreto llamado de desamortización, en que se apodera su Gobierno<br />

de todas las rentas eclesiásticas, inclusive de las de regulares de ambos sexos; y<br />

que a continuación fueron extinguidos todos los conventos existentes en la República,<br />

declarando darnos una renta, llamada viajera, y que por entonces no nos atrevimos a<br />

recibir hasta obtener el consentimiento de Vuestra Santidad, y como éste se verificó<br />

después de haber transcurrido algún tiempo, la necesidad nos ha obligado a recibir una<br />

corta pensión.<br />

En cuya virtud, humildemente consultamos a Vuestra Santidad se digne declarar<br />

si hemos contraído alguna obligación de misas por la corta pensión que recibimos; y<br />

que cuando estábamos en nuestros conventos, dándonos los alimentos, aplicábamos;<br />

sin embargo, no todos los religiosos aplicaban dichas<br />

17 S. MATUTE, Apuntes, 2, 165.<br />

18 R. BUITRAGO, Memorias, 293.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 167<br />

misas, pues los Provinciales actuales, el Secretario de Provincia y demás religiosos<br />

que habían sido Provinciales, no aplicaban por los descargos del convento donde pertenecían,<br />

porque, como nunca hubo entre nosotros vida común y sólo se nos<br />

administraban dos comidas al día, sin darnos las demás cosas para la vida, razón sería<br />

para que por una costumbre inveterada, quedasen exentos.<br />

En esta virtud esperamos de la benignidad de Vuestra Santidad se digne declarar<br />

si todos están exentos; pues los religiosos de las otras Órdenes, por escrúpulos de conciencia,<br />

se hallan en este mismo conflicto, y si es que los religiosos están obligados, se<br />

sirva Vuestra Santidad conmutarles la obligación que pudieran haber tenido, porque de<br />

otro modo no podrán satisfacer las misas atrasadas y las presentes, a que por dicha<br />

pensión estarían obligados».<br />

A la anterior súplica se dio la respuesta siguiente:<br />

«Ex Aud. SSmi. die 27 junii 1873<br />

SSmus Dominus Noster Pius div. prov.ae. Papa IX, referente me infrascripto Pro-<br />

Secretario S. Cong.nis. Negotiis Ecciesiasticis Extraordinariis praepositae, quamvis<br />

iuxta exposita religiosi viri Ordinis Discalceatorum S. Augustini Provinciae S. Fidei<br />

de Bogotá non teneantur satisfacere pia legata Missarum, quibus gravata sunt bona eorum<br />

Coenobiis relicta, prout in precibus exponitur, hortatur tamen ut quilibet sacerdos<br />

eiusdem Ordinis quotannis unam missam pro Benefactoribus celebret. Contrariis quibuscumque<br />

minime obfuturis.<br />

Datum Romae e Secretaria eiusdem S. Cong.nis., die, mense, et armo praedictis.<br />

Marinus – Archiepiscopus Palmirensis – Pro-Secrs.» 19<br />

II.- La capellanía del convento del Desierto<br />

El P. Norberto Valbuena había sido nombrado Capellán del convento del Desierto de la<br />

Candelaria el 26 de agosto de 1864, una vez que le fue comprado al señor que lo había adquirido,<br />

por su parte, cuando fue subastado por el Gobierno, después de los decretos de desamortización<br />

de los bienes eclesiásticos y de expulsión de los religiosos 20 .<br />

Ahora, con fecha 15 de enero de 1870, se le comunicaba al Provincial, P. Victorino Rocha,<br />

que el señor Arzobispo había dispuesto que el citado P. Valbuena se presentase en el<br />

despacho de la Secretaría del Gobierno Eclesiástico de Bogotá y que dicho P. Provincial se<br />

sirviera nombrar a otro religioso para que desempeñase la referida capellanía del Desierto.<br />

Cuatro días después, el señor Arzobispo Arbeláez acepta la indicación<br />

19 AC, t. CLXXXIV, f. 101.<br />

20 CR, 11, 522, 523.


168 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

hecha por el P. Rocha de los religiosos que podían ser designados para la citada capellanía, y<br />

nombra Capellán al P. Bonifacio Giraldo, «quien puede separarse —como se dice en la comunicación<br />

remitida al P. Provincial— del beneficio del Guayabal de Mariquita en virtud de<br />

la licencia que se le ha concedido, debiendo ponerse en marcha para el Desierto lo más pronto<br />

posible» 21 .<br />

Con la misma fecha se le comunica el nombramiento al P. Giraldo, mas éste envía una<br />

nota al Arzobispado en la que manifiesta que no puede servir la citada capellanía.<br />

La referida nota se le transmite al P. Rocha para que dé su informe sobre la misma, y el<br />

Padre contesta que todo lo expuesto por el P. Bonifacio Giraldo está fundado en razones verídicas,<br />

y que, según esto, el Ilustrísimo Señor Arzobispo resolverá lo que tenga por conveniente».<br />

Transcurren los meses sin haber más noticias sobre este asunto. Por fin, el 21 de octubre<br />

del mismo año 1870, se le comunica al Padre Rocha que, «habiendo hecho renuncia el R. P.<br />

Fr. Norberto Valbuena de la capellanía de la iglesia del Desierto, para poder resolverla, espera<br />

el Ilustrísimo Sr. Arzobispo que se sirva informarle si habrá conveniencia en admitirle o no<br />

dicha renuncia» 22 .<br />

Al día siguiente, firmada por el P. Fr. Blas Lombana, de la Secretaría de la Provincia, se<br />

remite a la del Gobierno Eclesiástico la exposición que el P. Provincial hace al señor Arzobispo,<br />

en vista de la comunicación anterior. En ella se dice lo siguiente:<br />

«En circunstancias tan apuradas, al Reverendo Padre Capellán de la iglesia de El<br />

Desierto de la Candelaria no sería conveniente admitirle por ahora la renuncia que<br />

hace, por razón de que, atendiendo a sus respetos o consideraciones que le tienen, los<br />

enemigos no se han atrevido a llevar más adelante hasta ahora sus planes, cuales son<br />

de tumbar y destruir el convento para utilizarse de sus materiales, tanto más cuanto<br />

que un hermano sacerdote, según he sido informado, el actual señor Cura de Ráquira,<br />

está interesado, cosa bien extraña, en que no exista la iglesia de la Candelaria por estar<br />

en sus vecindarios; pero también es cierto que aquel religioso se encuentra enfermo y<br />

cree el Reverendo Padre Provincial que sería conveniente, y no sólo conveniente sino<br />

necesario, que se permitiese una licencia para que pudiese salir a desahogarse y recuperar<br />

su salud por algunos meses a la parte que eligiese, pues en diez años que lleva de<br />

estar en aquel punto de retiro, justo es que salga a recibir otros aires, y para esto Su<br />

Señoría Ilustrísima puede nombrar al Padre Fray Felipe Osorio que lo reemplace<br />

mientras se restablece el Padre Valbuena; se indica al Padre Osorio, porque el Reverendo<br />

Padre Provincial juzga que es a propósito, y que es de necesidad haya un religioso<br />

que cuide de aquella iglesia, porque, al dejarla sola,<br />

21 AC, t. CLXXXIV, ff. 150, 151.<br />

22 AC, t. CLXXXVIII, ff. 21, 11, 20.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 169<br />

en el acto disponen del convento y quizá de la iglesia los enemigos de ella. Es cuanto<br />

puedo decir al señor Secretario» 23 .<br />

El 14 de noviembre, el señor Arzobispo, visto el anterior informe, resuelve lo siguiente:<br />

«No se admite la renuncia que hace el P. Fray Norberto Valbuena de la capellanía<br />

del Desierto. En atención a los causales que el mismo Padre Valbuena ha expuesto, se<br />

le concede licencia para separarse de la capellanía hasta por tres meses, pero no puede<br />

convenirse en que lo reemplace el P. Fr. Felipe Osorio por estar este religioso destinado<br />

a Coper. El M. R. P. Provincial se servirá señalar otro religioso que pueda encargarse<br />

de la mencionada capellanía y, hecha que sea esta designación, el R. P. Valbuena<br />

podrá hacer uso de la licencia que se le concede» 24 .<br />

Desconocemos la determinación que hubo de tomar el Provincial, P. Rocha, aunque es de<br />

suponer que proveería provisionalmente la capellanía del Desierto, a fin de que el P. Valbuena<br />

pudiera tomarse los tres meses de descanso.<br />

En el mes de agosto del año 1872 recibía el P. Valbuena en el Desierto a don Indalecio<br />

Barreto, Visitador Eclesiástico por delegación del señor Arzobispo, doctor don Vicente Arbeláez,<br />

y, haciendo uso dicho señor de las autorizaciones y facultades con que le había investido<br />

el Prelado, procedió a hacer la Visita de la iglesia, de acuerdo con su Capellán P. Valbuena,<br />

cuyo resultado está expuesto en el auto siguiente, dado el 17 de agosto por el citado señor<br />

Visitador:<br />

«1.º La iglesia se ha hallado en buen estado de decencia, aseo y decoro en su parte<br />

material. Sus imágenes, altares, aras, sagrarios y adornos y demás objetos necesarios<br />

para el servicio divino se hallan en buen estado, lo mismo que los vasos sagrados,<br />

lámparas del Santísimo Sacramento y ropa blanca, todo lo cual se halla en número suficiente<br />

y adecuado para su uso. Pero, notándose que el culto sólo se mantiene con el<br />

recurso contingente de las limosnas que traen voluntariamente los fieles y proporciona<br />

gratuitamente el R. P. Capellán, se ordena a éste que, cumpliendo con los requisitos de<br />

ponerse de acuerdo con el M. R. P. Prior de Agustinos Descalzos, proceda a vender<br />

algunas de las casullas y ternos que existen sin el uso necesario o demás para el servicio<br />

ordinario, y su valor se invierta en mantener la oblata y alumbrado del Santísimo<br />

Sacramento, haciendo que se tome nota de los paramentos vendidos en el inventario<br />

de la iglesia. Entretanto el mismo R. P. Capellán ocurrirá con los documentos del caso<br />

a la oficina de crédito público y culto reclamando las cantidades asignadas a las iglesias<br />

de los<br />

23 P. FABO, Restauración, 73; E. AYAPE, El Desierto, 138.<br />

24 AC, t. CLXXXVIII, f. 15.


170 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

conventos suprimidos por conducto del Secretario de la Junta de bienes de las iglesias.<br />

2.° Confírmase y apruébase por el presente Auto de Visita el nombramiento de<br />

Capellán de esta iglesia en el M. R. P. Fray Norberto Valbuena, cuya designación la<br />

hizo el Señor Vicario General del Arzobispado con fecha 26 de agosto de 1864. En<br />

consecuencia el mencionado Capellán procurará que se mantenga siempre en su iglesia<br />

el culto divino con todo el decoro, dignidad y decencia que conviene y sea digno<br />

de la Suprema Majestad. Se procurará que se celebre diariamente el santo sacrificio de<br />

la misa con la excepción de los cuatro últimos días de la Semana Mayor, y el día de la<br />

Natividad del Señor en las misas de media noche y de la aurora. En tales días el señor<br />

Capellán deberá coadyuvar al Párroco de Ráquira en las funciones de costumbre de su<br />

iglesia parroquial. Se rezará todas las noches en común en la santa iglesia el Santísimo<br />

Rosario de la Virgen y los días de fiesta de guarda, además de la misa que celebrará el<br />

Capellán a las siete y media de la mañana, y no después, enseñará la doctrina cristiana<br />

a los fieles que concurran y explicará el evangelio del día, ocupándose con especialidad<br />

en reprender las malas costumbres y excitar a los fieles a la práctica de las virtudes<br />

cristianas. Esta obligación, que es de riguroso cumplimiento y bajo precepto formal,<br />

será unida a la exhortación que deberá hacerse a los vecinos de la parroquia para<br />

que concurran a su iglesia parroquial a oír las instrucciones y exhortaciones de su Párroco.<br />

3.º Sólo en la iglesia parroquial se puede cumplir con el precepto pascual de la<br />

comunión y el Capellán lo advertirá así a los fieles, a no ser que éstos obtengan licencia<br />

expresa de su propio Párroco para hacerlo en otra iglesia.<br />

4.º En el caso de morir el Capellán de esta iglesia u otro religioso de su Orden, se<br />

permite su inhumación en el cementerio que tiene tal destino en la inmediación de esa<br />

misma iglesia, avisando oportunamente al Párroco de Ráquira para que haga uso de<br />

sus derechos que tiene por las disposiciones eclesiásticas. Fuera de los religiosos y<br />

Capellán ningún otro cadáver podrá, sin anuencia del Párroco, ser sepultado en este<br />

cementerio.<br />

5.º El R. P. Capellán solicitará del R. P. Prior de Santa Fe de Bogotá y Capellán<br />

de aquel extinguido convento que se le facilite una custodia para conservar al Santísimo<br />

Sacramento en el sagrario mayor de esta iglesia de la Candelaria.<br />

Se exhorta y amonesta al mismo señor Capellán actual a que tome todo el empeño<br />

y despliegue todo el interés que debe animarle, como buen hijo del convento de Agustinos<br />

Descalzos, a fin de que su iglesia se mantenga siempre con todo el esplendor, decoro<br />

y dignidad que debe tener, y que el culto divino no falte en ningún caso. Si por<br />

doce años ha prestado sus servicios de


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 171<br />

Capellán el M. R. P. Norberto Valbuena y no ha desmayado, es de esperarse con fundamento<br />

bastante que continuará en sus esfuerzos, a pesar de las dificultades que ocurran,<br />

contribuyendo a la gloria de Dios y bien de la Iglesia» 25 .<br />

El año 1875 se removió el asunto de la compra del convento del Desierto, cuyo importe<br />

no se había aún abonado. Mas, como su solución se realizó en 1876, se deja el tema para tratarse<br />

en el primer artículo del capítulo VIII del presente tomo.<br />

25 E. AYAPE, El Desierto, 139.


CAPÍTULO V<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1873-1876<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

El Padre Comisario Apostólico y el Padre Provincial ante el próximo Capítulo.<br />

–El Gobernador General designa su representante. –Celebración del<br />

Capítulo Provincial. –El Padre Comisario Apostólico lo<br />

confirma y resuelve un asunto acerca de los Aditos<br />

I.- El Padre Comisario Apostólico y el Padre Provincial ante el próximo Capítulo<br />

El 12 de febrero del año 1813, el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, dirigía desde<br />

Madrid una carta al Provincial de Filipinas, P. Mariano Cuartero, para recomendarle que pusiera<br />

todo el interés, que le fuera dado, con el fin de que en el próximo Capítulo, que se iba a<br />

celebrar en el mes de mayo, fueran nombradas personas dignísimas para los cargos de la Provincia.<br />

«Lejos, muy lejos todo miramiento y aceptación de personas —le decía a continuación—;<br />

aquéllas que Dios llame, que cooperen eficazmente a la mayor gloria suya y al bien de la Corporación.<br />

Merecen especial acierto de elección de Prelados nuestros colegios de Monteagudo<br />

y de Marcilla. Compréndase bien —le advierte— la situación de España, la particular de dichos<br />

colegios, el temple de los jóvenes del día y procure proveer a todo con el personal de<br />

Prelados escogidos».<br />

«Por mi parte —le contestaba el P. Provincial, con fecha 28 de abril— puedo asegurar<br />

que me hallo animado de buenos deseos de acierto en lo relativo al personal que se elija en el<br />

próximo Capítulo, como oportunamente me ruega Vuestra Reverencia, y abrigo la confianza<br />

de que el Señor nos auxiliará. Ya están reunidos la mayor parte de los Padres capitulares y en<br />

todos advierto los mejores deseos. Dios nos favorecerá; así lo espero» 1 .<br />

1 AM, 66, Cartas, ff. 192v, 193.


174 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- El Gobernador General designa su representante<br />

La víspera de escribir la carta anterior al P. Comisario Apostólico, se había dirigido el P.<br />

Cuartero al señor Gobernador General de Filipinas para poner en su conocimiento, como estaba<br />

ordenado, que el día 3 de mayo, entre las siete y las ocho de la mañana, se verificaría en<br />

el Capítulo, que tendría lugar en el convento de intramuros, la elección de nuevo Provincial.<br />

Tres días después, designaba dicho señor Gobernador, con objeto de asistir al mencionado<br />

acto, a don Francisco Rovira, como Oidor más antiguo de la Audiencia de Manila 2 .<br />

III.- Celebración del Capítulo Provincial<br />

El día 2 de mayo de 1873, en el convento de San Nicolás de Tolentino de la ciudad de<br />

Manila, dio comienzo el Capítulo Provincial 3 .<br />

Asistieron al mismo los siguientes religiosos que tenían voz y voto en él:<br />

P. Provincial, Fr. Mariano Cuartero del Pilar; P. ex Provincial,. Fr. Pablo Bienzobas de<br />

San Antonio de Padua; PP. Definidores, Fray José María Cabañas del Carmen, Fr. Juan Engrova<br />

de las Angustias y Fr. Severino Garijo de la Asunción; PP. Priores, Fr. Aquilino Bon de<br />

San Sebastián, de Manila; Fr. Francisco Arellano de San José, de Cavite; Fr. Alberto Serrano<br />

de Santa Ana, de Cebú; Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana, de San Sebastián; Fr. Ramón<br />

Zueco de San Joaquín, de Tandag; Fr. Esteban Madurga de la Encarnación, de Taytay; Fray<br />

Santos Paredes de San Pedro, de Mandaue; Fr. Claudio del Arco de la Concepción, de Romblón;<br />

Fr. José María Learte del Carmen, de Bolinao; Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de<br />

Tolentino, de Calapán; Fr. Pedro Albericio de la Virgen de los Ángeles, de Bislig; Fr. Patricio<br />

Marcellán de San José, de Imus, y Fr. Toribio Minguella de la Merced, de Jimamailan; P.<br />

Procurador General, Fr. Lorenzo Hernández de la Esperanza; P. Secretario de Provincia, Fr.<br />

Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús, y P. Subprior y Maestro de novicios de Manila, Fr.<br />

Gaudencio Marqués del Rosario.<br />

Estuvieron ausentes estos Padres vocales:<br />

P. ex Provincial, Fr. Juan Félix de la Encarnación; P. ex Comisario, Fr. Lorenzo Mayor<br />

de la Virgen del Río Manzano; P. Definidor, Fr. Rafael Hernández de San Antonio de Padua;<br />

Prior de Baclayon, Fr. Timoteo Gonzalo del Carmen; Comisario y Procurador en Madrid, P.<br />

Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua, y PP. Rectores de Monteagudo y de Marcilla,<br />

respectivamente, Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario y Fr. Marcial Bellido de la Concepción.<br />

Por ser Definidor actual más antiguo de la Provincia, fue admitido por Presidente del Capítulo<br />

el P. José María Cabañas, quien propuso<br />

2 AM, 51, Oficios, ff. 388v, 389v.<br />

3 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 97.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 175<br />

para Jueces de causas, siendo elegidos, los PP. Patricio Marcellán, Gaudencio Marqués y Santos<br />

Paredes.<br />

Confirmáronse todas las actas del Capítulo próximo pasado 4 . Los asuntos de las mismas<br />

son éstos:<br />

Reconocimiento y sumisión al P. Comisario Apostólico; sufragios por los religiosos profesos<br />

y los novicios; otros sufragios que el convento de Manila debe ofrecer por los fallecidos<br />

en España; cumplimiento de la real cédula de 29 de septiembre de 1801 acerca de la vacante<br />

de algunos curatos; residencia de los Priores de Cavite, Cebú y San Sebastián; examen y<br />

aprobación en el idioma del ministerio al que fuere destinado el religioso; condiciones de los<br />

pretendientes al hábito; admisión de sólo quince novicios, pero de buena índole y disposición<br />

para el estudio; asimismo de algunos hermanos que escriban correctamente y estén instruidos<br />

en aritmética, que sirvan luego para llevar nuestras haciendas de Filipinas; juramento de regresar<br />

a aquellas islas del P. Comisario y demás religiosos que fueren a la Península con algún<br />

cargo; cumplimiento de las órdenes de los Prelados diocesanos respecto de diversos gastos;<br />

institución de Lectores; relación que deben enviar anualmente, junto con las cuentas, los<br />

PP. Rectores de Monteagudo y de Marcilla; elección trienal del Comisario de la Provincia en<br />

Madrid y, finalmente, lugar de celebración del próximo Capítulo Provincial.<br />

Aprobóse una nueva acta, que reza así:<br />

«En armonía con lo que el Definitorio Pleno, celebrado en 11 de diciembre de<br />

1844, determinó, apoyándose en lo dispuesto por Benedicto XIV acerca de la facultad<br />

que los Provinciales tienen de ver los libros canónicos de las parroquias administradas<br />

por los religiosos, manda el presente Capítulo que todos y cada uno de nuestros Doctrineros<br />

exhiban a N. P. Provincial en su Visita los referidos libros, así como los fondos<br />

de las iglesias, y que los Vicarios Provinciales visiten también anualmente los ministerios<br />

de sus respectivas Vicarías con la obligación de ver si las partidas de bautismos,<br />

defunciones y casamientos se hallan bien puestas e íntegros los fondos de fábrica,<br />

en la forma y modo que se indican en nuestro Modo de administrar».<br />

Al día siguiente, sábado 3, elegidos escrutadores los Padres Esteban Madurga, Toribio<br />

Minguella y Lorenzo Hernández, se procedió a la votación para nuevo Provincial. El escrutinio<br />

dio por resultado la elevación al Provincialato del P. Fr. José Maria Learte del Carmen. En<br />

su proclamación estuvieron también presentes todos los religiosos conventuales y, unidos a<br />

ellos, otros de las demás Corporaciones de la Capital».<br />

Por la tarde fueron elegidos Definidores Provinciales los PP. Fray Alberto Serrano de<br />

Santa Ana, Fr. Aquilino Bon de San Sebastián, Fray Pedro Albericio de la Virgen de los Ángeles<br />

y Fr. Toribio Minguella de la Merced. A continuación fueron proclamados Aditos los<br />

Padres<br />

4 Tomo presente, 63, 111.


176 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Fr. Ramón Zueco de San Joaquín, Fr. Toribio Sánchez de San Nicolás de Tolentino y Fr. Santos<br />

Paredes de San Pedro Apóstol, los dos primeros por cinco votos y por cuatro el tercero.<br />

En la tarde del domingo, día 4, se vieron las determinaciones del Capítulo Provincial anterior<br />

5 y fueron confirmadas totalmente las que versan sobre estos puntos:<br />

Envío al P. Provincial por los Párrocos de los estados de almas de sus ministerios; obediencia<br />

de los Padres Ministros a alguna orden superior y de las facultades extraordinarias in<br />

foro externo de la autoridad eclesiástica; casos de moral mensuales; obediencia y respeto a los<br />

Vicarios Provinciales; exactitud de los Padres Ministros en el libro de Cargo y Data; gastos<br />

que se les permite hacer a los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián, y de las dos<br />

misas mensuales a intención del Prior de Manila por los religiosos de los Ministerios; facultad<br />

del P. Provincial para dar licencias de confesar, predicar y recibir Órdenes, así como también<br />

del uso por los Curas en propiedad e interinos de algunos privilegios; de la Visita Provincial a<br />

las haciendas y presentación anual de cuentas por los hacenderos; prohibición al P. Comisario<br />

de enviar a Filipinas a los que no hayan cumplido la edad de veintidós años y mandato sobre<br />

los estudios en nuestros colegios; privilegio de escoger convento los religiosos en los que<br />

concurran ciertas condiciones, y, por último, examen de fin de curso en Monteagudo y Marcilla<br />

con la remisión de un detallado informe al P. Provincial.<br />

Cinco determinaciones del Capítulo anterior se reformaron del siguiente modo:<br />

«Determina el presente Definitorio que ningún religioso facilite certificaciones<br />

que ni remotamente puedan redundar en perjuicio de tercero ni de nuestra Orden, y<br />

que, en caso de duda, consulten a N. P. Provincial o, si la premura y circunstancias<br />

hiciesen dificultoso este recurso, acudan al Vicario Provincial.<br />

Se confirma la que recomienda a los Padres Ministros la frecuente lectura del<br />

«Modo de administrar» impreso ya y circulado a los mismos, empapándose de las reglas<br />

de conducta, sanas doctrinas y avisos prudentes que allí se dan y no olvidando la<br />

obligación estricta que, conforme al voto de pobreza, tienen de redactar anualmente, y<br />

en el tiempo que señala, los desapropios que se deben dirigir, cerrados y sellados, a N.<br />

P. Provincial o a los Vicarios Provinciales.<br />

Determina el presente Definitorio que todos los Párrocos y Misioneros satisfagan,<br />

por razón de colectas, el seis por ciento anual de sus estipendios, quedando exceptuados<br />

los que con voz y voto concurren al Capítulo Provincial.<br />

Determina el Definitorio que, cuando algún Doctrinero se ausente de su ministerio,<br />

bien sea para asistir al Capítulo, bien por otra causa justa, provea al religioso que<br />

le sustituya, de<br />

5 Tomo presente, 66, 112.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 177<br />

todo lo necesario, y, caso de que la ausencia se prolongue por más de cuatro meses,<br />

determinará N. P. Provincial lo que sea justo».<br />

En la determinación que se refería a las exposiciones dirigidas a las autoridades superiores,<br />

hechas por conducto del Provincial o Vicarios Provinciales,<br />

«añade el presente Definitorio que lo mismo debe entenderse de cualquier escrito que<br />

haya de ver la luz pública».<br />

Por último, se aprobaron estas dos nuevas determinaciones:<br />

«Encarga el presente Definitorio a N. P. Provincial que, en cuanto sea posible,<br />

destine a cada uno de los ministerios aislados a dos religiosos, uno, con el carácter de<br />

Doctrinero, y de Compañero, el otro».<br />

«Recordando lo que disponen nuestras Constituciones en la parte tercera, capítulo<br />

11, párrafo 19, acerca de los ejercicios espirituales que nuestros religiosos deben hacer<br />

anualmente 6 , obligación recomendada por muchos Capítulos Provinciales 7 , determina<br />

el Definitorio pleno que los Ministros y Compañeros de las provincias de Manila, Cavite,<br />

Pampanga, Laguna y Batangas concurran para ello a nuestro convento de Manila,<br />

los de Cebú al convento de la Concepción de la misma ciudad, dejando a la prudencia<br />

de los Vicarios Provinciales en las demás provincias el tiempo y el local más apropiado,<br />

conciliando este deber con el deber de Párrocos».<br />

En la mañana del lunes, 5 de mayo, procedió el Definitorio pleno a la provisión de los<br />

restantes oficios con este resultado:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Roque Azcona de la Concepción.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Juan Engrova de las Angustias.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Fulgencio Blanco de San José.<br />

6 COR, a. 1745, pars III, c. XI, n. 19: «Ut autem ardor spiritus, et fervor devotionis in dies apud nos, ut oportet,<br />

augeatur: hortamur Fratres omnes aliorum Conventuum habitatores, tam Praelatos, quam subditos, ut singulis<br />

annis intensius spiritualibus exercitiis, per hebdomadam unam vacent: et qui hulusmodi occupati fuerint,<br />

ab omni cura, et officio liberos esse volumus, ut die, nocteque in cella, sive solitario loco (qui vulgo dicitur<br />

Ermita) orationi mentali prolixius insistant. Hae autem solitariae habitationes in quolibet Monasterio ubi<br />

commode fieri possit extruantur; et nulli particulari usui applicentur. Si forte vero in horto Conventus reperientur,<br />

eo modo, quo in Eremo disponentur, et cymbalum parvulum habeant, quo ipsa signa, quae in Conventu<br />

pro Canonicis Horis solent fieri, solitarius Frater quoque faciat: qui toto illo tempore, quo in tali solitudine<br />

permanserit, alteri non alloquatur, nec illinc, aliqua de causa egrediatur». En el Ceremonial se hallaba<br />

un capítulo, el IV de la parte sexta, que trataba «Del modo con que se han de hacer los ejercicios, por lo<br />

menos una vez al año».<br />

7 El primer Capítulo Provincial de Filipinas en el que se encuentra una determinación sobre este asunto, es el<br />

Intermedio de 1724. Dicha determinación dice así: «Atento a lo que dispone nuestro Ordinario Ceremonial,<br />

que los religiosos hagan todos los años ejercicios espirituales, mandaron que en nuestros Conventos de San<br />

Nicolás de Manila, Cavite, San Juan (de Bagumbayan), San Sebastián, los religiosos que en ellos hubiere<br />

conventuales tengan dichos ejercicios espirituales una vez cada año, en el modo que en dicho Ceremonial<br />

se dispone: para los cuales los PP. Priores determinarán y asignarán el tiempo en que dichos ejercicios se<br />

deben hacer, siendo ellos los primeros que los hagan, para el buen ejemplo de los demás» (DCF, 351).<br />

Después, en el Capítulo Provincial de 1761 se manda en el acta 12 «que todos los años hagan los ejercicios,<br />

concurriendo a la Cabecera o en sus mismos pueblos, conforme le pareciere al Vicario Provincial de aquella<br />

provincia y según permitieren los tiempos y las distancias». Esta acta se confirma en los Capítulos de<br />

1764, 1767, 1770 y 1773 (DCF, 521, 535, 546, 563, 574). Nuevamente se ocupan de este asunto en sus determinaciones<br />

los Capítulos de 1834 (CR, 10, 724), 1837, 1840, 1843 (CR, 11, 50, 93, 129).


178 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Patricio Marcellán de San José.<br />

Prior de Tandag, el P. Fr. Víctor García de la Virgen de la Providencia.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Jacinto Pérez de San Agustín.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. José García de los Remedios.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. Fernando Rubio de San Agustín.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Prior de Bislig, el P. Fr. Gaudencio Marqués del Rosario.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Benito Tutor de San Agustín.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción.<br />

Procurador General, el P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez del Rosario.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Claudio del<br />

Arco de la Concepeción.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Aniceto Grima del Rosario 8 .<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Bibliotecario de Manila, el P. Fr. Mariano Torrente de San Nicolás de Tolentino.<br />

Sacristán de Manila, el P. Fr. Sebastián Mainar del Carmen.<br />

Cronista de la Provincia, el P. Fr. Patricio Marcellán de San José.<br />

Predicador Conventual de Manila, el P. Fr. Pedro Catalán de San Agustín.<br />

Antes de procederse a la firma de todo lo actuado en este Definitorio pleno, el P. Presidente,<br />

Fr. José María Cabañas, hizo presente<br />

8 No aparece en la lista de nombramientos el de Maestro de novicios de Monteagudo, cargo que continuó ejerciendo<br />

el P. Juan Gascón designado para el mismo en el Capítulo intermedio anterior.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 179<br />

a los Padres vocales del mismo que, según nuestras Constituciones en su parte tercera, capítulo<br />

14, párrafo 5, y la bula de Pío VI a la que se refiere el acta séptima del título cuarto del Codex<br />

actorum generalium, los Vicarios Priores no eran aptos para ser Definidores. En vista de<br />

esto, debían designarse Aditos a los religiosos siguientes y por este orden: P. Toribio Sánchez,<br />

P. Patricio Marcellán y P. Santos Paredes, sin perjuicio de que se consultara el caso al P. Comisario<br />

Apostólico.<br />

Hemos de advertir al lector que en el citado párrafo de las Constituciones se dice que en<br />

el Capítulo privado —que es la reunión de los Definidores fuera del Capítulo Provincial— no<br />

se pueden nombrar Priores, sino solamente Vicarios Priores 9 . Y, asimismo, en la bula citada<br />

de Pío VI se determina que ningún religioso sea elegido Definidor de Provincia, si antes no<br />

hubiere ejercido el oficio de Prior en alguno de sus conventos. Asunto semejante al presente<br />

ya se suscitó, como vimos en su lugar, en el trienio anterior 10 .<br />

Observamos, pues, que se descarta, como Adito, al P. Ramón Zueco, que figuraba proclamado<br />

en primer lugar. Este religioso solamente había sido Vicario Prior, elegido en el Capítulo<br />

Intermedio del 31 de octubre de 1871, para ocupar la vacante del Priorato vocal de<br />

Tandag por muerte del P. Simón Loscos.<br />

Al día siguiente de la terminación del Capítulo, el nuevo Provincial remitía la lista de los<br />

religiosos elegidos en el mismo al señor Gobernador General de Filipinas y al señor Arzobispo<br />

de Manila 11 .<br />

IV.- El Padre Comisario Apostólico confirma el Capítulo Provincial<br />

y resuelve el asunto de los Aditos<br />

El Provincial, P. José María Learte, envía, con fecha del 26 de mayo, al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, las actas, determinaciones y nombramientos del Capítulo Provincial.<br />

En su oficio de remisión el P. Learte llama la atención del P. Gabino sobre la nota puesta<br />

al final de los nombramientos acerca del asunto de los Aditos, y le explica que la razón de la<br />

misma es que el P. Ramón Zueco solamente había desempeñado el cargo de Vicario Prior,<br />

mientras que al P. Patricio le habían nombrado Prior.<br />

Le hace asimismo presente que, si bien antes del último Capítulo antecedía en el orden de<br />

Prioratos el P. Paredes al P. Marcellán, creyó el P. Presidente del Capítulo Provincial que debía<br />

darse la precedencia al P. Marcellán, el cual había obtenido en este presente Capítulo también<br />

la precedencia en el orden de Prioratos, como podía verse en la relación de los nombramientos.<br />

Por último, para aclarar todo lo sucedido le advierte el P. Learte que en las elecciones de<br />

Definidores y, por consiguiente, de Aditos, había habido empate entre los referidos PP. Paredes<br />

y Marcellán.<br />

9 COR, a. 1745, pars III, c. XIV, nn. 1, 5.<br />

10 CR, 8, 621; CAG, acta VII, 59; presente tomo, C. III, arts. IV, VIII.<br />

11 AM, 51, Oficios, f. 390.


180 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Y termina el P. Provincial su oficio con la súplica al P. Comisario Apostólico de que<br />

«se digne aprobar el Capítulo, si lo tiene por conveniente y fuere de su agrado, y, en<br />

vista de lo expuesto, determinar quiénes deban ser Aditos y el orden que debe guardarse<br />

entre ellos» 12 .<br />

Recibidos los documentos del Capítulo y oficio del P. Provincial por el P. Comisario<br />

Apostólico, éste,<br />

«hallándolos todos conformes a lo que previenen en tales casos nuestras sagradas Leyes,<br />

Bulas y Decretos Pontificios»,<br />

aprueba y confirma todas las actas, determinaciones y nombramientos hechos en el referido<br />

Capítulo por decreto firmado en Madrid, a 7 de agosto del mismo año 1873,<br />

«reservándonos como nos reservamos proveer por decreto separado a la consulta que<br />

dicho R. P. Provincial y venerable Definitorio nos dirige en nota adicional referente a<br />

la elección de Padres Aditos al Definitorio hecha en el mismo Capítulo» 13 .<br />

Transcurrió bastante tiempo hasta que llegara el anunciado decreto sobre los Aditos, pues<br />

era ya el 6 de abril del año siguiente cuando lo expedía el P. Gabino Sánchez.<br />

En este decreto recuerda el P. Comisario Apostólico, en primer lugar, la reserva que<br />

había hecho, al aprobar lo actuado en el Capítulo, de proveer por medio de otro decreto a la<br />

consulta que se le había dirigido por la nota del Definitorio, que copia a continuación.<br />

Manifiesta, luego, que la citada nota había sido examinada y discutida detenidamente por<br />

los PP. Definidores Generales, en sesión de Definitorio privado. Y, visto lo que previenen<br />

sobre el particular nuestras Constituciones en el lugar citado, y, vista y leída con detención la<br />

bula Per multa del Papa Pío VI;<br />

«Considerando que los PP. Fr. Toribio Sánchez de S. Nicolás y Fr. Patricio Marcellán<br />

de S. José desempeñaron el cargo de Priores por el tiempo prescrito por nuestras<br />

Leyes, requisito necesario, según la indicada bula, para poder formar parte del Definitorio,<br />

entre tanto que el P. Fr. Ramón Zueco de S. Joaquín desempeñó el expresado<br />

cargo con el carácter de Vicario Prior;<br />

Considerando que el P. Fr. Santos Paredes de S. Pedro, si bien antes obtuvo el<br />

cargo de Vicario Prior, fue nombrado en<br />

12 AG, carp. Filipinas, F; AM, 52, Oficios, f. 3. Recordaremos que eran proclamados Aditos en el Capítulo los<br />

tres religiosos que seguían en número de votos obtenidos a los elegidos Definidores (Cfr. COR, a. 1745,<br />

pars III, c. X, nn. 39-41).<br />

13 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 104.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 181<br />

el último Capítulo para uno de los Prioratos de la misma Provincia y que viene desempeñando;<br />

Últimamente, considerando la conveniencia tantas veces recomendada de proximidad<br />

a la ciudad de Manila para que el R. P. Provincial pueda reunir con facilidad,<br />

cuando lo crea oportuno, a los RR. PP. Definidores y, en su defecto, a los Aditos, y<br />

tratar y resolver todo asunto con la calma, detención y actividad que de suyo requiera,<br />

Nos, en virtud de la autoridad de nuestro oficio y en uso de las facultades ordinarias<br />

y extraordinarias que por la Santa Sede nos están delegadas; conforme en todo<br />

nuestro venerable Definitorio General, por el tenor del presente decreto venimos en<br />

declarar Aditos al Definitorio de nuestra expresada Provincia de San Nicolás de Tolentino<br />

en las Islas Filipinas en el orden siguiente: primer Adito, al R. P. Fr. Toribio<br />

Sánchez de S. Nicolás; segundo, al R. P. Fr. Patricio Marcellán de S. José, y tercero, al<br />

R. P. Fr. Santos Paredes de S. Pedro, a los que confirmamos en todos los derechos y<br />

prerrogativas que a los de su clase conceden nuestras sagradas Leyes y actas de nuestros<br />

Capítulos Generales. Y encargamos a todos nuestros súbditos que los hayan como<br />

tales Aditos, sobre lo que les recargamos la conciencia» 14 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Notas biográficas del Provincial Padre Learte. –Breves letras suyas dirigidas<br />

a los religiosos. –El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid.<br />

–Diversos nombramientos<br />

Fue la notable ciudad ribereña navarra de Tudela donde el 18 de diciembre de 1831 vino<br />

al mundo nuestro biografiado. Llamábanse sus padres Gregorio Learte y Joaquina Romé.<br />

Cuando, cumplidos los dieciséis años de edad, pidió ser admitido en el colegio-noviciado<br />

de Monteagudo, a no muchos kilómetros de su ciudad natal, tuvo la satisfacción de ser admitido.<br />

Vistió el hábito agustino-recoleto el día 16 de septiembre del año 1848. En las informaciones<br />

acostumbradas a hacerse acerca de los aspirantes, en las referentes al joven Learte se<br />

lee: «Siempre ejemplar y virtuoso»; «vida siempre virtuosísima y se le ha visto frecuentar los<br />

sacramentos y demás ejercicios de piedad y de virtud» 15 .<br />

Al cumplirse un año y un día de noviciado hace la profesión religiosa. Luego continúa<br />

sus estudios hasta que, destinado a las misiones filipinas, parte del colegio de Monteagudo,<br />

todavía corista, el 21 de enero de 1852, en compañía de otros veintiún religiosos.<br />

El 21 del mes siguiente, se hacían a la mar desde el puerto de Cádiz, para llegar a Manila<br />

el 8 de julio, «todos buenos, aunque algo flacos,<br />

14 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 105.<br />

15 ACM, carp. 18, Informaciones, n. 146.


182 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por haber estado casi todos enfermos desde Singapur», según escribía el P. Provincial al P.<br />

Comisario 16 y ya lo recordamos en las notas biográficas dedicadas en el capítulo III de este<br />

tomo al P. José María Ruiz, con ocasión de su fallecimiento.<br />

En el mes de febrero de 1854 recibe el diaconado y en diciembre, cumplidos los veintitrés<br />

años, es ordenado de sacerdote.<br />

Tres meses después, es destinado, como Compañero del religioso Párroco del pueblo<br />

zambaleño de Iba. Al año siguiente, pasa a hacerse cargo de la parroquia de Botolan, pueblo<br />

cercano al anterior, que administra hasta que es nombrado Subprior del convento de Manila,<br />

con fecha 24 de abril de 1861, por haber renunciado a dicho cargo el P. Fulgencio Blanco, el<br />

cual había sido designado para el mismo en el Capítulo Provincial finalizado dos días antes.<br />

En abril de 1862 renuncia también el Prior del referido convento de Manila, P. Ambrosio<br />

Iturriaga, quien recibe notificación del P. Provincial para que haga entrega del oficio al Subprior,<br />

P. José María Learte, hasta que el Definitorio dispusiera lo que juzgare más conveniente.<br />

En efecto, unos días después, admitida la renuncia del P. Iturriaga, es elegido Vicario<br />

Prior nuestro biografiado, y luego es confirmado en dicho cargo al celebrarse el Capítulo Intermedio,<br />

el 31 de octubre del ya citado año 1862.<br />

El todavía joven P. Learte se encuentra, antes de cumplir los treinta y un años de edad,<br />

con la gran responsabilidad del gobierno de la casa principal de la Provincia. Y, por si esto<br />

fuera poco, en abril del año siguiente se le encomienda también la administración de la<br />

hacienda de Imus.<br />

Asiste al Capítulo Provincial de 1864 y en él es nombrado Vicerrector del colegio de<br />

Monteagudo. Regresa a la Península para ocupar su nuevo destino en el que permanece hasta<br />

el final del trienio.<br />

Su vuelta a Manila tiene lugar en enero de 1868, y de nuevo se hace cargo de su antigua<br />

parroquia de Botolan.<br />

En el Capítulo de <strong>1867</strong> había sido elegido Prior vocal de Jimamailan y en el de 1870, de<br />

Bolinao, cargo por el que asiste al presente Capítulo de 1873, en el que se ve elevado al Provincialato.<br />

«Espejo de religiosidad, de celo y observancia», se lee del P. Learte 17 . Bien podemos,<br />

pues, afirmar que no es nada extraño que los Padres capitulares pusieran los ojos en él<br />

para el gobierno de la Provincia 18 .<br />

II.- Breves letras del Padre Provincial dirigidas a los religiosos<br />

En el mes de junio remite el Provincial, P. Learte, a los religiosos las actas, determinaciones<br />

y nombramientos del Capítulo, juntamente con una corta carta circular. En ella, entre<br />

otras cosas, les dice:<br />

«Verán Vuestras Reverencias que el menor de sus hermanos ha sido agraciado<br />

con el cargo de Provincial, cargo que,<br />

16 CR, 11, 280.<br />

17 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 251.<br />

18 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 54; F. SÁDABA, Catálogo, 461; CR, 11, 874.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 183<br />

si en todos los tiempos es pesado y dificultoso, lo es hoy con especialidad por razón de<br />

las circunstancias.»<br />

Manifiéstales, luego, la esperanza que tiene de su ayuda para que se le haga más ligero el<br />

cargo, por medio de sus oraciones y con la observancia de una conducta digna y propia de<br />

nuestro estado 19 .<br />

III.- El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid<br />

El Definitorio pleno, en sesión del 8 de mayo, da su aprobación a las instrucciones a las<br />

que debe ajustarse en su actuación el Comisario de la Provincia en Madrid, P. Claudio del<br />

Arco. Son las mismas que se dieron en el trienio anterior al entonces nombrado para dicho<br />

cargo 20 .<br />

Al día siguiente, y ante el escribano público de Manila, don Francisco Rogent, el Definitorio<br />

pleno otorgaba a dicho P. Comisario los correspondientes poderes en la forma acostumbrada<br />

21 .<br />

Parte de Manila para la Península el P. Claudio del Arco y, una vez en Madrid, con fecha<br />

26 de noviembre del mismo año 1873, presenta al Gobierno su nombramiento y los poderes<br />

que le había conferido la Provincia para que la represente como Comisario, Vicario Provincial<br />

y Procurador, y suplica se le dé la necesaria confirmación.<br />

En el informe que el 19 de enero del año siguiente da al Gobierno el Ministerio de Ultramar<br />

acerca de aquella petición, después de hacer constar que procede la confirmación del referido<br />

nombramiento del P. Claudio del Arco, se agrega que, al dar comunicación del mismo<br />

al Gobernador General y Vice-Patrono de las Iglesias de Asia, es necesario hacerle saber<br />

«que los Provinciales de las Órdenes religiosas deben comunicarle las elecciones que<br />

los Capítulos o Definitorios hagan y ponerlas en conocimiento de este Ministerio para<br />

tenerlas a la vista al aprobar aquí los nombramientos de Procuradores».<br />

Dos días después se ponía en conocimiento por el citado Ministerio al referido Gobernador<br />

y Vice-Patrono que el Gobierno había aprobado el nombramiento y poderes del P. Claudio<br />

del Arco, y añadía que<br />

«desea que ese Vice-Patronato comunique las elecciones análogas» 22 .<br />

19 AM, carp. 44, 1, 3.<br />

20 Cfr. presente tomo, c. II, art. II, pág. III.<br />

21 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 72v.<br />

22 AHN, Ultramar, leg. 2314, n. 117.


184 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

IV.- Diversos nombramientos<br />

En distintas fechas va firmando el Provincial, P. Learte, los títulos de los siguientes nombramientos:<br />

Vicarios Provinciales: el P. Fr. Esteban Martínez de San Antonio de Padua, de Mindoro;<br />

el Definidor, P. Fr. Alberto Serrano de Santa Ana, de Zambales; el P. Fr. Ezequiel Moreno del<br />

Rosario, de Mindoro, en sustitución del antes nombrado P. Esteban Martínez 23 ; el Definidor,<br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced, de Cavite 24 .<br />

Presidentes: el P. Fr. Andrés Ferrero de San José, del convento de San Sebastián, y los<br />

PP. Fr. Benito Sánchez de la Asunción, Fr. Félix Melero del Carmen y Fr. Eulogio Moreno<br />

del Pilar, los tres del convento de Cavite, en fechas sucesivas 25 .<br />

Conocedor el P. Learte de la situación de la región de Zambales, en la que él había ejercido<br />

el ministerio pastoral, una de las primeras medidas adoptadas por él, tan pronto como fue<br />

elegido Provincial, consistió en dividir la citada región en dos Vicarías, la del Norte y la del<br />

Sur. Y nombró Vicario Provincial de la primera al Provincial absoluto, P. Fr. Mariano Cuartero<br />

del Pilar, sustituido, unos meses más tarde, por el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de<br />

Vico 26 .<br />

En sesión del Definitorio, celebrada el 27 de diciembre de 1873, se aceptó la renuncia<br />

que el P. Aniceto Grima había presentado de su cargo de Vicerrector del colegio-noviciado de<br />

Monteagudo, y se le encomendó al P. Provincial que, de conformidad con lo dispuesto en<br />

nuestras Constituciones, procurase cubrir dicho puesto hasta el Capítulo Intermedio con alguno<br />

de los religiosos sacerdotes residentes en nuestros colegios 27 .<br />

En otra sesión, habida el 22 del mes siguiente, era admitida también la renuncia hecha<br />

por el Rector del mismo colegio, P. Benito Tutor. Se dejaba a la prudencia del P. Comisario<br />

de la Provincia en Madrid lo referente al gobierno del referido colegio hasta el Capítulo Intermedio<br />

28 .<br />

Tanto el P. Grima como el P. Tutor no habían salido aún de Filipinas para trasladarse a la<br />

Península y tomar posesión de sus respectivos cargos.<br />

Con fecha del 23 de abril de 1874 escribía el Provincial, P. Learte, el Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, y le manifestaba que los PP. Rector y Vicerrector del colegio de<br />

Monteagudo, o sea, los nombrados en el trienio anterior, PP. Dionisio Ballesteros y Carlos<br />

Úbeda,<br />

23 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 71v, 72, 83.<br />

24 AM, 52, Oficios, f. 72.<br />

25 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 81, 82v, 84, 85.<br />

26 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 54; 52, Oficios, f. 15; 28, Registro Provl. 3.º, ff. 81v, 84v. De la Vicaría de Zambales<br />

del Sur quedó, sin duda, encargado el que hasta entonces lo había sido de todo Zambales, P. Serrano.<br />

27 AM, 35, Definitorios, f. 149; COR, a. 1745, pars. III, c. <strong>XII</strong>I, n. 4: «Si autem alia Officia Conventuum ante<br />

Congregationem vacaverint, providebit dictus Provincialis, usque ad tempus Congregationis; si vero vacaverint<br />

post Congregationem, ipse etiam providebit, usque ad Capitulum Provinciale».<br />

28 AM, 35, Definitorios, f. 150v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 185<br />

que todavía continuaban en dichos cargos por no llegar los nuevamente elegidos, parecía que<br />

deseaban, según el Comisario P. Claudio del Arco, regresar a Manila a fin de hacerse cargo de<br />

los Prioratos para los que habían sido designados en el último Capítulo Provincial.<br />

Con este motivo —añadía el P. Gabino— y en virtud de la autorización que el mismo P.<br />

Claudio dice haber recibido de Manila, le ha presentado dicho Padre, para su aprobación y<br />

confirmación, dos nombramientos que ha hecho de Rector-Presidente y de Vicerrector interino<br />

del colegio de Monteagudo, a favor de los PP. Fr. Marcial Bellido de la Concepción y Fr.<br />

Miguel Ugarte del Pilar, respectivamente.<br />

«El caso, nuevo en su clase —sigue en su carta el P. Comisario Apostólico—, me hizo<br />

leer detenidamente la ley y las actas de los Capítulos Generales, terminando por reunir el Definitorio<br />

General y, de acuerdo con él, aprobar y confirmar los tales nombramientos con el<br />

carácter de por ahora y hasta el Capítulo Provincial Intermedio y subsanando toda omisión de<br />

atribuciones y de formalidad que en ellos pudieran haber ocurrido. La jurisdicción es delicada<br />

y vale más prevenir que curar. Procede tomar en consideración el caso, para cortar con previsión<br />

que se repita en lo sucesivo» 29 .<br />

En la sesión, ya citada, del 27 de diciembre de 1873, se relevó al P. Gaudencio Marqués a<br />

petición propia, del cargo de administrador de la hacienda de Imus y de la presidencia de la<br />

casa, «quedando encomendado al P. Provincial la elección de las personas que deban ocupar<br />

estos puestos en lo sucesivo». De conformidad con este acuerdo, el Provincial, P. Learte,<br />

nombró en junio del año siguiente para aquellos oficios al P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen<br />

30 .<br />

También en la referida sesión le fue admitida al P. Roque Azcona la renuncia que había<br />

presentado del Priorato del convento de Manila y se nombró Vicario Prior del mismo, hasta el<br />

Capítulo Intermedio, al que era su Subprior, P. <strong>Manuel</strong> Jiménez.<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Circular del Padre Provincial acerca de la grave necesidad económica de la Provincia<br />

y su remedio. –Cumplimiento de lo ordenado sobre los ejercicios<br />

espirituales. –La Visita provincial<br />

I.- Circular del Padre Provincial acerca de la grave necesidad<br />

económica de la Provincia y su remedio<br />

Llevaba el P. José María Learte solamente unos meses al frente del Provincialato, cuando<br />

se ve obligado a dirigirse a los religiosos párrocos con una sincera, angustiosa y apremiante<br />

llamada, a fin de buscar el remedio a la crítica situación económica en que se encontraba la<br />

Provincia.<br />

29 AM, carp. 80, leg. 1.<br />

30 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 86.


186 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Está firmada la circular el 2 de septiembre de 1873. Se expresa en ella en estos términos:<br />

«Al aceptar la pesada carga que, en el último Capítulo Provincial, se echó sobre<br />

mis débiles hombros, me obligué conmigo mismo a considerar, como uno de mis principales<br />

deberes, el ser siempre buen hermano de mis hermanos y a obrar en conformidad<br />

con lo que esa cualidad exige, sin hablar otro lenguaje que el inspirado por la caridad.<br />

No ignoraba, ciertamente, que, como ahora sucede, se me habían de ofrecer casos<br />

en que la conciliación de deberes había de hacer embarazosa mi situación; mas esto no<br />

obstante, acepté con mayor fervor la obligación que me impuse, renovando mi primer<br />

propósito, y hoy intento dar a Vuestras Reverencias una prueba de ello.<br />

El estado de nuestra amada Provincia en sus intereses materiales es por demás lamentable,<br />

y tan preñada de dificultades se presenta la situación, por la que estamos<br />

atravesando los llamados a regirla y representarla, que, después de mucho estudio y de<br />

mucho pensar para poder hacerles comprender a Vuestras Reverencias la verdad de<br />

esa situación, me vea precisado a decir, con alma entristecida, que nos amenaza muy<br />

cerca el día en que nuestras obligaciones más insignificantes y nuestras atenciones<br />

más sagradas no se van a poder cubrir, ni en poco ni en mucho, con el descrédito para<br />

nosotros que es consiguiente.<br />

Hablo el lenguaje de la verdad con derecho a ser creído. Llamo, pues, al corazón<br />

de todos, lleno de confianza, y con ésta espero que los unos se impondrán sacrificios<br />

en bien de la Provincia, que padece necesidad, y que los otros se apresuren a devolverle<br />

todo, o al menos la mayor parte, de lo mucho que a ella deben. De no ser así, tengan<br />

Vuestras Reverencias entendido que, no precisamente el amor al orden y a la justicia,<br />

sino la necesidad, pero una necesidad real e imperiosa, me obligará a cerrar las puertas<br />

de la Procuración, con gran perjuicio de muchos de nuestros hermanos, que padecen<br />

en ministerios penosos, y del buen orden también con que debemos funcionar como<br />

Corporación.<br />

Son muchos los Padres Ministros que, no habiéndoles sido adversa la fortuna y<br />

ocupando y habiendo ocupado destinos cuyos rendimientos son y han sido más que suficientes<br />

para cubrir necesidades, no sólo justas, sino hasta exageradas, se hallan, sin<br />

embargo, en descubierto en muy crecidas cantidades. A éstos con especialidad pido,<br />

con encarecimiento, que reflexionen acerca de lo que, por justicia, por decoro y por<br />

conveniencia, están obligados a hacer.<br />

No olviden que les habla el mejor hermano, expresándoles una grave necesidad de<br />

nuestra amada Provincia, que es nuestra Madre, y, no olvidando esto ni olvidando<br />

tampoco que ella ha sido buena para con Vuestras Reverencias, piensen en su


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 187<br />

corazón que nadie con más derecho que ella, debe ser atendido en lo que pide con justicia<br />

tanta. Si la Provincia hoy vive en aprieto y se halla despojada de gran parte de su<br />

pingüe herencia, con que la enriquecieron nuestros antepasados, de respetable memoria,<br />

eso es debido a su condescendencia para con nosotros y a la solicitud de madre<br />

con que ha hartado a muchos de sus hijos» 31 .<br />

El resultado de este llamamiento del P. Learte en favor de la Provincia fue el que él esperaba<br />

de aquellos religiosos a quienes se dirigía 32 .<br />

Creemos oportuno advertir que a la Procuración General de la Provincia en Manila acudían<br />

los religiosos párrocos desde sus ministerios, para que les proporcionara los diversos<br />

efectos y provisiones que ellos necesitaban. El precio de todo ello lo habían de abonar luego a<br />

la misma Procuración con el producto de sus estipendios y entradas ministeriales. El P. Provincial<br />

se queja, como hemos visto, que algunos se hallaban en descubierto en grandes cantidades.<br />

Eran debidas éstas por cuanto les había enviado, a petición de los interesados, la Procuración<br />

General.<br />

Aprovechamos la oportunidad de esta nota anterior para incluir en este lugar las siguientes<br />

determinaciones tomadas por el Definitorio Provincial.<br />

En sesión habida el 30 de mayo de este mismo año de 1873 el referido Definitorio aprobaba:<br />

primero, que, cuando alguno de los religiosos fuere a España con cargo o por enfermo y<br />

tuviese cubiertas sus obligaciones, el P. Provincial pudiera concederle, para usos religiosos,<br />

hasta la cantidad de mil pesos del dinero que el religioso tuviese en la Procuración General;<br />

segundo, que el P. Provincial quedaba autorizado para permitir a los religiosos, que pidieran<br />

mandar dinero a España con el fin de socorrer a sus familias necesitadas, hasta la cantidad de<br />

doscientos pesos 33 . Antes de ahora era el mismo Definitorio el que daba esta última autorización.<br />

II.- Cumplimiento de lo ordenado sobre los ejercicios espirituales<br />

De conformidad con lo acordado en una de las determinaciones del último Capítulo Provincial<br />

acerca de los ejercicios espirituales que todos los religiosos deben practicar todos los<br />

años, el P. Learte, con fecha del 17 de octubre de 1873, dispuso que los religiosos de Manila y<br />

de las provincias limítrofes tuvieran dichos ejercicios por tandas en el convento de la citada<br />

capital. Púsose de acuerdo con el señor Arzobispo para que nada se opusiera a su realización,<br />

habida cuenta de las obligaciones ministeriales en las parroquias 34 .<br />

31 AM, carp. 44, 1, 3.<br />

32 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 54, donde también se copia la mayor parte de la circular del P. Learte.<br />

33 AM, 35, Definitorios, f. 145.<br />

34 AM, 61-5º, Difuntos, f. 54; carp. 45.


188 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, en carta escrita el 1 de marzo del año siguiente,<br />

dice al P. Provincial que aprueba las medidas que ha tomado, en especial lo referente<br />

a los ejercicios espirituales por tandas. «Es el modo —añade— que veo más sencillo y más<br />

conducente a un buen resultado. Siga haciendo el bien de la Provincia y de nuestros hermanos<br />

con el celo que tanto le honra, seguro de que el cielo bendecirá el trienio de su Provincialato»<br />

35 .<br />

III.- La Visita provincial<br />

Como era ya costumbre, en general, en todos los trienios, el Definitorio, reunido en sesión<br />

el 27 de diciembre de 1873, autorizaba al P. Provincial para poder nombrar religiosos<br />

que verificaran la Visita, en su nombre, a aquellos lugares a donde él no pudiera ir, por alguna<br />

razón, personalmente 36 .<br />

El P. Learte se propuso girar la Visita a los ministerios de las provincias de Cebú, Negros,<br />

Bohol y Mindanao. Partió de Manila el 21 de enero de 1874, después de designar al<br />

Prior de San Sebastián, P. Patricio Marcellán, como Vicario Provincial en Manila, durante su<br />

ausencia. Duró ésta hasta mediados de mayo, pues el día 16 de dicho mes comunicaba ya su<br />

regreso al señor Arzobispo.<br />

Unos días más tarde, nombraba, para hacer la Visita a los ministerios de Calamianes, de<br />

Romblón y de Mindoro, a los respectivos Vicarios Provinciales de dichas regiones, PP. Francisco<br />

Arellano, Toribio Sánchez y Ezequiel Moreno. Asimismo encargaba al Comisario y<br />

Vicario Provincial en España, P. Claudio del Arco, que verificase la Visita, en su nombre, a<br />

los colegios de Monteagudo y de Marcilla. Por su parte, el 27 del mismo mes de mayo, salía<br />

de Manila para visitar la provincia de Cavite 37 .<br />

Después de la celebración del Capítulo Intermedio, que reseñaremos en el artículo siguiente,<br />

ya a últimos de diciembre de 1874, partió el P. Learte de Manila con objeto de girar<br />

la Visita a los ministerios de Zambales. Nuevamente dejó como Vicario Provincial, en su ausencia,<br />

al Prior de San Sebastián, P. Marcellán. Unos días antes, había designado al P. Toribio<br />

Mateo del Carmen, Párroco de Bagac, para que visitara, en su nombre, los pueblos de Bataan<br />

38 .<br />

Y cerramos estas notas sobre la Visita provincial con unas interesantes palabras del P.<br />

Gabino Sánchez, escritas al P. Learte el 22 de junio de 1874. El P. Comisario Apostólico se<br />

expresa de esta manera:<br />

«Le felicito por el celo y eficacia con que procura el mayor bien de esta nuestra<br />

amada Provincia, y doy al Señor las mayores gracias por el auxilio y asistencia especial<br />

con que le favorece en su santa Visita.<br />

Constancia; siempre adelante hasta extirpar el último abuso, hasta<br />

35 AM, carp. 80, leg. 1<br />

36 AM, 35, Definitorios, f. 150.<br />

37 AM, carp. 44, 2; 52, Oficios, ff. 54-55; carp. 3 bis, n. 58.<br />

38 AM, carp. 44, 2; 52, Oficios, f. 82v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 189<br />

fomentar la virtud heroica, hasta llenar cumplidamente todos los deberes de su cargo,<br />

que sólo recibiera para mayor gloria de Dios, y bien de la Orden y de las almas» 39 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Celebración del Capítulo Intermedio y su aprobación por el Padre Comisario<br />

Apostólico. –Nueva consulta acerca de los Aditos y Vicarios Priores<br />

y la resolución recaída sobre ella<br />

I.- Celebración del Capítulo Intermedio y su aprobación<br />

por el Padre Comisario Apostólico<br />

Cuando, a su debido tiempo, el Provincial, P. José María Learte, remitió las convocatorias<br />

para el Capítulo Intermedio a los Padres, llamados por las Constituciones para tomar parte<br />

del mismo, todos respondieron que ofrecían su asistencia, a excepción del Presidente que<br />

fue del último Capítulo Provincial, P. José María Cañadas. Este Padre «contestó tan solamente,<br />

diciendo que había recibido la convocatoria y que quedaba enterado».<br />

El día señalado, 31 de octubre de 1874, reuniéronse en el convento de Manila los vocales<br />

siguientes:<br />

P. Fr. José María Learte del Carmen, Provincial; P. Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio<br />

de Padua, Provincial absoluto; PP. Fr. Alberto Serrano de Santa Ana, Fr. Aquilino Bon de San<br />

Sebastián, Fr. Pedro Albericio de la Virgen de los Ángeles y Fr. Toribio Minguella de la Merced,<br />

Definidores, y el P. Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana, en sustitución del Presidente del<br />

último Capítulo Provincial, el ya referido P. Cabañas.<br />

Declaráronse vacantes el Priorato y Subpriorato del convento de Manila y el Rectorado y<br />

Vicerrectorado de Monteagudo, por haber admitido el Definitorio, a su tiempo, las renuncias<br />

presentadas por los religiosos nombrados para dichos cargos y designado interinamente a<br />

otros religiosos para sustituirlos.<br />

Se pasó, a continuación, a proveer definitivamente los citados cargos con este resultado:<br />

Vicario Prior de Manila, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez del Rosario.<br />

Vicario Rector de Monteagudo, el P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción.<br />

Vicario Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Patricio Adell de San<br />

Macario.<br />

Vicario Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.<br />

Concluido lo referente a las elecciones, el P. Provincial dio lectura al decreto del P. Comisario<br />

General, fechado el 6 de abril del presente año, por el que resolvía la consulta que el<br />

P. Presidente del último<br />

39 AM, carp. 80, leg. 1.


190 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Capítulo Provincial hizo al Definitorio General sobre los Aditos; y aceptado, como se debe, el<br />

referido decreto, el presente Definitorio pleno encarga al P. Provincial que, en unión con sus<br />

Definidores, eleve respetuosa consulta al P. Comisario Apostólico acerca del asunto del que<br />

trata el mismo decreto.<br />

Hizo también presente el P. Provincial lo mucho que le cuesta a la Procuración el entretenimiento<br />

de las máquinas azucareras de nuestra hacienda de Imus y demostró con datos que,<br />

desde la instalación de dichas máquinas, han sido éstas un perjuicio, siempre creciente, para<br />

nuestros intereses, sin que ofrezcan utilidades para el porvenir.<br />

«En vista de las razones expuestas por el P. Provincial y considerando este Definitorio<br />

que, de continuar así las cosas, era inmensa su responsabilidad ante la Provincia,<br />

determinó que, una vez levantada la actual cosecha de caña, se den las tierras a inquilinato,<br />

reservando las más próximas a las máquinas, cuyos terrenos continuarán ahora<br />

siendo elaborados por nuestra cuenta» 40 .<br />

El Provincial, P. Learte, remitió todo lo actuado en este Capítulo Intermedio al P. Comisario<br />

Apostólico con el ruego de que le diera su aprobación. Así lo hacía el P. Gabino Sánchez<br />

por decreto fechado en Madrid el día 6 de febrero de 1875 41 .<br />

II.- Nueva consulta acerca de los Aditos y Vicarios Priores<br />

En sesión del Definitorio, celebrada el 13 de noviembre de 1874, el P. Provincial hizo<br />

presente a los PP. Definidores lo acordado en el pasado Capítulo Intermedio con motivo del<br />

decreto del P. Comisario Apostólico sobre los Aditos del presente trienio.<br />

Examinado otra vez el asunto, se tomó la resolución de elevar a dicho P. Comisario<br />

Apostólico una nueva consulta, en nombre de todo el Definitorio pleno, redactado de la guisa<br />

siguiente:<br />

Manifiestan primeramente<br />

«que han leído el decreto emanado de la autoridad de V. Revma. referente a los que<br />

deben ser Aditos en el presente trienio y al orden de precedencia, que deben guardar<br />

entre sí».<br />

Y, a continuación, siguen así:<br />

«Nosotros, hijos de V. Revma., hemos aceptado sumisos el decreto, pero, sin<br />

mengua del respeto que debemos y tributamos a V. Revma., elevamos consulta y, al<br />

efecto, nos permitimos exponer las consideraciones siguientes:<br />

Al hablar nuestras sagradas Leyes en la parte III, cap. X,<br />

40 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 106.<br />

41 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 109.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 191<br />

párrafo IV, de las cualidades que debe tener el que ha sido elegido Provincial, exigen,<br />

entre otras, el que aliquando in officio Prioratus laudabiliter se gesserit; pero, al tratar<br />

de Definidores, no dicen que sea preciso para ello el haber sido antes Prior. Este vacío<br />

de nuestras Constituciones vino a llenarlo la bula de Pío VI, que comienza Per multa;<br />

y, por cierto, que la decisión pontificia es tan respetable como lógica, pues, atendida la<br />

mayor categoría de los Definidores sobre los Priores, justo es que aquéllos pasen antes<br />

por este cargo. La dificultad está resuelta; sin embargo, hay lugar a preguntar: 1.º ¿Se<br />

exigen las mismas condiciones para Adito que para Definidor? 2.º Los Vicarios Priores,<br />

¿deben considerarse al efecto como Priores?<br />

Sin prejuzgar el asunto, decimos sobre los dos nuestro leal entender: Que para ser<br />

Adito deban reunirse las mismas condiciones que para ser Definidor, parece muy natural,<br />

toda vez que al Adito se le supone con toda la aptitud legal para ser Definidor, y lo<br />

es de hecho, si alguno de los Definidores muere civil o naturalmente. Es verdad que<br />

hasta el Capítulo próximo pasado la práctica ha estado en contra, siendo Aditos, y no<br />

pocas veces Definidores, los que sólo habían sido Secretarios, Maestros de novicios o<br />

Procuradores, o bien haciendo Aditos a los que se creía fuesen nombrados Prior de<br />

Manila, Subprior o Procurador, habiéndose dado el caso de ser Adito quien no llegó a<br />

tener voto en Capítulo.<br />

Respetando nosotros las razones que asistieron a nuestros antepasados para obrar<br />

así, fundados tal vez en lo escaso del personal, en la distancia que las atenciones del<br />

ministerio parroquial interponían, casi siempre, entre el Provincial y sus Definidores o<br />

Aditos, y, por lo que hace a éstos, en la letra de la citada bula, que sólo habla de Definidores,<br />

creemos que, para evitar dudas en lo sucesivo o disensiones domésticas, que<br />

acaso pudieran surgir dejando la solución al espíritu privado, sería bien que V. Revma.<br />

decretase, de una manera definitiva, si se requieren las mismas cualidades para ser<br />

Adito que para ser Definidor.<br />

A primera vista y ateniéndonos al texto de la bula, es fácil la contestación a la segunda<br />

pregunta. Ninguno puede ser elegido Definidor sin que haya sido Prior, luego<br />

los Vicarios Priores no son elegibles Definidores. Esta consecuencia vendría luego a<br />

destruir aquella otra de que, para ser Adito, se necesita haber sido antes Prior, puesto<br />

que la bula no trata de Aditos, sino solamente de Definidores. Lo consiguiente es que<br />

digamos luego que los que hayan sido Vicarios Priores, pueden ser elegidos Definidores».<br />

Se extiende después el documento de consulta en diversas explicaciones y razonamientos<br />

en defensa de esta última afirmación, para terminar luego de esta manera:


192 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«Comprendemos que no basta para ser Adito la aptitud prestada por el mero nombramiento<br />

de Prior o Vicario Prior, si los nombrados no han aceptado el cargo, así como<br />

no es suficiente haberlo desempeñado, si han sido depuestos de él» 42 .<br />

Al siguiente día de la aprobación por el Definitorio de esta consulta, el P. Provincial se la<br />

remitía al P. Comisario Apostólico. El P. Learte, en el oficio que acompañaba al documento<br />

de la consulta, insiste en que la resolución de este asunto<br />

«se ha hecho ya completamente necesaria, tanto para la tranquilidad de las conciencias,<br />

como para evitar las disensiones que, naturalmente, nacen cuando la ley no está<br />

clara y son muchos los llamados a interpretarla con igual derecho» 43 .<br />

III.- Resolución recaída sobre la consulta<br />

Una vez en poder del P. Comisario Apostólico los escritos referentes a la consulta hecha<br />

por el Definitorio Provincial de Filipinas, el P. Gabino Sánchez tuvo, al parecer, dos reuniones<br />

previas con sus Definidores Generales para hablar de dicho asunto, antes de la sesión definitiva.<br />

Decimos lo anterior, porque, en la sesión habida el 22 de noviembre de 1875, o sea, un<br />

año después de elevada la consulta, en el acta de aquélla, se manifiesta que, en la citada fecha,<br />

el P. Comisario Apostólico «se sirvió reunir por tercera vez en sesión de Definitorio pleno a<br />

los RR. Definidores Generales, Fr. Ángel Barra de Sta. Bárbara, Fray Eugenio Gómez de San<br />

José, Fr. Francisco Gutiérrez de San Pascual Bailón y Fr. Guillermo Agudo de San Antonio,<br />

para tratar y resolver definitivamente sobre la consulta» referida.<br />

En esta tercera reunión, el P. Gabino Sánchez mandó leer las disposiciones de nuestras<br />

Leyes, actas y determinaciones de los Capítulos Generales, la bula de Pío VI, el decreto del<br />

mismo P. Comisario Apostólico, dado el 6 de abril del año anterior, los considerandos de la<br />

consulta y demás documentos relacionados con el nombramiento de Aditos, a fin de que los<br />

PP. Definidores «pudieran discutir, con mayor copia de datos, y resolver, con acierto, un<br />

asunto de suyo tan delicado».<br />

Leídas, a continuación, las dos preguntas consignadas en la consulta y discutidas con sosiego,<br />

«Visto lo que previenen nuestras sagradas Leyes, parte III, capítulo XIV, párrafo<br />

5, de Capitulo Privato;<br />

Vistos detenidamente los Capítulos Generales de la Congregación y con mayor<br />

cuidado los celebrados en 1701 y 1725 44 ;<br />

42 AM, 35, Definitorios, f. 154.<br />

43 AM, 51, Oficios, f. 77.<br />

44 En los años 1701 y 1725 no hubo Capítulos Generales, sino en los dos años respectivos anteriores; mas no<br />

tenemos noticia que en estos se tratase de algún asunto que tuviera alguna relación con el caso presente.<br />

Ciertamente, en una Junta General del 15 de junio de 1725 se trató de una consulta hecha por la Provincia<br />

de Filipinas sobre la validez de la elección de Priores, especialmente si han de tener voto en Capítulo,<br />

cuando la hace el Capítulo privado; y se respondió afirmativamente servatis servandis (AO, 7, 411; CAG,<br />

acta III, 35).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 193<br />

Vista y leída, una y otra vez, la cláusula de la bula Per multa de N. Smo. P. Pío<br />

Papa VI, dada en 28 de agosto de 1795, en que dice nullus in Diffinitorem Provinciae...<br />

quin prius munus, seu officium Prioris in altero ex suis conventibus exercuerit;<br />

Visto el citado decreto de N. P. Comisario Apostólico y Venerable Definitorio<br />

General de la Congregación;<br />

Y, últimamente, examinados otros datos que N. P. Comisario Apostólico se sirvió<br />

poner a disposición de los RR. PP. Definidores Generales,<br />

Considerando que nuestras sagradas Leyes nada resuelven en sus Capítulos respecto<br />

de las condiciones que han de tener nuestros religiosos para ser nombrados Aditos;<br />

Considerando que los Capítulos Generales de nuestra Congregación, si bien se<br />

ocupan y esclarecen el asunto, no lo fijan determinadamente;<br />

Considerando que el mero hecho de exigir la tantas veces citada bula de S. S. Pío<br />

Papa VI la cualidad de Prior para obtener el cargo de Definidor Provincial y hacerlo de<br />

un modo positivo, encarna la resolución negativa e implícita de no exigirla para Adito,<br />

pues, en caso contrario, hubiera comprendido en su disposición a Definidores y Aditos;<br />

Considerando que Definidor y Adito se diferencian tanto en su jerarquía canónica<br />

y sentido formal, como en el gramatical, teniendo los primeros un carácter propio, titular<br />

y permanente, y los segundos, precario, eventual, contingente, accidental y casual;<br />

Considerando que el decreto de N. P. Comisario Apostólico y Venerable Definitorio<br />

de 6 de abril del año anterior referente al asunto que nos ocupa, se limita a dar preferencia<br />

a los Priores nombrados en Capítulo Provincial sobre los Vicarios Priores,<br />

que lo fueron en Capítulo Intermedio;<br />

Últimamente, considerando la organización especial de la Provincia de San Nicolás<br />

de Tolentino de las Islas Filipinas, su extensa administración, la distancia de uno a<br />

otro de sus Prioratos y el escaso personal a que, por las vicisitudes de los tiempos, pudiera<br />

verse reducida;<br />

Los RR. PP. Definidores Generales, atendiendo a éstas y otras consideraciones,<br />

también importantes, entre ellas la de evitar dudas, rencillas domésticas que, de no fijar<br />

el punto definitivamente, pudieran surgir con gran perjuicio de las conciencias y<br />

aun con escándalo del público, máxime en las circunstancias delicadas presentes; muy<br />

de acuerdo, unánimes y conformes,


194 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

vinieron en presentar a la aprobación y confirmación de N. P. Comisario como a Superior<br />

y Jefe que es de la Congregación, las resoluciones siguientes:<br />

1.ª Que los PP. Priores nombrados en Capítulo Provincial para algunos de los<br />

Prioratos de la misma Provincia con voto en Capítulo y que le hubieren<br />

desempeñado laudablemente por algún tiempo, son elegibles Definidores<br />

Provinciales;<br />

2.ª Que los Vicarios Priores nombrados tales en Capítulo Intermedio de dicha Provincia<br />

para alguno de sus Prioratos con voto en Capítulo y que asimismo<br />

lo hubieren desempeñado por algún tiempo con buena nota, son elegibles<br />

Aditos, siempre que aquéllos y éstos no tuvieren, por otro concepto, causa<br />

que lo impida;<br />

3.ª Que en competencia e igualdad de votos en el nombramiento de Aditos entre<br />

Priores y Vicarios Priores, decida el empate ipso jure la cualidad de Prior;<br />

4.ª Que los Maestros de novicios u otros con voto, que no hubieren desempeñado<br />

en la forma dicha los cargos de Prior y de Vicario Prior por nombramiento<br />

a su favor del Capítulo Provincial o Intermedio, no puedan ser nombrados<br />

Aditos, aun, cuando concurriere el caso de escasez de personal u otro análogo.<br />

Enterado N. P. Comisario Apostólico, Fr. Gabino Sánchez de la Concepción, de<br />

las cuatro resoluciones que anteceden y de las poderosas razones que las motivaron,<br />

conforme en un todo con el Venerable Definitorio General y usando de las facultades<br />

anejas a su autoridad y de las especiales que por la Santa Sede le están delegadas, por<br />

el presente decreto vino en darles su aprobación y confirmación, ordenando como ordena,<br />

en virtud de santa obediencia, a los RR. PP. de la Provincia de San Nicolás de<br />

Tolentino de las Islas Filipinas que las respeten y acaten y las tengan presentes al celebrar<br />

Capítulos Provinciales o Intermedios, acomodándose en todo a ellas en los nombramientos<br />

de Aditos, sobre lo que les recuerda la conciencia 45 .<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Pide el Gobierno un informe sobre el personal de los colegios y lo da el Padre Comisario<br />

de la Provincia. –La exención del servicio militar. –Miscelánea breve<br />

I.- Pide el Gobierno un informe sobre el personal de los colegios<br />

y lo da el Padre Comisario de la Provincia<br />

El señor Secretario general del Ministerio de Ultramar, por oficio fechado el 21 de noviembre<br />

de 1874, comunica al P. Comisario de<br />

45 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 107; carp. 5, leg. 2, 2.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 195<br />

nuestra Provincia en Madrid que el señor Presidente del Poder Ejecutivo de la República<br />

había dispuesto que<br />

«manifieste con la mayor urgencia el personal con que cuenta cada uno de los colegios<br />

de su Orden en la Península, clasificándolos por sus estudios y por las Órdenes que<br />

han recibido, el tiempo que llevan en los mismos, así como también el número de individuos<br />

que ha enviado a Ultramar en cada uno de los cinco años anteriores, expresando<br />

si han ido a Cuba, Puerto Rico, Filipinas o Fernando Poo; debiendo manifestar<br />

si la Orden cuenta con medios y personal bastante para aumentar las Misiones, con todo<br />

lo demás que se le ofrezca y parezca sobre tan importante asunto» 46 .<br />

El Comisario, P. Claudio del Arco, envía su contestación, firmada el 8 de diciembre, en la<br />

que, al mismo tiempo que remite el estado del personal exigido, en documento aparte le dice<br />

al señor Ministro de Ultramar lo siguiente, entre otras cosas:<br />

«Por lo que respecta a los últimos extremos de la citada comunicación, el Comisario<br />

que suscribe, debe manifestar que la Corporación que representa, continuando,<br />

como hasta hoy, sus esfuerzos en pro de la dilatación del santo Evangelio en Filipinas,<br />

donde únicamente tiene su administración espiritual, y conservación de aquellas vastas<br />

comarcas bajo el dominio de la Metrópoli, nada se perdonaría por secundar las altas<br />

miras del Gobierno y aumentar el personal de sus colegios, para lo que cree contar, sino<br />

abundantes, al menos con suficientes recursos. Pero, para esto sería preciso que el<br />

Gobierno, ejerciendo sobre las Corporaciones religiosas una protección decidida y especial,<br />

pensase en librarlas de cuantas trabas puedan cohibir el desarrollo de tan útil<br />

como patriótico pensamiento, aumentando la consideración de los colegios y otorgándoles<br />

toda clase de beneficios, franquicias y favores, siquiera sólo fuese en obsequio a<br />

esa noble milicia que en ellos se educa y en los que se la dispone a sacrificar, con la<br />

mayor abnegación, sus más caras afecciones, para cumplir un día la importantísima<br />

misión que les está reservada».<br />

A continuación indica estar de acuerdo con las respuestas que, él sabe, dan los demás Padres<br />

Comisarios acerca de este importante asunto. Y añade que, por su parte, quiere llamar<br />

seriamente la atención sobre la traba que, a su juicio, perjudica más a los colegios, y es el<br />

asunto del servicio militar, del cual, por largos años, han estado exentos los colegiales por<br />

disposiciones de los Gobiernos precedentes.<br />

Hoy en cambio —sigue diciendo el P. Del Arco—, en el último reglamento de «quintas»,<br />

al exceptuarse solamente a los ordenados in<br />

46 AM, carp. 1 bis, n. 186.


196 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

sacris, quedan incluidos los demás religiosos, aunque sean profesos, sin tener en cuenta las<br />

causas que justifiquen el no haber sido ordenados;<br />

«y es profundamente doloroso verlos incluidos en el sorteo, como recientemente ha<br />

sucedido; sin tener en cuenta, finalmente, que, si esa traba subsistiese, las Corporaciones<br />

religiosas, para redimir la suerte adversa de sus alumnos, tendrían que hacer gastos<br />

considerables y que, por esto, habrían de disminuir, naturalmente, los medios y recursos<br />

con que cuentan para el desarrollo de sus colegios y aumento del personal, que es,<br />

precisamente, lo que el Gobierno desea.<br />

Aléjense, pues, Excelentísimo Señor, éste y cuantos obstáculos puedan oponerse<br />

al engrandecimiento de los colegios y el Gobierno verá, con el tiempo, cómo aumenta<br />

el número de jóvenes que, movidos por santa y patriótica inspiración, se presentan en<br />

ellos para seguir las huellas de nuestros dignos predecesores».<br />

Y termina con la indicación de que,<br />

«si el Gobierno trata de fomentar las Misiones de nuestras provincias ultramarinas, no<br />

estaría de más consultar a los PP. Provinciales de las mismas, pues nadie mejor que éstos<br />

podrían indicarle los medios de llevar a cabo tan saludable empeño» 47 .<br />

II.- La exención del servicio militar<br />

El Comisario, P. Claudio del Arco, aprovechó la oportunidad de tener que dirigirse al<br />

Gobierno, como acabamos de ver en el documento anterior, para plantearle el asunto de las<br />

«quintas» o servicio militar de los religiosos.<br />

Desde el año 1824 y años posteriores se vino disponiendo, en diversas ocasiones, por los<br />

Gobiernos la exención del servicio militar de los jóvenes de los colegios para las misiones<br />

filipinas, incluidos los mismos novicios 48 .<br />

Proclamada en España la República el 11 de febrero de 1873, solamente seis días más<br />

tarde, aparecía una ley sobre reclutamiento de «quintas», en la que no se excluía del servicio<br />

militar a los novicios y profesos de los citados colegios.<br />

Los Padres Comisarios en Madrid de las Corporaciones religiosas de Filipinas se dirigían,<br />

el 28 de julio del mismo año citado, al Gobierno con la petición de que los jóvenes que se<br />

preparaban en los colegios de la Península, para pasar luego a las misiones de aquellas islas,<br />

quedasen excluidos del servicio de las armas.<br />

47 AM, carp. 4 bis, n. 137.<br />

48 Cfr. CR, 10, 472, 553, 619; CR, 11, 78, 137. Hubo también leyes o decretos de exención de «quintas» en otros<br />

años, que no figuran en el texto de los tomos de Crónicas, como la ley del 30 de enero de 1856 a la que<br />

luego se hace referencia en el texto.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 197<br />

Ante esta súplica, el Gobierno determina que informe sobre el caso el Consejo de Filipinas,<br />

que estaba establecido en la capital de España.<br />

En efecto, el citado Consejo, con fecha del 26 de septiembre del mismo año 1873, emite<br />

su dictamen, por cierto, muy laudatorio para las Corporaciones religiosas de las misiones de<br />

Asia. Se hacía en dicho dictamen una breve reseña de la actuación beneficiosa de los religiosos<br />

misioneros en todos los órdenes, para terminar con estas palabras:<br />

«Vuestra Excelencia apreciará en lo que valen estas leales observaciones y resolverá<br />

lo que, como siempre, juzgue más acertado y conveniente a los intereses del país».<br />

No fue suficiente el referido dictamen. Pues, por tratarse de la modificación de una ley<br />

votada en Cortes, acordó el Gobierno pedir también el parecer del Consejo de Estado. En el<br />

dictamen dado por éste se hacía referencia a otro informe suyo anterior,<br />

«por lo que entiende debe darse igual solución, o sea, que el precepto de la ley es terminante,<br />

si bien no puede darse efecto retroactivo. No obstante, Vuestra Excelencia<br />

acordará lo más acertado».<br />

Una vez en manos del Gobierno este parecer del Consejo de Estado, se acuerda pasar el<br />

expediente al Ministerio de Gobernación, departamento al cual competía dar la resolución<br />

definitiva a dicho asunto.<br />

El señor Ministro de Ultramar, en la comunicación remitida, el 13 de noviembre de 1873,<br />

al de Gobernación, para que éste dictase las disposiciones precedentes en relación con el presente<br />

asunto, le manifestaba que,<br />

«considerando que la ley de reemplazo del Ejército de 30 de enero de 1856 exceptuaba<br />

del servicio militar a los novicios de las Órdenes religiosas de Filipinas; considerando<br />

que la ley vigente del 17 de febrero último, si bien ha omitido esta exención, no la deroga<br />

expresamente y, por tanto, y dado el principio de la no retroactividad de las leyes,<br />

no puede ser aplicable la última a los novicios que habían ingresado ya en los colegios<br />

a la fecha de su publicación; y, teniendo en cuenta, por último, la importancia y absoluta<br />

necesidad de los servicios que dichas órdenes religiosas prestan al Estado en el<br />

Archipiélago Filipino, el Gobierno de la República ha tenido a bien declarar, de conformidad<br />

con el parecer del Consejo de Estado, que la citada ley de 17 de febrero último<br />

no comprende a los religiosos y novicios de las Órdenes monásticas de Filipinas,<br />

que reúnan los requisitos prevenidos en el artículo 74 de la de 30 de enero de 1856».<br />

En la misma fecha del 13 de noviembre de 1873, y también por orden del Gobierno, se<br />

trasladaba por el Ministro de Ultramar la anterior


198 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

comunicación a los Padres Comisarios. Y, luego, firmada el 16 del mes siguiente, recibían<br />

aquéllos una copia del oficio por el que el señor Ministro de Gobernación daba cuenta al de la<br />

Guerra de la exención del servicio militar de los religiosos de referencia 49 .<br />

Al año siguiente, 1874, surgió, otra vez, este asunto del servicio militar.<br />

El día 3 de enero del citado año, daba un golpe de Estado el General Pavía. Se constituyó<br />

un Gobierno Provisional bajo la presidencia del General Serrano. Fue decretado un nuevo<br />

reglamento de incorporación a las filas del Ejército. También en él se excluían del sorteo de<br />

«quintas» tan sólo a los ordenados in sacris.<br />

Una vez más tenemos puestos en movimiento a los Padres Comisarios de Filipinas en<br />

Madrid para conjurar el peligro, que volvía a amenazar a los jóvenes alumnos de sus colegios,<br />

de ser llamados al servicio militar.<br />

Con fecha 13 de agosto del referido año 1874 dirigen un escrito al señor Ministro de Ultramar<br />

en solicitud de exención, de sus religiosos, del sorteo de «quintas». Para ello exponían<br />

las razones, cuyo resumen es el siguiente:<br />

Que, si los religiosos profesos fueran llamados a las armas, los colegios decaerían por falta<br />

de personal y la patria se vería privada de un importante elemento para Filipinas; que los<br />

religiosos profesaron a la sombra de una ley que los excluía del servicio militar; que ya el<br />

Gobierno de la República expidió, con fecha 16 de diciembre de 1873, un decreto excluyendo<br />

de aquel llamamiento a los religiosos profesos; que, de acuerdo con estos principios, el Gobierno<br />

declaró en el último llamamiento exentos a los religiosos profesos de los colegios de<br />

Filipinas; que en el actual llamamiento se hace excepción en favor de los ordenados in sacris<br />

y, como el religioso profeso siempre fue equiparado, por sus votos y renuncias, a aquéllos,<br />

debe por tanto comprendérsele en el mismo caso, y, finalmente, que es una contradicción incluir<br />

hoy en el llamamiento a los que ayer fueron excluidos, puesto que las circunstancias no<br />

han variado.<br />

El negociado correspondiente del Ministerio de Ultramar daba, por su parte, un informe<br />

sobre la petición de los Padres Comisarios, el 20 del mismo mes de agosto, al señor Ministro<br />

del mismo departamento. En el citado informe se hacía un elogio de los eminentes servicios<br />

de los religiosos de Filipinas, «que no podrán nunca recompensarse —decía— sino con la<br />

eterna gratitud de la historia». Por lo mismo se mostraba favorable a proponer al Gobierno la<br />

exención pedida por los Padres Comisarios.<br />

De su resultado no tenemos otras noticias que la nota escrita en el mismo expediente y<br />

que dice así: «27 de agosto: prejuzgada ya la cuestión y resuelta por el Ministro de Gobernación»<br />

50 .<br />

49 AHM, Ultramar, leg. 2313, n. 68; leg. 2304, n. 28; AM, carp. 1 bis, n. 181; carp. 72, 2. En carta escrita en<br />

septiembre de 1873, le dice el P. Provincial al P. Claudio del Arco que, días pasados, habían salido del colegio<br />

de Monteagudo dos jóvenes llamados para la reserva militar (AM, carp. 80, leg. 6).<br />

50 AHM, Ultramar, leg. 2304, n. 28; AM, carp. 4 bis, n. 131.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 199<br />

A primera vista parece que la resolución era favorable, como en el año anterior. Pero no<br />

debió ser, por entonces, así, pues unos días después de la citada fecha del 27 de agosto, esto<br />

es, el 6 de septiembre, el P. Gabino Sánchez en carta al P. Provincial de Filipinas se expresaba<br />

en estos términos:<br />

«Otra cuestión gravísima pendiente de resolución de este Gobierno es la suerte de<br />

los religiosos de votos simples y solemnes comprendidos en el último decreto de<br />

«quintas». Los Padres Comisarios gestionan eficazmente como procede, pero el clero<br />

está muy en baja; los hombres no comprenden bastante la significación de los votos<br />

religiosos y mucho me temo trabajemos sin resultado» 51 .<br />

Y, como vimos al principio de este artículo quinto del presente capítulo, el P. Claudio del<br />

Arco, en su exposición del 8 de diciembre de este mismo año 1874, todavía insistía en pedir al<br />

Gobierno la referida exención.<br />

Nueva instancia presenta este Padre al Gobierno el 6 de enero de 1875 con la súplica de<br />

que se exima del servicio militar a los religiosos, como anteriormente, y que se devuelvan a<br />

sus colegios las franquicias que antes gozaban.<br />

Esta vez, se obtuvo un feliz resultado, pues el 7 de marzo se decretaba la concesión pedida<br />

de eximir a profesos y novicios del servicio militar. Se fundaba para ello, como siempre,<br />

en la ley del 30 de enero de 1856 y en los servicios insustituibles de los religiosos en Filipinas<br />

52 .<br />

III.- Miscelánea breve<br />

Ante la penuria en que se encontraban las agustinas recoletas del convento de Ágreda, en<br />

la provincia de Soria, acordó el Definitorio Provincial, en mayo de 1873, enviarles un donativo<br />

de cien pesos. Otro de doscientos fue aprobado en el mes de diciembre para socorrer a las<br />

familias damnificadas a consecuencia de un huracán que, en el mes de octubre del citado año,<br />

había azotado algunas provincias de Filipinas 53 .<br />

En el Ministerio de Ultramar, en Madrid, se había establecido un Museo Ultramarino.<br />

Con objeto de adquirir, clasificar y remitir productos y objetos de las islas de Filipinas para el<br />

citado Museo, formó el Gobernador General del archipiélago una Junta. De la misma fue<br />

nombrado vocal el P. Provincial de recoletos 54 .<br />

51 AM, carp. 80, leg. 1. Otra cuestión que trataba en su carta el P. Gabino Sánchez, era la situación de España.<br />

«Por los papeles habrá visto —decía— los muchos individuos que fueron expulsados del domicilio y destinados<br />

a puntos más o menos distantes; entre ellos figuran clérigos de todas las categorías y edades y también<br />

religiosos. A nosotros, hasta el presente, nos dejaron quietos y las vejaciones que sintieron nuestros<br />

colegios, no son de consideración. Cabalmente uno y otro están enclavados en los puntos muy comprometidos,<br />

y es cosa de dar muchas gracias al Cielo por la protección especial que les dispensa».<br />

52 AHN, Ultramar, les. 2313, n. 68; AM, carp, 1 bis, n. 187. Se había restaurado ya la Monarquía.<br />

53 AM, 35, Definitorios, ff. 145, 149.<br />

54 AM, 52, Oficios, f. 356.


200 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Cincuenta y nueve recoletos llegan a Filipinas en el presente trienio. –El Padre Provincial<br />

envía misioneros a algunos pueblos de Negros y establece una nueva<br />

Vicaría en dicha isla. –La primera planta hidráulica para moler<br />

caña de azúcar en Negros, obra de un misionero recoleto<br />

I.- Cincuenta y nueve recoletos llegan a Filipinas en el presente trienio<br />

Distribuidos en cinco grupos misioneros, fueron cincuenta y nueve los religiosos de nuestra<br />

Provincia que pasaron de la Península a Filipinas durante el presente trienio. De ellos, tres<br />

retornaban a aquellas islas, después de haber desempeñado cargos en la España peninsular.<br />

De los cincuenta y nueve, tres eran Hermanos. Los demás, en su mayor parte, no habían recibido<br />

aún el presbiterado.<br />

Doce días después de la terminación del Capítulo Provincial hacía su entrada en Manila<br />

el primero de los grupos, formado por doce religiosos. El vapor «Iruracbat», que los condujo,<br />

había salido de Cádiz el 22 de marzo del mismo año 1873 55 .<br />

Gozoso debió encontrarse, sin duda alguna, el nuevo Provincial, P. Learte, al ver este refuerzo<br />

que le llegaba de la Península. Mas subiría de punto su satisfacción cuando, antes de<br />

haber transcurrido mes y medio, contemplaba el arribo, nada menos, de otros veintiocho.<br />

«Buenaventura» era el nombre del barco que los había llevado hasta la capital de Filipinas<br />

desde Cádiz, de cuyo puerto había zarpado el día 9 de marzo 56 .<br />

De los cincuenta y nueve, tenemos ya en Filipinas cuarenta. Pasan los meses sin que el P.<br />

Provincial vea llegar más. Por fin, el 20 de agosto del año 1874, desembarcan tres solamente,<br />

y de ellos, dos regresan nuevamente a aquellas islas. Luego, el día de Reyes del año siguiente<br />

arriban siete y el 17 de noviembre lo hacen otros nueve, los cuales habían partido de Barcelona<br />

el 6 de octubre, trasbordaron, después, en Marsella y, finalmente, en Singapur, donde tomaron<br />

el vapor «Paragua», que los condujo hasta Manila 57 .<br />

II.- El Padre Provincial envía misioneros a algunos pueblos de Negros<br />

y establece una nueva Vicaría Provincial en aquella isla<br />

Por real orden fueron creadas en 1868 las Misiones de Inayauan, San Sebastián y Bayauan,<br />

en la isla de Negros. Su jurisdicción se hallaba comprendida entre Cauayan y Tolong.<br />

Hasta el presente trienio no fueron provistas de religiosos misioneros que las atendieran.<br />

55 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 76v; F. SÁDABA, Catálogo, 567.<br />

56 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 78v; F. SÁDABA, Catálogo, 574.<br />

57 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 86v, 88v, 93; F. SÁDABA, Catálogo, 588, 590, 592.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 201<br />

Pues, era ya el mes de enero de 1876, cuando el Provincial, P. Learte, presentaba al señor<br />

Obispo de Jaro los nombres de los PP. Fr. Juan Pérez del Carmen, Fr. Eusebio Baztán de Santa<br />

Ana y Fr. Francisco Irisarri de San José, con objeto de que les concediera el correspondiente<br />

título para regirlas 58 .<br />

El 6 de febrero, en carta dirigida al mismo Prelado, el P. Learte le da cuenta de que, según<br />

los datos que en distintas ocasiones le ha remitido el P. Pedro Sanz, «sólo en la misión de<br />

Inayauan hay algo hecho y nada absolutamente en las de San Sebastián y Bayauan», pero que<br />

se ha decidido a dar el paso de colocar en ellas misioneros, porque abriga confianza en el personal<br />

que envía a ellas.<br />

Se refiere, luego, el P. Provincial a los tres religiosos antes nombrados. Del P. Juan Pérez<br />

dice que «es un religioso fervoroso y que en Mindanao ha dado ya pruebas de que verdaderamente<br />

tiene espíritu de misionero». Los otros dos —añade— «son jóvenes de algún despejo y<br />

de buen espíritu, y no dudo que, bajo las órdenes del primero, harán alguna cosa buena».<br />

Para asegurar más el resultado que se propone, manifiesta, a continuación, el P. Learte<br />

que, «cuando por supuesto a la gracia de Dios todo lo que le pertenece», trata «de poner a las<br />

órdenes del P. Juan uno o dos sacerdotes más, que ya saben visaya, para que con otro que ya<br />

está con él en Tolong, les hagan compañía y les ayuden en el cargo».<br />

Le indica, después, al señor Obispo que ya ha dictado unas disposiciones, cuya copia literal<br />

le remite adjunta, y agrega:<br />

«Si Vuestra Señoría Ilustrísima encontrase dignas de su aprobación esas disposiciones<br />

y hasta de ser aprobadas, dictando otras que les presten fuerza para conseguir el<br />

doble objeto que me propongo, de traer almas a Dios y de que los religiosos ejerzan su<br />

ministerio en la mayor anchura posible, yo me complacería muy mucho en que así lo<br />

hiciese.<br />

Acerca de esto Vuestra Señoría Ilustrísima, cuyo espíritu es siempre más favorecido<br />

que el mío, dispondrá lo que juzgue más conveniente, y yo recibiré lo que disponga,<br />

como lo mejor».<br />

En el mes de marzo del mismo año 1876, con fecha del día 6, dirige el P. Provincial una<br />

circular e instrucciones a los nuevos misioneros. Sus primeras palabras rezan así:<br />

«Al disponerse Vuestras Reverencias para dar los primeros pasos en la espinosa,<br />

pero sublime, carrera de apóstoles, a que la obediencia les destina, séame permitido<br />

recordarles los altísimos ejemplos de virtud que nos han dejado en gran abundancia<br />

muchos y muchos de nuestros Padres y Hermanos de respetable memoria».<br />

A continuación les recuerda que somos hijos y discípulos de Jesucristo y de San Agustín;<br />

que descendemos de santos y siervos de Dios y que pertenecemos a una Corporación que posee<br />

inmensos tesoros de gloria;<br />

58 AM, 52, Oficios, f. 141.


202 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«pero, siendo cierto —sigue el P. Learte— que lo conseguido a fuerza de sacrificios,<br />

sólo puede sostenerse a costa de sacrificios; siendo verdad evidente que nuestro engrandecimiento<br />

y hasta nuestra vida ulterior sólo pueden derivar de la energía y arrojo<br />

con que nos decidamos a imitar los heroicos esfuerzos con que ellos se dieron a conocer<br />

en favor de la gloria de Dios, bien y salud de las almas y mayor lustre de la Corporación,<br />

se hace preciso que tratemos de avivar y resucitar la gracia de Dios que está en<br />

nosotros, como nos manda el Apóstol; se hace necesario que nuestro celo por la gloria<br />

de Dios, que nuestra solicitud por la salvación de las almas y que nuestros esfuerzos<br />

por hacer cierta nuestra vocación y elección, nos den a conocer como dignos sucesores<br />

de tantos siervos de Dios que nos han precedido.<br />

Así lo espero que lo han de procurar Vuestras Reverencias, ayudados de la gracia<br />

de Dios, que no les ha de faltar, si acuden en busca de ella con la frecuencia debida y<br />

el corazón también debidamente dispuesto; y, a fin de que en el desempeño de su ministerio<br />

obren con más desembarazo e independencia, a la vez que haya algo que les<br />

estimule y hasta les obligue a trabajar en la forma y en el grado que la Provincia se<br />

propone, al cubrir esas Misiones, vengo en disponer lo siguiente, de lo que daré cuenta<br />

al Ilustrísimo Prelado diocesano, para que se digne aprobarlo en la parte que le toca:<br />

1.º Las Misiones de Inayauan, San Sebastián, Bayauan y Tolong formarán una<br />

Vicaría Provincial independiente de las demás de la isla, y desde esta fecha queda<br />

nombrado Vicario Provincial el P. Fr. Juan Pérez de la Virgen del Carmen, Misionero<br />

de Inayauan.<br />

2.º Tan pronto como los tres Misioneros se reúnan en el pueblo de Jimamailan, a<br />

donde se les convoca para recoger sus títulos y recibir instrucciones, darán parte, cada<br />

uno por separado, al Ilustrísimo Prelado diocesano y a las autoridades de provincia, de<br />

que se hacen cargo de sus respectivos destinos desde aquella fecha, y, una vez dado<br />

este paso necesario para diversos efectos, procederán inmediatamente a recorrer el territorio<br />

que comprenden las Misiones, haciéndose cargo cuidadosamente de los puntos<br />

en que se han de establecer y ha de recurrir la gente que se reduzca.<br />

3.º Los tres Misioneros nuevamente nombrados, una vez ejecutado lo prescrito<br />

arriba, se establecerán en la Misión de Inayauan para trabajar de mancomún en ella, y<br />

sólo se separarán para instalarse, cada uno en su Misión, cuando, después de haber<br />

trabajado unidos hasta dar forma a las tres, se hayan puesto en condiciones de poder<br />

proporcionar a sus propios Misioneros lo más necesario para sostener la vida. Entretanto<br />

se concretarán a hacer viajes, con más o menos frecuencia, a los puntos donde, a<br />

juicio del P. Vicario, se crea más necesario o conveniente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 203<br />

4.º Para el efecto de regir las Misiones por el camino que más directamente tiende<br />

a su mayor desarrollo y mejoramiento así como para el mejor aprovechamiento espiritual<br />

de cada uno de los religiosos, se proporcionarán los Misioneros un ejemplar de<br />

nuestro Modo de administrar, según está mandado por varias actas provinciales, y dedicarán<br />

a su lectura el tiempo, al menos, que en el mismo Método se marca.<br />

5.º Todos los Misioneros comprendidos en la nueva Vicaría darán parte mensualmente<br />

al R. P. Vicario de los adelantos que tengan lugar en sus ministerios respectivos<br />

(anotando además en el libro de Cosas notables) y éste, a su vez, lo hará a N. Padre<br />

Provincial, llamándole la atención sobre todo aquello que sea digno de anotarse, lo<br />

mismo respecto a cosas que a personas. El mismo P. Vicario dará cuenta mensualmente<br />

del resultado que les quepa a los trabajos preparatorios hasta que se instalen ya definitivamente<br />

los PP. Misioneros, cada uno en su destino» 59 .<br />

Era ya el 22 de abril cuando el señor Obispo de Jaro daba su respuesta a la carta del P.<br />

Provincial, a que antes se ha hecho referencia. El Prelado, después de decirle al P. Learte que,<br />

a su vuelta de la isla de Negros se la había encontrado en su residencia, le manifestaba:<br />

«He sentido gran placer en leerla, por el buen espíritu con que está escrita y por las acertadas<br />

disposiciones que toma, para que las dichas misiones principien bien y prosperen». Nada<br />

tiene que añadir, ni quitar, ni mudar a lo que él dice. Lo único que procurará hacer es pedir<br />

al Señor conserve a los Misioneros en su gracia; les inspire celo por las almas y «les conceda<br />

un valor perseverante para que no desfallezcan por las dificultades que encontrarán al principio<br />

y porque les parezca que no consiguen pronto el fruto que se proponen recoger». Dichas<br />

misiones, «teniendo al frente al religioso celoso, que ha dado pruebas de su laboriosidad en<br />

Mindanao, y ayudado por los sacerdotes jóvenes de buen espíritu, cree que prosperarán» 60 .<br />

III.- La primera planta hidráulica para moler caña de azúcar<br />

en Negros, obra de un misionero recoleto<br />

En el presente trienio verifícase en la isla de Negros la inauguración de una obra que<br />

había de dar lugar a un muy beneficioso desarrollo de las plantaciones de caña de azúcar y,<br />

como consecuencia, del aumento de este producto.<br />

59 AM, 52, Oficios, f. 145. El Obispo de Jaro era dominico y se llamaba Mariano Cuartero, como nuestro ex<br />

Provincial y Obispo de Nueva Segovia.<br />

60 AM, 52, Oficios, f. 158v. Uno de los tres religiosos destinados a estas Misiones, el P. Francisco Irisarri, encargado<br />

de la de San Sebastián, fallecía en ella el 2 de enero de 1877, víctima de unas fiebres malignas, «dejando<br />

frustradas las más halagüeñas esperanzas de cuantos le conocieron, fundadas en las excelentes dotes<br />

que le adornaban». Nacido en Peralta, Navarra, en 1851, había profesado en Monteagudo en agosto de<br />

1869. Llegó a Manila en junio de 1873 y fue ordenado de presbítero en septiembre del año siguiente (F.<br />

SÁDABA, Catálogo, 585).


204 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Fue obra, la planta hidráulica, del celoso y no menos activo y laborioso agustino recoleto,<br />

el P. Fr. Fernando Cuenca de San José, tesonero aragonés Párroco durante muchos años de<br />

Minuluan, pueblo que luego recibió el nombre de Talisay.<br />

Creemos que no puede faltar en estas páginas la narración de este suceso, que tomaremos<br />

del libro Apuntes de la Isla de Negros 61 .<br />

«Quizá el mayor de los adelantos agrícolas de la isla de Negros —dice su autor,<br />

R. Echauz— consistió en la construcción de hidráulicas, aparatos económicos, ahorradores<br />

del combustible caro y de la maquinaria costosa.<br />

Minuluan, pueblo de cinco casas el año 1850, fundado en 1788 por veintidós familias<br />

escapadas de Tocgauan (Saravia) en una irrupción de moros, era el destinado,<br />

como más tarde (1881) sucedió con el arado de vapor, a tener en su jurisdicción el artefacto<br />

impulsado por el agua.<br />

Era el año 1872; gobernaba la isla el señor Masgrao, defensor de los intereses<br />

agrícolas de la provincia, cuando un peninsular había intentado en la parte de Candaguit<br />

colocar una hidráulica, ensayo que resulto desgraciado.<br />

En Minuluan, el P. Fr. Fernando Cuenca, en sus excursiones a las haciendas, a los<br />

barrios y a los ríos, había visto con envidia y sentimiento el curso y altura del Imbag y<br />

la situación respectivamente baja, de los terrenos de su pueblo capaces de ser regados,<br />

y le punzaba incesantemente un escozor que afligía sus aficiones agrícolas, al ver marcharse<br />

al mar un caudal de agua tan grande, sin aprovechamiento, para nadie.<br />

Espíritu solitario el P. Cuenca sabe inventar, fabrica artefactos, pero teme al éxito,<br />

no comunicando a nadie sus proyectos, ínterin no haya salvado la distancia que media<br />

del proyecto a la realidad. Conseguido su objeto, lo entrega para que otros lo utilicen y<br />

saquen la sustancia de muchos días de experiencia y el pensar de algunas noches de<br />

insomnio.<br />

El método que empleó para hacer la presa que había de contener el agua fue tan<br />

sencillo como requerían los materiales y útiles de que podía disponer, o que a la mano<br />

tenía.<br />

Estudió el terreno y, con sesenta jornaleros, en doce horas embalsó el agua sostenida<br />

en un plano inclinado por escolleras de piedra; hizo varias balsas que detuviesen<br />

el empuje de la corriente, y próximo al cauce abierto para conducir las aguas que habían<br />

de caer sobre la rueda, con cantos rodados del río y cascajo, formó la presa, contuvo,<br />

el agua y la empujó hacia el sitio por él designado. Hecho el ensayo, llevada a realización<br />

la idea principal, lo accesorio era lo más fácil.<br />

En los bajos de su convento, con unos trabajadores que él enseñó a ser carpinteros,<br />

dibujó la máquina en el suelo, sacó plantillas, se hizo herrero, ligó, trabó y formó<br />

la rueda al mismo tiempo que en el lugar que ésta había de ser colocada, trabajaba de<br />

albañil y cantero, fabricando<br />

61 R. ECHAUZ, Apuntes de la Isla de Negros, 86. Cfr. asimismo L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 134.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 205<br />

con unos cuantos jornaleros los muros de contención y el salto de agua con sus auxiliares<br />

y adherentes.<br />

En junio de 1873 un camino del interior de Minuluan era estrecho para contener<br />

los carros, carruajes y caballos que por él transitaban. El Gobernador de la provincia,<br />

Alcalde, peninsulares, insulares de Bacolod, Silay, Minuluan y del sur, hacían alto delante<br />

de un camarín donde se veía, al lado de los atributos y culto de nuestra religión,<br />

una rueda de madera que la mayoría ignoraba cuál era su destino. El Reverendo P. Fr.<br />

Mauricio Ferrero, revestido y acompañado del R. Padre Cuenca, rezó sus preces y<br />

bendijo la rueda, y un peninsular, don Diego de la Viña, la impulsó echando sobre ella<br />

inmenso caudal de agua distraído al Imbang. Los momentos fueron de entusiasmo, de<br />

satisfacción y de verdadero contento.<br />

El hombre de genio emprendedor, derrotado en Candaguit en una intentona parecida,<br />

abrazaba llorando al vencedor de Minuluan, las autoridades le felicitaban y los<br />

peninsulares e insulares aunados por sentimientos de respeto y gratitud, daban el parabién<br />

a su mejor amigo y protector.<br />

Desde aquel día las pruebas para plantar hidráulicas no han cesado, tomando parte<br />

activa en ellas su primer constructor.<br />

Las ventajas que proporciona ahorrando compra de leña escogida para producir<br />

vapor, y la de múltiples y costosos aparatos de hierro que forman una multitubular o<br />

una locomóvil, la tranquilidad ante una explosión y la economía del maquinista, con<br />

otras más, han entrado de tal modo en el hacendado que pueblos no, barrios en contados<br />

meses, han visto moler las cañas de su jurisdicción en ocho hidráulicas, una de<br />

ellas de gran potencia».<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Breve noticiario de los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián<br />

y hacienda de Imus. –Interesantes informaciones de<br />

los colegios de Monteagudo y Marcilla<br />

Convento de Manila<br />

I.- Breve noticiario de los conventos de Manila, Cavite,<br />

Cebú y San Sebastián y hacienda de Imus<br />

Los ingresos con que contaba el convento de Intramuros de Manila no eran de ordinario<br />

suficientes para la subsistencia del mismo. Por este motivo, su P. Prior, cuando se veía sin<br />

fondos para continuar la manutención de la comunidad o con objeto de cubrir otros gastos de<br />

la casa, acudía con una petición al P. Provincial, quien, de conformidad, en cada ocasión, con<br />

el acuerdo de su Definitorio, autorizaba al P. Procurador General para entregar al referido P.<br />

Prior la cantidad que fuere acordada.<br />

Mas, en el presente trienio, en sesión del 30 de mayo de 1873,


206 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el Definitorio autorizó al Procurador General para que facilitara al P. Prior de Manila las cantidades<br />

que éste pidiera con objeto de mantener a la comunidad y remediar otras necesidades,<br />

sin que fuera menester, cada vez, exhibir para ello nueva autorización del P. Provincial 62 .<br />

Durante el presente trienio, en el edificio del convento de Manila se verificaron reparaciones<br />

de bastante consideración, así como también en el campanario de su iglesia, cuya escalera<br />

se renovó por completo. Con ocasión de la consagración episcopal del P. Mariano Cuartero,<br />

de la cual se hablará luego, se hizo bastante gasto de pintura, por la parte exterior, del citado<br />

campanario y de la iglesia y, asimismo, en la iluminación de los mismos. Se renovó, en su<br />

mayor parte, el maderamen de los techos del presbiterio y de la capilla de Nuestro Padre Jesús<br />

Nazareno, y en la sacristía, las ropas que se habían mandado retirar en la Visita Provincial 63 .<br />

Convento de Cavite<br />

En Cavite se recompuso el tejado de todo el edificio del convento e iglesia; se embaldosó<br />

la entrada, hiciéronse muchos arreglos en una celda; se pintó la sacristía y proveyóse a la iglesia<br />

de dos tarimas y cinco aras nuevas consagradas. Con fecha del 21 de enero de 1876 accedía<br />

el Definitorio a la solicitud del P. Presidente de este convento, autorizándole para tomar<br />

de los fondos de la Procuración General, en calidad de préstamo, dos mil quinientos pesos,<br />

que se habían de invertir en obras 64 .<br />

Convento de Cebú<br />

Ante la necesidad de fondos en que se encontraba el convento de Cebú, para los gastos<br />

ordinarios acordó el Definitorio, en sesión del 22 de diciembre de 1875, que fueran remitidos<br />

por la Provincia mil pesos. Se vio en la carta capitular del actual trienio 1873-1876, que el<br />

gasto superaba al recibo en dos mil trescientos ocho pesos y se aduce la razón de haber tenido<br />

de conventuales ocho religiosos coristas, a los que tuvo que pagar el convento el pasaje, cuando<br />

fueron a ordenarse, y otros gastos, y, además de esto, de haber habido tiempo, aunque<br />

breve, en que les había faltado estipendio de misas para la celebración.<br />

Este convento —dice también la carta capitular— tiene una inmensa deuda contraída con<br />

nuestra Procuración General de Manila,<br />

62 AM, 35, Definitorios, f. 145<br />

63 AM, carp. 73, leg. 2, 5. Para el coro se adquirieron tres cantorales en solfa y se compusieron seis que estaban<br />

deteriorados; en la sacristía, para renovar las ropas dadas de baja en la Visita provincial, se hicieron doce<br />

albas de primera, veinte de segunda, cuarenta manteles ordinarios, dieciocho toallas, doce juegos de corporales,<br />

nueve sotanas encarnadas, veinte negras y cuarenta y seis roquetes para sacristanes. Para las reparaciones<br />

de la torre, capilla de Jesús Nazareno y edificio del convento, autorizó el Definitorio un total de<br />

2.536 pesos (AM, 35, Definitorios, ff. 160, 163v).<br />

64 AM, carp. 75, Lib. de Estado del convento, f. 164; 35, Definitorios, f. 162.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 207<br />

deuda que jamás podrá pagar. Para la iglesia se adquirió una imagen de Santa Bárbara, pues<br />

desde hacía dos años se celebraba su fiesta con toda solemnidad por los vecinos próximos al<br />

convento. Manifiesta, finalmente, la carta capitular que era indispensable hacer una sacristía<br />

nueva, cuyos cimientos ya estaban levantados, así como también cambiar el piso de la iglesia<br />

65 .<br />

Convento de San Sebastián<br />

Acerca del convento de San Sebastián, durante el actual trienio solamente tenemos noticia<br />

de que el Definitorio, en sesión del 18 de agosto de 1875, autorizó al P. Prior para reparar<br />

los graves desperfectos que se habían notado en la iglesia y cuyo presupuesto ascendía, a unos<br />

mil quinientos pesos 66 .<br />

Hacienda de Imus<br />

Sobre la hacienda de Imus ya se ocupó, como vimos, el Capítulo Intermedio. Con anterioridad<br />

al mismo, es decir, el 11 de mayo de 1874, el Definitorio había aprobado un presupuesto<br />

de nueve mil ciento cincuenta y siete pesos para la construcción en dicha hacienda de<br />

un camarín que sirviera de depósito del azúcar. Y ya en 22 de diciembre del año siguiente,<br />

daba el mismo Definitorio su aprobación a otro presupuesto de seis mil pesos para la construcción<br />

de una nueva presa y su correspondiente cauce, que se consideraban muy convenientes<br />

y de mucho provecho para los propios intereses 67 .<br />

II.- Interesantes informaciones de los colegios de Monteagudo y Marcilla<br />

Colegio de Monteagudo<br />

Las circunstancias políticas que atravesaba la Península española eran bien difíciles. Al<br />

mismo tiempo se hallaba envuelta en una guerra civil por haberse alzado en armas los carlistas<br />

en 1872.<br />

Ante esta situación, después de haber conferenciado el Comisario de la Provincia, P.<br />

Claudio del Arco, con los Padres de Monteagudo, se tomó la determinación, en septiembre de<br />

1873, de conservar en el colegio a los novicios, pero retrasando la profesión religiosa que<br />

había de tener lugar por aquellos días.<br />

Se dio cuenta de este acuerdo al Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, quien decretó<br />

dicho retraso o suspensión. Mas, tres meses después, el 5 de enero de 1874, como hubieren<br />

cesado, en parte, las verdaderas causas que motivaron el citado decreto, firmaba otro por el<br />

que dejaba sin efecto en todas sus partes el decreto anterior.<br />

«No puede figurarse Vuestra Reverencia —decía el P. Gabino al<br />

65 AM, 35, Definitorios, f. 162; carp. 73, leg. 2, 5. En la sacristía fueron retiradas todas las albas que no eran de<br />

hilo y se hicieron cinco de esta clase.<br />

66 AM, 35, Definitorios, f. 160.<br />

67 AM, 35, Definitorios, ff. 152, 162.


208 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

P. Learte, al hablarle sobre lo anterior— el efecto entusiasta que en todos los jóvenes<br />

novicios y aun en los mismos Padres y Prelados produjo mi última determinación; ya<br />

están todos en santos ejercicios. Sobrada resignación han manifestado en tan larga<br />

prueba y sólida vocación en tiempos como los presentes» 68 .<br />

Colegio de Marcilla<br />

En sesión del Definitorio del 12 de septiembre de 1874 se leyó una carta, que había sido<br />

escrita varios meses antes, o sea, el 19 de enero del citado año, por el entonces Rector de<br />

Marcilla, P. Marcial Bellido.<br />

En dicha misiva, por haber precedido indicaciones del P. Mariano Cuartero, a la sazón<br />

Provincial, exponía el P. Bellido la conveniencia de que en aquel colegio se añadiese al plan<br />

de estudios vigente una cátedra de retórica sagrada y se designase como texto el libro sobre la<br />

materia escrito por Garnica. Y así lo aprobó el Definitorio en la actual sesión, pero dejaba a la<br />

prudencia y arbitrio del P. Comisario de la Provincia, con el parecer y consejo de los Padres<br />

de consulta del colegio, tanto la señalación del tiempo en que había de tener lugar la cátedra<br />

como el nombramiento del religioso Lector que la hubiera de desempeñar 69 .<br />

Nuestros dos colegios de la Península, pero en particular el de Marcilla, se encontraban<br />

en la zona donde operaban los dos contendientes de la guerra civil, comenzada, como ya<br />

hemos indicado, con el levantamiento carlista en el año 1872. Se llegó a temer, según escribía<br />

al P. Provincial el Comisario, P. Claudio del Arco, en septiembre de 1873, que se tratase de<br />

habilitar el colegio de Marcilla para hospital. Por ello —añadía el Padre— habían pensado, si<br />

esto ocurriera, trasladar al de Monteagudo a los jóvenes coristas y dejar en el de Marcilla a los<br />

Padres y Hermanos para el cuidado de los enfermos, fuera de cualquiera de los dos bandos.<br />

De esta manera —terminaba el P. Claudio— «al paso que nos captaríamos la voluntad de los<br />

que fuesen, de ningún modo mejor podríamos cuidar de la casa» 70 .<br />

No llegó este caso, ciertamente, pero un día, el 1 de octubre del citado año 1873, en la<br />

consulta de los Padres del colegio de Marcilla se daba la lectura a un oficio del señor Alcalde<br />

de la villa. Se comunicaba en él una orden del General en Jefe del Ejército gubernamental del<br />

Norte, don Domingo Moriones, para que se aprontasen veinte camas con destino al hospital<br />

de sangre de la próxima ciudad de Tafalla. Mas, como el Ayuntamiento marcillés se hallaba<br />

muy apurado por no serle posible cumplimentar dicha orden, suplicaba el referido señor Alcalde<br />

al P. Rector del colegio que se le cediesen los banquillos y tablas necesarias para las<br />

veinte camas, pues abonarían su valor cuando les fuese posible.<br />

68 AM, carp. 80, leg. 1, carta del 14-1-1874.<br />

69 AM, 35, Definitorios, f. 146v.<br />

70 AM, carp. 80, leg. 6,


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 209<br />

Deliberaron los Padres de consulta sobre el asunto y, al final, se convino, por unanimidad,<br />

en acceder a la citada petición y se cedían al Ayuntamiento cuarenta banquillos de madera<br />

y sesenta tablas.<br />

El 13 de junio del año siguiente, 1874, la consulta trata sobre un nuevo oficio del Alcalde<br />

con la petición de que se cedieran nueve camas de madera, que, por orden superior, se tenían<br />

que enviar al hospital de la ciudad de Olite. También se accedió, unánimemente, a esta súplica<br />

y fueron entregados dieciocho banquillos y veintisiete tablas 71 .<br />

Con anterioridad a esta última consulta, había tenido lugar el siguiente acontecimiento.<br />

El 27 de noviembre de 1873 presentóse en el colegio de Marcilla el antes citado General<br />

Moriones, acompañado de varios ayudantes, y preguntó por el P. Superior, que era, a la sazón,<br />

el P. Íñigo Narro.<br />

Una vez el P. Rector, en presencia del referido General, le oye decir a éste que, «cuando<br />

él hace una cosa, quiere que le sobre la razón y por eso celebraba esta conferencia previamente<br />

o daba este paso». Y este paso fue proponer que uno de los religiosos de la comunidad fuera<br />

a conferenciar con el General carlista Elío con el fin de ver si podía conseguir de éste una<br />

promesa formal de respetar el puente y la estación de la vía férrea en Marcilla; de lo contrario<br />

tendrían que sufrir las consecuencias de una guerra cruel.<br />

En efecto, se accede a la proposición del General Morlones y, al día siguiente, marcha el<br />

P. Pío Mareca a Estella, ciudad en la que residía entonces el General Elío al lado de Carlos<br />

VII, como Ministro suyo de Guerra.<br />

El P. Narro, después de referirle lo anterior al P. Provincial, en carta firmada el día 1 de<br />

diciembre, continúa luego con lo siguiente:<br />

«Hoy deberá estar el P. Pío aquí de regreso; como supongo que no habrá podido conseguir<br />

de Elío lo que se solicitaba, estaremos a las consecuencias y amenazas de Moriones, que,<br />

según he podido informarme, quiere ponernos un destacamento de tropa en el colegio para<br />

custodiar el puente de hierro. Vuestra Reverencia comprenderá los graves inconvenientes que<br />

traerían los soldados a la tranquilidad y silencio, tan necesarios para el progreso en la virtud y<br />

letras de nuestros jóvenes». Añade luego el P. Narro unas frases sobre la situación y conducta<br />

de la tropa y termina de este modo: «Hasta la hora presente y a pesar de la proximidad al teatro<br />

de la guerra, no hemos tenido, gracias a Dios, ni la más leve incomodidad de ningún género».<br />

Después, en posdata, agrega que «ha regresado el P. Pío sin obtener resultado alguno<br />

satisfactorio, como era de temer» 72 .<br />

El P. Rafael García, después de transcribir en el Boletín de la Provincia de San Nicolás la<br />

carta anterior, escribe:<br />

«El P. Fabo recoge el caso y lo comenta en su <strong>Historia</strong> del convento de Marcilla, página<br />

80, afirmando que el P. Mareca 'obtuvo en la provisional Corte de Estella lo que nadie creyó<br />

se lograría tan incondicionalmente'. Mas esta afirmación del P. Fabo no concuerda con lo<br />

71 ACMar, Lib. de Consultas y Capítulos, 1865-1955, ff. 23v, 24v.<br />

72 AM, carp. 80, leg. 3.


210 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

que escribe el P. Rector del colegio. Pero, por lo que fuere, ni los carlistas destruyeron el<br />

puente y la estación ni los liberales pusieron tropas en el convento... En honor a la verdad, hay<br />

que confesar que ninguno de ambos bandos molestaron, en cuanto pudieron, a la comunidad.<br />

Fueron mínimas las molestias sufridas en aquellas circunstancias: los temores e inquietudes<br />

propias de una guerra civil y la entrega de dos mil duros que los carlistas nos obligaron a darles<br />

por los dos conventos que en Navarra teníamos» 73 .<br />

El General Martínez Campos proclama en Sagunto, Valencia, el 29 de diciembre de<br />

1874, Rey de España al hijo de Isabel II, don Alfonso <strong>XII</strong>, quien, a los cinco días de haber<br />

efectuado su apoteósica entrada en Madrid —14 de enero de 1875—, marcha a los frentes de<br />

guerra del Norte 74 . El 27 del mismo mes, se desplaza a Marcilla, desde Peralta y visita nuestro<br />

colegio. Veamos cómo refiere este acontecimiento el Rector P. Íñigo Narro en carta al P. Provincial<br />

de fecha 4 del mes siguiente:<br />

«Con motivo de la visita que S. M. D. Alfonso <strong>XII</strong> pasó a los Cuerpos 1.º y 2.º del<br />

Ejército del Norte, se reunió mucha gente por estos alrededores y en este pequeño<br />

pueblo hubo alojados cuatro días sobre seis mil hombres; sin embargo, nosotros, gracias<br />

a la buena voluntad del vecindario, no sentimos más molestias que dejar ver el colegio<br />

a muchos curiosos que lo solicitaban.<br />

El día 27 del pasado recibí un aviso de Don <strong>Manuel</strong> Lapoya de que quizá aquella<br />

tarde nos visitase Alfonso <strong>XII</strong>. Así fue: a las dos de la tarde se presentó en compañía<br />

del Sr. Ministro de la Guerra, algunos brigadieres, coroneles y médicos de S. M.; convenientemente<br />

preparados, se le recibió como ordena nuestro Ceremonial y Ritual.<br />

Concluido el Te Deum, me acerqué al Rey y le felicité en estos términos: 'Señor, la<br />

comunidad de agustinos recoletos misioneros de Filipinas felicita a Vuestra Majestad<br />

por su exaltación al trono de España, deseándole larga vida para bien de la Patria y<br />

protección de las misiones de Filipinas'. A lo que Su Majestad se dignó contestar: 'Sí,<br />

tales son mis propósitos, pues los misioneros de Filipinas son el más firme apoyo, más<br />

vigoroso que el ejército, para sostener unida a la madre patria aquella rica colonia'.<br />

Acto continuo invité a Su Majestad a entrar en el claustro y pasear por la huerta, a<br />

lo que accedió gustoso, y, acompañándole yo, seguido de la regia comitiva, a la que<br />

acompañaban los PP. Vicerrector y Pío y tras éstos la comunidad, paseamos por la casa<br />

y huerta hasta despedirle fuera de la cerca del colegio. Marcháronse complacidos.<br />

El Rey mostraba curiosidad y me preguntó varias cosas, entre ellas, si éramos crecida<br />

comunidad. A lo que contesté, que, por haber salido no hacía mucho cuarenta religiosos<br />

para Filipinas, por la proximidad al teatro de la guerra y principalmente por la<br />

dificultad de proporcionarnos lo necesario para la vida y el subido precio de los<br />

73 R. GARCÍA, El convento de Marcilla durante la primera centuria agustiniana, BSN, a. 1965, 490.<br />

74 M. FERNÁNDEZ ALMAGRO, <strong>Historia</strong> política de la España contemporánea 1868-1885, 243, 252.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 211<br />

comestibles, éramos en la actualidad solamente treinta y cuatro, pero que en Monteagudo<br />

eran noventa y dos; y le dije que, habiendo órdenes terminantes de no pasar de la<br />

otra parte del Ebro comestibles, caldos, calzado y paños, cuya prohibición hacía que<br />

todo nos costase mucho, podía él con su bondad conceder un privilegio en favor nuestro<br />

pues, aunque ya había dirigido una exposición al General Colomo, entonces Comandante<br />

General de la columna de la Ribera, y me había contestado que, si bien<br />

apreciaba la justicia de mis razones y le constaba la protección que los Gobiernos liberales<br />

nos había dispensado por ser de mucha utilidad y necesidad en Filipinas, sin embargo<br />

no estaba en sus atribuciones el concederme lo que solicitaba, pero que mandaba<br />

dicha exposición al General en Jefe del Ejército del Norte, General Serrano, entonces<br />

en Somorrostro, y estaba sin contestar.<br />

El Rey mostró extrañeza de lo que oía, y lo vi dispuesto a favorecernos; pero, como<br />

Rey constitucional, me dijo a medias palabras: 'Ya lo propondrá al Ministro'. Por<br />

ahora no nos hace falta, pues, roto el puente de Castejón y no admitiéndose facturas en<br />

el tren, tenemos que hacerlo todo por Calahorra; pero si se pone al servicio público para<br />

mercancías el tren, se pedirá inmediatamente el privilegio y confío lo conseguiremos<br />

de este Gobierno.<br />

Al día siguiente de la regia visita el cronista de Su Majestad me espetó una carta,<br />

suplicándome le diese noticia detallada de la visita, de la historia de esta comunidad,<br />

de su origen y objeto, de las vicisitudes por que ha atravesado, especialmente en las<br />

guerras civiles, de los hermanos con que cuenta en la actualidad, de su vida, hábito,<br />

celdas y menaje de las mismas, de la época de la fundación del colegio, de su construcción<br />

y orden arquitectónico, etc., etc., advirtiéndome que, al pedir esto, sólo le impulsaba<br />

el lustre de nuestra santa Religión y el mejor servicio del Rey. Se le sirvió<br />

cumplidamente y todo aparecerá en un libro que ha de publicarse al regreso del Rey a<br />

la Corte» 75 .<br />

El 28 de marzo de 1876 llegó al colegio de Marcilla el nuevo Prelado de Pamplona, don<br />

José Oliver, que en diciembre del año anterior había recibido la consagración episcopal en la<br />

catedral de San Isidro de Madrid. Permaneció entre nuestros religiosos hasta el día 5 de abril<br />

en que partió en dirección de Biurrun, pueblo cercano a Pamplona<br />

75 AM, carp. 80, leg. 3. También se publica en BSN, a. 1965, 491, en el que el P. RAFAEL GARCÍA anota que la<br />

detallada información pedida por el Cronista de Su Majestad fue redactada por el P. Pío Mareca. Trae asimismo<br />

esta visita real el P. PEDRO FABO en <strong>Historia</strong> del convento de Marcilla, 78, aunque, equivocadamente,<br />

da la fecha del año 1871. Este autor refiere que el día de la citada visita, 27 de enero, Alfonso <strong>XII</strong><br />

«mandó que se acantonaran varias compañías de soldados por la estación del ferrocarril, por el fortín que<br />

culmina en el monte y por la villa. Horas antes de partir el Rey de Peralta a Marcilla con su acompañamiento,<br />

alguien preguntóle cómo debían hacer la caminata, si a pie o a caballo, pues distaba la villa unos cinco<br />

kilómetros, y el joven monarca respondió: Mi séquito irá como yo vaya. Y llegado el momento, a eso de<br />

mediodía, salió a pie, vestido con los arreos de campaña, sencillo, gallardo, animoso, y detrás de él unos<br />

veinte acompañantes, entre los cuales iba su médico de cámara, el marqués de San Gregorio, el Ministro de<br />

Guerra, Joaquín Jovellar, los Generales Fernando Primo de Rivera, Eulogio Despujols, Dabán, Terreros, y<br />

otros esclarecidos personajes de la época».


212 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en el que pernoctó. Al día siguiente hizo su entrada oficial en la capital de la diócesis. Desde<br />

nuestro colegio de Marcilla había dirigido, con fecha 2 del citado abril, su primera carta pastoral<br />

a sus diocesanos 76 .<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

El ex Provincial Padre Mariano Cuartero, preconizado Obispo de Nueva Segovia<br />

en Filipinas. –Las bulas de los Obispos preconizados y el Gobierno español.<br />

–Consagración episcopal y toma de posesión del Padre Cuartero.<br />

–Nuevas notas biográficas acerca del mismo<br />

I.- El ex Provincial Padre Mariano Cuartero, preconizado<br />

Obispo de Nueva Segovia en Filipinas<br />

En el Consistorio celebrado el 16 de enero de 1874, Su Santidad el Papa Pío IX preconizó<br />

nueve Obispos, entre ellos un agustino recoleto, el ex Provincial P. Mariano Cuartero, para la<br />

diócesis filipina de Nueva Segovia.<br />

En la bula de preconización, o confirmación del nombramiento, se lee, entre otras cosas,<br />

lo siguiente:<br />

«Fijamos en fin la consideración en Ti..., que has trabajado con toda diligencia y<br />

celo en el desempeño del ministerio eclesiástico y de cuya ciencia, gravedad y decoro<br />

de costumbres y práctica en los negocios estamos informados por testimonios fidedignos.<br />

Nos, pues, esperando que Tú puedas ser muy útil a la referida iglesia de Nueva<br />

Segovia, siendo Tu Persona del agrado y aceptación nuestra y de los mismos nuestros<br />

Hermanos, por exigirlo así tus méritos, con el parecer de los referidos nuestros Hermanos<br />

y con la Autoridad Apostólica proveemos en Ti la misma iglesia episcopal que<br />

se halla vacante y Te nombramos Obispo y Pastor de ella... Y Nos, aunque no estés<br />

condecorado con el grado de Doctor, con todo, porque se reconoce que eres idóneo para<br />

regir y gobernar la dicha iglesia de Nueva Segovia, con la Autoridad Apostólica por<br />

el tenor de las presentes, haciéndote una gracia especial, dispensamos contigo para que<br />

puedas ser nombrado Obispo de la nueva iglesia y regirla y gobernarla libre y lícitamente,<br />

sin que obste la falta del grado de Doctor ya dicha, ni las Constituciones ni Ordenaciones<br />

Apostólicas ni las demás que fuesen en contrario...<br />

Es también nuestra voluntad que procures establecer un Cabildo en la Iglesia Catedral<br />

de Nueva Segovia y se provea de Canónigo Teólogo y Penitenciario según lo<br />

mandado por el Sagrado Concilio de Trento y se funde un Monte de Piedad en la ciudad<br />

de Nueva Segovia...»<br />

76 P. FABO, <strong>Historia</strong> del convento de Marcilla, 81; BSN, a. 1965, 541.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 213<br />

Juntamente con la bula anterior firmaba Su Santidad otras ocho, de las cuales la primera<br />

contenía la absolución de toda censura y pena; las cinco siguientes dirigidas, para comunicarles<br />

el nombramiento del P. Cuartero, respectivamente, al señor Arzobispo de Manila, que gobernaba<br />

la diócesis de Nueva Segovia, sede vacante, al Cabildo, al clero, a los habitantes de la<br />

ciudad y diócesis citada y, finalmente, «a los amados hijos todos vasallos de la Iglesia Episcopal<br />

de Nueva Segovia»; una bula para el Obispo o Arzobispo que el P. Cuartero eligiera<br />

para recibir su profesión de fe, y, por último, otra al mismo P. Cuartero con el objeto de que<br />

pudiera escoger Prelado que le consagrase con asistencia de dos presbíteros constituidos en<br />

dignidad eclesiástica 77 .<br />

II.- Las bulas de los Obispos preconizados y el Gobierno español<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, en carta al P. Provincial de Filipinas, fechada<br />

precisamente el 14 de enero de 1874, dos días antes de la celebración en Roma del<br />

Consistorio, le decía desde Madrid, al referirse a la próxima preconización del P. Cuartero:<br />

«Ni en este importante asunto ni en alguno de los de su clase ha tenido intervención<br />

el Gobierno de Madrid. Todo lo hizo propio la Santa Sede, y, cuando dicho Gobierno<br />

columbró alguna cosa, estaba el camino andado. Hago esta importante manifestación<br />

para satisfacción de Vuestra Reverencia y de cuantos se interesan por nuestro<br />

honor y mayor bien.<br />

Los RR. PP. Fr. Guillermo Agudo, Fr. Claudio del Arco y el Comisario de los<br />

agustinos, Fr. Casimiro Herrero, intervinieron como testigos en las informaciones canónicas<br />

referentes a la persona del Padre Cuartero y a la catedral de Nueva Segovia.<br />

Ya salieron para Roma perfectamente despachadas y se espera la preconización en el<br />

próximo Consistorio».<br />

Le manifiesta luego que el día anterior había puesto en el correo un pliego de la Pro-<br />

Nunciatura para que el P. Cuartero hiciera la profesión de fe en manos del señor Arzobispo de<br />

Manila, y le indica que «remita la actuación con toda urgencia y directamente a la Ciudad<br />

Eterna», pues ya tiene orden suya nuestro Procurador General, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez,<br />

«para gestionar toda diligencia hasta el último término».<br />

Da fin a su carta el P. Gabino con la manifestación de que le congratula este nombramiento<br />

por la buena parte que tuvo en ello y porque espera «ha de redundar en mayor gloria<br />

de Dios, honor y bien de la Madre Provincia y en provecho espiritual de los diocesanos de<br />

Nueva Segovia» 78 .<br />

Por lo que el P. Gabino le dice al P. Learte, el nombramiento del P. Cuartero para el episcopado<br />

había tenido lugar sin intervención alguna por parte del Gobierno español.<br />

77 AHN, Ultramar, leg. 2246, n. 4.<br />

78 AM, carp. 80, leg. 1.


214 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

La disciplina que debía estar vigente entonces en España para la designación de Obispos<br />

era la establecida en el artículo 44 del Concordato del año 1851, que mantenía y confirmaba<br />

el patronato real y el derecho de presentación, conforme al Concordato de 1753 y el real decreto<br />

del 6 de septiembre de 1868. Según esto, los metropolitanos, oyendo a sus respectivos<br />

sufragáneos en la forma que creyeran más conveniente, proponían al Ministerio de Gracia y<br />

Justicia, en el mes de diciembre de cada año, los eclesiásticos de las respectivas diócesis que<br />

pudieran ser indicados para Arzobispados y Obispados, siempre que reunieran las debidas<br />

condiciones. Con estas propuestas, tomando el Gobierno por su parte los informes reservados<br />

que juzgara convenientes, el Ministro de Gracia y Justicia formaba en enero una lista de las<br />

personas que creyera dignas de ser presentadas para las mitras 79 .<br />

En España «el Concordato yacía roto de hecho en todas sus partes», afirma Menéndez<br />

Pelayo, pero, por supuesto, sin renunciar de ningún modo al patronato 80 , aun antes de proclamarse<br />

el 11 de febrero de 1873 la República, cuyo Gobierno continuó desentendiédose de<br />

cuanto significaba obligación concordataria.<br />

Como se hallaran vacantes bastantes sedes episcopales, pensó el Papa Pío IX, desde mediados<br />

del citado año 1873, proveerlas motu proprio, sin presentación ni pase o exequatur del<br />

Gobierno. Mas, como el 7 de septiembre de dicho año el Presidente de la República, don Emilio<br />

Castelar, hubiere «formado gobierno y adoptado una política menos desatentada, Su Santidad<br />

le escribió pidiéndole solamente protección para los Prelados que motu proprio nombrase;<br />

las comunicaciones seguían por buen camino y ya los buenos esperaban que la Iglesia recobrase<br />

esta libertad, cuando fueron sorprendidos por tres decretos del 21 de diciembre en los<br />

que Castelar trasladaba un Arzobispado y promovía dos Obispos a Arzobispos, cual si se tratase<br />

de ascensos militares. A pesar de esto el Sumo Pontífice nombró y preconizó a los Obispos<br />

que él mismo había elegido.<br />

Reunido luego en Roma el Consistorio, el 16 del mes siguiente, enero de 1874, Su Santidad<br />

preconizaba a los nuevos Obispos. Pero el Gobierno, que se había formado después del<br />

golpe militar dado el 2 del mismo mes por el General Pavía, al que ya se hizo anteriormente<br />

79 Enciclopedia ESPASA, 39, 304. Cfr. en el apéndice séptimo un breve resumen de la historia del nombramiento<br />

de Obispos en España.<br />

80 M. MENÉNDEZ PELAYO, Los Heterodoxos, 2, 1129. El P. E. F. REGATILLO, al hablar de las vicisitudes del<br />

Concordato de 1851, dice, entre otras cosas: «Más grave crisis sufrió el Concordato con la revolución septembrina<br />

de 1868, que destronó a Isabel: a lo largo de los seis años siguientes se producen vertiginosamente<br />

cambios políticos: Gobierno provisional presidido por el General Serrano, bienio del reinado de Amadeo<br />

de Saboya, primera república anárquica de once meses de vida, política anticatólica, ruptura de relaciones<br />

con la santa Sede y asalto y desvalijamiento de la Nunciatura; toda suerte de violencias por parte del populacho<br />

y del Gobierno. La Constitución del 69 echó por tierra los principios concordatarios, declarando la libertad<br />

de cultos. Los proyectos de ley de 1870 y 1873 planearon la separación de la Iglesia y del Estado.<br />

Con todo de vez en cuando se intenta la observancia del Concordato; Castelar, el último presidente de la<br />

República (en once meses de vida tuvo cuatro presidentes), inició alguna aproximación a Roma» (El Concordato<br />

español de 1953, 114).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 215<br />

referencia, «se apoderó de las bulas por una especie de sorpresa, y las retuvo en su poder, impidiendo<br />

que, habiendo Obispos preconizados, las diócesis fuesen provistas de pastor» 81 .<br />

Como se ha indicado al principio, uno de estos nuevos Obispos era el P. Mariano Cuartero.<br />

Remitidas a España las correspondientes bulas por el agente de Preces en Roma el 11 de<br />

marzo del citado año 1874, dos días después, ya en poder del Gobierno, la sección de Gracia y<br />

Justicia del Departamento de Ultramar se dirigía al señor Ministro con una nota en la que manifestaba<br />

se procediera a pasar las referidas bulas a la consulta del Consejo de Estado en pleno;<br />

mas el señor Ministro lo que hace es ordenar que quedara en suspenso la tramitación del<br />

expediente 82 .<br />

Un año llegó a transcurrir hasta que se tratara nuevamente de resolver el asunto. Mientras<br />

tanto dormían el sueño del olvido en el Ministerio de Estado las bulas del P. Cuartero y demás<br />

compañeros preconizados, como repetía el P. Gabino Sánchez en algunas de las cartas escritas,<br />

durante este tiempo, al P. Provincial de Filipinas 83 .<br />

Fue en el mes de enero de 1875 cuando, restaurada en España la Monarquía en la persona<br />

de don Alfonso <strong>XII</strong>, comenzó a moverse otra vez la tramitación de este expediente.<br />

Con fecha 26 del citado mes de enero, la sección de Gracia y Justicia del Ministerio de<br />

Ultramar reproduce la nota, ya indicada, del año anterior en la que proponía el envío al Consejo<br />

de Estado, para su informe, las bulas del P. Cuartero. Mas la sección de Ultramar de dicho<br />

Consejo contesta el 23 de febrero que, examinadas las referidas bulas, para poder emitir<br />

dictamen, necesitaba tener a la vista la resolución recaída en las bulas del Obispo de Puerto<br />

Rico, devueltas con informe del Consejo el 27 de febrero del año anterior, 1874.<br />

Verificase, como se pedía, y el 3 de marzo el Consejo de Estado contestaba lo mismo que<br />

ya había manifestado en otras ocasiones, tanto al informar sobre las bulas expedidas últimamente<br />

a favor de varios Prelados de la Península, como en las concernientes al señor Obispo<br />

de Puerto Rico; esto es, que, como la presentación previa de los candidatos al episcopado era<br />

la esencia misma del Patronato de la Corona y derecho inherente a la soberanía irrenunciable<br />

e innegable, no podía prescindirse de este requisito para la provisión de tales cargos, como el<br />

de que se trata, ni autorizarse el pase o exequatur de las bulas sin que hubiere precedido la<br />

referida presentación. No obstante, circunstancias muy extraordinarias y altísimas consideraciones<br />

y conveniencias políticas y de gobierno, encaminadas al bien del Estado y de la Iglesia,<br />

aconsejan tolerar y dispensar por una vez, sin protesta, el cumplimiento de las leyes, tanto<br />

civiles como económicas, sobre este particular. Así lo propuso el Consejo de Estado respecto<br />

de la Península y así lo resolvió el Ministerio respecto de Puerto Rico.<br />

Con iguales protestas —continúa la resolución del Consejo— podrá concederse el exequatur<br />

a las bulas expedidas a favor del Obispo de<br />

81 F. AGUILAR, <strong>Historia</strong> eclesiástica, 2, 476, 477.<br />

82 AHN, Ultramar, leg. 2246, n. 4.<br />

83 AM, carp. 80, leg. 1 cartas del 23-4, 22-6, 6-9 y 16-11 de 18784.


216 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Nueva Segovia sin que por esto se entienda perjudicado en lo más mínimo el derecho de Patronato.<br />

Mas, al autorizarse el pase de estas bulas, hay que hacer en ellas las siguientes retenciones:<br />

1.ª La bula dirigida a los vasallos, porque ni los Obispos los tienen ni existen en los dominios<br />

españoles.<br />

2.ª En la bula de la confirmación, la cláusula que se refiere al establecimiento de un<br />

Monte de Piedad, por ser este asunto de la exclusiva competencia de la autoridad<br />

temporal, entendiéndose además el establecimiento de Cabildo y dignidades de<br />

Canónigos Teólogo y Penitenciario, collatis consiliis, o sea, de acuerdo entre<br />

ambas potestades y sin perjuicio del Real Patronato y de las regalías de la Corona.<br />

3.ª En la bula de consagración, la cláusula de observancia de las disposiciones, reservas,<br />

provisiones y mandatos eclesiásticos debe entenderse también sin perjuicio de<br />

las regalías de la Corona.<br />

4.ª Las cláusulas que se refieren a visitar, cada cuatro años, la basílica de los Apóstoles<br />

y a dar cuenta al Papa de las cosas pertenecientes al estado de la Iglesia, deben<br />

entenderse sin perjuicio de las leyes y reales cédulas vigentes sobre este punto,<br />

según las cuales aquella visita no es obligatoria y el conducto para dirigirse a Su<br />

Santidad es el Gobierno español.<br />

5.ª La cláusula de no enajenar los bienes pertenecientes a la Mesa episcopal, aun con<br />

consentimiento del Cabildo, debe también entenderse sin perjuicio del Real Patronato,<br />

en cuya virtud, para disponer de los expresados bienes, se necesita previa<br />

y especial real licencia.<br />

6.ª En las cláusulas que se refieren al vigor de las Letras Apostólicas, debe declararse<br />

que en nada afectan al Real Patronato y ha de entenderse sin perjuicio de las regalías,<br />

costumbres, leyes y disciplina vigente en la nación y de otros cualesquiera<br />

derechos adquiridos sobre el particular, principalmente por las bulas de la<br />

Santidad de Alejandro VI y de Julio II, confirmadas por la erección de la catedral<br />

de Nueva Segovia en 1599 y la real cédula de 14 de julio de 1765.<br />

7.ª Que el juramento de obediencia que ha de prestar el referido Prelado a la Santa Sede,<br />

según el formulario correspondiente, sea y se entienda sin perjuicio del de fidelidad<br />

debida a Su Majestad en los términos acostumbrados.<br />

Esta fue la resolución del Consejo de Estado. Y, cinco días después, el Rey concedía, por<br />

fin, el pase a las bulas a favor del P. Cuartero, con las modificaciones y propuestas del referido<br />

Consejo, antes indicadas 84 .<br />

III.- Consagración episcopal y toma de posesión del Padre Cuartero<br />

El Gobernador General de Filipinas, con fecha 5 de mayo del año 1875, participaba al<br />

Gobierno de Madrid que, recibidas las bulas del Obispado de Nueva Segovia expedidas a favor<br />

del P. Mariano Cuartero, le habían sido entregadas inmediatamente al interesado 85 .<br />

84 AHN, Ultramar, leg. 2246, n. 4.<br />

85 AHN, Ultramar, leg. 2246, n. 4.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 217<br />

El P. Cuartero se encontraba, desde abril del año anterior, en nuestro convento de Manila.<br />

Había acudido al mismo, al ser llamado cuando se recibió la noticia de su preconización para<br />

regir la diócesis de Nueva Segovia.<br />

Su consagración episcopal tuvo lugar en la iglesia del citado convento el día 6 de junio<br />

del ya referido año 1875. Asistieron todas las autoridades, a las que había pasado invitación el<br />

Provincial Padre Learte 86 .<br />

Acerca de este importante y solemne acontecimiento no encontramos otra información,<br />

aparte de lo ya indicado, que el acuerdo tomado por el Definitorio Provincial en sesión habida<br />

el 12 de mayo.<br />

El citado Definitorio consideró el asunto como cosa de decoro para la Provincia y, teniendo<br />

presente lo que en caso semejante se había verificado, acordó que se hicieran, por<br />

cuenta de la misma, aquellos gastos que originase la solemnidad del acto, pero se había de<br />

procurar reducirlos a lo que exigía nuestro estado religioso y la escasez de fondos con que, a<br />

la sazón, contaba la Procuración General. Se convino asimismo que se destinase un Hermano<br />

para vivir en compañía del señor Obispo, de conformidad con lo indicado por él mismo 87 .<br />

A causa de haber contraído el nuevo Prelado una grave enfermedad, que puso en peligro<br />

su vida, tuvo que demorarse su salida de Manila hasta el 20 de agosto. En dicho día se embarcaba<br />

en el «Pasig» con rumbo a Vigan, capital de su diócesis, en la que hizo su solemne entrada<br />

el 24 de septiembre. Feliz coincidencia para él. En dicho día se cumplían los veinticinco<br />

años de su profesión religiosa.<br />

Fue recibido el P. Cuartero por sus diocesanos con inequívocas muestras de respeto, cariño<br />

y amor y, al mismo tiempo, de satisfacción y alegría por tener nuevamente Prelado y Pastor,<br />

pues ya había transcurrido algún tiempo desde el fallecimiento de su antecesor, el agustino<br />

P. Juan Aragonés 88 .<br />

Según comunicaba el Alcalde Mayor de Ilocos Sur al Gobernador General de Filipinas,<br />

«al acto de posesión concurrieron el clero de la provincia, las autoridades, funcionarios públicos,<br />

españoles y principalías de ambos gremios» 89 .<br />

IV.- Nuevas notas biográficas acerca del Padre Cuartero<br />

A las noticias sobre el P. Mariano Cuartero, consignadas ya al ser elegido Provincial en el<br />

año 1870, hemos de añadir ahora algunos testimonios referentes a su vida posterior hasta el<br />

momento presente.<br />

En su «necrología» leemos:<br />

Fue fecundo en resultados el trienio en el que desempeñó el Provincialato, sin que dejase<br />

de ser lo que desde joven manifestó, afable,<br />

86 AG, carp. Filipinas F, 1882-1901.<br />

87 AM, 35, Definitorios, f. 158v.<br />

88 ACSM, Lib. de Documentos, f. 38; AM, 61, Difuntos, f. 212v; F. SÁDABA, Catálogo, 521.<br />

89 AHN, Ultramar, leg. 2246, n. 4.


218 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

bondadoso, sufrido, simpático y muy prudente, amén de enérgico y constante, cuando era<br />

necesario y oportuno demostrar esas cualidades. De su Provincialato datan algunas medidas<br />

asaz útiles y provechosas para el mejoramiento y verdadero adelanto de las misiones y otras<br />

encaminadas al bienestar general de los religiosos» 90 .<br />

Su Provincialato —se dice en otro lugar— se recuerda con verdadera fruición por los Padres<br />

recoletos, porque fue tan fecundo en resultados altamente provechosos para la Corporación,<br />

como en sucesos no comunes que tendían a entorpecer su marcha» 91 .<br />

Por su parte, el P. Sádaba escribe que en el gobierno de la Provincia el P. Cuartero «acreditóse<br />

de varón de gran espíritu, exquisita prudencia y demás prendas que deben resplandecer<br />

en un Prelado, no habiendo perdonado medio alguno para quitar algunos abusos, que insensiblemente<br />

habíanse introducido contra la disciplina regular, y llevando su rigor en este punto<br />

hasta cortar por lo sano, como dicen, antes que tolerar se menoscabase en lo más mínimo la<br />

observancia de las leyes de nuestro sagrado Instituto Recoleto, por lo cual hízose acreedor a la<br />

más profunda veneración, y su nombre figurará siempre entre los más ilustres Prelados de<br />

nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas» 92 .<br />

Terminado su mandato provincialicio con la celebración del Capítulo Provincial a primeros<br />

de mayo de 1873, a mediados del mes siguiente salía de Manila para dirigirse a Bolinao,<br />

en Zambales, con el título de Párroco del pueblo citado. Fue nombrado también Vicario Provincial<br />

de dicha región zambaleña.<br />

No llevaba aún medio año entre sus feligreses, cuando recibe la noticia de haber sido preconizado<br />

para el Obispado de Nueva Segogovia.<br />

En abril del año siguiente, 1874, regresa a Manila y, con fecha de este mismo mes, se<br />

apresura a escribir al Comisario Apostólico, Padre Gabino Sánchez, en los siguientes términos:<br />

«Me causó la noticia —dice— el mayor sentimiento y, desde luego, lo hubiera<br />

rehusado, si con antelación se me hubiera consultado sobre el particular.<br />

Estoy, gracias a Dios, exento de ambiciones, y además no me considero digno de<br />

un puesto tan alto en la Iglesia. Tranquilo y satisfecho en mi curato, retirado en donde<br />

estaba, nada apetecía. Así es que no pude menos de sorprenderme y tener un mal rato<br />

al recibir la noticia.<br />

El Señor me socorra y me dé fuerza para sobrellevar una carga tan pesada como<br />

es la que se me ha impuesto. Esto es lo que me alienta. Dios lo quiere; hágase su voluntad.<br />

Confío en que Él me favorecerá con sus poderosos auxilios para cumplir, según<br />

su voluntad, con mi ministerio».<br />

Con anterioridad le había escrito también al P. Comisario Apostólico<br />

90 AM, 61, Difuntos, 212v.<br />

91 ACSM, Lib. de Documentos, f. 38.<br />

92 F. SÁDABA, Catálogo, 521.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 219<br />

el P. Provincial y le decía que no le cabía duda del acierto de dicha elección y del bien que<br />

había de seguirse para sus diocesanos. «Desde que se tuvo en Manila la primera noticia —<br />

agrega el P. Learte—, fue recibida por todos hasta, si se quiere, con entusiasmo». Y termina el<br />

P. Provincial con su felicitación al mismo P. Gabino por la intervención que había tenido en<br />

este nombramiento, que daba no poco lustre a la Provincia de Filipinas 93 .<br />

ARTÍCULO NOVENO<br />

Expedición militar contra Joló en 1876, con la intervención<br />

de varios recoletos, en particular del Padre Zueco<br />

Primeras actuaciones del Padre Provincial<br />

En los primeros meses del año 1876 tuvo lugar la expedición militar organizada por el<br />

Capitán General Malcampo contra los moros de la isla de Joló.<br />

Tomaron parte en ella varios agustinos recoletos, de un modo especial el P. Ramón Zueco,<br />

Párroco de Cagayán de Misamis, Mindanao. Esta es la razón para que se ofrezca en estas<br />

páginas un amplio relato de la misma. Para ello nos serviremos de la mayor parte del que, con<br />

lujo de detalles, escribió el citado P. Zueco, a ruegos de otro religioso recoleto amigo suyo 94 .<br />

«Cuando el Capitán General Malcampo —comienza diciendo el Padre Zueco— preparaba<br />

en Manila la expedición contra Joló, para vengar los insultos que los moros habían inferido<br />

a la bandera nacional, llamó a N. P. Fr. José María Learte y le manifestó los deseos que tenía<br />

que acompañaran a la expedición algunos Padres recoletos con el objeto de prestar auxilios<br />

espirituales a los enfermos en la campaña; N. P. desde luego accedió a estos deseos del General,<br />

prometiéndole que irían cuantos pudiesen.<br />

«Conocedor Malcampo de las islas, en las que había pasado toda su juventud, y amigo<br />

mío desde el año 54, cuando era alférez de navío y comandante de una falúa, quiso también<br />

que fueran a la expedición voluntarios de este distrito, que no tienen miedo a sus vecinos los<br />

moros, como los demás visayas y tagalos, y que yo fuera con ellos, porque me conocía desde<br />

el 54 en el sur de Mindanao y había visto mi serenidad ante el peligro en dos ocasiones que no<br />

refiero por pertenecerme a mí exclusivamente y nadie lo sabe.<br />

93 AG, carp. Filipinas F, 1862-1901.<br />

94 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 252. Se encuentra asimismo en ACM, Lib. de Cosas Notables, f. 61. Al confrontar<br />

un texto con otro, observamos en el autor citado algunas erratas que hemos corregido. Como teníamos<br />

entre nuestras fichas la copia de algunos documentos, ponemos en las notas correspondientes la signatura<br />

de los mismos. No queremos dejar de recordar a los lectores que, para juzgar debidamente de la actuación<br />

de nuestros religiosos en todo lo relacionado con el hecho que historiamos, como con algún otro que<br />

alguna vez ocurre, es preciso trasladarnos a aquellos tiempos y tener presente su ambiente, sus circunstancias<br />

y otros detalles.


220 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»El General quería que esto se hiciese como por iniciativa de nuestra Corporación, escribiéndome<br />

a mí el P. Provincial y no haciendo inmediatamente el reclutamiento; y así se hizo.<br />

Aunque N. P. Provincial había dicho al General que el reclutamiento de voluntarios sería difícil<br />

por falta de comunicación entre Manila y este distrito y por estar adelantados los preparativos<br />

para la expedición, el resultado fue muy satisfactorio. El General resolvió la dificultad<br />

que veía N. P. con estas palabras: 'Escriba usted y tráigame la correspondencia, que yo haré<br />

llegue a su destino'».<br />

El 16 de diciembre de 1875 se entrevistaba el P. Learte con el Capitán General Malcampo,<br />

y al día siguiente escribía el P. Provincial al P. Zueco la carta que aquél le había pedido.<br />

En ella, después de indicarle el P. Learte su entrevista con Malcampo para tratar largamente<br />

de la proyectada expedición contra Joló, le dice que el citado General «desea alguna<br />

cooperación por nuestra parte, la que yo me apresuré a ofrecerle inmediatamente, porque ya<br />

era esa mi intención, aun antes de que me hablase él, por considerarla no sólo como deber de<br />

patriotismo, sino de gran conveniencia para la Provincia».<br />

«Así, pues —sigue diciendo el P. Provincial— veríamos con gran satisfacción que los<br />

Padres de esa Vicaría de su cargo excitasen el espíritu de sus respectivos pueblos con el objeto<br />

de que se ofreciesen voluntarios, no precisamente para pelear, sino más bien como faginantes,<br />

esto es, para retirar heridos, llevar municiones y prestar otros servicios de éste o análogo<br />

género, a fin de no distraer las tropas de sus faenas».<br />

Y «no sería menos nuestra satisfacción —continúa el P. Provincial— si alguno o algunos<br />

de los Padres se prestasen gustosos a acompañar a la gente que se reclute, voluntariamente,<br />

por supuesto, a fin de animarla y comunicarle valor y fuerza. Yo me alegraría mucho de que,<br />

por lo menos, fuera Vuestra Reverencia por considerarlo muy para el caso. De todos modos<br />

espero que hable o escriba en este sentido a los Padres y haga todo lo que sea posible para el<br />

mejor éxito de nuestro deseo, sirviendo así a mí, a la Provincia y al señor Gobernador General».<br />

Como posdata añade el P. Learte: «A serme posible mandaré dos o tres de por aquí» 95 .<br />

Cinco días después de escribir la carta anterior, reúne el P. Provincial a los Padres del Definitorio<br />

y les hace presente que el Gobernador General vería con gusto que algunos de nuestros<br />

religiosos impuestos en el idioma tagalo acompañase a la expedición contra Joló, que<br />

tenía por objeto —advirtió— «buscar en la fuerza de las armas la satisfacción, que no podía<br />

conseguirse de otro modo, por ultrajes inferidos al pabellón nacional». No encontraron inconveniente<br />

alguno los Padres del Definitorio en que así se hiciera y dejaron al cuidado del P.<br />

Provincial el escoger los religiosos que le parecieren a propósito 96 .<br />

95 AM, carp. 75, leg. 2. La carta original que se guarda en esta carpeta, difiere en algunos detalles de la que figura<br />

en la relación del P. Zueco.<br />

96 AM, 35, Definitorios, f. 161v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 221<br />

El 18 del mes siguiente, enero de 1876, comunicaba oficialmente el P. Learte al General<br />

Malcampo que había varios religiosos dispuestos a asociarse a la expedición y le incluía una<br />

relación de los mismos. Eran éstos los Padres siguientes: Toribio Minguella, Definidor, Vicario<br />

Provincial de Cavite y Párroco de Cavite Viejo; Gregorio Bueno, Párroco de Mabalacat,<br />

Pampanga; Toribio Bonel, Párroco de Caloocan, Manila; Félix Melero, Párroco interino de<br />

Morong, Bataan; Félix Garcés, Párroco interino de Lobo, Batangas, y Ramón Zueco, Vicario<br />

Provincial de Misamis y Párroco de Cagayán.<br />

Unos días después se dirigía asimismo el P. Provincial al señor Vicario Capitular de Manila<br />

y le manifestaba que, como los religiosos que había ofrecido al Gobernador General para<br />

la citada expedición ejercían su ministerio en este arzobispado, le remitía la lista de dicho<br />

religiosos y, juntamente, la de los que habían de sustituirles en sus ministerios durante su ausencia,<br />

a fin de que a los primeros diera licencia para ausentarse y a los otros, las facultades<br />

necesarias para sustituirles. Igualmente ofició para lo mismo al Vicario General de la diócesis<br />

de Cebú en relación con el P. Ramón Zueco 97 .<br />

Reunido el Definitorio en sesión el día 21 de enero, autoriza al Padre Provincial para<br />

ofrecer la suma de mil pesos con destino a la ayuda de la expedición. Y el mismo día se dirigía<br />

el P. Learte al Gobernador General Malcampo para darle cuenta del referido ofrecimiento<br />

con el ruego de que lo aceptase. Le hacía constar, al mismo tiempo, su profundo sentimiento<br />

por no poder obrar con aquella generosidad que su Provincia había demostrado anteriormente<br />

en casos análogos.<br />

Contestóle el Gobernador General para darle las gracias y manifestarle que había ordenado<br />

se elevara el hecho a conocimiento del Gobierno de Su Majestad. Le expresa, a la vez, su<br />

satisfacción en aceptar con mucho gusto los servicios de los Padres que le ha ofrecido para<br />

acompañar a las tropas expedicionarias 98 .<br />

La carta del 17 de diciembre de 1875, a que se ha hecho antes referencia, escrita por el P.<br />

Learte al P. Ramón Zueco, una vez en manos del General Malcampo, fue remitida por éste a<br />

Cebú en un vapor con orden al Comandante de la División de aquel punto de que, inmediatamente<br />

que la recibiera, mandara un cañonero a llevarla a Cagayán al P. Zueco con un oficio<br />

dirigido al Gobernador de este lugar para que facilitase a dicho religioso el alistamiento por<br />

todos los medios posibles.<br />

97 AM, 52, Oficios, ff. 131, 133.<br />

98 AM, 52, Oficios, ff. 132, 134. Con fecha 31 de abril de 1877, el capitán General, que, a la sazón, era ya el<br />

General don Domingo Moriones, comunicó al P. Provincial la real orden de febrero del año citado por la<br />

que Su Majestad, «enterado del generoso donativo de mil pesos que ha hecho la Orden de recoletos, establecida<br />

en esas islas, para contribuir a los gastos de la campaña de Joló, ha dispuesto se den las gracias en<br />

su nombre a la citada orden por tal acto de acendrado patriotismo» (AM, 52, Oficios, f. 217).


222 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El Padre Zueco y el alistamiento e instrucción de los voluntarios<br />

El 29 de diciembre recibía el P. Zueco la referida carta y, en la misma noche de dicho día,<br />

escribe una circular a los religiosos Párrocos de su Vicaría Provincial de Misamis.<br />

Les explica en ella el objeto de la expedición contra Joló, «madriguera —dice— de moros<br />

piratas, enemigos de nuestra Religión y del nombre cristiano» y les da cuenta de los deseos<br />

del P. Provincial, conformes con los del Capitán General, sobre el alistamiento de voluntarios<br />

y los servicios que éstos habían de prestar, y acerca de la ida de «algunos Padres españoles<br />

que sepan visaya, para animar y comunicar fuerza y valor» a aquéllos, habiendo sido él<br />

mismo uno de los elegidos por el P. Provincial, por lo que su corazón, «excitado por la Religión<br />

y el patriotismo, ha latido fuertemente», y él ante la voz del Señor que habla por boca del<br />

Prelado, está pronto a partir con los voluntarios.<br />

«Como es de presumir —añade— que algunos se retraigan de alistarse, por el temor pueril<br />

de que les va a faltar lo necesario para la vida o socorros espirituales en el caso de estar<br />

enfermos o heridos, pueden Vuestras Reverencias asegurarles que yo seré allí el Padre de los<br />

Voluntarios y que atenderé, con toda solicitud de que soy capaz, a todas sus necesidades corporales<br />

y espirituales».<br />

Por último, como «el tiempo es precioso y urge no despreciar un momento por la proximidad<br />

de la salida», se limita a indicarles los siguientes puntos, para el mejor cumplimiento<br />

del encargo del Padre Provincial:<br />

«1.º El domingo próximo, y, si no llegase esta circular para ese día a algún pueblo por su<br />

mucha distancia, aquel en que llegase, predicarán Vuestras Reverencias la guerra santa de los<br />

cristianos contra los moros joloanos, excitando a sus feligreses a que se alisten los que voluntariamente<br />

quieran acompañar a la expedición.<br />

»2.º Abrirán Vuestras Reverencias un registro en el que anotarán el nombre, apellido,<br />

nombres de los padres y número de la cabecería del voluntario.<br />

»3.º Todos los días en que se aliste alguno, me lo comunicarán para anotarlo en el registro<br />

abierto en esta Vicaría para la provincia y yo comunicarlo al Sr. Gobernador militar y político<br />

del distrito.<br />

»4.º Encargarán Vuestras Reverencias a los voluntarios que no se alejen del pueblo, que<br />

limpien bien y tengan preparadas las armas blancas y que esperen hasta que les avise el punto<br />

de reunión y día de partida» 99 .<br />

Los Párrocos recoletos, a quienes se les remitió la circular, fueron éstos: Mateo Bernad,<br />

de Jasaan; Ángel Martínez, de Balingasag; Juan Francisco Marqués, de Sagay; Antonio Preciado,<br />

de Catarman; Domingo Gómez, de Mambajao, y Aniceto Grima, de Majinoc 100 .<br />

Por su parte, el señor Gobernador de la provincia de Misamis pasó<br />

99 AM, carp. 75, leg. 2, 10; leg. 3, 1.<br />

100 AM, carp. 75, leg. 3, 1.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 223<br />

también una circular urgente a los Gobernadorcillos para que diariamente enviaran los pliegos<br />

que los Párrocos dirigieran al P. Zueco, quien, una vez recibidos, hecho un resumen por pueblos,<br />

los remitía, cada día, al Gobernador.<br />

Tal éxito tuvo la predicación de los Párrocos que fueron muchos los voluntarios que se<br />

inscribieron. En vista de esto, el Gobernador y el P. Zueco acordaron la formación de compañías,<br />

siete en total, con sus correspondientes nombres: primera y segunda, de Cagayán; tercera,<br />

de Hiponan; cuarta, de Balingasag; quinta, de Camiguinos; sexta, de Misamis, y séptima,<br />

de Dapitan.<br />

Como urgía dar a los voluntarios alguna instrucción militar, se ordenó que se concentrasen<br />

todos en Cagayán, excepto los de los pueblos inmediatos de Hiponan y Alubid, a donde<br />

fueron sargentos del Tercio a instruirles convenientemente. Los que acudieron a Cagayán<br />

fueron alojados en casas del pueblo en las que se los mantenía como a los propios hijos.<br />

«El espíritu estaba tan levantado por los Párrocos —afirma el Padre Zueco— y los voluntarios<br />

estaban tan entusiasmados que pronto aprendieron los movimientos de compañía y batallón,<br />

y desde este momento tienen convertido a este pobre recoleto en soldado y jefe de batallón<br />

de voluntarios».<br />

«Era preciso —continúa el Padre— tratar del uniforme y raciones para el viaje hasta<br />

Zamboanga y nuestra agregación al ejército, cuya, administración militar nos daría las raciones.<br />

En esto los Curas se excedieron a sí mismos y dieron cuanto tenían. El uniforme consistía<br />

en blusa, pantalón de guingón, con funda blanca, y en la parte anterior de éste una cinta negra<br />

con el nombre del pueblo de cada uno en letras amarillas, que aquí las pintan muy bien; yo<br />

llevaba el nombre de Cagayán bordado en letras de oro; todos llevaban en la parte izquierda<br />

del pecho un escudo con los colores nacionales, que servía de base a un cruz roja, todo de<br />

lanilla de color conveniente; el mío era igual, sin más diferencia que componerse lo encarnado<br />

de terciopelo de seda, y lo amarillo, de galón de oro. El escudo fue del P. Benito Tutor».<br />

La bandera para el batallón fue regalo de un señor principal y más rico de Cagayán. Una<br />

vez bendecida por el P. Zueco, le prestaron juramento todos los voluntarios en un acto realizado<br />

con toda solemnidad y ante todo el pueblo y mucha gente de los inmediatos. La bandera<br />

tenía escritos los nombres de los pueblos que habían dado voluntarios, bordados en seda, y en<br />

una corbata de color rosa, esta inscripción bordada en seda azul: Los cagayanos a los voluntarios.<br />

Terminada la campaña fue colocada, como trofeo de la misma, en la iglesia de Cagayán.<br />

Embarque de los voluntarios y su incorporación al ejército<br />

Era la tarde del día 8 de febrero cuando embarcaban los voluntarios para ir a incorporarse<br />

en Zamboanga al ejército expedicionario.<br />

Al fondeadero, distante de Cagayán más de tres cuartos de legua,


224 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

llegó el batallón con el P. Zueco al frente, vestido de voluntario y a caballo. Precedíale la<br />

banda de música del pueblo. Iban asimismo el Gobernador, algunos Padres y multitud de gentes<br />

para darles la despedida. La salida de las goletas «Pilar» y «La Compañía», cedidas gratis<br />

por sus dueños para conducir a los voluntarios a Zamboanga, fue solemnizada con el estruendo<br />

de los cañones que había en la playa y a los acordes de la música.<br />

Confiesa el P. Zueco que partía casi convencido de que no regresaría, porque, si los moros<br />

no le mataban, podía sucederle lo mismo que al P. Pascual Ibáñez 101 , pues, al igual que<br />

este recoleto, también había de ser él de los primeros en los peligros. Sin embargo, salía contento<br />

—añade—, «porque iba a morir por mi Corporación que me mandaba y a la que soy<br />

deudor de todo».<br />

Tres días después se encontraban ya las dos goletas a la vista de Zamboanga, como a<br />

unas tres millas, mas sin poder avanzar por estar el viento en calma y con una muy fuerte corriente<br />

de proa. Tal era dicha corriente que, cuando el P. Zueco embarcó en un bote al toque<br />

de oración, no le permitió llegar a Zamboaga hasta las nueve y media de la noche.<br />

«Me dirigí —son palabras del Padre— al alojamiento del General a presentarle mis respetos<br />

y el de los voluntarios, y se alegró mucho de nuestra llegada. En esta primera entrevista<br />

le dije que tenía que pedirle un favor; el General me contestó: 'Usted dirá, P. Ramón'. «El<br />

favor que tengo que pedirle y que no dudo que usted me concederá —le respondí—, es que,<br />

como voluntario, deseo ser soldado en vanguardia en toda la campaña». «Concedido —<br />

contestó el General—, puesto que hace años que conozco a usted y a los muchachos de Misamis».<br />

«A las once de la mañana —sigue la relación del P. Zueco— me despedí del General y<br />

me fui al convento, que ya es de los Padres jesuitas; todos dormían ya. Sin saber yo todavía<br />

que los Padres recoletos habían salido de Manila con la expedición, me encontré allí con los<br />

PP. Minguella, Gregorio Bueno, Félix Garcés, Félix Melero y Toribio Bonel, y además con el<br />

P. Salvador Font, agustino, y el P. Aniceto González, paúl, que había ido con seis o siete hermanas<br />

de la Caridad para el hospital de sangre. Casi toda la noche la pasamos hablando. A la<br />

madrugada los arraeces (capitanes) de las goletas aprovechaban una brisa de tierra y se fueron<br />

a fondear junto a la escuadra.<br />

»Por la mañana debían desembarcar los voluntarios, porque el General había dado la orden.<br />

Grandes cascos 102 atracaron junto a las goletas y aquéllos, llenos de voluntarios, eran<br />

remolcados por cañoneras hasta el pantalán 103 . Las tripulaciones de los barcos de guerra y del<br />

convoy saludaban a los voluntarios a su paso por los costados, y en la playa nos esperaban el<br />

Brigadier de Estado Mayor, los<br />

101 Este religioso recoleto, héroe de la expedición militar contra Joló de 1851, fue herido mortalmente por «una<br />

bala cruel y traidora de las fuerzas que protegían el asalto que varios militares efectuaban» (CR, 11, 258).<br />

102 Casco: Kaskó, lancha de río con techo movida con larga pértiga (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el<br />

tagalo, 120).<br />

103 Pantalán, muelle de madera o cañas que avanza en el mar (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo,<br />

439).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 225<br />

ayudantes del General y el Jefe del n.º 6 con la escuadra de batidores y música del regimiento.<br />

Según iban desembarcando, formaban por compañías, y, concluida la formación, que la componían<br />

cuatrocientos cincuenta y cinco voluntarios, los tres que acabo de citar, con la escuadra<br />

y música, nos condujeron a nuestro cuartel, que era, como todos los del ejército de caña y<br />

nipa» 104 .<br />

Cita el Padre, a continuación, lo que se lee en La España en la Oceanía sobre los voluntarios<br />

y los Padres recoletos y es como sigue:<br />

«Los hombres que trae el P. Zueco, son lo más florido de la juventud, no de gran estatura,<br />

pero de ancho pecho y espaldas vigorosas; me parece estar viendo, hasta en el andar, uno de<br />

nuestros batallones de cazadores, pues marchaban con desembarazada compostura y con talante<br />

militar. Los hijos que hoy son soldados, se dejarán matar por él; estoy seguro de ello. En<br />

resumen, los pueblos administrados por religiosos recoletos han escrito muy alto el sagrado<br />

nombre de la patria y van a poner a lo escrito el sello de su sangre. Hoy se les dará ciento<br />

veinte fusiles, cuyo número es bastante, pues los más prefieren su arma, que manejan tan bien<br />

o mejor que los moros. Son muchos los artilleros españoles que quieren ser admitidos entre<br />

los voluntarios del P. Zueco, para servirle de escolta de honor y pelear a su lado».<br />

«Los días siguientes —ya son palabras del P. Zueco— se trabajó mucho en Zamboanga,<br />

sobre todo los ingenieros, haciendo grandes balsas de desembarco; en cada una cabían más de<br />

trescientos.<br />

»Próxima ya la salida de la expedición, tuvimos que separarnos los seis recoletos que estábamos<br />

en Zamboanga: el P. Minguella fue de Capellán de las baterías de marina; el P. Garcés,<br />

de la guardia civil; el P. Melero, de los ingenieros; el P. Bonel, de las ambulancias, y el<br />

Padre Bueno, bien a pesar suyo, se quedó en Zamboanga para el hospital de sangre, por saber<br />

hablar más idiomas que los demás. Nuestros hermanos no habían traído de Manila ni un solo<br />

muchacho, que ahora necesitaban para llevarles una venda al menos y los santos óleos, y yo<br />

les di a cada uno un asistente, lo mismo que al P. Font».<br />

Alocución del General Malcampo; salida de la expedición que ataca y toma Joló<br />

El día 18 de febrero recibióse una alocución del Capitán General Malcampo, que fue leída<br />

a todas las compañías del ejército expedicionario.<br />

Habla en ella de cómo la Sultanía de Joló insultó nuestra bandera y, «faltando a solemnes<br />

compromisos, ha continuado pirateando en nuestros mares, asaltando a nuestros pueblos playeros,<br />

cautivando a sus indefensos moradores y hasta se atrevió a atacar a uno de nuestros<br />

establecimientos militares en donde recibió un duro escarmiento».<br />

104 Nipa, planta de la que se hacen tejidos (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 418).


226 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Dice luego que la única misión de hoy es clavar otra vez nuestro pabellón en esta tierra y<br />

castigar la rebeldía y mala fe de sus moradores. Para ello —afirma— ya sabe que no necesitan<br />

excitaciones, ellos que son «hijos de la patria que cuenta tantos héroes, y, entre ellos, los Corcuera,<br />

Almontes, Claverías, Urbiztondos e Ibáñez. Nuestra causa es santa, es justa, es noble,<br />

es la causa de nuestra religión ultrajada, de nuestra patria ofendida, de la civilización vilipendiada».<br />

Para terminar les manifiesta el General que cree innecesario recomendarles valor, pero sí<br />

que, después del combate, tengan «clemencia y generosidad con los vencidos y, sobre todo, la<br />

subordinación y disciplina, verdadera fuerza de los ejércitos».<br />

El P. Zueco recibió «orden del Estado Mayor para destacar cuarenta voluntarios y agregarlos<br />

a la artillería española, para llevar municiones al atacar; veinticinco, a los ingenieros, y<br />

otros veinticinco, a las ambulancias, para llevar botiquines».<br />

En la madrugada del 20 de febrero levaron anclas las embarcaciones con las tropas, que<br />

dieron vista a la isla de Joló al mediodía y fondearon sobre una sola ancla hacia las cinco de la<br />

tarde en el estrecho formado por la isla de Butucán y la de Joló.<br />

Dos días después, a las ocho de la mañana toda la escuadrilla se hallaba ya frente a Paticolo,<br />

punto elegido para el desembarco, y media hora más tarde se disparaba el primer metrallazo,<br />

que barrió la playa, para comenzar a desembarcar una hora después. Los voluntarios<br />

recibieron el bautismo de sangre con el resultado de un muerto y dos heridos.<br />

«El 24 —nos contará el P. Zueco— se dan raciones para cuatro días a las tropas, y el 25<br />

por la tarde salimos; pero con tan mala suerte que el 25 y el 26 los llamamos nosotros días de<br />

«Campamento de la sed»; pues los pasamos sin comer ni beber y con un sol abrasador a consecuencia<br />

de lo cual murieron asfixiados más de ciento cincuenta españoles; los nativos<br />

aguantaban más y a mí no se me asfixió más que un voluntario, al que pude salvar porque<br />

todavía tenía yo agua y vino.<br />

»La noche del 25 al 26 acampamos en el monte de Joló, y, si no nos mataron a todos, fue<br />

porque los moros no tienen organización militar. Yo dije que, si estuvieran cincuenta carlistas<br />

allí por donde estaban los moros, no saldríamos uno vivo, y era verdad. Sin embargo, pensando<br />

yo morir aquella noche, me eché en el suelo como todos, pues lo mismo me importaba<br />

morir despierto que dormido, y dormí perfectamente.<br />

»A la madrugada del 26 salimos hacia el mar y a las cinco de la tarde llegamos a la playa<br />

de Tandú, donde acampamos. Allí estaba la escuadra y los oficiales del «Santa Lucía», que<br />

estaban con su bote, me llevaron a comer a bordo, pero se me había pasado ya el hambre y no<br />

podía comer tanto, pues no comí más que una sopa sabrosa y unas patatas del cocido; la carne<br />

no me entraba y sólo deseaba beber.<br />

»El 29 por la mañana temprano salimos en dirección a la población de Joló, que ya teníamos<br />

a la vista; la escuadra hizo rumbo también a Joló y, en cuanto llegó enfrente de ella,<br />

los barcos grandes


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 227<br />

tomaron posiciones en orden de batalla, lo mismo que las dos divisiones de cañoneros, más<br />

próximos éstos a la playa por su poco calado. Nosotros avanzamos por la playa.<br />

»A las nueve y media, la capitana, que era la fragata «Carmen» y que llevaba a bordo al<br />

General de marina Sr. Pezuela, izó la bandera de combate, y a las diez y media comenzó el<br />

bombardeo; es magnífico verlo, como lo veíamos nosotros, fuera de la línea de fuego, pero es<br />

horrible para el que lo sufre.<br />

»A las dos menos cuarto cesó el fuego de los barcos y nosotros avanzamos protegidos por<br />

los cañoneros; a las tres habíamos asaltado la famosa Cota de Dato Daniel; los moros la habían<br />

abandonado, porque nuestros marinos habían metido dentro cuantas granadas tiraron durante<br />

el bombardeo... Estábamos en frente de las Cotas de Tanguisan y del Sultán recibiendo<br />

un fuego horroroso de fusilería y de metralla de un cañón que les quedaba útil, y nos hacían<br />

muchas bajas; cuando se dio la orden: «al asalto, a la carrera», echamos a correr bajo una lluvia<br />

de balas; aquello era horrible y, sin embargo, todos los que íbamos en vanguardia queríamos<br />

ser los primeros en escalar los muros; en cuanto estuvimos a unos cuantos pasos de la<br />

Cota, cesó el fuego de los moros, pero no podíamos subir porque las escaleras no llegaban,<br />

pues venían cortas; entonces, a pesar de los esfuerzos que hice para ser el primero, se me adelantó<br />

la tercera compañía peninsular de un modo extraño, o sea, con un juego al que hemos<br />

sido todos aficionados cuando éramos muchachos: formaron una base con artilleros más robustos,<br />

sobre éstos se colocaron otros y otros más hasta que llegaron a lo alto del muro y plantaron<br />

la bandera; yo subía ya por la primera escalera que llegó, pero, al estar sobre el muro, ya<br />

tenían plantada la bandera en el muro y dos artilleros haciéndole guardia de honor. «¡Bien por<br />

los artilleros españoles!», les dije, y ellos me contestaron: «¡Pues el Padre no iba muy lejos!<br />

Pero, donde haiga aragoneses y navarros, son los primeros en too». El uno era aragonés y el<br />

otro, navarro.<br />

»El día 29 de febrero del 76 es el día más glorioso para el ejército expedicionario, pues se<br />

les tomaron tres Cotas a los moros, siendo una de ellas la que siempre ha tenido más fama, la<br />

de Dato Daniel, que, por cierto, en esta campaña ha perdido toda su fama. Pero, al mismo<br />

tiempo, es también el día más horrible, pues, lo mismo al acercarnos a tiro de fusil, como<br />

yendo al asalto, quedaron allí muchos muertos y heridos. A mí no me mataron más que dos<br />

voluntarios y me hirieron a otro, que ha quedado inútil de un balazo que recibió sobre la rodilla<br />

izquierda. Para saber lo que es un asalto y sentir lo que se siente al ir a la carrera y subir<br />

los muros, es preciso asistir a uno, pues los moros tiraban a dar con fusiles de los últimos sistemas<br />

que les llevan los ingleses y alemanes».<br />

Después de referir el P. Zueco la toma de otra Cota llamada Vancú y de antiguo Daculá,<br />

y los lugares en que acampó el ejército, sigue su narración de este modo:<br />

«Iba yo de paseo una tarde a ver las obras de fortificación que se habían hecho en la Cota<br />

Daniel, cuando un Capitán del número 4 me


228 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

saluda afectuosísimamente, y, después de felicitarme por lo bien que me había batido con mis<br />

voluntarios, me dijo que también se había batido él el año 51 al lado del P. Pascual Ibáñez y<br />

que entonces era Alférez. «¿Perteneció usted —le pregunté— a la brigada del P. Pascual y<br />

estaba usted cerca de él cuando cayó herido?» –«Sí, señor —me contestó—. El P. Pascual<br />

Ibáñez y yo pertenecíamos a la primera brigada, que era la de vanguardia, y yo estaba cerca<br />

de él, subiendo también el muro, y sé también las palabras con que animaba a sus voluntarios<br />

después de estar herido». «Usted me hará el favor, que le agradeceré con toda mi alma —le<br />

dijo— de señalarme el sitio de esta muralla en que hirieron al P. Pascual». –«Sí, señor —me<br />

dijo—, allá en el otro lado». Estábamos en la parte sur; corrimos juntos la muralla, por el este<br />

volvimos hacia el norte y, cuando llegamos a unas tres o cuatro varas antes del mismo ángulo<br />

del norte, me dijo: «Aquí, Padre, y yo estaba allí», señalando como a unas diez varas. Instintivamente,<br />

y lleno de respeto, me descubrí y, todo conmovido y saltándome las lágrimas, recé<br />

un responso por el eterno descanso del alma del P. Pascual Ibáñez en el mismo sitio en que<br />

recibió el balazo de un español traidor y envidioso de que un fraile fuera el primero que colocara<br />

la bandera española sobre los muros de la Cota Daniel, que se creía inexpugnable».<br />

Relata a continuación el P. Zueco algún detalle más de la expedición y anota luego que<br />

fueron seiscientos setenta y siete los voluntarios que estuvieron en Joló y que habían quedado<br />

sin poder ir, por falta de barcos, la compañía de Dapitan y media de la de Misamis.<br />

Palabras de despedida del General Malcampo y del marino Cervera; regreso de los voluntarios<br />

y elogios y honores al Padre Zueco<br />

El Capitán General Malcampo se despidió del P. Ramón Zueco con la comunicación siguiente,<br />

fechada en Joló el 11 de abril:<br />

«Próximo ya el día en que, terminados ya los trabajos de este campamento, pueden<br />

regresar a sus hogares los voluntarios del segundo distrito de Mindanao, que por<br />

Vuestra Reverencia se presentaron a compartir con el Ejército y la Marina las penalidades,<br />

fatigas y peligros de esta campaña, cúmpleme manifestar a Vuestra Reverencia,<br />

como tendré ocasión de hacerlo presente al Gobierno de Su Majestad, cuán satisfecho<br />

he quedado del digno y levantado comportamiento de Vuestra Reverencia que, uniendo<br />

a la piedad cristiana la serenidad y valor de los guerreros, tan pronto ha prestado los<br />

consoladores auxilios de nuestra sagrada Religión a los que desgraciadamente llegaron<br />

a necesitarlos, como al frente de sus animosos voluntarios ha marchado impávido,<br />

arrostrando la muerte, a combatir por la Fe, la Patria y el Rey.<br />

También he quedado satisfecho del comportamiento de cuantos voluntarios han<br />

estado a sus órdenes y que, tanto en


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 229<br />

los campos de batalla como en los trabajos del campamento, han prestado servicios de<br />

interés, que de ningún modo deben permanecer ignorados; hágaseles Vuestra Reverencia<br />

saber para que, al regresar a sus hogares, lleven la satisfacción de haber cumplido<br />

como buenos españoles, sin perjuicio de que Vuestra Reverencia se sirva manifestarme<br />

aquéllos que hayan tenido ocasión de distinguirse o de prestar un servicio especial,<br />

para acordar la recompensa que proceda, si se halla en mis facultades, o proponerla<br />

al Gobierno de su Majestad» 105 .<br />

Por su parte, el marino don Pascual Cervera, nombrado primer Gobernador de Joló, el día<br />

17 de abril dirigía al P. Zueco el siguiente oficio:<br />

«Al despedir a Vuestra Reverencia y a sus voluntarios, cúmpleme manifestarle<br />

que, al irse, se llevan mi gratitud más profunda, y me atrevo a asegurar que la de todo<br />

el Ejército y Armada, testigos de su abnegación y patriotismo. Digno sucesor del P.<br />

Capitán y dignos hijos sus subordinados de aquellos que acaudillaba el referido Padre<br />

106 , han añadido un nuevo timbre, no menos brillante que los anteriores, a los muchos<br />

que adquirieron en épocas pasadas, timbre que no olvidarán nuestros hijos, como<br />

nosotros no hemos olvidado los de sus abuelos. Ruego a Vuestra Reverencia les haga<br />

presente en mi nombre los sentimientos que van expresados» 107 .<br />

Al día siguiente, acompañados hasta la playa por el citado señor Cervera, jefes y oficiales<br />

de la guarnición y una banda militar de música, embarcaron el P. Zueco y sus voluntarios en<br />

el vapor «Emuy», que se detuvo en Zamboanga para entregar los fusiles y municiones sobrantes;<br />

luego continuaron rumbo a Cagayán a donde llegaron en la tarde del día 22. Faltaban los<br />

treinta voluntarios que habían muerto durante la campaña.<br />

105 AM, carp. 75, leg. 3, 17.<br />

106 El P. Fr. Agustín de San Pedro, a quien, por su heroicas hazañas, se le conoce en nuestra historia con el nombre<br />

de Padre Capitán, profesó en el convento agustino-recoleto de Valladolid en 1619. Era portugués de<br />

nación. Llegó a Filipinas en 1623. Destinado a Caraga, Mindanao, evangelizó a los habitantes de las márgenes<br />

del río Butuan; llegó hasta la laguna de Lanao. A él se debió principalmente la primera conquista realizada<br />

allí por los españoles. Se hizo muy célebre por sus empresas militares contra los moros, los cuales<br />

llegaron a temerle mucho. Mindanao y Romblón fueron el campo de sus gloriosas hazañas en defensa de la<br />

Religión y de la Patria. Adiestró a los filipinos en el arte de la guerra para defenderse de los moros y, para<br />

ello, construyó fortalezas en Linao, Cagayán y Romblón. El jesuita P. Combos dice de él que, «sin deber<br />

nada a lo religioso, satisfizo en muchas ocasiones con tanta gallardía a lo soldado, que le ha ganado renombre<br />

su valor». Tuvo diversos cargos en su Provincia religiosa. Ignórase la fecha exacta de su fallecimiento<br />

(CR, 3, 286 ss; F. SÁDABA, Catálogo, 81; P. CORRO, La Orden de Agustinos Recoletos, 191, 373-376).<br />

107 AM, carp. 75, leg. 3, 17.


230 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El autor de Sinopsis histórica, después de transcribir el relato del P. Zueco, añade lo siguiente:<br />

«Aquí terminó su misión el gran recoleto. No debemos ser nosotros los que le tributemos<br />

elogios, bien merecidos por cierto, pero que no por eso dejarían de considerarse<br />

como parciales, sino que vamos a dejar a un ilustre escritor filipino, testigo de<br />

aquellos sucesos, en el diario que escribió de las operaciones. Dice así:<br />

»13 de abril. –La «Delia» y el «Gravina» se quedaron por ahora en Joló como depósito<br />

de municiones de boca y guerra, y «Emuy» para conducir los voluntarios de<br />

Misamis a su país, dentro de cuatro o seis días, pues aún son necesarios sus trabajos y<br />

buenos servicios aquí.<br />

»El P. Zueco ha estado a bordo del «Panay» para darnos el último apretón de manos.<br />

Nos vamos a separar y lo siento, como siente todo aquel que ha tenido el gusto de<br />

tratarle. Es el hombre de los recursos y lo mismo se encontraba en su tienda un bizcocho<br />

y un sorbo de vino a cualquier hora que se le encuentra en las marchas largas y en<br />

el desmantelado campamento.<br />

»Mucho debe a usted España, le decíamos, dándole la última despedida. «No, no,<br />

dijo; yo no he hecho mas que cumplir con mi deber y he sido uno de tantos. Entre mis<br />

compañeros los hay que han hecho mucho más». Entonces me refirió cómo el Párroco<br />

de Hiponan, P. Benito Tutor, había formado una compañía de ciento cincuenta feligreses<br />

suyos, gastándose hasta el último centavo de lo poco que le producía su pobre curato.<br />

¡Ah!, los misioneros recoletos han escrito bien alto el nombre de la Patria».<br />

«Así termina el Sr. Aldama; sus palabras son el gran panegírico de nuestro biografiado<br />

y de cuantos recoletos contribuyeron en una forma u otra al buen éxito de la<br />

campaña» 108 .<br />

Después de unas líneas de comentario a lo realizado por el P. Zueco, cita el P. Licinio<br />

Ruiz las palabras que aquél le decía al también recoleto P. Patricio Adell: «Estoy en mi casa;<br />

creo haber cumplido a satisfacción de todos. Durante la campaña he expuesto mi vida muchas<br />

veces por la Corporación. Esto me basta».<br />

Refiere, finalmente, el P. Licinio que «el Ayuntamiento de Manila tuvo una sesión extraordinaria<br />

con motivo de todos aquellos sucesos y en ella, de común acuerdo, se le nombró<br />

hijo adoptivo de la ciudad,<br />

108 El título de la publicación del señor Aldama es La España en la Oceanía, que ya cita también, como hemos<br />

visto, el P. Zueco en su relación. Añadiremos aquí que, el 23 de abril del mismo año 1876, en función dedicada<br />

a los vencedores de Joló, se estrenó en el Teatro Español de Manila un «apropósito», en un acto y en<br />

verso, titulado Una Página de Gloria, original de los señores Casademunt y Escalera. En él (pp. 11, 12)<br />

uno de los personajes hace referencia a los voluntarios y al P. Zueco de esta manera: «Fue en Zamboanga<br />

do se unió / a los expedicionarios / para partir a Joló, / la fuerza que nos mandó / Misamis, de voluntarios. /<br />

Viérase esa noble gente, / y en elogiarle no peco, / disciplinado, valiente, / desfilar, y de ella al frente / el<br />

bizarro Padre Zueco. / ¡Pastor sublime su amada / grey, su obediente rebaño, / lleva a la lid denodada, / y va<br />

a la nueva cruzada / como Pedro el Ermitaño. / El defenderá la fe / y la patria, no pequeños / intereses.<br />

También fue / con nosotros, gente que / formaron los zamboangueños».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 231<br />

y el Gobierno de España le hizo Comendador de la Real y Distinguida Orden de Carlos III,<br />

condecorándole al mismo tiempo con la medalla de Joló» 109 .<br />

Con fecha del 4 de mayo de 1876 publicábase una real orden en la que se decía que, enterado<br />

Su Majestad de los donativos y ofrecimientos hechos para ayudar a los gastos de la expedición<br />

a Joló, se había servido ordenar que el Capitán General de Filipinas les diera las gracias<br />

en su nombre; que remitiera la relación general de ellas, para su publicación en la Gaceta<br />

de Madrid, y que elevara propuesta de recompensas o distinciones. Asimismo encargaba Su<br />

Majestad igual manifestación a los voluntarios de Zamboanga y Misamis<br />

«por el generoso patriotismo con que han acudido a la expedición y que respecto de<br />

ellos proponga también las recompensas a que los estime acreedores» 110 .<br />

ARTÍCULO DÉCIMO<br />

Notas biográficas del Padre José Salesa, del Hermano Pedro Martínez<br />

y del Padre Pablo Bienzobas<br />

1. Padre Fray José Salesa del Pilar<br />

El 11 de abril de 1875 entregaba su alma al Señor en Carmona, pueblo de la provincia de<br />

Cavite, su Párroco el P. José Salesa.<br />

El 26 de julio de 1863 hacía su entrada en el puerto de Manila la fragata «Reina de los<br />

Ángeles», que llevaba a bordo quince agustinos recoletos. Uno de estos era Fray José Salesa,<br />

todavía corista. La salida de Monteagudo había tenido lugar el 18 de marzo del mismo año.<br />

Era natural de la ciudad de Zaragoza, en la que vino al mundo el 23 de diciembre de<br />

1840. Tomó el hábito agustino-recoleto en Monteagudo el 2 de octubre de 1859 y, cumplido<br />

el año de noviciado, el 3 del mismo mes del año siguiente emitía los votos religiosos.<br />

El 1 de marzo del año 1864 se firman las dimisorias para recibir el presbiterado.<br />

Es destinado después como compañero a la parroquia de Antipolo, distrito de Morong,<br />

que había sido entregada para su administración a los agustinos recoletos en febrero de 1863.<br />

En ella se veneraba,<br />

109 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 271-273. En una nota de esta última página se copia el párrafo siguiente de la<br />

primera edición de la Biografía de Dn. Pascual Cervera, escrita por el P. ALBERTO RISCO, S. I.: «En Zamboanga<br />

se le unieron 400 voluntarios zamboangueños y moros leales a Magay al mando del Agustino, P.<br />

Font, y 464 indígenas de Cagayán y Misamis guiados todos por el intrépido sacerdote indígena Dn. Ramón<br />

Zueco». Luego de estas frases el P. Licinio Ruiz las comenta de este modo: «Al leer semejante dislate histórico,<br />

no diré que la admiración, el asombro y el pasmo se apoderaron de mi ser, sino algo más que no<br />

quiero estampar aquí». Mas, en verdad, el P. Licinio, a pesar de esta ultima frase suya, no puede menos de<br />

hacer, aunque brevemente, un comentario un tanto duro, que nosotros no creemos necesario reproducir.<br />

110 AM, 52, Oficios, f. 174.


232 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y se venera aún, la imagen de la Santísima Virgen conocida con el mismo nombre de Antipolo,<br />

«la máxima devoción mariana para los filipinos», en frase del P. Rafael García.<br />

Como nos cuenta este mismo religioso 111 , en el terremoto ocurrido el 3 del ya referido<br />

año 1863 el templo parroquial de Antipolo quedó muy mal parado; pero los trabajos y sacrificios<br />

de nuestros religiosos «se vieron felizmente coronados con la bella obra que surgió de las<br />

ruinas».<br />

Obra suya fue el hermoso camarín de la Virgen, en el que se acumularon todos los primores<br />

del arte, con un gasto de cuatro mil onzas de plata. Obras suyas fueron igualmente, además<br />

de los trabajos de reparación y refuerzo del templo, la pintura, el decorado de los retablos,<br />

la instalación de un órgano nuevo, la colocación del reloj del campanario, la sacristía y<br />

la verja de hierro que rodea el patio del templo. Quedó éste tan bello y hermoso —añade el<br />

mismo Padre citado— que, como decía una relación de principios de este siglo, «la impresión<br />

que se recibe al entrar en este templo es siempre gratísima; lo despejado y esbelto de su recinto,<br />

la altura bien proporcionada de sus arcos, lo espacioso de la cúpula, la elevación regular<br />

del amplio presbiterio, cerrado por artística barandilla, y, sobre todo, la abundante luz que se<br />

desprende de la cúpula, le dan un aire de suntuosidad y majestad superiores a su mérito<br />

intrínseco».<br />

«En estos trabajos de reparación del templo —afirma el referido Padre— se distinguió el<br />

notable arquitecto P. José Salesa del Pilar, que fue el que los dirigió personalmente».<br />

En agosto de 1866 fue nombrado nuestro biografiado para regir la parroquia de Carmona<br />

en la que permaneció hasta su muerte en la fecha indicada al principio de estas líneas 112 .<br />

2. Hermano Fray Pedro Martínez del Ángel Custodio<br />

Al margen de la «necrología» de este Hermano Pedro hay una nota, con letra del P. Toribio<br />

Minguella, muy corta pero, a la vez, muy expresiva. En ella se dice nada más y nada menos<br />

que lo siguiente:<br />

«Excelente religioso, de costumbres siempre muy puras. Creo que conservó la<br />

inocencia bautismal» 113 .<br />

Testimonio, en verdad, elogioso constituye la inscripción anterior. Derecho pleno tiene,<br />

pues, este bendito Hermano para que su nombre figure en las presentes páginas.<br />

Fue la villa navarra de Monteagudo el lugar de su nacimiento el día 5 de julio del año<br />

1815. Tomó el hábito de la Recolección Agustiniana en el noviciado de su pueblo natal y,<br />

transcurrido el año de prueba, hacía la profesión religiosa el 3 de diciembre de 1842.<br />

Destinado a Filipinas, embarca en Cádiz de donde sale rumbo a Manila el 18 de agosto de<br />

1853. El 19 de enero del año siguiente arribaba a esta ciudad.<br />

111 R. GARCÍA, Nuestra Señora de Antipolo y los Agustinos Recoletos, BSN, a. 1956, 104.<br />

112 F. SÁDABA, Catálogo, 518.<br />

113 AM, 61-3.º, Difuntos, f. 173.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 233<br />

Es conventual de la casa-madre de la capital filipina hasta el 22 de septiembre, día en que<br />

es destinado al convento de Cavite. Mas, como, al poco tiempo después, hubiere enfermado,<br />

se le traslada al convento de San Sebastián en el que permanece hasta 1866.<br />

Desde el año siguiente lo encontramos unas veces con residencia en el convento de Manila<br />

y, otras, en la hacienda de Imus, para retornar, últimamente, al convento de San Sebastián<br />

en el que, el 21 de junio de 1875, tiene una muerte ejemplar, como lo había sido su vida 114 .<br />

3. Padre Fray Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua<br />

Ocupó este religioso el gobierno de la Provincia en el trienio <strong>1867</strong>-1870. Y, una vez,<br />

concluido su mandato provincialicio, se le encomendó la parroquia de Banto, en la isla del<br />

mismo nombre del distrito de Romblón, que ya había administrado espiritualmente con<br />

anterioridad.<br />

Breves noticias biográficas sobre el P. Pablo Bienzobas se dieron en el capítulo II de este<br />

tomo, con ocasión de su nombramiento de Provincial en el Capítulo del año <strong>1867</strong>. Se completan<br />

ahora con las siguientes:<br />

Una vez en Banton, se dedicó con verdadero celo a sus obligaciones parroquiales. Por<br />

atender a ellas, excusó su asistencia al Capítulo Intermedio del 31 de octubre de 1871, del que<br />

debía formar parte como Provincial absoluto. Acudió, en cambio, al Capítulo Provincial de<br />

principios de mayo de 1873, para regresar nuevamente a Banton.<br />

Continuó en dicha parroquia hasta fines del año 1875 en que, agobiado por una larga enfermedad,<br />

tuvo que volverse al convento de Manila. Allí, el 5 de febrero del año siguiente,<br />

1876, entregaba su alma al Creador, después de haber recibido con devoción y fervor los santos<br />

sacramentos.<br />

En la oración fúnebre que predicó el P. Miguel Galán, Párroco de Badajoz, en las exequias<br />

celebradas en Romblón en sufragio de su alma, hizo resaltar el orador que el P. Bienzobas<br />

había sido muy caritativo y limosnero.<br />

El P. Miguel Avellaneda afirma que «de este religioso pueden aprender los que deseen<br />

virilmente y con ahínco los frutos de la nemotecnia». Dice asimismo que «habló con perfección<br />

los idiomas tagalo y visaya» 115 .<br />

En el archivo provincial de Marcilla existe un manuscrito titulado Arte de hablar en prosa<br />

y en verso, arreglado para su uso por el P. Bienzobas. En realidad se trata de una síntesis o<br />

extracto de la obra que, con el mismo título, publicó en Madrid el año 1826 el literato español<br />

Gómez y Hermosilla 116 .<br />

114 F. SÁDABA, Catálogo, 475, en donde equivocadamente se da como año de su nacimiento el 1873.<br />

115 M. AVELLANEDA, Algunos escritores visayas, BSN, a. 1929, 298.<br />

116 M. AVELLANEDA, Algunos escritores visayas, BSN, a. 1930, 109, nota 1; F. SÁDABA, Catálogo, 445, 482;<br />

CR, tomo presente, 59 y ss., 109, 131.


CAPÍTULO VI<br />

Comisaría Apostólica de la Recolección-Hospicio de Roma, <strong>1867</strong>-1878<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

El Padre Gabino Sánchez y el Concilio Vaticano I. –Varios nombramientos para las antiguas<br />

Provincias de Castilla y Aragón. –Noticias sobre los religiosos nombrados.<br />

–Nuevo Cardenal Protector. –Extensión a los recoletos de la declaración<br />

hecha por la Santa Sede a los dominicos acerca de los votos simples;<br />

facultad para la expulsión también de los prófugos y apóstatas,<br />

obligados aún con dichos votos. –Fallecimiento de algunos<br />

religiosos de las antiguas Provincias<br />

I.- El Padre Gabino Sánchez y el Concilio Vaticano I<br />

El día 8 de diciembre de 1869 inauguraba en Roma Su Santidad Pío IX el XIX Concilio<br />

Ecuménico, conocido con el nombre de Concilio Vaticano I.<br />

En la «necrología» que escribió el P. Toribio Minguella, del P. Gabino Sánchez, se lee<br />

que éste, «como Vicario General de Orden religiosa y por satisfacer su devoción, fue a Roma<br />

en 1869 cuando se inauguró el Concilio Vaticano, teniendo la dicha de besar el pie y expresar<br />

su rendida obediencia y afecto al Sumo Pontífice Pío IX, y la de coadyuvar con tanta eficacia<br />

como modestia al buen éxito de asuntos altísimos y santamente importantes» 1 .<br />

Ciertamente, como dice el P. Minguella, estuvo en Roma el P. Gabino con motivo del citado<br />

Concilio, pero su llegada a la ciudad del Tíber no tuvo lugar hasta el 8 del mes de abril<br />

de 1870.<br />

Veamos cuanto sobre este particular hemos podido recoger, escrito por el mismo P. Gabino<br />

Sánchez, Comisario Apostólico de la Recolección 2 .<br />

Con fecha 12 de julio de 1869 escribe el citado Padre desde Madrid al P. Provincial de<br />

Filipinas, Pablo Bienzobas, y, después de<br />

1 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 37.<br />

2 AM, 66, Cartas, ff. 164-168; carp. 80, leg. 1; cfr. BSN, a. 1963, 11.


236 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

indicarle que se acerca ya la celebración del Concilio, le invita a pasar unos días con él en<br />

Roma.<br />

El 22 de septiembre le contesta el referido P. Provincial, quien, después de darle «las más<br />

expresivas gracias por su fina invitación», le manifiesta que «tiene el disgusto de no poder<br />

aceptarla en atención a las muchas ocupaciones que le aquejan con unas cosas y otras, internas<br />

y externas».<br />

Posteriormente, es decir, el 5 de septiembre, en otra misiva al mismo P. Provincial, le dice<br />

el P. Comisario Apostólico que, «si la salud y las circunstancias lo permiten, es muy probable<br />

y aun seguro salga para Roma a mediados de noviembre, lo más a fines de dicho mes».<br />

Pero no fue así. Luego nos dirá él mismo las causas. Veamos.<br />

El 29 de abril del año siguiente, 1870, de una carta, dirigida desde Roma al P. Provincial<br />

y Definidores que resultaren elegidos en el Capítulo, que iba a celebrarse en Manila unos días<br />

después, son los párrafos siguientes:<br />

«Por el catálogo verán Vuestras Reverencias que figuran en el Concilio Ecuménico<br />

Vaticano el P. General de los Agustinos Calzados y el Vicario General de nuestros<br />

Agustinos Descalzos de Italia.<br />

»Yo esperaba en España aviso, por la Nunciatura o por otro conducto, para asistir<br />

al Concilio como Comisario Apostólico de España e Indias; pasaron muchos días en<br />

esta expectativa y, no viendo resultado, pregunté y se me contestó que no habían sido<br />

llamados al Concilio los Comisarios Apostólicos. El P. Procurador General guardó silencio<br />

en todas sus cartas respecto del asunto, y, considerando más útil a la Orden mi<br />

estancia en España que en Roma, demoré mi salida de Madrid para la Ciudad Eterna<br />

hasta el día 29 de marzo último, pasando por nuestros colegios y llegando al término<br />

de mi jornada, a Roma, en el 8 del actual.<br />

»Aquí he sabido lo que ignoraba, y es que, a pesar de no figurar en el Concilio<br />

Comisarios Apostólicos, yo, a gestionar a tiempo, consiguiera acaso puesto en el mismo.<br />

»Yo veré si ha lugar a reclamación; yo me entenderé con Prelados amigos, que<br />

forman parte de la Junta de reclamación de agravios, y, según me contesten y aconsejen,<br />

procederé. Mucho celebraría, por honor y en bien de nuestra Congregación, tener<br />

asiento en el Concilio.<br />

»Los Padres marchan con inesperada lentitud hasta en los puntos ya resueltos; si<br />

no cambian de conducta, hay Concilio para años; pero todo se andará, y, al ocuparse<br />

de los regulares, hemos de ver cosas gordas, muy gordas. ¡Ojalá me equivoque!»<br />

Al final de la carta indica que piensa salir para España a fines del mes de junio en compañía<br />

de algunos Prelados amigos.<br />

Fueron cuatro meses los que permaneció el P. Gabino en Roma, pues él mismo lo manifiesta<br />

así en carta escrita al nuevo Provincial de Filipinas, P. Mariano Cuartero, de fecha 12 de<br />

septiembre del referido año 1870.<br />

«He pasado cuatro meses en la Ciudad Eterna —escribe—; pudiera hablar mucho<br />

del Concilio, pero me limito a decir que en la cuestión


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 237<br />

de la infalibilidad los Prelados españoles estuvieron a gran altura y sobre todos el digno<br />

Prelado de Cuenca (señor Payá y Rico). A la sabiduría y razones contundentes de<br />

este Prelado se debe en buena parte que los Prelados disidentes enmudecieran, que renunciaran<br />

a la palabra hasta sesenta y tantos, y que el importante dogma de la infalibilidad<br />

se definiera y confirmara tan a tiempo.<br />

»El Santo Padre muy robusto, hermoso y bellísimo, está en el último año de su<br />

Pontificado; si pasa el tiempo del Pontificado de San Pedro, la novedad conmoverá a<br />

todo el mundo. Muchos lo esperan así; por salud puede vivir veinte y más años, pero<br />

como ninguno de sus antecesores pasó la puente...<br />

»El Concilio se ocupará de nosotros a su tiempo; tardará, habrá notables variantes;<br />

pero mucho más antes pasaremos por otros apuros no pequeños» 3 .<br />

Vemos, pues, que las gestiones del P. Gabino para poder formar parte del Concilio como<br />

Comisario Apostólico de los agustinos recoletos, no llegaron a tener el éxito apetecido. Y<br />

regresó a España.<br />

Poco tiempo después, el 20 de septiembre del mismo año 1870, las tropas de Víctor <strong>Manuel</strong><br />

de Saboya se apoderaban de Roma y, un mes más tarde, Pío IX suspendía las sesiones<br />

del Concilio Vaticano I, «hasta otro tiempo más oportuno y cómodo que señalará esta Sede<br />

Apostólica», como decía Su Santidad en la bula de suspensión del mismo, dada el 20 de octubre<br />

del referido año.<br />

En otra carta, fechada el 6 de junio de 1871 y dirigida también al P. Provincial de Filipinas,<br />

nuevamente hacía el P. Gabino referencia al tema del tiempo de Pontificado del Papa Pío<br />

IX. Si pasa los pocos meses que le restan —decía— para cubrir el tiempo del Pontificado de<br />

San Pedro, el mundo cristiano rebosará de la mayor alegría. En aquel día muchos Prelados<br />

pasarán a Roma; yo no podré verificarlo, porque, habiéndome faltado en el presente año el<br />

recurso de los trescientos pesos fuertes anuales con que me ayuda esa nuestra Provincia, no<br />

cuento con los recursos suficientes ni para vivir en la Corte con la modesta decencia de los de<br />

mi categoría y clase.<br />

Añade luego que el Gobierno le había negado toda pensión —sin duda, como Capellán<br />

del convento de la Encarnación de agustinas recoletas—, «porque no he jurado —dice— ni<br />

juraré la Constitución de la situación actual. Me conformaré con no salir de la Corte, suplir<br />

por la oración lo que pudiera hacer personalmente y esperar con paciencia y fortaleza de espíritu<br />

los graves y grandes acontecimientos que, entiendo, estamos llamados a presenciar y aun<br />

sufrir».<br />

Volvamos al tema de los años del Pontificado de Pío IX. Llegó a pasar, en verdad, los del<br />

Pontificado de San Pedro. Estábamos en<br />

3 En el Enchiridion de Statibus Perfectionis, 1, 196-212, se hallan varios esquemas sobre los religiosos presentados<br />

al Concilio Vaticano I y, aunque no se dieron sobre este particular decretos disciplinares, se incluyen en<br />

dicha obra, «quia mentem Ecclesiae lucidissime exprimunt». Los títulos de los referidos esquemas son:<br />

«De votis et studiis religiosorum». «De voto obedientiae». «De vita communi». «Super novitiatu et novitiorum<br />

ac neoprofessorum institutione». «Super studiis regularium». Super gradibus et titulis regularium».<br />

«Super ordinationibus regularium».


238 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el año 1871 y el fallecimiento de Su Santidad no ocurrió hasta el 7 de febrero de 1878. Así lo<br />

participaba con dolor en un oficio dirigido, con fecha del día siguiente, al P. Toribio Minguella,<br />

Procurador-Comisario y Vicario Provincial en España.<br />

«previniéndole a la vez dé las órdenes oportunas para que en los colegios de su inmediato<br />

cargo se celebren sin demora los sufragios que en tales casos previenen nuestras<br />

sagradas Leyes, y por tres días consecutivos se hagan las rogativas consignadas en<br />

nuestro Ritual para alcanzar del Todo Poderoso la elección de un nuevo Pontífice digno<br />

sucesor del que lloramos, y que reúna las condiciones bastantes a conducir a puerto<br />

seguro la barquilla de Nuestra Madre la Santa Iglesia, hoy combatida por tantos vientos<br />

encontrados».<br />

Elegido sucesor del Pontífice fallecido el Cardenal Pecci, con el nombre de León <strong>XII</strong>I, en<br />

la tarde del 20 del mismo mes de febrero, al día siguiente envía el P. Gabino otro oficio al<br />

antes citado P. Minguella. En él, después de anunciar la elección del nuevo Pontífice, prosigue<br />

así:<br />

«Al comunicar a V. R. esta noticia, que inunda de gozo mi espíritu, le encargo la<br />

participe de oficio con toda urgencia al R. P. Provincial de nuestra Provincia de Filipinas<br />

y a los PP. Rectores de los colegios de Monteagudo y de Marcilla a fin de que se<br />

tribute al Todo Poderoso solemne acción de gracias, en la forma consignada en nuestros<br />

Rituales, por un acontecimiento de más importante y de mayor consuelo en las<br />

circunstancias presentes» 4 .<br />

II.- Varios nombramientos para las antiguas<br />

Provincias de Castilla y Aragón<br />

Como se lee en el tomo XI de estas Crónicas 5 , una vez designado en el año 1862 Comisario<br />

Apostólico de la Recolección el P. Gabino Sánchez, procuró éste formar una lista con los<br />

nombres y lugares de residencia de los religiosos exclaustrados de las antiguas Provincias<br />

recoletas de Castilla, Aragón y Andalucía. Se puso en contacto con ellos, una vez en su poder<br />

dicha lista, y luego procedió al nombramiento de Provinciales y Definidores de dichas Provincias.<br />

Estos nombramientos resultaban, en realidad, meramente honoríficos. No podía ser de<br />

otra manera, dada la situación de los referidos religiosos. Pero el P. Gabino esperaba de este<br />

modo, sin duda, «poder mantener cierta unión moral entre los exclaustrados y avivar<br />

4 AM, carp. 2 bis, nn. 27, 28.<br />

5 Acerca de este asunto con los nombramientos hechos entonces y algunas notas biográficas de los religiosos<br />

nombrados cfr. CR, 11, 647-671; BSN, a. 1957, 152, 172, 206, 225, 249; a. 1958, 15, 38.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 239<br />

más y más el amor a la Orden, siempre con la mira puesta en una posible restauración efectiva<br />

de aquellas Provincias».<br />

Los primeros nombramientos fueron hechos ya en el año 1862 para la Provincia de Aragón,<br />

pero el designado entonces Provincial, P. Fr. <strong>Manuel</strong> Bueno de Santa Ana, falleció en su<br />

pueblo natal, Campillo de Aragón, el 17 de febrero de 1869.<br />

Parece ser que el P. Comisario Apostólico nombró en su lugar al P. Fr. Francisco Boned<br />

de la Concepción, como primer Definidor que era, designado en 1862, pues en carta que este<br />

religioso escribía al P. Gabino el 22 de febrero de 1871 le dice haber recibido la carta suya en<br />

la que le anunciaba el empleo con el que había tenido a bien condecorarle. «Es verdad —<br />

añade— que, no estando reunidos, es más bien título de honor que otra cosa. Sin embargo, si<br />

llegara a suceder lo contrario, sería una carga superior a mis fuerzas».<br />

Debió ser atendido, aunque, como dice era un título de honor solamente, por el momento,<br />

pues, sin que conozcamos la fecha, fue promovido al Provincialato el segundo Definidor, P.<br />

Fr. Domingo Espallargas de la Virgen de la Peña 6 .<br />

El cuarto Definidor, P. Fr. Juan Saz de San Joaquín, también falleció. Se desconoce la fecha,<br />

pero fue, ciertamente, antes del año 1873.<br />

De los exclaustrados de la Provincia de Castilla, designados en 1863 por el P. Gabino para<br />

Provincial y Definidores, habían entregado ya sus almas al Creador los PP. Fr. Juan <strong>Manuel</strong><br />

Rodríguez-Belvis de la Virgen de Guadalupe y Fr. Gregorio Alejandro Ocampo de San<br />

Jerónimo, Definidores, y Fr. Antonio Jiménez de la Virgen de Guadalupe, Provincial: el primero,<br />

el 4 de mayo de 1868 en el pueblo cacereño de Abertura, cuya parroquia regentaba; el<br />

segundo, el 4 de enero de 1869 en Villanueva de la Jara, provincia de Cuenca, en donde desempeñaba<br />

el cargo de Capellán, y el tercero, el 23 de octubre de 1871 en Berzocana, Cáceres,<br />

de donde era Párroco.<br />

En sustitución del P. Antonio Jiménez en el Provincialato fue nombrado por el P. Comisario<br />

Apostólico el P. Fr. Gabriel Torija de la Consolación, pero éste también pagaba su tributo<br />

a la muerte en Toledo el 5 de diciembre de 1872, después de recibir con edificación los<br />

santos sacramentos. En confirmación de que nunca había poseído nada propio, hizo su declaración<br />

de pobreza. Era natural de Brihuega, Guadalajara, y su profesión había tenido lugar el<br />

10 de septiembre de 1829. Al tiempo de la exclaustración en 1835, se encontraba de conventual<br />

en Toledo, ciudad en la que residió hasta su muerte 7 .<br />

Como hubiera, pues, varias vacantes entre las Provincias de Castilla y de Aragón, propúsose<br />

el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, cubrirlas con nuevos nombramientos.<br />

Con este fin convocó el 13 de enero de 1873 a sesión extraordinaria a los componentes de<br />

su Definitorio General, los PP. Fr. Ángel Barra de Santa Bárbara, Fr. Eugenio Gómez de San<br />

José, Fr. Francisco<br />

6 AG, Registro lib. corr., f. 8; carp. Papeles del P. Gabino, leg. Exclaustrados; M. AVELLANEDA, Catálogo, 34,<br />

35.<br />

7 M. AVELLANEDA, Catálogo, 32, 35; AG, Registro lib corr., f, 8.


240 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Gutiérrez de San Pascual Bailón y Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua.<br />

Una vez reunidos, les hizo presente el P. Comisario Apostólico que se hallaban vacantes<br />

los cargos de Provincial y Definidores primero y cuarto de la Provincia de San Agustín de<br />

Castilla, y los de Definidores segundo y cuarto de la de Nuestra Señora del Pilar de Aragón,<br />

«cuyas vacantes —dijo— convenía proveer con toda urgencia por el bien de la Congregación<br />

y de las indicadas Provincias»; mas, «antes de proceder, deseaba oír el parecer de los PP. Definidores<br />

en el particular».<br />

«Leídas las listas de los religiosos sobrevivientes de las expresadas Provincias, y teniendo<br />

en cuenta las circunstancias de virtud, antigüedad de profesión, ciencia, prudencia y demás<br />

cualidades de cada uno, puestos de acuerdo los PP. Definidores, vinieron en proponer a N. P.<br />

Comisario Apostólico para el cargo de Prior Provincial de Castilla al P. Fr. Casimiro Serrano<br />

de la Concepción, Definidor que era de la misma Provincia; para el de Definidor primero al<br />

que ya era segundo Definidor, P. Fr. Cándido Sánchez Carrascalejo de la Virgen de Guadalupe;<br />

para el de cuarto Definidor al P. Fr. Lorenzo Arellano y Mendo de la Purificación, y para<br />

las vacantes que resultaron de las promociones de los PP. Fr. Casimiro Serrano a Provincial y<br />

Fr. Cándido Sánchez a primer Definidor, propusieron al P. Fr. Venancio Herrero de los Dolores<br />

para Segundo Definidor y al P. Fr. Antonio Valverde de la Consolación para tercero.<br />

»Acto continuo los PP. Definidores propusieron para Definidor segundo de la Provincia<br />

de Aragón al P. Fr. Valero Quílez de San Macario y para Definidor cuarto al P. Fr. Vicente<br />

Serrano de San Diego».<br />

«Examinadas detenidamente estas propuestas por el P. Comisario Apostólico y<br />

hallándolas conformes a equidad y justicia, en uso de su autoridad y de las facultades<br />

que por la Santa Sede le están delegadas, se sirvió aprobarlas y las aprobó nombrando<br />

para dichos cargos y confirmando en ellos a los expresados religiosos con derecho a<br />

todas las facultades, prerrogativas y exenciones que a los de su clase respectivamente<br />

conceden nuestras sagradas Leyes, y sin perjuicio de expedirles los correspondientes<br />

nombramientos de Provincial y Definidores Provinciales para el mejor desempeño y<br />

ejercicio de sus cargos y para gobierno y reconocimiento, obediencia y sumisión de<br />

nuestros súbditos en dichas Provincias en la parte que a cada uno le corresponde» 8 .<br />

III.- Noticias sobre los religiosos nombrados<br />

El nuevo Provincial de Castilla, P. Casimiro Serrano, con fecha 21 de enero de ese mismo<br />

año 1873, escribe al P. Gabino desde Daimiel,<br />

8 AG, carp. Capítulos Provinciales de las tres Provincias, n. 5. Aunque ya hemos dicho al comienzo de este<br />

apartado que estos cargos eran, en realidad, meramente honoríficos, el P. Gabino usaba para su confirmación<br />

las mismas o parecidas fórmulas que cuando son nombramientos de cargos reales.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 241<br />

Ciudad Real, lugar de su residencia, y le dice: «Siempre a disposición de Vuestra Reverenda»<br />

9 .<br />

El P. Cándido Sánchez, primer Definidor, contesta desde Ocaña el 3 de febrero al P. Comisario<br />

Apostólico lo siguiente, al recibir el oficio con los nombramientos:<br />

«En verdad, no puedo menos de decir a Vuestra Paternidad que lo acepto gustoso,<br />

viendo en ello una prueba más de su gran benevolencia para conmigo, por lo que tributo<br />

a Vuestra Paternidad las más expresivas gracias y le desea gracia, salud y acierto<br />

para seguir y gobernar dignamente, como hasta aquí, nuestra amadísima Congregación.<br />

Muy acertada me parece la elección de Padre Provincial de la misma Provincia y<br />

también por ello le doy la más cumplida enhorabuena. Me mande con imperio como a<br />

su más amantísimo y afectísimo hermano».<br />

Otras noticias sobre estos dos religiosos ya se hicieron constar al ser designados en 1863<br />

para formar parte del primer Definitorio por el P. Comisario Apostólico 10 .<br />

Desde Aldea Nueva de Centenera, Cáceres, cuya parroquia regentaba en la actualidad,<br />

escribe también el 3 de febrero al P. Gabino Sánchez el P. Venancio Herrero, Definidor segundo.<br />

Dícele al P. Comisario Apostólico que acepta este oficio «tanto por obediencia, cuanto<br />

por ser útil a nuestra sagrada Congregación. Reconozco mi indignidad e insuficiencia —le<br />

manifiesta a continuación—, pero confío en que Vuestra Reverencia sabrá iluminarme y dirigirme<br />

siempre que tenga que hacer algo en obsequio de esta sagrada Orden por razón de mi<br />

nuevo destino. Con mucho placer me desprendería de alguna limosna para nuestros hermanos<br />

necesitados, pero las azarosas y tristes circunstancias por que está pasando el clero parroquial,<br />

me impiden poner en ejecución mis buenos deseos; esto no obstante, si Vuestra Reverencia<br />

me encargase alguna vez la celebración de algunas misas de premio, desde luego cedo y cedería<br />

gustoso el exceso de dos pesetas arriba, para subvenir de algún modo a las necesidades de<br />

la familia agustiniana, siendo cargo de Vuestra Reverencia la distribución en lo que juzgue<br />

oportuno. Dios Nuestro Señor se apiade de nosotros, conceda días bonancibles a la católica<br />

España y conserve la vida de Vuestra Reverencia, para bien de nuestra agustiniana familia,<br />

como se lo ruega su humilde súbdito y carísimo hermano que se encomienda a sus oraciones».<br />

Este religioso había nacido hacia el año 1814. Desconocemos el nombre de su pueblo natal<br />

y el del convento en el que emitió su profesión el 1 de octubre de 1850. Residía en el de<br />

Maqueda al sobrevenir la exclaustración del año 1835. El año 1863 figura como cura rector<br />

del pueblo en que se hallaba en la actualidad.<br />

El tercer Definidor, P. Antonio Valverde, al acusar recibo de su nombramiento en carta<br />

escrita desde el pueblo de Barajas, con fecha 29 de enero, le dice al P. Gabino Sánchez:<br />

9 AG, carp. Capítulos Provinciales de las tres Provincias. En esta carpeta se hallan también las cartas citadas a<br />

continuación.<br />

10 CR, 11, 668, 689.


242 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«No dudo que aún existen algunos Padres e individuos de la Orden, más ancianos<br />

y beneméritos que yo, que hubieran podido desempeñar el cargo con más acierto, y no<br />

encuentro otra causa para que se haya hecho este honor a mi persona que la deferencia<br />

de Vuestra Reverencia y la de algún amigo, que haya hecho la indicación. Acepto como<br />

hijo de obediencia y prometo llenar mi cometido según mi humilde entender y con<br />

arreglo a las instrucciones que reciba de Vuestra Reverencia, sin dejar de tener muy<br />

presentes las especiales circunstancias que, desgraciadamente, atravesamos y las pocas<br />

esperanzas de que vuelvan aquellos días en que tanto lustre dio nuestra Reforma».<br />

El P. Valverde había venido al mundo hacia el año 1809. Sus votos religiosos los hizo en<br />

septiembre de 1829. Cuando tuvo lugar la exclaustración en 1835 se hallaba en el convento de<br />

Maqueda con el oficio de Maestro de estudiantes. Actualmente desempeñaba el cargo de Párroco<br />

de Barajas, pueblo cercano a Madrid.<br />

Finalmente, el cuarto Definidor, P. Arellano, escribe el 2 de febrero al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino, desde Navalvillar, provincia de Badajoz.<br />

«Contestando a Vuestra Reverencia, como así me lo ordena (dice en su misiva),<br />

debo manifestar que acepto gustoso el cargo que se me ha conferido, no sólo por el<br />

honor que con él se me dispensa, sino porque creo que no es incompatible con el ministerio<br />

parroquial, que me hallo ejerciendo como cura rector de esta parroquia del<br />

pueblo de la fecha. Témome con fundamento que no he de saber desempeñar fiel y<br />

debidamente el cargo que Vuestra Reverencia me ha conferido, porque, habiendo salido<br />

muy joven del claustro, no conservo en la memoria los deberes del mismo cargo, y<br />

carezco e ignoro el libro en donde poderlos estudiar. Por lo mismo quisiera merecer de<br />

Vuestra Reverencia alguna instrucción sobre este punto».<br />

Nacido el P. Arellano hacia 1812, hizo la profesión religiosa el 26 de junio de 1831. Como<br />

los dos anteriores, en 1835 era conventual de Maqueda. Ahora se hallaba, como él mismo<br />

dice, de cura rector de Navalvillar, cargo que ya tenía en el año 1862.<br />

Del Provincial de Aragón, P. Domingo Espallargas, ya se habló en el tomo XI de estas<br />

Crónicas 11 .<br />

El nombrado ahora Definidor segundo, P. Valero Quílez, contestó al P. Gabino desde<br />

Zuera, Zaragoza, el 7 de abril del ya sabido año 1873. Decíale:<br />

«Acabo de recibir su grata del 24 de enero pasado juntamente con el nombramiento<br />

de Definidor Provincial de Aragón, por lo que le doy a Vuestra Reverencia las más<br />

expresivas gracias, aunque no pueda expresarlas en los términos que quisiera; no obstante,<br />

veo los buenos recuerdos que Vuestra Reverencia conserva hacia este su mínimo<br />

hermano. De consiguiente esté en la firme persuasión de que lo acepto con respeto y<br />

gratitud, cual si hubiera de usar de él en la clausura. ¡Oh qué días tan felices aquellos!»<br />

11 CR, 11, 651, 713.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 243<br />

El P. Quílez había nacido el 22 de agosto en el pueblo turolense de Andorra. Emitió los<br />

votos religiosos el 10 de febrero de 1828 en el convento de Alagón, en el que residía al verse<br />

exclaustrado el 1835. Fue el 5 de septiembre del citado año cuando tuvo que abandonar el<br />

convento. Estuvo presente en la muerte del primer Comisario Apostólico de la Recolección,<br />

P. Fr. Mariano Viñao de San Vicente Ferrer, ocurrida en Zaragoza en agosto de 1858 12 .<br />

Del P. Vicente Serrano, cuarto Definidor de Aragón, no hemos encontrado la contestación<br />

que, es de suponer, diera como los demás al P. Comisario Apostólico al recibir el oficio<br />

con su nombramiento. El P. Gabino les pedía acuse de recibo con la aceptación o no del cargo.<br />

Tenemos noticia, en cambio, de una carta suya escrita al mismo P. Gabino desde La Almunia,<br />

Zaragoza, el 9 de septiembre de 1862, en la que le daba cuenta de algunos recoletos<br />

exclaustrados, de conformidad con la petición que éste le había hecho.<br />

«En contestación a la de Vuestra Reverencia —escribe— debo manifestarle que de trece<br />

agustinos recoletos que éramos de esta villa, al tiempo de nuestra fatal exclaustración, tan<br />

solamente ha quedado éste que suscribe y un lego de Calatayud llamado Francisco Casado de<br />

San Juan Bautista. Yo, desde que nos vimos en la Torre con Pantaria, he estado constantemente<br />

en esta villa, independiente de todo cargo, cuidando hasta su muerte de mi anciana madre,<br />

gobernando el patrimonio de la casa; después de su muerte, me estoy en casa con mi<br />

criada y un sobrinico, con la parte que a su disposición me consignó la misma, con lo que hay<br />

el pan de cada día y me hallo contento.<br />

»Como Vuestra Reverencia puede recordar, quedé en Calatayud cursando la teología,<br />

cuando Vuestra Reverencia pasó de expectante al colegio de Zaragoza, y, al concluir la carrera,<br />

nos echaron de los conventos.<br />

»Me he estado, como llevo dicho, en esta villa, celebrando y confesando en abundancia.<br />

Al presente, por la divina Misericordia, voy a cumplir cincuenta y un años, me hallo bueno,<br />

aunque no con muy buena vista, pues necesito de gafas y, a temporadas, padezco dolores articulares<br />

que, alguna vez, me impiden celebrar...<br />

»No extraño lo que Vuestra Reverencia me dice sobre el decreto de la Sagrada Congregación<br />

de Ritos 13 , pues no cabe ignorancia que con la profesión estamos obligados a nuestro<br />

rezo y directorio; así que siempre lo he seguido, valiéndome de la gallofa que se hace para los<br />

monjas de la Orden en general; mas, como hace años, a pretexto de que éramos pocos, nos la<br />

pusieron cara, me arreglo con las viejas, teniendo cuidado con lo que conviene con el año, así<br />

como en el presente que es igual al año 1851, como Vuestra Reverencia, si las<br />

12 AM, Libro Quarto de Profesiones de Zaragoza y Alagón; M. AVELLANEDA, Catálogo, 26, 27; CR, 11, 386,<br />

nota 28.<br />

13 Decreto del 23 de mayo de 1846 sobre la obligación de los religiosos exclaustrados en España de usar para el<br />

oficio y misa el calendario de su Orden respectiva. El P. Gabino, apenas nombrado Comisario Apostólico,<br />

procuró enviar a los recoletos exclaustrados la propia epacta o gallofa. Cfr. CR, 11, 648.


244 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

conserva, puede observar. Así es que, tanto en el rezo como en la misa, observo nuestro rito,<br />

pues compré un misal. Si en estos años se ha hecho alguna variación, aumentando rezos o<br />

santos o beatos de la Orden, se me pueden remitir con la gallofa; pues no dudo los habrá,<br />

cuando veo algunos para el colegio de Monteagudo» 14 .<br />

Este religioso fue uno de los que procuraron con interés buscar el expediente sobre el P.<br />

Fr. José Ibáñez de la Consolación y cuanto hubiere pertenecido a este glorioso recoleto, con el<br />

fin de entregarlo todo al P. Gabino Sánchez 15 .<br />

Vino al mundo el P. Vicente Serrano el 18 de julio de 1812 en la ya citada villa aragonesa<br />

de La Almunia. Los votos religiosos los emitió el 16 de marzo de 1829 en el convento de<br />

Alagón. Sorprendióle la exclaustración de 1835 en el de Calatayud 16 .<br />

IV.- Nuevo Cardenal Protector<br />

El 17 de diciembre de 1876 fallecía en Roma el Cardenal Costantino Patrizi, Protector de<br />

todos los agustinos, incluidos los recoletos 17 .<br />

En el mes de enero del año siguiente, 1877, Su Santidad el Papa Pío IX nombraba para<br />

sucederle en dicho oficio de Protector al Cardenal Tomás María Martinelli, quien, a primeros<br />

de febrero, tomaba posesión de su Protectoría en la iglesia de San Agustín de la Ciudad Eterna<br />

18 .<br />

El nuevo Cardenal Protector pertenecía a la Orden agustiniana. Nacido en Lucca el 3 de<br />

febrero de 1827, había hecho su profesión religiosa el 19 de abril de 1844. Tuvo importantes<br />

cargos tanto en la Orden como fuera de ella. El 6 de diciembre de 1873 Pío IX, que le tenía en<br />

gran estima por su virtud y saber, lo elevó al Cardenalato y al año siguiente lo nombró Pro-<br />

Prefecto de la Sagrada Congregación de Estudios 19 .<br />

14 AG, carp. Papeles del P. Gabino, leg. Exclaustrados.<br />

15 CR, 11, 685.<br />

16 AM, Libro Quarto de Profesiones de Zaragoza y Alagón; M. AVELLANEDA, Catálogo, 26, 27.<br />

17 El Cardenal Patrizi había nacido en Siena el 4 de septiembre de 1798. Gregorio XVI, que lo había nombrado<br />

su mayordomo, lo creó Cardenal «in pectore» en el Consistorio de 23 de junio de 1834 y luego lo publicó el<br />

11 de julio de 1836. Fue él quien en 1842 —era Vicario General de Roma desde el año anterior— administró<br />

solemnemente el bautismo al célebre judío Alfonso María de Ratisbona, convertido al catolicismo con<br />

la prodigiosa aparición de la Virgen en la iglesia romana de San Andrés delle Fratre. Fue también Prefecto<br />

de las Congregaciones del Ceremonial y de Ritos (Enciclopedia Cattolica, 9, 966).<br />

18 AG, carp. 3.<br />

19 Enciclopedia ESPASA, 33, 510.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 245<br />

V.- Extensión a los recoletos de la declaración hecha por la Santa Sede a los dominicos<br />

acerca de los votos simples; facultad para la expulsión también de los<br />

prófugos y apóstatas, obligados aún con dichos votos<br />

Como ya consta en el tomo XI de estas Crónicas 20 , el 19 de marzo de 1857 se dieron unas<br />

Letras Apostólicas sobre la profesión de votos simples, que comienzan Neminem latet. Desde<br />

entonces fue obligatoria dicha profesión antes de que se hiciera la de votos solemnes.<br />

Al año siguiente, 1858, el Maestro General de la Orden de Predicadores elevó a Su Santidad<br />

Pío IX unas preces en las que le suplicaba diera una declaración acerca de la naturaleza y<br />

cualidades de los votos simples y sobre las obligaciones y privilegios de los que emitieran los<br />

referidos votos.<br />

En efecto; con fecha 12 de junio del citado año 1858, decretáronse las declaraciones siguientes:<br />

«I. Vota simplicia, de quibus agitur, perpetua erunt ex parte voventis, utpote quae tendunt<br />

ad emittenda deinde vota solemnia, in quibus perfectionem et complementum<br />

accipient.<br />

II. Eorumdem votorum simplicium dispensatio reservata est Romano Pontifici, cui professi<br />

gravibus urgentibus causis preces porrigere poterunt.<br />

III. Verum eadem simplicia vota solvi etiam possunt ex parte Ordinis in actu dimissionis<br />

Professorum, ita ut data dimissione professi ab omni dictorum votorum vinculo<br />

et obligatione eo ipso liberi fiant.<br />

IV. Facultas autem dimittendi professos votorum simplicium, de quibus agitur, spectat ad<br />

Magistrum Generalem Ordinis cum suo generali Consilio. Idem Magister Generalis<br />

cum suo generali Consilio potent in casibus extraordinariis, et praesertim<br />

pro regionibus et locis longinquis ad dimissionem decernendam, subdelegare<br />

probos et prudentes religiosos, qui saltem tres esse debent.<br />

V. Licet ad decernendam dimissionem neque processus neque iudicii forma requiratur,<br />

sed eam procedi possit sola facti veritate inspecta, tamen Superiores procedere<br />

debent summa charitate, prudentia, et ex iustis et rationalibus causis, quacumque<br />

humana affectione remota, secus eorum conscientia graviter onerata remaneat.<br />

Nemo autem ex causa infirmitatis post professionem votorum simplicium superventae<br />

dimitti poterit.<br />

VI. Professi dictorum votorum simplicium participes erunt omnium gratiarum et privilegiorum,<br />

quibus professi votorum solemnium in memorato Ordine legitime utuntur,<br />

fruuntur, et gaudent.<br />

VII. Superiores Regulares, ad quos spectat, concedere poterunt<br />

20 CR, 11, 317.


246 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

huiusmodi professis litteras dimissorias dumtaxat ad primam Tonsuram, et Ordines<br />

minores, servatis de jure servandis, et praesertim quae circa Ordinationes Regularium<br />

ab Apostolica Sede praescripta sunt.<br />

VIII. Anni professionis, qui in dicto Ordine requiruntur, ut quis voce activa et passiva<br />

gaudeat, et ad officia admitti possit, a die emissionis votorum simplicium computentur,<br />

et professi votorum simplicium suifragium habeant in actis Capitularibus<br />

sui Conventus, quatenus et prout habent solemniter professi.<br />

IX. Professi votorum simplicium dominium radicale, uti aiunt, suorum bonorum retinere<br />

poterunt, sed eis omnino interdicta est eorum administratio, et redditum erogatio<br />

atque usus. Debent propterea ante professionem votorum simplicium cedere pro<br />

tempore, quo in eadem votorum simplicium professione permanserint, administrationem,<br />

usumfructum, et usum quibus eis placuerit, ac etiam suo Ordini, si ita<br />

pro eorum libitum axistimaverint.<br />

X. Professi votorum simplicium remanere debent in domibus Professorii et studiorum,<br />

et vitam communem perfectam observare.<br />

XI. Ad valide emittenda vota solemnia post vota simplicia requiritur professio expressa,<br />

et ideo professio tacita omnino abrogata est» 21 .<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, ya el año 1866, como no tuviese, a la sazón,<br />

facultad para despedir a religiosos profesos de votos simples y, al mismo tiempo, no dispusiera<br />

de un Consejo o Definitorio General, por no habérsele concedido aún la autorización<br />

necesaria para nombrar Consejeros o Definidores Generales, había pedido y conseguido la<br />

extensión del decreto arriba copiado a nuestra Orden así como la facultad de nombrar Definidores<br />

Generales 22 .<br />

Ahora, el P. Comisario Apostólico se dirige a la Santa Sede para suplicar que, nuevamente,<br />

las referidas declaraciones del 12 de junio de 1858 se extiendan a la Congregación de<br />

agustinos recoletos. Y, al mismo tiempo, ruega que en la tercera de las citadas declaraciones<br />

no sólo se incluyan los religiosos de votos simples que sean dimitidos de la Orden, sino también<br />

los prófugos y apóstatas que todavía no hubieren hecho la profesión solemne.<br />

Efectivamente, en audiencia del 2 de marzo de 1877, Su Santidad concedía todo,<br />

«iuxta petita, servata in omnibus illarum forma et tenore».<br />

21 Enchiridion de Statibus Perfectionis, 1, 179-181. Cfr. id. 187, nueva declaración.<br />

22 CR, 11, 680, 681. En estas páginas sólo se consignó una enumeración de las declaraciones que en las presentes<br />

se han copiado íntegramente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 247<br />

El Procurador General, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, remitía el 15 del mismo mes al P.<br />

Comisario Apostólico la citada contestación pontificia. En la misiva que acompañaba al documento,<br />

le informaba de que, como hubiera echado de ver que en el adjunto rescripto pontificio<br />

había una frase que podría dar lugar a dudas, se preguntó sobre ello a la Sagrada Congregación,<br />

la cual respondió que la cláusula «servata forma et tenore» se refería a las declaraciones<br />

ya obtenidas por los dominicos, y que con las palabras «iuxta petita» se concedía lo<br />

que ahora se había pedido 23 .<br />

VI.- Fallecimiento de algunos religiosos de las antiguas Provincias<br />

Además de los fallecimientos de religiosos de las antiguas Provincias ya indicados en el<br />

apartado en el que se da constancia de algunos nombramientos, después de verificados éstos,<br />

entregaron su alma al Señor los siguientes:<br />

En Luque, provincia de Córdoba, su pueblo natal y en el que tenía su residencia, ocurrió<br />

la muerte del P. Fr. Cristóbal Cuadra de la Encarnación, primer Definidor de la Provincia de<br />

Andalucía. Se ignora la fecha, pero debió ser antes del año 1878.<br />

Tampoco se sabe la fecha, aunque probablemente fue en 1877, en que falleció el P. Fr.<br />

Valero Quílez de San Macario, Definidor segundo de la Provincia de Aragón.<br />

El año 1878 bajaban al sepulcro otros dos religiosos: Con fecha 24 de marzo, en Daimiel,<br />

Ciudad Real, el tercer Definidor de Andalucía, P. Fr. José Borondo de los Dolores, y el 31 de<br />

mayo el Provincial de Castilla, P. Fr. Casimiro Serrano de la Concepción 24 .<br />

No nos consta que fueran sustituidos estos religiosos en sus cargos con el nombramiento<br />

de otros. Tal vez, conforme envejecían unos y desaparecían del mundo de los vivos otros, de<br />

los exclaustrados de las tres antiguas Provincias, el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez,<br />

veía alejarse cada día más y más la posibilidad de una restauración de dichas Provincias.<br />

Por ello, omitió ya tal vez la renovación de los cargos en las mismas que iban quedando vacantes.<br />

23 AG, carp. Congregación General.<br />

24 M. AVELLANEDA, Catálogo, 32-37.


248 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Temores y prevenciones de nuestro Procurador General en Roma ante la entrada en la<br />

ciudad de las tropas piamontesas. –Ocupan estas tropas la Ciudad Eterna; primeros<br />

informes del Padre Procurador. –Los Padres Comisarios Apostólicos españoles<br />

ante el Santo Padre. –Intentos de incautación del hospicio por el nuevo<br />

Gobierno. –La Ley de Regulares y sus consecuencias para nuestro<br />

Hospicio. –Actitud del Padre Procurador de oposición a las<br />

medidas del Gobierno de Madrid en relación con los<br />

bienes de los españoles en Roma<br />

I.- Temores y prevenciones de nuestro Procurador General en Roma<br />

ante la entrada en la ciudad de las tropas piamontesas<br />

El Procurador General de la Recolección ante la Santa Sede, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez,<br />

escribía desde Roma al P. Comisario Apostólico el 10 de noviembre de 1866 y le manifestaba<br />

sus temores por la situación que se creaba con la anunciada salida de la ciudad de las tropas<br />

francesas, por la aglomeración en las fronteras de los Estados Pontificios de considerables<br />

fuerzas piamontesas, que, para llegar a Roma, no necesitaban hacer marchas forzadas, y, por<br />

último, por la presencia de elementos de desorden que la revolución ya tenía dentro de la capital.<br />

«Basta lo dicho —continuaba el P. Procurador en su carta— para que comprenda Vuestra<br />

Reverencia que realmente hay algo que temer y, por consiguiente, espera que le dé instrucciones<br />

precisas relativas a su conducta sobre si debe o no seguir, como disponen nuestras Constituciones<br />

25 , a la Corte pontificia, caso que llegase a salir de Roma, y lo mismo lo tocante a los<br />

fondos del hospicio y papeles de algún interés, etc. Esto, por supuesto, en caso de que la revolución<br />

no fuera tan violenta que diera tiempo para ejecutar regularmente lo que Vuestra Reverencia<br />

dispusiera; que, si así no fuera, entonces no hay instrucciones que valgan, sino obrar<br />

como mejor se pueda.<br />

«Ya tenía pensado —sigue diciendo— sacar con tiempo alguna cosa de casa y colocarla<br />

en la de algún amigo de confianza, pero, además de que hasta ahora la cosa no es muy apremiante,<br />

no quisiera dar este paso bajo mi sola responsabilidad. Además, el Santo Padre no ha<br />

permitido a los Generales de las Órdenes que tomaran precaución alguna para asegurar sus<br />

intereses para no alarmar, y sería exponerse a una reconvención, por lo menos, de hacer lo<br />

que a los demás se les ha prohibido» 26 .<br />

El P. Gabino Sánchez le da, el 19 del mismo mes, una respuesta del tenor siguiente:<br />

25 COR, a. 1745, pars III, c. VIII, n. 3: «Curiam ipsam Romanam semper comitetur, neque ab ea discedat, nisi ob<br />

urgentissimam causam, et tunc de licentia P. N. Vicarli Generalis in scriptis»<br />

26 AG, carp. 3. En ella se hallan también las demás cartas de las que, en general, se toman las noticias que siguen<br />

acerca de este asunto. Se hace esta advertencia a fin de no multiplicar las notas. Asimismo cfr. AG, A-4, 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 249<br />

«En el estado actual de Europa y atendiendo a las vicisitudes por que puede pasar<br />

esa Ciudad y sus moradores, no es posible dar a Vuestra Reverencia otra regla segura<br />

de conducta que la de portarse en todo y siempre como verdadero agustino recoleto,<br />

católico, apostólico, romano más que otro alguno.<br />

»Sin embargo, vayan éstas para su gobierno: 1.ª Como el Santo Padre puede continuar<br />

o salir de Roma, en el primer caso Vuestra Reverencia estará en su puesto, resuelto<br />

a defender y sostener al Santo Padre a todo trance, aun con el sacrificio de la<br />

vida, como lo haría el que suscribe; en el caso segundo, Vuestra Reverencia cumplirá<br />

las órdenes e instrucciones que el Santo Padre se sirva dar a los RR. PP. Procuradores<br />

Generales de las Órdenes monásticas residentes en ésa y que se hallen en el caso de<br />

Vuestra Reverencia. 2.ª Será bien entenderse con tiempo y oportunamente con nuestra<br />

Embajada española en esa, poniendo bajo su pabellón, si fuese necesario, las personas,<br />

el edificio y cuanto nos pertenece. 3.ª La experiencia ha probado que en España se<br />

perdieron todos o casi todos los depósitos hechos por las comunidades religiosas en<br />

casas de amigos que inspiraron grande confianza. ¿Ofrecerán mayor seguridad los de<br />

Roma? Mucho lo dudo; por tanto, este recurso sea el último. 4.ª Todos los fondos, alhajas<br />

y papeles interesantes estén con Vuestra Reverencia, a no ser que la prudencia y<br />

seguridad dictaren otra conducta. 5.ª Autorizo a Vuestra Reverencia a proceder en todo<br />

caso, en su buen juicio, a lo que sea más acertado y conforme a conciencia, a la voluntad<br />

del Santo Padre, al honor de nuestro santo hábito y a la conservación de las personas<br />

e intereses que le están confiados.<br />

»La gravedad de las circunstancias —advierte al final el P. Gabino— requiere noticias<br />

frecuentes de cuanto ocurra en esa. Por tanto, las espero en carta suya todas las<br />

semanas, sin perjuicio de hacerlo antes en los casos que dicte la prudencia. Yo también<br />

contestaré sus cartas oportunamente».<br />

II.- Ocupan las tropas piamontesas la Ciudad Eterna;<br />

primeros informes del Padre Procurador<br />

Como anunciaba, según hemos visto, el P. Procurador General, la guarnición francesa salió<br />

de Roma el 6 de diciembre del mismo año 1866. Mas, ante los avances de las tropas de<br />

Garibaldi en los Estados Pontificios, con intención de apoderarse también de la ciudad de los<br />

Papas, volvieron a ocuparla los franceses y permanecieron en ella hasta que, declarada la guerra<br />

franco-prusiana, a mediados de julio de 1870, retiráronse nuevamente. Pero, derrotadas las<br />

tropas galas en Sedán por los prusianos el 2 de septiembre, las del Rey del Piamonte, Víctor<br />

<strong>Manuel</strong>, que se había proclamado ya Rey de Italia, el día 20 de dicho mes atacaban y tomaban<br />

Roma.<br />

«Los primeros días que siguieron a la entrada de estas tropas —escribía el P. <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez al P. Comisario Apostólico el día 28— fueron infernales, tanto que la autoridad<br />

militar se vio en el caso


250 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de prohibir nuevas manifestaciones; desde entonces ha quedado la ciudad medianamente<br />

tranquila, si bien hay todavía alguno que otro atropello. Se ven ya por las calles varios eclesiásticos,<br />

pero yo aún no he salido de casa, más bien por falta de humor que por otro motivo».<br />

Al día siguiente volvía a dirigirse el P. Procurador al P. Gabino para repetirle lo que ya le<br />

había indicado en la carta del 10 de noviembre del año 1866, de la que se ha hablado al principio<br />

del presente artículo, acerca de la conveniencia de recibir instrucciones suyas sobre si<br />

debiera atenerse o no a lo que disponen las Constituciones en el caso de salir de Roma el Santo<br />

Padre. Respecto de la situación de la ciudad le comunica que lo único que había de nuevo<br />

era una orden de la Junta nombrada por el General Cadorna en la que prohibíase enajenar e<br />

hipotecar fondo alguno eclesiástico. Y el Padre comentaba: «esto ya se ve a dónde va a parar».<br />

III.- Los Padres Comisarios Apostólicos españoles ante el Santo Padre<br />

Llegamos al mes de febrero de 1871 y, antes de continuar la reseña de las dificultades<br />

que se les fueron presentando a las comunidades religiosas, vamos a dejar constancia aquí de<br />

la audiencia habida con el Santo Padre Pío IX por varios Comisarios Apostólicos y Procuradores<br />

Generales de las Órdenes religiosas.<br />

Creyeron algunos de estos que sería conveniente acudir los PP. Comisarios Apostólicos y<br />

los representantes de los que se hallaban ausentes, a visitar corporativamente a Su Santidad,<br />

como ya lo habían verificado los PP. Generales. Para tratar del asunto, acordaron reunirse en<br />

nuestro hospicio. Y, efectivamente, así lo hicieron en la mañana del día 9 del ya citado mes de<br />

febrero. Quedó aprobada en dicha reunión la idea de presentarse al Papa y hacerle una ofrenda<br />

en dinero.<br />

El día 7 del mes siguiente, tenía lugar la audiencia, a la que concurrieron los PP. Comisarios<br />

y Procuradores de los trinitarios de San Carlino, de los capuchinos, de los franciscanos,<br />

de los agustinos y el de los recoletos, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez.<br />

Primeramente se le hizo entrega a Su Santidad Pío IX de la ofrenda de novecientas libras<br />

de oro 27 , colocadas en una bolsita de terciopelo carmesí, forrada de raso blanco y con una<br />

inscripción, bordada en oro, que decía: «Viva Pío IX». El Papa les dio muestras de gran agradecimiento.<br />

A continuación el P. Comisario Apostólico de los trinitarios dio lectura al escrito que,<br />

traducido del italiano, decía así:<br />

«Santísimo Padre:<br />

Los Comisarios Apostólicos y los representantes de las familias religiosas españolas<br />

en el acto obsequioso en que, postrados<br />

27 El P. Comisario capuchino contribuyó con 240 liras; los de los trinitarios, franciscanos y recoletos, con 200<br />

cada uno, y el de los agustinos, con 60 (AG, A-4, 5, carta del P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez del 8 de marzo).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 251<br />

a los sagrados pies de Vuestra Santidad, presentan su cordial pésame por la dura y pérfida<br />

persecución que, en las presentes turbulencias, sufre Vuestra Santidad y toda la<br />

santa Iglesia, adorando, no obstante, la divina Providencia que, visible y portentosamente,<br />

protege, conserva y defiende en Vuestra Santidad a todos los fieles, se complacen<br />

igualmente en congratularse con este motivo, alimentando una firme esperanza de<br />

que, por la poderosísima intervención de la Inmaculada Madre de Dios y de su castísimo<br />

esposo San José, Patrono Universal de la santa Iglesia, se dignará el Altísimo coronar<br />

cuanto antes con el triunfo brillantísimo del Pontificado Romano, que, reconstituyendo<br />

en Vuestra Santidad el Principado civil de la Santa Sede, redundará a mayor<br />

gloria de Dios y felicidad imperecedera de la sociedad católica, en la cual quedará indeleble<br />

el justo y grato acento de Viva Pío IX, Papa y Rey».<br />

A estas palabras contestó el Santo Padre muy familiarmente. Se valió del símil de Jacob y<br />

Esaú, para referirse a la revolución que armaron los dos hermanos en el seno de su madre,<br />

porque, aun antes de nacer, no podían estar juntos.<br />

Lo mismo sucede actualmente a nosotros —afirmó luego—: nos lo han robado todo; no<br />

nos abandonan un momento; ayer mismo celebré Consistorio y rodearon de espías el palacio,<br />

siempre preocupados con lo que dirá el Papa, con lo que hará el Papa; y andan tan desatentados<br />

que no aciertan una. Vamos; esto no puede ser; váyanse ellos con Esaú y déjennos a nosotros<br />

con Jacob. Así tiene que concluir; durará dos, tres, cuatro meses, pero, al fin, tiene que<br />

suceder así.<br />

«Estas son casi textuales —decía el P. <strong>Manuel</strong> al P. Gabino en carta fechada al día siguiente—<br />

las palabras que nos dirigió Su Santidad; nos bendijo así como a las familias religiosas<br />

que representábamos; le besamos el pie y nos retiramos, porque era la hora en que bajaba<br />

a dar un paseíto por el jardín y además había mucha gente en los salones para saludarle a<br />

su paso».<br />

IV.- Intentos de incautación del hospicio por el nuevo Gobierno<br />

Refiriéndonos ahora a la actitud del nuevo Gobierno, comenzaremos diciendo que, ya el<br />

9 de febrero, le advertía el P. <strong>Manuel</strong> al P. Gabino que a varias Corporaciones religiosas se les<br />

había comunicado que, por aquellos días, comisionados del Gobierno italiano se presentarían<br />

a visitar los conventos y casas anejas, los que las tenían, con el objeto de escoger los locales<br />

más a propósito para colocar en ellos las oficinas del Estado, al verificarse la traslación de la<br />

capital del mismo a la ciudad de Roma.<br />

Y, en efecto, en la misma carta en que el P. <strong>Manuel</strong> le habla al P. Gabino de la audiencia<br />

con el Papa, le da cuenta, también, de que «ya han sido visitados varios conventos de religiosos<br />

y religiosas, de los mejores y más céntricos, habiendo designado ya los que deben


252 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

servir para los Ministerios y demás oficinas del Estado, y nada tendría, de extraño que, el día<br />

menos pensado, se les pasara orden de desalojarlos». «De tales intenciones —agrega— debe<br />

tener conocimiento nuestra Legación y probablemente habrá recibido ya también instrucciones<br />

del Gobierno de Madrid, puesto que uno de la misma Legación ha dicho al P. Comisario<br />

franciscano que, en cuanto se haga extensiva a Roma la ley de exclaustración dada para toda<br />

Italia, nuestro Encargado hará extensiva a los establecimientos españoles la ley que se dio<br />

para España, se incauta de todos ellos y asigna una pensión a los que los ocupan».<br />

Una semana después trata nuevamente nuestro P. Procurador sobre las referidas intenciones<br />

de los señores de la Embajada española en el caso de la expulsión de los regulares, «que<br />

se pide por la prensa revolucionaria con insistencia». Añade que ha hablado con el Encargado<br />

de aquélla, y se vale con éste del argumento de que el hospicio pertenecía a la Provincia de<br />

Filipinas y de que él estaba allí como representante de dicha Provincia, según podía hacerlo<br />

constar por el rescripto que había obtenido y todavía conservaba. Por tanto, le insistía al señor<br />

Encargado, nuestro hospicio debía ser respetado como perteneciente a una Corporación reconocida<br />

por el Gobierno español.<br />

Y terminaba su carta al P. Comisario Apostólico con esta advertencia: «En el caso, no<br />

improbable, de que se llegue a este trance, creo que esto es lo único que nos puede salvar; y,<br />

al efecto, me parece que sería conveniente que Vuestra Reverenda pusiera en juego sus relaciones,<br />

a ver si se podía hacer tomar parte al Ministro español de Ultramar y que diera instrucciones<br />

a este Encargado para que fuera conservada esta casa; de otro modo, no veo medio<br />

de poderla salvar».<br />

Llegó, por fin, a nuestro hospicio la temida visita. Es el 11 de abril, cuando se le presentan<br />

al P. <strong>Manuel</strong> tres señores. De ellos, uno se dio a conocer como consejero municipal y otro<br />

como arquitecto también municipal. Su objeto era ver la casa y, si encontraban habitación<br />

suficiente, además de la que habitaban nuestros religiosos, tomarla en alquiler con el fin de<br />

establecer en ella una escuela pública.<br />

Aunque fue grande la insistencia de los comisionados, el P. Procurador se resistió a permitirles<br />

ver la casa, porque, como no se habían presentado con persona que le fuera conocida,<br />

no sabía «si eran realmente lo que ellos mismos le decían o si eran tres malhechores». Por eso<br />

mismo, se excusó manifestándoles que él no era árbitro en disponer de la casa, ni en todo ni<br />

en parte, sin anuencia de su Superior, que se encontraba en España y de quien dependía.<br />

«Trabajo me costó el quitármelos de encima», afirma en su carta el P. <strong>Manuel</strong>. Inmediatamente<br />

se fue a la Embajada española a prevenir al señor Encargado de todo lo sucedido, por<br />

si acaso se dirigían luego a él. Una vez con éste, le dijo el Padre, para halagarle, que la principal<br />

razón que había tenido para negarse a enseñarles la casa, había sido la que suele dar siempre<br />

que quieren penetrar en ella personas que se presentan de una manera oficial; es a saber:<br />

«el no traer consigo autorización especial de nuestra Legación, como lo exige la circunstancia<br />

de ser nacional esta casa».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 253<br />

En la carta, que es de fecha del 12 de abril de 1871, en la cual relata el P. <strong>Manuel</strong> todo lo<br />

anterior, dice luego: «Nada me gusta el que hayan fijado su atención en este local, y me temo<br />

que, para lograr su objeto, se entiendan con la Embajada, de cuyos individuos poco me parece<br />

que tenemos que esperar. En la entrevista que tuve ayer con el Encargado, lo mismo que las<br />

que he tenido en otras ocasiones, no he visto un empeño decidido en protegernos; siempre con<br />

las mismas cantilenas de que tengamos a mano los documentos que acrediten nuestra propiedad,<br />

cuando le he dicho que, con la invasión de Napoleón, no quedó nada de provecho en<br />

nuestro archivo.<br />

Transcurren, luego, las semanas sin que hallemos nuevas referencias sobre nuestro hospicio.<br />

Después, ya con fecha del 24 de mayo, escribe acerca de las instigaciones de la prensa<br />

revolucionaria al Gobierno para que lleve a cabo el proyecto de hacer extensiva a Roma la ley<br />

de expulsión de regulares. Luego, en otra misiva del 24 de agosto, se refiere a la incautación<br />

de algunos conventos para Ministerios y oficinas, y, al indicar que no se deja un momento de<br />

atropellar a sacerdotes, cuenta el siguiente caso que a él mismo le había sucedido.<br />

«El sábado último —dice—, desde un andamio muy alto, junto a la Rotonda, me tiraron<br />

un grueso pedazo de madera que, gracias a Dios, no me tocó».<br />

Llega el mes de septiembre y, a mediados del mismo, el Municipio remite un aviso al P.<br />

<strong>Manuel</strong> en el que se le comunica que, en un día determinado, pasaría una comisión a ver el<br />

hospicio.<br />

Entonces el Padre visita la Embajada española, con objeto de explorar la disposición en<br />

que se encuentra respecto a nosotros y a las casas nacionales. En ausencia del primer secretario,<br />

que era quien ejercía de Encargado, por no haber, a la sazón, Embajador, habla el Padre<br />

Procurador con el secretario segundo, y le da cuenta del aviso recibido y le manifiesta que,<br />

«no queriendo exponerse a perjudicar los fueros de la Embajada, iba a pedirle consejo sobre la<br />

manera de cómo debía conducirse». Explicóle «que, en tiempos normales, su conducta había<br />

sido siempre la de no dar acogida a quienquiera que se presentara en representación de la autoridad<br />

sin autorización de la Embajada; pero que, en las actuales circunstancias, no sabía<br />

cómo conducirse». El joven secretario no supo de pronto qué responder, por lo que demoró la<br />

contestación hasta la tarde. Así lo hizo, y fue él mismo a decirle al P. <strong>Manuel</strong> que, cuando se<br />

presentara la comisión, preguntara si traía autorización de la Embajada, pues es lo que le<br />

habían informado que pensaban hacer en la Embajada francesa.<br />

Efectivamente, llegaron los comisionados al hospicio, le hicieron al P. <strong>Manuel</strong> varias<br />

preguntas y, cuando uno de ellos se disponía a pasar adelante, se les hizo la intimación; mas,<br />

apenas oyeron la palabra Embajada, «con mil perdones —dice el Padre— echaron a correr<br />

más que de prisa».


254 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

V.- La Ley de Regulares y sus consecuencias para nuestro hospicio<br />

Por fin, el 20 de noviembre de 1872 tenía lugar la apertura del Parlamento o Cámara.<br />

Luego, en el comité privado de la misma, dio, comienzo la discusión del proyecto de Ley sobre<br />

Regulares, que es aprobado el 19 de junio del año 1873.<br />

En el artículo segundo, número 4, de dicha Ley, se asigna a la Santa Sede una renta de<br />

cuatrocientas mil liras para el mantenimiento de las representaciones de las Órdenes religiosas<br />

existentes. Mientras la Santa Sede no disponga de dicha suma, el Gobierno del Rey podrá<br />

confiar la administración a los institutos religiosos existentes en Roma. Se da facultad al Gobierno<br />

del Rey para dejar a los actuales representantes los locales necesarios para su residencia<br />

personal y -para su oficio.<br />

El Artículo 23 dice: «La administración de los bienes pertenecientes a aquellos Institutos<br />

eclesiásticos que se hallan actualmente destinados a beneficio de extranjeros en la ciudad de<br />

Roma y que están comprendidos en la presente Ley de supresión, continuarán en manos de<br />

sus actuales administradores o, en caso de necesidad, será confiada a otros a quienes la Junta<br />

(de liquidación de los bienes del clero) designará entre los súbditos de la nación extranjera».<br />

Luego, después de disponer que se haga el inventario de los bienes, cargas, etc., sigue así:<br />

«Los bienes inmuebles serán convertidos en renta pública italiana o del Estado extranjero, que<br />

deberán inscribirse nominativamente (esto es en títulos intransferibles) a favor del nuevo Instituto<br />

o en otros capitales fructíferos».<br />

El artículo 24 determina que, «dentro del plazo de dos años… el Instituto suprimido…<br />

podrá proponer nuevas fundaciones en Roma a beneficio de sus compatriotas para fines permitidos<br />

por las leyes del Reino. El Gobierno del Rey guardará en Roma y dotará con los<br />

mismos bienes, previa la conversión de los mismos Institutos que tengan un destino análogo,<br />

en provecho de las mismas naciones extranjeras».<br />

Don Francisco Aguado, Secretario y archivero de los Reales establecimientos españoles<br />

en Roma, en el libro que publicó en defensa de éstos, escribe que la ley aprobada quiere decir<br />

lo siguiente:<br />

1.º Que se suprimen las casas religiosas de los extranjeros que no sean residencias de sus<br />

Superiores o Procuradores Generales cerca de la Santa Sede, pues, las que lo son, están exceptuadas<br />

de la supresión en virtud del artículo segundo de dicha ley, con lo cual se quiso conservar<br />

alrededor del Papa la representación de las Órdenes religiosas extranjeras. Sin embargo,<br />

una vez suprimidas dichas casas como personas morales eclesiásticas, se las obliga a constituirse<br />

de nuevo bajo la forma de meras fundacionees con el objeto análogo, pero con el carácter<br />

que permite el derecho común de dicho país, es decir (según la interpretación que se da<br />

a esta condición por los inteligentes) bajo la forma de fundaciones laicales italianas. De manera<br />

que, en virtud de los indicados artículos, se deben transformar los Institutos eclesiásticos<br />

en fundaciones laicales italianas.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 255<br />

2.º Una vez efectuada esta transformación, deben permutar todas las propiedades inmuebles<br />

que posean por renta consolidada italiana o de sus respectivas naciones, o por otros créditos<br />

e intereses; todo ello, empero, vinculado a favor de la nueva fundación que ha de sustituir<br />

a la antigua casa religiosa. A esta permutación les obliga del mismo modo a las Casas generalicias,<br />

no obstante que, como queda dicho, están exentas de la supresión 28 .<br />

Por su parte, el Procurador, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, escribe al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, con fecha 30 de junio de 1873. Primeramente le transcribe los artículos de<br />

la ley, copiados anteriormente, para continuar luego con lo siguiente:<br />

«Esto es lo que hay respecto de Casas generalicias y procuras: Una excepción puramente<br />

personal; que durará mientras vivan los actuales representantes». Le recuerda luego que el<br />

Gobierno italiano no ha comprendido nuestra casa entre las Procuras 29 ; ignora el motivo, pues<br />

a él no le habían pedido noticia alguna; solamente en la clasificación que hizo de esta casa en<br />

los datos presentados a las Cámaras, había puesto esta nota: «Dícese fundación a beneficio de<br />

extranjeros». «Ahora bien —continúa el Padre— se me hizo entender que en el decreto de que<br />

habla la ley y que debía haberse publicado con ella, se expresarían las casas que tienen representación<br />

en el extranjero, pero no ha sido así; solamente habla de ellas en general». A pesar<br />

de ello, «no por eso —afirma el P. <strong>Manuel</strong>— desisto de mis gestiones para ver si logro de este<br />

Gobierno que declare este hospicio como procura».<br />

Según cartas posteriores del P. Procurador, constituida la Junta encargada de liquidar los<br />

bienes eclesiásticos de los regulares comprendidos en la ley, se pasó a todas las comunidades<br />

nacionales y extranjeras trece estados que debían llenar con relación minuciosa de rentas,<br />

fondos, dimensiones de la casa, número de habitantes, muebles, etc.; dicha relación había de<br />

ser presentada antes del 19 de septiembre.<br />

Cuando estaba ya a punto de expirar el plazo, el Embajador de España, señor Marqués<br />

del Moral, dijo al P. <strong>Manuel</strong> «que no había más remedio que presentar la relación». Lo cual<br />

hace el Padre con la correspondiente protesta, en la que manifiesta que «no da esta relación<br />

28 AG, A-4, 5, donde se encuentran los citados artículos y el comentario del señor Aguado en copia tomada de su<br />

libro Las fundaciones españolas en Roma y las leyes italianas de desamortización.<br />

29 En carta del 17 de diciembre de 1872, dice el P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez: Compré el cuaderno que contiene la<br />

referida ley y la preceden extensos preámbulos que son obra maestra de un puro doctrinario. Compré también<br />

otro cuaderno que titulan «Alegatos», en el que figuran las casas religiosas y demás llamados entes<br />

morales, con las circunstancias particulares de cada uno. A nuestro hospicio ni siquiera lo ponen como casa-procura;<br />

y en lo poco que de él dicen, hay una porción de errores. Dice que está situado en la calle delle<br />

Quatro Fontane, siendo la Felice; parroquia de San Bernardo, siendo la de los SS. Vicente y Anastasio; y<br />

por último, en la casilla de las anotaciones particulares, hay ésta: Dícese fundada a beneficio de extranjeros<br />

(AG, carp. 3). Hemos de aclarar que la hoy llamada Via Sistina, en la que está situado el hospicio, se llamaba<br />

anteriormente Felice.


256 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de su libre y espontánea voluntad, sino más bien cediendo a la violencia y queriendo, por otra<br />

parte, que queden salvos e ilesos los derechos de esta casa como perteneciente a la Orden de<br />

agustinos recoletos de España e Indias, fundada por ella misma en 1619 con sus propios fondos<br />

y para que sirviera de habitación al Procurador General, lo que se ha verificado hasta el<br />

día de hoy en que el infrascrito, desempeñando este cargo, se halla representando a la Orden<br />

existente actualmente en España y Filipinas».<br />

Pasado algún tiempo, el Presidente de la citada Junta pidió por oficio al P. <strong>Manuel</strong> ciertos<br />

documentos que faltaban en su relación, «Sin los cuales —decía— no se podía proceder a<br />

asignarnos la pensión de exclaustrados». El Padre, consecuente con su protesta anterior, le<br />

contestó que ni él ni los religiosos de la casa aspiraban a pensión alguna.<br />

Obraba de esta manera el P. Procurador de acuerdo con el señor Embajador, a quien procuraba<br />

darle a entender que no exigía para la causa la exención de la ley, sino el poder gozar<br />

de lo que en ella le era favorable.<br />

Le hacía presente, asimismo, a dicho señor estas observaciones:<br />

«El Gobierno español autoriza la existencia de nuestra Corporación en España y<br />

Filipinas; esta Corporación, para su régimen espiritual, necesita estar en contacto con<br />

la Santa Sede, lo que hace por mi persona, luego la misma protección que dispensa a<br />

nuestros colegios y misiones de Filipinas, debe dispensar a esta casa, habitación de su<br />

representante».<br />

El 3 de junio de 1874 oficiaba el Embajador al P. <strong>Manuel</strong> para comunicarle que el señor<br />

Ministro de Estado de Madrid deseaba tener un conocimiento completo de los bienes de las<br />

casas españolas en Roma para una mejor defensa de tan sagrados intereses. Por lo mismo rogaba<br />

que se le diese una relación duplicada de bienes inmuebles, censos, ornamentos del hospicio<br />

y de la iglesia, valor aproximado de su renta y forma en que la tenía colocada. Así lo<br />

cumplimentaba el Padre Procurador cuatro días después.<br />

Transcurren los meses, sin nada especial sobre el asunto, hasta el 24 de mayo de 1875. En<br />

esta fecha la Junta liquidadora italiana intima que se proponga la transformación del hospicio,<br />

antes de expirar el plazo de los dos años señalados por la Ley.<br />

Mas el P. <strong>Manuel</strong> contesta que la casa es extranjera y pertenece a una Corporación legalmente<br />

existente en España, cuyo Embajador suministraría los datos necesarios que le pidiesen.<br />

Por su parte, el Padre dio aviso de todo ello al señor Embajador y le remitió los documentos<br />

que le acreditaban como representante de la Orden española.<br />

VI.- Actitud del Padre Procurador de oposición a las medidas del Gobierno de<br />

Madrid en relación con los bienes de los españoles en Roma<br />

Un nuevo embajador, el señor Coello de Portugal, había llegado de Madrid. El 5 de junio<br />

convoca a los Comisarios Apostólicos y Procuradores


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 257<br />

españoles y les lee una comunicación del Ministro de Estado, señor Castro, en la que le manifiesta<br />

que, con el objeto de defender más eficazmente nuestras casas y nuestros bienes, disponga<br />

que el administrador de los lugares píos de Montserrat y Santiago tomara posesión en<br />

nombre de España de las citadas casas y bienes.<br />

Les expresó también el Embajador, por su parte, que quería darles mil seguridades de que<br />

esta solución no incluía malicia alguna. Pero, con todo, el P. <strong>Manuel</strong> le dijo que algo más que<br />

todo eso le había prometido el Gobierno español, es a saber: «que respetaría en Roma nuestra<br />

independencia y haberes del mismo modo que los respetaba en la Corporación a la que él pertenece;<br />

que, respecto de la toma de posesión debía circunscribirse al acto considerado en abstracto,<br />

sin meterme en las intenciones de los que lo llevaban a cabo».<br />

En relación con esto último, manifestó luego nuestro Procurador al señor Embajador<br />

«que él no podía prestar su cooperación, porque no era dueño del local ni de sus rentas, sino<br />

simple administrador y, por más suaves que fueran las formas con que se revistiera, el acto, en<br />

sustancia, no era otra cosa más que la secularización de un fondo eclesiástico, por todo lo cual<br />

debía además hacer las reservas convenientes para dejar a salvo su conciencia».<br />

Le respondió el señor Embajador «que ni él ni el Gobierno llevaban esto a mal, e insistió<br />

en que no se hacía sino para protegerlos más eficazmente».<br />

Repuso el P. <strong>Manuel</strong>: «Es esta una cosa nueva para mí: sé que uno de los principales deberes<br />

de un representante extranjero es el de proteger las personas e intereses de los connacionales,<br />

pero jamás he visto que para hacer más eficaz esta protección, hayan tenido que tomarse<br />

sus bienes ni aun hacerse administradores de ellos».<br />

Llegó todo esto a conocimiento del Santo Padre Pío IX y del Cardenal Antonelli. Pero si<br />

han hecho algo —escribía el P. <strong>Manuel</strong>— para remediarlo, ha sido sin resultado, porque, el<br />

día 9 del citado mes de junio por la noche, me trajeron un oficio del señor Coello, nuestro<br />

Embajador, en el que me decía que había encargado al administrador para tomar posesión».<br />

Y, efectivamente, el 10 por la mañana, se presentó en el hospicio el administrador don<br />

Aurelio Ibarra, acompañado del tercer secretario de la Legación, y, en presencia de testigos,<br />

se leyó el acta de toma de posesión en nombre de España. Nuestro Padre Procurador, antes de<br />

que se firmara, exigió que en la misma se hiciera constar lo siguiente:<br />

«Que, llevado a efecto el acto de toma de posesión de esta casa-procura por los<br />

señores abajo firmantes, declara que lo ha presenciado con gran disgusto, como contrario<br />

a la inmunidad eclesiástica, pero conduciéndose de una manera enteramente pasiva;<br />

hace, a la vez, como es de su deber, todas las reservas que prescriben los sagrados<br />

cánones, protestando en debida forma y declarando, por fin, que solamente pasa<br />

por el referido acto, cediendo a la presión de las leyes civiles que lo imponen».


258 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Termina el P. <strong>Manuel</strong> su información de todo lo anterior, en su carta del 11 de junio de<br />

1875 al P. Gabino, con estas palabras:<br />

«Después de este acto hemos quedado lo mismo; el administrador nos insta amigablemente<br />

a que le entreguemos la administración, pero la mayor parte de los españoles<br />

opinamos que debemos conducirnos de una manera pasiva».<br />

El 19 de agosto escribía al P. <strong>Manuel</strong> el mismo Ministro de Estado español para darle las<br />

gracias, en nombre del Gobierno, por su sumisión a los deseos del Rey; añadía que el Gobierno<br />

respetaba las reservas que él había hecho en el acto de posesión.<br />

Al año siguiente 1876, con fecha 21 de marzo, el Embajador, señor Coello de Portugal,<br />

prevenía al P. <strong>Manuel</strong>, por medio de una circular, que «diese los pasos conducentes a obtener<br />

del Gobierno italiano la confirmación del Instituto, conservando el carácter de hospicio para<br />

los religiosos que pasan de España a Filipinas».<br />

En cumplimiento de lo prevenido por el señor Embajador, el Padre <strong>Manuel</strong> dirigió una<br />

exposición al Ministro italiano del Interior. Fue redactada en la misma Legación de España y<br />

se pedía en ella el reconocimiento del hospicio por medio de un real decreto.<br />

La contestación de la Prefectura, el día 20 de abril, fue la petición de los documentos<br />

acreditativos de que el hospicio era fundación española.<br />

Respondió el P. <strong>Manuel</strong> que, previa la exhibición de los documentos que se pedían, los<br />

cuales se hallaban ya en el Ministerio de Gracia y Justicia y en la Junta liquidadora, este hospicio<br />

fue reconocido oficialmente como fundación española en beneficio de los agustinos recoletos<br />

de España e Indias, con nota del Ministerio de Negocios Extranjeros del 11 de junio<br />

del año 1875, pasada al Embajador de España; que los otros documentos los presentará, si se<br />

le piden, el mismo señor Embajador, sin cuya intervención no ha hecho cosa alguna el Superior<br />

del hospicio.<br />

Y así quedó este asunto hasta el año 1880.


CAPÍTULO VII<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1876-1879<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Palabras del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico. –Se avisa al Gobernador<br />

General la próxima celebración del Capítulo. –Relación del mismo. –El Padre<br />

Provincial absoluto escribe al Padre Comisario Apostólico;<br />

éste aprueba el Capítulo<br />

I.- Palabras del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico<br />

El Provincial de Filipinas, P. Learte, escribe el 19 de abril de 1876 al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, en contestación a una carta recibida de éste, cuyo texto no se ha encontrado.<br />

«Agradezco mucho —le dice— la excitación que se ha servido hacerme con motivo de la<br />

proximidad del Capítulo, pudiéndole asegurar que no son otros mis deseos y aspiraciones, que<br />

espero serán cumplidas, al menos en gran parte, mediante la gracia de Dios. Me prometo también<br />

paz y armonía por las que no ceso de rogar y paréceme ver que el Señor, en quien tengo<br />

puesta toda mi confianza, me las tiene ya concedidas, sin que por esto deje de suplicarle más<br />

y más» 1 .<br />

II.- Se avisa al Gobernador General la próxima celebración del Capítulo<br />

Seis días después de escrita la carta anterior, el P. Learte se dirige asimismo al Gobernador<br />

General de las islas para comunicarle la celebración del Capítulo y elección de nuevo Prelado<br />

de la Provincia de San Nicolás, que había de tener lugar el día 6 del mes de mayo, entre<br />

siete y ocho de la mañana, para que se dignase nombrar la persona que debía presenciar la<br />

indicada elección, de conformidad con lo ordenado 2 .<br />

1 AG, carp. Filipinas, 1862-1901.<br />

2 AM, 52, Oficios, f. 157v.


260 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En el libro correspondiente no hay constancia del oficio de contestación del citado Gobernador<br />

General, por lo que se desconoce si hubo o no designación de representante suyo en<br />

el referido acto del Capítulo.<br />

III.- Relación del Capítulo<br />

Convocados oportunamente, estuvieron presentes en el Capítulo, que dio comienzo el<br />

viernes 5 de mayo de 1876 3 , los vocales siguientes:<br />

P. Provincial, Fr. José María Learte del Carmen; P. ex Provincial, Fr. Juan Félix de la Encarnación;<br />

P. ex Comisario provincial en Madrid, Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río<br />

Manzano; PP. Definidores, Fr. Alberto Serrano de Santa Ana, Fr. Aquilino Bon de San Sebastián<br />

y Fr. Toribio Minguella de la Merced; Priores, Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez de la Virgen del Rosario,<br />

de Manila, Fr. Fulgencio Blanco de San José, de Cebú, Fr. Patricio Marcellán de San<br />

José, de San Sebastián, Fr. Víctor García de la Virgen de la Providencia, de Tandag, Fr. Jacinto<br />

Pérez de San Agustín, de Taytay, Fr. José García de los Remedios, de Baclayon, Fr. Fernando<br />

Rubio de San Agustín, de Mandaue, Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario, de Romblón,<br />

Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, de Bolinao, Fr. Carlos Úbeda de Santo<br />

Tomás de Villanueva, de Calapán, Fr. Gaudencio Marqués del Rosario, de Dumaguete, Fr.<br />

Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús, de Imus, y Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol,<br />

de Jimamailan; P. Procurador General, Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino; P.<br />

Secretario Provincial, Fr. Eustaquio Moreno del Rosario, y P. Subprior y Maestro de novicios<br />

de Manila, Fr. Patricio Adell de San Macario.<br />

No asistieron los Padres capitulares Fr. Pedro Albericio de la Reina de los Ángeles, Definidor,<br />

Fr. Juan Engrova de las Angustias, Prior de Cavite, Fr. Claudio del Arco de la Concepción,<br />

Comisario y Procurador en Madrid, y Fr. Marcial Bellido de la Concepción y Fr. Íñigo<br />

Narro, también de la Concepción, Rectores, respectivamente, de Monteagudo y de Marcilla.<br />

El P. Alberto Serrano, como Definidor que era más antiguo, fue admitido por Presidente<br />

del Capítulo y, a propuesta del mismo, fueron elegidos Jueces de causas los PP. Lorenzo Mayor,<br />

Víctor García y Jacinto Pérez.<br />

Se confirmaron las actas del Capítulo anterior 4 que versan sobre los siguientes temas:<br />

Reconocimiento y sumisión de los miembros de la Provincia al P. Comisario Apostólico;<br />

sufragios por los profesos y novicios fallecidos; asimismo los que en el convento de Manila se<br />

han de ofrecer por los religiosos que fallecieren en España; vacante de los curatos y cumplimiento<br />

de la real cédula de 29 de septiembre de 1801; examen y aprobación en el idioma del<br />

ministerio al que se destinare un religioso; condiciones para la admisión de los pretendientes a<br />

nuestro hábito;<br />

3 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 109v.<br />

4 Tomo presente, 63, 111, 175.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 261<br />

admisión de algunos hermanos que sepan escribir correctamente y estén instruidos en aritmética,<br />

para poder llevar nuestras haciendas de Filipinas; juramento de regresar a las islas hecho<br />

por el P. Comisario y demás religiosos destinados con algún cargo a la Península; cumplimiento<br />

de lo dispuesto por los Prelados diocesanos en relación con diversos gastos; oposiciones<br />

al Lectorado; relación que los Padres Rectores de Monteagudo y Marcilla han de remitir<br />

junto con las cuentas anuales; duración por un trienio del cargo de Comisario en Madrid y<br />

señalización del lugar del próximo Capítulo Provincial.<br />

Del acta nueva acordada en el Capítulo anterior se aprueba la primera parte acerca de la<br />

facultad de los Provinciales para examinar los libros canónicos de las parroquias encomendadas<br />

a nuestra Provincia, pero se suprime la segunda parte sobre la visita de los Vicarios Provinciales.<br />

Suprimióse el acta del anterior Capítulo acerca del número e índole de los que han de ser<br />

admitidos al noviciado y, en cambio, se aprueba otra del tenor siguiente:<br />

«Manda el presente Capítulo que no se proceda en nuestros colegios a la admisión<br />

de novicios sin orden expresa de N. P. Provincial, quien, conocedor de las necesidades<br />

de personal, sabrá mandar la admisión en número y tiempo oportunos, advirtiendo que<br />

los novicios para el coro deberán ingresar unos cuatro meses antes de que se empiece<br />

el curso de estudios con objeto de que, durante ese tiempo, se consagren exclusivamente<br />

a la virtud y sean instruidos en ceremonias».<br />

Finalmente, como viera el Capítulo que habían cesado las causas por las que se venía dispensando<br />

en otros Capítulos a los PP. Priores de Cavite, Cebú y San Sebastián de su residencia<br />

personal en sus respectivos Prioratos, se declara ahora en el presente que están obligados a<br />

dicha residencia.<br />

Se aprueba luego la admisión de dos señores como hermanos generales 5 .<br />

En la mañana del sábado día 6, elegidos escrutadores los PP. Gaudencio Marqués, Lorenzo<br />

Hernández y Santos Paredes, se procedió a la votación para designar Provincial, cargo que<br />

recayó en el P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián.<br />

Por la tarde fueron elegidos Definidores Provinciales los PP. Fray Fulgencio Blanco de<br />

San José, Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario, Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva<br />

y Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús. Seguidamente se proclama Aditos a los<br />

PP. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, Fr. Santos Paredes de San Pedro<br />

Apóstol y Fr. Íñigo Narro de la Concepción.<br />

Al día siguiente, domingo, reunidos los siete Padres del Definitorio<br />

5 Se trata de don Félix Echazarra, presbítero, y de don Eustaquio Sanz, español europeo, «por ser personas conocidas<br />

de muchos Padres capitulares, piadosos y bienhechores de nuestra Corporación». Se les admitió con<br />

la correspondencia de una misa.


262 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pleno, se estudiaron las determinaciones del Capítulo próximo pasado 6 con el siguiente resultado:<br />

Fueron confirmadas las que trataban de estos asuntos:<br />

Remisión al P. Provincial de los estados de almas de los ministerios; obediencia a alguna<br />

orden superior que recibieren los Padres Ministros y dar al P. Provincial cuenta de las facultades<br />

extraordinarias in foro externo que les otorgare la autoridad eclesiástica; respeto y obediencia<br />

a los Vicarios Provinciales; no facilitar religioso alguno certificaciones en ciertos casos;<br />

lectura del «Modo de administrar» y remisión del desapropio; exactitud de los Padres<br />

doctrineros en las anotaciones de los libros de Cargo y Data; gastos que pueden hacer los<br />

Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; inventario que debe realizar el Padre Párroco<br />

cuando deja su ministerio; envío por conducto del P. Provincial o de los respectivos Padres<br />

Vicarios de cualquier escrito dirigido a autoridades superiores; aplicación de la misa por cualquier<br />

religioso que celebre en los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián y de las<br />

dos misas manuales de los religiosos de los ministerios a intención del Prior de Manila; facultad<br />

del P. Provincial para dar licencias de confesar, predicar y recibir Órdenes, y uso de algunos<br />

privilegios por los Párrocos; Visita provincial a las haciendas y presentación anual de sus<br />

cuentas; entrega del seis por ciento anual de los estipendios; retribución dada por el religioso<br />

que se ausente de su ministerio temporalmente, al que le sustituyere; por último, la prohibición<br />

al P. Comisario de enviar a Filipinas a religiosos que no tuvieron cumplidos veintidós<br />

años de edad, y la orden sobre los estudios de nuestros colegiales.<br />

A la determinación sobre los casos mensuales de moral se le añadió el párrafo siguiente:<br />

«Se excluyen los meses de marzo, abril, mayo y junio, y quedan también excluidos<br />

del cumplimiento de esta determinación los Padres ex Provinciales, capitulares, ex<br />

Definidores y los que hayan cumplido cincuenta años de edad».<br />

A la que trataba del privilegio de escoger residencia por aquellos religiosos en quienes<br />

concurren ciertas condiciones, se le agregó esta frase:<br />

«Advirtiendo que, si se retiran a nuestro convento de Manila, disfrutarán de las<br />

exenciones que consignan nuestras leyes para los sexagenarios».<br />

La referente a los exámenes de fin de curso en Monteagudo y Marcilla se completó de esta<br />

manera:<br />

«La presidencia de los exámenes corresponde a N. P. Comisario, Vicario Provincial,<br />

según el capítulo 2.º, párrafo 11.º de la cuarta parte de nuestras Constituciones» 7 .<br />

6 Tomo presente, 66, 112, 176.<br />

7 COR, a. 1745. El párrafo citado dice: «Insuper ordinamus, ut omnes scholastici, tam Philosophiae, quam Theologiae,<br />

a Priore Provinciali, et duobus Examinatoribus, singulis annis, serio examinentur; ut qui in litterarum<br />

studlis non profecerint, illico a Collegiis removeantur».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 263<br />

En la que encarga al P. Provincial destinar dos religiosos a los ministerios aislados, se incluye<br />

lo siguiente:<br />

«Y se dispone que todos los religiosos compañeros celebren el santo Sacrificio de<br />

la misa a intención de sus respectivos Padres Priores, y, cuando ocurriere que les entregaren<br />

alguna limosna para misas, la pondrán inmediatamente a disposición de los<br />

mismos Priores».<br />

Finalmente, en la que se habla de los ejercicios espirituales, después de citarse Pampanga<br />

se añadió «distrito de Morong», y a continuación de la palabra «párrocos», con que terminaba,<br />

agregóse<br />

«quienes deberán dar parte a N. P. Provincial del cumplimiento de esta disposición».<br />

El lunes día 8 proveyó el Definitorio pleno los demás oficios de conformidad con la relación<br />

siguiente:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Patricio Adell de San Macario.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Tomás Fernández del Rosario.<br />

Prior de Tandag, el P. Fr. José García de los Remedios.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. Gaudencio Marqués del Rosario.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. Víctor García de la Virgen de la Providencia.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez del Rosario.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Antonio Fuertes de Jesús María.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz.<br />

Prior de Dumaguete, el P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Esteban Martínez de San Antonio.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Procurador General, el P. Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de<br />

Vico.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Toribio<br />

Minguella de la Merced.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Cayetano Fernández de San Luis.


264 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Gamboa del Rosario.<br />

Bibliotecario de Manila, el P. Fr. Eustaquio Cazcarro del Carmen.<br />

Sacristán de Manila, el P. Fr. Nicanor Arciniega del Carmen.<br />

Cronista Provincial, el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción.<br />

Predicador Conventual de Manila, el P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Terminado el Capítulo, al día siguiente el nuevo P. Provincial comunicó oficialmente la<br />

lista de las elecciones y nombramientos a los señores Gobernador General de Filipinas, Arzobispo<br />

de Manila, y Obispos de Jaro y de Cebú 8 .<br />

IV.- El Padre Provincial absoluto escribe al Padre Comisario<br />

Apostólico; éste aprueba el Capítulo<br />

El Provincial saliente, P. José María Learte, cuatro días después de finalizar el Capítulo,<br />

escribía al P. Comisario Apostólico en estos términos:<br />

«Con fecha 13 de mayo de 1873 participaba a Vuestra Reverencia el nombramiento<br />

que el Venerable Capítulo había hecho en mi persona, y hoy tengo la satisfacción<br />

de poner en su conocimiento que he cesado en el cargo. El Señor conceda a mi<br />

sucesor su gracia y auxilio en el desempeño de tan difícil cargo, y, si yo he faltado en<br />

alguna cosa, suplico el perdón a Vuestra Reverencia, asegurándole de mi buen deseo y<br />

mejor buena voluntad.<br />

»Nada más diré a Vuestra Reverencia sobre los demás nombramientos, sino que<br />

he procurado fuese lo mejor; si me he equivocado en ello, no lo sé, pero sí que he pedido<br />

y suplicado mucho al Señor me concediese acierto en asunto tan trascendental» 9 .<br />

Por su parte, el P. Gabino Sánchez, una vez en sus manos la carta y oficio del nuevo Provincial<br />

con lo actuado en el Capítulo y el ruego de su confirmación y aprobación, y visto y<br />

examinado todo ello, así lo hizo, con la fórmula acostumbrada, por decreto firmado en Madrid<br />

a 2 de septiembre de 1876 10 .<br />

8 AM, 52, Oficios, f. 160.<br />

9 AG, carp. Filipinas, 1862-1901.<br />

10 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 115v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 265<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Breves notas biográficas del nuevo Padre Provincial. –Su primera circular.<br />

–El Comisario de la Provincia en Madrid. –Nombramiento de cuatro<br />

Vicarios Provinciales y constitución de una nueva Vicaría,<br />

de corta duración<br />

I.- Breves notas biográficas del nuevo Padre Provincial<br />

Fue la ciudad navarra de Tafalla el lugar del nacimiento del Padre Aquilino Bon el 5 de<br />

enero del año 1831.<br />

Sus padres, Valentín y <strong>Manuel</strong>a Lariabal, habían desaparecido ya de este mundo, cuando<br />

el joven Aquilino pedía el ingreso en el noviciado recoleto de Monteagudo. Contaba, a la sazón,<br />

diecisiete años de edad.<br />

Uno de los testigos que figuran en las informaciones hechas acerca del postulante, afirma<br />

de éste «que tiene por cierto, sin la menor duda, que va religioso con sólo el fin de servir a<br />

Dios y asegurar su salvación, como lo infiere de sus loables costumbres y buenas obras que le<br />

ha visto practicar» 11 .<br />

Hizo la profesión religiosa el 22 de septiembre de 1849 y el 21 de enero de 1852 sale del<br />

colegio de Monteagudo rumbo a Cádiz con el objeto de embarcarse para Filipinas en compañía<br />

de otros veintiún religiosos. Uno de éstos era su antecesor en el Provincialato, P. José María<br />

Learte, en cuyas notas biográficas ya se narró cómo arribaron a Manila el día 8 de julio del<br />

citado año 1852 12 .<br />

Verificóse su ordenación sacerdotal en 1854, pero ya en diciembre del año anterior había<br />

sido destinado al pueblo boholano de Dauis, donde estuvo de Compañero y se impuso en el<br />

idioma visaya cebuano.<br />

Pasa en 1855, ya como Párroco, a Loboc, en la misma isla de Bohol. Administró este<br />

pueblo hasta su elevación al Provincialato, excepción hecha de los años 1859-1862 en los que<br />

regentó la parroquia de Tagbilaran, del trienio en que fue Maestro de novicios de Monteagudo,<br />

nombrado en el Capítulo de 1864, y asimismo del que estuvo de Prior del convento de<br />

Manila, 1870-1873, trienio en el que fue también Adito. Aunque en el Capítulo de 1873 fue<br />

elegido Definidor Provincial, el Padre continuó con la administración espiritual de Loboc.<br />

En el citado pueblo fue el P. Aquilino Bon quien «techó la iglesia de teja, hizo pórtico,<br />

ermita para el depósito de difuntos, camposanto nuevo en un sitio alto, escuelas y casas para<br />

los maestros, todas estas obras de mampostería». Así lo nota el P. Licinio Ruiz.<br />

Según este mismo autor, debió estar nuestro biografiado algún tiempo en el pueblo de<br />

García Hernández, pues refiere que, cuando en 1861 se hizo cargo de esta parroquia el P. Fernando<br />

Rubio, «ya había<br />

11 ACM, carp. 18, Informaciones, n. 150.<br />

12 Tomo presente, 181; F. SÁDABA, Catálogo, 463.


266 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

un convento de mampostería hasta el piso, obra del Padre Aquilino Bon» 13 .<br />

En el trienio en que ocupó el Priorato de Manila se llevaron a cabo algunas obras de consideración<br />

en la iglesia y el convento. Durante este tiempo, al salir de Manila de visita el Provincial,<br />

P. Mariano Cuartero, en los primeros meses de 1871 y en diciembre de este mismo<br />

año, dejó como Vicario Provincial al P. Aquilino. Asimismo, en el Capitulo Intermedio del 31<br />

de octubre del referido año, tomó parte nuestro biografiado en sustitución del Provincial absoluto,<br />

Padre Pablo Bienzobas 14 .<br />

En 1870 dio a la imprenta una novena en honor de San Pedro Apóstol, patrono de Loboc,<br />

y otra, a la Virgen de Guadalupe, cuya imagen se veneraba en el citado pueblo 15 .<br />

El P. Aquilino Bon, según testimonio del P. Minguella, contemporáneo suyo, «amable<br />

con los demás y austero consigo mismo, era justamente tenido en Filipinas por uno de los<br />

religiosos de más virtud» 16 .<br />

A ninguno puede extrañar, pues, que fuera puesto al frente de la Provincia en este Capítulo<br />

nemine discrepante, según confesaba él mismo en carta al P. Comisario Apostólico 17 .<br />

II.- Primera circular del Padre Provincial<br />

Con fecha 12 de mayo se dirige el P. Aquilino Bon a los religiosos de Filipinas y de la<br />

Península para darles cuenta, como de costumbre, del resultado del Capítulo Provincial.<br />

En la respectiva carta-circular les dice que, al considerar la pesada carga del Provincialato,<br />

«el corazón se me llena de angustias, consolándome tan solamente la consideración de<br />

que, sometiéndome a la voluntad del Señor, el Padre de las luces, que no abandona a<br />

quien humildemente le invoca y coloca en él su confianza, le dirigirá con su luz y ayudará<br />

con su gracia para cumplir con exactitud las cargas que la Providencia me impone<br />

para bien de mis hermanos».<br />

Les manifiesta, asimismo, su confianza en las oraciones de los religiosos y en el esmero<br />

de cada uno por el cumplimiento de las obligaciones 18 .<br />

13 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2,734, 728, 729.<br />

14 Tomo presente, 128, 131, 145.<br />

15 Cfr. Apéndice duodécimo, 2.<br />

16 T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 16.<br />

17 AG, carp. Filipinas, 1862-1901; carta del 16-5-76.<br />

18 AM, carp. 44, 1, 3; ACM, Lib. de actas, f. 62.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 267<br />

III.- El Comisario de la Provincia de Madrid<br />

Al día siguiente de la terminación del Capítulo Provincial, el Definitorio pleno otorgaba<br />

los acostumbrados poderes al nuevo Comisario y Procurador de la Provincia en Madrid, P.<br />

Toribio Minguella. Verificóse el acto ante el señor Hernández Fajarnés, notario público de<br />

Manila 19 .<br />

Cuatro días después, el Gobernador General y Vice-Patrono de Filipinas comunicaba al<br />

señor Ministro de Ultramar el hecho de que el Capítulo Provincial de los agustinos recoletos<br />

había nombrado para dichos cargos al citado religioso, «habiéndose observado —añadía en su<br />

comunicación— las disposiciones vigentes y las Constituciones de la Orden, tanto en el mencionado<br />

nombramiento cuanto en la celebración de dicho Capítulo».<br />

Una vez en Madrid el referido P. Minguella, con fecha del 27 de julio del mismo año del<br />

Capítulo, se dirige al Gobierno con la súplica de que se le reconozcan los poderes que le fueron<br />

otorgados en Manila y sea tenido como tal Comisario y Procurador.<br />

Efectivamente, por real orden del 5 de agosto se le reconoce y aprueba, como pedía, tal<br />

nombramiento 20 .<br />

El 24 de agosto del mismo año 1876 se firmaba en Roma un rescripto por el que se le<br />

concedía al Procurador y Vicario Provincial de Filipinas en Madrid indulto de oratorio privado<br />

en su casa-habitación de la citada ciudad, en el que pudiera celebrar el Sacrificio de la misa<br />

todos los días con excepción de los más solemnes 21 .<br />

IV.- Nombramiento de cuatro Vicarios Provinciales y constitución<br />

de una nueva Vicaría, de corta duración<br />

El día 10 de mayo, dos días después del Capítulo, el Provincial, P. Aquilino Bon, firma<br />

los títulos de Vicarios Provinciales de la Costa Oriental de Negros, del Norte de Zambales y<br />

de Mindoro a favor, respectivamente, de los PP. Fr. Juan Félix de la Encarnación, Fr. José<br />

María Learte del Carmen y Fr. Eustaquio Moreno del Rosario. Y el 7 de julio expide el de la<br />

Vicaría de Cavite, para la cual es designado el P. Fr. Andrés Galdeano de Santa Ana 22 .<br />

Según se anotó en su lugar, con fecha 6 de marzo de este mismo año 1876, el P. José María<br />

Learte, a la sazón Provincial, dispuso ya que las misiones de Inayauan, San Sebastián, Bayauan<br />

y Tolong formaran una Vicaría Provincial independiente de las otras dos de la isla de<br />

Negros. Al mismo tiempo quedaba nombrado su Vicario Provincial el P. Fr. Juan Pérez del<br />

Carmen, Misionero de Inayauan 23 .<br />

19 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 96v.<br />

20 AHN, Ultramar, leg. 2314, n. 117.<br />

21 AG, carp. 5.<br />

22 AM, 28, Reg. Provl. 3.º, ff. 96, 100.<br />

23 Tomo presente, 200-203.


268 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Próximo ya el Capítulo Provincial, no debió tener realidad esta disposición del P. Learte,<br />

puesto que en el mes de julio del citado año 1876, esto es, unas semanas después de finalizado<br />

el referido Capítulo, se volvió a determinar que las nuevas misiones de Inayauan, San Sebastián<br />

y Bayauan en la Costa Occidental de Negros con la antigua misión de Tolong constituyan<br />

una Vicaría independiente, de la cual sea Vicario Provincial el mismo P. Juan Pérez.<br />

Más de corta duración fue la existencia de la referida Vicaría, pues en septiembre del año<br />

siguiente acordóse suprimirla, «porque —según se razonaba para ello— no solamente es innecesaria,<br />

sino hasta inconveniente para la circulación de comunicaciones». En su consecuencia,<br />

las misiones de Inayauan y San Sebastián se dejaban sujetas a la Vicaría Provincial de la<br />

Costa Occidental y las de Tolong y Bayauan, a la Oriental 24 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

No se accede al envío de misioneros a Joló y Borneo. –Escuelas normales. –La Visita<br />

provincial. –Los Comisarios de las Órdenes religiosas de Filipinas dirigen al<br />

Gobierno cinco peticiones. –Capítulo Provincial Intermedio. –Lo<br />

confirma el Padre Comisario Apostólico con alguna<br />

indicación. –Varios nombramientos<br />

I.- No se accede al envío de misioneros a Joló y Borneo<br />

El P. Provincial recibe una comunicación del Gobierno General de Filipinas, fechada el<br />

22 de agosto de 1876, en la que se le dice que<br />

«para atender las necesidades espirituales de Joló, así como para ulteriores fines, es de<br />

absoluta necesidad enviar un misionero, pues el capellán castrense no puede por sí sólo<br />

llenar cumplidamente esas atenciones. En su vista, este Gobierno General y Vice<br />

Real Patronato, que conoce el acendrado patriotismo y religiosidad de la Orden de que<br />

Vuestra Reverencia es digno Prelado, acude a su celo, rogándole y encargándole manifieste<br />

si podría facilitar uno o dos misioneros para llenar el objeto indicado».<br />

Cuatro días después le responde el P. Aquilino Bon para manifestarle que<br />

«no habría inconveniente alguno por parte de mi Corporación y con muchísimo gusto<br />

mandaría un religioso si no me expusiese a que, después de los gastos que indispensablemente<br />

habría que hacer para la creación de la misión, los Padres de la<br />

24 AM, 52, Oficios, ff. 177v, 234.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 269<br />

Compañía de Jesús, a quienes está adjudicada la posesión y administración espiritual<br />

de aquella isla y para la que tienen personal, reclamaran en lo sucesivo sus derechos»<br />

25 .<br />

En el mismo año, en sesión del Definitorio habida el 26 de octubre, se dio lectura a una<br />

carta del Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, en la que exponía que el señor Nuncio de<br />

Su Santidad en Madrid, le había preguntado si nuestra Corporación podría hacerse cargo de la<br />

misión de Borneo.<br />

El Definitorio le contestó negativamente a causa de la falta de personal para poder atender<br />

y llenar las necesidades de dicha misión 26 .<br />

II.- Escuelas normales<br />

En una reunión definitorial, celebrada el 17 de marzo de 1877, diose cuenta de que el<br />

Gobernador General de Filipinas, con el fin de evitar en lo posible la aglomeración de jóvenes<br />

indígenas en Manila, tenía intención de crear Escuelas normales en las diferentes provincias<br />

de las islas. Serían dirigidas por los religiosos a cuyo cargo estaba la administración espiritual<br />

de las mismas.<br />

Puestos a estudiar el asunto los Padres del Definitorio, consideraron muy laudable dicho<br />

propósito, por las ventajas y utilidades que los pueblos confiados a nuestra administración<br />

habían de obtener de que los maestros de los niños fueran formados y educados por nuestros<br />

religiosos en las referidas Escuelas normales. Bien sabían ellos que, si el Estado había de ser<br />

quien levantara los edificios necesarios para aquéllas, tarde o nunca llegarían a ser una realidad,<br />

pues de todos era conocida «la situación apurada y aflictiva del Tesoro». Además, se<br />

tenía noticia de que los Padres agustinos y dominicos ya habían dispuesto costear los edificios<br />

para dichas Escuelas.<br />

En vista de todo ello, el Definitorio tomó por unanimidad el acuerdo de<br />

«obligarse a construir por cuenta de nuestra Provincia los edificios que juzgue sean<br />

necesarios para Escuelas normales» 27 .<br />

III.- La Visita provincial<br />

Como el P. Aquilino Bon tuviera que salir a girar la Visita provincial, autorizóle el Definitorio<br />

el 26 de enero de 1877 para nombrar Visitadores que hicieran sus veces en aquellos<br />

ministerios a los que no pudiera visitar él mismo personalmente 28 .<br />

Cuatro días antes había dado ya aviso a los señores Gobernador<br />

25 AM, 52, Oficios, f. 188v.<br />

26 AM, 35, Definitorios, f. 166.<br />

27 AM, 35, Definitorios, f. 168.<br />

28 AM, 35, Definitorios, f. 167v.


270 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

General y Arzobispo de Manila del nombramiento del P. Íñigo Narro, Prior del convento de<br />

dicha ciudad, para actuar de Vicario Provincial, durante el tiempo de su Visita a las provincias<br />

visayas.<br />

Su regreso a Manila fue a primeros de julio, pues el día 10 de este mes daba cuenta de<br />

ello a los señores antes citados.<br />

Mas no había estado en todas las provincias visayas, pues antes de su vuelta a la capital,<br />

con fecha 1 de junio, había dado aviso a los ministerios de la provincia de Misamis de haber<br />

encargado a su Vicario Provincial, el P. Ramón Zueco, que hiciera la Visita en su nombre en<br />

dichos ministerios, y, una vez en Manila, comunicaba el 16 de agosto a las Vicarías de Romblón<br />

y Mindoro haber comisionado a sus respectivos Vicarios Provinciales, PP. Toribio Sánchez<br />

y Eustaquio Moreno, para verificar en ellas la Visita en representación suya.<br />

Después del Capítulo Intermedio, que, como luego veremos, tuvo lugar el 31 de octubre<br />

de este mismo año 1877, con fecha 21 de diciembre comunica a los Vicarios Provinciales del<br />

Norte y del Sur de Zambales que, dentro de breves días, aprovecharía la oportunidad de<br />

hacerles la Visita.<br />

En efecto, el día último del año citado sale de Manila, donde deja nuevamente al P. Íñigo<br />

Narro como Vicario Provincial suyo.<br />

Ya de vuelta a la capital filipina, designa el 15 de febrero de 1878 al Comisario y Vicario<br />

Provincial en España, P. Toribio Minguella, para que, en su lugar, haga la Visita a los colegios<br />

de Monteagudo y Marcilla. El 25 del mismo mes da igual encargo al Vicario Provincial<br />

de la Costa Oriental de Negros, P. Juan Félix, para que la efectúe en varios pueblos de dicha<br />

Vicaría. Y el 1 de mayo comisiona al Vicario Provincial de Cebú para la Visita a los ministerios<br />

de las islas Camotes 29 .<br />

IV.- Los Comisarios de las Órdenes religiosas de Filipinas<br />

dirigen al Gobierno cinco peticiones<br />

Los Padres Comisarios-Procuradores en Madrid de las Órdenes religiosas de Filipinas, es<br />

decir, de los franciscanos, agustinos, recoletos, dominicos y jesuitas, dirigen al Ministerio de<br />

Ultramar el 19 de febrero de 1877 una instancia. En ella, después de dar una explicación de<br />

los motivos que tienen para presentarle unas peticiones, pasan a exponerle las siguientes:<br />

1.ª Facultad para disponer libremente, y con arreglo a las Leyes de Indias y el derecho<br />

canónico, de todos los bienes raíces, muebles e inmuebles, dejando sin efecto las reales órdenes<br />

de 17 de junio de 1834 y 14 de octubre de 1849 30 .<br />

2.ª Declarar que los novicios y profesos de sus colegios estén exentos del servicio de las<br />

armas.<br />

3.ª Declarar, conforme a los sagrados cánones, que los bienes que<br />

29 AM, 52, Oficios, ff. 208v, 226, 228, 230v, 231, 254, 255, 260, 261, 268.<br />

30 CR, 11, 226.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 271<br />

poseen los religiosos misioneros de Filipinas son propios de la Corporación en la que aquéllos<br />

han profesado y que, por consiguiente, los parientes de los mismos no tienen derecho a herencia<br />

ni partida alguna antes ni después de su muerte, hagan o no testamento.<br />

4.ª Autorización a dichos Comisarios Procuradores para establecer, en los puntos de la<br />

Península e islas adyacentes que crean convenientes, residencia de dos o más religiosos de su<br />

propia Orden, con el fin de explorar y dirigir las vocaciones de la juventud, enseñarles latinidad,<br />

dar a conocer el Instituto y misiones ultramarinas y fomentar por otros medios legales la<br />

propaganda religiosa a favor de aquellas apartadas tierras.<br />

5.ª Si el Gobierno acuerda la subvención de una línea de vapores correos para las Islas Filipinas,<br />

estipular con la empresa la conducción de los misioneros bajo las mismas condiciones<br />

en que son conducidos en las «Mensajerías marítimas» los misioneros franceses, aunque no<br />

vayan destinados a las colonias de Francia; es decir, a razón de dos pesos diarios por los alimentos.<br />

«Con estas libertades y experiencias, Excelentísimo Señor —son palabras finales<br />

de la instancia—, que los Comisarios y Procuradores que suscriben, esperan de la justicia,<br />

equidad y acentuada preferencia de Vuestra Excelencia en favor de los intereses<br />

de Ultramar, creen que las Corporaciones religiosas de Filipinas podrían, sin gravamen<br />

del Erario, aumentar el personal de sus misiones, como lo exigen las necesidades y la<br />

seguridad de aquella colonia y atender al propio tiempo a los nuevos gastos que impone<br />

el ensanche de sus colegios-seminarios y el establecimiento de residencias».<br />

Recibida por el Gobierno la instancia anterior, se instruyó el oportuno expediente. Su resultado<br />

fue la firma, el 20 de marzo del mismo año 1877, de una real orden por la que se accedía<br />

a las peticiones segunda y cuarta. En cuanto a la quinta se advertía<br />

«que, habiéndose pasado ya atenta comunicación a la empresa de vapores de Larrinaga<br />

y compañía, para estipular la conducción de misioneros por dos pesos diarios cada uno<br />

por alimentos, se espere a su contestación sobre el particular» 31 .<br />

Respecto a las otras dos peticiones, la primera y la tercera, que trataban precisamente de<br />

bienes, diose de momento la callada por respuesta. Creemos que se hizo así, por pasar el asunto<br />

a consulta del Consejo de Estado, como se verá en el trienio 1879-1882, al tratar de este<br />

mismo tema 32 .<br />

31 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 84; AM, carps. 1 bis, 190 y 4 bis, 134.<br />

32 Tomo presente, 383.


272 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

V.- Capítulo Provincial Intermedio<br />

El 31 de octubre de 1877 reuniéronse en el convento de Manila bajo la presidencia del<br />

Provincial, P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián, para celebrar Capítulo Intermedio, los Padres<br />

siguientes:<br />

Fr. José María Learte del Carmen, Provincial absoluto; Fr. Fulgencio Blanco de San José,<br />

Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario, Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva y Fr.<br />

Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús, Definidores, y Fr. Alberto Serrano de Santa Ana,<br />

Presidente que había sido del Capítulo Provincial.<br />

Leyéronse las renuncias que de sus respectivos cargos, y por motivos de salud, habían<br />

presentado los PP. Prior y Subprior del mencionado convento de Manila, Fr. Íñigo Narro de la<br />

Concepción y Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico, respectivamente. Les fueron admitidas<br />

y se proveyeron dichos cargos del modo siguiente:<br />

Vicario Prior de Manila, el P. Fr. Juan Pablo Ruiz del Santo Cristo del Sudor.<br />

Vicario Subprior y Maestro de novicios, el P. Fr. Victoriano Vereciano de Santo<br />

Tomás de Villanueva.<br />

«Después se leyeron las cartas del Excmo. Sr. Capitán General relativas a la hacienda que<br />

quiere que nuestra Corporación plante en Cagayán del Norte, así como también las contestaciones<br />

dadas por N. P. Provincial a las mencionadas cartas, y fue nombrado para ir en comisión<br />

a Cagayán el hermano Fr. <strong>Manuel</strong> Escorihuela, recomendando los Padres encarecidamente<br />

a N. P. Provincial la mayor economía posible en los gastos de la mencionada hacienda».<br />

Determinaron asimismo los Padres capitulares que en lo sucesivo, tanto el P. Procurador<br />

General como el hacendero de Imus, lleven por duplicado los libros de Cargo y Data.<br />

Por último, leída una exposición en la que el P. Juan Antonio Martínez pedía se le consiguiese<br />

la secularización, aprobóse su petición 33 .<br />

VI.- Es confirmado el Intermedio por el Padre Comisario<br />

Apostólico con alguna indicación<br />

El P. Provincial remitió al P. Comisario Apostólico las actuaciones del Capítulo Intermedio<br />

para su revisión, aprobación y confirmación, si así lo estimaba conveniente.<br />

Recibidas y examinadas detenidamente por el P. Gabino Sánchez, firmó éste el 2 de marzo<br />

de 1878 un decreto con la aprobación y confirmación de cuanto en el dicho Intermedio se<br />

había acordado, así como los dos nombramientos hechos, después de considerar<br />

«ciertas y verdaderas las causas que inclinaron el ánimo de los Padres capitulares a la<br />

admisión de las renuncias presentadas<br />

33 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 116.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 273<br />

de sus respectivos cargos por los PP. Prior y Subprior de nuestro convento de Manila.<br />

Últimamente —seguía diciendo el P. Comisario—, haciendo uso de nuestra autoridad<br />

y facultades, nos reservamos proveer oportunamente sobre la exposición que el<br />

P. Fr. Juan Antonio Martínez se sirvió presentar en el susodicho Capítulo Intermedio y<br />

resolución de los Padres capitulares sobre su contenido».<br />

Tomó el P. Gabino esta última determinación porque en la copia del acta de lo actuado en<br />

el mencionado Intermedio que se le había remitido se leía que el citado P. Martínez pedía se<br />

le concediese la secularización, cuando, según su parecer, debía decir se le consiguiese. Además,<br />

se indicaba que los Padres capitulares accedieron a la petición gustosísimos, palabra que<br />

él no podía admitir.<br />

Quería el P. Comisario Apostólico remediar lo anterior «sin ruido». Por eso encargó al P.<br />

Minguella que «escribiese al P. Provincial haciéndole ver la distracción cometida, la necesidad<br />

de su reparación y la conveniencia de extender una nueva acta en regla y firmada por los<br />

Padres capitulares, remitírsela a él y recoger la primera».<br />

Cumplió el P. Minguella su cometido, mas, por mala interpretación de sus palabras en el<br />

Provincialato, se demoró hasta el año siguiente la solución del asunto.<br />

Según explicación dada por el Provincial, P. Aquilino, como algunos Padres capitulares<br />

tenían que marchar inmediatamente a sus destinos por salir ya el vapor, el acta se escribió de<br />

prisa y el escribiente, en lugar de poner se le consiguiese, escribió se le concediese.<br />

Por fin, subsanadas las equivocaciones en el libro de Becerro, se remite al P. Comisario<br />

Apostólico copia de la nueva acta, aunque autorizada solamente con las firmas de los Padres<br />

Provincial y Secretario. Y, una vez aquélla en poder del P. Gabino Sánchez, da éste, el 7 de<br />

marzo de 1879, un decreto en el que, en vista de la referida acta, la confirma,<br />

«aprobando en ella la sustitución de la palabra consiguiese por la de concediese y la<br />

supresión de la de gustosísimos» 34 .<br />

VII.- Varios nombramientos<br />

Desde diciembre de 1877 a noviembre del año siguiente, en diversas fechas, firmó el P.<br />

Aquilino Bon los títulos de Vicarios Provinciales siguientes:<br />

Del Sur de Bohol, a favor del P. Fr. Matías Tormo de los Dolores; de Marianas, el P. Fr.<br />

Isidro Liberal de los Sagrados Corazones; del Norte de Bohol, el P. Fr. José García de los<br />

Remedios; del Sur de Bohol, nuevamente, el P. Fr. Rafael Hernández de San Antonio; de Surigao,<br />

el P. Fr. Juan Engrova de las Angustias, y del Norte de Zambales, el P. Fr. Fernando<br />

Hernández del Pilar 35 .<br />

34 AM, carp. 5, leg. 2, 7; carta del P. Gabino al P. Provincial, del 18-10-78; Lib. 4.º de Becerro, f. 118v.<br />

35 AM, 28, Registro Provincial 3.º, ff. 106v-108v, 110v, 113; 52, Oficios, f. 278v.


274 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

La hacienda o explotación agraria de Cagayán. –Miscelánea<br />

I.- La hacienda o explotación agraria de Cagayán<br />

Con fecha 17 de septiembre de 1877, el Capitán General de Filipinas, don Domingo Moriones,<br />

escribe a nuestro P. Provincial una carta en la que, después de unos encendidos párrafos<br />

de elogio para las Corporaciones religiosas por su labor en aquellas islas, le manifiesta<br />

que «se dirige a las Órdenes de agustinos, dominicos y recoletos para encarecerles la conveniencia<br />

de que aprestasen sus grandes medios de acción e inducirles a que cada una establezca<br />

en la provincia de Cagayán, con la mayor urgencia posible, una magnífica explotación agrícola<br />

que, unida a las demás o separadamente, pueda servir de refugio a las familias que abandonan<br />

sus hogares obligadas por la escasez de subsistencias, de punto de reunión para conseguir<br />

que se formen, con los colonos que allí respectivamente envíen los religiosos de cada Orden,<br />

tres grandes poblaciones, cuyas parroquias serán administradas y servidas por regulares de la<br />

comunidad que realice la explotación, de escuela práctica en donde se aprendan los mejores<br />

métodos para el cultivo del tabaco, y, por último, de centro de enseñanza donde se formen al<br />

par que inteligentes agricultores, religiosos y buenos cristianos».<br />

Contestóle el P. Aquilino Bon y en sus letras le manifestaba que los recoletos habían dado,<br />

en verdad, desde sus principios pruebas de cumplir las disposiciones de las autoridades y<br />

de secundar los patrióticos deseos de las mismas.<br />

«Dispuesto como estoy —continúa el P. Provincial— a seguir los pasos de mis antecesores,<br />

cooperaré, en cuanto de mí dependa, a que se lleve a cabo y realice el pensamiento de<br />

Vuestra Excelencia, si bien es verdad que, atendidas las circunstancias en que se halla mi<br />

Provincia y los escasísimos recursos con que cuenta mi Corporación, no podrá ser tan grande<br />

como mi voluntad y mis deseos dicha cooperación».<br />

Al final le asegura que en el Capítulo Intermedio, que se iba a celebrar al mes siguiente,<br />

daría cuenta de su carta y se trataría de lo que se hubiere de adoptar para dar principio a la<br />

realización de los deseos que le había expresado.<br />

El Capitán General le vuelve a escribir al P. Provincial el 8 de octubre para agradecerle,<br />

en nombre de la Patria, del Rey, del Gobierno y del suyo propio, la favorable acogida de su<br />

propuesta. Le encarece la urgencia de nombrar un comisionado que, en unión de un ingeniero<br />

de montes que se ha de designar, pase a Cagayán a señalar y deslindar los terrenos que la<br />

Corporación de Recoletos habrá de cultivar.<br />

Estas fueron las cartas que, como se dice en la relación del Capítulo Intermedio, fueron<br />

leídas a los Padres del mismo. Vimos que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 275<br />

se designó al hermano Fr. <strong>Manuel</strong> Escorihuela, como el más a propósito e idóneo para el referido<br />

asunto 36 .<br />

Una vez recibidas por el General Moriones las contestaciones, en sentido afirmativo, de<br />

las cuatro Corporaciones —pues habían sido incluidos también los religiosos franciscanos—<br />

y en su poder los informes pedidos al Director General de Administración civil sobre señalamiento<br />

de los terrenos, extensión de las cuatro haciendas, formación de los pueblos, condiciones<br />

higiénicas de éstos, número de habitantes de cada uno de ellos, etc. 37 , nombró el 25 de<br />

noviembre al Ingeniero Inspector de Montes, don Ramón Jordana, encargado de determinar el<br />

emplazamiento de las haciendas, para lo cual le dio las instrucciones a las que debía atenerse<br />

38 .<br />

El día 26 parte de Manila el citado señor Jordana acompañado de los comisionados de los<br />

agustinos, franciscanos y recoletos. El de los dominicos se les agregó en Iligan, provincia de<br />

Isabela, a donde llegaron el 8 de diciembre.<br />

El 10 de febrero del año siguiente, 1878, de regreso ya en la capital filipina, firma el señor<br />

Jordana su informe dirigido al Capitán General. En él le da cuenta de los detalles de la<br />

expedición, elección de terrenos, discusión sobre los lugares más a propósito para el emplazamiento<br />

de los pueblos, cualidades del terreno y otros aspectos dignos de saberse sobre el<br />

asunto.<br />

Según puntualiza el P. Isacio Rodríguez, «los trámites a seguir para un total acuerdo de<br />

las Órdenes religiosas entre sí y de éstas con el Gobierno Superior, consumieron más tiempo<br />

del previsto; pero con fecha 25 de octubre de 1878 el marqués de Oroquieta, Gobernador General<br />

de Filipinas —esto es, el General Moriones—, dictó un decreto por el que temporalmente,<br />

hasta la aprobación oficial por el Gobierno de Madrid, se fijaban las respectivas<br />

demarcaciones correspondientes a cada una de las cuatro Órdenes religiosas».<br />

Después de esta información acerca de este tema ya no vemos otra noticia sobre el mismo<br />

en el presente trienio que la determinación tomada por el Definitorio el 30 de abril de 1879, es<br />

decir, ya casi al final del mismo.<br />

En sesión del citado día, «se admitió la propuesta del Gobernador General de Filipinas de<br />

escoger cincuenta presos para que roturasen y trabajasen las tierras que se nos habían concedido<br />

en Cagayán del Norte, corriendo de cuenta nuestra la manutención de los mismos, así<br />

como el pago del tanto de plus a los soldados encargados de su custodia; se admitió así porque<br />

ya lo habían hecho las demás Órdenes de agustinos, dominicos y franciscanos» 39 .<br />

36 AM, 86, Cartas, ff. 194v-197.<br />

37 I. R. RODRÍGUEZ, <strong>Historia</strong> de la Provincia Agustiniana de Filipinas, 4, 136-138, de la cual se toman los detalles<br />

que siguen en el texto.<br />

38 AM, 58, Oficios, f. 34, en el que figuran también las instrucciones dadas al Alcalde Mayor de Cagayán acerca<br />

del presente asunto.<br />

39 AM, 35, Definitorios, 176.


276 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- Miscelánea<br />

Recógense en este apartado una serie de breves noticias acerca de diversos asuntos del<br />

presente trienio.<br />

El año 1876 reimprimióse en Madrid el «Modo administrar», o sea, las «Instrucciones<br />

que han de observar los Padres Ministros de todos los ministerios de la Provincia de S. Nicolás<br />

de agustinos recoletos de Filipinas» 40 .<br />

Por rescripto dado por la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares el 11 de febrero<br />

de 1877 se declara y amplía el privilegio concedido a la Provincia de San Nicolás de Tolentino<br />

de Filipinas el 2 de octubre de 1825 sobre la edad y tiempo para recibir las Órdenes sagradas.<br />

Por este nuevo rescripto, todos los miembros de la citada Provincia que moren tanto en<br />

los colegios de la Península como en Filipinas, pueden ser promovidos al presbiterado una<br />

vez cumplidos los veintitrés años de edad 41 .<br />

Como estuviera ya próxima la publicación de una edición de lujo de la interesante obra<br />

del agustino P. <strong>Manuel</strong> Blanco titulada Flora de Filipinas, el Definitorio, en sesión habida el<br />

17 de marzo de 1877, tomó el acuerdo de suscribir a la Provincia por tres ejemplares con destino<br />

a las bibliotecas del convento de Manila y de los colegios de Monteagudo y de Marcilla,<br />

respectivamente 42 .<br />

El Gobernador General de las islas dirigió al P. Provincial un oficio por el que le invitaba<br />

a que, como en ocasiones anteriores, facilitara a la Hacienda, de los fondos propios de la Corporación,<br />

un anticipo con carácter reintegrable y con el interés anual de un seis por ciento. En<br />

reunión definitorial del 20 de abril del año anteriormente citado dio cuenta el P. Aquilino Bon<br />

de la propuesta del Gobernador General. Y, en vista, por una parte, de los escasos fondos con<br />

que contaba la Corporación y, por otra, de la cantidad anticipada por los dominicos y agustinos,<br />

que había sido de veinte mil pesos, se acordó unánimemente ofrecer un anticipo de diez<br />

mil 43 .<br />

Con fecha 1 de septiembre el Gobernador General de Filipinas nombró al P. Provincial de<br />

recoletos vocal de la Junta Central del Censo de la población de las islas 44 .<br />

En sesión del Definitorio de fecha 12 del mismo mes de septiembre se dio lectura a una<br />

carta del Comisario de la Provincia, P. Toribio Minguella, en la que exponía los deseos y repetidas<br />

instancias del señor Obispo de Coria, España, para que nuestra Corporación se hiciera<br />

40 Instrucciones dadas por la provincia de agustinos recoletos de Filipinas en su Capítulo Intermedio celebrado<br />

el año 1844, para el régimen y gobierno de sus religiosos destinados a la cura de almas en los pueblos y<br />

misiones de su administración espiritual. Madrid: Imprenta de la Compañía de Impresores y Libreros, a<br />

cargo de D. A. Avrial. 1876. (Folleto de tamaño folio, de 31 págs.) Cir. CR, 11, 130, 135, 140, 804.<br />

41 BSN, a. 1920, 299; CR, 10, 509.<br />

42 AM, 35, Definitorios, f. 162.<br />

43 AM, 52, Oficios, ff. 221-223; 35, Definitorios, f. 169.<br />

44 AM, 52, Oficios, ff. 232v, 238v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 277<br />

cargo de un convento en Pedrosa. Dicho Prelado se obligaba a dar veinte mil reales anuales<br />

para los gastos del citado convento y a conseguir del Gobierno, para el mismo objeto, otros<br />

catorce mil. Los Padres del Definitorio acordaron que el P. Comisario, en su respuesta al señor<br />

Obispo, le manifestara la imposibilidad de aceptar su ofrecimiento por falta de personal y<br />

le diera, al mismo tiempo, las gracias por el afecto que nos demostraba.<br />

En la misma sesión se acordó enviar una limosna al convento de agustinas recoletas de<br />

Ágreda, Soria, ante su pobreza y necesidad 45 .<br />

El Definitorio dio su autorización al P. Provincial el 6 de noviembre para que gestionara<br />

con los Padres agustinos la permuta de algunos de nuestros curatos con el de la Paz, en Iloilo,<br />

o con algún otro que estuviere próximo a esta población. La razón para ello era la conveniencia<br />

de que la Provincia tuviere allí una casa con el fin de atender a las necesidades de los religiosos<br />

Párrocos de la Costa Occidental de Negros y en la que puedan, asimismo, hospedarse<br />

los que se vean precisados a pasar por la provincia de Iloilo 46 . No hay noticia de que se llevara<br />

a efecto, pero queremos dejar constancia del citado acuerdo.<br />

El Vice-Presidente de la Comisión de Filipinas para la Exposición de París había pedido a<br />

nuestro P. Provincial el 15 de diciembre de 1877 que le facilitara datos estadísticos de la Provincia.<br />

De conformidad con esta petición, el P. Aquilino Bon, con fecha 8 de febrero del año<br />

siguiente, remite al citado señor una relación de los pueblos y almas administrados por los<br />

agustinos recoletos en cada provincia con expresión del número de bautismos, casamientos y<br />

defunciones que habían ocurrido en el decenio 1866-1875 más las correspondientes a 1876,<br />

con una nota de las tribus salvajes que se hallaban en algunos distritos cuya administración<br />

espiritual estaba a cargo de nuestra Corporación 47 .<br />

Con motivo de haber fallecido en pocos días tres religiosos nuestros, de los cuales solamente<br />

dos habían podido recibir la absolución y santa unción «sub conditione», el P. Provincial<br />

dirige el 3 de septiembre de 1878 una carta-circular a los religiosos empleados en los ministerios,<br />

para aconsejarles encarecidamente que vivan siempre alerta, se conserven en el santo<br />

temor de Dios y no dejen jamás la oración y la frecuencia de la confesión 48 .<br />

Para poder dar cumplimiento con más facilidad en las iglesias de nuestros religiosos de<br />

Filipinas a las cargas de misas fijas o manuales de Requiem cantadas, pidió el P. Provincial a<br />

Su Santidad el Papa León <strong>XII</strong>I que en las citadas iglesias pudieran tener lugar dichas misas en<br />

tres días de cada semana, aunque fuera en días de rito doble. Así fue concedido el 11 de enero<br />

de 1879, pero con la excepción de aquellas iglesias de nuestra Provincia que ya gozasen de un<br />

privilegio semejante y además con tal de que no ocurriera doble de primera o segunda clase,<br />

fiesta de precepto y ferias, vigilias y octavas privilegiadas.<br />

45 AM, 35, Definitorios, f. 170.<br />

46 AM, 35, Definitorios, f. 172v.<br />

47 AM, 52, Oficios, ff. 250v, 259.<br />

48 AM, 52, Oficios, f. 279v.


278 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Se imponía asimismo la obligación de presentar un ejemplar auténtico de este indulto en cada<br />

una de las curias eclesiásticas de las diócesis en que estén enclavadas nuestras iglesias 49 .<br />

El Provincial, P. Aquilino Bon, dirigió el 16 de octubre de 1876 a la Vicaría de Cavite<br />

una circular, y luego en septiembre de 1878 a otras Vicarías, sobre el cumplimiento de lo ordenado<br />

para la práctica de los ejercicios espirituales y el modo de verificarlos, con algunas<br />

reflexiones sobre su necesidad e importancia.<br />

El 8 de febrero de 1879 escribía dicho P. Provincial al P. Comisario Apostólico y le explicaba<br />

que, por lo difícil que era hacer los referidos ejercicios en provincias a causa de las<br />

distancias y falta de personal, no se practicaban últimamente, pero que este año pasado había<br />

dado una orden para que en todos los pueblos se verificaran como estaba mandado. «Y tengo<br />

la verdadera satisfacción —añadía— de ver que ha sido recibida la circular con agrado y que<br />

de todas partes me llegan los certificados de que se han efectuado con gran aprovechamiento,<br />

dando al propio tiempo las gracias por esta determinación» 50 .<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Estado de la Provincia. –El Gobernador General de Visayas alaba la labor<br />

de nuestros religiosos de Negros. –Religiosos llegados a Filipinas<br />

I.- Estado de la Provincia<br />

En los primeros meses del año 1879 se dio a la imprenta un manuscrito titulado Provincia<br />

de San Nicolás de Tolentino de Agustinos Descalzos de la Congregación de España e Indias<br />

51 . Contenía un interesante y detallado estado de la Provincia.<br />

Abre sus páginas de texto el Provincial, P. Aquilino Bon, con las siguientes palabras dirigidas<br />

a los «Amados Padres y Hermanos», fechadas en Manila el 10 de septiembre de 1878.<br />

«Desde que se suspendió —dice— la <strong>Historia</strong> general de nuestra Congregación de España<br />

e Indias con el cuarto tomo de la Crónica de nuestra Descalcez, los Prelados de nuestra<br />

Provincia procuraron suplir aquella falta publicando memorias referentes a los adelantos de<br />

nuestra administración en estas Islas, ya para tener informados a sus subordinados de nuestros<br />

espirituales progresos; ya también para evitar el olvido de hechos y acontecimientos que podían<br />

ser gloriosos para nuestra Corporación.<br />

»El primero que escribió con este fin fue el P. Provincial Fr. José de la Concepción, el<br />

año 1751, quien publicó una extensa memoria de todos nuestros ministerios; en este siglo el<br />

P. Provincial Fr. Blas Muñoz<br />

49 AM, carps. 44, 4; 75, 1, 4.<br />

50 AM, carp. 44, 3; 45; 52, Oficios, 280v; AG, carp. Filipinas, 18624-1901.<br />

51 Cfr. Apéndice duodécimo, nota acerca del P. Patricio Marcellán.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 279<br />

de las Mercedes, el año 1839, y posteriormente N. P. Fr. Juan Félix de la Encarnación, el año<br />

1851.<br />

»Con los mismos laudables intentos que guiaron a mis antecesores he procurado se diera<br />

a la prensa el libro que (compuesto a indicación mía por un religioso de la Orden) presento a<br />

Vuestras Reverencias y que puede decirse compendia el pasado y presente de nuestro modo<br />

de existir desde que habitamos en este país y los adelantos llevados a cabo por la actividad de<br />

nuestros antepasados y celo apostólico de muchos que todavía viven.<br />

»Mi único propósito es conservar en todos nuestros religiosos noticias de nuestras antiguas<br />

doctrinas, informarles del estado actual de nuestros ministerios y ofrecerles un tratado<br />

histórico de las antigüedades y actualidad de nuestra Corporación» 52 .<br />

Con estas breves líneas expresa el P. Provincial el fin y el contenido de esta publicación.<br />

De cuanto en ella se hace constar, hemos creído oportuno traer a estas páginas algunos de<br />

los párrafos dedicados a las actuaciones de lo que realizaron y realizan nuestros religiosos en<br />

las islas de Negros y de Bohol.<br />

Al final de la relación sobre la isla de Negros leemos:<br />

«En los veintiocho pueblos cuya descripción precede, incluyendo La Carlota, que<br />

tiene propio Párroco, y las misiones de nueva creación, están trabajando en bien de la<br />

Religión y del estado cuarenta PP. Recoletos, próximamente, que consagran su vida y<br />

bienestar a la salvación de doscientas mil almas que están a su cuidado y a las que no<br />

se contentan con dirigirlas por las sendas del Evangelio, sino que también las conservan<br />

sumisas a la corona del Rey de España. Muchos de los pueblos de la isla de Negros<br />

que se han mencionado, parando la atención en la fecha de su organización social<br />

y civil, se viene en conocimiento de que su fundación ha sido promovida y perfeccionada<br />

por el Cura párroco que estaba al frente de la feligresía precedente; y esto da por<br />

resultado el aumento de la población que Negros ha tenido de treinta años a esta parte;<br />

se comenzó a explotar los grandes veneros de riqueza que la naturaleza dio a su feracísimo<br />

suelo, y una vez que sus productos pudieron ser conocidos y apreciados, ha sucedido<br />

una inmigración considerable de las provincias próximas de Cebú, Bohol, Iloilo,<br />

Antique y Cápiz...<br />

»Habrá quien suponga que los Curas párrocos dedicados a sus funciones de orden<br />

espiritual y ocupados exclusivamente en el servicio de su ministerio sagrado, no pueden<br />

fijar su detenida mirada en aquella transformación portentosa que se verifica en<br />

derredor suyo y que va cambiando el aspecto de su territorio. Y sin embargo no sucede<br />

así; los Curas párrocos españoles de la isla de Negros que todos<br />

52 El religioso a quien el P. Provincial encomendó este trabajo fue el P. Patricio Marcellán, pues, como testifica<br />

el P. Sádaba, «a él somos deudores de la importante reseña histórica y estadística de nuestra Corporación en<br />

Filipinas, cuyo título y portada son del tenor siguiente». A continuación transcribe la portada de la misma,<br />

que figura en el apéndice duodécimo, según se dice en la nota anterior (F. SÁDABA, Catálogo, 527).


280 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pertenecen a la Corporación de PP. Recoletos, consagran es cierto su atención preferente<br />

a los deberes de su misión religiosa, trabajan con solicitud infatigable en dirigir<br />

las almas cristianas por los senderos de la vida eterna, pero al mismo tiempo, promueven<br />

y solicitan por todos los medios el desahogado bienestar de sus feligreses. Aquel<br />

Ministro religioso que enseña a su pueblo los misterios de la Religión desde la cátedra<br />

de la verdad, el mismo que siempre está pronto a dispensar los Sacramentos a los necesitados,<br />

aquel que vuela a la cabecera del moribundo aunque sea necesario sufrir el<br />

fuego del sol del medio día y cabalgar dos, tres y más leguas para encontrar el pobre<br />

albergue del paciente, el que tanto padece y tanto suda para la felicidad de sus dirigidos,<br />

tampoco es indiferente a sus materiales satisfacciones. La misma Religión que le<br />

manda dar de comer al hambriento parece que siempre le está dictando inspiraciones<br />

benéficas para iniciar y llevar a cabo todo proyecto que pueda producir algún resultado<br />

satisfactorio para la población que le está encomendada.<br />

»Cuando el año mil ochocientos cuarenta y ocho 53 pisaron por primera vez aquel<br />

suelo, comprendieron con perspicaz mirada lo que se podía hacer producir a aquella<br />

naturaleza vigorosa y fecunda e hicieron conocer a sus naturales los resultados futuros<br />

de su trabajo. Les aficionaron a él y no tardó mucho tiempo en verse los terrenos incultos<br />

cambiados, en aparecer perfectamente aclimatadas las plantas que alguno hubiera<br />

creído exóticas; se abrieron calzadas, se distribuyó la propiedad rústica adquiriendo<br />

valor cuantioso lo que estaba depreciado, se construyeron puentes, los ríos fueron reducidos<br />

a cauce obligado y sus corrientes sirvieron de potencia auxiliante del riesgo y<br />

del movimiento.<br />

»Se fabricaron trapiches o molinos movidos los unos con fuerza animal, y con salto<br />

de las aguas los otros, y cuando ya éstos eran insuficientes para los materiales preparados,<br />

se creyó necesaria la máquina de vapor y se establecieron y siguen funcionando<br />

en Negros en gran número con mucho poder, dando su mayor blancura y perfección<br />

al fruto riquísimo de la caña.<br />

»Por último se puede asegurar que en la mayor parte de los pueblos mencionados,<br />

hechura de los Recoletos, han construido iglesia parroquial y edificio para propia habitación;<br />

han procurado levantar escuelas de instrucción primaria; antes de instalarse se<br />

ha construido la casa-tribunal, y lo que era un campo inmenso lo han convertido en<br />

pueblo, lo que era capilla, ha venido a ser parroquia, y constituidos civil y religiosamente<br />

en población independiente desde su principio, han llegado con pasos acelerados<br />

a la perfección y prosperidad» 54 .<br />

La isla de Bohol fue adjudicada a los agustinos recoletos en el año 1768, por haber salido<br />

de ella, y de todos los dominios españoles, los Padres de la Compañía de Jesús.<br />

De lo que es dicha isla en la actualidad y de los trabajos de los<br />

53 Hemos corregido el texto en el que se dice el año mil ochocientos cuarenta y nueve, pues fue en realidad el<br />

cuarenta y ocho (OR, 11, 192).<br />

54 Ob. cit., 167.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 281<br />

recoletos, copiamos de la consabida publicación los párrafos siguientes:<br />

«Treinta y tres parroquias existen actualmente según manifiesta el relato anterior,<br />

en cada una de ellas se ha levantado un templo católico suficiente por sí solo para dar<br />

gloria a la mano que lo ha dirigido; en todas hay una casa parroquial más o menos elegante<br />

pero siempre bastante sólida y decente, que está enseñando a la generación actual,<br />

y a las venideras también, las fatigas que debió soportar el Recoleto que puso la<br />

primera piedra y dio fin a la obra; en cada una de estas parroquias, que son otros tantos<br />

pueblos, se han construido tribunales con la dirección de los Curas párrocos, en todos<br />

hay levantadas escuelas de ambos sexos en donde se les da instrucción religiosa. Ejerciendo<br />

ésta su influencia propia en el ánimo de la juventud, se ha conseguido formar la<br />

generación actual adicta a todas las creencias de nuestra Religión verdadera, exactamente<br />

observante de las prácticas que ella impone, agradecida y respetuosa para los<br />

ministros de Jesucristo y muy diligente para cumplir sus deberes sociales, siendo tantos<br />

los que pagan tributo a Su Majestad, cuantos son los comprendidos en esta obligación.<br />

»No sería muy elevado el número de los que tributan en esta isla en los ocho ministerios<br />

que existían cuando vino a nuestro poder, dado el estado de insubordinación<br />

en que vivía aquella multitud, en su mayor parte alejada de sociedad constituida y alzada<br />

en lo interior del territorio. A medida que fue entrando en su estado normal y<br />

comenzó a gozar de la paz que actualmente tiene, se fue aumentando su población,<br />

siendo en el año mil ochocientos treinta y ocho, de más de cien mil almas; en el año<br />

mil ochocientos cincuenta y dos, el censo de su población se elevaba a la suma de<br />

ciento cincuenta mil; y en la actualidad la isla de Bohol que es provincia, tiene una<br />

población de doscientas sesenta mil almas.<br />

»Este prodigioso aumento de habitantes en una extensión tan reducida y de condiciones<br />

tan poco ventajosas para la agricultura, no tiene otra explicación sino el trabajo<br />

concienzudo y constante de los Párrocos regulares, en su respectivo padrón parroquial,<br />

anotando con escrupulosa exactitud las altas y bajas de su distrito, sin escaparse a su<br />

vigilancia ninguna de las alteraciones que puedan modificar la estadística de su pueblo,<br />

y asignando en su casilla respectiva a hombres y mujeres, jóvenes y viejos con la<br />

fecha justificada de su nacimiento; resultado de este patriótico trabajo, que las obligaciones<br />

del Real Haber son satisfechas por todos los boholanos, en el momento que entran<br />

en la edad competente.<br />

»Reflexionando sobre las condiciones ventajosas con que se ha modificado el carácter<br />

de estas gentes y cómo han sacudido completamente aquellas formas indómitas,<br />

que duraron hasta el siglo pasado, y han llegado a ser en la actualidad aficionados al<br />

trabajo, respetuosos a la autoridad y agradecidos en su trato social, podremos deducir<br />

que los ministros de la Religión que velan actualmente por las necesidades de su alma,<br />

trabajan sin descanso en el confesonario, predican sin interrupción la palabra de Dios<br />

y consuelan al enfermo en el más apartado


282 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

albergue; en medio de tantas ocupaciones elevadas del ministerio religioso, han podido<br />

estudiar hasta las necesidades físicas de sus protegidos y la manera ingeniosa de<br />

hacerlas más llevaderas. A su dirección se deben las diferentes industrias procedentes<br />

de los frutos de la tierra que, preparados y elaborados con la debida inteligencia, dan<br />

otros tantos artículos de transacciones permitidas y honrosas que proporcionan recursos<br />

abundantes para la vida y sustentación de los naturales. Si la agricultura no da frutos<br />

abundantísimos por causa de la naturaleza del suelo, estos indígenas no duermen<br />

por eso en la inacción, buscan la vida en donde la pueden encontrar, no aborrecen el<br />

trabajo, que es la verdadera fuente de todos los recursos, emprenden viajes por mar y<br />

tierra con el laudable propósito de subsistir por la merced de sus fatigas y sudores. Esta<br />

es la descripción exacta de los habitantes de Bohol, y esto es lo que ha conseguido<br />

de aquellos habitantes la Provincia de San Nicolás de Tolentino con los dignos sujetos<br />

de su seno que envió a aquella tierra y con los que han continuado, adelantado y perfeccionado<br />

la ardua empresa de su cultura y civilización» 55 .<br />

II.- El Gobernador General de Visayas alaba la labor<br />

de nuestros religiosos de Negros<br />

Hemos visto lo que acerca de la acción de los agustinos recoletos en la isla de Negros se<br />

escribe por uno de nuestros religiosos. Veamos ahora el testimonio de quien es ajeno a la Orden<br />

recoleta.<br />

El Gobernador General de Visayas dirigió el 1 de abril de 1878 al P. Provincial una comunicación<br />

en la que se expresaba de la guisa siguiente:<br />

«Al girar la visita del distrito de la isla de Negros me ha sido sumamente satisfactorio<br />

adquirir el conocimiento práctico del distinguido y constante celo que los Párrocos<br />

pertenecientes a la distinguida Orden de que Vuestra Reverencia es digno Provincial,<br />

demuestran por la prosperidad de los pueblos cuya cura de almas se les está confiada.<br />

Su verdadero y bien entendido patriotismo en consorcio íntimo con su fe religiosa<br />

son la verdadera y poderosa palanca que conduce a los pueblos a sus adelantos<br />

morales y materiales, allegando para sus feligreses la suma más positiva de bienes y<br />

comodidades morales y materiales bajo la pura doctrina de Nuestro Señor Jesucristo y<br />

la protectora bandera de España.<br />

Un deber de conciencia me obliga a dirigirle esta manifestación, esperando que<br />

Vuestra Reverencia, como Superior de los religiosos a que me refiero, se dignará trascribirla<br />

a los mismos, recibiendo el testimonio de la más distinguida consideración por<br />

parte de este Gobierno».<br />

55 Ob. cit., 271. Cfr. CR, 10, 526.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 283<br />

El Provincial, P. Aquilino Bon, contestóle el día 8 del mismo mes. Le manifestaba que le<br />

había sido agradable a la vez que satisfactoria la lectura de su comunicación, la que transcribiría<br />

a los Curas de referencia para satisfacción de los mismos, y a la vez les exhortaría a continuar<br />

en la prestación de su más eficaz cooperación para el mayor adelantamiento y prosperidad<br />

moral y espiritual de los pueblos.<br />

En el mismo mes de abril envió el P. Provincial a los religiosos de Negros copia de la antedicha<br />

comunicación, mas, ante la sospecha de que se pudiera haber extraviado, la volvía a<br />

remitir a primeros de julio 56 .<br />

III.- Religiosos llegados a Filipinas<br />

Treinta y seis fueron los religiosos recoletos que arribaron a Filipinas en el presente trienio.<br />

El 8 de enero de 1877 hacía su entrada en el puerto de Manila el vapor «León», a bordo<br />

del cual iban once agustinos recoletos. Había salido de Barcelona el 3 de diciembre del año<br />

anterior.<br />

De la citada ciudad catalana partían el 9 de junio del mismo año 1877 dos religiosos más<br />

en el barco «Cádiz», cuya llegada a la capital de Filipinas tenía lugar el 13 de julio.<br />

Otros once misioneros embarcan asimismo en Barcelona en el ya nombrado vapor<br />

«León», que se hace a la mar el 20 de diciembre del referido año 1877 y arriba a Manila el 24<br />

del mes siguiente.<br />

Y, por último, el 18 de julio de 1878 y también del puerto de la ciudad condal salía el vapor<br />

«Victoria», entre cuyos pasajeros se contaban doce religiosos recoletos destinados a Filipinas.<br />

Su llegada a aquellas islas verificóse el 30 del mes de agosto 57 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

El Gobierno ofrece el monasterio de San Milán de la Cogolla a los Procuradores de las<br />

Órdenes religiosas y es aceptado por nuestra Provincia. –Se consigue del Gobierno<br />

autorización para instalarnos en dicho Monasterio. –El Obispo de Calahorra<br />

autoriza la instalación en su diócesis de los agustinos recoletos a quienes<br />

cede el monasterio. –La Santa Sede ratifica la donación del mismo y<br />

concede la erección del nuevo colegio. –Nombramiento de<br />

Presidente y solemne instalación canónica de la<br />

comunidad. –Breve nota histórica<br />

I.- El Gobierno ofrece el monasterio de San Millón de la Cogolla a los Procuradores<br />

de las Órdenes religiosas y es aceptado por nuestra Provincia<br />

El Ministro de Ultramar, señor Martín de Herrera, escribía el 23 de febrero de 1877 al<br />

Capitán General de Filipinas, don Domingo Moriones, y le manifestaba lo siguiente:<br />

56 AM, 52, Oficios, f. 265v.<br />

57 AM, 28, Registro Provincial 3.º, ff. 103v, 105v, 107, 111; F. SÁDABA, Catálogo, 597, 602, 603, 606.


284 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«Habiendo invitado a los Procuradores de las Órdenes religiosas a establecer un<br />

colegio de Misioneros para esas islas en el convento de San Millán, cerca de Logroño,<br />

como V. me recomendó antes de su partida, ha sido aceptado el pensamiento por el<br />

Procurador de los agustinos recoletos descalzos; pero, careciendo éste de facultades<br />

para resolver por sí el asunto, ha consultado con sus superiores establecidos en Manila.<br />

Por consiguiente, V. puede influir ahora más que yo en que se acepte tan útil proyecto».<br />

Recibida esta carta por el General Moriones, se la transmite, con fecha 12 de abril, al<br />

Prior del convento de Manila, a la sazón el P. -Íñigo Narro. Le contesta éste y le dice que tenía<br />

la satisfacción de repetirle por escrito lo que ya le había manifestado de palabra, esto es,<br />

que el día 17 de marzo, en junta de Definitorio provincial, en vista de las consideraciones<br />

aducidas por él mismo —es decir, por el P. Narro— y, a pesar de los escasos recursos de la<br />

Corporación, se había llegado al acuerdo de dar al P. Comisario y Procurador en Madrid la<br />

competente autorización para tomar el célebre monasterio de San Millán de la Cogolla 58 .<br />

En efecto; como indicaba el P. Prior de Manila, el referido 17 de marzo se había reunido<br />

el Definitorio, al que se le hizo presente el ofrecimiento del supradicho monasterio y, a la vez,<br />

el gran empeño del Capitán General, don Domingo Moriones, en que nuestra Corporación<br />

aceptase dicho ofrecimiento.<br />

Los Padres del Definitorio trataron con la debida atención sobre la conveniencia o inconveniencia<br />

de admitirlo. Una vez discutido el asunto, en vista por una parte, de «que nuestra<br />

Provincia tiene ya en la Península dos colegios con los que le basta y aun sobra para proporcionarnos<br />

el personal necesario a nuestra administración espiritual y los pocos fondos con que<br />

contamos para hacer frente a nuestras actuales atenciones», pero, por otra, que «el Gobierno<br />

de Su Majestad, con ofrecernos espontáneamente el citado monasterio, ha manifestado vería<br />

con gusto le aceptásemos», y, asimismo, ante «el decidido empeño que tiene el Excelentísimo<br />

Señor Gobernador General<br />

58 AM, carp. 13, 2. Antes de su partida de la Península para Filipinas había comenzado el General Moriones sus<br />

diligencias para que se concediera el monasterio de San Millán a alguna de las Órdenes misioneras en aquellas<br />

islas. El citado Moriones había sido nombrado Capitán General y Gobernador de Filipinas el 20 de diciembre<br />

de 1876 y tomaba posesión de su cargo en Manila el 28 de febrero de 1877. Con fecha 17 de enero,<br />

antes de su salida de Madrid escribía una carta al P. Toribio Minguella, su amigo, y le decía: «Por el correo<br />

de hoy escribo al Excmo. Sr. Martín Herrera, Ministro de Ultramar, manifestándole que el Ayuntamiento,<br />

Diputación y Gobernador Civil de Logroño, verían con entusiasmo, el establecimiento de un convento de<br />

Misioneros de Filipinas en aquella provincia; y que para realizarlo, existía el convento de S. Millán, a no<br />

larga distancia de Logroño y situado en un hermoso valle. Este edificio tiene la ventaja de pertenecer al Estado<br />

y muy fácilmente lo concedería a las Misiones. En este momento recibo un telegrama del Sr. Marqués<br />

de S. Nicolás, Alcalde actual de Logroño, diciéndome que el Sr. Obispo de Calahorra acepta el pensamiento<br />

y cree conveniente que yo lo inicie al Gobierno: como V. ve no pierdo tiempo y ya he escrito al Gobierno<br />

y hoy lo hago a V. Porque por su parte dé los pasos que crea conveniente. Probablemente saldré mañana<br />

o pasado para Barcelona». (R. GARCÍA, En torno a nuestro Padre Minguella, BSN, a. 1973, 60).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 285<br />

en que tomemos el referido monasterio, por haber tomado él mismo la iniciativa de este asunto»,<br />

y, a la vez, «la benevolencia con que hoy nos mira el Gobierno de Su Majestad y la protección<br />

que nos dispensa, así como el Excelentísimo Señor Gobernador General de este archipiélago»,<br />

y que, «si no aceptamos el monasterio en cuestión podrían interpretarlo como un<br />

desaire, tanto el Gobierno de Su Majestad como, y principalmente, el Excelentísimo General<br />

Moriones», los Padres del Definitorio<br />

«acordaron por unanimidad se diera orden a N. P. Comisario de tomar el monasterio<br />

de San Millán de la Cogulla, pero sin hacer más gastos que los precisos para poder vivir<br />

en él dos o tres religiosos» 59 .<br />

II.- Se consigue del Gobierno autorización para<br />

instalarnos en dicho monasterio<br />

Una vez en poder del Comisario de la Provincia, P. Minguella, el acuerdo del Definitorio,<br />

se dirige el 8 de junio del mismo año 1877 al señor Ministro de Ultramar con una instancia<br />

del tenor siguiente:<br />

«El real decreto de 20 de marzo último, donde tanto resalta el interés paternal que<br />

a Su Majestad, que Dios guarde, inspiran los habitantes de las Islas Filipinas, autoriza<br />

a las Órdenes religiosas encargadas de la administración espiritual de aquellas apartadas<br />

regiones, para establecer en los puntos de la Península e Islas adyacentes que crean<br />

oportunos, residencias de dos religiosos de su propia Orden con el fin de explorar y dirigir<br />

las vocaciones de la juventud, enseñarles latinidad y dar a conocer el Instituto y<br />

misiones ultramarinas. Para conseguir tan laudables y fecundos fines, el que suscribe<br />

desearía que el Gobierno de Su Majestad le permitiese instalar en el edificio que fue<br />

Monasterio de San Millán de la Cogulla, Diócesis de Calahorra y provincia de Logroño,<br />

religiosos de su Corporación que se dediquen a preparar jóvenes para que se consagren<br />

al honroso, patriótico y santo ministerio de misionar en Filipinas. Por tanto<br />

A Vuestra Excelencia suplica se digne hacer que el citado edificio sea cedido a la<br />

Corporación religiosa de agustinos recoletos que el exponente representa».<br />

El señor Ministro de Ultramar, recibida la anterior petición, determina que se pidan informes<br />

al Gobernador civil de Logroño y al señor Obispo de Calahorra, de quien, al mismo<br />

tiempo, se solícita también la cesión del monasterio, que, según parece por noticias extraoficiales,<br />

lo está poseyendo el citado Prelado y no tiene inconveniente en cederlo con el supradicho<br />

objeto.<br />

59 AM, 35, Definitorios, f. 168.


286 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El señor Ministro de Gracia y Justicia, en comunicación del 27 de agosto del ya citado<br />

año al de Ultramar, transcribe la respuesta que con fecha 14 del mismo mes le había dado el<br />

señor Obispo de Calahorra. Manifiesta éste que no tiene inconveniente alguno en ceder el<br />

monasterio de San Millán, pero a condición de que se le designe local para habitación del<br />

Párroco, puesto que la iglesia del referido monasterio es la parroquia del pueblo, y, asimismo,<br />

que queden reservadas para el Prelado diocesano las habitaciones que hoy están destinadas<br />

para su hospedaje. Afirma, por último, que considera conveniente la instalación en su diócesis<br />

de la comunidad de agustinos recoletos.<br />

El Gobernador civil de Logroño, por su parte, dio el informe pedido, el 7 de agosto. Y,<br />

una vez, en manos del señor Ministro de Gobernación, fue remitido por éste al de Ultramar<br />

también. Mas, como se extraviase el pliego que lo contenía, fue el mismo P. Minguella quien<br />

se entrevistó con el Oficial primero de este último Ministerio, el cual quedó en enviar un recordatorio<br />

al de Gobernación para que el citado informe se repitiera.<br />

Con todas estas cosas, transcurrieron los meses, y era ya el 25 de julio de 1878 cuando el<br />

señor Ministro de Gobernación enviaba nuevamente al de Ultramar el esperado informe del<br />

señor Gobernador civil de Logroño. Exponía éste que, aun cuando hacía años que la Diputación<br />

provincial logroñesa tenía el proyecto de establecer en el monasterio de San Millán un<br />

manicomio, consideraba ahora muy conveniente y de grandes ventajas morales y materiales<br />

para aquella región, acceder a la súplica del Procurador general de los agustinos recoletos.<br />

El 13 de agosto, el correspondiente negociado de Ultramar informa favorablemente sobre<br />

este asunto y, siete días después, se firma la real orden en la que se comunicaba al Procurador<br />

general que, en vista del expediente instruido a su instancia,<br />

«Su Majestad el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien acceder a la pretensión de V., concediéndole<br />

la autorización que solicita; pero con la condición de que en dicho monasterio<br />

se designe habitación para el Párroco y queden reservadas además para el señor<br />

Obispo de la diócesis las habitaciones que hoy están destinadas a su hospedaje» 60 .<br />

III.- El Obispo de Calahorra autoriza la instalación en su diócesis de los<br />

agustinos recoletos a quienes cede el monasterio<br />

Ya el 15 de septiembre de 1877, confiado el P. Minguella, sin duda, en una solución favorable<br />

del asunto por los antecedentes que existían, firmó, precisamente en la misma ciudad<br />

de Calahorra, una exposición<br />

60 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 70, donde se encuentra todo el expediente. Cfr. AM, carp. 1 bis, 204; AG, Cajón<br />

San Millán, la citada carta del P. Minguella al P. Gabino el 10-5-1878 desde Igea, su pueblo natal.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 287<br />

dirigida al señor Obispo, don Gabino Catalina del Amo, en la que se expresaba del modo siguiente:<br />

«Que, autorizado por real orden de marzo último para instalar en los puntos de<br />

España e islas adyacentes el número de casas colectoras que crea conveniente, para<br />

atender a proporcionar individuos que se consagren al santo ministerio del apostolado<br />

en las Islas Filipinas, y existiendo en la diócesis que Vuestra Señoría Ilustrísima tan<br />

dignamente rige, el monasterio de San Millán de la Cogulla, cuyo local por su posición<br />

y otras circunstancias sería muy ventajoso para el caso; perteneciendo, como de<br />

hecho y de derecho pertenece a Vuestra Señoría Ilustrísima, el citado monasterio,<br />

A Vuestra Señoría Ilustrísima confiada y humildemente suplica que tenga a bien<br />

ceder el expresado local de San Millán de la Cogulla a la sobre dicha Provincia religiosa<br />

de Filipinas, cuyos intereses representa en España el recurrente, que no duda<br />

conseguir esta gracia de la bondad y celo que distinguen a Vuestra Señoría Ilustrísima,<br />

cuya vida guarde Dios muchos años» 61 .<br />

El documento del que hemos copiado la anterior exposición está escrito y firmado de puño<br />

y letra del mismo P. Toribio Minguella en papel sellado y timbrado del Estado.<br />

Como el decreto del señor Obispo de Calahorra en el que accede a la petición del P. Procurador<br />

general, no fue dado hasta el 8 de marzo del año siguiente, 1878, es de creer que no<br />

fue cursada la instancia anterior por entonces, para repetirla en fecha posterior con el aditamento,<br />

al parecer, de la frase «previo el beneplácito de la Santa Sede», al referirse a la cesión<br />

que se pedía.<br />

El decreto ya indicado del señor Obispo, dado el día 8 de marzo de 1878, es del tenor siguiente:<br />

«Vista la antecedente exposición, que Nos dirige el M. R. P. Fr. Toribio Minguella<br />

de la Merced, Vicario Provincial y Procurador de agustinos recoletos de Filipinas<br />

en la Corte de Madrid, y atendiendo a los grandes beneficios que nuestra amada diócesis<br />

ha de reportar de la erección en ella de la comunidad de agustinos recoletos, a que<br />

se refiere la misma exposición, venimos en conceder, como concedemos, la correspondiente<br />

licencia para que en nuestro Obispado se instale la comunidad de religiosos<br />

antes mencionada. Asimismo, habiéndonos devuelto en agosto de 1876 el monasterio<br />

de S. Millán de la Cogolla de que se había incautado la nación y del cual tomamos posesión<br />

en 27 del mismo mes y año como representante de la Santa Sede y legítimos<br />

dueños del monasterio los monjes benedictinos;<br />

61 AM, carp. 13, 1.


288 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por nuestra parte y sin perjuicio de lo que Su Santidad ordene, cedemos dicho local,<br />

que, por las vicisitudes de los tiempos y no haberse podido formar comunidad benedictina,<br />

se halla desocupado, expuesto a los peligros y deterioros que son consiguientes,<br />

en favor de los agustinos recoletos de Filipinas para establecer en él una de las casas<br />

colectadoras, según se expresa en la citada exposición, quedando a salvo con todos<br />

sus derechos la parroquia del pueblo de S. Millán, que es la misma iglesia del monasterio»<br />

62 .<br />

Cuando el 3 de septiembre de este mismo año 1878 se encontraba en San Millán el señor<br />

Obispo, con el fin de darnos personalmente posesión del monasterio a los agustinos recoletos,<br />

firma otro documento dirigido al P. Minguella por el que ratifica la cesión del mismo en los<br />

términos siguientes:<br />

«La cesión que hemos hecho y volvemos a hacer, si necesario fuera, del monasterio<br />

de Yuso de San Millán de la Cogolla a la Orden de religiosos agustinos recoletos,<br />

misioneros para Filipinas, que V. R. representa como Procurador general de la misma<br />

en España, es absoluta e incondicional, y sin reservarnos del dicho monasterio otra cosa<br />

que lo concerniente a la parroquialidad por ser su iglesia la parroquia del pueblo, y<br />

una habitación regular extra clausura destinada a vivienda del Cura para el caso en<br />

que éste quisiera ocuparla, dejando la designación del local para ello a voluntad del R.<br />

P. Superior de la comunidad» 63 .<br />

62 AM, carp. 3 bis, 77; Lib. 4.º de Becerro, f. 118.<br />

63 AM, carp. 3 bis, 77. R. GARCÍA, En torno a nuestro Padre Minguella, BSN, a. 1973, 71, escribe: «Este segundo<br />

documento, como se ve, no sólo confirma la cesión del monasterio hecha en el mes de marzo último, sino<br />

que la precisa y concreta más al hacer constar que es absoluta e incondicional». Luego se pregunta cuál<br />

pudo ser la causa que le indujo al señor Obispo de Calahorra a escribirlo y precisamente el día de la fiesta<br />

de la inauguración en la que estuvo presente con los PP. Gabino Sánchez y Toribio Minguella. Sospecha<br />

que estos Padres se lo sonsacarían, por decirlo así, «a fin de dejar bien atados todos los cabos y evitar posibles<br />

disensiones posteriores». Le inclina a sospecharlo así una carta escrita el 4 de mayo de 1878 al P. Gabino<br />

por el Procurador en Roma, P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez, y en la que, entre otras cosas, le dice lo siguiente:<br />

«Al tener hoy el adjunto escrito relativo al monasterio de San Millán, recuerdo nuevamente, con la debida<br />

reserva, lo que referí a V. R. en mi anterior sobre lo que contiene la relación del Sr. Obispo de Calahorra en<br />

su Visita ad Limina; a saber, que dicho monasterio sería ocupado por una comunidad de Agustinos Recoletos<br />

para las misiones de Filipinas y, a la vez, para poder hacer ejercicios en dicha casa los sacerdotes de la<br />

diócesis y recibir los pueblos el beneficio de las misiones que darán los Padres de la misma familia religiosa.<br />

Como de nada de esto se habla en el decreto de cesión del monasterio por parte del Sr. Obispo, he creído<br />

deber llamar la atención sobre sus intenciones para que desde un principio se establezcan las cosas con<br />

toda claridad y sin dejar hueso alguno que roer a los que vengan detrás. Aunque supongo que de todo esto<br />

habrán hablado el Sr. Obispo y el P. Comisario Minguella, he creído conveniente hacer estas observaciones<br />

con el único fin de que se acierte en todo».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 289<br />

IV.- La Santa Sede ratifica la donación del monasterio y<br />

concede la erección del nuevo colegio<br />

Una vez conseguido el decreto del señor Obispo de Calahorra de fecha 8 de marzo de<br />

1878, el Comisario-Procurador, P. Toribio Minguella, se dirige a Su Santidad para suplicarle<br />

que ratifique la cesión o donación, como él dice, del monasterio y autorice la erección en el<br />

mismo de un colegio.<br />

así:<br />

La petición fue resuelta favorablemente. El correspondiente documento literalmente dice<br />

«Bme. Pater:<br />

Fr. Turibius Minguella a Mercede, Vicarius Provincialis in Hispania Provinciae<br />

Augustinianorum Discalceatorum missionum Insularum Philippinarum, ad Sanctitatis<br />

V. pedes humiliter prostratus, exponit: quod necessarium est ad incrementum earumdem<br />

missionum aliud Collegium in Hispania erigere; quod ad hunc effectum iam donatum<br />

fuit dictae Provinciae ab Illmo. Episcopo Calagurritano monasterium s. Aemiliani<br />

a Cuculla situm in sua Dioecesi, ut apparet ex adiuncto decreto donationis eiusdem<br />

Illmo. Episcopo. Quapropter Orator Sanctitatem V. humillime precatur ut Auctoritate<br />

Apostolica benigne confirmare dignetur hanc donationem, adiudicando in perpetuum<br />

dictum monasterium cum omnibus quae illi cedunt, Provinciae Augustinianorum<br />

Excalceatorum Missionum Philippinarum, itemque quod cum beneplacito Sanctitatis<br />

V. canonice erigi possit novum Collegium cum omnibus iuribus ac privilegiis quibus<br />

caetera Collegia Nostri Ordinis fruuntur. Et Deus etc.<br />

Ex audientia SSmi. – Die 1ª maii 1878.<br />

SSmus. Dominus Leo divina providentia Papa <strong>XII</strong>I referente me infrascripto Secretario<br />

S. Congregationis Negotiis Ecclesiasticis Extraordinariis praepositae, attentis<br />

expositis et peculiaribus circunstantiis animum suum moventibus, benigne remissit<br />

preces arbitrio et prudentiae R. P. D. lacobi Archiepiscopi Ancyran. in Hispanica ditione<br />

Nuntii Apostolici, cum facultatibus necessariis et opportunis ad hoc, ut si in Domino<br />

expedire censuerit, donationem de qua in precibus sermo est, ratam habeat, et<br />

canonicam novi Collegli erectionem cum omnibus iuribus ac privilegiis quibus caetera<br />

Collegia enunciati Ordinis fruuntur, concedere valeat. Contrariis quibuscumque minime<br />

obfuturis.<br />

Datum Romae a Secretaria eiusdem S. Congregationis die, mense et anno praedictis.<br />

L. S. – Wladimirus Zacki, Secretarius.


290 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Utendo facultatibus a SSmo. D. N. Leone PP. <strong>XII</strong>I Nobis benigne concessis, et<br />

perspecta utilitate quae rei christianae obvenit, donationem de qua in precibus sermo<br />

est, ratam habemus, et canonicam novi Collegii erectionem cum omnibus iuribus et<br />

previlegiis quibus caetera Collegia enunciati Ordinis fruuntur, ad normam Superioris<br />

Rescripti, in Domino concedimus. Contrariis quibuscumque nimine obfuturis.<br />

Datum Matriti die 12 maii anni 1878.<br />

L. † S. – lacobus Archiepus. Ancyranus, Nuncius Apostolicus. Antonius Vico, A.<br />

Secretis» 64 .<br />

V.- Nombramiento de Presidente y solemne instalación canónica de la comunidad<br />

En sesión celebrada el 6 de noviembre de 1877 el Provincial, P. Aquilino Bon, expuso a<br />

los Padres del Definitorio la necesidad de enviar cuanto antes a España por enfermedad al P.<br />

Íñigo Narro. Unos días antes, en el Capítulo Intermedio, se le había admitido a este religioso<br />

la renuncia, presentada por el mismo motivo, del oficio de Prior de Manila.<br />

Se acordó, en efecto, su marcha a la Península y, a la vez, con la comisión especial de informar<br />

al P. Provincial sobre el estado del convento de San Millán de la Cogolla y, asimismo,<br />

en el caso de que estuviere o llegase a estar dicha casa en nuestro poder, pudiera hacerse cargo<br />

de la misma 65 . Más tarde, el 28 de febrero del año siguiente, 1878, se expedía a favor del<br />

citado P. Narro el título de Presidente de la referida casa 66 .<br />

En el mes de mayo, una vez recibido el rescripto pontificio transcrito en el apartado anterior,<br />

trasladáronse a San Millán el P. Minguella y otros religiosos, con el fin de realizar todas<br />

las acomodaciones y preparaciones necesarias. Sabemos que la llegada del P. Narro tuvo lugar<br />

el 2 del citado mes 67 .<br />

Hospedáronse en casa de don Cándido Ureta, Canónigo magistral jubilado de la catedral<br />

de Manila, donde había conocido a algunos de nuestros religiosos 68 .<br />

Uno de los recoletos que fueron a San Millán era el joven Hermano Félix Barea, maestro<br />

en carpintería y ebanistería, el cual, lo que había hecho y trabajado en acomodar el convento<br />

de Marcilla al ser adquirido para la Recolección, lo propio o más realizó en este<br />

64 AM, carp. 3 bis, 78; Lib. 4.º de Berceo, f. 117v. Sobre su propiedad cfr. apéndice octavo, apartado II.<br />

65 AM, 35, Definitorios, f. 172.<br />

66 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 109; carp. 3 bis, 76.<br />

67 F. SÁDABA, Catálogo, 555.<br />

68 V. JIMÉNEZ PEÑA, S. Millán de la Cogolla, BSN, a. 1916, 394; M. SIMONENA, H. Félix Barea, BSN, a. 1956,<br />

10, en donde se le da al señor Ureta el nombre de Domingo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 291<br />

de San Millán para habilitarlo. Entre sus realizaciones se cuenta el entarimado del coro alto,<br />

con su sello favorito de los rombos, como en el de Marcilla 69 .<br />

Verificadas las reparaciones más precisas, se preparó todo lo necesario para la inauguración<br />

de la casa, con toda solemnidad, en el día 1 de septiembre del supradicho año de 1878,<br />

domingo infraoctava de San Agustín y día de la festividad de Nuestra Señora de la Consolación.<br />

Ofrecemos a continuación el relato completo de tan importante suceso, tal como apareció<br />

en algunas publicaciones de aquellos días.<br />

«Un acontecimiento que formará época, cuya memoria no se borrará fácilmente<br />

porque ha producido honda impresión, acaba de tener lugar en la Rioja Alta. Me refiero<br />

a la instalación canónica y legítima de una comunidad de Padres agustinos recoletos,<br />

destinados a las misiones de las Islas Filipinas, en el antiquísimo, celebérrimo y<br />

magnífico monasterio de San Millán de la Cogolla, diócesis de Calahorra y provincia<br />

de Logroño, verificado en el día primero de los corrientes.<br />

Los Padres agustinos recoletos, no contentos con poseer en la provincia de Navarra<br />

dos colegios seminarios de misiones para Filipinas, en una casa de noviciado y de<br />

filosofía, en Monteagudo, y en otro en Marcilla para estudios mayores y de teología,<br />

viendo que sus misiones prosperan de día en día de un modo notable, hasta el punto de<br />

que en pocos años se han multiplicado los pueblos y fieles encomendados a su administración<br />

espiritual, y deseando no sólo cubrir las necesidades actuales, sino dar nuevo<br />

y mayor impulso a sus misiones, creyeron deber fundar otra casa, y, al efecto,<br />

pensaron en el gran monasterio de San Millán.<br />

Dados los pasos canónicos y necesarios con el Ilmo. Sr. don Gabino Catalina del<br />

Amo, dignísimo Obispo de Calahorra, con el Gobierno y con la Santa Sede, y despachado<br />

este expediente, marchó a San Milán el Rvdo. P. Íñigo Narro de la Pma. Concepción,<br />

con cinco religiosos más, para preparar y habilitar el monasterio.<br />

Esto produjo gran alegría y entusiasmo en el país; pero lo que de ningún modo<br />

puede expresarse, es la inmensa conmoción que se experimentó en toda la Rioja, en<br />

Logroño, Vitoria y en gran parte de Álava, cuando se supo que el dignísimo Prelado<br />

de la diócesis, de acuerdo con los Prelados de la Orden, había fijado el primero de septiembre<br />

para la solemnidad de la inauguración de la nueva casa religiosa.<br />

Ya días antes de la fiesta se sucedían en San Millán las emociones, cuándo por la<br />

llegada de los religiosos que habían de componer la comunidad, cuándo por la de los<br />

Prelados regulares General y Provincial 70 , la de los Superiores y Padres graves de<br />

Marcilla y Monteagudo<br />

69 M. SIMONENA, H. Félix Barea, BSN, a. 1956, 10; F. SÁDABA, Catálogo, 587; CR, 11, 732.<br />

70 Se refiere, sin duda, el cronista a los PP. Gabino Sánchez, Comisario Apostólico, y Toribio Minguella, Comisario<br />

de la Provincia y Vicario Provincial en España.


292 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y el Padre encargado del sermón, y siempre por la venida de muchísimas personas que<br />

querían llegar antes de tiempo. Notábase, sin embargo, un gran vacío: faltaba el dignísimo<br />

Sr. Obispo de la diócesis, pero cuya tardanza se explicaba por el gran celo pastoral<br />

de tan digno Prelado, que quería aprovechar hasta los últimos momentos para hacer<br />

la santa Visita en algunos pueblos de la Alta Rioja.<br />

Llegó ya el momento tan deseado, la tarde del 31 de agosto, anunciado por las<br />

campanas de Berceo primero y después por las de San Millán, y que produjo en todos<br />

un entusiasmo que no cabía en los pechos. La comunidad se colocó en dos filas o coros<br />

a la entrada del templo; los Prelados General, Provincial y local se adelantaron a<br />

recibir al Ilmo. Sr. Obispo, que, acompañado de todos los religiosos en dos filas, se<br />

llegó hasta el presbiterio, siguiendo una inmensa muchedumbre, todo lo que, realzado<br />

por las majestuosas y mágicas armonías del órgano tocado por un corista religioso, por<br />

la grandiosidad del templo y la profusión de luces distribuidas con el mayor gusto en<br />

el magnífico retablo mayor, producía en el corazón un tropel de vibraciones tan gratas<br />

como difíciles de explicar.<br />

Después de un rato de oración, se levantó Su Señoría Ilustrísima y dio la bendición<br />

que todos recibieron con humildad y fervor; y en seguida el Sr. Obispo, acompañado<br />

de la comunidad y atravesando el salón de Reyes, subió por la escalera real a las<br />

habitaciones que le estaban preparadas en la gran cámara o palacio abacial.<br />

Amaneció el día primero de septiembre, claro, hermoso, y el sol, al parecer, más<br />

brillante, como para hacer resaltar más el consolador e interesante cuadro que presentaba<br />

el delicioso y pintoresco valle de San Millán. Millares de personas cubrían todos<br />

los caminos que conducen al pueblo y monasterio; quiénes en coche, quiénes en carros,<br />

unos a caballo y otros a pie. A las ocho llegó el señor Gobernador civil de la provincia<br />

con su escolta de caballería y Guardia civil, con el señor Alcalde segundo de<br />

Logroño, no habiendo podido asistir el primero por una reciente desgracia de familia,<br />

y con una multitud de personas distinguidas que habían pernoctado en Nájera.<br />

La función religiosa comenzó el 31 de agosto por unas solemnes vísperas, que los<br />

religiosos cantaron en el magnífico coro bajo, que es el principal, y en las que ofició el<br />

Rvdmo. P. Vicario General de la Orden de agustinos recoletos.<br />

A las cuatro y media de la mañana del primero de septiembre comenzaron las misas<br />

rezadas, que siguieron sin interrupción hasta cerca de las nueve. A las nueve y media<br />

se presentó en el grandioso templo el Ilmo. Sr. Obispo con todos los religiosos, a la<br />

ceremonia de la instalación. Su Señoría Ilustrísima tomó el Santísimo Sacramento del<br />

altar de la parroquia y lo trasladó al altar mayor del monasterio. Hecho esto, el Ilmo.<br />

Sr. Obispo entonó el Te Deum que en el coro alto cantaron la capilla de músicos de<br />

Nájera. Siguió la misa solemne, cantada por dichos músicos y cantores, siendo el celebrante<br />

el Reverendísimo P. Vicario General y ministros los Padres Rector de Marcilla<br />

y Vicerrector de Monteagudo. En puesto preferente y bajo dosel estaba en el presbiterio<br />

el Ilmo. Sr. Obispo, asistido de dos sacerdotes;


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 293<br />

seguía el Sr. Gobernador de la provincia y luego el Ayuntamiento de San Millán.<br />

Concluido el Evangelio, apareció en el púlpito con su hábito el P. Fr. Pío Mareca<br />

de la Pma. Concepción, Lector de filosofía, teología y sagrados cánones, y dos veces<br />

jubilado, a pesar de lo cual sigue dedicado a la enseñanza. Mucho esperábamos en sus<br />

condiciones y aptitudes; pero nuestras esperanzas quedaron aún sobrepujadas. Después<br />

de una de esas instrucciones tan oportunas como hábiles, que tan bien sabe hacer<br />

el P. Pío en los sermones de circunstancias, vino a parar naturalmente al concepto general<br />

del discurso, que fue el siguiente: La verdadera civilización del mundo, obra<br />

propia y exclusiva del catolicismo, débese en gran parte a los Institutos religiosos, que<br />

siempre han ocupado un puesto preferente en el apostolado católico, por medio del<br />

que la Iglesia ha realizado esa gran obra. Magnífico asunto, que se nos hizo más magnifico<br />

por el grandioso desarrollo que el P. Pío dio a su discurso, en el que no sabemos<br />

qué admirar más, si la asombrosa erudición de todo género, las luminosas y atinadas<br />

reflexiones religioso-morales, los profundos conocimientos teológicos, filosóficos y de<br />

alta apología, la excelencia del plan, la estricta unidad, el interés siempre creciente del<br />

sermón, o las preciosas cosas y datos curiosos que nos dijo de las misiones de Filipinas<br />

que, hasta por confesión de escritores protestantes, constituyen una gran gloria de<br />

la Iglesia Católica y de la nación española. Cinco cuartos de hora duró el sermón, quedando<br />

todos asombrados de que el orador sagrado, que había estado en cama veinte<br />

días antes con una enfermedad grave y que sólo seis días hacía que se levantaba, se<br />

pudiera sostener todo el tiempo con la voz robusta y vibrante con que comenzó y que<br />

resonaba en el inmenso templo, de que dominase al auditorio hasta el punto de que, estando<br />

apiñado todo él y sucediéndose de cuando en cuando oleadas de gente de los millares<br />

de personas que había en la gran plaza, reinase un profundo silencio, y de que el<br />

discurso no se hiciese largo ni pesado a los oyentes y mucho menos a las muchas ilustraciones<br />

que había, como el Sr. Obispo, señor Gobernador, catedráticos de seminario,<br />

instituto y universidad, multitud de eclesiásticos, marqueses y otras personas distinguidas<br />

e ilustradas. Concluido el sermón, siguió la solemnidad de la misa, que concluyó<br />

después de la una.<br />

Poco después comían en el gran refectorio de la comunidad muchos señores eclesiásticos<br />

y varios seglares distinguidos y de sentimientos religiosos. En el palacio abacial<br />

acompañaban a Su Señoría Ilustrísima y al señor Gobernador civil el M. R. P. Fr.<br />

Toribio Minguella de la Merced, Comisario y Vicario Provincial, el R. P. Pío Mareca,<br />

los familiares del señor Obispo y varios eclesiásticos distinguidos.<br />

Por la tarde se continuó la fiesta religiosa con una gran Salve a la Patrona de la<br />

Orden, Nuestra Señora de la Consolación o Correa, y el santo Rosario, cantado en parte<br />

por la gran plaza del monasterio, concluido el cual, el Ilustrísimo y dignísimo Sr.<br />

Obispo sorprendió de la manera más agradable al numerosísimo concurso, subiendo


294 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

al púlpito donde, tomando pie de unas ideas del orador de la mañana, improvisó un bellísimo<br />

discurso, que por su oportunidad, claridad y unción produjo la mayor impresión,<br />

dejando a todos plenamente satisfechos.<br />

Así terminaron las fiestas religiosas, comenzando los regocijos públicos y la dulzaina<br />

con los tradicionales danzantes; la orquesta y fuegos artificiales servían para dar<br />

la necesaria expansión a la alegría y entusiasmo de que todos estaban poseídos.<br />

El magnifico monasterio, llamado El Escorial de la Rioja, ganará mucho, porque<br />

los deterioros que tiene y que pronto serían considerables, se harán desaparecer por la<br />

nueva comunidad, con lo que queda completamente asegurada la conservación de tan<br />

precioso monumento artístico y religioso. El país reportará grandes ventajas, más que<br />

materiales, de orden superior, por la predicación constante y fervorosa todos los domingos<br />

y días festivos en la iglesia del monasterio y los sermones que han predicado y<br />

predicarán en los pueblos los religiosos» 71 .<br />

VI.- Breve nota histórica<br />

Creemos oportuno dar una breve nota histórica acerca de este célebre monasterio de San<br />

Millán de la Cogolla.<br />

Hacia el año 473 nacía en Berceo, pueblo de la actual provincia de Logroño, un niño a<br />

quien en el bautismo se le impuso el nombre de Millán.<br />

Las varias etapas de su vida se resumen así: fue pastor; discípulo de un santo ermitaño<br />

llamado Felices; anacoreta luego, por poco tiempo, en Suso, lugar cercano a Berceo, y, después,<br />

por espacio de cuarenta años, en lo más escabroso de los montes Distercios; ordenado<br />

de sacerdote, se le nombra Párroco de su pueblo natal, mas, acusado de manirroto con los<br />

bienes eclesiásticos, por su inagotable caridad, se ve privado del cargo y puede retornar, contento,<br />

a su cueva de Suso, a donde muchas personas acuden a oír su voz e imitar su vida austera<br />

en improvisados e incómodos albergues, hasta que, por fin, se termina por construir allí<br />

mismo un monasterio en el que el santo anciano Millán entrega su alma al Señor el 12 de noviembre<br />

del año 574.<br />

71 Esta crónica va firmada con las iniciales F. M. B. y se publicó en los periódicos madrileños La Fe y El Siglo<br />

Futuro, el día 13 de septiembre. Se hizo eco asimismo del acontecimiento el Boletín Eclesiástico del Obispado<br />

de Calahorra y La Calzada, el 7 del mismo mes. Dicha crónica se halla copiada en el libro primero de<br />

Cosas notables del colegio de San Millán. Añadiremos aquí, por nuestra parte, que la primera comunidad<br />

de esta casa estuvo formada por dieciocho religiosos, a saber: P. Íñigo Narro, Presidente; P. Carmelo<br />

Ochoa, Lector; cuatro jóvenes sacerdotes; un diácono, siete subdiáconos y cuatro hermanos. Todos los jóvenes<br />

tenían ya terminados los estudios eclesiásticos, excepto uno de los subdiáconos, Fr. Santiago Matute,<br />

que tenía dos cursos de filosofía y otros dos de teología y era, además, el organista. Respecto de la parroquia,<br />

se convino con el señor Obispo que estuviera servida por uno de los religiosos con carácter de ecónomo.<br />

Y, en efecto, en el mismo mes de septiembre comienza a firmar el P. Narro los libros parroquiales.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 295<br />

En 1053 el Rey de Navarra, don García, quiere trasladar los restos de San Millán al monasterio<br />

de Santa María, fundado recientemente en la ciudad de Nájera, mas no se llega a verificar<br />

este proyecto a causa de un hecho que se tiene por milagroso.<br />

Entonces el Rey determina edificar en el fondo del valle, no lejos del de Suso, otro monasterio,<br />

que se llamará de Yuso, cuya inauguración tiene lugar en 1067. Más tarde, en la<br />

primera mitad del siglo XVI, dicho monasterio es reemplazado por el que actualmente existe,<br />

construido a sus expensas por sus moradores los monjes de San Benito 72 .<br />

Permanecieron los benedictinos en su monasterio de San Milán de Yuso hasta que se vieron<br />

arrojados del mismo en 1809 por el decreto de supresión de las Órdenes religiosas dado<br />

por el Rey intruso José Bonaparte. El 10 de octubre del citado año lo abandonaban aquellos<br />

monjes y el 21 de diciembre llegaban las tropas francesas, que se entregaron a saquearlo.<br />

Vuelven los monjes al monasterio en diciembre de 1814, para tenerlo que abandonar nuevamente<br />

en 1820. Retornan en julio de 1823 y el 29 de noviembre de 1835 se ven obligados a<br />

dejarlo ya definitivamente por la funesta ley de desamortización 73 .<br />

Este monasterio de San Millán de la Cogolla no es enajenado por el Estado, a excepción<br />

de su huerta grande. En 1850 se le declara exento de la citada ley desamortizadora y es entregado,<br />

unos años más tarde, como bien eclesiástico, al Prelado de la diócesis, señor Juárez,<br />

quien lo recibe en nombre de la Santa Sede y lo ofrece a sus antiguos moradores los benedictinos,<br />

los cuales no lo aceptan. Lo entrega en 1866 a los religiosos franciscanos con misiones<br />

en Ultramar. Lo habitan éstos hasta que la Junta revolucionaria de Logroño, producto de la<br />

sublevación «septembrina» de 1868, los exclaustró y se incautó del edificio 74 .<br />

En julio del año 1876 estuvo de visita en San Millán el entonces Obispo de Calahorra,<br />

señor Catalina del Amo, quien, al ver el estado en que se hallaba el edificio del monasterio, se<br />

propuso reclamarlo. Así lo hizo. Se apoyó para ello en la posesión que ya había tenido anteriormente<br />

dicho monasterio el Prelado de la diócesis y también, para dar mayor fuerza a su<br />

petición, en el decreto del Ministerio-Regencia de 9 de marzo de 1875 por el que se mandaba<br />

devolver a los Prelados diocesanos los bienes de que habían sido últimamente despojados y<br />

los citados bienes estuviesen en poder del Estado, sin haber sido dedicados a servicios públicos.<br />

72 Cfr. información más amplia en el apéndice octavo, apartado I.<br />

73 V. JIMÉNEZ PEÑA, S. Millán de la Cogolla, BSN, a. 1916, 343; J. CARCELLER, Directorio turístico del monasterio<br />

de San Millán de la Cogolla, BSJ, a. 1965, 331; CR, 10, 44, 418-420, 424, 699.<br />

74 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 70. M. MENÉNDEZ PELAYO, en cambio, en su <strong>Historia</strong> de los Heterodoxos, 2,<br />

1129, escribe: «Una nueva sublevación de los carlistas dio pretexto al Gobierno para suprimir, en decreto<br />

firmado por Moret el 8 de septiembre —de 1870—, los conventos de misioneros de Zarauz, San Millán de<br />

la Cogolla y Bermeo». Según creemos muy bien pudo ocurrir que la Junta revolucionaria formada en Logroño<br />

actuase por su propia cuenta, como lo llegaron a realizar algunas Juntas de otras capitales de provincia<br />

al sobrevenir la llamada revolución «septembrina» de 1868.


296 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En efecto, fue entregado el monasterio al señor Obispo de Calahorra, sin dificultad alguna,<br />

en el mes de agosto del año siguiente, 1876 75 .<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Obra Pía y novenario de San José con otras noticias del convento de<br />

Manila. –Noticiario de los conventos de Cavite, Cebú, San<br />

Sebastián y de la hacienda de Imus. –De los colegios<br />

de Monteagudo y de Marcilla<br />

I.- Obra Pía y novenario de San José con otras noticias del convento de Manila<br />

El P. Francisco Ayarra, Procurador General de la Provincia en Filipinas, con fecha 12 de<br />

septiembre de 1877, dirige al Definitorio provincial una súplica para la fundación de una Obra<br />

Pía en honor de San José.<br />

Manifiesta, primeramente, en su escrito haber observado que algunos religiosos de los<br />

ministerios encomendados a nuestra Provincia abundan en los mismos sentimientos que el<br />

exponente de aumentar en los fieles la devoción a San José, esposo de la Madre de Dios y<br />

protector de la Iglesia y, en especial, de nuestra Recolección.<br />

A fin de conseguir —dice luego— que por su intercesión derrame el cielo abundantes<br />

gracias espirituales entre sus verdaderos devotos y más particularmente entre los miembros<br />

todos de nuestra Provincia, rendidamente suplica al Definitorio que, si lo tiene por conveniente,<br />

se le conceda a él el permiso necesario para dirigirse a los Padres Ministros de la Provincia,<br />

que por su posición puedan contribuir a la realización de los fines expresados, con el objeto<br />

de invitarles a dar el óbolo que cada uno de ellos pueda, y así reunir un capital para la<br />

fundación de una Obra Pía con cuyos réditos, administrados por los religiosos designados por<br />

el mismo Definitorio, puede celebrarse anualmente en nuestro convento de Manila una fiesta<br />

y novenario en honor del santo Patriarca. En caso de que faltare alguna cantidad —dice el<br />

escrito al final— por no poderse cubrir los gastos con las donaciones de los religiosos, el exponente<br />

suplica también se digne el Definitorio conceder de los fondos de la Provincia la cantidad<br />

necesaria para completar el capital suficiente para atender a la fiesta y novenario expresados.<br />

En sesión celebrada el mismo día estudia el Definitorio el anterior escrito y acuerda conceder<br />

permiso al P. Procurador para pedir a los Padres ministros su contribución al fin propuesto.<br />

Mas, en lo referente a suplir con los fondos de la Provincia lo que pudiera faltar para<br />

el capital necesario, manifiestan los Padres del Definitorio «que por ahora no podían resolver,<br />

sino cuando se supiera el total de las cantidades reunidas para el mencionado objeto».<br />

75 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 70; F. AGUILAR, <strong>Historia</strong> Eclesiástica, 2, 478.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 297<br />

En otra sesión definitorial, habida el 6 de noviembre del mismo año, el P. Provincial presentó<br />

la lista de donativos recibidos para la fundación de la referida Obra Pía. Pasaban ya de<br />

tres mil pesos y, como se tenían muy fundadas esperanzas de que se llegaría a recoger hasta<br />

los ocho mil, cantidad que se creía suficiente para dicha fundación, manifestaron los Padres<br />

del Definitorio que no veían inconveniente en suplir con los fondos de la Provincia, en calidad<br />

de reintegro, lo que faltare para completar la citada cantidad. Dijeron, asimismo, que podía<br />

dar principio el novenario para la fiesta de los Desposorios del año próximo futuro, día 26<br />

de noviembre, por ser este mes el más a propósito para su celebración 76 .<br />

Efectivamente, en noviembre de 1878 se comenzaba con gran solemnidad la celebración<br />

del novenario, que tanto renombre había de alcanzar.<br />

Con anterioridad se habían conseguido de la Santa Sede las gracias siguientes: indulto para<br />

cantar el 26 de noviembre, anualmente, la misa del día de San José en la iglesia del convento<br />

de Manila, siempre que no ocurriera otra fiesta de primera clase; indulgencia plenaria el<br />

citado día 26, u otro de la novena, a los que hubieren asistido por lo menos cinco días de la<br />

misma, y otra indulgencia plenaria, toties quoties, que podía lucrarse por los que visitaren la<br />

referida iglesia desde las primeras vísperas de la festividad de los Deposorios hasta la puesta<br />

del sol del día 26 77 .<br />

Durante el presente trienio se hicieron en la iglesia del convento de Manila un entarimado<br />

entre las puertas laterales, piso de mármol en la entrada de la puerta mayor y laterales, y arreglo<br />

de algunos ornamentos; se colocaron barandillas y zócalo en el presbiterio, una mesa de<br />

mármol y algunas cosas de ornato en la sacristía; se pintó y doró el órgano y se fundió una<br />

campana rota. En el edificio del convento, entre otras cosas, se hizo una limpieza general de<br />

la casa, se pintaron las salas provincial y prioral y se puso hierro galvanizado en el tejado de<br />

los claustros del piso bajo. También se hicieron reparaciones de consideración en algunas de<br />

las casas propiedad del convento 78 .<br />

76 AM, carp. 64, leg. 1, 1; 35, Definitorios, ff. 170v, 172. El P. RAFAEL GARCÍA publicó un interesante artículo<br />

titulado Culto de San José en la Provincia de San Nicolás en el BSN, a 1969, 112, en el que se refiere también<br />

lo que aquí se ha consignado en el texto, y hace resaltar la intervención que tuvo el P. Ayarra en este<br />

punto, sin pretender, por ello, restar mérito alguno al infatigable promotor del culto josefino en Manila, el<br />

hermano Fr. Casildo Caballero.<br />

77 BSN, a. 1920, 299, 300; P. FABO, <strong>Historia</strong> del convento de Marcilla, 133. Las fechas de las referidas concesiones<br />

fueron el 29 de enero, 5 de febrero y 25 de junio del año 1878, respectivamente.<br />

78 AM, 35, Definitorios, ff. 170, 174; carp. 58, 14; Consultas del convento, f. 214v.


298 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Convento de Cavite<br />

II.- Noticiario de los conventos de Cavite, Cebú, San Sebastián<br />

y de la hacienda de Imus<br />

En la iglesia de este convento se arreglaron todas las imágenes, que eran antiquísimas y<br />

de mala escultura; se hicieron vestidos para algunas de ellas; se recompuso el suelo de la sacristía<br />

y se aumentaron sus ornamentos y algunos enseres de la misma; se compraron alguna<br />

alfombra nueva y pilas de mármol. Remitiéronse a la Península setecientos pesos para abonar<br />

el pago de los cuadros siguientes, que se habían encargado: de los Beatos Francisco y Vicente,<br />

mártires de Japón, para la iglesia; de Nuestra Señora de la Consolación, para la sacristía; la<br />

última Cena del Señor, para el refectorio, y diecisiete de otros tantos religiosos recoletos martirizados<br />

en Filipinas y del fundador del convento, para los claustros del mismo. Se concluyeron<br />

y mejoraron las posesiones de éste que se edificaban, y se hicieron de nuevo veinticinco<br />

entresuelos en solares propiedad del convento, así como se mejoraron las demás casas que le<br />

pertenecen 79 .<br />

Convento de Cebú<br />

En reunión del Definitorio del 12 de septiembre de 1877 se autorizó al P. Prior de este<br />

convento para levantar una nueva sacristía, por ser extremadamente pequeña la que, a la sazón,<br />

existía, con un gasto de unos mil quinientos pesos 80 .<br />

La Inmaculada Concepción es titular del convento de Cebú. Para contribuir a su fiesta, el<br />

8 de diciembre, tenía votada la cantidad de cuarenta pesos el Cabildo municipal de la ciudad,<br />

que la entregaba religiosamente todos los años. Poseía la comunidad agustino-recoleta el privilegio<br />

exclusivo de la celebración en su templo de la mencionada festividad. El 1861 ya se<br />

vieron contrariados nuestros religiosos con el establecimiento por el señor Obispo diocesano<br />

de las Cuarenta Horas en la catedral el día de la Inmaculada Concepción, con la protesta del<br />

entonces Provincial, P. Juan Félix de la Encarnación 81 .<br />

Se continuó con la celebración de la citada festividad y con la misma contribución del citado<br />

Cabildo de la ciudad, pero la solemnidad y aparato de la fiesta recibió un golpe fatal con<br />

la resolución y acuerdo que tomó el señor Obispo, P. Madridejos, franciscano, de celebrarla él<br />

personalmente en la catedral el mismo día 8 de diciembre. Sucedió esto cuando era Prior, en<br />

el presente trienio, el P. Leandro Arrué, el cual salió en defensa de los derechos adquiridos<br />

por este convento y ello le proporcionó grandes disgustos. Mas el Prelado de la diócesis cebuana<br />

se atuvo a su dictamen y la fiesta del día 8 de diciembre se celebró, y continuó celebrándose<br />

ya después también, con extraordinaria<br />

79 AM, 35, Definitorios, ff. 170, 174.<br />

80 AM, 35, Definitorios, ff. 170.<br />

81 CR, 11, 600.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 299<br />

pompa en la catedral. En la iglesia de recoletos parece ser que la celebraron el día de la octava<br />

82 .<br />

Convento de San Sebastián<br />

En cuanto a este convento de San Sebastián, en relación con el presente trienio, solamente<br />

tenemos noticia de que se hicieron algunas reparaciones en la iglesia y convento y en las<br />

ropas y ornamentos de la sacristía 83 .<br />

Hacienda de Imus<br />

El Definitorio provincial dio su autorización el 24 de abril de 1878 para la construcción<br />

de una presa en la hacienda de Imus, en el término de Dasmariñas, por un gasto de tres mil<br />

pesos. El 11 de marzo del año siguiente, dicho Definitorio accedía a que, conforme a una petición<br />

del religioso que regía la parroquia del pueblo de Imus, la hacienda sufragase la cantidad<br />

necesaria para cubrir de hierro galvanizado el techo de la iglesia parroquial, a fin de poder<br />

celebrar mejor en ella los divinos oficios 84 .<br />

III.- Noticiario de los colegios de Monteagudo y Marcilla<br />

El Comisario y Vicario Provincial en España, P. Toribio Minguella, escribía desde Marcilla,<br />

el 5 de mayo de 1877, al P. Gabino Sánchez lo siguiente:<br />

«En los colegios se ve mucha prudencia en los Superiores y mucho respeto en los<br />

súbditos. Debemos, pues, estar consolados y agradecidos al Señor, pidiéndole que<br />

conserve y aumente en todos nosotros el espíritu religioso para que los recoletos demos<br />

siempre un espectáculo digno ante los ojos de Dios y de los hombres. Me expreso<br />

así, porque es mucho mi gozo al ver la paz y armonía que reina en estos colegios, y<br />

sabiendo que estas noticias han de alborozar el corazón paternal de Vuestra Reverenda»<br />

85 .<br />

Colegio de Monteagudo<br />

Según comunicación del Rector de este colegio, P. Claudio del Arco, al Provincial, P.<br />

Aquilino Bon, en parte del año 1877 y durante 1878, se habían hecho en dicha casa las obras<br />

siguientes: una balsa o depósito de agua para el riego de las huertas en todo tiempo; un acueducto<br />

de doscientos dos metros de longitud para la conducción de las aguas a las huertas pequeñas<br />

y a la cocina; toda la pared de la huerta que da a la carretera de Tarazona; un entresuelo<br />

con dos<br />

82 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 194; BSN, a. 1959, 255.<br />

83 AM, carp. 58, 14.<br />

84 AM, 35, Definitorios, ff. 174, 176.<br />

85 AG, carp. 7.


300 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

alcobas que da a la huerta grande; remudar un madero en el claustro grande y arreglar uno de<br />

los tabiques, haciendo otro nuevo; aprovechar los bajos de la casa para hacer estos tres departamentos:<br />

uno, en el que se preparasen las conservas con un horno para los bizcochos; otro,<br />

para chocolatería y confitería, y otro, para encuadernación; arreglo del sitio y estantería nueva<br />

de madera para el gabinete de física y del local para la librería; poner dos bancos de mampostería<br />

en el juego de pelota y la huerta grande; embaldosar la Comisaría; arreglo del cuarto del<br />

matadero de reses; sanear la pared de la hospedería; colocar varias ventanas y rejas, y,<br />

finalmente, blanquear y pintar todo el claustro general con sus celdas y el patio de la casa 86 .<br />

La compra de un gabinete de física para el colegio de Monteagudo, por valor de unos dos<br />

mil pesos, había sido aprobada por el Definitorio el 26 de enero de 1877, por ser muy oportuna<br />

y conveniente 87 .<br />

Sobre este particular escribe el P. Sádaba lo siguiente en la nota biográfica del P. Pío Mareca:<br />

«En 1877 quísose ampliar en nuestro colegio de Monteagudo el estudio de Ciencias<br />

Naturales, y para conseguirlo, se pensó en mejorar las condiciones del gabinete de<br />

Física y museo de <strong>Historia</strong> Natural, de tal manera que estuviesen a la altura de los<br />

primeros, entre los de su clase, y, desde luego, respondiesen a las exigencias de los<br />

tiempos. A este fin el Padre Pío fue enviado a París en septiembre de dicho año 1877<br />

y, visitados los principales establecimientos de aquella capital, trajo una colección<br />

completísima de aparatos de Física y bastante completa en instrumentos para el laboratorio<br />

de Química, y una serie de cuadros para el estudio de la Botánica y otros ramos<br />

de la <strong>Historia</strong> Natural» 88 .<br />

Terminaremos estas notas acerca del colegio de Monteagudo, haciendo constar que en<br />

noviembre de 1878 fue erigido el Vía Crucis en el oratorio del noviciado 89 .<br />

Colegio de Marcilla<br />

De este colegio anotamos tan sólo estos datos: en la iglesia se cambió el embaldosado del<br />

suelo por un entarimado; se arregló el púlpito; pusiéronse dos pilas de mármol para el agua<br />

bendita y se compró y colocó un órgano, que fue bendecido e inaugurado con una solemne<br />

función religiosa 90 .<br />

86 AM, 52, Oficios, f. 301v; 35, Definitorios, f. 174; ACM, Lib. de consultas, f. 137.<br />

87 AM, 35, Definitorios, f. 167.<br />

88 F. SÁDABA, Catálogo, 500. Se gastaron 15.000 ptas.<br />

89 ACM, carp. 8, 5.<br />

90 BSN, a. 1965, 541; AM, 35, Definitorios, f. 167; ACMar, Consultas y Capítulos, 1865-1955, f. 36. En el Lib.<br />

de Gasto y Recibo, 1865-1911, se hallan estas cuentas: madera de roble para el entarimado de la iglesia,<br />

4.841 rs. v.; pintores y pinturas para el órgano, 633; pagado por el órgano, 18.000; en la fiesta de su bendición,<br />

384; al marmolista por las dos pilas, 288 (ff. 70v, 72v, 77).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 301<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Biografías del Padre Guillermo Agudo, fallecido en el presente trienio. –Fallecen<br />

también los Padres Juan Miró, Ángel Martínez, Zacarías Funes,<br />

Casto Nájera, Andrés Cobos, José Tornos y Matías Tormo<br />

I.- Biografía del Padre Guillermo Agudo, fallecido en el presente trienio<br />

A las tres y diez minutos de la madrugada del día 22 de enero de 1878 ocurría en Madrid<br />

el fallecimiento del P. Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua, religioso que había<br />

sido —diremos con frase compendiosa del P. Licinio Ruiz— «inteligente, emprendedor e<br />

incansable en promover el bien de la Orden, una de las figuras más salientes de ella y su Comisario<br />

en la Corte por varios años, durante los cuales la sacó avante con su talento y con su<br />

prudencia en trances dificilísimos» 91 .<br />

Había venido al mundo el 10 de febrero de 1803 en Yepes, provincia de Toledo, el pueblo<br />

natal del célebre monje jerónimo, confesor de los Reyes Felipe II y Felipe III, Fray Diego<br />

de Yepes, quien, cuando era Obispo de Tarazona, dio autorización a nuestros religiosos para<br />

fundar su convento de Borja el año 1602 92 .<br />

Nacido en el seno de la honrada familia de Pedro Agudo y María Rodríguez, Guillermo,<br />

joven de santas costumbres, siente la llamada del Señor al estado religioso y pide ser admitido<br />

en la Compañía de Jesús, cuya sotana viste el año 1819.<br />

Era todavía novicio, cuando las Cortes, convocadas por el nuevo Gobierno que en marzo<br />

de 1820 había vuelto a implantar la Constitución de Cádiz de 1812, acordaban, el 14 de agosto<br />

del citado año 1820, la supresión de los religiosos jesuitas. El joven novicio Guillermo tiene<br />

que dejar la Compañía y se va a continuar sus estudios a Valencia, de donde en 1825 parte<br />

para nuestro recién fundado colegio de Alfaro con el fin de ingresar en la Recolección Agustiniana<br />

93 .<br />

Tomó el hábito el 8 de noviembre del citado año de 1825. Los votos religiosos los emitió<br />

el 9 del mismo mes del año siguiente en manos del Rector del colegio, P. Fr. Vicente Guillén<br />

de los Dolores 94 .<br />

Trasladado el colegio de Alfaro al santuario de la Virgen del Camino de Monteagudo,<br />

cuya inauguración solemne tenía lugar el 22 de marzo de 1829, al poco tiempo se preparó el<br />

primer envío de seis jóvenes religiosos misioneros a Filipinas. Uno de ellos era nuestro biografiado.<br />

El 10 de mayo del referido año dejaban el colegio rumbo a Santander, en cuyo puerto<br />

embarcaban el día 30 del mismo mes<br />

91 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 44. El lector de los capítulos de las Crónicas de los años en que actuó nuestro<br />

biografiado comprobará la verdad de las palabras citadas.<br />

92 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 1, 194.<br />

93 ACM, carp. 17, Informaciones, 23; AM, 61 ter, Difuntos, f. 132; CR, 10, 417,<br />

94 ACM, Lib. 1.º de Profesiones, f. 23.


302 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en la fragata de comercio «Preciosa», para llegar a Manila el 2 de octubre 95 .<br />

Poco tiempo después de la llegada de nuestro biografiado a Filipinas, se le destina a la isla<br />

de Mindoro con el fin de aprender el tagalo con el P. <strong>Manuel</strong> Zubire, Párroco de Calapán,<br />

y, una vez impuesto en dicho idioma, encomiéndasele la Misión de Mangarin, en la misma<br />

isla. Por lo insalubre de este lugar, contrajo tan grave enfermedad que estuvo a las puertas de<br />

la muerte. Hubo algún momento que sus feligreses llegaron a creer que había fallecido. Cuando<br />

pudo restablecerse, le ordenaron los Superiores que se trasladara a Manila, de cuyo convento<br />

es nombrado Subprior y Maestro de novicios en el Capítulo Provincial de 1831.<br />

Al año siguiente, imposibilitado el célebre P. Diego Cera, por una grave enfermedad, para<br />

continuar con la administración de la Parroquia de Las Piñas, le sustituyó, instituido canónicamente,<br />

el P. Agudo. Este, con los materiales que le había dejado su antecesor, siguió con<br />

los trabajos que se llevaban a cabo en la iglesia y convento del citado pueblo 96 . «De aquí —se<br />

lee en su «necrología»— venía con frecuencia a predicar a Manila, y lo hacía tan bien y tenía<br />

tan buenas dotes oratorias que, se dice, lo llamaban pico de oro» 97 .<br />

Como Subprior y Maestro de novicios de Manila, asistió al Capítulo Provincial celebrado<br />

el año 1834. Regresó, luego, a su parroquia de Las Piñas en la que permaneció hasta septiembre<br />

de 1836, fecha en que fue destinado a Zamboanga, Mindanao, con los oficios de Párroco y<br />

capellán del Presidio que había en la citada población 98 .<br />

En el mes de enero de 1839 le llamó a Manila el Provincial, P. Blas Muñoz de las Mercedes,<br />

quien le expuso que el Definitorio había resuelto enviarlo a Méjico, como apoderado y<br />

Procurador General de la Provincia, con el fin de solventar el asunto, un tanto espinoso, de los<br />

bienes que ésta poseía en aquel país.<br />

La contestación del P. Agudo al P. Provincial fue «que estaba dispuesto a aceptar la referida<br />

encomienda prontamente, sumiso y obediente a lo que se le mandase».<br />

En vista de esta respuesta, «el Definitorio, en sesión del 27 de mayo, lo elegía como tal<br />

apoderado y Procurador General, concediéndole amplios poderes y sin restricción alguna para<br />

representar los derechos de la Provincia, tomar cuentas a los apoderados y recaudar los intereses<br />

que hubiere». Luego, el 5 del mes siguiente, acordaba el Definitorio darle unas instrucciones<br />

para el más acertado desempeño de su comisión, y, a finales de julio o primeros de<br />

agosto, embarcaba juntamente con el Hermano Melchor Castellote, designado como socio<br />

suyo. El 19 de mayo de 1840, después de un viaje de nueve meses y días en el que padecieron<br />

trabajos inmensos, hacía su entrada en la capital de la nación mejicana.<br />

95 CR, 10, 583, 587; 11, 132. Otro de los compañeros del P. Guillermo era un hermano suyo llamado Miguel<br />

Agudo de San José (F. SÁDABA, Catálogo, 410).<br />

96 CR, 10, 661.<br />

97 AM, 61, Difuntos, f. 166v.<br />

98 F. SÁDABA, Catálogo, 406, de donde se toman estos y otros datos.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 303<br />

Ya al día siguiente de su arribo presenta sus poderes y da comienzo al cumplimiento de<br />

su ardua comisión, pues, tuvo que soportar «incesantes trabajos, inquietudes y disgustos».<br />

Mas, al fin, consiguió el arreglo de las «disparatadas» cuentas de los apoderados seglares que<br />

allí tenía la Provincia, la venta de las propiedades de ésta que todavía quedaban y presentación<br />

al Gobierno mejicano de unas reclamaciones, que dejó al cuidado de otro apoderado.<br />

Enterado de todo ello el Definitorio provincial, le expresó al P. Agudo la gratitud de la<br />

Provincia, muy justamente merecida por cuanto había hecho en bien de la misma.<br />

Fue en marzo o abril de 1841 cuando ya pudo embarcar en Veracruz, rumbo a Burdeos,<br />

mas «a la salida de aquel puerto naufragó el barco americano en que viajaba, perdiendo el<br />

Padre parte del equipaje, pero salvándose, providencialmente, todos los intereses que llevaba<br />

consigo». Una vez en la citada ciudad francesa, a donde había remitido el dinero, dirigióse en<br />

barco a Cádiz y de aquí a la capital de España. Su llegada a Madrid debió ser en julio del antes<br />

referido año 1841 99 .<br />

Antes de su arribo a España, con fecha del 18 de marzo del mismo año, el Definitorio le<br />

había nombrado al P. Agudo Rector del colegio de Monteagudo. Desde esta casa escribía al<br />

Provincial y le advertía «que, con objeto de evitar las ansiedades que pudiera suscitar la duda<br />

sobre la jurisdicción del Presidente Rector del colegio, por no haber sido nombrado en el Capítulo<br />

Provincial, sería muy conveniente que en el próximo Capítulo se eligiera a otro religioso<br />

para dicho cargo de Rector o se confirmara al actual. Suplicábales que no dejaran de tener<br />

esto muy presente, pues se trataba de una materia muy delicada por razón de las profesiones<br />

de los novicios y demás actos de jurisdicción, añadiendo que se habían manifestado en el<br />

mismo colegio diversas opiniones sobre este punto».<br />

Llegó, en efecto, el Capítulo Provincial de 1843 y el P. Guillermo Agudo era reelegido en<br />

el cargo de Rector del citado colegio 100 .<br />

Mas, en junio de 1845, presentaba la renuncia al referido cargo. Entre sus cartas hay una<br />

del día 12 del mes y año dichos en la que manifiesta al Provincial, P. José Aranguren de San<br />

Agustín, «que las influencias del Moncayo sobre sus fuerzas físicas le tienen cada día más<br />

inutilizado para el cumplimiento del cargo de Rector, temiendo que su permanencia en aquella<br />

casa le llegue a resultar fatal, pues ya en el invierno anterior, por espacio de cinco meses,<br />

había estado casi baldado por los fuertes dolores reumáticos continuos». Da fin a su misiva<br />

con la muy encarecida súplica de que se sirvieran admitirle la renuncia 101 .<br />

No hemos encontrado constancia ni aun de que se hubiera tratado de dicha renuncia en<br />

algún Definitorio. Sabemos, sí, que figura entre los vocales ausentes en el Capítulo Provincial<br />

de 1846 102 .<br />

99 CR, 11, 85-87, 110-112, 286, 340, en donde se narra todo con más detalle.<br />

100 CR, 11, 102, 104, 130.<br />

101 AM, carp. 80, leg. 2.<br />

102 CR 11, 170.


304 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El mismo día de la terminación del referido Capítulo, 4 de mayo del indicado año, finalizada<br />

la última sesión del Definitorio pleno, el Provincial, P. Joaquín Soriano de San Bernardino,<br />

propuso a nuestro biografiado para el cargo de Comisario y Procurador General en Madrid.<br />

Por unanimidad, en votación secreta, fue aprobada dicha propuesta. Dos días después se<br />

aprobaron también las instrucciones a que debía atenerse el Padre en el desempeño de su oficio<br />

103 .<br />

Veintiún años, sin interrupción, ocupó este cargo el P. Agudo. Durante este largo período<br />

de tiempo, viose obligado a intervenir en muchos problemas, algunos de suma importancia y<br />

que debían ser tratados con mucha habilidad y prudencia a la vez. Los principales fueron, a<br />

nuestro entender, los tres siguientes: el de las bases del Gobierno para las Misiones de Asia; la<br />

puesta en práctica en España del decreto pontificio sobre la profesión de votos simples y la<br />

fundación del colegio de Marcilla, con los incidentes que luego acaecieron en el mismo y las<br />

consecuencias a que dieron lugar 104 .<br />

Otros asuntos en los que actuó, además del ordinario envío de religiosos a Filipinas, fueron:<br />

reimpresión del Ritual de la Orden, del Ritual del agustino P. Méntrida juntamente con el<br />

también agustino P. Buceta, del Ceremonial, de las Constituciones y del «Modo de administrar»;<br />

estudios en los colegios; obras en el de Monteagudo, exención de novicios y coristas del<br />

servicio militar, abono del transporte y equipaje de los religiosos destinados a Filipinas; regreso<br />

de los mismos a la Península; abolición de la alternativa en la Provincia de San Nicolás;<br />

el llamado voto de Misión; bienes de los colegios; recuperación del hospicio de Roma; cesión<br />

de los ministerios nuestros en Mindanao a los Padres de la Compañía de Jesús y publicación<br />

del folleto Importantísima cuestión. De todos estos puntos se habla en el tomo XI de estas<br />

Crónicas 105 .<br />

Cuando el P. <strong>Manuel</strong> María Martínez se convenció en Roma, después de las oportunas<br />

consultas, de que la autoridad del P. Fulgencio Escobar, como Vicario General de la Recolección,<br />

no era ya legítima por no haber pedido a la Santa Sede, en tiempo oportuno, la confirmación<br />

en el cargo, fue el P. Agudo quien tuvo que notificárselo al venerable anciano.<br />

Con anterioridad el P. Martínez, velando por el porvenir de los agustinos recoletos, se<br />

había preocupado ya del nombramiento de un Comisario Apostólico. Llegó a pensar entonces<br />

que ningún religioso era más a propósito que el P. Guillermo Agudo para dicho oficio. No<br />

obstante haber rechazado éste la idea, lo incluyó en la terna con los PP. Juan Félix y Joaquín<br />

Soriano. Mas a ninguno de ellos eligió la Santa Sede. Fue nombrado el recoleto exclaustrado<br />

de la antigua Provincia de Aragón, P. Mariano Viñao.<br />

Muerto este religioso en agosto de 1858, cuando al año siguiente<br />

103 CR, 11, 173, 174.<br />

104 CR, 11, 192, 262-275, 814; 317, 337, 425-431, 553-560; 183, 184, 584, 696, 713-744, 753, 774.<br />

105 CR, 11, 178, 286, 448; 182, 209, 220, 431-435; 183, 283; 187; 182, 275; 225; 224, 328; 273, 333; 331; 353-<br />

364, 612; 439-443; 581.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 305<br />

el P. Martínez recibe de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares el encargo de proponer<br />

para Comisario Apostólico al religioso que considerase más digno, como previese un<br />

fracaso otra vez en la presentación de un miembro de la Provincia de Filipinas, se dirigió al P.<br />

Agudo, cuyos contactos con nuestros exclaustrados no ignoraba, a fin de elegir entre éstos el<br />

candidato más capacitado.<br />

Nuestro biografiado se puso al habla con tres recoletos exclaustrados, cada uno de una de<br />

las tres antiguas Provincias, y, en nombre de los cuatro, presentó al P. Gabino Sánchez, también<br />

de la antigua Provincia de Aragón, «el único de los recoletos exclaustrados que mereció<br />

ser considerado digno por el P. Agudo para ser presentado a la Santa Sede con aquel objeto,<br />

pues, residiendo como él en Madrid, había tenido ocasión de conocer perfectamente su persona,<br />

que siempre consideró acreedora a los máximos respetos».<br />

Nombrado por la Santa Sede en marzo de 1862 el P. Gabino Comisario Apostólico, en julio<br />

escribe éste al P. Provincial de Filipinas y le anuncia que piensa nombrar Secretario General<br />

al P. Guillermo Agudo, «por la confianza que le merece y las dotes que le acompañan para<br />

el desempeño de los cargos», así como por la circunstancia de encontrarse sólo en Madrid. Le<br />

advierte, asimismo, que dicho cargo no es incompatible con el de Comisario y Procurador de<br />

la Provincia en España, por lo que podrá proseguir en su desempeño, «para que de este modo<br />

—añade el P. Gabino— pueda ayudarme a llevar la pesada carga que han puesto sobre mis<br />

débiles hombros».<br />

Leída la carta del P. Comisario Apostólico en sesión del Definitorio, el 14 de septiembre<br />

del citado año 1862, se convino en acceder a la referida propuesta 106 .<br />

Autorizado el P. Comisario Apostólico por la Santa Sede el año 1868 para constituir un<br />

Consejo o Definitorio General, el 14 de marzo del año siguiente nombraba cuarto Definidor,<br />

por la Provincia de Filipinas, a nuestro biografiado 107 .<br />

Como ya se ha indicado anteriormente, uno de los tres principales problemas con que se<br />

encontró el P. Guillermo Agudo fue el de la fundación del colegio de Marcilla con los incidentes<br />

que siguieron y sus lamentables consecuencias. Todo ello está ampliamente narrado en<br />

el tomo XI de estas Crónicas 108 . No obstante, creemos oportuno repetir en estas notas biográficas<br />

algunos de los párrafos que explican la renuncia que el P. Agudo presentó de sus cargos<br />

en la Provincia.<br />

«Fue el P. Guillermo Agudo, Comisario y Vicario Provincial de Filipinas en España,<br />

el religioso a quien produjeron mayor desazón y sufrimiento los sucesos del colegio<br />

de Marcilla y las consecuencias de los mismos.<br />

»Doloroso fue ciertamente para él lo ocurrido en aquella casa,<br />

106 CR, 11, 369-381, 636.<br />

107 CR, 11, 681, 682. Desde 1866 el P. Gabino ya tenía nombrado in pectore al P. Guillermo Definidor General<br />

por la Provincia de Filipinas (cfr. presente tomo).<br />

108 CR, 11, 753-744.


306 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

para cuya fundación y establecimiento tanto se había afanado, y precisamente no muchos<br />

días después de haberse inaugurado con gran solemnidad y con tanto júbilo y satisfacción<br />

de todos.<br />

»Inmensa pena y angustia prodújole después el enfrentamiento y choque del Provincial<br />

y Definitorio con el P. Comisario Apostólico.<br />

»Dispuesto estaba el P. Agudo, como siempre lo había estado, a acatar y respetar<br />

las disposiciones provenientes de su amada Provincia; mas, ahora se trataba de un<br />

asunto en el que ya había tomado parte con su intervención una autoridad superior, la<br />

del religioso designado por el Santo Padre para el gobierno de toda la Recolección…<br />

»Pero lo que más amargó el corazón del P. Guillermo, entregado generosamente a<br />

procurar siempre el máximo bien posible a la Provincia, fue el que llegaran a acusarle<br />

de que pretendía independizarse de la misma, alzándose con el colegio de Marcilla, y<br />

que precisamente se atreviera a dar crédito a semejante especie, nada menos que el<br />

mismo P. Juan Félix, 'la persona —son palabras del propio P. Agudo— a quien más he<br />

querido en mi vida y por quien siempre he estado dispuesto hasta dar mi última gota<br />

de sangre, si necesario hubiese sido'.<br />

»Nada tiene, pues, de extraño que, por estas y otras razones, se decidiese el P.<br />

Guillermo a presentar la renuncia de sus cargos.<br />

»Se lo anunciaba así al P. Provincial en carta escrita el 19 de diciembre de 1866.<br />

En ella se expresaba en estos términos:<br />

»'Atribuyéndoseme, si no todo, parte de lo sucedido en las ocurrencias desagradables<br />

del colegio de Marcilla, porque así convino escribirlo y Vuestras Reverencias<br />

creerlo, como se sigue creyendo que he influido e influyo en sus consecuencias y medidas<br />

que se hayan tomado o puedan tomarse, es mi deber dar un testimonio público a<br />

toda la Provincia de que ni he obrado, ni tenía interés en obrar como se supone.<br />

»En todos los tonos se ha dicho y repetido que yo hacía por perpetuarme en el<br />

destino; pues bien, si no en el próximo correo, en el inmediato formularé por escrito<br />

mi renuncia para que el Venerable Definitorio pleno a quien compete, se digne admitírmela<br />

y nombrar a quien sea más de su agrado.<br />

»Esta idea no es nueva, data del momento mismo de las ocurrencias, pero debía<br />

contar con el consentimiento de N. P. Comisario Apostólico y, hasta hace unos días,<br />

puedo decir que no lo he tenido. Concluyo este punto diciendo que con seguridad<br />

mandaré mi renuncia.'<br />

»Y, en efecto, con fecha 19 del mes siguiente, enero de <strong>1867</strong>, se la enviaba al P.<br />

Provincial, acompañada de una carta en la que decía: 'Sin que tenga que hacerme ninguna<br />

violencia de ningún género, antes bien con completa satisfacción mía, adjunto la<br />

renuncia del cargo de Comisario y Procurador General que vengo ejerciendo hace<br />

años, para que Vuestra Reverencia tenga la amabilidad de presentarla al Capítulo, a<br />

quien la dirijo'. Y, después de unos breves comentarios, un tanto fuertes, de cuanto de<br />

él se había afirmado 'sin que hasta


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 307<br />

la fecha se haya tomado nadie la molestia de aducir pruebas convincentes', termina así<br />

sus letras:<br />

»'En fin y por conclusión de esto digo a Vuestra Reverenda y a toda la Provincia<br />

que mi único deseo es, en este momento, y será siempre, que mi sucesor llene plenamente<br />

su cometido y que me aventaje en celo y haga mayores y más importantes servicios<br />

que los hechos por el que tan malo se quiere presentar a los ojos de todos.'<br />

»El Provincial, P. Agustín Olmedillas, le contestaba prometiéndole que presentaría<br />

la renuncia al Capítulo en tiempo oportuno».<br />

Y en este Capítulo Provincial, celebrado en mayo de <strong>1867</strong>, después de mandarse «que el<br />

oficio de Comisario Procurador de Madrid esté sujeto a elección trienal como los demás que<br />

se suelen dar en los Capítulos Provinciales», fue nombrado para dicho cargo el P. Lorenzo<br />

Mayor.<br />

Una vez en Madrid el nuevo P. Comisario, tomó posesión de su cargo el 27 de agosto del<br />

citado año <strong>1867</strong> y el P. Agudo le impuso en los asuntos de la Comisaría y en la marcha de los<br />

mismos.<br />

El P. Gabino Sánchez asignóle al P. Agudo la conventualidad en el colegio de Marcilla,<br />

como director espiritual de los jóvenes coristas, sin dejar su oficio de Definidor General. Así<br />

se lo comunicaba el P. Mayor al Provincial, P. Pablo Bienzobas, quien, al contestarle en febrero<br />

de 1868, le decía que celebraba mucho este nombramiento, «pues, como hombre experimentado,<br />

dará su dirección muy buenos resultados». El P. Agudo había salido de Madrid en<br />

dirección a Marcilla el 13 de octubre del año anterior 109 .<br />

Y en dicho colegio le sorprendió su nuevo nombramiento de Comisario, Procurador General<br />

y Vicario Provincial en España, hecho en el Capítulo Intermedio celebrado en Manila el<br />

31 de octubre de 1871.<br />

Una vez en su poder el oficio del nombramiento con los acostumbrados poderes e instrucciones,<br />

escribe al Provincial, P. Cuartero, para acusar recibo de los citados documentos.<br />

Luego le dice:<br />

«Acepto el cargo por altísimas consideraciones que no se le ocultan a Vuestra Reverencia,<br />

además de la atención que a los Padres capitulares debo. Haré cuanto mis<br />

fuerzas alcancen, ayudadas de mi buena voluntad, y el Señor suplirá lo demás».<br />

Escrita esta misiva el 2 de enero de 1872 desde Marcilla, tres días después se presentaba<br />

en Madrid, donde hace las gestiones necesarias para su reconocimiento por el Gobierno. No<br />

se le otorga éste hasta el 4 de marzo, pero ya el 29 de enero el Comisario interino, P. Marcial<br />

Bellido, le había hecho entrega de los efectos e intereses de la Comisaría 110 .<br />

En el Capítulo Provincial de primeros de mayo de 1873 es elegido Comisario, Procurador<br />

y Vicario Provincial el P. Claudio del Arco,<br />

109 AM, carp. 80, leg. 5; cartas del P. Mayor al P. Provincial del 29 de septiembre y 22 de octubre de <strong>1867</strong>; 66,<br />

Cartas, f. 143v.<br />

110 AM, carp. 80, leg. 2; presente tomo, 131-134.


308 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

quien llega a la capital de España en el mes de noviembre y se hace cargo de la Comisaría 111 .<br />

El P. Agudo retorna al colegio de Marcilla, desde donde se desplaza a Madrid cuando se<br />

necesita allí su presencia para asistir a las sesiones del Definitorio General. Pero, finalmente,<br />

se ve obligado a permanecer en dicha capital por motivos de salud. A consecuencia, sin duda,<br />

de su avanzada edad, principió a padecer algunos achaques, hasta llegar a estar a las puertas<br />

de la muerte, víctima de un derrame seroso. Restablecióse luego un tanto, pero, por último, el<br />

22 de marzo de 1878, como ya dijimos al principio, entregó su alma al Señor, después de recibir<br />

los santos sacramentos, asistido por el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez 112 .<br />

En verdad, basta seguir la trayectoria de la actuación del P. Guillermo Agudo para comprender<br />

la justicia de los elogios que se le prodigaron en algunas ocasiones por sus relevantes<br />

cualidades y su acertada manera de proceder. Recordemos algunos de esos elogios.<br />

Ya vimos cómo el Definitorio Provincial le dio las gracias en nombre de la Provincia, al<br />

finalizar con éxito la misión que se le había encomendado en Méjico.<br />

Más tarde, con fecha 15 de junio de 1849, el entonces Provincial, P. Juan Félix, le escribe<br />

lo siguiente:<br />

«Es cierto que en esa capital —se refiere a Madrid— es usted famoso (y sin adulación<br />

merece ese epíteto) entre todos los Procuradores de Asia en esa Corte, por su fino y delicado<br />

olfato, y porque las coge al vuelo».<br />

Al año siguiente, en otra carta del 15 de marzo, el citado P. Provincial se expresa de este<br />

modo:<br />

«Tengo yo el placer de que Vuestra Reverencia reciba por mi conducto las gracias<br />

que le da el Venerable Definitorio por su esmerado celo en mirar los intereses del colegio<br />

y de esta Provincia y por el incansable ahínco con que procura que nuestra Corporación<br />

conserve su buen nombre y prosiga en el lugar de preferencia que ocupa en la<br />

opinión pública» 113 .<br />

El mismo P. Provincial le remite el 10 de mayo un oficio en el que, después de comunicarle<br />

que los Padres del Definitorio habían aprobado las cuentas del colegio de Monteagudo y<br />

las de la Comisaría, continúa así:<br />

«Me cabe el placer de manifestar a Vuestra Reverencia, en nombre de los expresados<br />

Padres y en el mío, lo muy satisfechos que hemos quedado por los buenos oficios<br />

que desempeña en la Península a favor de nuestra Corporación, y por el aplomo<br />

con que maneja los escasos recursos que esta Provincia puede suministrarle y cubre las<br />

muchas atenciones de ese mencionado colegio» 114 .<br />

Después, cuando los lamentables sucesos de Marcilla y sus tristes consecuencias envenenaron<br />

los ánimos, ya hemos visto lo que se pensó<br />

111 Presente tomo, 183.<br />

112 AM, 61, Difuntos, f. 166v.<br />

113 AM, 66, Cartas, ff. 14v, 38.<br />

114 AM, carp. 3 bis, 15.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 309<br />

y se dijo de nuestro biografiado. A nuestro parecer, el P. Agudo comportóse en dicho asunto<br />

como era su deber.<br />

En cambio, el Provincial elegido en el trienio siguiente a los referidos acontecimientos, P.<br />

Pablo Bienzobas, en carta dirigida el 20 de marzo de 1868 al P. Gabino Sánchez, decía del P.<br />

Agudo que era «hombre de mucha prudencia y experiencia, de muchos conocimientos, de<br />

muchas y sólidas relaciones» 115 .<br />

Por su parte, el P. Comisario Apostólico, en carta escrita al Provincial P. Cuartero, al ser<br />

nombrado en 1871 el P. Agudo, nuevamente, Comisario, Procurador y Vicario, se expresaba<br />

así:<br />

«Con el P. Guillermo Agudo entiendo ha ganado la Provincia un representante.<br />

Está muy versado, conoce perfectamente la marcha de las oficinas y sabe aprovechar<br />

la oportunidad» 116 .<br />

Ciertamente, se puede afirmar que nuestro biografiado fue un religioso de mucha influencia<br />

en los medios políticos de Madrid, con mucha «mano izquierda», como se dijo en alguna<br />

ocasión, de una gran actividad y de mucha agudeza para ver y comprender los asuntos y obrar<br />

en ellos.<br />

Hemos de añadir que a la pluma o a la inspiración del P. Agudo se deben diversos artículos<br />

aparecidos en su tiempo en La Verdad, en La Regeneración y en algún otro periódico de<br />

Madrid, siempre en defensa de los religiosos de Filipinas.<br />

Damos fin a estas líneas dedicadas a este notable agustino recoleto con lo que escribe el<br />

P. Sádaba. «Se podría formar un abultado volumen con la correspondencia suya, toda era por<br />

demás interesante, que obra en el archivo de Marcilla». Le llama este autor «benemérito en<br />

alto grado de la Recolección Agustiniana» 117 .<br />

Hacemos nuestras estas palabras.<br />

II.- Fallecen también los Padres Juan Miró, Ángel Martínez, Zacarías Funes,<br />

Castro Nájera, Andrés Cobos, José Tornos y Matías Tormo<br />

1. Padre Fray Juan Miró de San Francisco Javier<br />

El 17 de agosto de 1876 dejaba el mundo este religioso en Manjuyod, Negros, cuya parroquia<br />

había administrado por espacio de quince años y medio. Sus restos recibieron sepultura<br />

en la iglesia de dicho pueblo.<br />

«En 1860 —escribe el P. Licinio Ruiz— atacaron cuatro pancos de<br />

115 AM, 66, Cartas, f. 143v. No podemos menos de dejar constancia de que el sucesor del P. Agudo en la Comisaría,<br />

P. Lorenzo Mayor, precisamente Definidor Provincial en el trienio en que ocurrieron los sucesos de<br />

Marcilla con las consabidas consecuencias, cuando, en su correspondencia con el actual P. Provincial, trata<br />

de los PP. Gabino y Guillermo, se manifiesta en general muy contrario a éstos. Lo mismo le pasaba luego<br />

al Comisario interino P. Bellido respecto del P. Agudo (cfr. AM, 80, legs. 5 y 7).<br />

116 AM, 66, Cartas f. 180v, carta del 29-3-1872.<br />

117 F. SÁDABA, Catálogo, 406; G. DE SANTAGO VELA, Ensayo, 1, 36.


310 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

moros el pueblo; mas puesto el Padre Miró al frente de sus feligreses, al primer cañonazo que<br />

éstos dispararon, huyó el enemigo, yendo a parar al pueblo de Guinjulngan, donde cometieron<br />

una serie de atropellos y asesinatos, salvándose en los montes el Padre de este último pueblo»<br />

118 .<br />

Este religioso, según su nota necrológica, «siempre manifestó grande afición a los libros<br />

y al estudio, y constante observancia en el cumplimiento de sus deberes como religioso y como<br />

cura párroco» 119 .<br />

Había nacido el P. Juan Miró en la ciudad tarraconense de Reus el 8 de enero de 1830.<br />

Hizo su profesión religiosa en Monteagudo el 19 de septiembre de 1850. El 15 de octubre de<br />

1852 se le expidió el título de Lector de filosofía.<br />

Llegado a Manila en agosto de 1855, en el mes de diciembre salía para Visayas como Secretario<br />

de Visita del P. Provincial. Luego estuvo en Loboc y Jagna, dedicado al estudio del<br />

visaya. Después administro en Minuluan (Talisay), Guinjulngan, Murcia y, finalmente, Manjuyod.<br />

Fue Vicario Provincial de Negros Occidental, nombrado en marzo de 1860, y de Negros<br />

Oriental, en enero de 1871. Asimismo, en abril de 1860 se le designó por el Prelado diocesano<br />

Vicario Foráneo de Negros Occidental 120 .<br />

2. Padre Fray Ángel Martínez del Carmen<br />

El 24 de septiembre de 1876 entregaba su alma al Señor en Balingasag su Párroco, el P.<br />

Ángel Martínez.<br />

Este pueblo se encuentra en la costa de Misamis, Mindanao. No muy lejos de esta isla está<br />

situada la de Camiguín, en la que en mayo de 1871 ocurrió una gran catástrofe con la erupción<br />

de un volcán. La mayor parte de sus habitantes, con los medios que pudieron procurarse,<br />

buscaron refugio en las costas de Mindanao.<br />

Veamos ahora lo que se lee en la «necrología» del P. Antonio Preciado, Párroco de Catarman,<br />

uno de los pueblos más afectados de Camiguín:<br />

«Por fortuna para los pobres camiguinos, había de Cura en la inmediata isla de<br />

Mindanao, en el pueblo de Balingasag, un fraile recoleto tan digno de aquellas circunstancias<br />

que no parece sino que la divina providencia en sus juicios eternos lo<br />

había creado para el caso.<br />

»Era este recoleto el P. Ángel Martínez, quien, con una caridad asombrosa, supo<br />

multiplicarse y multiplicar sus recursos, para recoger, amparar, mantener a la población<br />

de Camiguín, que, desolada y sin amparo, afluyó a aquellas costas de la jurisdicción<br />

de Balingasag. ¡Ah, cuántos hechos menos notables pregona la historia! Este recoleto<br />

fue el Ángel de la caridad.<br />

»En Balingasag y en las visitas entonces anejas a donde llegaba<br />

118 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 163. Panco, embarcación filipina de cabotaje semejante al pontín (A. CUA-<br />

DRADO MUÑIZ Hispanismos en el tagalo, 617).<br />

119 AM, 61, Difuntos, f. 161.<br />

120 F. SÁDABA, Catálogo, 475.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 311<br />

un desgraciado, se encontraba con la fraternal mano del P. Ángel, que lo socorría con<br />

dinero o con comestibles. Así lo proclaman hoy aún los camiguinos. Y, como los actos<br />

de caridad del P. Ángel fueron tantos y tan varios, no dudo de que, a pesar de la ingratitud<br />

del mundo, durará por muchos años la memoria del Padre recoleto de Balingasag<br />

en los vecinos de Camiguín» 121 .<br />

El P. Ángel Martínez era natural de la ciudad navarra de Cascante, donde había visto la<br />

luz el 1 de marzo de 1825. El colegio de Monteagudo se encontraba muy cerca. En él vistió el<br />

hábito recoleto y al año, el 13 de mayo de 1842, emitió los votos religiosos.<br />

Arribó a Filipinas el 8 de diciembre de 1846 y en marzo de 1848 recibía el presbiterado.<br />

Administró primeramente el pueblo de Siquijor, luego Cajidiocan, para hacerse finalmente<br />

cargo de la parroquia de Balingasag el año 1854. En el Capítulo Provincial de <strong>1867</strong> fue nombrado<br />

Prior vocal de Imus 122 .<br />

3. Padre Fray Zacarías Funes de la Virgen de Araceli<br />

La muerte de este religioso tuvo lugar en el colegio de Monteagudo el 9 de noviembre de<br />

1876. A mediados de este mismo año había salido de Manila para la Península por encontrarse<br />

enfermo.<br />

En Boac, pueblo de la isla de Marinduque, cuya parroquia administraba desde 1873, «dejó<br />

ultimado y en condiciones de llevarse a cabo un proyecto de obras de gran consideración en<br />

su iglesia, que realizó su sucesor el P. Fr. Jacinto Pérez de San Agustín. Era el P. Funes de<br />

carácter sumamente afable y bondadoso, retratándose en su semblante y finos modales las<br />

virtudes que le adornaban».<br />

Nacido nuestro religioso en Corella, Navarra, el 5 de noviembre de 1837, profesó en<br />

Monteagudo el 27 de junio de 1856.<br />

Su llegada a Filipinas ocurrió el 1 de julio de 1860 y a fines de noviembre recibía las dimisorias<br />

para el sacerdocio. En dichas islas administró los pueblos de Puerto Galera, Calapán,<br />

Las Piñas, Taytay del distrito de Morong, y, finalmente, Boac. En agosto de 1866 fue designado<br />

Vicario Provincial de Mindoro. En junio de 1876 se obtuvo a su favor el nombramiento<br />

de Capellán del vapor «Iruracbat», en el que regresaba a la Península 123 .<br />

4. Padre Fray Casto Nájera de la Concepción<br />

Joven todavía, a la edad de treinta años, falleció este religioso el 23 de diciembre de<br />

1876, después de haber recibido con gran devoción los santos sacramentos.<br />

El citado año había regresado de Filipinas a la Península por causa de enfermedad y su<br />

muerte ocurrió en el seno de su familia a donde<br />

121 AM, carp. 82, leg. 2, 7.<br />

122 F. SÁDABA, Catálogo, 444.<br />

123 F. SÁDABA, Catálogo, 509.


312 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

había ido, con el beneplácito de los Superiores, en busca de alivio a la tuberculosis pulmonar<br />

que hacía bastantes años venía padeciendo 124 .<br />

Según una nota biográfica de este religioso, que transcribe el Padre Sádaba, «fue un joven<br />

de inteligencia clara y despejada, y, siendo, como era, excelente poeta, publicó en el Diario de<br />

Manila y El Oriente algunas composiciones, que llamaron justamente la atención de las personas<br />

cultas».<br />

Cita luego el referido Padre los títulos de quince producciones suyas, en verso, que dice<br />

conocer, y afirma que son «todas de sobresaliente mérito» 125 .<br />

Por su parte, el P. De Santiago Vela, después de copiar lo dicho por el Padre Sádaba, escribe<br />

que, en un apunte que posee un Padre recoleto, se dice que las referidas composiciones<br />

son inéditas y se lamenta de que no se publicaran. Añade el P. De Santiago que otro religioso<br />

le comunica, en carta del 1 de enero de 1918, que entre los papeles del difunto P. Florentino<br />

Sáinz se habían encontrado los autógrafos de las poesías del P. Nájera anotadas por el Padre<br />

Sádaba, y agrega que son «endeblillas» y no respondían a la fama que gozaba en Filipinas. El<br />

autor del apunte, que cita el P. De Santiago al principio, menciona también una «Serenata» en<br />

diferentes metros y clases de versos y que «lo último que publicó en el Diario de la Marina<br />

fue una crítica acerca del discurso de un graduado de la Universidad de Santo Tomás, que fue<br />

un plagio del sermón del P. Minguella en el Carmen de San Sebastián» 126 .<br />

El P. Nájera había venido al mundo en el pueblo soriano de Ventosa el 1 de julio de 1846.<br />

Hizo la profesión religiosa en Monteagudo el 2 de julio de 1862. Su arribo a Filipinas fue en<br />

junio de 1868, recibidas solamente las Órdenes Menores.<br />

Una vez sacerdote, es asignado por Compañero del Párroco de Salinas —«alias» Rosario,<br />

en la Provincia de Cavite— en 1870, hasta enero del año siguiente, en que se le expidieron los<br />

títulos de Párroco de Cavite-Puerto y en julio de 1873, de la parroquia de Salinas, que renunció<br />

en 1876 por enfermedad para trasladarse a la Península como ya se ha anotado 127 .<br />

5. Padre Fray Andrés Cobos de la Virgen del Moncayo<br />

Pasó a mejor vida el P. Cobos el 5 de marzo de 1877 en Cabancalán, parroquia que administraba<br />

espiritualmente desde el 27 de octubre de 1848 en que se hizo cargo de la isla de Negros<br />

nuestra Provincia de<br />

124 AM, 61, Difuntos, 162v.<br />

125 F. SÁDABA, Catálogo, 534.<br />

126 G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 6, 2. El sermón citado del P. Minguella creemos debe ser el pronunciado por<br />

este religioso el 20 de enero de <strong>1867</strong> con motivo de la inauguración del reconstruido templo de San Sebastián;<br />

fue impreso (cfr. CR, 11, 750).<br />

127 F. SÁDABA, Catálogo, 534.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 313<br />

Filipinas 128 . Estuvo, pues, al frente de la misma por espacio de veintinueve años.<br />

«Este largo período de su estancia en la parroquia —comenta el P. Rafael García— fue<br />

de inmenso trabajo, período de desmonte, de limpieza y de preparación para la sementera que<br />

sus sucesores habían de hacer allí».<br />

»De catorce a quince mil —hace constar el citado Padre— eran los infieles que en la jurisdicción<br />

parroquial de Cabancalán habitaban. Gente imbuida de ideas sumamente supersticiosas,<br />

de noble y apacible condición cuando con suavidad se les trataba, pero vengativos en<br />

grado sumo cuando alguna injuria recibían.<br />

»Por esto —sigue diciendo—, ni que decir tiene los sudores, las fatigas y desvelos del<br />

Padre Andrés Cobos durante los seis lustros que bajo su cuidado y vigilancia estuvo la parroquia.<br />

Incansable y celoso, trabajó sin tregua en la reducción de los mismos» 129 .<br />

En las notas informativas de 1850 acerca de Cabancalán, cuando el P. Cobos solamente<br />

llevaba algo más de dos años en este pueblo, se lee lo siguiente:<br />

«Actualmente se están reuniendo setenta individuos infieles en dos barrios, uno a<br />

distancia de legua y media de la Cabecera, y el otro, a la de cuatro. El Párroco se ocupa<br />

de su catequismo.<br />

»También se ha formado un nuevo pueblo de ochenta cristianos antiguos que andaban<br />

remontados y vagando por los bosques, hacía ya mucho tiempo, a la distancia<br />

de legua y media del pueblo. El buen trato que experimentaban de las dos autoridades,<br />

los que componen estas nacientes poblaciones, y las ventajas que ven palpables de su<br />

nueva vida en sociedad, serán motivos poderosos para que lleguen pronto al estado de<br />

civilización que prometen y que es de esperar» 130 .<br />

«Los cabancaleños —dice también el ya citado P. Rafael García— lloraron la muerte del<br />

P. Cobos amargamente y, en recompensa de sus trabajos por la prosperidad y bienestar del<br />

pueblo, costearon una lápida de mármol que se colocó sobre su tumba abierta en la misma<br />

iglesia parroquial».<br />

Nuestro religioso nació en Tarazona, Zaragoza, el 30 de noviembre de 1816 y emitió los<br />

votos en Monteagudo el 14 de octubre de 1845.<br />

Su entrada en Manila se verificaba al año siguiente, el 8 de diciembre. Después de permanecer<br />

algún tiempo de Compañero en Dimiao, en 1848, en este mismo año, como ya se ha<br />

dicho, se hacía cargo de la parroquia de Cabancalán 131 .<br />

128 CR, 11, 190.<br />

129 BSN, a. 1951, 179, P. RAFAEL GARCÍA, art. Rosas en el boscaje, en el que se hace referencia a la expedición<br />

del P. Fernando Cuenca por tierras de Negros en 1856 y cuyo lamentable final «frustró las esperanzas alegres<br />

que para su parroquia había concebido el P. Cobos» (cfr. CR, 11, 341).<br />

130 J.FÉLIX, Estadística de la Provincia, 123.<br />

131 F. SÁDABA, Catálogo, 443.


314 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

6. Padre Fray José Tornos de San Francisco Javier<br />

El 10 de mayo de 1849 entraba a regir la parroquia de Alaminos, anteriormente Sarápsap,<br />

en Zambales, el P. Tornos, y en el mismo pueblo pagaba su tributo a la muerte el 22 de mismo<br />

mes, veintinueve años más tarde.<br />

Tan sólo estuvo ausente de su parroquia unos dos años. Pues, elegido en el Capítulo Provincial<br />

de 1864 Prior de Manila, al mismo tiempo que Adito Definidor, en mayo de 1866 le<br />

era admitida la renuncia que había presentado de aquel Priorato.<br />

En su «necrología» se lee que, «a pesar de su delicada salud, trabajó con el mayor celo y<br />

esmero y se aplicó no solamente a desempeñar los cargos de su ministerio, sino también a<br />

tener siempre su iglesia aseada, limpia y verdaderamente digna del culto católico, invirtiendo<br />

en ella gran parte de su estipendio. Era querido y respetado de sus feligreses por su vida<br />

ejemplar y celo por la salvación de sus almas» 132 .<br />

El P. Tornos vino al mundo en la villa zaragozana de Atea el 4 de mayo de 1824 e hizo su<br />

profesión religiosa el 13 de marzo de 1842.<br />

Fue a Filipinas en la misma misión que el antes citado P. Cobos. Ordenado de presbítero<br />

en mayo de 1847, fue destinado en julio del año siguiente de Compañero a Balincaguin para<br />

aprender el dialecto pangasinán. Un año después entró a regir, como ya se ha dicho, la parroquia<br />

de Alamitos-Sarápsap 133 .<br />

7. Padre Fray Matías Tormo de los Dolores<br />

En la parroquia de Lohay, Bohol, falleció el 9 de agosto de 1878 este religioso.<br />

Con anterioridad había administrado también la de Bilar. De su actuación en ésta refiere<br />

el P. Licinio Ruiz lo siguiente:<br />

«En 1861 se hizo cargo de esta parroquia el laborioso P. Fr. Matías Tormo, quien<br />

dejó memoria imperecedera en este pueblo, construyendo el magnífico convento que<br />

hoy existe, acopiando los materiales para la iglesia que después levantó uno de sus sucesores.<br />

A este mismo Padre deben los de Bilar las grandes sementeras de palay y las<br />

muchas de café, siendo el pueblo que más cosecha de toda la provincia este precioso<br />

artículo» 134 .<br />

Nace el P. Tormo en el pueblo valenciano de Beniganim, el 15 de agosto de 1833; profesa<br />

el 8 de abril de 1855 en Monteagudo.<br />

El 1 de febrero de 1858, recibido ya el presbiterado en Calahorra, embarca en Cádiz para<br />

arribar a Manila el 24 de mayo.<br />

132 AM, 61, Difuntos, f. 107v.<br />

133 F. SÁDABA, Catálogo, 444; CR, 11 878,<br />

134 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 736-37.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 315<br />

Al mes de su llegada, con el objeto de aprender el visaya, se le destina de Compañero del<br />

Párroco de Baclayon, a quien sustituye al frente de esta parroquia al año siguiente. Un año<br />

después se hace cargo de la de Bilar, como ya se ha dicho, que regenta hasta 1868, en que se<br />

le encomendó la de Loay. Fue asimismo Vicario Provincial del Sur de Bohol, con los títulos<br />

expedidos el 12 de diciembre del año 1877 135 .<br />

135 F. SÁDABA, Catálogo, 487.


CAPÍTULO VIII<br />

Los Religiosos de la Provincia de Colombia en los años 1876-1881<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Informe sobre el convento del Desierto con súplica de licencia para pedir limosna<br />

con objeto de adquirirlo. –La Santa Sede autoriza la compra del convento,<br />

el establecimiento en él de una comunidad, la apertura del noviciado y<br />

la sujeción de los recoletos candelarios al legítimo Prelado Superior,<br />

residente en España. –El Padre Rocha instala las Cuarenta Horas<br />

en la iglesia del Desierto y nombra Capellán al Padre<br />

Bustamante, con otros detalles.<br />

–Compra del convento<br />

I.- Informe sobre el convento del Desierto con súplica de licencia<br />

para pedir limosna con objeto de adquirirlo<br />

Sucedió en 1875, año en que se cerró el capítulo cuarto de este tomo de Crónicas, pero<br />

dejóse para dar comienzo al presente, en el que se han de narrar los hechos acaecidos en años<br />

posteriores, relacionados con el convento del Desierto de la Candelaria.<br />

El 25 de agosto del indicado año 1875, el Provincial, P. Victorino Rocha, para cumplir un<br />

decreto del señor Arzobispo de Bogotá, don Vicente Arbeláez, dirigió a éste el siguiente informe<br />

acerca del referido convento:<br />

«La necesidad de que en la iglesia del Desierto exista con residencia formal un<br />

Capellán que tribute culto a Nuestra Señora en la advocación de la Candelaria, es a todas<br />

luces evidente. Allí siempre concurren devotos peregrinos a purificar sus almas<br />

por medio del santo sacramento de la confesión; los que concurren a mejorar la salud<br />

por la influencia del clima, desean oír el santo Sacrificio de la misa y la palabra divina;<br />

y muchos hacen promesa de visitar y velar la sagrada imagen; para todos estos actos<br />

piadosos es de necesidad el Capellán y el ocurrir a proveer a los fieles del medio de<br />

llenar sus necesidades espirituales fue lo que se propusieron los fundadores y protectores<br />

del convento.


318 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»Expropiado el convento, resultó que el R. P. Fray Norberto Valbuena, con el fin<br />

de que los religiosos continuasen sirviendo a la Iglesia en aquel santuario, lo compró<br />

al señor Montejo, rematador de la finca. El citado P. Valbuena no ha satisfecho el valor<br />

de la compra, según su informe; si fallece el señor Montejo, volverá a su dominio<br />

la finca, o los herederos del P. Valbuena, usurpando los bienes que deja el Padre, y<br />

que son expolio para repartirlo entre la comunidad, se harían dueños del convento. Para<br />

evitar, pues, este mal, que sería gravísimo para la iglesia y la comunidad, creo que<br />

el medio más oportuno y único exequible es el siguiente: que Su Señoría Ilustrísima se<br />

digne permitir al Capellán, R. P. Valbuena, que pida limosna ya en el Estado de Boyacá,<br />

como en cualquier otro, para adquirir el expresado convento. Conseguida la suma,<br />

la paga al vendedor señor Montejo y otorga el P. Valbuena a Su Señoría Ilustrísima la<br />

escritura de venta de la finca en favor de la iglesia y de los religiosos que ejerzan como<br />

capellanes. Para cortar toda pretensión de los herederos del Padre en caso de muerte,<br />

otorgará por ahora un documento comprometiéndose ante Su Señoría Ilustrísima a<br />

otorgar la escritura luego que se pague la finca, declarando en él que la compra la hizo<br />

para la iglesia y su comunidad.<br />

»Su Señoría Ilustrísima se dignará dirigir una circular a los religiosos para que cada<br />

uno contribuya por su parte y, además, puedan pedir limosna para la compra. Yo de<br />

mi parte haré otro tanto como Provincial. No obstante, Su Señoría ilustrísima se dignará<br />

resolver lo más acertado» 1 .<br />

No tenemos noticia acerca de si el doctor Arbeláez dio respuesta a la petición hecha por<br />

el P. Rocha en el anterior informe. Sabemos, en cambio, que el 28 de febrero del año siguiente,<br />

1876, el referido señor Arzobispo, visto otro informe presentado con diversos documentos<br />

por el P. Rocha con fecha del día 1 del mismo mes, dictaba la resolución siguiente:<br />

«No habiendo fondos suficientes para hacer el pago de la compra del convento del<br />

Desierto, que hizo el R. P. Fr. Norberto Valbuena, según informe del M. R. P. Provincial<br />

de agustinos descalzos, por no haber contribuido los Padres con los fondos para<br />

hacer dicha compra, y considerando, además, que, aun en el supuesto de que se reuniese<br />

la cantidad suficiente, dicha compra no podrá hacerse por los RR. PP. sin expresa<br />

autorización de la Santa Sede, pues, al hacerlo sin esa formalidad, incurrirían en<br />

la misma censura que incurrió el R. P. Valbuena, no podemos acceder a los deseos del<br />

R. P. Provincial» 2 .<br />

1 P. FABO, Restauración, 76; E. AYAPE, El Desierto, 142.<br />

2 AC, t. CLXXXVIII, f. 82.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 319<br />

II.- La Santa Sede autoriza la compra del convento del Desierto, el establecimiento en él<br />

de una comunidad, la apertura del noviciado y la sujeción de los recoletos<br />

candelarios al legítimo Prelado Superior, residente en España<br />

Con anterioridad a la resolución transcrita del señor Arzobispo, el P. Rocha ya se había<br />

dirigido al Comisario Apostólico de la Recolección, P. Gabino Sánchez, con la súplica de que<br />

elevara a Su Santidad unas preces para que autorizara la compra del convento del Desierto y,<br />

al mismo tiempo, concediera otras gracias.<br />

No había tenido el P. Rocha contestación del P. Comisario Apostólico y recurrió a éste<br />

nuevamente con fecha 15 de enero de 1876. Supo el P. Provincial que esta segunda carta<br />

había llegado a manos del P. Gabino, quien no le comunicó que hubiera dado algún paso sobre<br />

su petición. «Seguramente —le decía al P. Comisario el P. Rocha en carta posterior— no<br />

se atrevió a ocurrir a Su Santidad con respecto a los negocios que se contenían en dicha carta,<br />

por razón de que ha tenido noticias Vuestra Reverencia de que el Ilustrísimo señor Arzobispo,<br />

Nuestro Prelado, estaba facultado por Su Santidad para dirigir los asuntos de los Regulares;<br />

mas, como dicho señor Arzobispo no ha manifestado hasta hoy sus letras, ni nos lo ha hecho<br />

saber oficialmente, he tenido que ocurrir a Su Santidad, por medio del Reverendo Padre Procurador<br />

General, el Reverendísimo Padre Fray <strong>Manuel</strong> Martínez, residente en Roma» 3 .<br />

Como vemos, al no tener noticia del P. Gabino Sánchez después de su segunda carta, se<br />

decidió a acudir al Procurador General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez.<br />

Ahora bien; para hacerlo con más seguridad y efecto, dispuso que partiera con rumbo a<br />

Roma el P. Juan Nepomuceno Bustamante, quien lo hizo así el mismo año 1876.<br />

Los asuntos que este Padre recoleto colombiano llevaba para su resolución eran los siguientes:<br />

Compra del convento del Desierto; establecimiento de una comunidad en él; apertura<br />

del noviciado; sujeción de los religiosos recoletos de Colombia al P. Comisario Apostólico<br />

residente en España y bienes de la Provincia de la Candelaria incautados en 1861 por el Gobierno<br />

y luego vendidos.<br />

Una vez en Roma el P. Bustamante, insinuó que, en primer lugar, el P. Procurador consultara<br />

con algunos religiosos que tuvieran conventos en América.<br />

Así lo hizo el P. Martínez para lo cual escribió al P. General de los mercedarios. Y, visto<br />

el parecer del mismo, se redacta una exposición que el P. Procurador, acompañado por el P.<br />

Bustamante, lleva a un monseñor de la Secretaría de Estado, que era con quien había que tratar<br />

el asunto, para consultarle sobre la referida exposición.<br />

3 AG, carp. 5; P. FABO, Restauración, 97; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 16, carta del 15-8-1877, en la<br />

que ambos autores escriben equivocadamente el apellido del P. Procurador en Roma, que es Martínez, y el<br />

primero le llama Sánchez y el segundo, Ibáñez.


320 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Se hicieron, en efecto, algunas correcciones en la misma. Mas, presentóseles una dificultad.<br />

Según costumbre, la exposición debía remitirse al señor Arzobispo de Bogotá con objeto<br />

de que la informara, y podía muy bien ocurrir que dicho informe no fuera favorable. Pero recordaron<br />

que hacía poco, en un caso parecido de los religiosos franciscanos de América, se<br />

había admitido el informe del General de su Orden. Con este precedente, se convino con el<br />

señor de la Secretaría de Estado en que fuera nuestro P. Comisario Apostólico quien informara<br />

también en este asunto.<br />

De conformidad con esta determinación, el P. <strong>Manuel</strong> Martínez envió al P. Gabino Sánchez<br />

una nota con los términos en que debía redactarse la exposición o memorial y su correspondiente<br />

informe.<br />

Retardóse un tanto el P. Comisario Apostólico en dar su contestación, la cual llegó, por<br />

fin, el 12 de diciembre del mismo año 1876. Al día siguiente, la presentaba el P. Procurador<br />

General en la Secretaría de Estado y dos días después ya se firmaba el documento por el que<br />

Su Santidad Pío IX accedía a las cuatro peticiones que se habían hecho 4 . La referente a los<br />

bienes no se había incluido en la exposición presentada, pues se creyó mejor dejarla para otra<br />

oportunidad.<br />

El documento completo, con la petición, informe y concesión, es del tenor siguiente:<br />

«BEATISSIME PATER<br />

Frater Victorinus a Sancto Aloysio Gonzaga (Rocha) Provincialis Provinciae<br />

Americanae Sanctae Mariae, vulgo de la Candelaria, Congregationis Augustinianorum<br />

Discalceatorum Hispaniae et Indiarum, ad Sanctitatis Vestrae pedes magna reverentia<br />

prostratus, humillime a Sanctitate Vestra postulat sequentes facultates:<br />

1.ª Ad emendum caenobium dictum del Desierto de la Candelaria, situm in Republica<br />

Novae Granatae, ab eis cui venditum fuit a Gubernio, ita tamen ut instrumentum<br />

publicum fiat in favorem duorum Religiosorum, non ut talium, sed ut particularium.<br />

Hoc caenobium pertinebat olim ad eundem Ordinem Augustinianorum Excalceatorum.<br />

2.ª Instituendi in dicto caenobio communitatem dictorum Religiosorum, eorum<br />

praecipue qui ferventioris spiritus sint, quique ad vitae communis observantiam sese<br />

obligent. Hoc tamen non obstante precatur Orator Sanctitatem Vestram ut omnibus<br />

concedere dignetur facultatem testandi in favorern Communitatis de his bonis qui ab<br />

eorum parentibus, vel ab aliis, habere possint; et specialiter illis duobus quorum nomine<br />

emptum fuit caenobium, ut illud transmittere valeant per testamentum in alios duos<br />

Religiosos dictae Communitatis; absque his<br />

4 AG, carp. Candelaria, carta del P. Procurador al P. General mercedario, 16-9-76; carp. 5, cartas al P. Comisario<br />

Apostólico, 1 y 18-11-1876; AM, carp. 7 bis, cartas al P. Comisario de Filipinas, 2-11 y 16-12-1876.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 321<br />

cautionibus periculum imminens est quod Gubernium, legibus Reipublicae innixus,<br />

manus suas iniiciat in memorata bona.<br />

3.ª Aperiendi novitiatum in quo iuvenes probatae vitae recipiantur, qui postquam<br />

professionem religiosam emisserint, et dum ibi omnia disponantur ut studiis vacare<br />

possint, in aliquot seminarium mittantur, ubi, absque spiritus religiosi detrimento,<br />

scientiis ecclesiasticis dent operam.<br />

4.ª Quod omnes Religiosi dictae Provinciae subiecti sint eorum legitimo Praesulo<br />

Superiori, nempe, Generali in Hispania degenti, et quod a jurisdictione Ordinariorum<br />

declarentur a Sanctitate Vestra omnino inmunes.<br />

Et Deus, etc.<br />

Infrascriptus Commissarius Apostolicus Ordinis Eremitarum Excalceatorum<br />

Sancti Augustini in universa Hispaniae ditione, visis et mature perpensis, quae a Reverendo<br />

Patre Victorino praecedunt exposita, ad lucem et meliorem ei notitiam permittitur<br />

sequentia notanda.<br />

Provincia Augustiniana B. M. MARIAE de Candelaria, alias Terrae Firmae, zelo,<br />

opere et patientia VV. PP. Mathei Delgado, Ildefonsi a Cruce et Vincentii Mallol de<br />

Familia Augustiniana Religiosorum Discalceatorum Congregationis Hispaniae et Indiarum,<br />

fundata et eidem Congregationi a Sanctissimo Pontifice Urbano VIII per suas<br />

litteras UNIVERSALIS ECCLESIAE datas in forma Brevis die decima sexta iulii anno<br />

millesimo sexcentesimo decimo nono, in perpetuum anexa et unita; semper extitit<br />

et sine interruptione permansit sub iurisdictione Reverendissimi Patris Vicarii Generalis<br />

Superioris omnium Provinciarum memoratae Congregationis Hispaniae et Indiarum.<br />

Suppressis vero civiliter Institutis Monasticis in Hispania per decretum sui Gubernii<br />

datum die octava iulii anno millesimo octingentesimo trigesimo sexto et religiosis<br />

a suis caenobiis expulsis, exceptis tantum illis qui ad administrationem spiritualem<br />

Insularum Philippinarum pertinent, Provincia Terrae Firmae, tunc ab Hispania emancipata<br />

et in relatione difficile cum suo capite et Superiore totius Congregationis Reverendo<br />

Patre Vicario Generali, ad suum Provincialem et Prelatos redacta est.<br />

Insuper, rebus in Hispania sic stantibus, Sanctissimus Pater Gregorius XVI sollicitus<br />

pro bono universalis Ecclesiae et praecipue Institutionum Monachalium, de plenitudine<br />

Auctoritatis suae, per Brevem datum Romae die decima nona maii anno millesimo<br />

octingentesimo trigesimo quinto, benigne indulsit ac Illustrissimo Domino Emmanueli<br />

losepho Mosquera Archiepiscopo de Santa Fe de Bogotá, facultatem concessit<br />

visitando caenobiis Ordinum Regularium in sua Archidioecesi erecta et fundata, quam<br />

et Summus Pontifex Pius Papa IX, actualis Ecclesiae caput, defuncto Illustrissimo<br />

Domino Mosquera, concedere et impertire dignatus est, continenti successione, Reverendissimis


322 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Domino Antonio Herrán et Domino Vincentio Arbeláez, memoratae Archidioecesis<br />

Superioribus ac Praesulibus.<br />

Hodie Reverendissimus Pater Provincialis Terrae Firmae Frater Victorinus Rocha<br />

a Sancto Aloysio Gonzaga, antiquae Matris Congregationis Hispaniae memor, ac de<br />

bono et prosperitate suae Provinciae consulens, humillime adiunctas preces Sanctitati<br />

Vestrae mittit, in quibus etsi contraria aliqua appareant praescriptionibus nostrarum<br />

sacrarum constitutionum illis praecipue quae ad votum paupertatis referentur, attentis<br />

tamen praesentibus circunstantiis illius Reipublicae, in qua leges civiles Institutis Monasticis<br />

minime favent, si illam nostram Provinciam, paene extinctam, ad novam vitam<br />

revocare cupimus, mea conscientia iudico, quod omnia ab Oratore a Sanctitate<br />

Vestra petita, benigne illi concedi possunt similiter et ea quae ad studia spectant circa<br />

quae, si mihi possibile est, mittere illuc ex Hispania curabo aliquos Religiosos bene<br />

instructores qui iuvenes illos religiosos scientiam et pietatem intra claustra docebunt.<br />

Nihil dicam de illorum Religiosorum a legitimo Praesule dependentia, quae absque<br />

dubio utilitati et convenientiae ipsius Provinciae maxime congruens erit. Quare iuxta<br />

exposita precatur etiam infrascriptus, salvo meliori iudicio, Sanctitati Vestrae, cuius<br />

pedes humiliter deosculor.<br />

Matriti die vigesima prima novembris anno millesimo octigentesimo septuagesimo<br />

sexto.<br />

Frater Gabinus Sánchez a Conceptione.<br />

EX AUDIENTIA SANCTISSIMI – Die 15 decembris 1876<br />

Sanctissimus Dominus Noster divina Providentia Pius Papa IX referente me infrascripto<br />

Sacrae Congregationis Negotiis Ecciesiasticis extraordinariis praepositae<br />

Secretario, attentis expositis, et voto Reverendissimi Patris Commissarii Apostolici,<br />

benigne annuit pro gratia iuxta petita contrariis quibuscumque minime obfuturis.<br />

Datum Romae e Secretaria eiusdem Sacrae Congregationis die, mense et annno<br />

praedictis.<br />

A. Jacobini, Secrius» 5 .<br />

Una vez en posesión del anterior documento, el P. Victorino Rocha envía una copia del<br />

mismo, con fecha 20 de agosto de 1877, al señor Arzobispo de Bogotá. Mas, por encargo de<br />

éste, se le devuelve al día siguiente con una anotación que decía: «Nunca se ha acostumbrado<br />

que los rescriptos de Su Santidad se presenten al Prelado en copia sin autenticidad».<br />

Cumplido el exigido requisito, se lo remite el P. Provincial al señor Arzobispo, quien se<br />

lo devuelve de nuevo el día 27, «para que haga uso de él, al tenor de su contenido» 6 .<br />

5 P. FABO, Restauración, 84; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 12.<br />

6 AC, t. CLXXXIV, ff. 90, 91


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 323<br />

III.- El Padre Rocha instala las Cuarenta Horas en la iglesia del Desierto<br />

y nombra Capellán al Padre Bustamante, con otros detalles<br />

Existe un acta levantada en el mismo coro de la iglesia del Desierto el 19 de febrero de<br />

1878, firmada y sellada por el P. Victorino Rocha y por el P. Eloy Torres, como Pro-<br />

Secretario. El interés de la misma nos impele a trasladarla íntegra a estas páginas. Dice así:<br />

«Yo, Fray Victorino de San Luis Gonzaga Rocha, Provincial de la Orden de<br />

Agustinos Descalzos, habiendo salido de Santa Fe de Bogotá el día 9 del presente, llegué<br />

a esta santa Casa, jurisdicción del Estado soberano de Boyacá, donde reunidos algunos<br />

religiosos a son de campana, el día 19 del mismo mes, congregados en el coro<br />

de la iglesia, les hice saber el objeto de mi llegada, después de haber iniciado este acto<br />

solemne y de misericordia con el himno y preces del caso en que se pide al Espíritu<br />

Santo su asistencia para conseguir el buen éxito de nuestra instalación; les hice saber:<br />

1.º, el amor y bondad con que nos trata Nuestro Señor por medio de su amado Vicario,<br />

quien con tanta caridad nos ha dispensado el gran privilegio de instalar en esta santa<br />

iglesia las Cuarenta Horas para bien de los religiosos y de todos los pueblos adyacentes<br />

que quieran aprovecharse de tan gran regalo a favor de las almas; 2.º, les hice presente<br />

también que el Vicario de Cristo nos quiere dar más muestras de su bondad excitando<br />

a los religiosos que, por dolorosas circunstancias del tiempo, se hallan afligidos<br />

y desean llevar una vida de recogimiento y de provecho para sus almas, a solicitar un<br />

asilo, donde puedan con una santa libertad proporcionarse los recursos necesarios para<br />

tan santo fin, y 3.º, que entiendan los religiosos que quieran prepararse para ese día<br />

tremendo de la muerte, que deben resolverse a prepararse por el medio con el que el<br />

mismo Santo Padre se interesa por nuestra feliz suerte.<br />

Por tanto, Padres hermanos e hijos nuestros en Nuestro Señor Jesucristo, os exhorto<br />

y suplico encarecidamente oigáis la voz del Pastor universal de la Iglesia Católica,<br />

que quiere y desea amorosamente nuestra felicidad. Mas yo, aunque indigno Prelado<br />

vuestro que no merezco ni el nombre, sin embargo, bien conozco que soy vuestro<br />

Prelado, porque ésta es la voluntad de Dios y por lo mismo tengo obligación que cumplir;<br />

en su virtud declaro instaladas las Cuarenta Horas en esta santa iglesia, además de<br />

la vida común, esto es, vivir sine proprio los que con santa libertad quieran someterse<br />

a una vida que tenga por objeto las delicias de una vida pura e inocente y la eterna felicidad.<br />

Ahora bien, como el R. P. Fr. Norberto Valbuena, que ha prestado a nuestra comunidad<br />

el servicio de permanecer diecisiete años cuidando de nuestra iglesia y de esta<br />

casa, por lo


324 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

cual le vivimos reconocidos y le damos las gracias, hoy quiere, según dice, salir a descansar;<br />

en esta virtud, hemos tenido a bien nombrar Capellán de nuestra iglesia al R.<br />

P. Fr. Juan de Jesús Bustamante, recibiendo del P. Valbuena por el inventario que<br />

había cuando estaba la comunidad, esto es, vasos sagrados, ornamentos, cuadros y todos<br />

los enseres pertenecientes al convento bajo su responsabilidad.<br />

Además, considerando los graves y repetidos desórdenes que se cometen en esta<br />

santa casa el 2 de febrero con el pretexto de la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria,<br />

prohibimos la celebración de esta fiesta en su día y se traslade a uno de los domingos<br />

de Cuaresma o al día que antecede a las Cuarenta Horas, en cuyo novenario podrá<br />

haber ejercicios espirituales que sirvan de preparación para las Cuarenta Horas.<br />

Por tanto, exhortamos y encarecemos al R. P. Bustamante el celo por nuestra iglesia;<br />

sin embargo, que de esto estamos convencidos y bastantes pruebas nos ha dado, es<br />

cierto que se le presentarán dificultades y sacrificios, pero no debe aguardar recompensa<br />

del mundo, sino que todo lo debe esperar de Dios y de la Santísima Virgen, en<br />

quienes debe poner toda su confianza» 7 .<br />

IV.- Compra del convento<br />

Acerca de la compra del convento del Desierto o, mejor dicho, de la legalización de dicha<br />

compra mediante escritura, una vez otorgado el rescripto pontificio ya indicado y transcrito,<br />

tan sólo nos es posible anotar lo siguiente:<br />

En una carta escrita el 23 de diciembre de 1878 por el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, al Provincial, P. Victorino Rocha, se manifiesta que, al contestarle, tiene a la vista<br />

los cuatro documentos que dicho P. Rocha le había remitido. Uno de estos documentos era el<br />

acta copiada en el apartado anterior y otro, una carta fechada el 18 de agosto del referido año<br />

1878, en la que le da cuenta de haberse realizado la compra del convento del Desierto, cuya<br />

escritura se había hecho a favor del P. Bustamante.<br />

Esta carta no se ha podido encontrar, por lo que nos limitaremos a traer lo que respecto de<br />

este asunto escribe el P. Comisario Apostólico en su respuesta ya citada del 23 de diciembre.<br />

«Viniendo al asunto de la escritura del convento —escribe el P. Gabino—, ya parece está<br />

resuelto en principio; por lo que hace a garantizar la posición para lo sucesivo, como ya le<br />

decía en carta del 4 de diciembre del año pasado, es preciso conformarse con la cláusula de la<br />

concesión pontificia».<br />

Como vimos en la petición elevada a la Santa Sede y concedida en el rescripto, el instrumento<br />

público de la compra debía hacerse en favor de dos religiosos, no como tales, sino como<br />

particulares, los<br />

7 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 325<br />

cuales pudieran transmitirlos por testamento a otros dos religiosos de la misma comunidad.<br />

Al P. Gabino Sánchez se le había propuesto primeramente por el P. Rocha que buscara<br />

alguna persona española con el fin de hacer en su nombre la compra del Desierto para así poder<br />

asegurar su posesión. Pero, como España no tenía a la sazón representante en Bogotá, se<br />

le indicó entonces que bien podría ser algún individuo francés o inglés. Mas el P. Comisario,<br />

en la carta que hemos indicado, exponía que no conocían a persona alguna de nacionalidad<br />

francesa o inglesa que les inspirase la omnímoda confianza que el caso exigía. «Sin embargo<br />

—termina su misiva—, yo prometo a Vuestra Reverencia que, si algún día encuentro medio<br />

para asegurar lo nuestro, crea firmemente que desde luego se lo indicaré» 8 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Viaje del Padre Bustamante a Roma y Madrid. –El Padre Rocha, como Provincial y en<br />

nombre de sus religiosos, rinde obediencia al Padre Comisario Apostólico. –Acta<br />

del Definitorio General y decreto del Padre Comisario con la aceptación de<br />

la sumisión de la Provincia y la confirmación del Padre Rocha en el cargo<br />

de Provincial. –Carta del Padre Comisario Apostólico que acompaña<br />

a los anteriores documentos. –Cartas del Padre Rocha a los Padres<br />

Comisario Apostólico y Procurador General. –Nuevo<br />

nombramiento de Provincial a favor del Padre<br />

Rocha y designación del Padre Bustamante<br />

para sustituirle en caso de accidente.<br />

–Carta enviada con los decretos y<br />

contestación del Padre Rocha<br />

I.- Viaje del Padre Bustamante a Roma y Madrid<br />

Como se ha dicho en el apartado segundo del artículo primero de este capítulo, el P. Bustamante<br />

partía en dirección de Roma el año 1876. Llevaba en cartera diversos asuntos encomendados<br />

a él por el P. Rocha, a fin de que tratara de solucionarlos 9 .<br />

Visitó los Santos Lugares de Palestina antes de dirigirse a la ciudad del Tíber, a donde<br />

llegó, al parecer, en el mes de septiembre del referido año 1876 10 . A su arribo fue encaminado<br />

al convento de los agustinos descalzos italianos, los cuales le condujeron a nuestro hospicio 11 .<br />

8 AG, carp. 5.<br />

9 S. MATUTE, Apuntes, 1, 8; P. FABO, Restauración, 78; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 11; E. AYAPE, El<br />

Desierto, 156; R. BUITRAGO, Memorias biográficas, 616. Cotejando lo que se relata en el texto con lo narrado<br />

por estos autores, se podrán observar en ellos algunas inexactitudes, como ocurre asimismo en algunos<br />

otros hechos.<br />

10 En Roma se dio comienzo a las gestiones con la carta del P. Procurador al P. General de los mercedarios de<br />

fecha 26-9-1876 (AG, carp. Candelaria).<br />

11 AG, carp. 5, carta del P. Procurador al P. Comisario del 12-10-1877. Es extraño que el P. Bustamante no conociera<br />

la existencia de nuestra hospicio, pues lo sabía ya el P. Rocha. Tal vez olvidaría su dirección o la<br />

hubiera extraviado.


326 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Trató con el Procurador General, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, los asuntos que le habían<br />

traído a Roma y procedieron los dos a dar los pasos necesarios para su resolución hasta conseguir<br />

de Su Santidad el rescripto del 15 de diciembre del mismo año 1876, ya dado a conocer<br />

literalmente en las páginas anteriores.<br />

Terminada su estancia en Roma, se trasladó el P. Bustamante a España, a donde parece<br />

que arribó a últimos de marzo o primeros de abril del año siguiente 1877. Siguió el itinerario<br />

que le indicaba el P. Procurador y fue en primer lugar al colegio de Marcilla, en el que permaneció<br />

por espacio de cinco días. Luego se dirigió al de Monteagudo en el que estuvo otros<br />

tantos. En ambas casas su presencia fue acogida con entusiasmo por todos los religiosos sus<br />

hermanos.<br />

El día 23 de abril parte de Monteagudo en dirección a la capital de España con objeto de<br />

entrevistarse con el P. Comisario Apostólico, mas, a su llegada a Madrid, se le notifica que el<br />

P. Gabino se encontraba ausente. Había marchado al pueblo de Calmarza a causa de tristes<br />

acontecimientos familiares.<br />

Ante este contratiempo, decide trasladarse a París y dejar en Madrid una carta para el P.<br />

Comisario Apostólico. Dicha misiva, fechada el 24 del ya citado mes de abril, es como sigue:<br />

«No se puede figurar la pena que he tenido por no haberle encontrado a Vuestra<br />

Reverencia en esta ciudad donde pensaba hablarle con confianza acerca de nuestra<br />

comunidad; mas, no pudiendo esperarle por lo angustioso del tiempo de que dispongo,<br />

he resuelto dejar esta carta, para ofrecerle mis respetos y decirle brevemente lo que deseaba<br />

exponerle.<br />

»Por las copias adjuntas verá lo que nos concedió Su Santidad y también lo que<br />

pedimos acerca de las restituciones que han hecho y seguirán haciendo los que remataron<br />

nuestras fincas, lo cual quedó sin resolver porque no fue presentado a Su Santidad;<br />

mas, como ya se concluye el tiempo por el que le concedieron al señor Arzobispo la<br />

facultad de percibir las sumas que se restituyan, sería conveniente volver a hacer la petición<br />

de que siquiera nos dieran lo que haya quedado y que los rematadores se arreglen<br />

con el Prelado regular. Yo haré que en Colombia los Prelados regulares se presenten<br />

a Su Santidad para ver si saco algo. Me voy con la confianza puesta en Dios y<br />

en la Santísima Virgen, a procurar trabajar en nuestra organización; de todo daré cuenta<br />

a Vuestra Reverencia.<br />

»Una de las cosas que deseaba indicarle es que Vuestra Reverencia con la Provincia<br />

de Filipinas conferencien a ver si es posible nos puedan auxiliar con algunos catedráticos<br />

y lo demás que puedan. Yo iré a procurar reparar el edificio. Esta idea la indiqué<br />

en los colegios y fue bien acogida 12 .<br />

12 El P. Santiago Matute refiere que, cuando llegó a Monteagudo el P. Bustamante, residía él en dicho colegio,<br />

como corista de votos simples. «Fue recibido —escribe— con verdadero entusiasmo y de mí puedo confesar<br />

que, si hubiera solicitado coristas voluntarios, estaba dispuesto a inscribirme en la lista de los primeros»<br />

(S. MATUTE, Apuntes, 1, 12, 13).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 327<br />

»También deseaba ver si podía llevar un poder de algún religioso, como particular,<br />

para poner la escritura del convento a su nombre, pues así tendríamos una seguridad.<br />

»Como el Prelado Provincial que hay al presente fue nombrado por el señor Arzobispo,<br />

convendría que Vuestra Reverencia lo nombrase Vicario Provincial mientras<br />

que nos podamos organizar, para que pueda haber Capítulo; lo mismo convendría<br />

hacer con el Prior del Desierto P. Fr. Norberto Valbuena, que fue el último nombrado<br />

por el Capítulo y que es el que ha cuidado de la iglesia y convento hasta ahora. Sería<br />

muy conveniente que yo llevara dichos nombramientos para lo cual indico a Vuestra<br />

Reverenda la dirección de París, a donde puede mandarlos hasta el 4 de junio, pues me<br />

iré ese mes Dios mediante... No pierda de vista Vuestra Reverencia que en Colombia<br />

la mies es mucha y los operarios somos muy pocos».<br />

De regreso en Madrid el P. Gabino Sánchez y leída la carta del P. Bustamante, le contesta<br />

a éste con otra carta fechada el 4 de mayo. En ella, después de explicarle su ausencia por ocho<br />

días de la capital por el sensible motivo de despedirse de su único hermano, Párroco de su<br />

pueblo, a la sazón enfermo de mucha gravedad, se expresa de este modo:<br />

«Enterado de su precipitada salida, que no me explico bastante, atendiendo al<br />

tiempo de su permanencia en Roma y otros puntos, tuve el doble sentimiento de no<br />

conocerle personalmente y no poder aprovechar la ocasión de conferenciar respecto<br />

del personal y de lo demás referente a la Provincia, puesta hoy por el Santo Padre bajo<br />

mi jurisdicción y solicitud.<br />

»No veo oportuno acompañarle los nombramientos provisionales de que hace<br />

mención, por considerar más propio y de mayor utilidad a la Provincia proveerla de<br />

Prelados y de Gobierno proporcionado al estado y excepcionales circunstancias en que<br />

se halla. Al efecto, y a fin de ganar tiempo, espero que Vuestra Reverencia, tan pronto<br />

como llegue a Colombia, se entienda con los Padres graves y me remitan en pliego<br />

certificado noticia circunstanciada del personal y demás que convenga referente a la<br />

Provincia, para, en su vista, proceder con el buen deseo de acierto y justificación que,<br />

gracias a Dios, nos caracteriza».<br />

El P. Bustamante, en su respuesta, fechada el 17 del mismo mes de mayo, se explica así:<br />

«Tenía varias causas para no poder permanecer mucho tiempo en Madrid y una de<br />

ellas era el deseo de llegar a París para saber de Colombia y arreglar el viaje; el nombramiento<br />

de que hablaba era porque el Provincial fue nombrado por el señor Arzobispo<br />

y él deseaba que, mientras nos reunimos y organizamos, tuviéramos Provincial y<br />

Prior nombrados por Vuestra Reverencia para que no les quedase dudas a algunos y<br />

también para que Vuestra Reverencia empezase a ejercer su jurisdicción sobre la Provincia.<br />

Pero haremos lo que Vuestra Reverencia indica» 13 .<br />

13 AG, carp. 5.


328 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- El Padre Rocha, como Provincial y en nombre de sus religiosos,<br />

rinde obediencia al Padre Comisario Apostólico<br />

Llegó, por fin, el P. Bustamante a Bogotá. Inmediatamente hace entrega al P. Rocha del<br />

documento pontificio.<br />

El P. Provincial, lleno de «gran felicidad», se dirige el 15 de agosto del mismo año 1877<br />

al P. Comisario Apostólico. En su escrito, después de consignar, además de ciertas aclaraciones,<br />

que esperaba que el P. Procurador General ya le tendría informado de todo el contenido<br />

del referido documento, le presta obediencia con estas palabras:<br />

«Por tanto, pues, yo como Provincial de agustinos descalzos existente en esta República<br />

y a nombre de todos los religiosos de Nuestra Provincia que la constituyen,<br />

con la mayor humildad, reverencia y placer rendimos la obediencia a Vuestra Reverencia,<br />

sujetándonos a todas las disposiciones que emanen de la autoridad de Vuestra<br />

Reverencia» 14 .<br />

Fue remitido este escrito al P. Gabino Sánchez por medio del P. <strong>Manuel</strong> María Martínez,<br />

a cuyas manos llegaba a últimos de septiembre. Sin pérdida de tiempo lo retransmitía el P.<br />

Procurador a su destinatario 15 .<br />

III.- Acta del Definitorio General y decreto del Padre Comisario Apostólico<br />

con la aceptación de la sumisión de la Provincia y la confirmación<br />

del Padre Rocha en el cargo de Provincial<br />

El día 24 de noviembre del repetido año 1877, el Comisario Apostólico, P. Fr. Gabino<br />

Sánchez de la Concepción, reunía en su casa-habitación de Madrid a los Padres Definidores<br />

Generales Fr. Ángel Barra de Santa Bárbara, Fr. Eugenio González de San José, Fr. Francisco<br />

Gutiérrez de San Pascual Bailón y Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua.<br />

Abierta la sesión, el P. Comisario les presentó, entre otros, los cuatro documentos siguientes:<br />

La súplica elevada a Su Santidad por el Provincial P. Fr. Victorino Rocha de San<br />

Luis Gonzaga en solicitud de cuatro gracias, que ya conocen nuestros lectores; el informe que<br />

al pie de dicha súplica extendió el P. Comisario Apostólico; el decreto pontificio por el que se<br />

concedía cuanto la referida súplica comprendía y, finalmente, la carta del P. Rocha dirigida al<br />

P. Comisario Apostólico el 15 de agosto de 1877 en la que reconocía a éste por su Prelado en<br />

nombre suyo y de todos los religiosos de la Provincia.<br />

Leídos por este orden los cuatro documentos, los PP. Definidores<br />

14 AG, carp. 5; P. FABO, Restauración, 88; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 17.<br />

15 P. FABO, Restauración, 80.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 329<br />

Generales, bien enterados de su importancia —dice el acta de la reunión—,<br />

«considerando llegado el momento, dispuesto por la Providencia, de incorporar y<br />

anexionar a la Congregación Agustiniana de España e Indias una Provincia por largo<br />

tiempo separada de su jurisdicción, aunque contra su voluntad y en fuerza de las vicisitudes<br />

dolorosas por que pasaron los Institutos monásticos; inspirados en la verdadera<br />

confraternidad que une los espíritus en Dios y hace las delicias de la vida del religioso,<br />

habiendo conferenciado brevemente, acordaron por unanimidad presentar y presentaron<br />

a la aprobación de Nuestro Padre Comisario las resoluciones siguientes:<br />

1.ª Que nuestra Provincia Agustiniana de Santa María, título de la Candelaria en<br />

América, al reanudar hoy sus relaciones y constituirse bajo la jurisdicción y filial dependencia<br />

de su Matriz, entre y funcione en ella con todos sus derechos, voces, acciones<br />

y demás que le conceden nuestras Leyes, Bulas Pontificias y Capítulos Generales<br />

de Nuestra Congregación.<br />

2.ª Que Nuestro Padre Comisario Apostólico haciendo uso de las facultades ordinarias<br />

y extraordinarias, que por la Santa Sede le están delegadas para nombrar fuera<br />

del Capítulo todos los cargos de la Congregación de España e Indias, confirma con el<br />

de Provincial de la citada Nuestra Provincia de Santa María de la Candelaria al Reverendo<br />

Padre Fray Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha, subdelegándole todas las facultades<br />

que crea necesarias para la mejor organización y gobierno de aquella remota<br />

Provincia.<br />

3.ª Que a propuesta en terna del expresado R. P. Provincial Fray Victorino, la cual<br />

formará en conciencia y bajo su más estrecha responsabilidad, Nuestro Padre Comisario<br />

Apostólico nombre el Definitorio de dicha Provincia, el Prior de la casa Madre,<br />

Maestro de novicios y cualesquiera otros cargos que en su alta penetración crea conveniente<br />

al incremento y bien espiritual y temporal de la misma».<br />

En esta misma acta de la reunión definitorial se copian, a continuación de lo anteriormente<br />

transcrito, los consabidos cuatro documentos. Después viene el siguiente decreto firmado<br />

en igual fecha que el acta por el P. Gabino Sánchez de la Purísima Concepción, refrendado,<br />

como Prosecretario General, por el Definidor P. Fr. Eugenio Gómez de San José. Dice así:<br />

«Primero. Resultando de los documentos que anteceden que el Reverendo Padre<br />

Provincial de Nuestra Provincia americana de Santa María de la Candelaria, Fray Victorino<br />

de San Luis Gonzaga, antes de recurrir a la Santa Sede tomó nuestra venia conforme<br />

a lo mandado y ordenado por Bulas Pontificias y acordado en nuestros Capítulos<br />

Generales, remitiéndonos la


330 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

súplica y rogándonos reverentemente que viniésemos en confirmarla y recomendarla,<br />

como lo hicimos con el mayor interés.<br />

Segundo. Que el Reverendo Padre Fray Victorino en el acto de reconocer con su<br />

Provincia e individuos que la constituyen nuestra autoridad y jurisdicción, lo hace espontáneamente<br />

y procede en virtud de la concesión pontificia consignada en el artículo<br />

cuarto de la súplica.<br />

Considerando: Que la Provincia Agustiniana de Santa María de la Candelaria,<br />

fundada por Padres Agustinos Descalzos, procedentes de la Congregación de España,<br />

e incorporada para siempre desde su instalación a la misma Congregación en virtud de<br />

las Bulas Pontificias, funcionó a su lado sin alteración de ninguna clase, y que de su<br />

actual anexión, lejos de surgir obstáculos, han de resultar, esperamos en Dios, grandes<br />

ventajas a la Orden en general, a la Congregación, a la dicha Provincia americana y a<br />

todos y cada uno de aquellos nuestros amados súbditos.<br />

Considerando: Que la demora en proveer a la susodicha nuestra Provincia de Prelados<br />

y representación digna pudiera entorpecer su organización y progresos, y aun inutilizar<br />

todo lo actuado con detrimento de nuestra propia conciencia.<br />

Últimamente: Visto el parecer unánime y acuerdos tomados por los Reverendos<br />

Padres Definidores Generales en sesión de Definitorio pleno en este día, que hacemos<br />

propios:<br />

Nos, que honrados y elevados, sin méritos de nuestra parte, por Nuestro Santísimo<br />

Padre Pío IX, gran Pontífice reinante, por su decreto de 28 de marzo de 1862, al cargo<br />

de Comisario Apostólico de Nuestra Congregación de Agustinos Descalzos de España<br />

e Indias, hemos velado por el sagrado depósito que nos ha sido confiado sosteniendo<br />

la doctrina pura de la Iglesia, orando sin intermisión y procurando por todos los medios<br />

el incremento de la Congregación y bien espiritual y temporal de todos nuestros<br />

súbditos: Por el presente decreto y haciendo uso de las facultades ordinarias y extraordinarias<br />

que por delegación apostólica nos están delegadas, venimos en acordar y decretar<br />

y acordamos y decretamos las disposiciones siguientes:<br />

1.ª Acogemos y aceptamos amorosa y paternalmente el reconocimiento y filial<br />

sumisión con que el Reverendo Padre Fray Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha,<br />

como representante de la Provincia de su cargo y en nombre de todos los religiosos<br />

Agustinos Descalzos que la constituyen, reconoce nuestra autoridad y jurisdicción<br />

prometiendo acatar y cumplir nuestras disposiciones al presente y en lo sucesivo; por<br />

tanto, le incorporamos con todos nuestros amados súbditos de dicha nuestra Provincia<br />

de Santa María de la Candelaria a su Matriz la Congregación Agustiniana Descalza de<br />

España e Indias, para siempre y con los derechos, privilegios y goces que a los mismos


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 331<br />

conceden nuestras Sagradas Leyes, Disposiciones Pontificias y Acuerdos de los Capítulos<br />

Generales de la Congregación.<br />

2.ª Autorizamos y confirmamos al expresado Reverendo Padre Fray Victorino de<br />

San Luis Gonzaga en el cargo de Provincial de nuestra Provincia americana de Santa<br />

María de la Candelaria, y le confirmamos con todas las exenciones, facultades y derechos<br />

que disfrutaron los de su clase, subdelegándole, además, como le subdelegamos,<br />

todas nuestras facultades, en la forma que podemos, a mayor gloria de Dios, bien de la<br />

Congregación, de la Provincia que le confiamos, y amados súbditos.<br />

3.ª Ordenamos y mandamos al Reverendo Padre Provincial Fray Victorino que<br />

con toda brevedad forme y pase de oficio a nuestra autoridad la propuesta en terna de<br />

candidatos para los nombramientos de Padres Definidores Provinciales, Prior de la<br />

Casa Madre, Maestro de novicios y demás que crea necesario, procurando figuren en<br />

dicha propuesta aquellos religiosos de su Provincia que reúnan mayores condiciones<br />

de virtud, ciencia, prudencia y gobierno.<br />

4.ª Asimismo ordenamos y mandamos al referido Padre Provincial de nuestra Provincia<br />

americana que igualmente forme y nos remita un estado general del personal de<br />

sus súbditos, expresando en casillas separadas y sin confusión los nombres y apellidos<br />

del siglo y de la Orden, edad, antigüedad de hábito, cargos honoríficos que desempeñaron<br />

y cuanto conduzca al cabal conocimiento del mérito y circunstancias de<br />

cada uno.<br />

5.ª A la vez dicho Reverendo Padre Provincial nos dará cuenta de los emolumentos<br />

y recursos de que puede disponer y plan que se propusiere para la organización,<br />

desarrollo e incremento de su Provincia, y también del uso que hiciere de las amplias<br />

facultades con que le investimos, consultándonos, si la índole de los asuntos lo consintiere,<br />

en los muy arduos y para cuya resolución sea necesaria la intervención de nuestro<br />

Definitorio General.<br />

Últimamente: ordenamos y mandamos, en virtud de saludable obediencia, a todos<br />

nuestros súbditos que reciban, acojan con respeto, guarden y cumplan cuantas disposiciones<br />

contiene y dejamos consignadas en este nuestro decreto sobre lo que les oneramos<br />

la conciencia» 16 .<br />

V.- Carta del Padre Comisario Apostólico que acompaña a los anteriores documentos<br />

Los documentos que acabamos de transcribir, acompañados por una carta dirigida al P.<br />

Rocha de fecha 4 de diciembre del mismo año 1877, los envió el P. Gabino por conducto del<br />

Procurador P. <strong>Manuel</strong><br />

16 AG, carp. 5; P. FABO, Restauración, 81, 88; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 19, 21.


332 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

María Martínez. El 25 del citado mes éste lo remitía todo a su destinatario el P. Provincial,<br />

por correo certificado para mayor seguridad 17 .<br />

En la referida carta al P. Rocha se expresaba el P. Gabino de esta guisa:<br />

«Dolorosas pérdidas de familia no me han permitido dar contestación, tan pronta<br />

y cumplida como deseaba, a la amable de Vuestra Reverencia de 15 de agosto último,<br />

que leí con gran satisfacción.<br />

»Desde el momento que tuve noticia por el R. P. Procurador General nuestro en<br />

Roma de la resolución de Vuestra Reverencia de sacudir el yugo de la jurisdicción ordinaria<br />

para volver a unirse con toda su Provincia a su Madre natural, la Congregación<br />

de España, vengo haciendo votos por este importante pensamiento que hoy veo realizado<br />

con mucha alegría de mi alma.<br />

»Vuestra Reverencia en su indicada carta, haciendo uso de la autorización pontificia<br />

que le asiste y elevando su mirada a mi humilde persona, como Provincial que es<br />

de los agustinos descalzos existentes en esa República, y en nombre de todos los religiosos<br />

de su Provincia, que la constituyen, con la mayor humildad, reverencia y placer,<br />

rinde obediencia y se somete al cumplimiento de toda disposición que emane de<br />

mi autoridad de Comisario Apostólico que soy, aunque sin merecerlo, de la Congregación<br />

de Agustinos Descalzos de España e Indias.<br />

»¡Quién me diera, hermano mío, teneros a mi vista o poder trasladarme a esa remota<br />

Provincia para daros y a todos vuestros súbditos un abrazo estrecho y fraternal<br />

tan íntimo que os confundiera en mi corazón!<br />

»Mas ya que la distancia no lo permite, realícese en espíritu, y conste siempre<br />

que, si Vuestra Reverencia y súbditos se proponen y resueltos están a acatar y cumplir<br />

las órdenes de mi autoridad, como dignos hijos, yo, con el auxilio de Dios, probaré<br />

con hechos positivos que no en vano he recibido vuestra sumisión y sincero reconocimiento.<br />

»Adjuntos acompañan con carácter duplicado el acta del Definitorio General y un<br />

decreto de mi autoridad, que me prometo y espero sean bien recibidos y cumplidos en<br />

todas sus partes, supuesto que tienden al mayor bien espiritual y temporal de esa amada<br />

Provincia» 18 .<br />

V.- Cartas del Padre Rocha a los Padres Comisario Apostólico y Procurador General<br />

Era el 1 de abril de 1878 cuando el P. Rocha, sin noticia alguna aún del P. Comisario<br />

Apostólico, pues todavía no le habían llegado los anteriores documentos, se dirigía por cuarta<br />

vez a dicho P. Comisario acerca del mismo asunto.<br />

En esta ocasión, después de darle cuenta de lo conseguido en Roma, por lo cual él como<br />

Provincial y sus religiosos reconocen al P. Comisario y le obedecen, y de recordarle luego que<br />

el señor Arzobispo<br />

17 P. FABO, Restauración, 80.<br />

18 M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 17.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 333<br />

de Bogotá había sido el que nombraba los Prelados regulares, le hace presente, en su virtud,<br />

nombre un sucesor suyo. Con este fin le presenta la terna de los religiosos siguientes: 1.º, P.<br />

Fr. Domingo Ballén de San Antonio; 2.º, P. Fr. José Mogollón de San Francisco de Paula, y<br />

3.º, P. Fr. Juan Nepomuceno Bustamante de San José.<br />

Le explica a continuación que de los dos primeros no hay que hablar, porque han desempeñado<br />

este oficio loablemente; pero hay que advertir que el primero tiene setenta y nueve<br />

años de edad y está enfermo, y el segundo tiene setenta y ocho y también se encuentra muy<br />

achacoso. En cambio, el tercero es religioso joven, de muchas virtudes y es el que ha trabajado<br />

tanto y hecho tantos sacrificios a favor de la causa que hoy emprendemos. No descansa en<br />

trabajar y gastar cuanto ha podido adquirir para ver cómo podemos vivir santamente en el<br />

convento del Desierto, donde se halla al presente ocupado en preparar y arreglar todo lo necesario<br />

para tan santo fin. Este es el religioso llamado para emprender esta obra tan difícil en el<br />

día; sabe lo suficiente para desempeñar este oficio; es prudente y es enérgico, al mismo tiempo.<br />

Es verdad que las Constituciones disponen que sea Provincial «qui aliquando fuerit Prior<br />

alicuius conventus» 19 , pero Vuestra Reverendísima tiene autoridad para poderle dispensar este<br />

requisito. Digo, pues, que en realidad sólo el P. Bustamante es a propósito para el cargo.<br />

Añade el P. Rocha para terminar que debe advertir, además, que el señor Arzobispo tiene<br />

a todos los otros religiosos en curatos «no de primera, segunda y tercera clase, sino en los que<br />

los clérigos no han querido, y por este motivo no ha podido reunirlos para exigir de ellos si se<br />

someten o no a la vida común» 20 .<br />

Llegaron, finalmente, los documentos a manos del P. Rocha. De ello daba cuenta al P.<br />

Comisario Apostólico en carta fechada el 8 de agosto del referido año 1878.<br />

«Con el más profundo respeto» —dice al P. Gabino el P. Provincial— he leído los documentos<br />

emanados de su autoridad el 24 de noviembre del año pasado y que recibió el 13 de<br />

julio. Cuatro días después —añade— determinó reunir a los cinco religiosos residentes en<br />

Bogotá y les hizo saber los documentos recibidos, cuyo contenido les «llenó de conmoción,<br />

entusiasmo, satisfacción y contento en alto grado»; se consideraban felices y daban gracias a<br />

Dios «por el beneficio de haber reconocido nuestro benévolo Padre a estos sus pobres y aislados<br />

hijos».<br />

Al final, después de darle una detallada referencia de los bienes de la Provincia, de cuyo<br />

asunto se ha de tratar luego, le manifiesta que incluye la lista del personal de la Provincia. Por<br />

el número de religiosos —quince en total, incluido él mismo— no puede mandarle terna, pero<br />

sí indicarle estos nombres: para Definidores, los PP. Martín Díaz, Eloy Torres, Domingo Díaz<br />

y Felipe Osorio; para Prior, el P. Ildefonso Moya, y para Maestro de novicios, el P. Bonifacio<br />

Giraldo.<br />

19 La frase exacta de las Constituciones es: «qui aliquando in Officio Prioratus laudabiiter se gesserit» (COR, a.<br />

1745, pars III, c. X, n. 26).<br />

20 AG, carp. 5; AC, t. CLXXXV, f. 11.


334 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Los nombres de los quince religiosos eran los siguientes, todos sacerdotes:<br />

Fr. José Mogollón de San Francisco de Paula, de setenta y ocho años de edad, ex Provincial;<br />

Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga, de sesenta y cinco, Provincial; Fr. Norberto<br />

Valbuena de la Concepción, de sesenta y seis; Fr. Ildefonso Moya de San Agustín, de cincuenta<br />

y seis; Fr. León Caicedo de San Juan Bautista, de cincuenta y tres; Fr. Pastor Rincón<br />

del Rosario, de cincuenta; Fr. Eloy Torres, del Nombre de Jesús, de cuarenta y ocho, Lector;<br />

Fr. Tomás Parra del Corazón de Jesús, de cuarenta y siete; Fr. Juan Nepomuceno Bustamante<br />

de San José, de cuarenta y seis; Fr. Martín Díaz de Santo Domingo, de cuarenta y seis, Lector;<br />

Fr. Bonifacio Giraldo de Santa María Magdalena, de cuarenta y seis; Fr. Isaac Rojas de los<br />

Dolores, de cuarenta; Fr. Domingo Díaz de la Concepción, de treinta y seis; Fr. Blas Lombana<br />

del Carmen, de treinta y seis, y Fr. Felipe Osorio de San Martín, de treinta y tres 21 .<br />

Terminaba el P. Rocha la citada carta al P. Comisario Apostólico con el anuncio de que<br />

en la que escribía al P. Procurador General le exponía «por extenso y con toda claridad su<br />

pensamiento e intenciones».<br />

Efectivamente, con la misma fecha del 8 de agosto de 1878 le envía asimismo el P. Rocha<br />

al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez una extensa carta, en la que también le manifiesta «el placer<br />

y la alegría que recibió su alma con la lectura de los documentos» y que «se considera, feliz<br />

por haber conseguido su objeto, que, desde el año 1860 en que fue elegido Provincial, tanto<br />

anhelaba».<br />

A continuación, una vez tratados otros puntos, le habla de su nombramiento de Provincial<br />

hecho anteriormente por el señor Arzobispo. Cree que la confirmación en dicho cargo acordada<br />

por el P. Comisario Apostólico no es más que una confirmación del nombramiento que<br />

hizo aquel Prelado. Ahora bien; como este nombramiento termina en mayo del año 1879, cree<br />

que la confirmación del Padre Comisario solamente es hasta la citada fecha. «Pero quisiera —<br />

continúa el P. Rocha—, aunque sea en mi perjuicio, que se prorrogara hasta el mes de septiembre<br />

del mismo año para de ese modo volver a nuestro estado normal, puesto que en dicho<br />

mes era cuando se hacían las elecciones de Provincial y demás oficios». Además —añade—,<br />

él ya está viejo y lleno de achaques y puede faltar, y prevé que con su muerte nada se haría<br />

para llevar el asunto adelante, pues, aunque entrase en su lugar el P. José Mogollón, según las<br />

Constituciones, por ser Provincial absoluto, éste, muy bueno por cierto, pero muy distraído y<br />

de avanzada edad y que se halla ya jubilado, «nada haría en favor de la Provincia».<br />

«Así es —concluye el P. Rocha— que, por conveniencia y por conciencia, según mi<br />

humilde parecer, nuestro P. Comisario Apostólico debe hacer el nombramiento en el P. Juan<br />

Nepomuceno Bustamante,<br />

21 AG, carp. 5; AC, t. CLXXXV, f. 20. La edad de algunos de estos religiosos no concuerda exactamente con la<br />

que figura en otros documentos. No se encuentra entre estos nombres el del P. Domingo Ballén por haber<br />

fallecido ya.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 335<br />

por las razones que le expuse en mi anterior, y mandarme el nombramiento con alguna anticipación,<br />

atendiendo a la distancia, para, cuando llegue el tiempo, ponerlo en curso lo mismo<br />

que los de los Definidores y demás oficios» 22 .<br />

Una vez la anterior misiva en poder del Procurador P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, daba<br />

cuenta de la misma al P. Gabino Sánchez con fecha del 10 del mes de octubre del citado año<br />

1878 23 .<br />

VI.- Nuevo nombramiento de Provincial a favor del Padre Rocha y designación<br />

del Padre Bustamante para sustituirle en caso de accidente<br />

Ante las manifestaciones que hacía el P. Rocha en sus cartas, el P. Comisario Apostólico<br />

firmaba en Madrid el 23 de diciembre del referido año 1878 otros dos decretos.<br />

El primero de ellos, con un nuevo nombramiento de Provincial a favor de dicho P. Rocha,<br />

es del tenor siguiente:<br />

«Habiendo expedido un Decreto con fecha 24 de noviembre del año próximo pasado,<br />

por el cual, en uso de las facultades que nos están concedidas por la Santa Sede y<br />

de acuerdo con nuestro Venerable Definitorio General, autorizamos y confirmamos en<br />

el cargo de Provincial de nuestra Provincia americana de Nuestra Señora de la Candelaria<br />

al R. P. Fray Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha: Considerando que aquel<br />

nuestro Decreto pudo ser interpretado en sentido más restrictivo del que al expedirlo<br />

nos propusimos: Teniendo en cuenta que, por falta de personal, aquella Provincia reincorporada<br />

de una manera solemne y canónica a nuestra autoridad, no puede aún reorganizarse<br />

en la forma prescrita por nuestras Sagradas Leyes, dándole su Definitorio y<br />

demás cargos religiosos que llevan consigo el derecho a proveerse de Superiores con<br />

nuestra ulterior y necesaria aprobación: A fin de poner asunto de tanta trascendencia<br />

en la mayor claridad posible, atendiendo a las circunstancias, con asentimiento unánime<br />

de nuestro Definitorio General y en uso de nuestras facultades ordinarias y extraordinarias<br />

que nos están concedidas por la Santa Sede:<br />

Nombramos por el tiempo de nuestra voluntad Provincial de nuestra Provincia<br />

americana de Agustinos Descalzos de Nuestra Señora de la Candelaria al R. P. Fr.<br />

Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha, con toda la acción y privilegios que conceden<br />

nuestras Constituciones a los de su clase, subdelegándole, además, como le subdelegamos,<br />

todas nuestras facultades en la forma que podemos, a mayor gloria de Dios,<br />

bien de la<br />

22 AG, carp. Candelaria. En esta carta manifiesta el P. Rocha al P. Procurador su deseo de tener un retrato suyo y<br />

otro del P. Comisario Apostólico «para tener un recuerdo de afecto».<br />

23 AG, carp. 5,


336 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Congregación, de la Provincia, cuyo régimen le confiamos, y de nuestros amados súbditos:<br />

Y ordenamos y mandamos a todos nuestros religiosos que lo sean o fueren de la<br />

expresada Provincia que como tal Provincial hayan, tengan y obedezcan al referido<br />

Padre Fray Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha».<br />

Por el otro decreto se designaba al P. Bustamante para sustituir al P. Rocha en el caso de<br />

algún accidente que le ocurriera a éste. Su texto es el siguiente:<br />

«Siendo uno de los deberes más estrictos de nuestra autoridad el atender al buen<br />

régimen de las Provincias religiosas que constituyen nuestra Congregación, de la que,<br />

por la misericordia de Dios y benevolencia de la Santa Sede, somos el Prelado, cuyo<br />

cargo nos impone la obligación no sólo de proveer en el presente, sino también de<br />

atender en cuanto podamos al porvenir; a fin de evitar que nuestra amada Provincia de<br />

Nuestra Señora de la Candelaria en América quede huérfana de inmediato Prelado ni<br />

siquiera un momento; constándonos como nos consta por informes fidedignos la religiosidad,<br />

celo por la Orden y aptitud del Padre Fray Juan Nepomuceno de San José, de<br />

acuerdo con nuestro Definitorio General y en uso de nuestras facultades ordinarias y<br />

extraordinarias que nos concede la Santa Sede, venimos en decretar y decretamos lo<br />

siguiente:<br />

En caso de imposibilidad física o moral, muerte, o cualquier otro accidente, que<br />

no permita al actual Provincial de nuestra Provincia americana de Nuestra Señora de la<br />

Candelaria, Fr. Victorino de San Luis Gonzaga, Rocha, desempeñar el cargo para el<br />

que está nombrado, desde ahora para entonces, nombramos para sustituirle al Padre<br />

Fray Juan Nepomuceno Bustamante de San José con toda la acción, facultades y derechos<br />

de Vicario Provincial, que ejercerá mientras no proveamos en otra forma, para lo<br />

cual deberá dársenos inmediato conocimiento del caso que ponga en vigor nuestro presente<br />

Decreto» 24 .<br />

VII.- Carta enviada con los decretos y contestación del Padre Rocha<br />

También estos dos decretos fueron remitidos acompañados por una carta de la misma fecha<br />

que los mismos, dirigida por el P. Comisario Apostólico al P. Provincial.<br />

Comienza a decirle en ella el P. Gabino que tiene a la vista los escritos siguientes que el<br />

mismo P. Rocha le había enviado en varias ocasiones, es a saber: el acta de instalación en el<br />

convento del Desierto el día 19 de febrero de 1878; la aceptación de la renuncia del P. Valbuena<br />

24 AG, carp. 5; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 28. Firma ambos decretos como Pro-secretario el P. Fr.<br />

Toribio Minguella de la Merced.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 337<br />

y nombramiento en su lugar del P. Bustamante, y las cartas del 1 de abril, 8 y 18 de agosto del<br />

mismo año 1878.<br />

«Como ya le indiqué —dice a continuación— yo apruebo con toda mi alma los trabajos y<br />

esfuerzos hechos, especialmente por Vuestra Reverencia y por el Padre Juan, para la resurrección<br />

de esa Provincia religiosa, y les exhorto en el Señor a no cejar en sus buenos propósitos,<br />

poniendo nuestra confianza en Dios y en la Virgen Santísima, y haciendo todos de nuestra<br />

parte cuanto podamos para que esa santa Provincia, hija tan querida y tan amante de nuestra<br />

Congregación, llegue a la robustez de vida que en otro tiempo tuvo, para honor y gloria de<br />

Nuestro Señor y bien de las almas. Grandes dificultades habrá que vencer hasta llegar a conseguir<br />

nuestros fines; pero Dios nos ayudará.<br />

»Por desgracia, el personal con que hoy cuenta esa Provincia y las circunstancias aciagas<br />

por que ha pasado y pasa todavía, no permiten organizarla desde luego en la manera y en la<br />

forma que piden nuestras Sagradas Constituciones. Por consiguiente, desisto del nombramiento<br />

de Definidores y otros cargos, contentándome por ahora con el de Vuestra Reverencia para<br />

Provincial, como verá por el adjunto decreto. El que expedí en 24 de noviembre del año pasado<br />

tenía el carácter de provisional, ni era mi intención que dejase de tener efecto en mayo del<br />

año entrante. Para mayor claridad y abundamiento envío el de esta fecha que, como verá, no<br />

tiene limitación de tiempo.<br />

«Es preciso ante todo, mi muy amado hermano, que tratemos de dar vida a la Provincia, y<br />

para eso es indispensable que se admitan novicios ateniéndose a lo que permitan las circunstancias,<br />

bien dolorosas por cierto en sentido religioso, por las que atraviesan los países. Cuatro,<br />

seis u ocho que hiciesen sus estudios en Roma, serían la mejor base para el porvenir de la<br />

Provincia. Mas como yo no sé los recursos materiales de que puedan Vuestras Reverencias<br />

disponer para llevar a cabo este pensamiento, lo dejo a su prudencia, recomendándoselo como<br />

un medio excelente en mi concepto para dar cima a nuestros deseos» 25 .<br />

Contestó el P. Rocha al P. Gabino el 18 de abril de 1879.<br />

Le acusa recibo el P. Provincial de la carta del 23 de diciembre del año anterior, «la cual<br />

—afirma— me ha sido sumamente satisfactoria, porque nuestro Prelado de ésa se ha informado<br />

por completo de la triste y desgraciada situación en que se encuentran sus hermanos de<br />

esta República».<br />

Manifiesta luego que ha recibido asimismo «con sumo respeto» los dos decretos. «Como<br />

hijo de obediencia —añade— acepto sus determinaciones, pero yo estaría más contento con<br />

que Vuestra Reverendísima hubiera nombrado a otro religioso para que me reemplazara, pues,<br />

además de mi avanzada edad, estoy muy achacoso y sufriendo de la vista. La aprobación que<br />

ha dado a todos los trabajos y esfuerzos que en beneficio de nuestra comunidad he podido<br />

hacer, es una voz de aliento y de satisfacción que mucho agradezco».<br />

25 AG, carp. 5; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 28.


338 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Se refiere después el P. Rocha a la indicación que le hace de sacar novicios que luego se<br />

manden a Roma. «Me parece muy buen pensamiento —dice—; en realidad se han presentado<br />

ya pretendientes bien importantes; pero en la actual situación es materia imposible. A pesar<br />

del estado de persecución, si contáramos con algunos fondos, mi plan sería otro, esto es, que<br />

de esa me mandara Vuestra Reverendísima unos cuatro religiosos: uno, para Maestro de novicios<br />

y los demás, para catedráticos; esto sería lo más acertado; y advierta Vuestra Reverendísima<br />

que este mi pensamiento no es de ahora, sino desde antes que nos extinguieran. Pero,<br />

repito que sin recursos hoy nada podremos hacer. En fin, que Dios nos proteja de algún modo<br />

y que varíe la situación de este desgraciado país» 26 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Estado actual de los bienes que fueron de las entidades religiosas de Colombia.<br />

–El Padre Rocha consigue un rescripto para el arreglo con los deudores<br />

de los bienes que fueron de la Provincia. –El edificio de nuestro<br />

antiguo colegio de Bogotá convertido en seminario conciliar.<br />

Apertura de una puerta antigua de comunicación de la<br />

sacristía con el citado colegio, ahora seminario.<br />

Inútiles gestiones del Padre Rocha para<br />

obtener parte de los veinte mil pesos<br />

recibidos por el Arzobispo<br />

I.- Estado actual de los bienes que fueron de las entidades religiosas de Colombia<br />

Triunfante a mediados de julio de 1861 la revolución capitaneada por el General Tomás<br />

Cipriano de Mosquera, unas semanas después firmaba éste el decreto de «desamortización»,<br />

por el que se despojaba de toda clase de bienes y propiedades a las Órdenes regulares y demás<br />

entidades religiosas 27 .<br />

Respecto de las fincas y capitales pertenecientes a la Provincia de la Candelaria, según<br />

manifestaba, años más tarde, el P. Rocha, su valor ascendía a más de doscientos mil pesos 28 .<br />

Los bienes eclesiásticos fueron vendidos por el Estado a individuos particulares. La mayor<br />

parte de éstos, algún tiempo después, con objeto de aquietar su conciencia, procuraron<br />

buscar una manera de restitución con la entrega de réditos de los citados bienes. A la vista de<br />

ello, el señor Arzobispo de Bogotá, doctor Arbeláez, pidió y obtuvo de Su Santidad la facultad<br />

necesaria para un arreglo con los referidos propietarios, y asimismo, según decía dicho<br />

señor, para invertir en el seminario las cantidades que recibiere, aunque, conforme a otro testimonio,<br />

las restituciones debían entregarse a los religiosos de la Corporación<br />

26 AG, carp. 5; AC, t. CLXXXV, f. 23.<br />

27 CR, 11, 485, 843.<br />

28 AG, carp. Candelaria, carta del P. Procurador del 18-4-1879.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 339<br />

a la que pertenecía el fondo vendido. Pero esto último nunca tuvo realidad 29 .<br />

Respecto de este particular, años más tarde, el 8 de agosto de 1878, escribía el P. Rocha<br />

al P. Comisario Apostólico:<br />

«Yo hace como ocho años trabajé cuanto fue posible con los Prelados de las otras<br />

comunidades con el objeto de que, de común acuerdo, reclamasen sus derechos a la<br />

Santa Sede para que suspendiesen aquella autorización que se había dado al Arzobispo,<br />

y al fin nada hicieron. De ese modo creí que algo se habría obtenido; pero en esto<br />

ha habido inercia y por lo mismo serán ellos los responsables» 30 .<br />

II.- El Padre Rocha consigue un rescripto para el arreglo con los<br />

deudores de los bienes que fueron de la Provincia<br />

Como ya se dijo al referir el viaje del P. Bustamante a Roma en el año 1876, uno de los<br />

asuntos que llevaba para tratar de resolver era el relativo a los bienes de la Provincia, que,<br />

como se ha dicho anteriormente, fueron incautados y luego vendidos por el Estado 31 .<br />

Mas este punto, según también ya fue indicado, no se incluyó en la petición sobre los<br />

otros cuatro que obtuvieron el rescripto favorable del 15 de diciembre del mencionado año<br />

1876. Se trató de dicho asunto de los bienes en otro memorial que fue presentado a mediados<br />

del mes siguiente en la Secretaría de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios.<br />

En el citado memorial se manifestaba primeramente que algunos de los que habían comprado<br />

al Gobierno bienes eclesiásticos, con el fin de buscar la tranquilidad de la conciencia,<br />

habían hecho o estaban preparados a realizar una equitativa restitución. Decía luego que el<br />

señor Arzobispo de Bogotá había obtenido facultad de Su Santidad para arreglarse con los<br />

actuales propietarios. Finalmente, se exponía que ahora, el orador, obtenida la autorización<br />

para comprar el convento del Desierto, tanto para este objeto como para hacer las reparaciones<br />

necesarias, pedía que, cesando las facultades del señor Arzobispo en lo que se refiere a los<br />

bienes de la Provincia de agustinos recoletos, se concediera al orador y sus sucesores el poder<br />

entenderse con los citados poseedores para hacer la restitución y aun para comprar, según la<br />

oportunidad, aquellas propiedades rústicas o urbanas que pudieran ser útiles a dicha Provincia.<br />

Presentado, conforme se ha dicho anteriormente, dicho memorial, fue examinado y discutido<br />

en la Secretaría ya indicada. Mas, como el señor Secretario manifestara su opinión de que<br />

no se le debía dar curso por temor de disgustar al señor Arzobispo de Bogotá, allí quedó en<br />

suspenso en espera de mejor ocasión 32 .<br />

29 AC, t. CLXXXIV, f. 103; AG, carp. Candelaria, cartas: del P. Procurador al P. General mercedario, 26-9-<br />

1876, y del P. Rocha al P. Procurador, 18-8-78 y 18-4-79.<br />

30 AG, carp. 5.<br />

31 AC, t. CLXXXIV, f. 103.<br />

32 AG, caja Colombia.


340 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Transcurrió un año y, como se creyese que había llegado el momento oportuno, se renovó<br />

la petición, más o menos en los mismos términos, y gracias «al interés, celo y actividad del P.<br />

Procurador <strong>Manuel</strong> M. Martínez», como atestigua el P. Rocha, se obtuvo el rescripto siguiente:<br />

«EX AUDIENTIA SANCTISSIMI – die 7 martii 1878.<br />

Sanctissimus Dominus Noster divina Providentia Leo Papa <strong>XII</strong>I referente me infrascripto<br />

Sacrae Congregationis Negotiis Ecclesiasticis extraordinariis R. P. Victorino<br />

Rocha a Sancto Aloysio Gonzaga Provinciali Provinciae Sanctae Mariae, vulgo de la<br />

Candelaria, Congregationis Augustinianorum Discalceatorum Hispaniae et Indiarum,<br />

eiusque legitimis successoribus, necessarias et opportunas facultates benigne concessit<br />

ad triennium a die receptionis praesentis rescripti computandum duraturas, ut, impertita<br />

prius sive per se ipsos sive per alias personas ecciesiasticas ad hoc specialiter deputandas,<br />

iis qui emerunt bona, jura, et reditus ecclesiasticos illegitime alienatos, et ad<br />

praedictum Ordinem pertinentes, absolutione a censuris ac poenis ecclesiasticis ob<br />

praemissa incursis, cum impositione congruae poenitentiae salutaris. Idem Provincialis<br />

Orator, eiusque successores, praefatos bonorum ecciesiasticorum emptores ad compositionem<br />

admittere, et ab omni alio onere et obligatione super bonos huiusmodi liberos<br />

et exemptos discernere valeant, facta quoque eisdem facultate reducendi, ratione habita<br />

praedictarum circunstantiarum, pia onera, si quae memoratis bonis adnexa sint. Insuper<br />

Sanctitas Sua eidem Provinciali, eiusque successoribus potestatem facit, durante<br />

praedicto triennio, adquirendi eos fundos sive urbanos sive rusticos quos proprio Ordini<br />

utiles vel neccessarios esse iudicaverint, adhibitis ad hunc effectum necessariis<br />

cautelis a temporum circunstantiis requisitis...<br />

Datum Romae a Secretaria eiusdem Sacrae Congregationis die, mense et anno<br />

praedictis.<br />

W. Czaski» 33 .<br />

No debió tener efecto práctico alguno el anterior rescripto, pues ningún indicio se encuentra<br />

sobre el particular. El mismo P. Rocha le manifestó más tarde al P. Gabino Sánchez<br />

que «casi era inútil porque en realidad ya todos tenían hechos sus arreglos con el señor Arzobispo,<br />

con excepción de unos muy pocos que se resistieron a ello» 34 .<br />

33 AG, carp. 5.<br />

34 AG, carp. Candelaria, carta del 18-4-1879.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 341<br />

III.- El edificio de nuestro antiguo colegio de Bogotá<br />

convertido en seminario conciliar<br />

A finales del año 1879 la Legislatura del Estado aprobó la devolución al señor Arzobispo<br />

de Bogotá del seminario conciliar. Ahora bien; como este edificio se encontraba unido a la<br />

Universidad nacional, en sesión habida en el mes de abril del año siguiente aprobóse por la<br />

misma Legislatura una ley por la que se facultaba al Presidente de la República para que gestionase<br />

con el citado Arzobispo la cesión del seminario, con el fin de agregarlo a la Universidad,<br />

y a cambio se le entregaría uno de los locales «desamortizados» más la cantidad de veinte<br />

mil pesos de indemnización 35 .<br />

Se llegó, en efecto, a un acuerdo y le fue ofrecido al señor Arzobispo el edificio de nuestro<br />

antiguo colegio. El día 22 de junio de 1880 se firmaba el correspondiente contrato entre el<br />

señor Otálora, Secretario de Hacienda, y el doctor Arbeláez, Arzobispo de Bogotá, quien lo<br />

hizo «en uso de las facultades que tiene expresamente concedidas para este caso por la Santa<br />

Sede Apostólica», según se lee en el documento firmado.<br />

Consta el contrato de ocho artículos. De seis de ellos ofrecemos un resumen a continuación:<br />

1.º El Arzobispo de Bogotá cede y traspasa en propiedad al Gobierno nacional el edificio<br />

conocido con el nombre de Seminario conciliar.<br />

2º. …<br />

3.º El Gobierno nacional, en pago de la expresada cesión, cede y traspasa en propiedad al<br />

Arzobispo de Bogotá, como representante de la comunión católica de la Arquidiócesis, el<br />

edificio conocido con el nombre de «Convento de la Candelaria», tal como hoy está al uso de<br />

la Escuela de Ingeniería, incluyendo la casa llamada «de la Contratista», el cual edificio está<br />

situado en esta ciudad en la calle 1.ª, al norte, y linda: hacia el poniente con el altozano, la<br />

iglesia de la Candelaria y la casa del Capellán que hoy ocupa el Reverendo Padre Victorino<br />

Rocha; hacia el sur con la expresada calle 1.ª; hacia el norte y occidente con casas de los señores<br />

Joaquín Solano, Isaac Montejo y Dolores y Pilar Escobar, y por el poniente con tiendas<br />

de los señores Isaac Montejo y Severo Camacho, y el zaguán y la escalera con la calle.<br />

4.º El Gobierno dará además al expresado Arzobispo veinte mil pesos, pagaderos en dinero<br />

sonante a razón de mil pesos mensuales, debiéndose hacer el primer pago el día 31 de julio<br />

próximo y así en los meses siguientes.<br />

5.º El Gobierno nacional y el Arzobispo recíprocamente ceden dichos edificios «con todas<br />

sus anexidades, inclusive el derecho a las pajas de agua limpia de que han disfrutado dichos<br />

edificios».<br />

6.º El Gobierno garantiza la propiedad y libre uso del expresado<br />

35 AG, carp. Candelaria, cartas del P. Rocha al P. Procurador, dic. de 1879, y 18-4 y 18-5-1880.


342 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

edificio de la Candelaria y lo releva de toda responsabilidad por cualquiera reclamación de<br />

parte del colegio de San Bartolomé.<br />

7.º El edificio de la Candelaria será entregado a lo más tarde el 31 de agosto.<br />

8.º ... 36 .<br />

En relación con este suceso, escribía el P. Rocha al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez lo siguiente,<br />

con fecha del 4 de febrero de 1881:<br />

«No sé qué decirle, porque me he quedado como sonámbulo al considerarnos ya<br />

definitivamente sin nuestro convento, donde me crié y me eduqué, pero todavía más,<br />

que por último nos quedaremos sin nuestra iglesia. Esta pena me llevará al sepulcro»<br />

37 .<br />

IV.- Apertura de una puerta antigua de comunicación de la sacristía<br />

con el citado colegio, ahora seminario<br />

El P. Rocha, como Capellán de la Candelaria, recibe del Gobierno Eclesiástico una comunicación,<br />

fechada el 15 de enero de 1881, en la que se le participa, de orden del señor Arzobispo,<br />

«que aunque en el local del seminario se hará capilla para servicio de los alumnos, se<br />

ha dado permiso al señor Rector para que abra la antigua puerta de la sacristía a fin de que los<br />

Superiores y alumnos puedan comunicar directamente con la iglesia y no se vean obligados a<br />

hacerlo por la calle» 38 .<br />

A mediados del mes siguiente remite el P. Rocha al citado Gobierno Eclesiástico una nota<br />

con unas preguntas sugeridas ante lo dispuesto en la anterior comunicación.<br />

No conocemos la nota del P. Provincial con sus preguntas, pero se desprenden éstas de la<br />

resolución que fue tomada por el señor Vicario General de la Archidiócesis.<br />

En la citada resolución, después de considerar que la apertura de la puerta «en nada se<br />

opone a la inmunidad de que goza la iglesia, ni se perturba la libre administración y uso del<br />

tempo», se determina: primeramente que, «teniendo personalmente la llave de la puerta de la<br />

sacristía el señor Rector del colegio, quien cuidará de cerrarla cuando entre o salga la comunidad<br />

o el señor Rector a algún acto religioso, no hay necesidad de vigilar ni cuidar de la iglesia,<br />

ni es preciso pagar sacristán, puesto que la iglesia no queda insegura, ni expuesta a riesgo<br />

alguno que exija cuidado del sacristán»; en segundo lugar que, «en el caso de revolución y de<br />

ser ocupado por las tropas el seminario, la vigilancia y celo del M. R. P. Capellán, el interés<br />

de los Superiores del colegio por las cosas de la iglesia y la actividad del Síndico, dictará las<br />

medidas de previsión y oportunidad para que cese la comunicación, quitando la puerta y dejando<br />

la pared en el estado que tenía antes de<br />

36 AG, carp. pequeña Candelaria.<br />

37 AG, carp. 5.<br />

38 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 343<br />

colocar dicha puerta; en todo caso, los gastos en colocar la puerta y en obstruirla, serán de<br />

cargo de las rentas del colegio» 39 .<br />

V.- Inútiles gestiones del Padre Rocha para obtener parte<br />

de los veinte mil pesos recibidos por el Arzobispo<br />

Fue, al parecer, uno de los últimos días de noviembre de 1880 cuando el Procurador General,<br />

P. Martínez, presentó en Roma un memorial del Provincial P. Rocha en el que se pedía<br />

participación en los veinte mil pesos entregados por el Gobierno al señor Arzobispo, según ya<br />

se ha hecho constar, como indemnización por el cambio de nuestro colegio de Bogotá y el<br />

seminario conciliar.<br />

De dicho memorial dio cuenta a Su Santidad el Cardenal Rampolla, Protector de la Orden<br />

Agustiniana y muy afecto a los agustinos recoletos.<br />

El Santo Padre encontró justa dicha petición y, en consecuencia, se dio orden de que se<br />

escribiera al señor Arzobispo de Bogotá con el encargo de que hiciera participantes de la indemnización<br />

recibida a nuestros religiosos, quienes debían emplearla «para el sostenimiento<br />

del culto de la iglesia y el restablecimiento del convento del Desierto» 40 .<br />

Conocida por el P. Rocha la determinación del Papa, León <strong>XII</strong>I, se decide a enviar, con<br />

fecha 10 de agosto de 1881, una nota al señor Arzobispo «con el objeto de manifestarle con el<br />

mayor acatamiento» que se le había comunicado desde Roma la referida determinación pontificia,<br />

que, sin duda, también él habría recibido, y le suplica «tenga la bondad de decirle lo que<br />

hay sobre el particular».<br />

La contestación del doctor Arbeláez fue que se le comunicara al P. Rocha «que, efectivamente,<br />

recibimos una nota en que de parte de Su Santidad se nos recomienda le mandemos<br />

dar una parte, de la cual no se expresa la cuantía, de la suma que el Gobierno debe pagar en<br />

virtud del contrato de cambio del local del seminario; pero que inmediatamente dirigimos<br />

nuestras observaciones a Su Santidad y estamos aguardando el resultado» 41 .<br />

Y el resultado fue, al final, que una vez recibido en Roma el dictamen del señor Arzobispo,<br />

se resolviera tener éste razón en negar la parte de indemnización que se le pedía 42 .<br />

39 AC, t. CXC, f. 63. Se comenzó a abrir la puerta el 7-3-1881 (AG, carp. 5, carta del P. Rocha al P. Procurador<br />

del día siguiente).<br />

40 AG, carp. 3, carta del P. Procurador al P. Comisario, 9-1-1881; AC, t. CXC, f. 64.<br />

41 AC, t. CXC, ff. 64, 65.<br />

42 AG, carp. 5; carta muy posterior, 23-4-1885, del P. Procurador al P. Enrique Pérez. Creemos oportuno hacer<br />

referencia a lo que el 9-6-1881 le escribía al P. Comisario Apostólico, el P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez. Le dice<br />

éste que le había llamado el Cardenal Rampolla y que le había manifestado que tenía gran interés en que la<br />

Provincia de la Candelaria prosperase; que se haga lo posible para que se establezca allí una comunidad observante<br />

y con vida común; que no nos dé pena el haberse cedido al Arzobispo el convento para seminario;<br />

que si la Provincia toma incremento no faltarán conventos que darle; que respecto a tener parte en los veinte<br />

mil pesos, no habiendo religiosos reunidos en comunidad, sino los pocos que hay, dispersos y en casas<br />

particulares, lo más que podría hacerse era que el seminario hiciera por su cuenta los reparos necesarios en<br />

la iglesia; que no sería difícil que fuera allá un representante de la Santa Sede, quien llevaría el encargo de<br />

proteger a las Corporaciones religiosas. A continuación comenta el P. <strong>Manuel</strong> que comprendió que todo lo<br />

dicho por el Cardenal era consecuencia del memorial presentado con la reclamación de participar en la cantidad<br />

consabida y que el Arzobispo, al verse con la intimación de darnos algo, había recurrido a Roma y para<br />

excusarse, no había dejado en buen lugar a aquellos religiosos. El P. <strong>Manuel</strong>, en defensa de los religiosos,<br />

le dijo al Cardenal que «no se habían reunido en comunidad porque el Gobierno no lo había permitido;<br />

porque tampoco tenían local donde reunirse, puesto que habían sido vendidos sus conventos u ocupados<br />

por dependencias suyas; que no hacía mucho se había obtenido autorización de la Santa Sede para comprar<br />

uno de estos conventos y establecer en él noviciado, lo que hasta ahora no se había verificado por los grandes<br />

reparos que había sido necesario hacer en el mismo, pero que se esperaba poderlo establecer pronto, estando<br />

para ir allá algunos religiosos de nuestros colegios de España; que la pérdida definitiva de nuestro


344 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Situación del Padre Rocha como Capellán de la Candelaria y su labor en ella.<br />

–Insiste el citado Padre en el envío de algunos religiosos por el Padre<br />

Comisario Apostólico. –Renuncia del Padre Rocha al<br />

Provincialato, que no es aceptada. –Fallecimiento<br />

del Padre Domingo Ballén de San Antonio<br />

I.- Situación del Padre Rocha como Capellán de la Candelaria y su labor en ella<br />

Cuando en el Gobierno Eclesiástico de la Archidiócesis de Bogotá, se trató acerca del<br />

cambio del edificio del seminario por el de la Candelaria, el Cabildo Metropolitano aprobó la<br />

propuesta de recomendar a la bondad del señor Arzobispo «la inmunidad del actual Capellán<br />

de la iglesia, P. Victorino Rocha; que no se le perturbe en la posesión en que se halla» 43 . Así<br />

lo debió aceptar, al parecer, el doctor Arbeláez.<br />

Oportuno será traer aquí la relación que el mismo P. Rocha hacía de su labor en carta escrita<br />

al P. Procurador General en Roma el 18 de abril de 1880. Después de ponerle al corriente<br />

de lo que se intentaba hacer con el cambio de los consabidos edificios, como luego tuvo<br />

lugar, según ya se ha narrado, le manifiesta lo siguiente:<br />

«Debido a mis esfuerzos, trabajando y luchando con el Gobierno, logré me dejasen<br />

dos piezas, alegándole que éstas pertenecían a la iglesia, puesto que quedaban encima<br />

de la sacristía; allí pasaba mis temporadas<br />

convento de Bogotá y la inminente de quedarnos también sin iglesia había impresionado de tal manera a<br />

aquel P. Provincial que temía perder la vida por el disgusto que esto le ocasiona y por ello había resuelto<br />

mandar la renuncia del Provincialato» (AG, carp. 5). Comentando el P. Rocha la acusación de no estar reunidos<br />

nuestros religiosos, tiempo más tarde hacía esta pregunta: «Pues entonces, ¿dónde querrían que<br />

habitasen, habiéndonos lanzado de nuestros conventos?» (AC, t. CLXXXIV, f. 104, carta al P. Comisario<br />

Apostólico, julio de 1883).<br />

43 AC, t. CXC, f. 62.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 345<br />

con mi compañero ya muerto; hoy estoy en una casa particular; todos vestimos nuestro<br />

hábito y, aunque el General Mosquera, que en paz descanse, dio un decreto para que<br />

todos los sacerdotes vistieran de seculares, yo nunca dejé mi santo hábito, exponiéndome<br />

desde luego a mil ultrajes, resuelto a arrostrarlo todo.<br />

»Respecto al culto que se tributa en nuestra iglesia no debería ser yo el llamado a<br />

dar a Vuestra Reverencia este informe; pero, sin embargo, tengo la vanidad de decirle<br />

que, después de la extinción de las Corporaciones religiosas hasta hoy, se han hecho<br />

en nuestra iglesia las funciones religiosas que no se han hecho en otra iglesia de esta<br />

capital, tan solemnes, tan pomposas, tan rumbosas, ni con tanto orden y devoción, de<br />

modo que ha habido sujetos que han dicho que sólo en Europa se ven semejantes funciones.<br />

»Y Vuestra Reverencia me preguntará con qué cuento para todos estos gastos,<br />

después de habernos quitado ambos Gobiernos hasta el último cuadrante.<br />

»Y yo le responderé: con la Providencia y sólo con la Providencia. ¡Bendito sea<br />

Dios en sus dones y santo en sus obras! Además, se han dicho en nuestra iglesia, desde<br />

el 27 de septiembre de <strong>1867</strong> hasta el 31 de marzo del presente año, veintisiete mil doscientas<br />

ochenta y nueve misas. Todo esto, pues, prueba el culto que se da en nuestra<br />

iglesia» 44 .<br />

II.- Insiste el Padre Rocha en el envío de algunos religiosos<br />

por el Padre Comisario Apostólico<br />

En la carta que el P. Bustamante dejó para el P. Comisario Apostólico, a su paso por Madrid<br />

en 1877, le manifestaba que una de las cuestiones que deseaba indicarle era la de que<br />

conferenciase con la Provincia de Filipinas con el objeto de ver si era posible poderles auxiliar<br />

con algunos religiosos catedráticos y lo demás que pudiera.<br />

El mismo P. Rocha, en carta del 18 de abril de 1879 dirigida al P. Gabino Sánchez, de la<br />

que también se ha dado noticia, le manifestaba que su plan era que le mandase cuatro religiosos:<br />

uno, para Maestro de novicios, y los demás, para catedráticos.<br />

Después, ya en 1880, en carta también del 18 de abril, le decía al Procurador, P. <strong>Manuel</strong><br />

María Martínez, que trataba con el P. Bustamante del mejor medio posible de componer el<br />

edificio del convento del Desierto y luego pedir al P. Comisario Apostólico los referidos cuatro<br />

religiosos 45 .<br />

Cinco meses más tarde es al mismo P. Gabino Sánchez a quien el P. Rocha le escribe lo<br />

siguiente:<br />

«Diré que por acá casi nada hemos podido adelantar para reconstruirnos por varios<br />

motivos poderosos, y así es que hemos resuelto con el P. Bustamante, haciendo<br />

algunos sacrificios, pedir a Vuestra Reverendísima nos prepare, si lo tuviese a bien,<br />

para el año entrante,<br />

44 AG, carp. Candelaria.<br />

45 AG, carp. Candelaria.


346 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

unos tres religiosos a propósito: dos sacerdotes, para catedráticos, haciendo uno de<br />

Maestro de novicios, y un hermano converso que sirva de cocinero, hortelano, etc. Si<br />

Vuestra Reverendísima así lo resolviese, entonces arreglaremos lo concerniente para la<br />

venida de ellos; mientras tanto se acaba de reparar lo deteriorado del convento, porque<br />

considere Vuestra Reverendísima en un edificio de más de doscientos años de construido<br />

cómo se hallarán sus enmaderados.<br />

»Creo que, con la venida de los religiosos, ellos serán los que nos den vida con la<br />

ayuda de Dios, haciendo como segundos fundadores de nuestra familia agustiniana en<br />

aquel solitario Desierto del que salieron nuestros antepasados, dejándonos recuerdos<br />

de sabiduría y santidad. Los religiosos —pocos ya los que quedan en esta Provincia—<br />

con la exclaustración se han disipado y han perdido el espíritu de corporación; por<br />

consiguiente, no hay que contar con ellos para nada, y, si no se sujetan a la reforma y<br />

nueva vida, es mejor que se secularicen» 46 .<br />

El P. Comisario Apostólico, ante estos llamamientos y las circunstancias actuales de la<br />

Provincia y sus religiosos, se decidió a acudir a la Provincia de San Nicolás de Filipinas, cuyo<br />

Definitorio, en sesión del 13 de marzo de 1881, accedió a la súplica del P. Gabino con dos<br />

condiciones y dejó el asunto a la completa disposición de éste. Veremos tratado este punto en<br />

el capítulo siguiente, correspondiente al trienio 1879-1882 de la referida Provincia de San<br />

Nicolás de Filipinas.<br />

III.- Renuncia del Padre Rocha al Provincialato, que no es aceptada<br />

La pérdida del colegio de la Candelaria de Bogotá, que el P. Rocha creyó definitiva, y el<br />

pensamiento de quedarse un día, tal vez no lejano, también sin su iglesia, impresionáronle de<br />

tal manera que llegó hasta temer el perder la vida por el gran disgusto que todo ello le ocasionaba.<br />

Ante esta situación resolvió presentar la renuncia al Provincialato 47 .<br />

Así lo hizo, en efecto, por un escrito firmado el 8 de enero de 1881, que remitió al P.<br />

Comisario Apostólico por intermedio, para más seguridad, del P. Procurador General. Y a<br />

éste, en carta particular de la misma fecha, le manifestaba que esperaba apoyase dicha renuncia,<br />

que creía necesario hacerla. Entraría a ejercer el cargo el P. Bustamante, ya nombrado<br />

para sucederle cuando él falleciese o cesara por cualquier motivo.<br />

Recibido el escrito de renuncia por el P. Gabino Sánchez, lo presentó al Definitorio General<br />

en junta habida el 30 de junio del citado año 1881.<br />

Leído el documento y examinados los motivos en que fundaba el P. Rocha la presentación<br />

de su renuncia, y considerando luego que, atendida la distancia, en caso de fallecer o<br />

imposibilitarse el referido Padre, se hallaba ya autorizado para desempeñar el cargo de Provincial<br />

46 AG, carp. 5, carta del 18-9-1880.<br />

47 AG, carp. 5, carta del P. Procurador al P. Comisario, 9-6-1881.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 347<br />

el P. Bustamante, el P. Comisario Apostólico, de acuerdo con su Definitorio, no juzgó conveniente<br />

admitir dicha renuncia, con la confianza de que, con la continuación del P. Rocha al<br />

frente de la Provincia, con su acreditado celo y prudencia había de contribuir poderosamente<br />

al mayor bien de aquélla, que era el más ardiente deseo del P. Comisario Apostólico.<br />

Juntamente con el documento en el que constaba el anterior acuerdo, envió el P. Gabino<br />

al P. Rocha unas letras en las que, después de lamentarse de la pérdida del edificio de Bogotá,<br />

animaba al Padre a llevar la cruz del Provincialato, a sostener con tesón nuestros derechos y a<br />

mantener el statu quo, ya que otra cosa no era posible mientras las circunstancias no mejorasen<br />

con la llegada a Colombia del representante de la Santa Sede y del refuerzo de tres religiosos<br />

de la Provincia de Filipinas 48 .<br />

IV.- Fallecimiento del Padre Domingo Ballén de San Antonio<br />

Uno de los primeros días del mes de abril del año 1878 entregaba su alma al Creador en<br />

la ciudad de Bogotá el P. Fr. Domingo Ballén de San Antonio.<br />

A lo escrito ya sobre este notable agustino recoleto colombiano en el capítulo cuarto del<br />

presente tomo de Crónicas, ahora, con motivo de su fallecimiento, añadiremos aquí unas frases<br />

escritas después de su muerte por el P. Rocha en carta al Procurador, P. <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez.<br />

«Religioso de muchas consideraciones por sus bellas virtudes y elevada inteligencia<br />

y energía, era todo nuestro consuelo y apoyo.<br />

»Le diré de paso, para que se forme idea, que en tiempo en que gobernaba el<br />

grande y sabio Arzobispo, el ilustre señor <strong>Manuel</strong> Mosquera, convidaron a nuestro colegio<br />

a certámenes y fue el Padre a replicar. Al argumento que puso, no le dieron respuesta<br />

ni aun el sustentante, ni el catedrático, ni el Rector. Entonces le mandó callar el<br />

señor Mosquera, mas él contestó que ciertamente callaba, pero que se entendiera que<br />

no se había dado razón alguna contra su argumento. No por esto manifestaba orgullo,<br />

sino, por el contrario, siempre era humilde.<br />

»A este tenor hay otras anécdotas difíciles de referir. Grande, pues, ha sido nuestra<br />

pérdida. Hágase la santísima voluntad de Dios» 49 .<br />

48 AG, carp. 5.<br />

49 AG, carp. Candelaria.


CAPÍTULO IX<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1879-1882<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Nombramiento del representante del Gobierno en la proclamación del futuro Provincial.<br />

–Se celebra el Capítulo. –El Padre Provincial remite lo actuado al Padre Comisario<br />

Apostólico, a quien informan también otros dos religiosos. –El Padre Comisario<br />

Apostólico consigue de la Santa Sede autorización para confirmar en su<br />

cargo al Padre Íñigo Narro. –Es aprobado el Capítulo<br />

por el Padre Comisario Apostólico<br />

I.- Nombramiento del representante del Gobierno<br />

en la proclamación del futuro Provincial<br />

Está ya para finalizar el trienio 1876-1879 en la Provincia de San Nicolás de Tolentino de<br />

Filipinas. Su Prelado, el P. Aquilino Bon, de conformidad con lo mandado, se dirige con fecha<br />

25 de abril de 1879 al Gobernador General de las islas con el fin de poner en su conocimiento<br />

la próxima celebración del Capítulo de su Provincia.<br />

El señor Gobernador le contesta el día 28 y le comunica el nombramiento de don Felipe<br />

Govantes, Consejero de Administración, para que concurra, como asistente real, al acto de la<br />

mañana del Capítulo en el que ha de verificarse la proclamación del nuevo Provincial 1 .<br />

II.- Se celebra el Capítulo<br />

En el convento de San Nicolás de intramuros de Manila dio comienzo el Capítulo Provincial<br />

2 el día 2 de mayo del citado año 1879 con asistencia de los vocales siguientes:<br />

Provincial, P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián; ex Provincial, P. Fr. José María Learte<br />

del Carmen; ex Comisario en España, P. Fr.<br />

1 AM, 58, Oficios, f. 85.<br />

2 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 118v.


350 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano; Definidores, Padres Fr. Fulgencio Blanco de<br />

San José, Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva y Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón<br />

de Jesús; Priores, Padres Fr. Juan Pablo Ruiz del Cristo del Sudor, de Manila; Fr. Patricio<br />

Adell de San Macario, de Cavite; Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino, de Cebú;<br />

Fr. Tomás Hernández del Rosario, de San Sebastián; Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de<br />

la Esperanza, de Taytay; Fr. Gaudencio Marqués del Rosario, de Baclayon; Fr. Víctor García<br />

de la Providencia, de Mandaue; Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez de la Virgen del Romero, de Romblón;<br />

Fr. Antonio Fuertes de Jesús María, de Bolinao; Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz, de<br />

Calapán; Fr. Eustaquio Moreno del Rosario, de Dumaguete; Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen,<br />

de Imus, y Fr. Esteban Martínez de San Antonio, de Jimamailan; Procurador General, P. Fr.<br />

Francisco Ayarra de la Madre de Dios; Secretario de Provincia, P. Fr. Gregorio Sesma del<br />

Rosario, y Subprior y Maestro de novicios de Manila, P. Fr. Victoriano Vereciano de Santo<br />

Tomás.<br />

Estuvieron ausentes los Padres Fr. Domingo Ballesteros del Rosario, Definidor; Fr. José<br />

García de los Remedios, Prior de Tandag; Fr. Claudio del Arco de la Concepción y Fr. Mariano<br />

Bernad del Pilar, Rectores, respectivamente, de Monteagudo y de Marcilla, y Fr. Toribio<br />

Minguella de la Merced, Comisario de la Provincia en Madrid.<br />

Ni entre los nombres de los vocales ausentes ni de los presentes en el Capítulo figura el<br />

del P. Fr. Juan Félix de la Encarnación, quien, como ex Provincial gozaba de voz y voto en el<br />

mismo. Estaba, a la sazón, enfermo.<br />

Fue reconocido por Presidente del Capítulo, por ser el Definidor más antiguo, el P. Fulgencio<br />

Blanco. Y, a propuesta suya, fueron elegidos Jueces de causas los Padres <strong>Manuel</strong> Azagra,<br />

Francisco Ayarra y Victoriano Vereciano.<br />

De las actas del Capítulo anterior 3 fueron confirmadas las que trataban de los puntos siguientes:<br />

Reconocimiento y sumisión al Padre Comisario Apostólico; sufragios por los religiosos<br />

difuntos, que se han de celebrar en el convento de Manila por los fallecidos en la Península;<br />

vacante de los curatos, cuyos ministros fueren nombrados para algún empleo de la Orden;<br />

examen y aprobación en el idioma; aspirantes al hábito; admisión de algunos hermanos con<br />

cierta instrucción; juramento de regresar a Filipinas los destinados con algún cargo en la Península;<br />

atención a las órdenes diocesanas sobre obras y adquisiciones para las iglesias de los<br />

ministerios; los Lectores; remisión de diversos datos con las cuentas anuales de Monteagudo<br />

y Marcilla; duración del oficio de Comisario Procurador en Madrid; exhibición al P. Provincial<br />

de los libros canónicos y fondos de las parroquias; residencia personal obligatoria de los<br />

Priores de Cavite, Cebú y San Sebastián, y designación del convento de Manila para la celebración<br />

del Capítulo próximo.<br />

3 Tomo presente, 63, 111, 175, 260.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 351<br />

Aprobáronse a continuación las tres actas siguientes:<br />

«17.ª Ordena el presente Capítulo que todo religioso que haya recibido, o en lo<br />

sucesivo recibiere, licencias de confesar de la Orden, lleve un libro autorizado por N.<br />

P. Provincial para anotar en él, por una banda, la fecha en que el religioso se ha confesado<br />

más el nombre y apellido del religioso que fue su confesor, y, por la otra, el<br />

nombre y el apellido de los religiosos que con él confesaron y la fecha en que lo hicieron;<br />

este libro será obligación el presentarlo siempre que lo quieran visitar N. P. Provincial<br />

en la Provincia, el Vicario en su Vicaría y el Prior en su convento o ministerio.<br />

Se encarga a todos los religiosos tengan muy presente lo mandado en nuestras leyes<br />

sobre la frecuencia de la confesión y, si, por las distancias de los colaterales u otras<br />

justas causas, no pueden confesarse todas las semanas, como está mandado, procurarán<br />

hacerlo por lo menos todos los meses.<br />

18.ª Manda el presente Capítulo que ningún religioso sea propuesto para servir curato<br />

con títulos de propiedad sin guardarse antes las mismas formalidades que son de<br />

Constitución para proveer los oficios de la Orden con voto en Capítulo. Si urgiere el<br />

cubrir algún curato con títulos de propiedad durante el tiempo que media desde la celebración<br />

del Capítulo Provincial hasta el Intermedio, podrá verificarlo N. P. Provincial<br />

con su Definitorio.<br />

19.ª Aprueba el presente Capítulo el Plan de Estudios para nuestros religiosos<br />

propuesto por N. P. Comisario Fr. Toribio Minguella de la Merced y el P. L. J. Fr. Pío<br />

Mareca de la Concepción con fecha 8 de octubre del año próximo pasado y encarga al<br />

Venerable Definitorio suplique a Ntro. Rmo. P. Comisario Apostólico para que se digne<br />

subsanar los defectos de Constitución» 4 .<br />

En la mañana del sábado, día 3, elegidos escrutadores los PP. Patricio Adell, Esteban<br />

Martínez y Eustaquio Moreno, se procedió a la elección del Prior Provincial, que recayó en el<br />

Padre Fray Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino.<br />

Por la tarde fueron elegidos Definidores Provinciales los Padres Fr. José María Learte del<br />

Carmen, Fr. Antonio Fuertes de Jesús María, Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz y Fr. <strong>Manuel</strong><br />

Jiménez de la Virgen del Romero. Luego fueron proclamados Aditos los Padres Fr. Esteban<br />

Martínez de San Antonio, por nueve votos; Fr. Víctor García de la Providencia, por<br />

cuatro, y Fr. Gaudencio Marqués del Rosario, por tres.<br />

Al día siguiente, domingo 4, el Definitorio pleno estudió las determinaciones del Capítulo<br />

próximo pasado 5 y confirmó las que se referían a los siguientes asuntos:<br />

4 Cfr. el Plan de estudios citado en el apéndice nono.<br />

5 Tomo presente, 66, 112, 176, 262.


352 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Los estados de almas; modo de proceder ante una orden superior y facultades extraordinarias<br />

recibidas de autoridades eclesiásticas; casos mensuales de moral; obediencia y respeto<br />

a los Vicarios Provinciales; dar certificaciones; exactitud en el libro de Cargo y Data; conducta<br />

de los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián en relación con los gastos; inventario<br />

de los ministerios; escritos a las autoridades superiores; aplicación de la misa por los que<br />

celebren en los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián y las dos misas mensuales<br />

de los demás ministerios a intención del Prior de Manila; facultad del P. Provincial para dar<br />

licencias de confesar y predicar y recibir las Órdenes; Visita provincial a las haciendas y presentación<br />

de cuentas por los religiosos hacenderos; colectas del seis por ciento anual; dar lo<br />

necesario al religioso sustituto temporal de otro en un ministerio; concesiones a los que hayan<br />

administrado o desempeñado ciertos empleos por algún tiempo o se hubieren inutilizado en<br />

algún destino; examen anual de los colegiales de Monteagudo y Marcilla, remitido al P. Provincial;<br />

designación de dos religiosos para cada uno de los ministerios y aplicación de la misa,<br />

y los ejercicios espirituales.<br />

En la determinación sobre la lectura del «Modo de administrar», en la que, al final, se<br />

habla del desapropio, se añadió que de los entregados a los Vicarios Provinciales, éstos<br />

«darán parte a N. P. Provincial para los efectos que crea oportuno».<br />

En la que se ordenaba que no se mandase a Filipinas a religiosos que no hubiesen cumplido<br />

en la Península veintidós años de edad, la referencia que luego se hacía a los estudios,<br />

en la determinación 17.ª del presente Capítulo se redacta del tenor siguiente:<br />

«Al propio tiempo se ordena que nuestros colegiales estudien con preferencia las<br />

facultades que marcan nuestras leyes, ateniéndose en los estudios de ampliación al<br />

Plan de estudios que con fecha 8 de octubre de 1878 han elevado al Venerable Capítulo<br />

los muy RR. PP. Comisario Fr. Toribio Minguella y L. J. Fr. Pío Mareca, cuyo Plan<br />

ha sido aprobado en todos sus extremos y remitido a N. P. Comisario Apostólico para<br />

su confirmación, y, como quiera que el Venerable Capítulo se haya enterado con sentimiento<br />

del excesivo número de días en que se da asueto a nuestros colegiales en perjuicio<br />

de su adelantamiento y provecho a su carrera, encarga a N. P. Comisario para<br />

que vigile el cumplimiento de nuestras leyes o estatutos sobre el particular».<br />

En la mañana del lunes, día 5, se proveyeron los demás cargos y oficios del modo siguiente:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Julio Saldaña de Santo Domingo de Guzmán.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 353<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Esteban Martínez de San Antonio.<br />

Prior de Tandag, el P. Fr. Alberto Serrano de Santa Ana.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Prior de Baclayon, el P. Eustaquio Moreno del Rosario.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Victoriano Vereciano de Santo Tomás.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Aniceto Ibáñez del Carmen.<br />

Prior de Dumaguete, el P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Laureano Navarro de la Concepción.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Patricio Adell de San Macario.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Juan Pablo Ruiz del Santo Cristo del Sudor.<br />

Rector de San Millán, el P. Fr. Toribio Minguella de la Merced.<br />

Procurador General, el P. Fr. Juan Santesteban de San José.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Gregorio Fidel de Blas de la Asunción.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Antonio Muro del Pilar.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador en Madrid, el P. Fr. Íñigo Narro de la<br />

Concepción.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Ramón Miramón de la Concepción.<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Belloso de San Luis Gonzaga.<br />

Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Víctor García de la Providencia.<br />

Bibliotecario de Manila, el P. Fr. Ambrosio Iturriaga del Carmen.<br />

Sacristán de Manila, el P. Fr. Timoteo Gonzalo del Carmen.<br />

Cronista de la Provincia, el P. Fr. Alberto Serrano de Santa Ana.<br />

Predicador de Manila, el P. Fr. Octavio Irisarri del Carmen.<br />

Confesor conventual de Manila, el P. Fr. Mamerto Lizasoain de San Luis Gonzaga.<br />

Al día siguiente de la terminación del Capítulo el nuevo Provincial dirige al Gobernador<br />

General de Filipinas un oficio con la nómina de las elecciones y nombramientos. Lo mismo se<br />

hizo con los señores Arzobispo de Manila y Obispos de Jaro y Cebú 6 .<br />

6 AM, 52, Oficios, f. 308.


354 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- El Padre Provincial remite lo actuado en Capítulo al Padre Comisario<br />

Apostólico, a quien informan también otros dos religiosos<br />

El día 17 de mayo el Provincial, P. Leandro Arrué, envía al Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, todo lo actuado en el Capítulo, «así como también el nuevo Plan de estudios a<br />

que hace referencia la 19 de las actas y la 17 de las determinaciones». Le suplica la aprobación<br />

tanto del Capítulo como del nuevo Plan de estudios 7 .<br />

El ex Provincial, P. Juan Félix, se dirige asimismo al P. Comisario Apostólico, con fecha<br />

del 26 de mayo, para rogarle que ponga gran atención a las actas 17 y 18.<br />

En relación con la primera de las dos nombradas, que, como hemos visto, trata de la confesión,<br />

le manifiesta que puede asegurarle que, en los ejercicios espirituales ordenados por el<br />

entonces P. Provincial, cuando él mismo era Vicario, todos los religiosos de su Vicaría se<br />

confesaron y él envió los documentos que lo acreditaban, al P. Provincial, quien quedó muy<br />

satisfecho.<br />

«Como es cosa nueva —dice a continuación— y en la que parece tratarse a los religiosos<br />

como a personas sin religión, me parece demasiado el golpe que se ha dado a los religiosos<br />

todos de Filipinas. Además de eso —añade—, se sabe que la mayor parte de los religiosos se<br />

confiesan con frecuencia y reciben al divinísimo Señor con la misma y mayor frecuencia,<br />

puesto que celebran, si les es posible, todos los días el santo Sacrificio de la misa».<br />

En cuanto al acta 18, sobre la provisión de los curatos en propiedad, cree que debe «ser<br />

contemplada y reflexionada, puesto que el Capítulo ha quitado o privado al P. Provincial de<br />

las atribuciones y derechos que antes tenía, y esto sin decir en qué se funda el Venerable Capítulo<br />

para decir que N. P. Provincial no puede proponer a religioso alguno para ningún curato<br />

sin el Definitorio pleno, siendo cierto y evidente que hasta el último Capítulo N. P. Provincial<br />

se hallaba autorizado con las atribuciones antiguas».<br />

«Vuestra Reverendísima —termina la carta— me dispensará el que yo, sin tener parte en<br />

dicho Capítulo por estar enfermo, me haya atrevido a insinuarle lo que supongo ya sabrá».<br />

El día 21 del mes siguiente vuelve a escribir el P. Juan Félix al P. Gabino Sánchez y se<br />

expresa de este modo:<br />

«Tengo el sentimiento de participarle que ya estamos viendo las consecuencias de<br />

la inconveniente e inoportuna acta nueva del último Capítulo que priva al P. Provincial<br />

el que proponga por sí solo para los curatos, siendo así que ha ya muchísimos años que<br />

venía disfrutando de su derecho que le dan las bulas pontificias. Por de pronto el señor<br />

Arzobispo la reprueba y dice que ahora no dará más que interinos, pues el Capítulo no<br />

está sobre el Vice-Patrono y el Arzobispo. También se habla mucho de la otra nueva<br />

acta que manda que cada religioso confesor lleve un libro, etc. Estas nuevas actas nos<br />

7 AM, 52, Oficios, f. 311.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 355<br />

perjudican en lugar de favorecernos y son denigrantes para nuestra Corporación».<br />

También se había dirigido al P. Gabino Sánchez el 24 de mayo el P. Patricio Marcellán<br />

en contra del acta 17. Le manifestaba que a los mismos que habían asistido al Capitulo había<br />

oído ridiculizar esta disposición.<br />

Nueva misiva escribe el 14 de julio el P. Marcellán sobre el mismo asunto. «He notado<br />

—afirma— el sumo disgusto que ha producido; todos presienten el asunto erizado de peligros,<br />

principio de torturas para las conciencias y otros graves conflictos» 8 .<br />

IV.- El Padre Comisario Apostólico consigue de la Santa Sede autorización<br />

para confirmar en su cargo al Padre Íñigo Narro<br />

Una vez en poder del P. Gabino Sánchez la copia de actas, determinaciones, elecciones y<br />

nombramientos del Capítulo Provincial, como viera entre estos últimos el nombre del P. Íñigo<br />

Narro para el cargo de Comisario de la Provincia en Madrid, le entró la duda si podía o no<br />

confirmarlo al tener en cuenta lo que la bula Per multa del Papa Pío VI exigía en la elección<br />

para dicho oficio 9 .<br />

Con el fin de obrar con toda seguridad, decídese a elevar a Su Santidad León <strong>XII</strong>I una<br />

exposición sobre el asunto.<br />

Manifiesta en ella, primeramente, que, celebrado el Capítulo Provincial de San Nicolás<br />

de Tolentino y habiéndosele enviado para su aprobación, encontraba entre los elegidos al P.<br />

Íñigo Narro para el cargo de Procurador General en la Corte de Madrid, Comisario y Vicario<br />

Provincial en España. Y, a continuación, sigue el P. Gabino en el tenor siguiente:<br />

«Dubitat tamen orator an possit approbare hanc electionem eo quod in Bulla fel.<br />

record. Pii PP. VI diei 18 augusti 1795 ordinetur: 'Pro Commissariis vero Provinciarum<br />

Manilarum et Continentis Americani qui apud Regem Catholicum sunt nullus ad<br />

hoc officium deputetur, quin prius illud decem annos sui ministerii in aliquo conventu<br />

absque ulla dispensatione compleverit, ac per triennium in aliquo conventu Praelati<br />

munere functus fuerit.' Verum est quod cum haec Bulla in lucem venit, res alio modo<br />

se habebant; religiosi qui missiones Philippinas petebant, erant ex tribus Hispaniae<br />

Provincils a multis abhinc annis iam non existentibus; hodie Provincia S. Nicolai Tolentinatis<br />

tria habet in Hispania collegia, quae omnino ab auctoritate Patris Provincialis<br />

Philippinarum pendent; religiosus electus in Commissarium iam ad eamdem Provinciam<br />

per annos vigintiquatuor pertinet, ex quibus decem munus Lectoris in dictis<br />

collegiis obivit, profectus ad Missiones Praesidens fuit unius ex illis coenobiis, postea<br />

per alios tres Rector collegii de<br />

8 AG, carp. F. Filipinas.<br />

9 CR, 6, 617, donde se copia íntegramente la conocida bula piana.


356 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Marcilla in Hispania; iterum Prior coenobii Manilensis ac demum Superior collegii S.<br />

Aemiliani in Hispania. Credit orator attentis his omnibus circunstantiis approbari posse<br />

electionem dicti Patris; sed ut tutius in hac re se gerat Sanctitati Vestrae humilime<br />

precatur ut benigne declarare dignetur enuntiatam Bullam nullam habere applicationem<br />

in casu de quo agitur cum extensione eiusdem declarationis ad alios similes praecipue<br />

ad PP. Lectores qui per multos in collegiis Hispaniae degunt ut religiosam iuventutem<br />

scientias edoceant».<br />

Con fecha del 26 de julio del año 1879, la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares,<br />

«attentis expositis, facultatem benigne concedit Patri Commissano Apostolico oratori<br />

approbandi pro ac vice tantum acta Capituli Provincialis, de quo in precibus, et confirmandi<br />

enuntiatum religiosum in munere Commissarii Provincialis».<br />

Recibida por el P. Gabino Sánchez la anterior autorización, haciendo uso de las facultades<br />

que, como Comisario Apostólico, ya le asistían, y de las especiales concedidas por el antecedente<br />

rescripto, el día 2 de agosto del citado año 1879 aprobó los referidos nombramientos<br />

hechos a favor del P. Íñigo Narro.<br />

El Procurador General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, al remitir el rescripto al P.<br />

Gabino el día 28 de julio, le advertía que en el mismo se había hecho caso omiso de lo referente<br />

a los Lectores, y, luego, agregaba:<br />

«Ayer vi a monseñor Auditor y me dijo que el obtener la abolición de una bula no<br />

es cosa fácil; yo le hice observar que no se pide semejante abolición, que puede quedar<br />

en su vigor; lo que se pide es que, en razón de las circunstancias, que han cambiado<br />

enteramente desde que se dio la bula, queden dispensados los PP. Lectores de lo que<br />

en la misma se exige. Convencido, me dijo que viera al Cardenal y le hablase del<br />

asunto» 10 .<br />

El día 7 de agosto el P. <strong>Manuel</strong> eleva una memoria a la Sagrada Congregación de Obispos<br />

y Regulares.<br />

Explica en ella, en primer lugar, en extensa introducción, cómo la Provincia de San Nicolás<br />

se había formado y, luego, se venía nutriendo de religiosos, para terminar con la afirmación<br />

de que de dicha relación aparecía el cambio operado en la referida Provincia.<br />

Después de esta introducción, continúa de esta manera:<br />

«Los religiosos que hacen su profesión en el colegio-noviciado, además de los tres<br />

votos solemnes, se obligan con juramento a ir a misiones cuando les sea ordenado por<br />

los Superiores; tanto los que allí van como los que quedan en el colegio, especialmente<br />

los Lectores, destinados a la enseñanza de los jóvenes religiosos, todos lo hacen por<br />

disposición del P. Provincial<br />

10 AG, carp. F. Filipinas.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 357<br />

del cual dependen inmediatamente. Ahora bien, en la súplica elevada, en vista de las<br />

circunstancias, al Santo Padre por el Rmo. P. Comisario Apostólico no se pedía la anulación<br />

de la bula de S. S. Pío VI, sino que la condición de los PP. Lectores no fuera inferior<br />

a la de cualquiera otro religioso que hubiera estado por espacio de diez años en<br />

las misiones, dispensándoseles en esto y declarando que los años pasados por ellos en<br />

la noble profesión de enseñar, fuesen considerados como pasados en las citadas misiones.<br />

Ruega de nuevo el suscrito la concesión de esta gracia» 11 .<br />

No hemos visto noticia alguna acerca del resultado de esta petición.<br />

V.- Es aprobado el Capítulo por el Padre Comisario Apostólico<br />

El P. Gabino Sánchez, examinadas detenidamente las actas, determinaciones y nombramientos<br />

hechos en el Capítulo Provincial, de acuerdo con su Definitorio General, lo aprobó y<br />

confirmó todo por un decreto dado en Madrid el 20 de agosto del mismo año 1879. En dicho<br />

decreto se hace constar asimismo lo siguiente:<br />

«Recordamos y esperamos del R. P. Provincial Fr. Leandro Arrué que procederá<br />

con grande caridad y exquisita prudencia en la ejecución y cumplimiento del acta de<br />

suyo tan delicada que figura entre las de su clase con el número 17. Confiamos a su<br />

conciencia y discreción, relevándole de toda obligación directa, la consignada con el<br />

número 18. Y por cuanto por Nos y nuestro Definitorio General ha sido aprobada y<br />

confirmada con carácter provisional el acta número 19 con el nuevo Plan de estudios<br />

que la misma significa, en uso de las facultades citadas, prohibimos toda introducción<br />

de novedad o variante de dicha acta sin la intervención por escrito de nuestra autoridad»<br />

12 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Notas biográficas del nuevo Padre Provincial. –Su circular-saludo a los religiosos.<br />

–El Padre Comisario de la Provincia en Madrid. –Varios nombramientos.<br />

–Informe del Padre Arrué sobre la creación de la provincia<br />

de Negros Oriental. –Visita provincial<br />

I.- Notas biográficas del nuevo Padre Provincial<br />

Era natural el P. Leandro Arrué de la antigua Bilbilis, la Calatayud actual, provincia de<br />

Zaragoza. Vino al mundo el día 13 del mes de enero del año 1837 13 .<br />

11 AG, carp. Congregación general, n. 8.<br />

12 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 128v.<br />

13 En su «necrología» se lee: «Nació el 13 de enero de 1837 y no el 13 de marzo como aparece en el Registro de<br />

la Provincia y en otras relaciones por error a que pudo dar lugar el nombre de Leandro, como lo hizo notar<br />

en más de una ocasión el finado» (AM, 61-5.º, Difuntos, f. 75v). Esta misma equivocación figura en el Libro<br />

de Difuntos de Monteagudo. Datos para estas notas biográficas se han tomado de esta necrología también,<br />

así como del ACM, carp. 19, Informaciones, n. 241, y de F. SÁDABA, Catálogo, 506.


358 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Fueron sus padres Matías Arrué y Joaquina Agudo, «de humilde condición, pero muy<br />

honrados y buenos cristianos, que le dieron esmerada educación y le dedicaron a la carrera de<br />

las letras». Cursó primera y segunda enseñanza en el Instituto Bilbilitano, llamado vulgarmente<br />

de La Correa por estar instalado en el edificio que fue convento de agustinos recoletos,<br />

conocido de antiguo con dicho nombre 14 .<br />

Joven de «conducta irreprensible», cumplidos ya los dieciocho años, pidió ser admitido<br />

en el noviciado de Monteagudo. Conseguido su intento, vestía el hábito de agustino recoleto<br />

el día de San Juan Bautista de 1855 y el 25 de junio del año siguiente emitía los votos religiosos.<br />

En el mismo colegio hizo los estudios de filosofía y teología «con la mayor brillantez».<br />

De su conducta durante aquel tiempo se ha hecho constar que fue «sumamente observante de<br />

las reglas de la Orden y de conciencia muy delicada».<br />

Recibidas la tonsura, órdenes menores y subdiaconado en septiembre de 1858 y el diaconado<br />

en marzo del año siguiente, sale del colegio de Monteagudo el 14 de febrero de 1860 en<br />

dirección a Cádiz. El 6 de marzo embarca rumbo a Filipinas, para arribar a Manila el primero<br />

del mes de julio.<br />

En septiembre del mismo año 1860 es ordenado de sacerdote y a primeros de enero del<br />

año siguiente se le destina a Cagayán de Misamis con el fin de que allí aprenda el visaya. «Le<br />

fue fácil a su privilegiada memoria y talento dominar aquel idioma». Además, tuvo como<br />

maestro al que era, a la sazón, párroco de Cagayán, el P. Ramón Zueco. Fue «el primer discípulo<br />

en quien este Padre ensayó su acreditada gramática con felices resultados».<br />

Nuestro biografiado permaneció en Cagayán como Compañero del citado P. Zueco hasta<br />

1864. En este año pasó a regir la parroquia de Bacong, Negros, «donde no perdonó sacrificio<br />

alguno para labrar la dicha de los fieles encomendados a su vigilancia y cuidado, trabajando<br />

incansablemente por el adelantamiento de su pueblo, no solamente en la parte espiritual, sino<br />

también material». En marzo de 1866 colocó la primera piedra de la iglesia, en la que trabajó<br />

con gran ahínco hasta el mes de enero de 1868 15 .<br />

Después de administrar por espacio de unos meses la parroquia de Sumag, en Negros<br />

también, en septiembre del citado año 1868 se extendían a favor del P. Arrué los títulos para<br />

regir la de Liloan, en la isla de Cebú, provincia de la que en mayo de 1870 era nombrado Vicario<br />

Provincial.<br />

En Liloan se encontraba, dedicado por entero al bien en todo orden<br />

14 CR, 10, 758.<br />

15 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 145.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 359<br />

de su parroquia, cuando en el Capítulo Provincial de 1873 es designado Procurador General,<br />

«cargo que desempeñó a satisfacción de la Provincia hasta el Capítulo de 1876 en que fue<br />

nombrado Prior de Cebú, donde manifestó su celo por la observancia regular» 16 .<br />

Creemos oportuno terminar estas notas biográficas con el breve resumen que, sobre su<br />

manera de comportarse en estos años de su vida, hizo el P. Eustaquio Moreno en la oración<br />

fúnebre predicada en las exequias del P. Arrué, cuando falleció, ocupando la sede episcopal<br />

de Jaro, el 24 de octubre de 1897.<br />

Después de hacer referencia el orador a la renuncia del ilustre recoleto «a todo para ir en<br />

pos de Jesucristo con el hábito de los descalzos de San Agustín», continúa en estos términos:<br />

«Medio año se contaba desde que el diácono Fr. Leandro Arrué había dejado la<br />

casa-colegio de Monteagudo de Navarra, donde fue educado para la vida del apostolado<br />

en estas islas, cuando el que tiene la honra de hablaros ingresó en la misma para recibir<br />

igual educación, y los ecos de su religiosidad edificante, de su aplicación a los estudios<br />

y de su recogimiento, resonaban aún potentes por aquellos claustros y aquellas<br />

campiñas de mis mejores recuerdos: se hablaba de él con respeto, porque respeto supo<br />

inspirar con su habitual gravedad, toda llena de dulzura y atractivos, como fruto que<br />

era de una clara conciencia sobre la alta misión que le estaba reservada por virtud de<br />

sus solemnes votos monacales y más aún por el juramento solemne prestado de pasar a<br />

estas islas hasta la muerte, si así lo disponían sus Prelados; y como tal fue el equipo<br />

con que vino a ellas, abastecimiento muy notable de virtud y ciencia y completa desnudez<br />

de pretensiones mundanas, cruzó de unos pueblos a otros, siendo en todo tiempo<br />

y lugar el buen olor de Jesucristo y el infatigable celador de la gloria de su nombre;<br />

y si los pueblos de Bacong, Sumag y Liban testifican la caridad y el celo con que fue<br />

su párroco muy amado, los hijos todos de la apostólica Provincia de San Nicolás de<br />

Tolentino de Filipinas, dan igual verídico testimonio del que fue Procurador General<br />

de ella tan diligente como concienzudo y Prior de Cebú observantísimo de la disciplina<br />

religiosa» 17 .<br />

Este había sido, éste era el religioso que los vocales del Capítulo Provincial, que hemos<br />

narrado, escogieron para gobernar la Provincia.<br />

II.- Circular-saludo del Padre Provincial a los religiosos<br />

Cinco días no más después de clausurarse los actos del Capítulo, dirige ya a los religiosos<br />

el P. Leandro Arrué la acostumbrada circular-saludo.<br />

Recuerda en ella, primeramente, que el cargo es pesada cruz, pero<br />

16 Cfr. lo sucedido con la fiesta de la Concepción, cuando era el P. Arrué Prior de Cebú, artículo séptimo del<br />

capítulo séptimo del presente tomo, y asimismo el BSN, a. 1959, 255.<br />

17 E. MORENO Y DÍAZ, Oración fúnebre del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Fr. Leandro Arrué y Agudo, 7.


360 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

les dice que espera en la ayuda de ellos por medio de sus oraciones, en especial con el santo<br />

Sacrificio de la misa.<br />

No le son desconocidas —les manifiesta a continuación— las muchas y graves obligaciones<br />

de un Provincial, pero que él está convencido que la más importante de todas es la de<br />

mirar por el bien espiritual de todos los religiosos. Por eso, sin olvidar incumbencia alguna<br />

del Provincialato a esta última obligación, afirma,<br />

«pienso dedicar una principal atención, removiendo de grado o por fuerza, en cuanto<br />

las circunstancias y mis atribuciones lo permitan, todo obstáculo que se oponga al<br />

buen vivir del religioso, proporcionando todos los medios que estén a mi alcance.<br />

Comprendo —confiesa luego—, y esto me tiene muy apesadumbrado, que por<br />

nuestro especial modo de ser en estas islas, los PP. Provinciales, al querer cumplir con<br />

celo y exactitud esta estrechísima obligación, habrán tocado y tocarán sin duda con algunas<br />

dificultades: las mismas distancias de algunos de nuestros ministerios, que casi<br />

anulan la vigilancia de los Superiores; la escasez ya de personal, ya de recursos materiales<br />

para poner y sostener dos religiosos en los puntos aislados de nuestra administración;<br />

la excesiva estabilidad que algunos religiosos, como religiosos, dan a la institución<br />

canónica; la falta de celo y vigilancia de algunos PP. Vicarios Provinciales; el<br />

poco o ningún caso que algunos religiosos hacen de lo mandado entre nosotros sobre<br />

la corrección fraterna, y otras cosas que pudiera alegar y que sin duda alguna muchos<br />

de Vuestras Reverencias comprenderán mejor que yo, me parecen, y me han parecido<br />

hace ya algún tiempo, muy suficientes para traer intranquilo a un superior que, a mi<br />

modo de ver, no puede estar plenamente satisfecho del cumplimiento de sus deberes,<br />

mientras no vea que todos y cada uno de sus subordinados cumple con los suyos propios.<br />

Yo por mi parte, y hoy por hoy, únicamente puedo decirles que estoy animado de<br />

los mejores deseos e intenciones y dispuesto a sacrificar todas las afecciones de mi corazón<br />

y hasta mi propia existencia, si necesario fuere, por la salud espiritual de todos y<br />

cada uno de mis hermanos. Abrigo también suma confianza en que los Padres que<br />

conmigo han sido llamados a compartir la cruz del Provincialato, abundarán en los<br />

mismos sentimientos y que cooperarán con todas sus fuerzas a conservar y fomentar,<br />

si posible fuese, el buen nombre de nuestra Corporación».<br />

Insta a los PP. Vicarios, a continuación, a que cumplan su deber. Y da fin a sus letras con<br />

la súplica, otra vez, de las oraciones de todos los religiosos 18 .<br />

18 AM, 52, Oficios, f. 309v; ACM, Lib. de Actas, f. 75v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 361<br />

III.- El Padre Comisario de la Provincia en Madrid<br />

Terminado el Capítulo Provincial, el Definitorio pleno otorga el día 7 de mayo los acostumbrados<br />

poderes al nuevo Comisario, P. Íñigo Narro, ante el notario público de Manila,<br />

señor Hernández Fajarnés 19 .<br />

Dos días después, en conformidad con lo ordenado, el Gobernador General de Filipinas<br />

comunica al Ministerio de Ultramar la elección para el cargo citado del referido P. Narro, y<br />

hace constar que se habían observado «todas cuantas disposiciones vigentes existen y los requisitos<br />

que las Constituciones de la Orden previenen» 20 .<br />

Aprobado y confirmado dicho Padre en el cargo por el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, una vez recibido el rescripto de Roma, del que ya se dio cuenta anteriormente, el<br />

hasta ahora Comisario-Procurador, P. Toribio Minguella, se dirige con fecha 2 de agosto al<br />

señor Ministro de Ultramar con la petición de que se dignasen aprobar el nombramiento y los<br />

poderes dados en favor del P. Íñigo Narro. Así lo concedía el Rey cinco días más tarde 21 .<br />

IV.- Varios nombramientos<br />

Tres días después de finalizar el Capítulo Provincial se reunía el Definitorio para estudiar<br />

la renuncia al Priorato de Cavite, que había presentado, por motivos de salud, el P. Gregorio<br />

Sesma. Se le fue admitida y, para sustituirle, designóse al P. Fr. Enrique Aranda de los Dolores<br />

22 .<br />

Desde el 8 de junio de 1879 hasta el primero de junio del año siguiente, el P. Provincial<br />

fue expidiendo los títulos de los nombramientos de estos Vicarios Provinciales: del Norte de<br />

Bohol, el P. Fr. Dionisio Ballesteros del Rosario; del Sur de Zambales, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra<br />

del Carmen; de la Costa Oriental de Negros, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar, y de Siquijor,<br />

el P. Fr. Hilario Eraso de la Virgen de Araceli. Fue designado asimismo Presidente del<br />

convento de Cavite, el P. Fr. Matías Aguado del Ángel Custodio 23 .<br />

En octubre del citado año 1879 se nombraba al P. Fr. Félix Pérez de la Soledad Capellán<br />

castrense de la expedición militar que en el mismo mes partía de Manila en dirección de la<br />

provincia de Abra con el fin de abrir un camino en la región habitada por los igorrotes 24 .<br />

19 AM, 28, Registro Provl. 3.º, 114v.<br />

20 AHN, Ultramar, leg. 2314, b. 117.<br />

21 AHN, Ultramar, leg. 2314, n. 117; AM, carp. 1 bis.<br />

22 AM, 35, Definitorios, f. 178.<br />

23 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 117-122.<br />

24 AM, 58, Oficios, ff. 94, 97.


362 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

V.- Informe del Padre Arrué sobre la creación de la provincia de Negros Oriental<br />

El Provincial, P. Leandro Arrué, «encariñado —como escribe el P. Rafael García— con<br />

la isla de Negros en la que durante varios años había estado como misionero de Bacong y de<br />

Sumag, conocía bien sus necesidades, anhelaba su progreso y, al presentársele la oportunidad<br />

de exponer su parecer sobre el asunto del traslado de la Comandancia Político-Militar de Escalante<br />

a Guinjulngan, la aprovecha para abogar por la división del gobierno de la isla de Negros<br />

mediante la creación de una nueva provincia, la de Negros Oriental con Dumaguete por<br />

cabecera».<br />

Acerca de dicho asunto, con fecha 30 de junio de 1879, dirige un escrito al señor Director<br />

General de Administración Civil de Filipinas. Es un informe —como afirma el autor antes<br />

citado— «breve, conciso, pero sustancioso. Evita vaguedades y consideraciones menos pertinentes<br />

y se concreta en realidades. Es un documento más que demuestra el interés de la Provincia<br />

de San Nicolás por el progreso del pueblo filipino».<br />

Habla el P. Provincial de las incomodidades y peligros de las difíciles comunicaciones<br />

que existen en la citada isla, por lo que ya en septiembre de 1877 los párrocos elevaron a la<br />

Superioridad una instancia en la que suplicaban la creación de un Gobierno en la Costa Oriental,<br />

al que se debía agregar la isla de Siquijor, que dependía, a la sazón, de Tagbilaran, cabecera<br />

de Bohol.<br />

«Estas aspiraciones —dice también el autor ya dicho—, sin embargo, no encarnaron hasta<br />

el 1890, año en que se creó la provincia de Negros Oriental con la denominación de «Región<br />

Oriental de Negros» 25 .<br />

VI.- Visita provincial<br />

El 4 de diciembre de 1879 envía el P. Arrué una extensa circular a las Vicarías Provinciales<br />

de Negros, Cebú, Misamis y Bohol en la que les anuncia la Visita provincial, a la que esperaba<br />

dar comienzo en los primeros días del mes siguiente.<br />

Les explica en ella los fines de la Visita y la colaboración que todos deben prestar para un<br />

provechoso resultado de la misma. Para que así sea, les incluye el interrogatorio al que deberían<br />

contestar los religiosos todos.<br />

«Otro de los objetos de la Visita provincial —dice a continuación— es el visitar<br />

los libros de gasto y recibo, inventario y cosas notables, actas y providencias de la Orden,<br />

difuntos y cargas de misas y el mandado llevar en el acta 17.ª de nuestro último<br />

Capitulo.<br />

Si hemos de portarnos como debemos con limpieza y conforme<br />

25 BSN, a. 1965, 192.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 363<br />

a lo que está mandado, debemos llevar todos estos libros con limpieza y conforme a<br />

verdad, pues en la 8.ª determinación de nuestro último Capítulo se ordena con especialidad<br />

a todo religioso párroco que sea exacto en apuntar en el libro de su materia el<br />

cargo y data del ministerio que la Corporación le confiara».<br />

Manifiesta el P. Provincial luego que tiene entendido que la referida determinación no es<br />

mirada como se debe y hasta por algunos se da al libro de gastos un calificativo que nos honra<br />

muy poco como religiosos. El «Modo de administrar», después de recordar que, por el voto<br />

solemne de pobreza, no se puede tener nada propio aunque uno sea párroco, advierte también<br />

la obligación de administrar con toda fidelidad los bienes adquiridos por razón del ministerio<br />

en el que la Corporación colocó al religioso, para que lo desempeñase lo mejor que pudiera y<br />

permitieran sus fuerzas; para que en él se cumplan todas las obligaciones del estado religioso<br />

compatibles con la cura de almas; para que de lo que el ministerio produce se cubran las modestas<br />

necesidades materiales y se hagan algunas limosnas: para que en él se lleven cuenta<br />

exacta de todo ingreso y gasto y, finalmente, para que permanezca en el mismo, no por el<br />

tiempo que une quiera, sino hasta que los Superiores le trasladen a otro destino en donde juzguen<br />

ha de ser más útil o menos inconveniente 26 .<br />

Conforme a lo anunciado, salió de Manila el P. Arrué uno de los primeros días de enero<br />

de 1880. Como Vicario Provincial en la capital filipina dejó al Prior del convento de la misma,<br />

P. Julio Saldaña 27 .<br />

Su regreso a la citada ciudad, terminada ya la Visita, tuvo lugar a principios de la segunda<br />

mitad de mayo del año citado y el día 26 de este mismo mes dirige ya una carta-circular a las<br />

cuatro Vicarías que habían sido objeto de la Visita.<br />

Manifiesta en sus letras, primeramente, su gratitud a todos aquellos religiosos visitados<br />

«por la benevolencia con que han recibido la Visita y por la solicitud con que me han<br />

suministrado todos los medios para que se me hiciera más llevadera; pues, aunque es<br />

verdad que en ello no han hecho más que cumplir con su deber, me permito, para satisfacer<br />

una exigencia de mi corazón, dar las más expresivas gracias a todos y cada<br />

uno de Vuestras Reverencias.<br />

Al pasar —dice luego— por los puntos de residencia de los Ilmos. Sres. Obispos<br />

y Sres. Gobernadores de las diócesis y provincias de las Vicarías arriba expresadas, ni<br />

éstos ni aquéllos han producido queja formal contra ninguno de VuestrasReverencias...<br />

No diré yo que en nuestra Corporación no haya faltas, pues las hay, las ha habido<br />

y las habrá mientras estemos en este valle de lágrimas y miserias, y suponer o intentar<br />

lo contrario, me<br />

26 AM, 52, Oficios, f. 345.<br />

27 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 119.


364 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

parece sería una necia ilusión. Hay faltas en nuestra Corporación y así nos lo han manifestado<br />

algunos religiosos en virtud de mi indagación y en cumplimiento de sus deberes;<br />

mas estas faltas manifestadas en la Visita son en tan corto número y de tal índole<br />

que no merecen una reprensión general y, por tanto, cumpliendo con mi deber, reprenderé<br />

en particular a los religiosos de quienes se dice haber oído o haber visto cometer<br />

tales faltas, y, si, después de bien pensado, me parece conveniente, avisaré también<br />

a los PP. Vicarios para que redoblen su vigilancia sobre los mismos».<br />

Afirma luego el Padre que él mismo ha observado algunas cosas que, aunque en sí no<br />

sean más que faltas pequeñas o simples imperfecciones, el Superior debe corregirlas para que<br />

no se generalicen. Señala asimismo que el uso de gemelos de marfil y de metales brillantes, a<br />

lo menos en apariencia preciosos, en la camisa, no está conforme con el espíritu de la Recolección;<br />

que algunos se le presentaron con zapatos cerrados y de alto tacón y, aunque comprende<br />

la necesidad que tendrá un párroco de llevar zapato cerrado en alguna ocasión, les advierte<br />

que, fuera de estos casos, se debe usar el calzado que está mandado.<br />

Después se refiere a la celeridad de algunos en la celebración de la misa y, últimamente,<br />

por la sospecha de que algunos se dispensan con facilidad de la oración mental, se detiene en<br />

hablar sobre este punto con bastante extensión, al que da fin con estas palabras:<br />

«Nuestras Constituciones mandan que todo religioso, exceptuando solamente los<br />

enfermos, tengan una hora de oración mental por la mañana y otra por la tarde. Posteriormente,<br />

se consiguió para nuestro convento de Manila que fuese media hora por la<br />

mañana y otra media por la tarde. Esto mismo se viene observando desde hace algún<br />

tiempo en nuestros conventos de Cavite, San Sebastián y Cebú y esto mismo me parece<br />

que es lo que debe observarse por todos los religiosos residentes fuera de los expresados<br />

conventos. Encargo, pues, y mando que todos los religiosos de nuestros ministerios<br />

y misiones tengan media hora de oración mental por la mañana y media por la<br />

tarde por el orden y método que mandan nuestras Constituciones, y en los ministerios<br />

en que haya dos o más religiosos la harán en común. Esto, se comprende bien, que ha<br />

de ser sin perjuicio de las urgentes obligaciones del ministerio parroquial» 28 .<br />

Parécenos oportuno incluir aquí el siguiente hecho, relacionado con esta Visita del P.<br />

Arrué.<br />

El Párroco de Jasaan en Misamis, P. Mateo Bernad, había ido de excursión por los montes<br />

de su jurisdicción con el fin de cumplir su ministerio por los diversos pueblos o barrios a<br />

él encomendados.<br />

28 AM, 52, Oficios, f. 349. Respecto de la oración mental, cfr. COR, a. 1745, pars I, c. III, nn. 5, 10, 11; AO, 7,<br />

419; 8, 201, 206; DCF, 422, 448, 472.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 365<br />

Se encontraba en uno de ellos, Linabo, cuando le llegó la noticia de que el P. Provincial<br />

se dirigía al distrito de Misamis para girar la Visita a los diversos ministerios.<br />

Entonces, dicho Padre se apresuró a regresar a Tagaloan, «para poder recibir y prestar<br />

respeto y homenaje a tan digna autoridad». Así lo refiere el mismo P. Bernad, quien añade<br />

luego: «Gozoso y muy satisfecho N. P. Provincial, P. Leandro Arrué, de los adelantos y progresos<br />

de dichas misiones, regaló graciosamente dos imágenes, una de San Miguel, para el<br />

pueblo de Linabo, y otra, de Ntra. Sra. del Pilar, para Sumilao, con dos campanas de diez<br />

arrobas de peso cada una» 29 .<br />

Días después de la vuelta a Manila del P. Provincial, esto es, el 13 de junio, en sesión del<br />

Definitorio celebrado dicho día, se trató de este donativo. Dio cuenta en ella el P. Arrué de<br />

una comunicación del ya referido P. Mateo Bernad con la explicación del estado de dos visitas<br />

o pueblos de nuevos cristianos de su jurisdicción; pedía luego «que de la Obra pía con<br />

destino a una misión de Mindanao se le dieran dos imágenes de bulto de la Virgen del Pilar y<br />

de San Miguel, más dos campanas de doce arrobas de peso cada una». Convino en ello el Definitorio,<br />

pero diciendo que el peso de dichas campanas podría reducirse a la mitad 30 . Sin embargo,<br />

como hemos visto, se dejó dicho peso en diez arrobas.<br />

Autorizado el P. Arrué por el Definitorio, en sesión del 18 de diciembre de 1879, para<br />

hacer el nombramiento de Visitadores que hicieran la Visita provincial en aquellas provincias<br />

y ministerios a los que no le fuera posible ir él personalmente 31 , con fecha del 14 de julio de<br />

1880 dio encargo al P. Isidoro Liberal, Vicario Provincial de Marianas, y del 9 del mes siguiente,<br />

al de Mindoro, P. Eustaquio Moreno, de que, en su nombre, verificaran la Visita en<br />

sus respectivas Vicarías 32 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Varias cartas-circulares del Provincialato<br />

I.- A los Padres Priores de Cavite, San Sebastián y Cebú sobre observancias<br />

Con fecha del 18 de agosto de 1879, en carta-circular enviada a los citados Priores, les<br />

hablaba el P. Arrué del modo siguiente:<br />

«Encargan nuestras sagradas Constituciones (parte 3.ª, capítulo 16, n.º 4) 33 que en<br />

ningún convento de nuestra Provincia, por pequeño que sea, dejen de observarse las<br />

ceremonias<br />

29 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1,251. Cfr. biografía del P. Mateo Bernad en el artículo octavo del capítulo catorce<br />

del tomo presente.<br />

30 AM, 35, Definitorios, f. 188. Cfr. Obras pías, n. 17 en CR, 11,820.<br />

31 AM, 35, Definitorios, f. 182.<br />

32 AM, carp. 44, 2; 52, Oficios, f. 359.<br />

33 COR, l. c.: «Nec ullo modo patiantur, in aliquo Conventu provinciae, quantumcumque minimo, caeremonias<br />

illas, et sanctas institutiones negligi, ac praeteriri, quaruim observantia ex multitudine Fratrum minime dependent:<br />

ut sunt contemplationes, disciplinae, silentium, ieiunium, capitulum, confessio, communio, et caetera<br />

huiusmodi, quae sic a paucis, sicut a multis, observari possunt».


366 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y santas instituciones de la oración, disciplina, silencio, ayuno, capítulo, confesión,<br />

comunión y demás cosas de este género, para cuya observancia no se necesita una comunidad<br />

completa, sino que deben practicarse por los pocos o muchos religiosos que<br />

haya en el convento.<br />

Comprendo que algunas de las cosas aquí expresadas no podrán observarse en<br />

común en los citados conventos, residencia por lo general de Padres ancianos y enfermos,<br />

más otras, y en especial la oración de mañana y tarde, creo que pueden y deben<br />

tenerse en común sin excusa alguna.<br />

Encargo, pues, que siempre que en dichos conventos haya, tres religiosos fijos,<br />

incluso el Prior, se tenga en común la oración de la mañana y de la tarde y el santo<br />

Rosario por la noche, dejando al celo y prudencia de los PP. Priores el determinar la<br />

hora y lugar en que se han de tener dichos actos. Tal vez en algunos de los expresados<br />

conventos fuera conveniente rezar el Rosario en la iglesia para fomentar en el pueblo<br />

la devoción a la Santísima Virgen, en cuyo caso debería practicarse diariamente a una<br />

hora determinada» 34 .<br />

II.- A los Padres Vicarios Provinciales de las Costas Oriental y Occidental de Negros<br />

y de Misamis, con la petición de un informe acerca de diversos puntos<br />

En ausencia del P. Arrué, por razón de la Visita, su Vicario Provincial en Manila, P. Julio<br />

Saldaña, dirige una circular el 24 de abril de 1880 a los PP. Vicarios Provinciales arriba indicados,<br />

en la que, atendidas las respetables y repetidas disposiciones del Rey referentes a la<br />

conversión de los infieles que todavía existen en el archipiélago filipino, viene en decretar lo<br />

siguiente:<br />

«A fin de que pueda esta Vicaría Provincial dar un informe exacto y verídico ante<br />

la autoridad superior de estas islas del número de infieles no reducidos todavía, tanto<br />

en la isla de Negros como en la de Mindanao, encargo a los Vicarios Provinciales de<br />

esas dos referidas islas manden a cada uno de sus curas párrocos redactar un informe<br />

en el que hagan constar el número de infieles no reducidos que existen en cada parroquia,<br />

misión o territorio comprendido dentro de lo administrado por los Padres recoletos.<br />

Además formarán una clasificación exacta de cada una de las razas a que pertenecen<br />

esos infieles.<br />

Como complemento a este informe, harán una descripción topográfica de sus respectivos<br />

territorios, expresando las plantaciones de toda clase, con escala y gradación<br />

de sus mayores<br />

34 AM, 52, Oficios, f. 326.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 367<br />

o menores resultados agrícolas, industriales y comerciales, no ocultando las causas que<br />

puedan dar mayor impulso a la riqueza pública, así como también los inconvenientes y<br />

dificultades que puedan entorpecerla. Cabe muy bien dentro de ese complemento incluir<br />

una relación exacta de las aguas minerales de cada localidad. Y, si bien yo comprendo<br />

que para su exacta calificación han de encontrar los Padres y misioneros serias<br />

dificultades, no hay inconveniente en que lo hagan de un modo aproximado. El mismo<br />

encargo y en la misma forma hago respecto a la mineralogía, flora y parte forestal.<br />

Conocida es de Vuestras Reverencias la necesidad que tiene el Estado de saber<br />

detalladamente la localidad donde existan abundantes cuencas de hulla con el fin de<br />

economizar al erario público el gasto inmenso del presupuesto de Marina en lo referente<br />

al consumo de la hulla por nuestra Marina de guerra. En su visita informarán<br />

Vuestras Reverencias todo lo que sepan sobre el particular, clarificando con distinción<br />

la hulla de la antracita y ésta del lignito, expresando si existen capas de betumen y pez<br />

mineral».<br />

Encomienda, al final, a los PP. Vicarios Provinciales el P. Saldaña que circulen a los religiosos<br />

todos de sus respectivas Vicarías la antedicha orden. Una copia de la misma fue enviada<br />

también, para su conocimiento, al señor Gobernador General de Filipinas 35 .<br />

El Provincial, P. Arrué, firma el 1 de julio de 1880 una circular en los términos siguientes:<br />

III.- Pide el Padre Arrué a los religiosos que le remitan sermones<br />

con el fin de imprimir una colección de los mismos<br />

«Careciendo nuestros párrocos jóvenes de Visayas de una colección de sermones<br />

en idioma cebuano de los principales Misterios de Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima<br />

Madre, que les facilite la predicación, y deseando por mi parte llenar esta necesidad,<br />

suplico a los religioso de las Vicarías de Cebú, Bohol, Misamis y Costa Oriental<br />

de Negros remitan a sus respectivos Vicarios, y éstos a mí, los sermones que tengan<br />

sacados o gusten sacar hasta el fin del presente año, relativos a los Misterios arriba expresados<br />

y sobre las fiestas o asuntos de San Pedro y San Pablo, Todos los Santos, del<br />

Lavatorio, de Ánimas, del Corpus, de la Pasión en general, de las Siete Palabras, de la<br />

Soledad de la Virgen y de algún título particular de Nuestra Señora, como el Carmen,<br />

la Correa, etc.; y, una vez reunidos y revisados, pondré los medios para imprimirlos<br />

por cuenta de nuestra Corporación.<br />

35 AM, 58, Oficios, f. 106v.


368 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Si Vuestras Reverencias mandan algunos de esos sermones, como yo les vuelvo a<br />

suplicar, pueden poner, si gustan, al final de cada uno las iniciales de sus nombres y<br />

apellidos» 36 .<br />

Tuvo feliz resultado esta súplica del P. Provincial, pues vemos que, con fecha del 2 de<br />

junio del año siguiente, pedía al señor Obispo de Cebú la licencia necesaria «para poder dar a<br />

la imprenta, previos los demás requisitos, la Colección de Sermones manuscritos en idioma<br />

visaya que tengo el honor de remitir a Vuestra Señoría Ilustrísima juntamente con el parecer<br />

de los Padres que, por orden mía, la han examinado 37 .<br />

Y, en efecto, en el mismo año 1881 se imprimía la citada Colección 38 .<br />

IV.- A todos los religiosos párrocos sobre la solución de los casos morales<br />

El 27 de septiembre de 1880 se dirigía el P. Arrué a todos los religiosos párrocos con una<br />

circular sobre los casos morales. Su tenor era como sigue:<br />

«Las soluciones a los casos morales propuestos en el año pasado por los PP. Vicarios<br />

Provinciales a los religiosos de sus respectivas Vicarías, las di a revisar a dos Padres<br />

de nuestra Orden de reconocida instrucción y muchos años de país, con encargo<br />

de oficio de que, una vez revisados, llamasen mi atención sobre lo que fuese digno de<br />

notarse. Después de unos meses, me han devuelto las soluciones con atento oficio en<br />

el que, entre otras cosas, dicen: «Algunos Padres, si bien han dado sus resoluciones, se<br />

echa de menos en ellos mayor aplicación e interés en sus contestaciones, y otros varios,<br />

sin dar razón de sus resoluciones, han contestado con el mayor laconismo».<br />

Esto es digno de reprensión, y lo reprendo, y, si en el oficio me hubieran nombrado<br />

personas, personalmente los reprendiera como se merecen. Después de nuestra Regla<br />

y Constituciones, nuestro estudio predilecto, atendida nuestra misión en el país,<br />

debe ser la teología moral y el idioma de la provincia a que se nos destina, pues, sin un<br />

sólido conocimiento de estas dos materias, no podremos desempeñar, como es debido,<br />

la parroquia o misión que se nos encomendó.<br />

36 AM, carp. 44, 4. Ya en el Capítulo Provincial de Filipinas de 1683 se dio la determinación siguiente: «29. Item<br />

mandamos so pena de privación de oficio por seis meses la primera vez y de total privación a la segunda,<br />

que todos los PP. Priores y Vicarios Priores presenten en las Visitas los sermones que hubieren predicado<br />

por sí y por sus Compañeros de una Visita a otra escritos en el idioma de los naturales a quienes se predica,<br />

así para que conste si han cumplido con su obligación como para que otros se puedan ayudar de los tales<br />

escritos en beneficio de las almas» (DCF, 155).<br />

37 AM, 53, Oficios, f. 9v.<br />

38 Cfr. reseña de la portada en apéndice duodécimo, n. 4, Varios.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 369<br />

De poco nos servirá para desempeñar bien una misión o parroquia el dedicarnos a<br />

la lectura de periódicos, novelas e historias profanas, y de nada y menos que nada nos<br />

servirá esto en la presencia de Dios, si gastamos el tiempo en esas lecturas con perjuicio<br />

de nuestro ministerio de lo que debemos estudiar y saber a fondo.<br />

Encargo, pues, a todos los religiosos que, según nuestras Leyes, estén obligados a<br />

resolver los casos morales, se tomen interés y muestren aplicación en la resolución de<br />

los mismos, y que no contesten simplemente diciendo: sí, no; negative, afirmative; sino<br />

que expongan todas las pruebas, ya de autoridad, ya de razón, que estén a su alcance,<br />

en la inteligencia de que todas las soluciones a los casos morales serán aquí revisadas<br />

con interés y detención y servirán de base para formar juicio de la aplicación y conocimiento<br />

de los individuos, y también para conocer el buen juicio, el buen o mal criterio<br />

de los mismos».<br />

Termina sus letras el P. Provincial con el recuerdo de las que anteriormente había remitido<br />

con la súplica de que se le enviasen sermones para su impresión 39 .<br />

V.- Letras del Padre Provincial con motivo de los ejercicios espirituales<br />

Obligados todos los religiosos a la práctica anual de los ejercicios espirituales, el P. Arrué<br />

se dirigía cada año con una circular a los que residían en las provincias de Manila, Cavite,<br />

Pampanga, La Laguna y Batangas y distrito de Morong, para convocarlos a que los verificasen<br />

distribuidos en cuatro tandas en el convento de Manila y en el orden que él mismo les<br />

señalaba. De los religiosos pertenecientes a las demás provincias debían preocuparse sus respectivos<br />

Vicarios Provinciales.<br />

En la circular escrita el 18 de septiembre de 1880 cita el P. Provincial las siguientes palabras<br />

que el Ceremonial de la Orden trae al hablar «del modo con que se han de hacer los ejercicios»:<br />

«En lo que ha de poner la proa —dice— ha de ser en la mortificación interior y de su<br />

apetito, y en ejercitar las virtudes que no dependen de exterioridades: principalmente en lo<br />

que es suma y colmo de todas, que es el amor a Dios» 40 .<br />

Se extiende el P. Arrué, a continuación, en consideraciones muy atinadas acerca de los<br />

ejercicios, su necesidad, modo de hacerlos y comportamiento del religioso. Sobre este último<br />

punto se expresa así:<br />

«Sobrada razón habría para que se formasen mal concepto de nosotros, si, llamados<br />

a hacer los santos ejercicios en comunidad, gracia que no pudieron gozar nuestros<br />

antepasados, y no pueden todavía muchos de los actuales, viniésemos a ellos de mala<br />

gana, o, una vez en el convento, se nos viese formando<br />

39 AM, 52, Oficios, f. 270v.<br />

40 Ceremonial de la Orden, aa. 1697-1861, sexta parte, cap. VI, n. 5.


370 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

corrillos en los claustros, entrar en las celdas de los demás, andar descompuestos, sin<br />

modestia ni recogimiento, decir la misa y oficio divino aceleradamente y sin indicaciones<br />

de devoción, faltar o acudir tarde a los actos de comunidad y ocuparnos de cosas<br />

que en nada conducen al fin principal de los santos ejercicios» 41 .<br />

En la circular enviada a los mismos religiosos el 20 de septiembre del año siguiente, después<br />

de dar comienzo a la misma con la afirmación de que en cumplimiento de su cargo les<br />

convoca «por tercero y último año» a los ejercicios espirituales, les hace la advertencia de que<br />

también van a ser «para alguno o algunos de nosotros los últimos de nuestra vida mortal».<br />

Toma pie de ello para hablar del tema de la muerte como preparación de unos buenos y provechosos<br />

ejercicios. Sigue luego con atinadas reflexiones sobre los mismos y la necesidad de<br />

hacerlos bien «para perseverar y adelantar en el camino de la perfección evangélica que<br />

hemos profesado» 42 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Desperfectos causados por los terremotos de julio de 1880. –Solemne función religiosa<br />

de rogativas. –El Padre Provincial pide a los religiosos párrocos contribuyan<br />

a la reparación de los edificios de la Provincia afectados<br />

por los terremotos. –Algunas reparaciones<br />

I.- Desperfectos causados por los terremotos de julio de 1880<br />

«Funesto ha sido el mes de julio del año 1880 para toda la isla de Luzón y para el<br />

país en general, que empezaba a entrar en vías de notable prosperidad y veía a cada<br />

momento multiplicarse sus gérmenes de riqueza y bienestar, con la sucesión de diecisiete<br />

años de perenne calma y de activo tráfico y movimiento en todas sus industrias.<br />

»En sólo dos días, desde la tarde del 18 del corriente a la noche del 20, violentísimas<br />

sacudidas terráqueas han echado por tierra el esfuerzo de más de tres lustros de<br />

incesante trabajo, causando algunas sensibles desgracias, sembrando doquiera la consternación<br />

y el espanto y paralizando por completo el curso regular y ordenado del creciente<br />

progreso de este desgraciado territorio.<br />

»Provincias enteras ayer prósperas y felices yacen hoy sumidas en dolor inmenso,<br />

viendo convertidos en informe montón de ruinas sus sólidos edificios y bajo escombros<br />

sus valiosos intereses».<br />

Con estos párrafos se abren las palabras «al lector» del folleto en el que se publicó un extracto<br />

de las noticias dadas por el Diario de Manila acerca de los terremotos que comenzaron<br />

en la noche del 14 al 15 de julio de 1880 y duraron, con pequeños intervalos, hasta la<br />

41 AM, 52, Oficios, f. 365.<br />

42 AM, 52, Oficios, f. 22.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 371<br />

tarde del 25. Fueron los días 18 y 20 en los que se sintieron con mayor intensidad y produjeron<br />

mayores desperfectos 43 .<br />

Los que sufrieron los edificios de nuestra Recolección en Manila, San Sebastián, Cavite e<br />

Imus se recogen en la respuesta dada por el P. Arrué al Gobernador General de Filipinas, General<br />

Primo de Rivera. Con fecha 24 de julio había dirigido éste al P. Provincial un ruego para<br />

que le notificase, a la mayor brevedad y detalladamente, los referidos desperfectos con expresión<br />

de su importancia.<br />

Veamos, pues, lo que contesta el P. Arrué:<br />

«Nuestra iglesia de Manila ha perdido por completo su hermosa media naranja,<br />

que se ha venido abajo; algunos de los pilares del cañón, aunque sin perder su nivel, se<br />

han cuarteado, y en el frontispicio se dejan ver varias grietas. La torre, al parecer, no<br />

ha sufrido nada, pues no se nota en ella ni aun el más pequeño perjuicio.<br />

»El convento de Manila ha padecido bastante en su segundo piso; pues, aunque,<br />

sin perder su nivel, se han cuarteado algunos pilares, se nota casi un completo desconche<br />

en los tabiques divisorios, especialmente en aquellos cuyo interior está reforzado<br />

con grandes listones de maderas, y una de las paredes que mira al baluarte de San Andrés<br />

y que sostiene un mirador, ha quedado malparada y parece haberse desnivelado.<br />

»En la iglesia de nuestro santuario de San Sebastián se notan algunas grietas en<br />

los muros laterales y en el frontis, y tal vez sus muros no han padecido mucho más por<br />

tener toda su techumbre de hierro galvanizado. Tanto esta iglesia como la de Manila<br />

están y estarán cerradas al culto público hasta que, después de un muy detenido y escrupuloso<br />

reconocimiento facultativo, se hagan las obras necesarias con la competente<br />

autorización.<br />

»En el convento de San Sebastián se han cuarteado casi todos los tabiques interiores;<br />

se han desprendido las tejas de una parte del alero que mira al Este, y una pequeña<br />

parte del techo por el lado Norte se ha venido abajo».<br />

A continuación le transcribe el P. Provincial al señor Gobernador General el informe del<br />

Comandante de Ingenieros de Cavite relativo al estado en que habían quedado la iglesia y<br />

convento de los recoletos de dicha plaza y que el Brigadier Gobernador de la misma había<br />

remitido por oficio al P. Prior del citado convento. Dice así:<br />

«La fachada del templo tiene muchas grietas y está desplomada hacia el Norte con<br />

notable intensidad, lo cual indica el desconcierto de su fábrica en todos sentidos; el<br />

desplome está también indicado en el muro que mira al Este, en el cual se notan la<br />

mayor parte de los estribos desunidos completamente con una grieta horizontal próxima<br />

a la base, y uno de ellos se ve en la parte superior con un desconcierto total de las<br />

fábricas producido por el empuje de la cubierta, la cual carece ya de apoyo en este sitio,<br />

tanto vertical como horizontalmente; el arco toral que existe en el muro del Oeste<br />

está también<br />

43 Los terremotos en Filipinas en julio de 1830, 3. También el periódico La Oceanía española publicó un número<br />

extraordinario con la recopilación de las noticias insertadas en él de los terremotos citados.


372 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

cuarteado por su clave y cerca de los riñones, lo que demuestra que el desconcierto de<br />

las fábricas en general no se ha localizado en una extensión relativamente pequeña,<br />

como en Santo Domingo, sino que se ha hecho extensivo a todo el edificio, excepto a<br />

la parte ocupada por el altar mayor, donde no aparecen esas mismas indicaciones.<br />

»En el convento se nota también el desplome de los muros que miran al Norte y al<br />

Este, muchas grietas en los arcos que cierran las galerías y en sus apoyos, pero muy<br />

especialmente en la crujía del Sur en que los apoyos de ésta han tomado tan exagerada<br />

inclinación que hacen temer como inminente la ruina total de esta crujía, que está iniciada<br />

ya en la cubierta.<br />

»Resumiendo: la iglesia de recoletos debe declararse en estado de ruina y cerrarse<br />

al culto público en previsión de nuevas eventualidades 44 , y el convento tiene en estado<br />

de ruina declarada la crujía del Sur y las demás en estado mediano; la torre no tiene<br />

daño aparente, habiendo, sin duda, contribuido a que los desplomes hayan sido por el<br />

lado opuesto, pero no por eso deja de constituir un peligro constante».<br />

Después de copiar el informe anterior, pasa el P. Arrué a referirse a Imus de este modo:<br />

«El Padre hacendero de Imus me dice: En esta casa-hacienda se han cuarteado los<br />

tabiques interiores; el arco de la puerta de la escala está amenazando ruina y los tejados<br />

han sufrido algo, pero nada de consideración, pues todo su maderamen está en<br />

buen estado.<br />

»En la casa San Nicolás, próxima y dependiente del Padre hacendero de Imus, se<br />

han desprendido, según relación del mismo Padre, algunos sillares de la bóveda interior<br />

y en sus muros exteriores aparecen algunas grietas».<br />

«Es cuanto tengo que contestar», es la frase con que cierra el Padre Provincial su respuesta<br />

al Gobernador General, que va fechada el 27 de julio 45 .<br />

II.- Solemne función religiosa de rogativas<br />

El señor Arzobispo metropolitano de Manila, P. Fray Pedro Payo, publicó el 21 de julio<br />

una carta-pastoral en la que, después de unas breves reflexiones sobre los terremotos como<br />

castigos de Dios y la necesidad de aplacarle con la oración y penitencia, sin olvidar la invocación<br />

a la Santísima Virgen María, determina que, a las seis de la mañana siguiente, tuviera<br />

lugar en el campo de Bagumbayan una misa que él mismo celebraría, seguida de públicas y<br />

solemnes rogativas.<br />

Y así se hizo.<br />

Al día siguiente, 22 de julio, antes de la hora señalada, se hallaban ya reunidas en el citado<br />

campo todas las autoridades superiores de las islas, presididas por el Gobernador y Capitán<br />

General Primo de<br />

44 «Las iglesias todas de Cavite —se lee en el citado folleto Los terremotos de Filipinas, 94— se han cerrado al<br />

culto público y se ha levantado una capilla en medio de la plaza, donde se celebra el santo sacrificio de la<br />

misa».<br />

45 AM, 58, Oficios, f. 111v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 373<br />

Rivera, marqués de Estella; todas las fuerzas de la guarnición de Manila, los empleados de los<br />

distintos departamentos del Gobierno y una inmensa muchedumbre que rodeaba la plataforma<br />

con el altar, levantada en el centro del paseo llamado de La Luneta.<br />

Poco después llegaban todas las comunidades religiosas, cantando a coro el salmo «Miserere»<br />

y la letanía de los Santos. Cada comunidad portaba una imagen de su especial predilección.<br />

La nuestra de Intramuros llevó «la tiernísima y milagrosa imagen del Señor de la Paciencia,<br />

cuya vista mueve a compasión y lástima a los que la miran», y la veneranda imagen<br />

de Nuestra Señora del Carmen de la iglesia de San Sebastián. Un momento antes del arribo de<br />

esta última, habían llegado el Cabildo eclesiástico y el seminario conciliar con la antiquísima<br />

efigie de Nuestra Señora de Guía, presididos por el Prelado.<br />

Una vez celebrado por el señor Arzobispo el santo Sacrificio de la misa, durante la cual<br />

las bandas de música militares interpretaron piezas escogidas, entonó el Prelado las preces de<br />

ritual, impetró la protección de las milagrosas imágenes allí presentes y, finalmente, dio la<br />

bendición a aquel inmenso pueblo que devotamente se había congregado en aquel lugar. Pronunció<br />

después una breve alocución el P. Subrillaga y, a continuación, las comunidades religiosas<br />

se retiraron procesionalmente a sus conventos 46 .<br />

III.- El Padre Provincial pide a los religiosos párrocos contribuyan a la reparación<br />

de los edificios de la Provincia afectados por los terremotos<br />

El 3 de noviembre del mismo año 1880 el Provincial, P. Leandro Arrué, dirigió a todos<br />

nuestros religiosos párrocos la siguiente circular:<br />

«Los horrorosos terremotos que tuvieron lugar en los días 18 y 20 de julio causaron<br />

tales efectos en nuestros edificios, que, nada más que para reparar la iglesia y parte<br />

del convento de Manila, hemos aprobado un presupuesto de treinta mil pesos, cantidad<br />

que, según el parecer de algunos, no llegará ni con mucho para concluir las obras presupuestadas.<br />

Las casas particulares de nuestras pertenencias han sufrido mucho; la<br />

iglesia y convento de Cavite están en mal estado y nuestra iglesia de San Sebastián<br />

probablemente habrá que derribarla por completo. A vista de tantas ruinas uno se desanima<br />

y, para poder soportarlas con serenidad, siente la imperiosa necesidad de cobijarse<br />

bajo las ideas religiosas y aspirar con frecuencia su confortativo aroma.<br />

Ya sé que Vuestras Reverencias, al tener noticia de tales catástrofes y fatales consecuencias,<br />

participaron de nuestro dolor y aflicción y que algún Vicario Provincial,<br />

no pudiendo contener<br />

46 Los terremotos de Filipinas, 39, 53.


374 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en su corazón ese filial sentimiento, inmediatamente y sin esperar indicación alguna de<br />

Manila, abrió una suscripción entre los religiosos de su Vicaría para consolar y subvenir<br />

a las necesidades de la Provincia. También recuerdo con satisfacción haber recibido<br />

varias cartas e indicaciones verbales a raíz de los terremotos en las que algunos religiosos<br />

ofrecían parte de su peculio y otros, interpretando los deseos de la generalidad,<br />

me excitaban a que abriese una suscripción entre los religiosos todos de la Corporación.<br />

Con atención a todo esto y para no privar a ninguno de Vuestras Reverencias de la<br />

dulce satisfacción que necesariamente han de tener, al patentizar con sus ofrendas el<br />

acendrado amor de que están poseídos por nuestra madre la Provincia, de conformidad<br />

con los Padres del Definitorio pleno, autorizo a todos los PP Vicarios Provinciales para<br />

que, cada uno en su respectiva Vicaría, abran una suscripción en la que cada uno se<br />

suscriba por la cantidad que juzgue conveniente, para aliviar las necesidades de la<br />

Corporación» 47 .<br />

IV.- Algunas reparaciones de los daños causados<br />

En sesión del Definitorio, celebrada ya el mismo día 20 de julio, leyóse una solicitud del<br />

P. Prior de Manila y otra del P. Presidente de Cavite. En ambas, después de dar cuenta del<br />

estado en que habían quedado los respectivos conventos e iglesias por efecto de los terremotos<br />

ocurridos, se pedía autorización para proceder a su recomposición.<br />

El Definitorio accedió a las dos solicitudes pero con la advertencia de que primero consiguieran,<br />

como estaba ordenado, la licencia necesaria del Ayuntamiento y llamaran a un arquitecto<br />

para que reconociera conventos e iglesias, de cuyo resultado diese un informe por escrito<br />

que fuera presentado al Definitorio juntamente con la solicitud. Es de este modo como luego<br />

habrían de aprobar los gastos que hubieren de realizarse 48 .<br />

En el año siguiente vemos una autorización del Definitorio, de fecha 11 de enero, dada al<br />

P. Prior de Manila para reparar el órgano y los altares; y el 10 de febrero el mismo P. Prior<br />

presenta al Definitorio el reconocimiento, por él mismo practicado, de los desperfectos sufridos<br />

en la parte del convento correspondiente a las cocinas, las llamadas «vistas» y el corral.<br />

Manifestó el Definitorio su conformidad con las apreciaciones del Padre Prior de Manila,<br />

pero le encargó desde luego que se llamara a un arquitecto con objeto de que reconociera dichos<br />

lugares minuciosamente y expusiera luego su parecer por escrito sobre lo que conviniese<br />

hacer, como ya lo indicaba también el mismo P. Prior, que, a la vez, ejercía el oficio de Vicario<br />

Provincial por ausencia del P. Arrué 49 .<br />

47 AM, carp. 44, 4.<br />

48 AM, 35, Definitorios, f. 181v.<br />

49 AM, 35, Definitorios, ff. 191, 192v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 375<br />

El P. José García, en un trabajo dedicado al convento de Intramuros, al referirse a las<br />

huellas que dejaron en el mismo los terremotos de julio de 1880, nos dice que inmediatamente<br />

se ejecutaron las reparaciones siguientes:<br />

«En los tres claustros del piso principal se quitaron los pilares de ladrillo, sustituyéndolos<br />

por pies derechos de molave y tabiques de madera, para aliviar su peso. Se<br />

eliminó la techumbre de teja de casi todo el edificio, cambiándole por hierro galvanizado;<br />

se arregló la celda prioral, trasladando la librería a la antigua y dejando agregado<br />

al refectorio lo que antes era dormitorio de la misma; se renovó el maderamen del «De<br />

profundis», sustituyendo también su techo de teja por hierro; se construyeron las letrinas<br />

del piso superior, la cocina y las «vistas» de nueva planta, mas la tapia que une la<br />

cocina y la celda prioral. En la parte baja hubo que relevar algunos arquitrabes del<br />

claustro y dar media paletada a todo; y, por último, se blanqueó el edificio por fuera y<br />

se pintó por dentro. Juntamente con las obras de reparación, que también se ejecutaron<br />

en la iglesia, costaron estos trabajos cincuenta y tres mil pesos».<br />

Al hablar luego de lo realizado en la iglesia, escribe el citado P. García que «hubo necesidad<br />

de reconstruir la media naranja de medio cuerpo, a la vez que se relevaba el maderamen<br />

y cubierta de hierro de los cruceros de encima del altar mayor y cañón de la iglesia. El piso<br />

hubo necesidad de renovarlo desde el altar de San José hasta el mayor, pintando la cruz latina<br />

y poniendo barandillas de hierro en el presbiterio» 50 .<br />

Respecto del convento e iglesia de Cavite sabemos que en Definitorio del 13 de marzo de<br />

1881, presentados los planos y presupuestos de la obra de su reparación, se dio licencia al P.<br />

Prior para hacer las composiciones necesarias 51 .<br />

En cuanto a la iglesia de San Sebastián hemos de anotar que «en febrero del año 1881 fue<br />

reconocida por el Jefe de Ingenieros civiles, don Jenaro Palacios, quien el 16 del mismo mes<br />

dio su informe desfavorable, declarando en él la necesidad de derribarla toda y hacer una nueva<br />

toda de hierro, forjado en las partes sostenedoras del edificio y fundido en las decorativas,<br />

pues la pared de ladrillo con entramado de madera, que en la obra anterior adosaron a la pared<br />

antigua de la iglesia, había tomado un desnivel hacia el interior de siete centímetros, habiendo<br />

encontrado además la mayor parte de las columnas y armazón de madera del techo todo echado<br />

a perder por el anay y el gorgojo» 52 .<br />

50 BSN, a. 1958, art. Recuerdos gloriosos, 156, 157, 181; AM, 35, Definitorios, ff. 184v, 185.<br />

51 AM, 35, Definitorios, f. 198v.<br />

52 ASS, Cosas notables.


376 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Capítulo Intermedio y su aprobación. –La Santa Sede concede el uso del hábito blanco.<br />

–Varios nombramientos y la Visita provincial. –Cesión de tres religiosos a la<br />

Candelaria. –Se pide que los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San<br />

Sebastián sean Definidores y la erección de cuatro Prioratos.<br />

–Resolución afirmativa acerca de la asistencia del Padre<br />

Aquilino Bon al próximo Capítulo Provincial<br />

I.- Capítulo Intermedio y su aprobación<br />

El 31 de octubre de 1880 se reunieron para la celebración del Capítulo Intermedio, bajo la<br />

presidencia del Provincial P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino, los PP. Fr. Julio<br />

Saldaña de Santo Domingo de Guzmán, Prior de Manila, por el Provincial absoluto ausente,<br />

Fr. Aquilino Bon de San Sebastián; Fr. José María Learte del Carmen, Fr. Antonio Fuertes de<br />

Jesús María, Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz y Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez del Rosario, Definidores,<br />

y Fr. Fulgencio Blanco de San José, Presidente del Capítulo Provincial.<br />

Se leyeron las renuncias, por motivo de salud, de los PP. Fr. Gregorio Sesma del Rosario,<br />

Prior de Cavite, y Fr. Octavio Irisarri del Carmen, Predicador conventual de Manila, que fueron<br />

admitidas. En su lugar resultaron elegidos, respectivamente, los PP. Fr. Miguel Ugarte del<br />

Pilar y Fr. Ezequiel Moreno del Rosario.<br />

Luego,<br />

«de conformidad con el acta 18.ª de nuestro último Capítulo Provincial se propusieron<br />

para servir en propiedad los curatos de Loboc, en la provincia de Bohol, y de Cavite<br />

Viejo, en la de Cavite, respectivamente, a los PP. ex Provincial Fr. Aquilino Bon de<br />

San Sebastián y Fr. Gaudencio Marqués del Rosario».<br />

A continuación, se acordó escribir al P. Comisario Apostólico<br />

«una atenta y respetuosa carta, firmada por todos los PP. del Definitorio, suplicándole<br />

se digne autorizar y mandar al P. Procurador en Roma, Fr. <strong>Manuel</strong> Martínez, gestione<br />

y consiga la gracia de que todos los religiosos de nuestra Corporación residentes en estas<br />

Islas podamos vestir hábito blanco de la misma forma que el negro que prescriben<br />

nuestras sagradas leyes» 53 .<br />

Remitido todo lo determinado en el Capítulo Intermedio al Comisario<br />

53 AM, Lib. 4.º de Becerro, 1. 125. También se acordó escribir otra carta al P. Comisario Apostólico para informarle<br />

de la conducta de tres religiosos con el ruego de que se les facilitara la salida de la Corporación o se<br />

les expulsara con el correspondiente sumario.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 377<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, dio éste su aprobación y confirmación por decreto firmado en<br />

Madrid el 1 de agosto de 1881 54 .<br />

II.- La Santa Sede concede el uso del hábito blanco<br />

Como acabamos de ver, en el Capítulo Intermedio se acordó pedir la consecución del uso<br />

del hábito blanco.<br />

Con anterioridad, el Provincial, P. Arrué, puesto ya su pensamiento en este mismo asunto,<br />

había escrito acerca del mismo al Procurador en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez. Existe<br />

una carta dirigida por este último al P. Comisario Apostólico, con fecha del 1 de agosto de<br />

1880, en la que le comunica lo siguiente:<br />

«Días pasados recibí carta del P. Provincial de Filipinas en que me indicaba que<br />

sería bueno de legitimar el uso del hábito blanco sólo, fuera de las funciones religiosas,<br />

que comúnmente visten nuestros religiosos en todo el archipiélago, y esto de<br />

tiempo inmemorial.<br />

»Hará veinte y tantos años que, siendo Provincial N. P. Úbeda, se intentó esto<br />

mismo, presentando una súplica a la Congregación; era el tiempo en que aquí no había<br />

religioso alguno nuestro y el Comisario Apostólico de los calzados se arrogaba la facultad<br />

de informar nuestros asuntos; su informe en este asunto fue desfavorable y tuvo<br />

por resultado una negativa.<br />

»Ahora, antes de entablarlo de nuevo, he querido saber el parecer del monseñor<br />

Secretario, quien ha dicho que, por su parte, hará porque se conceda. Sin embargo, nada<br />

hago sin antes ponerlo en conocimiento de Vuestra Reverencia, esperando que me<br />

diga su parecer, teniendo en cuenta que el uso o abuso existe y es inveterado, y que no<br />

se trata sino de legitimarlo» 55 .<br />

En los mismos términos debió contestar el P. <strong>Manuel</strong> al P. Arrué, por lo que los Padres<br />

vocales del Capítulo Intermedio se decidieron a tomar la determinación ya referida. En la carta<br />

dirigida al P. Gabino Sánchez, dichos Padres, después de repetir el acuerdo tomado, se expresaban<br />

de este modo:<br />

«Los firmantes no abrigamos la más mínima duda de que lo más conforme con<br />

nuestra profesión sería el que todos los religiosos de nuestra Corporación vistiésemos<br />

el hábito de la misma materia y color que mandan nuestras Constituciones; mas, el excesivo<br />

calor del país, las muchas y pesadas obligaciones de nuestros párrocos y misioneros<br />

y, en especial, el inveterado y generalizado abuso de vestir una sotanilla blanca<br />

de algodón sin capilla ni correa, para todo lo que<br />

54 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 126v. Al aprobar el Intermedio el P. Comisario Apostólico, sobre lo pedido acerca<br />

de los tres religiosos contestaba que «gestionaría de la Santa Sede la autorización y el modo de librar a la<br />

Provincia del gravamen que le ocasionan los expresados tres religiosos». De dichos religiosos, uno siguió<br />

en la Provincia y los otros dos obtuvieron la secularización (cfr. F. SÁDABA, Catálogo, 444, n. 15: 517, n.<br />

7; 518, n. 10).<br />

55 AG, carp. 3. Cfr. lo sucedido en el trienio 1858-1861 cuando se pidió y fue denegada la autorización para el<br />

uso del hábito blanco, CR, 11, 414, 436, 837.


378 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

no sea celebrar y administrar los santos sacramentos, son las causas que motivan nos<br />

dirijamos a Vuestra Reverendísima en súplica de lo que arriba llevamos expresado» 56 .<br />

El P. Comisario Apostólico atiende esta petición y eleva al Santo Padre León <strong>XII</strong>I las correspondientes<br />

preces que, juntamente con su despacho favorable, copiamos literalmente a<br />

continuación:<br />

«BEATISSIMO PADRE:<br />

Fr. Gabino Sánchez della Concezione, Commissarlo Apostolico degli Agostiniani<br />

scalzi della Congregazione di Spagna e delle Indie, prostrato ai piedi della Santitá<br />

Vostra umilmente espone: che i religiosi della provincia di S. Nicola de Tolentino, residenti<br />

nelle isole Filippine, e destinati alle missioni ed al ministero parrochiale in<br />

quell'arcipelago, per antica e generale consuetudine usano una veste bianca di cotone<br />

senza cappuccio e cingolo, eccetto però nella celebrazione della santa messa e nell-<br />

'administrazione dei SS. Sacramenti. L'oratore considerando per un lato le gravissime<br />

obligazioni di missionerio e di parroco, e per l'altro l'eccessivo calore di quelle regioni,<br />

calore che in certe ore del giorno ed in epoche determinate dell'anno, nominatamente<br />

nella quaresima, rende quasi insopportabili della obligazioni; considerando inoltre che<br />

l'indicata veste talare di colore bianco corrisponde nella forma e nel colore all'abito interiore<br />

che prescrivono le Costituzioni dell'Ordine, osservando che i pp. Agostiniani<br />

calzati, la cui missione nelle Filippine è identica a quella degli Agostiniani scalzi, usano<br />

gia da moltissimi anni per concesione Apostolica l'abito bianco che secondo le Costituzioni<br />

del loro Ordine è anche interiore, e deve servire la notte per dormire; considerando<br />

la difficoltà o meglio l'impossibiltà che i religiosi tornino ad usare l'abito nero in<br />

tutti gli atti, attesa l'antica e generale consuetudine dell'abito bianco introdotta per l'eccesivo<br />

calore di quell'arcipelago, e desiderando infine legittimare questa consuetudine<br />

coll'autorizazzione competente della S. Sede, supplica umilmente a Vostra Santità a<br />

volersi degnare di concedere la grazia che i menzionati religiosi Agostiniani scalzi della<br />

provincia delle Filippine possano usare lecitamente in ogni tempo e in tutti gli atti<br />

del loro ministero l'abito bianco di cotone col rispettivo cappuccio e cingolo nella stessa<br />

forma prescrita dalla Costituzioni dell'Ordine. Che della grazia...<br />

Ex audientia SSmi. habita ab inhro. Dno. Secretario Sacrae Congregationis Episcoporum<br />

et Regularium sub die 26 Augusti 1881. Sanctitas Sua attentis peculiaribus<br />

locorum adiunctis benigne annuit arbitrio et conscientiae P. Commissarii Apostolici<br />

oratoris in omnibus iuxta preces.<br />

Contrariis quibuscumque non obstantibus.<br />

Romae ... J. Card. Ferrier, Sec. F. (L.-S.) – I. B. Agnozzi, Secrio».<br />

56 AG, carp. F. Filipinas.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 379<br />

Una vez en manos del P. Gabino Sánchez la anterior concesión de la Santa Sede, remitió<br />

al P. Provincial una copia del documento pontificio juntamente con la siguiente disposición<br />

suya, firmada en Madrid el 11 de octubre del referido año 1881:<br />

«En virtud del Rescripto Apostólico que antecede, que deja a nuestro arbitrio y<br />

conciencia el uso del hábito blanco de algodón con capilla y correa por los religiosos<br />

de nuestra filiación residentes en las Islas Filipinas, Nos, que, por una parte, deseamos<br />

aliviar en lo posible a nuestros religiosos, que desempeñan el espinoso y pesado cargo<br />

de la cura de almas en aquel clima tórrido, y, por otra, tratamos de conciliar este alivio<br />

con lo que conviene a nuestro estado y profesión, después de acudir al Padre de las luces,<br />

después de detenido y maduro examen y confiando en que nuestros religiosos, sin<br />

embargo, de este privilegio, tendrán en cuenta el hábito negro especialmente en ciertos<br />

casos dados, venimos en decretar y decretamos: Que todos los religiosos de nuestra<br />

amada Provincia de S. Nicolás de Tolentino, residentes en el archipiélago filipino,<br />

puedan usar el hábito blanco de algodón con capilla y correa en todo tiempo y en todos<br />

los actos de su sagrado ministerio, excepción hecha de los residentes o que vayan<br />

a Manila, donde para todos los actos oficiales y fuera del convento deberán vestir<br />

siempre el hábito negro; sobre lo cual a todos los religiosos de la mencionada nuestra<br />

amada Provincia, y con especialidad al P. Provincial de la misma, les recordamos la<br />

conciencia» 57 .<br />

III.- Varios nombramientos y la Visita provincial<br />

Después del Capítulo Intermedio y en diferentes fechas el Provincial, P. Arrué, firmó los<br />

títulos de Vicarios Provinciales a favor de los siguientes religiosos:<br />

P. Fr. Francisco Resano del Corazón de Jesús, de Marianas; P. Fr. Nicanor Arciniega del<br />

Carmen, de Calamianes; P. ex Provincial Fr. José María Learte del Carmen, de Cavite; P. Fr.<br />

<strong>Manuel</strong> Clemente de San José, de Romblón; P. Fr. Julián Funes del Villar, del Sur de Zambales,<br />

y P. Fr. Simeón Marín del Amor Hermoso, de Mindoro 58 .<br />

El 6 de diciembre de 1880 envía el P. Aruué una extensa circular a los religiosos de la<br />

Vicaría Provincial del Norte de Zambales con el anuncio de su próxima Visita, para la cual<br />

salió de Manila al mes siguiente. Dejó en Manila como Vicario suyo al Prior del convento, P.<br />

Julio Saldaña. Después de su regreso, con fecha del 12 de abril de 1881, nombraba al Vicario<br />

Provincial de Calamianes, P. Arciniega, para que, en representación suya, girase la Visita en<br />

dicha provincia 59 .<br />

57 AG, carp. Rescriptos 1786-1920, leg. 1, 11, p. 14; Lib. 4.º de Becerro, f. 128.<br />

58 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 125v-133v.<br />

59 AM, carp. 45; 52, Oficios, f. 389; 53, Oficios, f. 5.


380 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

IV.- Cesión de tres religiosos a la Candelaria<br />

Grande era el deseo del Provincial de la Candelaria, P. Victorino Rocha, de la restauración<br />

de su Provincia colombiana, pero muy bien conocía que no se había de poder llevar a la<br />

realidad sin la ayuda de personal de la Provincia de Filipinas. Para conseguir esta ayuda no<br />

dejó de hacer algunas gestiones, según vimos ya en el capítulo anterior.<br />

Recordemos nuevamente la carta que dicho Padre escribió el 18 de abril de 1879 al Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez.<br />

A la indicación que éste le había hecho de procurar tener novicios que luego fueran enviados<br />

a estudiar a Roma, le contestaba el P. Rocha que, por ahora, creía ser más acertado que<br />

él le mandase cuatro religiosos aptos, uno para Maestro de novicios y los demás para catedráticos.<br />

En otra carta, fechada el 18 de septiembre del año siguiente, le habla, como en alguna<br />

otra ocasión, de que, juntamente con el P. Nepomuceno Bustamante, había resuelto pedirle<br />

que, aunque le costase algún sacrificio, «les preparase, si lo tuviere a bien, para el año entrante,<br />

unos tres religiosos a propósito, dos sacerdotes para catedráticos, haciendo uno de Maestro<br />

de novicios, y un hermano converso que sirva de cocinero, hortelano, etc.» 60 .<br />

Por fin, el P. Gabino se decide a atender a este último ruego, pues en sesión celebrada el<br />

13 de marzo de 1881 en Manila, se daba cuenta al Definitorio de una petición del P. Comisario<br />

Apostólico para que<br />

«se cedan dos religiosos sacerdotes y un hermano de obediencia a nuestros hermanos<br />

recoletos de Bogotá, los dos primeros, que puedan servir de Lectores.<br />

Los Padres Definidores acceden a ello con las condiciones siguientes: 1.ª, que los<br />

gastos de ida, estancia y vuelta a nuestra Provincia, por enfermedad o por cualquiera<br />

otra causa que el Definitorio de la Provincia de San Nicolás creyere justa, los sufraguen<br />

nuestros hermanos de Bogotá; 2.ª, que, si existe fundado temor de que el Gobierno<br />

reconvenga a la Corporación por destinar individuos de nuestros colegios al extranjero,<br />

N. P. Comisario Apostólico, por sí o por el P. Comisario de la Provincia, haga las<br />

gestiones para cortarlo. El Definitorio, a pesar de lo expuesto, reconociendo como de<br />

hecho reconoce en la persona de N. P. Gabino Sánchez de la Concepción la primera<br />

autoridad de la Provincia, deja el asunto a su completa disposición, acatando desde<br />

ahora lo que él mismo en su celo y buen criterio resuelva» 61 .<br />

60 AG, carp. 5.<br />

61 AM, 35, Definitorios, f. 193v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 381<br />

Como se indicó en el capítulo anterior, todavía transcurriría algún tiempo hasta que se verificara<br />

el envío de religiosos de la Provincia de San Nicolás a la nación colombiana 62 .<br />

V.- Se pide que los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián<br />

sean Definidores y la erección de cuatro Prioratos<br />

El Definitorio acordó por unanimidad, en sesión habida el 13 de noviembre de 1881, elevar<br />

al P. Comisario Apostólico la súplica siguiente:<br />

«En el Capítulo Provincial celebrado en mil ochocientos setenta y seis, teniendo<br />

en cuenta que la escasez de personal no era tan apremiante como en épocas anteriores,<br />

se determinó y mandó que los Priores de Cavite, Cebú y San Sebastián fuesen de residencia<br />

y así se ha practicado desde entonces hasta la fecha.<br />

Para cubrir dignamente estos Prioratos con residencia, situados en los puntos más<br />

céntricos e importantes del archipiélago, habrá siempre necesidad de privar a las provincias<br />

y distritos de nuestra administración espiritual de religiosos que, por su experiencia,<br />

religiosidad, buen juicio y demás prendas necesarias para Priores de puntos<br />

tan importantes, reportan gran utilidad a la Corporación, ya en el buen desempeño de<br />

parroquias numerosas, ya siendo los maestros de idioma y práctica de administrar de<br />

los religiosos jóvenes, ya desempeñando las Vicarías foráneas y provinciales, y ya, en<br />

fin, siendo las personas de confianza del Provincial para arreglar cualquiera desavenencia<br />

que surja entre los mismos religiosos o entre alguno de éstos y las autoridades<br />

de la provincia que administren.<br />

Los Padres que suscriben están íntimamente convencidos de la gran utilidad y casi<br />

necesidad de que los PP. Definidores residan cerca de N. P. Provincial como está<br />

mandado en nuestras Constituciones; pero, hoy por hoy, ven también el gran inconveniente<br />

que resultaría para las provincias de nuestra administración espiritual, de sacar<br />

de ellas un número considerable de religiosos de experiencia, religiosidad y demás<br />

cualidades necesarias, para Padres Definidores de Provincia y Padres Priores de puntos<br />

tan interesantes como son Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; y con la recta intención<br />

y buen deseo de subvenir a las necesidades propias y exclusivas de nuestra<br />

Corporación, sin desatender las necesidades de las provincias cuya administración espiritual<br />

nos está encomendada: Suplicamos a Vuestra Reverendísima, si en ello no tiene<br />

inconveniente, determine y mande que, en lo sucesivo y mientras Vuestra Reverendísima<br />

no disponga otra cosa, los nombramientos<br />

62 Sobre el envío de los religiosos a Colombia cfr. el capítulo decimotercero del tomo presente.


382 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián recaigan precisamente sobre los<br />

cuatro Definidores y que éstos residan, en los conventos para los que en Definitorio<br />

pleno fuesen nombrados.<br />

Si Vuestra Reverendísima concede lo que humildemente suplicamos, será conveniente<br />

erigir en Prioratos con voto en Capítulo cuatro ministerios nuestros, que podrían<br />

ser Balayan, Santa Cruz, Mabalacat y Boac, a fin de que en los Capítulos sucesivos a<br />

esa nueva determinación no resulte menor el número de votos que en los anteriores,<br />

pues está aclarado que, cuando algún Definidor es nombrado también Prior de algún<br />

convento, como sucedió en el Capítulo Provincial celebrado en Manila en 1707 63 , no<br />

tenga más que un voto que es el de Definidor» 64 .<br />

No hemos podido ver más noticias sobre la anterior súplica del Definitorio. Sospechamos<br />

que no se llegó a enviar al P. Comisario Apostólico, pues ni hay constancia de que éste la<br />

hubiera recibido ni de haberla contestado. Por otra parte, el acta a que hace referencia la petición<br />

de los Padres del Definitorio al comienzo de su exposición, continuó confirmada sin<br />

cambio alguno en los Capítulos Provinciales siguientes.<br />

VI.- Resolución afirmativa acerca de la asistencia del Padre<br />

Aquilino Bon al próximo Capítulo Provincial<br />

A nombre y por encargo del Provincial, P. Leandro Arrué, el P. Íñigo Narro, Comisario-<br />

Procurador de la Provincia en Madrid, por medio de un escrito fechado el 19 de noviembre de<br />

1881 propuso al P. Comisario Apostólico la duda siguiente:<br />

«El R. P. Provincial absoluto, Fr. Aquilino Bon de San Sebastián, que no asistió al<br />

Capítulo Intermedio, ni manifestó la causa que se le impidió, ¿puede asistir con voto al<br />

Capítulo Provincial próximo futuro y, de consiguiente, puede ser convocado?»<br />

Le suplica a continuación el P. Narro, en nombre del referido Provincial, que se digne<br />

«resolver y aclarar la duda para seguridad del Padre Provincial y paz y tranquilidad de<br />

los religiosos».<br />

63 DFC, 265.<br />

64 AM, 35, Definitorios, f. 204.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 383<br />

Con fecha del día 27 del mismo mes de noviembre le comunica el P. Gabino Sánchez<br />

que,<br />

«después de maduro examen y oído el parecer de los RR. PP. Definidores Generales<br />

de nuestra Congregación, hemos resuelto contestar y resolver lo siguiente:<br />

Visto el espíritu de nuestras sagradas Leyes en la materia de referencia, atendiendo<br />

a la importancia que pueda tener un voto más en el mejor acierto de las deliberaciones<br />

y resoluciones del próximo futuro Capítulo Provincial y mirando sobre todo y<br />

muy especialmente por la paz y buena armonía entre todos los religiosos de nuestra<br />

mencionada y muy amada Provincia de Filipinas, subsanamos cualquier defecto que<br />

pudiera haber en el nombrado P. Provincial absoluto, Fr. Aquilino Bon de San Sebastián,<br />

a fin de que, sin responsabilidad de ningún género, el P. Provincial lo convoque y<br />

él pueda, si así le place, concurrir al próximo futuro Capítulo Provincial» 65 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Resolución del Gobierno sobre los bienes de las Órdenes religiosas.<br />

–Devolución al Gobierno de los terrenos cedidos en la provincia<br />

de La Isabela. –Plan para la reducción de infieles en el<br />

Norte de Luzón. –Otro Plan para nuevas<br />

Misiones en la Paragua<br />

I.- Resolución del Gobierno sobre los bienes de las Órdenes religiosas<br />

Vimos en el trienio anterior, 1876-1879, que los Padres Procuradores de las Órdenes religiosas<br />

de Filipinas en Madrid elevaron, con fecha 19 de febrero de 1877, al Gobierno un escrito<br />

con cinco peticiones. En una real orden, firmada el 20 de marzo del mismo año, se trató<br />

de tres de ellas, pero se daba la callada por respuesta respecto de las otras dos.<br />

Obró así el Gobierno porque, como estas dos se referían a los bienes de dichas Órdenes<br />

religiosas, creyó necesario elevar consulta sobre el asunto al Consejo de Estado.<br />

Era ya el 24 de abril del año siguiente, 1878, cuando el referido Consejo daba su dictamen.<br />

Fue éste desfavorable, por mayoría de votos, a la pretensión de los Procuradores religiosos,<br />

a pesar de que el Fiscal de Su Majestad en Manila lo había dado favorable y haber manifestado<br />

su conformidad con el mismo la Real Audiencia, el Consejo de Administración en<br />

pleno, el señor Arzobispo de Manila y el mismo Gobernador General de Filipinas, al enviar<br />

éste dicho dictamen al Gobierno de Madrid con fecha 5 de octubre de 1877.<br />

De acuerdo con el parecer manifestado por el consejo de Estado, se firma, ya el 19 de<br />

marzo de 1880, una real orden, dirigida al Gobernador General de Filipinas, por la que se resuelve<br />

lo siguiente:<br />

65 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 128v; carp. 5, leg. 2, 2.


384 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«Primero: Que no procede hacer declaración alguna especial sobre el derecho de<br />

las Órdenes de Misioneros de Filipinas a heredar a sus respectivos religiosos con exclusión<br />

de los parientes de éstos y sea cualquiera el lugar donde fallezcan, manteniéndose<br />

aquel derecho tal y como se halla reconocido por los cánones, Breves Pontificios<br />

y Leyes del Reino 66 .<br />

Segundo: Que no existen motivos ni razones para derogar ni modificar la real orden<br />

de catorce de octubre de mil ochocientos cuarenta y nueve, por la que se dispone<br />

que el clero regular pida licencia a Su Majestad para enajenar alhajas y bienes de su<br />

pertenencia 67 .<br />

Y tercero: Que para facilitar los medios de enajenación de los bienes de dichas<br />

Corporaciones religiosas, sin alterar lo preceptuado en la citada real orden de mil<br />

ochocientos cuarenta y nueve, se encargue a Vuestra Excelencia que active con el mayor<br />

cuidado la instrucción de los expedientes que se incoen con dicho objeto; y que, en<br />

el caso de que las referidas Órdenes religiosas impetrasen a prevención la real licencia<br />

que han menester para enajenar sus bienes, con el fin de esperar la oportunidad de<br />

venta, en vez de pretender, cuando esto ocurra, la autorización de venta, dé Vuestra<br />

Excelencia curso a esta clase de solicitud».<br />

Transcurridos casi dos años de esta real orden, los Padres Procuradores en Madrid de los<br />

religiosos agustinos, dominicos y recoletos de Filipinas, con fecha del 10 de febrero de 1882,<br />

se dirigen nuevamente al señor Ministro de Ultramar.<br />

En su escrito hacen referencia, primeramente, a la solicitud presentada en 19 de febrero<br />

de 1877 sobre la prohibición de enajenar sus bienes y las incidencias que tuvo dicha solicitud,<br />

ya relatadas anteriormente.<br />

Luego se extienden en dar algunas explicaciones sobre los bienes que los regulares poseen<br />

en Filipinas, que clasifican en dos secciones: los pertenecientes a las doctrinas, parroquias,<br />

misiones, cofradías y demás entidades morales sujetas particularmente al Real Patronato,<br />

y, en segundo lugar, los debidos a la economía y laboriosidad de las Corporaciones religiosas,<br />

como sociedades legales y sin relación alguna con aquellos otros, sujetos claramente<br />

al Patronato Real, según las leyes ultramarinas.<br />

Sobre la primera clase nada tienen que oponer —dicen los PP. Procuradores— a lo dispuesto<br />

en la real orden. Empero, respecto a los segundos, afirman ser completamente libres<br />

según el Derecho Canónico, que permite su enajenación conforme a las Constituciones de<br />

cada Instituto religioso y que están, por lo mismo, fuera de la acción tuitiva del Estado.<br />

66 El 18 de noviembre de 1893 el Intendente general de Hacienda de Filipinas dio un decreto por el que se dispuso<br />

que los bienes dejados por un religioso difunto fueran entregados al Superior de recoletos. Cfr. el documento<br />

en el apéndice décimo.<br />

67 CR, 11, 226.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 385<br />

Por tanto, los referidos PP. Procuradores suplican al señor Ministro que se digne declarar<br />

que estos bienes propios de las Órdenes religiosas no están comprendidos en la prohibición de<br />

la real orden del 14 de octubre del año 1849.<br />

A esta súplica se contestó con una real orden del 24 de mayo del mismo año 1882 por la<br />

que se desestimaba dicha súplica, pues se tenía en cuenta que la citada real orden de 1849 no<br />

establecía ni implícita ni explícitamente distinción alguna; que la clasificación pretendida,<br />

dado caso que pudiera admitirse, podría conducir al ejercicio del comercio y de la industria,<br />

prohibido, entre otras disposiciones, por las leyes 33 y 82, título 14, libro 1.º de la Recopilación<br />

de Indias, el breve de Clemente IX del 17 de junio de 1669 y la real orden de 25 de noviembre<br />

de 1764 y, finalmente, que los inconvenientes de la aplicación rigurosa de la real<br />

orden de octubre de 1849 estaban obviados con la facultad que, por otra del 19 de marzo de<br />

1880 —de la que ya hemos dado cuenta en este mismo apartado—, se otorga de impetrar a<br />

prevención la real licencia para enajenar sus bienes 68 .<br />

II.- Devolución al Gobierno de los terrenos cedidos en la provincia de La Isabela<br />

La última noticia que se daba en la reseña del trienio anterior, 1876-1879, acerca de los<br />

terrenos que, para su cultivo y colonización, cedía el Gobierno a nuestra Corporación recoleta<br />

en Cagayán del Norte o La Isabela, era la admisión por el Definitorio, el 30 de abril de 1879,<br />

de la propuesta del Gobernador General sobre escoger cincuenta presos para roturar y trabajar<br />

las tierras y el pago a los soldados destinados a su custodia.<br />

Ya en el presente trienio, comunicaba el Gobernador General al P. Provincial, con fecha<br />

25 de octubre del mismo año 1879, que, vistas las actas de demarcación y entrega de los terrenos<br />

en las provincias de Cagayán y La Isabela a las Órdenes religiosas ya consabidas, venía<br />

en aprobar provisionalmente dichas entregas. A continuación describía los límites de los terrenos<br />

adjudicados a cada una de las Órdenes y advertía que esta comunicación servía de título<br />

provisional de propiedad 69 .<br />

A nuestra Provincia, a pesar de los grandes deseos que tenía de complacer al señor Gobernador<br />

General y al Gobierno, no le era posible poner en marcha la obra propuesta en los<br />

citados terrenos a causa de lo difícil que era para ella el procurarse los brazos necesarios con<br />

objeto de realizarla.<br />

Enterado el señor Gobernador General de que los terrenos seguían incultos, le manifestó<br />

al P. Vicario Provincial, ausente el P. Arrué de Manila, que le dijera si por parte de la Corporación<br />

recoleta habría algún inconveniente en devolver al Gobierno la propiedad de los citados<br />

terrenos.<br />

68 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 84.<br />

69 AM, 58, Oficios, f. 95.


386 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Se dio cuenta al Definitorio, en sesión del 21 de marzo de 1881, de lo expuesto por el citado<br />

señor Gobernador y se acordó contestar que ciertamente no había inconveniente alguno<br />

en ello 70 .<br />

Cinco días después, el Gobernador General se dirigía por oficio al P. Provincial para manifestarle,<br />

efectivamente, la conveniencia, para unos y para otros, de la restitución al Estado<br />

de los terrenos aludidos.<br />

Tan pronto como dicho oficio llegó a manos del Provincial, P. Arrué, ya presente en Manila,<br />

le contestó éste para darle la conformidad con lo propuesto 71 .<br />

III.- Plan para la reducción de infieles en el Norte de Luzón<br />

Por real orden de diciembre de 1876 se había dispuesto que se procediera a una amplia<br />

información sobre la conveniencia y los medios de reducir a la formación de pueblos y parroquias<br />

a las tribus que en el Norte de la Isla de Luzón vivían en un estado semisalvaje, sin<br />

hogares fijos, sin tributar ni practicar la religión católica.<br />

El 22 de noviembre del año siguiente, el Gobernador General se dirige a nuestro P. Provincial<br />

para decirle que le corresponde emitir su opinión sobre el referido asunto, para lo cual<br />

debe anticiparse a reunir cuantos datos pudieran facilitarle los Curas Párrocos y Misioneros de<br />

su Orden que tienen «experiencia práctica y conocimientos de la localidad y de la índole de<br />

las razas no reducidas».<br />

El expediente que fue elaborado acerca de este tema, era remitido por el Gobernador General,<br />

con fecha 13 de septiembre de 1878, al P. Provincial, con el fin de que, conforme disponía<br />

la real orden de 1876, citada al principio del presente apartado, se sirviera dar su informe.<br />

Así lo hace el entonces Provincial, P. Aquilino Bon, por oficio del 19 del mismo mes.<br />

Finalmente, el 17 de enero de 1881, es decir, ya en el presente trienio, nombra el Gobernador<br />

General una Comisión de carácter permanente que, bajo su presidencia, entienda y resuelva<br />

con los trámites más expeditos, cuantas consultas eleven los Jefes de provincia, Párrocos<br />

y Misioneros acerca de la aplicación de las reglas del plan aprobado para la reducción de<br />

infieles.<br />

Forman parte de la citada Comisión, además de varias personalidades civiles, el señor<br />

Arzobispo de Manila, los Provinciales de agustinos, dominicos, franciscanos y recoletos y el<br />

Superior de los jesuitas.<br />

Al mes siguiente, esta Comisión designa a los citados PP. Provinciales para que, de<br />

acuerdo con los Jefes de Hacienda y de Administración civil, atiendan al suministro de<br />

herramientas, ropas y demás artículos que debían entregarse a los indígenas que se sometieran<br />

y a los emigrantes y no pudieran adquirirse en las respectivas localidades 72 .<br />

70 AM, 35, Definitorios, f. 194v.<br />

71 AM, 58, Oficios, f. 122.<br />

72 AM, 58, Oficios, ff. 32, 66, 119, 121.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 387<br />

IV.- Otro Plan para nuevas Misiones en la Paragua<br />

Uno de los primeros Gobernadores de la recientemente creada provincia civil de la Paragua,<br />

señor Canga Argüelles, elevó el 5 de febrero de 1882 desde Puerto Princesa un informe<br />

al Gobernador General de Filipinas con la propuesta de un plan para el establecimiento de<br />

cuatro Misiones en dicha provincia.<br />

En una isla —dice el señor Canga Argüelles—<br />

«que tiene más de ciento sesenta leguas de costa, sin contar con las islas adyacentes, la<br />

existencia de un misionero establecido en Taytay no merece en verdad que se diga que<br />

en la Paragua hay Misiones.<br />

»Así y todo, la influencia de los RR. PP. Misioneros de la ínclita Orden de recoletos,<br />

que han ejercido y siguen ejerciendo este cargo, se hace notablemente sentir en los<br />

pueblos que administran, pues sólo debido a su abnegación y patriotismo subsisten todavía<br />

medio organizados» 73 .<br />

«En todo lo que sobre este particular exponga lo he consultado últimamente con el<br />

autorizado parecer del Reverendo Cura Párroco de esta localidad, cuya competencia es<br />

indiscutible por el conocimiento práctico que tiene adquirido en el ejercicio de Cura<br />

Párroco de Taytay y Misionero de Dumaran, que ha desempeñado anteriormente» 74 .<br />

Manifiesta asimismo que, al determinar la extensión territorial de las cuatro Misiones,<br />

hay que partir<br />

«del principio que las comunicaciones entre los RR. Padres colindantes han de ser cortas<br />

para que puedan auxiliarse mutuamente en caso necesario».<br />

Y, después de expresar que<br />

«en la administración espiritual de Puerto Princesa debe introducirse alguna reforma<br />

que responda al plan general que se proyecta»,<br />

pasa a exponer lo referente a las cuatro Misiones con la indicación de la extensión, número de<br />

sus habitantes, cristianos e infieles, y productos con que cuenta cada demarcación. Las cabeceras<br />

de las mismas<br />

73 Ha de tenerse en cuenta que, al hablar el informe de la sola existencia del Misionero de Taytay, se refiere<br />

solamente a la región de la Paragua que se extiende desde Puerto Princesa hacia el Norte, que es donde se<br />

proyectaba establecer las cuatro misiones dichas, pues, además del citado ministro de Taytay, existían otros<br />

en Puerto Princesa, Inagaguan, Príncipe Alfonso (este en Balabac), Cuyo, Agutaya y Culión.<br />

74 Se trata del P. Fr. Pablo Navarro del Carmen, Misionero y Capellán de Puerto Princesa desde junio de 1881.


388 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

se establecerían, respectivamente, en Tinitían, Araceli, Taytay y Bacuit.<br />

Advierte, luego, que estas cabeceras se sitúan<br />

«en los pueblos más sanos y a la vez que ofrecen más recursos para que, desde luego,<br />

el Rvdo. Padre que la desempeñe, pueda establecerse con el decoro que exige su sagrado<br />

ministerio.<br />

El campo que se ofrece al evangélico celo de los RR. Padres recoletos es fecundo.<br />

Habiendo penetrado ya la inextinguible llama de la santa doctrina cristiana, predicada<br />

desde mediados del siglo XVII por religiosos de su venerada Orden, el camino que<br />

ahora tienen que recorrer es fácil y hacedero, y los resultados que, para bien de la Patria,<br />

honra de Dios y gloria de España, deben esperarse, no tardarán mucho tiempo en<br />

realizarse, si marcha unida por el mismo espíritu la acción religiosa y la política gubernativa»<br />

75 .<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Miscelánea. –Circular acerca de la tercera edición del Diccionario del Padre Juan<br />

Félix. –Llegada a Filipinas de misioneros. –Breves noticias de los conventos de<br />

Manila, Cavite y Cebú y de las haciendas de la Provincia. –Noticiario<br />

de los colegios de Monteagudo, Marcilla y San Milán<br />

I.- Miscelánea<br />

El Definitorio, en sesión celebrada el 18 de diciembre de 1879, tomó estos dos acuerdos:<br />

Dar quinientos pesos para los damnificados en unas inundaciones ocurridas en las provincias<br />

peninsulares de Murcia, Alicante y Almería, y preparar, anualmente, en los colegios de España<br />

todo el vino de misa que el P. Procurador General de Manila estimare necesario para nuestros<br />

conventos y ministerios 76 .<br />

En la madrugada del día 16 de septiembre de 1881 un incendio destruyó una parte de los<br />

mejores edificios de la calle de la Escolta de Manila.<br />

Ante suceso tan desgraciado, el señor Gobernador General de Filipinas dirigió a los PP.<br />

Provinciales de las Órdenes religiosas sendos oficios en los que, después de afirmar que los<br />

daños se hubieran aminorado mucho, si los servicios contra incendios estuvieren debidamente<br />

montados, les manifiesta que el estado de las rentas y recursos del país no permitían al Ayuntamiento<br />

establecer dichos servicios como era debido.<br />

75 AM, carp. 59, leg. 3, 8. En diciembre de 1881 era inaugurada la nueva iglesia de Puerto Princesa; lo referente<br />

a la misma puede verse en BSN, a. 1961, 25, 169. Acerca del establecimiento de las proyectadas misiones<br />

cfr. artículo quinto del capítulo siguiente, trienio 1885-1888.<br />

76 AM, 35, Definitorios, f. 182.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 389<br />

Por ello —continúa el señor Gobernador— recurre a las Corporaciones religiosas, a las<br />

que expresa su deseo de que, cada una por su cuenta, compre una bomba contra incendios,<br />

que deberá conservarse en el respectivo convento de la ciudad, y serán los sirvientes de éstos<br />

los que la trasladen al lugar donde se produzca algún incendio.<br />

El Definitorio, en sesión del 13 de octubre, determinó que el P. Procurador General indague<br />

lo que hacen las demás Corporaciones religiosas; al mismo tiempo le da ya autorización<br />

para adquirir una de estas bombas en la forma más útil y económica 77 .<br />

El P. Provincial se dirigió al señor Obispo de Cebú con objeto de pedirle licencia para dar<br />

a la imprenta los manuscritos siguientes: Con fecha del 16 de octubre de 1881, el Mes de San<br />

José, Los siete domingos y La comunión, en lengua visaya; el 7 de diciembre, La vida del<br />

Glorioso Patriarca San José, también en visaya, y el 19 de febrero de 1882, la misma obra<br />

traducida al tagalo 78 .<br />

II.- Circular acerca de la tercera edición del Diccionario del Padre Juan Félix<br />

Agotadas las dos ediciones del Diccionario Visaya-Español y Español-Visaya del P. Juan<br />

Félix de la Encarnación, en la actualidad ya difunto, el Provincial, P. Leandro Arrué, deseaba<br />

reimprimirlo. Con este fin envía, el 3 de noviembre de 1881, una circular a los religiosos párrocos<br />

de la Vicaría Provincial de Misamis con la súplica de que remitan al Provincialato<br />

«todos los datos y observaciones que juzguen convenientes a fin de que, si es posible,<br />

la tercera edición salga más perfecta que las anteriores.<br />

Espero —dice a continuación— que Vuestras Reverencias se tomarán interés en<br />

este asunto; pues el expresado diccionario es propiedad de nuestra Provincia y, como<br />

buenos hijos de ella, debemos esmerarnos y tomarnos algunas molestias para procurar<br />

el mejoramiento y perfección de las que le atañen y pertenecen.<br />

Todo el trabajo que Vuestras Reverencias se tomen sobre este particular servirá de<br />

gran alivio a nuestros hermanos que, por deber, tengan que aprender y perfeccionarse<br />

en el idioma visaya; y, además, como son muchos los ejemplares que se han expendido<br />

y se expenderán a personas extrañas, siempre resulta de esto algún recurso para la<br />

Corporación, a la que, por cierto, no le vendrá mal después de tantos gastos como se<br />

han hecho y hay que hacer para relevar y reparar nuestros edificios, arruinados unos y<br />

deteriorados otros por los terremotos del año pasado.<br />

77 AM, 58, Oficios, ff. 132v, 133; 35, Definitorios, f. 203v.<br />

78 AM, 53, Oficios, ff. 23, 32, 44.


390 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Sin perjuicio de que cada uno remita los términos y observaciones que juzgue<br />

convenientes, deseo saber cuántos y quiénes serán los Padres que podrán hacerse cargo<br />

de la revisión de una o más letras, para designarles la letra o letras que han de revisar»<br />

79 .<br />

III.- Llegada a Filipinas de misioneros<br />

Presididos por el P. Mariano Bernad, de regreso a Filipinas una vez terminado su Rectorado<br />

trienal del colegio de Marcilla, salían del puerto de Barcelona trece religiosos recoletos.<br />

El vapor «Aurrerá», en el que habían embarcado, se hizo a la mar el 25 de octubre de 1879<br />

para hacer su entrada en Manila el 30 del mes siguiente.<br />

El 26 de noviembre de 1880 arribaban a la capital filipina otros ocho recoletos, que habían<br />

hecho el viaje en el «Reina Regente», cuya partida de Barcelona tuvo lugar el 25 de octubre.<br />

Finalmente, el vapor «España», salido el 1 de octubre de 1881 del mismo puerto, llega a<br />

Manila el 6 de noviembre con siete religiosos, uno de ellos el P. Claudio del Arco, que había<br />

finalizado su Rectorado de Monteagudo 80 .<br />

IV.- Breves noticias de los conventos de Manila, Cavite y Cebú<br />

y de las haciendas de la Provincia<br />

Ya vimos los destrozos motivados por los terremotos de julio de 1880 en nuestros edificios<br />

de Manila, Cavite y San Sebastián, así como en Imus, y las reparaciones que se llevaron a<br />

cabo. Ahora nos limitaremos a narrar solamente otros pequeños detalles referentes a Manila,<br />

Cavite, Cebú y las haciendas.<br />

Convento de Manila<br />

Su Santidad León <strong>XII</strong>I concede el 17 de febrero de 1880 indulgencia plenaria a los fieles<br />

que, con las condiciones acostumbradas, visiten la imagen de San José en la iglesia del convento<br />

de intramuros de Manila 81 .<br />

El 11 de noviembre de 1881 el Provincial, P. Arrué, dispone que, a la mayor brevedad<br />

posible, los doce o trece cuadros del Apostolado que se enviaron de la Península y se guardan<br />

en la Procuración General,<br />

79 AM, 53, Oficios, f, 28v; V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 2, 868. Se imprimió esta tercera edición en 1885, cfr.<br />

capítulo siguiente del tomo presente, artículo quinto, Miscelánea.<br />

80 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 123, 126, 134; F. SÁDABA, Catálogo, 611, 618, 622.<br />

81 AM, carp. 65, leg. 1. Se podía lucrar indulgencia plenaria los días 19 de cuatro meses del año, señalados por el<br />

Ordinario, y en los días 19 de los restantes meses, siete años y siete cuarentenas; unas y otras aplicables a<br />

las almas del purgatorio.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 391<br />

se arreglen por persona idónea y luego se entreguen al P. Prior de Manila, para que sean colocados<br />

«en el sitio de la iglesia que ya designó el inteligente artista señor Rocha» 82 .<br />

Convento de Cavite<br />

El P. Prior-Presidente de Cavite pidió autorización al Definitorio para reparar la techumbre,<br />

aumentar las celdas y variar la cocina del convento. En todo ello se habían de invertir tres<br />

mil ciento treinta y ocho pesos, que pretendía tomar, en calidad de préstamo, de los fondos de<br />

la Provincia.<br />

El Definitorio, en sesión del 27 de octubre de 1879, dio su autorización, pero recomendóle<br />

la mayor solidez y economía posibles en las citadas obras, que se debían realizar poco a<br />

poco y por partes, en el caso de que en la actualidad no contara con fondos suficientes para<br />

hacerlas de una vez, pues el estado presente de fondos de nuestra Corporación no permitía<br />

anticiparle, ni en todo ni en parte, la cantidad que solicitaba 83 .<br />

Convento de Cebú<br />

Al P. Prior de Cebú autorizó el Definitorio el 17 de agosto de 1879 la reparación del entarimado<br />

de la iglesia, pero con los fondos propios de la casa. Le dio, asimismo, licencia el 13<br />

de octubre de 1881 para que pudiera hacer un oratorio privado con el dinero del uso particular<br />

del P. José García, Párroco de Loon, el cual lo había ofrecido al ver la necesidad que había de<br />

tener en aquel convento dicho oratorio 84 .<br />

Haciendas de Imus, San Nicolás y Muntinglupa<br />

Es aprobada por el Definitorio, en sesión del 8 de junio de 1879, la construcción de una<br />

presa que se consideraba de mucha utilidad en la hacienda de Imus 85 .<br />

Esta hacienda de Imus y las de San Nicolás y Muntinglupa tenían sus respectivos oratorios<br />

o capillas con su campanario y puertas de fácil acceso desde la calle. Por lo regular había<br />

en ellas un religioso sacerdote a cuya misa acudían algunos fieles.<br />

Mas, como no había constancia de que dichos oratorios o capillas fueran públicos, para<br />

quitar toda duda, el P. Provincial expuso el asunto al señor Arzobispo el 10 de diciembre de<br />

1881 con la súplica de que se dignara declararlos como tales. Así fue concedido en la misma<br />

fecha de la petición 86 .<br />

82 AM, 53, Oficios, f. 30v.<br />

83 AM, 35, Definitorios, f. 180v. Con fecha 13 de octubre de 1881 autorizó el Definitorio al P. Prior para comprar<br />

unos ornamentos que hacían falta en la iglesia (AM, 35, Definitorios, f. 203).<br />

84 AM, 35, Definitorios, ff. 180, 203v.<br />

85 AM, 35, Definitorios, f. 178.<br />

86 AM, 53, Oficios, f. 33.


392 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Colegio de Monteagudo<br />

V.- Noticiario de los colegios de Monteagudo, Marcilla y San Milán<br />

A petición del P. Pío Mareca, a cuyo cargo estaba el gabinete de física y museo de historia<br />

natural del colegio de Monteagudo, concedió el Definitorio, el 17 de agosto de 1879, autorización<br />

para que se dieran cincuenta pesos con el fin de comprar una colección de plantas<br />

disecadas con destino al citado museo, y asimismo que en lo sucesivo se entregara anualmente<br />

la misma cantidad para la limpieza y conservación de dichos gabinete y museo 87 .<br />

El Ayuntamiento del pueblo de Monteagudo manifestó de oficio al P. Rector del colegio,<br />

con fecha del 1 de febrero de 1880, haber acordado expresarle, en nombre de sus administrados,<br />

su agradecimiento «en vista del noble y desinteresado proceder adoptado por el colegio<br />

con objeto de que los vecinos de esta villa no sufrieran las consecuencias que hubiera podido<br />

ocasionar el último temporal de hielos que paralizó los trabajos agrícolas, proporcionando un<br />

robo de alubias y una arroba de patatas diariamente para favorecer con un rancho a las personas<br />

necesitadas» 88 .<br />

El día 18 de febrero de 1882 llegó al colegio de Monteagudo el señor Obispo de Jaca,<br />

doctor don Ramón Fernández Lafita. Al día siguiente, dominica de Qincuagésima, ordenó de<br />

menores a doce jóvenes profesos de votos simples y, tanto por la mañana como por la tarde,<br />

confirmó en nuestra iglesia a muchos de los pueblos circunvecinos. El día 20, por la mañana,<br />

partía para su diócesis y, según manifestaciones suyas, con mucho sentimiento por no poder<br />

permanecer dos semanas en compañía de la comunidad, pues allí se gozaba de la verdadera<br />

paz y tranquilidad para el alma y el cuerpo.<br />

Se fue muy contento y ofreció a nuestros Padres un convento de carmelitas que él había<br />

comprado al Gobierno en el pueblo de Sos por cien mil reales. Al contestarle que no era posible<br />

hacerse cargo del mismo, encargó al P. Rector que, por medio de los carmelitas que éste<br />

conocía, se le informara del lugar donde pudiera encontrarse el Superior de estos religiosos<br />

con el fin de ofrecerles a ellos el citado convento.<br />

El singular afecto que dicho señor Obispo profesaba a los agustinos recoletos provenía de<br />

haber conocido en Huesca, en sus tiempos de estudiante, a los que residían en la casa que la<br />

Recolección tuvo en la referida ciudad aragonesa, y en especial al notable P. <strong>Manuel</strong> Castro,<br />

catedrático que fue de la Universidad oscense 89 .<br />

87 AM, 35, Definitorios, f. 180. Como vimos se estableció el gabinete y el museo en el trienio anterior, 1876-<br />

1879.<br />

88 ACM, carp. Oficios del Ayuntamiento.<br />

89 ACM, Cosas notables, f. 158. El P. Ayape, al tratar del convento de Sos, en tiempo de la desamortización,<br />

escribe: «El convento y sus tierras fueron a poder de Ana Hernández Lacosta Machín, luego al de Francisco<br />

Simal Santa Cruz y otros. Compró, por fin, todo el señor Obispo de Jaca don Ramón Fernández Lafita,<br />

quien lo vendió, por medio de escritura fechada a 22 de octubre de 1905, a la Provincia de San Nicolás de<br />

Tolentino, la cual, a su vez, por documento de 18 de diciembre del mismo año, pasó la posesión a la Provincia<br />

de Nuestra Señora de La Candelaria». Por lo que se dice en una estrofa de los gozos de la novena a<br />

la Virgen de Valentuñana, venerada en la iglesia de dicho convento, impresa en 1887, afirma el P. Ayape<br />

que en la citada fecha residían en él los carmelitas (E. AYAPE, Fundaciones, 1, 466).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 393<br />

Durante el trienio presente se hicieron en este colegio importantes arreglos en las tapias,<br />

cercas y balsa de la huerta; se instaló la máquina de la chocolatería y se puso la cajonería de la<br />

sacristía 90 .<br />

Colegio de Marcilla<br />

El Definitorio aprobó, el 8 de junio de 1879, la compra hecha, con destino al colegio de<br />

Marcilla, por el P. Minguella, cuando era Comisario, de trece cuadros de Nuestro Señor Jesucristo<br />

y los doce Apóstoles 91 .<br />

Al año siguiente, se colocó en el presbiterio de la iglesia una barandilla de bronce, contratada<br />

ya en el trienio antecedente 92 .<br />

Y, por último, en enero de 1882 la consulta de la casa dio su aprobación para que se<br />

hicieran una cajonería en la sacristía, una celosía en el coro y un manto morado para la imagen<br />

de Nuestra Señora de la Blanca 93 .<br />

Colegio de San Millán<br />

Después de regir el colegio de San Millán de la Cogolla como Presidente, por espacio,<br />

más o menos, de un año, el P. Íñigo Narro era sustituido por el P. Toribio Minguella, nombrado<br />

Rector del mismo en el Capítulo Provincial del presente trienio.<br />

«De su laboriosidad y desvelos —escribe el P. Licinio Ruiz— por devolver a este<br />

antiguo monasterio todo el antiguo esplendor que tuvo en épocas anteriores cuando era<br />

habitado por los monjes benedictinos, sus fundadores, consta en las muchísimas obras<br />

realizadas en su tiempo.<br />

»A la llegada de nuestros Padres, al posesionarse del convento, eran tantos y tales<br />

los desperfectos de la fábrica que fue preciso una persona de la actividad del P. Minguella<br />

para que en no largo lapso de tiempo quedase el convento muy decente, cual<br />

convenía a la nueva comunidad que acababa de instalarse.<br />

»En la obra que puso todo su empeño y todo su cariño fue en el arreglo de la biblioteca.<br />

Hombre de saber y amante del estudio vio con profundísimo dolor muchas<br />

obras y aun códices en algunas casas de personas particulares, que habían aprovechado<br />

aquellos días de abandono para cometer tan inicuo despojo.<br />

90 ACM, Lib. de Actas, ff. 136, 137, 146v, 154, 157.<br />

91 AM, 35, Definitorios, f. 178. El precio fue de sesenta y cinco pesos, cuando la colección estaba valuada por<br />

persona inteligente en cuatro mil.<br />

92 BSN, a. 1955, 541.<br />

93 ACMar, Consultas, f. 40. En el libro de Gasto y Recibo hay estas cuentas: un calaje para la sacristía, 1,252<br />

reales vellón; un crucifijo de marfil, 800 rs. vn. (marzo de 1882, f. 92v); madera, pintura y jornales para la<br />

celosía, 1,107 rs. vn.; un crucifijo para la celosía, 560 rs. vn, (abril de 1882, f. 93).


394 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»El P. Minguella, recorriendo un día y otro las casas del pueblo y halagando a<br />

aquellas pobres gentes, inconscientes de lo que habían hecho, pudo recoger muchísimos<br />

libros y reconstituir la biblioteca, obra verdaderamente meritoria del P. Minguella,<br />

que pone muy alto su nombre en la historia de este colegio» 94 .<br />

A este propósito diremos que en el libro de Cosas notables del citado colegio de San Millán<br />

consta una detallada relación de las obras nuevas y de reparación que, de conformidad<br />

con un presupuesto de gastos hecho en 1880, se llevaron a cabo al año siguiente.<br />

En una breve síntesis anotaremos lo más principal: se realizaron importantes reparaciones<br />

en el tejado y las tijeras de madera que lo sostienen y en algunas galerías; se levantaron algunos<br />

trozos de tabique y se echaron nuevos pisos en algunas celdas, en varias de éstas se hicieron<br />

nuevas ventanas y puertas y se arreglaron otras; se abrieron diez ventanas-balcones en la<br />

galería del Norte; arreglos en la sala capitular y antiguo noviciado benedictino; habilitóse para<br />

cátedra una amplia celda; se entarimó el coro alto con varias clases de madera, operación muy<br />

costosa; blanqueóse gran parte del edificio y se pintaron al óleo todas las puertas, ventanas,<br />

balcones y vidrieras del claustro alto; finalmente, se hicieron veinte mesas nuevas, con sus<br />

cajones pintados al óleo, para las celdas y tarimas nuevas, para las mesas del refectorio 95 .<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Fallece el ex Provincial Padre Fray Juan Félix de la Encarnación. –Breves notas<br />

biográficas de los Padres <strong>Manuel</strong> Vilches, Andrés Galdeano, Jacinto Pérez,<br />

Rafael Hernández y Ramón Eraso, fallecidos también<br />

en el presente trienio<br />

I.- Fallece el ex Provincial Padre Fray Juan Félix de la Encarnación<br />

El 22 de noviembre de 1879 abandona este mundo, a la edad de setenta y tres años y cinco<br />

meses, el P. Fr. Juan Félix de la Encarnación, uno de los religiosos más notables de la Provincia<br />

de Filipinas.<br />

Había sido elegido Provincial en los Capítulos de 1849 y 1861. En estas dos ocasiones<br />

diéronse ya, según costumbre del cronista, algunas notas biográficas suyas 96 , que ahora se van<br />

a completar.<br />

Recordemos primero algunas de sus actuaciones durante sus dos mandatos provincialicios.<br />

Respecto del trienio 1849-1852, nos complace señalar su gran interés demostrado en que<br />

la Provincia tuviera muchos y buenos misioneros. «Mantenga a esos nuestros hijos y fórmelos<br />

hombres apostólicos —escribía al Comisario en Madrid, P. Agudo, refiriéndose al colegio<br />

94 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 235. Cfr. apéndice octavo, párrafo Biblioteca monacal.<br />

95 BSJ, a. 1965, 65.<br />

96 CR, 11, 215, 540.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 395<br />

de Monteagudo—. Cuando no tenga ya otro remedio —continuaba su carta—, saldré a pedir<br />

limosna por las calles y plazas de Manila en obsequio de mis colegiales» 97 .<br />

Otro hecho de nuestro biografiado en este tiempo fue la publicación de la detallada Estadística<br />

de la Provincia, en la que reunió —como él mismo escribe— «lo útil y lo curioso, lo<br />

sabido y lo ignorado» 98 .<br />

Anotemos, por último, su actitud con motivo de la expedición militar contra Joló en febrero<br />

de 1851, no solamente con la entrega de donativos en metálico para la misma y la autorización<br />

dada, para que tomara parte en ella, al que había de ser luego su héroe, el P. Pascual<br />

Ibáñez, sino también con su mismo ofrecimiento para «prestar los servicios físicos y morales<br />

que estén a su alcance, como ministro del Altísimo y como patriota amante acérrimo de las<br />

glorias de la nación española, nuestra común madre; como miembro de una Corporación religiosa<br />

y como ciudadano; como jefe de uno de los Institutos misioneros y como súbdito de Su<br />

Excelencia, representante en estas partes de nuestra augusta Reina Isabel II». Con estas palabras<br />

se lo comunicaba al Capitán General Urbiztondo. Respondióle éste que aceptaba con<br />

satisfacción su ofrecimiento con «la esperanza de que con su voz y ejemplo sabrá animar a los<br />

visayas, a cuya administración ha estado tantos años dedicado» 99 .<br />

En su segundo trienio, 1861-1864, merece subrayarse lo siguiente:<br />

En agosto de 1861 envía una circular a los párrocos recoletos en la que les pide se interesen<br />

por todo lo que, en sus respectivos distritos, haya de especial en todos los ramos que abraza<br />

la historia natural y se lo comuniquen, así como también el número de visitas o barrios con<br />

su nombre y distancia de unos a otros,<br />

«y no omitirán —termina su circular— satisfacer mi curiosidad en todo aquello que<br />

conceptúen análogo al fin que Vuestras Reverencias considerarán me propongo» 100 .<br />

En el largo y espinoso asunto de la aplicación en los colegios de España del decreto pontificio<br />

del año 1857, por el que se ordenaba la profesión de votos simples antes de los solemnes,<br />

el P. Juan Félix se mostró partidario de su cumplimiento. En carta escrita en octubre de<br />

1861 al Comisario P. Guillermo Agudo le advertía a éste que «nos obliga en conciencia»; su<br />

incumplimiento, «aunque sea en materia de disciplina, como que envuelve en sí la más tenaz<br />

desobediencia a la Santa Sede, por ninguna razón puede cohonestarse, y de tal conducta pueden<br />

también descolgarse mil y mil desobediencias» 101 .<br />

Cuando en mayo de 1863 el Comisario regio en Filipinas, don Patricio<br />

97 CR, 11, 218.<br />

98 CR, 11, 229.<br />

99 CR, 11, 233-239.<br />

100 CR, 11, 547.<br />

101 CR, 11, 536.


396 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de la Escosura, le pide informes sobre el estado actual de las islas con el fin de mejorar la administración<br />

civil de las islas, el P. Juan Félix accede de muy buen grado a dicha solicitud y<br />

circula a todos sus súbditos una copia del documento recibido, para que cada uno se penetre<br />

de su contenido y facilite las noticias y datos que se le requieran.<br />

Así se lo comunica a dicho Comisario, a la vez que le indica que también él, por su parte,<br />

procurará llenar su deber,<br />

«arreglándome a mi conciencia —dice— y a lo que el país, que reputo mi Patria, por<br />

hallarse cimentadas y arraigadas en él ya todas mis afecciones, me ha enseñado en el<br />

discurso de treinta y cuatro años.<br />

Seré con Vuestra Excelencia explícito, guardando la mayor fidelidad a mi carácter,<br />

que siempre ha sido sencillo y claro, arreglándome el lenguaje a los sentimientos<br />

del corazón» 102 .<br />

Decretada por real orden de 30 de julio de 1859 la entrega a los religiosos jesuitas de los<br />

ministerios de los recoletos en Mindanao, se consiguió, por lo menos, que otra real orden, del<br />

10 de diciembre de 1861, determinara que conforme se dejaran los curatos de Mindanao por<br />

los recoletos, se indemnizara a éstos con otros en la provincia de Cavite o en otros lugares.<br />

Y fue el P. Juan Félix quien, obediente, comenzó a poner a disposición del Capitán General<br />

y Vice-Patrono los primeros curatos vacantes; luego tuvo que vencer no pocas dificultades<br />

para poder tomar posesión del primer curato que, como indemnización, se otorgó a los recoletos<br />

103 .<br />

Otro asunto, también enojoso, se suscitó en 1863, al elevar a la Reina los señores Arzobispos<br />

de Manila y Obispos de Cebú y Nueva Cáceres una exposición para pedir que se aplicaran<br />

nuevamente unas determinaciones del Papa Benedicto XIV acerca de la visita y jurisdicción<br />

episcopal sobre los curas regulares y la remoción de éstos por los Obispos y los Prelados<br />

religiosos, independientemente.<br />

Presentada dicha exposición a los Padres Provinciales con la pretensión de que también la<br />

suscribieran, éstos se negaron. El P. Juan Félix, por su parte, escribió una extensa y razonada<br />

contestación con la que consiguió de la Reina que no se llevara a la práctica lo solicitado por<br />

los Prelados diocesanos 104 .<br />

Hemos visto anteriormente el interés que en su primer trienio, mostró nuestro biografiado<br />

por el mayor número y formación de los nuevos misioneros. En el actual, ante el aumento de<br />

la población filipina, siente la necesidad de más trabajadores en aquella viña del Señor. Por<br />

ello le advierte con insistencia al Comisario de la Provincia en Madrid, P. Guillermo Agudo,<br />

que es necesario fundar un nuevo colegio o agrandar el existente en Monteagudo. Decidido el<br />

P. Agudo<br />

102 CR, 11, 564-566.<br />

103 CR, 11, 567-577.<br />

104 CR, 11, 577-581.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 397<br />

a procurar uno nuevo, es encargado por el P. Juan Félix de dar los pasos para ello, pues el ya<br />

próximo Capítulo Provincial tratará con empeño sobre este punto 105 .<br />

El Comisario regio, señor de la Escosura, escribe el 14 de marzo de 1864 al Provincial, P.<br />

Juan Félix, y le suplica se sirva facilitarle cuantos datos tuviere acerca de Mindanao y los trabajos<br />

que los agustinos recoletos habían realizado en dicha región. Tres días después le remitía<br />

el Padre un compendiado pero interesante informe 106 .<br />

Terminado su segundo período provincialicio en 1864, durante el cual, antes del Capítulo<br />

Intermedio de 1862, pensó seriamente en renunciar al cargo que ya había aceptado no sin resistencia<br />

107 , fue nombrado Prior del convento de San Sebastián.<br />

Durante el desempeño de este Priorato, en dos ocasiones por lo menos, el entonces Provincial,<br />

P. Agustín Olmedillas, al ausentarse de Manila para girar la Visita, le nombró su Vicario<br />

en la capital filipina 108 .<br />

Esta circunstancia le dio oportunidad para seguir tratando, como tal Vicario, con el P.<br />

Guillermo Agudo sobre la búsqueda y elección de un edificio para el establecimiento del nuevo<br />

colegio 109 , y asimismo, una vez fundado éste en Marcilla, para tener que intervenir en el<br />

desagradable asunto de los sucesos que ocurrieron en dicho colegio, motivo de enfrentamiento<br />

del Definitorio Provincial con el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez. Fue, precisamente,<br />

en sesión definitorial presidida por el vehemente P. Juan Félix, en la que se tomaron<br />

unos tajantes acuerdos sobre la citada cuestión; acuerdos que, con otros aprobados unos días<br />

antes, presente entonces el Provincial, P. Olmedillas, fueron anulados por el P. Comisario<br />

Apostólico. Desgraciadamente nuestro biografiado se dejó llevar en esta ocasión de infundadas<br />

y graves sospechas contra el que había sido siempre íntimo amigo suyo, el P. Guillermo<br />

Agudo 110 .<br />

También como Vicario Provincial tuvo que responder a la petición del Capitán General<br />

de un informe acerca del mejor medio y modo de fomentar y ampliar los colegios destinados<br />

a la preparación de jóvenes misioneros.<br />

La contestación del P. Juan Félix fue brillante y extensa. La finalizaba con la propuesta al<br />

Gobierno del establecimiento en la Península de un edificio que sirviera de casa a donde llevar<br />

a los individuos de las diversas Órdenes religiosas cuya presencia en Filipinas fuera inconveniente<br />

y, a la vez, de hospital para cuidar y medicinar a los religiosos enfermos, cuyos<br />

padecimientos habían de tener mejor alivio o curación en España 111 .<br />

En el tiempo de su Priorato de San Sebastián dedicóse también con gran interés a la reconstrucción<br />

de su iglesia, gravemente dañada en<br />

105 CR, 11, 584.<br />

106 CR, 11, 586.<br />

107 CR, 11, 595.<br />

108 CR, 11, 702, 745.<br />

109 CR, 11, 715-718.<br />

110 CR, 11, 753-773.<br />

111 CR, 11, 702-710.


398 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el terremoto ocurrido en 1863. Después de superar un importante entorpecimiento y conseguir<br />

las ayudas monetarias precisas, llegó a tener la satisfacción de ver la inauguración solemne<br />

del templo el 20 de enero de <strong>1867</strong> 112 .<br />

El 13 de septiembre de 1864, vacante el oficio de Cronista de la Provincia, era nombrado<br />

para el mismo el P. Juan Félix 113 .<br />

Asiste como Provincial absoluto al Intermedio de 1865, pero no así al Capítulo Provincial<br />

de <strong>1867</strong>, a pesar de tener voz y voto como ex Provincial y además como Prior de San Sebastián.<br />

Nos atrevemos, a hacer esta pregunta: ¿Podría explicarse esta ausencia por lo acaecido<br />

con motivo de los sucesos del colegio de Marcilla o, tal vez, por haber hecho el nombramiento<br />

de Presidente del Capítulo, contra actual costumbre, el mismo Comisario Apostólico, P.<br />

Gabino Sánchez, que envió una terna en la que figuraba en primer lugar el P. Antonio Úbeda,<br />

antagonista del P. Juan Félix? 114<br />

Nombrado en este año <strong>1867</strong> Párroco de Dumaguete, veamos el relato que nos ofrece el P.<br />

De Santiago Vela, después de afirmar que dejó allí, no menos que antes en Siquijor, «huellas<br />

de su apostólico celo».<br />

«Llegó a este pueblo a fines de junio de <strong>1867</strong>, hallándose entonces interinando<br />

aquella parroquia el P. Fr. Mariano Bernad, y en 1.º de julio de dicho año se hizo cargo<br />

de aquella administración «con gran regocijo del pueblo, escribe el citado P. Bernad<br />

en un libro de Cosas notables de Dumaguete, ya por ver en el P. Juan Félix una<br />

persona de muy relevantes méritos, ya porque era muy conocido y estimado en todos<br />

aquellos contornos, habiendo sido tantos años cura de Siquijor». Contentos y alegres<br />

estaban los habitantes de aquel pueblo, prosigue el Padre Bernad, desde que tuvieron<br />

noticia del nombramiento de su nuevo Párroco, concibiendo todos esperanzas muy<br />

fundadas de que su gestión había de ser fecunda y provechosa en todos sentidos, tanto<br />

más cuanto gozaba de muy buena fama y reunía dotes de gobierno nada comunes. Doce<br />

años gobernó aquella parroquia, excepto algunas pequeñas interrupciones con motivo<br />

de sus visitas a Manila. Su gestión en dicho pueblo fue copiosamente fecunda,<br />

cumpliendo con el mayor celo todas las obligaciones de párroco, siendo incansable en<br />

la predicación y administración de sacramentos, a pesar de ser ya de edad bastante<br />

avanzada, y consiguiendo con esto, como era de esperar, la moralización y la conservación<br />

de la buena doctrina. No por eso dejó de atender las obras materiales, no sólo<br />

en la conservación de los edificios ya existentes, sino también realizando otras obras<br />

en el convento e iglesias que contribuyeron notablemente a su mejoramiento. Merece<br />

también mencionarse la esbelta torre que construyó desde sus cimientos, la cual por su<br />

situación topográfica y elevación sirve de mira a los marinos que navegan por aquellas<br />

aguas. El Padre Bernad concluye su extenso relato con este párrafo: «Su talento nada,<br />

común y su trato tan afable y cariñoso hiciéronle captarse las simpatías<br />

112 CR, 11, 749<br />

113 CR, 11, 711.<br />

114 Cfr. capítulo segundo, artículo primero del tomo presente; CR, 11, 252, nota 9.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 399<br />

de todos, tanto que varias veces le ofrecieron las mitras de Cebú y del Arzobispado de<br />

Manila; pero él hizo las diligencias posibles para que dejaran de ponerle en terna» 115 .<br />

Por su parte, el P. Licinio Ruiz especifica que «a su actividad se debe el piso de la iglesia<br />

de madera finísima y escogida y el actual retablo del altar, en cuyas obras mostró singular<br />

empeño, llevando al pueblo artífices de Manila. Reformó —añade— o más bien hizo de nuevo<br />

el Tabernáculo, de madera la más escogida, con incrustaciones y adornos de plata, ciriales,<br />

frontal, candelabros, palio e incensario, dejando un completísimo servicio de iglesia» 116 .<br />

Se le dieron los títulos de Vicario Provincial de la Costa Oriental de Negros en julio de<br />

<strong>1867</strong> y mayo de 1876, después de asistir al Capítulo Provincial —no estuvo luego presente en<br />

los de 1870 y 1873—. En febrero de 1878 le encargó el P. Provincial que hiciera la Visita en<br />

su nombre en la Vicaría de la citada Costa Oriental 117 .<br />

«Falleció —según se lee en su «necrología»— en nuestro convento de San Sebastián,<br />

después de haber recibido todos los santos sacramentos, el día 22 de noviembre de 1879 a las<br />

10 de la mañana, a cuyo convento se había retirado para curarse de una fractura del fémur a<br />

resulta de una caída» 118 .<br />

No queremos dejar de consignar que, cuando se gestionaba en 1854 el nombramiento por<br />

la Santa Sede de un Comisario Apostólico para la Recolección, el P. <strong>Manuel</strong> Martínez le incluyó<br />

en la terna con otros dos religiosos de la Provincia de San Nicolás de Filipinas, pero en<br />

Roma se prefirió a uno de los recoletos exclaustrados en la persona del P. Mariano Viñao 119 .<br />

«Dotado de gran ingenio, vasta erudición, firmeza de carácter y acendrado amor a la Orden,<br />

distinguióse por las acertadas medidas de gobierno que tomó siendo Prelado; y en varios<br />

asuntos que se ofrecieron de vital interés para la Corporación, supo vindicar los derechos de<br />

ésta que, gracias a él, quedaron a salvo, con no pequeño lustre y crédito de su persona. Fue,<br />

además, notabilísimo escritor visaya». Así nos lo describe el P. Sádaba 120 .<br />

Por su parte, el P. Licinio Ruiz afirma también que «se distinguió por su celo y tesón en<br />

defender los derechos de la Orden» y que «era de recio temple, trabajador incansable y de<br />

gran ingenio» 121 .<br />

El cronista, que ha tenido oportunidad de leer bastantes cartas de nuestro biografiado,<br />

cree deber suyo añadir que en su correspondencia se manifiesta a veces con mucha vehemencia,<br />

y aun con dureza en alguna ocasión, en otras, con fina ironía y, de ordinario, no suele<br />

115 G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 2, 299.<br />

116 L. RUIZ, Sinopsis historica, 2, 143, 144.<br />

117 Cfr. tomo presente, capítulo segundo, artículo segundo; capítulo octavo, artículos segundo y tercero.<br />

118 AM, 61, Difuntos, f. 171. El P. SÁDABA, Catálogo, 407, dice que «imposibilitado por sus achaques y avanzada<br />

edad, se trasladó al convento de San Sebastián, donde al poco tiempo entregó su espíritu al Creador».<br />

119 CR, 11, 374-377, 580.<br />

120 F. SÁDABA, Catálogo, 407.<br />

121 L. RUIZ, Sinopsis historica, 2, 196, 197.


400 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

poner trabas a su pluma para escribir claramente cuanto le ocurre decir.<br />

Corno ya se hizo constar en el tomo anterior de Crónicas 122 , el P. Juan Félix es el autor<br />

del conocido y alabado Diccionario visaya-español y español-visaya, del que, según hemos<br />

visto en este mismo capítulo, se quiere preparar la tercera edición. Creemos oportuno traer<br />

ahora aquí el siguiente testimonio del P. Marcelino Simonena sobre la citada obra.<br />

«Este benemérito religioso —escribe el referido Padre—, dotado de gran ingenio,<br />

vasta ilustración, firmeza de carácter y acendrado amor al trabajo ministerial de los religiosos,<br />

en cuyo obsequio tantas obras compuso en visaya, para hacer más eficiente y<br />

práctica su labor sacerdotal bajo todos sus aspectos, no se contentó con insertar en su<br />

Diccionario los nombres de los árboles, plantas, flores y raíces de que hacían uso los<br />

filipinos para sus enfermedades; sino que se detiene en los lugares correspondientes en<br />

la descripción vulgar de la planta, sus propiedades y manera de emplearlas como remedios<br />

caseros conocidos; esto es, forma como una enciclopedia médica. Aparte de<br />

esto, para mayor facilidad de los misioneros que constantemente teníamos que tener<br />

entre manos dicho Diccionario, al final de él trae un índice detallado de las plantas y<br />

de las enfermedades para las que podían ser utilizadas. Esto nos prestaba un excelente<br />

servicio, sobre todo a los principiantes en el ministerio» 123 .<br />

Se anotó también en el tomo anterior la publicación de una Novena a la Inmaculada, el<br />

Catequista Orador del P. Planas y una Novena a la Virgen del Carmen.<br />

En el folleto Cuestión importantísima, impreso en Madrid el año 1863 por el P. Guillermo<br />

Agudo, figuran algunas comunicaciones y documentos de importancia firmados por el P.<br />

Juan Félix de la Encarnación.<br />

En el archivo de Marcilla se encuentran estos dos manuscritos 124 :<br />

Informe sobre la causa de que los filipinos no tengan apellidos patronímicos que los<br />

distingan por familias, y medios que se podrán emplear para corregir este defecto,<br />

tan perjudicial a la buena administración.<br />

Informe sobre las mejoras que pudieran introducirse en la Isla de Negros.<br />

En el libro de Cosas notables del colegio de Monteagudo se lee, al hablar de los escritos<br />

de nuestro biografiado:<br />

«Pero lo que ha sido sensible sobre todo es que no hubiera podido imprimir los<br />

cuatro tomos de la <strong>Historia</strong> Sagrada de Mazo, que oí al mismo P. Juan tenía traducidos<br />

al visaya y arreglados a las necesidades de los visayas, que tan bien conocía, gracias a<br />

su talento, mucha práctica y trato especial que tenía con el filipino. También oí al<br />

mismo<br />

122 CR, 11, 540, 717.<br />

123 M. SIMONENA, La medicina aplicada, 7.<br />

124 El primero de los citados documentos en la carp. 59, leg. 3, 9 del AM; el segundo, incompleto, en la carp. 60,<br />

22.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 401<br />

que había compuesto una Gramática visaya por el sistema Ollendorf, pero no la imprimió<br />

por falta de recursos y lo mucho que tuvo que padecer en las dos ediciones del<br />

Diccionario» 125 .<br />

II.- Breves notas biográficas de los Padres <strong>Manuel</strong> Vilches, Andrés<br />

Galdeano, Jacinto Pérez, Rafael Hernández y Ramón Eraso<br />

fallecidos también en el presente trienio<br />

1. Padre Fray <strong>Manuel</strong> Vilches de la Concepción<br />

En Amblán, isla de Negros, cuya parroquia regía desde octubre de 1857, acaeció la muerte<br />

de este religioso el 16 de julio de 1880, después de recibir con manifiesta devoción todos<br />

los sacramentos.<br />

En el citado pueblo había construido el frontis de la iglesia, todo de ladrillo y sillaretes, y<br />

en su barrio de Ayuquitan levantó una pequeña iglesia de tabique y un reducido convento para<br />

cuando el Padre fuera de visita al barrio.<br />

Escribió e imprimió estas tres obritas: Novena ni Señor San Andrés, Gramática visayacebuana<br />

y Manual del mediquillo visaya.<br />

De esta última dice el P. Simonena que estaba «dirigida a llenar el mismo vacío de asistencia<br />

facultativa que, aun en aquellos tiempos en que él administró, era casi nula en la mayoría<br />

de los pueblos de Filipinas; y estaba expuesto tan delicado ejercicio a manos ignorantes<br />

que ninguna responsabilidad contraían, y que buen cuidado tenían para escabullirse y no incurrir<br />

en ella. Admitida la dura necesidad, el Padre Vilches trató de aminorarla con su obrita,<br />

enseñando a los nativos el modo de aplicar los remedios ya conocidos, sin los riesgos a que<br />

los exponían los atrevidos y petulantes curanderos».<br />

Había nacido el 26 de agosto de 1820 en Puerto de Santa María, Cádiz. Siguió la carrera<br />

militar y fue destinado a Filipinas con el grado de Alférez.<br />

Inclinado desde su juventud al estado religioso, estudió algunos años la carrera eclesiástica,<br />

que continuó en Manila en los tiempos libres, hasta que, por fin, dejó la milicia y pidió y<br />

obtuvo ser admitido en el convento de recoletos de dicha ciudad, en el que hizo su profesión<br />

religiosa el 29 de diciembre de 1854.<br />

Ordenado de sacerdote en mayo del año siguiente, se le destinó a Dumaguete, con el fin<br />

de que aprendiera el visaya, y en octubre de 1857 era nombrado párroco de Amblan donde le<br />

sobrevino la muerte, como hemos dicho, víctima «de una inflamación del corazón» 126 .<br />

2. Padre Fray Andrés Galdeano de Santa Ana<br />

Tuvo lugar el fallecimiento de este recoleto el 16 de febrero de 1881 en el pueblo de<br />

Imus, cuya parroquia estaba a su cargo.<br />

125 ACM, Cosas notables, f. 51. El autor de las líneas transcritas es el P. Patricio Adell.<br />

126 BSN, a. 1929, 313; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 158, 159; F. SÁDABA, Catálogo, 769; G. DE SANTIAGO<br />

VELA, Ensayo, 8, 197; M. SIMONENA, La medicina aplicada, 11.


402 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Cuando se encontraba el P. Galdeano en 1856 al frente de la parroquia de Dapitan, Mindanao,<br />

en abril del citado año, los moros piratas invadieron algunos pueblos de la provincia de<br />

Misamis. Fueron rechazados por las fuerzas destinadas a su defensa y por un crecido número<br />

de paisanos. Al pasar esta expedición por Dapitan, se incorporó, a ella su Párroco el P. Galdeano,<br />

quien costeó por su cuenta el suministro hecho a la gente de aquélla y le satisfizo otros<br />

gastos. No cesó de animar y entusiasmar a los nativos; les exhortó al combate y luego les<br />

acompañó hasta el pueblo de Ylaya en el que resolvió permanecer con el Gobernador.<br />

En julio de 1857 se dirigía el Capitán General de Filipinas al Gobierno para proponer que<br />

se premiara al P. Galdeano con la Cruz sencilla de la Orden de Isabel la Católica. En su escrito,<br />

después de relatar los hechos referidos, añadía:<br />

«Además de los servicios prestados por el Cura de Dapitan, administra con todo<br />

esmero los pueblos confiados a su celo y posteriormente, con la actividad que le distingue,<br />

contribuyó a sofocar oportunamente los sucesos que en enero último tuvieron<br />

lugar en dicho pueblo».<br />

Vio la primera luz nuestro biografiado en Tudela, Navarra, el 4 de febrero de 1821.<br />

Antes de su ingreso en el colegio-noviciado de Monteagudo había estudiado ya dos cursos<br />

de filosofía. Emitió los votos religiosos el 1 de agosto de 1840.<br />

El 17 de junio de 1841 salía de Monteagudo para Cádiz, ciudad en la que recibió las Órdenes<br />

menores antes de embarcar rumbo a Manila, donde hacía su entrada el 14 de febrero del<br />

año siguiente.<br />

Terminados los estudios en el convento de la capital de Filipinas, era ordenado de sacerdote<br />

en abril de 1844 y en marzo del siguiente año se le destinaba a Romblón para aprender el<br />

visaya. Después administró, en distintas épocas, Dapitan, Loay, Cavite Viejo, Caloocan e<br />

Imus.<br />

Fue Procurador General, Adito en 1859 y en julio del mismo año, por muerte del Definidor<br />

P. Gregorio Sanz, pasó a serlo el P. Galdeano. Asimismo tuvo los oficios de Prior vocal<br />

de Baclayon y Bolinao, Definidor otra vez —y como tal presidió el Capítulo de 1870—, Prior<br />

de San Sebastián, sin residencia en dicho convento, y Vicario Provincial de Cebú y de Cavite.<br />

Asistió a los Capítulos Provinciales, de los que era vocal, y a algunos Intermedios 127 .<br />

3. Padre Fray Jacinto Pérez de San Agustín<br />

El 23 de marzo de 1881 pasaba a mejor vida en Boac su Párroco el P. Jacinto Pérez.<br />

En. el citado pueblo, perteneciente a la isla de Marinduque, provincia de Mindoro, llevó a<br />

cabo el proyecto de obras de gran consideración<br />

127 AHN, Ultramar, leg. 2188, n. 28; F. SÁDABA, Catálogo, 423; CR, 11, 873; tomo presente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 403<br />

programado para su iglesia por el P. Zacarías Funes, como ya se indicó en las notas biográficas<br />

sobre este religioso en el trienio anterior.<br />

«Era baja y tosca la citada iglesia —nos informa el P. Licinio Ruiz—; por lo que el P. Jacinto<br />

la levantó más; cubrió el techo de hierro y la reformó con tanto gusto que la llaman la<br />

catedral de Mindoro, aunque sólo es de una nave».<br />

Era natural del pueblo soriano de Trebago, donde nació el 13 de septiembre de 1830.<br />

Profesó el 17 de septiembre de 1849 y en julio de 1852 arribó a Manila.<br />

Ordenado de sacerdote al año siguiente, administra sucesivamente las parroquias de<br />

Mangarin, Samblayan, Silang, Odiongan y Boac.<br />

Nombrado Prior vocal de Taytay en el Capítulo de 1873, asiste como tal al de 1876, en el<br />

que actuó de Juez de causas 128 .<br />

4. Padre Fray Rafael Hernández de San Antonio de Padua<br />

Autorizado este religioso para regresar a la Península, por hallarse enfermo, fallecía a<br />

bordo del vapor entre Singapur y Aden con fecha del 25 de junio de 1881.<br />

En el pueblo de Jagna, Bohol, administrado por espacio de once años por este piadoso recoleto,<br />

dio comienzo a los trabajos de un nuevo convento por el mal estado en que se hallaba<br />

el que existía. Es obra de mampostería hasta el piso y de tabiques de madera y fuertes pilares<br />

de sillería hasta el techo que se le puso de hierro galvanizado. Dieron cima a la obra sus sucesores<br />

dos años después de su muerte.<br />

Fue su nacimiento el 41 de diciembre de 1826 en el pueblo aragonés de Calamocha y sus<br />

votos religiosos fueron hechos el 21 de septiembre de 1847.<br />

Llega a Filipinas el 5 de julio de 1850 y, después de estudiar el visaya en Loon, se le encomienda<br />

la administración espiritual de Cauayan en 1853. Permanece en este ministerio hasta<br />

1864 en que se le nombra Subprior y Maestro de novicios de Manila. Por renuncia del P.<br />

Prior, se le elige Vicario Prior. Durante este trienio, 1864-<strong>1867</strong>, fue también Adito y, por ausencia<br />

de un Definidor, intervino en algunas sesiones del Definitorio.<br />

Terminado el citado trienio, fue designado sucesivamente Párroco de Mandaue, Tagbilaran<br />

y Jagna, pueblo en que permaneció hasta el año de su salida para la Península, 1881.<br />

Tuvo también los oficios de Vicario Provincial de Negros Occidental y de Cebú, Prior<br />

vocal de Romblón y Definidor 129 .<br />

128 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 587; F. SÁDABA Catálogo, 460; tomo presente.<br />

129 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 728; F. SÁDABA Catálogo, 454; CR, 11, 874; tomo presente.


404 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

5. Padre Fray Ramón Eraso de la Virgen de Araceli<br />

El 16 de octubre de 1881 pagaba su tributo a la muerte este religioso en el pueblo de San<br />

Juan, de la isla de Siquijor, que tenía a su cargo desde el año 1865.<br />

«Este Padre —escribe el P. Licinio Ruiz— hizo la iglesia y convento de harigues y tabique<br />

pampango, así como también la casa-tribunal y escuelas para niños y niñas. Abrió calzadas<br />

hacia el pueblo de Siquijor por el Norte de cuatro kilómetros de larga, y la del Sur hacia<br />

Laci, de trece, siendo de notar que la calzada hacia Siquijor es, en su mayor parte, de piedra<br />

viva, lo cual indica un trabajo sumamente grande».<br />

Nacido en Corella, Navarra, el 4 de septiembre de 1836, hizo la profesión religiosa el 19<br />

de agosto de 1855.<br />

Tiene lugar su arribo a Manila en mayo de 1858 y en marzo del año siguiente se le destina<br />

de Compañero a Tagbilaran para aprender el visaya. En 1860 se le encomienda la parroquia<br />

de Balilijan, luego la de Siquijor y, finalmente, la de San Juan, en la que, como se ha<br />

dicho, le encontró la muerte 130 .<br />

130 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 764; F. SÁDABA, Catálogo, 497.


CAPÍTULO XLA PROVINCIA DE FILIPINAS EN<br />

EL TRIENIO 1882-1885<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Remisión de las convocatorias a los Padres capitulares con el elenco de varios asuntos<br />

para ser tratados en el Capítulo. –Designación de la persona que, en nombre<br />

del Gobierno, había de presenciar la elección de Provincial. –El Capítulo<br />

con lo actuado en el mismo. –Informado el Padre Comisario<br />

Apostólico, da su confirmación<br />

I.- Remisión de las convocatorias a los Padres capitulares con el elenco<br />

de varios asuntos para ser tratados en el Capítulo<br />

El Provincial, P. Leandro Arrué, con fecha del 29 de diciembre de<br />

1881, enviaba a los interesados las correspondientes convocatorias al Capítulo de la Provincia,<br />

que había de iniciarse en el convento de Manila el 28 de abril del año siguiente. A las<br />

convocatorias acompañaba un elenco con varios asuntos que deseaba se trataran en dicho Capítulo.<br />

Es la primera vez que nos encontramos con un documento de este género. Por creerlo de<br />

interés, lo damos íntegro a continuación:<br />

«Siendo uno de los objetos principales del Capítulo, como todos sabemos, el corregir<br />

los abusos y subvenir a las necesidades que se vayan observando, para el buen<br />

régimen y prosperidad de la Corporación, me ha parecido oportuno poner en conocimiento<br />

de Vuestra Reverenda los puntos siguientes que, según indicaciones de algunos<br />

Padres, convendría ponerlos en práctica:<br />

1.º ¿Convendría mandar dos Padres jóvenes a Roma a nuestra casa hospicio en<br />

compañía del P. <strong>Manuel</strong> Martínez, para que estudiasen y concluyesen la carrera eclesiástica<br />

en dicha ciudad y dedicarlos después al magisterio en nuestros colegios?<br />

2.º ¿Sería conveniente mandar en Capítulo que, si el personal


406 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

lo permite, la comunidad de Manila se compusiese de diez o doce religiosos conventuales<br />

y que en este oficio de conventual turnásemos todos los individuos de la Corporación<br />

sin excepción alguna o con alguna excepción?<br />

3.º ¿Convendría determinar que todos los Vicarios mandasen a fin de año, cuando<br />

manden los planes de almas y casos morales, un informe más o menos detallado de la<br />

conducta religiosa y cualidades intelectuales de todos los religiosos de su Vicaría o solamente<br />

de aquellos que no habían llegado a cierta edad?<br />

4.º ¿Sería conveniente que los casos morales fuesen unos mismos para todas las<br />

Vicarías, propuestos y resueltos en Manila, y después de estudiadas todas las contestaciones,<br />

imprimirlos y mandar a cada religioso un ejemplar?<br />

5.º ¿Convendría nombrar Coadjutores, con todos los deberes y derechos de los<br />

mismos, a algunos religiosos nuestros con idioma, y destinarlos a los curatos numerosos<br />

de la Orden?<br />

6.º ¿Sería conveniente impetrar de quien corresponda que, cuando un acta provincial<br />

sea confirmada sin interrupción por cuatro o cinco Capítulos, tenga fuerza de ley y<br />

pueda insertarse en las Constituciones?<br />

7.º Y último, que me parece muy delicado y muy digno de ser pensado antes de<br />

decidirse a su ejecución: ¿convendría, previo permiso de N. P. Comisario Apostólico,<br />

formar una Junta de cuatro o más Padres, los más a propósito, para que, con mucho<br />

tiempo, estudio y oración, revisasen nuestras Constituciones y, en lo que fuera posible,<br />

las modificasen y adaptasen al especial modo de ser y vivir de nuestra Corporación en<br />

el país y proponerlo después a la aprobación de quien corresponda?<br />

Espero que Vuestra Reverencia pensará detenidamente sobre la conveniencia o<br />

disconveniencia de poner en práctica los puntos expresados. Espero también que<br />

Vuestra Reverencia se ocupará y meditará despacio todo aquello que, según su modo<br />

de pensar y buen criterio, pueda conducir a desarraigar algún abuso introducido, o a<br />

introducir alguna mejora conveniente a la Corporación, y que, respecto al personal para<br />

los nuevos cargos, en cuya elección ha de intervenir Vuestra Reverencia, pensará de<br />

antemano y se informará de los religiosos que, por su experiencia y recta conciencia,<br />

merezcan su confianza, y pedirá a Dios sus luces para conocer y saber quiénes serán<br />

los Padres más dignos, más aptos y que más utilidad puedan reportar a la Corporación<br />

en sus destinos, desechando, como un mal gravísimo, todo lo que huela a amistades<br />

particulares, paisanaje, conveniencias personales, etc., etc.» 1<br />

1 AM, 53, Oficios, f. 34.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 407<br />

II.- Designación de la persona que, en nombre del Gobierno,<br />

había de presenciar la elección de Provincial<br />

Conforme a lo ordenado, el P. Provincial se dirige el 17 de abril de 1882 al Gobierno General<br />

de Filipinas para comunicarle la celebración del próximo Capítulo y la elección de nuevo<br />

Prelado de la Provincia entre las siete y ocho de la mañana del 29, con objeto de que sea<br />

designada la persona que había de presenciar el acto de la elección.<br />

Con fecha del día 20 es designado para ello don Felipe María Govantes, Consejero de<br />

Administración 2 .<br />

III.- El Capítulo con lo actuado en el mismo<br />

Se dio comienzo al Capítulo de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas el<br />

día 28 de abril de 1882 en el convento de Manila 3 . Estaban presentes estos vocales:<br />

P. Provincial Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino; P. ex Provincial y Definidor<br />

Fr. José María Learte del Carmen; P. ex Provincial Fr. Aquilino Bon de San Sebastián; P.<br />

ex Comisario Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano; PP. Definidores: Fr. Antonio<br />

Fuertes de Jesús María, Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz y Fr. <strong>Manuel</strong> Jiménez de la<br />

Virgen del Romero; PP. Priores: Fr. Julio Saldaña de Santo Domingo de Guzmán, de Manila;<br />

Fr. Miguel Ugarte del Pilar, de Cavite; Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios, de Cebú;<br />

Fr. Esteban Martínez de San Antonio de Padua, de San Sebastián; Fr. Alberto Serrano de Santa<br />

Ana, de Tandag; Fr. Mariano Bernad del Pilar, de Taytay; Fr. Eustaquio Moreno del Rosario,<br />

de Baclayon; Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen, de Mandaue; Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón<br />

de Jesús, de Romblón; Fr. Victoriano Vereciario de Santo Tomás, de Bolinao; Fr. Aniceto<br />

Ibáñez del Carmen, de Calapán; Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, de<br />

Dumaguete; Fr. Laureano Navarro de la Concepción, de Imus, y Fr. Valentín Apellániz del<br />

Carmen, de Jimamailan; P. Procurador General Fr. Juan Santesteban de San José; P. Secretario<br />

de Provincia Fr. Fidel de Blas de la Asunción, y P. Subprior y Maestro de novicios de Manila<br />

Fr. Antonio Muro del Pilar.<br />

Aunque figuran en la lista de los capitulares, en el libro correspondiente no aparece la<br />

firma de los siguientes: P. ex Comisario Fr. Claudio del Arco de la Concepción, ausente por<br />

enfermedad en Minulúan (Talisay) 4 ; los PP. Fr. Patricio Adell de San Macario, Fr. Juan Pablo<br />

Ruiz del Cristo del Sudor y Fr. Toribio Minguella de la Merced, Rectores, respectivamente,<br />

de Monteagudo, Marcilla y San Millán, y el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción, Comisario<br />

de la Provincia en Madrid, los cuatro ausentes en la Península.<br />

2 AM, 58, Oficios, f. 141.<br />

3 AM, Libro 4.º de Becerro, f. 129.<br />

4 F. SÁDABA, Catálogo, 449, 450.


408 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Fue proclamado Presidente del Capítulo, como Definidor más antiguo, el P. José María<br />

Learte, a cuya propuesta se eligieron Jueces de causas a los PP. Aquilino Bon, Lorenzo Hernández<br />

y Juan Santesteban.<br />

Confirmáronse las actas del Capítulo anterior 5 referentes al reconocimiento y sumisión al<br />

P. Comisario Apostólico, sufragios por los religiosos difuntos y los celebrados en Manila por<br />

los fallecidos en la Península, vacantes de curatos, examen y aprobación en el idioma, condiciones<br />

para la admisión al hábito en Monteagudo y la de algunos hermanos, juramento de<br />

regresar a Filipinas de los destinados con algún oficio en la Península, cumplimiento de las<br />

disposiciones diocesanas sobre obras en iglesia de los ministerios, institución de Lectores,<br />

inclusión de lista de religiosos al remitir los Rectores de Monteagudo y Marcilla las cuentas<br />

anuales, elección trienal del Vicario, Procurador y Comisario en Madrid, Visita del Provincial<br />

de los libros canónicos de las parroquias, residencia personal de los Priores de Cavite, Cebú y<br />

San Sebastián, plan de estudios y lugar del próximo Capítulo.<br />

El acta 15 que hablaba acerca de la no admisión de novicios sin orden expresa del Provincial<br />

fue modificada de la manera siguiente:<br />

«Manda el presente Capítulo que todos los años se admitan en nuestro Colegio de<br />

Monteagudo tantos novicios cuantos sean suficientes para que N. P. Provincial pueda<br />

con desahogo colocar dos religiosos en cada uno de nuestros ministerios, advirtiendo<br />

que el año de noviciado para los de coro se dedicará exclusivamente a instruirlos en la<br />

virtud y ceremonias, y que, concluido ese año, se trasladarán al colegio de Marcilla,<br />

donde darán principio a los estudios».<br />

Se modificó asimismo la que trataba de la proposición para servir curatos y figuraba en el<br />

anterior Capítulo con el número 18. Su redacción actual es como sigue:<br />

«Manda el presente Capítulo que, cuando se haya de proponer a algún religioso<br />

para servir curato con títulos de propiedad, lo verificará N. P. Provincial, poniéndose<br />

antes de acuerdo con los RR. Padres que deben componer el Definitorio privado».<br />

Como se hizo notar en el trienio anterior, el P. Juan Félix escribió al P. Comisario Apostólico<br />

una carta con algunos reparos al acta 18, que ahora aparece modificada, así como a la<br />

que figuraba con el número 17, que hablaba del libro de confesiones. Esta última quedó suprimida<br />

en el presente Capítulo.<br />

En la sesión de la mañana del día siguiente, sábado 29 de abril, fue elegido Prior Provincial<br />

el P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de<br />

5 Tomo presente, 63, 111, 175, 260, 350.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 409<br />

Jesús. Lo proclamó solemnemente el P. Miguel Ugarte, primer escrutador. Los otros dos eran<br />

los PP. Aniceto Ibáñez y Valentín Apellániz.<br />

Por la tarde se procedió a la elección de los Definidores en las personas de los PP. Fr. Lorenzo<br />

Mayor de la Virgen del Río Manzano, Fr. Julio Saldaña de Santo Domingo de Guzmán,<br />

Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios y Fr. Esteban Martínez de San Antonio de Padua.<br />

Luego fueron proclamados Aditos los PP. Fr. Mariano Bernad del Pilar, por nueve votos; Fr.<br />

Aquilino Bon de San Sebastián y Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, ambos por ocho<br />

votos.<br />

En la mañana del lunes, día 1 de mayo, los Padres del Definitorio pleno aprobaron las determinaciones<br />

siguientes del Capítulo pasado 6 :<br />

Fueron confirmadas las que versan sobre la obediencia de los PP. Ministros a los mandatos<br />

superiores de fuera de la Orden y las facultades extraordinarias recibidas de autoridades<br />

eclesiásticas; certificaciones; exactitud en el libro de Cargo y Data; gastos que puedan hacer<br />

los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; inventario en los curatos; escritos dirigidos<br />

a autoridades superiores y los que hayan de ver la luz pública; facultades del P. Provincial<br />

para expedir licencias y privilegios de los religiosos Párrocos; Visita provincial de las haciendas<br />

y presentación de cuentas por los hacenderos; el seis por ciento anual de los estipendios;<br />

provisión de lo necesario al religioso sustituto de otro ausente; el no envío a Filipinas por el P.<br />

Comisario de los que no hayan cumplido veintidós años de edad; exámenes de los alumnos de<br />

Monteagudo y Marcilla; destino de dos religiosos a cada ministerio y los ejercicios espirituales<br />

anuales.<br />

A la determinación del Capítulo Provincial próximo pasado que trataba de la remisión<br />

por los Párrocos del plan de almas, por medio de los Vicarios Provinciales, se le añade al final<br />

el párrafo siguiente, sin duda como consecuencia del punto tercero del elenco enviado a los<br />

Padres vocales:<br />

«Y determina el presente Capítulo que los expresados Vicarios entreguen a N. P.<br />

Provincial, al girar la Visita en sus Vicarías, un informe reservado de la conducta, estado<br />

físico y aptitud intelectual de todos los religiosos existentes en sus Vicarías que<br />

no hayan cumplido aún la edad de treinta años».<br />

En la que comienza con la referencia a la obediencia y respeto a los Vicarios Provinciales,<br />

se le agrega la frase siguiente:<br />

«Los expresados PP. Vicarios deberán corregir y amonestar a todos los religiosos<br />

de sus Vicarías que cometan alguna falta y podrán imponerles algunas penitencias, con<br />

tal que no excedan de la de nueve días de ejercicios».<br />

6 Tomo presente, 66, 112, 176, 262, 352.


410 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En la determinación que recomienda la lectura frecuente del «Modo de administrar», se<br />

incluye ahora también «de nuestras Constituciones».<br />

En aquella que se refiere a la aplicación de la misa por los religiosos que celebren en los<br />

conventos de Cavite, Cebú y San Sebastián y de las dos misas mensuales en los demás ministerios<br />

a intención del Prior de Manila, la obligación de dar cuenta a este Prior se impone ahora<br />

«bajo precepto formal de santa obediencia».<br />

En la que trata de los casos morales, después también del examen del punto cuarto del<br />

elenco, el primer párrafo quedó redactado así:<br />

«Se ordena y manda que N. P. Provincial proponga mensualmente dos casos de<br />

moral a los religiosos de su obediencia que residan en los ministerios, los cuales, después<br />

de ser resueltos y censurados por los Padres nombrados ad hoc por N. P. Provincial,<br />

se darán a la imprenta y se mandará un ejemplar a cada uno de los religiosos».<br />

En la determinación por la que se hacía alguna concesión a los que hubieren administrado<br />

o desempeñado ciertos oficios por algún tiempo o se hubieren inutilizado en cualquier servicio,<br />

sus palabras finales se modifican de este modo: Disfrutarán de las exenciones que<br />

«consignan nuestras Leyes hablando de los Lectores Jubilados».<br />

Por último, se procedió a proveer los demás oficios con los nombramientos que siguen:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Andrés Ferrero de San José.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Simeón Marín del Amor Hermoso.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Laureano Navarro de la Concepción.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción.<br />

Prior de Tandag, el P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. Fulgencio Blanco de San José.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. Lope Martínez de San Ramón.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Victoriano Vereciano de Santo Tomás.<br />

Prior de Dumaguete, el P. Fr. Juan Santesteban de San José.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Pedro Catalán de San Agustín.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Aniceto Ibáñez del Carmen.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción.<br />

Rector de San Millán, el P. Fr. Víctor García de la Providencia.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 411<br />

Procurador General, el P. Fr. Jorge Tabuenca del Pilar.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Mariano Pena de la Virgen de<br />

Ujué.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador en Madrid, el P. Fr. Toribio Minguella<br />

de la Merced.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Antonio Muro del Pilar.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Ramón Miramón de la Concepción.<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico.<br />

Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Félix Guillén de San José.<br />

Cronista, el P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Predicador General, el P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario.<br />

Confesor Conventual, el P. Fr. José Orea de los Mártires.<br />

Fueron asimismo designados Jueces de causas para la expulsión de los religiosos que se<br />

hicieren indignos del hábito, los siguientes Padres: 1.º, el Prior de Manila; 2.º, el Prior de Cavite;<br />

3.º, el Prior de Cebú; 4.º, el Prior de San Sebastián; 5.º, el Procurador General, y 6.º, el<br />

Subprior de Manila.<br />

Finalizado el Capítulo el 1 de mayo, al día siguiente se les remitió la lista de los religiosos<br />

elegidos a los señores Gobernador General, Arzobispo de Manila y Obispos de Cebú y de<br />

Jaro.<br />

Al acusar recibo de esta comunicación, el señor Obispo de Cebú daba «la más completa<br />

enhorabuena al P. Provincial por haber sido elegido Prelado Superior de tan digna Corporación<br />

y desea que el Señor le conceda salud y santa gracia para su cabal desempeño» 7 .<br />

IV.- Informado el Padre Comisario Apostólico, da su confirmación<br />

Por conducto del nuevo P. Rector de Monteagudo remitió el P. Provincial el 4 de mayo al<br />

P. Comisario Apostólico todo lo actuado en el Capítulo.<br />

Acompañaba el P. Juan Cruz Gómez al documento una carta en la que le explicaba que<br />

las variaciones que se habían hecho en las actas, eran muy pequeñas y ligeras, si se exceptuaba<br />

la supresión del acta 17 del Capítulo anterior sobre el libro de confesiones y la moderación<br />

de la 18 acerca de las propuestas para los curatos. En las determinaciones se habían añadido<br />

algunas cláusulas que les habían parecido conducir al mayor lustre de nuestra Corporación y<br />

aprovechamiento espiritual de todos y cada uno de sus individuos.<br />

Sobre elecciones —añadía el P. Provincial— debo decir, en general, que han sido acertadas<br />

en opinión de casi todos, y, en particular, que tuvimos muy en cuenta las cartas de Vuestra<br />

Reverendísima y del señor Nuncio en Madrid, recomendando la reelección de N. P. Comisario<br />

Fr. Íñigo. Mas, considerando la situación de nuestro colegio<br />

7 AM, 58, Oficios, f. 144; 53, Oficios, ff. 49, 54v, 56v.


412 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Marcilla, bien crítica por cierto, a causa de la edad y circunstancias en que casi siempre<br />

suelen encontrarse sus estudiantes y mucho más ahora que, en virtud de la nueva acta 15, será<br />

el Colegio más importante, de mayor número de colegiales y donde se darán casi todos los<br />

estudios, la opinión de todos los Padres del Definitorio se dividió, creyendo algunos que no<br />

había medio expedito de ocurrir a las necesidades del Colegio, si no se ponía en él de Rector a<br />

N. P. Fr. Íñigo que, con acrisolada virtud, exquisito tacto y prudencia y la práctica que tiene<br />

en dicho colegio, tendrá a raya a sus individuos y los mantendrá en el orden y disciplina que<br />

deben observar. Y, como la reelección no cabe en la diversidad de pareceres y votos, desistimos<br />

de ella y en cambio nos convinimos en elegir Comisario a N. P. Fr. Toribio Minguella de<br />

la Merced, persona que nos consta ser también del agrado de Vuestra Reverendísima por sus<br />

conocidas virtudes, ciencia y prudencia y práctica de los asuntos de la Comisaría.<br />

Al final de las elecciones van los seis Padres nombrados «Jueces de causas», que en<br />

unión de N. P. Provincial deban entender en los asuntos de expulsión de los indignos e incorregibles.<br />

Dichos nombramientos los hemos creído conforme al derecho canónico, bulas pontificias<br />

y práctica constante de nuestros Capítulos Provinciales en el siglo pasado y anterior.<br />

Últimamente, para obrar con toda legalidad y cortar toda clase de murmuraciones y disgustos,<br />

nos ha parecido un deber el dar parte a Vuestra Reverendísima del pequeño incidente<br />

promovido después de la elección de los PP. Definidores, con motivo de un error involuntario<br />

cometido por el primero de los Padres escrutadores y cuyo parte hemos insertado, firmado por<br />

N. P. Presidente y P. Secretario de Provincia, a continuación de las firmas del Definitorio,<br />

puestas al final de todo lo actuado 8 .<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, por decreto del 2 de julio del mismo año<br />

1882, aprobó y confirmó actas y determinaciones, elecciones y nombramientos, pero con la<br />

salvedad siguiente:<br />

«Mas por lo que respecta a la ultima parte del acta decimoquinta en la que se dice<br />

que los novicios, concluido el primer año de su noviciado en el colegio de Monteagudo,<br />

se trasladen al de Marcilla, donde darán principio a los estudios, Nos reservamos<br />

proveer por disposición especial en la forma que sea para mayor gloria de Dios y bien<br />

de nuestra amada Provincia» 9 .<br />

8 AM, 53, Oficios, f. 50; AG, carp. Filipinas F, carta del 4-6-1883.<br />

9 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 134.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 413<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

El nuevo Padre Provincial. –Su circular-saludo. –El Comisario de la Provincia en<br />

Madrid. –Se expiden los títulos de varios nombramientos. –Nuevo ofrecimiento<br />

de las misiones de Fernando Poo, que no es aceptado<br />

I.- El nuevo Padre Provincial<br />

El P. Juan Cruz Gómez había venido al mundo en Briviesca, Burgos, el 14 de noviembre<br />

de 1835. Era hijo de Gregorio y Santos Ortega.<br />

Joven «de costumbres ejemplares», vistió el hábito agustino-recoleto en Monteagudo el 3<br />

de junio de 1853 y emitió los votos religiosos el 4 del mismo mes del año siguiente.<br />

El día 23 de diciembre de 1857 se despedía, juntamente con los demás compañeros destinados<br />

a Filipinas, de la Virgen del Camino. Una vez en Cádiz, pudieron embarcar el 28 del<br />

mes siguiente y el 24 de mayo, después de un largo viaje por el cabo de Buena Esperanza,<br />

hacían su entrada en Manila.<br />

Ordenado de sacerdote el 25 de noviembre del mismo año, es destinado al convento de<br />

San Sebastián, en donde le encuentra el nombramiento, en junio de 1859, de Misionero de la<br />

isla de Balabac, al sur de la Paragua, y de Capellán de la estación naval, establecida el año<br />

anterior por el Gobierno, con el nombre de «Príncipe Alfonso», para reprimir los desmanes de<br />

los moros piratas.<br />

Fue, pues, nuestro religioso el primer Misionero y Capellán en aquel apartado lugar.<br />

Permaneció en él hasta 1861, año en el que se le destina al curato de Las Piñas, como Compañero<br />

del Párroco, el P. Toribio Minguella, con el fin de que se impusiera en el tagalo. Con tan<br />

buen maestro, estuvo dispuesto para que a fines del mismo año se pudiera hacer cargo de la<br />

administración espiritual de la parroquia de Cavite Viejo y luego, sucesivamente, de la de<br />

Carmona, en la misma provincia de Cavite, y de la de Taytay, en el distrito de Morong.<br />

En 1870 se celebra el Capítulo Provincial y el P. Juan Cruz Gómez es nombrado Subprior<br />

y Maestro de novicios de Manila, cargo en el que cesa al ser elegido Secretario de Provincia<br />

en el Intermedio de 1871.<br />

Cuando el Gobernador General de Filipinas se dirige el 22 de febrero de 1872 a los PP.<br />

Provinciales de las Órdenes religiosas de aquellas islas, para exponerles si no tenían inconveniente<br />

en que cuatro religiosos, uno por cada uno de los regimientos de tropa de guarnición en<br />

Manila, diesen lección de tagalo a los jefes y oficiales de los mismos, el P. Provincial nuestro,<br />

muy conforme en secundar las disposiciones de la superioridad, ofreció por su parte al P. Juan<br />

Cruz Gómez, a quien se le señaló el regimiento del Rey, número 1 10 .<br />

10 AM, 51, Oficios, ff. 298, 301.


414 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Ignoramos si nuestro religioso pudo tan siquiera empezar las clases. Pues el comienzo de<br />

éstas se había fijado para el día 15 de marzo y, precisamente, en este mismo mes, sin dejar su<br />

oficio de Secretario de Provincia, se le encargaba la parroquia de Bacoor, en la provincia de<br />

Cavite, servida hasta entonces por un clérigo y que había quedado vacante a causa de unos<br />

lamentables acontecimientos. Se entregaba dicha parroquia a nuestra Provincia en compensación<br />

de aquellas que, por el acuerdo ya conocido del Gobierno, pasaban en Mindanao de manos<br />

de los recoletos a las de los jesuitas.<br />

Recientes los tristes sucesos que dieron ocasión a la vacante de Bacoor, era comprometido<br />

hacerse cargo de esta parroquia, pero el Padre Juan Cruz desplegó «tal habilidad, tacto y<br />

prudencia, que no hubo que lamentar el menor incidente ni ninguna queja por parte de los de<br />

Bacoor».<br />

En el Capítulo Provincial fue nombrado Prior vocal de Imus; Definidor en el de 1876 y<br />

Prior vocal de Romblón en el de 1879. Pero él continuó en todo tiempo en la misma parroquia,<br />

«siempre querido y venerado por sus feligreses», a la que había de retornar al terminar el<br />

Provincialato que le fue encomendado en el presente Capítulo 11 .<br />

II.- Su circular-saludo<br />

El día 5 de mayo firmaba el Provincial, P. Juan Cruz Gómez, una extensa circular-saludo<br />

dirigida a todos los religiosos, de la cual recogemos los párrafos siguientes:<br />

Sus primeras palabras son éstas:<br />

«Nada hay más grato para un Superior que el contar con la entera confianza de sus<br />

súbditos y aquella recíproca espontaneidad que de ahí nace, porque con ella el mandar,<br />

aunque siempre es pesado, se suaviza y aligera, y el obedecer, que en todas ocasiones<br />

repugna a nuestra débil naturaleza, se allana considerablemente, haciéndose de áspero<br />

y repulsivo, gustoso y lleno de atractivos, y, sin ella, ni al Prelado le es posible gobernar<br />

con acierto, ni al súbdito obedecer con mérito».<br />

Manifiesta luego la carga que pesa sobre él; traza a grandes rasgos la línea de su conducta,<br />

explicando cómo el Superior es padre y es juez. Su mayor placer —añade— sería poder<br />

proceder en todo como padre, por lo que<br />

«con santa franqueza y pura sinceridad debo decirles que en mi humilde persona tendrán<br />

todos un padre amoroso dispuesto siempre a usar de consideración con el culpable,<br />

con tal de que éste, depositando con filial confianza en el corazón paternal<br />

11 ACM, carp. 18, Informaciones, n. 215; AM, 61-4.º, Difuntos, f. 229; F. SÁDABA, Catálogo, 492; CR, tomo<br />

presente. Acerca de los tristes sucesos que se insinúan, cfr. RAFAEL GARCÍA, Evocaciones centenarias,<br />

BSN, a. 1972, 171.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 415<br />

de aquél la confesión de sus faltas, se presente sin doblez y con ingenuidad sencilla y<br />

franca».<br />

Su insistencia sobre el modo con que ha de comportarse él, la finaliza con las siguientes<br />

afirmaciones:<br />

«Seré paciente en tolerar, amonestar y corregir hasta donde la caridad impera, y,<br />

con tal que se consiga la enmienda del reo y que desaparezca la culpa, me daré por<br />

contento y mi espíritu quedará tranquilo y altamente satisfecho, aunque me cueste sacrificios».<br />

Pasa después a considerar, «con mucha brevedad», al Superior como juez y dice:<br />

«Habrán podido observar que lo que más he pretendido hacer resaltar en lo que<br />

llevo dicho es la confianza ilimitada que deben tener en este Prelado, porque yo quiero<br />

ser franco y exijo reciprocidad. ¿Me la negarán acaso Vuestras Reverencias? Creo que<br />

no. Bien conocen los cuidados que rodean a un Superior; tampoco ignoran que los Prelados<br />

son dignos de compasión, y los buenos subordinados se esmeran en cuanto pueden<br />

para hacer más llevadera la Prelacía. Si se conducen como hijos sumisos, llenarán<br />

mis esperanzas, y si como súbditos obedientes, agradarán a Dios, cumplirán con lo que<br />

han profesado, tendrán siempre propicio a su Prelado y, por fin, serán galardonados<br />

por el buen Dios y Señor a quien servimos.<br />

Con toda la efusión de mi alma —añade— les exhorto al cumplimiento de sus deberes,<br />

que, si se medita seriamente, se verá que son múltiples y no pequeños: deberes<br />

como religiosos, deberes como sacerdotes y deberes como curas, o sea, pastores de<br />

almas. Todos ellos exigen por nuestra parte suma vigilancia para llenarlos debidamente,<br />

si queremos agradar a Dios y si deseamos hacer cierta nuestra vocación».<br />

Espera —dice a continuación— que reflexionarán en las palabras que les dirige cariñosamente<br />

como Prelado y que, si alguno no oyera sus paternales consejos, le sería sensible en<br />

alto grado tener que apelar a medios vigorosos. Y agrega:<br />

«Empero, si el deber de Prelado me pusiese en esa dura alternativa, confieso que<br />

no sabré disimular, porque, sobre redundar en ofensa de nuestro buen Dios y Señor,<br />

necesariamente se seguiría el desdoro de nuestro estado, sería una mancha para el vestido<br />

religioso y sufriría menoscabo la Corporación, cuyo gobierno tengo a mi cuidado<br />

bajo la terrible responsabilidad de dar cuenta al justo Juez».<br />

Insiste sobre lo mismo para recordarles que tiene un alma que no debe sacrificar por nada<br />

ni por nadie y que además pudieran perderse las almas de sus subordinados.


416 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Continúa todavía con algunas otras consideraciones para terminar con la petición de oraciones<br />

y la promesa de que no les faltarán las suyas,<br />

«a fin de que, unidos en sentimientos y conformes en el mandar, en el obedecer y en<br />

todo, marchemos en santa compañía por el camino de nuestros deberes respectivos» 12 .<br />

III.- El Comisario de la Provincia en Madrid<br />

Ante el licenciado don Miguel Torres, escribano público de Manila, otorgó el Definitorio<br />

pleno, al día siguiente de la terminación del Capítulo, los acostumbrados poderes a favor del<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, P. Toribio Minguella 13 .<br />

Una vez conocido el nombramiento de nuevo Comisario, el que hasta ahora desempeñaba<br />

este cargo, P. Íñigo Narro, se lo comunica al señor Ministro de Ultramar con fecha del 13 de<br />

julio del mismo año 1882.<br />

Era el 6 de noviembre cuando el negociado correspondiente del Ministerio de Ultramar<br />

emitía su informe sobre el citado nombramiento. Se decía en él que, aunque examinado el<br />

documento de los poderes del P. Minguella, «no consta que se haya dado conocimiento al<br />

Gobernador General Vice-Real Patrono, como es costumbre, por lo que, para no erogar perjuicios<br />

al representante y representados, propone se apruebe desde luego el poder y se reconozca<br />

como tal Comisario y Procurador General al P. Minguella, pero con carácter provisional<br />

hasta que el Vice-Real Patrono manifieste a este Ministerio tener conocimiento oficial del<br />

hecho».<br />

De conformidad con este informe, nueve días después se firmaba una real orden por la<br />

que se aprueba dicho nombramiento con carácter provisional.<br />

«hasta que se dé cuenta del mismo al Vice-Real Patrono en la forma ordinaria o éste<br />

comunique al Ministerio haberse cumplido aquel requisito» 14 .<br />

Por rescripto de fecha 4 de mayo de 1883 se concedió por la Santa Sede que en el oratorio<br />

privado existente en la casa-habitación del Padre Comisario en la capital de España pudiesen<br />

celebrar el santo Sacrificio de la misa todos los religiosos que habitaren con él 15 .<br />

IV.- Se expiden los títulos de varios nombramientos<br />

El Provincial, P. Juan Cruz Gómez, con fecha 18 de junio de 1882, firma los títulos de<br />

administrador de las haciendas de la provincia<br />

12 AM, 53, Oficios, f. 51.<br />

13 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 137v.<br />

14 AHN, Ultramar, leg. 2314, n. 117.<br />

15 AG, carp. 5. En 1876 se había dado autorización para tener oratorio.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 417<br />

de Cavite y Presidente de la casa de San Juan de Imus a favor del P. Fr. Octavio Irisarri del<br />

Carmen. Mas, nombrado este religioso Párroco de Carmona en el mes de septiembre, se designaba<br />

para sustituirle en Imus al P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario 16 .<br />

En fechas sucesivas posteriores, desde el 6 de julio de 1882 hasta el 11 de septiembre del<br />

año siguiente, firma el P. Provincial los nombramientos de Vicarios Provinciales siguientes:<br />

De Mindoro, el Padre Fr. Félix Melero del Carmen; de Batangas, el P. Fr. Pedro Catalán de<br />

San Agustín; de Siquijor, el P. Fr. Juan Pablo Ruiz del Santo Cristo del Sudor; de Romblón, el<br />

P. Fr. Patricio Adell de San Macario; del Norte de Zambales, el P. Fr. Victoriano Vereciano<br />

de Santo Tomás; de Bislig, el P. Fr. Ángel Belaza de los Dolores, y del Sur de Bohol, el Padre<br />

Fr. Juan Santesteban de San José 17 .<br />

V.- Nuevo ofrecimiento de las misiones de Fernando Poo, que no es aceptado<br />

Decimos nuevo ofrecimiento de las misiones de Fernando Poo, porque ya a últimos de<br />

diciembre del año 1843 dirigióse el Gobierno español al P. Comisario de nuestra Provincia en<br />

Madrid,<br />

«exponiéndole que deseaba saber si, por parte del colegio de Monteagudo, era posible<br />

proporcionar algún religioso para misionar en las islas del golfo de Guinea».<br />

Y, aunque la contestación fue negativa, todavía insistió el Gobierno en el mes de septiembre<br />

del año siguiente, pero obtuvo idéntico resultado 18 .<br />

En el trienio anterior, 1879-1882, por el señor Ministro de Ultramar se le comunicaba,<br />

con fecha 9 de marzo de 1880, al P. Procurador General de los recoletos en Madrid que, reconocida<br />

y justificada la necesidad de que las Órdenes religiosas de Ultramar se encargasen de<br />

la Misión de Fernando Poo, Su Majestad había tenido a bien disponer que se le manifestase lo<br />

conveniente que sería que la Orden se hiciera cargo de la mencionada Misión.<br />

No tenemos noticia de la contestación dada entonces por nuestro P. Comisario y Procurador<br />

en Madrid, pero existe otra comunicación del Ministerio de Ultramar al mismo Padre,<br />

fechada el 3 de mayo de 1882, en la que se le expone que,<br />

«en vista de haber manifestado el Presidente de la comunidad de trinitarios descalzos<br />

de Alcázar de San Juan que no podrá realizar en el plazo de tres años la civilizadora<br />

empresa de enviar<br />

16 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 142; F. SÁDABA, Catálogo, 600; T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel<br />

Moreno, 40.<br />

17 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 142v-152v.<br />

18 CR, 11, 138, 139.


418 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

misioneros a Fernando Poo, reclamados con urgencia por el Gobernador»,<br />

Su Majestad le da el encargo de recomendarle que explore el ánimo de los religiosos, de<br />

los que él es Procurador y Comisario, para ver si puede ir a aquella colonia una Misión. No<br />

duda —añade el Ministro de Ultramar— que procurará que<br />

«no queden desatendidas atenciones de esta naturaleza, que interesan igualmente a la<br />

Religión y a la Patria» 19 .<br />

Por aquellos días debió ser cuando el hasta entonces Rector de Monteagudo, P. Patricio<br />

Adell, recibió una carta del P. Procurador y Comisario en Madrid en la que le manifestaba que<br />

le había llamado el Presidente del Consejo de Ministros para decirle que era voluntad del Gobierno<br />

que nuestra Orden se encargara de las misiones de Fernando Poo, a lo cual le había<br />

contestado que le era imposible a la Orden complacer al Gobierno, por tener en Filipinas dilatadísimo<br />

campo donde ocupar todo nuestro personal y mucho más que hubiere 20 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Circulares del Padre Provincial sobre el uso del hábito blanco, con ocasión del cólera<br />

morbo, los ejercicios espirituales, los casos morales, la colecta para el «Dinero<br />

de San Pedro» y la instrucción primaria y enseñanza del castellano<br />

1. El uso del hábito blanco<br />

Cuatro días después de la terminación del Capítulo Provincial el P. Juan Cruz Gómez ponía<br />

en conocimiento de los señores Arzobispos de Manila y Obispos de Cebú y Jaro la concesión<br />

hecha por Su Santidad León <strong>XII</strong>I de poder usar el hábito blanco los agustinos recoletos<br />

de Filipinas, con la indicación de lo dispuesto sobre el particular por el P. Comisario Apostólico.<br />

19 AM, carp. 1 bis, 197, 202.<br />

20 BST, a. 1929, 381, art. del P. PEDRO CORRO, Los agustinos recoletos y las misiones de Fernando Poo, en el<br />

que se refiere también que, cuando era estudiante de filosofía en el colegio de Monteagudo el año 1882, fue<br />

a dicha casa un religioso claretiano, a quien llamaban «Padre Cunchillos». Durante un paseo con el Rector<br />

P. Patricio Adell, como dicho claretiano se lamentara de que su Congregación, reciente como era, no había<br />

conseguido del Gobierno la exención del servicio militar para sus religiosos por carecer de misiones en Ultramar,<br />

el P. Rector le dio cuenta de la carta del P. Procurador, a que se hace referencia en el texto, y añadió:<br />

«Magnífica ocasión para ustedes. Escriba cuanto antes a su Padre Superior y dígale que se presente al<br />

Sr. Sagasta, quien, sin duda alguna, aceptará el ofrecimiento y pondrá a ustedes en disposición de gozar la<br />

exención de quintas, como misioneros de Fernando Poo». Así lo prometió hacer y, días después, anunciaba<br />

la prensa que los hijos del P. Claret —hoy elevado a la gloria de los Santos— se hacían cargo de las referidas<br />

misiones.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 419<br />

«Antes de circular a los religiosos de mi Corporación —advierte el P. Provincial a<br />

cada uno de dichos Prelados— me ha parecido conveniente ponerla en conocimiento<br />

de Vuestra Excelencia Ilustrísima para evitar toda extrañeza» 21 .<br />

En la referida circular se hace referencia, en primer lugar, a la exposición hecha al P.<br />

Comisario Apostólico con objeto de que éste acudiera a Su Santidad con la petición sobre el<br />

uso del hábito blanco. Se copian luego las palabras pontificias de la concesión y el decreto del<br />

citado P. Comisario Apostólico para su aplicación. Y, después, prosigue el P. Provincial de<br />

esta guisa:<br />

«Ahora bien; con la lectura de este superior decreto y los antecedentes que le<br />

acompañan, fácilmente comprenderán Vuestras Reverencias la razón que me asiste para<br />

mandar, como ordeno y mando, que todos y cada uno de nuestros religiosos, en especial,<br />

al salir de casa, vistan por necesidad, y bajo las penas marcadas en el capítulo<br />

5.º de la segunda parte de nuestras Constituciones 22 , o el hábito negro cual solíamos<br />

usarlo hasta ahora en la administración de los santos sacramentos, o el hábito blanco<br />

de algodón con capilla y correa de la misma forma que el negro. Y cualquiera que, según<br />

la costumbre de este país, haya de llevar cubierta la cabeza, usará sombrero de teja<br />

precisamente y con exclusión de todo otro sombrero o gorro.<br />

Prohibimos también todo calzado que no sean nuestras sandalias, fuera de los casos<br />

de imposibilidad, necesidad o también de las circunstancias de tiempo y lugar. Los<br />

religiosos que están en los pueblos de los arrabales de Manila y todos los que vinieren<br />

a ésta, ya ven que no les alcanza el privilegio sino dentro de los conventos.<br />

Encargo estrictamente a todos los RR. PP. Vicarios Provinciales hagan observar<br />

lo que aquí se prescribe, consideren a los transgresores como reos de una falta que<br />

pueden y deben castigar, según la determinación 5.ª de nuestro último Capítulo Provincial,<br />

y hagan entender a todos los religiosos de su Vicaría que, como el uso del<br />

hábito blanco es un privilegio únicamente, podrán no aprovecharse de él los que deseen<br />

vestir el negro, el cual, por otra parte, es el recomendado por N. Rmo. P. Comisario<br />

Apostólico» 23 .<br />

Al día siguiente, es decir, el 16 de mayo, el P. Juan Cruz Gómez envía sendos oficios a<br />

los Priores de Cavite y Cebú en los que les advierte que, como en estas dos ciudades podría<br />

ocurrir el inconveniente de que en sus calles<br />

21 AM, 53, Oficios, ff. 50, 50v. 58.<br />

22 COR, a. 1745, l. c.: «14. Fratres nostri numquam, nec in cella, nec extra, nisi dormientes, sine Habitu Religionis<br />

sint; et qui sine illo inventus fuerit intra cellam, pro qualibet vice, semel in terra comedat in medio Refectorii:<br />

qui autem extra, pro qualibet vice unam subeat disciplinam».<br />

23 AM, 53, Oficios, f. 55.


420 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«se viesen algunos religiosos vestidos de blanco y otros de negro, toda vez que éste no<br />

sólo no se prohíbe sino que hasta se recomienda, cuidarán de que ningún religioso<br />

conventual salga del convento vestido de blanco, sino que todos usen el negro al salir<br />

de casa».<br />

Y, respecto de los que estén de paso por los citados conventos, les harán saber que deben<br />

conformarse con lo que se manda a los conventuales, a fin de guardar la debida uniformidad<br />

24 .<br />

2. Con ocasión del cólera morbo<br />

Las islas Filipinas eran azotadas por el cólera morbo.<br />

Con este motivo, el Provincial, P. Juan Cruz Gómez, se dirige el 16 de agosto de 1882<br />

con una carta-circular muy extensa a los Párrocos y Compañeros de los distintos ministerios.<br />

Dice en ella que un Prelado, como padre que es principalmente, no puede olvidarse de<br />

sus amados hijos colocados en tan peligrosas circunstancias. Por lo mismo, se permite ciertas<br />

reflexiones.<br />

En primer lugar les recomienda el remedio más eficaz, la oración. Les advierte luego que<br />

se conoce que el Altísimo está irritado por los pecados de los hombres y quiere hacerles ver<br />

que hay un Dios omnipotente y justo. Expresa después la esperanza de que se conducirán como<br />

pastores celosos de sus ovejas, como padres amorosos de las almas y como curas modelos<br />

que saben cumplir hasta en los menores ápices con todos sus deberes. Se complace en pensar<br />

que se han de portar como verdaderos hijos de San Agustín, cuyo corazón ardentísimo siempre<br />

volaba a socorrer a sus hermanos.<br />

Que el mundo vea también —añade— que los ministros del Señor saben ser modelos de<br />

abnegación y desprendimiento; que no les arredran las fatigas ni el trabajo, ni les asustan los<br />

horrores del cólera morbo; que vea en el sacerdote a un héroe en el cumplimiento de su altísimo<br />

ministerio, héroe de caridad, de paciencia, de desinterés. Los pueblos se edificarán con<br />

su ejemplo.<br />

Al final de sus letras les recuerda la vida de gracia en la que hay que permanecer siempre<br />

y no dejar de ser en todo momento santos y celosos ministros del Señor 25 .<br />

3. Los ejercicios espirituales<br />

El 22 de septiembre del mismo año 1882 nuevamente escribía una circular para todos los<br />

religiosos.<br />

El P. Juan Cruz Gómez, después de unas reflexiones sobre la relación que debe haber entre<br />

el Prelado y sus súbditos, entre el padre y sus hijos, les dice que por tercera vez se dirige a<br />

ellos para manifestarles, primeramente, los ratos tan tristes que había pasado al acordarse<br />

24 AM, 53, Oficios, f. 56v.<br />

25 AM, 53, Oficios, f. 67.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 421<br />

del conjunto de tribulaciones y trabajos que habían tenido que sufrir con motivo del cólera<br />

morbo.<br />

Pero, ya pasó éste —añade— y le cabe la mayor dicha al saber que ellos, todos sin excepción,<br />

han sabido cumplir valiente y generosamente su espinoso y pesadísimo ministerio.<br />

El Señor se ha mostrado misericordioso con nosotros, pues no ha habido más que una víctima<br />

entre nuestros religiosos, el P. Santiago Catalán, cura de Escalante 26 . Demos gracias a Dios.<br />

A continuación les habla del asunto que se había propuesto al dirigirse a sus religiosos y<br />

que no era otro que decirles que se aproximaba el tiempo de tener los ejercicios espirituales,<br />

como lo mandaban nuestras leyes y lo confirmaban las actas de repetidos Capítulos. Como<br />

Prelado —afirma el P. Provincial— le incumbe poner en ejecución este mandato.<br />

Seguidamente les hace unas advertencias paternales, por vía de consejo, con el objeto de<br />

que dichos ejercicios sean tanto o más fructuosos que los de años anteriores.<br />

Les advierte luego que respecto al lugar, tiempo y forma de practicarlos, lo deja a la prudencia<br />

de los PP. Vicarios Provinciales; pero les indica ser su voluntad que se reúnan por tandas,<br />

a fin de que sean más provechosos. Sería muy laudable que en lo posible se conformasen<br />

al orden que se sigue en nuestro convento de Manila. Comprende también<br />

«que se presentarán algunas dificultades y se cruzarán varios obstáculos, empero una<br />

voluntad decidida orilla a aquéllos y vence a éstos, y sobre todo la piedad es muy ingeniosa<br />

e imperioso el deber; éste lo manda y aquélla lo aconseja y confirma lo mandado»<br />

27 .<br />

El 14 de septiembre de 1883 volvía a escribir otra circular sobre ejercicios espirituales.<br />

Díceles en ella que va a cumplirse un año desde que tuvo el gusto de invitar a sus religiosos<br />

a hacer los ejercicios espirituales que se deben tener anualmente.<br />

Ahora se dirige otra vez a ellos para convocarlos a lo mismo en las distintas Vicarías en<br />

la forma y según el orden que se les indicarán.<br />

26 El fallecimiento del P. Fr. Santiago Catalán de San Antonio de Padua tuvo lugar el 11 de septiembre del citado<br />

año 1882. Nacido en Alfaro, Logroño, el 19 de mayo de 1852, profesó el 4 de octubre de 1868. Llegó a<br />

Manila en junio de 1873 y había sido nombrado Párroco de Escalante en noviembre de 1877 (F. SÁDABA,<br />

Catálogo, 581). Como veremos en este mismo capítulo, también murió víctima del cólera el año siguiente<br />

el P. Aquilino Bon.<br />

27 AM, 53, Oficios, f. 53. Esta misma circular fue remitida en octubre y noviembre del referido año a diversas<br />

Vicarías y Superiores con la determinación del modo y lugar para hacer los ejercicios espirituales. Con fecha<br />

11 de noviembre comunicaba lo dispuesto sobre este particular al señor Arzobispo de Manila, quien le<br />

contesta que, «no habiendo desaparecido completamente la epidemia, que puede recrudecerse, no cree conveniente<br />

por ahora que se ausenten los Párrocos de sus parroquias respectivas, teniendo, además, presente<br />

que en tiempo de adviento es inexcusable la falta de residencia, según las leyes de la Iglesia» (Id. ff. 79, 81,<br />

95-96v).


422 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

No ignora que el año anterior atravesaban por circunstancias difíciles y calamitosas, debidas<br />

a la enfermedad en aquel entonces reinante, que impidieron se verificasen los ejercicios<br />

con la conveniente regularidad. Este año, desaparecidas aquellas circunstancias, cree y se<br />

promete que será factible consagrarse debidamente a ellos.<br />

Les hace después algunas consideraciones sobre algunos puntos con extensión y detalle y<br />

llama la atención acerca de la oportunidad suma, la alta conveniencia y objeto adecuadísimo<br />

de los ejercicios, para terminar con la advertencia de que estas reflexiones no son invectivas<br />

acres del corazón de un ánimo indignado; son enteramente hijas del corazón de un padre cariñoso<br />

que les ama, de un Superior que discurre cómo promover en sus súbditos la práctica de<br />

las virtudes, el afianzamiento de una vida ejemplar 28 .<br />

Al año siguiente, 1884, ausente de Filipinas el Provincial, P. Juan Cruz Gómez, por encontrarse<br />

en la Península, el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, es quien con fecha 16 de<br />

septiembre se dirige a los religiosos para recordarles la obligación de los ejercicios espirituales.<br />

En su carta-circular, después de ponderar su importancia y necesidad, recomienda a los<br />

PP. Vicarios de las diversas provincias y distritos que los dispongan de tal manera que todos<br />

los religiosos puedan reunirse sucesivamente en varias tandas en los lugares que al efecto se<br />

designaran. En las Vicarías en las que fuere imposible, por escasez de personal, verificarlo<br />

como se indica, deja el asunto a la prudencia y discreción de los mismos Vicarios, los cuales<br />

sabrán ordenar lo más conducente para cumplir lo mandado 29 .<br />

Fueron los religiosos que administraban en las Camotes, grupo de tres pequeñas islas, de<br />

quienes se preocupó en particular el P. Fidel de Blas. Escribe éste el 19 de septiembre al P.<br />

Vicario Provincial de Cebú, de quien aquéllas dependían, para decirle que, como comprendía<br />

las muchas dificultades que impedían que los ministros de dichas islas pasaran al convento<br />

cebuano, envíe allí dos religiosos y, a la vez, mande a los tres párrocos de aquellos ministerios<br />

que se reúnan en uno de ellos, Poro, y en él tengan los ejercicios. «No ignora Vuestra Reverencia<br />

—añade el P. Fidel de Blas— que es muy sensible considerar que ningún año puedan<br />

asistir a Cebú en atención al aislamiento en que viven, siendo esto un motivo más para que<br />

hagan ejercicios» 30 .<br />

4. Los casos morales<br />

El Provincial, P. Juan Cruz Gómez, el 10 de octubre de 1882 enviaba a los religiosos de<br />

los ministerios los casos morales, de conformidad con lo dispuesto por una de las determinaciones<br />

del último Capítulo Provincial.<br />

Acompañaba a los mismos una circular. En ella, después de copiar<br />

28 AM, 53, Oficios, f. 156v. Fue remitida también, en distintas fechas, a las diversas Vicarías Provinciales.<br />

29 AM, 53, Oficios, f. 272.<br />

30 AM, 53, Oficios, f. 274.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 423<br />

la citada determinación, advierte que, como Prelado, debe excitar el conocido celo de sus<br />

súbditos, aunque esté íntimamente persuadido de que, conociendo el modo de pensar de ellos,<br />

idéntico al suyo, no tiene necesidad de tener que insistir en que se consagren con asidua aplicación<br />

a la resolución de dichos casos morales. El trabajo será tanto más fructuoso cuanto<br />

mayor haya sido el esmero que pongan y así conseguirán el objeto laudable que se propuso el<br />

Capítulo 31 .<br />

5. La colecta para el «Dinero de San Pedro»<br />

Una nueva circular del P. Provincial.<br />

El 7 de noviembre del mismo año 1882 se dirige el P. Juan Cruz a los religiosos de los<br />

ministerios para exponerles unas breves consideraciones, primero, acerca de la conducta de<br />

los buenos hijos con sus padres, unidos a ellos con vínculos de sangre; después, sobre nuestro<br />

deber de imitarles con el mejor de los padres, el Sumo Pontífice León <strong>XII</strong>I, y, luego de esto,<br />

la indicación del objeto de la circular: la colecta para el llamado «Dinero de San Pedro».<br />

Hace referencia, a continuación, a las difíciles circunstancias por las que atraviesa el Pontificado,<br />

la estrechez de que se halla rodeado el Santo Padre, para recordar a los religiosos<br />

«la costumbre establecida, desde algunos años, de destinar alguna limosna al objeto<br />

indicado, ofreciendo cada uno de nosotros el óbolo de la caridad para aliviar algún tanto<br />

la pobreza del mejor de los padres».<br />

Les advierte, luego, que, para proceder con el orden debido, le parece oportuno y justo<br />

comunicarles que remitan la colecta respectiva directamente a nuestra Procuración o den aviso<br />

de la cantidad recogida para que, en el momento oportuno, sea enviada al P. Procurador<br />

General en Roma y éste la entregue a Su Santidad.<br />

Termina el P. Provincial sus letras con la advertencia de que, en lo sucesivo, de toda clase<br />

de suscripciones o recogida de limosnas que quieran hacer con destino a obras análogas de<br />

carácter general, su envío debe verificarse por conducto del P. Provincial; es éste quien luego<br />

las mandará a nombre de la Corporación de recoletos. Esto,<br />

«además de ser más propio, es muchísimo más fácil y hacedero a la par que muy<br />

honorífico para la Corporación de la que somos miembros» 32 .<br />

Al año siguiente, en sesión celebrada el 2 de noviembre, propuso el P. Provincial al Definitorio<br />

que, a fin de evitar demoras y otros inconvenientes, la Procuración General de la Provincia<br />

se encargase de hacer efectiva todos los años la limosna para el Santo Padre de<br />

31 AM, 53, Oficios, ff. 81, 88.<br />

32 AM, 53, Oficios, f. 90.


424 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

esta forma: A los religiosos curas y misioneros, cuyos pueblos y misiones no llegaban a mil<br />

tributos, se les cargarían cinco pesos; a los de dos mil tributos, diez pesos; a los de dos a tres<br />

mil, quince pesos, y así sucesivamente. Fue aprobado 33 .<br />

Al recibirse en el Vaticano la cantidad recolectada, se contestaba en nombre de Su Santidad<br />

el Papa con unas expresivas letras de gratitud y con la bendición apostólica, letras que el<br />

P. Provincial se apresuraba a circular para conocimiento de todos los religiosos 34 .<br />

6. La instrucción primaria y enseñanza del castellano<br />

El Gobernador General de Filipinas remitió el 28 de septiembre de 1883 una comunicación<br />

al P. Provincial, en la que, después de comentar las medidas del Gobierno de Madrid en<br />

diversas ocasiones sobre la enseñanza del castellano en las provincias ultramarinas, de resultados<br />

poco felices en Filipinas, pone en su conocimiento que ha dictado un decreto acerca de<br />

la enseñanza del castellano y la instrucción primaria.<br />

Tiene la más completa seguridad —afirma luego el señor Gobernador— de que tanto el<br />

clero secular como el regular, que han dado repetidas pruebas de inmenso interés por el adelanto<br />

del país,<br />

«emplearán el prestigio y la influencia moral que les presta su ministerio, cerca de los<br />

funcionarios indígenas y de los padres de familia, para que surta beneficiosos resultados<br />

la legislación de primera enseñanza a cuyo cumplimiento se encamina el referido<br />

decreto».<br />

Termina el citado señor Gobernador con el ruego y encargo al P. Provincial de que recomiende<br />

a los Padres Párrocos<br />

«que influyan cerca de sus feligreses para que se ejecute con mayor facilidad».<br />

Recibida dicha comunicación por el P. Juan Cruz Gómez, dirige el 4 de octubre a los Párrocos<br />

una circular, en la que, primeramente, transcribe el documento del señor Gobernador<br />

General. Les indica, luego, que cree innecesario añadir algo al referido escrito, si bien ha de<br />

recomendarles que se penetren del contenido del mismo y se sirvan secundar, en cuanto puedan,<br />

los deseos del señor Gobernador. Y, a continuación, añade:<br />

«Lo que sí creo oportuno advertir que, a fin de cortar conflictos y precaver disgustos,<br />

que pudieran fácilmente surgir en la aplicación de los decretos mencionados sobre<br />

instrucción primaria, toda vez que se prohíbe terminantemente se enseñe en la escuela,<br />

ni se mente para nada el dialecto del país, como<br />

33 AM, 35, Definitorios, f. 216; 53, Oficios, f. 173v.<br />

34 AM, 53, Oficios, f. 203v; carp. 65, leg. 2, 3; carp. 73, leg. 6, 3.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 425<br />

quiera que un Párroco no puede prescindir de enseñar la doctrina cristiana y mucho<br />

menos que los feligreses ignoren las verdades fundamentales de nuestra sacrosanta Religión,<br />

para ver de conciliar ambas cosas, se hace forzoso discurrir un medio adecuado<br />

que ponga a salvo ese negocio vitalísimo, pues es demasiado notorio que, hoy por hoy,<br />

es imposible la catequesis en lengua española. Teniendo en cuenta esto, deberán Vuestras<br />

Reverencias, por medio de personas instruidas en la doctrina y deberes cristianos,<br />

o por sí mismos si pudieran, aunque lo dificulto, en la forma que crean más adecuada,<br />

ora en la iglesia, ora en el convento, reunir a los niños y niñas con la mayor frecuencia<br />

posible y, en su propio dialecto, adoctrinarles e instruirles según se ha venido practicando<br />

hasta ahora en las escuelas, procurando avivar más y más su fervor y celo en<br />

asunto de tantísima importancia.<br />

Otro de los resortes que pueden Vuestras Reverencias tocar, para que los niños<br />

aprendan como antes la doctrina cristiana, es valerse de su influencia para que los padres<br />

de familia trabajen con doble diligencia en sus casas al objeto de que instruyan a<br />

sus hijos en el catecismo. En suma, Vuestras Reverencias, usando de su prudencia,<br />

empleando un celo ilustrado e inspirado en sus sagrados deberes, a la par que en el<br />

aprovechamiento de sus feligreses, elegirán la norma que crean más apta, ya para cooperar<br />

a los fines de la autoridad que manda, ya para llenar las obligaciones que tienen<br />

como ministros del Altísimo y de las almas» 35 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Visita provincial. –Capítulo Intermedio. –Su confirmación y resolución del caso del<br />

Padre Arrué. –Nueva Visita provincial. –Una renuncia, un nombramiento<br />

y el traslado de un Priorato. –Ida a la Península y regreso<br />

a Filipinas del Padre Provincial<br />

I.- Visita provincial<br />

El 18 de diciembre de 1882 comunicaba a los religiosos el P. Juan Cruz Gómez que, por<br />

salir muy en breve con el objeto de girar la Visita a las islas del sur, había nombrado Vicario<br />

Provincial, que le representase en su ausencia, al P. Fr. Fidel de Blas, Prior de San Sebastián.<br />

Esta misma comunicación enviaba también el citado día al señor Gobernador General 36 .<br />

Al día siguiente firmaba la circular que, con dicho motivo, dirigía a los religiosos.<br />

En sus letras el P. Provincial exponía, primeramente, una serie de consideraciones acerca<br />

de la gravísima obligación suya, como Prelado,<br />

35 AM, 53, Oficios, f. 168.<br />

36 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 146; 53, Oficios, f. 120v; 58, Oficios, f. 158.


426 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de mirar por el bien de sus subordinados y del modo cómo había de dar cumplimiento a su<br />

deber. Después se expresaba en estos términos:<br />

«Me parece muy oportuno, y lo digo con satisfacción, manifestar paladinamente a<br />

Vuestras Reverencias que, por mi carácter, por mi modo de ser y de pensar las cosas y<br />

hasta los resultados prácticos, siempre me agradó incomparablemente más la vía de la<br />

persuasión y del convencimiento que la de la imposición violenta, y prefiero un grado<br />

de amor, hijo de la confianza y de la franqueza, a cien grados de temor, fruto de la<br />

desconfianza y de la cavilosidad. ¡Pluguiese al Señor que me fuese dado obrar y proceder<br />

en la santa Visita provincial al tenor de mis convicciones y ojalá no tuviese que<br />

salirme de esta línea de conducta que acabo de indicar!<br />

Así lo espero y me prometo fundadamente de la religiosidad, cordura y sensatez<br />

de mis queridos súbditos y confieso sinceramente que me es sumamente placentero<br />

pensar así, y esta idea, indeciblemente grata, parece que me corrobora y, a la vez, como<br />

que atenúa muchísimo el peso que gravita sobre mis débiles hombros. Empero, si<br />

por ventura hubiese algún caso en el que, por desgracia y por necesidad al mismo<br />

tiempo, fuese forzoso usar de rigor, ora para atajar el mal, ora para hacer cumplir con<br />

el deber a alguien, ora para conservar el valioso y hermoso tesoro de la disciplina regular,<br />

entonces seré fuerte, constante e inexorable, con harta pena de mi alma. Quiera<br />

Dios que no haya necesidad de extremar esta medida, que es lo que menos cuadra con<br />

los sentimientos de mi corazón!»<br />

Cita luego, para que sean leídos, los capítulos de las Constituciones que tratan de la Visita<br />

provincial. Les exhorta y encarece muy mucho que se empapen perfectamente en los deberes<br />

que a todos impone la misma, y el objeto a que se ordena, y termina con la manifestación<br />

de que espera que, con la ayuda del Señor, se consigan los santos y altísimos fines que con la<br />

Visita se buscan 37 .<br />

Reunido el Definitorio en sesión el 9 del mes siguiente, enero de 1883, se tomó el acuerdo<br />

de autorizar al P. Provincial para que pudiera nombrar Visitadores que hicieran sus veces<br />

de Visita en aquellos ministerios a los que no le fuera posible a él ir personalmente 38 .<br />

Verificada la Visita, regresaba sin novedad a Manila el 18 de mayo del citado año 1883,<br />

como él mismo decía en la circular que, cuatro días después, dirige a los religiosos que había<br />

visitado.<br />

Díceles en dicha circular que es deber suyo manifestar sus sentimientos, como padre y<br />

como Prelado, después de haber tenido el placer de visitarlos personalmente. Les advierte que<br />

lo va a hacer con franqueza a la par que con cariño, con lenguaje claro y sincero.<br />

Después da gracias al Señor por haberle otorgado el beneficio de<br />

37 AM, 53, Oficios, f. 103.<br />

38 AM, 35, Definitorios, f. 208.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 427<br />

poder hacer felizmente la Visita en sitios tan apartados y distantes unos de otros.<br />

Luego les manifiesta su complacencia y satisfacción por el respetuoso y, a la vez, amable<br />

recibimiento que le habían hecho todos.<br />

Les recuerda, a continuación, los graves deberes que tienen como religiosos, por una parte,<br />

y, por otra, como sacerdotes y pastores de almas. Se extiende en varias consideraciones<br />

sobre ello para recomendarles cuánto conviene tener presente todo esto a fin de ser buenos<br />

religiosos y celosos pastores de almas. Insiste, de un modo especial, en la idea de que uno es<br />

religioso, por lo que siempre debe comportarse como tal, pues<br />

«error lamentabilísimo fuera creer que, en el mero hecho de hallarnos fuera del convento<br />

de observancia, nos quisiéramos persuadir que ya es muy poco lo que nos obliga<br />

y juzgásemos hallarnos ya dispensados de las leyes; esta idea solamente puede sugerirla<br />

o el espíritu de mentira, o un egoísmo desordenado o el falso ideal de una vida cómoda<br />

y desahogada. Hay cosas que siguen al religioso como la sombra al cuerpo, bien<br />

viva en comunidad, bien privadamente.<br />

La oración —añade a continuación—, la lectura espiritual, una vigilancia diligente<br />

sobre nosotros mismos, el conocimiento de nuestro pobre corazón, la frecuencia de<br />

sacramentos, la obligación, que nunca caduca, de aspirar a la perfección, el estudio de<br />

los medios de conseguirla y otra porción de prácticas que tan encarecidamente y en<br />

tantos lugares recomiendan nuestras sagradas Constituciones, puntos son imprescindibles<br />

e indispensables para el religioso, ordinariamente hablando, y ¡oh! nunca se eximió<br />

alguien de ellos impunemente, quiero decir, sin haber experimentado resultados<br />

funestísimos».<br />

Consultemos, pues nuestra ley —dice al final— y, si por ventura no fuesen bastante eficaces<br />

sus prescripciones, modelos tenemos en nuestros hermanos que se santificaron con<br />

ella 39 .<br />

Autorizado por el Definitorio, como se ha dicho anteriormente, había dispuesto el P. Juan<br />

Cruz Gómez el 21 de mayo que el P. Vicario Provincial de Calamianes girase la Visita en su<br />

nombre en dicha Vicaría y el P. Comisario en Madrid, en los colegios de España. El 5 de junio<br />

daba el mismo encargo, para los ministerios de las islas Camotes al Vicario Provincial de<br />

Cebú, P. Lorenzo Mayor. Recomendaba a los PP. Vicarios que procedieran con el celo, esmero<br />

y diligencia que tal acto requería y que luego le dieran cuenta del resultado 40 .<br />

El P. Arciniega, Vicario Provincial de Calamianes, en oficio dirigido al P. Juan Cruz<br />

Gómez el 8 de agosto le advierte que, como no tiene Compañero a quien pueda encargar la<br />

parroquia en su ausencia para girar la Visita, si le parece bien, podría escribir a los religiosos<br />

que le remitieran a Cuyo los libros correspondientes para revisarlos<br />

39 AM, 53, Oficios, f. 115v.<br />

40 AM, 53, Oficios, ff. 114, 114v, 121, 127v.


428 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y firmarlos, pues aquéllos se encuentran asimismo en iguales circunstancias que él, y, en<br />

cuanto al cuestionario, les ordenaría que le enviaran por escrito las contestaciones, firmadas<br />

por ellos mismos. Todo esto ya lo había verificado en el trienio anterior con aprobación del<br />

entonces Provincial P. Leandro Arrué 41 .<br />

II.- Capítulo Intermedio<br />

El 2 de julio de 1883 el P. Provincial mandó las convocatorias a los Padres que debían<br />

concurrir, con voz y voto, al Capítulo Intermedio que tendría lugar en el convento de Manila<br />

el 31 de octubre del mismo año 42 .<br />

Todos contestaron con la promesa de su asistencia a excepción del Provincial absoluto, P.<br />

Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino, quien en su respuesta anunciaba que no le era<br />

posible acudir al citado Capítulo.<br />

La misma víspera de su celebración, esto es, el día 30 de octubre, en sesión del Definitorio<br />

se dio lectura a las letras del referido P. Arrué y, examinado el caso, se convino por unanimidad,<br />

tanto por no parecerles convincentes las razones alegadas por dicho Padre, cuanto<br />

por haber sucedido en el trienio anterior un caso semejante a éste, elevar una consulta respetuosa<br />

al P. Comisario Apostólico con la pregunta de si el citado Padre debería ser convocado<br />

para el próximo Capítulo Provincial 43 .<br />

Al día siguiente se reunía el Intermedio compuesto por los siete vocales siguientes: P.<br />

Provincial, Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús; P. Fr. Andrés Ferrero de San José, a<br />

quien se le había convocado en sustitución del Provincial absoluto P. Arrué, como Prior, que<br />

era de Manila, en cumplimiento de lo determinado por las Constituciones; ex Provincial P. Fr.<br />

José María Learte del Carmen, Presidente que había sido del Capítulo Provincial, y los PP.<br />

Definidores, Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano, Fr. Julio Saldaña de Santo<br />

Domingo de Guzmán, Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios y Fr. Esteban Martínez de<br />

San Antonio de Padua.<br />

Fueron leídas las renuncias que de sus respectivos cargos tenían presentadas, por motivos<br />

de salud, el P. Rector de Monteagudo, Fr. Aniceto Ibáñez del Carmen, y el P. Confesor Conventual<br />

de Manila, Fr. José Orea de los Mártires. El Capítulo las admitió y declaró vacantes<br />

los referidos oficios. Procedióse luego a las elecciones siguientes:<br />

Vicario Rector de Monteagudo, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico.<br />

Vicerrector de Marcilla, cargo que ocupaba el anterior, el P. Fr. Martín González de<br />

la Virgen de la Barda.<br />

41 AM, 53, Oficios, f. 143.<br />

42 AM, 53, Oficios, f. 129v.<br />

43 AM, 53, Definitorios, f. 214.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 429<br />

Confesor Conventual de Manila, el P. Fr. Tomás Roldán de la Virgen de los Remedios<br />

44 .<br />

III.- Confirmación del Intermedio y resolución del caso del Padre Arrué<br />

Una vez en poder del Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, el documento del Capítulo<br />

Intermedio, por decreto firmado en Madrid el 7 de enero de 1884, aprobó aquél la admisión<br />

de las renuncias presentadas al mismo y confirmó los nombramientos subsiguientes 45 .<br />

Hasta el 15 de febrero del citado año 1884 no le fue remitida al P. Comisario Apostólico<br />

la consulta acerca del caso del P. Arrué.<br />

Vista dicha consulta y el oficio de este Padre en junta del Definitorio General habida el<br />

25 de abril, el P. Gabino Sánchez dio un decreto en esta misma fecha en el que se decía que,<br />

«Considerando que las causas de antemano alegadas por el P. Provincial absoluto<br />

deben tenerse por ciertas, no habiendo, como no hay, evidencia de lo contrario, y que,<br />

siendo ciertas, revisten legitimidad bastante:<br />

Considerando que, cuando la ley no queda vulnerada, como en el caso presente no<br />

queda, puesto que hubo por parte del convocado respuesta y exposición de razones<br />

que le impedían asistir al Intermedio:<br />

Considerando que el caso de que se trata, no puede equipararse al sucedido en el<br />

trienio anterior, pues entonces el religioso que motivó la consulta, no había manifestado<br />

causa alguna que le impidiese asistir al Capítulo Intermedio:<br />

Habida cuenta de la solución que entonces diera el Definitorio General a la duda<br />

propuesta, subsanando cualquier defecto a fin de que el P. Provincial pudiera convocar<br />

al absoluto para la asistencia al Capítulo, con mayor motivo,<br />

El Definitorio General decreta que el P. Provincial absoluto, Fr. Leandro Arrué de<br />

San Nicolás de Tolentino, debe ser convocado para el Capítulo Provincial próximo futuro»<br />

46 .<br />

IV.- Nueva Visita provincial<br />

En sendos oficios, firmados el 9 de noviembre de 1883, comunicaba el P. Juan Cruz Gómez<br />

a los señores Gobernador General de Filipinas y Arzobispo de Manila y a los religiosos<br />

interesados que, debiendo salir en breve para Bohol, Zambales y Pampanga con objeto<br />

44 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 134v.<br />

45 AM, 53, Oficios, f. 207v; firma como Pro-Secretario General el P. Ángel Barra de Santa Bárbara, que era<br />

Definidor General.<br />

46 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 135; carp. 5, leg. 1, 4.


430 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de girar la Visita, había nombrado Vicario Provincial, que le representase durante su ausencia,<br />

al P. Fidel de Blas, Prior de San Sebastián 47 .<br />

La partida del P. Provincial para Bohol tuvo lugar los últimos días del citado mes de noviembre<br />

y regresó a Manila felizmente el 7 de enero, como él mismo lo manifestaba en la<br />

circular que el día 23 dirigió a los religiosos de la mencionada isla de Bohol.<br />

La circular era una brevísima síntesis de la que escribió después de la Visita reseñada anteriormente.<br />

En la presente solamente añade un ligero comentario acerca de la corrección fraterna<br />

que, según afirma,<br />

«debidamente practicada, cuántas rencillas se cortan, cuántos males se previenen y<br />

cuántas faltas se evitan. Verdaderamente que, si empleásemos entre unos y otros ese<br />

medio tan fructuoso, no se daría lugar a ciertas pasioncillas que causan no pequeños<br />

disgustos y proporcionan a los otros hermanos grandes sinsabores y amarguras y,<br />

además, crean ciertas prevenciones incompatibles con las reglas del verdadero amor».<br />

Al referirse a su llegada de regreso al convento de Manila, añade que continúa en él un<br />

tanto aliviado del padecimiento que le aqueja, aunque no de manera que pueda decirse que<br />

haya desaparecido 48 .<br />

Y no solamente no desapareció su enfermedad, sino que fue agravándose y le impidió<br />

hacer la Visita personal a los ministerios de Batangas y Zambales, pues el 1 de febrero, por<br />

encontrarse gravemente enfermo, según lo manifiesta en los respectivos oficios, designaba al<br />

Vicario Provincial de Batangas, P. Fr. Pedro Catalán de San Agustín, y a los PP. Vicarios<br />

Provinciales del Norte y del Sur de Zambales, Fr. Victoriano Vereciano de Santo Tomás y Fr.<br />

Julián Funes de la Virgen del Villar, para girar la Visita en su nombre en sus respectivas Vicarías<br />

49 .<br />

Sucedía en alguna ocasión que, al hacer el P. Provincial la Visita a los ministerios, el Prelado<br />

diocesano le comisionaba para que también la realizara en su nombre.<br />

Así procedió el señor Obispo de Cebú, encomendando al P. Juan Cruz Gómez que verificara<br />

en lugar suyo la Visita en la isla de Bohol. Y, una vez el P. Provincial en Manila, con<br />

fecha 15 de enero daba cuenta del resultado de la Visita al citado Prelado, quien la contestó<br />

haber recibido con satisfacción su comunicado y dábale las gracias más expresivas por todo 50 .<br />

47 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 189; 53, Oficios, f. 174. Al P. Fidel de Blas le comunica su nombramiento el<br />

día 16 (Id., f. 175 b).<br />

48 AM, 53, Oficios, f. 185v.<br />

49 AM, 53, Oficios, ff. 192, 213.<br />

50 AM, 53, Oficios, ff. 182v, 191v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 431<br />

V.- Una renuncia, un nombramiento y el traslado de un Priorato<br />

El P. Félix Guillén, a causa de una enfermedad, presentó la renuncia del cargo de Vicerrector<br />

del colegio de San Millán. Con fecha del 23 de enero de 1884 le fue admitida por el<br />

Definitorio 51 .<br />

El 23 de marzo del mismo año era firmado por el P. Juan Cruz Gómez el nombramiento<br />

de Vicario Provincial de Mindoro a favor del P. Fr. Dionisio Gurbindo de la Concepción 52 .<br />

Al tener que ceder la Provincia la administración espiritual de Tandag, en Mindanao, a<br />

los Padres jesuitas, el P. Provincial pidió al P. Comisario Apostólico que el Priorato del citado<br />

ministerio fuera trasladado al de Santa Cruz de Manila.<br />

Así lo concede el P. Gabino Sánchez por decreto del 29 de marzo, también de 1884, en el<br />

que se determina<br />

«que en lo sucesivo y a contar desde el próximo Capítulo Provincial el Priorato que<br />

tuvo la denominación de Tandag, lleve el nombre de Santa Cruz de Manila y que así<br />

se intitule el que fuese designado para él, asistiendo a los Capítulos Provinciales en<br />

virtud de ser Prior de Santa Cruz de Manila» 53 .<br />

VI.- Ida a la Península y regreso a Filipinas del Padre Provincial<br />

Ya se ha dicho anteriormente que el P. Juan Cruz Gómez regresó de la Visita el 7 de enero<br />

de 1884 con la salud muy quebrantada.<br />

En vista de su estado y del dictamen facultativo, desde el convento de San Sebastián convocó<br />

a los PP. Definidores a una junta que había de tener lugar el 11 ó 12 de febrero en el<br />

citado convento, a fin de resolver lo que procediera hacer sobre el particular.<br />

Reuniéronse, en efecto, el 11 y, estudiado el caso, se acordó el envío de un telegrama al<br />

P. Comisario Apostólico en el que se le diera cuenta de que el P. Provincial se hallaba gravemente<br />

enfermo y que, según había dictaminado el facultativo, era necesario que se embarcara<br />

para la Península el día 20 por lo que se le suplicaba una pronta contestación.<br />

A los dos días llegaba ya a Manila el telegrama con la respuesta del P. Gabino Sánchez.<br />

Decía en él que, con la anuencia del Definitorio General, se le daba al P. Provincial licencia<br />

para ir a la Península. Asimismo se nombraba Vicario Provincial, durante la ausencia de<br />

aquél, con todas las facultades necesarias, al P. Leandro Arrué y, si esto no fuera posible, al P.<br />

José María Learte 54 .<br />

Aunque el propósito era que el P. Provincial embarcara el 20 de<br />

51 AM, 35, Definitorios, f. 216v.<br />

52 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 156.<br />

53 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 135v; carp. 5, leg. 2, 1. El Priorato de Tandag existía desde el primer Capítulo<br />

Provincial de Filipinas, celebrado en 1624 (DCF, 4-7).<br />

54 AM, 53, Oficios, ff. 192, 192v, 196v, 203; carp. 65, leg. 2, 6.


432 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

febrero, y esto se indicaba en el telegrama remitido al P. Comisario Apostólico, sin embargo<br />

no sucedió así. No tenemos noticia alguna sobre la causa de esta demora. No creemos que<br />

estaría fuera de lugar el pensar que pudo haber alguna reclamación por parte del P. Juan Cruz<br />

Gómez en el asunto del nombramiento de Vicario Provincial. Pues, cuando salía de Manila el<br />

P. Provincial para girar la Visita, designaba como sustituto suyo al religioso que le pareciere y<br />

aun sin necesidad de contar con su Definitorio, porque, en realidad, no salía fuera de su propia<br />

Provincia de San Nicolás 55 . En cambio, veíamos ahora que era el P. Comisario Apostólico<br />

quien hacía el nombramiento de Vicario Provincial. Sin duda, por juzgar que debía hacerlo así<br />

por dejar el P. Provincial las islas Filipinas. Pero creemos que se le haría presente que propiamente<br />

la Provincia se extendía también a la Península, por tener en ella tres casas. Pues, el<br />

P. Gabino rectificó con otro telegrama, recibido en Manila el 25 de abril, en el cual autorizaba<br />

el libre nombramiento de Vicario Provincial 56 .<br />

Añadiremos a lo anterior que bien pudo ser también, en parte por lo menos, causa de la<br />

demora de la partida de Manila, la misma continuación del ensayo de todos los medios que<br />

suministraba la ciencia para su enfermedad, hasta que, al fin, viendo su ineficacia, se le volvió<br />

a prescribir su forzosa salida por una temporada. El mismo P. Juan Cruz lo indicaba en la circular<br />

a la que luego haremos referencia.<br />

Al día siguiente de la llegada del segundo telegrama envía el P. Provincial al Gobernador<br />

General un oficio en el que, después de exponerle el caso de su enfermedad y el testimonio de<br />

los dos señores médicos que certificaban su imprescindible traslado a la Península, le suplica<br />

la correspondiente licencia para poderlo realizar, así como también la del hermano Fr. Casildo<br />

Caballero de San José, que le iba a acompañar 57 .<br />

Asimismo, en el citado día, comunicaba a dicho señor Gobernador, al señor Arzobispo de<br />

Manila y a los señores Obispos de Jaro y de Cebú el nombramiento de Vicario Provincial,<br />

durante su ausencia, a favor del Prior de San Sebastián, P. Fr. Fidel de Blas 58 .<br />

Igualmente y en la misma fecha dirige una circular a todos nuestros religiosos párrocos.<br />

En ella comienza el P. Provincial por darles cuenta de la resolución que se ha visto obligado<br />

a tomar por su enfermedad, en virtud del consejo y hasta mandato de sabios y experimentados<br />

médicos, para que se trasladara a la Península, pues, a juicio de los mismos, es imposible<br />

contrarrestarla ni encontrar la salud en este país de Filipinas. Y añade que a él le era<br />

muy sensible tener que usar este remedio extremo, que había demorado cuanto le fuera posible;<br />

ante la inutilidad de los medicamentos y la terminante y repetida prescripción facultativa<br />

había tenido que rendirse muy a pesar suyo. Creyó<br />

55 CAG, acta VII, 21; acta I, 59; AO, 8, 449-450.<br />

56 AM, 53, Oficios, f. 217; carp. 65, leg. 2, 6.<br />

57 AM, 59, Oficios, f. 3v.<br />

58 AM, 53, Oficios, ff. 215v, 216.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 433<br />

un deber comunicarlo a sus religiosos para manifestarles su sentimiento. Conoce que el Señor<br />

lo ha dispuesto así.<br />

Como debe proveer —dice luego— de un religioso que haga sus veces durante su ausencia,<br />

autorizado por el P. Comisario Apostólico para el libre nombramiento de Vicario Provincial,<br />

en uso de la autorización que nuestra ley le concede, confirmada por el beneplácito y<br />

voluntad del referido P. Comisario, ha nombrado Vicario Provincial al Prior de San Sebastián,<br />

P. Fidel de Blas, con todas aquellas facultades que la misma ley concede y según se acostumbra<br />

en estos casos.<br />

Les anuncia a continuación que el día de su embarque está prefijado para el primero de<br />

mayo y que la duración de su estancia en la Península la desconoce, aunque su mayor deseo<br />

es regresar lo antes posible.<br />

Termina el P. Juan Cruz sus letras con la súplica de que le encomienden a Dios y a la<br />

Virgen Santísima para que se dignen concederle lo que sea más conveniente para su alma 59 .<br />

El nombramiento de Vicario Provincial está firmado el día 30 de abril 60 .<br />

De la estancia del P. Juan Cruz Gómez en la Península no tenemos otra noticia que la<br />

concesión del permiso para embarcar de regreso a Filipinas. Le fue dado por real orden de 18<br />

de enero de 1885 a instancia del P. Comisario de la Provincia en Madrid. Incluía dicha concesión<br />

también al hermano Fr. Casildo Caballero y a dos religiosos más. Comunicada la referida<br />

real orden al Gobernador General de Filipinas, dispone éste el 8 de marzo que se de cumplimiento<br />

a la misma 61 .<br />

Mas el P. Provincial ya había salido del puerto de Barcelona con fecha del 1 de febrero en<br />

el vapor «Santo Domingo» en compañía del citado hermano Caballero y los otros dos religiosos.<br />

Su arribo a Manila tenía lugar el día 8 de marzo 62 .<br />

Al día siguiente de su llegada dirige una breve circular a los religiosos, en la que, después<br />

de recordarles el anuncio que les había hecho con gran sentimiento el 26 de abril del año anterior<br />

de su próxima salida para la Península, les comunicaba ahora que, a Dios gracias, había<br />

conseguido su completo restablecimiento y que el día 8 había llegado al convento de San Sebastián,<br />

después de un viaje feliz y tranquilo. Termina con la súplica de que den gracias al<br />

Señor por el inmerecido beneficio que le ha concedido 63 .<br />

59 AM, 53, Oficios, f. 216.<br />

60 AM, 53, Oficios, f. 217v.<br />

61 AM, 53, Oficios, f. 30.<br />

62 F. SÁDABA, Catálogo, 638.<br />

63 AM, 53, Oficios, f. 315v.


434 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

El traspaso a los jesuitas de los ministerios de los recoletos en Mindanao y la entrega<br />

a éstos de otros a cambio de aquéllos. –El Plan de las nuevas misiones de la<br />

Paragua. –Informes acerca del establecimiento en Filipinas<br />

de los capuchinos y benedictinos<br />

I.- El traspaso a los jesuitas de los ministerios de los recoletos en Mindanao<br />

y la entrega a éstos de otros a cambio de aquéllos<br />

Por real decreto del 30 de julio de 1859 se había ordenado el traspaso a los religiosos de<br />

la Compañía de Jesús de los pueblos administrados por los agustinos recoletos en Mindanao a<br />

medida que aquellos tuvieran el personal necesario para hacerse cargo de los mismos.<br />

Después, por otra real orden del 10 de septiembre de 1861, se determinó que el cambio se<br />

verificase a medida que los citados curatos fueran vacando por muerte o traslación de los religiosos<br />

que los administraban con colación canónica, y que a los recoletos se les diera, como<br />

indemnización, otros ministerios de la provincia de Cavite u otros que hubiere, servidos por el<br />

clero indígena, también conforme quedaran vacantes, de la manera expresada respecto a los<br />

que los recoletos desempeñaban en Mindanao 64 . Hasta el año 1882 habían sido entregados a<br />

los Padres de la Compañía diecisiete pueblos y todavía quedaban bajo la administración espiritual<br />

de los recoletos otros catorce 65 .<br />

En el presente trienio el Provincial, P. Juan Cruz Gómez, con fecha del 5 de octubre de<br />

1882 se dirige al Gobernador General de Filipinas para poner en su conocimiento, con objeto<br />

de cumplir lo determinado por las dos reales órdenes antes citadas, que las siguientes parroquias<br />

de Mindanao: Cabuntog, Numancia, Lianga, Iligan, Misamis, Jasaan e Iponan, se hallaban<br />

en la actualidad servidas sólo interinamente por sus religiosos.<br />

Asimismo le participa que el 23 de septiembre de 1880 y el 19 de enero del corriente año<br />

1882 se habían pasado al Gobierno General análogas comunicaciones, que fueron trasladadas<br />

a los Padres jesuitas<br />

64 CR, 11, 438, 638.<br />

65 Los pueblos entregados por los recoletos a los jesuitas hasta 1879 inclusive eran: Tetuán e Isabela, año 1862;<br />

Zamboanga y Pollok, 1865; Davao, 1868; Dapitan y Lubungan, 1870; Surigao, 1871; Higaquit, 1872; Bislig,<br />

1873; Mainit, Butuan y Bunauan, 1875; Balingasag, 1877; Dinagat, 1878; Cantilan y Salvador, 1879.<br />

Reunían entre todos 17.940 tributos y 79.509 habitantes. Los que aún quedaban con los recoletos eran: Sagay,<br />

Majinog, Mambajao, Jiménez, Misamis, Iligan, Iponan, Cagayán, Jasaan, Numancia, Cabuntog, Tandag<br />

y Lianga, con un total de 21.440 tributos y 94.381 habitantes (T. MINGUELLA, Conquista espiritual de<br />

Mindanao). Los pueblos recibidos por los recoletos hasta 1881 inclusive, a cambio de los anteriores de<br />

Mindanao, fueron: En la provincia de Manila, La Ermita, 1875; Santa Cruz, San Mateo y Montalbán, 1879.<br />

En el distrito de Morong, hoy provincia de Rizal, Antipolo, 1863, y Taytay, 1866. En la de Batangas, Rosario,<br />

1871; Lobo, 1874; Balayan, 1875; Santo Tomás, 1876; Taysan, 1880, y San Juan de Bolbok, 1881. En<br />

la de Cavite, Rosario, 1869; Bacoor y Cavite Puerto, 1871, y Bailén, 1874 (L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2,<br />

246, 247).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 435<br />

pero éstos habían contestado que «por entonces no podían encargarse de la administración de<br />

dichas parroquias por falta de personal para las muchas atenciones, especialmente en la reducción<br />

de infieles».<br />

Mas, como hace pocos días —sigue diciendo el P. Provincial— ha llegado una misión de<br />

Padres jesuitas, le ha parecido oportuno volverle a oficiar para que disponga se dé por los<br />

citados religiosos cumplimiento a lo ya ordenado y se hagan cargo, por lo menos, de dos o<br />

tres parroquias.<br />

La respuesta dada el 5 de diciembre al P. Provincial por el Gobernador General fue trasladarle<br />

la contestación que enviaban ahora los jesuitas y que, en realidad, era idéntica a la<br />

anterior, ya recordada por el P. Provincial en su escrito del 5 de octubre. Así se lo dice al Gobernador<br />

General el P. Juan Cruz Gómez en un nuevo escrito que le dirige el 18 del mismo<br />

mes de diciembre, y añade que cree su deber exponerle algunas consideraciones, con la seguridad<br />

de que las tomará en consideración. Se expresa de este modo:<br />

«Los Padres jesuitas tienen en Mindanao, según el último estado, ocho Padres excedentes<br />

y cuatro Hermanos Coadjutores, mientras que mi Provincia, para ciento setenta<br />

y tres curatos y misiones repartidas en veinte provincias y distritos de este archipiélago,<br />

cuenta sólo con los ciento setenta y tres Curas y veinticuatro Compañeros jóvenes<br />

aprendiendo el idioma y ayudando a Párrocos enfermos y ancianos, donde se ve<br />

que para la pequeña administración respectivamente de los Padres jesuitas en Mindanao<br />

es numerosísimo el personal con que cuentan, mientras que mi Provincia, para poder<br />

cubrir los muchos ministerios que tiene a su cargo, se ve precisada a sacrificarse<br />

por no dejar abandonados los pueblos, porque sacrificio, y no pequeño, es el que los<br />

PP. Definidores, que son el Consejo del Provincial y que, según nuestras leyes, deben<br />

residir cerca de éste, tengan que ser Párrocos por falta de personal y anteponer el cumplimiento<br />

de nuestras leyes al bien de las parroquias. Lo mismo acontece con otros<br />

cargos de la Orden en los cuatro conventos que mi Provincia tiene en Manila, Cavite,<br />

San Sebastián y Cebú, que, siendo por nuestras Constituciones de residencia, sin embargo,<br />

por falta de personal, dichos cargos se dejan sin servir, por acudir antes al servicio<br />

de los pueblos y ministerios, por todo lo cual Vuestra Excelencia comprenderá<br />

que mucha más razón asiste a mi Provincia para excusarse con la falta de personal que<br />

no a los Padres jesuitas que ha muchos años se vienen excusando con ella, para no tomar<br />

los curatos de Mindanao.<br />

Empero aún hay más, y más grave, Excelentísimo Señor, y que causa más zozobra<br />

e inquietud a mi conciencia, y es que los curatos de Numancia y Cabuntog, en la provincia<br />

de Surigao, y Lianga, en la de Bislig, los tengo abandonados porque, como los<br />

distritos en que se hallan enclavados dichos curatos, los


436 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

administran en su totalidad los Padres jesuitas, y, como por la falta de personal no<br />

pueda destinar Compañeros, resulta que están sin auxilio alguno en sus necesidades,<br />

sin que en una enfermedad puedan tener el consuelo de confesarse ni ver a un hermano;<br />

no tienen Vicario Provincial que los vigile, ni yo, como Provincial, puedo visitarlos,<br />

si se atiende que, además de mis muchas ocupaciones, necesidad de residir en<br />

Manila la mayor parte del tiempo, tengo que visitar las parroquias y ministerios distribuidos<br />

en muchas islas y en veinte diferentes provincias y distritos, por cuya causa están,<br />

como dejo dicho, abandonados a sí mismos, lo que me trae siempre la gran pesadumbre<br />

al considerar y pensar en el triste estado de los religiosos.<br />

En vista de lo que llevo expuesto, Vuestra Excelencia comprenderá el estado<br />

anormal de mi Corporación en Mindanao, por lo que se siguen a mi Orden muchos y<br />

graves perjuicios. Además, yo desearía que Vuestra Excelencia preguntara a los Padres<br />

jesuitas cuándo piensan dar cumplimiento a la real orden citada al principio de este<br />

oficio, por la que se les adjudicó los curatos de Mindanao, puesto que, llevando más<br />

de veinte años de fecha la repetida real orden, teniendo hoy en España los Padres jesuitas<br />

varios colegios y en ellos numeroso personal de religiosos, ¿qué motivo, qué<br />

causa puede haber para no darse cumplimiento por los Padres jesuitas a la tantas veces<br />

repetida real orden, basándose su venida y residencia en Filipinas por el real decreto,<br />

primero y principalmente en las misiones de Mindanao? Todo lo cual tengo el honor<br />

de poner en el superior conocimiento de Vuestra Excelencia para los efectos consiguientes».<br />

Era el 27 de febrero del año siguiente, 1883, cuando el señor Gobernador General oficiaba<br />

al P. Superior de la Compañía de Jesús en Filipinas para comunicarle que, estudiado detenidamente<br />

el incidente promovido por la Orden de agustinos recoletos y por la Compañía de<br />

Jesús para que estos últimos proveyeran los curatos vacantes en Mindanao, había acordado<br />

que por el P. Superior de la Compañía se le propusieran cuatro Padres de los ocho que figuran<br />

como excedentes, para servir dichos curatos, hasta tanto que puedan proveerse los demás con<br />

religiosos de la misma Compañía 66 .<br />

En efecto, se comenzó a cumplir lo dispuesto con la entrega de las parroquias de Numancia<br />

y Cabuntog el 14 de julio y 15 de agosto del ya citado año 1883, respectivamente, y, a<br />

cambio de las mismas, el Gobernador eclesiástico de la archidiócesis de Manila ofreció las de<br />

Luban, en Mindoro, y de San Juan de Bocboc, en Batangas.<br />

Pero el P. Provincial rehusó hacerse cargo de ellas, porque su ofrecimiento no estaba<br />

hecho de conformidad con el espíritu de la consabida real orden, que daba preferencia a los<br />

curatos de la provincia<br />

66 AM, 58, Oficios, ff. 153, 158, 164v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 437<br />

de Cavite, si hubiere vacantes en la misma. Así se lo comunicaba dicho P. Provincial el 16 de<br />

octubre del citado año 1883 67 .<br />

De todo lo anterior informa el P. Juan Cruz Gómez al señor Gobernador General y Vicereal<br />

Patrono en un memorial de fecha 19 de abril de 1884. En él expone por extenso sus razones<br />

para obrar de esa manera y le ruega encarecidamente que se digne interponer su valiosa<br />

influencia para que se termine este negocio ya de una manera definitiva.<br />

El 26 de julio comunica el Gobernador General al Provincialato que, declaradas vacantes<br />

por la Corporación recoleta las parroquias de Tandag y Lianga, en Mindanao, habían sido<br />

nombrados para las mismas dos Padres jesuitas.<br />

El Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, en ausencia del P. Juan Cruz, le contesta e insiste<br />

en que tenga a bien designar los curatos con que se nos ha de indemnizar por los dos indicados,<br />

y resuelva, a la vez, el asunto pendiente sobre los que se deben entregar por los de Cabuntog<br />

y Numancia, administrados ya por los Padres de la Compañía.<br />

El señor Gobernador General le remite el 22 de octubre un nuevo oficio en el que le participa<br />

que, para compensar a los recoletos de los cuatro curatos, ha señalado los de Luban, en<br />

Mindoro; San Juan de Bocboc, en Batangas, y Maragondo y Magallanes, en la provincia de<br />

Cavite, todos ellos del Arzobispado de Manila. Manifiéstale, al mismo tiempo, que, para evitar<br />

en lo sucesivo, dudas y entorpecimientos, se indemnice a los recoletos por los curatos que<br />

entreguen a los jesuitas en Mindanao, con los más antiguos que en adelante fueren vacando en<br />

la archidiócesis de Manila.<br />

El Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, contesta al Gobernador unos días después y le expone<br />

que sobre la norma que establece, le asalta la duda de si dentro de la misma se hallan<br />

comprendidos todos los curatos que se encuentren vacantes, al tiempo de verificarse la indemnización,<br />

o si, por el contrario, abraza los que vacaren desde esta fecha, como parece significarse<br />

por la palabra «en adelante»; pues, interpretada en este segundo sentido, prevé que<br />

siempre que haya de indemnizarse, han de surgir mayores y más complicaciones 68 .<br />

No hubo ya otra referencia acerca de este asunto en el presente trienio.<br />

II.- El Plan de las nuevas misiones de la Paragua<br />

En la reseña del trienio anterior, 1879-1882, se dio la noticia del Plan propuesto el 5 de<br />

febrero de 1882 por el señor Canga Argüelles, Gobernador de la Paragua, para el establecimiento<br />

en ella de las misiones de Tinitían, Araceli, Taytay y Bacuit.<br />

Estudiado el Plan en Manila por el señor Intendente de Hacienda y el señor Director General<br />

de Administración Civil y emitido por ambos<br />

67 AM, 53, Oficios, ff. 152, 166v, 170v.<br />

68 AM, 59, Oficios, ff. 1, 6, 6v, 25, 26v.


438 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

dictamen favorable, el 19 de julio de 1884 se remitía el expediente al P. Provincial para que él<br />

diera asimismo su informe.<br />

Ausente el P. Juan Cruz Gómez, fue el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, quien respondió<br />

con un escrito firmado el 1 de agosto.<br />

Comienza el Padre con la declaración de conceptuar grandemente beneficioso el planteamiento<br />

del proyecto, por lo que su tarea se ha de reducir<br />

«a llamar la atención sobre algunos detalles que en su concepto no pueden olvidarse ni<br />

prescindir de ellos, si se desea que prácticamente tenga un éxito completo el aumento<br />

de misiones en la Paragua».<br />

Tres son los detalles que explica el P. Vicario Provincial, que luego resume y condensa<br />

de este modo:<br />

«1.º Que creo muy acertado y de altísima conveniencia se aumenten las misiones<br />

en la Paragua. 2.º Que estoy plenamente conforme con el Plan general que se expone<br />

en el proyecto. 3.º Que cabe dotar de dos Coadjutores a Puerto Princesa, mas no es<br />

realizable que sean a la vez Misioneros por ser cargos incompatibles. 4.º Que la parroquia<br />

de Taytay deberá reducirse a misión al igual de las otras que se proyectan. 5.º<br />

Que creo procedente y muy justo se eleve la asignación de Dumaran a la misma cuota<br />

que tienen las otras misiones, toda vez que son idénticas en categoría y condiciones.<br />

Aquí debiera poner término a mi informe —sigue el Padre—, empero faltaría a un<br />

deber de gratitud, si antes no manifestase, en nombre de la Corporación que represento,<br />

el reconocimiento más profundo, respetuoso y expresivo hacia las dignas autoridades<br />

llamadas a ilustrar y resolver este expediente, ya que tan benévolamente se han<br />

dignado prestar su valiosa cooperación y tomar parte en la realización de esta medida<br />

tan trascendental e incalculablemente beneficiosa para la isla de la Paragua.<br />

Felicitase mi Provincia a la par, Excelentísimo Señor, y llénase de indecible satisfacción,<br />

porque ve no lejano el plazo en que, contando con el concurso de las autoridades<br />

que nos rigen, podrá reanudar la serie de glorias y triunfos alcanzados en la Paragua<br />

por sus hijos y antepasados; la Paragua fue teatro donde los primeros Padres Misioneros<br />

recoletos desplegaron su celo evangélico; en la Paragua trabajaron incansablemente<br />

en un período dilatado aquellos héroes admirables hasta conseguir ganar para<br />

Dios y conquistar para España aquellos habitantes feroces y obstinados; en la Paragua<br />

derramaron no pocos su sangre, y nunca abandonó mi Corporación la Paragua ni<br />

en los tiempos más aciagos y calamitosos en que la morisma fanática, como fuerte<br />

avalancha, caía sobre aquella tierra sembrando la desolación y exterminio y sacrificando<br />

a los Misioneros y cristianos,


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 439<br />

a cuyo acontecimiento débese la sensible decadencia de la citada isla y éste es el punto<br />

de donde arranca el retroceso que experimentara» 69 .<br />

III.- Informe acerca del establecimiento en Filipinas de los capuchinos y benedictinos<br />

Como el señor Gobernador General de Filipinas pidiera al Provincialato de recoletos que<br />

informara sobre la súplica presentada por los religiosos capuchinos de ser declarados misioneros<br />

en aquellas islas, el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, dio en junio de 1884 un informe<br />

muy laudable acerca de los citados religiosos, los cuales constituirían un gran refuerzo y serían<br />

cooperadores de mucha valía para las demás Corporaciones 70 .<br />

Asimismo, se hizo otra petición de informe acerca del territorio o territorios que debieran<br />

asignarse a las misiones de los religiosos benedictinos.<br />

El P. Fidel de Blas, en un escrito fechado el 1 de agosto del referido año 1884, se limita a<br />

lo siguiente:<br />

Primeramente hace un elogio de la dedicación de dichos religiosos a todas las ramas del<br />

humano saber y al desarrollo de la agricultura.<br />

Pasa, en segundo lugar, a hacer constar que la Provincia recoleta, con sus tres colegiosseminarios<br />

que tiene en la Península, cuenta y contará cada día con más personal.<br />

Habla, luego, del expediente sobre el aumento de misiones en la Paragua, cuya<br />

«solución favorable se espera con marcada ansiedad para inmediatamente apostar el<br />

personal suficiente, siéndole altamente honroso secundar los deseos y cooperar a las<br />

miras de la Superioridad».<br />

Y, por último, manifiesta que todos los demás ministerios y misiones a cargo de la Provincia<br />

están cubiertos y atendidos,<br />

«excepción hecha de algunas en la isla de Mindoro de creación reciente, lo cual no se<br />

debe ciertamente a que se haya descuidado, sino a causas superiores muy ajenas y contrarias<br />

al espíritu de mi Provincia y al cariño profundo con que ha mirado siempre a<br />

esa hermosa provincia últimamente citada, la cual vio con fruición floreciente mi Corporación,<br />

que llegó a tener en ella treinta y dos conventos e igual número de iglesias,<br />

empero que, por causas harto conocidas y acontecimientos tristemente<br />

69 AM, 59, Oficios, f. 13. No fue el 1 de julio la fecha de la firma del documento, según la copia de este manuscrito,<br />

sino el 1 de agosto, como se expresa en el oficio de remisión del mismo (Id., f. 16). Cfr. este informe<br />

en BSN, a. 1961, 70.<br />

70 AM, 59, Oficios, f. 4; BSN, a. 1958, 231.


440 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

funestos, debidos a la fanática y obstinada morisma, que con sus correrías destrozó los<br />

pueblos e hizo emigrar a los cristianos, preparó la decadencia en que al presente se encuentra.<br />

No está lejano el día en que se podrá otra vez trabajar en la repoblación de<br />

Mindoro y la Provincia de San Nicolás no tendrá que aplazar, por mucho tiempo, el<br />

establecimiento de las misiones que se necesitan, en cuyo estudio y planteamiento se<br />

ocupa con preferencia, y no se harán esperar los operarios evangélicos que serán destinados<br />

a esa isla, grande por su extensión y no menos grande por su riqueza» 71 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Los agustinos recoletos en el seminario diocesano de Vigan. –Llegan a Filipinas en el<br />

presente trienio cinco grupos de religiosos. –Miscelánea. –Reseña histórica<br />

de la Provincia para la Guía Oficial del año 1885<br />

I.- Los agustinos recoletos en el seminario diocesano de Vigan<br />

El seminario conciliar de Vigan, sede del Prelado de la diócesis de Nueva Segovia, en Filipinas,<br />

estaba regido por nuestros hermanos los agustinos 72 . Por desavenencias surgidas entre<br />

estos religiosos y el señor Obispo, a la sazón el recoleto P. Mariano Cuartero, éste escribió al<br />

P. Provincial una carta en la que le suplicaba que se le enviasen algunos religiosos con el fin<br />

de que se hicieran cargo de su seminario, uno de ellos como Rector y los demás como catedráticos.<br />

Lo primero que hizo el P. Juan Cruz Gómez al recibir esta propuesta, fue entrevistarse<br />

con el P. Provincial de los agustinos para rogarle que le manifestara si por su parte había algún<br />

inconveniente en que los recoletos se encargaran de dicho seminario. Contestóle el citado<br />

P. Provincial que no se ofendiera por ello y que, por su parte, ya había dado orden a sus religiosos<br />

que dejaran el referido seminario.<br />

Fue entonces cuando nuestro P. Provincial, en sesión habida el 19 de junio de 1882, dio<br />

lectura de las letras del señor Obispo P. Cuartero a los PP. Definidores. Acordaron éstos dejar<br />

al arbitrio y prudencia del P. Provincial el envío a aquel seminario de los religiosos que le<br />

permitiese el escaso personal de que disponía en la actualidad la Provincia 73 .<br />

De conformidad con esta autorización, el P. Juan Gómez designaba, el día siguiente a la<br />

sesión, para regentar el supradicho seminario, a los PP. Fr. Toribio Moreno de la Soledad y<br />

Fr. Luis Cabello del Carmen.<br />

71 AM, 59, Oficios, ff. 9, 19.<br />

72 En el BSN, a. 1962, 393, se lee que lo llevaban los paúles; pero, según el documento del que se toman algunos<br />

datos sobre este asunto, estaba a cargo de los agustinos, como se dice en el texto (AM, carp. 77, leg. 3, 12).<br />

73 AM, 35, Definitorios, f. 205v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 441<br />

El día 21 embarcaban estos dos religiosos en el vapor «Churruca» para llegar tres días<br />

después al puerto de Salomague. Como el señor Obispo se hallaba en el pueblo de Santo Domingo<br />

convaleciente de un ataque cerebral que le había puesto a las puertas de la muerte, los<br />

dos Padres permanecieron en dicho pueblo hasta el 3 de julio. En la mañana de este día se<br />

dirigieron al seminario, acompañados por el Vicario General y el Notario eclesiástico de la<br />

diócesis, y recibieron aquél de manos de los PP. Larrínaga y Martín, Vicerrector y Secretario,<br />

respectivamente, de dicho centro hasta el momento. Levantóse del hecho el acta notarial correspondiente.<br />

El P. Toribio Moreno se hizo cargo del Rectorado interinamente y de las cátedras de teología<br />

dogmática y moral, y el P. Luis Cabello, del Vicerrectorado, Secretaría de estudios y<br />

cátedras de lógica, ética y física 74 .<br />

Con fecha 5 de junio del año siguiente se dirige el P. Juan Cruz Gómez al señor Obispo<br />

P. Cuartero y le propone para Rector del seminario al P. Fr. Celedonio Mateo de San José, de<br />

acuerdo con uno de los artículos de los Estatutos del seminario. Seis días después le comunica<br />

el señor Obispo al P. Provincial que, de conformidad con su propuesta, había nombrado a<br />

dicho Padre para el citado cargo 75 .<br />

Llega el P. Celedonio Mateo a Vigan el 10 de junio y el 12 toma posesión del Rectorado.<br />

Por su parte el Rector interino, P. Toribio Moreno, pasa a ocupar el cargo de Vicerrector y el<br />

P. Luis Cabello continúa en la Secretaría. Entre los tres desempeñan las cátedras de todas las<br />

asignaturas de la carrera eclesiástica, a excepción de la de latín que explican sacerdotes del<br />

clero secular.<br />

El P. Fidel de Blas, en ejercicio de Vicario Provincial por haber ido a la Península el P.<br />

Juan Cruz Gómez, remitió el 17 de junio de 1884 a los religiosos del seminario el documento<br />

siguiente que, por tratarse de un asunto nuevo en nuestra Corporación, creemos oportuno trasladarlo<br />

íntegro a estas páginas. Dice así:<br />

«Siendo de consecuencia suma que en ese seminario de Vigan, que sirve de casaresidencia<br />

a los religiosos que se hallan dedicados al magisterio, haya una norma que<br />

regule la marcha de los expresados religiosos en todo lo concerniente a los mismos en<br />

concepto de tales; como quiera que el carácter excepcional de esa casa no permite<br />

asimilarla a los Prioratos, y por ende tampoco faculta nuestra ley para nombrar Prior<br />

de la misma en la forma que tienen los conventos; deseando por otra parte establecer<br />

una marcha constante y uniforme en armonía con las condiciones especiales en que se<br />

halla constituida, he creído oportuno, cumpliendo órdenes superiores, comunicar a<br />

Vuestras Reverencias, las Instrucciones siguientes:<br />

1.ª Si bien implícitamente se insinúa en nuestras Constituciones el religioso que<br />

ha de desempeñar el cargo de Superior<br />

74 F. DE BLAS, Labor evangélica, 54, de donde se toma alguna otra nota.<br />

75 AM, 53, Oficios, ff. 120v, 124v.


442 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en cualesquiera puntos donde vivan nuestros religiosos, cuando acontece hallarse en<br />

lugares que no revisten carácter de conventos, para evitar dudas, sin embargo y en<br />

conformidad con las insinuaciones citadas de la ley, adjunto remito el nombramiento<br />

de Superior o Presidente de esa casa a favor del R. P. Rector actual del seminario, Fr.<br />

Celedonio Mateo de San José, en virtud del cual queda constituido Superior de los religiosos<br />

que hay al presente o hubiese en lo sucesivo en ese seminario, consagrados a<br />

la enseñanza o relacionados con la misma, y en consecuencia se le confieren idénticas<br />

atribuciones a las que tienen los Presidentes, cuales son otorgar licencia para salir del<br />

seminario, mirar y atender al régimen de esa casa y ejercer otros actos que la ley le<br />

concede, y, en caso de ausencia del P. Presidente o por algún motivo que le imposibilite<br />

para desempeñar su cargo, hará sus veces aquel religioso a quien el Ilustrísimo y<br />

Reverendísimo Señor Obispo deje encomendado el gobierno del seminario.<br />

2.ª Envío asimismo los libros correspondientes de Cargo y Data, de Difuntos de la<br />

Orden, de Cosas notables y de Actas y Determinaciones de los Capítulos Provinciales<br />

y a la vez de Órdenes de los Prelados, con el fin expreso de que el R. P. Superior o<br />

Presidente consigne en el primero, con esmero y diligencia, todos los ingresos y gastos<br />

que, bajo cualquier concepto hubiere en esa casa proveniente ora de la pensión asignada<br />

a los religiosos, ora de las limosnas de misas u otros cualesquiera ingresos que, como<br />

a religiosos, les correspondiesen, así como los pedidos que hagan o hicieren a<br />

nuestra Procuración General y en cualesquiera gastos que se originen; lo propio se<br />

hará en los libros restantes, llenando cumplidamente el objeto que va expresado en la<br />

habilitación correspondiente».<br />

Firmado en la misma fecha, acompañaba el documento con el nombramiento anunciado<br />

en las anteriores letras, del P. Celedonio Mateo como Superior del seminario de Vigan<br />

«en lo que tiene relación con los religiosos de nuestra Corporación» 76 .<br />

El Definitorio, en sesión celebrada el 13 de septiembre del ya citado año 1884, dio su<br />

aprobación a las Bases del seminario de Vigan que había redactado y remitido el señor Obispo,<br />

P. Cuartero 77 .<br />

II.- Llegan a Filipinas en el presente trienio cinco grupos de religiosos<br />

El 6 de diciembre de 1882 arribaban a Manila en el vapor «Magallanes» once agustinos<br />

recoletos, de los cuales tres regresaban a Filipinas por haber cesado en los cargos que ocupaban<br />

en los colegios; de<br />

76 AM, 53, Oficios, ff. 239, 240.<br />

77 AM, 35, Definitorios, f. 219.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 443<br />

los restantes, uno era ya sacerdote, cuatro, coristas, y tres, hermanos. Su salida de Barcelona<br />

había tenido lugar el 1 de noviembre.<br />

Del mismo puerto barcelonés partía el 1 de septiembre de 1883 el vapor «Santo Domingo»<br />

con diez recoletos, tres ya sacerdotes y coristas los demás. Desembarcaban en Manila el 5<br />

del mes siguiente.<br />

El vapor «Asia» entraba en el puerto de la capital filipina el 1 de Julio de 1884. Llevaba a<br />

bordo a tres recoletos sacerdotes, uno de ellos de regreso a Filipinas; les acompaña un corista.<br />

Un grupo más numeroso, formado por tres sacerdotes —también uno de vuelta a aquellas<br />

islas—, y por once coristas, deja el puerto de Barcelona el 1 de junio del mismo año 1884 en<br />

el «Isla de Luzón», que fondea en la bahía de Manila al mes justo de su partida.<br />

Finalmente, el 8 de marzo de 1885 hacía su entrada en aquella ciudad filipina el «Santo<br />

Domingo», vapor en el que, como ya se ha dicho, regresaba a aquellas islas el Provincial, P.<br />

Juan Cruz Gómez, con su compañero el hermano Casildo Caballero; de los otros dos que iban<br />

con ellos, uno era sacerdote y el otro, hermano» 78 .<br />

III.- Miscelánea<br />

Autorizada por el Gobernador General de Filipinas la publicación de un periódico titulado<br />

Diario Tagalo, que había de salir a luz a dos columnas, en tagalo una y su traducción española<br />

en la otra, dicha autoridad se dirigió al P. Provincial de recoletos con el ruego de que<br />

se sirviera designar a un religioso para que se encargara de comprobar si la columna en tagalo<br />

estaba conforme con la traducción al español.<br />

Decía el oficio:<br />

«Conocida es la patriótica colaboración que el Estado ha encontrado en la Orden<br />

de recoletos siempre que a ella ha acudido».<br />

Con fecha del 29 de abril de 1882 designaba el P. Provincial para la referida comisión al<br />

P. Mamerto Lizasoain 79 .<br />

Vimos en el trienio anterior que el Provincial, P. Leandro Arrué, envió a los religiosos<br />

una circular con la petición de datos y observaciones para preparar la tercera edición del Diccionario<br />

Visaya-Español y Español-Visaya del P. Juan Félix.<br />

Ahora el actual P. Provincial, Juan Cruz Gómez, dirige el 26 de septiembre de 1882 una<br />

comunicación a las Vicarías de Visayas en la que les manifiesta que, dispuesto a llevar a cabo<br />

la nueva edición de la citada obra, ha comisionado al P. José Sánchez, a quien conceptúa<br />

competente por ser perito en la materia, merced al trabajo que ha hecho sobre el visaya. Como<br />

desea —añade el P. Provincial— que la proyectada<br />

78 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 147v, 153, 160v, 161, 166; F. SÁDABA, Catálogo, 625, 628, 632, 633, 638.<br />

79 AM, 58, Oficios, ff. 141v, 142.


444 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

reimpresión salga a luz con todas las mejoras posibles, se servirán los religiosos remitirle todos<br />

los trabajos que sobre el particular tengan 80 .<br />

El Gobernador General de Filipinas acordó nombrar una comisión científica, formada por<br />

siete personas, una de ellas un religioso recoleto, con objeto de llevar a cabo la exploración y<br />

estudio de la extensa isla de Mindoro.<br />

En cumplimiento de este acuerdo, la Dirección General de Administración Civil, se dirigió<br />

el 3 de noviembre de 1883 al P. Provincial para que se sirviera designar el religioso recoleto<br />

que había de formar parte de la citada comisión.<br />

«Cree excusado hacerle observar —se decía en el oficio— la importancia de que<br />

la elección recaiga en persona que, a sus aficiones científicas y a su entusiasmo por este<br />

género de exploraciones, reúna el conocimiento práctico de la localidad y prestigio<br />

posible entre las razas de infieles que pueblan el interior de la isla».<br />

Fue designado por el P. Provincial para el referido objeto e! P. Eustaquio Moreno, a la<br />

sazón Párroco de Santa Cruz, arrabal de Manila, pero que había residido muchos años en la<br />

citada isla de Mindoro, primero como Párroco de Sablayan y luego de Calapán 81 .<br />

Por real orden del 26 de julio de 1883 se le encomendó al Gobernador General de Filipinas<br />

el estudio y remisión de datos para preparar la reforma del régimen municipal de aquellas<br />

islas.<br />

El Gobernador, con objeto de cumplir dicha encomienda, dispuso el establecimiento de<br />

Juntas locales y provinciales y asimismo que los Párrocos fueran los Presidentes de las primeras<br />

y vocales de las segundas.<br />

«porque, con su gran significación y legítima influencia, su experiencia y acendrado<br />

patriotismo, pueden, como nadie, cooperar brillante y eficazmente a la ejecución<br />

de los importantes trabajos que a dichas Juntas se encomiendan».<br />

La Dirección General de Administración Civil de Filipinas así se lo comunicó al P. Provincial<br />

el 7 de enero de 1884.<br />

Por su parte, el P. Juan Cruz Gómez, unos días después de recibir esta comunicación, remitía<br />

copia del documento a todos los Párrocos recoletos y a la vez les recomendaba que procurasen<br />

cumplir con esmero y diligencia sus disposiciones 82 .<br />

Con fecha 23 de marzo de 1884 envía el P. Juan Cruz Gómez a los<br />

80 AM, 53, Oficios, f. 78. El P. SÁDABA, Catálogo, 523, al hablar del P. José Sánchez del Carmen, dice: «A este<br />

religioso principalmente debemos la tercera edición del Diccionario bisaya-español, corregido y aumentado,<br />

de N. P. Fr. Juan Félix de la Encarnación, hecha en Manila, Imprenta de Amigos del País, el años<br />

1885».<br />

81 AM, 53, Oficios, ff. 175, 175v; carp. 73, leg. 2, 9.<br />

82 AM, 53, Oficios, ff. 181, 182, 184.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 445<br />

PP. Vicarios Provinciales una copia del decreto dado el 6 de enero del mismo año por la Sagrada<br />

Congregación de Ritos, en el que se da cuenta de haber mandado Su Santidad León<br />

<strong>XII</strong>I que se recitaran, después de todas las misas rezadas, las preces ya ordenadas en el año<br />

1859 por su antecesor el Papa Pío IX, ahora un tanto cambiadas y además indulgenciadas. Por<br />

su parte, el P. Provincial les encarga encarecidamente el más perfecto cumplimiento de lo<br />

dispuesto en el referido decreto 83 .<br />

En sesión habida el 13 de septiembre del mismo año 1884 dio autorización el Definitorio<br />

al Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, para que de los fondos de la Procuración General se<br />

les remitiera a las religiosas del pueblo asturiano de Llanes aquella limosna que dichas religiosas<br />

habían suplicado 84 .<br />

La Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, ante la escasez de medios económicos<br />

en que se hallaba para poder poner remedio a las necesidades que en la actualidad padecía,<br />

elevó una súplica a la Santa Sede para que se le concediera la debida autorización para<br />

que las misas manuales que recibiera, pudieran celebrarse en otras diócesis fuera de las islas<br />

Filipinas con el estipendio sinodal de dichas diócesis, reteniendo la referida Provincia lo restante<br />

del mismo<br />

«ad instaurandas ecclesias ac domos religiosas, ad amplianda collegia, et sacram supellectilem<br />

meliorandam».<br />

Con fecha 13 de enero de 1885 le fue otorgado, por un quinquenio, lo que había pedido 85 .<br />

En febrero de 1885 el Gobernador General de Filipinas designó al P. Provincial de recoletos<br />

para que formara parte de la Junta creada con el objeto de arbitrar recursos para el alivio<br />

de las desgracias que habían ocasionado los terremotos ocurridos en las provincias peninsulares<br />

de Málaga y Granada.<br />

Reunida la citada Junta en sesión el 4 de marzo, los representantes de las Corporaciones<br />

religiosas se comprometieron<br />

«a pasar una comunicación a los religiosos de cada una de ellas para que ora como<br />

Presidentes de las Juntas locales, ora como ministros de las almas, coadyuvaran a la<br />

realización de objeto tan sublime y caritativo, excitando los sentimientos de conmiseración<br />

de sus feligreses».<br />

Así lo puso por obra el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, en circular que, al día siguiente<br />

de la sesión, dirigió a todos los Párrocos recoletos 86 .<br />

83 AM, 53, Oficios, f. 205v.<br />

84 AM, 35, Definitorios, f. 219.<br />

85 AM, carp. 75, leg. 1, 2.<br />

86 AM, 53, Oficios, ff. 314, 315.


446 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- Reseña histórica de la Provincia para la Guía Oficial del año 1885<br />

El 28 de octubre del año 1884 fue remitida por el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, al<br />

Gobierno General de Filipinas una reseña histórica de la Provincia de San Nicolás de Tolentino<br />

con destino a la Guía Oficial que se iba a publicar el año siguiente 1885, de conformidad<br />

con la petición hecha al Provincialato el 8 del mismo mes por el citado Gobierno General.<br />

En dicha reseña se presentan, «como en un cuadro sinóptico, los principios y crecientes<br />

progresos de la Congregación de agustinos recoletos en este vasto y hermoso archipiélago,<br />

siendo narradores fieles de acontecimientos pasados que, encadenados admirablemente, se<br />

enlazan con los presentes».<br />

Después de narrar lo referente a la ida a Filipinas de los primeros misioneros recoletos, se<br />

recorren las regiones de aquellas islas en las que continúan su labor, con la relación de lo sucedido<br />

en ellas anteriormente, seguida de su situación actual, que es la que resumimos a continuación.<br />

Bataan: «Hasta el presente continúa la Recolección Agustiniana al frente de los primitivos<br />

ministerios, no obstante ser muy pobres y hallarse los Misioneros rodeados de no pocas<br />

privaciones».<br />

Zambales: Cuentan en ella los recoletos en la actualidad con veinte pueblos o ministerios,<br />

administrados todos por su respectivo Párroco, con un contingente de ochenta y seis mil seiscientas<br />

noventa y cinco almas, mejorando paulatinamente la hermosura de las iglesias y el<br />

esplendor del culto divino.<br />

Mindanao: «Actualmente posee la Provincia de San Nicolás en la isla de Mindanao trece<br />

ministerios, glorioso recuerdo de los treinta y cinco que llegó a administrar, los cuales, en<br />

virtud de soberanas disposiciones, irán pasando a la benemérita Compañía de Jesús, y los recoletos,<br />

que en Mindanao tienen sus glorias, sus timbres más ilustres y sus blasones más preciados,<br />

acatando con sumo gusto lo mandado, se han ido desprendiendo de bastantes doctrinas<br />

que con sus sudores plantaron y regaron con su sangre. Hoy los ministerios servidos por los<br />

Padres recoletos componen setenta y siete mil novecientas cuarenta y siete almas».<br />

Calamianes: En la actualidad tienen los recoletos a su cargo ocho ministerios con otros<br />

muchos anejos.<br />

Pampanga: Son cinco los ministerios, con un total de nueve mil doscientos treinta y nueve<br />

habitantes y cada uno con su respectivo Párroco.<br />

Romblón: Cuentan los recoletos con nueve pueblos y triple número de visitas o barrios<br />

con una población total de treinta y cuatro mil setenta y cuatro almas; su administración es de<br />

las más espinosas y


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 447<br />

difíciles por hallarse los cristianos muy aislados unos de otros en los múltiples islotes sembrados<br />

por aquellos mares.<br />

Mindoro: «Sería harto prolijo trazar, aunque no fuese más que a grandes líneas, el conjunto<br />

de peripecias y las innumerables contingencias a que estuvieron sujetas las cristiandades<br />

de Mindoro; cuadro tristísimo y desolador, causa verdadera de la decadencia en que se halla al<br />

presente, siendo verdad inconcusa que hoy está muy lejos de la prosperidad y halagüeño estado<br />

de que ha disfrutado, lo que se patentiza con un solo dato y es que la Recolección Agustiniana<br />

llegó a tener en Mindoro treinta y dos pueblos, con sus iglesias y conventos correspondientes,<br />

amén de otras visitas o anejos. Quizá no sea aventurado afirmar que no está lejano el<br />

plazo en que Mindoro, territorio vastísimo y feracísimo, vuelva a repoblarse y los valiosos<br />

elementos que esa isla, no de las principales, encierra, podrán aprovecharse convenientemente.<br />

Según la estadística de este año figuran en Mindoro siete pueblos con dieciocho anejos,<br />

cuya población es de treinta y cinco mil cuatrocientos dieciséis habitantes».<br />

Cebú: El número actual de sus ministerios es de diez con una población de setenta y cuatro<br />

mil novecientos setenta y seis habitantes; están incluidas las islas Camotes.<br />

Bohol: Es una de las provincias más pobladas; quizá la primera en densidad de población,<br />

pues cuenta actualmente con doscientos sesenta y dos mil quinientos habitantes, distribuidos<br />

en treinta y siete pueblos, todos los cuales tienen su Ministro respectivo.<br />

Marianas: En la actualidad son siete los recoletos que se hallan al frente de sus ministerios<br />

que cuentan solamente con ocho mil novecientas ochenta y seis almas.<br />

Cavite: En esta provincia administran nuestros religiosos nueve pueblos con una población<br />

de sesenta y ocho mil quinientos treinta y tres habitantes; algunos de dichos pueblos son<br />

de reciente fundación.<br />

Manila, Batangas, La Laguna y distrito de Morong: En la provincia de Manila administran<br />

los recoletos seis pueblos; en Batangas, cinco; en La Laguna, uno, y dos, en Morong. La<br />

población total es de ciento treinta y mil sesenta y dos. Excepto dos pueblos de la provincia<br />

de Manila, todos los demás se han recibido recientemente como indemnización por los entregados<br />

en Mindanao a los Padres Jesuitas.<br />

Negros: En la actualidad tiene ocupados la Corporación de recoletos cuarenta religiosos<br />

que tienen a su cargo doscientas dieciocho mil quinientas almas.<br />

Convento de San Nicolás de Tolentino en Manila: Es la casa matriz de la Provincia en la<br />

que reside el P. Provincial con su Secretario. «Desde ella atiende al régimen y gobierno de los<br />

religiosos, sirviéndose de auxiliares que, con títulos de Vicarios Provinciales nombrados por<br />

él, coadyuvan con su cooperación en las Vicarías respectivas en todo lo concerniente al Instituto.<br />

Además, el P. Provincial gira con regularidad


448 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

personalmente la Visita a los ministerios con el fin de enterarse por sí mismo de todo lo que<br />

pueda interesar a la Provincia. En el mencionado convento está instalada la Procuración General,<br />

cuyo objeto se encamina a proveer de lo necesario a los religiosos, amén de otros asuntos<br />

relacionados con los intereses de la Provincia. En dicho convento preside un Prior bajo<br />

cuya dirección se halla todo lo relativo al culto divino y observancia regular. Desde muy antiguo<br />

se halla establecida en este convento, con todas las licencias necesarias, la Cofradía de N.<br />

P. Jesús Nazareno, y recientemente se ha fundado la Archicofradía de San José, extensiva a<br />

todo el archipiélago. Cuenta el susodicho convento con una biblioteca de ocho mil volúmenes<br />

y en él se perfeccionan los jóvenes religiosos en las ciencias propias de su ministerio antes de<br />

encargarse de las doctrinas o parroquias». Residen actualmente en él los PP. Provincial, Prior,<br />

Secretario, Procurador General, Subprior, Confesor conventual y otros dieciséis religiosos<br />

conventuales.<br />

Convento de Cavite: Esta casa y las dos siguientes se fundaron «con el fin de que los religiosos<br />

se dedicaran a las prácticas religiosas y a la vez sirviesen como escalas para el mejor<br />

gobierno de la Provincia y estancia de los enfermos que, merced a sus tareas apostólicas, necesitasen<br />

de curación y reposo». En el de Cavite en la actualidad moran el Prior y siete conventuales.<br />

Convento de San Sebastián: En él residen el Prior y cuatro conventuales.<br />

Convento de Cebú: Hay en este convento el Prior y ocho conventuales.<br />

Colegio de Monteagudo: Además de los PP. Rector y Vicerrector, hay en él siete sacerdotes,<br />

veintisiete coristas, sesenta novicios y diez hermanos.<br />

Colegio de Marcilla: Los residentes son los PP. Rector y Vicerrector, siete sacerdotes,<br />

veintinueve coristas y diez hermanos.<br />

Colegio de San Millán de la Cogolla: Residen con los PP. Rector y Vicerrector seis sacerdotes,<br />

veintinueve coristas y diez hermanos.<br />

Madrid: En esta capital reside el P. Comisario y Vicario Provincial con dos religiosos que<br />

le acompañan.<br />

Roma: En esta ciudad se halla el P. Procurador General con otros dos religiosos de compañeros<br />

87 .<br />

87 AM, 59, Oficios, ff. 22v, 25; 53, Oficios, f. 283v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 449<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

El Padre Leandro Arrué es nombrado por el Rey para la sede episcopal de Jaro.<br />

–Acepta el Padre el nombramiento; el Gobierno español lo propone a la Santa<br />

Sede y es preconizado Obispo. –Continuación de sus notas biográficas<br />

I.- El Padre Leandro Arrué es nombrado por el Rey para la sede episcopal de Jaro<br />

El señor Obispo de la diócesis filipina de Jaro, P. Mariano Cuartero Medina, religioso de<br />

la Orden de Predicadores, pagaba su tributo a la muerte en 1884.<br />

En el mismo año, nuestro Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, después, sin duda,<br />

de alguna indicación que se le debió hacer sobre el particular, se dirige al señor Ministro de<br />

Ultramar y le propone para la citada sede episcopal la siguiente terna: 1.º P. Leandro Arrué;<br />

2.º P. Toribio Minguella, y 3.º P. Mariano Bernad.<br />

«Estos tres religiosos —añade— son de conducta intachable y han desempeñado sus respectivos<br />

cargos a satisfacción de los Superiores regulares y autoridades civiles». El primero y<br />

el tercero poseen perfectamente la lengua visaya, el segundo habla tagalo a la perfección, pero<br />

ignora el visaya, idioma de la diócesis de Jaro 88 .<br />

Y era el 13 de noviembre del mismo año 1884, cuando en Madrid se firmaba el decreto<br />

siguiente:<br />

«En atención a las virtudes, ilustración y demás recomendables circunstancias que<br />

concurren en el R. P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino, Prior Provincial<br />

que ha sido de los religiosos agustinos recoletos en Filipinas, vengo en nombrarle, de<br />

acuerdo con el parecer de mi Consejo de Ministros, para la Iglesia y Obispado de Jaro<br />

en dichas islas, vacante por fallecimiento del Ilmo. y Rmo. Sr. D. Fr. Mariano Cuartero<br />

de la Orden de Predicadores».<br />

Como vemos, había sido escogido el primero de la terna presentada por el P. Comisario<br />

Apostólico. Un recoleto más iba a ser elevado a la dignidad episcopal.<br />

Con la misma fecha del citado decreto se le envía, por real orden, al señor Gobernador<br />

General de Filipinas una comunicación con el nombramiento del P. Arrué, con el fin de que, a<br />

la mayor brevedad, se le entregue al interesado. Juntamente se le remiten para el mismo Padre<br />

unas letras del señor Ministro de Ultramar en las que se le dice que el citado nombramiento<br />

88 Toda la tramitación de este nombramiento en el AHN, Ultramar, leg. 2312, n. 72. Algunos documentos se<br />

hallan también en AM, 53, Oficios, ff. 27v, :28v; carp. 1 bis.


450 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«ha sido hecho por Su Majestad en la confianza de que aceptará tan elevada dignidad<br />

y sin otros estímulos que los de sus merecimientos. Así me ha encargado el Rey se lo<br />

manifieste particularmente».<br />

Los dos anteriores escritos fueron retransmitidos por el señor Gobernador General a nuestro<br />

Provincialato, y el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas, se los remitió el 30 de diciembre al<br />

P. Arrué, que se encontraba en su parroquia en Bacong, isla de Negros. Incluía el Padre Vicario<br />

Provincial, por su parte, un oficio del que ofrecemos las líneas siguientes:<br />

«A la vez que envío los documentos adjuntos le felicito cordial y respetuosamente<br />

por la alta distinción de que es objeto, suplicándole encarecidamente se digne aceptar<br />

el elevado cargo con que ha sido honrado, no dudando de que así lo hará por el acendrado<br />

cariño que tiene hacia nuestra Provincia y por el lustre que de eso redunda a favor<br />

de la misma. Entre tanto elevaré mis votos al cielo a fin de que la alta dignidad a<br />

que Vuestra Reverencia es llamado a desempeñar sirva para mayor gloria de Dios,<br />

mayor merecimiento de su alma y de todos los que se confiarán a su paternal solicitud».<br />

II.- Acepta el Padre Arrué el nombramiento; el Gobierno español<br />

lo propone a la Santa Sede y es preconizado Obispo<br />

«Confiando en los auxilios de la divina gracia acepto el Obispado e Iglesia de Jaro<br />

y quedo profundamente agradecido a Su Majestad el Rey (q. D. g.) y a Vuestra Excelencia».<br />

Con estas palabras acepta el P. Leandro Arrué el nombramiento hecho a su favor en oficio<br />

enviado el 13 de enero de 1885 al señor Ministro de Ultramar desde su parroquia de Bacong.<br />

Esta aceptación era asimismo comunicada por el señor Gobernador General de Filipinas<br />

en un telegrama recibido en el Ministerio el día 16 del citado mes.<br />

Una vez conocida la aceptación por el interesado de su nombramiento, el 5 de febrero se<br />

da la orden de que se le dé conocimiento al Embajador de España ante la Santa Sede a fin de<br />

que proceda a dar los pasos convenientes.<br />

Asimismo, se le comunica al señor Nuncio de Su Santidad en Madrid, para que pueda<br />

instruirse en la Nunciatura el oportuno expediente canónico.<br />

Igualmente y en la misma fecha del 5 de febrero se le da cuenta del nombramiento al<br />

Procurador General y Comisario de la Provincia en Madrid, P. Toribio Minguella, el cual el<br />

11 de marzo se dirige al Ministerio de Ultramar para comunicarle el telegrama que dicho Padre<br />

había recibido del P. Arrué en el que le autorizaba para que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 451<br />

hiciera sus veces en la formación del expediente y en las demás diligencias que se exigían en<br />

cumplimiento de las reales disposiciones.<br />

Finalmente, el Gobierno español, por medio del Agente de Preces en Roma, entregó el 24<br />

de marzo a su Embajador ante la Santa Sede la real presentación del P. Leandro Arrué para el<br />

Obispado de Jaro, el poder y el juramento, prestado en nombre del interesado por el Padre<br />

Toribio Minguella, y las informaciones recibidas en la Nunciatura.<br />

Tres días después tenía lugar la celebración de Consistorio público por Su Santidad León<br />

<strong>XII</strong>I y en él era preconizado Obispo nuestro agustino recoleto, P. Arrué.<br />

En la misma fecha, día 27 de marzo, firmaba el Santo Padre las correspondientes bulas.<br />

En una de ellas, en la de preconización, el Papa se expresaba de esta manera:<br />

«Te dedicaste con solícito celo al ejercicio del ministerio eclesiástico, has ejercido<br />

la cura de almas en las Islas Filipinas y has sido nombrado Prior Provincial... Y aunque<br />

tú no estés condecorado con el grado de Doctor en Sagrada Teología, ni en Cánones,<br />

no obstante se te conoce, por la ciencia que posees, que eres hábil e idóneo para<br />

regir y gobernar la Iglesia de Jaro o de Santa Isabel; con la dicha autoridad apostólica,<br />

por el tenor de las presentes te dispensamos, haciéndote una gracia especial, que puedas<br />

libre y lícitamente ser nombrado Obispo de la misma Iglesia de Jaro».<br />

Próximo ya el final del presente trienio y comienzo del siguiente, en el que tuvo lugar la<br />

consagración episcopal del P. Leandro Arrué, dejamos la relación de ésta y demás trámites<br />

que anteriormente tuvieron lugar para el capítulo <strong>XII</strong> del presente tomo de Crónicas.<br />

III.- Continuación de las notas biográficas del Padre Arrué<br />

En el capítulo anterior de este tomo diéronse ya unas notas biográficas del P. Leandro<br />

Arrué con motivo de su elevación al Provincialato en el Capítulo Provincial celebrado en<br />

1879. Es preciso continuarlas hasta la actualidad, una vez nombrado para ocupar una sede<br />

episcopal.<br />

«Mostró en este espinoso y difícil cargo de Provincial —se lee en su «negrología»— sus<br />

dotes de gobierno, su prudencia y su deseo de promover por todos los medios el mayor bien<br />

de la Corporación. Visitó las parroquias encomendadas a los Padres recoletos y en todas dejó<br />

gratos recuerdos de su paternal solicitud» 89 .<br />

«Provincial tan caritativo como justiciero», le llama el predicador de su Oración fúnebre,<br />

el P. Eustaquio Moreno, quien luego añade que «si no alcanzó el aplauso general, lo que es<br />

fácil de entender, se conquistó,<br />

89 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 75v.


452 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por lo menos, el cariño y el respeto de los buenos, que en todas partes son los más» 90 .<br />

Por su parte, el P. Marcelino Simonena escribe que en el citado cargo «se distinguió corrigiendo<br />

algunos abusos, que se dejaban pasar en ocasiones por no tener el Provincial personal<br />

suficiente para remudar a los que se hallaban al frente de los ministerios» 91 .<br />

De su mandato provincialicio son dignas de recordación estas cartas-circulares: la escrita<br />

al comunicar su elección; las de principio y fin de la Visita a los ministerios; las dirigidas a<br />

los Priores de Cavite, San Sebastián y Cebú sobre algunas observancias, a varios Vicarios<br />

Provinciales con la petición de informes acerca de diversos asuntos, a algunos religiosos para<br />

el envío de sermones con el fin de imprimirlos y, finalmente, las referentes a la solución de<br />

casos morales y los ejercicios espirituales. Su lectura descubre la manera de pensar y de ser<br />

del Provincial, P. Arrué.<br />

Conforme pudimos ver también, y de ello da constancia asimismo su «necrología», durante<br />

su Provincialato tuvieron lugar los terremotos del mes de julio del año 1880. «Merced a<br />

su celo y actividad se repararon los grandes desperfectos del convento e iglesia de Manila».<br />

En aquella ocasión también dirigió una circular a los religiosos Párrocos para pedirles su contribución<br />

a la reparación de los edificios de nuestra Provincia afectados por aquellos terremotos.<br />

Diremos, finalmente, que en su trienio se logró conseguir de la Santa Sede la autorización<br />

para el uso del hábito blanco.<br />

Terminado el tiempo de su Provincialato, se volvió nuevamente a su antigua parroquia de<br />

Bacong, donde, «a fuerza de desvelos, sacrificios, tesón y paciencia», terminó por completo la<br />

iglesia que había comenzado en 1866. Fue el 28 de agosto de 1883, festividad de San Agustín,<br />

cuando se celebró la primera misa en la nueva iglesia 92 .<br />

Y en su parroquia de Bacong se encontraba el P. Leandro, dedicado de lleno a su ministerio<br />

pastoral, cuando, como ya hemos dicho, le llegó la noticia de su nombramiento para ocupar<br />

la sede episcopal de Jaro.<br />

Sus feligreses, a la vez que se alegraban de su elevación al episcopado, sentían grandemente<br />

su forzosa separación. Ellos le profesaban un entrañable cariño desde que le tuvieron<br />

de Párroco por vez primera; por ello le habían reclamado en repetidas ocasiones.<br />

Así lo atestigua el autor de unas notas que, con motivo de su nombramiento de Obispo, se<br />

publicaron en el Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Manila y en las que luego se añadía<br />

lo siguiente:<br />

«Modesto en demasía, refractario a distinciones y altos puestos, el nombramiento para tan<br />

alta dignidad le ha sorprendido. Ajeno a todo lo que no sea el bienestar de sus administrados,<br />

le ha de ser muy sensible dejar su modesto retiro. Al Ilmo. Sr. Cuartero, de tan grata memoria,<br />

le profesaba aprecio.<br />

«El P. Arrué —continúa— es aún joven y llevará seguramente al<br />

90 E. MORENO, Oración fúnebre, 8, 9.<br />

91 M. SIMONENA, N. M. R. P. Fr. Leandro Arrué, BSN, a. 1959, 255.<br />

92 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 75v; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 145.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 453<br />

desempeño de su cargo sus grandes cualidades de exacto en el cumplimiento del deber, desprendimiento<br />

y ardiente caridad con que mira a cuantos de él pueden necesitar o de él dependen<br />

y hará, por lo tanto, un Prelado querido y venerado, como su antecesor, por lo cual damos<br />

el parabién a la diócesis de Jaro a la vez que a él el más cordial homenaje» 93 .<br />

Y damos fin a estas notas biográficas con las siguientes frases de una carta escrita por el<br />

P. Arrué el 14 de enero de 1885 al Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez:<br />

«El 11 del actual —dice— recibí la de Vuestra Rereverendísima y, a pesar de lo mucho<br />

que en ella me honra y del inmerecido aprecio que en ella me manifiesta, angustió y oprimió<br />

notablemente mi corazón. Únicamente el precepto que Vuestra Reverendísima me impuso<br />

podía y pudo arrancar mi aceptación, que ya remití a Manila violentando y ahogando todas<br />

mis tendencias e inclinaciones naturales. Espero que Dios Nuestro Señor tendrá en cuenta esto<br />

y que, en atención a ello, unido a los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, no me abandonará<br />

a pesar de mi pobreza y miseria de espíritu» 94 .<br />

Leídas estas palabras, recordemos que era el día 13 de enero cuando enviaba el P. Arrué<br />

al Ministerio de Ultramar su telegrama de aceptación del nombramiento. Dos días antes, como<br />

hemos visto, había recibido la carta del P. Gabino que fue decisiva para su determinación.<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Noticiario del convento de Manila. –Se aprueba la construcción de la iglesia de hierro<br />

del convento de San Sebastián. –Noticias de los conventos de Cavite y Cebú,<br />

hacienda de Imus y colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán<br />

I.- Noticiario del convento de Manila<br />

En el trienio anterior, según ya quedó relatado, se fundó en el convento de Manila la Obra<br />

pía de San José y comenzáronse a celebrar los solemnes novenarios en honor del Santo Patriarca.<br />

En el trienio presente, el actual Provincial, P. Juan Cruz Gómez, por medio del Procurador<br />

General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, que puso mucho interés en ello, consiguió<br />

de Su Santidad León <strong>XII</strong>I un breve, de fecha 26 de junio de 1883, por el que la Cofradía de<br />

San José establecida en el convento de Manila quedaba erigida en Archicofradía, a la que se<br />

habían de agregar todas las Cofradías de San José ya establecidas o que se establecieren por<br />

los Padres recoletos en todas las diócesis de Filipinas. Luego, el 15 de septiembre del mismo<br />

año se lograba un rescripto de la Sagrada Congregación de Indulgencias que contenía el sumario<br />

de las indulgencias y privilegios para los miembros de la citada Archicofradía.<br />

93 Boletín cit., a. 1885, 27, el cual lo toma del periódico La Oceanía española.<br />

94 AG, carp. Filipinas F, 1882-1901.


454 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El 8 de abril de 1885, el P. Provincial dirigió a los religiosos una circular en la que, después<br />

de unas breves líneas sobre la historia de la devoción a San José de la Recolección Agustiniana,<br />

les daba cuenta de lo concedido por el Santo Padre. Las últimas palabras de la circular<br />

son para manifestar que abriga<br />

«una convicción íntima y perfecta de que todos, a fuer de entusiastas josefinos, trabajarán<br />

con acendrado celo para extender la devoción y culto del ínclito Patriarca San<br />

José».<br />

Al día siguiente pedía el P. Provincial al señor Arzobispo de Manila que le enviara el escrito<br />

de reconocimiento de la Archicofradía y el elenco de indulgencias que de palabra le<br />

había dado, unos días antes, al presentarle los documentos pontificios 95 .<br />

Según nos refiere la carta capitular del presente trienio presentada por el Prior del convento<br />

de Manila, a consecuencia de los extraordinarios ciclones que se sintieron el 20 de octubre<br />

y el 5 de noviembre de 1882 y el 28 de octubre de 1883, que tantos destrozos causaron<br />

en la ciudad, la iglesia y convento sufrieron notables deterioros, especialmente en la techumbre<br />

de ambos edificios.<br />

Hubo necesidad por ello de poner remedio inmediatamente. Así, pues, se renovó casi en<br />

su totalidad el hierro galvanizado de dicha techumbre y se repuso mucho de su maderamen,<br />

destrozado al arrancar la fuerza del huracán las planchas de hierro en grandes lienzos. Se reparó<br />

la pintura de la iglesia. Recibió una radical composición el órgano, pues había quedado<br />

inutilizado. Se pintó asimismo la sacristía y todo el convento. Finalmente, se hicieron otras<br />

obras de menor cuantía para la conservación del edificio 96 .<br />

II.- Se aprueba la construcción de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián<br />

Según vimos en el trienio anterior, la iglesia del convento de San Sebastián quedó en tal<br />

estado por efecto de los terremotos de 1880, que, al ser reconocida en febrero del año siguiente<br />

por don Jenaro Palacios, Jefe de Ingenieros civiles, declaró éste en su informe que era necesario<br />

«derribarla toda y hacer una nueva toda de hierro».<br />

Por su parte, el Gobierno General obligó a que se cerrase 97 .<br />

«La idea fue de día en día tomando cuerpo», afirma el P. Rafael García 98 . Y, por fin, el<br />

Prior de dicho convento, P. Fidel de Blas, presentó al Definitorio una exposición sobre la edificación<br />

de la iglesia de hierro con un presupuesto de ciento cuarenta y cinco mil pesos.<br />

95 AM, carp. 7 bis, cartas del P. M. Martínez del 25 y 30 de junio, 6 y 23 de julio, 30 de septiembre y 23 de octubre<br />

de 1883 sobre las vicisitudes ocurridas; Lib. 4.º de Becerro, ff. 136, 136v; 53, Oficios, ff. 319v, 321v;<br />

R. GARCÍA, Culto a San José en la Provincia de San Nicolás, BSN, a. 1969, 121 s.<br />

96 AM, carp. 65, leg. 2, 2.<br />

97 F. DE BLAS, Labor evangélica, 53.<br />

98 R. GARCÍA, La iglesia de San Sebastián, BSN, a. 1970, 260.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 455<br />

Estudiada la propuesta en sesión del 9 de enero de 1863, los PP. del Definitorio acuerdan<br />

«que, siendo la cantidad presupuestada de consideración, se dejara su resolución definitiva<br />

al Capítulo Intermedio; empero se facultaba ya al R. P. Prior para que descombrase<br />

y tirase las paredes de la iglesia vieja y se entendiera directamente con N. P.<br />

Comisario sobre la iglesia de hierro en precios, planos, presupuestos, etc., y poder presentarlos<br />

con detalles al Capítulo Intermedio» 99 .<br />

Mas el Prior, P. Fidel de Blas, no podía esperar tanto tiempo; le parecía que, cuanto antes,<br />

debía llevarse a cabo el proyecto, por lo que presentó una nueva y razonada exposición, que<br />

fue leída en sesión del Definitorio celebrada el 14 de junio del mismo año 1883. En dicha<br />

exposición pedía el P. Prior<br />

«licencia para levantar el templo de dicho convento, fundándose en que, si bien a una<br />

solicitud análoga, fechada el 9 de enero, el Definitorio en el mismo día había tenido<br />

por conveniente resolver que, si en principio aprobaba la edificación de la iglesia, se<br />

dejase la definitiva resolución al Capítulo Intermedio; empero que, habiendo consultado<br />

con el ingeniero y oído a personas inteligentes, le había parecido caso de conciencia,<br />

como Prior del convento, el volver a solicitar del Definitorio la licencia con el fin<br />

indicado: primero, porque creía que era una necesidad el comenzar cuanto antes una<br />

obra en que tan interesado está el culto de la Virgen Santísima del Carmen y los vecinos<br />

todos de los barrios que circundan y dan culto a la Virgen en la referida iglesia;<br />

segundo, que la cantidad que se ha de invertir en la obra, quedará reducida a la de cien<br />

mil pesos, poco más o menos; tercero, que debemos aprovechar la estancia en esta capital<br />

del ingeniero jefe don Jenaro Palacios, que, sobre el afecto que nos tiene y en especial<br />

por su mucha devoción a la Virgen del Carmen, las pruebas que, desde que llegó<br />

a estas islas, está dando de su capacidad, honradez y aptitud, son inequívoca garantía<br />

de que sabrá llevar a feliz término, con economía a la vez que solidez y a satisfacción<br />

de todos, la construcción de la obra por él mismo proyectada, y cuarto, que el<br />

tiempo que resta hasta la conclusión del trienio es ya apenas suficiente no sólo para<br />

concluir la obra de la citada iglesia, pero ni aun para dejarla en tal estado que el sucesor<br />

sólo tenga que ocuparse de trabajar en su construcción sin luchar con las dificultades<br />

con que se tropieza siempre a los principios».<br />

Cuando se procedió en el Definitorio al estudio de la exposición, el Adito P. Santos Paredes,<br />

99 AM, 35, Definitorios, f. 208.


456 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«tuvo a bien advertir que, puesto que, a la primera solicitud presentada a Definitorio el<br />

día 9 de enero, se había contestado se dejara su resolución al Capítulo Intermedio, seguía<br />

en el mismo parecer; los demás Padres, en vista de las nuevas razones expuestas<br />

por el R. P. Prior de San Sebastián, Fr. Fidel de Blas, y principalmente la que se refiere<br />

a la futura y próxima marcha a España del señor ingeniero jefe don Jenaro Palacios,<br />

quien nos merece completa confianza para llevar adelante el proyecto de la nueva iglesia,<br />

cuya confianza la fundan sus Reverencias no solamente en que dicho señor es el<br />

autor del plano y proyecto de la iglesia de San Sebastián, sino en las muchas y grandes<br />

obras llevadas a efecto en este archipiélago, entre otras, la traída de aguas a Manila y<br />

hoy la dirección del Puerto de esta capital; por todo lo cual es opinión común de que el<br />

citado señor ingeniero está en condiciones, mejor que otro cualquiera, de su facultad<br />

para llevar a efecto la construcción de la iglesia de San Sebastián.<br />

Y, en vista de esto y de las demás razones aducidas por el R. P. Prior, sus Reverencias<br />

accedieron a lo solicitado» 100 .<br />

Conforme el P. Fidel de Blas le comunicaba al P. Toribio Minguella, Comisario de la<br />

Provincia en Madrid, en carta del 11 de julio del mismo año 1883, se determinó construir la<br />

iglesia no de materiales comunes, sino de hierro, ya porque esta construcción ofrecía más seguridad<br />

contra los terremotos, ya porque, en opinión del señor Palacios y de otras personas<br />

competentes, levantar una nueva iglesia desde los cimientos, fuera de piedra o de ladrillo, no<br />

había de resultar mucho más barata que si se hacía de hierro 101 .<br />

Las incidencias de este proyecto se continuarán en la reseña del trienio siguiente, 1885-<br />

1888.<br />

1. Convento de Cavite<br />

III.- Noticias de los conventos de Cavite y Cebú, hacienda de Imus<br />

y colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán<br />

En relación con el convento de Cavite solamente tenemos noticia de estas adquisiciones:<br />

Ocho casullas, siete cortinas de damasco de seda para otras tantas columnas de la iglesia en<br />

los días de fiesta, veintiocho floreros, siete arañas de cristal, alfombras para todos los altares,<br />

un velo y correa bordados en oro con una gargantilla y zarcillos de plata para la imagen de<br />

Nuestra Señora de la Consolación y una mampara cancel para la puerta mayor de la iglesia 102 .<br />

100 AM, 35, Definitorios, ff. 212-213.<br />

101 R. GARCÍA, La iglesia de San Sebastián, BSN, a. 1970, 262.<br />

102 AM, carp. 65, leg. 2, 2.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 457<br />

2. Convento de Cebú<br />

En este convento, con la competente licencia del P. Provincial, se estableció la celebración<br />

de la fiesta de San José los días 19 de cada mes. Para el sostenimiento de estos cultos<br />

contribuyeron varios de nuestros Párrocos y algunos devotos seglares con una cantidad total<br />

de cuatro mil pesos, que se colocaron en la casa de don Victoriano Osmeña con un rédito<br />

anual del ocho por ciento.<br />

Además, se compró un terreno contiguo al convento de unos dieciocho mil metros cuadrados<br />

por un importe, incluidos los gastos de escrituras, de seiscientos cincuenta y nueve<br />

pesos. Para la iglesia se adquirieron: una imagen de talla de San José, seis pedestales para la<br />

cruz, los ciriales y estandartes y un lavabo de mármol para la Sacristía. Todo fue donación de<br />

personas bienhechoras 103 .<br />

3. Hacienda de Imus<br />

Ante una exposición del P. Hacendero de Imus en la que manifestaba la necesidad y alta<br />

conveniencia de reparar la presa denominada del Molino y ser beneficioso para nuestra<br />

hacienda de San Nicolás dar mayor capacidad a la mencionada presa, si se levantaran los muros<br />

de la misma, el Definitorio, en sesión del 24 de abril de 1885 aprobó la propuesta con un<br />

presupuesto de tres mil novecientos veintisiete pesos 104 .<br />

4. Colegio de Monteagudo<br />

En vista de las tristes circunstancias por que atravesaba la comarca del pueblo de Monteagudo<br />

en el año 1882, por llevar unos dieciocho meses sin recibir el beneficio de la lluvia, el<br />

Ayuntamiento y el pueblo de dicha villa navarra pidieron por oficio al Rector del Colegio, P.<br />

Aniceto Ibáñez, que concediese el traslado de la imagen de la Virgen del Camino a la iglesia<br />

parroquial en rogativa.<br />

El P. Rector se dirigió al señor Obispo de Tarazona, el cual accedió gustoso y, además,<br />

concedió indulgencias a cuantos obsequiaran a Nuestra Señora durante su permanencia en la<br />

iglesia parroquial.<br />

Verificóse el traslado de la sagrada imagen a las cinco de la tarde del 30 de agosto del referido<br />

año con gran concurso de gentes y mucho entusiasmo. Se dio comienzo el mismo día a<br />

una novena de rogativa con asistencia de la comunidad todos los días de la misma. El 3 de<br />

septiembre se tuvo una solemne función en la que predicó el P. Cayetano Fernández. Y el 7 se<br />

devolvía la imagen a su santuario, para celebrar al día siguiente su festividad.<br />

Indescriptible fue el entusiasmo de Monteagudo y de los pueblos vecinos tanto en el paseo<br />

triunfal, por decirlo así, que hizo la Virgen, como en la función religiosa de rogativa que<br />

tuvo lugar en su santuario.<br />

103 AM, carp. 65, leg. 2, 2<br />

104 AM, 35, Definitorios, f. 220.


458 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

María Santísima no tardó en escuchar benigna tantas súplicas, pues en su mismo día y en<br />

los siguientes de la novena, que todos los años da comienzo en la tarde del día 8, cayó agua en<br />

abundancia 105 .<br />

Monseñor Bianchi, Nuncio de Su Santidad en Madrid, pasó casi todo el mes de agosto de<br />

1882 en los colegios de Marcilla y Monteagudo. Le acompañaban los señores Berardi y Güidi,<br />

Auditor y Secretario de la Nunciatura, respectivamente. Tanto a la ida desde Madrid como<br />

a la vuelta iban con ellos los PP. Toribio Minguella e Íñigo Narro.<br />

También estuvo en el colegio de Monteagudo más de la mitad del mes de septiembre de<br />

1882 don <strong>Manuel</strong> Álvarez Estrada, marqués de Camarines, para reponerse de sus achaques y<br />

encontrar la quietud y sosiego que no podían encontrarse sino en una casa religiosa. Había<br />

hecho amistad con nuestros religiosos, durante su estancia en Filipinas, primero con el cargo<br />

de Juez y más tarde con el de Secretario del Superior Gobierno. Hizo mucho bien a las Corporaciones<br />

religiosas y trató a muchísimos recoletos. Conservaba muy buenos recuerdos. Acostumbraba<br />

a ir los veranos al citado colegio de Monteagudo, donde permanecía más o menos<br />

días, según se lo permitieran sus ocupaciones. Casi siempre traía algún regalo; por ejemplo,<br />

en 1878, un hermoso cáliz de plata dorada con su magnífico estuche; en 1879, unas vinajeras<br />

también de plata dorada con su caja; en 1880, una rica palmatoria, de plata dorada como los<br />

objetos anteriores y asimismo su estuche, y en este mismo año un hermoso copón. Conservaba<br />

siempre su antigua costumbre de ayudar a las iglesias pobres.<br />

Visitaron asimismo el colegio, con fecha 14 de septiembre de este año 1882, los señores<br />

duque de Solferino, don <strong>Manuel</strong> Pignatelli, don Amando Bobadilla, ex diputado carlista, y el<br />

barón de la Torre, don Francisco Aisa, personas todas muy religiosas y devotas de nuestra<br />

Recolección 106 .<br />

En la iglesia del colegio se celebró en los días 15, 16 y 17 de septiembre de 1882 un solemne<br />

triduo en acción de gracias por la beatificación del agustino Alfonso de Orozco, que<br />

había tenido lugar en Roma en enero de dicho año. Con autorización del señor Obispo se tuvo<br />

exposición del Santísimo en los tres días del triduo 107 .<br />

El 4 de mayo de 1884 fue inaugurado el órgano. Se acordó verificar dicho acto el referido<br />

día por coincidir en él la fiesta del Patrocinio de San José, la de Santa Mónica y las Bodas de<br />

oro de la primera misa del P. Juan Gascón, quien con su mucha influencia había cooperado<br />

más que ningún otro a que se pudiera llevar a cabo la obra. En la solemnísima función religiosa,<br />

a la que concurrió el Ayuntamiento con un gran gentío, predicó el P. Pío Mareca. El importe<br />

del órgano y de las obras realizadas para su instalación fue de veinticuatro mil cuatrocientos<br />

reales vellón 108 .<br />

105 ACM, Cosas notables, f. 159; J. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 376.<br />

106 ACM, Cosas notables, ff. 158, 158v.<br />

107 ACM, carp. 14, 9.<br />

108 ACM, Cosas notables, f. 67.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 459<br />

5. Colegio de Marcilla<br />

Como se ha dicho ya anteriormente, el Nuncio de Su Santidad en Madrid, monseñor Bianchi,<br />

pasó unos días en agosto de 1882 en este colegio. Era muy amigo del P. Íñigo Narro a<br />

quien él mismo dio posesión en el coro con mucha solemnidad del cargo de Rector del colegio<br />

109 .<br />

Según las cuentas del año 1884, los gastos de las obras de reparación realizadas en el colegio<br />

de Marcilla ascendieron a un total de ochenta mil seiscientos diecinueve reales vellón 110 .<br />

6. Colegio de San Millán<br />

El 24 de agosto de 1882 llegaba a este colegio una imagen de San Agustín, enviada desde<br />

Madrid. Recibida por toda la comunidad, fue bendecida solemnemente por el Rector P. Víctor<br />

García. El día 27 se tuvieron solemnes Vísperas y al atardecer se cantaron las antífonas «Salve»<br />

y «Joseph» y, luego, los gozos en honor de San Agustín. Al día siguiente, fiesta del Santo,<br />

después de la Tertia se celebró la misa con sermón a cargo del P. Carmelo Ochoa; por la<br />

tarde hubo concurrida procesión por la gran plaza con la nueva imagen del Santo Padre, llevada<br />

por coristas y precedida por danzantes del pueblo. Al final se cantó el Te Deum. La concurrencia<br />

de fieles fue muy numerosa, con asistencia de muchos sacerdotes seculares. Toda la<br />

fachada de la iglesia, que da al pueblo, estaba artísticamente iluminada.<br />

También en este colegio de San Millán se celebró un solemne triduo en los días 29, 30 y<br />

31 de diciembre de 1882 para dar acciones de gracias por la beatificación del siervo de Dios<br />

Alfonso de Orozco. Se tuvieron funciones religiosas mañana y tarde con sermones a cargo de<br />

los PP. Francisco García, Santiago Matute y Carmelo Ochoa. Fue grande el concurso de gentes.<br />

Y no faltaron los adornos de banderolas y profusión de luces 111 .<br />

ARTÍCULO NOVENO<br />

Entrega su alma al Señor el Padre Juan Gascón. –Fallecen también los Padres<br />

Claudio del Arco, Antonio Preciado, Aquilino Bon,<br />

Roque Azcona y Pedro García<br />

I.- Entrega su alma al Señor el Padre Juan Gascón<br />

1.- Notas biográficas del Padre Fray Juan Gascón del Ángel Custodio<br />

El 22 de septiembre de 1884, con una muerte sumamente tranquila, entregaba su alma a<br />

Dios Nuestro Señor en el colegio de Monteagudo uno de los más notables hijos de la Provincia<br />

de San Nicolás<br />

109 BSN, a. 1965, 541.<br />

110 ACMar, Gasto y recibo, f. 106. De la suma indicada, 6.600 se gastaron en el emparrado de la huerta y 4.110<br />

en varios balcones de hierro.<br />

111 ACSM, Libro de docmentos, ff. 13, 14.


460 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Tolentino del siglo XIX. Abandonaba este mundo, «dejando entre sus hermanos gran opinión<br />

de santidad», afirma el P. Sádaba 112 .<br />

Había nacido el 2 de marzo de 1806 en Cuevas de Cañart, municipio de la provincia aragonesa<br />

de Teruel.<br />

Sus padres, Gregorio Gascón y María Combas, labradores de profesión, dieron educación<br />

religiosa a su hijo, al mismo tiempo que procuraban se instruyera. El primer año de gramática<br />

lo cursó en las Cuevas de Castellote y el segundo y tercero, en el mismo Castellote, cabeza<br />

del partido judicial de su mismo nombre y al que pertenecían los otros dos pueblos.<br />

En 1823 se traslada Juan a Valencia con el fin de estudiar filosofía. Regresa a la ciudad<br />

del Turia al año siguiente para continuar sus estudios filosóficos y es durante este curso cuando<br />

siente el joven Juan la llamada al estado religioso. No sabemos quién fue el que le informó<br />

de que la Provincia de Filipinas de agustinos recoletos admitía aspirantes al noviciado en el<br />

convento de Alagón, perteneciente a la Provincia del Pilar de Aragón, para pasar luego al colegio<br />

que la de Filipinas esperaba establecer muy pronto en Alfaro, pero es lo cierto que nuestro<br />

biografiado se traslada a Zaragoza, de donde pasa, a Alagón y el 2 de abril de 1824 viste el<br />

hábito de agustino recoleto.<br />

Poco tiempo permanece el novicio Fray Juan Gascón en la citada casa, pues, resuelta ya<br />

la fundación del colegio de Alfaro, el 6 de junio llegaban a dicho colegio los once novicios<br />

que la Provincia de Filipinas tenía en Alagón, uno de ellos nuestro joven, que el 29 del mismo<br />

mes presenciaban la solemne inauguración y apertura de la nueva casa 113 .<br />

«Desde su entrada en el colegio —se lee en su «necrología»— comenzó a distinguirse en<br />

la práctica de las virtudes, haciéndose acreedor a que los Superiores le admitieran a la profesión»<br />

114 . Tuvo lugar ésta el 3 de abril de 1825.<br />

A primeros de abril de 1829 toda la comunidad del colegio de Alfaro se traslada al nuevo<br />

de Monteagudo, que se inaugura solemnemente el 22 de marzo. Y allí, a los pies de la Virgen<br />

del Camino, tenía nuestro biografiado el gozo de celebrar su primera misa el día de la fiesta<br />

de Santa Mónica del citado año 1829. El presbiterado lo había recibido el 19 de abril en Burgo<br />

de Osma de manos del Prelado de esta diócesis.<br />

Como nos recuerda el P. Sádaba, fue el P. Gascón «uno de los primeros religiosos que, al<br />

pronunciar los votos monásticos, se obligaron expresamente a pasar a Filipinas cuando los<br />

Superiores lo ordenasen; bien que esta promesa no llegó a tener efecto en el P. Juan; pues,<br />

viendo los Prelados el gran fondo de religiosidad que desde el<br />

112 F. SÁDABA, Catálogo, 823. Para escribir estas notas biográficas sobre el P. Gascón nos serviremos principalmente<br />

de los Apuntes que para una biografía suya trae el libro de Cosas notables del colegio de Monteagudo;<br />

apuntes que se encuentran asimismo en la carp. 6 bis del archivo del mismo. De estos apuntes hizo uso,<br />

aunque no lo dice, el P. L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 87. Otras fuentes se indican en su lugar correspondiente.<br />

113 CR, 11, 468-471.<br />

114 AM, 61, Difuntos, f. 190


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 461<br />

principio se reflejó en todos sus actos, hiciéronle permanecer siempre en los colegios de España,<br />

a fin de que imbuyese en la virtud y en la ciencia a los jóvenes que se habían de consagrar<br />

a las misiones y ministerio parroquial en el Archipiélago Filipino. Y, aun cuando hubo<br />

algún tiempo en que la escasez de personal y el aumento de parroquias en el territorio administrado<br />

por la Corporación recoleta en dichas islas, hicieron pensar a los Superiores en satisfacer<br />

el deseo ardiente mostrado por nuestro religioso de trabajar en el cultivo de la viña del<br />

Señor en aquellas apartadas playas, y, al efecto, le expidió N. P. Provincial, el 11 de septiembre<br />

de 1839, la licencia para ir a Manila (como anteriormente en 30 de abril de 1834 y 12 de<br />

enero de 1835 habíasele concedido por N. P. Vicario General, sin que nos conste por qué entonces<br />

no hizo caso de ella), fue sin resultado; pues, tanto el Revmo. P. Superior de nuestra<br />

Congregación como el P. Comisario y Procurador General de la Provincia de Filipinas en<br />

Madrid, hicieron valer toda su autoridad e influencia para que el P. Juan continuase en el colegio<br />

de Monteagudo».<br />

Añadiremos, por nuestra parte, que, el 3 de octubre de 1853, el Comisario, P. Guillermo<br />

Agudo, escribía así al P. Provincial:<br />

«Ya sabrás que no he mandado a Filipinas a Juan —el P. Gascón— porque habían desaparecido<br />

los motivos que se desprendían de la determinación del Venerable Definitorio;<br />

hubiera sido muy duro para mí verme obligado a mandarle y dejar al colegio en manos demasiado<br />

inexpertas» 115 .<br />

Precisamente, por fallecimiento del Rector del colegio de Monteagudo, P. Mariano Belda,<br />

el Definitorio había nombrado al P. Juan Gascón Vicario Rector hasta el próximo Capítulo<br />

Intermedio 116 .<br />

Permanece, pues, nuestro biografiado en aquella casa, ya en la cátedra como Lector, ya al<br />

frente del gobierno de la misma como Superior, ya dedicado a la formación de los novicios<br />

como Maestro, hasta que, al establecerse el nuevo colegio de Marcilla, inaugurado el 17 de<br />

septiembre de 1865, pasa destinado al mismo para seguir en el ejercicio del lectorado.<br />

En el citado colegio tócale sufrir las consecuencias de los tristes sucesos acaecidos en el<br />

mismo al poco tiempo de su fundación, ya relatados extensamente en el tomo XI de estas<br />

Crónicas 117 .<br />

115 AM, carp. 80, 2.<br />

116 CR, 11, 255.<br />

117 Para no acumular datos y fechas sobre nuestro biografiado en el texto, incluimos en esta nota lo siguiente:<br />

Recibió tonsura, órdenes menores y subdiaconado en Tudela, de manos del Obispo señor Azpeitia Sáenz,<br />

respectivamente, los días 7, 8 y 9 de junio de 1827; el mismo Prelado le ordenó de diácono el 31 de mayo<br />

de 1828, y en Burgo de Osma, su Obispo, don Juan de Cavia González, le confirió el presbiterado el 18 de<br />

abril de 1829. En los días 7 y 8 de octubre de 1828 había hecho los ejercicios para el Lectorado de filosofía,<br />

cuyo título se le concedió, el día 18 del mismo mes, por el Comisario y Vicario Provincial, P. Francisco<br />

Vidal. El también Comisario y Vicario Provincial, P. Pedro Manchado, lo nombró, el 16 de febrero de<br />

1834, Maestro de novicios de Monteagudo, interino, de cuyo colegio era elegido Rector en el Capítulo Intermedio<br />

del año siguiente. El P. Guillermo Agudo le nombró Presidente Rector del referido colegio, en 25<br />

de septiembre de 1846, hasta la toma de posesión del religioso elegido en Capítulo. El 3 de junio de 1847 el<br />

Vicario General, P. Tomas Escobar, confirmó su título de Lector Jubilado, expedido por el P. Antonio<br />

Úbeda el 28 de febrero de 1846. Fue designado por el Comisario P. Agudo, el 15 de enero de 1852, Presidente<br />

Rector, otra vez, de Monteagudo, y, luego, el 2 de agosto de 1853, Vicario Rector por el Provincial,<br />

P. Úbeda, con su Definitorio. El mismo P. Úbeda le comisionó para hacer la Visita en su nombre. El 12 de<br />

diciembre de 1865 el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, le nombró Vicario Rector del nuevo colegio<br />

de Marcilla, como ya se ha dicho en el texto. En el Provincialato del P. Mariano Cuartero, el Definitorio,<br />

con fecha 9 de octubre de 1870, le elegía Maestro de novicios de Monteagudo, por renuncia del religioso<br />

elegido en Capítulo, y fue confirmado en el Intermedio de 1871; continuó con el mismo cargo en el trienio<br />

1873-1876 (ACM, Cosas notables, f. 100; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 87; F. SÁDABA, Catálogo,<br />

823; CR, 10, 785; CR, 11, 873; tomo presente).


462 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Como se dice en el citado lugar, en sustitución del P. Gregorio Logroño, elegido por el<br />

Definitorio Provincial para gobernar aquella nueva casa, el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, nombró Vicario Rector al P. Gascón. Con la acertada actuación de éste y la del P.<br />

Íñigo Narro, su Vicerrector, también por designación del P. Gabino, fue mejorando la anómala<br />

situación de aquella comunidad de Marcilla.<br />

Mas el Definitorio Provincial, como no está conforme con lo dispuesto por el P. Comisario<br />

Apostólico y, además, considera, en gran parte, culpables de lo sucedido en el colegio a<br />

los Padres lectores, ordena que en el primer barco que salga rumbo a Filipinas embarquen, el<br />

P. Gascón y otros tres. Mas el P. Gabino Sánchez desaprueba esta y otras determinaciones<br />

tomadas por aquel Definitorio.<br />

El buen P. Gascón, al enterarse del mandato de embarque y, a la vez, que «a él mismo se<br />

le achacaban ambiciones de mando», escribe al P. Comisario Apostólico una carta que, aun<br />

cuando consta en el tomo XI ya citado, creemos oportuno transcribirla en estas notas, biográficas<br />

suyas. Decía así:<br />

«Padre Nuestro, si el motivo de tomar allá una resolución de esa naturaleza fuera<br />

otro me callaría y, aunque sintiera amargamente el estado en que quedaba esta casa,<br />

sufriría en silencio y rogando a Dios que me diera fuerzas para llevar la cruz; pero,<br />

como veo que es efecto de una misma causa el comprenderme a mí entre los demás,<br />

no me sufre mi conciencia el consentir que mis hermanos sufran por mí y lleven la<br />

carga que a mí me toca por la participación en el mismo crimen, máxime que, pasado<br />

algún tiempo, podían variar las circunstancias y quedarse mis hermanos pagando la<br />

culpa en el destierro (así lo califico al paso a Filipinas, cuando es un castigo del crimen,<br />

que se supone) y quedarme yo fuera.<br />

»En virtud de esta consideración y por creer que mi destino actual podría ser un<br />

obstáculo para llevar adelante la disposición del Venerable Definitorio, para dejar más<br />

expedito el camino que deba seguirse en este punto y a Vuestra Reverencia libre de<br />

todo compromiso, depongo en manos de Vuestra Reverencia y renuncio de toda mi<br />

autoridad de Vicario Rector de esta casa con toda formalidad en derecho y ruego a<br />

Vuestra Reverenda que, dado caso que se haya de cumplir lo allá dispuesto, me admita<br />

la renuncia que, a ser necesario, formalizaré por separado. Quiero ir a responder juntamente<br />

con mis hermanos a los cargos que los PP. Definidores se dignen hacernos.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 463<br />

»Se me ha dicho que lo que yo hacía era por la ambición de mando; quiero dejar<br />

este mando para responder y dar prueba de que no ambiciono más que ser súbdito y<br />

disponerme para obedecer al que. quiera mandar. Nunca he tenido repugnancia a ir a<br />

Filipinas; varias veces se me ha llamado de allá, pero más las circunstancias de los<br />

tiempos que otra cosa lo han impedido, o, más cristianamente hablando, no ha sido la<br />

voluntad de Dios. Tantas veces vendrán a lo mismo los hombres que Dios ha puesto<br />

sobre nuestras cabezas, que creo por mi parte un deber dejar, por lo que a mí toca, el<br />

camino llano y expedito a la autoridad, renunciando a lo que podría ser un obstáculo»<br />

118 .<br />

El P. Gabino Sánchez contestó al P. Gascón con el mandato de que evitase remitirle la<br />

renuncia y continuase con celo prudente el desempeño de su cargo.<br />

Siguió, pues, el P. Juan con el gobierno del colegio de Marcilla hasta la llegada del nuevo<br />

Rector, P. Sabas Tejero, elegido en el Capítulo Provincial de 1861, a pesar de la indicación<br />

hecha por el P. Comisario Apostólico en carta al Presidente de dicho Capítulo de «ser muy<br />

útil y aun necesaria» su permanencia en el citado colegio; añadía que no permitiría fuera removido<br />

de dicha casa mientras no le constase mayor utilidad en otro punto 119 .<br />

Fue al año siguiente cuando nuestro religioso retornó a su amada casa de Monteagudo,<br />

pues el nuevo Comisario de la Provincia en Madrid, P. Lorenzo Mayor, comunicaba al P.<br />

Provincial, en carta del 6 de abril de 1868, que, por una indisposición del P. Maestro de novicios,<br />

se había trasladado desde Marcilla a Monteagudo, dos días antes, al P. Juan Gascón, con<br />

la probabilidad de que residiera ya siempre allí por ser más útil que en Marcilla 120 .<br />

Y, así fue, pues «allí continuó hasta su muerte —diremos con el P. Sádaba—, edificando<br />

a todos con su ejemplarísima conducta y siendo el alma de aquella casa-noviciado, como lo<br />

había sido desde su fundación, ora en el desempeño de los diferentes cargos que le encomendara<br />

la obediencia, ora viviendo en el retiro de su celda; siendo de notar que ni el peso de los<br />

años ni los achaques inherentes a la ancianidad, fueron óbice jamás para que asistiese el primero<br />

a los actos de comunidad y viviese en un todo ajustado a las santas Reglas y Constituciones<br />

de la Orden; por todo lo cual, así como por lo afable de su trato, hízose acreedor a la<br />

más profunda veneración<br />

118 CR, 11, 753. Sobre el modo de pensar del P. Gascón acerca de su falta de cualidades para poder ser él Superior,<br />

creemos oportuno traer aquí lo que escribía, el 30 de agosto de 1863, al P. Provincial: «Ya que he tomado<br />

la pluma, no dejaré de decirte que he sabido que el P. Alberto Serrano iba resuelto a hablar en mi favor,<br />

recomendando mi nombramiento para suceder al P. Pío —quien era Rector de Monteagudo y le tocaba<br />

cesar al año siguiente—. No hagas caso de lo que diga, porque no soy apto para este cargo. Me falta carácter<br />

y es demasiada comunidad para caer sobre mis débiles hombros. Con toda ingenuidad te digo que no os<br />

acordéis de mí; ya habrá alguno de más carácter que el que yo tengo, que venga si la obediencia lo dispone,<br />

nunca he ambicionado nada y ahora menos» (AM, carp. 80, leg. 2).<br />

119 Cfr. capítulo II del tomo presente, 60.<br />

120 AM, carp. 80, leg. 5.


464 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y estima, así de los religiosos como de los seglares; contándose entre éstos las personalidades<br />

eclesiásticas más distinguidas por su elevada jerarquía.<br />

«Como Maestro de novicios —continúa el P. Sádaba— llenó tan cumplidamente su cometido,<br />

que el tiempo que lo fue no podrá menos de formar gloriosa época en la historia del<br />

colegio de Monteagudo y aun de toda la Recolección Agustiniana; pues propenso como era<br />

naturalmente a la piedad y consumado en ella mediante una vida eminentemente religiosa y<br />

perfecta, sabía insinuarse en los corazones de sus jóvenes discípulos con máximas sanas de<br />

virtud e informarles en las obras de perfección, preparándolos convenientemente para las arduas<br />

y penosas tareas del apostolado católico en Filipinas».<br />

2.- Amor a Dios del Padre Juan, manifestado en su devoción a la Eucaristía y al Corazón de<br />

Jesús<br />

En el libro de Cosas notables de Monteagudo dejó anotados un religioso, muy conocedor<br />

de nuestro biografiado, unos apuntes para una biografía del Padre Juan 121 . Bien merece la<br />

figura de este santo varón que de dichos apuntes quede constancia también en estas páginas.<br />

Así se completa lo que anteriormente se ha referido sobre su vida.<br />

«Ante todo hay que advertir —comienza el autor de los apuntes— que el P. Juan era uno<br />

de esos sujetos que parece no han pecado en Adán y que les ha cabido en suerte, permítaseme<br />

la expresión, un alma buena, sortitus est animam bonam. Dotado de un corazón tierno y afectuoso<br />

y al mismo tiempo bien inclinado para la virtud, está dispuesto y preparado, por lo tanto,<br />

para ejercitarse con ardor, como lo hizo, en la práctica de la caridad que es la reina de las<br />

virtudes: amaba a Dios con un amor grande y sincero, y, como por las obras se conoce el verdadero<br />

amor, procuraba dedicarse a todo lo que sabía era del beneplácito divino. Correspondía<br />

con entrañable agradecimiento al cariño que Dios nos ha manifestado en sus más admirables<br />

obras que bien pueden llamarse invenciones del amor divino.<br />

«El Santo Sacrificio de la misa y la Divina Eucaristía reservada en nuestros tabernáculos<br />

para alimento y consuelo del hombre, he aquí las dos grandes manifestaciones del amor que<br />

tiene Dios a sus criaturas, y he aquí también los dos grandes misterios cuya consideración y<br />

devoción arrebataba todos los afectos del corazón del Padre Juan.<br />

«La Santa Misa. ¿Quién podrá explicar la devoción, las lágrimas y sentimientos con que<br />

se preparaba y decía la misa? ¿Quién podrá decir los consuelos que Dios derramaba en su<br />

alma, y el aliento y valor que cobraba diciendo misa, para resistir al enemigo de su salvación<br />

y sufrir con la mayor resignación las penalidades de esta vida y los<br />

121 ACM, Cosas notables, f. 100; carp. 6 bis; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 91, en donde aparecen cambiados<br />

algunos párrafos.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 465<br />

achaques de su larga y penosa enfermedad que tuvo que sufrir al fin de sus días?<br />

«Para declarar cuán enamorado estaba el P. Juan de su divinísimo Jesús, que se ofrece todos<br />

los días a su eterno Padre por nosotros en el ara del altar, baste decir que por milagro dejó<br />

de celebrar, y aun en su última enfermedad, cuando todos le aconsejaban no lo hiciera por lo<br />

débil que se encontraba, muchos días no podía resistir, parece, a la violencia santa que en su<br />

interior sentía y que le arrastraba a celebrar. Yo le vi bajar muchas veces a la sacristía y daba<br />

compasión al contemplarle más muerto que vivo; se revestía no sin muchas paradas a causa<br />

de la agitación que sentía, pero, al fin, salía animoso al altar, y, después del Santo Sacrificio,<br />

parece volvía a la sacristía rejuvenecido y renovado.<br />

«He dicho que por milagro dejaba de practicar tan gloriosa función y ahora añado que<br />

únicamente la obediencia grande que, como excelente religioso, profesaba al Superior, podía<br />

poner límite al fervor. Como solía celebrar aun estando muy enfermo, yo lo vi uno de esos<br />

días que bajaba a la sacristía al mismo tiempo que uno de su Superiores, y, al verlo tan demacrado<br />

y debilitado que apenas podía tenerse en pie, le dijo: «Padre Juan, súbase a la celda y no<br />

celebre». El humilde religioso, apenas oyó la voz del Prelado, al momento obedeció con la<br />

sumisión de un novicio y de un religioso aventajado, no sin sentir antes una lucha en su interior,<br />

parecida a la que sufría San Luis Gonzaga cuando la obediencia le mandaba separarse de<br />

su enamorado Jesús Sacramentado.<br />

«Dije que celebraba con gran devoción y buena preparación, puesto que, antes de ir al coro<br />

la comunidad por la mañana, ya hacía rato que el P. Juan estaba en oración, y, en cuanto se<br />

le presentaba ocasión, oía una y dos misas antes y después de celebrar la suya, siempre con la<br />

devoción más edificante y con la más humilde compostura.<br />

»Tierno y amoroso sobremanera fue también el amor que tuvo a Jesús Sacramentado.<br />

Enamorado cual otro San Ligorio de nuestro Dios cautivo por nuestros años en el sagrario, no<br />

podía pasarse sin visitarle muchas veces todos los días, y siempre que cualquier religioso iba<br />

al coro, ya se sabe, el P. Juan estaba allí casi suspenso, derramando su corazón con los más<br />

tiernos afectos, o bien guardando quietud toda celestial y divina, como quien está viendo, cual<br />

otro bienaventurado, sin velos ni cortinas ni cerraduras, al que es la felicidad de los santos en<br />

la gloria. Y, no solamente lo visita muchas horas durante el día, sino que también por la noche,<br />

después que los religiosos estaban entregados al sueño y descanso de sus tareas religiosas,<br />

el P. Juan estaba en el coro hasta las tantas horas de la noche, adorando a su Dios sacramentado,<br />

y por la mañana, muy de madrugada, ya estaba en la misma posición y en el mismo<br />

ejercicio.<br />

»Pero, como no podía contener en su corazón el ardor y fuego de que estaba abrasado por<br />

aquel Señor omnipotente que ha querido quedarse hasta la consumación de los siglos con nosotros<br />

débiles mortales, procuraba abrasar a los demás en tan sagrado incendio. Así es que a<br />

sus iniciativas, consejos y exhortaciones se debe el gran


466 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

entusiasmo, fervor, ardor y devoción que los religiosos (sobre todo los del colegio de Monteagudo<br />

donde residió y murió dicho Padre) tenían y tienen a Jesús Sacramentado. Aquí es<br />

visitado continuamente por todos los del religiosos sin distinción; aquí comulgan todos los<br />

días varios religiosos, cuando les ha cabido en suerte, según la cédula de agregación al Culto<br />

Perpetuo que el P. Juan introdujo entre los religiosos y también entre los seglares. Pero ¿qué<br />

extraño es que procurase por todos los medios posibles atraer adoradores y devotos entusiastas<br />

del divinísimo Sacramento, quien le amó tanto y deseó con ansia hacerle corte hasta el<br />

último instante de su vida? 122<br />

»Causa gran admiración y al mismo tiempo es de mucha edificación lo que sucedió durante<br />

su última enfermedad. Dije antes que, por el mucho amor que tenía a Dios y por el gran<br />

deseo que tenía de darle el honor y la gloria que le es debida, celebraba aun estando gravemente<br />

enfermo; pero llegó un tiempo en que esto no le fue posible, o, mejor dicho, la obediencia<br />

le prohibió decir misa a causa de que estaba casi expirante. En ese tiempo crítico para<br />

él, pues estaba cadavérico y sin movimiento parte de su cuerpo y con las piernas hinchadísimas,<br />

pero mucho más crítico por no poder satisfacer las ansias y deseos de su corazón, pues el<br />

único consuelo que le quedaba en este mundo, como oí decía, que era el celebrar, se lo habían<br />

prohibido; en ese tiempo en que esperaba por momentos entregase su alma al Creador, movían<br />

a devoción y lágrimas los tiernos suspiros que dirigía al cielo por no poder celebrar. Así es<br />

que, no siéndole posible hacer esto, estaba intranquilo y desasosegado en la cama, siendo<br />

arrastrado amorosamente por el deseo de su corazón de visitar cuando menos a Jesús Sacramentado,<br />

así es que se levantaba y se vestía como podía, teniendo encargado al enfermero le<br />

llevase una silla al coro para estar allí delante del que era el hechizo de su alma, y, satisfecha<br />

esa gran necesidad de su corazón cuya vida era el amor a Jesús, volvía a su celda más animado<br />

y parecía otro...<br />

»Las almas fieles agradecidas a la finezas de nuestro Dios han tratado con todas veras de<br />

honrar, adorar, amar, en una palabra, tener una especial devoción al santísimo y amorosísimo<br />

Corazón de Jesús, origen y manantial de nuestra dicha. Como el P. Juan era una de esas almas<br />

puras y santas que no aspiran en este mundo mas que a amar más y más a Dios y, sabiendo<br />

que el divino Redentor ha venido a traer fuego a este mundo para que se abrasen los hombres<br />

en el incendio de su amor, cuyas llamas están representadas en su divino Corazón... no es de<br />

maravillar que el P. Juan abrazase con toda el alma devoción tan simpática y fecunda en bienes<br />

espirituales y de que procurase con toda eficacia que hiciesen lo mismo los demás.<br />

»Como la devoción al Corazón de Jesús ha tomado mucho incremento en estos últimos<br />

tiempos, no hay duda que el P. Juan ha contribuido, en la parte que le tocaba, para que se realizasen<br />

los designios del Altísimo respecto a esta devoción.<br />

122 En Sinopsis histórica de L. RUIZ, 2, 91, hay una nota que dice: «En aquel tiempo no estaba aún en práctica la<br />

comunión frecuente».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 467<br />

»El P. Juan se valía de todos los medios para animar a todos a tener esta devoción, ya con<br />

el ejemplo, ya con las palabras, ya regalando medallitas, estampas y libritos que fomentasen<br />

esta devoción, ya aconsejando a nuestros hermanos misioneros de Filipinas, para que propagasen<br />

tan santa devoción en sus respectivos pueblos, ya escribiéndoles y mandándoles la revista,<br />

órgano de la devoción del Corazón de Jesús, y exhortando a los demás, tanto seglares<br />

como religiosos párrocos, para que se suscribiesen, y no hay duda que el P. Juan intervino<br />

para que se plantase esta devoción primeramente en el noviciado de Monteagudo, consagrando<br />

los novicios el mes dedicado al Corazón de Jesús, y ahora celebrando con toda pompa y<br />

esplendor toda la comunidad del colegio de Monteagudo el mes de junio que es el dedicado a<br />

este objeto; y, para que nada faltase a dar complemento a esta obra, hizo que se agregase la<br />

comunidad al «Apostolado de la oración», que, como todos saben, se dan la mano y se ayudan<br />

mutuamente ambas devociones para conseguir su fin más alto, que es dar a conocer al mundo<br />

las amorosas invenciones de su Corazón y orar todos juntamente unidos a las intenciones del<br />

Señor.<br />

»Concluyo esta materia del amor a Dios diciendo que el corazón del P. Juan era como la<br />

cera que, al menor calor, se reblandece. No podía hablar ni oír hablar de Dios sin que su corazón<br />

se abrasase en su amor, derramando continuamente lágrimas, que bien puede conjeturarse<br />

tenía el don de ellas; cualquier palabra, cualquier objeto que para otros pasa desapercibido, al<br />

P. Juan le conmovía, le ayudaba a amar a Dios. Todas sus conversaciones, todos sus deseos<br />

eran siempre que Dios fuese conocido y amado de todos y que su Iglesia santa triunfase».<br />

3. Su amor al prójimo<br />

«Pero como el amor a Dios y al prójimo están enlazados íntimamente, necesariamente el<br />

P. Juan debía estar muy ejercitado en este último.<br />

»En primer lugar parece que el P. Juan no tenía ni aun siquiera la idea (permítaseme la<br />

frase) de qué cosa sea odio al prójimo, pues él era incapaz de aborrecer a persona alguna,<br />

aunque hubiese recibido una injuria grave; y ¿qué digo aborrecer? ni aun manifestarle la menor<br />

displicencia y desagrado por ello; como era humilde y sencillo en extremo, para él todos<br />

eran mejores que él, y, por lo tanto, dignos de su amor y aprecio. Sentía las miserias ajenas<br />

como si fueran propias; procuraba conjurar las calamidades públicas dirigiendo al cielo plegarias<br />

más humildes y fervorosas, y aconsejaba a los demás lo hicieran así, continuamente sobresaltado<br />

y lleno de pena por la suerte de toda clase de personas; se condolía en el alma por<br />

sus necesidades, que procuraba, en cuanto estaba de su parte, poner remedio; se afligía sobremanera<br />

de la crítica situación de los pobres y jornaleros, haciéndose cargo y preguntando<br />

continuamente con el interés que lo haría uno en cosas que le tocasen muy de cerca: '¿Qué tal<br />

año se presenta?


468 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

¿Cómo va la cosecha? ¿Vale el trigo caro? ¡Ay pobrecitos, exclamaba muchas veces llorando,<br />

no van a poder comer!'. Al portero del colegio continuamente le estaba preguntando si venían<br />

muchos pobres a la portería.<br />

»Y no se crea que esto paraba solamente en palabras. Cuando el Padre tenía ocasión, interponía<br />

su influencia con el Superior, a fin de que se remediase la necesidad de los pobres,<br />

según la posibilidad del colegio, dándose en ciertas ocasiones por algunos días una comida<br />

extraordinaria a centenares de jornaleros que no tenían trabajo, además de la comida que ordinariamente<br />

se da a los pobres que diariamente acuden al colegio. También hacía lo posible a<br />

fin de que los que tuvieran posibilidad en el mismo pueblo de Monteagudo, practicasen lo<br />

mismo, llegando la caridad del P. Juan hasta cercenar en gran parte el alimento módico que le<br />

pasaba la comunidad en el refectorio, con el fin de socorrer a algún pobre».<br />

4. Las virtudes propias del estado religioso<br />

«Si de la virtud de la caridad o amor a Dios y al prójimo, que debe practicar toda criatura<br />

racional y cristiana, pasamos a las virtudes propias del estado religioso, habría mucho que<br />

decir sobre el particular con respecto al P. Juan. Me ceñiré a generalidades nada más, por tener<br />

especial cuidado el mismo Padre en ocultar cuanto tuviere algún viso de extraordinario.<br />

»El P. Juan era uno de esos pocos religiosos que, durante el largo período de cincuenta y<br />

cinco años de hábito, poco más o menos, no se le veía decrecer en el fervor primitivo. Constante,<br />

metódico, uniforme en toda su vida, cumplía con exactitud todas las reglas y mandatos<br />

del estado religioso. Excusado es decir que esto arguye un temple extraordinario en el alma<br />

religiosa, como la admiraba San Bernardo. Conservar la criatura, por muchos años, en el servicio<br />

divino la misma regularidad, la más cumplida observancia en sus más pequeños detalles,<br />

esto causa admiración en la vida cristiana y es un prodigio en la vida religiosa por la multitud<br />

de preceptos, consejos, reglitas y otras muchas cosas de perfección que hay en la misma. Pues<br />

bien, el P. Juan todo lo cumplía y siempre lo practicaba, con la diferencia de hacerlo cada día<br />

con más devoción y con mejor intención.<br />

»Rígido observante de la pobreza religiosa, con mucha dificultad se le hacía vestir una<br />

pieza nueva; todo había de ser muy usado y remendado. Cuando las circunstancias no le permitían<br />

apedazarse la ropa, la llevaba a la sastrería. Una vez, estando por casualidad el que esto<br />

escribe en la sastrería, vi una túnica del P. Juan que me la enseñaron los hermanos oficiales y<br />

tenía ya tantos remiendos que causaba compasión, aunque a mi fue de edificación. Ni aun<br />

estando enfermo gravemente, se le podía hacer poner una cosa de abrigo, y, si llegó a ponérsela,<br />

fue por los ruegos de los religiosos e interviniendo el Prelado. Sentía mucho se perdiesen<br />

las cosas de la religión, por más pequeñas e insignificantes que fuesen; él mismo lo procuraba<br />

muchas


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 469<br />

veces por sí mismo y otras lo encargaba a todos, sobre todo a los hermanos de obediencia, a<br />

fin de que nada se inutilizase.<br />

»Amante sobremanera de la castidad, nunca se permitió cosa alguna que pudiera empañar<br />

en lo más mínimo el cristal purísimo de tan hermosa virtud, y, como sabía muy bien que la<br />

modestia es prima hermana de la castidad, era recatadísimo en todos sus sentidos y amaba y<br />

apreciaba tanto la modestia que, no solamente él mismo era ejemplarísimo en esta virtud, sino<br />

que solía exhortar a los demás, diciendo: «Hermanos, guardad modestia, pues la modestia es a<br />

la castidad lo que la cáscara a la nuez», dando a entender que fácilmente se desgaja, puede<br />

ajarse la flor delicadísima de la castidad, si no está defendida y guardada por la modestia.<br />

»Con respecto a la obediencia fue modelo de religioso obediente; sujeto en todo a sus<br />

Prelados, nada hacía sin su permiso; rendía su juicio y parecer a la voluntad del Prelado a su<br />

más leve insinuación, y no solamente en las cosas pequeñas, sino en las cosas que cuestan<br />

mucho por no ser muy conformes a nuestro amor propio, sacrificando continuamente su voluntad<br />

a los que están en lugar de Dios.<br />

»He preguntado a Padres que fueron sus Superiores, con respecto a la obediencia del P.<br />

Juan, y me dijeron que obedecía con la misma sencillez, humildad y prontitud que obedece un<br />

buen religioso corista, y hay que atender a que los que le mandaban, eran discípulos e hijos<br />

espirituales del P. Juan. Esto dice mucho de él, que siendo el alma de la Religión y uno de los<br />

fundadores de varios colegios, o, cuando menos, uno de los que más contribuyeron a su instalación<br />

y uno de los Padres más antiguos, grave y respetable por todos conceptos, obedeciese<br />

bien a los Superiores iguales e inferiores, sin aspiración ni pretensión alguna, acudiendo al<br />

Prelado con cositas por las que no acude un religioso moderno, a pesar de sus títulos y exenciones.<br />

»Y no solamente fue observante religioso de los votos y disciplina regular cuando era<br />

súbdito, sino también cuando fue Prelado, teniendo gran celo para que sus religiosos lo fueran<br />

de veras. Y prueba de este gran celo es que, siendo de un carácter lleno de mansedumbre y<br />

dulzura, sabía muy bien llenarse de santa indignación cuando veía menoscabada la observancia<br />

religiosa. Para confirmación de esto diré que un día en que cierto religioso llevaba encima<br />

el cuerpo del delito o pequeña infracción contra nuestras sagradas leyes, habiéndolo divisado<br />

el P. Juan, se abalanzó a él y con santo coraje se lo quitó y reprendió el abuso al interesado.<br />

5. Devotísimo de la Virgen, de San José y del Papa<br />

»Fue el P. Juan devotísimo de la Virgen Santísima y del Patriarca San José; visitábales a<br />

menudo en sus devotas imágenes y procuraba encender a todos en su amor. A la influencia<br />

del P. Juan se debe el incremento extraordinario que en estos últimos años ha tomado la devoción<br />

al Glorioso Santo en nuestra Provincia de Filipinas. Y no solamente en Filipinas, sino<br />

también en toda España ha contribuido en gran manera para que se desarrollase dicha devoción<br />

de una manera


470 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

nunca vista ni oída. Él era el corresponsal 123 , mejor, el director de esta devoción, sobre todo,<br />

en los pueblos inmediatos; ya con medallas, libritos, estampas, procuraba fomentar en todos<br />

el amor a San José. Propagó sobradamente la devoción tan conocida de los «Siete Domingos»<br />

e hizo que se fundasen varias asociaciones para que se honrase en ellas al santo.<br />

»Y, si esto hizo con San José, lo mismo hizo con la que debe ocupar el primer lugar en<br />

nuestros corazones. El P. Juan amó a María Santísima como el hijo más amante a la más tierna<br />

de las madres, y, como obras son amores, procuró que se estableciese la Corte de María no<br />

solamente en el colegio, sino también en los pueblos del contorno. Nunca se entusiasmaba<br />

más que cuando hablaba de María; nunca estaba más contento que cuando veía hacerse alguna<br />

cosa por su amor. Contribuyó sobremanera al engrandecimiento del templo dedicado a Dios<br />

bajo la advocación y título de la Virgen Santísima del Camino y a su mayor esplendor y culto.<br />

»El P. Juan era devotísimo de Su Santidad el Papa Pío IX, tanto que para verle llorar<br />

había, entre otros, dos registros: el primero, hablarle del Corazón de Jesús, y el segundo, del<br />

Papa.<br />

»Los Superiores le propusieron fuera a Roma en la gran peregrinación nacional de 1876,<br />

llamada de Santa Teresa. Admitió gustosísimo la proposición. Llegado a Roma, todo su afán<br />

era poder besar el pie a Su Santidad; por fin iba a lograr lo que tanto deseaba. Entra con parte<br />

de la peregrinación en el Vaticano, se presentan a Su Santidad y comienzan a besarle el pie.<br />

Nuestro anciano Padre está deseando le llegue el turno y ya llora de gozo por contemplar la<br />

gran dicha que va a tener, y, al quererse mover, pues ya le ha tocado la vez, dice el Vicario de<br />

Jesucristo que ya no puede más, que le dispensen pues está muy fatigado. El P. Juan siente,<br />

como es natural, no poder ver cumplidos sus deseos, pero «todo sea por Dios, dijo, tiene razón<br />

Su Santidad, debe estar muy fatigado porque le molestamos en demasía». Y no consiguió<br />

lo que hacía tantos años era su sueño dorado.<br />

6. Fidelísimo cumplidor de las ceremonias<br />

»Era el P. Juan celosísimo observante de las ceremonias de la Iglesia y de nuestra Orden<br />

y le llamábamos el «Ceremonial viviente», pues para no errar bastaba hacer lo que él hacía, y,<br />

para oírle hablar con energía, era muy suficiente faltar a una ceremonia o hablar en su presencia<br />

con poco respeto sobre cualquiera de ellas por mínima que fuera.<br />

»El aprecio que hacía de las ceremonias se echó bien de ver mientras vivió, y, como<br />

prueba de lo dicho, apuntaré lo que sucedió al administrarle el santo Viático. Como antes de<br />

administrárselo le pregunté si recibiría la Extremaunción también, si había necesidad, y no<br />

123 En su «necrología» se lee que «desempeñó con celo ardiente el cargo de corresponsal y comisionado de la<br />

Asociación de San José, establecida en Barcelona» (AM, 61, Difuntos, f. 190).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 471<br />

le hice la pregunta del Ritual sobre la recepción de este último sacramento, cuando ya me<br />

marchaba, me dijo: «Falta preguntarme si quiero recibir la Extremaunción». Y, como yo me<br />

hice el sordo por cuanto ya se lo había preguntado privadamente, volvió segunda y tercera vez<br />

a repetirlo con cierta energía santa, verdadero indicio del aprecio que tenía de las más mínimas<br />

ceremonias».<br />

Hasta aquí los apuntes indicados al principio.<br />

Hemos de añadir a lo anterior que el P. Juan estuvo encargado bastantes años de confeccionar<br />

la epacta o gallofa. Y, cuando el Definitorio Provincial dispuso en agosto de 1859 la<br />

reimpresión del Ceremonial de la Orden, fueron designados para revisarlo los PP. Juan Gascón<br />

y <strong>Manuel</strong> María Martínez. «El trabajo realizado por los Padres correctores fue prolijo en<br />

la parte de rúbricas y más ligero en lo que respecta a la urbanidad» 124 .<br />

7. Intransigente en materia de doctrina<br />

Escribe el P. Sádaba:<br />

«Tanto como se distinguió el P. Juan por su humildad, mansedumbre y caridad<br />

con todos, fue intransigente en materia de doctrina que, aun en el terreno político, pudiese<br />

menoscabar en lo más mínimo los derechos de la Iglesia, y con frecuencia exhortaba<br />

a pedir a Dios por el triunfo de ésta contra sus enemigos, entre los que conceptuaba<br />

más formidables y perniciosos a los liberales de cualquier matiz que fuesen; y así lo<br />

manifestó en muchas ocasiones y aun momentos antes de su muerte» 125 .<br />

8. Fallecimiento y funerales<br />

A las diez menos cuarto de la noche del 22 de septiembre de 1884 dejaba este mundo,<br />

como ya se ha dicho al principio, el venerable anciano P. Gascón, «después de haber estado<br />

delicado más de dos años, efecto de sus largos años y de sus continuos trabajos y mortificaciones.<br />

Murió como un justo y la descripción de su muerte, así como la recepción de los últimos<br />

sacramentos fue tiernísima y conmovedora, según testimonios oculares» 126 . Conservó el<br />

conocimiento hasta momentos antes de expirar.<br />

Los funerales por el alma del venerable religioso fueron muy concurridos y muchísimo<br />

más hubieran sido de haberlos diferido hasta el día siguiente. El señor Obispo de Tarazona,<br />

don Cosme Marrodán, que tanto quería a la comunidad del colegio y a todos los recoletos,<br />

envió a dos de sus familiares para que le representaran. Asimismo se celebraron funerales en<br />

el pueblo cercano de Malón y en la parroquia de Monteagudo.<br />

124 CR, 11, 448.<br />

125 F. SÁDABA, Catálogo, 826.<br />

126 AM, 61, Difuntos, f. 190.


472 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

9. Testimonios sobre el Padre Juan<br />

El agustino recoleto que se firma con el nombre de Fray Agustín R. de Santa Teresa de<br />

Jesús, escribe lo siguiente acerca de las relaciones del P. Juan con don Pedro Cirilo Úriz,<br />

Obispo de Pamplona y anteriormente de Lérida. Había sido Canónigo doctoral de Tarazona y<br />

debió ser entonces cuando conoció y comenzó a tratar a nuestro biografiado.<br />

«Era tan grande —escribe el citado autor— la veneración que este Prelado profesaba al<br />

Padre Juan que le consultaba en todo negocio de importancia y se encomendaba a sus oraciones.<br />

»Testimonio de todo esto pueden ser dos cartas que a continuación copiamos, transcribiéndolas<br />

del Libro de Cosas notables del convento de Monteagudo.<br />

»La primera es del 21 de octubre de 1861, siendo aún Obispo de Lérida. Lo habían propuesto<br />

para el obispado de Pamplona y, antes de aceptar, lo consulta al P. Juan. La carta es la<br />

siguiente:<br />

»Mi apreciable P. Fr. Juan: Hoy se me ha comunicado por la vía reservada el real decreto<br />

del 18 de este mes por el cual se me hace saber que S. M. la Reina (Q. D. G.), en consideración<br />

a lo que exige el mayor bien de la Iglesia y en atención a mis circunstancias, se ha dignado<br />

nombrarme para la Iglesia y Obispado de Pamplona, vacante por el fallecimiento del Sr.<br />

Adriani. Me admira este nombramiento, en el que no he tenido parte alguna, pues yo jamás he<br />

manifestado deseo de salir de aquí, y llama la atención que lo hayan hecho con tanto apresuramiento,<br />

pues no hace un mes que falleció dicho señor Adriani.<br />

»Lo primero que se me ha ocurrido ha sido ponerlo en conocimiento de V. y pedirle consejo<br />

como a Padre espiritual, sin perjuicio de consultar el negocio con el Sr. Nuncio antes de<br />

resolverme a aceptar el nombramiento o negarme a admitirlo. Vuelvo a repetir que no he tenido<br />

parte y que ignoro las causas que hayan podido influir para que se pensara en mí y se<br />

hiciera tan pronto. Por lo demás estoy indiferente a todo y sólo deseo el acierto. Allí hay más<br />

Diócesis que aquí, pero se me figura que también hay más docilidad. Sin embargo, no he estado<br />

ni estoy descontento, aunque siento la penuria de sacerdotes». Al mes siguiente, el 27 de<br />

noviembre, le escribía esta otra:<br />

«Mi querido P. Juan: Hoy he hecho ante el Sr. Deán la profesión de fe. El proceso canónico<br />

concluirá mañana; en la primera semana de diciembre irá todo de Madrid a Roma; no se<br />

sabe si habrá Consistorio antes de Navidad, ni si yo seré preconizado para Pamplona; aunque<br />

puede suceder uno y otro caso; en este caso habré de salir yo de aquí. Desde entonces hasta la<br />

llegada y despacho de las Bulas pasará algún tiempo, y yo deseo aprovechar una octava de<br />

días para hacer ejercicios en Barcelona, Casa de Misiones, o en Monteagudo, si hay lugar.<br />

»Esto es cuanto ha ocurrido desde la carta última de V., y yo no le he escrito antes porque<br />

llueven cartas del país natal. Aunque tarde, ofrezco el nuevo destino de Pamplona con todas<br />

sus facultades al


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 473<br />

P. Rector, PP. Lectores y demás HH. de esa mi amable casa, a cuyas oraciones y en particular<br />

a las de V. se encomienda su afmo. y apasionado H.º Pedro Cirilo, el de Lérida».<br />

»Las cartas del P. Juan a S. I. no las poseemos; pero, por carta de una religiosa del monasterio<br />

de Tulebras, Sor Dolores de San José, a N. P. Minguella, sabemos hasta dónde llegaba<br />

la influencia moral del P. Juan con el señor Obispo y la veneración de éste hacia él. Decía<br />

dicha religiosa a N. P. Minguella:<br />

»He dicho que el R. P. Juan Gascón era un santo, pues en ese concepto le tenían personas<br />

de grande dignidad. El Sr. D. Pedro Cirilo Úriz y Labayru, Obispo de Lérida y después de<br />

Pamplona, cuando le nombraron Obispo vino a este colegio a hacer ejercicios bajo la dirección<br />

del P. Juan y obligado del P. Juan aceptó el Obispado; cuando volvió de Lérida para tomar<br />

posesión del Obispado de Pamplona, entró y vino a visitar al P. Juan, le saludó de rodillas,<br />

y el P. Juan fue acompañándole a Pamplona, deteniéndose allí cierto tiempo en su compañía.<br />

Del Sr. D. Cosme Marrodán, Obispo de Tarazona, era su director. Muchas cosas se<br />

podían añadir de tan santo Padre. Sus discípulos han manifestado quién era el santo Padre<br />

Juan» 127 .<br />

Por lo que dice esta religiosa vemos que el P. Juan era también director del Obispo de Tarazona,<br />

señor Marrodán. Cuando le fue comunicado a éste el fallecimiento, dijo: «Su muerte<br />

no nos debe entristecer, pues hay un santo más en el cielo» 128 .<br />

El P. Toribio Minguella, en su biografía del P. Ezequiel Moreno, que tuvo por director<br />

espiritual a nuestro biografiado, habla así de éste:<br />

«Verdadero israelita por su sencillez y verdaderísimo agustino recoleto por el amor entusiasta<br />

que siempre tuvo a la Congregación, eran sus delicias vivir al lado de su queridísima<br />

PRINCESA, como con alegría de cielo y lágrimas de ternura llamaban él y el inolvidable criado<br />

del colegio, Ventura Barrios, a la Virgen del Camino. En el largo tiempo de cincuenta y seis<br />

años, no hubo ningún religioso a quien el P. Juan no tratara como a hijo, y que no quisiese al<br />

P. Juan como a cariñosísimo Padre. ¿Qué hubiera sido de muchos de nosotros si el P. Juan<br />

Gascón del Ángel Custodio no hubiera sido nuestro segundo Ángel, consuelo de nuestras<br />

aflicciones, el consejero de nuestras dudas, el sostenedor de nuestras vocaciones?» 129<br />

El P. Sádaba comienza así la reseña biográfica sobre el P. Juan, de la que ya hemos tomado<br />

algunas notas:<br />

«Venerable religioso, de santa, gratísima e imperecedera memoria, especialmente para<br />

cuantos tuvimos la dicha de conocerle, y cuyo nombre no podemos menos de pronunciar con<br />

aquel profundo respeto con que pronunciaríamos el de una institución veneranda, ya que<br />

127 AGUSTÍN R. DE SANTA TERESA DE JESÚS, Florecillas recoletas, BSN, a. 1965, 563.<br />

128 ACM, Cosas notables; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 89.<br />

129 T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 17.


474 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

no otra cosa parecía representar en sus últimos años el ilustre recoleto de que nos vamos a<br />

ocupar» 130 .<br />

También el P. Licinio Ruiz, al comenzar a hablar del P. Juan, en el capítulo dedicado al<br />

colegio de Monteagudo de su Sinopsis histórica, escribe estas líneas:<br />

»Como remate a esta breve reseña vamos a insertar la biografía de una bellísima figura<br />

que guarda íntima relación con el colegio de Monteagudo, tan íntima que bien podemos decir<br />

de ella que fue el alma y la inspiración de toda la juventud que se formó en él desde sus principios<br />

hasta la última década del siglo XIX. Es el P. Gascón cuya grandeza de alma, sencillez<br />

de corazón y amor divino resaltan tanto que no nos resistimos a dejar de publicarlos, aun a<br />

trueque de alargar estas páginas» 131 .<br />

Se refiere el autor, sin duda, a los apuntes que hemos ofrecido al lector y que él inserta<br />

también a continuación de una serie de fechas y datos sobre el P. Juan.<br />

Asimismo, el P. Simonena escribe sobre el P. Juan lo siguiente:<br />

«Este santo varón, desde el año 1828 hasta el 1884 en que murió, embalsamó nuestras casas<br />

de Monteagudo y Marcilla con sus singulares virtudes y con su ciencia. Le llamaban generalmente<br />

con el cariñoso apelativo de el Padre Jubilado; y ya lo podía ser en verdad, después<br />

de cincuenta y seis años de enseñanzas continuas, ya como Lector, ya como Superior, ya como<br />

Maestro de novicios, ya, en fin, como director espiritual de tantas generaciones como noviciados<br />

habían pasado por Monteagudo en ese largo tiempo. Tanto dentro como fuera de la<br />

Orden, lo veneraban y tenían como una institución. Yo no lo alcancé, pero sí he oído hablar<br />

siempre con respeto y cariño del Padre Jubilado» 132 .<br />

En su <strong>Historia</strong> de Monteagudo el P. Martínez Monje, después de recordar la frase del<br />

Obispo señor Marrodán: «Hay un santo en el cielo», escribe:<br />

«Efectivamente, santo de cuerpo entero, como suele decirse, fue este insigne agustino recoleto.<br />

Recuerdo que, siendo yo niño, casi un cuarto de siglo después de morir el P. Juan,<br />

siempre que se hablaba de él en el pueblo de Monteagudo —y se hablaba muy frecuentemente—,<br />

se hacía por todos con la misma veneración, cariño y entusiasmo con que se habla de un<br />

santo, a quien se ha conocido y tratado mucho, de un santo, cuya vida ha servido de general y<br />

profundísima edificación. Por tal lo tuvieron los de fuera, y por tal lo tuvieron aún más los de<br />

dentro, y lo importante es además que no hubo ni aun pudo haber juicio falso. Aunadas en el<br />

P. Juan la legítima nobleza e ingenuidad aragonesas —aragonés era él— y la más pura sencillez<br />

y simplicidad evangélica, vivió en el colegio de Monteagudo, del cual fue Rector y Presidente<br />

varias veces —también fue Lector y Maestro de novicios— alrededor de medio siglo, y<br />

siempre fue lo mismo, mejor dicho, cada<br />

130 F. SÁDABA, Catálogo, 823.<br />

131 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 97.<br />

132 M. SIMONENA, Nobleza misional obliga, BSN, a. 1941, 130.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 475<br />

vez fue más santo. Yo no escribo su biografía; hago sinceramente su elogio, porque bien se lo<br />

merece. A pesar de la humildad recoleta, sobre su tumba debiera haberse puesto para perpetua<br />

memoria de su ejemplaridad un epitafio magnífico, en el que, además de las virtudes indicadas,<br />

se hubiera hecho resaltar su ferventísimo amor a Dios y al prójimo, su devoción inefable<br />

a Jesús Sacramentado, al Sacratísimo Corazón, a la Santísima Virgen, a San José y al Vicario<br />

de Cristo; su humildad, obediencia, pobreza y pureza incomparables, su oración casi continua,<br />

de día y de noche; su modestia y su mortificación, patente la primera, recóndita la segunda<br />

casi siempre. Y en el santuario de su idolatrada Virgen del Camino debiera haber algo también<br />

que perpetuamente proclamara que la amó con delirio, que no la abandonó nunca ni aun<br />

en aquellas circunstancias tormentosas del siglo XIX en que otros religiosos viéronse con<br />

pena obligados a abandonarla; que pasaba ante Ella horas y más horas diurnas y también nocturnas,<br />

y que, como dice con razón una biografía suya «contribuyó sobremanera al engrandecimiento<br />

de su templo, a su mayor esplendor y culto». Por eso siempre se ganó el bendecido<br />

Padre figurar aquí en esta <strong>Historia</strong> de la celestial Señora con estas líneas, que sentimos de<br />

veras no sean más numerosas» 133 .<br />

Terminamos estas notas sobre el P. Gascón haciendo nuestras las últimas palabras del P.<br />

Martínez Monje.<br />

II.- Fallecen también los Padres Claudio del Arco, Antonio Preciado,<br />

Aquilino Bon, Roque Azcona y Pedro García<br />

1. Padre Fray Claudio del Arco de la Concepción<br />

El 18 de septiembre de 1882 pasó a mejor vida este religioso en Minuluan, llamado luego<br />

Talisay, en la isla de Negros. Se había trasladado al citado pueblo, autorizado por el P. Provincial,<br />

para atender a su quebrantada salud, a su regreso de la Península en noviembre de<br />

1881. Su enfermedad, producida por un grave tumor interno, fue larga y penosa 134 .<br />

Tuvo lugar su nacimiento en Mallén, Zaragoza, el 6 de junio de 1825. Hizo su profesión<br />

religiosa el 23 de septiembre de 1845 y arribó a Manila el 8 de febrero de 1849.<br />

Se le conceden dimisorias para recibir el presbiterado en abril del mismo año 1849 y en<br />

enero del siguiente es destinado, como Compañero, al pueblo zambaleño de Subic. Administra<br />

después, desde 1852<br />

133 J. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 382.<br />

134 Tal vez su presencia en Minuluan, donde falleció, se debiera a haber acudido al Párroco de este pueblo, P.<br />

Fernando Cuenca, en busca de remedio a su enfermedad. Eran muchos, tanto miembros del clero secular y<br />

regular como personalidades seglares, los que iban al P. Cuenca en busca de la salud. Precisamente, el P.<br />

Claudio del Arco es uno de los nombres que cita el P. Simonena, entre los que fueron a Minuluan a ponerse<br />

en manos del citado P. Cuenca (M. SIMONENA, Breve biografía del P. Fernando Cuenca, BSN, a. 1944,<br />

83).


476 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a 1858, sucesivamente, las parroquias de San Narciso, Iba y San Antonio.<br />

Se encontraba en 1858 en esta última, cuando es nombrado en el Capítulo Provincial<br />

Subprior del convento de Manila; luego, en el Intermedio de 1859, Secretario de Provincia, en<br />

el Capítulo Provincial de 1861, Adito de Definidor y Prior de San Sebastián y en el de 1864,<br />

en el que actúa como escrutador, Rector de Monteagudo. A este último Capítulo había acudido<br />

como Definidor, pues a fines de diciembre de 1863 de Adito pasó a ocupar dicho cargo por<br />

muerte de uno de los Definidores. Anotaremos también que desde mayo de 1861 a enero de<br />

1862 actuó como Vicario Provincial en ausencia del P. Provincial a causa de la Visita.<br />

Volviendo la mirada atrás, encontramos que en la reseña del trienio 1858-1861, que figura<br />

en el tomo XI de estas Crónicas, después de hacer referencia a una disposición tomada por<br />

el Definitorio, el 28 de octubre de 1859, ante «la urgencia de recomponer la techumbre de la<br />

iglesia y del edificio del convento de San Sebastián y levantar las paredes de aquélla», a continuación<br />

se lee:<br />

«Gobernaba por aquel entonces el convento de San Sebastián el Padre Fr. Claudio del<br />

Arco, en calidad de Presidente; era éste un religioso sumamente activo y laborioso, él emprendió<br />

las obras y no ceja en su entusiasmo hasta dejar la iglesia completa y perfectamente<br />

renovada».<br />

Nombrado Rector de Monteagudo en 1864, como hemos dicho, durante su mandato tuvo<br />

lugar la fundación del colegio de Marcilla, en la que el P. Claudio tuvo una señalada intervención.<br />

Termina el trienio 1864-<strong>1867</strong>, y nuestro religioso regresa en enero de 1868 a Manila y es<br />

destinado a la parroquia del pueblo de Santa Cruz, en Zambales, provincia de la que había<br />

sido Vicario nombrado en mayo de 1856 y lo fue también ahora en mayo de 1870.<br />

Se encuentra en el citado pueblo al llegar el Capítulo de 1873 y es elegido Comisario,<br />

Procurador General y Vicario Provincial en la Península y, concluido el trienio se le nombra<br />

nuevamente Rector de Monteagudo. Durante este su segundo mandato se compró el gabinete<br />

de física y museo de historia natural para el colegio.<br />

En noviembre de 1881 regresa otra vez a Filipinas y, como ya se ha dicho, se le autoriza<br />

para ir a restablecer su salud a Minuluan, donde encuentra la muerte.<br />

El Padre, muy amante de la observancia regular y de exquisita prudencia, desempeñó todos<br />

sus empleos muy a satisfacción de los Superiores 135 .<br />

2. Padre Fray Antonio Preciado de Santa Genoveva<br />

El Padre Preciado entregó su alma al Creador el 2 de abril de 1883 en Catarman, isla de<br />

Camiguín. Administraba espiritualmente dicho pueblo desde el año 1861.<br />

135 AM, 53, Oficios, f. 78v; F. SÁDABA, Catálogo, 449; CR, 11, 872; tomo presente, 119, 178, 263.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 477<br />

Era natural este religioso de la ciudad navarra de Tudela, donde nació el 13 de junio de<br />

1829. Admitido en el noviciado de la próxima villa de Monteagudo, una vez pasado el año de<br />

prueba, emitió los votos el 24 de septiembre de 1850.<br />

El 18 de agosto de 1853 partía de Cádiz para Filipinas y llega a la capital de aquellas islas<br />

el 19 de enero del año siguiente. En el mes de mayo es destinado, en calidad de compañero, a<br />

Cagayán de Misamis, donde permanece hasta 1855, para luego ser encargado de administrar<br />

sucesivamente, Linao, Surigao y Catarman.<br />

Regía espiritualmente esta última parroquia cuando en 1871 tuvieron lugar los tristes<br />

acontecimientos cuyo recuerdo atormentó su corazón los restantes años de su vida.<br />

Cuando el P. Preciado estaba al frente de esta parroquia de Catarman, pueblo de la isla de<br />

Camiguín, se encontraba éste «floreciente y en el apogeo de su gloria. Tenía una iglesia parroquial<br />

bastante grande y edificios regulares y de sólida construcción, hechos por sus antecesores.<br />

Catarman gozaba de justo renombre en el comercio por su abacá abundante de calidad».<br />

Pero llegó el año 1871 «y el día 16 de febrero se empezaron a sentir en la citada isla, y<br />

especialmente en este pueblo de Catarman, frecuentes y terribles temblores que llenaron de<br />

consternación a todos los habitantes. Desde el 17 al 23 fueron muchos más y tan fuertes que<br />

tocaron las campanas de la iglesia, cayeron al suelo cosas que había sobre las mesas y los estantes,<br />

se abrieron grietas en las paredes de la iglesia y viéronse en el suelo las imágenes del<br />

altar, desprendidas de sus nichos. Desde el referido día 16 de febrero hasta el 19 de abril fueron<br />

los terremotos tantos y tan continuos que puede afirmarse no pasó día sin sentirse alguno».<br />

La intranquilidad de los moradores de Catarman aumentó al saberse que un viejo devoto<br />

llamado Basilio Mabilanga anunciaba todos los días haber tenido una revelación de que el día<br />

primero de mayo saldría fuego de la tierra.<br />

Revelación o no, es lo cierto que el día primero de mayo, a las seis y media de la tarde,<br />

cuando el P. Preciado se encontraba algo distante del convento en conversación con algunos<br />

feligreses, se vio desde el pueblo una gran columna de humo, con llamas espantosas que lo<br />

abrasaban todo a su alrededor, que se elevaba del sitio llamado «Lobo», pequeña prominencia<br />

del terreno.<br />

«Pintar la angustia, gritos y clamores de aquel numeroso pueblo, situado a muy corta distancia<br />

del ya manifiesto volcán, es cosa por demás difícil», escribe, veinticinco años después,<br />

el recoleto que nos ha dejado una detallada reseña del terrible acontecimiento.<br />

En medio de aquella consternación y espanto de sus amados feligreses, ¿qué hace su celoso<br />

Párroco, el P. Antonio Preciado?<br />

«Con una prudencia sin límites, con una serenidad que raya en lo imposible, con un espíritu<br />

de sacrificio inmenso y digno de imitación, puesta en Dios su entera confianza, apiñó y<br />

ordenó de tal suerte a la mayor parte de sus feligreses que, con él a la cabeza y cantando el


478 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

rosario unos, rezando el trisagio otros, pudieron llegar al término y pueblo de Sagay, donde ya<br />

el peligro era mucho menor».<br />

Pero antes, «cuando el P. Antonio con su pueblo llegó al barrio de Lantgan, fatigado con<br />

tantos poderosos esfuerzos, a distancia ya de una legua andada, cuentan que exclamó: «No<br />

puedo más; siento una sed abrasadora y un cansancio que me postra». No bien había concluido<br />

de hablar, cuando una mano extendida le ofreció un vaso de agua y puso un caballo a su<br />

disposición; y así llegó a Sagay».<br />

»Como la catástrofe del volcán tuvo lugar en una isla tan pequeña, como Camiguín, dejo<br />

a la consideración de mis hermanos el considerar, por no hacer demasiado extensa ésta que<br />

debe ser breve reseña, lo que sufrieron relativamente los otros Padres ante aquel alboroto y<br />

confusión de todos. Los PP. Domingo Gómez, de Mambajao; Francisco Marqués, de Sagay, y<br />

Aniceto Grima, de Majinog, todos tuvieron que mortificarse y llenarse de buen ánimo cristiano<br />

en aquellas azarosas circunstancias, y contar sus laudables hechos sería tarea por demás<br />

prolija.<br />

»Ya en Sagay los catarmanos, unos en barotos, otros en bancas, pudieron buscar refugio<br />

en las costas de Mindanao, y no solamente los catarmanos, sino también casi todos los habitantes<br />

de Camiguín» 136 .<br />

En el capítulo VII del tomo presente de Crónicas y en las notas biográficas del P. Ángel<br />

Martínez ya vimos la caridad grande que tuvo para con todos ellos este recoleto, Párroco de<br />

Balingasag.<br />

«Marcharon también los PP. Ministros de la isla —leemos asimismo en la citada reseña—<br />

cuando bien podría decirse que estaba completamente despoblada. El P. Antonio de Catarman,<br />

a Cagayán o Iponan; los otros, a Bohol y Cebú.<br />

»Y en estos lugares estaban, cuando el entonces dignísimo Prior Provincial, M. R. P. Fr.<br />

Mariano Cuartero del Pilar, que entonces giraba la Visita, se enteró del caso, a pesar del sincero<br />

amor que tenía a sus súbditos y la santa compasión que por ellos sentía, dominando más<br />

en él la vigilancia que debe tener un Prelado, que sabe y quiere gobernar bien, e impulsado<br />

por el celo santo de un buen pastor, mandó a los PP. Ministros que volviesen cada uno a su<br />

ministerio para cumplir con su deber, ya cuidando de algunos que quedan, ya para reorganizar<br />

a los que regresaran.<br />

»Acatando con sumisión laudable la voz de su Prelado, partieron a ocupar sus puestos, a<br />

pesar de las angustias pasadas, preparados a sufrir otras nuevas y aun la muerte, si era necesario,<br />

en aras de la santa obediencia y provecho de las almas-<br />

»Al regreso del P. Antonio a este pueblo de Catarman, en vista de que era de todo punto<br />

inhabitable el lugar antiguo, dominado por<br />

136 Banca = Bangka, embarcación. Baroto, barco, especie de banca, que lleva adicionadas por proa y popa dos<br />

secciones de poco arco y bastante radio, que constituyen la roda y el codaste, respectivamente. Lleva generalmente<br />

un palo y una verga, ambos de caña, vela de petate y batangas —batanga es cada uno de los flotadores<br />

de cañas gruesas de bambú colocados a lo largo de los costados de las embarcaciones filipinas— (A.<br />

CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 70, 609, 610).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 479<br />

el volcán, eligió para la fundación de los nuevos edificios el barrio de Gui-ot, situado en la<br />

extremidad suroeste de la jurisdicción y a una legua del inmediato pueblo de Sagay.<br />

»Fundados eran los motivos que el P. Antonio tuvo para la traslación. La cercanía de un<br />

volcán en ignición no era lo más a propósito para que los catarmanos, esparcidos aún por diferentes<br />

pueblos, regresaran al antiguo; aun con esta traslación muchas familias no volvieron<br />

más, empadronándose unos en Mambajao y otros en pueblos de Mindanao».<br />

El religioso recoleto autor, como ya hemos dicho, de la reseña, a la que pertenecen las<br />

noticias anteriores, dice también en su escrito acerca del P. Antonio Preciado:<br />

«No mata sólo la espada, ni la enfermedad con sus múltiples manifestaciones. Cuando en<br />

1883 murió este recoleto fue en parte del pesar, del sentimiento que atormentó su corazón; de<br />

la tristeza y angustia sufrida en aquella infausta noche, cuyo recuerdo llevó hasta el sepulcro».<br />

Los restos mortales de nuestro biografiado fueron enterrados en el cementerio de Catarman.<br />

Su sucesor, el P. Calixto Gaspar, construyó nueva iglesia, ayudado por todo el pueblo<br />

sin excepción, y los trasladó a la misma 137 .<br />

3. Padre Fray Aquilino Bon de San Sebastián<br />

A las once de la noche del día 5 de agosto de 1883 fallecía el ex Provincial P. Aquilino<br />

Bon, víctima del cólera morbo, después de recibir los sacramentos de Penitencia y Extremaunción,<br />

pero no el santo Viático a causa de los continuos vómitos.<br />

Tuvo lugar su muerte en Loboc, isla de Bohol, pueblo que había administrado en distintos<br />

períodos antes de ser nombrado en 1870 Prior del convento de Manila; a Loboc había regresado,<br />

una vez finalizado su trienio provincialicio 1876-1879.<br />

Con motivo de su elevación al cargo superior de la Provincia publicáronse, como de costumbre,<br />

unas notas biográficas suyas, según puede verse en el capítulo VII del presente tomo<br />

de Crónicas.<br />

Del tiempo de su Provincialato recordemos la impresión en 1879 en Manila de un interesante<br />

y detallado Estado de la Provincia en 1878, que se abre con unas palabras suyas a los<br />

religiosos sobre el fin y contenido de dicho Estado. Asimismo hemos de señalar que fue en su<br />

trienio cuando se llevó a cabo la fundación del colegio de San Millán de la Cogolla.<br />

Nuestro religioso no asistió, como Provincial absoluto, al Capítulo Intermedio de 1881,<br />

sin manifestar causa alguna para no estar presente, por lo que el Provincial, P. Leandro Arrué,<br />

acudió al Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, para preguntarle si dicho P. Aquilino<br />

Bon podía ser convocado al próximo Capítulo Provincial. Fue afirmativa<br />

137 AM, carp. 82, leg. 2, 7; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 316; F. SÁDABA, Catálogo, 470.


480 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

la contestación y, en efecto, fue convocado y acudió al Capítulo de la Provincia del año 1882,<br />

en el que fue elegido Juez de causas.<br />

Cuando ocurrió su fallecimiento, además del cargo de Párroco de Loboc, ejercía los de<br />

Vicario Provincial y Vicario Foráneo del Sur de Bohol, nombrado a primeros de marzo de<br />

1881 138 .<br />

4. Padre Fray Roque Azcona de la Concepción<br />

En el mismo año que el anterior, pero el día 24 de septiembre, dejaba de existir para este<br />

mundo el P. Roque Azcona en el convento de Cebú, al que, por hallarse enfermo, se había<br />

trasladado en este mismo año desde su parroquia de Palilan, pueblo llamado posteriormente<br />

Jiménez, en Mindanao.<br />

Nace el P. Azcona en Malón, pueblo de la provincia de Zaragoza, cercano a Monteagudo,<br />

el 16 de agosto de 1831, hijo de Blas y de Raimunda Arbiol.<br />

Emite los votos religiosos el 22 de septiembre de 1848 y el 8 de julio de 1852 llega a la<br />

capital de Filipinas, para ser destinado primero de Compañero en abril de 1854 con el Párroco<br />

de Danao, sin ser todavía sacerdote, pues era en agosto de este mismo año cuando se le daban<br />

dimisorias para recibir el presbiterado en la ciudad de Cebú, próxima al pueblo en que se encontraba.<br />

Administro luego en Cagayán de Misamis desde 1855 a 1859, año en que se hizo<br />

cargo de la nueva parroquia de Palilan o Jiménez.<br />

El Capítulo Provincial de 1873 le nombraba nada menos que Prior del convento de Manila,<br />

pero luego presentaba la renuncia, que le fue admitida en el Intermedio del año siguiente, a<br />

fin de continuar su labor pastoral en Palilan.<br />

Este pueblo había sido constituido en parroquia independiente de su matriz, la de Misamis,<br />

en 1859 y fue nombrado su primer Párroco el P. Azcona, «cuando —según el dominico<br />

P. Marín y Morales— apenas contaba el número de tres mil almas. En 1861 —sigue diciendo<br />

el mismo autor— tenía ya tres mil trescientas sesenta y seis con sus visitas o anejos Abran,<br />

Pinis, Layaoan, Marsella y Langaran; y siendo moralmente imposible a la autoridad de la provincia<br />

la inspección y visita de estas agrupaciones, descargaba toda su autoridad en el Cura<br />

párroco; por eso se notó, a los pocos años de fundada esta parroquia, mucho aumento en su<br />

población. En 1882 contaba con veinte mil ochocientas».<br />

«Cuando el P. Azcona se hizo cargo de Palilan —continúa el Padre Marín y Morales—<br />

estaba situado el pueblo en la playa, cerca de la barra del río, mas, habiendo tenido éste una<br />

avenida, quedó el pueblo inundado y, gracias a las medidas tomadas por el Párroco, no hubo<br />

que lamentar desgracias personales, si bien no se pudo evitar la ruina de algunas casas y la<br />

desaparición de animales. Considerando, pues, el P. Roque lo peligroso de que el pueblo continuase<br />

en aquel sitio, inició ante la principalía el traslado del mismo a otro lugar, habida consideración<br />

138 AM, 53, Oficios, f. 141v; F. SÁDABA, Catálogo, 463; CR, tomo presente, 376, 382.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 481<br />

de que el punto que ocupaba y su ulterior ensanche, podrían servir en lo sucesivo para arrozales.<br />

En su virtud, se determinó trasladarlo al sitio que hoy ocupa, previa autorización del Jefe<br />

de la provincia.<br />

»El sitio elegido para la traslación era entonces espeso bosque y, para más animar a sus<br />

feligreses, el mismo P. Roque asistía todos los días al desmonte, después de cumplir con sus<br />

deberes religiosos. Una vez desmontado el terreno suficiente, procedió el Padre al trazado,<br />

dando a cada calle la anchura de seis brazas y a cada manzana la extensión de cuarenta brazas<br />

en cuadro 139 ; por el momento se construyeron cuatro casas dando a cada una el solar correspondiente<br />

para huerta.<br />

»Por los años 1862-63, comenzó el P. Roque la construcción de la hermosa iglesia de tres<br />

naves y pórtico que hoy se ve. Es de mampostería cuyos muros son de espesor de metro y<br />

medio con cinco brazas de elevación, siendo la longitud de la iglesia de cuarenta brazas y<br />

catorce de latitud, con techo de teja. Levantó también un convento lo suficientemente capaz<br />

para las necesidades de aquellos tiempos; hizo casa tribunal y un edificio de tabiques muy<br />

capaz que, dividido en dos, servía de escuelas para niños. Hizo también un hermoso cementerio<br />

de paredes de piedra de cuarenta brazas en cuadro que se terminó en el corto espacio de<br />

dos meses, debido a lo cual él no ha pagado ni paga derechos de sepultura, y, por último, inició<br />

y llevó a cabo los canales de riego con presa de mampostería y compuertas para la división<br />

de las aguas.<br />

»Considerando el P. Roque lo poco productiva que era a sus feligreses la industria de<br />

hacer y coser nipas y los peligros de la conducción de este artículo a la plaza de Cagayán,<br />

viaje de unas setenta millas por mar, exhortó, por no decir obligó, a los mismos a la siembra y<br />

plantación en gran escala de palay, maíz, abacá, cocos, café y cacao. En todo el espacio que<br />

ocupaba esta parroquia al fundarse en 1859, o sea, hasta Balingao, se beneficiaban ya por los<br />

años 1889-90 más de cuarenta mil picos de abacá, muchos miles de cavanes de palay y maíz,<br />

de los que exportaban muchos, y bastante café y cacao 140 .<br />

»No se limitó el celo del P. Roque al pueblo de Palilan o Jiménez, hizo lo mismo en sus<br />

anejos, levantando todos los edificios públicos adecuados a aquellas reducidas agrupaciones,<br />

con la advertencia de que todos estos trabajos no grababan en nada al Estado.<br />

»No existiendo caminos de comunicación de Misamis a Jiménez ni de éste a Dapitan, en<br />

1882 el señor Gobernador del distrito nombró comisionado para abrirlos (siempre bajo la inspección<br />

de los Curas<br />

139 La braza, como medida de longitud, equivale a dos varas; como medida de superficie, usada en Filipinas, es<br />

equivalente a treinta y seis pies cuadrados.<br />

140 Pico, medida de peso usada en Filipinas, equivale a sesenta y tres kilos y doscientos sesenta y dos gramos.<br />

Caván, medida de capacidad en Filipinas para granos, es equivalente a setenta y cinco litros. Abacá, planta<br />

textil llamada cáñamo de Manila; nombre genérico de los tejidos hechos con este filamento; filamento de<br />

esta planta preparado para la industria (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 458, 612. 607).


482 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

párrocos de Misamis y Palilan) a D. Domingo Rosano, teniente de! Tercio, español de corazón<br />

y honrado a carta cabal, por el cual motivo gozó siempre de la amistad de los Padres y<br />

ellos de la suya; por de pronto se trazó y abrió camino desde Loculan hasta Balingao, distancia<br />

de unas catorce leguas para caballo, con infinidad de puentes por el momento provisionales.<br />

»El P. Roque mandó construir baluartes en las playas en los puntos más salientes, para<br />

vigilar las embarcaciones de los moros y, amaestrando a sus feligreses, los preparó para defenderse<br />

de estos piratas. Debido a estos esfuerzos y solicitud de dicho P. Azcona no se cuentan<br />

más de dos o tres cautivos por los años de 1871, y esto fue en una de las visitas o anejos y<br />

acaso por descuido, por más que aquel año menudeaban por aquellas playas embarcaciones de<br />

estos fieros enemigos del nombre cristiano» 141 .<br />

5. Padre Fray Pedro García de la Virgen de los Mártires<br />

También en el convento de Cebú y el 21 de diciembre del mismo año 1883 dejaba esta<br />

vida terrena el citado religioso, después de haber recibido con gran fervor y resignación los<br />

santos sacramentos.<br />

Desde finales del año 1875 regía la parroquia de Tayasan, en Negros, cuando en 1882 le<br />

fue forzoso trasladarse a Cebú y luego a Tagbilaran, en Bohol, con objeto de reponerse de sus<br />

dolencias. Mas se agravó de tal manera que se decidió a retornar nuevamente a Cebú y apenas<br />

tuvo tiempo de llegar al convento de esta ciudad, pues muy pronto ocurríale la muerte en la<br />

fecha ya indicada.<br />

Nació este religioso en Ateca, Zaragoza, el 31 de enero de 1840, según vemos en su «necrología».<br />

En el Catálogo del P. Sádaba se lee que fue su nacimiento el 1 de septiembre.<br />

Ingresó en el colegio de Monteagudo, donde tomó el hábito recoleto el 2 de junio de 1859<br />

y profesó el 3 del mismo mes del año siguiente.<br />

Terminada la carrera eclesiástica y ordenado solamente de subdiácono, se le destina a Filipinas,<br />

a donde llega el 27 de julio de 1863. Había dejado Monteagudo el 18 de marzo y el<br />

puerto de Cádiz el 10 de abril.<br />

El 1 de marzo del año siguiente diéronsele las dimisorias para recibir el presbiterado y el<br />

23 de abril era destinado de Compañero a Butuan, Mindanao, para aprender el idioma visaya.<br />

Después en 1868 se le encomienda la parroquia de Dinagat, luego la de Cabuntog y posteriormente<br />

la de Butuan. En 1875 le vemos como conventual de Cebú y el 27 de octubre del<br />

citado año se le expiden títulos de Párroco de Tayasan, como ya se ha indicado.<br />

«Este religioso —leemos en su «necrología»— fue muy aficionado a la flora en la que<br />

sobresalió de tal manera que dejó magníficas colecciones<br />

141 V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 2, 202, 287; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 297, aunque no se indica, es copia<br />

del autor anterior; F. SÁDABA, Catálogo, 464; CR, tomo presente, 177, 189.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 483<br />

de esta rama del saber, que indudablemente hubiera perfeccionado y completado a no haberle<br />

sobrevenido la muerte, que de un golpe corta todos los proyectos humanos» 142 .<br />

«Excelente naturalista —afirma el P. Sádaba—, débense a él la colección de plantas de<br />

Filipinas, que posee el museo de <strong>Historia</strong> Natural de nuestro colegio de Monteagudo, y la de<br />

maderas de aquellas islas, exhibida por nuestra Corporación y premiada en la Exposición de<br />

Filipinas de Madrid el año 1887» 143 .<br />

Por su parte, el agustino P. Gregorio de Santiago Vela escribe:<br />

«Era de profundo, perspicaz y claro talento acompañado de memoria más que regular,<br />

cualidades que hacían esperar mucho del P. García. Lástima grande fue que los Superiores se<br />

vieran obligados a echar mano de su persona para la administración de curatos en Filipinas en<br />

una época en que la escasez de religiosos era mucha. Cuando la Provincia estaba más desahogada,<br />

quiso dedicarle a sus estudios predilectos de <strong>Historia</strong> natural, pero enfermo ya entonces<br />

y muy trabajado apenas si pudo hacer nada en los pocos meses que le restaron de vida.<br />

»1. Escribió muchos y buenos versos latinos y se publicaron algunos en los periódicos de<br />

Manila. Cuando se celebró el triduo de la beatificación del Bto. Orozco en San Agustín de<br />

Manila, tenía escrito un folleto, en verso latino, dispuesto para la imprenta; no se publicó entonces<br />

y lo probable es que ese trabajo haya desaparecido para siempre.<br />

»2. Siendo Párroco en Mindanao consiguió reunir una colección muy copiosa de moluscos;<br />

la tenía muy bien acondicionada y clasificada y llegaron a ofrecerle por ella los extranjeros<br />

que la vieron una cantidad muy considerable. No quiso deshacerse de ella porque la tenía<br />

destinada al colegio de Monteagudo; un incendio fatal ocurrido en el convento donde la tenía<br />

instalada la destruyó totalmente. Era una verdadera riqueza la colección y el trabajo científico<br />

que con título de Malacología filipina tenía escrito el autor.<br />

»3. Para el gabinete de <strong>Historia</strong> Natural del colegio de Monteagudo mandó el año 1882<br />

una colección de cuatro mil plantas disecadas y clasificadas científicamente.<br />

»4. La colección de maderas más numerosa que figuró en la Exposición filipina celebrada<br />

en Madrid el 1887 y que obtuvo el premio, llevaba el nombre del P. García. Consta de cuatrocientos<br />

diez ejemplares de los montes de Tayasan, isla de Negros, y puede verse su nomenclatura<br />

en las páginas 333-336 del Catálogo de la Exposición general de las Islas Filipinas (Madrid,<br />

1887). Hoy existe dicha colección en el colegio antes mencionado» 144 .<br />

142 AM, 61, Difuntos, f. 186v.<br />

143 F. SÁDABA, Catálogo, 518.<br />

144 G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 3, 97.


CAPÍTULO XI<br />

Los Religiosos de la Provincia de Colombia en los años 1882-1885<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

El Provincial Padre Rocha escribe sobre algunos asuntos a los Padres Procurador<br />

General en Roma y Comisario Apostólico en Madrid. –El vendedor del<br />

convento del Desierto pretende su devolución y no lo consigue. –El<br />

Padre Rocha escribe al señor Obispo de Tunja sobre el citado<br />

convento y le pide los curatos de Ráquira y Tinjacá<br />

I.- El Provincial Padre Rocha escribe sobre algunos asuntos a los Padres Procurador General<br />

en Roma y Comisario Apostólico en Madrid<br />

El Provincial de la Candelaria, P. Victorino Rocha, con fecha del 18 de febrero de 1882,<br />

escribía al Procurador General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez.<br />

Primeramente le manifestaba que era su deseo saber por el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, y por él mismo qué debía hacerse respecto de los religiosos de su Provincia que<br />

no se sometieran a nuestras instituciones, especialmente a la obediencia, tan pronto como se<br />

pudieran arreglar las cosas de una manera regular, una vez que llegasen a Colombia los religiosos<br />

que fueran de la Provincia de Filipinas.<br />

Preguntábale, en segundo lugar, si, atendidas las circunstancias en que se encuentran los<br />

religiosos en Colombia, al no existir Definitorio ni consulta, el Provincial, por sí y ante sí,<br />

podía dar el hábito y la profesión a los aspirantes que lo solicitaran.<br />

Le comunica, luego, que en aquellos días había estado con él el P. Juan Nepomuceno<br />

Bustamante, el cual, al comentar la ida de los religiosos de España, le había manifestado su<br />

opinión de que no era posible se realizase en el presente año, como era su deseo, por no contarse<br />

aún con los recursos necesarios. Pero, Dios mediante —había añadido el citado Padre—,<br />

se podrá verificar el año entrante y que él mismo hará el viaje a España para traerlos, pues es<br />

preciso


486 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

—agregaba— hablar de viva voz de muchas cosas, tanto con el P. Comisario Apostólico en<br />

Madrid, como con Vuestra Reverencia en Roma. Y —afirma el P. Rocha— en esto convenimos.<br />

Finalmente, el P. Provincial le da cuenta al P. Procurador de que en un callejoncito, ubicado<br />

detrás de la iglesia de la Candelaria en Bogotá, se están edificando cuatro piececitas para<br />

que, cuando vayan los religiosos, tenga dónde hospedarlos. Lo hace con las limosnas que consigue;<br />

su coste será de unos dos mil pesos aproximadamente 1 .<br />

Como ya se hizo constar en el capítulo VIII del presente tomo de Crónicas, el P. Rocha<br />

había presentado la renuncia del Provincialato en 1881, que no le fue aceptada por el P. Comisario<br />

Apostólico.<br />

Ahora, en carta fechada el 18 de agosto de 1882 y dirigida al citado P. Comisario, insiste<br />

encarecidamente en que, por amor de Dios, le sea admitida su renuncia y entre a funcionar<br />

como Provincial el P. Bustamante; pues él se encuentra imposibilitado física y formalmente,<br />

aunque no dejaría por eso de cooperar al bien de la Corporación.<br />

Le vuelve a hablar, asimismo, de la necesidad de hacer el nombramiento de Definidores y<br />

le indica que uno de éstos podría ser escogido de los Padres que fueran de la Provincia de San<br />

Nicolás. Para la designación de los otros tres se le remitiría una terna. «Bien sabe —le recuerda—<br />

que se presentan casos que el Provincial no puede resolver por sí solo» 2 .<br />

II.- El vendedor del convento del Desierto pretende su devolución y no lo consigue<br />

El señor Montejo, vendedor que había sido del convento del Desierto al P. Norberto Valbuena,<br />

como se dijo en el ya citado capítulo VIII, pretendió ahora recuperarlo.<br />

Ignoramos los términos en que se había verificado la escritura de compra del mismo, por<br />

ello y no saber tampoco las causas que pudo presentar para conseguir su pretensión, no conocemos<br />

los considerandos en que se pudo apoyar el Administrador principal de la Hacienda<br />

nacional de Boyacá para ordenar, el 21 de febrero de 1882, al señor Alcalde de Ráquira, en<br />

cuyo término municipal se encuentra dicho convento, que inmediatamente se procediera a la<br />

entrega del mismo al citado señor Montejo.<br />

Con esta determinación, el referido señor Alcalde, acompañado de su secretario y del señor<br />

Montejo, se traslada, el 25 de marzo, al Desierto y se da por entregado el convento con<br />

sus anejos a este señor, quien solicita que se le den las llaves de la puerta principal del edificio,<br />

a lo que se niega el P. Bustamante, como se lee en el acta levantada, que en este punto<br />

dice así:<br />

«Y estando presente el Reverendo Padre Fray Juan Nepomuceno Bustamante, se<br />

le previno entregara dichas llaves, para<br />

1 AG, carp. 5.<br />

2 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 487<br />

que el señor Montejo se hiciera cargo de dicho edilicio: a lo que contestó: que hace el<br />

tiempo de diez años más o menos, se halla en quieta y pacífica posesión del convento<br />

y sus anejos, y por esta razón y la de tener título legítimo de propiedad, no entrega las<br />

llaves que se le exigen».<br />

No se hizo, pues, la entrega de las llaves, pero, ante lo sucedido, el P. Bustamante, el<br />

mismo día 23, pide copia legalizada de la orden dada el 21 de febrero al señor Alcalde de Ráquira<br />

y del acta de entrega del día 23 de marzo. Eleva, luego, un memorial al mismo Administrador<br />

principal de la Hacienda nacional de Boyacá, que había dado la antedicha orden al Alcalde.<br />

Y solicita que<br />

«se declare sin valor la posesión que se mandó dar al señor Joaquín Montejo del edificio<br />

del convento de la Candelaria».<br />

El día 30 del mismo mes se le daba al P. Bustamante la contestación siguiente:<br />

«En vista del presente memorial y de los documentos presentados se resuelve: declárase<br />

insubsistente la orden dada al señor Alcalde del distrito de Ráquira con fecha<br />

21 de febrero último, por aparecer que el señor Joaquín Montejo vendió el convento,<br />

lo cual prueba que había entrado en posesión y que hoy ya no le corresponde» 3 .<br />

III.- El Padre Rocha escribe al señor Obispo de Tunja sobre el citado<br />

convento y le pide los curatos de Ráquira y Tinjacá<br />

El P. Rocha, en carta al P. Comisario Apostólico de fecha 6 de noviembre de 1882, le<br />

manifiesta que, a pesar de los obstáculos que todos los días se le presentan para su organización<br />

monacal, se ha dirigido al señor Obispo de Tunja para pedirle socorro y protección y les<br />

ceda dos beneficios de poca importancia, cercanos al local de la antigua casa madre, el convento<br />

del Desierto de la Candelaria 4 .<br />

La exposición del P. Rocha dirigida, el 17 de septiembre del referido año a dicho Prelado,<br />

don Severo García, después de unas líneas a modo de introducción, continúa en este tenor:<br />

«El Ilmo. Sr. Diocesano de Tunja, con esa mirada civilizadora y de progreso que<br />

le caracteriza, no desconoce que la Iglesia y los fieles de esta tierra desean unánimemente<br />

que las Corporaciones monásticas suprimidas en el infausto año de 1861 se restablezcan<br />

volviendo a darle a la República los días hermosos de gloria para el catolicismo<br />

que por más de trescientos años se vieron lucir en esta parte de la América del<br />

Sur.<br />

3 AC, t. CXC, ff. 70, 81.<br />

4 AG, carp. 5.


488 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Los agustinos descalzos, aun cuando tal vez por su número exiguo no representen<br />

gran papel en la casa del Señor, no son por cierto los últimos en levantarse abrazados<br />

al estandarte de la regeneración, pidiendo al cielo y los vicegerentes de Dios en la tierra,<br />

auxilio, protección y paz.<br />

El actual Provincial de agustinos descalzos, de acuerdo con el Rvmo. Padre Comisario<br />

Apostólico residente en Madrid y habiendo consultado la voluntad de los religiosos<br />

existentes, desea buscar un lugar o asilo en donde poder reunirse para realizar<br />

la obra tan importante a que aspiran todos los habitantes de Colombia; y de un modo<br />

unánime se ha pensado que el antiguo convento del Desierto de la Candelaria, casa<br />

madre de la Corporación, reciba los restos dispersos de los hijos de Agustín que por<br />

más de veintidós años han existido como rebaño sin pastor y, ahora que las pasiones se<br />

han calmado, que la luz ha llegado a todas las inteligencias, que la misma filosofía está<br />

convencida del error, los suspiros de más de tres millones de habitantes tienen solamente<br />

por objeto el ver nuevamente a las Corporaciones monásticas hermoseando el<br />

jardín de la Iglesia Católica.<br />

El convento del Desierto, como S. S. Ilma. lo conoce muy bien, tiene todas las<br />

condiciones necesarias para alcanzar la obra que desea: buen clima, aguas puras y cristalinas,<br />

espacioso edificio, iglesia decente y aseada, lejos del comercio mundano, pobres<br />

labriegos que serían los primeros en recibir los auxilios de la Corporación. Este<br />

convento con sus pequeñas anexidades conforme al espíritu de la Santa Sede es de la<br />

Corporación, aun cuando en consonancia con la ley civil del país tenga por dueño al R.<br />

P. Fr. Juan Nepomuceno Bustamante, pues el Soberano Pontífice dispuso que siempre<br />

hubiese en la Corporación uno o más religiosos que representasen el derecho a esa finca,<br />

lo que se ha obedecido y a su tiempo V. S. Ilma. tendrá conocimiento de todos los<br />

documentos pertenecientes a este negocio. V. S. Ilma. ve que cuentan los agustinos<br />

descalzos con un local en donde poder echar los primeros fundamentos de su regeneración<br />

sin que puedan excitar los celos ni envidias de los Gobiernos ni de los particulares.<br />

En este local los aspirantes no tendrán otra ocupación que el estudio y el aprendizaje<br />

de la vida monástica, teniendo por maestros y directores religiosos de vida pura y<br />

de instrucción vasta y sólida, pues tenemos también la esperanza de que Nuestro<br />

Revmo. P. Comisario Apostólico nos mandará religiosos, como se los he pedido, a<br />

propósito, ilustrados. También tenemos en ese local los útiles necesarios para el servicio<br />

del culto como para todos los oficios mecánicos establecidos, pudiendo, pues, decir<br />

que elementos no nos faltan para la instalación, pues está Dios de por medio y el<br />

apoyo de los Prelados benefactores que, como el Ilmo. Sr. García, nos protegerán en la<br />

obra santa de la regeneración monástica de agustinos descalzos.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 489<br />

Como el infierno trabaja mucho en contra de la obra de Dios, es muy posible que tengamos<br />

algunas decepciones y apostasías; pero esto no acobarda a los hijos del Señor.<br />

No será muy fácil que el Ilmo. Sr. Arzobispo pueda socorrernos con algunas sumas<br />

de las composiciones que ha hecho con los respectivos inquilinos o deudores de<br />

nuestra Corporación, y este inconveniente podría causarnos algunos trastornos en<br />

nuestra santa empresa; pero Dios, que nos ha dado en el Ilmo. Sr. García un protector<br />

tan benéfico, nos dice que a este Príncipe de la Iglesia le pidamos el pan con amor y<br />

ternura.<br />

Por tanto, pues, Ilmo. Sr., con las lágrimas en los ojos y el corazón lleno de fe, os<br />

digo: escucha, Ilmo. Sr., nuestras plegarias y acordaos de que las Corporaciones monásticas<br />

fueron quienes trajeron la palabra evangélica a estos países.<br />

Os pedimos, pues, Señor, que, en gracia y reconocimiento de los servicios de los<br />

regulares agustinos descalzos, nos concedáis la administración de los curatos de Ráquira<br />

y Tinjacá. Estos beneficios no son de gran importancia para el clero secular,<br />

mientras que a los pobres agustinos descalzos les serán de mucha utilidad, pues los<br />

proventos, aunque pequeños, nos darán un escaso pan que es lo que necesitamos.<br />

La Corporación recompensará esta generosidad con los servicios que pueda prestar<br />

a todo el Obispado, en las misiones, en el púlpito, en el confesonario y en todos<br />

aquellos lugares donde el Venerable Diocesano tenga por conveniente ocupar a los<br />

hijos de Agustín. Bien sabemos que algunos inconvenientes se presentarán para acceder<br />

a esta solicitud, pero la justicia, el amor, la inteligencia que adornan al Ilustre Prelado<br />

de Tunja y a su Venerable Capítulo, nos aseguran el triunfo y con él alabaremos<br />

al Señor y serviremos humildemente a la Santa Iglesia» 5 .<br />

En la misma carta citada al principio y en la que el P. Rocha le comunicaba al P. Gabino<br />

Sánchez el envío del anterior memorial al señor Obispo de Tunja, le manifiesta que éste le<br />

había contestado con el ofrecimiento de sus auxilios y le daba fundadas esperanzas de que<br />

serían atendidos.<br />

«Si esto sucede, como esperamos —añade el P. Rocha—, podremos vivir, y con los religiosos<br />

que vengan de España, obtendremos una fuerza moral bastante para realizar nuestras<br />

aspiraciones».<br />

5 AC, t. CXC, f. 102.


490 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Llegada a Bogotá de un nuevo Delegado Apostólico; pide al Padre Rocha un informe<br />

sobre el estado de la Orden en Colombia. –Informe presentado por el Padre<br />

Provincial. –El Delegado Apostólico quiere saber cuántos religiosos están<br />

dispuestos a reunirse en comunidad. –Respuestas de los religiosos<br />

I.- Llegada a Bogotá de un nuevo Delegado Apostólico; pide al Padre Rocha<br />

un informe sobre el estado de la Orden en Colombia<br />

A mediados del año 1881 ya le había anunciado el Cardenal Rampolla al Procurador General,<br />

P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, «que no sería difícil que fuera a Colombia un representante<br />

de la Santa Sede, quien llevaría el encargo de proteger a las Corporaciones religiosas» 6 .<br />

Efectivamente; hacia el mes de mayo del año 1882 tenía lugar el arribo a la capital de Colombia<br />

de un nuevo Delegado Apostólico, monseñor Juan Bautista Agnozzi.<br />

Los Prelados de las Órdenes religiosas de Colombia, a invitación del P. Rocha, se presentaron<br />

al señor Delegado Apostólico con el objeto de presentarle sus saludos y felicitaciones<br />

por su llegada como representante de la Santa Sede en la capital colombiana.<br />

El P. Rocha, por su parte, le hizo después otra visita en particular para ofrecerle sus servicios,<br />

lo cual agradeció monseñor Agnozzi. Había sido el mismo Procurador General en<br />

Roma quien le había encargado en una carta al P. Rocha que procediera de dicha manera 7 .<br />

Unos días más tarde, con fecha 1 de junio, el señor Delegado Apostólico remitía ya al<br />

Provincial P. Rocha unas letras, cuyo texto es como sigue:<br />

«Con el fin de procurar el mayor bien de la Orden en general y en particular de<br />

cada uno de los individuos que a ella pertenecen, espero que su Paternidad se sirva<br />

trasmitirme, en breve tiempo, un informe acerca del estado actual de su Orden en este<br />

país, indicándome también el número de religiosos que existen, ya reunidos, ya dispersos,<br />

su edad, el empleo que desempeñan, los medios con que cuentan para sostenerse y<br />

las esperanzas que pueden concebirse de que se establezca la vida religiosa.<br />

»Como conozco muy bien de cuánta utilidad son las Órdenes religiosas así para la<br />

Iglesia como para los fieles, me apresuro a suplicar a su Paternidad que se sirva darme<br />

su discreto y prudente dictamen acerca de lo que podría hacer esta Delegación Apostólica<br />

en apoyo y dirección práctica de las disposiciones adoptadas por sus Superiores» 8 .<br />

6 Cfr. nota (44) del capítulo VII del tomo presente.<br />

7 AG, carp. 5, carta del P. Rocha al P. Gabino, 18-8-82.<br />

8 AC, t. CXC, f. 163.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 491<br />

II.- Informe presentado por el Padre Provincial<br />

Todos los Prelados de las Corporaciones religiosas de Colombia habían recibido de parte<br />

del señor Delegado Apostólico una semejante petición de informe.<br />

El Provincial P. Rocha remitía el suyo con fecha 16 del mismo mes de junio. Estaba redactado<br />

en los siguientes términos:<br />

«Desde la extinción, desde el nefando 18 de julio de 1861, el Superior de agustinos<br />

descalzos no había tomado la pluma con más placer y esperanza como hoy, pues<br />

se dirige al representante del Padre Común de los fieles, en el corazón del cual puede<br />

depositar todo lo que directa e indirectamente diga en relación al estado material y<br />

formal de la Corporación de agustinos descalzos después de su extinción. La esperanza<br />

que me alimenta al dar este informe anuncia con anticipación que Vos, Excmo. Sr.<br />

Delegado, con las facultades apostólicas de que estáis investido, levantaréis este cadáver<br />

después de veintidós años que se halla en el féretro por la fuerza material del siglo,<br />

pero no por disposición del Soberano Pontífice. Este preámbulo, Excmo. Sr., me robustece<br />

en mi alegría y esperanza, y por esta razón, obedeciendo gustosamente vuestra<br />

orden, paso a cumplir con ella, pues tengo la convicción más profunda de que con<br />

vuestras sabias disposiciones las Corporaciones religiosas en estas tierras vivirán.<br />

El número de religiosos agustinos descalzos es de trece, los cuales están dispersos,<br />

desempeñando varios beneficios tanto en el Arzobispado como en la diócesis de<br />

Tunja; sus nombres son los siguientes: Fr. Victorino Rocha, Provincial de la Corporación<br />

desde 1860, edad sesenta y nueve años; Fr. José Mogollón, ex Provincial, edad<br />

ochenta y un años; Fr. Norberto Valbuena, edad setenta y un años; Fr. Ildefonso Moya,<br />

edad sesenta años; Fr. León Caicedo, edad cincuenta y ocho años; Fr. Martín Díaz,<br />

edad cincuenta años; Fr. Bonifacio Giraldo, edad cincuenta años; Fr. Tomás Parra,<br />

edad cincuenta y tres años; Fr. Isaac Rojas, cura de Santa Rosa de Tocaima, beneficio<br />

de la Corporación, edad cuarenta y cinco años; Fr. Juan N. Bustamante, Capellán del<br />

convento del Desierto, casa madre de la Orden, edad cincuenta años; Fr. Domingo Díaz,<br />

edad cuarenta años; Fr. Blas Lombana, edad cuarenta años, y Fr. Felipe Osorio,<br />

edad treinta y seis años.<br />

El R. P. Juan N. Bustamante es Capellán de la iglesia y convento del Desierto, antigua<br />

casa matriz de la Orden, cuya posesión se obtuvo con el consentimiento de la<br />

Santa Sede después de la expulsión.<br />

El actual Provincial es Capellán de esta iglesia y de las Cuarenta Horas fundadas<br />

allí mismo con indulto pontificio. Esta


492 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

iglesia y convento se llamó antes colegio de San Nicolás de Tolentino.<br />

Hoy la comunidad no tiene recursos ningunos para sostenerse, sino lo que particularmente<br />

reciben algunos religiosos del tesoro nacional que por lo general es nugatorio;<br />

como le puede muy bien informar el Ilmo. Sr. Arzobispo para los arreglos que se<br />

han hecho con los particulares que han tomado los bienes de la Corporación, ha dispuesto<br />

de ellos el Ilmo. Prelado notificándonos que esto lo ha hecho con autoridad.<br />

El que habla con la autoridad correspondiente del Superior que reside en España,<br />

ha dictado ya los medios conducentes para que en el próximo año vengan algunos religiosos<br />

extranjeros a plantear el noviciado y regentar las cátedras, que sea en el Desierto<br />

o en el pequeño local que poseemos junto a esta iglesia.<br />

Estamos ocupados en arbitrar los recursos conducentes o necesarios para llevar a<br />

cabo esta medida redentora, contando también con la protección benévola de nuestro<br />

Prelado.<br />

En el concepto del Provincial la subsistencia de la Corporación de agustinos descalzos,<br />

como de las otras Corporaciones religiosas, no sería difícil, si no para mantenerse<br />

abundantemente, por lo menos, si se adquiriese un medio, aun cuando escaso, de<br />

vivir, siempre que el Ilmo. Sr. Arzobispo y los Prelados de las respectivas Corporaciones<br />

pudieran ponerse de acuerdo en cuanto a las sumas y cantidades que el Ilmo. Prelado<br />

ha tomado de los respectivos deudores de las Congregaciones religiosas; es verdad<br />

que el Ilmo. Metropolitano adquirió este derecho por indulto apostólico, pero una<br />

vez convencido de la necesidad que tienen la Iglesia y los pueblos de que los religiosos<br />

se reúnan, restablezcan la disciplina regular en cuanto sea posible y continúen llenando<br />

el objeto de la Institución, el Ilmo. Sr. Arzobispo, comprendiendo como comprende<br />

la importancia de esta medida redentora por el bien de la Iglesia, prosperidad<br />

de las Corporaciones, con mucho gusto contribuirá con alguna parte de los dividendos<br />

que tomó de los respectivos inquilinos, pertenecientes a dichas Corporaciones. Esta<br />

medida bien comprende el Excmo. Sr. Delegado que es de rigurosa justicia, porque los<br />

usufructuarios por derecho natural, divino y eclesiástico son los religiosos, y con mucha<br />

más razón cuando éstos se hallan en mendicidad y ancianidad, y muy equitativo es<br />

entonces que, reunidos o separados, se alimenten, aun cuando escasamente, con los<br />

pequeños recursos que hayan podido libertarse de la usurpación revolucionaria.<br />

Esta reflexión es de tanto más peso cuanto hoy se trata por el Excmo. Sr. Delegado<br />

de dar a las Corporaciones religiosas una existencia oficial eclesiástica y colocarla<br />

de tal manera que el Sr. Arzobispo tenga en una posición ventajosa a esos hombres<br />

que con diversas libreas o hábitos fundaron en esta tierra la sociedad eclesiástica, civil<br />

y política, y no es concebible que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 493<br />

los restos venerandos de esos sacerdotes apostólicos carezcan del pan, aunque escaso,<br />

que tienen en las manos del Ilmo. Sr. Arzobispo. Cree el actual Provincial de agustinos<br />

descalzos que, si el Sr. Arzobispo diese a la Corporación la mitad de lo que ha recibido<br />

de los excedentes y composición de manos muertas, sería un gran recurso para<br />

nuestro planteamiento o reunión en nuestro antiguo convento del Desierto o en otro<br />

lugar en donde pudiésemos servir a la Iglesia y a los fieles.<br />

Bien ve el Excmo. Sr. Delegado que en estas apreciaciones no hay palabra alguna<br />

que se oponga a la justicia que asiste a las Corporaciones para reclamar reverentemente<br />

lo que es suyo, pues, conforme a los principios del derecho estricto, res ubicumque<br />

sit clamat pro domino suo.<br />

El que suscribe no se extiende más porque estas mismas observaciones, pero más<br />

extensas, se reproducirán en el informe que todos los Prelados daremos al Sr. Delegado,<br />

sometiéndonos desde ahora a las justas determinaciones del digno representante de<br />

la Santa Sede, que en sus fallos no tendrá otro objeto que la mayor gloria de Dios, la<br />

exaltación de la Iglesia católica y la salvación de las almas» 9 .<br />

El P. Rocha daba cuenta del anterior informe al P. Comisario Apostólico en carta fechada<br />

el 6 de noviembre del mismo año 1882. La frase con que la terminaba, era la siguiente: «El<br />

Delegado no contestó hasta hoy» 10 .<br />

III.- El Delegado Apostólico quiere saber cuántos religiosos<br />

están dispuestos a reunirse en comunidad<br />

Monseñor Agnozzi no había dado contestación al P. Rocha, sin duda, porque necesitaba<br />

informarse antes acerca de otros aspectos del problema de los religiosos colombianos, como,<br />

por ejemplo, el de saber con certeza la voluntad de cada uno de ellos de sujetarse o no, nuevamente,<br />

a la vida común. Pues, con este objeto le había dirigido al P. Rocha, el 12 de agosto<br />

del citado año 1882, la siguiente nota:<br />

«A fin de poder conocer si entre los Padres de su Orden, que actualmente viven<br />

separados en casas particulares, haya algunos, y quiénes sean, que estén dispuestos a<br />

reunirse a vivir en comunidad ordenada para no dejar esta Provincia y probablemente<br />

restablecerla por medio de un noviciado, intereso a Su Paternidad para que dirija por<br />

excitación mía una circular a todos los Padres de dicha Provincia, exigiendo de cada<br />

uno manifieste cuál es su decidida voluntad por medio de una respuesta solícita y precisa.<br />

Debe, además, advertir que esta Delegación Apostólica está resuelta a coadyuvar<br />

con todo empeño<br />

9 AG, carp. 5. Se ha corregido en el texto la edad de varios religiosos.<br />

10 AG, carp. 5.


494 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en los esfuerzos a este intento, y que, si hay Padres que no pretendan reunirse, lo manifiesten<br />

claramente y se dirijan a esta Delegación para entrar en orden.<br />

Obtenidas que sean las respuestas de todos los Padres, Su Paternidad dará cuenta<br />

detallada a esta Delegación» 11 .<br />

Medida muy acertada le pareció esta determinación al P. Rocha, como se lo indicaba al P.<br />

Gabino Sánchez al ponerla en su conocimiento en carta del 18 del mismo mes de agosto 12 .<br />

Pronto puso el Padre en ejecución lo dispuesto por el señor Delegado Apostólico, de conformidad<br />

con la nota recibida del mismo, pues, solamente dos días después de la fecha de la<br />

misma, la circulaba ya a los religiosos, acompañada de unas letras suyas.<br />

IV.- Respuestas de los religiosos<br />

Los primeros en contestar al requerimiento de monseñor Agnozzi, transmitido por el P.<br />

Provincial, fueron los PP. León Caicedo y Martín Díaz, los cuales lo hicieron en sendas cartas<br />

fechadas en Bogotá el día 16 de agosto.<br />

«Hace mucho tiempo —escribe el P. Caicedo— he deseado la reorganización de esta venerable<br />

comunidad de agustinos descalzos y siempre he esperado ese día venturoso, quizá<br />

como el más feliz de mi vida, para de este modo, los cortos días que Dios nuestro Señor quiera<br />

concederme, pasarlos en medio de la dulzura que ofrece la vida monástica. Laudable es la<br />

obra; yo la acojo con entusiasmo y mi voluntad será siempre la de vivir en comunidad con<br />

mis hermanos religiosos».<br />

«Nada tengo que vacilar —dice por su parte el P. Martín Díaz— a la contestación de<br />

aquella pregunta. Soy de la Orden de agustinos descalzos y con ellos he estado y estaré unido».<br />

El anciano P. José Mogollón escribe también desde el mismo Bogotá con fecha del 22 del<br />

citado mes. Se expresa, primeramente, de este modo:<br />

«Séame permitido contestar definitiva y categóricamente que no estoy en circunstancias<br />

de acceder a la invitación con que se me honra, y que, en consecuencia, la Orden, a la que<br />

tengo la gloria de pertenecer, al inhibirme de lo que de mí se solicita, no debe contar con mi<br />

persona».<br />

Expone, luego, los motivos generales que le hacen tomar dicha determinación, para continuar,<br />

después, en esta forma:<br />

«A un religioso que le cupo en suerte en otros felices tiempos presidir en esta Provincia<br />

eclesiástica la Orden preclara de la descalcez agustiniana, no puede serle indiferente la extinción<br />

de su Orden en absoluto, y para evitar esto, yo querría que se estableciera un conventículo<br />

de hasta seis novicios, que llenaran las vacantes que la inexorable<br />

11 AC, t. CXC, f. 164.<br />

12 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 495<br />

muerte dejará en nuestras filas dispersas, para conservar así, en esta tierra tan querida, con los<br />

privilegios de la Orden, las tradiciones de nuestros mayores.<br />

»Si tal cosa llegara a realizarse —concluye el Padre—, el pan que el ángel del consuelo<br />

deja todos los días al pie del altar del Sacrificio que diariamente elevo a los cielos, con la mayor<br />

alegría lo partiría entre mis hermanos hasta el día en que la guadaña de la muerte, tronchando<br />

mis manos, me impidiera elevar al Altísimo la hostia inmaculada».<br />

Desde Suesca, y en la misma fecha del 22 de agosto, responde así el P. Blas Lombana:<br />

«Los tres votos que emití al pie del altar se los ofrecí a Dios y se los ofrecí hasta la muerte;<br />

por manera que, si yo pretendiera otra cosa, sería perjuro ante el mismo Dios, a quien solamente<br />

me consagré desde el día de mi profesión. Pero creo también que esto no obsta para<br />

que yo continúe con el contrato que tengo celebrado con el señor cura de esta parroquia y que<br />

el Ilmo. Sr. Arzobispo y Vuestra Excelencia aprobaron. De lo poco que me quede cooperaré<br />

al fondo de la comunidad».<br />

Este religioso, una vez que se hubo enterado de los resultados de la reunión de algunos<br />

otros religiosos con el señor Delegado Apostólico el 17 de septiembre —de la que se dará<br />

luego una referencia—, dirigió a dicho señor Delegado una instancia en la que, después de<br />

exponerle varios motivos que tenía para su decisión, le pedía licencia para secularizarse por<br />

cinco años; ofrecía dar para el noviciado lo que pudiere de sus ahorros, y prometía, asimismo,<br />

obediencia al Prelado diocesano ex vi voti por el mismo espacio de tiempo. Así le fue concedido<br />

por monseñor Agnozzi.<br />

El 1 de septiembre fechaba en Bogotá su respuesta el P. Tomás Parra:<br />

«Firme a los propósitos que formé de hacer mis votos —decía—, he resuelto cumplir en<br />

lo posible con las obligaciones que traen consigo esos mismos votos, y, por consiguiente, estoy<br />

resuelto a entrar en vida común, según el gran pensamiento de N. G. P. San Agustín de<br />

grata recordación. Quiera el cielo bendecir nuestra obra naciente, para tener la dicha de morir<br />

en brazos de nuestra santa comunidad, y ya que su divina providencia nos ha mandado su<br />

santo auxilio significado por el señor Delegado, mi humilde opinión está reducida a creer que<br />

no debemos perder estos socorros sobrenaturales».<br />

El P. Bonifacio Giraldo se dirigió el 14 de septiembre, también desde Bogotá, al señor<br />

Delegado con una nota, cuya copia remitió el mismo día al P. Rocha, y en la que manifestaba<br />

lo siguiente:<br />

«El que suscribe desea como el que más el restablecimiento canónico de la comunidad,<br />

pues los votos solemnes que hice al pie de los altares no puedo olvidarlos jamás y, con la misericordia<br />

de Dios, podré cumplirlos.<br />

»La organización de la comunidad, en los tiempos que atravesamos, es un poco difícil,<br />

por no decir imposible: primero, porque no hay recursos con que sostener a los religiosos;<br />

segundo, no hay local


496 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a propósito, pues los que existen son muy públicos y causarían celos al poder civil, y tercero,<br />

hay una ley civil que prohíbe la existencia de las comunidades religiosas.<br />

»Estas son las razones que me impiden aceptar la reunión en comunidad; si en algún<br />

tiempo estas dificultades se allanaran, yo no tendría inconveniente en ser parte de la comunidad,<br />

pero hoy me parece imposible.<br />

»Además, soy cura interino de la parroquia de Vianí, sujeto a la jurisdicción del Ilmo. Sr.<br />

Arzobispo, y desde 1866 en que regresé al país desde el extrañamiento, por no haber aceptado<br />

los decretos de tuición y desamortización de 1861, he servido varios curatos en el Arzobispado,<br />

recibiendo por mi comportamiento la aprobación del Ordinario eclesiástico».<br />

Desde Pachavita escribe el 15 de septiembre al P. Rocha el P. Norberto Valbuena.<br />

«Soy —afirma— el ínfimo de mis hermanos descalzos en nuestra República, pero, a pesar<br />

de mi insuficiencia, me comprometo, Dios mediante, a dar fin a mis días en donde recibí<br />

el estado al que hoy pertenezco; mi persona está a sus órdenes y ayudaré en lo posible a tan<br />

santa obra; deseo que esto llegue a conocimiento de Su Excelencia el Delegado Apostólico».<br />

Con fecha 23 de septiembre contesta al P. Rocha el P. Ildefonso Moya desde Guayata en<br />

la diócesis de Tunja.<br />

Primeramente manifiesta que no puede abandonar dicho beneficio que sirve como cura<br />

interino con anuencia de su Provincial y mandato del señor Obispo.<br />

«Como religioso —dice después— estoy dispuesto a reunirme en comunidad siempre que<br />

se cuente con garantías del Gobierno civil, para que no se nos distraiga de nuestra misión;<br />

tengamos casa y rentas con que sostenernos; mientras no contemos con esto, no me reúno en<br />

comunidad y pasaré mis pocos días sosteniéndome con mi trabajo, como lo he hecho en veintiún<br />

años, gracias al señor Arzobispo y al señor Obispo, que por mis trabajos me han proporcionado<br />

modo de vivir desde que el Gobierno nos despojó de nuestras casas y usurpó nuestros<br />

intereses».<br />

En Maripí, también de la diócesis de Tunja, firma el 25 de septiembre su contestación el<br />

P. Felipe Osorio, que era solamente corista cuando los sucesos de la exclaustración en 1861.<br />

Después de manifestar que no desconoce a su Prelado ni tampoco a la Corporación a la<br />

que pertenece, hace estas dos reflexiones: Primera, que, si se piensa establecer la vida común,<br />

tiene que decir que, cuando vistió el hábito, tenía pleno conocimiento de que ya no se observaba.<br />

Segunda, que, como empezó y terminó su carrera en el seminario a expensas de su familia<br />

y hoy necesita ésta de su auxilio, no puede mirar con indiferencia las necesidades de la<br />

misma. Por consiguiente, tiene que estar, por algún tiempo, dedicado a subvenir a una madre<br />

enferma y anciana, dos hermanas viudas con sus familias y sin otro apoyo, pues él no cuenta<br />

ni con haciendas ni con propiedades de ninguna clase.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 497<br />

Finalmente, del 29 de septiembre es la carta que desde Guachetá escribe el P. Domingo<br />

Díaz. En ella le dice al P. Rocha:<br />

«Siendo yo uno del número de nuestra respetable Corporación, aun cuando me considero<br />

el más indigno, declaro lo siguiente: No sólo deseo con toda mi alma y con todo mi corazón<br />

vivir en comunidad, sino también en vida común; además, estoy pronto a que cualquier día<br />

que mi Prelado regular tenga a bien llamarme, estoy dispuesto a renunciar el curato y ponerme<br />

a sus órdenes, para así poder cumplir mis votos que le ofrecí a Dios al pie del altar» 13 .<br />

Según vimos anteriormente, eran trece los agustinos recoletos colombianos. Hemos dado<br />

a conocer las respuestas de diez de ellos. Si descontamos a los PP. Rocha y Bustamante, que<br />

eran, precisamente, los que trabajaban a fin de que llegara a ser una feliz realidad la reunión<br />

en comunidad de todos, sólo aparece sin contestar el P. Isaac Rojas.<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

El señor Delegado Apostólico reúne a varios religiosos agustinos recoletos. –Celebración<br />

de un Capítulo para elegir Provincial y dos Definidores. –Disposiciones del señor<br />

Delegado acerca de los religiosos y sus servicios en parroquias. –Les intima<br />

a que vivan en común o pidan la secularización perpetua<br />

I.- El señor Delegado Apostólico reúne a varios religiosos agustinos recoletos<br />

Sin haber recibido monseñor Agnozzi las contestaciones de todos los religiosos recoletos,<br />

reunió ocasionalmente en su palacio, el día 12 de septiembre, a unos seis de ellos y les manifestó<br />

de una manera clara y terminante que él a ninguno obligaba a vivir en comunidad, pero<br />

que quienes desearan secularizarse temporal o perpetuamente, podían hacerlo aun vistiendo el<br />

hábito.<br />

El P. Rocha, uno de los presentes en dicha reunión, recibió con gran desagrado la propuesta<br />

del señor Delegado de continuar con el hábito los que decidieran secularizarse. Ante<br />

estas manifestaciones, decidió el Padre enviar a monseñor Agnozzi el escrito siguiente:<br />

«El actual Provincial de agustinos descalzos respetuosamente representa y expone:<br />

que, meditando detenidamente la sabia disposición relativa a los religiosos de mi<br />

Orden que voluntariamente no se sometan a la jurisdicción de su respectivo Prelado, ni<br />

a vivir en comunidad y que se sujetan a la obediencia del Ordinario del lugar, yo, en<br />

mi calidad de Prelado, pido a la Delegación Apostólica que los que se hayan independizado<br />

de mi jurisdicción y los que en adelante hagan lo mismo, indispensablemente<br />

se despojen del hábito regular y vistan el hábito talar o sotana del clero secular, y esto,<br />

no ad tempus, sino ad<br />

13 AG, carp. Candelaria, 1870-1900.


498 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

perpetuum, pues así lo dicta la sana razón, porque de lo contrario sería una anomalía<br />

monstruosa que no convendría no sólo a mi Corporación, sino a las demás» 14 .<br />

De todo lo anterior daba el P. Rocha cuenta también al P. Comisario Apostólico en la carta<br />

del 6 de noviembre del mismo año 1882, ya citada, y en la que añadía lo siguiente:<br />

«No hemos tenido todavía contestación, y cualquiera que sea, la pondremos en conocimiento<br />

de Vuestra Reverendísima» 15 .<br />

Ni tampoco tuvo respuesta después. El P. Rocha ya no habla luego sobre ella. Todo lo<br />

contrario. Veamos cómo se expresa en otra carta escrita al P. Gabino Sánchez en julio de<br />

1883.<br />

«Por lo que hace respecto a los religiosos de nuestra Orden le diré: antes de venir el Sr.<br />

Agnozzi reconocían y tenían alguna sujeción; pero, tan luego como vino este señor, de quien<br />

se aguardaba nos sirviera de algún apoyo y protección, ha sucedido todo lo contrario; como la<br />

mayor parte de ellos estaban sirviendo algunos curatos con aquiescencia del Prelado regular,<br />

porque el diocesano contaba con su beneplácito, el señor Delegado dispuso dependiesen de la<br />

jurisdicción del diocesano, y heme aquí destruidas, en cierto modo, las Corporaciones de religiosos,<br />

dándoles amplia libertad y que miren con cierto desprecio a sus correspondientes Superiores;<br />

a otros los ha secularizado ad tempus, conservando el hábito, siendo una anomalía<br />

monstruosa en esta tierra de Colombia con desprecio del hábito y aun con escándalo del público.<br />

Yo desearía que Vuestra Reverencia me comunicase una disposición que yo sé que ha<br />

dado sobre este particular la Congregación de Obispos y Regulares» 16 .<br />

El 12 de marzo del mismo año 1883, es decir, con anterioridad a la carta transcrita, el P.<br />

Íñigo Narro, presente en Roma por enfermedad del P. Procurador General 17 , había comunicado<br />

al P. Gabino Sánchez que, al hablar de nuestros religiosos de Colombia con el Cardenal<br />

Jacobini, Secretario de Estado, le había hecho sabedor de la disposición de monseñor Agnozzi<br />

en relación con los secularizados y el hábito y que Su Eminencia lo ha desaprobado 18 . A pesar<br />

de esta desaprobación, no hemos visto constancia alguna de que se pusiera remedio hasta<br />

1884, como luego veremos.<br />

II.- Celebración de un Capítulo para elegir Provincial y dos Definidores<br />

Otra reunión debió tener el señor Delegado Apostólico con algunos de los religiosos el 17<br />

de septiembre de 1882, pues, firmada por monseñor Agnozzi el 17 de diciembre de este mismo<br />

año, recibía el P. Rocha la siguiente comunicación:<br />

14 AC, t. CXC, f. 166.<br />

15 AG, carp. 5.<br />

16 AC, t. CLXXXIV, f. 104.<br />

17 F. SÁDABA, Catálogo, 555. Permaneció en Roma cuatro meses.<br />

18 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 499<br />

«Deseando poner en ejecución lo dispuesto en la reunión del 17 de septiembre del<br />

corriente año, una vez habida inteligencia con Su Paternidad, y sirviéndome de las facultades<br />

extraordinarias que me han sido concedidas por el Santo Padre, según el Breve<br />

apostólico de 28 de marzo del presente año con respecto a los regulares de las diversas<br />

Órdenes existentes en el territorio de esta Delegación Apostólica, he resuelto<br />

que el día 5 de febrero próximo entrante se reúna y tenga lugar en la casa de mi residencia,<br />

a la hora que más tarde se fijará, el Capítulo regular ordinario de los Padres<br />

agustinos descalzos de esta Provincia para la elección canónica del nuevo Provincial y<br />

dos Definidores. Los Definidores serán dos en vez de cuatro en atención al escaso número<br />

de los actuales Padres. Por esta disposición intento dispensar con la presente lo<br />

dispuesto por las Constituciones de la Orden sobre este punto.<br />

Intereso por tanto a Su Paternidad para que haga llegar a conocimiento de los Padres<br />

esta determinación e invitarles formalmente, conforme a las referidas Constituciones,<br />

a concurrir al Capítulo con el fin para el que se convoca.<br />

Le intereso igualmente para que me envíe una lista de los Padres vocales con sus<br />

nombres y apellidos para poder aprobarla y suscribirla» 19 .<br />

Recibido el anterior escrito por el P. Rocha, una semana después remite éste una copia<br />

del mismo al Procurador General, P. Martínez, con el encargo de que se lo comunique al P.<br />

Comisario Apostólico, a fin de que uno y otro le digan si, nombrado ya por el referido P. Comisario<br />

con su Definitorio General el religioso que debe sucederle como Prelado en caso de<br />

su muerte, puede el señor Delegado Apostólico aprobar canónicamente al Provincial que eligieren<br />

los Padres reunidos en el citado Capítulo.<br />

Añadía el P. Rocha que, por lo que toca a él, no se opone, pues se le quita una carga, pero<br />

le queda la satisfacción de ponerlo todo en conocimiento de los dos. Lo que verdaderamente<br />

siente es el no recibir pronta contestación del P. Gabino Sánchez a sus anteriores comunicaciones.<br />

No pudo el P. Rocha recibir la respuesta antes del anunciado Capítulo. Era ya el 1 de<br />

marzo, al mes siguiente de su celebración, cuando el P. Íñigo Narro, en Roma como hemos<br />

dicho, firmaba la carta de contestación.<br />

Manifestábale en su respuesta, después de consultar el asunto con un amigo entendido,<br />

que el señor Delegado Agnozzi no podía deshacer lo hecho por el P. Comisario Apostólico<br />

con su Definitorio General, porque tan apostólicas y fuertes eran las facultades de éste como<br />

las de aquél.<br />

Escribió también el P. Narro al P. Gabino Sánchez sobre lo mismo y, después de repetir<br />

lo que le decía al P. Rocha, añadía que le<br />

19 AG, carp. 5; AC, t. CXC, f. 162.


500 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

había confirmado su contestación el autorizado y competente parecer del Cardenal Nina, Secretario<br />

que había sido de Estado.<br />

Unos días después, en nueva carta al P. Comisario Apostólico, le comunicaba haber<br />

hablado asimismo con el Cardenal Jacobini, Secretario actual de Estado, según ya se ha dicho,<br />

sobre el mismo tema, y le había remitido a monseñor Pallotti, con quien aún no había podido<br />

hablar, pero que pensaba hacerlo 20 .<br />

De todos modos el convocado Capítulo llegó a celebrarse, aunque no en la fecha anunciada<br />

del 5 de febrero, sino tres días después.<br />

El acta que deja constancia del mismo, está redactada en estos términos:<br />

«Habiendo sido convocados por el señor Delegado Apostólico Juan Bautista Agnozzi<br />

los religiosos agustinos descalzos con el objeto de nombrar nuevo Provincial y<br />

Definidores, se reunieron en la casa de habitación del señor Delegado el día ocho de<br />

febrero de mil ochocientos ochenta y tres, los siguientes: el Reverendo Padre Provincial<br />

Fray Victorino Rocha, el Reverendo Padre Fray Norberto Valbuena, el Reverendo<br />

Padre ex Definidor Fray Martín Díaz, el Reverendo Padre Fray León Caicedo, el Reverendo<br />

Padre Fray Juan Nepomuceno Bustamante, el Reverendo Padre Fray Domingo<br />

Díaz y el Reverendo Padre Fray Felipe Osorio.<br />

Dicho Adiutorium nostrum, etc., por el señor Delegado, pidió el Reverendo Padre<br />

Provincial la lectura de unos documentos que consistían en unos breves de la Santa<br />

Sede y la acta del Definitorio General de la Orden, los cuales fueron leídos por el<br />

mismo señor Delegado y el Reverendo Padre Provincial, de cuya lectura tomaron conocimiento<br />

los Reverendos Padres que ignoraban el contenido de dichos documentos;<br />

concluida la lectura, habló el Reverendo Padre Provincial al señor Delegado haciendo<br />

humildemente la renuncia, como lo dispone la Constitución, del oficio del Provincialato<br />

y pidiendo ser absuelto del mal desempeño de dicho Provincialato; acto continuo<br />

leyó el señor Delegado el pliego que le presentó el Provincial saliente que contenía el<br />

decreto de Nuestro Reverendísimo Padre Comisario Apostólico, Superior de agustinos<br />

descalzos, residente en Madrid, nombrando como sucesor del oficio de Provincial al<br />

Reverendo Padre Fray Juan Nepomuceno Bustamante. Mas, el señor Delegado Apostólico,<br />

manifestó a los Reverendos Padres que, sin embargo, los dejaba en libertad para<br />

que si querían hacer la votación secreta podían hacerla, y en efecto se pasó a votar<br />

recibiendo el señor Delegado los votos.<br />

Hubo tres escrutinios: en el primero resultó que no hubo mayoría, lo mismo que<br />

en el segundo; y en el tercero dio por resultado la elección canónica, aunque se abstuvo<br />

de votar el señor Delegado Apostólico, y dio la elección que recayó en el<br />

20 AG, carp. 5, cartas del P. Narro al P. Gabino, 3 y 12-3-1883.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 501<br />

Reverendo Padre Fray Victorino Rocha; éste resistió la aceptación exponiendo razones<br />

manifiestas; pero el Reverendo Padre Martín Díaz, a nombre de los demás Padres,<br />

habló para que el Reverendo Padre Victorino Rocha aceptase y lo mismo el señor Delegado;<br />

luego se rezó el Te Deum laudamus y la oración que señala la Constitución, y<br />

en seguida el señor Delegado entregó el sello de la Provincia al Provincial electo confiriéndole<br />

la autoridad y luego los Reverendos Padres rindieron la obediencia.<br />

El Provincial presentó la lista de los religiosos que debían ser nombrados Definidores<br />

y resultaron por unanimidad los Reverendos Padres Martín Díaz y Domingo Díaz,<br />

principales, y los Reverendos Padres León Caicedo y Felipe Osorio suplentes o<br />

áditos, con lo cual se dio por concluida la sesión» 21 .<br />

El P. Rocha escribía el 18 de marzo al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez y se expresaba de este<br />

modo:<br />

«Sabrá que el señor Agnozzi convocó a los religiosos para hacer Capítulo y por la copia<br />

del acta que le incluyo verá el resultado, dando en cierto modo, como se dice, carpetazo al<br />

decreto de N. P. Comisario en que nombraba el sucesor, y lo que yo sé es que derecho no es<br />

contra derecho» 22 .<br />

III.- Disposiciones del señor Delegado acerca de los religiosos<br />

y sus servicios en parroquias<br />

El P. Rocha recibía, el 20 de mayo de 1884, una circular firmada el día anterior por monseñor<br />

Agnozzi. Su texto era como sigue:<br />

«La suma escasez de sacerdotes seculares en las diócesis de esta Provincia eclesiástica<br />

y la imperiosa necesidad que hay de atender a la salvación de las almas ponen<br />

a esta Delegación Apostólica en el deber de permitir, de acuerdo con los Reverendísimos<br />

Señores Obispos y los Prelados Ordinarios, que algunos religiosos se ocupen en<br />

el ejercicio del ministerio parroquial.<br />

Mas no por esto puede tolerarse que cada religioso acepte cura de almas, cambie<br />

de parroquia o se ausente de ella según su propia voluntad. Este es un abuso que ocasiona<br />

desórdenes y da lugar a censuras poco honrosas para el clero y para el hábito religioso.<br />

Por tanto, después de haber considerado detenidamente las actuales circunstancias,<br />

he creído que ha llegado el caso de hacer uso de las facultades extraordinarias<br />

que tengo de la Santa Sede y, en tal virtud, bajo pena de suspensión<br />

21 AC, Lib. 3.º de Provincia, 244; AG, carp. 5; P. FABO, Restauración, 91; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3,<br />

29-30. Cfr. documentos leídos en este Capítulo en el tomo presente, cap. VIII, artículos primero y segundo.<br />

22 AG, carp. 5.


502 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de celebrar el santo Sacrificio de la misa ipso facto incurrenda, a todos y a cada uno<br />

de los sacerdotes de las Órdenes de Santo Domingo, San Francisco, de agustinos calzados<br />

y de agustinos descalzos, por las presentes prohíbo<br />

1.º Que acepten nombramientos de curas o administradores aun temporales o excuradores<br />

de alguna parroquia sin previo permiso de esta Delegación Apostólica.<br />

2.º Que cambien de parroquia sin el mismo permiso.<br />

3.º Que se ausenten de la parroquia que administran, a no ser en caso de extrema<br />

necesidad y esto por sólo tres días no festivos, sin el permiso arriba mencionado.<br />

Dirijo a su Paternidad la presente carta, intimándole estas prohibiciones y se servirá<br />

acusarme recibo para mi gobierno».<br />

Al día siguiente de llegar la anterior circular a sus manos, contestaba al señor Delegado<br />

Apostólico el P. Rocha para comunicarle haberla recibido y que quedaba impuesto de sus<br />

disposiciones 23 .<br />

IV.- Intima el señor Delegado a los religiosos a que vivan en común<br />

o pidan la secularización perpetua<br />

Con la misma fecha que la circular transcrita remitía un oficio el señor Delegado Apostólico.<br />

Estas eran sus palabras:<br />

«Después de haber permanecido dos años en Colombia y de haber adoptado las<br />

providencias más oportunas para conseguir que se restableciera la disciplina regular<br />

entre las beneméritas comunidades religiosas de las ínclitas Órdenes de dominicos,<br />

franciscanos, agustinos calzados y descalzos, ha llegado el momento de emplear el<br />

medio más eficaz de que puedo disponer en virtud de las facultades extraordinarias<br />

que me ha concedido el Padre Santo, cual es la de llamar a cada uno de los Padres a<br />

que vivan en común con uno de sus Superiores, a no ser que tengan especial dispensa<br />

de esta Delegación Apostólica, o a intimarles que, dentro del término de quince días,<br />

contados desde la fecha en que reciban este oficio, pidan la secularización perpetua<br />

con deposición del hábito religioso, aun cuando fueren Superiores.<br />

Dirijo, por tanto, a Su Paternidad la presente carta para que se sirva tomar una determinación<br />

y lo hago en nombre de la santa obediencia, según las Constituciones de<br />

la Orden a que pertenece, y en virtud de las facultades extraordinarias que tengo de la<br />

Santa Sede».<br />

Al recibir este oficio pudo ver el P. Rocha que monseñor Agnozzi rectificaba su postura<br />

anterior en relación con el hábito y los que pidieran la secularización perpetua.<br />

23 AG, carp. Candelaria.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 503<br />

En su contestación, dada al señor Delegado Apostólico el día 21, le manifiesta el P. Rocha<br />

que, en su calidad de Provincial, abundando en las mismas ideas, está pronto a volver a la<br />

vida común con los religiosos que quieran acompañarle; con ellos compartirá su escaso pan y<br />

la pequeña habitación a la que había quedado reducido, mientras terminaba el contrato de los<br />

salones —asunto al que luego se hará referencia—; pues entonces podrán estar con menos<br />

estrechez y será fácil establecer el respectivo noviciado, que ha sido siempre su mayor deseo<br />

desde que fueron expulsados de su amado convento.<br />

Como comentario que el P. Rocha hace después de una copia de los dos anteriores escritos<br />

de monseñor Agnozzi, leemos estas palabras:<br />

«Con estas o semejantes disposiciones juzgo en mi humilde opinión que los privilegios<br />

de los regulares, las Constituciones y los Superiores terminarán su carrera» 24 .<br />

A la intimación del señor Delegado Apostólico algunos de los Padres contestaron que se<br />

hallaban dispuestos a vivir en comunidad; otros se excusaron con su edad y achaques, y otros,<br />

finalmente, como los PP. Bonifacio Giraldo y Blas Lombana, pidieron y obtuvieron la secularización<br />

ad quinquennium et ulterius ad beneplacitum Delegationis; posteriormente a este<br />

último se le concedió la secularización perpetua, no obstante que su Prelado regular, el Provincial<br />

P. Rocha, desestimó como insuficientes las causas en que fundaba dicho religioso su<br />

petición 25 .<br />

Al parecer no todos los Padres respondieron debidamente conforme a la intimación de<br />

monseñor Agnozzi, pues éste la recordaba en una nota remitida, el 14 de agosto del mismo<br />

año 1884, al P. Rocha con el encargo de que hiciera llegar a los interesados —cuyos nombres<br />

ignoramos— unas cartas para que dieran la contestación debida 26 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

El Padre Rocha se ve obligado a arrendar al seminario el coro y dos salones de la<br />

Candelaria de Bogotá. –El contrato de arriendo. –Explicaciones del Padre<br />

Rocha acerca del mismo; remite su aprobación por el Delegado Apostólico<br />

al Padre Procurador General con unas anotaciones.<br />

–Súplica dirigida al Papa sobre la iglesia de Bogotá y<br />

las sumas obtenidas por los arreglos con los<br />

compradores de los bienes de las<br />

Corporaciones religiosas<br />

I.- El Padre Rocha se ve obligado a arrendar al seminario el coro<br />

y dos salones de la Candelaria de Bogotá<br />

Otras amarguras habían caído el año 1883 sobre el buen P. Rocha. Veamos lo que él<br />

mismo cuenta al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez en carta del 18 de marzo del año apuntado:<br />

24 AG, carp. Candelaria; AC, t. CXC, f. 160.<br />

25 AG, carp. 7, informe del P. Enrique Pérez al P. Gabino, 28-11-1884.<br />

26 AC, t. XC, f. 161.


504 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«Desde ese día 8 —se refiere a la fecha del Capítulo celebrado en febrero del año citado—<br />

me anunció el señor Agnozzi que había de dar para el seminario el coro y dos piezas —<br />

una que está encima de la nave de la iglesia y la otra encima de la sacristía—, las cuales tenía<br />

destinadas para clases y dormitorio del noviciado. Este anuncio me afectó tanto que temí me<br />

aconteciera alguna cosa grave. Dicho señor dijo al P. Bustamante que, si yo no cedía, el señor<br />

Arzobispo pediría al Papa no sólo eso, sino la iglesia, para el seminario.<br />

»El día 7 del corriente me invitó el señor Delegado a su casa, y después de hablarme sobre<br />

el particular, le manifesté que me permitiera expresarme con libertad y franqueza: que en<br />

esta cuestión yo reservaba mi voto y sólo me hallaba dispuesto a obedecer lo que él dispusiese;<br />

que era muy triste para mí que, después que, lanzados por Mosquera de nuestro convento,<br />

durante veintidós años había estado luchando con el Gobierno civil para sostener y conservar<br />

los derechos e intereses de mi iglesia, viera hoy todos mis esfuerzos perdidos y privado de<br />

esos derechos.<br />

»Llegamos por último a la solución y arreglo de que tomasen para el seminario el coro y<br />

las dos piezas en arrendamiento por dos años para, de este modo, conservar el derecho de<br />

propiedad. El mismo señor me trajo el domingo pasado el documento para que lo firmara, y le<br />

manifesté que en cierto modo me alegraba de que se hubiera arreglado el negocio de esta manera,<br />

porque el público, que aún conserva cariño y gratitud a nuestros religiosos, estaba en<br />

alarma. Pera creo —termina el P. Rocha— que esto es una fórmula, mas las tendencias son<br />

otras, por lo cual lo pongo en conocimiento de Vuestra Reverencia para ver cómo puede con<br />

su influencia asegurarnos. Con esta estrechez de ahora no puedo poner aquí noviciado» 27 .<br />

II.- El contrato de arriendo<br />

El texto del referido contrato, firmado en Bogotá el 9 de marzo de 1883, es del tenor siguiente:<br />

«Conste por el presente que los infrascritos, a saber: El R. P. Victorino Rocha, Provincial<br />

de agustinos descalzos, con aprobación del excelentísimo señor Delegado Apostólico, y Bernardo<br />

Herrera Restrepo, Rector del seminario conciliar de la Arquidiócesis, con aprobación<br />

del ilustrísimo señor Arzobispo, hemos celebrado el contrato siguiente:<br />

1.º El R. P. Provincial da en arrendamiento al seminario conciliar por el término de dos<br />

años los locales pertenecientes a la Candelaria, a saber: los salones situados sobre la nave derecha<br />

de la iglesia, desde la pared del atrio hasta la pared del norte, y los que, volviendo hacia<br />

la derecha, están colocados encima de la sacristía de la iglesia hasta la actual pared divisoria<br />

con el edificio hoy seminario.<br />

2.º El seminario conciliar pagará por el arrendamiento de los<br />

27 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 505<br />

mencionados locales la suma anual de doscientos pesos de ley en la forma en que lo ordene la<br />

Delegación Apostólica.<br />

3.º El seminario queda plenamente autorizado para hacer a su costa las reparaciones necesarias<br />

para el servicio a que se destinen dichos locales, siempre que no se perjudique la<br />

forma actual que ellos tienen, y podrán abrirse con tal fin puertas para ponerlos en fácil comunicación<br />

con el resto del edificio.<br />

4.º La puerta que actualmente comunica el coro de la iglesia con los locales arrendados,<br />

se conservará con cerradura bajo la responsabilidad del Rector, el cual podrá permitir un uso<br />

discreto de dicho coro.<br />

5.º A fin de que, llegado el caso, los seminaristas puedan entrar a la iglesia para los actos<br />

religiosos de comunidad, se abrirá la puerta que conduce de la iglesia al claustro bajo del seminario.<br />

6.º El seminario se compromete a hacer construir a su costa y a satisfacción del R. P.<br />

Provincial una escalera que de la iglesia conduzca a la torre y al coro.<br />

7.º El seminario colocará y conservará con esmero los cuadros y retratos que el R. P. Provincial<br />

convenga en dejar en los locales mencionados, previo el correspondiente inventario.<br />

8.º El presente contrato es prorrogable a voluntad de los contratantes» 28 .<br />

III.- Explicaciones del Padre Rocha acerca del contrato; remite su aprobación por el Delegado<br />

Apostólico al Padre Procurador General con unas anotaciones<br />

En carta escrita el 22 de mayo del mismo año 1883 al P. Íñigo Narro, presente en Roma<br />

por enfermedad del P. Procurador General, como ya se dijo, el P. Rocha, al hablar del contrato<br />

sobre los salones, considerado por él solamente «como una fórmula para poder adueñarse<br />

hasta de nuestra iglesia», dice que lo firmó «sin caer en cuenta del artículo 5.º», porque se lo<br />

había traído para que lo firmara monseñor Agnozzi, «el más interesado en este negocio». Repite<br />

luego que no lo advirtió y que a la sazón ya estaban con la operación de abrir la puerta,<br />

apertura que no tiene otro objeto que hostilizarle y ponerle servidumbre por todas partes,<br />

puesto que el seminario tiene franca la puerta de la sacristía para entrar y salir a la iglesia,<br />

desde ahora por dos años 29 .<br />

Nada manifiesta el P. Rocha en la citada misiva acerca del escrito de aprobación del contrato<br />

por el señor Delegado, de fecha del 19 de abril. En ella monseñor Agnozzi eleva la suma<br />

que el seminario debía abonar anualmente, a doscientos cuarenta pesos fuertes, pagaderos en<br />

trimestres anticipados y cuyo destino había de ser «pro ecclesia<br />

28 AG, carp. Candelaria.<br />

29 AG, carp. Candelaria.


506 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a Candelaria in civitate Bog. culta, et pro missionibus apud infideles, cura delegationis apostolicae<br />

cum patribus impendenda» 30 .<br />

El mismo año 1883, en el mes de noviembre, envía el P. Rocha al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez,<br />

ya recuperado de su enfermedad, una copia del contrato y de su aprobación por monseñor<br />

Agnozzi con otra copia de dos comunicaciones de esta personalidad. En una de estas le<br />

manifiesta el señor Delegado al P. Rocha haber recibido ya del Rector del seminario las cantidades<br />

estipuladas por el arriendo que luego fueron entregadas al Presidente del Consejo Central<br />

de la Propagación de la Fe. La otra comunicación era la nota enviada por el mismo señor<br />

Delegado al referido Presidente en la que le explica que le remite la suma de doscientos cuarenta<br />

pesos fuertes «en favor de las misiones, pero especialmente de las que darán a su tiempo<br />

los Padres agustinos descalzos candelarios en este territorio».<br />

Como vemos, en realidad la distribución de las cantidades entregadas por el arriendo no<br />

se verificaba en un todo como figuraba en la aprobación del contrato. No es de extrañar, pues,<br />

que el desconsolado P. Rocha se exprese de este modo en su carta al P. <strong>Manuel</strong>:<br />

«Me abstengo de hacer comentarios a estas notas; lo único que puedo decirle es que las<br />

piezas en cuestión las tenía destinadas para formar el noviciado, que en realidad tendría hoy<br />

de cuatro a cinco novicios, sosteniéndolos con la ayuda de Dios y las limosnas de los buenos<br />

católicos, pero, por darles gusto a los señores Agnozzi y Rector Herrera, convine en que tomasen<br />

en clase de arriendo las piezas para no perder el derecho de propiedad y recibir dichos<br />

arriendos para ayuda de la venida de los religiosos, y ésta fue la intención, como Dios lo sabe,<br />

y me he llevado una equivocación, porque, si el señor Agnozzi me hubiera dicho que los<br />

arrendamientos eran para las misiones, entonces no habría yo accedido y no se habría atrevido<br />

a quitarme las piezas de hecho, exponiéndose a la justa censura de la sociedad» 31 .<br />

IV.- Súplica dirigida al Papa sobre la iglesia de Bogotá y las sumas obtenidas por los arreglos<br />

con los compradores de los bienes de las Corporaciones religiosas<br />

El atribulado P. Rocha se decide a acudir a Su Santidad, no sabemos si por recomendación<br />

del P. <strong>Manuel</strong> María Martínez o de alguna otra persona. Pues hay una carta del P. Procurador<br />

General, fechada en Roma el 14 de febrero de 1884, en la que le dice al P. Provincial<br />

haber recibido la suya del 12 de noviembre del año anterior en la que le manifestaba «las penas<br />

que está sufriendo con motivo de las voces que corren sobre querer apropiarse el seminario<br />

de esa nuestra iglesia». Luego añade el P. <strong>Manuel</strong>: «Soy de la misma opinión que esa persona<br />

que ha aconsejado a Vuestra Reverencia que, llegado<br />

30 AG, carp. 5.<br />

31 AG, carp. 5. En carta, de julio, al P. Gabino se expresa el P. Rocha en tono más duro sobre este último punto<br />

(AC, t. CLXXXIV, f. 104).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 507<br />

el caso, resista cuanto pueda aunque le amenacen con la suspensión, protestando que recurrirá<br />

a Roma para mantenerse en posesión de lo que es suyo» 32 .<br />

Mas el P. Rocha no espera a que llegue el momento extremo. El día 12 de marzo del citado<br />

año 1884, se dirige al Santo Padre. Su extenso escrito, aunque incluye temas expuestos ya<br />

en nuestras Crónicas, lo ofrecemos íntegro a continuación:<br />

«BEATÍSIMO Y AMADÍSIMO PADRE:<br />

Yo, Fray José Victorino Rocha, actual Provincial de agustinos recoletos en los Estados<br />

Unidos de Colombia, América del Sur, confiado en la piadosa benignidad con<br />

que el Padre Común de los cristianos acoge siempre las súplicas de sus hijos, por<br />

humildes que éstos sean, me atrevo a elevar hasta el augusto Trono de Vuestra Santidad<br />

la presente exposición con la esperanza de que la escuchará y despachará favorablemente.<br />

El año de 1861 el liberalismo incrédulo de esta Nación se puso en armas contra el<br />

Gobierno legítimo en ella establecido y la suerte de la guerra le fue favorable; triunfante<br />

ya, adoptó muchas medidas hostiles a la Iglesia Católica, entre las cuales se señaló<br />

la extinción de las comunidades religiosas de ambos sexos y la ocupación de sus<br />

casas y bienes. Privados entonces de su hogar, los agustinos recoletos se han visto<br />

obligados a vivir en casas particulares, pero resueltos siempre a volver a la vida monástica<br />

tan pronto como las circunstancias se lo permitiesen. Ahora bien, entre las casas<br />

que poseía mi comunidad y que le quitó el Gobierno usurpador de esta República,<br />

hay una situada en un punto despoblado que se denomina «El Desierto de la Candelaria».<br />

Esta casa tiene su iglesia anexa y todas las demás cosas necesarias para la comunidad.<br />

A fin de restablecer ésta, el exponente, con licencia y autorización de Nuestro<br />

Padre Pío IX, compró dicha casa al que la había rematado, por ser la única que reúne<br />

todas las condiciones para que puedan congregarse los religiosos y restablecer su noviciado<br />

sin ser molestados. Las circunstancias al presente son propicias para ese objeto,<br />

pues la persecución religiosa se ha calmado. Hay once sacerdotes y varios de ellos<br />

dispuestos a volver a su vida monacal. Además, deben venir próximamente de España<br />

otros religiosos de la Orden a reconstruir el Instituto en toda forma y bajo la más estricta<br />

observancia de nuestra regla. Al efecto, mando a un religioso de ésta para que<br />

los traiga, haciendo, como Vuestra Santidad puede comprenderlo, mil sacrificios. Sin<br />

embargo, al logro de este objeto se oponen algunas providencias de la autoridad eclesiástica,<br />

y es precisamente respecto de ellas sobre que versa la presente exposición.<br />

Nuestra comunidad tenía como propiedad algunas fincas raíces valiosas, así como<br />

el derecho a varios censos establecidos<br />

32 AC, t. CXC, f. 154.


508 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en su favor. El Gobierno, al extinguir la Orden, le arrebata aquellas fincas que vendió<br />

a particulares en pública almoneda, y obligó a los censatarios a redimir los censos en<br />

el Tesoro público, so pena de privarlos de las fincas (compra que hicieron con papeles<br />

de Crédito público que el Gobierno recibía por su valor nominal, pero que en el mercado<br />

adquirían a bajo precio); han hecho arreglos con la autoridad eclesiástica, arreglos<br />

que consisten en devolver en dinero la diferencia habida entre el valor nominal de<br />

los papeles de Crédito público dados al Gobierno en pago de las fincas, y el que dichos<br />

papeles tienen, en el mercado. Los que han redimido censos en el Tesoro, lo han hecho<br />

también con licencia de la autoridad eclesiástica, pero con la misma obligación de devolver<br />

en dinero la diferencia entre el valor real y el nominal de los papeles de Crédito<br />

público que el Gobierno ha recibido en pago de los censos redimidos. La autoridad<br />

eclesiástica ha recibido varias veces sumas provenientes tanto de aquellos arreglos con<br />

los rematadores de nuestros bienes, como con los que han redimido los censos de que<br />

éramos dueños, y les ha dado a dichas sumas una inversión distinta de la de volvérselos<br />

a sus legítimos dueños, es decir, a la comunidad que tiene derecho de propiedad<br />

sobre las fincas rematadas y sobre los censos redimidos, como las cosas por su naturaleza<br />

son siempre de su dueño en estricta y rigurosa justicia; yo me atrevo a reclamar<br />

de Vuestra Santidad, no para mi triste persona que muy pronto ha de dejar este mundo,<br />

sino para mi comunidad, estas sumas que ha recibido la Autoridad Eclesiástica de esta<br />

Arquidiócesis, porque mi comunidad es el dueño legítimo de ellas.<br />

No puede alegarse que la comunidad ha estado disuelta y los religiosos viviendo<br />

en casas particulares, porque, si esto ha sucedido mientras no tenían casa para reorganizarse<br />

y obligados a ello por una fuerza que no podían resistir, puesto que se hallaban<br />

o veían despojados y arrojados de su suspirada cuna en donde fueron alimentados con<br />

el pan de la doctrina monacal, no por eso debían vivir en el aire. Sin embargo, hoy que<br />

por la Divina Providencia tienen casa, necesitan también de lo demás, que es suyo, para<br />

sostener y abrir nuevamente su noviciado. Mi súplica está fundada en la justicia y el<br />

derecho, y es tanto más obligatoria, cuanto es muy grande la miseria en que se hallan<br />

los dueños de esas sumas que reclamo y que hago extensiva a las que por iguales causas<br />

reciba en lo sucesivo la Autoridad Eclesiástica, de modo que no se refiere sólo a lo<br />

pasado y al presente, sino también a lo porvenir.<br />

Por motivos que sin duda el Ilmo. Señor Arzobispo de Bogota creyó justos y convenientes,<br />

tuvo que hacer un contrato con el Gobierno de Colombia en virtud del cual<br />

dio a éste el antiguo local del Seminario Conciliar y recibió en cambio el Convento de<br />

la Candelaria de esta ciudad, que era la principal casa de mi comunidad, y veinte mil<br />

pesos fuertes de adehala 33 .<br />

33 Adehala: lo que por donación o convenio se añade al precio convenido.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 509<br />

El Prelado ha destinado, pues, nuestra casa para Seminario, pero creo en justicia que,<br />

siendo nuestra comunidad el dueño de ella, debe tener siquiera alguna participación en<br />

los veinte mil pesos que dio el Gobierno en el contrato a cambio de los dos edificios.<br />

Sé que se ha alegado que esos veinte mil pesos provienen del mayor valor del local<br />

del Seminario, pero yo he hecho que personas honradas y muy competentes en la<br />

materia por sus conocimientos y profesión den un dictamen sobre el particular y han<br />

convenido en que el Convento vale mucho más que el local del Seminario. Aquél es<br />

muy espacioso, está mejor dispuesto, tiene patios y claustros más amplios y, en fin, es<br />

una casa completa, mientras que el local del Seminario es apenas una parte del edificio<br />

que formaba el antiguo Seminario, muy incómodo y menos a propósito para ese instituto.<br />

No existiendo, pues, la razón que se aduce, creo que mi comunidad debe tener alguna<br />

participación en los veinte mil pesos y mucho más hoy, cuando, pronta a restablecerse,<br />

necesita recursos para ello. Ya en otra ocasión la Santa Sede había encontrado<br />

justa la súplica, pero no ha producido el resultado que, al elevarla a Vuestra Santidad,<br />

se ha deseado obtener 34 .<br />

La iglesia de dicho Convento de la Candelaria de Bogotá no quedó comprendida<br />

en la desamortización de nuestros bienes; al contrario, fue expresamente exceptuada<br />

de ella, así como las otras de igual clase. Según esto, es claro que dicha iglesia no<br />

puede entrar en el negocio de cambio del local del Seminario por nuestro Convento; y<br />

en consecuencia, es también claro que nuestra Corporación tiene pleno derecho de<br />

propiedad sobre ella y que lo tendrá mientras existan religiosos de nuestra Orden. Esa<br />

propiedad fue reconocida por el mismo Gobierno desamortizador, a pesar de que verificó<br />

la desamortización, pocos días después de consumado su triunfo sobre el Régimen<br />

legal y cuando todavía sus armas victoriosas imponían silencio y terror en toda la República.<br />

Esa propiedad tampoco ha sido turbada de hecho porque, desde que fue extinguida<br />

la comunidad, ha estado a mi cargo y al de otros religiosos de nuestra Orden y<br />

nunca ha dejado, como es público y notorio, de tributarse en ella el culto de Dios, ni<br />

aun de hacerse las festividades que tenía por costumbre de celebrar la comunidad.<br />

Tanto, pues, mi comunidad, como yo, tenemos la posesión y propiedad de dicha iglesia,<br />

sin que esa propiedad y esa posesión hayan sido turbadas nunca desde la fundación<br />

del Convento. Según esto, la comunidad tiene derecho a su iglesia y, conforme a<br />

una disposición dictada sobre la materia por una de esas Sagradas Congregaciones,<br />

ella es y debe ser inmune y la comunidad no puede ser despojada de ella.<br />

Imploro, por tanto, sobre esto a Vuestra Soberana Autoridad:<br />

34 CR, tomo presente, cap. VIII, art. tercero.


510 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pongo bajo su amparo la iglesia de la comunidad de Bogotá y ruego a Vuestra Santidad<br />

se digne asegurar y proteger a nuestra comunidad en sus sagrados derechos, dictando<br />

las providencias convenientes a fin de que por ninguna Autoridad y por ningún<br />

motivo se nos quite dicha iglesia mientras existan religiosos de la Orden.<br />

Por último, Santísimo Padre, en favor de mi comunidad y de las otras Corporaciones<br />

religiosas que, como la de mi Corporación, fueron extinguidas y despojadas de lo<br />

suyo, ruego encarecidamente a Vuestra Santidad se digne disponer que las sumas que<br />

se hayan obtenido y se obtengan en virtud de arreglos con los rematadores de los bienes<br />

o principales de esas Congregaciones religiosas o provenientes de redención de<br />

censos, se devuelvan o entreguen a sus legítimos dueños. En favor de esta súplica está<br />

la justicia que asiste a los dueños de recobrar lo que es legítimamente suyo; la voluntad<br />

de los fundadores de esos principales o donantes de esos bienes, los cuales no<br />

hicieron estas concesiones sino imponiendo a las Congregaciones religiosas ciertas<br />

obligaciones y sufragios, que éstas se hallan en el estricto deber de cumplir. Finalmente,<br />

la miseria indecible en que esas Corporaciones se encuentran, existiendo éstas, no<br />

es posible que a las sumas que les pertenecen se les dé una inversión distinta de la que<br />

señalaron los fundadores, quienes expresamente establecieron lo que las Corporaciones<br />

debían hacer a cambio de los capitales o censos que les legaron.<br />

Todas estas razones me han movido a elevar a Vuestra Santidad esta mi respetuosa<br />

y humilde exposición con la esperanza de que Vuestra Santidad se dignara leerla y<br />

acoger benignamente las súplicas que ella contiene. Soy el más humilde y el último de<br />

los hijos de Vuestra Santidad, mas no por eso confío menos en su paternal clemencia,<br />

ni es menos sincera, ferviente y constante mi adhesión al Supremo Vicario de Jesucristo<br />

y a esa Cátedra de la verdad.<br />

Me postro a los pies de Vuestra Santidad, le pido perdón por la libertad que me he<br />

tomado y le ruego humildemente se digne impartirnos a mí y a los religiosos de la comunidad<br />

su Apostólica Bendición» 35 .<br />

35 AC, t. CLXXXIV, f. 98.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 511<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Segundo viaje a España del Padre Bustamante. –El Padre Enrique Pérez es nombrado<br />

Visitador de la Candelaria. –Viaje de los Padres Enrique Pérez y Bustamante<br />

a Colombia y primeros días de la estancia de aquél<br />

I.- Segundo viaje a España del Padre Bustamante<br />

Ya se narró en este tomo de Crónicas que el P. Comisario Apostólico accedió, por fin, a<br />

las reiteradas y apremiantes súplicas del Padre Rocha y escribió al P. Provincial de Filipinas<br />

con la petición de que se cedieran a la Provincia de Colombia dos religiosos sacerdotes, que<br />

pudieran servir de Lectores, y un hermano. El Definitorio de aquella Provincia, en sesión del<br />

21 de mayo de 1881, aprobó dicha petición, pero con dos condiciones, una de las cuales era<br />

que todos los gastos de ida, estancia y regreso, en caso de que así fuera, corrieran a cuenta de<br />

la Candelaria 36 .<br />

El P. Íñigo Narro, como Comisario de Filipinas en Madrid, llegó a designar entonces a<br />

los tres religiosos que habían de pasar a Bogotá. Mas no se llevó a efecto su marcha porque el<br />

P. Rocha, sin hacer caso de las ofertas del confiado P. Bustamante, respondió finalmente «que<br />

no tenía un centavo» 37 .<br />

Pero dado el modo de pensar y obrar de los recoletos supervivientes y vistas, a la vez, las<br />

dificultades surgidas con los acontecimientos anteriormente relatados, aparecía más clara, al<br />

correr de los días, la absoluta necesidad de la presencia de algunos religiosos españoles. Por<br />

ello se tomó la decisión de que volviera nuevamente a España en busca de ayuda el P. Bustamante.<br />

Se había ofrecido él otra vez a sufragar todos los gastos necesarios.<br />

Hizo el viaje el Padre el año 1884, sin que se pueda precisar tanto la fecha de su salida de<br />

tierra colombiana como la de su llegada a España. Hemos visto una carta suya dirigida al P.<br />

Comisario Apostólico desde la ciudad francesa de Hendaya con fecha 6 de septiembre del<br />

citado año. En ella le comunica que en dicho día comienza la cuarentena de siete días, concluidos<br />

los cuales seguiría a Marcilla y luego a Monteagudo 38 .<br />

Su llegada a Madrid debió ser en el mes de julio, por lo que veremos después con la salida<br />

de San Millán del P. Enrique Pérez el 10 de agosto. Terminada su gestión en la capital de<br />

España, se trasladó el Padre Bustamante a Francia para solventar algún asunto y a su regreso<br />

viose obligado a la cuarentena de que hablaba en su misiva, tal vez a causa del cólera morbo<br />

que invadía las regiones francesas y aún no había traspasado la frontera española.<br />

36 CR, tomo presente, cap. IX, art. quinto.<br />

37 AM, 54, Oficios, f. 68v; carp. 75, leg. 2, 5, carta del P. Gabino al P. Provincial de Filipinas el 13-1-1886.<br />

38 AG, carp. 5.


512 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- El Padre Enrique Pérez es nombrado Visitador de la Candelaria<br />

El P. Santiago Matute, residente por aquel entonces en el colegio de San Millán de la Cogolla,<br />

nos habla de la estancia del P. Bustamante en Madrid de la siguiente manera:<br />

«Llegado que hubo a Madrid y después de repetidas conferencias con los Padres del Definitorio<br />

General, el Padre Bustamante vio, en parte, cumplida su misión y satisfechos sus<br />

deseos; he dicho en parte, porque no dos o tres como él pedía y quería, sino sólo un Padre le<br />

fue concedido, y éste en calidad de Visitador, para que a su regreso informase, pero con la<br />

esperanza de que un poco más tarde quedarían por completo satisfechas sus aspiraciones.<br />

»Para el caso había, indudablemente, que echar mano de un Padre bueno a toda prueba y<br />

de absoluta confianza, y se fijaron en el Padre Fr. Enrique Pérez, a quien mandaron ir a Madrid<br />

para recibir tan delicada misión.<br />

»Desempeñaba el Padre Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia la cura de almas en el<br />

pueblo de San Millán de la Cogolla, con tino y celo verdaderamente apostólicos, cuando fue<br />

llamado por orden superior a la real y coronada Villa. Hizo entrega de la parroquia, también<br />

de orden de los Superiores, al que esto escribe» 39 .<br />

Salió, en efecto, de San Millán el P. Enrique el 10 de agosto rumbo a Marcilla 40 , en cuyo<br />

colegio se encontraba el Provincial de Filipinas, P. Juan Cruz Gómez, quien, como ya se dijo,<br />

había ido a la Península en busca de la salud. Comunicó éste al P. Enrique que el objeto de su<br />

viaje era ir como Visitador a Colombia, nombrado por el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, con el fin de ver el estado en que se hallaba la Provincia de la Candelaria.<br />

Se dirige, pues, el P. Enrique hacia Madrid, a donde llega en la mañana del día 14. Una<br />

semana más tarde se firmaba el nombramiento de Visitador a su favor, que le fue entregado el<br />

día 29. El decreto era del tenor siguiente:<br />

«Por cuanto por nuestra avanzada edad, y por la mucha distancia de la Provincia<br />

de Ntra. Sra. de la Candelaria en Tierra Firme, no podemos asistir personalmente, ni<br />

acudir a las Visitas y ocurrir a cuanto se ofreciere convenir al bien y aumento de dicha<br />

nuestra Provincia, así en lo espiritual como en lo temporal, y para que se conserve,<br />

como deseamos, en todo vigor la observancia: Por tanto, y por la autoridad de nuestro<br />

oficio, de que en esta parte usamos, por el tenor de las presentes, nombramos y elegimos<br />

en Comisario y Visitador General<br />

39 S. MATUTE, Apuntes, 1, 15-16. Para los demás datos consignados a continuación en este artículo, cfr. asimismo<br />

P. FABO, Restauración, 93; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 33; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2,<br />

284, y en especial E. PÉREZ, Diario de mi viaje a Colombia, 1884-1885, ms. AG, carp. Candelaria.<br />

40 Según el P. Matute el P. Enrique Pérez salió de San Millán para Madrid el 9 y allí se reunió con el P. Comisario<br />

Apostólico y el P. Provincial de Filipinas; pero en el Diario se lee lo que se dice en el texto.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 513<br />

de dicha nuestra Provincia al R. P. Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia, de la filiación<br />

de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino en las Islas Filipinas, al cual<br />

damos nuestras voces y veces, asiento, excepciones y preeminencias que conceden<br />

nuestras Constituciones y la bula de la Santidad de Gregorio XI a los tales Comisarios<br />

y Visitadores Generales. Y asimismo damos nuestra facultad, voces y veces para que<br />

presida en los Capítulos que se celebren en dicha Provincia, durante su empleo de<br />

Comisario y Visitador General, y que pueda hacer y ejercitar así en dichos Capítulos,<br />

como fuera de ellos, todo lo que pertenece a dichos Presidentes, y que en las causas y<br />

procesos de nuestros religiosos proceda en todos ellos hasta la definitiva inclusive, según<br />

y como ordenan y disponen nuestras Constituciones: part. 3.ª, cap. 9, Cum autem<br />

etc. 41 Y mandamos en virtud de santa obediencia, bajo precepto formal, so pena de excomunión<br />

mayor latae sententiae, trina canonica monitione, a todos los religiosos<br />

súbditos nuestros de dicha provincia de la Candelaria, admitan, veneren y obedezcan a<br />

dicho P. Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia, como a tal Comisario y Visitador<br />

General. Asimismo le autorizamos para que nombre Secretario o Secretarios, según le<br />

pareciere convenir, que para todo le damos nuestra facultad, voces y veces, el cual<br />

tendrá el lugar, asiento y excepciones, que señalan nuestras Leyes a dichos Secretarios<br />

Generales durante su empleo».<br />

Unos días después explicábale el P. Gabino Sánchez al P. Enrique Pérez todo el objeto de<br />

su viaje, cuyos gastos correrían a cuenta de la Provincia de la Candelaria. Le regaló el crucifijo<br />

que había pertenecido al P. Ángel Barra, con el encargo de que, si falleciese en aquella<br />

Provincia, fuese para los Superiores de la misma, y si ocurriese su muerte en la de San Nicolás,<br />

para los de ésta. «Este crucifijo —escribe en su Diario el mismo P. Enrique— lo llevaré<br />

siempre conmigo, según me lo ha recomendado N. P. Gabino».<br />

III.- Viaje de los Padres Enrique Pérez y Bustamante a Colombia<br />

y primeros días de la estancia de aquél<br />

El 18 de septiembre abandona Madrid el P. Enrique Pérez y se dirige a Zaragoza para<br />

trasladarse el 17 a Monteagudo, a donde llega en compañía del P. Bustamante, a quien había<br />

encontrado en Tudela. Dos días después parten en dirección de Barcelona y llegan a esta ciudad,<br />

habiéndose detenido en Zaragoza, el día 21. Tiene lugar su embarque<br />

41 COR, a. 1745, l. c.: «6. Cum autem difficile sit P. N. Vicarium Generalem personaliter Visitationem harum<br />

Provinciarum posse facere, ordinamus: quod quando ipsi videbitur expedire, Visitatorem ex Hispania mittat;<br />

sed conscientiam illius oneramus, ne id faciat nisi raro; melius enim iudicamus, eligere aliquem ex ipsis<br />

Provinciis, Religionis zelo decoratum, et ei auctoritatem suam committere, ut sicut ipsemet Visitationem<br />

incipiat, et perficiat, exceptis diffinitivis sententiis de poenis gravissimis infligendis, quod ad Diffinitorium<br />

Generale spectat».


514 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el día 24 en el vapor «Panamá» para dar comienzo al largo y penoso viaje que se había de<br />

prolongar hasta el 5 de noviembre, fecha de su arribo a Bogotá 42 . El día anterior había salido<br />

desde Facatativá a su encuentro en el Hotel de los Manzanos el P. Rocha, acompañado de<br />

monseñor Bonifacio Toscano, Obispo dimisionario de la diócesis colombiana de Pamplona, y<br />

del agustino P. Pedro Salazar, Párroco del citado pueblo de Facatativá, en cuya casa pernoctaron.<br />

Al día siguiente, 5 de noviembre, como anotamos, un ómnibus les conduce a la capital de<br />

Colombia.<br />

Estas fueron las actividades del P. Visitador en los tres primeros días de su estancia:<br />

El día 6 le visitan los PP. Martín Díaz, Bonifacio Giraldo y León Caicedo, con quienes<br />

conferencia sobre algunos puntos. Los dos últimos le proponen para actuar de Secretario de<br />

Visita al P. Martín. Así lo hace el P. Visitador dos días más tarde.<br />

El 7 visita el P. Enrique al señor Delegado Apostólico. Se le manifiesta éste muy amable<br />

y atento y le expresa su deseo de que vayan a Colombia religiosos de España con el fin de<br />

poder disponer de ellos y enviarlos a las misiones de Casanare.<br />

En este mismo día se dirige a saludar al señor Ministro de España en Bogotá, quien le<br />

hace ofrecimiento de todos sus servicios.<br />

Finalmente, en la noche conferencia con algunos Padres y se acuerda que dirija una circular<br />

a todos los religiosos para darles cuenta de su llegada como Visitador General y del proyecto<br />

que se tiene de restaurar la Provincia.<br />

El día 8 se trata con el P. Rocha del asunto de los locales arrendados al Seminario y le recomienda<br />

que, uno o dos meses antes de espirar el plazo del contrato, dé aviso al señor Rector<br />

Herrera de la obligación de desocupar los locales y de que abone los dos años de arrendamiento<br />

con los daños ocasionados en el órgano del coro. Le dice asimismo al P. Rocha que<br />

procure reclamar el inventario de los cuadros que se dejaron en el local ocupado por el seminario.<br />

42 Algunos detalles del viaje, tomados del Diario: En el vapor «Panamá», llegaron el día 27 a Cádiz, donde<br />

transbordaron al «Ciudad condal», que salió el 30. Arriban a Puerto Rico el 13 de octubre y al día siguiente<br />

pasan al «<strong>Manuel</strong> L. Villaverde», para llegar el 15 a Ponce, el 17 a La Guaira, el 18 a Puerto Cabello, el 21<br />

a Sabanilla, donde desembarcan para hacer su entrada en Barranquilla por la tarde. Al día siguiente embarcan<br />

en el «Rafael Núñez», en el que remontan el río Magdalena, y arriban el 29 a Caracolí, donde desembarcan<br />

para continuar en tren hasta Honda. Luego siguen su camino y llegan el 31 a Guaduas. El 4 de noviembre<br />

se encuentran, como se dice ya en el texto, en el Hotel de los Manzanos, a donde arriban los que<br />

salen a recibirles.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 515<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Circular del Padre Visitador a los religiosos. –Cartas de los Padres Pérez, Rocha y<br />

Comisario Apostólico. –Contestación de los religiosos a la circular del Padre<br />

Visitador. –Acta de Visita e informe del Padre Pérez. –Contestación<br />

del Padre Comisario Apostólico<br />

I.- Circular del Padre Visitador a los religiosos<br />

De conformidad con lo convenido, según se ha dicho, con fecha 10 del mismo mes de<br />

noviembre dirige las siguientes letras a cada uno de los religiosos supervivientes de la Provincia:<br />

«Mi amado hermano:<br />

Tengo el gusto de participar a Vuestra Reverencia que acabo de llegar a esta capital<br />

como Comisario y Visitador General por nombramiento de N. M. R. P. Comisario<br />

General Apostólico, en sus Letras dadas en Madrid a 21 de agosto del presente año.<br />

El fin principal de mi venida es de restablecer la Provincia de la Candelaria y establecer<br />

una comunidad en el Desierto de la Candelaria, que servirá de base a la restauración<br />

de la Provincia. La empresa, como Vuestra Reverencia comprende, es dificultosa;<br />

pero tengo grandes esperanzas de llevarla a feliz término con la protección del<br />

Señor y de María Santísima y con la cooperación de los hijos de esta Provincia, que<br />

hoy todavía existen. Puesta la confianza en Dios, obtenidas las facultades pontificias y<br />

los privilegios necesarios, me propongo plantar en el Desierto de la Candelaria el principio<br />

de la restauración de la Provincia, poniendo por fundamento de la misma las piedras<br />

vivas, restos venerandos del antiguo edificio, y estableciendo un noviciado en<br />

donde se labren las piedras nuevas que levanten esta hermosa fábrica y sean a la vez<br />

piedras fundamentales para restaurar los otros conventos de la Provincia. Y como la<br />

vida común es como la argamasa que une a las diversas piedras del edificio, ella será<br />

la base de la restauración de la Provincia, pues así lo previene Su Santidad, así lo ordenan<br />

nuestras Leyes y así lo dispone N. M. R. P. Comisario General Apostólico.<br />

No dudo que V. R., abundando en los mismos sentimientos, tendrá eficaces deseos<br />

de volver a su comunidad, no sólo por la mayor tranquilidad de espíritu para el<br />

servicio de Dios, sino también por hallarse convencido de la obligación de conciencia<br />

en que los religiosos están de someterse a las disposiciones de los Superiores, obligación<br />

que no hace desaparecer la injusta y violenta expulsión que tuvo lugar hace veintitrés<br />

años.<br />

En este supuesto me dirijo a Vuestra Reverencia y como hermano le suplico y<br />

como Superior le mando que, a la mayor brevedad posible, me conteste por escrito, si<br />

no le es posible


516 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

hacerlo personalmente, manifestando sus disposiciones y deseos acerca de reunirse o<br />

no en comunidad en el Desierto de la Candelaria. Deseo que me hable con franqueza,<br />

libertad y confianza, y en la seguridad de que yo sabré apreciar las razones y dificultades<br />

que pueden obstar a la realización del proyecto.<br />

También es mi deseo reunir todos los bienes, libros, papeles y documentos que<br />

pertenecieron a alguno de los conventos de esta Provincia y le agradeceré muchísimo<br />

que, si en su poder obra alguna de estas cosas o cualquier otra perteneciente a la Provincia,<br />

las mande al Desierto de la Candelaria a donde iré, Dios mediante, después de<br />

terminada la visita en esta capital» 43 .<br />

II.- Cartas de los Padres Pérez, Rocha y Comisario Apostólico<br />

En la misma fecha de la circular escribe el P. Enrique Pérez al P. Gabino Sánchez.<br />

Primeramente le da cuenta de su llegada a Bogotá, de la visita al señor Delegado Apostólico<br />

y del cambio de impresiones con algunos religiosos.<br />

A continuación le manifiesta que «le ha parecido conveniente no abrir la Visita hasta que<br />

pase algún tiempo y entre tanto puede ir él informándose privadamente y observando el estado<br />

de las cosas».<br />

Le habla, luego de la circular dirigida a los Padres «entre amistosa y oficial». «Creo —<br />

añade— que apenas habrá alguno que responda al llamamiento», tanto más por la actuación<br />

anterior del señor Delegado Apostólico con la orden dada para que se reunieran o pidieran la<br />

secularización. «Como por otra parte —dice después— este señor, según he podido comprender,<br />

no tiene otro deseo sino el de secularizar a cuantos pueda, con esto les abre una puerta<br />

muy ancha. Ahora estoy esperando la contestación de los Padres, y, si como me figuro, la dan<br />

excusando, trataré de reunirlos en tiempo en que estén desocupados los que desempeñan curatos,<br />

para darles unos ejercicios y ver si por este medio se consigue alguna cosa, y en último<br />

caso me parece será conveniente dejarlos que sigan con sus curatos, pero sujetos al P. Provincial<br />

y con la obligación de satisfacer anualmente una cuota, proporcionada al producto del<br />

curato, en favor de la Provincia; con esto se les quitaría la ocasión de secularización y sería un<br />

medio de contener al señor Delegado».<br />

Por su parte, el P. Rocha escribe también al P. Comisario Apostólico el día 17 del mismo<br />

mes de noviembre. Después de hacerle patente su alegría al dar el abrazo de bienvenida a los<br />

Padres Enrique y Bustamante, le dice:<br />

«Vuestra Reverencia anda escaso en elogios respecto del P. Enrique, que ya le ha probado<br />

el interés que toma por esta Provincia; por mi parte estoy dispuesto a ayudarle en cuanto<br />

de mí dependa. Sea<br />

43 S. MATUTE, Apuntes, 5, 262, trae la misma circular en la copia dirigida al P. Lombana con varias cartas escritas<br />

a éste por el P. E. Pérez.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 517<br />

este lugar —agrega— el hacer al P. Bustamante la justicia que le es debida por su celo infatigable<br />

y por los servicios que ha prestado a la Provincia».<br />

Manifiesta, luego, su deseo y el de todos los demás de que nombre al P. Enrique conventual,<br />

nada menos, del Desierto, Maestro de novicios y Vicario Provincial, como sucesor suyo.<br />

Y concluye con estas frases:<br />

«Bajo la protección de la Virgen de la Candelaria, Madre y Patrona de nuestra amada<br />

Provincia, la santa obra que tenemos entre manos recibirá las bendiciones del cielo, como que<br />

la emprendemos a la mayor gloria de Dios» 44 .<br />

En la misma fecha escribe asimismo al Procurador General, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, a<br />

quien, entre otras cosas, le dice que se tome interés con el P. Comisario Apostólico para que<br />

éste haga los nombramientos, ya indicados, que pide para el P. Enrique Pérez 45 .<br />

El P. Gabino Sánchez, en carta fechada el 9 de enero de 1885 y dirigida al P. Pérez, al referirse<br />

a los citados nombramientos, le manifiesta que comprende el pensamiento del P. Rocha<br />

al pedirlos, pero que se reserva proveer en el particular cuando reúna todas las noticias<br />

que espera y desea. «Es necesario —añade— conocer antes perfectamente todo el terreno, con<br />

qué personal contamos, con qué recursos, con qué apoyo, qué podemos prometernos» 46 .<br />

III.- Contestación de los religiosos a la circular del Padre Visitador<br />

A la circular enviada por el P. Pérez a todos los religiosos contestaron todos más o menos<br />

tarde. El resultado de sus respuestas, que con algún comentario suyo expuso el mismo P. Visitador<br />

47 , es como sigue:<br />

El P. Victorino Rocha se muestra dispuesto a la obediencia. Creo —agrega el P. Enrique—<br />

que no se prestaría a retirarse al Desierto, sino sólo a continuar en Bogotá con alguno<br />

de los Padres; le falta práctica de la vida común.<br />

El P. José Mogollón ofrece reunirse en Bogotá, donde se encuentra inútil por su avanzada<br />

edad.<br />

El P. Norberto Valbuena manifiesta deseo de terminar sus días en el Desierto. Se encuentra<br />

en Pachavita, capilla de Tensa.<br />

El P. Ildefonso Moya no tiene voluntad de reunirse. Está en Guachetá.<br />

El P. Bonifacio Giraldo obtuvo la secularización por cinco años; esto no obstante, parece<br />

que tiene interés por la Orden. Se reunirá cuando vea que se reorganiza; ha contribuido con<br />

dinero. Está en el curato de Vianí.<br />

44 AG, carp. 5.<br />

45 AM, carp. 7 bis.<br />

46 AG, carp. pequeña Candelaria, 1884-1894.<br />

47 AG, carp. 7, es carta escrita ya desde San Millán al P. Comisario Apostólico el 18-11-1885, resumen de varias<br />

escritas desde Bogotá.


518 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El P. Domingo Díaz es instruido, trabajador y obediente. Se puede contar con él para el<br />

caso de fundar en el Desierto y puede ser útil. Se halla en Mariquita.<br />

El P. Blas Lombana obtuvo ya la secularización perpetua; mas, a pesar de esto, se manifiesta<br />

con voluntad de volver a la Orden si ésta se restablece; ha contribuido también con algún<br />

dinero. Se encuentra en el curato de Tenjo.<br />

El P. Martín Díaz, Lector, no tiene voluntad de reunirse. Reside en Bogotá.<br />

El P. León Caicedo estaba dispuesto a vivir en la capital con el P. Provincial. Vive en esta<br />

ciudad y hace constar en su respuesta la circunstancia de tener madre y hermanas a las que<br />

sostiene con la celebración.<br />

El P. Isaac Rojas ha pedido la secularización, que el señor Delegado Apostólico está dispuesto<br />

a concedérsela. Tiene a su cargo el curato de Santa Rosa de Tocaíma.<br />

El P. Tomás de Parra, que se encuentra en el curato de La Paz de Vélez, está dispuesto a<br />

reunirse en el Desierto.<br />

El P. Felipe Osorio, según opinión del P. Enrique, pedirá la secularización antes que volver<br />

al convento. Encuéntrase en el curato de Maripí.<br />

Finalmente, el P. Juan Nepomuceno Bustamante, capellán del Desierto, está conforme<br />

con lo propuesto.<br />

IV.- Acta de Visita e informe del Padre Pérez<br />

Como hemos visto anteriormente, en la carta escrita por el Padre Enrique al P. Gabino el<br />

10 de noviembre para contarle su llegada a Bogotá, le decía que procuraría reunir a los religiosos<br />

con el fin de darles unos ejercicios. No le fue posible llevar a efecto su propósito a<br />

causa de la guerra civil surgida en Colombia y además por no poder disponer de un local a<br />

propósito para reunirse 48 .<br />

En vista de esto, decidióse a abrir la Visita en Bogotá en la tarde del 26 de noviembre con<br />

asistencia de cuatro religiosos solamente. El acta de la misma dice así:<br />

«Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia, Comisario y Visitador General de la<br />

Provincia de Agustinos Descalzos de Nuestra Señora de la Candelaria en Tierra Firme:<br />

En la ciudad de Santa Fe de Bogotá, capital de los Estados Unidos de Colombia,<br />

antiguo Reino de Nueva Granada, en América, en la casa habitación del R. P. Provincial<br />

inmediata al antiguo colegio de San Nicolás de Tolentino, llamado de la Candelaria,<br />

en la tarde del día 26 de noviembre de 1884, reunidos los RR. PP. Fr. Victorino<br />

Rocha de San Luis Gonzaga, Provincial; Fr. José Mogollón de San Francisco de Paula,<br />

ex Provincial;<br />

48 AG, carp. 7, carta citada en la nota anterior.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 519<br />

Fr. Martín Díaz de Santo Domingo, Lector y ex Definidor, y Fr. León Caicedo de San<br />

Juan Bautista, que son los únicos que han podido reunirse, puesto que los demás se<br />

hallan distantes, ocupados en sus curatos o impedidos por sus achaques o ancianidad,<br />

habiendo rezado las preces que para el caso señalan nuestras constituciones, hicimos<br />

presentes las Letras de N. M. R. P. Comisario General Apostólico en las que nos confiere<br />

el cargo de Comisario y Visitador General de esta Provincia, las que fueron leídas<br />

en voz clara e inteligible por el R. Padre Fr. Martín Díaz, a quien asociamos a Nos<br />

como Secretario General de Visita, y después de una breve exhortación, declaramos<br />

abierta nuestra Visita general.<br />

Acto continuo intimamos al R. P. Provincial que nos franqueara todos los libros<br />

así de la Provincia como del colegio y de la iglesia, ordenándole asimismo que nos informe<br />

de todas las noticias y datos relativos a la Provincia y al colegio, que puedan ser<br />

conducentes al debido acierto de la Visita y al feliz éxito de la comisión; la misma orden<br />

dimos a los Reverendos Padres que se hallaban presentes, y, finalmente, leímos la<br />

sentencia de excomunión y el interrogatorio, según se halla en nuestras Constituciones,<br />

omitiendo aquellos puntos que, por las especiales circunstancias en que se halla<br />

esta Provincia no tienen lugar ahora».<br />

Sigue después la sentencia de excomunión, el interrogatorio y la visita secreta y, a continuación,<br />

la de la iglesia, librería y los libros de Provincia, colegio y cofradía de las Cuarenta<br />

Horas.<br />

Dos días después de la fecha del acta anterior firma el P. Visitador el informe dirigido al<br />

P. Comisario Apostólico, cuyo comienzo es del modo que sigue:<br />

«Terminada la visita de este colegio, como verá Vuestra Reverencia por las actas originales<br />

que anteceden, dase a Vuestra Reverencia cuenta de lo que, relativo a esta Provincia, resulta<br />

del examen detenido y minucioso que he hecho de los libros y documentos que de la<br />

misma se conservan».<br />

Luego, en dieciocho puntos presenta una serie de detalles sobre la Provincia. Excepto el<br />

punto primero, todos los demás se refieren al presente siglo. Los dos últimos son la circular<br />

dada a su llegada con la contestación de los religiosos y la lista de éstos con sus cargos y<br />

edad, de todo lo cual ya hemos dado cuenta anteriormente.<br />

Termina el informe con las líneas siguientes:<br />

«Estas son las cosas de que me creo en el deber de informar a Vuestra Reverencia, esperando<br />

se digne indicarme lo que deba hacer y, en particular, acerca de los puntos siguientes:<br />

1. ¿Convendría reclamar del señor Delegado los vencimientos del arriendo de las piezas<br />

que dicho señor ha devengado y aplicado a la Propagación de la Fe? Por lo pronto he dado<br />

orden al P. Provincial para que antes del 9 de marzo próximo, en que terminan los dos años,<br />

reclame las piezas y de ningún modo haga nuevo contrato de arriendo.


520 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

2. ¿Qué debo hacer con los Padres que han obtenido la secularización, ya temporal, ya<br />

perpetua? ¿Será conveniente hacer alguna representación al señor Delegado o dejar la cosa<br />

como está?<br />

3. ¿Será conveniente formular una protesta contra el Capitulo reunido por el señor Delegado,<br />

cuya acta se escribió en el libro de Provincia? ¿Reconoceré los nombramientos de Definidores<br />

y Aditos hechos en el mismo Capítulo?<br />

4. Desea el P. Provincial que se le reúna alguno de los Padres para que se pueda cuidar de<br />

la iglesia cuando él falte; también desea admitir algunos novicios en las piezas arrendadas al<br />

seminario. Por lo que hace a lo primero procuraré que se reúnan los que se han ofrecido o en<br />

adelante se ofrezcan; pero ¿será lícito y conveniente abrir otro noviciado además del que ha<br />

de establecerse en el Desierto?<br />

5. ¿Qué conducta debo observar con los Padres que se nieguen a reunirse en comunidad?»<br />

Al informe anterior acompañaba una carta particular, fechada el 3 de diciembre, en la que<br />

el P. Enrique se expresa de esta manera:<br />

«Como le anuncié en mi última del 10 del pasado, he verificado la Visita en esta ciudad y<br />

tengo el gusto de remitirle las actas originales. Me voy confirmando de la poca esperanza que<br />

hay de que se reúnan los Padres; hasta hoy sólo uno se me ha ofrecido a reunirse con el Padre<br />

Provincial, y éste espera de otro que también se ofrecerá; los demás, según todas las probabilidades,<br />

se excusarán. En general falta espíritu religioso, no hay amor a la Provincia, no faltan<br />

algunas rencillas personales, de suerte que es muy poco lo que se puede esperar de semejante<br />

personal y desde luego se puede asegurar que, para hacer algo, se necesita personal de España».<br />

V.- Contestación del Padre Comisario Apostólico<br />

Por la dificultad en las comunicaciones, a causa de la guerra civil de Colombia, tardaron<br />

en llegar los documentos anteriores a manos del P. Comisario Apostólico. Por tanto, fueron<br />

muchos los días que transcurrieron hasta que pudo dar su respuesta el P. Gabino Sánchez. Era<br />

ya el 30 de julio de 1885.<br />

Mas antes de dar cuenta de dicha respuesta, queremos adelantar que el P. Gabino había<br />

escrito con bastante anterioridad al P. Toribio Minguella, Comisario de Filipinas en Madrid,<br />

pero que a la sazón se encontraba en Roma, para manifestarle el deseo de saber qué autoridad<br />

tenía sobre los religiosos recoletos de Colombia. El P. Minguella, en carta del 18 de enero del<br />

ya citado 1885, le daba esta contestación:<br />

«Como quiera que la autoridad concedida a Vuestra Reverencia por el Papa no ha sido<br />

coartada, tiene la que él le dio; creo que todavía es tiempo de dirigirse al Delegado Apostólico<br />

de allí, bien sea sin intervención de otro, bien por medio de nuestro Nuncio de España, y advertirle


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 521<br />

que la autoridad sobre aquellos religiosos, en cuanto a religiosos, es toda de Vuestra Reverencia»<br />

49 .<br />

La contestación del P. Comisario Apostólico del 30 de julio de 1885 al P. Enrique Pérez<br />

fue la siguiente:<br />

«He visto detenidamente lo actuado por usted en concepto de Comisario y Visitador General<br />

de esa nuestra Provincia de la Candelaria y lo apruebo en todas sus partes. Respondiendo<br />

ahora a las preguntas que usted formula, digo:<br />

1. La reclamación de lo que el señor Delegado retuvo del arriendo de las piezas, si ya se<br />

ha empleado en obras de la Propaganda de la Fe, pasemos por ello, no sin hacer presente con<br />

todo respeto al señor Delegado que hemos visto con sentimiento el que dispusiera de bienes<br />

que son propiedad exclusiva de una Corporación religiosa que, gracias a Dios, subsiste, y precisamente<br />

en las circunstancias en que esa Provincia más necesita de las entradas para llevar<br />

adelante la reorganización deseada y mandada por el Sumo Pontífice.<br />

2. En cuanto a los Padres que han obtenido la secularización perpetua, avíseles personalmente<br />

que la Corporación está con los brazos abiertos para recibirlos en su seno; respecto de<br />

los que la tuviesen temporal, exhórteles a que pongan término a su indefinida situación, volviendo<br />

a su Provincia religiosa; mas no creo que ni en cuanto a unos, ni en cuanto a los otros<br />

convenga hacer representación alguna al Delegado, sino hacer un llamamiento cariñoso a la<br />

conciencia de los Padres.<br />

3. Ya es inoportuna la protesta contra el Capítulo reunido por el señor Delegado y además<br />

innecesaria, pues, teniendo como tenía y tiene la Provincia un Superior nombrado por la Santa<br />

Sede, cualquier cosa que se hiciese, menoscabando o prescindiendo de la legítima autoridad<br />

del Comisario Apostólico, es contra los cánones y, por tanto, nula, como lo son los nombramientos<br />

de Definidores y Aditos hechos en aquel Capítulo.<br />

4. No conviene que haya más que un noviciado, bien sea en un punto o en otro.<br />

5. Por lo que hace a los Padres que se nieguen a reunirse en comunidad, después de<br />

hacerles presente su deber de religioso por medios siempre dirigidos por la prudencia; si persisten<br />

en la negativa, ¿que hemos de hacer sino rogar al Señor por ellos, supuesto que ni las<br />

autoridades ni las circunstancias nos permiten hacer otra cosa?<br />

En especial, por lo que toca hacer respecto de las cantidades que el señor Delegado retuvo,<br />

tenga Vuestra Reverencia en cuenta la exposición última del P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez, de la<br />

cual tiene conocimiento el P. Provincial Rocha.<br />

Es un dolor, vista la buena disposición del P. Bustamante y de algún otro, que los esfuerzos<br />

y acertadas disposiciones de Vuestra Reverencia no produzcan tan pronto el buen resultado<br />

como sería<br />

49 AG, carp. 5.


522 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de desear, pero no por eso hemos de desanimarnos, pues se trata de una obra buena y grande,<br />

y ya sabe que estas obras siempre encuentran obstáculos. Yo por mi parte estoy dispuesto a<br />

hacer en favor de esa nuestra Provincia todo cuanto pueda» 50 .<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Palabras del Padre Pérez con motivo de la toma de posesión del nuevo Arzobispo<br />

de Bogotá y visita al mismo. –El Padre Visitador en el convento del Desierto.<br />

–Entrevista del Padre Enrique con el señor Delegado Apostólico.<br />

–Nuevamente el asunto de los salones y de la iglesia<br />

I.- Palabras del Padre Pérez con motivo de la toma de posesión<br />

del nuevo Arzobispo de Bogotá y visita al mismo<br />

La archidiócesis de Santa Fe de Bogotá estrena un nuevo Prelado, el jesuita P. José Telesforo<br />

Paul. Su toma de posesión se verifica el 13 de febrero de 1885.<br />

Reunidos los Padres Provinciales con algunos otros religiosos de las diferentes Órdenes,<br />

van a ofrecerle sus respetos y saludos. Le dirigen la palabra el Provincial de los dominicos, el<br />

Comisario de los franciscanos, el Provincial de los agustinos y el P. Enrique Pérez, en nombre<br />

de los recoletos de la Candelaria, quien, entre otras cosas, dijo:<br />

«Permitid, Ilustrísimo Señor, que a la voz de los dignos representantes de las Corporaciones<br />

religiosas de vuestra Archidiócesis, se agregue la humilde voz de un pobre religioso nacido<br />

en la patria de Ignacio de Loyola, Domingo de Guzmán, Pedro de Alcántara y Tomás de<br />

Villanueva, recién llegado a esta noble tierra, en donde se habla también la lengua de los tres<br />

Luises, La Puente, Granada y León, para saludaros por vuestra feliz llegada a esta capital de<br />

vuestra Archidiócesis, augurando con vuestra feliz llegada días de más felicidad para esta<br />

noble República y para esta católica ciudad que está pasando pruebas muy duras.<br />

»Me anima para ello el saber que la Religión de agustinos descalzos, a la cual tengo la dicha<br />

de pertenecer, está ligada con los más dulces recuerdos de vuestra infancia y con la grata<br />

memoria de vuestra virtuosa madre, y que en la iglesia de la Candelaria (permitidme usar<br />

vuestras propias palabras) sintió vuestra alma los primeros impulsos para consagrarse al Señor».<br />

Luego recuerda el P. Enrique que el señor Arzobispo tiene la gloria de ser hijo de la<br />

Compañía de Jesús, para proseguir afirmando que, por su parte, a la misma Compañía de Jesús<br />

están vinculados los mejores recuerdos de su vida; en el pueblo donde vio la primera luz<br />

existe<br />

50 AG, carp. 7. No hemos visto la exposición del P. M. Martínez a que hace referencia.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 523<br />

un colegio máximo de Padres jesuitas; en los primeros días de su juventud tuvo la dicha de ser<br />

discípulo de ellos; en edad muy tierna oyó de labios de un venerable Padre jesuita el anuncio<br />

de su vocación al estado religioso y más tarde el Señor le concedió la gracia de ingresar en<br />

una Congregación que siempre ha vivido en unión íntima y fraternal concordia con la Compañía<br />

de Jesús.<br />

Hace a continuación referencia al colegio de la Compañía en Veruela, a poca distancia<br />

del de agustinos recoletos de Monteagudo en el que dio principio su vida religiosa. «Entre<br />

ambos colegios —afirma— existen relaciones muy cordiales, de suerte que la mayor parte de<br />

los días los recoletos son obsequiados en Veruela y los jesuitas honran el colegio de Monteagudo».<br />

«Estos vínculos —agrega— se continúan y estrechan en Filipinas, donde hay una vasta<br />

región llamada Mindanao, tierra bendita regada con sangre de muchos mártires agustinos recoletos<br />

y hoy son los Padres jesuitas los celosos operarios que trabajan en aquella extensa<br />

viña y recogen óptimos frutos».<br />

«Pero viniendo a un punto menos lejano, aquí, cerca de vuestra Archidiócesis existe una<br />

vasta provincia que es un nuevo lazo que une a entrambas Corporaciones: ¡Casanare! ¡Ah! No<br />

dudo, Ilustrísimo Señor, que allí está puesto de una manera preferente vuestro corazón de<br />

apóstol y de padre.<br />

»Hubo un día de llanto para la Iglesia y de gloriosa persecución para la esclarecida Compañía;<br />

un día en que los españoles vieron con los ojos llenos de lágrimas abandonar el suelo<br />

patrio a los más inocentes y más dignos de sus conciudadanos; el antiguo Virreynato de la<br />

Nueva Granada los vio también partir de este suelo, que ellos habían cultivado, y los pueblos<br />

de Casanare quedaron huérfanos y desamparados de sus amados Padres. Y entonces, Señor,<br />

los Padres candelarios, llamados por uno de vuestros predecesores, se esforzaron en conservar<br />

los copiosos frutos que los Padres jesuitas habían recogido.<br />

»Hoy también, Ilustrísimo Señor, todos los que sienten en su corazón una centella de celo,<br />

dirigen sus miradas a Casanare y... lloran al ver tan abundante mies perderse por falta de<br />

operarios. Los venerables religiosos que han venido a felicitaros, no son sino un resto asaz<br />

escaso de aquellas instituciones que ayudaron a vuestros ilustres predecesores en la santa empresa<br />

de atraer a los infieles al conocimiento de la verdadera fe y de la civilización verdadera.<br />

Pero, reducidas por un siglo descreído a un estado lamentable de postración y abatimiento,<br />

contemplan hasta hoy sus esfuerzos ineficaces y esperan una mano poderosa que las levante y<br />

las haga brillar de nuevo en la Iglesia de Dios para servir de edificación al pueblo cristiano y<br />

para extender cada día más y más el reino de Dios sobre la tierra. Y esta mano, Ilustrísimo<br />

Señor (nos lo dice un secreto presentimiento) es la vuestra: Vos reanimaréis estos pobres restos;<br />

Vos encenderéis esta lámpara próxima a extinguirse y daréis solidez a esta caña casi quebrada».<br />

Termina el P. Enrique con el ofrecimiento de la expresión del respeto


524 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y de la seguridad de las oraciones de todas las Corporaciones religiosas por él 51 .<br />

Al contestar el señor Arzobispo, prometió amor, práctica y buena voluntad. Manifestó<br />

que también él es religioso y que haría cuanto pudiera en favor de las Corporaciones religiosas.<br />

Se dirigió, finalmente, en particular a los Padres candelarios y al mismo P. Enrique, como<br />

Visitador y como español.<br />

Acompañado por el P. Rocha, hizo el P. Enrique una nueva visita al señor Arzobispo y en<br />

ella le expuso el objeto de su comisión, el estado en que había hallado a los religiosos y, por<br />

último, le habló acerca de las salas arrendadas al seminario.<br />

El señor Arzobispo, por su parte, le suplicó que continuase dicho arrendamiento con la<br />

promesa, bajo su palabra, de que no las había de perder la Orden.<br />

El P. Enrique le dio su conformidad con la condición de que el precio del arrendamiento<br />

se entregara al P. Provincial y que, llegado el caso de que la Provincia las necesitase para instalar<br />

en ellas algunos religiosos, el señor Rector del seminario las hiciera desocupar en el plazo<br />

de quince días 52 .<br />

El señor Arzobispo le aconsejó al P. Enrique que facilitase la secularización a los Padres<br />

que voluntaria y espontáneamente no quisieran reunirse, y esto, para tranquilidad de conciencia<br />

de los religiosos, del Delegado, del Arzobispo y de los Superiores regulares, y, al mismo<br />

tiempo, para tenerlos favorables. Además —añadió— mucho más fácil y provechoso era formar<br />

personal nuevo que reunir antiguos, hechos ya a sus costumbres. Terminó con el encargo<br />

de que le avisase de los resultados de la comisión y prometióle cooperar y favorecer la obra.<br />

II.- El Padre Visitador en el convento del Desierto<br />

El día 21 de febrero de 1885 llegaba el P. Enrique Pérez al convento del Desierto. Permaneció<br />

en él por espacio de cinco meses. No le fue posible regresar antes a Bogotá. Lo estorbaba<br />

la guerra civil. Tampoco era fácil encontrar medio de transporte, caballerías, para poder<br />

ponerse en camino.<br />

El mismo Padre se lo refería así al P. Gabino Sánchez en carta enviada ya desde Bogotá<br />

el 20 de julio del citado 1885 53 . Creemos de interés para este momento de nuestras Crónicas,<br />

trasladar aquí los párrafos siguientes:<br />

«El convento —escribe— es de fábrica muy modesta y no muy capaz, pero es susceptible<br />

de aumento, porque en gran parte no tiene más que un piso y es muy fácil hacer otro encima.<br />

El P. Bustamante<br />

51 Se encuentra este discurso en Diario y, además, en AG; carp. 5 y en BSN, a. 1960, 152.<br />

52 Así dice el P. Enrique en su Diario, pero en carta suya del 20-7-1885 al P. Gabino Sánchez figuran, además,<br />

estas dos condiciones: Que se exceptúan del arriendo dos salitas que dan paso al coro y que el seminario no<br />

tendrá comunicación con la iglesia, coro ni sacristía (AM, carp. 75, leg. 2, 10).<br />

53 Carta ya citada en la nota anterior.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 525<br />

ha hecho y está haciendo algunas obras de consideración, como dormitorios, salas de cátedra,<br />

celdas, cocina, etc.; hoy tal como está es suficiente para ocho o diez Padres y para cien colegiales,<br />

poniendo a los primeros en celdas separadas y a los segundos, en los dormitorios y<br />

salas comunes. Contigua al convento hay una hospedería bastante capaz y, a poca distancia,<br />

una casita con tres habitaciones independientes, y, poco más allá, un horno para teja y ladrillo.<br />

Tiene el convento buenas huertas con agua abundante, un prado y, además, a trescientos pasos,<br />

hay una estancia llamada Enea que compró el P. Bustamante. El clima es suave, seco y<br />

sano. La alimentación, hoy por hoy, es allí un poco penosa, porque situado el convento en<br />

sitio muy solitario, hay necesidad de traerlo todo de los mercados que hay cada semana en las<br />

poblaciones menos distantes; pero creo que, una vez establecido el colegio, esto se hará menos<br />

difícil, porque todo se podrá comprar en grandes cantidades y los mismos vendedores<br />

vendrán a ofrecer sus artículos 54 .<br />

«El proyecto del P. Bustamante es abrir un colegio para jóvenes seglares, de los que se<br />

irán eligiendo algunos para darles el hábito, sin perjuicio de admitir, desde luego, algunos<br />

novicios; del proyectado colegio saldrán los fondos necesarios para subsistencia de la comunidad.<br />

Mas, para plantear esta obra destina todos los bienes que posee, que son en redondo<br />

treinta mil duros, de los que hará testamento a nombre del P. Íñigo y mío; ya del convento y<br />

sus anejos ha hecho escritura de venta en mi favor, pues en ella no pudo entrar el P. Íñigo<br />

porque se necesitaba un poder 55 .<br />

»Esta idea me parece la mejor y, tal vez, la única practicable: el sitio del Desierto es celebrado<br />

en toda la República como uno de los más pintorescos y deliciosos de Colombia. Hay<br />

aquí una verdadera necesidad y hambre de casas de educación que presenten garantías en lo<br />

religioso y en lo moral, y tengo por cierto que en el momento en que se anuncie la apertura<br />

del colegio, se presentarán muchos a pedir la entrada, pues ya muchas personas, así de Tunja,<br />

como de Bogotá, me han manifestado muchos deseos de mandar a sus hijos al Desierto. No<br />

debo ocultar que hasta ahora el Gobierno no tolera colegios dirigidos por los Padres jesuitas;<br />

que los masones ponen mil obstáculos a este género de empresas, de lo que he visto un ejemplo<br />

muy reciente en esta ciudad en un colegio dirigido por un sacerdote secular.<br />

»Por lo que respecta al personal, ya tengo dicho que los Padres manifiestan muy poca voluntad;<br />

sólo dos, el P. Domingo Díaz y el P. Tomás<br />

54 Creemos oportuno adelantar aquí que en carta dirigida al P. Narro en 12-6-<strong>1891</strong> por el entonces Superior del<br />

Desierto, P. Ramón Miramón, se lee que en el Desierto la vida es muy cara; que hay que remendar constantemente<br />

el edificio, que se cae de viejo; que es un desierto de buena temperatura, pero sin expansión, y toda<br />

abnegación es poca; el que se ha acostumbrado de joven a este retiro y soledad lo lleva menos mal; uno de<br />

alguna edad no se acostumbra ya en general con rarísimas excepciones (AG, carp. 7).<br />

55 En su Diario advierte el P. Enrique que de estos treinta mil duros, que el P. Bustamante tenia en bienes raíces<br />

y parte en préstamos, cuatro mil los destinaba como principal para las Cuarenta Horas y otra suma para la<br />

fiesta de Ntra. Sra. de la Candelaria.


526 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Parra, se han mostrado dispuestos a ir al Desierto; sin embargo, no me ha parecido conveniente<br />

hacerlos ir allá por ahora, sino que sigan en sus curatos, por las siguientes razones: 1.ª Porque<br />

allí no pueden tener ninguna ocupación y necesariamente les había de entrar el aburrimiento;<br />

ahora voy a ver si el señor Obispo de Tunja nos da el curato de Ráquira para poner<br />

allí al P. Domingo, quien así estará cerca del Desierto. 2.ª Porque no están en buena armonía<br />

con el Padre Bustamante. 3.ª Porque la subsistencia en el Desierto es por hoy dificultosa».<br />

En su Diario, al hablar de su estancia en el Desierto, se refiere el P. Enrique, entre otras<br />

cosas, al empeño del P. Bustamante para que continuase el mismo Padre Visitador en dicho<br />

convento, a fin de que quedara en él para sustituirle durante las ausencias que dicho Padre se<br />

vería obligado a hacer con objeto de preparar la instalación del colegio, que constituía toda su<br />

obsesión. Llegó a indicarle también que debía venir de España algún Padre para ser capellán<br />

del Desierto, sin comunidad, a quien se le señalaría una renta.<br />

El P. Enrique tenía que manifestarle con insistencia a dicho P. Bustamante que no había<br />

sido para eso su venida a Colombia; que su vuelta a España era indispensable si habían de<br />

venir algunos religiosos, y, finalmente, que era su deber ir a dar cuenta al P. Comisario Apostólico<br />

y al P. Comisario de la Provincia de Filipinas en Madrid de todo lo visto y notado pues<br />

sin esto no era posible dar un paso.<br />

A finales de abril le anunció al P. Visitador el P. Bustamante que para el día 19 de mayo<br />

ya tendría preparadas las caballerías con objeto de ir a Tunja a visitar al señor Obispo. Después<br />

continuarían a Leiva a otorgar las escrituras y, finalmente, a Chiquinquirá. Unas líneas<br />

después, sin dejar indicado el día, escribe el P. Enrique: «Hoy se hace la escritura del convento<br />

con sus anejos y la Enea».<br />

III.- Entrevista del Padre Enrique con el señor Delegado Apostólico<br />

El 29 de marzo recibía en el Desierto el P. Enrique carta del P. Rocha, quien le incluía<br />

otra del señor Delegado Apostólico.<br />

La carta de monseñor Agnozzi, fechada el 17 del mes citado y dirigida al P. Rocha, contenía<br />

el párrafo siguiente:<br />

«El P. Pérez se encuentra actualmente en el Desierto y dentro de poco se dispondrá para<br />

regresar a España. Sin embargo, antes de esto, para la regularidad de la misión con que vino a<br />

Colombia, es necesario que deposite en esta Delegación Apostólica una copia del oficio con<br />

el cual se le confió el cargo de Visitador y oficialmente me dé noticia de las disposiciones que<br />

ha tenido a bien tomar respecto de esta familia religiosa y de cada uno de los Padres que la<br />

componen. Ruego a Su Paternidad se sirva comunicar esto al P. Pérez transmitiéndole una<br />

copia de esta carta» 56 .<br />

El P. Enrique contestó al P. Rocha que diese cuenta al señor Delegado de haber recibido<br />

sus letras.<br />

56 AC, t. CXC, f. 170. Se copia también en el Diario.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 527<br />

Ignoramos la fecha de la llegada del Padre a Bogotá. Sabemos ciertamente que el 18 de<br />

julio se encuentra ya en dicha capital, pues anota en su Diario que en el citado día encarga al<br />

P. Rocha «que vaya recogiendo alhajas de la iglesia que tiene depositadas en algunas casas y<br />

las guarde todas en el espacio que hay entre la librería y el coro, al lado del Evangelio; que<br />

haga tres inventarios para guardar uno él; otro, en el Desierto, y mandar otro a Madrid».<br />

La visita al señor Delegado Apostólico realizóse el 20 del citado mes. De dicha visita informaba<br />

el P. Enrique al P. Gabino Sánchez en carta fechada el mismo día. Le escribía así:<br />

«A poco de irme para el Desierto llamó el señor Delegado con mucha urgencia y volvió a<br />

escribirme varias veces y hasta me dijo después que estaba dispuesto a intimarme la suspensión<br />

si no venía pronto a Bogotá (no llegó este caso, gracias a Dios, y así nos evitamos un<br />

disgusto serio); en fin, cuando el estado de la guerra lo permitió, vine a Bogotá y me presenté<br />

en su casa; y he aquí el objeto de su llamamiento.<br />

»Que escriba a Vuestra Reverencia y le diga: que mande algún religioso para la fundación<br />

del Desierto y otros para las misiones de Casanare y del Darién, donde estuvieron nuestras<br />

antiguas misiones; yo le dije que lo primero era precisamente, y él lo sabía, lo que deseamos<br />

y que a eso había yo venido, con el fin de formar personal que con el tiempo pueda ser<br />

destinado a aquellas misiones (con esta ocasión le reclamé las piezas y el dinero, como he<br />

dicho).<br />

»Que en cuanto a hacer venir misioneros, como desea, lo pondría en conocimiento de<br />

Vuestra Reverencia; pero que, en el caso de que resuelva mandar algunos religiosos, deberá él<br />

costear el viaje y todos los gastos necesarios con los fondos de la Propagación de la Fe, y que<br />

además ha de proporcionarles las garantías necesarias para con el Gobierno civil. Todo me lo<br />

prometió con la facilidad del que no tiene intención de cumplir su promesa, y añadió que para<br />

esto tenía reservado el dinero del arrendamiento y otros ciento cincuenta pesos que recibió de<br />

un principal o censo perteneciente al convento de Bogotá, y que este dinero no lo entregaría<br />

nunca si no se mandaban tales religiosos misioneros.<br />

»Tal es —continúa el P. Enrique— la conferencia que tuve con el señor Delegado; y,<br />

prescindiendo ahora de las exigencias de este señor, creo conveniente decir a Vuestra Reverencia<br />

que esta idea la tenía yo muy pensada, y que, a ser posible poner en práctica, sería un<br />

gran bien para la nueva fundación. Casanare y el Darién son nombres muy gloriosos en nuestras<br />

Crónicas: allí han derramado su sangre por la fe muchos agustinos recoletos y la historia<br />

de Colombia, al hablar de aquellas provincias, ha consagrado páginas gloriosas a los Padres<br />

candelarios. Esto por lo que hace a lo pasado; pero mirando a lo venidero, las misiones del<br />

Darién y Casanare serían una gran garantía para la fundación del Desierto, pues el Gobierno<br />

está sumamente interesado en civilizar estas provincias, y el tomar estas misiones sería echar<br />

los cimientos para nuevas fundaciones en aquellas tierras.<br />

»Pero lo urgente y necesario es que venga un Padre para Maestro


528 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de novicios, dos o tres Lectores y un Hermano de obediencia entendido en oficios y huerta».<br />

Luego el P. Enrique hace referencia al asunto de los salones y de la iglesia, del que vamos<br />

a tratar en el apartado siguiente, y a continuación sigue de este modo:<br />

«En la Visita declaré que el P. Victorino continuaba en el oficio de Provincial por el<br />

nombramiento de Vuestra Reverencia y que el sucesor era el P. Bustamante, lo que hizo el<br />

señor Delegado».<br />

Agrega después que cree sería conveniente que uno de los que fueran desde España, vaya<br />

con el cargo de Provincial y dejar al P. Bustamante para la administración de los negocios, en<br />

los cuales tiene singular aptitud. Entre los Padres de aquí el que mejor pudiera servir para el<br />

caso es el P. Fr. Ildefonso Moya de San Agustín y a éste pienso nombrar Capellán sucesor del<br />

P. Victorino» 57 .<br />

IV.- Nuevamente el asunto de los salones y de la iglesia<br />

Ya vimos que en la visita hecha al señor Arzobispo por el P. Enrique Pérez, acompañado<br />

por el P. Rocha, antes de trasladarse al Desierto, se accedió a renovar el contrato de arrendamiento<br />

de los consabidos salones, aunque bajo ciertas condiciones.<br />

En este sentido redactó el P. Enrique un oficio en que autorizaba al P. Rocha a renovar el<br />

contrato. Dicho oficio debió ser enviado, al parecer, desde el convento del Desierto, pues, con<br />

fecha del 1 de abril de 1885, escribe el P. Rocha al P. Enrique y le dice:<br />

«Como no había llegado el oficio o borrador del nuevo arrendamiento que interesaba,<br />

yo lo trabajé, lo firmé en dos ejemplares, casi en los mismos términos del suyo, y<br />

el viernes de Dolores lo llevé al señor Arzobispo para que lo hiciese firmar al Rector<br />

doctor Herrera y lo aprobara el señor Arzobispo en vez del señor Delegado Apostólico,<br />

y en verdad que le gustó; hasta hoy no se me ha devuelto y temo que el doctor<br />

Herrera quiera hacerle alguna observación o modificación; pero yo estoy resuelto a no<br />

variar ni una coma» 58 .<br />

Cuando regresó del Desierto el P. Visitador se encontró con el asunto en el mismo estado.<br />

Sin renovación del contrato, el seminario seguía en posesión de los salones y el señor Delegado<br />

Apostólico percibiendo el precio del arriendo.<br />

«Yo —escribe en su carta del 20 de julio al P. Gabino Sánchez— he reclamado las piezas<br />

y el dinero, pero el Delegado se niega rotundamente a entregar ni unas ni otro, y estoy esperando<br />

que el señor Arzobispo vuelva de una corta ausencia que está haciendo, para reclamarle,<br />

y le recordaré las condiciones que le pusieron, y que, no habiéndose celebrado nuevo contrato,<br />

no puede seguir ocupando las piezas, tanto más cuanto que se ha faltado a las condiciones,<br />

y, por esta razón, no accedo a que se haga nuevo arrendamiento. Esto es lo único que<br />

aquí se puede hacer y, si en Roma no se trabaja con solicitud, quedará<br />

57 AM, carp. 75, leg. 2, 10.<br />

58 AG, carp. pequeña, Candelaria, 1884-1894.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 529<br />

todo perdido, pues el Delegado, el Arzobispo y el Rector prescinden por completo de nuestro<br />

derecho y disponen de las piezas y del dinero como de cosa propia» 59 .<br />

El P. Enrique, además de la visita hecha al señor Delegado Apostólico a los dos días de<br />

su llegada a Colombia y de esta última a su regreso del Desierto, le había visitado a primeros<br />

del mes de enero, antes de salir hacia aquel convento.<br />

En esta última visita, como monseñor Agnozzi insistiera en la venida de religiosos de España<br />

para enviarles a las misiones de Casanare, el Padre ya había aprovechado la oportunidad<br />

para hablarle del proyecto de establecer un noviciado en el Desierto, y, por tanto, era necesario<br />

disponer del precio del arrendamiento de las consabidas piezas, necesarias asimismo para<br />

la instalación en ellas de los Padres que se reuniesen.<br />

Así se lo comunicaba el P. Enrique al P. Gabino Sánchez el 20 de enero del ya referido<br />

año 1885. Pero añadía ya que sería difícil fueran entonces desocupadas, por haber sido colocados<br />

en ellas todos los objetos del seminario, convertido en cuartel. (No hay que olvidar,<br />

apostillamos nosotros, que Colombia se hallaba en guerra civil).<br />

La citada carta terminaba con esta advertencia:<br />

«La idea del señor Delegado —me la dio a entender indirectamente— es la de apoderarse<br />

de las piezas y de la iglesia. Ha llegado a mi conocimiento que piensa escribir, si ya no lo ha<br />

hecho, a Roma pidiendo al Papa que le conceda la iglesia y las piezas, alegando que la Provincia<br />

no existe».<br />

Escribe, a la vez, el P. Enrique al P. <strong>Manuel</strong> María Martínez con objeto de darle cuenta<br />

de lo mismo a fin de que se informe y proceda.<br />

El P. Procurador General en Roma, en su respuesta fechada el 23 de abril, le manifiesta<br />

que sobre el asunto de referencia ha hablado largamente con el Secretario de la Congregación<br />

de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios y éste le ha dicho que, hasta la fecha, no había llegado<br />

instancia alguna sobre el particular. Añade el P. <strong>Manuel</strong> que a un amigo suyo, que se ha<br />

tomado interés por el asunto, le han comunicado en la citada Congregación que, si llegase<br />

algún recurso del señor Delegado, no se le daría respuesta alguna sin oír antes a los interesados.<br />

Asimismo, en carta del 23 de junio al P. Rocha le anuncia que, en vista de que el señor<br />

Arzobispo se mostró propicio a las Corporaciones religiosas y de un modo especial a la nuestra,<br />

le pareció conveniente presentar una súplica como lo había hecho ya el día 11 de este<br />

mismo mes 60 .<br />

Tanto el P. Enrique como el P. Rocha temían que, al ocurrir el fallecimiento de éste y,<br />

por lo mismo, quedar vacante el oficio de Capellán de la iglesia de la Candelaria de Bogotá,<br />

se les presentase un pretexto a los señores Delegado y Arzobispo para apoderarse de la iglesia.<br />

«Acaso con este fin —escribía el P. Enrique— pretendió el señor<br />

59 AM, carp. 75, leg. 2, 10.<br />

60 AG, carp. pequeña, Candelaria, 1884-1894.


530 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Arzobispo introducirse en la iglesia, pues propuso al P. Provincial dos ideas para que eligiera:<br />

1.ª Que se diese licencia al cura de la parroquia de Egipto para ejercer sus funciones en nuestra<br />

iglesia. 2.ª Que se encargase de la parroquia al P. Victorino. Me consultó éste al Desierto y<br />

le contesté que la primera idea no se podía admitir de ningún modo y que la segunda era admisible<br />

a condición de que se diese el curato en propiedad de la Orden. El resultado fue que el<br />

señor Arzobispo no ha vuelto a hablar de esto» 61 .<br />

El día 28 de agosto visitaba el P. Enrique al señor Arzobispo. Le anuncia su regreso a España,<br />

pero antes quiere dejar al P. Ildefonso Moya por Capellán de la iglesia y de las Cuarenta<br />

Horas. Fue aceptada la propuesta por el señor Arzobispo con muy buena voluntad.<br />

Le habló, asimismo, el Padre, una vez más, de las piezas o salones y del precio de su<br />

arriendo. El señor Arzobispo le promete que «él hablará al señor Delegado y le hará entrar en<br />

razón». El Padre le contesta, por su parte, que él no va a ver a dicho señor Delegado, «pues,<br />

como no atiende a razones, no responde de guardarle el respeto que se debe a su dignidad».<br />

Le expone una vez más su deseo de poner a los Padres en posesión de los salones antes de su<br />

regreso. «Le representa que, estando agregada esta Provincia a la Congregación de España, es<br />

improcedente la tutoría en que trata de retenerla el señor Agnozzi» 62 .<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Circular del Padre Visitador al finalizar su misión. –Regresa a España<br />

y da cuenta de su gestión al Padre Comisario<br />

I.- Circular del Padre Visitador al finalizar su misión<br />

Antes de emprender el viaje de regreso a España, firmaba el P. Enrique Pérez, con fecha<br />

del 10 de septiembre del ya referido año 1885, la circular siguiente:<br />

«Un año está próximo a cumplirse, Reverendos Padres, desde mi venida a esta<br />

República, y en este tiempo he tenido ocasión de ver, examinar y conocer el estado de<br />

esta Provincia y de los escasos miembros que la componen, las esperanzas que para la<br />

restauración de la misma ofrece la marcha de las cosas públicas y los medios más<br />

oportunos que se deben adoptar para efectuar esta difícil empresa; y antes de regresar<br />

a España a dar cuenta de mi comisión y a practicar las diligencias necesarias para la<br />

obra, deseo dirigir a Vuestras Reverencias algunas palabras fraternales, para que, recordando<br />

los deberes que como<br />

61 AM, carp. 75, leg. 2, 10, carta al P. Comisario Apostólico, 20-8-1885.<br />

62 AG, carp. 7; además del Diario, la carta de la nota anterior. «Esto lo hice —explica el P. Enrique— porque el<br />

Gobierno Civil no reconoce como Capellán al que no presente nombramiento del señor Arzobispo»- En P.<br />

FABO, Restauración, 94, figura la interesante carta que en 31-8-1885 escribe el P. Rocha al P. Moya con la<br />

explicación del asunto y el ruego de que acepte el nombramiento.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 531<br />

religiosos, hijos del Gran Padre San Agustín, tienen ante Dios, ante su Orden y ante la<br />

sociedad, se interesen de veras y coadyuven prácticamente a esta obra, que ha de redundar<br />

en gloria divina, en provecho de las almas y crédito de nuestra Sagrada Religión.<br />

La tempestad que en este siglo se ha desencadenado contra la Santa Iglesia no podía<br />

perdonar a las Corporaciones religiosas y éstas se han visto perseguidas en todos<br />

los puntos del globo y sus miembros dispersos y privados hasta de los medios de subsistencia<br />

y arrojados al ludibrio de la sociedad. Pero si las Órdenes religiosas tienen la<br />

gloria de ser perseguidas juntamente con la Iglesia, de la que son parte integrante, participan<br />

también de la prerrogativa de la perpetuidad que a la Iglesia prometió Jesucristo<br />

su divino Fundador, y, cuando se vean ya destruidas, aniquiladas, cuando ya en lo<br />

humano haya desaparecido hasta la más remota esperanza, las Corporaciones religiosas<br />

se levantarán de sus cenizas y añadirán nuevos triunfos a los que conquistaron en<br />

los pasados siglos.<br />

Nuestra Provincia de la Candelaria, Vuestras Reverencias lo saben mejor que yo,<br />

tiene timbres muy gloriosos, y la historia de Colombia ha consagrado páginas muy brillantes<br />

a nuestros hermanos, ora a los que regaron con su sangre y sudor los campos de<br />

Darién y Casanare, ora a los que brillaron en la sagrada cátedra y en la tribuna parlamentaria,<br />

ora a los que ilustraron las ciencias en esta parte del mundo. Al recordar tan<br />

glorioso pasado y al compararlo con un presente tan lamentable, confieso, mis amados<br />

Padres, que se oprime el corazón y las lágrimas brotan de mis ojos; pero me sirve de<br />

consuelo la idea de que esta gloriosa Orden, bien que casi moribunda y agonizante, no<br />

está muerta aún, sino que, incorporada hoy canónicamente, como lo estuvo hasta principios<br />

de este siglo, a la Congregación General de España e Indias, tengo la firmísima<br />

esperanza de que, con el favor de Dios y de María Inmaculada, con la solicitud paternal<br />

de N. M. R. P. Comisario General Apostólico y con el auxilio de su hermana la<br />

Provincia de San Nicolás de Tolentino, llegará a restablecerse, si los miembros que de<br />

ella han quedado, se prestan de buena voluntad a coadyuvar cuanto está de su parte.<br />

La Divina Providencia, que todo lo dispone sabiamente, ha hecho que, a pesar de<br />

los furibundos ataques de este siglo descreído contra las Órdenes religiosas de Colombia,<br />

todavía queden algunos, bien que pocos, religiosos en quienes hoy subsiste la<br />

Provincia de la Candelaria, nos ha conservado el convento del Desierto, para que sea<br />

el principio de la restauración, como antes fue la cuna de la Provincia, y contamos<br />

además con algunos locales de nuestro antiguo colegio de esta ciudad anejos a la iglesia<br />

que también poseemos. Hoy son Vuestras Reverencias un eslabón que une las antiguas<br />

glorias de esta Provincia al porvenir de la misma, tal vez menos glorioso para el<br />

mundo, pero


532 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

muy grato a Dios y provechoso para las almas. Sobre Vuestras Reverencias pesa el<br />

grave compromiso de abrazar uno de estos dos extremos: o dejar que con la vida de<br />

Vuestras Reverencias se acabe para siempre esta Provincia religiosa, o hacer algún esfuerzo<br />

para conservarla y restaurarla. Yo por mi parte he resuelto consagrar mi vida y<br />

mis fuerzas a esta empresa, en la que vengo trabajando desde hace un año, y con este<br />

intento recabaré en España que la Provincia de San Nicolás ceda a esta su hermana algunos<br />

religiosos, en cuya compañía confío estaré de regreso para el mes de febrero del<br />

año de 1886. Estos Padres, secundados por los de esta Provincia, que tengan voluntad<br />

para ello, servirán para echar los cimientos de la restauración en nuestro convento del<br />

Desierto, en donde serán admitidos y educados los jóvenes que a su tiempo serán<br />

nuestros sucesores en la conservación de esta Provincia religiosa y continuadores de<br />

nuestras antiguas misiones de Casanare y el Darién.<br />

Pero, debiendo ausentarme siquiera sea por pocos meses, he tenido por conveniente<br />

dictar algunas disposiciones para el buen orden de la Corporación y para que<br />

los miembros que a ella pertenecen, observen los preceptos de nuestra Santa Regla y<br />

Constituciones, en cuanto lo permita el estado anormal en que se hallan:<br />

1.ª Señalamos nuestro convento de El Desierto de la Candelaria, distrito de Ráquira,<br />

diócesis de Tunja, para que sea casa de noviciado y colegio de estudios de esta<br />

nuestra Provincia de la Candelaria, según fue concedido por Su Santidad Pío IX, en 15<br />

de diciembre de 1876, y mandamos que en dicho convento se guarden y observen con<br />

fidelidad las Constituciones de nuestra Orden en la forma que se previene en la cuarta<br />

parte de las mismas relativas a los colegios; a su tiempo daremos las disposiciones<br />

convenientes para el buen orden y gobierno de la observancia religiosa, plan de estudios<br />

y demás que sea necesario.<br />

2.ª Nombramos para el tiempo de nuestra ausencia Pro-Comisario General al R. P.<br />

Fr. Ildefonso Moya de San Agustín, en quien delegamos toda nuestra autoridad, en<br />

virtud de la facultad que para ello nos dio N. M. R. P. Comisario General Apostólico<br />

en 21 de agosto de 1884. Y mandamos en virtud de santa obediencia, bajo precepto<br />

formal, so pena de excomunión latae sententiae una pro trina canonica monitione, a<br />

todos los religiosos súbditos nuestros de esta Provincia de la Candelaria que admitan,<br />

veneren y obedezcan a dicho R. P. Fr. Ildefonso Moya, como a tal Pro-Comisario General.<br />

3.ª Declaramos aquí, como lo hicimos en el acta de nuestra Visita General, que el<br />

R. P. Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga es Provincial propio y legítimo de esta<br />

Provincia, en virtud del nombramiento hecho por N. M. R. P. Comisario General<br />

Apostólico, quien, en virtud de las facultades extraordinarias que tiene recibidas de Su<br />

Santidad, lo nombró como tal Provincial por el tiempo de su voluntad.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 533<br />

Declaramos también que dicho N. P. Comisario Apostólico designó al R. P. Fr.<br />

Juan Bustamante como sucesor del R. P. Provincial para el caso de que éste cese en su<br />

cargo por cualquier causa que esto suceda. Mandamos al referido P. Bustamante que,<br />

llegado el caso, acepte el cargo de Provincial, y a todos nuestros súbditos mandamos<br />

también que como tal lo reconozcan y veneren.<br />

4.ª En conformidad con el acta del Capítulo General de 24 de mayo de 1760 63 ,<br />

mandamos que todos nuestros religiosos que tengan oficio cum cura animarum hagan<br />

ejercicios espirituales una vez cada año; lo mismo mandamos a todos los demás religiosos<br />

aunque no tengan cura de almas. Y, deseando poner desde luego en ejecución<br />

este precepto, y ya que el estado de las cosas públicas no nos han permitido realizar<br />

nuestro proyecto de conocer a los Reverendos Padres para hacer los ejercicios en esta<br />

ciudad, desde ahora los convocamos para tan pronto regresemos de España: al efecto<br />

daremos las órdenes oportunas al R. P. Provincial y desde luego mandamos a nuestros<br />

religiosos que, tan pronto como reciban aviso del R. P. Provincial, se pongan en camino<br />

para Bogotá a fin de practicar los ejercicios.<br />

5.ª Considerando que el estado en que se hallan hoy los religiosos, por anormal y<br />

violento que sea, no los exime de la obligación de observar la Regla y Constituciones,<br />

ni los hace exentos de los tres votos religiosos, exhortamos en el Señor a los Reverendos<br />

Padres que obedezcan, veneren y respeten al R. P. Provincial y demás Superiores;<br />

que siempre que hubieren de cambiar de residencia lo pongan en conocimiento del R.<br />

P. Provincial, y que sin licencia del mismo ninguno entre a servir curato ni deje el que<br />

se halle sirviendo.<br />

Igualmente les recomendamos que en su vida así pública como privada se guarden<br />

con suma diligencia de dar escándalo o motivo de murmuración a los fieles; que no<br />

tengan en sus casas personas, especialmente mujeres, que sirvan de motivo o pretexto<br />

a la murmuración, ni tampoco frecuenten las casas de tales personas; que vivan enteramente<br />

apartados de la política, pues de lo contrario sólo se siguen odios, enemistades<br />

y escándalos.<br />

Recordamos también a nuestros religiosos que en virtud del voto de pobreza que<br />

hicieron, y no obstante no haberse practicado la vida común, no pueden, sin faltar a la<br />

conciencia, disponer de los bienes que tengan adquiridos con su industria y trabajo, y,<br />

si bien el fuero externo civil autoriza y reconoce a los religiosos como particulares el<br />

derecho de disponer de tales<br />

63 M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 37; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 295. En las dos obras se da equivocadamente<br />

el año 1770 en la fecha del citado Capítulo General. AO, 8, 442, trae las actas de este Capítulo;<br />

la que habla de los ejercicios es la número 11 y en ella no se hace referencia a los que tienen cura de almas;<br />

en cambio, en CAG, 8, acta IX, es donde se lee «quamvis curam animarum gerant». Firma la circular como<br />

Secretario el P. Martín Díaz de Santo Domingo.


534 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

bienes, el derecho canónico y las leyes de la conciencia les obligan a resignar todos<br />

sus bienes en las manos de sus Prelados Regulares para beneficio de la Orden.<br />

…<br />

Encargamos también a los religiosos que desempeñan algún curato que contribuyan<br />

periódicamente con alguna cantidad, a fin de ayudar a los gastos que son indispensables<br />

para el sostenimiento del convento de la Candelaria de El Desierto. Al efecto,<br />

deseamos que nos manifieste cada uno la cantidad que puede ofrecer y el modo más<br />

fácil de hacerla efectiva; esta cuota comenzará a correr desde el primer día del año<br />

próximo venidero. Entre tanto, esperamos también que todos aquellos a quienes sus<br />

recursos se lo permitan, consignarán alguna suma en calidad de donativo, como ya lo<br />

han hecho algunos de lo Reverendos Padres, y apelamos al celo de nuestros religiosos<br />

esperando que, no obstante el estado de penuria actual, harán algún sacrificio pecuniario<br />

en favor de su Provincia.<br />

6.ª Recordamos a nuestros religiosos el precepto de nuestras Constituciones, parte<br />

3.ª, cap. 16, Decernimus insuper, que manda que ningún religioso acuse a otro ante<br />

Tribunal alguno de fuera de la Orden, y, si alguno lo hiciese, incurrirá en las penas que<br />

allí se expresan 64 .<br />

7.ª Mandamos a los religiosos sacerdotes lleven cuenta exacta de las misas que se<br />

reciban y cumplan, y en atención a la penuria en que se hallan los religiosos, les dispensamos<br />

de la obligación de aplicar las misas que señalan nuestras Constituciones<br />

por los religiosos difuntos, y solamente imponemos la obligación de aplicar una misa<br />

por cada religioso que fallezca; pero en nuestras iglesias de Bogotá y de El Desierto se<br />

celebrarán los aniversarios de la Orden, y además, cuando se tenga noticia de haber fallecido<br />

algún religioso, se cantará una vigilia y una misa de difuntos en sufragio de su<br />

alma.<br />

8.ª Establecemos una residencia en los locales anexos a nuestra iglesia de Bogotá<br />

y en ella se reunirán los Reverendos Padres que voluntariamente se han ofrecido».<br />

Siguen a continuación las reglas que deberán observar estos religiosos de la residencia de<br />

Bogotá y, luego, concluye el P. Visitador de este modo:<br />

«Estas son, mis amados Padres, las disposiciones que dejo establecidas, y confío<br />

que Vuestras Reverencias las acatarán y las obedecerán convencidos de la necesidad<br />

de hacer algún sacrificio para reanimar el espíritu religioso. Yo sé muy bien, mis amados<br />

hermanos, que en veinticinco años de exelaustración<br />

64 COR, a. 1745, l. c.: «27. Decernimus insuper, quod si quis aliquem Fratrem apud alium quam Superiorem, vel<br />

Praelatum nostrae Religionis (exceptis casibus ad Tribunal Sanctae Inquisitionis pertinentibus) accusaverit,<br />

ipso facto sit omnibus gradibus, ac voce utraque privatus, usque ad dispensationem Capituli Provincialis».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 535<br />

Vuestras Reverencias se han acostumbrado a otro género de vida, y estoy convencido<br />

de que para algunos será un verdadero sacrificio el restituirse a la vida de comunidad;<br />

pero creo que Vuestras Reverencias harán gustosos este sacrificio al considerar que de<br />

ello depende la vida o la muerte de la Provincia a que pertenecen. Yo, por mi parte, les<br />

prometo hacer cuanto pueda para que la vida religiosa no les sea pesada, y la gracia<br />

divina se la hará suave y gustosa si Vuestras Reverencias cooperan a esta misma gracia».<br />

La presente circular, después de haber sido impresa, no llegó a ser enviada a los religiosos,<br />

pues el mismo P. Enrique, en el resumen que en su Diario hace de una carta dirigida al P.<br />

Comisario Apostólico en noviembre de 1885 desde San Millán, dice en una referencia acerca<br />

del señor Delegado «que se dio por satisfecho con la comunicación que le escribí por consejo<br />

del señor Arzobispo; pero que, en vista de la disposición en que se halla, desistí de nombrar al<br />

P. Moya Capellán y retiré la circular a los Padres».<br />

II.- Regresa a España y da cuenta de su gestión al Padre Comisario<br />

Dos o tres días después de la firma de la anterior circular fue cuando, al parecer, partió de<br />

Bogotá el P. Enrique Pérez para regresar a España.<br />

El 15 de septiembre escribe el P. Rocha al P. Gabino Sánchez y le manifiesta lo mucho<br />

que ha sentido la separación del P. Visitador. «Lo he amado —añade— cual si fuese mi verdadero<br />

hermano, y en esto digo poco, pues lo he querido como reliquia que la Divina Providencia<br />

nos había mandado» 65 .<br />

Ignoramos detalles del viaje de vuelta del P. Enrique Pérez. En noviembre del repetido<br />

año 1885 se encontraba ya en San Millán de la Cogolla, pues el 18 de dicho mes dirige desde<br />

el citado lugar una carta al P. Comisario Apostólico. Le hace en ella un resumen de varias<br />

misivas escritas desde Bogotá con informaciones de las que ya hemos dado noticias en las<br />

páginas anteriores. Las completamos con lo siguiente:<br />

«Antes de emprender el viaje —escribe— hice las diligencias para asegurar los bienes. El<br />

P. Bustamante me había hecho ya antes escritura de venta del convento con sus adjuntos y<br />

otra finca que está cerca —como ya quedó anotado al hablar del Desierto, añadimos nosotros—.<br />

Después de esto —sigue el Padre— el P. Victorino me vendió la casa que habita en<br />

Bogotá; yo hice testamento a favor del P. Íñigo y del P. Bustamante, y un poder general a<br />

favor de éste, a quien dejé recomendado renueve su testamento, pues lo tiene a favor del P.<br />

Victorino, y encargué a éste que haga el suyo a favor mío y del P. Bustamante. También dejé<br />

a éste el encargo de que envíe fondos para el<br />

65 AG, carp. 5.


536 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

viaje de los religiosos en el caso de que Vuestra Reverencia disponga enviar algunos; tiene<br />

fondos en París y ésta es una gran ventaja» 66 .<br />

En esta misma carta le anuncia su próxima ida a Madrid, con el fin de informarle con más<br />

detalle de todas estas cosas y otros asuntos relacionados con su viaje a Colombia.<br />

Así lo verificó a primeros de diciembre y el resultado de la entrevista fue la carta que, sobre<br />

el envío de religiosos a Colombia, escribió el P. Gabino Sánchez al P. Provincial de Filipinas<br />

el 13 de enero de 1886, como se referirá en el artículo cuarto del capítulo siguiente, <strong>XII</strong>,<br />

de este tomo de Crónicas.<br />

66 AG, carp. 5


CAPÍTULO <strong>XII</strong><br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1885-1888<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Convocatoria para el Capítulo Provincial. –Se comunica su próxima celebración<br />

al Capitán General. –Reseña del Capítulo con lo actuado y acordado en<br />

el mismo. –Es aprobado por el Padre Comisario Apostólico<br />

I.- Convocatoria para el Capítulo Provincial<br />

Todavía se encontraba en España el Provincial, P. Juan Cruz Gómez. Por encargo especial<br />

suyo, el Vicario Provincial, P. Fidel de Blas cursó, con fecha del 30 de diciembre de<br />

1884, las correspondientes convocatorias a los religiosos con voz y voto en el Capítulo Provincial,<br />

cuya celebración había de tener lugar en el convento de San Nicolás de Manila los<br />

días 24, 25 y 27 del mes de abril del año siguiente, 1885 1 .<br />

II.- Se comunica su próxima celebración al Capitán General<br />

Presente ya en Manila el P. Juan Cruz Gómez, el 13 de abril de 1885 pone en conocimiento<br />

del Capitán General, Gobernador y Vice-Real Patrono de Filipinas que el 25 del citado<br />

mes, entre siete y ocho de la mañana, se verificaría el acto de la elección del nuevo Prelado en<br />

el Capítulo Provincial que había de celebrarse en el convento de Manila.<br />

De conformidad con las disposiciones vigentes dadas por la Superioridad, el señor Capitán<br />

General contesta el 16 que, según acuerdo tomado el día anterior, había tenido a bien<br />

nombrar asistente real al referido acto del Capítulo a don Baltasar Girandier, Consejero de<br />

Administración 2 .<br />

1 AM, 53, Oficios, f. 308.<br />

2 AM, 59, Oficios, f. 32v.


538 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- Reseña del Capítulo con lo actuado y acordado en el mismo<br />

Conforme a lo ordenado, el 24 de abril del año 1885 dio comienzo el Capítulo en el convento<br />

de Manila con la presencia de los Padres vocales siguientes 3 :<br />

P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús, Provincial; P. Fr. José María Learte del<br />

Carmen, ex Provincial; PP. Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano, Fr. Julio Saldaña<br />

de Santo Domingo de Guzmán, Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios y Fr. Esteban<br />

Martínez de San Antonio de Padua, Definidores; PP. Priores, Fr. Andrés Ferrero de San José,<br />

de Manila; Fr. Simeón Marín del Amor Hermoso, de Cavite; Fr. Laureano Navarro de la Concepción,<br />

de Cebú; Fray Fidel de Blas de la Asunción, de San Sebastián; Fr. Eustaquio Moreno<br />

del Rosario, de Santa Cruz de Manila; Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, de Taytay;<br />

Fr. Fulgencio Blanco de San José, de Baclayon; Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la<br />

Esperanza, de Romblón; Fr. Mariano Bernad del Pilar, de Bolinao; Fr. Victoriano Vereciano<br />

de Santo Tomás, de Calapán; Fr. Juan Santesteban de San José, de Dumaguete; Fr. Pedro<br />

Sanz de la Virgen de la Paz, de Imus, y Fr. Pedro Catalán de San Agustín, de Jimamailan; P.<br />

Fr. Miguel Ugarte del Pilar, Secretario de Provincia; P. Fr. Jorge Tabuenca del Pilar, Procurador<br />

General, y P. Fr. Mariano Pena de la Virgen de Ujué, Subprior y Maestro de novicios de<br />

Manila.<br />

Estuvieron ausentes los capitulares P. Fr. Lope Martínez de San Ramón, Prior de Mandaue;<br />

P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico, Vicario-Rector de Monteagudo; P. Fr.<br />

Íñigo Narro de la Concepción, Rector de Marcilla; P. Fr. Víctor García de la Providencia,<br />

Rector de San Millán de la Cogolla, y Fr. Toribio Minguella de la Merced, Comisario en Madrid.<br />

Fue admitido por Presidente del Capítulo el Definidor más antiguo, P. Fr. Lorenzo Mayor,<br />

y a propuesta suya se eligieron Jueces de causa los PP. Fr. Simeón Marín, Fr. Laureano<br />

Navarro y Fr. Pedro Catalán.<br />

Confirmaron las actas del Capítulo próximo pasado que, como vimos 4 , trataban de la actitud<br />

con el P. Comisario Apostólico; de los sufragios por los difuntos fallecidos en Filipinas y<br />

en España; de la vacante de curatos; de la aprobación en el idioma; de la admisión al hábito<br />

para religiosos de coro y para hermanos; del juramento de regresar a Filipinas; de las disposiciones<br />

diocesanas sobre obras; de la institución de Lectores; de la lista de religiosos en la remisión<br />

de cuentas por los Rectores de Monteagudo, Marcilla y San Millán, colegio este último<br />

que se incluye por primera vez; de la elección trienal del Vicario de España, Procurador y<br />

Comisario en Madrid, en todo como los demás oficios; de la facultad de los Provinciales para<br />

ver los libros canónicos parroquiales; de la residencia personal de los Priores de Cavite, Cebú<br />

y San Sebastián; de la provisión de curatos con<br />

3 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 137.<br />

4 Tomo presente, 63, 111, 175, 260, 350, 408.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 539<br />

título de propiedad, acta 18 que en el Capítulo próximo pasado volvió a ser modificada en<br />

relación como se había redactado en el de 1879; del plan de estudios y, finalmente, del lugar<br />

del próximo Capítulo.<br />

Al acta 15 acerca de la no admisión de novicios sin orden expresa del P. Provincial, ya<br />

modificada en el Capitulo próximo pasado y que habla también de su traslado a Marcilla al<br />

finalizar el año de noviciado, se le añadió lo siguiente:<br />

«Mas como quiera que se ha hecho presente al Venerable Definitorio ser dificilísimo<br />

cumplir exactamente lo que dispone ésta referente a la traslación de los jóvenes<br />

recién profesos al colegio de Marcilla, convinieron los RR. PP. Capitulares en que el<br />

asunto se dejara a la disposición y prudencia de nuestro Vicario Provincial».<br />

En la mañana del sábado, día 25, elegidos por votación secreta escrutadores los PP. Esteban<br />

Martínez, Jorge Tabuenca y Mariano Pena, se procedió a la elección de Prior Provincial<br />

que recayó en el Padre Fray Santos Paredes de San Pedro Apóstol.<br />

Por la tarde se proveyeron los cargos de Definidores a favor de los PP. Fr. Lorenzo Hernández<br />

de la Virgen de la Esperanza, Fr. Mariano Bernad del Pilar, Fr. Fidel de Blas de la<br />

Asunción y Fr. Juan Santesteban de San José.<br />

A continuación fueron proclamados Aditos, por ocho votos cada uno, los PP. Fr. Andrés<br />

Ferrero de San José, Fr. Eustaquio Moreno del Rosario y Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la<br />

Paz.<br />

Reunido el Definitorio pleno en la tarde del día siguiente, domingo 26, se trató acerca de<br />

las determinaciones del Capítulo pasado 5 con el siguiente resultado:<br />

Fueron literalmente confirmadas las que versan acerca del envío por los Párrocos del plan<br />

de almas y por los Vicarios Provinciales la entrega al Provincial de un informe secreto; de los<br />

casos de moral, de la obediencia y respeto a los Vicarios Provinciales y facultades de éstos; de<br />

las certificaciones; de la lectura de las Constituciones y del «Modo de administrar»; de la<br />

exactitud de los Padres ministros en el libro de cargo y data; de los gastos permitidos a los<br />

Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; del inventario en las parroquias; de los escritos<br />

dirigidos por los religiosos a autoridades superiores y de los que hayan de publicarse;<br />

de la aplicación de intenciones de misas; de ciertas facultades del P. Provincial y goce de privilegios<br />

por los religiosos Párrocos; de la Visita provincial a las haciendas y presentación<br />

anual de sus cuentas; del seis por ciento anual de las colectas por parte de Párrocos y Misioneros;<br />

de la provisión de todo lo necesario al religioso sustituto temporal de otro ausente; de las<br />

concesiones a los que hubieren administrado o desempeñado ciertos oficios por algún tiempo;<br />

del destino de dos religiosos a cada ministerio y de los ejercicios espirituales.<br />

5 Tomo presente, 66, 112, 176, 262, 352, 409.


540 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En la determinación acerca de la orden superior recibida por los Padres Ministros, cuando<br />

haya que dar parte al P. Provincial por recibir facultades extraordinarias in foro externo, se<br />

añade al final de la misma<br />

«y esperarán la aprobación de Su Reverenda para su aceptación».<br />

En la que hace referencia a la edad de los jóvenes que han de ir a Filipinas y a sus estudios<br />

en los colegios, se suprime parte y queda redactada del siguiente modo:<br />

«17. Se confirma la que ordena que, por ningún pretexto, a no ser por motivo de<br />

salud, pueda N. P. Comisario mandar a estas Islas a religioso alguno que no haya<br />

cumplido en la Península la edad de veintidós años, y al propio tiempo se ordena que<br />

nuestros colegiales estudien con preferencia las facultades que marcan nuestras Leyes<br />

ateniéndose en los estudios de ampliación al Plan de estudios que con fecha 8 de octubre<br />

de 1878 han elevado al Venerable Capítulo los RR. PP. N. P. Comisario Fr. Toribio<br />

Minguella de la Merced y L. J. Fr. Pío Mareca de la Concepción, cuyo Plan ha sido<br />

aprobado en todos sus extremos y remitido a. N. P. Comisario Apostólico para su<br />

confirmación».<br />

A la que trata de los exámenes en los colegios, se le añaden las palabras y frases que figuran<br />

subrayadas en el texto que se ofrece a continuación:<br />

«19. Se confirma la que ordena que los PP. Rectores de nuestros colegios de Monteagudo,<br />

Marcilla y San Millán hayan de examinar cada año, al fin del curso, a todos<br />

los estudiantes acerca de las materias que respectivamente hayan cursado, según se<br />

manda en nuestras sagradas Constituciones, y enviarán los PP. Rectores de los tres colegios<br />

una lista que especifique con claridad los nombres de los estudiantes por clase<br />

de estudios y la nota que han sacado en los exámenes, así como también se especificarán<br />

las cualidades físicas y morales; y estas mismas notas las comunicarán el P. Rector<br />

de donde salen al del colegio a donde se trasladaren; y mandamos que los estudiantes<br />

que en el examen salgan reprobados, no puedan pasar en el siguiente curso a<br />

otras materias, sino que deberán estudiar las mismas que el año anterior. La presidencia<br />

de los exámenes corresponde a N. P. Comisario según el Capítulo 2.º, párrafo 11<br />

de la 4.ª parte de nuestras Constituciones 6 , o en su defecto a las personas que él delegare».<br />

6 Cfr. nota (7) del capítulo VII del tomo presente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 541<br />

Por último, se aprobó la siguiente determinación:<br />

«22. Determina el presente Definitorio que se recurra con humilde súplica a N. R.<br />

P. Vicario Apostólico se digne acudir a S. S. el Papa León <strong>XII</strong>I con el fin de obtener<br />

dispensa de nuestras Constituciones que prohíben reelegir en los cargos sino es por<br />

unanimidad de votos, de modo que puedan ser reelegidos por mayoría de votos los<br />

oficios de Secretario de Provincia, Procurador General, Comisario y Vicario Provincial<br />

de España, Rectores y Vicerrectores de nuestros colegios, Maestro de novicios,<br />

Confesores y Predicadores conventuales de los mismos colegios» 7 .<br />

En la mañana del lunes, día 27, reunido nuevamente el Definitorio pleno, fueron hechos<br />

los nombramientos siguientes:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. Félix Guillén de San José.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Faustino Pérez del Rosario.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Pedro Nolasco Sanjuán de Santa Ana.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen.<br />

Prior de Santa Cruz de Manila, el P. Fr. Esteban Martínez de San Antonio.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Julio Saldaña de Santo Domingo de Guzmán.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. Laureano Navarro de la Concepción.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. Simeón Marín de la Virgen del Amor Hermoso.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Benito Tutor de San Agustín.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Andrés Ferrero de San José.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen.<br />

Prior de Dumaguete, el P. Fr. Jorge Tabuenca del Pilar.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Patricio Adell de San Macario.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Hilario Eraso de la Virgen de Araceli. Rector de San<br />

Millán de la Cogolla, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.<br />

Procurador General, el P. Fr. Indalecio Martínez de Santa Lucía.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Clemente de San José.<br />

Vicario Provincial y Procurador General y Comisario en Madrid, el P. Fr. Toribio<br />

Minguella de la Merced.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Antonio Muro del Pilar.<br />

7 COR, a. 1745, pars III, c. II, n. 12: «In reelectionibus tandem observetur Constitutio Gregorii XV per Urbanum<br />

VIII moderata». Cfr. el breve Exponi nobis dado por este último Pontífice el 15 de diciembre de 1835 en J.<br />

FERNÁNDEZ, Bullarium, 2, 221.


542 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. Mariano Pena de la Virgen de Ujué.<br />

Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Félix Garcés del Carmen.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Ramón Miramón de la Concepción.<br />

Cronista Provincial, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.<br />

Predicador Conventual de Manila, el P. Fr. Gabriel Gallástegui del Pilar.<br />

Confesor Conventual de Manila, el P. Fr. Cándido Puerta del Corazón de Jesús.<br />

Confesor Conventual de Cavite, el P. Fr. Francisco Arellano de San José.<br />

Confesor Conventual de Cebú, el P. Fr. Francisco Gotor de Santa Lucía.<br />

Confesor Conventual de San Sebastián, el P. Fr. Casimiro Escudero del Carmen.<br />

Confesor Conventual de Monteagudo, el P. Fr. Máximo Leza del Patrocinio.<br />

Confesor Conventual de Marcilla, el P. Fr. Adolfo Muro del Carmen.<br />

Confesor Conventual de San Millán, el P. Fr. Víctor García de la Virgen de la Providencia.<br />

Jueces de causas, los Padres Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; el P.<br />

Secretario de Provincia y el P. Subprior de Manila.<br />

Terminado el Capítulo el ya citado día 27, al siguiente el P. Provincial electo comunicó<br />

por oficio la nómina de las elecciones y nombramientos hechos a los señores Arzobispo de<br />

Manila, Obispo de Cebú y Capitán General y Vice Real Patrono de Filipinas 8 .<br />

Solamente hay constancia de acuse de recibo de la anterior comunicación por parte del<br />

señor Obispo de Cebú, quien, al hacerlo con fecha 6 de mayo, felicita al P. Provincial y demás<br />

Padres agraciados con los respectivos cargos de la Orden 9 .<br />

IV.- Es aprobado el Capítulo por el Padre Comisario Apostólico<br />

El Provincial, P. Santos Paredes, envía el 23 de mayo al P. Comisario Apostólico un<br />

ejemplar de todo lo actuado en el reciente Capítulo. «Al verificarlo —se afirma en el oficio de<br />

remisión— me cabe la alta satisfacción de comunicar a Vuestra Reverencia que todo se ha<br />

hecho con estricta sujeción a lo que disponen nuestras sagradas Constituciones».<br />

En la misma fecha remite el P. Provincial otra copia al P. Comisario de la Provincia en<br />

Madrid con el encargo de que mande otro ejemplar a los colegios «para la debida constancia y<br />

exacto cumplimiento de lo que se preceptúa en el mencionado Capitulo» 10 .<br />

El Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, una vez en su poder<br />

8 AM, 53, Oficios, f. 322v.<br />

9 AM, 53, Oficios, f. 340.<br />

10 AM, 53, Oficios, f. 343v, 344.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 543<br />

las actas, determinaciones y nombramientos del Capítulo, visto y examinado todo, lo aprueba<br />

y confirma por un decreto firmado en Madrid el 8 de octubre del mismo año 1885,<br />

«reservándonos —dice— examinar más detenidamente la súplica que se nos dirige,<br />

consignada en el número 22, última de las determinaciones, a fin de proceder en el<br />

asunto en la forma que más haya lugar» 11 .<br />

En carta fechada el 29 del mismo mes felicita el P. Gabino al P. Paredes y a la Provincia<br />

por su elección para el Provincialato y le manifiesta que ruega al cielo «le colme de las luces<br />

y dones para desempeñarlo a mayor gloria de Dios y bien de sus amados súbditos» 12 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Breve reseña biográfica del nuevo Padre Provincial. –Circular-saludo. –Se desestima<br />

una renuncia; varios nombramientos; dos nuevas Vicarías. –Visita provincial.<br />

–Ejercicios espirituales. –Interesante carta con motivo<br />

de la impresión del «Catecismo de Mazo»<br />

I.- Breve reseña biográfica del nuevo Padre Provincial<br />

El P. Santos Paredes era natural de la villa burgalesa de Las Vegas, en donde había visto<br />

la primera luz el día de la festividad de Todos los Santos del año 1833.<br />

Fueron sus padres Lorenzo y Vicenta Ruiz. Las informaciones verificadas a su ingreso en<br />

el noviciado de Monteagudo a la edad de veinte años, nos lo presentan como un joven honesto,<br />

virtuoso, recogido, de buena vida, costumbres irreprensibles, muy pacífico, pero, al mismo<br />

tiempo, de mucho brío y fortaleza 13 .<br />

Hizo su profesión religiosa el 4 de abril de 1854. Y, ordenado de sacerdote en Calahorra<br />

en diciembre de 1856, el 28 de enero de 1858 salía de Cádiz rumbo a Manila a donde arribaba<br />

el 24 de mayo del mismo año.<br />

En Filipinas fue destinado primeramente como Compañero a Cagayan de Misamis, parroquia<br />

que luego estuvo a su cargo durante unos meses, para administrar después, sucesivamente,<br />

las de Sagay y Dauin. Dejó esta última parroquia en junio de <strong>1867</strong> por tener que trasladarse<br />

a Manila de cuyo convento había sido nombrado Subprior y Maestro de novicios en el<br />

Capítulo Provincial celebrado en el último año citado.<br />

Como queda anotado en el artículo segundo del capítulo primero del presente tomo de<br />

Crónicas, cuando en abril de 1868 se celebró en<br />

11 AM, 54, Oficios, f. 49. Firma como Secretario General el P. Íñigo Narro.<br />

12 AM, 54, Oficios, f. 67.<br />

13 ACM, carp. 19, Informaciones, 210; F. SÁDABA, Catálogo, 484; tomo presente.


544 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

la iglesia de nuestro convento de la capital de Filipinas la inauguración del culto en honor de<br />

los dos mártires recoletos del Japón, Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio, beatificados<br />

el año anterior, fue el Subprior P. Paredes quien estuvo encargado del sermón en la misa<br />

solemne.<br />

Otros oficios que tuvo en la Provincia fueron: Procurador General, cargo al que renunció<br />

por motivos de salud, pero luego era elegido Prior vocal de Mandaue; Prior vocal de Jimamailan<br />

y de Taytay; Adito por tres veces, Cronista, Predicador conventual de Manila y Vicario<br />

Provincial de Negros Oriental.<br />

Asistió a los Capítulos Provinciales en los que tuvo voz y voto; en tres de ellos fue juez<br />

de causas y en otro escrutador. En un Capítulo Intermedio asistió como Adito por ausencia de<br />

uno de los Definidores.<br />

Cuando era Subprior de Manila, fue designado en septiembre de 1868 primer misionero<br />

de Magallanes, pueblo segregado de su matriz Cajidiocan en la isla de Bohol. Fue párroco de<br />

Antipolo desde febrero de 1872 hasta agosto de 1876 en que pasó a la parroquia de La Ermita,<br />

que continuaba bajo su administración cuando llegó este Capítulo en el que ha sido elevado al<br />

Provincialato.<br />

Dotó a la parroquia de La Ermita de un nuevo convento e iglesia y en 1884 reclamó para<br />

dicha parroquia la imagen de Nuestra Señora de la Guía que se hallaba en Manila 14 .<br />

Creemos oportuno adelantar aquí que, al cesar en su cargo de Provincial en 1888, retornó<br />

a su amada parroquia de La Ermita, en la que permaneció hasta 1898. En su necrología —falleció<br />

el Padre en Marcilla en enero del año 1913— se lee:<br />

«En La Ermita de Manila, donde estuvo muchos años como Párroco, se ha visto a sus antiguos<br />

feligreses deseosos de saber buenas nuevas de su P. Santos; recordaban agradecidos<br />

sus trabajos y su celo parroquial y el buen tratamiento que a todos dispensaba» 15 .<br />

II.- Su circular-saludo<br />

El 16 de mayo firma el P. Santos Paredes su primera circular a los religiosos.<br />

Después de hablar de la responsabilidad del Prelado acerca de las personas y de las cosas<br />

que se le encomiendan y de la cuenta que tiene que dar de su gobierno y buena administración,<br />

continuaba así:<br />

«Debe, pues, ante todo conocer a sus súbditos respecto a los cuales es director,<br />

juez, médico, pastor y sobre todo padre, título que le honra sobremanera y que debe<br />

brillar en él con preferencia a los demás, puesto que, en cierto modo, los abraza a todos.<br />

No debe creerse feliz y dichoso porque manda y preside,<br />

14 AM, carp. 26, leg. 2. Se volvió a reclamar en <strong>1891</strong>. Cfr. BSN, a. 1956, 94.<br />

15 AM, 61-4.º, Difuntos, f. 236v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 545<br />

como dice nuestra Regla, sino más bien porque, movido de la caridad, sirve como ministro<br />

a sus súbditos; de aquí es que debe ser el primero en el ejemplo de las buenas<br />

obras; estar libre de todo afecto desordenado que pueda alterar aquella imparcialidad,<br />

aquella rectitud de juicio necesario para gobernar con prudencia, de modo que, mezclando<br />

la severidad con la benignidad y mansedumbre, no sea débil en aquellas cosas a<br />

que por su oficio está obligado, ni deje al mismo tiempo de compadecer a sus súbditos.<br />

Debe tener valor y resolución para emprender y llevar a efecto todos aquellos<br />

propósitos y deseos que, según el conocimiento que tiene de las cosas que le están encomendadas,<br />

sabe pueden contribuir al bien y prosperidad de las mismas; en una palabra,<br />

tratándose de la honra y gloria de su Religión, que es la honra y gloria de Dios,<br />

debe llevar su celo y abnegación hasta el sacrificio; debe estar dispuesto a dar hasta la<br />

propia vida, pues, como dice el Evangelio, el buen pastor da la vida por sus ovejas.<br />

He aquí en breve preámbulo sintetizado el objeto de la presente circular y que a la<br />

vez me sirve admirablemente para participarles el nombramiento inesperado de mi<br />

humilde persona para regir los destinos de nuestra amadísima Provincia de San Nicolás<br />

de Tolentino».<br />

Pasa luego a recordar su insuficiencia y a la vez las dificultades con que tropieza el Superior<br />

en el desempeño del cargo, ante lo cual uno se acobardaría si no confiara en el Señor,<br />

cuyos auxilios necesita, ora para conocer y obrar lo más grato a Dios y más provechoso a sus<br />

subordinados, ora para armonizar el doble carácter de juez y de padre.<br />

Convencido de su debilidad, les suplica que eleven sus oraciones al Señor para que le<br />

conceda copia de luces y auxilios en el cumplimiento debido de sus obligaciones.<br />

Exhórtales después a procurar conducirse como buenos y observantes religiosos y como<br />

sacerdotes celosos de la gloria de Dios y bien de las almas. El obrar así —dice— aligera<br />

grandemente la carga de la Prelacía; de lo contrario ésta se hace más pesada.<br />

Manifiesta finalmente que toda su labor se encamina al bien de todos,<br />

«cifrando su mayor gloria en la consecución del mayor grado de bienestar espiritual de<br />

todos sus súbditos» 16 .<br />

III.- Se desestima una renuncia; varios nombramientos; dos nuevas Vicarías<br />

Terminado el Capítulo Provincial, el P. Mariano Pena, nombrado en el mismo Vicerrector<br />

del colegio de Marcilla, presentó la renuncia de este cargo.<br />

16 AM, 53, Oficios, f. 337v; carp. 26, leg. 2.


546 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Según lo comunicaba el P. Provincial en oficio del 31 de abril, e! Definitorio en sesión<br />

habida este mismo día, después de un examen detenido de las razones en que el citado Padre<br />

apoyaba su renuncia, había determinado desestimarla y que se atuviera a lo dispuesto 17 .<br />

En diferentes fechas, anteriores al Capítulo Intermedio, el Provincial, P. Santos Paredes,<br />

expidió los títulos de Vicarios Provinciales siguientes:<br />

P. Fr. Isidoro Liberal de los Sagrados Corazones, de Marianas; P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del<br />

Carmen, del Norte de Zambales; P. Fr. Aniceto Ibáñez del Carmen, de Carolinas y Palaos; P.<br />

Fr. Andrés Ferrero de San José, de la Costa Occidental de Negros; P. Fr. Gaudencio Marqués<br />

del Rosario, de Siquijor; P. Fr. Mariano Rodrigo de la Virgen de los Ángeles, de Calamianes;<br />

P. Fr. José García de los Remedios, del Norte de Bohol, y P. Fr. Francisco Castillo de la Virgen<br />

del Villar, de Marianas 18 .<br />

Nombró el P. Provincial con fecha 16 de mayo Presidente del convento de Cavite al P.<br />

Fr. Francisco Arellano de San José hasta que tomara posesión del Priorato del citado convento<br />

el religioso elegido en Capítulo, P. Fr. Faustino Pérez. Así se verificó; mas como a este Padre<br />

se le autorizara pasar, por causa de enfermedad, a la Península, con fecha 28 de agosto de<br />

1886, se expidió el título de Presidente de Cavite a favor del P. Fr. Víctor Ruiz de San José 19 .<br />

El 16 de julio de 1885 firmó el P. Santos Paredes el nombramiento de Presidente y Administrador<br />

de las Haciendas de San Juan y San Nicolás de Imus a favor del P. Fr. Pedro Muro<br />

de San Agustín «para que mire por los intereses de la Provincia», según decía el correspondiente<br />

oficio 20 .<br />

El Prior de San Sebastián, elegido en Capítulo, el P. Valentín Apellániz, pagaba su tributo<br />

a la muerte el 15 de septiembre de 1885, «muy tranquilo y después de una enfermedad penosa<br />

soportada con resignación edificante» 21 .<br />

Dos días después era designado Presidente del referido convento<br />

17 AM, 53, Oficios, f. 326.<br />

18 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 168v, 173v-182. Había sido nombrado Vicario Provincial de la Costa Occidental<br />

de Negros el P. Francisco Ayarra de la Madre de Dios, pero renunció por falta de salud (AM, 53, Oficios,<br />

f. 364v; 54, Oficios, f. 12v.<br />

19 AM, 53, Oficios, f. 341; 54, Oficios, f. 150.<br />

20 AM, 53, Oficios, f. 373.<br />

21 AM, 54, Oficios, f. 20v. El P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen nació el 14 de febrero de 1850 en Santa Cruz<br />

de Campezu, Álava; profesó el 15 de febrero de 1866 y llegó a Manila el 10 de febrero de 1870. En abril de<br />

1872, todavía diácono, pasa a Bacoor de Compañero y el 20 de marzo del año siguiente se le expiden dimisorias<br />

para el presbiterado. Diez días después le vemos ya nombrado Presidente del convento de Cavite,<br />

mas en agosto del mismo año se piden para él títulos de Párroco de Taytay en el distrito de Morong. En julio<br />

de 1874 se le nombra administrador de las haciendas de Imus y San Nicolás y a la vez Presidente de la<br />

casa-hacienda de Imus, cargos que desempeña laudablemente hasta mayo de 1882 en que se le destina a la<br />

parroquia de Bacoor, la cual tuvo a su cargo hasta 1885, año en el que, como hemos visto, se le nombró<br />

Prior de San Sebastián. Anteriormente, en 1879, había sido designado Prior vocal de Imus (F. SÁDABA, Catálogo,<br />

547).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 547<br />

el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Mateo del Carmen, el cual, a su vez, entregaba dicha Presidencia, el 19 de<br />

octubre, al P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario, quien, en sesión del Definitorio del 20 del mes<br />

siguiente, era elegido Vicario Prior de la misma casa 22 .<br />

El desarrollo de la isla de Negros crecía de día en día. El número de nuevos ministerios<br />

aumentaba considerablemente. Por lo mismo la extensión de las dos Vicarías existentes a la<br />

sazón se iba ampliando más y más, por lo que a los respectivos Vicarios Provinciales se les<br />

hacía más difícil poder atender debidamente al gobierno de los religiosos.<br />

En vista de ello, según oficio del P. Provincial de fecha 20 de junio de 1885, se tomó la<br />

determinación de crear una nueva Vicaría con el nombre de Cádiz-Viejo, pueblo residencia<br />

del nuevo Vicario Provincial, para cuyo cargo fue designado el P. Fr. Ángel Belaza de los<br />

Dolores 23 .<br />

Asimismo, según otro oficio del P. Santos Paredes, fechado el 16 de noviembre del mismo<br />

año citado, de la Vicaría de Calamianes fue separada la isla de la Paragua con la cual se<br />

formó una nueva Vicaría. Los motivos que había para ello eran las dificultades que encontraba<br />

el P. Vicario Provincial de Calamianes para comunicarse con los religiosos de la citada isla<br />

y, a la vez, el incremento que adquiría ésta, la cual, además, vería aumentado su personal una<br />

vez que se planteasen las misiones aprobadas por la Superioridad. Fue nombrado Vicario<br />

Provincial de esta nueva Vicaría el P. Fr. Gerardo Díez de la Concepción 24 .<br />

IV.- Visita provincial<br />

El Provincial, P. Santos Paredes, dirige el 20 de octubre de 1885 una circular a los religiosos<br />

de las provincias visayas para anunciarles que dentro de breve espacio de tiempo saldría<br />

de Manila a girar la Visita. Se lo comunicaba así para que, enterados, procurasen hallarse<br />

preparados para recibirla.<br />

Les recordaba, después, que en las Corporaciones, aun las más perfectas, siempre hay en<br />

sus miembros algo que enmendar,<br />

«por cuanto en lo meramente humano no es dable eliminar todos los defectos y llevar<br />

las cosas a aquel grado de perfección que fuera de desear; pero también es cierto que,<br />

cuando se vigila, cuando se trabaja con celo por conocer los defectos y corregirlos, indudablemente<br />

se consigue. Para esto —añade— ningún medio más propio y eficaz que<br />

la santa Visita».<br />

Esta es la razón por la que la prescriben nuestras Constituciones, pero es necesario que<br />

cada uno cumpla los deberes que las mismas imponen; de este modo la Visita será fructuosa<br />

para todos 25 .<br />

22 AM, 54, Oficios, ff. 20, 35v; 35, Definitorios, f. 225.<br />

23 AM, 53, Oficios, f. 364; 54, Oficios, f. 40; 28, Registro Provl. 3.º, f. 172.<br />

24 AM, 54, Oficios, ff. 40, 40v; 28, Registro Provl. 3.º, f. 178.<br />

25 AM, 54, Oficios, f. 36v.


548 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El 27 de noviembre nombraba al Prior de San Sebastián, P. Gregorio Sesma, Vicario<br />

Provincial para que le representara e hiciera sus veces durante su ausencia, y en la misma fecha<br />

daba cuenta de este nombramiento al señor Gobernador General y a los religiosos de la<br />

provincia de Manila 26 .<br />

Sobre la misma Visita no hemos encontrado otras noticias. Por las fechas de los documentos<br />

firmados en este tiempo por el P. Paredes y el P. Sesma se deduce que la salida de<br />

aquél de Manila tuvo lugar a mediados de diciembre del citado año 1885 y su regreso también<br />

a mediados de mayo del año siguiente.<br />

La Visita de Marianas fue encomendada por el P. Provincial al Padre Francisco Castillo,<br />

Vicario de dichas islas. En el oficio correspondiente, firmado el 5 de octubre de 1886, le dice<br />

el P. Paredes que espera procederá con el celo y diligencia que un acto tan serio requiere. Y,<br />

al darle luego cuenta el P. Castillo al P. Paredes del resultado de la Visita le manifiesta que<br />

fue satisfactorio, pues todos los religiosos de la Vicaría se portaban como buenos y cumplían<br />

con todo cuanto estaba mandado y es compatible con la cura de almas.<br />

Parecida recomendación le hacía el P. Provincial al P. Toribio Minguella, Comisario y<br />

Vicario Provincial en la Península, al encargarle el 13 del citado mes de octubre la Visita Provincial<br />

de los colegios con autorización para que, al tenor de la ley, pudiera tomar aquellas<br />

providencias que creyera más oportunas en el Señor 27 .<br />

V.- Ejercicios espirituales<br />

Por medio de una circular de alguna extensión, fechada el 13 de septiembre de 1885,<br />

convocó el P. Provincial a los religiosos a cumplir con el deber preceptuado por las Constituciones<br />

referente a la práctica anual de los ejercicios espirituales. Hace el P. Paredes una exposición<br />

de lo que es este santo retiro y encarece su necesidad y las disposiciones con que se ha<br />

de comenzar, proseguir y terminar.<br />

Al año siguiente, y también en la misma fecha del 13 de septiembre, hacía la convocatoria<br />

para dichos ejercicios, pero ya con una circular mucho más breve que la anterior.<br />

Para los ejercicios espirituales del tercer año de su trienio provincial circuló el P. Paredes<br />

la convocatoria el 16 de agosto de 1887. En ella escribe que<br />

«a Dios gracias le cabe la satisfacción de manifestar que cada año son mayores los frutos<br />

que se recogen en ese árbol mistico» 28 .<br />

26 AM, 54, Oficios, f. 43v; 59, Oficios, f. 59v; carp. 26, leg. 2, 6.<br />

27 AM, 54, Oficios, ff. 164v, 175, 213v.<br />

28 AM, 54, Oficios, ff. 15, 158, 257.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 549<br />

VI.- Interesante carta con motivo de la impresión del «Catecismo de Mazo»<br />

El religioso recoleto P. Nicolás González había hecho la traducción al visaya cebuano de<br />

la conocida obra El catecismo de la doctrina cristiana, cuyo autor era el sacerdote vallisoletano<br />

don Santiago García Mazo.<br />

Comenzada ya su impresión, el P. Paredes dirige, el 19 de agosto de 1885, una carta a sus<br />

súbditos Párrocos.<br />

Les manifiesta en ella que, «como quiera que es un libro verdaderamente popular y por<br />

ende esencialmente de propaganda, debe procurarse que sea lo más módico posible el precio a<br />

que se expenda, si ha de llenar cumplidamente su objeto; mas, como por otra parte no es dable<br />

publicarlo en esas condiciones a no tirarse una edición copiosa, de ahí que, al efecto de realizar<br />

este pensamiento, haga un llamamiento al celo que les distingue, primero por las cosas<br />

que atañen a la Corporación a que pertenecen, y segundo, a todo lo que puede redundar en<br />

provecho de sus feligreses.<br />

«Nuestra Provincia —añade— se propone costear la impresión de la obra mencionada,<br />

empero para proceder con garantías que ofrezcan un éxito seguro, desearía que Vuestra Reverencia<br />

me indicase al pie de esta carta la cantidad que destina a ese objeto para de ese modo<br />

combinar las cosas en forma que el valor de cada ejemplar pueda extenderse a un precio muy<br />

reducido».<br />

Como introducción a los párrafos anteriores, comienza la carta con los siguientes, que<br />

son los que me han movido especialmente a traer su referencia a estas páginas:<br />

«Afortunadamente —dice el P. Paredes— se viene observando en nuestra Corporación un<br />

movimiento satisfactorio por difundir y propagar obritas de sana doctrina y pura ortodoxia<br />

para instruir a los fieles, que nos están confiados, en los deberes de nuestra Religión sacrosanta.<br />

«La ilustración de Vuestra Reverencia me releva de enumerar el cataloguito de las obras<br />

publicadas ya con ese fin laudabilísimo y grandemente beneficioso para las almas, y, pues, la<br />

ocasión se brinda para decirlo, no cabe duda de que sería muy honroso para nuestra Recolección<br />

el que paulatinamente fuese acrecentándose el número de producciones de ese género de<br />

modo que pudiese formarse una modesta biblioteca con los libros publicados por nuestros<br />

religiosos; eso acreditaría una vez más, de una parte, el trabajo asiduo y útil a que se consagran,<br />

y de otra el interés que se toman por el bienestar espiritual de los fieles».<br />

Con fecha del 26 de septiembre del mismo año escribió asimismo el P. Paredes al señor<br />

Obispo de Cebú con el ruego de que, si lo estimare conveniente, se dignara recomendar la<br />

citada obra a los párrocos del clero secular. Contestóle el señor Provisor de la diócesis cebuana<br />

que así lo haría y extendería además la recomendación a los mismos fieles 29 .<br />

29 AM, 54, Oficios, ff. 9, 27, 34.


550 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Los agustinos recoletos y las islas Carolinas. – El Plan<br />

de nuevas misiones en la Paragua<br />

I.- Los agustinos recoletos y las islas Carolinas<br />

En marzo del año 1885 autorizaba el Gobierno español al Capitán General de Filipinas<br />

para tomar posesión efectiva de las islas Carolinas y Palaos 30 .<br />

El General Terrero, que era, a la sazón, quien estaba al frente de la Capitanía y Gobierno<br />

General del archipiélago filipino, lo primero que hizo fue dar un decreto el 8 de junio del referido<br />

año por el cual creaba el Gobierno Político Militar de las citadas islas, cuyo Jefe había de<br />

residir en la de Yap.<br />

Uno de los puntos del decreto decía así:<br />

«4.º Se establecerá desde luego una Misión en la expresada isla de Yap, que será<br />

administrada por Padres agustinos descalzos».<br />

El mismo día 8, en que se firmaba el decreto, se le remitía una copia al P. Provincial,<br />

quien recibía, unos días después, otro decreto fechado el 12 por el que se nombraba Gobernador<br />

de Carolinas y Palaos al Teniente de navío Capriles.<br />

El 30 de julio se le comunicaba al P. Provincial que, como estaba muy próximo el día de<br />

la salida del buque que había de conducir a las Carolinas la expedición, era muy conveniente<br />

que designara cuanto antes los religiosos que habían de formar parte de la misma.<br />

Le contestó el P. Paredes en la misma fecha citada para decirle que había nombrado con<br />

el carácter de Misioneros a los religiosos P. Fr. Aniceto Ibáñez del Carmen y P. Fr. Jerónimo<br />

Sancho del Corazón de Jesús, nombramiento que ratificaba al día siguiente el General Terrero.<br />

En carta que con fecha 8 del mismo mes de julio le había escrito el P. Aniceto al Procurador<br />

en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, ya le manifestaba que tanto el Gobierno como el<br />

P. Provincial querían que fuera él a fundar la misión de Carolinas y Palaos porque sabía<br />

hablar la lengua inglesa, conocía a los carolinos y el dialecto de los mismos 31 .<br />

El agrado del General Terrero por el nombramiento del P. Aniceto<br />

30 Antecedentes acerca de este asunto y los documentos que se citan y otros más pueden verse en BSN, a. 1958,<br />

160, 183, 231; a. 1965, 13. R. GARCÍA, Huellas recoletas en Las Carolinas. Asimismo cfr. AM, 59, Oficios,<br />

ff. 38v, 41, 44v-46v, 53, 56, 56v, 62-64.<br />

31 AG, Papeles del P. <strong>Manuel</strong> Martínez 1862-1887. Hay otra carta del 18 de junio en la que el P. Aniceto dice<br />

que el Capitán General tiene empeño en que forme parte de la expedición.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 551<br />

lo expresa en un oficio, muy laudatorio, dirigido por él a este religioso el 1 de agosto del<br />

mismo año 1885 32 .<br />

El día 8 de agosto partían, por fin, rumbo a las Carolinas los buques de guerra «San Quintín»<br />

y «Carriedo». En este último embarcaron los PP. Aniceto Ibáñez y Jerónimo Sancho.<br />

Después de descansar en Zamboanga, el 22 llegaban a la isla de Yap 33 .<br />

Hacia las cinco y media de la tarde del día 25 estaban comiendo el nombrado Gobernador,<br />

señor Capriles, y el P. Aniceto en el «Carriedo», cuando el oficial de guardia dio el aviso<br />

de que un buque de vela se encontraba a la vista. Ya más cerca de dicho barco, anunció que se<br />

trataba de una goleta de guerra alemana.<br />

Entonces el P. Aniceto le dice al señor Capriles: «Mala espina me da el que por estas soledades<br />

venga un buque alemán y de guerra».<br />

En vista de esto el señor Capriles se traslada al «San Quintín» para conferenciar, según<br />

manifestaciones suyas, con el comandante de este buque. Al mismo tiempo el Padre recoleto<br />

veía pasar, casi rozando al «Carriedo», a la goleta alemana y pararse ésta en la playa.<br />

Era la media noche y un mozo de una de las familias conocidas del P. Aniceto se acerca<br />

al «Carriedo» y le refiere al Padre que los alemanes habían izado su bandera y estaban dando<br />

los gritos de hurra.<br />

El P. Aniceto se apresura a poner en conocimiento del señor Capriles lo ocurrido y éste<br />

comprende entonces la falta cometida por él de no haber izado en Yap todavía la bandera de<br />

España. Con objeto de remediar su yerro, prepara su gente para saltar a tierra y colocar la enseña<br />

española. El comandante de la goleta alemana le comunica que es él quien ha tomado<br />

posesión de las Carolinas en nombre de su Emperador, y Capriles le contesta que era él quien<br />

ya había tomado posesión de dichas islas el día anterior.<br />

Saltaron a tierra los españoles aquella misma noche e izaron su bandera. A la mañana siguiente<br />

aparecían a la vista de todos las dos banderas, la de España y la de Alemania.<br />

El Jefe alemán pasó una comunicación al español para decirle que mucho le extrañaba<br />

que, estando las Carolinas bajo la bandera alemana, se hubiera izado la española. Como le<br />

contestara Capriles que él era el Gobernador de aquellas islas, respondióle el alemán que allí<br />

no había más Gobernador que él, por lo que para nada le reconocía, y que con el único que<br />

había de tratar era con el comandante de la nave capitana, el buque «San Quintín».<br />

Resultado: que los españoles, después de obrar torpemente al no izar la bandera el primer<br />

o segundo día o, por lo menos, al dar vista al buque alemán, se portaron luego cobardemente<br />

al arriar la bandera que ya habían izado, y reembarcarse en el «San Quintín» con el objeto de<br />

volverse a Manila. Los dos Padres recoletos también subieron a este buque, que en la noche<br />

del 31 de agosto hacía su entrada en Manila.<br />

32 BSN, 1958, 165.<br />

33 Cfr. carta del P. Indalecio Martínez al Comisario provincial, P. Minguella del 7-9-1885 en BSN, a. 1965, 13.<br />

Hay una copia entre los Papeles del P. M. Martínez (AG).


552 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El «Carriedo» se había quedado en Yap con el fin de recoger los efectos que ya se habían desembarcado<br />

en la citada isla.<br />

Sobre los sucesos ocurridos en Yap se instruyó una información por el Fiscal de la Capitanía<br />

General de Filipinas, para la cual fueron llamados a declarar el 14 de septiembre los PP.<br />

Aniceto y Jerónimo 34 .<br />

Después, con fecha del 22 de octubre, el Capitán General dirigió un oficio al P. Provincial<br />

en el que le manifestaba que por el señor Ministro de Ultramar se le pedían, para el éxito<br />

de las negociaciones pendientes sobre las Carolinas, que remitiera cablegráficamente los<br />

comprobantes de ejercicio de soberanía que existieran en los archivos. Por su parte, trasladaba<br />

esta petición al P. Provincial, a fin de que se sirviera facilitar cuantos datos pudieran tener la<br />

Corporación. La contestación del P. Paredes fue que en el archivo de la Provincia no había<br />

podido encontrar dato alguno relativo al referido asunto 35 .<br />

Esta fue la intervención de los agustinos recoletos en esta cuestión de las Carolinas; pues,<br />

una vez que en el mes de octubre, el arbitraje del Papa León <strong>XII</strong>I, pedido por el Gobierno<br />

alemán y aceptado por el español, acerca del derecho sobre las citadas islas, fue favorable a<br />

España 36 , en marzo del año siguiente, 1886, fueron los religiosos capuchinos los autorizados a<br />

establecer misiones en ellas 37 .<br />

II.- El Plan de nuevas misiones en la Paragua<br />

En la reseña de los dos trienios anteriores se hizo ya referencia al Plan de nuevas misiones<br />

para la Paragua, propuesto por el Gobernador de esta Provincia, señor Canga Argüelles, el<br />

5 de febrero del año 1882 38 .<br />

En el trienio presente, con fecha 22 de septiembre de 1885, el Capitán General Terrero<br />

firmaba el siguiente decreto sobre el referido Plan:<br />

«Vistos los informes favorables emitidos por las Autoridades Civiles y Eclesiásticas<br />

y el Consejo de Administración en el expediente promovido para aumentar el número<br />

de Misiones en la isla de la Paragua,<br />

Visto que es de gran interés en las actuales circunstancias desarrollar la colonización<br />

de aquella importante isla, secundando de este modo los deseos del Gobierno de<br />

Su Majestad, vengo en decretar que se establezcan desde luego cuatro Misiones en los<br />

puntos siguientes: Una en Tinitian, otra en Dumaran, otra en Bacuit y otra en Taytay,<br />

y dos Coadjutorías en Puerto Princesa.<br />

34 AM, 59, Oficios, f. 53.<br />

35 AM, 59, Oficios, f. 56.<br />

36 M. FERNÁNDEZ ALMAGRO, <strong>Historia</strong> política de la Expaña contemporánea, 1, 1868-1885, 430-437. Este autor<br />

da los nombres de «Manila» y «San Quintín» a los barcos de la expedición. Cfr. AM, 54, Oficios, f. 36; 59,<br />

Oficios, f. 54v.<br />

37 BSN, a. 1958, 233; AM, 59, Oficios, f. 65.<br />

38 Cfr. capítulos noveno y décimo del tomo presente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 553<br />

De conformidad con lo informado por el P. Provincial de Recoletos y el Consejo<br />

de Administración, queda reducida la Parroquia de Taytay a la categoría de Misión, en<br />

un todo análoga a las otras tres.<br />

Las asignaciones de las cuatro Misiones serán en un todo iguales a las señaladas a<br />

los Padres de la Compañía de Jesús en Mindanao, porque, siendo en un todo análogas<br />

sus funciones a las de aquellos Misioneros, es de equidad que disfruten de igual beneficio.<br />

La Intendencia General de Hacienda instruirá el oportuno expediente de crédito<br />

para cubrir estas atenciones».<br />

Al dar cuenta del decreto, en el mismo día, al P. Provincial, el Capitán General encarece<br />

en su oficio<br />

«la mayor actividad en lo que a la Orden se refiera, tanto en la designación de los religiosos<br />

que desempeñen las Misiones, como en el estudio del aumento de ellas hasta<br />

completar el cuadro que deba establecerse en la isla de la Paragua para su definitiva<br />

reducción».<br />

Cuatro días después le responde el P. Paredes, quien primero le dice que como representante<br />

de la Corporación de recoletos no puede menos de aplaudir su celo y a la par acoger con<br />

satisfacción indecible la medida acertadísima que acaba de tomarse, pues ha de producir magníficos<br />

y halagüeños resultados.<br />

Manifiesta después el P. Provincial que está enteramente dispuesto a secundar por completo<br />

la acción de las autoridades y que desde luego preparará el personal necesario, pues cree<br />

cumplir con ello un deber sagrado.<br />

«Obrando así —afirma a continuación— no haré otra cosa sino seguir las tradiciones<br />

de aquellos beneméritos recoletos que, en tiempos no lejanos, realizaron en la<br />

Paragua una serie de epopeyas dignas de toda loa, siendo simultáneamente operarios<br />

evangélicos y defensores de los intereses patrios» 39 .<br />

El expediente sobre este Plan de misiones había sido remitido por el Gobierno de Madrid<br />

a informe del Consejo de Filipinas, existente en la capital de España. Dicho Consejo dio su<br />

dictamen el 14 de diciembre de 1885, resumido en catorce conclusiones, de las cuales ofrecemos<br />

a los lectores las tres siguientes:<br />

«6. Se deberá promover una activa propaganda para reducir al Cristianismo y a nuestra<br />

dominación por los PP. Misioneros y por cuantos medios persuasivos y eficaces se crea conveniente,<br />

acompañados de manifestaciones de fuerza cuando las circunstancias lo exijan, a los<br />

naturales o pobladores infieles de la isla que aún no se encuentran bajo nuestra soberanía.<br />

Para este objeto se concertará detenidamente<br />

39 AM, 59, Oficios, ff. 55, 55v.


554 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por una Junta competente, designada por la Autoridad Superior del archipiélago, un plan de<br />

avance por cuantos puntos se consideren oportunos a fin de que los resultados que se buscan,<br />

sean tan rápidos como seguros, pero esforzándose por evitar todo derramamiento de sangre y<br />

todo procedimiento depresivo.<br />

»7. La santa tarea de atraer al Cristianismo a los pobladores de la Paragua correrá a cargo<br />

de los Reverendos Padres recoletos. En el caso de que éstos no pudieran aumentar sus misiones,<br />

a lo cual se les invitará, se confiará a los Reverendos Padres jesuitas la reducción de los<br />

pobladores de la parte sur de la isla a contar desde Puerto Princesa, dejando a cargo de los<br />

Reverendos Padres recoletos la parte norte a contar asimismo de la capital en la que tanto han<br />

trabajado para difundir las luces del Evangelio y tanto tienen adelantado en tan difícil camino.<br />

»14. Por el Gobierno General del archipiélago se dispondrá lo conveniente para que se<br />

estudie y proyecte la manera más eficaz y económica de llevar a efecto progresivamente y en<br />

el menor plazo posible, pero con mesura y sin atropellamiento, la completa dominación de la<br />

totalidad de los pueblos y rancherías que existan en las demás islas que no estén aún sometidas<br />

a nuestra soberanía, teniendo presentes las circunstancias de cada localidad y contando en<br />

primer término, siempre que puedan, con la valiosa cooperación de los Reverendos Padres<br />

Misioneros».<br />

Por real orden del 19 de enero de 1866 se resolvió el asunto de conformidad con lo propuesto<br />

en las catorce conclusiones del Consejo de Filipinas 40 .<br />

Poco tiempo después, por otra real orden fechada el 13 de abril, visto todo el expediente,<br />

informes favorables y el acuerdo del Capitán General, firmado el 22 de septiembre de 1885, al<br />

que ya se hizo referencia al principio del presente apartado, de conformidad con el informe<br />

del Consejo de Estado en pleno, se aprobó definitivamente el citado acuerdo con la asignación<br />

anual de ochocientos pesos a cada una de las cuatro Misiones y de cuatrocientos a cada una de<br />

las dos Coadjutorías de Puerto Princesa.<br />

Recibida esta real orden por el Capitán General de Filipinas, dispone su cumplimiento<br />

con fecha 6 de junio y ocho días después manda un traslado de la misma al P. Provincial para<br />

su conocimiento y a fin de que se sirviera disponer el inmediato cumplimiento.<br />

El Provincial, P. Santos Paredes, en su respuesta del día 17 dice que, secundando gustoso<br />

su indicación, tiene el honor de manifestarle que en la misma fecha han sido designados los<br />

religiosos destinados a las Misiones de la Paragua, los cuales saldrán para su destino en la<br />

primera oportunidad.<br />

40 AM, 59, Oficios, f. 72. Las catorce conclusiones en BSN, a. 1961, 74, R. GARCÍA, Ocho lustros de historia.<br />

Este autor llama a esta real orden «Carta magna de la Paragua». Le sorprende a este mismo autor —y con él<br />

a nosotros— el inciso que se refiere a los Padres jesuitas, pues, en realidad, no parecía que dichos religiosos<br />

contasen con personal sobrante cuando se manifestaban tan remisos en cubrir las vacantes que se producían<br />

al dejar los recoletos los ministerios de Mindanao, de conformidad con lo dispuesto por el Gobierno.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 555<br />

Con la misma fecha le remite otra comunicación en la que le da cuenta de los nombres de<br />

los religiosos destinados a cada una de las Misiones y las dos Coadjutorías.<br />

Asimismo, en la misma fecha se dirigía el P. Provincial al señor Obispo de Jaro, de quien<br />

dependía eclesiásticamente la Paragua, con la súplica de que se expidieran los títulos de Misioneros<br />

y Coadjutores a favor de los religiosos designados para dicha isla 41 .<br />

Con fecha 6 de julio el P. Santos Paredes dio unas instrucciones al P. Vicario Provincial<br />

de la Paragua «para la debida instalación de las Misiones y adelanto de las mismas, a la par<br />

que para atender al buen régimen y orden de los PP. Misioneros y Coadjutores-compañeros».<br />

En dichas instrucciones se dispone que «el P. Vicario tendrá la inspección general de las<br />

Misiones»; que «procure con marcada preferencia establecer un régimen adecuado al efecto<br />

de que prosperen bajo todos los aspectos»; que «no omita medio alguno para ver de conseguir<br />

que los PP. Misioneros se instalen en lugares los más adecuados»; que «en unión con los PP.<br />

Misioneros estudiará un plan de reducción el más conveniente»; que «todo Misionero estará<br />

obligado a escribir anualmente una Memoria de su Misión», la cual será enviada al P. Provincial<br />

por medio del P. Vicario, quien, a su vez, presentará otra general de toda la Vicaría con<br />

los puntos más culminantes; que «el convento de Puerto Princesa sea la Casa-Matriz en la que<br />

se reunirán para hacer los ejercicios espirituales»; que el P. Vicario girará la Visita provincial<br />

todos los años; que, «en todos los conventos se llevarán con fidelidad los libros de cargo y<br />

data», y, finalmente, que «al instalarse las Misiones se formará un inventario correspondiente<br />

a su categoría» 42 .<br />

Cuando ya se está poniendo en marcha todo lo referente a las Misiones predichas en la<br />

Paragua, el Director General de Administración Civil, con fecha 15 de octubre del mismo año<br />

1886, remite al P. Provincial una copia de la real orden del 19 de enero que, como se ha dicho,<br />

aprobaba las conclusiones del Consejo de Filipinas acerca de la Paragua. Decíale dicho<br />

Director General que lo hace así<br />

«para su cumplimiento y a fin de que se sirva manifestar si la Orden de su cargo cuenta<br />

con el número disponible de religiosos para desempeñar las Misiones en toda la isla».<br />

Le contesta el P. Paredes el día 19 de noviembre y le dice:<br />

«He de manifestar a Vuestra Excelencia que la Orden dispone del personal suficiente<br />

al efecto y, como prueba de ello debo añadir que inmediatamente que se me<br />

comunicó la aprobación de las cuatro Misiones recientemente creadas fueron nombrados<br />

los Misioneros con sus Coadjutores correspondientes, saliendo para su destino sin<br />

la menor demora».<br />

41 AM, 59, Oficios, ff. 68-69v; 54, Oficios, ff. 84, 86.<br />

42 AM, 54, Oficios, f. 100v.


556 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Añade el P. Provincial que todavía ha pedido se aumente otra Misión por ser de gran<br />

conveniencia, para terminar su respuesta,<br />

«significando al Excmo. Sr. Gobernador General que la Corporación que tengo el<br />

honor de representar se halla dispuesta a cumplir el Plan de Misiones en toda la Paragua<br />

desde el momento que tenga a bien Su Excelencia manifestarlo» 43 .<br />

La súplica para el aumento de una nueva Misión, que había de situarse en Apurauan, la<br />

había hecho el P. Paredes por indicación del Vicario de la Paragua, P. Gerardo Díez, a quien<br />

se lo pedían los mismos naturales, en la mayor parte aún infieles.<br />

En la comunicación dirigida con este motivo al Gobernador y Capitán General, el 3 de<br />

noviembre de 1886, le decía, con palabras del citado P. Vicario, lo siguiente:<br />

«Los PP. Ministros del norte muestran un celo cada día creciente por la gran obra<br />

que se les ha confiado y cuyos resultados prácticos habrán de verse en breve» 44 .<br />

Con las anteriores palabras cerramos, por ahora, la información sobre este asunto.<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Cede la Provincia a la de la Candelaria cinco religiosos. –Capítulo Intermedio y su<br />

aprobación por el Padre Comisario Apostólico. –Varios nombramientos e<br />

instrucciones al Padre Administrador de la hacienda. –Nueva Visita<br />

provincial. –La Provincia en las Bodas de Oro sacerdotales del<br />

Papa. –Los Padres Lectores y su exención<br />

de la asistencia al coro<br />

I.- Cede la Provincia a la de la Candelaria cinco religiosos<br />

Finalizábamos el capítulo anterior con la noticia de la entrevista mantenida en Madrid por<br />

el P. Enrique Pérez con el P. Gabino Sánchez para informarle de su comisión como Visitador<br />

de la Provincia de Colombia. Tuvo lugar dicha entrevista a fines de 1885 y su consecuencia<br />

fue la carta que el 13 de enero de 1886 escribía el P. Comisario Apostólico al P. Provincial de<br />

Filipinas acerca del envío de cinco religiosos a Colombia.<br />

Llega ahora el momento de dar cuenta del contenido de la citada carta y de sus consecuencias<br />

45 .<br />

Recuerda, primeramente, el P. Gabino el acuerdo tomado por el Definitorio Provincial de<br />

San Nicolás, con fecha 21 de mayo de 1881.<br />

43 AM, 54, Oficios, ff. 184, 184v.<br />

44 AM, 59, Oficios, f. 75v; 54, Oficios, f. 180.<br />

45 AG, carp. 3; AM, carp. 75, leg. 2, 5; 54, Oficios, 1. 68v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 557<br />

sobre el envío de religiosos a Colombia, a petición suya, con la condición de pagar desde allá<br />

los gastos 46 .<br />

Indica, luego, que el P. Íñigo Narro, Comisario, a la sazón, de la Provincia de Filipinas en<br />

Madrid, ya había designado los religiosos que debían trasladarse a Colombia, pero que no se<br />

efectuó su marcha por haber escrito el P. Rocha «que no tenían un centavo».<br />

A continuación hace referencia a la venida a España del P. Bustamante «en demanda de<br />

religiosos para que no muriese aquella Provincia, ofreciéndose él a sufragar todos los gastos»;<br />

pero que —añade el P. Comisario Apostólico—, a fin de proceder con más acierto, mandó<br />

con dicho Padre al P. Enrique Pérez «en concepto de Visitador y para informar lo más conveniente».<br />

Después sigue el P. Gabino Sánchez de este modo:<br />

«Sírvase Vuestra Reverencia enterarse de la adjunta carta del P. Enrique (quien de vuelta<br />

ya a España confirma todo su contenido) 47 , para ver si, haciendo un esfuerzo, es posible acceder<br />

a mis vehementes deseos de que no expire aquella Provincia, facilitándome tres, y, mejor<br />

aún, cinco religiosos para Bogotá, teniendo en cuenta que no se ha de irrogar gasto alguno a<br />

nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino; el pasaje correrá a cargo del P. Bustamante y<br />

los religiosos que marchen llevarán a prevención el dinero suficiente para su regreso a España,<br />

caso de no convenir su permanencia en Bogotá. Además los religiosos de España irían con<br />

completa independencia de los de Bogotá, es decir, que no irían a las órdenes de aquellos religiosos,<br />

sino más bien aquéllos a las órdenes de éstos, quienes sólo dependerían de la autoridad<br />

del Comisario Apostólico.<br />

»Medite Vuestra Reverencia el asunto, en unión de los PP. Definidores de esa mi muy<br />

amada Provincia de Filipinas; piense las circunstancias de aquella de Santa Fe de Bogotá,<br />

bien detalladas en la que acompaño del P. Enrique; considere las condiciones favorables con<br />

que han de pasar a Bogotá los tres o cinco religiosos que solicito, y abrigo la firme esperanza<br />

de que Vuestra Reverencia con su Definitorio ha de acceder a mi racional demanda, máxime<br />

si se tiene en cuenta que el desprenderse hoy de cinco religiosos, para atender a la Provincia<br />

de la Candelaria, puede proporcionar en su día grandes ventajas a la de San Nicolás de Tolentino,<br />

porque, dada la inestabilidad de las cosas humanas, ¿quién nos asegura que el día menos<br />

pensado sean expulsadas de Filipinas las Órdenes religiosas? Y, en este triste caso ¿quién no<br />

ve el bien que prestaría a la Provincia de San Nicolás la de la Candelaria? Tendría allá un rincón<br />

donde refugiarse; tendría allá conventos donde recoger a sus religiosos, hermanos donde<br />

ampararlos y, más que todo, campo o misiones donde ejercer su ministerio apostólico. Fíjese<br />

Vuestra Reverencia y fíjense los PP. Definidores en lo que dice el P. Enrique de las misiones<br />

de Casanare y del Darién. Los Padres dominicos y agustinos calzados ya tienen sus misiones<br />

en China, y además los últimos han dado vida a la Provincia de España cediendo<br />

46 CR, tomo presente, capítulo noveno, artículo quinto.<br />

47 Se trata de la carta del 20-7-1885, escrita desde Bogotá y publicada ya en su mayor parte.


558 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

la de Filipinas algunos religiosos para el colegio de Calella; los Padres franciscanos, luego<br />

que tengan personal, piensan extender el campo de sus conquistas espirituales y pasar quizá al<br />

Japón, ¿sólo los Padres recoletos han de circunscribirse a Filipinas?<br />

»Repito: medite Vuestra Reverencia con los PP. Definidores estas ligeras indicaciones<br />

con las aceptables condiciones del paso a Bogotá y no dudo que cederán de buen grado los<br />

tres o cinco religiosos que solicito, cesión que ha de contribuir al bien y vida de nuestra Provincia,<br />

de la Candelaria, gran provecho de la de Filipinas y a la mayor gloria de Dios».<br />

Como transcurrieran los días y el P. Comisario Apostólico no obtuviera contestación alguna<br />

a su carta, el 13 de julio, la reprodujo, precedida de las líneas siguientes:<br />

«Escribí a Vuestra Reverencia con fecha 13 de enero del presente año sobre el asunto que<br />

tengo vivísimo interés en llevar a cabo con la eficaz cooperación de esa mi muy amada Provincia;<br />

no habiendo, tenido contestación hasta la fecha a mi citada carta, creo oportuno reproducirla,<br />

esperando respuesta satisfactoria lo antes posible» 48 .<br />

Y, efectivamente, la obtuvo, como veremos por la contestación dada el 30 de agosto del<br />

mismo año 1886 por el Provincial, P. Santos Paredes.<br />

Después de consignar éste que había recibido la carta del 13 de julio con la copia de la<br />

del 13 de enero, continúa así:<br />

«Reverendísimo Padre: El Provincial que suscribe, los PP. Definidores y todos los religiosos<br />

de esta Provincia de San Nicolás, no obstante la escasez de personal y las necesidades<br />

de estas misiones de Filipinas cada día mayores, creerían faltar a un deber de paternidad si<br />

vieran con indiferencia el estado de una Provincia hermana, que reclama su auxilio, y no la<br />

atendieran en todo aquello que esté de su parte, así que el primer asunto tratado en Definitorio,<br />

a mi vuelta de la Visita de las islas Visayas, fue el de la Provincia de la Candelaria, recomendado<br />

por Vuestra Reverendísima. Ya contesté a su tiempo, mas, por si acaso se hubiere<br />

extraviado la contestación y para mayor seguridad, repito la resolución del Definitorio del 21<br />

de mayo último y es como sigue: A lo primero contestaron que cedían muy gustosos los cinco<br />

religiosos que pedía N. P. Vicario Apostólico para destinarlos a Santa Fe de Bogotá, de conformidad<br />

con lo acordado en el Definitorio privado de fecha 13 de marzo de 1881 y bajo<br />

idénticas condiciones» 49 .<br />

Veremos en el capítulo siguiente cómo se llevó a cabo el anterior acuerdo.<br />

48 AG, carp. 3.<br />

49 A continuación figuran otras condiciones ya copiadas en otro lugar. Cfr. la referida carta en AG, carp. Filipinas,<br />

y AM, 54, Oficios, f. 150v; 35, Definitorios, f. 227.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 559<br />

II.- Capítulo Intermedio y su aprobación por el Padre Comisario Apostólico<br />

En la mañana del día 30 de octubre de 1886 reuniéronse en el convento de Manila con el<br />

P. Provincial, Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, para celebrar el Capítulo Intermedio,<br />

los Padres que, por tener derecho a voz y voto en el mismo, habían sido convocados, con fecha<br />

del 13 de septiembre del mismo año, por el citado P. Provincial 50 .<br />

He aquí sus nombres:<br />

P. Provincial absoluto, Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús; PP. Definidores, Fr.<br />

Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, Fr. Mariano Bernad del Pilar, Fr. Fidel de<br />

Blas de la Asunción y Fr. Juan Santesteban de San José, y el P. Presidente del último Capítulo<br />

Provincial, Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano.<br />

Se leyeron las renuncias que habían presentado de sus cargos los PP. Prior de Cebú, Vicerrector<br />

de San Millán de la Cogolla y Confesor conventual de San Sebastián.<br />

Una vez admitidas las de los dos primeros y rechazada la del último, procedióse a la provisión<br />

de los citados cargos y juntamente a la del Priorato de San Sebastián, vacante por<br />

muerte del que lo ocupaba P. Fr. Valentín Apellániz del Carmen. El resultado fue el siguiente:<br />

Vicario Prior de Cebú, el P. Fr. Bernardino Muro del Carmen.<br />

Vicario Prior de San Sebastián, el P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario.<br />

Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Francisco García de los Desamparados.<br />

«Concluidas las elecciones, se produjo un pequeño incidente relativo a la ida del P. Prior<br />

de Cavite —el P. Fr. Faustino Pérez— a España; discutido el punto, se resolvió que dicho<br />

pase a la Península no sirva de precedente y que en lo sucesivo se cumpla la Ley respecto a la<br />

residencia de los PP. Priores.<br />

»Seguidamente presentó N. P. Provincial a la consideración de los PP. Capitulares un<br />

Plan de estudios firmado por los PP. Lectores Fr. Nicolás Casas del Carmen y Fr. Fernando<br />

Mayandía del Pilar, y enterado de su contenido, como quiera que el mencionado Plan entraña<br />

puntos importantísimos, que exigen un estudio profundo y asaz serio, y como por otra parte la<br />

premura del tiempo no permitiese adoptar una resolución definitiva,<br />

determinaron se hiciese constar que hase visto con sumo agrado el mencionado trabajo<br />

por los PP. Capitulares, quienes se encargan de examinarlo con el interés que reclama<br />

un asunto tan vital y de tamaña trascendencia para nuestros colegios y, una vez estudiados<br />

convenientemente los extremos que abraza,<br />

50 AM, 54, Oficios, f. 157v; Lib. 4.º de Becerro, f. 144.


560 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

determinarán lo que juzguen más oportuno para gloria de Dios y bien de nuestra amada<br />

Corporación.<br />

»Evacuado lo referente al Plan de estudios mandó N. P. Provincial leer una solicitud del<br />

P. Procurador General relativa a la adquisición de una hacienda para la Provincia en la isla de<br />

Mindoro y fue aprobada por unanimidad.<br />

Últimamente se leyó una solicitud firmada por los PP. Predicador y Confesor conventuales<br />

de Manila en la que suplicaban se modificase la determinación 12.ª, del último Definitorio<br />

pleno —que trata de que los religiosos que celebren en los conventos de Manila, Cavite, Cebú<br />

y San Sebastián apliquen la misa a intención de los respectivos Priores—. Enterados los PP.<br />

Capitulares, determinaron que se desestimase la expresada solicitud».<br />

Todo lo actuado en el Intermedio fue remitido al P. Comisario Apostólico, y, una vez en<br />

su poder, leído y examinado debidamente todo ello, dio su decreto de aprobación y confirmación<br />

con fecha 29 de diciembre del mismo año 1886 51 .<br />

III.- Varios nombramientos e instrucciones al Padre Administrador de la hacienda<br />

En enero de 1887 era nombrado Vicario Provincial de Mindoro el P. Fr. Marcial Landa<br />

del Rosario, pero, como en julio se le designaba a este religioso Párroco de Maragondon, en la<br />

provincia de Cavite, en el mismo mes se expedía el título de Vicario Provincial de Mindoro a<br />

favor del P. Fr. Eduardo Melero del Carmen, oficio en el que se le confirmó en el mes de<br />

marzo del año siguiente. En este mismo mes tenía lugar también el nombramiento del P. Fr.<br />

Aniceto Ibáñez del Carmen para Vicario Provincial de Marianas 52 .<br />

Por unas letras firmadas por el Provincial, P. Paredes, el 27 de junio de 1887 es designado<br />

Administrador de la hacienda de Imus y San Nicolás el P. Fr. Víctor Ruiz de San José.<br />

«competentemente autorizado con todos los poderes que, conforme al espíritu de nuestras<br />

Leyes, podemos y debemos concederle y con cuanto en derecho se requiere para<br />

desempeñar satisfactoriamente su cometido».<br />

Por otras letras de la misma fecha se le nombra Presidente de la casa-hacienda,<br />

«siempre que en ella no se encuentre el R. P. Prior de nuestro convento de Manila o su<br />

R. P. Subprior o algún otro cualquiera condecorado con voto en Capítulo, pues, en caso<br />

de que alguno<br />

51 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 145; firma como Secretario General el P. Íñigo Narro.<br />

52 AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 191, 194v, 196v, 208v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 561<br />

de los Padres dichos se hallare en ella, sobre él recaerá la Presidencia y, si hubiere más<br />

de uno, la recibirá el de más categoría».<br />

Al referido P. Presidente y Administrador, con fecha 4 del mes siguiente se le daban las<br />

siguientes instrucciones:<br />

«1.ª En horas adecuadas, compatibles con la faena de la casa, se tendrá en comunidad<br />

oración mental dos veces al día, como está mandado y se observa en nuestros<br />

conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián.<br />

2.ª También se rezará en comunidad todos los días el santo rosario.<br />

3.ª En las casas de San Nicolás y Salitrán, si hubiese dos religiosos útiles se observará<br />

lo que se ha ordenado en las instrucciones 1.ª y 2.ª<br />

4.ª Procurará el P. Presidente celebrar el santo Sacrificio de la misa a una hora en<br />

que todos los hermanos puedan oírla antes de ir a sus ocupaciones respectivas.<br />

5.ª Lo propio se ordena para las casas de San Nicolás y Salitrán siempre que tenga<br />

religiosos sacerdotes.<br />

6.ª Vigilará el cumplimiento de nuestras sagradas Constituciones respecto a lo que<br />

mandan tocante a la confesión semanal.<br />

7.ª Se conservará la costumbre muy laudable de que todos los religiosos de las<br />

haciendas hagan todos los años los ejercicios espirituales, cuando el P. Provincial lo<br />

ordene.<br />

8.ª No admitirá el P. Presidente visitas de seglares en la casa-hacienda sin licencia<br />

expresa de N. P. Provincial, a menos que ocurra algún caso en que la prudencia exija<br />

impensadamente lo contrario.<br />

9.ª Para atender a la parte económica encargará el P. Presidente el cuidado de la<br />

despensa y demás cosas domésticas a un religioso, quien cuidará de todo y vigilará<br />

convenientemente la conservación de los objetos.<br />

10.ª Encargamos al P. Presidente que en los libros de cargo y data de las haciendas<br />

se anote con exactitud el recibo y gasto, incluido lo que se saca de nuestra Procuración<br />

General, al objeto de saber con precisión el total de gastos anuales.<br />

11.ª Para proceder con el acierto que reclaman los intereses confiados al P. Administrador<br />

y poder llevar la gestión de los mismos con acrecentamiento de ellos, procure<br />

asesorarse de personas que estén bien enteradas y que lleven mucho tiempo en las<br />

haciendas, y en los asuntos de mayor cuantía y trascendencia consultará con N. P.<br />

Provincial como se ha venido observando por sus antecesores.<br />

12.ª En cuestión de obrar gastos extraordinarios, etc., se atenderá a lo que mandan<br />

nuestras Leyes» 53 .<br />

53 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 196; 54, Oficios, ff. 237, 238, 246.


562 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Como el P. Víctor Ruiz, al ser destinado a la casa-hacienda, gobernaba el convento de<br />

Cavite en calidad de Presidente, fue nombrado para sustituirle en este oficio, en la misma fecha<br />

del 27 de junio, el P. Fr. Gabriel Gallástegui del Pilar 54 .<br />

IV.- Nueva Visita provincial<br />

El 16 de agosto de 1886 enviaba el P. Santos Paredes circulares con el anuncio de la Visita<br />

provincial a las provincias de Cavite, Batangas, Manila, distrito de Morong, Pampanga y<br />

Bataan. Luego, el 8 de enero de 1887 cursaba circulares semejantes a los Vicariatos del Norte<br />

y del Sur de Zambales.<br />

El título de Vicario Provincial, para sustituirle en su ausencia, fue expedido el 26 de enero<br />

del citado año 1887 a favor del Prior de San Sebastián, P. Gregorio Sesma.<br />

No debió ser larga la ausencia del P. Provincial, pues salió de Manila hacia finales del referido<br />

mes de enero y estaba ya de regreso el 25 del mes siguiente 55 .<br />

Como no le era posible girar la Visita personalmente a las Vicarías Provinciales de Mindoro,<br />

Paragua y Calamianes, con fecha del 29 de diciembre de 1886, había nombrado el P.<br />

Paredes, autorizado por el Definitorio, para que hicieran dicha Visita en representación suya,<br />

a los respectivos Vicarios, PP. Dionisio Gurbindo, Gerardo Díez y Mariano Rodrigo, con las<br />

recomendaciones acostumbradas y envío de los interrogatorios 56 .<br />

Conocemos una extensa comunicación dada por el P. Gerardo Díez el 10 de junio de<br />

1887 al P. Provincial sobre la Visita que se le había encomendado. Por su interés ofrecemos a<br />

continuación algunos detalles de la misma.<br />

La salida del P. Gerardo para la Visita desde Puerto Princesa había tenido lugar el 25 de<br />

abril del año ya citado en el cañonero «Elcano» para regresar el 29 de mayo, según él mismo<br />

lo dice en su comunicación.<br />

«Por lo que se refiere a la administración espiritual —manifiesta entre otras cosas— puedo<br />

decir a Vuestra Reverencia con verdadera satisfacción que los PP. Misioneros trabajan con<br />

un celo verdaderamente evangélico. No es de extrañar la postración e ignorancia religiosa en<br />

que yacían la mayor parte de las visitas —o barrios— antes del establecimiento de las nuevas<br />

Misiones. No es posible que un solo Misionero pudiese atender a diecinueve visitas diseminadas<br />

en una cosa de más de doscientas cuarenta millas, sembradas de peligros y sin medios<br />

de comunicación. Merced al continuo trabajo de los nuevos Ministros se nota en la mayor<br />

parte de las visitas una verdadera reacción religiosa».<br />

Explica en otro lugar que, «como la absoluta ignorancia de sus<br />

54 AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 196.<br />

55 AM, 54, Oficios, ff. 149, 204v; 28, Registro Provl. 3.º, f. 149.<br />

56 AM, 54, Oficios, f. 199v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 563<br />

deberes religiosos y sociales es originariamente la causa de la postración moral en que se encuentran<br />

la mayor parte de las visitas distantes de la matriz», ha procurado, «para remediarlo<br />

en lo posible, excitar a los naturales de las visitas en que he estado (y en donde no, el celo del<br />

P. Ministro), a que hiciesen una pequeña cuestación mensual todos los padres que tienen hijos<br />

en edad de ir a la escuela, para abonar una gratificación al que desempeñe el cargo de maestro.<br />

En todas partes han acogido la idea con el mayor gusto, comprometiéndose a levantar<br />

escuelas de nipa y yo, a mi vez, les he prometido que los PP. Ministros respectivos las proveerán<br />

de carteles y utensilios más necesarios para la escuela, haciendo uso, a este fin, de los<br />

fondos todavía existentes de una manda piadosa destinada a este objeto y al socorro de los<br />

pobres».<br />

A finales de agosto del mismo año se embarcaba el P. Gerardo para hacer la Visita en Balabac<br />

al sur de la Paragua. Luego la realizó en la misión de Inagauan, ya más cerca de Puerto<br />

Princesa.<br />

También escribió al P. Provincial, el 30 de octubre, un informe acerca de la Visita a estos<br />

dos lugares. De la hecha al segundo de ellos copiamos estos primeros párrafos:<br />

«Sobre la misión de Inagauan —dice— debo dar a Vuestra Reverencia datos más extensos,<br />

pues no dudo le causarán satisfacción, y cumplo con ello un deber de justicia.<br />

»Aun cuando dicha Misión fue fundada hace bastantes años, casi a la par de esta de Puerto<br />

Princesa, como hasta fines del pasado año, en que se supo quedaba equiparada en un todo a<br />

las otras del norte de la isla, no habían residido de continuo en ella los PP. Misioneros, de<br />

aquí debió encontrarla el actual Misionero, al fijar en ella su residencia, en estado verdaderamente<br />

primitivo, tanto más que, lo que no sucede en las otras del norte, el personal de dicha<br />

Misión, casi en su totalidad, lo componen infieles que, hasta la fecha del establecimiento del<br />

P. Misionero, estaban en continuo contacto con las rancherías vecinas del moro, tomando de<br />

éstos sus costumbres y supersticiones.<br />

»No obstante todos estos obstáculos, se ha podido conseguir que una gran parte de infieles<br />

fuesen instruidos y bautizados; otros se están catequizando actualmente, entre los cuales se<br />

cuenta el cacique de todas las rancherías, denominado Maese Campo, quien probablemente, al<br />

recibo de ésta, habrá sido regenerado con toda su familia por las saludables aguas del bautismo;<br />

ya es un gran paso para la conquista espiritual de los demás. Los nuevos cristianos, abandonando<br />

la vida nómada y solitaria a que están acostumbrados, convienen en fundar un pueblecito<br />

no lejos de la costa, condición indispensable para que el P. Misionero pueda mantenerlos<br />

firmes en la fe que acaban de profesar, y separarlos de sus antiguas prácticas y supersticiones»<br />

57 .<br />

57 AM, 54, Oficios, ff. 230v, 291.


564 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

V.- La Provincia en las Bodas de Oro sacerdotales del Papa<br />

Se acercaba el día de la celebración por Su Santidad León <strong>XII</strong>I del quincuagésimo aniversario<br />

de su ordenación sacerdotal.<br />

Con este motivo el Provincial, P. Santos Paredes, escribe el 10 de octubre de 1887 al<br />

Comisario de la Provincia en Madrid, P. Toribio Minguella, para decirle que «la Provincia de<br />

San Nicolás de Tolentino, hija obedientísima y muy amante de ese Padre cariñoso, desea ardientemente<br />

que se verifique con todo esplendor ese hecho grandioso», por lo que ha creído<br />

un deber sagrado dirigirse a dicho Padre, en su nombre y en representación de la Provincia,<br />

para manifestarle lo siguiente:<br />

«1.º Oportunamente irá Vuestra Reverencia a Roma en compañía de otro religioso caracterizado<br />

de la Orden con el objeto de representar a nuestra Corporación en las Bodas de Oro<br />

de nuestro querido Padre el Papa León <strong>XII</strong>I.<br />

»2.º De los fondos de la Provincia que Vuestra Reverencia tiene ahí, llevará dos mil duros<br />

para entregar a Su Santidad, pequeño óbolo que la Corporación destina a ese objeto tan laudable<br />

y que, si bien exiguo en sí, son muy grandes y muy intensos los deseos que abrigan los<br />

corazones de los agustinos recoletos e inmensos los respetos y afectos hacia nuestro amadísimo<br />

Pontífice.<br />

»3.º Habiendo remitido a Roma un crucifijo de marfil para que figure en la Exposición<br />

del Vaticano, costeado por nuestra Provincia, y para que, una vez terminada dicha Exposición,<br />

se ofrezca a Su Santidad, Vuestra Reverencia cuidará de que llegue a las manos augustas<br />

de León <strong>XII</strong>I, manifestando a la vez al Padre Santo que se digne aceptarlo como un recuerdo<br />

del acendrado amor e inquebrantable cariño que le profesan sus humildes hijos los agustinos<br />

recoletos de España y Filipinas» 58 .<br />

Veamos ahora lo que el mismo P. Minguella escribe acerca de su viaje a la ciudad del Tíber<br />

con ocasión de este grato acontecimiento:<br />

«A fines de 1887, por mandato de nuestro Padre Provincial y con motivo de las fiestas<br />

jubilares de Su Santidad el Papa León <strong>XII</strong>I, fui a Roma y dispuse que me acompañara el P. Fr.<br />

Ezequiel Moreno, Rector del más antiguo de nuestros colegios. Salimos de Madrid el 17 de<br />

diciembre, acomodándonos en un departamento con los Sres. D. Alejo Izquierdo y D. Cipriano<br />

Herce, éste Magistral, y aquél Chantre entonces y ahora Deán de la Catedral de Madrid; el<br />

Párroco D. Andrés García, D.ª Carlota Jáuregui... Ocupaban los otros dos asientos de los ocho<br />

del coche la buenísima Sra. D.ª Amalia Vilches, ya difunta, y la Srta. Dolores Creus, sobrina<br />

del primer Obispo y mártir de Madrid-Alcalá, hoy esposa del Teniente Coronel de Ingenieros<br />

D. Atanasio<br />

58 AM, 54, Oficios, f. 282; carp. 6 bis. En carta del 18-1-1888 al P. Comisario Apostólico dice el P. Enrique<br />

desde Roma: «Ya pudimos abrir el cajón de Filipinas. El crucifijo es riquísimo y admirablemente trabajado;<br />

es acaso una de las mejores obras que hay en la Exposición... El Director Palmaroli quedó en colocarlo en<br />

sitio donde puede verse bien». (AG, carp. 4).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 565<br />

Malo. Durante el viaje, que fue muy feliz, nos servían admirablemente la resuelta e ingeniosa<br />

Srta. Creus y el siempre amable, modesto y solícito P. Ezequiel. Al llegar a la estación final<br />

de Termini, cargó el pobre con las alforjas y la anchurosa y pesada maleta que me había prestado<br />

el P. Gabino: así entró en Roma el futuro Obispo de Pasto, el siempre santo Fr. Ezequiel<br />

Moreno. Asistimos a las fiestas jubilares y a las Beatificaciones; tuvimos la dicha de que el<br />

Padre Santo pusiera sus manos sobre nuestras cabezas; el alma de mi compañero se enriqueció<br />

con nuevos tesoros de fe y de amor divino al visitar las catacumbas y tantos celebérrimos<br />

templos de la capital del Orbe Cristiano, y a principios de enero tornó a España en unión de<br />

los señores y señoras antes mencionados, quedando yo en Roma para asuntos de la Orden» 59 .<br />

VI.- Los Padres Lectores y su exención de la asistencia al coro<br />

Los Padres Fr. Pío Mareca, Fr. Baltasar Vicente y Fr. Martín González, Lectores en el colegio<br />

de Marcilla, recurrieron el 8 de octubre de 1887 al P. Comisario Apostólico con una<br />

razonada instancia en la que se le suplicaba que se les declarase<br />

«no obligados a la asistencia del divino oficio en el coro en otros días que en los de<br />

primera clase y en las cuatro fiestas principales de la Virgen: Purificación, Anunciación,<br />

Visitación y Natividad».<br />

El P. Gabino Sánchez,<br />

«después de leído y meditado detenidamente el párrafo 17 del capítulo III, parte IV, de<br />

nuestras sagradas Leyes, consultado y discutido el punto con los PP. Definidores Generales<br />

y de acuerdo con ellos»,<br />

concedió el 20 del mes siguiente a los Padres Lectores del colegio de Marcilla, e igualmente a<br />

los de los colegios de Monteagudo y San Millán,<br />

«que no sean obligados a la asistencia del oficio divino en el coro en otros días que en<br />

los de primera clase, festividades de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo, Santísima<br />

Trinidad, Sacratísimo Corazón de Jesús, Purificación, Asunción, Visitación y<br />

Natividad de Nuestra Señora, Patrocinio de San José y las de los Santos de nuestra<br />

Orden con rito de segunda clase; confiamos en que los Padres Lectores tendrán muy<br />

en cuenta el indicado párrafo de nuestras Constituciones y se atendrán a su espíritu a<br />

mayor gloria de Dios y aprovechamiento propio y de sus discípulos» 60 .<br />

59 T. MINGUELLA, Biografía del Padre Ezequiel Moreno, 58, 59.<br />

60 AM, carp. 12, 50; AG, carp. Casas de España; COR, a. 1745, l. c.: «Ut autem Lectores Logicae, et Physicae,<br />

ac sacrae Theologiae, etiamque (in Collegiis Theologiae) Magistri studentium, morosius, et commodius libros<br />

tractare, et evolvere possint, ut discipulis clare doctrinam tradent... venire ad Officium in Choro teneantur<br />

omnibus diebus primae, et secundae classis, ac B. Virginis Mariae».


566 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Se pide la adjudicación a los recoletos de la administración espiritual de Misamis.<br />

–Plan de Misiones para la isla de Mindoro. –Concesión provisional a nuestra<br />

Provincia de unos terrenos en Mindoro. –Llegada a Filipinas de<br />

cuarenta y nueve recoletos. –Los agustinos recoletos y la<br />

Exposición General de Filipinas de 1887 en<br />

Madrid. –Miscelánea<br />

I.- Se pide la adjudicación a los recoletos de la administración espiritual de Misamis<br />

Los lectores de nuestras Crónicas ya tienen sobrada noticia del asunto de la entrega a los<br />

Padres jesuitas de los ministerios de Mindanao; ministerios por tantos años evangelizados y<br />

administrados espiritualmente por los agustinos recoletos 61 .<br />

Nuevamente se suscita ahora dicho asunto, pues el Comisario de la Provincia en Madrid,<br />

P. Minguella, con fecha 14 de julio de 1887, dirige al señor Ministro de Ultramar una instancia<br />

en la que le suplica<br />

«que, entregada ya a los Padres de la Compañía de Jesús casi toda la isla de Mindanao<br />

y quedando bajo la administración espiritual de los Padres recoletos ya tan sólo el distrito<br />

de Misamis, obtenga Vuestra Excelencia una real orden en que se adjudique a<br />

nuestra Corporación el administrar espiritualmente el expresado distrito de Misamis en<br />

Mindanao y que cesen por tanto las indemnizaciones que eran consiguientes a la entrega<br />

de curatos por los recoletos a los jesuitas en Mindanao».<br />

Fundamenta, luego, su petición el P. Minguella, después de un brevísimo recorrido histórico,<br />

en que cada entrega de nuestros Ministerios que se hace a los Padres jesuitas<br />

«produce en nosotros hondo y justo sentimiento, porque Mindanao, la tierra espiritualmente<br />

conquistada por nuestros mayores y sostenida por nosotros a fuerza de sangre<br />

y sacrificios, es la página más brillante de nuestra historia. Sólo pedimos que se<br />

nos reserve una pequeñísima parte de aquel gran territorio, parte que hasta hoy poseemos<br />

de hecho, puesto que los jesuitas únicamente han tomado en ella tres puntos y nosotros<br />

ocupamos todavía once».<br />

61 CR, 11, 438, 567; tomo presente, capítulo X.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 567<br />

«En otra razón de índole distinta, pero más atendible aún que la precedente, apoyo<br />

mi súplica»,<br />

manifiesta a continuación, y explica que<br />

«cada una de las compensaciones que los recoletos han recibido por la que entregaban<br />

en Mindanao, no ha dejado de producir en el clero y otras clases indígenas profundo<br />

disgusto. De todos modos parece muy justo que el señor Arzobispo de Manila disponga<br />

de algunos curatos con que pueda recompensar servicios del clero indígena» 62 .<br />

Vista la instancia anterior del P. Minguella, se da el 9 de septiembre del mismo año un<br />

real decreto por el que se manda remitir dicha instancia al señor Gobernador General y Vice<br />

Real Patrono de Filipinas para que éste informe<br />

«cuanto se le ofrezca y parezca acerca de la pretensión deducida de la misma, oyendo<br />

previamente al Superior de la Misión de jesuitas, al Provincial de agustinos recoletos,<br />

al Muy Reverendo Arzobispo de Manila y al Consejo de Administración, y que mientras<br />

se resuelve en definitiva este expediente queden en suspenso los efectos de la real<br />

orden de 10 de septiembre de 1861 y, en su virtud, que los curatos que vaquen en el<br />

distrito de Misamis se provean en individuos de la Orden de recoletos de S. Agustín,<br />

dejando en libertad al Metropolitano de Manila para la provisión de los curatos de la<br />

Diócesis».<br />

De conformidad con lo que disponía este real decreto dieron su informe los nombrados en<br />

el mismo. Conocemos el del jesuita P. Pastells, quien, después de varias y extensas explicaciones,<br />

dice que no juzga procedente «que sin necesidad ni motivo se infrinjan todas las reales<br />

órdenes y sabias disposiciones del Gobierno, emanadas desde 1852 hasta la fecha para el buen<br />

régimen, conquista y organización espiritual de Mindanao». Manifiesta su esperanza de que<br />

se desatienda «la inmotivada pretensión del M. R. P. Comisario y Procurador de recoletos» y<br />

se revoque, al propio tiempo, la disposición del 9 de septiembre de 1887 por la que quedaba<br />

en suspenso la del 10 de septiembre de 1861.<br />

Por su parte, el Provincial, P. Santos Paredes, en un largo y también razonado informe, no<br />

solamente se refiere al asunto en sí, sino que se detiene asimismo extensamente en esclarecer<br />

ciertas apreciaciones del ilustrado P. Pablo Pastells», cuyo informe le había remitido el Gobernador<br />

General para su conocimiento. Y termina el P. Paredes su escrito, fechado el 14 de<br />

febrero de 1888, con estas palabras:<br />

«Sin apasionamiento y con lealtad he expuesto a Vuestra Excelencia las razones que, a<br />

juicio del que suscribe, apoyan la reverente<br />

62 AM, 54, Oficios, 1. 274v; carp. 79, leg. 4, B.


568 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a la vez que digna súplica del R. P. Procurador de mi Provincia en Madrid, Fr. Toribio Minguella,<br />

al Excmo. Sr. Ministro de Ultramar y manifiestan la justicia y conveniencia de que se<br />

acceda a lo que en ella se solicita, razones que, derivándose por sí mismas de la naturaleza y<br />

esencia del asunto, creo muy legítimas y fundadas» 63 .<br />

En el artículo cuarto del capítulo XIV del presente tomo de Crónicas veremos la solución<br />

que entonces se dio a este asunto.<br />

II.- Plan de Misiones para la isla de Mindoro<br />

Por real orden de 25 de febrero de 1878 se habían creado seis Misiones en la isla de Mindoro<br />

en los puntos de Paluan, Mamburao, Santa Cruz, Irirum, Lumitao y Busuanga. Se había<br />

procedido a ello de conformidad, según el P. Licinio Ruiz, con la propuesta del P. Provincial<br />

de recoletos, «deseoso de aumentar en lo posible el número de Misiones con el objeto de<br />

atender a las necesidades de todos los barrios, aun los más diseminados».<br />

Fueron pasando los años y el establecimiento de las referidas Misiones no se llevaba a la<br />

realidad. Ignoramos las causas que lo impedían.<br />

Mas, por fin, el Gobernador General de Filipinas, el 6 de diciembre de 1886, enviaba al<br />

P. Provincial una comunicación en la que le decía:<br />

«Como quiera que las circunstancias hoy son más propias al objeto, y es, además,<br />

de sumo interés emprender con segura y rápida marcha la evangelización y civilización<br />

de tan importante isla, recomiendo muy eficazmente a Vuestra Reverencia que en<br />

el más breve plazo que le sea posible, envíe seis Misioneros para los puntos indicados,<br />

procurando siempre que las circunstancias lo permitan, dotar cada Misión de un Coadjutor,<br />

si las distancias que separan las Misiones son grandes, y con el objeto de que el<br />

Misionero se vea ayudado en su trabajo y asistido en sus enfermedades por un compañero,<br />

sin que se paralicen los importantes trabajos de evangelización confiados a su<br />

cuidado».<br />

Terminaba el señor Gobernador General con la indicación de que el futuro desarrollo de<br />

la isla exigía hubiere siempre personal dispuesto para establecer luego otras nuevas Misiones.<br />

En su respuesta, de fecha 7 de enero de 1887, dice el P. Paredes que tiene<br />

«el alto honor y la no menor satisfacción de poner en su conocimiento que con la<br />

misma fecha ha designado los religiosos para las seis Misiones expresadas. Su Corporación<br />

se halla dispuesta<br />

63 AM, 59, Oficios, ff. 108v, 109v, 117v; carp. 67, 13. El P. L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 267-275, trata acerca<br />

de este asunto, pero se detiene particularmente en refutar al P. Pastells, S. I., y equivocadamente da como<br />

resolución definitiva de la cuestión el real decreto de 9 de septiembre de 1887.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 569<br />

a secundar los planes patrióticos y grandemente benéficos de la Superioridad en todo<br />

lo que pueda contribuir al engrandecimiento y repoblación de esa feracísima provincia»<br />

64 .<br />

III.- Concesión provisional a nuestra Provincia de unos terrenos en Mindoro<br />

El Provincial, P. Santos Paredes, dirigió el 14 de agosto de 1886 un oficio al P. Procurador<br />

General de la Provincia con la autorización para gestionar la adquisición de una extensión<br />

de terrenos realengos, sitos al sur de Mindoro en la jurisdicción de los pueblos de Mangarin e<br />

Irirum. Era este un asunto altamente conveniente para la realización de ulteriores planes en la<br />

citada isla.<br />

En el dicho oficio ninguna referencia hace el P. Provincial a si por su parte había sido autorizado<br />

para proceder en cuestión de tanta importancia. Tal vez se dio cuenta de ello o fue<br />

advertido por algún religioso, pues en sesión del Definitorio habida el 27 del citado mes de<br />

agosto exponía dicho proyecto «con el objeto de poder atender a las necesidades múltiples y<br />

siempre crecientes de nuestra Provincia». Los PP. Definidores,<br />

«oído con agrado el pensamiento y conociendo la utilidad suma que en su día podía<br />

reportar, lo aprobaron en todas sus partes y acordaron que al objeto se autorizase al P.<br />

Procurador General para que pusiese todos los medios a fin de que fuera un hecho lo<br />

acordado, recomendándole muy eficazmente el asunto».<br />

El P. Paredes pone el 3 de septiembre el anterior acuerdo en conocimiento del Procurador<br />

General, que lo era el P. Indalecio Martínez, quien, con fecha del 2 de noviembre, dirige al<br />

señor Gobernador General de Filipinas una instancia en la que le manifiesta, en primer lugar,<br />

la existencia de los citados terrenos, cuyos límites señala, completamente improductivos en la<br />

actualidad por la carencia de población y de vías de comunicación.<br />

Explica, en segundo lugar, que la Orden de recoletos, a cuyo cargo corre la administración<br />

espiritual de Mindoro, con el propósito de contribuir a la colonización y civilización de<br />

aquella isla, tiene el propósito de enviar a ella los religiosos necesarios para las nuevas Misiones<br />

y<br />

«al propio tiempo proyecta crear en los terrenos, que quedan expresados, una hacienda<br />

modelo donde, dando principio por poner una ganadería de vacas, carabaos, ganado<br />

lanar y caballar, proseguirá su propósito de colonización y civilización llevando<br />

64 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 578; AM, 59, Oficios, ff. 90, 96, 96v, 182v; en los ff. 79 y ss se encuentra una<br />

interesante Reseña histórica sobre la isla de Mindoro y los planes de misiones en ella.


570 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

familias de otras provincias para crear varios pueblos en puntos convenientemente situados<br />

en aquella parte despoblada de la isla y puedan ensayarse los sistemas de cultivos<br />

más apropiados para el café, cacao, abacá, arroz, algodón, añil, palo Sibuco y<br />

otros que son objeto de comercio en el archipiélago, pretendiendo también fundar en<br />

dicha localidad, y en combinación con esta hacienda, un establecimiento sanitario, a<br />

donde puedan acudir, sin necesidad de salir de la isla, los Párrocos que adquieran las<br />

fiebres y demás enfermedades que en los pueblos de la misma se padecen, con lo cual<br />

no sólo se proporcionaría un gran alivio a los Párrocos de Mindoro, sino a todos, hasta<br />

a los navegantes que, a cambio de unas playas ingratas e inhospitalarias hoy, encontrarían<br />

pueblos establecidos donde podrían surtirse de los artículos de primera necesidad<br />

y con quienes hasta podrían comerciar.<br />

Por lo tanto a Vuestra Excelencia acude confiadamente para que se sirva concederle<br />

los expresados terrenos, disponiendo que por la Inspección de Montes se proceda<br />

a la demarcación de los mismos, expidiéndose después el correspondiente título a favor<br />

de la Orden de agustinos recoletos de Filipinas».<br />

En otra sesión celebrada el 17 del mes de noviembre del año 1887, enterado el Definitorio<br />

de las gestiones realizadas para la adquisición de los referidos terrenos y de la disposición<br />

de la Superioridad de que se procediera a la medición y deslinde de los mismos, se acordó que<br />

el hermano Román Caballero se trasladara a Mindoro con el objeto de preparar el camino a<br />

los ingenieros para que la referida operación se verificara con más rapidez.<br />

Y, por fin, el 11 de abril de 1888, el señor Gobernador General, habida cuenta, entre otras<br />

cosas, de las grandes e indudables ventajas que con ello se habían de conseguir y de acuerdo<br />

con la Dirección General de Administración Civil y la Inspección General de Montes, decreta<br />

que<br />

«se conceden gratuitamente y con carácter provisional hasta la resolución del Gobierno<br />

de Su Majestad a la Corporación de agustinos recoletos los terrenos del sitio llamado<br />

Busuanga».<br />

Según este decreto, la superficie total de dichos terrenos era de veinte mil ciento noventa<br />

hectáreas 65 .<br />

IV.- Llegada a Filipinas de cuarenta y nueve recoletos<br />

Durante el presente trienio fueron cuarenta y nueve los recoletos que, procedentes de la<br />

Península, llegaron a Filipinas en cuatro grupos. De ellos cuatro eran hermanos y la mayor<br />

parte de los demás<br />

65 AM, 35, Definitorios, ff. 236, 252; 54, Oficios, ff. 148, 156, 358; 59, Oficios, f. 74.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 571<br />

todavía no habían recibido el orden del presbiterado. Hemos de anotar que de los cuarenta y<br />

nueve, solamente tres retornaban a dichas islas.<br />

El primer grupo, formado por doce religiosos, partió del puerto de Barcelona en el «Reina<br />

Mercedes» el 2 de noviembre de 1885 para hacer su entrada en Manila el 9 de diciembre.<br />

El 28 de septiembre de 1886 dejaba el colegio de Marcilla otro grupo de catorce jóvenes<br />

que embarcó también en la ciudad condal en el vapor «Isla de Panay» y arribaba a la capital<br />

filipina el 7 de noviembre.<br />

Un tercer grupo, constituido solamente por seis religiosos, llegaba a Filipinas el 3 de febrero<br />

de 1887. Su partida había sido asimismo desde Barcelona el 1 del mes anterior en el<br />

«Isla de Luzón».<br />

Finalmente, este mismo vapor hacía su entrada en el puerto manilense el 23 de noviembre<br />

del año últimamente citado. Procedía de Barcelona y llevaba a bordo a diecisiete recoletos,<br />

que habían salido del colegio de Marcilla el 17 del mes anterior 66 .<br />

V.- Los agustinos recoletos y la Exposición General de Filipinas de 1887 en Madrid<br />

El 30 de julio de 1887 se celebraba en el palacio de Cristal del Retiro de Madrid el acto<br />

de inaugurar la Exposición General de Filipinas, la primera en su género en Europa.<br />

Era a la sazón Ministro de Ultramar el notable literato y político don Víctor Balaguer,<br />

muy interesado en la prosperidad de aquellas remotas islas.<br />

A este señor Ministro le fue encomendado «por altísima iniciativa» organizar dicha Exposición,<br />

para lo cual se le confió por el Gobierno la presidencia de la Comisaría Regia de la<br />

misma.<br />

Así se lo comunicaba don Víctor Balaguer al Provincial, P. Paredes, en la carta que, en<br />

forma particular, le escribía con fecha 29 de abril de 1886.<br />

En la citada misiva le manifestaba asimismo, entre otras cosas, que abrigaba gran confianza<br />

en que, por todos los medios que estuvieren a su alcance, había de cooperar al mayor<br />

éxito de la Exposición, «interesando a todos los individuos de la Orden y especialmente a los<br />

Párrocos de ella que dirigen la opinión de las provincias y han de señalar el rumbo que sus<br />

feligreses deben seguir en este asunto, para que los exciten a concurrir al certamen madrileño<br />

de productos filipinos, indicándoles lo que deben enviar». Debía de ser remitido «todo lo que<br />

dé idea de lo que Filipinas es, tiene, produce y elabora, o puede llegar a tener, producir y elaborar,<br />

dado el progreso de las artes, la ciencia y la mecánica, o con el auxilio del capital».<br />

El P. Paredes, designado por el señor Gobernador General de Filipinas vocal de la Comisión<br />

Central constituida en Manila, se dirigió,<br />

66 F. SÁDABA, Catálogo, 640, 644, 649, 652; AM, 28, Registro Provl. 3.º, ff. 179, 186v, 193, 198; 59, Oficios, ff.<br />

60v, 78v, 97v, 108.


572 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

con fecha 27 de julio, con unas letras circulares a los religiosos ministros de las distintas Vicarías<br />

para recomendarles que se tomaran interés y coadyuvaran al feliz éxito de la referida<br />

Exposición.<br />

La Comisión Central de Manila, por medio de sus respectivas secciones, pidió al Provincialato<br />

de recoletos el envío de planos de las haciendas y los datos que pudieran completar el<br />

conocimiento del sistema seguido en el cultivo y administración de aquéllas, y asimismo la<br />

remisión de un ejemplar de las vistas fotográficas de la iglesia de Manila y de objetos artísticos<br />

de talla, ebanistería y platería que pudieran poseer la Corporación y sus Párrocos 67 .<br />

No tenemos noticia de cuanto fue enviado en realidad a la Exposición por nuestra Provincia<br />

o sus religiosos. Se conservan estos tres diplomas que fueron adjudicados por su jurado:<br />

Medalla de bronce, al P. Gerardo Díez, de Puerto Princesa, Paragua, por tejidos de jusi, piña y<br />

seda; Medalla de plata a los Padres agustinos recoletos por la colección de maderas de la isla<br />

de Negros, y Medalla de plata al P. Minguella por su Gramática y vocabulario hispanotagalo<br />

68 .<br />

El citado P. Gerardo Díez, en carta escrita al P. Minguella el 2 de octubre de 1887, le decía:<br />

«Me tomo la libertad de incluirle la adjunta relación de los objetos y ejemplares zoológicos<br />

que remití a la Exposición filipina con la carta orden que acompaña, suplicándole a la vez<br />

tenga la bondad de mandarlos recoger, terminada dicha Exposición, y remitirlos, si le parece<br />

bien, al colegio de Monteagudo, puesto que hay ejemplares que creo no existirán en aquél por<br />

ser exclusivos de esta isla. Notará acaso entre los objetos un abecedario que es el primitivo de<br />

los naturales de esta isla, todavía infieles, el que casualmente pude recoger en una de las excursiones<br />

que hice por el centro de la misma; digo casualmente porque ya son poquísimos los<br />

infieles tagbanuas e igorrotes (que estas dos razas existen) que saben escribir en su primitiva<br />

lengua; en el sur de la isla he averiguado después que tienen el mismo abecedario y mecanismo<br />

de escritura, fuera de algunas pequeñas variantes en la forma tipográfica de las letras» 69 .<br />

El P. Sádaba afirma que este abecedario fue premiado en la referida Exposición filipina,<br />

mas no hay constancia del correspondiente diploma. También dice este mismo autor que la<br />

colección de maderas premiada se debe al P. Pedro García de la Virgen de los Mártires, como<br />

ya se hizo constar en sus notas biográficas del artículo noveno, capítulo X del tomo presente.<br />

Lo mismo escribe el P. De Santiago Vela, según el cual la colección estaba formada por cuatrocientos<br />

diez ejemplares procedentes de los montes de Tayasan, Negros, que luego se llevaron<br />

al gabinete de historia natural de Monteagudo 70 .<br />

67 AM, 54, Oficios, ff. 81v, 98, 129, 143, 151v, 198, 211.<br />

68 BSN, a. 1961, 81.<br />

69 BSN, a. 1962, 485, R. GARCÍA, El padre Gerardo Diez de la Concepción.<br />

70 F. SÁDABA, Catálogo, 628, 518; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 3, 99.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 573<br />

V.- Miscelánea<br />

En el presente trienio, el Párroco de Bacolod fue invitado por la Dirección General de<br />

Administración Civil de Filipinas, por medio del P. Provincial, para formar parte del tribunal<br />

de oposiciones para la plaza de Capataz de la granja modelo de Visayas.<br />

El P. Provincial fue nombrado por el señor Gobernador General vocal nato de la Junta<br />

Central de Agricultura, Industria y Comercio, y, asimismo, de la Junta Central del Censo,<br />

constituida para llevar a cabo la formación del censo de la población de las islas, conforme a<br />

lo dispuesto por real orden del 11 de julio de 1887. A petición de la Dirección General de<br />

Administración Civil, el P. Santos Paredes dirigió una circular a los Párrocos para que interpusieran<br />

su valioso concurso e influencia acerca de sus feligreses a fin de que pudiera llevarse<br />

a feliz término el proyectado censo 71 .<br />

El 24 de noviembre de 1885 el señor Gobernador General envía una comunicación al P.<br />

Provincial en la que, después de exponer que en la circular relativa a elecciones de Gobernadorcillos<br />

y Ministro de justicia se ruega a los Párrocos que<br />

«asistan a aquel importante acto y no dejen de remitir al Jefe de la provincia respectiva<br />

los informes acerca de la conducta moral, religiosa y demás antecedentes de los individuos<br />

que resulten propuestos en terna para Gobernadorcillos»,<br />

le suplica encarecidamente se sirva reiterar a los Párrocos el ruego que ya se les hace por medio<br />

del periódico oficial.<br />

Así lo hizo el P. Paredes y les recordó que de este modo contribuyen en gran manera al<br />

bienestar de los pueblos 72 .<br />

Igualmente, cuando se acordó por real orden el establecimiento de Gobiernos civiles en la<br />

isla de Luzón, también el señor Gobernador General acudió al P. Provincial con el ruego de<br />

que recomendase a los religiosos Párrocos muy eficazmente<br />

«que presten todo su valioso apoyo a las nuevas autoridades, a fin de que los laudables<br />

esfuerzos del Gobierno de Su Majestad en pro del mejoramiento de este archipiélago<br />

se vean debidamente secundados por todos y produzca sus naturales y beneficiosos<br />

efectos la importante reforma».<br />

Con fecha 13 de mayo de 1886 traslada gustoso el P. Paredes la copia del ruego anterior,<br />

con la exhortación de que sea atendido, a los Párrocos de las provincias de Bataan, Batangas,<br />

La Laguna, Mindoro, Pampanga y Zambales 73 .<br />

71 AM, 53, Oficios, ff. 326, 327; 54, Oficios, ff. 51v, 174v, 179; 59, Oficios, ff. 105v-106v.<br />

72 AM, 59, Oficios, f. 58v; 54, Oficios, f. 43.<br />

73 AM, 59, Oficios, f. 64v; 54, Oficios, f. 62.


574 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Nombrado el P. Íñigo Narro Definidor y Secretario General por el Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, en carta escrita por éste al P. Provincial le dice, entre otras cosas, que<br />

desea saber si pensaba consignar alguna cantidad para atender a los gastos del referido P. Narro.<br />

El Definitorio Provincial acuerda que se le suministre a dicho Padre cuanto fuere necesario<br />

para su subsistencia en Madrid.<br />

Asimismo, en otra ocasión aprobó el Definitorio el envío de una limosna a las agustinas<br />

recoletos de Alcalá de Henares, pues la Madre Priora la había solicitado por verse precisadas<br />

a realizar algunas obras y ser muy escasos los recursos con que contaban 74 .<br />

En marzo de 1886 y en abril de 1887 dirigió a los religiosos el P. Provincial sendas circulares<br />

con copia, en cada una, de las cartas en las que el Nuncio de Su Santidad el Papa en Madrid<br />

daba las gracias en nombre de León <strong>XII</strong>I por las respectivas cantidades de nueve mil, y<br />

ocho mil quinientas setenta y cinco pesetas enviadas por la Provincia como óbolo para el<br />

«Dinero de San Pedro».<br />

«Doble motivo tiene el Santo Padre —dice el señor Nuncio en una das las cartas— para<br />

alegrarse del auxilio que le prestan los religiosos agustinos recoletos misioneros en Filipinas,<br />

pues, no sólo se dedican a la propagación de la fe y dilatación del reino de Jesucristo, sino que<br />

también concurren desde lejanos países a facilitarle el medio de proveer a las urgentes necesidades<br />

de su apostólico y universal ministerio» 75 .<br />

El 2 de agosto de 1887 fallecía el Obispo de Nueva Segovia, P. Mariano Cuartero, agustino<br />

recoleto. La administración de la diócesis le fue encomendada al señor Arzobispo de Manila,<br />

quien suplicó al P. Provincial que, mientras la referida diócesis estuviera a su cargo, los<br />

agustinos recoletos continuasen al frente del seminario conciliar de Vigan. Accedió a ello el<br />

Definitorio, pero con la advertencia de que se gestionase la retirada de nuestros religiosos<br />

cuando llegase el nuevo Prelado a la diócesis 76 .<br />

Una de las Obras Pías existentes a favor de la Provincia de los recoletos de Filipinas era<br />

la instituida en 1761 por Juan Salmonte y Taboada con un legado de tres mil pesos y la obligación<br />

de tener un misionero en Bislig, Mindanao, o en otro lugar de esta isla, al arbitrio del<br />

P. Provincial y su Definitorio.<br />

Al determinarse por la autoridad superior que la administración espiritual de Mindanao<br />

pasara a la Compañía de Jesús, como interesaba a nuestra Provincia conservar los fondos de la<br />

citada Obra Pía, el 18 de julio de 1887 se acudió a la Santa Sede con la súplica de que se diese<br />

autorización para poder aplicar dichos fondos a otras misiones de la Provincia, y, en efecto,<br />

fue concedido por rescripto del 27 del mismo mes citado. Y el P. Procurador General los aplicó<br />

para gastos en las misiones de Paragua y Mindoro. Así lo aprobó el Definitorio en sesión<br />

del 16 de abril de 1888, pero añadiendo que en lo sucesivo<br />

74 AM, 54, Oficios, ff. 67, 68; 35, Definitorios, ff. 227, 234v.<br />

75 AM, carp. 26, leg, 2, 6; 54, Oficios, ff. 54, 223v.<br />

76 AM, 35, Definitorios, f. 250v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 575<br />

los PP. Procuradores no dispusieran de los referidos fondos sin previo consentimiento del<br />

mismo Definitorio al tenor de lo dispuesto en el testamento del fundador de la citada Obra<br />

Pía 77 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

El pase regio a las bulas del nombramiento de Obispo del Padre Arrué. –Consagración<br />

episcopal del Padre. –Solemne instalación canónica de la archicofradía de San José<br />

en la iglesia de recoletos de Manila. –Conmemoración del XV Centenario<br />

de la Conversión de San Agustín<br />

I.- El pase regio a las bulas del nombramiento de Obispo del P. Arrué<br />

En el artículo séptimo del capítulo X del presente tomo de Crónicas se dio cuenta del<br />

nombramiento del P. Arrué para ocupar la sede episcopal de Jaro y su preconización por el<br />

Santo Padre. Como al finalizar el trienio 1882-1885 no había terminado todo lo referente a<br />

este asunto, se continúa en el actual con lo sucedido con las bulas pontificias y la consagración<br />

de nuestro religioso.<br />

Las referidas bulas eran enviadas a Madrid el 26 de abril de 1885, por el Agente de preces<br />

de Roma con la solicitud de que se les concediera el correspondiente pase regio.<br />

Una vez en poder del Gobierno, por real orden del 6 de junio del año supradicho son remitidas<br />

para su informe al Consejo de Estado, el cual dictamina, veinte días después, lo que<br />

sigue:<br />

1. Que debe retenerse la bula dirigida a los vasallos porque, sobre corresponder exclusivamente<br />

a la potestad secular la investidura de señoríos temporales, han sido abolidos en España<br />

los jurisdiccionales y los dictados de vasallos y vasallajes.<br />

2. Que en la bula de confirmación deben retenerse la cláusula en que se declara que la<br />

Iglesia episcopal de Jaro es notoriamente de derecho de Patronato y otras cláusulas más que<br />

se especifican.<br />

Con estas restricciones y el entenderse el juramento de fidelidad a Su Santidad sin perjuicio<br />

de las regalías de la Corona, leyes del reino, legítimas costumbres y otros cualesquiera<br />

derechos adquiridos, el Consejo de Estado es de parecer que puede otorgarse el pase regio.<br />

De conformidad con el anterior dictamen con fecha 3 de julio Su Majestad el Rey concedía<br />

el pase regio a las bulas pontificias.<br />

Por su parte, el señor Ministro de Ultramar, en la misma fecha, envía las bulas al Comisario<br />

de la Provincia en Madrid, P. Toribio Minguella, para que éste las haga llegar a las manos<br />

del P. Arrué.<br />

Asimismo, en la referida fecha, se le comunica de real orden la concesión del pase regio<br />

al señor Gobernador General de Filipinas para su conocimiento, el del señor Arzobispo de<br />

Manila y demás efectos 78 .<br />

77 CR, 11, 819; AM, 54, Oficios, ff. 95, 186, 250, 256; 35, Definitorios, f. 263; carp. 75, leg. 1, 1; Lib. 4.º de<br />

Becerro, f. 145v.<br />

78 AHN, Ultramar, leg. 2312, n. 14; AM, 59, Oficios, f. 49.


576 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- Consagración episcopal del Padre Arrué<br />

Una vez en poder del P. Leandro Arrué las bulas que le preconizaban Obispo de la diócesis<br />

de Jaro, se procedió a preparar todo lo referente a su consagración episcopal para el domingo<br />

día 30 de agosto del mismo año 1885.<br />

Ofrecemos a continuación la reseña del solemne acto que en su número del día siguiente<br />

publicaba El Comercio, diario de Manila.<br />

«Numerosísima concurrencia acudió ayer a la iglesia de los PP. Recoletos, con motivo de<br />

la consagración del R. P. Fr. Leandro Arrué para ocupar la silla episcopal de Jaro.<br />

»A la hora convenida llegó el Excmo. señor General Terrero, que apadrinaba al nuevo<br />

Obispo, ocupando en el presbiterio el puesto que le correspondía; un zaguanete de alabarderos<br />

dio la guardia al General durante la ceremonia y una compañía del número 1 con bandera y<br />

música hizo los honores que al General en jefe de este ejército corresponden.<br />

»Ocupaban la nave central los convidados, hallándose en primer término la Excma. Generala<br />

de Molins, madrina del consagrado, el Excmo. señor General 2.º Cabo, Brigadier señor<br />

Gamir, Gobernador Civil, Presidente de la Real Audiencia, Fiscal de S. M., Consejeros de<br />

Administración y otras muchas personas de elevada jerarquía que no recordamos.<br />

»El altar mayor ostentaba un gran pabellón azul y blanco, y en su centro se elevaba la<br />

imagen de la Santísima Virgen de la correa, dice otro cronista. Nuestro venerable señor Arzobispo,<br />

don Pedro Payo, y los Obispos de Nueva Segovia y del Tonquín, don Fr. Mariano<br />

Cuartero y don Fr. Bernabé Cezón, fueron los consagrantes.<br />

»Durante la ceremonia, una brillante orquesta, bajo la acertada batuta del profesor Echegoyen,<br />

ejecutó escogidas piezas, y, al terminar, cuando ya el P. Arrué con las vestiduras episcopales<br />

recorría el templo dando la bendición a los fieles; cuando las campanas con sus metálicas<br />

lenguas anunciaban que la cristiandad contaba con un Obispo más; cuando la comunidad<br />

de recoletos manifestaba su alegría por tener en su seno un nuevo Prelado, la numerosa capilla<br />

entono un solemne Te Deum y luego un precioso himno, con el que terminó la ceremonia.<br />

»El convento de recoletos estuvo ayer abierto para todo el que quiso visitarle, así que los<br />

claustros, las tribunas, las naves todas se vieron llenas de gente, atendiendo a todos los complacientes<br />

Padres con su proverbial llaneza.<br />

»Ya en los claustros y en la celda provincial, reuniéronse el señor Arzobispo, los Obispos<br />

consagrantes y el consagrado, dando éste a besar el anillo pastoral a los numerosos convidados<br />

que, en unión del padrino, subieron a saludarle.<br />

»A cosa de las once se sirvió por el Café Suizo un espléndido almuerzo.<br />

»El angelical rostro del P. Arrué manifestaba la alegría que reinaba


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 577<br />

en su corazón, joven aún, pues, apenas cuenta cuarenta y ocho años, se ve elevado al Obispado,<br />

indignamente, como él dice, pero por sus virtudes, como sabemos todos. Reciba nuestra<br />

sincera enhorabuena la Orden Recoletana por la alta distinción de que ha sido objeto, teniendo<br />

hoy dos Obispos en las islas, el de Nueva Segovia y el de Jaro, recíbala el nuevo consagrado,<br />

de quien su diócesis espera mucho en honra y gloria de Dios.<br />

»Estas noches ha habido regocijos en el atrio de recoletos; la fachada se vio espléndidamente<br />

iluminada con luces de colores. En el centro, un gran transparente con el retrato de Su<br />

Santidad; a la derecha de éste, otro con el del Sr. Obispo de Nueva Segovia, y a la izquierda,<br />

otro con el del nuevo consagrado; sobre el primero, en grandes letras doradas e iluminadas, se<br />

veían las iniciales F. M. C.; sobre el de la izquierda, estas otras F. L. A. Una banda de música,<br />

situada en el atrio, ejecutó escogidas piezas, y esto ha llamado a aquel sitio numerosa concurrencia<br />

hasta las diez de la noche» 79 .<br />

El día 10 de septiembre enviaba el nuevo Prelado al señor Ministro de Ultramar el testimonio<br />

de haber prestado el juramento en el acto de la consagración episcopal, de conformidad<br />

con la nota que se le había dirigido 80 .<br />

Tres días después tomaba posesión del gobierno de su diócesis de Jaro, «siendo recibido<br />

por todos los fieles de estos pueblos con inusitado regocijo» 81 .<br />

III.- Solemne instalación canónica de la archicofradía de San José<br />

en la iglesia de recoletos de Manila<br />

El 8 de septiembre de 1885 tuvo lugar la solemne instalación canónica de la archicofradía<br />

de San José en la iglesia de recoletos de la capital filipina. Quisieron los religiosos aprovechar<br />

la oportunidad de encontrarse en Manila el recién consagrado Obispo de Jaro, P. Leandro<br />

Arrué.<br />

Celebróse ciertamente con gran solemnidad, como lo refieren los cronistas de aquel tiempo.<br />

En la tarde del día 7 se cantaron vísperas solemnísimas con la intervención de una gran<br />

orquesta dirigida por el maestro don Blas Echegoyen. Fue oficiante el Provincial, P. Santos<br />

Paredes.<br />

Al día siguiente, desde las seis y media de la mañana, dos religiosos comenzaron a repartir<br />

la sagrada comunión a los numerosos josefinos que continuamente acudían al templo, que<br />

aparecía adornado con sencillez y al mismo tiempo elegancia, con la gradería de plata en el<br />

altar y sobre éste la imagen de San José.<br />

La misa fue oficiada de pontifical, por primera vez, por el señor<br />

79 AM, carp. 71, leg. 1, 4. El escudo episcopal del P. Arrué estaba formado por cuatro cuarteles, de este modo: de<br />

izquierda a derecha y de arriba abajo, la correa y el corazón sobre el libro, la codorniz sobre el plato, una<br />

palma y las siete estrellas.<br />

80 ARN, Ultramar, leg. 2312, n. 14; AM, 59, Oficios, ff. 61, 61v.<br />

81 AM, 61-5.º, Difuntos, f. 75v.


578 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Obispo P. Arrué, asistido por religiosos recoletos. La orquesta y coros interpretaron la partitura<br />

de Rossi, excepto el «Benedictus», cuyo autor era el mismo maestro director, señor Echegoyen.<br />

Ocupó la cátedra sagrada el Secretario Provincial, P. Miguel Ugarte.<br />

Terminada la ceremonia, los Padres Provincial y Prior del convento, Santos Paredes y Félix<br />

Guillén, respectivamente, acompañados por los religiosos, obsequiaron a los numerosos<br />

hermanos cofrades que habían acudido al solemne acto. Todos quedaron muy satisfechos y<br />

complacidos.<br />

Por la tarde también hubo función religiosa en la que predicó el P. Gabriel Gallástegui.<br />

Para coronar la serie de regocijos —escribe uno de los cronistas—, a las siete de la misma<br />

tarde se quemaron ocho piezas píricas, sobresaliendo entre ellas un magnífico castillo, o,<br />

mejor dicho, una gran pieza que representaba un hermoso altar gótico en cuyo centro apareció<br />

iluminado un cuadro de la Sagrada Familia. Hace resaltar el cronista que el pirotécnico era<br />

uno de los naturales del país.<br />

La fachada del convento estuvo iluminada por la noche como en el día de la consagración<br />

episcopal del P. Arrué. Además, en la de la iglesia sobresalía el gran transparente con el retrato<br />

de Su Santidad León <strong>XII</strong>I, como en el citado día, pero que, a la sazón, a uno y otro lado del<br />

mismo había otros dos más pequeños con palabras tomadas del breve pontificio de aprobación<br />

de la archicofradía 82 .<br />

Mas los cronistas de la prensa de Manila, de la que se han tomado los anteriores detalles<br />

de la fiesta, no dan cuenta de la triste noticia de que para los religiosos el final del regocijo se<br />

convirtió en lamentable tragedia.<br />

Sucedió que, como de costumbre, todos los religiosos fueron a la celda prioral una vez<br />

terminada la refección nocturna. En la citada celda había unos cohetes llevados a la misma<br />

por el hermano Casildo Caballero y en un descuido se produjo el incendio de los referidos<br />

cohetes que alcanzaron a cuatro religiosos, cuyos hábitos se prendieron y les produjeron unas<br />

quemaduras.<br />

Los religiosos afectados eran el Prior, P. Félix Guillén; los PP. Nicolás Ibáñez e Hilarión<br />

Narro y un corista. Este último sólo sufrió una quemadura leve en un pie y a los dos días ya se<br />

encontraba perfectamente. En cambio, las quemaduras de los tres Padres, aunque no profundas,<br />

resultaron graves por su mucha extensión y fueron fatales para los PP. Ibáñez y Narro,<br />

pues les ocasionaron unas fiebres malignas que les produjeron la muerte. El primero fallecía a<br />

los siete días del accidente y a los doce el segundo.<br />

El mismo día de ocurrir este último fallecimiento trataba el Definitorio del asunto, mas<br />

no tomó decisión alguna por encontrarse aún en grave estado el P. Prior. Un mes más tarde<br />

volvió el Definitorio a ocuparse sobre el accidente y acordó pasar un oficio al P. Prior para<br />

expresarle el dolor y sentimiento de los Padres del Definitorio<br />

82 L. RUIZ, Sinopsis histórica, f. 105, tomado del periódico de Manila Oceanía Española del 10-9-1885; AM,<br />

carp. 71, leg. 1, 4, del Diario de Manila del 10-9-1885.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 579<br />

y, al mismo tiempo, advertirle que en adelante se tuviera gran cuidado en no introducir en el<br />

convento esa clase de fuegos peligrosos ni otros semejantes 83 .<br />

IV.- Conmemoración del XV Centenario de la Conversión de San Agustín<br />

Cumplíase en 1887 el XV Centenario de la Conversión de nuestro glorioso Padre San<br />

Agustín. Sus hijos no podían dejar pasar la fecha de este acontecimiento sin una especial<br />

conmemoración. Damos a continuación un resumen de las fiestas que tuvieron lugar en algunas<br />

casas de nuestra Provincia.<br />

En Manila se unieron fraternalmente los agustinos y los recoletos, y los actos tuvieron<br />

lugar en la iglesia de San Agustín los días 3, 4 y 5 de mayo.<br />

En los tres referidos días hubo misa de comunión, celebrada, respectivamente, por el P.<br />

Provincial de agustinos, Deán de la catedral y P. Provincial de recoletos. Uno de dichos días<br />

la plática estuvo a cargo del recoleto P. Gallástegui.<br />

La misa solemne del primer día fue oficiada por el P. Comisario General de los agustinos,<br />

asistido por los recoletos PP. Indalecio Martínez y Celedonio Mateo; la del día segundo, por<br />

el Obispo dimisionario dominico P. García Cezón, ayudado por dos religiosos de su Orden y<br />

el día último, por el señor Arzobispo. Fueron predicadores, respectivamente, el Capellán del<br />

batallón de ingenieros, un religioso paúl y el Chantre de la catedral.<br />

En las tres tardes hubo, asimismo, actos religiosos con sermón. En la del último día revistieron<br />

gran solemnidad; finalizaron con una muy lucida procesión con las imágenes de San<br />

Agustín y Santa Mónica, que se dirigió al templo del convento de recoletos. Estaba el exterior<br />

de la iglesia espléndidamente iluminado y el interior adornado con sumo gusto. La comunidad,<br />

presidida por los PP. Provincial y Prior, salió al atrio a recibir la procesión, y, una vez<br />

colocadas las imágenes en el presbiterio, la capilla de música dirigida por el maestro Echegoyen<br />

interpretó el himno compuesto por Gounod para la inauguración de la catedral de Hipona.<br />

Luego regresó la procesión a la iglesia de San Agustín.<br />

En las tres noches del triduo una nutrida orquesta dio una gran serenata<br />

83 AM, carp. 7 bis, cartas del Provincial P. Paredes; 61, Difuntos, f. 198; 35, Definitorios, ff. 223v, 224v. El P.<br />

Nicolás Ibáñez del Carmen había nacido el 6 de diciembre de 1856 en Tarazona, Zaragoza; profesó el 15 de<br />

enero de 1874 y llegó el 30 de agosto de 1878 a Manila, en donde se ordenaba de presbítero en diciembre<br />

del año siguiente. A primeros de mayo de 1880 fue destinado de Compañero a Panglao, Bohol, y, una vez<br />

aprendido el visaya, pasa a administrar, sucesivamente, las parroquias de Loon, Tubigon y, nuevamente,<br />

Panglao. Se le envía después a Bacong, Negros, de Compañero, precisamente, del P. Arrué. Luego estuvo<br />

en Tolong y Dumaguete, de donde partió para Manila este mismo año1885. Al presentir la muerte, él mismo<br />

pidió los santos sacramentos (F. SÁDABA, Catálogo, 608; AM, 61, Difuntos, f. 195v). Notas biográficas<br />

del P. Narro en el artículo octavo de este capítulo.


580 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ante el convento de los agustinos. En el último día el concierto fue vocal e instrumental.<br />

En Cebú también celebraron el Centenario unidos los agustinos y los recoletos en el templo<br />

del Santo Niño de los primeros.<br />

El domingo, día 1 de mayo, se tuvo una misa con sermón y en la tarde del día siguiente<br />

salió del templo de los recoletos una procesión con las imágenes de San Agustín y de Santa<br />

Mónica. Después de detenerse ante el templete de la Santa Cruz, continuó hasta la iglesia de<br />

los agustinos.<br />

El día 3, primero del triduo, oficiaron la misa solemne los Padres paúles; el sermón lo<br />

predicó el Prelado diocesano, P. García de Alcocer. En la función de la tarde predicó el recoleto<br />

P. José Abad.<br />

La misa solemne del día 4 fue oficiada por Padres recoletos con sermón a cargo del P.<br />

Prior del Santo Niño. Por la tarde, reunidas en el coro de esta iglesia las comunidades de<br />

agustinos y recoletos, los párrocos de varios pueblos y otros religiosos, se cantaron con gran<br />

solemnidad los maitines de la fiesta de la Conversión del Santo Padre.<br />

Al día siguiente acudió multitud de gente de la ciudad y pueblos cercanos. El Prelado<br />

diocesano celebró misa de pontifical, asistido por agustinos, recoletos y paúles. Ocupó la cátedra<br />

sagrada el P. Bernardo Muro, Prior del convento de recoletos. Estaban presentes las autoridades<br />

civiles y militares, magistrados de la Real Audiencia y lo más selecto de la colonia<br />

española. Por la tarde, terminado el canto de completas, el señor Obispo dio la bendición con<br />

el Santísimo. Pasado algún tiempo, salió la procesión presidida por el P. Prior de agustinos,<br />

acompañado de un religioso de su comunidad y de un recoleto, como ministros. Concluido el<br />

acto, hubo fuegos artificiales. Una profusa y artística iluminación y bonitos transparentes<br />

adornaban las fachadas de las iglesias y conventos de agustinos y recoletos 84 .<br />

También en el colegio de Monteagudo hubo solemne celebración de este acontecimiento<br />

con mucha concurrencia de fieles del pueblo y de otros muchos, en particular el día de la fiesta.<br />

«Banderas y gallardetes, ramaje y los adornos propios de las grandes solemnidades ostentábanse<br />

por las paredes del colegio e inmediaciones», según escribía un cronista, el cual añadía<br />

que «de todos los labios no se oyen más que alabanzas a los Padres por la manera brillante<br />

con que saben honrar a su Fundador».<br />

En la misa solemne de los tres días, 3, 4 y 5 de mayo, la parte musical corrió a cargo de la<br />

capilla de la catedral de Tarazona, y predicaron, respectivamente, los párrocos de Novallas, de<br />

San Miguel de Ágreda y de Cervera del Río Alhama. Por las tardes hubo actos religiosos y<br />

por la noche se quemaron fuegos artificiales. En la del último día se ofreció a los huéspedes,<br />

que habían acudido en gran número a las fiestas, una velada literaria en honor de San Agustín<br />

en la que los jóvenes religiosos del colegio «lucieron su inspiración y talento en composiciones<br />

en prosa y verso» 85 .<br />

84 La Ciudad de Dios, a. 1887.<br />

85 ACM, Cosas notables, f. 67; están copiadas, de puño y letra del Rector P. Ezequiel Moreno, las reseñas publicadas<br />

en el periódico bisemanal de Tarazona El Aviso, nn. del 4 y 7 de septiembre.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 581<br />

Terminamos con la siguiente simpática nota: Se dieron abundantísimas limosnas a infinidad<br />

de pobres y las fiestas estuvieron a la gran altura que se merecían gracias al entusiasmo,<br />

devoción y celo del Rector del colegio, P. Ezequiel Moreno 86 .<br />

Acerca de las fiestas en el colegio de Marcilla tan sólo sabemos que los Padres de consulta<br />

habían aprobado el 20 de enero de este año 1887 la celebración del centenario por tres días<br />

consecutivos en el mes de mayo y que se gastase lo que fuere necesario en las funciones de<br />

iglesia, iluminación, cuatro ruedas de fuegos artificiales y algunos cohetes voladores; las fiestas<br />

resultaron solemnísimas 87 .<br />

De los actos que tuvieron lugar en el colegio de San Millán de la Cogolla se publicó amplia<br />

referencia en el Boletín de la Diócesis de Calahorra. Al decir del cronista resultaron<br />

«grandiosas, magníficas y solemnes».<br />

En la iglesia, adornada con gusto y sobriedad a la vez, delante del magnífico retablo del<br />

altar mayor se había colocado una majestuosa imagen de San Agustín, que se había hecho en<br />

Madrid por encargo de los Padres. Fuera del presbiterio se hallaban las de Santa Mónica y de<br />

San Nicolás de Tolentino, traídas éstas también de la capital de España expresamente para ser<br />

inauguradas en las presentes funciones. Dieron éstas comienzo la tarde del 2 de mayo con<br />

solemnes vísperas y al anochecer con otros actos.<br />

El día 3 celebró la misa solemne el Vicerrector del colegio, P. Francisco García de la<br />

Virgen de los Desamparados, acompañado por un religioso benedictino y el Párroco de Cañas;<br />

el de Estollo tuvo el sermón. El coro del colegio actuó en la parte musical dirigido por el<br />

señor Lasheras, maestro de capilla de la catedral de Vitoria. Por la tarde se dio comienzo al<br />

triduo en honor de San Agustín.<br />

La misa solemne del día 4 fue oficiada por un religioso benedictino, asistido por los Párrocos<br />

de San Andrés y del Lugar del Río; el de la parroquia de Santiago de Logroño fue el<br />

predicador y la orquesta de Tudela acompañó el canto del coro. En este día, por la tarde, se<br />

cantaron solemnes vísperas en las que ofició el P. Enrique Pérez y las dirigió el Sochantre de<br />

la catedral de Calahorra. Al atardecer tuvo lugar el ejercicio del triduo en el que tomó parte la<br />

capilla de música de Santo Domingo de la Calzada y la ya citada orquesta de Tudela.<br />

Llegó el día 5. Ya desde las primeras horas de la mañana dio comienzo la llegada de gentes<br />

de muchos pueblos, hasta de las provincias de Álava y Navarra, la mayor parte con sus<br />

respectivos Párrocos y otros sacerdotes. Según cálculos aproximados, el número de eclesiásticos<br />

fue de unos cincuenta y de seis mil el de los fieles. Los Prelados de Calahorra y Vitoria,<br />

invitados por los Padres, mostraron su sentimiento por no haberles sido posible asistir. Estaba<br />

invitado asimismo<br />

86 T. MINGUELLA, Biografía del Padre Ezequiel Moreno, 54.<br />

87 ACMar, Consultas, f. 52. Según el libro de Gasto y Recibo, f. 124, los diversos gastos de las fiestas ascendieron<br />

a 16.139 reales vellón. En este mismo año se colocó la araña grande de cristal que hay en la iglesia<br />

(BSN, a. 1965, 542).


582 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el señor Arzobispo de Burgos y, cuando el P. Rector se encontraba esperándole en la estación<br />

de ferrocarril de San Asensio, se le entregó un telegrama con el anuncio de que dicho Prelado<br />

se había puesto enfermo.<br />

Dio comienzo la misa solemne a las nueve de la mañana y fue oficiada por el Rector, P.<br />

Florentino Sáinz, y como ministros los Párrocos de Briones y Villanueva del Conde. La sagrada<br />

cátedra fue ocupada por el señor García Escudero, Magistral de Logroño y Rector de su<br />

Seminario. Se interpretó la llamada misa solemne de Bordese por los músicos de Santo Domingo<br />

de la Calzada y de Tudela con algunos otros elementos bajo la batuta del maestro Lasheras.<br />

Por la tarde hubo doble función religiosa. La primera consistió en el ejercicio de las Flores<br />

de mayo, seguido del triduo, en el que se interpretaron a toda orquesta los gozos de San<br />

Agustín y, al final, el Te Deum del maestro Eslava. Fue la segunda la procesión con las tres<br />

imágenes arriba ya dichas, llevadas sus andas por los jóvenes religiosos.<br />

Digno remate de tan solemnes funciones fue la velada literario-musical que los citados<br />

jóvenes dedicaron a su santo Fundador en el espacioso salón llamado de los Reyes y con un<br />

nutrido y variado programa que fue seguido con suma complacencia durante cuatro horas por<br />

unas dos mil personas que llenaban el citado salón.<br />

Hace notar el cronista que en lugar de hacer gasto en fuegos artificiales, se entregó una<br />

buena limosna a cada uno de los pobres, que en gran número acudieron al previo aviso que se<br />

les había comunicado. Hizo el reparto el mismo P. Rector, acompañado del religioso Párroco<br />

y del señor maestro 88 .<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Prosigue el asunto de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián.<br />

–Noticiario de los conventos de Manila y Cebú, hacienda de Imus<br />

y colegios de Monteagudo y San Milán<br />

I.- Prosigue el asunto de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián<br />

Aprobada la construcción de una iglesia de hierro en el convento de San Sebastián, como<br />

ya se dijo en el trienio anterior, el Definitorio, en sesión del 30 de abril de 1885, es decir, unos<br />

días después de finalizar el Capítulo Provincial, daba su autorización para que, cuando llegase<br />

el caso, se pudieran tomar de los fondos de la Provincia los que se necesitaran para la referida<br />

construcción 89 .<br />

88 ACSM, Documentos, f. 33. A fines de noviembre de 1886 la consulta de la casa aprobó la cesión que hacía el<br />

P. Enrique Pérez de sus libros con el fin de que su valor se empleara en la adquisición de las imágenes de<br />

Santa Mónica y San Nicolás de Tolentino (AM, 54, Oficios, f. 280).<br />

89 AM, 35, Definitorios, f. 221.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 583<br />

Una vez aceptados definitivamente por el Provincial y su Definitorio los planos presentados<br />

por el ingeniero don Jenaro Palacios, quien, como ya se dijo, partió para la Península, se<br />

le confió a éste «la misión de formalizar el proyecto y encargar la elaboración del material a<br />

las grandes fábricas de Europa, que a esta clase de trabajos —de hierro— se dedican, con especial<br />

recomendación de preferir en todo caso las fábricas nacionales a las extranjeras, aun<br />

cuando esta preferencia hubiese de traducirse en una quizá respetable diferencia de precios».<br />

«Con arreglo al proyecto, formulóse el pedido correspondiente y con él acudió el señor<br />

Palacios a las principales fábricas de material de hierro de la Península, tanto en Vizcaya como<br />

en Cataluña. Pero las proporciones del edificio y las dimensiones extraordinarias de las<br />

piezas de fundición que se requerían, hicieron imposible la realización del deseo de los Padres<br />

recoletos y en vista de las respuestas de los fabricantes españoles, viéronse en la precisión de<br />

tener que recurrir a fábricas del extranjero —inglesas, francesas y belgas—, concertando, por<br />

fin, la fundición de las piezas y planchas de hierro, que habían de formar el edificio, con la<br />

fábrica denominada Societé Anonyme d'Entreprises de Travaux Publics, establecida en Bruselas»<br />

90 .<br />

Fue firmado el contrato en Madrid el 9 de enero de 1886 por el Comisario y Procurador<br />

General de la Provincia en dicha ciudad, en representación del P. Provincial, y Mr. E. Becquet,<br />

por la citada Sociedad Anónima de Bruselas.<br />

El señor Palacios se desplazaba con frecuencia a Bélgica con objeto de dirigir e inspeccionar<br />

los trabajos de fundición que, por distintas causas, no dieron principio hasta 1887. Le<br />

acompañó el hermano recoleto Fr. Gregorio Navas, herrero de oficio.<br />

Mientras tanto, en Manila, el P. Prior de San Sebastián solicitaba la necesaria licencia para<br />

proceder a la reedificación de la iglesia. Y el 28 de junio de 1886 el Gobernador General y<br />

Vice Real Patrono de Filipinas, visto el informe favorable de la Junta consultiva de Obras<br />

Públicas una vez que hubo examinado el proyecto, dio su autorización para llevar a cabo las<br />

obras 91 .<br />

«Estaban encontradas las opiniones sobre el sitio en que debía emplazarse la nueva iglesia.<br />

N. P. Santos, Provincial a la sazón, y otros opinaban que debía levantarse en la huerta del<br />

chino, entre el convento y el Beaterio, dirigiendo el eje longitudinal de S. E. a N. E., conforme<br />

al plano y memoria presentados por el maestro de obras, D. Rafael Janín, en 14 de febrero<br />

de 1887; mientras que otros, siguiendo al Sr. Palacios, opinaban por el sitio que hoy ocupa.<br />

En el Definitorio privado habido en 25 de marzo del expresado año de 1887, se mandó definitivamente<br />

al entonces Vicario Prior de este convento, P. Gregorio Sesma, se atuviese para el<br />

caso a una carta del Sr. Palacios de 6 de<br />

90 AM, carp. 75, leg. 2, 13, escrito del abogado don José Juan de Icaza, 16-6-1890. Más detalles de todo este<br />

asunto en R. GARCÍA, Iglesia de San Sebastián de Manila, BSN, a. 1970, 265 ss. Asimismo cfr. BSN, a.<br />

1952, 263, del lib. de Cosas notables del convento.<br />

91 AM, carp. 75, leg. 2, 13.


584 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

marzo de 1886 en la que proponía con sólidas razones el local de la antigua iglesia para el<br />

emplazamiento de la nueva...<br />

»En mayo de 1887 comenzaron los trabajos de demolición de lo que quedaba de la antigua<br />

iglesia, y éste es el verdadero principio de la nueva. Esta operación fue contratada por el<br />

entonces Vicario Prior, Fr. Gregorio Sesma, y el Capitán pasado de Quiapo, maestro de obras,<br />

D. Amadeo Salvador, en mil cuatrocientos pesos.<br />

»Concluida de demoler la antigua iglesia, comenzaron los cimientos de la nueva bajo la<br />

dirección del Sr. D. Magín Perst, ingeniero de grandes conocimientos y puesto de antemano<br />

por el Sr. Palacios» 92 .<br />

Por real orden del 11 de julio de 1887 se autorizó la venta de varios solares, propiedad del<br />

convento de San Sebastián, con objeto de atender con su producto a las obras de construcción<br />

de la iglesia 93 .<br />

Terminaremos el presente apartado relacionado con el convento de San Sebastián con la<br />

nota siguiente: En el presente trienio se colocó, con autorización del Definitorio, una cocina<br />

económica, pues la antigua, de mampostería, resultaba muy costosa por la leña que consumía<br />

y además el humo ennegrecía los claustros del convento 94 .<br />

1. Convento de Manila<br />

II.- Noticia de los conventos de Manila y Cebú, hacienda de Imus<br />

y colegios de Monteagudo y San Millán<br />

La carta capitular del convento de Manila correspondiente al presente trienio, 1885-1888,<br />

es del tenor siguiente:<br />

«Durante este trienio se han revocado todas las paredes del convento por fuera y por dentro<br />

desde sus cimientos y pintado todo con sus puertas, ventanas y conchas. Los clavos del<br />

tejado de hierro se cubrieron todos para evitar las goteras, y renovado el tejado de la celda<br />

prioral. Se han colocado ventiladores, siete pararrayos para resguardar al convento de chispas<br />

eléctricas, según prescripción y dirección facultativas. Se introdujeron las aguas de Carriedo y<br />

colocado siete bocas de incendio en los sitios más adecuados, para poder acudir con prontitud<br />

en caso de algún incendio dentro del convento e iglesia. Se han construido baños para la comunidad<br />

y enfermos que tan necesarios eran para la higiene, y colocados grifos con pedestales<br />

de mármol en la enfermería, claustro, noviciado, cocina y algibe.<br />

»En la iglesia se ha hecho nuevo un pabellón para el altar mayor, que sirve para las fiestas<br />

solemnes, por hallarse en bastante mal estado los antiguos damascos. Se han comprado<br />

nueve arañas nuevas y retirado las viejas por inservibles. En la sacristía se ha gastado lo necesario<br />

para el culto divino y, a fin de conservar en los ornamentos,<br />

92 BSN, a. 1952, 265.<br />

93 AM, 59, Oficios, f. 102.<br />

94 AM, 35, Definitorios, f. 229; carp. 65, leg. 2, 2.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 585<br />

vasos sagrados y demás enseres la decencia y esmero que su alto destino exigen, se han trasladado<br />

a nuevas telas cinco ternos bordados en oro, se han renovado un terno blanco y otro<br />

negro, diez casullas blancas, seis negras, seis moradas, seis encarnadas y seis verdes, treinta y<br />

seis albas con sus puntillas, treinta y tres amitos, sesenta y nueve purificadores, lavabos y roquetes<br />

y dieciocho cíngulos. Se han dorado ocho cálices y tres copones. Se han refundido dos<br />

campanas grandes en el campanario. En la enfermería se ha provisto con vigilante solicitud a<br />

las necesidades de los enfermos, tanto en la asistencia facultativa como en medicina y demás<br />

auxilios.<br />

»En la casa-hacienda de Muntinglupa se han hecho algunas obras de poca consideración<br />

y se han compuesto las presas que se hallaban en mal estado, para que se pueda continuar<br />

cobrando el canon antiguo y aumentarlo con el regadío de algunas sementeras a donde ya no<br />

podía llegar el agua. Por último, se ha cuidado de conservar las casas del convento con la<br />

conveniente decencia, a fin de tenerlas constantemente alquiladas y hacerlas productivas, sin<br />

hacer gastos de gran consideración excepto la casa número 2 de la calle de San José, en la que<br />

hubo necesidad de cambiar bastante maderamen del tejado y componerla toda» 95 .<br />

Para completar esta carta capitular añadimos lo siguiente:<br />

El Definitorio aprobó en sesión del 1 de julio de 1885 un presupuesto de obras para el<br />

convento de Manila por valor de tres mil seiscientos pesos; asimismo, el 29 del mes siguiente<br />

dio autorización al P. Prior para gastar lo necesario en las reparaciones del convento; también<br />

prestó su conformidad al proyecto de colocar en el coro el mosaico de la antigua celda prioral.<br />

Para la toma de agua de Carriedo y colocación de bocas de incendio, grifos y pilas, de<br />

que habla la carta capitular, aprobó el Definitorio el 11 de septiembre de 1886 un presupuesto<br />

de mil quinientos pesos, y el 3 de noviembre, otro de dos mil seiscientos cincuenta para el<br />

pabellón o dosel de damascos, ya señalado en la indicada carta capitular también, más cinco<br />

arañas; las otras cuatro, que un señor había cedido para los días de la consagración del P.<br />

Arrué y el novenario de San José, habían sido adquiridas por el convento por cuatrocientos<br />

pesos. En la misma fecha del 3 de noviembre el Definitorio había dado su visto bueno a la<br />

cesión, por parte de la Provincia, de diez mil pesos para el aumento de la Obra Pía de San<br />

José, pues los seiscientos treinta que anualmente producían sus fondos, no eran suficientes<br />

para cubrir las atenciones del culto, cuyos gastos solían ascender a mil pesos. La Provincia<br />

podía retirar esa cantidad si lo creía conveniente 96 .<br />

95 AM, carp. 65, leg. 2, 2.<br />

96 AM, 35, Definitorios, ff. 221v, 222, 237, 238v, 239; Consultas del convento, f. 236; en el f. 234v se lee que<br />

los Padres de consulta aprobaron el 13 de junio de 1885 componer el techo de las «vistas», las conchas de<br />

las ventanas, mesas, sillas y la mesa de billar.


586 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

2. Convento de Cebú<br />

El P. Prior del convento de Cebú acudió al Definitorio con un escrito en el que exponía<br />

los tres asuntos siguientes: Primero, que frente a la celda prioral existe un solar, propiedad del<br />

convento de los agustinos del Santo Niño que sería de altísima conveniencia se adquiriese con<br />

el fin de evitar que se levantaran edificaciones en él. Segundo, que nuestro convento posee<br />

otro solar, el cual debía cercarse para dejar al convento independiente de la población; además,<br />

con el producto de su arrendamiento, una vez cercado, podría resarcirse el convento de<br />

los gastos de compra del otro solar. Y tercero, que el convento tenía en la bodega dos campanas<br />

sobrantes y el párroco de Inabangan deseaba comprarlas.<br />

Tratado lo expuesto por el P. Prior de Cebú en sesión habida el 6 de mayo de 1887, el<br />

Definitorio dio su completa aprobación a cuanto se pedía por dicho P. Prior 97 .<br />

En la carta capitular del convento de Cebú del presente trienio se detalla que, con limosnas<br />

de algunos devotos, se consiguió un carro de metal plateado, una imagen de San José, con<br />

rostro y manos de marfil y vestido bordado en oro, para sacarla en la procesión; asimismo,<br />

que se compraron cuatro blandones grandes para los hacheros de metal plateado, otros cuatro<br />

candelabros ramilletes del mismo metal y siete estandartes con los siete misterios de San José,<br />

y, finalmente, que la Procuración había enviado tres albas con otros tantos cíngulos, cuatro<br />

casullas de damasco blanco y un terno encarnado de tisú 98 .<br />

3. Hacienda de Imus<br />

El Definitorio, en sesión del 21 de mayo de 1886, aprobó el presupuesto de cuatro mil<br />

quinientos sesenta pesos para la construcción de varias acequias y una pequeña presa como<br />

complemento de la presa grande, llamada del Molino, que se estaba terminando en la hacienda<br />

de Imus. Con fecha 24 de enero del año siguiente se autorizaba al hacendero P. Pedro Muro<br />

para comprar muebles, modestos y decentes, y una cocina económica para la casahacienda.<br />

Por último, como se llegó a destruir la citada presa del Molino y con ello habían<br />

quedado reducidos los rendimientos de la hacienda a una décima parte, el Definitorio, con<br />

fecha 17 de noviembre del mismo año 1887, tomaba el acuerdo de que se estudiase el asunto<br />

por un ingeniero y se procediera a su reconstrucción 99 .<br />

El Provincial, P. Santos Paredes, dio el 4 de julio de 1887 al P. Presidente<br />

97 AM, 35, Definitorios, f. 246.<br />

98 AM, carp. 65, leg. 2, 2.<br />

99 AM, 35, Definitorios, ff. 228, 253, 262.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 587<br />

de Imus y administrador de la hacienda las instrucciones que ya van incluidas en otro lugar<br />

del presente capítulo 100 .<br />

4. Colegio de Monteagudo<br />

En el mes de junio de 1885 comenzó a practicarse, por vez primera, en este colegio de<br />

Monteagudo el ejercicio en honor del Corazón de Jesús, cuya imagen, adquirida algún tiempo<br />

antes, fue colocada en un dosel encarnado en la nave central al lado del Evangelio. El señor<br />

Obispo de Tarazona concedió indulgencias a cuantos rezasen alguna oración ante dicha imagen,<br />

como también a los asistentes al citado ejercicio del mes de jumo 101 .<br />

Escrito de puño y letra del P. Ezequiel Moreno, a la sazón Rector del colegio, hay en el<br />

libro de Cosas notables del mismo una reseña de la bajada a la iglesia parroquial de la Virgen<br />

del Camino el 9 de agosto de 1885. Dice así:<br />

«En agosto de 1885 el pueblo de Monteagudo pidió al Excmo. Sr. Obispo le diese licencia<br />

para bajar al pueblo la imagen de Ntra. Sra. del Camino a fin de suplicarle les amparase y<br />

protegiese en aquellos días en que el cólera hacía estragos por toda España. Obtenida la licencia,<br />

en procesión de rogativa se llevó al pueblo la imagen de Nuestra Señora con gran acompañamiento<br />

de fieles. Estuvo en la iglesia del pueblo más del novenario que se acostumbra a<br />

tener en otras ocasiones, y allí se celebró la fiesta de la Asunción que con asistencia del Ilustre<br />

Ayuntamiento se celebra todos los años en el colegio; pero, habiendo sido atacados algunos<br />

religiosos de la enfermedad colérica, hubo de traerse la imagen a su casa porque lo deseaban<br />

los religiosos. El pueblo de Monteagudo sentía desprenderse en aquellos días de tristeza de<br />

Aquella en quien encontraba consuelo y ante quien desahogaba sus pechos oprimidos por el<br />

temor y la pena, mas comprendió cuán justo era el deseo de los religiosos de tener a su lado<br />

en los momentos aciagos a la que tienen en todo tiempo, y aunque con lágrimas en los ojos,<br />

acompañó a Nuestra Señora hasta la iglesia de este colegio. Al dejar el pueblo la imagen de<br />

Nuestra Señora, echó sin duda sobre él su bendición porque ya no hubo más atacados en<br />

él» 102 .<br />

El año 1886, a solicitud del Ayuntamiento de la cercana ciudad de<br />

Cascante, el Rector del Colegio, P. Ezequiel, se hizo cargo de los sermones de Cuaresma<br />

juntamente con los PP. Nicolás Casas y Fernando Mayandía. «El sermón de despedida —<br />

cuenta el Vicerrector P. Antonio Muro— que tenía lugar el lunes de Pascua, estuvo a cargo<br />

del Padre Rector, quien quiso dejar un grato recuerdo a la ciudad de Cascante.<br />

100 Cfr. p. 561.<br />

101 ACM, carp. 14, 22.<br />

102 ACM, Cosas notables, f. 181v; 3. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 377; T. MINGUELLA, Biografía<br />

del Padre Ezequiel Moreno, 51, 52.


588 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Para ello dio orden al Padre Vicerrector que aquella tarde, acompañado de los otros Padres y<br />

coristas, fuese de paseo hasta el Santuario de Nuestra Señora del Romero, sito en las alturas<br />

de una colina próxima a Cascante, para cantar allí una Salve, como conclusión y despedida de<br />

la Cuaresma, y él lo anunció desde el púlpito en el sermón de la mañana. Una comisión del<br />

Ayuntamiento con la música salió a la carretera a esperar la llegada de la comunidad, a la que<br />

acompañó hasta el mencionado Santuario donde aguardaba una inmensa multitud del pueblo.<br />

Se cantó por la comunidad la Salve ordinaria, como se acostumbra a cantar los sábados en<br />

nuestros conventos, y, terminada y obsequiados por el Ayuntamiento con un refresco, se volvieron<br />

los religiosos al colegio, dejando en Cascante tan gratos recuerdos que al año siguiente<br />

el mismo Ayuntamiento solicitó del P. Ezequiel se encargasen de nuevo nuestros Padres de la<br />

Cuaresma, pero hubo de excusarse con la escasez de personal».<br />

El mismo P. Muro refiere que, con motivo de la celebración en 1887 del XV Centenario<br />

de la Conversión de San Agustín, el P. Ezequiel «aprovechó este fausto motivo para llevar a<br />

cabo, en obsequio de su querido santuario de Monteagudo y de su adorada imagen de la Virgen<br />

del Camino, lo que desde tiempo atrás anhelaba. Se hizo una obra notable en el camarín<br />

de la divina Princesa, dándole luz cenital, se le puso pavimento de mármol, se doró el altar<br />

mayor, se colocaron barandillas de hierro en el presbiterio y se ejecutaron en la iglesia y convento<br />

otras reparaciones» 103 .<br />

El año anterior, 1886, se había construido de nuevo la tapia de la huerta, y de las reparaciones<br />

hechas en 1887 tenemos noticia de haberse pintado y blanqueado todo el colegio y<br />

arreglado su escalera 104 .<br />

5. San Millán<br />

Según refiere el P. Enrique Pérez, el Rector del colegio de San Millán de la Cogolla, P.<br />

Florentino Sáinz, al finalizar en el mes de marzo de 1886 el ejercicio de los Siete Domingos<br />

de San José, comunicó a los jóvenes coristas su pensamiento de celebrar un certamen para<br />

obsequiar al Santo. «¡Coincidencia admirable! —exclama el citado P. Enrique—. A la sazón<br />

se disponían los coristas a presentarse al Superior en súplica de que les permitiese celebrar<br />

una velada literaria en honor del Santo Protector de nuestra Orden».<br />

Efectivamente; se redactó el programa de un certamen religioso-literario con los cuatro<br />

temas siguientes: 1. Motivos que tendrían nuestros Padres para elegir Protector de la Recolección<br />

Agustiniana al Patriarca San José. 2. Un cuento fundado en algún suceso de nuestras<br />

Crónicas, en que se manifiesta la protección de San José. 3. Una<br />

103 T. MINGUELLA, Biografía del Padre Ezequiel Moreno, 53-55.<br />

104 ACM, Actas, f. 193; Gasto y Recibo 1824-1890, f. 313.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 589<br />

composición poética a San José. 4. Colendus est Sanctus Joseph propter eiusdem efficax patrocinium<br />

pro bona obtinenda morte. En el programa se indicaban también los premios respectivos<br />

y algún accesit con las advertencias pertinentes al caso, una de ellas, la fecha del 31<br />

de mayo para la conclusión de los trabajos.<br />

El día 20 de junio tuvo lugar otra velada para la distribución de premios en el salón de actos,<br />

profusamente adornado e iluminado, con asistencia no sólo de la comunidad, sino también<br />

de los curas del valle, don Cándido Ureta, Magistral jubilado de Manila, Ayuntamiento<br />

de San Millán y otras personas del pueblo y de todo el valle.<br />

Abrió la velada el P. Rector con un breve pero oportunísimo discurso en el que explicó<br />

los motivos del certamen. Después se cantó un himno al Santo, cuya letra había compuesto<br />

expresamente para dicho acto el P. Santiago Matute. Y, a continuación, se procedió a la apertura<br />

de los sobres que contenían los nombres de los autores premiados. Fueron Fr. Benigno<br />

Mangado de la Concepción, Fr. Vicente Soler de San Luis Gonzaga, Fr. Vicente Jiménez del<br />

Rosario, Fr. Maximino García de San José, Fr. Vicente Pascual de San José, Fr. Joaquín Igúzquiza<br />

del Rosario, Fr. Francisco Sádaba del Carmen y Fr. Antonio Lahuerta del Pilar.<br />

Hecha la distribución de premios, diose lectura a varios de los trabajos premiados. Para<br />

dar gracias a los concurrentes, uno de los coristas leyó una poesía compuesta por el P. Enrique<br />

Pérez. Y, por último, el P. Rector, con frases breves y atentas, significó su reconocimiento a<br />

las personas que habían acudido. La capilla del colegio amenizó la velada con algunas piezas<br />

y cánticos 105 .<br />

Celebróse otra velada literaria el 28 de agosto del mismo año 1886 en honor de San<br />

Agustín. Fue una gran fiesta la de aquel día, tanto religiosa como literaria, bajo la presidencia<br />

del P. Gabino Sánchez, Comisario Apostólico, que se había desplazado desde Madrid en<br />

compañía del Comisario de la Provincia, P. Toribio Minguella. En la misa solemne predicó el<br />

Rector P. Florentino Sáinz. Dio comienzo la velada con el himno a San Agustín del maestro<br />

Valderrama, organista de San Marcos de Madrid. Era la primera vez que se interpretaba y fue<br />

acompañado por el mismo autor en el armonium o mediófono, que anteriormente había enviado<br />

desde la capital de España el citado P. Minguella. El P. Enrique Pérez hizo la presentación<br />

de la velada en la que intervinieron con sendos discursos seis coristas 106 .<br />

Creemos oportuno cerrar este noticiario sobre estos acontecimientos del colegio de San<br />

Millán con los párrafos que sirven como introducción a la crónica de las fiestas habidas con<br />

motivo del XV Centenario de la Conversión de San Agustín, publicada en el Boletín de la<br />

Diócesis de Calahorra, ya reseñadas anteriormente.<br />

«Nueve años —dice— van a cumplirse bien pronto desde que esta religiosa comunidad<br />

vino a ocupar el grandioso monasterio de San<br />

105 ACSM, Documentos, f. 21; BSN, a. 1969, 128.<br />

106 ACSM, Documentos, f. 28.


590 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Millán, llamado con razón El Escorial de la Rioja, y todavía recordamos con gozo la solemnísima<br />

y conmovedora función religiosa que tuvo lugar en la instalación de la comunidad en<br />

este grandioso edificio, honrado y santificado con las virtudes de los hijos del Santo de Nursia<br />

y del Pobre de Asís. Desde entonces los hijos del Doctor Africano han sido un poderoso y<br />

activo elemento de moralidad y de cultura, no sólo en la villa en donde el colegio se halla<br />

radicado, sino en toda la Rioja. De esto dan testimonio los trabajos apostólicos que han llevado<br />

a cabo, la constante predicación, la asiduidad en el confesonario, las abundantes y diarias<br />

limosnas que reparten a centenares de pobres, el haber abierto y sostenido una escuela nocturna<br />

de adultos y una dominical para mujeres, el haber hecho una hermosa carretera que atraviesa<br />

toda la villa y otros cien beneficios morales y materiales que han hecho y siguen<br />

haciendo a la villa y al valle de San Millán.<br />

«Y pudiera añadir que la comunidad de San Millán ha sido una de las más eficaces auxiliares<br />

en promover, extender y propagar el culto de Ntra. Sra. de Valvanera y que algunos de<br />

sus miembros han trabajado con ardor y coadyuvado con eficacia a la traslación de la venerable<br />

imagen a su primitivo santuario. Pero bien conocidos son los hechos y apenas habrá un<br />

solo devoto de Ntra. Sra. de Valvanera que ignore que de esa fervorosa comunidad salió el<br />

primer grito para reanudar las antiguas peregrinaciones; que en todas las romerías generales y<br />

en muchas particulares, han tomado parte activa los Padres agustinos de San Millán; que ellos<br />

han celebrado las glorias de María de Valvanera en muchísimos pueblos de Rioja, mereciendo<br />

el título de Apóstoles de Valvanera, y todavía no se ha cumplido un año desde que la comunidad<br />

entera se dirigió a pie, satisfecha y animosa, a visitar el renombrado santuario, en donde<br />

tanto realce dieron a las ya solemnes funciones que se hicieron para solemnizar la traslación<br />

de la santa imagen» 107 .<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Notas sobre algunos religiosos fallecidos en el presente trienio: Padres Hilarión Narro<br />

y Dionisio Ballesteros, Hermano Pablo Gracia, Padres Timoteo Gonzalo,<br />

Mariano Cuartero, Obispo, y Cipriano Navarro, Corista Camilo<br />

Rubio y Obispo Don Cosme Marrodán<br />

I.- Padre Fray Hilarión Narro de los Dolores<br />

Como ya vimos en este mismo capítulo, fue este religioso uno de los dos que fallecieron<br />

a consecuencia de la fiebre producida por las quemaduras en el triste suceso acaecido en la<br />

fiesta de la inauguración de la archicofradía de San José en Manila. Según se anotó, su muerte<br />

tuvo lugar el 20 de septiembre de 1885.<br />

107 ACSM, Documentos, f. 33; cfr. BSN, a. 1935, 333.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 591<br />

Había nacido el 21 de octubre de 1840 en Calatayud, provincia de Zaragoza e hizo su<br />

profesión religiosa en Monteagudo el 23 de mayo de 1860.<br />

En julio de 1863 llega a Manila y en marzo del año siguiente es ordenado de sacerdote.<br />

Mora durante algún tiempo en el convento de San Sebastián y en febrero de 1866 es destinado<br />

de Compañero a Minuluan —luego Talisay—. Después tiene a su cargo las parroquias de<br />

Pilar, Poro, nuevamente Pilar y en octubre de 1872 es asignado Compañero del Párroco de<br />

San Enrique hasta que en febrero del año siguiente se piden títulos a su favor de Párroco de<br />

Pontevedra, de nueva creación, y en agosto del mismo año, de Saravia.<br />

Se encontraba en esta última parroquia, cuando se trasladó a Manila con el objeto de asistir<br />

a la consagración episcopal de su paisano el P. Leandro Arrué, a quien apreciaba mucho y<br />

de quien, a su vez, era muy estimado.<br />

«Este religioso —se lee en su «necrología»— era de un carácter sumamente afable y<br />

bondadoso, pacato y muy asequible a todos. Así se explica que, cuando tuvieron noticia de su<br />

muerte sus feligreses, esto es, los vecinos de Saravia, fue indescriptible el sentimiento que<br />

manifestaron al considerar que habían perdido a su caritativo y bondadoso P. Hilarión; las<br />

demostraciones tiernas de cariño que mostraron muchos días, evidencian claramente que le<br />

amaban entrañablemente. Todo el pueblo se vistió de luto, el pesar fue general, y, como aseguran<br />

testigos oculares, el duelo de los saravianos fue altamente conmovedor. El día en que se<br />

le hicieron honras fúnebres en la parroquia de Saravia, era grandemente doloroso ver a todo el<br />

pueblo en masa acudir al templo para orar por su queridísimo cura ya difunto. Sin distinción<br />

de clases, lo mismo los españoles que los indígenas, todos dieron pruebas inequívocas del<br />

cariño que profesaban a nuestro religioso».<br />

Y, después de referir todo lo referente a las circunstancias de su muerte, continúa así su<br />

«necrología»:<br />

«Entre otras cosas llamó grandemente la atención de los que asistieron y visitaron a nuestro<br />

religioso durante los doce días que estuvo padeciendo atrozmente, la paciencia edificante<br />

con que soportó todos los dolores, la serenidad de ánimo e igualdad de carácter en todas las<br />

circunstancias y la resignación admirable con que se prestaba a todo y sobrellevaba la serie de<br />

dolores que la enfermedad le causaba. Siempre inalterable; ora cuando le curaban, ora cuando<br />

le renovaban las medicinas que indudablemente le hacían sufrir muchísimo; sin embargo, ni<br />

una queja, ni un lamento, nada absolutamente que demostrase su impaciencia o poca resignación.<br />

Recibió los sacramentos con una tranquilidad envidiable» 108 .<br />

108 AM, 61, Difuntos, f. 198; F. SÁDABA, Catálogo, 517.


592 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

2. Padre Fray Dionisio Ballesteros del Rosario<br />

En la «necrología» de este religioso leemos:<br />

«Fue destinado —en 1859— a hacerse cargo del ministerio de Tubigon, Bohol. Posesionado<br />

de dicho curato, trabajó con fruto en aquellas almas y a la vez realizó obras en el pueblo,<br />

como son la iglesia y convento.<br />

»Religioso humilde y modesto, ajeno a la ambición y nada propenso a pretensiones, continuaba<br />

el P. Dionisio en Tubigon, cuando inesperadamente —en 1870— se encontró con el<br />

título de Rector de Monteagudo, cargo pesado, pero que este religioso aceptó como buen hijo<br />

de obediencia. Sin demora se embarcó para España con el fin de desempeñar el cargo que se<br />

le confiara, y, persuadido de que todo cargo es verdadera carga, procuró desempeñar su cometido<br />

con gran presteza y confianza. Según testigos oculares, era muy recogido y rara vez salía<br />

del colegio, y éstas, impulsado por algún asunto de su cargo; era asiduo al coro y demás actos<br />

de comunidad; reunía todas las semanas a los jóvenes y, como buen padre, dábales consejos<br />

sanos y muy congruentes para adelantar en la virtud y en las letras. Se esmeraba por ser afable<br />

con todos, y, a pesar de su carácter aparentemente rudo, tenía un corazón bellísimo. Durante<br />

su Rectorado se disfrutó en el colegio de indecible tranquilidad, no menos que de aquella expansión<br />

que las reglas y leyes permiten.<br />

»Concluido el trienio de su cargo, volvió a Filipinas y, una vez en Manila, lo destinó la<br />

obediencia al mismo ministerio de Tubigon, donde con creciente celo trabajó en provecho de<br />

las almas. En el Capítulo de 1876 fue nombrado Definidor de Provincia, cargo que desempeñó<br />

a satisfacción de todos. Como era religioso de gran humildad, no abrigó aspiraciones, y, a<br />

contar de esa fecha, todo su afán se encaminaba a la salvación de las almas. Contra su voluntad<br />

fue nombrado Vicario Provincial del distrito norte de Bohol y era exacto y minucioso en<br />

tener al corriente a los Prelados de todo lo que ocurría en la Vicaría. Todos le respetaban y<br />

amaban; todos lo querían y estimaban. Atendía a todos con afabilidad y paciencia.<br />

»La salud que disfrutaba hacía prometer bastantes años de vida, empero, como la existencia<br />

es cosa precaria, hallándose bueno y robusto y en apariencia fuerte, dispuso el Señor llamarlo<br />

a sí. Era el mes de diciembre de 1885 y hacía dos o tres días que se sentía indispuesto.<br />

En aquel entonces el trabajo del ministerio era grande a causa del Jubileo y este religioso se<br />

dedicaba con ardor a la predicación y confesonario. El día 4 del mes citado, después de haber<br />

invertido la mayor parte del día en oír confesiones, por la noche se sintió algo enfermo, mas,<br />

como no se creyó que fuese cosa grave, dijo a sus compañeros PP. Julián García y Vítores<br />

Díez que se retiraba a ver si se le pasaba la indisposición. Llegada la hora de cenar, no salió<br />

de su cuarto y fue un muchacho a llamarlo. Lo hizo y no contestaba; dio aviso al Padre Julián,<br />

fue éste y lo encontró cadáver. Dios lo tenía ordenado y así se cumplió. Se debe advertir que<br />

se había confesado


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 593<br />

hacía tres días y precisamente se hallaba haciendo ejercicios espirituales, según ordenan nuestras<br />

Leyes» 109 .<br />

Por su parte el P. Licinio Ruiz escribe sobre nuestro religioso:<br />

«Celoso, activo e inteligente, en los años de su administración llegó el pueblo de Tubigon<br />

a una altura de prosperidad muy notable. Así como era incansable en el trabajo espiritual,<br />

celoso del cumplimiento de su deber, uno de los mejores entre los muchos con que se honra la<br />

Recolección, ponía asimismo tanto empeño en el bien material de sus administrados, que excitaba,<br />

aconsejaba y aun obligaba a hacer plantaciones. Recibiendo un pueblo pobre y pequeño,<br />

en su tiempo llegó a tener catorce mil almas, cosechando solamente en azúcar noventa mil<br />

pesos, sin contar otros artículos. Arregló bastante la iglesia y convento, y se hizo en su tiempo<br />

una casa tribunal de mampostería» 110 .<br />

El P. Ballesteros nació en Brea, Zaragoza, el 9 de octubre de 1833 y emitió los votos religiosos<br />

el 24 de septiembre de 1850.<br />

Su llegada a Manila fue el 6 de agosto de 1855 y, ordenado de diácono en mayo del año<br />

siguiente, en septiembre se le daban las dimisorias para el sacerdocio que recibió en Cebú. En<br />

Maribojoc, pueblo boholano, aprende el visaya y, como se ha dicho en las notas anteriores, en<br />

1859 se hace cargo de la parroquia de Tubigon. A los oficios que también se han indicado,<br />

hemos de añadir el de Prior vocal de Romblón, nombrado en el Capítulo Provincial de<br />

1873 111 .<br />

3. Hermano Fray Pablo Gracia del Carmen<br />

Acerca de este religioso se nos habla así en su «necrología»:<br />

«Como hermano de obediencia lo destinaron los Prelados a cargos propios de su clase,<br />

unas veces de hortelano, otras de refitolero, etc. Era de carácter afable, laborioso, aplicado al<br />

cumplimiento de su deber y muy puntual en su oficio.<br />

»Como la Provincia necesitaba para su hacienda algunos religiosos, dispusieron los Prelados<br />

que este hermano pasase a Filipinas... Luego de llegar, fue destinado a la hacienda de<br />

Imus y después estuvo en la casa de Salitrán cuidando de aquella parte de la hacienda. Era<br />

celoso de los intereses de la Corporación, muy activo y diligente en recorrer las sementeras y<br />

visitar a los colonos para de ese modo atender a los bienes de la Corporación.<br />

»A consecuencia de una vida algún tanto fatigosa, como él vino enfermo de España, comenzó<br />

a resentirse su salud y hubo que ser trasladado a Manila para atender a su curación. Por<br />

el momento cedió algún tanto el padecimiento, empero volvió a renovarse y el Prelado se vio<br />

en la precisión de retirarlo de la hacienda, trasladándolo a San<br />

109 AM, 61, Difuntos, f. 203.<br />

110 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 719, 720.<br />

111 F. SÁDABA, Catálogo, 478.


594 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Sebastián, a ver si con la vida tranquila se conseguía reponerle de sus achaques.<br />

»Mejoró algún tanto y fue al convento de Cavite donde empeoró y tuvo que volver a San<br />

Sebastián. Aquí pasó unos cuantos meses con varias alternativas hasta que la enfermedad tomó<br />

proporciones alarmantes que concluyeron por llevarlo a la tumba. Falleció el día 23 de<br />

enero de 1887 y su muerte fue tranquila a la par que resignada. Estuvo perfectamente asistido<br />

y tuvo la indecible dicha de entregar su espíritu al Creador después de haberse preparado<br />

convenientemente» 112 .<br />

Había venido al mundo el 26 de enero de 1850 en la ciudad navarra de Tudela. Hizo los<br />

votos religiosos en Monteagudo el 17 de octubre de 1872 y arribó a Filipinas el 6 de diciembre<br />

de 1882 113 .<br />

4. Padre Fray Timoteo Gonzalo del Carmen<br />

En Panglao, pueblo de la isla de Bohol, cuya parroquia se le había encomendado en mayo<br />

de 1882, fallecía este religioso en la mañana del 16 de marzo de 1887 «después de haber recibido<br />

con mucha conformidad y resignación los santos sacramentos de confesión, viático y<br />

extremaunción con todas las indulgencias para el caso». El último día del mes anterior se le<br />

había autorizado para trasladarse, como conventual, a la casa de Cebú 114 .<br />

Era natural del pueblo burgalés de Valgañón, en el que había venido al mundo el 26 de<br />

enero de 1819.<br />

Admitido en el noviciado de Monteagudo, después de cursar ya algunos estudios propios<br />

de la carrera eclesiástica, «sufrió con valor y constancia —dice su «necrología»— las pruebas<br />

de los principiantes y era edificante su fervor mientras permaneció en el colegio, como lo<br />

afirman sus contemporáneos» 115 .<br />

Emitió los votos religiosos el 29 de agosto de 1843 y en noviembre de 1844 tenía lugar su<br />

llegada a Filipinas.<br />

Destinado en mayo del año siguiente al pueblo de Siquijor, en la isla del mismo nombre,<br />

como Compañero, en 1846 se le encomendaba la parroquia de Canoan —posteriormente Larena—,<br />

la cual administró por muchos años.<br />

Al año siguiente de su llegada, juntamente con sus feligreses, dio comienzo a la construcción<br />

de una nueva iglesia, de maderas de primer grupo con parte de tabique pampango y con<br />

techo de hojas de saksak, especie mejor que la nipa. Levantó un gran campanario de maderas<br />

fuertes, también de primer grupo, y paredes de tabique pampango, en el que se colocaron cuatro<br />

campanas bastante grandes y<br />

112 AM, 61, Difuntos, f. 207v.<br />

113 F. SÁDABA, Catálogo, 628.<br />

114 AM, 54, Oficios, f. 222.<br />

115 AM, 61, Difuntos, f. 208v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 595<br />

muy sonoras. Erigió un convento de materiales de madera, asimismo de primer grupo, y techo<br />

de saksak. Hizo un cementerio en la parte oeste de la población con paredes de mampostería<br />

de cal y canto y vestiduras de tablillas de piedra. Todas las maderas de molave e ipil utilizadas<br />

en los citados edificios fueron cortadas en los alrededores del mismo pueblo.<br />

Igualmente, en el barrio de Kang-Minia, algún tiempo después separado de Canoan con<br />

el nombre de María, levantó hacia 1859 una iglesia con veintidós harigues y tabique Pampango<br />

116 .<br />

En la Orden tuvo estos oficios: Prior vocal de Bislig, Vicario Provincial de Siquijor (dos<br />

trienios), Prior de Cavite, Definidor, Prior vocal de Baclayon y Sacristán de Manila 117 .<br />

Según se lee en su nota necrológica, nuestro religioso era de un carácter amable y tenía<br />

gran conocimiento de ciertas plantas medicinales del país, pues cuando era joven había adquirido<br />

algunas nociones de farmacia. Era además un visayista excelente como lo demostró en<br />

varias traducciones hechas por él.<br />

Escribe el P. Avellaneda que este Padre solía repetir a los religiosos a quienes enseñaba la<br />

pronunciación y giros del visaya: «Tengan entusiasmo y constancia y lo aprenderán fácilmente».<br />

Y, según noticias, él con qué facilidad infiltraba en el ánimo de sus discípulos el saber<br />

pronunciar rectamente el visaya. Por eso, según el citado P. Avellaneda, el P. Timoteo, perfecto<br />

conocedor del visaya-cebuano, consiguió enseñar faciliter et delectabiliter con ejemplos<br />

y prácticas, según lo declararon varios de sus feligreses 118 .<br />

5. Excelentísimo Padre Fray Mariano Cuartero del Pilar, Obispo<br />

A las once de la mañana del día 2 del mes de agosto del año 1887 entregaba su alma al<br />

Señor en Vigan el venerable Prelado de la diócesis de Nueva Segovia, P. Fr. Mariano Cuartero<br />

y Sierra. Su muerte era debida a unos ántrax enormes que fueron destruyendo su organismo,<br />

ya harto debilitado por anteriores enfermedades 119 .<br />

Elegido Provincial en 1870 y preconizado Obispo en 1874, ya se hicieron constar en ambas<br />

ocasiones algunas notas biográficas suyas como puede verse en los capítulos segundo y<br />

quinto del tomo presente de Crónicas.<br />

Ahora, con motivo de su fallecimiento, vamos a completar dichas notas con la siguiente<br />

referencia a su actuación episcopal.<br />

116 AM, carp. 63, Breves datos históricos de Larena; L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 760, 765.<br />

117 F. SÁDABA, Catálogo, 435; CR, 11, 873; tomo presente.<br />

118 M. AVELLANEDA, Algunos escritores bisayas y distinguidos Padres Lectores profesos en el colegio de Monteagudo<br />

(Navarra) en BSN, a. 1929, 303. Cfr. Apéndice duodécimo del tomo presente.<br />

119 AM, carp. 77, leg. 3, 12.


596 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«Posesionado del gobierno de su diócesis —leemos en su «necrología»—, comenzó a<br />

trabajar con celo y desplegar actividad tanto más admirable cuando no disfrutaba de buena<br />

salud, pues hacía bastante tiempo que le aquejaban varios padecimientos.<br />

»Al llegar aquí nuestra reseña, debemos confesar ingenuamente que no es fácil condensar<br />

lo que durante su Pontificado realizó el Ilmo. y Rvmo. Sr. Cuartero dando pruebas de su amabilidad,<br />

cariño, bondad, abnegación y muchísima caridad con sus diocesanos. A pesar de<br />

hallarse la mayor parte del tiempo muy delicado, sin embargo, siempre que podía procuraba<br />

salir a girar la Visita pastoral, gustándole promover los intereses religiosos, fomentar las devociones,<br />

inculcando la piedad y trabajando por el esplendor del culto. Era propagador entusiasta<br />

del culto josefino y, para fomentar esta devoción, tan sólida como provechosa, extendió<br />

muchísimo la asociación erigida bajo el título del egregio Patriarca San José, facilitando cédulas<br />

de agregación a la misma, libritos de propaganda y otros objetos piadosos.<br />

»Tampoco descuidó el venerable Pastor los demás intereses de su diócesis tan amada, toda<br />

vez que le gustaba en alto grado que los reverendos curas párrocos trabajasen en mejorar y<br />

embellecer las iglesias, reparar y levantar nuevos templos al culto del verdadero Dios, así como<br />

no descansaba para que se conservase todo lo concerniente al culto con el decoro conveniente,<br />

siendo el primero en dar ejemplo, pues durante su Pontificado realizó obras notables<br />

en la santa iglesia catedral, renovándola en gran parte, con lo cual se consiguió no solamente<br />

prolongar la duración de la primitiva fábrica, sino también mejorar grandemente la ornamentación.<br />

»El seminario conciliar fue objeto asimismo de notables mejoras, habiéndolo ampliado y<br />

arreglado en forma que ganó mucho en local y, por consiguiente, en condiciones para el fin a<br />

que se halla destinado. Respecto al objeto formal de esos establecimientos, que es la formación<br />

sólida de buenos ministros del Señor, por medio de la virtud y de la ciencia, nos consta<br />

que el venerable Prelado no omitía medios por ver de conseguir el altísimo fin, dictando medidas<br />

adecuadas y asaz congruentes.<br />

»Como coronamiento de esta reseña, diremos unas pocas palabras relativas al espíritu caritativo<br />

del difunto Obispo, omitiendo, para no ser difuso, otras virtudes que adornaron, como<br />

valiosas preseas, su hermosa alma. Las necesidades de los pobres conmovían profundamente<br />

su corazón paternal, así que no podía tolerar que se les negase limosna. Difícilmente alcanzaban<br />

sus rentas para satisfacer los deseos de su espíritu caritativo, y así, al morir, se encontró<br />

rodeado de pobreza como buen religioso y Prelado caritativo.<br />

»Que el Señor —son las últimas palabras de su «necrología»— tenga en su gloria el alma<br />

del bondadoso, sufrido, paciente, cariñoso, afable, celoso y caritativo Ilmo. Sr. Cuartero» 120 .<br />

120 AM, 61, Difuntos, f. 212v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 597<br />

En la revista La vida espiritual se publicó el año 1960 por Mariano Arce, C. SS. R., un<br />

artículo titulado «Un apóstol de la devoción al Padre Celestial, Excma. D.ª Teresa Cuartero,<br />

vda. de Iribarren, 1872-1941». Era ésta sobrina de nuestro Obispo, nacida en 1872, que a los<br />

diez años de edad embarcó para Filipinas, pues su padre había obtenido un magnífico destino<br />

en Manila. «La niña Teresa —dice el P. Arce— recibió la noticia con enorme alegría, sobre<br />

todo porque así podría ver y abrazar en Filipinas a un tío, hermano de su padre, que era Obispo<br />

y tenía fama de santo».<br />

A propósito de esto escribía ella misma en sus apuntes: «Voy a ver a un Obispo santo, y<br />

ese Obispo es tío mío». Y, a continuación, se expresa de este modo el P. Arce:<br />

«Mucho gozó la niña con el conocimiento y trato de su tío, el Obispo, religioso agustino<br />

recoleto, de gran piedad y austeridad, y muy amante de los pobres, a quienes socorría abundantemente,<br />

visitándoles personalmente, y proporcionándoles medicinas, que él mismo les<br />

recetaba, por haber estudiado medicina. Este santo Obispo modeló para Dios el corazoncito<br />

de su fervorosa sobrina, en las muchas visitas que la niña le hacía» 121 .<br />

Después de consignar que en 1880 le fue impuesta la Gran Cruz de Isabel la Católica 122 ,<br />

daremos fin a estas notas acerca de nuestro Prelado con la transcripción de su última y breve<br />

carta pastoral, firmada precisamente el 30 de julio, esto es, tres días antes de su fallecimiento.<br />

Son palabras de despedida para los sacerdotes y fieles de su amada diócesis. El bondadoso y<br />

humilde Padre y Pastor les habla así:<br />

«Encontrándome enfermo de bastante gravedad y sumamente débil de manera que<br />

Nos tememos sea la última enfermedad con que el Señor de las misericordias se digna<br />

visitarnos, creemos un deber de conciencia dirigiros nuestra última palabra.<br />

»Si por imprudencia o inconsideración hubiéramos ofendido a alguno de nuestros<br />

amados hijos en el Señor, que nos perdone, le pedimos perdón de lo más íntimo de<br />

nuestro corazón, y, si con nuestro proceder hubiéramos dado algún motivo de escándalo<br />

en palabras, acciones o escritos, humildemente les suplicamos no imiten el escándalo<br />

que hayamos podido dar, pues, aunque conocemos que como hombres hemos podido<br />

faltar, nunca hemos tenido la más remota intención de que alguno perdiese su alma.<br />

Nos, por nuestra parte, estamos sin resentimiento alguno contra nuestros amados hijos<br />

en el Señor; no obstante, si alguno Nos hubiese ofendido, de todo corazón le perdonamos.<br />

»Rogamos y suplicamos por la vida y muerte de Nuestro Señor Jesucristo a todos<br />

y a cada uno de aquellos a quienes<br />

121 AO, 6, 307, que lo toma de la revista citada, pp. 282, 283.<br />

122 BSN, a. 1930, 101.


598 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

va dirigida esta circular que procuren cumplir con sus deberes a fin de poder ser agradables<br />

al Señor, y procuren la salvación de cuantos el Señor ha puesto bajo mi cuidado.<br />

Rogamos también por las entrañas de Nuestro Señor Jesucristo a todos nuestros<br />

amados hijos los fieles para que cumplan con las obligaciones de cristianos a fin de<br />

que puedan recibir del Dios de las Misericordias el premio que a sus siervos tiene<br />

prometido» 123 .<br />

6. Padre Fray Cipriano Navarro del Rosario.<br />

En el convento de Cavite ocurría el 22 de septiembre de 1887 el fallecimiento de este religioso,<br />

Navarro de apellido y navarro por la región española de origen, en cuya capital, Pamplona,<br />

había venido al mundo el 26 de septiembre de 1833.<br />

Profesa en la Recolección el 30 de septiembre de 1849 y en enero de 1854 llega a Filipinas.<br />

Ordenado de presbítero en Cebú en septiembre de 1856, pasa a la isla de Negros y, en<br />

tiempos sucesivos, lo vemos ejerciendo su ministerio sacerdotal en Valladolid, Guijulngan,<br />

Minuluan —Talisay— y Escalante. Luego es trasladado al pueblo cebuano de Liloan, para<br />

regresar nuevamente a Negros y administrar en Sumag y Cádiz-Nuevo. El año 1874 es destinado<br />

a Taytay en Calamianes y después, en 1877, a Puerto Princesa, Paragua, donde permanece<br />

hasta 1881 inclusive.<br />

Conocedor de esta región, sobre la cual había escrito algunos artículos, se pensó en él para<br />

organizar las misiones de la misma, pero no tuvo efecto por haber recaído en la enfermedad<br />

contraída durante su permanencia en ella.<br />

Pasa en 1882 a residir al convento de Manila en el que permanece hasta finales de 1884<br />

en que se le autoriza a ir de Compañero a Cuyo, pero al año siguiente decidían los Superiores<br />

enviarlo a Cavite con el fin de ver si encontraba remedio o alivio a su enfermedad. La fue<br />

llevando con mucha resignación y paciencia. Se le notaba mayor fervor a medida que se acercaba<br />

su último momento. Al llegar éste le encontró muy preparado. Había sido nuestro religioso<br />

un hombre «de bastante ingenio, de temperamento vivo y de imaginación fecunda»,<br />

dice su «necrología» 124 .<br />

Al hablar del P. Cipriano Navarro, anota el P. De Santiago Vela:<br />

«Escribió varios trabajos etnográficos sobre las razas que se encuentran en Negros y Paragua,<br />

dos de ellos titulados Negritos y Tinitianos o Igorrotes de la Paragua, se publicaron en<br />

la Memoria sobre los pobladores aborígenes de Filipinas, razas existentes y sus variedades,<br />

religión, usos, costumbres, etc., que para la Exposición Filipina<br />

123 AM, 54, Oficios, f. 267v.<br />

124 AM, 61, Difuntos, f. 267v; F. SÁDABA, Catálogo, 471.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 599<br />

celebrada en Madrid el 1887 editó el P. José M. Ruiz, dominico. Manila, 1887» 125 .<br />

Asimismo, compuso un «Compendio de la Doctrina Cristiana y oraciones para recibir<br />

con fruto los Santos Sacramentos de la Penitencia y Eucaristía, con un breve ejercicio cotidiano<br />

y modo de ayudar a bien morir, traducido todo en lengua tagbanua, según se usa en el norte<br />

de la Paragua, para uso de los PP. Agustinos Recoletos Misioneros de dicha isla» 126 .<br />

«Si la obra es pequeña —se afirma en Escritores Paraguayos—, no es pequeño el honor<br />

del P. Cipriano Navarro, su autor, por ser el primero, que nosotros sepamos, que dio a la imprenta<br />

un libro escrito en tagbanua, libro único escrito con pulcritud y esmero. Quien conoce<br />

y habla perfectamente el tagbanua, nos ha asegurado la fidelidad y bondad de la traducción<br />

del libro a que nos referimos» 127 .<br />

7. Fray Camilo Rubio de la Virgen del Camino<br />

El 23 de noviembre de 1887 rendía su tributo a la muerte en el colegio de San Millán de<br />

la Cogolla este religioso, todavía corista, estudiante de segundo curso de teología. Contaba<br />

solamente veinte años, cuatro meses y cuatro días de edad.<br />

El Rector, P. Florentino Sáinz, escribió lo siguiente en el Libro de Defunciones de dicho<br />

colegio:<br />

«Su muerte fue la del joven, vivo retrato de su vida fervorosa. Mucho edificó a la comunidad<br />

ayudándose él mismo a bien morir. Todos derramábamos lágrimas de consuelo al oír el<br />

fervor con que él se exhortaba, y la confianza con que decía: «Al cielo, al cielo me voy; ea,<br />

cuerpo mío, déjame ya para irme al cielo»; últimas palabras que pudo pronunciar, y, besando<br />

el santo Cristo, expiró, tranquilamente, después de haber recibido con pleno conocimiento y<br />

con marcadísima devoción los santos sacramentos. La enfermedad que se nos llevó a tan santo<br />

hermano fue palpitaciones de corazón.<br />

»Era natural de Autol, provincia de Logroño, hijo legítimo de José y María Fernández.<br />

Nació el 19 de julio de <strong>1867</strong>. Vistió el santo hábito en nuestro colegio de Monteagudo, en<br />

donde le di la profesión de votos simples el 25 de septiembre de 1884, y la de votos solemnes<br />

la hizo el 26 de septiembre de este año 1887» 128 .<br />

8. Excelentísimo Doctor Don Cosme Marrodán y Rubio<br />

El 14 de febrero de 1888 entregaba su espíritu al Señor en la capital de su diócesis este<br />

ilustre Prelado de Tarazona. Muy amante y<br />

125 G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 6, 19.<br />

126 Así reza la portada de la segunda edición, como puede verse en G. DE SANTIAGO VELA y F. SÁDABA.<br />

127 J. M. y J., Escritores paraguanos, BSN, a. 1922, 228. Según el P. DE SANTIAGO VELA es «el único libro, al<br />

decir de Pardo Tavera, que se ha impreso en dicho idioma».<br />

128 ACSM, Libro de Defunciones 1.º, f. 8; F. SÁDABA, Catálogo, 840.


600 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

gran favorecedor de los agustinos recoletos, no le puede faltar un emocionado y agradecido<br />

recuerdo en estas páginas.<br />

Desde que fuera designado para regir la sede turiasonense, varias veces visitaba anualmente<br />

el colegio de Monteagudo. Allí buscaba siempre sus días de descanso y recreación; allí<br />

llegó a estar en las convalecencias de sus enfermedades, hasta cerca de dos meses, por los<br />

años 1877, 1878 y 1879.<br />

«Difícil será explicar —se lee en el libro de Cosas notables de la citada casa— el gran<br />

afecto y cariño que nos ha profesado, haciendo siempre por el colegio y la Corporación todo<br />

cuanto ha podido y ha estado en su mano. Cuando en 1862 estuvo en Roma habló muy bien<br />

de nosotros a Nuestro Santísimo Padre Pío IX y le dijo, entre otras cosas, que no era verdad<br />

que fuéramos desafectos a los Obispos, antes al contrario, pues, cuando él venía a este colegio,<br />

mandaba aquí con más franqueza que en lo demás de la diócesis; que nosotros no sabíamos<br />

dónde ponerle de contentos cuando él venía; que ésta era una comunidad edificante y<br />

causaba admiración a cualquiera ver la observancia rigurosa que aquí había aun siendo jóvenes.<br />

Pero sobre todo le dijo: «Lo que pasma es el mucho silencio y recogimiento que hay<br />

allí». Y concluyó diciendo a Su Santidad que le pedía la gracia de que mandase se nos devolviese<br />

el hospicio que tenemos en Roma, pues le constaba era nuestro y no de los que nos lo<br />

usurpaban. Pío IX le prometió hacerlo y lo cumplió 129 .<br />

»Ha dado Órdenes en la iglesia de casa varias veces a los del colegio; ha confirmado aquí<br />

varias veces, pues todo lo que fuese dar importancia al colegio y a los religiosos de él era el<br />

gozo de este santo varón. Cuando los temblores del año 1880 en Manila, dio ocho mil reales<br />

de limosna para ayuda de gastos en Filipinas, no obstante la verdadera estrechez en que vivía,<br />

pues su afán había sido siempre dar mucha limosna; generalmente cuando le entregaban la<br />

mezquina paga del Gobierno, ya la debía toda. Siempre que en su tiempo hubo algún señor<br />

Obispo en el colegio, bajaba a verle para manifestar cuánto nos quería. Por manera que ver en<br />

el colegio dos o tres Obispos reunidos no llamaba la atención. En su palacio ocupaban su derecha<br />

los religiosos de Monteagudo, y sus familiares siempre instaban para que subiéramos,<br />

pues se comprendía que mejoraba y animaba en su penosa y larga enfermedad al ir alguno de<br />

nuestros religiosos» 130 .<br />

Al tener los religiosos noticia de la agravación de su enfermedad y de la recepción del<br />

santo viático, por unánime parecer de todos fue a asistirle el P. <strong>Manuel</strong> Bellido, que ya solía<br />

pasar con el señor Obispo algunas temporadas en palacio, y allí permaneció hasta después de<br />

recibir sepultura su cadáver.<br />

A los dos días del fallecimiento subieron a Tarazona todos los Padres y coristas a orar ante<br />

el cadáver y allí rezaron todo el oficio de<br />

129 En el libro de Cosas notables se dice que esta intervención del Prelado señor Marrodán tuvo lugar cuando se<br />

verificó la beatificación de los mártires de Japón en <strong>1867</strong>. No es así, pues en realidad fue en 1862, como<br />

puede verse en CR, 11, 617-619.<br />

130 ACM, Cosas notables, f. 157.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 601<br />

difuntos. Volvieron a subir todos el día 17 para el traslado de los restos desde palacio a la<br />

catedral. El P. Ezequiel Moreno, Rector a la sazón del colegio, y dos Padres más se quedaron<br />

en Tarazona para asistir el 18 a los funerales. También los celebró la comunidad muy solemnes<br />

ante la Santísima Virgen del Camino, a la que tanto amó y distinguió el Obispo señor Marrodán<br />

131 .<br />

131 ACM, Cosas notables, f. 69; J. MARTÍNEZ MONJE, <strong>Historia</strong> de Monteagudo, 379. Este ilustre Prelado había<br />

nacido el 27 de septiembre de 1802 en Tudelilla, Logroño. Después de haber obtenido diversos cargos eclesiásticos,<br />

fue elevado en 1857 a la sede episcopal de Tarazona. Se distinguió por su celo y como defensor<br />

valiente de los derechos de la Iglesia. Cuando en cierta ocasión le presentó Isabel II a su esposo, lo hizo de<br />

esta manera: «Aquí tienes al hombre de las grandes batallas». De su temple independiente e íntegro se<br />

cuentan otros hechos. Fueron notables sus cartas pastorales. Ya se ha indicado en el texto su gran inclinación<br />

a dar limosnas. «La caridad —se lee en el ESPASA— fue una de sus principales virtudes, pues en los<br />

treinta y un años que ocupó el Obispado de Tarazona, repartió en los primeros días de cada mes su paga entre<br />

los pobres, en épocas calamitosas hizo amasar 400 panes diariamente para repartirlos entre los menesterosos,<br />

y, una vez, careciendo de toda moneda, llegó a dar su propia camisa a un pobre» (Ob. cit., 33, 315).<br />

Acerca de su espíritu de mortificación anotaremos el detalle siguiente. Se encontró el cronista en Zaragoza<br />

con el jesuita P. Andía, que había sido familiar del Obispo Marrodán. Al saber este religioso que aquél era<br />

agustino recoleto, le entregó unas disciplinas formadas con clavos y completamente ensangrentadas y a la<br />

vez le dijo: «Fueron de mi señor Obispo y estarán mejor guardadas en el convento de Monteagudo junto a<br />

los objetos que tienen pertenecientes al P. Ezequiel Moreno a quien él tanto quiso, así como a los demás recoletos».<br />

Se colocaron en un cuadrito en la celda de nuestro Siervo de Dios.


CAPÍTULO <strong>XII</strong>I<br />

Los Agustinos Recoletos en Colombia en los años 1886-<strong>1891</strong><br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Disposiciones del Padre Comisario Apostólico sobre los religiosos que habían de pasar<br />

a Colombia. –Se retrasa el envío de estos religiosos. –Elección de los que han de ir a<br />

Colombia. –Bendición Apostólica a los siete religiosos y carta de recomendación<br />

del Cardenal Rampolla para el Arzobispo de Bogotá. –Designación oficial<br />

para la Provincia de la Candelaria de los siete religiosos. –El Padre<br />

Comisario Apostólico nombra su Representante en Colombia,<br />

Presidente de la misión y encargado de la iglesia de Bogotá<br />

I.- Disposiciones del Padre Comisario Apostólico sobre los religiosos<br />

que habían de pasar a Colombia<br />

Como se dice en el capítulo anterior, el Definitorio Provincial de Filipinas en agosto de<br />

1886 aprobaba la cesión de cinco religiosos a la Provincia de la Candelaria de Colombia.<br />

En relación con este asunto, el P. Comisario Apostólico contestaba el 20 de noviembre<br />

del citado año con la carta siguiente a otra del P. Juan Nepomuceno Bustamante, fechada el 5<br />

de septiembre. El P. Gabino Sánchez se expresaba de esta manera:<br />

«No pasa un día sin que esté presente en mi memoria esa Provincia y muchas veces he<br />

meditado el modo más conveniente para levantarla de su estado agonizante y darle vida robusta<br />

y duradera; pero los elementos de que yo puedo disponer para esta empresa no son tan<br />

abundantes como yo quisiera, porque las grandes atenciones que tiene sobre sí la Provincia de<br />

Filipinas reclaman un personal más numeroso del que hoy tiene. Eso ha retardado no poco la<br />

realización de mis deseos; pero, gracias a Dios, han desaparecido algunos obstáculos y se<br />

puede ya ir tratando del envío de cinco religiosos que pasen a esa República con el fin de restaurar<br />

y dirigir una comunidad


604 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en el convento del Desierto y formar jóvenes de espíritu y de saber que resuciten algún día las<br />

glorias de esa Provincia religiosa.<br />

»Deseando muy de veras que esto se realice pronto y al intento de tomar todas las seguridades<br />

posibles para que esta empresa llegue a feliz término, me ha parecido conveniente que<br />

por ahora los religiosos que pasen a esa Provincia tengan por Superior al Comisario General<br />

Apostólico, quien nombrará para que le represente a uno de los que vayan.<br />

»Estos religiosos se ocuparán de los trabajos conducentes a la formación de una comunidad<br />

en el convento del Desierto, bajo las órdenes y dirección del que me ha de representar y<br />

conforme a las instrucciones que se reciban del Comisario General Apostólico.<br />

»La Provincia de la Candelaria, o más bien usted de su peculio que destina a este fin, costeará<br />

los gastos necesarios al efecto, como son arreglo del local, viaje de ida y manutención de<br />

los cinco religiosos durante su permanencia en esa Provincia y depositará, además, los fondos<br />

necesarios para el viaje de vuelta por si alguno o algunos hubieren de regresar por falta de<br />

salud o a consecuencia de los disturbios políticos de ese país.<br />

»Los religiosos que se destinen al convento del Desierto se sujetarán a la vida común y<br />

marcha de la comunidad: celebrarán a intención del Prelado local en beneficio de la comunidad.<br />

»Los Padres Lectores gozarán de los privilegios y exenciones que les conceden nuestras<br />

Constituciones.<br />

»A los religiosos se les dará cuanto necesiten y sea compatible con su estado y se les asistirá<br />

convenientemente en alimentos, vestidos, habitación, etc., por cuenta de la Provincia de la<br />

Candelaria durante todo el tiempo que permanezcan en la misma. En el caso de enfermedad se<br />

les asistirá con todo lo necesario en proporción del estado y facultades de la Provincia.<br />

»Puede Vuestra Reverencia comunicar el contenido de ésta al E. P. Provincial Fr. Victorino<br />

Rocha con finos recuerdos de mi parte y Vuestra Reverencia vendrá en contestarme lo<br />

antes posible a fin de activar este importantísimo asunto» 1 .<br />

II.- Se retrasa el envío de estos religiosos<br />

A pesar del gran empeño puesto por todos los interesados en llevar a cabo el proyectado<br />

envío de religiosos a Colombia, pasaban los meses sin que se llegara a la solución definitiva.<br />

En la carta del P. Comisario Apostólico transcrita pedía éste pronta contestación. No se<br />

ha podido hallar la respuesta dada por el P. Bustamante. La primera carta que hemos visto,<br />

dirigida por dicho Padre al P. Gabino Sánchez después de la de referencia, es de fecha 10 de<br />

julio de 1887. En ella le comunica haber ido con el P. Rocha a conferenciar con el nuevo<br />

Obispo de Tunja, don José Benigno Perilla, quien<br />

1 AG, carp. 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 605<br />

les había manifestado que sentía mucho agrado por la venida de los Padres y que, como la<br />

nueva fundación de la comunidad del Desierto con el carácter de misionera redundaba en positivo<br />

bien y provecho de su diócesis, él nos ayudaría con eficacia y nos auxiliaría con cuanto<br />

pudiera. Les dio el consejo de que el P. Provincial hiciera la petición al Presidente de la Junta<br />

Central de Propaganda de la Fe —cargo desempeñado hasta el presente por dicho señor Perilla—<br />

para que se nos devolviera la suma de los arrendamientos de nuestros salones; él, como<br />

Presidente, les apoyaría y asimismo recabaría de la referida Junta que, si era posible, nos auxiliase<br />

con alguna suma 2 .<br />

Un lamentable contratiempo acaecido al P. Bustamante fue causa de retrasarse aún más<br />

este asunto. Era este Padre, precisamente, quien se ocupaba en Colombia de todo lo referente<br />

al mismo.<br />

El hecho fue que el 4 de octubre del ya citado año 1887 el P. Bustamante iba de camino,<br />

cuando tuvo la desgracia de precipitarse, junto con la cabalgadura, desde lo alto de un puente.<br />

Fracturóse el Padre la mano y muslo derechos. «Por un milagro de Nuestra Señora, a quien<br />

invoqué en aquel conflicto —añade el Padre, al dar cuenta del percance al P. Gabino—, no<br />

quedé debajo del caballo, pues, si sucede esto, hubiera muerto instantáneamente» 3 . El mismo<br />

P. Comisario Apostólico, en carta al P. Enrique Pérez, a la sazón ya Procurador General, al<br />

notificarle el acontecimiento comentaba: «¡Qué desgracia! Este suceso inesperado retardará<br />

un tanto la salida de los cinco religiosos nuestros para Colombia» 4 .<br />

Como, por otra parte, la Provincia de Filipinas tenía que celebrar su Capítulo Provincial<br />

los últimos días de abril de 1888 y, por consiguiente, había de preverse cambio de Provincial<br />

y Definidores, el P. Comisario Apostólico creyó conveniente escribir al nuevo Provincial para<br />

decirle que consultara a su Definitorio sobre la cesión, ya acordada anteriormente, a la Provincia<br />

de la Candelaria de Colombia de varios religiosos.<br />

El P. Provincial, en su respuesta fechada el 28 de mayo, se expresaba de este modo:<br />

«El Definitorio no puede estar indiferente al estado de dicha Provincia y bien de nuestra<br />

Congregación, así es que con mucho gusto ha acordado ceder los religiosos que se soliciten,<br />

siempre que se cumplan las condiciones que se pusieron en el Definitorio del 21 de mayo de<br />

1881 relativas a este mismo asunto. Cierto que esta Provincia de San Nicolás —añade el nuevo<br />

Provincial, P. Fidel de Blas— hace un sacrificio no pequeño al ceder, hallándose escasa de<br />

personal, los cinco religiosos, pero tratándose del bien y acaso de que exista o no como Corporación<br />

una Provincia hermana, los cede con mucho gusto».<br />

2 AG, carp. 5.<br />

3 AG, carp. 5, carta del 23-1-1888 desde El Desierto, a donde había sido trasladado; en la citada fecha andaba<br />

con muletas, celebraba ya misa y continuaba con los trabajos de reparación del edificio; ya había remitido<br />

anteriormente mil doscientos cincuenta pesos para el viaje de los misioneros (AG, A-2.º, 1, carta del P. Narro<br />

al P. E. Pérez del 4-11-1887).<br />

4 AG, 4-2.º, 1.


606 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Algún tiempo después recibía dicho P. Provincial carta del P. Íñigo Narro, quien le decía<br />

que, como el P. Comisario Apostólico deseaba saber cuanto antes si estaban conformes con la<br />

petición de religiosos para Colombia —señal clara de que todavía no había llegado a Madrid<br />

la determinación tomada en Manila—, lo comunicara por telégrafo, pues urgía la resolución.<br />

Así lo hizo el P. Fidel de Blas con un telegrama dirigido al P. Gabino Sánchez en el que<br />

le comunicaba que dispusiera del personal a su gusto 5 .<br />

III.- Elección de los que han de ir a Colombia<br />

Recibida la satisfactoria respuesta del Provincial de Filipinas, se decidió el P. Gabino<br />

Sánchez a poner manos a la obra, a la que dio comienzo con la búsqueda de los religiosos que<br />

habían de formar la primera misión a tierras colombianas, para lo cual comisionó al P. Toribio<br />

Miguella. Veamos la relación que sobre ello nos ofrece este mismo Padre.<br />

«Al efecto me mandó nuestro Padre Comisario Apostólico que fuese a los colegios y explorase<br />

la voluntad de los que quisieran inscribirse... Procuré desempeñar mi cometido lo mejor<br />

posible, yendo de Madrid a los colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán y proponiendo<br />

a Padres y coristas y hermanos el objeto de mi ida, a fin de que, si alguno quería tomar<br />

parte en la misión que había de salir para Colombia, me lo dijese, advirtiéndoles que, según<br />

los deseos y órdenes de nuestro Padre Comisario Apostólico, era potestativo de cada uno el<br />

hacerlo o no. Me dirigí en primer término a Monteagudo, donde el P. Ezequiel Moreno acababa<br />

su Rectorado y se disponía a pasar a Marcilla, pues había sido nombrado por los Padres<br />

Capitulares de Manila confesor de aquel colegio. Tan pronto como llegué a Monteagudo (10<br />

de agosto de 1888) expuse al P. Ezequiel el encargo que se me había hecho, le miré, y me<br />

dijo, humilde y resueltamente: «Hace ya algún tiempo que me parece me llama el Señor para<br />

esas misiones y pueden contar conmigo». Hablé después, no sé si por indicación del mismo P.<br />

Ezequiel, al P. Ramón Miramón, que había sido Maestro de novicios en el finado trienio, y al<br />

P. Santiago Matute, que desempeñaba una cátedra de filosofía; uno y otro se prestaron gustosos<br />

para la santa empresa. Todavía exploré la voluntad de algunos otros, diciéndome casi todos<br />

que si los Superiores así lo disponían, estaban prontos a ir a Colombia o adonde les enviasen;<br />

mas como se necesitaba cierta espontaneidad por parte de los que habían de constituir la<br />

misión, no pude recabar que en esa forma se alistase ningún otro en aquel colegio, ni en los de<br />

Marcilla y San Millán. Luego nuestro P. Gabino consiguió que a los tres Padres dichos se<br />

uniesen el P. Gregorio Segura del Carmen, Fr. Anacleto Jiménez de la Virgen del Burgo y los<br />

Hermanos Fr. Luis Sáenz de la Virgen de Valvanera y Fr. Isidoro Sáinz de San Nicolás de<br />

Tolentino, todos de la comunidad de Monteagudo.<br />

5 AG, carp. Filipinas, 1862-1901.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 607<br />

De modo que al colegio, de donde en 1876 saliera tan descorazonado el P. Bustamante, cabe<br />

la honra de haber dado todo el contingente para aquella primera misión, diciendo también<br />

esto, más de lo que pudiera consignarse, en favor del espíritu y del prestigio del P. Moreno» 6 .<br />

IV.- Bendición Apostólica a los siete religiosos y carta de recomendación<br />

del Cardenal Rampolla para el Arzobispo de Bogotá<br />

El P. Íñigo Narro escribe desde Madrid el 22 de octubre del ya citado año 1888 al Procurador<br />

General en Roma, P. Enrique Pérez, unas letras en las que, después de comunicarle que<br />

los misioneros para Bogotá ya están preparados con todo lo necesario y que el P. Gabino desea<br />

activar lo más posible su partida, añade que «es llegado, por tanto, el momento de pedir a<br />

favor de los mismos la bendición del Padre Santo y cartas de recomendación de los eminentísimos<br />

Rampolla, Simeoni y Bianchi» 7 .<br />

Así lo verificó el P. Procurador.<br />

He aquí las preces dirigidas al Papa y su contestación:<br />

«Beatísimo Padre:<br />

El P. Ezequiel Moreno, de la Orden de Agustinos Descalzos de España e Indias,<br />

postrado a los pies de Vuestra Santidad, humildemente implora la Bendición Apostólica<br />

para sí y para otros seis religiosos de su Orden, que están próximos a partir para la<br />

República de Colombia a fundar un Colegio de misioneros con destino a Casanare y<br />

Darién. Y por la gracia, etc.<br />

Por audiencia tenida con el Santísimo Padre el día 13 de octubre de 1888, el Sumo<br />

Pontífice León, por la divina Providencia Papa <strong>XII</strong>I, concede benigna y amorosamente<br />

la Bendición Apostólica que se pide.<br />

Dado en Roma por la Secretaría de Estado el día, mes y año arriba señalados.<br />

(Hay un sello) M. Card. Rampolla» 8 .<br />

Como se ha indicado, el P. Íñigo Narro hablaba también de cartas de recomendación de<br />

los eminentísimos Rampolla, Simeoni y Bianchi. Conocemos tan sólo la del Cardenal Rampolla,<br />

Protector de todos los agustinos, quien en sus letras dirigidas al señor Arzobispo de Bogotá,<br />

P. J. T. Paúl, se expresa de este modo:<br />

«Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:<br />

Estando para marchar a Colombia siete religiosos agustinos descalzos mandados por el<br />

Comisario General de su Orden a fundar un<br />

6 T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 66. Cfr. el relato de uno de los nuevos misioneros, S. MA-<br />

TUTE, Apuntes, 1, 29, copiado por M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 49.<br />

7 AG, A-2.º, 1.<br />

8 P. FABO, Restauración, 103; S. MATUTE, Apuntes, 1, 173.


608 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

colegio de misioneros y dar incremento a su Provincia religiosa de La Candelaria, y conociendo<br />

el buen espíritu que mueve a estos religiosos cumplidores de los deseos de su Superior,<br />

los recomiendo a la benevolencia de Su Señoría Ilustrísima y Reverendísima. Estoy seguro<br />

de que Su Ilustrísima los acogería con favor, aunque no mediase mi recomendación; sin<br />

embargo, quiero asegurar el éxito instando a Vuestra Ilustrísima haga cuanto pueda para facilitar<br />

a los predichos religiosos el conseguimiento de sus fines, sea protegiéndolos como Ordinario<br />

diocesano, sea valiéndose del prestigio que merecidamente goza ante los otros Obispos<br />

y ante la autoridad civil, para recomendarlos, caso que abran convento en otras Diócesis. El<br />

Santo Padre se ha dignado impartir una especial bendición a estos siete misioneros y yo espero<br />

que la bendición del Vicario de Jesucristo ha de producir abundantes frutos de salud y adelanto<br />

entre los fieles colombianos. Con esta esperanza y augurio me reitero con perfecta estima<br />

de Vuestra Señoría Ilustrísima y Reverendísima.<br />

»M. Cardenal Rampolla» 9 .<br />

V.- Designación oficial para la Provincia de la Candelaria de los siete religiosos<br />

Con fecha 29 de octubre escribía el P. Gabino Sánchez al P. Enrique Pérez lo siguiente:<br />

«Los Padres de Bogotá mandaron en todo tiempo mil reales, yo les daré a los misioneros<br />

mayor cantidad y dispuesto estoy a sacrificar el último céntimo para que no les falte al presente<br />

y en lo sucesivo. Considero esta obra conducente a mayor gloria de Dios, al bien de la Orden<br />

y de la Provincia de Filipinas y... adelante» 10 .<br />

En efecto, dispuesto ya todo para la partida de los siete religiosos, se decide a proseguir la<br />

obra emprendida y, por fin, el 20 del mes siguiente firma el decreto por el que se designa a los<br />

siete religiosos oficialmente para la Provincia de la Candelaria. El texto del decreto dice así:<br />

«Habiéndonos enterado el R. P. Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga, Provincial<br />

de nuestra Provincia religiosa denominada de Nuestra Señora de la Candelaria<br />

en Colombia, América del Sur, del estado de decaimiento en que se encuentra dicha<br />

Provincia por falta de personal y por otras causas de no difícil remedio, y a la vez de la<br />

necesidad de que, haciendo uso de nuestra autoridad superior viniésemos en enviar religiosos<br />

de espíritu para levantar allí con el ejemplo y doctrina la disciplina monástica<br />

y observancias de la Orden, acogimos desde luego idea tan santa y tan conforme a<br />

nuestros paternales deseos en favor de toda nuestra Congregación y en especial de<br />

aquella nuestra Provincia tan particularmente necesitada. Para<br />

9 P. FABO, Restauración, 103.<br />

10 AG, A-2.º, 1.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 609<br />

proceder con mayor acierto en la realización de lo que el expresado P. Provincial nos<br />

proponía, enviamos a la dicha nuestra Provincia al P. Fr. Enrique Pérez de la Sagrada<br />

Familia, con carácter y nombramiento de especial Delegado nuestro, a fin de que, de<br />

consulta y acuerdo con el repetido P. Provincial, con el P. Juan Nepomuceno Bustamante<br />

y con otros, se enterase del verdadero estado de las cosas y del mejor modo de<br />

proveer de oportuno remedio a la Provincia y su personal. Desempeñada por el sobredicho<br />

P. Enrique a satisfacción nuestra la misión que le confiamos, y vencidas ya las<br />

no pocas dificultades que se han opuesto a que antes de ahora se hubiese llevado a<br />

efecto lo que el P. Provincial propuso y el P. Enrique aprobó como eficaz remedio al<br />

abatimiento en que se halla aquella nuestra Provincia,<br />

Nos, de acuerdo con los RR. PP. Definidores, hemos convenido en mandar a la<br />

expresada Provincia por ahora siete religiosos de nuestra Congregación, de los cuales<br />

cinco son sacerdotes y dos hermanos de obediencia, para que en unión de los Padres<br />

allí existentes den nuevo impulso a aquella Provincia religiosa y se consigan los fines<br />

santos que todos nos proponemos.<br />

Por tanto, Nos, haciendo uso de las facultades ordinarias y extraordinarias que por<br />

la Santa Sedes nos están delegadas, hemos venido en designar y designamos a los PP.<br />

Fr. Ezequiel Moreno de la V. del Rosario, Fr. Ramón Miramón de la Purísima Concepción,<br />

Lector Fr. Santiago Matute del Santo Cristo de la Tercera Orden, Fr. Gregorio<br />

Segura de la V. del Carmen y Fr. Anacleto Fernández de la V. del Burgo, y a los<br />

Hermanos Fr. Luis Sáenz de la V. de Valvanera y Fr. Isidoro Sáinz de San Nicolás de<br />

Tolentino a fin de que en la primera oportunidad se embarquen y pasen a la expresada<br />

nuestra Provincia de la Candelaria con el objeto indicado. Y para que más merezcan se<br />

lo mandamos en virtud de saludable obediencia, esperando que llenarán cumplidamente<br />

la misión que se les confía, todo a mayor gloria de Dios, esplendor de la santa Iglesia<br />

y de nuestra Congregación y bien y aumento de aquella nuestra Provincia» 11 .<br />

VI.- El Padre Comisario Apostólico nombra su Representante en Colombia,<br />

Presidente de la misión y encargado de la iglesia de Bogotá<br />

Dos días después de la firma del anterior decreto daba el P. Comisario Apostólico otro<br />

nuevo en el que decía que<br />

«atendiendo a la virtud, ciencia y prudencia que concurren en los RR. PP. Fr. Ezequiel<br />

Moreno de la Virgen del Rosario y Fr. Ramón Miramón de la Purísima Concepción...<br />

hemos venido<br />

11 AG, carp. 1; firma como Secretario General el P. Narro, Definidor.


610 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en nombrar y nombramos al primeramente expresado P. Ezequiel Moreno Representante<br />

especial en aquella Provincia religiosa para todos los asuntos que a la misma directa<br />

o indirectamente se refieran, al cual damos nuestros veces y voces, y asiento, excepciones<br />

y preeminencias que le competen como a especial Representante nuestro, y<br />

en caso de muerte u otro motivo que impida al P. Ezequiel ejercer este cargo, nombramos<br />

desde ahora para entonces, a fin de que le suceda o sustituya con las mismas<br />

facultades, veces, voces, asiento y demás, al también expresado P. Ramón, encargando<br />

como encargamos al que ejerza el cargo que desempeñe su cometido con el celo y tacto<br />

que son de esperar de su notoria religiosidad, conduciéndose con todos como verdadero<br />

Padre y procurando, por cuantos medios sean posibles y prudentes, la consolidación<br />

y aumento de aquella nuestra Provincia».<br />

Por oficio de la misma fecha de 22 de noviembre nombra el P. Comisario Apostólico al<br />

P. Ezequiel Moreno Presidente de la misión próxima a embarcarse, y, asimismo, otro con la<br />

designación del que ha de encargarse de la iglesia de la Candelaria de Bogotá. En este último<br />

manifiesta el P. Gabino Sánchez que,<br />

«atendiendo a la necesidad de que en nuestra iglesia de la Candelaria de Santa Fe de<br />

Bogotá, EE. UU. de Colombia, haya un religioso sacerdote encargado de su conservación<br />

y dirección, y teniendo en cuenta la avanzada edad y achaques del R. P. Victorino<br />

Rocha de San Luis Gonzaga, que hoy desempeña aquel cargo, de acuerdo con nuestro<br />

Definitorio General y en uso de nuestras facultades ordinarias y extraordinarias,<br />

hemos venido en nombrar y nombramos encargado de la referida iglesia al religioso de<br />

nuestra Congregación y de filiación de nuestra Provincia de la Candelaria el R. P. Fr.<br />

(deja el nombre sin consignar para que en Bogotá se ponga el del religioso que allí se<br />

designare), a quien el expresado P. Victorino, o quien a la presentación de este nombramiento<br />

se cuidase de aquella iglesia, hará entrega formal y bajo inventario del templo,<br />

altares, imágenes y utensilios, con la sacristía, dependencias, accesorios y todo lo<br />

demás, esperando de la religiosidad y celo del expresado P.… conservará y promoverá<br />

el culto de dicha iglesia a mayor honra y gloria de Dios Nuestro Señor y bien de las<br />

almas» 12 .<br />

El P. Rocha había escrito el 19 de agosto de este mismo año 1888 al P. Enrique Pérez y le<br />

manifestaba que vivamente deseaba hacer entrega de nuestra iglesia y sus pocas alhajas a uno<br />

de los religiosos que fueran de España. «Si falto yo —añadía—, todo se perderá, por esto<br />

mando el inventario de todo» 13 .<br />

12 AG, carp. 1.<br />

13 AG, carp. 7. El P. Ildefonso Moya, en el que habían pensado los PP. Pérez y Rocha para encargarle la iglesia,<br />

había fallecido en 1887.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 611<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Los siete misioneros en Madrid. –Su viaje de Santander a Facatativá. –Palabras de<br />

bienvenida del Padre Rocha. –Los Padres Ezequiel Moreno y Santiago<br />

Matute se dirigen a Bogotá y los otros cinco al Desierto. –Visitas a<br />

los señores Delegado Apostólico, Vicario General,<br />

Vicepresidente de la República<br />

y Arzobispo de Bogotá<br />

I. Los siete misioneros en Madrid<br />

A los siete religiosos destinados a Colombia se les concedieron unos días de vacaciones<br />

para que fueran a despedirse de sus padres, parientes y amigos, con la orden de reunirse todos<br />

en el colegio de Marcilla, de donde habían de partir hacia la capital de España 14 .<br />

El 18 de noviembre se encuentran ya todos en el citado colegio. Al día siguiente sale para<br />

Madrid el P. Ezequiel Moreno, acompañado por el P. Ramón Miramón y el hermano Luis<br />

Sáenz. Los otros cuatro parten el 21 y llegan a su destino en la mañana del día siguiente.<br />

El 23 se dirigen a la Nunciatura de la Santa Sede en Madrid, donde reciben la bendición<br />

del Nuncio, monsejor Di Pietro, quien les dirige unas frases de aliento, hasta estar dispuestos<br />

a dar la vida por las almas, si fuere necesario.<br />

Aprovechan nuestros religiosos los tiempos libres para recorrer templos y museos de la<br />

Villa y Corte. Visitaron asimismo algunos conventos de religiosas. Les distinguieron de una<br />

manera especial las agustinas recoletas del convento de la Encarnación, dirigidas espiritualmente<br />

por el P. Gabino Sánchez, las cuales obsequiáronles con algunos regalos para los indiecitos<br />

y les prometieron sus constantes oraciones.<br />

Llegó, por fin, la hora de abandonar la capital de España para dirigirse a Santander, en<br />

cuyo puerto habían de embarcar. Era el día 25 de noviembre. El P. Comisario Apostólico les<br />

hace presentes sus últimas instrucciones y les da su bendición. Después se encaminan a la<br />

estación muy bien acompañados, pues van con ellos el mismo P. Gabino Sánchez y los PP.<br />

Íñigo Narro, Juan Santesteban, Comisario de la Provincia, y Toribio Minguella, así como por<br />

otras diversas personas afectas a nuestra Orden. Son las ocho y media de la noche cuando<br />

arranca el tren con muchas ilusiones los que se van y grandes esperanzas los que se quedan.<br />

Tres días después el P. Gabino escribía al P. Enrique:<br />

«El 25 salieron para Santander los siete misioneros. Han pasado tres días en la Corte muy<br />

contentos y brillaba en la cara de todos el espíritu de Dios que les anima. Oremos para que<br />

lleguen con bien<br />

14 S. MATUTE, Apuntes, 1, 31. Damos breves notas de la detallada relación del viaje que copia asimismo M.<br />

GANUZA, Misiones candelarias, 3, 52.


612 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

al campo de su apostolado y transformen aquel terreno predilecto en un nuevo paraíso de virtud<br />

y de amor de Dios» 15 .<br />

II.- Su viaje de Santander a Facatativá<br />

A las cinco de la tarde del día 26, después de un largo y frío viaje, llegaban los siete expedicionarios<br />

a la ciudad de Santander.<br />

Una de las primeras cosas que hicieron en la capital montañesa fue la de visitar al señor<br />

Obispo de la diócesis santanderina, quien les dio su bendición y las necesarias facultades para<br />

ejercer el ministerio a bordo del barco. Llamábase éste «Saint Laurente», de nacionalidad<br />

francesa; en él embarcaban el día 28.<br />

La mayor pena que tuvieron nuestros misioneros durante la travesía marítima fue la de no<br />

poder celebrar el santo Sacrificio de la misa. No llevaban lo necesario para ello, tal vez por<br />

falta de previsión o creer que ya encontrarían de todo en el barco, pero no fue así, pues en éste<br />

tampoco lo había. Por eso, al arribar a Puerto Cabello, en Venezuela, que fue el único punto<br />

en que pusieron el pie a tierra, por quedar el vapor en el mismo muelle y haber llegado en<br />

hora oportunísima y en circunstancias de poder celebrar dicho santo Sacrificio, se dirigieron a<br />

la iglesia, en la que dijo misa el P. Ezequiel y comulgaron los demás, pues la premura del<br />

tiempo no dejaba lugar a otra cosa. Al salir del templo se encontraron con el señor Arzobispo<br />

de Caracas, quien les dio la bendición, después de manifestarles que se alegraba del encuentro<br />

para poder exponerles la escasez de clero que padecía y, por lo mismo, rogarles que, al menos<br />

dos, se fueran con él. Como es natural, sintieron no estar en su mano el complacerle, pues era<br />

otra la misión y órdenes que habían recibido de su Superior el P. Comisario Apostólico.<br />

El 16 de diciembre partieron de Puerto Cabello, rumbo a Sabanilla, última estación de su<br />

viaje marítimo, para llegar frente a Salgar, punto de partida del tren que les había de llevar<br />

hasta Barranquilla. Era la una de la tarde del día siguiente cuando nuestros misioneros abandonaban<br />

el barco y pisaban por primera vez la tierra colombiana.<br />

A eso del medio día del 18 comenzaban a remontar el río Magdalena en el vaporcito<br />

«Cometa» y, después de nueve días de navegación fluvial, llegaron a Yeguas, donde saltaron<br />

a tierra para tomar el tren que les conduciría a Honda.<br />

En este último punto les esperaba el P. Bustamante. Mas no se pudieron encontrar cabalgaduras<br />

listas para proseguir el viaje hasta después de cuatro días, que algunos de los Padres<br />

aprovecharon para ejercer su sagrado ministerio, por estar ausente el sacerdote propio, en el<br />

hospital en el que se hallaban algunos enfermos atacados de fiebre amarilla.<br />

15 AG, A-2.º, 1. Decía el P. Narro al P. Pérez el 19 de noviembre: «El Encargado de Negocios de Colombia, don<br />

Carlos Putnam, se porta admirablemente con nosotros, dará instrucciones escritas para el viaje y cartas de<br />

recomendación para Santander, Barranquilla y Honda».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 613<br />

Por fin, pueden emprender el viaje —el más penoso, afirma el P. Santiago Matute—, para<br />

pernoctar en Guaduas y la noche siguiente en Villeta. A la una de la tarde del día primero de<br />

enero de 1889 tenía lugar su arribo a Facatativá.<br />

III.- Palabras de bienvenida del Padre Rocha<br />

En la citada población de Facatativá fueron recibidos efusivamente por los PP. Victorino<br />

Rocha y León Caicedo, así como por el agustino P. Pedro Salazar, Provincial, que desempeñaba,<br />

a la vez, el cargo de Párroco del referido pueblo.<br />

Una vez en la casa cural, en la que les había ofrecido fraternalmente hospedaje el citado<br />

P. Salazar, el P. Rocha dirigió a los recién llegados las emotivas palabras siguientes:<br />

«Muy Reverendos Padres y amados hermanos míos:<br />

»Habéis dejado vuestra patria, vuestra familia, el seno de la Corporación a que pertenecéis<br />

y las comodidades que dulcifican la vida en el suelo europeo, para venir, atravesando<br />

mares y venciendo peligros y dificultades, a restablecer la comunidad de agustinos descalzos<br />

en esta comarca a la que unen tantos y sagrados vínculos y recuerdos con la heroica nación<br />

española de la que formó parte durante siglos. Justo es, pues, que yo os salude y que, al mismo<br />

tiempo que os presente mi afecto de hermano, os dirija mis débiles y balbucientes palabras<br />

de bienvenida.<br />

»En esta República floreció también la santa Orden, con cuyo hábito os engalanáis, fundada<br />

por descendientes de españoles y que dio días de gloria a la Iglesia y prestó eminentes<br />

servicios a la sociedad civil. Pero llegó un día en que se desató sobre ésta mi infortunada patria<br />

una tempestad que todo lo conmovió y trastornó; que no respetó ni los asilos de las vírgenes<br />

consagradas al Señor y que arrojó de sus claustros a las comunidades religiosas de uno y<br />

otro sexo, arrebatándoles al propio tiempo sus bienes y casas. Dispersos desde entonces los<br />

religiosos de nuestra Orden, unos han muerto en pobreza y otros, que ya son muy pocos, están<br />

imposibilitados por su edad, enfermedades o por otras causas, para volver a la vida del claustro.<br />

»Pero desde que esta dispersión se verificó, debido a la fuerza que para ello empleó una<br />

inicua y sacrílega revolución, no he cesado de elevar mis súplicas, primeramente al Padre<br />

Celestial, autor de todo consuelo, y después a nuestro legítimo Superior, pidiéndole su protección<br />

y ayuda para el restablecimiento de la comunidad de agustinos descalzos en Colombia.<br />

Fruto de estas reiteradas y humildes súplicas es vuestra presencia en este suelo. Al fin el Señor<br />

oyó los gemidos de mi alma y nuestro Revmo. P. Comisario Apostólico de la Orden os ha<br />

enviado para que llevéis a cabo tan santa obra. Así me lo comunica desde el mes pasado el R.<br />

P. Íñigo Narro y por eso os he esperado para daros mi abrazo fraternal y felicitaros por vuestra<br />

venida.


614 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»No quiero ni debo ocultaros que la obra que se os ha confiado es grave en demasía. Privados<br />

de las casas donde floreció nuestra comunidad, no tendríais ni local donde recibiros, si<br />

la autoridad suprema de la Iglesia no me hubiera autorizado para recuperar, comprándola a los<br />

que, por virtud del despojo hecho a nosotros, pasaron a ser dueños de ella, de una de esas casas.<br />

»A ello contribuyó el celoso religioso y hermano nuestro, R. P. Fray Juan Bustamante,<br />

quien, guiado por el gran interés que también había tenido siempre por el restablecimiento de<br />

nuestra Orden, a la realización de esa obra ha consagrado su vida y muchos de los esfuerzos<br />

que ha hecho en ese sentido, como ya lo conocéis. Esa casa, situada en lugar solitario, es todo<br />

lo que tenemos en la tierra; a ella iréis a refugiaros y en ella empezaréis la reedificación,<br />

ayudados por la Providencia divina.<br />

»Sí; todo tenéis que construirlo, y, para realizar tan gran obra, no contáis con más elementos<br />

que las ruinas que amontonó la tormenta. Yo mismo que os hablo soy ya como una<br />

ruina viviente; mis años y mis enfermedades me inhabilitan para prestaros eficaz cooperación<br />

en vuestras tareas; pero gemiré a los pies del altar de nuestro buen Dios y le rogaré bendiga y<br />

haga fecundos vuestros trabajos; que os dé acierto en la dirección de las obras, fortaleza para<br />

vencer las dificultades con que tendréis que luchar, espíritu de santa caridad para sufrir animosos<br />

y resignados las privaciones de una vida exenta de toda comodidad, llena de fatigas, y<br />

perseverancia en vuestra labor, porque sin eso todo esfuerzo sería inútil y toda esperanza se<br />

desvanecería como el humo.<br />

»Sed, pues, bienvenidos, hermanos míos; emprended vuestra noble misión con absoluta<br />

confianza en Dios y perseverad en ella con ánimo esforzado. Vosotros sabéis que las obras<br />

que tienen por fin la gloria de Dios, el bien de la Iglesia y la salvación de las almas no sólo no<br />

alcanzarán, por lo general, recompensa en la tierra, sino más bien son objeto de contradicciones<br />

y aun de persecuciones que, a veces, llegan hasta el martirio; pero ellas ponen a prueba la<br />

fe y los caracteres de los que las acontecen, y a la perseverancia en la labor, a la constancia en<br />

el sufrimiento y en la contradicción, es a lo que Dios concede sus celestiales recompensas. El<br />

Señor, pues, es quien premiará vuestros trabajos. Él os dará la recompensa.<br />

»En cuanto a mí, bendigo al Señor y convido a los ángeles y a los hombres me ayuden a<br />

darle gracias, porque misericordiosamente ha oído mis clamores de veintiocho años; rindo<br />

aquí testimonio de profunda gratitud a N. P. Superior porque, accediendo a mis continuos<br />

ruegos, os ha enviado y os ha confiado la misión que os trae a esta tierra, y os lo rindo también<br />

a vosotros hermanos míos, porque, fieles a vuestro deber y obedientes a la voluntad divina,<br />

no habéis vacilado en sacrificarlo todo, patria, familia y comodidades, por la gloria de<br />

Dios, el bien de la Iglesia y el incremento de nuestra Orden. Concédame al Señor ver restablecida<br />

mi comunidad; vuelva a verla cantando sus alabanzas y evangelizando los pueblos. Y<br />

entonces le diré con el


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 615<br />

viejo Simeón: Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace.<br />

»Réstame, por último, hacer el elogio del generoso amigo, del celoso y virtuoso religioso<br />

agustino calzado, el M. R. P. Provincial Fray Pedro Salazar, digno párroco de este lugar,<br />

quien, secundando mi proyecto, emprendió viaje a Europa para solicitar de su General unos<br />

hermanos religiosos con el objeto de restablecer también su comunidad y aun se han hecho<br />

ofrecimientos, hasta se ha quedado con las esperanzas. Yo, pues, os recomiendo a este buen<br />

religioso para que le tratéis como hermano y amigo.<br />

»He terminado, Reverendos Padres» 16 .<br />

En carta de fecha 31 de enero le manifestaba el P. Rocha al P. Gabino Sánchez que, al<br />

abrazar a cada uno de los siete religiosos y verles entre ellos, no había podido menos de entonar<br />

el himno del anciano Simeón, pues, aunque todavía faltaba el complemento, el hecho sólo<br />

de que hubieran llegado sanos y salvos, era un feliz presagio de que Dios Nuestro Señor bendecía<br />

sus intenciones y de que lo demás sería obra del tiempo. «Dios Nuestro Señor —decía<br />

al final el P. Rocha— me ha de conceder algunos días más de vida, de manera que logre ver<br />

realizadas mis aspiraciones en favor de nuestra Comunidad» 17 .<br />

IV.- Los Padres Ezequiel Moreno y Santiago Matute se dirigen<br />

a Bogotá y los otros cinco al Desierto<br />

Los PP. Rocha y Bustamante manifestaron su opinión de que todos los recién llegados<br />

debían ir directamente al convento del Desierto, sin entrar en Bogotá; mas el P. Ezequiel creyó<br />

lo más oportuno que él y el P. Matute se dirigieran a la citada ciudad. Así se hizo, y el día<br />

2 de enero de 1889 entraban estos dos Padres en la capital colombiana, acompañados por el P.<br />

Rocha, mientras los restantes se encaminaban con el P. Bustamante hacia el convento del Desierto.<br />

«En la capital —nos cuenta el P. Matute— nos hospedamos en la pequeña casa del Reverendo<br />

Padre Victorino, contigua a la iglesia de la Candelaria; era un palmo de terreno perteneciente<br />

a la iglesia y aprovechado por el Padre citado por no abandonar la casa de Dios».<br />

Refiere luego el P. Matute que lo primero que hicieron, una vez en Bogotá, fue realizar<br />

una visita a la iglesia y dar gracias a Dios por haberles concedido llegar a Colombia sanos y<br />

salvos. Siguen, a continuación, unos comentarios y añade:<br />

«Al día siguiente, y después de celebrar el santo sacrificio de la Misa, nos ocupamos en<br />

revisar papeles de interés en los restos de la Biblioteca que se salvaron del naufragio de la<br />

revolución, a fin de ponernos al corriente de los trámites por que habían pasado ciertos asuntos<br />

que tendríamos que ventilar, y luego, en hora oportuna y competente,<br />

16 AG, carp. Candelaria 1876-1900.<br />

17 AG, carp. 5.


616 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

fue nuestro primer cuidado visitar a las autoridades eclesiástica y civil» 18 .<br />

V.- Visitas a los señores Delegado Apostólico, Vicario General, Vicepresidente<br />

de la República y Arzobispo de Bogotá<br />

Nada manifiesta el P. Matute acerca de la visita hecha al Delegado Apostólico, monseñor<br />

Agnozzi. En cambio, el P. Íñigo Narro habla de la misma en la carta que escribe el 16 de febrero<br />

al P. Enrique Pérez, nuestro Procurador General en Roma, para comunicarle las noticias<br />

recibidas en cartas del P. Ezequiel Moreno. Después de referir el arribo de este religioso a<br />

Bogotá, agrega:<br />

«El señor Delegado se hallaba enfermo, recibió, sin embargo, muy bien al P. Ezequiel y<br />

aun le prometió algunos fondos de los destinados a misiones» 19 .<br />

En cuanto a las otras visitas, el P. Matute nos cuenta lo siguiente:<br />

«En ausencia del Ilustrísimo Señor Paúl, entonces Arzobispo de Bogotá, visitamos al señor<br />

doctor D. Patricio Plata, Vicario Genera! de la Arquidiócesis, y al señor doctor D. Joaquín<br />

Pardo Vergara, Secretario del señor Arzobispo; nos recibieron con muestras de singular cariño,<br />

y mutua y recíprocamente nos ofrecimos para todo lo concerniente a nuestros asuntos.<br />

»Nos dirigimos después al palacio del Vicepresidente de la República, doctor D. Carlos<br />

Holguín, quien, luego de cambiar un saludo con nosotros, se nos ofreció como Jefe del Poder<br />

Civil y como particular, manifestándole por nuestra parte reconocimiento y gratitud, y significándole<br />

el objeto de nuestra misión en Colombia, como operarios en la viña del Señor. Palabras<br />

dignas de encomio tuvo el señor Holguín para aplaudir el motivo de nuestra separación<br />

de la patria que nos vio nacer, y no hay duda que produjeron en nuestro ánimo la mejor impresión.<br />

Cuantos en aquella ocasión rodeaban al señor Vicepresidente de la República se<br />

hicieron eco de sus palabras, y a todos agradecimos las valiosas promesas que nos hicieron en<br />

favor de la santa y gloriosa causa que nos trajera a este país».<br />

Refiere a continuación que, con motivo de hacer entrega de varias cartas de recomendación<br />

que traían, tuvieron oportunidad de relacionarse con personas honorables de la capital<br />

colombiana, cuya «nobleza de sentimientos, afabilidad de trato, lo culto de sus maneras a la<br />

par que su franqueza», les sorprendió agradablemente. Luego sigue de este modo:<br />

«Estaba a la sazón ausente en Anapoima el Ilustrísimo Señor Doctor D. Telesforo Paúl,<br />

dignísimo Arzobispo de Bogotá, a donde por prescripción médica había ido en busca de reposición<br />

para su quebrantada salud. Allí le dirigió nuestro Padre Moreno un telegrama en<br />

18 AG, carp. Candelaria 1876-1900, carta del P. Rocha al P. Narro, 15-1-1889; A-2.º, 1, carta del P. Narro al P.<br />

E. Pérez, 16-2-1889; S. MATUTE, Apuntes, 1, 52; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 72.<br />

19 AG, A-2.º, 1.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 617<br />

el que le saludaba y le anunciaba nuestra llegada. No se hizo esperar mucho la respuesta, en la<br />

cual se dejaba entrever la genial dulzura y característica bondad del Prelado. En vista de que<br />

sólo distaba un día de camino el pueblo de Anapoima, nuestro Padre Superior dispuso viaje<br />

para ir a visitar y presentarnos al señor Arzobispo».<br />

Se trasladaron, pues, al referido pueblo. Y el Prelado «mostróse muy contento y satisfecho<br />

con nuestra venida a Colombia y se nos ofreció incondicionalmente».<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Los Padres Moreno y Matute en el convento del Desierto, fiesta de la Candelaria e<br />

instalación de la comunidad. –Regresan a Bogotá. –Nuevamente el asunto<br />

de los salones e iglesia. –Dos proyectos y una realidad<br />

I.- Los Padres Moreno y Matute en el convento del Desierto, fiesta<br />

de la Candelaria e instalación de la comunidad<br />

El día 11 de enero regresaban los Padres Moreno y Matute a Bogotá, una vez realizada la<br />

visita al señor Arzobispo. No más tres días después emprendían en carruaje el viaje hacia el<br />

convento del Desierto de la Candelaria.<br />

Durante el trayecto pasaron, entre otros lugares, en todos los cuales eran siempre muy<br />

atendidos, por el pueblo de Cucunubá donde los recibió fraternalmente su párroco, que era<br />

precisamente el agustino recoleto P. Bonifacio Giraldo, a quien le saludaron con un estrecho y<br />

cordial abrazo. Luego él mismo les acompañó hasta Guachetá.<br />

Después de subir y bajar cuestas y más cuestas, pudieron, al fin, divisar el ansiado Desierto,<br />

cuna de la Recolección Agustiniana en tierras colombianas y que volvería a serlo de su<br />

restauración en los presentes tiempos.<br />

En el comienzo del descenso de la vertiente que da al vallecito en el que está situado el<br />

convento, les esperaba el P. Juan Bustamante, «y un cohete disparado por él, señal convenida<br />

de la llegada, fue contestado en la llanura por otro y ciento, con que los moradores del convento<br />

y lugares circunvecinos ponían bello florón en la corona de obsequios y atenciones de<br />

que habían sido objeto en el viaje».<br />

Fue la tarde del día 17 de enero de aquel año de 1889 cuando nuestros dos viajeros hacían<br />

su entrada en aquel venerando recinto.<br />

Se encontraba ya cercana la fecha del 2 de febrero, día de la festividad de Nuestra Señora<br />

de la Candelaria. Preparóse su celebración con un novenario, que tuvo lugar con toda la solemnidad<br />

que permitían las presentes circunstancias y con «la afluencia de gente de los pueblos<br />

comarcanos y aun de algunos pueblos bien distantes y que cada día aumentaba, calculándose<br />

que había en el día de la fiesta más de dos mil almas, número que si en sí es pequeño<br />

relativamente, resulta casi increíble teniendo en cuenta que en El Desierto no puede


618 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pasar la gente la noche sino al sereno» y «por otra parte los pueblos comarcanos son pequeños».<br />

En la tarde del día primero del mes los religiosos cantaron vísperas solemnes. A continuación<br />

subió a la cátedra sagrada el P. Matute, quien, después de un entusiasta saludo a la<br />

Santísima Virgen, dirigió otro al público que llenaba el templo para hablarles luego de la devoción<br />

que hemos de profesar a la Madre de Dios y Madre nuestra y del modo de celebrar sus<br />

festividades para mayor provecho de nuestras almas. En la noche de este día hubo fuegos artificiales.<br />

Amaneció el día 2 y los Padres ocuparon ya a las cuatro de la mañana los confesonarios y<br />

en ellos permanecieron fijos sin otra interrupción «que el tiempo preciso para decir Misa,<br />

ayudar en la fiesta y procesión y tomar el alimento necesario para la vida». Se llegó «hasta el<br />

extremo de dar la comunión a las cinco de la tarde».<br />

Los actos de conmemoración de la fiesta dieron principio a las ocho y media de la mañana<br />

con la bendición de las candelas, seguida de la procesión. Finalizada ésta, tuvo lugar la<br />

Misa solemne, cantada magistralmente en el altar y el coro por los religiosos de la comunidad.<br />

El sermón estuvo a cargo del P. Ezequiel Moreno. Por la tarde hubo canto solemne de la Salve.<br />

Al día siguiente todavía continuaron las confesiones. También se tuvo una Misa solemne<br />

y se cantaron algunas Salves encargadas por la piedad de los fieles, algunos de los cuales aún<br />

permanecieron en aquel lugar hasta el día 4.<br />

Una vez desaparecido tanto bullicio, el P. Moreno reunió a los religiosos en su celda y,<br />

después de la invocación del nombre de Dios, les exhortó a la observancia fiel de nuestras<br />

leyes. A continuación, con el ceremonial prescrito dejó instalada la comunidad con el nombramiento<br />

de Prior y Maestro de novicios a favor del P. Fr. Ramón Miramón de la Concepción<br />

y el de Subprior en la persona del P. Fr. Gregorio Segura del Carmen.<br />

Y comenta el P. Santiago Matute, después de ofrecer los detalles reseñados:<br />

«Así quedó establecida la observancia de la regla del Gran Padre San Agustín en aquella<br />

santa casa, en la que en otro tiempo había resonado con tanto ardor el eco potente de la religiosa<br />

corporación que fundara tan Gran Padre y convertida por espacio de varios años, por<br />

obra y arte de la revolución, en ruinoso edificio y desolada habitación, que, si volvía a su prístino<br />

estado y se veía refeccionado y aumentado, era debido al esfuerzo, laboriosidad y celo<br />

del Reverendo Padre Bustamante» 20 .<br />

20 S. MATUTE, Apuntes, 1, 66. A continuación de lo anotado en el texto, escribe el autor lo siguiente: «Séame<br />

permitido hacer una ligera reseña de la iglesia, parte la más interesante del edificio del convento, ya que me<br />

la facilitan los apuntes que hice en esta ocasión. Forma la obra de la iglesia, sin sus dependencias, un rectángulo,<br />

elevándose la parte que corresponde al presbiterio sobre la del cuerpo del templo. El retablo del altar<br />

mayor es todo dorado con adornos de relieve, tiene siete hornacinas o nichos en los que hay otras tantas<br />

imágenes de bulto y ocupa el centro el cuadro en que está pintada la imagen de la Santísima Virgen en el<br />

misterio de su Purificación. También tiene seis altares laterales, tres a cada lado de la única nave que la<br />

forma; los del lado de la Epístola están dedicados: el primero, a la Purísima Concepción, de la que existe<br />

una regular imagen de bulto; el segundo, al Ecce-homo, del cual también hay una imagen, y el tercero, a la<br />

Virgen del Rosario, que es un lienzo pintado; los del lado del Evangelio están dedicados: el primero, a San<br />

José, que es de bulto; el segundo, a San Roque, también de bulto, y el tercero, a la Soledad, pintada en madera.<br />

Tiene coro alto bastante espacioso, con sillería de nogal, trabajo sencillo, y que presenta con toda la<br />

iglesia un conjunto agradable y armonioso, que, con la tibia luz que baña el templo, estimula al alma al recogimiento<br />

y a la oración».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 619<br />

II.- Regresan a Bogotá los Padres Moreno y Matute<br />

Prosigamos con la relación escrita por el mismo P. Matute:<br />

«Con la pomposa celebración de la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria y la instalación<br />

de la comunidad en el convento de El Desierto, en el cual, desde aquel memorable día,<br />

quedaba abierta la puerta a cuantos jóvenes varones, respondiendo a la vocación religiosa,<br />

quisiesen pertenecer a la milicia de Cristo en la Orden agustiniana reformada, quedaba por<br />

entonces terminada la misión de nuestro Padre Superior en aquel lugar y determinó regresar a<br />

la capital, en la que había de residir, y, designando por compañero al que esto escribe, salimos<br />

de nuestro convento de El Desierto el día 13 de febrero.<br />

»Cuantas personas tuvieron la bondad de atendernos y obsequiarnos en nuestro viaje de<br />

ida, lo hicieron a nuestro regreso, obligando más y más nuestro reconocimiento y gratitud.<br />

»Al pasar por Cucunubá nos detuvimos en casa del Reverendo Padre Bonifacio, y éste,<br />

aprovechando la ocasión, nos invitó a celebrar una función de rogativa a fin de implorar del<br />

cielo el beneficio del agua, porque el verano estaba agostando los campos; accedimos gustosos<br />

y tuvimos positiva satisfacción porque se nos brindaba la ocasión en que de alguna manera<br />

pudiéramos manifestar al Reverendo Padre Giraldo nuestra gratitud por todas sus bondades».<br />

Continuaron el viaje nuestros dos religiosos y el día 18 llegaban a la capital de la República.<br />

«Otra vez en Bogotá y en la casita del Padre Victorino Rocha, trazamos —escribe el P.<br />

Matute— nuestro plan de vida y empezamos a ocuparnos en el ejercicio de las funciones de<br />

nuestro sagrado ministerio. Confesar, predicar, asistir a enfermos, auxiliar moribundos, poner<br />

nuestro contingente en los ejercicios y espirituales retiros que con tanta frecuencia se dan en<br />

Bogotá en favor de todos, pobres y ricos, ya fuesen ancianos, ya niños, tales eran los quehaceres<br />

que nos absorbían el tiempo, aparte de las ocupaciones de conciencia y privadas, tales<br />

como el rezo del oficio divino, oración, etc., que no pocos días nos veíamos precisados a<br />

cumplir de noche, por haber estado todo el día ocupados en los ya mencionados quehaceres».


620 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- Nuevamente el asunto de los salones e iglesias<br />

Un mes antes de la salida de España de los religiosos destinados a Colombia había escrito<br />

el P. Íñigo Narro a los PP. Rocha y Bustamante a quienes recomendaba la recuperación de los<br />

tres consabidos salones a fin de acomodar en ellos a los referidos religiosos misioneros.<br />

Con este objeto el P. Rocha visitó al señor Arzobispo. Después de exponerle el asunto, la<br />

contestación del Prelado fue manifestarle que era el señor Delegado Apostólico quien los<br />

había alquilado, por lo cual no podía él cambiar las cosas, pues así se las había encontrado 21 .<br />

Ya en Bogotá el P. Ezequiel, en la visita, relatada, al señor Arzobispo, éste se le ofreció<br />

incondicionalmente, según vimos, pero en el asunto de los salones le repitió lo mismo que le<br />

había dicho al P. Rocha 22 .<br />

Como es natural, el P. Ezequiel no dejó de hablar de este asunto con el señor Delegado<br />

Apostólico. Luego escribía con fecha 30 de abril al P. Gabino Sánchez para darle cuenta de su<br />

entrevista con aquél. Le manifestaba que monseñor Agnozzi le había propuesto y aconsejado<br />

la aceptación de una nueva iglesia y casa a cambio de la nuestra de la Candelaria.<br />

En su contestación, fechada el 25 de junio del mismo año 1889, se expresaba el P. Comisario<br />

Apostólico en estos términos:<br />

«No puede figurarse lo sensible y doloroso que me es la pérdida de nuestra iglesia, pero<br />

visto el plan proyectado por el señor Arzobispo, a fin de no perderlo todo, estoy conforme en<br />

que Vuestra Reverencia acepte lo que se le ofrece, procurando recabar para la nueva iglesia<br />

las alhajas y ornamentos de la iglesia de la Candelaria» 23 .<br />

«A punto de consumarse la pérdida de nuestro templo —escribe el P. Minguella— se disipó<br />

repentina y silenciosamente la tempestad. En lo humano, nos dice el R. P. Matute, la cosa<br />

era irremediable. ¿Cómo se remedió sin disgusto para nadie ni reclamación de ninguna especie?...<br />

¿Lo consiguió el P. Ezequiel con su oración?» 24<br />

IV.- Dos proyectos y una realidad<br />

Ya vimos en otro lugar del tomo presente de Crónicas 25 , que el P. Bustamante tenía el<br />

proyecto de abrir en el convento del Desierto un colegio para jóvenes seglares, de los que<br />

esperaba habían<br />

21 AG, A-2.º, 1, carta del P. Narro al P. Pérez, 16-2-1889.<br />

22 AG, A-2.º, 1, carta de la nota anterior.<br />

23 AG, carp. Varios. El 11 de mayo de 1892 fue cuando se entregó a nuestros religiosos uno de los salones con<br />

promesa de darles los otros para primeros del año siguiente, según carta del P. Ezequiel al P. Narro fechada<br />

el día siguiente (AG, A-2.º, 1).<br />

24 T. MINGUELLA, Biografía del P. Ezequiel Moreno, 111.<br />

25 Tomo presente, capítulo XI, artículo quinto.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 621<br />

de surgir algunas vocaciones a nuestro hábito. Esto sin perjuicio de la admisión al mismo<br />

tiempo de algunos novicios.<br />

Continuaba ahora dicho Padre acariciando la misma idea, pero el P. Moreno no pensaba<br />

lo mismo, aparte de otras consideraciones, por carecer de personal apto para llevar a cabo el<br />

citado proyecto y, a la vez, estar el convento en un verdadero desierto, sin médico siquiera.<br />

Además, desde Madrid, ante una pretensión que tropezaba con dificultades poco menos que<br />

insuperables, se les aconsejaba que, de momento, procurasen acreditarse en el púlpito y confesonario<br />

26 .<br />

Con la mira puesta en la restauración de la Provincia, ya en diciembre de 1878, como se<br />

hizo constar 27 , el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, después de indicarle al P. Rocha<br />

que, para llevarla a cabo, era indispensable la admisión de novicios, añadía que «cuatro, seis u<br />

ocho que hiciesen sus estudios en Roma, serían la mejor base para el porvenir de aquélla».<br />

Al P. Rocha le pareció acertada la idea, pero las circunstancias hacían imposible, a la sazón,<br />

realizarla. Así lo manifestaba en su misiva de contestación a la recibida del P. Comisario.<br />

Nuevamente se le indicaba ahora al Procurador General, P. Enrique Pérez, y precisamente<br />

desde Colombia, que sería de buen resultado el establecimiento en nuestro hospicio romano<br />

de una casa-noviciado.<br />

En carta del 24 de junio de 1889 se lo comunicaba dicho P. Procurador al P. Comisario<br />

Apostólico. Luego se expresaba del modo siguiente:<br />

«No faltan en Colombia vocaciones y, desde el momento en que se abra el noviciado, se<br />

presentarán pretendientes; mas, para dar consistencia a aquella Provincia se necesita renovar<br />

periódicamente el personal de España. ¿Cómo formarlo? El medio más sencillo y económico<br />

sería que la Provincia de Filipinas cediese, de tiempo en tiempo, algunos religiosos de los<br />

colegios. Si esto no fuere hacedero, yo propondría otro remedio, que, si no es tan sencillo,<br />

tampoco me parece muy dificultoso. Consiste en establecer en este hospicio un pequeño seminario<br />

con destino a Colombia. Bien veo que este proyecto se roza con ideas de otro orden<br />

que habría, tal vez, que examinar detenidamente; pero lo creo practicable».<br />

Y en nota adjunta explicaba el P. Enrique Pérez:<br />

«En el local que hoy tenemos libre, sin contar con el primer piso ocupado por los monseñores,<br />

arreglado con muy poco gasto, se pueden poner cuatro estudiantes con un sacerdote y<br />

aún quedaría habitación suficiente para Procurador y dos hermanos. Creo que con las rentas<br />

del hospicio, el alquiler del primer piso, la celebración y algo que ayudare la Provincia de<br />

Colombia y aun tal vez la de Filipinas y con los réditos del dinero que hay en Madrid, podrían<br />

vivir religiosamente ocho religiosos, a saber, Procurador, otro sacerdote, cuatro estudiantes y<br />

dos hermanos. Esto para principiar, pues a medida que<br />

26 AG, A-2.º, 1, cartas de los PP. Narro y Santesteban al P. E. Pérez, del 1-3-1889.<br />

27 Tomo presente, capítulo VIII, artículo segundo.


622 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

allá se fuesen formando Misiones, se podría aumentar el personal, ya que el hospicio es capaz<br />

de ensanche y con un gasto relativamente moderado se podría habilitar para veinte o más religiosos»<br />

28 .<br />

Estos dos proyectos no pasaron de ser lo que eran… proyectos. En cambio, a últimos de<br />

agosto del mismo año 1889, en el convento del Desierto «vestían nuestro santo hábito siete<br />

jóvenes del país, quienes empezaban el año de probación o noviciado con sensible entusiasmo<br />

y fervor».<br />

Ya no era esto un proyecto, sino una feliz realidad.<br />

A tan trascendental y prometedor acto asistió el mismo P. Ezequiel Moreno. Había vuelto,<br />

por segunda vez, al convento del Desierto «para ver cómo marchaban allí las cosas», como<br />

dice su acompañante el P. Matute, y, al mismo tiempo, para celebrar la fiesta de San Agustín<br />

y las Cuarenta Horas que seguían a dicha festividad. Fue entonces cuando se verificó el mencionado<br />

acto de la toma de hábito de los primeros aspirantes en esta nueva época de la Provincia<br />

29 .<br />

Por la relación que tiene con la admisión de los aspirantes, consignaremos en este lugar lo<br />

siguiente:<br />

Ante la gran dificultad de pedir y obtener la letras testimoniales de los señores Obispos<br />

para poder recibir los novicios, pues, por diversas causas, dichas letras llegaban con muchísimo<br />

retraso y con frecuencia se extraviaban y con ello se demoraba la toma de hábito de los<br />

aspirantes, el P. Ezequiel acudió a Su Santidad el Papa con la súplica de que, por los motivos<br />

dichos, les dispensara de la obligación de pedir y esperar las referidas letras testimoniales.<br />

Con fecha del 25 de enero de 1890 se le concedió, como pedía, ad triennium tantum, con<br />

tal de que hubiera constancia de statu libero de los postulantes y que el defecto de las referidas<br />

testimoniales se supliera por otras cuidadosas y fidedignas relaciones 30 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Antecedentes del envío de una segunda Misión a Colombia. –Viaje de los seis misioneros.<br />

–Proyecto para restablecer las Misiones de Casanare. –Expedición a los Llanos.<br />

–El nuevo Comisario Apostólico confirma en sus cargos a los Padres<br />

Moreno y Rocha. –El Calendario de la Orden<br />

I.- Antecedentes del envío de una segunda Misión a Colombia<br />

Ante la abundancia de mies en Colombia y el corto número de operarios, los Padres que<br />

se encontraban en aquellas tierras recurrieron a la autoridad del P. Comisario Apostólico con<br />

la súplica de que enviara más religiosos que les ayudasen y moderasen el excesivo trabajo que<br />

pesaba sobre ellos.<br />

28 AG, A-2.º, 1.<br />

29 S. MATUTE, Apuntes, 1, 76, 78.<br />

30 AG, carp. Rescriptos 1786-1920, leg. 3, 13.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 623<br />

Así se lo comunicaba al P. Enrique Pérez, en carta del 18 de octubre de 1889, el P. Gabino<br />

Sánchez, quien, muy gustoso y grandemente convencido de la necesidad de robustecer la<br />

primera Misión con una nueva, entendióse con el P. Juan Santesteban, actual Comisario de<br />

Filipinas en Madrid. Se prestó éste a ello y logró encontrar cuatro jóvenes diáconos y dos<br />

hermanos, dispuestos a pasar a Colombia.<br />

Todo estaba ya preparado favorablemente, cuando el citado P. Santesteban le anuncia al<br />

P. Gabino que el Provincial, P. Fidel de Blas, le escribía no estar dispuesto a que fuera a aquellas<br />

tierras colombianas un religioso más, si los que en ellas se encontraban no se sometían en<br />

todo a su jurisdicción y la Provincia de la Candelaria no se refundía en la de San Nicolás de<br />

Tolentino de Filipinas. Y aún más. Llegaba a dudar dicho P. Provincial de las facultades que<br />

asistían al P. Comisario Apostólico para trasladar religiosos de una Provincia a otra, porque,<br />

según el P. Pío Mareca, existía una bula pontificia que lo prohibía.<br />

Ante el grave problema que se le planteaba, el P. Gabino Sánchez escribe al P. Mareca<br />

con el ruego de que sin demora le cite la referida bula o, si obraba en su poder, se la remita<br />

para su gobierno, pues «he sido siempre obediente hasta los huesos a la Santa Sede», añade el<br />

Padre, al referir todo lo anterior al P. Enrique Pérez en la carta citada al principio de este apartado.<br />

Luego continúa con estas enérgicas frases que revelan, una vez más, el gran empeño que<br />

tenía en la restauración de la Provincia:<br />

«Interesado como el que más —dice— para que la Provincia de la Candelaria se levante,<br />

florezca y vuelva a sus hermosos días primitivos..., estoy todo por sacar personal de Filipinas<br />

para levantar la de la Candelaria, quiera o no quiera el Provincial de San Nicolás, aunque con<br />

prudencia; si existe la tal bula, que lo dudo mucho, recurriré a la Santa Sede por facultades, y,<br />

si no existe, en uso de las facultades propias».<br />

Recibida la respuesta del P. Mareca, fueron leídas las bulas que éste citaba, por el personal<br />

de la Nunciatura Apostólica en Madrid y se pudo ver que, por el contrario, en ellas se robustecían<br />

más y más las facultades del P. Comisario Apostólico para el traslado de religiosos.<br />

Al final, también el Provincial de Filipinas, P. Fidel de Blas, se mostró favorable a la Provincia<br />

de la Candelaria 31 .<br />

II.- Viaje de los seis misioneros<br />

Hacia el mes de agosto de 1889, recibía el Rector de Marcilla, P. Florentino Sáinz, una<br />

comunicación en la que, de parte del P. Comisario Apostólico, se disponía que entre los religiosos<br />

de Marcilla y Monteagudo buscara seis, cuatro sacerdotes y dos hermanos, que voluntariamente<br />

quisieran prepararse para ir a Colombia.<br />

Pocos días después estaba ya formada la lista siguiente: PP. Fr.<br />

31 AG, carp. A-2.º, 1, carta citada y otra del P. Narro al P. Pérez, del 10-4-1890.


624 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

<strong>Manuel</strong> Fernández de San José y Fr. Marcelino Ganuza de la Virgen de Jerusalén; Fr. Antonino<br />

Caballero de la Concepción y Fr. Agustín Garrido de San Antonio de Padua, próximos a<br />

recibir el presbiterado, y los hermanos Fr. Canuto Gambarte de la Concepción y Fr. Robustiano<br />

Erice de los Sagrados Corazones 32 .<br />

«Pasaba un mes y otro mes —escribe uno de ellos, el P. Ganuza— y la orden de disponer<br />

el viaje no se daba, ni se sabía a qué atribuir. (Para el lector ya está explicado en el apartado<br />

anterior.) Hasta que bien entrado el año 1890, hacia el mes de abril, nos dieron el aviso de que<br />

en el mes entrante saldría la Misión para Colombia. Antes de esto ya había recibido el sacerdocio<br />

el P. Antonino y sustituido también en la lista de la Misión el P. Fr. Marcos Bartolomé<br />

de la Soledad a Fr. Agustín Garrido, quien así como voluntariamente había sido inscrito en<br />

ella, así también de su propio grado había desistido de su propósito y determinación.<br />

»El 25 de mayo debía estar la Misión en Santander para embarcar en el vapor «El Canadá»<br />

de la Trasatlántica francesa, procedente de Saint Nazaire; pero antes deseaba nuestro Reverendísimo<br />

Padre Gabino despedir en Madrid a los Misioneros. Y el día 20, después de<br />

haber celebrado en nuestra iglesia de Marcilla una solemne fiesta religiosa y cantado una Salve<br />

y la tradicional despedida de la Misión a la Santísima Virgen, acompañados los Misioneros<br />

de la comunidad y mucha gente de Marcilla y comarca que se agregó, partimos del colegio<br />

para la estación a esperar el tren. Llegado éste y habiéndonos despedido de nuestros hermanos,<br />

nos acomodamos en él en compañía del P. Rector, que iba a Zaragoza, y nos dirigimos a<br />

la coronada Villa y Corte de España».<br />

En Madrid recibieron los viajeros gran consuelo y aliento de los PP. Gabino Sánchez e<br />

Íñigo Narro y, con la paternal bendición de ambos, partieron el día 24 hacia Santander para<br />

subir a bordo de «El Canadá» en la tarde del 27.<br />

A mediados de junio atraca el vapor sin novedad en el puerto colombiano de Sabanilla y<br />

los misioneros continúan su viaje por el río Magdalena hasta el puerto de Yeguas. Aquí les<br />

esperaba el P. Anacleto Jiménez. Toman el tren que les conduce hasta Honda y luego siguen<br />

el viaje en caballería hacia Facatativá, donde les aguardaba el P. Santiago Matute. Nuevamente<br />

suben al tren que les lleva ya a Bogotá. Verificóse su llegada a la capital colombiana el 28<br />

de junio a las cuatro de la tarde. En medio del tañido alegre de las campanas y el estampido de<br />

cohetes disparados desde la torre de nuestra iglesia, son recibidos los misioneros en la puerta<br />

de la misma por el P. Ezequiel Moreno y demás religiosos de la comunidad. Una vez en el<br />

presbiterio se cantó un solemne Te Deum para dar gracias al Señor por su feliz llegada.<br />

«Después de descansar unos días en la ciudad y pasearla y conocerla totalmente —<br />

continúa en su relato el P. Ganuza—, se nos ordenó<br />

32 M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 115, donde se relata cuanto se transcribe en el texto sobre la salida de<br />

los religiosos de Marcilla y su llegada a Bogotá y El Desierto.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 625<br />

ir al convento de El Desierto, pasada la fiesta del Carmen, excepto el Padre <strong>Manuel</strong> y el Hermano<br />

Robustiano que permanecieron en Bogotá, y acompañados del Padre Anacleto, el 23 de<br />

julio ya estábamos instalados en la celda que se nos había preparado en él, después de haber<br />

conocido de paso en Cucunubá al bondadoso Padre Bonifacio Giraldo y recibido de él las<br />

mayores atenciones y obsequios con el testimonio más cierto de su acendrado y fraternal cariño».<br />

III.- Proyecto para restablecer las Misiones de Casanare<br />

«Las autoridades eclesiásticas de Tunja —escribe el P. Ongay 33 — hacía tiempo que<br />

hallábanse trabajando por el restablecimiento de las Misiones de Casanare. Los señores Obispos<br />

García y su digno sucesor Mr. Perilla abundaron en sentimientos misioneros y a este efecto<br />

impulsaron grandes movimientos espirituales en Casanare. Movido, quizás, por este movimiento<br />

que fue notorio y quizás también por la llegada de los Padres españoles, el Gobierno<br />

Nacional se animó a estudiar el modo de restablecer las antiguas Misiones que se habían interrumpido<br />

por los trastornos políticos y por las luchas civiles.<br />

»A este efecto envió una resolución al Sr. Obispo de Tunja pidiéndole la continuación de<br />

la catequesis entre las tribus de Casanare, y al P. Superior de los candelarios, suplicándole se<br />

sirviera expresar si estaba en condiciones su comunidad de hacerse cargo de alguna de las<br />

Misiones para la reducción de las tribus, y, así sucesivamente a la Iglesia Metropolitana y a la<br />

Santa Sede y a la Propagación de la Fe y al Congreso de la República, interesando a todas<br />

estas entidades para el restablecimiento de las antiguas Misiones de Colombia.<br />

»A esta nota del Gobierno firmada por el Ministro de Fomento, Leonardo Canal, contestó<br />

el P. Ezequiel de una manera muy prudente, expresando que, si bien ardía en anhelos de restaurar<br />

las Misiones que antes la comunidad había administrado, sin embargo, en el momento<br />

no disponía de personal, porque el poco de que podía echar mano, lo necesitaba para poner las<br />

bases en la preparación de los futuros misioneros, salvo el caso en que la Divina Providencia<br />

le deparara personal suficiente para la restauración de las Misiones en las que la Provincia de<br />

la Candelaria tanto y tan bien había trabajado en los tiempos antiguos 34 .<br />

»Y cabalmente, la Divina Providencia no tardó mucho en satisfacer los deseos del P.<br />

Ezequiel Moreno, porque al año siguiente, en los últimos días de junio, llegó a Bogotá el segundo<br />

envío de misioneros...<br />

»Con este refuerzo recibido, ya podía pensar el P. Moreno en algo más serio relacionado<br />

con las Misiones. Es así cómo en agosto de ese mismo año de 1890, el P. Moreno, en los días<br />

que anteceden a la novena<br />

33 J. ONGAY, Bodas de Diamante del Vicariato Apostólico de Casanare, art. Boletín de la Candelaria, a. 1969,<br />

476.<br />

34 El documento del Ministro de Fomento y la contestación del P. Ezequiel en el Apéndice undécimo.


626 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y fiesta de Nuestro Padre San Agustín, apareció en El Desierto para hacer retiros y ayudar a<br />

las solemnidades agustinianas, para luego acercarse a Tunja y hablar con el Sr. Obispo Perilla<br />

lo concerniente a una expedición a los Llanos de Casanare. Esta misma conversación se repitió<br />

en el mes de noviembre, después de hacer una consulta bien detenida con Dios en El Desierto<br />

y luego de dar unos retiros espirituales al clero de Boyacá. En esta segunda entrevista se<br />

puntualizó ya más el modo cómo se podrían restablecer las Misiones en Casanare, comenzando<br />

por una expedición en vía de exploración para, luego de ver su conveniencia, echar las<br />

bases fundamentales y poner Misioneros en los puntos claves al efecto de atender lo mejor<br />

que se pudiera las necesidades de los casanareños indígenas y civilizados».<br />

IV.- Expedición a Los Llanos<br />

«Para poder realizar esta empresa —continúa el P. Ongay— tuvo que practicar el P. Ezequiel<br />

cambios en El Desierto, puesto que de ahí iban a salir los Padres expedicionarios. A este<br />

fin hizo los siguientes nombramientos: Superior el P. Gregorio Segura, en sustitución del P.<br />

Ramón Miramón, que debía salir para los Llanos; el P. Anacleto Jiménez, Cura de Ráquira; el<br />

P. Marcelino Ganuza, profesor de los novicios; Coadjutor del P. Anacleto el P. Marcos Bartolomé,<br />

y conventual el P. Antonino Caballero. El personal expedicionario quedaba compuesto<br />

así: P. Ezequiel Moreno, P. Ramón Miramón, P. <strong>Manuel</strong> Fernández y Hermano Isidoro Sáinz.<br />

Mas como el P. Ramón Miramón se enfermó en Tunja quedando imposibilitado para ir a Casanare,<br />

entró a reemplazarlo el P. Marcos Bartolomé, quien fue llamado inmediatamente a El<br />

Desierto.<br />

»Listo ya el grupo expedicionario, salió para Los Llanos el 15 de diciembre de 1890<br />

acompañado del Sr. Cura de Labranzagrande, Miguel de Jesús Medina, y del sacerdote recién<br />

ordenado Crisanto Moreno, honrando con su presencia a los Misioneros el mismo Sr. Obispo<br />

Perilla con su Secretario el P. Perea y algunos Canónigos, quienes anduvieron con ellos en tan<br />

feliz peregrinaje, como una hora de camino, volviéndose estos últimos a Tunja.<br />

»De paso hacia Los Llanos, fueron dando misiones en todos los pueblos por donde pasaban.<br />

Sogamoso, Labranzagrande, Marroquín, Mogua, Maní y Sante Elena fueron testigos del<br />

fervor y entusiasmo de los Misioneros. En todas partes atendieron a las personas en el confesonario<br />

y administraron a los enfermos.<br />

»En esa dura expedición se presentaron varios casos extraordinarios de enfermos graves a<br />

los que hubo que atender, a muchas horas de distancia, en medio de unos calores sofocantes y<br />

de dificultades tremendas. Casi todos estos casos los atendió el P. Ezequiel, dejando a sus<br />

compañeros en las tareas misionales. Si bien es cierto que tuvieron que sufrir muchas incomodidades,<br />

con todo se daban por muy satisfechos al derramar la gracia de Dios en tantas<br />

almas. Había comenzado la labor misionera, pero no era ésa su finalidad; iban buscando


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 627<br />

el modo de conectarse con los infieles para su reducción. Como habían oído que en Orocué se<br />

reunían, de vez en cuando, tribus de sálivas y goahivos, a Orocué se dirigieron con la ilusión<br />

de ver satisfechas sus pretensiones, pisando tierras orocueñas el día 23 de enero de <strong>1891</strong>.<br />

Ocuparon la casa cural y en ella se instalaron, buscando quien les hiciera la comida y les<br />

atendiera el servicio. Al otro día, ya por la noche, cuando se hallaban acostados, hicieron su<br />

entrada en la población dos tribus de sálivas, paseando el pueblo al son de sus tambores con<br />

los consabidos gritos que acostumbran. El día 30, a las doce del día, hicieron nuevamente su<br />

aparición en la plaza las dos tribus sálivas, hombres y mujeres, dando varias vueltas con paso<br />

acompasado al ritmo del tambor.<br />

»Por fin, un día fueron visitados por sálivas y goahivos, a quienes los Padres regalaron<br />

sal y algunas chucherías que les agradaron mucho, saliendo muy contentos de la visita. Los<br />

Padres prometieron visitarlos en los propios lugares donde ellos vivían.<br />

»Además, los Misioneros se dedicaron a predicar, bautizar, hacer informaciones matrimoniales<br />

y todo lo que se relaciona con el culto y el apostolado. Recibieron visita de las personas<br />

influyentes e importantes de la población, ofreciéndoles sus servicios. Con esto nuestros<br />

Misioneros se dieron cuenta exacta de lo que era Orocué, de todo lo que en esa población<br />

se podía hacer y de cómo podría ser el susodicho pueblo un centro misional para atender las<br />

necesidades de las dos tribus de sálivas y las otras dos de goahivos.<br />

»Todo esto lo pensó y meditó mucho el P. Moreno y, como había que inspeccionar otro<br />

sector de este tan dilatado campo de operaciones, resolvió dejar en Orocué a los dos Padres<br />

compañeros y al Hermano Isidoro, y él, de regreso a Bogotá, visitar los puntos de Trinidad,<br />

Pore, Moreno, Puerto de San Salvador y Cravo en donde, según le habían comunicado, encontraría<br />

muchos indígenas. Así que el día 5 de febrero de <strong>1891</strong> salió a hacer esa correría,<br />

haciendo el bien en todas partes, retrasándose el viaje por los varios enfermos graves a quienes<br />

tuvo que administrar a varias horas de distancia de donde se paraba a descansar. Por fin,<br />

después de muchas peripecias y andando unas veces a lomo de mula y otras en rústicos bongos<br />

(especie de canoa en América), pudo llegar al tan ansiado Cravo el 18 de marzo. No encontró<br />

a los indígenas de que se le había hecho referencia, mas sí pudo hablar con veinte indígenas<br />

yayuros quienes visitaban con frecuencia a los goahivos. El P. Moreno se dio perfecta<br />

cuenta de que Cravo podría ser otro centro de misión y de que aprovechándose de los yayuros<br />

podrían entablar relaciones con los goahivos. Si hubiera tenido personal, ahí mismo hubiera<br />

dejado dos misioneros para comenzar los trabajos de reducción. Pero había que aguardar y<br />

aguardó.<br />

»Mas lo que se había propuesto al hacer la expedición, ya lo había logrado. Con sus propios<br />

ojos vio las múltiples necesidades de Casanare y en su propia carne experimentó todas<br />

las incomodidades que, suponía el sostenimiento perfecto de una Misión. Por otro lado, observó<br />

cómo con esos dos centros misionales, Orocué y Cravo, podrían nuestros Misioneros<br />

comunicarse con las distintas tribus de indígenas


628 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y hacer mucho bien entre ellas. Y, visto todo esto, regresó a Bogotá, no sin antes haber dado<br />

informe de su correría al Sr. Obispo de Tunja.<br />

»En Bogotá se dio a la tarea, con las respectivas autoridades competentes, de lograr la definitiva<br />

restauración de nuestras Misiones de Casanare, pero de un modo eficaz, provechoso y<br />

bien basado en una solvente economía».<br />

V.- El nuevo Comisario Apostólico confirma en sus cargos a los Padres<br />

Moreno y Rocha. El Calendario de la Orden<br />

El 20 de enero de <strong>1891</strong> ocurría en Madrid la muerte del Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez, y el 12 de febrero era designado por su Santidad León <strong>XII</strong>I para sucederle en dicho<br />

cargo el P. Íñigo Narro.<br />

El nuevo Comisario Apostólico daba unas letras, fechadas el 24 del citado mes de febrero,<br />

en las que hacía constar que, habiendo sucedido al P. Gabino Sánchez en el referido cargo<br />

y habida cuenta de que subsistían las mismas razones por las que el P. Ezequiel Moreno y sus<br />

compañeros habían sido afiliados a la Provincia de la Candelaria, confirmaba en todas y cada<br />

una de sus partes y cláusulas el nombramiento de especial Representante suyo en aquella Provincia,<br />

expedido por su antecesor el 22 de noviembre de 1888 a favor del Padre Ezequiel Moreno<br />

y, en caso de muerte u otro impedimento del mismo, al P. Ramón Miramón 35 .<br />

Por su parte el P. Victorino Rocha se dirigía el 7 de julio del supradicho año <strong>1891</strong> al P.<br />

Íñigo Narro para exponerle que el P. Gabino Sánchez, su antecesor, le había nombrado, con<br />

fecha 23 de diciembre de 1878, Provincial de la Candelaria «por el tiempo de su voluntad».<br />

Ahora bien; como no sabía si, con el fallecimiento del referido Padre, cesaba él también como<br />

Provincial, le suplicaba se dignara informarle lo que tuviere a bien acerca de este asunto.<br />

Aunque este cargo resultaba en las actuales circunstancias, en realidad, como meramente<br />

honorífico, pues quien actuaba en todo era el Representante del Comisario Apostólico, P.<br />

Ezequiel Moreno, sin embargo, dignóse el P. Íñigo Narro expedir, el 24 de octubre de dicho<br />

año <strong>1891</strong>, el título de Provincial de la Candelaria a favor del mismo Padre Victorino Rocha 36 .<br />

El 10 de junio de este año <strong>1891</strong>, a petición de la Provincia de la Candelaria, se le concedió<br />

por la Sagrada Congregación de Ritos el uso del Calendario perpetuo que el 18 de diciembre<br />

de 1885 había sido aprobado por la Sede Apostólica para toda la Recolección Agustiniana,<br />

sin exceptuar las fiestas otorgadas anteriormente a todas las diócesis españolas 37 .<br />

35 AG, carp. 1.<br />

36 AG, Lib. segundo de Registro de la Congregación, 11.<br />

37 AG, Rescriptos 1786-1920, leg. 3, 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 629<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Biografías de los Padres Ezequiel Moreno y Juan Nepomuceno Bustamante<br />

I.- El Padre Fray Ezequiel Moreno de la Virgen del Rosario<br />

No podemos cerrar el presente capítulo sin traer a estas páginas unas notas biográficas,<br />

con cierta extensión, del P. Ezequiel Moreno, ya que había sido designado por el P. Comisario<br />

Apostólico su Representante en la Provincia de la Candelaria 38 .<br />

1. Primeros años del niño Ezequiel<br />

En la iglesia colegiata de la ciudad riojana de Alfaro era bautizado el 10 de abril de 1848<br />

un niño al que se le imponía el nombre de Ezequiel. Había venido al mundo a las once de la<br />

mañana del día anterior.<br />

Los padres del niño, Félix Moreno y María Josefa Díaz, «en su humilde posición eran dechado<br />

de honradez y piedad cristiana». Es natural, pues, que «en esas ideas y sentimientos<br />

educasen a su hijo Ezequiel». Y por lo mismo, que éste fuera siempre —según testimonio de<br />

una hermana suya— «obediente a sus padres, muy pacífico con sus hermanos, aplicado en la<br />

escuela y con los niños vecinos amable y cariñoso».<br />

La religiosa dominica Catalina Les, del convento de Alfaro, de cuya iglesia fue Ezequiel<br />

monaguillo y luego sacristán, cuenta lo siguiente:<br />

«Como tenía una voz muy hermosa, una voz de ángel, fue cantor de la capilla de música<br />

de la ciudad. En una de las Visitas Pastorales, que debió ser sobre el año 1863, le chocó al Sr.<br />

Obispo de Tarazona, don Cosme Marrodán, oírle cantar las Flores con tanta gracia que le<br />

mandó llamar por medio del Párroco y le dijo que se lo quería llevar a Tarazona y que le daría<br />

carrera de sacerdote; él, con su acostumbrado modo y respeto, le contestó que deseaba ser<br />

religioso con su hermano Eustaquio (que ya lo era) en los Padres Agustinos de Monteagudo.<br />

A esto le dijo el Sr. Obispo: «Si quieres ser religioso, bien; vete, vete, sí, con tu hermano, que<br />

yo también quiero mucho a esos Padres Agustinos».<br />

»Ezequiel lo contó a su madre y por más reflexiones que ésta le hizo, de que a su hermano<br />

ya no le verían por aquí y que él, siendo sacerdote, le acompañaría en su vejez, y mil cosas<br />

por el estilo, no le pudo convencer para que aceptase la oferta del Sr. Obispo».<br />

A las razones expuestas por su madre añadióse luego una más, su viudez, pues el día 3 de<br />

enero de 1864 fallecía su esposo; mas, ante los motivos de conciencia aducidos por su hijo,<br />

María Josefa lo sacrificó todo en aras de la gloria de Dios y de la felicidad eterna de<br />

38 Para estas notas nos serviremos principalmente de T. MINGUELLA, Biografía del Padre Ezequiel Moreno.


630 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

su Ezequiel. La vocación de éste al estado religioso había tomado ya carácter decisivo desde<br />

el 1 de octubre de 1861, día en que hizo la profesión en Monteagudo su hermano Eustaquio<br />

con asistencia de toda la familia.<br />

2. Fray Ezequiel desde su toma del hábito recoleto hasta el sacerdocio.<br />

El 21 de septiembre de 1864, catorce jóvenes recibían el hábito de agustinos recoletos de<br />

manos del Rector de Monteagudo, P. Claudio del Arco, ante el Maestro de novicios, el buen<br />

P. Juan Gascón. El penúltimo de dichos jóvenes era nuestro Ezequiel, quien, al ser requerido<br />

para que escogiera su apellido religioso, contestó: «De la Virgen del Rosario». Lo mismo<br />

había contestado en su día su hermano Eustaquio. No era de extrañar, pues habían recibido de<br />

sus padres el amor a esta devoción mariana, que se había alimentado y crecido en el desempeño<br />

del oficio de sacristanes en la iglesia de las monjas dominicas de Alfaro, dedicada a la<br />

Virgen del Rosario.<br />

De la vida de Fray Ezequiel como novicio solamente se sabe este testimonio de algunos<br />

de sus compañeros: «Era muy buen religioso». Ya es bastante.<br />

Transcurrido el año de prueba, emitía los votos el día 22 de septiembre de 1865. Después,<br />

su conducta de «muy buen religioso» fue un constante progreso en virtud y ciencia. Un compañero<br />

suyo nos ofrecerá más tarde este informe:<br />

«Cumplía fielmente sus deberes religiosos y era en todo un excelente modelo a quien todos<br />

podíamos imitar. Su compostura, sus acciones y todo su modo de ser era religiosidad edificante.<br />

Amaba el retiro y, si bien concurría con todos a recreo, a paseo y demás actos, se retiraba<br />

luego, ya al coro, ya a su celda, siendo conocido por el silencioso. En fin, puedo asegurar<br />

que todo el tiempo que le conocí fue siempre el bueno, ya en salud, ya en enfermedad».<br />

En 1866, terminados los estudios de filosofía, pasó al teologado de Marcilla, colegio inaugurado<br />

en septiembre del año anterior. En él, donde se encontró nuevamente con su Maestro<br />

de novicios, el Padre Juan Gascón, continuó observando la misma conducta que en Monteagudo,<br />

«progresiva siempre en virtud y ciencia». En el citado colegio, en septiembre de<br />

1868, al cumplirse los tres años de su profesión de votos simples, hizo la solemne.<br />

Un año después, el 4 de octubre de 1869, salía de Marcilla rumbo a Filipinas una Misión<br />

compuesta por dieciocho religiosos. Uno de ellos era Fray Ezequiel, quien, por cierto, iba<br />

muy delicado, tanto que en el camino atacóle fuerte calentura. «Abrasábase el pobre de sed —<br />

dice uno de sus compañeros de viaje—; nos pidió un poco de agua; no se la pudimos dar porque<br />

no había, y él, con su acostumbrada tranquilidad interior y exterior, sólo dijo: Pues paciencia».<br />

El 14 del citado mes embarca la Misión en Cáliz en la fragata «Concepción» para llegar a<br />

la capital de Filipinas el 10 de febrero de 1870.<br />

Una vez en Manila, fueron enviados los recién llegados a descansar


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 631<br />

unos días a la hacienda de Imus. Regresaron luego al convento de la citada capital en el que<br />

«reanudaron su vida claustral escolástica, preparándose para recibir los Sagrados Órdenes».<br />

«Quince meses estuvo Fr. Ezequiel en el convento, dedicado al estudio de la teología moral<br />

y el ejercicio de las especiales virtudes, tan necesarias para el desempeño de las funciones<br />

sacerdotales y parroquiales, siendo en Manila lo que había sido en Monteagudo y en Marcilla,<br />

obediente y aplicado, buen estudiante y mejor religioso».<br />

En el transcurso de este tiempo fue recibiendo Fr. Ezequiel todos los Sagrados Órdenes<br />

de manos del señor Arzobispo de Manila, don Gregorio Melitón Martínez; el último de ellos,<br />

el presbiterado, el 3 de junio de 1871. «Celebró su primera misa con la devoción y seráficos<br />

amores de quien fue siempre tan bueno». Su mismo hermano, el P. Eustaquio, actuó de padrino<br />

en tan solemne y emotivo acto.<br />

3.- Actuación del Padre Ezequiel en Calapán y Puerto Princesa<br />

Era el P. Eustaquio Moreno Párroco de Calapán, en Mindoro, y allí se llevó a su chiquito,<br />

como él le llamaba cariñosamente, con el fin de instruirle en la administración parroquial y<br />

enseñarle el idioma tagalo que dicho P. Eustaquio poseía a la perfección y en el que el Padre<br />

Ezequiel salió también un maestro.<br />

Mas, pronto tuvieron que separarse, pues en febrero de 1872 era nombrado el P. Ezequiel<br />

Misionero y Capellán castrense de Puerto Princesa, capital del Gobierno Político Militar que<br />

se había creado para la Paragua.<br />

De la expedición que con este motivo salió de Manila para la Paragua el 22 del mismo<br />

mes de febrero del citado año y de algunas actuaciones que tuvieron lugar en Puerto Princesa<br />

y sus contornos ya se habla en el artículo quinto del capítulo tercero del presente tomo de<br />

Crónicas. Se tomaron de un relato escrito por el P. Antonio Muro, compañero del P. Ezequiel.<br />

Añadiremos aquí alguna noticia más acerca de las tareas apostólicas del Padre, cuyo autor es<br />

el mismo P. Muro y que el P. Minguella transcribe en su Biografía del P. Ezequiel.<br />

«Aunque fue muy corto el tiempo que allí —en Puerto Princesa— permaneció el P. Ezequiel,<br />

trabajó como un apóstol, dando claras pruebas de la caridad que ardía en su pecho. Él<br />

cuidaba cariñosamente de que nada faltase en lo espiritual a los enfermos, que eran muchos,<br />

predicaba a los sanos y procuraba que todos marchasen por los senderos de los divinos mandamientos.<br />

Así logró unir con el santo lazo del matrimonio a dos jóvenes sirvientes que hacía<br />

tiempo vivían en pecado, y bautizó in articulo mortis a un chino, habiéndole instruido antes<br />

en lo indispensable para alcanzar la salvación. De padres protestantes nació allí un niño, y,<br />

como pidiesen el bautismo para la criatura, accedió gustoso el P. Ezequiel, a condición de que<br />

se expresara en la partida de bautismo la religión de sus padres, a cuya petición se le administraba<br />

el sacramento.<br />

»Así continuaba el P. Ezequiel desarrollando su celo cuanto le era posible en terreno tan<br />

mal preparado, haciéndose querer y respetar


632 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de todos los individuos de la colonia. Pero como, además de Capellán, era Misionero, su celo<br />

por el bien de las almas le inclinaba a procurar con todas sus fuerzas la salvación de aquellos<br />

pobrecitos que, sentados en las tinieblas del gentilismo, se hallaban privados de las luces de la<br />

fe».<br />

«No satisfecho el celo del P. Ezequiel con trabajar dentro de la bahía de Puerto Princesa,<br />

se extendió a más dilatados horizontes. Teniendo conocimiento de que a unas ocho leguas al<br />

sur de dicho puerto existía una población de infieles que habitaban las márgenes y cercanías<br />

del río Inagaguan, no obstante las dificultades y peligros que a ello se oponían, confiado en<br />

los auxilios del que dijo: predicad el Evangelio a toda criatura, determinó visitar personalmente<br />

aquellas rancherías y echar los cimientos de una nueva Misión, a fin de que el reino de<br />

Jesucristo, que ya tenía conquistada la parte norte de aquella dilatada isla, extendiese sus dominios<br />

espirituales en la otra mitad o sur de la misma.<br />

»Para hacer esta expedición no contaba nuestro misionero con más medios que su ardiente<br />

amor a Dios y a las almas redimidas con la sangre de Jesucristo.<br />

»No era posible emprender el camino por tierra, porque hubiera sido preciso atravesar<br />

impenetrables bosques poblados de animales dañinos y cubiertos de maleza, espinas y abrojos,<br />

aparte del peligro inminente de perder la salud y aun la vida extraviándose en tan enmarañada<br />

espesura. Abandonando, pues, la idea de hacer el viaje por tierra, se determinó a hacerlo<br />

por mar, y, al efecto, se ajustó con el patrón de una barca pequeña tripulada por infieles<br />

naturales del mismo Inagaguan.<br />

»El P. Ezequiel fue bien recibido y permaneció allí próximamente una semana empleado<br />

en su apostólica labor, consiguiendo ya el fruto de que aquellos habitantes se determinaran y<br />

comprometieran a formar población en sitio a propósito, levantando capilla, escuelas y casa<br />

para el Misionero, bien que todo había de ser sencillísimo y pobre como sus viviendas. Con<br />

esto quedan echados los cimientos del edificio espiritual de una nueva cristiandad, que indudablemente<br />

hubiera hecho rápidos progresos, si Dios permitiera que el P. Ezequiel continuase<br />

más tiempo en aquella isla».<br />

Pues, a su regreso tuvo precisión de pasar toda una noche a la intemperie en la playa, lo<br />

que le ocasionó la enfermedad que le obligaría a retirarse a Manila.<br />

Había tenido lugar su llegada a Puerto Princesa el 5 ó 6 de diciembre y el día 8, fiesta de<br />

la Inmaculada Concepción, titular de la iglesia y patrona del pueblo, terminada la celebración<br />

de la misa, en la que el P. Ezequiel había predicado, «comenzó a sentir los primeros síntomas<br />

de las terribles calenturas que le pusieron en trance de muerte». Fue en aumento la fiebre de<br />

un modo alarmante, mas, al fin, pudo ser vencida, aunque dejó tan estropeado al Padre que los<br />

médicos fueron de parecer que debía regresar a Manila tan pronto como pasara algún barco<br />

con rumbo a la capital filipina.<br />

Ocurrió que el 10 del mes siguiente, enero de 1873, atracaba en


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 633<br />

Puerto Princesa un vapor, y fue aprovechada ocasión tan oportuna para embarcar el Padre,<br />

aún convaleciente. En Manila recuperó la salud y para completar su recuperación, los Superiores<br />

le enviaron a Calapán al lado de su hermano el P. Eustaquio.<br />

Este mismo año 1873 se celebra Capítulo Provincial y el nuevo Superior Mayor de la<br />

Provincia, P. José María Learte, escoge para Secretario al P. Eustaquio y nombra al P. Ezequiel<br />

Párroco de Calapán y asimismo Vicario Provincial de Mindoro, a pesar de contar éste<br />

solamente poco más de veinticinco años de edad.<br />

»Correspondió el agraciado desempeñando ambos ministerios de Cura y Vicario con tanto<br />

celo y prudencia que la feligresía le estimaba como a Padre y los religiosos de más edad le<br />

obedecían de buen grado».<br />

«Atanasio, el viejo «fiscal» de la parroquia —cuenta quien estuvo en la misma muchos<br />

años después—, ufano de haber servido a un santo, cómo él le llamaba en bárbaro romance,<br />

muestra una casulla al nuevo misionero con encomios a la piedad y celo de su antiguo y venerado<br />

Cura; y con énfasis que contagia y conmueve, mientras sus trémulas manos la despliegan,<br />

recalca en lengua tagala: Esta es la casulla que usaba el P. Moreno. Él me va refiriendo<br />

cómo su Cura se internaba por los bosques y manglares, montes y sementeras para administrar<br />

los santos sacramentos a los millares de fieles dispersos por toda la jurisdicción de la cabecera»<br />

39 .<br />

«Tres años estuvo desempeñando tales cargos —según testimonio del P. Matute en el P.<br />

Minguella—; y si hoy la isla cuenta con muchas misiones perfectamente organizadas, se debe<br />

en gran parte a los esfuerzos del P. Ezequiel».<br />

4. En Las Piñas y en Santo Tomás de Batangas<br />

En el mes de junio de 1876 se hacía cargo nuestro biografiado de la parroquia de Las Piñas.<br />

De su estancia en dicha parroquia, el P. Juan Cruz Gómez, Párroco a la sazón de Bacoor,<br />

limítrofe de Las Piñas, afirma que el P. Ezequiel como Párroco era celosísimo y como religioso<br />

muy observante de todas las leyes de la Orden.<br />

Refiere el citado religioso, como ejemplo de lo primero, el caso de los moradores de uno<br />

de los barrios, muchos de los cuales se excusaban con la distancia de la iglesia para no acudir<br />

a confesarse, ni a la celebración de la misa, ni a otras prácticas religiosas. Ante esto el P. Ezequiel<br />

«mandó hacer un camarín de nipa, llevó un confesonario, y todos los años, antes de la<br />

cuaresma iba allá, preparaba a toda la gente para el cumplimiento pascual y allí permanecía<br />

por espacio de un mes, confesando a todos, sin volver al convento, si no era el sábado por la<br />

noche y cuando alguna cosa grave, como confesar algún enfermo, le reclamaba».<br />

Asimismo, el P. Lamberto Lizasoain, que permaneció en Las Piñas<br />

39 G. ARMAS, El P. Ezequiel en Filipinas, art. BSN, a. 1948, 85.


634 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

con el P. Ezequiel por espacio de un año y cuatro meses, después de asegurar que siempre lo<br />

vio «invariable en su conducta ejemplarísima», añade:<br />

«Llevaba constantemente una vida retirada, pues apenas salía de su habitación más que<br />

cuando lo reclamaban las atenciones de su cargo parroquial, y el paseo mismo que dábamos<br />

todas las tardes era para visitar enfermos, a los cuales asistía y consolaba con cariño verdaderamente<br />

de padre. En el púlpito y confesonario era incansable, siendo de ver la docilidad con<br />

que escuchaban y practicaban sus feligreses los consejos y las reprensiones. Vi unas cuantas<br />

veces subir a la casa parroquial los principales del pueblo, después de terminada la misa, a<br />

ponerse a disposición del Párroco, para ayudarle a extirpar tal o cual costumbre viciosa que él<br />

había reprendido en el sermón».<br />

En junio de 1879, al conocerse en Las Piñas la orden de traslado de su Párroco a la parroquia<br />

de Santo Tomás en Batangas, cuarenta y uno de sus feligreses elevaron un escrito al P.<br />

Provincial con la súplica de que dejase en su parroquia al P. Ezequiel. Las razones que exponían,<br />

copiadas literalmente, eran las siguientes:<br />

«En primer lugar, nuestro querido Cura párroco, desde que tomó posesión del cargo del<br />

curato, ha cumplido fiel y religiosamente sus obligaciones sin nota alguna, como son el acudir<br />

frecuentemente a las casas de los enfermos, quien vigila y protege hasta que le abandona en<br />

las manutenciones, el predicar en los días de domingo y fiesta, el enseñar la doctrina cristiana<br />

a todos los niños, el dar buenos ejemplos a todos los vecinos del pueblo.<br />

»En segundo lugar, se comprende que nuestro querido y agradable Cura párroco ampara<br />

y protege a los pobres de limosna especialmente en el incendio ocurrido dentro de la población;<br />

por su costa ha distribuido a todos, que han incendiado, mayor número de cantidad, se<br />

quiere decir socorre a todos los vecinos del pueblo sin que ninguno de los principales, tanto<br />

ricos como pobres, haya tenido quejas acerca de las buenas comportaciones que nos ha demostrado<br />

y hemos observado durante los años que estuvo ejerciendo el cargo de curato de<br />

este pueblo.<br />

»Aparte, M. R. P. Provincial, el nuestro querido y respetado Cura tantas veces está en<br />

armonía con todos los del pueblo por cuya razón todas las gentes, tanto viejos como jóvenes,<br />

claman y se entristecen al tener noticia de que se relevará a nuestro venerable Cura, siendo<br />

muy exacto en sus obligaciones y compasivo mayormente con los pobres. Por tales razones y<br />

sin poder relatar más las grandísimas y agradables comportaciones acudimos y suplicamos a<br />

las plantas de Vuestra Reverencia se sirva disponer o tener por continuado en este pueblo a<br />

nuestro querido Cura en el cargo de curato» 40 .<br />

40 AM, carp. 77, leg. 4; BSN, a. 1951, 255. En el pueblo de Las Piñas, desde julio hasta fin del año 1876, hubo<br />

epidemia de viruelas que sólo atacó a los párvulos, de los que murieron ciento veintiséis. Se perdió por<br />

completo la cosecha de palay por falta de agua en septiembre, octubre y noviembre. En 1878 no se pudieron<br />

labrar las tierras hasta mediados de septiembre por la sequía. En los últimos meses de dicho año se sintió<br />

bastante la escasez y la miseria; no hubo, sin embargo, defunción alguna por hambre. En 1879, entre la<br />

una y las dos de la noche del 12 de abril se declaró un incendio que redujo a cenizas la parte de la población<br />

que m-as valor tenía (Del folleto Las Piñas, 30).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 635<br />

A pesar de esta petición tan sentida de estos feligreses, el P. Provincial no creyó oportuno<br />

retirar su orden de traslado, y el P. Ezequiel pasó a tomar posesión de su nueva parroquia del<br />

pueblo de Santo Tomás.<br />

El P. Tomás Roldán, compañero de nuestro biografiado en dicha parroquia, años más tarde<br />

escribía al P. Minguella lo siguiente:<br />

«El P. Ezequiel, siempre afable, cariñosísimo con todos, observante sin rigideces, animado<br />

de verdadera caridad, nunca pensaba mal de nadie, aunque casi viese el delito... Fue siempre<br />

un santo, un ángel».<br />

5. Predicador conventual de Manila, su estancia en la parroquia de Santa Cruz y su Presidencia<br />

de Imus.<br />

Solamente un año permaneció el P. Ezequiel en la parroquia de Santo Tomás, pues vacante<br />

el oficio de Predicador conventual de Manila —que equivalía al de Predicador general<br />

de otras Congregaciones religiosas—, en el Capítulo Intermedio del 30 de octubre de 1880 era<br />

nombrado para dicho oficio el P. Ezequiel.<br />

Trasladóse, pues, a la capital filipina, pero, pocos meses después, ante su quebrantada salud,<br />

dispusieron los Superiores que fuera a residir en la parroquia de Santa Cruz, populoso<br />

barrio de Manila, regentada por su hermano el P. Eustaquio. Desde allí podía atender también<br />

a su oficio de Predicador.<br />

«No hay para qué decir —escribe el P. Antonio Muro, Subprior entonces del convento de<br />

Manila— que sus sermones sobresalían por una cualidad, la sencillez de su estilo a la vez que<br />

la claridad en la dicción, sin que por eso rebajase lo más mínimo la dignidad de la sagrada<br />

cátedra. En ellos no buscaba jamás mundanos aplausos, sino únicamente la gloria de Dios y la<br />

salvación de las almas. Por eso no gustaba que después de sus sermones le felicitasen con la<br />

enhorabuena, como era costumbre. Lo que predicaba con la palabra le salía del corazón, abrasado<br />

en el amor de Dios; así que no pocas veces se le vio hablar emocionado y derramar lágrimas,<br />

sobre todo cuando predicaba de la Santísima Virgen; y cierto es que con esto conmovía<br />

los corazones de los oyentes. Sus sermones de tabla en la catedral, si no eran los más elegantes<br />

por lo sublime del estilo y por sus rebuscadas frases, eran, sin embargo, los que más<br />

fruto hacían en los oyentes y los que más agradaban a las personas sensatas. Así lo oímos decir<br />

más de una vez al entonces Magistral de aquella santa iglesia, D. Faustino Sánchez Luna.<br />

Porque hay que tener en cuenta que el P. Ezequiel, además de las dotes morales que hemos<br />

mencionado, poseía buena voz y dulzura en la expresión.<br />

»No era sólo el púlpito —continúa el P. Muro— el campo de sus trabajos apostólicos; el<br />

confesonario absorbía una buena parte de su laboriosa vida. Primero en nuestra iglesia de<br />

Manila y luego en la de Santa Cruz se le vio desempeñar con acierto el difícil cargo de director


636 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de almas, y nunca faltaban alrededor de su confesonario muchas personas, pecadoras unas y<br />

piadosas otras, a las que el P. Ezequiel sacaba del lodazal de los vicios o dirigía por los amenos<br />

senderos de la vida espiritual, y todos encontraban en tan bondadoso Padre el alivio de<br />

sus almas».<br />

En el Capítulo Provincial de 1882 es reelegido el P. Ezequiel en el mismo oficio, pero en<br />

el mes de septiembre de este año se le confía el delicado cargo de Presidente de la casa de<br />

Imus y administrador de la hacienda. Ocupó dichos oficios durante un trienio muy a satisfacción<br />

de los inquilinos y de todos los religiosos, pues con todos se mostraba muy indulgente.<br />

A los principios de su estancia en la casa-hacienda dio una gran prueba de caridad heroica.<br />

El cólera morbo, que había causado ya muchas víctimas en la mayor parte de las islas del<br />

archipiélago filipino, llegó a Bacoor, pueblo limítrofe de Imus. El P. Ezequiel se puso a disposición<br />

del Párroco de aquel pueblo, P. Valentín Apellániz, y se hizo cargo de los barrios<br />

más próximos al de Imus, cuyos habitantes eran más de cuatro mil. Muchos días y muchas<br />

noches pasó nuestro religioso sin descansar, administrando los sacramentos a incontables enfermos<br />

en puntos distantes unos de otros.<br />

Trabajaba asimismo con verdadero celo en la ayuda que prestaba al Párroco del pueblo de<br />

Imus, el P. Learte, en la predicación y confesonario, a la vez que atendía a que los Hermanos<br />

de la casa-hacienda y sus dependencias cumplieran con las obligaciones cristianas y religiosas,<br />

con la buena dirección de los trabajos y con cuanto les estaban encomendado.<br />

6. Rector del colegio de Monteagudo<br />

En algunos Capítulos Provinciales se había pensado ya en el P. Ezequiel Moreno para<br />

darle algún cargo con voto capitular, pero se presentaba el obstáculo de tenerlo su hermano el<br />

P. Eustaquio y las Constituciones de la Orden no permitían que dos consaguíneos, en primer y<br />

segundo grado, tuvieran voz activa en el mismo Capítulo 41 .<br />

Mas al llegar el de 1885, deja de tener voto capitular el P. Eustaquio y entonces se nombra<br />

al P. Ezequiel Rector del colegio de Monteagudo. Su antiguo compañero de Puerto Princesa<br />

P. Antonio Muro, designado ahora Vicerrector del mismo colegio, nos referirá que,<br />

«después de un feliz viaje, llegó a su destino a mediados del mes de julio, cuando España se<br />

hallaba en gran parte invadida por el cólera morbo, razón por la que tanto el P. Ezequiel como<br />

los Padres que con él venían de Filipinas, hubieron de sufrir no pocos contratiempos y algunas<br />

detenciones».<br />

Nuestro biografiado, antes de tomar posesión del cargo, se dirigió a Alfaro a pasar unos<br />

días de descanso. Mas, por estar su ciudad natal invadida por el cólera, se vio obligado a permanecer,<br />

por espacio<br />

41 COR, a. 1745, pars III, c. II, n. 8: «Consanguinei, in primo, et secundo gradu (quia vocem, eodem tempore, in<br />

Capitulis habere minime valent), obtinere Officia simul numquam poterunt, sed unus, vel alius, ut subinde<br />

non concurrant».


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 637<br />

de dos días, en una casa de las afueras. Transcurridos aquéllos, la primera visita del P. Ezequiel<br />

fue para el convento de religiosas dominicas, tan recordadas y amadas por él.<br />

Terminados los días de descanso, llega a Monteagudo y toma posesión de su cargo el 9<br />

de agosto. Las palabras que con este motivo dirige a la comunidad son una glosa del texto<br />

evangélico «Qui intrat autem per ostium, pastor est ovium (Io 10, 2) 42 .<br />

En el mismo mes de agosto hacía su aparición en Monteagudo el temido cólera. Para invocar<br />

la protección de la Virgen María del Camino en esta triste circunstancia, a ruegos del<br />

Ayuntamiento de la villa se bajó a la iglesia parroquial la veneranda imagen, que nuevamente<br />

fue conducida a la del convento, al ocurrir el primer caso de la referida enfermedad en la comunidad<br />

43 .<br />

Poco antes de que el cólera comenzase a invadir los pueblos cercanos al de Monteagudo,<br />

el P. Ezequiel había ordenado que la comunidad tomase una disciplina semanal extraordinaria.<br />

En el convento llegaron a darse doce casos de dicha enfermedad, pero sólo hubo que lamentarse<br />

dos defunciones, las de un donado y un corista. El buen P. Rector se desvivió para<br />

que nada faltase a los enfermos en lo material y mucho menos en lo espiritual. A este fin tenía<br />

dispuesto que cada enfermo tuviera permanentemente dos asistentes, con objeto de que, al<br />

separarse uno de ellos por algún servicio necesario, quedase el otro con el enfermo.<br />

Las pláticas del P. Ezequiel a la comunidad producían admirables efectos en todos. Los<br />

coristas, ansiosos de oírle, preguntaban no pocas veces al P. Vicerrector: «¿Cuándo predica<br />

nuestro Padre Rector?»<br />

Cuando sus sermones eran en el púlpito para los fieles, movía en verdad a los oyentes,<br />

«porque predicaba lo que sentía y practicaba lo que decía». De ahí que la fama de sus predicaciones,<br />

junto con el buen olor de sus virtudes, se extendió por todos los pueblos circunvecinos<br />

y por ello era muy solicitado para que ocupase el púlpito de sus iglesias.<br />

De carácter dulce, no se le solía ver alterado. Si tenía que reprender, lo verificaba con<br />

tanta dulzura que más que Superior parecía un amigo cariñoso, por lo que sus reprensiones<br />

eran siempre bien recibidas.<br />

En el coro se le encontraba en cualquier tiempo, pues acostumbraba a ir a él con frecuencia.<br />

Su fervor en la oración era notable y, a pesar de su cuidado en ocultarlo, muchas veces se<br />

le notaba en el exterior con cierto temblor en todo su cuerpo que hacía retemblar la misma<br />

tarima.<br />

Contaba el hermano Fray Angel Morrás que lo que más admiró en él fue la pobreza de su<br />

celda. En cierta ocasión en que este religioso, por no encontrar al hermano enfermero, tuvo<br />

que llevar al P. Ezequiel, ya acostado en la cama, una taza de manzanilla, «fue tal —dice— la<br />

impresión que yo recibí al verlo en una cama tan pobre y tan pobrecico<br />

42 BSN, a. 1948, 95<br />

43 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong>, artículo séptimo.


638 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

todo que yo, al pronto, no sabía qué hacer, pues no me figuraba yo encontrar una pobreza tan<br />

grande en la celda del Padre Rector».<br />

Ya se ha indicado en otro lugar de este tomo de Crónicas el viaje que hizo a Roma con el<br />

P. Minguella a las fiestas jubilares de Su Santidad León <strong>XII</strong>I 44 .<br />

Ya hemos visto en este mismo capítulo la ida del P. Ezequiel Moreno a Colombia, como<br />

Representante del P. Comisario Apostólico, para la restauración de la Provincia de la Candelaria<br />

y sus primeras actuaciones. Añadiremos aquí, como final de estas notas biográficas, este<br />

detalle que refiere el P. Minguella:<br />

«Al hablarle del asunto de Colombia, ya me indicó su deseo de ir como súbdito; no lo estimaron<br />

así los Superiores, a cuya voluntad rindió la suya el P. Ezequiel».<br />

II.- El Padre Fray Juan Nepomuceno Bustamante de San José<br />

En el mes de junio del año 1889, «el día 15, al salir del confesonario nuestro Padre Ezequiel<br />

—nos cuenta el P. Matute— recibió un telegrama en el que le comunicaban la muerte<br />

del Reverendo Padre Bustamante, acaecida en Ráquira el día anterior, a las doce de la noche,<br />

después de haber recibido fervorosamente los santos sacramentos. Inesperada noticia que nos<br />

impresionó no poco, pues apenas sabíamos que estaba delicado en cama, hacía unos pocos<br />

días. En Ráquira, El Desierto y sus inmediaciones, fue muy sentida la muerte del Reverendo<br />

Padre Bustamante, quien rindió su jornada en esta vida después de haber trabajado como bueno<br />

en disponer las cosas de tal manera que con él no murieran sus proyectos de restauración<br />

en la religiosa Provincia que tanto amaba. Si aún nos podía haber servido de mucho, pudo, sin<br />

embargo, exhalar su postrer suspiro, asistido por sus hermanos de Religión, con el dulce consuelo<br />

de dejar ya sembrada la semilla, que había de producir el deseado fruto».<br />

«En el convento de El Desierto —refiere también el P. Matute— se le hicieron solemnes<br />

funerales y su cadáver quedó sepultado en el cementerio del mismo. En Bogotá también le<br />

hicieron honras y allá en el cielo recibiría, sin duda, el galardón y premio merecido a sus méritos<br />

y virtudes por la gracia de Nuestro Señor» 45 .<br />

Llamáronse sus padres Leandro Bustamante y Blasina Neira. El lugar de su nacimiento<br />

debió ser Tunja, pues recibió las aguas bautismales en la Iglesia de Santa Bárbara de esta ciudad.<br />

Se desconoce la fecha de su nacimiento.<br />

El 19 de marzo de 1850 emitía los votos religiosos en el convento de El Desierto ante el<br />

Prior del mismo, P. Calixto Ruiz del Espíritu Santo, quien con fecha del 1 de abril mandaba al<br />

P. Provincial y su Definitorio el oficio siguiente:<br />

«Pongo en conocimiento de Vuestra Reverencia lo siguiente: primero que el día<br />

19 del pasado profesó el hermano Fray<br />

44 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong>, artículo cuarto.<br />

45 S. MATUTE, Apuntes, 1, 77; M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 95.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 639<br />

Juan Nepomuceno Bustamante, religioso que en dos años que estuvo como devoto y<br />

otro de novicio no dio lugar para la más mínima corrección; de él se puede decir «dilectus<br />

Deo et hominibus», porque aun los mismos seculares hacen elogio de sus modales.<br />

Vuestras Reverencias no ignoran que los sentimientos justos que tengo de dos que<br />

fueron mis novicios y les di la profesión, se han manejado como saben; hoy se halla<br />

este noviciado más apurado para que no se engañen ni nos engañen; el que profesó fue<br />

aprobado «per ignem et aquam» 46 .<br />

Hizo sus estudios el joven religioso en el citado convento del Desierto y en los primeros<br />

meses del año 1855 el Definitorio aprobaba la concesión de la debida patente para ser ordenado<br />

de presbítero.<br />

El P. Bustamante, ya sacerdote, continuó, al parecer, en el mismo convento del Desierto<br />

por algún tiempo. Acerca de él no hemos encontrado noticia alguna hasta la que nos proporciona<br />

un escrito que le dirige el 25 de agosto de 1861 el P. Rocha. Se trata de un asunto un<br />

tanto desfavorable, por cierto, para nuestro biografiado, pero creemos un deber no omitirlo.<br />

Encontrábase el P. Bustamante, a la sazón, ejerciendo las funciones ministeriales en un<br />

curato, pero «contra la voluntad del Prelado y contra las disposiciones terminantes de las actas<br />

generales» y llevaba más de diez meses con las gestiones conducentes a conseguir la secularización<br />

ante el señor Delegado Apostólico.<br />

En el referido escrito el Provincial, P. Rocha, le ordena volver al convento bajo pena de<br />

suspensión. «Pero conociendo —dice el citado Padre— la docilidad, la obediencia y demás<br />

virtudes que adornan a Vuestra Reverencia, expero no dé lugar a esto, ni me comprometa a<br />

nueva orden» 47 .<br />

No hubo lugar para que retornara al convento nuestro biógrafo, pues, triunfante la revolución<br />

encabezada por el General Mosquera en el mes de julio del referido año 1861, en la fecha<br />

del escrito del P. Rocha ya se habían dado las primeras disposiciones persecutorias que pronto<br />

habían de desembocar en la exclaustración de todos los religiosos. En honor del P. Bustamante<br />

se ha de consignar que su nombre no figura entre los de los agustinos recoletos, que se sometieron<br />

a los decretos de tuición y desamortización. El Gobierno exigía dicho sometimiento<br />

con graves amenazas contra los que no lo hicieran 48 .<br />

Después de ocurrir la exclaustración, el P. Bustamante continuó con la administración espiritual<br />

de algunos pueblos hasta que, a principios del año 1876, el P. Rocha, que conocía sus<br />

deseos de la restauración de la Provincia, le comisionó para trasladarse a Europa e ir a Roma,<br />

como todo ya queda explicado en el capítulo octavo del presente tomo de Crónicas.<br />

46 R. BUITRAGO, Memorias biográficas, 616; Arch. de El Desierto, Lib. de Profesiones 2.º, 1782-1858, f. 44; M.<br />

GANUZA, Misiones candelarias, 3, 96, quien dice equivocadamente que profesó en 1848 en manos del P.<br />

Rocha.<br />

47 AC, t. CLVIII, f. 8.<br />

48 CR, 11, 490, 518.


640 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Según se dice en el citado lugar, el 19 de febrero de 1878 fue nombrado por el P. Rocha<br />

Capellán de la iglesia del Desierto. «Por espacio de varios años —escribe el P. Ayape— no<br />

gozó de más compañía que la de unos dos o tres muchachos que le ayudaban en las cosas del<br />

convento e iglesia. Todavía existe un anciano, llamado Agustín Velosa, que me ha contado las<br />

peripecias de aquellos días luctuosos. Él sirvió de muchacho al Padre Bustamante y lo recuerda<br />

con lágrimas de emoción en sus ojos».<br />

Anota asimismo el P. Ayape que el señor Obispo de Tunja, don Severo García, expidió el<br />

14 de diciembre de 1883 unas letras en las que se daba licencia al P. Juan Nepomuceno Bustamante,<br />

Capellán de El Desierto de la Candelaria, para que por sí o por medio de una persona<br />

de entera confianza, pudiera pedir limosna en todas las parroquias de la diócesis con el fin de<br />

atender a los gastos que exigían el sostenimiento del culto y el componer las ruinas del citado<br />

convento 49 .<br />

Recordaremos en estas notas que, como ya se dijo también en el referido capítulo octavo,<br />

en el mismo año 1878 el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, nombró al P. Bustamante<br />

sustituto del Provincial, P. Victorino Rocha, como Vicario Provincial, en caso de alguna imposibilidad<br />

o accidente de éste. Había sido el mismo P. Rocha quien le había propuesto con<br />

frases muy elogiosas para nuestro biografiado.<br />

No hemos de repetir aquí lo referente a su segundo viaje a España el año 1884, su regreso<br />

a Colombia con el Visitador P. Enrique Pérez y estancia de éste en el convento del Desierto.<br />

Relatado queda todo con detalle en el capítulo undécimo. Lo mismo decimos de cuanto se<br />

acaba de anotar en el capítulo presente.<br />

Parecerá algo extraño que nuestro benemérito agustino recoleto, P. Bustamante, no continuara<br />

en el convento del Desierto una vez que se acomodaron en él los primeros religiosos<br />

llegados de España. Creemos que muy bien nos pueden servir de explicación las siguientes<br />

frases del P. Marcelino Ganuza:<br />

«Al conferir con ellos —con los recién venidos de España— los múltiples planes que tenía<br />

en favor tanto del convento como de la restauración de nuestra Orden en este país y persuardirse<br />

que convenía más dejarles en libertad completa para su mejor desarrollo, con singular<br />

abnegación y desprendimiento se trasladó a Ráquira, donde regentando la parroquia le<br />

llamó al poco tiempo Nuestro Señor para concederle sin duda la corona eterna del cielo, legando<br />

cuanto tenía y había adquirido con su trabajo en favor de la comunidad, cuya Regla<br />

había profesado» 50 .<br />

Hemos de explicar, en relación con esto último, que ya durante la visita del P. Enrique<br />

Pérez traspasó a favor de este religioso la escritura de compra-venta del convento del Desierto<br />

y sus pertenencias, que estaba a su nombre. De todos los demás bienes y créditos hizo asimismo<br />

escritura a favor del P. Ezequiel Moreno y además otorgó<br />

49 E. AYAPE, El Desierto, 160.<br />

50 M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 98.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 641<br />

testamento en el que dejaba herederos universales a los PP. Enrique Pérez e Íñigo Narro. Como<br />

en la escritura hecha a favor del P. Ezequiel se le olvidó al P. Bustamante incluir algunos<br />

de los bienes, presentáronse sus sobrinos reclamándolos como herederos, pero perdieron el<br />

pleito interpuesto por ellos, pues, como hemos dicho, existía el referido testamento por el que<br />

se declaraba que los verdaderos herederos eran los dos Padres citados 51 .<br />

Con todo esto resulta que nuestro bendito P. Bustamante, aun después de muerto, ofrecía<br />

a los religiosos una ayuda muy necesaria en aquellos momentos.<br />

Sean nuestras últimas palabras para consignar que el P. Juan Nepomuceno Bustamante<br />

era alto de cuerpo, serio en sus cosas y muy ordenado y devoto.<br />

51 AG, carp. 4, carta del P. E. Pérez al P. Comisario Apostólico, del 27-8-1889; A-2.º, 1, cartas del P. Narro al P.<br />

E. Pérez, de 13-11-1889 y 30-12-1890. Entre los bienes se encontraba la hacienda de San José de Serna,<br />

que el P. Bustamante había adquirido para el convento del Desierto en el corregimiento de San Miguel, jurisdicción<br />

del municipio de Tinjacá (E. AYAPE, Fundaciones, f. 17).


CAPÍTULO XIV<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1888-<strong>1891</strong><br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Convocatorias al Capítulo Provincial y anuncio de su próxima celebración al Gobernador<br />

General. –El Capítulo con todo lo actuado en él. –Comunicación de los nombramientos<br />

y juramento de los religiosos con cargos en la Península. –Dos<br />

cartas del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico. –Aprobación<br />

del Capítulo, excepto el acta 19 que queda en suspenso. –Uno<br />

de los ex Provinciales Padres Learte y Gómez puede ser<br />

convocado al Definitorio privado<br />

I.- Convocatorias al Capítulo Provincial y anuncio de s<br />

próxima celebración al Gobernador General<br />

El Provincial de Filipinas, P. Santos Paredes, con fecha 23 de noviembre de 1887 dirigió<br />

sendas convocatorias al Capítulo Provincial, cuya celebración debía tener lugar en el convento<br />

de Manila los días 20, 21 y 23 de abril de 1888, al P. Comisario y Vicario Provincial en<br />

España y a los PP. Rectores de los colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán, con el<br />

encargo de acuse de recibo de la respectiva convocatoria. Lo mismo hacía dicho P. Provincial<br />

el 30 de diciembre del citado año 1887 con los religiosos que en Filipinas gozaban de voz y<br />

voto en el susodicho Capítulo 1 .<br />

Asimismo, pero ya el 4 de abril de 1888, comunicaba el P. Provincial al señor Gobernador<br />

y Capitán General de las islas, de conformidad con las superiores disposiciones vigentes,<br />

la próxima celebración del Capítulo y elección en el mismo del nuevo Prelado de la Provincia<br />

en el convento de Manila el 21 del mes citado, entre las siete y ocho de la mañana.<br />

Recibida la comunicación, disponía dicho señor Gobernador el día 17, como Vice Real<br />

Patrono, que el señor Consejero de Administración, don Joaquín Santamarina, asistiera al acto<br />

de la elección con el carácter de Asistente Real 2 .<br />

1 AM, 54, Oficios, ff. 294, 300.<br />

2 AM, 59, Oficios, f. 135.


644 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- El Capítulo con todo lo actuado en él<br />

En la mañana del día 20 de abril de 1888 daba comienzo el Capítulo 3 con asistencia de<br />

los Padres vocales siguientes:<br />

Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, Provincial; Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del<br />

Río Manzano, ex Comisario; Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús, ex Provincial; Fr.<br />

Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, Fr. Mariano Bernad del Pilar, Fr. Fidel de<br />

Blas de la Asunción y Fr. Juan Santesteban de San José, Definidores; los Priores, Fr. Félix<br />

Guillén de San José, de Manila; Fray Bernardo Muro del Carmen, de Cebú; Fr. Gregorio<br />

Sesma del Rosario, de San Sebastián; Fr. Esteban Martínez de San Antonio de Padua, de Santa<br />

Cruz de Manila; Fr. Julio Saldaña de Santo Domingo de Guzmán, de Taytay; Fr. Leandro<br />

Navarro de la Concepción, de Baclayón; Fr. Simón Marín de la Virgen del Amor Hermoso,<br />

de Mandaue; Fr. Benito Tutor de San Agustín, de Romblón; Fr. Andrés Ferrero de San José,<br />

de Bolinao; Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen, de Calapán; Fr. Jorge Tabuenca del Pilar, de<br />

Dumaguete; Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva, de Imus, y Fr. Patricio Adell de<br />

San Macario, de Jimamailan; Fr. Miguel Ugarte del Pilar, Secretario de Provincia; Fr. <strong>Manuel</strong><br />

Clemente de San José, Subprior y Maestro de novicios de Manila, y Fr. Indalecio Martínez de<br />

Santa Lucía, Procurador General.<br />

Estuvieron ausentes estos Padres Capitulares:<br />

Fr. José María Learte del Carmen, ex Provincial; Fr. Toribio Minguella de la Merced,<br />

Comisario en Madrid; Fr. Faustino Pérez del Rosario, Prior de Cavite, que se encontraba en la<br />

Península por enfermedad, y Fr. Ezequiel Moreno del Rosario, Fr. Hilario Eraso de la Virgen<br />

de Araceli y Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico, Rectores, respectivamente, de Monteagudo,<br />

Marcilla y San Millán de la Cogolla.<br />

Fue proclamado Presidente del Capítulo el Definidor más antiguo, P. Lorenzo Hernández,<br />

y elegidos Jueces de causas los PP. Indalecio Martínez, Carlos Úbeda y Jorge Tabuenca.<br />

Hizo presente, a continuación, el Provincial, P. Paredes, que el señor Obispo de Jaro, P.<br />

Leandro Arrué, «religioso de la Provincia antes de ser promovido al Episcopado, le suplicaba<br />

que propusiese a los Padres Capitulares lo acordado en Definitorio privado, referente a la<br />

obligación de celebrar dicho señor Obispo los sufragios que acostumbra la Provincia por cada<br />

uno de sus religiosos difuntos, a condición de que ésta se comprometiese a la recíproca; lo<br />

que fue aprobado por unanimidad».<br />

Leídas, luego, las actas del Capitulo anterior 4 , fueron aprobadas. Sus temas eran los siguientes:<br />

Sumisión al P. Comisario Apostólico; sufragios por los religiosos difuntos y en el<br />

convento de Manila por los fallecidos en la Península; vacante de los curatos de religiosos<br />

nombrados para algún cargo que exija residencia personal; examen y aprobación<br />

3 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 146.<br />

4 Tomo presente, 66, 111, 175, 260, 350, 408, 538.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 645<br />

en el idioma para poder administrar; admisión al noviciado y la de algunos hermanos con<br />

cierta instrucción; juramento de regresar a Filipinas de los elegidos para algún oficio en la<br />

Península; órdenes de los Diocesanos sobre gastos en las iglesias; institución de Lectores;<br />

remisión por los PP. Rectores de los colegios de relación exacta y detallada de sus religiosos;<br />

elección trienal del Vicario Provincial y Comisario en la Península; visita del P. Provincial de<br />

los libros canónicos de las parroquias y fondos de las iglesias; número de pretendientes admitidos;<br />

residencia personal de los Priores de Cavite, Cebú y San Sebastián; proposición para<br />

servir curatos en propiedad; plan de estudios y lugar para la celebración del próximo Capítulo.<br />

Además de las actas anteriores se aprobaron, con los números 19 y 20, las dos nuevas que<br />

siguen:<br />

«Habiendo cesado en parte las causas que dispensaron a los Padres Definidores de<br />

la residencia, manda el presente Capítulo que estén al lado del Provincial en la forma<br />

siguiente: dos de ellos, desde principios del trienio hasta el Capítulo Intermedio, y los<br />

otros dos, desde el Capítulo Intermedio hasta la celebración del Capítulo próximo,<br />

quedando la alternativa a elección de N. P. Provincial.<br />

Manda el presente Capítulo que N. P. Comisario y Padres Rectores de los colegios<br />

procuren haya conformidad en todo en los tres colegios, especialmente en los días y<br />

horas de clase y de recreaciones».<br />

Al día siguiente, sábado 21, por la mañana, elegidos escrutadores los PP. Esteban Martínez,<br />

Bernardo Muro y <strong>Manuel</strong> Clemente, se procedió a la elección de Prior Provincial, cargo<br />

que recayó en el P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción.<br />

Por la tarde, fueron elegidos Definidores los PP. Fr. Benito Tutor de San Agustín, Fr.<br />

Andrés Ferrero de San José, Fr. Simón Marín de la Virgen del Amor Hermoso y Fr. Félix<br />

Guillén de San José. Y, seguidamente, se proclamó Aditos a los PP. Fr. Laureano Navarro de<br />

la Concepción, con seis votos; Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen y Fr. Jorge Tabuenca del Pilar,<br />

ambos con dos.<br />

En la tarde del día siguiente, domingo 22, el Definitorio pleno aprobó las determinaciones<br />

del Capítulo anterior 5 , a excepción de la última que trataba del recurso al Papa con la súplica<br />

para obtener dispensa de las Constituciones que prohibían la reelección, si no era por<br />

unanimidad.<br />

Las determinaciones aprobadas versan sobre los puntos siguientes: Remisión anual del<br />

plan de almas por los religiosos párrocos; órdenes superiores y facultades extraordinarias in<br />

foro externo de la autoridad eclesiástica; casos mensuales de moral; obediencia y respeto a los<br />

Vicarios Provinciales; no facilitar certificaciones en perjuicio de un tercero; frecuente lectura<br />

de las Constituciones y del «Modo<br />

5 Tomo presente, 66, 112, 176, 262, 352, 409, 539.


646 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de administrar»; exactitud en el libro de carga y data; gasto que pueden hacer los Priores de<br />

Cavite, Cebú y San Sebastián; inventario en los ministerios; exposiciones de los religiosos a<br />

las autoridades superiores; aplicación de la misa a intención de los respectivos superiores por<br />

todos los religiosos que celebren en los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián, y<br />

las dos misas mensuales a intención del Prior de Manila por todos los religiosos de los ministerios;<br />

facultad del P. Provincial para dar licencias ministeriales y dimisorias para Órdenes;<br />

Visita provincial a las haciendas; colecta del seis por ciento de los estipendios por Párrocos y<br />

Misioneros; provisión de todo lo necesario al religioso sustituto accidental de otro en algún<br />

ministerio; el no envío a Filipinas, a no ser por la salud, a los que no hubieren cumplido veintidós<br />

años de edad y sobre los estudios; privilegios a los que hubieren administrado por espacio<br />

de veinte años o desempeñado ciertos cargos; examen de fin de curso en los tres colegios;<br />

destino de dos religiosos a cada ministerio; intención de la misa del religioso Compañero,<br />

quien entregará inmediatamente las limosnas para misas, y, finalmente, los ejercicios espirituales<br />

anuales.<br />

Por último, el lunes, día 23, se verificaron los nombramientos siguientes:<br />

Prior de Manila, el P. Fr. José Sánchez del Carmen.<br />

Prior de Cavite, el P. Fr. Marciano Landa del Rosario.<br />

Prior de Cebú, el P. Fr. Andrés Torres de la Concepción.<br />

Prior de San Sebastián, el P. Fr. Bernardo Muro del Carmen.<br />

Prior de Santa Cruz de Manila, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Prior de Taytay, el P. Fr. Esteban Martínez de San Antonio de Padua.<br />

Prior de Baclayon, el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Prior de Mandaue, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen.<br />

Prior de Romblón, el P. Fr. Jorge Tabuenca del Pilar.<br />

Prior de Bolinao, el P. Fr. Gregorio Sesma del Rosario.<br />

Prior de Calapán, el P. Fr. Laureano Navarro de la Concepción.<br />

Prior de Dumaguete, el P. Fr. Ramón Zueco de San Joaquín.<br />

Prior de Imus, el P. Fr. Indalecio Martínez de Santa Lucía.<br />

Prior de Jimamailan, el P. Fr. Miguel Ugarte del Pilar.<br />

Rector de Monteagudo, el P. Fr. Ángel Belaza de los Dolores.<br />

Rector de Marcilla, el P. Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico.<br />

Rector de San Millán, el P. Fr. Hilario Eraso de la Virgen de Araceli.<br />

Secretario de Provincia, el P. Fr. Francisco Bergasa de la Virgen de Vico.<br />

Procurador General, el P. Fr. Roque Leza del Patrocinio de María.<br />

Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Constancio Asensio del Pilar.<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Juan Santesteban<br />

de San José.<br />

Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Eusebio Baztán de Santa Ana


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 647<br />

Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Clemente de San José.<br />

Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Félix Pérez de la Soledad.<br />

Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Eduardo Melero del Carmen.<br />

Cronista de la Provincia, el P. Fr. Toribio Minguella de la Merced 6 .<br />

Predicador Conventual de Manila, el P. Fr. Fernando Mayandía del Pilar.<br />

Confesor Conventual de Manila, el P. Fr. Gabriel Gallástegui del Carmen.<br />

Confesor Conventual de Cavite, el P. Fr. Valentín García de San Bonifacio.<br />

Confesor Conventual de Cebú, el P. Fr. Lope Martínez de San Ramón.<br />

Confesor Conventual de San Sebastián, el P. Fr. Pedro Muro de San Agustín.<br />

Confesor de Monteagudo, el P. Fr. Adolfo Muro del Carmen.<br />

Confesor de Marcilla, el P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario.<br />

Confesor de San Millán, el P. Fr. Máximo Leza del Patrocinio de María.<br />

Jueces de causas: Padres Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián, y Padres<br />

Secretario de Provincia, Procurador General y Subprior de Manila.<br />

III.- Comunicación de los nombramientos y juramento de los<br />

religiosos con cargos en la Península<br />

Cuatro días después de finalizar el Capítulo, el Provincial, P. Fidel de Blas, ponía en manos<br />

de los señores Gobernador General y Arzobispo de Manila la nómina de los religiosos<br />

nombrados para algún cargo u oficio en el Capítulo. El 15 de mayo hacía lo propio con los<br />

señores Obispos de Jaro y de Cebú. Tres días antes de esta última fecha le había contestado el<br />

señor Arzobispo y le decía que «con mucho aprecio» había recibido la referida nómina 7 .<br />

De conformidad con una de las actas capitulares, el 26 de mayo y ante el P. Provincial,<br />

prestaron juramento de regresar a Filipinas, cuando los Superiores lo ordenaren, los religiosos<br />

nombrados para los cargos de Comisario en Madrid y Vicerrectores de los tres colegios, PP.<br />

Santesteban, Baztán, Clemente y Pérez. El 22 de julio hacían<br />

6 En el libro de Cosas notables del Provincialato (AM), 5, escribe el P. FIDEL DE BLAS: «Era palmaria la necesidad<br />

de que algún religioso nuestro, dotado de las cualidades convenientes para el caso, se consagrase a estudiar<br />

y continuar la <strong>Historia</strong> de nuestra Provincia, interrumpida desde el año 1690, por lo que el Capítulo<br />

confió este importante asunto con el cargo de Cronista al M. R. P. ex Comisario Fr. Toribio Minguella de la<br />

Merced, quien por su vasta ilustración, estilo de escribir correcto y delicado y miembro correspondiente<br />

que es de la Academia de la <strong>Historia</strong> en Madrid, reúne todas las condiciones apetecibles».<br />

7 AM, 59, Oficios, f. 135v; 54, Oficios, ff. 314v, 330.


648 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

lo mismo los PP. Belaza y Melero, Rector y Maestro de novicios de Monteagudo 8 .<br />

IV.- Dos cartas del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico<br />

El 12 de mayo escribe el P. Provincial al P. Comisario Apostólico una carta que, para<br />

mayor seguridad, se la remite por conducto del P. Comisario de la Provincia en Madrid.<br />

En dicha misiva el P. Fidel de Blas, después de darle cuenta al P. Gabino Sánchez de su<br />

elección en Capítulo para el cargo de Prior Provincial, le confiesa que es su primer deber dirigirse<br />

a él «para saludarle con el cariño de hijo, solicitar su paternal bendición y, como buen<br />

súbdito, ponerse incondicionalmente a sus órdenes».<br />

«Incluyo a Vuestra Reverendísima —sigue a continuación— las actas y determinaciones<br />

del citado Capítulo, suplicándole humildemente tenga a bien aprobarlas en todas sus partes, o<br />

sea, en lo referente a cosas y personas o nombramientos.<br />

»Cábeme la satisfacción de manifestar a Vuestra Reverendísima, a propósito de esta súplica,<br />

que el Capítulo se ha celebrado con extraordinaria paz y armonía, que los PP. Definidores<br />

han sido elegidos uno de cada una de las provincias más importantes de nuestra administración<br />

y que, comprendiendo los Padres todos del Definitorio pleno lo crítico y excepcional<br />

de los tiempos actuales, han sabido sobreponerse (sin que esto sea tachar de parcialidad a los<br />

que nos han precedido) a las exigencias del amor propio, han tomado por blanco la mayor<br />

gloria de Dios y el honor y lustre de su amada Provincia y han escogido para los cargos de<br />

residencia los religiosos que en Dios y en su ilustrado criterio han creído más aptos para ellos.<br />

»En las actas se han puesto dos nuevas después de suficientemente discutidas: la una, o<br />

sea, la 19, manda la residencia en Manila, o al lado de N. P. Provincial, de dos de los PP. Definidores,<br />

alternando todos en medio trienio para la debida equidad entre ellos. Y ciertamente,<br />

el excesivo aumento del personal, las consiguientes necesidades de la Provincia y, sobre todo,<br />

las dificultades de los tiempos que atravesamos, han colocado a N. P. Provincial en situación<br />

tan embarazosa que apenas podía despachar los múltiples y variados asuntos que sobre él pesan,<br />

aun sin dedicarles la detenida atención que algunos exigen, sin el concurso, consejo y<br />

ayuda de Padres graves de su confianza. Así es que, por unanimidad, se consideró necesaria la<br />

resolución de poner en juego los medios disponibles para allanar esta dificultad y hacer más<br />

llevadero a N. P. Provincial el peso del gobierno; y, conviniendo los PP. Capitulares en que,<br />

con observar lo mandado por nuestras sagradas leyes respecto a la residencia de los Padres<br />

Definidores, se resolvía de plano la cuestión, se vio el inconveniente de que redundaba en<br />

notable perjuicio de los ministerios la residencia en Manila de cuatro religiosos de entre lo<br />

más selecto. Por<br />

8 AM, 54, Oficios, ff. 332v, 350v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 649<br />

lo que, y siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos los Padres agustinos calzados, se procuró<br />

conciliar los encontrados intereses de una y otra parte y se mandó la residencia de sólo dos de<br />

los PP. Definidores.<br />

»La otra acta, o sea, la 20, manda se observe en los tres colegios la debida uniformidad,<br />

ya en cuanto a la disciplina regular, ya respecto del método en los estudios y días de clase.<br />

Los PP. Capitulares se enteraron por diversos conductos, todos fidedignos, de que en los colegios<br />

había algún desorden y confusión por haberse introducido en alguno costumbres y tolerado<br />

prácticas que no se toleraban ni existían en los otros, donde, en cambio, regían otras que<br />

no se permitían en el primero; y, para evitar otros mayores males que podrían originarse de<br />

semejante desorden, salieron a la defensa de la ley y añadieron esa acta con cuya observancia<br />

desaparecerá todo lo que no sea conforme con nuestras sagradas Constituciones, con los estatutos<br />

de los colegios y con las actas de nuestros Capítulos, y se establecerá el orden y la paz<br />

que se desea» 9 .<br />

El 18 de octubre escribe nuevamente el P. Fidel de Blas al P. Gabino Sánchez y le explica<br />

que «en su carta anterior sacrificaba su propio juicio en obsequio a lo mandado por el Capítulo<br />

en la 19 de sus actas y exponía las razones en que se había fundado para ello y suplicaba su<br />

aprobación; mas, por desgracia, la experiencia se encargó de probar que no eran vanos los<br />

temores ni infundadas las sospechas que en Capítulos anteriores habían aconsejado lo contrario.<br />

Y ahora me veo en la triste necesidad de explicar el sentido del telegrama que el 7 del<br />

actual puse a Vuestra Reverendísima, y de suplicarle de nuevo que, en atención a las razones<br />

que expongo, tenga por no hecha la súplica de mi primera carta y, por el contrario, deje sin<br />

efecto lo mandado en dicha acta 19.<br />

»No es extraño —continúa el P. Provincial— que en el último Capitulo, celebrado bajo la<br />

dolorosa impresión de los sucesos ocurridos en esta capital y de los peligros que entonces se<br />

temían, se concluyese por aprobar lo que en otras circunstancias se había aprobado. Si es cierto<br />

que por ahora, como siempre, es muy conveniente que el Provincial tenga a su lado personas<br />

graves con quienes consultar asuntos difíciles, no lo es menos que, siendo él responsable<br />

ante Dios y los hombres, debe tener cierta independencia y, teniendo, como ahora, tres Padres<br />

ex Provinciales cerca de sí, prácticos en el manejo de los negocios de la Provincia, no hay<br />

necesidad de que los PP. Definidores residan en Manila. Pero, si lo mandado se redujese a la<br />

no necesidad y a no ofrecer ventaja alguna positiva, me hubiera ahorrado esta carta; pero,<br />

fuerza es confesarlo, las ventajas que algunos se prometían de la residencia de los Definidores,<br />

se han convertido en dificultades al Provincial que le imposibilitan, o poco menos, para<br />

gobernar la Provincia según el dictamen de su conciencia y su recto criterio y prudencia, que<br />

el Capítulo debía ver en él, al confiarle el oficio; pues no es posible gobernar si los PP. Definidores,<br />

al no tener otro cargo y<br />

9 AM, 54, Oficios, f. 330v; AG, carp. Filipinas F, 1862-1901.


650 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

tal vez por estar desocupados, se creen llamados a intervenir hasta en los más pequeños detalles<br />

de gobierno. Entonces el Provincial se ve en la alternativa o de someterse por completo a<br />

las exigencias de los Definidores o recibir un desaire en cada Definitorio.<br />

»Espera que, por amor a la paz, orden y bienestar de la Corporación, accederá Vuestra<br />

Reverendísima a este ruego que, bien a pesar mío y sólo obligado por las circunstancias, me<br />

he atrevido a dirigirle» 10 .<br />

V.- Aprobación del Capítulo, excepto el acta 19, que queda en suspenso<br />

Una vez en poder del P. Comisario Apostólico las actuaciones capitulares y las dos cartas<br />

anteriores del P. Provincial, por decreto fechado en Madrid el 30 de octubre del mismo año<br />

1888 se aprueban y confirman las actas, determinaciones y nombramientos hechos en el Capítulo.<br />

Mas, por lo que se refiere al acta 19, de la que hablaba el P. Fidel de Blas en sus dos cartas,<br />

dice el P. Gabino Sánchez en su decreto:<br />

«Nos reservamos proveer por ahora, continuando las cosas como ha sido costumbre<br />

hasta aquí» 11 .<br />

A primeros de diciembre se recibía en Manila el decreto anterior y, con fecha 10 del<br />

mismo mes, firma el P. Provincial sendos oficios dirigidos a cada uno de los dos Definidores<br />

que habían quedado en Manila, PP. Benito Tutor y Andrés Ferrero. En ellos les participa la<br />

aprobación del Capítulo por el P. Comisario Apostólico con la salvedad del acta 19, a fin de<br />

que se dispongan a volver a sus antiguos ministerios. Dichos Padres así lo verificaron 12 .<br />

VI.- Uno de los ex Provinciales Padres Learte y Gómez puede<br />

ser convocado al Definitorio privado<br />

Como consecuencia de la determinación anterior, hallóse el P. Provincial en 1889 con la<br />

dificultad de no poder reunir capítulo privado de Definitorio por la distancia que entonces se<br />

encontraban, lejos de Manila, los PP. Definidores y sus Aditos, que podían sustituirles. Únicamente<br />

quedaba un Definidor en las cercanías de la capital filipina.<br />

Ante esta situación, el P. Fidel de Blas, por conducto del P. Comisario de la Provincia en<br />

Madrid, dirige un escrito al P. Comisario Apostólico en el que, después de exponerle dicha<br />

situación, le suplica que atendiera a la necesidad en que se encontraba y le señalara el medio<br />

de poder celebrar los Definitorios ordinarios.<br />

10 AG, carp. Filipinas F, 1862-1901.<br />

11 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 155; 54, Oficios, f. 386v; firma como Secretario General el P. Íñigo Narro.<br />

12 AM, 54, Oficios, f. 386v; Cosas notables del Provincialato 1888-1896, 12.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 651<br />

El P. Gabino Sánchez, de acuerdo con su Definitorio General, con fecha 15 de julio del<br />

mismo año,<br />

«autoriza al P. Provincial para que, por ahora y hasta la celebración del próximo Capítulo<br />

Provincial, pueda convocar a los Definitorios privados al P. ex Provincial Fr. José<br />

María Learte del Carmen y, por enfermedad de éste u otro obstáculo, al P. ex Provincial<br />

Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús» 13 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Breve «curriculum vitae» del Padre Fidel de Blas. –Estado actual de Filipinas; personal<br />

de la Provincia y situación económica de la misma. –Las dos primeras circulares<br />

del Padre Provincial. –Poderes del nuevo Padre Comisario en Madrid<br />

y su aprobación por el Gobierno. –Varios nombramientos<br />

I.- Breve «curriculum vitae» del Padre Fidel de Blas<br />

El nuevo Provincial de San Nicolás había venido al mundo en la población riojana de Arnedo<br />

el 25 de abril de 1845. Al recibir las aguas bautismales le fueron impuestos los nombres<br />

de Gregorio Fidel.<br />

«Educado conforme a las cristianas costumbres de sus honrados padres», sintióse llamado<br />

al estado religioso y pidió vestir el hábito de agustino recoleto en Monteagudo, donde comenzó<br />

su noviciado el 5 de octubre de 1860. Terminado el año de prueba, emite los votos religiosos<br />

el 6 del mismo mes de 1861.<br />

Había recibido el Orden del diaconado, cuando se le incluye en una Misión para Filipinas,<br />

que el 23 de enero de 1868 parte del colegio de Marcilla rumbo a Cádiz. En el puerto<br />

gaditano embarca en la fragata «Reina de los Ángeles», que se hace a la mar el día 31 para<br />

arribar a Manila el 25 de junio del mismo año.<br />

Un mes después de su llegada se le expiden a Fray Fidel las dimisorias para el presbiterado<br />

y, ordenado de sacerdote, celebra su primera misa el 10 de agosto.<br />

Con el fin de que aprenda el tagalo, se le destina el primero de octubre a la parroquia de<br />

Antipolo, en donde permanece hasta junio de 1869 en el que se piden para él los títulos de<br />

Misionero de Puerto Galera, en Mindoro. Cinco años dura su estancia en dicho lugar, después<br />

de los cuales pasa a regir, sucesivamente, las parroquias de Bailén y Silang, en la provincia de<br />

Cavite.<br />

En esta última se hallaba cuando en el Capítulo Provincial de 1879 es nombrado Secretario<br />

de Provincia y en el siguiente, 1882, es elegido Prior del convento de San Sebastián.<br />

Durante este Priorato pidió y obtuvo del Definitorio Provincial que fuera aprobado el<br />

proyecto de la edificación de la iglesia de hierro<br />

13 AM, Cosas not. Prov., 19; carp. 75, leg. 2, 3; Lib. 4.º de Becerro, f. 161.


652 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y que le fuera encargado dicho asunto al ingeniero don Jenaro Palacios.<br />

En este mismo trienio, el Provincial, P. Juan Cruz Gómez, le designó su Vicario durante<br />

las dos salidas que hizo de Manila, los años 1882 y 1883, con objeto de girar la Visita a diversos<br />

ministerios. Asimismo, rigió la Provincia, como Vicario, mientras el P. Provincial estuvo<br />

ausente en la Península para recuperar la salud, es decir, de mayo de 1884 a marzo de 1885.<br />

Como ya se hizo constar en el capítulo décimo del presente tomo de Crónicas, entre los<br />

asuntos en los que tuvo que intervenir, como Vicario Provincial, figuran el de los ministerios<br />

de Mindanao, el plan de las nuevas Misiones de la Paragua, la reseña histórica para la Guía<br />

Oficial de 1885 y la recepción de los documentos con el nombramiento de Obispo de Jaro a<br />

favor del P. Leandro Arrué, a quien el P. Fidel se los remitió con la súplica de que aceptase<br />

tan elevado cargo.<br />

Elegido Definidor en el Capítulo Provincial de 1885, asiste al Capítulo presente en el que,<br />

como hemos visto, fue elevado a la Prelatura Superior de la Provincia.<br />

A su laboriosidad se debe un detallado Estado General de la Provincia. En justa obediencia<br />

al Provincial P. Leandro Arrué, dedicó sus ratos desocupados, cuando era Secretario de<br />

Provincia con dicho religioso, «a coleccionar todos los Estados manuscritos e impresos que se<br />

pudieron encontrar en el Archivo, dando a ese trabajo el título, de Estado General de la Provincia<br />

de Agustinos Recoletos de Filipinas y publicándolo el año 1882». Así lo dice el mismo<br />

P. Fidel de Blas en la introducción de su Labor evangélica, segunda edición, corregida y aumentada,<br />

del citado Estado General, impresa el año 1910 14 .<br />

II.- Estado actual de Filipinas; personal de la Provincia<br />

y situación económica de la misma<br />

Antes de seguir adelante con la reseña de lo actuado en el presente trienio, vamos a dedicar<br />

unas líneas a los tres puntos enunciados, tomados los respectivos datos precisamente del<br />

libro de «Cosas notables» del Provincialato que el mismo P. Fidel de Blas tuvo el acierto de<br />

abrir al comienzo de su mandato provincialicio.<br />

«Tristes eran las circunstancias por que Filipinas atravesaba —escribe el Padre—, cuando<br />

por voluntad de Dios fui llamado en el 21 de abril de 1888 a regir los destinos de esta nuestra<br />

Provincia de San Nicolás.<br />

»Ya desde el mes de octubre anterior era sumamente difícil la situación de nuestros religiosos,<br />

especialmente los Párrocos; pues, a consecuencia de disposiciones tomadas por las<br />

autoridades civiles sobre entierros y funerales, no sólo se habían roto las amistosas relaciones<br />

que siempre existieron entre ellas y las Corporaciones religiosas,<br />

14 F. SÁDABA, Catálogo, 533; P. ZUNZARREN, El Rvmo. P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción, art. en BSN, 1920,<br />

267; F. DE BLAS, Labor evangélica, 3; cfr. apéndice doce.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 653<br />

sino que se manifestó bien a las claras el propósito de humillar a éstas para ver de quitarles la<br />

preponderancia y legítima influencia sobre el pueblo indígena» 15 .<br />

Luego, cuando da cuenta de lo sucedido en el citado mes de octubre, manifiesta el P.<br />

Provincial que no puede menos de anotar que, con la llegada a Filipinas del nuevo Gobernador<br />

General, don Valeriano Weyler, en el mes de junio, «la situación del país ha mejorado<br />

mucho debido a su talento, al afecto que demuestra en público y en secreto a las Corporaciones<br />

religiosas y a la energía de su carácter, con cuyas cualidades ha devuelto a los religiosos<br />

su antiguo prestigio e influencia».<br />

En cuanto al personal de la Provincia afirma el P. Fidel de Blas que «el número de religiosos,<br />

entre Párrocos y Misioneros, era de ciento ochenta y siete, y, además, ascendían a cuarenta<br />

los religiosos Compañeros; personal, si bien suficiente para cubrir las más apremiantes<br />

necesidades, bastante escaso para llenar las aspiraciones de la Provincia de poner dos religiosos<br />

en cada pueblo, o, a lo menos, en aquellos que más lo necesitan por su aislamiento y falta<br />

de comunicaciones». (Como vemos, no habla del número de religiosos de la Provincia en la<br />

Península.)<br />

Sobre la situación económica de la Provincia manifiesta que, «aparte del pequeño depósito<br />

reservado para necesidades imprevistas, las existencias que había en nuestra Procuración<br />

General al principio del trienio eran las siguientes: En papel y en metálico, cinco mil quinientos<br />

setenta y seis pesos, y en efectos almacenados, cuarenta y siete mil quinientos cuatro pesos<br />

y seis reales. En vista de lo considerable de éstos —continúa el P. Provincial— y atendido<br />

lo inseguro de nuestra situación, encargué al P. Procurador procurase realizar poco a poco<br />

todo lo almacenado y se abstuviese de hacer nuevos pedidos a Europa de los que no se despachan<br />

en poco tiempo, a fin de concentrar los fondos cuanto fuere posible y poder estar desembarazados<br />

y prevenidos para cualquier acontecimiento.<br />

«Por idénticos motivos —sigue después— y secundando las indicaciones de los Reverendos<br />

Padres que formaron el último Definitorio pleno, puse toda mi atención en el estudio<br />

del modo de llevar a cabo el antiguo proyecto, por todos alabado, de poner a salvo y en lugar<br />

seguro el pequeño fondo de reserva de nuestra Provincia, ya que, por una parte, no producía<br />

utilidad alguna y se hallaba, por otra, expuesto al peligro de perderse en el caso, no improbable<br />

por entonces, de tener que abandonar las islas».<br />

Consultó, en efecto, el P. Fidel de Blas con personas que le podían ilustrar, y adquirió el<br />

convencimiento de que, a la sazón, la forma más ventajosa y con menos dificultades era colocar<br />

los fondos en los dos Bancos de Hong-Kong. Y, expuesto el asunto a la consideración de<br />

varios Padres graves y sometido al examen de los PP. Definidores, unos y otros lo aprobaron<br />

y se firmó el acta correspondiente.<br />

Este acuerdo fue tomado en el mes de junio de 1888, pero era ya<br />

15 Acerca de este mismo tema cfr. I. R. RODRÍGUEZ, <strong>Historia</strong> de la Provincia Agustiniana, 4, 288-301.


654 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

julio del año siguiente cuando salieron de Manila para Hong-Kong los PP. Juan Cruz Gómez<br />

y Félix Guillén, ex Provincial y Definidor, respectivamente, para llevar a cabo el referido<br />

proyecto, como, efectivamente, así lo verificaron felizmente 16 .<br />

III.- Las dos primeras circulares del Padre Provincial<br />

A los pocos días de haber terminado el Capítulo Provincial el Padre Fidel de Blas dirige<br />

dos circulares a los religiosos con el fin de darles cuenta de lo resuelto en el mismo: una de<br />

ellas, a los de los ministerios de Filipinas; la otra, a los de los tres colegios de la Península.<br />

En la primera, después de dedicar los primeros párrafos a enviarles un cariñoso saludo,<br />

con una referencia a su elevación al Provincialato, continúa de este modo:<br />

«Comprendiendo todos como yo que la época que atravesamos es excepcional y<br />

de prueba, casi no hay necesidad de decirles, aunque sí de suplicarles encarecidamente,<br />

que, por cuantos medios les sugiera su ilustrada prudencia, procuren marchar en<br />

armonía con las autoridades. Somos ministros del Dios de la Paz y a todo trance<br />

hemos de procurar ese inapreciable bien, siempre que ello no sea abdicar de nuestra<br />

dignidad y decoro, obrar contra la conciencia o hacer traición a nuestros deberes, si<br />

bien, para no dejarse alucinar por el amor propio, no deben dar un paso en esta materia<br />

sin obtener la aprobación del respectivo P. Vicario Provincial, como está mandado.<br />

Les recomiendo eficazmente que sepan imponerse a sí mismos, cuando en el trato<br />

con los feligreses tengan necesidad de exhortar y reprender, procurando armarse de<br />

paciencia... Hay que reconocer que los tiempos, las personas y circunstancias han sufrido<br />

una notable transformación o, por lo menos, se hallan en la actualidad en un período<br />

de transición que exige de nosotros una prudencia suma y un tacto exquisito en<br />

el trato con los que nos rodean».<br />

Les manifiesta, finalmente, que espera de todos que redoblarán sus esfuerzos en el cumplimiento<br />

de sus deberes. Con ello y con sus fervorosas oraciones conseguirá él las fuerzas<br />

necesarias para desempeñar fielmente su cometido de defender los intereses de la Provincia y<br />

de cada uno de sus individuos 17 .<br />

Al hacer referencia a esta circular en el libro de «Cosas notables» del Provincialato, dice<br />

el P. Fidel de Blas que no juzgó «necesario por el momento hacer a los Padres Ministros advertencias<br />

de otro género porque en cuanto a conducta religiosa y administración parroquial<br />

16 AM, Cosas not. Prov., 1-4, 11, 18.<br />

17 AM, carp. 26, leg. 2, 6; 54, Oficios, f. 325v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 655<br />

no tenía noticias de abusos generales que corregir en los religiosos dedicados al ministerio» 18 .<br />

En la circular remitida a los tres colegios, por medio del P. Comisario de la Provincia en<br />

Madrid, juntamente con las actas, determinaciones y nombramientos del Capítulo, comienza<br />

asimismo con palabras cariñosas de saludo y con la súplica de que procuren «hacer cierta su<br />

vocación» y le encomienden en sus oraciones. A continuación se expresa en estos términos:<br />

«Después de exhortar a Vuestras Reverencias y Caridades al amor y temor de<br />

Dios, a la caridad fraterna, a la observancia de los tres votos, a la humildad, paciencia<br />

y demás virtudes, como me lo encargan nuestras sagradas leyes..., creo conveniente<br />

explicarles el alcance del acta 20 que nuestro último Capítulo Provincial ha tenido a<br />

bien añadir a las anteriores<br />

Por varios conductos, todos fidedignos, se enteraron los Padres Capitulares del estado<br />

anormal de nuestros colegios de la Península y creyeron con N. P. Comisario que<br />

«sería conveniente tratar en Capítulo de unificar el método de vida en los mismos,<br />

pues en algunos han venido introduciéndose dispensas, que luego son invocadas como<br />

venerandas costumbres». Es decir, que, coordinando unas y otras noticias de origen<br />

nada sospechoso, resultaba que, debido, sin duda, al aumento de dos colegios más sobre<br />

el antiguo de Monteagudo y sin darse cuenta de ello sus dignos Superiores, se han<br />

tolerado prácticas y concedido dispensas que no se concedían ni toleraban en otros colegios,<br />

donde, en cambio, regían otras que no se permitían en el primero. No advertían,<br />

al obrar así, que seguían su propio criterio y no las Constituciones de la Orden, los estatutos<br />

peculiares de nuestros colegios y las leyes de los Capítulos que debemos observar.<br />

De ahí que la disciplina regular y el método en los estudios de un colegio fuesen<br />

diversos de los de los otros, la confusión y el desorden se fuesen apoderando de<br />

todos y la Provincia actual de San Nicolás de agustinos recoletos casi ni se pareciese<br />

en algunos de ellos a la primitiva, sino en el hábito.<br />

Para extirpar de raíz estos pequeños abusos, que con el transcurso del tiempo podían<br />

amenazar nuestra existencia, y para recobrar la paz antigua, los PP. Capitulares,<br />

en cumplimiento de su deber, salieron en defensa de la ley y, aunque en pocas palabras,<br />

como así convenía, condenaron todas estas ideas, mandando que en los tres colegios<br />

se procurase la uniformidad en todo.<br />

Espero, pues, que Vuestras Reverencias y Caridades, penetrándose a fondo del<br />

espíritu de dicha acta 20, pondrán especial cuidado en darle el debido cumplimiento,<br />

sin dar lugar a que el P. Vicario Provincial y Comisario use de las facultades y apele a<br />

las instrucciones reservadas que le hemos dado para<br />

18 AM, Cosas not. Prov., 2.


656 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el caso de que no surtiera efecto esta mi paternal amonestación».<br />

Las palabras finales del P. Fidel de Blas son para renovar la petición de oraciones con el<br />

fin de que pueda gobernar debidamente la amada Provincia 19 .<br />

IV.- Poderes del nuevo Padre Comisario en Madrid<br />

y su aprobación por el Gobierno<br />

Ante el escribano público de Manila don Francisco Hernández y Fajarnés, el Definitorio<br />

pleno otorgó, el 27 de abril de 1888, los consabidos poderes al P. Juan Santesteban, como<br />

Comisario, Vicario Provincial y Procurador General de la Provincia en Madrid.<br />

Una vez llegado dicho Padre a la capital de España, elevó, con fecha 7 de agosto del citado<br />

año, una instancia al Ministerio de Ultramar en la que daba cuenta de su nombramiento y<br />

sometía para su aprobación los poderes que había recibido.<br />

Por una real orden dada el 29 del mes siguiente se aprobó el referido nombramiento, «por<br />

hallarse revestido el poder de todas las condiciones y cláusulas para su objeto» 20 .<br />

V.- Varios nombramientos<br />

El 28 de abril de 1888, el Provincial, P. Fidel de Blas, extendió los títulos de Vicarios<br />

Provinciales siguientes:<br />

Negros Norte, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Mateo del Carmen; Negros Occidental, el P. Fr. Mauricio<br />

Ferrero de la Virgen de Vico; Bohol Sur, el Padre Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la<br />

Esperanza, y Bohol Norte, el P. Fr. Félix Guillén de San José.<br />

Posteriormente, el 25 de junio del mismo año, se firmaban nuevamente los títulos de Vicarios<br />

de las citadas regiones para los mismos religiosos ya nombrados y, además, los de los<br />

que se consignan a continuación:<br />

Cavite, el P. Fr. José María Learte del Carmen; Batangas, el P. Fray Pedro Catalán de San<br />

Agustín; Zambales Sur, el P. Celestino Fernández de Retana de San José; Zambales Norte, el<br />

P. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen; Mindoro, el P. Fr. Gervasio Burguera de San Esteban;<br />

Romblón, el P. Fr. Patricio Adell de San Macario; Negros Oriental, el P. Fr. Mariano Bernad<br />

del Pilar; Calamianes, el P. Fr. Mariano Rodrigo de la Reina de los Ángeles; Paragua, el P. Fr.<br />

Gerardo Díez de la Concepción; Cebú, el P. Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano;<br />

Siquijor, el P. Fr. Gaudencio Marqués del Rosario, y Misamis, el P. Fr. Ramón Zueco de<br />

San Joaquín.<br />

19 AM, 54, Oficios, f. 327; ACMar, Lib. 1.º de Actas y demás disposiciones, f. 79v.<br />

20 AM, 28, Registro Provincial 3.º, f. 205v; 59, Oficios, f. 147; AHN, Ultramar, leg. 2314, n. 117.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 657<br />

El P. Fr. Toribio Moreno de la Soledad fue designado el 10 de enero de 1889 Administrador<br />

de la hacienda de Imus y Presidente de la casa de la misma. Y el 25 de agosto se hicieron<br />

los siguientes cambios en los Vicariatos de Negros Norte, Paragua, Romblón y Misamis a<br />

favor, respectivamente, de los PP. Fr. Patricio Adell, Fr. José Ibáñez de la Asunción, Fr. <strong>Manuel</strong><br />

Mateo y Fr. Gerardo Díez 21 .<br />

En sesión del Definitorio del día 23 de marzo de 1889 le fue aceptada la renuncia del<br />

Rectorado de San Millán al P. Hilario Eraso y se nombró para sucederle al P. Fr. Cayetano<br />

Fernández de San Luis Gonzaga 22 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Varias circulares del Padre Provincial acerca de diversos temas.<br />

–Visita provincial<br />

I.- Varias circulares del Padre Provincial acerca de diversos temas<br />

Vamos a agrupar en el presente apartado algunas circulares que, sobre diversos asuntos,<br />

dirigió a los religiosos el Provincial, P. Fidel de Blas.<br />

1. Siempre preparados para el último trance<br />

El 27 de mayo de 1888 fallecía en el ministerio de Duero, en Bohol, el P. Fr. Francisco<br />

Castellano del Rosario. Por su muerte repentina, no pudo recibir más que sub conditione los<br />

sacramentos de Penitencia y Extremaunción. Pero, como acostumbraba a confesarse con frecuencia,<br />

hacía pocos días que lo había verificado.<br />

Al dirigir el P. Provincial a los religiosos la circular en la que les comunicaba dicho fallecimiento,<br />

después de anotar los detalles referidos, agregaba lo siguiente:<br />

«Creo mi deber exhortar a todos a que, meditando seriamente lo frágil y quebradizo<br />

de nuestra mortalidad y en la frecuencia con que se suceden casos de muertes repentinas<br />

como la que hoy deploramos, formemos la firme resolución de vivir siempre<br />

prevenidos y especialmente de frecuentar el santo sacramento de la Penitencia,<br />

haciéndolo con aquel espíritu de contrición que todos deseamos tener en nuestra última<br />

hora» 23 .<br />

2. Títulos de los Vicarios Provinciales<br />

«Veníase observando hacía tiempo —escribe el P. Fidel de Blas en «Cosas notables» del<br />

Provincialato— la conveniencia de aumentar la responsabilidad de los PP. Vicarios Provinciales<br />

y de que sus derechos,<br />

21 AM, 28, Registro Prov. 3.º, ff. 204v, 215, 222, 226.<br />

22 AM, 35, Definitorios, f. 261.<br />

23 AM, 54, Oficios, f. 345v.


658 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

prerrogativas y atribuciones fuesen perfectamente conocidas de todos los religiosos de las<br />

respectivas Vicarías, por ser esto un medio muy apropiado para orillar las dificultades que se<br />

ofrecen a los Párrocos en el desempeño de su ministerio y especialmente en sus relaciones<br />

con las Autoridades civiles.<br />

»Conociendo, pues —continúa el Padre—, esta conveniencia, que casi toca a la necesidad,<br />

no creí suficiente la indicación que en mi primera circular hice a todos los religiosos Párrocos<br />

de que acudiesen al P. Vicario Provincial siempre que ocurriesen asuntos de alguna<br />

gravedad, sino que juzgué oportuno condensar y reunir en un pequeño escrito todas las facultades<br />

que, en varias partes de nuestras sagradas Constituciones y actas, se conceden a los tales<br />

PP. Vicarios.<br />

»Se imprimió el escrito en forma de Títulos de los Vicarios Provinciales y se circuló en<br />

número suficiente para que cada religioso pudiese fácilmente enterarse de todo cuanto a los<br />

PP. Vicarios pertenece» 24 .<br />

Corresponde la anterior anotación del P. Provincial al mes de junio del año 1888 y nos ha<br />

parecido lugar a propósito este apartado dedicado a algunas circulares suyas para dejar constancia<br />

de la misma.<br />

3. Da ánimos a los religiosos de Mindoro y Paragua en medio de su aislamiento<br />

Ante el estado de aislamiento en que se hallaban los religiosos de Mindoro y algunos de<br />

la Paragua, situación que el P. Provincial lamentaba no poder de momento remediar, les dirige<br />

el 7 de julio de 1888 una circular<br />

«con el doble fin —dice— de animarles al cumplimiento de sus deberes religiosos y<br />

darles una prueba de paternal cariño que puede servirles de consuelo en medio de la<br />

soledad y aislamiento en que viven».<br />

A continuación les recuerda el deber de conservarse en el santo temor de Dios, lo cual sólo<br />

puede tener realidad con la práctica fiel y constante de estos ejercicios piadosos, propios de<br />

nuestro estado: confesión frecuente, rezo diario del Oficio divino, misa celebrada con el respeto,<br />

preparación y acción de gracias debidas, devoción diaria al Rosario de María y oración<br />

mental mañana y tarde. A todo esto deben unir el evitar el excesivo trato y familiaridad con<br />

las gentes, que deben mantener dentro de los límites de la prudencia.<br />

Pasa después a encargarles que, sin perjuicio y en cuanto se lo permitan las atenciones del<br />

ministerio, vivan de dos en dos, conforme él mismo señala, o se visiten con la mayor frecuencia<br />

con el fin de consolarse y ayudarse mutuamente.<br />

Al consignar el P. Fidel de Blas en el libro de «Cosas notables» la remisión de la anterior<br />

circular, termina la nota con estas palabras:<br />

«Por lo demás, gracias a Dios, estos Padres Misioneros trabajan<br />

24 AM, Cosas not. Prov., 5.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 659<br />

según mis noticias, con laudable celo y actividad y en la Paragua hasta con satisfactorios resultados,<br />

dada la escasez de medios con que cuentan» 25 .<br />

4. Envío de libros a algunos ministerios de Visayas<br />

Como observase el P. Provincial que en los bajos de la Procuración General en el convento<br />

de Manila se hallaba una gran cantidad de libros piadosos y gramáticas en lengua visaya,<br />

expuestos a perderse por el polvo, la humedad y el anay, dispuso que se colocasen unos cuantos<br />

de cada clase en cajones-estantes y se remitiera uno de estos a cada uno de los ministerios<br />

de Visayas que tuvieran convento.<br />

Además, dirigió el P. Fidel de Blas a todos los referidos ministerios una circular, fechada<br />

el 18 de agosto de 1888, con la explicación del motivo del envío de dichos libros, en depósito,<br />

y con el ruego de que procurasen la venta de los mismos con el doble fin de «fomentar la instrucción<br />

religiosa de sus pueblos y coadyuvar de algún modo al alivio de los intereses de<br />

nuestra Provincia» 26 .<br />

5. Ejercicios espirituales<br />

Próximo ya el tiempo en que, de conformidad con lo ordenado, debían practicarse los<br />

ejercicios espirituales por todos los religiosos, dirige el P. Provincial el 21 de agosto del citado<br />

año 1888 una circular. A los de las provincias cercanas a Manila les indica las fechas para<br />

celebrarlos y los nombres de las tres tandas que, con dicho objeto, debían acudir al convento<br />

de aquella ciudad. Para los de las provincias distantes tal designación la deja al arbitrio y prudencia<br />

de los Padres Vicarios Provinciales. Contenía la circular una breve exhortación para<br />

sacar el debido fruto de los citados ejercicios.<br />

Parecidas circulares envió con motivo de los ejercicios de los dos años siguientes, fechada<br />

la de 1889 el 23 de junio y la de 1890 el 7 de agosto 27 .<br />

6. Con motivo del cólera<br />

A mediados del año 1889 el cólera hacía estragos en las provincias de Zambales, Negros<br />

y Mindoro, sin perdonar a nuestros mismos religiosos, pues eran ya cinco de ellos los que<br />

habían sucumbido víctimas de esta enfermedad.<br />

Por este motivo, el P. Fidel de Blas, con fecha 3 de julio de dicho año, envía una circular<br />

a todos los religiosos para animarles a trabajar con celo por las almas y exhortarles a vivir<br />

preparados como buenos religiosos y Párrocos.<br />

«En circunstancias semejantes —les dice también, entre otras cosas—, nadie como<br />

los ministros de Dios está obligado<br />

25 AM, 54, Oficios, 345v; Cosas not. Prov., 6.<br />

26 AM, Cosas not. Prov., 8; 54, Oficios, f. 363v.<br />

27 AM, Cosas not. Prov., 9, 20, 28; 54, Oficios, ff. 364v, 375v; 55, Oficios, ff. 54, 119v.


660 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a dar ejemplos de fervor, de penitencia, de celo apostólico y de caridad hacia los que<br />

sufren, pero, al mismo tiempo, nadie mejor que ellos pueden sentir el dulce consuelo<br />

de que, si sucumbe en la lucha, su muerte será la del justo, la muerte del que sacrifica<br />

su vida por la salvación de sus hermanos, la muerte, en fin, más digna de quien se precia<br />

de seguir las huellas de nuestro adorable Redentor» 28 .<br />

1. Anuncio de la Visita<br />

II.- Visita Provincial<br />

El 4 de diciembre de 1888 remite el P. Fidel de Blas una circular a los religiosos de los<br />

ministerios de las provincias visayas con motivo de anunciarles la próxima Visita provincial.<br />

En dicha circular, después de explicarles el objeto de la Visita, les hace las siguientes advertencias<br />

para «su mayor orden y uniformidad posible»:<br />

«1.ª Recordando lo que dispone nuestro «Modo de administrar» sobre el recibimiento<br />

que debe hacerse al Prelado regular, y, teniendo presente las circunstancias de<br />

los tiempos, procuren Vuestras Reverencias que el recibimiento sea respetuoso a la par<br />

que modesto, pues nunca como en las circunstancias actuales conviene conservar y<br />

aun aumentar, si es posible, la veneración del pueblo indígena a las Corporaciones religiosas.<br />

Será, pues, muy oportuno que se nos reciba en la iglesia, con hábito negro y<br />

con las ceremonias de costumbre.<br />

2.ª Encarecidamente ruego a Vuestras Reverencias que eviten preparativos y gastos<br />

innecesarios en la Visita: una mesa frugal y modesta es la única que cuadra a nuestra<br />

profesión y carácter.<br />

3.ª Tendrán preparados y muy corrientes los libros que deben ser objeto de la Visita,<br />

de tal manera que en todos y en cada uno de ellos se manifiesten el esmero y religiosidad<br />

con que Vuestras Reverencias atienden al cumplimiento de las obligaciones<br />

que cada libro supone, especialmente en el de Cargo y Data, que, por estar íntimamente<br />

relacionado con los deberes que el voto de pobreza nos impone, y por ser el único<br />

medio de acreditar su cumplimiento, es digno de que en su redacción pongamos el<br />

mayor cuidado para que en todo sea conforme a la verdad y a la delicadeza de una<br />

conciencia religiosa.<br />

4.ª Con mayor razón tendrán convenientemente dispuesto cuanto se refiere a la<br />

Visita del sagrado tabernáculo, pues me sería muy sensible encontrar algún religioso<br />

abandonado o poco solícito en punto de tan trascendental importancia» 29 .<br />

28 AM, Cosas not. Prov., 18; 55, Oficios, f. 29.<br />

29 AM, 54, Oficios, f. 384.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 661<br />

2. Realización de la Visita<br />

Retrasó el P. Fidel de Blas su salida de Manila para realizar la Visita a causa de hallarse<br />

enfermo de gravedad el señor Arzobispo, el dominico P. Pedro Payo, quien, al fin, entregó su<br />

alma al Señor al comienzo del año 1889. Una vez celebrados los funerales, preparó el P. Provincial<br />

todo lo necesario para emprender el viaje 30 .<br />

El día 8 de enero expide a favor del P. José Sánchez, Prior de Manila, el título de Vicario<br />

Provincial, con todas las facultades necesarias para el debido desempeño de dicho cargo durante<br />

su ausencia de aquella ciudad. En la misma fecha comunica oficialmente dicho nombramiento<br />

a los señores Vicario Capitular de Manila, Obispos de Jaro y Cebú y Gobernador<br />

General de Filipinas 31 .<br />

A mediados del citado mes embarca acompañado por el P. Secretario y se dirige primeramente<br />

a Iloilo donde permanece dos días con el señor Obispo de Jaro, nuestro hermano P.<br />

Leandro Arrué. Se traslada luego a la cercana isla de Negros, para continuar después a Misamis,<br />

islas de Camiguín, Bohol, islas Camotes, Cebú y Romblón, de donde emprende el regreso<br />

a Manila a la que arriba el 15 de mayo 32 .<br />

En las regiones visitadas tenía la Provincia, por aquel entonces, bajo su administración<br />

espiritual ciento tres ministerios entre parroquias y misiones. A la gran satisfacción que experimentó<br />

el P. Fidel de Blas, de ver a todos los religiosos de dichos lugares —a excepción de<br />

dos, a los que no le fue posible— se le unió otra no menor, «cual es —son palabra suyas en<br />

carta al P. Gabino Sánchez— la de poder apreciar por sí mismo lo mucho que han trabajado y<br />

trabajan nuestros religiosos en bien de estas pobres gentes. Da gusto ver el buen estado en que<br />

tienen a los pueblos, tanto en la parte espiritual como en la material, pues en este país el Cura<br />

tiene que ser todo y atender a todo. En nuestros religiosos —añade— hay defectos como en<br />

todas partes, pero, generalmente hablando, no puedo menos de estar satisfecho de la Visita. A<br />

las Autoridades de las Provincias que he visitado, les he oído hablar de ellos de un modo que<br />

honra a nuestra Corporación, y, por otra parte, como he dicho, he podido apreciar por mí<br />

mismo su celo y sus trabajos en el cumplimiento de su misión» 33 .<br />

3. Circular después de la Visita<br />

Unos días después de su vuelta a Manila, con fecha 31 de mayo, firma una circular para<br />

los religiosos de los ministerios visitados.<br />

Les participa, primeramente, su feliz regreso y, al mismo tiempo, les da las gracias por el<br />

esmero y afecto con que habían procurado aligerar las fatigas de tan largo viaje.<br />

Les manifiesta, luego, su satisfacción por el buen comportamiento y religiosa conducta<br />

que ha podido observar; pues, si se exceptúa algún<br />

30 AM, Cosas not. Prov., 13.<br />

31 AM, 54, Oficios, ff. 392v, 393; 59, Oficios, f. 194v.<br />

32 AM, Cosas not. Prov., 13.<br />

33 AG, carp. Filipinas F, 1862-1901, carta del 28-5-89.


662 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

caso aislado que ha tenido que corregir, en general ha quedado satisfecho del estado moral de<br />

las Vicarías visitadas.<br />

Sin embargo —afirma después—, no quiere negar que hay faltas que, si individualmente<br />

consideradas pueden, tal vez, aparecer pequeñas, no lo son cuando se las aprecia con el criterio<br />

que debe tener una Corporación religiosa.<br />

A continuación señala las faltas siguientes, que las expone añadiendo alguna explicación<br />

a las mismas: La facilidad con que algunos religiosos se despojan, aun para salir del convento,<br />

de prendas que son complemento de nuestro hábito; el juego de naipes que, con pretexto de<br />

recreación, se permiten algunos religiosos, ya entre sí, ya entre seglares, con exposición por lo<br />

común de pequeñas cantidades de dinero, y, por último, la mala costumbre de algunos religiosos<br />

de pronunciar palabras malsonantes.<br />

El religioso —continúa el P. Provincial— debe ser en todas partes ejemplo de modestia y<br />

dignidad, especialmente en estos tiempos en que se trata de denigrarnos; es obligación nuestra<br />

procurar que la maledicencia y odio de algunos y la curiosidad de otros no encuentren motivo<br />

justo para apoyar sus invectivas. Las faltas anotadas, además de ser contrarias a la letra y espíritu<br />

de las Constituciones, pueden contribuir a que se forme de nosotros un juicio desfavorable<br />

a nuestra dignidad y a los intereses religiosos que estamos llamados a sostener.<br />

Procuremos, por otra parte —termina el P. Fidel de Blas—, que reinen entre nosotros la<br />

concordia y buena armonía, hijas de la caridad 34 .<br />

4. Arreglo en los Curatos, como consecuencia de la Visita<br />

«Me había propuesto desde un principio —anota el P. Fidel de Blas— no dar curatos en<br />

propiedad ni cambiar Curas de una parroquia a otra hasta visitar y conocer personalmente a<br />

unos y otros y enterarme de las necesidades de todos; y debo anotar aquí que esta marcha me<br />

dio el más satisfactorio resultado, pues, en la Visita me apercibí de que unos estaban en curatos<br />

que no les correspondían, porque una casualidad los había puesto allí, y otros, que ya eran<br />

acreedores y merecían ascender; unos, que no estaban contentos en su destino, y otros, que<br />

eran inconvenientes en el que ocupaban; unos, que debían quedar sin colocación, y otros, que,<br />

llevando muchos años de Compañeros, era ya tiempo de que se les destinase; unos, que debían<br />

trasladarse a otro punto, y otros, que eran dignos del título de colación.<br />

»En vista de todas estas necesidades —continúa la nota del P. Provincial—, hice un estudio<br />

para atender equitativamente al remedio de todas ellas, lo expuse a la consideración del<br />

Definitorio y se hizo el conveniente arreglo de traslaciones, colocaciones y títulos de propiedad»<br />

35 . Se realizaron estos arreglos efectivamente en el mes de julio del mismo año 1889.<br />

34 AM, 55, Oficios, f. 3.<br />

35 AM, Cosas not. Prov., 17.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 663<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Se confirma la concesión a la Provincia de terrenos en Mindoro. –Nuevamente sobre<br />

el asunto de los ministerios de Misamis. –El Padre Provincial pide a los religiosos<br />

de la Paragua datos acerca de los aborígenes de la misma. –Proyecto<br />

de nuevas Misiones en Negros. –Varia<br />

I.- Se confirma la concesión a la Provincia de terrenos en Mindoro<br />

Se hizo constar en la reseña del trienio anterior, 1885-1888 36 , que, a petición de nuestra<br />

Provincia, el señor Gobernador General de Filipinas, con fecha 11 de abril de 1888, dio un<br />

decreto con la concesión a la Corporación de agustinos recoletos de unos terrenos baldíos<br />

sitos en el lugar llamado Busuanga de la isla de Mindoro.<br />

Como dicha concesión, además de ser gratuita fue hecha con carácter provisional, es decir,<br />

hasta que resolviera el Gobierno de Su Majestad, dio cuenta a éste el citado señor Gobernador<br />

de su anterior decreto y el 3 de septiembre del mismo año 1888 se firmaba una real orden<br />

por la que se aprobaba lo dispuesto por el Gobernador, pero con la cláusula siguiente:<br />

«Si en el término de tres años, la Orden religiosa concesionaria no cumpliese las<br />

condiciones relativas a población y cultivo y no solicitase la declaración de colonia,<br />

volverán inmediatamente los terrenos a poder del Estado, sin reserva de ninguna clase<br />

y sin más derecho por parte de los colonos que a la composición de los terrenos que<br />

estuviesen reducidos a cultivar con arreglo a lo dispuesto por real orden de 25 de mayo<br />

del presente año».<br />

La anterior resolución le fue comunicada a nuestro P. Provincial con fecha 17 de octubre<br />

del mismo año 1888 37 .<br />

II.- Nuevamente sobre el asunto de los ministerios de Misamis<br />

También se dio cuenta en el trienio anterior 38 de que, a petición del entonces Comisario<br />

de la Provincia en Madrid, P. Toribio Minguella, se firmó una real orden por la que se suspendía<br />

otra real orden antigua que ordenó la cesión de nuestros ministerios de Mindanao a los<br />

Padres jesuitas, hasta que tuviese lugar la resolución del expediente instruido sobre dicho<br />

asunto.<br />

En las notas correspondientes al mes de octubre de 1888 en el libro de «Cosas notables»<br />

del Provincialato, el P. Fidel de Blas escribe lo siguiente acerca del referido tema:<br />

36 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong>, artículo quinto.<br />

37 AM, 59, Oficios, ff. 145v, 146.<br />

38 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong>, artículo quinto.


664 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

«En el Consejo de Administración se habían dividido los votantes y el expediente, ya casi<br />

terminado, se hallaba a estas fechas en poder del Excmo. Sr. Gobernador General. Hablé con<br />

él sobre el asunto y me dijo que no lo quería remitir al Ministerio por la razón de que, estando<br />

él a nuestro favor y siendo de parecer que se nos debía adjudicar a nosotros la administración<br />

espiritual de todo el distrito de Misamis, estaba en la persuasión de que en Madrid perderíamos<br />

el pleito y darían la razón a los jesuitas, que tanta influencia tenían. «Escriba usted, sin<br />

embargo, al P. Comisario —me dijo— y si él tiene esperanzas de ganarlo, yo informaré el<br />

expediente a favor de usted y lo remitiré al Ministerio de Ultramar». En efecto, N. P. Comisario<br />

me contestó que no lo mandasen por entonces, y el General se lo guarda para llevarlo él<br />

cuando vuelva a España 39 . Creemos oportuno recordar que el citado Gobernador General era<br />

don Valeriano Weyler.<br />

III.- El Padre Provincial pide a los religiosos de la Paragua datos<br />

acerca de los aborígenes de la misma<br />

Conocedor el P. Fidel de Blas de la riqueza que encerraba la Paragua, región que, por lo<br />

mismo, llamaba la atención de muchos y había interés en su colonización y explotación, se<br />

dirige a los Padres misioneros de la misma con una circular, de fecha 24 de agosto de 1889,<br />

con el fin de que le proporcionasen algunos datos acerca de sus aborígenes.<br />

Les recuerda en ella, primeramente, que la Paragua había proporcionado, en tiempos anteriores,<br />

páginas brillantes a la historia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino; pero —<br />

agregaba—, era en verdad sensible que, tal vez por las difíciles circunstancias que había atravesado,<br />

no sólo se había perdido, casi del todo, la memoria de la gloriosa actuación de nuestros<br />

religiosos, sino que ni aun se conservaban noticias sobre los indígenas que la habitaban,<br />

principalmente infieles, y de las riquezas naturales de su suelo.<br />

Con el fin de remediar esto último, acude ahora el P. Provincial a los religiosos ocupados<br />

en la administración espiritual de esta región y les encarga que recojan y remitan al Provincialato<br />

cuantos datos puedan sobre sus aborígenes en relación con los puntos siguientes: Razas,<br />

familias, sociedad, autoridad, cultura, lenguaje, religión, culto y creencias. Con todo ello, explica<br />

luego en sus notas el P. Fidel de Blas, se podrá formar una memoria interesante 40 .<br />

IV.- Proyecto de nuevas Misiones en Negros<br />

Fue la isla de Negros una de las regiones inspeccionadas por el señor Gobernador General,<br />

don Valeriano Weyler, en una de sus primeras visitas personales a las provincias filipinas.<br />

39 AM, Cosas not. Prov., 11.<br />

40 AM, 55, Oficios, f. 48; Cosas not. Prov., 18, 19. Cada uno de los puntos indicados van seguidos en la circular<br />

de algunas puntualizaciones.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 665<br />

Fruto de dicha visita y de la lectura del folleto del agustino recoleto P. Pedro Sanz titulado<br />

Plan de Misiones para la isla de Negros, fue incoar el citado General Weyler un expediente<br />

para el establecimiento de nuevas Misiones en la referida isla.<br />

Con fecha 25 de enero de 1889 remite al P. Provincial un oficio en el que, después de<br />

manifestarle la necesidad de formar<br />

«nuevos pueblos a la retaguardia de los actuales situados en la costa en su mayor parte»,<br />

le indica que se sirva informarle, a la mayor brevedad,<br />

«sobre la conveniencia de crear Misiones en los barrios que expresa la adjunta nota y<br />

sobre los extremos referentes al particular que estime necesarios, así como también a<br />

la dotación que habría de señalarse en presupuesto a cada una de ellas».<br />

El P. Fidel de Blas se encontraba a la sazón ocupado en la Visita a diversos ministerios,<br />

por lo que fue el Vicario Provincial, P. José Sánchez, quien recibió el referido oficio. Así se lo<br />

comunicaba éste al señor Gobernador General con otro oficio del 31 del mismo mes en el que<br />

le manifestaba, a la vez, que se adhería completamente a su muy humanitaria y cristiana idea,<br />

pero le suplicaba le diera algún tiempo para emitir su informe, pues había que esperar la llegada<br />

de las contestaciones de los PP. Vicarios Provinciales de las dos Costas de Negros a<br />

quienes había consultado sobre el asunto.<br />

Idéntico oficio que el dirigido por el General Weyler al P. Provincial de Recoletos y en la<br />

misma fecha, fue el que se le envió al señor Obispo de Jaro, P. Leandro Arrué, a cuya diócesis<br />

pertenecía la isla de Negros. Este Prelado también pidió datos a los dos PP. Vicarios de la<br />

citada isla. Una vez recibidos, remitía su informe al Gobernador General el 26 de abril.<br />

El informe-contestación del Provincialato de Recoletos era dado ya por el P. Fidel de<br />

Blas, presente en Manila, con fecha 3 de octubre del mismo año 1889.<br />

Decía en él el P. Provincial:<br />

«Reunidos los datos pedidos a los PP. Vicarios y habiendo visitado personalmente<br />

el que suscribe todos los puestos en que se trata de establecer las nuevas Misiones y<br />

conferenciado además con el Excmo. Sr. Obispo de Jaro, cuyo parecer es de la mayor<br />

importancia tratándose de una provincia en la que por mucho tiempo ha ejercido la cura<br />

de almas y la que repetidas veces ha visitado de pueblo en pueblo en cumplimiento<br />

de sus sagrados deberes, puedo hoy informar a Vuestra Excelencia con exacto conocimiento<br />

de las ventajas que, de la realización del pensamiento, pueden y deben esperarse».<br />

Hace después el P. Fidel de Blas algunas reflexiones para pasar luego a exponer su pensamiento<br />

sobre cada una de las Misiones que


666 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

figuraban en la nota que acompañaba a la primera comunicación del señor Gobernador General.<br />

A primeros de noviembre del año <strong>1891</strong> cesaba en su mando en Filipinas el General Weyler,<br />

quien se despedía del Provincial —ya entonces el P. Mariano Bernad—, «con el sentimiento<br />

de no poder instalar» las Misiones de Negros.<br />

Luego, al mes justo del cese del citado General, su sucesor en el Gobierno General, don<br />

Eulogio Despujols, por comunicación firmada el 12 de diciembre del referido año <strong>1891</strong>, da<br />

cuenta al P. Provincial de que, al evacuar su informe sobre las consabidas Misiones de Negros<br />

«las demás Autoridades llamadas a hacerlo, reconocen de suma conveniencia dicha<br />

creación, pero teniendo en cuenta las fundadas razones aducidas en su informe por la<br />

Intendencia general de Hacienda, he creído oportuno dar por terminado este expediente.<br />

No obstante lo expuesto, me apresuro a significar a Vuestra Reverencia que teniendo<br />

en cuenta la base de las reformas establecidas con posterioridad, se sirva formular<br />

un nuevo plan de Misiones en el interior de la mencionada isla» 41 .<br />

V.- Varia<br />

1. La exención de impuestos de algunos religiosos<br />

Desde que por real decreto del 12 de julio de 1883 se creó el impuesto provincial, con el<br />

fin de compensar la reducción de los días de trabajo de la prestación personal, nadie había<br />

exigido el pago de dicho impuesto a los religiosos conventuales ni a los Compañeros de los<br />

Párrocos, dedicados al estudio de los diferentes idiomas del país y sostenidos exclusivamente<br />

con los recursos de su propia Corporación. Mas el 16 de enero de 1888 se publicaba un reglamento<br />

en la Gaceta de Manila, en cuyo artículo 6.º se creyó hallar fundamento para obligar<br />

al pago del referido impuesto a los citados religiosos.<br />

En vista de ello, el P. Fidel de Blas eleva al Gobernador General, el 14 de agosto del<br />

mismo año, un escrito para exponerle que, según su opinión, no existía fundamento alguno<br />

para dicha obligación.<br />

«No puede en manera alguna —afirma el P. Provincial— aplicarse a los religiosos<br />

de que se trata, por no ser éstos servidores del Estado».<br />

Aduce, luego, el voto de pobreza que emiten los religiosos, pues en el articulo 7.º se exceptúan<br />

de pagar el impuesto los que carecen de toda clase de recursos y en ese caso se hallan<br />

los religiosos individualmente<br />

41 AM, Cosas not. Prov., 20, 21; 55, Oficios, ff. 151, 170; 59 bis, Oficios, ff. 31, 39, 30v; carp. 74, 4; R. GARCÍA,<br />

Para la historia de Negros, art, en BSN, a. 1959, 40, 76, 103; R. GARCÍA, Protector ilustre, art. en BSN, a.<br />

1959, 82.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 667<br />

considerados. Después, llama la atención sobre las varias fases por las que había pasado este<br />

asunto desde que se terminó el reglamento. Y da fin a su exposición con el ruego de que<br />

«como Vice Real Patrono se digne amparar y sostener el derecho que a los religiosos<br />

conventuales y Compañeros asiste para que se les declare exentos del pago del impuesto<br />

provincial».<br />

Y, efectivamente, se atendió a esta súplica del P. Provincial, pues fue despachada favorablemente<br />

42 .<br />

2. Un recoleto vocal de la Junta de cartillas higiénicas bilingües<br />

Por decreto del 16 de octubre de 1888, el Gobernador General dispuso la creación de una<br />

Junta encargada de redactar<br />

«cartillas higiénicas bilingües en castellano y principales dialectos del archipiélago,<br />

cuyo objeto sea oponerse a las prácticas viciosas y desarreglo de los indígenas en sus<br />

enfermedades, comidas y preocupaciones sobre el régimen habitual y sobre otros particulares<br />

que se estimen procedentes, divulgando fáciles preceptos higiénicos».<br />

Entre los vocales de la citada Junta se disponía que figurasen cinco Padres ex Párrocos,<br />

nombrados por los respectivos Padres Provinciales.<br />

Comunicado el decreto al P. Provincial de San Nicolás, éste tuvo a bien nombrar vocal de<br />

la citada Junta al Prior de Manila, P. José Sánchez, religioso que había desempeñado el cargo<br />

de Párroco en Bohol por espacio de veinte años 43 .<br />

3.- Libros para el Museo Biblioteca de Ultramar de Madrid<br />

Por el creciente interés que despertaba en Madrid el Museo Biblioteca de Ultramar, la<br />

conveniencia de fomentar la afición al estudio de los asuntos coloniales y la relativa proximidad<br />

del centenario de Colón, diose el 9 de febrero de 1889 una real orden en la que, por su<br />

segunda disposición se invitaba, entre otras entidades, a las Corporaciones religiosas, a contribuir<br />

«al enriquecimiento del referido Museo Biblioteca con cuantos ejemplares duplicados<br />

de obras útiles poseyesen en sus respectivos archivos».<br />

El 5 de junio se le comunicaba al P. Provincial el decreto dado sobre este asunto por el<br />

Gobernador General de Filipinas, al que contestaba<br />

42 AM, 59, Oficios, f. 140; Cosas not. Prov., 8.<br />

43 AM, 59, Oficios, f. 144, 144v.


668 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

unos días después el P. Fidel de Blas para poner a su disposición ejemplares de siete obras 44 .<br />

4. Librería del Provincialato<br />

«De los expolios de varios religiosos difuntos y de otros Padres Curas que ayudaron a<br />

ello —escribe el P. Fidel de Blas— formé una librería para uso particular de N. P. Provincial,<br />

que coloqué en la habitación del archivo y de cuyos libros hice un inventario que puse en un<br />

cuadro.<br />

«Hice esto porque a mí me sucedía lo que tengo visto sucede a otros Provinciales: que<br />

por no tener sus libros en Manila o por no desencajonarlos para lo poco que pueden dedicarse<br />

a leer, no tenían libros en que entretenerse ni que consultar cuando lo necesitaban y tenían<br />

tiempo para ello. Los que me sucedan podrán aumentar la librería o deshacerla; pero yo debo<br />

dejar consignado que la tal librería pertenece a la Provincia» 45 .<br />

5. Obras pías<br />

En vista de los peligros a que podía estar expuesto el capital de Obras Pías, que solía darse<br />

en hipoteca sobre fincas urbanas, el Definitorio, en sesión celebrada el 5 de julio de 1889,<br />

acordó que el P. Procurador gestionase la cobranza de las cantidades atribuidas, a medida que<br />

fueran venciendo los plazos concedidos, y se depositaran en un banco o establecimiento de<br />

crédito de Manila y que los réditos se fueran capitalizando hasta el final del trienio, que es<br />

cuando se hace la distribución general. Al P. Provincial se le dio el encargo de que, al visitar<br />

los conventos que administran Obras Pías, tome la misma determinación respecto de éstos.<br />

Con ocasión de tratar de este asunto enteróse el Definitorio de que una buena parte del<br />

capital de dichas Obras Pías se había ido perdiendo poco a poco sin que por eso disminuyeran<br />

las cargas. Ante esta situación determinó el Definitorio que los respectivos Priores estudiasen<br />

detenidamente las cláusulas de las fundaciones y el estado actual de cada Obra Pía, a fin de<br />

que, en su vista, se gestionase la reducción de las correspondientes cargas.<br />

Esta última determinación fue comunicada al P. Procurador y a los Padres Priores de los<br />

conventos de Manila, San Sebastián y Cavite 46 .<br />

44 AM, 59, Oficios, ff. 154v-155v; 55, Oficios, ff. 12v, 13. Las obras que fueron enviadas, son éstas: <strong>Historia</strong><br />

General de Filipinas, del P. Juan de la Concepción; Provincia de San Nicolás de Tolentino; Vocabulario de<br />

Japón; Diccionario Visaya-Español y Español-Visaya, del P. Juan Félix; Gramática Visaya, del P. Ramón<br />

Zueco; Gramática Visaya-Cebuana, del P. Francisco Encina, agustino, reformada por el agustino recoleto<br />

P. Nicolás González; Ensayo de Gramática Tagala, del P. Toribio Minguella, y Método práctico para<br />

aprender el castellano, del mismo P. Minguella.<br />

45 AM, Cosas not. Prov., 17.<br />

46 AM, 35, Definitorios, f. 264; 55, Oficios, f. 22; Cosas not. Prov., 18.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 669<br />

ARTÍCULO QUINTO<br />

Capítulo Provincial Intermedio. –Comunicación de los nombramientos al Gobernador<br />

General y de todo lo actuado al Padre Comisario Apostólico, quien lo aprueba.<br />

–Nombramiento de tres Vicarios Provinciales y de nuevo Comisario de la<br />

Provincia en Madrid. –Visita Provincial. –Proyecto del Gobernador<br />

General sobre curatos. –Nuestros religiosos continúan en el<br />

seminario de Vigan. –Nuevo Procurador General<br />

de la Provincia en Manila<br />

I.- Capítulo Provincial Intermedio<br />

El 2 de septiembre de 1889 el Provincial, P. Fidel de Blas, enviaba las convocatorias para<br />

el Capítulo Intermedio a los seis religiosos llamados por ley a tomar parte en el mismo, juntamente<br />

con él. Su celebración tendría lugar, de conformidad con lo ordenado, el 31 del mes<br />

siguiente en el convento de Manila 47 .<br />

Cinco de los convocados en sus respuestas prometieron su asistencia. En cambio, el Definidor<br />

P. Benito Tutor, en la suya, remitida con fecha del 8 de octubre desde su parroquia de<br />

Iponan, en Misamis, manifestaba que, en efecto, estaba preparado para emprender el viaje a<br />

Manila, pero ponía sus reparos respecto al religioso designado por el Vicario Provincial de<br />

Misamis como sustituto suyo durante su ausencia y declaraba terminantemente que se reservaba<br />

el derecho de su voz y su voto como Definidor y esto con las consecuencias a que hubiere<br />

lugar si el Capítulo se celebraba sin su asistencia. Por su parte, el citado Vicario Provincial<br />

de Misamis, que lo era el P. Gerardo Díez, justificaba de oficio su conducta, por lo que las<br />

dificultades para acudir al Intermedio, si existían, sólo provenían del mismo P. Tutor.<br />

Como, efectivamente, el referido P. Definidor no se presentó en Manila, pro bono pacis,<br />

se acordó acudir por telegrama al P. Comisario Apostólico con la súplica de que se dignase<br />

aplazar la celebración del Capítulo Intermedio hasta la llegada del susodicho P. Tutor. Y, en<br />

efecto, el P. Gabino Sánchez contestó, también telegráficamente, con la concesión de una<br />

prórroga de veinte días.<br />

Recibida la anterior respuesta, comunica el P. Provincial, el día 30 de octubre, a los interesados<br />

el aplazamiento del Intermedio y les convoca para el día 20 de noviembre para su<br />

celebración. Ponía asimismo en su conocimiento que daba las órdenes oportunas al P. Vicario<br />

Provincial de Misamis a fin de que, sin pérdida de tiempo, proveyese de religioso idóneo a la<br />

parroquia de Iponan para sustituir al P. Tutor en su ausencia.<br />

Llega el 20 de noviembre y, como no se presenta el referido P. Definidor, convoca el P.<br />

Provincial en su lugar al P. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen, Adito segundo. No fue llamado el<br />

primero, que era el P. Laureano<br />

47 AM, 55, Oficios, f. 61; Cosas not. Prov., 20.


670 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Navarro de la Concepción, por hallarse en su parroquia muy distante de Manila.<br />

Se reúnen, pues, en el citado día 20, en el convento de Manila los siete Padres siguientes:<br />

Fr. Fidel de Blas de la Asunción, Provincial; Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol, ex<br />

Provincial; Fr. Andrés Ferrero de San José, Fr. Simeón Marín de la Virgen del Amor Hermoso<br />

y Fr. Félix Guillén de San José, Definidores; el ya citado Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen y<br />

Fr. Lorenzo Hernández de la Virgen de la Esperanza, Presidente del Capítulo Provincial.<br />

Diose lectura al escrito del P. Benito Tutor de fecha 8 de octubre, del que ya se ha hecho<br />

referencia, y a dos oficios del Vicario Provincial de Misamis, P. Gerardo Díez, firmados los<br />

días 16 y 21 del mismo mes. Se acordó la inserción de los tres documentos en la misma acta<br />

del Capítulo.<br />

A continuación fueron declarados vacantes los siguientes cargos: Prioratos de Dumaguete<br />

e Imus, por fallecimiento de los Padres que, respectivamente, los ocupaban, Fr. Ramón Zueco<br />

de San Joaquín y Fr. Indalecio Martínez de Santa Lucía 48 ; Rectorado de San Millán, por renuncia<br />

del P. Fr. Hilario Eraso de la Virgen de Araceli, ya admitida en Definitorio privado del<br />

23 de marzo último; Vicerrectorados de Monteagudo, por fallecimiento del P. Fr. Eusebio<br />

Baztán de Santa Ana 49 , y de San Millán, por renuncia del P. Fr. Félix de la Soledad, leída y<br />

admitida en el acto, y, finalmente, el de Confesor conventual de San Millán, por renuncia<br />

asimismo del P. Fr. Máximo Leza del Patrocinio de María, que ya había sido admitida en Definitorio<br />

del 5 de julio anterior.<br />

Acto seguido se proveyeron los referidos cargos del modo siguiente:<br />

Vicario Prior de Dumaguete, el P. Fr. Pedro Sanjuan de Santa Ana.<br />

Vicario Prior de Imus, el P. Fr. Francisco Arcaya de San Rafael.<br />

Vicario Rector de San Millán, el P. Fr. Gervasio Burguera de San Esteban.<br />

Vicario Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Simón de San José.<br />

Vicario Vicerrector de San Millán, el P. Fr. Cayetano Fernández. de San Luis Gonzaga.<br />

48 El P. Indalecio Martínez, nació en Zambrana, Álava, el 22 de mayo de 1851; profesó el 4 de octubre de 1868 y<br />

pasó a Filipinas en 1873. Destinado el mismo año de Compañero a Taytay, en el distrito de Morong, en<br />

mayo del año siguiente se le dan dimisorias para su ordenación sacerdotal y, cinco meses más tarde, es<br />

nombrado Párroco de La Ermita. En julio de 1876 pasa a ser Párroco de Caloocan, pueblo que administró<br />

hasta su muerte, ocurrida el 16 de marzo de 1889, excepto en el trienio 1885-1888 en el que desempeñó el<br />

cargo de la Procuración General en Manila (F. SÁDABA, Catálogo, 678).<br />

49 El P. Eusebio Baztán vino al mundo en la ciudad navarra de Tudela el 14 de agosto de 1851; profesó el 4 de<br />

octubre de 1868 y llegó a Filipinas con el de la nota anterior. Se le dieron dimisorias para la ordenación en<br />

septiembre de 1874 y al mes siguiente fue enviado a Lacy de Compañero y como tal, Misionero o Párroco<br />

estuvo en Carmen, isla de Cebú, Bayauan, Lacy, Pilar y San Francisco. En los años 1882-1884 permaneció<br />

en el convento de Cebú. Nombrado en el Capítulo presente de 1888 vicerrector de Monteagudo, murió en<br />

este colegio el 22 de septiembre de 1889 (F. SÁDABA, Catálogo, 582).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 671<br />

Confesor conventual de San Millán, el P. Fr. Federico Serrano de San José.<br />

En la tarde del mismo día de la celebración del Capítulo Intermedio, terminado ya éste y<br />

firmado lo actuado, llegaba a Manila el Definidor P. Benito Tutor 50 .<br />

II.- Comunicación de los nombramientos al Gobernador General y de todo<br />

lo actuado al Padre Comisario Apostólico, quien lo aprueba<br />

Tres días después de la celebración del Capítulo Intermedio, el Provincial, P. Fidel de<br />

Blas, enviaba una comunicación al señor Gobernador General de Filipinas con los nombres de<br />

los religiosos y cargos para los que habían sido elegidos en dicho Capítulo 51 .<br />

Asimismo, remitía en la misma fecha al P. Comisario Apostólico el acta de lo actuado. Y<br />

el P. Gabino Sánchez, visto y examinado todo detenidamente, lo aprobó por un decreto firmado<br />

en su casa habitación de Madrid el 20 de marzo del año siguiente, 1890 52 .<br />

III.- Nombramiento de tres Vicarios Provinciales y de nuevo<br />

Comisario de la Provincia en Madrid<br />

El 23 de noviembre de 1889, es decir, también tres días después de haberse celebrado el<br />

Intermedio, expide el P. Fidel de Blas el título de Vicario Provincial de Mindoro a favor del<br />

P. Benito Ojeda de la Virgen del Amor Hermoso. Y, al año siguiente, 1890, en los meses de<br />

mayo y diciembre nombra, respectivamente, Vicarios Provinciales del Sur de Zambales y de<br />

Siquijor, a los PP. Fr. Francisco Moreno de los Dolores y Fr. Laureano Navarro de la Concepción<br />

53 .<br />

El Comisario de la Provincia en Madrid, P. Fr. Juan Santesteban de San José, entregaba<br />

su alma al Señor el 17 de enero de 1890 54 . La noticia de su fallecimiento era comunicada al<br />

Provincialato por medio de un telegrama puesto en la capital de España por el P. Toribio<br />

Minguella.<br />

El P. Fidel de Blas se encontraba entretenido en la Visita a los ministerios de Zambales.<br />

Mas, por orden expresa suya y de acuerdo<br />

50 AM, Cosas not. Prov., 20, 21; 55, Oficios, ff. 61, 62; Lib. 4.º de Becerro, f. 156.<br />

51 AM, 59, Oficios, f. 175.<br />

52 AM, Lib. 4,º de Becerro, f. 16v.<br />

53 AM, 28, Registro Prov. 3.º, ff. 228v, 235v, 241v.<br />

54 El P. Juan Santesteban había nacido en Cintruénigo, Navarra, el 6 de mayo de 1848; emitió los votos religiosos<br />

el 22 de septiembre de 1865 y llegó a Manila en febrero de 1870. Le fueron dadas las dimisorias en<br />

mayo del año siguiente y un mes después fue destinado Compañero a Maribohoc. En enero de 1873 se pidieron<br />

para él títulos de Párroco de García Hernández y después administró las parroquias de Tagbilaran y<br />

Dimiao. Obtuvo los cargos de Procurador General en Manila, Prior vocal de Dumaguete, Vicario Provincial<br />

del Sur de Bohol, Definidor y Comisario y Procurador General en Madrid. Su fallecimiento tuvo lugar en<br />

su pueblo natal el 17 de enero de 1890 (F. SÁDABA, Catálogo. 540).


672 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

con el Definitorio, el P. José Sánchez, Vicario Provincial en ausencia de aquél, envía el 7 de<br />

febrero las convocatorias para la celebración de Definitorio pleno, con objeto de elegir nuevo<br />

Comisario, a los Padres que tenían voz y voto en el mismo. En sus contestaciones prometían<br />

su asistencia todos, a excepción del P. Andrés Ferrero, quien manifestaba no serle posible<br />

concurrir por hallarse entonces enfermo.<br />

Una vez en Manila el P. Provincial, ya de regreso de Zambales, se reunieron con él el día<br />

18 de marzo, en junta de Definitorio pleno, los Padres Santos Paredes, ex Provincial; Benito<br />

Tutor, Simeón Marín y Félix Guillén, Definidores, y Lorenzo Hernández, Presidente del último<br />

Capítulo. Para ocupar el lugar del P. Andrés Ferrero no fue convocado ninguno de los<br />

Aditos por encontrarse dos de ellos, los Padres Leandro Navarro y <strong>Manuel</strong> Azagra, en parroquias<br />

muy lejanas, y el otro, P. Jorge Tabuenca, bastante delicado de salud.<br />

Manifestó el P. Fidel de Blas a los Padres Vocales que era preciso proceder a la elección<br />

de nuevo Comisario y Procurador General en Madrid, cargo vacante, como ya sabían, por la<br />

muerte del que los ocupaba, P. Juan Santesteban.<br />

Así se hizo y resultó elegido el P. Fr. Toribio Minguella de la Merced. Dos días después<br />

se le remitían poderes idénticos a los que se habían dado al difunto P. Santesteban y otorgados<br />

por el mismo escribano público señor Hernández y Fajarnés 55 .<br />

Una vez en manos del P. Minguella dichos documentos, con fecha 12 de mayo comunicaba<br />

al Ministerio de Ultramar su nombramiento y presentaba a la vez los poderes con la petición<br />

de que fueran tenidos por buenos.<br />

El Ministerio, examinados dichos poderes, los encontró ajustados a las prescripciones legales<br />

y cláusulas necesarias para su objeto y, por real orden del 27 del mismo mes de mayo,<br />

era aprobado el nombramiento, mas con carácter provisional, hasta que el Gobernador General<br />

y Vice Patrono de Filipinas manifestara al Ministerio que se le había dado cuenta del referido<br />

nombramiento en la forma ordinaria.<br />

Enterado de lo anterior el P. Provincial, el 3 de julio envía al Gobernador General un oficio<br />

con la comunicación del nombramiento del P. Toribio Minguella para los cargos de Comisario<br />

y Procurador general en la capital de España 56 .<br />

IV.- Visita provincial<br />

A finales del mes de enero de 1890 partía de Manila el P. Fidel de Blas para hacer la Visita<br />

a los ministerios de Zambales, de donde pasó a los de Tarlac y Mabalacat en Pampanga.<br />

Su regreso a la capital filipina verificóse a mediados de febrero y,<br />

55 AM, Cosas not. Prov., 24; 55, Oficios, ff. 87, 87v, 99; Lib. 4.º de Becerro, f. 160; 28, Registro Prov. 3.º, f.<br />

234v.<br />

56 AM, carp. 1 bis; 59, Oficios, f. 292.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 673<br />

una vez celebrado el Definitorio pleno, del que se ha hablado anteriormente, fue a visitar los<br />

ministerios que la Provincia de San Nicolás tiene a su cargo en la provincia de Manila y en el<br />

distrito de Morong.<br />

Como no le era posible hacer la Visita a las provincias de Mindoro, Calamianes, Paragua<br />

y Marianas «sin algunos meses más de tiempo, muchos padecimientos y excesivos gastos»,<br />

como él mismo escribe, obtuvo del Definitorio, según era ya costumbre, la autorización para<br />

encomendar la Visita a los respectivos PP. Vicarios Provinciales.<br />

En efecto; así lo hizo por oficio firmado el día 28 de marzo. A los cuatro Vicarios de las<br />

provincias indicadas añadió el de Misamis para que éste procediera a visitar el ministerio de<br />

Iligan, y el de Bohol Norte, para que lo hiciera en el de Tubigong, ministerios los dos a los<br />

que no había podido llegar en su Visita verificada antes del Capítulo Intermedio.<br />

Por su parte, en el mes de abril recorre los pueblos administrados por nuestros religiosos<br />

en las provincias de Batangas y Cavite 57 .<br />

V.- Proyecto del Gobernador General sobre curatos<br />

Era deseo del señor Gobernador General de Filipinas, como Vice Real Patrono, aumentar<br />

el prestigio de las Corporaciones religiosas. Con este fin trató de proponer al Gobierno de Su<br />

Majestad un proyecto sobre la distribución de curatos del Arzobispado de Manila, de manera<br />

que los religiosos de una misma Orden estuviesen más reunidos y agrupados.<br />

Enteróse de ello nuestro Definitorio Provincial y, ante la consideración de que no se trataba<br />

de una verdadera permuta voluntaria, por ser éste un asunto que se había de resolver mediante<br />

una disposición del Real Patronato, y, por otra parte, que este proyecto resultaría muy<br />

beneficioso para los intereses de la Provincia, en sesión del 5 de agosto de 1890 se acordó<br />

autorizar al P. Provincial a no oponerse a dicho proyecto con el encargo de que procurase<br />

sacar el mejor partido posible para nuestra Corporación 58 .<br />

VI.- Nuestros religiosos continúan en el seminario de Vigan<br />

El 19 de julio de 1890 hacía su entrada en Vigan el nuevo Obispo, P. Hevia Campomanes,<br />

dominico, sucesor del agustino recoleto P. Mariano Cuartero.<br />

Había sido intención de este Prelado llevar al seminario de su diócesis a religiosos de su<br />

propia Orden; pero, como el P. Provincial dominico no se lo concediera, acudió al P. Fidel de<br />

Blas con la súplica de que los agustinos recoletos continuasen al frente de dicho seminario.<br />

57 AM, Cosas not. Prov., 24, 25; 35, Definitorios, f. 273; 55, Oficios, ff. 99v, 100v, 130v, 131.<br />

58 AM, 35, Definitorios, f. 277v.


674 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Nuestro Definitorio Provincial, que conocía muy bien el buen comportamiento de nuestros<br />

religiosos en el citado seminario, por lo que gozaban de público prestigio, en sesión del 5<br />

de agosto del referido año 1890, al tratar de los deseos manifestados por el señor Obispo, tomó<br />

el acuerdo de que, si este Prelado se prestaba a firmar el compromiso de conservar a los<br />

recoletos al frente del seminario, mientras no dieran un verdadero y grave motivo para su separación<br />

del mismo, el P. Provincial cediera los religiosos necesarios y firmase el correspondiente<br />

contrato.<br />

En otra sesión definitoria, celebrada el 22 de octubre, dio cuenta el P. Fidel de Blas de<br />

haber firmado ya el susodicho contrato entre el señor Obispo y la Provincia.<br />

En este contrato se introdujeron las siguientes modificaciones de las bases ya existentes:<br />

Se concedían mayores garantías a la Provincia de San Nicolás, sin cuyo consentimiento no<br />

podría el señor Obispo despedir a religioso alguno, y la Provincia, por su parte, se comprometía<br />

a aumentar el número de religiosos en el caso de que se pudiera poner en el seminario la<br />

segunda enseñanza. Asimismo se aumentaba el sueldo asignado al P. Rector 59 .<br />

VII.- Nuevo Procurador General de la Provincia en Manila<br />

El 29 de agosto de 1890 ocurría el fallecimiento del P. Fr. Roque Leza del Patrocinio de<br />

María, Procurador General que era de la Provincia en Manila 60 .<br />

Cuatro días después, reunido el Definitorio, se tomó el acuerdo de que se encargara provisionalmente<br />

de la Procuración General el P. Fr. Constancio Asensio del Pilar, Subprior de<br />

Manila, con las mismas atribuciones que tenía el difunto Procurador, y de que el P. Provincial,<br />

a fin de proceder a la elección de nuevo Procurador, convocara a junta de Definitorio a<br />

los Padres que les correspondía por derecho a intervenir en la provisión del cargo vacante, por<br />

ser uno de los que tenían voto en Capítulo 61 .<br />

De conformidad con el segundo punto del acuerdo anterior, el 5 de septiembre remite el<br />

P. Provincial las convocatorias a los cuatro Padres Definidores para la celebración de la referida<br />

junta, que había de tener lugar en el convento de Manila una vez reunidos<br />

«los Padres que deben formarla o se reciban sus contestaciones, si acaso no pudiesen<br />

acudir».<br />

59 AM, carp. 77, leg. 3, 12; 35, Definitorios, ff. 278, 281; Cosas not. Prov., 14, 27. Fue el 1 de julio de 1892<br />

cuando comenzó en el seminario un colegio de primera clase de segunda enseñanza (carp. 77, leg. 3, 12).<br />

60 El P. Roque Leza, nacido en Uruñuela, Logroño, el 15 de agosto de 1853, hizo la profesión el 22 de octubre de<br />

1872 y llegó a Manila en enero de 1877. Enviado de Compañero a Mabalacat al año siguiente y luego a<br />

Masinloc, lo vemos en 1879 en Príncipe Alfonso, Paragua, con títulos de Misionero, y en 1880, de Bamban,<br />

de donde pasó como Párroco a La Ermita. Elegido en este Capítulo, Procurador General en Manila, falleció<br />

en el convento de esta ciudad el 29 de agosto de 1890 (F. SÁDABA, Catálogo, 597).<br />

61 AM, 35, Definitorios, f. 278v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 675<br />

Igualmente, en la misma fecha citada notificaba el P. Fidel de Blas por oficio el nombramiento<br />

provisional de Procurador General, en la persona del P. Constancio Asensio, a los señores<br />

Gobernador General de las islas, Intendente General de Hacienda, Director General de<br />

Administración Civil y Juez de Primera Instancia del Juzgado de Intramuros de Manila 62 .<br />

Reunióse, en efecto, la junta de Definitorio el 22 de octubre con la ausencia de dos Definidores,<br />

los cuales habían contestado a la convocatoria que no les era posible acudir. Con los<br />

requisitos acostumbrados se procedió a la elección de Procurador General y ésta recayó en el<br />

mismo P. Asensio y, para sucederle en su cargo de Subprior y Maestro de novicios de Manila,<br />

fue nombrado en la misma sesión el Padre Fr. Toribio Moreno de la Soledad 63 .<br />

El Provincial, P. Fidel de Blas, al mismo tiempo que enviaba las convocatorias para la anterior<br />

junta, acudía al P. Gabino Sánchez, por conducto del Comisario de la Provincia, P.<br />

Minguella, para consultarle acerca de la necesidad de convocar a los cuatro Definidores, suplir<br />

con Aditos la ausencia de algunos de aquéllos y resolver el empate que pudiera ocurrir.<br />

La contestación llegó muchos días después de celebrada la sesión del 22 de octubre. Fechada<br />

el día 29, en ella manifestaba el P. Minguella, por encargo del P. Comisario Apostólico,<br />

que,<br />

«armonizando lo que en la parte tercera, capítulo <strong>XII</strong>I, n. 2 de nuestras Constituciones<br />

se consigna, con lo que en el n. 5 del capítulo siguiente se dice 64 , aparece claro que el<br />

Definitorio privado puede, pasado el Capítulo Intermedio, nombrar Vicarios Priores<br />

que tengan voto en el Capítulo Provincial inmediato y que el nombramiento de Procurador,<br />

en cuanto Prior de Bagumbayan, es en el caso presente propio del Definitorio<br />

privado. Así, pues, sin necesidad de que se reúnan todos los Definidores o Aditos,<br />

Vuestra Reverencia, valiéndose, si es preciso, de la autorización especial que tiene para<br />

formar Definitorio privado con uno o dos de los PP. ex Provinciales, de manera que<br />

resulten por lo menos tres votantes, puede proceder al nombramiento de que se trata.<br />

En cuanto al posible empate dice N. P. Comisario que, según el espíritu de nuestras<br />

leyes, ha de procurarse que el número de los que formen el Definitorio privado sea<br />

impar, lo que Vuestra Reverencia puede hacer perfectamente usando en parte o en todo<br />

de la autorización ante dicha».<br />

62 AM, 55, Oficios, ff. 124v, 125v; 59, Oficios, f. 193.<br />

63 AM, 35, Definitorios, f. 279v.<br />

64 COR, a. 1745, pars III, c. <strong>XII</strong>I, n. 2: «Si post Congregationem, Prioratus etiam aliquis vacaverit, eodem modo,<br />

Prior Provincialis, cum debito consensu suorum Diffinitorum, de Vicario providebit: qui in Capitulo Provinciali,<br />

sicut caeteri Priores, vocem habebit». Id., c. XIV, n. 5: «In hoc Capitulo privato... non poterunt...<br />

Priores instituere, sed tantum Vicarios Priores».


676 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El P. Provincial, por su parte, había remitido ya los nombramientos al P. Comisario<br />

Apostólico, quien dio su aprobación a los mismos por decreto del 17 de febrero de <strong>1891</strong> 65 .<br />

ARTÍCULO SEXTO<br />

Son trasladadas de lugar tres de las seis Misiones creadas en Mindoro. –Llegan cuarenta<br />

religiosos a Filipinas y otros trece a Colombia. –Restablecimiento del derecho de la<br />

Iglesia y Corporaciones eclesiásticas de disponer de sus bienes en Filipinas.<br />

–La Provincia de Filipinas presta obediencia al nuevo Comisario<br />

Apostólico. –Miscelánea<br />

I.- Son trasladados de lugar tres de las seis misiones creadas en Mindoro<br />

En la relación del trienio pasado, 1885-1888, se dio cuenta del establecimiento en la provincia<br />

de Mindoro de seis nuevas Misiones, de conformidad con un plan aprobado anteriormente<br />

por el Gobierno 66 .<br />

El actual Provincial, P. Fidel de Blas, con fecha 24 de enero de 1890, se dirige al señor<br />

Gobernador General para manifestarle que tres de dichas Misiones, es decir, las de Santa<br />

Cruz, Lumintao y Busuanga, además de tener un clima malsano, no eran Misiones más que de<br />

nombre, toda vez que ni había población cristiana, ni emigrantes de otras provincias, ni siquiera<br />

infieles a los que traer a nuestra religión. En cambio —añade—, otros puntos de la<br />

misma isla, como Pola, Bongabón y Bulalácao,<br />

«prometen un rápido desarrollo y necesitan de un Misionero que atienda a la administración<br />

espiritual de sus vecinos y sea garantía de estabilidad para el considerable número<br />

de inmigrantes que acuden a ellos».<br />

Y, en efecto, por decreto del 27 del mismo mes aprobó el señor Gobernador General el<br />

traslado de las citadas misiones 67 .<br />

II.- Llegan cuarenta religiosos a Filipinas y otros trece a Colombia<br />

El 18 de septiembre de 1888 salían del colegio de Marcilla trece religiosos agustinos recoletos<br />

que el día 21 partían de Barcelona en el vapor «Reina Mercedes» para llegar a Manila<br />

el 24 de octubre. Seis de ellos eran ya sacerdotes, de los cuales dos regresaban nuevamente a<br />

Filipinas, y los otros siete, coristas.<br />

El 15 de febrero del año siguiente, 1889, tiene lugar el arribo a la<br />

65 AM, Lib. 4.º de Becerro, ff. 161, 162; Cosas not. Prov., 29. En la fecha de aprobación era ya Comisario Apostólico<br />

el P. Íñigo Narro; firma como Pro-Secretario el P. Toribio Minguella.<br />

66 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong> artículo quinto.<br />

67 AM, 59, Oficios, ff. 182v, 187; Cosas not. Prov., 23.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 677<br />

capital del archipiélago filipino de tres religiosos coristas, los cuales habían embarcado en el<br />

vapor-correo español el 11 del mes anterior.<br />

Catorce eran los recoletos que, el 18 de septiembre del mismo año 1889, se despedían de<br />

sus hermanos en el colegio de Marcilla para tomar, dos días después, el vapor «San Ignacio de<br />

Loyola» en el puerto de la ciudad condal. De estos catorce solamente tres eran sacerdotes, uno<br />

de ellos hacía su regreso a Filipinas; los once restantes, todavía coristas. Hicieron su entrada<br />

en Manila el 25 de octubre.<br />

El 15 de enero de 1890 llega a Manila solamente un religioso; otros dos, uno de vuelta a<br />

aquellas islas, el 4 de mayo, y finalmente, quince el 22 de octubre en el «Santo Domingo»,<br />

que había zarpado de Barcelona el 20 de septiembre 68 .<br />

Ya que hablamos de la salida fuera de la Península de religiosos nuestros, hemos de recordar<br />

aquí que, como ya se dijo, trece fueron, en dos grupos, a Colombia en 1888 y 1890,<br />

respectivamente, para reorganizar la Provincia de la Candelaria 69 .<br />

III.- Restablecimiento del derecho de la Iglesia y Corporaciones<br />

eclesiásticas a disponer de sus bienes en Filipinas<br />

Por una comunicación del señor Gobernador General de Filipinas, fechada el 22 de enero<br />

de <strong>1891</strong>, se le daba cuenta al P. Provincial de la real orden del 4 de diciembre del año anterior<br />

por la que se determinaba<br />

«derogar la real orden de 14 de octubre de 1849 y sus referencias y restablecer el derecho<br />

de la Iglesia y Corporaciones eclesiásticas a disponer de los bienes que tienen en<br />

esas provincias, con arreglo a los cánones y a la legislación anterior de Indias» 70 .<br />

Como el Definitorio había tenido conocimiento de esta real orden con anterioridad a recibirse<br />

la descrita comunicación oficial, en reunión celebrada ya el 17 de enero había convenido<br />

en la necesidad de dar algunos pasos para poner a salvo nuestras haciendas, y así, después de<br />

hacer algunas consultas acerca del caso con personas competentes, se estudiara el modo de<br />

realizar este pensamiento con las mayores seguridades posibles 71 .<br />

Relacionado con este mismo asunto escribe el P. Fidel de Blas lo siguiente:<br />

«La idea de vender las haciendas, tan grata para todos, tropieza en la práctica con dificultades<br />

graves que, hasta el presente, ninguna corporación ha encontrado medio de resolver<br />

satisfactoriamente. La venta real y efectiva no puede efectuarse por falta de capitales en Manila<br />

68 AM, 28, Registro Prov. 3.º, ff. 219, 222v, 229, 231v, 238; F. SÁDABA, Catálogo, 659, 664, 666, 674.<br />

69 Tomo presente, capítulo <strong>XII</strong>I, artículos primero, segundo y cuarto.<br />

70 AM, 59 bis, Oficios, f. 6; cfr. CR, 11, 226.<br />

71 AM, 35, Definitorios, f. 286.


678 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

para comprarlas y porque, aunque los hubiera, no se arriesgarían a ese negocio que sería de<br />

resultados muy dudosos. La venta simulada o cualquier otro contrato parecido, con el objeto<br />

de poner las haciendas a cubierto de un cataclismo o golpe fatal por parte del Gobierno, es<br />

punto muy delicado y que ofrece también serias dificultades; por lo cual todas las Corporaciones<br />

andamos estudiando el asunto y dando tiempo por si éste se encarga de resolverlo» 72 .<br />

Con anterioridad al decreto del que se ha hablado antes, ya había conseguido el P. Toribio<br />

Minguella como Procurador General en Madrid, por instancia del 20 de octubre de 1890,<br />

una autorización del Gobierno para la venta de algunas tierras de la Provincia en Filipinas,<br />

con objeto de atender a los pagos de las obras de la iglesia de hierro de San Sebastián 73 .<br />

IV.- La Provincia de Filipinas presta obediencia al nuevo Comisario Apostólico<br />

El 20 de enero de <strong>1891</strong> fallecía santamente en Madrid el Comisario Apostólico, P. Gabino<br />

Sánchez. Dos días después recibe el Provincial, P. Fidel de Blas, un telegrama puesto en la<br />

citada capital por el P. Minguella, en el que le comunicaba la noticia.<br />

Nombrado el P. Íñigo Narro nuevo Comisario Apostólico por la Santa Sede, también le<br />

hace sabedor el P. Minguella al P. Provincial de esta designación por medio de un telegrama<br />

74 . Luego, el 26 de marzo recibe un documento, firmado el 18 de febrero por el mismo P.<br />

Minguella, en el que se le copiaba el decreto pontificio con el referido nombramiento, del cual<br />

dio cuenta al Definitorio en sesión celebrada cuatro días después. En el acto se le prestó la<br />

debida obediencia al nuevo Comisario Apostólico y se determinó que el P. Provincial circulase<br />

dicha designación por todos nuestros conventos y ministerios a fin de que todos los religiosos<br />

de la Provincia prestasen también el correspondiente reconocimiento y obediencia 75 .<br />

Efectivamente, el 31 de marzo circula el P. Fidel de Blas la comunicación recibida del P.<br />

Minguella y, a continuación de la misma, añade estas palabras:<br />

«Lo que tengo el gusto de trasladar a Vuestras Reverencias para que, recibiendo<br />

todos con el debido respeto el precedente rescripto pontificio y viendo en él la expresión<br />

de la voluntad de Dios, que por conducto de su Vicario nos ha concedido tan digno<br />

Superior, reconozcan al expresado N. Rvdmo. P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción<br />

por verdadero y legítimo Comisario<br />

72 AM, Cosas not. Prov., 33<br />

73 AM, carp. 1 bis; Cosas not. Prov., 31; AHN, Ultramar, leg. 2304, n. 45; 59 bis, Oficios, f. 3.<br />

74 Cfr. algunos detalles de antecedentes para el nombramiento de Comisario Apostólico en el tomo presente,<br />

capítulo XVI, artículo segundo.<br />

75 AM, Lib. 4.º de Becerro, f, 161v; 35, Definitorios, f. 286v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 679<br />

General Apostólico de la Congregación de España e Indias, prestándole sumisión y<br />

obediencia y expresándolo así en los obedecimientos que pondrá a continuación de esta<br />

circular» 76 .<br />

V.- Miscelánea<br />

En la «Breve reseña de la Provincia de San Nicolás» enviada para la Guía Oficial de<br />

1889, se relata sucintamente la historia de la misma Provincia para terminar con una relación<br />

de los religiosos de los conventos y colegios. Es de lamentar que, por lo menos, en la copia<br />

que tenemos delante, no figure la de los religiosos de los ministerios con otros datos interesantes.<br />

En el convento de Manila, después de citar los nombres de los Padres Provincial, Prior,<br />

Secretario, Procurador General, Subprior, Predicador y Confesor conventual, nos indica la<br />

existencia de veinticuatro religiosos conventuales.<br />

En el de Cavite, el P. Prior y dieciocho conventuales.<br />

En el de San Sebastián, el P. Prior y cinco conventuales.<br />

En el de Cebú, el P. Prior y ocho conventuales.<br />

En el colegio de Monteagudo, los PP. Rector y Vicerrector; ocho sacerdotes; dieciocho<br />

coristas; cuarenta y cuatro novicios y dieciséis hermanos.<br />

En el de Marcilla, los PP. Rector y Vicerrector; ocho sacerdotes; veintiséis coristas y<br />

ocho hermanos.<br />

En el de San Millán de la Cogolla, los PP. Rector y Vicerrector; seis sacerdotes; cincuenta<br />

y dos coristas y nueve hermanos.<br />

En Madrid, el P. Comisario, Procurador General y Vicario Provincial y dos compañeros.<br />

Y, finalmente, en Roma, el P. Procurador General y otros dos compañeros 77 .<br />

En los meses de agosto y noviembre de 1889, respectivamente, pidió el señor Gobernador<br />

General de Filipinas al P. Provincial que le informase acerca de las ventajas o inconvenientes<br />

de las inmigraciones china y japonesa en el país.<br />

Respecto de los chinos contestó el P. Fidel de Blas, después de amplias consideraciones,<br />

que su presencia en las poblaciones rurales le parecía en absoluto perjudicial a los intereses<br />

del país y que en las capitales de provincia, principalmente en Manila, si bien se les podía<br />

permitir su residencia, se debería procurar aminorar su número e influencia.<br />

En cuanto a los japoneses, de cuya inmigración se le había remitido un proyecto, respondió<br />

que no le parecía conveniente por razones religiosas y políticas. Indicaba de paso la conveniencia<br />

de fomentar la inmigración entre los habitantes de las diversas islas del archipiélago<br />

78 .<br />

76 AM, 55, Oficios, f. 172v.<br />

77 AM, carp. 80, leg. 1, 1.<br />

78 AM, 59, Oficios, ff. 167v, 170, 176; carp. 79, 9; Cosas not. Prov., 20, 22.


680 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Como hubiere caducado ya la concesión pontificia, otorgada para un quinquenio, de poder<br />

celebrarse las misas anuales en otras diócesis fuera de Filipinas con la retención de parte<br />

del estipendio para diversas obras en aquellas islas, por medio del P. Procurador General en<br />

Roma se pidió a la Santa Sede nueva autorización, que fue concedida el 18 de septiembre de<br />

1890 para otros cinco años,<br />

«dummodo stipendii pars quae retinebitur, dimidium eleemosynae pro quaque Missa a<br />

fidelibus ablatae non excedat» 79 .<br />

El Gobierno General de Filipinas había observado que en los periódicos bilingües de Manila<br />

el texto tagalo no correspondía exactamente al castellano aprobado por la censura. Ante<br />

este hecho dicho Gobierno General acordó, en agosto de 1890, nombrar a tres religiosos, uno<br />

dominico, otro agustino y otro recoleto, para supervisar otros tantos periódicos. Para La lectura<br />

popular fue designado el recoleto P. Eustaquio Moreno, Párroco de Santa Cruz, que en el<br />

mes de diciembre era sustituido por el P. Mamerto Lizasoain, quien había sucedido al primero<br />

en la administración espiritual de la citada Parroquia 80 .<br />

En noviembre del mismo año 1890 era nombrado el P. Provincial Vocal de la Comisión<br />

Superior de Instrucción Pública y socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos<br />

del País 81 .<br />

En el libro de «Cosas notables» del Provincialato el P. Fidel de Blas consigna lo siguiente<br />

entre las anotaciones del mes de noviembre de 1890:<br />

«El Comisario P. Toribio Minguella me da la agradable noticia de que, gracias sin duda a<br />

la Virgen del Carmen, por quien tan grandes sacrificios hace la Provincia en la construcción<br />

del templo de San Sebastián, el papel que todavía nos quedaba de la deuda de Méjico (que<br />

tantos años ha estado sin valor alguno) ha adquirido algún precio en la actualidad y podrá<br />

realizarse con relativa ventaja. Me decía que, hechas una porción de operaciones necesarias<br />

por comisiones, giros, venta, etc., nos vendrían a quedar en limpio unos ochenta mil pesos,<br />

que pensaba emplear en papel del Estado, que es lo más seguro» 82 .<br />

Las agustinas recoletas del convento de Serradilla, en Cáceres, pidieron a la Provincia un<br />

donativo para comprar algunos objetos de culto. El Definitorio encomendó al P. Comisario de<br />

la Provincia en Madrid que se les diera, según su criterio.<br />

En sesión de Definitorio del 21 de enero de 1890 se leyó una instancia de la Superiora del<br />

Beaterio de Santa Rita de San Sebastián en la que suplicaba que, en vista de que no era suficiente<br />

para la subsistencia de las beatas y educandas los exiguos recursos de que el Beaterio<br />

disponía, se les aumentasen los socorros de palay y dinero que la Provincia les tenía señalado.<br />

79 Tomo presente, capítulo X, artículo sexto; AM, carp. 75, leg. 1, 3; Cosas not. Prov., 30.<br />

80 AM, 59, Oficios, f. 192; 59 bis, Oficios, ff. 1v, 2.<br />

81 AM, 59, Oficios, ff. 201v, 202; 55, Oficios, f. 149.<br />

82 AM, Cosas not. Prov., 31; cfr. CR, 11, 110.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 681<br />

Examinado el asunto, vio el Definitorio que realmente no les bastaban los socorros indicados<br />

y, por otra parte, el buen servicio que prestaban a los conventos de Manila y San Sebastián,<br />

así como la buena conducta de las beatas. Ante estas razones, y para que pudieran dedicarse<br />

con mayor desahogo a las prácticas religiosas, los Padres del Definitorio acordaron que<br />

el convento de Manila abonase al Beaterio cincuenta pesos mensuales como gratificación por<br />

la lavada de la ropa, y el de San Sebastián treinta por lo mismo. Además, la Provincia había<br />

de facilitar al Beaterio anualmente quinientos cabanes de palay. Se autorizó, finalmente, al P.<br />

Prior de San Sebastián para poner en el Beaterio el servicio de aguas.<br />

En marzo de 1890 se recibió en el Provincialato una carta del Procurador General en<br />

Roma, P. Enrique Pérez, en la que suplicaba se le concediera una ayuda para colocar en la<br />

iglesia de nuestro hospicio un altar de mármol con el que se le había obsequiado. Acordó el<br />

Definitorio que se le remitieran cien pesos y que el P. Provincial escribiera a dicho P. Procurador<br />

para decirle que, si necesitaba una cantidad mayor, se lo manifestara 83<br />

ARTÍCULO SÉPTIMO<br />

Se continúa la construcción de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián.<br />

–Noticiario de los conventos de Manila, Cavite y Cebú, y de los colegios<br />

de Monteagudo, Marcilla y San Millán<br />

I.- Se continúa la construcción de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián<br />

A principios del mes de junio de 1888 llegaba a Manila un vapor con la primera remesa<br />

de materiales de hierro para la nueva iglesia y el día 13 entraba en la plazuela del convento la<br />

primera columna en medio del inmenso regocijo de los religiosos y de muchos devotos de la<br />

Virgen del Carmen que se habían reunido para esperarla.<br />

Una vez terminada ya la cimentación de todo el terreno que había de ocupar el templo, el<br />

día 11 de septiembre el señor Arzobispo de Manila, P. Pedro Payo, con asistencia de las autoridades<br />

eclesiásticas y civiles, bendijo la primera columna en el momento que era levantada<br />

para ser colocada en la fachada en el lugar más inmediato al edificio del convento.<br />

«No se hizo esta operación sin dificultades —se ha escrito—, pues se enredaron los cables<br />

y hubo un gran rato de confusión por no acertar los ingenieros y directores a desenmarañar<br />

el nudo, estando suspendida la columna de inmenso peso hasta que el P. Bernardo Muro,<br />

Prior entonces de este convento, subió a las cuerdas y lo arregló todo en un momento, causando<br />

gran admiración a los circunstantes» 84 .<br />

El 26 de junio de 1889 dirigía el Provincial, P. Fidel de Blas, una<br />

83 AM, 35, Definitorios, ff. 264, 269, 272.<br />

84 Libro de Cosas notables del convento en BSN, a. 1952, 266.


682 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

circular a todos los Párrocos recoletos con el fin de manifestarles la situación verdaderamente<br />

difícil por que atravesaba la Provincia con los grandes gastos que se había impuesto para levantar<br />

un suntuoso templo, testimonio perenne del amor de los agustinos recoletos a la Santísima<br />

Virgen del Carmen, nuestra protectora. Esta situación le obligaba a acudir a ellos con<br />

objeto de rogarles que se impusieran gustosos el sacrificio de contribuir a dicha obra. Y, efectivamente,<br />

así lo hicieron con el envío de diversas cantidades de dinero 85 .<br />

Las obras de la iglesia continuaron su marcha con los materiales que llegaron transportados<br />

en varios vapores durante los años 1889 y 1890.<br />

Al importe de dichos materiales se habían de añadir los derechos que la Administración<br />

de Aduanas de Manila pudiera exigir. Mas, como creyeron nuestros religiosos que, por tratarse<br />

de una iglesia, tal vez se podría obtener la exención de dichos derechos, el Procurador General,<br />

P. Roque Leza, con fecha 4 de diciembre de 1889, se dirigió al señor Intendente General<br />

de Hacienda de Filipinas.<br />

En su escrito el P. Procurador comienza con la exposición de los motivos que había para<br />

construir una iglesia de hierro y de todo cuanto la obra supone de sacrificio para la Corporación<br />

recoleta y de gloria para la capital del archipiélago. Manifiesta, luego, que,<br />

«estudiado detenidamente el Arancel de Aduanas y en especial la real orden de 6 de<br />

mayo de 1874, que exime del pago de derechos de importación a todos aquellos objetos<br />

que contribuyan al fomento de los intereses morales y materiales de este archipiélago,<br />

circunstancias que concurren en el citado templo, ya por tratarse de un santuario<br />

dedicado al culto de la Religión Católica, que tan benéfica influencia ejerce en la moralidad<br />

de los pueblos, ya por ser una obra que ha de contribuir notablemente al embellecimiento<br />

de esta capital, ya, en fin y muy particularmente, por tratarse de ensayar un<br />

nuevo sistema de construcciones, cuyos resultados pueden ser de inmensa utilidad para<br />

el país, siendo la Corporación de recoletos la primera que, para resolverlo, ha expuesto<br />

un gran capital»,<br />

por todo ello —termina el P. Leza— le<br />

«suplica respetuosamente se digne declarar el citado templo en construcción obra de<br />

utilidad pública y exentos, por lo tanto, del pago de derechos de importación los materiales<br />

para la edificación del mismo» 86 .<br />

Por real orden de 4 de febrero de 1890 se denegaba esta petición. Una de las razones que<br />

para ello se alegaban era la de que indirectamente se protegía la fabricación belga en perjuicio<br />

de la similar española<br />

85 AM, 55, Oficios, f. 16v; carp. 57, 11. La cantidad total enviada por las Vicarías Provinciales, excepto las del<br />

Norte de Zambales, Mindoro y Marianas, que figura en la nota al final de la circular, ascendió a 24.668 pesos.<br />

86 AM, carp. 75, leg. 2, 13; BSN, a. 1970, 299.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 683<br />

de Vizcaya y Cataluña. Y no había fundamento verdadero para ello, pues, como ya se indicó<br />

en la reseña del trienio pasado, 1885-1888, precisamente se acudió al extranjero después que<br />

las fábricas españolas se consideraron incapaces por las proporciones del edificio y las dimensiones<br />

extraordinarias de las piezas de fundición.<br />

El P. Procurador anuncia que va a utilizar la vía contenciosa y, como se le contesta que<br />

no se podía intentar este medio sin abonar antes los derechos de Aduana, el 27 de mayo del ya<br />

citado año 1890 se efectuaba el pago de la cantidad de catorce mil quinientos tres pesos con<br />

treinta y un céntimos.<br />

El Comisario y Procurador en Madrid, P. Toribio Minguella, por su parte, presenta el 16<br />

de junio una nueva instancia dirigida a la Reina Regente. Es atendida por una real orden del<br />

26 de julio, la cual deja sin efecto la del 4 de febrero que denegó la petición primera del Padre<br />

Procurador de Manila. En su virtud se concede la franquicia de los materiales de hierro,<br />

«fundándose en que con ello se ensaya un sistema de construcción en ese archipiélago<br />

que resista los estragos del fuego, del anay y de los terremotos».<br />

Luego se pidió la devolución de las cantidades ingresadas anteriormente en la Administración<br />

de la Aduana. Se nos concedió, pero era ya el año 1893 87 .<br />

Con anterioridad a la presentación por el P. Minguella de la instancia referida, había tratado<br />

el Definitorio, en junta del 11 de junio del citado año 1890, de la continuación de la obra<br />

de la iglesia, y, en vista de que, terminada ya la parte exterior de la misma, quedaba asegurada<br />

por completo la buena conservación del edificio, y habida cuenta, por otra parte, el aumento<br />

de gastos por la cuantía de los pagos de derechos de Aduanas, lo anormal que este año se presentaba<br />

la cobranza en la hacienda de Imus y los envíos crecientes para los colegios de la Península,<br />

se tomó el acuerdo de encargar al P. Prior de San Sebastián que procediera con alguna<br />

lentitud en los trabajos de decoración y ornamentación del templo y procurase aliviar los<br />

gastos con el regreso del montador belga a su país cuando sus servicios no fueren necesarios,<br />

prescindiendo, asimismo, si fuere posible, de los servicios del ingeniero director. Con todo<br />

esto se había de conseguir una notable minoración de gastos 88 .<br />

Terminaremos este apartado con estas dos anotaciones: En sesión del día 21 de enero de<br />

1890 había autorizado el Definitorio que se pusiera el servicio de aguas potables del Municipio,<br />

una vez finalizadas las obras principales de la iglesia y edificio del convento. Asimismo,<br />

como dicho edificio había de ser ensanchado, pues quedaba reducido por la reedificación de<br />

la iglesia, para el citado objeto se autorizaba,<br />

87 AM, carp. 75, leg. 2, 13; 59, Oficios, if. 194v, 195; 59 bis, Oficios, ff. 2, 18v, 19, 54; Cosas not. Prov. 29;<br />

BSN, a. 1952, 268; BSN, a. 1970, 299-309.<br />

88 AM, 35, Definitorios, f. 277.


684 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el 22 de octubre del mismo año, el gasto de mil quinientos pesos solamente, porque, si ahora<br />

se realizaba el ensanchamiento, podrían utilizarse los materiales sobrantes de la obra de la<br />

iglesia 89 .<br />

1. Convento de Manila<br />

II.- Noticiario de los conventos de Manila, Cavite y Cebú y de los<br />

colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán<br />

«Dos necesidades se venían sintiendo en el local de nuestro convento de Manila —<br />

escribe el P. Fidel de Blas—: la de trasladar la Procuración General a sitio más desahogado,<br />

más retirado del centro del convento, a la par que menos expuesto a las miradas de los curiosos,<br />

y la de aumentar el número de celdas en el claustro principal, que sólo contaba con cuatro<br />

disponibles, resultando de todo esto que o bien tenían que aglomerarse los religiosos en la<br />

enfermería con no pequeño detrimento de la observancia, sobre todo en tiempo de ejercicios y<br />

de Capítulo, o bien debían vivir en el claustro de arriba expuestos a calenturas y congestiones<br />

cerebrales por el excesivo calor, en algunas temporadas, producido por el hierro galvanizado.<br />

»Después de pensado y bien estudiado el asunto, lo expuse a la consideración del Definitorio<br />

y tuve la satisfacción de ver aprobado mi proyecto, autorizándome para emprender la<br />

obra.<br />

»Largo sería referir los detalles de la misma —continúa el P. Provincial—; baste decir<br />

que hubo que sanear y limpiar de escombros las bodegas o bajos del convento, renovar las<br />

maderas podridas y paredes ruinosas, hacer el entresuelo donde actualmente se hallan las oficinas<br />

y depósitos de la Procuración general, hacer el hermoso y desahogado refectorio con<br />

que actualmente cuenta el convento, la cocina con otras varias dependencias, la despensa, el<br />

despacho del hermano encargado de la Procuración conventual, la sala y celda provincial con<br />

su habitación para archivo y cuarto de estudio, las celdas de los Padres empleados en el convento<br />

y otras trece más en el claustro principal, dando todo por resultado el que, en vez de las<br />

ocho celdas que antes había en el mismo, hay ahora veintiuna, quedase desahogada y en lugar<br />

independiente y más seguro la Procuración y se atendiese mejor a la enfermería no menos que<br />

a la observancia del silencio. La librería también se mejoró de un modo notable, trasladándola<br />

al claustro alto, que es más ventilado y fresco. Se terminó la obra a principios de diciembre de<br />

1888» 90 .<br />

El Definitorio autorizó el 5 de julio de 1889 al P. Prior del convento de Manila, interesado<br />

éste en la conservación y mejora de los libros de la biblioteca, para encuadernar unos y<br />

empastar otros. Asimismo, le daba autorización el 26 de octubre del año siguiente para invertir<br />

quinientos pesos en la compra de un juego de blandones y pedestales de metal blanco para<br />

el servicio de la iglesia 91 .<br />

89 AM, 35, Definitorios, ff. 269v, 281.<br />

90 AM, Cosas not. Prov., 7, 8; 35, Definitorios, f. 256v; BSN, a. 1958, 157.<br />

91 AM, 35, Definitorios, ff. 262, 282.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 685<br />

2. Convento de Cavite<br />

En junta de Definitorio celebrada el 23 de abril de 1890 se dio licencia al Prior del convento<br />

de Cavite para proceder a la venta del órgano y, con el producto que se obtuviere, comprar<br />

un buen armónium para su iglesia 92 .<br />

3. Convento de Cebú<br />

Durante el presente trienio, 1888-<strong>1891</strong>, en el convento de Cebú se llevaron a cabo las mejoras<br />

siguientes: techo nuevo en la sacristía; reforma y arreglo de la celda prioral y librería, y<br />

decorado interior de la iglesia. Además, por iniciativa del P. Provincial, se hizo realidad una<br />

antigua aspiración de los religiosos, esto es, el establecimiento de una pequeña ganadería en el<br />

pueblo de Getafe en la isla de Bohol, la cual, al finalizar el presente trienio, tenía ya mil sesenta<br />

y tres reses en buen estado con sus toriles, camarines y pastores suficientes para su cuidado<br />

93 .<br />

4. Colegio de Monteagudo<br />

El año 1889, con ocasión del centenario de la unidad católica y de las promesas del Sagrado<br />

Corazón de Jesús, celebróse en el colegio de Monteagudo una solemnísima función<br />

religiosa, asistiendo en masa, junto con los de esta villa, los de Novallas y Malón bajo su respectiva<br />

cruz y autoridades. Predicó el P. Toribio Minguella. Por la tarde salió una grandiosa<br />

procesión de nuestra iglesia de la Virgen del Camino, que recorrió las principales calles del<br />

pueblo y en la que figuraban muchos estandartes y pendones y, como imagen principal, la del<br />

Sagrado Corazón de Jesús traída del colegio de Marcilla con este objeto 94 .<br />

Al año siguiente se retiraron de los cuatro altares laterales de su iglesia los cuadros que en<br />

ellos figuraban, y fueron sustituidos con las imágenes vestidas de Nuestra Señora de la Consolación,<br />

San Nicolas de Tolentino, San Agustín y Santa Mónica. Las tres últimas ya se encontraban<br />

en el colegio. La de San Nicolás estaba en una hornacina del altar mayor y fue sustituida<br />

por la de San Juan de Sahagún, para ser colocada en su propio altar. Con este motivo<br />

celebróse una solemne fiesta el domingo de Resurrección, en la que fue bendecida la nueva<br />

imagen de la Virgen de la Consolación. El Rector, P. Belaza, se distinguía por la brillantez<br />

con que celebraba las funciones religiosas y la ornamentación del templo 95 .<br />

En sesión del Definitorio habida en Manila el 22 de octubre de 1890 se dio cuenta de un<br />

proyecto remitido por el Comisario y Vicario Provincial en España, P. Toribio Minguella,<br />

para hacer un nuevo noviciado<br />

92 AM, 35, Definitorios, f. 275v.<br />

93 AM, carp. 26, leg. 3, 3.<br />

94 ACM, Cosas notables de Monteagudo, f. 73.<br />

95 ACM, Cosas notables, f. 73; Apuntes ms. del P. SERAFÍN ANDÍA.


686 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en el edificio del colegio de Monteagudo, con el fin de poder destinar el resto de el edificio<br />

para los jóvenes profesos. Aunque los gastos estaban presupuestados en dos mil pesos, advertía<br />

dicho P. Minguella que tal vez ascenderían a unos cuatro mil. Los Padres del Definitorio,<br />

visto que el referido gasto era bastante módico con relación a las ventajas que podían obtenerse<br />

de la obra, dio su autorización al P. Comisario para invertir en la misma la última cantidad<br />

indicada 96 .<br />

5. Colegio de Marcilla<br />

Los Padres de consulta de este colegio de Marcilla, en sesión del 9 de noviembre de<br />

1889, aprobaron la compra de un reloj que se oyera por toda la casa y cuyo coste oscilara entre<br />

unos tres o cuatro mil reales. Se comisionó al P. Pío Mareca para dirigirse a Zaragoza con<br />

objeto de adquirir dicho reloj, como así lo hizo 97 .<br />

En el presente trienio se pintaron los cuadros que existen en la llamada escalera real y algunos<br />

del claustro superior del colegio 98 .<br />

6. Colegio de San Millán<br />

El Rector del colegio, P. Hilario Eraso, reunidos los Padres de consulta el 23 de septiembre<br />

de 1888, les manifestó que, de resultas de una carta escrita al nuevo Comisario de la Provincia<br />

en Madrid, P. Juan Santesteban, sobre el estado del edificio, éste había ordenado «que<br />

un arquitecto examinase las obras de este colegio e hiciese un presupuesto de las que necesitaban<br />

inmediata reparación u ofrecían mayor peligro». En vista de esto, añadió por su parte el<br />

P. Rector, había llamado al arquitecto don Isidoro Lerena, el cual había ido al colegio y formado<br />

luego un presupuesto. Ahora bien, como no tenía completa confianza en este señor por<br />

cuanto, anciano de 75 años, no había podido examinar las falsas y el tejado, proponía a los<br />

Padres de la consulta llamar a otro arquitecto joven que pudiera inspeccionarlo todo. Y así fue<br />

convenido.<br />

Indicóles asimismo el P. Rector la conveniencia de tener una iglesia propia y evitar en lo<br />

sucesivo choques con algún párroco del clero secular que algún día quisiera poner el señor<br />

Obispo diocesano. De este modo podrían estar completamente independientes.<br />

Después de tener en cuenta los Padres de consulta estos puntos: que con muy poco gasto<br />

se podría convertir en iglesia el llamado salón de los Reyes y dar al párroco secular vivienda<br />

extra claustra, según condición del señor Obispo; en segundo lugar, que la iglesia parroquial<br />

necesitaba reparaciones y, de no tener los religiosos iglesia propia, se nos podría compeler a<br />

contribuir a la reparación con la mitad de los gastos, contribución ésta que sería suficiente<br />

para la iglesia propia; y, finalmente, que era muy conveniente y, hasta necesario,<br />

96 AM, 35, Definitorios, f. 280v.<br />

97 ACMar, Consultas, f. 60v.<br />

98 BSN, a. 1965, 542; a. 1969, 137.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 687<br />

eximirse de la cura de almas de esta parroquia y, por otra parte, tenían entrada a la portería del<br />

convento por el patio en donde ya estaba la de los Padres benedictinos, convinieron en que se<br />

formara un presupuesto para concluir y utilizar nuestra nueva iglesia y dejar arreglada la casa<br />

parroquial extra claustra para el párroco secular, y que se remitiera al P. Comisario y Vicario<br />

Provincial en España lo acordado, con el fin de que lo apoyase donde hubiere lugar, juntamente<br />

con el presupuesto de las obras del colegio.<br />

De conformidad con lo convenido se llamó al arquitecto de Logroño señor Barrón y<br />

Sáenz para que practicase el reconocimiento del edilicio y diera el correspondiente informe.<br />

Así lo hizo el citado señor y, con fecha 8 de octubre, presentaba dicho informe sobre el<br />

estado del edificio y de las obras de imprescindible necesidad que se debían realizar para poderlo<br />

dejar en buenas condiciones de solidez y habitabilidad. Su coste no podía bajar de unas<br />

cuatrocientas mil pesetas.<br />

Reunió el P. Rector a los Padres de consulta el mismo día 8 de octubre y les preguntó si,<br />

en vista del informe del referido arquitecto, creían en conciencia que se debía abandonar el<br />

coro alto y rezar el oficio divino en otra parte. Todos los Padres convinieron unánimemente<br />

en la necesidad absoluta de que se cerrase el coro alto por amenazar ruina y se rezase en el<br />

coro bajo provisionalmente, hasta tanto que el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez,<br />

obtuviera de la Santa Sede facultad para hacerlo en el oratorio o mejor en otra pieza del colegio,<br />

por no ser suficiente dicho oratorio para toda la comunidad, pues el coro bajo, por su<br />

frialdad y humedades, era muy perjudicial para la salud de los religiosos.<br />

Con la misma fecha del 8 de octubre del repetido año 1888 envió el P. Rector el resultado<br />

de las consultas y del informe del arquitecto al Comisario y Vicario Provincial, P. Juan Santesteban.<br />

Diez días después este Padre da su respuesta un tanto desconsiderada, pues, a continuación<br />

de manifestar, entre otras cosas, lo que había de producir sentimiento y disgusto al P.<br />

Rector y Padres de consulta, todavía sigue de esta guisa:<br />

«Procure Vuestra Reverencia alejar de los puntos verdaderamente ruinosos a los individuos<br />

de esa comunidad, al objeto de evitar toda desgracia personal, y, en la medida de sus<br />

fuerzas y recursos, se procure repasar con frecuencia el tejado que, según opinión de todos, es<br />

lo más delicado y peligroso del edificio y deje lo demás para las kalendas grecas».<br />

Contéstale el 23 del mismo mes el P. Rector con un oficio en el que, por extenso, le hace<br />

historia del asunto y rechaza las sospechas que el P. Santesteban parecía insinuar y luego estampa<br />

dicho P. Rector la frase siguiente:<br />

«El que no puede cumplir, debe renunciar, de ahí su renuncia, y eso, después de<br />

haberlo consultado con quien debía hacerlo».


688 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Y concluye el P. Eraso su oficio con estas palabras:<br />

«Lo que aquí ha sucedido es que todos tenían recelo de declarar cómo estaba este<br />

edificio; más yo he querido evitar responsabilidades y, asesorado por los Padres de<br />

consulta, con su voto también, hacer lo que se ha hecho, sin embargo, de no desconocer<br />

la situación precaria por que atraviesa nuestra amada Provincia; pero deseo que se<br />

sepa la verdad».<br />

Juntamente con el anterior oficio enviaba el P. Rector al P. Comisario y Vicario Provincial<br />

una carta en la que escribía:<br />

«Mi situación ya va siendo difícil y hasta violenta, y así le suplico otra vez y le agradecería<br />

que, cuanto antes, mande mi renuncia» 99 .<br />

Como se ha dicho anteriormente, le fue aceptada al P. Eraso su renuncia. En cuanto al<br />

asunto mismo que hemos expuesto, veremos, a su tiempo, la resolución dada por el Definitorio<br />

pleno del Capítulo Provincial del año <strong>1891</strong>.<br />

ARTÍCULO OCTAVO<br />

Notas biográficas de los religiosos fallecidos siguientes: Padre Francisco Gotor,<br />

Hermano <strong>Manuel</strong> Escorihuela, Padres Pedro Sanz, Matías Villamayor,<br />

Ramón Zueco, Félix Royo, Patricio Marcellán, Mateo Bernad,<br />

Fernando Rubio, Francisco Lenguas, Eladio Logroño, Pedro<br />

García, Marcial Bellido, López Martínez, Mariano<br />

Cornago, Gaudencio Marqués, Esteban Echanojáuregui,<br />

Francisco Castellanos y<br />

Benigno Jiménez<br />

Nada menos que cuarenta y nueve fueron los religiosos que bajaron al sepulcro en el presente<br />

trienio. De diecinueve de ellos ofrecemos a continuación sus notas biográficas.<br />

1. Padre Fray Francisco Gotor de Santa Lucía<br />

El 8 de mayo de 1888 fallecía este religioso en el convento de Cebú.<br />

Había nacido en el pueblo zaragozano de Mallén el 10 de octubre de 1819. Su profesión<br />

tuvo lugar en Monteagudo el 16 de febrero de 1843 y ya al mes siguiente partía rumbo a Filipinas.<br />

Tan rápida salida nos hace pensar, con fundamento, que ya ingresó en el noviciado con<br />

la mayor parte de los estudios eclesiásticos aprobados; pues, además, habiendo llegado a Manila<br />

el 22 de julio, en diciembre, recibía ya el presbiterado.<br />

Impuesto en el idioma visaya, en 1846 se hace cargo de la parroquia de Liloan, en la isla<br />

de Cebú, que administra hasta su nombramiento en <strong>1867</strong> de Vicerrector y Maestro de novicios<br />

de Monteagudo. Para estos oficios ya había sido designado en 1852, pero se le aceptó la<br />

renuncia presentada. También había sido elegido Prior vocal de Zamboanga en 1859.<br />

99 AM, carp. 13, 2; carp. 8 bis.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 689<br />

Terminado su trienio en Monteagudo, pasa en 1870 a Marcilla, también como Vicerrector.<br />

Y en 1875 regresa a Filipinas y al año siguiente se le asigna la conventualidad en el convento<br />

de Cebú, del que es nombrado Confesor en 1885 100 .<br />

En el pueblo de Liloan, conforme atestigua el P. Licinio Ruiz, dejó perdurable recuerdo<br />

de su celo y actividad en la hermosísima iglesia que principió y terminó a costa de trabajo y<br />

de toda clase de sacrificios. Esta iglesia, una de las mejores de la diócesis de Cebú, es toda de<br />

mampostería, fortísima y de construcción airosa y elegante..., con dos campanarios en el frontis.<br />

Si se tiene en cuenta que Liloan era un pueblo nuevo de unas cinco mil almas, calcúlese el<br />

esfuerzo que debió hacer su párroco para llevar a cabo una obra tan desproporcionada con los<br />

recursos de la parroquia.<br />

»Pero el P. Gotor —continúa el autor citado— era hombre de voluntad indomable y de<br />

temple de hierro para el trabajo. Bien lo acredita por cierto esta empresa, pues es fama, entre<br />

los liloanos y también entre los Padres que fueron sus contemporáneos, que el P. Gotor no se<br />

contentaba con dirigir y disponer la obra, sino que, dando ejemplo a sus feligreses, lo mismo<br />

empuñaba el hacha para cortar maderas que la barra para extraer piedras; hasta tal punto llegó<br />

su entusiasmo, que pudo con justicia gloriarse de que no hay un sillar en la obra de su iglesia<br />

que no pasase por sus manos.<br />

»Construyó también —añade el P. Licinio— un espacioso convento, pero de muy mal<br />

gusto y de escasas condiciones, como hombre que jamás se fijaba en lo que pudiera afectarle<br />

personalmente; cooperó asimismo, en cuanto pudo, a dotar al pueblo de Liloan de buenas carreteras<br />

por donde comunicarse con los inmediatos pueblos de Dánao y Mandaue, pues no<br />

existían aún los de Consolación y Compostela, y fue incansable en el ejercicio de las funciones<br />

propias del ministerio parroquial» 101 .<br />

En su nota necrológica se dice también que trabajó «con mucho celo tanto en el ministerio<br />

de la predicación y administración de los sacramentos, como en la construcción de los<br />

edificios parroquiales». «Al regresar a Filipinas en 1875..., a petición suya fue destinado al<br />

convento de Cebú, donde residió hasta su muerte, llevando una vida ejemplar consagrada a la<br />

oración y al retiro, así como a la administración del sacramento de la Penitencia a los numerosos<br />

fieles que se acercaban a su confesonario» 102 .<br />

2. Hermano Fray <strong>Manuel</strong> Escorihuela de San Luis Gonzaga<br />

En el convento de Manila pasó a mejor vida el 3 de julio de 1888 este hermano, nacido el<br />

14 de febrero de 1841 en La Iglesuela del Cid, provincia de Teruel. Hizo los votos religiosos<br />

en Monteagudo el 1 de junio de 1864 y arribó a Filipinas en enero de 1871.<br />

Así como en los colegios de Monteagudo y de Marcilla había cumplido<br />

100 F. SÁDABA, Catálogo, 432.<br />

101 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 644.<br />

102 AM, 61, Difuntos, f. 227.


690 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

como buen religioso los oficios encomendados por la obediencia, el mismo comportamiento<br />

tuvo en Filipinas al frente de las haciendas de Imus y Muntinglupa 103 .<br />

Era muy entendido en agricultura, por eso cuando el Gobierno General de Filipinas ofreció<br />

terrenos en Cagayán del norte de Luzón a las Corporaciones de agustinos, dominicos y<br />

recoletos, con el fin de que establecieran sendas explotaciones agrarias, el Capítulo Intermedio<br />

del 31 de octubre de 1877 le designó, como el más idóneo entre los nuestros, para formar<br />

parte de la comisión encargada de señalar y deslindar los terrenos. Y llevó a cabo el hermano<br />

<strong>Manuel</strong> su cometido con todo acierto 104 .<br />

3. Padre Fray Pedro Sanz de la Virgen de la Paz<br />

Con gran resignación entregaba su alma al Señor el 8 de julio de 1888 el P. Pedro Sanz<br />

en la parroquia de Jimamailan, Negros, que venía administrando espiritualmente desde mediados<br />

del año 1861, a excepción de unos meses de 1870.<br />

Este religioso vino al mundo en Cintruénigo, Navarra, el 19 de octubre de 1837. Profesó<br />

en Monteagudo el 27 de agosto de 1854 y, después de estudiar en este colegio dos años de<br />

filosofía y otros dos de teología, partió para Filipinas y en mayo de 1858 arribaba a la capital<br />

de aquellas islas.<br />

En junio de 1859 es destinado a Cebú y a finales del año siguiente se le expiden las dimisorias<br />

para recibir el presbiterado. En enero de 1861 es enviado a Bacong, Negros, de Compañero<br />

y a los pocos meses se le nombra para regir la parroquia de Jimamailan.<br />

En la Provincia tuvo los oficios de Vicario Provincial de Negros Occidental, Prior vocal<br />

de Calapán, Definidor y Prior vocal de Imus 105 .<br />

«No sólo trabajó por el bien de las almas —se escribe en su «necrología»—, sino también<br />

en lo material, y, viendo la gran falta que hacían los obreros evangélicos, escribió un folleto<br />

en el que, después de describir a grandes rasgos la exuberancia de vida y gran porvenir de<br />

dicha isla de Negros, ponía e indicaba los lugares donde convendría poner misioneros para<br />

que atendiesen no sólo a lo espiritual, sino también a lo civil y material» 106 .<br />

«Fue muy caritativo —leemos en otro escrito— e innumerables fueron las lágrimas que<br />

enjugaba con mano bondadosa. Fue incansable en el confesonario y raro era el día que no<br />

pasaba algunas horas oyendo confesiones. Fue muy devoto de San José, no descansando por<br />

extender su culto y devoción» 107 .<br />

103 F. SÁDABA, Catálogo, 553.<br />

104 Tomo presente, capítulo VII, artículo tercero y cuarto, y capítulo IX, artículo sexto.<br />

105 F. SÁDABA, Catálogo, 493.<br />

106 AM, 61, Difuntos, f. 229. Cfr. Apéndice duodécimo.<br />

107 AM, carp. 78, leg. 2, 10.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 691<br />

4. Padre Fray Matías Villamayor de San Antonio de Padua<br />

La muerte de este religioso tuvo lugar en el convento de Cebú el 26 de julio de 1888.<br />

Vio la primera luz en Tarazona, Zaragoza, el 24 de febrero de 1826. En septiembre de<br />

1846 vestía el hábito agustino-recoleto en el noviciado de Monteagudo, pueblo muy cercano<br />

de su ciudad natal. Al año siguiente, el 21 del mismo mes emitía los votos religiosos.<br />

Llega a Manila en julio de 1850 y en enero de 1851 se le designa Compañero del Párroco<br />

de Siaton, en Negros. Desde este año, una vez aprendido el visaya, regenta, sucesivamente,<br />

las parroquias de Amblan y Nueva Valencia, en Negros, y de Butuan, en la Caraga, Mindanao.<br />

Como se quebrantase notablemente su salud, se retira en 1872 al convento de Cebú, mas<br />

al año siguiente, apenas repuesto, se le expiden los títulos de Párroco de Liloan y luego de<br />

García Hernández, San Enrique y Zamboanguita.<br />

Resentido de sus antiguas dolencias, se vuelve a retirar al convento de Cebú en 1887.<br />

Nuestro religioso había sido Vicario Provincial de Negros Oriental y Sacristán y Bibliotecario<br />

del convento de Manila 108 .<br />

Durante el tiempo en que rigió la parroquia de Amblán construyó el convento, hermoso<br />

edificio, y las escuelas, todavía existentes en 1925 109 .<br />

5. Padre Fray Ramón Zueco de San Joaquín<br />

Este notable agustino recoleto entregaba su alma al Creador el 12 de febrero de 1889 en<br />

Cagayán de Misamis, en Mindanao, parroquia que venía administrando desde el año 1861.<br />

Murió rodeado de varios de sus hermanos de hábito y con una edificante y santa resignación y<br />

conformidad con la voluntad de Dios, después de haber recibido con mucha devoción los santos<br />

sacramentos. Sus restos fueron enterrados en la capilla del cementerio de su amado pueblo<br />

de Cagayán 110 .<br />

108 F. SÁDABA, Catálogo, 453; S. MATUTE, Flores de mi pueblo, 49.<br />

109 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 159.<br />

110 El 26 de agosto de 1894 verificóse con gran solemnidad la exhumación de los restos del P. Zueco con el fin<br />

de recibir nuevo enterramiento en la iglesia parroquial de Cagayán. Se encontró en la sepultura una caja<br />

mortuoria entera y forrada de negro y dentro de ella los restos completos del Padre con el hábito negro, ceñido<br />

de la correa, y con sandalias en los pies. Sobre el pecho tenía un pequeño Crucifijo, que recogió el Párroco<br />

P. Ángel Belaza. Los restos fueron colocados en una nueva caja pequeña de madera de molave, revestida<br />

por fuera de terciopelo negro con varillas doradas. Quedaron depositados hasta el día siguiente en la<br />

misma capilla del cementerio, custodiados por varios feligreses. El 27 fueron trasladados solemnemente en<br />

carro fúnebre a la iglesia parroquial en la que hubo Vigilia cantada a toda orquesta, seguida de la Misa y a<br />

continuación se colocó la caja con los restos en un panteón de mármol blanco, obsequio de los fieles de<br />

Cagayán, situado en el presbiterio, al lado de una capilla hecha con este fin. Finalizó el acto con un solemne<br />

responso. Asistieron a las funciones de los días con el citado Párroco los recoletos PP. Francisco Echanojáuregui,<br />

Félix Lacalle y Cipriano Chocarro, autoridades, todos los españoles residentes, en Cagayán y<br />

un gran número de feligreses (AM, carp. 63, 4).


692 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Hijo de <strong>Manuel</strong> Zueco y de María del Río Gómez, vino al mundo el 31 de agosto de 1828<br />

en la antigua ciudad aragonesa de Tarazona. Vistió la librea de la Recolección en el próximo<br />

noviciado de Monteagudo y el 21 de septiembre de 1847 otorgaba la profesión religiosa.<br />

Aún era corista cuando, tanto por su conducta de buen religioso como por su disposición<br />

para el estudio, se le consideró digno de hacer oposiciones al Lectorado de filosofía. Este acto<br />

verificóse en el mismo colegio de Monteagudo el 17 de septiembre de 1850 en el que disertó<br />

acerca de «La libertad humana», respondiendo, a continuación, acertadamente a las dificultades<br />

con que le objetaron los PP. Juan Gascón y <strong>Manuel</strong> María Martínez 111 . Al año siguiente,<br />

el 20 de septiembre, recibía la ordenación sacerdotal.<br />

Dos años solamente desempeñó la cátedra, pues en 1853 pasaba a Filipinas. Llegado a<br />

Manila en el mes de junio de dicho año, luego fue destinado a Pollok, en Mindanao, de Compañero,<br />

donde se dedicó al estudio del visaya, lengua en la que llegó a ser «consumado maestro».<br />

En el Capítulo Provincial de 1855 era elegido Secretario de Provincia, pero en septiembre<br />

del mismo año se le autorizaba para residir en Loay, Bohol, en concepto de Compañero y,<br />

luego, en marzo del año siguiente, le vemos nombrado Párroco de Tagbilaran.<br />

Asiste al Capítulo Provincial de 1858, en su calidad de Secretario de Provincia, y después<br />

del mismo, aceptada la renuncia de la parroquia de Tagbilaran, se le encomienda la de Carmona,<br />

en la provincia de Cavite, luego la de Catarman, en la isla de Camiguín, y, por último,<br />

la de Cagayán.<br />

Nuestro religioso fue también Vicario Provincial y Foráneo de Misamis, dos veces; Visitador<br />

de los ministerios de su Vicaría, también en dos ocasiones, y Prior vocal de Tandag y de<br />

Dumaguete 112 .<br />

«A pesar del trabajo que impone por necesidad —leemos en su «necrología»— el desempeño<br />

de las Vicarías Provincial y Foránea, más la administración de una parroquia de más de<br />

nueve mil almas, tuvo tiempo para escribir y publicar una porción de libros, siendo los más<br />

notables su Gramática Visaya-Española y un Sermonario para todos los domingos y fiestas<br />

del año, también en idioma visaya. En estas publicaciones y otras que publicó el P. Ramón no<br />

le guió otra idea que la de ser útil, primero a sus feligreses y después a sus hermanos, los Padres<br />

jóvenes a quienes les dice en la dedicatoria de su Sermonario de pláticas dogmáticas y<br />

morales: «Afán constante de mi vida ha sido siempre el ser útil a mis semejantes en cuanto<br />

han alcanzado mis débiles fuerzas». Ser útil fue efectivamente su anhelo y afán constante de<br />

su vida. Todo esto y mucho más, que sería largo de enumerar, fue lo que hizo el P. Ramón<br />

como religioso, como sacerdote y como buen Cura Párroco. Como buen español y como<br />

hombre de un corazón de buen temple, recordemos sus hechos en la famosa<br />

111 AM, carp. 80, leg. 2, carta del P. Agudo al P. Provincial, 16-3-1850; carp. 5 bis, 5; 35, Definitorios, f. 5v; CR,<br />

11, 220.<br />

112 F. SÁDABA, Catálogo, 466.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 693<br />

expedición del General Malcampo a la isla de Joló contra la piratería mora» 113 .<br />

La actuación de nuestro intrépido recoleto P. Ramón Zueco en la expedición citada, que<br />

tuvo lugar a principios del año 1876, ya figura en el extenso y detallado relato inserto en el<br />

capítulo quinto, artículo noveno del tomo presente de Crónicas.<br />

Terminaremos estas líneas con algunas frases, escritas como homenaje a nuestro benemérito<br />

religioso en el centenario de su nacimiento:<br />

«Pocos hombres pueden vanagloriarse, como este modesto sacerdote, de haber merecido<br />

el cariño y simpatía de cuantos le han tratado. De carácter franco, bondadoso hasta el extremo,<br />

jamás asoma en su ancha y despejada frente la más pequeña señal de enfado. Es ilustrado,<br />

sin hacer alarde de ello, y prudente como pocos para dar un consejo».<br />

Y en el escrito en el que se copian las anteriores frases, al hablar de su Gramática, se dice<br />

lo siguiente:<br />

«Es pasmosa la facilidad con que se desenvuelve al explicar las diversas partes de la oración,<br />

las formas activas y pasivas de los verbos y sus partículas; las preposiciones con que se<br />

constituyen los nombres y adjetivos y, sobre todo, los elementos de las raíces de la lengua<br />

visaya, escollo del que difícilmente escapan aun los versados en lingüística. Varios religiosos<br />

han condensado el elogio de esta obra en la frase siguiente: claridad suma y facilidad en las<br />

dificultades» 114 .<br />

6. Padre Félix Royo del Rosario<br />

En las notas biográficas acerca de este religioso escribe el P. Sádaba lo siguiente:<br />

«De la Revista Católica de Filipinas, publicada en Manila (número del 10 de marzo,<br />

1889), tomamos lo que sigue: «El Boletín Eclesiástico del domingo último publica un excelente<br />

artículo doctrinal bajo el título: Respuestas a un Sacerdote Párroco deseoso de su propia<br />

santificación, con las iniciales Fray F. R. El religioso oculto bajo estas iniciales es el M.<br />

R. P. Fr. Félix Royo, Párroco de Agno (Zambales), sacrílegamente asesinado el 25 del mes<br />

pasado en el mismo pueblo en que desempeñaba su celoso ministerio. Religioso ejemplar,<br />

laboriosísimo Párroco, amantísimo de sus feligreses, de cuando en cuando honraba las columnas<br />

del Boletín con artículos como el presente, en el que descubre, al par que no vulgar<br />

ciencia, su gran celo por las almas y la gran idea que tenía del sacerdocio. El artículo que hoy<br />

113 AM, 61, Difuntos, f. 175. V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 1, 287, trae también una necrología del P. Zueco en<br />

la que se atribuye a este religioso una intervención en las misiones de los montes de Tagoloan, que en realidad<br />

es la que fue realizada por el P. Mateo Bernad, como se verá luego en el texto al tratar de este Padre,<br />

el cual en su relación no nombra al P. Zueco. La reseña de sus obras en el Apéndice duodécimo.<br />

114 BSN, a. 1929, 314.


694 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

publicamos lo destinaba el malogrado P. Royo a un hermano suyo, sacerdote en la Península,<br />

si no estamos mal informados» 115 .<br />

Comienza el P. Royo su extensa carta a su querido hermano Juan con estas palabras:<br />

«Me dices en tu grata que estás intranquilo al considerar la alta dignidad con que estás<br />

revestido y lo terrible del cargo parroquial que te confió S. S. Ilma., suplicándome te consuele<br />

de alguna manera para que a la par que te aminore tanta ansiedad, te dé luces que te puedan<br />

hacer ver el camino que decididamente te propones seguir».<br />

Pasa luego a hablar de «la santidad de que debe estar revestido el sacerdote y las cualidades<br />

que deben resaltar en el Cura Párroco». Luego le dice «que nunca te tranquilices con la<br />

vana creencia de estar en aquel grado de santidad, propio y correspondiente a la alta dignidad<br />

del sacerdocio». Y después termina su exposición sobre este punto con la frase siguiente:<br />

«Luego concluyo diciéndote, en contestación a tu primera pregunta, que procures no sólo ser<br />

buen sacerdote, y que te tengan por tal, sino que en realidad seas sacerdote santo».<br />

«Como Párroco que también eres —comienza a continuación—, en esto seré menos extenso,<br />

porque debes saber tus deberes; pero te recalcaré un poquito para decirte que no serás<br />

buen Párroco si no tienes ciencia y no procuras estudiarla todos los días; y que por más obras<br />

buenas que hagas y fatigas que tengas en tu ministerio, de nada te servirán. Serás cual río<br />

caudaloso que, siendo de agua salada, nada puede producir. Sin ciencia no arrancarás las espinas<br />

del pecado, jamás sembrarás la palabra de piedad, nunca destruirás errores ni aumentarás<br />

los frutos de la sana doctrina».<br />

Sigue sus explicaciones sobre este segundo punto y, entre otras cosas, le dice que «para<br />

satisfacer tus deseos, te recomiendo estudies todos los días, y si lo hiciste ya, repases la Sagrada<br />

Escritura, Teología Dogmática, Moral, Mística, Santos Padres, Oratoria e <strong>Historia</strong> Eclesiástica».<br />

«Para obtener feliz resultado —añade poco después—, deberás, ante todo, estudiar con<br />

método y de continuo; y si, puesto en regla lo dicho, después de consagrar a las ciencias eclesiásticas<br />

la mayor y mejor parte del tiempo, quedase algo todavía disponible, dedícate a hojear<br />

algo de Arqueología (estudio hoy de moda e interesante para la <strong>Historia</strong> Eclesiástica) y las<br />

ciencias naturales, haciendo a la par útiles excursiones por el ancho campo de la Literatura.<br />

Escógete un método por guía, fijando las horas del estudio con arreglo a las exigencias de tu<br />

ministerio; pues no ignoras que Deus est ordo, regla y sabiduría, y que odia la confusión y el<br />

trastorno, non in commotione Dominus».<br />

«Para conclusión de esta ya mi larga epístola —dice también—, quiero prevenirte contra<br />

algunas objeciones que el espíritu del mal opone a veces contra la necesidad de la ciencia y<br />

del estudio».<br />

Y a continuación cita estas cuatro, que brevemente rebate: La piedad<br />

115 F. SÁDABA, Catálogo, 598.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 695<br />

suple a la ciencia. No soy capaz de la ciencia. Sé lo bastante para mi ministerio. La razón me<br />

basta.<br />

Y pone fin a su carta con este párrafo:<br />

«Teniendo presente todo lo dicho, ocupándote en la oración, lectura espiritual por las tardes,<br />

rezando el Rosario con tus familiares y con el examen de conciencia cotidiano para corregir<br />

las faltas y aumentar las virtudes, llegarás a ser ejemplar Sacerdote, Pastor celoso, excelente<br />

Maestro y Párroco santo como al Señor rico en sabiduría y misericordia se lo suplica tu<br />

hermano» 116 .<br />

Nació el P. Félix Royo en Brea, pueblo de la provincia de Zaragoza, el 20 de octubre de<br />

1835 e hizo la profesión religiosa en Monteagudo el 30 del mismo mes de 1871.<br />

Salía de Barcelona rumbo a Filipinas el 3 de diciembre de 1876 para llegar a Manila el 8<br />

de enero de 1877. Dos meses más tarde se le conceden las dimisorias para su ordenación sacerdotal.<br />

Es destinado de Compañero, para aprender el zambaleño, al pueblo de Iba en mayo del<br />

indicado año, y al siguiente pasaba a administrar la parroquia de Agno, en la que el 25 de febrero<br />

de 1889 encontraba la suerte de muerte que ya se ha dicho 117 .<br />

7. Padre Fray Patricio Marcellán de San José<br />

En el colegio de Marcilla fallecía el 11 de marzo de 1889 este religioso después de recibir<br />

los sacramentos con resignación santa y gran devoción.<br />

El lugar de su nacimiento fue la villa navarra de Buñuel el día 17 de marzo de 1834 y el<br />

24 de septiembre de 1850 emitía los votos religiosos en Monteagudo.<br />

Concluida su carrera eclesiástica, obtuvo el título de Lector y explicó filosofía, física, teología<br />

dogmática y moral. Al fundarse el colegio de Marcilla, fue destinado al mismo para continuar<br />

en la cátedra hasta su salida para Filipinas en marzo de 1866 con motivo de los sucesos<br />

lamentables acaecidos al poco tiempo del establecimiento de dicho colegio, como queda relatado<br />

en el tomo XI de estas Crónicas 118 . En el Capítulo Intermedio de 1862 había sido elegido<br />

vicerrector de Monteagudo.<br />

Salió de Marcilla como Presidente de la primera Misión que partía del nuevo colegio, para<br />

embarcar en Cádiz el 22 de marzo de 1866 y llegar a Manila el 6 de julio.<br />

En Filipinas, en agosto de <strong>1867</strong>, se le destinaba de Compañero a Mandaue con el fin de<br />

aprender el visaya y en julio del año siguiente se expiden a su favor títulos de Párroco de Poro,<br />

en las islas Camotes.<br />

Llega el Capítulo Provincial de 1870 y es elegido Prior vocal de Imus y Predicador del<br />

convento de Manila, siendo el primero que es nombrado para este oficio por los Capítulos.<br />

Tres meses después se le encomienda el gobierno del convento de San Sebastián como Presidente<br />

116 BSN, a. 1969, 197.<br />

117 F. SÁDABA, Catálogo, cit.; AM, 54, Oficios, f. 397; Cosas not. Prov., 14.<br />

118 CR, 11, 753 cc.


696 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y luego en el Capítulo de 1873 es elegido Prior del mismo, además de segundo Adito y Cronista<br />

de la Provincia.<br />

Terminado el trienio fue nombrado en el mes de agosto Párroco de Antipolo, donde permaneció<br />

hasta que en el mes de abril de 1883 se le admitía la renuncia a la parroquia presentada<br />

por enfermedad. Por esta causa se le autoriza asimismo para regresar a la Península donde<br />

atiende a su restablecimiento hasta principios de 1885 en que vuelve a Filipinas.<br />

Una vez en Manila, es presentado para la parroquia de Maragondon, en la provincia de<br />

Cavite, que administró hasta julio de 1887, pues, nuevamente tuvo que retornar a la Península<br />

y residió en el colegio de Marcilla hasta su fallecimiento en la fecha ya señalada, con gran<br />

sufrimiento por las graves y continuas dolencias producidas por su enfermedad.<br />

Tuvo nuestro religioso el título de Lector Jubilado, expedido en julio de 1881. Fue «predicador<br />

notable por su buen ingenio y mucha gracia en el decir». Obra suya es, aunque en ella<br />

no figure su nombre, como ya se dijo, el libro Provincia de San Nicolás de Tolentino de Agustinos<br />

Descalzos de la Congregación de España e Indias, mandado publicar por el Provincial<br />

P. Aquilino Bon.<br />

En la presentación del libro escribe el citado P. Provincial que fue compuesto a indicación<br />

suya por un religioso de la Orden «y que puede decirse compendia el pasado y presente<br />

de nuestro modo de existir desde que habitamos en este país, y los adelantos llevados a cabo<br />

por la actividad de nuestros antepasados y celo religioso de muchos que todavía viven». Y<br />

añade que su único propósito «era conservar en todos nuestros religiosos noticias de nuestras<br />

antiguas doctrinas, informarles del estado actual de nuestros ministerios y ofrecerles un tratado<br />

histórico de las antigüedades de nuestra Congregación» 119 .<br />

8. Padre Fray Mateo Bernad de San Miguel<br />

Después de una enfermedad sufrida con gran resignación, el 3 de mayo de 1889 entregaba<br />

su alma al Señor en Amblan, Negros, recibidos fervorosamente los sacramentos, este celoso<br />

y activo agustino recoleto. Le rodeaban en aquellos instantes muchos de sus hermanos de<br />

hábito a quienes rogaba él mismo que le encomendaran en sus oraciones a Dios y a la Santísima<br />

Virgen 120 .<br />

Nace el P. Mateo Bernad en el pueblo turolense de Calanda el 21 de septiembre de 1842<br />

y profesa en Monteagudo el 1 de julio de 1860.<br />

Después de cuatro años, un 23 de noviembre, sale del colegio de Monteagudo para llegar<br />

a Filipinas el 12 de abril de 1865. Y al día siguiente se expiden las dimisorias a su favor para<br />

recibir el presbiterado. Transcurre un año más y se le destina a Surigao con objeto de que<br />

aprenda el visaya. En <strong>1867</strong> es nombrado Párroco de Odiongan y a continuación, sucesivamente,<br />

de Banton, Alubijid, Compañero de Misamis y, finalmente, en diciembre de 1872 se piden<br />

para él los títulos<br />

119 AM, 61ter, Difuntos, 177v; F. SÁDABA, Catálogo, 526; cf r. Apéndice duodécimo.<br />

120 AM, 61-4.º, Difuntos, f. 15.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 697<br />

de Párroco de Jasaan, de donde diez años después es presentado para la parroquia de Amblan<br />

121 .<br />

Según afirma el P. Licinio Ruiz, uno de nuestros religiosos que más se han distinguido en<br />

la conversión de infieles, fue el P. Mateo Bernad, a cuyo celo se debe, durante su estancia en<br />

la parroquia de Jasaan, Misamis, la formación de varias rancherías en los montes de Tagoloan,<br />

convertidos luego en pueblos 122 .<br />

Dos monteses llamados Abat y Manvino, el primero, Dato de la ranchería Linabo, y el<br />

segundo, de la de Sumilao, se presentaron al P. Mateo Bernad en diciembre de 1875. Bautizados<br />

en junio de 1877 con los nombres de Sebastián y Miguel, respectivamente, «estos dos<br />

héroes del monte, que así puede llamárseles —escribe el mismo Padre— son los instrumentos<br />

de que Dios se ha valido en sus altos designios, para que haya llegado a lo más recóndito de<br />

Mindanao la luz sagrada del Evangelio y de que hoy haya verdaderos cristianos en varias rancherías<br />

hasta Bogcaon, que ya pertenece a la contra-costa, o sea, a la parte sur de la isla; mas<br />

en donde más cristianos hay es en Linabo y Sumilao; estos dos pueblos tienen ya iglesias<br />

bendecidas y lo mismo cementerios, habiéndose bendecido la de Sumilao bajo la advocación<br />

de Nuestra Señora del Pilar, el día primero de mayo de 1878, en cuyo día se celebró por primera<br />

vez y se ofreció a nuestro Redentor el Sacrificio de la misa por el que estas líneas escribe;<br />

después de la misa hubo también Salve; siendo todos estos oficios cantados, pues para ello<br />

hice me acompañasen los cantores de Jasaan y Tagoloan con su pobre capilla u orquesta. Este<br />

mismo día por la tarde se bendijo el camposanto, siendo también cantada la bendición. A todos<br />

estos actos convinieron los Datos de esta ranchería con los de otras, y lo mismo el pueblo,<br />

más gentes también de otras rancherías, mezclados todos cristianos e infieles, pues no me<br />

parecía conveniente apartarlos, ya para que viesen lo majestuoso de nuestra religión, ya también<br />

para que oyesen la plática relativa a estos asuntos sagrados, pues fides ex auditu, como<br />

dice el gran San Pablo.<br />

«Lo mismo en todo y por todo se practicó en Linabo el día 7 de marzo del mismo año. La<br />

iglesia de Linabo tuve a bien dedicarla a San Miguel Arcángel, Gran Capitán del reino celestial,<br />

para que, como Jefe avanzado y esforzado General, defienda el interior de Mindanao,<br />

librando a estos nuevos cristianos de las asechanzas del enemigo común, dejando el campo<br />

expedito para que, bajando a la playa del norte de la isla, adoren en espíritu y verdad a la excelsa<br />

Reina de todo lo creado, la Madre de Dios del Pilar, Madre de los aragoneses en particular<br />

y, por tanto, del que esto escribe, que tiene a gran honra pertenecer al antiguo reino de<br />

Aragón, patria de héroes; y, por fin, para que, bajando a recibir órdenes de sus ministros doctrineros,<br />

entre tanto no tienen Misionero propio, sean libres por medio de tan gran abogada y<br />

tan gran defensora en su tierra propia y en la extraña de todos los espíritus malignos, enemigos<br />

de todo su bien espiritual».<br />

Hace luego el P. Bernad especial mención del Maestre de Campo<br />

121 F. SÁDABA, Catálogo, 523.<br />

122 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 239.


698 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Sumilao, Mandalagigon, «hombre provecto en edad y respetado no sólo en su ranchería,<br />

sino en todo el monte, que me ha auxiliado con todos sus haberes y más con su influencia<br />

moral, en lo tocante a la conquista espiritual, que, por fin, se bautizó en mi segunda expedición<br />

a los montes, el día 19 de marzo, dedicado a San José, Patrón de la Universal Iglesia,<br />

llamándose hoy día José Mandalagigon».<br />

Anota después el Padre que la primera expedición a los montes la verificó en compañía<br />

del Coronel Gobernador del distrito y de su Secretario, los señores Parés y Cuesta. Dicho señor<br />

Gobernador hizo las primeras elecciones del oficio de Justicia en quince rancherías.<br />

«Dignos de admiración y también de imitación —añade el P. Berna—son dichos señores Gobernador<br />

y Secretario; éstos, olvidándose por completo de las grandes molestias que habían de<br />

sufrir por la influencia del clima, fatal para el europeo, y también por la aspereza del camino,<br />

por haber trechos que infunden temor al más despreocupado, y, por fin, por el mal asilo que<br />

se encuentra en puntos habitados por monteses infieles; mas, no olvidando lo mucho que se<br />

debe a Dios y a la patria y tratando de añadir una página gloriosa a la nación a la que están<br />

enorgullecidos de pertenecer, y abandonando las pocas o muchas comodidades que disfrutan<br />

en la cabecera, dieron el gran ejemplo de ir a los últimos confines de este distrito y presentarse<br />

en donde jamás se había presentado empleado público... Por los muchos favores y distinciones<br />

de que fue objeto el que esto escribe, dígnense dichos señores en recibir el respeto y<br />

homenaje que les ofrezco en estas toscas páginas, pues dignos se hicieron de mayores elogios,<br />

descritos por pluma mejor cortada».<br />

«La segunda expedición —sigue el Padre en su relación— la verifiqué yo solo, para cuyo<br />

objeto bajaron los principales Datos de la ranchería con el objeto de acompañarme, pues todos<br />

ellos son gustosos en que suba a visitarles el Padre Misionero y todos le reciben bien y agasajan<br />

en más o menos grado, según la posibilidad relativa en que se encuentran de recursos. Mas<br />

en cuanto a entrar en el gremio de la Iglesia por medio del bautismo, hay gran diferencia entre<br />

ellos, porque algunas rancherías no han dado todavía el fruto que es de desear, aunque es de<br />

creer que se irán bautizando poco a poco, poniendo por el momento dos Misioneros en Sumílao<br />

y dos también en Linabo, como punto más céntrico, uno, con el objeto de que estos dos<br />

pueblos tengan incesantemente un Misionero y el otro, para que haga sus correrías cristianas,<br />

buscándolos y visitándolos en sus mismas poblaciones, y también para que se auxilien a sí<br />

mismos en tan espinoso ministerio.<br />

»Hasta ahora las que han dado más fruto son Sumílao y Linabo y sus alrededores; también<br />

por la parte de Tag-malmag se presentaban bastantes a bautizarse, mas sólo bauticé a los<br />

niños, después de prometer a los adultos que los bautizaría cuando tuviesen hecha la iglesia y<br />

cementerio, lo que prometieron cumplir.<br />

»Asimismo, en esta segunda expedición se pudo conocer mejor el espíritu que les guiaba,<br />

por ser más dueños de sí mismos que en la primera, en la que podía uno equivocar sus cálculos,<br />

atendido a que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 699<br />

tenían en su presencia al Jefe del distrito, acompañado de su Secretario y de algunos soldados<br />

del servicio de policía, habida cuenta del carácter de estos naturales, actuales y primitivos;<br />

mas se ha visto ahora que los mismos sentimientos les animaban en la primera que en la segunda<br />

expedición y que, por lo tanto, se ha recogido el mismo fruto que en la primera,<br />

habiéndose bautizado y casado el mismo número con poca diferencia.<br />

»Gloria sea dada al Dios de las misericordias que así prepara el ánimo de estos infieles,<br />

hijos también de Dios y redimidos por el Redentor del mundo, que, como buen Pastor, vino a<br />

salvar a todos los hombres sin distinción de judíos, bárbaros y gentiles. Si hubieran sido más<br />

atendidos por todos, no hay duda de que más fruto se hubiera sacado, atendidos el carácter<br />

pacífico y aun laborioso que se observa en ellos; y a esto se debe el que permanezcan por lo<br />

general en un puesto fijo, sin andar errantes, como suelen hacerlo los monteses de otros puntos<br />

de estas islas. Puede decirse que casi todas las rancherías establecidas en el gran valle,<br />

formado por la cordillera de los montes de Cagayán y por los de Tagoloan, tienen ya vida<br />

propia, por sus casas que son ya regulares, por sus sementeras y plantaciones fijas, en donde<br />

recogen ya bastante maíz y palay para su manutención y aun algo para la exportación, sin<br />

contar con artículos muy valederos, como son el abacá y el cacao, en escala bastante considerable;<br />

y, por fin, el café, cuya planta principian a explotar debido a los consejos de la autoridad<br />

civil y a la del Misionero...»<br />

«Después de todo lo escrito —continúa el P. Bernad—, se dirá: «Y ¿cómo, siendo esto<br />

cierto, no se ha puesto al corriente a los Superiores, para que proveyesen lo más conveniente?»<br />

Se contesta a esto que no lo he hecho, ya por no dejarme llevar de las primeras impresiones<br />

y ya también por considerar que valgo muy poco ante Dios y menos ante los hombres,<br />

deduciendo de aquí el que creía sería mejor dar tiempo al tiempo, como suele decirse, hasta<br />

encontrar ocasión que considerase más propicia, para que todo se hiciese bien y el asunto fuese<br />

tratado tal y como se debía.<br />

»Sin embargo di cuenta y razón de palabra y por escrito en el año 77 a los PP. Priores de<br />

Manila y Cavite, Fr. Juan Ruiz y Fr. Patricio Adell, especialmente a este último, a quien mandé<br />

a fines del año 78 cuantas noticias pude adquirir de los monteses y vistas por mí mismo, ya<br />

acerca del estado material, distancias, producciones y situaciones topográficas de las rancherías,<br />

ya también de su índole y carácter pacífico y sus tendencias a bautizarse muchos de<br />

ellos; mandéle también un estado del movimiento de población y relación de almas en compendio<br />

de todos los nuevos cristianos, para que, como persona autorizada, viese lo que más<br />

conviniese y hablase en mi nombre al Provincial, N. P. Aquilino Bon.<br />

»En este estado de cosas vino el año 79 en que se celebró Capítulo Provincial, en el que<br />

fueron elegidos para Superiores de los dos colegios de España precisamente los dos muy dignos<br />

Padres ya referidos, Fr. Juan Ruiz y Fr. Patricio Adell, en quienes yo confiaba y con los<br />

que contaba para hacer algo de bueno a favor de mi empresa, confiando


700 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

siempre en Dios, que es el que siempre da principio y fin a toda obra buena y perfecta, y confiando<br />

también en el nuevo N. P. Provincial Fr. Leandro Arrué, a quien pienso hablar personalmente<br />

en el caso de que pueda hacer por sí mismo la santa Visita provincial...»<br />

«En este año de 1880 —sigue aún el P. Bernad— he hecho también mi excursión al monte,<br />

ya para bautizar y casar a bastantes que tenían necesidad de ello, ya también para que pudiesen<br />

cumplir con el precepto pascual los que hallase dispuestos; no han podido cumplir más<br />

que cuarenta y tres; hay unos cincuenta que están todavía preparándose; de éstos, algunos me<br />

prometieron bajar a Tagoloan en los meses de mayo y junio, pues les es fácil, por pertenecer<br />

la mayor parte de ellos a Sumilao, distancia media para Linabo desde Tagoloan; los bautizados<br />

han sido treinta y siete, nueve adultos y veinticinco párvulos; se han celebrado seis casamientos.<br />

Esto es lo que se ha recogido en esta expedición en la que he invertido veinticinco<br />

días. He advertido que los caminos se hallaban más transitables que en las otras excursiones,<br />

el número de casas se ha aumentado, así como también las plantaciones en las huertas de las<br />

casas, y el ánimo de ellos se va levantando cada vez más, deduciéndose de todo esto que, si<br />

con una expedición anual se recoge bastante fruto, erigiendo dos nuevas misiones, sería éste<br />

incomparablemente mayor.<br />

»Y pongo punto final, manifestando que en todas las rancherías, aun en aquellas en que<br />

no hay siquiera un cristiano, he sido agasajado y muy bien recibido de todos ellos, tanto de<br />

parte de las Justicias actuales y pasadas, como de mucha gente baja del pueblo. Han mediado<br />

dos poderosas circunstancias para no poder estar yo más en el monte: la una, el haber tenido<br />

noticia de que N. P. Provincial se dirigía a este distrito, con el objeto de girar la santa Visita,<br />

cuya noticia recibí en Linabo, por lo que me apresuré un poco a volver a Tagoloan para, poder<br />

recibir y prestar respeto y homenaje a tan digna autoridad; la otra razón era que se aproximaba<br />

la Semana Santa y, estando solo como estoy en este ministerio, había necesidad de bajar para<br />

poder celebrar, como mejor se pudiese, los tan sagrados Misterios que nuestra Madre Iglesia<br />

celebra en esos días».<br />

Relata a continuación el P. Bernad la llegada del Provincial Padre Leandro Arrué y el regalo<br />

que hizo éste de dos imágenes, una, del arcángel San Miguel, para la iglesia de Linabo, y<br />

otra, de Nuestra Señora del Pilar, para Sumilao, con dos campanas, como ya se hizo constar<br />

en el capítulo noveno del presente tomo de Crónicas.<br />

Luego sigue su referencia con lo siguiente:<br />

«A hombros de monteses subieron dichas campanas e imágenes a últimos de enero del<br />

pasado año 81, y fue una grata fiesta para todos ellos y para otras rancherías del tránsito la<br />

aparición, admirable para ellos, de dichos objetos; todos se prestaban gustosos a aplicar el<br />

hombro y ayudar a llevarlas.<br />

»Una vez llegadas y colocadas en su sitio respectivo, el Párroco que suscribe les dirigió<br />

una plática-discurso alusivo al acto, haciéndoles ver las grandes misericordias de Dios y de la<br />

Santísima Virgen y el gran poder de San Miguel, así como también la significación de las


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 701<br />

campanas, y, por otra parte, nuestra gran obligación y necesidad de invocar a Dios y servirle<br />

con amor y gratitud, mas lo provechoso para nosotros de la devoción a los Santos y a la Virgen<br />

en especial, para que así consiguiesen el objeto para el que todos fuimos creados por<br />

Nuestro Señor. ¡Ojalá que las señales que dieron de asentimiento y júbilo sean duraderas y<br />

verdaderas según el espíritu del Señor.<br />

»Veinticinco días gasté en recorrer los puntos de monteses, estando once días en Linabo<br />

y catorce en Sumilao, pues no cuento los días de jornada y paso por los puestos donde no hay<br />

iglesias. Durante la estancia se confesaron casi todos y se bautizaron y casaron varios, como<br />

en otras expediciones más o menos. Es cierto que en este año suelen bajar ya al pueblo bastantes<br />

a casarse y bautizar a sus pequeñuelos».<br />

Hasta aquí la memoria escrita por el P. Mateo Bernad.<br />

Por su parte, el último Párroco de Jasaan, P. Nemesio Llorente, anota lo que sigue:<br />

«Durante los años de su administración, mediante las simpatías que el P. Bernad logró<br />

granjearse entre aquellos monteses, simpatías que el buen Misionero aprovechaba para inculcarles<br />

las máximas evangélicas, logró formar los siguientes barrios y misiones, que ordenó a<br />

estilo de los pueblos cristianos, con tribunal o casa municipal, convento e iglesia, como era la<br />

misión de Sumilao; la de Linao en las mismas condiciones; Bogcaon; los barrios de recién<br />

convertidos de Malitbog, Agludajan, Lalabuyoc de nuevos reducidos, barrios del pueblo de<br />

Santa Ana. En todas estas misiones dejó un número crecido de convertidos; arregló materialmente<br />

los pueblos; fomentó con sus enseñanzas el cultivo del café, cacao y otras plantas, y les<br />

atrajo, por fin, a una vida social, convirtiendo aquello, que era antes un erial, en un jardín delicioso,<br />

que llamó la atención de todos cuantos lo visitaban, como se la llamó en efecto a los<br />

señores Gobernador del distrito, don José Parés y Gallego, y a su Secretario, don Alberto<br />

Cuesta, en 1877, y como le entusiasmó al General don Luis Huertas, quien, al ver todo aquello<br />

tan organizado y tan próspero, exclamó: Esto está demasiado hecho».<br />

9. Padre Fray Fernando Rubio de San Agustín<br />

La muerte de este religioso acaeció en el convento de San Sebastián el 19 de junio de<br />

1889, después de recibir con fervor los santos sacramentos.<br />

Había nacido el 30 de mayo de 1814 en el pueblo navarro de Cintruénigo y emitió los votos<br />

en Monteagudo el 14 de diciembre de 1833.<br />

No habían transcurrido dos años después de su profesión cuando el 7 de septiembre de<br />

1835 le vemos llegar a Manila, en cuyo convento debió continuar los estudios de la carrera<br />

eclesiástica, pues se firman las dimisorias para recibir el sacerdocio el 20 de octubre de 1837.<br />

Días después era destinado a Misamis y luego, en 1840, se le encomendaba la parroquia<br />

de Inabangan y, sucesivamente, las de Sagay, García Hernández y Maribohoc. Por sus achaques<br />

renuncia a esta parroquia,


702 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a primeros de 1884, y pasa a la de Dimiao en calidad de Compañero retirado. Posteriormente<br />

se le destina al convento de San Sebastián.<br />

Fue Prior vocal de Dapitan, Definidor, Vicario Provincial de Bohol y Prior vocal de<br />

Mandaue 123 .<br />

Una de las parroquias que tuvo a su cargo fue, como hemos visto, la de Sagay, que estaba<br />

en la isla de Camiguín. Pues bien; el P. Marín y Morales escribe en su Ensayo que «la fama<br />

alcanzada por el abacá de la isla de Camiguín y Misamis se debe al celo e inteligencia de varios<br />

párrocos que hicieron ver a sus feligreses las ventajas que reporta el cultivo de este filamento».<br />

Y, a continuación, cita los nombres de los párrocos que, por ello, merecían una especial<br />

mención entre los cuales se encuentra el P. Fernando Rubio 124 .<br />

Como hemos visto también, otra de las parroquias administradas por el P. Rubio fue Maribohoc,<br />

en Bohol. Su permanencia en ella fue desde principios de 1862 a principios de 1884.<br />

En dicho pueblo existe una fuerte iglesia de mampostería, una de las mejores de la citada isla,<br />

comenzada en 1852 por el entonces Párroco, P. <strong>Manuel</strong> Plaza. Continuó dicha obra hasta su<br />

conclusión en 1872 nuestro biografiado, a quien se debe, asimismo, la construcción en este<br />

último año de un buen convento de piedra 125 .<br />

El P. Rubio tradujo al visaya-cebuano y dio a la imprenta la Vida de San José, escrita en<br />

castellano por M. S. F. 126<br />

10. Padre Fray Francisco Lenguas de la Virgen de los Ángeles<br />

En el convento de Manila y el mismo día, mes y año que el anterior religioso pagaba su<br />

tributo a la muerte el P. Francisco Lenguas.<br />

Vino al mundo en Mallén, Zaragoza, el 22 de agosto de 1838. Su profesión tuvo lugar el<br />

27 de junio de 1856.<br />

El 17 de marzo de 1862 parte de Monteagudo en dirección a Cádiz, donde embarca rumbo<br />

a Filipinas para llegar a Manila el 21 de julio del mismo año.<br />

Un mes después se le destina de Compañero a Butuan y como tal permanece también algún<br />

tiempo en Dávao, lugar del que es nombrado Misionero en abril de 1864. Se le encomendó<br />

la Visita de los ministerios de Surigao y Bislig y en enero de 1869 se le encarga la parroquia<br />

de Mainit para pasar en 1872 a la de Cajidiocan, en donde permanece hasta 1888, fecha<br />

en que se retira al convento de Manila 127 .<br />

En este último pueblo, situado en la isla de Sibuyan, del distrito de Romblón, levantó un<br />

nuevo convento junto al que ya había, pero que era muy reducido. Construyó asimismo las<br />

dos escuelas; en la de niñas puso cubierta de teja, bajo de cota, con dos habitaciones para<br />

123 F. SÁDABA, Catálogo, 420.<br />

124 V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 1, 207.<br />

125 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 713, 714.<br />

126 Cfr. Apéndice duodécimo.<br />

127 F. SÁDABA, Catálogo, 510.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 703<br />

la maestra; el salón era capaz para doscientas niñas; la de los niños, de idénticas dimensiones,<br />

era de tabla, sin bajos y techada de nipa 128 .<br />

11. Padre Fray Eladio Logroño de Santa Teresa<br />

Este religioso pasó a mejor vida el 8 de julio de 1889 en el pueblo de Nueva Valencia, isla<br />

de Negros, parroquia que administraba desde el año <strong>1867</strong>.<br />

Había nacido en Soria el 18 de febrero de 1837 y emitió los votos el 25 de marzo de<br />

1855.<br />

El 24 de mayo de 1858 arribaba a la capital de Filipinas y en enero del año siguiente se<br />

firmaban las dimisorias para recibir el presbisterado en Cebú.<br />

Una vez impuesto en el visaya, que estudió en el pueblo boholano de Loon, fue nombrado,<br />

sucesivamente, Párroco de Talibong, de García Hernández, de Odiongan y de Nueva Valencia.<br />

Como en Manila se ignorase aún su fallecimiento, ocho días después de ocurrir su<br />

muerte era presentado para servir en propiedad la parroquia de Dánao 129 .<br />

El P. Eladio Logroño hizo grandes mejoras morales y materiales en Nueva Valencia, juntamente<br />

con el P. Leandro Arrué, Párroco del cercano pueblo de Bacong. Abrió la calzada<br />

para unir ambos pueblos y construyó un puente de tabla con estribos de mampostería. Por los<br />

años de 1869 a 1875, con materiales fuertes reunidos por los Párrocos anteriores, levantó un<br />

convento; se sujetó al plano del arquitecto, pero tuvo muchos disgustos y sinsabores. La iglesia<br />

que el Padre encontró, edificada con materiales ligeros, se desplomó en 1885. Entonces<br />

procedió él a construir otra de nueva planta. Comenzaron los trabajos en diciembre del citado<br />

año, que continuaron sin interrupción hasta fines del año siguiente, en que dio cima a la obra.<br />

Era ésta bastante capaz, de tabique pampango y con buenas maderas.<br />

Llevó a cabo también el P. Eladio una obra de gran utilidad pública: la traída de aguas<br />

potables a Nueva Valencia. Carecía este pueblo de agua y ni aun en sus cercanías se encontraba<br />

pozo alguno. Sus habitantes se veían obligados a caminar largas distancias para proporcionársela,<br />

tanto que los de posición desahogada preferían comprarla.<br />

Para remediar esta gran necesidad, el Padre, secundado por sus feligreses, emprendió los<br />

trabajos para conducir al pueblo, por medio de cañerías, las aguas de un barrio enclavado en<br />

el monte «Maiti». El día 18 de octubre de 1878 pudieron contemplar todos con gran satisfacción<br />

la llegada de las deseadas aguas a la sólida y bonita fuente de mampostería con varios<br />

caños de bronce, levantada en la plaza del pueblo, que con ello quedaba también hermoseada<br />

en gran manera. Igualmente construyó el activo Párroco un magnífico lavadero 130 .<br />

128 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 529.<br />

129 F. SÁDABA, Catálogo, 496.<br />

130 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 146, 155; AM, 61ter, Difuntos, f. 183; V. MARÍN Y MORALES, Ensayo, 1, 201.


704 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

12. Padre Fray Pedro García del Corazón de Jesús<br />

Este religioso, cuya muerte tuvo lugar, como luego veremos, el 2 de julio de 1889, era natural<br />

de Corella, Navarra, donde había visto la primera luz el 29 de abril de 1857. Emitió los<br />

votos el 15 de enero de 1874. El 7 de octubre de 1879 salió de Barcelona para trasladarse a<br />

Filipinas y arribó a Manila el 30 del mes siguiente.<br />

En mayo de 1880 se le expiden las dimisorias para ser ordenado de sacerdote y en el mes<br />

de noviembre se le destina de Compañero a Jimamailan. En febrero de 1883 es nombrado<br />

Misionero de Inayauan. En 1886 le encontramos conventual de Manila y en noviembre de<br />

este mismo año le vemos designado Compañero de Jinigarán, parroquia de la que en 1888 es<br />

separado el barrio de Binalbagan, para ser parroquia independiente de la anterior, y es destinado<br />

a la misma el P. Pedro García 131 .<br />

De nuestro religioso refiere el P. Licinio Ruiz lo siguiente:<br />

«La parroquia de Binalbagan data del año 1888. En el tiempo de su creación era un barrio<br />

casi insignificante y dependiente de la parroquia de Jinigarán, pero a bastante distancia de este<br />

último.<br />

»Para atender a aquellas pobres almas, la Recolección mandó allí al P. Pedro García del<br />

Sagrado Corazón, quien por sus virtudes y trabajos bien merece que le dediquemos unas pocas<br />

líneas.<br />

»A la llegada del Padre a este barrio, no había nada absolutamente que demostrara la<br />

existencia de un pueblo ni medio civilizado. Una porción de casas diseminadas por aquí y por<br />

acullá, sin caminos, entre el bosque y las sementeras; esto era todo.<br />

»He aquí cómo nos da cuenta de la acción del P. Pedro desde su llegada hasta su muerte,<br />

acaecida en dicho pueblo, el libro de Memorias de la citada parroquia:<br />

»Hombre emprendedor —dice—, el P. Pedro llegó a este pueblo y empezó a trabajar por<br />

el bien del mismo; hizo el tribunal para convento y luego lo donó al pueblo y levantó otro;<br />

hizo las escuelas, arregló de un modo increíble las calles y calzadas, haciendo imbornales y<br />

puentes de piedra con piso de tabla; levantó los arigues y preparó materiales para la iglesia<br />

actual. Naturaleza fuerte, todo lo sufría, y no le arredraba el ir con todo el calor del sol ni con<br />

lluvia a donde había trabajo; parecía que se multiplicaba por hacer bien a su pueblo y a sus<br />

feligreses. En el culto divino ponía esmero especial; él aleccionaba a los músicos y cantores, y<br />

todo le parecía poco para el mejor servicio de su iglesia.<br />

»Su trato era tan afable que, desde el momento que era conocido, se captaba las simpatías<br />

de propios y extraños, y todos, aun pasados cinco años y medio de su defunción, lo recuerdan<br />

hoy con cariño y sienten su muerte, que fue la de un santo.<br />

»Llegó el cólera y aquí se conoció bien a las claras su gran corazón; todos sus fondos<br />

eran pocos para comprar medicinas a los botiquines de Jimamailan y La Carlota; administraba<br />

a los coléricos no<br />

131 F. SÁDABA, Catálogo, 615.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 705<br />

sólo auxilios espirituales, sino los corporales; la cocina del convento estaba todo el día con<br />

gente que venía a recoger caldo y otros alimentos para los atacados; salía con frecuencia y<br />

recorría las casas que tenían enfermos y administraba las medicinas según prescripción facultativa;<br />

de todos se preocupaba, menos de su persona. Siempre estaba preparado para la muerte,<br />

mas en estos días terribles parece que la presentía; así se desprende de las cartas que dando<br />

ánimo escribía, como en conversaciones que tenía con los religiosos, en especial con el P.<br />

Guillermo García, su confesor ordinario.<br />

»El día 2 de julio al punto de la mañana se sintió atacado; avisó al citado Padre que viniera<br />

y todavía seguía él administrando a sus feligreses los auxilios espirituales; a las nueve se<br />

echó en la cama; a las diez llegó el P. Guillermo y, como condiscípulos que eran, se echaron a<br />

llorar; serenóse el enfermo y le dijo, pasando a lo más necesario: «Confiésame y dame la extremaunción,<br />

pues estoy tan enfermo que es imposible que la naturaleza pueda resistir lo que<br />

sufro hasta las cuatro de la tarde». Se confesó y recibió la extremaunción; en esto llegó el otro<br />

colateral, el M. R. P. Fr. Francisco Ayarra y el enfermo pidió la aplicación de las indulgencias:<br />

«Apura, Guillermo, que esto se acaba; apura, que no va a dar tiempo». Estas fueron las<br />

últimas palabras que habló con los hombres; comenzó a encomendarse al Sagrado Corazón de<br />

Jesús, y, estando en esta santa ocupación, le vino un ataque tan fuerte que acabó con su preciosa<br />

existencia» 132 .<br />

13. Padre Fray Marcial Bellido de la Concepción<br />

Con edificante y santa muerte entregaba su alma al Señor este religioso en el colegio de<br />

Monteagudo el 27 de octubre de 1889.<br />

Había llegado al mundo el 21 de mayo de 1826 en la ciudad aragonesa de Tarazona y los<br />

votos religiosos los había emitido el 17 de septiembre de 1848.<br />

Tiene lugar su arribo a Manila en julio de 1852 y al año siguiente le tenemos de Compañero<br />

en el pueblo zambaleño de Masinloc con objeto de aprender el idioma del país. El año 54<br />

es nombrado Párroco de Iba, parroquia que solamente regenta hasta el año siguiente en el que<br />

es elegido en el Capítulo Provincial Subprior y Maestro de novicios de Manila.<br />

Terminado el trienio 1855-1858, vuelve a Zambales para administrar la parroquia de Masinloc<br />

hasta el Capítulo Provincial de 1870 en el que sale elegido Rector del Colegio de Marcilla.<br />

En el mismo año 1858 fue nombrado Prior vocal de Romblón, Definidor en 1861 y Prior<br />

vocal de Tandag y de Taytay, respectivamente, los años de 1864 y <strong>1867</strong>.<br />

Se encontraba en su Rectorado de Marcilla cuando en 1871 tiene que ocupar interinamente,<br />

sin dejar el Rectorado, el cargo de Comisario y Procurador General en Madrid, por haber<br />

regresado a Filipinas el P. Iturriaga, nombrado para dicho cargo en el Capítulo. Puso<br />

132 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 178.


706 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

gran interés el P. Bellido en el desempeño del mismo y tuvo interesantes iniciativas que pueden<br />

leerse en el capítulo III del presente tomo de Crónicas.<br />

Cesa en ambos cargos, de Rector y Comisario, en el Capítulo de 1873 y en el Intermedio<br />

del año siguiente se le encomendaba el Rectorado de Monteagudo, que ocupó hasta 1876. De<br />

conformidad con los deseos que había manifestado, los Superiores le asignaron la conventualidad<br />

en este colegio, en el que ya permaneció hasta su muerte 133 .<br />

Durante su estancia en el pueblo de Masinloc el P. Bellido «dio buena prueba de su inquebrantable<br />

firmeza de carácter, construyendo un camino que unía Masinloc con el pueblo<br />

colateral de Palauig, sobre un terreno, cuya vista nada más espanta, dice el cronista, y que,<br />

estudiado despacio, hace inconcebible este proyecto. En esto y en otras labores que llevó a<br />

cabo, dio evidentes muestras de ser un buen aragonés. No menor era su energía y firmeza para<br />

llevar su grey por el buen camino, trocándose en bondad extremada cuando las cosas marchaban<br />

a su gusto. Era el P. Marcial de imponente figura, alto y grueso; de ordinario serio y en el<br />

cumplimiento de su deber severo. Aparecía, siendo Superior, adusto y grave, mas en el trato<br />

familiar y como amigo era como un niño y manifestaba poseer un corazón de oro. Administró<br />

el curato de Masinloc con fruto y provecho moral y material de aquel pueblo» 134 .<br />

14. Padre Fray Lope Martínez de San Ramón<br />

Este religioso fallece en el convento de Cebú el 11 de noviembre de 1889.<br />

Su, nacimiento había acaecido en Igea, Logroño, el 25 de septiembre de 1833, y su profesión<br />

en Monteagudo, el 14 de octubre de 1851.<br />

Llega a Filipinas en agosto de 1855 y al año siguiente, en septiembre, se le dan dimisorias<br />

para ordenarse de sacerdote en Cebú. Permanece un año de Compañero en Panglao y luego<br />

tiene a su cargo, sucesivamente, las parroquias de Pilar, San Francisco y Compostela. Desde<br />

1885 le encontramos de conventual en Cebú, de cuyo convento fue nombrado confesor en el<br />

Capítulo de 1888. Anteriormente, en el de 1882, había sido elegido Prior vocal de Mandaue<br />

135 .<br />

En la parroquia que ya hemos citado de San Francisco, pueblo solitario de una de las islitas<br />

de las Camotes, estuvo unos dieciséis años. Fueron en ella obra suya un bonito convento<br />

de piedra con techo de teja y el cementerio igualmente de piedra 136 .<br />

15. Padre Fray Mariano Cornago del Pilar<br />

Autorizado este religioso el 3 de octubre de 1889 para regresar por enfermo a la Península,<br />

le sorprendió la muerte el 15 de diciembre, en la residencia de Gracia de los Padres agustinos<br />

en Barcelona.<br />

133 F. SÁDABA, Catálogo, 456; AM, 61-4.º, Difuntos, f. 26.<br />

134 S. MATUTE, Flores de mi pueblo, 74.<br />

135 F. SÁDABA, Catálogo, 479.<br />

136 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 647, 648.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 707<br />

Nació el P. Cornago en Malón, Zaragoza, el 15 de septiembre de 1836. Poco le faltaba<br />

para cumplir la edad de dieciséis años cuando toma el hábito recoleto en el colegio de Monteagudo,<br />

tan próximo a su pueblo natal. Un año después, el 6 de agosto de 1853, hace la profesión<br />

religiosa.<br />

Su llegada a Manila se verifica en septiembre de 1856 y en este mismo mes de 1859 se le<br />

expedían las dimisorias para su ordenación sacerdotal.<br />

Estuvo de Compañero en Cagayán y Balingasag y, luego, de Párroco, en períodos sucesivos,<br />

en Mainit, Surigao, Valencia, García Hernández, Tagbilaran y Loboc, cuya parroquia<br />

dejó para trasladarse por causa de enfermedad a la Península, como ya se ha dicho 137 .<br />

En septiembre de 1870 se erigía la parroquia de Valencia en Bohol con territorio perteneciente<br />

a la de Dimiao. «Fue su primer Cura Párroco el P. Fr. Mariano Cornago y este laborioso<br />

Padre comenzó el corte y arrastre de arigues y demás maderamen, teniendo la satisfacción<br />

de levantar una nueva iglesia con crucero y media naranja, que mide de longitud sesenta y<br />

seis metros, catorce de latitud y diez de altura; el zócalo es de mampostería como una braza<br />

de elevación y de dobles tabiques lo restante hasta la cornisa». Trasladado después a García<br />

Hernández, levantó en este pueblo un bonito convento 138 .<br />

16. Padre Fray Gaudencio Marqués del Rosario<br />

Entregó su alma al Señor este religioso el domingo 11 de mayo de 1890 en Canoan (luego<br />

Larena) en la isla de Siquijor, después de recibir todos los sacramentos.<br />

Vino al mundo en Tarazona de Aragón el 12 de febrero de 1833 e hizo la profesión el 8<br />

de agosto de 1853.<br />

Fue a Filipinas en la misma Misión que el anterior, P. Cornago, y el 21 de febrero de<br />

1857 se firmaban las dimisorias para su ordenación.<br />

El mismo año lo destinaron de Compañero a Loon y, luego, a Dimiao. Posteriormente tuvo<br />

a su cargo las parroquias de Panglao, Candijay, Panglao, segunda vez, y Cavite Viejo, parroquia<br />

ésta a la que renunció en febrero de 1883 para trasladarse a la Península por hallarse<br />

enfermo. Regresa a Filipinas en 1885, y se le nombra Párroco de Calape y a los pocos meses<br />

de la ya citada de Canoan.<br />

Había sido Prior vocal de Bislig y de Baclayon y Vicario Provincial, de Siquijor en dos<br />

trienios 139 .<br />

En la parroquia de Panglao construyó un buen cementerio con pared de piedra y una capilla<br />

con varios nichos 140 .<br />

Su paisano el P. Santiago Matute, de su estancia en la Península cuando regresó por enfermedad,<br />

escribe lo siguiente:<br />

«Tuvimos el gusto de conocerlo personalmente en nuestro colegio<br />

137 F. SÁDABA, Catálogo, 481.<br />

138 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 729, 730.<br />

139 F. SÁDABA, Catálogo, 483.<br />

140 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 705.


708 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de San Millán de la Cogolla. No hemos visto enfermo que, estándolo tan de cuerpo, tuviese<br />

tan sana el alma; porque, si es lo más común y ordinario que, enfermo el cuerpo, el alma se<br />

resienta y participe, en su clase, de la dolencia del cuerpo, el alma de nuestro Padre Gaudencio,<br />

retratada en su semblante, en su humor y en su trato, aparecía tan serena, alegre y satisfecha<br />

cual si nada tuviese que sufrir; siempre contento, de buen humor siempre, hacíase simpático<br />

a cuantos le trataban, pues al mismo tiempo portábase como buen religioso y sabía cumplir<br />

su deber...<br />

»Apenas se sintió repuesto, aunque no totalmente curado, se embarco para Filipinas; «a<br />

trabajar —decía—; mientras uno se pueda mover, debe hacer algo»: y así era, pues aun en su<br />

enfermedad, aquí en España, se dedicó a predicar, y en todo cuanto podía ayudaba, cuando<br />

otro en su caso apenas se hubiera podido mover» 141 .<br />

En el pueblo de Canoan «hizo reconstruir el campanario, quitándole el antiguo de materiales<br />

fuertes de molave, y levantó otro nuevo grande de mampostería con vestidura de tablillas<br />

de piedra, en forma exagonal, hasta el primer cuerpo solamente. Asimismo dirigió la reconstrucción<br />

del antiguo convento, que era también de materiales fuertes de molave, haciéndolo<br />

igualmente de mampostería, con vestidura de tablillas de piedra hasta el piso del antiguo<br />

convento; pero ya no pudo terminar su reconstrucción, porque en mayo de 1890, un día después<br />

de la fiesta religiosa del pueblo, se sintió enfermo y la siguiente, 11 de mayo, murió» 142 .<br />

El P. Marqués dio a la imprenta en el año 1881 una novena a San José, que había traducido<br />

al visaya 143 .<br />

17. Padre Fray Esteban Echanojáuregui del Rosario<br />

Este religioso había venido al mundo en el pueblo vizcaíno de Zornoza el 2 de septiembre<br />

de 1862; emitió la profesión en Monteagudo el 4 de septiembre de 1878 y el primer día del<br />

mismo mes de 1883 partía de Barcelona para llegar a Manila el 5 del mes siguiente.<br />

Diéronsele las dimisorias para su ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1885, pero anteriormente,<br />

con fecha del 7 de julio de 1884, había sido asignado por Compañero del Párroco<br />

de Tagbilaran en la isla de Bohol. En marzo de 1886 era nombrado Párroco de Catigbian y en<br />

octubre de 1888 se pedían a su favor títulos para administrar la parroquia de Anda. Ambos<br />

pueblos pertenecían también a Bohol. Su muerte tuvo lugar en el convento de Manila el 24 de<br />

abril de 1890 144 .<br />

Cuando se hizo cargo del penúltimo de los pueblos citados, «en vista de la repulsión que<br />

sentían los catigbianos a vivir en sociedad y reunidos, se ocupó en que se hicieran casas comunales,<br />

para que las habitasen un número de familias» 145 .<br />

141 S. MATUTE, Flores de mi pueblo, 111, 112.<br />

142 AM, carp. 63, Breves datos históricos de Larena.<br />

143 G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 5 173; cfr. Apéndice duodécimo.<br />

144 F. SÁDABA, Catálogo, 631.<br />

145 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 711.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 709<br />

18. Padre Fray Francisco Castellano del Rosario<br />

En el pueblo boholano de Duero, cuya parroquia administraba, pagaba este religioso su<br />

tributo a la muerte el 17 de mayo de 1888.<br />

Había nacido en Cintruénigo, Navarra, el 1 de abril de 1839; profesó en Monteagudo el<br />

27 de junio de 1856 y el 17 de marzo de 1862 salía del colegio de la citada villa para embarcar<br />

el 4 de abril en Cádiz y llegar a Manila el 21 de julio.<br />

El 18 de septiembre del mismo año se firmaban las dimisorias para recibir el presbiterado<br />

y el 6 de febrero del año siguiente es destinado a la isla de Bohol para dedicarse al estudio del<br />

visaya en Jagna. En 1864 es nombrado Párroco de Candijay; en <strong>1867</strong>, de Gindulman, y el 10<br />

de agosto de 1870 se hace cargo de la parroquia de Duero 146 .<br />

Su antecesor el inteligente y activo P. Lorenzo Hernández estaba construyendo la iglesia,<br />

de la que solamente faltaba el quízame y el adorno interior. «Continuó el P. Castellano con<br />

tesón y energía los trabajos de dicha iglesia bajo la inspección del P. Hernández, hasta que en<br />

febrero de 1874 tuvo lugar su solemne bendición. Resultó ser una de las más bellas de Bohol<br />

por sus figuras arquitectónicas» 147 .<br />

19. Padre Fray Benigno Jiménez de la Concepción<br />

Era natural este religioso del mismo pueblo que el anterior. Su nacimiento había tenido<br />

lugar el 13 de febrero de 1816.<br />

Pronunció los votos el 22 de octubre de 1866 en Monteagudo para pasar luego a Marcilla<br />

a continuar la carrera eclesiástica. De este colegio salió el 26 de marzo de 1870 rumbo a Cádiz,<br />

en cuyo puerto embarcó el 28 de abril con la última Misión que hizo el viaje a Filipinas<br />

por el Cabo de Buena Esperanza y que el 16 de septiembre del mismo año llegaba a Manila.<br />

Tres meses después es destinado a Canoan, en la isla de Siquijor. En abril de 1873 es<br />

nombrado Párroco de Bais, en Negros; en mayo de 1882 de Jasaan, en Mindanao. Luego le<br />

vemos en 1887 y 1888 conventual de Manila, pero el 25 de diciembre de este último año ocurre<br />

su fallecimiento en el pueblo zambaleño de Bolinao 148 .<br />

El pueblo de Bais había sido erigido en parroquia separada en Manjuyod en 1872 y al año<br />

siguiente era nombrado su primer Párroco el P. Benigno Jiménez, quien «vivió en una mala<br />

casa de nipa por espacio de dos o tres años, construyéndose en este tiempo bajo su dirección<br />

convento de tabla y de tabique pampango… A la llegada del P. Benigno a Bais, encontró una<br />

ermita de caña y nipa a la que puso tabique; mas como era de poca solidez, se desplomó a<br />

consecuencia de un<br />

146 F. SÁDABA, Catálogo, 514.<br />

147 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 726, 727.<br />

148 F. SÁDABA, Catálogo, 550.


710 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

baguio el 26 de noviembre de 1874. Reedificóla el Padre a la mayor brevedad y comenzó<br />

después a trabajar los cimientos para una iglesia de materiales fuertes; edificio que inauguró<br />

tan pronto como el adelanto de la obra le permitió ejercer, con el decoro conveniente, las funciones<br />

religiosas. Tuvo lugar este acto el 6 de septiembre de 1887, continuando después el<br />

trabajo de la misma» 149 .<br />

149 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 160, 161.


CAPÍTULO XV<br />

La Provincia de Filipinas desde el Capítulo de <strong>1891</strong> hasta el final de este año<br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Convocatorias al Capítulo Provincial. –Aviso al Gobernador General de su celebración<br />

y elección del nuevo Prelado de la Provincia. – Reseña del Capítulo.<br />

–Intento anterior al Capítulo para que los nombramientos se hicieran<br />

por el Padre Comisario Apostólico. –El acta referente a la residencia<br />

de los Padres Definidores. –Aprobación del Capítulo<br />

I.- Convocatorias al Capítulo Provincial<br />

La celebración del Capítulo Provincial de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, correspondiente<br />

al año <strong>1891</strong>, había de tener lugar en el convento de Manila en los días 17, 18 y 20<br />

del mes de abril.<br />

En el mes de diciembre del año anterior, 1890, el Provincial, P. Fidel de Blas, enviaba las<br />

convocatorias al mismo a cada uno de los religiosos que tenían en él voz y voto. Con fecha 7<br />

del referido mes remitía las que correspondían a los Padres vocales que se hallaban en la Península<br />

y, veinte días después, hacía lo mismo con los que residían en Filipinas 1 .<br />

II.- Aviso al Gobernador General de la celebración del Capítulo<br />

y elección del nuevo Prelado de la Provincia<br />

El 3 de abril de <strong>1891</strong>, próximo ya el Capítulo, dirige el P. Fidel de Blas un oficio al señor<br />

Gobernador General para comunicarle dicha celebración y la elección del nuevo Prelado de la<br />

Provincia que se verificaría en el convento de Manila el día 18 del citado mes, entre las siete y<br />

las ocho de la mañana,<br />

«a fin de que se digne designar la persona que debe presenciar la elección indicada,<br />

según se previene por superiores disposiciones vigentes».<br />

1 AM, 55, Oficios, ff. 154, 162v.


712 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Contesta el señor Gobernador el día 9 que, con la misma fecha, ha decretado que<br />

«don José Rocha, Consejero de Administración, asista a dicho acto con el carácter de<br />

Asistente Real» 2 .<br />

III.- Reseña del capítulo<br />

De conformidad con lo dispuesto, el día 17 de abril de <strong>1891</strong> da comienzo en el convento<br />

de San Nicolás de Manila el Capítulo Provincial con asistencia de los Padres vocales siguientes<br />

3 :<br />

Prior Provincial, Fr. Fidel de Blas de la Asunción; ex Comisario, Fr. Lorenzo Mayor de la<br />

Virgen del Río Manzano; ex Provinciales, Fr. José María Learte del Carmen, Fr. Santo Paredes<br />

de San Pedro Apóstol y Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús; Definidores, Fr. Benito<br />

Tutor Tutor de S. Agustín, Fr. Andrés Ferrero de San José, Fr. Simeón Marín de la Virgen<br />

del Amor Hermoso y Fr. Félix Guillén de San José: Priores, Fr. José Sánchez del Carmen,<br />

de Manila; Fr. Mariano Landa del Rosario, de Cavite; Fr. Andrés Torres de la Concepción, de<br />

Cebú; Fr. Bernardo Muro del Carmen, de San Sebastián; Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de<br />

Villanueva, de Santa Cruz de Manila; Fr. Esteban Martínez de San Antonio, de Taytay; Fr.<br />

Mariano Bernad del Pilar, de Baclayon; Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen, de Mandaue; Fr.<br />

Gregorio Sesma del Rosario, de Bolinao; Fr. Laureano Navarro de la Concepción, de Calapán;<br />

Fr. Pedro Nolasco Sanjuán de Santa Ana, de Dumaguete; Fr. Francisco Arcaya de San<br />

Rafael, de Imus, y Fr. Miguel Ugarte del Pilar, de Jimamailan; Secretario de Provincia, Fr.<br />

Francisco Bergasa de la Virgen de Vico; Procurador General, Fr. Constancio Asensio del Pilar,<br />

y Subprior y Maestro de novicios de Manila, Fr. Toribio Moreno de la Soledad.<br />

No acudieron al Capítulo el Prior de Romblón, P. Fr. Jorge Tabuenca del Pilar; el Comisario<br />

en Madrid, P. Fr. Toribio Minguella de la Merced, y los Rectores de Monteagudo, Marcilla<br />

y San Millán de la Cogolla, respectivamente, los PP. Fr. Ángel Belaza de los Dolores, Fr.<br />

Florentino Sáinz de la Virgen de Vico y Fr. Gervasio Burguesa de San Esteban.<br />

Ocupó la presidencia del Capítulo, por ser el Definidor más antiguo, el P. Benito Tutor,<br />

quien propuso para Jueces de causas a los PP. Carlos Úbeda, Esteban Martínez y Pedro Sanjuán,<br />

que resultaron elegidos.<br />

Fueron confirmadas literalmente las siguientes actas del Capítulo anterior 4 que versan sobre<br />

los sufragios por los religiosos y novicios<br />

2 AM, 59 bis, Oficios, ff. 10, 10v.<br />

3 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 162v.<br />

4 Tomo presente, 63, 111, 175, 260, 350, 408, 538, 644. Antes de entrar en el estudio de las actas el Provincial P.<br />

Fidel de Blas presentó una solicitud dirigida al Capítulo firmada por Doña Cristina Tagle de Ordóñez, Doña<br />

Alejandra Loles, Doña María Sobral, Doña Encarnación Sobral, Doña Estanislaua Rivera y Doña Ángela<br />

Abad, quienes suplicaban a los Padres Capitulares se dignasen admitirlas por Hermanas Generales de la<br />

Provincia de San Nicolás de Tolentino. Enterados los Padres de la petición, acordaron comisionar al Definitorio<br />

para que, pensando detenidamente el asunto y tomados los antecedentes necesarios, resolviera a nombre<br />

y con la autoridad del Capítulo lo que creyese conveniente.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 713<br />

fallecidos y las honras solemnes por los de España en el convento de Manila; la vacante de los<br />

curatos ocupados por los elegidos para empleos de la Orden que exigen residencia personal; el<br />

examen y aprobación en el idioma para los ministerios; condición pare admitir o no a aspirantes<br />

al hábito; la admisión para hermanos de algunos que sepan escribir correctamente y tengan<br />

instrucción en aritmética; el juramento de volver a Filipinas de los designados para algún cargo<br />

en la Península; el cumplimiento de las órdenes de los Prelados diocesanos sobre obras en<br />

las iglesias; la institución de Lectores; el envío por los Rectores de los tres colegios de la relación<br />

de los religiosos con algunos detalles sobre los mismos; la elección trienal del Vicario<br />

Provincial y Procurador en Madrid; la facultad del P. Provincial de ver los libros canónicos y<br />

fondos de las iglesias parroquiales; el número de novicios que pueden admitirse, su dedicación<br />

exclusiva a instruirse en la virtud y en las ceremonias y su traslado, ya profesos a Marcilla;<br />

la obligación de residencia personal de los Priores do Cavite, Cebú y San Sebastián; el<br />

plan de estudios ya aprobado; la uniformidad en los tres colegios y el lugar del próximo Capitulo<br />

Provincial.<br />

En el acta que hablaba del reconocimiento y sumisión al P. Comisario Apostólico, en lugar<br />

del nombre del P. Gabino, se escribe el del P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción, y se añade<br />

a continuación<br />

«según las circulares que N. P. Provincial dirigió a todos los Vicarios Provinciales y<br />

en armonía con lo que disponen nuestras sagradas Constituciones».<br />

La que con el número 19 se refería a la residencia de los PP. Definidores, se redacta del<br />

modo siguiente:<br />

«En armonía con lo que disponen nuestras sagradas Constituciones en el cap. 14<br />

de la tercera parte, manda el presente Capítulo que los PP. Definidores residan cerca<br />

de N. P. Provincial» 5 .<br />

«Aprobadas las actas anteriores —se lee en la reseña capitular—, los PP. Priores de Manila,<br />

Cavite, Cebú y San Sebastián leyeron las cartas de que hablan nuestras Constituciones en<br />

el número 14, capítulo 10 de la tercera parte, entregándolas a continuación a N. P. Presidente,<br />

para lo que en derecho procediese» 6 .<br />

5 COR, a. 1745, l. c., n. 3: «Ut autem praedictus Prior Provincialis Diffinitorum consilio facilius uti possit, in<br />

Comitiis provincialibus vel simul in eodem Conventu collocabuntur, vel in diversis, parum tamen distantibus,<br />

ob expensas vitandas, et faciliorem commoditatem congregandi».<br />

6 COR, a. 1745, l. c.: «... mox unus ex Vocalibus, de P. Praesidentis mandato, litteras omnes, ac singulas, tam in<br />

forma clausa, quam patente, toti Capitulo directas (non vero Diffinitorio: istae enim suo tempore legentur)<br />

accipiet, ac coram omnibus distincte leget; ac etiam eas, quae missae fuerint a Conventibus, rationum scilicet,<br />

introituum, et expensarum, legat, et calculet, atque earum summas scribi faciat, ut Provinciali electo<br />

postea tradantur; et cum originalibus libris Conventuum suo tempore conferantur; et cuilibet Priori restituant<br />

literas sui conventos, ne fraus aliqua possit fieri. Et post haec decidatur, et diffiniatur singillatim de<br />

omnibus, ac singulis litteris, querelis, et petitionibus, Capitulo delatis, quid in singulis respondendum, iudicandum,<br />

corrigendum, mandandum, ordinandumve sit».


714 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Al día siguiente, sábado 18, elegidos para actuar de escrutadores los PP. Bernardo Muro,<br />

Laureano Navarro y Miguel Ugarte, se procedió a la elección de Prior Provincial, que recayó<br />

en el P. Fr. Mariano Bernad del Pilar.<br />

Por la tarde fueron elegidos Definidores los PP. Fr. <strong>Manuel</strong> Azagra del Carmen, Fr. Gregorio<br />

Sesma del Rosario, Fr. José Sánchez del Carmen y Fr. Laureano Navarro de la Concepción.<br />

Se proclamó, a continuación, Aditos a los PP. Fr. Mariano Landa del Rosario, Fr. José<br />

María Learte del Carmen y Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol; el primero, con diez<br />

votos, y los otros dos, con seis.<br />

En la mañana del domingo, día 19, se ocupó el Definitorio pleno de las determinaciones.<br />

Fueron aprobadas literalmente todas las del Capítulo Provincial anterior 7 , excepto la penúltima.<br />

Las determinaciones citadas tratan del envío por los Párrocos de los Planes de almas y del<br />

informe reservado entregado por los Vicarios Provinciales en la Visita del P. Provincial; de la<br />

obediencia de los PP. Ministros a alguna orden superior, y, en caso de recibir facultades extraordinarias<br />

in foro externo, la facultad del P. Provincial para ser aceptadas; de los dos casos<br />

mensuales de moral; del respeto y obediencia a los Vicarios Provinciales; de no dar certificaciones;<br />

de la frecuente lectura de las Constituciones y el «Modo de administrar»; de la exactitud<br />

en los libros de cargo y data de los ministerios; de los gastos que pueden hacer los PP.<br />

Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; de los inventarios de los ministerios; del<br />

envío, por conducto del P. Provincial, de los escritos dirigidos a las autoridades superiores; de<br />

la aplicación del Sacrificio de la misa a intención de los Prelados respectivos por los religiosos<br />

que celebren en los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián; de la facultad del<br />

P. Provincial de expedir licencias ministeriales y dimisorias para las Órdenes y de los privilegios<br />

concedidos a los Párrocos, a los que se les declare como Priores locales en sus ministerios;<br />

de la Visita provincial a las haciendas y la presentación anual de las cuentas de las mismas;<br />

del seis por ciento de las colectas, satisfecho por Párrocos y Misioneros; de la provisión<br />

que debe darse al religioso sustituto temporal del Ministro que tiene que ausentarse de su ministerio;<br />

de la prohibición de mandar a Filipinas a religioso alguno que no tenga ya veintidós<br />

años de edad y de los estudios en los colegios; de concesiones a los que hubieren administrado<br />

por veinte años o desempeñado ciertos oficios en la Provincia; del examen de los estudiantes<br />

de nuestros tres colegios y, finalmente, de los ejercicios espirituales.<br />

A la penúltima determinación que se refería a destinar dos religiosos<br />

7 Tomo presente, 66, 112, 176, 262, 352, 409, 539, 645.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 715<br />

a cada uno de los ministerios y a la aplicación de la misa por los religiosos Compañeros a<br />

intención de los respectivos PP. Priores, a los que deben entregar asimismo las limosnas para<br />

misas, se le añade en el presente Definitorio pleno lo siguiente:<br />

«y lo mismo deberán hacer con lo que reciban por concepto de estipendios como<br />

Compañeros o por otro cualquier título» 8 .<br />

El lunes, día 20, se proveyeron los demás oficios de este modo:<br />

– Prior de Manila, el P. Fr. Fernando Hernández del Pilar.<br />

– Prior de Cavite, el P. Fr. Mariano Asensio de San Benito.<br />

– Prior de Cebú, el P. Fr. Dionisio Pueyo del Pilar.<br />

– Prior de San Sebastián, el P. Fr. Francisco Moreno de los Dolores.<br />

– Prior de Santa Cruz de Manila, el P. Fr. Andrés Ferrero de San José.<br />

– Prior de Taytay, el P. Fr. Mariano Pena de la Virgen de Ujué.<br />

– Prior de Baclayon, el P. Fr. Simeón Marín de la Virgen del Amor Hermoso.<br />

– Prior de Mandaue, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Cabriada del Carmen.<br />

– Prior de Romblón, el P. Fr. Constancio Asensio del Pilar.<br />

– Prior de Bolinao, el P. Fr. Carlos Úbeda de Santo Tomás de Villanueva.<br />

– Prior de Calapán, el P. Fr. Francisco Bergasa de la Virgen de Vico.<br />

– Prior de Dumaguete, el P. Fr. Juan Pablo Ruiz del Santo Cristo del Sudor.<br />

– Prior de Imus, el P. Fr. Francisco Ayarra de la Madre de Dios.<br />

– Prior de Jimamailan, el P. Fr. Patricio Adell de San Macario.<br />

– Rector de Monteagudo, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Mateo del Carmen.<br />

– Rector de Marcilla, el P. Fr. Simeón Mendaza de la Virgen de Ibernalo.<br />

– Rector de San Millán, el P. Fr. Agustín Pérez de la Concepción.<br />

– Secretario de Provincia, el P. Fr. Fernando Mayandía del Pilar.<br />

– Procurador General, el P. Fr. Demetrio Navascués de San José.<br />

– Subprior y Maestro de novicios de Manila, el P. Fr. Guillermo García del Carmen.<br />

– Comisario, Vicario Provincial y Procurador General en Madrid, el P. Fr. Toribio<br />

Minguella de la Merced.<br />

– Vicerrector de Monteagudo, el P. Fr. Julián Cisneros del Carmen.<br />

– Vicerrector de Marcilla, el P. Fr. Toribio Moreno de la Soledad.<br />

– Vicerrector de San Millán, el P. Fr. José Cardona de Santa María Magdalena.<br />

– Maestro de novicios de Monteagudo, el P. Fr. Víctor Ruiz de San José.<br />

8 Una vez aprobadas las determinaciones, el Definitorio pleno, en cumplimiento de la comisión que se le había<br />

encomendado acerca de la solicitud presentada por las señoras, ya indicadas, para ser admitidas Hermanas<br />

Generales, determinó que se les manifestara que, según la práctica de la Provincia, era necesaria hacer la<br />

instancia cada una en particular, y por consiguiente, por falta de este requisito, sentían los Padres no poder<br />

acceder a sus deseos.


716 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

– Cronista de la Provincia y Confesor conventual de San Millán, ei P. Lorenzo Cordón<br />

de la Concepción.<br />

– Predicador conventual de Manila, el P. Fr. Francisco García de la Virgen de los Desamparados.<br />

– Confesor conventual de Manila, el P. Fr. Toribio Mateo del Carmen.<br />

– Confesor conventual de Cavite, el P. Fr. Cipriano Acha de San José.<br />

– Confesor conventual de Cebú, el P. Fr. Agustín Pérez de la Virgen de los Remedios.<br />

– Confesor conventual de San Sebastián, el P. Fr. Vicente Pérez de la Virgen de Vico.<br />

– Jueces de causas: los Padres Priores de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián, Secretario<br />

de Provincia, Procurador General en Manila y Subprior de este mismo convento.<br />

Terminado el Capítulo, el nuevo Provincial, P. Mariano Bernad, con fecha 21 remitió a<br />

los señores Gobernador General y Arzobispo de Manila sendos oficios con la nómina de los<br />

religiosos elegidos en dicho Capítulo para algún cargo 9 .<br />

IV.- Intento anterior al Capítulo para que los nombramientos<br />

se hicieran por el Padre Comisario Apostólico<br />

Amantes de la verdad en la historia de cuanto pueda interesar en la misma, no debemos<br />

pasar por alto el intento que hubo antes de la celebración de este último Capítulo Provincial,<br />

para conseguir que los nombramientos capitulares fueran hechos por el mismo P. Comisario<br />

Apostólico.<br />

Veamos diversos escritos acerca de este enojoso asunto.<br />

En noviembre de 1890 el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, dirige una instancia<br />

a Su Santidad León <strong>XII</strong>I en la que le expone que<br />

«con amargura de su corazón viene observando que los oficios de la Provincia de San<br />

Nicolás de Filipinas recaen sobre individuos de cierta parcialidad y que los religiosos<br />

más dignos son postergados con gravísimo daño de dicha Provincia religiosa. Por lo<br />

cual, el Orador, persuadido de ser éste el único camino de remediar tan grande mal y<br />

de enderezar para el porvenir el buen desarrollo de aquella Provincia, humildemente<br />

ruega a Su Santidad se digne declarar suspendidas las atribuciones del Capítulo Provincial<br />

que se ha de celebrar en Manila los días 18, 19, 20 y 21 de abril de <strong>1891</strong>, en<br />

cuanto a los efectos del nombramiento de oficios para el trienio venidero, y conceder<br />

al Orador la necesaria facultad para poder hacer dichos nombramientos por esta sola<br />

vez».<br />

El mismo P. Gabino escribe el 16 del citado mes de noviembre al Cardenal Rampolla a<br />

quien, después de explicarle el paso que había dado, le manifiesta que «ya ha pedido a Filipinas<br />

a cuatro religiosos de<br />

9 AM, 59 bis, Oficios, f. 10v; 55, Oficios, f. 174v.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 717<br />

los más observantes que le manden una lista de treinta religiosos de los más aptos por su ilustración,<br />

moralidad, observancia y prudencia».<br />

«Por este medio —agrega— creo se remediaría el indicado mal y otros que hoy afligen<br />

por desgracia a mi amada Provincia de Filipinas, pues en el próximo Capitulo entrarían los<br />

mejores religiosos de la Provincia y en los sucesivos, como lo espero, las elecciones se harían<br />

conforme a la voluntad de Dios».<br />

En la respuesta dada por el Cardenal el 28 del mismo mes le asegura éste al P. Gabino<br />

que, por el aprecio particular que le merece, no duda «de que su petición obedezca al deseo de<br />

procurar el mayor bien de la Congregación agustina a cuyo frente está colocado», por esto,<br />

con la misma fecha, recomendaba su petición al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación.<br />

Hemos de añadir a todo lo anterior que el P. Íñigo Narro escribe el 4 del mes siguiente al<br />

Procurador General en Roma, P. Enrique Pérez, y le dice que el P. Gabino tenía datos fidedignos<br />

de las elecciones en el próximo Capítulo Provincial «no han de hacerse como Dios<br />

quiere, porque los actuales Superiores intentan seguir mandando, y, al efecto, ya en el Intermedio<br />

han recaído los nombramientos en religiosos poco dignos».<br />

Le habla, luego, de que el Cardenal Rampolla, Protector de la Orden, está enterado de todo<br />

ello. Y termina su carta con le súplica de que él mismo interponga su valiosísima influencia<br />

para obtener el rescripto con la autorización pedida por el P. Comisario Apostólico.<br />

Y, efectivamente, con fecha 22 del mismo mes de diciembre, Su Santidad León <strong>XII</strong>I concedía<br />

la autorización que suplicaba el P. Gabino Sánchez.<br />

Pero el día 20 del mes siguiente, enero de <strong>1891</strong>, ocurría el fallecimiento de dicho Padre y<br />

el 12 de febrero era nombrado por la Santa Sede Comisario Apostólico de la Recolección el P.<br />

Íñigo Narro.<br />

Elevada por éste una nueva petición a Su Santidad para que se dignara otorgarle las oportunas<br />

facultades de poder ejecutar el anterior rescripto, así se le concede con fecha 28 de febrero.<br />

Mas esta nueva y necesaria autorización —ignoramos las causas— no llega a tiempo y<br />

por lo mismo se tiene que dejar que la Provincia de Filipinas celebre el Capítulo sin obstáculo<br />

alguno en la forma establecida por las Constituciones.<br />

Al comunicar el P. Íñigo Narro al P. Enrique Pérez con fecha 16 de marzo haber recibido<br />

ya tarde la citada autorización, añade que, por su parte, se ha de limitar a decirle al nuevo<br />

Provincial «que si merece la aprobación de Dios y la mía, le doy la más cordial enhorabuena».<br />

Toda la anterior información debe ser completada con la exposición de dos autorizadas<br />

opiniones sobre este asunto, necesarias para que todo quede en su justo lugar.<br />

Es la primera la del P. Toribio Minguella, Comisario de la Provincia en Madrid, quien en<br />

carta escrita al P. Enrique Pérez, celebrado ya el Capítulo, se expresa de esta guisa:<br />

«Ya se hizo nuestro Capítulo en paz y en gracia de Dios... Y ¡yo sin saber nada de lo que<br />

por ahí y por aquí se había preparado! A última


718 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

hora me lo dijo N. P. Íñigo y... ¡qué grave sería el mal que con una palabra... y mía... telegrafiada,<br />

se curó! No, no exigía el estado de la Provincia de Filipinas semejantes precauciones.<br />

Dado que la enfermedad existiese ¿qué se había hecho para curarla dentro de casa?<br />

»En fin, esto que te digo y muchísimo más que callo y que tú adivinarás, no tiene otro objeto<br />

que suplicarte defiendas, si es menester, el buen espíritu de nuestra Provincia de Filipinas,<br />

donde, si hay, como en todas partes, alguna miseria personal, la Corporación está sana y<br />

se robustece de día en día, gracias a Dios.<br />

«Perdóname este desahogo, hijo de mi amor a la verdad y a la Orden. Bien sé que no tuviste<br />

culpa y que nuestro inolvidable Padre Gabino obró con buena intención, pero, en mi<br />

pobre concepto, mal aconsejado por persona, que parece no fue N. P. Íñigo, ni sé quién fuese<br />

ni quiero saberlo».<br />

La otra voz autorizada es la del señor Obispo recoleto P. Leandro Arrué. En carta dirigida<br />

el 21 de noviembre de <strong>1891</strong> al Comisario Apostólico, P. Íñigo Narro, escribe así:<br />

«Cuando se celebró el Capítulo estaba yo en nuestro convento de Manila, y creo hiciste<br />

muy bien en no hacer uso de las facultades que tenías, pues, sin violencia ni tramitaciones<br />

extraordinarias, los nombramientos recayeron en personas muy aceptables y quedaron sonrojados<br />

y excluidos los que, en concepto de la parte más sana, debían serlo por su proceder nada<br />

edificante» 10 .<br />

V.- El acta referente a la residencia de los Padres Definidores<br />

El Provincial, F. Mariano Bernad, escribe el 30 de abril al P. Comisario Apostólico para<br />

hacerle presente lo que sigue:<br />

«En el acta 19 se manda que los PP. Definidores residan cerca del Provincial. El pensamiento<br />

me parece muy bien y se comprende el espíritu de nuestras leyes, aunque, según ellas<br />

mismas, no es tan necesaria la residencia inmediata de todos los Definidores cerca del Provincial<br />

cuando también dicen que con dos basta para formar Definitorio. Así me lo han dicho<br />

muchos (el acta se aprobó por trece contra doce).<br />

»En vista de esto y ante la falta de personal escogido para Vicarios en las provincias, cosa<br />

que da mucho que pensar, suplico encarecidamente que, al aprobar el Capítulo, ponga en dicha<br />

acta 19 que con dos que haya siempre, como se hizo en el Capítulo pasado, sea suficiente,<br />

10 AG, carp. Rescriptos, 1886-1920, leg. 3, 2 y 6; A-2.º, 1.ª, carp, Correspondencia de Filipinas. A los dos testimonios<br />

presentados en el texto creemos oportuno añadir lo siguiente: El P. Íñigo Narro escribe al P. Enrique<br />

Pérez en 10-4-<strong>1891</strong>: «N. P. Toribio ha mandado un telegrama al Provincial de Filipinas, diciéndole «si<br />

tiene V. R. tal candidato para Provincial, desista». Veremos si hace efecto». Por su parte, el P. Minguella<br />

escribe al mismo P. Enrique el 22 del mismo mes y le dice: «Tenemos ya de Provincial de Filipinas al P.<br />

Mariano Bernad, excelente religioso muy del gusto de N. P. Íñigo y muy de mi gusto también». Finalmente,<br />

el P. Íñigo volvía a escribir al P. Enrique con fecha 21 de junio y le manifestaba: «El resultado del Capítulo<br />

me ha sido muy satisfactorio; casi todos los que N. P. Gabino tenía en las listas que se había proporcionado<br />

de los Padres más celosos de Filipinas, para hacer los nombramientos aquí, han sido elegidos»<br />

(AS, A-2.º, 1.ª).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 719<br />

máxime habiendo cerca personas autorizadas con quienes poder consultar en muchos casos y<br />

en la actualidad son Aditos los ex Provinciales N. P. Learte y N. P. Santos» 11 .<br />

En sesión del Definitorio celebrada el 26 de junio presentó el Padre Provincial un telegrama,<br />

fechado el día 16 y firmado por el Comisario Apostólico, P. Íñigo Narro, por el que se<br />

modificaba el acta 19 y, por consiguiente, pudieran quedar sólo dos PP. Definidores cerca del<br />

P. Provincial. Se acordó dirigir al P. Comisario Apostólico un respetuoso voto de gracias.<br />

Con esta respuesta y habida cuenta de las necesidades de los ministerios, se determinó<br />

que, por ahora, continuara el Definidor P. <strong>Manuel</strong> Azagra en la parroquia de Bolinao y el<br />

también Definidor P. José Sánchez fuera a la de Loboc, y permanecieran en Manila hasta el<br />

Intermedio los otros dos Definidores PP. Gregorio Sesma y Laureano Navarro 12 .<br />

VI.- Aprobación del Capítulo<br />

Con fecha 4 de mayo da cuenta el P. Mariano Bernad al P. Íñigo Narro de lo actuado en<br />

el Capítulo.<br />

A los documentos acompaña una carta en la que, primeramente, le manifiesta la gran alegría<br />

que tuvo cuando le llegó la noticia de su elección «para el merecido honor y oficio de<br />

Comisario Apostólico de toda la Congregación».<br />

Le recuerda, a continuación, el fraternal cariño que desde antiguo conoce que le profesó<br />

siempre, así que, al felicitarle por su exaltación, si cumple un deber, su cumplimiento le es<br />

gratísimo por todo extremo, ya que todo le induce a mirar en él al hermano cariñoso que le ha<br />

de ayudar a llevar la carga, y al Padre bondadoso de la Provincia.<br />

Y, después de hacer referencia a la satisfacción con que fue recibida su elevación al Provincialato<br />

y la armonía grande que había reinado en el Capítulo, prosigue el P. Bernad de este<br />

modo:<br />

«En cuanto a lo actuado en Capítulo, así en lo tocante a cosas como en lo que atañe a personas,<br />

hemos procurado hacer lo que en Dios y en nuestra conciencia juzgamos ser conveniente<br />

para la mayor gloria de Dios Nuestro Señor; por tanto, lleno de esa tranquilidad que da<br />

siempre el bien obrar, espero confiado en que Vuestra Reverendísima se dignará bendecir y<br />

aprobar el Capítulo, cuya copia autorizada tengo el honor de elevar a Vuestra Reverendísima,<br />

como rendidamente se lo suplico y ruego.<br />

»Hago caso omiso de alguno que otro descontento. Sabe muy bien Vuestra Reverendísima<br />

que achaque es de la humana flaqueza el mirar con tristeza lo que otros ven con alegría.<br />

Así fue el mundo y así lo es, y ni está en la mano del hombre el dar gusto a todos 13 .<br />

El P. Comisario Apostólico, por decreto firmado el 22 de junio<br />

11 AG, carp. Filipinas F, 1862-1901.<br />

12 AM, 35, Definitorios, f. 293; Cosas not. Prov., 41.<br />

13 AM, 55, Oficios, f. 187.


720 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

del mismo año <strong>1891</strong>, aprobó y confirmó las actas, determinaciones y nombramientos acordados<br />

y hechos en el Capítulo.<br />

El referido decreto, después de las palabras rituales de aprobación y confirmación, prosigue<br />

con las siguientes:<br />

«Mas por lo que respecta al acta 19 que dice —se transcribe el acta ya sabida—:<br />

Nos reservamos proveer, y ordenamos que, por ahora, sean solamente dos los PP. Definidores<br />

que residan cerca del P. Provincial, dejando a cargo de éste el designar los<br />

que hayan de residir a su lado, según convenga al mejor servicio de los ministerios de<br />

la Provincia» 14 .<br />

Una vez el anterior decreto en manos del P. Mariano Bernad, por medio de un oficio fechado<br />

en Manila el 25 de agosto, acusa recibo del mismo y manifiesta al P. Íñigo Narro su<br />

profundo agradecimiento, así como el de toda la Provincia 15 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Bosquejo biográfico del Padre Provincial. –Varios importantes acuerdos del<br />

Definitorio pleno. –Primera circular del Padre Bernad. –Aceptación de<br />

dos renuncias con la provisión de los oficios vacantes; varios<br />

nombramientos. –La Provincia y la sustentación decorosa<br />

de los religiosos con cargos generalicios y una<br />

casa para su residencia en Madrid<br />

I.- Bosquejo biográfico del Padre Provincial<br />

Era natural el P. Mariano Bernad del pueblo turolense de Calanda, donde vino al mundo<br />

el 29 de septiembre de 1838. Sus buenos y cristianos padres se llamaban <strong>Manuel</strong> y Fernanda<br />

Sanz.<br />

El 13 de enero de 1856 viste el hábito agustino-recoleto en Monteagudo y, transcurrido el<br />

tiempo del noviciado, emite los votos religiosos el 14 del mismo mes del año siguiente.<br />

Concluidos con notable aprovechamiento los estudios eclesiásticos —dos cursos de filosofía,<br />

tres de teología dogmática, uno de moral y otro de sagrada escritura y derecho canónico—,<br />

el 21 de diciembre de 1861 es ordenado de presbítero en Tarazona por su Obispo, don<br />

Cosme Marrodán.<br />

Destinado a Filipinas, de acuerdo con el juramento prestado en su profesión, parte de<br />

Monteagudo a mediados de marzo de 1862 y embarca en Cádiz en la fragata «Concepción» el<br />

4 de abril, para hacer su entrada en la capital de aquellas islas el 21 de julio.<br />

Algo más de un mes había transcurrido —escribe el P. Sádaba—<br />

14 AM, Lib. 4.º de Becerro, f. 172; 55, Oficios, f. 206. Firma como Secretario General el P. Fr. Eustaquio Moreno<br />

del Rosario; la fecha del documento figura equivocadamente el 22 de agosto en lugar de la indicada en<br />

el texto.<br />

15 AM, 55, Oficios, f. 208.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 721<br />

desde su llegada a Manila, cuando la obediencia lo envió (29 de agosto de 1862) a Cuyo con<br />

patente de Compañero, y, aprendido que hubo el dialecto, del cual formó un Diccionario que<br />

comprende las voces más indispensables para poder entenderse con los naturales de Calamianes,<br />

el P. Vicario Foráneo de aquel partido le encomendó la administración de Taytay en diciembre<br />

del referido año 62, expidiéndosele por el Ilmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Cebú, en 11<br />

de septiembre de 1863, títulos de Párroco de dicho pueblo. Túvole a su cargo hasta 1866, en<br />

que, habiendo sido atacado de unas calenturas, tan malignas como suelen ser las que se padecen<br />

en Calamianes y Paragua, dispusieron los Superiores (27 de enero de 1866) su traslado a<br />

Minuluan (Negros), donde, en compañía del P. Fernando Cuenca, a la vez que atendía a su<br />

restablecimiento, que logró obtener merced a los cuidados de dicho religioso, dedicóse al estudio<br />

del visaya. En diciembre del expresado año 66 encargósele la administración de Dumaguete<br />

y en 16 de enero de <strong>1867</strong> lo vemos presentado por el Vice Real Patrono para servir en<br />

propiedad la parroquia de Misamis, si bien no se le relevó de la de Dumaguete hasta julio de<br />

dicho año <strong>1867</strong>; salió de este último pueblo el 10 del referido mes de julio para Cebú, de donde<br />

pasó a Misamis a principios de septiembre. Administró esta parroquia hasta 1873, en que<br />

el Capítulo Provincial lo nombró Vicerrector del colegio de Marcilla; al trienio siguiente<br />

nombráronle Rector del mismo colegio y, concluido el tiempo de su Rectorado, volvió a Filipinas<br />

presidiendo la Misión que llegó a Manila el 30 de noviembre de 1879. Permaneció muy<br />

poco tiempo en el convento de dicha capital, pues consta que en 5 de diciembre del mismo<br />

año se le expidió el nombramiento de Vicario Provincial de Negros Oriental, a la vez que se le<br />

confiaba de nuevo la administración espiritual de Dumaguete, cabecera de aquella provincia.<br />

Once años y medio aproximadamente, sin interrupción, ejerció esta vez la cura de almas en el<br />

referido pueblo, cuyos habitantes recuerdan, con no menos cariño y gratitud que veneración y<br />

respeto, a su buen P. Mariano, que, infatigable en el desempeño de su ministerio, procuró por<br />

todos los medios posibles el mayor bienestar y felicidad de los fieles de Dumaguete» 16 .<br />

De su labor espiritual y material en el citado pueblo de Dumaguete nos habla el P. Fabo<br />

de esta manera:<br />

«En junio de 1880, o sea, a los pocos meses de llegar, estableció en su parroquia la<br />

Asociación Josefina para dar culto al Patriarca San José, que fue recibida con fervor y<br />

entusiasmo por los naturales, de tal modo que al año siguiente se celebró la fiesta de San José<br />

muy solemnemente y siguióse celebrando con creciente pompa; en marzo de 1881 hizo<br />

construir un Monumento nuevo para la Semana Santa, costeado con limosnas del pueblo; en<br />

junio del mismo año erigió canónicamente el Culto perpetuo al Sagrado Corazón de Jesús,<br />

así como la Guardia de Honor; en los años siguientes concluyó de arreglar la parte del<br />

convento o casa parroquial que da frente al mar, sin gastar nada del fondo de la iglesia, sino<br />

de limosnas; también terminó el<br />

16 F. SÁDABA, Catálogo, 510.


722 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pórtico de la iglesia, no gastando en la obra dinero de la misma, sino para el hierro del techo y<br />

las baldosas del piso, porque lo demás lo sacó de donativos que los particulares ponían a disposición<br />

del celoso Cura; encargó un magnífico órgano a la casa Roqués de Zaragoza, costeado<br />

en gran parte con donaciones voluntarias; a su celo débese también una obra costosa de<br />

reparación en el cementerio y haberlo cercado todo con paredes de piedra; a él se debe la obra<br />

de renovación del techo de la iglesia y convento, en que empleó hierro galvanizado; se le debe<br />

la compra de buenos y suficientes ornamentos y vestiduras sagradas, un palio bordado en oro<br />

por sus feligreses, así como un vestido preciosísimo para la Patrona, Santa Catalina, virgen y<br />

mártir, el arreglo del piso de toda la iglesia con baldosines de colores, encargados expresamente<br />

a Valencia, el arreglo de todo el convento uniéndolo a la iglesia y levantando columnas<br />

de piedra; aun el alcantarillado de todas las calzadas de Dumaguete, incluso el casco de la<br />

población se debe también a la iniciativa y dirección de este activísimo Padre» 17 .<br />

Durante su Rectorado del colegio de Marcilla, en su iglesia, como ya se dijo en la reseña<br />

del trienio 1876-1879, se cambió el embaldosado por entarimado; se arregló el púlpito; se<br />

pusieron dos pilas de mármol y se compró y colocó un órgano, inaugurado con solemne función<br />

religiosa.<br />

Después de los cargos ya indicados, fue elegido en sucesivos Capítulos Prior vocal de<br />

Taytay, primer Adito de Definidor, Prior vocal de Bolinao, Definidor y Prior vocal de Baclayon.<br />

«Además del Diccionario que dejamos mencionado —añade el Padre Sádaba—, es autor<br />

de los Estatutos y Reglamentos de la Cofradía del Santísimo Sacramento, que estableció en<br />

Dumaguete, aprobados, así como aquella santa Hermandad, por el Prelado diocesano, y del<br />

Reglamento de la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, fundada por él en la parroquia de<br />

Misamis. Anteriormente, hallándose en Taytay, había escrito en dialecto cuyono una Explicación<br />

de las partes de la Confesión para uso de sus administrados» 18 .<br />

II.- Varios importantes acuerdos del Definitorio pleno<br />

Según referencia del mismo P. Bernad 19 , varios eran los asuntos de capital interés que el<br />

Capítulo Provincial deseaba se tratasen con el detenimiento debido por el Definitorio pleno.<br />

Con este objeto le citó y congregó el P. Provincial el día 22 de abril. Una vez examinados<br />

dichos asuntos, se adoptaron los siguientes acuerdos:<br />

«1.º Autorizara N. P. Comisario —el de la Provincia— para que gestione la venta<br />

o cesión de nuestro convento de San Millán<br />

17 P. FABO, Biografía del P. Mariano Bernad, 6.<br />

18 Acerca del P. Bernad puede consultarse también AM, 61-4.º, Difuntos, 271; ACM, Lib. de Difuntos; S. MA-<br />

TUTE, Apuntes, 6, 93; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 1, 376.<br />

19 AM, Cosas not. Prov., 39.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 723<br />

de la Cogolla, ya que la reparación del edificio sería sumamente costosa y superior a<br />

los recursos materiales de que la Provincia puede disponer, y a la vez estudiar el modo<br />

de ensanchar el colegio de Marcilla o tomar otra casa que pudiera encontrarse a poca<br />

costa y en condiciones favorables para el objeto.<br />

2.º Dedicar un religioso a la administración de todas las Obras Pías de la Procuración<br />

General y de todos nuestros conventos, encargando a N. P. Comisario active el<br />

arreglo y reducción de cargas que hace tiempo le encomendó N. P. Provincial pasado.<br />

El religioso destinado para este cargo en el presente trienio es el R. P. Tomás Roldán.<br />

3.º Estudiar el modo de tomar una casa en la vecina colonia de Hong-Kong y gestionar<br />

a la vez las licencias, que sean necesarias para ello, con el fin de atender a la vigilancia<br />

de nuestros intereses en dicha colonia. Esta casa podría denominarse «Casa de<br />

salud» o de otro modo, para que no se haga público el objeto de su adquisición.<br />

4.º Encargar a N. P. Provincial dé la importancia que se merece al asunto de nuestras<br />

haciendas y estudie la manera de realizar su venta en las condiciones más favorables<br />

que sea posible, pues sería muy doloroso que, estando autorizados actualmente<br />

para enajenarlas, se dejara pasar la ocasión con peligro de que una de las crisis políticas<br />

tan frecuentes en España nos arrebate las haciendas y con ellas la subsistencia de<br />

nuestros colegios» 20 .<br />

Acerca de las gestiones para llevar a la práctica los anteriores acuerdos, podemos traer<br />

aquí las referentes al primero y al último.<br />

Respecto al primero, escribe el P. Rafael García:<br />

«Como se ve, dos puntos muy importantes son los contenidos en esta cláusula: la venta o<br />

cesión del monasterio de san Millán y agrandar el convento de Marcilla o adquirir otra casa.<br />

Los dos puntos gestionó N. P. Minguella, Comisario a la sazón, aunque sin resultado efectivo.<br />

El primero lo trató con los benedictinos, y, para lo segundo, recorrió algunas provincias en<br />

busca de edificio conveniente. Comunicó al Provincialato el resultado de sus gestiones y N. P.<br />

Mariano Bernad, Provincial y antiguo Rector de este colegio de Marcilla, le contestaba en<br />

carta del 5 de octubre del mismo año <strong>1891</strong> decidiéndose por el ensanche de este colegio. Decíale:<br />

«Puesto que Marcilla lo tenemos en buen punto, creo debemos pensar en Marcilla, levantar<br />

la otra ala del colegio y hacer en él las mejoras que se crean convenientes; y estoy contigo<br />

en que esto será lo mejor y más conveniente, de este parecer son todos aquí. Además, la<br />

cláusula de la escritura, aunque, como dices muy bien, sea algún óbice para trabajar, pero no<br />

lo creo tanto que nos ate las manos por completo. En fin, ya te digo que por aquí somos todos<br />

de ese parecer; así, pues, si no se ofrece<br />

20 AM, 35, Definitorios, f. 287v.


724 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

algún inconveniente nuevo, creo que se podrían ir preparando los trabajos y materiales y, caso<br />

de seguir con este pensamiento, me parece no estaría demás poner allí un horno para ladrillos,<br />

con lo que se facilitarían las obras y aun se haría alguna economía. De poder vivir ahí ciento<br />

cuarenta o ciento cincuenta frailes, con eso y con el colegio de Monteagudo, me parece tendríamos<br />

lo suficiente para atender a todas las necesidades. Con que animarse».<br />

«De conformidad con este parecer del P. Provincial —continúa el P. Rafael García—, N.<br />

P. Minguella estudió y preparó un plano y presupuesto de la nueva ala que, remitidos a Manila,<br />

fueron aprobados por el Definitorio el 5 de julio de 1892. Esta aprobación terminaba con la<br />

cláusula «dejando a la prudencia de N. P. Comisario la ejecución de las obras en el tiempo<br />

oportuno para ello».<br />

«Cuál fuera la causa —comenta el mismo autor citado— de no realizarse el proyecto de<br />

construcción de la nueva ala, lo ignoro. Nada con esto relacionado he encontrado. Ni, tampoco,<br />

los planos y presupuestos recién mencionados» 21 .<br />

Respecto al punto cuarto, venta de las haciendas, anotaremos que el P. Mariano Bernad<br />

escribe en 31 de mayo de <strong>1891</strong> al P. Toribio Minguella:<br />

«Estamos con el agua al cuello. No podemos encontrar solución favorable. Vamos a ver<br />

si, aunque sea por partes pequeñas, podemos conseguir algo. ¡Si por ahí encontrases tú alguna<br />

buena proporción o hubiera algún comprador que quisiera entrar en tratos, sobre todo de<br />

Imus, que es donde está la dificultad mayor por no haber aquí comprador!» 22<br />

Un paso obligado fue la petición elevada a la Santa Sede para que autorizase la venta o<br />

enajenación o también la hipoteca de los bienes tanto urbanos como rústicos y su precio emplearlo<br />

en inversiones seguras.<br />

Así fue concedido por rescripto del 5 de septiembre de <strong>1891</strong>.<br />

No agradó a nuestros religiosos la cláusula de dicho rescripto por la que se daba al Superior<br />

General de la Orden la facultad de permitir los contratos y su intervención en las inversiones,<br />

pues, como se preguntara al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Obispos<br />

y Regulares si por la palabra General pudiera entenderse el P. Comisario General de la<br />

Recolección, se contestó negativamente.<br />

Sin duda, por esto mismo el P. Bernad en carta del 18 de noviembre al P. Íñigo Narro se<br />

expresaba de esta guisa:<br />

«Con el rescripto, cuya copia me mandó, no hemos hecho nada; viene a ser inútil. La<br />

cláusula se presta a muchos comentarios sin ton ni son. ¡Como si la Provincia no administrase<br />

bien sus bienes!» 23<br />

21 BSN, a. 1965, 494, R. GARCÍA, El convento de Marcilla durante la primera centuria agustiniana.<br />

22 AM, carp. 7 bis.<br />

23 AM, carp. 5, leg. 2, 20; AG, carp. 4; carp. Correspondencia de Filipinas.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 725<br />

III.- Primera circular del Padre Bernad<br />

El 30 de abril de <strong>1891</strong> dirige el P. Provincial su primera circular a todos los religiosos de<br />

la Provincia en Filipinas y en la Península.<br />

En ella, después de unas reflexiones acerca de su elección, manifiesta que, en cuanto al<br />

gobierno de la Provincia, no tiene programa particular; su programa es el de todos:<br />

«Nuestra santa Regla, nuestras sabias Constituciones, cuanto se ordena en nuestros<br />

Capítulos».<br />

Hace luego unos comentarios acerca de este pensamiento para continuar así:<br />

«Ruego y encargo de todo mi corazón a los Padres Ministros y Compañeros, que<br />

en estas islas se afanan en la santificación de las almas encomendadas a su vigilancia y<br />

cuidado, que, mirando en ellas la imagen de Dios y que han sido redimidas por la sangre<br />

de Jesucristo, no perdonen medio alguno, ni omitan fatiga por conseguir su dicha<br />

eterna, sin que lo arduo y difícil de nuestro sagrado ministerio les arredre, ni haga<br />

desmayar lo calamitoso de los tiempos presentes.<br />

Igualmente ruego y encargo a los PP. Rectores y demás Padres que en nuestros<br />

colegios de España tienen la estricta obligación de educar a los religiosos estudiantes,<br />

que, penetrados de la importancia grande y suma trascendencia de la educación, procuren<br />

con todo empeño el inculcar a sus subordinados la práctica de todas las virtudes<br />

y muy singularmente de la santa obediencia, alma de la vida religiosa, procurando,<br />

además, cu aprovechamiento en los estudios, para que, andando el tiempo, puedan<br />

después en estas islas continuar con gloria la brillante historia de la Recolección Agustiniana».<br />

Termina el P. Bernad sus letras animando a todos a luchar como buenos puesta la confianza<br />

en la protección de la Santísima Virgen María y de San José. Y, finalmente, les pide<br />

que rueguen al Señor para que, por su parte, pueda edificar a todos con su ejemplo, sea justo<br />

en sus juicios, misericordioso con los débiles y obre en todo como verdadero Padre 24 .<br />

IV.- Aceptación de dos renuncias con la provisión de los oficios<br />

vacantes; varios nombramientos<br />

El P. Fr. Toribio Moreno de la Soledad, que acababa de ser nombrado en el Capítulo Vicerrector<br />

del colegio de Marcilla, presentó inmediatamente la renuncia a dicho cargo.<br />

24 AM, 55, Oficios, f. 175v; ACMar, Lib. 1.º de actas, f. 93.


726 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Le fue admitida en sesión del Definitorio, celebrada dos días después de finalizar el Capítulo,<br />

y en la misma se cubrió la vacante hasta el Intermedio con el nombramiento del P. Fr.<br />

José Abad de San Juan Bautista.<br />

Renunció asimismo el nuevo Subprior y Maestro de novicios de Manila, P. Fr. Guillermo<br />

García del Carmen, y su renuncia, hecha por motivos de salud, era aceptada el 11 de agosto<br />

por el Definitorio, el cual nombraba el 7 de septiembre para dichos cargos al P. Fr. Tomás<br />

Roldán de los Remedios 25 .<br />

Anteriormente, con fecha 29 de abril, había expedido el P. Bernad los títulos siguientes:<br />

Vicario Provincial de Zambales Norte, el P. Fr. Victoriano Vereciano de Santo Tomás de<br />

Villanueva; de Zambales Sur, el P. Fr. José Orea de la Virgen de los Mártires; de Negros<br />

Oriental, el P. Fr. <strong>Manuel</strong> Cabriada del Carmen, y Presidente y Administrador de Imus, el P.<br />

Fr. Juan Herrero de la Virgen del Amor Hermoso.<br />

Posteriormente, con fecha 11 de junio era designado Vicario Provincial de Romblón el P.<br />

Fr. Eulogio Sáez de Santa Ana, sustituido luego el 20 de noviembre por el P. Fr. Ángel Belaza<br />

de los Dolores 26 .<br />

V.- La Provincia y la sustentación decorosa de los religiosos con cargos<br />

generalicios y una casa para su residencia en Madrid<br />

En sesión del Definitorio, celebrada asimismo a los pocos días de la terminación del Capítulo<br />

Provincial, o sea, el 29 de abril, el P. Bernad presentó una carta del Comisario Apostólico,<br />

P. Íñigo Narro, en la que le daba el encargo de que los PP. Definidores se ocupasen en<br />

señalar el modo más conveniente para proporcionar una decorosa sustentación a los religiosos<br />

que con él habían de formar la comunidad de la residencia en Madrid, aprobada por el Cardenal<br />

Protector, Eminentísimo señor Rampolla.<br />

Examinado detenidamente todo el asunto, convinieron y acordaron los Padres del Definitorio<br />

atender a dicha necesidad. Comisionaban para ello al P. Comisario de la Provincia en la<br />

capital de España, el cual había de proveer todo lo necesario para la citada sustentación, que<br />

con gusto designaba el Definitorio<br />

«mientras esta nuestra Provincia cuente con medios para ello y no haya recursos por<br />

otra parte para dicho objeto».<br />

Dejaba el Definitorio la conveniente designación a juicio del referido P. Comisario, a<br />

quien se le encomendaba proponer lo que estimare necesario, toda vez que el Definitorio no<br />

podía hacerlo por carecer de los datos precisos para ello.<br />

Asimismo, y para la mayor economía posible en este asunto y puesto que el P. Comisario<br />

Apostólico tenía aprobada una casa-residencia<br />

25 AM, 35, Definitorios, ff, 288v, 296, 296v; Cosas not. Prov., 42.<br />

26 AM, 28, Registro Prov. 3.º, if. 244v, 245, 247, 252; 55, Oficios, ff. 182-85, 223.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 727<br />

en Madrid, el Definitorio proponía que, con las formalidades necesarias, se fundase en dicha<br />

capital una residencia común capaz, cómoda, en la que pudieran vivir con la debida independencia<br />

tanto el P. Comisario Apostólico con sus Definidores Generales como el P. Comisario<br />

de la Provincia con los religiosos que le acompañen; sea, pues, capaz para vivir en ella ocho o<br />

diez religiosos y tenga oratorio.<br />

Para dicho objeto ordena el Definitorio<br />

«o que se compre algún edificio a propósito para el caso, o bien que se levante de nueva<br />

planta, recomendando, además, a nuestro P. Comisario Provincial que active la ejecución<br />

del presente acuerdo y dé cuenta de sus gestiones a N. P. Provincial» 27 .<br />

En carta escrita dos meses después al P. Íñigo Narro le dice el P. Mariano Bernad, en relación<br />

con este asunto, que cree haber dado con ello «un gran paso y un como principio y base<br />

para establecernos» en Madrid. Por eso —añade— cuando se trate del referido edificio, no<br />

reparen en que sea algo mayor de lo que se indica, para que pueda vivir en él algún religioso<br />

más 28 .<br />

Más tarde, con fecha 10 de agosto, el P. Bernad, en contestación sin duda a una carta recibida,<br />

escrita por el P. Narro, le dice lo siguiente:<br />

«Conforme en que no hay que precipitarse en eso de comprar o construir una casaresidencia<br />

en Madrid, pero sigo en mi opinión de que, más pronto o más tarde, hay que seguir<br />

adelante y no abandonar la idea que, en mi concepto, es más que buena, buenísima, y principio<br />

quizá de cosas mayores; la necesidad se impone, como creo iréis comprendiendo con el<br />

tiempo; verdad es que ha de costarnos y hoy por hoy, con los enormes gastos de la iglesia de<br />

San Sebastián, no estamos para hacer otros extraordinarios, mas Dios ayudará; además, según<br />

me dice el P. Comisario Provincial, y con muchísima razón, tenemos necesidad en ésa de una<br />

iglesita donde trabajar con las almas, confesar, predicar, etc., y de esa manera acreditar nuestra<br />

Corporación» 29 .<br />

En el mismo sentido se expresa el P. Bernad en carta dirigida en igual fecha al Comisario<br />

de la Provincia, P. Minguella, y cuyo final son estas palabras:<br />

«No hay, pues, que abandonar la idea y procurar estudiar bien el asunto y sobre todo estar<br />

a la vista de si se presenta alguna buena ocasión» 30 .<br />

Al día siguiente de fechar las dos cartas anteriores, reuníase el Definitorio en sesión y<br />

tomaba los siguientes acuerdos:<br />

Se autoriza al P. Comisario Provincial para que, mientras no pueda adquirirse una casa en<br />

Madrid en las condiciones y forma acordada<br />

27 AM, 35, Definitorios, f. 290; Cosas not. Prov., 40.<br />

28 AG, carp. Correspondencia de Filipinas, carta del 28-6-<strong>1891</strong>.<br />

29 AG, carp. Correspondencia de Filipinas.<br />

30 AM, carp. 6 bis.


728 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

por el Definitorio el 29 de abril pasado, tome en arriendo otra casa que sea capaz para habitación<br />

de N. P. Comisario Apostólico y demás Padres que residen con él, como igualmente del<br />

P. Comisario Provincial y demás religiosos que la Provincia tuviera ocupados en Madrid,<br />

siendo de cuenta de la Provincia los gastos que esto ocasione, como igualmente los de manutención<br />

y vestido de todos indistintamente.<br />

Asimismo, vista la carta que N. P. Comisario Apostólico dirige con fecha 24 de junio al<br />

P. Provincial con la proposición de que, para atender a sus propios gastos y a los de los PP.<br />

Definidores Generales y Procurador General en Roma, le asista la Provincia con la cantidad<br />

de dos mil pesos líquidos, todos los años, obligándose Su Reverendísima a celebrar y hacer<br />

celebrar igual número de misas, el Definitorio, considerando que es muy justo que las Provincias<br />

todas asistan a Nuestro Reverendísimo Padre Comisario Apostólico y que la cantidad<br />

indicada, ya en sí misma ya en la forma propuesta, no significa un sacrificio imposible para<br />

esta de San Nicolás de Tolentino, acordó aceptar la proposición de Su Reverendísima y comunicárselo<br />

por oficio; así lo hizo el P. Provincial con fecha 25 del mismo mes de agosto 31 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Acuerdos de los señores Obispos y Padres Provinciales sobre disciplina y<br />

administración parroquial. –Visita provincial. –Naufragio y<br />

salvamento del Provincial Padre Bernad. –Miscelánea<br />

Reunidos en el palacio arzobispal de Manila el 3 de mayo de <strong>1891</strong> los Prelados de las<br />

diócesis filipinas y los de las Órdenes religiosas, se tomaron unánimemente varias resoluciones<br />

para el mejor cumplimiento de la disciplina y administración parroquial.<br />

Movióles a ello el deseo común de promover la gloria de Dios y bien de las almas, de obviar<br />

inconvenientes que se oponían a dicha mejor administración y de quitar del medio pretextos<br />

que en nuestros tiempos revueltos se invocan para zaherir al clero y Corporaciones religiosas.<br />

He aquí un resumen de los acuerdos aprobados:<br />

«Punto 1.º Acción libre por parte de los PP. Provinciales para visitar y corregir a<br />

los Párrocos súbditos suyos en todos los actos de administración parroquial. Todos<br />

convenimos en que es conforme a derecho esa facultad de los PP. Provinciales y que<br />

será provechoso que la ejerzan con desembarazo y celo, pues tenemos motivos para<br />

esperar que por este medio mejore la administración parroquial y a su vez se consolide<br />

la disciplina regular. De esta acción expedita que debe tener el Provincial resulta que<br />

no puede negarse ningún Párroco regular a exhibirle todos los libros y a darle razón y<br />

cuenta de todo lo que se<br />

31 AM, 35, Definitorios, 1. 285v; 55, Oficios, f. 208.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 729<br />

refiera a la administración espiritual y temporal de la parroquia con la obligación de<br />

obedecer las disposiciones que de palabra o por escrito dictare la propia autoridad regular.<br />

Punto 2.º Obras en iglesia, cementerio y casa parroquial: No se despachará solicitud<br />

de obras que no venga apoyada por el Provincial o en su defecto por el que lo represente<br />

en provincia o Vicaría.<br />

Punto 3.º Licencias: Tampoco se concederá licencia de ausentarse de la parroquia<br />

sin que preceda la del Prelado regular.<br />

Punto 4.º Coadjutores: No se consentirá que vivan fuera de los conventos o casa<br />

parroquial, sino en el caso, muy excepcional, que apreciarán el Prelado regular y el ordinario.<br />

Obligan a tomar esta decisión toda clase de consideraciones de justicia, de caridad,<br />

de bien público, religioso y político. Y, dada la escasez de sus estipendios, aparte<br />

otras razones, parece de toda equidad que el Párroco los admita a la mesa o al menos<br />

que les suministre alimentos gratis, dispensándoles una justa consideración 32 .<br />

Punto 5.º Vicarios: Conviene que la Vicaría Foránea y Provincial estén unidas en<br />

la misma persona y al efecto que presente o designe el Provincial al que haya de ser<br />

nombrado Foráneo.<br />

Punto 8.º Cementerios: Debe darse preferencia singular a la construcción de cementerios<br />

en las condiciones que exigen las leyes de sanidad. De mirarse el cementerio<br />

con la indiferencia con que hoy se mira por muchos, se corre inminente riesgo de<br />

que la autoridad civil se apodere de ellos.<br />

Punto 7.º Escuelas: No debe descuidar el Párroco la intervención en las escuelas,<br />

no sólo como inspector nato por lo que se refiere a la enseñanza religiosa, sino también<br />

con la representación que le dan las leyes administrativas civiles. Y por lo que toca<br />

a esta última forma de intervención debe conducirse de tal modo que aparte toda<br />

sospecha de que se oponen a la enseñanza y difusión del castellano. El dar pretexto a<br />

estos cargos resulta muy odioso hoy a la clase y es a la vez inocente, puesto que ningún<br />

interés se arriesga con que se enseñe el castellano en las escuelas» 33 .<br />

II.- Visita provincial<br />

El P. Mariano Bernad dirige el 2 de noviembre de <strong>1891</strong> una circular a los religiosos de<br />

los ministerios para anunciarles la próxima Visita que piensa hacerles.<br />

Les recuerda en ella, primeramente, la obligación que los Prelados tienen de verificarla y<br />

pondera su importancia.<br />

32 Refiérese, sin duda, a los sacerdotes seculares que ejercían el cargo de Coadjutores en parroquias encomendadas<br />

a nuestros religiosos.<br />

33 AM, carp. 60, 16; 55, Oficios, f. 196.


730 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Manifiesta, luego, que, en su deseo de dar cumplimiento a su deber,<br />

«no como quiera sino del mejor modo que Dios le dé a entender y hasta donde buenamente<br />

pueda»,<br />

ha determinado dar principio a dicha Visita por las Islas Visayas, para lo cual se dirigirá en<br />

primer lugar a Cebú y continuará después por las provincias de Bohol, Misamis, Negros y<br />

Romblón.<br />

Advierte, a continuación, que no quisiera ser molesto a nadie y que su deseo es de que<br />

sea una Visita personal, la Visita de un Padre, y por lo mismo que se acerquen todos a él para<br />

exponerle las necesidades con libertad y confianza.<br />

«Y como la Visita deba mirarse como una de las cosas más respetables y debiendo<br />

nosotros procurar que así se tenga por todos, por los religiosos y por los pueblos,<br />

como cosa seria y formal que es, me parece oportuno y conveniente el hacerle presente<br />

que a mi llegada a los pueblos me dirigiré directamente a la iglesia, con hábito negro,<br />

que deberán usar todos en ese acto, cantándose las preces acostumbradas para pedir a<br />

Dios sus gracias y auxilios divinos a fin de que resulte el acto con la mayor solemnidad<br />

posible, y creo que, para conseguir este objeto, no estaría de más dar aviso de antemano<br />

a las autoridades y pueblo. Hay que conservar y aumentar en lo posible el<br />

prestigio que se debe tener a las cosas y a las personas religiosas, máxime en estos<br />

tiempos en que algunos hacen alarde de impiedad, y, para contrastar ese poco respeto<br />

de los malos, conviene que nosotros presentemos las cosas como deben ser para que se<br />

respete y venere siempre lo que hay que respetar y venerar» 34 .<br />

El día 23 del ya citado mes de noviembre firmaba el P. Provincial el nombramiento como<br />

Vicario suyo del P. Santos Paredes de San Pedro Apóstol por el tiempo de su permanencia en<br />

las Islas Visayas. De este nombramiento daba noticia, como de costumbre y en la misma fecha,<br />

a los religiosos y a los señores Arzobispo de Manila y Gobernador General de Filipinas 35 .<br />

Era el 3 de diciembre cuando el P. Mariano Bernad partía de Manila a bordo del vapor<br />

mercante «Nuestra Señora del Carmen» 36 .<br />

III.- Naufragio y salvamento del Provincial Padre Bernad<br />

Durante su Visita el P. Bernad sufrió naufragio del que fue salvado de un modo singular.<br />

De todo ello es el mismo interesado el que escribió el relato que ofrecemos a continuación.<br />

34 AM, 55, Oficios, f. 218. Hemos visto que había dicho que su determinación era comenzar la Visita por Cebú,<br />

pero, como aparece en el relato del naufragio, la inició por Negros.<br />

35 AM, 55, Oficios, ff. 220, 220v; 59 bis, Oficios, f. 30.<br />

36 AM, Cosas not. Prov., 44.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 731<br />

«El 5 de diciembre del año <strong>1891</strong> llegamos a la misión de Guinjulngan, último pueblo de<br />

la costa oriental de Negros por la parte norte, sobre las cuatro de la tarde, por donde había<br />

determinado principiar la Visita provincial en cumplimiento de mi deber. Verificada la Visita<br />

en dicha misión al día siguiente de nuestra llegada, que fue el día 6 de diciembre, sobre las<br />

dos y media de la tarde de ese día nos embarcamos en una barca en dirección a Jimalalud,<br />

punto de residencia del Padre doctrinero de Tayasan, con la intención de saltar a tierra en la<br />

visita de Hinobaan, en donde estaban preparados los vehículos que nos habían de llevar a Jimalalud;<br />

iban en mi compañía el P. Secretario, Fr. Fernando Mayandía, el P. Prior de Manila,<br />

Fr. Fernando Hernández, y el P. Misionero de Guinjulngan, Fr. Florencio Aranda, quienes<br />

como testigos del caso podrán dar razón de todo cuanto nos sucedió.<br />

»Navegábamos viento en popa, con un tiempo bonancible y despejado. No podíamos pedir<br />

más en la estación en que nos hallábamos y, como la mar estaba tan tranquila y pasábamos<br />

cerca de la playa, nos entreteníamos agradablemente en conversar y mirar las tierras que pasaban<br />

delante de nosotros.<br />

»Cuando estábamos ya próximos a Hlnobaan, término de nuestro viaje por mar, viéndose<br />

ya las casas de dicha visita, pues estaríamos a la distancia de unas dos millas, vimos que venía<br />

por detrás un chubasquito de poca importancia, que fue sin duda la causa de cambiar un poco<br />

el viento, y, estando quizá descuidado el timonel de la banca, cambió de repente la vela, cogiéndome<br />

a mí la botavara por la espalda y cintura y me tiró en un momento y sin darme<br />

cuenta al mar, sin que hubiera tiempo de asirme a alguna de las batangas 37 de la banca, y, como<br />

el viento arreciaba un poco por causa del chubasco que se lleva dicho, en pocos instantes<br />

desapareció de mi vista la embarcación y me quedé solo en medio del mar a merced de les<br />

olas, vestido y calzado, con todos nuestros hábitos, haciendo esfuerzos inauditos para mantenerme<br />

a flote, pero sin esperanza de salvación. Los acompañantes de la banca debieron quedarse<br />

muy atontados y sobrecogidos de temor al verme en este terrible estado, cuando a nadie<br />

se le ocurrió quitar la vela y parar la banca a fin de darme pronto auxilio. Tal debió ser el<br />

atontamiento que nadie pensó en ello, así que llevados a meced del viento fueron a parar cerca<br />

de la playa en sitio muy pedregoso donde por poco sufren otra desgracia mayor.<br />

»Pero dejo esto para que lo cuenten ellos, así como la grandísima pena y aflicción que<br />

debieron sentir al verse en semejantes apuros; aflicción y pena difíciles de explicar.<br />

»Como he dicho, quedé solo en medio del mar, sin auxilio de ninguna clase y sin esperanza<br />

de salvación y esto por espacio de más de media hora o cerca de una hora, en lucha entre<br />

la vida y la muerte. ¡Terribilísimo trance fue este en que me vi en ese espacio de tiempo,<br />

en que tanto padecí! Hubo varios momentos en que creí llegaba la<br />

37 Batanga, cada uno de los flotadores de cañas gruesas de bambú colocados a lo largo de los costados de<br />

embarcaciones filipinas (A. CUADRADO MUÑIZ, Hispanismos en el tagalo, 610).


732 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

hora de presentarme en el tribunal de Dios, y, como el Señor por su infinita bondad me conservó<br />

claro y muy claro el juicio, me dispuse como pude para morir, pidiendo muchas y repetidas<br />

veces a Dios nuestro Señor perdón de todas mis culpas con todo el fervor que pude, mucho<br />

más en los momentos varios en que, falto de fuerzas, me iba sumergiendo.<br />

»Parece mentira que pueda contarlo y aun ahora mismo me admiro al recordar aquel terrible<br />

paso. El haberme salvado de una muerte segura y horrible, lo atribuyo no sólo a un singular<br />

favor de Dios, sino a un verdadero milagro, obrado por intercesión del gloriosísimo Patriarca<br />

San José, Santo bendito a quien invoqué muchas y repetidas veces en aquel trance, y<br />

no me cabe la menor duda de que el Santo bendito me salvó. Lo tengo como cierto y seguro,<br />

pues no puedo explicarme, ni se puede explicar humanamente esta salvación, que yo, por lo<br />

tanto, actor principal llamo milagro. Sí, parece mentira que, después de un puestos, correa<br />

ceñida y sandalias, no me sumergiese miles de veces, pereciendo miserablemente. Otras circunstancias<br />

que tengo muy presentes, me hacen creer en lo milagroso del caso. Mucha veces,<br />

al pasar las olas por encima de mi cabeza, tragaba bastante agua y... ¡cosa rara!, al medio minuto<br />

ya la había arrojado. Además, durante el tiempo que estuve haciendo esfuerzos, no se me<br />

perdió ninguno de los objetos que llevaba, ni una petaca de cigarrillos, ni el reloj de bolsillo,<br />

ni los anteojos; nada, nada desapareció. El reloj estaba parado a las cuatro y siete minutos, lo<br />

que indica que debí caer al agua muy poco antes de esa hora, pues debió pararse en cuanto<br />

entró el agua salada que sería muy pronto.<br />

»El modo con que por fin pude salir vivo de la mar, fue el siguiente: Cuando más desesperada<br />

era mi situación, creído con toda certeza que moría, exhausto de fuerzas, rendido y<br />

cansado en extremo, oigo una voz junto a mí y al mismo tiempo me coge de la mano izquierda<br />

un individuo; le pregunté en seguida en visaya si estaba lejos de allí la embarcación y me<br />

contestó que sí. Entonces dije en mi interior: «Aquí perecemos los dos». El hombre seguía<br />

agarrado a mi mano izquierda con su izquierda también y con la derecha nadaba. Pasó un<br />

buen rato nadando de esta manera y le volví a preguntar si aún estaba lejos la embarcación y<br />

otra vez me contestó afirmativamente y nuevamente me confirmé en que allí perecíamos ambos.<br />

A los pocos momentos de esta segunda pregunta y correspondiente respuesta, oigo una<br />

voz que era la de otro hombre, que venía en nuestro auxilio con un barotillo en el que apenas<br />

podría caber un hombre, pero con este refuerzo ya era más fácil la salvación.<br />

Según me contaron, a fuerza de gritos, los de la banca pudieron hacerse entender de la<br />

gente que había en la playa y un individuo arrastró ese barotillo y se puso en marcha hacia la<br />

parte en que suponía me encontraba yo. Una vez a mi lado, se arrojó al agua para ayudarme a<br />

fin de que yo subiera al baroto, pero me fue imposible por falta de fuerzas. Entonces, como<br />

eran ya dos, tomaron la determinación de agarrar el baroto, uno en la proa y otro en la popa y,<br />

nadando,


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 733<br />

al mismo tiempo empujaban el baroto. Yo estaba agarrado a la caña de la batanga, pero como<br />

hacía contrapeso, apenas podían avanzar. Por otra parte la marejada llenaba con frecuencia de<br />

agua el baroto y los hombres tenían que pararse algunas veces para achicarla, maniobras en<br />

las que perdían el tiempo y se cansaban, por lo que se decidieron a subirme al baroto, lo que<br />

costó algún trabajo, pues me encontraba sumamente abatido y sin fuerzas para nada. Tan<br />

grande era mi desfallecimiento que, aun colocado ya en dicho baroto, no creí poder resistir<br />

por más tiempo, ni tener fuerzas suficientes para llegar con vida a donde estaba la banca con<br />

la gente y los Padres que me esperaban con el ansia que es de suponer. Vino otro baroto mayor<br />

en auxilio con dos individuos y entonces ya fue más fácil llevarme al punto deseado. A<br />

duras penas me pudieron trasladar a la banca, en donde me recibieron con lágrimas de alegría<br />

por haber encontrado al que ya creían perdido. Me mudaron inmediatamente de ropa y me<br />

dieron friegas con vino tinto, por no haber otra cosa, y después me condujeron a la visita de<br />

Hinobaan. No podía moverme ni tenerme en pie, mas como ya era de noche y había que caminar<br />

más de una hora para poder llegar a Jimalalud, me colocaron en uno de lo vehículos<br />

preparados y fuimos a dicho pueblo en el que nos esperaba el Padre doctrinero muy intranquilo<br />

por la tardanza en llegar, sin saber lo ocurrido».<br />

Refiere después el P. Bernad que le sobrevino luego una fiebre que le llegó a producir la<br />

pérdida del conocimiento, pero con los cuidados de los Padres y las pocas medicinas de que<br />

disponían, se fue recuperando. El día 8, fiesta de la Inmaculada Concepción, a pesar de su<br />

gran debilidad, pudo celebrar misa y hacer la Visita al citado ministerio de Jimalalud, que<br />

luego continuó por los demás ministerios con no poco trabajo por el estado de su salud y en<br />

particular por habérsele producido un ántrax que le ocasionó bastante sufrimiento.<br />

De toda la Provincia, ya de Filipinas como de la Península, recibió el P. Provincial cartas<br />

de felicitación con el anuncio de haberse celebrado funciones religiosas en acción de gracias<br />

al Todopoderoso 38 .<br />

El regreso del P. Bernad a Manila verificóse ya a finales del mes de febrero del año siguiente,<br />

1892.<br />

IV.- Miscelánea<br />

El P. Provincial de recoletos es nombrado el 14 de abril de <strong>1891</strong> por el señor Gobernador<br />

General de Filipinas vocal de la Comisión encargada de promover en aquellas islas la presentación<br />

de objetos con destino al certamen organizado en Madrid para celebrar el IV centenario<br />

del descubrimiento de América 39 .<br />

Acordada en mayo de <strong>1891</strong> la fundación en Manila de una Biblioteca Histórico-Filipina y<br />

el nombramiento de una Comisión para llevar<br />

38 AM, Cosas not. Prov., 44; cfr. carp. 6 bis, cartas de los PP. Mayandía y Paredes al P. Minguella; AG, A-2.º,<br />

1.ª, id. del P. Mayandia al P. Narro.<br />

39 AM, 59 bis, Oficios, ff. 11v, 12.


734 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a cabo el proyecto, la Dirección General de Administración Civil de Filipinas rogó a los PP.<br />

Provinciales que designaran cada uno de ellos al Padre que, por su especial afición a los estudios<br />

históricos, pudiese formar parte de la citada Comisión.<br />

Contesta el P. Bernad el día 30 del mismo mes y, después de aplaudir y alabar la no fácil<br />

empresa, manifiesta que el religioso que para dicho objeto presenta es el P. Fernando Mayandía<br />

40 .<br />

Acuerda el Definitorio el 24 de julio enviar al P. Comisario de la Provincia en Madrid un<br />

crucifijo de marfil para premiar al autor de la mejor memoria sobre el tema Fray Luis de León<br />

y la Reforma Agustiniana, según la promesa hecha por el referido P. Comisario a la Junta del<br />

centenario de Fray Luis de León 41 .<br />

El 29 de agosto del mismo año <strong>1891</strong> dirige el P. Provincial a los religiosos la acostumbrada<br />

circular para cumplir lo ordenado sobre los ejercicios espirituales anuales 42 .<br />

El señor Arzobispo de Manila nombra el 10 de octubre al P. Provincial para formar parte<br />

de la Comisión especial encargada de los exámenes de aspirantes a maestros de Instrucción<br />

Primaria. Le contesta el P. Bernad con muestras de agradecimiento 43 .<br />

Con motivo de su cese en el Gobierno General de Filipinas, el General don Valeriano<br />

Weyler dirige el 13 de noviembre al P. Provincial una comunicación en la que le dice:<br />

«No puedo menos de expresarle a Vuestra Reverencia mi satisfacción y agradecimiento<br />

por la eficaz cooperación que en los Párrocos y Misioneros me ha prestado y por los importantes<br />

servicios que he tenido ocasión de apreciar personalmente al visitar los puntos donde<br />

ejercen su ministerio. He visto confirmada la gloriosa página que ocupan las Órdenes religiosas<br />

en la historia de Filipinas donde han prestado tan grandes servicios a la Patria y a la Religión<br />

y de esperar es que con su no desmedida lealtad los presten aún mayores y para acabar<br />

de someter y civilizar el extenso territorio que aún no lo está, cuando el Gobierno de Su Majestad<br />

tenga a bien resolver acerca de la creación de nuevas misiones que tengo el sentimiento<br />

de no poder visitar».<br />

En su respuesta el P. Bernad le expresa su profundo agradecimiento por el cariñoso afecto<br />

con que había mirado siempre a la Corporación de recoletos, y asimismo le manifiesta su<br />

esperanza de que «esa benevolencia hacia ella no terminará con su acertado y fecundo gobierno<br />

en estas islas, sino que se perpetuará en su alma, ya que a ello viene en cierto modo obligado<br />

por contar los recoletos el nombre suyo entre los de sus ilustres y decididos protectores».<br />

Respecto de las esperanzas que tiene de que las Corporaciones religiosas seguirán prestando<br />

a la Patria grandes servicios, le asegura el P. Provincial<br />

40 AM, 59 bis, Oficios, f. 16.<br />

41 AM, 35, Definitorios, 4. 294v. Según La Ciudad de Dios (vol. XXIV, p. 631) entre los nuevos premios ofrecidos<br />

para este certamen, figuraba este crucifijo de marfil, valuado en 500 pesetas.<br />

42 AM, 55, Oficios, f. 210.<br />

43 AM, 55, Oficios, f. 216.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 735<br />

que no quedarán defraudadas. Son enseñanzas del pasado —dice—; son lecciones del presente,<br />

que él ha podido recoger y verlas traducidas en brillantes hechos 44 .<br />

El 14 de diciembre de este mismo año <strong>1891</strong> nombra el señor Gobernador General al P.<br />

Provincial Presidente de la Junta Directiva del Beaterio de Santa Rosa en reemplazo del señor<br />

Presidente de la Real Audiencia de Manila y dispone que en sus ausencias y enfermedades le<br />

sustituya el religioso que designare para sustituirle en la Prelacía 45 .<br />

Finalmente, con fecha 22 del mismo mes de diciembre le remite el citado señor Gobernador<br />

General la real orden que disponía el envío de la relación nominal de los individuos que<br />

constituían el clero, secular y regular, de todo el archipiélago filipino y que en cada correo<br />

dicho Gobernador remitiera al Ministerio de Ultramar traslado literal de cada nombramiento o<br />

cambios que se realizase en el personal, bien por el Vice Real Patrono, bien por los Provinciales<br />

de las Órdenes religiosas 46 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Arribo a Filipinas de misioneros. –Bendición e inauguración de la iglesia de San<br />

Sebastián. –En lugar del ensanchamiento del colegio de Monteagudo,<br />

fundación de preceptorías. –Breves noticias de las casas de Manila<br />

y Marcilla y de las haciendas. –Fallecimiento del Padre<br />

Fray Fidel Moreno de San Hilarión<br />

I.- Arribo a Filipinas de misioneros<br />

El día 21 de octubre de <strong>1891</strong> hacía su entrada en el puerto de Manila el vapor «Isla de<br />

Panay» en el que viajaban 17 agustinos recoletos. Excepto uno de ellos, los estantes llegaban<br />

a Filipinas por primera vez. El citado barco había salido de Barcelona el 18 del mes anterior 47 .<br />

Del colegio de MarcilIa partían el 14 de octubre del mismo año dos religiosos sacerdotes<br />

y dos hermanos; los dos primeros regresaban a Filipinas una vez terminado el tiempo de sus<br />

respectivos cargos. Los cuatro embarcaron en Barcelona el día 18 en el vapor «Isla de Luzón»,<br />

cuyo arribo a la capital filipina tuvo lugar el 17 de noviembre 48 .<br />

44 AM, 59 bis, Oficios, ff. 39, 39v.<br />

45 AM, 59 bis, Oficios, f. 32v.<br />

46 AM, 59 bis, Oficios, f. 33.<br />

47 AM, 28, Registro Prov. 3.º, f. 250; F. SÁDABA, Catálogo, 681.<br />

48 AM, 28, Registro Prov. 3.º, f. 252v; F. SÁDABA, Catálogo, 688.


736 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- Bendición e inauguración de la iglesia de San Sebastián<br />

El P. Bernad escribía al P. Minguella lo siguiente con fecha 31 do mayo de <strong>1891</strong>:<br />

«La decoración y pintura de la iglesia de San Sebastián van despacio; me temo que no se<br />

pueda inaugurar para el 16 de julio, día propio de la Virgen, como creíamos. La falta, alguna<br />

vez, de operarios y la escasez, otras, de fondos han retrasado mucho la obra. Dios nos ayudará<br />

a concluirla, ya que tantos sacrificios nos ha costado» 49 .<br />

Efectivamente; no pudo hacerse el esperado acto el referido día, festividad de la Virgen<br />

del Carmen, titular del templo. Los trabajos llegaban a su término, por fin, a últimos de este<br />

mismo mes de julio, ante lo cual se determinó que la bendición fuera el 15 del mes siguiente,<br />

otra fiesta de la Virgen, su Asunción a los cielos.<br />

«A las cinco y media de la tarde del expresado 15 de agosto —leemos en el libro de Cosas<br />

notables del convento de San Sebastián— comenzaba el Excmo. Sr. Fr. Bernardino Nozaleda,<br />

dominico, Arzobispo metropolitano de Manila, la bendición de la iglesia, asistido por el<br />

M. I. Sr. don <strong>Manuel</strong> Clemente, Chantre de la catedral, y el señor Silverio L. Tuñón, Provisor<br />

y Vicario General del Arzobispado, estando presentes el Cabildo de la catedral, el General<br />

segundo Cabo, el Ilmo. Sr. don Francisco Girón y Aragón, marqués de Ahumada —no estaba<br />

en Manila el Excmo. Sr. Capitán General de las Islas, D. Valeriano Weyler—, el Excmo.<br />

Ayuntamiento bajo mazas, la mayor parte de las autoridades de Gobierno y Administración y<br />

comisiones de las Órdenes religiosas.<br />

«Concluida de bendecir la parte exterior y al abrir las puertas para seguir la bendición del<br />

interior, se echó encima tal tropel de gente ansiosa de ver el interior de la iglesia que ni autoridades<br />

ni la Veterana eran suficientes a contenerla; después de mucho trabajo y habiendo<br />

entrado el Sr. Arzobispo y demás eclesiásticos, se pudieron cerrar las puertas y continuar la<br />

bendición hasta terminarla. Concluida ésta y abiertas las puertas del templo, es indecible el<br />

número de personas que se metió adentro, resultando pequeña la iglesia ante tan inmenso gentío.<br />

«Terminado el acto de la bendición, el señor Arzobispo y demás autoridades eclesiásticas<br />

y civiles subieron al convento donde fueron obsequiados con refrescos y dulces, y desde donde<br />

pudieron admirar el hermoso panorama que se ofrecía a la vista. Las avenidas estaban todas<br />

obstruidas por innumerables coches; los tejados de las casas vecinas, todos llenos de gente;<br />

los fotógrafos, tomando vistas de todas partes; el atrio de la plaza del Carmen, la huerta del<br />

convento, la calzada del Iris y la plaza de Santa Ana parecían estar formados por una masa<br />

informe de cabezas de todas las clases de la sociedad. Fue verdaderamente un desbordamiento<br />

de júbilo y la expresión más genuina del amor que los habitantes de Manila y arrabales profesan<br />

a<br />

49 AM, carp. 7 bis: cfr. tomo presente, capítulo XIV


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 737<br />

la Santísima Virgen del Carmen. Jamás se ha visto nada semejante en Manila. Esta noche y<br />

las cuatro siguientes tocó en el atrio, hasta las once, una nutrida banda de música.<br />

»El día 16, a las ocho de la mañana, comenzó la misa de inauguración, oficiando el Ilmo.<br />

Cabildo de la catedral y habiendo dicho la oración inaugural el muy notable orador sagrado,<br />

D. Faustino Sánchez Lucena, Canónigo Magistral. La capilla —como en los siguientes días—<br />

se componía de sesenta músicos y veintiocho cantores, dirigidos alternativamente por los mejores<br />

maestros de Manila, los señores D. Elías Echegoyen, D. Ignacio Massaguer y D. Ramón<br />

Valdés. La comida, de ciento veinte cubiertos, fue presidida por el Excmo. señor Arzobispo.<br />

»El día 17 comenzó el Triduo. Oficiaron en la misa los RR. PP. Franciscanos, ocupando<br />

la cátedra del Espíritu Santo el M. R. P. Pío Pi, de la Compañía de Jesús. Durante los tres días<br />

del triduo asistió el Excmo. Ayuntamiento de Manila bajo mazas a la misa. Por la tarde se<br />

cantó el santo Rosario y Letanía, a la que siguió el sermón predicado por el R. P. Fr. Celestino<br />

García Huertas, Secretario de Provincia de los Padres franciscanos; a continuación se cantó la<br />

Salve y se concluyó con la reserva del Santísimo Sacramento. Los Padres franciscanos pasaron<br />

todo el día en el convento.<br />

»Las funciones del día 18 fueron las mismas que las del día anterior, oficiando los Padres<br />

dominicos. Dijo la oración sagrada, por la mañana, el M. R. P. Fr. Gabriel M. Tembleque,<br />

profesor de la Universidad, y, por la tarde, el M. R. P. Rafael de la Iglesia, de la Congregación<br />

de San Vicente de Paúl. La comunidad de Padres dominicos pasó también todo el día en el<br />

convento.<br />

»El día 19, último del Triduo y de estas fiestas, oficiaron los Padres agustinos, habiendo<br />

predicado un excelente panegírico de Nuestra Señora del Carmen el P. Miguel Coco, Predicado<br />

Geneal de la dicha Orden. Por la tarde se dio principio a los cultos cantando un solemnesimo<br />

Te Deum en acción de gracias a Nuestro Sedior por habernos concedido la terminación<br />

de tan grandiosa obra con toda felicidad. Concluidos los actos del culto, salió una grandiosa<br />

procesión con las imágenes del Santo Niño, Santa Teresa de Jesús, San Simón Stok y Nuestra<br />

Señora del Carmen, con asistencia de las comunidades religiosas, de muchas autoridades civiles<br />

y militares y con gran lucimiento de luces y otros adornos.<br />

»Concluida la procesión a las nueve y media de la noche, se quemaron gran número de<br />

piezas píricas, entre las que sobresalió un grandioso castillo, representando la forma gótica de<br />

la iglesia. El Excmo. Sr. Arzobispo de Manila prendió la mecha de los fuegos artificiales desde<br />

la celda prioral del convento. Se calculó en doce mil las personas que había esta noche en<br />

el atrio y alrededores de la iglesia. Después de los fuegos, se sirvió la cena a ochenta y ocho<br />

comensales, presididos por el señor Arzobispo.<br />

»Las cinco noches de las fiestas lució la iglesia hermosísima iluminación. Los chapiteles<br />

de las torres, botareles y cornisamenta superior, así como también la fachada principal, estaban<br />

iluminados y


738 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ofrecían a la vista un aspecto fantástico, completando esta iluminación, que constaba de mil<br />

quinientas luces, cinco transparentes de grandes dimensiones y bonitas formas y con inscripciones<br />

alegóricas a la Santísima Virgen.<br />

»Es poco menos que imposible trasladar al papel todos los detalles de estas fiestas; fue tal<br />

la grandiosidad de ellas que en Manila no se tenía recuerdo de otras semejantes. Parecía que<br />

todos los elementos de esta sociedad, aun los más fríos e indiferentes, se habían convertido de<br />

antemano para rendir homenaje de devoción a la Santísima Virgen del Carmen y testimonio<br />

de cariño y adhesión a nuestra devota Corporación.<br />

»Sea Dios bendito y alabado una y mil veces por haber concedido a nuestra sagrada Corporación<br />

la inmensa gloria de haber levantado en estas apartadas regiones el primer templo de<br />

hierro que se ha fabricado en el mundo; obra que se creyera irrealizable ocho años antes. Y<br />

gloria sea dada también a nuestros dignos Superiores que con tanta constancia y abnegación<br />

han sacrificado los intereses de la Orden en aras de su acendrado y nunca desmentido amor a<br />

la Santísima Virgen del Carmen.<br />

»No he de terminar esta pequeña reseña sin hacer mención especial de dos religiosos que<br />

se han distinguido en esta obra monumental: el M. R. P. Fr. Bernardo Muro de la Virgen del<br />

Carmen y el H. de obediencia Fr. Remigio San Miguel del Santo Cristo.<br />

»Es digna de todo elogio la actividad desplegada por el primero en la constante asistencia<br />

a la obra, en el despacho de toda clase de documentos, oficiales y particulares, en la inteligencia<br />

con empleados, cónsules extranjeros y demás personas que debían intervenir para la descarga<br />

del material de hierro y de cuanto se necesitó para que nuestra Corporación saliera airosa<br />

de una obra tan colosal como ésta. Cumplió los tres años del Priorato en abril de <strong>1891</strong> sin<br />

haber podido inaugurar, como él creyera, la iglesia que tantos desvelos, disgustos y trabajos le<br />

costara.<br />

»El segundo dio pruebas de ser un hombre de hierro y fervoroso religioso amante de las<br />

glorias de la Orden. Desde que comenzó a derribarse la iglesia antigua hasta terminar la nueva,<br />

no faltó un solo día a la obra, y desde las cinco de la mañana hasta las doce del mediodía y<br />

desde las dos hasta las seis de la tarde, estuvo siempre, al sol y al agua, encima de los trabajadores,<br />

sin más paraguas que un sombrero de anchas alas de paja.<br />

»También merece atención el R. P. Fr. Gregorio Sesma, Vicario Prior de este convento,<br />

por los años de 1887-88, por su celo y actividad en los preliminares de la obra» 50 .<br />

El Provincial, P. Mariano Bernad, en el ya citado libro de Cosas notables del Provincialato,<br />

después de unas breves líneas dedicadas a este magno acontecimiento, añade este párrafo:<br />

50 BSN, a. 1952, 268; reseñas de este acontecimiento en La Voz de España, días 17 y 18 de agosto de <strong>1891</strong>; Diario<br />

de Manila, del 18, y El Comercio, del 17; los tres periódicos de la capital filipina (AM, carp. 79, leg. 1).<br />

Cfr. la descripción de la iglesia en el Apéndice decimotercero.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 739<br />

«Que Dios y su dignísima Madre la Santísima Virgen premie a todos y conceda a nuestra<br />

amada Provincia aumentos espirituales, como con el corazón henchido de gozo se lo supliqué<br />

en la primera misa que se celebró en la nueva iglesia y que la dije rezada el día 16 de agosto a<br />

las cinco de la mañana» 51 .<br />

El Definitorio, en sesión del 24 de julio, había dispuesto que de los fondos de la Procuración<br />

se gastase lo necesario para hacer un buen cuadro de Nuestra Señora del Carmen, con<br />

objeto de ofrendárselo al señor Arzobispo de Manila como recuerdo de la bendición e inauguración<br />

de la iglesia y a la vez del afectuoso respeto hacia la primera autoridad eclesiástica de<br />

Filipinas 52 .<br />

En efecto, así se verificó, pues de ello informaba el Diario de Manila, en su número del<br />

18 de agosto. Según dicha información, era un magnífico cuadro al óleo de dos metros de alto<br />

por uno y medio de ancho, encerrado en artístico marco, obra del escultor Tampico, que en la<br />

parte superior llevaba los escudos del señor Arzobispo y de los recoletos. La imagen de la<br />

Virgen se debía al pincel del artista Félix Martínez 53 .<br />

También autorizó el Definitorio, ya el 7 de septiembre, los gastos necesarios para obtener<br />

seis plumas de plata con sus correspondientes estuches, con objeto de obsequiar, en señal de<br />

agradecimiento, a cada uno de los Padres que habían predicado en las fiestas de la inauguración.<br />

Se aprobó asimismo el gasto que ocasionare la impresión de los sermones de dichos<br />

días, con una tirada de mil ejemplares. Finalmente, se acordó también en la referida sesión<br />

sacar unas vistas fotográficas, así del exterior como del interior de la iglesia y del cuadro donado<br />

al señor Arzobispo, para enviar alguna a España y regalar otras a los Padres y a diversas<br />

personas de Manila 54 .<br />

Con motivo de la construcción e inauguración del nuevo templo se obtuvieron de Su Santidad<br />

León <strong>XII</strong>I las gracias siguientes:<br />

Con fecha 24 de junio de 1890 quedó agregada perpetuamente la iglesia a la Basílica Vaticana<br />

de Roma, con la participación de las indulgencias concedidas a ésta. El 4 de julio del<br />

mismo año se la une a la de San Juan de Letrán, con iguales gracias y para quince años, renovables<br />

55 . El 28 de febrero de <strong>1891</strong> se otorga, hasta finales del año, a todos los sacerdotes poder<br />

decir la misa propia de la Virgen del Carmen, tanto si celebran privada como solemnemente<br />

en dicha iglesia, a excepción de algunos días, indicados en el rescripto. Finalmente, el<br />

27 de abril del mismo año se concedió que en los días del triduo siguiente a la inauguración<br />

de la iglesia se pudieran lucrar las mismas indulgencias de las Cuarenta Horas, con las condiciones<br />

acostumbradas 56 .<br />

51 AM, l. c., 77.<br />

52 AM, 35, Definitorios, f. 294.<br />

53 AM, carp. 69, leg. 1.<br />

54 AM, 35, Definitorios, f. 297; Cosas not. Prov., 42, 43.<br />

55 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 127.<br />

56 AM, carp. 75, leg. 3, 26.


740 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

III.- En lugar del ensanchamiento del colegio de Monteagudo,<br />

fundación de preceptorías<br />

En sesión del 24 de julio del presente año <strong>1891</strong>, se dio cuenta a los Padres del Definitorio<br />

de una carta del Comisario de la Provincia en Madrid, P. Toribio Minguella, en la que se pedía<br />

autorización para hacer una obra en el colegio de Monteagudo, capaz para que habitasen<br />

en él ochenta estudiantes de latín internos. La experiencia —decía— ha demostrado que las<br />

que para externos tienen nuestros tres colegios de la Península, son no pequeño inconveniente<br />

para la debida tranquilidad y observancia que en aquéllos debe existir. Por ello reclama su<br />

desaparición. Acompañaba la carta del P. Minguella un presupuesto sobre la obra propuesta<br />

que importaba la cantidad de cuatro mil setecientos pesos fuertes.<br />

Examinado detenidamente el asunto, se acordó dejar su resolución definitiva para cuando<br />

se pudieran poseer nuevos datos que demostraran con evidencia la utilidad o necesidad de<br />

dicha obra.<br />

En efecto; en posesión de los datos necesarios, el 11 del mes siguiente se reúne el Definitorio,<br />

y, una vez estudiados y considerados dichos datos, convienen los Padres en que no procede<br />

tal ensanche, pues el citado colegio de Monteagudo debía ser, según ley y decisiones<br />

capitulares, exclusivamente para casa de noviciado, y que el total del presupuesto indicado<br />

por el P. Comisario podía utilizarse con mayores ventajas en la terminación del colegio de<br />

Marcilla, conforme al plan general del mismo, o bien como ayuda para la adquisición de otro<br />

colegio en una provincia más distante. Asimismo, con el fin de evitar los inconvenientes de<br />

las clases de latinidad para externos en nuestros colegios y por otra parte no faltaran vocaciones,<br />

manda el Definitorio al P. Comisario que en diversos puntos de la Península ponga Preceptores<br />

de latín, convenientemente retribuidos y además se les dé una gratificación por cada<br />

uno de los pretendientes que presenten y sean aprobados en nuestra casa-noviciado 57 .<br />

IV.- Breves noticias de las casas de Manila y Marcilla y de las haciendas<br />

Escribe el P. Bernad:<br />

«El 29 de mayo de <strong>1891</strong> se aprobó una obra en el convento de Manila para las celdas<br />

Provincial, Prioral y Secretaría, y, no obstante de ser de absoluta necesidad si el Provincial ha<br />

de residir en dicho convento, no se llevó a cabo por no aumentar los crecidísimos gastos que,<br />

por entonces, tenía la Provincia con la iglesia de San Sebastián» 58 .<br />

57 AM, 35, Definitorios, ff. 293v, 295; Cosas not. Prov., 41, 42. A continuación el P. Bernad escribe: «Una determinación<br />

tan conveniente no se ha cumplido. ¿Cuál es la causa? ¿Por qué continúan las cátedras de latín,<br />

cuando a éstas se las calificó, en mi entender muy justamente, de perjudiciales?» Así quedó el asunto.<br />

58 AM, Cosas not. Prov., 4º, 41.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 741<br />

Después, el 24 de julio, autorizaba el Definitorio al P. Prior del convento los gastos precisos<br />

al objeto de habilitar una sala de visitas junto a la portería, que sirviera para recibir aquella<br />

clase de personas que, por ley o alguna otra razón, no podían pasar al claustro. Así lo tenían<br />

las demás Corporaciones 59 .<br />

En Marcilla se adquirió una imagen de N. P. San Agustín, según consta en las cuentas correspondientes<br />

al mes de diciembre del libro de «Gastos y Recibo» del convento 60 .<br />

«Por espacio de varios años —escribe el P. Bernad— estuvo gastando la Provincia casi<br />

todo cuanto rendía la hacienda de San Nicolás en construir un inmenso depósito para recoger<br />

las aguas de lluvias y las que traían algunos pequeños manantiales y poder dar riego a extensos<br />

territorios sin cultivo por falta de aguas y, terminada felizmente la obra, bendíjela en 25 de<br />

mayo de <strong>1891</strong> con asistencia de las autoridades de la provincia de Cavite, de muchos Padres y<br />

Hermanos y de muchísima gente de los pueblos de Imus y Bacoor» 61 .<br />

Después de la anotación anterior añade el P. Provincial que «todavía podían hacerse mejoras<br />

de importancia en nuestra hacienda de Imus».<br />

Y, en efecto, como dice en otro lugar, «con fecha 15 de septiembre, se autorizan los gastos<br />

de reconstrucción del tambobo de la casa-hacienda de Imus. Posteriormente —añade— en<br />

instancia dirigida al Definitorio, hace ver el hacendero que los gastos para la dicha reconstrucción<br />

se elevarían a mucha mayor cantidad por encontrarse ruinosa una de sus paredes, y<br />

que era preferible y más económico el arreglar el camarín que en dicha casa-hacienda existe,<br />

destinándolo para tambobo; se aprobó como se pedía» 62 .<br />

V.- Fallecimiento del Padre Fray Fidel Moreno de San Hilarión<br />

El día de la festividad de N. P. San Agustín del año <strong>1891</strong> entregaba su alma al Señor este<br />

religioso en el pueblo de Bais, isla de Negros.<br />

Había nacido en Calahorra, Logroño el 24 de abril de 1837 y hecho su profesión en Monteagudo<br />

el 29 de marzo de 1855.<br />

El 14 de febrero de 1860 salía de la casa-noviciado con otros religiosos destinados a Filipinas<br />

para embarcar el 6 del mes siguiente en Cádiz en la fragata «Luisita». Su llegada a Manila<br />

se verificaba el primer día de julio y el 30 de agosto se le expedían las dimisorias para<br />

recibir el presbiterado.<br />

En noviembre se le asignaba la parroquia de Simulan como Compañero y sucesivamente<br />

de las de Dauin, Canoan y Valladolid. De esta última pasó, ya como Párroco, a la de Looc y<br />

luego a las de Dánao y Amblan.<br />

59 AM, Cosas not. Prov., 41; 35, Definitorios, f. 294.<br />

60 ACMar, Gasto y Recibo, f. 149. Se abonaron por la misma 394 pesetas.<br />

61 AM, Cosas not. Prov., 76.<br />

62 AM, Cosas not. Prov., 43. Tambobo debe corresponder a la palabra tagala tambubong, que significa granero,<br />

troje.


742 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Es autor nuestro religioso de una Descripción geográfica, histórica y estadística del pueblo<br />

de Dánao, en la provincia de Cebú (Filipinas), que la Junta local del mismo envía para la<br />

Exposición filipina en Madrid, de 1887». Es un manuscrito en folio de once páginas 63 .<br />

Cuando estuvo regentando la parroquia de Amblan, Negros, «el P. Fidel Moreno —escribe<br />

el P. Licinio Ruiz— abrió los cimientos de los cruceros de la iglesia y, teniendo el contratiempo<br />

de verse un día sin trabajadores, por marcharse éstos, movidos por los anticipos de<br />

hasta de veinte y treinta pesos que les hacían los hacenderos de Bais, contrató operarios de<br />

Oslob y Dánao (Cebú) para los trabajos de cimentación, en cuya obra le sorprendió la muerte»<br />

64 , que tuvo lugar, como hemos dicho, en Bais, pueblo cercano.<br />

63 F. SÁDABA, Catálogo, 505.<br />

64 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 2, 159.


CAPÍTULO XVI<br />

Comisaría apostólica de la Recolección y Hospicio de Roma, 1879-<strong>1891</strong><br />

ARTÍCULO PRIMERO<br />

Advertencia preliminar. –El Padre Fray Joaquín de la Jara, Definidor General. –El Padre<br />

Fray Íñigo Narro, representante de Filipinas en el Definitorio General. –El Padre<br />

Narro, Definidor y Secretario General y, a la vez, Rector de Marcilla.<br />

–Autorización de la Santa Sede para que dicho Padre pueda desempeñar<br />

los referidos cargos. –Es nombrado un Sub-Procurador.- Aprobación<br />

del nuevo Calendario perpetuo de la Recolección. –Muerto el Padre<br />

<strong>Manuel</strong> María Martínez, es nombrado Procurador General el<br />

Padre Enrique Pérez. –Notas biográficas del nuevo Procurador<br />

General. –El Padre Eustaquio Moreno, Definidor<br />

General. –El Cardenal Rampolla,<br />

Protector de la Orden<br />

I.- Advertencia preliminar<br />

Al dar comienzo al presente capítulo, creemos necesario advertir que, como ya figuran en<br />

los lugares correspondientes del tomo presente, omitiremos las actuaciones del Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, durante el período de tiempo que va desde 1879, inclusive,<br />

hasta la muerte de este Padre. Tan sólo enumeraremos las principales que fueron: Aprobación<br />

de los Capítulos de la Provincia de Filipinas, a veces con algunas observaciones 1 ; su intervención<br />

para conseguir el uso del hábito blanco 2 y otros asuntos de la referida Provincia 3 , así como<br />

todo cuanto hizo, con tan grande interés, relacionado con los agustinos recoletos de Colombia<br />

hasta conseguir el envío de religiosos de la Provincia de Filipinas 4 .<br />

1 Tomo presente, 61, 173, 272, 354-57, 411, 429, 546, 650.<br />

2 Tomo presente, 376-379.<br />

3 Tomo presente, 59, 136, 173, 192, 213, 382, 449, 650, 675.<br />

4 Tomo presente, capítulos VIII, XI y <strong>XII</strong>I.


744 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- El Padre Fray Joaquín de la Jara, Definidor General<br />

El P. Fr. Francisco Gutiérrez de San Pascual, aunque hijo de la antigua Provincia recoleta<br />

de Aragón, era Definidor General por la de Andalucía 5 .<br />

Como se anotará en este mismo capítulo, la muerte de este religioso acaecía el 12 de<br />

marzo de 1880 en el pueblo zaragozano de Cetina, a donde se había trasladado hacía ya algún<br />

tiempo por encontrarse enfermo. Ya en agosto del año anterior había actuado en su lugar, como<br />

Definidor General, interinamente sin duda, el P. Joaquín de la Jara.<br />

Una vez fallecido el P. Gutiérrez, el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, firma en<br />

Madrid el 23 de abril del citado año 1880 un decreto en el que se lee que,<br />

«atendiendo a la virtud, ciencia y prudencia y demás circunstancias que concurren en<br />

el R. P. Fr. Joaquín de la Jara de Santa Teresa, Definidor Provincial de nuestra Provincia<br />

de Santo Tomás de Villanueva, y a fin de que pueda representar a la misma en las<br />

Juntas Generales y privadas de la Congregación, por la autoridad de nuestro oficio... le<br />

nombramos nuestro Definidor General con todas las prerrogativas que vienen disfrutando<br />

los de su clase» 6 .<br />

En la misma fecha del decreto anterior daba el P. Gabino Sánchez otro del tenor siguiente:<br />

III.- El Padre Fray Íñigo Narro, representante de Filipinas<br />

en el Definitorio General<br />

«No contando en la actualidad nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de<br />

Filipinas de un religioso de su filiación que la represente en forma bastante en las Juntas<br />

de Definitorio General y privado de nuestra Congregación, animados como nos<br />

hallamos de los mayores deseos del bien y prosperidad de dicha nuestra Provincia, y,<br />

tomando en consideración cuanto en el particular previenen nuestras Sagradas Constituciones<br />

y acuerdos de los Capítulos Generales: Nos, en virtud de la autoridad de<br />

nuestro oficio... venimos en autorizar y autorizamos al R. P. Fr. Íñigo Narro de la<br />

Concepción, Procurador, Comisario y Vicario Provincial de dicha nuestra Provincia de<br />

Filipinas en España, para que, durante el tiempo que desempeñe estos<br />

5 CR, 11, 681-683.<br />

6 AG, carp. 7. El P. FABO, en Un sabio del siglo XIX, 6, dice que el Catálogo de escritores del P. Bonifacio Moral<br />

«afirma que también fue Definidor General; desconocemos qué fundamento tiene tal aserción». Como<br />

hemos visto, el P. Moral tenía en verdad fundamento para ello.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 745<br />

cargos, asista como representante de la misma nuestra Provincia en las Juntas de Definitorio<br />

General y privado con voz y voto y demás prerrogativas que vienen disfrutando<br />

los de su clase» 7 .<br />

IV.- El Padre Narro, Definidor y Secretario General y,<br />

a la vez, Rector de Marcilla<br />

En el Capítulo Provincial de Filipinas, celebrado el año 1882, el Definitorio pleno, en su<br />

sesión de nombramientos de oficios celebrada el día 1 de mayo, designó para el Rectorado de<br />

Marcilla al P. Íñigo Narro, hasta entonces Procurador, Comisario y Vicario Provincial en España,<br />

al mismo tiempo que era, como hemos visto, representante de la Provincia en el Definitorio<br />

General, aunque la noticia de este nombramiento no había podido llegar aún a Manila.<br />

Era, pues, el P. Narro representante de la Provincia en el Definitorio General, pero sin el<br />

carácter de Definidor. Fue el 25 de julio de este mismo año 1882 cuando el P. Comisario<br />

Apostólico, ya conocedor de los nombramientos del Capítulo Provincial de Filipinas, designaba<br />

al referido Padre, en virtud de las facultades concedidas por Pío IX el 27 de abril de<br />

1866 8 , Definidor General con toda clase de derechos y demás gracias como tal Definidor,<br />

«todo sin perjuicio y conservando por ahora el cargo de Rector de nuestro expresado<br />

colegio de Marcilla para el que fue nombrado en el último Capítulo Provincial».<br />

Aún más; el 11 de septiembre firmaba el P. Gabino otro decreto en el que decía que,<br />

«atendiendo a nuestra avanzada salud y a la necesidad de tener a nuestro lado un religioso<br />

de nuestra filiación dotado de ciencia, prudencia, virtud y demás condiciones<br />

necesarias para el desempeño del cargo de Secretario General de nuestra Congregación<br />

y conviniendo dichos requisitos en el R. P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción, ya<br />

nombrado por Nos Definidor General de la misma: por el tenor del presente decreto y<br />

haciendo uso de las facultades ordinarias y extraordinarias que Nos asisten, venimos<br />

en nombrar por el tiempo de nuestra voluntad Secretario General de nuestra Congregación<br />

al R. P. Definidor General Fr. Íñigo Narro de la Concepción, y le nombramos<br />

con todas las exenciones, etc.» 9 .<br />

7 AG, carp. 7; carp. De N. P. Íñigo Narro.<br />

8 CR, 11, 681.<br />

9 AG, carp. 7; carp. De N. P. Íñigo Narro.


746 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

V.- Autorización de la Santa Sede para que dicho Padre<br />

pueda desempeñar los referidos cargos<br />

Como enfermara el Procurador General en Roma, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez 10 , dispuso el<br />

P. Gabino Sánchez, por decreto de 29 de diciembre del ya citado año 1882, que el P. Íñigo<br />

Narro se trasladase a aquella ciudad. Al día siguiente firmaba otro decreto por el que a dicho<br />

Padre le autorizaba para que, durante la enfermedad del P. <strong>Manuel</strong> y hasta que no se determinara<br />

otra cosa, pudiera intervenir, gestionar y aun ultimar en su nombre y representación los<br />

asuntos referentes a nuestra casa-hospicio de Roma y los demás relativos a nuestra Congregación,<br />

dándole cuenta a él oportunamente.<br />

El 5 del mes de enero de 1883 llegaba el P. Narro a la ciudad eterna y el 13 del mes siguiente<br />

le escribe el P. Comisario Apostólico en estos términos:<br />

«Supongo que los nombramientos que le tengo dados son compatibles con la conservación<br />

del Rectorado de Marcilla. No hay inconveniente que lo trate con el P. <strong>Manuel</strong> y, si en<br />

ello ven dificultad, traten de vencerla, toda vez que se hallan en la fuente; porque la conciencia<br />

es ante todo y sobre todo».<br />

En efecto, «para mayor seguridad y tranquilidad de conciencia» acordaron los dos Padres<br />

acudir, ad cautelam, al Santo Padre. Así se lo manifestaba al P. Gabino el P. Narro en carta,<br />

fechada el 7 de marzo, remitida juntamente con el rescripto conseguido sobre el particular de<br />

la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares.<br />

En la petición presentada, después de hacer una exposición del caso de los nombramientos<br />

verificados a favor del P. Íñigo Narro, se manifestaba que había surgido la duda en el Orador<br />

sobre la compatibilidad de los mismos y por ello, para tranquilidad de su conciencia, rogaba<br />

a Su Santidad sanara cualquier defecto que hubiese y declarara la compatibilidad de los<br />

nombramientos de Secretario y Definidor General con el de Rector del colegio de Marcilla,<br />

cargo este último que había de durar hasta la celebración del próximo Capítulo Provincial.<br />

El rescripto otorgado decía así:<br />

«Vigore specialium facultatum a SSmo. Dno. Ntro. concessarum S. Congregatio<br />

Emorum, et Rmorum. S. E. E. Cardinalium negotiis et consultationibus Episcoporum<br />

et Regularium praeposita, attentis expositis circunstantiis benigne annuit precibus P.<br />

Commissarii Aplici. Oratoris de speciali gratia pro petita sanatione ac facultate usque<br />

ad proximum Capitulum Provinciale in omnibus iuxta preces. Contrariis non obstantibus<br />

quibuscumque.<br />

Romae, 2 martii 1883.<br />

G. CARD. FERRIERI, Praefectus – S. Mazotti, Scrus.» 11 .<br />

10 Cfr. notas biográficas del P. Martínez en el tomo presente, pp. 784-790.<br />

11 AG, carp. De N. P. Íñigo Narro


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 747<br />

A su tiempo, el P. Comisario Apostólico había escrito al Definitorio Provincial de Filipinas<br />

una carta en la que le pedía el parecer para nombrar Secretario General al P. Íñigo Narro,<br />

no obstando este nombramiento para que continuase en el cargo de Rector de Marcilla. Mas la<br />

citada carta llegó con mucho retraso a Manila, pues su lectura no tuvo lugar hasta la sesión<br />

celebrada el 14 de junio de 1883.<br />

En dicha sesión el Definitorio tomó el acuerdo de que se contestara al P. Comisario<br />

Apostólico con el debido respeto que, atendiendo lo que mandan nuestras Constituciones<br />

cuando hablan del oficio de Prior, cree que es incompatible el cargo de Secretario General con<br />

el de Rector de Marcilla 12 .<br />

Pero, como ya hemos visto, para aquella fecha no sólo hacía algún tiempo que el P. Íñigo<br />

Narro había sido nombrado para el citado cargo, sino que se había conseguido el anterior rescripto<br />

de la Santa Sede.<br />

VI.- Es nombrado su Sub-Procurador<br />

Existe un documento fechado el 27 de marzo de 1883 por el que el P. Comisario Apostólico<br />

nombra al P. Fr. Benito Tutor de San Agustín, a la sazón conventual de Monteagudo,<br />

Sub-Procurador General en Roma o auxiliar del Procurador P. <strong>Manuel</strong> y, como se dice en el<br />

citado documento,<br />

«a fin de que bajo la dependencia y obediencia del expresado R. P. <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez, desempeñe las comisiones y asuntos que éste le confiare, autorizándole al<br />

mismo tiempo para que pueda sustituirle en ausencias y enfermedades» 13 .<br />

El P. Gabino Sánchez, como viera que el P. <strong>Manuel</strong> necesitaba ayuda por su reciente enfermedad<br />

y el estado en que por ello se encontraba, se decidió llevar a cabo el nombramiento<br />

de un Sub-Procurador. Ahora bien, sobre la ida del P. Tutor a Roma no tenemos otra noticia<br />

que lo que leemos en el P. Licinio. Al tratar este autor del pueblo de Hiponan, en Mindanao,<br />

dice que «obra de este mismo Padre Tutor era la casa parroquial construida a sus expensas y<br />

que era un verdadero palacio, no sólo por sus elegantes proporciones, sino por los magníficos<br />

cuadros, que ornaban sus lienzos, traídos de Roma durante su estancia en la capital del orbe<br />

católico». Por su parte, el P. Sádaba ni siquiera hace mención de dicho nombramiento en la<br />

nota biográfica del referido religioso. Solamente refiere que los Prelados le autorizaron en<br />

1882 a volver a España, donde estuvo hasta 1884; el 1 de julio de este año llegaba de regreso<br />

a Manila 14 . El P. Íñigo Narro había salido ya de Roma rumbo a España el 16 de abril del año<br />

anterior, 1883.<br />

12 AM, 35, Definitorios, f. 211v.<br />

13 AG, carp. Capítulos provinciales.<br />

14 L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 284; F. SÁDABA, Catálogo, 471.


748 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

VII.- Aprobación del nuevo Calendario perpetuo de la Recolección<br />

Examinado por la Sagrada Congregación de Ritos el Calendario perpetuo, nuevamente<br />

enmendado, de la Orden de Descalzos de San Agustín, fue aprobado por Su Santidad el Papa<br />

León <strong>XII</strong>I con fecha 16 de diciembre de 1886 15 .<br />

VIII.- Muerto el Padre <strong>Manuel</strong> María Martínez, es nombrado<br />

Procurador General el Padre Enrique Pérez<br />

El 21 de julio de 1887 entregaba su alma al Señor en el hospicio de Roma, el Procurador<br />

General, P. Fr. <strong>Manuel</strong> María Martínez de San Bernardo. Y el 26 del mismo mes, en Congregación<br />

privada que tenía lugar en la casa-residencia de Madrid, presidida por el Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez, y la presencia de los PP. Íñigo Narro y Toribio Minguella,<br />

como Definidores Generales 16 , fue elegido Procurador General en Roma el P. Fr. Enrique<br />

Pérez de la Sagrada Familia.<br />

Presente entonces en Madrid este religioso, fue confirmado en el acto por el P. Comisario<br />

Apostólico en dicho cargo y prestó el debido juramento. Diósele la misma autoridad que se<br />

les solía conceder a los demás Procuradores Generales.<br />

El P. Enrique Pérez, que se encontraba con su cargo de Párroco en San Milán de la Cogolla,<br />

había sido llamado telegráficamente a Madrid antes de celebrarse la referida reunión. Y el<br />

día 1 de agosto llegaba ya a Roma en compañía del P. Íñigo Narro.<br />

Estos dos religiosos, juntamente con el agustino P. Oña, fueron a la Sagrada Congregación<br />

de Obispos y Regulares para presentar las preces por las que el P. Comisario Apostólico<br />

suplicaba a Su Santidad que el P. Enrique Pérez<br />

«in Procuratorem Generalem Nostri Ordinis constituere benigne dignetur, eidem tribuendo<br />

omnes facultates quas Capitula Generalia Procuratoribus conferre solebant».<br />

El Secretario de la referida Congregación, monseñor Sepiacci, recibió a los tres Padres<br />

muy atentamente; mas, una vez enterado del contenido de las preces, se apresuró a manifestarles<br />

«que sí, que sin dificultad se le reconocería de hecho como Procurador al P. Enrique,<br />

pero que, para darle el nombramiento de tal, era preciso pensarlo, pues se estaba trabajando<br />

por la unión de todos y era necesario no crear dificultades a esta unión, ansiada por los agustinos<br />

descalzos italianos, y en su concepto era una dificultad este nombramiento» 17 .<br />

15 AG, carp. Rescriptos 1786-1920, leg. II; Congregación general, n. 10.<br />

16 Por falta de Definidores Generales debió convocar el P. Sabino a la Congregación o Definitorio privado al P.<br />

Minguella, que era entonces Comisario de Filipinas en Madrid.<br />

17 Ya desde bastantes años atrás había en la Curia romana algunos individuos interesados en unir los agustinos<br />

recoletos españoles a los descalzos italianos, no al revés, éstos a aquéllos, como hubiera sido más propio.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 749<br />

Nuestros religiosos convinieron en volver el día 20 del mismo mes de agosto con el fin de<br />

recoger el documento del nombramiento, pero antes fueron a entrevistarse con el Cardenal<br />

Rampolla, quien se mostró muy complacido en recibirles. Y fue él mismo quien les preguntó<br />

si había alguna dificultad acerca del nombramiento. Le expusieron lo que les había dicho el<br />

Secretario de la Congregación y entonces el señor Cardenal les prometió «que él allanaría<br />

todas las esperanzas y que cualquiera otra dificultad que se presentase, fueran a decírselo para<br />

vencerla él».<br />

Tuvo feliz resultado esta visita, pues con fecha 19 de agosto, el día anterior a su convenida<br />

vuelta a la Congregación, se firmaba el decreto por el que dicha Congregación se dignaba<br />

aprobar y confirmar al P. Enrique Pérez en el oficio de Procurador General<br />

«cum omnibus iuribus et privilegiis huic officio adnexis» 18 .<br />

IX.- Notas biográficas del nuevo Procurador General<br />

El lugar del nacimiento del P. Enrique Pérez fue el pueblo burgalés de Oña, donde vino al<br />

mundo el 14 de abril de 1854.<br />

Sus padres, distinguidos por sus méritos, fe cristiana y posición social, se llamaban Lesmes<br />

Pérez de Mena y Josefa Esplugues Pellicer.<br />

Veamos ahora lo que nos cuenta nuestro mismo biografiado:<br />

«En octubre de 1859, día de San Bruno, llegué a Burgos con mi madre, habiendo resuelto<br />

mis padres trasladarse a la capital de la provincia para poder, con más facilidad, atender a la<br />

educación y estudios de mi hermano Alfredo y de los otros pequeños. La revolución del 69<br />

me impidió continuar los estudios eclesiásticos que me proponía seguir, habiendo comenzado<br />

la gramática latina en el colegio de San Carlos de los Padres jesuitas. En octubre del 71 me<br />

trasladé con mis padres a Madrid, donde conocí a la familia del P. Patricio Marcellán y ésta<br />

me hizo conocer al P. Comisario de Filipinas, el P. Marcial Bellido, a quien visitaba con frecuencia,<br />

llamándome él mismo muchas veces para algunos trabajos de escritura, necesarios en<br />

la Comisaría, y en sus ausencias quería que yo me quedase en la Comisaría para atender a las<br />

cosas más urgentes. Ya tenía yo entonces el pensamiento de hacerme religioso; pero no estaba<br />

del todo decidido, y dudaba entre éste y quedarme en Madrid para ser sacerdote secular. Ya<br />

estaba continuando los estudios en el colegio de la Asociación de Católicos, del que era Rector<br />

el Sr. D. Francisco de Asís Aguilar, actualmente hispo de Segorbe.<br />

La circunstancia de ser uno de los catedráticos el sobrino de N. P. Gabino y el tener que<br />

ver a éste algunas veces por las cosas de la Comisaría, me hicieron conocer a dicho Padre,<br />

quien me trató con tanto cariño que me hacía ir a verle con frecuencia, estando conmigo los<br />

18 AG, carps. 3 y 4.


750 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

escasos ratos que le dejaban libre sus muchísimas ocupaciones. Su trato, sus ejemplos y su<br />

bondad me hicieron por fin tomar la resolución definitiva de hacerme religioso de su Orden.<br />

Ocupábame también muchas veces en escribir en su despacho; llegada la fiesta de N. P. San<br />

Agustín, quiso que la celebrase con él, comiendo en su compañía y con los otros Padres Definidores,<br />

antes que partiese para el colegio de Monteagudo, para donde salí el 1 de septiembre<br />

de 1872, llevando cartas y documentos del P. Comisario Guillermo Agudo, quien asimismo<br />

me distinguía y me trataba con mucha bondad.<br />

»En los Estudios Católicos había obtenido yo el primer premio de mi asignatura, que no<br />

pude recibir, pero que recibió por mí mi madre, consistente en un diploma...<br />

»Tomé el hábito el día 17 de septiembre de 1872. La profesión de votos simples hubo de<br />

suspenderse a todos los novicios por los sucesos políticos de España en aquella época; apenas<br />

hubo un pequeño respiro, nos dieron la profesión el 15 de enero de 1874. En septiembre de<br />

1876 nos pasaron a Marcilla, donde hice la profesión solemne el día 16 de enero de 1877. En<br />

17 de marzo fui ordenado de subdiácono; de diácono, el 26 de mayo, y de sacerdote, el 22 de<br />

septiembre. Canté la primera misa en Marcilla el día del Pilar» 19 .<br />

«Apenas hubo terminado los estudios de la carrera eclesiástica —dice el P. Sádaba—, en<br />

los que manifestó su gran amor a los libros y despejada inteligencia, trasladáronle los Superiores<br />

al colegio de San Millán, al aceptarse por nuestra Orden el año 1878 aquel real monasterio,<br />

para que ejerciese la cura de almas en el pueblo del mismo nombre» 20 .<br />

El Rector-Presidente de aquella casa, P. Íñigo Narro, «lo presentó al señor Obispo de la<br />

diócesis para que hiciera a favor suyo el nombramiento de Cura Regente de aquella parroquia.<br />

Fue, en efecto, nombrado y empezó a ejercer sus funciones».<br />

Así lo consigna el P. Matute, a la sazón conventual de la citada casa, quien, a continuación,<br />

escribe lo siguiente:<br />

«Cómo se portó el P. Enrique siendo Cura de San Millán de la Co golla, habrían de decirlo<br />

las notables mejoras que introdujo en la parroquia, las solemnes funciones que iniciaba y<br />

llevaba a cabo, la vida que dio a las Congregaciones piadosas, en especial a las Hijas de María<br />

y Congregantes de San Luis Gonzaga, el amor y cariño que le profesaban sus feligreses, sabiendo<br />

captárselo sin perjuicio de su dignidad y del respeto que merecía. Fue entonces cuando<br />

el P. Enrique dio más a conocer sus bellas dotes y todo el fondo de ciencia y de virtud, que<br />

atesoraba su corazón. Sus múltiples ocupaciones no le impedían dedicarse algún rato a componer<br />

bellas poesías, que, en su modestia, nunca ha querido dar a la pública luz, pero que bien<br />

lo merecían; jamás lo vimos ocioso ni desocupado y siempre hacía alguna cosa útil, sin perjuicio<br />

de cumplir como buen religioso los deberes que en el convento tenía como tal. Costumbre<br />

es en nuestro colegio cuando llega alguna fiesta de las principales del año, como Pascuas,<br />

Corpus,<br />

19 S. MATUTE, Apuntes, 3, 66.<br />

20 F. SÁDABA, Catálogo, 834.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 751<br />

etcétera, felicitar al P. Rector, y en su cumpleaños y santo, así como en el de los demás Padres<br />

que residen en el colegio, hacer alguna manifestación de regocijo y demostración de amor al<br />

Padre o Padres a quienes se felicita. Para estas ocasiones era preciso un poeta, y se acudía al<br />

P. Enrique, quien en su bondad componía unos versos de circunstancias, que puestos en música,<br />

eran alma de ese regocijo y de esa alegría, que algunos creen desterrados de los conventos,<br />

sin querer atender que allí es donde reina e impera en su verdadero y genuino sentido» 21 .<br />

Terminaremos estas notas biográficas del P. Enrique Pérez, recordando que en este mismo<br />

tomo de Crónicas 22 se relata detalladamente cómo llevó a cabo la delicada comisión de<br />

Visitador de la Provincia de la Candelaria, que le fue encomendada por el Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino Sánchez, en agosto de 1884 y que terminó en septiembre del año siguiente. A<br />

su regreso a España se reintegró a su parroquia de San Millán de la Cogolla.<br />

X.- El Padre Eustaquio Moreno, Definidor General<br />

Con fecha 18 de septiembre de 1890 expidió el P. Comisario Apostólico el título de Definidor<br />

General a favor del P. Fr. Eustaquio Moreno del Rosario 23 .<br />

Dicho título lo remitió el P. Gabino Sánchez al Provincial de Filipinas juntamente con<br />

una carta. En ella recomendaba al P. Fidel de Blas que le mandase cuanto antes al P. Eustaquio<br />

porque lo necesitaba.<br />

Era el 28 del mes siguiente cuando el P. Provincial pudo comunicarle lo anterior al nuevo<br />

Definidor General, quien embarcaba rumbo a la Península el 10 de diciembre 24 .<br />

XI.- El Cardenal Rampolla, Protector de la Orden<br />

Uno de los últimos días de marzo de 1888 pagaba su tributo a la muerte en Roma el Cardenal<br />

Tomás María Martinelli, Protector de agustinos y recoletos desde enero de 1877 25 .<br />

Transcurrieron unos meses y el 23 de diciembre del mismo año 1888 el Procurador General,<br />

P. Enrique Pérez, escribe al P. Comisario Apostólico con el gozoso anuncio de haber sido<br />

nombrado Protector<br />

21 S. MATUTE, Apuntes, 2, 218. Acerca de este religioso cfr. BSN, a. 1962, (121) 313, M. Avellaneda, Nuestro<br />

Primer prior General.<br />

22 Cfr. capítulo XI, artículo quinto.<br />

23 AG, Registro, 9.<br />

24 AM, 55, Oficios, ff. 144v, 145v; Cosas not. Prov., 30.<br />

25 Cfr. tomo presente, capítulo VI, artículo primero. El Cardenal Martinelli, cuando era ya Protector de la Orden,<br />

fue nombrado en 1877 Pro-Prefecto de la Congregación de Ritos y al año siguiente de la del Santo Oficio.<br />

Humilde por naturaleza se negó siempre a publicar sus escritos y sólo queda impreso de él una Oratio funebris<br />

Emmi. Cardinalis De Reisach y una Omelia de la Virgen de los Dolores, publicadas ambas por el P.<br />

Mattioli en su obra sobre el Cardenal. Se imprimió también una Pastoral. Sobrino suyo era el asimismo<br />

Cardenal Sebastián Martinelli, agustino también como él (Enciclopedia ESPASA, 33, 510).


752 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

el Cardenal Rampolla, tan afecto a los agustinos recoletos, como lo hemos podido comprobar<br />

ya en las páginas del presente tomo de Crónicas.<br />

Una vez consignada la noticia, el P. Enrique le da cuenta tan de lo siguiente:<br />

«He pasado a visitarle y darle la felicitación de Pascuas que Vuestra Reverencia me encargaba<br />

y le he significado la alegría grande que la Orden recibirá con un Protector tan valioso<br />

y tan amante de San Agustín. Como de costumbre me ha preguntado por Vuestra Reverencia<br />

y por las monjitas y me ha encargado que pidamos mucho por él, pues ahora tiene un título<br />

más para ello; él también lo hará desde ahora con mayor motivo para toda la Orden» 26 .<br />

El Cardenal Mariano Rampolla del Tíndaro había nacido en la población siciliana de Polizi<br />

el 17 de agosto de 1843 de noble familia. Muy joven aún se trasladó a Roma, donde continuó<br />

sus estudios en el seminario de San Pedro, luego en el colegio Capránica y, finalmente,<br />

en <strong>1867</strong>, ingresaba en la Academia de Nobles Eclesiásticos.<br />

Canónigo de Santa María la Mayor en 1874, al año siguiente recibe el nombramiento de<br />

Auditor de la nunciatura de Madrid. Después de desempeñar también el cargo de Nuncio en<br />

1876 interinamente, en 1877 regresaba a Roma para ocupar el oficio de Secretario de la Congregación<br />

de Propaganda Fide en lo referente a los asuntos relacionados con el rito oriental.<br />

Tres años después pasa a la secretaría de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. En el mismo<br />

año 1880 el Papa León <strong>XII</strong>I le nombra Arzobispo titular de Heraclea y al año siguiente, Nuncio<br />

en Madrid, cargo difícil en aquellas circunstancias porque había de darse solución a algunos<br />

asuntos muy delicados. Finalmente, es elevado al cardenalato el 14 de marzo de 1887, y,<br />

dos meses después, Su Santidad le encomienda la Secretaría de Estado 27 .<br />

ARTÍCULO SEGUNDO<br />

Intención de dar al Padre Comisario Apostólico un Coadjutor con derecho de sucesión.<br />

–Fallece el Padre Gabino; gestiones para el nombramiento de su sucesor. –Decreto<br />

con el nombramiento de nuevo Comisario Apostólico. –Informe biográfico<br />

acerca del Padre Íñigo Narro. –Detalles interesantes contenidos en unas<br />

cartas. –Comunicaciones del nombramiento de nuevo Comisario Apostólico.<br />

–Reconocimiento del citado nombramiento por el Gobierno<br />

de la nación española. –Designación de Definidores Generales<br />

I.- Intención de dar al Padre Comisario Apostólico un<br />

Coadjutor con derecho de sucesión<br />

En 1889 se pensó en dar al P. Gabino Sánchez un Coadjutor en su cargo de Comisario<br />

Apostólico con derecho de sucesión. No se llevó<br />

26 AG, carp. 4.<br />

27 Enciclopedia ESPASA, 49, 600. Había publicado: De cathedra romana beati Petri Apostolorum Principis<br />

(Roma, 1868), y De authentico romani pontificis magisterio solemne testimonium (Roma, 1870).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 753<br />

a cabo esta intención, ciertamente; pero creemos interesante darlo a conocer en estas páginas<br />

de nuestras Crónicas.<br />

Se trata de este asunto en una carta dirigida el 25 de junio del citado año por el Procurador<br />

General en Roma, P. Enrique Pérez, al señor Arzobispo de Santiago de Compostela. Como<br />

es sabido, bajo la jurisdicción de este Prelado se encontraba el convento de agustinas recoletas<br />

de la Encarnación de Madrid, cuyo Capellán Mayor era el P. Gabino Sánchez. Sin duda<br />

la ya avanzada edad y los achaques de éste dieron lugar al pensamiento de darle un Coadjutor.<br />

El texto de la referida carta es como sigue:<br />

«Contestando a su grata del 9, debo lo primero confesarme reconocido por el interés que<br />

V. S. I. se toma por el P. Gabino, por nuestras monjitas de la Encarnación y por la Orden recoleta<br />

de San Agustín, que le mirará siempre como a su especial bienhechor.<br />

»Quiera el Señor conservarnos largos años al P. Gabino, como se lo pedimos muy de veras.<br />

Con él está de continuo el P. Íñigo Narro; también se encuentran en Madrid el P. Toribio<br />

Minguella y el P. Comisario Provincial, y a la menor novedad iría también el Ilmo. Sr. Obispo<br />

de Huesca. En este punto creo que podemos estar tranquilos.<br />

»Como quiera que el nombramiento de Comisario Apostólico es propio de Su Santidad<br />

(bien que el Gobierno pretende el derecho de presentación) he hablado del asunto con el Emmo.<br />

Sr. Rampolla, Cardenal Protector de nuestra Orden. El pensamiento de su Emma. es dar<br />

al P. Gabino un Coadjutor con derecho de sucesión.<br />

»Esta noticia puede servir a V. S. I. para resolver lo que crea mejor respecto al nombramiento<br />

de Capellán de la Encarnación. El Padre Íñigo Narro ofrece la ventaja de llevar allí<br />

algunos años y conoce bien las cosas del monasterio; es además religioso muy observante y<br />

de muy buenas prendas.<br />

»El pensamiento del Emmo. Sr. Cardenal está conforme con los deseos del P. Gabino y<br />

con las esperanzas de la Orden; el modo de realizarlo será haciendo que el mismo P. Gabino<br />

eleve una súplica a Su Santidad, la cual, apoyada por Su Eminencia, es de esperar que tendrá<br />

resultado favorable.<br />

»Pero nos encontramos con un obstáculo. Sabe V. E. I. el respeto y el cariño que todos<br />

tenemos al P. Gabino, y el temor de disgustarle al proponerle el asunto, hace que éste se vaya<br />

retrasando. Ni me atrevo a escribirle directamente, ni tampoco a recomendarles que se lo propongan<br />

los Padres de Madrid, porque en éstos concurre la razón de la propia delicadeza, aún<br />

más poderosa.<br />

»Se necesita, pues, hallar un medio prudente y delicado de inducir al P. Gabino a elevar<br />

la súplica a Su Santidad. Yo me atrevo a esperarlo de la bondad, celo y prudencia de V. E.<br />

I.» 28 .<br />

Aparte de esta misiva del P. Enrique no hemos encontrado otra noticia más sobre este<br />

particular.<br />

28 AM, carp. Papeles del P. Gabino Sánchez.


754 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

II.- Fallece el Padre Gabino; gestiones para el nombramiento de su sucesor<br />

El día 20 de enero de <strong>1891</strong> pasaba a mejor vida santamente el P. Gabino Sánchez.<br />

Antes de dar cuenta del nombramiento de un nuevo Comisario Apostólico de la Recolección,<br />

vamos a referir las gestiones hechas para la designación del mismo, alguna aun anterior<br />

al mismo fallecimiento del P. Gabino.<br />

El Provincial de Filipinas, P. Fidel de Blas, escribe lo siguiente:<br />

«El 22 del actual —enero de <strong>1891</strong>— recibí de España un telegrama firmado por N. P.<br />

Comisario Fr. Toribio Minguella, que decía así: «Nuestro Padre Gabino fallecido».<br />

«Acababa de recibir aquellos días una carta de dicho N. P. Toribio diciéndome que Ntro.<br />

P. Rvmo. pasaba a duras penas el invierno y su vida se iba apagando poco a poco; que su<br />

muerte nos había de ser muy sensible y fuese ocasión de disturbios para esta Provincia; que<br />

los italianos andaban buscando los medios de realizar sus antiguas pretensiones de agregarnos<br />

a ellos y que de seguro aprovecharían la circunstancia de esa desgracia para hacer sus mayores<br />

esfuerzos con gran probabilidad de éxito; que si estos temores (de la muerte del Rvmo.) se<br />

realizasen en mi tiempo, telegrafiase (para ganar tiempo) al Sr. Nuncio en España y al Secretario<br />

de Estado de Su Santidad en Roma suplicando reverentemente interpusiese su valimiento<br />

a favor del nombramiento de nuevo Rvmo. de nuestra Provincia, que podía ser N. P. Tal o<br />

el P. Cual.<br />

»Aconsejándome, pues, de varios Padres de mi confianza, puse un telegrama al Sr. Nuncio<br />

en Madrid, suplicándole en nombre de la Provincia influyese para que nos diesen otro<br />

Rmo. Comisario Apostólico, que podía ser N. P. José Learte, ex Provincial.<br />

»Y, efectivamente —sigue diciendo el P. Provincial—, a los pocos días tuve la satisfacción<br />

de saber que había logrado mis deseos en la parte principal, pues recibí otro telegrama<br />

diciéndome que N. P. Íñigo Narro era el designado Comisario Apostólico, lo cual me bastaba,<br />

ya que la persona me era indiferente, por más que en mi telegrama indicase un nombre porque<br />

había que ponerlo» 29 .<br />

El Procurador General en Roma, P. Enrique Pérez, por su parte, tan pronto como recibió<br />

el telegrama del P. Minguella con la noticia de la muerte del P. Gabino, fue a comunicársela<br />

al Cardenal Rampolla, el cual dio muestras de gran sentimiento, pues era mucho lo que él<br />

apreciaba al P. Gabino.<br />

Así se lo escribía el citado P. Enrique al P. Narro en contestación dada el 26 de enero a<br />

una carta que este Padre le había dirigido el día 21 con los detalles del fallecimiento del P.<br />

Comisario Apostólico.<br />

Luego continuaba el P. Enrique de esta manera:<br />

29 AM, Cosas nov. Prov., 33.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 755<br />

«Al despedirme el señor Cardenal añadió: «Ya se pensará en darle un buen sucesor».<br />

«Y este caso —sigue el Padre— ha llegado ya. Y para que V. R. tenga conocimiento de<br />

lo que conviene, debo decirle que en una ocasión (que no busqué, sino que se me presentó por<br />

sí misma) se ofreció hablar con el señor Cardenal acerca del futuro sucesor, y ya Su Eminencia<br />

significó su voluntad expresa de que lo fuera Vuestra Reverencia.<br />

»Que mis ojos y los de muchos estaban puestos en Vuestra Reverencia y que, habiendo<br />

sido ésta la última voluntad de nuestro venerado Padre, no cabe duda para mí que lo es también<br />

de Dios.<br />

»Por consiguiente, permítame que, por esta vez (es la primera y será la última), tomando<br />

aires de Superior (impropios de mí que no soy nadie) le diga: «P. Íñigo, baje la cabeza, acepte<br />

la carga y adelante; a trabajar por la gloria de Dios y el bien de nuestra Orden».<br />

»Anoche hablé con Su Eminencia y hoy comienzo a dar los pasos oportunos. Su Eminencia<br />

ha prometido recomendar el asunto al Cardenal Prefecto y creo que pronto tendré el gusto<br />

de mandarle el decreto; creo que servirá de consuelo en la dolorosa pérdida que hemos tenido»<br />

30 .<br />

Una vez conseguido el nombramiento, al remitirle al P. Narro el oportuno decreto con fecha<br />

11 de febrero, le escribe también el P. Enrique una carta en la que le proporciona más<br />

detalles sobre los pasos dados en este asunto.<br />

En dicha misiva, después de manifestarle el consuelo y el placer de poder enviarle dicho<br />

secreto, de darle la enhorabuena, a la vez que pide al Señor gracias y bendiciones para cumplir<br />

debidamente con el cargo, se expresa el P. Procurador de esta guisa:<br />

«Ese nombramiento me consuela muchísimo de la pérdida de nuestro venerado Padre y<br />

me quita de encima el gran peso que me agobiaba, dados los temores, bien fundados, de que<br />

pudiéramos hallar alguna oposición y, aún más, el pensar que este gravísimo cuidado debía<br />

pesar sobre persona tan insignificante como yo. Doy gracias a Dios porque ha preparado las<br />

cosas con tan buena manera que en pocos días hemos podido conseguir ese nombramiento.<br />

Después de Dios se debe al Emmo. Cardenal Protector Rampolla, que es quien ha allanado las<br />

dificultades, o, más bien, les ha impedido levantar cabeza. Yo no he tenido otra parte que la<br />

de mero ejecutor de la voluntad del Cardenal.<br />

»Cuando le vi, apenas recibí el telegrama de la triste nueva, me dijo lo que ya sabe Vuestra<br />

Reverencia. Después que por el correo tuve más noticias, fui a verle y entonces me mandó<br />

ver al Cardenal Verga, Prefecto de la Congregación, y ponerme con él de acuerdo acerca del<br />

modo de nombrar el sucesor, declarando su voluntad sobre la persona.<br />

»De acuerdo con el Cardenal Prefecto, presenté la instancia. El Secretario monseñor Sepiacci,<br />

al verla, puso el mismo gesto que nos<br />

30 AG, carp. De N. P. Iñigo Narro.


756 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

hizo ver, cuando se trató de mi nombramiento. Le dije entonces que había hablado con los dos<br />

Cardenales y le recomendé que la hiciese despachar antes de las vacaciones del Cardenal.<br />

»La instancia fue al Cardenal Rampolla, pero por ser viernes, día de diplomáticos, no pude<br />

ver a Su Eminencia. No obstante le dejé el pliego con aviso de que volvería por la noche a<br />

recibir la respuesta. Volví, en efecto, y me dijo que al día siguiente pensaba ver al Cardenal<br />

Prefecto; no pudo verlo hasta el domingo; pero el Prefecto no se contentó con el informe verbal,<br />

sino que fuese por escrito. El lunes, por ser fiesta, no se pudo hacer nada; el martes volví<br />

al Vaticano, aunque sabía que era también día de diplomáticos. El Cardenal estaba con el Papa<br />

y luego tenía que ir al funeral del Cardenal Crissofori. Viendo que era inútil esperarle, me<br />

fui a buscar a monseñor della Chiesa 31 para que recordase al Cardenal que se necesitaba la<br />

respuesta por escrito. Por la tarde vino a decirme que estaba hecho y que el informe estaba<br />

concebido en estos términos: «Que conociendo de cerca las personas y las cosas, no sólo no<br />

veía inconveniente, sino que vería con gusto el nombramiento que se pedía».<br />

»Al día siguiente, último de Congregación, fui a ver a monseñor Sepiacci, quien me dijo<br />

que no había recibido nada; al Cardenal Verga no fue posible verle. El jueves volví a Sepiacci;<br />

me mandó al archivista a ver si había recibido el pliego; mas, no habiendo sido hallado en<br />

el archivo, fui al Cardenal, quien me hizo saber que lo había mandado el día anterior, pero<br />

que, siendo tarde no lo había podido entregar. Me lo dio en mano y lo entregué al archivero;<br />

éste lo mandó al Auditor monseñor Boccafogli, a quien corresponde la redacción del decreto.<br />

Fui también a ver a éste y le dejé una tarjeta, suplicándole que lo despachase con toda urgencia,<br />

y al portero encargué que lo llevase a la firma y lo trajera a casa.<br />

»Todos estos pasos he dado con objeto de obtener el decreto antes de las vacaciones...<br />

Por esta vez las cosas nos han salido bien, gracias a Dios y a la intervención del Cardenal Protector»<br />

32 .<br />

III.- Decreto con el nombramiento de nuevo Comisario Apostólico<br />

El texto con el nombramiento del P. Íñigo Narro de la Concepción para el cargo de Comisario<br />

Apostólico, dado por la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares el 12 de febrero<br />

de <strong>1891</strong>, dice así:<br />

«Quum por obitum P. Gabini Sánchez a Conceptione munus Commissarii Generalis<br />

Apostolici Ordinis Eremitarum Excalceatorum S. Augustini Congregationis Hispaniae<br />

et Indiarum vacare contigerit, SSmus. D. N. Leo PP. <strong>XII</strong>I, peculiaribus inspectis<br />

31 Nos parece oportuno consignar que Giacomo della Chiesa, elegido Papa en 1914 con el nombre de Benedicto<br />

XV, era muy afecto a nuestros religiosos. Colaborador del Cardenal Rampolla, estuvo con éste en la Nunciatura<br />

de Madrid y después en la Secretaría de Estado.<br />

32 AG, carp. De N. P. Iñigo Narro.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 757<br />

adiunctis, regimini praefatae Congregationis, per novi P. Commissarii Generalis Apostolici<br />

nominationem sollicite consulendum fore constituit. Quare Sanctitas Sua, sedulo<br />

omnibus perpensis, in audientia habita ab infrascripto D. Secretario die 30 Januarii<br />

<strong>1891</strong> R. P. Eneconem Narro a Conceptione, Matriti degentem, in Commissarium Generalem<br />

Apostolicum praedicti Ordinis Eremitarum Excalceatorum S. Augustini Congregationis<br />

Hispaniae et Indiarum, ad nutum et beneplacitum S. Sedis, nominare, deputare<br />

atque constituere dignata est, prout praesentis Decreti tenore idem vir religiosus<br />

in Commissarium Generalem Apostolicae praefatae Congregationis nominatur, deputatur<br />

atque constituitur, ei omnes et singulas tribuens facultates, quibus ex Ordinis<br />

Constitutionibus Superiores Generales in Hispaniis fruebantur, facta insuper eidem potestate<br />

Provinciales et Definitores Provinciales extra Capitulum deputandi, necnon<br />

cum omnibus aliis facultatibus decreto diei 28 Martii 1862 ab Apostolica Sede concessis.<br />

Contrariis quibuscumque non obstantibus.<br />

Datum Romae ex Secretaria S. Congregationis Episcoporum et Regularium die 12<br />

Februarii <strong>1891</strong>.<br />

F. CARD. VERGA Praefs. – Fr. Aloisius Epus. Calhiricen. Secrius» 33 .<br />

IV.- Informe biográfico del Padre Íñigo Narro<br />

El P. Santiago Matute nos ofrece unos datos acerca del nuevo P. Comisario Apostólico<br />

que le había remitido, según afirma, «persona muy enterada de la historia de nuestro biografiado<br />

y digna de mayor crédito». Son copiados estos datos a continuación:<br />

«Fr. Íñigo Narro de la Concepción nació en la ciudad de Calatayud, provincia de Zaragoza,<br />

el día 1 de junio de 1838; fueron sus padres Antonio y Raimunda, el primero natural de<br />

Atea y la segunda de Ibdes, ambas villas de la misma provincia de Zaragoza. Pasados los años<br />

de la infancia, estudió la primera y segunda enseñanza en el colegio denominado de la Correa,<br />

por haberlo sido de los agustinos recoletos, llamados correanos.<br />

»El 13 de junio de 1855 salió de Calatayud para vestir el santo hábito en el colegio de<br />

Monteagudo, y, pasado el año de noviciado, pronunció sus votos solemnes el 27 de junio de<br />

1856.<br />

»Terminados sus estudios de filosofía y teología, hizo oposición a la cátedra de filosofía<br />

y obtuvo el título de Lector a fines de 1860; pasados cuatro años obtuvo el título de Lector en<br />

sagrada teología 34 ;<br />

33 AG, carp. De N. P. Íñigo Narro, el original; copias en AG, Congregación general, n. 17; AM, Lib. 4.º de Becerro,<br />

f. 161v; carp. 75, leg. 24; en castellano en S. MATUTE, Apuntes, 1, 103.<br />

34 Fue el 29 de septiembre de 1860 cuando, aún corista, hizo las oposiciones a la cátedra de filosofía y su título<br />

de Lector de teología fue firmado por el P. Provincial el 2 de diciembre de 1869 (AM, 28, Registro Provi.<br />

3.º, f. 38v). Las dimisorias para la tonsura, menores y subdiaconado se le dieron el 14 de diciembre de<br />

1859, órdenes que recibió de manos del señor Marrodán, Obispo de Tarazona, quien al año siguiente, el 2<br />

de junio, le confería el diaconado en Tudela, con dimisorias de fecha 26 de mayo. El 12 de septiembre de<br />

1861 se firmaban las de presbiterado y era ordenado de sacerdote el 21 del mismo mes en Tarazona por el<br />

citado Prelado.


758 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

diez años consecutivos desempeñó las cátedras de filosofía, teología dogmática y moral y al<br />

mismo tiempo, sobre todo los cinco últimos en el colegio de Marcilla, los cargos de predicador,<br />

confesor de la comunidad y gente de los pueblos circunvecinos y Vicerrector del 66 al<br />

67 35 .<br />

»Este excesivo trabajo, sobre todo la cátedra y confesonario, le produjo una afección nerviosa<br />

que, conocida por el P. Provincial, Fr. Mariano Cuartero, le movió a ordenarle su paso<br />

al archipiélago filipino, y Fr. Íñigo, en virtud de santa obediencia, partió del colegio para Manila<br />

a mediados de noviembre de 1870; con cincuenta y cinco días de viaje, siempre mareado,<br />

llegó a Manila 36 , siendo nombrado a los pocos días de su arribo Presidente del convento de<br />

San Nicolás de Tolentino en la ciudad de Cavite, capital de la provincia del mismo nombre.<br />

»Trece meses estuvo al frente de este convento, confesando, predicando y restaurando el<br />

convento e iglesia. Los Superiores le destinaron a Antipolo para estudiar el dialecto tagalo, y,<br />

pasados siete meses, previo examen, en julio de 1872, administró la parroquia de Cavite Viejo,<br />

pueblo de nueve mil almas, por unos meses, pasando luego a dirigir espiritualmente el<br />

pueblo de Rosario en la misma provincia de Cavite, parroquia de siete mil almas.<br />

»En el Capítulo Provincial de 1873 fue nombrado Rector del colegio de Marcilla, embarcándose<br />

en Manila para cumplir su cometido en España el 27 de mayo del año citado.<br />

»Terminado su Rectorado de Marcilla, en el Capítulo Provincial, celebrado en el año<br />

1876, fue elegido Prior del convento de Manila, volviéndose a embarcar para aquel archipiélago<br />

en septiembre del mismo año 37 ; desempeñó el Priorato de Manila año y medio, hasta el<br />

Capítulo Intermedio, en que, agravada su afección nerviosa por sus muchas ocupaciones (fue<br />

Vicario Provincial durante seis meses, en el mando del General Moriones, por ausencia del P.<br />

Provincial) y clima caluroso y enervante, se vio precisado, por consejo de los médicos, a presentar<br />

la renuncia del cargo de Prior; admitida por los PP. Capitulares, los Superiores lo mandaron<br />

a España para hacerse cargo del nuevo colegio de San Millán de la Cogolla, al que llegó<br />

en mayo de 1878, y, preparado todo, con ímprobo trabajo, para la inauguración, que se hizo el<br />

1 de septiembre, continuó al frente del mismo colegio<br />

35 Pasó del colegio de Monteagudo al de Marcilla, en el que se encontraba cuando los lamentables sucesos acaecidos<br />

al poco tiempo de la inauguración de este colegio, que dieron ocasión a que fuera nombrado Vicerrector<br />

del mismo por el P. Comisario Apostólico (CR, 11, 757, 759-761, 763).<br />

36 Tuvo lugar su salida del colegio de Marcilla el 24 del citado mes y la llegada a la capital filipina, por la vía del<br />

istmo de Suez, el 17 de enero de 1871 (F. SÁDABA, Catálogo, 353).<br />

37 Partió de España en el vapor «Aurrerá», que fondeó en la bahía de Manila el 21 de octubre (F. SÁDABA, Catálogo,<br />

596; AM, 28, Registro Provl. 3.º, f. 103v).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 759<br />

como Presidente, con la administración de la parroquia, confesando y predicando, hasta que<br />

en el Capítulo Provincial de 1879 fue elegido Comisario, Procurador y Vicario Provincial de<br />

Filipinas en Madrid; en este trienio por nombramiento de N. P. Comisario Apostólico, Fr.<br />

Gabino Sánchez, desempeñó a la vez el cargo de Definidor General por la Provincia de Filipinas».<br />

Anota luego el P. Matute la elección del P. Narro para el Rectorado de Marcilla y los cargos<br />

de Definidor y Secretario General, que, como ya se ha dicho en este capítulo, desempeñó<br />

a la vez con dispensa pontificia. Señala su ida a Roma por enfermedad del P. Procurador, y,<br />

finalmente, recuerda que en Madrid fue «confesor de las Siervas de María, extraordinario de<br />

varios conventos de religiosas y con mucho confesonario diariamente en la iglesia del convento<br />

de la Encarnación» 38 .<br />

Terminamos estas notas acerca del P. Íñigo Narro repitiendo las palabras del Provincial,<br />

P. Juan Cruz Gómez, escritas al P. Comisario Apostólico con motivo de la elección de nuestro<br />

biografiado en 1882 para el Rectorado de Marcilla. Decía de él dicho P. Provincial «que, con<br />

acrisolada virtud, exquisito tacto y prudencia, tendrá a raya a los individuos del colegio y los<br />

mantendrá en el orden y disciplina que deben observar» 39 . Son un resumen de las cualidades<br />

que adornaban al nuevo P. Comisario Apostólico de la Recolección.<br />

V.- Detalles interesantes contenidos en unas cartas<br />

El nuevo P. Comisario Apostólico, P. Íñigo Narro, con fecha 16 de febrero del mismo<br />

año <strong>1891</strong>, escribe lo siguiente al P. Enrique Pérez:<br />

«Mi deseo es vivir en uno de los colegios, desde donde, creo, puedo cumplir mis obligaciones;<br />

por otra parte, veo que los otros Comisarios Apostólicos residen en Madrid; veo también<br />

algunas complicaciones para el P. Rector del colegio en el que yo resida; sigo en este de<br />

la Encarnación, estoy nombrado confesor ordinario de esta comunidad, tan querida del Emmo.<br />

Cardenal Rampolla, y está tan confiada que por ser Comisario Apostólico me tiene más<br />

seguro para confesor y el retirarme sería de profundo sentimiento; soy también confesor ordinario<br />

de las agustinas recoletas de Santa Isabel, nombrado hace ya cerca de cuatro años por el<br />

Cardenal Payá; pero, repito, mi inclinación es el vivir en los colegios; consúltelo con nuestro<br />

venerado y amadísimo Protector y dígamelo.<br />

»Los Padres de Filipinas (ya apenas quedan exclaustrados) son del parecer de formar en<br />

Madrid una residencia en donde vivan en comunidad el Comisario Apostólico, los Definidores<br />

Generales, el Procurador y algunos hermanos. Si es del agrado del Cardenal Protector se<br />

hace así; no quiero sino acertar y hacer lo más agradable a Dios» 40 .<br />

38 S. MATUTE, Apuntes, 1, 213; copian las notas de este autor AM, 61-4.º, Difuntos y F. SÁDABA, Catálogo, 554.<br />

39 Tomo presente, capítulo X, artículo primero.<br />

40 AG, A-2.º-1.ª


760 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En su respuesta dada el 22 del mismo mes, el P. Enrique le manifiesta que, una vez recibida<br />

su carta, fue a cumplir los encargos que en ella le hacía para el Cardenal Rampolla.<br />

«Le di las gracias —continúa— en nombre de Vuestra Reverencia y de toda la Congregación.<br />

Su respuesta fue: «Dígale que gobierne bien la Congregación; que yo se la he confiado,<br />

y espero que responderá a lo mucho que en él confío. Le recomiendo siempre mucha unión<br />

con Roma y gran adhesión a la Santa Sede y que la inspire también a sus religiosos»... Me<br />

figuro —sigue el P. Enrique— que estimaría mucho una carta de Vuestra Reverencia.<br />

»Le indiqué lo que Vuestra Reverencia me dice sobre el punto de la residencia; lo deja a<br />

la discreción suya para que haga lo que crea más conveniente a la gloria de Dios y bien de la<br />

Orden... La idea de formar ahí una residencia es muy del agrado de Su Eminencia, pero me<br />

repitió que Vuestra Reverencia resuelva lo que crea mejor.<br />

»Por consejo del mismo Cardenal he presentado en la Congregación una instancia, pidiendo<br />

para Vuestra Reverencia facultad para nombrar Definidores Generales» 41 .<br />

El P. Comisario Apostólico contesta al P. Procurador General el día 2 de marzo y le dice:<br />

«Yo por mi parte tendré mucha unión con Roma y gran adhesión a la Santa Sede, proponiendo<br />

y consultando todo lo trascendental que me proponga para la mayor gloria de Dios y<br />

prosperidad de nuestra Congregación, con nuestro amadísimo Cardenal Protector, y trataré, en<br />

cuanto pueda, de fomentar esta misma adhesión en mis subordinados y aumentar cuanto me<br />

sea dado la colecta en favor del Sumo Pontífice entre nuestros misioneros, quienes ya contribuyen<br />

con el cinco por ciento de lo que perciben como Párrocos».<br />

En dos cartas posteriores manifiesta el P. Narro al P. Enrique que, a poco del fallecimiento<br />

del P. Gabino, se trasladó a la calle de San Roque y allí vive con dos Padres y dos Hermanos.<br />

En el piso de dicha calle tiene cama y mesa o comida; la mesa escritorio con los libros y<br />

papeles está en su cuarto del convento de la Encarnación, a donde va a confesar y celebrar la<br />

misa de comunión de las religiosas 42 .<br />

El Cardenal Rampolla, a quien el P. Comisario Apostólico había escrito el 1 de mayo con<br />

el fin de declararle los propósitos a los que quería conformarse en el desempeño de su cargo,<br />

le contesta con fecha del día 8 y le dice:<br />

«Bien seguro estaba de que sus disposiciones y sentimientos debían ser dignos de la escuela<br />

en la que ha venido usted formándose con tratar muy de cerca al malogrado su inmediato<br />

antecesor, el inolvidable P. Gabino. Confío, pues, en que bajo su dirección la Orden de San<br />

Agustín seguirá floreciendo en España y multiplicando apóstoles celosos de llevar la luz del<br />

Evangelio a los que viven todavía sumergidos en las tinieblas de la ignorancia, que es verdadera<br />

sombra de muerte.<br />

41 Carp. De N. P. Iñigo Narro.<br />

42 AG, A-2.º-1.ª


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 761<br />

»Por mi parte excuso decirle que siempre me encontrará usted dispuesto para favorecerle<br />

y ayudarle en cuanto se refiere a los intereses de la Orden, pues a ello ha de moverme no sólo<br />

el título de Protector sino también la particular benevolencia que le profeso» 43 .<br />

VI.- Comunicaciones del nombramiento de nuevo Comisario Apostólico<br />

El nombramiento de Comisario Apostólico a favor del P. Íñigo Narro fue comunicado al<br />

P. Provincial de Filipinas el día 18 de febrero; a los religiosos de los colegios de la Península,<br />

el 20; a los diecisiete recoletos exclaustrados de las antiguas Provincias, que todavía vivían, el<br />

24, y, al día siguiente, a los religiosos de Colombia.<br />

Por decreto del 25 de febrero se confirmó al P. Ezequiel Moreno en las mismas facultades<br />

que le habían sido delegadas por el anterior Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez 44 .<br />

Como ya se anotó en el capítulo XV del presente tomo de Crónicas, al tener noticia del<br />

nombramiento el Definitorio Provincial de Filipinas, éste prestó al momento obediencia al<br />

nuevo P. Comisario Apostólico y, además, el P. Provincial notificó dicho nombramiento por<br />

medio de una circular a todos los religiosos de aquellas islas a fin de que ellos también manifestasen<br />

sumisión y obediencia al P. Íñigo Narro.<br />

VII.- Reconocimiento del citado nombramiento por el Gobierno de la nación española<br />

El mismo P. Narro, con fecha 5 de marzo, eleva una instancia al señor Ministro de Ultramar<br />

en la que le comunica haber sido elegido por la Santa Sede Comisario Apostólico de la<br />

Congregación de agustinos recoletos de España y sus dominios. Le manifiesta luego que, como,<br />

para el más fácil y útil desempeño del cargo en bien de las misiones que nuestros religiosos<br />

administran en Filipinas, juzga conveniente sea reconocido oficialmente por el Ministerio<br />

de Ultramar, ruega se dicten las órdenes de reconocimiento del suplicante como tal Comisario<br />

Apostólico.<br />

En contestación a esta súplica, el 30 de abril se firma una real orden de la que transcribimos<br />

lo siguiente:<br />

«Vistos los informes emitidos por la Dirección General de Gracia y Justicia de este<br />

Ministerio y lo consultado por el Consejo de Estado en pleno: Considerando que,<br />

pendientes las negociaciones entabladas con la Santa Sede para el cumplimiento de lo<br />

dispuesto en la real cédula de 19 de octubre de 1852 sobre el nombramiento de Vicarios<br />

Generales de las Órdenes religiosas<br />

43 AG, carp. De N. P. Íñigo Narro.<br />

44 AG, Registro, 10.


762 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

destinadas a las Misiones de Ultramar 45 , no puede estimarse el nombramiento de que<br />

se trata, sino como una forma provisional adoptada para que la Corporación de agustinos<br />

descalzos no carezca de un Superior en España que atienda a sus necesidades espirituales<br />

y vele por el buen régimen y gobierno de la misma, sin menoscabo de las prerrogativas<br />

que gozan los Reyes de España para intervenir en todo lo gubernativo y<br />

económico de las Iglesias de Ultramar, excepto en lo que se refiere a la potestad de<br />

Orden; Considerando que el decreto en que se confiere el citado nombramiento al P.<br />

Fr. Íñigo Narro de la Pma. Concepción no tiene en sus cláusulas autorización ni licencia<br />

alguna que se oponga al ejercicio del Real Patronato; Considerando que, para conservar<br />

en toda su fuerza los derechos de éste, es conveniente que, ínterin se ultiman las<br />

indicadas negociaciones para el nombramiento de Vicarios Generales, la designación<br />

de Comisarios Apostólicos parta de la iniciativa del Real Patronato y de proposición<br />

hecha por el mismo a la Santa Sede, en conformidad a lo establecido en nuestra legislación<br />

eclesiástica respecto de las dignidades episcopales, cuyo carácter revisten aquéllos<br />

por estimarlos como Prelados regulares de las Provincias pertenecientes a sus respectivas<br />

Órdenes religiosas, y, por ello, que la falta de este requisito en el presente caso,<br />

no debe contribuir en modo alguno a formar jurisprudencia en contra del expresado<br />

derecho del Real Patronato; S. M. el Rey (q. D. g.) y en su nombre la Reina Regente<br />

del Reino ha tenido a bien acceder a lo solicitado por el R. P. Fray Íñigo Narro de la<br />

Pma. Concepción disponiendo sea reconocido como Comisario General de la Congregación<br />

de agustinos descalzos de España y sus dominios sin que este reconocimiento<br />

implique renuncia ni perjuicio a la regalía; resolviendo al propio tiempo que se signifique<br />

al Ministerio de Estado la conveniencia de activar las negociaciones pendientes<br />

con la Santa Sede para el nombramiento de Vicarios Generales, dirigiendo al Embajador<br />

de España cerca de Su Santidad la oportuna comunicación» 46 .<br />

VIII.- Designación de Definidores Generales<br />

Hemos visto anteriormente en una de las cartas del Procurador General, P. Enrique Pérez,<br />

que éste, por consejo del Cardenal Rampolla, presentó una instancia a la Sagrada Congregación<br />

de Obispos y Regulares con la súplica de que se dignase conceder al Comisario Apostólico,<br />

P. Íñigo Narro, la facultad de poder nombrar algunos Definidores Generales.<br />

En efecto; así se le fue concedido en la audiencia habida con Su<br />

45 CR, 11, 262.<br />

46 AHN, Ultramar, leg. 2313, n. 97; AM, 59 bis, Oficios, f. 17; AG, carp. De N. P. Iñigo Narro.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 763<br />

Santidad León <strong>XII</strong>I por el señor Secretario de la citada Congregación el 27 de febrero del<br />

mismo año <strong>1891</strong> 47 .<br />

De conformidad con dicha concesión, el P. Comisario Apostólico tuvo a bien nombrar<br />

Definidores Generales con fecha 20 de julio, por el tiempo de su voluntad y con todos los<br />

derechos, excepciones y gracias que nuestras Constituciones les conceden, a los PP. Fr. Pío<br />

Mareca de la Concepción, Lector Jubilado, Fr. Florentino Sáinz de la Virgen de Vico, Fr.<br />

Eustaquio Moreno del Rosario y Fr. Martín González de la Virgen de la Barda, Lector Jubilado<br />

48 .<br />

ARTÍCULO TERCERO<br />

Continuación del problema del hospicio de Roma ante las leyes del Gobierno italiano.<br />

–Las bases para la transformación del hospicio. –No son admitidos algunos de los<br />

puntos de las mismas y prosiguen las gestiones. –Nueva insistencia del Gobierno<br />

italiano y resolución favorable conseguida por el Embajador<br />

español. –Concesión a los religiosos del hospicio del Calendario<br />

perpetuo aprobado para la Recolección. –Mejoras<br />

en el edificio del hospicio y su iglesia<br />

I.- Continuación del problema del hospicio de Roma<br />

ante las leyes del Gobierno italiano<br />

En el capítulo VI del presente tomo de Crónicas vimos ya el problema creado a nuestro<br />

hospicio de Roma por la ley sobre regulares aprobada el 19 de junio de 1873 por el Parlamento<br />

italiano y las gestiones que se sucedieron para tratar de conseguir que dicha casa fuera reconocida<br />

como propiedad española y conservara su carácter de hospicio. El asunto quedó suspendido<br />

con lo actuado en 1876, como quedó relatado en el citado lugar.<br />

Transcurren cuatro años sin cosa particular y el 1 de abril de 1880 el Comisario Regio italiano<br />

envía al Procurador P. <strong>Manuel</strong> María Martínez un oficio en el que le pide documentos,<br />

ya presentados precisamente en los años anteriores, y asimismo la transformación del hospicio<br />

en otro de conformidad con la ley italiana sobre las Corporaciones religiosas.<br />

El P. <strong>Manuel</strong> puso el oficio recibido en conocimiento del señor Embajador de España, pero<br />

no dio contestación alguna al Comisario Regio, por lo cual éste remitió el 15 de junio un<br />

nuevo oficio al Padre para que le responda a lo indicado en el anterior.<br />

Efectivamente, el P. Procurador le contesta dos días después, pero solamente para comunicarle<br />

que era el señor Embajador español quien se ocupaba en la actualidad del asunto. Por<br />

ello no puede darle la conveniente respuesta que le pide.<br />

Además, a fin de obrar con paso más firme en asunto de tal clase, se dirige el P. <strong>Manuel</strong><br />

el 5 de julio al Cardenal Nina, Secretario de Estado<br />

47 AM, 55, Oficios, f. 205v.<br />

48 AM, 55, Oficios, f. 209v; carp. 3, leg. 1, 14.


764 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Su Santidad, y le hace saber que, debiéndose transformar el hospicio de San Ildefonso en<br />

otro, según la ley italiana ya conocida, «el abogado de la Legación española le ha dado las<br />

bases para ello, de las que le manda a Su Eminencia una copia, pues, aunque las cree inadmisibles,<br />

cree más prudente remitirlas al juicio de la Santa Sede».<br />

La contestación dada por el Cardenal Nina el día 10 es la siguiente:<br />

«Su Santidad, teniendo en consideración que las actuales dolorosas circunstancias no<br />

permiten rechazar absolutamente semejante transformación ni las condiciones con que se<br />

quiere efectuar, ha manifestado que Vuestra Paternidad podrá resignarse a ellas, haciendo<br />

cuanto esté de su parte, hasta donde le sea posible, para tutelar los intereses de la comunidad<br />

religiosa, y en lo demás, dando a conocer que con esa resignación no se trata de perjudicar en<br />

manera alguna ni a los derechos de la Iglesia, ni a los de la referida comunidad».<br />

Con fecha 6 de agosto le comunica el Comisario Regio al P. <strong>Manuel</strong> que recibió su contestación<br />

del 17 de junio. Añade que, como confía que ya se habrá concluido completamente<br />

el proyecto de transformación de que se trata, se lo comunique cuanto antes pueda.<br />

En su respuesta el P. <strong>Manuel</strong> le manifiesta que del asunto está encargado el abogado de la<br />

Embajada española, por lo que no le parece oportuno dar paso alguno que pueda entorpecer la<br />

acción de éste, lo cual se halla en conformidad con la nota del mismo Comisario, pues en ella<br />

se dice que podía tratar el asunto por sí mismo o por tercera persona.<br />

Las bases propuestas para la transformación del hospicio fueron examinadas nuevamente<br />

por el P. Procurador y el señor abogado de la Embajada. El 27 de septiembre se las envía<br />

aquél al señor Embajador con la observación de que, de acuerdo con el señor abogado, se han<br />

introducido ligerísimas innovaciones.<br />

«Dicho señor —explica el P. <strong>Manuel</strong>— era de opinión de no hacer salvedad en el final de<br />

las bases; pero no he podido conformarme con ese modo de pensar; el sólo ir a tratar de ello<br />

con el Comisario Regio es para nosotros una transgresión en materia de inmunidad eclesiástica.<br />

No dudo —concluye el Padre— que Vuestra Excelencia hará por esta casa cuanto han<br />

hecho y hacen los Gobiernos de España por nuestros colegios de la Península y por nuestras<br />

casas e intereses de Filipinas».<br />

Hemos de añadir que el abogado había dado a entender alguna duda acerca de la existencia<br />

de la Corporación en la Península. Con el fin de disiparla presentó el P. <strong>Manuel</strong> el último<br />

Estado General de la Provincia de Filipinas y dio asimismo toda clase de informes que se<br />

creyeron necesarios 49 .<br />

II.- Las bases para la transformación del hospicio<br />

Fue en el mes de septiembre de 1880 cuando se entregaron al señor Embajador las bases,<br />

como ya se ha dicho, pero pasaba el tiempo y no se ponían en manos del Comisario Regio.<br />

Por ello, este señor, con<br />

49 AG, carp. 3; A-4.º-5.ª


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 765<br />

fecha ya del 18 de agosto de 1883, se dirige nuevamente al P. <strong>Manuel</strong>, quien, después de<br />

muchas idas y venidas, de muchos trabajos y consultas, por fin presenta al Comisario el 19 de<br />

febrero de 1884 las bases, redactadas en los seis puntos siguientes:<br />

«1.º Esta casa vendrá transformada en instituto para hospedar a los misioneros españoles<br />

que, al ir a Filipinas o al venir de allá, se detengan en Roma, y también para<br />

los jóvenes españoles destinados a las misiones que vengan a Roma a perfeccionar sus<br />

estudios.<br />

2.º La dirección y administración estará a cargo de un Rector elegido por pluralidad<br />

de votos, y los Administradores propuestos por el Rector y aceptados y confirmados<br />

igualmente por pluralidad de votos.<br />

3.º No podrán ser elegidas Rector o Administrador las personas que no tengan los<br />

requisitos legales, etc.<br />

4.º El Rector, los Administradores, los huéspedes y los que habiten en la casa deberán<br />

estar matriculados en el Consulado de España.<br />

5.º En agosto de cada año el Rector presentará el balance a la autoridad del Reino<br />

y al Ministro de España cerca del Rey.<br />

6.º Se formará un reglamento interno para proveer a cuanto sea necesario en el orden<br />

al nuevo instituto» 50 .<br />

III.- No son admitidos algunos puntos de las bases y prosiguen las gestiones<br />

«El Gobierno italiano lleva estos asuntos muy despacio». Así se expresaba el sucesor del<br />

P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, P. Enrique Pérez, en carta escrita el 18 de abril de 1888 al Comisario<br />

Apostólico, P. Gabino Sánchez.<br />

Hacía esta afirmación el nuevo P. Procurador porque habían transcurrido ya cuatro años<br />

desde que fueron entregadas las bases hasta que el Gobierno dio su contestación.<br />

Pues era ya el 22 de marzo de 1888 cuando el Director General de fondos para el culto —<br />

se había suprimido el Comisario Regio— dirige una comunicación sobre el asunto al P. Superior<br />

del hospicio, que dicho señor llama ex convento 51 .<br />

En dicha comunicación se dice, después de exponer algunas observaciones, que no puede<br />

admitirse el punto segundo de las bases presentadas, pues, por su tenor, aparece evidente el<br />

hacer creer razonablemente que el instituto transformado pudiera con facilidad degenerar en<br />

otro de los que la ley no permite. Además, falta la cuestión<br />

50 AG, carp. 3; A-4.º-5.ª<br />

51 Se exceptuaron de la supresión las casas generalicias y las procuraciones generales de las Órdenes religiosas<br />

extranjeras. A nuestro hospicio no se le quiso reconocer como casa-procura y por eso el Gobierno italiano<br />

la llama siempre convento o exconvento (AG, A-4.º-5.ª, carta del P. Enrique al P. Gabino, 18-4-1888).


766 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de si el referido instituto se encuentra en debidas condiciones económicas, según las presentes<br />

noticias, la Administración tiene toda la razón para creer que sus rentas son demasiado mezquinas<br />

52 . Espera, por tanto, ulteriores y más completas informaciones acerca del asunto en<br />

otro proyecto de estatuto del que se elimine todo aquello que de cualquier modo pueda estar<br />

en oposición con la ley de 1873.<br />

No había pasado un mes de la anterior comunicación cuando el referido señor Director<br />

General envía otra en la que manifiesta que había transcurrido ya tiempo suficiente para contestar<br />

sobre el asunto, y ruega que se le remita, con la mayor solicitud, el segundo proyecto<br />

convenientemente modificado, a fin de evitar que el Gobierno procediera sin más por sí mismo<br />

a la transformación.<br />

El P. Enrique dio la callada por respuesta a estas comunicaciones, aun siendo tan apremiante<br />

la segunda. Prefería una resistencia pasiva, porque, según él mismo escribía el 13 de<br />

mayo al P. Comisario Apostólico, el Gobierno italiano procedía en este asunto con mucha<br />

lentitud con el fin de asegurar mejor el golpe a su favor. Por nuestra parte se debía procurar<br />

que el Ministerio de Estado español hiciera ante el Gobierno de Italia una reclamación, como<br />

a su tiempo habían hecho otros Gobiernos también sobre las casas religiosas de sus nacionales<br />

y el de Italia había tenido que ceder. Tan sólo quedaban en litigio las casas de los religiosos<br />

españoles 53 .<br />

IV.- Nueva insistencia del Gobierno italiano y resolución favorable<br />

conseguida por el Embajador español<br />

El Procurador en Roma, P. Enrique Pérez, escribía el 22 de febrero de <strong>1891</strong> al nuevo<br />

Comisario Apostólico, P. Íñigo Narro, lo siguiente:<br />

«Hacía tres años que nos dejaban en paz, pero en el momento que han vuelto los conservadores<br />

y Pidal ha venido a Roma y el Conde de Coello de Portugal ha sido nombrado Administrador<br />

de los Lugares Píos de España en Roma, el Gobierno italiano vuelve a molestar con<br />

la ley de transformación: hace tres días recibí un oficio en que se me interesa que, si en todo<br />

el mes de marzo no presento otro proyecto conforme a la ley y declaro las rentas del hospicio<br />

(las declaradas son insuficientes), el Gobierno por sí y ante sí hará la transformación. Veré si<br />

puedo conjurar la tormenta por medio de los Embajadores» 54 .<br />

En efecto, el P. Enrique acudió al señor Embajador, que era, a la sazón el conde de Benomar.<br />

Y uno de los pasos que conocemos, dados<br />

52 Según nota explicativa del P. Enrique puesta en la copia de la comunicación del Director General, «por lo que<br />

hace a las condiciones económicas de este hospicio verdad es que sus rentas son mezquinas y con ellas sólo<br />

se puede atender a la manutención de los tres religiosos que en él habitan y a los gastos más necesarios para<br />

el culto; pero también lo es que la Provincia de Filipinas sufraga los gastos necesarios para aquellos religiosos<br />

que puedan venir a Roma, ya sea de paso, ya sea para terminar sus estudios» AG, 4-4.º-5.ª).<br />

53 AG, carp. 3; A-4.º-5.ª<br />

54 AG, carp. De N. P. Iñigo Narro.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 767<br />

por éste, fue dirigirse al Ministro español de Estado con el fin de pedir información necesaria<br />

para sus gestiones ante el Gobierno italiano, como se deduce del documento que copiamos:<br />

«El Ministerio de Estado, con fecha 15 de marzo de <strong>1891</strong> remite al de Ultramar<br />

una real orden en la que se dice: que algunos de los conventos españoles sitos en Roma<br />

han invocado cerca del Sr. Embajador de S. M. su carácter de Misioneros, reconocidos<br />

por el Gobierno español, y desea se le expresen si en los convenios celebrados<br />

por este Ministerio con los franciscanos y agustinos descalzos de Filipinas y trinitarios<br />

descalzos de Fernando Poo se reconocen con vida legal, se mencionan o subvencionan<br />

en alguna manera las casas que las dichas órdenes tienen en Roma. El Negociado de<br />

Asuntos Eclesiásticos del Ministerio de Ultramar en su informe, respecto de los agustinos<br />

descalzos y franciscanos, dice que no aparecen antecedentes de la fundación en<br />

Roma de los mismos, pero sí consta de la existencia de dichos conventos como residencia<br />

de las Procuras Generales que tienen cerca de la Santa Sede. Puede contestar,<br />

pues, que dichas casas de Roma tienen vida legal y se mencionan oficialmente, si bien<br />

carecen de subvención del Estado» 55 .<br />

Y el mismo conde de Benomar decía al P. Enrique, en carta del 12 de agosto:<br />

«Me ocupo con actividad de su asunto y trabajo para que se declare exenta de la ley de<br />

transformación la residencia de Vd., como es justo y conviene a la alta representación que Vd.<br />

tiene de la Orden que tantos y tan señalados servicios presta a nuestra Patria».<br />

Se alcanzó, por fin, lo que se pretendía, por acuerdo aprobado por el Gobierno italiano el<br />

7 de marzo de 1892, como se lo comunicaba el señor Embajador a nuestro P. Procurador dos<br />

días después de dicha fecha. El hospicio de San Ildefonso, según la declaración oficial, quedaba<br />

exento de la aplicación de las disposiciones de la ley de junio de 1873 56 .<br />

Por su parte, el Ministerio de Estado del Gobierno español, en una real orden comunicada<br />

el 27 de julio de 1892, manifiesta que, después de una negociación iniciada al publicarse la<br />

ley italiana del 19 de junio de 1873, se había conseguido reivindicar la nacionalidad y absoluta<br />

independencia bajo Patronato Real de la Corona de España de los establecimientos siguientes:<br />

Casa-procura e iglesia de agustinos recoletos; id. de San Carlos de los trinitarios; id. de<br />

los franciscanos 57 .<br />

Aunque, como se ve por lo anterior, la solución de este tan enojoso y prolongado asunto<br />

tuvo lugar ya en 1892, año que ya no abarca la historia del presente tomo de Crónicas, se ha<br />

creído oportuno, sin<br />

55 AHN, Ultramar, leg. 2304, n. 49.<br />

56 AG, carp. 3; A-4.º-5.ª<br />

57 AHN, Ultramar, leg. 2304, n. 49.


768 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

embargo, incluirle en estas páginas que han registrado todas las gestiones sobre el referido<br />

asunto.<br />

Asimismo, queremos ofrecer a los lectores, como final, una carta escrita al P. Enrique Pérez<br />

el 4 de abril de 1894 desde Madrid por el que había sido Embajador en Roma, conde de<br />

Benomar, quien se expresa de esta guisa acerca de su actuación para solucionar la tan traída y<br />

llevada cuestión.<br />

«Nada tiene que agradecer hoy la Orden por lo que pude hacer durante mi permanencia<br />

en Roma. No hice más que cumplir mi deber y alcanzar además la satisfacción purísima de<br />

ver libres de todo atentado y dejar aseguradas para siempre las propiedades de la Orden venerable<br />

de agustinos recoletos de Roma.<br />

»La idea y el propósito que me guiaron en mi acción en defensa de los intereses y propiedades<br />

de nuestras Órdenes en esa capital fueron tan sencillos como correctos.<br />

»Teniendo en cuenta un estado de cosas, que no me era dado remediar ni modificar, procuré,<br />

en lo que al Gobierno italiano toca, alcanzar en decretos reales declaraciones tan claras y<br />

firmes que, colocando dichos bienes bajo el Patronato de la Corona de España, les hiciesen<br />

intangibles para el Gobierno italiano no sólo en lo que toca a la propiedad en los bienes, sino<br />

en lo relativo a la organización y administración de los Institutos eclesiásticos en ellos establecidos,<br />

y en lo que toca a la Santa Sede, respetar con la mayor escrupulosidad las Constituciones<br />

de las Órdenes religiosas, sin que para ello fuera óbice lo acordado y concertado en<br />

Italia al hacer las transformaciones que las leyes italianas prescriben» 58 .<br />

V.- Concesión a los religiosos del hospicio del Calendario<br />

perpetuo aprobado para la Recolección<br />

Por un rescripto de la Sagrada Congregación de Ritos de fecha 22 de febrero del año<br />

1888 se concede a los religiosos agustinos recoletos que estén en el hospicio de Roma, residencia<br />

del Procurador General, puedan usar en el rezo del oficio divino y en la celebración de<br />

la misa el Calendario perpetuo, aprobado para toda la Recolección el 16 de diciembre de<br />

1886, sin exceptuar las fiestas que están concedidas a las iglesias de España 59 .<br />

VI.- Mejoras en el edificio del hospicio y su iglesia<br />

Varias eran las irregularidades que presentaba el edificio de nuestro hospicio de la ciudad<br />

del Tíber. Una de ellas era la pertenencia al dueño de la casa vecina de los subterráneos que<br />

daban a la calle y llegaban hasta la iglesia. Era la otra que la sala grande que tenía el<br />

58 AG, A-5.º-3.ª, cartas particulares.<br />

59 AG, A-4.º-7.ª


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 769<br />

hospicio estaba encarcelada entre dos habitaciones del mismo vecino, una debajo y la otra<br />

encima de la citada sala. Había además otras menores deformidades.<br />

Ya en noviembre de 1864, el entonces Procurador, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, escribía al<br />

Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, y le hablaba de la adquisición de algunas habitaciones<br />

enclavadas dentro del hospicio, cuya posición se las indicaba en un pequeño plano que<br />

le remitía. Decíale asimismo que le interesaba saber si le daba autorización para conseguirlo.<br />

Ignoramos el motivo por el que nada se hizo entonces y años posteriores; por lo menos no<br />

se encuentra constancia alguna de ello hasta 1880.<br />

Fue en este año cuando en carta del 1 de agosto le recuerda el P. <strong>Manuel</strong> al P. Comisario<br />

las irregularidades de la casa para comunicarle luego que un señor llamado Tanlongo había<br />

comprado hacía poco las casas contiguas al hospicio e iba «a fabricar —añade el Padre— no<br />

sé si un palacio o qué».<br />

El ingeniero encargado de las obras de dicho señor, al hacer el plano de las mismas, diose<br />

cuenta de las irregularidades que había, por lo que propuso se tratara con el P. <strong>Manuel</strong> para<br />

ver de llegar a un arreglo, como así se hizo una vez que cambiaron impresiones el arquitecto<br />

de los Padres recoletos y el del señor vecino.<br />

Se acordó el cambio y llevar a cabo las obras de acomodación convenientes. Se obtuvo<br />

para ello la autorización debida de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares y la del<br />

P. Comisario Apostólico, concedida ésta el 10 de mayo de 1881 de acuerdo con el Definitorio<br />

General. La licencia del Gobierno italiano se hizo esperar mucho, pues no se otorgó hasta el 7<br />

de febrero de 1882. Por esta causa no se firmó el contrato entre el P. <strong>Manuel</strong> y el señor Tanlongo<br />

hasta el 11 de marzo de este último año.<br />

Mas dicho señor, con la confianza de que su Gobierno no dejaría de conceder su autorización<br />

para las obras, les dio comienzo sin contar con dicha autorización. El 14 de noviembre<br />

del citado año 1882 escribía el P. Procurador al P. Gabino y le comunicaba que la obra en su<br />

parte nueva ya estaba concluida y había quedado muy bien. «Ahora —añadía— tenemos casa,<br />

mientras que antes no teníamos, como aquí dicen, más que un saco de huesos» 60 .<br />

60 AG, carp. 3 y 5. En carta del 29-10-1881 decía el P. <strong>Manuel</strong> M. Martínez al P. Comisario Apostólico: «El<br />

permiso de la autoridad civil lo tiene por seguro el vecino, tanto que ya ha comenzado a reforzar los fundamentos;<br />

en cinco puntos ha colocado pilares subterráneos sobre los que fundar los arcos; pero ¡qué miseria<br />

de casa! en todos han tenido que profundizar de 6 a 8,50 mts., habiendo encontrado en tres de dichos<br />

puntos los cimientos fundados sobre escombros y sólo bajaba 3 mts. de profundidad, en otro apenas un metro<br />

y en otro un solo palmo; esta es pared interior, pero maestra; por supuesto no se hace ningún fundamento<br />

sin contar suelo firme» (AG, carp. 5). En otra carta del 12-2-1882 escribía: «Este nuestro hospicio se<br />

mantenía en pie porque estaba aprisionado entre la iglesia y la casa del Sr. Tanlongo, el vecino, y, en cuanto<br />

comenzó a faltarle este apoyo, al hacer las obras, cedió por aquella parte manifestándose graves lesiones;<br />

no podía menos de suceder así porque, como hemos visto, estaba fundado sobre escombros» (AG, carp. 3).


770 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

El año 1888 el entonces Procurador, P. Enrique Pérez, con autorización del P. Comisario<br />

Apostólico, realizó obras importantes de pintura, decorado y otras mejoras en la iglesia. Había<br />

mucha necesidad de ello, «pues —como decía en carta al P. Gabino— además del polvo, tenía<br />

casi deshechos todos los ornatos y estaba abierta por varias grietas».<br />

Se compusieron y retocaron todos los relieves, figuras, bases, pilastras, cornisas, fondos,<br />

etc. Se encontraba todo muy deteriorado especialmente en la capilla mayor, en la de San Ildefonso<br />

y en la fachada. Asimismo se pintó o doró el templo en su totalidad. Se retocaron los<br />

frescos de la citada capilla de San Ildefonso y de la de San Agustín, como también todos los<br />

cuadros de la iglesia, a excepción del grande de la Virgen de Guadalupe. El nicho de la capilla<br />

mayor, en el que entonces se encontraba Nuestra Señora de Copacavana, se pintó al óleo de<br />

azul oscuro con estrellas doradas y se puso marco nuevo dorado. Retocóse el cuadro de dicha<br />

imagen, que fue colocado sobre un pedestal dorado y acomodado con una media luna plateada<br />

y una cornucopia de madera también dorada. A las imágenes de la Virgen y del Niño se les<br />

puso corona de plata. En todo ello intervinieron artistas de gusto y la iglesia quedó lindísima,<br />

como nueva 61 .<br />

En carta fechada el 20 de octubre de 1889 el P. Enrique escribía al P. Gabino que había<br />

visto en uno de los subterráneos del Real Establecimiento de Montserrat, pertenencia española<br />

en Roma, varias piezas de mármol que, según se le había informado, habían formado parte de<br />

un altar de la iglesia de Santiago, anteriormente propiedad de España. He pensado —añade el<br />

Padre Enrique— que, colocado dicho altar en la capilla mayor de nuestra iglesia del hospicio,<br />

serviría para su mayor adorno y, a la vez, llenaría el vacío que se nota por falta de un retablo.<br />

Dice, finalmente, que el Encargado de negocios de la Embajada española con quien había<br />

hablado, le había dicho que presentara una súplica que él la recomendaría favorablemente.<br />

Luego, en carta del 10 de enero de 1890, el P. Enrique escribe: «Ahora, con el fin de reunir<br />

para colocar el consabido altar, me he dado un poco a hacer el franciscano» 62 .<br />

ARTÍCULO CUARTO<br />

Noticia de los religiosos fallecidos Padres Eugenio Gómez, Francisco Gutiérrez,<br />

Joaquín de la Jara y Ángel Barra, Definidores Generales; <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez, Procurador General, y Gabino Sánchez,<br />

Comisario Apostólico<br />

Antes de dar noticia de los religiosos fallecidos en estos últimos años, cuyos nombres encabezan<br />

este artículo, anotaremos la fecha de la muerte de algunos de nuestros exclaustrados,<br />

que habían sido nombrados<br />

61 AG, A-2.º-1.ª, carta del P. Enrique al P. Narro, 5-8-88; carp. 4, del P. Enrique al P. Gabino, 25-10 y 9-11-<br />

1888; carp. 3 bis, presupuesto de 3.590 ptas.<br />

62 AG, carp. 7. Consiguió ayuda del Definitorio de San Nicolás; cfr. Capítulo XIV, art. sexto del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 771<br />

por el Comisario Apostólico para desempeñar, en realidad tan sólo nominalmente, cargos<br />

provincialicios en las antiguas Provincias agustino-recoletas ya desaparecidas.<br />

El 19 de agosto de 1879 falleció en Rubielos de Mora, Teruel, el P. Fr. Domingo Espallargas<br />

de la Virgen de la Peña, Provincial de Aragón; el 30 de diciembre, en Navalvillar, Badajoz,<br />

el cuarto Definidor de Castilla, P. Fr. Lorenzo Arellano de la Purificación, y en fecha<br />

desconocida, en Barajas, Madrid, otro Definidor de la misma Provincia, P. Fr. Antonio Valverde<br />

de la Consolación. El 13 de julio de 1880 tenía lugar en Ciudad Real la muerte del P.<br />

Fr. José Arévalo de Santa Rita, Provincial de Andalucía 63 .<br />

1. Padre Fray Eugenio Gómez de San José<br />

A las cuatro de la madrugada del día 19 de julio de 1879 entregaba su alma al Señor este<br />

religioso, víctima de un ataque de apoplejía, después de haber recibido los santos sacramentos.<br />

Ocurrió su muerte en la casa del Párroco de Barajas, también recoleto exclaustrado ya citado<br />

anteriormente, P. Antonio Valverde.<br />

Desde 1866 era Definidor General por nombramiento del Comisario Apostólico. En la<br />

capital de España ejercía el cargo de Teniente Mayor de la iglesia parroquial de San José,<br />

desde donde se había trasladado a Barajas a fin de recuperar la salud 64 .<br />

2. Padre Fray Francisco Gutiérrez de San Pascual<br />

Este religioso era, como el anterior, Definidor General, nombrado al mismo tiempo por el<br />

P. Gabino Sánchez, y, aunque exclaustrado de la Provincia de Aragón, representaba a la de<br />

Andalucía, tal vez por tener su residencia en Madrid como Teniente Cura de una de sus parroquias;<br />

así el P. Comisario le podía convocar fácilmente en cualquier momento que necesitase<br />

reunir el Definitorio.<br />

Según ya se indicó al principio del presente capítulo, tuvo lugar su fallecimiento el 12 de<br />

marzo de 1880 en Cetina, pueblo de la provincia de Zaragoza, al que debió trasladarse por<br />

enfermedad.<br />

Recibió los sacramentos de Penitencia y Extremaunción, pero no el Viático, por no permitírselo<br />

su misma enfermedad. Fue enterrado en dicho pueblo al día siguiente con funeral de<br />

primera clase, cuyos gastos, lo mismo que los de su enfermedad, fueron sufragados por el P.<br />

Comisario Apostólico 65 .<br />

3. Padre Fray Joaquín de la Jara de Santa Teresa<br />

El 6 de agosto de 1880 dejaba esta vida mortal en Almagro, Ciudad Real, este notable religioso<br />

exclaustrado de la Provincia de Andalucía,<br />

63 M. AVELLANEDA, Catálogo, 32-37; cfr. CR, 11, 650-652, 713; 653-655, 658; tomo presente.<br />

64 M. AVELLANEDA, Catálogo, 32; BSN, a. 1958, 14; CR, 11, 681, 683.<br />

65 M. AVELLANEDA, Catálogo, 34; BSN, a. 1958, 15; CR, 11 ,681, 683.


772 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a la sazón Definidor General, como se ha dicho al principio del capítulo presente.<br />

Completaremos ahora las notas biográficas que de este religioso se dieron en el tomo XI<br />

de estas Crónicas con motivo de su nombramiento de Definidor Provincial de Andalucía el 23<br />

de noviembre de 1862 66 .<br />

Se dijo en aquellas notas, de conformidad con la referencia del P. Fabo, que el 22 de marzo<br />

de 1859 fue nombrado Teniente Cura de la parroquia de San Lorenzo de Madrid. Ignoramos<br />

el fundamento para esta afirmación. Existe, en cambio, un testimonio de que «su paisano<br />

e íntimo amigo, el sabio teólogo D. Antonio Romero, siendo Párroco de San Lorenzo de Madrid,<br />

quiso llevarse varias veces al P. Jara, protección que éste rehusó siempre» 67 . Es cierto<br />

también que, al ser nombrado Definidor Provincial en 1862, su residencia estaba en Almagro.<br />

Dice asimismo el P. Fabo que «debió de trasladarse a las Islas Canarias, ignoramos —<br />

añade— con qué objeto, por cuanto el señor Obispo le extendió licencias para ejercer su ministerio<br />

allí, el 28 de octubre de 1864» 68 .<br />

Por nuestra parte creemos que dicho viaje no se realizó. Ningún indicio hay de que hubiera<br />

tenido lugar. Sabemos que en la segunda mitad del año 1866 se encontraba en Almagro,<br />

pues en septiembre de dicho año dieron comienzo las gestiones para la recuperación del antiguo<br />

convento de agustinos recoletos de la citada ciudad y el P. Arévalo se puso al habla con el<br />

P. Jara, quien fue en las referidas gestiones el alma y brazo derecho del indicado Padre, Provincial<br />

de Andalucía 69 .<br />

Vemos también en el P. Fabo que en el año 1870 aparece como confesor de las monjas<br />

carmelitas descalzas de Madrid. ¿No sería, más bien, de las carmelitas de Ciudad Real? Lo<br />

decimos porque el 20 de mayo del citado año fue nombrado el P. Jara Ecónomo de la parroquia<br />

de Santa María del Prado, la primera y principal de las tres de la referida población, y el<br />

Padre tenía su domicilio precisamente próximo al convento de las carmelitas. Cuando hacia<br />

1877 se erigió la parroquia de Santa María en iglesia prioral de las Cuatro Órdenes Militares,<br />

dicha parroquia se trasladó a la iglesia del antiguo convento de la Merced, donde continuó<br />

nuestro biografiado. Fue asimismo bastantes años Fiscal de la Vicaría Eclesiástica de Ciudad<br />

Real y su partido y Examinador Sinodal del mismo 70 .<br />

«El P. Jara —escribía en 1915 quien le llegó a conocer— era en aquel tiempo un sacerdote<br />

de mucho prestigio por sus virtudes sacerdotales, hombre de consejo, persona de confianza<br />

del primer Obispo-Prior, D. Victoriano Guisasola, tío de nuestro Cardenal Primado; y<br />

66 CR, 11, 653-665.<br />

67 Precisamente este testimonio lo trae el mismo P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 126.<br />

68 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 6.<br />

69 CR, 11, 655.<br />

70 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 6, 118, 125.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 773<br />

en aquella época laboriosa de la organización de la diócesis-priorato, prestó con su prudencia<br />

servicios valiosos» 71 .<br />

Continuó en Ciudad Real en el desempeño de su cargo hasta que «por sus achaques, continuo<br />

estudio y excesivo trabajo, como predicación abundante, tuvo que retirarse a Almagro<br />

para atender a su salud quebrantada» 72 .<br />

El 2 de agosto de 1880, esto es, cuatro días antes de su fallecimiento, dictó sus disposiciones<br />

testamentarias, para lo cual, como otros religiosos exclaustrados, había obtenido licencia<br />

pontificia.<br />

En dichas disposiciones, según carta enviada al P. Fabo desde Almagro por don José Bartolomé<br />

Relimpio, «dice que, encontrándose gravemente enfermo y postrado en cama, por si<br />

presto le sorprendiera la muerte, dicta este testamento, disponiendo que su cadáver sea amortajado<br />

con hábito de su Orden y, colocado en caja nueva, sea sepultado en el cementerio de<br />

esta ciudad.<br />

«Dispone se digan cincuenta misas rezadas, a dos pesetas, que abonará María Ana Serna<br />

Rodríguez, según obligación que tiene contraída; unas dirán en la parroquia y las gregorianas<br />

en el altar de San Agustín, del convento recoleto del Sacramento.<br />

»Para la luminaria del Ssmo. Sacramento de San Bartolomé da de limosna una libra de<br />

cera.<br />

»Instituye por único heredero y albacea a D. Alejandro Laguna, y, si éste hubiese fallecido,<br />

a D. Felipe Galiano Ortega, íntimos amigos del finado, a quienes rinde cumplido elogio y<br />

pleitesía.<br />

»Sábese —continúa el supradicho señor— que la heredera fue su criada, la que hasta el<br />

último momento le asistió fiel y caritativamente, heredera de una casa, únicos bienes y capital<br />

que le conocían al Padre.<br />

»No se sabe adónde fue a parar su biblioteca, tan notable colección de libros como debió<br />

constituirla, dada la erudición del que la necesitaba de continuo. Sábese que muchos papeles<br />

fueron vendidos a un tendero, al peso, para que éste los emplease en envolturas de sus mercancías<br />

o en otros menesteres menos altos» 73 .<br />

Después nos dirá por su parte el P. Fabo que «muchos libros y manuscritos salváronse,<br />

porque los testamentarios cumplieron la voluntad del P. Joaquín a ellos expresada en el seno<br />

de la confianza, a saber, que fuesen entregados al Rvmo. P. Sánchez, a cuya diligencia se debe<br />

su conservación» 74 .<br />

De otra carta, dirigida al P. Fabo por don Eugenio M. Navas que, durante sus estudios del<br />

Magisterio, se hospedó en la casa de nuestro biografiado en Ciudad Real, copiamos los siguientes<br />

apartados:<br />

«Retrato físico del P. Jara. De estatura regular, fornido sin ser gordo, cráneo bastante<br />

abultado, frente ancha, pobladas cejas y cabello abundante y fuerte. Usaba lentes porque era<br />

miope. Vestía muy<br />

71 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 126.<br />

72 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 118.<br />

73 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 122; en CR, 11, 663—665, ya se insertaron otros datos de los enviados por el<br />

señor Relimpio.<br />

74 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 123.


774 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

modestamente, siempre igual; no me acuerdo haberle visto más que un solo vestido, la sotana,<br />

el manteo y el sombrero de teja. Nada de ni de cintas, borlas, etc. No llevaba manchas, porque<br />

era limpio, pero no se cuidaba de lo exterior. Para salir se colgaba el manteo según caía, muchas<br />

veces de medio lado; se colocaba el sombrero de poquito echado para atrás, de modo que<br />

dejaba ver el nacimiento del cabello de su espaciosa frente, y allá iba con paso natural, como<br />

siempre, ni de prisa ni despacio, con aire tranquilo.<br />

»Su retrato moral. Era bondadoso, sencillo y afable; inspiraba respeto y confianza. Jamás<br />

perjudicó ni molestó a nadie, sirviendo a quienquiera que le pidiese cualquier favor. Para él<br />

todo el mundo era bueno; nunca le oí la menor palabra de crítica ni de censura para nadie,<br />

siendo tan puntual para cumplir sus obligaciones como indulgente para las faltas ajenas; así,<br />

que todo el mundo le quería y respetaba.<br />

»Su método de vida. Era ordenado en todo, gran madrugador y gran trabajador. En el<br />

buen tiempo, bajaba en cuanto era de día al jardincito, y se ponía a rezar paseándose; en cuanto<br />

concluía se iba a decir misa y cumplir sus obligaciones parroquiales; venía y tomaba chocolate<br />

con un poco de pan y se metía en su despacho a escribir (generalmente de ocho a once);<br />

a esta hora salía, se pasaba por Santa María, llegaba también un ratito a la Vicaria y volvía a<br />

comer a las doce; estaba un ratito de conversación con nosotros de sobremesa y se retiraba<br />

otra vez a su celda, que así llamábamos a sus habitaciones, que eran un modestísimo despacho<br />

con muchos libros y pocos muebles (un sillón y una mesa pobres y antiguos) y una alcoba con<br />

una cama, una silla y un lavabo primitivo. Trabajaba, pues, o rezaba o meditaba (porque nadie<br />

osaba turbar el silencio y la paz de su celda), desde la una hasta las cinco, y de cinco a seis,<br />

generalmente, salía a dar un paseo por el campo; volvía a casa a eso de las siete, cenábamos<br />

de siete y media a ocho, estaba otro rato de conversación con nosotros, y a las nueve se retiraba<br />

a su celda a rezar o a trabajar y a descansar.<br />

»Tema de sus conversaciones. Las teníamos en casa de sobremesa, que eran las únicas en<br />

que él tomaba parte, porque apenas salía de su celda; versaban siempre sobre cosas útiles e<br />

instructivas; jamás sobre cosas frívolas, ni que se aproximasen siquiera a crítica o murmuración.<br />

«¿Cómo van esos estudios? ¿Qué habéis hecho hoy?» —solía decirme con aquella cara<br />

plácida y serena, que, siendo seria, porque no le vi reír nunca, inspiraba confianza. Yo le<br />

hablaba de las lecciones de la Escuela Normal, le preguntaba muchas cosas, y él me lo explicaba<br />

todo con la mayor sencillez y naturalidad, pero con tan universal y profundo saber que<br />

veía yo sus enseñanzas muy por encima de las que ponían a mi alcance los libros y los profesores.<br />

¡Cuántos errores que por uno u otro conducto llegaban a mí, deshizo el P. Jara con<br />

aquella sencillez y naturalidad que lo caracterizaban! Como que en aquellas conversaciones<br />

de sobremesa aprendí yo más que en la Normal y que en los libros, y aprendí de él hasta a<br />

enseñar, y a trabajar, y a vivir ordenadamente, siendo defecto mío si en algo me he apartado<br />

de sus consejos y de sus enseñanzas, tan en armonía con las que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 775<br />

ya llevaba de mi buen padre, su gran amigo. En aquellas conversaciones familiares y sencillas,<br />

con motivo de las lecciones diarias de la Normal, me hablaba de pedagogía mejor que<br />

todos los pedagogos; de gramática, como ningún gramático; de higiene, mejor que un médico;<br />

de agricultura, de matemáticas, de ciencias físico-naturales, de astronomía, de religión..., de<br />

todo, en fin, de tal manera que, si yo en mi modesta carrera he podido llegar a la meta, a los<br />

ejemplos y enseñanzas de mi buen padre y del P. Jara se lo debo. En resumen: no era charlatán;<br />

generalmente hablaba poco; nada de conversaciones frívolas y vanas; pero cuando hablaba,<br />

irradiaba la luz de su profundo y universal saber en derredor suyo.<br />

«Jamás le oí una palabra de sus trabajos literarios; tal era su modestia. El P. Jara no era de<br />

aquellos sabios que lo dicen ellos... Si yo vi algunas veces (que furtivamente por curiosidad<br />

entré en su despacho) cuartillas numeradas, que tenía siempre sobre su mesa, no me atreví ni<br />

aun a leerlas; tal era el respeto que en aquella casa se tenía a la celda del P. Jara. —Aquello de<br />

«eso digo yo en una obra que estoy escribiendo, o que tengo escrita», no se lo oí nunca, ni<br />

creo que se lo haya oído nadie.<br />

»En su conversación, limpia, correcta, serena siempre, de una gravedad o seriedad amable<br />

y persuasiva, sin sequedad ni petulancia, no había esos chistes o chocarrerías que suelen<br />

emplear los que se echan de graciosos o buscan el aplauso.<br />

»Tendía al silencio más que a la conversación. Cada uno en su ocupación: Doña Ramona<br />

cosiendo, planchando o rezando; la muchacha en las demás faenas domésticas; yo en mis estudios,<br />

y el P. Jara en sus cuidados parroquiales o en su despacho trabajando. Cuando al ser<br />

de día bajaba al jardincito o patio a rezar paseándose, coincidíamos allí, pues yo adquirí la<br />

costumbre de aprovechar aquellas primeras horas de la mañana para estudiar mis lecciones.<br />

Le saludaba y le besaba la mano, y él a sus rezos y yo a mis estudios, sin hablar una palabra.<br />

Ni conmigo ni con los demás hablaba nunca (salvo las conversaciones de sobremesa a que me<br />

he referido). Cuando iba el sacristán o alguien a buscarle para los asuntos parroquiales, a todos<br />

recibía afablemente; pero nada de conversación vana; los despachaba en seguida, y al<br />

silencio y al trabajo. No vi nunca en aquella casa una visita de cumplimiento, ni una tertulia;<br />

no vi jamás al P. Jara de conversación frívola con nadie de dentro ni de fuera de casa, ni sentado<br />

tomando el fresco en el verano, o calentándose a la lumbre en el invierno, perdiendo el<br />

tiempo.<br />

»¿Qué relaciones sociales tenía? Ninguna, o muy pocas. No vi que recibiera visitas en su<br />

casa, como no fuera para los asuntos parroquiales; ni que él las hiciera a nadie; no iba más<br />

que a la iglesia y a la Vicaría; jamás fue a ninguna recepción, fiesta o banquete de ningún<br />

género.<br />

»Yo no vi nunca en la casa más que a D.ª Ramona (el ama de gobierno), señora de cincuenta<br />

y cinco años; algunas temporadas iba un sobrino de ésta, que era un jovencito de mi<br />

edad (diecisiete años), y una criada.


776 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»No se preocupaba del dinero. Creo que no le hacía el menor caso. Casi todos los días iba<br />

el sacristán con los derechos llamados de pie de altar, que el mismo sacristán creo que recaudaba<br />

y distribuía: llevaba al P. Jara, como Párroco, lo que le correspondía, y éste, sin contar el<br />

dinero ni tocarlo, le decía: «déjalo ahí», y allí quedaba en una silla o encima de cualquier<br />

mueble, a veces días y días.<br />

»Era limosnero, pero no tocaba el dinero: no le vi nunca una moneda en el bolsillo.<br />

Cuando alguien iba a pedir, le decía a D.ª Ramona: «Da limosna a ese pobre».<br />

»Por qué fue cura de Santa María del Prado no lo sé, sólo recuerdo haber oído a mi padre<br />

que lo llevaron sin solicitarlo y sin quererlo.<br />

»El concepto que se tenía de él en Ciudad Real no podía ser otro que como un sabio y un<br />

santo. No tenía ni podía tener enemigos; ninguno de sus actos ni de sus palabras se prestaban<br />

a la menor censura o crítica.<br />

»Tan grande fama de predicador eminente gozaba que el que él subiera al púlpito se consideraba<br />

dondequiera como un acontecimiento. A alguien le oí decir que era algo pesado, porque<br />

sus sermones eran largos; pero esto, sin duda, era opinión del vulgo ignorante, porque mi<br />

padre decía que la abundancia de materia que él poseía en cuantos asuntos trataba, le hacía<br />

prolongar el sermón más de lo ordinario. Su voz era llena y clara; su pronunciación y habla,<br />

correctísimas; y, en general, docto y reposado y de acción sobria sin dejar de exaltarse en ciertos<br />

momentos.<br />

»Allá va un episodio que presencié teniendo yo unos ocho años, o sea, el año 1858.<br />

»Los sembrados se agostaban por falta de lluvia, y los pobres labriegos, y todo el pueblo<br />

de Aldea de Rey, se hallaba en la mayor aflicción, cuando se les ocurre hacer rogativas a la<br />

Virgen del Valle, patrona de la aldea, y llamar al P. Jara para que predique en aquella función<br />

religiosa, ayudándonos a implorar el divino auxilio.<br />

»Fueron por él (no sé si a Almagro o a Granátula), lo trajeron a la Aldea (fue la primera<br />

vez que yo vi al P. Jara, y el primer sermón que le oí); fue todo el pueblo, llenándose la iglesia,<br />

el coro, las capillas y hasta en la calle había gente. A mí me llevó mi padre, con Fr. Joaquín,<br />

por una puertecita falsa que da a la sacristía.<br />

»Recuerdo perfectamente que comenzó el sermón hablando de la fe. Yo, sin perder palabra<br />

del sermón, por lo que había oído a mi padre de la elocuencia y profundo saber del predicador;<br />

me gustaba mucho y notaba que hablaba con gran claridad y energía; y miraba a mi<br />

padre, y veía en él la admiración y el entusiasmo; pero aquellas buenas gentes, sencillas e<br />

ignorantes, empiezan a decir: «tarda mucho Fr. Joaquín en hablar de la Virgen del Valle y de<br />

la lluvia...» Y, como si hubiera oído estas palabras el P. Jara, inspirado, como queriéndose<br />

salir del púlpito, inclinándose hacia el pueblo, dice: «Aldeanos, ¿tenéis fe, como yo la tengo?...<br />

¿Creéis que la Virgen del Valle tiene poder con su hijo para enviarnos la lluvia benéfica<br />

que os traiga el pan de vuestros hijos?... ¡Pues ha de llover!... ¡Ha de llover!... ¡Ha de llover!»<br />

Esta fue su exclamación, inspirada, profética... Y su


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 777<br />

fe ardiente se comunicó al pueblo que, como el sacerdote, cayó de rodillas a los pies de la<br />

venerada imagen de la Virgen del Valle, repitiendo una sentida súplica que el P. Jara le dirigió<br />

desde el púlpito, y que yo no acertaría a reproducir, ni apenas a entender, porque todos llorábamos,<br />

hombres, mujeres y niños...<br />

»Y terminada la función religiosa, y llevada en procesión la Virgen a su ermita, pasando<br />

por las afueras del pueblo, a la vista de los sembrados marchitos, con un sol canicular, decían<br />

aquellas pobres gentes: «Va a llover, lo ha dicho el Padre Jara; se lo ha pedido con nosotros a<br />

la Virgen del Valle...»<br />

»Y aquella misma noche, después de cinco meses de sequía, llovió copiosamente, y durante<br />

una semana no pasó día sin que cayera el riego del cielo, y los campos recobraron su<br />

verdor y lozanía...<br />

»¿Milagro debido a la gran fe del P. Jara, que comunicó al pueblo?... Por qué no, si los<br />

cristianos sabemos que la fe hace milagros, y que las oraciones del justo llegan al trono de<br />

Dios...<br />

»Otro sermón del P. Jara recuerdo bien, cuando robaron la iglesia de la Aldea, y no le oí<br />

más; porque debido a su gran desinterés, al poco aprecio que hacía de los mezquinos intereses<br />

terrenos, de toda la época que yo recuerdo, y de lo que oí decir a mi padre, predicaba muy<br />

poco; pues en más de una ocasión dijo: «Si el P. Jara quisiera predicar, ganaría mucho dinero<br />

en el púlpito».<br />

»Ya he indicado a usted que la nota que sobresalía en el P. Jara era sencillez, naturalidad<br />

y modestia; era un alma cándida. Manso y pacífico sin afectación, nunca le vi incomodado;<br />

siempre bondadoso y afable.<br />

»Era modesto y frugal en la mesa y en el vestido. En la mesa seguramente practicaba lo<br />

que Fr. Luis de León dijo: «A mí una pobrecilla mesa, de amable paz bien abastada, me basta...»<br />

»Baste decir que no encontré diferencia alguna entre su mesa y la de mis padres, donde<br />

nos sentábamos ocho personas, no contando con otros recursos que su corto sueldo de maestro.<br />

Y no es que el P. Jara fuese miserable o tacaño, pues dijo a D.ª Ramona que me pusiera a<br />

mí principio, y que me diera siempre de merendar, porque los chicos, decía, necesitan comer<br />

más que nosotros. Es que era muy frugal, sin dejar de invitar a los demás a que comiesen más,<br />

diciendo que él tenía suficiente con el modesto cocido. En cuanto al vestido, ya hemos dicho<br />

que no le conocimos más que un sencillísimo terno: sombrero de teja, manteo y sotana. Lo<br />

mismo sucedía con el mobiliario de la casa, tan sencillo como el de la casa de mis padres».<br />

Hasta aquí la interesante carta de D. Eugenio M. Navas, maestro primero de las Escuelas<br />

Superiores de Madrid, Vocal del Consejo Superior de Protección a la Infancia 75 .<br />

Los escritos del Padre Jara: En las líneas anteriores ya se ha hecho alguna referencia a<br />

los escritos numerosos de nuestro biografiado, inéditos la mayor parte de ellos. Después de su<br />

muerte, muchos fueron entregados por los albaceas al P. Gabino Sánchez; otros desparecieron<br />

desgraciadamente para siempre.<br />

75 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 111.


778 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

En su folleto Un sabio del siglo XIX, del que se han tomado la mayor parte de los datos<br />

sobre el P. Jara, afirma el P. Fabo que algunos de los manuscritos se conservan en el archivo<br />

generalicio de la Orden y unos cuarenta y ocho tomos en el de Marcilla, aunque luego, al<br />

hacer la reseña de su contenido, nota la falta de siete de ellos, de los cuales el que hace el número<br />

28 se encuentra en el de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, además de otro con<br />

el número 53 y «varios cuadernos que repiten trabajos anteriores con más o menos enmiendas<br />

y versiones».<br />

Posteriormente a la publicación del citado folleto dio cuenta el mismo P. Fabo de haberse<br />

hallado otro tomo con el número 29 en el archivo del colegio de San Millán de la Cogolla 76 .<br />

Todos los citados tomos «contienen manuscritos del P. Jara, quien los coleccionó sin plan<br />

metódico. Fuera de algunos tomos que por sí solos hacen una obra completa, los restantes<br />

están formados por trabajos muy heterogéneos» 77 .<br />

La reseña minuciosa de los manuscritos la ofrece el P. Fabo en el consabido folleto. Aquí<br />

solamente vamos a dar cuenta de las obras impresas que llegaron a conocimiento del citado<br />

autor. Son las siguientes:<br />

Sermón del Gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín y de los Beatos Padres Fray<br />

Francisco de Jesús y Fray Vicente de San Antonio protomártires de los Agustinos descalzos<br />

en el Japón. Predicado por el Rdo. P. Fr. Joaquín Jara de Santa Teresa el 28 de agosto de<br />

<strong>1867</strong> en la Iglesia del Colegio que tuvieron dichos religiosos en la ciudad de Almagro. Madrid,<br />

<strong>1867</strong> 78 .<br />

<strong>Historia</strong> de la Imagen de Nuestra Señora del Prado, fundadora y patrona de Ciudad Real,<br />

en la que se resumen, como pertenecientes a ella, sucesos muy notables de la General de<br />

España, y principalmente de la dicha capital y su Provincia por el R. P. Fray Joaquín de la<br />

Jara, de Santa Teresa, Agustino Recoleto. Ciudad Real, 1880.<br />

Según afirma el P. Fabo, don Inocente Hervás y Buendía, en su Diccionario histórico<br />

geográfico de la Provincia de Ciudad Real, primera edición, dedica unas líneas al P. Joaquín<br />

de la Jara y cita como obras salidas de su pluma las dos siguientes:<br />

Notas a la <strong>Historia</strong> de Ciudad Real, por Almenara. Se publicó en folletín en La Atalaya,<br />

periódico editado en Ciudad Real por los años 1870 y 1871.<br />

Almagro y Nuestra Señora de las Nieves. Poesía que vio la luz pública, a modo de folletín,<br />

en La Voz de Almagro, en 1887, o sea, siete años después de la muerte del autor, quizás<br />

como tributo de simpatía de alguno de sus admiradores. Se compone de doscientas nueve estrofas<br />

76 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, art. BSN, a. 1918, 36, 102; a. 1919, 60, 115.<br />

77 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 7, 33, 67. Don José de Bartolomé Relimpio tenía en su poder algunos autógrafos<br />

del P. Jara (Id., 81).<br />

78 De este sermón se tomaron algunos párrafos en la relación de los actos celebrados con motivo de la beatificación<br />

de los dos mártires; cfr. tomo presente, capítulo primero.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 779<br />

en octavas y se trata en ella de la fundación del pueblo y el culto a su Patrona.<br />

En la segunda edición del citado Diccionario del señor Hervás se adjudica también al P.<br />

Jara la obra<br />

La Santa Imagen de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real en Aragón y en los palacios<br />

y campamentos reales. Poesías, Revista Católica, de Ciudad Real, 1880.<br />

Este poema, dice el P. Fabo, es una especie de compendio del libro de quinientos cinco<br />

folios en prosa ya anotados anteriormente. «Una de tantas pruebas del inagotable prurito que<br />

al Padre Joaquín acosaba de poetizarlo todo, Escritura Sagrada, <strong>Historia</strong>, Geografía, Filosofía,<br />

Gramática, todo en verso, o latino o castellano».<br />

Están publicados, además, unos Gozos, incorporados a la Novena a la milagrosa imagen<br />

de María Santísima de las Nieves, compuesta por el P. Fr. Agustín de San Antonio, al reimprimirse<br />

en 1843 en Ciudad Real.<br />

Colaboró el P. Jara en ciertas revistas y periódicos; una de aquellas la Revista Católica,<br />

de Ciudad Real, ya citada.<br />

Y cerramos estas notas acerca de nuestro notable religioso con las líneas siguientes del P.<br />

Fabo:<br />

«También ocurre preguntar: ¿Por qué este incansable Padre no publicaba todo lo que escribía?<br />

¿Dejábase guiar de un delicado sentimiento de modestia, en cuya virtud reputaba baladí<br />

y menguado cuanto componía, o es que las necesidades del vivir no le permitían el lujo de<br />

invertir los ahorros en gastos de imprenta? Lo cierto es que admiradores y amigos de pro no le<br />

faltaban, quienes hacían gala de poseer copias de algunas de sus producciones, los cuales, sin<br />

embargo, no vieron la luz pública».<br />

En una epístola en verso del P. Jara, que publica el P. Fabo, «dase —dice este Padre—<br />

cumplida explicación a nuestra pregunta curiosa». Véase una de sus estrofas, con las que se<br />

da fin a estas notas:<br />

«Amigo, toma y lee mi rudo escrito / Mas guarda mientras la siguiente norma / Hasta que<br />

en otra vez mi manuscrito / Reciba, como debe, nueva forma, / No dudes que será grave delito<br />

/ Al público entregarlo sin reforma. / Del público abusar, no es nada justo / Con cosa inútil o<br />

de poco gusto» 79 .<br />

4. Padre Fray Ángel Barra de Santa Bárbara<br />

Este religioso, recoleto exclaustrado de la antigua Provincia de Aragón y en la actualidad<br />

Definidor General, fallecía santamente en Madrid el 26 de mayo de 1884.<br />

Al ser designado para el citado cargo por el Comisario Apostólico, P. Gabino Sánchez, de<br />

un modo provisional en mayo de 1866 y, luego, ya definitivamente en marzo del año siguiente,<br />

se dieron acerca del mismo unas notas biográficas que ahora vamos a rectificar y completar<br />

80 .<br />

79 P. FABO, Un sabio del siglo XIX, 82-86.<br />

80 CR, 11, 681, 682.


780 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Su nacimiento en el pueblo zaragozano de Used no tuvo lugar a mediados de 1810, como<br />

se hacía constar en las indicadas notas, sino el 3 de septiembre del año anterior. Su padres se<br />

llamaban Antonio e Isabel Pardos.<br />

Asimismo, tampoco fue el 1828 cuando tomó el hábito agustino-recoleto, ni que hiciera<br />

su profesión religiosa el 17 de febrero de 1829. Fue, precisamente, en esta última fecha cuando<br />

el Prior del convento de Alagón le vestía el hábito en el coro a las diez de la mañana y el<br />

18 de febrero de 1830 emitía Fray Ángel los votos en el mismo lugar y casi a la misma hora 81 .<br />

Encargado de la dirección de las Siervas de María, como ya se hizo constar también en<br />

las indicadas notas biográficas, «consagró todas sus dotes, sus facultades y hasta su existencia<br />

a la consolidación, aumento y esplendor del Instituto».<br />

«Las Siervas —afirma su historiador y el de la Madre Soledad, P. Zugasti— proclaman,<br />

agradecidas, que el P. Ángel es su Fundador y su verdadero Padre; y nosotros añadiremos de<br />

nuestra cosecha —sigue el citado autor— que creemos firmemente, después de compulsar<br />

todos los documentos, que fuera de Dios y de la M. Soledad, a nadie de cuantos intervinieron<br />

en la fundación de su Instituto debieron tanto como al P. Ángel las Siervas de María».<br />

Y unas páginas después, al hablar de la M. Soledad, añadirá el P. Zugasti lo siguiente:<br />

«El angelical y virtuoso P. Ángel Barra, de la esclarecida Orden de San Agustín, fue su<br />

mayor apoyo y sostén en la obra de las Siervas de María, su Director y Superior muchos años<br />

y que compartió con ella los trabajos de fundaciones, persecuciones, amarguras e ingratitudes<br />

de tantas personas; su consejero, siempre consultado, siempre atendido y siempre seguido en<br />

la formación de los miembros del Instituto; el Padre espiritual y confesor de todas las Siervas<br />

de María de Madrid; el desinteresado y benemérito bienhechor de las empresas de nuestra<br />

biografiada; el que con ella podría ser tenido como segundo fundador de la Congregación» 82 .<br />

Sobre la ayuda económica prestada por el P. Ángel a las Siervas veamos lo que dejó escrito<br />

la misma Santa Madre Soledad:<br />

«Este señor en 1864, encontrándose la Comunidad falta de local por estar hundiéndose la<br />

que ocupaba en alquiler, en el paseo de Santa Engracia, y viéndonos a todas tan apuradas sin<br />

poder salir de esta gran necesidad, se desprendió del capital que de sus ahorros tenía, para que<br />

pudiéramos comprometernos en la compra de la casa de la calle de Arango, núm. 1, pues no<br />

encontrando otro medio para poder salir adelante para trasladarse de la que ya refiere que se<br />

hundía y teniendo que dar el primer plazo de los catorce mil duros que pedían por ella, el referido<br />

señor Padre Director nos prestó cinco mil duros, sin que por ello tuviéramos que darle el<br />

menor rédito. Pasaron en esto algunos años y viendo, sin que la comunidad pudiera devolverle<br />

81 ACM, Lib. Registro del convento de Alagón, f. 11v.<br />

82 J. A. ZUGASTI, La Madre Soledad Torres Acosta, 2, 148, 152; cfr. R. GARCÍA, Los agustinos recoletos y las<br />

siervas de María, art. BSN, 1970, 111.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 781<br />

cantidad alguna, que la comunidad se iba desarrollando y que para recibir jóvenes tropezábamos<br />

con el grande inconveniente de que sin el dote señalado no era posible poderlas admitir,<br />

fue su generosidad y desprendimiento mayor, pues con el gran fin de que pudiese extenderse<br />

más y más por todas partes nuestra amada Congregación y a la vez no privar a las aspirantes<br />

el santo hábito de Siervas de María, dispuso que esa referida cantidad se fuera aplicando para<br />

las jóvenes que teniendo todos los requisitos que prescriben nuestras reglas y siendo absolutamente<br />

pobres, se las destinaran los dos mil reales o lo que les faltara hasta esa cantidad.<br />

Asimismo, volviendo la comunidad, según se iba aumentando, a necesitar de otro local mayor,<br />

determinó comprar un terreno en la plaza de Chamberí, también el referido señor Director,<br />

o sea, el Padre Ángel, viéndonos tan apuradas con tantos préstamos y tener que pagar<br />

tantos réditos por ellos, volviendo a hacer otro nuevo rasgo de su generosidad, presto para dar<br />

un plazo» 83 .<br />

El P. Minguella por su parte afirma que el P. Barra «en el testamento les dejó gran parte<br />

de sus bienes, perdonándoles también una suma considerable a que ascendía lo que para las<br />

obras les adelantó» 84 .<br />

En el citado solar de Chamberí se colocaba el 18 de diciembre de 1880 la primera piedra<br />

del nuevo edificio, bendecida por el Obispo auxiliar de Madrid, señor Sancha. Fue madrina en<br />

dicho acto la duquesa de Noblejas y asistieron muchos bienhechores y amigos de la comunidad<br />

y varias Superioras de las casas de las Siervas, a las que la Madre Soledad había invitado<br />

85 .<br />

«A Madre Soledad —escribe otro de sus biógrafos, José María Javierre—, más que todos<br />

los personajes, le importaba un grupo de tres sacerdotes, viejecitos los tres, en la raya de los<br />

setenta años: el padre Gabino, el padre Ángel y ¡don Miguel! Era un consuelo verlos juntos en<br />

tal ocasión» 86 .<br />

En este mismo año 1880 hubo un intento de apartar al benemérito P. Barra del cuidado y<br />

dirección de las Siervas «con el pretexto —anota el P. Ayape— de que era muy anciano y de<br />

criterio y costumbres muy a la antigua». Se suscitó contra el Padre con este objeto una campaña<br />

de insidias.<br />

Mucho tuvo que sufrir con todo esto la Madre Soledad que tanto amaba al bendito P. Ángel<br />

y tan agradecida le estaba. Se refiere al lamentable asunto en carta dirigida el 20 de septiembre<br />

de dicho año 1880 a la Madre Gracia Vinuesa, Superiora de la casa de Valencia, y la<br />

previene para que no llegue a creer nada de lo que se dice. «Pobre<br />

83 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 124.<br />

84 T. MINGUELLA, Memoria de las Siervas de María, 11. Hemos de recordar que los religiosos exclaustrados<br />

solían pedir a la Santa Sede autorización para otorgar testamento y el P. Barra, aun con el oficio de Definidor<br />

General, continuaba viviendo como exclaustrado.<br />

85 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 84, 85.<br />

86 J. M. JAVIERRE, Soledad de los enfermos, 209. El citado don Miguel era nada menos que el primer fundador<br />

de las Siervas, que abandonó a los principios su reciente fundación para ir a las misiones de Fernando Poo<br />

(CR, 11, 645).


782 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Padre —le dice, refiriéndose al P. Barra—, qué pago después de tantos sacrificios y tantos<br />

desembolsos para las Siervas y veinticuatro años de sufrimientos». Nuevamente alude a lo<br />

mismo en otra carta a la misma Superiora y en igual fecha, y añade: «Sólo digo por ahora que<br />

pidamos al Señor se aplaque esta borrasca y si conviene para honra y gloria de Dios no sea el<br />

pobre anciano la víctima» 87 .<br />

La comunidad de las Siervas iba en aumento por lo que la casita de la calle de Arango resultaba<br />

ya insuficiente. Ante esta situación, aun sin terminarse la obra de la nueva casa, dispuso<br />

la Madre Soledad que se verificara el traslado.<br />

Tuvo lugar éste el día 22 de abril de 1883 con asistencia de las Superioras de las casas de<br />

España. La imagen de Nuestra Señora de la Salud, Patrona de la Congregación, fue llevada a<br />

hombros por las religiosas en procesión presidida por el P. Ángel, revestido de ornamentos<br />

sagrados y acompañado de otros sacerdotes 88 .<br />

Mas la iglesia tardó en terminarse por las dificultades económicas. El P. Ángel no tuvo la<br />

dicha de verla concluida.<br />

A los muchos años de intenso trabajo y los penosos achaques de una naturaleza no muy<br />

fuerte, vino a unirse una maligna enfermedad y «el Padre Ángel Barra —dirá Javierre— cayó<br />

en cama para no volver a levantarse. A Madre Soledad le parecía mentira que el Padre Ángel<br />

se le fuera a morir. Pero ha cumplido setenta y cuatro años, la edad no perdona. Es el mes de<br />

mayo de 1884. Las Siervas comprendieron que la enfermedad del Padre Ángel acabaría con el<br />

director espiritual y confesor que tantos años las oyó, las perdonó, las consoló.<br />

«Acudió el Padre Gabino —continúa Javierre— junto al lecho de su hermano, hermano<br />

de religión y de cariño. Madre Soledad no se movía de la cabecera, espiando los menores deseos<br />

del enfermo.<br />

»Lo sacramentaron. Acompañaron con rezos su agonía. «Ángel, ángel», le decía el Padre<br />

Gabino. Lloraban las Siervas. Murió el 26 de mayo.<br />

»Madre Soledad puso tres días el cadáver expuesto en la capilla provisional de la casa.<br />

Antes de colocarlo en el carro fúnebre tomó una mano del difunto, la sostuvo con las suyas y<br />

pidió a las hermanas que pasaran todas a besarla en despedida. Era el adiós de hijas agradecidas.<br />

La besó ella también. Con velas encendidas acompañaron el féretro. Además de las Siervas,<br />

acudieron al entierro veinte sacerdotes, párrocos, agustinos, y presidió Monseñor Orberá,<br />

que se hallaba en Madrid» 89 .<br />

87 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 74-79; E. AYAPE, Dos agustinos recoletos de las «Cartas de Santa María<br />

Soledad», art. BST, a. 1970, 45.<br />

88 J. M. JAVIERRE, Soledad de los enfermos, 212; Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 103.<br />

89 J. M JAVIERRE, Soledad de los enfermos, 213, 214; dr. J. A. ZUGASTI, La Madre Soledad Torres Acosta, t. 2.<br />

Monseñor José Orberá, Obispo de Almería, era amigo y protector de la Congregación. Los restos del P.<br />

Ángel Barra, enterrados en el cementerio de San Martín, fueron exhumados el 18 de enero de 1893, a la vez<br />

que los de la Madre Soledad, y trasladados unos y otros a la iglesia de la casa-madre. Los colocaron en una<br />

cripta abierta al efecto en el coro bajo, los de la Madre Soledad a la derecha y los del Padre a la izquierda.<br />

En las solemnes exequias que con este motivo se hicieron pronunció una hermosa oración fúnebre el P.<br />

Minguella. En 1936, al apoderarse de dicha iglesia las milicias rojas, cogieron el ataúd que contenía los restos<br />

del P. Barra y, puestos en un camión, se lo llevaron hacia las afueras de Madrid, pero, al llegar a la<br />

Puerta de Hierro, retornaron a la referida casa-madre, en cuyo jardín fue quemado el ataúd con los restos<br />

del Padre. El relato de este hecho lo oyó este mismo cronista en 1950 de labios de la entonces Madre General<br />

de las Siervas. En el sitio del jardín en el que tuvo lugar lo referido se colocó una lápida de mármol con<br />

una inscripción que recuerda el hecho.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 783<br />

En mayo del año siguiente, al acercarse el primer aniversario de la muerte del P. Barra, la<br />

Madre Soledad envió a todas las casas de la Congregación las letras siguientes:<br />

«A todas las Siervas —mayo de 1885—. Mis amadas hijas en el Señor: No es necesario<br />

que yo les recuerde la fecha del 26 de mayo de 1884, día en que falleció el incansable Padre<br />

Ángel Barra, nuestro Director espiritual (que santa gloria haya). En el corazón de todas nosotras<br />

vive y vivirá siempre la memoria del amoroso Padre de nuestra Congregación, y por más<br />

que comprenda que, sin necesidad de encargarles, no dejarán de hacer oraciones especiales<br />

por el eterno descanso de aquella bendita alma en el aniversario de su tránsito, al recomendarles<br />

tan sagrada obligación y disponer que el día 26 del mes de mayo se haga en cada una de<br />

nuestras residencias un Oficio de difuntos lo más solemne posible, experimenta un desahogo<br />

de su acongojado espíritu la indigna Madre de ustedes, Madre María Soledad Torres».<br />

Posteriormente, en carta escrita a la Superiora de Valencia, le dice:<br />

«Mucho me alegro de que por fin pudieran ustedes tener en esa el cabo de año del finado,<br />

en el mismo día que aquí y que fuera con la solemnidad que fue. También aquí fue más de lo<br />

que se pensaba, pues parece que el Señor quiso recordarnos más al vivo lo que nos dice con<br />

mucha frecuencia: «Que el que se humilla será ensalzado»; y así como en el entierro de él<br />

vimos patentemente verificadas esas palabras, así en este aniversario quiso también hacérnoslo<br />

comprender. Bendito sea su santísimo nombre para siempre. Amén. Más de veinte sacerdotes<br />

acudieron, cinco Párrocos, el Padre Comisario, el Maestro de Ceremonias, el Padre Gabino;<br />

cantó la misa el Padre Páramo, el tío de sor Ildefonsa, y para que todo estuviera más solemne<br />

un señor Obispo que también asistió, cantó el responso y las Hermanas cantaron la<br />

«vigilia» y misa, todos con luces, que entre todos pasaban de ciento cuarenta. Además, la capilla<br />

toda colgada de negro y se estrenó el terno negro y manga. También asistió el Párroco.<br />

Todo esto sin pasar esquela ni aviso, sólo que unos a otros lo supieron y el señor Obispo de<br />

Almería que por casualidad estaba. De modo que ya ven ustedes, hijitas mías en el Señor, que<br />

sin buscar ni menos pretender aparatos el Señor prepara las cosas de modo que le alabemos en<br />

sus criaturas» 90 .<br />

90 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD,120, 128.


784 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

5. Padre Fray <strong>Manuel</strong> María Martínez de San Bernardo<br />

Este religioso, uno de los más beneméritos de la Recolección<br />

Agustiniana en el siglo XIX, entregaba su alma al Señor en nuestro<br />

hospicio de Roma el día 21 de julio del año 1887.<br />

«La muerte —leemos en su «necrología»— fue casi repentina, pues, el día en que falleció,<br />

había celebrado por la mañana y dedicóse luego a las tareas ordinarias, comió en compañía<br />

de los religiosos que vivían en su compañía —los Hermanos Domingo Milagro y Nicolás<br />

Usieto—, y después de comer, se retiró a su celda. Inespereadamente se sintió aquejado de un<br />

padecimiento que otras veces había sentido y al poco rato exhaló el postrer suspiro, siendo<br />

asistido por los Hermanos» 91 .<br />

Los funerales se tuvieron el día 23 en la misma iglesia del hospicio, colocados los restos<br />

mortales de nuestro religioso sobre un túmulo en el centro del templo. Presidió el solemne<br />

acto el señor Embajador de España ante la Santa Sede, quien tenía a su lado a los PP. Generales<br />

y Procuradores de las Órdenes religiosas. Asistieron muchos miembros de éstas y clérigos<br />

seculares, casi todos los españoles residentes en Roma y otras gentes. Resultaba pequeña la<br />

iglesia para contenerlos a todos. Los religiosos trinitarios descalzos españoles del cercano<br />

convento de San Carlino se prestaron a oficiar y cantar en dichos funerales, si bien el celebrante<br />

de la misa fue Monseñor Panici, bibliotecario del Vaticano, que se hospedaba en el<br />

hospicio.<br />

Se les había aconsejado a nuestros religiosos que los restos del Padre <strong>Manuel</strong> fueran colocados<br />

en algún sepulcro particular y no en el común, para lo cual hablaron con los referidos<br />

Padres trinitarios; mas estos explicaron que había la dificultad de no ser de ellos sólo. Entonces<br />

se acudió a los agustinos descalzos italianos, quienes ofrecieron generosamente su panteón<br />

en el que, en efecto, fue depositado el cadáver, encerrado en una caja de zinc incluida<br />

dentro de otra de madera. De dicho panteón se podía sacar cuando se quisiera para colocarlo<br />

en un nicho con su correspondiente lápida.<br />

Unos días más tarde, el primero de agosto, llegaban a Roma los PP. Íñigo Narro y Enrique<br />

Pérez, éste último para sustituir en el cargo al difunto P. <strong>Manuel</strong>, como ya se ha dicho en<br />

este mismo capítulo 92 .<br />

En las líneas necrológicas transcritas se habla de «un padecimiento que otras veces había<br />

sentido». Efectivamente, fue en diciembre de 1882 y en febrero del año siguiente. En ambas<br />

ocasiones estuvo ya a las puertas de la muerte. Veamos.<br />

Era el 20 de diciembre de 1882. Había ido el Padre a ver a Monseñor Rampolla y, cuando<br />

sin conseguir su intento, regresaba al hospicio, sintió tal opresión en el pecho que a duras penas<br />

pudo llegar a casa. Al día siguiente acudió el médico, a quien le pareció ser la enfermedad<br />

una congestión pulmonar, complicada con una afección al<br />

91 AM, 61, Difuntos, f. 219.<br />

92 ACSM, Lib. de documentos históricos, ms. ff. 40-44; AG, carp. 4, cartas del P. Narro al P. Gabino.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 785<br />

corazón. Puso los remedios que creyó más convenientes, pero el enfermó no mejoró, antes<br />

bien se fue agravando, por lo que el día 27 se le administraban los santos sacramentos.<br />

Los dos Hermanos ya citados, Fray Domingo y Fray Nicolás, que, como ya se ha dicho,<br />

eran los únicos religiosos recoletos que convivían con el P. <strong>Manuel</strong>, dieron aviso de lo que<br />

sucedía al P. Comisario Apostólico. El P. Gabino ordenó al P. Narro que se trasladase a Roma,<br />

a donde llegaba el 5 de enero, pero encontró al P. <strong>Manuel</strong> ya convaleciente.<br />

Pasaban los días sin novedad, cuando el 23 de febrero volvió a sentirse enfermo el Padre<br />

y nuevamente se agravó de tal modo que en la noche del día 25 recibió otra vez los santos<br />

sacramentos.<br />

En carta escrita al día siguiente al P. Gabino le decía el P. Narro:<br />

«Hace un momento le he dicho la recomendación del alma; se encuentra muy resignado y<br />

fervoroso, aguardando su hora; el médico le ha visitado antes de leerle la recomendación del<br />

alma y me ha dicho que ya no vive sino por su naturaleza robusta; se halla en pleno uso de<br />

todas sus facultades, sentado en medio de la cama por no poder sufrir otra postura, ni aun reclinarse<br />

en las almohadas; padece mucho y hay que confortarlo con santas exhortaciones».<br />

El día 2 de marzo vuelve a escribir el P. Narro:<br />

«El P. <strong>Manuel</strong> todavía vive, delirando y sin apenas tomar alimento; el médico admirado y<br />

afirmando que vive por su buena y fuerte complexión. Figúrese Vuestra Reverencia cómo<br />

estaremos temiendo a cada momento que espire».<br />

Pero, cinco días después de esta última carta, le remitía otra en la que ya le comunicaba<br />

mejores noticias. Pues le decía:<br />

«Después de hallarse el P. <strong>Manuel</strong> próximo a espirar, ayer parece hubo crisis en su enfermedad<br />

y anoche, al marcharse el médico, exclamó éste: «El Señor quiere al Padre <strong>Manuel</strong><br />

para padecer». Esta mañana —sigue el P. Narro— continúa el enfermo bien y ya en pleno uso<br />

de sus facultades» 93 .<br />

El mismo P. <strong>Manuel</strong>, en una misiva del 3 de junio del citado año 1883, manifestaba al P.<br />

Comisario de Filipinas en Madrid que la recaída le había dejado bastante estropeado y que,<br />

aunque iba mejorando, no se encontraba todavía como se hallaba a los diez días de la primera<br />

enfermedad, a pesar de los fuertes remedios que se emplearon para curarla 94 .<br />

Acerca de nuestro religioso ya se publicaron algunas notas biográficas en el tomo XI de<br />

estas Crónicas 95 . En el citado volumen y en el presente queda constancia de sus actuaciones,<br />

sobre todo de las que se refieren a la recuperación del hospicio de Roma, reconocimiento del<br />

nombramiento de Procurador General, designación de<br />

93 AG, carp. 3.<br />

94 AM, carp. 7 bis.<br />

95 CR, 11, 629. En las citadas notas biográficas se dice que en la guerra civil militó en las filas carlistas y llegó al<br />

grado de Capitán. Por nuestra parte tenemos que añadir que, por dicha razón, recibió las sagradas Órdenes<br />

con indulto apostólico dispensationis irregularitatis ex defectu laenitatis (ACSM, Lib. de documentos históricos).


786 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

los dos primeros Comisarios Apostólicos de la Recolección, PP. Mariano Viñao y Gabino<br />

Sánchez, y restauración de la Provincia de la Candelaria.<br />

Hemos de añadir aquí que el 26 de julio de 1884 Su Santidad el Papa León <strong>XII</strong>I le nombró<br />

Consultor de la Sagrada Congregación del Concilio, «cosa —le dice el P. <strong>Manuel</strong> al P.<br />

Gabino en carta del 2 de octubre del mismo año— que me cogió enteramente de sorpresa, y,<br />

cuando yo creía que esto era un honor, he visto después que no es así, sino que ya han comenzado<br />

a mandarme trabajo y hay que trabajar con buena o mala gana» 96 .<br />

Firmado con las iniciales J. R. A. se publicó en el diario barcelonés El Correo Catalán un<br />

artículo sobre el P. <strong>Manuel</strong> María Martínez. Su autor, al tratar del general aprecio que se tenía<br />

hacia el Padre, se expresa del modo siguiente:<br />

«Sobre todo le amaban y veneraban los artistas españoles de quienes era verdadero Mecenas,<br />

y por esto ellos, agradecidos, han inmortalizado la bella y simpática figura del amable<br />

y modesto P. <strong>Manuel</strong>. Fortuny, Rosales, Palmaroli, Martí y cien y cien otros artistas, honor y<br />

gloria de España, en sus mejores obras han hecho aparecer a su querido Padre <strong>Manuel</strong>, porque<br />

a sus excelentes cualidades, a la protección que les dispensaba y al interés que por ellos tomaba,<br />

reunía la importante cualidad, para el artista, de tener una cabeza tan bien formada que era<br />

un perfecto modelo; y él, a pesar de sus graves ocupaciones, hallaba siempre tiempo, y a veces<br />

hasta quitándoselo del descanso, para ir a los estudios de los jóvenes artistas que deseaban<br />

sacar su retrato, por esto se ve éste en varias obras maestras que se admiran en el Museo Nacional<br />

de Madrid y en varios extranjeros».<br />

El P. Enrique Pérez, al hacerse una copia del citado artículo, añadió unas notas, en las<br />

que, al referirse al punto de los artistas, afirma que es exacto todo ello, «pero también lo es<br />

que dejó de guardar estas condescendencias con algunos artistas que manifestaban opiniones<br />

contrarias a la doctrina católica». Al fallecer «ya hacía algunos tiempos que no sostenía relaciones<br />

con ellos».<br />

Añade, además, el P. Enrique, por su parte, los interesantes datos siguientes sobre nuestro<br />

biografiado:<br />

«El P. <strong>Manuel</strong> fue observante de sus reglas; a pesar de sus años y de sus achaques guardaba<br />

con todo rigor los ayunos de la Iglesia y de la Religión; amante de la pobreza y mortificado,<br />

dormía sobre un jergón de paja que nunca movía; se acostaba a la una o más de la noche;<br />

parte del día y buena parte de la noche la pasaba orando delante del Santísimo Sacramento;<br />

todo lo que era de su uso era sumamente pobre; y aun los muebles de la casa en su mayor<br />

parte son regalos que le hicieron varios amigos.<br />

»Además de haber recobrado la casa y la iglesia, pudo también recobrar y poner en orden<br />

algunos censos de la misma; fue un administrador fidelísimo y es digna de alabanza la claridad<br />

y exactitud con que ha llevado las cuentas. Hizo varios reparos en la casa y últimamente,<br />

96 AG, carp. 3.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 787<br />

mediante un contrato prudente y discretísimo, consiguió reformar la casa y reducirla a mejor<br />

distribución, sin gastar casi nada de la casa.<br />

»En las relaciones con las autoridades, así eclesiásticas como civiles, tanto de Italia como<br />

de España, ha demostrado en muchas ocasiones su prudencia al mismo tiempo que su energía.<br />

A pesar de las vicisitudes por que han pasado Roma y España en el tiempo en que ha ejercido<br />

el cargo de Procurador, ha sabido hacerse respetar y admirar por los funcionarios públicos y<br />

en varias ocasiones en que éstos (italianos y españoles) han pretendido apoderarse del hospicio<br />

o de sus escasas rentas, él ha resistido de una manera respetuosa pero firme, y siempre ha<br />

conseguido salir airoso en sus reclamaciones.<br />

»Por sus conocimientos en derecho canónico era consultado en asuntos arduos y difíciles<br />

por Cardenales y miembros de Congregaciones Romanas, y aun muchas de éstas le enviaban<br />

pliegos de consulta pidiéndole su parecer.<br />

»Era devotísimo de Nuestra Señora, a quien invocaba con frecuencia, principalmente<br />

cuando le apretaba la enfermedad que padecía de opresión del corazón; a pesar de los agudísimos<br />

dolores que esto le causaba, no se le oía otra exclamación que la de invocar a María<br />

Santísima. En la misma tarde que murió, cuando se vio acometido del mal (que él y todos<br />

creían que era pasajero como otras veces lo había sido) pidió agua de Lourdes y después de<br />

beberla, sintió alivio; pero agravado más, falleció al poco tiempo» 97 .<br />

La iniciales del escrito publicado en el anteriormente citado diario de Barcelona corresponden<br />

a José Recorder Annexy, de la Congregación de la Misión. Este sacerdote, que a la<br />

sazón residía en San Gervasio de la ciudad condal, recibió luego, enviada desde Roma por el<br />

P. Enrique, una carta en la que este Padre le decía que si tenía conocimiento de cosas de interés<br />

acerca de la vida del P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, le agradecería mucho que las escribiera,<br />

pues en el colegio de Monteagudo querían preparar una biografía de dicho religioso.<br />

Así lo hace el P. Recorder con fecha 10 de octubre de 1887 y remite su escrito al referido<br />

colegio para que el P. Rector del mismo «pueda hacer de él el uso que crea conveniente, pues,<br />

como testigo ocular, da fe de cuanto en el escrito afirma».<br />

El texto es del tenor siguiente:<br />

«Erat vir simplex, et rectus ac timens Deum et recedens a malo (Iob I, 1). Consiliarius, vir<br />

prudens et litteratus (I Paralipom. XXVII, 32).<br />

»Por más de tres años tuve el consuelo de vivir en Roma en la muy grata compañía del<br />

sabio y ejemplar Padre <strong>Manuel</strong> y por más de veinte hemos estado en íntima correspondencia,<br />

por esto puedo apreciar bastante y admirar a la vez las grandes prendas y bellísimas cualidades<br />

que lo adornaban y lo hacían querer de todos cuantos tenían la dicha de conocerlo y tratarlo.<br />

»Lo primero que se veía y admiraba en él era su amor y puntualidad<br />

97 ACSM, Lib. de documentos históricos.


788 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

a la observancia regular y el respeto que profesaba a sus Superiores y a todas sus disposiciones.<br />

Era amante del retiro y del recogimiento, no saliendo de casa, ni aun de su celda, sino<br />

cuando la necesidad o caridad lo exigía. No era amigo de viajes de recreo; por esto estuvo sin<br />

salir de Roma, hallando todas sus delicias en desempeñar el honroso cargo que la santa obediencia<br />

le confiara. Tampoco era amigo de hacer visitas inútiles o de puro pasatiempo, ni ir a<br />

casa de seglares, a pesar de ser sumamente amable y de favorecer a cuantos a él acudían e<br />

imploraban su ayuda, protección o valimiento. Apenas se levantaba, entregábase a la oración<br />

mental; después se preparaba para decir la santa misa, que celebraba todos los días, a pesar de<br />

los achaques que sufría y que a veces le hacían pasar muy malas noches. La gravedad, recogimiento<br />

y devoción con que ofrecía el incruento Sacrificio, edificaba a cuantos asistían a su<br />

misa; después de ella se recogía y, por largo rato, daba gracias al Señor.<br />

»Tenía señalada la hora para el rezo del Oficio divino y, aunque se hallase solo, la observaba<br />

como si estuviera en el convento. La lectura espiritual y la visita al Santísimo Sacramento<br />

también tenían su hora señalada y tanto la una como la otra la hacía con puntualidad, gusto<br />

y devoción. Todos los días, por la tarde, visitaba la iglesia donde se hallaban las Cuarenta<br />

Horas. Fue muy devoto de la Santísima Virgen, de San José, San Agustín, Santa Mónica, San<br />

Nicolás y San Ildefonso. Todo el tiempo que le quedaba libre lo empleaba en estudiar, siendo<br />

sus materias favoritas: la Sagrada Escritura, la Moral, los Cánones, la disciplina eclesiástica y<br />

la historia de la Iglesia. En suma, era metódico en todo y, a pesar de tener que atender a muchos<br />

y complicados asuntos, no se apuraba por nada y lo hacía todo y lo anotaba y contestaba<br />

con orden admirable.<br />

»Aunque algunos señores Embajadores y Ministros plenipotenciarios de España en Roma<br />

lo apreciaban y distinguían mucho, invitándole varias veces para que fuera a comer a palacio,<br />

nunca lo consiguieron; llevaba la máxima de no comer nunca fuera de casa, y así con dichos<br />

señores como con multitud de familias distinguidas que fueron a Roma, recomendadas a él y<br />

a las que, con todo el mayor gusto, sirvió en cuanto le era posible, con muy buenas palabras<br />

agradecía los convites que le hacían, excusándose a la vez de tal manera que no se daban por<br />

ofendidos, antes sí admiraban su virtud.<br />

»La prudencia fue una de las virtudes que más lo adornaron: gracias a ella, consiguió,<br />

poco a poco, ir salvando el edificio que hoy día la Provincia de San Nicolás tiene en Roma.<br />

Con ella logró llevar a feliz término asuntos difíciles y complicados, que se le confiaron. Ella<br />

le servía para ganar el corazón de los religiosos que estaban en su compañía. A todo atendía y<br />

su vigilancia se extendía por todas partes; no dejaba pasar las faltas, ni los defectos que observaba<br />

en sus súbditos, pero nunca corregía en público, sino a solas y privadamente y con tal<br />

caridad que siempre conseguía la enmienda que deseaba, quedando los corregidos cada vez<br />

más afectos al cariñoso Padre, que con tanta prudencia y celo miraba por su bien.<br />

»Era humilde en todo: él mismo barría su cuarto y también la


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 789<br />

iglesia. Servía la santa misa y aún hacía de acólito en las funciones de la iglesia, cuando alguno<br />

faltaba. Cuando le contradecían en cosas de ninguna importancia, no sostenía lo dicho,<br />

sino que se callaba, sin dar señal alguna de resentimiento.<br />

»Era muy celoso y amante del culto divino y por esto, siempre que pedían para poder<br />

hacer funciones la iglesia de San Ildefonso, que es la perteneciente al hospicio de Roma, accedía<br />

con el mayor gusto, tomaba en ellas parte y contribuía cuanto le era posible.<br />

»Su firmeza en la fe y en las doctrinas de la Iglesia Santa era a toda prueba; la apreciaron<br />

cuantos le trataron. No podía oír nada que se opusiese a las enseñanzas de la Santa Sede y<br />

a las venerandas tradiciones, aprobadas y bendecidas por la Iglesia.<br />

»Era buen consejero: primero, porque era muy amante de la oración; segundo, porque se<br />

enteraba bien de lo que se le proponía, y lo estudiaba antes de dar su parecer; tercero, porque<br />

era hombre de mucha doctrina y de no poca experiencia.<br />

»Era sumamente pacífico y puede decirse de él que fue: semper sibi constans. Aunque su<br />

carácter era fuerte y su genio fogoso y vivo, había hecho un estudio tal sobre sí mismo y tanto<br />

se dominó que logró que la dulzura y mansedumbre fueran las únicas que se manifestaban en<br />

su exterior, por perturbado que estuviera su espíritu interiormente.<br />

»Y para decirlo todo en pocas palabras diré qué fue realmente: un varón sencillo, sin doblez<br />

ni ficción alguna; recto, no buscando en todas sus obras más que la gloria del Señor, el<br />

bien, prosperidad y felicidad de su muy querida Orden, la santidad y perfección de sus muy<br />

amados hermanos de Religión, la destrucción del pecado, la desaparición de todos los errores,<br />

así como la salvación de todas las almas; temeroso de Dios, a quien amaba de veras, y, conociendo<br />

que cuantas dotes y buenas cualidades tenía, las había recibido de su benéfica mano,<br />

humilde, lo reconocía ante su divino acatamiento y, agradecido, pedía al Señor no permitiera<br />

empleara jamás los talentos que le había dado, más que para trabajar en favor de su Santa<br />

Iglesia; huía del mal, permaneciendo en la soledad unido con Dios y salía de ella sólo cuando<br />

la necesidad o caridad lo exigía, andando siempre en la divina presencia.<br />

»En los muchos años que estuvo en la santa ciudad de Roma, desempeñando el honroso,<br />

a la par que difícil, cargo de Procurador fueron innumerables las personas que, así en la misma<br />

Roma como desde España, América y Filipinas, a él acudieron pidiendo consejo y hallaron<br />

que realmente reunía todas las cualidades de tal, manifestando en su dictámenes vasta<br />

instrucción y rara prudencia. Por esto he puesto al principio las palabras sagradas: Erat vir<br />

simplex, et rectus ac timens Deum et recedens a malo. Consiliarius, vir prudens et litteratus.<br />

»Por lo tanto creo que la memoria del ejemplar P. <strong>Manuel</strong> María Martínez es digna de figurar<br />

en los Anales de la esclarecida y apostólica Provincia de San Nicolás, y que su santa<br />

vida servirá de mucho a los jóvenes religiosos, ya para alabar al Señor, ya para excitarse a ser<br />

cada días más fieles a la santa y sublime vocación a que Dios, por


790 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

sola su bondad, se dignó llamarlos, según nos asegura San Euquerio: Armantur filiorum animi,<br />

dum Patrum recensentur triumphi; pues, mientras los oyen, la voz del Señor les dice sin<br />

cesar: Eritis sicut illi fuerunt, si feceritis sicut illi fecerunt» 98 .<br />

6. Padre Fray Gabino Sánchez de la Concepción<br />

Vamos a coronar este capítulo, último del presente tomo de Crónicas, con el nombre del<br />

que fue dignísimo segundo Comisario Apostólico de la Recolección Agustiniana, cuya santa<br />

muerte ocurrió en Madrid el 20 de enero de <strong>1891</strong>.<br />

Su fallecimiento y entierro de sus restos<br />

Nos habla uno de los testigos presenciales, el P. Toribio Minguella:<br />

«Vida de tantos méritos, de tantas virtudes, había de ser coronada con una muerte santa.<br />

Desde principios del verano próximo pasado comenzó a exacerbarse la fatiga que, procedente<br />

del corazón, le molestaba alguna vez desde hacía bastantes años, pero sin que nunca le impidiese<br />

el desempeño de sus funciones como Capellán mayor y como confesor. Agregóse que<br />

en los primeros días de enero último falleció su sobrino D. Juan Sánchez, sin que lo rápido del<br />

mal le permitiese recibir los santos sacramentos. Esto, y el haber sabido la noticia de la muerte<br />

cuando subía las escaleras de la casa para visitar al enfermo, persuadido de que si bien estaba<br />

grave no había muerto, le ocasionó un ataque al corazón, que pudo dominar luego merced<br />

a su buena naturaleza y a la violencia que se hizo para no agravar la tristeza de la viuda y<br />

de los huérfanos. El Padre volvió a la Encarnación y continuó sus trabajos, aunque con honda<br />

pena y frecuentes angustias. El día 17 celebró misa y confesó a las monjas; mas por la noche<br />

se acentuó la fatiga, tanto que su sobrino el sabio catedrático y escritor D. Félix Sánchez Casado,<br />

que desde hace bastantes años vivía en su compañía y justamente le consideraba como<br />

su padre, viéndole en tal situación le aconsejó por la mañana del día 18 que no celebrase misa.<br />

El mal le obligó a aceptar el consejo; mas se levantó, fue a la tribuna y de rodillas oyó la misa<br />

mayor. El martes 20 por la mañana le vio el doctor Vargas y lo encontró constipado, pero sin<br />

gravedad alguna; sin embargo, el Padre comprendió que se moría y pidió con insistencia los<br />

sacramentos. Por la tarde quiso que viniese el médico —era la primera vez, acaso en toda su<br />

vida, que a petición suya se llamaba al médico—. Temiendo éste que el enfriamiento fuese<br />

producido por algún principio de pulmonía, le reconoció y auscultó detenidamente. El Padre<br />

estaba recostado con algunas almohadas a la espalda, única posición que desde muchos años<br />

atrás podía tener en la cama. El doctor Vargas, para mejor enterarse de cómo funcionaban el<br />

corazón y los pulmones, le dijo auscultándole: «Cante usted, Padre Gabino»; y el Padre, con<br />

voz sonora y afinada entonación, cantó<br />

98 ACM, carp. 7, n. 16; ACSM, Lib. de documentos históricos; BSN, a. 1944, 204.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 791<br />

el Magnificat anima mea Dominum y el Misericordias Domini in aeternum cantabo. Era el<br />

canto del cisne; le quedaban sólo cinco horas de vida terrena; pronto su alma entraría en el<br />

cielo a cantar eternamente las alabanzas a la Santísima Virgen y las misericordias del Señor.<br />

»Recibió el Santo Viático con suma devoción, haciendo con voz firme la protestación de<br />

la fe, pidiendo perdón a todos con palabras y con lágrimas, y advirtiendo después de recibido<br />

el Señor que no olvidásemos de aplicarle la indulgencia plenaria de la Orden y la de Su Santidad.<br />

Luego se le administró la Extremaunción, presentando él las manos y los pies cual si<br />

estuviese lleno de vida. Se le hizo la recomendación del alma, bendijo a todos los circunstantes,<br />

y muy especialmente a las religiosas y religiosos, y sus últimas palabras fueron éstas:<br />

«Amor a Dios». Al verle en tan dulce agonía, todos nos enamorábamos de aquella alma tan<br />

hermosa, y se duplicaba nuestro sentimiento de la orfandad en que nos dejaba.<br />

»El Rvdo. P. Íñigo Narro, que le había administrado los sacramentos y estaba ayudándole<br />

a bien morir, le preguntó si quería que se le leyese la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según<br />

San Juan, y el Padre hizo un signo afirmativo. La agonía tomó entonces carácter todavía<br />

más dulce y sosegado, y al terminar la lectura de la Pasión, aquella vida se había extinguido,<br />

aquella alma había volado al cielo.<br />

»Su cadáver fue depositado en el locutorio del convento, y allí, con la debida autorización,<br />

se celebraron en la mañana del día 22 muchas misas de cuerpo presente, inclusa la del<br />

Excelentísimo e Ilustrísimo Sr. D. Vicente Alda, Obispo de Huesca, que, al tener noticia de la<br />

muerte de su querido Padre, voló a esta corte, donde en momento de tanta aflicción, dominando<br />

la suya, que era profundísima, fue paño de lágrimas para la familia, para las religiosas y<br />

para todos. Aquellas misas las oyeron muchísimas personas: y sacerdotes, señoras, caballeros,<br />

multitud de pobres, y hasta aguadores y cocheros, entraron en la capilla ardiente, no por mera<br />

curiosidad, sino para orar y depositar las más honrosas coronas, que eran lágrimas de admiración<br />

y gratitud, ante aquel hermoso cadáver. Digo hermoso, pues había transcurrido cerca de<br />

cuarenta horas desde la muerte, y lejos de iniciarse la descomposición, iba en crecimiento la<br />

belleza. Los sentimientos de piedad y veneración subieron de punto cuando se trató de soldar<br />

la caja mortuoria. Los fieles se abalanzaban, arrebatando, sin que pudiera impedirse, buena<br />

parte del hábito y cuanto hubieron a las manos para conservarlo como reliquias de un siervo<br />

de Dios. Al entierro, que el Excmo. Sr. Nuncio de Su Santidad se dignó presidir personalmente,<br />

asistió gran número de fieles de todas las clases sociales, rindiendo cariñoso tributo de<br />

respeto y duelo al amado de Dios y de los hombres, cuya memoria es para todos bendecida» 99 .<br />

99 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 27.


792 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Solemne funeral<br />

Copiamos también del escrito del P. Minguella:<br />

«Los Padres agustinos recoletos dedicaron a su llorado Padre solemne funeral en la iglesia<br />

de la Encarnación de esta corte el 20 de aquel mes —enero—. Ofició de pontifical el<br />

Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de Huesca, que veneraba al finado y ama entrañablemente a la<br />

Orden Agustiniana; a los lados del túmulo se veía una comunidad religiosa compuesta de Padres<br />

agustinos calzados y recoletos; otros Reverendísimos Padres formaban el duelo, presidido<br />

por el M. I. Sr. Auditor de la Nunciatura en nombre del Excmo. Sr. Nuncio; por altos empleados<br />

del Ministerio de Ultramar, en representación del Sr. Ministro; por el Sr. Arquitecto<br />

mayor de Palacio, de parte de la Real Intendencia, y por el señor D. Félix Sánchez Casado, a<br />

nombre de la familia del difunto. Ocupaban triple fila de largos y enlutados bancos señores<br />

del Tribunal de la Rota, de la Real Capilla, del Cabildo catedral, varios Párrocos, muchos sacerdotes<br />

y distinguidos personajes. Asistían además Siervas de María y religiosas de otros<br />

Institutos, gran número de señoras y no pocos pobres y gente del pueblo.<br />

»Al fin de la misa subió a la sagrada cátedra el M. Rvdo. P. Fray José López, director espiritual<br />

del Real Colegio del Escorial, y pronunció una magnífica oración fúnebre, basada en<br />

aquel texto del Eclesiástico, referente a Moisés: Dilectus Deo et hominibus cuius memoria in<br />

benedictione est. Después de un admirable exordio lamentando la orfandad en que la muerte<br />

del P. Gabino dejaba a la Orden de Padres recoletos, a las religiosas de la Encarnación, a las<br />

Siervas de María, a tantas almas por él dirigidas, y a tantos pobres de quienes era segunda<br />

Providencia, exordio tan profundamente sentido y dicho de tal manera que arrancaba lágrimas<br />

del corazón de todos, justificó la aplicación del texto describiendo a grandes rasgos la vida<br />

virtuosísima del P. Gabino, que le mereció el amor de Dios y de los hombres y el que su memoria<br />

sea bendecida» 100 .<br />

El Padre Gabino, Comisario Apostólico<br />

Nuestro biografiado regía la Recolección Agustiniana en calidad de Comisario Apostólico,<br />

designado por la Santa Sede el 28 de marzo de 1862. Desde que al mes siguiente dio comienzo<br />

a su mandato, sus actuaciones llenan bastantes páginas del tomo XI de nuestras Crónicas,<br />

así como del presente.<br />

Sobre este particular, añadiremos aquí solamente las siguientes palabras del P. Minguella:<br />

«Con admirable prudencia y con acendrado amor de padre ha dirigido la Congregación<br />

de agustinos recoletos durante veintinueve años, y en tiempo de su gobierno se han abierto los<br />

nuevos colegios de Marcilla, en Navarra, y de San Millán de la Cogolla, en la Rioja, con destino<br />

a Misioneros de Filipinas, reinstalando e infundiendo nueva<br />

100 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 4.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 793<br />

vida a la Provincia religiosa de la Candelaria, en los Estados Unidos de Colombia. Esto se<br />

dice en breves palabras; pero representa una suma de laboriosidad, de fe, de constancia, de<br />

sacrificio y de espíritu religioso bastante y sobrada para que el P. Gabino mereciese el más<br />

brillante y fundado elogio» 101 .<br />

El Padre Gabino y las recoletas de la Encarnación<br />

El P. Minguella, después de anotar el nombramiento del P. Gabino de confesor ordinario<br />

de las agustinas recoletas del convento de la Encarnación de Madrid, hecho en 1858 por el<br />

Cardenal García Cuesta, Arzobispo de Santiago de Compostela y Prelado propio del citado<br />

convento, prosigue de esta guisa:<br />

«A contar de aquel día hasta el de su muerte estuvo el P. Gabino consagrado al progreso<br />

espiritual de las monjas, y a la defensa, conservación y aumento de todo lo que interesaba al<br />

monasterio.<br />

»La comunidad de la Encarnación había sufrido mucho en los últimos años, y los cuantiosos<br />

bienes con que antes contaba para su decorosa sustentación y para el esplendor del culto<br />

habían desaparecido.<br />

El celoso confesor dedicó su incansable actividad, sus grandes condiciones para tratar y<br />

resolver asuntos arduos, y todo el prestigio que le daban sus virtudes, al logro de la reintegración<br />

de bienes que la comunidad de antiguo y legítimamente poseía administrados por el Real<br />

Patronato. En <strong>1867</strong> vio coronados en parte sus esfuerzos, pues se restableció la capilla con el<br />

número de capellanes y servidores que desde el tiempo de la fundación —principios del siglo<br />

XVII— estaba asignado en los estatutos, y, como era justo, recibió el P. Gabino el nombramiento<br />

de Capellán mayor 102 .<br />

«Muy adelantados llevaba sus trabajos para obtener la ansiada liquidación de lo que a las<br />

monjas pertenecía en el Real Patronato, cuando sobrevino la revolución de 1868 con su marcadísimo<br />

carácter antirreligioso. Ni eso arredró al Padre, con suavidad y fortaleza continuó<br />

101 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 26. Cfr. CR, 11, 638, las extensas notas biográficas con<br />

ocasión de su nombramiento de Comisario Apostólicos en 1862.<br />

102 En CR, 11, 646, se dijo que fue designado Capellán mayor el 16 de diciembre del año anterior a su nombramiento<br />

de confesor, el cual había tenido lugar en 1858; pero no fue así, pues, como se dice en el texto, el de<br />

Capellán mayor fue en el día y mes señalado, pero de <strong>1867</strong>. Cfr. AM, carp. Papeles del P. Gabino en donde<br />

se encuentra una copia de las testimoniales dadas por el señor Arzobispo de Santiago Payá y Rico el 1 de<br />

mayo de 1875, en las que se manifiesta que dichos cargos «los ha desempeñado y desempeña en la actualidad<br />

con laudabilísimo celo, prudencia y acierto». Dice asimismo que el 1 de junio de 1873 el señor Gobernador<br />

Eclesiástico de dicho Arzobispado, Sede vacante, le nombró su Vicario respecto del monasterio de la<br />

Encarnación «con facultades para imponer el hábito a las novicias y recibir la profesión, para inspeccionar<br />

lo relativo a los confesores y a la disciplina interior, para hacer la Visita cuando lo juzgue conveniente y para<br />

resolver las cosas que por su naturaleza no merezcan consultarse con el Prelado, cuyo nombramiento y<br />

facultades confirmamos Nos hallándonos en Madrid en febrero pasado, ampliándolas para los casos imprevistos<br />

y urgentes que puedan ocurrir». Termina afirmando que el P. Gabino «es sacerdote de buena vida y<br />

costumbres, celoso y ejemplar».


794 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

en la defensa de lo poco que las monjas tenían, e insistió en que recuperasen lo que era suyo.<br />

El terreno del convento que forma el ángulo de la calle de San Quintín y plazuela de la Encarnación<br />

lo ocupaba entonces un piso bajo y unas tapias de feo aspecto. Esta circunstancia, la<br />

magnífica situación y el pertenecer aquello a pobres monjas, fueron pábulo para que alguien<br />

poco escrupuloso tratara de apoderarse del terreno, como antes se habían apoderado otros de<br />

lo que forma la manzana por la calle de San Quintín, Bailén, plaza de los Ministerios y esquina<br />

de la calle de la Encarnación. Se instruyó al efecto un expediente de expropiación con el<br />

pretexto de embellecimiento; mas el Padre Gabino se opuso de tal manera al intentado despojo<br />

y supo valerse de tales medios, que hizo imposible por entonces la resolución del expediente.<br />

»Una noche el Ministro de la Gobernación, García Ruiz, instigado por los que ambicionaban<br />

el terreno, mandó a la Encarnación una pareja de la Guardia civil para que condujese a<br />

su despacho al P. Gabino. Eran las altas horas, y el Padre estaba rezando maitines cuando se<br />

presentaron los guardias. «Esperen ustedes que concluya de rezar, les dijo, y me tendrán a su<br />

disposición»; y los civiles esperaron. Conducido a la presencia del irritado Ministro, éste le<br />

exigió que no pusiera obstáculo a la solución del expediente, y con formas descorteses añadió<br />

que mandaría derribar el convento y la iglesia. No se inmutó la grande alma del P. Gabino;<br />

habló, y tales palabras puso el Señor en sus labios, que desde las primeras se hizo dueño del<br />

corazón del Ministro, quien, convertido de fiero en amable, le ofreció cigarros —el P. Gabino<br />

no fumaba— y hasta manifestó respetuoso deseo de visitar a las monjas y ver el convento. El<br />

Padre le agradeció tanta benevolencia, y le prometió que le avisaría para que hiciese la visita,<br />

ya que por entonces no la juzgaba conveniente para la salud de Su Excelencia, pues había<br />

varias religiosas con enfermedad de sarampión. El Ministro mandó que acompañasen al P.<br />

Gabino hasta su casa; y los que antes lo habían llevado con carácter de esbirros, lo hicieron<br />

luego como guardia de honor. Ya nadie se atrevió a pensar en el codiciado terreno.<br />

»A luego de restaurada la Monarquía logró el Padre que el Real Patronato liquidase lo<br />

perteneciente al monasterio de la Encarnación, y con los réditos devengados se hizo en 1878<br />

la sólida y hermosa obra que hoy vemos en el mencionado ángulo para quitar en adelante el<br />

pretexto de embellecimiento. Otras muchas mejoras en beneficio del monasterio y de la iglesia<br />

consiguió su Capellán mayor, especialmente la notable restauración del templo en<br />

1885» 103 .<br />

Las virtudes en el Padre Gabino<br />

«Adorables son los juicios del Señor —dice también el P. Minguella— por lo mismo que<br />

están sobre el alcance de nuestra pobre mirada. Respecto de la santidad de las personas, únicamente<br />

al Soberano Pontífice, como a Cabeza suprema de la Iglesia, concede el Altísimo<br />

103 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 23.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 795<br />

potencia visual que penetre en los mismos cielos cuando se trata de la beatificación o canonización<br />

de los Santos. Nosotros sólo podemos decir de las virtudes del Reverendo P. Gabino lo<br />

que en las tierras hemos presenciado: que siempre le vimos humilde, exacto cumplidor de sus<br />

deberes, laborioso, caritativo e hijo sumiso y muy adicto a la Santa Sede.<br />

»Profunda era su humildad, y por eso rehuyó aceptar dignidades eclesiásticas que se le<br />

ofrecieron muchas veces. Para que la familia y sus íntimos supiéramos su brillante carrera<br />

literaria, que era Examinador sinodal de las diócesis de Sigüenza, Segorbe, Salamanca y Madrid-Alcalá,<br />

que tenía amplísimas licencias en la mayor parte de los obispados de España, y<br />

otras muchas facultades extraordinarias, ha sido preciso que él muriera. Hacía estudio particular<br />

de ocultarse, y la desconfianza en sí mismo llegaba hasta el punto de hacerle aparecer en<br />

algunos casos como de carácter indeciso y tímido. Hijo de su humildad era el sistema de consulta,<br />

aun con personas que en todos conceptos valíamos mucho menos que él. ¡Cuántas veces<br />

ya a nosotros los religiosos, ya también a varios de los Capellanes, presentaba sus escritos de<br />

algún interés, diciendo: «Mírelo y corríjalo para que quede bien claveteado», que era expresión<br />

suya!<br />

»Mas aquella alma, por lo mismo que era humilde, se agigantaba ante la conciencia del<br />

deber, y entonces aparecía el P. Gabino en toda la grandeza de su carácter. Cuando el Excelentísimo<br />

Señor Patriarca de las Indias entró en la Encarnación creyendo tener derecho jurisdiccional<br />

en aquella iglesia, y halló tan respetuosa como inflexible resistencia en el Capellán<br />

mayor, no pudo menos de admirar aquel rasgo de entereza; y ya en la sacristía, dirigiéndose al<br />

Padre, y sin que por entonces dejara de creerse con derecho, le dijo: «Padre Gabino, usted ha<br />

cumplido con su deber». Con igual energía se había conducido en Sigüenza al fallecimiento<br />

del Señor Obispo Cortina, defendiendo y sacando ilesos los derechos de la familia y de los<br />

domésticos del difunto contra las pretensiones del Cabildo. Si el P. Gabino comprendía que<br />

estaba en el deber de hacer una cosa, la hacía sin que le arredrasen obstáculos de ningún género,<br />

mas sin que por eso estuviese nunca su proceder animado por la terquedad, que siempre es<br />

ciega, pues las resoluciones y los actos del Padre obedecían a juicio reflexivo, a consejo y a<br />

oración.<br />

»Quien así cumplía sus deberes como Secretario de Cámara y como Capellán mayor, no<br />

fue menos exacto en el cumplimiento de sus deberes como religioso. Lo que más enaltece al<br />

P. Gabino es el haber sido siempre fraile, desde el momento en que recibió el hábito agustiniano<br />

hasta su último suspiro. En los conventos fue espejo de religiosos, y exclaustrado guardó<br />

incólumes sus votos monásticos de obediencia, pobreza y castidad. Mientras fue súbdito<br />

estuvo en constante correspondencia y sumisión con sus Prelados, aguardando el suspirado<br />

momento de que los religiosos pudieran reorganizarse para ser el primero en volver a su querido<br />

claustro. Hasta el fin de su vida acarició la idea de fundar un convento, obedeciendo a la<br />

realización de esa idea una buena parte de sus últimas disposiciones. Delicadísimo de


796 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

conciencia, pidió varias veces y obtuvo permiso de sus antecesores en la Prelacía para la administración<br />

y distribución de bienes que le confiaban personas de quienes era testamentario u<br />

otras de su familia. Aun se ha encontrado entre sus papeles la licencia para ser tutor de sus<br />

huérfanos sobrinos D. Félix y D. Juan 104 . Nombrado Superior, nunca olvidó el voto de pobreza<br />

que había emitido; y en todo lo posible, dadas las especiales circunstancias en que se hallaba,<br />

procuró amoldarse estrictamente a la vida de pobre religioso. Para conservar inmaculado<br />

su voto de castidad fue siempre parco en la comida, muy observante en los ayunos de la Iglesia<br />

y de la Orden, sin dispensárselos ni aun en su vejez, y muy dado a todo género de austeridades,<br />

tanto que las riquezas encontradas a su muerte han sido muchos y no poco usados cilicios.<br />

Llevaba su mortificación hasta no permitir nunca que pusieran fuego en su friísimo cuarto,<br />

ni durante lo más riguroso del invierno; y cuando en los últimos días de su vida fue preciso<br />

que antes de acostarse le calentaran un poco la cama, aún lamentaba aquella necesidad, y decía<br />

con su natural gracejo: « ¡Qué mortificaciones para un fraile!»<br />

»A esta vida austera correspondía con su laboriosidad, ejercitada principalmente en el<br />

confesonario. Ante los ojos de Dios y ante los ojos de las almas brillaba, sin duda, y con especialidad<br />

nuestro llorado Padre, como confesor y director espiritual, poseyendo en alto grado<br />

no sólo el conocimiento del corazón humano, sino el más difícil de los caminos del espíritu.<br />

Quien tuvo una vez la dicha de confiarle los secretos de su alma descubriéndole el estado de<br />

su conciencia, no sabía apartarse de sus pies, quien escuchaba aquella doctrina santa que reposadamente<br />

fluía de sus labios, aquella palabra severamente dulce y siempre consoladora,<br />

siempre oportuna, se encariñaba de tan sabio y virtuoso confesor. Identificábase con sus confesados,<br />

sin otras predilecciones que las dictadas por la mayor necesidad de éste o aquel penitente,<br />

y con solicitud, prudencia y caridad daba la mano a los grandes pecadores para que saliesen<br />

de su mal estado y perseverasen en el bien, como guiaba a las personas devotas y religiosas<br />

por los altos caminos de la perfección.<br />

»Cuando el santo Obispo de Salamanca, Señor Martínez Izquierdo, vino a la nueva diócesis<br />

de Madrid, que bautizó con bautismo de su propia sangre consiguiendo la palma del<br />

martirio, según piadosa y fundadamente creemos, llamó al P. Gabino y le dijo: «Reanudaremos<br />

nuestra tarea». Se confesaba con el Padre siendo éste catedrático de Sigüenza y el Sr.<br />

Izquierdo estudiante de aquel seminario, y, encantado de su provechosa dirección, a ella se<br />

confió otra vez hasta que exhaló su último y glorioso suspiro 105 . ¡Oh! ¡Cuántas lágrimas<br />

104 Cfr. CR, 11, 673.<br />

105 En 1885 fue creada la nueva diócesis de Madrid-Alcalá. Su primer Obispo don Narciso Martínez Izquierdo se<br />

propuso celebrar con el máximo esplendor litúrgico el Domingo de Ramos del año siguiente, día 18 de<br />

abril, y, cuando subía los escalones de la catedral de San Isidro, fue herido por tres tiros de revólver disparados<br />

por un sacerdote. Conducido el Prelado precipitadamente a una estancia del atrio de la iglesia, tan<br />

pronto como volvió en sí del primer síncope, mandó llamar al P. Gabino para que le confesara. Se encontraba<br />

nuestro religioso celebrando los divinos oficios en la iglesia de la Encarnación y, una vez terminados,<br />

acudió con presteza a la llamada del señor obispo, quien confesó con él. Le aplicó la Bendición Apostólica<br />

y juntamente con el Párroco de Santa Cruz le asistió espiritualmente hasta el momento de expirar (cfr.<br />

AGUSTÍN R. DE SANTA TERESA, Un episodio de la vida del P. Gabino Sánchez, art. BSN, a. 1970, 119-<br />

124).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 797<br />

enjugó el P. Gabino! ¡Cuántas inquietudes calmó! ¡Cuántos acertadísímos consejos! ¡Cuánta<br />

reconciliación! ¡Cuánto bien hizo a las almas, a las familias, a las comunidades religiosas, a la<br />

sociedad entera, ejerciendo con tanto celo y por tantos años el ministerio del confesonario!<br />

»El trabajo de nuestro Padre no se limitaba al confesonario; de multitud de personas seglares<br />

y religiosas llevaba una verdadera Penitenciaría de consultas espirituales que le dirigían<br />

gran número de almas, familias y conventos de Madrid y de toda España. Parecía increíble<br />

que un hombre solo, y ya octogenario, pudiera soportar tanta labor. Es cierto que para él no<br />

había esparcimiento de paseo, ni aun conversación y reposo de sobremesa, y que por las noches<br />

sólo tomaba el descanso absolutamente indispensable, después de pasar largas horas de<br />

oración, estudio y escritura.<br />

»Atendiendo asiduamente al bien de las almas, no olvidaba las necesidades de los pobres.<br />

Le seguían éstos a todas partes, pues tenían experimentado que nadie se acercaba en vano a<br />

implorar la caridad del P. Gabino, de quien podría también decirse que desde las entrañas de<br />

su madre había nacido con él la misericordia; pues sabido es que la caridad para con los pobres<br />

ha formado y forma el timbre más ennoblecedor de su familia. Algunas veces, cuando le<br />

veíamos detenido o acosado por tantos como le pedían, y mostrábamos impaciencia, nos recordaba<br />

el encargo que su hermano el sacerdote D. Marcelino le hizo al morir; «que cuides de<br />

mis pobres», le dijo; y el P. Gabino, cuya alma compasiva no necesitaba excitaciones, cumplió<br />

a maravilla el encargo. Sus actos de caridad no se limitaban a las abundantes limosnas<br />

depositadas en manos de públicos pordioseros, y más cuantiosas en manos de vergonzantes;<br />

atendía también con pensiones a varias personas dentro y fuera de Madrid, y socorría a no<br />

pocos sacerdotes pobres y a muchísimas comunidades religiosas.<br />

»Acabo estos ligeros apuntes biográficos consignando que la virtud, hoy más que nunca<br />

necesaria, de adhesión fidelísima, constante y amorosa a la Santa Sede fue esmeradamente<br />

practicada por nuestro inolvidable Padre. Como Vicario General de la Orden religiosa, y por<br />

satisfacer su devoción, fue a Roma en 1869 cuando se inauguró el Concilio Vaticano, teniendo<br />

la dicha de besar el pie y expresar su rendida obediencia y afecto al Sumo Pontífice Pío IX,<br />

y la de coadyuvar con tanta eficacia como modestia al buen éxito de asuntos altísima y santamente<br />

importantes 106 . En Madrid estuvo siempre en muy respetuosas y cordiales relaciones<br />

con los Excelentísimos Señores Nuncios de Su Santidad, quienes estimaban en mucho sus<br />

virtudes, sus luces, experiencia y gran conocimiento de las personas. Por eso el Cardenal Secretario<br />

106 Tomo presente, capítulo VI, artículo primero. Su ida a Roma fue en abril de 1870, como en dicho lugar se<br />

consigna.


798 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Estado, Emmo. Sr. Rampolla, tanto le amaba y tanto sintió su muerte; por eso el actual<br />

Excelentísimo Señor Nuncio le quería muy de veras, distinguiéndole con especiales finezas,<br />

siendo para Su Excelencia y para toda la Nunciatura día de luto el día en que falleció el P.<br />

Gabino» 107 .<br />

El Padre Gabino y las Siervas de María<br />

En las notas biográficas del P. Gabino que figuran en el tomo XI de estas Crónicas ya se<br />

habla de su primera y decisiva intervención para que pudiera continuar adelante la fundación<br />

de las Siervas de María, cuya dirección dejó luego en manos del P. Ángel Barra 108 .<br />

No por eso se desentendió el P. Gabino de dichas Siervas. Una de sus actuaciones en esta<br />

segunda época fue la de llevar a Roma las Constituciones del Instituto para su aprobación.<br />

El motivo del viaje a Roma del P. Gabino fue su asistencia a la solemne ceremonia de la<br />

beatificación de los mártires de Japón en julio de <strong>1867</strong>, entre los que se contaban los agustinos<br />

recoletos, Padres Fr. Francisco de Jesús y Fr. Vicente de San Antonio.<br />

En el mes anterior la Madre Soledad, General de las Siervas de María, y el P. Ángel Barra,<br />

su Director, elevaron un escrito al Cardenal-Arzobispo de Toledo, en el que le manifestaban<br />

que, deseando vivamente que su Congregación fuese aprobada por el Romano Pontífice,<br />

como se presentase ahora ocasión favorable por pasar a Roma el P. Gabino Sánchez,<br />

«Director-Superior que fue de la Congregación, quien de orden de Su Eminencia formuló<br />

las Constituciones que siguen rigiendo, cuya experiencia y prueba de seis años<br />

prueban ser bastantes a llenar el objeto del Instituto, salva siempre las modificaciones<br />

que Su Eminencia, en su claro talento y previsión, crea conveniente introducir»,<br />

le suplicaban la correspondiente venia para dirigir las debidas preces a Su Santidad.<br />

En efecto; el Cardenal-Arzobispo don Cirilo de Alameda, con fecha 9 de junio del citado<br />

año <strong>1867</strong>, firma la carta comendaticia; el P. Gabino la lleva a Roma, donde el activo Procurador<br />

General, P. <strong>Manuel</strong> María Martínez, conoce los pasos que deben darse, y el 18 de septiembre<br />

el Papa Pío IX daba el anhelado Decretum laudis 109 .<br />

El P. Ángel Barra fallece, como ya se ha dicho, el 26 de mayo de 1884, sin tener la dicha<br />

de ver terminadas las obras de la iglesia de las Siervas. Se encarga nuevamente de la dirección<br />

espiritual de éstas el P. Gabino «y, poco tiempo después, con una deuda considerable, pero<br />

con una fe inagotable en la caridad del pueblo de Madrid y aumentando<br />

107 T. MINGUELLA, Necrología del P. Gabino Sánchez, 31, 34, 36, 39.<br />

108 CR, 11, 645, 683.<br />

109 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 36, 37.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 799<br />

las privaciones y sacrificios, tornóse a los trabajos y la iglesia quedó en pocos meses terminada»<br />

110 .<br />

El 20 de noviembre de 1885 se verificaba con gran solemnidad la bendición de la iglesia<br />

por el Obispo de Madrid-Alcalá, señor Martínez Izquierdo, y, al día siguiente, tenía lugar la<br />

misa solemne, presidida por el señor Nuncio de Su Santidad, luego Cardenal Rampolla. La<br />

Madre Soledad se vio rodeada por todas las Superioras, a las que había invitado a asistir al<br />

gran acontecimiento.<br />

Como escribirá luego la Madre Soledad, elegida nuevamente Superiora General, en su<br />

circular a las religiosas,<br />

«aprovechando la favorable ocasión de hallarse reunidas las Superioras de todas las<br />

casas, con motivo de la solemne inauguración de la iglesia de esta casa matriz, pareció<br />

oportuno celebrarse el primer Capítulo General Extraordinario de la Congregación, el<br />

cual previa la competente autorización del Prelado Diocesano y presidido como Delegado<br />

del Prelado por el Director de la Congregación, Padre Gabino Sánchez, tuvo lugar<br />

en tres sesiones verificadas los días 27 de noviembre, 1 y 4 de diciembre de 1885.<br />

En la primera se trató por indicación del Ilustrísimo Señor Obispo de adoptar como<br />

regla del Instituto una de las santas Reglas aprobadas por la Iglesia, y, con admirable<br />

concordia y por aclamación, se eligió la Regla del gran Doctor de la Iglesia y Patriarca<br />

San Agustín».<br />

El Presidente del Capítulo, P. Gabino, en su calidad de Comisario Apostólico de los agustinos<br />

recoletos, otorgó en patente especial y oficialmente a las Siervas de María la participación<br />

en todos los méritos y obras buenas de la Orden 111 .<br />

Probablemente este mismo año 1885 y en el mes de julio —el escrito no tiene fecha— dirigió<br />

el P. Gabino a las Siervas, con motivo del cólera, una especie de carta-circular que<br />

creemos oportuno transcribir. Dice así:<br />

«Amadísimas hijas en el Sagrado Corazón de vuestro Esposo divino Jesús:<br />

»Cuando los hombres os admiran y los reyes envidian el heroico sacrificio de caridad que<br />

en todos los momentos ofrecéis a Jesús a la cabecera de los enfermos coléricos, podéis comprender<br />

qué pasará, qué sentirá en el corazón el que suscribe y tanto os ama.<br />

»Digo lo primero, que no ceso de dar gracias al Señor por haberos inspirado la vocación<br />

al grande Instituto de la caridad a que pertenecéis, por haberos conservado en esa inspiración<br />

toda suya, por la gracia especial con que conforta vuestro corazón en el ejercicio de esa caridad<br />

heroica con que servís a los pobres coléricos, y por esa ansia que sentís en el fondo de<br />

vuestros hermosos espíritus en dar vuestra vida por vuestros hermanos para más antes gozar<br />

de las coronas que el cielo os tiene preparadas.<br />

110 T. MINGUELLA, Memoria de las Siervas, 15.<br />

111 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 156, 164, 165.


800 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

»Bendito sea Dios mil y mil veces que tal espíritu os ha comunicado, que amoroso está a<br />

vuestro lado bendiciendo los generosos oficios de caridad que dispensáis a vuestros hermanos,<br />

y que os dice: «¿Veis en esos muertos de todos los estados la brevedad de la vida? ¿Veis<br />

cómo toda la gloria del mundo es un puñado de vanidad y de desengaño? ¿Veis cómo a vosotras<br />

os he dado la mejor parte, en la cual perseverando tenéis segura la corona de mi amor?...»<br />

¡Perseverancia, perseverancia, perseverancia! al cielo con Jesús y María. Adelante… Sí, adelante,<br />

hijas mías, con Jesús y María. El hombre ofrece lo que no puede dar y no hará poco si<br />

sabe dar por un lado; pero Dios..., ¡oh!, ofrece uno y da ciento, porque es infinitamente rico,<br />

infinitamente veraz.<br />

»Segundo, un sentimiento único tengo sobre mí y es el que ocupaciones tan obligatorias<br />

no me permitan estar con vosotras a toda hora y al lado de cada enfermo. Porque, hijas mías,<br />

el cólera ya me conoce, ya me ha visto en los años 1854-1855 y 1864-1865 pasar al lado de<br />

los enfermos muchas semanas sin desnudarme, muerto de cansancio y de sueño, hacer con<br />

ellos de confesor, de médico y cirujano a falta de éstos, y gracias a Dios, jamás he sentido ni<br />

un síntoma, la novedad más pequeña. Esto lo dispuso el Señor porque, sobradamente codicioso,<br />

hace años vengo buscando la garantía del martirio y la del sacrificio sobre las aras de la<br />

caridad. Ocasión de lo primero tuve al estar ardiendo el convento y yo en medio, rodeado de<br />

llamas, y, sin embargo, el Señor dispuso que saliese ileso y a salvo; y de lo segundo, ya veis<br />

cómo he andado en medio de los tres cóleras mayores y cómo he salido. Me restan unos días<br />

más de vida, no quiero ni pido nada más, lo que Dios disponga, aquello y nada más.<br />

»Vengo por último a manifestaros los sentimientos encontrados de dolor y de gozo que<br />

sintió mi corazón cuando me comunicó la Madre Soledad la heroica muerte de nuestra queridísima<br />

Sor Piedad, víctima de la caridad, en Aranjuez. Cuando la recordaba muerta en su mejor<br />

edad, privada para siempre de su talento, de sus prendas físicas y morales y bajo otras consideraciones,<br />

el dolor prevalecía y desaparecía la serenidad; pero cuando la veía victoriosa del<br />

amor y de la muerte volar al cielo adornada y coronada como reina..., mi alegría rayaba en<br />

delirio y prosternado adoraba los designios del Señor.<br />

»Os bendice: Fray Gabino Sánchez» 112 .<br />

No había de transcurrir mucho tiempo sin que el P. Gabino sintiera rasgado su corazón de<br />

dolor por la pérdida de la misma Madre Soledad. Esta alma de Dios dejaba santamente esta<br />

vida el 11 de octubre de 1887.<br />

Pronto había de sobrevenirle una aflicción más a nuestro buen<br />

112 Cartas de SANTA MARÍA SOLEDAD, 304. En la anotación del P. Ayape se dice que la carta pertenecía al año<br />

1865 y debe ser el 1885, pues fue a primeros de julio de este último año cuando en Aranjuez murió Sor<br />

Piedad durante el cólera, víctima de la caridad, como dice en este escrito el P. Gabino (cfr. asimismo ob.<br />

cit., 131-135). Se ha corregido también la fecha 1834 por 1854; es, sin duda, una errata.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 801<br />

P. Gabino. Hubo de reunirse el Capítulo con objeto de elegir nueva Superiora General de la<br />

Congregación. Lo preside el señor Obispo de Madrid y sale elegida para dicho cargo la actual<br />

Maestra de Novicias, la Madre Josefa Díaz. El P. Gabino, en carta escrita al P. Enrique Pérez<br />

el 24 de noviembre del mismo año 1887, dice de la nueva Superiora que es «bastante joven,<br />

pero que se deja gobernar. El trabajo es para mí, pero todo lo llevo con gusto porque tengo<br />

buena salud y comprendo que en ello hago la voluntad de Dios y un buen oficio de caridad»<br />

113 .<br />

Al redactar el Padre las anteriores palabras no conocemos si él podía sospechar lo que le<br />

esperaba, la gran contrariedad que pronto vendría a llenar de amargura su corazón tan amante<br />

de las Siervas de María.<br />

Años atrás el señor Sancha, Obispo auxiliar de Toledo, diócesis a la que pertenecía Madrid<br />

a la sazón, por indicación del Prelado de Almería, señor Orberá, quiso quitar del cargo de<br />

Superiora General a la Madre Soledad y del de Director de la Congregación al P. Ángel Barra.<br />

Conviene observar que para el citado Obispo almeriense la Madre Josefa Díaz, entonces Superiora<br />

de la casa de Almería, era la religiosa más competente para regir a las Siervas de María.<br />

Pero no prosperó el intento. El señor Moreno, Cardenal Arzobispo de Toledo, se guió por<br />

la opinión del P. Gabino y conservó en sus cargos a la Madre Soledad y al Padre Ángel.<br />

Mas llega el referido Capítulo General, que preside precisamente el citado señor Sancha,<br />

ahora ya Obispo de la nueva diócesis de Madrid-Alcalá, y... sale elegida para el oficio de Superiora<br />

General, como ya se ha dicho, la Madre Josefa Díaz.<br />

La nueva Superiora General comienza a tomar disposiciones no conformes con las Constituciones,<br />

prescindiendo de las religiosas Consiliarias. El P. Gabino, a fin de que no fuese<br />

sorprendido el señor Obispo, se dirige a éste y le suplica «que la Superiora no disponga de las<br />

Consiliarias para otras casas sin la anuencia del mismo Consejo y que no salieran del noviciado<br />

a otras casas las novicias». Sin embargo, se presenta la Madre Josefa Díaz al señor Sancha,<br />

y éste le da autorización para mandar a la casa de Cieza a la primera de las Consiliarias. Menudean<br />

las quejas y el señor Obispo acuerda encargar a un señor Canónigo que verifique la<br />

visita a la casa de las Siervas, pero le da aviso anticipadamente a la Superiora General, la cual<br />

envía a otras casas a las religiosas que cree no estar de su parte. Tiene lugar luego la visita y<br />

el señor Sancha ordena sean suspendidas del cargo dos de las Consiliarias y que la Madre<br />

Josefa misma proponga a las que hayan de sustituirlas.<br />

En vista de semejante disposición, se dirige el P. Gabino a conferenciar con el señor<br />

Obispo, quien llega a indicarle «que renuncie su cargo de Director espiritual de la Congregación<br />

por su ancianidad y porque no le quieren las Siervas». El Padre le contesta «que su conciencia<br />

no le permitía presentar la renuncia del cargo; que, aunque<br />

113 AG, A-2.º-1.ª


802 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

es verdad que es anciano, también lo es que tiene la cabeza buena y puede trabajar diariamente<br />

algunas horas; pero que, si Su Excelencia disponía cesase en el cargo, ya esto era otra cosa».<br />

«Pues bien —replicó el señor Obispo—, cese».<br />

Refiere el P. Gabino lo que sucede a un señor Prelado y éste le dice «que en conciencia<br />

está obligado a poner en conocimiento de Roma lo sucedido, pero, no de oficio, sino confidencialmente».<br />

Todo lo anterior se lo relataba el P. Narro al P. Enrique Pérez en carta fechada el 21 de<br />

agosto de 1888. Luego añadía:<br />

«Por eso, dada la confianza que N. P. Gabino y yo tenemos en nuestro amado Emmo.<br />

Cardenal Bianchi y su elevadísimo puesto en la Congregación de Obispos y Regulares, ha<br />

parecido a N. P. Gabino dar cuenta a Su Eminencia por medio de esta carta y por conducto de<br />

Vuestra Reverencia, y Su Eminencia, en su reconocida bondad, oirá a Vuestra Reverencia y le<br />

dirá si procede hacer algo o dejarlo esto muerto, dejando toda la responsabilidad al Sr. Obispo<br />

de Madrid-Alcalá».<br />

No tenemos noticia de la respuesta del Cardenal Bianchi. Probablemente aconsejó lo segundo,<br />

es decir, dejar la responsabilidad toda al señor Obispo. Veamos lo que el P. Gabino<br />

escribía el 16 de diciembre del citado año 1888 al P. Enrique:<br />

«Yo ofrecí al Señor el sacrificio en absoluto y no he pisado ni pienso pisar las casas de<br />

las Siervas, aunque les haré cuanto bien pueda».<br />

Al año siguiente, en carta del 17 de junio le decía al mismo P. Enrique:<br />

«Los asuntos de las Siervas marchan no bien... Yo no pongo los pies en la casa-madre y,<br />

como les tienen prohibido con el mayor rigor que comuniquen conmigo, pena echarlas de<br />

Madrid y aun de la Congregación, las pobres, cuando me ven, rompen en lágrimas y vuelven<br />

la cabeza... He trabajado por el bien de esa Congregación treinta y dos años y sigo interesado<br />

en su bien» 114 .<br />

Hemos referido este lamentable acontecimiento por creer que no debía omitirse en la biografía<br />

del buen P. Gabino Sánchez, pues no es un detalle de poca monta, aunque muy desagradable,<br />

en sus relaciones con sus amadas Siervas de María.<br />

Párrafos del Libro de Difuntos de Monteagudo<br />

En la «necrología» del P. Gabino escrita en el Libro de Difuntos del colegio de Monteagudo<br />

estos son sus últimos párrafos:<br />

«Sacerdote de conducta irreprochable, celosísimo, siempre se le veía en el confesonario,<br />

ora a la cabecera de los enfermos, siendo toda clase de personas objeto de su solicitud, lo<br />

mismo la dama ilustre y el magnate encopetado que el pobre jornalero y la mujer del menestral.<br />

Semeja a un prodigio el ver a este venerable anciano septuagenario pasar ordinariamente<br />

en el confesonario ocho y diez horas y hasta doce, y eso, no en un día o un mes, sino por espacio<br />

de<br />

114 AG, A-2.º-1.ª


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 803<br />

treinta años consecutivos, sin que eso obstase a evacuar mil consultas sueltas que le hacían<br />

sobre puntos espirituales.<br />

»Yo puedo certificar la penetrante intuición que disfrutaba N. P. Gabino para resolver los<br />

casos nebulosos del espíritu, por haberle escuchado varias veces; hablaba con una lucidez,<br />

con una precisión y elocuencia de la mística sublime que encantaba su conversación y arrebataba<br />

en gran manera. Parecía que no había puntos oscuros para él; se conoce que Dios le había<br />

otorgado el don de consejo y de sabiduría.<br />

»Así vivió este santo varón, verificándose en él a la letra el oráculo divino: Timenti Dominum<br />

bene erit in extremis; et in die defunctionis suae benedicetur (EccI. 1, 13). Al que teme<br />

al Señor le irá felizmente en sus postrimerías y será bendecido en el día de su muerte. Sí,<br />

los que presenciaron su muerte la reputaron como la de un justo, siendo bendecida su memoria<br />

y bendito será en el bien que hizo, en las almas santas que formó con su dirección, en las<br />

limosnas con que socorrió a los pobrecitos, en los bienes que dispensó en la Corte y en la aureola<br />

que circunda la frente de este santo varón en su incansable apostolado. Por eso todos le<br />

bendicen y todos se acuerdan de sus virtudes» 115 .<br />

Frases de algunas cartas del Padre Gabino<br />

Damos fin a estas notas sobre el P. Gabino Sánchez con las transcripción de una ejemplar<br />

carta suya y de algunas frases de otras. Con ellas ponemos asimismo punto final al presente<br />

capítulo, último de este tomo <strong>XII</strong> de nuestras Crónicas.<br />

Con fecha 6 de septiembre de 1874 escribe el P. Gabino la carta siguiente al P. Provincial<br />

de Filipinas, que era a la sazón el P. José María Learte:<br />

«Yo, a pesar de los disgustos y de los años, continúo en buena salud, trabajando día y noche<br />

con la pluma y el confesonario. Me he propuesto esta conducta con el doble objeto de<br />

servir a Dios y a los prójimos en el ministerio y de desentenderme de tanto visiteo inútil y<br />

pérdida de tiempo como lleva consigo la estancia en la Corte. Son muchos los días que desde<br />

las cinco de la mañana a las doce de la noche no cuento con el respiro de un cuarto de hora,<br />

días de doce y catorce horas de confesonario; estoy puesto en las manos de Dios y, entre tanto<br />

me conserve la salud, considero de su voluntad este método de vida. Ya que no trabaje en esa<br />

y las circunstancias me obliguen a permanecer en la Corte, ¿cómo estar en el ocio ni un momento?<br />

Por delicadas que fuesen las circunstancias, ¿podrán dispensarnos del cumplimiento<br />

de los sagrados deberes encarnados en nuestra profesión?<br />

»Observo, generalmente hablando, una cobardía en el clero secular y regular que no ha de<br />

ser del agrado de Dios. Por temor y con pretexto de los tiempos se gasta mucha levita, mucho<br />

vestido ajustado,<br />

115 ACM, Lib. de Difuntos.


804 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

prendas aseglaradas y hasta barbas postizas. Yo no me explico tales temores, tanta cobardía<br />

cuando en los veinte años que cuento en la Corte, no he recibido ni el más pequeño insulto, a<br />

pesar de andar día y noche en traje talar, que llevo bendito y que sólo he dejado para dormir...<br />

Me parece que en todos los puntos donde estemos somos religiosos y que debemos portarnos<br />

como religiosos.<br />

»Muchas gracias debemos dar a Dios por habernos criado en un siglo en que podemos sufrir<br />

y padecer grandemente por su santo nombre y dar testimonio de nuestra fe con palabras y<br />

obras pública y privadamente. Tengamos valor; utilicemos la oportunidad; Dios con nosotros<br />

y... adelante, adelante, adelante» 116 .<br />

«El amor que desde el principio vengo profesando a mis hermanos es mayor y recibe cada<br />

día nuevos e importantes creces. Deseo que todos lo comprendan bien para mi consuelo y<br />

para que se acerquen a mi autoridad con la confianza de hermanos verdaderos. El amor es<br />

superior a toda prueba, e invencibles los corazones con este vínculo sagrado» 117 .<br />

«Cuando los súbditos comprenden y cumplen los delicados deberes, agregan a la corona<br />

de la Orden un florón inmarcesible» 118 .<br />

«La armonía y confianza entre los Prelados superiores suaviza muy mucho la carga del<br />

súbdito y le inspira respeto y observancia; influye también en la acertada expedición de los<br />

negocios» 119 .<br />

«Partamos del temor de Dios, del amor a la verdad y a la humildad, cada uno en el círculo<br />

de sus atribuciones, en gran caridad con todos y que la tentación no consiga sacarnos de este<br />

círculo» 120 .<br />

«Estoy en la persuasión de que el religioso cobarde en las cosas de Dios no conoce su misión,<br />

ni su profesión... A la oración todos: oremos sin intermisión; que la oración nos confortará,<br />

nos dará la victoria y nos salvará» 121 .<br />

«Siempre conviene saber lo que somos, pero muy principalmente en las delicadas circunstancias<br />

actuales; mucha vigilancia, mucha fortaleza, mucha oración. Tenemos a nuestro<br />

favor el brazo omnipotente y si el Señor está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Sufriendo,<br />

viviendo vida angustiosa, moriremos acaso en manos de los enemigos de Dios, pero tales padecimientos,<br />

tales muertes… ya sabemos lo que significan y lo mucho que valen» 122 .<br />

«Con la gracia de Dios tengo corazón y resolución bastante para perder hasta la cabeza en<br />

defensa del gran principio de la justicia y de la autoridad que sin merecerlo he recibido directa<br />

e inmediatamente de la Santa Sede» 123 .<br />

«A nadie visito, a todos sirvo y vivo como insensible a la política<br />

116 AM, carp. 80, leg. 1.<br />

117 AG, Copiador, f. 21, carta al P. Pío Mareca, 19-1-1863.<br />

118 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 31-5-1865.<br />

119 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 1-9-<strong>1867</strong>.<br />

120 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 19-9-<strong>1867</strong>.<br />

121 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 20-10-1868.<br />

122 AM, 66, Cartas, f. 167v, al P. Provincial de Filipinas, 5-6-1869, se refiere a la situación política y social de<br />

España.<br />

123 AM, Cartas, f. 180, al P. Provincial de Filipinas, 29-3-1872.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 805<br />

por la mucha ocupación y constante oración. Soy viejo, moriré pronto, y todo es en Jesús y<br />

por Jesús» 124 .<br />

«Los altos cargos siempre llevaron consigo grandes trabajos, grandes sinsabores, las<br />

amarguras de la cruz; pero, cuando se desempeñan dignamente y con fruto, tienen también sus<br />

consuelos y mérito seguro» 125 .<br />

«El celo por la gloria de Dios y el amor al sacrificio y el mismo martirio mucho dulcifican<br />

los trabajos, las dificultades y las privaciones, pero todo requiere prudencia, previsión y<br />

edificación en terreno sólido» (126).<br />

«Estoy unido, gracias a Dios, a la Santa Sede desde niño» 126 .<br />

«Quiero el honor de la Provincia de Filipinas y a mis hermanos, más que a las pupilas de<br />

mis ojos» 127 .<br />

124 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 14-1-1874.<br />

125 AM, carp. 80, leg. 1, al P. Provincial de Filipinas, 26-6-1874.<br />

126 AG, A-2.º-1.ª, al P. E. Pérez, 22-2-1890.<br />

127 AG, A-2.º-1.ª, al P. E. Pérez, 14-3-1890.


APÉNDICES


APÉNDICE I<br />

Comisarios Apostólicos, Procuradores Generales en Roma, Priores Provinciales<br />

y Comisarios de la Provincia de Filipinas en Madrid<br />

durante los años <strong>1867</strong>-<strong>1891</strong><br />

COMISARIOS APOSTÓLICOS<br />

P. Fr. Gabino Sánchez de la Concepción † ..................................................... 1862-<strong>1891</strong><br />

P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción ............................................................... <strong>1891</strong>-<br />

PROCURADORES GENERALES EN ROMA<br />

P. Fr. <strong>Manuel</strong> María Martínez de San Bernardo † ........................................... 1865-1887<br />

P. Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia ..................................................... 1887-<br />

PRIORES PROVINCIALES<br />

De la Provincia de Filipinas<br />

P. Fr. Pablo Bienzobas de San Antonio de Padua ........................................... <strong>1867</strong>-1870<br />

P. Fr. Mariano Cuartero del Pilar .................................................................... 1870-1873<br />

P. Fr. José María Learte del Carmen ............................................................... 1873-1876<br />

P. Fr. Aquilino Bon de San Sebastián ............................................................. 1876-1879<br />

P. Fr. Leandro Arrué de San Nicolás de Tolentino .......................................... 1879-1882<br />

P. Fr. Juan Cruz Gómez del Corazón de Jesús ................................................ 1879-1885<br />

P. Fr. Santos Paredes de San Pedro Apóstol ................................................... 1885-1888<br />

P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción ................................................................. 1888-<strong>1891</strong><br />

P. Fr. Mariano Bernad del Pilar ...................................................................... <strong>1891</strong>-<br />

De la Provincia de Colombia<br />

P. Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga .................................................. 1865-1871<br />

P. Fr. Domingo Ballén de San Antonio ........................................................... 1871-1875<br />

P. Fr. Victorino Rocha de San Luis Gonzaga .................................................. 1875-<br />

El P. Fr. Ezequiel Moreno del Rosario fue nombrado el 31 de octubre de 1888 por el P. Comisario<br />

Apostólico su Representante en Colombia.


810 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

COMISARIOS DE LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN MADRID<br />

P. Fr. Lorenzo Mayor de la Virgen del Río Manzano ...................................... <strong>1867</strong>-1870<br />

P. Fr. Ambrosio Iturriaga del Carmen ............................................................. 1870-1871<br />

P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción, interinamente................................... 1871<br />

P. Fr. Guillermo Agudo de San Antonio de Padua .......................................... 1871-1873<br />

P. Fr. Claudio del Arco de la Concepción ....................................................... 1873-1876<br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced ............................................................ 1876-1879<br />

P. Fr. Íñigo Narro de la Concepción ............................................................... 1879-1882<br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced ............................................................ 1882-1885<br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced ............................................................ 1885-1888<br />

P. Fr. Juan Santesteban de San José ................................................................ 1888-1890<br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced ............................................................ <strong>1891</strong>-<strong>1891</strong><br />

P. Fr. Toribio Minguella de la Merced ............................................................ <strong>1891</strong>-


APÉNDICE II<br />

Breve de Beatificación de los Mártires del Japón 1<br />

PIVS PP. IX<br />

Ad perpetuam rei memoriam<br />

Martyrum rigata sanguine vel ab ipsis suis primordiis Ecclesia exhibere postea nunquam destitit<br />

miranda exempla fortitudinis; quippe dum ad labefactandam Christi militum firmitatem nova excogitarent<br />

Tyranni suppliciorum genera, auxerunt ad sempiternum Ecclesiae decus fortissimorum heroum<br />

coronas et palmas. Id porro non sine providentissimo Dei consilio factum est; nimirum ut manifeste<br />

constaret durissimo certamini e caelis adfuisse auctorem Fidei nostrae Christum Iesum, qui, ut scripsit<br />

S. Cyprianus Ep. «praeliatores, et assertores sui nominis «in acie confirmavit, erexit; qui pugnavit, et<br />

vicit in servis suis». Iamvero ab anno millesimo sexcentesimo decimo septimo usque ad annum millesimum<br />

sexcentesimum trigesimum secundum ferax Martyrum Iaponia fuit, excitato dirissimae insectationis<br />

turbine adversus Christi religionem, quae feliciter illuc fuerat per Evangelii praecones invecta.<br />

Etenim posteaquam Taicosama Iaponiae Imperator inaudito quodam furore exarsit ad extinguendum<br />

ibi penitus Christianum nomen, atque anno millesimo quingentesimo nonagesimo septimo viginti sex<br />

strenuos verae fidei defensores Crucis supplicio interemisset, eius in Imperio Successores tantam immanitatem,<br />

furoremque nedum aemulati sunt, sed longe etiam superarunt. Edita quippe lex fuit, ne<br />

quis Christianos, ac praesertim Sacerdotes iuvaret, exciperet; secus exilio, proscriptione bonorum,<br />

atque ipsa poena capitis mulctaretur; Cruces, arae, templa, et quaelibet religionis Sanctissimae monumenta<br />

praeconis voce disiecta passim, ac deleta; ad tentandam vero Christianorum in fide constantiam<br />

exquisitissima quaeque tormenta adhibita; quae meminisse animus, nedum enarrare reformidat. Aliis<br />

enim in Crucem actis transverberatum ferro latus fuit, alii inverso capite Cruci adfixi, plures foedissime<br />

dilaniati, ac membratim caesi, plerique lento igne combusti, non pauci sulphureis, vel gelidis demersi<br />

aquis mortem obierunt poenarum diuturnitate acerbissimam, alii denique fame, siti, verberibus,<br />

et squalore Carceris afflicti, enecti mortalem hanc vitam cum immortali, ac beata commutarunt. Tantam<br />

vero suppliciorum atrocitatem animo sic erecto, atque alacri perpessi sunt, ut priscorum Ecclesiae<br />

Martyrum robur, ac firmitatem plane retulerint. «Steterunt scilicet, ut S. Cypriani verbis utamur, torquentibus<br />

fortiores, et saevissima diu plaga repetita inexpugnabilem fidem expugnare non potuit».<br />

Neque Sacerdotes dumtaxat, et evangelicae doctrinae praecones animosi, ac firmi in agone manserunt,<br />

sed utriusque sexus, et cuiusque conditionis, aetatis homines, scilicet dynastae spectatissimi, et regio<br />

prognati sanguine viri, matronae nobiles, tenerae virgines, confecti aetate senes, adolescentes, et pueri,<br />

ac puellae quatuor etiam annorum, sic ut tam inaudita virtus, animique constantia referri prorsus accepta<br />

debeat gratiae caelestis auxilio. Mille et amplius recensentur, qui in diuturno illo plurium annorum<br />

1 Cfr., p. 57 del presente tomo.


812 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

certamine Christianam fidem fuso sanguine confirmarunt, sed tamen de omnibus inquiri minime potuit<br />

auctoritate Apostolica. Etenim saeviente in Christifideles tanto furoris aestu, Matriti solum in Hispania,<br />

Maniliae in Insulis Philippinis, et Macai in Sinis inquisitionis tabulae confectae sunt. Nihilominus<br />

plerique idonei testes de more rogati ea protulerunt, ex quibus Martyrii ventas biscentum et quinque<br />

heroum liquido constet. In hoc glorioso Martyrum agmine plures partim Sacerdotes, partim Laici spectant<br />

ad religiosum Ordinem Fratrum Praedicatorum S. Dominici, interque eos eminent Alphonsus<br />

Navarrete, Aloisius Flores, Angelus Orsucci, Franciscus de Morales, Alphonsus de Mena, Dominicus<br />

Castellet: non paucos suos esse gloriatur religiosus Ordo Fratrum Minorum Sancti Francisci, quos<br />

inter illustriores sunt Petrus ab Assumptione, Petrus de Avila, Richardus a S. Anna, Apollinaris Franco,<br />

Franciscus a S. Maria, Antonius a S. Bonaventura; plerosque ad se pertinere gaudet religiosus Ordo<br />

Eremitarum S. Augustini, magisque conspicui inter eos sunt Ferdinandus a S. losepho, Petrus de<br />

Zuniga, Bartholomaeus Guttierez, Vicentius Carvaglio: tandem suorum etiam Martyrum palmis decorata<br />

est Societas lesu, atque in eis praestant Carolus Spinula, Franciscus Paceco, Camillus Costanzo,<br />

Paulus Navarro, Hieronymus de Arigelis et Michael Carvaglio. Sequuntur saeculares homines in martyrio<br />

socii, Andreas Tocuan, Simon Quiota, et Magdalena eius uxor, Gaspar Cotenda cum Apollonia<br />

eius matertera, et Magdalena Kyota, qui ortum ducebant ab stirpe Regum Bungensium, Arimensium,<br />

et Firandensium, Antonius Coray, eiusque coniux Maria, loannes adolescens annorum duodecim, et<br />

Petrus trium annorum puer, illorum filii; Lucia Fleites octogenaria, et Dominicus Giorgi cum uxore<br />

Elisabetha Fernandez, et Ignatio filio puerulo annorum quatuor ad martyrii locum a lictoribus perducto,<br />

de quo puero illud in actis legitur prodigio simile, quod cum immotus, nullumque eiulatum edens<br />

revulsum matris caput conspexisset, perinde ac parenti suae in fidei confessione sociari gestiret, eadem,<br />

qua parens, alacritate, circumfusa obstupescente multitudine, cerviculam lictori praecidendam<br />

obtulerit. Reliquorum autem martyrum nomina adiectus hisce litteris catalogus exhibebit.<br />

Post pretiosam in conspectu Domini iustorum mortem «quae, ut idem S. Cyprianus scripsit, emit<br />

immortalitatem pretio sanguinis, et accepit coronam de consummatione virtutis», statim coepta sunt<br />

exarari acta ad causae cognitionem necessaria, iisque in Congregatione Cardinalium Sacris Ritibus<br />

praepositorum accurate perpensis, ad preces Hispaniae Regis, et quatuor Ordinum religiosorum, quos<br />

supra memoravimus, fel. me. Urbanus VIII Praecessor Noster Litteras manu sua signavit, quibus inquisitio<br />

committeretur Apostolica auctoritate instituenda. Proinde tum Maniliae in Insulis Philippinis,<br />

tum semel atque iterum Macai in Sinis legitimae inquisitionis confectis tabulis, iisque ad Urbem<br />

transmissis, ex concessione Innocentii XI Praecessoris Nostri decimo tertio Kal. Aprilis Anno millesimo<br />

sexcentesimo septuagesimo septimo habita est peculiaris Sacrorum Rituum Congregatio, in qua<br />

statutum fuit, ut primum quaestio proponeretur «An constaret de Martyrio ex parte Tyranni» eademque<br />

agitata quaestio est in alio eiusdem peculiaris Congregationis conventu octavo Kal. Februarii anni<br />

millesimi sexcentesimi octogesimi septimi, ac decretum prodiit ab eodem Praedecessore Nostro approbatum<br />

«Constare, scilicet, de Martyrio ex parte Tyranni in casu de quo agitur». Altera exinde<br />

quaestio agitanda supererat «An constaret de Martyrio ex parte passorum». Quae tamen quaestio ratione<br />

temporum, aliisque rerum adiunctis ad haec usque tempora intermissa mansit. Atque id opportune<br />

admodum dixerimus contigisse, scilicet, ut quum aetate hac nostra rei sacrae, et publicae luctuosa a<br />

perditis hominibus Catholica religio vehementius, ac perfidius oppugnetur, tam insigni proposita<br />

Christianorum heroum de Tyranno victoria, novo tamquam gravique argumento religionis sanctissimae<br />

probetur divinitas, deque tantae vìrtutis portento jure laetetur, ac triumphet Ecciesia. Deinde ut<br />

clementissimus Deus regiones illas respiciens perfusas olim innocuo fidelium sanguine, obseptum tot<br />

annos illuc aditum Evangelii praeconibus recludat ad miseras gentes salutari doctrina recreandas. Haec<br />

nos animo reputantes, ac permoti precibus Ordinum praedictorum, et Vicariorum Apostolicorum regionum<br />

Iaponiae finitimarum concessimus, at huiusmodi causae intermissa cognitio rursus institueretur,<br />

servataque priori iudicii forma peculiarem Congregationem selegimus Cardinalium Sacris Ritibus<br />

praepositorum, quae causam illam post accuratam disceptationem ad exitum perduceret. Quapropter<br />

proposita duplex quaestio fuit «An stante approbatione Martyrii ex parte Tyranni ita constet de


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 813<br />

Martyrio ex parte passorum, ut procedi possit ad ulteriora». Deinde «An et de quibus miraculis, seu<br />

signis constet in casu». De utraque hac quaestione diligenter est disputatum, ac tum Cardinales, tum<br />

adstantes ex officio Praesules sententiam suam dixerunt: illam tamen confirmare supremo Nostro iudicio<br />

distulimus, donec Patrem luminum impense precati essemus, ut in re tanti momenti mentem Nostram<br />

lucis suae radiis illustraret. Tandem feria tertia post Dominicam Sexagesimae, in qua memoria<br />

recolitur cruciatuum, quos pro salute nostra passus est humani generis vindex Christus Dominus, Decretum<br />

vulgari iussimus in haec verba: primum «ita constare de Martyrio ex parte passorurn, ut in<br />

casu, de quo agitur, procedi possit ad Beatificationem»: secundo «constare de signis quarto, decimo<br />

secundo, decimo tertio, decimo quarto». Illud supererat, ut Cardinales Sacris Ritibus praepositi de<br />

more interrogarentur, num censerent tuto procedi posse ad Venerabiles Dei famulos Beatorum Ordini<br />

adcensendos; qui quum Idibus Aprilis currentis anni apud Nos convenissent, de Consultorurn etiam<br />

suffragio affirmativam sententiam protulerunt. Nos porro priusquam mentem Nostram panderemus,<br />

expectare adhuc voluimus, ad precandum bonorum omnium auctorem Deum, ut Nobis in re gravissima<br />

volens propitius adesset; ac denique die sacra S. Catharinae Senensi Patronae secundariae Almae<br />

Urbis, palam ediximus «tuto procedi posse ad solemnem horum Venerabilium Servorum Dei Beatificationem.<br />

Nos igitur ad preces quatuor Ordinum Religiosorum, quos supra memoravimus, nec non Vicariorum<br />

Apostolicorum, qui Christiano gregi advigilant in regionibus Iaponiae finitimis, de consilio Venerabilium<br />

Fratrum S. R. E. Cardinalium legitimis Ritibus praepositorum auctoritate Apostolica per has<br />

Litteras facultatem facimus, ut Venerabiles Dei famuli Alphonsus Navarrete, Aloisius Flores, Angelus<br />

Orsucci Ordinis Praedicatorum; Petrus de Avila, Petrus ab Assumptione, et Riccardus a S. Anna Ordinis<br />

Minorum S. Francisci; Petrus de Zuniga, Ferdinandus a S. losepho, Bartholomaeus Guttierez Ordinis<br />

Eremitarum S. Augustini; Carolus Spinula, Franciscus Paceco Societatis lesu; loachimus Firayama<br />

seu Diaz, Lucia Fleites, aliique in martyrio Socii, tam religiosi Fratres ex memoratis Ordinibus, quam<br />

etiam Saeculares, Beati nomine in posterum appellentur, eorumque corpora, et lipsana, seu reliquiae,<br />

solemnibus supplicationibus exceptis, publicae fidelium venerationi proponantur. Insuper eadem auctoritate<br />

Nostra concedimus, ut de illis recitetur quotannis die indicenda Officium, et Missa de communi<br />

plurimorum Martyrum, iuxta rubricas Missalis, et Breviarii Romani. Eiusdem vero Officii recitationem<br />

fieri concedimus in domibus, ac tempus quatuor Religiosorum Ordinum supradictorum ab omnibus<br />

Christifidelibus tam saecularibus, quam regularibus, qui horas Canonicas recitare teneantur; et<br />

quod ad Missas attinet etiam sacerdotibus, qui rem divinam facient in sacris templis, in quibus Beatorum<br />

festum celebretur. Denique concedimus, ut anno ab hisce Litteris datis primo solemnia Beatificationis<br />

Venerabilium Dei Famulorum in Ecclesiis dictorum Ordinum peragantur cum Officio, et Missis<br />

duplicis maioris ritus, idque fieri mandamus die ab Ordinariis Sacris Praesidibus indicendo, et posteaquam<br />

eadem solemnia in Vaticana Nostra Basilica fuerint celebrata. Non obstantibus Constitutionibus<br />

Apostolicis, nec non decretis de non cultu editis, ceterisque contrariis quibuscumque. Volumus autem<br />

ut harum Litterarum exemplis etiam impressis, dummodo manu Secretarii dictae Congregationis subscripta,<br />

et Praefecti sigillo munita sint, eadem prorsus in disceptationibus etiam iudicialibus fides<br />

habeatur quae Nostrae voluntatis significationi, hisce Litteris ostensis, haberetur.<br />

Datum Romae apud S. Petrum sub Annulo Piscatoris die VII Maii Anno MDCCCLXVII. Pontificatus<br />

Nostri Anno vigesimo primo.<br />

N. CARD. PARACCIANI CLARELLI


APÉNDICE III<br />

Lista de los setenta y dos Mártires Japoneses 1<br />

Esta lista fue enviada por el Beato Vicente al P. Provincial de Filipinas en carta del 25 de<br />

octubre del mismo año del martirio, 1630. Advierte al final que «todos estos santos mártires<br />

murieron cofrades de la cinta y los que llevan esta * murieron hermanos donados de los descalzos<br />

de nuestro P. San Agustín y los que llevan + murieron terceros profesos de la misma<br />

Orden. Los que llevan esta letra F fueron quemados vivos, dos a dos atados en un palo, y los<br />

que llevan esta letra C fueron cortados degollados» 2 .<br />

Coye Pueblo<br />

+Antonio Magosqe, xoya 3 ....................................... F<br />

Catalina, su mujer .................................................... F<br />

Juan, su hijo ...............................................................C<br />

Luis, su hijo ...............................................................C<br />

Luis Goixichi, mi casero .......................................... F<br />

+Pablo Xinemon, mi casero .....................................C<br />

Teguma Pueblo<br />

+Ignacio Teuqueyemon ........................................... F<br />

Miguel Magozeimon ................................................ F<br />

María, su mujer ........................................................ F<br />

Domingo, su hijo ...................................................... C<br />

Domingo Jinemon .................................................... C<br />

Miye Pueblo<br />

+Simón Yofiyoye, mi casero y dueño de la fune ... F<br />

+Gracia, su mujer ..................................................... F<br />

Juan, su hijo de 7 años ..............................................C<br />

+Pedro Yaxichiro, dueño de la fune ....................... F<br />

+Magdalena, su mujer, preñada .............................. F<br />

Miye Pueblo<br />

+Miguel Xichisqe, mi casero ............................. F<br />

+Marta, su mujer ................................................. F<br />

Luis Gozeimon, su suegro .................................. C<br />

+Juan Cabiyoye, remero ..................................... C<br />

+Luis Gonemon, remero .................................... C<br />

Pablo, su hijo de 14 años .................................... C<br />

Miguel, su hijo de 7 años ................................... C<br />

Francisco, su hijo de 5 años ............................... C<br />

+Tomás Yaqichi, remero .................................... C<br />

+Miguel Feisaqu, remero ................................... C<br />

+Gaspar Sacuzó, remero .................................... C<br />

+Pedro Fazuqe, remero ...................................... C<br />

Caxiyama Pueblo<br />

+Miguel Jifiyote, mi casero ............................... F<br />

Marina, su mujer ................................................. F<br />

+Miguel Fuqezo .................................................. F<br />

Rufina, su mujer .................................................. F<br />

Pedro, su hijo de 5 años ...................................... C<br />

Nagata Pueblo<br />

+Domingo Cofiyoye, mi casero.......................... F<br />

Marina, su mujer ................................................. F<br />

Su hijo ................................................................. C<br />

+Pedro Cazuqe, mi compañero al monte .......... F<br />

+María, su mujer ................................................. C<br />

Pablo Touqegoro, su hijo ................................... C<br />

1 Cfr., p. 48 del presente tomo.<br />

2 J. FERNÁNDEZ, Bullarium., 2, 669672. G. OCHOA, Dos Héroes, 365, trae fotocopia del original de esta lista,<br />

firmado por el mismo Fr. Vicente de San Antonio. En CR, 2, 145-149, se encuentra otra lista con más detalles<br />

y alguna pequeña variante en los apellidos. También con alguna diferencia en la escritura de nombres<br />

de pueblos y apellidos de los mártires trae duplicada la lista el libro Beato Vicente de Santo Antonio-<br />

Processos da sua Beatificaçao, 12, 157-161. Cfr. asimismo F. SÁDABA, Catálogo, 70-74.<br />

3 "Parece que se trata de uno de aquellos cristianos ocultos que había entre los agentes de la autoridad y que<br />

tantas veces prevenían a los misioneros y a sus hospederos" (Beato Vicente de Santo Antonioo-Cartas do<br />

Japao, 115, nota 12; también este libro publica la lista de los mártires).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 815<br />

Curosaqi Pueblo<br />

Jacobo Ficozeimon, mi casero ................................ F<br />

María, su mujer ........................................................ F<br />

Alejo, su hijo ............................................................ C<br />

Xitçu Pueblo<br />

Juan Chingiro ........................................................... F<br />

Juana, su mujer ......................................................... F<br />

Igexima Pueblo<br />

Juan Fiyotemon ........................................................ F<br />

Rufina, su mujer ....................................................... F<br />

Fioqichi, su hijo ........................................................ C<br />

Xeto Pueblo<br />

Cristóbal, de 16 años alanceado .............................. C<br />

Curochi Pueblo<br />

+Miguel Risqe, mi casero ............................... F<br />

+Clara, su mujer .............................................. F<br />

Sasoco Pueblo<br />

+Gregorio Rocuzeimon, mi casero ................. F<br />

Margarita, su mujer ......................................... F<br />

Miguel, su hijo de 11 años .............................. C<br />

Otro hijo de 7 años .......................................... C<br />

Iqiriqi Pueblo<br />

Domingo Yofiyoye .......................................... F<br />

Magdalena, su mujer ....................................... F<br />

Tomás Nizo ...................................................... F<br />

*Luis Quijiro .................................................... F<br />

Pedro, casero de hermanos .............................. C<br />

Con tres hijos ................................................... C<br />

Y su mujer ........................................................ C<br />

Nicumiganachi Pueblo<br />

Miguel Ichizeimon, mi casero ........................ F<br />

Isabel, su mujer ................................................ F<br />

Pablo, su hijo .................................................... C<br />

Otro su hijo ....................................................... C<br />

Yenoxima Pueblo<br />

Martino Jirobiyoye, mi casero .................................. F<br />

Catalina, su mujer ..................................................... F<br />

Miguel Jiemon, su hijo ............................................ C<br />

Firaxima Pueblo<br />

*Pedro Yoyemon, mi guía al monte ........................ F<br />

*Luis Fachiro, mi casero corea ................................ F<br />

Como hemos dicho al principio, según indica el Beato Vicente, los señalados con la * eran hermanos donados.<br />

Son los que hicieron su profesión religiosa en manos del Beato Francisco en la misma cárcel el 26 de septiembre<br />

de 1630, dos días antes de su martirio y tomaron los nombres de Fray Pedro del Espíritu Santo, Fray<br />

Luis de San Miguel y Fray Luis de San Agustín 4 .<br />

4 J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 2, 663, 674, 684, en cuya nota 67 se explica que, por error, el nombre de P.º del SSto<br />

se interpretó como Pedro del Sacramento, como por algunos se copia. El mismo Beato Francisco explícitamente<br />

dice de aquél: herno. del Spiritu S.to (Ob. cit., 2, 674).


APÉNDICE IV<br />

Expediente sobre el regreso a la Península de los<br />

religiosos destinados a Filipinas 1<br />

El P. Guillermo Agudo, con fecha 21 de octubre de 1866, se dirige a Su Majestad la Reina y le expone que,<br />

después de permanecer diez años en Filipinas y desempeñar varias comisiones y el cargo de Rector del colegio<br />

de Monteagudo durante seis años, en el Capítulo de su Provincia de 1846 fue nombrado Comisario y Procurador<br />

General en Madrid, cuyo destino ha ocupado hasta la fecha; asimismo, que todos estos trabajos han debilitado su<br />

salud, particularmente el órgano de la vista, y, finalmente, que por ello desea renunciar al cargo de Comisario y<br />

Procurador General.<br />

Ahora bien —continúa el Padre—; no pudiendo, por una parte, ser ya de ninguna utilidad a las Misiones de<br />

Filipinas y no creyéndose, por otra, comprendido en el artículo 1.º de la real cédula de 19 de octubre de 1852 2 ,<br />

suplica se le conceda real permiso para permanecer en la Península y en el punto que más convenga a su salud,<br />

con la promesa de conseguir por su parte la autorización conveniente de su Prelado.<br />

El 3 de noviembre vuelve a enviar otro escrito con el que remite copias del acta de su profesión religiosa,<br />

de la real cédula del 19 de octubre de 1852 y un certificado médico.<br />

«Por el primero de estos documentos —dice— se ve claramente que no hizo voto de Misión y menos prometió<br />

vivir y morir en ella, y sí sólo juramento de ir a las Misiones, que es esencialmente distinto. En la real<br />

cédula, en su número primero se padece equivocación al asegurar que en los colegios se hacía cuarto voto con<br />

que se ligaban los religiosos a permanecer en las Misiones, pero aun cuando así se interpretara, se añade seguidamente<br />

mientras sus Superiores y mi Gobierno no los autorizasen para volver a la Península, cláusula que<br />

favorece mi solicitud y en la cual está apoyada».<br />

Recibidas las anteriores instancias, eran remitidas el 11 de noviembre, para su informe, al Consejo de Estado.<br />

Examina éste el expediente y, como se suscita la cuestión de si podía o no concederse licencia para regresar o<br />

permanecer en la Península a los Misioneros, existiendo el cuarto voto de Misión que estos deben prestar, con<br />

fecha 7 de diciembre reclama dicho Consejo del Ministerio de Ultramar los antecedentes que en dicho Ministerio<br />

obren relativos al cuarto voto o de Misión y la Regla de la Orden a que pertenece el interesado.<br />

El 1 de febrero del año siguiente, <strong>1867</strong>, el citado Ministerio envía al Consejo de Estado el expediente relativo<br />

al cuarto voto o de Misión y manifiesta al mismo tiempo que no puede acompañar la Regla de la Orden por<br />

no existir en el Ministerio. Asimismo se añade que también de real orden se debe llamar la atención «sobre la<br />

conveniencia de que el Consejo se ocupe de la constante oposición<br />

1 Cfr., p. 79 del presente tomo. El expediente se encuentra en el AHN, Ultramar, leg. 2312, a. 62.<br />

2 CR, 11, 262.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 817<br />

que los Provinciales de las distintas Órdenes religiosas que hay en Filipinas, han presentado en cuanto a su<br />

obligación de vivir y morir en aquellas regiones que por dicho voto parece impuesta a todos los religiosos de las<br />

mismas» 3 .<br />

Da su contestación el Consejo de Estado el 27 del citado mes de febrero, en la que dice que sólo en determinados<br />

casos y circunstancias muy especiales debe otorgarse a los Misioneros licencia para regresar a la península,<br />

y, como dichas circunstancias no se dan en el caso del P. Guillermo Agudo y, además, debe tenerse en<br />

cuenta el mucho tiempo que él ha residido en la Península alejado de la Misión y que su ejemplo es de más influencia<br />

por tratarse de quien ha desempeñado puestos elevados en la Orden, opina el Consejo que no es conveniente<br />

acceder a lo que el interesado solicita.<br />

El Ministerio de Ultramar se dirige el 7 de marzo a los PP. Comisarios-Procuradores de las Órdenes religiosas<br />

de Filipinas en Madrid y les pide que, a la mayor brevedad, le remitan copia de la fórmula con que los<br />

religiosos prestan el juramento del cuarto voto o de Misión. El Comisario P. Guillermo Agudo así lo hace con<br />

fecha 15 del mismo mes 4 .<br />

El citado Ministerio vuelve a enviar al Consejo de Estado el expediente sobre la licencia pedida por el P.<br />

Agudo con inclusión de los antecedentes nuevamente unidos al mismo. Y otra vez el Consejo examina el asunto<br />

e informa el 16 de mayo en el sentido de que los nuevos datos aportados no modifican en nada la opinión emitida<br />

anteriormente el 27 de febrero.<br />

El 27 de junio la Dirección General de Gracia y Justicia del Negociado de Asuntos Eclesiásticos del Ministerio<br />

de Ultramar dirige al señor Ministro de este Departamento un informe en el que pone a su consideración lo<br />

siguiente:<br />

Como no podía menos de suceder, al estudiar la petición del P. Agudo, se ha tenido que tratar en este expediente<br />

de la cuestión general de la licencia a los religiosos para su regreso a la Península, o sea, de la reforma de<br />

la real orden del 18 de marzo de 1854 5 , que estableció el modo y forma de proceder sobre peticiones de dicha<br />

gracia, reforma propuesta por el Vice Real Patrono de Asia, sobre la cual, por cierto, ha informado en sentido<br />

negativo el Consejo de Estado, y, si bien este Negociado no deja de conocer las razones que este organismo ha<br />

tenido para informar en el sentido como lo ha hecho, no puede tampoco dejar pasar desapercibido el inminente<br />

peligro en que puede hallarse el Misionero, como cualquier otra persona, de perder la vida, lo cual puede remediarse<br />

con la variación instantánea del clima.<br />

Las disposiciones vigentes en la materia —sigue la nota— no prohíben en absoluto las licencias, pues la citada<br />

real orden las limita a determinados casos con la adopción de precauciones para evitar el abuso, uno de los<br />

cuales es que los Reales Vice Patronos no las pueden anticipar, sino dar cuenta del expediente al Gobierno Supremo<br />

para la resolución conveniente. Pero esto puede traer graves inconvenientes por el peligro en que se encuentre<br />

el que tenga necesidad del beneficio.<br />

Esta razón es la que asiste a este Negociado para opinar que se puede proponer un medio que, abarcando<br />

cuantas garantías sean necesarias para evitar<br />

3 CR, 11, 225, 226, 262, 267-275, 333, 708.<br />

4 Se dice en el texto "el juramento del cuarto voto o Misión", que era la frase que empleaba el Gobierno, pero, en<br />

realidad, lo que hacían los religiosos era juramento. La fórmula que pronunciaba el profeso a continuación<br />

de la de la profesión, era la siguiente: "Et quia ex ordinatione Patris nostri Vicarii Generalis, Fratris Iusti a<br />

Spiritu Sancto, in litteris datis Almagri, die trigesima prima Decembris anni millesimi octingentesimi vigesimi<br />

quarti, decernitur, ut quicumque professionem emisserit in hoc Collegio Seminario Sancti Nicolai Tolentinatis<br />

Civitatis de Alfaro (posteriormente de Monteagudo), Missionariorum Provinciae Fllippinarum, se<br />

solemni juramento astringant ad Filippinas Missiones profecturos quandocumque a suis Praelatis iniunctum<br />

fuerit, idipsum iureiurando promitto. In quorum omnium fidem…» A continuación el Padre que recibía la<br />

profesión, aceptaba asimismo el juramento con las siguientes palabras: "Et ego, nomine... et auctoritate qua<br />

fungor praecipio tibi, ut quandocumque a P. Procuratore dictae Provinciae tibi iniunctum fuerit ut ad Missiones<br />

Filippinas arripias, statim memor tuae Professionis, et iuramenti solemnnis a te praestiti humilñiter<br />

obedias, et si retractaveris o deflecteris ad alias Provincias (quod Deus avertat) ex nunc pro tunc poena excomunicationis<br />

maioris, ipso facto incurrendae, quam, una pro trina canonica monitione praemissa (licet<br />

inviti) ferimus te, et innodamus" (Cfr. CR, 11, 268).<br />

5 CR, 11, 272.


818 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

estos abusos, no coloque a los Misioneros en peor situación que a las demás personas que sirven en aquellos<br />

climas, puesto que el Misionero en sus votos, según resulta de este expediente, sólo se liga a ir a la Misión a<br />

voluntad de sus Superiores. El medio es: 1.º que la petición de licencia se haga por conducto del Prelado respectivo<br />

del interesado, que la pasará al Vice Real Patrono con informe del Consejo de la Orden, para que la referida<br />

autoridad, oyendo, si lo cree necesario, al señor Arzobispo de Manila, proceda, en vista de la mayor o menor<br />

necesidad, a anticiparla o dar cuenta al Gobierno Supremo para que resuelva, y 2.º que, estando algunos religiosos<br />

fuera de sus colegios en la Península con licencia ilimitada, se les pueda conceder un plazo para que regresen<br />

a su Misión o acrediten en debida forma su secularización.<br />

La misma Dirección General citada del Ministerio de Ultramar dirige también a Su Majestad, el 28 de<br />

agosto, un informe en el que se le manifiesta que son tres las cuestiones que se incluyen en el expediente: la que<br />

se refiere al desarrollo de los colegios de Misioneros para Filipinas 6 ; la del establecimiento en la Península de las<br />

casas de corrección y enfermería para religiosos que cayesen enfermos en aquel país y no pudiesen obtener en él<br />

el completo restablecimiento de su salud, o incurriesen en graves faltas 7 , y, finalmente, la que trata de la reforma<br />

de la real orden del 18 de marzo de 1854 por la que se regula el permiso del pase de los Misioneros de Filipinas a<br />

la Península. A continuación se dice que sobre el primero de estos puntos nada hay que resolver por él. En cuanto<br />

a los otros dos, después de la exposición de diversos razonamientos, se proponen varias resoluciones, algunas<br />

de las cuales se tuvieron en cuenta al redactar la real orden fechada el 3 de septiembre y cuyo texto es el siguiente:<br />

«Dada cuenta a la Reina (q. D. g.) del expediente instruido sobre reforma de la real orden de 18 de marzo<br />

de 1854, por la que se regula el permiso del pase de los Misioneros de ese Archipiélago a la Península, S. M.,<br />

oído el parecer del Consejo de Estado en pleno, se ha servido resolver:<br />

»Primero. Las provincias de Ultramar son la residencia legal de los individuos de los Institutos religiosos<br />

de Misioneros que en ellas están establecidos, sin que por ningún pretexto puedan dichos monacales residir fuera<br />

de su estancia legal.<br />

»Segundo. Los Capítulos de dichas Órdenes en Ultramar son los llamados a proveer a los colegios de la<br />

Península de los religiosos necesarios para la educación de los jóvenes que en ellos se instruyan, mandando los<br />

Prelados los profesores necesarios, dando cuenta al Gobierno Supremo por conducto del Vice Real Patrono, el<br />

cual expedirá el oportuno pasaporte, no encontrando razón para negarlo, a fin de que, sin perjuicio de la prudente<br />

libertad que se deja a dichas Órdenes para su perfeccionamiento y progreso, se pueda corregir cualquier abuso<br />

que pudiera cometerse en este particular, y a cuyo fin también cuando los Comisarios en la Península reclamen a<br />

su Provincia dicho personal, lo harán presente al mismo tiempo a este Ministerio para lo que proceda.<br />

»Tercero. Siempre que algún religioso contraiga enfermedad grave y por la que peligre su razón o su existencia,<br />

permaneciendo en esos países, el Prelado respectivo impetrará la oportuna licencia de V. E. 8 y, formando<br />

expediente en que se justifiquen aquellos extremos, oyendo al M. R. Arzobispo de esas Islas, otorgará bajo su<br />

responsabilidad la licencia, dando cuenta a S. M.<br />

»Y cuarto. Los religiosos que por enfermos pasasen a la Península permanecerán, hasta obtener su completa<br />

curación, en uno de los colegios de la Orden a que correspondan, pudiendo, bajo la dirección y responsabilidad<br />

del Prelado del mismo, tomar baños o cualesquiera otra medicación que no pueda recibir en el establecimiento,<br />

siendo de la obligación de dicho Prelado dar cuenta al Gobierno del ingreso del enfermo, de su completa<br />

curación o de su fallecimiento. El religioso, una vez restablecido, regresará a Ultramar en la primera expedición<br />

que haga la Orden».<br />

La misma Dirección General había formulado también una indicación sobre la competencia del Gobierno<br />

para poder compelir a los religiosos al cumplimiento de sus deberes monásticos en cuanto éstos son susceptibles<br />

de ser amparados<br />

6 CR, 11, 702.<br />

7 CR, 11, 709-711.<br />

8 Se refiere al Gobernador y Vice Real Patrono de Filipinas a quien va dirigida la real orden.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 819<br />

por la autoridad civil en auxilio de la eclesiástica. Se consultó acerca de este punto al Consejo de Estado y éste<br />

dio su opinión el 25 de septiembre, diciendo que el Poder civil tenía facultad para ello siempre que sobre este<br />

punto se atengan a las prescripciones de las Leyes de Indias y disposiciones posteriores que determinan el modo<br />

concreto y positivo que en tales asuntos les corresponde.<br />

Recibida esta respuesta, nuevamente se acude a dicho Consejo con la petición de que dictamine acerca de<br />

un proyecto de decreto sobre este mismo asunto, que, al fin, se resuelve con la siguiente real orden, fechada el 21<br />

de diciembre del mismo año <strong>1867</strong>:<br />

«Una de las funciones más importantes encomendadas al Gobierno de S. M. en virtud del Patronato que<br />

atribuyen a la autoridad las Bulas Pontificias y Leyes de Indias sobre la Iglesia de los dominios que tiene en<br />

Ultramar la Corona de Castilla, es la referente a la conservación de la disciplina eclesiástica en toda su pureza,<br />

según lo prescriben las Leyes de Indias, Reales Cédulas y otras disposiciones soberanas que han venido con la<br />

plenitud de su fuerza a amparar y proteger, en cuanto es dable a la autoridad civil, el espíritu que preside a aquellos<br />

sagrados mandatos.<br />

»A este común esfuerzo es debido el prodigioso desarrollo que ha tenido nuestra Religión Santa en todos<br />

los países donde la nación española ha llevado su enseña, dejando en todas partes monumentos imperecederos de<br />

nuestras creencias, pues que siempre ha influido en el corazón de sus nuevos súbditos, con la civilización española,<br />

la Religión Católica en toda su pureza, como primero y más fundamental rasgo característico de nuestra<br />

nacionalidad.<br />

»Interesado S. M. en que este espíritu se conserve en toda su integridad, no sólo en cumplimiento de su sagrado<br />

deber, sino en la convicción profunda de que esto les hace un beneficio inmenso a sus súbditos en esos<br />

países, sin que pueda ni deba alegarse razón ni pretexto que dé ocasión a dudarse del estado de vigor de todas las<br />

disposiciones así canónicas como civiles que tiendan a la observancia de la disciplina, tanto del clero secular<br />

como regular en estas Iglesias, se ha servido disponer, de conformidad con el Consejo de Estado:<br />

»1.º, que se encargue a los Vice Reales Patronos y MM. RR. Arzobispos y RR. Obispos de las Iglesias de<br />

Ultramar el más exacto cumplimiento de las disposiciones canónicas, Leyes de Indias y demás resoluciones<br />

dictadas con el fin de que la disciplina eclesiástica se conserve en su mayor pureza, y 2.º, que en cumplimiento<br />

de las mismas soberanas disposiciones se reputen ahora, como siempre han estado, sometidos a las mismas leyes<br />

los eclesiásticos, tanto del clero secular como regular de los mismos dominios, que por cualquier causa residan<br />

en la Península, mientras que por los medios que establece el derecho canónico y civil, no rompan el vínculo con<br />

que están ligados a aquellas Iglesias o Corporaciones religiosas».<br />

Como consecuencia del punto segundo de la anterior real orden, con fecha del 17 de enero de 1868, se firmaba<br />

otra dirigida a cada uno de los PP. Comisarios de las Órdenes religiosas de Filipinas en Madrid. Su texto<br />

es como sigue:<br />

«Con el fin de que la disposición segunda de la real orden de 21 de diciembre último tenga un exacto cumplimiento,<br />

la Reina (q. D. g.) se ha servido disponer que en el término de un año regresen a sus conventos de<br />

Ultramar los religiosos que se encuentren en la Península en uso de licencia limitada e indefinida, o en otro caso<br />

acrediten en este Ministerio, dentro de dicho plazo, el haber obtenido, con arreglo a las leyes, el oportuno Breve<br />

de secularización, siendo asimismo la voluntad de S. M. que V. P., como representante de su Provincia en esta<br />

Corte, cuide de que sean obedecidas como deben por los individuos de su Orden a quienes sean aplicables estas<br />

sus soberanas disposiciones y de los que les deben dar el oportuno conocimiento».<br />

El Comisario-Procurador de los franciscanos, P. Joaquín de Coria, al acusar recibo al Ministerio de Ultramar<br />

de la anterior real orden, preguntó si estaban comprendidos en la misma, es decir, en la obligación de regresar<br />

a Filipinas, los religiosos que, por su edad avanzada y mal estado de salud, se encontrasen imposibilitados de<br />

reemprender el viaje, pero que, no obstante, deseaban seguir perteneciendo a su Provincia, y así como también<br />

los que estuviesen desempeñando algún oficio en los colegios de la Península, aun cuando, por circunstancias


820 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

ajenas a su voluntad, no hubiesen podido entrar en el ejercicio de sus funciones.<br />

Se le contestó con una real orden de 27 de abril del mismo año 1868 en la que se resolvía que los citados<br />

religiosos no estaban comprendidos, añadiendo, respecto de los últimos, que si él conceptuaba que éstos no iban<br />

a llegar a ejercer su referido cargo, propusiera a su Provincia el regreso del que se encontrara en dicha situación.


«Ministerio de Gracia y Justicia<br />

APÉNDICE V<br />

Decreto de supresión de las casas religiosas establecidas<br />

después de la ley del 29 de julio de 1837 1<br />

En uso de las facultades que me competen, como individuo del Gobierno provisional y Ministro de Gracia<br />

y Justicia, he venido en decretar, de acuerdo con el Consejo de Ministros, lo siguiente:<br />

Artículo 1.º Quedan extinguidos desde esta fecha todos los monasterios, conventos, colegios, congregaciones<br />

y demás casas de religiosos de ambos sexos, fundados en la Península e islas adyacentes desde el 29 de julio<br />

de 1837 hasta el día.<br />

Art. 2.º Todos los edificios, bienes raíces, rentas, derechos y acciones de las casas de comunidad de ambos<br />

sexos suprimidos por el artículo anterior, pasarán a ser propiedad del Estado.<br />

Art. 3.º Los religiosos y religiosas exclaustrados a consecuencia de las disposiciones anteriores quedarán<br />

sujetos a los respectivos Ordinarios, y sin derecho alguno a percibir la pensión concedida a los que ingresaron en<br />

los conventos antes de la expresada fecha de 29 de julio de 1837.<br />

Art. 4.º Las religiosas cuyos conventos quedan suprimidos a consecuencia de lo dispuesto en el artículo 1.º<br />

de este decreto, podrán ingresar en otros de su misma Orden de los subsistentes, o pedir la exclaustración, reclamando<br />

la dote que llevaron al entrar en religión de la persona o establecimiento donde se encontrare.<br />

Art. 5.º Todos los conventos, monasterios, colegios, congregaciones y demás casas de religiosas que quedaron<br />

subsistentes por la ley de 29 de julio de 1837, se reducirán en cada provincia a la mitad, y los gobernadores<br />

civiles, oyendo a los diocesanos, designarán, en el término de un mes, contado desde la publicación de este decreto,<br />

los que hayan de conservarse, prefiriendo aquellos que tengan algún mérito artístico y trasladando las<br />

religiosas de los que se supriman a otros de la misma Orden.<br />

Art. 6.º Se prohíbe en todos los monasterios y conventos la admisión de novicias y profesión de las que hoy<br />

existen, aunque hayan ingresado con el carácter de organistas, cantoras o cualquier otra denominación.<br />

Art. 7.º Las religiosas profesas que en virtud del presente decreto pueden continuar en sus conventos, monasterios,<br />

etc., tendrán facultad de solicitar su exclaustración en cualquier tiempo, acudiendo al gobernador civil,<br />

que la acordará desde luego, dando conocimiento al diocesano.<br />

Art. 8.º Las religiosas cuya profesión fuere anterior a la citada ley de 29 de julio de 1837 tendrán derecho a<br />

la pensión de 5 reales, señalada en el artículo 9.º<br />

1 Cfr., p. 88 del presente tomo.


822 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de la misma; pero las de entrada posterior sólo lo tendrán a reclamar sus dotes en la forma prevenida en el articulo<br />

4.º del presente decreto.<br />

Art. 9.º Las Hermanas de la Caridad, de San Vicente de Paúl, de Santa Isabel, de las de Doctrina Cristiana y<br />

las demás conocidas con cualquier otra denominación, que hoy están dedicadas a la enseñanza y beneficencia, se<br />

conservarán, quedando sujetas desde la publicación de este decreto a la jurisdicción del Ordinario en cuya diócesis<br />

residan.<br />

Madrid, 18 de octubre de 1868.<br />

El Ministro de Gracia y Justicia, Antonio Romero Ortiz» 2 .<br />

2 Revista Católica, 73, 213.


APÉNDICE VI<br />

Comentario sobre un manuscrito del P. Mariano Cuartero 1<br />

Los biógrafos del P. Mariano Cuartero dan la noticia, sin detalle alguno, de que, en tiempos de su lectorado<br />

en el colegio de Monteagudo, escribió un «precioso manuscrito» para el estudio de la física, química e historia<br />

natural.<br />

Fue el P. Miguel Avellaneda quien, en el año 1929, nos ofreció una reseña de dicho manuscrito seguida de<br />

un breve comentario.<br />

El título de la obra es: Física, Química e <strong>Historia</strong> Natural, por el P. Lector Fr. Mariano Cuartero, A. R.<br />

Es un volumen de 16 por 11, de 402 páginas distribuidas en tres libros.<br />

El P. Avellaneda, después de copiar un breve Índice de las materias contenidas en dicho manuscrito, explica<br />

a continuación lo siguiente:<br />

La simple enumeración de materias lleva al conocimiento de que lo escrito por el P. Cuartero es un tratado<br />

de física general. Habla con bastante extensión de la física propiamente dicha. Los capítulos de química e historia<br />

natural son muy elementales; pero seguramente responden al fin que se propuso el autor, que fue «obviar<br />

todas las dificultades que había para que los estudiantes pudieran, en poco tiempo, estudiar los textos abultados<br />

que por entonces se ofrecían a los que se dedicaban a estudiar la física».<br />

Aunque a la ligera —sigue diciendo el P. Avellaneda— voy a exponer mis impresiones sobre esta Física.<br />

Al leerla detenidamente se observa que es fruto de meditación profunda y de las extraordinarias dotes que<br />

poseía el P. Cuartero para las ciencias naturales, más que de remiendos y retazos extraídos de otros libros y folletos.<br />

Esto da a la obra cierto carácter de originalidad; aunque es de conceptos sencillos, no de estudio superior,<br />

porque iba dirigida a discípulos que empezaban a estudiar las ciencias. Aparece compuesta en forma de diálogo,<br />

con preguntas y respuestas, en las que, a veces, no se descubre tanto el tecnicismo, precisión y belleza del lenguaje,<br />

cuanto la claridad y espontaneidad de los conceptos y apreciaciones sobre cada punto. Escribe de hidrostática<br />

y de máquinas simples tan magistralmente, que este tratado podría ser suscrito por cualquier eminencia de<br />

nuestros días. Son buenos los artículos De la naturaleza de la luz, de la reflexión y refracción de la luz, de la<br />

doble refracción, polarización de los colores, etc. Como el P. Cuartero estampa en su libro sus observaciones,<br />

sus estudios, sin consultar autores, se observa alguna falta de método y la influencia de la física filosóficamente<br />

considerada.<br />

El autor entendía no poco de matemáticas, ¿por qué no escribió al final de las cuestiones algún problema,<br />

que tanto ayuda a la comprensión de las leyes y consecuencias deducidas? Confesamos, sin embargo, que tiene<br />

algo semejante: después de estudiar un fenómeno, o de establecer una ley, trae los fenómenos a que dan lugar en<br />

la naturaleza y que responden a las leyes sentadas precedentemente.<br />

En suma, sin notables enmiendas y añadiendo los descubrimientos modernos, sobre todo en electricidad —<br />

dice al final el P. Avellaneda en este artículo escrito en 1929, como se ha dicho—, podía estudiarse esta física en<br />

nuestros colegios, sin necesidad de acudir a obras extrañas, que tal vez no la excedan en mérito. Damos nuestra<br />

modesta opinión 2 .<br />

1 Cfr., p. 117 del presente tomo.<br />

2 M. AVELLANEDA, Algunos escritores bisayas y distinguidos Padres Lectores profesos del Colegio de Monteagudo<br />

(Navarra)-1829-1929, art. BSN, a. 1929, 359; a. 1930, 79.


APÉNDICE VII<br />

Breve resumen de la historia del nombramiento de obispos en España 1<br />

Como complemento de lo escrito en el texto, creemos de interés traer a este apéndice el breve resumen de<br />

la historia del nombramiento de Obispos en España que nos ofrece el P. Regatillo en su obra El Concordato<br />

español de 1953. Dice así este autorizado Padre:<br />

«1.º Hasta el Concilio <strong>XII</strong> de Toledo (a. 681) se observó la disciplina general de la Iglesia. Este Concilio,<br />

can. 6, concedió a los Reyes el derecho de presentación o nombramiento, y al Primado el derecho de confirmar a<br />

los presentados o nombrados.<br />

2.º Al principio de la dominación arábiga no consta cómo se hiciese el nombramiento; los Reyes designaban<br />

obispos para las ciudades que se iban reconquistando; con qué derecho se ignora.<br />

3.º En el siglo <strong>XII</strong> son elegidos por el Cabildo catedral. La Partida 1, tit. 5, ley 18, dice es costumbre antigua<br />

que el Cabildo anuncie al Rey la muerte del Obispo rogándole que proteja la libertad de la elección; y le<br />

comunica el nombre del elegido. Lo mismo se observa en los reinos de Castilla y León hasta la mitad del siglo<br />

XV. En Aragón se introdujeron las reservas pontificias.<br />

4.º El año 1501 Julio II otorgó a los Reyes Católicos el derecho de presentación para los obispados de América.<br />

Adriano VI, en favor de su discípulo Carlos V, le extendió a los de toda España. Lo cual reconoció el Concordato<br />

de 1753 y el de 1851, art. 44.<br />

5.º La práctica en uso hasta el advenimiento de la segunda República (año 1931) era ésta: Previo acuerdo<br />

del Ministro de Justicia y del Nuncio, el Rey designaba la persona que había de ocupar la sede vacante. Esta<br />

designación se comunicaba al interesado, para que la aceptase. Luego se publicaba en la Gaceta el nombramiento<br />

y después se cursaban instrucciones al Embajador de España, para que realizase la presentación del nuevo<br />

Obispo a la Santa Sede y obtuviese la bula de la institución canónica o concesión del obispado.<br />

6.º La República de 1931 hizo tabla rasa del Concordato; en su consecuencia la Santa Sede le dio por caducado<br />

y procedió al libre nombramiento de los Obispos, sin trabas legales.<br />

7.º Terminada la guerra civil con el triunfo de las tropas nacionales, se comenzaron las gestiones para un<br />

nuevo Concordato. Todavía la Santa Sede, nombró libremente algunos Obispos, y esto con el beneplácito del<br />

Gobierno, que no pretendía entonces derecho de presentación; si bien, antes de hacer público el nombramiento,<br />

comunicó los nombres al Gobierno, por si éste tuviera contra los candidatos alguna objeción de carácter político.<br />

Mientras llegaba el tiempo de estipular un nuevo Concordato, el 7 de junio de 1941 se firmó el Convenio<br />

sobre la provisión de diócesis».<br />

A continuación el P. Regatillo, cuya obra, como hemos dicho, trata del Cocordato<br />

1 Cfr., p. 214 del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 825<br />

entre la Santa Sede y el Gobierno de España, firmado en 1953, copia el artículo 7, que es del tenor siguiente:<br />

«Para el nombramiento de los Arzobispos y Obispos, residenciales, y de los Coadjutores con derecho a sucesión,<br />

continuarán rigiendo las normas del Acuerdo estipulado entre la Santa Sede y el Gobierno español, el 7<br />

de junio de 1941».<br />

Sigue luego un comentario sobre de qué Obispos se trata y después inserta los artículos del Acuerdo de<br />

1941 con su correspondiente glosa. Nosotros, para completar lo que nos hemos propuesto en este apéndice, copiamos<br />

solamente los artículos:<br />

«1.º Tan pronto como se haya producido la vacante de una sede arzobispal o episcopal (o de una Administración<br />

Apostólica), o cuando la Santa Sede juzgue necesario nombrar un coadjutor con derecho a sucesión, el<br />

Nuncio Apostólico, de modo confidencial, tomará contacto con el Gobierno español, y una vez conseguido un<br />

principio de acuerdo, enviará a la Santa Sede una lista de nombres de personas idóneas, al menos en número de<br />

seis.<br />

2.º El Santo Padre elegirá tres de entre aquellos nombres, y por conducto de la Nunciatura Apostólica los<br />

comunicará al Gobierno español; y entonces el Jefe del Estado, en el término de treinta días, presentará oficialmente<br />

uno de los tres.<br />

3.º Si el Santo Padre en su alto criterio no estimase aceptables todos o parte de los nombres comprendidos<br />

en la lista, de suerte que no pudiere elegir tres o ninguno de entre ellos, de propia iniciativa completará o formará<br />

una terna de candidatos, comunicándola por el mismo conducto al Gobierno español.<br />

Si éste tuviera objeciones de carácter político general que oponer a todos o a algunos de los nuevos nombres,<br />

las manifestará a la Santa Sede.<br />

En caso de que transcurriesen treinta días desde la fecha de la susodicha comunicación, sin una respuesta<br />

del Gobierno, ese silencio se interpretará en el sentido de que éste no tiene objeciones de aquella índole, que<br />

oponer a los nuevos nombres, quedando entendido que entonces el Jefe del Estado presentará sin más uno de los<br />

candidatos incluidos en aquella terna.<br />

Por el contrario, si el Gobierno formula aquellas objeciones, se continuarán las negociaciones, aun transcurridos<br />

los treinta días.<br />

4.º En todo caso, aun cuando el Santo Padre acepte tres nombres de los enviados, siempre podrá, además,<br />

sugerir otros nombres, que añadirá a la terna, pudiendo entonces el Jefe del Estado presentar indistintamente un<br />

nombre de los comprendidos en la terna o alguno de los sugeridos complementariamente por el Santo Padre.<br />

5.º Todas estas negociaciones previas tendrán carácter absolutamente secreto, guardándose de manera especial<br />

el secreto con respecto a las personas hasta el momento de su nombramiento» (Ob. cit., 195-198).


APÉNDICE VIII<br />

El Monasterio de San Millán de la Cogolla 1<br />

Creemos oportuno dar una información más amplia sobre el citado monasterio, dada su gran importancia.<br />

Se le ha llamado «El Escorial de la Rioja».<br />

1. Descripción del monasterio y sus pertenencias<br />

En el BOLETÍN DE LA PROVINCIA DE SAN JOSÉ se publicó un trabajo titulado Directorio turístico del monasterio<br />

de San Millán de la Cogolla. Las iniciales con que aparece firmado corresponden al P. Fr. José <strong>Carceller</strong> 2 .<br />

De este escrito tomamos cuanto a continuación decimos en este apartado.<br />

Dedica el autor primeramente unas breves líneas acerca del monasterio de Suso, para pasar luego a tratar<br />

del de Yuso, del primitivo y del actual, fundado, como ya se adelantó en el texto de este tomo de Crónicas, con<br />

motivo de la traslación de las reliquias de San Millán. Veamos.<br />

«Fue Suso, desde la muerte del Santo, uno de los santuarios más célebres de España en la Edad Media,<br />

principalmente de Castilla. Las reliquias de San Millán, conservadas en la pequeña iglesia de Suso, fueron muy<br />

visitadas y veneradas durante la época visigoda, obrando el Señor muchos prodigios por su invocación. San<br />

Braulio, Obispo de Zaragoza, escribió la vida de San Millán, conforme a los datos que le proporcionaron los<br />

mismos discípulos del santo anacoreta.<br />

En el monasterio de Suso fue educado Gonzalo de Berceo, a quien se le puede llamar con toda propiedad el<br />

padre de la poesía castellana. Nació en el pueblo de Berceo hacia el año 1196. Fue sacerdote secular. Entre sus<br />

poesías se cuentan: «Vida de San Millán», «Vida de Santa Áurea» y «Vida de Santo Domingo de Silos».<br />

Reliquias de San Millán.- Los sagrados restos de San Millán permanecieron en su sepulcro de Suso hasta el<br />

año 1030, cuando se verificó su elevación por los Obispos de Nájera, Auca, Álava y Huesca, en presencia del<br />

Rey don Sancho el Mayor, de la Reina y de toda la corte. El 29 de mayo de 1053, el hijo de don Sancho, don<br />

García, Rey igualmente de Navarra, que tenía su corte en Nájera, quiso bajar a la basílica de Santa María la Real,<br />

que acababa de fundar en Nájera, el arca de plata que contenía las reliquias de San Millán, acto al que asistieron<br />

los Obispos de Pamplona, Calahorra y Álava, traslación que no se llevó a cabo, dice la tradición, por un suceso<br />

que todos tuvieron por milagroso. Como consecuencia, el mismo Rey Don García determinó fundar un monasterio<br />

e iglesia más capaces que los de Suso, en la parte baja del valle. Las obras duraron<br />

1 Cfr., p. 295 del presente tomo.<br />

2 J. C. (J. CARCELLER), Directorio turístico del monasterio de San Millán de la Cogolla, art. BSJ, a. 1965, 325.<br />

Entre otros escritos relacionados con las cosas de este monasterio, cfr.: M. SIMONENA, ¿Las Arcas-<br />

Relicarios de San Millán pertenecen al monasterio o a la parroquia como tal?, art. BSJ, a. 1968, 132, 211<br />

V. JIMÉNEZ PEÑA, San Millán de la Cogolla, BSN, a. 1915, 344, 497, 537; a. 1916, 157, 215, 253, 310,<br />

337, 394, 427, 500; M. AVELLANEDA, El Escorial de la Rioja-Riquezas de su archivo, BSN, aa. 1935,<br />

1936, 1940, en suplemento: J. PEÑA, Páginas emilianenses.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 827<br />

desde 1053 al 1067; se hizo la dedicación de esta nueva iglesia y monasterio el 26 de septiembre de dicho año<br />

1067 por el Rey don Sancho IV, hijo y sucesor de don García, muerto el 1 de septiembre de 1504. Esta fecha de<br />

la dedicación se conmemora todos los años el día 26 de septiembre con la solemnidad llamada de «La Traslación»<br />

o «Acción de gracias». Recuerdo único del templo románico es la campana llamada «la bomba», colocada<br />

en la girola-terminación de la torre actual: fue fundida el año 1269, según reza la inscripción grabada en la misma<br />

campana.<br />

Monasterio actual<br />

Iglesia.- Se comenzó el monasterio actual por el templo, el año 1504, siendo Abad el P. Miguel Alzaga, y<br />

se puso la última piedra el 28 de junio de 1540, siendo Abad el P. Pedro de Arenzana. Se asegura que en un<br />

principio las tres naves de que consta el templo fueron abiertas o corridas, sin los muros que unen las columnas<br />

con las paredes laterales. Estos muros los construyeron los monjes para dar más consistencia y seguridad al templo,<br />

después de haber levantado por segunda vez la pared que da a la plaza, pared que se vino al suelo algunos<br />

años, no muchos, después de construida, a causa de la violencia de las aguas, cuando el cerro bajaba casi hasta el<br />

edificio del templo, lo que obligó en tiempos posteriores a desmontar el terreno, haciendo la plaza actual. La<br />

capilla de Santa Escolástica, que está al fondo del altar mayor, es la base de la torre. En dicha capilla se levanta<br />

el majestuoso tabernáculo, y en la parte superior del mismo se destaca una imagen de la Santísima Virgen María,<br />

llamada «de las batallas», en recuerdo de la otra de plata que acompañó al Rey don García en sus empresas guerreras:<br />

esta imagen de plata desapareció en la noche del 20 al 21 de diciembre de 1809, juntamente con los otros<br />

tesoros del monasterio, en cantidad de unas cuarenta arrobas de plata y oro. En esta fatídica noche desaparecieron,<br />

igualmente, el revestido de oro y plata de las antiguas Arcas de San Millán y San Felices, las arcas, también<br />

de plata, en donde se conservaban las reliquias de Santa Áurea, Santa Potamia y otros discípulos de San Millán,<br />

así como la llamada «Lámpara Votiva», que pendía ante el altar mayor, con un peso total de diez arrobas: era<br />

también de plata.<br />

Retablo mayor.- De estilo Renacimiento, es obra comenzada por el Abad Padre Benito Fernández del Corral.<br />

Es también del mismo Abad el coro alto, con su sillería de nogal, de estilo Renacimiento, colocado sobre<br />

una bóveda de piedra muy atrevida, casi plana; lo más notable de este coro es el tallado de piedra sobre el arco.<br />

Este coro se construyó entre los años 1641 a 1645.<br />

El coro bajo.- Con su grandiosa y magnífica reja de hierro, son obras del Abad P. Benito Ignacio Salazar,<br />

años 1673 a 1677. Este Padre fue Obispo de Barcelona y a sus expensas hizo construir la actual capilla de San<br />

Agustín (antiguamente de San Benito). El altar es de estilo churrigueresco. A un lado de la misma capilla está el<br />

sepulcro del mismo señor Obispo Salazar, con su estatua orante. Pero solamente en este sepulcro se colocó el<br />

corazón del obispo Salazar.<br />

El dorado trascoro.- De estilo barroco, es obra del Abad P. Plácido Bayo, años 1765-1769. Son notables<br />

las estatuas de los dos altares. Lado del Evangelio: Santa Potamia (centro), San Citonato y San Aselo (laterales),<br />

los tres discípulos de San Millán, y San Braulio (superior), Obispo de Zaragoza, que escribió la vida de San<br />

Millán. Lado de la Epístola: Santa Áurea (centro), San Geroncio y San Sofronio (laterales) y San Felices de<br />

Bilibio (superior), maestro de espíritu de San Millán. En tiempos de la Abadía, en este altar de Santa Áurea funcionaba<br />

la parroquia, por cuyo motivo a este altar se le ha llamado siempre «altar del pueblo». El púlpito del<br />

trascoro, de hermosas tallas, es de fines del siglo XVI, de la escuela de Berruguete.<br />

Antesacristía.- Hay un pequeño monumento conmemorativo del Cardenal Fray José Sáenz de Aguirre. Nació<br />

en Logroño el 24 de mayo de 1630; monje benedictino en este monasterio; profesor ilustre en la Universidad<br />

de Salamanca; escritor de algunas y bien ponderadas obras, entre ellas «Defensa de la primacía de la Cátedra de<br />

San Pedro», para rebatir las llamadas «Proposiciones galicanas»,


828 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

obra que premió el Papa Inocencio XI creándolo Cardenal de la Santa Iglesia. Falleció en Roma el 19 de agosto<br />

de 1699. En su testamento dispuso que su corazón se trajera a su monasterio de San Milán.<br />

Sacristía.- Su primer destino fue Sala Capitular, es obra del Abad P. Pedro de Medina, año 1671. La destinó<br />

a sacristía el Abad P. José Fernández, año de 1793, emprendiendo la lujosa ornamentación de la misma, que<br />

continuó y terminó el Abad P. Baltasar Rubio, con la coronación que encuadra toda su elegante cajonería y el<br />

altar o retablo «borrominesco» que preside, con la imagen de la Purísima, la elegante sacristía. No hay memoria<br />

de que haya sido retocada o restaurada, siendo la admiración de todos lo fresco de los colores que decoran su<br />

estancia.<br />

Fachada del convento.- Es de origen corintio y se debe al Abad P. Benito Fernández del Corral, que hizo<br />

igualmente la fachada de la iglesia en 1642.<br />

Vestíbulo del convento.- La severa portería, con sus elegantes columnas salomónicas, data de 1689 y se debe<br />

al Abad P. José Muro.<br />

Salón de los reyes.- Existen en él cuadros que representan a don García IV, de Navarra, fundador del monasterio<br />

románico, de don Sancho el Mayor, de don Alfonso VII y del Conde de Castilla Fernán González, el de<br />

los discutidos Votos de San Millán. Estos cuadros son de Fr. Juan de Ricci, benedictino, natural de Madrid. Se<br />

completa esta estancia con la monumental Escalera real, adornada con los escudos de España y de la Abadía.<br />

Hizo esta obra el Abad P. Benito Fernández del Corral, el año 1697.<br />

Claustro procesional.- Es, sin lugar a dudas, lo mejor del monasterio, obra que quedó incompleta en su ornamentación,<br />

asustados los monjes por el costo de la misma. Su estilo es de transición del gótico al Renacimiento.<br />

La «Puerta Plateresca» o de las Procesiones nos da idea de lo que hubiera sido el claustro, llamado por Madrazo<br />

«Soberbio Claustro». Esta puerta es del año 1554. La obra de este claustro duró de 1549 a 1556 y fue su<br />

primer ejecutor el maestro Juan Pedro de Solarte, con piedra traída de San Asensio. No llegaron a colocarse<br />

imágenes en las hornacinas que hay sin ellas, ni hubo más enterramientos en él que los Condes de Ábalos, los<br />

Señores de Vizcaya López de Haro y el Licenciado don Francisco de Orduña, Oidor de la Real Academia de<br />

Valladolid.<br />

Claustro alto o de San Millán.- Llamado así por las pinturas de su vida que en él se ostentan. Se construyó,<br />

al igual que el Procesional, por el Abad P. Pedro de Medina (1571-1575). Anteriores a los cuadros actuales había<br />

24 rectangulares: 12 de Juan Espinosa y 12 de Fr. Juan de Ricci, por haber fallecido Espinosa, a quien se habían<br />

encargado los 24. El Abad P. Anselmo Petite (1778-1781), quizás por estar ya bastante deteriorados a causa de la<br />

intemperie a que estaban expuestos por encontrarse el claustro abierto, los sustituyó por los actuales, obra de don<br />

José Vexés. Algunos fueron retocados, por su no muy buen estado, por don Mariano Alias, el año 1908. El ilustre<br />

Jovellanos, en su visita a este monasterio, conoció algunos de los primitivos, a los que, sin duda, pertenecen<br />

los cuatro existentes sobre las cancelas del crucero del templo.<br />

Biblioteca monacal.- Se debe, lo mismo que la sacristía, al Abad P. Pedro de Medina, aunque la estantería<br />

es obra del Abad P. Anselmo Petite (1778-1781). Desposeída esta biblioteca de casi todos sus libros durante los<br />

años que siguieron a la exclaustración del año 1835, es obra de los Padres agustinos recoletos haberla formado<br />

de nuevo, en la forma siguiente: solicitando la devolución de los libros a los poseedores, algunos de los cuales<br />

los entregaron voluntariamente, comprándolos a los que no convinieron entregarlos gratis, en lo que la comunidad<br />

invirtió regular suma de dinero: añadiendo por cuenta de la comunidad unos cuantos cientos de libros adquiridos<br />

por ella misma. Por manera que la Biblioteca Monacal, en estricta justicia, es obra y propiedad de Padres<br />

agustinos recoletos. En esta meritoria labor de formación y restauración de la citada biblioteca se distinguieron<br />

los primeros Padres recoletos que habitaron este monasterio, muy especialmente el erudito P. Toribio Minguella,<br />

Vicario Provincial de la Orden en España, al hacerse aquélla cargo del monasterio, segundo Superior


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 829<br />

del mismo, más tarde Obispo de Puerto Rico y Sigüenza 3 . Obra de este sabio religioso fue la vindicación que<br />

hizo y publicó sobre ser San Millán «brauliano» el San Millán de la Cogolla, cuyos sagrados restos se conservan<br />

en el monasterio actual de Yuso, el llamado El Escorial de la Rioja. Tesis esta de San Millán estudiada y confirmada<br />

por los célebres Bolandistas en la continuación de tal monumental obra, que quedó interrumpida precisamente<br />

el día 12 de noviembre, festividad del santo anacoreta de Suso. También hay, colocados en una vitrina,<br />

abundantes monumentos históricos, restos del notabilísimo archivo de la Abadía y que volvieron al monasterio a<br />

solicitud de los Padres agustinos recoletos 4 .<br />

Plaza del monasterio.- Para evitar que las aguas del monte siguieran precipitándose e inundando el templo<br />

verdaderamente catedralicio de la Cogolla, como sucedía en los días de grandes tormentas, el Abad P. Baltasar<br />

Rubio emprendió la gigantesca empresa del desmonte del cerro y la construcción de los murallones, obra que<br />

terminó el Abad P. Anselmo Rubio. Este trabajo duró desde el año 1697 al 1752.<br />

Cuadros.- Son de Fray Juan de Ricci los ocho del altar o retablo mayor (San Millán en la batalla de Hacinas,<br />

Asunción, Santa Áurea y Santa Gertrudis, Santo Domingo de Silos, San Ildefonso y los de San Pedro y San<br />

Pablo). Igualmente, los del altar de la Camáldula, los del segundo cuerpo de los altares actuales de la Purísima,<br />

Corazón de Jesús y Santa Rita, los de la muerte de Santo Domingo de Silos y San Benito (a ambos lados del altar<br />

del C. de Jesús) y el de los Apóstoles San Pedro y San Pablo sobre la puerta de entrada a la antesacristía. El altar<br />

de San Millán de debajo del coro es de Antonio de Espinosa. Según don Víctor Balaguer, hay en la sacristía 13<br />

cuadros de Ricci. Los cuadros grandes, que representan la Huida a Egipto, la Victoria de David sobre Goliat,<br />

Santa María Magdalena y la Adoración de los pastores (de autor desconocido), fueron traídos de Nápoles. Ya se<br />

habló en su lugar de los cuadros del claustro de San Millán y de los del Salón de los Reyes.<br />

Arcas y marfiles.- La primera Arca (de plata) se debe al Rey don Sancho el Mayor, cuando la elevación de<br />

los restos de San Millán por los Obispos de Nájera, Auca, Álava y Huesca en presencia del mismo Rey y su<br />

corte el año 1030. De esta Arca fueron trasladados a la que llamaremos segunda, siendo Abad del monasterio<br />

don Blas, y en presencia de don Sancho IV, Rey de Navarra, y de doña Placencia, su mujer, con motivo de la<br />

inauguración del nuevo monasterio románico, el 26 de septiembre de 1067; Arca enriquecida con las dádivas del<br />

Rey y magnates de su reino, siendo adornada con oro, plata y piedras preciosas y con los célebres marfiles representando<br />

episodios de la vida de San Millán escrita por San Braulio, Obispo de Zaragoza. Esta obra de los marfiles<br />

fue trabajada por el artífice Engelram, su hijo Rodulfo y su discípulo Simón. Este riquísimo revestimiento del<br />

Arca desapareció en la noche del 20 al 21 de diciembre del año 1809, a manos de los soldados de Napoleón. En<br />

cuanto a las plaquetas de marfil, algunas desaparecieron en aquel triste acontecimiento. De nuevo en la noche del<br />

24 de agosto de 1931, el monasterio fue desposeído de los marfiles por las autoridades de la República, siendo<br />

llevados a Madrid. El día 10 de junio de 1944 las reliquias del Santo Patrón de Castilla fueron colocadas en un<br />

Arca nueva de plata sobredorada, fabricada por don Félix Granda, presbítero y artifice; a esta Arca se aplicaron<br />

los marfiles actualmente existentes. Un Arca más<br />

3 Los agustinos recoletos dieron siete mil reales vellón por los ornamentos y libros siguientes, que habían pertenecido<br />

a los monjes de San Millán: tres capas blancas; un terno blanco y otro morado; tres casullas encarnadas,<br />

una blanca, una morada y otra verde, y algunos otros (todos preciosos y de primera clase); entre los<br />

libros, unos seiscientos en folio, en el mejor estado (la mayor parte de los Santos Padres, los Bolandos, cincuenta<br />

tomos de "Acta Sanctorum", Biblioteca Magna Patrum, Cornelio a Lapide, Biblia preciosa en diecinueve<br />

tomos en folio, El Tostado, Suárez, De Lugo y otros) y más de mil volúmenes que no son en folio<br />

(AM, carp. 13, 5). Sobre la adquisición de libros para la Biblioteca en estos últimos años, cfr. notas interesantes<br />

en J. PEÑA, Páginas emilianenses, 96, 97.<br />

4 Sobre el archivo, cfr. J. PEÑA, Páginas emilianenses, 79, 171.


830 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pequeña se hizo, del mismo material y por el mismo señor Granda, para las reliquias de San Felices, con aplicación<br />

de las cuatro plaquetas de marfil existentes en el arca anterior».<br />

2. Rescripto pontificio sobre su propiedad y su ejecución<br />

Según se vio en el texto del presente tomo, la cesión del monasterio a la Orden de agustinos recoletos fue<br />

ratificada como absoluta e incondicional por el señor Obispo de Calahorra el 3 de septiembre de 1878.<br />

A pesar de ello, en los años 1945 y 1946 los Superiores de la Provincia de San Nicolás, ante la perspectiva<br />

de la erección de una nueva Provincia —llamada luego de San José—, a la que se había de adjudicar dicho monasterio<br />

para lo cual pensaban hacer en el mismo algunas obras, no tenían absoluta certeza de que fuese en realidad<br />

propiedad de la Provincia.<br />

En esta misma idea abundaba la Curia episcopal de Calahorra que ya en el año 1933 se había negado a<br />

hacer una declaración jurada de que el monasterio era propiedad de los agustinos recoletos.<br />

Se nombró ahora una comisión de tres religiosos de la Provincia con el objeto de estudiar el asunto, como<br />

así lo verificó, pero no hubo unanimidad en el informe dado sobre el mismo.<br />

En vista de esta discrepancia, se hizo una consulta al docto jesuita P. Eduardo F. Regatilio, en cuyo nombre<br />

contestó el 11 de abril de 1946 el también jesuita P. Olís Robleda para afirmar la propiedad del monasterio a<br />

favor de los agustinos recoletos.<br />

Aun con esta respuesta favorable, para mayor seguridad se acudió a la Santa Sede y la Sagrada Congregación<br />

de Religiosos expidió el rescripto del tenor siguiente:<br />

«Beatissime Pater: Frater Sanctes Bermejo a S. Nicolao Tolentino, Prior Provincialis Provinciae S. Nicolai<br />

Tolentinatis, Insularum Phiiippinarum, Ordinis Recollectorum S. Augustini, ad Sanctitatis Vestrae pedes in genua<br />

provolutus, exponit. a) Monasterium Aemilianense anno 1878 fuisse ab Episcopo Calagurritano nostrae<br />

Provinciae gratuito cessum; b) Exinde ad hodiernum usque diem fuisse a nostratibus possessum ac pacifice,<br />

nullo reclamante, occupatum; c) Nobis intime esse persuasum cessionem huiuscemodi verum plenumque dominium<br />

proprietatis monasterii nostrae Provinciae transtulisse, uti ex allatis constat documentis, quibus patet a<br />

Sede Apostolica nobis factam donationem fuisse confirmatam; d) Cum in praesentiarum propter bellorum saevitiam<br />

numerus missionariorum valde sit diminutus, Superiores velle plures quam moris hucusque fuit adspirantes<br />

ad nostrum Institutum cooptare; e) His inibi recipiendis non exiguas refectiones fieri oportere. —Ne vero sumptus<br />

temere cum ingenti iactura nostri Ordinis impendantur, a Beatitudine Vestra humillime poscit ut declarationem,<br />

qua constet et definiatur praedictum Monasterium Aemilianense ad nostram Provinciam S. Nicolai Tolentinatis,<br />

Insularum Philippinarum, pleno jure, perfectoque dominio, atque omnimoda prorsus proprietate pertinere,<br />

edere dignetur.–Et Deus… –Vigore facultatum a SSmo. Domino Nostro Concessarum, S. Congregatio Negotiis<br />

Religiosorum Sodalium praeposita, audito voto Rev. P. Proc. Gen., P. Priori Gen. benigne commissit, ut, pro<br />

suo arbitrio et conscientia, gratiam iuxta preces concedat servatis servandis. –Contrariis quibuscumque non obstantibus.<br />

–Datum Romae, die 19 Junii 1948. –Fr. L. H. Pasetto, Secr. –P. Arcadius Larraona, C. M. F., Subs.»<br />

Y el Prior General, P. Feliciano de Ocio, procedió a la ejecución del rescripto del modo siguiente:<br />

«Nos, autem, praecedentis Rescripti facultatibus innixi, et ne in posterum circa rem tanti momenti dubitaciones<br />

exoriantur, declaramus quod Monasterium Aemilianense ad Provinciam S. Nicolai Tolentinatis, Insularum<br />

Phiippinarum, Ordinis nostni Recollectorum S. Augustini, pleno jure perfectoque dominio atque omnímoda<br />

prorsus proprietate pertinet. –Datum Matriti, die 29 Junii 1948. –Fr. Felicianus de Ocio a Sacra Familia. –De<br />

mandato Rvmi. P. N. Prioris Generalis Fr. losephus Abel Salazar a Xto. Rege, Secr. Generalis».<br />

Con la misma fecha remitió el P. General el rescripto y su ejecución al P. Provincial de San Nicolás, acompañado<br />

de las siguientes letras:<br />

«M. R. P. –Remitimos a V. R. copia autorizada del Rescripto N. 138/47 expedido


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 831<br />

por la Sagda. Congregación de Religiosos el día 19 de los corrientes y ejecutado por Nos en la fecha del presente.<br />

En virtud de dicho Rescripto declaramos que el Monasterio de San Millán de la Cogolla pertenece, con pleno<br />

derecho, con perfecto dominio y con omnímoda propiedad, a nuestra Orden de Agustinos Recoletos, y, más en<br />

concreto, a la Provincia de San Nicolás de Tolentino, de las Islas Filipinas.<br />

Una vez más, con autoridad apostólica, se ratifica que el dicho Monasterio, con la iglesia del mismo y con<br />

todos los objetos y bienes que le fueron entregados a esa Provincia de S. Nicolás en el momento de haberle sido<br />

cedido, son de la exclusiva propiedad de la mencionada Provincia.<br />

En cuanto al Ordinario del lugar, no le competen otros derechos que los que le corresponden en las iglesias<br />

de los Regulares donde se encuentra erigida una parroquia, a saber: el de visitar el altar donde se guarda el Santísimo<br />

Sacramento (no los demás altares de la iglesia) y la pila bautismal, el confesonario en que el párroco suele<br />

oír las confesiones y el púlpito desde el cual tiene derecho a predicar la palabra divina, la sacristía para inspeccionar<br />

el lugar donde se guardan los ornamentos necesarios para administrar decentemente a los fieles los Sacramentos,<br />

tanto dentro como fuera de la iglesia, y los vasos sagrados en que se guardan las partículas consagradas,<br />

los santos Óleos que se usan en la administración del bautismo y la extremaunción, y el agua del bautismo o<br />

la que se emplea en la aspersión de los fieles.<br />

Por tanto, todos los Religiosos, especialmente los Superiores, tienen el grave deber de tutelar y, cuando fuera<br />

preciso, defender dichos derechos de propiedad y privilegio de exención, de restablecerlos en los que hubieran<br />

sido acaso mermados y de recuperar cualquier cosa y objeto que hubiera pasado a otras manos sin intervención<br />

de las legítimas autoridades de la Orden.<br />

Dios guarde a V. R. muchos años» 5 .<br />

5 BSN, a. 1948, 276, del suplemento; a. 1973, 72-74. El rescripto pontificio con su ejecución fue presentado al<br />

Obispo de Calahorra, monseñor Fidel García, quien se manifestó muy contrariado por no haberse contado<br />

con él antes de acudir a la Santa Sede; afirma que interpondría recurso. Se ignora si llegó a llevar a cabo su<br />

afirmación. Lo cierto es que de la Santa Sede no se manifestó cosa alguna a los recoletos después sobre este<br />

asunto.


APÉNDICE IX<br />

Plan de estudios presentado al Capítulo Provincial de 1879 1<br />

«Al Venerable Capítulo Provincial:<br />

La diversidad de circunstancias que las vicisitudes de los tiempos han creado de algunos años a esta parte a<br />

nuestros colegios de España, exige cierta modificación en la admisión de novicios, que conduce a la consiguiente<br />

innovación o variación de nuestros estudios.<br />

En estos últimos años los misioneros del Corazón de María han fundado dos casas, una en Alfaro y otra en<br />

Alagón, poblaciones no distantes de Monteagudo. Los Padres jesuitas se han establecido posteriormente en Veruela,<br />

que aún tiene más proximidad a Monteagudo; y los Padres carmelitas descalzos van a fundar a Corella.<br />

Todas estas casas religiosas se llevan bastantes pretendientes, y tanto más cuanto que de las mismas salen parejas<br />

de sacerdotes para dar misiones en los pueblos, y como los del Corazón de María los reciben aun sin latín, y los<br />

jesuitas los perfeccionan en dicho idioma, de aquí es que admitan a los jóvenes a los quince años y antes. Además,<br />

los Padres dominicos de Ocaña se han apoderado de las preceptorías de Corella, Alfaro y Tafalla, dando<br />

alguna remuneración a los preceptores y aun satisfaciendo por los estudiantes pobres, que son los más, la retribución<br />

mensual a los preceptores. A todo esto hay que añadir la gran disminución de preceptorías de latín, el<br />

menor número de estudiantes por la mala perspectiva que presenta la carrera eclesiástica, y que las familias de<br />

los pretendientes, por estar pobres, desean que cuanto antes tomen el hábito sus hijos. Todo lo cual da por resultado<br />

que tengamos que admitir, como se viene haciendo estos años, a los pretendientes a los quince años. Pues<br />

bien; como no conviene que nuestros religiosos vayan a Manila antes de los veintidós años y nuestra carrera<br />

hasta ahora ha sido de cinco años, quedan dos en los que podrían estudiarse otras materias propias del eclesiástico<br />

religioso.<br />

Además, los tiempos han cambiado bastante, trayendo este cambio nuevas exigencias; y la triste situación<br />

en que se encuentra la Iglesia católica en Europa, cuyos efectos se sienten allende los mares, reclaman mayor<br />

amplitud y profundidad en los estudios del clero. Así lo proclaman los grandes profesores y hombres eminentes<br />

en la enseñanza; así lo practican los buenos establecimientos escolares, y así lo hacen los Padres agustinos calzados,<br />

que en su último Capítulo Provincial de Filipinas han elevado el tiempo de sus estudios a nueve años.<br />

Por último, lo que pone el sello a estas reflexiones y las confirma y completa de un modo admirable es la<br />

autorizada palabra del Supremo Jerarca del catolicismo que hoy rige los destinos de la Iglesia. Nuestro Ssmo.<br />

Padre el Papa León <strong>XII</strong>I, en un documento referente a la enseñanza eclesiástica, del 13 de junio, inculca que los<br />

escolares aprendan bien la lengua latina («Humaniarum litterarum studiis mentem excolant»); que se cultive con<br />

asiduidad la filosofía («Assiduam semper necesse est operam detis Philosophiae, cui reliquarum scientiarum<br />

firmitas rectusque nititur modus»); y que se estudie ampliamente la teoñogía<br />

1 Cfr., p. 351 del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 833<br />

y el derecho canónico («Tandem theologicas disciplinas et iuris scientiam tam pleno bibatis haustu, ut ad catholicae<br />

fidei veritates demonstrandas, ad Ecciesiae jura tuenda, et ad errores pro opportunitate refellendos arma<br />

vobis suppetant invictissima»).<br />

Fundados en estas consideraciones, los Padres que suscriben tienen el honor de proponer al muy Venerable<br />

Capítulo Provincial, con la más profunda veneración, el siguiente<br />

PLAN DE ESTUDIOS<br />

Título 1.º Años que debe durar la carrera<br />

Nuestros religiosos estudiarán en nuestros colegios de España siete años.<br />

Si alguno tomare el hábito teniendo más de quince años y, sobre todo, si en el siglo ha cursado filosofía o<br />

teología, podrá N. P. Comisario, siguiendo las instrucciones de N. P. Provincial, enviarle a Filipinas a los cinco<br />

años de carrera en nuestros colegios.<br />

Del mismo modo, si alguno por enfermedad del pecho u otra dolencia debiera, por consejo del médico, ser<br />

trasladado a Filipinas, podrá disponerlo N. P. Comisario después que dicho religioso haya estudiado cinco años.<br />

Título 2.º Asignaturas que deberán estudiarse<br />

Los que estudien la carrera completa de siete años cursarán en los dos primeros filosofía racional, física experimental<br />

y rudimentos de historia natural, de química y de geografía; en el tercero y cuarto, teología dogmática;<br />

en el quinto, teología moral; en el sexto, instituciones canónicas por la mañana, e historia eclesiástica por la<br />

tarde; en el séptimo, sagrada Escritura por la mañana y oratoria sagrada por la tarde.<br />

Los que, por alguno de los motivos expresados en el título 1.º, no estudien más que cinco años, dejarán de<br />

cursar las asignaturas del sexto y séptimo, estudiando tan sólo las de los cinco primeros.<br />

Título 3.º Libros de texto<br />

Para filosofía, el compendio de Liberatore. Para física experimental y química, Feliu. Para historia natural,<br />

Pereda. Para geografía, Monreal.<br />

Para teología dogmática, Perrone. Para teología moral, Alsina.<br />

Para instituciones canónicas, Devoti por D. Carlos Ramón Fort, notando el Lector el derecho canónico ultramarino.<br />

Para historia eclesiástica, Aguilar.<br />

Para sagrada Escritura, Schouppe. Para oratoria sagrada, Muñoz y Garnica; el Lector, después de bien enseñada<br />

la teoría del arte, hará que los discípulos se ocupen primero en el análisis de los buenos oradores, y después,<br />

en componer toda clase de discursos sagrados, comenzando por las pláticas.<br />

Colegio de Marcilla, 8 de octubre de 1878.<br />

Fr. Toribio Minguella de la Merced – Fr. Pío Mareca de la Concepción».


APÉNDICE X<br />

Las comunidades religiosas son las únicas herederas de los bienes poseídos<br />

y retenidos por sus religiosos 1<br />

«Intendencia Gral. de Hacienda de Filipinas.<br />

El Excmo. Sr. Intendente Gral. con fecha de hoy se ha servido decretar lo siguiente:<br />

Visto el oficio que el M. R. P. Fr. Demetrio Navascués, Procurador Gral. de Recoletos, dirige a este Centro<br />

directivo, en solicitud de que se le reconozca el derecho de firmar las nóminas y cobrar los estipendios devengados<br />

por el Párroco del pueblo de Cagayán de Misamis, Fr. Gerardo Díez, ya difunto, toda vez que, según los<br />

Estatutos por que se rige la Corporación de Agustinos Recoletos, ella es la única heredera de los bienes relictos<br />

por sus súbditos fallecidos=Vistos los informes emitidos por la Admón. de Hacienda de Cagayán de Misamis,<br />

Ordenación Gral. de Pagos, Intendencia Gral. y Consultoría de este Centro directivo.=Resultando que la referida<br />

subalterna de Hacienda reconoció en sus cuentas y se halla sin satisfacer la cantidad de $ 132 como importe de<br />

los estipendios devengados por el referido Párroco desde el 1.º de septiembre del año ppdo. hasta el 6 de noviembre<br />

siguiente en que ocurrió su fallecimiento, a razón de $ 800 anuales con deducción del 10% para el Estado.=Resultando<br />

que los Centros de Contabilidad han opinado que debe desestimarse la reclamación del M. R. P.<br />

Procurador Gral. de Recoletos con arreglo a los preceptos de la R. O. núm. 591 de 30 de abril de 1880, por la<br />

cual se dispone que los haberes devengados y no percibidos por los individuos que los disfrutan del Estado, sólo<br />

podrán abonarse a los herederos directos, previa información testifical, etc.=Considerando que si bien el Código<br />

Civil vigente señala los medios de adquirir en Comunidad alude a las Comunidades Religiosas que siguen rigiéndose<br />

por las disposiciones de la legislación antigua y especialmente por las contenidas en los Concordatos;<br />

así como que éstos no han podido ser derogados por la R. O. citada por los Centros de Contabilidad.=Considerando<br />

que la doctrina consignada en la ley 11 tit. 5.º del lib, 3.º del Fuero Real no ha subsistido en<br />

virtud de varias sentencias del Supremo Tribunal de Justicia, entre las que aparece la de 8 de noviembre de 1871,<br />

por la que se dispone «que los Religiosos de ambos sexos «no pueden poseer ni retener como propios bienes<br />

muebles e inmuebles de cualquiera calidad que fueren y de cualquier modo que les hubieren adquirido y que<br />

dichos bienes deben entregarse a los Superiores para que se incorporen a los Conventos», lo que prueba evidentemente<br />

que los bienes dejados por el difunto deben ser entregados al Superior de la Comunidad de Recoletos.=Esta<br />

Intendencia Gral., de conformidad con su consultoría y en uso de las facultades que le competen, viene<br />

en disponer el abono de la expresada suma de $ 132 a favor del M. R. P. Procurador Gral. de Recoletos como<br />

importe de los Estipendios<br />

1 Cfr., p. 384 del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 835<br />

devengados y no satisfechos al R. Cura Párroco de Cagayán de Misamis, Fr. Gerardo Díez, desde el 1.º de septiembre<br />

del año ppdo. hasta el 6 de noviembre siguiente, fecha de su fallecimiento, sentándose el principio para<br />

lo sucesivo de que las Comunidades Religiosas son las únicas herederas de los bienes poseídos y retenidos por<br />

sus individuos.=Lo que de orden del citado Excmo. Sr. Intendente tengo el gusto de trasladar a V. R. para su<br />

conocimiento y efectos correspondientes.=Dios guarde a V. R. ms. as. Manila, 18 de noviembre de 1893. El<br />

Subintendente.<br />

M R. P. Fr. Demetrio Navascués, Procurador Dral. de Recoletos» 2 .<br />

2 AM, 59 bis, Oficios, f. 61v.


APÉNDICE XI<br />

Dos documentos acerca del restablecimiento de las misiones de Casanare 1<br />

El documento enviado por el señor Ministro de Fomento del Gobierno de Colombia a diversas personalidades<br />

en relación con el restablecimiento de las Misiones de Casanare es del tenor siguiente:<br />

«RESOLUCIÓN SOBRE MISIONES Y COLONIAS<br />

AGRÍCOLAS DE INDÍGENAS<br />

Ministerio de Fomento. Bogotá, 19 de junio de 1889<br />

Vistos los informes presentados por el Ilustrísimo señor Obispo de Sebastópolis y por el señor Prefecto de<br />

la Provincia de Guatavita, con fecha 30 de abril último, 7 de diciembre del año próximo pasado y 20 de marzo<br />

del presente año, relativos a las tribus salvajes de los territorios orientales de los Departamentos de Boyacá y<br />

Cundinamarca; visto también lo que respecto a tales tribus expusieron, tanto el señor General don Rafael Ortiz<br />

en varios informes que elevó al Gobierno con motivo del desempeño de una comisión militar, como los señores<br />

Ricardo Núñez, José María Vargas Heredia, Ruperto Ferreira y Nicolás J. Casas, encargados de la exploración<br />

del camino del Meta, verificada en el mes de marzo de 1887; y<br />

CONSIDERANDO<br />

a) Que las expresadas tribus están en lo general bien dispuestas para recibir la luz del Evangelio y someterse<br />

a la vida civil;<br />

b) Que aquellas comarcas, así como las demás de la República en que hay tribus salvajes, contienen inmensos<br />

territorios de prodigiosa fecundidad, grandes riquezas naturales, se hallan surcados por ríos navegables en<br />

todas direcciones y están llamados a ser emporios de riqueza para la República y el asiento de numerosas poblaciones,<br />

tan pronto como se obtenga la reducción de aquellas tribus y se acometa formalmente el cultivo de la<br />

tierra y la explotación científica de los productos espontáneos:<br />

c) Que en tiempo de la Colonia estuvieron organizadas las Misiones en esas comarcas, bajo la dirección de<br />

los RR. PP. de la Compañía de Jesús, y después del injustificable destierro de estos venerables operarios de la<br />

civilización cristiana, impuesto por el memorable y nunca bien deplorado Decreto de Carlos III, de 27 de febrero<br />

de 1767, se encargaron de algunas de esas Misiones los RR. PP. de la Orden de Agustinos Descalzos, obteniéndose<br />

brillantes resultados, tanto en la evangelización y reducción de los salvajes, como en la erección de poblaciones<br />

y desarrollo de las industrias pecuaria y del comercio;<br />

d) Que estas verdaderas conquistas de la civilización se perdieron en su mayor parte a consecuencia principalmente<br />

del indicado destierro de los Jesuitas y por el concurso de otras causas desfavorables;<br />

1 Cfr., p. 625 del presente tomo.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 837<br />

e) Que, aun cuando posteriormente se hicieron por los últimos Virreyes y luego por el Gobierno de la República<br />

y por la autoridad eclesiástica algunos esfuerzos para restablecer las Misiones, han sido de todo punto<br />

ineficaces, ya por la instabilidad del orden político, ya por falta de recursos suficientes al efecto y ya por no<br />

haberse adoptado un plan único para la organización de las misiones en todo el país;<br />

f) Que estando hoy asegurada la paz nacional y contándose con la buena voluntad que manifiesta el Ilustrísimo<br />

señor Obispo de Sabastópolis para consagrarse al importante asunto de las Misiones en su Vicariato de<br />

Casanare, así como con la disposición que según informes verbales han manifestado los RR. PP. Agustinos Descalzos,<br />

que acaban de venir de España, propicia para acometer nuevos trabajos, a fin de restablecer formalmente<br />

las Misiones respecto de las cuales reconoce el Gobierno que sus deberes son sagrados e ineludibles;<br />

g) Que según lo acordado en los artículos 1.º y 5.º de la Convención celebrada entre la Santa Sede y la República<br />

de Colombia, sobre cumplimiento del artículo 25 del Concordato de 1887, está destinada la cantidad de<br />

$25.000 para los gastos de las Misiones;<br />

h) Que por la ley 150 de 1888, sobre Presupuestos de rentas y gastos para el bienio económico de 1889 y<br />

1890, se destina, además, la cantidad de $14.000 para el fomento de las Misiones católicas de Casanare, el Caquetá,<br />

la Goajira y la Nevada;<br />

i) Que en esta ciudad existen dos Sociedades, la una denominada Propagación de la Fe y la otra titulada<br />

Protectora de Aborígenes, que cuentan en su seno con varios individuos, tanto eclesiásticos como seculares,<br />

inteligentes y resueltos a cooperar por todos los medios que estén a su alcance para el buen éxito de las Misiones,<br />

y con cuyo apoyo decidido puede contar el Gobierno, a fin de fomentar este importante ramo de la administración<br />

pública;<br />

j) Que, además de las circunstancias que quedan indicadas y son favorables al desarrollo de las Misiones,<br />

es preciso corregir cuanto antes el error funesto que han aceptado muchos de los habitantes civilizados de dichas<br />

comarcas, consistente en creer que es lícito y conveniente perseguir a muerte las tribus salvajes; error que ha<br />

originado frecuentes asesinatos y aun matanzas colectivas de tribus enteras, atraídas con pérfidos engaños al<br />

lugar donde se las ha sacrificado inhumanamente;<br />

k) Que para que las Misiones surtan sus efectos dentro del más breve término posible, es indispensable que<br />

los sacerdotes que de ellas se encarguen, sean apoyados vigorosamente por la autoridad civil, tanto para darles<br />

seguridad, como para facilitarles los medios adecuados y que estén al alcance del Gobierno para llenar su piadoso<br />

objeto, y que con tal fin conviene que se restablezcan los extinguidos territorios y se creen otros nuevos que<br />

sean gobernados por leyes y autoridades especiales; y últimamente,<br />

l) Que otro de los medios más eficaces para lograr el importante objeto de que se trata, habrá de ser el de la<br />

fundación de Colonias agrícolas en que se arraiguen los indígenas y reciban instrucción práctica sobre el cultivo<br />

de la tierra y sirvan de base sólida para la erección de parroquias.<br />

Por tales consideraciones y de orden expresa del Excelentísimo Presidente de la República,<br />

SE RESUELVE:<br />

1.º Acéptanse los servicios que el Ilustrísimo señor Obispo de Sebastópolis y Vicario de Casanare ofrece al<br />

Gobierno, para continuar ocupándose en la catequización y sometimiento de las tribus salvajes existentes en la<br />

República;<br />

2.º Manifiéstese al Superior de los RR. PP. Agustinos Descalzos, que, si efectivamente están dispuestos a<br />

encargarse de algunas de las Misiones que son indispensables en Colombia para la reducción de las indicadas<br />

tribus, el Gobierno aceptará sus servicios y les facilitará los recursos indispensables, a medida que lo permitan<br />

las circunstancias del Tesoro y de los demás fondos de que puede disponerse al efecto, con la expresada condición<br />

de que fundarán el Colegio principal de las Misiones, en el edificio que poseen, en el sitio llamado «El<br />

Desierto de la Candelaria», sin perjuicio de que se establezcan otros Colegios secundarios en los puntos adecuados<br />

de las comarcas habitadas por los indios que deben civilizarse;


838 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

3.º Solicítese, del señor Vicario Capitular de la Santa Iglesia Metropolitana, que se sirva facilitar, al Ilustrísimo<br />

señor Obispo de Sebastópolis y Vicario de Casanare, los recursos suficientes para el desempeño de sus<br />

importantes funciones en aquel territorio, y con particularidad los que tienen por objeto el pronto y fácil desarrollo<br />

de las Misiones; destinándose, al efecto y mientras la Santa Sede erige el Vicariato Apostólico del mencionado<br />

territorio, los $3.000 que están apropiados para este objeto y depositados en el Banco Nacional, a las órdenes<br />

del señor Vicario Capitular;<br />

4.º Solicítese de la Santa Sede la erección de dicho Vicario y el nombramiento del respectivo Vicario, como<br />

uno de los medios más adecuados para dar principio a la organización de las Misiones de Casanare;<br />

5.º Solicítese de la Sociedad de la Propagación de la Fe, de esta ciudad, que se sirva redactar y rendir a este<br />

Ministerio un plan para la organización general de las Misiones de Colombia, y, obtenido que sea éste, se promoverá<br />

la celebración con la Santa Sede de un convenio especial relativo a este asunto, de acuerdo con lo dispuesto<br />

en el articulo 30 del Concordato de 1887;<br />

6.º Pregúntese a la misma Sociedad si estará dispuesta, en caso de que se acepte en todo o en parte el plan<br />

de Misiones que por ella se redacte, a contribuir con los recursos pecuniarios que tenga reunidos y pueda reunir<br />

en lo sucesivo;<br />

7.º En caso de que el señor Vicario Capitular de la Santa Iglesia Metropolitana acepte la indicación que se<br />

le hace en el número 3.º de la presente Resolución, se procederá a dar instrucciones al Ilustrísimo señor Obispo<br />

de Sebastópolis, para que haga un nuevo viaje a Casanare, asociándose a dos de los RR. PP. Agustinos Descalzos,<br />

que se presten a acompañarlo;<br />

8.º Pídase al próximo Congreso el restablecimiento de los extinguidos territorios y la erección de los nuevos<br />

que se indicarán en el proyecto de ley que se presentará por este Ministerio, el cual contendrá las disposiciones<br />

conducentes al establecimiento de Colonias agrícolas y erección de nuevas poblaciones dentro de los expresados<br />

territorios;<br />

9.º Entre tanto que se obtiene la expedición de dicha ley, el Gobierno nombrará comisionados especiales<br />

que recorran los territorios, visiten las tribus salvajes que en ellos existen, presten apoyo a los Misioneros, y<br />

presenten a este Ministerio un informe detallado del resultado de su comisión; debiendo expresar en él la extensión<br />

del territorio recorrido, estaciones y riquezas naturales que contenga, el número de tribus existentes y el de<br />

las que hayan sido visitadas, el carácter, idiomas, costumbres y condiciones especiales de éstas, los lugares que<br />

sean más adecuados para la fundación de Colonias y erección de poblaciones y todo cuanto tienda a suministrar<br />

al Gobierno los datos que son necesarios para el arreglo conveniente de las Misiones y para fomentar con buen<br />

éxito el desarrollo de las industrias y de la civilización de esas comarcas.<br />

10.º Inquiérase la opinión sobre los puntos indicados del H. Consejo de Estado, de los Prelados de las Diócesis<br />

de la República, de los Gobiernos de los Departamentos y de la Sociedad protectora de Aborígenes, y fórmese<br />

con esos informes y los demás documentos que se obtengan como resultado de esta Resolución, un sólo<br />

expediente que pasará al Congreso, en apoyo del proyecto de ley de que se habla en el número 8.º<br />

Comuníquese a quienes corresponda y publíquese en el Diario Oficial.<br />

El Ministro, Leonardo Canal».<br />

Contestación dada por el P. Ezequiel Moreno al anterior documento:<br />

«Bogotá, 12 de julio de 1889.<br />

Al Excelentísimo señor don Leonardo Canal, Ministro de Fomento-Presente.<br />

Excelentísimo señor:<br />

Tengo la alta honra de manifestar a V. E. que recibí la nota que se dignó enviarme con el número 16,283 y<br />

fecha 27 del mes de junio próximo pasado, acompañada de una copia auténtica de la Resolución expedida por<br />

ese Ministerio de su digno cargo con fecha 19 de dicho mes de junio, sobre Misiones, a fin de que imponiéndome<br />

de su contenido y en especial de lo que a nosotros se refiere, responda a lo que sobre el particular se me pregunta.<br />

Principio por dirigir al Gobierno mi más cordial felicitación por haber llegado a ocuparse del importantísimo<br />

asunto de las Misiones o evangelización de los infieles; y, cumplido este justo deber, paso a exponer sencillamente<br />

lo que


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 839<br />

hacemos y pensamos hacer sobre las Misiones para satisfacer a las preguntas que se me hacen sobre el particular<br />

en la citada nota.<br />

Sin incitación por parte de nadie, sin estimulo alguno humano, sin recursos materiales y sólo contando con<br />

la Divina Providencia, y movidos por el deseo de ser útiles a nuestros semejantes y dar gloria a Jesucristo Nuestro<br />

Señor, habíamos ya abierto un Noviciado en nuestro Convento de «El Desierto de la Candelaria», donde en<br />

este mes se reunirán ya algunos jóvenes que aspiran al estado religioso para recibir nuestro santo hábito y comenzar<br />

su año de aprobación en el próximo mes de agosto.<br />

El fin que nos hemos propuesto al abrir ese Noviciado es levantar de su estado de postración a nuestra antigua<br />

Provincia de la Candelaria, y educar jóvenes religiosos que una vez que concluyan su carrera eclesiástica,<br />

puedan dedicarse al sagrado ministerio de la salvación de las almas y a la evangelización de los infieles existentes<br />

en los territorios de esta República, y principal y primariamente de los infieles de los Llanos de Casanare,<br />

donde tanto trabajaron y tan grata y gloriosa memoria dejaron nuestros antiguos Religiosos. Este es nuestro pensamiento<br />

favorito, nuestro santo ideal, nuestra gran aspiración.<br />

No han informado, pues, mal a V. E. los que le han asegurado que abrigamos los mejores deseos respecto<br />

de Misiones; pero es preciso decir claramente y sin rodeos que en la actualidad no podemos hacer otra cosa en<br />

ese sentido, sino lo que ya queda indicado, esto es: educar y preparar personal para el porvenir. Sólo somos cinco<br />

sacerdotes, y V. E. en su alto criterio comprenderá perfectamente que todos somos necesarios para la educación<br />

religioso-científica de los jóvenes que se vayan admitiendo, y que aún será necesario más personal sólo para ese<br />

objeto, a medida que vayan aumentando los cursos y las clases. Comprenderá asimismo V. E. que, si los pocos<br />

Religiosos que somos nos dedicamos desde luego al ejercicio de las Misiones de infieles, todo concluiría con<br />

nuestra existencia sin obtener los resultados duraderos y permanentes que hay que esperar se obtengan con la<br />

Corporación que se forme. Esta podría sostener la obra que principie y podrá fomentarla y perpetuarla.<br />

No podemos, pues, por ahora dar principio a las Misiones de infieles por más que ese sea nuestro más ardiente<br />

deseo, ni puedo ofrecer religiosos que acompañen al Ilustrísimo señor Obispo de Sebastópolis en su viaje<br />

a Casanare, porque, como ya queda indicado, apenas somos los suficientes para cubrir las necesidades de actualidad.<br />

La condición expresa que se me imponía, en el caso de contraer compromisos con el Gobierno, de que el<br />

Colegio principal de Misiones se había de establecer en «El Desierto de la Candelaria», es para mí una condición<br />

enigmática y misteriosa que no comprendo y que por consiguiente no hubiera podido aceptar. Lo que se busca y<br />

desea es formar Misioneros, y no me explico el por qué ha de ser una necesidad el formarlos en «El Desierto de<br />

la Candelaria», cuando es claro y manifiesto que lo mismo se pueden formar en otras partes y acaso con más<br />

ventajas aún para su mejor instrucción y economía. Hay que tener en cuenta, además, que en «El Desierto» apenas<br />

se pueden colocar debidamente unos treinta a treinta y cuatro religiosos y que no todos han de ser estudiantes,<br />

porque ha de haber religiosos sacerdotes y legos que ocuparán sus celdas respectivas. Suponiendo, pues, que<br />

sólo se admitan anualmente diez religiosos estudiantes, resultará que al tercer año o curso, habrá ya necesidad de<br />

sacar a unos y llevarlos a otra parte, para poder admitir otros, el Colegio principal, pues, no puede estar en «El<br />

Desierto», porque la mayoría de los religiosos estudiantes tendrán que hacer la mayor parte de sus cursos en otro<br />

sitio, por no caber allí. «El Desierto», por su situación y condiciones sirve sólo, y sirve admirablemente, para lo<br />

que siempre se ha destinado, esto es: para Noviciado, para formar los espíritus en el recogimiento y soledad.<br />

Es cuanto puedo decir a V. E. en contestación a las preguntas que me hace en la nota de referencia.<br />

Con sentimientos de profundo respeto, quedo de V. E. muy atento, seguro servidor y Capellán,<br />

FR. EZEQUIEL MORENO, de la Virgen del Rosario» 2 .<br />

2 M. GANUZA, Misiones candelarias, 3, 100-109. Otras contestaciones de diversas personalidades al documento<br />

del señor Ministro de Fomento, cfr. 3, 110, y apéndice de la misma obra, II, <strong>XII</strong>I.


1. Padre Fray Fidel de Blas de la Asunción 1<br />

APÉNDICE <strong>XII</strong><br />

Bibliografía Agustino-Recoleta<br />

Estado General de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Agustinos Descalzos de Filipinas, en su<br />

origen, progresos y actualidad, con expresión del número y nomenclatura de sus religiosos y los Conventos,<br />

Casas, Colegios, cargos y Ministerios, etc., etc. Binondo, Establecimiento tipográfico de <strong>Manuel</strong> Pérez, hijo.<br />

Calle Anloague, 6. 1882.<br />

Consta de 18 págs. en doble folio con 8 mapas o planos intercalados de las provincias e islas de Luzón,<br />

Mindanao, Paragua y Calamianes, distrito de Romblón, Mindoro, archipiélago de Marianas, Cebú y Bohol y<br />

Negros.<br />

2. Padre Fray Aquilino Bon de San Sebastián 2<br />

I. Novena ni Señor San Pedro Apostol Patron sa Loboc.- Con superior permiso. –Manila. –Imprenta de<br />

Santo Tomás. –1870.<br />

Reimprimióse por cuarta vez en Cebú. –Imprenta de San Carlos. –1901. –En 8.º de 32 páginas.<br />

II. Novena sa mahal nga Virgen sa Guadalupe nga quidevocion sa longsod. sa Loboc sa provincia sa Bohol.<br />

–Con superior permiso. –Manila. –Imprenta de Santo Tomás, a cargo de A. Aoiz. –1870. –En 12.º de 43<br />

págs., con una estampa de la Virgen al principio.<br />

Se reimprimió en Cebú. –Imprenta del Seminario de San Carlos. –1900. –En 8.º de 49 páginas.<br />

3. Padre Fray Patricio Marcellán de San José 3<br />

Provincia de San Nicolás de Tolentino de Agustinos Recoletos de la Congregación de España e Indias.<br />

(Sello de la Provincia). –Imprenta del Colegio de Santo Tomás, a cargo de D. G. Memije. –1879. – Un tomo en<br />

4.º de 540-VI páginas.<br />

4. Varios 4<br />

Colección de sermones en idioma visaya de los misterios de nuestra Religión, de las festividades de la Virgen<br />

Santísima y de algunos santos, y de otros varios asuntos. Para facilitar la predicación a los principiantes y<br />

servir de alivio a los ya prácticos en dicho idioma. –Manila. –Im. de Amigos del País. –Calle de Anda, núm. 1. –<br />

1881.<br />

1 Cfr., presente tomo, 652; F. SÁDABA, Catálogo, 463; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 1, 434.<br />

2 Cfr., presente tomo, 266; F. SÁDABA, Catálogo, 463; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 1, 438, 8, 506.<br />

3 Cfr., presente tomo, 278; Archivo Provincial de Marcilla.<br />

4 Cfr., presente tomo, 368; Archivo Provincial de Marcilla.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 841<br />

5. Padre Fray Timoteo Gonzalo del Carmen 5<br />

I. Día diez y nueve nga tacus hinalad sa tagsa ca bulan sa tuig, sa dalayegon nga pagsimba ug pagtahod sa<br />

potli ug matarong nga labong halangdon nga Patriarca Señor San Jose: sa mga tinood nga dovotos. Sa Pagdangat<br />

sa iyang halangdon nga pagtabang sa mga calisod nga tanan sa atong quinabuhe, ug labi na sa horas sa atong<br />

camatayon. Nga guthubad sa binisaya ni P. Fr. Timoteo Gonzalo; ug guipaimprenta guican sa pagtogot se mga<br />

ponoan. –Manila. –Imprenta de D. Esteban Balbás, a cargo de Federico Hidalgo. –Calle Cabildo, 36. –1881. –<br />

12.º de 16 páginas.<br />

Es el opúsculo Día diez y nueve de cada mes dedicado a S. José, traducido al visaya-cebuano.<br />

Se halla reproducido en varias ediciones de la Novena del Patrocinio de S. José, por el P. Soriano, y también<br />

en su mayor parte en el devocionario Batobalani sa calag, Barcelona, 1907, págs. 421-30, de los PP. Santiago<br />

y Rodrigo.<br />

II. Corona de los siete Dolores ni María Santísima. Nga quinuha sa libro nga Ancora de Salvación nga<br />

hinusay ni R. P. José Mach, sa Compañía ni Jesús. Ug hinuad sa binisaya ni R. P. Timoteo Gonzalo, Agustino<br />

nga Recoleto. –Con superior permiso. –Manila. –Imp. de Amigos del País. –Calle de Anda, núm. 1. –1881. –12.º<br />

de 16 páginas.<br />

(Corona de los siete dolores de María Santísima, del P. José Mach, jesuita, publicada en el devocionario<br />

Áncora de Salvación y traducida al visaya-cebuano por el P. Gonzalo.)<br />

III. Devoción sa pipito ca Domingo nga hinalad sa pipito ca casaquit ug calipay ni Señor San José, ug dunay<br />

indulgencia plenaria sa tagsa ca Domingo. Guibutang sa catapusan ang mag oraciones sa dungug sa santo<br />

nga Misa sa nagdayed can Señor San José. Hinuad sa pinamolong nga binisaya ni R. P. Fr. Timoteo Gonzalo,<br />

Agustino nga Recoleto. –Manila. –Imprenta de «Amigos del País». –Calle de Anda, núm. 1. –1881. –16.º de 136<br />

págs.<br />

(Devoción a los siete Domingos dedicados a los siete dolores y gozos de San José, y hay concedida una indulgencia<br />

plenaria para cada Domingo. Se han añadido al fin oraciones para oír la santa Misa en honor de San<br />

José. Traducido en visaya-cebuano por el P. Timoteo Gonzalo, Agustino Recoleto.)<br />

—Devoción sa pipito ca Domingo..., 2.ª edición. –Manila: Imprenta de Esteban Balbás, Cabildo núm. 35. –<br />

1883. –16.º de 136 págs.<br />

—Devoción sa pipito ca Domingo..., 3.ª edición. –Cebú: Imprenta de San Carlos, calle de los Mártires,<br />

núm. 19. –1908. –16.º de 144 págs.<br />

6. Padre Fray Pedro Sanz de la Virgen de la Paz 6<br />

I. Plan de Misiones para la Isla de Negros, por el M. R. P. Fr. Pedro Sanz de la Virgen de la Paz, Párroco<br />

de Jimamaylan. –Manila: Establecimiento Tipográfico de Ramírez y Giraudier. –1881. –4.º de 2 hs. s. n. más 21<br />

págs. de texto con un estado y un mapa.<br />

—Plan de Misiones para la Isla de Negros..., 2.ª edición. –Manila: Imprenta de C. Valdezco. –1883. –4.º<br />

de 21 págs. y un estado plegado. –Está fechado en Jimamaylan a 10 de agosto de 1880.<br />

II. Día diez y nueve cun adlao nga icapulo cag siam sa cada bulan sang bilog nga Tuig nga ihinalaci cay<br />

Señor San José sang iya manga devoto sa banua sa Jimamaylan sa Isla de Negros. –Manila: Imprenta de D. Esteban<br />

Balbás a cargo de Federico Hidalgo. –Calle Cabildo, núm. 36. –1880. –16.º de 28 páginas.<br />

No consta el nombre del P. Pedro Sanz como autor del opúsculo, pero el P. Sádaba se lo atribuye y suponemos<br />

que razones tendrá para ello.<br />

—Día diez y nueve… –Manila: Imprenta de Amigos del País. –Calle de Anda, núm. 1. –1881. –16.º de 30<br />

págs.<br />

—Día diez y nueve… –Manila: Imprenta de Amigos del País. –Calle de Anda, núm. 1. –1883. –16.º de 31<br />

páginas.<br />

III. Novena Sa mahimayaon nga Patriarca San José Esposo sang halangdon nga Virgen María, nga guinhimo<br />

sa binisaya sang nia ca devoto, cag guimpa-imprenta<br />

5 Cfr., presente tomo, 594; F. SÁDABA, Catálogo, 435; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 3, 249, 250.<br />

6 Cfr., presente tomo, 690; F. SÁDABA, Catálogo, 439; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 7, 443. 444.


842 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

sang M. R. P. Fr. Pedro Sanz, Vicario Provincial cag Foráneo cag Cura Párroco sa banua sa Jimamaylan, sa Isla<br />

de Negros. –Manila: Imprenta de don Esteban Balbás, a cargo de Federico Hidalgo. –Calle de Cabildo, núm. 36.<br />

–1880. 8.º de 48 páginas.<br />

(Novena al glorioso Patriarca San José, Esposo de la Virgen María, escrita en bisaya por un devoto e impresa<br />

por el P...). Según esto el P. Sanz fue solamente editor del librito.<br />

—Novena sa mahimayaon nga Patriarca Señor San José... Tercera edición. –Manila: Imprenta de Amigos<br />

del País. –Calle de Anda, núm. 1. –1885. –8.º de 48 páginas con una estampa del santo al principio.<br />

—Novena sa mahimayaon, nga Patriarca Señor San José… —5.ª edición. –Iloilo: Tipografía «La Editorial».<br />

–1907. –8.º de 40 págs.<br />

IV. Horasan sa manga pagpasaquet ni Jesús nga Atong Gumbo con manga pagpalandong sang manga uinilub<br />

bia sa tagsa ca horas Nga guimpa-imprenta sang M. R. P. Fr. Pedro Sanz Cura Párroco sa banua sa Jimamaylan<br />

sa Isla de Negros. –Manila. –1882. –Establecimiento Tipográfico La Industrial de Valdezco, Guevara y<br />

Compañía. –Calle Real, núm. 21. –16.º de 56 págs.<br />

Es el opúsculo Reloj de la Pasión, en visaya-cebuano, impreso por el P. Sanz, el cual es de suponer fuera el<br />

traductor, pues no se dice en la portada que se debiera a otro el trabajo, como se ve en algunos otros que se reseñan.<br />

V. Devoción sa Pipito ca Domingo nga hinahalad sa pagpasidungug sang mga casaquit cag calipay ni San<br />

José, nga quinhimo sa binisaya sang isa nia ca devoto, cag guimpaimprenta sang M. R. P. Fr. Pedro Sanz, Vicario<br />

Provincial cag Foráneo, cag Cura Párroco sa banua sa Jimamaylan sa Isla de Negros. –Manila: Imprenta de<br />

Santa Cruz. –Calle de Carriedo, núm. 20. –1890. –8.º de 64 páginas.<br />

(Devoción de los Siete Domingos consagrados a honrar los dolores y gozos de San José, compuesto en bisaya<br />

por un devoto suyo e impreso por el P. Sanz...)<br />

En la autorización del señor Obispo, fechada el 27 de marzo de 1882, que va al principio, se concede la licencia<br />

para imprimir el presente folleto y el anterior, debiéndose suponer que entonces se imprimiría por primera<br />

vez, siendo distinta edición por consiguiente la reseñada en 1890.<br />

VI. Culto perpetuo can dayon nga pagalagad cag Señor S. José, nga guimpaimprenta sa polong nga binisaya<br />

ni Padre Pedro Sanz Cura Párroco sa banua sa Jimamaylan, sa Isla de Negros. –Con superior permiso. –<br />

Manila: Imprenta Amigos del País. –Calle de Anda, núm. 1. –1885. –8.º<br />

«Culto perpetuo a San José impreso en lengua visaya por el P. Sanz.)<br />

7. Padre Fray Ramón Zueco de San Joaquín 7<br />

I. Método del Dr. Ollendorf para aprender a leer, hablar y escribir un idioma cualquiera adaptado al bisaya<br />

por el M. R. P. Lector Fr. Ramón Zueco de San Joaquín, Agustino Recoleto, Vicario Provincial y Foráneo del 2.º<br />

Distrito (Misamis) y Cura Párroco de Cagayán de Oro. –Con licencias necesarias. –Manila: Imprenta de Ramírez<br />

y Giraudier. –1871. –4.º de 6 págs., s. n. y XXI + 3 s. n. + 314. –Lic. del Ord. Cebú, 6 de diciembre de 1870. –Id.<br />

del Gob. 9 de marzo de 1871. –Prol. –Nociones preliminares. –Modo de enseñar por este método. –Texto.<br />

—Método del Dr. Ollendorf… –1871. –4.º de 120 págs. –Es la clave de los temas de la obra anterior.<br />

—Segunda edición. –Manila: Imprenta Amigos del País. –Calle de Anda, 1. –1884. –4.º de 6 págs., s. n. +<br />

XIX + 3 s. n. + 271.<br />

—Segunda edición de la clave de los temas. –Manila… –1884. –4.º de 120 páginas.<br />

II. Avisos saludables para los niños que para su bien espiritual les dirige el Excmo. e Ilmo. Sr. D. Antonio<br />

Claret, Arzobispo de Trajanópolis, in part. inf. traducidos al bisaya por el M. R. P. Lector Fr. Ramón Zueco de<br />

San Joaquín, Agustino Recoleto, Vicario Provincial y Foráneo del 2.º Distrito de Mindanao y Cura Párroco de<br />

Cagayán de Oro. –Manila: Imprenta de Ramírez y Giraudier. –1873. –12.º de 74 páginas.<br />

7 Cfr., presente tomo, 691; F. SÁDABA, Catálogo, 468; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 8, 369.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 843<br />

III. Avisos saludables para las casadas para su bien espiritual y corporal... (Como la portada anterior). –<br />

12.º de 48 págs.<br />

IV. Avisos saludables para las doncellas, o sea, carta espiritual que escribió a una hermana suya el Excmo.<br />

e Ilmo. Sr. D. Antonio Claret... (Sigue como el número II). –12.º de 64 páginas.<br />

V. La Biblia de la infancia, o sea, bosquejo histórico y dogmático de la Religión verdadera dispuesto para<br />

servir de lectura práctica y de principios de religión y moral en las escuelas y familias; e ilustrado con notas<br />

aclaratorias, por Don Felipe Antonio Macías, individuo de número, honor y mérito de varias academias literarias.<br />

Traducido al bisaya por el M. R. P. Lector Fr. Ramón Zueco de San Joaquín, Agustino Recoleto, Vicario<br />

Provincial y Foráneo del 2.º Distrito de Mindanao y Cura Párroco de Cagayan de Oro. –Tomo 1. –Manila: Imprenta<br />

de Ramírez y Giraudier. –1873.<br />

12.º de 80 págs., con algunas estampas en el texto. –Licen. del Ord. Cebú 13 de mayo de 1873. –Est. y un<br />

texto de la Sag. Escritura. –Prol. del traductor. –Pregs. y resps. acerca de lo que es la religión. –Texto. –Índice.<br />

—La Biblia de la infancia… –Tomo II. –De 99 págs. –Lleva los mismos pormenores que el tomo primero,<br />

menos la lic. del Ordinario.<br />

VI. Corona en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Traducción hecha al bisaya por el M. R. P. Lector Fr.<br />

Ramón Zueco de San Joaquín, Agustino Recoleto, Vicario Provincial y Foráneo del 2.º Distrito de Mindanao y<br />

Cura Párroco de Cagayán de Oro. –Con las licencias necesarias. –Manila: Imprenta de Ramírez y Giraudier. –<br />

1876.<br />

Opúsculo de 14 págs. en 24.º –Se reprodujo en el devocionario Bato-balani sa calag, de los PP. Santiago y<br />

Rodrigo, págs. 295-301.<br />

VII. Escapulario del Sagrado Corazón de Jesús. Traducción hecha... (Lo restante de la portada, como en el<br />

anterior.)<br />

Opúsculo de 13 págs. en 24.º –Fue traducido del devocionario Tesoro del Corazón de Jesús y se reprodujo<br />

también en el Bato-balani sa calag, págs. 305-310.<br />

VIII. Novena a Nuestra Señora de la Candelaria. –Con superior permiso. –Manila Imp. de Ramírez y Giraudier.<br />

–1876.<br />

8.º de 20 págs. –Consta en los registros de la Diócesis de Cebú la licencia expedida en 7 de diciembre de<br />

1876 a favor del P. Zueco para reimprimir este folleto.<br />

—Reimprimióse en Cebú. –Imprenta del Seminario de S. Carlos. –1900. –8.º de 22 páginas.<br />

IX. Gramática Bisaya-Española, adoptada al sistema Ollendorf, por el M. R. P. Lector Fr. Joaquín Zueco<br />

de S. Joaquín, Agustino Recoleto, Comendador de Carlos III, Hijo Adoptivo de la Muy Noble y Siempre Leal<br />

Ciudad de Manila, Condecorado con la Medalla de Joló, Vicario Provincial y Foráneo del segundo Distrito de<br />

Mindanao y Cura Párroco de Cagayán de Oro. Declarada de texto para las Escuelas de Filipinas en Real Orden<br />

de 17 de Mayo de 1876. –Con las licencias necesarias. –Manila: Imprenta de Ramírez y Giraudier. –1878.<br />

4.º La clave de los temas lleva paginación propia.<br />

—Segunda edición. –Guadalupe: Pequeña imprenta del Asilo de Huérfanos de Nuestra Señora de la Consolación.<br />

–1890. –4.º de L<strong>XII</strong>I-222 págs. y 1 de colofón en que se lee que la obra terminó de imprimirse el 26 de<br />

enero de <strong>1891</strong> en Tambobong. –Dedic. a D. Tomás Aguirre y Mena. –Prol. –Advertencia sobre el modo de enseñar<br />

por este método. –Preliminares. –Texto. –Colofón.<br />

X. Compendio de la Gramática Bisaya-Española, adaptado al sistema de Ollendorf... (Como en la portada<br />

del núm. anterior). En 8.º<br />

—Segunda edición. –Guadalupe: Pequeña imprenta del Asilo de Huérfanos. 1889. –8.º de LXVH–152–27<br />

páginas.<br />

XI. Pagatipitan nga mahal sa Casing casing ni Jesús con catilinghan sa mga devoción nga angay sa mga<br />

cristianos ngatanan ug caogalingon sa manga sacop sa Apostolado sa pagampo. Guihubad sa binisaya ni M. R. P.<br />

Fr. Ramón Zueco de S. Joaquín, Agustino Recoleto. –Imprenta Amigos del País. –1881.<br />

16.º de 492 págs. –Es traducción al bisaya-cebuano del tan conocido devocionario Tesoro del Corazón de<br />

Jesús. Sospechamos la existencia de ediciones anteriores, una quizás en 1876, fecha de la impresión de los opúsculos<br />

citados en los números VI y VII.<br />

—Tesoro sa Casing ni Jesús cun catilingban… —Malabón. —Tipo-Lit. del Asilo


844 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

de Huérfanos de Nuestra Señora de Consolación. –1895. –12º de IX pp. + 14 s. n. + 408 páginas.<br />

—Otra edición en Cebú-Imprenta de San Carlos. –1901. –12.º de 464 págs.<br />

<strong>XII</strong>. Sermones dogmático-morales, predicados en su parroquia de Cagayán de Oro por el M. R. P. Lector<br />

de Filosofía Fr. Ramón Zueco de S. Joaquín, Agustino Recoleto. –Con las licencias necesarias. –Manila: Estab.<br />

Eipog. de Ramírez y Giraudier. –1886. –Magallanes, 3, esquina a la del Beaterio.<br />

4.º de 654 págs. –Texto bisaya-cebuano.<br />

El sermón que lleva el núm. LXXXI con el epígrafe Sa pagcalauat ta sa masubsub (la comunión frecuente)<br />

fue compuesto por el P. Juan Ruiz.<br />

Se publicó por separado el siguiente:<br />

Sermón sobre el privilegio de los indios acerca del ayuno, abstinencia y promiscuación tomado de la obra<br />

recientemente publicada por el M. R. P. Lector Fr. Ramón Zueco de S. Joaquín, Agustino Recoleto. –Manila:<br />

Estab. Tipog. de Ramírez y Giraudier, 3, Magallanes, esquina a la del Beaterio, –1886. –8.º de 14 páginas.<br />

Esta obra está calcada sobre la del P. Plácido Rico Frontaura, benedictino, que lleva por título Explicación<br />

de las cuatro partes de Doctrina Cristiana o instrucciones dogmático-morales, Burgo de Osma, 1857; pues, la<br />

mayor parte de los sermones del P. Zueco hemos visto que no son más que extractos de las explicaciones latas y<br />

abundantísimas de doctrina de aquél.<br />

<strong>XII</strong>I. Circular del P. Fr. Ramón Zueco, Vicario Provincial y Foráneo del 2.º Distrito de Mindanao, a todos<br />

los religiosos de su Vicaría, animándoles y dándoles instrucciones para la más pronta y acertada organización de<br />

la expedición a Joló. –29 de diciembre de 1875. –M. S.<br />

XIV. Relación de lo acaecido en la campaña de Joló realizada por el General Malcampo en 1876. –M. S.<br />

8. Padre Fray Fernando Rubio de San Agustín 8<br />

Quinabuhi sa mahimayaon nqa Patriarca San José sinulat sa quinachila ni M. S. F. Ug guimpa-imprenta<br />

maong pinologan sa catilingban nga espirituhanon sa mga devotos se maong santos. Guihubad sa binisaya ni R.<br />

P. ExDefinidor Fr. Fernando Rubio, Agustino Recoleto, ug Cura Párroco sa Longsod sa Maribohoc sa Provincia<br />

sa Bohol. –Con las licencias necesarias. –Manila: Imprenta de Esteban Balbás. –Cabildo, 36. –Año 1882. –8.º de<br />

253 páginas más dos hojas de índice.<br />

—Quinabuhi sa mahimayaon nga Patriarca San José… –Con las licencias necesarias. –Manila: Imp. de<br />

«Amigos del País», Calle Real, núm. 34, frente a San Agustín. –1887. –8.º de 253 págs., más 4 s. n. de índice.<br />

Estampa de San José. –Lic. del Ord., Cebú. 28 de enero de 1882. –Prólogo del editor, que no se dice quién<br />

fue. –Texto. –Índice.<br />

9. Padre Fray Gaudencio Marqués del Rosario 9<br />

Novena sa mahimayaon nga Patriarca nga si Sr. S. José, Esposo ni María Santísima nga atung Inahan. Ug<br />

pinaca-amahan sa Dios sa Langit nga guihubad sa binisaya ni P. Fr. Gaudencio Marqués ug guimpa-imprenta<br />

guican sa pagtutug sa manga Ponoan. –Manila: Imprenta de D. Esteban Balbás a cargo de Federico Hidalgo. –<br />

Calle Cabildo, núm. 36. –1881. –12.º de 39 págs.<br />

—Novena aa mahimayaon nga Patriarca nga si Sr. S. José… –Manila: Imprenta de «Amigos del País»,<br />

Calle Real, núm. 34, frente a San Agustín. –1887. –12.º de 39 páginas.<br />

Se añadió en la portada de esta edición la palabra cebuano, que es el dialecto a que fue traducida la novena.<br />

—Novena… –Tambobong. –Asilo de Huérfanos. –1892. –8.º<br />

—Novena… nga quinahubad sa binisaya ni P. Fr. Gaudencio Marqués. –Con superior permiso. –Cebú: Imprenta<br />

de San Carlos. –1905. –8.° de 37 páginas con una estampa de San José.<br />

8 Cfr., presente tomo, 701; F. SÁDABA, Catálogo, 420; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 6, 700.<br />

9 Cfr., presente tomo, 707; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 5, 173.


APÉNDICE <strong>XII</strong>I<br />

Descripción de la iglesia de San Sebastián 1<br />

La importancia y singularidad de la iglesia de hierro de San Sebastián bien merece una extensa descripción<br />

de la misma, complemento del texto 2 .<br />

Para su construcción se aprovecharon, en parte, los cimientos antiguos, que se redujeron a una línea general<br />

de dos metros de profundidad, aumentados con otros dos setenta centímetros, con lo que resultó un total de cuatro<br />

setenta de profundidad por tres sesenta de anchura en líneas generales. El cimiento de las torres es de 10,50<br />

en cuadro. De la puerta principal de la iglesia parte una línea de cimiento de dos metros de profundidad por uno<br />

de ancho, que forma el eje longitudinal hasta el presbiterio. De las pilastras del paramento exterior corren líneas<br />

transversales de cimiento como el anterior por toda la superficie de la iglesia, formando una verdadera red de<br />

granito. Este cimiento está hecho, en su mayor parte, de hormigón de piedra con cal, arena y cemento al diez por<br />

ciento, dando un resultado de 100/112, todo bien apisonado.<br />

Las columnas de hierro están colocadas sobre una plancha de acero, de 0,02 de espesor, a dos metros de<br />

profundidad, sujeta por un enorme perno de hierro que profundiza el cimiento un metro más que la plancha.<br />

Ésta, además, está sujetada por dos grandes aldabones de molave que, por medio de pernos, la unen a la columna.<br />

A flor de cimiento y al interior de la base del zócalo corren grandes cadenas de hierro de cinco metros de<br />

largo y de una tonelada de peso cada una. Esta cadena sigue las líneas generales del edificio en sentido transversal<br />

y longitudinal y paralela a ésta, a dos metros de altura, o sea, sobre el zócalo, corre otra igual en los paramentos,<br />

de donde parten las cruces de San Andrés, armazón interior de las paredes. Estos paramentos, tan íntimamente<br />

ligados entre sí, determinan una caja que se ha rellenado de arena, arcilla y mortero y cuyo relleno, sobre<br />

darle estabilidad, modifica la temperatura exterior, pues ambos paramentos están separados el uno del otro por<br />

2,90 metros.<br />

Los pies derechos y contrafuertes se han construido de manera que, por su parte exterior, son perfectamente<br />

planos y acusan una construcción que, bien pintada, imitan perfectamente una obra de mampostería.<br />

Todos los pilares interiores de la iglesia, sostenedores principales de la construcción, además de los entramados,<br />

tienen otras tantas vigas tubulares compuestas. El núcleo de estos pilares está formado por cuatro fuertes<br />

hierros de los ángulos citados, reforzando todo el sistema los cuatro hierros de medio círculo que forman los<br />

fustes de las columnas que, suficientemente decoradas, ocultan el esqueleto de la construcción.<br />

Este sistema se refuerza con los capiteles en el arranque de los aristones de las bóvedas. Éstas se han formado<br />

con planchas finas de hierro cosidas con especial esmero en los aristones.<br />

Los cuchillos de armadura son de un sistema rígido resistente al empuje de la carga adicional que causan<br />

los huracanes. Se componen los cuchillos de sus tirantes de forma de I y los otros elementos del sistema, tales<br />

como pares, jabalones y pendolones con hierros de ángulo.<br />

Las torres, íntimamente ligadas a la construcción, tienen por principio de estabilidad análogos sostenedores<br />

principales que el resto de la construcción y,<br />

1 Cfr., p. 738 del presente tomo.<br />

2 Esta descripción se entresaca de estos documentos: La Voz de España y Diario de Manila, de los días 17 y 18<br />

de agosto de <strong>1891</strong>, respectivamente (AM, carp. 69, leg. 1); L. RUIZ, Sinopsis histórica, 1, 122; BSN, a.<br />

1952, 265; a. 1970, 279 ss.


846 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

además, otro central de más resistentes dimensiones que, disminuyendo de diámetro, se eleva hasta el final.<br />

Alrededor del pie derecho central se desenvuelven las escaleras dizoidales que ayudan más a su estabilidad, pues<br />

llegan hasta la cámara de las campanas.<br />

La iglesia, de estilo gótico puro, tiene tres naves. Sus dimensiones son: cincuenta y cinco metros de longitud<br />

y cincuenta y siete con cimientos; veinticinco de altura y veintisiete con cimientos. La nave central mide diez<br />

cuarenta de luz —de eje a eje de las ocho grandes columnas que sostienen las bóvedas— y cinco sesenta las<br />

naves laterales. Las citadas columnas tienen al interior trece —fuera del cimiento— y tres más al exterior. Desde<br />

los capiteles interiores al cielo de la bóveda hay cinco metros de luz. Las torres tienen de elevación, incluso el<br />

capitel, cincuenta y ocho metros de altura. La superficie total del templo para la colocación de los fieles es de<br />

setecientos cuatro metros cuadrados.<br />

Dan acceso a la iglesia cinco grandes puertas, tres en la fachada principal y una en cada una de las laterales.<br />

Recibe luz por doce grandes ventanales de colores, magistralmente fabricadas en Linnich, Alemania, que representan<br />

los misterios gozosos y dolorosos, la Asunción y la Ascensión. En la parte superior se abren asimismo<br />

veinte ventanas más pequeñas, con cierres de cristales y persianas para la ventilación.<br />

La fachada principal es de agradable visualidad como las laterales; las ventanas guardan perfecta simetría y<br />

están pintadas al igual que la parte exterior del templo, de un color blanco plomizo. En dicha fachada, al ser<br />

inaugurada la iglesia, no se pusieron imágenes como estaba proyectado, seguramente por cuestión de economía.<br />

En la actualidad hay en la misma una imagen en relieve de la Virgen del Carmen, obsequio de una persona bienhechora,<br />

que se colocó hace unos años.<br />

El piso del templo se hizo de maderas preciadas, veteadas de blanco y negro en preciosa combinación; pero<br />

en la actualidad es de baldosa y el del presbiterio de mármol; éste se encuentra separado del resto de la iglesia<br />

por una sencilla y elegante verja de hierro, puesta al finalizar la escalinata que da acceso a aquél.<br />

La parte interior del templo está pintada al óleo, semejando inmensa mole de mármol y jaspe. En el cimborrio<br />

se ven pintadas dieciséis imágenes de Santos de diversas Órdenes religiosas; a ambos lados de los extremos<br />

superiores de los muros laterales se hallan las de los cuatro evangelistas y dos metros más abajo y situadas a<br />

derecha e izquierda de los altares, imitando esbeltas hornacinas, las de San Nicolás de Tolentino y de San Agustín.<br />

Los altares son cinco, situados dentro del gran presbiterio. El altar mayor, de madera tallada y estilo gótico,<br />

como el templo todo, tiene en su cúspide la imagen de San Sebastián; en la parte central, la de Nuestra Señora<br />

del Carmen, que tiene a su derecha la de Santa Teresa de Jesús y a su izquierda la de San Simón Stock. Debajo<br />

se encuentra el sagrario. A ambos lados del altar mayor se hallan situados otros dos, dedicado uno al Sagrado<br />

Corazón de Jesús y el otro al de María. Y, asimismo, a ambos extremos del crucero están, en un lado el del Santo<br />

Niño, con las imágenes de Santa Mónica y de Santa Rita, y al otro, el de San José, con las de los dos recoletos<br />

mártires de Japón, Beatos Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio. En el muro del fondo del altar mayor se<br />

destacan los escudos de la Recolección y del Carmelo.<br />

El púlpito es una verdadera obra de arte. Tiene en el frontis cuatro bajorrelieves que representan: el acto de<br />

ser arrojados del Paraíso Adán y Eva, la Anunciación de Nuestra Señora, la Ascensión del Señor y la venida del<br />

Espíritu Santo. Entre estos bajorrelieves, sobre repisas salientes, se encuentran las esculturas de cuatro santos<br />

doctores de la Iglesia.<br />

El coro se halla ubicado en la parte de la entrada principal del templo y su pavimento se encuentra en el<br />

promedio de los arranques de la bóveda. Comprende solamente el ancho de la nave central. En él se ve pintado,<br />

alrededor de la ventana frontal y en forma semicircular, el purgatorio, en cuya parte superior se contempla a la<br />

Virgen del Carmen.<br />

Daremos final a esta descripción con la nota siguiente:<br />

El costo total de la obra, según las condiciones de la contrata, fue de ciento treinta y tres mil ochocientos<br />

cincuenta y ocho pesos con 52 céntimos; pero la construcción de altares, púlpito, decorado, pintura y otros detalles<br />

que fueron necesarios, hicieron que el costo total se elevara a más de doscientos mil pesos.


APÉNDICE XIV<br />

Beatificación de Sor Josefa María de Santa Inés de Benigánim<br />

En el tomo VI de estas Crónicas, que comprende la década 1696-1705 de la historia de la Orden, su autor,<br />

el P. Pedro Fabo, incluye en sus páginas la biografía de la hoy Beata Josefa María de Santa Inés de Benigánim<br />

por haber acaecido su santa muerte el 21 de enero de 1696. «No recontamos en este año —dice al final— más<br />

noticias de esta simpática agustina descalza porque corresponden varios acontecimientos y el curso de sus dos<br />

procesos de beatificación a otra época» 1 .<br />

En efecto, tuvo lugar la beatificación de sor Josefa María de Santa Inés en 1888, año de los comprendidos<br />

en el presente tomo. Por eso no podemos menos de dejar constancia, aunque sea en un apéndice, de la ceremonia<br />

solemne de dicha beatificación y de los actos que, con motivo de la misma, se celebraron en algunas de las casas<br />

agustino-recoletas.<br />

1. Solemne ceremonia de la beatificación<br />

L’Osservatore Romano del día 26 de febrero del citado año 1888 publicaba la siguiente nota:<br />

«Hoy, 26, segunda Dominica de Cuaresma, será celebrada, por la suprema autoridad de la Santidad de<br />

Nuestro Señor León <strong>XII</strong>I, en la acostumbrada Aula, la Beatificación de la Venerable Sierva de Dios Josefa María<br />

de Santa Inés, llamada vulgarmente Inés de Benigánim, monja profesa del Orden Ermitaño Descalzo de San<br />

Agustín.<br />

Las virtudes, tanto teologales como cardinales en grado heroico de dicha Venerable, fueron declaradas solemnemente,<br />

con decreto del 19 de agosto de 1838, por el Sumo Pontífice Gregorio XVI, de santa memoria.<br />

Después Su Santidad León <strong>XII</strong>I, con solemne decreto del 21 de febrero de 1886, aprobó dos milagros obrados<br />

por intercesión de la sobredicha Venerable, y pronunció, el 21 de noviembre del mismo año, el solemne Decreto<br />

de poderse proceder con toda seguridad a su beatificación, ordenando la expedición de las Letras Apostólicas en<br />

forma de Breve».<br />

Verificada la solemne ceremonia, el citado diario vaticano daba cuenta de la misma con la siguiente crónica:<br />

«Ayer, segunda Dominica de Cuaresma, a las diez de la mañana, en el Aula superior del pórtico de la Basílica<br />

Vaticana, se celebró la solemne Beatificación de la Venerable Sierva de Dios JOSEFA MARÍA DE SANTA<br />

INÉS, llamada vulgarmente Inés de Benigánim, monja profesa del Orden Ermitaño Descalzo de San Agustín,<br />

nacida el 9 de febrero de 1627 en la ciudad de Benigánim, diócesis de Valencia, muerta el 21 de enero de 1696.<br />

La gran Aula estaba ricamente iluminada como en las precedentes Beatificaciones.<br />

El cuadro de la Gloria de la nueva Beata y los dos estandartes que representaban los milagros aprobados<br />

para la Beatificación fueron ejecutados por el<br />

1 CR, 6, 24-60.


848 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pintor José Sereni; las inscripciones latinas que ilustran sus escenas se deben al preclaro P. Antonio Angelini de<br />

la Compañía de Jesús.<br />

Después del rito de la solemne Beatificación, el Ilmo. y Rmo. Monseñor Caracciolo de Castagneto, Obispo<br />

titular de Calidonia, Canónigo de la Basílica Vaticana, celebró la Misa votiva de Confesores, asistido por tres<br />

Rmos. Canónigos y servido en el altar por Beneficiados y Clérigos Beneficiados de la misma Patriarcal.<br />

La Misa solemne, compuesta para esta circunstancia por el Maestro Cab. Meluzzi, fue acompañada por la<br />

Capella Julia, y el Prof. Francisco Plá, perteneciente a la misma, cantó el motete: Sicut novellae olivarum.<br />

Durante la Misa, tuvo lugar la acostumbrada distribución de estampas de la Beata y de los libros que narran<br />

la vida, escrita por el mismo Postulador de la Causa, Mons. Silvestre Rongier Fullerad, Pronotario Apostólico.<br />

Asistieron en el Presbiterio a la solemne ceremonia Su Eminencia Rma. el señor Card. Bianchi, Prefecto de<br />

la Congregación de los Sagrados Ritos, los Emos. y Rmos. señores Cardenales componentes de dicha Congregación,<br />

los Prelados, Consultores y los Oficiales de la misma, el Rmo. Capítulo y Clero de la Basílica Vaticana,<br />

varios Obispos y el Postulador de la Causa; en las tribunas reservadas los Superiores de los Agustinos Descalzos<br />

de Jesús y María, de los Agustinos de San Ildefonso, de los Trinitarios Descalzos de San Carlos de Quattro Fontane,<br />

de los Trinitarios Calzados de via Condotti y de los Franciscanos de Santi Quaranta.<br />

En la tribuna del Cuerpo Diplomático asistieron S. E. el señor Embajador de España con su familia y todo<br />

el personal de la Embajada con sus respectivas señoras.<br />

Llenaban después las otras tribunas y el Aula entera los Religiosos de las arriba mencionadas Órdenes, la<br />

Colonia Española y de América del Sur, los alumnos de varios Seminarios y Colegios, muchos eclesiásticos y<br />

religiosos de ambos sexos y gran número de señores y señoras de Italia y del extranjero.<br />

Ayer mismo, a las cuatro de la tarde, el Santo Padre, acompañado de Su Noble Corte y de los Emos. y<br />

Rmos. señores Cardenales, descendía de sus habitaciones para acercarse a venerar a la nueva Beata.<br />

Después de haber adorado en la Capilla Paulina al Augustísimo Sacramento, Su Santidad entraba en el Aula,<br />

donde era recibido por el Rmo. Capítulo y el Clero Vaticano, presidido por su Vicario.<br />

Terminada la visita, el Postulador de la Causa y el Vicario General de los Agustinos Descalzos de Jesús<br />

María ofrecían a Su Santidad un grande y precioso relicario con los otros dones que en tales circunstancias suelen<br />

presentarse, mientras se distribuían a los Eminentísimos Purpurados Vidas y estampas de la nueva Beata.<br />

Cuando el Santo Padre regresaba a sus habitaciones encontró llenísimas de fieles la Sala Regia y la Ducal,<br />

en las que se habían colocado los peregrinos alemanes, que calurosamente lo aclamaron.<br />

Después de retirarse Su Santidad, el Ilmo. Capítulo Vaticano entonó las Vísperas, cantadas por los cantores<br />

de la Capilla Julia.<br />

S. E. el Embajador de España con su familia y el personal de la Embajada fueron también por la tarde a venerar<br />

a la nueva Beata» 2 .<br />

2. Fiestas celebradas en los colegios de Marcilla y Monteagudo y conventos de la Encarnación<br />

de Madrid y agustinas descalzas de Benigánim con motivo de la Beatificación 3<br />

a) Marcilla<br />

En el colegio de Marcilla celebróse un solemne triduo los días 19, 20 y 21 de enero de 1889, con la iglesia<br />

profusamente iluminada y en el altar mayor, al lado del Evangelio, bajo un dosel de damasco rojo, la imagen de<br />

la nueva Beata, escultura<br />

2 AM, carp. 71, leg. 1, 1, recorte del diario vaticano citado; traducido al español en P. DE LA DEDICACIÓN, Azucena<br />

de Valencia, 502.<br />

3 Resumen de las crónicas publicadas en "El Tradicionalista", periódico de Pamplona, meses de enero y febrero<br />

de 1889; cfr. BSN, a. 1959, 20, 43, 87, 112, 138.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 849<br />

recientemente hecha, por encargo de la comunidad, por el artista de Madrid don José Alcoverro.<br />

El día 19, primer día del triduo, a las nueve de la mañana, expuesta Su Divina Majestad y con numerosa<br />

concurrencia de fieles, tuvo lugar la misa solemne. Una capilla compuesta por religiosos y el organista de la<br />

catedral de Tudela, con algunos otros artistas, ejecutó la partitura de Mercadante. Ocupó la sagrada cátedra el P.<br />

Fr. Baltasar Vicente. El ejercicio de la tarde fue asimismo solemnísimo.<br />

En esta misma tarde llegaba el señor Obispo de Pamplona, don Antonio Ruiz Cabal, acompañado de su Secretario<br />

de cámara y su Capellán. En la estación del ferrocarril le esperaron el Rector P. Florentino Sáinz, el P.<br />

Pío Mareca y algunos otros. Fue recibido por la comunidad en la puerta del templo, adornada con dos sencillos<br />

arcos de ramaje con gallardetes de los colores de la bandera nacional y sobre los cuales se había colocado un<br />

cuadro con la imagen de San Agustín. En lo alto de la fachada ondeaban también banderolas de distintos colores.<br />

Una vez dentro de la iglesia se cantó solemnemente el Te Deum y luego el Prelado pasó a la celda que se le<br />

había preparado. En la puerta se había colocado asimismo un arco de ramaje decorado con naranjas y gallardetes<br />

y encima un lienzo con esta inscripción: «Los agustinos recoletos de Marcilla al dignísimo Obispo de esta diócesis<br />

Ilmo. Sr. D. Antonio Ruiz-Cabal».<br />

Al día siguiente, domingo 20, el Prelado confirió por la mañana el presbiterado a dos coristas; a otro, el<br />

diaconado; a catorce, el subdiaconado; éstos habían sido ordenados en la noche anterior de menores y ahora las<br />

recibían también otros seis.<br />

Terminado el solemne acto de la ordenación, los ordenados todos, acompañados de gran número de personas,<br />

se dirigieron a la parroquia del pueblo cantando las letanías de los Santos. Y una vez que en ella cantaron<br />

algunas preces, regresaron también procesionalmente al convento.<br />

Por la tarde se hizo el segundo día del triduo con sermón a cargo del P. Martín González. Entre las bellas<br />

composiciones musicales ejecutadas por la capilla figuró una nueva del organista de la catedral de Tudela, señor<br />

Torres, adecuada a las letrillas en honor de la nueva Beata.<br />

El acto más solemne del triduo fue el del último día, lunes 21. Celebró de pontifical el Sr. Obispo, con una<br />

gran concurrencia de fieles de los pueblos comarcanos y de numerosos sacerdotes. En el convento se encontraban<br />

ya desde el primer día el P. Ángel Belaza, Rector de Monteagudo, con otro religioso de aquella comunidad,<br />

y el P. Vicario de los franciscanos de Olite, acompañado también de otro religioso.<br />

En la misa de pontifical oficiaron de presbíteros asistentes los Párrocos de San Pedro de Olite y del pueblo<br />

de Funes; de diáconos de honor, los de Peralta y San Martín de Unx, y de diácono y subdiácono, el de la catedral<br />

de Tudela y el de Pitillas, respectivamente. La capilla de música, a la que se unió la capilla-orquesta de Tafalla,<br />

dirigida por el señor Camó, profesor de música del colegio de escolapios de la citada ciudad, interpretó una partitura<br />

original del referido profesor. La oración sagrada estuvo a cargo del P. Pío Mareca.<br />

Por la tarde, en el último acto del triduo, tan solemne como los anteriores, predicó el mismo señor Obispo,<br />

quien al atardecer emprendía el regreso a Pamplona. El P. Rector, P. Mareca, y otros religiosos le acompañaron<br />

hasta la estación.<br />

Momento antes le había presentado al Prelado el P. Rector, en nombre de la comunidad, un ejemplar de la<br />

«Vida, virtudes y milagros de la Venerable Madre Sor Josefa María de Santa Inés de Benigánim, escrita por su<br />

confesor el Dr. don Felipe Benavent». Dicho ejemplar estaba encuadernado con una elegante cubierta en tela y<br />

planchas en las que se leía, con letras doradas, esta dedicatoria: «Los Agustinos Recoletos de Marcilla al Ilmo.<br />

Sr. Obispo de la diócesis, D. Antonio Ruiz-Cabal» 4 .<br />

4 En el libro de Gasto y Recibo del colegio de Marcilla, f. 137, figuran los gastos siguientes en el mes de enero<br />

de 1889: Una imagen de la Beata Josefa de Sta. Inés de Benigánim, 297 ptas.; estampas, Vidas y novenas<br />

de la Beata, 130; Viaje de ida y vuelta del Sr. Obispo, Secretario y Capellán, 33; Vida de la Beata, encuadernada<br />

de lujo, regalo al Sr. Obispo, 13,50; a los músicos, 430; gasto de repostería de los tres días, 80:<br />

anuncios de las fiestas, cartas invitación, tarjetas y sobres, 39.


850 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

b) Monteagudo<br />

En el colegio-noviciado de Monteagudo el solemne triduo en honor de la Beata se celebró en los días 11,<br />

12 y 13 del ya citado año 1889.<br />

Al anochecer del día 9 llegaban al colegio los señores Obispos de Jaca y Huesca, don Ramón Fernández y<br />

Vicente Alda, respectivamente, acompañados de los PP. Rector de Monteagudo Ángel Belaza, Rector de Marcilla<br />

Florentino Sáinz y Pío Mareca, quienes habían ido a Tudela a esperarles.<br />

La calle y la plaza del pueblo aparecían iluminadas y estaban ocupadas por el Ayuntamiento con la orquesta<br />

de la villa, que interpretaba bonitas composiciones, y un inmenso gentío que prorrumpió en vivas a los Prelados,<br />

a la religión y a la Orden de agustinos recoletos.<br />

Pero la sorpresa, verdaderamente grata, de los ilustres viajeros fue la que recibieron al llegar a la entrada<br />

del colegio. Tres magníficos arcos con banderas, gallardetes y otros adornos, bosquecillos de árboles a los lados,<br />

la fachada espléndidamente iluminada con muchas banderas en su remate y doscientos o más farolillos de varios<br />

colores, surcando los arcos y bosquecillos en múltiples direcciones, pero con verdadero arte y delicado gusto,<br />

daban a dicha entrada un aspecto fantástico y deslumbrador mientras resonaban los aires con los atronadores<br />

vivas de la multitud allí apiñada.<br />

La numerosa comunidad, unos ochenta y ocho religiosos, formando dos filas con muchos sacerdotes del<br />

clero secular, recibió y acompañó a los Prelados al interior del templo. Aparecía éste con profusión de luces,<br />

muchas y hermosas colgaduras y abundancia de floreros y otros adornos. En el presbiterio destacaba una preciosa<br />

imagen de la nueva Beata 5 .<br />

Cantado el Te Deum con las subsiguientes preces, la comunidad acompañó a los dos señores Obispos a sus<br />

habitaciones, cuyas puertas se distinguían por las correspondientes inscripciones y adornos.<br />

A la mañana siguiente, día 10, dio comienzo el triduo con tercia cantada y a continuación la misa de pontifical<br />

oficiada por el señor Obispo de Jaca, asistido por tres Padres de la Compañía de Jesús, uno de ellos Superior<br />

y otro Maestro de novicios de Veruela, y, además, un Beneficiado del Pilar de Zaragoza y el Párroco del<br />

pueblo zaragozano de Quinto. En el presbiterio se encontraba, bajo otro dosel, el señor Obispo de Huesca. Predicó<br />

el sermón el infatigable P. Pío Mareca. Por la tarde se cantaron solemnemente las vísperas y se hizo el ejercicio<br />

del triduo con asistencia de los dos Prelados, bajo el respectivo dosel y acompañados por algunos sacerdotes.<br />

El día 11 celebró la misa el Vicario Capitular de Tarazona, don Ignacio Casanova, ayudado por dos Párrocos.<br />

También se hallaban en el presbiterio ambos señores Obispos. El sermón corrió a cargo de don Joaquín<br />

Carrión, Arcediano de la catedral de Tarazona. A los actos de la tarde asistió solamente el señor Obispo de Jaca,<br />

pues el de Huesca había ido a administrar la confirmación en la iglesia parroquial del pueblo.<br />

El día 12, último del triduo, ofició de pontifical el Prelado oscense, asistido por los señores Canónigos de<br />

Tarazona, Morales, Albericio, Arcipreste, Busnes, Lectoral, y FigoIs, Magistral y Rector del seminario; junto<br />

con estos, dos sacerdotes más. El señor Obispo de Jaca ocupaba su sitial en el presbiterio. Predicó el P. Martín<br />

González. La función de la tarde terminó con el Te Deum cantado y la reserva del Santísimo Sacramento.<br />

La parte del canto y música en los tres días, mañana y tarde, estuvo a cargo de la capilla de la catedral de<br />

Tudela, la cual, por deferencia a los dos Prelados, en las comidas, a la hora de los postres, se presentaba en el<br />

comedor de los mismos para dar notables conciertos.<br />

El concurso durante estas fiestas fue tan numeroso que no sólo llenaba la iglesia, con mucha gente de pie,<br />

sino que se extendía más allá del atrio. El Ayuntamiento<br />

5 La imagen de la Beata colocada en el presbiterio había sido traída de Marcilla. La ventana del testero del coro<br />

se hallaba cerrada por la parte exterior con un hermoso cuadro que representaba a la Beata intercediendo<br />

por las almas del purgatono (ACM, Lib. de Cosas notables, f. 69v).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 851<br />

de Monteagudo asistió a todos los actos del triduo. Los sacerdotes presentes fueron sesenta o más, entre ellos<br />

muchos Párrocos.<br />

«Nos consta —dice el cronista— que los agustinos recoletos quedan profundamente reconocidos a los señores<br />

Obispos de Huesca y Jaca, y que jamás borrará de su memoria el favor y distinción que deben a tan dignos<br />

Prelados que, a pesar del mal tiempo, han venido a realzar y solemnizar las fiestas dedicadas a la insigne Virgen<br />

Beata Inés de Benigánim, siendo de notar que el Excmo. Sr. Obispo de Jaca, octogenario, pues nació el año<br />

1809, salió de Jaca con temperatura de dieciséis grados bajo cero y con una vara de nieve».<br />

Este Prelado salía de Monteagudo rumbo a Zaragoza el día 13. El de Huesca partió poco después, pero dirigiéndose<br />

al monasterio de Veruela con el fin de conferir la tonsura y órdenes menores a varios religiosos jesuitas.<br />

c) Madrid<br />

También en la capital de España y en la iglesia del convento de agustinas recoletas de la Encarnación, se<br />

celebró un solemne triduo los días 3, 4 y 5 de febrero, por disposición del Comisario Apostólico de la Recolección,<br />

P. Gabino Sánchez, a la vez Capellán mayor del citado convento.<br />

El día 3, después del acto de descubrir, al mismo tiempo que se entonaba un himno, la magnífica imagen de<br />

la Beata Inés, colocada en el presbiterio, dio comienzo la misa con el Santísimo expuesto. Fue celebrada por el<br />

citado P. Gabino y predicó el P. Pío Mareca. Por la tarde, expuesta también Su Divina Majestad, se rezó la estación<br />

y el Rosario y a continuación se cantaron las primeras vísperas de la Beata a toda música.<br />

Al día siguiente el celebrante de la misa fue el P. <strong>Manuel</strong> Díez, Comisario Apostólico de los agustinos, y el<br />

sermón estuvo a cargo del P. Íñigo Narro. Por la tarde se hicieron los mismos cultos que el día anterior.<br />

El día 5, expuesto también el Santísimo, celebró la misa el P. Juan Santesteban, Comisario y Vicario Provincial<br />

de Filipinas en la Península, y ocupó la cátedra sagrada el P. Toribio Minguella. Por la tarde hubo rezo de<br />

la Estación, Rosario y Trisagio, para continuar luego las completas cantadas y el Te Deum, entonado por el Nuncio<br />

de Su Santidad en Madrid, Monseñor Ángel di Pietro; acompañó todo el canto la orquesta. Se dio fin con la<br />

reserva y bendición con el Santísimo por el mismo señor Nuncio, rodeado por veintiséis sacerdotes, revestidos<br />

unos con capas y dalmáticas y con roquetes otros.<br />

En todos estos cultos, verdaderamente solemnes, tomó parte la capilla dirigida por el maestro don José<br />

Sbarbi, que lo hizo admirablemente.<br />

d) Benigánim<br />

Terminaremos estas notas con la breve referencia que tenemos del solemne triduo que tuvo lugar en la iglesia<br />

del convento de Beniganim, el de la nueva Beata, los días 29, 30 y 31 de agosto de 1889.<br />

Celebró la misa del día 29 el señor Arcediano de la catedral de Valencia, don Godofredo Ros y Biosca, con<br />

sermón a cargo del Canónigo de la misma, don Bonifacio Marín. Tuvo éste la misa del día 30, en la que el predicador<br />

fue el P. Íñigo Narro.<br />

Finalmente, el día 31 fue celebrante el Rector del seminario central de Valencia, don Félix Ortiz, como delegado<br />

del señor Cardenal-Arzobispo de la archidiócesis. Predicó el ya citado Arcediano, señor Ros y Biosca. En<br />

la función de la tarde de este último día del triduo también hubo sermón, predicado por don Pascual Biosca,<br />

Párroco de Palomar.


APÉNDICE XV<br />

Estados anuales de la Provincia de Filipinas de los años <strong>1867</strong> a <strong>1891</strong><br />

A) Ministerios a cargo de la Provincia en Filipinas y Marianas<br />

AÑO 1 P R T A B C D<br />

<strong>1867</strong> 2 ............. 143 142 163.042 738.839 33.895 7.196 17.058<br />

1868 ............. 143 150 165.671 748.357 35.707 6.856 20.413<br />

1869 ............. 144 151 170.919 780.382 35.454 7.039 15.032<br />

1870 ............. 147 154 175.903 802.966 35.474 8.366 15.527<br />

1871 ............. 152 165 185.205 838.891 37.991 6.547 19.347<br />

1874 3 ............ 155 176 195.240 870.281 39.012 7.338 20.959<br />

1875 ............. 165 179 206.537 920.901 38.943 7.385 20.830<br />

1876 ............. 166 199 216.747 953.721 43.686 8.150 23.068<br />

1877 ............. 167 209 221.375 946.643 43.447 7.726 26.710<br />

1878 ............. 170 209 205.006 955.869 41.824 6.896 31.918<br />

1879 ............. 172 216 217.193 971.659 41.127 7.933 23.939<br />

1880 ............. 174 215 232.968 1.010.753 41.216 8.056 27.880<br />

1881 ............. 177 207 242.855 1.033.141 49.637 11.140 29.205<br />

1882 4 ............ 180 203 248.126 1.070.919 52.870 11.085 52.614<br />

1883 ............. 178 198 262.192 1.047.779 48.915 11.504 57.262<br />

1884 ............. 185 217 280.541 1.054.442 53.247 11.656 32.680<br />

1885 5 ............ 186 470 281.629 1.082.732 54.741 12.144 29.739<br />

1886 ............. 193 475 277.043 1.093.845 56.316 10.225 28.205<br />

1887 ............. 193 484 248.464 1.110.398 56.685 9.970 26.805<br />

1888 ............. 193 508 575.758 1.105.335 55.930 10.106 34.491<br />

1889 6 ............ 193 496 565.780 1.092.844 50.548 8.769 61.383<br />

1890 ............. 194 488 566.317 1.122.386 51.472 10.661 36.100<br />

<strong>1891</strong> ............. 198 504 568.038 1.175.156 56.259 11.439 40.008<br />

1 Significación de las iniciales: P) pueblos y misiones encomendados a la Provincia; R) religiosos empleados en<br />

ellas; T) tributos pagados al Estado por los habitantes obligados a ello; A) número de almas o habitantes;<br />

B) bautismos; C) casamientos; D) defunciones.<br />

2 Datos tomados de los Estados anuales de nuestra Provincia de San Nicolás.<br />

3 Faltan los datos correspondientes a los años 1872 y 1873.<br />

4 En los años 1882 y 1883 hay un aumento grande de defunciones a causa del cólera morbo que azotó las islas.<br />

5 Desde 1885 figuran en la columna de Religiosos los miembros de toda la Provincia, sacerdotes, coristas, hermanos<br />

y aun novicios.<br />

6 Se notan en el número de almas y defunciones los estragos del cólera y calenturas malignas ocurridos en varias<br />

islas.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 853<br />

B) Sumas anuales de los religiosos sacerdotes de los conventos, colegios y ministerios, de los<br />

coristas, hermanos, novicios, difuntos y de los que llegaron a Filipinas por primera<br />

ve 7 .<br />

AÑOSacerdotes Coristas Hermanos Suma total Novicios Difuntos Misioneros<br />

<strong>1867</strong> ............. 176 54 22 252 54 4 0<br />

1868 ............. 183 41 26 250 77 9 20<br />

1869 ............. 185 88 35 308 9 4 0<br />

1870 ............. 192 58 34 284 37 5 30<br />

1871 ............. 202 83 37 322 26 10 12<br />

1872 8 ............ - - - - - 14 17<br />

1873 ............. - - - - - 3 40<br />

1874 ............. 237 66 42 345 36 2 1<br />

1875 ............. 226 89 41 356 36 8 15<br />

1876 ............. 246 60 48 354 14 7 0<br />

1877 ............. 258 48 46 352 16 9 13<br />

1878 ............. 267 42 47 356 21 6 23<br />

1879 ............. 277 62 47 386 25 2 13<br />

1880 ............. 282 53 48 383 11 4 8<br />

1881 ............. 282 55 47 384 21 7 6<br />

1882 ............. 275 60 47 382 34 9 8<br />

1883 ............. 277 85 50 412 33 11 10<br />

1884 ............. 285 89 44 418 36 5 16<br />

1885 ............. 292 98 44 434 26 11 14<br />

1886 ............. 305 91 45 441 31 4 14<br />

1887 ............. 320 95 45 460 30 10 22<br />

1888 9 ............ - - - - - 11 11<br />

1889 ............. 294 104 51 449 35 26 17<br />

1890 ............. - - - - - 13 17<br />

<strong>1891</strong> ............. 298 109 53 460 31 7 18<br />

Como se puede observar, la suma total de religiosos de la Provincia de San Nicolás fallecidos entre los años<br />

<strong>1867</strong> y <strong>1891</strong>, ambos inclusive, asciende a doscientos uno, de los cuales eran sacerdotes ciento cincuenta y seis,<br />

coristas, veinte, y hermanos, veinticinco.<br />

En este mismo espacio de tiempo pasaron por primera vez a Filipinas desde la Península trescientos cuarenta<br />

y cinco religiosos, de los cuales treinta eran hermanos; de los otros, siete fallecieron en aquellas islas antes de<br />

recibir el presbiterado, y uno, también sin haber sido ordenado de sacerdote, al poco tiempo de su arribo a Manila<br />

dio muestras de enajenación mental y fue remitido a la Península para fallecer en el Sanatorio de Ciempozuelos.<br />

En los mismos años regresaron a Filipinas veintinueve religiosos que habían vuelto a la Península la mayor<br />

parte con algún cargo en nuestros colegios.<br />

7 En los religiosos, que llamamos misioneros, que pasaron a Filipinas por primera vez se da el año de llegada a<br />

aquellas islas y no el de su salida de la Península.<br />

8 Faltan los datos específicos correspondientes a 1872 y 1873, a excepción del número de difuntos y de los misioneros<br />

llegados a Filipinas.<br />

9 Cfr. miscelánea en el artículo sexto del capítulo XIV del tomo presente.


APÉNDICE XVI<br />

Tres noticias interesantes anteriores al establecimiento<br />

de la recolección agustiniana<br />

Creemos que no deben faltar en nuestras Crónicas tres noticias interesantes anteriores al establecimiento de<br />

la Recolección Agustiniana, pero descubiertas en los tiempos actuales. Las incluimos en este apéndice y son las<br />

siguientes:<br />

I. Nueva luz sobre la Junta de Monzón del año 1585<br />

En el Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, año 1963 *,<br />

* M. CARCELLER, Nueva luz sobre la Junta de Monzón del año 1585, BSN, a.<br />

1963, 113; R. GARCÍA, Rectificación histórica que se impone, BSN, a. 1969, 24.<br />

publicamos el siguiente artículo:<br />

«En la introducción proemial del tomo primero de nuestras crónicas 1 se aducen varios testimonios de<br />

hechos que prepararon, al parecer, el terreno para que en el Capítulo de la Provincia de S. Agustín de Castilla,<br />

celebrado en Toledo en 1588, se llegase a acordar el establecimiento de tres o más conventos para los que quisieran<br />

llevar una forma de vida más estrecha, es decir, de Recoletos.<br />

Uno de esos testimonios es la declaración firmada en Roma el 14 de diciembre de 1637 por el fundador de<br />

las Escuelas Pías. Acerca de ella creemos tener algo interesante que decir. ¿Nueva luz sobre lo tratado en la junta<br />

de Monzón del año 1585? Ese es nuestro parecer. Juzgue el lector que nos leyere.<br />

San José de Calasanz, en el citado escrito, después de anotar la ida del rey Felipe II a Monzón en dicho año<br />

a tener las Cortes para los tres reinos de la Corona de Aragón, relata lo siguiente:<br />

«Hallóse allí, entre otros Prelados, Don Gaspar de la Higuera, natural de Fraga, Obispo de Albarracín, y<br />

electo de Lérida: a cuyo Palacio vino a posar un Padre llamado Aguilar, del Orden de San Agustín, gran Predicador,<br />

y pequeño de cuerpo: y me parece que era de aquellas partes de Sevilla, y estuvimos ambos de compañía<br />

en Monzón, en servicio de dicho Obispo. Este Padre Aguilar comenzó a tratar con el dicho Obispo de la Reforma<br />

de su Religión, y el dicho Obispo con el Confesor del Rey Felipe Segundo, llamado el Padre Chaves del<br />

Orden de Santo Domingo, trató de esa Reforma, y por este medio se comunicó después con el Rey: el cual diputé<br />

una Congregación para ajustar este negocio, y hallándose en ella el dicho Obispo, el dicho Confesor del Rey,<br />

y el Conde de Chinchón, el Justicia de Aragón, y el dicho Padre Aguilar; y habiéndose juntado diversas veces,<br />

resolvieron, al último, el modo que se debía tener, y Yo fui llamado, como Secretario, para hacer los despachos,<br />

que se habían de enviar a Roma: y esto fue el mes de Agosto o Setiembre del dicho año 1585: y los papeles fueron<br />

enviados por orden del Rey a su Embajador... y no he sabido otra cosa de este negocio hasta tanto que vide la<br />

Reforma comenzada, a la cual Dios dé continuo aumento, de espíritu y fervor».<br />

A la vista de este documento y, sobre todo, de su último párrafo, se comprende muy bien que nuestro primer<br />

cronista, el P. Fray Andrés de San Nicolás,<br />

1 CR, 1, 128.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 855<br />

llegara a creer que lo tratado en la citada junta de Monzón se refiriese a la Descalcez o Recolección Agustiniana,<br />

llamada también, sobre todo a los principios, Reforma Agustiniana. Como, por lo mismo, es muy natural que los<br />

autores que, después de dicho cronista, han escrito sobre la fundación de la Recolección, e igualmente los biógrafos<br />

del Santo fundador de las Escuelas Pías, interpretaran del mismo modo este documento, copiándolo o<br />

dando alguna referencia del mismo 2 .<br />

Muy natural había de ser también, en esta creencia, el interés por descubrir el paradero de los despachos<br />

que, dice, se enviaron a Roma. El incansable autor del BULLARIUM de la Orden, P. Fray Jenaro Fernández, los<br />

ha ido buscando con gran empeño por varios archivos, pero siempre con resultado negativo.<br />

Con el mismo resultado ha ido tras ellos un historiador escolapio, el P. José Poch, asiduo y paciente investigador<br />

de archivos, que se ha impuesto la tarea de averiguar cuanto se refiera de algún modo a su santo Padre,<br />

José de Calasanz. No ha mucho publicó en la revista «Analecta Calasanctiana» 3 un interesante trabajo titulado D.<br />

Gaspar Juan de la Figuera, Obispo y Visitador – sus relaciones con San José de Calasanz, en el que trae el<br />

citado documento sobre la junta de Monzón con bastantes referencias, en el texto y en las notas. Hay que tener<br />

en cuenta que este Obispo La Figuera es el mismo La Higuera de la declaración de San José de Calasanz.<br />

Pero este activo investigador escolapio, insistiendo, publicado ya el citado escrito, en su minuciosa rebúsqueda,<br />

como él mismo dice, en los legajos del «Fondo de la Santa Sede» del Archivo del Ministerio de Asuntos<br />

Exteriores, ha encontrado un documento que, tanto para él como para el que suscribe, se refiere, sin duda, a la<br />

famosa junta de Monzón y, como podrá ver el que lo lea, no trata precisamente de la Reforma o Recolección<br />

Agustiniana 4 . Lo queremos copiar íntegramente para que su misma lectura, con los comentarios y explicaciones<br />

que luego añadamos, dé a cualquiera la impresión, diremos más, la<br />

2 San José de Calasanz murió en 1648. Uno de sus biógrafos, el P. Armini, recogiendo datos sobre la vida del<br />

santo, escribió al P. Passante en julio de 1690 —este Padre escolapio se encontraba en Cataluña como vice-<br />

Provincial de las fundaciones de España— y le decía que, como el venerable Padre Fundador intervino en<br />

el Capítulo General de los PP. Agustinos Descalzos y fue de él mismo el decreto de prosecución de dicha<br />

Reforma, siendo secretario de un Obispo que asistió a aquél por orden de Felipe II, y constando todo ello en<br />

los anales de los referidos Padres, escribiera a estos mismos para saber el año, qué Obispo fue y si se hace<br />

alguna mención de todas estas cosas. Contestóle el P. Passante en septiembre, remitiéndole la respuesta que<br />

había recibido del Prior del convento de los recoletos de Toledo, el cual decíale que en el archivo de este<br />

convento no había rastro alguno de lo que indicaba, por haber sido su fundación muchos años después que<br />

hubo principio la Reforma. "Pero el P. Fray Andrés de San Nicolás —sigue diciendo el citado P. Prior—,<br />

que escribió el primer tomo de nuestra Crónica, hombre de muy exquisitas noticias, y verídico y diligente<br />

escudriñador de los principios y progresos de nuestra Sagrada Recolección, en el capítulo IX de la introducción<br />

proemial de la Crónica dice que en el Capítulo que se celebró en esta Ciudad de Toledo con nuestros<br />

PP. Calzados el año 1588, donde se determinó hubiese conventos de Recolección, no presidió en él<br />

ningún obispo, sino el Rdmo. P. General Fray Gregorio Petrochini; ni se halló en él dicho Venerable P. Joseph<br />

de la Madre de Dios." "Pero puede tener equivocación —continúa la carta— el presumir se halló en<br />

este Capítulo, por haberse hallado en una Junta antecedente que tuvo el Rey Felipe II el año 1585, en que<br />

mandó juntar algunos sujetos, para que tratasen y confiriesen la disposición de dicha reforma, la cual manifiesta<br />

el dicho Venerable P. Joseph de la Madre de Dios por una declaración firmada de su nombre, que cita<br />

el dicho Padre Fray Andrés de S. Nicolás en el capítulo arriba dicho. La cual declaración trasladada al pie<br />

de la letra es de aquesta forma". Y sigue la copia textual de la declaración que luego insertó el P. Armini en<br />

su obra, copiándola o indicándola después los demás escritores escolapios. A esta nota del Boletín añadíamos<br />

que esta información la debíamos al P. José Poch. Diremos ahora que esta información que dicho autor<br />

escolapio nos había facilitado en nuestra correspondencia, la ha publicado ampliada en su trabajo El Fundador<br />

de las Escuelas Pías en la <strong>Historia</strong> Eclesiástica de la Corona de Aragón, en ANALECTA CALASANC-<br />

TIANA, a. 1968, 229-243. Se hizo una separata de todo el trabajo.<br />

3 ANALECTA CALASANCTIANA, a. 1962, 355-463, con fotocopias de varios documentos, entre ellos la página 128<br />

del t. 1 de CR. También se ha hecho una separata.<br />

4 Arch. Minist. Asunt. Ext. Madrid. Fondo Santa Sede, leg. 35, f. 81. En el envoltorio se lee "Reynos de Aragon.<br />

Sobre la Visita y Reformación de la Orden de St. Augustin en los Reynos de Aragon".


856 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

seguridad, de que fue el asunto del que en el mismo se habla, el tratado en la referida junta.<br />

El documento, que es una carta de Felipe II a su embajador en Roma, conde de Olivares, dice así:<br />

«El Rey – Egregio Conde Pariente nuestro del nuestro Consejo y nro Embaxador, (por los despachos que)<br />

seran con esta, entendereys el buen Principio y fructo que se siguio en estos mis Reynos de la corona de Aragon,<br />

de la visita y reformacion que fray Rodrigo de Solis con comission de su Santj.d hizo en ellos, de los monasterios<br />

claustrales de los frayles de la orden de San Augustin reduziendolos a obseruancia, y como aquella fue creziendo<br />

mientras duraron los ministros y religiosos que la establecieron y ayudaron a sustentar, y como va ya<br />

degenerando, despues que estos faltaron, y entraron en el gouierno desta religion algunos de los frayles que se<br />

auian criado en la libertad claustral, los quales con su mal gouierno y exemplo, y con auer apartado de su presencia<br />

y de los conuentos, las personas mas eminentes en virtud y reformación, van causando tantos daños que si no<br />

se atajan sera causa que del todo se estrague esta religion, y se pierda el fructo que con tanto trauajo se auia adquirido.<br />

Y como en ninguna cosa tengamos mas puestos los ojos en que el culto y seruicio de Dios venga siempre<br />

en augmento, y que este resplandezca mas en las religiones, como aquellas que han de ser dechado, luz, y<br />

guía de todos los otros, desseamos tanto mas que estas no solo no pierdan en cosa alguna, de la pureza y sanctimonia<br />

que professan, y han de guardar, pero que siempre vayan augmentandose en todo genero de virtud, para<br />

que tanto mejor la enseñen y persuadan al pueblo, y con su buen exemplo la imitten, y assi para que lo vno y lo<br />

otro se consiga, como fines principales porque se instituyeron y se han de conseruar, Os encargamos mucho que<br />

representando a su Santj.d todo lo que ospareciere digno de su noticia, le suppliqueys de mi parte en virtud de la<br />

carta credencia que sera con esta, tenga por bien nombrar por Vicario general de la prouincia de Aragon con la<br />

mesma auctoridad y poder que tuuo el dicho fray Rodrigo de Solis, a fray Francisco Mansilla natural de Cordoua,<br />

que como persona zelosa de la obseruancia y eminente en virtud, prudencia y buen gouierno fue el Primer<br />

Prouincial obseruante que huuo en estos Reynos, y al presente esta en la prouincia de Andaluzia, o a fray Gaspar<br />

de Saona que reside en Barcelona y con su buena doctrina y vida exemplar ha restaurado el monasterio de aquella<br />

Ciudad, o a fray Hernando de Peralta, y estos dos en deffecto del primero, para que como superintendente al<br />

Prouincial, y de toda la Prouincia, y persona distincta, reprima y castigue la libertad y insolencia de los enemigos<br />

de la reformación y obseruancia, y no permita que se haga cosa contra ella, y que este officio se continue y dure<br />

en dicha Prouincia, hasta que los religiosos en quien aun queden algunos resabios de la claustra se acaben, y<br />

queden limpias las plantas que de la reformacion se han criado, con declaracion y facultad que si antes de conseguirse<br />

esto viniesse a vaccar el officio de Vicario General, que yo pueda elegir vno de los otros dos arriba nombrados,<br />

o al que la Prouincia de Castilla le pareciere, para que continuen lo mesmo, y que el tal Vicario general<br />

tenga la facultad de vnir y incorporar en otros monasterios algunos delIos, que por ser muy pobres y no poder<br />

sustentar el numero conueniente de religiosos no se puede guardar en ellos como deue la obseruancia, y con que<br />

assi mismo la tenga de poder tomar de las prouincias de España varios religiosos, los que le parecieren mas conuenientes<br />

para que le ayuden a lleuar el peso deste officio, y pues veys quan justo y necessario es esto y lo<br />

mucho que importa al seruicio de Dios y nuestro y al bien de la religion que se obtenga, no aura para encomendaros<br />

el cuydado y esfuerzo que en ello aueys de poner, sino confiar del, y del santo zelo de su Santj.d y de lo<br />

que es tan propio de su officio, que se conseguira todo, y esto tratareys, y quando el Breue estubiere despachado<br />

me lo embiareys, que en lo vno y lo otro reciuiremos de vos accepto seruicio.-Datts. en Monçon a xxj de sepbre.<br />

MDLXXXV. –Yo El Rey – Hierus. Gassol.»<br />

Juntamente con este documento original se encuentra en el mismo legajo la carta, muy breve, que desde<br />

Monzón y en la misma fecha dirigió Felipe II a Su Santidad, anunciándole que le escribe a su embajador en<br />

Roma el conde de Olivares, del cual «entenderá acerca la elección que conviene hacer en estos mis Reinos de la<br />

corona de Aragón de un Vicario General de los frailes de San Agustín para que en los monasterios que en ellos<br />

hay de esta Orden haga guardar


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 857<br />

la observancia y reformación que se hizo los años pasados; en esta no habrá que decir si no suplicar a Vuestra<br />

Santidad que, dándole entera fe y creencia, tenga a bien como cosa tan santa, justa y necesaria y tan en servicio<br />

de Dios y propia del santo celo y oficio de Vuestra Santidad de condescender en ello».<br />

No se encuentra copia de los despachos que acompañaban la carta del Rey a su embajador, pero, sin duda,<br />

es ésta precisamente un resumen de lo que en aquellos se trataba<br />

Y ahora sigamos con un poco de historia y unos breves comentarios. En el documento se habla, como<br />

hemos visto, de monasterios claustrales y de los religiosos en los que aún quedaban algunos resabios de la claustra.<br />

Vaya una explicación.<br />

Debió ser a principios del siglo XIV cuando, a causa de hambre y pestes, los religiosos acostumbráronse a<br />

salir de sus conventos constantemente, sin hacer caso de clausura alguna, con lo cual se originó una gran relajación<br />

de la observancia y disciplina regular. Por esa falta de guarda de clausura, las gentes dieron en llamarles,<br />

por mofa, claustrales.<br />

Como es sabido, el Concilio de Trento y los Sumos Pontífices emprendieron la tarea de restaurar la disciplina<br />

y observancia en conventos y monasterios. El rey Felipe II puso también, por su parte, gran empeño en ello<br />

en sus reinos. Escribiendo el 10 de enero de 1570 a su embajador en Roma, don Juan de Zúñiga, le decía esto:<br />

«Bien sabéis lo mucho que se ha trabajado por orden de los Sumos Pontificas y a nuestra solicitación en traer a<br />

todos los frailes claustrales a la verdadera observancia» 5 .<br />

Con anterioridad a esta carta, el 9 de mayo de 1568, había escrito a este mismo embajador un despacho en<br />

el que le manifestaba que entre los conventos que aún quedaban por reformar estaban los de la Orden de San<br />

Agustín de la Corona de Aragón y que, por no haber en ésta, para llevar a cabo dicha reformación, suficientes<br />

religiosos ya reducidos a la observancia, era necesario se tomaran de la Provincia de Castilla, en la que había el<br />

número que se requiriese, y entre ellos un «religioso de muchas letras y vida ejemplar, llamado fray Rodrigo de<br />

Solís», Prior que era del convento de Sevilla, muy a propósito para realizar lo que los Breves de Su Santidad<br />

cometían al Provincial de la Corona de Aragón, por lo que le encargaba procurase de Su Santidad nombre y<br />

comisiones a dicho fray Rodrigo de Solís para que vaya a aquellos reinos de la Corona de Aragón a hacer la<br />

reformación de los conventos, «dándole particular y expresa facultad de que pueda llevar de acá de Castilla tantos<br />

frailes y de buena y ejemplar vida y entre ellos tantos predicadores como fueran menester para que sean elegidos<br />

en priores y en otros oficios necesarios a la reformación de aquellas casas y monasterios» 6 .<br />

Accedió el Papa a lo que Felipe II pedía y, a fines del mismo año 1568 o primeros del siguiente, el citado P.<br />

Fray Rodrigo de Solís se trasladaba a Aragón, como Vicario General y Reformador de aquellos conventos,<br />

acompañado de un buen número de religiosos. En 1570, ya en marcha la obra de la reforma y con muy notable<br />

fruto, para que todo esto no se interrumpiera, el rey, ante los informes del P. Solís exponiendo la necesidad de<br />

nuevas facultades, escribía otra vez a su embajador para que las obtuviera de Su Santidad, pues «sin lo cual —<br />

decía— la obra no quedaría perfecta» 7 .<br />

El P. Solís fallecía en Valencia en 1583, siendo nombrado para sustituirle también como él, Vicario General<br />

y Reformador, el P. Francisco Mansilla, uno de los que con él habían pasado a Aragón para la reforma de los<br />

conventos, pero en el mismo año pedía y obtenía del P. General de la Orden ser relevado de dichos cargos, volviéndose<br />

a Andalucía.<br />

Y llegamos al año 1585.<br />

La reformación de los conventos «fue floreciendo —como hemos leído en el documento íntegramente copiado—<br />

mientras duraron los ministros y religiosos que la establecieron y ayudaron a sustentar», pero «va ya<br />

degenerando —sigue diciendo— después que éstos faltaron y entraron en el gobierno de esta religión algunos de<br />

los frailes que se habían criado en libertad claustral, los cuales, con<br />

5 Arch. Minist. Asunt. Ext., Fondo Santa Sede, leg. 36, f. 63.<br />

6 Arch. Minist. Asunt. Ext., Fondo Santa Sede, leg. 36, f. 53. Los conventos de Andalucía pertenecían entonces a<br />

la Provincia de San Agustín de Castilla.<br />

7 Arch. Minist. Asunt. Ext., Fondo Santa Sede, leg. 36, f. 63.


858 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

su mal gobierno y ejemplo y con haber apartado de su presencia y de los conventos las personas más eminentes<br />

en virtud y reformación, van causando tantos daños que, si no se atajan, serán causa que del todo se estrague esta<br />

religión y se pierda el fruto que con tanto trabajo se había adquirido».<br />

Pero todavía quedan en la Provincia de Aragón algunos de los religiosos que habían ido a ella con el P. Solís.<br />

Y uno de ellos es el Prior del convento de Lérida, P. Francisco de Aguilar, catedrático de Sagrada Escritura<br />

de la Universidad ilerdense. ¿No había de sentir grandemente esta situación del casi fracaso de la proyectada<br />

reforma? ¿No habría modo de poner remedio a ello?<br />

Felipe II, decidido impulsor de la reforma de los conventos, se encuentra no lejos de Lérida, en la villa aragonesa<br />

de Monzón, donde ha reunido las Cortes de la Corona de Aragón. Y... allí aparece el P. Aguilar. No sabemos<br />

si ha ido exprofeso o al servicio de D. Gaspar de la Figuera, obispo de Albarracín, pero electo ya de Lérida;<br />

pues José de Calasanz dice en su documento que estuvieron ambos de compañía en Monzón «en servicio de<br />

dicho Obispo» 8 . Sea de esto lo que fuere, es lo cierto que el P. Aguilar «comenzó a tratar con el dicho Obispo de<br />

la Reforma de su Religión», como afirma también el Santo. Ahora bien; ¿de qué Reforma había de tratar sino de<br />

aquella por la cual había dejado su convento de Andalucía y a la cual permanecía fiel y que ahora veía correr al<br />

fracaso?<br />

Y buen valedor tenía el P. Aguilar —y bien lo debía saber él— en el obispo La Figuera. Siendo éste canónigo<br />

regular de San Agustín del Cabildo Metropolitano de la Seo de Zaragoza, fue elegido en 1578 para regir la<br />

diócesis de Jaca y al año siguiente se le encomienda hacer la Visita Apostólica de San Juan de la Peña, monasterio<br />

benedictino en el que sucedían algunas cosas que necesitaban reformación y enmienda; dejó el Visitador unos<br />

estatutos que dispuso no se promulgasen sin dar antes su asentimiento Felipe II por cuya disposición había ordenado<br />

el señor Nuncio que se hiciera esta Visita. En 1583 es trasladado a la diócesis de Albarracín y al año siguiente<br />

le nombra el mismo rey Visitador y Reformador del Estudio General o Universidad de Huesca 9 . Gozaba,<br />

pues, La Figuera de la confianza del rey para asuntos de reforma. Y el P. Aguilar muy bien lo sabía, repetimos.<br />

La Figuera, una vez informado de todo, acude al P. Diego de Chaves, confesor de Felipe II, y por este medio<br />

llega el asunto a conocimiento de éste, quien, «para ajustar este negocio», como dice José de Calasanz, procede<br />

al nombramiento de una junta compuesta por el Prelado La Figuera, los PP. Chaves y Aguilar, el conde de<br />

Chinchón y el Justicia de Aragón. El conde de Chinchón, tercero de este nombre, se llamaba don Diego Fernández<br />

de Cabrera; privado y mayordomo de Felipe II como lo había sido ya de su padre, era miembro prepotente<br />

del Supremo Consejo de Aragón en la Corte y entendía en el asunto, al decir del P. Poch, como representante del<br />

rey. El Justicia de Aragón, a la sazón don Juan de Lanuza IV, padre del famoso Justicia de su mismo nombre que<br />

murió decapitado, representaría al reino de Aragón, cuyos fueros era el encargado de defender. La presencia de<br />

estos dos personajes en la junta es una prueba más de que se trataba de un asunto que afectaba particularmente a<br />

esta región.<br />

Los comisionados se juntaron varias veces, resolviendo, finalmente, lo que se debía hacer, siendo llamado<br />

como secretario para escribir los despachos José de Calasanz: «y esto fue el mes de agosto o septiembre del<br />

dicho año 1585» y los papeles fueron enviados por orden del Rey a su Embajador. Calasanz da, pues, la fecha de<br />

agosto o de septiembre de 1585. Recordemos ahora nosotros que el documento que comentamos está fechado en<br />

Monzón el 21 de septiembre del mismo año 1585.<br />

Ahora bien, lector; de cuanto llevamos escrito, ¿no se deduce que lo tratado en la junta de Monzón tuvo que<br />

ser el asunto de la ya dicha reformación de los conventos agustinos de la Corona de Aragón, como se expresa en<br />

el documento copiado íntegramente para mejor testimonio? No negamos que San José de Calasanz en este párrafo<br />

de su declaración: «y no he sabido otra cosa de este negocio hasta tanto que vide la Reforma comenzada, a la<br />

cual Dios dé continuo<br />

8 Probablemente José de Calasanz fue discípulo del P. Aguilar en la Universidad de Lérida.<br />

9 Cfr. J. POCH, Gaspar Juan de la Figuera, Obispo y Visitador-Sus relaciones con San José de Calasanz, ANA-<br />

LECTA CALASANCTIANA, a. 1968, 243-252, 319-356, 427-438.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 859<br />

aumento de espíritu y fervor», pueda referirse a la Reforma o Recolección Agustiniana; pero tengamos en cuenta<br />

que el santo fundador de las Escuelas Pías escribía su declaración en Roma en diciembre de 1637, es decir, cincuenta<br />

y dos años después de la junta de Monzón, y no es de extrañar, por consiguiente, que, a esa distancia de<br />

tiempo y con residencia en Roma desde 1592, pudiera creer fueran una misma cosa la Reforma de los conventos<br />

agustinos de la Corona de Aragón y la Reforma o Recolección Agustiniana, nacida en Toledo en diciembre de<br />

1588.<br />

Creemos, pues, que el documento encontrado ahora ha dado luz en torno a lo tratado en la famosa junta de<br />

Monzón. De donde se sigue también que en la tantas veces citada declaración de José de Calasanz para nosotros<br />

los Recoletos no hay otra cosa de particular interés que las palabras que nos manifiestan el deseo de un varón tan<br />

santo de que a la Reforma o Recolección Agustiniana «Dios dé continuo aumento de espíritu y fervor».<br />

Escrito y publicado el artículo transcrito, nos dio cuenta el P. Poch de haber encontrado otros documentos<br />

sobre el mismo asunto que venían a confirmar lo tratado en la célebre junta de Monzón.<br />

Los referidos documentos son: «Suma del Memorial que se dio al padre Confesor de la Magestad del Rey<br />

don Felipe», redactado por el sacerdote D. José de Calasanz, a tenor de previo y secreto informe del agustino<br />

fray Francisco de Aguilar; «Traslado del memorial que se dio a su Magestad acerca de la Reformación de la<br />

religión de St. Augustín, en la Corona de Aragón», redactado también por el P. Aguilar en Monzón (escritos<br />

ambos documentos, al parecer, en julio-agosto de 1585); carta del P. Fray Espíritu Vicentino, General de la Orden<br />

de San Agustín, de fecha 4 de noviembre de 1585; nombramiento del P. Fr. Gaspar de Saona para Comisario<br />

de la Provincia de la Corona de Aragón, firmado el 5 de noviembre del mismo año 1585 y valedero hasta la<br />

celebración del Capítulo del año siguiente; y carta dirigida a este P. Saona por Felipe II el 18 de septiembre de<br />

1856.<br />

De todos los anteriores documentos habla el P. Poch en su trabajo El Fundador de las Escuelas Pías en la<br />

<strong>Historia</strong> Eclesiástica de la Corona de Aragón con extensa explicación y comentarios 10 .<br />

Al hacer una síntesis global de todo el proceso, nos ofrece esta opinión sobre el mismo,<br />

«Procedió —dice— un período de preparación, durante el cual se interesó a La Figuera, al P. Chaves (con<br />

«Memorial») y, verbalmente, según testimonio del P. Aguilar, al Conde de Chinchón. Calasanz redactó el «sumario»<br />

del «Memorial» con destino al confesor real (de muy delicado y secreto contenido) y, probablemente<br />

otras minutas, dictadas por el agustino.<br />

»Concluídas las reuniones de la junta (septiembre de 1585), Calasanz, en calidad de Secretario, transcribió<br />

los «despachos» o articulados de acuerdos. Estos, juntamente con el «Memorial» del P. Aguilar al monarca y el<br />

«Sumario» secreto, entregado al P. Chaves, se incluyeron en el correo real que el 21 de septiembre salió de<br />

Monzón, con destino al embajador Olivares.<br />

»Del contenido total de aquella «posta», enviada por Felipe II, lo hemos exhumado todo, menos los «despachos<br />

o conclusiones que tomó la junta de Monzón, cuyo contenido se halla en la carta de Felipe II, transcrita<br />

en el apéndice documental de esta monografía», y que es la que figura en nuestro artículo copiado del Boletín de<br />

la Provincia de San Nicolás.<br />

Los pliegos del envío real tardaron como un mes en llegar a Roma y el Embajador diligentemente expuso el<br />

asunto al Papa Sixto V, quien lo remitió al P. General de los agustinos, Fray Espíritu Vicentino. Nombró éste al<br />

P. Gaspar de Saona Comisario, como aparece de la carta a Felipe II y de la patente al mismo P. Saona, pero,<br />

según el testimonio del agustino P. Ignacio Aramburu, que también cita el P. Poch, el Presidente del Capítulo,<br />

celebrado en octubre de 1586, fue el portugués Fray Agustín de Castro, «Vicario General y Comisario<br />

10 J. POCH, El Fundador de las Escuelas Pías en la <strong>Historia</strong> Eclesiástica de la Corona de Aragón, ANALECTA<br />

CALASANCTIANA, a. 1968, 243-252, 319-356, 427-438.


860 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Apostólico de las Provincias de España»; fue elegido Provincial el propio P. Saona 11 .<br />

Damos fin a este asunto con la indicación de que el P. Poch no comparte la interpretación que, al terminar<br />

nuestro artículo, ofrecemos de las últimas palabras del tan llevado y traído texto de San José de Calasanz.<br />

II. El primer promotor de la Recolección en España el P. Fr. Jerónimo de Guevara<br />

También en el Boletín del mismo año 1963 dimos a la publicidad el siguiente artículo (**):<br />

** M. CARCELLER, El primer promotor de la Recolección en España el P. Fr. Jerónimo de<br />

Guevara, BSN, a. 1963, 154; J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 4, 721, ss.<br />

«Muy bien podríamos encabezar el presente escrito Nueva luz sobre los precursores de la Recolección,<br />

como titulamos nuestro artículo publicado en el número anterior Nueva luz sobre la junta de Monzón del año<br />

1585.<br />

A la luz de dicho artículo vimos esfumarse la figura del P. Fr. Francisco de Aguilar como uno de los precursores<br />

de nuestra Recolección. Por la del presente veremos adquirir gran relieve la del P. Fray Jerónimo de<br />

Guevara como primer motor, primer movedor de esta misma Recolección.<br />

Sabíamos que este religioso había sido comisionado juntamente con el célebre P. Fray Luis de León para<br />

acomodar las Constituciones de la Recolección, que acababa de nacer en el Capítulo de la Provincia de Castilla<br />

de 1588 en Toledo, y que los dos se pusieron de acuerdo por cartas, si bien el P. Guevara fallecía a los cuatro<br />

meses de su designación, siendo Fray Luis de León quien las ajustó y perfeccionó, presentándolas al Capítulo<br />

privado en que fueron aprobadas 12 .<br />

Ambos fueron designados para este objeto, sin duda porque era conocido su gran deseo del establecimiento<br />

de algunas casas de Recolección. Nos constaba de Fray Luis de León, pero nada sabíamos de su compañero el P.<br />

Guevara. Hoy ya estamos ciertos de ello, pudiendo afirmar que él fue su primer motor, su primer movedor, como<br />

atestigua el P. Fray Juan Quijano, que convivió con él, recibiendo del mismo algunas confidencias. Manifiesta<br />

también el P. Quijano haber sido Fray Luis de León quien más animó el asunto de los Recoletos.<br />

Veamos, pues.<br />

Dimos cuenta en este Boletín, en la página 66 del año 1961, de haber encontrado en la sección de manuscritos<br />

de la Biblioteca Nacional de Madrid uno titulado «Memorias para la historia de la Provincia de Castilla de N.<br />

P. S. Agustín, que comprenden desde el año 1588 hasta 1632, por el Padre Fr. Juan Quixano, hijo de la misma<br />

Provincia».<br />

Al repasar entonces sus folios nos detuvimos solamente en el que hablaba del establecimiento y propagación<br />

de recoletos y recoletas y en los que contenían nota biográfica de algunos religiosos de nuestra Recolección,<br />

no fijando la atención en las de otros muchos religiosos por no haber pertenecido a ella.<br />

Mas ahora, al curiosear nuevamente el citado manuscrito en las páginas del «Archivo Agustiniano», que<br />

desde su número 166, enero-abril de 1962, viene publicándolo,<br />

11 Un sobrino de este P. Gaspar de Saona, llamado Jerónimo de Saona, que profesó en la Orden Agustiniana en<br />

1573, perteneció algún tiempo a la Recolección. "Con fecha 21 de enero de 1599 —escribe el P. De Santiago-Vela—<br />

le concedió el P. General el traslado a los Agustinos Descalzos, siendo desconocidas las causas<br />

alegadas por el P. Saona para pedir semejante licencia. Parece que su primer destino entre los descalzos fue<br />

el de predicador en el convento de Talavera, por decreto del Nuncio de 30 de octubre de 1599, y el mismo<br />

año dícese que fue Secretario en la visita que se hizo al convento de Portillo. Fundó el convento del Toboso<br />

en 21 de noviembre de 1600. En el primer Capítulo, o Junta, en diciembre de 1601, salió elegido Definidor,<br />

llamándose desde entonces Jerónimo de San Lorenzo. A principios del año 1602 fundó el convento de Zaragoza<br />

y en el mismo año fue elegido Prior, suponemos que de dicho convento, y Vicario Provincial de<br />

Aragón, atribuyéndosele también entonces la fundación del convento de Borja. Se le hace fundador, asimismo,<br />

del convento de Valencia en 1603, eclipsándose desde esta fecha el nombre del P. Saona, de quien<br />

sólo se escribe que consiguió nueva licencia para volver a los calzados, donde vivió con gran edificación<br />

hasta, su muerte, acaecida en 1629" (G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 1, 447).<br />

12 CR, 1, 134; G. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 3, 398; J. FERNÁNDEZ, Bullarium, 1, 56 (94).


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 861<br />

nos hemos encontrado en la biografía del P. Fr. Jerónimo de Guevara (número 169, enero-abril de 1963, de dicha<br />

revista) las interesantes noticias que copiamos a continuación.<br />

Escribe el P. Fr. Juan Quijano:<br />

«Muchas veces y a muchos he oído tratar de donde tuvo principio el haber Recoletos en esta Provincia,<br />

pues en ella empezaron, aunque ya están extendidos por todas partes de España, sino es en Portugal, y aun han<br />

pasado ya a las indias y Filipinas. Unos dicen que el santo y venerable Arzobispo de Santiago Fr. Agustín Antolínez;<br />

y éste no, sino lo que hizo fue señalar tres casas, la de nuestra señora del Pilar de Arenas, Santa Catalina<br />

de Badaya y San Pablo de los Montes; que en éstas, sin mudar hábito, ni Constituciones, ni cosa de substancia,<br />

se guardasen al pie de las letras, con algunas otras que añadía de oración y ayunos. Otros dicen que el P. M. Fr.<br />

Luis de León. Si bien este P. M. fue el que más lo animó, junto con el P. M. Fr. Pedro de Rojas, que fue Provincial,<br />

y que señalaron la casa de Talavera para ello, y enviaron a los PP. Fr. Francisco de Briones y P. Martel, y P.<br />

Fr. José de parada, que fueron los primeros que se descalzaron y se vistieron como tales Recoletos, y de ellos<br />

han dimanado los demás, pues el intento no fue sino que en esta Provincia hubiese cuatro monasterios a lo más,<br />

donde se pudiese ir a recoger y retirar los de la observancia y de allí volverse, sin más novedad, a imitación de<br />

los Recoletos de la Orden del glorioso P. S. Francisco. Pero quien fue el primer motor, quien despertó esto de<br />

Recolección fue el P. Fr. Jerónimo de Guevara, no como están los Padres que hoy llamamos Recoletos, sino muy<br />

distintamente, y más a lo retirado y tanto como puede verse por las anotaciones que hizo el P. Ven. Fr. Jerónimo<br />

sobre la Regla de N. P. San Agustín, que en este cartapacio irán cosidas y se verá cuán grandes fines e intentos<br />

tenía, y cuán desasido y desapropiado de sí mismo quería él estar y los que siguiesen aquella Recolección.<br />

Para dar principio a esto y que se vea cuán hondas raíces y antiguas había echado la virtud y deseo de perfección<br />

en este mi Padre, diré al pie de la letra lo que él mismo dice en el párrafo doce: «Lo que digo es que, en<br />

la sazón de ahora, la cual plega a Dios N. S. goce muchos siglos España, no es de importancia que en la iglesia<br />

de unos pobres ermitaños de San Agustín haya ruido ni con curso de gente». Y añade luego: «Y aunque parecerá<br />

negocio de más burla que de veras, diré aquello que sabe Dios si es verdad, que esta misma traza de monasterio<br />

andaba yo imaginando y pensando en mi entendimiento, siendo muchacho de diez y seis a diez y siete años, no<br />

uno más o menos, y llegando a este artículo de las fiestas, imaginaba yo que para las fiestas del Santísimo Sacramento<br />

aderezábamos nuestro claustro que era pobrecito y pequeño, etc.» Iba prosiguiendo cómo había de ser<br />

(léase el dicho artículo doce) y acababa diciendo: «Otras muchas cosas imaginaba entonces a este propósito y de<br />

todas ellas ninguna se me ha acordado tanto ni tan expresamente, ni ésta se me había acordado hasta ahora, a lo<br />

que puedo entender: plega a Dios que pensamientos sembrados tantos años atrás y despiertos ahora, los ponga en<br />

efecto su Divina Majestad, pues, sin duda son suyos, y en ellos no se pretende otra cosa sino agradarle y servirle».<br />

Con estos deseos, pues, fueron los que al cabo de tantos años le incitaron a querer fundar un monasterio con<br />

tan grande perfección, como en aquellas anotaciones se verá. Séanos lícito decir lo que me acaeció cuando estando<br />

una noche en la celda del P. Fr. Pedro de Rojas, entonces Prior de San Felipe, y el P. M. Fr. Luis de León,<br />

nuestro P. Fr. Jerónimo de Guevara a la lumbre; yo era recién profeso, había dos (días. El P. Fr. Jerónimo murió<br />

dentro de cuatro) meses 13 . Dios le tenga en el cielo. Hacíanme todos tres mucha merced, aunque era bien niño,<br />

pero por diferentes respetos, que yo nada merecía, y menos después acá; hiciéronme sentar a los pies del uno<br />

para que me calentara; emperazon a tratar de cómo y de qué manera habían de fundar el monasterio, cuán pobre,<br />

cuán apartado del bullicio, qué Constituciones y modo había de tener el hábito y todo; al fin, allí se decía una<br />

como idea del primer monasterio, cierto bien trazado y observante, al fin, como de tan grandes ingenios<br />

13 Revista Agustiniana, 1, 1881, 350, dice, según nota del Archivo Agustiniano, que "hemos podido reconstruir el<br />

texto gracias a la cronología que nos ofrece el mismo Quijano. El ejemplar utilizado por el P. Méndez presentaba<br />

el mismo texto viciado de nuestra copia".


862 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

como eran los tres. Yo, aunque criatura, estábamelos mirando y oyendo, con mucha atención, y acuérdome que<br />

leía yo y pasaba la vida de la santa madre Teresa de Jesús, que ella había escrito, lo que le acaeció también cuando<br />

era niña, y hacía ermitas y querían ser ella y su hermano ermitaños; levantóme con la mano el P. M. Fr. Luis<br />

de León la cabeza, como que le mirase, y díjome: Fray Juan, ¿y vos queréis ir con nosotros a ese monasterio?<br />

Díjele, sí por cierto, pero V. P. no ha de ir allá. Pues ¿cómo lo veis?, me dijo. Porque no me parece que V. P. ha<br />

de ir, ni es para tan áspera vida, déjela para el P. Fr. Jerónimo. De manera que el primer movedor de la Recolección,<br />

el que habló al rey D. Felipe II, tan celoso de la observancia de las Religiones, para que lo encomendase al<br />

General Elparense y que lo tratase y efectuase en el Capítulo que se celebró en Toledo año de 1588 fue nuestro<br />

venerable P. Fr. Jerónimo de Guevara. Él fue el que tenía ya (cuando murió, cuatro meses después de este Capítulo)<br />

allegados y pedidos algunos dineros entre aquellos Príncipes y Señoras, para fundarlo, y lo que es más,<br />

determinados a seguirle y tomar el hábito tres Señores de Título: uno era el Duque de Francavila, que murió<br />

conde de Salinas, que de aquí le vino la devoción y amparo que hizo después a los Recoletos» 14 .<br />

Estas son las manifestaciones del P. Fr. Juan Quijano que, como puede ver el lector, son de suma importancia<br />

para la historia de nuestra Recolección. Por lo mismo debe ser grato a los Recoletos conocer algo más de la<br />

vida del P. Fray Jerónimo de Guevara. En otro número ofreceremos lo que sobre él nos dice su compañero y<br />

confidente el P. Quijano 15 .<br />

III. El Padre Fr. Jerónimo de Guevara-Notas biográficas<br />

Y, en efecto, en otro número del Boletín, también del mismo año 1963, publicamos lo siguiente (***):<br />

(***) M. CARCELLER, El Padre Fr. Jerónimo de Guevara-Notas biográficas, BSN., a.<br />

1963, 260.<br />

«Como ofrecimos, damos a continuación las notas biográficas que sobre el Padre Fray Jerónimo de Guevara,<br />

tan digno de veneración y recuerdo para los hijos de la Recolección Agustiniana, trae su compañero y confidente<br />

el P. Fray Juan Quijano en su manuscrito «Memorias para la <strong>Historia</strong> de la Provincia de Castilla de N. P.<br />

San Agustín». Omitiremos algunos párrafos que no hacen al caso.<br />

«Fue el P. Fr. Jerónimo de Guevara hijo de padres nobles y de la nobleza má antigua de España, que es la<br />

de los Guevara, tan conocidos por tales en toda ella. Su padre se llamó D. Antonio de Guevara, su madre Doña<br />

Catalina de Salinas y Bracamonte, como consta de su profesión. El D. Antonio, después de viudo, como antes de<br />

casado, se había ejercitado en sus estudios de Teología;<br />

14 Llamábase don Diego de Silva y Mendoza y fue conde de Salinas por su matrimonio con doña Ana Sarmiento<br />

de Villadrando, hija del cuarto conde de aquel título. En el Capítulo celebrado en 1601, llamado de las cuatro<br />

cabezas, se le dio el título de Protector de la Recolección por los servicios con que había favorecido y<br />

favorecía a ésta. Lo mismo hizo con su sucesor don Rodrigo, quien obtuvo el ducado de Híjar por su matrimonio<br />

con la heredera de este título, que continuó dispensando sus favores a la Recolección, ratificando<br />

varias veces en los Capítulos el título de Protector de la misma en sus sucesores los duques de Híjar que lo<br />

vinieron ostentando hasta la exclaustración en 1835. El arriba citado don Diego era hijo segundo de Rui<br />

Gómez de Silva, primer duque de Pastrana, y de doña Ana de Mendoza, y fue precisamente esta señora la<br />

que ofreció a los recoletos la fundación del primer convento en Pastrana, alojándolos primeramente en su<br />

palacio, para pasar luego a una ermita retirada llamada del Salvador, que después tuvieron que abandonar,<br />

fracasando esta primera fundación, como puede verse en el capítulo décimo de la introducción poemial del<br />

primer tomo de Crónicas. Hemos recordado este suceso por la relación que pudiera tener con los tratos entre<br />

el que fue conde de Salinas y el P. Guevara.<br />

15 El P. Quijano, cuya toma de hábito fue el 25 de noviembre de 1587 y no el día 26 como se lee en el Boletín<br />

(año 1962, p. 66), hizo su profesión el 27 de noviembre de 1588. La escena que nos cuenta en su relato con<br />

los tres Padres, dice que tuvo lugar recién profeso, había dos días, esto es, en la noche del 29, pero creemos<br />

que tuvo que ser en la noche del 28, pues los PP. Fr. Pedro de Rojas y Fr. Luis de León debieron pernoctar<br />

el 29 en el convento de Toledo, porque en la mañana del día siguiente daba comienzo en él el famoso Capítulo<br />

en el que se acordó la fundación de casas de recoletos. Sin duda, ante la proximidad de este Capítulo,<br />

debieron estar comentando este asunto tan amado y procurado por ellos.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 863<br />

después se dio a ellos y para estar más desocupado, se entró y tomó el hábito en los Canónigos Regulares de San<br />

Agustín N. P. de San Isidoro de León; fue el que escribió sobre el profeta Habacuc, tan estimado de todos, como<br />

se ha visto por experiencia. De tales padres y tan nobles fue hijo el dicho Padre; como quedó muy niño con la<br />

muerte de la madre y el retirarse del padre al monasterio, envióle a que se criase con sus parientes, aquellos<br />

señores Guevaras de Ávila. Estos caballeros tienen gran parte de hacienda en un lugar, cuarto de legua de la villa<br />

de Fontiveros, que se llama Migadeles. Aquí se crió nuestro buen P. Fr. Jerónimo, teniendo cuenta con él una<br />

señora bien principal de Fontiveros y de la misma casa, muy conocida y estimada, que se llamó Doña Ana Becerro.<br />

Y Don Juan Beltrán de Guevara, arzobispo que fue de Santiago, le acudía como a sobrino largamente lo que<br />

había menester. Decíame esta señora, cuando yo estuve en Fontiveros, que desde niño dio muestras de su gran<br />

habilidad y lindo juicio, y una agudeza grandísima, y aun le querían todos que se andaban tras él... Enviáronle a<br />

que estudiase latinidad, que entonces estaba Medina en la flor de sus riquezas y estimación, y así todas las cosas<br />

lo estaban, y el estudio de la Compañía de la misma suerte. Era de ver las ventajas conocidas que hacía a todos<br />

sus condiscípulos, con haber, según me han dicho, en aquel tiempo más de quinientos estudiantes de Villa y<br />

tierra, así de Arévalo, Olmedo y Madrigal y Ávila, porque no habían entrado los Padres de la Compañía en ninguno<br />

de estos lugares Ávila ni Arévalo. Con toda la mocedad y viveza de ingenio le hacía algunas veces descuidar<br />

como muchacho, y así un día le quisieron azotar por falta del estudio y lecciones que le habían leído, y él se<br />

había descuidado... N. P. Fr. Jerónimo sintiendo los azotes que le habían amenazado, huyendo de ellos, se fue al<br />

monasterio de Nuestra Señora de Gracia, de la Orden de S. Agustín N. P. (de Medina); y esto lo sé de boca, que<br />

aunque él era predicador que arrastraba la corte, y yo bien niño, y vio mi llamamiento, y daba gracias particulares<br />

a Dios N. S. que le hubiese llamado a casa que se intitulase de Nuestra Señora, y decía: al fin me llamó esta<br />

Señora a casa suya, allí había yo de empezar a recibir mercedes de mano de esta mi Señora. Era prior del dicho<br />

monasterio el P. M. Fr. Gabriel Pinelo, uno de los mayores predicadores y escriturarios que tuvo España en su<br />

tiempo, y conociendo su nobleza, su habilidad por ser tan notoria, le dio al punto el hábito. Crióse novicio y<br />

esperó algún tiempo por no tener los diez y seis años cumplidos para la profesión. Aunque el llamamiento fue<br />

tan poco ocasionado, pues fue huyendo de unos azotes, y que un muchacho en pasándole aquel miedo, y más<br />

asegurándole que no habría otra ocasión en que se los diesen, y que le prometían todos los regalos y libertad que<br />

aquella edad apetece, y que sus padres lo sintieron e hicieron grandes demostraciones de él, nada fue tan poderoso<br />

para apartarle de su propósito; tan de veras lo trocó Dios N. S. y le fortificó aquel tierno ánimo. Sea él bendito<br />

por siempre.<br />

Íbase disponiendo nuestro buen novicio y, por mejor decir, íbale Dios perfeccionando para mayores cosas;<br />

diose a la oración, que es primer movedor de todas nuestras acciones y el norte por donde las almas se han de<br />

gobernar, y así desde entonces apetecía y deseaba mucho la soledad y estar retirado, y cuando vio que en la profesión<br />

prometía de vivir en la Orden de Ermitaños de S. Agustín N. P. dijo: que se había holgado interiormente<br />

con un gozo y contento que no sabía él declararlo y que le parecía que algún día le había Dios N. S. de cumplir<br />

sus deseos; y si viviera le hiciera, como diré luego, y se verá por unas anotaciones que hizo sobre algunos capítulos<br />

de la Regla de nuestra Orden.<br />

Díjome un día la merced que Dios N. S. le había hecho en darle ingenio para entender con gran presteza y<br />

casi por sí las Artes y Filosofía, que las estudió en nuestro monasterio de la Ascensión de Cervera; y también que<br />

fuera del curso que leyó cumplidamente en nuestro convento de Toledo donde sacó muy lucidos estudiantes, por<br />

condescender la Orden y dar gusto al Conde de Barajas, Presidente del Consejo Real, leyó un curso a su hijo<br />

religioso nuestro Fr. Francisco Zapata y otros seis religiosos en Chinchón en cuarenta días, y algunos salieron<br />

razonables estudiantes; tanta habilidad y claridad de ingenio tenía. Estando en Toledo leyendo sus Artes y bien<br />

mozo, acaso viendo su habilidad, le encomendó el prior que era entonces que predicase el sermón de las Letanías,<br />

porque había de ir aquella Santa Iglesia en procesión a nuestra casa. El sermón fue tal, que desde aquel punto<br />

cobró grandísimo nombre y fama, de suerte que viniendo a noticia de aquel Ilmo. gran príncipe de la iglesia, D.<br />

Gaspar de Quiroga, cardenal


864 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y arzobispo de aquella santa Iglesia, deseó oírle, y le encomendaron en aquella santa iglesia el sermón de la<br />

venida del Espíritu Santo, y le acertó de suerte que apenas había sermón de estimación en toda aquella ciudad y<br />

en los mismos conventos de religiosos que no se le encomendase. Viendo la Religión su gran talento y tan gran<br />

capacidad, envióle a Salamanca a que empezase a pretender; leía algunas lecciones extraordinarias en la universidad,<br />

y como predicaba algunos sermones en nuestro monasterio y otras Iglesias, pedíale la escuela que en lugar<br />

de leerles algunas materias escolásticas, les perifrasease algunos salmos; hacíalo ya en latín, ya en romance; era<br />

para ver y dar mil gracias a Dios la gente que le seguía, porque apenas quedaba ningún estudiante ni colegial de<br />

toda la universidad que dejase de oírle. En fin, le dio Dios uno de los mayores talentos que tuvo España en su<br />

tiempo. La Orden, desde Salamanca, donde estuvo un curso entero y predicó la primera Cuaresma, viendo las<br />

grandes ventajas y don que le dio Dios N. S. en razón del púlpito, de primer voleo y puesto, le puso en san Felipe<br />

de Madrid, y no se engañó en ello, porque desde el primer sermón que predicó, fue tan oído como si hubiera<br />

seguido a aquella Corte o él tuviera muchos años, que no eran de veinte y seis arriba. Era Provincial de esta<br />

Provincia el P. Fr. Antonio Monte; tuvo gana de ir a Roma, como lo fue al Capítulo General, y para autorizarse a<br />

sí mismo y aun a esta Provincia, llevó consigo al P. Fr. Jerónimo de Guevara, y como era una luz tan clara y<br />

resplandeciente, en llegando a Roma donde se celebraba, a los primeros sermones que predicó en Santiago de los<br />

Españoles, no quedó no digo español, en cuya lengua predicaba, pero los más de los cardenales, con lo que entendían<br />

de ella, le oían con notable aceptación y gusto, espantados de que un religioso tan mozo fuese tan eminente,<br />

y que empezaba por donde otros, al cabo de mucho estudio y ejercicio, acababan. No importa saber cómo<br />

ni por qué se disgustó con su Provincial en Roma; los naturales eran bien encontrados, porque el Provincial era<br />

áspero, terrible, por no decir altivo ni soberbio, y así le sucedió así en esta jornada como después habiendo venido<br />

a la Provincia; él se vino antes que el dicho Provincial, algunos meses antes, cierto que entiendo que fue casi<br />

un año. Tornáronle a poner en el mismo púlpito de San Felipe de Madrid, y si bien le oía y seguía la Corte antes<br />

de ir a Roma, con notables ventajas y aplauso le seguiría después. Y no me espanto, porque le sirvió la jornada<br />

de una gran mudanza, porque, aunque siempre había sido un buen religioso, de esta venida granjeó un darse y<br />

entregarse de veras a todo lo que es perfección de caridad, recogimiento, oración, al fin, el coepit facere et docere:<br />

todo lo que predicaba, obraba; testigo soy, siendo novicio, que la penúltima Cuaresma que predicó en Madrid,<br />

vi juntos en San Felipe tres distintos sitiales, y dudando donde se pondría cada uno, el Ilmo. Sr. D. Gaspar<br />

de Quiroga, cardenal y arzobispo de Toledo; otro, el Nuncio de Su Santidad, otro, el Presidente del Consejo D.<br />

Rodrigo Vázquez; ya se ve a este paso los Grandes y Títulos que le seguirían. Estos eran de suerte que el santo<br />

Padre no se podía valer (sic) de ellos, porque dos y tres, apenas se había bajado del púlpito, cuando ya ellos<br />

estaban esperándole en su celda; y como a un apóstol le estimaban, y se tenían por dichosos en consentirles que<br />

se quitasen sus capas y espadas y, en cuerpo, unos a componerle la cama, otros a calentarle y mudarle la camisa;<br />

y el P. Fr. Jerónimo, aunque lo sentía harto y les pedía por amor de Dios no hiciesen tal, sino que se fuesen y le<br />

dejasen, era imposible.<br />

Entre lo muchísimos sermones que predicó a aquel prudentísimo rey y dechado de reyes católicos Felipe II<br />

en su capilla, fue el de la translación del Apóstol Santiago; estuvo allí S. M. no como rey, sino como Maestro y<br />

administrador de la Orden; predicóle un sermón de tanto espíritu, con tantas letras, al fin, tan gran sermón, que<br />

aquel rey, que miraba primero cualquier meneo que hacía, que le saliese una palabra de su boca tan recatado era<br />

como esto, no pudo sufrir ni detenerse, sino que dijo en acabando de predicar: ¡Válgame Dios y gran sermón ha<br />

predicado Fr. Jerónimo, no me acuerdo haber oído otro tal! Don Juan de Tarsis, correo mayor, muy aficionado<br />

a nuestro hábito, apenas habían acabado los oficios divinos en palacio, cuando parte para nuestro monasterio,<br />

preguntaba dónde estaba el P. Fr. Jerónimo, y esto a voces, de suerte que dio que pensar a los que le oyeron, qué<br />

será esto de venir el correo mayor, tan engolado, preguntando por el P. Fr. Jerónimo. Y era para decirle lo que<br />

había oído a aquel rey, como cosa desusada en él, y que la grandeza del sermón le había hecho salir de su acostumbrado<br />

estilo y gravedad. Pues cierto que nada de estos favores lo


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 865<br />

sacaron de su acostumbrado estilo y humildad y trato llanísimo que tenía con el más mínimo religioso y donado.<br />

Como había juntado con la doctrina y estudios, la oración y trato con Dios, era de ver el provecho grande que<br />

hacia en las almas aun en las muy espirituales. En las monjas Carmelitas descalzas hacía muy de ordinario plática<br />

por las tardes, porque aquella santa madre Ana de Jesús, a quien dedicó el P. Fr. Luis de León la vida de la<br />

santa madre Teresa de Jesús, era priora entonces, aunque después la enviaron a Francia y Flandes a fundar monasterios<br />

de ellas, era de suerte lo que gustaba de sus sermones: y esto, decía, por el gran provecho que sentía y<br />

que hacía en las almas de sus monjas, con ser tan retiradas y siervas de Dios; y cuando no podía predicarles, les<br />

hacía algunas pláticas a solas y por las tardes. Yo le acompañé, recién profeso, a dos pláticas, y les iba declarando<br />

el salmo 118 Beati immaculati in via, y esta sierva de Dios, la madre Ana de Jesús le decía, no hemos de<br />

parar en importunar a nuestro Señor hasta que V. P. sea un santo muy grande..., para que le sirva a él y ayude a<br />

las almas. El celo de éstas y que estaban en aquel tiempo muy profanas las comedias, y casi al modo de las representaciones<br />

de la gentilidad, y que no había mujercilla que no anduviese en ellas que no tuviese su Grande o<br />

Título amigado, con grande escándalo de toda España, le hizo predicar y tomar la mano con grandísimas veras,<br />

para desterrarlas de toda ella. Como le oían los tres príncipes que lo podían a cada uno remediar (el Ilmo. Arzobispo<br />

de Toledo, el Presidente de Castilla y el Nuncio) un sermón, quítase su capilla y habla desde el púlpito con<br />

cada uno de ellos, pídeles, que casi se hincó de rodillas, pusiesen remedio en esto, diciendo cuán grande escándalo<br />

era de la cristiandad, y que en una Corte de un rey que sólo había quedado católico, hubiese tan grandes ocasiones<br />

de pecados y tantos amancebamientos y con los personajes mayores de España, y que estaban más obligados<br />

a ser, como tales príncipes, los dechados y ejemplares de todas las demás repúblicas. Y para que sus Señorías<br />

viesen cuán gran fundamento y autoridad de Santos les persuadía a la obligación que tenían de desterrarlos<br />

del mundo, cuanto y más de España, les leyó allí muchos Santos, cuyos libros y autoridades llevó al púlpito y se<br />

los leyó. Dicen que fue este sermón un juicio de Dios, y que estaban todos aquellos Señores y príncipes, como<br />

temblando, y el pueblo dando gritos y suspiros al cielo; en fin, él fue un día de sermón que parecía el último<br />

juicio, y fue Dios servido aprovecharse de manera que, dentro de muy pocos días, salió una cédula de S. M. D.<br />

Felipe II y orden del Consejo Real, en que, so gravísimas penas, les mandaron que no representasen, y a todas<br />

las justicias de la misma manera para que no consintiesen, pena de privación de oficio y pecuniaria.<br />

Quitados los representantes de esta suerte por la doctrina y celo del P. Fr. Jerónimo de toda España, ellos,<br />

como gente que vivía sin temor de Dios, no perdieron el odio que contra él tenían concebido, por verse destituidos,<br />

como ellos decían, de su sustento y gusto y libertad con que vivían y estimados de todos los Señores, que<br />

tenían tan ruin trato con sus mujeres. Fue tanto lo que sintieron los comediantes, que dieron en un concierto<br />

diabólico y de Satanás (y esto lo digo porque fue público y se vio el efecto) y fue que uno de ellos tomase el<br />

hábito en San Felipe, fingiéndose como raposa muy devoto, gran servicial; diéronsele aunque de lego; él tuvo<br />

traza, porque no había ido ni tomado el hábito por otro fin, sino por darle rejalgar y veneno (al P. Fr. Jerómimo);<br />

permitiólo N. S. y vino a morir de él. Y digo se vio por el efecto, porque desde que cayó malo, le dio una sed<br />

insaciable, y, aunque le curó el Dr. Valles, protomédico de S. M. y que le envió el mismo rey, sabiendo que<br />

estaba tan malo el P. Fr. Jerónimo para que le curase, y que cuanto fuese menester fuese a su costa y de su botica,<br />

y le quitó la calentura, ni le pudo mitigar la sed, antes le dijo el dicho Valles: «P. Fr. Jerónimo, V. P. queda<br />

sin calentura; mire que le va la vida en no beber, porque en bebiendo se dé por muerto». Y así fue, porque no<br />

pudiendo sufrir la sed tan grande que decía se abrasaba el estómago y entrañas, dejó dormir al Padre que le velaba,<br />

que se llamaba Fr. Alonso de oro, y se levantó de la cama sin que le sintiese nadie, y bebió, y al punto se<br />

sintió él mismo que se moría, y llamó al dicho P. Oro, que luego llamó al convento, y diciendo mil dulzuras y<br />

ternuras, como él solía, aun estando sano, decir a la Virgen Santísima Sra. Ntra., y una imagen de esta Señora,<br />

linda y hermosa, que traía siempre consigo e invocando los dulcísimos nombres de Jesús y María, dio el alma a<br />

su Dios y Señor. Y no le quiero hacer mártir, aunque fuese verdad le dio rejalgar


866 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

aquel representante que sólo tomó el hábito, según fue público, para esto; pero con no más ocasiones suelen a<br />

otros siervos de Dios darles este título gloriosísimo, pues murió en defensa de la virtud, por el celo de la honra<br />

de Dios, y de ver las deshonestidades, profanidades y tan malos y públicos escándalos, y en una corte de un rey<br />

tan católico le fue causa de su muerte tan temprana, pero no malograda, pues habiendo profesado año de 1570, a<br />

la edad de diez y seis años a 12 de febrero, murió Pascua de flores año 1589, que son de toda edad treinta y cinco<br />

años, dos meses, poco más o menos. Brevi vivens tempore implevit tempora multa. Sucedió la noche que le dio<br />

la enfermedad un caso bien de advertir, como se verá, y pronóstico de su muerte, y casi señalando quien se la<br />

había dado, y fue que él había echado sermón para el lunes santo en San Felipe; pues me certificaron que a aquel<br />

novicio lego representante le envió a tañer a sermón de parte de noche el maestro de novicios, que se llamaba P.<br />

Fr. José de Tapia, harto buen religioso: estando tañendo, empezó a sentirse malo y achacoso el dicho P. M. Fr.<br />

Jerónimo, y el sentirse malo y quebrarse la campana con que tañían a sermón todo fue uno, con que era una de<br />

las mejores o la mejor que había en toda la corte: caso que dio, después de muerto, que pensar, de ver que hacían<br />

su sentimiento las cosas insensibles y aquel instrumento que lo había sido tantas veces para llamar al pueblo a<br />

que viniese a oír tan gran ministro de la palabra de Dios, y que la quebrase aquel lego, como señalando que él<br />

también era el que había de quebrar y matar a tan gran predicador; y confirmase todo esto más, porque en viendo<br />

que vio malo al P. Fr. Jerónimo de Guevara, sin ocasión, ni de parte suya ni del convento, pidió sus vestidos y se<br />

fue.<br />

Réstame decir cuán devoto fue de la Virgen Sr. Ntra., porque en esta materia perdía pie, si se puede perder,<br />

que no se puede sino decir ganarse de todas maneras ser esclavos de esta Señora, y así, él decía que no sabía<br />

cómo se llamaba devoción la que se tenía a la Virgen, pues no era sino obligación forzosísima, como es respetar<br />

a la reina, sólo porque fue madre del rey. Y así en unos escolios y apuntamientos que hizo sobre la Regla de N.<br />

P. que irán en este cartapacio ingeridos (no figuran ciertamente en la copia de este manuscrito) para que no se<br />

pierda por ser de tan gran espíritu, como ellos dicen, tratando allí si se había de rezar en aquel monasterio o no<br />

algunas devociones más, fuera del oficio divino, dice el párrafo 7 estas palabras: «Yo debo amar y servir a la<br />

Santísima Virgen Señora Nuestra María lo que no es posible decir, y hame ido tan bien con esta deuda toda mi<br />

vida, que ninguna cosa desearía a mis hermanos y amigos como verlos abrasados en devoción y amor de esta<br />

reina. Y no habla más palabras de esto, porque mi poca prudencia lo ha hecho público, que no es fervor realmente,<br />

sino poco saber el que me ha hecho dar voces a mil gentes, como en mil partes, cerca de esta materia». Ahora<br />

el que leyere estos seis renglones, léalos con atención, repare en cada palabra, y verá en este Padre venerable un<br />

fuego abrasado en amor de esta Señora y una humildad profunda y un desear que todos muriesen de amores de<br />

esta Princesa de los cielos y madre de nuestro Dios, reparadora de todas nuestras faltas y quiebras.<br />

Díjome un día el mismo Padre, ya he dicho su llaneza y agrado, y con estar en el punto que estaba, y yo,<br />

criatura y novicio, de quince años y medio, me decía mil cosas que por él habían pasado, trazas son del Señor,<br />

quizá sin saberlo él ni reparar yo entonces en ello quedase memoria de estas cosas y que hayan ya pasado más de<br />

42 años, y yo esté ahora tan en ello como si me lo dijera este día que lo escribo. Fue lo que me dijo, que un día,<br />

estando en Toledo leyendo su curso, como los calores de aquella ciudad son tan excesivos, mandasen los médicos<br />

a la gente moza que, de cuando en cuando, se vaya a bañar. Una tarde a puestas de sol fue nuestro Padre<br />

lector con algunos de sus estudiantes; pues estándose bañando, descuidase y vino la corriente con tan gran furia,<br />

como lleva por allí el río Tajo, arrebátale e íbale ya a ahogar sin remedio ni reparo humano, porque se turbó de<br />

suerte que no pudo dar voces que los compañeros le ayudasen, pero valióle la Virgen Ntra. Sra., porque en aquella<br />

agonía, aunque perdió el sentido, no el acuerdo de esta Señora, y de lo íntimo de su corazón llamó y dijo sólo<br />

el nombre de María: «velad y socorredme, María»; y al punto (me certificó) que sin saber cómo ni de dónde, ni<br />

quién le había sacado de tal peligro, invocó y ella a él le libró de la muerte.<br />

Fue, cuando aquella jornada que hizo a Roma, a la cámara santa de Ntra. Sra. de Loreto, que me dijo que lo<br />

que más le había movido a ir a Italia sin poner


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 867<br />

excusa a su Provincial, es por visitar aquellas paredes y adorar y besar a donde María había puesto sus sacratísimas<br />

manos y plantas divinas; no paraban sus deseos sólo en esto, sino traía algunas reliquias de esta santa Cámara.<br />

Pero poníanle grandes miedos muchos diciendo los peligros que por tierra y mar habían padecido todos los<br />

que habían sacado cualquier cosa de ella, o de tierra, o de ladrillo, o de madera; aunque todo esto le decían y oía<br />

nuestro devoto peregrino, no le sosegaba su deseo y codicia santa de dejar de procurar traer algo; encomendándose<br />

muy de veras a esta Señora, dijo su Misa, pidióle le ayudase y no castigase su hurto santo, pues no era su<br />

deseo sino estimar cosas suyas, como de su Señora y Reina, pues llégase a una alacena que está en aquella cámara<br />

angelical donde la Virgen Sra. Ntra. guardaba sus cosas y costura, y como que la adoraba y besaba, con los<br />

dientes arrancó un pedacito de madera del marco de la alacena; cuando él se vio con tal prenda en su boca, fue<br />

tanto el gusto interior que sintió que, me dijo, no sabía si era posible significarle y que le dio tal confianza, que le<br />

parecía todo lo que le habían dicho al contrario; porque, decía, que qué borrasca, qué peligro, qué tempestad le<br />

podía venir a él ni dañar teniendo tal prenda de su Señora, y así fue, porque embarcándose por de vuelta para<br />

España, día de S. Jorge, se levantó una grandísima tempestad, y no sólo no temió, y le pareció que se levantaba<br />

por tener él y haber sacado esta reliquia de Loreto, pero le pareció que con ella venía seguro más que si estuviera<br />

en la celda de San Felipe de Madrid, y así la sacó a la luz y mostró a los vientos y borrascas y ellas al punto se<br />

sosegaron. Pues después, habiendo yo profesado, una mañana díjome le acompañase; fuimos a casa de un platero<br />

para comprar un relicario en que poner esta santa reliquia y también como una uña de la camisa de esta misma<br />

Señora y tenerlas allí en custodia y con decencia. Sabe Nuestro Señor, digo verdad, que él bien descuidado de<br />

pensar me había de dar nada de ellas, y yo más, porque no sabía adónde íbamos, cuando vi que las sacaba de un<br />

tafetancito, para meterlas y encerrarlas en un relicario de oro, hícele tantos ruegos, inquéme de rodillas, aunque<br />

casi estábamos en la calle, pues era a la puerta de un platero de Madrid, díjele que no me había de levantar si no<br />

me daba algo de ellas. En oyendo este conjuro y mi devoción, aunque aniñada, no pudo dejar de darme de ellas,<br />

y así me dio de la camisa de mi Señora un hilito y de la madera de la alacena una raspita; pequeñas entrambas,<br />

pero por ser de esta mi Señora no hay prenda pequeña, todas son de más estima que las perlas de oriente, ni<br />

diamantes, ni cuanto tiene el mundo...<br />

Como tan devoto de la Virgen Sra. Ntra. recaba todos los días por grandes ocupaciones que tuviese de sermones,<br />

que había semana de seis, y todos, ya se ve, de cuan gran cumplimiento era por ser en Madrid y pedidos<br />

por la Capilla Real, Consejos, Nuncio, Señor Arzobispo y otros de esta manera, el oficio y el Rosario de Ntra.<br />

Sra., de quien era cofrade. Porque, yendo un día a Ntra. Sra. de Atocha, se asentó, y acompañéle a aquella tarde<br />

he hizo que me sentaran por cofrade. Fuese un verano a León, donde estaba su padre D. Antonio de Guevara, y<br />

era prior de San Isidoro, lo uno por ser la tierra más fresca que Madrid y dar vado al trabajo de los sermones, de<br />

que era imposible huir el cuerpo a muchas personas a quien no los podía negar. Ibase algunas tardes a un soto<br />

junto al río a divertirse, y sus divertimientos eran darse a la oración en aquella soledad y campo y otro lado a<br />

estudiar. Una tarde, entre las demás, se levantó una grandísima borrasca, agua y granizo, de repente; viendo el P.<br />

Fr. Jerónimo que iba adelante, recoge sus libros y dase prisa a ponerse donde no se mojase; olvídansele las Horas<br />

de Ntra. Sra. y cuando no se pensó, echólas de menos; empezóse a angustiar, no por las Horas, sino porque tenía<br />

en ellas una estampa e imagen de la Virgen Sra. Ntra., y que con tan grande agua, ella y Horas, todo se había<br />

perdido y destruido; pues, aunque ya tarde, vuelve al soto y bosque a donde se le habían quedado, y me certificó,<br />

que un buen espacio a la redonda y circuito de ellas no había caído ni una gota de agua, cosa que le alegró el<br />

alma de ver cómo la Virgen Sra. Ntra. había vuelto por su descuido y su imagen y figura.<br />

Entre todas las festividades y misterios de esta Señora, el que con más ternura y grandes muestras de devoción<br />

celebraba era la de la huida de la Virgen Sra. Ntra. a Egipto; aquí sí pedía a los Señores que le querían bien<br />

sus colgaduras, riquezas y olores para aderezar la iglesia; y hacíase tan bien y con tan grande majestad y grandeza,<br />

riqueza y olores, y con todo el acompañamiento y concurso que había de Grandes y de Señoras que había en<br />

la Corte; él predicaba,


868 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

y si bien en las demás fiestas de la Virgen era devotísimo, en ésta y en su sermón se las ganaba a sí mismo con<br />

muchas ventajas, considerando este misterio llevaba fuera de la capilla del convento la Real (aquí el copista<br />

debió dejar algunas palabras) o, por mejor decir, ellos se ofrecían a ir sin ningún apremio, tan querido era de<br />

todos; componía sus letras el mismo Padre a este misterio, para que las cantase la música... Deseaba muchísimo<br />

que esta fiesta se celebrase en la Iglesia de Dios, y decía que como se celebraba la de la Expectación y Nieves,<br />

por qué no se había de celebrar ésta, y no dudo, sino que si le diera Dios algunos años de vida, la solicitara con el<br />

Pontífice, mediante el favor del rey D. Felipe II y tantos príncipes, eclesiásticos y seglares como le querían, para<br />

que se celebrara e hiciera rezo de ella, pues desde tiempo de San Pedro Crisólogo, vemos hay sermones de esta<br />

huida de la Virgen Ntra. Sra. a Egipto. El P. Jerónimo hacía la fiesta el domingo delante de la Purificación de<br />

Ntra. Sra. Era tan devoto de esta Señora que jamás tomó la pluma en la mano y empezó plana, ora de cartas, ora<br />

de sermones, que la primera letra no fuese poniendo en la cabeza de cada plana una M en reverencia e invocando<br />

a María Sra. Ntra., de quien, aunque tan ruin como soy, tomé esta costumbre para valerme de este nombre de<br />

María.<br />

(Sigue a continuación en el manuscrito lo publicado ya sobre el P. Fr. Jerónimo, primer promotor de la<br />

Recolección.)<br />

Llevó Dios a nuestro venerable P. Fr. Jerónimo en Madrid, como he dicho y ahora digo, con todos sus Sacramentos,<br />

recibiéndolos con gran ternura y devoción, y con tan lindo juicio y tan entero hasta que expiró, que<br />

fue cosa mucho de notar, despidiéndose con la última boqueada, diciendo su dulce nombre de María y que le<br />

fuese Madre. Al punto se publicó en toda la Corte; el rey D. Felipe II hizo sentimiento de ver cuán gran ministro<br />

y sazonado para servir mucho y muchos años a Dios había muerto y faltado; los Grandes y Señores, que le habían<br />

seguido oyendo su doctrina siendo vivo, vinieron a acompañar y honrarle ahora muerto, y apenas, según me<br />

dijeron testigos fidedignos y de vista, quedó ninguno que no fuese con muchas lágrimas y un sentimiento de<br />

corazón, y tan grande que en muchos días después decían no tenían ánimo para entra en S. Felipe, viendo lo que<br />

habían perdido de consuelo de sus almas. Lleváronle hasta la sepultura estos mismos Señores, que no consintieron<br />

que los religiosos lo llevasen, para pagarle con esta última acción el amor y respeto que le tenían. Después<br />

me dijeron cómo la Madre Ana de Jesás, Priora de las madres Carmelitas Descalzas, de quien arriba hice mención,<br />

encomendándole a Dios su alma tuvo revelación de que estaba gozando y con muchos grados de gloria, por<br />

el celo que había tenido en la conversión de las almas en sus sermones y el grande que tenía de servir a Dios N.<br />

S. y por la devoción tan tierna y dulce que había tenido a la Virgen María Sra. Ntra. Y puédese tener por cierta<br />

esta revelación por ser de persona tan santa, cuya vida y muerte la ha Dios N. S. aprobado con grandes maravillas».<br />

«Esto es lo que escribe sobre este religioso el P. Quijano.<br />

Como hemos podido ver no nos dice ni la fecha ni el lugar de su nacimiento. No es extraño, pues él mismo<br />

escribe en su manuscrito: «no guardaré nota en lo que dijere el año en que sucedió ni murieron, porque yo no<br />

hago anales ni historia». Pero sabemos que nació en Valladolid. Así lo consigna el P. Herrera en su Alphabetum.<br />

En cuanto a la fecha de su nacimiento muy bien podemos señalar la del año 1554, a primeros del mes de febrero.<br />

Se deduce de lo que hemos leído en el P. Quijano, cuando nos habla de su muerte, diciendo que había profesado<br />

el 12 de febrero de 1570, a los dieciséis años de edad, falleciendo en Pascua de flores de 1589, a la edad de treinta<br />

y cinco años y dos meses, poco más o menos. Fue admitido en el convento agustino de Medina del Campo,<br />

como también lo dice el P. Quijano, por su Prior el P. Fr. Gabriel Pinelo; mas ya no manifiesta quién le dio la<br />

profesión. Siendo novicio el P. Jerónimo tuvo lugar el Capítulo de la Provincia de Castilla en 1569 en el que<br />

dicho P. Pinelo fue electo Definidor, y nombrado Prior de Medina el P. Fr. Pedro Suárez. Y éste fue el que recibió<br />

la profesión de nuestro religioso en la fecha ya citada, firmando como Maestro de novicios el P. Ildefonso de<br />

Ortega. Así consta en el acta de la profesión del Libro de Profesiones del convento de Medina del Campo, folio<br />

17v, que se conserva en el archivo provincial de Castilla en el colegio del Buen Consejo de León.<br />

Siendo tan interesante la figura del P. Jerónimo de Guevara para los Recoletos, no hemos querido omitir estos<br />

detalles».


ÍNDICES


ÍNDICE DE COSAS NOTABLES<br />

ACTIVIDADES VARIAS DE LOS RELIGIOSOS:<br />

Agricultura: P. Agustín Olmedillas, 146; Padre<br />

Santiago Navarro, 153; P. Roque Azcona, 480;<br />

H. <strong>Manuel</strong> Escorihuela, 684; P. Mateo Bernad,<br />

696; P. Fernando Rubio, 701; apostolado notable:<br />

P. Andrés Cobos, 312; P. Mateo Bernad,<br />

696; P. Pedro García del C. de J., 704; Padre<br />

Mariano Bernad, 720; construcción o arreglo de<br />

iglesias y otros edificios: Padre <strong>Manuel</strong> Fernández,<br />

103; P. Juan Juseu, 105; P. Agustín Olmedillas,<br />

146; P. José M. Ruiz, 147; P. Simón Loscos,<br />

148; P. Pedro Soto, 150; P. Antonio Olleta, 151;<br />

P. Santiago Navarro, 153; Padre Tomás González,<br />

154; P. Jose Salesa, arquitecto, 231; P. Aquilino<br />

Bon, 265; P. Zacarías Funes, 311; P. Matías<br />

Tormo, 314; P. <strong>Manuel</strong> Vilches, 401; P. Jacinto<br />

Pérez, 402; P. Rafael Hernández, 403; P. Ramón<br />

Eraso, 404; P. Roque Azcona, 480; P. Santos<br />

Paredes, 543; P. Dionisio Ballesteros, 592; P.<br />

Timoteo Gonzalo, 594; P. Francisco Gotor, 688;<br />

P. Matías Villamayor, 691; P. Mateo Bernad,<br />

696; P. Fernando Rubio, 101; P. Francisco Lenguas,<br />

702; P. Eladio Logroño. 103; P. Pedro<br />

García del C. de J., 704; P. Lope Martínez, 706;<br />

P. Mariano Cornago, 706; P. Gaudencio Marqués,<br />

707; P. Esteban Echanojáuregui, 708: P.<br />

Francisco Castellano, 709; P. Benigno Jiménez,<br />

709; P. Mariano Bernad 720; P. Fidel Moreno,<br />

741; construcción de puentes, caminos, etc.: P.<br />

<strong>Manuel</strong> Fernández, 103; P. Ramón Eraso, 404; P.<br />

Francisco Gotor, 688; P. Eladio Logroño, 703; P.<br />

Pedro García del C. de J., 704; P. Marcial Bellido,<br />

705; P. Mariano Bernad, 720; escritores y<br />

traductores: P. Juan Juseu, 105; P. Mariano<br />

Cuartero, 217, 545, 823; P. Aquilino Bon, 479,<br />

840; P. Casto Nájera, 311; P. Juan Félix, 400; P.<br />

<strong>Manuel</strong> Vilches, 401; P. Pedro García de la V. de<br />

los M., 482; Padre Timoteo Gonzalo, 594, 841:<br />

P. Cipriano Navarro, 598; P. Fidel de Blas, 651,<br />

840; P. Pedro Sanz, 690, 841; P. Ramón Zueco,<br />

691, 841; P. Félix Royo, 694; P. Patricio Marcellán.<br />

695, 840; P. Fernando<br />

Rubio, 701, 841; P. Gaudenclo Marqués, 707,<br />

841; P. Mariano Bernad, 720; P. Fidel Moreno,<br />

741; P. Joaquín de la Jara, 771; industria: P.<br />

Fernando Cuenca, con la primera planta hidráulica<br />

para moler caña, 203; naturalista: P. Pedro<br />

García de la V. de los M., 482; diversas actuaciones:<br />

P. <strong>Manuel</strong> Fernández, 103; P. Juan Juseu,<br />

105; P. Ramón Zueco, 219; P. Juan Miró, 310: P.<br />

Ángel Martínez del C., 310; P. Andrés Cobos,<br />

312; P. Andrés Galdeano, 401; P. Antonio Preciado,<br />

476; P. Roque Azcona, 480; P. Hilarión<br />

Narro, 590; P. Dionisio Ballesteros, 592; H.<br />

Pablo Gracia, 593; Padre Timoteo Gonzalo, 594;<br />

P. Pedro Sanz, 690; P. Ramón Zueco, 219, 691;<br />

P. Mateo Bernad, 696; P. Pedro García del C. de<br />

J., 704; P. Mariano Bernad, 720. Cfr. Biografías<br />

notables.<br />

Aditos, cfr. Definidores.<br />

Apellido: uso del apellido del siglo y después<br />

el de la Orden, 152, 153.<br />

Aspirantes al hábito, novicios y profesos: a;<br />

Provincia de Filipinas: no se admitan al hábito<br />

los que fueron novicios de otra Orden, los defectuosos,<br />

los que pasen de 20 años de edad, a no<br />

ser que hayan concluido el curso ordenado para<br />

nuestros colegiales, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 64 y ss.; el<br />

número de colegiales en Monteagudo y Marcilla<br />

no exceda de 120, sin incluir los hermanos, que<br />

deben estar versados en primeras letras y las<br />

reglas de aritmética; no se admitirá pretendiente<br />

alguno para hermano que pase de 20 años y no<br />

permanecerá en los colegios más que hasta la<br />

edad de 26 a 28 años, <strong>1867</strong>, 75; el P. Comisario<br />

de la Provincia ordena la admisión de 20 novicios<br />

y los Padres de Monteagudo creen que por<br />

las circunstancias políticas no conviene admitirlos<br />

por entonces, 1869, 95; por ciertas circunstancias<br />

sólo se admitan por ahora anualmente 15<br />

novicios y sean no sólo de buena índole sino<br />

también de disposiciones felices para el estudio,<br />

y en la clase de hermanos se admitan algunos<br />

que escriban correctamente y tengan instrucción


872 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

aritmética, Cap. Fil. 1870, 111 y ss.; ante la situación<br />

política de España se determina conservar<br />

en Monteagudo los novicios, pero se retrasa<br />

la profesión; lo aprueba el Padre Comisario<br />

Apostólico, mas tres meses después lo deja sin<br />

efecto, 1873-74, 207: no se admitan novicios sin<br />

orden del P. Provincial y los novicios de coro<br />

ingresen unos cuatro meses antes de comenzar el<br />

curso de estudios para que, durante este tiempo,<br />

se consagren exclusivamente a la virtud y a la<br />

instrucción en ceremonias. Caps. 1876, 261, y<br />

1879, 352; autoriza el Gobierno a los PP. Comisarios<br />

el establecimiento en la Península de residencia<br />

de dos o más religiosos para explorar y<br />

dirigir vocaciones, enseñar latín, etc., 1877, 271:<br />

se admitan todos los años tantos novicios cuantos<br />

sean suficientes para colocar luego en Filipinas<br />

dos religiosos en cada uno de los ministerios; el<br />

año de noviciado se dedique solamente a la instrucción<br />

en la virtud y ceremonias y concluido se<br />

trasladen a Marcilla a comenzar los estudios,<br />

Cap. Fil. 1877, 281; se admitan todos los años<br />

tantos novicios cuantos sean suficientes para<br />

colocar luego en Filipinas dos religiosos en cada<br />

uno de los ministerios; el año de noviciado se<br />

dedique solamente a la instrucción en la virtud y<br />

ceremonias y concluido se trasladen a Marcilla a<br />

comenzar los estudios, Cap. Fil. 1882, 468; esto<br />

último queda en suspenso según la aprobación<br />

del Capítulo por el P. Comisario Apostólico,<br />

1882, 412; y en el Cap. de 1885 se deja dicho<br />

traslado a la disposición y prudencia del P. Vicario<br />

Provincial de España, 539; se dispone la<br />

fundación de Preceptorías para la enseñanza de<br />

latín en diversos puntos de la Península, lo cual<br />

no se lleva a efecto, <strong>1891</strong>, 740; b) Provincia de<br />

Colombia: toman el hábito en El Desierto de la<br />

Candelaria los primeros novicios, 1889, 622;<br />

dispensa en la Candelaria de pedir las testimoniales,<br />

1890, 622. Cfr. Estudios; Exención del servicio<br />

militar; profesión religiosa.<br />

Ayudas y donativos: a) a casas y religiosos<br />

de la Orden: al convento de Cebú para obras en<br />

la sacristía y aceras, 3.718 pesos, 1868, 101; al<br />

Párroco de Dasmariñas se cede el hierro galvanizado<br />

necesario para la completa reparación de la<br />

casa parroquial, 1870, 99; al de las Piñas, 900<br />

pesos y luego 600 más para reparar casa-convento,<br />

y otros 7.000 al de Imus para el arreglo de la<br />

iglesia; todas las cantidades a condición de reintegrarlas,<br />

1873, 144; al regreso de Filipinas a la<br />

Península de un religioso con cargo o por enfermedad,<br />

puede concederle el Padre Provincial,<br />

para usos religiosos, hasta mil pesos del dinero<br />

que tuviere el religioso en la Procuración; en las<br />

facultades del P. Provincial está también permitir<br />

a los relisiosos que puedan socorrer a sus familias<br />

necesitadas hasta 200 pesos, esta autorización<br />

la daba anteriormente<br />

el Definitorio, 1873, 187; se aprueba facilitar al<br />

Prior de Manila las cantidades que pidiere para la<br />

manutención de la comunidad y el remedio de<br />

otras necesidades, 1873, 205; se autoriza al Prior<br />

de Cavite la toma de los fondos de la Provincia,<br />

como préstamo, de 2.500 pesos, 1,876, 206; al<br />

Prior de Cebú se le envían mil pesos, 1875, 206;<br />

para obras en Imus se aprueba un presupuesto de<br />

9,157 pesos en 1874 y otro de 6.000 en 1875,<br />

207; en Imus también para una presa 3.000 pesos<br />

y que la hacienda sufrague la cantidad necesaria<br />

para cubrir de hierro galvanizado el techo de la<br />

iglesia del pueblo de Imus, 1878, 209; el Definitorio<br />

autoriza se den 50 pesos para la adquisición<br />

de una colección de plantas disecadas con destino<br />

al Gabinete de Monteagudo y que en adelante<br />

se de anualmente la misma cantidad para limpieza<br />

y conservación del mismo, 1879, 392; acuerda<br />

el Definitorio se suministre al P. Narro, Definidor<br />

y Secretario General cuanto fuere necesario<br />

para su subsistencia en Madrid, 574; asimismo<br />

aprueba dos presupuestos con un total de 4.150<br />

pesos para distintos gastos en el convento de<br />

Manila, 1885 y 1886, 585; item un presupuesto<br />

de 4.560 pesos para acequias y una pequeña<br />

presa en Imus, 1886, 586; se aprueba una ayuda<br />

de 100 pesos al hospicio de Roma para ayuda de<br />

la colocación de un altar de mármol, que se le<br />

había donado, y que se le diga al P. Procurador<br />

en aquella ciudad que manifieste si necesita algo<br />

más 1890, 681; el Definitorio de San Nicolás<br />

toma el acuerdo de proveer a la sustentación de<br />

los religiosos con cargo generalicio en Madrid,<br />

<strong>1891</strong>, 726, 728; b) a entidades y personas ajenas<br />

a la Orden: se entregan 200 pesos para socorrer a<br />

las víctimas de inundaciones en Ilocos y Abra, y<br />

al Párroco de Dasmariñas el hierro galvanizado<br />

necesario para reparar la casa parroquial, <strong>1867</strong>-<br />

1870, 99; para la reedificación de la catedral de<br />

Manila, 150 pesos, 1870, 144; proceda, según su<br />

parecer, el P. Provincial en ayudar a la Sociedad<br />

de Manila para la Enseñanza de Artes y Oficios,<br />

1870, 144; 100 pesos a las recoletas de Ágreda y<br />

200 a los damnificados por un huracán en Filipinas,<br />

1873, 199; a invitación del Gobernador<br />

General de Filipinas se le ofrece un anticipo de<br />

10.000 pesos, reitegrable y al seis por ciento,<br />

1877, 276; un donativo a las recoletas de Ágreda,<br />

1877, 277; regalo de dos imágenes y dos campanas<br />

a los pueblos de Linabo y Sumilao, Mindanao,<br />

1880, 365: 500 pesos para los damnificados<br />

en unas inundaciones en las provincias de Murcia,<br />

Alicante y Almería, 1879, 388; se aprueba la<br />

adquisición de una bomba contra incendios para<br />

el servicio público a indicación del Gobernador<br />

General de Filipinas, 1881, 388; donativo en<br />

especie diario ocasional a las personas necesitadas<br />

de Monteagudo, 1880, 392; a unas religiosas


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 873<br />

de Llanes, Asturias, la limosna solicitada por<br />

ellas, 1884, 445; un donativo a las recoletas de<br />

Alcalá de Henares, 574; el Nuncio en Madrid<br />

agradece en nombre del Papa las cantidades de<br />

9.000 y 8.575 pesos enviados por la Provincia<br />

para el "Dinero de San Pedro", 1886, 1887, 574;<br />

a las recoletas de Serradilla, Cáceres, un donativo<br />

para objetos de culto, 680; se determina que<br />

el convento de Manila abone al Beaterio de Santa<br />

Rita 50 pesos mensuales como gratificación<br />

por el lavado de ropa y 30 el de San Sebastián; la<br />

Provincia facilite a dicho Beaterio anualmente<br />

cien cabanes de palay y el Prior de San Sebastián<br />

ponga en él el servicio de agua, <strong>1891</strong>, 680. Cfr.<br />

Patria, Servicios a la.<br />

BEATIFICACIONES: de los PP. Fray Francisco<br />

de Jesús y Fray Vicente de San Antonio y<br />

otros mártires de Japón, 47y ss.; Breve de la<br />

Beatificación, 811; lista de setenta y dos mártires<br />

japoneses, 814; de Sor Josefa María de Santa<br />

Inés de Benigánim, 847.<br />

Bienes: intento del nuevo Gobierno italiano<br />

de incautación de nuestro hospicio de Roma, 251<br />

y ss.; los bienes de los religiosos españoles en<br />

Roma, el Gobierno español y nuestro P. Procurador,<br />

265 y ss.; a) Provincia de Filipinas: los<br />

Padres Comisarios de las Órdenes religiosas en<br />

Madrid piden al Gobierno facultad de disponer<br />

libremente de todos los bienes, con arreglo a las<br />

Leyes de Indias y derecho canónico; item, declarar<br />

que los bienes de los misioneros de Filipinas<br />

son de la Corporación respectiva y, por ello, los<br />

parientes de aquéllos no tienen derecho alguno,<br />

1877, 270-71; dos reales órdenes sobre los bienes<br />

de las Corporaciones religiosas, 1880, 1882,<br />

383; real orden que autoriza la venta de varios<br />

solares de Manila para atender con su producto a<br />

la construcción de la iglesia de hierro de San<br />

Sebastián, 1887, 584; restablecimiento del derecho<br />

de la Iglesia y Corporaciones religiosas a<br />

disponer de sus bienes en Filipinas, <strong>1891</strong>, 677;<br />

propuesta sobre los cobros por el papel de la<br />

deuda de Méjico propiedad de la Provincia de<br />

San Nicolás, 1890, 680; se acuerda tomar una<br />

casa en Hong-Kong, para vigilar los intereses de<br />

la Provincia en dicha ciudad, 723; concesión a la<br />

Provincia por la Santa Sede para vender o hipotecar<br />

los bienes urbanos y rústicos para emplear<br />

su importe en inversiones seguras, <strong>1891</strong>, 724; las<br />

comunidades religiosas son las únicas herederas<br />

de los bienes poseídos y retenidos por sus religiosos,<br />

según decreto de la Intendencia Grneral<br />

de Filipinas, 1893, 834; b Provincia de Colombia:<br />

estado de los bienes que pertenecieron a<br />

entidades religiosas de Colombia, 338; rescripto<br />

para el arreglo con los referidos bienes, que fueron<br />

de la Provincia de la Candelaria, con sus<br />

compradores, 1878, 339: gestiones para obtener<br />

parte de los 20.000 pesos<br />

recibidos por el Arzobispado de Bogotá, que no<br />

dieron resultado, 343; súplica del P. Rocha al<br />

Papa acerca de las sumas obtenidas de los arreglos<br />

con los compradores de los bienes de las<br />

Corporaciones religiosas, 1884, 506. Cfr. Colectas<br />

y cuotas; Economía; Haciendas.<br />

Biografías notables: Bto. Francisco de Jesús,<br />

29; Bto. Vicente de San Antonio, 36; P.<br />

Mariano Cuartero, 114, 217, 595, 823: P. Domingo<br />

Ballén, 163, 347; Padre Guillermo Agudo,<br />

301; P. Leandro Arrué, 357, 451: P. Juan Félix,<br />

394; P. Juan Gascón, 459; P. Ezequiel Moreno,<br />

629; P. Juan N. Bustamante. 638; P. Enrique<br />

Pérez, 749: P. Joaquín de la Jara, 771; P. Ángel<br />

Barra, 779; P. <strong>Manuel</strong> María Martínez. 784; P.<br />

Gabino Sánchez, 790. Cfr. Actividades varias de<br />

los religiosos.<br />

CANDELARIA, PROVINCIA DE LA: cfr. Aspirantes,<br />

etc.: Bienes; Capítulos Provinciales;<br />

Cartas-circulares; Comisario Apostólico; Informes,<br />

etc.; Ministerios, etc.: Misas; Misioneros;<br />

Misiones; Santa Sede; Sinodo diocesano de Bogotá.<br />

Candelaria, El convento del Desierto y el<br />

colegio de Bogotá de la: entrega al Padre Rocha<br />

por el Gobierno del coro y parte de la galería<br />

pertenecientes a la Candelaria de Bogotá, <strong>1867</strong>.<br />

156; la capellanía del Desierto, 1870-73, 167 y<br />

ss.; legalización de la compra del Desierto, 1878,<br />

324; el edificio del colegio de Bogotá convertido<br />

en seminario conciliar, 1879-80, 341; el vendedor<br />

del convento del Desierto pretende su devolución<br />

y no lo consigue, 1882, 486; el P. Rocha<br />

escribe al Obispo de Tunja sobre el estado del<br />

citado convento y le pide los curatos de Ráquira<br />

y Tinjacá, 1882, 487: dicho Padre obligado a<br />

arrendar al seminario el coro y dos salones de la<br />

Candelaria de Bogotá y contrato del arriendo,<br />

1883, 503; dirige el P. Rocha una súplica al Papa<br />

sobre la iglesia de Bogotá, 1884, 506: el Visitador<br />

P. Enrique Pérez en el convento del Desierto,<br />

1885, 524; nuevamente el asunto de los salones e<br />

iglesia de Bogotá, 1885, 528, y 1889, 620: instalación<br />

de la nueva comunidad en el convento del<br />

Desierto, 1889, 617. Cfr. Culto.<br />

Capítulos Provinciales: a) Provincia de Filipinas:<br />

Cap. de <strong>1867</strong> con Presidente nombrado por el P.<br />

Comisario Apostólico 61; su confirmación con unas<br />

puntualizaciones, 71: Intermedio de <strong>1867</strong>, 85; Cap. de<br />

1870, 109; Inte. de 1871, 10; el P. Comisario Apostólico<br />

recomienda al P. Provincial el nombramiento de<br />

personas dignas para los cargos en el Cap. d 1873,<br />

173: lo confirma con alguna reserva, 180; los Provinciales<br />

han de comunicar las elecciones hechas en<br />

Capítulo o fuera de él al Gobernador General de Filipinas<br />

y éste al Ministerio de Ultramar, 183; Int. de<br />

1874, 189; Cap. de 1876, 260; Int. de 1877, 272; se<br />

confirma por el P. Comisario Apostólico con alguna<br />

indicación, 272; Cap, de 1879, 349; para poder confirmar<br />

uno de los cargos


874 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

consigue el P. Comisario autorización de la Santa<br />

Sede, 1879, 355; lo aprueba el P. Comisario<br />

con advertencias sobre dos actas, de las que<br />

había recibido algún informe en contra, 1879,<br />

357; Int. de 1880, 376; elenco de temas a tratar<br />

en el Capítulo, 405; Cap. de 1882, 407; es aprobado<br />

por el P. Comisario con una salvedad, 411;<br />

Int. de 1883, 428; su confirmación y resolución<br />

del caso del Padre Arrué para asistir al Capítulo<br />

siguiente, 1884, 429; Cap. de 1835, 538; es<br />

aprobado con una reserva, 1885, 542; Int. de<br />

1886, 559; Cap. de 1888, 643; del Padre Provincial<br />

al P. Comisario sobre dos actas del Capítulo,<br />

1888, 648; se aprueba con la excepción de un<br />

acta que queda en suspenso, 1888, 650; Int. de<br />

1889, 669; Cap. de <strong>1891</strong>, 712; intento de hacer<br />

los nombramientos del Cap. de <strong>1891</strong> directamente<br />

por el P. Comisario Apostólico que obtuvo<br />

autorización de la Santa Sede, pero no se llevó a<br />

efecto, 1890-91, 716; se aprueba el Capítulo por<br />

el Padre Comisario con la reserva sobre un acta,<br />

718-19; b) Provincia de Colombia: Cap. convocado<br />

por el Delegado Apostólico para elegir<br />

Provincial y dos Definidores, 1882, 497, 498.<br />

Cardenal Protector: muere el que lo era,<br />

Cardenal Patrizi, y es nombrado el Cardenal<br />

Tomás María Martínelli, 1877, 244; al fallecer<br />

éste se nombra al Cardenal Mariano Rampolla,<br />

1888, 751.<br />

Cargo y Data, Libro de: exactitud en las<br />

anotaciones, Caps. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; el hacendero<br />

de Imus lleve dicho libro por duplicado, Int.<br />

de 1877, 272; se anote con exactitud el recibo y<br />

gasto, incluido lo que se saca de la Procuración,<br />

según las instrucciones al P. Presidente y administrador<br />

de las haciendas, 1887, 561.<br />

Cartas-circulares: a) Provincia de Filipinas: P.<br />

Bienzobas, Provl., de saludo, <strong>1867</strong>, 74; P. Cuartero,<br />

Provl., de saludo, 1870, 118; P. Learte, Provl., de<br />

saludo, 1873, 185; los ejercicios espirituales, 1873,<br />

187; instrucción a los religiosos de nuevas misiones de<br />

Negros, 1876, 201; Padre Bon, Provl., de saludo,<br />

1876, 266; consejos a los religiosos con ocasión de la<br />

muerte de tres de ellos, 1878, 277; los ejercicios espirituales,<br />

1876, 1878, 278: P. Arrué, Provl., de saludo,<br />

1879, 359: anuncio de la Visita, 1879, 362; a su regreso<br />

de la Visita, 1880, 363; a los Priores de Cavite, San<br />

Sebastián y Cebú sobre la observancia, 1879, 365; P.<br />

Saldaña, Vicario Provl., a varios Vicarios Provinciales<br />

con la petición de un informe acerca de varios puntos,<br />

1880, 366; P. Arrué, para que los religiosos le envíen<br />

sermones con objeto de imprimir una colección de los<br />

mismos, 1880, 367; acerca de la solución de los casos<br />

de moral, 1880, 368; los ejercicios espirituales, 1880,<br />

1881, 369; petición a los Párrocos para que contribuyan<br />

a la reparación de los edificios de la Provincia<br />

afectados por los terremotos, 1880, 373; la tercera<br />

edición del "Diccionario Visaya-Español<br />

y Español-Visaya" del P. Juan Félix, 1881, 389;<br />

P. Juan Cruz Gómez, Provl., de saludo, 1882,<br />

414; el uso del hábito blanco y modos de vestir y<br />

calzar, 1882, 418; con ocasión del cólera, 1882,<br />

420; los ejercicios espirituales, 1882, 1883, 420;<br />

los casos de moral, 1882, 422; la colecta del<br />

"Dinero de San Pedro", 1882, 423; con motivo<br />

de un decreto sobre instrucción primaria y enseñanza<br />

del castellano, 1883, 424; anuncio de la<br />

Visita y final de la misma, 1882, 1883, 425; al<br />

finalizar otra Visita, 1884, 430; con ocasión de<br />

su ida a la Península a reponer su salud, 1884,<br />

432; la devoción de la Recolección a San José,<br />

1885, 454; Padre Paredes, Provl., de saludo,<br />

1885, 544; anuncio de Visita, 1885, 547; los<br />

ejercicios espirituales, 1885, 541; la impresión<br />

del "Catecismo de Mazo", 1885, 549; a los Párrocos<br />

a fin de que influyan cerca de los feligreses<br />

para hacer el censo de la población, 1887,<br />

573; a los mismos sobre asistencia e información<br />

en la elección de Gobernadorcillos, 1885, 573;<br />

exhortándoles, al establecerse en Luzón los Gobiernos<br />

civiles, a atender el ruego del Gobernador<br />

Gral. de que presten su valioso apoyo a las<br />

nuevas autoridades, 1886, 573: al remitir copia<br />

de las cartas en que el Nuncio en Madrid da las<br />

gracias en nombre del Papa por las cantidades<br />

enviadas para el "Dinero de San Pedro", 1886,<br />

1887, 573; P. F. de Blas, Provincial, de saludo,<br />

1888, 654; a los religiosos, a fin de que estén<br />

preparados para el último trance, 1888, 657; los<br />

títulos o facultades de los Vicarios Provinciales,<br />

1888, 657; dando ánimos a los misioneros de<br />

Mindoro y Paragua, 1888, 653; explicación de un<br />

envío de libros a los religiosos, 1888, 659; los<br />

ejercicios espirituales, 1888, 89, 90, 659; con<br />

motivo del cólera morbo, 1889, 659; anuncio de<br />

la Visita con algunas advertencias, 1888, 660; de<br />

fin de la Visita, 1889, 661; petición a los religiosos<br />

de Paragua de datos acerca de los aborígenes<br />

de la misma, 1889, 664; se circula el nombramiento<br />

de nuevo Comisario Apostólico, 678; a<br />

los religiosos Párrocos para que ayuden a la obra<br />

de la construcción de la iglesia de hierro de San<br />

Sebastián, 1889, 681; P. Bernad, Provl., de saludo,<br />

<strong>1891</strong>, 725; anuncio de Visita, <strong>1891</strong>, 729; los<br />

ejercicios espirituales, <strong>1891</strong>, 734; b) Provincia<br />

de Colombia: P. E. Pérez, anuncio de su Visita,<br />

1884, 515: al finalizar su comisión, 1885, 530.<br />

Colectas y cuotas: las que deben abonar los<br />

religiosos Párrocos, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 68; se modifica<br />

en el Cap. de 1870, 112, y en el de 1873,<br />

176 y ss.<br />

Colegios: el Gobierno pide un estado del<br />

personal de los mismos, <strong>1867</strong>, 77; supresión de<br />

las casas religiosas establecidas después de la ley<br />

de 29 de julio de 1837, 1868, 88; se exceptúan<br />

los colegios de misioneros de Ultramar, 1868,<br />

90; repercusión en el de Monteagudo de los<br />

sucesos revolucionarios, 1868, 91; el Gobierno


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 875<br />

pide un informe sobre el personal de los Colegios,<br />

1874, 194; haya conformidad en todo en los<br />

tres Colegios, Cap. Fil. 1888, 645. Cfr. Aspirantes,<br />

etc.; Comisario de Filipinas en España;<br />

Estudios.<br />

Comisario Apostólico: a) Comisaría: el P.<br />

G. Sánchez espera inútilmente figurar como<br />

Comisario Apostólico entre los vocales del Concilio<br />

Vaticano I y se traslada a Roma, 1869-70,<br />

235; intención de dar al P. Gabino un Coadjutor<br />

con derecho de sucesión en la Comisaría, 1889,<br />

752; una vez fallecido, gestiones para el nombramiento<br />

de sucesor, <strong>1891</strong>, 754; es designado el<br />

P. Narro, <strong>1891</strong>, 756; se comunica el nombramiento<br />

al P. Provincial de Filipinas, colegios de<br />

la Península, recoletos exclaustrados y religiosos<br />

de Colombia, <strong>1891</strong>, 761; es reconocido el nombramiento<br />

por el Gobierno español, <strong>1891</strong>, 761; se<br />

le concede por la Santa Sede facultad para nombrar<br />

Definidores Generales, <strong>1891</strong>, 762; b) Provincia<br />

de Filipinas: el P. Comisario nombra<br />

Presidente para el Capítulo Provincial de <strong>1867</strong> y<br />

hace unas recomendaciones, 59; se confirma el<br />

reconocimiento y sumisión de los religiosos al P.<br />

Comisario. Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 63 y ss; confirma<br />

interinamente unos nombramientos 1874, 185;<br />

disposición acerca del uso del hábito blanco,<br />

1881, 379; la Provincia de Filipinas presta obediencia<br />

al nuevo Comisario, P. Narro, <strong>1891</strong>, 678;<br />

se aprueba el reconocimiento y sumisión al nuevo<br />

Comisario, Cap. Fil. <strong>1891</strong>, 713; b) Provincia<br />

de Colombia: decreto aceptando la sumisión del<br />

Provincial y religiosos y confirmación del P.<br />

Rocha como Provincial, 1877, 328-31; se reitera<br />

dicho nombramiento del P. Rocha y como sustituto,<br />

en caso de accidente, se designa al P. Bustamante,<br />

1878, 335-36; no se le acepta al P. Rocha<br />

la renuncia al Provincialato, 1881, 346; se<br />

nombra al P. E. Pérez Visitador de la Candelaria,<br />

1884, 512; se contesta al informe remitido por el<br />

P. Visitador con el acta de Visita, 1885, 520;<br />

disposiciones acerca de los religiosos que habían<br />

de pasar a Colombia, 1886, 603; designa por<br />

decreto los siete religiosos destinados a la Candelaria,<br />

1888, 608; nombramiento del Padre<br />

Ezequiel Moreno su Representante en Colombia,<br />

Presidente de la Misión y encargado de la iglesia<br />

de Bogotá, 1888, 609; el P. Narro, nuevo Comisario,<br />

confirma en sus cargos al P. Moreno y al<br />

P. Rocha, <strong>1891</strong>, 628.<br />

Comisario de Filipinas en España: esté sujeto a<br />

elección trienal y pueda ser reelegido, Cap. Fil. <strong>1867</strong>,<br />

65, ss., poderes e instrucciones que le da el Definitorio<br />

Provincial, <strong>1867</strong>, 74; nombre el mismo P. Comisario<br />

por sustitutos suyos al Padre Rector de Monteagudo y<br />

en defecto de ése al de Marcilla, <strong>1867</strong>, 75; no puede,<br />

por sí impetrar reales cédulas o bulas, pero puede<br />

admitir gracias del Rey o de la Santa Sede, <strong>1867</strong>, 75,<br />

76; contesta<br />

a la petición de un informe por el Gobierno sobre<br />

el personal de los colegios, <strong>1867</strong>, 77; otra contestación<br />

en el asunto de los Vicarios Generales,<br />

1868, 82; id. sobre otro informe del personal de<br />

los colegios, 1874, 194; su intervención en la<br />

exención del servicio militar de novicios y profesos,<br />

1873, 1874, 1875, 196; los PP. Comisarios<br />

dirigen al Gobierno cinco peticiones, 1877, 270;<br />

el Comisario P. Minguella pide al Gobierno la<br />

cesión del monasterio de San Millán, 1877, 285;<br />

la misma petición al Obispo de Calahorra, 1877,<br />

286; el citado Padre pide a la Santa Sede la ratificación<br />

de la donación del referido monasterio y<br />

autorización para el establecimiento de un nuevo<br />

colegio, 1878, 289. Cfr. Aspirantes, etc.; Estudios;<br />

Juramento; Lectores; Misioneros; Su envío<br />

a Filipinas, etc.<br />

Constituciones: se recomienda su frecuente<br />

lectura, Cap. Fil. 1882, 410 y ss.<br />

Conferencias: morales y espirituales deben<br />

establecerse en Marcilla propone el Padre Comisario,<br />

1871, 125.<br />

Correcciones, penas y sumarias: el P. Comisario<br />

de la Provincia no admita en Monteagudo a los que<br />

hubieren sido novicios en los conventos de la Península<br />

y a los defectuosos, bajo la irremisible pena de<br />

privación de oficio, en la que incurre también el P.<br />

Rector, si se infringe esta acta, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 64; la<br />

omisión en contestar a la solución de los casos de<br />

moral se podrá castigar según nuestras leyes, Id., 67;<br />

los vicarios Provinciales podrán formar sumaria a los<br />

religiosos curas con causa justa, pero no contra los que<br />

tengan voto en Capítulo y hayan recibido canónica<br />

institución, mas se hará información secreta, si hubiere<br />

lugar, y se informará al Padre Provincial, Id., 67; los<br />

religiosos que envíen algún escrito a las autoridades<br />

superiores y no lo hagan por conducto del P. Provincial,<br />

serán privados de voz activa y pasiva por un<br />

trienio y sujetos a lo que decrete el P. Provincial con<br />

su Definitorio, Id., 68; se nombran los seis Padres<br />

"Jueces de causas" que en unión del P. Provincial<br />

deban entender en los asuntos de expulsión de los<br />

indignos e incorregibles, Cap. Fil. 1882, 411 y ss.; los<br />

PP. Vicarios deberán corregir y amonestar a los religiosos<br />

de sus Vicarías que cometan alguna falta y<br />

podrán poner penitencias que no excedan los nueve<br />

días de ejercicios, 1882, 411; a los transgresores de lo<br />

ordenado sobre el modo de vestir y calzar les deben<br />

castigar los PP. Vicarios como en la anotación anterior,<br />

1882, 419; el Provincial P. J. C. Gómez en su<br />

circular de fin de Visita habla de la corrección fraterna,<br />

1884, 430; cfr. el punto 1.º de los acordados por<br />

los obispos y Provinciales, <strong>1891</strong>, 728.<br />

Cosas notables, Libro de: certificación de los<br />

acontecimientos en dicho libro que se presentará en la<br />

Visita al P. Provincial con los demás libros de estado<br />

de


876 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

las casas parroquiales, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.<br />

Culto: salidas de la iglesia la parroquia de<br />

la Virgen del Camino, <strong>1867</strong>, 101, 1882, 457,<br />

1885, 587; se establece el Apostolado de la Oración<br />

en la iglesia del colegio de Marcilla, <strong>1867</strong>,<br />

102; el culto al Ssmo. Sacramento en la Candelaria<br />

de Bogotá, 159; el culto en la del Desierto,<br />

169; novenario de S. José en Manila, 297; la<br />

festividad de la inmaculada en el convento de<br />

Cebú, 298; se erige el Via-Crucis en el oratorio<br />

del noviciado de Monteagudo, 1878, 300; instalación<br />

de las Cuarenta Horas en la iglesia del<br />

Desierto, 1873, 323; el culto en la Candelaria de<br />

Bogotá, 344; rogativas en Manila con motivo de<br />

los terremotos de 1880, 372; a los religiosos que<br />

habiten con el Padre Comisario en la casahabitación<br />

de Madrid se concede poder celebrar<br />

en el oratorio privado de la misma, 1883, 416; en<br />

la iglesia de Cebú se establece la celebración de<br />

la fiesta de San José los días 19 de cada mes,<br />

trienio 1882-85, 457; triduo en Monteagudo por<br />

la beatificación del agustino Alfonso de Orozco,<br />

1882, 458: id. en San Millán, 459; solemne instalación<br />

canónica de la archicofradia de San José<br />

en la iglesia de Manila, 1885, 577; conmemoración<br />

del XV Centenario de la Conversión de San<br />

Agustín, 1887, 579; comienza a practicarse en<br />

Monteagudo el ejercicio del mes del Corazón de<br />

Jesús, 1885, 587; con motivo del Centenario de<br />

la Unidad Católica y de las promesas del C. de J.<br />

solemne función religiosa en Monteagudo, 1889,<br />

685. Cfr. Beatificaciones.<br />

Curatos: cfr. Ministerios.<br />

DEFINIDORES Y ADITOS: la prohibición de<br />

ser elegido Definidor sin haber sido antes Prior,<br />

1872-73, 137; resolución del Padre Comisario<br />

Apostólico sobre Aditos, 1873-74, 179; nuevamente<br />

sobre los Aditos, 1874-75, 190; se pide<br />

que los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San<br />

Sebastián sean Definidores, 1881, 381; que dos<br />

Definidores permanezcan con el Provincial hasta<br />

el Int. y los otros dos del Int. hasta el próximo<br />

Capítulo, Cap. Fil. 1888, 645; uno de los ex<br />

Provinciales PP. Learte y Gómez pueda ser convocado<br />

al Definitorio privado, 1889, 650; consulta<br />

sobre la necesidad de convocar a los Definidores,<br />

suplir con Aditos la ausencia de alguno<br />

de éstos y resolver los empates, 1890, 675; en<br />

armonía con las Constituciones los Definidores<br />

residan cerca del P. Provincial, Cap. Fil. <strong>1891</strong>,<br />

713; en la confirmación de este Cap. dispone el<br />

P. Cornisario Apostólico que, por ahora, sean<br />

dos los Definidores que residan cerca del Provincial,<br />

<strong>1891</strong>, 718, 719.<br />

Desapropios: obligación estricta de redactarlos<br />

anualmente y dirigirlos cerrados y sellados<br />

a los Vicarios Provinciale, según el "Modo de<br />

administrar". Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; de los<br />

entregados a los<br />

Vicarios éstos avisaran al Provincial, Cap. Fil.<br />

1879, 352.<br />

ECONOMÍA: circular del P. Provincial acerca<br />

de la grave necesidad económica de la Provincia<br />

y su remedio, 1873, 185; ante la escasez de<br />

medios económicos se consigue un rescripto de<br />

la Santa Sede sobre la celebración de misas y su<br />

estipendio, 1885, 445: situación económica de la<br />

Provincia de Filipinas, 1888, 452.<br />

Ejercicios espirituales: determinación sobre<br />

su obligación y lugar donde han de hacerse, Cap.<br />

Fil. 1873, 177 y ss.; disposiciones del P. Provincial<br />

sobre los mismos, 1873, 187; circulares del<br />

Provincial P. Bon, 1876, 1878, 278; el P. Bon<br />

escribe al P. Comisario Apostólico sobre los<br />

ejercicios, 1879, 278: circulares del Provincial P.<br />

Arrué, 1880, 1881, 369: id. del P. Gómez, 1882,<br />

1883, 420; circular del P. Paredes, 1885, 548:<br />

circulares del P. de Blas, 1888, 1889, 1899, 659;<br />

circular del P. Bernad, <strong>1891</strong>, 734.<br />

Elogiosas palabras de personas extrañas a<br />

la Orden: a) para los recoletos en general, 139,<br />

210, 221, 282, 387, 388, 392, 443, 444, 554, 577,<br />

590, 600, 661, 724, 767, 836; b) para algún recoleto<br />

en particular, 156, 203, 205, 228-31, 387,<br />

398-400, 402, 452-53, 472-75, 483, 550-51, 574,<br />

576-77, 591, 597, 786, 792.<br />

Escuelas, enseñanza: los Padres Ministros o<br />

Párrocos y las escuelas, 78; éstos son nombrados<br />

por el Gobierno inspectores de Primera Enseñanza,<br />

<strong>1867</strong>, 79; el Gobierno decreta la reforma<br />

radical de la enseñanza y ante la protesta de los<br />

Prelados diocesanos y regulares de Filininas se<br />

suspende su aplicación en aquellas islas, 1870-<br />

71, 128; para colaborar con el propósito del Gobernador<br />

General de Filipinas el Definitorio<br />

acuerda obligarse a construir por cuenta de la<br />

Provincia los edificios necesarios para Escuelas<br />

normales, 1877, 269; circular del Provincial P.<br />

Gómez con motivo de un decreto sobre la Instrucción<br />

Primaria y enseñanza del castellano,<br />

1883, 424; los agustinos recoletos en el seminario<br />

diocesano de Vigan, 1882-84, 440, y 1887,<br />

574; al llegar nuevo Prelado se acuerda su continuación,<br />

1890, 673; cfr. punto 7.º de los acuerdos<br />

de los Obispos y Provinciales, <strong>1891</strong>, 729; el P.<br />

Provincial nombrado de la Comisión encargada<br />

de los exámenes de aspirantes a maestros de<br />

Instrucción Primaria, <strong>1891</strong>, 734.<br />

Estadísticas: los Párrocos remitan a primeros de<br />

año al P. Provincial, por medio de sus Vicarios, los<br />

estados de almas de sus respectivos ministerios, Cap.<br />

Fil. <strong>1867</strong>, 66 y Ss.; el P. Provincial envía datos estadísticos<br />

de la Provincia en Filipinas para la Exposición<br />

de París, 1877, 277; se publica en 1879 el Estado de la<br />

Provincia en el año anterior, 278; reseña histórica de la<br />

Provincia para la Guía oficial de 1885, 446; estado del<br />

personal en Filipinas, 1888, 652; "Breve reseña de la<br />

Provincia de San Nicolás" para la


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 877<br />

Guía Oficial de 1889, 619; una real orden dispone<br />

el envío de una relación nominal de los individuos<br />

del clero, secular y regular, de Filipinas y<br />

los nombramiencos y cambios que se vayan<br />

verificando, <strong>1891</strong>, 735; Estados anuales de la<br />

Provincia, 852, 853.<br />

Estudios en nuestros colegios: estudien los<br />

colegiales las facultades que marcan las leyes en<br />

armonía con los estatutos del colegio de Monteagudo,<br />

Cap. Fil. 1967, 69 y ss.; examen anual al<br />

fin de curso y envío al P. Provincial de los nombres<br />

de los examinados y notas obtenidas; los<br />

reprobados no puedan pasar al curso siguiente a<br />

otras materias, sino que estudien lo mismo que el<br />

anterior, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 69 y ss.; gestión del<br />

Comisario interino P. Bellido para llevar a Madrid<br />

a dos coristas a estudiar cánones, matemáticas<br />

y lenguas; no obtuvo resultado, 1871, 123; el<br />

citado P. Bellido manifiesta al P. Provincial su<br />

propósito de adquirir algunos instrumentos de<br />

física para el mejor estudio y preparación de los<br />

colegiales, 1871, 126; una cátedra de retórica<br />

sagrada en el colegio de Marcilla, 1874, 208; al<br />

acta de los exámenes de fin de curso se le añade<br />

que la presidencia de los mismos, según Constitución,<br />

corresponde al P. Comisario y Vicario<br />

Provincial, Cap. Fil. 1876, 262 y ss.; y en el de<br />

1885 se añadio "o aquel a quien él delegare",<br />

540; para ampliar en Monteagudo los estudios de<br />

ciencias naturales, se mejora mucho el Gabinete<br />

de física y Museo de historia natural, 1877, 300;<br />

se aprueba el Plan de estudios propuesto por los<br />

PP. Minguella y Mareca, Cap. Fil. 1879, 351 y<br />

ss.; el Plan aprobado, 832; los colegiales estudien<br />

con preferencia las facultades que marcan las<br />

leyes, atendiendo al Plan aprobado, y como los<br />

padres capitulares se enterasen del excesivo<br />

número de días de asueto en perjuicio del aprovechamiento,<br />

se encarga al P. Comisario vigile el<br />

cumplimiento de las leyes en este particular,<br />

Cap. Fil. 1879, 352; se dispone la entrega de<br />

cantidades para la mejora, limpieza y conservación<br />

del Gabinete y Museo de Monteagudo,<br />

1879, 392; plan de estudios presentado por los<br />

PP. Casas y Mayandía, Int. de 1886, 559.<br />

Exclaustrados: el Gobierno dicta facilidades<br />

a los religiosos para su exclaustración, mas<br />

se suspende la orden ante la protesta de los Prelados<br />

diocesanos y regulares de Filipinas, 1870-<br />

71, 129; el Padre Comisario Apostólico hace<br />

nombramientos de exclaustrados para las antiguas<br />

Provincias de Castilla y Aragón, 238; se les<br />

comunica a los recoletos exclaustrados el nombramiento<br />

del P. Narro, nuevo Comisario Apostólico,<br />

<strong>1891</strong>, 761.<br />

Exenciones: dada la ley de reclutamiento de<br />

"quintas", que no excluía del servicio militar a<br />

novicios y profesos, se consigue por fin su exención,<br />

1873, 1874, 1875, 195-99, 1877, 270-71;<br />

exención de la solución<br />

de casos de moral a los Padres ex Provinciales,<br />

Capitulares, ex Definidores y a los que hubieren<br />

cumplido 50 años de edad, Cap. Fil. 1876, 262 y<br />

ss.: se exime de impuestos del Gobiereno a algunos<br />

religiosos, 1888, 666.<br />

FACULTADES: del P. Provincial para dar licencias<br />

ministeriales y patentes para recibir Órdenes<br />

sagradas, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 68 y ss.; los Párroros<br />

den parte al Padre Provincial si reciben<br />

facultades extraordinarias "in foro externo", Id.<br />

67, 540; al P. Comisario Apostólico para nombrar<br />

Definidores Generales, <strong>1891</strong>, 762.<br />

Filipinismos en la lengua española: abacá,<br />

481; batanga, 47$; baroto, 478; caván, 153; panco,<br />

310; tulisán. 85.<br />

GASTOS: los religiosos Ministros se atengan<br />

en cualquiera caso en los de la iglesia parroquial<br />

a las órdenes de sus Prelados diocesanos, Cap.<br />

Fil. <strong>1867</strong>, 64 y ss.; se señalan los que pueden<br />

hacer los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San<br />

Sebastián. Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; en obrar gastos<br />

extraordinarios, etc., en las haciendas se<br />

atenderá a lo que mandan las leyes, según las<br />

instrucciones dadas al P. Presidente y Administrador<br />

de aquellas, 1887, 561.<br />

HÁBITO BLANCO: se pide al P. Comisario<br />

Apostólico se gestione y consiga de la Santa<br />

Sede que los religiosos de Filipinas puedan vestir<br />

el hábito blanco de la misma forma que el negro,<br />

Int. de 1880, 376; es concedido y se deja al arbitrio<br />

del P. Comisario, el cual da una disposición<br />

sobre ello, 1881, 378; circular del Provincial P.<br />

Gómez acerca del uso del hábito blanco, 1882,<br />

418.<br />

Haciendas: las visite el P. Provincial, por sí<br />

o por tercera persona, al término de la recolección,<br />

y los hermanos hacenderos presenten las<br />

cuentas a fines de junio y del año, Cap. Fil. <strong>1867</strong>,<br />

68 y ss.; acuerda el Definitorio buscar terreno<br />

para formar una hacienda, 1868, 84; singular<br />

disposición del Int. de 1868, 85; conveniencia de<br />

designar a un religioso sacerdote para estar al<br />

frente de las haciendas, 1870, 119; disposición<br />

sobre haciendas en el Int. de 1874, 207; el Gobernador<br />

General quiere que la Provincia plante<br />

una hacienda en Cagayán del Norte, Int. de 1877,<br />

272; el hacendero de Imus lleve por duplicado el<br />

libro de Cargo y Data, Id. 272; más acerca de la<br />

hacienda de Cagayán, 1877-79, 274; se aprueba<br />

la construcción de una presa en la hacienda de<br />

Imus y asimismo que ésta sufrague la cantidad<br />

necesaria para cubrir el techo de la iglesia parroquial<br />

de Imus, 1878, 299; devolución al Gobierno<br />

de los terrenos cedidos para la hacienda de<br />

Cagayán del Norte, 1881, 385; se aprueba construir<br />

una presa en la de Imus, 1879, 391; las<br />

haciendas de Imus, San Nicolás y Mutinglupa<br />

tenían sus oratorios o capillas con su campana y<br />

acceso fácil, y en la duda de que fuesen


878 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

públicas, se expone el caso al Arzobispo quien lo<br />

concede, 1881, 391; se levantan los muros de la<br />

presa de la hacienda por 3.927 pesos, 1885, 457;<br />

se aprueba la adquisición de una hacienda en<br />

Mindoro, Int. de 1836, 550; instrucciones al P.<br />

Presidente y administrador de las haciendas,<br />

1887, 561; concesión provisional a la Provincia<br />

de unos terrenos en Mindoro, 1886, 569; se confirma<br />

la concesión de dichos terrenos, 1888, 663;<br />

se aprueba un presupuesto de 4.560 pesos para<br />

acequias y una presa pequeña en Imus, 1886,<br />

586; el Provincial da instrucciones al P. Presidente<br />

y administrador de las haciendas sobre<br />

observancia, etc., 1887, 51; acuerdo del estudio<br />

de la manera de realizar la venta de las haciendas,<br />

<strong>1891</strong>, 723, 724; en la hacienda de San Nicolás<br />

se inaugura un gran depósito de aguas y se<br />

aprueba acomodar el camarín de la de Imus para<br />

tambobo, <strong>1891</strong>, 741. Cfr. Ayudas y donativos.<br />

Hermanos: cfr. Aspirantes, etc.<br />

Hispanismos en el tagalo: arigue, 151; banca,<br />

478; casco, 120; nipa, 225; palay, 153; pantalán,<br />

224: pico, 481.<br />

Hospicio de Roma: una vez tomada Roma<br />

por las tropas piamontesas, el nuevo Gobierno<br />

intenta incautarse del hospicio; consecuencias<br />

para el mismo de la Ley de Regulares; actitud del<br />

P. Procurador con las medidas del Gobierno<br />

español respecto de los bienes españoles en Roma,<br />

1870-1876, 256 y ss.; proyecto, no llevado a<br />

efecto, de establecer en el hospicio una casanoviciado<br />

y un seminario para la Candelaria,<br />

1889, 621; continúa el problema del hospicio<br />

ante las leyes del Gobierno italiano hasta su<br />

resolución favorable, 1880-1892, 763 y ss.; se<br />

concede a los religiosos del hospicio el Calendario<br />

perpetuo aprobado para la Recolección, 1886,<br />

768; mejoras en el edificio del hospicio y su<br />

iglesia, 768.<br />

IDIOMA: ningún religioso sea destinado a<br />

Administrar sin estar aprobado en el idioma<br />

propio del ministerio o curato, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 63<br />

y ss.<br />

Iglesia de hierro de San Sebastian: se<br />

aprueba su construcción, 1883, 454; aprobado el<br />

proyecto, se firma el contrato con la fábrica<br />

constructora y se abren los cimientos, 1886,<br />

1887, 582; se continúa la construcción, contribuyendo<br />

los Párrocos recoletos a la obra, 1888-<br />

1890, 681; el pago de los derechos de aduana por<br />

la importación de los materiales, 1890-93 682;<br />

bendición e inauguración de la iglesia, <strong>1891</strong>,<br />

736; descripción de la misma, 845.<br />

Informes, exposiciones, certificaciones, etcétera:<br />

a) Provincia de Filipinas: los PP. Rectores de los<br />

Colegios con las cuentas anuales remitan una relación<br />

de los religiosos con diversos detalles sobre los mismos,<br />

Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 65 y ss.; los Párrocos envíen los<br />

estados de almas al Provincial, al principio del año,<br />

por conducto<br />

de sus Vicarios respectivos, Id., 66 y ss.; prohibición<br />

a todo religioso de facilitar certificación<br />

alguna a los Jefes de Provincia ni a otra persona<br />

extraña a la Orden. Id., 67 y ss.; al dirigir los<br />

religiosos cualquier escrito a las autoridades<br />

superiores, lo harán por conducto del P. Provincial,<br />

de no hacerlo así serán castigados. Id. 68 y<br />

ss.: en el de 1873 se añade que lo mismo se hará<br />

con todo escrito que haya de ver la luz pública,<br />

177; informe del P. Arrué sobre un suceso acaecido<br />

en la provincia de Negros Oriental, 1879,<br />

362; el P. Saldaña, Vicario en ausencia del P.<br />

Provincial, pide a varios Vicarios Provinciales<br />

informaciones acerca de diversos puntos, 1880,<br />

366; los Vicarios, al girar el P. Provincial la<br />

Visita a sus Vicarías, le entreguen un informe<br />

reservado de la conducta, estado físico y aptitud<br />

intelectual de todos los religiosos de sus Vicarías<br />

que no hayan cumplido los 30 años de edad, Cap.<br />

Fil. 1882, 409; informes del Provincialato acerca<br />

del establecimiento en Filipinas de los capuchinos<br />

y benedictinos, 1884, 439; informes del P. G.<br />

Díez al P. Provincial sobre la Visita a su Vicaría<br />

de la Paragua, 1887, 562; el Gobernador General<br />

de Filipinas ruega a los Párrocos que no dejen de<br />

remitir al Jefe de provincia respectivo informe de<br />

la conducta y antecedentes de los individuos<br />

propuestos en terna para GobernadorcilIos, 1885,<br />

573; a petición del mismo Gobernador Gral. el P.<br />

Provincial ha de informarle acerca de las ventajas<br />

e inconvenientes de la inmigración en el país<br />

de chinos y japoneses, 1889, 679; b) Provincia<br />

de Colombia: informe sobre el convento del<br />

Desierto con súplica para pedir limosna a fin de<br />

adquirirlo, 1875, 317: a petición del Delegado<br />

Apostólico, el P. Rocha le informa del estado de<br />

la orden en Colombia, 1882, 490, 491; respuestas<br />

de los recoletos colombianos a la pregunta de<br />

dicho Delegado sobre cuántos estaban dispuestos<br />

a reunirse en comunidad, 1882, 493, 494; escrito<br />

del Padre Rocha al Delegado acerca de las propuestas<br />

de éste en una reunión con varios recoletos,<br />

1882, 497; con el acta de Visita envía el P.<br />

E. Pérez un informe al P. Comisario Apostólico,<br />

y contestación de éste, 1884-85, 518.<br />

Inventario: lo deje hecho el religioso Párroco<br />

al cesar en un ministerio: si no lo hubiere<br />

recibido al hacerse cargo del mismo, avise al P.<br />

Provincial, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 68 y ss.<br />

JURAMENTO: de regresar a Filipinas el Padre<br />

Comisario de la Provincia y demás religiosos<br />

que desde dichas islas vuelvan a la Península con<br />

algún cargo, cuando cesen en el mismo. Cap. Fil.<br />

<strong>1867</strong>, 64 y ss.; el de la Constitución española de<br />

1869, 97; el que hicieron, de ir a Filipinas al<br />

emitir la profesión de votos simples, 817.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 879<br />

LECTORES: los PP. Comisario y Rector, de<br />

común acuerdo, efectúen las oposiciones del<br />

religioso capaz y se comunique al P. Provincial<br />

el resultado, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 64 y ss.; los Lectores<br />

no sacerdotes continúen, por ahora, con voz y<br />

voto en el Capítulo conventual, 1873, 136; se<br />

pide a la Santa Sede que declare que los años<br />

pasados por los Lectores en la enseñanza se<br />

consideren como pasados en las misiones; no hay<br />

noticia de que se concediera, 1879, 356: los<br />

Lectores exentos del Coro en algunas fiestas,<br />

1887, 565.<br />

Libros canónicos: obligación de presentarlos<br />

en la Visita del P. Provincial, así como los<br />

fondos de las iglesias, Cap. Fil. 1873, 175 y ss.;<br />

los PP. Vicarios vean si partidas de bautismos,<br />

defunciones y casamientos están bien e íntegros<br />

los fondos de fábrica. Id. 175; cfr. el punto 1.º de<br />

los acuerdos de los Obispos y Provinciales. <strong>1891</strong>,<br />

728.<br />

MINISTERIOS, CURATOS, PARROQUIAS; a)<br />

Provincia de Filipinas: los de los religiosos<br />

agraciados con oficios que exijan residencia<br />

personal en Manila, quedan vacantes, según real<br />

cédula de 1801, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 63 y ss.; se destine<br />

dos religiosos a cada uno de los ministerios<br />

aislados, 1873, 177; ningún religioso sea propuesto<br />

para curatos con título de propiedad sin<br />

guardarse las formalidades que son de Constitución<br />

para oficios con voto en Capítulo y, si sucediere<br />

tener que proveer alguno de estos curatos<br />

entre el Capítulo Provincial y el Intermedio, lo<br />

verifique el Provincial y su Definitorio. Cap. Fil.<br />

1879, 351; se modifica lo anterior de este modo:<br />

cuando se haya de proponer un religioso para<br />

curato con títulos de propiedad lo verifique el P.<br />

Provincial, poniéndose antes de acuerdo con los<br />

del Definitorio. Cap. Fil. 1882, 408; el asunto del<br />

traspaso de los ministerios de los recoletos a los<br />

jesuitas en Mindanao y la entrega a aquéllos de<br />

otros a cambio, 1882-84, 434; arreglo en los<br />

curatos, como consecuencia de la Visita del P.<br />

Provincial en Filipinas, 1889, 662; proyecto del<br />

Gobernador Gra. de aquellas islas sobre curatos,<br />

1890, 673; cfr. punto 2.º de los acuerdos de los<br />

Obispos y Provinciales, <strong>1891</strong>, 729; b) Provincia<br />

de Colombia: disposiciones del Delegado Apostólico<br />

de Colombia acerca de los religiosos y sus<br />

servicios en parroquias, 1884, 501.<br />

Ministros y Párrocos: se atengan a las órdenes<br />

de sus Diocesanos en las obras y gastos en<br />

sus iglesias. Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 64 y ss.; envíen al P.<br />

Provincial los estados de almas a primeros de<br />

año, Id. 66; obedezcan las órdenes superiores;<br />

den parte al P. Provincial si reciben facultades<br />

extraordinarias "in foro externo" de la autoridad<br />

eclesiástica, Id. 66; sean exactos en el libro de<br />

Cargo – Data, Id. 67; al cesar en un ministerio,<br />

dejen inventario, Id. 68; se les declara Priores<br />

locales, Id. 68; abonen el pago señalado<br />

del tanto por ciento de los estipendios, Id. 68; al<br />

ausentarse por más de un mes, den la tercera<br />

parte de los emolumentos recibidos al religioso<br />

que le sustituya, Id. 69, y se modifica en Cap. de<br />

1873, 176; se reforma el tanto por ciento indicado,<br />

Cap. Fil. 1870, 112; redacción anual de los<br />

desapropios, Cap. Fil. 1873, 176; nuevamente el<br />

tanto por ciento de los estipendios y las provisiones<br />

al religioso sustituto en un ministerio, Id.<br />

176; el Gobernador Gral. dispone que los Párrocos<br />

sean Presidentes de las Juntas locales y Vocales<br />

de las Juntas provinciales encargadas del<br />

estudio de la reforma del régimen municipal de<br />

Filipinas, 1883, 444; los Párrocos informen al<br />

Jefe de provincia respectivo sobre la conducta y<br />

antecedentes de los individuos propuestos para<br />

Gobernadorcillos, 1885, 573; cfr. puntos 3.º y 4.º<br />

de los acuerdos de los Obispos y Provinciales,<br />

<strong>1891</strong>, 729.<br />

Misas: a) Provincia de Filipinas: disposiciones<br />

sobre su aplicación, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 68 y<br />

ss.; en el dar limosnas de misas a eclesiásticos se<br />

esté a la costumbre antigua, Int. de 1871, 132;<br />

los religiosos Compañeros celebren a intención<br />

de sus respectivos Priores, y, al recibir limosnas<br />

para misas, las entreguen a los mismos, Cap. Fil.<br />

1876, 263 y ss.; rescripto pontificio para el mejor<br />

cumplimiento de las misas fijas o manuales de<br />

Requiem cantadas en las iglesias nuestras de<br />

Filipinas, 1879, 277; otro rescripto sobre la celebración<br />

de misas y su estipendio, 1885, 445,<br />

1890, 680; b) Provincia de Colombia: la Santa<br />

Sede dispensa a los religiosos de la Candelaria<br />

de la obligación de cumplir unos legados píos de<br />

misas, 1873. 166.<br />

Misioneros: a) Su envío a Filipinas y regreso<br />

a la Península: el P. Comisario de la Provincia<br />

no envíe a religioso alguno que no tenga 22<br />

años de edad, a no ser por motivos de salud, Cap.<br />

Fil. <strong>1867</strong>, 69 y ss.; el P. Comisario les acompañará<br />

hasta el puerto de embarque, irán provistos<br />

de suficiente ropa y calzado y obedecerán a un<br />

Presidente nombrado por el P. Comisario, <strong>1867</strong>,<br />

75; se trata nuevamente del regreso a la Península<br />

y de la vuelta desde ésta a Filipinas, 79; expediente<br />

sobre este asunto, 1866-68, 816; al regreso<br />

de Filipinas de un religioso con cargo o por enfermedad<br />

puede concederle el P. Provincial, para<br />

usos religiosos, hasta mil pesos del dinero que el<br />

religioso tuviere en la Procuración, 1837, 187; el<br />

pago por la conducción de religiosos, 1877, 271;<br />

llegada a Filipinas de misioneros durante los<br />

años <strong>1867</strong>, <strong>1891</strong>, 97, 142, 200, 283, 390, 442,<br />

570, 676, 735; b) a Colombia: insiste el P. Rocha<br />

en el envío de algunos religiosos a la Provincia<br />

de la Candelaria, 1879-1880, 345; le cede tres la<br />

Provincia de San Nicolás, 1881, 380; nuevamente<br />

sobre la ida de recoletos españoles, 1882, 485-<br />

86; viaje a España del P. Bustamante para el


880 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

mismo asunto y regresa a Colombia conel P. E.<br />

Pérez, nombrado Visitador, 1884, 511: éste habla<br />

de su comisión con el Delegado Apostólico,<br />

1385, 526: cede la Provincia de San Nicolás a la<br />

de la Candelaria cinco religiosos 1886, 556:<br />

disposiciones del P. Comisario Apostólico sobre<br />

los que habían de pasar a Colombia, 1086, 602;<br />

se retrasa su envío, 604; elección de los siete que<br />

han de ser enviados, 1888, 606: bendición apostólica<br />

para los mismos, 1883, 607; designación<br />

oficial de los siete misioneros, 1888, 608; nombramiento<br />

del P. E. Moreno Presidente de la<br />

Misión, 1888, 609; 105 siete misioneros en Madrid,<br />

viaje a Colombia, etc.. 1883-69, 611 y ss.:<br />

envío de una segunda misión, 1889-90, 622.<br />

Misiones: a) Provincia de Filipinas: al<br />

crearse el Gobierno Político Militar de la Paragua,<br />

1872, 138; no se acepta la Misión de Joló,<br />

como pedía el Gobernador Gral. de Filipinas, ni<br />

la de Borneo, como indicaba el Nuncio en Madrid,<br />

1876, 268, estado de las Misiones de Negros<br />

y de Bohol, 1878, 278; el Gobernador Gral.<br />

alaba la labor de nuestros misioneros de Negros,<br />

1878, 282; Plan para la reducción de los infieles<br />

del Norte de Luzón, 1876-81, 386; otro Plan para<br />

nuevas Misiones en la Paragua, 1882, 387; nuevamente<br />

sobre el citado Plan, 1884, 437; id.<br />

1885-86, 552; se nos ofrecen las de Fernando<br />

Poo y no se aceptan, 1879-82, 417; he habla de<br />

las Misiones de Mindoro en un informe del Vic.<br />

Prov., P. de Blas, 1884, 439; se crean dos nuevas<br />

Vicarías Provinciales, 1885, 547; el asunto de las<br />

islas Carolinas, 1885, 550; se pide la adjudicación<br />

a los recoletos de la administración espiritual<br />

de Misamis, 1687-88, 566; nuevamente<br />

sobre este asunto, 1888, 663; Plan de Misiones<br />

para Mindoro, 1836-87, 568; el P. Provincial<br />

pide a los misioneros de Paragua datos sobre los<br />

aborígenes, 1889, 664; proyecto de nuevas Misiones<br />

en Negros, 1889-91, 664; se trasladan de<br />

lugar tres de las creadas en Mindoro, 1890, 676;<br />

b) Provincia de Colombia: proyecto para el restablecimiento<br />

de las Misiones de Casanare y<br />

expedición a Los Llanos, 1889-90, 625; documentos<br />

acerca del restablecimiento de las citadas<br />

Misiones, 1889, 836.<br />

Modo de administrar: se recomienda su lectura<br />

y su cumplimiento, en especial de algunos<br />

artículos, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; en el de 1873<br />

se repite con algunas explicaciones, 176; se reimprime<br />

el libro en 1376, 276.<br />

Moral, Casos de: se propongan mensualmente<br />

dos y los omisos en contestar podrán ser castigados,<br />

Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; en el de 1876, 262 y ss., se<br />

excluyen de su resolución los meses de marzo, abril,<br />

mayo y junio, y también los Padres ex Provinciales,<br />

Capitulares, ex Definidores y los que hayan cumplido<br />

50 años de edad; circular del Provl. Padre Arrué sobre<br />

los casos de moral, 1880, 368; los dos casos, después<br />

de ser resueltos<br />

y censurados por los Padres nombrados "ad hoc"<br />

por el P. Provincial, se darán a la imprenta y<br />

luego se enviará un ejemplar a cada religioso,<br />

Cap. Fil. 1882, 410 y ss.; circular del Provl. P.<br />

Gómez sobre los casos, 1882, 422.<br />

NOVICIOS: cfr. Aspirantes, etc.<br />

OBISPOS: es preconizado para la diócesis de<br />

Nueva Segovia el P. Cuartero, 1874, 212; se<br />

retrasa el paso de las bulas por el Gobierno español<br />

y es consagrado en 1875, 216; el P. Arrué es<br />

nombrado por el Gobierno y luego preconizado<br />

por el Papa para la Sede episcopal de Jaro, 1884-<br />

85, 449, 450; pase regio a las bulas y consagración<br />

del P. Arrué, 1885, 575, 576; breve resumen<br />

de la historia del nombramiento de obispos en<br />

España, 824.<br />

Obras, reparaciones y mejoras en los conventos<br />

e iglesias: de Cavite, 101, 145, 206, 298,<br />

375, 391, 456, 685; de Cebú, 101, 145, 206, 298,<br />

391, 457, 586, 685; de Manila, 100, 145, 206,<br />

297, 374, 390, 454, 584, 684, 741; de Marcilla,<br />

103, 145, 300, 393, 459, 686, 741; de Monteagudo,<br />

299, 392, 457, 588, 685; de San Millán, 393,<br />

459, 686; de San Sebastián, 145, 207, 299, 455,<br />

683.<br />

Obras Pías: a propuesta del Obispo de Jaro<br />

se encarga la Provincia de la administración de<br />

una Obra Pía en Cuyo, 1870-73, 145; se establece<br />

en el convento de Manila la Obra Pía de San<br />

José para la celebración de su novenario y su<br />

fiesta, 1878, 296; los fondos de la de Somonte y<br />

Taboada se aplican a las misiones de Paragua y<br />

Mindoro, 1887, 574; cede la Provincia para aumento<br />

de la Obra Pía de San José 10.000 pesos,<br />

1886, 585; se dispone que los Priores estudien<br />

las cláusulas de las fundaciones y estado actual<br />

de cada Obra Pía, 1889, 668; se acuerda dedicar<br />

un religioso a adminisirar todas las Obras Pías,<br />

<strong>1891</strong>, 723.<br />

Observancia y disciplina religiosa: la que<br />

deben observar los religiosos destinados a Filipinas<br />

en el puerto de embarque, <strong>1867</strong>, 75; el Comisario<br />

interino P. Bellido pide que en el próximo<br />

Capítulo se consignen algunas bases que ordenen<br />

la disciplina monástica a la vez que estimulen el<br />

bien y aplicación a los estudios, 1871, 125; cfr.<br />

carta circular del Padre Arrué a su regreso de la<br />

Visita, 1880, 363; circular del mismo a los Priores<br />

de Cavite, San Sebastián y Cebú sobre observancia,<br />

1879, 365; instrucciones para el Seminario<br />

de Vigan, 1884, 441; instrucciones al P. Administrador<br />

de las haciendas, 1687, 561; haya<br />

conformidad en los tres colegios, Cap. Fil. 1888,<br />

645; circular del P. de Blas al final de la visita,<br />

1889, 661; cfr. punto 1.º de los acuerdos de los<br />

Obispos y Provinciales, <strong>1891</strong>, 728.<br />

Órdenes y disposiciones de la autoridad eclesiástica<br />

o civil: se obedezcan no siguiéndose perjuicio<br />

a tercero; si esto se teme, comuníquese al P. Provincial,<br />

Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 66 y ss.; el Gobierno pide


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 881<br />

un estado del personal de los colegios, <strong>1867</strong>, 77;<br />

nombra a los Párrocos inspectores de Enseñanza<br />

Primaria, <strong>1867</strong>, 19; sobre el regreso de los religiosos<br />

desde Filipinas y su vuelta a aquellas islas<br />

79; el nombramiento de Vicarios Generales de<br />

las Órdenes religiosas, 81; supresión de las casas<br />

religiosas establecidas después de la ley de 29 de<br />

julio de 1837 y la excepción hecha de las de los<br />

Misioneros de Ultramar, 1868, 88; decreta el<br />

Gobierno la unificación de fueros, extendida por<br />

el Ministerio de Ultramar a las provincias ultramarinas,<br />

de lo cual protestan los Provinciales de<br />

Filipinas, 1868-69, 96; decreto del Gobierno con<br />

la reforma radical de la enseñanza y otro con<br />

facilidades a los religiosos para la exclaustración;<br />

protestan los Obispos y Provinciales de<br />

Filipinas y se suspende su aplicación, 1870-71,<br />

128; decreto que establece un Gobierno Político<br />

Militar de la Paragua, 1871, 138; pide el Gobierno<br />

un informe sobre el personal de los colegios,<br />

1874, 194; ley sobre el reclutamiento para el<br />

servicio militar sin excluir a novicios y profesos,<br />

1873, 196; se les declara exentos de dicho servicio,<br />

1873-74-75, 197; y asimismo 1877, 270-71;<br />

real orden que autoriza el establecimiento en la<br />

Península de residencias de dos o más religiosos<br />

para explorar y dirigir vocaciones, enseñanza de<br />

latín, etcétera, 1877, 271; el Gobierno autoriza la<br />

instalación de los recoletos en el monasterio de<br />

San Millán, 1878, 286; y por su parte el señor<br />

Obispo de Calahorra da su autorización para que<br />

se instalen en su diócesis, cediéndoles el citado<br />

monasterio, 1878, 287; dos reales órdenes sobre<br />

los bienes de las Corporaciones religiosas, 1880,<br />

1882, 383; otra con la autorización para vender<br />

sus solares en San Sebastián y con su producto<br />

atender a la construcción de la iglesia de hierro,<br />

1887, 584; reglamento sobre impuestos, 1888,<br />

666; por real orden se deniega la petición de que<br />

la iglesia de hierro en construcción sea considerada<br />

de utilidad pública y por ello exenta de pago<br />

de aduanas por importación de materiales; como<br />

consecuencia se abona su importe, mas se recurre<br />

y otra real orden deja sin efecto la anterior y se<br />

recuperan las cantidades ya ingresadas, 1890-93,<br />

682; real orden que dispone el envío de una relación<br />

nominal del clero secular y regular de Filipinas<br />

y los nombramientos y cambios que se<br />

vayan haciendo, <strong>1891</strong>, 735; real orden reconociendo<br />

el nombramiento de nuevo Comisario<br />

Apostólico, P. Narro, <strong>1891</strong>, 761; reales órdenes<br />

en el expediente sobre el regreso a la Península<br />

de religiosos destinados a Filipinas, 1866-68,<br />

816-20; decreto con la supresión de las casas<br />

religiosas establecidas después de la ley del 29<br />

de julio de 1837, 821; rescripto sobre la propiedad<br />

del monasterio de San Millán, 1948, 830;<br />

decreto de la Intendencia General de Filipinas<br />

por el que se<br />

declara que las Comunidades religiosas son las<br />

únicas herederas de los bienes poseídos y retenidos<br />

por sus religiosos, 834; Colombia: respuesta<br />

del Arzobispo de Bogotá a una exposición del P.<br />

Rocha referente a la compra del convento del<br />

Desierto, 1876, 318.<br />

Órdenes sagradas: se faculta al P. Provincial<br />

para dar patentes a los religiosos con el fin<br />

de que puedan recibir Órdenes sagradas, Cap.<br />

Fil. <strong>1867</strong>, 68 y ss.; se declara y amplía el privilegio<br />

concedido a la Provincia de San Nicolás<br />

sobre la edad y tiempo de recibir las sagradas<br />

Órdenes, 1877, 276.<br />

PÁRROCOS: cfr. Ministros.<br />

Parroquias: cfr. Ministerios.<br />

Patria, Servicios a la: autoriza el Definitorio<br />

tomar bonos de un empréstito dispuesto por<br />

el Gobierno español, 1869, 99; el convento de<br />

Marcilla cede al Ayuntamiento del pueblo para<br />

camas del hospital de sangre de Tafalla 40 banquillos<br />

de madera y 60 tablas en 1873 y otros 18<br />

banquillos y 27 tablas en 1874, 208-9; a propuesta<br />

del General Moriones el Padre Mareca se<br />

traslada a Estella a pedir al Jefe carlista la promesa<br />

de respetar el puente y la estación del ferrocarril<br />

de Marcilla; no pudo obtenerla, 1873,<br />

209; expedición militar contra Joló en 1876 con<br />

intervención de varios recoletos, en especial del<br />

P. Zueco, y ayuda la Provincia con 6.000 pesos,<br />

219 y ss.; para colaborar en el propósito del<br />

Gobernador General de Filipinas, acuerda el<br />

Definitorio obligarse a construir, por cuenta de la<br />

Provincia, los edificios necesarios para Escuelas<br />

normales, 1877, 269; a invitación del mismo<br />

Gobernador se le ofrece por la Provincia un<br />

anticipo de 10.000 pesos, reintegrables y al seis<br />

por ciento, 1877, 276; cfr. Ayudas y donativos.<br />

Personalidades en nuestras casas: en Marcilla:<br />

Barrio y Fernández, Arzobispo de Valencia, 1861,<br />

102; General Moriones, 1873, 209; Alfonso <strong>XII</strong>, 1875,<br />

210; José Oliver, Obispo de Pamplona, 1876, 211;<br />

Bianchi, Nuncio en Madrid, 1882, 459; Antonio Ruiz<br />

Cabal, obispo de Pamplona, 1889, 849; en Monteagudo:<br />

Cardenal García Gil, Arzobispo de Zaragoza, y<br />

Cosme Marrodán, Obispo de Tarazona, 1868, 102;<br />

Ramón Fernández Lafita, Obispo de Jaca, 1882, 392,<br />

850; Bianchi, Nuncio en Madrid, 1882, 458; Álvarez<br />

Estrada, Marqués de Camarines; <strong>Manuel</strong> Pignatelli,<br />

Duque de Solferino; Amancio Bobadilla, ex Diputado<br />

carlista, y Francisco Aisa, Barón de la Torre, 1882,<br />

458; Vicente Alda, Obispo de Huesca, 1889, 850; en<br />

San Millán, Gabino Catalina del Amo, Obispo de<br />

Calahorra, 1878, 292.<br />

Predicadores conventuales: Se establezcan en<br />

nuestros conventos, 173.<br />

Prioratos: el Priorato vocal de Dapitan se traslada<br />

a Maridaue con todas las prerrogativas anejas al<br />

mismo, 1871, 127, id. de Bislig a Dumaguete, 1872,<br />

135; se


882 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

pide la erección de cuatro Prioratos más, 1881,<br />

381; el de Tandag a Santa Cruz de Manila, 1884,<br />

431.<br />

Priores locales: los Priores en propiedad de<br />

los conventos de Cavite, Cebú y San Sebastián<br />

no sean obligados a residir en dichos conventos,<br />

Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 63, 1870 y 1873; en el de 1876,<br />

como hubiesen cesado las causas de la anterior<br />

disposición, se declara la obligación de dicha<br />

residencia, 261.<br />

Privilegios: los religiosos destinados a administrar<br />

como Curas usarán los privilegios<br />

concedidos por nuestras leyes, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 69<br />

y ss.; los que hayan administrado 20 años, o<br />

desempeñado ciertos oficios por cinco con éxito<br />

pueden optar al retiro en el convento que elijan<br />

con el beneplácito del P. Provincial. íd., <strong>1867</strong>, 69<br />

y ss.; en el de 1876 se añade que los que se retiren<br />

al de Manila gozarán de las exenciones concedidas<br />

a los sexagenarios, 262; y en el de 1882<br />

se agrega también que disfrutarán de las exenciones<br />

que según la ley tienen los Lectores Jubilados,<br />

410; sobre el privilegio de los religiosos<br />

de la Provincia de San Nicolás acerca de la edad<br />

y tiempo para recibir las Órdenes sagradas, 1877,<br />

276; rescripto sobre la celebración de misas fijas<br />

o manuales de Requiem cantadas en iglesias de<br />

nuestros religiosos en Filipinas, 1879, 277.<br />

Profesión religiosa: los PP. Rectores de<br />

Monteagudo y Marcilla, antes de la admisión a<br />

los votos simples y solemnes, den cuenta al P.<br />

Comisario Apostólico y se atengan a su resolución,<br />

1873, 136; la Santa Sede extiende a los<br />

recoletos la declaración hecha a los dominicos<br />

sobre votos simples y profesión, y además el P.<br />

Comisario Apostólico consigue que en el punto<br />

que trata de la expulsión, se incluyan a los prófugos<br />

y apóstatas, 1877, 245; texto del juramento<br />

de ir a Filipinas que se hacía al emitir la profesión<br />

de votos simples, 817.<br />

Profesos: cfr. Aspirantes, etc.<br />

RETRIBUCIÓN: el Párroco que se ausente de<br />

su parroquia más de un mes dará al que le sustituya,<br />

si es de la Orden, la tercera parte de los<br />

proventos recibidos. Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 69, y 1870;<br />

y en el de 1873 se dispone que le provea de todo<br />

lo necesario y, si la ausencia es de más de cuatro<br />

meses, determine el P. Provincial lo que sea<br />

justo, 176 y ss.<br />

SAN MILLÁN, FUNDACIÓN DEL COLEGIO<br />

DE: historia de la misma desde sus antecedentes,<br />

1877-1878, 283 y ss., 826; examen del estado<br />

material del edificio y su remedio, 1888, 686: el<br />

Definitorio autoriza su venta o cesión, que no se<br />

lleva a efecto, <strong>1891</strong>, 722; descripción del Monasterio<br />

y sus pertenencias, 826; rescripto pontificio<br />

sobre su propiedad, 1948, 830.<br />

Santa Sede: a) Comisaría Apostólica: se extiende<br />

a los recoletos una declaración<br />

pontificia hecha a los dominicos sobre los votos<br />

simples y la profesión y además consigue el P.<br />

Comisario Apostólico que en el punto que habla<br />

de la expulsion se incluya también a los prófugos<br />

y apóstatas, 1877, 245; el Cardenal Martinelli,<br />

nombrado Protector de la Orden, 1877, 244;<br />

tomada Roma por las tropas piamontesas, los PP.<br />

Comisarios y Procuradores Generales españoles<br />

en Roma ofrecen un donativo y su homenaje a<br />

Pío IX, 1871, 250; rescripto para que el P. Comisario<br />

Apostólico pueda confirmar en su cargo al<br />

P. Narro, Comisario de la Provincia de Filipinas,<br />

1879, 356; íd. con la concesión de poder celebrar<br />

en el oratorio de la casa-habitación en Madrid del<br />

P. Comisario todos los religiosos que habitasen<br />

con él, 1883, 416; decreto de la S. Cong. de<br />

Ritos sobre las preces al final de las misas, 1884,<br />

445; rescripto por el que se autoriza al P. Narro<br />

el desempeño simultáneo de Definidor y Secretario<br />

General y de Rector de Marcilla, 1883, 745-<br />

46; se aprueba el nuevo Calendario perpetuo para<br />

la Recolección, 1886, 748; confirmación del<br />

nuevo Procurador General en Roma, P. E. Pérez,<br />

1887, 748; el Cardenal Rampolla Protector de la<br />

Orden, 1888, 751-52; decreto con el nombramiento<br />

del nuevo Comisario Apostólico P. Narro,<br />

<strong>1891</strong>, 758; se le concede la facultad de nombrar<br />

algunos Definidores Generales, <strong>1891</strong>, 762;<br />

Beatificación de Inés de Benigánim, 1888, 847;<br />

b) Provincia de Filipinas: procesos de beatificación<br />

de los mártires de Japón, 1687-<strong>1867</strong>, 47;<br />

Breve de la Beatificación, 811; preconización del<br />

P. Cuartero para el obispado de Nueva Segovia,<br />

1874, 212; se declara y amplía el privilegio concedido<br />

a la Provincia sobre la edad y tiempo para<br />

recibir sus religiosos las Órdenes sagradas, 1877,<br />

276; rescripto sobre las misas fijas o manuales de<br />

Requiem cantadas en las iglesias de nuestros<br />

religiosos en Filipinas, 1879, 277; la Santa Sede<br />

ratifica la donación del monasterio de San Millán<br />

hecha por el Obispo de Calahorra a los agustinos<br />

recoletos y autoriza a estos la erección en él de<br />

un colegio, 1878, 289: rescripto pontificio sobre<br />

la propiedad del monasterio, 1948, 830; se obtienen<br />

varias gracias en la celebración de la fiesta<br />

de San José en el convento de Manila, 1878, 297;<br />

concesión del hábito blanco a los recoletos de<br />

Filipinas, 1881, 378: indulgencia plenaria a los<br />

que visiten la imagen de San José de la iglesia de<br />

Manila, 1880, 390; autorización acerca de la<br />

celebración de las misas manuales y su estipendio,<br />

1885, 445; 1890, 680; el P. Arrué preconizado<br />

para el Obispado de Jaro, 1885, 450; León<br />

<strong>XII</strong>I eleva la Cofradía de San José de la iglesia<br />

de Manila a Archicofradía a la que deben agregarse<br />

las Cofradías establecidas o que se establecieren<br />

por los recoletos en Filipinas, e indulgencias<br />

y privilegios de las Cofradías, 1883, 453;


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 883<br />

se autoriza que los fondos de la obra Pía de Salmonte<br />

y Taboada se apliquen, en lugar de las<br />

misiones de Mindanao, a otras de la Provincia,<br />

1887, 574; se concede al Comisario Apostólico,<br />

P. Gabino, el poder hacer por sí mismo los nombramientos<br />

de la Provincia para el trienio <strong>1891</strong>-<br />

1894; muerto dicho Padre, se faculta a su sucesor<br />

para llevar a efecto la anterior autorización, pero<br />

ya no tiene lugar, 1890-91, 716; se autoriza a la<br />

Provincia la venta o hipoteca de los bienes urbanos<br />

y rústicos y el empleo de su importe en inversiones<br />

seguras, <strong>1891</strong>, 724: el Papa otorga<br />

diversas gracias con motivo de la inauguración<br />

de la iglesia de S. Sebastián, 739; se autoriza al<br />

P. Narro el desempeño simultáneo de los cargos<br />

de Definidor y Secretario General con el de Rector<br />

de Marcilla, 1883, 745-46; b) Provincia de<br />

Colombia: se dispensa a los religiosos de la Candelaria<br />

de la obligación de cumplir unos legados<br />

píos de misas, 1873, 167; se autoriza la compra<br />

del convento del Desierto, el establecimiento en<br />

él de una comunidad, la apertura del noviciado y<br />

la sujeción de los recoletos candelarios al legítimo<br />

Prelado Superior residente en España, 1876,<br />

320; rescripto para el arreglo con los compradores<br />

de los bienes que fueron de la Provincia de la<br />

Candelaria, 1878, 340; bendición apostólica a los<br />

primeros siete religiosos destinados a Colombia<br />

y recomendación del Cardenal Rampolla al Arzobispo<br />

de Bogotá, 1888, 607; dispensa "ad<br />

triennium" de la petición de testimoniales para<br />

nuestros novicios de la Candelaria, 1890, 622;<br />

concesión a la Provincia de la Candelaria del uso<br />

del Calendario perpetuo aprobado para la Recolección,<br />

<strong>1891</strong>, 628.<br />

Sínodo diocesano de Bogotá: celebrado en<br />

1870, en el que el P. Rocha manifiesta su disconformidad<br />

con una de sus disposiciones; el P.<br />

Ballén presenta, luego, al señor Arzobispo un<br />

escrito explicando su disconformidad con la<br />

sujeción de los religiosos a la obediencia de los<br />

Vicarios foráneos, 157.<br />

Sufragios por los difuntos: se confirman varios,<br />

Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 63 y ss.; se aprueban los<br />

sufragios recíprocos con el Obispo P. Arrué,<br />

Cap. Fil. 1888, 644.<br />

VARIOS: el P. Rocha nombrado Capellán<br />

del Colegio Militar de Bogotá, <strong>1867</strong>, 156; el P.<br />

Provincial de Filipinas nombrado vocal de la<br />

Junta para adquirir, etc., productos y objetos de<br />

las islas con destino al Museo Ultramarino de<br />

Madrid, 199; suscripción de tres ejemplares de<br />

lujo de la "Flora de Filipinas" del agustino P.<br />

Blanco, 1877, 273: el P. Provincial vocal de la<br />

Junta central del censo, 1877, 276; acuerda el<br />

Cap. Fil. 1879, llevar un libro para los nombres<br />

del religioso confesor y de los religiosos que<br />

confesare con sus fechas; no se confirmó en el<br />

Cap. siguiente, 351, 408; el Padre Arrué pide se<br />

le remitan sermones<br />

para imprimir una colección, 1880, 367; desperfectos<br />

en varios edificios recoletos en los terremotos<br />

de Filipinas de 1880, 370; algunas reparaciones<br />

de los daños causados, 374; el Definitorio<br />

acuerda preparar anualmente en los colegios de<br />

España todo el vino de misa que el Padre Procurador<br />

de Manila estimare necesario para conventos<br />

y ministerios, 1879, 388; sobre doce o trece<br />

cuadros que de la Península se enviaron a Manila,<br />

1881, 390; el Obispo de Jaca nos ofrece un<br />

convento en Sos y no se acepta, 1882, 392; se<br />

aprueba la adquisición de trece cuadros (N. S.<br />

Jesucristo y los doce apóstoles) para Marcilla,<br />

1879, 393; circulares del P. Gómez, con ocasión<br />

del cólera, y para la colecta del "Dinero de San<br />

Pedro", 1882-83, 420, 423; ida a la Península del<br />

Provincial P. Gómez por enfermo y su regreso a<br />

Filipinas, 1884-85, 431; los agustinos recoletos<br />

en el seminario de Vigan, 1882-84, 440, y 1887,<br />

574; un recoleto para comprobar en el periódico<br />

de Manila "Diario Tagalog" si la columna en<br />

tagalo está conforme con su traducción al español,<br />

1882, 443: sobre la reimpresión del "Diccionario<br />

Visaya-Español y Español-Visaya" del P.<br />

Félix, 1882, 443; un recoleto en la Comisión que<br />

explore y estudie la isla de Mindoro, 1883, 444:<br />

el P. Provincial de Filipinas de la Junta para<br />

arbitrar recursos en favor de unas necesidades de<br />

los afectados por los terremotos en Málaga y<br />

Granada, 1885, 445; palabras del P. E. Pérez en<br />

la toma de posesión del nuevo Arzobispo de<br />

Bogotá, 1885, 522; la Provincia de San Nicolás<br />

en las Bodas de oro sacerdotales de León <strong>XII</strong>I,<br />

1887, 564; los recoletos y la Exposición General<br />

de Filipinas de 1887 en Madrid, 571; el Párroco<br />

de Bacolod en el tribunal de oposiciones para la<br />

plaza de capataz de la granja modelo de Visayas,<br />

573; el Provincial vocal nato de la Junta Central<br />

de agricultura, industria y comercio y de la del<br />

censo, 1887, 573; veladas literarias en el colegio<br />

de San Millán, 1886, 583; un recoleto vocal de la<br />

Junta de cartillas higiénicas bilingües, 1888, 667:<br />

libros para el Museo Biblioteca de Ultramar en<br />

Madrid, 1889, 667; biblioteca del Provincialato,<br />

668; un recoleto para supervisar un periódico de<br />

Manila, 1890, 680; el P. Provincial vocal de la<br />

Comisión superior de Instrucción Pública y socio<br />

de número de la Real sociedad Económica de<br />

Amigos del País, 1890, 680; el estudio del modo<br />

de ensanchar el colegio de Marcilla o tomar otra<br />

casa, <strong>1891</strong>, 723; y se aprueba la construcción de<br />

una nueva ala en dicho colegio, 1892, 724; el<br />

proyecto de fundar una casa en Madrid, <strong>1891</strong>,<br />

726; el P. Provincial vocal de la Comisión para<br />

la presentación de objetos con destino al certamen<br />

en Madrid en la celebración del IV Centenario<br />

del descubrimiento de América, <strong>1891</strong>, 733;<br />

un recoleto vocal de la Comisión para la<br />

proyectada Biblioteca Histórico-


884 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Filipina de Manila, <strong>1891</strong>, 733; el Definitorio<br />

envía un crucifijo de marfil a Madrid para premiar<br />

un trabajo sobre el tema "Fray Luis de León<br />

y la Reforma Agustiniana" con ocasión del Centenario<br />

de este religioso, <strong>1891</strong>, 734; el General<br />

Weyler, con motivo de su cese en Filipinas,<br />

escribe al Provincial alabando la actuación de los<br />

recoletos y éste contesta agradecido, <strong>1891</strong>, 734;<br />

el P. Provincial Presidente de la Junta directiva<br />

del Beaterio de Santa Rosa, <strong>1891</strong>, 735; aprobación<br />

del Calendario perpetuo de la Recolección,<br />

1886, 748; tres noticias de mucho interés para la<br />

Recolección anteriores al establecimiento de<br />

ésta, 854.<br />

Vestido y calzado: el P. Comisario Provincial,<br />

al enviar misioneros a Filipinas, cuidará<br />

estén bien asistidos, con especial esmero en<br />

equiparlos de vestido; en que vayan suficientemente<br />

provistos de ropa y calzado, proporcionándoles<br />

con anticipación suficiente número de<br />

sotanas para el viaje, a no ser que las circunstancias<br />

exijan distinto traje, <strong>1867</strong>, 75, cfr. 143; circular<br />

del P. Provincial sobre el uso del hábito<br />

blanco en la que se trata de modos de vestir y<br />

calzar, 1882, 418. Cfr. Hábito blanco.<br />

Vicarios Generales: el asunto de su nombramiento<br />

con intervención del Gobierno de la<br />

nación, 81.<br />

Vicarios Provinciales: se les debe obediencia<br />

y respeto, precedencia y facultades, Cap. Fil.<br />

<strong>1867</strong>, 67 y ss.; podrán formar sumaria a los religiosos<br />

Curas, pero no a los Capitulares de quienes<br />

informarán secretamente al P. Provincial, si<br />

fuere menester, Id. 67; visiten anualmente los<br />

ministerios de sus Vicarías, y no dejen de ver las<br />

partidas de bautismos, defunciones y casamientos<br />

y los fondos de fábrica, Cap. Fil. 1873, 175;<br />

se suprime la visita anual de las Vicarías, Cap.<br />

Fil. 1876, 261; en la Visita del P. Provincial a sus<br />

Vicarías le entreguen un informe reservado de la<br />

conducta, estado físico<br />

y aptitud intelectual de los religiosos de sus Vicarías<br />

que no hayan cumplido 30 años de edad,<br />

Cap. Fil. 1882, 409 y ss.; corregirán y amonestarán<br />

a los religiosos de sus Vicarías que cometan<br />

alguna falta e impondrán penitencias que no<br />

excedan de la de nueve días de ejercicios, Id. e<br />

id. 409; facultades o títulos de los Vicarios Provinciales,<br />

1888, 657; cfr. punto 5.º de los acuerdos<br />

de Obispos y Provinciales, <strong>1891</strong>, 729.<br />

Visita Provincial: del P. Bienzobas, <strong>1867</strong>,<br />

83; el P. Provincial autorice al P. Comisario de la<br />

Provincia en Madrid para hacer la Visita en los<br />

colegios, Int. de 1868, 85; del mismo P. Bienzobas,<br />

quien nombra Visitadores para donde no<br />

puede ir, 1869, 87; del P. Cuartero a Visayas,<br />

1871, 128; del mismo, 1871, 134; del Padre<br />

Learte, con nombramiento de Visitadores, 1874,<br />

188; del P. Bon, y Visitadores suyos, 1877, 269;<br />

del P. Arrué y nombra un Visitador, 1879 y<br />

1881, 362, 379; del P. Gómez y Visitadores,<br />

1883, 425; del mismo y designación de Visitadores,<br />

1883-84, 430; del P. Paredes y Visitadores<br />

suyos, 1885-86, 547; otra Visita suya, nombramiento<br />

de Visitadores y notable informe del P.<br />

Díez, Visitador de la Paragua, 1886-87, 562; del<br />

P. de Blas, 1888-89, 660; del mismo y sus Visitadores,<br />

1890, 072; del P. Bernad, <strong>1891</strong>, 729;<br />

naufragio y singular salvamento del Padre Bernad<br />

durante la Visita, <strong>1891</strong>, 730.<br />

Vocales capitulares: los Vicarios Provinciales<br />

no formarán sumaria a los Párrocos que tengan<br />

voto en Capítulo; sólo informarán secretamente<br />

al P. Provincial, si la conducta de aquéllos<br />

lo exigiera, Cap. Fil. <strong>1867</strong>, 67 y ss.; resolución<br />

afirmativa del Definitorio General a favor de la<br />

asistencia del P. Bon al próximo Capítulo, 1881,<br />

382; id. del P. Arrué, 1884, 429; se pretende<br />

acudir al Papa para la dispensa de lo ordenado<br />

por las Constituciones sobre reelecciones, Cap.<br />

Fil. 1885, 541; se suprime en el Cap. de 1888,<br />

645.


ÍNDICE DE NOMBRES DE PERSONAS<br />

Y LUGARES<br />

Abad de S. Juan Bta., José, 580, 726.<br />

Aborlán, Paragua 1 , 142.<br />

Acha de S. José, Cipriano, 716.<br />

Achuri de Cristo, Pedro, 161, 165.<br />

Adell de S. Macario, Patricio, 189, 230, 260, 263, 350,<br />

351, 353, 407, 417, 418, 541, 644, 656, 657, 699,<br />

715.<br />

Adriano VI, Papa, 824.<br />

Agat, Marianas. 153.<br />

Agno, Zambales, 695.<br />

Agnozzi, J. B., Del. Apost. Colombia, 490, 491, 494,<br />

495, 497-506, 526-530, 616, 620.<br />

Aguado del Ángel Custodio, Matías, 361.<br />

Agudo de S. Antonio de Padua, Guillermo, 48, 60, 61,<br />

76, 79, 81, 107, 125, 131, 133, 134, 143, 174, 192,<br />

195, 196, 213, 240, 301-309, 328, 394-97, 400, 461,<br />

462, 692, 750, 810, 816, 817.<br />

—de S. José, Miguel, 302.<br />

Aguilar, Francisco de, OSA, 854, 858-60.<br />

Agustín de Jesús María, 35, 54.<br />

—de Jesús María, cfr. Mancio Seizayemon (Beato).<br />

—de S. Antonio, 779.<br />

—de San Pedro (P. Capitán), 229.<br />

Agutaya, Calamianes, 105, 387.<br />

Alagón, conv., 163, 243, 244, 460, 780.<br />

Alaminos, antes Sarápsap, Zambales, 118, 314.<br />

Albericio de la Reina de los Ángeles, Pedro, 87, 110,<br />

113, 174, 175, 189, 260.<br />

Alda, Vicente, Ob. de Huesca, 791, 792, 850.<br />

Alejandro VI, Papa, 216.<br />

Alfaro, col. 103, 148, 301, 460, 817.<br />

Alfonso <strong>XII</strong>, 210, 211, 215.<br />

Alfonso de la Cruz, 321.<br />

—de Orozco (Beato), OSA, 458, 459, 483. Almagro, col.,<br />

52, 773, 778.<br />

Alubijid, Misamis, 223, 696.<br />

Amblán, Negros, 401, 691, 696, 741, 742.<br />

Anda, Bohol, 708.<br />

Andía del Pilar, Serafín, 685.<br />

Andrés del Espíritu Santo, 32, 37.<br />

—de S. Nicolás, 854, 855.<br />

Angós del Rosario. Cipriano, 62, 70. 87.<br />

Antipolo, dist. de Morong, 74. 150, 231, 232, 434, 544,<br />

651, 696, 758.<br />

Antique, prov. fil., 279.<br />

Antolínez, Agustín. OSA, Arz. de Santiago, 861.<br />

Apellániz del Carmen. Valentín, 134, 185, 353, 407, 409,<br />

541, 546, 559, 636.<br />

Apurauan, Paragua, 556.<br />

Araceli, Paragua, 388, 437.<br />

Aragonés, Juan, OSA, Ob. de Nueva Segovia, 217.<br />

Aramburu, Ignacio, OSA, 859.<br />

Aranda de los Dolores, Enrique, 144, 361.<br />

—de los Dolores, Florencio, 731.<br />

Aranguren de S. Agustín, José, Arz. de Manila, 303.<br />

Arbeláez, Vicente, Arz. de Bogotá, 157-63, 167-69, 317-<br />

22, 338, 341-44.<br />

Arcaya de S. Rafael, Francisco, 670, 712.<br />

Arciniega del Carmen, Nicanor, 264, 379.<br />

Arellano de S. José, Francisco, 62, 63, 66, 85, 109, 113,<br />

174, 188, 542, 546.<br />

—de la Purificación, Lorenzo, 240, 242, 771.<br />

Arévalo de Sta. Rita, José, 771-72.<br />

Armini, Alejo, Sch. P., 855.<br />

Arrué de S. Nicolás de Tno., Leandro, 119, 178, 260,<br />

263, 298, 350, 351, 354, 357-74, 376, 377, 379, 382,<br />

385, 386, 389, 390, 405, 407, 428, 429, 431, 443,<br />

449-53, 479, 575-79, 585, 591, 644, 652, 661, 665,<br />

700, 703, 718, 809.<br />

Asensio del Pilar, Constancio, 646, 674, 675, 712, 715.<br />

—de S. Benito, Mariano, 715.<br />

Ayarra de la Madre de Dios, Francisco, 263, 296, 297,<br />

350, 353, 407, 409, 428, 538, 546, 705, 715.<br />

Azagra del Carmen, <strong>Manuel</strong>, 263, 350, 353, 361, 407,<br />

541, 546, 644, 646, 656, 669, 670, 672, 712, 714,<br />

719.<br />

Azcona de la Concepción, Roque, 177, 185, 480-82.<br />

Baclayon, Bohol. 62, 70, 87, 104, 107, 110, 113. 149,<br />

174, 178, 260, 263, 315, 353, 402,<br />

1 El primer nombre corresponde al del pueblo y el<br />

segundo al de la provincia filipina a que aquél<br />

pertenece o pertenecía en el periodo de nuestra<br />

historia.


886 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

407, 410, 538, 541, 595, 644, 707, 712, 715, 722.<br />

Bacolod, Negros, 205.<br />

Bacong, Negros, 358, 359, 362, 450, 452, 579, 690, 703.<br />

Bacoor, Cavite, 414, 434, 546, 633, 636, 741.<br />

Bacuit, Paragua, 388, 437, 552.<br />

Badajoz, Tablas-Romblón, 223.<br />

Bagac, Bataan, 188.<br />

Bagumbayan, Conv., 675.<br />

Bailén, Cavite, 434, 651.<br />

Bais, Negros, 709, 741, 742.<br />

Balabac, Paragua, 387, 413.<br />

Balaguer, Víctor, 571.<br />

Balayan, Batangas, 382, 434.<br />

Balilijan, Bohol, 153, 404.<br />

Balincaguin, Zambales, 314.<br />

Balingasag, Misamis, 222, 223, 310. 311, 434, 707.<br />

Bamban, Tarlac, 674.<br />

Banton. Banton-Romblón, 73, 233, 696.<br />

Bataan, prov., 188, 221, 446, 562, 573.<br />

Batangas, prov., 369, 417, 430, 434, 436, 437, 447, 562,<br />

573, 634, 650, 673.<br />

Ballén de S. Antonio, Domingo, 157-9, 162-6, 333, 334,<br />

809.<br />

Ballesteros del Rosario, Dionisio, 113, 136, 174, 178,<br />

184, 260, 261, 272, 350, 361, 592, 593.<br />

Barca de los SS. CC., Félix, 290.<br />

Bartolomé Gutiérrez (Beato) OSA, 32, 35, 40, 50, 52-4.<br />

—de la Soledad, 624, 626.<br />

Barra, de Santa Bárbara, Ángel, 192, 239, 328, 429, 513,<br />

779-83, 798, 801.<br />

Barrio y Fernández, Arz. de Valencia, 102.<br />

Bayauan, Negros, 200-202, 267, 368, 670.<br />

Baztán de Sta. Ana, Eusebio, 201, 646, 647, 670.<br />

Belaza de los Dolores, Ángel, 417, 547, 646, 648, 691,<br />

712, 726, 849, 850.<br />

Belda de la Concepción, Mariano, 461.<br />

Bellido de la Concepción, Marcial, 62, 66, 70, 110, 113,<br />

118, 121-27, 129, 132, 133, 143, 146, 174, 185, 189,<br />

208, 260, 307, 309, 600, 705, 706, 749, 810.<br />

Belloso de S. Luis G., <strong>Manuel</strong>, 353.<br />

Benedicto XIV, Papa, 396.<br />

Benedicto XV, Papa, cfr. Della Chiesa, Giacomo.<br />

Benito de las Cinco Llagas, Santiago, 61.<br />

Bergasa de la V. de Vico, Francisco, 646, 712, 715.<br />

Bermejo de S. Nicolás de Tno. Santos, 830.<br />

Bernad del Pilar, Mariano, 178, 263, 350, 353, 361, 390,<br />

398, 407, 409, 410, 449, 538, 539, 559, 644, 646,<br />

656, 666, 712, 714, 716, 718-36, 738, 740, 741, 809.<br />

—de S. Miguel, Mateo, 222, 364, 365, 693, 696-701.<br />

Bianchi, Nuncio en Madrid, luego Card., 458, 459, 607,<br />

802.<br />

Bienzobas de S. Antonio, Pablo, 50, 62, 66, 70-74, 76,<br />

79, 83, 85, 86, 88-91, 94, 95, 97-99, 108-110, 130,<br />

131, 174, 189, 233, 235, 266, 307, 309, 809.<br />

Bilar, Bohol, 153, 314, 315.<br />

Binalbagan, Negros, 704.<br />

Bislig, Surigao, 62, 70, 110, 113, 134, 135, 174, 178,<br />

434, 574, 595, 702, 707.<br />

Bislig distrito, 87, 417, 435.<br />

Blanco, <strong>Manuel</strong>, OSA, 276.<br />

—de S. José, Fulgencio, 177, 182, 260, 261, 270, 350,<br />

376, 410, 538.<br />

Boac, Marinduque-Mindoro, 311, 382, 402, 403.<br />

Bogcaon, Misamis, 697.<br />

Bogotá, col., 155-57, 159, 160, 163, 165, 170, 341-44,<br />

346, 347, 504-9, 514, 518, 522, 528-30, 534, 535,<br />

610, 615, 619, 620, 624, 638.<br />

Bohol, prov., 73, 77, 84, 104, 107, 119, 128, 135, 153,<br />

188, 265, 273, 279, 280, 282, 314, 315, 361, 362,<br />

367, 376, 403, 417, 429, 430, 447, 478-80, 482, 544,<br />

546, 579, 592, 594, 656, 661, 667, 671, 673, 685,<br />

692, 702, 707-9, 730, 840, 844.<br />

Bolinao, Zambales, 32, 62, 70, 101, 110, 113, 174, 178,<br />

182, 218, 260, 263, 350, 353, 402, 407, 410, 538,<br />

541, 644, 646, 709, 712, 715, 719, 722.<br />

Bon de S. Sebastián, Aquilino, 111, 113, 128, 131, 134,<br />

174, 175, 189, 260, 261, 265-70, 272-74, 276-79,<br />

282, 283, 290, 299, 349, 376, 382, 383, 386, 407-9,<br />

421, 479, 696, 699, 809, 840.<br />

Boned de la Concepción, Francisco, 239.<br />

Bonel de Sta. Filomena, Toribio, 140, 221, 224, 225.<br />

Bongabon, Mindoro, 676.<br />

Borja, conv., 301, 860.<br />

Borneo, 269.<br />

Borondo de los Dolores, José, 247.<br />

Botolan, Zambales, 118, 182.<br />

Braulio (San), Ob. de Zaragoza, 826, 829.<br />

Briones, Francisco de, 861.<br />

Buceta, <strong>Manuel</strong>, OSA, 304.<br />

Bueno de la V. del Romero, Gregorio, 221, 224, 225.<br />

—de Sta. Ana, <strong>Manuel</strong>, 239.<br />

Bulalácao, Mindoro, 676.<br />

Bunauan, Surigao, 434.<br />

Burguera de S. Esteban, Gervasio, 656, 670, 712.<br />

Bustamante de S. José, Juan N., 319, 324-28, 333-36,<br />

339, 345-47, 485-88, 491, 497, 500, 504, 511, 512,<br />

516-18, 521, 524, 528, 535, 557, 603-5, 607, 612,<br />

614, 615, 617, 620, 638-41.<br />

Busuanga, Mindoro, 568, 570, 663, 676.<br />

Butuan, Surigao, 434, 482, 691, 702.<br />

Caballero de la Concepción, Antonino, 624, 626.<br />

—de S. José, Casildo, 297, 432, 433, 443.<br />

—de la V. del Plu, Román, 570.<br />

Cabancalán, Negros, 313.<br />

Cabañas del Carmen, José María, 62, 66, 70, 85, 110,<br />

111, 131, 174, 189.<br />

Cabas del Patrocinio, Ramón, 146.<br />

Cabello del Carmen, Luis, 440, 441.<br />

Cabriada del Carmen, <strong>Manuel</strong>, 715, 726.<br />

Cabuntog, Siargao-Surigao, 434, 435, 437, 432.<br />

Cádiz-Nuevo, Negros, 598.<br />

Cádiz-Viejo, 547.<br />

Cagayán, prov. del Norte de Luzón, 272, 274, 275, 385.<br />

Cagayán, Misamis, 105, 149, 219, 221, 223, 229, 231,<br />

238, 434, 476, 478, 480, 543, 691, 692, 699, 707,<br />

834, 835, 842-44.<br />

Caicedo de S. Juan Bta. León, 334, 491, 494, 500, 501,<br />

514, 518, 519, 613.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 887<br />

Cajidiocan, Sibuyan-Romblán, 151, 311, 544, 702.<br />

Calamianes, prov., 84, 138, 188, 379, 427, 446, 546, 547,<br />

562, 598, 656, 673, 721.<br />

Calapán, Mindoro, 62, 70, 87, 110, 113, 150, 174, 178,<br />

260, 263, 302, 311, 350, 353, 407, 410, 444, 538,<br />

631, 633, 644, 646, 690, 712, 715.<br />

Calape, Bohol, 707.<br />

Calasanz, José de (San), 854, 855, 858-60.<br />

Calatayud, col., 243, 244.<br />

Caloocan, Manila, 150, 221, 402, 670.<br />

Caminguín, Misamis, 127, 128, 310, 476-78, 661, 692,<br />

702.<br />

Camotes, Cebú, 88, 151, 270, 422, 427, 447, 662, 695,<br />

706.<br />

Candijay, Bohol, 153, 154, 707, 709.<br />

Canoan, cfr. Larena.<br />

Cantilan, Surigao, 434.<br />

Capiz, prov., 279.<br />

Caraga, Surigao, 229, 691.<br />

Cardona de Sta. María Magdalena, José, 715.<br />

Carlos III, 836.<br />

—V. 824.<br />

—VI, 115.<br />

—VII, 209.<br />

Carmen, Cebú, 104, 670.<br />

Carmona, Cavite, 231, 232, 417, 692.<br />

Carolinas, islas, 546, 550-52.<br />

Casado de S. Juan Bta. Francisco, 243.<br />

Casanare, 514, 523, 527, 529, 531, 532, 557, 607, 625-<br />

28, 836-39.<br />

Casas del Carmen, Nicolás, 559, 587.<br />

Castellano del Rosario, Francisco, 657, 709.<br />

Castellote de la Sma. Trinidad, Melchor, 302.<br />

Castillo de la V. del Villar, Francisco, 647, 548.<br />

Castro, Agustín de, OSA, 859.<br />

—de la Sma. Trinidad, <strong>Manuel</strong>, 392.<br />

Catalán de S. Agustín, Pedro, 134, 178, 410, 417, 430,<br />

538, 656.<br />

—de S. Antonio de Padua, Santiago, 421. Catalina del<br />

Amo, Gabino, Ob. de Calahorra, 187, 291, 295.<br />

Catarman, Camiguín-Misamis, 222, 310, 476-79, 692.<br />

Catigbian, Bohol, 153, 154, 708.<br />

Catmon, Cebú, 105.<br />

Cauayan, Negros, 200.<br />

Cavite, 32, 62, 63, 67, 68, 70, 87, 104, 109, 112, 113,<br />

119, 134, 145, 148-50, 174-78, 184, 206, 233, 260,<br />

261-63, 298, 350, 352, 353, 360, 364, 365, 371-76,<br />

381, 382, 390, 391, 407-11, 419, 435, 448, 452, 456,<br />

538, 539, 541, 542, 546, 559-62, 584, 595, 598, 644-<br />

47, 668, 679, 685, 712-16, 758.<br />

Cavite, prov., 188, 221, 231, 267, 278, 312, 369, 376,<br />

379, 396, 402, 413, 414, 417, 434, 437, 447, 562,<br />

651, 656, 673, 692, 696, 741, 758.<br />

Cavite-Puerto, 312, 434.<br />

Cavite-Viejo, 87, 221, 376, 402, 413, 707, 758.<br />

Cazcarro del Carmen, Eustaquio, 264.<br />

Cebú, 51. 62, 63, 67, 68, 70, 100, 101, 104, 109, 112,<br />

113, 119, 135, 146, 149, 150, 153, 154, 174-77, 206,<br />

260-63, 298, 350, 352, 353, 359, 364, 365, 381, 382,<br />

390, 391, 407-11, 419, 422, 435, 448, 452, 457, 480,<br />

482, 538,<br />

539, 541, 542, 559-61, 580, 586, 598, 644-47, 670,<br />

679, 685, 688-91, 703, 706, 712-16.<br />

Cebú, prov. y obispado, 76, 77, 84, 88, 104 119, 127,<br />

128, 134, 151, 154, 188, 270, 279, 358, 362, 367,<br />

368, 402, 403, 422, 427, 430, 432, 447, 478, 542,<br />

549, 647, 656, 661, 670, 688, 689, 721, 730, 841.<br />

Cera del Carmen, Diego, 302.<br />

Cervera, Pascual (marino), 229.<br />

Cisneros del Carmen, Julián, 715.<br />

Clemente IX, Papa, 385.<br />

—de S. José, <strong>Manuel</strong>, 379, 541, 644, 645, 647.<br />

Cobos de la V. del Moncayo, Andrés, 312-14.<br />

Compostela, Cebú, 104, 689, 706.<br />

Consolación, Cebú, 689.<br />

Cordón de la Concepción, Lorenzo, 716.<br />

Cornago del Pilar, Mariano, 113.<br />

Cravo, Casanare, 627.<br />

Cruz Amela, Antonio, 103.<br />

Cuadra de la Encarnación, Cristóbal, 247. Cuartero Medina,<br />

Mariano, OP, Ob. de Jaro, 449.<br />

Sierra del Pilar, Mariano, 51, 66, 70, 84, 85, 109, 111,<br />

113-19, 121-135, 137-140, 143, 144, 152, 173, 174,<br />

184, 203, 206, 208, 212-18, 236, 266, 307, 309, 440-<br />

42, 462, 478, 574, 576, 595-97, 673, 758, 809, 823.<br />

Cuenca de S. José, Fernando, 62, 204, 205, 313, 475,<br />

721.<br />

Cuesta, Pedro, OSA, 81, 106.<br />

Culión, Calamianes, 387.<br />

Cuyo, Calamianes, 105, 145, 387, 721.<br />

Chaves, Diego de, OP, 854, 858, 859.<br />

Chocarro de S. José, Cipriano, 691.<br />

Dánao, Cebú, 103-5, 480, 689, 703, 741, 742.<br />

Dapitan, Misamis, 62, 70, 110, 113, 127, 135, 223, 228,<br />

402, 434, 481, 702.<br />

Darién, Colombia, 527, 531, 532, 557, 607.<br />

Dasmariñas, Cavite, 99.<br />

Dauin, Negros, 154, 543.<br />

Dauis, Bohol, 265.<br />

Davao o Vergara, prov. Davao, 135, 434, 702.<br />

Del Arco de la Consolación, Claudio, 62, 70, 110, 113,<br />

119, 174, 178, 183, 184, 188, 195, 196, 198, 199,<br />

218, 213, 260, 263, 299, 307, 350, 390, 407, 475,<br />

476, 630, 810.<br />

De Blas de la Asunción, Gregorio Fidel, 353, 407, 410,<br />

422, 425, 432, 433, 437-39, 441, 445, 446, 450,<br />

454-56, 537-39, 559, 605, 606, 623, 644, 645, 647-<br />

81, 684, 711, 712, 751, 754, 809, 840.<br />

Delgado de los Ángeles, Mateo, 321.<br />

Della Chiesa, Giacomo, luego Benedicto XV, Papa, 756.<br />

Desierto de la Candelaria, 165, 167-71, 317-20, 343, 486-<br />

88, 491, 515-18, 520, 524-29, 531, 532, 534, 535,<br />

604, 605, 614, 615, 617-19, 624-26, 628-41, 837,<br />

839.<br />

Díaz del Rosario, Claudio, 85.<br />

—de la Concepción, Domingo, 333, 334, 491, 497, 500,<br />

501, 518, 525, 526.<br />

—de Sto. Domingo, Martín, 333, 334, 491, 494, 500,<br />

501, 514, 518, 519, 533.<br />

Díez de la Concepción, Gerardo, 547, 556, 562, 563, 572,<br />

656, 657, 669, 670, 834, 835.


888 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

—<strong>Manuel</strong>, OSA, 851.<br />

—de S. José, Vítores, 592.<br />

Dimiao, Bohol, 73, 135, 313, 670, 702, 707.<br />

Dinagat, en la isla Dinagat, Surigao, 434, 482.<br />

Di Pietro, Angel, Nuncio en Madrid, 851. Duero, Bohol,<br />

657, 709.<br />

Dumaguete, Negros, 62, 107, 110, 134, 135, 260, 263,<br />

350, 353, 398, 401, 407, 410, 538, 541, 579, 644,<br />

646, 670, 671, 692, 712, 715, 721, 722.<br />

Dumaran, Paragua, 387, 552.<br />

Echanojauregui del Rosario, Esteban, 708.<br />

—de Sta. Teresa, Francisco, 691.<br />

Echeverría de la Concepción, Ciriaco, 92.<br />

El Salvador, Misamis, 434.<br />

Engrova de las Angustias, Juan, 62, 70, 110, 111, 130,<br />

174, 177, 260, 273.<br />

Eraso de la V. de Araceli, Hilario, 361, 541, 644, 640,<br />

657, 670, 686-88.<br />

—de la V. de Araceli, Ramón, 404.<br />

Erice de los SS. CC., Robustiano, 624, 625.<br />

Erquicia, Domingo de, OP, 45.<br />

Escalante, Negros, 362, 421.<br />

Escobar de S. Fulgencio, Tomás, 461.<br />

Escorihuela de S. Luis G., <strong>Manuel</strong>, 272, 275, 689, 690.<br />

Escudero del Carmen, Casimiro, 542.<br />

Espallargas de la V. de la Peña, Domingo, 239, 242, 771.<br />

Esteban de Sto. Tomás de V., 59.<br />

Facatativá, Colombia, 514, 613, 624.<br />

Fachiro, Luis, cfr. Luis de S. Miguel.<br />

Felipe II, 301, 854-60, 862, 864, 865, 868.<br />

—III, 301.<br />

Félix de la Encarnación, Juan, 62, 77, 110, 174, 260, 267,<br />

270, 279, 298, 304, 306, 308, 350, 354, 389, 394-400,<br />

408, 443, 444, 665.<br />

Fernández. Jenaro, 855.<br />

—Lafita, Ramón, Ob. de Jaca, 392, 850.<br />

—de S. Luis G., Cayetano, 263, 457, 657, 670.<br />

de S. José, <strong>Manuel</strong>, 624-626.<br />

—del Rosario, <strong>Manuel</strong>, 103-105.<br />

—del Rosario, Tomás, 263.<br />

—de Retana de S. José, Celestino, 656.<br />

—Varela de la Consolación, José, 62, 113.<br />

Fernando Poo, 417, 418, 767, 781.<br />

—de S. José (Beato), OSA, 53.<br />

Ferrero de S. José, Andrés, 102, 184, 410, 428, 538, 539,<br />

541, 546, 644, 645, 650, 670, 672, 712, 715.<br />

—de la V. de Vico, Mauricio, 205, 656.<br />

Font, Salvador, OSA, 224, 225, 231.<br />

Francisco de Jesús (Beato), 29 ss., 544, 798, 815, 840.<br />

Fuertes de Jesús María, Antonio, 104, 263, 350, 376, 407.<br />

Funes de la V. del Villar, Julián, 379, 430.<br />

—de la V. de Araceli, Zacarías, 311, 403.<br />

Galán de la Soledad, Miguel, 77, 233.<br />

Galdeano de Sta. Ana, Andrés, 62, 63, 66, 85, 109, 110,<br />

113, 131, 144, 174, 189, 267, 401, 402.<br />

Gallástegui del Pilar, Gabriel, 542, 578, 579, 647.<br />

Gambarte de la Concepción, Canuto, 624.<br />

Gamboa del Rosario, <strong>Manuel</strong>, 264.<br />

Ganuza de la V. de Jerusalén, Marcelino, 624, 626, 640.<br />

Garcés del Carmen, Félix, 221, 224, 225, 542.<br />

García Gil, <strong>Manuel</strong>, Arz. de Zaragoza, 102.<br />

—Hernández, Bohol, 265, 671, 691, 701, 703, 707.<br />

—de la V. de los Desamparados, Francisco, 459, 559,<br />

581, 716.<br />

—del Carmen, Guillermo, 705, 715, 725.<br />

—de los Remedios, José, 178, 260, 263, 273, 350, 391,<br />

546.<br />

—del Rosario, Julian, 592.<br />

—de S. José, Máximo, 589.<br />

—del Corazón de Jesús, Pedro, 704.<br />

—de la V. de los Mártires, Pedro, 482, 483, 572.<br />

—de S. Bonifacio, Valentín, 647.<br />

—de la V. de la Providencia, Víctor, 178, 260, 263, 350,<br />

351, 353, 410, 459, 538, 542.<br />

Garijo de la Asunción, Severino, 62, 70, 110, 111, 130,<br />

174.<br />

Garrido de S. Antonio de Padua, Agustín, 624.<br />

Gascón del Ángel Custodio, Juan, 60, 62, 93, 119, 131,<br />

458-75, 630, 692.<br />

Gaspar del Carmen, Calixto, 479.<br />

Getafe, Bohol, 685.<br />

Ginigarán, cfr. Jinigarán.<br />

Giraldo de Sta. María Magdalena, Bonifacio, 168, 333,<br />

334, 491, 495, 503, 514, 517, 617, 619, 625.<br />

Gómez de los Dolores, Domingo Pío, 222, 478.<br />

—de S. José, Eugenio, 192, 239, 328, 329, 771.<br />

—de S. José, Luis, 107.<br />

—del C. de Jesús, Juan Cruz, 113, 131, 174, 178, 260,<br />

261, 272, 350, 353, 407, 411, 413, 414, 416-38, 440,<br />

441, 443, 444, 453, 512, 537, 538, 559, 633, 644,<br />

615, 652, 654, 712, 759.<br />

González Aniceto, paúl, 224.<br />

—de la V. de la Barda, Martín, 124, 428, 565, 763, 849,<br />

850.<br />

—de S. Vicente, Nicolás, 549, 668.<br />

—de la V. del Burgo, Tomás, 154.<br />

Gonzalo de Berceo, 826.<br />

—del Carmen, Timoteo, 62, 66, 85, 109, 113, 174, 353,<br />

594, 595, 841.<br />

Gotor de Sta. Lucía, Francisco, 70, 93, 98, 113, 116, 123,<br />

542, 688, 689.<br />

Gracia del Carmen, Pablo, 593.<br />

Gregorio XI, Papa, 513.<br />

—VI, Papa, 541.<br />

—XVI, Papa, 321, 847.<br />

Grima del Rosario, Aniceto, 178, 184, 222, 478.<br />

Guayabal de Mariquita, Colombia, 168.<br />

Guevara, Jerónimo de, OSA, 860-868.<br />

Guiljulngan, Negros, 310, 362, 598, 731.<br />

Guillén, de S. José, Félix, 411, 431, 541, 578, 644. 645,<br />

654, 656, 670, 672, 712.<br />

—de los Dolores, Vicente, 301.<br />

Guindulman, Bohol, 709.<br />

Gurbindo de la Concepción, Dionisio, 431, 562.<br />

Gutiérrez de S. Pascual Bailón, Francisco, 192, 240, 328,<br />

744, 771.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 889<br />

Hagna, cfr. Jagna.<br />

Hernández del Pilar, Fernando, 715, 731.<br />

—de la V. de la Esperanza, Lorenzo, 131, 135, 174, 175,<br />

178, 260, 261, 263, 273, 350, 353, 407, 408, 410,<br />

538, 539, 559, 644, 656, 670, 709.<br />

—de S. Antonio de Padua, Rafael, 62, 70, 76, 110, 111,<br />

131, 174, 273, 403.<br />

—del Rosario, Tomás, 350.<br />

Herrán Antonio, Arz. de Bogotá, 156, 157, 161, 164, 322.<br />

Herrera, Tomás de, OSA, 868.<br />

Herrero, Casimiro, OSA, 213.<br />

—de la V. del Amor Hermoso, Juan, 726.<br />

—de los Dolores, Venancio, 140, 241.<br />

Higaquit, Surigao, 434.<br />

Hinobaan, Negros, 731.<br />

Hiponan, cfr. Iponan.<br />

Hong-Kong, 653, 654, 723.<br />

Iba, Zambales, 182, 476, 695, 705.<br />

Ibáñez del Carmen, Aniceto, 354, 407, 409, 410, 428,<br />

457, 546, 550-52, 560.<br />

—de la Asunción, José, 656.<br />

—de la Consolación, José (Padre Consolación), 244.<br />

—del Carmen, Nicolás, 578, 579.<br />

—de Sta. Filomena, Pascual, 221, 228, 595.<br />

Igúzquiza del Rosario, Joaquín, 589.<br />

Iligan, Misamis, 149, 434, 673.<br />

Iligan, prov. de la Isabela, 275.<br />

Ilocos, prov., 217.<br />

Ilo-ilo, Panay, 277, 279, 662.<br />

Imus, Cavite, 62, 70, 86, 110, 113, 144, 150, 174, 178,<br />

260, 263, 311, 350, 353, 401, 402, 407, 410, 414,<br />

538, 541, 546, 644, 646, 670, 690, 695, 712, 715,<br />

741.<br />

Imus, hacienda, 85, 86, 119, 149, 182, 185, 207, 272,<br />

371, 372, 390, 417, 457, 560, 586, 587, 593, 631,<br />

636, 656, 683, 690, 626, 741.<br />

Inabangan, Bohol, 701.<br />

Inagaguan, Paragua, 142, 387, 563, 632.<br />

Inayauan, Negros, 200-2, 267, 268, 704.<br />

Inocencio XI, Papa, 47, 85, 812.<br />

—<strong>XII</strong>, Papa, 47.<br />

Iponan, Misamis, 222, 230, 434, 478, 747.<br />

Irirum, Mindoro, 568.<br />

Irisarri de S. José, Francisco, 201, 203.<br />

—del Carmen, Octavio, 353, 376, 417.<br />

Isabel II, 88, 91, 210, 395.<br />

Isabela, Basilan, 105, 434.<br />

Iturriaga del Carmen, Ambrosio, 77, 87, 113, 120-24,<br />

131-33, 182, 353, 705, 810.<br />

Jagna, Bohol, 310, 403, 709.<br />

Jara de Sta. Teresa, Joaquín de la, 744, 771-79.<br />

Jaro, dióc., 84, 140, 145, 201, 203, 353, 359, 411, 418,<br />

432, 449-53, 575-77, 647, 652, 662, 665.<br />

Jasaan, Misamis, 135, 222, 364, 434, 697, 701, 709.<br />

Jerónimo de San Lorenzo, cfr. Saona, Jerónimo.<br />

Jimalalud, Negros, 731, 733.<br />

Jimamailan, Negros, 62, 70, 105, 110, 113, 146, 147,<br />

174, 178, 182, 260, 263, 350, 353, 407, 410, 538,<br />

541, 544, 644, 646, 690, 704, 712, 715, 841, 842.<br />

Jiménez, antes Paulan, Misamis, 434, 478-82.<br />

—de la V. del Burgo, Anacleto, 606, 609, 624-26.<br />

—de Guadalupe, Antonio, 239.<br />

—de la Concepción, Benigno, 708.<br />

—del Rosario, <strong>Manuel</strong>, 178, 185, 189, 260, 263, 350,<br />

351, 376, 407.<br />

—del Rosario, Vicente, 589.<br />

Jimeno, Romualdo, OP, Ob. de Cebú, 149. Jinigarán,<br />

Negros, 704.<br />

Joló, isla, 219, 220, 224-26, 228, 230, 268, 495, 844.<br />

José de la Anunciación, 41.<br />

—de la Concepción, 278.<br />

Josefa María de Sta. Inés de Benigánim (Beata), 847-51.<br />

Juan de la Concepción, 668.<br />

—de Miye, 55, 56.<br />

Juan Shozaburo (Chocumbuco) (Beato), OSA, 52, 53.<br />

Julio II, Papa, 216, 824.<br />

Juseu del Carmen, Juan, 105.<br />

Labranzagrande, Casanare, 165. 166, 826.<br />

Lacalle de S. José, Félix, 691.<br />

La Carlota, Negros, 704.<br />

Laci, Siquijor, 404, 670.<br />

La Ermita, Manila. 434, 544, 670, 674.<br />

La Figuera o La Higuera, Gaspar de, Ob. de Albarracín,<br />

electo de Lérida, 854, 855, 858, 859.<br />

Lahuerta del Pilar, Antonio, 589.<br />

La Isabela, prov. del Norte, 275, 385.<br />

La Laguna, prov., 369, 447, 573.<br />

La Nava del Rey, col., 30, 31.<br />

Landa del Rosario, Marciano, 560, 712, 714.<br />

Larena, antes Canoan, Siquijor, 594, 595, 707, 708, 741.<br />

Las Piñas, Manila, 144, 150, 302, 311, 417, 633, 634.<br />

Learte del Carmen, José María, 70, 110, 113, 174, 175,<br />

179-82, 184, 185, 187-90, 192, 200-3, 28, 213, 217,<br />

219-22, 259, 260, 263-65, 267, 268, 272, 349, 351,<br />

376, 379, 407, 408, 428, 431, 538, 633, 636, 644,<br />

651, 656, 712, 714, 719, 754, 803, 809.<br />

Lenguas de la V. de los Ángeles, Francisco, 87, 702, 703.<br />

León <strong>XII</strong>I, Papa, 238, 277, 289, 290, 340, 343, 355, 390,<br />

418, 423, 445, 451, 453, 552, 564, 574, 578, 607,<br />

628, 638, 716, 717, 739, 748, 752, 756, 763, 786,<br />

832, 847.<br />

León, Luis de, OSA, 734, 777, 860-62, 865.<br />

Leza del Patrocinio, Máximo, 542, 647, 670.<br />

—del Patrocinio, Roque, 647, 674, 682.<br />

Lianga, Surigao, 434, 435, 437.<br />

Liberal de los SS. CC., Isidro, 273, 365, 546.<br />

Liloan, Cebú, 358, 359, 598, 688, 689, 691.<br />

Linabo, Misamis, 365, 697-701.<br />

Linao, Surigao, 229, 477.<br />

Lizasoain de S. Luis G., Mamerto, 353, 443, 633, 680.<br />

Loay, Bohol, 314, 315, 402, 692.<br />

Lobo, Batangas, 221, 434.<br />

Loboc, Bohol, 135, 265, 266, 376, 479, 480, 707, 719,<br />

840.<br />

Logroño de Sta. Teresa, Eladio, 703.<br />

—del Dulce Nombre de María, Gregorio, 61.<br />

Lombana del Carmen, Blas, 168, 334, 491, 503, 516, 518.<br />

Looc, Tablas-Romblón, 73, 741.


890 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Loon, Bohol, 148, 391, 579, 703, 707.<br />

López, José, USA (luego Ob. de Pamplona), 792.<br />

—de Ayala, Adelardo, 89, 129.<br />

Lorenzo Hachizo (Scizo) (Beato); es Lorenzo de San<br />

Nicolás, 52-55, 57.<br />

Loscos de Sta. Catalina, Simón, 62, 70, 85, 110, 113,<br />

148-50, 179.<br />

Luban, Mindoro, 436, 437.<br />

Lubungan, Misamis, 434.<br />

Luis de S. Agustín (Quijiro, Luis), 815.<br />

—de S. Miguel (Fachiro, Luis), 815.<br />

Lumitao, Mindoro, 568, 676.<br />

Llorente de S. José, Nemesio, 701.<br />

Mabalacat, Pampanga, 87, 131, 149, 221, 382, 672, 674.<br />

Madrid, conv., 64.<br />

Madurga de la Encarnación, Esteban, 62, 70, 101, 110,<br />

111, 113, 174, 175.<br />

Magallanes, Cavite, 151, 437, 544.<br />

Magallón de S. Crispín, Miguel, 62, 70, 77, 110, 113,<br />

135.<br />

Mainit, Surigao, 434, 702, 707.<br />

Mainar del Carmen, Sebastián, 178.<br />

Majinog, Camiguín-Misamis, 222, 434, 478.<br />

Malcampo, Cap. Gral. de Filipinas, 219-21, 225, 228,<br />

693, 844.<br />

Mallol, Vicente, 321.<br />

Mambajao, Camiguín-Misamis, 222, 434, 478, 479.<br />

Mamburao, Mindoro, 568.<br />

Mancio Seizayemon (Xizizoiemon) (Beato), es Agustín<br />

de Jesús María, 52-55.<br />

Manchado de Sta. Rita, Pedro, 461.<br />

Mandaue, Cebú, 127, 135, 151, 174, 178, 260, 350, 353,<br />

403, 407, 410, 538, 541, 544, 644, 646, 689, 695,<br />

702, 712, 715.<br />

Mangado de la Concepción, Benigno, 589.<br />

Mangarin, Mindoro, 73, 150, 302, 403.<br />

Manila, conv., 32, 50, 52, 61-3, 67, 68, 70, 71, 85, 87, 97-<br />

100, 103, 105, 109, 110, 112, 113, 118, 120, 128,<br />

130, 131, 134, 135, 137, 142, 145, 149, 153, 154,<br />

174-78, 181, 182, 185, 189, 205, 206, 217, 233, 260,<br />

262-66, 270, 272, 276, 284, 290, 296, 297, 302, 314,<br />

349, 350, 352, 353, 363, 364, 371, 373-6, 381, 382,<br />

390, 391, 403, 405, 407-11, 413, 421, 428-30, 434,<br />

447, 453, 454, 479, 480, 537-39, 541, 542-44, 559-<br />

61, 572, 576-79, 584, 585, 595, 635, 643, 644, 646-<br />

50, 659, 661, 667-69, 673-75, 679, 683, 684, 689,<br />

691, 695, 702, 704, 705, 708, 709, 711-16, 718, 726,<br />

758.<br />

Manila, prov., 369, 434, 447, 548, 562.<br />

Manjuyod, Negros, 148, 309, 310, 709.<br />

Mansilla, Francisco, USA, 856, 857.<br />

Maqueda, conv., 241, 242.<br />

Maragondon, Cavite, 437, 560, 696.<br />

Marcellán de S. José, Patricio, 113, 174, 175, 178-81,<br />

188, 260, 279, 355, 695, 696, 749, 840.<br />

Marcilla, col., 51, 60, 61, 62, 64, 69, 70, 72, 75-8, 85, 88-<br />

91, 95, 97-99, 102, 106, 108, 110-13, 120-23, 125,<br />

132-34, 136, 142, 143, 146, 147, 173, 174-76, 178,<br />

188, 208-12, 233, 238, 260, 261-64, 270, 276, 290-<br />

92, 304-9, 326, 350, 353, 390, 393, 397, 398, 407-12,<br />

428, 448, 458, 459, 461-63, 474, 511, 512, 538, 540-<br />

42, 545, 565, 571, 581, 606, 611, 623, 624, 630, 6-13,<br />

644, 646, 647, 676, 677,<br />

679, 685, 686, 689, 695, 696, 705, 709, 712, 715,<br />

721, 722, 725, 735, 740, 741, 745-47, 750, 758, 759,<br />

778, 792, 848-50.<br />

Mareca de la Concepción, Pío, 51, 90, 209-11, 293, 300,<br />

351, 352, 392, 458, 540, 565, 623, 763, 833, 849-51.<br />

María, Siquijor, 595.<br />

Marianas, islas, 153, 273, 365, 379, 447, 546, 548, 560,<br />

673, 682, 840.<br />

Maribojoc, Bohol, 593, 671, 701, 702, 844.<br />

Marín de la V. del Amor Hermoso, Simeón, 379, 410,<br />

538, 541, 644, 670, 672, 712, 715.<br />

Marinduque, isla, Mindoro, 311, 402.<br />

Marqués del Rosario, Juan Francisco, 222, 278.<br />

—del Rosario, Gaudencio, 119, 133, 174, 175, 178, 185,<br />

260, 261, 263, 350, 351, 376, 546, 656, 707, 708,<br />

844.<br />

Martel, Jerónimo, 861.<br />

Martín de San Nicolás, 54.<br />

Martinelli, Tomás María, Card. Prot., 244, 751.<br />

Martínez del Carmen, Ángel, 70, 110, 222, 310, 311, 478.<br />

—de S. Antonio de Padua, Esteban, 184, 263, 350, 351,<br />

353, 407, 409, 428, 538, 539, 541, 644-46, 712.<br />

—de Sta. Lucía, Indalecio, 541, 551, 569, 579, 644, 646,<br />

670.<br />

—del Ángel Custodio, José María, 62, 70, 72, 76, 83, 93,<br />

110, 147.<br />

—de la Concepción, Juan Antonio, 272.<br />

—de S. Ramón, Lope, 410, 538, 647.<br />

—de S. Bernardo, <strong>Manuel</strong> María, 48, 50, 91, 107, 124,<br />

213, 248-53, 255-58, 288, 304, 305, 319, 320, 325,<br />

326, 328, 331-2, 334, 335, 340, 342-47, 356, 376,<br />

377, 399, 405, 453, 454, 471, 485, 490, 499, 501,<br />

503, 506, 517, 521, 522, 529, 550, 692, 746-48, 763-<br />

65, 769, 784-91, 809.<br />

—del Ángel Custodio, Pedro, 232.<br />

—Izquierdo, Narciso, primer Ob. de Madrid-Alcalá, 796,<br />

799.<br />

Marzo de S. Nicolás de Tno., Modesto, 77, 113, 119,<br />

134.<br />

Marrodán y Rubio, Cosme, Ob. de Tarazona, 102, 471,<br />

473, 474, 599-601, 629, 720, 758.<br />

Masinloc, Zambales, 32, 118, 674, 705, 706.<br />

Mateo de S. José, Celedonio, 579.<br />

—del Carmen, <strong>Manuel</strong>, 441, 442, 547, 656, 657, 715.<br />

—del Carmen, Toribio, 188, 716.<br />

Matute del Sto. Cristo de la T. O., Santiago, 294, 459,<br />

589, 606, 609, 615-20, 622, 624, 633, 638.<br />

Mayandía del Pilar, Fernando, 559, 587, 647, 715, 731,<br />

733, 734.<br />

Mayor de la V. del Río Manzano, Lorenzo, 15, 62, 63,<br />

65, 66, 70, 72, 74, 76, 77, 82, 85, 86, 88-91, 93-95,<br />

97-99, 108, 110, 120, 129, 134, 143, 174, 260, 307,<br />

309, 350, 407, 409, 427, 428, 463, 538, 559, 644,<br />

656, 712, 810.<br />

Mayordomo, Celestino, OSA, 89, 90.<br />

Méjico, 302, 308.<br />

Melchor de S. Agustín, 54.<br />

Melero del Carmen, Eduardo, 560, 647, 648.<br />

—del Carmen, Félix, 221, 224, 225, 417.<br />

Mendaza de la V. de Ibernalo, Simeón, 715.<br />

Méntrida, Alonso de, OSA, 304.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 891<br />

Mesanza del Pilar, Francisco, 113, 131.<br />

Miguel Chinosci o Kiuchi (Beato), 52, 53.<br />

—de S. Antonio de Padua, Julián, 87, 134, 151.<br />

Milagro de la Concepción, Domingo, 785.<br />

Mindanao, 84, 104, 127, 134, 135, 145, 149, 151, 188,<br />

201, 203, 219, 228, 229, 302, 304, 310, 365-67, 396,<br />

397, 402, 414, 431, 434-37, 446, 478-80, 482, 483,<br />

523, 553, 554, 566, 567, 574, 652, 663, 691, 692,<br />

697, 709, 747, 840, 842-44.<br />

Mindoro, prov., 73, 77, 84, 87, 119, 134, 148, 150, 184,<br />

188, 267, 270, 302, 311, 365, 379, 402, 403, 417,<br />

431, 436, 437, 439, 440, 444, 447, 560, 562, 568-70,<br />

573, 574, 631, 633, 651, 656, 658, 659, 663, 671,<br />

673, 676, 682, 840.<br />

Minguella de la Merced, Toribio, 50, 70, 98-101, 108,<br />

110, 111, 113, 131, 174, 175, 184, 189, 221, 224,<br />

225, 232, 235, 238, 260, 263, 267, 270, 272, 276,<br />

284-93, 299, 312, 336, 350-53, 361, 393, 394, 407,<br />

411-13, 416, 449-51, 456, 473, 520, 538, 540, 541,<br />

548, 551, 564, 566-68, 572, 575, 589, 606, 611, 631,<br />

633, 635, 638, 644, 647, 663, 668, 671, 672, 675,<br />

676, 678, 680, 681, 685, 686, 712, 715, 717, 718,<br />

723, 724, 726, 727, 733, 736, 738, 748, 753, 754,<br />

811, 828, 833, 851.<br />

Minuluan, cfr. Talisay, Negros.<br />

Miramón de la Concepción, Ramón, 353, 411, 525, 542,<br />

606, 609-11, 618, 626, 628.<br />

Miró de S. Francisco Javier, Juan, 119, 309, 310.<br />

Misamis, prov., 84, 104, 105, 134, 149, 219, 222, 270,<br />

310, 358, 362, 364-67, 389, 402, 477, 480, 543, 566,<br />

567, 656, 657, 662, 664, 669, 670, 673, 691, 692,<br />

697, 702, 721, 730, 834, 835, 842, 843.<br />

Misamis, pueblo, 104, 149, 151, 221, 223, 228, 230, 231,<br />

434, 480-82, 696, 701, 722.<br />

Mogollón de S. Francisco de Paula, José, 164, 333, 334,<br />

491, 494, 517, 518.<br />

Montalbán, Manila, 434.<br />

Monte, Antonio, OSA, 864.<br />

Monteagudo, col., 51, 52, 60, 62, 64, 69, 70, 72, 73, 75-<br />

78, 83, 85, 87-89, 91-97, 101, 105, 107, 110-13, 116,<br />

117, 119, 120, 125, 131, 132, 136, 147, 150-54, 173,<br />

174-76, 178, 181, 182, 184, 185, 188, 198, 203, 207,<br />

208, 211, 231, 232, 238, 244, 260, 261-65, 270, 276,<br />

291, 292, 301, 303, 304, 308, 310-14, 326, 350, 353,<br />

358, 359, 390, 392, 395, 396, 400, 402, 407-13, 418,<br />

428, 448, 457, 458-64, 466, 467, 471-74, 476, 477,<br />

482, 483, 511, 513, 523, 538, 540-43, 564, 565, 572,<br />

580, 581, 587, 588, 591, 594, 599-601, 606, 623, 629,<br />

630, 636-38, 643, 644, 646-48, 651, 655, 670, 679,<br />

685, 686, 688-92, 695, 696, 701, 702, 705-9, 712,<br />

715, 720, 740, 741, 474, 750, 757, 758, 816, 817,<br />

832, 849-51.<br />

Moreno del Pilar, Eulogio, 184.<br />

Moral, Bonifacio, OSA, 744.<br />

—del Rosario, Eustaquio, 119, 134, 179, 260, 263, 267,<br />

270, 350, 351, 353, 365, 407, 410, 538, 539, 629-31,<br />

633, 635, 636, 680, 720, 751, 763.<br />

—del Rosario, Ezequiel, 99, 102, 140-42, 184, 188, 376,<br />

411, 417, 473, 541, 564, 565, 581, 587, 588, 601,<br />

606, 607, 609, 12, 615-18, 620, 622, 625-38, 644,<br />

647, 761, 809, 838, 839.<br />

—de S. Hilarión, Fidel, 741, 742.<br />

—de los Dolores, Francisco, 671, 715.<br />

—de la Soledad, Toribio, 440, 441, 657, 675, 712, 715,<br />

725.<br />

Moriones, Domingo, Gral., 208, 209, 247, 275, 283-85,<br />

758.<br />

Morong, Bataan, 221.<br />

Morong, distrito, 231, 263, 311, 369, 413, 434, 447, 546,<br />

562, 670.<br />

Morrás del Carmen, Ángel, 637.<br />

Mosquera, <strong>Manuel</strong> José, Arz. de Bogotá, 321, 347.<br />

—Tomás Cipriano, Gral. Pres. de Colombia, 155, 151,<br />

165, 166, 338, 345, 504, 639.<br />

Moya de S. Agustín, Ildefonso, 333, 334, 491, 496, 507,<br />

528, 530, 532, 535, 610.<br />

Muntinglupa, hacienda, 391, 585, 690.<br />

Muñoz de las Mercedes, Blas, 278, 302.<br />

Murcia, Negros, 310.<br />

Muro del Carmen, Adolfo, 542, 647.<br />

—del Pilar, Antonio, 140, 353, 407, 411, 541, 587, 588,<br />

631, 635, 636.<br />

—del Carmen, Bernardo, 559, 580, 644-46, 681, 712,<br />

714, 738.<br />

—de S. Agustín, Pedro, 546, 586.<br />

Nájera de la Concepción, Casto, 311, 312.<br />

Narro de los Dolores, Hilarión, 579, 590, 591.<br />

—de la Concepción, Íñigo, 119, 143, 178, 209. 210, 260,<br />

261, 263, 264, 270, 272, 284, 290, 291, 294, 355,<br />

356, 361, 382, 394, 407, 410-12, 416, 458, 459, 462,<br />

498-500, 505, 511, 535, 538, 543, 560, 574, 605, 607,<br />

609, 611-13, 616, 620, 621, 623, 624, 628, 641, 650,<br />

676, 678, 713, 717-20, 724, 726, 727, 733, 744-48,<br />

750, 753-63, 766, 770, 780, 785, 791, 809, 810, 851.<br />

Naujan, Mindoro, 73, 148.<br />

Navarro del Rosario, Cipriano, 598, 599.<br />

—de la Concepción, Laureano, 353, 407, 410, 538, 341,<br />

644-46, 670-72, 712, 714, 718.<br />

—de la V. de la Peana, <strong>Manuel</strong>, 92.<br />

—del Carmen, Pablo, 387.<br />

—del Pilar, Santiago, 152, 153.<br />

Navas de la V. del Villar, Gregorio, 583.<br />

Navascués de S. José, Demetrio, 715, 834, 835.<br />

Negros, prov., 77, 84, 87, 105, 107, 119, 128, 134, 135,<br />

148, 152, 154, 188, 200, 203, 267, 268, 270, 277,<br />

279, 280, 282, 309, 310, 312, 313, 358, 361, 362,<br />

366, 367, 399, 400, 401, 403, 447, 450, 475, 482,<br />

544, 546, 547, 572, 579, 656, 657, 659, 662, 665,<br />

666, 690, 691, 696, 703, 709, 721, 726, 730, 731,<br />

741, 742, 840-842.<br />

Novoa, Zacarías, OSA, 105.<br />

Nozaleda, Bernardino, OP, Arz. de Manila, 736.<br />

Nueva Segovia, dióc., 203, 212, 213, 216, 217, 440, 574,<br />

576, 577, 595.<br />

Nueva Valencia, Negros, 691, 703.<br />

Numancia, Siargao-Surigao, 434, 435, 537.<br />

Ocampo de S. Jerónimo, Gregorio Alejandro, 239.<br />

Ocio, de la Sda. Familia, Feliciano, 830.<br />

Ochoa de S. José, Carmelo, 124, 294, 459.


892 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Odiongan, Tablas-Romblón, 403, 696, 703.<br />

O'Donnell, Tarlac, 131.<br />

Ojeda de la V. del Amor Hermoso, Benito, 671.<br />

Olís Robleda, SI, 830.<br />

Oliver, José, Ob. de Pamplona, 211.<br />

Olmedillas del Carmen, Agustín, 61-63, 65, 65, 70, 85,<br />

87, 97, 109, 146, 147, 307, 397.<br />

Olleta del Niño Perdido, Antonio, 151.<br />

Onofre de la Madre de Dios, 31.<br />

Orea de los Mártires, José, 411, 428, 726.<br />

Orocué, Casanare, 627.<br />

Oro, Alonso de, OSA, 865.<br />

Ortega, Ildefonso de, OSA, 868.<br />

Oslob, Cebú, 742.<br />

Osorio de S. Martín, Felipe, 168, 169, 333, 334, 491, 496,<br />

500, 501, 518.<br />

Pablo Nangatí, 55, 56.<br />

Palacios, Jenaro, 375, 583, 584.<br />

Palaos, islas, 546, 550.<br />

Palauig, Zambales, 706.<br />

Paulan, cfr. Jiménez, Misamis.<br />

Paluan, Mindoro, 150, 568.<br />

Pampanga, prov., 69, 87, 131, 149, 221, 263, 369, 429,<br />

446, 562, 573, 672.<br />

Panglao, Bohol, 153, 579, 706, 707.<br />

Parada, José de, 881.<br />

Paragua, prov., 138-42, 145, 387, 413, 437-39, 547, 552-<br />

56, 562, 563, 572, 574, 58, 599, 631, 652, 656-59,<br />

664, 673, 674, 721, 840.<br />

Pardo Tavera, 599.<br />

Paredes de S. Pedro Ap., Santos, 51, 70, 77, 110, 113,<br />

131, 135, 174-76, 178-81, 260, 261, 264, 409-11,<br />

455, 538, 539, 542-74, 577-79, 583, 586, 643, 644,<br />

670, 672, 712, 714, 718, 730, 733, 809.<br />

Parra del C. de Jesús, Tomás, 334, 491, 495, 518, 525-6.<br />

Pascual de S. José, Vicente, 589.<br />

Pastells, Pablo, SI, 567, 568.<br />

Pastrana, conv., 862.<br />

Patrizi, Constantino, Card. Prot., 48, 244.<br />

Paúl, Telesforo, SI, Arz. de Bogotá, 522, 607, 616.<br />

Payo, Pedro, OSA, Arz. de Manila, 372, 576, 661, 681.<br />

Pedro Kuhieye (Cufioie) (Beato), es Pedro de la Madre<br />

de Dios, 5-55.<br />

Pedro del Espíritu Santo (Pedro Yoyemon), 815.<br />

Pedro de Zúñiga (Beato), OSA, 50.<br />

Pedrosa (del Rey), conv., 30.<br />

Pena de la V. de Ujué, Mariano, 411, 538, 539, 542, 545,<br />

715.<br />

Peralta, Hernando de, OSA, 856.<br />

Pérez de la Concepción, Agustín, 715.<br />

—de la V. de los Remedios, Agustín, 716.<br />

—de la Sda. Familia, Enrique, 343, 503, 511-16, 556,<br />

557, 564, 581, 582, 588, 589, 605, 607-12, 616, 620,<br />

621, 623, 640, 641, 681, 711, 718, 748-55, 759, 760,<br />

762, 785-68, 770, 784, 786, 787, 801, 802, 809.<br />

—del Rosario, Faustino, 541, 546, 559, 644.<br />

—de la Soledad, Félix, 361, 647, 670.<br />

—de S. Agustín, Jacinto, 178, 260, 311, 402, 403.<br />

—del Carmen, Juan, 201, 202, 267, 268.<br />

—de la V. de Vico, Vicente, 716.<br />

Petrochini, Gregorio, OSA, 855.<br />

Pilar, Camotes, Cebú, 591, 670, 706.<br />

Pinelo, Gabriel, OSA, 863, 868.<br />

Pío VI, Papa, 137, 138, 179, 180, 193, 355, 357.<br />

—IX, Papa, 47, 53, 161, 212, 214, 237, 244, 245, 250,<br />

251, 257, 320-22, 330, 445, 470, 507, 532, 600, 745,<br />

797, 798, 811.<br />

Plaza de S. Benito, <strong>Manuel</strong>, 702.<br />

Pola, Mindoro, 676.<br />

Pollok, Cotabato-Mindanao, 434, 692.<br />

Pontevedra, Negros, 591.<br />

Poro, Camotes-Cebú, 151, 422, 591, 695.<br />

Preciado de Sta. Genoveva, Antonio, 66, 127, 222, 310,<br />

476-79.<br />

Príncipe Alfonso, Balabac-Paragua, 387, 413, 674.<br />

Puerta del C. de Jesús, Cándido, 542.<br />

Puerto Galera, Mindoro, 73, 311, 651.<br />

Puerto Princesa, Paragua, 138-40, 387, 388, 438, 552-55,<br />

562, 563, 572, 598, 631-33, 636.<br />

Pueyo del Pilar, Dionisio, 715.<br />

Quijano, Juan, OSA, 860-62, 868.<br />

Quiliro, Luis, cfr. Luis de S. Agustín.<br />

Quílez de S. Macario, Valero, 240, 242, 243, 247.<br />

Rampolla, Card. Prot., 343, 607, 608, 716, 717, 726, 752-<br />

56, 759, 70, 784, 798, 799.<br />

Ráquira, Colombia, 168, 170, 489, 526, 532, 626, 638.<br />

Rebolés de los SS. CC., Hilarión, 48.<br />

Recorder, Annexy, José (J. R. A.), 786, 787.<br />

Regatillo, Eduardo F., 830.<br />

Resano del C. de Jesús, Francisco, 379.<br />

Rincón del Rosario, Pastor, 334.<br />

Rocha de S. Luis G., Victorino, 155-63, 165-69, 317-47,<br />

380, 485-508, 511, 514, 526-28, 535, 557, 604, 608,<br />

610, 613, 615, 616, 619-21, 628, 639, 640, 809.<br />

Rodrigo de la Reina de los Ángeles, Mariano, 546, 563,<br />

656.<br />

Rodríguez-Belvis de Guadalupe, Juan <strong>Manuel</strong>, 239.<br />

Rojas, Pedro de, OSA, 861, 862.<br />

—de los Dolores, Isaac, 334, 491, 518.<br />

Roldán de la V. de los Remedios, Tomás, 429, 635, 723,<br />

725.<br />

Roma, hospicio, 49, 250-58, 304, 325, 448, 600, 679,<br />

763-70.<br />

Romblón, distrito, 73, 77, 84, 134, 150, 151, 188, 229,<br />

233, 270, 279, 417, 446, 656, 657, 662. 702.<br />

Romblón, pueblo, 62, 70, 110, 113, 150, 151, 174, 178,<br />

229, 223, 260, 350, 553, 401, 403, 407, 410, 414,<br />

538, 541, 593, 644, 646, 705-712, 715, 723, 730, 840.<br />

Rosario, Batangas, 434.<br />

—(Salinas), Cavite, 312, 434, 758.<br />

Royo del Rosario, Félix, 693-95.<br />

Rubio de la V. del Camino, Camilo, 599.<br />

—de S. Agustín, Fernando, 119, 172, 260, 265, 701, 702,<br />

844.<br />

Ruiz, José M., OP, 599.<br />

—Cabal, Antonio, Ob. de Pamplona, 849. —del Espíritu<br />

Santo, Calixto, 638.<br />

—de la V. del Yugo, José M.ª, 174, 182.<br />

—del Sto. Cristo del Sudor, Juan Pablo, 119, 272, 350,<br />

353, 407, 417, 689, 715.<br />

—de San José, Víctor, 546, 560, 715.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 893<br />

Sablayan, Mindoro, 73, 403, 444.<br />

Sádaba del Carmen, Francisco, 589.<br />

Sáenz de Aguirre, José, OSB. Cardenal, 827.<br />

—de la V. de Valvanera, Luis, 606, 609, 611.<br />

Sáez de Sta. Ana, Eulogio, 726.<br />

Sagay, Camiguín-Misamis, 222, 434, 478, 479, 543, 701,<br />

702.<br />

Sáinz de la V. de Vico, Francisco, 184, 263, 312, 353,<br />

411, 428, 538, 541, 582, 588, 589, 623, 644, 646,<br />

712, 763, 849, 850.<br />

—de S. Nicolás de Tno., Isidoro, 606, 609, 626.<br />

Salamanca, col., 30.<br />

Salazar de Xto. Rey, José-Abel, 830.<br />

—Pedro, OSA, 514, 613, 615.<br />

Saldaña de Sto. Domingo de G. Julio, 352, 363, 367, 376,<br />

379, 407, 409, 428, 538, 541, 644.<br />

Salesa del Pilar, José, 231, 232.<br />

Salinas, cfr., Rosario, Cavite.<br />

Salitrán, hacienda, 561, 593.<br />

San Antonio, Zambales, 476.<br />

San Enrique, Negros, 591, 691.<br />

San Francisco, Camotes-Cebú, 670, 706.<br />

San José de Sema, hacienda, Tinjacá, 641.<br />

San Juan, Siquijor, 404.<br />

San Juan, hacienda, 546.<br />

San Juan de Bolboc, Batangas, 434, 436, 437.<br />

San Mateo, Manila, 434.<br />

San Milán de la Cogolla, col., 284-95, 353, 393, 407,<br />

410, 411, 431, 448, 479, 512, 535, 538, 540-42, 565,<br />

581, 588-90, 599, 606, 643, 644, 646, 647, 657, 670,<br />

679, 707-8, 712, 715, 716, 722, 723, 748, 750, 758,<br />

778, 792, 826-31.<br />

San Narciso Zambales, 476.<br />

San Nicolás, hacienda, 391, 546, 560, 561, 741.<br />

San Sebastián, conv., 52, 62, 63, 67, 68, 70, 78, 109, 112,<br />

113, 131, 140, 145-47, 154, 174-76, 178, 184, 188,<br />

207, 233, 260, 261-63, 350, 352, 353, 364, 365, 371,<br />

373, 375, 376, 390, 397-99, 402, 407-11, 413, 425,<br />

430-34, 448, 452, 454-56, 476, 538, 539, 541, 542,<br />

546-48, 559-61, 582-84, 644-47, 651, 668, 681-84,<br />

695, 702, 715, 716, 736-40, 845, 846.<br />

San Sebastián, Negros, 200-3, 267, 268.<br />

Santa Cruz de Manila, 382, 431, 434, 444, 538, 541, 635,<br />

644, 646, 680, 712, 716.<br />

Santa Cruz, Mindoro, 568, 676.<br />

Santa Cruz, Zambales, 476.<br />

Santo Tomás, Batangas, 434, 634, 635.<br />

Sánchez de la Asunción, Benito, 184.<br />

—de Guadalupe, Cándido, 240-241.<br />

—de la Concepción, Gabino, 48, 50-52, 59, 61, 63, 71,<br />

72, 76, 84, 86, 88, 94, 97, 110, 114, 120, 122-24, 127,<br />

128, 131-33, 135, 137, 146, 158, 173, 179-81, 184,<br />

185, 188, 190, 192-94, 199, 207, 213, 215, 218, 235-<br />

44, 246-52, 255, 256, 258, 259, 264, 266, 269, 272,<br />

273, 286, 288, 291, 299, 305-9, 319-22, 324-37, 339,<br />

340, 345-47, 354-57, 361, 377-83, 397, 412, 418,<br />

419, 429, 431, 432, 449, 453, 462, 463, 479, 485,<br />

489, 490, 494, 498-500, 506, 511-13, 515-21, 524,<br />

527-30, 535, 536, 542, 543, 556, 557, 565, 574, 589,<br />

603-12,<br />

620, 621, 623, 624, 628, 640, 648-50, 661, 669, 671,<br />

675, 678, 687, 713, 716-18, 743-54, 756, 759-61,<br />

765, 769-71, 773, 779, 782-86, 790-85, 809, 81.<br />

—del Carmen, José, 443, 444, 646, 661, 665, 667, 612,<br />

712, 714.<br />

—de S. Nicolás de Tno., Toribio, 62, 70, 77, 110, 113,<br />

134, 174, 176, 179-81, 188, 270.<br />

Sancho del C. de Jesús, Jerónimo, 550-52.<br />

Sanjuán de Sta. Ana, Pedro, 541, 670, 712.<br />

Sanmiguel del Sto. Cristo, Remigio, 738.<br />

Santesteban de S. José, Juan, 102, 353, 407, 408, 410,<br />

417, 538, 539, 559, 611, 621, 623, 644, 646, 647,<br />

656, 671, 686-38, 810.<br />

Sanz de S. Antonio, Gregorio, 402.<br />

—de la V. de la Paz, Pedro, 134, 201, 263, 272, 350, 351,<br />

370, 407, 410, 538, 539, 665, 690, 841, 842.<br />

Saona, Gaspar de, OSA, 856, 859, 860.<br />

—Jerónimo de, OSA, llamado en la Recolección: de San<br />

Lorenzo, 860.<br />

Sarapsap, cfr. Alaminos, Zambales.<br />

Saravia (Tocgauan), Negros, 204, 501.<br />

Saz de S. Joaquín, Juan, 239.<br />

Sebastián de Mogui, 55, 56.<br />

Segura del Carmen, Gregorio, 606, 609, 618, 626.<br />

Serrano de Sta. Ana, Alberto, 135, 174, 175, 184, 189,<br />

260, 272, 353, 407, 463.<br />

—de la Concepción, Casimiro, 240, 247.<br />

—de S. José, Federico, 671.<br />

—de S. Diego, Vicente, 240, 243, 244.<br />

Sesma del Rosario, Gregorio, 119, 363, 350, 353, 361,<br />

376, 548, 559, 562, 583, 644, 646, 712, 714, 719,<br />

738.<br />

Siaton, Negros, 691.<br />

Sibulan, Negros, 741.<br />

Sibuyan, isla, Romblón, 151, 702.<br />

Silang, Cavite, 403, 651.<br />

Silay, Negros, 205.<br />

Silva y Mendoza, Diego, primer Protector de la Recolección,<br />

862.<br />

Simón de S. José, <strong>Manuel</strong>, 670.<br />

Siquijor, isla, 84, 104, 128, 361, 362, 404, 417, 546, 594,<br />

595, 656, 707, 709.<br />

—pueblo, 311, 398, 404, 594.<br />

Sixto V, Papa, 859.<br />

Soler de S. Luis G. Vicente, 589.<br />

Solís, Rodrigo de, OSA, 856, 857.<br />

Soriano de S. Bernardino, Joaquín, 304.<br />

Sos, conv., 392.<br />

Soto de San Juan Bta., Pedro, 62, 66, 85, 109, 113, 135,<br />

150.<br />

Suárez, Pedro, OSA, 868.<br />

Subic, Zambales, 475.<br />

Sumag, Negros, 152, 153, 358, 359, 362, 598.<br />

Sumilao, Misamis, 365, 697-701.<br />

Surigao, prov., 77, 84, 87, 119, 134, 273, 435.<br />

—pueblo, 434, 477, 696, 702, 707.<br />

Tablas, isla de Romblón, 73.<br />

Tabuenca del Pilar, Jorge, 411, 538, 539, 541, 644-46,<br />

672, 712.<br />

Tagbilaran, Bohol, 135, 265, 403, 404, 482, 671, 691,<br />

707, 708.<br />

Tagoloan, Misamis, 365, 697, 699, 700.<br />

Talavera, conv., 860.<br />

Talibong, Bohol, 703.<br />

Talisay, antes Minuluan, Negros, 62, 152, 204, 205, 310,<br />

407, 475, 476, 591, 598, 721.


894 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Tandag, Surigao, 62, 70, 110, 113, 131, 135, 149, 150,<br />

174, 178, 179, 260, 350 353, 407, 410, 431, 434, 437,<br />

692, 705.<br />

Tanjay, Bohol, 148.<br />

Tarlac, prov., 131, 672.<br />

Tayasan, Negros, 148, 482, 572, 731.<br />

Taysan, Batangas, 434.<br />

Taytay, Paragua, 62, 70, 87, 110, 113, 174, 178, 260,<br />

350, 353, 387, 403, 407, 410, 437, 438, 538, 541,<br />

544, 552, 553, 598, 644, 646, 670, 705, 712, 715,<br />

721, 722.<br />

Taytay, Moroni, 311, 413, 434, 546.<br />

Tejero de la Madre de Dios, Sabas, 60, 62, 65, 70, 76,<br />

110, 143, 464.<br />

Tetuán, Zamboanga, 434.<br />

Tinitian, Paragua, 388, 437, 552.<br />

Toboso, conv., 860.<br />

Toledo, conv., 239, 855, 862.<br />

Tolong, Negros, 200-202, 267, 268, 579.<br />

Tomás Terai Kahioye (Cufioie) (Beato), 52, 53.<br />

Torija de la Consolación, Gabriel, 239.<br />

Tormo de los Dolores, Matías, 273, 314.<br />

Tornos de S. Francisco Javier, José, 60, 118, 314.<br />

Torrente de S. Nicolás, Mariano, 178.<br />

Torres Acosta, M.ª Soledad (hoy Santa), 780-83, 798-<br />

801.<br />

Torres de la Concepción, Andrés, 646, 712.<br />

—del Nombre de Jesús, Eloy, 323, 333, 334.<br />

Tubigong, Bohol, 579, 592, 593, 673.<br />

Tutor de S. Agustín, Benito, 113, 178, 184, 230, 541,<br />

644, 645, 650, 669-72, 712, 747.<br />

Úbeda de la Sma. Trinidad, Antonio, 60-63, 65, 66, 69-<br />

72, 81, 85, 87, 106-8, 377, 398, 462.<br />

—de Sto. Tomás de V., Carlos, 178, 184, 260, 261, 272,<br />

350, 541, 644, 646, 712, 715.<br />

Ugarte del Pilar, Miguel, 185, 189, 264, 376, 407, 409,<br />

410, 538, 541, 542, 578, 644, 646, 712, 714.<br />

Urbano VIII, Papa, 321, 541, 812.<br />

Uriz y Labayen, Pedro Cirilo, Ob. de Pamplona, 472,<br />

473.<br />

Usieto de la V. de la Gloria, Nicolás, 785.<br />

Valbuena de la Concepción, Norberto, 165, 167-71, 318,<br />

323, 324, 327, 334, 336-7, 486, 491, 496, 500, 517.<br />

Valencia, conv., 860.<br />

Valencia, Bohol, 707.<br />

Valero de la Concepción, 30.<br />

Valverde de la Consolación, Antonio, 240-42, 771.<br />

Valladolid, conv., 30, 229.<br />

Valladolid, Negros, 152, 153, 598, 741.<br />

Vereciano de Sto. Tomás de V., Victoriano, 272, 350,<br />

353, 407, 410, 417, 430, 538, 726.<br />

Vergara, cfr. Dávao.<br />

Vicente de S. Antonio (Beato), 29 y ss., 544, 798, 814,<br />

815, 246.<br />

—de la V. de la Paz, Baltasar, 565. 849.<br />

Vicentino, Espíritu, OSA, 859.<br />

Vidal de S. José, Francisco, 461.<br />

Vigan, Ilocos, 217, 440-42, 574, 673.<br />

Vilches de la Concepción, <strong>Manuel</strong>, 401.<br />

Villamayor de S. Antonio de P., Matías, 70, 134, 691.<br />

Viñao de S. Vicente Ferrer, Mariano, 243, 304, 399, 786.<br />

Weyler, Valeriano, General, 653, 664-66, 734, 736.<br />

Yap, isla de las Carolinas, 550-52.<br />

Yepes, Diego de, Ob. de Tarazona, 301.<br />

Zambales, prov., 69, 87, 101, 118, 119, 134, 145, 184,<br />

188, 218, 267, 270, 273, 314, 379, 417, 429, 430,<br />

446, 476, 546, 562, 573, 656, 659, 671, 672, 692,<br />

705, 716.<br />

Zamboanga, 67, 73, 223-25, 229, 230, 231, 302, 361,<br />

434, 688.<br />

Zamboanguita, Negros, 105, 691.<br />

Zaragoza, col., 243.<br />

—, con., 860.<br />

Zubire de la Asunción, <strong>Manuel</strong>, 302.<br />

Zueco de S. Joaquín, Ramón, 131, 134, 174, 176, 179,<br />

180, 219-31, 270, 358, 646, 656, 668, 670, 691-93,<br />

842-44.


ÍNDICE DE AUTORES Y PUBLICACIONES<br />

Acta Ord. Aug. Recoll.<br />

Vol. 2, 64.<br />

—6, 597.<br />

—7, 193, 366.<br />

—8, 110, 432, 533.<br />

—10, 113.<br />

—11, 153.<br />

—13, 50.<br />

Aguado, Francisco.<br />

254, 255.<br />

Aguilar, Francisco de Asís.<br />

48, 215, 296.<br />

Agustín R. de Santa Teresa, OAR.<br />

472, 473, 797.<br />

Andrés de San Nicolás, OAR.<br />

30, 38, 54, 55, 855, 860.<br />

Armas, Gregorio, OAR.<br />

633.<br />

Avellaneda, Miguel, OAR.<br />

92, 233, 239, 243, 244, 595, 751, 771, 823, 826.<br />

Ayape, Eugenio, OAR.<br />

156, 160, 171, 318, 325, 392, 393, 640, 641, 781,<br />

782.<br />

Beato Vicente de Santo Antonio, OAR.<br />

36, 38, 43, 45, 46, 54, 814.<br />

Boletín Candelaria, OAR.<br />

a. 1969, 625.<br />

Boletín Eclesiástico Calahorra.<br />

a. 1878, 294.<br />

—1886, 589.<br />

—1887, 581.<br />

Boletín Eclesiástico Manila.<br />

a. 1885, 452. 453.<br />

Boletín San José, OAR.<br />

a. 1965, 295, 344, 826.<br />

Boletín San Nicolás, OAR.<br />

a. 1915, 826.<br />

—1916, 47, 290, 295, 826.<br />

—1918, 778.<br />

—1919, 53, 778.<br />

—1920, 276, 297, 652.<br />

—1922, 599.<br />

—1929, 74, 233, 401, 595, 693.<br />

—1930, 100, 233, 597.<br />

—1935, 826.<br />

—1936, 826.<br />

—1939, 47.<br />

—1940, 47, 826.<br />

—1941, 47, 474.<br />

—1944, 475, 790.<br />

—1948, 633, 638.<br />

—1951, 313, 634.<br />

—1952, 583, 584, 681, 683, 738, 845.<br />

—1956, 232, 290, 291, 544.<br />

—1957, 238.<br />

—1958, 238, 375, 438, 550, 684, 771.<br />

—1959, 299, 359, 452, 589, 666, 848.<br />

—1960, 141, 524.<br />

—1961, 388, 438, 554, 572.<br />

—1962, 440, 572, 751.<br />

—1963, 235, 854, 860, 862.<br />

—1965, 91, 102, 211, 300, 362, 393, 459, 473, 550,<br />

551, 581, 724.<br />

—1967, 30, 32, 33, 36-39, 42.<br />

—1969, 102, 297, 454, 686, 695, 854.<br />

—1970, 454, 456, 583, 682, 683, 780, 797, 845.<br />

—1972, 134, 414.<br />

—1973, 284, 288.<br />

Boletín Santo Tomás, OAR.<br />

a. 1929, 418.<br />

—1970, 782.<br />

Buitrago, Rubén, OAR.<br />

158, 159, 164, 166, 325, 639.<br />

Cabrita, José.<br />

38, 54.<br />

<strong>Carceller</strong>, José, OAR.<br />

295, 826.<br />

<strong>Carceller</strong>, <strong>Manuel</strong>, OAR.<br />

50, 52, 59, 61, 74, 76, 77, 79, 81, 82, 87, 98, 106,<br />

107, 113, 117, 118, 125. 133, 135, 147, 148, 150-55,<br />

165, 167, 178, 179, 182, 196, 224. 238, 241, 243-46,<br />

270, 276, 280, 291, 295 298, 301-305, 312-14, 358,<br />

377, 384, 204-400, 402, 417, 434, 460-63, 471, 476,<br />

566, 575, 600, 639, 677, 680, 692, 695, 744, 745,<br />

758, 762, 771-73, 779, 781, 785, 793, 796, 798, 816-<br />

18, 854, 860, 862.<br />

Cartas de Santa María Soledad.<br />

781-83, 798-800.<br />

Casademunt, Pedro, y Escalera, Regino.<br />

230.<br />

Ceremonial OAR.<br />

152, 177, 369.<br />

Codex Act. Gen., OAR.<br />

64, 110, 137, 179, 193, 432, 533.


896 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Constituciones OAR.<br />

a. 1745, 30, 59, 87, 123, 125, 132, 136, 152, 177,<br />

179, 180, 184, 190-92, 248, 262, 333, 364,<br />

365, 419, 513, 534, 541, 565, 636, 675, 713.<br />

Corro, Pedro, OAR.<br />

229, 413.<br />

Cuadrado Muñiz, Adolfo.<br />

86, 151, 153, 224, 225, 310, 478, 481.<br />

De Blas, Fidel, OAR.<br />

118, 441, 454.<br />

Dedicación, Pedro de la, OAR.<br />

47, 848.<br />

Delgado, Daniel, OAR.<br />

53, 55.<br />

De Santiago Vela, Gregorio, OSA.<br />

36, 106, 118, 309, 312, 398, 399, 400, 483, 572, 598,<br />

599, 708, 722, 840-42, 844, 860.<br />

Diario de Manila.<br />

a. 1880, 370.<br />

—1885, 115, 578.<br />

—<strong>1891</strong>, 738, 845.<br />

Diario Popular, de Lisboa.<br />

a. 1967. 33.<br />

Diego de Santa Teresa, OAR.<br />

31, 229.<br />

Documentos Cap. Prov. S. Nicolás, OAR.<br />

59, 178, 364, 368, 431.<br />

Echauz, R.<br />

204.<br />

El Aviso, de Tarazona.<br />

a. 1887, 581.<br />

El Comercio, de Manila.<br />

a. <strong>1891</strong>, 738.<br />

El Cruzado Español, de Madrid.<br />

a. 1930, 115.<br />

El Siglo Futuro, de Madrid.<br />

a. 1878, 294.<br />

El Tradicionalista, de Pamplona.<br />

a. 1889, 848.<br />

Enciclopedia Cattolica.<br />

244.<br />

Enciclopedia Universal "Espasa".<br />

31, 91, 96, 116, 214, 244, 601, 751, 752.<br />

Enchiridion de Stat. Perf.<br />

237, 246.<br />

Fabo, Pedro, OAR.<br />

156, 158, 160, 163, 169, 209, 211, 212, 297, 318,<br />

319, 322, 325, 328, 331, 332, 501, 512, 530, 607,<br />

608, 622, 744, 772, 773, 777-79, 847.<br />

Félix, Juan, OAR.<br />

313.<br />

Fernández, Jenaro, OAR.<br />

30, 34, 36, 43, 54-7, 301, 541, 814, 815, 860.<br />

Fernández Almagro, Melchor.<br />

88, 97, 129, 210, 552.<br />

Ganuza, Marcelino, OAR.<br />

319, 322, 325, 328, 331, 332, 336, 337, 501, 512,<br />

532, 607, 611, 616. 624, 638-40, 839.<br />

García, José, OAR.<br />

375.<br />

García, Rafael, OAR.<br />

30, 33, 38, 39, 141, 209-11, 232, 284, 288, 297, 313,<br />

414, 454, 456, 550, 554, 572, 583, 666, 724, 725,<br />

780, 854.<br />

Jara, Joaquín, OAR.<br />

52, 778.<br />

Javierre, José María.<br />

781, 782.<br />

Jiménez, <strong>Manuel</strong>, OSA.<br />

48.<br />

Jiménez Peña, Vicente, OAR.<br />

290, 295, 826.<br />

Kataoka.<br />

42.<br />

La Ciudad de Dios.<br />

a. 1881, 580.<br />

—<strong>1891</strong>, 734.<br />

La Fe, Madrid.<br />

a. 1878, 294.<br />

La Oceanía Española, Manila.<br />

a. 1880, 370.<br />

—1885, 453, 578.<br />

La vida sobrenatural.<br />

a. 1960, 597.<br />

La Voz de España, Manila.<br />

a. <strong>1891</strong>, 738, 845.<br />

Las Piñas.<br />

635.<br />

L'Osservatore Romano.<br />

a. 1888, 847.<br />

Los terremotos en Filipinas, 1880.<br />

371-73.<br />

Luis de Jesús, OAR.<br />

31, 36, 40, 43, 45, 46, 54-56.<br />

Marín y Morales, Valentín, OP.<br />

153, 390, 480, 482, 693, 702, 703.<br />

Martínez Cuesta, Ángel, OAR.<br />

36.<br />

Martínez Monje, Juan.<br />

102, 458, 474, 475, 587, 601.<br />

Matute, Santiago, OAR.<br />

166, 325, 326, 512, 516, 607, 611, 613, 616, 618,<br />

622, 638, 691, 706-8, 722, 750, 751, 757, 759.<br />

Menéndez Pelayo Marcelino.<br />

92, 97, 214, 295.<br />

Midorikawa, Jorge.<br />

33, 42.<br />

Minguella, Toribio, OAR.<br />

99, 140, 235, 266, 417, 434, 473, 565, 581, 587, 588,<br />

607, 620, 629, 781, 790-94, 798, 799.<br />

Montalbán, Francisco J., SI.<br />

92.<br />

Moreno y Díaz, Eustaquio, OAR.<br />

359, 451, 452.<br />

Ochoa, Gregorio, OAR 1 .<br />

30, 36, 43, 137, 179, 355, 814.<br />

Officia prop. Sanct. OESA.<br />

50.<br />

Ongay, Julián, OAR.<br />

625.<br />

Peña, Joaquín, OAR.<br />

826, 829.<br />

Poch, José, Sch. P.<br />

855, 858, 859.<br />

1 Al tomo de la <strong>Historia</strong> General OAR de este autor<br />

que figura en la Bibliografía del presente volumen,<br />

p. 26, con el n. 6, le corresponde el n. 8<br />

(1755-1796), Zaragoza, 1928.


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 897<br />

Proprium Offic. Ordinis.<br />

53.<br />

Provincia de S. Nicolás. OAR.<br />

148, 278.<br />

Regatillo, Eduardo F., SI.<br />

214, 827.<br />

Relación del martirio...<br />

30, 32, 37.<br />

Revista Agustiniana.<br />

a. 1881, 861.<br />

Revista Católica, Barcelona.<br />

Vol. 73, 88, 822.<br />

Revista Católica de Filipinas.<br />

a. 1889, 693.<br />

Risco, Alberto, SI.<br />

231.<br />

Rodríguez, Isacio, OSA.<br />

81, 275, 653.<br />

Ruiz, Licinio, OAR.<br />

101, 104-6, 138, 148-51, 154, 182, 204, 219, 230,<br />

231, 266, 299, 301, 309, 310, 314, 358, 364, 393,<br />

394, 399, 400, 403, 404, 434, 452, 460, 462, 464,<br />

466, 473, 479, 482, 512, 533, 568, 569, 578, 593,<br />

595, 689, 691, 697, 702, 703, 705-10, 739, 742, 747,<br />

845.<br />

Sádaba, Francisco, OAR.<br />

35, 36, 47, 74, 86, 92, 97-99, 104-6, 118, 131, 135,<br />

143, 144, 147, 148, 150-52, 154, 182, 200, 203, 217,<br />

218, 229, 232, 233, 265, 279, 283, 290, 291, 300,<br />

302, 309-15, 358, 377, 390, 399, 401-4, 407, 414,<br />

417, 421, 433, 443, 444, 460, 462-64, 471, 473, 476,<br />

479, 480, 482, 483, 498, 543, 546, 571, 572, 579,<br />

591, 593-95, 598, 599, 652, 670, 671, 674, 677, 689-<br />

92, 694-97, 702-4, 706-9, 720, 721, 735, 742, 747,<br />

750, 758, 759, 814, 840-42, 844.<br />

Semedo de Azevedo, José <strong>Manuel</strong>.<br />

36, 42.<br />

Simonena, Marcelino, OAR.<br />

290, 291, 400, 401, 452, 473, 474, 826.<br />

Un glorioso centenario.<br />

115.<br />

Zugasti, Juan Antonio, SI.<br />

780-82.<br />

Zunzarren, Pedro, OAR.<br />

652.


ÍNDICE GENERAL<br />

Materia<br />

Páginas<br />

PRESENTACIÓN ........................................................................................................... 7<br />

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 11<br />

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 23<br />

CAPÍTULO I<br />

Beatificación de los Padres Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio<br />

Artículo I.- Breve nota introductoria. –El Padre Francisco de Jesús. –El Padre Vicente<br />

de San Antonio. –Vidas paralelas .................................................................... 29<br />

Artículo II. –Muestras de veneración a nuestros mártires. –Procesos de beatificación.-La<br />

solemne ceremonia. –Fiestas celebradas con este motivo en diversos<br />

lugares ................................................................................................................. 45<br />

Artículo III. –Aclaraciones sobre algunos mártires japoneses beatificados asimismo<br />

el 7 de julio de <strong>1867</strong> ............................................................................................ 52<br />

CAPÍTULO II<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio <strong>1867</strong>-1870<br />

Artículo I. –El Comisario Apostólico y el Capítulo Provincial. –El representante del<br />

Superior Gobierno de Filipinas. –Celebración del Capítulo con todas sus actuaciones.<br />

–Lo confirma el Padre Comisario Apostólico con algunas puntualizaciones<br />

...................................................................................................................... 59<br />

Artículo II. –Breve noticia biográfica del nuevo Padre Provincial. –Su primera carta<br />

circular a los religiosos. –Instrucciones dadas por el Definitorio al Padre Comisario<br />

de la Provincia en Madrid. –El Padre Lorenzo Mayor toma posesión de la<br />

Comisaría. –Nombramiento de Vicarios Provinciales .......................................... 73


900 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Artículo III. –El Gobierno pide un estado del personal de los colegios. –Los Párrocos<br />

de Filipinas, inspectores de la enseñanza primaria. –Trátase nuevamente del regreso<br />

a la Península de los religiosos destinados a Filipinas. –Asimismo suscitase<br />

otra vez por el Gobierno el asunto de los Vicarios Generales ........................... 77<br />

Artículo IV. –Visita provincial. –Dos acuerdos del Definitorio. –Celebración del Capítulo<br />

Intermedio. –Carta del Comisario Apostólico acerca de los documentos<br />

del mismo. –Varios nombramientos y nueva Visita provincial ............................. 83<br />

Artículo V. –Supresión de las casas religiosas establecidas después del 29 de julio de<br />

1837; se exceptúan las de los Misioneros de Ultramar. –Repercusión en la comunidad<br />

de Monteagudo de los sucesos revolucionarios. –El decreto de unificación<br />

de fueros, el juramento de la nueva Constitución y los religiosos de Filipinas<br />

...................................................................................................................... 88<br />

Artículo VI. –Durante el presente trienio llegan a Filipinas cuarenta y dos religiosos.<br />

–Ayudas y donativos.–Noticiario de los conventos de Manila, Cebú y Cavite, y<br />

de los colegios de Monteagudo y Marcilla ........................................................... 97<br />

Artículo VII. –Notas biográficas de los Padres <strong>Manuel</strong> Fernández, Juan Juseu y Antonio<br />

Úbeda, fallecidos en el presente trienio ....................................................... 103<br />

CAPÍTULO III<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1870-1873<br />

Artículo I. –Anunciada la próxima celebración del Capítulo Provincial, el Gobernador<br />

General de Filipinas nombra su representante. –Reseña de todo lo actuado en<br />

dicho Capítulo. –Su confirmación por el Padre Comisario Apostólico ................. 109<br />

Artículo II. –Biografía del Provincial Padre Cuartero. –Su primera circular. –Hace<br />

varios nombramientos ......................................................................................... 114<br />

Artículo III. –El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid. –Regresa a Filipinas el<br />

Padre Iturriaga y le sucede interinamente en la Comisaría el Padre Bellido. –Iniciativas<br />

del Comisario interino ............................................................................ 120<br />

Artículo IV. –El Priorato de Dapitan se traslada al Priorato de Mandaue. –Visita provincial.<br />

–Protesta de los Prelados diocesanos y regulares de Filipinas contra los<br />

decretos del Gobierno sobre reforma de la enseñanza y exclaustración de religiosos.<br />

–Capítulo Provincial Intermedio. –Nuevo Comisario de la Provincia en Madrid.<br />

–Otra Visita provincial; nombramientos; traslado del Priorato de Bislig a


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 901<br />

Dumaguete. –La asistencia de los Lectores no sacerdotes al capítulo conventual<br />

y facultad para dar profesiones de votos simples. –La prohibición de ser elegido<br />

Definidor sin haber sido antes Prior ..................................................................... 127<br />

Artículo V. –Creación del Gobierno Político Militar de la Paragua, con la súplica al<br />

Padre Provincial de la colaboración de un religioso. –Son destinados dos; sus<br />

primeras actuaciones. –Misioneros llegados a Filipinas en el trienio. –Donativos<br />

y ayudas. –Breve noticiario de las casas de Manila, San Sebastián, Cavite, Cebú<br />

y Marcilia ............................................................................................................ 138<br />

Artículo VI. –Notas biográficas de los siguientes religiosos fallecidos: Padres Agustín<br />

Olmedillas, José María Ruiz, Simón Loscos, Pedro Soto, Antonio Olleta, Julián<br />

Miguel, Santiago Navarro y Tomás González ...................................................... 146<br />

CAPÍTULO IV<br />

Los religiosos de la Provincia de Colombia en los años <strong>1867</strong>-1875<br />

Artículo I. –Algunas actuaciones del Provincial, Padre Victorino Rocha. –Los Padres<br />

Rocha y Ballén y los Concilios Provinciales Neo-Granadinos y el Sínodo Diocesano<br />

de Bogotá. –El Padre Rocha y el culto al Santísimo Sacramento .................. 155<br />

Artículo II. –Cambios en el Provincialato. –Noticiario biográfico del Padre Domingo<br />

Ballén ................................................................................................................. 161<br />

Artículo III. –Los Padres Ballén y Rocha acuden al Papa sobre la obligación de cumplir<br />

unos legados píos de misas. –La capellanía del convento del Desierto............ 166<br />

CAPÍTULO V<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1873-1876<br />

Artículo I. –El Padre Comisario Apostólico y el Padre Provincial ante el próximo<br />

Capítulo. –El Gobernador General designa su representante. –Celebración del<br />

Capítulo Provincial. –El Padre Comisario Apostólico lo confirma y resuelve un<br />

asunto acerca de los Aditos ................................................................................. 173<br />

Artículo II. –Notas biográficas del Provincial Padre Learte. –Breves letras suyas dirigidas<br />

a los religiosos. –El nuevo Comisario de la Provincia en Madrid. –Diversos<br />

nombramientos .............................................................................................. 181<br />

Artículo III. –Circular del Padre Provincial acerca de la grave necesidad económica<br />

de la Provincia y su remedio. –Cumplimiento de lo ordenado sobre los ejercicios<br />

espirituales. –La Visita provincial ....................................................................... 185


902 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Artículo IV. –Celebración del Capítulo Intermedio y su aprobación por el Padre Comisario<br />

Apostólico. –Nueva consulta acerca de los Aditos y Vicarios Priores y la<br />

resolución recaída sobre ella ................................................................................ 189<br />

Artículo V. –Pide el Gobierno un informe sobre el personal de los colegios y lo da el<br />

Padre Comisario de la Provincia. –La exención del servicio militar. –Miscelánea<br />

breve.................................................................................................................... 194<br />

Artículo VI. –Cincuenta y nueve recoletos llegan a Filipinas en el presente trienio. El<br />

Padre Provincial envía misioneros a algunos pueblos de Negros y establece una<br />

nueva Vicaría en dicha isla. –La primera planta hidráulica para moler caña de<br />

azúcar en Negros, obra de un misionero recoleto ................................................. 200<br />

Artículo VII. –Breve noticiario de los conventos de Manila, Cavite, Cebú y San Sebastián<br />

y hacienda de Imus. –Interesantes informaciones de los colegios de Monteagudo<br />

y Marcilla .............................................................................................. 205<br />

Artículo VIII. –El ex Provincial Padre Mariano Cuartero, preconizado Obispado de<br />

Nueva Segovia en Filipinas. –Las bulas de los Obispos preconizados y el Gobierno<br />

español. –Consagración episcopal y toma de posesión del Padre Cuartero.<br />

–Nuevas notas biográficas acerca del mismo........................................................ 212<br />

Artículo IX. –Expedición militar contra Joló en 1876, con la intervención de varios<br />

recoletos, en particular del Padre Zueco .............................................................. 219<br />

Artículo X. –Notas biográficas del Padre José Salesa, del Hermano Pedro Martínez y<br />

del Padre Pablo Bienzobas .................................................................................. 231<br />

CAPÍTULO VI<br />

Comisaría Apostólica de la Recolección. –Hospicio de Roma, <strong>1867</strong>-1878<br />

Artículo I. –El Padre Gabino Sánchez y el Concilio Vaticano I. –Varios nombramientos<br />

para las antiguas Provincias de Castilla y Aragón. –Noticias sobre los religiosos<br />

nombrados. –Nuevo Cardenal Protector. –Extensión a los recoletos de la declaración<br />

hecha por la Santa Sede a los dominicos acerca de los votos simples;<br />

facultad para la expulsión también de los prófugos y apóstatas, obligados aún<br />

con dichos votos. –Fallecimiento de algunos religiosos de las antiguas Provincias<br />

...................................................................................................................... 235<br />

Artículo II. –Temores y prevenciones de nuestro Procurador General en Roma ante la<br />

entrada en la ciudad de las tropas piamontesas. –Ocupan estas tropas la Ciudad<br />

Eterna; primeros informes del Padre Procurador. –Los Padres Comisarios Apostólicos<br />

españoles ante el Santo Padre. –Intentos


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 903<br />

de incautación del hospicio por el nuevo Gobierno. –Ley de Regulares y sus<br />

consecuencias para nuestro hospicio. –Actitud del Padre Procurador de oposición<br />

a las medidas del Gobierno de Madrid en relación con los bienes de los españoles<br />

en Roma ................................................................................................. 248<br />

CAPÍTULO VII<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1876-1879<br />

Artículo I. –Palabras del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico. –Se avisa<br />

al Gobernador General la próxima celebración del Capítulo. –Relación del mismo.<br />

–El Padre Provincial absoluto escribe al Padre Comisario Apostólico; éste<br />

aprueba el Capítulo ............................................................................................. 259<br />

Artículo II. –Breves notas biográficas del nuevo Padre Provincial. –Su primera circular.<br />

–El Comisario de la Provincia en Madrid. –Nombramiento de cuatro Vicarios<br />

Provinciales y constitución de una nueva Vicaría, de corta duración ............. 265<br />

Artículo III. –No se accede al envío de misioneros a Joló y Borneo. –Escuelas normales.<br />

–La Visita provincial. –Los Comisarios de las Órdenes religiosas de Filipinas<br />

dirigen al Gobierno cinco peticiones. –Capítulo Provincial Intermedio. –Lo<br />

confirma el Padre Comisario Apostólico con alguna indicación. –Varios nombramientos<br />

.......................................................................................................... 268<br />

Artículo IV. –La hacienda o explotación agraria de Cagayán. –Miscelánea ................. 274<br />

Artículo V. –Estado de la Provincia. –El Gobernador General alaba la labor de nuestros<br />

religiosos de Negros. –Religiosos llegados a Filipinas .................................. 278<br />

Artículo VI. –El Gobierno ofrece el monasterio de San Millán de la Cogolla a los<br />

Procuradores de las Órdenes religiosas y es aceptado por nuestra Provincia. –Se<br />

consigue del Gobierno autorización para instalarnos en dicho monasterio. –El<br />

Obispo de Calahorra autoriza la instalación en su diócesis de los agustinos recoletos<br />

a quienes cede el monasterio. –La Santa Sede ratifica la donación del mismo<br />

y concede la erección del nuevo colegio. –Nombramiento de Presidente y solemne<br />

instalación canónica de la comunidad. –Breve nota histórica ..................... 283<br />

Artículo VII. –Obra Pía y novenario de San José con otras noticias del convento de<br />

Manila. –Noticiario de los conventos de Cavite, Cebú, San Sebastián y de la<br />

hacienda de Imus. –De los colegios de Monteagudo y de Marcilla........................ 296


904 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Artículo VIII. –Biografía del Padre Guillermo Agudo, fallecido en el presente trienio.<br />

–Fallecen también los Padres Juan Miró, Ángel Martínez, Zacarías Funes, Casto<br />

Nájera, Andrés Cobos y Matías Tormo ................................................................ 301<br />

CAPÍTULO VIII<br />

Los religiosos de la Provincia de Colombia en los años 1876-1881<br />

Artículo I. –Informe sobre el convento del Desierto con súplica de licencia para<br />

pedir limosna con objeto de adquirirlo. –La Santa Sede autoriza la compra del<br />

convento, el establecimiento en él de una comunidad, la apertura del noviciado<br />

y la sujeción de los recoletos candelarios al legítimo Prelado Superior, residente<br />

en España. –El Padre Rocha instala las Cuarenta Horas en la iglesia<br />

del Desierto y nombra Capellán al Padre Bustamante, con otros detalles.<br />

Compra del convento ...................................................................................... 317<br />

Artículo II. –Viaje del Padre Bustamante a Roma y Madrid. –El Padre Rocha, como<br />

Provincial y en nombre de sus religiosos, rinde obediencia al Padre Comisario<br />

Apostólico. –Acta del Definitorio General y decreto del Padre Comisario con la<br />

aceptación de la sumisión de la Provincia y la confirmación del Padre Rocha en<br />

el cargo de Provincial. –Carta del Padre Comisario Apostólico que acompaña a<br />

los anteriores documentos. –Cartas del Padre Rocha a los Padres Comisario<br />

Apostólico y Procurador General. –Nuevo nombramiento de Provincial a favor<br />

del Padre Rocha y designación del Padre Bustamante para sustituirle en caso de<br />

accidente. –Carta enviada con los decretos y contestación del Padre Rocha ......... 325<br />

Artículo III. –Estado actual de los bienes que fueron de las entidades religiosas de<br />

Colombia. –El Padre Rocha consigue un rescripto para el arreglo con los deudores<br />

de los bienes que fueron de la Provincia. –El edificio de nuestro antiguo colegio<br />

de Bogotá convertido en seminario conciliar. –Apertura de una puerta antigua<br />

de comunicación de la sacristía con el citado colegio, ahora seminario. –Inútiles<br />

gestiones del Padre Rocha para obtener parte de los veinte mil pesos recibidos<br />

por el Arzobispo. ........................................................................................... 338<br />

Artículo IV. –Situación del Padre Rocha como Capellán de la Candelaria y su labor<br />

en ella. –Insiste el citado Padre en el envío de algunos religiosos por el Padre<br />

Comisario Apostólico. –Renuncia del Padre Rocha al Provincialato, que no es<br />

aceptada. –Fallecimiento del Padre Domingo Ballén de San Antonio .................. 344


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 905<br />

CAPÍTULO IX<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1879-1882<br />

Artículo I. –Nombramiento del representante del Gobierno en la proclamación del<br />

futuro Provincial. –Se celebra el Capítulo. –El Padre Provincial remite lo actuado<br />

al Padre Comisario Apostólico, a quien informan también otros dos religiosos.<br />

–El Padre Comisario Apostólico consigue de la Santa Sede autorización para<br />

confirmar en su cargo al Padre Íñigo Narro. –Es aprobado el Capítulo por el<br />

Padre Comisario Apostólico ................................................................................ 349<br />

Artículo II. –Notas biográficas del nuevo Padre Provincial. –Su circular-saludo a los<br />

religiosos. –El Padre Comisario de la Provincia en Madrid. –Varios nombramientos.<br />

–Informe del Padre Arrué sobre la creación de la provincia de Negros<br />

Oriental. –Visita Provincial ................................................................................. 357<br />

Artículo III. –Varias cartas-circulares del Provincialato .............................................. 365<br />

Artículo IV. –Desperfectos ocasionados por los terremotos de julio de 1880. –Solemne<br />

función religiosa de rogativas. –El Padre Provincial pide a los religiosos Párrocos<br />

contribuyan a la reparación de los edificios de la Provincia afectados por<br />

los terremotos. –Algunas reparaciones ................................................................. 370<br />

Artículo V. –Capítulo Intermedio y su aprobación. –La Santa Sede concede el uso del<br />

hábito blanco. –Varios nombramientos y la Visita provincial. –Cesión de tres religiosos<br />

a la Candelaria. –Se pide que los Priores de Manila, Cavite, Cebú y San<br />

Sebastián sean Definidores y la erección de cuatro Prioratos. –Resolución afirmativa<br />

acerca de la asistencia del Padre Aquilino Bon al próximo Capítulo Provincial<br />

................................................................................................................. 376<br />

Artículo VI. –Resolución del Gobierno sobre los bienes de las Órdenes religiosas.<br />

Devolución al Gobierno de los terrenos cedidos en la provincia de La Isabela.<br />

Plan para la reducción de infieles en el Norte de Luzón. –Otro Plan para nuevas<br />

Misiones en la Paragua ........................................................................................ 383<br />

Artículo VII. –Miscelánea. –Circular acerca de la tercera edición del Diccionario del<br />

Padre Juan Félix. –Llegada a Filipinas de misioneros. –Breves noticias de los<br />

conventos de Manila, Cavite, Cebú y de las haciendas de la Provincia. –Noticiario<br />

de los colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán ................................... 388<br />

Artículo VIII. –Fallece el ex Provincial Padre Fray Juan Félix de la Encarnación.<br />

Breves notas biográficas de los Padres <strong>Manuel</strong> Vilches, Andrés Galdeano, Jacinto<br />

Pérez, Rafael Hernández y Ramón Eraso, fallecidos también en el presente<br />

trienio ................................................................................................................. 394


906 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

CAPÍTULO X<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1882-1885<br />

Artículo I. –Remisión de las convocatorias a los Padres capitulares con el elenco de<br />

varios asuntos para ser tratados en el Capítulo. –Designación de la persona que,<br />

en representación del Gobierno, había de presenciar la elección de Provincial. El<br />

Capítulo con lo actuado en el mismo. –Informado el Padre Comisario Apostólico,<br />

da su confirmación ........................................................................................ 405<br />

Artículo II. –El nuevo Padre Provincial. –Su circular-saludo. –El Comisario de la<br />

Provincia en Madrid. –Se expiden los títulos de varios nombramientos. –Nuevo<br />

ofrecimiento de las misiones de Fernando Poo, que no es aceptado ..................... 413<br />

Artículo III. –Circulares del Padre Provincial sobre el uso del hábito blanco, con ocasión<br />

del cólera morbo, los ejercicios espirituales, los casos morales, la colecta<br />

para el «Dinero de San Pedro» y la instrucción primaria y enseñanza del castellano<br />

.................................................................................................................... 418<br />

Artículo IV. –Visita Provincial. –Capítulo Intermedio. –Su confirmación y resolución<br />

del caso del Padre Arrué. –Nueva Visita Provincial. –Una renuncia, un nombramiento<br />

y el traslado de un Priorato. –Ida a la Península y regreso a Filipinas del<br />

Padre Provincial .................................................................................................. 425<br />

Artículo V. –El traspaso a los jesuitas de los ministerios de los recoletos en Mindanao<br />

y la entrega a éstos de otros a cambio de aquéllos. –El Plan de las nuevas misiones<br />

de la Paragua. –Informes acerca del establecimiento en Filipinas de los capuchinos<br />

y benedictinos ...................................................................................... 434<br />

Artículo VI. –Los agustinos recoletos en el seminario diocesano de Vigan. –Llegan a<br />

Filipinas en el presente trienio cinco grupos de religiosos. –Miscelánea. –Reseña<br />

histórica de la Provincia para la Guía Oficial del año 1885 .................................. 440<br />

Artículo VII. –El Padre Leandro Arrué es nombrado por el Rey para la Sede episcopal<br />

de Jaro. –Acepta el Padre el nombramiento; el Gobierno español lo propone<br />

a la Santa Sede y es preconizado Obispo. –Continuación de sus notas biográficas<br />

............................................................................................................................ 449<br />

Artículo VIII. –Noticiario del convento de Manila. –Se aprueba la construcción de la<br />

iglesia de hierro del convento de San Sebastián. –Noticias de los conventos de<br />

Cavite y Cebú, hacienda de Imus y colegios de Monteagudo, Marcilla y San Millán<br />

...................................................................................................................... 459


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 907<br />

Artículo IX. –Entrega su alma al Señor el Padre Juan Gascón. –Fallecen también los<br />

Padres Claudio del Arco, Antonio Preciado, Aquilino Bon, Roque Azcona y Pedro<br />

García ........................................................................................................... 459<br />

CAPÍTULO XI<br />

Los Religiosos de la Provincia de Colombia en los años 1882-1885<br />

Artículo I. –El Provincial Padre Rocha escribe sobre algunos asuntos a los Padres<br />

Procurador General en Roma y Comisario Apostólico en Madrid. –El vendedor<br />

del convento del Desierto pretende su devolución y no lo consigue. –El Padre<br />

Rocha escribe al señor Obispo de Tunja sobre el citado convento y le pide los<br />

curatos de Ráquira y Tinjacá ............................................................................... 485<br />

Artículo II. –Llegada a Bogotá de un nuevo Delegado Apostólico; pide al Padre Rocha<br />

un informe sobre el estado de la Orden en Colombia. –Informe presentado<br />

por el Padre Provincial. –El Delegado Apostólico quiere saber cuántos religiosos<br />

están dispuestos a reunirse en comunidad. –Respuestas de los religiosos ............. 490<br />

Artículo III. –El señor Delegado Apostólico reúne a varios religiosos agustinos recoletos.<br />

–Celebración de un Capítulo para elegir Provincial y dos Definidores. Disposiciones<br />

del señor Delegado acerca de los religiosos y sus servicios en parroquias.<br />

–Les intima a que vivan en común o pidan la secularización perpetua ....... 497<br />

Artículo IV. –El Padre Rocha se ve obligado a arrendar al seminario el coro y dos<br />

salones de la Candelaria de Bogotá. –El contrato de arriendo. –Explicaciones del<br />

Padre Rocha acerca del mismo; remite su aprobación por el Delegado Apostólico<br />

al Padre Procurador General con unas anotaciones. –Súplica dirigida al Papa<br />

sobre la iglesia de Bogotá y las sumas obtenidas por los arreglos con los compradores<br />

de los bienes de las Corporaciones religiosas. ........................................ 503<br />

Artículo V. –Segundo viaje a España del Padre Bustamante. –El Padre Enrique Pérez<br />

es nombrado Visitador de la Candelaria. –Viaje de los Padres Enrique Pérez y<br />

Bustamante a Colombia y primeros días de la estancia de aquél ........................... 511<br />

Artículo VI. –Circular del Padre Visitador a los religiosos. –Cartas de los Padres Pérez,<br />

Rocha y Comisario Apostólico. –Contestación de los religiosos a la circular<br />

del Padre Visitador. –Acta de Visita e informe del Padre Pérez. –Contestación<br />

del Padre Comisario Apostólico .......................................................................... 515


908 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Artículo VII. –Palabras del Padre Pérez con motivo de la toma de posesión del nuevo<br />

Arzobispo de Bogotá y visita al mismo. –El Padre Visitador en el convento del<br />

Desierto. –Entrevista del Padre Enrique con el señor Delegado Apostólico. Nuevamente<br />

el asunto de los salones y de la iglesia ................................................... 522<br />

Artículo VIII. –Circular del Padre Visitador al finalizar su misión. –Regresa a España<br />

y da cuenta de su gestión al Padre Comisario ....................................................... 530<br />

CAPÍTULO <strong>XII</strong><br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1885-1888<br />

Artículo I. –Convocatoria para el Capítulo Provincial. –Se comunica su próxima celebración<br />

al Capitán General. –Reseña del Capítulo con lo actuado y acordado en<br />

el mismo. Es aprobado por el Padre Comisario Apostólico .................................. 537<br />

Artículo II. –Breve reseña biográfica del nuevo Padre Provincial. –Circular-saludo.<br />

Se desestima una renuncia; varios nombramientos; dos nuevas Vicarías. –Visita<br />

provincial. –Ejercicios espirituales. –Interesante carta con motivo de la impresión<br />

del «Catecismo de Mazo» ............................................................................ 543<br />

Artículo III. –Los agustinos recoletos y las islas Carolinas. –El Plan de nuevas misiones<br />

en la Paragua ................................................................................................. 550<br />

Artículo IV. –Cede la Provincia a la de la Candelaria cinco religiosos. –Capítulo Intermedio<br />

y su aprobación por el Padre Comisario Apostólico. –Varios nombramientos<br />

e instrucciones al Padre Administrador de la hacienda. –Nueva Visita<br />

Provincial. –La Provincia en las Bodas de Oro sacerdotales del Papa. –Los Lectores<br />

y su exención de la asistencia al coro .......................................................... 556<br />

Artículo V. –Se pide la adjudicación a los recoletos de la administración espiritual de<br />

Misamis. –Plan de Misiones para la isla de Mindoro. –Concesión provisional a<br />

nuestra Provincia de unos terrenos en Mindoro. –Llegada a Filipinas de cuarenta<br />

y nueve recoletos. –Los agustinos recoletos y la Exposición General de Filipinas<br />

de 1887 en Madrid. –Miscelánea ......................................................................... 566<br />

Artículo VI. –El pase regio a las bulas del nombramiento de Obispo del Padre Arrué.<br />

–Consagración episcopal del Padre. –Solemne instalación canónica de la archicofradía<br />

de San José en la iglesia de recoletos de Manila. –Conmemoración del<br />

XV Centenario de la Conversión de S. Agustín .................................................... 575<br />

Artículo VII. –Prosigue el asunto de la iglesia de hierro del convento de San Sebastián.<br />

–Noticiario de los conventos


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 909<br />

de Manila y Cebú, hacienda de Imus y colegios de Monteagudo y San Millán ..... 582<br />

Artículo VIII. –Notas sobre algunos religiosos fallecidos en el presente trienio: Padres<br />

Hilarión Narro y Dionisio Ballesteros, Hermano Pablo Gracia, Padres Timoteo<br />

Gonzalo, Mariano Cuartero, Obispo, y Cipriano Navarro, Corista Camilo<br />

Rubio y Obispo don Cosme Marrodán ................................................................. 590<br />

CAPÍTULO <strong>XII</strong>I<br />

Los Agustinos Recoletos en Colombia en los años 1886-<strong>1891</strong><br />

Artículo I. –Disposiciones del Padre Comisario Apostólico sobre los religiosos que<br />

habían de pasar a Colombia. –Se retrasa el envío de estos religiosos. –Elección<br />

de los que han de ir a Colombia. –Bendición Apostólica a los siete religiosos y<br />

carta de recomendación del Cardenal Rampolla para el Arzobispo de Bogotá.<br />

Designación oficial para la Provincia de la Candelaria de los siete religiosos. –El<br />

Padre Comisario Apostólico nombra su Representante en Colombia, Presidente<br />

de la misión y encargado de la iglesia de Bogotá ................................................. 603<br />

Artículo II. –Los siete misioneros en Madrid. –Su viaje de Santander a Facatativá.<br />

Palabras de bienvenida del Padre Rocha. –Los Padres Ezequiel Moreno y Santiago<br />

Matute se dirigen a Bogotá y los otros cinco al Desierto. –Visita a los señores<br />

Delegado Apostólico, Vicario General, Vice presidente de la República y<br />

Arzobispo de Bogotá............................................................................................ 611<br />

Articulo III. –Los Padres Moreno y Matute en el convento del Desierto, fiesta de la<br />

Candelaria e instalación de la comunidad. –Regresan a Bogotá. –Nuevamente el<br />

asunto de los salones e inglesia. –Dos proyectos y una realidad............................ 617<br />

Artículo IV. –Antecedentes del envío de una segunda Misión a Colombia. –Viaje de<br />

los seis misioneros. –Proyecto para restablecer las misiones de Casanare. –Expedición<br />

a los Llanos. –El nuevo Comisario Apostólico confirma en sus cargos a<br />

los Padres Moreno y Rocha. –El Calendario de la Orden ..................................... 622<br />

Artículo V. –Biografías de los Padres Ezequiel Moreno y Juan Nepomuceno Bustamante<br />

.................................................................................................................. 629<br />

CAPÍTULO XIV<br />

La Provincia de Filipinas en el trienio 1888-<strong>1891</strong><br />

Artículo I. –Convocatoria al Capítulo Provincial y anuncio de su próxima celebración<br />

al Gobernador General. –El Capítulo con todo lo actuado en él. –Comunicación<br />

de los


910 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

nombramientos y juramento de los religiosos con cargos en la Penínsuia. –Dos<br />

cartas del Padre Provincial al Padre Comisario Apostólico. –Aprobación del Capitulo,<br />

excepto el acta 19 que queda en suspenso. –Uno de los ex Provinciales<br />

Padres Learte y Gómez puede ser convocado al Definitorio privado .................... 643<br />

Artículo II. –Breve «curriculum vitae» del Padre Fidel de Blas. –Estado actual de<br />

Filipinas; personal de la Provincia y situación económica de la misma. –Las dos<br />

primeras circulares del Padre Provincial. –Poderes del nuevo Padre Comisario en<br />

Madrid y su aprobación por el Gobierno. –Varios nombramientos ....................... 651<br />

Artículo III. –Varias circulares del Padre Provincial acerca de diversos temas. –Visita<br />

provincial ............................................................................................................ 657<br />

Artículo IV. –Se confirma la concesión a la Provincia de terrenos en Mindoro. –Nuevamente<br />

sobre el asunto de los ministerios de Misamis. –El Padre Provincial pide<br />

a los religiosos de la Paragua datos acerca de los aborígenes de la misma.<br />

Proyectos de nuevas Misiones en Negros. –Varia................................................. 663.<br />

Artículo V. –Capítulo Provincial Intermedio. –Comunicación de los nombramientos<br />

al Gobernador General y de todo lo actuado al Padre Comisario Apostólico,<br />

quien lo aprueba. –Nombramiento de tres Vicarios Provinciales y de nuevo Comisario<br />

de la Provincia en Madrid. –Visita provincial. –Proyecto del Gobernador<br />

General sobre curatos. –Nuestros religiosos continúan en el seminario de Vigan.<br />

–Nuevo Procurador General de la Provincia en Manila ........................................ 669<br />

Artículo VI. –Son trasladados de lugar tres de las seis Misiones creadas en Mindoro.<br />

–Llegan cuarenta religiosos a Filipinas y otros trece a Colombia. –Restablecimiento<br />

del derecho de la Iglesia y Corporaciones eclesiásticas de disponer de sus<br />

bienes en Filipinas. –La Provincia de Filipinas presta obediencia al nuevo Comisario<br />

Apostólico. –Miscelánea ............................................................................. 676<br />

Artículo VII. –Se continúa la construcción de la iglesia de hierro del convento de San<br />

Sebastián. –Noticiario de los conventos de Manila, Cavite y Cebú, y de los colegios<br />

de Monteagudo, Marcilla y San Millán ........................................................ 681<br />

Artículo VIII. –Notas biográficas de los religiosos fallecidos siguientes: Padre Francisco<br />

Gotor, Hermano <strong>Manuel</strong> Escorihuela, Padres Pedro Sanz, Matías Villamayor,<br />

Ramón Zueco, Félix Royo, Patricio Marcellán, Mateo Bernad, Fernando<br />

Rubio, Francisco Lenguas, Eladio Logroño, Pedro García, Marcial Bellido, Lope<br />

Martínez, Mariano Cornago, Gaudencio Marqués, Esteban Echano-Jáuregui,<br />

Francisco Castellanos y Benigno Jiménez ........................................................... 688


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 911<br />

CAPÍTULO XV<br />

La Provincia de Filipinas desde el Capítulo de <strong>1891</strong><br />

hasta el final de este año<br />

Artículo I. –Convocatoria al Capítulo Provincial. –Aviso al Gobernador General de<br />

su celebración y elección del nuevo Prelado de la Provincia. –Reseña del Capítulo.<br />

–Intento anterior al Capítulo para que los nombramientos se hicieran por el<br />

Padre Comisario Apostólico. –El acta referente a la residencia de los Padres Definidores.<br />

–Aprobación del Capítulo .................................................................... 711<br />

Artículo II. –Bosquejo biográfico del Padre Provincial. –Varios importantes acuerdos<br />

del Definitorio pleno. –Primera circular del Padre Bernad. –Aceptación de dos<br />

renuncias con la provisión de los oficios vacantes; varios nombramientos. –La<br />

Provincia y la sustentación decorosa de los religiosos con cargos generalicios y<br />

una casa para su residencia en Madrid ................................................................. 720<br />

Artículo III. –Acuerdo de los señores Obispos y Padres Provinciales sobre disciplina<br />

y administración parroquial. –Visita provincial. –Naufragio y salvamento del<br />

Provincial Padre Bernad. –Miscelánea ................................................................. 728<br />

Artículo IV. –Arribo a Filipinas de misioneros. –Bendición e inauguración de la iglesia<br />

de San Sebastián. –En lugar del ensanchamiento del colegio de Monteagudo,<br />

fundación de preceptorías. –Breves noticias de las casas de Manila y Marcilla y<br />

de las haciendas. –Fallecimiento del Padre Fray Fidel Moreno de San Hilarión ... 735<br />

CAPÍTULO XVI<br />

Comisaría Apostólica. – Hospicio de Roma, 1879–<strong>1891</strong><br />

Artículo I. –Advertencia preliminar. –El Padre Fray Joaquín de la Jara, Definidor<br />

General. –El Padre Fray Iñigo Narro, representante de Filipinas en el Definitorio<br />

Geneneral. –El Padre Narro, Definidor y Secretario General y, a la vez, Rector<br />

de Marcilla. –Autorización de la Santa Sede para que dicho Padre pueda desempeñar<br />

los referidos cargos. –Es nombrado un Sub-Procurador. –Aprobación del<br />

nuevo Calendario perpetuo de la Recolección. –Muerto el Padre <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez, es nombrado Procurador General el Padre Enrique Pérez. –Notas biográficas<br />

del nuevo Procurador General. –El Padre Eustaquio Moreno, Definidor<br />

General. –El Cardenal Rampolla, Protector de la Orden ...................................... 743<br />

Artículo II. –Intención de dar al Padre Comisario Apostólico un Coadjutor con derecho<br />

de sucesión. –Fallece el Padre


912 <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong><br />

Gabino; gestiones para el nombramiento de su sucesor. –Decreto con el nombramiento<br />

de nuevo Comisario Apostólico. –Informe biográfico acerca del Padre<br />

Íñigo Narro. –Detalles interesantes contenidos en unas cartas. –Comunicaciones<br />

del nombramiento de nuevo Comisario Apostólico. –Reconocimiento del citado<br />

nombramiento por el Gobierno de la nación española. –Designación de Definidores<br />

Generales ................................................................................................... 752<br />

Artículo III. –Continuación del problema del hospicio de Roma ante las leyes del<br />

Gobierno italiano. –Las bases para la transformación del hospicio. –No son admitidos<br />

algunos de los puntos de las mismas y prosiguen las gestiones. –Nueva<br />

insistencia del Gobierno italiano y resolución favorable conseguida por el Embajador<br />

español. –Concesión a los religiosos del hospicio del Calendario perpetuo<br />

aprobado para la Recolección. –Mejoras en el edificio del hospicio y su iglesia ... 763<br />

Artículo IV. –Noticia de los religiosos fallecidos Padres Eugenio Gómez, Francisco<br />

Gutiérrez, Joaquín de la Jara y Ángel Barra, Definidores Generales; <strong>Manuel</strong> María<br />

Martínez, Procurador General, y Gabino Sánchez, Comisario Apostólico ....... 770<br />

APÉNDICES<br />

Apéndice I. –Comisarios Apostólicos, Procuradores Generales en Roma, Priores Provinciales<br />

y Comisarios de la Provincia de Filipinas en Madrid durante los años<br />

<strong>1867</strong>-<strong>1891</strong>............................................................................................................ 809<br />

Apéndice II. –Breve de Beatificación de los mártires de Japón .................................... 811<br />

Apéndice III. –Lista de los sesenta y dos mártires japoneses........................................ 814<br />

Apéndice IV. –Expediente sobre el regreso a la Península de los religiosos destinados<br />

a Filipinas ........................................................................................................... 816<br />

Apéndice V. –Decreto de supresión de las casas religiosas establecidas después de la<br />

ley del 29 de julio de 1837 ................................................................................... 821<br />

Apéndice VI. –Comentario sobre un manuscrito del Padre Mariano Cuartero .............. 823<br />

Apéndice VII. –Breve resumen de la historia del nombramiento de Obispos en España<br />

........................................................................................................................ 824<br />

Apéndice VIII. –El monasterio de San Millán de la Cogolla......................................... 826<br />

Apéndice IX. –Plan de estudios presentado al Capítulo Provincial de 1879 ................. 832


Fr. <strong>Manuel</strong> <strong>Carceller</strong> <strong>Historia</strong> general de la Orden de Agustinos Recoletos 913<br />

Apéndice X. –Las comunidades religiosas son las únicas herederas de los bienes poseídos<br />

y retenidos por sus religiosos .................................................................... 834<br />

Apéndice XI. –Dos documentos acerca del restablecimiento de las Misiones de Casanare<br />

..................................................................................................................... 836<br />

Apéndice <strong>XII</strong>. –Bibliografía agustino-recoleta ............................................................ 840<br />

Apéndice <strong>XII</strong>I. –Descripción de la iglesia de San Sebastián ......................................... 845<br />

Apéndice XIV. –Beatificación de Sor Josefa María de Santa Inés de Benigánim ......... 847<br />

Apéndice XV. –Estados anuales de la Provincia de Filipinas de los años <strong>1867</strong> a <strong>1891</strong> . 852<br />

Apéndice XVI. –Tres noticias interesantes anteriores al establecimiento de la Recolección<br />

Agustiniana ............................................................................................. 854<br />

ÍNDICES<br />

ÍNDICE DE COSAS NOTABLES ........................................................................................ 871<br />

ÍNDICE DE NOMBRES DE PERSONAS Y LUGARES ............................................................. 885<br />

ÍNDICE DE AUTORES Y PUBLICACIONES ........................................................................ 895<br />

ÍNDICE GENERAL ......................................................................................................... 899

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