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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong><br />

DE LA<br />

ORDEN DE AGUSTINOS RE-<br />

COLETOS<br />

POR<br />

FR. PEDRO FABO DEL CORAZÓN<br />

DE MARÍA<br />

CRONISTA DE LA MISMA ORDEN<br />

TOMO V<br />

MADRID<br />

IMP. DEL ASILO DE HUÉRFANOS DEL S. C. DE JESÚS<br />

CALLE DE JUAN BRAVO, 3<br />

1918


A su Eminencia Reverendísima el Señor Cardenal Antonio Vico,<br />

Obispo de Porto y Santa Rufina, etc., etc., etc., Protector<br />

de la Orden de Ermitaños Recoletos de San Agustín<br />

Eminentísimo Señor:<br />

Cuando por el Breve Apostólico Religiosas familias, de fecha<br />

16 de Septiembre de 1912, nuestra humilde Recolección Agustiniana<br />

fue equiparada a las demás Órdenes Regulares, recibió la<br />

singularísima merced de teneros por Cardenal Protector ante la<br />

Santa Sede, sin ningún merecimiento por parte de los Agustinos<br />

Recoletos, que vieron en ello una medida providencial encaminada<br />

a ofrecer a Vuestra Eminencia ocasión de continuar con mayor<br />

solicitud la actuación muy paternal que os habíais dignado ejercer<br />

primeramente en Colombia, en calidad de Delegado Apostólico,<br />

y después, como Nuncio de Su Santidad, en España; protección<br />

que cada día aumenta para provecho de vuestros protegidos,<br />

quienes se han distinguido y se distinguen por su adhesión a las<br />

enseñanzas de la Iglesia, por su veneración y amor al Vicario de<br />

Jesucristo y por su espíritu de sacrificio evangélico en bien de las<br />

almas.<br />

Obligados, por tanto, con los beneficios que la protección de<br />

Vuestra Eminencia les proporciona, y alabando por ello a Dios,<br />

dador de todo don perfecto, hacen votos para que la vida de Vuestra<br />

Eminencia se dilate, y después quede vinculada la memoria de<br />

vuestra sagrada persona a los destinos de su Historia, donde se<br />

venera a los santos y se admira a los sabios, y donde hay una página<br />

especial en blanco para Vuestra Eminencia, por ser el primero<br />

de los Cardenales Protectores de que la Recolección, como<br />

Orden Regular, ha gozado.<br />

La continuación de la Historia de esta Familia os pertenece,<br />

pues, por fuero de gratitud y por ley de justicia: dignaos aceptarla.<br />

Madrid, 28 Abril de 1918.


Roma 10 de Mayo 1918<br />

M. Rdo. P. Fr. P. Fabo del Corazón<br />

de María<br />

Madrid<br />

Mi reverendo Padre. Al aceptar gustoso el obsequio<br />

que V. R. me hace dedicándome el tomo V<br />

de la “Historia de la Orden de los Agustinos Recoletos”,<br />

no intento hacer otra cosa que asociar<br />

mi nombre a una meritoria publicación histórica<br />

que redundará, así lo espero, a gloria de Dios y<br />

honor de la Orden Recoleta.<br />

Felicito a V. R. Su bien cimentada competencia<br />

y autoridad en la material aseguran a esta<br />

nueva obra el éxito más lisonjero.<br />

Quedo de V. R. affmo S. S.<br />

† A. Card. Vico


INTRODUCCIÓN<br />

Pocas veces tan oportuna y convenientemente como ahora brindó libro<br />

alguno motivos que justificasen un prólogo en que se pusiera el autor en comunicación<br />

y al habla con los lectores: como que había ciento setenta y dos<br />

años que este volumen debió haber aparecido, continuando la materia de los<br />

cuatro antecedentes. La historia de los Agustinos Recoletos, contenida en<br />

cuatro tomos que comprenden un siglo de existencia, 1588-1688 años, quedó<br />

detenida en el cuarto, estampado el año 1756, y desee entonces hasta la fecha<br />

la Recolección Agustiniana estaba como muerta para el mundo histórico,<br />

aunque inmortal y gloriosísima en el libro de la vida 1 . Es la historia, la<br />

perpetuidad de lo pasado; luego lo pasado que no se perpetúa en la memoria<br />

de los hombres resulta cosa muerta. A esto se refiere, entre otros sentidos,<br />

aquel texto de la Sagrada Escritura en que se advierte que las obras buenas<br />

deben ser conocidas de los hombres, y aquel otro de que la luz no se esconda<br />

debajo del celemín del silencio, so pretexto de una modestia que se inspira en<br />

sugestiones del amor propio, o en un concepto falso de ascética, con perjuicio<br />

de los intereses colectivos de la Orden Religiosa, la cual, si debe vivir para el<br />

cielo, vive para los hombres también, dando a Dios lo que es de Dios y a la<br />

historia lo que es de la historia. No escribir la vida de los Religiosos, porque<br />

ya está escrita en el cielo, entraña un sofisma.<br />

Pero bien; ¿cuál es la historia de los Recoletos de San Agustín desarrollada<br />

en los cuatro tomos, cuya continuación ahora comienza? Para dar una<br />

idea epilogada, acudimos a un capítulo que figura en nuestro modesto libro<br />

Los Aborrecidos 2 , advirtiendo que está escrito con estilo y carácter de apología,<br />

por<br />

1 La Recolección o Descalcez de San Agustín, iniciada por el Venerable P. Fray Tomás a<br />

Tomé de Jesús en Portugal, fué establecida, por fin, en España en Talavera de la Reina, el<br />

año 1589; el Papa Clemente VIII, por su Breve Apostolici muneris, de 11 de Febrero de<br />

1602 la erigió en Provincia religiosa: a 5 de junio de 1621, por el Breve Apostólico Militantis<br />

Ecclesiae de Gregorio XV, se constituyó en Congregación, y, finalmente, el Papa Pío<br />

X, de santa memoria, a 16 de 1912 dió el Breve Religiosas familias, en cuya virtud esta<br />

Congregación fué equiparada a las demás Órdenes regulares; debiendo en adelante su Superior<br />

ser llamado Prior General de la Orden de Ermitaños Recoletos de San Agustín.<br />

2 Los Aborrecidos, o en defensade la vida religiosa, por Fr. P. Fabo, Agustino Recoleto,<br />

Correspondiente de la Academia Española; de la Real Academia de la Historia; etc. Madrid,<br />

Imp. del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, Juan Bravo, 3 – Teléfono S. 198, 1915.<br />

Páginas 70 y siguientes.


X<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

cuyas páginas no corre la historia, sino el perfume de la historia, es decir,<br />

la sustancia y quinta esencia de nuestro glorioso pasado. He aquí algunos<br />

fragmentos:<br />

''El siglo de oro en España produjo manifestaciones grandiosas. Al par<br />

que los guerreros extendían su avance de conquistas de mundo en mundo,<br />

embrazando el escudo de un valor nunca visto y soñando siempre en el<br />

plus ultra de las ascensiones de la fama, y mientras el pensamiento de la<br />

sabiduría nacional iba creando constelaciones de sabios que derramaban<br />

vivísimas influencias por todos los centros docentes y universidades, palpitaba<br />

también y ansiaba por ideales de gran perfección religiosa aquella<br />

nación española bajo la inspiración de sus místicos incomparables que traducían<br />

los pensamientos de Dios con una lengua limpia y sonora. La santidad<br />

de España tenía que ser fecunda entre las fecundas. Todo ideal de virtud<br />

recibía en su suelo soberanos incrementos, de modo que si el Concilio<br />

Tridentino, oráculo de la iglesia universal, obra en su mayor parte de los<br />

teólogos españoles, tenía la cátedra en Roma, el corazón, empero, lo tenía<br />

en España. El mundo creía, España amaba; el mundo reformaba sus costumbres,<br />

España vivía en un ambiente de fe y santidad heroica.<br />

Por eso precisamente surgieron en el siglo XVI varias comunidades religiosas<br />

que se propusieron coronar las cumbres del Evangelio llevando<br />

por ideal un concepto de virtud excelentísimo proveniente de una institución<br />

divinamente inspirada. Entre las cuales débese contar la Recolección<br />

Agustiniana que brotó y creció en la Iglesia, como los robles en las cumbres<br />

cántabras, teniendo las raíces sobre montañas de hierro y granito, y<br />

extendida la opulencia de su ramaje por unos cielos serenos y purísimos.<br />

Era el siglo de oro también para la Orden de San Agustín. Sus claustros<br />

rebosaban de santos; grandezas, triunfos, fórmulas heroicas, tejíanle una<br />

corona de luz dándole renombre por su ingenio y su virtud en Salamanca,<br />

Alcalá de Henares y dondequiera que apareciese el hábito agustiniano. Su<br />

escudo heráldico era un libro y un corazón, síntesis del entendimiento y<br />

síntesis del amor. Su tradición era triunfar. Y se superaba a sí misma.<br />

Entonces produjo la más grande de sus obras: la Recolección. Para perpetuar<br />

mejor sus trofeos, para que sus energías históricas no decayesen en<br />

las grandes transformaciones de los tiempos y para abrir un proceso de<br />

más estricta interpretación a la regla del Legislador de Occidente, San<br />

Agustín, dió al mundo esta nueva hija como fruto de solicitud maternal y<br />

como prenda de doméstica sabiduría, realizando así un pensamiento de<br />

San Pablo, o más bien, cumpliendo la voluntad divina: Reformamini in novitate<br />

sensus vestri, ut probetis


INTRODUCCIÓN<br />

quid sit voluntas Dei bona et beneplacens et perfecta 1 . Así, pues, afirma<br />

que los Agustinos Recoletos nacieron de un <strong>org</strong>anismo enfermo, es un absurdo<br />

y una calumnia. La Recolección arguye más bien perfección de origen.<br />

Con efecto, el movimiento de la Orden hacia la perfección religiosa era<br />

general en unas y otras naciones, de modo que no pocos Padres de las Provincias<br />

de Portugal y de España, habiendo conocido que en Italia florecían<br />

varias Recolecciones con espíritu muy ajustado, iban afiliándose a ellas; y<br />

con el fin de que en la propia patria hallasen los espíritus escogidos lo que<br />

buscaban fuera, ideó el Venerable P. Tomé de Jesús establecer en Portugal<br />

conventos reformados, según relata el ilustrísimo Sr. Meneses, religioso<br />

agustino y arzobispo de Braga. Dicho P. Tomé, en compañía de aquel varón<br />

santísimo Fr. Luis de Montoya, a quienes los Padres Jesuitas enviaban<br />

novicios para que los formara con el verdadero espíritu de Dios, y en compañía<br />

de otros muy doctos y gravísimos Padres, amparados por el Rey de<br />

Portugal, fundaron un convento de Recolección, que no subsistió largo<br />

tiempo por causas muy complejas. Tomé de Jesús, capellán de los ejércitos<br />

del infortunado Rey don Sebastián, después de caer cautivo y tolerar tremendo<br />

martirio en una mazmorra de Marruecos, donde escribió ese tesoro<br />

de la literatura portuguesa, Los Trabajos de Jesús, que ha sido vertido a<br />

todas las lenguas sabias como monumento de piedad ascética y de galanas<br />

formas, murió dejando una idea fundamental sin desarrollo. Once años<br />

más tarde, el Padre Aguilar, que, según palabras gráficas de San José de<br />

Calasanz, era gran predicador y pequeño de cuerpo, acogió en España el<br />

pensamiento, a cuya ejecución inclinó el ánimo del gran Felipe II, haciendo<br />

que este Rey nombrase una Comisión para estudiar el asunto en la que<br />

actuó como secretario el santo Fundador de los Escolapios. La Junta pasó a<br />

Roma lo actuado, y examinado con madurez, se aprobó llevar a cabo en<br />

castilla la Reforma. Llegó el Rvdmo. P. Prior General de Roma a España<br />

en 1588 con amplias facultades, y como viese que en estas Provincias de la<br />

Orden reinaba un espíritu de heroicas virtudes, habló con Felipe II en conferencia<br />

habida en el Escorial y convino en que se presentase el proyecto<br />

al Capítulo que celebraba aquel año la Provincia de Castilla, de donde salió<br />

aprobado y confirmado al año siguiente por el Rvdmo. Prior General.<br />

En Talavera se fundó el primer convento. Cuarenta y cuatro Padres, de los<br />

más conspicuos, entre los cuales había varios Maestros de Teología, siguieron<br />

inmediataniente el nuevo método de vida. Fr. Luis de León formó,<br />

por orden del Prior General, las primeras Constituciones Recoletas, en las<br />

cuales un sabe uno qué admirar más, si el espíritu profundamente ascético<br />

del legislador, la claridad de concepto unida a una concisión admirable, o<br />

el grado de benevolencia con que las escribió aquel soberano ingenio y<br />

cumplidísimo religioso.<br />

XI<br />

1 Ep. Ad Rom., XII.


XII<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Tal fué el principio de la Recolección. Perteneció desde su nacimiento<br />

al pusillus grex del Evangelio, y de ella se puede decir que fué concebida<br />

por santos, regulada por sabios y coronada por poetas; por eso su patrimonio<br />

lo constituyen la virtud, la ciencia y el arte.<br />

La grande expansión y propagación numérica y geográfica verificada en<br />

poco tiempo, testificó la santidad del concepto que encerraba el nuevo Instituto,<br />

así como la sazón muy propicia de su aparecimiento. En verdad, por<br />

todas las provincias del reino se dilataron sus conventos, y no bastando a<br />

su espíritu difusivo la Península toda, se extendió la nueva Familia, antes<br />

de medio siglo, por lo que hoy se llama Francia, Portugal, Italia, Alemania,<br />

Austria, Filipinas, Japón, Méjico, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Perú,<br />

Brasil, Bolivia y otras regiones, dejando dondequiera estela luminosa de<br />

progreso moral y material y adquiriendo títulos no menguados en los torneos<br />

de la santidad, de la ciencia y del patriotismo.<br />

En Turín patrocinó a los Recoletos el Serenísimo Príncipe Carlos Manuel;<br />

en Viena, Fernando II entrególes la capilla imperial; Enrique IV de<br />

Borbón, Luis XIII y Luis XIV de Francia, y Estanislao, Rey de Polonia,<br />

los acariciaron como elementos de grandeza para su reino, y los hicieron<br />

Capellanes de San Fiacro y de Nuestra Señora de las Victorias de París; en<br />

Portugal, el Rey don Juan IV y el Príncipe D. Pedro suplicaron al Papa<br />

Clemente X que expidiese Letras Apostólicas en favor de estas comunidades,<br />

y en todo el mundo abundaron los conventos de fundación real como<br />

garantía y prenda de las bendiciones con que Dios galardonaba desde el<br />

cielo los merecimientos de su vivir heroico.<br />

La literatura hagiográfica, pues constituye una verdadera literatura, de<br />

los Agustinos Recoletos, al resultar asombrosa en razón del número y valor<br />

intrínseco de las obras, no puede resumirse aquí porque en ella se cantan<br />

los triunfos del progreso por millares, la piedad aparece como reina, la<br />

caridad, eso que se llama ahora filantropía, grande como el océano, la pureza<br />

como un cielo estrellado, el sacrificio personal como una escalinata<br />

cuajada de pedrerías que conduce a la región de la inmortalidad. Sus crónicas<br />

son un tesoro inmenso, una como biblia simplificada, que contienen<br />

doctrina para todas las situaciones de la vida: en ellas se aprende a adorar a<br />

Dios como por deleite, sus letras son como perlas y diamantes, la pluma<br />

con que se escribieron debía ser de paloma mojada en las corrientes divinas<br />

del paraíso, donde se bañan las águilas del amor. Guardan secretos fáciles<br />

para ser magnánimos, para ser oradores ungidos con espíritu grandilocuente,<br />

para ser consejeros que hablen el lenguaje del triunfo, para ser<br />

mártires de la Religión y mártires de la Patria; en sus páginas se dibujan<br />

los perfiles más soberanos de toda epopeya, y algunas de ellas producen en<br />

el corazón algo así como corrientes sublimes que lo dejan temblando.<br />

Sin esta hagiografía ignorarían muchos que Fray Luis de León fué más<br />

santo que sabio, más piadoso que literato, más humilde que poeta, más penitente<br />

que doctor; ni se sabrían las penitencias de los Padres Briones y<br />

Ayalas, ni la alta


INTRODUCCIÓN<br />

XIII<br />

contemplación de los Padres de Talavera, ni el angélico vivir de los del<br />

Desierto de la Viciosa. En ella aparecen como agentes de la cultura religiosa<br />

y científica muchos individuos a quienes consagró la posteridad altares<br />

en el templo de la fama, entre otros, el P. Justo del Espíritu Santo, al<br />

que las bendiciones de los pobres trasladaron al cielo, y Juan Nicoluci, cuyo<br />

corazón necesitaba vivir en las alturas para que las nieves perpetuas de<br />

su alma fuesen barridas por los rayos del Sol divino y se convirtiesen en<br />

límpidos arroyos que fecundasen la campiñas de la Iglesia.<br />

Allí aprende el historiador a agrupar los que tuvieron muerte de héroes,<br />

los que jugaron con el Niño Dios los juegos de la infancia, los que platicaron<br />

con María Santísima como con su Madre, los que murieron víctimas<br />

de la caridad en los hospitales de apestados, los que acompañaron a Príncipes<br />

y Monarcas como consejeros, los que hicieron tan múltiples y notorios<br />

milagros, después de muertos, que bien merecen el honor de los altares.<br />

Es imposible también esbozar esa serie interminable de prohombres que<br />

supieron arrancar de las tribus salvajes todo sentimiento de barbarie fundando<br />

pueblos patriarcales donde antes no se profesaba ni la ley natural:<br />

poniendo, donde se veneraba un ídolo grotesco, la cruz redentora; donde se<br />

practicaban el infanticidio y el repudio de la mujer, el culto de Jesús recién<br />

nacido y la veneración de la Madre divina; donde imperaba la venganza, el<br />

precepto del perdón generoso; donde la virginidad era un crimen, el canto<br />

apocalíptico de los que siguen de cerca al divino Cordero. De sus anales se<br />

desprende, a poco reflexionar, que, si en todo los Recoletos de San Agustín<br />

han sido admirables, lo fueron mucho más como misioneros. Parece<br />

que están llamados por Dios a cristianizar el mundo, no se aviene con el<br />

carácter de su educación la barbarie, la degradación, la ignorancia; tratándose<br />

de misiones están en su centro, tienen un no sé qué sus palabras, que<br />

convierten las fieras humanas en hijos de Dios. No temen los naufragios,<br />

no les asusta la bestia montaraz, se visten de pieles como los antropófagos,<br />

lloran con el triste, talan y roturan bosques, fomentan la agricultura, abren<br />

nuevos caminos para la industria y el comercio, y en fin, si se desea conocer<br />

el desarrollo social de los pueblos catequizados por estos Padres, búsquense<br />

los documentos en las Crónicas Recoletas, donde se marca paso a<br />

paso el rumbo de las civilizaciones.<br />

Como casos demostrativos de lo dicho presentamos al magnánimo, al<br />

intrépido P. Fr. Rodrigo de San Miguel, héroe de Zambales, quien, después<br />

de fundar varios pueblos en las Islas Filipinas, se internó en el Asia,<br />

la recorrió a paso de apóstol, llegó a la India, cruzó la antigua Arabia Feliz,<br />

penetró en Persia y Caldea, y en el reino de Odesa logró convertir a veinticinco<br />

Príncipes al catolicismo y les hizo firmar un documento de adhesión<br />

al Romano Pontífice, documento que presentó él mismo al Papa Urbano<br />

VIII, quien lo nombró Delegado Apostólico de aquellos países convertidos.<br />

Además de las treinta y seis causas de martirio sufrido en Filipinas, aparecen


XIV<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en el Japón dos de Beatos Recoletos sufriendo la muerte por la religión,<br />

como premio de los catorce mil japoneses que convirtieron, y como prenda<br />

de los setenta y ocho mártires, hijos suyos espirituales, que acreditaron con<br />

la sangre la alteza de su causa. Cincuenta pueblos de moros redujo a la fe<br />

de Cristo y puso bajo la corona de España el P. Agustín de San Pedro. Con<br />

motivo de la ocupación de Manila por la armada inglesa, el año 1763, se<br />

distinguió tanto otro Recoleto, que no dudó el Gobernador general escribir<br />

al Rey lo siguiente: "Se señaló sobre todos en valor marcial, en celo por la<br />

honra de Dios y en gloria y honor de vuestras Reales Armas, el Padre predicador<br />

Fr. Agustín de San Antonio…, que aterrorizó a los más esforzados<br />

capitanes ingleses, a quienes pesó muchas veces quitarle la vida, por ver<br />

en él un valor tan marcial y peregrino, que confesaron los enemigos no<br />

haberse visto igual hombre en el valor".<br />

También el istmo de Panamá y varios territorios de América quedaron<br />

coloreados con sangre de mártires recoletanos. El P. Fr. Alonso de la Cruz<br />

fundó quince pueblos, abrió al comercio un puerto nuevo, redujo a ocho<br />

caciques, estableció la agricultura, sometió a doce mil indios, y el premio<br />

que recibió en este mundo fué la muerte, alanceado por los mismos a quienes<br />

sacó de la selva.<br />

Las yeguadas y vacadas del Sur de Casanare, que constituyen una de las<br />

fuentes de riqueza de Colombia, fueron importadas por estos misioneros;<br />

fomentaron la industria del algodón y desarrollaron los hilados y tejidos, y<br />

después de marcar nuevos rumbos a la navegación fluvial y de civilizar<br />

centenares de tribus errantes, ¿no merecerán ni una mención honorífica en<br />

la historia que perpetúe la memoria de su heroísmo? Pero es imposible que<br />

la huella de aquellos misioneros de ignorado sepulcro desaparezca, y si el<br />

tiempo destructor o la propaganda del anticlericalismo llegase a matar la<br />

semilla del Evangelio en aquellas pampas, la flor, el ave y la brisa, con<br />

lenguaje eterno, cantarán un himno de triunfo a estos hijos de San Agustín.<br />

Omitimos, como se puede comprender, épocas y asuntos trascendentales<br />

de historia recoletana, porque el movimiento cinematográfico de las<br />

cosas humanas a ello nos constriñe; y así, dejando a un lado su actuación<br />

estética y ascética, el prestigio de sus fórmulas de progreso bajo el ritmo<br />

soberano de la caridad, los sacrificios y triunfos en el proceso de sus conquistas<br />

en Asia, en el Japón, en América y en Europa, dejando también a<br />

un lado el estudio de la heterogénea cohesión de fuerzas vivas que están en<br />

su <strong>org</strong>anismo confluyendo todas a la resultante de la dignidad personal en<br />

estos tiempos de barajamiento de ideales y de caracteres, nos fijaremos<br />

muy de corrida en los méritos científicos y literarios. Recoletos son el gran<br />

humanista Fr. Agustín de Santa María, el moralista Juan de Santa Margarita<br />

y el místico Félix del Espíritu Santo, portugueses; Abraham de Santa<br />

Clara, famoso predicador sueco; Enrique Drisio, celebérrimo orador de<br />

Bélgica; Angel María de San Felipe, Nicolás de San Juan Bautista, Simón<br />

de la Cruz, Octavio de San José, Ambrosio de Santa Gertrudis y Ambrosio<br />

de Novilibus, moralistas y filósofos italianos; los célebres controversistas<br />

alemanes


INTRODUCCIÓN<br />

Bernardo de Santa Teresa y Miguel de Santa Catalina; los franceses Jacinto<br />

Montargón, Francisco Raffard, Anselmo de París: los poetas inspiradísimos<br />

de Italia Angel Quadrio, Gabriel Bartoli, Pascual Contursi y Buenaventura<br />

Viani; el arquitecto Lorenzo de San Nicolás, y el médico Jerónimo<br />

de la Ascensión, el acreditado pintor Pedro de San José y el llamado<br />

biblioteca animada del siglo XVII, Fr. Andrés de San Nicolás, colombiano.<br />

De los Descalzos españoles no deben citarse ni el polígrafo Fr. Jerónimo<br />

de Santa María, que hablaba ocho lenguas, de cuya etimología escribió<br />

cuatro tomos en folio, ni el académico de la historia Fr. Miguel de Santa<br />

Maria, ni otros escritores de fama universal que avaloran y prolongan la<br />

gloriosa tradición agustina en el mundo de las letras 1 .<br />

Para que no se nos tache de hiperbólicos o que escribimos a bulto, vamos<br />

a citar un testimonio que vale por muchos. El erudito e infatigable bibliógrafo<br />

Padre Gregorio de Santiago Vela acaba de publicar un volumen<br />

en medio folio, de cerca de 800 páginas, titulado Ensayo de una biblioteca<br />

Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, verdadero templo de la sabiduría<br />

agustiniana, mina enciclopédica de nuestra producción, en donde<br />

aduna el autor los datos concernientes a los escritores de España y América;<br />

y sin embargo de concretarse el Ensayo a estas dos porciones geográficas,<br />

comprende el primer tomo desde A basta Ce solamente. ¿Cuántos volúmenes<br />

tendrá la obra? ¿Cuándo se acabará de publicar? Pues bien; hace<br />

pocos días, como solicitáramos nosotros datos para completar un trabajo<br />

que va adelantado y se refiere a una biblioteca similar a la del P. Gregorio,<br />

pero exclusivamente recoleta, nos dirigimos a dicho Padre, quien realza<br />

sus luces de entendimiento con muchos encantos morales, y nos respondió<br />

de esta suerte: "...Con respecto a enviarle nombres y planes de obras de los<br />

PP. Recoletos, me pide usted un imposible. Estaría bien y en su punto la<br />

súplica si, para cumplirla, sólo se necesitaran unas cuantas cuartillas, pero<br />

para satisfacerla se necesitan centenares de centenares, y ya ve usted que<br />

esto no es factible, sino obra de varios meses y de mucho trabajo. Permítame<br />

usted que le diga, por lo tanto, que no me es posible satisfacer su deseo.<br />

Usted no se ha formado idea cabal de los muchos escritores que tienen<br />

ustedes, se lo digo con franqueza, y me quedo corto si le digo que la cuarta<br />

parte del Ensayo será de Agustinos Recoletos".<br />

Ahora bien; no se puede en modo alguno reducir todo esto a un artículo<br />

fragmentario. Por donde se observará, además, que no debemos hacer trabajo<br />

de síntesis,<br />

XV<br />

1 A modo de caso curioso traemos los versos de Lope de Vega en su Prólogo al auto sacramental<br />

titulado: El viaje del alma. (Biblioteca Rivadeneira, tomo 58, pág. 152), en donde se<br />

alude a Fr. Cristobal Matías, cantor muy estimado en la corte de los Felipes II y III, que<br />

tomó después nuestro hábito en Madrid y fué religioso muy edificante:<br />

De Cristóbal Matias Madrid dice<br />

Que en cantar y llorar fué un Ángel hombre,<br />

Porque lloró después de haber cantado;<br />

Que si, cantando, mereció a los reyes,<br />

A Dios, llorando, mereció descalzo.


XVI<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ni trabajo de selección muy especial, sino más bien trabajo de omisión,<br />

que resultará tanto más meritorio cuanto más se omita; porque así como<br />

hay locuacidad que nada dice, hay silencio muy elocuente".<br />

Tal es la entidad religiosa cuya historia reanudamos después de siglo y<br />

medio de interrumpida: historia hermosísima en su conjunto y digna de loa,<br />

siquiera tenga lunares en cuanto al modo y procedimientos con que la presentaron<br />

los Cronistas. Examinemos ahora los elementos y el método con que se<br />

escribió, y veamos con ánimo sereno y con crítica sometida al frío raciocinio<br />

y pasada por el tamiz de la imparcialidad los libros en que tal crónica se contiene:<br />

Historia General de los Religiosos Descalzos del Orden de los Ermitaños<br />

del Gran Padre y Doctor de la Iglesia San Avgvstin, de la Congregación<br />

de España y de las Indias. A la Catholica Magestad del Rey Nvestro Señor,<br />

Felipe Qvarto. Por el P. Fr. Andres de S. Nicolas, Hijo de la mesma Congregacion,<br />

su Coronista, y Rector del Colegio de Alcalá de Henáres. Tomo primero.<br />

Desde el año M.D.LXXXVIII, hasta el de M.DC.XX. Dividido en tres<br />

decadas. Con Priuilegio. En Madrid, por Andres Garcia de la Iglesia. Año<br />

M.DC.LXIV.<br />

Este primer tomo, de medio folio, de 536 páginas, sin contar los preliminares,<br />

la introducción y los índices, abarca los años 1588-1620, más la época<br />

inmediata que precedió al establecimiento de nuestra sagrada Reforma. Se<br />

estampó el año 1664.<br />

El segundo tomo, de igual tamaño, de 388 páginas, descontados también<br />

los preliminares e índices, es obra del P. Fr. Luis de Jesús, Lector jubilado,<br />

Cronista general y Provincial de la Provincia de Castilla, dedicada al Excmo.<br />

Señor D. Jaime Francisco de Híjar, Silva, etc., Protector de la Recolección;<br />

estampóse en Madrid el año 1681 y contiene la materia historial desde 1621<br />

hasta 1650.<br />

El volumen tercero, también de medio folio, con 500 páginas, fuera de<br />

los índices y preliminares, lleva al frente un trabajo muy erudito y grave, que<br />

se titula Adiciones Apologéticas al tomo primero de esta Historia, y lo dejó<br />

escrito el V. P. Fr. Diego de Santa Teresa, Lector jubilado, Cronista general,<br />

etcétera, etc, y coordinado y añadido por el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />

Asís, también Cronista, quien lo dedicó a Nuestra Señora del Pilar. Relata lo<br />

sucedido desde el año 1651 hasta el de 1660. Publicóse el año 1741 en Barcelona.<br />

Desde la aparición del tomo segundo hasta la del tercero pasaron 40<br />

años.<br />

Tiene el tomo cuarto el mismo título, forma, etc., que los anteriores, con<br />

604 páginas, incluidos los índices, pero no los preliminares; fué trabajado por<br />

el mismo P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís, Cronista General, etc., y dedicado<br />

a San Nicolás de Tolentino, y corre desde el año 1661 hasta el de<br />

1690, impreso en Zaragoza a los 15 años de publicarse el anterior, o sea, el de<br />

1676.<br />

La materia historial, pues, solamente llega hasta el año 1690, exclusive, y<br />

la publicación de los tomos quedó paralizada hace 162 años.<br />

Empero veamos cuáles son el cuerpo y el alma de esta Historia. La Reforma


INTRODUCCIÓN<br />

XVII<br />

de la Orden de San Agustín en España, de donde se propagó a Italia,<br />

Francia, Alemania, Austria, América, etc., creció rápidamente y aumentó sus<br />

conventos de una manera muy satisfactoria; como que respondía la institución<br />

nueva a una finalidad que la Iglesia y el Estado buscaban y favorecían de<br />

consuno. Por lo que respecta a España, durante el primer siglo de su existencia<br />

se erigieron las siguientes fundaciones:<br />

Provincia de San Agustín<br />

Provincia del Pilar<br />

Provincia de Santo<br />

Tomás<br />

Castilla la Nueva<br />

Castilla la Vieja<br />

Extremadura<br />

Aragón<br />

Valencia<br />

Cataluña<br />

Mancha<br />

Andalucía<br />

Madrid.<br />

Alcalá de Henares.<br />

Toledo.<br />

Maqueda.<br />

Talavera de la Reina<br />

Valladolid.<br />

Salamanca.<br />

Nava del Rey.<br />

Portillo<br />

La Viciosa.<br />

Santa Cruz.<br />

Valdefuentes.<br />

Xarandilla<br />

Zaragoza (Convento).<br />

Zaragoza (Colegio).<br />

Borja.<br />

Calatayud.<br />

Alagón.<br />

Zuera.<br />

Huesca.<br />

Benabarre<br />

Valencia.<br />

Caudiel<br />

Barcelona.<br />

Guisona<br />

Campillo.<br />

Toboso<br />

Almagro<br />

Granada.<br />

Santa Fe.<br />

Luque.<br />

Sevilla<br />

Es de notar que, a medida que andaban los años, disminuía o se retardaba<br />

la fundación de nuevos conventos: recién establecida la Recolección, hubo<br />

verdadero derroche de entusiasmo por parte de pueblos y ciudades para abrirle<br />

las puertas de par en par, de suerte que aun las mismas contradicciones de<br />

carácter interno, entre la nueva y antigua Familia, sirvieron para aupar a la<br />

nuestra a mayores y más sólidas conquistas. Casi todos estos conventos se<br />

fundaron


XVIII<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en los primeros cincuenta años; a partir del promedio del siglo XVII, las<br />

fundaciones fueron dificultándose más y más; la última sucedió el año 1688<br />

en el Campillo de Altobuey, con la que pudo celebrarse el primer Centenario<br />

de la Descalcez Agustiniana: desde entonces hasta la fundación de Alfaro en<br />

1820, es decir, en el espacio de 132 años no se efectuó ninguna, aun cuando<br />

hubo connatos y proyectos en diversos puntos. Y ¿por qué? No cabe dudar<br />

que la aparición de nuestra Reforma, así como la de los Carmelitas, la de los<br />

Trinitarios, la de los Franciscanos y Capuchinos, la de los Mercedarios, etc.,<br />

era fruto legítimo de los Cánones del Concilio de Trento y respondía a un<br />

estado de fe y catolicismo muy práctico en que vivían los pueblos, gobernados<br />

y regidos por Monarcas que patrocinaban a la Iglesia, cuyas medras y<br />

esplendor solicitaban tanto como el bienestar civil y militar de sus vasallos.<br />

Felipe II y sus inmediatos sucesores tuvieron a la Religión como parte de la<br />

razón del Estado, y favorecieron, por lo mismo, el desarrollo de las Ordenes<br />

religiosas, y más el de las Reformadas, con tanta piedad como elevación de<br />

miras políticas. Dícese que, debido a esto, se multiplicaron excesivamente los<br />

conventos, de modo que en casi todos los pueblos, por pequeños que fuesen,<br />

había alguno, y en las villas y ciudades tuvieron representación todas y cada<br />

una de las Familias religiosas; de aquí que los representantes de la cosa pública<br />

comenzaron a poner trabas con un regalismo despótico e influían con la<br />

autoridad episcopal para que embarazase la multiplicación de los conventos.<br />

Téngase en cuenta que España, en tiempo de Felipe II y III, apenas contaba<br />

11 millones de habitantes.<br />

Y bien, ¿cuántos Recoletos de San Agustín había en España a fines del<br />

siglo XVII? Carecemos de datos para fomar una estadística completa, mas, a<br />

juzgar por el número de difuntos, según reglas de la demografía, y a juzgar<br />

por algunos apuntes documentales sobre el número de religiosos en ciertas<br />

casas, y por la capacidad material de nuestros edificios, conjeturamos que<br />

cada convento, aproximadamente, y uno con otro, tendría unos cuarenta individuos,<br />

y por consiguiente la Provincia de San Agustín, que era la principal,<br />

constaría de unos 500; la de Nuestra Señora del Pilar, de otros tantos, y la de<br />

Santo Tomás de Villanueva, de algo más de 300 religiosos: total en España,<br />

unos 1.300 conventuales.<br />

De su modo de vivir darán idea las siguientes reflexiones. Como es muy<br />

sabido, la Orden de San Agustín originariamente fué eremítica, de donde nos<br />

viene el nombre de Ermitaños, y su fusión fué la santificación propia y la<br />

ajena por medio de las prácticas del monacato; después, el Papa Alejandro<br />

IV, en tiempos de la gran Unión General, 1256, sacó de los desiertos y eremitorios<br />

a los Hijos de San Agustín y les asignó en las Constituciones nuevas<br />

que pudieran también vivir en las ciudades para mayor provecho de los fieles;<br />

en lo cual se advierte la gran providencia de Dios que, por medio de sus Vicarios,<br />

encauza y gobierna los destinos de su Iglesia para el reinado de la doctrina<br />

evangélica, puesto que las Comunidades religiosas reciben del Sumo<br />

Pontífice no sólo lo


INTRODUCCIÓN<br />

XIX<br />

que tienen, sino lo que son. Surgió, andando los siglos, nuestra Recolección<br />

y participó, desde sus primeros días, de una vida mixta, en que predominaba<br />

la aspiración contemplative; conservó los caracteres de mendicante, sin<br />

desposeerse de la potestad de tener y administrar bienes temporales, como<br />

renunciaron otras Reformas; se entregó principalmente al culto divino, a la<br />

salmodia, a la penitencia, a la abstracción de criaturas, pero sin prescindir de<br />

la vida apostólica dentro y fuera de España, como lo demuestran las misiones<br />

que dió por las montañas de Jaca y por otras partes, así como el ejercicio del<br />

púlpito y confesonario en las ciudades y pueblos, sin renunciar en absoluto a<br />

las cátedras y títulos honoríficos y a la publicación de libros, si bien su ideal<br />

era siempre de humildad, como más característico y propio.<br />

Así se explica que nuestros edificios se situaran en las afueras y casi en<br />

despoblado, para lograr mejor los supradichos ideales. Por institución y por<br />

vocación, los Recoletos deben ser humildes. Aspirar al boato y a la ostentación,<br />

aunque sea con buenos fines, es aspirar ambiente ajeno. Dentro de nuestro<br />

Instituto cabe todo, santificado con la unción misteriosa del pusillus grex<br />

del Evangelio. Lo cual se vió cumplido perfectamente aun en el detalle de la<br />

ubicación de los edificios de que venimos hablando, pues, habiendo sido erigidos<br />

en los suburbios por espíritu de humildad, fueron llamando hacia sí y<br />

atrayendo el ensanche urbano de forma que aquellos sitios hoy son los barrios<br />

más concurridos y aristocráticos, y su mayor hermosura; sirvan de ejemplo el<br />

Paseo de Recoletos de Madrid, el Paseo de la Rambla, Santa Mónica, en<br />

Barcelona, la Sevilla elegante y urbanizada que se asoma al Guadalquivir por<br />

la parte del Pópulo, la Valencia industrial y rica que se baña en el Turia por la<br />

Plaza del antiguo Murviedro, los enjardinados boulevares de Valladolid hacia<br />

Campo Grande, el barrio de La Candelaria, que, por lo higiénico y tranquilo,<br />

constituye el encanto de las viviendas linajudas de Bogotá, el convento de<br />

San Sebastián en Manila, que se rodea de edificaciones a la moderna con<br />

primor y gentileza, y otros que omitimos por no alargar la lista de los ejemplos.<br />

Importa también que discurramos con la memoria por el género de vida<br />

que nuestros antepasados llevaron en la Península, tan distinto del nuestro.<br />

Consagrados casi por entero al esplendor del Oficio divino y del culto en<br />

nuestros templos, desarrollábase su vivir muy tranquilo, uniforme, conventual,<br />

contemplativo. Lo pedía así el medio ambiente de aquella época cristiana<br />

y de acendrado ascetismo y aquella fe robusta de los españoles, tan patriotas<br />

como piadosos, tan valientes como sumisos a la voz de Dios, que estimaban<br />

en lo que vale la intervención de lo sobrenatural en el desarrollo de la<br />

vida humana, sirviéndose de las Comunidades religiosas para sus relaciones<br />

más íntimas con la vida de la gracia, por medio de la plegaria, de la penitencia<br />

y de los méritos de la perfección evangélica atesorados en los conventos.<br />

Y del altar comían los que servían al altar. Hoy día, que España ha cambiado<br />

tanto, no se comprende la existencia de aquellas numerosas Comunidades


XX<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

sostenidas por la fe y por la hidalguía de los cristianos; y aun acaso haya<br />

espíritus que, además de no saber situarse, por ignorancia, en el verdadero<br />

punto histórico de vista para estudiar aquella época, estén contagiados, por<br />

malicia, de lo que se ha llamado americanismo, es decir, de aquella tendencia<br />

condenada por el Papa León XIII, de feliz memoria, que há medio siglo dominó<br />

en Norte América principalmente, según la cual, la vida activa de las<br />

Comunidades es mejor que la contemplativa y que la salmodia, la abstracción<br />

de criaturas y los varios medios exteriores de santificación que los grandes<br />

místicos enseñaron, deben posponerse, por anticuados y por inoportunos, a<br />

esos otros más conformes al movimiento de las sociedades modernas. No<br />

improbemos aquella suerte de vida. Los antiguos conventuales respondían a<br />

una necesidad de gloriosísimos tiempos. Hoy, por desgracia, ya que la sociedad<br />

ha degenerado de sus principios, tenemos que cambiar de método, pero<br />

no osemos manchar, ni con el pensamiento, la historia pasada; aspiremos a<br />

otros rumbos, pero lamentando dejar el primitivo. ''¿Es acaso, escribíamos en<br />

una ocasión 1 , menos útil, menos meritoria o menos santa la meditación de los<br />

frailes y monjas en el convento que el magisterio escolar en los Colegios? Es<br />

más poderosa el arma del ejercicio de la caridad y beneficencia hacia la<br />

humanidad doliente que el arma de la virtud contemplativa escondida entre<br />

los muros cerrados de un convento? El que lo afirme milita en las filas de la<br />

escuela moderna, descreída y mañosa. Todas las Comunidades son buenas y<br />

santas; pero prostituir el nombre de los Regulares para enaltecer el de los Religiosos<br />

Seculares es un amaño del espíritu de la mentira. Fenecen de hambre<br />

esas pobrecitas almas encerradas en los claustros y se las mira como seres<br />

desgraciados, poco útiles y tal vez innecesarios en la sociedad. ¿Por qué?<br />

Porque el liberalismo intenta quitar de sobre la faz de la tierra la primitiva y<br />

más perfecta representación del Evangelio para que, socavada su base, logre<br />

destruir con facilidad lo restante del edificio católico".<br />

Pero, bien; ni aun por este lado tienen ni sombra de inculpación nuestros<br />

conventos peninsulares, por cuanto de ellos salió, como el aroma de la flor,<br />

como el rayo luminoso del foco, una Provincia eminentemente apostólica, la<br />

de San Nicolás de Tolentino, que por las Islas Filipinas, por Méjico y por el<br />

Japón obró milagros de actividad con elogio de propios y extraños; y de los<br />

conventos peninsulares partieron también a Colombia individuos que vigorizaron<br />

la más humilde de las Provincias, la de la Candelaria, para demostración<br />

de que no consiste la victoria en el poder del brazo robusto, sino en la<br />

fortaleza que de lo Alto viene.<br />

La flor y nata de la Congregación pasaba a Ultramar, y aquel espíritu<br />

conventual de oración, penitencia y sosiego ingeríase en la vida misionera<br />

como savia divina, para dar frutos de una vida nueva tanto más gloriosa cuánto<br />

más heroica. Y esta Provincia, así formada, al mismo tiempo que cumplía<br />

1 Los Aborrecidos, Introd.


INTRODUCCIÓN<br />

XXI<br />

una misión altísima conocida de todos, ocultaba un deignio altísimo también,<br />

conocido únicamente de Dios, que lo revelaría en la plenitud de los<br />

tiempos. Dió la Recolección a Dios, a modo de sacrificio, lo mejor de sus<br />

Hijos; Dios, empero, al aceptar la ofrenda, guardóla en los arcanos de lo por<br />

venir, para devolvérsela, depurada y riquísima, cuando los hombres intentasen<br />

barrer del mundo hasta sus huellas. La Congregación formó la Provincia,<br />

y, en premio, Dios hizo que la Provincia no sólo impidiese la muerte de la<br />

Congregación, sino que esta Congregación surgiera Orden religiosa completa,<br />

en el sentido más genuino de la palabra. ¡Así galardona el cielo los sacrificios!<br />

Otro punto digno de estudio: la fundación y desarrollo de la Provincia de<br />

Nuestra Señora de la Candelaria. Hay un contraste muy notable entre ésta y la<br />

de San Nicolás. Siendo entrambas hermanas y ultramarinas, ¿en qué consiste<br />

la diferencia en cuanto al grado de prosperidad material y número de individuos<br />

que alcanzaron? ¿Qué causas intervinieron en esto? Examinemos y penetremos<br />

las concausas del distinto desenvolvimiento que lograron ambas<br />

Provincias. Los Recoletos americanos en primer lugar provinieron de sí mismos,<br />

es decir, el movimiento de Reforma verificado en Colombia, en el seno<br />

de la Provincia de Nuestra Señora de Gracia, dió por resultado la fundación<br />

de algunos conventos descalzos, cuyo origen y primer foco residió en El Desierto<br />

de la Candelaria, no como derivación del movimiento iniciado en la<br />

Provincia de Castilla, sino del primitivo llevado a cabo en Portugal por el V.<br />

Padre Tomé de Jesús; de manera que, aunque la Recolección no hubiera retoñado<br />

en Castilla, hubiera aparecido en aquella región de la América Española.<br />

Fué el V. P. Fr. Mateo Delgado de los Angeles quien, meditando en los ensayos<br />

hechos en Portugal, logró, el año 1602, en unión del V. P. Provincial Fr.<br />

Vicente Mallol, y otros muy doctos y devotos religiosos, establecer en El Desierto<br />

una vida muy austera al tenor de la primitiva observancia agustiniana,<br />

si bien muy pronto, como tuviesen conocimiento aquellos venerables Padres<br />

de que en la Península se dilataba fecunda y muy santa la Recolección, pidieron<br />

las Constituciones dadas por Fr. Luis de León y las aceptaron y cumplieron<br />

como propias. Pero sucedió que aquella naciente y tierna Familia Recoleta<br />

sufrió de parte de la Provincia de Gracia tanto o más que lo que padeció la<br />

Recolección en Castilla por idénticas causas y muy parecidos procedimientos,<br />

y, por consiguiente, hubo de luchar mucho, no sólo por aumentar el número<br />

de conventos, sino aun por conservar el derecho a la vida que le negaban los<br />

religiosos de la Provincia de Gracia, a la cual siguieron perteneciendo hasta el<br />

año 1629, en que la Santidad de Urbano VIII, por el Breve Universalis Ecclesiae,<br />

los incorporó a la Congregación de España e Indias. ¡Feliz providencia!<br />

De no haberse agregado a los Recoletos de España, aquella Recolección americana<br />

hubiera sucumbido para siempre. Los conventos fueron gobernados<br />

desde entonces en forma de Comisaría; y, por fin, formóse Provincia completa<br />

el año 1660.<br />

Por lo visto, el nacimiento y crecimiento de la de la Candelaria entrañó<br />

dificultdes


XXII<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

capaces, no ya de quitarle la lozanía, pero también de arruinarla apresuradamente.<br />

Y, por este respecto, no hay duda que los comienzos de la Provincia<br />

de Filipinas comparados con éstos, fueron muy más propicios, porque<br />

mientras los Recoletos en el Archipiélago iban viento en popa estableciendo y<br />

desenvolviendo su modo de vivir, los de América tenían que resolver el problema<br />

de vida o muerte, entregados a sus propias energías.<br />

Fuera de esto, es fuerza distinguir tiempos, circunstancias y países. Desde<br />

luego estableceremos como base de todo una estadística o censo de los<br />

individuos que las componían en los siglos pasados, para lo cual conviene<br />

situar el punto de mirada en el año 1834, en que por razón numérica la Congregación<br />

había llegado a su desarrollo máximo. Según los estados de la Provincia<br />

de San Nicolás, en dicho año componíanla 87 religiosos; la Provincia<br />

de la Candelaria acaso no llegaba a tener un centenar.<br />

Más aún; sabido es que la Provincia de San Nicolás los recibió casi todos<br />

de las Provincias de España, y la de la Candelaria los formó ella sola porque<br />

de España no le enviaron casi ninguno. La estadística tiene enseñanzas verdaderas<br />

cuando se puntualizan las circunstancias de lugar, tiempo, etc. Para saber<br />

qué país ha sido más fecundo en vocaciones religiosas hay que parangonar<br />

el número de profesiones que dieron los noviciados de Filipinas y los noviciados<br />

de la Candelaria; hay que anotar el número de habitantes del archipiélago<br />

y el número de habitantes de aquella porción Americana; se necesita<br />

marcar el linaje de vida a que se dedicaron los unos y los otros, y así resultarán<br />

consecuencias lógicas. Los profesos en Manila ascienden solamente a<br />

115, resultando los demás miembros de aquella Provincia prohijados; en<br />

cambio, los hijos de la Candelaria casi todos probaron su vocación en el territorio<br />

colonial.<br />

Por lo que toca a número de habitantes en Colombia, conste que el censo<br />

levantado en 1810, o sea, poco antes de dejar de ser colonia española, daba la<br />

suma de un millón de habitantes, entre indígenas y de sangre europea. ¿Cuántos<br />

habitantes tendría en las épocas anteriores? ¿Cuantos en el siglo XVI y<br />

XVII? A la verdad, que si llegó a tener en estos siglos medio millón de habitantes<br />

civilizados y por civilizar, es cosa que se podría afirmar como exenta<br />

de dudas. En cambio, Filipinas estaría habitado por tres veces más de habitantes,<br />

por lo menos. Viniendo a otras circunstancias tenemos que la santa Provincia<br />

de Filipinas no tenía que construir conventos y colegios para la educación<br />

de los jóvenes, sino que iban casi todos de España con la carrera concluida<br />

y luego al punto poníanse al servicio de los ministerios, al contrario de<br />

la Candelaria, que tuvo que comenzar por hacer edificios y gastar tiempo y<br />

dinero en disponer a los sacerdotes, cuyo número a duras penas bastaba para<br />

atender a la marcha de las mismas casas de educación, sin poder disponer de<br />

personal para enviarlo a ensanchar el radio de las pobres misiones adquiridas,<br />

y mucho menos para encargarse de nuevas. Y para atender a los colegios, ¿de<br />

qué bienes temporales disponían las casas de Colombia? De las limosnas que<br />

podían


INTRODUCCIÓN<br />

XXIII<br />

venir de la piedad de medio milIón de almas distribuidas en 1'330.875 kilómetros<br />

cuadrados, o sea, en una superficie casi dos veces y media mayor<br />

que la de España. (Dicc. Salvat.)<br />

Cierto es que, haciendo un esfuerzo grande, sacó de Cartagena tres Religiosos<br />

que se encargaron de las misiones del Darién y Uraba, pero ya sabemos<br />

que los tres primeros fueron sacrificados gloriosamente con el martirio.<br />

Después ensayó la Provincia otras misiones en Casanare, pero el Estado colonial<br />

no ayudó con subvención, limosna o sueldo, y además Casanare tiene 6<br />

millones de hectáreas de territorio y, si hoy está habitado por 14.000 habitantes,<br />

entre salvajes y civilizados, apenas 7.000 almas tendría entonces. ¿Qué<br />

desarrollo moral ni material cabe en una empresa que descansa en bases tan<br />

menguadas y bravías?<br />

Y ¿por qué no pasaban de España misioneros a los conventos de Tierra<br />

Firme? Conjeturamos que, entre otras razones, porque dada la situación de<br />

entonces el Gobierno español, comprendiendo que en Filipinas el elemento<br />

misionero equivalía a un ejército y a una fuerza de expansión colonial muy<br />

grande, con los cuales estaban garantidas la seguridad y prosperidad del archipiélago,<br />

costeaba muy de grado los gastos de viaje de las misiones, y en<br />

los ministerios se les retribuía siquiera fuese muy módicamente a los religiosos<br />

mientras que la inmigración seglar la encauzaba hacia Sur América, y<br />

después a Cuba y Puerto Rico, siendo esta la explicación del por qué existe<br />

tanta sangre española en el Nuevo Mundo, y en Filipinas casi nada. La apertura<br />

del canal de Suez facilitó la emigración a Filipinas, pero los Gobiernos<br />

siguieron encauzándola hacia las Antillas, que estaban cerca.<br />

Ahora bien; careciendo la Provincia de la Candelaria de individuos, de<br />

ambiente y de dinero para conducirlos de España, explícase con facilidad que<br />

no se afiliasen a ella ni por cuenta propia ni del Estado, y así, aquellos conventos<br />

llevaban vida tan lánguida, que es obra milagrosa de la Providencia el<br />

que pudiesen subsistir en América por tres siglos unas comunidades entregadas<br />

a su propia suerte.<br />

Para remediar, en parte, tan lastimera situación, hubieron de imitar a la<br />

Provincia hermana en establecer haciendas, pero no olvidemos que las<br />

haciendas de Filipinas datan de mediados del siglo XVIII (1749); por lo cual,<br />

afirma el P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción 1 , ''como en los dos primeros<br />

siglos de nuestra permanencia en Filipinas los gastos se reducían a la conservación<br />

de nuestros conventos y manutención de los pocos religiosos que en<br />

ellos vivían, ya que los empleados en la cura de almas comían de su trabajo<br />

en el Ministerio, en España, por otra parte, no teníamos Casas a que atender y<br />

el católico Gobierno se encargaba de pagar los viajes de los Misioneros que<br />

se alistaban para<br />

1 Labor evangélica de los Padres Agustinos Recoletos en las islas Filipinas expuesta en cuadros<br />

estadísticos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, por el M. R. P. ex Provincial<br />

Fr. Greg. Fidel de Blas de la Asunción. Segunda edición, corregida y aumentada, del "Estado<br />

general de dicha Provincia'', escrito por el mismo e impreso en Manila el año 1882<br />

por mandato y con la aprobación de sus Superiores. Zaragoza. Establecimiento tipográfico<br />

de Pedro Carra, Plaza del Pilar, Pasaje, números 14, 15 y 16, 1910. Página 54.


XXIV<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Filipinas, nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino llegó a formar<br />

en el territorio de Cavite-viejo, Imus y Bacoor una Estancia de considerables<br />

proporciones, y nuestro convento de Manila, a la vez, otra contigua en terrenos<br />

de Munting-lupa y San Pedro de Tunazán, aunque menos importante que<br />

la primera. En todo el tiempo referido producían muy poco las tales fincas,<br />

porque eran terrenos a roturar y apenas había en ellos brazos hábiles que se<br />

dedicasen a su cultivo: pero no siéndonos su producto de gran necesidad, como<br />

hemos dicho, todo cuanto de ellas se sacaba lo empleábamos en mejorarlas,<br />

haciendo grandes presas en los barrancos para el depósito de aguas y largos<br />

túneles y canales para el riego".<br />

Los Agustinos Recoletos de América imitaron a los de Filipinas, pero<br />

corno se ve, las circunstancias eran muy distintas, y además las pequeñas<br />

haciendas fundadas por aquéllos se soliviantaron grandemente con la guerra<br />

de la independencia americana y se arruinaron del todo, como confiscadas por<br />

el Gobierno a mediados del siglo XIX con el triunfo violento del liberalismo.<br />

En resumen, la Provincia de la Candelaria se formó y vivió con sus elementos<br />

propios; no fué Provincia misionera sino conventual como lo fueron<br />

las de España; y si ensayó en el Istmo de Panamá misiones vivas con tres<br />

religiosos, las misiones acabaron con el martirio de estos mismos, y si sostuvo<br />

misiones en Casanare, dedicó solamente dos o tres religiosos, excepto en<br />

los últimos años que llegó a dedicar siete u ocho; no desarrolló vida de ministerios<br />

o curatos en aquel país colonial de inmensa superficie sin vías de comunicación<br />

y con escasísimos habitantes porque apenas pudo crear personal<br />

suficiente para sostener las seis casas conventuales y colegiales que fundara.<br />

Por consiguiente, en vista de ello, bien pudo exclamar aquella Provincia con<br />

el Profeta 1 : Misericordiae Domini quia non sumus consumpti.<br />

Examinados los miembros integrantes de la Congregación en su parte vital<br />

y analizados los valores constitutivos de las Provincias de Indias y sus<br />

relaciones recíprocas, salta a la vista que su historia está formada por una<br />

mezcla de ascetismo y de apostolado activo en que predomina lo primero. Y<br />

así debe ser ora por fuero de la misma institución, que es recoleta, ora también<br />

porque en el número de los miembros integrantes sobrepujaban los conventuales<br />

a los otros, y por lo mismo se comprende que esta historia se reduzca<br />

a recontar y biografiar individuos aventajados, más por su virtud que por<br />

sus letras, celo apostólico, literatura y ciencias, o actuación docente en los<br />

colegios seculares; ocupaciones éstas no excluidas ni menos prohibidas por<br />

nuestras leyes, pero tampoco recomendadas con entusiasmo porque no eran<br />

partes del programa de nuestra vida reformada. Por eso son tanto más dignas<br />

de alabanza y llenas de merecimiento<br />

1 Thren. III, 22.


INTRODUCCIÓN<br />

XXV<br />

las empresas recoletanas en el campo de las misiones y en el estudio de<br />

las letras, cuanto más espontáneas, de supererogación y más reveladoras de su<br />

espíritu, que se manifiesta múltiple, fecundo y como rebosante de celo por la<br />

gloria de Dios, a cuyo servicio consagran todo su ser individual y colectivo.<br />

Así, pues, afear a nuestros antiguos Cronistas el que nos den en sus libros,<br />

de preferencia, biografías de varones contemplativos, austeros, penitentes,<br />

en una palabra, santos, y que hablen poco de otras manifestaciones de la<br />

personalidad humana en relación con las ciencias y con vida social, es pedir<br />

inconsecuencias, trastrocar los tiempos, confundir el espíritu de las leyes<br />

constitucionales y no meditar en el desarrollo de los ideales que las colectividades<br />

religiosas van sufriendo en contacto con la sociedad y bajo la próvida<br />

bendición de la Iglesia, depositaria de los designios de nuestro Señor Jesucristo.<br />

Queden para otras historias y para otras Religiones los triunfos en las Universidades<br />

y Colegios, el brillante apostolado por las ciudades, las grandes<br />

conquistas civilizadoras por las cinco partes del mundo, los infolios teológicos<br />

y científicos en que se condensa el saber humano, pero los Cronistas de la<br />

Recolección no debían ni podían elaborar sus obras sino con retratos y ejemplos<br />

de religiosos conventuales y eminentemente consagrados a la santificación<br />

por las vías de la piedad, la oración y el sacrificio personal en bien propio<br />

y de las almas. Los que escriban nuestra historia de los siglos XIX y XX<br />

tendrán otros materiales y otros tiempos, pero los de los siglos XVII y XVIII<br />

aprovechan la materia que tienen a las manos.<br />

Pero como la imparcialidad de criterio sea buena, y así como no parece<br />

justo que exijamos a los antiguos tales cosas, tenemos en cambio, derecho,<br />

eso sí, a analizar los procedimientos de ejecución que emplearon, y a rectificar<br />

lo que nos pareciere inaceptable. Nuestra Historia está escrita por años y<br />

con rigor cronológico, de manera que mejor que Crónicas merece el nombre<br />

de Anales; tal método nos parece útil y acaso el único practicable entre nosotros;<br />

el geográfico, el étnico o los otros adoptados según la índole, la extensión<br />

y la intensidad de los sucesos, no caben sin grandes dificultades y sin<br />

menoscabo de la misma historia. Lo que nosotros, valga nuestro muy falible<br />

entender particular, reputamos deficiente y digno de reparos, es el criterio que<br />

gobernó sus pluma al relatar las fundaciones de los conventos, el establecimiento<br />

y progreso de las empresas misionistas y la vida de los religiosos;<br />

aunque más bien era defecto de los tiempos. Con sólo ver las portadas de los<br />

cuatro volúmenes, en que se declara la fecha de su publicación, y las décadas<br />

que cada uno contiene, se vendrá en conocimiento de que la historia de las<br />

fundaciones de Ias casas no se detalló porque no entraba en los marcos prefijados<br />

por los Cronistas. Concrétanse a decir en qué año se erigió y quién fué<br />

el iniciador del nuevo convento, omitiendo las diligencias hechas para el establecimiento<br />

del mismo, el curso del desarrollo del edificio material y moral,<br />

las causas de su mayor o menor alcance, etc., etc., si interviene alguna causa,<br />

al parecer miIagroa, que entonces la particularizan con lujo de detalles. Dígase<br />

lo propio relativamente al curso de nuestras misiones en América y Filipinas.


XXVI<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Es de notar que unos a otros se corrigen y amplían en la parte biográfica;<br />

mas, tratándose de otros asuntos nada añaden los continuadores de la Historia.<br />

¿Sería que carecían de datos? Entendemos que no. Así como no carecían<br />

de los primeros elementos, disponían de los segundos. Vamos a reproducir<br />

unas notas pertenecientes a varias casas, en comprobación de nuestro aserto,<br />

y también para que sirvan de acicate y estímulo de búsquedas e investigaciones<br />

ulteriores. En primer lugar ponemos algunos de los materiales que todavía<br />

se conservan en el archivo de la Delegación de Hacienda de Barcelona:<br />

"57. Libro del convento de Agustinos Descalzos de Santa Mónica.<br />

58. Libro de íntimos y luiciones de censales del convento de Santa Mónica.<br />

59. Libro de recibos del convento de Santa Mónica.<br />

60. Libro de recibo de la administración de las misas de Dña. Maximiliana<br />

de Broclot y otras. Agust. Recoletos.<br />

61. Libro de colectoría de misas y descargo encomendadas a los Agustinos<br />

Recoletos de Sta. Mónica. 1808.<br />

62. Libro de recibo de misas, tomo I. (Agust. Recolet. de Sta. Mónica.)<br />

67. Libro de fundaciones de misas y obras pías del convento de Agust. Recoletos<br />

de Santa Mónica.<br />

105. Libro de entradas y salidas desde 1620 (Recoletos.).<br />

130. Llevador de la renta del convento de N. Me. Sta. Mónica. 1650.<br />

135. Llevador de las rentas del convento de Santa Mónica hecho en 18 de<br />

Agosto de 1689.<br />

137. Libro de los religiosos que han muerto en este convento de Sta. Mónica<br />

de Barcelona.<br />

145. Noticia de los novicios que tomaron el hábito en el convento de Santa<br />

Mónica. Comenzóse en 1735.<br />

150. Llevador o Lumen domus del convento de Santa Mónica, 1754, siendo<br />

Prior el V. P. Fr. Miguel de. la Vir. del Carmen.<br />

154. Libro de recibo del convento de Santa Mónica. 1788.<br />

155. Libro de consultas del convento de Santa Mónica. 1784.<br />

156. Libro de informaciones. Torno II 1670-1719 (Agust. Recol.)<br />

157. Id. de Id. Tom. III. 1720-1729.<br />

158. Id. de Id. Tom. IV. 1730-1739.<br />

159. Id. de Id. Tom. V. 1740-1759.<br />

160. Id. de Id. Tom. VI 1760-1767.<br />

161. Adquisiciones o fundaciones. Torn. 4.º Colección importante de escrituras<br />

auténticas.<br />

162. Adquisiciones... Tomo 6.º Id. de Id.<br />

163. Adquisiciones... Tomo 7.º Id. de Id.<br />

164. Libro de recibo del convento de Sta. Mónica, comenzado en 27 de Febrero<br />

de 1761, siendo Prior el P. Lec. Jub. Fr. Manuel de Sto. Tomás de<br />

Villanueva.


INTRODUCCIÓN<br />

XXVII<br />

165. Libro de misas fundadas en este convento de Sta. Mónica, año 1719,<br />

con notas de algunas fundaciones.<br />

166. Casas del convento de Sta. Mónica. Llevador de gastos y recibos.<br />

167. Libro del estado de este convento de Agustinos Descalzos de Santa<br />

Mónica. Comenzóse en 20 de Marzo de 1634. Por otro nombre Lucero.<br />

168. Libro de misas del convento de Sta. Mónica desde 1.º de Mayo de 1768.<br />

169. Copia del libro del estado del convento de Sta. Mónica de Barcelona.<br />

1758.<br />

170. Libro de misas cantadas y rezadas del convento de Sta. Mónica. 1763.<br />

172. Libro de recibos de los males y cargas que paga este convento de Santa<br />

Mónica en cada año. 1696".<br />

Esta es la lista de los documentos relacionados con el convento del Campillo<br />

que se guardaban en nuestro archivo general, y hoy se consideran perdidos<br />

para siempre, conviene a saber:<br />

"1 Dos poderes que dió la villa para solicitar la fundación de nuestro convento.<br />

2 Escritura de cesión que hizo este convento de mil reales vellón, de que<br />

había hecho donativo la Cofradía de la Sangre de Cristo.<br />

3 Escritura de obligación que hizo el Definitorio General a favor de este<br />

convento, si saliese fallida parte de la congrua.<br />

4 Breve de Inocencio XI que declara no oponerse la fundación de este<br />

convento a las Letras dadas en favor de los religiosos franciscanos.<br />

5 Escritura de capitulaciones, aprobación del rey y licencia o provisión<br />

para fundar este convento.<br />

6 Licencia del Ordinario; carta del Provisor; posesión de la Ermita, alhajas<br />

y hacienda que tenía y circunstancias que concurrieron.<br />

7 Provisión real para que la villa del Campillo pague treinta ducados del<br />

presupuesto de la Cuaresma.<br />

8 Mandato del Nuncio contra D. Antonio de Peralta, Cura de esta villa,<br />

para que no pueda encomendar sermón alguno a predicador de otra religión.<br />

9 Licencia del Sr. Obispo de Cuenca para tener oratorio en la hacienda de<br />

Matallana".<br />

Ahora pongamos los libros perdidos del Archivo conventual de Valencia:<br />

– "Libro de consultas antiguo, en cuarto, retirado en 1633.<br />

– Libro de consultas que comienza en 1633 y acaba en 1724.<br />

– Libro de consultas que comienza en 1725.<br />

– Libro de los que vistieron el hábito desde 20 de Junio de 1685 hasta 21<br />

de Noviembre de 1759.<br />

–Otro de ídem que comienza en el folio 89 y año 1650, pero desde el primer folio hasta el 8<br />

– Libro de profesiones desde 20 de Junio de 1643 hasta 9 de Septiembre<br />

de 1719.<br />


XXVIII <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Libro de profesiones, desde 30 de Septiembre de 1719 hasta 8 de Marzo de<br />

1765.<br />

– Libro de Difuntos que comienza en 1633.<br />

– Libro de Difuntos que comienza en 1721".<br />

De estos y de otros documentos omitidos puede sacarse la consecuencia<br />

de que nuestros antecesores tuvieron materia histórica y que no la aprovecharon<br />

en su totalidad, porque, digámoslo de una vez, no se propusieron escribir<br />

historia, sino Crónicas, o con más propiedad todavía, una serie de libros de<br />

lecturas edificantes; libros que, vistos desde tal punto de vista, merecen gran<br />

respeto y estima en cuanto al fondo de los asuntos, aun cuando no tanto relativamente<br />

a la forma. Bien está que se publiquen obras de esta naturaleza;<br />

muy bien que se proporcione a los hijos del claustro modelos gloriosísimos y<br />

nobilísimos, que fomenten la piedad y el bien obrar dentro y fuera de los conventos,<br />

que lleven como de la mano a las deliciosas mansiones de la virtud,<br />

que hablen el lenguaje poderoso del ejemplo; empero, ensalzar estos libros<br />

como modelos de historia de una Religión no lo reputamos ni exacto ni conveniente.<br />

Y ¿qué mucho si aun las mismas biografías o vidas que nos ofrecen<br />

quedan destituidas de algunos aspectos necesarios dentro de la realidad de las<br />

cosas? Esa tendencia muy marcada a suprimir fechas, lugares y circunstancias,<br />

de tal modo, que en el espacio de varias páginas no se encuentran sino<br />

períodos panegiristas y reflexiones, delatan a ojos vistas los propósitos suyos,<br />

o sea, que escribían algo así como meditaciones piadosas sobre personajes<br />

históricos, más que historia de los personajes mismos.<br />

Por lo demás, era lo que privaba entonces entre los autores de los tan famosos<br />

y hoy vilipendiados cronicones que de estas materias trataban; y por<br />

consiguiente, no pudieron librarse nuestros autores de la tendencia a suprimir<br />

fechas y lugares, supresión que tenía por objeto que lo absorbiese todo el<br />

hecho ascético, y el hecho ascético en cuanto entrañaba una enseñanza de<br />

índole espiritual, tanto más completo, según ellos, cuanto más careciese de<br />

circunstancias y accidentes relacionados con la materia. ¡Lástima que se escribiesen<br />

con sobrados comentarios los hechos edificantes de los religiosos y<br />

languidezca la narración y se epilogue en cuatro palabras la fundación de<br />

nuestras casas y su material desarrollo! No los culpamos, pues, ya que de<br />

semejante manera de historiar adolece la mayoría de los predecesores y de sus<br />

contemporáneos, como puede verse en sus respectivas historias; por ejemplo,<br />

las obras de los religiosos Hauberto, Argáiz, Aguilar del Portillo, Zamora,<br />

Román de la Higuera el candoroso, escritor de hechos milagrosos P. Portocarrero<br />

y otros que sería prolijo enumerar, y pueden verse citados en Historia<br />

crítica de los falsos cronicones de Godoy y Alcántara, obra premiada en 1868<br />

por la Real Academia de la Historia, y escrita en sentido ortodoxo, así como<br />

en la Censura de historiadores fabulosos por el diligente Mayans. ¡Es que los<br />

Manriques, los Marianas, los Sandovale3s, los Flórez, los Ricos, los Feijoos,<br />

los Islas, fueron tan pocos que no pudieron contener la


INTRODUCCIÓN<br />

XXIX<br />

corriente! Y no podían substraerse del todo nuestros Cronistas al gusto de<br />

la época, pues era tan fuerte, que, al decir del mismo Godoy Alcántara, pág.<br />

2, desde fines del siglo XVI "apenas hay ciudad ni aldea que no cuente favorecidos<br />

del cielo, que obren milagros, conversen con los bienaventurados,<br />

lleven sagrados estigmas y den ejemplo de todo género de austeridades y<br />

mortificaciones…" Y más adelante, pág. 7. especifica: "El hallazgo de reliquias<br />

era demasiado frecuente en aquellos tiempos, y los que conocieron la<br />

falsedad, no osando ponerse de frente con la opinión, que lo aceptaba como<br />

verdadero, o guardaron silencio o manifestaron la suya de una manera embozada<br />

e indirecta". He aquí la explicación verdadera porque cuando la costumbre<br />

errónea ha llegado a encarnarse en el <strong>org</strong>anismo de las sociedades es imposible<br />

destruirla de repente. ¡Cuánto tuvo que sufrir el P. Flórez, por ejemplo,<br />

por ser veraz e independiente de criterio! "No es posible descuajarla,<br />

añade el citado autor, sin desconsolar y perturbar almas creyentes: el P. Flórez<br />

acepta la verdad, la patrocina y no retrocede para sacarla a salvo ante las<br />

más heroicas resoluciones''.<br />

Y ahora, es claro, quéjanse de tales defectos cuantos intentan reconstituir<br />

las Historias, documentarlas, como hoy se dice, y criticarlas para exhibirlas<br />

tal cual son en sí, sin atenuaciones y sin ot<strong>org</strong>arles más o menos valor que el<br />

que se desprende de los hechos reales.<br />

Lo triste es que, si quisiéremos hacer una edición crítica de los cuatro<br />

tomos primeros, gran trabajo costará anotar, explicar, rectificar, expurgar no<br />

pocos sucesos en ellos contenidos, y añadir otros para su mejor inteligencia y<br />

hermosura; y demandará trabajo porque las fuentes de infonmación no han de<br />

deparar todos los hallazgos que hemos menester para tan gigante empresa, a<br />

cuya ejecución contribuiremos poniendo como apéndices en los tomos siguientes<br />

algunas piezas documentales que en los archivos hemos topado.<br />

¡Es el concepto que hoy los escritores han de la realidad objetiva de la<br />

historia tan diferente del que se tenía en los siglos pasados! Los conocimientos<br />

auxiliares de la Historia y de la Crítica, la Metodología, la Heurística, los<br />

cánones que la Diplomática estatuye, la Geografía histórica y la Cronología<br />

aunadas fuerzan al que escribe sobre lo pasado a convertir la atención, toda la<br />

atención, hacia la autenticidad de las pruebas monumentales y documentales,<br />

a fin de que la interpretación de los hechos sea genuina, y no la imagen subjetiva<br />

que cada historiador o cada generación se forma a su capricho y según<br />

los gustos, conocimientos y costumbres de la época, sino la expresión fiel, en<br />

cuanto es posible, de toda la realidad de la vida. Los argumentos subjetivos,<br />

las afirmaciones indocumentadas o que descansan en tal cual parecer, originado<br />

de los archivos que llamaremos psicológicos, valdrán para formar cuentos<br />

de color de rosa o del color del cristal con que se mira, pero nunca llevarán<br />

el sello de la evidencia que exigen hoy los comentaristas de los libros<br />

clásicos o los historiadores que trabajan por sentar sus relatos y la crítica de<br />

los mismos sobre fundamentos seguros.


XXX<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

El buen historiador debe profesar una especie de escepticismo racional:<br />

la desconfianza en historia es preciosa regla de hermenéutica y garantía de<br />

acierto. Consiste la perfección en traer los hechos plena, copiosa, verdadera y<br />

escrupulosamente. Y siendo esto así, ¿cómo no dudar de muchas cosas que se<br />

han llamado verdaderas? Con efecto, se necesita emplear todas las energías<br />

en la revisión para analizar y comprobar el valor demostrativo de los procedimientos<br />

con que se nos han transmitido los hechos. Intuitivamente conocemos<br />

lo presente; las verdades abstractas conocémoslas por el raciocinio, mas<br />

lo pasado, ¿cómo podemos conocerlo? Por los monumentos, diplomas, afirmaciones<br />

y deducciones generales, que son el resultado de la intuición y reflexión<br />

de las generaciones pasadas. No incluímos la inducción como prueba<br />

demostrativa porque, tratándose de materias que caen bajo el libre albedrío,<br />

de la sicología y de las ciencias morales, no evidencia nada, sino constituye<br />

mayor o menor grado de probabilidad. Pues si el argumento inductivo de suyo<br />

es flaco, y las pruebas documentales, o sea, el testimonio escrito, son la<br />

imagen de la imagen de una cosa, ¿cómo no ser cuidadosos en examinar las<br />

pruebas de archivo, en seleccionarlas y en acogerlas con reservas y restricciones?<br />

Arduo es interpretar los actos internos, peligroso juzgar de las intenciones,<br />

temerario sentar principios sacados por inducción de los actos que descansan<br />

en la libertad humana, tan tornadiza e insegura, en cuya virtud puede<br />

el individuo obrar hoy muy distintamente de ayer, aunque se encuentre en las<br />

mismas circunstancias. Para fijar fechas y acontecimientos de cierta clase<br />

basta tener memoria, pero para juzgar de los actos, que en las biografías<br />

hacen tanto juego, y para reconstituir la fisonomía moral se necesita ir con<br />

pies de plomo en la selección de los documentos, los cuales, en resumidas<br />

cuentas, son huellas de impresiones personales, imágenes de una visión cerebral,<br />

y, como imágenes pueden dar una idea distinta de las mismas cosas, ya<br />

por defecto de percepción, ya de raciocinio, ya también por falta de expresión<br />

en la escritura. No tienen los historiadores visión directa de los hechos, sino<br />

aquella, tal vez deficiente, que el testimonio escrito proporciona. ¿No es verdad<br />

que un hecho visto directamente y relatado por varios individuos es, por<br />

lo general, objeto de muy diferente narración? En lo cual influye el carácter<br />

personal, el estado de ánimo, la educación, el medio ambiente, la cantidad de<br />

talento y aun la cantidad de destreza para el arte de narrar y describir las cosas.<br />

Pero ¿qué mucho si un mismo individuo las aprecia de muy distinta manera,<br />

según la edad y la situación en que se halla? ¡Cuán diversas nos parecen<br />

hoy ciertas cosas de como nos parecieron en la niñez! ¡Cómo cambia nuestro<br />

criterio en un mismo asunto a cada instante! Tenemos estados de miopía mental<br />

y estados de presbicia. El cerebro es una especie de cámara fotográfica,<br />

que emplea a veces placas buenas y a veces placas borrosas e imperfectas.<br />

Hay narraciones transmitidas de oídas, hay hechos que los entendemos a medias,<br />

así como las pasiones hacen que los hombres en ocasiones cubran sus<br />

actos con brillantes vestiduras que solapan la falsía y amor propio. Por esto<br />

nos previene el sagacísimo


INTRODUCCIÓN<br />

XXXI<br />

autor de aquella famosa obra crítico-histórica La Ciudad de Dios: Quum<br />

ergo videris quemquam patienter pati; noli continuo laudare patientiam 1 . Lo<br />

que se dice de la paciencia entiéndase de otros actos humanos. La razón es<br />

afirma el Santo Doctor en otro lugar 2 , porque in animis hominum tantae latebrae<br />

sunt, et tanti recessus…<br />

Además, por razón de la malicia y por la inclinación que naturalmente<br />

experimenta cualquiera a dar interés a sus relatos, hay quienes, al apuntar las<br />

noticias, las abultan y las deforman según el espíritu y gusto que guía su pluma.<br />

Y ¿qué decir de los peligros de la interpolación y falsificación de las<br />

pruebas de archivo y de su dudosa autenticidad? San Jerónimo, con descollar<br />

como crítico muy agudo, admitió por auténticas ciertas cartas de Séneca a<br />

San Pablo, cartas que hoy están desechadas como archiapócrifas; por verdadera<br />

se consideró hasta hace poco la relación hecha por el virtuoso D. Rodrigo,<br />

Arzobispo de Toledo, de la batalla de las Navas de Tolosa, y hoy en parte<br />

resulta quimérica; el Padre Sigüenza, que nos da muy eruditas páginas de<br />

historia, y fué muy honrado como religioso, no tuvo empacho en referirnos no<br />

sé cuántos prodigios sucedidos a la muerte del Emperador Carlos V, que la<br />

crítica moderna conceptúa cuentos; la parte hagiográfica de los Breviarios<br />

varía y se rectifica a cada paso; la historia agustiniana de los siglos obscuros,<br />

VII-XIII, en otros tiempos dió materia para numerosos y abultados infolios, y<br />

hoy se puede reducir todo lo cierto a un breve libro. De aquí, ese movimiento<br />

de laboriosísima revisión que se está efctuando en todo el mundo, al cual no<br />

son extrañas las Familias Religiosas, y así lo acreditan sus obras tituladas<br />

Monumenta histórica, Colección de diplomas, etc.<br />

Empero, ¿a qué estas consideraciones ahora? Para que se vea el juicio<br />

que tenemos de los tomos anteriores y el criterio que ha presidido nuestros<br />

trabajos de investigación y de redacción en el volumen presente. Sobrios<br />

hemos andado en el empleo de los calificativos, desconfiados de la veracidad<br />

de las citas, indiferentes ante los entusiasmos de algunos autores, y creyendo<br />

de firme que, aun así, hemos delinquido no pocas veces y que llevamos reato<br />

de inexactitudes, apasionamientos y prejuicios, por poca destreza, por carencia<br />

de elementos y por la índole del asunto. Que no en vano lleva uno el corazón<br />

en el pecho ni se es miembro de una familia. Dicen y repiten que el historiador<br />

debe ser "juez sabio, sin padre, sin madre, sin patria, sin nación y sin<br />

fanatismo". ¿Es esto posible? ¿Quién se ufanará de haber llegado al ápice<br />

supremo de esta perfección en el desempeño de su oficio? Pero examinándonos<br />

a nosotros mismos, ¿habremos caído en el vicio opuesto, en ese afán de<br />

revisar y revaluar las obras o los procedimientos antiguos para aparecer cientificista,<br />

de esos que creen ser cultura el desestimar y descalificar con negaciones<br />

rotundas lo que no saben explicar porque no pueden entender los misterios<br />

de una edad remota? Hemos buscado, para la redacción<br />

1 Libr. De patient., c. V y VI.<br />

2 Epist. 151.


XXXII<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de este tomo y los siguientes, un término medio: el objetivismo, pero,<br />

¡ay!, para ser objetivista en historia se necesita talento, independencia y honradez.<br />

Por otro lado, resulta más difícil de lo que parece apartar lo personal de<br />

lo objetivo. Procuramos reivindicar las usurpaciones del barroquismo en historia,<br />

pero acaso, acaso no estamos en la escuela del verismo. Apréciese,<br />

pues, en lo que valga este trabajo: lo entregamos al fuero de la crítica.<br />

Y para que mejor se vea el valor real que tenga, y para que cada uno lo<br />

juzgue con libertad de criterio y le dé crédito en el grado que quisiere, la honradez<br />

pide de todo punto que manifestemos las fuentes que hemos utilizado y<br />

el acopio de materiales habidos a nuestro alcance. Y lo hacemos, no sin declarar<br />

antes que, a fuer de hijos sumisos de la Iglesia, en todo lo que se relaciona<br />

con hechos de orden sobrenatural y con la apreciación de méritos y<br />

virtudes morales no es nuestro ánimo ot<strong>org</strong>arles otro sentido sino el puramente<br />

humano o el que tuviere por bien darles la Santa Madre Iglesia, única infalible,<br />

sino también que, a fuer de Cronistas, aun en los asuntos meramente<br />

históricos, sometemos nuestro dictamen al de la crítica sabia, porque desconfiamos<br />

de nosotros mismos con una suerte de escepticismo histórico que nos<br />

lleva a no exigir a nadie rinda su parecer al nuestro, si no es con un obsequio<br />

razonable y razonado: han pasado de moda los tiempos del Magister dixit, y<br />

también los de creer cualquier afirmación porque está en letras de molde. La<br />

evidencia histórica está en razón directa de las pruebas, y las pruebas están<br />

sometidas al flujo y reflujo de las indagaciones.<br />

Pues bien, en primer lugar habemos manejado y explotado el archivo general<br />

de la Orden Recoleta situado en Madrid, en el que reposan algunas carpetas<br />

y ciertos libros y cuadernos manuscritos que contienen asuntos historiales;<br />

y son residuos del archivo del famoso convento de Copacavana, donde<br />

residieron, además de los Superiores locales, la Curia provincialicia y la Curia<br />

generalicia con sus respectivos archivos. Sin duda era esta mina la más<br />

copiosa, pero está destrozada, aniquilada por la injuria de los tiempos; debieron<br />

de perderse los libros y documentos primeramente cuando el desbarajuste<br />

habido con motivo de la invasión francesa, y definitivamente cuando la exclaustración<br />

general, el año 1835. Sucedió con los fondos documentales de<br />

esta casa lo que con los de otras, es a saber: que los principales y más estimables<br />

se los llevaron consigo ciertos Prelados o aficionados, con el objeto de<br />

librarlos de la ruina y custodiarlos con esmero, esperando tiempos mejores; y<br />

al no llegar éstos, y al quedarse tales depósitos en poder de las familias en<br />

cuyo seno murieron dichos religiosos, consideráronse estas riquezas manuscritas<br />

sin interés y sin valor alguno, y corrieron desastrada suerte, si no es que<br />

duermen todavía en los obscuros rincones del olvido. A fe que, si los religiosos<br />

no se los hubieran llevado, hoy estarían en los archivos públicos. Parte del<br />

archivo provincialicio y generalicio de nuestro convento de Copacavana consérvase<br />

en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional y en el Archivo<br />

Histórico Nacional también.


INTRODUCCIÓN<br />

XXXIII<br />

Entre las piezas de importancia que en el archivo de la Orden a la sazón<br />

guardamos, hállase el Libro de registro, en el cual se indican las principales<br />

determinaciones de los Superiores Generales, a partir del año 1695, y es obra<br />

de los Padres Secretarios. Otro libro que no ha cambiado de dueño es el Libro<br />

de difuntos, en que se apunta la fecha de la muerte de los religiosos todos, con<br />

especificación del año, del convento en que fallecían y del cargo que tenían<br />

entonces. También es obra de los Secretarios, quienes, cuando recibían los<br />

Oficios o las noticias particulares acerca de la muerte de alguno, las encomendaban<br />

al libro en la forma indicada. Es fuente de información incompleta:<br />

dejábase de registrar la muerte de varios sujetos, acaso por olvido de los encargados<br />

de este negocio; y algunas de las notas se ven claramente equivocadas:<br />

lo cual en parte se sana con otro Necrologio llevado en el convento de<br />

Toledo. Varios libros y documentos hay en este archivo procedentes del colegio<br />

de Almagro, salvados de la ruina gracias a la diligencia del famoso P. Fr.<br />

Joaquín de la Jara de Santa Teresa, a cuya muerte vinieron a nuestro poder.<br />

Un libro interesante poseemos relativo al convento de Valladolid, Libro de<br />

oro, obra de un Padre Procurador conventual, que no es ni más ni menos que<br />

el libro de Estado, y como tal contiene muchas noticias particulares, libro que<br />

nuestros Padres Calzados de Valladolid lograron rescatar y lo donaron a sus<br />

primitivos dueños. Otro libro, aprovechable también, del antiguo convento de<br />

Zaragoza, llegó a nuestro archivo, procedente de un pueblecillo de la provincia<br />

de Zaragoza; en la primera página se lee: "Este libro se guardó en el archivo<br />

de la Parroquial de Cadrete desde la exclaustración hasta el 1896''. Esto,<br />

más seis o siete carpetas de documentos sueltos, constituye el principal<br />

fondo que para la redacción de este volumen V hemos utilizado.<br />

Demás de esto, el activo P. Fr. Pedro Corro del Rosario, durante el sexenio<br />

pasado, formó, entre otras cosas, una carpeta que contiene la serie de los<br />

Capítulos Generales, de las Juntas de los seis meses y de los Definitorios,<br />

copiados del Archivo Histórico Nacional y del Archivo de la Provincia de<br />

San Nicolás, serie incompleta, pero de mucho provecho, que hemos comprobado<br />

como fiel y exacta en cuanto a lo substancial, aunque con variaciones<br />

ortográficas y de puntuación, de lo cual damos testimonio.<br />

Es el Archivo Histórico Nacional la más rica cantera de engolosinadores<br />

apuntes que se pueden explotar en lo referente a las Provincias religiosas de<br />

España, por cuanto en él se han acumulado la mayoría de los restos de los<br />

archivos conventuales que, a raíz de la exclaustración y desamortización, fueron<br />

a dar a las Delegaciones de la Real Hacienda, donde se guardaban más o<br />

menos cuidadosamente hasta el año 1904, en que el Estado ordenó que los<br />

respectivos archivos de Hacienda remitieran todos los fondos de carácter histórico<br />

al Archivo Histórico Nacional situado en Madrid. Algunas Provincias<br />

obedecieron la Real Orden, otras se eximieron. Lo digno de lamentarse es que<br />

antes de pasar lo desamortizado a los archivos provinciales se extraviaron y<br />

destruyeron muchos papeles y libros mientras estuvieron depositados allí,<br />

continuaron las pérdidas y


XXXIV<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

deterioros, y hoy, que descansan ya centralizados, aquellos tesoros de<br />

documentación siguen en legajos informes, sin clasificación, sin catalogación,<br />

hacinados y revueltos los papeles bajo las correspondientes tapas de cartón<br />

amarradas con cuerda. Pasarán muchos años hasta que depósitos tan ricos,<br />

pero tan desordenados, reciban la signatura definitiva bajo metódicos índices,<br />

y entonces las citas que en este tomo aparecen resultarán deficientes y acaso<br />

sin provecho. Rige un Decreto del Ministerio de Instrucción pública, de 30 de<br />

Octubre de 1912, en el que se prohíbe al jefe del Archivo facilitar documento<br />

alguno "sin acuerdo previo y particular en cada caso del Delegado de Hacienda".<br />

En la Biblioteca Nacional campea una sección llamada de manuscritos,<br />

donde se encuentran libros, cuadernos y papeles de nuestro antiguo archivo<br />

de Copacavana, y aún se guarda una colección allí en que se especifica el<br />

origen y procedencia de los mismos.<br />

Merece especial mención, por lo abundante y bien guardado, el Archivo<br />

de la Delegación de la Real Hacienda, de Barcelona, en que se conservan los<br />

documentos de que se ha hecho mención hace poco; bien entendido que todavía<br />

hay en él fondos sin catalogar, por falta de empleados snficientes que <strong>org</strong>anicen<br />

tales depósitos.<br />

Por lo que atañe a los archivos de las Provincias de San Nicolás y la<br />

Candelaria diremos que el primero, trasladado de Manila a Marcilla, es el más<br />

completo que tenemos, y suficiente para darse uno cuenta de la marcha de su<br />

apostolado al través de los siglos; el segundo carece de mucha documentación,<br />

y tiene poquísimo de los restos de los archivos conventuales; archivos<br />

que desaparecieron por completo, excepción hecha de El Desierto, que conserva<br />

algunas piezas.<br />

Todavía debemos manifestar algunas otras minas de información de que<br />

nos hemos valido, y para ello permítasenos reproducir parte de un artículo<br />

nuestro que vió la luz pública en una revista 1 . Dice así: "Estudiado suficientemente<br />

el Archivo general de la Orden que reposa en Madrid, una vez que<br />

ordené mis notas y apuntamientos tomados en los archivos de la Provincia de<br />

San Nicolás y la de la Candelaria, y vistos los numerosos legajos que hay en<br />

el Archivo Histórico Nacional y en otros, que de nuestra Orden tratan, me<br />

persuadí de que no estaba investigado todo, sino que había por los archivos de<br />

varias capitales de España no pocos materiales que servirían para reconstruir<br />

nuestros gloriosos anales, en el año 1690 detenidos, y no reanudados todavía.<br />

A esto obedecieron los trabajos de investigación llevados a cabo durante el<br />

invierno de 1917 por las provincias del Sur y Levante de España. En Sevilla<br />

no pude conseguir datos del Archivo de la Delegación Real de Hacienda porque<br />

se incendió el año 1904 toda la documentación procedente de los conventos.<br />

Y qué riquezas tendría la nuestra, siendo como era residencia provincial<br />

el convento de Nuestra<br />

1 Boletín de la Prov. de Fil. Mayo de 1917.


INTRODUCCIÓN<br />

XXXV<br />

Señora del Pópulo! Pero ni siquiera me quedó la satisfacción de ver destinada<br />

a mejores usos la parte material del convento, pues su iglesia y claustros<br />

sirvieron de cárcel pública con todas las profanaciones del caso. ¡Cárcel,<br />

aquella mansión de varones extáticos, de predicadores insignes, de mártires y<br />

apóstoles, de prelados doctísimos y escritores de fama universal! ¡Cárcel el<br />

convento del Pópulo, donde vivieron tantos religiosos que derramaron la eficacia<br />

de su personalidad por las otras provincias de la Recolección para vivificarlas<br />

tan generosa como brillantemente! ¡Cárcel, aquel convento en el que<br />

solían ofrendar y sacrificar los misioneros que pasaban a Méjico y Filipinas<br />

las más caras afecciones que la familia y la patria inspiran, y en el que moraban<br />

durante los días que duraba la inscripción en la casa de Contratación y los<br />

preparativos para un viaje tremendo y pavorosísimo al través de los océanos!<br />

¡Dios sabe lo que sufrí evocando recuerdos mientras recorría el amplio edificio<br />

y los lugares que fueron antaño hermosa huerta!<br />

Una observación digna de tenerse en cuenta. En los siglos XVI y XVII<br />

hubo en nuestra Provincia andaluza varones santisimos, muchos y notables; y<br />

no sólo en esta Provincia, sino que los fundadores de la Provincia de la Candelaria<br />

y gran número de sus primeros hijos eran andaluces, así como también<br />

se afiliaron a la de San Nicolás no pocos misioneros que acreditaron esta tierra<br />

de fecunda en santos y sabios, llenos de tesón y perseverancia. ¿Por qué<br />

hoy día, según confesión de propios y extraños, las vocaciones han disiminuído<br />

en esta región tan sensiblemente? ¿Qué fenómeno religioso es éste y<br />

qué causas intervienen en su desarrollo, para que tenga fundamento histórico,<br />

exento de sofismas de observación, el dicho de que los andaluces no son tan<br />

serios en sus resoluciones ni tan perseverantes en ellas como los hijos del<br />

Norte?<br />

Siguiendo mi propósito, diré que, perdida hasta la esperanza de estudiar<br />

los legajos que pertenecieron al archivo conventual de Sevilla, púseme a investigar<br />

en el archivo de indias los asuntos relacionados con Méjico, Filipinas<br />

y la antigua Santa Fe. El archivo de Indias es un piélago inmenso de documentos<br />

donde la investigación proporciona los placeres del hallazgo casual y<br />

de la sorpresa. Los católogos son deficientísimos. Los primitivos <strong>org</strong>anizadores<br />

de este muy rico caudal de documentación, inexplorada en su mayor parte,<br />

apenas pudieron clasificar las piezas de un modo topográfico, si cabe la frase,<br />

y por materias aunque no segregadas con escrupulosidad; de donde resulta<br />

que bajo el rótulo que lleva la cartela de cada legajo, y con signaturas generales,<br />

se encuentran diversas materias sin orden cronológico y sin índice de<br />

autores; bien es cierto que la catalogación de semejantes depósitos requiere<br />

mucho tiempo, mucho método, muchísimo dinero y no menos honradez. ¡Caros<br />

deleites los del hallazgo y caras fruiciones las de la sorpresa para el investigador<br />

que gasta el tiempo, que vale más que el oro!<br />

No estuve, sin embargo, desafortunado en mi tarea: hallé documentos<br />

nuevos y buenos, aunque pocos; pude compulsar y confrontar mis apuntes<br />

con los que


XXXVI<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ofrecían los papeles del Archivo de Indias; rectifiqué alguos; amplié con<br />

matices ciertas biografías; y sobre todo bendije a Dios por ver que el Catálogo,<br />

etc, de los hijos de la Provincia de San Nicolás, publicado por el P. Sádaba,<br />

es un trabajo concienzudo, como resumen histórico.<br />

El P. Sádaba y sus colaboradores recibirán el galardón en el ciclo. Yo,<br />

por mi parte, a fuer de cronista, declaro que lo que dijere de Filipinas en los<br />

volúmenes de Crónicas que estoy preparando, lo tomo de esta obra. La historia<br />

de la Provincia de Filipinas está, pues, escrita compendiadamente en ese<br />

libro. No lo eximo de defectos, sobre todo en la parte contemporánea, pero la<br />

honradez me obliga a manifestar que en la parte antigua pocos, muy pocos<br />

errores tendré que corregir. Yo que, desconfiando, al principio, de su gestión,<br />

me tomé el trabajo de emplear todo un verano en estudiar el Archivo provincial<br />

en Marcilla, pude hacerme cargo del mérito intrínseco del Catálogo.<br />

Y ¡qué archivo el de Marcilla tan bien arreglado y bien custodiado! En<br />

verdad, muy pocos me han satisfecho tanto como aquél. Los religiosos que<br />

llevaron a cabo esta labor hiciéronse acreedores a las bendiciones de la Historia.<br />

Claro está, que sin haber <strong>org</strong>anizádose de antemano el archivo, no hubiera<br />

salido tan perfecto el compendio historial de que hablo con entusiasmo.<br />

Digo, pues, que habiendo visitado en Sevilla otros archivos y fuentes de<br />

información, partí a Granada en busca de papeles viejos. Algunos exploté en<br />

el archivo de la Real Chancillería, otros de manos de amigos que coleccionan<br />

libros y documentos raros; pero la principal fuente, todavía inexplorada, reposa<br />

en el archivo de la Delegación de la Real Hacienda. Sabido es que el Estado<br />

quiso el año 1904 centralizar los archivos procedentes de los conventos<br />

suprimidos, y al efecto dió una Real Orden a fin de que todas las Delegaciones<br />

de Hacienda enviasen a Madrid los legajos de carácter histórico, quedándose<br />

ellas con los demás en las respectivas capitales de provincia. Obedecieron<br />

la Orden todas las provincias excepto las de Levante, vascongadas, catalanas<br />

y navarra, y los envíos ingresaron en el Archivo Nacional Histórico de<br />

Madrid. No creían en la Corte que hubiera tan abundante caudal de los conventos<br />

en provincias; por eso los encargados de <strong>org</strong>anizar en Madrid las nuevas<br />

existencias, abrumados por el número e importancia de los legajos, aún<br />

no han acabado de catalogarlos, y muchos años correrán hasta que lo consigan.<br />

Pero ¿las provincias enviaron a Madrid todo lo que se les pidió? Cuando<br />

yo me dediqué a repasar en Madrid los legajos nuestros enviados de provincias,<br />

llegué a la convicción de que no habían sido remitidos todos los libros<br />

manuscritos y documentos; y ahora, conforme me iba metiendo por los archivos<br />

provinciales, se confirmaba esta mi sospecha, por cuanto aún quedan varios<br />

de carácter histórico revueltos con los de carácter económico o fiscal.<br />

Bien es cierto que por lo que toca al de Granada, tan mal situado está y<br />

tan abandonado, que clama al cielo justicia. Imagínese el lector dos o tres<br />

habitaciones subterráneas, sin luz ni ventilación, con estantes desvencijados y<br />

rotos,


INTRODUCCIÓN<br />

XXXVII<br />

con montones de papeles, pergaminos, códices, libros, todos en hacinamiento<br />

espantoso por el suelo, húmedos, estrujados, polvorientos, revueltos,<br />

como si fueran acervos de hojarasca. Eso es el archivo de la Delegaciôn de la<br />

Real Hacienda de Granada. Y ahí están gran parte de los documentos de los<br />

archivos de nuestras casas antiguas enclavadas en aquella Provincia. El disgusto<br />

que experimenté al ver tamaña balumba quedó compensado con la<br />

amabilidad y cultura del jefe del archivo, quien lamentaba como nadie la impotencia<br />

o el abandono de nuestros Gobiernos en orden a aquellos tesoros de<br />

historia patria.<br />

De nuestro Colegio de Santa Fe de Granada quedan la iglesia y los claustros,<br />

bien que muy modificados y adaptados a las necesidades de colegio de<br />

señoritas dirigidos por una Congregación religiosa. Algunos legajos guárdanse<br />

en el Archivo Histórico Nacional relativos a esta casa, que tengo estudiados.<br />

Debo consignar la impresión gratísima que me produjo el estado del archivo<br />

de la Provincia de Santo Tomás, que reposa en la ciudad de Motril. Esta<br />

Provincia, restaurada ha pocos años, ha sabido corresponder al llamamiento<br />

divino. Consuela, en verdad, recorrer sus casas: Granada, Monachil, Motril y<br />

Lucena son cuatro focos de religiosidad creadora, que, unidas a las casas que<br />

tiene en Soria y a las misiones pujantes del Brasil, constituirán un florón de la<br />

Orden tan glorioso como el antiguo. Ellos han dado pruebas de ser no solamente<br />

hábiles para catequizar a los indios, sino también para sostener el culto<br />

y la majestad de una casa residencia tan apostólica como la de Granada, y<br />

para dirigir la conciencia de damas aristocráticas, de militares, políticos y<br />

potentados de alto coturno. Y ¿quién les puede arrebatar la palma de escritores<br />

que con sus obras y su revista mensual han conquistado?<br />

Padre Cronista —me decía un religioso muy calificado de aquella Provincia—,<br />

ya ve cómo los Recoletos de San Agustín valemos para todo lo<br />

bueno. ¿Por qué no ensayar los colegios de segunda enseñanza para los seglares?<br />

Los horizontes de la Orden se han ampliado; las necesidades de la Iglesia<br />

y de la sociedad así lo reclaman, ¿por qué no ensayar los colegios? Noto un<br />

vacío en las Constituciones, algo así como un temor o desconfianza de nosotros<br />

mismos. ¿Por qué?<br />

Pues, como iba diciendo, me agradó sobremanera el archivo provincial.<br />

Orden, puntualidad, gran celo por nuestras glorias. Una cosa, entre todas, me<br />

llamó la atención, a saber: una serie de tomos que contienen la biografía de<br />

todos y cada uno de los religiosos vivos. Digo vivos porque de los difuntos se<br />

llevan aparte otros libros con sus correspondientes necrologías. Estos a que<br />

me refiero contienen los datos más salientes que se van conociendo de los<br />

individuos; para lo cual cada día el P. Secretario agrega a las biografías las<br />

noticias que por cartas o relaciones fidedignas llegan a sus oídos. ¡Preciosísima<br />

obra digna de ser imitada por las otras Provincias! Así, esta Provincia<br />

andaluza tendrá en lo por venir una representación en nuestras Crónicas muy<br />

condigna a su mérito. Si en lo antiguo se hubiera escrito tanto y tan bien, y si<br />

se conservaran esos informes,


XXXVIII <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

algo mejor puesto ocuparía en los tomos que preparo, donde, por desgracia,<br />

saldrá no tan lucida como las otras por las razones apuntadas.<br />

Hagamos votos a N. P. San Agustín para que veamos pronto esta restaurada<br />

Provincia con los bríos de la etapa primera. Véase un resumen estadístico<br />

de su personal en el año 1769. En Sevilla había 37 sacerdotes, 2 coristas y<br />

8 hermanos legos; en Santa Fe, 23 sacerdotes, 6 coristas y 6 legos; en Granada,<br />

36 sacerdotes, 1 corista y 8 legos; en Campillo de Altobuey, 20 sacerdotes,<br />

1 corista y 10 legos; en Luque, 20 sacerdotes, 1 corista y 6 legos. Falta el<br />

personal del Toboso y de Almagro, que, entre los dos conventos, importantes<br />

como eran, darían un total de 50 sacerdotes, 15 coristas y 15 legos.<br />

Y me trasladé a Valencia. Aquí estuve de buenas, pues en varios archivos<br />

de esta ciudad tomé notas y copias muy importantes de documentos que no<br />

pensaba hallar. Valencia envió a Madrid parte de los fondos de sus archivos y<br />

parte se reservó. Léese una nota en el archivo general de la Orden que dice:<br />

"En el Colegio de Corpus Christi, o sea, del Patriarca Beato Juan de Ribera,<br />

en Valencia, hay archivados algunos documentos de la Orden de San Agustín<br />

de Descalzos, referentes a las misiones de Filipinas y Capítulos, etc., para que<br />

no se pierdan depositados por el infrascripto albacea Luis Civera, Pbro., Valencia<br />

8 de Mayo de 1895". Y prosigue: "Un Padre de la Orden llamado López<br />

(si mal no recuerdo) quería continuar la Crónica y se enteró de lo que<br />

tenía a mi cargo".<br />

Ansiaba yo conocer estas piezas, pregunté por dicho sacerdote y supe que<br />

había muerto el año 1898. Los papeles no parecieron. Conviene hacer una<br />

reflexión: los causantes de que se hayan extraviado nuestros documentos son<br />

precisamente los que con más celo se propusieron guardarlos. Me explicaré:<br />

cuando las comunidades desaparecieron, muchos de los libros becerros, los<br />

necrologios y los que contenían noticias importantes para la historia no quedaron<br />

en los conventos, sino que siguieron a sus dueños; estos los guardaban<br />

con amor, pero a su muerte fueron a dar a manos no cuidadosas y luego desaparecieron<br />

o destrozados o vendidos a menosprecio. Si hubieran quedado<br />

con los demás papeles, hoy se conservarían en los archivos del Estado.<br />

Con todo lo cual, queda indicado que ya puedo, gracias a Dios, brindar a<br />

los que tanto lo solicitan y anhelan, los materiales suficientes para el tomo V<br />

de nuestras Crónicas interrumpidas hace más de dos siglos. Por supuesto que<br />

no me ufano de ello, pues los materiales que poseo son apenas la décima parte,<br />

así, la décima parte de los que debía poseer, si se hubieran conservado<br />

todos. Cada convento redactaba un libro de necrologías, ¿dónde están? Cada<br />

convento tenía su becerro o libro de estado, ¿adónde han ido a parar?<br />

El último P. Cronista tenía materiales para uno o dos tomos nuevos de<br />

Historia, y esos materiales, reunidos en volumen, se han extraviado. Persona<br />

sensata y que lo sabía de buena tinta, el P. Fr. Florentino Sáinz de la V. de<br />

Vico, me aseguró que el P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción, durante el<br />

tiempo que fué Comisario General de Filipinas, anduvo en tratos con una<br />

persona de Madrid


INTRODUCCIÓN<br />

XXXIX<br />

para adquirir un volumen manuscrito muy interesante que contenía biografías<br />

de Agustinos Descalzos y otros asuntos de la Orden, pero no lo adquirió<br />

por ecasez de dinero. ¿Sería el tan codiciado tomo V?..."<br />

Indicado que hemos los depósitos informativos, que son como el nervio<br />

principal de este nuestro trabajo, quedan patentes y al servicio de todos; por<br />

lo escasos en número y defectuosos en el fondo, la Historia que damos hoy<br />

resiéntese de fragmentaria y monótona. Por lo demás, los antiguos Cronistas<br />

exhibieron en sus biografías algo así como almas sin cuerpo, mucho tememos<br />

que nosotros retratemos cuerpos sin alma. Pero no podemos más. Ni ¿qué se<br />

puede pretender después de tantas devastaciones y destrozos de los siglos?<br />

Muy a propósito diremos con el profeta Joel 1 : Super hoc filiis vestris narrate,<br />

et filii vestri filiis suis, et filii eorum generationi alterae: et residuum erucae<br />

comedit locusta, et residuum locustae comedit bruchus; et residuum bruchi<br />

comedit rubigo.<br />

Pues, y si aun adoptando el método biográfico, en forma de anales, resulta<br />

la obra como resulta, no queramos soñar en dar grandes síntesis filosóficas<br />

de la misma, ni en analizarla descubriendo leyes y formulando principios con<br />

vistas a lo pasado y a lo por venir, porque esas grandes concepciones críticas<br />

surgen por sí mismas cuando las entidades son de vida intensa y extensa dentro<br />

del rodar de los siglos, de las razas y de instituciones. En el orden de los<br />

factores, primero se hace la historia, después se escribe y, por último, se filosofa<br />

sobre ella. Escribimos en tiempos modernos historia antigua, historia que<br />

es substancia documental y jugo de archivos.<br />

Nosotros, como Cronistas, nos damos por satisfechos sin vanagloria, pero<br />

sí con la satisfacción que da el gaje de la paternidad, con desenmarañar canteras,<br />

marcar rutas, desescombrar ruinas, alistar herramientas para que los continuadores<br />

avancen en las indagaciones y las perfeccionen. Que el amor a la<br />

Orden Recoleta de San Agustín impulsó nuestra labor y la avivó siempre y si<br />

hemos renunciado a las disipaciones de la vida exterior que nos solicitaban<br />

con fuertes requerimientos, y aun a la vocación literaria, que querían compartir<br />

nuestras vigilias, durante más de cuatro años de incesante trabajar en la<br />

preparación de este tomo, sin convertir la atención a ninguna otra cosa, hoy,<br />

al verlo concluido, ponémoslo en las manos de la misma Recolección Agustiniana,<br />

que es nuestra madre querida y veneranda.<br />

Madrid, día del Patriarca San José, año 1918.<br />

EL AUTOR<br />

1 1, 3 y 4.


DÉCADA XI<br />

CAPÍTULO PRIMERO<br />

ARTÍCULO I<br />

Biografía del P. Fr. Juan de la Presentación<br />

Sumario: Filiación y primeros años en el claustro.– Ocupa algunos empleos.– Rector,<br />

Definidor, Prior Provincial.– Funciones de Provincial.– Actas del Capitulo General<br />

del año 1678.– Es elegido Vicario General.– Su Generalato.– En Campillo de Altobuey.–<br />

Breve de Inocencio XI.– La capilla de la Virgen de Copacavana.– Capítulo<br />

General Intermedio.– Cofradía del Santo Cristo del Desamparo.– Asunto, de<br />

Filipinas.– Asuntos de la Candelaria.– Reimprime un libro.– Estampa el tomo II de<br />

las Crónicas Generales.<br />

Abre las páginas de este volumen la veneranda figura del Padre Fr. Juan<br />

de la Presentación, Vicario General de la Congregación Recoleta, fallecido a<br />

29 de julio de 1689. Bien merece este honor, sea por sus grandes cualidades<br />

de religioso, sea por las de hombre de gobierno, o bien porque, habiendo él<br />

autorizado la impresión del tomo II de nuestra Historia y propendido por la<br />

publicación de otros libros mandando censurarlos, como Superior, para que se<br />

estamparan convenientemente, derecho tiene a encabezar la serie de los prohombres<br />

contenidos en este volumen en que se reanuda la Historia, después<br />

de más de dos siglos interrumpida. Nació en Madrid, fué bautizado en la Parroquia<br />

de San Nicolás, hijo de Juan Fernández e Isabel Herrera 1 . Aficionado<br />

a nuestros religiosos del convento de Copacavana, solicitó su ingreso en el<br />

noviciado, de cuyas pruebas<br />

1 Bib. Nac., mss. Libr. de prof. de Madr., fol. 160 v.º, sig. 6.583.


2<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

salió bien reputado, según informes de su Maestro P. Fr. Alonso de los<br />

Santos, razón por la cual se le admitió a la profesión que verificó el 30 de<br />

Noviembre de 1650, en manos del P. Prior Fr. Andrés de la Asunción 1 .<br />

Reconocemos que tenía letra clara y primorosa, en vista de su firma y del<br />

acta de la profesión redactada de su propio puño: habilidad que no desmejoró<br />

en la vejez, por cuanto hemos visto varios documentos suyos durante su Vicariato<br />

General escritos con letra tal, que lo acreditan como uno de los mejores<br />

pendolistas recoletos del siglo XVII.<br />

Sacerdote era en el año 1658, y conventual de Madrid, ya que a 10, 11 y<br />

12 de Julio vemos que el P. Prior lo comisionó para que hiciese de Secretario<br />

de otro Padre en orden a practicar tres Informaciones de novicios que iban a<br />

profesar en el susodicho año 2 . Llámasele en esos expedientes Predicador, lo<br />

cual significa que hacía algún tiempo que era Sacerdote, o que tan buena era<br />

su disposición para el púlpito, que los Superiores le dieron la Patente de tal,<br />

recién ordenado. Además figura en Madrid como Notario Apostólico en el<br />

acta de una profesión de novicio verificada a 13 de Agosto del mismo año 3 .<br />

El año 1659 lo pasó en La Nava del Rey explicando artes, y juzgamos<br />

que de Madrid se trasladó a ese convento a fines del anterior para comenzar el<br />

curso. Nos da derecho a estas afirmaciones el expediente de las Informaciones<br />

de un novicio, cuya realización se la encargó a 27 de Septiembre de 1659<br />

el P. Provincial, Fr. Pedro de San Pablo, al P. Juan, que residía a la sazón en<br />

Nava del Rey, en calidad de "letor de artes" 4 . El aceptó la comisión a 2 de<br />

Octubre y la desempeñó prontamente. Continuó el ejercicio del magisterio y<br />

seguidamente obtuvo el título de Lector en teología. Tuvo que interrumpir el<br />

profesorado y encargarse del Subpriorato de Valdefuentes 5 y muy luego del<br />

de Toledo 6 , durante el trienio 1665-1668; así como tuvo que encargarse de<br />

verificar las Informaciones para<br />

1 Ibid.<br />

2 Arch. hist. nac., Lib. de Inf. Madr., leg. 41.<br />

3 Bib. Nac., ms. 6.583, fol. 110 v.º<br />

4 Arch. hist. nac., Lib. de Inf. Madr., leg. 41.<br />

5 Crón., tomo IV, n. 935.<br />

6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 94.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 3<br />

uno que profesaría en Toledo, por encargo de su Provincial, Fr. Bernardino<br />

de San Agustín 1 , a 8 de Septiembre de 1668.<br />

A persuadirnos más y más de su excelente proceder viene el argumento<br />

de que pasó de Subprior a Secretario de Provincia, muy a gusto del P. Provincial<br />

Fr. Juan de San Nicolás, dentro del mismo trienio, pues lo vemos refrendar<br />

un documento provincial en Alcalá a 8 de Abril de 1668 2 , documento en<br />

que se concede licencia a la comunidad de Valladolid para fundar la Cofradía<br />

de Santiago. Ni cabe decir que fué elegido en el Capítulo de 1668 por primera<br />

vez, puesto que la Pascua de Pentecostés, fecha en que se celebró, cayó ese<br />

año a 11 de Mayo. En el Capítulo de 1668 fué, pues, reelegido Secretario, y<br />

consta por la firma de tal que estampó a 20 de junio de 1668 3 al pie de un<br />

expediente provincial para dar la profesión a Andrés de la Concepción, novicio<br />

de Talavera, siendo Provincial el P. Fr. Juan de San Eugenio, y por un<br />

Capítulo conventual celebrado en Madrid 4 en julio del propio año. En 1671<br />

ocupó el Rectorado de Alcalá, y era un tiempo éste en que el claustro de Lectores,<br />

los cinco que allí convivían, representaban su papel con excepcional<br />

lucimiento. También quedó agraciado en el mismo Capítulo con el honrosísimo<br />

nombramiento de Discreto para el Capítulo General que se celebraría al<br />

año siguiente 5 .<br />

Al terminar el Rectorado de Alcalá sucedió que en el convento de Toledo<br />

túvose un muy solemne y famoso triduo de fiestas para celebrar la dedicación<br />

de una de las capillas del templo en construcción, en la cual se colocó la imagen<br />

de Nuestra Señora de Copacavana, muy venerada y querida en Toledo.<br />

Pues bien; los Padres de Toledo pensaron en elegir un orador de los nuestros<br />

que descollase en la Provincia, a fin de que no hiciese mal tercio con los otros<br />

dos predicadores, que serían seglares, y escogieron al P. Fr. Juan de la Presentación,<br />

quien predicó el segundo día que cayó a 1.º de Mayo. Véase qué<br />

elogio hace del sermón el autor de una Memoria o relación de estas fiestas 6 :<br />

"Segundo día hiço la fiesta este muy Religioso<br />

1 Ibid.<br />

2 Arch. hist. nac. Vallad. leg. 217.<br />

3 Arch. hist. nac. Tol. leg. 94.<br />

4 Arch. hist. nac. Madr. leg. 40.<br />

5 Crón. tom. IV, n. 465.<br />

6 Arch. gen. carp. B.


4<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Convento, cantó la Missa el P. Prior de Casa. Predicó el Padre Fr. Juan<br />

de la Presentación, lector de Teología jubilado y Rector que a la saçon era del<br />

Collegio de San Nicolas de Tolentino de la insigne Universidad de Alcalá,<br />

fue el Sermón tan curioso y delicado de conceptos, que dio mucho gusto a<br />

todos".<br />

Nos llaman la atención las circunstancias de que suspendiese el Lectorado<br />

y de que de Subprior pasase a ocupar los cargos indicados, y otros más<br />

altos; porque tenemos observado, y una muy repetida serie de casos nos confirma<br />

en ello, que, por lo general, elegían en aquellos tiempos para Subpriores<br />

a religiosos que sobresalían más por sus prendas de devoción y piedad que<br />

por sus aptitudes para el gobierno y que por sus luces intelectuales, y así, no<br />

solían ascender a Priores ni menos Rectores de las Casas, sino que o desempeñaban<br />

por muchos años los mismos oficios, cambiando de conventos, u<br />

ocupaban cargos secundarios, como de Vicemaestros de novicios, Sacristanes,<br />

Maestros de profesos, etc.; siendo lo ordinario que los cargos de Prior, de<br />

Provincial, Definidor, etc., eran encomendados a los que, después de cursar el<br />

Lectorado, obtenían la jubilación, y no antes. La carrera de las prelacías por el<br />

Lectorado comenzaba; por eso se explica que casi todos los Prelados se firmen<br />

Lectores jubilados.<br />

Terminado su Rectorado felizmente, ascendió a la Definitura de Provincia<br />

el año 1674, y tuvo por residencia el convento de Madrid, donde a la sazón<br />

actuaba como Prior el P. Fr. Andrés de la Asunción, homónimo del Prior<br />

que le diera la profesión, por no decir el mismo, cosa que no hemos evidenciado.<br />

En el Priorato del P. Fr. Andrés, al título de Definidor unió el P. Fr.<br />

Juan el de Depositario del convento 1 . Todo el trienio residió en Madrid, por<br />

cuanto vemos en el libro primero de profesiones de Madrid 2 que asistió al<br />

acto de varias. En este tiempo celebró la Provincia de San Nicolás, 1675, su<br />

Capítulo, y en él diéronle los votos 3 para que en calidad de primer Definidor<br />

la representara en el Capítulo General que se celebraría el año 1678, designación<br />

que no desempeñó porque obtuvo otro cargo incompatible con éste, pero<br />

que revela la fama de sus<br />

1 Arch. hist. nac. Madr. leg. 40.<br />

2 Bib. Nac., sec. mss. 6.583.<br />

3 Arch. prov. Libr. 1.º de Bec.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 5<br />

méritos, que por el archipiélago filipino se divulgara. Llegó el año 1677,<br />

y el P. Juan se vió elegido Prior Provincial de Castilla 1 .<br />

Hacernos notar que desde que comenzó la carrera de los superioratos este<br />

religioso, no dejó de desempeñar alguno, siempre en grado ascendente. Durante<br />

su Provincialato acaeció la terminación de la fábrica del templo de Toledo,<br />

y la fiesta solemne con que celebraron el suceso, según relación inédita 2<br />

que copiaremos en otro lugar, diremos ahora únicamente que a principios de<br />

Febrero de 1678 se trasladó de Madrid a Toledo para asistir a las fiestas, que<br />

comenzaron el día 13 con la bendición de la capilla mayor o presbiterio, bendición<br />

dada por el Ilmo. Sr. D. Luis de Morales, Obispo de Troya, auxiliar de<br />

Toledo, con asistencia también de N. P. Vicario General, Fr. Francisco de San<br />

José, y muchos religiosos nuestros que habían acudido para dar más esplendor<br />

al acto. Por la noche trasladaron los restos de los difuntos al nuevo panteón,<br />

y dice la relación que hallaron incorruptos a "N. P. Geronymo de la Resurrección,<br />

primer Vicario General; P. Fr. Acacio; Herm.º Fr. Pedro Valgame<br />

la Virgen y otros dos o tres, que todos hacen cinco o seis Cuerpos enteros".<br />

La traslación del Santísimo Sacramento y de las imágenes sagradas de la iglesia<br />

antigua a la nueva se verificó el 20 de Febrero con extraordinaria solemnidad<br />

y concurrencia de pueblo, de nobleza, de eclesiásticos y religiosos de<br />

dentro y fuera de Toledo. Hablando de la procesión se expresa el autor de la<br />

relación en esta forma: "Luego se siguió N. P. S. Agustín en sus andas ricamente<br />

alhajadas, y vestido a lo Recoleto, llebado en ombros de quatro Religiosos,<br />

dos Calzados y dos Descalzos con roquetes. Luego Nuestra Sra de<br />

Copacavana riquisimamente alhajada y vestida en la misma conformidad:<br />

ante quien inmediatamente iba con el estandarte de la Religion el Excmo. Sr.<br />

Marques de Manzera acompañado y asistido de toda la nobleza de esta Ciudad<br />

y Casa Real con sus velas encendidas. Luego se seguía la Religión hecha<br />

un Cuerpo, aunque interpollado, de Religiosos Descalzos y Calzados en numero<br />

de mas de ciento y veinte, a quienes todos presidían N. P. Fray Francisco<br />

de S. Joseph, V.º General, y N. P. Fr. Juan de la Presentación,<br />

1 Crón. tom. IV, n. 760.<br />

2 Arch. Gen. carp. B.


6<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Provincial, junto a quienes iba Christo Nuestro Bien Sacramentado en riquísimas<br />

anclas y Custodia grande de plata sobredorada".<br />

Continuaron los regocijos varios días, y en verdad que muy complacido<br />

estaría el P. Fr. Juan al ver coronadas tantas aspiraciones de su Provincia,<br />

precisamente en los últimos meses de su Provincialato.<br />

Giró visita pastoral a sus conventos, de la que sacaron no pequeño provecho:<br />

en Valladolid la practicó recién elegido, o sea a 11 de Noviembre de<br />

1677 1 ; y en Toledo a 26 de Febrero de 1678 2 .<br />

Y llegó el tiempo de celebrar el Capítulo General de la Congregación,<br />

año 1678. Nuestro Padre Vicario General, Fr. Francisco de San José, despachó<br />

la convocatoria para celebrarlo por la Pascua de Pentecostés en el convento<br />

del Toboso, y se reunieron veintitrés Padres vocales, faltando el Provincial<br />

de Filipinas, el de Colombia y el de Aragón, éste por hallarse enfermo<br />

y aquéllos por la mucha distancia, y faltando también los Definidores y Discretos<br />

por Filipinas. Los de la Candelaria concurrieron porque no fueron elegidos<br />

de entre los miembros de la Provincia, sino de los conventuales de España.<br />

Faltó además el P. Procurador General de Roma. Entre estos veintitrés<br />

capitulares sí figuraba el Provincial de Castilla, Padre Fr. Juan de la Presentación<br />

3 .<br />

Una vez que trataron todo lo concerniente a las actas, entre las que figura<br />

por primera vez que los Padres Lectores puedan obtener la jubilación a los<br />

doce años de trabajo loable, procedieron a la elección de Superior General,<br />

que recayó en nuestro biografiado por unanimidad de votos, "atendiendo solamente<br />

a los méritos sin que fueran abultados, en modo alguno, por las pasiones<br />

particulares" 4 .<br />

El P. Fr. Pedro de San Francisco llama al Vicario General absoluto 5 emulador<br />

de Elías y dice que "dexo por sucesor a un Eliseo".<br />

Conviene traer aquí algunas de las Actas que existen en el Archivo General,<br />

establecidas en este Capítulo, ya porque a formar algunas<br />

1 Arch. hist. nac. Libr. de Bec. leg. 213.<br />

2 Arch. hist. nac. Libr. de Bec. leg. 91.<br />

3 Crón., tomo IV, núm. 760.<br />

4 Ibid., núm. 762.<br />

5 Ibid., núm. 759.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 7<br />

contribuyó N. P. Fr. Juan, ya porque tocóle publicarlas, y en todo caso<br />

porque están unidas siempre al Capítulo en que salió nombrado como guardián<br />

y defensor de ellas nuestro biografiado. Veinte nuevas y treinta y siete<br />

confirmadas fueron las actas de este Capítulo de 1678, de las cuales unas versan<br />

sobre la más rigurosa observancia de las leyes, otras sobre la educación<br />

religiosa e intelectual de los jóvenes, otras sobre las misiones, otras acerca de<br />

economía y procuración de bienes temporales, y todas, más o menos convenientes<br />

y más o menos oportunas, manifiestan el espíritu reinante de aquellos<br />

venerandos hijos de San Agustín. Entresaquemos algunas de las nuevas: la 1.ª<br />

trata de fundar una casa de Profesado para la buena educación de los Coristas;<br />

la 2.ª determina dar voto en los Capítulos Provinciales a los Maestros de novicios;<br />

la 3.ª ayudar a los Lectores de Artes.: la 5.ª dice: "Item se determino<br />

que el Hospicio de Mejico quede a la Provincia de Filipinas, con condicion de<br />

remitir los doscientos pesos cada un año, los cuales, con ochocientos que estan<br />

habidos, de atrasados, segun consta por el convenio que se hizo en el Capitulo<br />

General que se celebro en la ciudad de Valladolid, se apliquen para la<br />

canonizacion de los santos Martires de nuestra Sagrada Religion; la cual cantidad<br />

es voluntad de este Capitulo General no se gaste en otra cosa, de lo cual<br />

quede encargado N. P. Vicario General". En el Acta 10 se ordena que se cante<br />

la Salve en las nueve fiestas de Nuestra Señora y en el día de su Patrocinio.<br />

De entre las Actas de Capítulos anteriores en éste confirmadas, la que<br />

"manda que con todo cuidado se solicite la canonizacion de los Santos Martires<br />

de la Religion, y que este cuidado y solicitud le pone el Capitulo General<br />

en N. P. Vicario General y su Definitorio". La 27 es de esta conformidad:<br />

"Item se confirmo el acta que manda que el segundo tomo de la Cronica se<br />

procure dar con toda brevedad a la estampa, y que para el coste de ello ayuden<br />

todas las Provincias". Copiamos también la 50: "Item se confirmo el acta<br />

que manda que en todos nuestros conventos el día del glorioso San Joseph,<br />

como Patriarca y Protector de nuestra sagrada Religion, se celebre y festeje<br />

con Misa y Sermon, descubierto el Santisimo Sacramento por la mañana, y<br />

que en este dia tengan obligacion los PP. Priores a dar un extraordinario a la<br />

Comunidad: y en caso


8<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que en su dia propio no se pueda celebrar, mandamos se celebre dicha<br />

fiesta con la solemnidad dicha el día que a los PP. Priores les pareciere mas<br />

conveniente".<br />

Como Vicario General, al año siguiente presidió el Capítulo Provincial<br />

de Aragón, celebrado en Zaragoza, en el cual quedó electo Provincial un sujeto<br />

de singular memoria, el P. Fr. José del Ángel Custodio; se dieron seis actas<br />

muy buenas acerca de la observancia, además de otras de distinto carácter 1 . A<br />

8 de Octubre del mismo año de 1679 celebró un Definitorio o Junta General,<br />

como en aquel tiempo se llamaba, en que se dictó una medida de orden económico<br />

administrativo 2 , tan útil y práctica, que no sólo rigió durante su sexenio,<br />

sino que sirvió de norma en lo sucesivo; así es que en el Definitorio de<br />

19 de Noviembre de 1702 vemos que se cita esta medida con encomio y se la<br />

vigoriza adoptándola más firmemente. Celebró además otro Definitorio el 17<br />

de Enero de 1680 y acordaron seis definiciones importantes; lo propio hizo el<br />

17 de Noviembre de 1681, Definitorio en que se estudiaron tres puntos de<br />

carácter disciplinario 3 .<br />

Hallámosle en Toledo a 27 de Febrero de 1680, y es de notar que con él<br />

estaban dos Definidores Generales, además del P. Secretario y el P. Provincial<br />

con el suyo, pues aparecen las seis firmas con esa fecha 4 ; en el mismo<br />

día, pero del año 1683, vuelve a aparecer haciendo la Visita general 5 ; y todavía<br />

se encontraba allí (o regresó acaso a Toledo), a 5 de Julio del mismo año 6 .<br />

El convento de Valladolid fué visitado por él, en persona 7 , dos veces, a 12 de<br />

Abril de 168o y 23 de Noviembre de 1682.<br />

Tocó, además de esto, a N. P. Fr. Juan dar los primeros pasos para la<br />

fundación del memorable convento de Campillo de Altobuey, de la Provincia<br />

de Andalucía; autorizó al P. Lector Fr. Juan de San Nicolás para que en su<br />

nombre se trasladara a Campillo y comenzase a tratar del negocio, como se<br />

trasladó en Enero de 1680, y a 8 del<br />

1 Arch. Gen. carp. B.<br />

2 Ib., leg. 21.<br />

3 Ib., y carp. C.<br />

4 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.<br />

5 Arch. hist. nac. Libr. de rec. y gast., leg. 91.<br />

6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.<br />

7 Arch. hist. nac. Libr. de recib. y gast., leg. 213.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 9<br />

propio mes firmó la escritura de fundación que sería en la ermita de<br />

Nuestra Señora de la Loma. Surgieron a consecuencia de esto graves disturbios<br />

movidos por los PP. Franciscanos de la villa de Iniesta, alegando lesión<br />

de derechos, pero N. P. Vicario General orientó con informes verdaderos al<br />

Procurador General de Roma, y se logró recabar de la Sagrada Congregación<br />

de Regulares dos Decretos a nuestro favor, el uno de fecha 6 de Marzo de<br />

1681 y el otro de 14 de Noviembre 1 . Además una Bula de Inocencio XI, que<br />

comienza Nuper pro parte, fechada el 26 de Abril de 1681, la cual publicariamos<br />

aquí íntegramente y por primera vez, ya que el autor de nuestro Bulario,<br />

o Funículus Triplex, no la insertó en él, pero la dejamos para que se publique<br />

en el nuevo Bulario, cuya formación está adelantada. Este Breve puso<br />

fin a la contienda con grandísima satisfacción de N. P. Fr. Juan 2 :<br />

Cúpole de más a más la fortuna de ver durante su gobierno terminada la<br />

magnífica capilla dedicada a la Virgen de Copacavana, tan célebre y venerada<br />

en Madrid, y la cual dió nombre a la iglesia de nuestro convento madrileño.<br />

Efectivamente, el 4 de Septiembre de 1683, a las ocho de la mañana, con asistencia<br />

suya, se bendijo la capilla; el día 20 se colocó su Divina Majestad, y el<br />

21 comenzóse un solemne novenario de fiestas, cantando la primera Misa N.<br />

P. Vicario General, en la cual predicó el P. Provincial Fr. José de la Encarnación,<br />

que había sido Secretario suyo 3 .<br />

"Governaba el Agustiniano Hiermo de nuestras Provincias de España, e<br />

Indias, nuestro Padre Fr. Juan de la Presentación, dice un autor 4 , con aquellos<br />

aciertos, que se esperaron siempre de su gran religiosidad. Era sin duda muy<br />

hombre este Prelado, capaz de regir por si solo medio mundo". Esta hipérbole<br />

fué escrita como preámbulo de la relación del Capítulo intermedio en que<br />

debían ser cambiados los Definidores Generales, que entonces duraban un<br />

trienio. Celebróse, en efecto, el Capítulo, convocado por el P. Fr. Juan, en el<br />

colegio de Alcalá de Henares el día 24 de Mayo de 1681, con asistencia del<br />

Vicario General, sus dos Definidores, los tres Provinciales de España,<br />

1 Crón., tomo IV, núms. 873 y 874.<br />

2 Arch. gen., carp. A.<br />

3 Arch. hist. nac. Madr. leg. 43.<br />

4 Crón., tomo IV, núm. 878.


10<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

el Procurador de la Curia Regia y el Secretario General. No asistieron los<br />

Provinciales de Indias. Reinó la paz y el ideal por la gloria de Dios y de nuestra<br />

Recolección sagrada así en las elecciones como en las determinaciones.<br />

Fueron reelegidos el Procurador y el Secretario, señal de que andaban de<br />

acuerdo con el Prelado y muy satisfechos de las miras de su gobierno.<br />

Hubo por el año de 1682 en el convento de Madrid un asunto de alguna<br />

importancia, y fué la re<strong>org</strong>anización de la devotísima y numerosa Cofradía<br />

del Santo Cristo del Desamparo que en nuestra iglesia funcionaba. Venida a<br />

menos, y anhelando reformar sus Estatutos, por conducto de su Presidente o<br />

Hermano mayor, Excmo. Sr. Conde de Benavente, rehiciéronlos con modificaciones<br />

aconsejadas por la experiencia, sometiéronlos a la consideración de<br />

la Consulta conventual, a la cual asistió para darle al asunto más firmeza,<br />

además del P. Provincial, el mismo P. Vicario General en persona, Fray Juan<br />

de la Presentación. Los Estatutos o Constituciones de la Cofradía fueron<br />

aceptados por la Consulta presidida por él a 12 de Julio de 1682 1 .<br />

Con respecto a la Provincia de Filipinas, medió en favor de la dilatación<br />

y seguridad de nuestro apostolado por Calamianes, como lo reconoce el P.<br />

Provincial Fr. Isidoro de Jesús María en carta escrita en Manila, a los 28 de<br />

Mayo de 1683, a N. P. Juan, en la cual, después de exponer las penalidades de<br />

aquellos misioneros, le pide 2 : "He informado sobre esto al Sr. Governador; y<br />

porque no espero remedio alguno de su mano, suplico a V. Reverencia, que,<br />

con el memorial e instrumentos adjuntos, los procure de la piedad Real; y si<br />

no, habremos de apelar a Dios, porque semejantes trabajos son muy frecuentes<br />

en varias partes de estas Islas". Los despachos diligenciados en Madrid<br />

por este solícito Prelado General debieron de tener buen fin, porque notamos<br />

que los ministerios en aquella región a partir<br />

1 Noticias históricas acerca de la verdadera imagen del Santísimo Cristo del Desamparo y de<br />

su real e ilustre Archicofradía, establecida en la iglesia parroquial de San José, de Madrid,<br />

con un examen razonado de los principales dogmas y festividades a que se refieren sus<br />

Constituciones, por D. J<strong>org</strong>e Borondo y Romero, Presbítero.– Madrid. Imprenta de la viuda<br />

e hija de Gómez Fuentenebro. Bordadores, 10. Abril de 1889.– Pág. 251.<br />

2 Crón., tomo IV, núm. 831.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 11<br />

de esa fecha, se fueron entablando bien, hasta tal punto, que en el año<br />

1686 el Capítulo Provincial ordenó la creación de una doctrina nueva en el<br />

pueblo de Tancón, que después pasó a Culión.<br />

En pro de la Provincia de Filipinas también intervino muy activamente,<br />

obrando de consuno con el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de Dios para<br />

<strong>org</strong>anizar en un solo año la numerosa y lucidísima misión que partió de Cádiz<br />

en Marzo de 1683. No cabe dudar que la acogida benévola que hizo al P.<br />

Comisario en Toledo y después lo que coadyuvó con cartas y con una muy<br />

entusiasta convocatoria que hizo para que se inscribieran voluntariamente los<br />

cuarenta y cinco misioneros influyó no poco en el feliz éxito de la empresa,<br />

que en ningún Vicariato se <strong>org</strong>anizó y realizó tan prestamente 1 .<br />

Acerca de Méjico únicamente sabemos que el P. Presidente del Hospicio<br />

le escribió a N. P. Vicario General, y, en contestación, éste le dice en carta de<br />

17 de Octubre de 1682 entre otras cosas una que revela que dejaba obrar a los<br />

Prelados subalternos y no quería inmiscuirse en sus asuntos. "En orden al<br />

Religioso que V. Reverencia me dice, V. Reverencia lo toca de más çerca, y<br />

según esto puede disponer lo que sea de mas conveniencia para el serviçio de<br />

Dios, para el bien de la Religion, y utilidad de ese Hospicio, que yo daré por<br />

bien hecho lo que V. Reverencia dispusiese en esta materia" 2 .<br />

Respecto de la Provincia de la Candelaria, no relatamos como propia de<br />

esta biografía la serie de incidentes sucedidos en Bogotá cuando, en virtud de<br />

una Real Orden que mandaba demoler todos los conventos de América fundados<br />

sin la real licencia, fué demolido nuestro convento, demolición que fué<br />

civil y no material, como recurso para evadir la ley mientras se informaba a<br />

Madrid. Por eso, dicha Real Orden del año 1653 no había tenido aplicación<br />

hasta el año 1679 en que Carlos II, por Real cédula de 15 de Marzo, ordena<br />

que "sin embargo de los autos se demoliese". Fué entonces cuando se trasladaron<br />

los restos de los difuntos a otra iglesia, se descolgaron las campanas, se<br />

retiró el Santísimo Sacramento, selláronse las puertas y, apoyados los nuéstros<br />

por solicitudes e informes de todas las clases sociales, resolvió la Provincia<br />

enviar a la Corte al P. Fr. Lucas de San José, a<br />

1 Crón., tomo IV, núm. 914.<br />

2 Arch. gen. carp. E.


12<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

fin de que, amparado por el P. Vicario General, se revocase dicha Orden.<br />

Así fué, pues el P. Fr. Lucas partió de Colombia en Septiembre para Madrid,<br />

donde encontró al Superior muy dispuesto a favorecer a los hijos de la Candelaria.<br />

No poco tuvo que trabajar interponiendo las influencias de que gozaba<br />

en la Corte, pero al fin se consiguieron despachos favorables, o sea una Real<br />

Orden de 2 de Abril de 1684, en la cual se mandaba al Gobernador de Santa<br />

Fé de Bogotá que se conservase el hospicio 1 .<br />

Con especial solicitud diligenció la reimpresión de la famosa obra del P.<br />

Fr. Agustín de San Ildefonso, Theologia mística, obra tan leída entonces como<br />

lo es ahora Guía de pecadores del P. Granada o Ejercicio de perfección,<br />

del P. Rodríguez. En los preliminares impresos de este libro figura la firma<br />

del Superior General; pero no omitiremos traer aquí la real licencia, que se<br />

conserva original en nuestro archivo de Madrid.<br />

"El Rey. Por quanto por parte de vos Fr. Juan de la Presentación Lector<br />

de theologia jubilado y Vicario general de la Congregacion de España e Indias<br />

de los descalzos de San Agustín, nos fue fecha relacion que el año 1644<br />

hauiamos sido servido de conceder lizençia para que fray Agustín de S. Ildefonso<br />

religioso de dicha orden sacasse a luz un libro espiritual yntitulado<br />

Theología Mística Impreso en Alcalá por Maria Fernandez ympresora de la<br />

Vniversidad del qual y de su doctrina hauia sido tan crecido el aprovechamiento<br />

de las Almas que despues de aber consumido la primera Impresion<br />

solicitaban al presente con maior instancia se volviese a dar a la estampa para<br />

lograr la buena dirección de maestro tan grande de espíritu & &" 2 . La licencia<br />

está ot<strong>org</strong>ada en Madrid a 11 de Septiembre de 1682.<br />

No solamente para la impresión de este libro trabajó, sino para la de otro<br />

muy más interesante para nosotros, conviene a saber el tomo II de la Historia<br />

General. Los gastos que demandaba el editarlo embarazaban a los Superiores<br />

en empresa de tal naturaleza, pero al P. Fr. Juan no, porque supo acudir a la<br />

contribución alícuota de las Provincias y a otros recursos, y el tomo estuvo en<br />

disposición<br />

1 Arch. prov. y Crón., tom. III, núm. 691.<br />

2 Arch. gen., carp. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 13<br />

de entrar en las cajas de imprenta a fines de 1679. La censura del libro<br />

fué encomendada por él al P. Fr. Andrés de la Asunción y al P. Fr. Alonso de<br />

Santo Tomás, quienes informaron favorablemente a mediados de Diciembre<br />

del citado año. Firma la licencia de la Religión N. P. Vicario en el convento<br />

de Talavera a 16 de Diciembre de 1679, donde se encontraba, probablemente<br />

de visita oficial. No contento con esto, él mismo se tomó el trabajo de dedicar<br />

la obra al Excmo. Sr. D. Jaime Fernández, Duque de Híjar, Conde de Salinas,<br />

&, &, Protector de nuestra Congregación, con unas páginas que al principio<br />

del volumen se encuentran. Comienza la dedicatoria recordando que los antiguos<br />

representaron a las tres Gracias en forma de tres hermanas asidas por las<br />

manos, risueñas y jóvenes, lo aplica, siguiendo a Séneca, al benefactor, al<br />

beneficiado y al acto de agradecimiento, y lo comenta de este modo ingenioso:<br />

"Tuvieron razón en pintarlas hermanas. ¿Quare sorores sint? Porque dar,<br />

recibir y agradecer son hijas de una misma madre, la caridad. Asidas de las<br />

manos. ¿Quare manibus implexis? Porque el beneficio que salió de la mano<br />

del bienhechor vuelva de mano en mano a la del mismo que le obró. Risueñas.<br />

¿Quare ridentes? Porque el dar no ha de ser con ceño, como ni el recibir<br />

y agradecer no admiten disgusto. De poca edad las fingieron. ¿Quare juvenes?<br />

Porque la memoria del recibido favor no se ha de envejecer en el pecho<br />

de quien se reconoce favorecido". De seguida recuerda los singulares favores<br />

que los ascendientes de la casa de este Duque y Conde hicieron a la Recolección<br />

agustiniana, y cómo ésta correspondió en todo tiempo. Luego, aprovechando<br />

la ocasión, deshace la calumnia que contra la casa solariega de los<br />

Salinas corría muy valida por la Corte, reproduciendo algunos documentos de<br />

mucha importancia que justifican por completo a los calumniados. En acabando<br />

esta defensa, que introduce como paréntesis, manifiesta muy complacido:<br />

"El primer tomo de esta General Historia puso a los pies de su Majestad<br />

el Señor Filipo Quarto la atencion de mi Religion, por reconocer que es deuda<br />

natural a nuestro Supremo Dueño y Monarca. Llego a los umbrales de V.<br />

Exc. con el segundo, en nombre de mi Familia Recoleta, significando nuestro<br />

agradecimiento en estas lineas, que puestas en la publicidad por medio de la<br />

prensa, eternicen lo mucho que a V. Exc. debemos todos".


14<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

N. P. Vicario General envió un ejemplar al Excmo. Sr. Protector residente<br />

en Zaragoza, quien contestó con una carta muy expresiva y cristiana de<br />

fecha 11 de Agosto de 1682, y quien además le remitió por conducto seguro<br />

trece doblones 1 .<br />

El día 6 de Octubre de 1683 celebráronse en Madrid, en la capilla del palacio<br />

real, muy solemnes exequias por el alma de la Reina Doña Isabel de<br />

Borbón, y los cortesanos eligieron al P. Fr. José de Jesús María, después<br />

Obispo de Alguer, para que pronunciase la oración fúnebre, como lo hizo<br />

muy famosamente. Pues bien, N. P. Vicario General, gozoso por el triunfo de<br />

su súbdito, vió con muy buenos ojos que se imprimiera dicho sermón a los<br />

pocos días. Hemos advertido al leer la portada, que el autor le dedicó su producción<br />

a N. Padre Vicario; pero en vez de hacerlo dirigiéndole loas y epítetos<br />

retumbantes, se contenta con estas palabras: "a Fr. Juan de la Presentación<br />

Vicario General". Es que no quiso el autor, que conocía bien quién era el del<br />

homenaje, supuesto que con él convivía en Madrid como Definidor Provincial,<br />

disgustarlo con estampar frases de alabanza ni títulos honoríficos.<br />

1 Arch. gen., carp. A.


ARTÍCULO II<br />

Continuación de la biografía de Fr. Juan de la Presentación<br />

Sumario: Celebración del Capítulo General de 1684.– Acta historial de este Capítulo.– Determinaciones.–<br />

Concepto del gobierno del P. Fr. Juan.– Capítulo General Intermedio de<br />

1687.– Es nombrado otra vez Vicario General en el Capítulo de 1688.– Muerte del P. Fr.<br />

Juan de la Presentación.<br />

Así, tan suavemente con tal actividad, iba desarrollándose el sexenio de 1678-<br />

1684, que ya tocaba a su fin. "Regía el Reformado Rebaño Agustiniano de España e<br />

Indias N. Padre Fr. Juan de la Presentación: hombre, que qual otro Saúl, excedía del<br />

hombro para arriba a quantos componían el dilatado Pueblo de nuestra Descalcez,<br />

no en la grandeza corporal, sino en la sabiduría, y en la religiosa perfección". Este<br />

tal vez abultado elogio le dirige de paso un Cronista 1 cuando habla de la celebración<br />

del Capítulo General décimo-tercero en que cesó en el Vicariato General nuestro<br />

biografiado. El Capítulo General de 1684 merece el calificativo de memorable<br />

por el número de sus vocales y por el sentido práctico de las actas y determinaciones<br />

que dió. Fueron veintinueve los Padres Capitulares reunidos en el Colegio de<br />

Alcalá de Henares; no concurrieron los Provinciales de la Candelaria y de San Nicolás;<br />

comenzó el Capítulo el 17 de Mayo, y las elecciones se verificaron el día 20;<br />

ofreció de particular el ser elegido Vicario general de la Congregación el P. Fray<br />

Agustín de San Bernardo, que no era capitular, sino que vivía recatado y humilde<br />

en el convento de Catalayud, muy ajeno a tales sucesos. Tocábale el derecho de<br />

elección alternativa a la Santa Provincia del Pilar, la cual tenía lucida representación<br />

en siete vocales, hijos suyos, que asistieron a tal Capítulo. El P. Fr. Agustín era<br />

el candidato<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 935.


16<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de Dios. Muy tranquilo y contento pudo quedarse el P. Fr. Juan con sucesor tan<br />

providencialmente escogido.<br />

Pero antes de pasar adelante, traslademos el acta historial de los preliminares<br />

de este famoso Capítulo del que fué alma y vida el P. Juan, preliminares que nos<br />

proporcionan algunos datos no traídos por el P. Cronista del tomo IV, y que, sin<br />

duda, conviene saber. Copia de este documento existe en el archivo provincial de<br />

Filipinas 1 , de donde está tomado literalmente, así como las actas preceptivas de que<br />

después hablaremos.<br />

"En la Villa de Alcalá de Henares a diez y ocho días del mes de Mayo de este<br />

presente año de mil seiscientos y ochenta y cuatro años en el Colegio de Sn. Nicolás<br />

de Tolentino: jueves por la mañana después de haber cantado Misa del Espíritu<br />

Santo con la solemnidad que ordenan nuestras Constituciones, Fray Juan<br />

de la Presentación Lector Jubilado y Vico. Gral. de la Congregación de España e<br />

Indias de los Eremitas Recoletos Descalzos de N. P. S. Agustín, mandó tocar tres<br />

veces la campana del Convento a Capítulo, y después de congregados en Capo.<br />

Gral. los PP. Capitulares qe. habian de tener voto y voz, y a toda la Comunidad<br />

amonestó a la mayor honra y gloria de Dios crédito y aumento de Ntra. Sagrada<br />

Religión, mando qe. en presencia de todos los Religiosos se leyesen de verbo ad<br />

verbum los Edictos del Snto. Tribunal de la Inquisición, y habiendo amonestado<br />

su observancia y cumplimiento pasó a mandar como de facto mandó debajo de<br />

precepto formal de santa obediencia, primera y segunda vez, y a la tercera con<br />

cesuras y excomunión mayor a todos los Religiosos que manifestasen si alguno<br />

tenía letras de Su Santidad, para algunas cosas de otro Capitulo.=Y no habiendo<br />

exhibido Religioso alguno letras ningunas: se advierte que habiendo concurrido<br />

al Capo. Gral., qe. se celebra en este nuestro Colegio de Alcalá de Henares N. P.<br />

Fr. Francisco de Sn. José (qe. fue convocado subconditione de si (no concurría)<br />

su hermano el P. Fr. Pedro de Santiago Provincial Absoluto de la Prova. de Andalucía),<br />

Vico. Gral. Absoluto de Ntra. Congregación, y habiéndose dudado si<br />

podía votar en dicho Capo. Gral. juntamente con su hermano, por hallarse con<br />

voto de<br />

1 Arch. gen., carp. De Caps.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 17<br />

Definidor Gral. por la Prova. de Andalucía, por haber Constitución Nuestra, y<br />

Decreto de la Santidad de Alejandro VII, y de nuevo revalidada por la Santidad<br />

de N. M. S. Padre Inocencio XI, vedando votar en un mismo Capo. dos consanguineos,<br />

y viendo dcho N. P. Fr. Francisco de Sn. José qe. el votar S. R. juntamente<br />

con su hermano es materia litigiosa por obviar pleitos S. R. dcho Ntro. P.<br />

Fr. Francisco, se levantó y pidio benedícite coram toto Capitulo, y dijo que renunciaba<br />

como de facto renunció cualquier derecho litigioso o dudoso qe. pudiera<br />

tener a votar en dcho. Capo. Gral., y de hecho pidió licencia para salirse de<br />

dicho Capo. para que se celebrase sin que pudiese perjudicar a la elección en<br />

ningún modo a la legitimidad de dcho. Capo. Gral. celebrado sin su asistencia o<br />

voto, y de facto se salió de dha. sala Capitular, y dho. Cap. Gral. prosiguió a sus<br />

funciones reconociendo Presidente, y se dio la obediencia de tal al P. Fr. Tomas<br />

del Espíritu Santo, Predicador y Definidor Gral. mas antiguo de toda nuestra<br />

Congregación por la Provincia de Andalucía, en conformidad del Breve y Decreto<br />

de la Santidad de Gregorio: luego en la misma sesión propuso dho Presidente<br />

por Jueces de causas a los PP. Fr. Jesús Maria Lector jubilado, Predicador de su<br />

Mg. y Definidor de la Prova. de Castilla y Discreto por ella al P. Fr. Juan de la<br />

Cruz, Lector Jubilado y Discreto Gral. de la Corona de Aragon, y al P. Fr. Mateo<br />

de la Ascensión, Lector Jubilado y Discreto Gral. por la Prova. de Andalucia: los<br />

cuales fueron aprobados, y electos por votos secretos. Y el viernes por la mañana<br />

se cantó Misa del Espíritu Santo, conforme disponen nuestras Constituciones:<br />

dicho día por la tarde mandó Ntro. P. Presidente tocar a Capítulo, y juntos todos<br />

en la Sala Capitular así vocales corno Conventuales, el juez de Causas, menos<br />

antiguo por determinación y juicio de los tres nombró a los Religiosos que tenían<br />

voz y voto en dho. Capo. Gral. en esta forma, etc."<br />

Fué el P. Juan de la Presentación quien, por favorecer la libertad de los vocales<br />

para ejercer el derecho de voz activa y pasiva, por obviar gravísimos inconvenientes,<br />

acudió a Roma, apenas fué nombrado Vicario General en el Capítulo anterior a<br />

éste, y solicitó del Papa Inocencio XI que se extendiese a nuestra Congregación la<br />

doctrina contenida en los documentos pontificios acerca de que no


18<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

pudiesen votar en el mismo Capítulo dos o más consanguíneos en 1.º y 2.º grado;<br />

y lo obtuvo por Breve que comienza Dudum felicis recordationis de 13 de Septiembre<br />

de 1680. Y vemos por lo relatado ahora que hubo dudas en la interpretación<br />

de la misma. Por lo que toca a los interesados más de cerca, su conducta no pudo<br />

ser más prudente y pacífica. Insertamos a continuación parte de la Bula, ora porque<br />

es materia de este lugar, ora porque conviene reproducirla para facilitar la formación<br />

del nuevo Bulario de la Recolección Agustina 1 . Obsérvese que la petición no<br />

fué hecha por el P. Procurador General en Roma, sino por el mismo P. Vicario General,<br />

Fr. Juan.<br />

Cum autern sicut Dilectus Filius loannes a Præsentatione, Vicarius Generalis<br />

Fratrum Discalceatorum cunctorum Congregationis Hispaniæ nobis nuper exponi<br />

fecit, eadem Congregatio ad observantiam Constitutionum Fratrum Calceatorum<br />

Ordinis prædicti non teneatur, ac proinde dubitari prossit illam, nec Decretum<br />

prædictum servare teneri; ipse vero loannes, Vicarius Generalis, pro felici et<br />

prospero suæ Congregationis prædictæ regímine, & gubernio Decretum huiusmodi,<br />

sublato quocumque vsu, vel consuetudine, qui, vel quæ in contrarium<br />

allegari posset, in eadem Congregatione observari plurimum desideret: Nobis<br />

propterea humiliter supplicari fecit, vt in præmissis, opportune providere, et vt<br />

infra, indulgere de benignitate Apostolica dignaremur. Nos igitur eiusdem Joannis<br />

Vicarii Gencralis votis, hac in re, quantum cum Domino possimus favorabiliter<br />

annuere volentes, eumque a quibusvis excommunicationis, suspensionis, et<br />

interdicti, aliisque Ecclesiasticis sententiis, censuris, et pœnis a iure, vel ab<br />

homine, quavis occasione, vel causa latis si quibus, quomodolibet innodatus<br />

existit ad effectum præsentium dumtaxat consequendum, harum serie absolventes,<br />

et absolutum fore censentes, huiusmodi supplicationibus inclinati, Decretum<br />

præinsertum a memorato Andrea Fivizano, Priore Generali editum, et a prædicto<br />

Innocentio prædecessore confirmatum, vt petitur, in vniversa Congregatione<br />

prædicta Fratrum Discalceatorum Hispaniæ, et Indiarurn ab omnibus et singulis<br />

ipsius Congregationis Superioribus, et Fratribus ad quos spectat, et in futurum,<br />

quandocumque spectabit, sublato quocumque vsu, vel consuetudine,<br />

1 Arch. Gen., carp. A. núm. 20 bis.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 19<br />

qui, vel quæ in contrarium, quovis modo allegari valeret, de cætero inviolabiliter<br />

observari debere, authoritate Apostolica tenore præsentium statuimus, & ordinamus.<br />

Decernentes, easdem præsentes litteras, semper firmas, validas, & efficaces<br />

existere, & fore. Datum Romæ apud Sanctam Mariam Maiorem, die XIII.<br />

Septenibris M.DC.LXXX. Pontificatus nostri anno quarto.<br />

Loco Sigilli.<br />

Ioannes Gualterius Slufius.<br />

Después del acta historial del Capítulo que atrás queda copiada, continúa la relación<br />

del Capítulo con la lista de los vocales, entre los cuales no hace figurar al P.<br />

Francisco de San José, por cuanto salió de la sala capitular.<br />

Después trae la enumeración de las actas, que llegaron a setenta y cinco, o sea<br />

diecinueve hechas entonces, y cincuenta y nueve que eran confirmación de las del<br />

Capítulo anterior y de las de los otros Capítulos, casadas y ahora revalidadas con la<br />

fuerza primitiva que tenían en orden a las tres aprobaciones que para tener derecho<br />

de ley se requiere.<br />

Hacemos notar que en este Capítulo, así como en el anterior y en otros, hacían<br />

un grupo aparte con las actas de cierta índole, y se mandaba fueran leídas en todos<br />

los Capítulos de culpas, a diferencia de las otras, que sólo se leían cuando se promulgaban.<br />

Varios y muy importantes acuerdos hállanse en lo actuado con respecto a la<br />

Provincia de la Candelaria, y es de notar que coincide esto con la presencia de dos<br />

capitulares que vivieron en Colombia muchos años y conocían a fondo las necesidades<br />

y marcha de la Provincia; así como también es de notarse que en los Capítulos<br />

a los cuales no asistían religiosos de aquella Provincia, sino representantes suyos<br />

peninsulares, nada o casi nada se legisla sobre ella. No detallamos el contenido<br />

de estas actas, porque lo reservamos para más adelante; pero pormenorizaremos el<br />

de otras, que son el encargar a los Padres Vicarios Generales y a los Padres Provinciales<br />

que en sus Visitas procuren averiguar si algún religioso lleva camisa sin licencia,<br />

o si los que la


20<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

llevan usan mangas largas y ajustadas de forma que se vean los puños de ella;<br />

"y si algunos se hallaren contraventores en dicha nuestra determinación se les castigue<br />

severamente".<br />

"Item se determino que atento que la Constitucion manda que á Ntros Padres<br />

Vicarios Generales Absolutos se les de gusto en el Prior, o Rector de la Casa adonde<br />

eligieren para su habitacion; ahora se determina que dchos Ntros Padres Vicarios<br />

Generales Absolutos tengan obligacion a proponer tres Religiosos benemeritos al<br />

Capº Provincial, para que dicho Capítulo elija uno de los tres propuestos para Prior,<br />

o Rector donde hayan de vivir: y esto se entienda que sea cada uno en su Provincia<br />

de donde es hijo; y si por algun accidente quisieren vivir en otra Provincia, en tal<br />

caso no se les debe dar Prior o Rector en aquella Provincia adonde no es hijo: y esto<br />

se entienda fuera de las Casas de Madrid, Zaragoza y Sevilla, por ser las Casas<br />

principales de cada Provincia".<br />

"Item se determinó que el Capitulo Gral. proximo venidero se celebre en ntro<br />

Convento de la Ciudad de Valencia". Extrañamos que esta última acta no se llevase<br />

a la práctica, pues no se celebró el Capítulo en Valencia, sino en Calatayud. El convento<br />

de Valencia iba a ser por primera vez casa capitular y no lo fué ni ahora ni<br />

nunca. ¿Por qué?<br />

Por último, anotamos en honra de N. P. Juan que fué escrutador primero del<br />

Capítulo, a pesar de ser Vicario absuelto en él.<br />

Ahora bien; ¿qué debemos opinar del P. Fr. Juan, como prelado, en los distintos<br />

destinos que desempeñó durante su vida entera? "En todas estas dignidades,<br />

contesta el autor citado, se portó con gran suavidad, prudencia, afabilidad, y zelo de<br />

la observancia: demostrándose amorosísimo Padre de cada uno de los Religiosos, y<br />

atendiendo, como tal, a su asistencia, y alivio. Trabajó mucho por el aumento material<br />

del colegio de Alcalá, donde ordinariamente residía, quando no le ligaba a otra<br />

Comunidad la obligación. Y también en lo formal cuydó mucho de su lustre; siendo<br />

el primero en el Coro, aun quando Vicario General absoluto; y atendiendo con vigilancia<br />

suma, a que los Hermanos Estudiantes cursasen, no menos en el estudio de<br />

las virtudes Monásticas, que en la adquisición de las Ciencias: siguiéndose de aquí,<br />

que salieron entonces muchos de esta Casa refulgentes en sabiduría,


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 21<br />

y esplendorosos en la perfección religiosa". Conjeturamos que, en terminando<br />

su cargo generalicio, tendría su conventualidad en Alcalá, desde donde acudió a<br />

Madrid convocado para el Capítulo Intermedio que en 1687 se verificó en la Pascua<br />

del Espíritu Santo 1 . A los Capítulos de Provincia no concurrió, aunque algunos fueron<br />

celebrados cerca y de modo que podía hacerlo sin dificultades. El Capítulo General<br />

se verificó en Mayo, y sucedió que el día 24 de Diciembre falleció el Vicario<br />

General: por lo cual, "aunque se havía determinado en el Capítulo General de 1672<br />

que muriendo el Vicario General, se recayesen los Sellos en la Provincial de aquella<br />

Provincia de donde era hijo el difunto, segun ya arriba lo expresamos, entro a<br />

gobernar la Congregación, como Vice-Vicario General Nuestro Padre ExVicario<br />

General Fr. Juan de la Presentación, sin que sepamos el motivo que huvo para ello:<br />

y la rigio acertadamente hasta Pascua del Espíritu Santo de 1688". Notamos que se<br />

adelantó la celebración del Capítulo dos años, a causa de la defunción del P. Vicario<br />

General, en cumplimiento de documentos pontificios, que pueden verse en nuestro<br />

Bulario.<br />

En dos ocasiones fuera de ésta se ha alterado la fecha de los Capítulos Generales,<br />

a saber: el año 1630, por defunción del Vicario General, y también por defunción<br />

del primer Fr. Pedro de Santiago; decimos primer Fr. Pedro, porque más tarde<br />

hubo otro, también Vicario General del mismo nombre y advocación. En cambio,<br />

los Capítulos de las cinco Provincias se verificaron con la periodicidad más completa<br />

desde el Breve de Urbano VIII, Exponi nobis, de 4 de Enero de 1634, en que<br />

los acompasa y ordena, hasta la supresión de las Provincias en el siglo XIX.<br />

Lo cierto del caso es que desde la Pascua de Resurrección de 1687 hasta Pentecostés<br />

de 1688 rigió los destinos generales N. P. Juan de la Presentación. Durante<br />

este tiempo sabemos que intervino 2 autorizando al P. Fr. Juan del Espíritu Santo<br />

para cierto asunto a 4 de Febrero de 1688, y por último presidiendo el Capítulo<br />

Provincial de Aragón celebrado en el convento del Portillo de Zaragoza a 29 de<br />

Abril de 1688 3 .<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 1.058.<br />

2 Arch. hist. nac. Madr. leg. 36.<br />

3 Arch. hist. Zarag., leg. 246.


22<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Pues bien; como hemos dicho, el Capítulo General fué convocado por N. P.<br />

Juan para la Pascua de Pentecostés del año 1688 y se celebró satisfactoriamente<br />

presidido por el primer Definidor Fr. Lope de San José, al tenor de nuestras Constituciones.<br />

Ya se comprende con facilidad por qué no asistieron a él ni los Provinciales<br />

de Indias ni sus Definidores y Discretos. En este Capítulo, pues, fué absuelto de<br />

su cargo el Vicario General, y pasó a la vida privada. "En la última enfermedad que<br />

le asaltó en el Convento de Madrid, fue su porte de universal edificación. Y recibidos<br />

devotamente los Sacramentos pasó a mejor vida, entre disposiciones laudables,<br />

a los 29 de julio de 1689" 1 . En el Libro de difuntos de la Congregación, que se conserva<br />

en el archivo general, se registra esta defunción al folio 30 vº y lleva al margen<br />

el número 26, porque veintiseis individuos habían fallecido desde la fecha del<br />

Capítulo último en que fué absuelto del Vicariato. Como dato curioso consta que en<br />

el sexenio murieron 203 religiosos, como se ve en dicho Libro de difuntos.<br />

El Padre Cronista del tomo IV, entre otros elogios como desperdigados que tributa<br />

a este Padre a medida que va saliendo su nombre en diferentes casos, llámalo<br />

"sujeto de muy cabales prendas entre quantos se hallaban por entonces en la Reforma"<br />

2 ; y "heroe grande" 3 . Nosotros, a tanta distancia de aquellos tiempos, hemos<br />

logrado hallar aún y presentar documentos que lo confirman como tal para gloria de<br />

Dios y honra de nuestra Sagrada Orden.<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 935.<br />

2 Núm. 762.<br />

3 Núm. 936.


ARTÍCULO III<br />

Apuntes biográficos de tres religiosos<br />

Sumario: El P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento.– Sus primeros años.– Parte a las Islas Filipinas.–<br />

Demórase en Méjico.– Maestro de Novicios en Manila.– Su muerte.– Hermano<br />

Lego Fr. Francisco de Santa Catalina.– Algunas de sus virtudes.– P. Fr. Manuel de San<br />

Bartolomé.– En viaje a Roma.– Su última enfermedad.<br />

Importa recoger los datos edificantes de nuestros antepasados, pues, no porque<br />

sean escasos, merecen el olvido. Collígite fragmenta ne pereant 1 . Ojalá que de todos<br />

se pudieran decir parecidas alabanzas a las que aquí se consignan. Nosotros<br />

reputamos estos datos como pepitas de oro; guardémoslas entre las hojas de esta<br />

Historia.<br />

Nació el P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento en Logroño, Rioja, el año 1642.<br />

Asignámosle esta fecha en vista de lo que se lee en un documento del archivo de<br />

Indias, de Sevilla 2 , a saber: que tenía 40 años cuando se presentó en la casa de Contratación<br />

a inscribirse como misionero, es decir, 40 cumplidos o 41 incoados. A los<br />

15 años entró en nuestro noviciado de Santa Mónica de Valencia, transcurrido el<br />

cual, hizo su profesión el 1.º de Junio de 1658 3 . De conventual hebdomadario funcionaría<br />

en nuestros conventos, pues no hallamos ni indicios de que hubiera desempeñado<br />

prelacía alguna, cuando llegó a España el P. Comisario Fr. Juan de la Madre<br />

de Dios, Cuenca, con el objeto de formar una misión con destino a las Islas Filipinas:<br />

en ella se alistó el buen logroñés y partió<br />

1 Joan. V, 12.<br />

2 Contrat. Est. 45, caj. 2, leg. 8/11.<br />

3 Católogo de los Religiosos Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de<br />

Filipinas, desde el año 1606, en que llegó la primera Misión a Manila, hasta nuestros días, dispuesto<br />

por el M. R. P. Fr. Francisco Sádaba del Carmen, Lector, ex Definidor y actual Cronista<br />

de dicha Provincia. Con las licencias necesarias. Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del S.<br />

C. de Jesús. Calle de Juan Bravo, 5; 1906.– Pág. 129.


24<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a Sevilla para incorporarse con los demás misioneros, que sumaron cuarenta y<br />

cinco.<br />

Antes de embarcarse en Cádiz, solían reunirse todos en Sevilla, adonde iban<br />

acudiendo de los distintos conventos, no tanto por esperar en el famoso convento de<br />

Nuestra Señora del Pópulo, de Sevilla, sino por la necesidad que había de inscribirse<br />

en los libros de la Casa de Contratación, de sacar pasaje, que diríamos hoy día, y<br />

de recibir algo así como la cédula personal, en que se escribían las señas fisonómicas<br />

más notables del pasajero, sobre todo cuando iban por cuenta del Estado o subvencionados<br />

por éste. Los registros que se conservan en el Archivo de Indias sobre<br />

esta materia son sumamente interesantes y curiosos, y dan idea aproximada de las<br />

cualidades físicas de los misioneros que pasaban tanto a Oriente como a América.<br />

Véase cómo retrata 1 a nuestro biografiado el mencionado registro de la misión en<br />

que figuraba el P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento: "De Logroño, de 40 años,<br />

blanco, rostro encendido, algo calvo, mediano".<br />

El día 4 de Marzo de 1683 zarpó la embarcación de Cádiz, dándose a la vela a<br />

cargo del General D. Diego de Saldívar, que hacía rumbo a Méjico, adonde llegó<br />

salvamente, después de tocar en Puerto Rico a 4 de Junio. En el puerto de Veracruz<br />

desembarcó dicho día, y con los compañeros trasladóse por tierra a la capital de<br />

Nueva España, donde hubo de demorarse, por falta de embarcación, un año, hasta<br />

el 5 de Marzo de 1684.<br />

Dice el P. Pedro de San Francisco de Asís 2 : "Prosiguieron aquel invierno sus<br />

estudios los que no los havian finalizado, en que trabajó sobre manera el Padre Lector<br />

Fr. Juan de la Concepción con otros, que no eran Lectores, y podían serlo". Conjeturamos<br />

que se refiere al P. Juan, pues otro documento lo llama "dotto y ejemplar",<br />

y como ejemplar gustaría de imponerse ese sacrificio y como docto se lo exigirían<br />

sus compañeros y lo desempeñaría cumplidamente. En Marzo, pues, de 1684<br />

salió este Padre con la mayor parte de los misioneros, presididos por el Padre Comisario,<br />

hacia el puerto de Acapulco, en el mar Pacífico, para embarcarse con rumbo<br />

1 Contr. est. 45, caj. 2, legs. 8/11.<br />

2 Crón., tom. IV, núm. 915.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 3 25<br />

a Filipinas, quedándose algunos de los compañeros en Méjico hasta mejor<br />

oportunidad de embarque. Así, pues, el 4 de Abril hiciéronse a la vela en la nao<br />

almiranta llamada San Telmo; llegaron a Sorsogón el 14 de Julio y a fines de Agosto<br />

a Manila.<br />

El P. Fr. Juan no fué dedicado a las misiones, porque como lo vieran devoto,<br />

edificante y con prudencia, lo nombraron Subprior y Maestro de novicios en el Capítulo<br />

Intermedio que se celebró en Octubre del mismo año en que arribó al archipiélago.<br />

Muy bien parece que ejerció este delicado destino, por cuanto fué reelegido<br />

en el Capítulo Provincial de 1866, y por tercera vez honrado con el Subpriorato<br />

y Magisterio de novicios en el del trienio siguiente. Pero sucedió que a las pocas<br />

semanas de esta reelección quiso Dios premiarle sus merecimientos llevándoselo a<br />

la vida eterna el día 28 de Mayo de 1689. En un libro del archivo provincial de Filipinas<br />

1 se le llama "religioso muy doctto y exemplar".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Ofrece la particularidad Fr. Francisco de Santa Catalina de ser filipino; prueba<br />

de que Dios Nuestro Señor no abrevia ni localiza la gracia de la vocación en ningún<br />

país, sino que la reparte a todos para que su Iglesia adquiera la nota de católica,<br />

dada la nacionalidad de los que profesan la perfección del Evangelio. Lo que sigue<br />

está tomado del P. Sádaba 2 : "Fue lego. Nació en Manila; fué hijo de Francisco<br />

Aguilar y Juana de Romanico, de la parroquia de Santiago, y profesó el 11 de Junio<br />

de 1651. Según consta del Libro de Consultas de Manila, este Religioso estaba encargado<br />

de la hacienda de San Nicolás el año 1672, y en dicha hacienda murió en<br />

1689; siendo trasladado su cadáver al Convento de Manila y sepultado en el panteón<br />

del mismo, el 9 de junio". Hasta aquí el Catálogo. Pero ¿qué de particular<br />

ofrece este Hermano Lego? Merece el honor de figurar en nuestras Crónicas por el<br />

siguiente elogio suyo 3 : "Fue religioso mui exemplar y obediente". A su muerte, la<br />

Provincia lo equiparó<br />

1 Necrol. de San Sebast., fol. 8 v.º<br />

2 Catál., pág. 739.<br />

3 Necrol. de San Sebast., fol. 8 v.º


26<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en los sufragios con los Padres, pues así lo tenía determinado desde el Capítulo<br />

Provincial de 1674 en el acta 7.ª, que reza 1 : "Itten se le concedió al H.° Fr. Franco<br />

de Sta. Cathalina por hauer seruido a la Religión con tanto zelo y cuyclado tantos<br />

años, que se le digan las missas quando muriese como se acostumbra a dezir a<br />

qualquier sacerdote".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En el archivo de la Delegación de Hacienda, de Barcelona, hay un libro, n. 137,<br />

de la Colección Agustiniana, en que se registran varias biografías de los PP. Recoletos<br />

muertos en el convento de Santa Mónica, al que llamaremos Necrologio de<br />

Barcelona. Decimos de la Colección Agustiniana, porque, mediante las investigaciones<br />

del Padre Benigno Fernández, agustino calzado, y mediante las que hice el<br />

año 1915, el jefe de dicho archivo, D. Joaquín Deleito, muy diligente y avisado,<br />

pudo agrupar los libros y documentos que trataban de los agustinos descalzos y<br />

calzados bajo esa denominación. No está completa, ni mucho menos, la Colección,<br />

pues hay muchos fondos de papeles sin legajar y muchos legajos sin catalogar; pero,<br />

siquiera, se conservan algunos libros importantes que explotamos.<br />

Decimos, pues, que en ese libro n. 137, al folio 9, y bajo el número de orden<br />

14, se encuentra la biografía del P. Fr. Manuel de San Bartolomé, tal cual aquí la<br />

reproducimos:<br />

"En el año del Señor de 1689 a nueve dias del mes de setiembre que fue viernes<br />

a las seis de la mañana vispera de N. P. S. Nicolas de Tolentino, murio en este<br />

Convento de la Ciudad de Barcelona, el Padre fr. Manuel de S. Bartholome<br />

Lector jubilado de edad de treinta y nueve años, de habto veinte y dos, de nacion<br />

andaluz, recibio los Sacramentos con grandisimo arrepentimiento y edificacion<br />

de todos los religiosos; su enfermedad fue penosisima pues se confirmo estaba<br />

etico y tísico y no obstante no se negó a emprender un tan penoso viaje como es<br />

el de ir a Roma po negocios de mucha importancia de la religion adone estuvo<br />

seis meses como mui hijo de ella con celo mui religioso solicitando su mayor<br />

aumento y estimacion,<br />

1 Libr. de act. de Man., fol. 34 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 3 27<br />

y por ser manifiesto el riesgo de su vida con parecer y consejo de medicos se<br />

embarcó, y aporto a este Convento adonde manifesto su imponderable resignacion,<br />

celo y paciencia con tan penosisima enfermedad; asi mismo manifesto sus<br />

muchos talentos en los actos fervorosos de amor a Dios nuestro Señor mui de<br />

continuo teniendo en su memoria lo mucho que por sus pecados Cristo Sr. Nuestro<br />

en su Santisima Pasion padeció pidiendole rendido le franqueara total resignacion<br />

en su penosa enfermedad para seguirle su passos por la imitacion; llevosele<br />

el Sr. a su Santisimo Reyno siendo Vicario General N. P. fr. Miguel de S.<br />

Agustin Provincial en esta de la Corona de Aragón N. P. fr. Joseph del Espiritu<br />

Santo Letor Jubilado qualificador y examinador Synodal del Arzobispado de Zaragoza<br />

y Prior de este Convento N. P. fr. Carlos de la Concepcion Lector Jubilado.<br />

Esta sepultado en el entierro de los religiosos en el nincho (sic) tercero de en<br />

medio el entierro".


ARTÍCULO IV<br />

Otros tres religiosos ejemplares<br />

Sumario: El P. Fr. Juan del Espíritu Santo.– Sus primeros empleos.– Definidor General.– Hermano<br />

Lego Fr. Domingo de Jesús María.– Su vida fervorosa.– Últimos años.– P. Fr. Miguel<br />

de San Jerónimo.– Varios oficios que desempeñó.<br />

Sólo sabemos del P. Fr. Juan que era conventual del Portillo de Zaragoza, y<br />

que asistió a un Capítulo conventual celebrado en Abril de 1670, en el que ocupó<br />

uno de los primeros puestos, a juzgar por el orden de precedencia con que van colocados<br />

los nombres 1 ; lo cual dános a entender que era Padre y no de los más jóvenes.<br />

Aquí se hallaba cuando a 25 del mismo mes y año celebró la Provincia su Capítulo<br />

en el citado convento bajo la presidencia de N. P. Vicario General Fr. Roque<br />

de Santa Mónica, y fué elegido Secretario Provincial del P. Fr. Tomás, nombrado<br />

Prior Provincial entonces 2 . No debió de acabar el trienio en tal cargo, porque presumimos<br />

que el P. Fr. Juan del Espíritu Santo, que figura como Prior de Barcelona<br />

a 1.º de Septiembre de 1671, es nuestro biografiado; y nos confirma en la conjetura<br />

el hecho de no haber visto en documento alguno otro homónimo entre los papeles<br />

atinentes a esta Provincia del Pilar. Hubo otro P. Fr. Juan del Espíritu Santo que por<br />

el año 1652 publicó un sermón en gloria de la Inmaculada Concepción de María<br />

que predicara en un octavario celebrado en Almagro por la parroquial de la villa,<br />

impreso en Sevilla y dedicado a la Excelentísima Marquesa de Santa Cruz, Doña<br />

María Francisca de Oria y Espínola 3 : pero este docto orador fué Lector de teología<br />

y Provincial<br />

1 Arch. hist. nac. Zarag., leg. 241.<br />

2 Libr. de Est. de Valenc., fol. 243.<br />

3 Bibl. Nac. Varios. I-78-31.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 4 29<br />

absoluto de Andalucía, y, por lo tanto, distinto de nuestro biografiado.<br />

Este Padre consta que fué Prior de Barcelona por una biografía del P. Fr. Francisco<br />

de San Agustín que vamos a reproducir por que sirva de complemento, a la<br />

vez, de la que trae el P. Cronista del torno IV, ya que hay o nos dá noticias nuevas 1 :<br />

"En el año de 1671 el primero de setiembre día martes a las once de la noche<br />

murió en este convento de nuestra Madre Santa Monica de esta presente ciudad<br />

de Barcelona nuestro Padre Fr. Francisco de S. Augustin, Lector de Theologia y<br />

Provincial Absoluto de esta Provincia de la Corona de Aragon, de edad de 55<br />

años y de habito 43, natural de esta misma ciudad. Fue su enfermedad una<br />

(a)poplexia que le dio muy repentina, recibio el Sacramento de la Extremaunction.<br />

Religioso fue de tan grandes prendas como a toda la Religion consta assi<br />

por sus letras como por lo excelente de su predicacion que no solo fue estimada<br />

en esta Corona sino tambien en la Corte de nuestra España. Siendo Definidor<br />

General pasmo con su predicacion siendo admitido con general aplauso de todos.<br />

Fue muy religioso en toda su vida celoso de la Religion y en particular de<br />

que se augmentaran e ilustraran los conventos de esta Provincia. Esta enterrado<br />

en el tras Sagrario a mano izquierda enfrente al lado del Evangelio del altar de<br />

los Reyes. Governando la Iglesia de Dios nuestro Santísimo Padre Papa Clemente<br />

8 y nuestra España Carlos segundo. Era Vicario General nuestro Padre Fr.<br />

Roque de Santa Monica y Provincial nuestro Padre Fr. Thomas de S. Joseph y<br />

Prior de este Convento nuestro Padre Fr. Juan del Espíritu Santo" 2 .<br />

Pues bien; acabado el trienio prioral en Barcelona, el P. Fr. Juan aceptó el<br />

nombramiento de Prior de Valencia que le ot<strong>org</strong>ó 3 el Capítulo de 1673. Como tal<br />

certifica que un conventual salió en calidad de misionero a Filipinas a 6 de Mayo de<br />

1675, como puede verse un documento del archivo de Indias 4 . En siendo absuelto<br />

del Priorato de Valencia, no hemos podido seguir las huellas de su vida hasta el<br />

1 Págs. 302 y sigs.<br />

2 Arch. de la Del. de Hac. Lib. 137, fol. 4.<br />

3 Arch. gen. Libr. de Est. de Valenc., fol. 242 v.º<br />

4 Est. 54, caj. 2, leg. 8/11.


30<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

año de 1685, en que lo nombraron Definidor Provincial 1 . Residía en el Colegio<br />

de Zaragoza a 21 de Octubre de 1687, y como Definidor asistió a un Capítulo conventual<br />

allí celebrado a la fecha 2 . Recién terminado el trienio, ascendió a la Definitura<br />

General, que le concedió el Capítulo de 1688, verificado en Calatayud por Pentecostés<br />

3 , Capítulo que, en verdad, se debía haber celebrado en 1690, y la causa de<br />

cuyo adelantamiento ya nos es conocida.<br />

Como Definidor General intervino en el Definitorio que tuvo lugar en Madrid a<br />

24 de Septiembre de dicho año, y en el que se dieron cinco definiciones muy oportunas<br />

y que dicen bien de las miras religiosísimas de los individuos que las dictaron.<br />

La tercera dice: "Iten se determinó que se pida y suplique a Su Santidad que<br />

amplie y dilate el rezo del Patrocinio del glorioso patriarca San Joseph, como lo<br />

tienen concedido los Padres Carmelitas Descalzos". A otro Definitorio de fecha 10<br />

de Octubre del año siguiente asistió también, y es la última ocasión en que sale a<br />

relucir su nombre. Seis fueron las definiciones dadas, y quien revela en dictarlas<br />

tanto amor y vigilancia por la disciplina, merece que se le considere como virtuoso<br />

y digno de su cargo. Murió, antes de concluir el trienio de su Definitura, en Madrid,<br />

y debió de acaecer su fallecimiento en el mes de Octubre o Noviembre de 1689 4 .<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En el mismo Necrologio, al folio 10, encuéntrase otra biografía de un Hermano<br />

lego, que es como sigue:<br />

"En 2 días del mes de Noviembre de 1689 siendo octavo de toda nuestra<br />

Congregacion de España e Indias Nuestro P. fr. Miguel de S. Agustin Letor de<br />

Teologia; y Provincial de esta provincia de la Corona de Aragón Nuestro P. fr.<br />

Joseph del Espíritu Santo Lector jubilado Calificador del Santo Oficio, y examinador<br />

Sinodal del Arzobispado de Zaragoza; y Prior de este Convento de Nuestra<br />

Madre Santa Monica de la Ciudad de Barcelona Nuestro Padre fr. Carlos<br />

1 Arch. hist. nac. Zarag., leg. 246.<br />

2 Ibid.<br />

3 Crón. IV, núm. 1.128.<br />

4 Lib. de dif. de la Congr., fol. 30 v./


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 4 31<br />

de la Concepcion Letor Jubilado: Murio en dicho Convento el Hermano fr.<br />

Domingo de Jesus Maria, Religioso Lego, de nacion Valenciano, natural de la<br />

Villa de Alcira. Exercitose todo el discurso de su vida en obras penales pertenecientes<br />

a su Profesion; como son en hortelano, limosnero, portero y otros: en todos<br />

ellos se ocupaba muy gustoso, siendo exemplarisimo, a los Religiosos, y seglares<br />

viendo con la voluntad que abrazaba y executaba todo lo que le mandaban<br />

los superiores; dando a entender que no tenia en esta vida otro mayor gozo que<br />

obedecer y trabaxar por la Religion; y esto fue en tanto extremo, que hallandose<br />

ya de edad cansada se desconsolaba mucho por no poder hacer lo que habia<br />

hecho en su juventud causando a todos grande ejemplo. Los ratos que le quedaban<br />

despues de haber cumplido con el ministerio en que la obediencia lo habia<br />

puesto los empleaba en leer libros espirituales, y obras de caridad; particularmente<br />

en visitar a los enfermos, con los quales fue mui caritativo consolandolos:<br />

ya con sus razones a paciencia y tolerancia, ya empleandose en cosas de alibio y<br />

descanso de los enfermos; lo qual se ha visto por experiencia en todos los Conventos<br />

que estuvo Conventual, pues quando habia de dar algun alibio a su cuerpo<br />

cansado de trabajar todo el dia se iba a las celdas de los enfermos en donde<br />

pasaba gran parte de la noche si de ello necesitaba el enfermo para alibiar al enfermero:<br />

muestras todas de su ardiente caridad y de su mucha virtud, pareciendole<br />

siempre no hacia nada pues a la hora de su muerte, con mucha ternura de corazon<br />

y lagrimas decia: que no temia por otra cosa el morir sino por la cuenta<br />

que había de dar a Dios Nuestro Sr. de lo poco que habia trabajado en su vida<br />

todo nacido de su mucha humildad: y queriendole Dios premiar sus trabajos, le<br />

dio un recio dolor de costado que fue su última enfermedad la qual sufrio con<br />

mucha tolerancia y conformidad, Recibio el SSmo. Sacramento con muestras de<br />

grande dolor; y despues conociendo se le llegaba la ultima hora de su vida pidio<br />

la extrema unción con grandes instancias diciendo la quería recibir con todo<br />

acuerdo, la qual recibida de alli a pocas horas entregó su anima al Criador. Siendo<br />

de edad de 69 años y de habito 35. Esta enterrado en el entierro de los Religiosos<br />

en el nincho de abajo enfrente de la puerta del Carnerario".


32<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Traemos aquí la biografía del P. Fr. Miguel de San Jerónimo, declararnos que a<br />

ella no hemos podido agregar ni el más pequeño dato, a pesar de haber logrado ver<br />

la obra manuscrita de Muñana, escrita por Arana de Varflora, en su obra Hijos de<br />

Sevilla, & 1 , y que cita Arana, y que se halla en Sevilla en poder de nuestro querido<br />

e ilustrado amigo Excmo. D. José M. de Valdenebro, quien nos la dió a conocer en<br />

Sevilla.<br />

"Nació en Sevilla, fué hijo de Jacobo Astori y de D. Inés María de la Vega. El<br />

año de 1657 profeso en el convento de PP. Agustinos Descalzos de su patria.<br />

Desde que abrazó el estado religioso se dió a austerísimas penitencias y a la<br />

práctica de las obligaciones de su Instituto. Empleóse con frecuencia y fervor en<br />

el ejercicio de la predicación evangélica, para la que el Señor le había dotado de<br />

singulares prendas, y fueron admirables los frutos que sacó de sus apostólicas tareas.<br />

Recibía en el confesonario con benignidad a los que había en el púlpito aterrado,<br />

y se vieron mudanzas muy notables de vidas por el celo de este orador religioso.<br />

Hízolo su Religión Rector del colegio de Almagro, Prior del convento<br />

del Pópulo de Sevilla y Secretario de Provincia. Murió ejemplarmente en dicho<br />

convento de su patria el año de 1689, aun no teniendo cumplidos cuarenta y<br />

nueve de su edad".<br />

1 Hijos de Sevilla ilustres en santidad, letras, armas, artes, o dignidad. Dalos al público colocados<br />

por Orden alfabético D. Fermín Arana de Varflora, natural y vecino de dicha ciudad. Número 1.º,<br />

A. B. C. D. E. Con licencia, En la imprenta de Vázquez e Hidalgo. Año de 1791. Número 4.º, pág.<br />

32.


ARTÍCULO V<br />

Noticias históricas del P. Fr. Bartolomé de San Gregorio<br />

Sumario: Preliminares.– La isla de Santa Catalina.– La autoridad eclesiástica y la civil encargan<br />

a nuestros religiosos la administración de esta isla.– Ejercicios del P. Fr. Bartolomé.–<br />

Es nombrado Prior de El Desierto.– Su ancianidad edificante.<br />

Antes de entrar en la materia biográfica de este artículo, bueno será remontar la<br />

mirada a tiempos más remotos, en los que se hizo cargo la Provincia de la Candelaria<br />

de la administración espiritual de cierta isla, en el mar caribe, donde los españoles<br />

tenían un presidio y fortaleza; para lo cual séanos permitido desglosar unos párrafos<br />

de la Historia de la Provincia de la Candelaria que dicen de este modo 1 :<br />

"También ondeó la bandera agustiniana en la isla de Santa Catalina, cuya dirección<br />

espiritual estuvo, desde antes del año 1644, al cuidado de los nuestros,<br />

que nombraron por titular y abogado a San Nicolás de Tolentino. Aquí permanecían<br />

dos Padres, casi siempre ocupados en catequizar a los indígenas, y como<br />

capellanes del presidio que los colonizadores edificaron. Tomamos de un periódico,<br />

publicado en 1911, los siguientes datos, por vía de ilustración: "El archipiélago<br />

de San Andrés y Providencia, situado en el Mar de las Antillas, al Norte<br />

de la República de Colombia, lo forman las dos grandes islas que llevan los<br />

nombres de San Andrés y Providencia, a cuyo alrededor se encuentran los cayos<br />

o islotes siguientes:<br />

Tohmie Cay, Catton Cay, Maine Cay, Grint Cay, Rockey Cay,<br />

1 Historia de la Provincia de la Candelaria de Agustinos Recoletos, por Fray P. Fabo del Corazón<br />

de María, hijo de la misma Provincia. Correspondiente de la Real Academia Española, etc., etc.–<br />

Tomo I. Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús. Juan Bravo, 3.– Teléfono<br />

2.198. Tomo I, pág. 301.


34<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Eest South east Cay, South S. W. Cay, Roncador, Syvene, Sorenilla, Quita<br />

sueño.<br />

Estos cuatro últimos son muy visitados por los buques ingleses de Grand<br />

Cayman, debido a la abundante pesca de carey, tortuga, etc., etc., que en ellos se<br />

encuentra y a que la vigilancia de las autoridades de Colombia no se puede extender<br />

hasta ellos, por falta de una embarcación apropiada para el efecto, pues<br />

quedan a considerable distancia, mar fuera.<br />

El Municipio de San Andrés, que es la capital de la provincia, lo forma la isla<br />

del mismo nombre, dentro de la cual están situadas las poblaciones de San Andrés<br />

y San Luis, con una población de 3.500 habitantes, poco más o menos. El<br />

terreno de que está formado es prodigiosamente fértil y casi plano; todo cultivado<br />

con inmensas coqueras y otros árboles frutales.<br />

La índole de los habitantes es buena y su honradez extremada, en términos<br />

que se podría vivir sin puertas en las casas. En cambio, el clima de este paraíso<br />

es tan malo, que al que le dan las fiebres, si no se muere, que es lo más probable,<br />

queda inútil por mucho tiempo. Según opinión de personas entendidas, lo insaluble<br />

del clima se debe a los pantanos o ciénagas cubiertas de mangle que hay<br />

dentro de la isla, en el mismo centro de las poblaciones.<br />

En todo el archipiélago no se habla sino el idioma inglés; el español no es conocido<br />

sino por unos pocos de los naturales que pertenecen, por su educación,<br />

familia, etc., a la clase superior de la sociedad.<br />

La religión dominante es la protestante, que cuenta con tres templos. En esta<br />

isla no hay templo católico.<br />

El comercio ha decaído mucho en estos últimos años, debido a la forma inadecuada<br />

en que el Gobierno del Departamento ha ordenado el cobro de la contribución<br />

comercial.<br />

El Municipio de Providencia forma la isla del mismo nombre, con una adyacente<br />

llamada Santa Catalina. Mide de Norte a Sur cinco millas en su mayor extensión,<br />

y dos de Este a Oeste. El terreno de que está formado es pedregoso y<br />

completamente tortuoso, hasta el punto de ser imposible transitar en su centro,<br />

por las formas


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 35<br />

cónicas que tienen los cerros que ahí existen. La mayor altura que da uno de<br />

ellos asciende a 1.100 pies sobre el nivel del mar.<br />

La isla de Santa Catalina queda al Norte de Providencia, separada de ésta por<br />

un caño que en su mayor anchura mide 27 metros; esta isla tiene, poco más o<br />

menos, tres millas en su mayor extensión, que es de Noroeste a Sudoeste, siendo<br />

el terreno de ella igual en forma y condición al de Providencia.<br />

La población del Municipio es de 2.300 habitantes, poco más o menos, los<br />

cuales tienen construidas sus casas en todo el rededor de las islas. Se ocupan en<br />

la agricultura, pesca y la ganadería: esta última en muy pequeña escala. Los árboles<br />

frutales abundan en esta isla prodigiosamente y todos los años dan una cosecha<br />

tan abundante, que ascienden a millones las naranjas y mangos que se exportan<br />

para los mercados de las Repúblicas de Centro América, Colón y Cartagena.<br />

En esta isla hay dos templos protestantes y tres católicos; pero lo mismo<br />

que en San Andrés, la religión dominante es la protestante, pues los católicos no<br />

pasan de 300. El idioma es también el inglés. El español casi no se conoce.<br />

La moneda circulante en todo el archipiélago es el oro americano y la plata de<br />

0,900 y 0,835.<br />

La distancia que separa estas dos grandes islas –San Andrés y Providencia—<br />

es de 48 millas de mar sumamente agitado, porque en él se encuentran las grandes<br />

corrientes del Golfo de Méjico".<br />

Pues bien: si esto es ahora, en el siglo XX, cuando el censo de la población se<br />

ha decuplicado, y han desaparecido tantos y tantos inconvenientes, ¿qué sería la<br />

vida en aquellos tiempos? Horroriza pensar en el ostracismo material y moral a<br />

que estuvieron sometidos nuestros fervorosos antecesores por sostener la Religión<br />

y la bandera de la Patria.<br />

Consta por un documento de la Biblioteca Nacional de Madrid 1 que los españoles<br />

conquistaron la isla de Santa Catalina el año 1642 con un ataque naval y<br />

campal muy lucido. El documento lleva este título: "Relación del suceso que tuvo<br />

Francisco Díaz Pimienta, General de la Real Armada de las Indias, en la isla<br />

de Santa Catalina.<br />

1 Sec. mss. H. 73, fol. 617.


36<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Dase cuenta como la tomó a los enemigos que la poseían, echandolos della, y<br />

de la estimacion de los despojos, y número de prisioneros". Se deduce de aquí<br />

que inmediatamente los españoles se la entregaron a nuestros religiosos en lo espiritual.<br />

A esto añadamos lo que se lee en el tomo II de la Historia de la Candelaria<br />

1 :<br />

"En el año de 1668 hizo mucho empeño el señor Obispo de Panamá para entregar<br />

la administración espiritual de la isla a esta Provincia como parroquia en<br />

propiedad. La autoridad civil también se mostró deseosa de que se tomase, porque<br />

el empleo de capellán de que gozaba el P. Superior del hospicio no le daba<br />

grandes utilidades. La mira del Presidente de la Audiencia de Panamá, bajo cuyo<br />

gobierno estaba la isla, al querer que los Padres perseverasen en aquel lugar era<br />

el bienestar de la infantería, pues la presencia de los misioneros contribuía grandemente<br />

a la concordia y disciplina de los soldados. Los filibusteros de aquel<br />

tiempo, que cruzaban esos mares siendo el terror de todos, invadieron la isla varias<br />

veces en busca de botín, por lo cual eran los sobresaltos de los moradores y<br />

de las guarniciones españolas constantes, el aislamiento muy terrible, las escaseces<br />

y penuria de la comida y vestido no pocas por la irregularidad de las naves<br />

auxiliadoras que, o se veían amenazadas por los piratas, o entorpecidas por la<br />

braveza de las aguas. Estas y otras razones movían a dicha autoridad de Panamá<br />

a terciar en el debido establecimiento de la misión, la cual se reputaba como el<br />

eje de la posesión espiritual y material de aquellas islas.<br />

Por su parte, el Ilmo. Sr. Obispo de Cartagena fundaba su empeño en el provecho<br />

espiritual que los misioneros reportaban a la Religión, porque los sacerdotes<br />

seculares que mandaba a Santa Catalina no perseveraban en su oficio por los<br />

enormes sufrimientos materiales y morales de que se veían rodeados. Así las cosas,<br />

el P. Provincial determinó acceder a los deseos de entrambas autoridades, y<br />

mandó a la isla a un sujeto apto, que se reportó a contentamiento de todos los insulares.<br />

Este fué el P. Fr. Bartolomé de San Gregorio. Cuánto trabajó en su oficio,<br />

cuán lucida fuese la campaña del valiente adalid de Jesucristo, pruébalo el<br />

haberse expuesto muchas ocasiones<br />

1 Pág. 122 y sigs.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 37<br />

a caer prisionero y a derramar la sangre por sus queridas ovejas.<br />

Traigamos una cita compendiosa del P. Cronista General 1 :<br />

"Sucedió también, que en el presidio de Santa Catalina estuvieron cuatro meses<br />

sin ministros los vecinos y soldados, excusándose muchos eclesiásticos porque<br />

se padecen graves desconsuelos: pidió el Presidente de Panamá a dicho Provincial<br />

que lo tomase a su cargo, y le encargó este empleo al P. Fr. Bartolomé de<br />

San Gregorio el cual admitió con tanto empeño la empresa, que se expuso muchas<br />

veces a perder la vida".<br />

Véase, pues, cómo los Padres Agustinos Recoletos de América echaban sobre<br />

sus hombros los ministerios más arduos, sin que les quedase otro galardón que la<br />

corona del cielo y el aplauso de los ángeles custodios, bajo cuyo amparo acometían<br />

heroicidades. Casanare, la Guayana y Santa Catalina serán siempre monumentos<br />

del desinterés material de los misioneros; porque ello es certísimo, que jamás reparó<br />

esta Provincia en las utilidades y riquezas que pudieran proporcionarle los ejercicios<br />

de su ministerio, sino que ofrecía su cooperación y aplicaba su mano a todo<br />

lo desechado por otras religiones. Donde se podían cosechar muchos trabajos, allá<br />

estaba el hábito de la Descalcez; donde había gentes indóciles y pobres no atendidas<br />

por los otros ministros del Evangelio, a ellos eran conducidos nuestros religiosos,<br />

que más querían la salvación de las almas que la opulencia de sus conventos.<br />

Vivió el P. Fr. Bartolomé en la isla rodeado de corsarios; desprendido del<br />

mundo, puso su empeño en santificar a unos seres arrojados de la sociedad, y en<br />

subir él de la tierra al cielo sobre las olas de la paciencia y de la caridad. Vivir santamente<br />

entre militares, presos y cerriles negros, es heroísmo digno de especial nota.<br />

Nuestro Padre misionero hízose la composición de lugar de que no había más<br />

mundo ni más hombres que los de Santa Catalina, y que la redención de Jesucristo<br />

había sido para los de aquella isla exclusivamente; y de aquí que todo su empeño<br />

fué santificar a los que estaban bajo su cuidado. A los soldados dábales consejos<br />

frecuentes que movían a misericordia y a la práctica de la religión; corregía<br />

1 Tom. III, núm. 695.


38<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

sus abusos, marcábales la ruta de una vida perfecta, consolábalos en las penurias<br />

de la vida, alentábalos para la guarda de la fidelidad a su Rey; sobre todo encarecíales<br />

que fuesen benignos y clementes con los infelices presos. A éstos infundía<br />

ideas de religión y de civismo que tendían a moralizar sus instintos, a morigerar sus<br />

inclinaciones, a dolerse de sus crímenes y a sufrir el reato de pena como impuesto<br />

por Dios, que castiga, pero también perdona, como castiga y perdona un padre de<br />

familias. Con tan prudente y cariñoso proceder logró insinuarse en unos y en otros<br />

de tal suerte, que vino a tener reunido todo el prestigio de la autoridad paterna, sacerdotal,<br />

civil y militar. Era el padre, el sacerdote, el jefe y el capitán de aquel presidio.<br />

Y no obstante su autoridad, parecía reducirse a nada cuando quedábase a solas<br />

con un crucifijo, ante el cual se hincaba de hinojos y esgrimía la disciplina tres veces<br />

a la semana para lograr de Dios el rescate espiritual de las almas a él encomendadas.<br />

Era de verlo también quitarse el pan de la boca para dárselo al enfermo, al<br />

hambriento cuando escaseaban las provisiones alimenticias por no arribar las embarcaciones;<br />

cuando se retiraba a la orilla, lamida por las blandas y rumorosas ondas,<br />

para expandir su espíritu entre las dulzuras de la meditación, era de ver qué<br />

sentimientos y reflexiones le sugería la tempestad, imagen de la ira de Dios, de la<br />

fiereza del infierno, del desorden de las pasiones y de la omnipotente soberanía del<br />

Creador. Tranquilo su pecho como habituado a las grandes soledades; penitente<br />

como avezado a ver en los presidiarios la malignidad del corazón humano y la fuerza<br />

divina del arrepentimiento: espiritual y devoto como quien ha orado mucho rodeado<br />

de mares y cubierto por la infinita techumbre del firmamento, este heroico<br />

misionero terminó los días de su ostracismo cuando más feliz estaba. La voz de la<br />

santa obediencia llegó a sus oídos mandándole que saliera a los conventos para que<br />

sus hermanos vieran en él la realización de las historias de los Macarios, de los Antonios<br />

y de nuestros primeros ermitaños sepultados en las selvas y entre los escarpes<br />

de desiertas montañas. Panamá, Cartagena, Honda, Bogotá, admiraron al héroe<br />

de Santa Catalina; el Bautista de los mares cruzó por estos conventos dejando una<br />

como estela de penitencia y de oración.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 39<br />

El Capítulo Intermedio de 1664 hallólo muy apto para desempeñar el Priorato<br />

de El Desierto, del cual tomó posesión el agraciado el día 25 de Noviembre del<br />

mismo año. Puédese calcular por qué caminos encauzaría a la Comunidad qué rumbos<br />

le marcaría su dedo que tan continuamente había apuntado hacia la patria celestial<br />

para enseñar a los presos desterrados el fin de toda penalidad y el principio de<br />

la libertad perpetua. Luego que desempeñó este destino lo vemos distinguido con el<br />

título de Definidor suplente o ádito en el Capítulo de 1669<br />

Después queda envuelto en el misterio; la soledad y las sombras del silencio<br />

cuadran mejor a este augusto personaje que las alabanzas humanas y el esplendor<br />

de las sillas de mando. Su sepulcro debería estar cavado en un peñón de Santa Catalina<br />

para que las aves marinas, las olas y los huracanes le cantasen perpetuo funeral<br />

hasta que los ángeles lo trasladasen a los cielos con el himno de los vencedores.<br />

Pero no fué así, pues el año 1688 residía en el convento de Panamá, y según un<br />

documento 1 , aunque era ya "decrepito", cumplía sus obligaciones de conventual, y<br />

se complacía en "cantar a lo observante".<br />

1 Arch. gen. carp. F.


ARTÍCULO VI<br />

Vida del P. Fr. Andrés de San Nicolás<br />

Sumario: Ignóranse los comienzos de su vida.– El apellido de su familia y el de la Religión.–<br />

Profesa en El Desierto.– Su vida oculta y su magisterio.– Actividad que, como Prior, despliega.–<br />

Concluye el presbiterio y la sacristía de El Desierto.– Hace un molino y principia<br />

la librería.– Construye un tramo del convento y enriquece con imágenes la iglesia.– Pasado<br />

el trienio es reelegido.– Dedica sus pequeños ocios a formar un libro de apuntes para la<br />

historia.– Ocupa el Priorato de Cartagena.– Definidor para el Capítulo General.– Superior<br />

de las misiones de Casanare.– Provincial.– Fruto de su cuatrienio.– Vuelve a El Desierto.–<br />

Finaliza su vida.<br />

El P. Fr. Andrés de San Nicolás aparece en el curso de nuestros anales como<br />

religioso docto y muy amante de su Provincia; correspondamos al amor que tuvo al<br />

hábito agustino con la corona de un elogio biográfico. Pero ¿cómo resultará agradable<br />

el boceto que ensayaremos si tenemos que decir que la fisonomía de su juventud<br />

y primeros años de Religión está velada por las tupidas telas que la araña del<br />

tiempo urde acaso para que admiremos con más intensidad la figura que surge de<br />

golpe del fondo de los archivos? Porque, a la verdad, en el P. Fr. Andrés, de nación<br />

colombiano, nada vemos que nos manifieste el oriente de su existencia; aparece<br />

súbitamente en la plenitud de su carrera.<br />

Anaya era el apellido de sus ascendientes, y tuvo el acierto de cambiarlo por el<br />

nombre del Santo de su mayor devoción, Nicolás de Tolentino. El espíritu de la<br />

penitencia y de la soledad y de la rectitud de intención había de obrar también en el<br />

P. Andrés de San Nicolás maravillas no comunes; nombre y sobrenombre que ofrecen<br />

curiosa


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 41<br />

coincidencia tambitén, pues nos recuerda a otro hijo de este país, el más sabio<br />

de la Provincia de la Candelaria, el polígrafo escritor, el primer Cronista de la Recolección,<br />

la Biblioteca viviente, que se llamaba Andrés de San Nicolás, y fué dado<br />

a la penitencia y al retiro.<br />

Probablemente nuestro biografiado hizo su profesión religiosa en El Desierto,<br />

al cual convento tuvo singular afecto. Es que para las almas grandes aquellos parajes<br />

impregnados de brisas solitarias, bajo un cielo rizado con nubecillas blancas que<br />

engendran arranques de amor, de amor a la pureza, de amor a la Virgen y Madre de<br />

la Candelaria, para las almas grandes, decimos, retiradas del mundo, que anhelan<br />

volar hacia la región de las perpetuas felicidades, los parajes de El Desierto interpretan<br />

a maravilla las ascéticas aspiraciones.<br />

También inducimos que se manifestó digno de la carrera escolástica, porque<br />

los Superiores lo pusieron en el ejercicio del magisterio ganado con el título de<br />

Lector de teología. Observamos de más a más en su conducta algo de esos espíritus<br />

profundamente observadores que poseen la habilidad de discernir lo útil de lo que<br />

no lo es, de analizarlo todo y asimilarse lo mejor, así en el orden ascético como en<br />

el científico. Entendido en todo, no quería avasallar a sus hermanos con el predominio<br />

de la superioridad intelectual; veíasele siempre observando y siempre callando:<br />

cuando hablaba, no salía de lo justo y decoroso, porque sin duda tenía presente<br />

aquella doctrina de N. Santo Patriarca 1 : Qui semper quod justum est loquitur, et<br />

Deus in illo habitat, et ipse in Deo.<br />

En lo que sí ejercitaba copiosamente la lengua era en la cátedra enseñando a los<br />

discípulos las ciencias teológicas en las que fué versadísimo ; en cuyo desempeño<br />

guardó método y tuvo empeño porque los estudiantes al calor del fuego de la sabiduría<br />

incubasen los gérmenes del amor divino que latentes estaban en sus tiernos<br />

corazones. Pero descubríase aun en las explicaciones de la lección que el catedrático<br />

era austero y sobrio, es decir, que medía las palabras sujetándolas a los moldes<br />

de la necesidad y del provecho: por tanto, nada de lucubraciones sin aplicación<br />

práctica introducía en las<br />

1 Ser. de temp. LXXXVI,


42<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

aulas; lo cual hecho con discreción y gusto, en vez de displacer a los que le oían,<br />

valía para no desprestigiar la misión del magisterio ni los verdaderos principios<br />

de la pedagogía.<br />

Así, pues, consagrado vivía al cultivo de la propia santificación y al estudio de<br />

la sabiduría para ser útil a los religiosos y a los extraños dentro y fuera del convento<br />

el P. Fr. Andrés, cuando el Comisario Fr. Alonso de la Magdalena se vió obligado a<br />

disgustar fuertemente a su súbdito, que era ya famoso en todos los conventos por su<br />

método de vida, obligándole a tomar el gobierno de El Desierto para que llenase el<br />

vacío que dejaba la separación de su antecesor P. Fr. Esteban de San José. Los espíritus<br />

superficiales podían preguntarse de esta forma: Ese Padre tan reconcentrado<br />

en sus estudios y tan pegado a la celda, más que crisálida a su cascarón, ¿será capaz<br />

de ponerse al frente de un convento para ser afable con los pusilánimes, condescendiente<br />

con los enfermos, justo con los díscolos, y tratable y querido ante el público<br />

secular con quien tiene que mantener correspondencia continua? ¡Qué desengaño<br />

para algunos al ver al nuevo Prior convertido en un fac totum, por decirlo así, inspeccionando,<br />

sin rebajarse, todas las oficinas, aplicando su actividad al aseo de la<br />

casa, al cultivo de las huertas, a un trato agradabilísimo con los seglares, a la buena<br />

marcha de los Coristas, al mejoramiento del noviciado, y en fin, demostrando que<br />

aquel su carácter que parecía sombrío y austero, era efecto de un hábito inspirado<br />

por el orden!<br />

Veamos algunos efectos de esta transformación: La fábrica de la nueva iglesia<br />

iba muy lenta por escasez de materiales y de operarios; pues bien, el P. Prior anduvo<br />

de aquí para allá, hizo hornos de teja y consiguió lo que necesitaba de tal manera,<br />

que pronto tuvo el gusto de presentar concluida la capilla mayor, o sea lo correspondiente<br />

hasta el arco toral; también aplicó su actividad a la sacristía y la dejó<br />

terminada; y no satisfecho, comenzó el primer tramo o cuarto del convento. Hay<br />

más: en su frente bullía un proyecto de fácil realización y de conveniencias incalculables;<br />

la disposición hidrográfica del río Gachaneca ¿no se prestaba a la construcción<br />

de un molino que sirviera para utilidad de la casa y de la comarca? ¿No vendría<br />

a dar con el tiempo una renta para la Comunidad? Así pensó el Padre


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 43<br />

y así lo hizo con poquísimo coste y en breve plazo de tiempo. El molino de El<br />

Desierto, obra rústica, pero de gran solidez y de no poco provecho, es, pues, obra<br />

del P. Fr. Andrés de San Nicolás, llevada a cabo por los años de 1660.<br />

Más todavía; este Padre fué quien principió a formar la librería consiguiendo, o<br />

comprados o donados, bastantes volúmenes, y al mismo Prior se le debe la consecución<br />

de una imagen de talla de la Santísima Virgen, otra de San José, una pintura<br />

de la Virgen, muy estimable y artística, que está hoy muy deteriorada, obra de D.<br />

Martin de Chiribí, y tres pinturas de Jesucristo crucificado, para los altares de la<br />

iglesia.<br />

Este Priorato que empezó el 15 de Mayo de 1659 y duró hasta el 3 de Junio de<br />

1662 fué glorioso. El nuevo Comisario General, el gran conocedor de los espíritus,<br />

el P. Fr. Juan de San Guillermo, lo reeligió; y, como conocía que no solamente era<br />

emprendedor y activo, sino también que manejaba la pluma con soltura, ordenóle<br />

que abriera un libro para asentar en él las cosas dignas de nota, ya pertenecientes a<br />

nuestra primitiva historia, ya sucesos de actualidad, ya asuntos domésticos que merecieran<br />

ser conocidos.<br />

Así es que, sin vacilar un punto, aparejó el Prior un cuaderno en el cual se lee<br />

el siguiente epígrafe: Libro de estado de este convento de Nuestra Señora de la<br />

Candelaria, de los Recoletos descalzos de N. P. San Agustín de la primitiva observancia,<br />

de la Congregación de España e Indias, dispuesto por nuestro Prior Fr.<br />

Andrés de San Nicolás, lector de teología, por mandado de nuestro Padre Comisario<br />

General Fr. Juan de San Guillermo. Año de 1662. En este libro hácese relación<br />

muy sucinta de los orígenes del convento y de los fundadores; contiene la serie de<br />

los primeros Prelados; enuméranse las capellanías, los bienes muebles y raíces pertenecientes<br />

a la comunidad; las fiestas religiosas que se hacían, los santos e imágenes<br />

a que se les tenía especial devoción en aquel templo, y menudencias que dan<br />

idea de la vida íntima de los conventuales y de sus oficios. Está redactado con elegante<br />

letra y es un depósito de noticias, algunas de las cuales hemos aprovechado<br />

para esta Historia. No desaprovecharemos el honor de copiar unas páginas que sirven<br />

pan dar animación a lo que vamos narrando: por ellas desaparecerá el


44<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

tiempo, nos veremos como transportados al promedio del siglo XVII, y sorprenderemos<br />

algunos secretos en la comunidad regida por el famoso biografiado,<br />

de quien son las siguientes apuntaciones. Copiemos:<br />

– "Limosnas.- Se piden en este convento para la fiesta de Nuestra Señora<br />

de la Candelaria. Suele ir un sacerdote a pedir la cera a la ciudad de<br />

Tunja, y suele juntar doce pesos, algo más o menos y alguna cera.<br />

– Provisión.- Susténtase este Convento de las limosnas que traen los<br />

limosneros, y cuando no alcanza se compra lo que falta.<br />

– Pan.- El pan se amasa de ordinario en la panadería de casa, y hay para<br />

eso una artesa, cedazos, sábanas, tablas, mantas y un horno: y para las<br />

fiestas grandes se suele hacer en la Villa (Leiva).<br />

– Carne.- La carne que se come de ordinario es carnero, de lo que juntan<br />

los limosneros, y se suele matar cada día, o cada dos días, porque no se<br />

corrompa.<br />

– Pescado.- El pescado se compra en Tunja, y la manteca y turmas y<br />

habas y alverjas, especias y ajos, para los Advientos y Cuaresmas, si no lo<br />

dan de limosnas.<br />

– Agua.- El agua que se gasta de ordinario es la que entra por la acequia,<br />

y porque se ha experimentado que no es tan buena como la de una<br />

quebrada que está detrás de la huerta, se suele enviar por ella para beber.<br />

– Legumbres.- De legumbres y verduras proveen las huertas bastantemente,<br />

y sobra para regalar a los devotos de los lugares convecinos.<br />

– Sal.- La sal se pide de limosna, o se compra en el pueblo de Zipaquirá<br />

o Tinjacá. Vale la arroba a cinco reales Y a seis reales y a ocho reales.<br />

– Leña.- La leña que se gasta en el convento se trae del monte; y la<br />

trae un indio, a quien se le da cada año catorce pesos y seis reales, alpargatas,<br />

un sombrero y cada quince días Una ración de maíz, o en plata.<br />

– Velas.- Las velas que gastan los religiosos se hacen en casa del sebo,<br />

que se saca de las reses que se matan; o se provee de la Villa. Tiene este<br />

cuidado el Hermano Procurador.<br />


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 45<br />

Manteca.- Para que haya manteca para el gasto ordinario se suelen criar algunos<br />

lechones, los cuales se crían y engordan en un chiquero que tiene la<br />

casa. Y también se provee de Tunja cuando falta. Y para las lámparas se<br />

saca mantequilla de vacas del ganado del convento; y en faltando, se provee<br />

de aceite que se vende en la Villa. Tiene este cuidado el Hermano Procurador.<br />

– Vestuario.- El sayal se compra en La Palma, a peso la vara. Para túnicas<br />

se compra lienzo de La Palma en lugar de estameña, y suele valer la<br />

vara a cuatro reales. Para el demás vestuario interior se compra pañete<br />

blanco, o mantas que valen a cinco y seis pesos cada manta. Los géneros<br />

de Castilla se compran en Santa Fe por tiempo de armada porque valen<br />

más baratos: y en este tiempo se compra cera para la sacristía.<br />

– Lavandera.- La lavandera de este convento vive en las hospederías;<br />

dásela cada año… y jabón que se compra en Tunja, Villa o en alguna estancia<br />

en que lo hacen de continuo, o se hace en casa. Cuando se compra<br />

suele valer la arroba a veinte reales o a dos pesos.<br />

– Barbero.- El barbero es este año Cristóbal de Montes de Oca, que<br />

acude a hacer la rasura cada quince días, y ha de sangrar cuando sea necesario,<br />

y lo demás que toca a su oficio. Está concertado por un año, y se le<br />

da por su trabajo veintiún pesos.<br />

– Horno de teja.- Hay para hacer teja una gradera, tres galápagos y<br />

moldes de adobes y ladrillos.<br />

– Zapatero.- Las sandalias se compran en Tunja. Las de cordobán<br />

cuestan un patacón, y las de vaqueta cuatro reales."<br />

Véase por estas particularidades el curso que llevaba la vida conventual en<br />

tiempos que la regía el diligente P. Fr. Andrés, y cómo éste mandaba al papel aun<br />

las cosas más insignificantes, por espíritu de obediencia, pues tenía presentes las<br />

ordenanzas del Prelado, que le había dicho que abriese el libro de estado.<br />

Recuerdos de vital interés dejó en el convento de El Desierto. Dondequiera hay<br />

restos del espíritu que le animaba; él, que tanto sabía callar, supo hacer hablar siglos<br />

no interrumpidos a las cosas que realizaba; y lo que es más, hablan y repiten<br />

hoy día alabanzas a su artífice para que los sucesores imiten su conducta.


46<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Muy complacido podía estar el Prelado que reeligió a nuestro Prior de El Desierto,<br />

porque a la realización de grandes empresas materiales supo éste mezclar el<br />

orden más disciplinado en la Comunidad a la que no faltó lo necesario para la manutención<br />

y vestuario, guiándola a la vez por las cumbres de la observancia en los<br />

ayunos, pobreza individual, y perfección en los oficios del altar y del coro.<br />

Pero no era voluntad de Dios que prosiguiera en aquel destino; convenía que<br />

conociese otros rumbos, que adquiriese más perfeccionamiento en la ciencia de<br />

gobernar para que se dispusiera a cargos más difíciles. Por cuanto la fama de su<br />

buen gobierno había llegado hasta España, los Superiores vinieron en nombrarlo<br />

Prior del convento entonces más importante de todos, Santa Cruz de la Popa, el<br />

cual nombramiento hecho en Cartagena el 14 de Abril de 1663 fué reconocido por<br />

el primer Capítulo Provincial que se celebró para ejecutar la Patente de erección de<br />

la Provincia.<br />

Alzó, pues, el vuelo el P. Anaya, fué hacia las costas marítimas dejando en luto<br />

al convento de sus místicos ensueños y tomó posesión de la Prelacía. Una cosa consoladora<br />

halló en Cartagena: la Virgen de la Purificación; lo demás le pareció triste<br />

porque estaba su corazón rodeado de ese perfume delicioso que despide el rinconcito<br />

de El Desierto del que permanece uno como embriagado hasta el fin de sus días.<br />

El Desierto tiene algo de celeste; los que con el corazón limpio han vivido en él<br />

pueden exclamar al ausentarse : Oh magna solitudo! Oh sola magnitudo!<br />

Sin embargo, en la vida del espíritu hay que desechar como maligna tentación<br />

todo sentimentalismo por santo que se presente, si implica ejecutar los designios de<br />

la obediencia. Porque la santidad en un religioso es obedecer, y obedecer bien. Estas<br />

reflexiones hicieron que el P. Fr. Andrés se sobrepusiera a los clamores egoístas<br />

de su alma y desempeñase su empleo de la Popa tan perfectamente como en El Desierto.<br />

Allí tuvo un auxiliar muy poderoso para que la comunidad funcionara con<br />

orden y edificación, conviene a saber: la presencia del Provincial Fr. Juan de San<br />

Guillermo, porque dicho se está que donde vivía este Padre reinaba la virtud. Al<br />

propio tiempo la circunstancia de cohabitar tal Provincial y tal Prior dió por resulta


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 47<br />

que se conocieran mutuamente, y que el Padre Fr. Juan, llegado que hubo el<br />

Capítulo Intermedio de 14 de Noviembre de 1664, en Bogotá, propusiera al Prior de<br />

la Popa para Definidor General por la Provincia de Tierra Firme del Capítulo que<br />

había de verificarse en España y al que debía concurrir en asocio de otro Padre Definidor.<br />

Mas no llegó a realizarse el viaje, porque la Provincia estaba en la última miseria<br />

con respecto a fondos pecuniarios; empero, valió esto de mucho, porque se quedó<br />

en Cartagena quien estaba predestinado a edificarnos más y más en los Superioratos.<br />

En el Capítulo Intermedio seguido salió nombrado Secretario y socio del Padre<br />

Fr. José de la Ascensión, Mejía, hombre de levantada santidad, y entregado a la<br />

vida contemplativa, quien se congratuló por tener a su lado al que bahía sido gran<br />

Prior en El Desierto y en Cartagena, y de cuya autoridad y circunspección se decían<br />

notables cosas. Acabado el tiempo de la Secretaría obtuvo del nuevo Provincial un<br />

plazo de descanso, y claro es que el descanso para él consistía en meterse en una<br />

celda de El Desierto, sufrir los rigores del ayuno añadiendo algo nuevo que mortificara<br />

los órganos del gusto y del olfato, leer libros ascéticos, repasar la teología moral<br />

y escolástica, y añadir a las dos horas diarias de meditación todo el tiempo que<br />

le sobraba.<br />

Así transcurrió su vida hasta el año 1671 en que descubrimos una Patente de 5<br />

de Agosto, despachada por el P. Provincial Fr. Salvador de San Miguel, a su favor,<br />

en la que le fueron dados los títulos de Vicario Provincial y Vicario Prior de todas<br />

las misiones de Casanare. ¿Cuál es la causa de arrancarlo de sus soledades y enviarlo<br />

al gobierno de las misiones vivas, de la vida azarosa, inquieta y enteramente activa?<br />

Era este un tiempo en que requerían las misiones la intervención de un Superior<br />

muy competente; la hacienda o hato de la misión de Xisigua debía quedar bien<br />

<strong>org</strong>anizado; las nuevas reducciones de nómades debían tomar fijo modo de vivir; el<br />

pueblo recientemente formado por los misioneros reclamaba la presencia de un<br />

espíritu <strong>org</strong>anizador y de vuelos, sin apocamiento, para darle vida vigorosa. ¿A<br />

quién encomendarían los Prelados tan ardua empresa? Al que valía para todo, al<br />

que había huido a la soledad y regentaba las clases de teología, después de haber<br />

gobernado comunidades


48<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

con muy espiritual decoro, al P. Fr. Andrés de San Nicolás. Y obedeció con<br />

más prontitud de ánimo que si lo despacharan para que recibiese los sellos de la<br />

Provincia. Partió para Santiago de las Atalayas, y lo que es el sol para las sombras<br />

eso fué la presencia suya en aquellas regiones. No a leer y estudiar y rezar mucho le<br />

destinaba la santa obediencia allí, sino a predicar y doctrinar, a viajar, a sufrir hambres,<br />

a dormir malísimamente acondicionado, a sufrir lluvias e insolaciones, a no<br />

tener punto de sosiego, etc., porque todo esto iba anejo a la vida del misionero y él<br />

tenía que dar ejemplo, como Superior que era, de penitencia, de sacrificio, de laboriosidad<br />

y de paciencia. Y fué ejemplar en todo, porque por religiosidad sacrificaba<br />

sus propias satisfacciones a la voz del deber. De aquí que las misiones recibieron<br />

decisivo empuje en las vías del progreso; y mayor lo hubieran recibido si en el reloj<br />

del tiempo no sonara tan pronto la hora de que regresara a El Desierto para que el<br />

Capítulo de 1672 pusiese la vara de mando en su mano, como Provincial.<br />

Cuatrienio fué el suyo colmado de prosperidades; los destinos superiores estuvieron<br />

muy bien desempeñados; coronaron su carrera eclesiástica muchos y buenos<br />

Coristas: siguió influyendo en el embellecimiento de El Desierto, pues durante su<br />

Provincialato se trabajó mucho en el altar mayor; expidiéronse varias Patentes de<br />

Confesores y Predicadores que fueron aplaudidos en su ministerio, como también<br />

Patentes de Lectores de teología y artes para los insignes catedráticos P. Fr. Pedro<br />

de Santa Catalina, P. Fr. Gabriel de Santa Teresa y Fr. Juan de San Francisco; las<br />

misiones contribuyeron fuertemente con colectas, sin que dejemos de apuntar que<br />

fueron firmadas por él las Patentes de Hermanos Generales que se redactaron para<br />

el Licenciado Alonso de la Puente, y el General de artillería D. Diego de Villalba y<br />

Toledo, Caballero de Santiago y Expresidente de la Real Audiencia del reino de<br />

Nueva Granada.<br />

En su Provincialato también se practicó visita a la Provincia por el P. Visitador<br />

General Fr. Andrés Londera de San José: lo cual fué una bendición del cielo, como<br />

es todo lo que tienda a la regularización de la disciplina y al fomento de la observancia<br />

de las Constituciones. De mucho alivio sirvióle al P. Provincial el que nombrasen<br />

de España Visitador, porque en esta época estalló y se remedió pronto


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 49<br />

cierto disturbio que iba conturbando el corazón amorosísimo del Prior Provincial.<br />

Demás de esto, surgió un entorpecimiento grave en la celebración del Capítulo<br />

Intermedio de su cuatrienio, óbice que se removió bien, y que habría producido<br />

funestísimas consecuencias a no haber sido el Provincial tan maduro, tan aconsejado,<br />

y, en fin, tan favorecido por el cielo con el don de gobierno.<br />

Después de celebrarse pacíficamente el Capítulo de 1675 y de quedar concertadas<br />

todas las cosas, emprendió visita a todos los conventos. No pudo, con todo,<br />

realizar en todas sus partes el proyecto concebido, a causa de haber enfermado gravemente<br />

cuando estaba en los conventos de Tunja y de El Desierto. Con este suceso<br />

se echó de ver cuán intensamente veneraban todos los religiosos a su padre y pastor;<br />

el cual, como se persuadiera de que le era imposible visitar en persona todos los<br />

conventos, nombró Visitador de Bogotá a un Padre muy prudente. En Mayo del<br />

mismo año encontramos que despachó como Visitador del Convento de Panamá al<br />

respetable cuanto virtuoso P. Fr. José de la Ascensión.<br />

Habiendo pasado los cuatro años de su Provincialato, volvió a la vida retirada<br />

en el convento de sus felices días, y aplicóse a la vida de fervor con el mismo empeño<br />

y aun mayor que el que tuvo de novicio. Su preciosa vida iba extinguiéndose<br />

y quería mantenerla viva con el aceite de la oración y del silencio; de modo que si<br />

antes el lema suyo era "callar y obrar", ahora consistía en "callar y orar".<br />

Los Padres Vocales, que se reunieron en El Desierto para el Capítulo de 1680,<br />

quisieron premiar sus méritos haciéndolo primer Definidor; el año siguiente el P.<br />

Provincial lo nombró Visitador de El Desierto y de Tunja: era el lugar habitual de<br />

su residencia el simpático Desierto; de aquí en adelante todos le dieron el título y<br />

los honores de Vicario Provincial. El año 1685 lo encontramos ejerciendo otra vez<br />

el cargo de Visitador, pero solamente de El Desierto, y sale también su firma en una<br />

consulta de Bogotá de 18 de Marzo de 1685.<br />

Su salud quebrantadísima a fuerza de vivir vida mortificada impedíale ser de<br />

más provecho; pero ¿qué más provecho para una comunidad que el tener un anciano<br />

sin exigencias, sin resabios, sin exenciones,


50<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

siguiendo la vida conventual como un robusto y fervoroso misacantano?<br />

Consumido por los años, silencioso, penitente, amador de su Provincia y especialmente<br />

de su Desierto, lo halló hacia 1688, quizás 1689, el ángel de la buena<br />

muerte, asistióle en la agonía, le cerró los párpados, lo decoró con la estola de los<br />

predestinados y le dió la palma del triunfo con la que aparecerá en el valle de Josafat<br />

a la diestra de Aquél que lo llamará bendito para siempre.


ARTÍCULO VII<br />

Apuntamiento sobre el P. Fr. Antonio del Rosario<br />

Sumario: Portugués de nación.– Definidor provincial.– Después de Provincial pasa a Portugal.–<br />

Une a los Descalzos con los nuestros de España.– Sus gestiones.– Vuelve a España.–<br />

Nuevos oficios que desempeña.– Más sobre los Recoletos portugueses.<br />

Como apéndice de este capítulo en que se terminan los asuntos del año 1689,<br />

vamos a reunir algunos datos biográficos del P. Fr. Antonio del Rosario, ora porque<br />

no dejan de ser interesantes, ora, y ésta es la causa principal, porque con su vida<br />

andan relacionados sucesos pertenecientes a los comienzos de la Descalcez o Recolección<br />

Agustiniana en Portugal, en la segunda época. Perteneció el P. Fr. Antonio,<br />

de nación portugués, a la sagrada Provincia de Santo Tomás, y lo primero que de él<br />

hemos averiguado es que en el año 1656, a 12 de Septiembre, celebrando Definitorio<br />

el P. Rector Provincial Fr. Luis de San Antonio, en Sevilla, funcionó como Definidor<br />

1 ; de donde se infiere que fué elegido para este oficio en el Capítulo Provincial<br />

de 1654. En ese Definitorio se trató de ordenar las bases económicas para fundar<br />

en Moguer, provincia de Huelva, un convento, muy conveniente a dicha Provincia.<br />

En nuestra Historia 2 sale a relucir el P. Fr. Antonio del Rosario asistiendo al<br />

Capítulo Intermedio General celebrado el año 1663, en calidad de Provincial de<br />

dicha Provincia, elegido este mismo año.<br />

Pasado su Provincialato, los Superiores mandáronlo a Portugal, como varón de<br />

experiencia y aptitudes, para que legalizase ciertos<br />

1 Arch. gen., carp. D.<br />

2 Tom. III, núm. 81.


52<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

actos y encarrilase la naciente Congregación de Agustinos Descalzos portugueses,<br />

que había solicitado el ser incorporada a la nuéstra en forma de Provincia,<br />

para afianzar su vida amagada de muchos peligros. Al efecto, se trasladó al punto<br />

de su destino y cumplió su cometido, como se lee en los siguientes párrafos de una<br />

Memoria inédita que vamos a publicar luego: "Viendo, pues, el P. Prior —dice—<br />

abiertos ya con la llave de la paz los pasos a la comunicación de los dos reinos, dejando<br />

el intento de hacer Congregación aparte, conforme al despacho de Roma, se<br />

resolvió en unirse a la Congregación de España. Hay en esta Congregación un privilegio<br />

del Sumo Pontífice, por el cual prohibe que nadie en los reinos de España<br />

vista el hábito descalzo de N. P. San Agustín, si no fuese hijo suyo en la dicha<br />

Congregación: y como Portugal, aunque reino aparte, se comprende en los límites<br />

de España, parece le comprende aquella prohibición, quitando ya el estorbo de la<br />

guerra. A esta prohibición, que parece bastaba para aspirar a la unión con la Congregación<br />

de España, se añadieron otras importantes razones para intentarla: siendo<br />

una de las principales el buscar su arrimo para resistir a la oposición de los PP. Calzados,<br />

cuyas fuerzas hallarían poderosa resistencia en la grande Congregación de<br />

los mismos Descalzos.<br />

Para asegurar más este prudente intento, propúsolo, vestido de sus razones, el<br />

P. Prior a la Princesa de Portugal, pidiéndola para esto su favor. Prometióselo la<br />

Princesa, llevada de dos poderosos afectos: del general con que venera las memorias<br />

de la Reina, su suegra, y también del particular con que ama a los mismos Descalzos.<br />

Escribió luego la Princesa al P. Vicario General de la Congregación de España,<br />

pidiéndole la unión: y agradecido el P. Vicario a esta demanda, mandó al P.<br />

Fr. Antonio del Rosario, portugués, hijo y Padre de la Provincia de nuestros Descalzos<br />

de Andalucía, por haber sido su Provincial, que recibiese en su nombre la<br />

sujeción de los Descalzos portugueses, y en el mismo los uniese e incorporase con<br />

los de España.<br />

En Octubre, pues, de 1668, hallándose el P. Fr. Antonio en el convento de<br />

Ntra. Sra. de la Concepción de Xabregas, extramuros de la ciudad de Lisboa: presentes<br />

por orden de la Princesa el doctor Melchor de Rego, y Andrada, secretario y<br />

canciller de la casa


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 7 53<br />

de la Suplicacion, y el doctor Ignacio de Rego Andrada de su consejo de<br />

Hacienda y desembargador de la Ciudad de Oporto, se celebró el acto de la unión.<br />

Juntóse la Comunidad solemnemente, y en ella dió el P. Prior la obediencia al P.<br />

Vicario General de la Congregación de España en manos del P. Fr. Antonio. Hicieron<br />

lo mismo los otros religiosos, y a todos los recibió el dicho P. Fr. Antonio en el<br />

gremio de la Congregación de España aceptando su sujeción y obediencia. Y porque<br />

la distancia de Lisboa dificultaba el recurso en las ocurrencias de lo que podía<br />

suceder, envió el P. Vicario General al P. Prior una Patente en que, haciéndole su<br />

Comisario, le daba amplias poderes...<br />

De esta Patente de Comisario y de lo que pasó en el acto de la unión se despacharon<br />

a Roma certificaciones auténticas con cartas de la Princesa a los Cardenales<br />

Ursino e Imperiali, Protectores, éste de la Religión, y aquél del reino para que se<br />

pidiese a Su Santidad se sirviera de confirmar lo hecho. Llegados a Roma los papeles,<br />

y puestos en manos del P. Procurador que tiene en aquella corte la Congregación<br />

de España, propuso el P. Procurador la unión hecha al Pontífice, y pidió a Su<br />

Santidad la confirmase." Hasta aquí, la Memoria supradicha; después se verá cómo<br />

y por qué la unión de estos conventos de Portugal a nuestra Congregación no tuvo<br />

efecto duradero y firme. Las cosas empeoraron, y el P. Fr. Antonio del Rosario<br />

hubo de abandonar su patria, desistir de los buenos propósitos que acariciaba y volver<br />

a su Provincia.<br />

En junio del año 1675 aparece el P. Antonio como Prior actual del convento de<br />

Sevilla, y lo sabemos por un documento del archivo de Indias 1 en que certifica que<br />

han llegado de diferentes conventos algunos religiosos que en la misión de ese año<br />

pasaron a Filipinas. Es de observar que él se firma Prior y Provincial absoluto. A<br />

pesar de sus muchos años, el P. Fr. Antonio fué designado de nuevo Prior Provincial<br />

en Abril de 1684 y en el mes de Mayo del propio año asistió al Capítulo General<br />

congregado en Alcalá de Henares 2 ; y en él desempeñó el oficio de escrutador de<br />

las elecciones 3 . Raro nos<br />

1 Contr., est. 45, caj. 2, leg. 8/11.<br />

2 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />

3 Arch. gen., carp. de Capít.


54<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

parece que fuese elegido Provincial otra vez cuando tenía cerca de los 80 años,<br />

pero, en la lista del Libro de difuntos de la Congregación, no aparece otro Antonio<br />

del Rosario a quien adjudicarle este cargo, pues, si es deficiente ese libro, parece<br />

que la muerte de un Provincial no pasaría por alto al encargado de llevar el registro,<br />

a no ser que digamos que el Antonio del Rosario que figura fallecido en Sevilla<br />

hacia el 1575 sea nuestro biografiado, cosa que nos parece inverosímil, puesto que<br />

no advierte el libro que sea Exprovincial, como suele decirlo siempre. En el tomo<br />

IV de las Crónicas 1 se hace constar que el P. Fr. Antonio del Rosario, Provincial de<br />

Andalucía, no asistió al Capítulo General Intermedio de 1687 porque había muerto.<br />

Esto sí coincide con el Libro de difuntos citado 2 , pues da a entender que acabó su<br />

vida nuestro biografiado hacia mediados del 1687. El tiempo exacto de su muerte<br />

fué entre el 18 de Abril y el 17 de Mayo, es decir, lo que va de la celebración del<br />

Capítulo Provincial a la del General.<br />

Pero nuestros lectores se quedarán con ganas de conocer cómo llegaron los Padres<br />

Descalzos de Portugal a incorporarse con nosotros, y cuál fué el origen de sus<br />

conventos, así como interesará a todos saber el desenlace de esta materia. Pues<br />

bien, existe en el convento de la Encarnación, de Madrid, de nuestras Agustinas<br />

Recoletas, un librito manuscrito, autógrafo, en el cual se pormenorizan, precisan y<br />

pintan con colores muy naturales el principio y desenvolvimiento de tales conventos,<br />

y vamos a reproducirlo íntegramente. Muévennos a ello varias razones no destituidas<br />

de fundamento. En primer lugar, esa historia encaja muy bien en la nuéstra,<br />

porque en cierto modo nuestra florecientísima Congregación sirvió de tipo y estímulo<br />

a los fervorosos Padres Calzados de Portugal para introducir la santa Reforma<br />

en aquellos sus conventos, muy de acuerdo con la tendencia reinante de la época,<br />

tendencia que se inspiraba en el Concilio de Trento, el cual aconsejaba y recomendaba<br />

la reformación en las comunidades religiosas. Por otra parte, habiendo tenido<br />

origen nuestra Congregación de España en Portugal, debido al esfuerzo santo del<br />

Venerable Tomé o Tomás de Jesús, y habiéndose quedado<br />

1 Núm. 1.058.<br />

2 Fol. 29.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 7 55<br />

Portugal sin los beneficios de ésta porque en aquella Provincia no se había logrado<br />

aclimatar la Recolección y en la de Castilla sí, los Padres Portugueses andaban<br />

solicitando plantar allí de nuevo la Recolección para que diese los opimos frutos<br />

que en España, Italia y Francia estaba dando: y así, estimulados santamente por<br />

el ejemplo de ésta, dieron principio a la realización de sus propósitos. Que haya<br />

relación estrecha entre nuestros conventos y éstos de Portugal, cuya existencia se<br />

esboza en el librito de que se trata, dícelo muy bella y claramente el P. Fr. Eustaquio<br />

de San Ubaldo 1 : "Alia item Congregatio Discalceatorum non multis ab hinc<br />

annis incoepit in Regno Portugaliae, Serenissima Aloysia María Regina promouente,<br />

cuius institutionis notitia cum a Clementis X. Constitutione Sollicitudo Pastoralis,<br />

8. Februar. 1675. sufficienter habeatur, eam videre est in dictis Litteris Apostolicis<br />

nostrae Congregationis litt. 23. Posita est autem ibi inter nostras, quia de mandato<br />

Sedis Apostolicae nostrae Congregationis Constitutiones observare tenetur, et<br />

nostris propterea privilegiis fruitur. Hanc solam de huiusmodi Congregatione considerationem<br />

addo, quod tandem ad Vrbem Vlysiponem vbi V. P. Thomas a lesu<br />

incoaeperat, et nude exierat, post excursas Hispaniam, Italiam, et Gallias, redierit<br />

Augustiniani Ordinis Reformatio. Divinae bonitati propterea laus".<br />

Fuera de esto, la Congregación de Portugal fué algún tiempo nuéstra por la incorporación<br />

que se verificó, y sobre todo por el espíritu que la informaba y por los<br />

vehementes afectos que a la de España tenía, y por eso justo nos parece y muy obvio<br />

que hagamos propia su historia. Y si los Cronistas, nuestros antecesores, pusieron<br />

a nuestra consideración los ejemplos de aquellos Religiosos que, descalzos y<br />

muy penitentes, con hábito humilde y reformado, pasaron a evangelizar a Méjico<br />

enviados por Santo Tomás de Villanueva, y si también historiaron con santa complacencia<br />

los principios<br />

1 Qvodlibeta Regvlaria sive rerum regularium, et ad Patres Excalceatos Ordinis Eremitarvm Sancti<br />

Avgustini præcipue spectantium dvbia varia in qvibvs plvna de eodem Ordine; el alia mvIta Regularibus<br />

omnibus communia, nec inutilia, vt ex primo Indice, tractantur a P. Evstachio a S. Vbaldo<br />

ex eisdem excalceatis, Mediolanensi discussa, et dita. Mediolani, MDCXCI. Typis Caroli Antonii<br />

Malatestæ. Cum privilegio, pág. 107, 1.ª c.


56<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de la Congregación de Italia y la de Francia como procedentes de la de España,<br />

no estarán fuera de su lugar las páginas que a la de Portugal dediquemos nosotros.<br />

El opúsculo de referencia fué copiado por el P. Fr. Pedro Corro del Rosario del original<br />

que reposa en el dicho convento de la Encarnación, y lo copió alterando la<br />

ortografía, la puntuación y alguno que otro leve giro y vocablo con el fin de acomodarlo<br />

al gusto moderno. Nosotros lo daremos tal cual lo trascribió, que de todos<br />

modos es edificante, instructivo y verdadero. Y si no lo fuera, no se atrevería a decir<br />

el P. Gregorio de Santiago, Agustino Calzado, en su hermosísima obra Ensayo<br />

de una biblioteca Ibero-Americana 1 lo siguiente: "Casi toda la obra está dedicada a<br />

referir los grandes trabajos y contrariedades que hubo de padecer el fundador para<br />

llevar a cabo el restablecimiento de los PP. Recoletos en Portugal. El P. Santa Teresa<br />

apunta cosas muy curiosas y relata hechos tan importantes, que juzgamos ha de<br />

ser su libro una de las fuentes de más amplia información para la historia de la Orden<br />

en Portugal en aquella época".<br />

Pues bien, allá va la Memoria tal cual la tomó el diligente Padre Corro con destino<br />

a esta Historia.<br />

1 Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, por el P. Gregorio de<br />

Santiago Vela, de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús, de Filipinas. Obra basada en el<br />

Catálogo Bio-bibliográfico agustiniano del P. Bonifacio Moral, Ex Provincial de la Matritense.<br />

Publícase a expensas de la expresada Provincia de Filipinas.– Vol. II. Ci-F. Con las licencias necesarias.<br />

Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús. Calle de Juan<br />

Bravo, núm. 3; 1915.- Pág. 63.


ARTÍCULO VIII<br />

Sumario: Resumen del principio de los agustinos descalzos en Portugal.– Vida del P. Fundador<br />

Fr. Manuel de la Concepción.– Más documentos sobre lo mismo.<br />

Resumen del principio de los Descalzos y Descalzas, de N. P. S. Agustín<br />

en Portugal escrito<br />

por la M. Relig. Madre Sor Ana María de la Concepción Priora del<br />

Convento Real<br />

de la Encarnación de Madrid por Fr. José de Santa Teresa de la misma<br />

Reforma<br />

hijo del Convento Real de Nuestra Sra. de la Concepción de Xabregas<br />

extra muros de Lisboa.<br />

A la M. Relig. M. Sor Ana María de la Concepción,<br />

Priora del Convento Real de la Encarnación<br />

Al oficio de Priora de esa santo y Real Convento vinculó la Ven. M. Mariana<br />

de San José, con las demás virtudes, su celo ardiente de la honra de Dios: y como<br />

V. S. la heredó el oficio, también la sucedió en el celo, que fué sin duda quien obligó<br />

a V. S. a mandarme escribiese este Resumen, para que, ya que su celo no plantó<br />

en Portugal nuestra Reforma, a lo menos se lograse con su noticia. A otro que no<br />

fuera yo, fuera facil el asunto; pero no lo ha sido a mí, que si bien no me ha faltado<br />

para obedecer la prontitud del ánimo, ha, sí, faltado la del ingenio. En la materia de<br />

esta obra tendrá larga materia para alabar a Dios y para admirarle V. S. porque,<br />

aunque no trato de virtudes de los sujetos de la Reforma, han sido admirables sus<br />

principios y muy costosos sus progresos. Pero en lo que ha puesto mi pluma, no hay<br />

de que nadie se admire, porque lo mucho que hay malo es mío: y si hay algo bueno,<br />

es de Dios. Su Divina Majestad dé a V. S. todos los bienes con que sabe enriquecer


58<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a los que ama. Madrid, en el Convento y día de Ntro. P. S. Agustín del año de<br />

1669.<br />

De V. S. súbdito q. s. m. h.<br />

Fr. José de Sta. Teresa.<br />

RESUMEN DEL PRINCIPIO DE LOS DESCALZOS Y DES-<br />

CALZAS<br />

DE N. S. S. AGUSTÍN EN PORTUGAL<br />

Introducción<br />

Produjo en todos los siglos la Provincia de N. P. S. Agustín de Portugal varones<br />

grandes, mostrándose en esto rama ilustre de aquel ilustre árbol que en la viña<br />

de la Iglesia plantó el gran viñadero de Dios San Agustín N. Padre.<br />

Transplantó este garfio en Portugal su querido discípulo San Profuturo, el cual<br />

pasando por mandado de su gran maestro a Belen, a comunicar un negocio con S.<br />

Jerónimo, hizo viaje por Toledo en sazón que se celebraba allí Concilio, y deponiendo<br />

en él justamente al Arzobispo de Braga en Portugal, pusieron en aquella<br />

silla a S. Profuturo, solicitados los Padres, no sólo del conocimiento de sus méritos,<br />

sino también, a lo que se puede creer, de la opinión grande que concibieron de él,<br />

por discípulo de S. Agustín.<br />

Consagróse Profuturo, y comenzó a gobernar su Arzobispado, haciéndolo dichoso<br />

con el pasto saludable, que como santo y docto dispensaba a sus ovejas. Y<br />

porque sobreviviese a su vida el amoroso y pastoral cuidado con que las trataba,<br />

fundó en su Arzobispado de Braga la Orden de N. P. S. Agustín por los años de<br />

nuestra Redención 393, viviendo nuestro gran Padre: ejecutoria que prueba claramente<br />

la nobleza de la Provincia de Portugal; pues entre todas las que hoy florecen<br />

logra la ancianidad y primogenitura.<br />

En corto espacio de tiempo esta Provincia, esta rama de aquel árbol africano<br />

pasó a ser árbol tan grande, que echo copiosas ramas. Fuéronlo muchos conventos<br />

que en Galicia y Entre-Duero y Miño se fundaron en aquél y en los siguientes siglos,<br />

hasta que castigó Dios a España con la entrada de los moros, que, como enemigos<br />

de Dios, emplearon su furor en sus ministros y en sus templos.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 59<br />

Pero en tan universal estrago, aunque perecieron casi todos los conventos, no<br />

se extinguieron del todo. Perdonó a algunos la barbaridad de los moros, dando con<br />

esto lugar a que el árbol de nuestra Orden, aunque despojado de la pompa mayor de<br />

sus ramas, se conservase en algunas. De las cuales aun se conserva hoy el insigne<br />

monasterio de Lorvan, dos leguas de la célebre ciudad de Coimbra, si bien trocado<br />

de suerte en moradores y instituto, que es hoy de monjas bernardas, siendo en tiempo<br />

de los moros de religiosos agustinos.<br />

En esta casa y otras se fué continuando, a pesar de los tiempos y de sus variedades<br />

nuestra Religión sagrada en aquel reino sin haberse roto ya más el hilo de la<br />

sucesión hasta nuestros tiempos, dando en todos fruto tan copioso de santidad y<br />

letras con sus hijos, que después de haber resplandecido en el mundo luces sobre el<br />

candelero de la Iglesia militante, se trasladaron al cielo estrellas de la triunfante.<br />

Fueron de los principales San Profuturo su fundador, San Toloveo, San Fructuoso,<br />

San Martín de Dume arzobispo de Braga, San Renovato arzobispo de Mérida,<br />

San Nunto, San Aveirado, San Román, San Eleuterio, San Antonino, y otros<br />

muchos Santos que en aquellos tiempos nos dejaron con sus santísimas vidas estampadas<br />

sus pisadas en el yermo de nuestra Religión, para que tomásemos la senda<br />

estrecha del cielo.<br />

En nuestra edad y en la de nuestros padres y abuelos gozó también esta Provincia<br />

hijos que en santidad y puestos la ilustraron. Vió Braga sentados en su silla arzobispal<br />

a D. Fray Agustín de Castro o de Jesús, que rehusó el virreinato de Portugal:<br />

a D. Fray Alejo de Meneses, virrey que fué de aquel reino y de la India, presidente<br />

del Consejo de Portugal en la corte de Madrid y Capellán Mayor de los Católicos<br />

Reyes D. Felipe 3.º y Dña. Margarita de Austria. En Coimbra fueron obispos<br />

D. Fray Juan Suárez y D. Fray Gaspar del Casal, primero presidente de Ordenes en<br />

Portugal. En Liria rigieron su catedral el mismo D. Fray Gaspar del Casal y D. Fray<br />

Antonio de S. María, nieto del rey D. Juan el 2.º de aquel reino. La ciudad de Oporto<br />

logró por prelado a D. Fray Juan de Valladares: la de Miranda al mismo y a D.<br />

Francisco Pereira, que también fué electo de Lamego.


60<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En la India Oriental ocupó la silla arzobispal de Goa, primada de la India, D.<br />

Fray Alejo de Meneses ya nombrado y D. Fray Sebastián de San Pedro. La obispal<br />

de Couin D. Fray Luis de Britto, gobernador de la India. Fueron también obispos de<br />

varias iglesias D. Fray Pedro de San Agustín, D. Fr. Gaspar Cano y otros: y están al<br />

presente electos Fr. Cristóbal de Silveira arzobispo de Goa y Fray Cristóbal de Almeida<br />

obispo de Farga.<br />

Los confesores de reyes y de la serenísima Casa de Berganza: los predicadores<br />

de reyes y sus consejeros: los catedráticos públicos: los deputados del Santo Oficio<br />

de la Inquisición y sus calificadores, y otros religiosos que han ocupado semejantes<br />

horosos puestos, no se permisa copioso número a la brevedad de este resumen. Basta<br />

decir que siendo en Portugal muy usado fiar a las Religiones grandes puestos, la<br />

de San Agustín N. P. si no ha excedido en esto a todas, no la ha excedido ninguna.<br />

Entre tantos y tan grandes hijos como esta fecunda madre ha criado a sus pechos<br />

con la leche de su doctrina, no merece el lugar infimo el P. Fray Manuel de la<br />

Concepción: antes sobresale entre muchos, pues le escogió Dios, como es de creer,<br />

para que fuese el guía que descubriese las denodadas huellas que los antiguos Padres<br />

de nuestra Provincia de Portugal dejaron estampadas en el camino real de la<br />

Cruz, borradas y apagadas ya en mucha parte por la injuria del tiempo y descuido<br />

de nuestra naturaleza, dando el dicho Padre principio a la Recolección de nuestra<br />

Orden en aquel reino para frailes y para monjas.<br />

Pero supuesto que el P. Fray Manuel de la Concepción es el que ha fundado esta<br />

Reforma, justo será que en dar alguna noticia del corra algún poco la pluma.<br />

Harémoslo sin romper las leyes de la brevedad que debe guardar un resumen.<br />

CAPÍTULO I.<br />

Patria, nacimiento y padres del P. Fray Manuel de la Concepción.<br />

Villaviciosa, villa noble del estado de Berganza, y corte de sus serenísimos duques,<br />

situada en la provincia de Alentejo, nobilísima en Portugal, fué la patria del P.<br />

Fr. Manuel de la Concepción. Nació


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 61<br />

en ella, asaltando los dolores del parto a su madre la noche del jueves Santo,<br />

andando las estaciones, a los nueve de Abril del año de 1631, dia célebre y festivo<br />

en nuestra Religión, por haberla en otro tal enriquecido el cielo con el cuerpo de<br />

nuestra Madre S. Mónica, trasladándose al convento de N. P. San Agustín de Roma.<br />

Fué su padre D. Pedro Quiros caballero irlandés, y tan ilustre, que era de una<br />

de las casas más ilustres de aquel reino. A su madre, que aun vive, baste ahora por<br />

elogio su santa y heroica resolución, pues cargada de años, por cargarse de merecimientos,<br />

se alistó debajo de la bandera de nuestro gran capitán San Agustín entre<br />

sus monjas reformadas en el convento que fundó su hijo, reconociéndole por padre.<br />

Obligó a D. Pedro a dejar su patria no querer dejar su religión antigua. Acogióse<br />

a la serenísima casa de Berganza, siendo sus duques D. Juan 2.º del nombre y<br />

Dña. Luisa Francisca de Guzmán, asilo cierto de los perseguidos y peregrinos por la<br />

causa que D. Pedro defendía. En esta casa pasó algún tiempo, hasta que, trocando<br />

aquellos señores el estado de duques por el de reyes, pasaron su corte a Lisboa,<br />

siguiéndoles D. Pedro, a quien fiaron la enseñanza del príncipe D. Teodosio su<br />

heredero. Tanta opinión tenían concebida de las partes de este caballero ilustre;<br />

pero él la desempeñó sacando a Teodosio un cabal príncipe.<br />

CAPÍTULO II.<br />

Toma el hábito de N. Padre: muda de vida en los estudios y pásase<br />

a Penafirme.<br />

Apenas tocó el P. Fr. Manuel los años competentes para entrar en Religión,<br />

cuando, muerto ya su padre, tomó el hábito de N. P. San Agustín en el nobilísimo<br />

convento de nuestra Sra. de Gracia de Lisboa.<br />

Pasado el noviciado, estudió filosofía en el colegio de San Agustín de la misma<br />

ciudad: y habiendo descubierto a los toques de la filosofía los quilates de su ingenio,<br />

le enviaron a estudiar teología en el colegio


62<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de Coimbra, en cuya Vniversidad se halla un rigorosísimo crisol de los ingenios.<br />

En aquel colegio entre los desahogos de estudiante y los ahogos del estudio,<br />

bastantes unos y otros a divertir el espíritu más advertido, envió Dios un rayo de luz<br />

al P. Fr. Manuel para que, haciendo más aprecio de la teología mística, cuidase menos<br />

de la especulativa. Dió con grande fervor en darse a la oración y camino del<br />

espíritu, y en breves días llevó los ojos de los colegiales mudanza tan impensada en<br />

un joven cuyo proceder, bien que no escandaloso, era harto divertido y jovial.<br />

Acabó sus estudios saliendo tan aventajado en ellos, que le ofrecieron cátedra,<br />

escalón para las dignidades mayores fuera y dentro de la Orden. Pero él que miraba<br />

ya los escalones que llevan a la honra como los que llevan a la horca, siguiendo la<br />

voz del divino Esposo, que llamaba a su alma para diferentes empleos, puso los<br />

ojos para retirarse en el convento de Penafirme, pidiendo y alcanzando licencia de<br />

los prelados para pasarse a él.<br />

CAPÍTULO III.<br />

Instituye con otros un modo de Recolección.<br />

Penafirme es un convento de nuestra Orden situado en un desierto como nueve<br />

leguas de Lisboa, discurriendo por la orilla del mar océano. Fundolo San Ancirado<br />

y reedificolo San Guillermo. Bien se echa de ver fué obra de dos espíritus tan grandes<br />

en lo poco que se muestra del edificio antiguo del convento que está junto al<br />

moderno: porque es tan estrecho y humilde, que los conventos de hoy son anchurosos<br />

y soberbios. Fundaban nuestros antiguos sus conventos por el nivel de su espíritu,<br />

y como éste era de pobreza y humildad, salían los conventos pobres y humildes.<br />

Era su cuidado edificar espiritualmente en sí y edificar a los prójimos: y así, cuando<br />

edificaban conventos, no edificaban como hoy palacios.<br />

Este es el convento de Penafirme, y el más antiguo que hoy posee la Orden en<br />

Hespaña. Para él se retiró el P. Fr. Manuel, adonde vivía el muy religioso P. Fr.<br />

Manuel de la Asunción, Lector Jubilado, en quen se competían letras y virtudes.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 63<br />

Este religioso, pues, con el P. Fr. Manuel y los Padres Fr. Bartolomé de Santa<br />

Maria, Fr. Ignacio de los Angeles y otros que deseaban más perfecto modo de vida<br />

de lo que en la Provincia se guardaba comunmente, instituyeron en aquella casa,<br />

con licencia del Rsmo. P. General, un modo de recolección que se resumía en vivir<br />

ajustados a las Constituciones, añadiendo algo más: pero era la vida tal, que poca o<br />

ninguna diferencia tenían de los Descalzos, sino era en el hábito y zapatos. Marchitóse,<br />

empero, en breve este pimpollo de Reforma con la ocasión que ahora se dirá.<br />

CAPÍTULO IV.<br />

Fin temprano de la Recolección.<br />

Fué a visitar aquel convento el P. Vicario Provincial, el Maestro Fr. Juan de<br />

Sahagún o de Melo, y halló al P. Prior de él y a otros quejosos de la vida que se<br />

hacía allí, llamándola yugo insoportable a los que no la habían profesado. El P. Vicario<br />

Provincial, aunque era religioso de grande opinión de virtud y letrado, no se<br />

atrevió o no le pareció debía sacar el rostro por la Reforma: y así dejó libertad a los<br />

religiosos para seguirla o no, a elección de cada uno.<br />

Y como el partido de la virtud sea siempre lo menor, prevalecieron los que<br />

rehusaban la Reforma, y se puso ésta impractible en aquella casa, acabando lastimosamente,<br />

y sucediendo en su lugar el modo de vida menos ajustado que antes de<br />

la Reforma había. Pero presto se le cogió el fruto, como lo dirá este suceso trágico.<br />

Antes de plantearse la Reforma en aquel convento, permitíase en él a los religiosos,<br />

por concesión del P. General, el entretenimiento de los naipes. Entró la Reforma,<br />

y acabóse el juego: pero volvió el juego, acabada la Reforma.<br />

Sucedió, pues, que estando algunos religiosos en este entretenimiento una noche,<br />

hubo cierto enojo entre dos, y llegó a tanto, que uno de ellos, asiendo el candil<br />

de la mesa, descargó tal golpe en la cabeza del otro, que o murió luego, o de ahí a<br />

poco. Parece por este fracaso no se agradó la Majestad divina de arrancarse de<br />

aquel convento


64<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

la tierna planta que en él se había plantado de Reforma. La cual, si hubiera permanecido<br />

allí, no permitiera aquel entretenimiento que dio la ocasión a tan grande<br />

escándalo.<br />

CAPÍTULO V<br />

Pásase el P. Fr. Manuel al convento de Lisboa.– Otro suceso trágico<br />

en Algarbe.<br />

Viendo, pues, antes de aquel suceso acabada su Reforma, los Padres Fr. Manuel,<br />

Fr. Bartolomé y Fr. Ignacio pidieron mudanza para el convento mayor de Lisboa,<br />

pareciéndoles que para disimular y encubrir mejor sus ejercicios espirituales<br />

era aquella casa a propósito: porque, habiendo en ella 130 religiosos, vivirían con<br />

menos nota entre tantos, que en otra casa de pocos.<br />

Llegados a aquel convento, quedóse el P. Fr. Bartolomé en él sin particular<br />

ocupación, dándose al P. Fr. Ignacio la de Maestro de novicios con ayuda del P. Fr.<br />

Manuel. Pero lo dejaron presto. Parece que fué la ocasión que, habiendo allí un<br />

novicio muy gran caballero, quería el P. Provincial le tratasen con algunas exsenciones<br />

no de novicio. Opúsose el Maestro con tan religiosa y constante resistencia,<br />

que por no venir en esto hubo de dejar el oficio. Pérdida grande fué para los novicios,<br />

que aunque habían logrado su doctrina poco tiempo, se les lució mucho.<br />

Con esta ocasión salieron del noviciado para el convento los Padres Fr. Manuel<br />

y Fr. Ignacio. Y a poco espacio de tiempo sucedió que en el convento de Loulé ?,<br />

reino del Algarbe, un religioso que traía harto cansada la Orden con sus travesuras,<br />

y ella a él con penitencias, tuvo no sé qué cuestión con un hermano lego, con un fin<br />

tan desdichado que, echando el religioso el sello a sus maldades, hirió de muerte al<br />

hermano.<br />

Llegó la desdichada nueva a los Prelados de la Provincia, y doliéndose altamente<br />

de ver manchado el crédito de la Orden y ajada su reputación, atendieron a<br />

trasplantar de aquel convento la familia con que se hallaba, y poner en su lugar religiosos<br />

cuya vida y ejemplo


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 65<br />

sobredorase el yerro, y restaurase el crédito perdido por aquel desmán: que, para<br />

ser más sensible, no se había disimulado su noticia.<br />

CAPÍTULO VI.<br />

Ofrécese el P Manuel para aquel convento, pero no lo ejecuta.<br />

Entre los religiosos que se ofrecieron para aquella misión fué uno el P. Fr. Manuel:<br />

el cual, habiendo pedido licencia para pasar a la India, a buscar las riquezas<br />

que en aquella oriental parte del orbe han hallado muchos siervos de Dios y<br />

habiéndosela negado (quizá le tenía Dios destinadas sus Indias en Portugal) quiso<br />

en esta ocasión pasar al Algarbe, adonde con el retiro y con la obligación con que<br />

habían de ir los moradores de aquel convento, daría a los deseos de su espíritu algún<br />

desahogo y haría a Dios algún servicio.<br />

Ofrecido, en fin, a aquella misión, no sé qué accidentes impidieron su efecto,<br />

sacando de ella el Padre sólo el fruto de su deseo y una patente de confesor de seculares,<br />

dispensando con él los Prelados en la edad, que, siendo entonces 30 años, era<br />

muy corta, según leyes de la Religión para ejercer aquel oficio: pero dispensaron<br />

con él por la necesidad que había de ejercerle en aquel convento.<br />

Sacada, pues, con esta ocasión la patente, que no sacara sin ella, y no se ejecutando<br />

la ida del Algarbe, se hubo de quedar el P. Fr. Manuel como de antes en el<br />

convento de Lisboa.<br />

No hay caso que para Dios sea acaso: pero hay muchos que parece se toca con<br />

las manos permitir su Divina Majestad grandes males para sacar grandes bienes, y<br />

que pudiendo parecer al pagano o al cristiano desatento que la Providencia Divina<br />

permitiendo los males se descuida, parece se muestra a los ojos que su permisión se<br />

dirige a disponer grandes bienes.<br />

Habíase retirado el P. Fr. Manuel para el desierto de Penafirme, como se ha referido,<br />

e instituida en él la vida común, y desbarata el Prelado sus intentos. Pásase a<br />

Lisboa, entra en el noviciado, y dásele ocasión de salirse con pérdida de los novicios.<br />

Intenta el viaje de la India, y no se lo dan los Prelados. Pide al P. General de<br />

los


66<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Descalzos de Italia le admita en aquella Congregación, y le despide. Sucede un<br />

escándalo en el Algarbe para que él se ofrezca a ir a poblar aquel convento, y hay<br />

accidentes que lo estorban. Solamente Ie sirve su resolución de meterle en las manos<br />

una patente de confesor, que fué el medio que le trajo a ellas el logro más feliz<br />

de sus intentos, que miraban a vivir en una Reforma. Pero el cómo lo dirá el siguiente<br />

capítulo.<br />

CAPÍTULO VII.<br />

Ofrécesele ocasión de confesar a la Reina, que le nombra su confesor.<br />

Llegóse en esta sazón, recibida la patente, la fiesta de N. P. San Agustín, en la<br />

cual la Serenísima Reina de Portugal Doña Luisa Francisca de Guzmán, viuda ya<br />

entonces y desembarazada del gobierno del reino, solía por la gran devoción que<br />

tenía a nuestro Gran Padre, cuya correa ceñía, ganar el jubileo, enviando a llamar<br />

para sí y las demás personas de Palacio confesores agustinos.<br />

Así lo hizo este año que era el de 1662: pero con una nueva y notable circunstancia,<br />

porque envió a que le mandasen dos confesores, uno viejo y otro mozo.<br />

Dióse el recado al Prior de Nra. Sra. de Gracia, y nombró por confesor el viejo<br />

que fué el P. Presentado Fr. Cristóbal de Quevedo, y éste gustó de llevar por compañero<br />

y confesor mozo al P. Fr. Manuel. Empeñóse en conseguirlo y hubo harto<br />

que vencer: quizá se le traslució al demonio algo de lo que después sucedió, y que<br />

impelido de sus temores puso las dificultades. Fueron en fin a Palacio los Padres Fr.<br />

Manuel y Fr. Cristóbal: éste confesó a la Reina y a la infanta Catalina, Reina hoy,<br />

de Inglaterra: y aquél confesó a las criadas.<br />

Una de éstas, a penas se levantó de los pies del P. Fr. Manuel, cuando fué a decir<br />

a la Reina que aquel religioso mozo era un gran confesor. Dióle curiosidad a la<br />

Reina o lo que es más creíble, movióla superior impulso a reconciliarse con él. Tiene<br />

este religioso un espíritu grande y no es menor su ingenio. Son sus palabras forjadas<br />

en el entendimiento y fraguadas en la voluntad, saetas que traspasan los corazones.<br />

Bien se ha visto en los muchos tiros que para Dios


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 67<br />

ha logrado. Así le sucedió en esta ocasión, porque habló a la Reina de espíritu<br />

tan altamente, que ella le mandó acudiese muchas veces a Palacio: y a pocos lances,<br />

estando vaca la plaza de su confesor, le ocupó en ella, fiándole hasta la muerte su<br />

alma.<br />

Tan alto empleo en años tan pocos, debía despertar en algunos la emulación, y<br />

solicitar la envidia: porque empezaron a hablar del confesor indebidamente. Unos,<br />

y eran los más templados, si bien veneraban su virtud, decían que era de Palacio y<br />

no de convento: que él quería ser santo, pero que quería serlo a su gusto. Otros<br />

echaban por diferente camino, tratando indecentemente su crédito en materias que<br />

venían a ser increíbles por lo mucho que eran graves. Aquí se empezó a labrar la<br />

gran Cruz que, desde que trató de la Reforma, oprime gravemente sus hombros.<br />

Grave si bien dulce pensión que han pagado todos los que los pusieron a semejante<br />

empresa, principiada felizmente por el Padre con la ocasión de confesar a la Reina.<br />

CAPÍTULO VIII.<br />

Trata la Reina de retirarse a un convento.– Persuádela el P. Fr.<br />

Manuel<br />

funde para ello uno de Agustinas Descalzas.<br />

Estando en este estado las cosas, sopló el Espíritu Santo en el corazón de la Reina,<br />

y descubrió el fuego que debajo de las cenizas de los cuidados del gobierno<br />

viviera disimulado.<br />

Ocho años hacía que la Reina había perdido su marido el Rey Don Juan el 4.º<br />

de este nombre, quedando con la tutela del Rey Don Alonso su hijo, y por su menor<br />

edad con el gobierno del reino. Pero ella, preciando solamente las cosas eternas y<br />

despreciando las terrenas, quiso luego entonces trocar el palacio por un convento.<br />

Hizo partícipe de su resolución a quien gobernaba su alma y no halló aprobación,<br />

antes le dijo que debía Su Majestad anteponer el bien público a su particular<br />

sosiego. Cedió la Reina a este dictamen no dejando de la mano el timón de la Monarquía.<br />

Gobernóla con la prudencia y valor que pagarán en eternas memorias sus<br />

vasallos, y en debidas admiraciones los extranjeros.


68<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Viéndose, pues, ahora la Reina desembarazada del gobierno, volvió a arder en<br />

su pecho el deseo del retiro. Para este fin, mandó labrar una casa junto al monasterio<br />

del Sacramento de religiosas dominicas, adonde se compiten la nobleza de la<br />

sangre, la suntuosidad del edificio, y la religiosa observancia.<br />

No pasó la obra de los principios, porque, entrando el P. Fr. Manuel a confesar<br />

a la Reina, la dijo que supuesto Su Majestad quería retirarse, era justo que en esta<br />

acción compitiesen su piedad y su grandeza. Que su grandeza pedía no saliese de su<br />

Palacio para casa ajena, y su piedad la solicitaba a que plantase en Portugal una<br />

religión nueva. Apuntóla la de las descalzas agustinas, y como el corazón de la Reina<br />

vivía tan enamorado de Ntro. Gran Padre, hizo en él dulcísimo eco su nombre, y<br />

fácilmente se persuadió a fundar un convento de esta Orden.<br />

Puso luego los ojos en una quinta y casa que mira a las espaldas de la capilla<br />

mayor de N. Sra. de Gracia con una entrada en medio. Aquí se determinó a labrar el<br />

convento para las monjas y un cuarto para sí, que uniéndose con la capilla mayor de<br />

la Gracia con un arco que cruzase sobre la entrada y le diese paso a una tribuna.<br />

Mandó al Padre confesor hablase al señor de la casa para que se la vendiese, y<br />

es caso digno de ponderación que, amando los portugueses a la Reina no sólo como<br />

a Reina, sino también como a madre, hubo portugués que resistiese a su pretensión<br />

tan justa, que pudiera reventar en violencia. Negó al fin éste su quinta excusándose<br />

con la estrecheza del sitio, y señaló la de los Mascarenas que ya entonces era del<br />

Marques de Sande, embajador en Inglaterra. Favor parece fué especial del cielo el<br />

haberse negado la quinta a la pretension de la Reina; porque, si se concediera, labrara<br />

allí la Reina el convento de las monjas, y con la vecindad del convento de la<br />

Gracia de nuestros Padres Calzados es muy probable que ellos las asistieran a sus<br />

confesiones y gobierno: con que no hubiera la ocasión para fundar la Reforma de<br />

los frailes, que fué aquella asistencia.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 69<br />

CAPÍTULO IX.<br />

Descríbese el sitio del retiro y convento de la Reina.– Envía a Roma<br />

por orden para fundarle y que se descalcen algunos Calzados para<br />

gobernarle y asistirle.<br />

Yace esta quinta cerca de los muros de Lisboa en un sitio a que llaman Xabregas,<br />

célebre por su amenidad y por serlo de los dos famosos conventos San Francisco<br />

y San Benito. Levántase sobre la playa del Tajo una hermosa eminencia, a la<br />

cual sirve esta quinta de corona. Ennoblécenle muchos frutales, viña y agua excelente<br />

y copiosa. Cércanla fuertes muros, que por la parte que mira al Tajo rematan<br />

en una entrada pública de la ciudad. Al otro lado de la estrada están unas nobles y<br />

grandes caserías que lo son de la quinta y se dan la mano con ella por un pasadizo<br />

sobre un arco, que pasa sobre la estrada. Entre las casas y el Tajo hay un jardín que<br />

sustenta un gran terrapleno estribado sobre unos fuertes y altos paredones, cuyos<br />

cimientos bañan las aguas del Tajo. Lleva aquí este río tres leguas de ancho, y es<br />

tan hondo, que se deja navegar de bajeles de alto borde, con que hace muy vistoso<br />

este sitio dilatándose espaciosamente la vista por un río que ya es mar en la grandeza,<br />

y tan sereno, cuando no hay tormentas, que parece un espejo de plata.<br />

Este es el sitio que quiso la Reina honrar con su retiro y consagrar con su convento.<br />

Celebróse el contrato de la compra, y como las casas estaban aún imperfectas,<br />

cometió al P. Fr. Manuel que las perfeccionase. Aquí lució su industria, porque<br />

al mismo tiempo ocupó en la obra tantos y tan varios oficiales y apremióles tanto,<br />

que en breve se halló dispuesto un palacio para una reina, y un convento para unas<br />

monjas.<br />

Labró una capilla real con tal arte, que enfrente del altar mayor dispuso el coro<br />

de las monjas, y al lado del Evangelio una tribuna alta para la Reina, quedando la<br />

capilla común a todas. Al mismo lado del Evangelio puso confesonario cerrado y<br />

reja de Comunión para la Reina; y más abajo otra reja de Comunión y confesonario<br />

cerrado para las monjas, quedando de las casas que habían de ser Palacio


70<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

para otras en que había de estar el convento la comunicación de una puerta,<br />

que daba paso del uno al otro.<br />

Mientras la obra crecía en lo material, no se descuidó de lo espiritual la Reina.<br />

Envió a Roma por Breve para sacar del convento de nuestra madre Santa Mónica<br />

de Lisboa de Calzadas de nuestra Orden a cinco religiosas de aquel espíritu que le<br />

pareció era menester para fundadoras. Y porque el P. Fr. Manuel llevaba la mira no<br />

tanto en la reforma de monjas como de frailes, para facilitar ésta y darla algún principio,<br />

persuadió a la Reina a que alcanzase despacho para que algunos religiosos de<br />

los Calzados se descalzasen, para asistir al gobierno y confesonario de las monjas:<br />

porque no era conveniente que siendo las monjas descalzas las gobernase quien no<br />

lo fuese.<br />

Por uno y otro escribió la Reina a Roma al P. Maestro Fray Buenaventura de<br />

las Llagas, Provincial que había sido de nuestros Observantes de Portugal, hombre<br />

de rara industria: y para despertarle más, le nombró por su agente en aquella Curia,<br />

y le señaló grueso salario.<br />

CAPÍTULO X.<br />

Pásase la Reina de Palacio para su nuevo retiro.– Ordena la asistan<br />

el P. Fr. Manuel y otros Calzados.<br />

Luego que la dicha quinta y casas de Xabregas estuvieron capaces de pasarse a<br />

ellas la Reina, dejó el Palacio: y acompañada de sus hijos el Rey D. Alfonso y el<br />

Infante D. Pedro y de los grandes de la Corte, se pasó a Xabregas a 17 de Marzo de<br />

1663. Era entonces sábado, víspera de Palmas. Parece que fué misterio, porque para<br />

la Reina fué éste su mayor triunfo. Aquí quiso ir a esperar los despachos de Roma.<br />

El Jueves Santo fué el día en que, celebrándose en la capilla real la primera Misa,<br />

se puso el Santísimo Sacramento descubierto en el monumento al uso de Portugal.<br />

Continuáronse los tres días con grande solemnidad los oficios, dando la Reina<br />

con esto feliz principio a su asistencia en aquel lugar, adonde quiso asistiese también<br />

su real familia y casa.<br />

Para los religiosos calzados que ordenó la asistiesen y se habían de descalzar,<br />

tomó una quinta y casa un tiro de piedra de la suya. Eran


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 71<br />

éstos el P. Fr. Manuel su confesor: el P. Fr. Bartolomé de Santa María, y el P.<br />

Fr. Ignacio de los Angeles, que habían sido sus compañeros en Penafirme, cuando<br />

la Reforma, y servían ahora de capellanes a la Reina: el Hermano Fr. Domingo de<br />

la Madre de Dios, lego, a quien se encargó el aseo de la capilla y sacristía: a los<br />

cuales se les juntó poco después el P. Fr. Domingo, que pasó, como piamente se<br />

cree, a la bienaventuranza ya descalzo el año de 1665.<br />

CAPÍTULO XI.<br />

Llegan los despachos de Roma.– Véncense las dificultades<br />

que se oponen a su ejecución.<br />

Alcanzáronse los despachos en Roma del Pontífice para las monjas, y del General<br />

de la Orden para los frailes, sin haber en esto dificultad de importancia. Enviáronse<br />

a la Reina, que viéndolos en sus manos, le parecía tener en ellas un cielo.<br />

Mandó se presentasen al cabildo de la catedral de Lisboa, sede vacante, con súplica<br />

de que, visitando el convento que estaba dispuesto para las monjas, y hallándose<br />

capaz de habitarse, diesen licencia para la nueva fundación. Facilitóse esto luego al<br />

principio, de suerte que para la entrada de las monjas y para descalzarse los religiosos<br />

se señaló el día de Pascua del Espíritu Santo.<br />

Pero el demonio, como despertando de un sueño, en que estuviera sepultado<br />

hasta entonces, empezó a levantar tales montes de dificultades, que atajaron los<br />

designios de la Reina y la solemnidad prevenida. Los PP. Calzados, que en un<br />

cuerpo formado de los más graves dieron gracias a la Reina por querer retirarse<br />

para un convento de su Orden, viendo ahora que se entablaba Descalcez de religiosos<br />

suyos en el reino, se hallaban arrepentidos, y temían que lo que ahora en pocos<br />

empezaba como grano de mostaza, vendría a ser árbol grande, cuya comparación<br />

luciese menos su Provincia. Esto, aquí y en todo el discurso adelante, cuando se<br />

hablare de las contradicciones de los PP. Calzados, se entienda de los menos: porque<br />

los más aman a la Reforma Descalza con grandes afectos.<br />

Adelantóse tanto en esto el sentimiento del P. Provincial y Comisario General<br />

de los PP. Calzados, que llegó a decir al P. Fr. Manuel


72<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que si la Reina les quería contrapesar la honra de escoger para se retirar un<br />

convento de su Orden con el descrédito de introducir en el reino Descalzos, él renunciaba<br />

esa honra.<br />

En resolución, o fuese por influjo de los PP. Calzados o por otro cualquiera<br />

motivo, el cabildo de Lisboa, tropezando, ya en la dote de las monjas, ya en la clausura<br />

del convento, se opuso a su fundación tan reciamente, que no bastaron a doblarle<br />

las diligencias más activas. Debe en eso la Descalcez agradecidas memorias<br />

al Ilmo. Señor Fr. Pedro de Souza, monje benito (tio del conde de Castelmellor,<br />

único y poderoso valido entonces), el cual, siendo obispo electo de Angra, terció en<br />

nuestro favor con los canónigos tanto y con sumisión tan humilde, que a algunos<br />

pudiera parecer, si bien no ajena de su profesión, mucho sí de sus puestos y calidad.<br />

Pero nadie se admire de que no se lograsen estas y otras diligencias, cuando no bastó<br />

a doblar al cabildo el gusto y autoridad del Rey, explicado en un decreto Real.<br />

No zozobró en tanto mar de dificultades el valor del P. Fr. Manuel, y viendo<br />

que remedios tan fuertes habían perdido su fuerza, quitando los ojos del suelo, los<br />

fijó solamente en el cielo: y con la confianza en Dios tomó la pluma, hizo una petición<br />

al cabildo, presentósela, y consiguió el despacho que se había negado a tan<br />

poderosas intercesiones, y a la intervención y gusto del Rey. Dió finalmente el cabildo<br />

licencia para que las cinco monjas dejasen el convento calzado y viniesen a<br />

fundar el descalzo.<br />

CAPÍTULO XII.<br />

Visten el hábito descalzo los religiosos y las religiosas.<br />

Prevenido ya todo lo necesario para la nueva fundación, se dispuso el pasaje de<br />

las religiosas: para cuya ejecución, lunes 21 de Abril de 1664, el Doctor Melchor<br />

del Rego y Andrada, secretario de la Reina, y desembargador de los agravios, fué al<br />

convento de Santa Mónica Ntra. Madre, y en virtud de la comisión que para ello le<br />

dieron el Ilmo. y Rmo. Sr. D. Francisco Sotomayor canónigo reglar de N. P. San<br />

Agustín, obispo de Farga y electo de Lamego, a quien vino cometido el Breve de<br />

Su Santidad, intimó a la M. Priora


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 73<br />

el dicho Breve, por el cual Su Santidad daba licencia a las cinco monjas para<br />

que, saliendo de aquel convento, fuesen a fundar el descalzo. Requirió a la M. Priora<br />

mandase venir las cinco monjas a su presencia, vinieron, y asistiendo otras muchas<br />

para testigos, examinó el secretario su voluntad, si era de dejar la grandeza de<br />

aquel convento por la estrechez del descalzo: y respondiendo que sí, las entregó la<br />

M. Priora al secretario, que las hizo entrar en los coches para el caso prevenidos.<br />

Hicieron esta salida así y no pública, porque de este convento al descalzo no se podía<br />

hacer público y solemne el pasaje por ser grande la distancia.<br />

Llegado, pues, el secretario con las monjas a la iglesia de Ntra. Señora de<br />

Xabregas en la vivienda de los cavalleros coutiños, y apeándose de los coches,<br />

hallaron en la iglesia grande concurso. Esperábalas la grave y numerosa comunidad<br />

de los PP. Calzados y las mayores señoras de la corte, que las habían de llevar a su<br />

dulce y amoroso sacrificio.<br />

Salieron en procesión de esta iglesia, y, después de entrar en la capilla real de<br />

su convento, se entraron las monjas en su interior, y los frailes que se habían de<br />

descalzar quedaron en la capilla, adonde les vistió luego el hábito descalzo el Rmo.<br />

P. M. Fr. José Sotomayor, Comisario general de los PP. Observantes en Portugal.<br />

Los religiosos que se descalzaron fueron: el P. Fr. Manuel de la Concepción,<br />

confesor de la Serenísima Reina y Prelado de los frailes y de las monjas: el P. Fr.<br />

Bartolomé de Santa María, confesor de las monjas: el P. Fr. Ignacio de los Angeles:<br />

el P. Fr. Domingo, y el Hermano Fr. Domingo de la Madre de Dios, lego, sacristán<br />

de la capilla real. Las religiosas no es menester nombrarlas, porque, después de<br />

haber fundado la Recolección para otras, se volvieron a su convento de las calzadas.<br />

Sola quedó la M. María de la Presentación, primera Priora y verdadera fundadora<br />

de este convento.<br />

Después de dados los hábitos, subió al púlpito el P. Fr. Manuel, e hizo un sermón<br />

en que se excedió a sí mismo, y para esto no era menester poco. Discurrió sobre<br />

las circunstancias del asunto, aplicándole lugares de la Escritura con acomodación<br />

muy propia. Descubriéronse harto en el sermón las luces de su ingenio y los<br />

ardores de su espíritu.


74<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

El consuelo de la Reina, viéndose rodeada de hijos y de hijas de su afecto, que<br />

la habían costado tantas ansias, merecen mejor pluma.<br />

Hízose esta función, como se ha dicho, en 21 de Abril de 1664, el lunes después<br />

de Quasimodo en que con fiesta movible se celebra en Portugal la alegría que<br />

de ver resucitado a su Santísimo Hijo y Señor Nuestro tuvo la más dichosa Madre:<br />

y es el título de la fiesta Ntra. Sra. de los Placeres.<br />

Fué muy del caso esta circunstancia del dia: porque en él vió también la Provincia<br />

Agustina de Portugal, feliz madre de tantos hijos, resucitar a estos pocos a la<br />

vida del espíritu primitivo, presidiendo en la Iglesia Católica el Papa Alejandro VII,<br />

y reinando en Portugal D. Alfonso VI.<br />

CAPÍTULO XIII.<br />

Pídese licencia para vestir novicios y recíbense novicias.<br />

Puestas las primeras piedras vivas a las dos fundaciones, a la de frailes en la<br />

quinta ya nombrada y a la de monjas en su convento, puso su cuidado la Reina, por<br />

dirección del P. Fr. Manuel, cuyos eran los dictámenes, en aumentar el número de<br />

sus dos tiernas familias.<br />

Para la de los frailes, pues, solicitó nuevo despacho de Roma para admitir novicios:<br />

y para la de las monjas descubrió su desvelo sujetos cuyas calidades no desdijesen<br />

de tan alta empresa, como dar principio a una tan estrecha Reforma.<br />

Seis o siete leguas de Lisboa hay un Recogimiento patronazgo de las Reinas en<br />

un sitio que llaman Ollalvo. Rígenle los PP. Descalzos Carmelitas, y con su magisterio<br />

y disciplina se halla en él tan en su punto la observancia, que para ser un noble<br />

convento, sólo le faltan los votos. Diole principio Juana Bautista, doncella de superiores<br />

prendas de naturaleza y de gracia.<br />

Aquí vivía esta sierva de Dios, ensayándose sin saberlo para ser esposa suya,<br />

cuando la ofreció tan dichosa suerte la Reina, solicitada de la fama de su virtud,<br />

convidándola para ser monja en su convento. Pero ella, aunque agradecida a tanto<br />

favor, lo rehusó juzgándose


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 75<br />

imposibilitada para su logro en la falta de sus fuerzas y sobra de sus achaques:<br />

pues con éstos no serviría en el convento más que de embarazarlo enferma, y sin<br />

aquéllas no cumpliría con las obligaciones de monja. Pero hubo de allanarse al consejo<br />

de quien gobernaba su alma, y con él recibió nuestro hábito y grandes mejoras<br />

en la salud. Llamóse Perpetua de Cristo, y es hoy Priora hecha por aclamación con<br />

tanto gusto de las monjas, cuantas han sido en la Priora las lágrimas.<br />

Salieron del mismo Recogimiento otras dos para monjas nuestras: y hubo en<br />

esto una circunstancia que pareció algo prodigiosa. María de Jesús (que así pienso<br />

se llamaba) pidió a la Reina un lugar en su convento. Mandó Su Majestad a su secretario<br />

(que siendo un eclesiástico grave, no era para la función desproporcionado<br />

ministro) que buscase a los Carmelitas Descalzos, y se informase con ellos de las<br />

cualidades de la pretendiente.<br />

Ya se ve el cuidado con que el secretario procuraría acertar su comisión y orden<br />

de la Reina: pero, no obstante esto, se equivocó de tal suerte, que hablando con<br />

los Padres, y habiendo de nombrar para sacar el informe a María de Jesús, nombró<br />

a María de San Antonio, entrambas del dicho Recogimiento. De ésta, pues, dijeron<br />

los Padres tales cosas, que volviendo el secretario con la información a la Reina<br />

hubo ella por dicha ofrecérsele tan aventajado sujeto, y la envió licencia para venir<br />

a tomar el hábito.<br />

Viéndose María de San Antonio con la licencia que no había pretendido, y sabiendo<br />

la había pretendido Maria de Jesús, juzgó que había en esto engaño, y que la<br />

licencia debía de venir para María de Jesús, y así lo dijo.<br />

Supo la Reina lo que había pasado, y pareciéndole era voluntad de Dios que<br />

María de San Antonio fuese monja en su convento, la envió para ello licencia como<br />

también a María de Jesús, que era la verdadera pretensora. Tomaron entrambas el<br />

hábito; pero el caso ha sido que María de San Antonio profesó, y es una de las religiosas<br />

de más talento y espíritu que hay en aquel convento; y María de Jesús se<br />

volvió al siglo.<br />

Otras novicias tomaron en este tiempo el hábito: pero la brevedad y falta de noticias<br />

no permiten particularizar su memoria.


76<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XIV.<br />

Retiro de los seglares que se guarda en aquel convento.<br />

El rigor de vida que se plantó en aquel convento era materia a un largo discurso:<br />

pero bastará por ahora decir un punto de observancia en que este convento es de<br />

toda España la Fénix.<br />

Vívese en esta casa con tanta abstracción de seglares, que para hablar a sus<br />

monjas o enviarlas un billete o un recuerdo, no vale el privilegio de la naturaleza de<br />

ser padre, ni madre, ni hermana, ni el de la profesión; pues no tratan aquí ni a un<br />

religioso. Solamente la Priora y la tornera tienen algo de exención en esta parte:<br />

ésta porque recibe y da los recados y órdenes necesarias para lo que está a su cargo<br />

a una tornera de fuera: y aquélla porque puede hablar en materias tocantes a su oficio<br />

a cualquiera persona.<br />

Y por cercenar en esto de la comunicación todo lo superfluo, buscaron un médico<br />

que fuese juntamente sangrador y cirujano, siendo que en Portugal suelen estos<br />

oficios o artes ejercitarlos sujetos diferentes. Solía el quintero entrar y salir todos<br />

los días por el comí a la quinta, así por componerla como porque en ella está el<br />

agua que posee el convento. Parecióles esto a las religiosas una pensión muy pesada:<br />

y por atajarlo, cerraron de cal y canto la puerta del pasadizo, dejando la quinta<br />

fuera de la clausura, para que el quintero fuese allá por de fuera.<br />

Hasta unas con otras guardan extremo recato. El velo anda calado siempre, y ni<br />

en las Comuniones descubren del rostro más de lo que es necesario para aquella<br />

acción. Hase ya naturalizado tanto en ellas la costumbre del velo calado, que el no<br />

traerlo así se suele dar por castigo.<br />

Todo esto y aun más lo facilita el amor de Dios: todo el celo de su honra. Este<br />

celo en el P. Manuel y aquel amor en las monjas tocó a degollar a la carne y sangre:<br />

rompió con las leyes del mundo por prenderse con las de Dios, y en este admirable<br />

pero imitable retiro fabricó para las retiradas un cielo.<br />

No pudo disimular el demonio su rabia, viendo que los corazones tiernos de<br />

unas delicadas doncellas así se habían endurecido para el


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 77<br />

mundo y enternecido para Dios. Bramaba aquella horrible bestia viéndose así<br />

ultrajada, y librando en sus apacibles, si bien ponzoñosas razones el logro de sus<br />

intentos, decía por boca de muchos que unas mujeres que apenas han dejado la casa<br />

de sus padres arrostren a vivir insensibles, acción es que en lo extraordinario trae<br />

infalible el peligro. "Buscar a Dios atropellando sus leyes, más es medio de perderle<br />

que de hallarle: y ¿qué ley hay más sagrada que la piedad con los padres? Es poca<br />

atención a lo que manda Dios poner en eterno olvido a quien la naturaleza unió con<br />

estrecho lazo: ni puede ser medio proporcionado para conseguir la perfección echar<br />

por la senda de la impiedad. Y ¿qué será, decían, cuando templado como suele el<br />

primer fervor, vuelva el amor de los padres a la posesión antigua del corazón de la<br />

hija, y queriendo desahogar por la comunicación halle la boca, los ojos y la puerta<br />

cerrada, y aun imposible el alivio de la pluma? Aquí, o se ha de volver al siglo, o<br />

cuando por la profesión no se pueda, vivirán la monja y la Religión quejosas entrambas:<br />

la Religión, porque la monja no vive ajustada a sus obligaciones: y la<br />

monja, porque mirará a la Religión como a tirana de su libertad. Todo esto se ataja<br />

con una medianía prudente. Permítase a una religiosa que vea a sus padres: dese a<br />

esta comunicación lo que pide la piedad, y niéguesele lo que puede entibiar el fervor:<br />

que desta suerte se alentará el espíritu, y dejará de ser infierno lo que se busca<br />

para alcanzar dichosamente el cielo"-<br />

Toda esta batería de cavilosos discursos asestaba el infierno contra aquel loable<br />

designio: pero el P. Fr. Manuel, que era el blanco adonde se hacía la mira y se descargaban<br />

las balas, se defendía con decir que el desvío que en aquel convento se<br />

profesaba, si bien era difícil a la naturaleza, era a la gracia muy fácil: que la comunicación<br />

de los padres solía ser afecto y antojo del amor propio, no efecto del divino:<br />

que a los padres no se les hacía agravio, pues sabían que, dejando ir a sus hijas<br />

a aquella casa, se había de acabar su memoria: y que el haber de hablar al padre o<br />

madre en un día bastaba para inquietar a una monja en todo un año: y que, viniendo<br />

a la reja en paz, volvería en guerra que la moverían, ya afectos de dolor, ya de contento<br />

de los sucesos de su casa.<br />

Tan altamente se imprimió en el corazón de las religiosas esta


78<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

doctrina de su padre espiritual, que por estar más seguro fiador al retiro y abstracción<br />

de las criaturas, quisieron obligarse a ello con 4.º voto. Pidieron para esto<br />

licencia a Su Santidad: pero hasta ahora no la ha concedido. Solamente las fundadoras,<br />

excepto la M. María de la Presentación, o impacientes de tanto rigor, o por<br />

otro motivo, trajeron algún tiempo revuelta la Comunidad, y después de todo<br />

echando el sello al oficio de fundadoras con dar los votos para profesar a algunas<br />

novicias, el mismo día que se los dieron se volvieron a su antiguo convento. No<br />

ponemos aquí sus nombres: quiera el cielo se hallen escritos en el libro de la vida.<br />

CAPÍTULO XV.<br />

Fúndase el convento de los religiosos y recíbense novicios.<br />

Casi por este tiempo llegó de Roma patente del Rsmo. P. General de toda la<br />

Orden para que el P. Fr. Manuel, Prior de los frailes y Vicario general de las monjas,<br />

pudiese recibir novicios. Corta anduvo su liberalidad, porque ciñó el número de<br />

ellos a solos ocho: seis de coro y dos legos.<br />

Pasados, pues, los religiosos de la quinta que habitaban para otra que les había<br />

comprado la Reina, casi un tiro de piedra del convento de las monjas, y hallando en<br />

las casas de ella bastante número de aposentos, dispusieron en ellos un convento<br />

que con la buena distribución de las oficinas, con el adorno de pinturas, motes de<br />

espíritu, preseas para el culto divino, y otros religiosos adornos salió, especialmente<br />

lo de la iglesia y sacristía, tan lindo a lo donoso, que parecía verter devoción e infundir<br />

espiritual consuelo.<br />

Dispuesto también un noviciado, se pobló luego de novicios: unos vinieron del<br />

siglo, y otros de los PP. Calzados. Estos fueron el P. Fray Juan de la Purificación<br />

que, acabando entonces sus estudios, estaba nombrado Lector de Teología: el P. Fr.<br />

Fernando de San Antonio, que en el siglo había sido Señor de Aguasbellas, y el<br />

Hermano Fr. Manuel de la Piedad, que a la sazón estaba estudiando en Coímbra.<br />

Para estos religiosos pidió la Reina licencia al Prelado de los PP. Calzados:<br />

húbola de conceder quizá más llevado del respeto que


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 79<br />

de su dictamen propio. Dábanse algunos hábitos en la capilla de la Reina, porque<br />

le era gran consuelo ver con sus ojos armar caballeras de Cristo a los que por su<br />

industria se alistaban en sus banderas.<br />

Poblado, pues, el nuevo convento, se enarboló en él el estandarte de la cruz, empezando<br />

en él los religiosos a vivir en una reformación muy estrecha. a las constituciones<br />

de los agustinos descalzos de españa, a que se arrimaron por entonces, añadieron<br />

muchos rigores: hábito más penitente: cama sin jergón, sino la tarima con<br />

mantas: disciplina todos los días: pobreza y vida común más rigurosa: la comida de<br />

los viernes de una sola cosa, que no fuese pescado ni huevos: trato de unos con<br />

otros más humilde: oración más frecuente, y otras observancias que hacían el convento<br />

una tebaida.<br />

CAPÍTULO XVI.<br />

Liberalidad y cariño de la Reina con estos conventos.<br />

No es fácil de explicar el consuelo grande de la Reina, después de haber dado a<br />

nuestra Religión estos dos conventos. Ellos la habían robado el corazón: queríalos<br />

con mayor cariño que a los príncipes sus hijos.<br />

Su trato con las monjas era no como de Reina con vasallas, ni como de madre<br />

con hijas, sino como de una hermana menor con las mayores. Tratábalas con respeto<br />

y con amor. El amor la hacía desear hablarlas a todas horas: el respeto la detenía<br />

a no pasar sus umbrales, por no inquietarlas. Y así, cuando las quería hablar, abría<br />

la puerta que tenía su cuarto para el convento, y llamando a la Priora, se hablaban,<br />

sin que la Reina pasase al convento ni obligar a la Priora a entrar en su palacio.<br />

Depuso tanto la majestad con las monjas, que cuando ellas la hablaban y le<br />

llamaban, como era justo, de Majestad, se enojaba amorosamente con ellas, y las<br />

decía: "Mirad, que no me habéis de llamar así, porque vosotras sois mejores que yo:<br />

que si yo he sido mujer de un Rey de la tierra, vosotras sois esposas del Emperador<br />

del cielo. Cuando me dijereis algo, sea de esta suerte: Luisa, hago esto, o aquello"


80<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Del corazón pasaba el amor a las manos. Harto lo prueban la liberalidad con<br />

que a los dos conventos proveyó de ricos adornos para los altares, y alhajas para las<br />

oficinas: el desvelo con que era enfermera de los enfermos: el cariño con que era<br />

provisora de los sanos, siendo en todo esto hidrópica su liberalidad, que al paso que<br />

más daba, más deseaba dar.<br />

Pero para entregarse más liberalmente a estos santos empleos, que tanto la tenían<br />

hechizada el alma, resolvió olvidarse de todo lo grande, despedir su familia, y<br />

reservándose como el tercio de su real renta, entrarse en el convento, no a ser monja<br />

porque no la bastaban las fuerzas, sino para, con la escoba en la mano, o en los ministerios<br />

viles de la cocina, como ella decía, merecer lo que comiese. Lo que reservaba<br />

de la renta lo quería dedicar a limosnas y a la fundación de los conventos. De<br />

tan gruesa renta administrada por tan amorosas y caritativas manos como las de la<br />

Reina, y tan diestras que supieron manejar el gobierno de una Monarquía sin que la<br />

zozobrasen los mares furiosos de tantas guerras, bien podían los dos conventos<br />

prometerse en poco espacio crecidísimos aumentos: pero desvaneciéronse presto<br />

sus esperanzas, como ahora se dirá.<br />

CAPÍTULO XVII.<br />

Muere la Reina.<br />

Fundar un nuevo convento ha de costar muchos pasos: y para la nueva planta<br />

de una Reforma es gentil riego el sudor. Nació la Descalcez Agustina en Portugal<br />

en los brazos poderosos de una Reina: si en los mismos creciese, fuera como andar<br />

en pies ajenos y faltara a la Reforma y sus fundadores el mérito del sudor y de los<br />

pasos: pero no quiso el cielo privar a los nuevos Descalzos de este tesoro. Llevóse a<br />

la Reina, y los dejó con esto en un campo de batalla.<br />

A los últimos, pues, de Febrero de 1666 se agravaron tanto a la Reina sus<br />

achaques, que rompieron en una enfermedad mortal. Prevínose para el viaje a todos<br />

tan cierto y tan formidable a todos. Hizo su última confesión con tanto dolor de sus<br />

culpas, que no ser mayor su dolor eran sus mayores ansias. Recibió el Santísimo<br />

Sacramento de


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 81<br />

mano del P. Prior y después de mano del cura, por dar ejemplo de obediencia,<br />

y pasó a la disposición de las cosas que miraban al descargo de su conciencia, explicando<br />

su última voluntad en su testamento.<br />

Aumentábanse por instantes sus mortales ansias, que nadie ha exentado de<br />

ellas las Majestades: pero entre tanta muerte estaba el amor de la Reina para con<br />

sus fundaciones tan vivo, que dijo al P. Prior: "Las monjas quedan acomodadas,<br />

¿cómo han de quedar los frailes?"<br />

Pudiera el P. Prior pedir a la Reina sus joyas, con que supliese la Reina, después<br />

de muerta, las faltas de su asistencia: pero él que hacía del oro la poca estimación<br />

que hacen los cuerdos, y a los que aman piedras preciosas los tenía por locos<br />

de piedras, la dijo: "Señora, ya que nuestro Señor, que nos había dado a Vuestra<br />

Majestad por Madre, nos la quita, El nos quedará por Padre. Solamente suplico a<br />

Vuestra Majestad se sirva, cuanto a lo del mundo, encargar estas fundaciones a sus<br />

hijos".<br />

Así lo hizo la Reina: y no satisfecha su piedad de encargarlas a entrambos en<br />

su testamento, escribió una carta al Rey que estaba ausente, encomendándole su<br />

alma y sus fundaciones: que para ella lo mismo parece eran sus fundaciones que su<br />

alma.<br />

Puesta al fin la Reina en el término de su vida con una imagen de Cristo nuestro<br />

Señor en las manos, entregó en las suyas su espíritu a 27 de Febrero de 1666,<br />

víspera de la traslación de N. P. San Agustín, que, como agradecido a la tierna devoción<br />

que a él y a sus hijos tuvo la Reina, parece solicitó con su Divina Majestad<br />

que en el día que su sagrado cuerpo fué trasladado para una corte de un rey de la<br />

tierra (para Pavía, digo, corte del rey de los lombardos Luitprando) saliese del<br />

mundo el espíritu de la Reina, como en prenda de que se trasladaba dichoso a la<br />

corte del Emperador del cielo: adonde es de creer la recibió también con amoroso<br />

agasajo la Virgen Santísima, a quien fué con extremo afecta.<br />

Murió en su Sábado a las once y media de la noche, siendo de edad de 53 años,<br />

4 meses y 25 dias.


82<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XVIII.<br />

Toma el Rey a su cargo las fundaciones.<br />

Muerta la Reina, juzgaron algunos muertas a sus fundaciones: y cuanto a lo<br />

humano no era improbable el discurso, porque, muriendo la Reina no muy en gracia<br />

del Rey y dejando a sus fundaciones herederas de su amor, se persuadían aquéllos<br />

que este amor sería culpa que no sólo no empeñaría al Rey en aumentar las fundaciones,<br />

sino que le sería motivo para disponer su ruina.<br />

Corrió este discurso en Lisboa por verdad tan asentada, que hubo algunos que<br />

entrando en la capilla de la Reina, uno de ellos alzando los ojos al coro, dijo a los<br />

compañeros: "Aquí estaban las monjas". Y una persona, queriendo hablar al P.<br />

Prior, le fué a buscar al convento de los Calzados imaginándole retirado ya en él, o<br />

por desengañado, o por desconfiado del progreso de su Reforma.<br />

Así lo discurría el mundo, y así lo quisiera el infierno: pero Dios no permitió,<br />

ni que el infierno lograse su deseo, ni que el mundo acertase su discurso. Infundió<br />

un aliento grande al P. Prior, y dióle ánimo para buscar al Rey.<br />

Llegado a hablarle, le puso en las manos, presentándosela, una imagen de aquel<br />

Señor Crucificado que tiene en las suyas los corazones de los Reyes, y era la misma<br />

que la Reina tuvo en las manos cuando le entregó su espíritu: única alhaja que quedó<br />

al P. Prior de tan liberales manos.<br />

Como este negocio era asentar o asegurar una paz entre el Rey y los religiosos<br />

de las nuevas fundaciones, tomó la mano aquel pacífico y soberano Rey que trazó<br />

la paz al mundo y lo reconcilió con el cielo. Al toque de tan poderosa mano abrió el<br />

Rey su corazón dando en él entrada al P. Prior y tan franca en su Palacio, que mandó<br />

que, cuando fuese a verle, entrase sin estorbo de las guardas hasta su retrete más<br />

íntimo, llegando en el trato de este religioso a olvidarse tanto de la majestad, que ya<br />

más le trató de nos.<br />

Pero esto, aunque lo agradeció el Padre, fué muy de paso, porque los honores<br />

de su persona no eran su punto. Representó al Rey


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 83<br />

la tierna niñez de sus fundaciones, huérfanas luego que nacidas, necesitadas<br />

por esta razón de poderoso arrimo.<br />

Cogió luego el fruto de la confianza que en su corazón había sembrado el cielo,<br />

ofreciéndole la piadosa liberalidad del Rey, no sólo el proseguir las fundaciones,<br />

sino también acudirlas con el sustento que las daba la Reina su madre. Y porque<br />

para la fundación del nuevo convento de frailes no había aún más de el sitio, encargóse<br />

el Rey de su fábrica, a que quiso dar principio con ponerle de su mano la primera<br />

piedra, como lo hizo, acompañado de su Corte en Mayo del mismo año de<br />

1666, a la honra y gloria de Dios y de la Virgen Ssma. de la Concepción, Patrona y<br />

Titular del convento.<br />

CAPÍTULO XIX.<br />

Opónense los PP. Calzados al progreso de los Descalzos.<br />

La emulación de los Padres Calzados con los Descalzos había estado, no extinta,<br />

sino disimulada en los días de la Reina. Pero, acabados éstos, cobró otra vez sus<br />

bríos, pareciéndoles quizá podrían impresionar en los pocos años del Rey no asistiese<br />

a los Descalzos: cosa que en la Reina, ni pudieron conseguirlo ni era fácil intentarlo.<br />

Pero que se hayan engañado en sus esperanzas se verá en este resumen. Y<br />

pudiera presumirse que así había de ser: porque parece no había de permitir Dios se<br />

lograsen sus tiros contra unas fundaciones, a las que había dado principios, a lo que<br />

parece, prodigiosos.<br />

Quitó esta emulación el rebozo, y tuvo bríos de salir a campo con la ocasión de<br />

una licencia que pidió un religioso Calzado para pasarse a los Descalzos. Pero porque<br />

su vocación no parece fué común, desde ella tomaremos el paso refiriéndola,<br />

como la cuenta el mismo religioso.<br />

CAPÍTULO XX.<br />

Vocación de un Padre Calzado para mejorar de vida.<br />

Vivía este religioso en el convento de Evora rigiendo una cátedra de teología y<br />

era, si no escandaloso, a lo menos divertido. En unas vacaciones fuese a Coímbra<br />

su patria a ver a su madre, si bien quizá no faltaron razones para no hacer aquel<br />

viaje.


84<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Estando, pues, en su casa, sucedió que un hermano suyo clérigo y grande siervo<br />

de Dios, que dos o tres leguas de Coímbra regía una parroquia, cayó malo, y por<br />

curarse vino a la ciudad a casa de su madre. Halló al religioso su hermano, que<br />

había años no se veían: y asistiéndole éste a la enfermedad, compadecido de él el<br />

clérigo, porque por la grande comunicacón de los años atrás sabía no había sido<br />

muy ajustado y que era dado mucho a libros de vanidades, le preguntó si leía todavía<br />

libros de comedias. El religioso le respondió con atención a no disgustarle, y<br />

replicó el clérigo: Pues tengo de darte a leer un libro de que has de gustar mucho.<br />

Fué éste el de las obras de Santa Teresa. Si en esto tuvo este siervo de Dios alguna<br />

ilustración del cielo, no lo sabe el religioso: pero refiere que el celo que su<br />

hermano tenía de aprovechar a las almas arrojó esta centella, por ver si prendía en<br />

su miserable alma. En resolución, el religioso que había tenido hasta entonces una<br />

terrible aversión a libros de espíritu, se allanó a leer el de Santa Teresa por dar gusto<br />

a su hermano. Pero lo que empezó por gusto ajeno se trocó en gusto propio, engolfándose<br />

tan dulcemente en aquel mar de elocuencia del Serafín del Carmelo, que<br />

no bastando ya los días, daba a su lección las noches.<br />

Una de éstas, que fué la del 26 de Agosto de 1665, llevado ya, como es creíble,<br />

por el Espíritu Santo a la red que le tenía armada, llegó con la lección a aquel lugar<br />

de la vida de la Santa, adonde refiere cómo, llegando a sus manos el libro de las<br />

Confesiones de San Agustín nuestro Padre, y leyendo en ellas su milagrosa conversión,<br />

se resolvió a tratar de allí en adelante con más veras de su aprovechamiento,<br />

quedándole de allí adelante una grande renovación de espíritu.<br />

En este lugar estaba tendida la red: cayó en ella el religioso poniendo Dios en<br />

su corazón un deseo ardiente, no sólo de mudar de vida, sino de buscar para ello<br />

Religión más estrecha. La devoción que tenía a la santa Restauradora del Carmelo,<br />

y el haber sido su pluma el instrumento de esta mudanza le inclinó su voluntad a<br />

escogerla por madre, pasándose a su Descalcez: pero, advirtiendo al instante que<br />

dentro de su misma Religión de San Agustín podía lograr su intento, pues en Lisboa<br />

se había ya plantado su Reforma, llevado, ya del


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 85<br />

afecto a su Gran Padre, ya de ser éste el dictamen más prudente, se resolvió a<br />

no militar debajo de bandera ajena, cuando la tenía propia. Resolvióse, en fin, a<br />

pasarse a sus Descalzos.<br />

Todo esto pasó en un instante, y así se puede decir fué un rayo en lo breve y en<br />

lo activo. Y pudiera pasar como rayo, cuya llama, apenas aparece, cuando perece:<br />

porque la poca constancia de este religioso, dándose las manos con su rebajada vida,<br />

era muy fácil ahogar aquella llama. Pero Dios, que no la había encendido para<br />

apagarse, le trajo luego leña en que prendiese.<br />

CAPÍTULO XXI.<br />

Ofrécesele una ocasión impensada de pedir el hábito descalzo.<br />

Sucedió, pues, que habiendo esto pasado a los 26, luego a los 28 se hallase este<br />

religioso presente a la fiesta de N. P. San Agustín en el Colegio que tiene nuestra<br />

Orden en aquella ciudad, y estando en la iglesia, vió 4 mujeres cuyo extraño traje,<br />

por ser blanco, y traer velos negros en las cabezas como monjas, le hizo reparar y<br />

preguntar quiénes eran. Supo cómo dos de ellas eran hermanas de un Abad, cuya<br />

virtud le había dado el renombre de Abad Santo: y que todas cuatro en su compañía<br />

pasaban a ser monjas nuestras en el convento de la Reina.<br />

Parecióle al religioso que esta ocasión le venía del cielo, y que no era acaso la<br />

venida de este Abad en ocasión que Dios había dos días le había llamado para la<br />

Reforma, siendo el Abad hombre que podía muy bien mediar en conseguirla: porque,<br />

demás de llevar para ella aquellas monjas, tenía con el P. Prior una amistad<br />

muy estrecha.<br />

Vencido, pues, el religioso de este discurso, sin comunicar su intento a nadie,<br />

temiendo algún embarazo, resolvióse en hablar al Abad. Y sucedió aquí una cosa,<br />

que quizá fué de mucha importancia: porque el Abad, por el conocimiento y amistad<br />

que tenía con el clérigo hermano de este religioso, visitólo en su casa sin aguardar<br />

a que él le visitase primero: y hallándose el religioso presente, quedóle de allí<br />

confianza para buscar al Abad; la cual, sin lo que se ha contado, quizá no la tuviera,<br />

y que no osase a pedirle su favor en orden a la


86<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Reforma: y no la pretendiendo entonces, se pudiera entibiar su fervor, y quedarse<br />

como de antes.<br />

Resuelto al fin en hablarle, lo hizo en el convento de Santo Domingo adonde<br />

estaba el Abad para decir misa y continuar su jornada. Propúsole su deseo pidiéndole<br />

con lágrimas, demostración a que no le obligó la muerte de su mismo padre,<br />

terciase con el P. Prior le admitiese en la Reforma. Con esto se despidieron: uno<br />

llevando a su cargo tratar el negocio de veras y el otro quedando cargado de esperanzas.<br />

CAPÍTULO XXII.<br />

Dilátase la respuesta y va a Lisboa a buscarla.<br />

Mientras esperaba, y no venía la respuesta al nuevo pretendiente, descubrió a<br />

su hermano el clérigo lo que por él había pasado aquellos dias. El lo estimo con<br />

tantas veras, como quien veía echados los cimientos a lo que deseaba. Dióse mil<br />

parabienes de su enfermedad, porque confió había sido medio para que su hermano<br />

cobrase en el alma salud: y dando a Dios muchas gracias, en nombre suyo comenzó<br />

a dar luz a su hermano de cómo debía de gobernarse, enseñándole a tener oración y<br />

otros ejercicios espirituales con que cobró alientos de alguna vida aquel espíritu,<br />

mortal hasta entonces con el veneno de los malos hábitos. Dióle nuestro Señor algún<br />

aliento para embestir al armado escuadrón de sus pasiones, negándose con poca<br />

dificultad su gusto en algunas cosas que pocos dias antes le tenían robados los ojos<br />

y rendido el corazón.<br />

Idolillos de su corazón eran unos cuadernos de obras poéticas, a las cuales como<br />

a hijas de su ingenio de que él era muy desvanecido, tenía asida tan fuertemente<br />

el alma, que parece se podía este asimiento calificar por locura. Una noche, pues,<br />

conociendo el vano empleo de su amor en esta parte, fuese adonde tenía su poético<br />

tesoro, cogió los cuadernos, llevólos a parte retirada, y quemándolos hizo carbón su<br />

tesoro: acción que un mes antes no fuera fácil el acabarla consigo.<br />

Con esto pasó el Septiembre, término de las vacaciones y de su licencia. Partió<br />

para su convento, y corno no había tenido respuesta de su pretensión, fué por Lisboa<br />

a buscarla con gasto, y rodeo de 20


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 87<br />

leguas. Llegado a Lisboa y a nuestro convento, halló al P. Fr. Manuel de la<br />

Concepción, Prior de los Descalzos, disponiendo el noviciado. Repitióle su pretensión;<br />

pero no fué admitida por entonces, quizá por examinar su espíritu, con que<br />

hubo de continuar su viaje para su convento de Evora.<br />

CAPÍTULO XXIII.<br />

Dale el P. Prior el sí para la Reforma y un nuevo accidente<br />

le embaraza.<br />

Desde Evora, no aflojando el pretendiente, repetía al P. Prior por cartas sus deseos:<br />

y en Enero tuvo respuesta que ya era tiempo de entablar su pretensión, cuyo<br />

primer paso había de ser explicarla a la Reina, escribiéndola a este fin una carta.<br />

Hízolo el pretendiente así: pero no tuvo respuesta, porque se la impidió la siguiente<br />

ocasión.<br />

Juntáronse los PP. de la Provincia de los Calzados, para dar Prelados a la India<br />

Oriental, adonde tienen una Congregación sujeta a la misma Provincia, y entre otras<br />

elecciones hicieron la de este religioso para Rector del Colegio de Goa, metrópoli<br />

de aquel Estado y corte de los virreyes, nombrándole también Lector de teología.<br />

Súpolo el P. Prior, y porque entendió que deferir la Reina a la pretensión del electo<br />

en tiempo que lo estaba podría entre Calzados y Descalzos ocasionar disgustos,<br />

hizo con la Reina que suspendiese a esta pretensión la respuesta.<br />

Duró esta suspensión hasta la muerte de la Reina que, como se ha dicho, fué a<br />

los 27 de Febrero de 1666, y con ella pasó al P. Prior el poder de deferir al religioso<br />

pretendiente. Instaba éste con cartas; pero como no constaba aún con toda claridad<br />

que estaba libre del viaje de la India, si bien había renunciado los cargos que le<br />

habían dado en orden a él, quiso el P. Prior dilatarle el despacho, por no dar ocasión<br />

a los Padres de la Observancia del menor alboroto.


88<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XXIV.<br />

Desembarazado del viaje de la India, prosigue su pretensión, y la<br />

consigue.<br />

Partiéronse las naves para la India en Abril del mismo año, y quedó el religioso<br />

pretendiente sin aquel estorbo de su pretensión. Escribió con acuerdo del P. Prior al<br />

P. Provincial pidiéndole licencia para se pasar a la Reforma: pero advirtiendo después<br />

el P. Prior que esta licencia sería harto difícil hizo con el Rey la pidiese, mandando<br />

escribir al P. Provincial por un Secretario.<br />

Opúsose el Provincial diciendo que obligaciones de su oficio no le permitían<br />

darla: y de esta oposición infirieron los Descalzos era efecto de la antigua emulación,<br />

que habiendo enmudecido los tiempos pasados por el respeto de la Reina, osó<br />

a salir ahora al campo, por ver si en tiempo del Rey podía ganar más tierra.<br />

Pero en este primer encuentro, antes la perdieron que la ganaron: porque el Rey, no<br />

usando de su poder, dando sí lugar a la justicia, replicó al Provincial le diese por<br />

escrito las razones que tenía para negar aquella licencia. Diólas el Provincial, y el P.<br />

Prior por el contrario las que había para que el Provincial no la negase. Mandó el<br />

Rey que unas y otras se examinasen maduramente en una junta de letrados, y de<br />

este examen salió el P. Provincial y sus Calzados vencidos. Dió el aviso del resultado<br />

al P. Prior el presidente de la junta, que era el Rsmo. P. Fr. Pedro de Sousa,<br />

confesor del Rey, escribiéndole que podía mandar venir a aquel religioso para su<br />

Reforma, tomando la bendición de su Prior, que no era menester para venir otra<br />

alguna licencia.<br />

Capítulo XXV.<br />

Envíase al pretendiente la licencia.– Parte de Evora a Lisboa<br />

adonde toma el hábito de la Reforma.<br />

Con la carta del confesor del Rey y con otra suya despachó a Evora el P. Prior<br />

a aquel religioso un correo extraordinario. Recibiólo


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 89<br />

él con extraordinario gozo, y al instante dió las nuevas al Prior, pidiéndole, o<br />

por urbanidad o por escrúpulo, licencia para se ir a la Reforma. Concediósela el<br />

Prior con mucha facilidad, pero con la misma se la revocó dentro de pocas horas.<br />

Atajado con esta revocación el pretendiente, se aconsejó con un insigne teólogo: y<br />

diciéndole éste que no le parecía se partiese sin licencia, cedió a su dictamen y remitió<br />

al P. Prior el correo, avisándole que no iba diciéndole la causa.<br />

Al dia siguiente volvió a tentar al Prior, por ver si le sacaba la licencia. Hizo<br />

mejor lance: porque el Prior se la dió de uno para otro, si bien en lo público la coloreó<br />

con nombre de licencia para ir a un lugar cercano, y así se la dió por escrito.<br />

Apenas había el pretendiente alcanzado la licencia, que le costó hartas penas, cuando,<br />

entre el deseo de lograrla y el miedo de volver a perderla, cogió de su corto<br />

ajuar lo preciso, y dejando por la prisa lo que no lo era tanto, despidióse de los Padres<br />

y salióse del convento, pintándole su temor que en cada paso que daba el Prior<br />

le detenía.<br />

Subió en un caballo que le había prevenido un su paisano, dejó a Evora que<br />

dista 20 leguas de Lisboa, y caminólas en poco más de un día y dos noches a pesar<br />

de su sueño y su cansancio. Deseaba llegar, y en quien lo desea de veras el compás<br />

de los pasos son los deseos. Embarcóse en Aldagallega las tres leguas de río que la<br />

dividen de Lisboa, y llegando a esta ciudad, sin desembarcar en ella pasó a otro<br />

barco, y caminó a su deseado convento de los Descalzos. No halló al P. Prior: pero<br />

viniendo a la noche, le recibió en los brazos, diciéndole: Filius sudoris mei, hijo de<br />

mi sudor: y con razón, porque el alcanzarle la licencia le costó en afanes y sudores<br />

una sangrienta batalla.<br />

Llegada dentro de dos días la fiesta de Santa María Magdalena, le vistió el<br />

mismo P. Prior el hábito, y le mudó el nombre. Hay esperanzas de que Dios le haga<br />

un santo. Y sabiendo que este papel había de ir a las manos de V. S. la quiso suplicar<br />

que, como repartidora de los servicios que hacen a N. Señor así V. S. como las<br />

demás dichosas esposas suyas en ese santo convento, le aplique V. S. por limosna<br />

alguna parte, para que se logren tan justas esperanzas. Para esto toma para con V. S.<br />

un gran valedor, que es el amor de Dios: y como este arde en V. S. y en esa casa<br />

tanto, no podrá dejar de lucirle mucho.


90<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Sea todo para gloria de Dios, de su Santísima, Madre. y de N. P. San Agustín y<br />

de todos los Santos. Amen 1 .<br />

CAPÍTULO XXVI.<br />

Resuélvese el P. Priorr en pasar a Roma a establecer la Reforma.<br />

Había el Rsmo. Padre General, como se ha dicho, escaseado tanto al P. Prior la<br />

licencia para recibir novicios, que solamente se la concedió para ocho, número corto<br />

para la propagación de la Reforma. La Reina que había obtenido este despacho<br />

había pasado a mejor vida, y lo mismo el Maestro Fr. Buenaventura de las Llagas<br />

en Roma, que, como su agente, se lo había solicitado. Había ya brotado la oposición<br />

de los Padres Calzados en encontrar la licencia de aquel religioso, y se podía<br />

temer rompiese en otros encuentros, armándose contra ellos del poder del P. General.<br />

Y de todo esto sacaron por conclusión el P. Prior y los demás Descalzos, que<br />

era menester pasase él mismo a Roma, adonde, o del P. General o del Pontífice,<br />

alcanzase la estabilidad y medios importantes para se proseguir la Reforma.<br />

Fueron del mismo voto el Rey y su primer ministro, el conde de Castelmellor.<br />

A su voto añadió el Rey su favor y su liberalidad: el favor en cartas de recomendación<br />

que dió al P. Prior para los Cardenales, Ursino, Protector del Reino, y Palotto,<br />

de la Religión, y para los Padres Generales de nuestra Orden y de la Compañía de<br />

Jesús: y añadió su liberalidad en proveer al P. Prior de dinero con mano tan larga,<br />

que siéndolo mucho el viaje, y el pleito en Roma sangriento, no faltó el Real socorro.<br />

Aceptólo el P. Prior, porque, si bien su gusto era hacer el viaje a pie y con mucha<br />

pobreza, hubo de dispensar esta vez, porque el negocio pedía no se tomase despacio,<br />

sino que se llegase a Roma presto.<br />

La libranza de este dinero se dió en el tesoro, que entonces se puede decir no lo<br />

era, porque no se hallaba en él contribución alguna. Si fué industria de algún ministro<br />

para hacer imposible el efecto, no se le logró: porque el P. Prior, sin que le faltase<br />

un maravedí, cobró<br />

1 Dedúcese de lo que precede que el religioso a que se alude es el mismo autor de esta historia, P.<br />

Fr. José de Santa Teresa.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 91<br />

allí la libranza, bien que con no poco afán, que no fué menor al despacharse<br />

las cartas: porque un gran ministro embarazaba las cláusulas favorables de ellas,<br />

con haber aprobado el viaje del Padre a Roma. Pero hubo quien creyó que su aprobación<br />

no había sido celo del aumento de la Reforma, sino celos que hubo del P.<br />

Prior en lo tocante a la privanza, ocasionados de verle tan favorecido del Rey, que<br />

apenas podía pasar día sin verle: razón por que sospechó alguno que el aprobar este<br />

personaje su viaje era por echarle del lado del Rey: si bien eran poco fundados estos<br />

recelos, porque usaba el Padre Prior con tal moderación de este cariño del Rey, que<br />

ni en distribución de mercedes ni en otro negocio político se entrometió ya más,<br />

aprovechándose de la voluntad del Rey tasadamente para lo que era servicio de<br />

Dios y útil de sus fundaciones.<br />

Expidiéronse al fin las cartas corno el Padre quería, que era como se debía, fletó<br />

bajel, y estando para embarcarse, zozobrando su poco robusto natural de los largos<br />

viajes a la ciudad, por estar retirado el convento, y oprimido de la fatiga y cansancio<br />

que había tenido en el pleito con los Padres Calzados y en disponer su convento<br />

para su ausencia cayó malo de una tiricia (ictericia). Aplicáronsele algunos<br />

remedios, que si bien minoraron en algo el mal, no lo quitaron del todo.<br />

Instaba el viaje porque el bajel se partía, y el P. Prior cansado más de las tardanzas<br />

en partir que de la pena del achaque, se resolvió a embarcarse con él. Veíanle<br />

así sus hijos e hijas, que amaban más su vida que la propia: pero habíasele quitado<br />

tanto el miedo de que hubiese de perderla en el viaje, que no sólo no se lo impedían,<br />

sino que le alentaban, cuando quizá los que no la amaban tanto, viéndole embarcar<br />

tan malo, temían a su vida un gran peligro.<br />

Finalmente, después de haber dado el orden con que se habían de gobernar en<br />

su ausencia las fundaciones dejando en el gobierno de ellas al P. Fr. Juan de la Purificación,<br />

Superior del convento y Maestro de Novicios que había venido de los<br />

Calzados, salió del convento a embarcarse, llevando por compañero del viaje aquel<br />

Religioso, cuyo pasaje a la Reforma costó aquel reñido pleito.


92<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XXVII.<br />

Parten para Roma, embarcando para Inglaterra.<br />

Dieron a la vela los dos Padres saliendo del puerto de Lisboa en 25 de Agosto<br />

de 1666. Pusiéronse de seglares, así porque era inglés el bajel, como porque quiso<br />

el P. Prior pasar por Inglaterra, y llevar cartas de recomendación de la Reina Catalina,<br />

infanta de Portugal. Apenas salieron del puerto, luego pagaron al mar el tributo<br />

que violentamente suele cobrar de los navegantes, que es aquel mal que llaman<br />

de mareados. Fórjase este mal en el estómago, de donde sube a la cabeza, y aunque<br />

no causa dolor, trae un descaecimiento tan grande, que causa grande aflicción. El<br />

remedio de esta enfermedad está en el vómito: pero hácese con tal pena, que es casi<br />

enfermedad el remedio. Finalmente, ello es un mal que sin frío ni calentura y con la<br />

salud entera postra a un hombre de suerte que no le deja estar en pie.<br />

El asco a las cosas de comer es infalible en los mareados: y en el P. Prior se<br />

afinó más contra una cosa que le había aplicado el médico para llevarla consigo en<br />

orden a curarse de la tiricia. Tal fué el asco que a aquel remedio tomó, que no sólo<br />

no podía usarlo, mas ni verlo. Pero esto es poco: ni podía oírlo mentar. No obstante,<br />

él en pocos días se halló sin aquel ataque, restituido a sus colores y fuerzas antiguas.<br />

Veintiséis días gastaron en el viaje, pudiéndoles bastar seis: y demás de las<br />

otras molestias que hacen a la navegación enojosa, padecieron vientos contrarios,<br />

un encuentro de enemigos, tres tormentas y frecuentes calmarias. Ultimamente,<br />

cuando fueron a tomar el puerto, fué con la muerte a los ojos: porque la barra era<br />

angosta: a mano derecha peñascos, y a la izquierda arenas. El viento que era tormenta,<br />

cargando al bajel por el costado izquierdo, le impelía a las peñas. Iba un<br />

marinero con la sonda en la mano, y avisó que el bajel estaba sobre una peña con<br />

solos tres palmos de agua. En tan conocido riesgo, orzaron fuertemente los marineros,<br />

y calando las velas echaron el bajel sobre el costado derecho, por desviarle la<br />

quilla del peñasco. Quiso Dios se les logró la industria, y pasando las peñas, se<br />

hallaron entrados en la bahia de Plemud, noble y populosa villa de Inglaterra.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 93<br />

CAPÍTULO XXVIII.<br />

De Plemud pasan a Londres y los recibe con gran cariño la Reina.<br />

Pasada la noche, salieron a la mañana siguiente en tierra. Volvió el compañero<br />

al bajel a buscar la ropa en un pequeño barco, y trayéndola ya, encontró a un ministro<br />

de la Aduana: el cual, haciendo examen en la balija, o no reparó en los hábitos y<br />

alpargatas, testigos de nuestra profesión, o si reparó, hízose desentendido: siendo<br />

que se les pudiera a los Padres ocasionar de aquí algún desmán que los embarazara<br />

o detuviera el viaje.<br />

De Plemud partieron por tierra a Londres, corte de aquel reino, adonde residía<br />

la Reina. Cuando entraron en aquella gran ciudad, aun humeaba el incendio, que así<br />

como abrasó las riquezas de sus ciudadanos, ojalá alumbrara sus entendimientos.<br />

Fuera de esta suerte fuego, y fuera luz. Encamináronse los dos Padres luego a la<br />

Capilla Real a dar gracias a Nuestro Señor por haberles librado de los peligros del<br />

viaje: después se fueron a Palacio a besar la mano a la Reina. Recibiólos como a<br />

paisanos y agasajólos como a Religiosos, mirando al P. Prior como a aquél que<br />

había gobernado tanto tiempo el alma de la Reina su madre, y plantado en Portugal<br />

los principios de una Reforma ilustre.<br />

Mandólos aposentar la Reina en su convento que ella había fundado allí cerquita<br />

de su palacio; porque, impaciente su piedad, no se atrevió a vivir adonde no<br />

hubiese Religiosos, siendo éstos tan noble porción de la Iglesia. Pobló el convento<br />

de Religiosos portugueses, hijos de una Reforma que crió en Portugal San Pedro de<br />

Alcántara, conocida por el apellido de Arrabida, llamada así, por haberse en una<br />

sierra de este nombre fundado su primer convento. Este de Londres labró la Reina<br />

arrimado a su Capilla Real, que le sirve de Iglesia: y todo queda a un lado del parque<br />

nuevo, común de los Reyes, que empezando en el Palacio se dilata espaciosamente.<br />

Aquí pasaron los Padres 25 días mientras se despachaban las cartas de la Reina,<br />

despicando la pena de la dilación con el consuelo que tenían de ver las cosas de la<br />

Religión Católica en aquella corte en muy mejor estado del que habían pensado.<br />

Mas para que se den gracias


94<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a Dios, y se le pida instantemente corone los buenos principios con fines dichosos,<br />

diré en una breve digresión el estado de aquella corte cuanto a la Religión<br />

Católica, cuando los Padres la vieron.<br />

CAPÍTULO XXIX.<br />

Estado de las cosas tocantes a la Religión Católica<br />

cuando los Padres estuvieron en Londres.<br />

Había en Londres veinticinco mil católicos, los cuales recibían los Sacramentos,<br />

o privadamente en sus oratorios, o públicamente en las cuatro iglesias, que son:<br />

la capilla pública de la Reina en el parque, que, corno dijimos, es iglesia de su convento,<br />

y adonde la Reina asiste públicamente a Misa mayor y a Vísperas en los<br />

Domingos y fiestas: otra capilla de la Reina dentro de Palacio, adonde oye Misa (y<br />

quien quiere) por la semana: la capilla de la Reina madre: la del Embajador de España,<br />

y la del de Portugal, cuando allí está: pero no estaba entonces.<br />

En todas estas capillas se celebran los oficios divinos, y se ministran los Sacramentos<br />

con gran decencia: y en la pública de la Reina con grande majestad. Tiene<br />

Capellán mayor que es un primo del Rey, hermano del duque de Norfoc y Religioso<br />

Dominico. Los Capellanes eran monjes Benitos, que con los frailes de Arrabida<br />

ofician en el altar. Hay acólitos, credenisarios ? y otros ministros, que forman<br />

una majestuosa y Real Capilla.<br />

Era grande la frecuencia de los Sacramentos, porque era libre a todos los ingleses<br />

ser católicos, sin haber para ello otra pena más de el ser incapaces de oficios y<br />

honores públicos. Llenábase la iglesia en cualquiera dia de fiesta muchas veces, y<br />

era ejemplar la atención con que atendían a los oficios divinos, si bien tal vez se la<br />

robaba la Reina, porque no era mucho la diesen los ojos habiéndosela dado el corazón.<br />

Es la Reina ídolo de aquella nación: porque, habiendo en ella tantas gracias<br />

naturales y tanta virtud, la adoran no solamente los católicos, sino los herejes también.<br />

Hase hecho gran lugar en los corazones de todos con hacerse muy inglesa en<br />

lo que no toca a la Religión y costumbres: porque en los saraos nadie danza con<br />

más gala:


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 95<br />

en el montar a caballo lo hace con mucha destreza: el traje le está muy bien.<br />

Lo cual todo junto con su apacibilidad y agrado, ha sido bastante a conservar su<br />

amor en aquella gente, que pudiera haber caído, viendo que no les da heredero.<br />

CAPÍTULO XXX.<br />

Lo tocante a la Religión fuera de Londres.<br />

No se vive fuera de la corte con la libertad que en ella en lo que toca a ser católico:<br />

porque en Londres vale a los católicos la sombra y favor de los Reyes. No<br />

obstante, hay tanta cosecha de católicos por las otras partes del reino, que habiendo<br />

cuatro Provincias de Religiosos y gran número de sacerdotes seglares, que distribuidos<br />

por el reino reconcilian con la Iglesia a los que quieren ser católicos, y ministran<br />

los Sacramentos a los que lo son, son pocos para lo que hay en qué ejercitarse.<br />

Viven estos Religiosos a lo seglar en el traje y otras costumbres que no se encuentran<br />

con su profesión y ministerio: está a cargo de sus Provinciales señalarles<br />

la tierra o sitio en que han de asistir en los ministerios dichos. Llegado el tiempo de<br />

hacer su Capítulo, se convocan para un mesón: y allí en la mesa disimuladamente lo<br />

celebran y eligen Provincial.<br />

No puede sufrir la ceguedad de los ministros de la herejía la luz de la verdadera<br />

fe que ilustra las almas de los católicos. Y así suelen, cuando se junta Parlamento,<br />

que así nombran las Cortes generales del reino, fulminar rigurosos edictos contra<br />

los católicos y sus ministros. En particular cuando los dos Padres estaban en Londres,<br />

estaba allí el reino junto en Cortes, y temblaban los católicos lo que después<br />

sucedió: porque, como lo supieron los Padres en Roma, decretó el Parlamento que<br />

todos los sacerdotes católicos saliesen de Inglaterra. Acabado el Parlamento, se<br />

volvieron a sus tierras los parlamentarios, y quedó como suele al Rey la ejecución<br />

del edicto. Descuidóse él esta vez de favorecer a los católicos, como en otras ocasiones<br />

los había favorecido, y disponíase la ejecución. Hizo la Reina por esto gran<br />

sentimiento, y mostrólo en que, haciéndose un festejo en que ella


96<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

había de asistir, la fueron a avisar, y ella respondió que no saldría ya en público en<br />

Inglaterra, pues ya no era Reina, porque no lo era adonde se trataba tan mal a los<br />

católicos. Avisáronle al Rey de la respuesta de la Reina, y yéndola a buscar, la<br />

aplacó, y se desvaneció el nublado armado contra los sacerdotes católicos, quedándose<br />

en el reino como de antes.<br />

Con estos favores de la Reina y asistencias del Rey crece el número de los católicos<br />

en Inglaterra. ¡Oh! quiera el cielo se restituya aquel reino a lo que fué en otros siglos,<br />

y que triunfe la fe de la herejía, volviendo aquella isla a ver restauradas sus<br />

iglesias, y a sus hijos reducidos al dichoso rebaño de Cristo y de su Iglesia Católica.<br />

CAPÍTULO XXXI.<br />

Salen de Londres y se embarcan para Flandes.<br />

Despachadas las cartas de la Reina para el Cardenal Palotto, Protector de nuestra<br />

Orden, y para el General de la Compañía de Jesús, y otra del P. Maestro Fr.<br />

Cristóbal del Rosario, Predicador de la Reina, dominico, para su General, de la cual<br />

se hará mención cuando se escribiere abajo el pleito que hubo en Roma, partieron<br />

los Padres de Londres a embarcar para Flandes. Ofrecióseles compañía de un Secretario<br />

del Embajador de Inglaterra, que residía en Constantinopla, hereje, más<br />

político a lo que parecía que de corazón, o porque lo entendiese. Fueron también<br />

compañeros un deudo del mismo embajador, pero católico, y otro católico, criado<br />

del Secretario.<br />

Pasaron por la ciudad de Cantuaria (Cantorbery) y visitaron su iglesia catedral,<br />

única y dichosa esposa que fué de aquel invicto mártir Santo Tomás. En ella veneraron<br />

el lugar de adonde le precipitaron, cuya memoria se conserva entre los herejes,<br />

no por veneración, sino por antigüedad.<br />

Convidóles a comer un canónigo de esta iglesia, tan grande hereje, que ha escrito<br />

en defensa de su disparatada secta: y con tanta reputación de docto entre ellos,<br />

que por sus desdichadas letras aspiraba a ser obispo. Este, antes de la mesa y en ella<br />

trabó con los Padres disputas en materias de religión, y en ellas descubrieron muy


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 97<br />

bien los Padres el poco fondo de las letras de esta gente: pues siendo éste un<br />

hombre de cualidades referidas, no sacó de las disputas más que materia de vergüenza<br />

y confusión, atándole los Padres con sus argumentos algunas veces, sin que<br />

él supiese responder otra cosa que desatinos. De Cantuaria prosiguieron su camino<br />

a las Dunas, villa y puerto marítimo sobre la Canal de Inglaterra, que así se llama el<br />

mar en aquella parte, por ser estrecho. No entraron en la villa, porque ardía en peste,<br />

sino que se fueron a apear a una fortaleza vecina, de adonde fueron luego en un<br />

barco a un bajel que estaba ancorado en frente, a notificar al capitán su patente, por<br />

la cual le mandaba el duque de York, hermano del Rey, General y Almirante de la<br />

mar, les diese pasaje en su bajel para Flandes.<br />

El capitán se excuso con otra orden que dijo tenía para hacer en aquel paraje<br />

cierta diligencia, con que hubieron de volverse a la fortaleza. Quizá fué misericordia<br />

de Dios excusarse el capitán, porque la noche siguiente en que querían hacer el<br />

viaje, hubo una tempestad tan grande, que pudieran padecer naufragio: mayormente<br />

habiendo de ser el viaje por aquel puerto, al cual por sus bajíos llaman los Bancos<br />

de Flandes, formidables a los que navegan.<br />

Con la respuesta del capitán despacharon a Londres, a buscar nueva orden para<br />

embarcación: y mientras volvía, se retiraron de la fortaleza tierra adentro, por no<br />

haber comodidad en ella: y acomodados en un mesón, los envió a buscar con un<br />

coche y caballos un caballero Barón, que vivía en una quinta. Recibiólos con grande<br />

humanidad y cortesía: jamás supieron averiguar qué religión o secta profesaba,<br />

porque las pinturas que servían de adorno a la casa eran, unas sagradas, otras profanas,<br />

y en dos atriles tenía, en uno un libro hereje y en otro un libro católico, abierto<br />

en la vida de Santa Catalina de Sena. Tal como ésta es la confusión de aquella Babel<br />

de Inglaterra.<br />

Aquí pasaron un día: y a la noche, habiendo noticia que había embarcación en<br />

Dónar, cercano puerto, partieron para allá. Era oscura la noche: anduvieron aquellas<br />

dos o tres leguas, no saben si con riesgo, porque lo oscuro de la noche no les dejaba<br />

ver el camino.<br />

Llegaron a Dovar, y como las Dunas ardía también en peste, y no hallando embarcación,<br />

los llevó para su casa en un vecino monte un morador de aquella villa.<br />

Al dia siguiente, ya de noche, volvieron a


98<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Dónar: y cerca de la media noche embarcaron en un barco grande. Dieron a la<br />

vela, y más que nunca mareados, llegaron a la tarde a dar fondo en el puerto de<br />

Neoport, pueblo de Flandes en los Estados del Rey Católico.<br />

CAPÍTULO XXXII.<br />

Toman tierra en Flandes.– Caminan por estos países, y al querer<br />

entrar en la primera ciudad del Rey de Francia se lo estorban.<br />

Salieron luego en tierra: y no teniendo se les llevase la ropa, cargaron con ella a<br />

las espaldas, hasta que vino quien les alivió del trabajo. Llegaron por una dilatada<br />

campaña llena de lodos, que en este país son como visco, a la ciudad, cuyas puertas<br />

estaban ya cerradas: y si no fuera por un Religioso franciscano (inglés de nación y<br />

en otro tiempo hereje, ahora misionero ejemplar) que fué camarada en la navegación,<br />

quizá pasaran la noche en el campo. Este Religioso solicitó que se abriesen las<br />

puertas. Entraron los Padres y fuéronse a un mesón: adonde la mañana siguiente se<br />

pusieron sus hábitos, como en tierra ya de católicos, dijeron Misa y se aligeraron de<br />

ropa, deshaciéndose de parte de los hábitos seglares.<br />

De Neoport pasaron a Ipre, de Ipre a Lila, y de aquí a Arraz, última ciudad de<br />

Flandes, y primera del Rey de Francia por aquella parte. Fueron a entrar en la ciudad,<br />

y detúvolos un guarda de las puertas, diciéndoles que venían de Holanda, donde<br />

había peste. Quedáronse con esto fuera, pensando lo que habían de hacer. Venían<br />

en su compañía un Religioso franciscano y un soldado, entrambos franceses.<br />

Estos, viéndose atajados en el intento de pasar por la ciudad, empezaron a prevenirse<br />

para tomar otro camino y dejar a los dos Padres. Aquí fué grande su congoja,<br />

porque viéndose en tierra desconocida, sin saber camino, ni la lengua de aquel país,<br />

y que los camaradas los querían dejar solos, entraron en cuidado de lo que habían<br />

de hacer. El compañero del P. Prior se inclinaba a que tomasen el camino de Bruselas,<br />

para donde llevaban carta de favor, y sería el paso más fácil: pero no era de este<br />

sentir el P. Prior, porque era un grandísimo rodeo.<br />

En resolución, pidió instantísimamente a los franceses no los dejasen


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 99<br />

y movidos de sus ruegos, se resolvió entre todos enviar a la ciudad por un carro,<br />

diligencia que hizo un pobre hombre, agradeciéndosela el P. Prior con darle lo<br />

restante de la ropa, quedándose él y su compañero solamente con dos túnicas cada<br />

uno, dos paños menores, algunos pañuelos, y poco o nada más, a que se redujo toda<br />

su recámara, que acomodaron en una maleta, cuyo relleno principal eran los papeles<br />

y cartas importantes para su negocio.<br />

CAPÍTULO XXXIII.<br />

Entran en Francia y prosiguen hasta Lión.<br />

Viniendo el hombre de la ciudad con el carro, subieron en él los pasajeros, y<br />

aquella noche entraron en Francia, nunca perdido el recelo de que en las poblaciones<br />

los detuviesen por no llevar pasaporte, o los hiciesen volver atrás. Con este recelo<br />

entraron en la ciudad de Durlán, mas nadie les preguntó por su viaje. De ahí<br />

pasaron a la de Amiéns, a cuyas puertas hallaron algo de dificultad, pero se venció,<br />

y fué el último estorbo que se les puso en toda Francia, caminando de ahí adelante<br />

libremente.<br />

Llegados después de algunas jornadas a París, fletaron dos lugeres en un barco,<br />

que navegando sin vela ni remo, sino tirado de una maroma por diez o doce caballos,<br />

que van por la orilla del río, es la embarcación o carruaje de París para la B<strong>org</strong>oña.<br />

En estas jornadas de río pasaron penosas descomodidades, porque las noches<br />

se pasaban en tierra: y al salir del barco, eran tantos los lodos, y tan molestos los<br />

deslizaderos que apenas se ponía pie fijo en algunas partes. Añadióse a esto que el<br />

compañero, por el frío y humedad, se le hincharon los pies con tales dolores, que no<br />

podía sin gran pena dar un paso. Al P. Prior le fué esto de harta mortificación, porque,<br />

saliendo del barco, como no sabía la tierra, había menester quien le guiase al<br />

mesón, y que del mesón le condujese otra vez al barco. Quería por esto seguir a los<br />

camaradas franceses, pero caminaban como franceses: y aunque el P. Prior, por ser<br />

delgado de cuerpo, los podría acompañar, no así el compañero por la enfermedad<br />

de los pies:


100<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

con que, dividido el P. Prior su deseo entre el seguir a los franceses y el no dejar<br />

al compañero, padecía una gran cruz.<br />

No era menor la del frío de las mañanas: porque, cuando venían para el barco,<br />

como venían descalzos, mojaban los pies y los enlodaban: y alguna vez fué en tanto<br />

grado, que el compañero, no obstante traerlos tan malos, tuvo por mejor lavarlos en<br />

el río, que meterlos enlodados en el barco: y como en él no había fuego ni ropa con<br />

que enjugarlos, esperaban tal vez a que los enjugase el tiempo.<br />

Con estas y otras incomodidades pasaron hasta Lión de Francia. Aquí, dejando<br />

el barco en que habían ido por otro pequeño para subir por el río por entre la ciudad<br />

al mesón, y yendo así embarcados, resumido todo el marinaje del barquillo a una<br />

sola mujer, que lo gobernaba con un remo en cada mano, uno de los camaradas<br />

(que íbamos 1 repartidos en entrambos bordes igualmente, por igualar el peso del<br />

barco) se levantó: bradaronle (mandáronle) a prisa se sentase y lo hizo: que si se<br />

detiene en hacerlo, quizá se volviese el barco con tan evidente riesgo, como lo<br />

prometía el río, cuya corriente es muy honda en aquel paraje.<br />

CAPÍTULO XXXIV.<br />

Continúase la jornada desde Lión hasta Roma.<br />

En Lión se volvieron a embarcar, y pasando por Valencia, Vienna, Sancti Spiritus<br />

y otros lugares, llegaron a Aviñón, y aquí vieron la iglesia adonde en otros<br />

tiempos estuvo la Silla del Sumo Pontífice. De Aviñón fueron a Tarascón, rica por<br />

el depósito santo del cuerpo de Santa Marta, que se venera en un templo en el mismo<br />

lugar en que la Santa domó la serpiente. De Tarascón prosiguieron a Arlés, y de<br />

aquí por tierras de menos nombre a la ciudad y lindo puerto de Marsella. No<br />

hallando aquí embarcación a propósito, hicieron el camino por tierra, hasta hallar<br />

comodidad de embarcarse.<br />

Antes de llegar Canas se les perdió el arriero en camino tan fragoso, que fué<br />

menester apearse, y saltando peñas, anduvieron trecho.<br />

1 Aquí se le olvidó al autor hablar en tercera persona, como va haciendo en todo el escrito.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 101<br />

Pareció el arriero, y cerrándose la noche con lluvia, llegaron a una casería, una<br />

legua o más antes de Canas. Pidieron posada, pero negáronsela. Prosiguieron su<br />

camino, y topando un rio que era menester pasarse en barco, estaba éste de la otra<br />

parte del rio, y no había barquero. Dieron voces por él, y no respondió. Dijo entonces<br />

el arriero que arriba había una puente. Fueron ribera arriba a buscarla como<br />

media legua, y no la hallaron, con que hubieron de volver a buscar el barco. El P.<br />

Prior se resolvió en echarse al río y pasarle asido a una maroma que le atravesaba,<br />

para traer el barco destotra parte, lo que no pudiera hacer sin grande discomodidad,<br />

porque había de llevar mucha parte del cuerpo sumergido por las aguas: pero no lo<br />

hizo, porque, esforzando las voces, acudió el barquero y los pasó.<br />

Llegados al lugar, procuraron embarcación para Italia. Ofrecióseles patrón de<br />

una falúa, y concertaron con él solos en cinco doblones. Fueron a embarcarse, y no<br />

hallando al patrón, entraron en otra falúa, convidados por los marineros de ella: y<br />

después de arrancar de la tierra, les dijo el patrón de esta falúa que él los llevaba<br />

por tres doblones, por haberlo así concertado con el que les había ofrecido la suya,<br />

el cual se quedaba en tierra con dos doblones que los Padres le habían dado por<br />

cuenta del concierto que hicieron con él.<br />

La noche hicieron en Antibo, y saliendo de aquí, dieron vista a Niza, noble<br />

ciudad del principado del Piamonte, y luego a Villafranca de Niza, Mónaco y otros<br />

lugares ya del estado de república de Génova. Y deteniéndose en esta ciudad pocos<br />

días, volvieron a embarcar para Liorne, de donde fueron a Piza, y tomando una litera,<br />

se hicieron la vuelta de Roma. Los mulos eran malísimos, y les dieron muchas<br />

caídas. Un día, que fué el en que llegaron a Roma, cayeron en un lodazal, y fué<br />

preciso salir de la litera con los pies por el agua, nieve y lodo. Volvieron a entrar en<br />

la litera, y se quitaron las alpargatas por ir muy mojadas y frías: y a pocos pasos<br />

volvieron a caer los mulos, con lo que, sin ningún reparo en los pies, hubieron los<br />

PP. de experimentar el rigor de la humedad y frío del campo. Ultimamente entraron<br />

en este dia en Roma, que era 30 de Diciembre de 1666. Hicieron noche en un mesón,<br />

porque, primero que determinasen a qué convento habían de ir, pareció conveniente<br />

hablar al Cardenal Palotto, Protector de nuestra Orden.


102<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XXXV.<br />

Llegados a Roma hallan malas nuevas tocantes a su Reforma.<br />

La mañana siguiente fueron a decir Misa a la Casa Profesa de la Compañía de<br />

Jesús, adonde por unos amigos con que hablaron tuvieron dos nuevas, bastante cada<br />

cual a desalentar el valor que fuese menor que el del P. Prior, que es grande el que<br />

Dios le ha dado. La una fué de la casi despoblación de su convento de Lisboa, la<br />

cual pasó de esta suerte.<br />

Apenas el P. Prior había dado las espaldas a Lisboa, cuando el P. Fr. Juan, su<br />

Superior, entró en pensamientos de darlas a la Reforma. Era el P. Superior muy<br />

buen religioso, pero era muy melancólico. Vióse cargado de obligaciones. y quizá<br />

el demonio le borró de la memoria los auxilios que podía esperar de Dios para<br />

cumplirlas, dejándole sólo en ella el conocimiento de su flaqueza. Pintósele de tan<br />

tristes colores el rigor de la Descalcez, que persuadido a dejarla por el P. Fr. Fernando<br />

su compañero, a lo que se cree, y entrambos de los PP. Calzados, que a las<br />

razones, dicen o se sospecha, añadieron promesas, los dos se resolvieron a volverse<br />

a calzar: y para ser mayor el destrozo, llevaron consigo a Fr. Manuel de la Piedad<br />

corista, y echaron fuera, o persuadieron a que se saliesen, a tres novicios, quedando<br />

con esto el número de los religiosos, que hasta allí era de doce, reducido solamente<br />

a seis.<br />

Recibieron los Padres Calzados a los Padres Fr. Juan y Fr. Fernando y al H.º<br />

Fr. Manuel con mucho cariño. A éste le volvieron a los estudios, a Fr. Fernando lo<br />

pusieron en una Granja de la Orden, estancia muy de su gusto, adonde poco después<br />

murió, y a Fr. Juan le dieron licencia para que dijese Misa y predicase sin contribuir<br />

la limosna a la comunidad, a título de socorrer a su padre, que estaba pobre.<br />

De los novicios no sabemos de dos: el tercero que era sacerdote, poco después de<br />

los Padres vueltos de Roma, le mataron en Lisboa violentamente, bien que dicen<br />

haber sido virtuosa la ocasión de su muerte.<br />

La otra nueva que tuvieron los Padres, luego que llegaron a Roma, fué que en<br />

aquella corte estaba, había meses, un religioso Calzado de


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 103<br />

la Provincia de Portugal, enviado a oponerse a los designios del Padre Prior, y<br />

a negociar, o que la Reforma se extinguiese, o que se sujetase a los mismos Padres<br />

Calzados. Y para que se vea el empeño con que los Padres Calzados tratan este negocio,<br />

hase de advertir que este religioso que enviaron a Roma es el P. Maestro Fr.<br />

M.º de Acevedo, Doctor Teólogo por la universidad de Coímbra, y en ella opositor<br />

a una cátedra. Sacáronle de la Universidad para enviarle a Roma, rompiendo con<br />

esto el hilo de sus pretensiones, que hoy pudieran ya haberse logrado. Pero en la<br />

balanza de la estimación de los Padres Calzados parece pesa más el desdoro que<br />

dicen (algunos) les será haber en Portugal Reforma, que el crédito de poseer en la<br />

Universidad una cátedra. Aun hoy dia asiste este religioso en Roma, y con la asistencia<br />

en aquella corte no ha adelantado su negocio mucho, habiéndose con la ausencia<br />

de la Universidad atrasado en sus pretensiones muchísimo.<br />

CAPÍTULO XXXVI.<br />

Propone el P. Prior al P. General su pretensión y no le complace.<br />

No cayó el ánimo del P. Prior con estas nuevas: antes en el mismo dia fué a dar<br />

las cartas del Rey de Portugal de la Reina de Inglaterra al Cardenal Protector: y<br />

proponiéndole su pretensión, fué del Cardenal bien oído, y por su orden se fué para<br />

el convento de San Agustín N. Padre, cabeza de toda la Orden, adonde quiso el<br />

Cardenal se diese hospedaje a los Padres.<br />

En el dia siguiente habló el P. Prior al General: y llegando al punto del negocio<br />

le halló con una voluntad muy ajena de favorecer a la Reforma. Estaba el P. General<br />

impresionado del religioso Calzado que había venido a impugnar la Descalcez, y<br />

con sus informes y cartas que había tenido de los Padres Calzados de Portugal, negó<br />

de plano al P. Prior lo que le pidió, que era licencia para recibir novicios y nuevas<br />

fundaciones, diciendo al P. Prior que cómo pedía estas licencias cuando no<br />

había ni tan solamente un convento, pues con la vuelta de los Padres Superior y Fr.<br />

Fernando y del H.º Fr. Manuel a los Calzados, y haberse ido los novicios, y pedirle<br />

a él los dos Padres que restaban en el convento licencia para volver a calzarse, estaba<br />

el convento


104<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

despoblado y sin sujetos la Reforma. Añadió el P. General a esto que el P.<br />

Prior instaba en este negocio, porque deseaba ser Prelado.<br />

A este punto satisfizo fácilmente el P. Prior respondiendo al Padre General que<br />

hiciese Prelado Su Rsma. a quien gustase: pero al otro punto de la falta de sujetos<br />

en su convento, se quedó algo atajado: porque, si bien sabía ya de los que de hecho<br />

habían dejado la Reforma, fué nuevo para él el haber los dos Padres que quedaban<br />

pedido licencia para dejarla también, y si fuera verdad, quedaba la Reforma en grave<br />

peligro, porque, yéndose los dos, quedaban en el convento tan solamente dos<br />

religiosos, uno lego, y otro novicio: las monjas sin Prelado, ni confesor Descalzo: el<br />

P. Prior en Roma con su compañero, de donde, ni por su persona ni disponiéndolo<br />

por cartas era fácil el remedio, por la grande distancia. Con todo, no le ahogaron<br />

estas dificultades para desistir de lo que intentaba. Replicó al P. General que supuesto<br />

que Su Rsma. había plantado aquella Reforma, era justo la diese la mano<br />

cuando estaba tan caída. Templóse algo el P. General, y con esto le dejaron para<br />

otro dia.<br />

CAPÍTULO XXXVII.<br />

Pone el P. Prior su pretensión en tela de juicio.<br />

Viendo el P. Prior tan mala disposición en el P. General para fomentar sus intentos,<br />

volvió los ojos al Cardenal Palotto, valiéndose de su intervención para conquistar<br />

al P. General. Hacía muchos años que el Pontífice había dado a este Cardenal<br />

por Protector a nuestra Orden. Su grande comprensión, su celo del bien de la<br />

Religión, su entereza y otras relevantes prendas que le adornaban, le hicieron en la<br />

Orden tan dueño de las voluntades, que sus dictámenes eran seguidos como oráculos:<br />

sus disposiciones se habían granjeado fuerza de ley.<br />

Pero todo este poder ejercitado en tantos años estaba muy menoscabado en estos<br />

días. Fué la ocasión ciertos encuentros que habían pasado entre él y el P. General,<br />

de donde nació que éste y otros Padres no miraran ya al Cardenal con la atención<br />

que hasta entonces. En estos términos halló el P. Prior al Cardenal, cuando<br />

llegó a Roma: y


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 105<br />

en los mismos o poco mejores le dejó, cuando la dejó. No obstante, tomó el<br />

Cardenal la mano para componer al P. General con el P. Prior: pero, aunque a los<br />

primeros lances dió el P. General algunas esperanzas, se desvanecieron muy presto,<br />

malográndose también las diligencias que interpuso vivamente el P. General de la<br />

Compañía de Jesús.<br />

Tentados, pues, en vano estos medios, que ayudados de la razón deberían ser<br />

poderosos, resolvióse el P. Prior a poner en tela de juicio lo que el P. General le<br />

había negado. Formó un memorial, en el cual, con acuerdo del Cardenal Protector,<br />

relataba el origen de la Reforma en Portugal, sus progresos hasta entonces, y los<br />

estorbos que ahora la ponía el P. General, y remataba suplicando la unión de la Reforma<br />

de Portugal a nuestra Congregación de Descalzos Agustinos de Italia.<br />

Presentado este memorial a la Sagrada Congregación de Cardenales, adonde<br />

toca el conocimiento de las causas de los Regulares, lo remitió la Sagrada Congregación<br />

al Cardenal Vechiareli, para que fuese el relator: y excusándose por enfermo,<br />

remitióse segunda vez al Cardenal Delechi, a quien acudió el P. Prior informándose<br />

del estado y méritos de su pretensión. Salieron a impugnarla el P. General<br />

y el Mtro. Acevedo. Dieron sus papeles al Cardenal Delechi, diciendo en ellos que<br />

el P. Prior solicitaba adelantar la Reforma por ambicioso, con designios de conservarse<br />

en su gobierno: que había admitido a Ordenes a un hermano lego, y otra culpa<br />

le dieron de esta data. A su compañero criminaron de que había pasado de los Calzados<br />

a los Descalzos, sin la debida licencia: que había sido rebelde excusándose<br />

del viaje de la India, y que sin licencia había venido a Roma.<br />

Poco caso hicieron los Padres de estas calumnias en cuanto a ellos tocaban: pero,<br />

corno la mira de los contrarios iba puesta en calumniar a los Padres por estorbar<br />

su Reforma, diéronse por obligados a satisfacer a los cargos. A lo de ambicioso<br />

respondió el P. Prior con hacer una pública renunciación, no sólo del puesto que<br />

poseía, sino de los que podría ocupar, y de voz activa pasiva. A lo de haber admitido<br />

a Ordenes al Hermano lego respondió presentando un Breve del Sumo Pontífice,<br />

que había dado la licencia. El compañero rebatió también los golpes de los contrarios,<br />

refiriendo la verdad: y aunque ellos repitieron otras veces las calumnias, ni una<br />

reprensión tan solamente costaron a los Padres.


106<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XXXVIII.<br />

Opónese el P. Procurador General de nuestros Descalzos de España<br />

a la pretensión del P. Prior y hácesela perder.<br />

Entre otros lances que hubo en este pleito fué uno que el Padre que tenía el<br />

cargo de Procurador General en Roma de nuestros Padres Descalzos de España, o<br />

ya solicitado de nuestros Padres Calzados, o ya de su propio motivo, o por orden de<br />

sus Superiores, procuró atajar el intento de los Descalzos portugueses, cuanto a la<br />

unión con los Descalzos de Italia.<br />

Fundó su justicia el P. Procurador de España en un Breve Apostólico que<br />

prohibe haber en España Descalzos Agustinos que no sean sujetos a la Congregación<br />

de España: y como Portugal se comprende en los términos de España, pareció<br />

al P. Procurador se comprendía también en el Breve. Pasó quizá adelante su designio:<br />

porque es creíble que sospechando o esperando la paz que poco después se<br />

asentó entre Portugal y Castilla, quiso impedir la unión de Italia, para que, hecha la<br />

paz, se pudiese hacer la unión con su Congregación, y recibir por este camino el<br />

aumento de una nueva provincia.<br />

El medio que usó para esto fué poderoso; porque se valió del Embajador de<br />

España, que en Roma lo es mucho. Ultimamente con un apoyo tan fuerte y con vivas<br />

diligencias que hicieron los Padres Calzados, salieron con la victoria, negando<br />

la Sagrada Congregación a los Descalzos portugueses la unión a Italia. Y no contentos<br />

con esto, cuando se expidió el despacho, se añadió en él un perpetuo silencio<br />

a los Descalzos portugueses en lo tocante a la unión pretendida, falsificando así el<br />

decreto en que la Sag. Congregación no puso el tal silencio. El autor de esta falsedad<br />

y de otra que contenía el decreto se dijo ser el abogado de los Padres Calzados.<br />

Larga ocasión de ejercitarse tuvo aquí la resignación del P. Prior, porque ver<br />

que la pretensión de establecer su Reforma, plantada con tanto trabajo, se le había<br />

después de tantos afanes lucido tan poco, era golpe muy sensible. Su compañero,<br />

cuya paciencia no tenía tantos fondos, perdió el pie en este fracaso. Fué su dictamen<br />

que se volviesen


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 107<br />

a Portugal, adonde, informando al Rey de la oposición de los Padres Calzados,<br />

en que tenía tanta parte un su vasallo, cual era el Mtro. Acevedo, tomase el Rey<br />

alguna resolución con que se ganase lo perdido.<br />

No asintió a este parecer el P. Prior. Dejóse estar en Roma resuelto a intentar<br />

otra vez la demanda, y por entonces acudió luego a pedir a la Sagrada Congregación<br />

corrigiese la cláusula de perpetuo silencio, que tan falsamente se había inscrito<br />

en el decreto. Consiguiólo, y no pudo entonces más, por la ocasión que se dirá en el<br />

capítulo siguiente.<br />

CAPÍTULO XXXIX.<br />

Vuévese al pleito.<br />

Ya en este tiempo en que el P. Prior perdió el pleito, que era a los últimos de<br />

Abril, había entrado en la enfermedad de que murió el Ssmo. Padre Alejandro VII.<br />

Crecían cada día los accidentes con que andaba ya, como suele en tales casos, revuelta<br />

aquella corte. Ultimamente pagó el Pontífice aquel tributo a la muerte de que<br />

no se exentan, ni las coronas, ni las tiaras. Encerráronse los Cardenales en cónclave,<br />

y diéronle por sucesor al Cardenal julio Rospillosi, que se llamó Clemente IX.<br />

Todas estas funciones que duraron algunos meses pusieron al Padre Prior en un<br />

largo paréntesis de su negocio, hasta que, para proseguirle, procuró hablar al nuevo<br />

Pontífice, y consiguiólo a fuerza de diligencias. Llegado a sus pies, le informó de su<br />

causa en voz y en escrito, dándole un memorial. Recibiólo benignamente el Pontífice:<br />

pero, queriendo guardar esa atención a los Cardenales, no se quiso avocar el<br />

conocimiento de la causa: y así, remitió el memorial a aquella misma Congregación,<br />

adonde la primera vez se había visto la causa.<br />

Volvieron, pues, de una y otra parte al pleito. Los Padres Calzados, asistidos<br />

del Embajador de España, ocultamente iban ganando tierra, y la perdían, sin saber<br />

cómo, los Descalzos, hasta que el P. Mtro. Fr. Antonio González de Acuña, religioso<br />

dominico peruano, compañero de su P. General, les dió luz de cómo se perdían,<br />

y favor para no perderse, como ahora se dirá.


108<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO XL.<br />

Mejórase el partido del P. Prior y alcanza un despacho favorable.<br />

Ya queda dicho arriba cómo, entre las cartas que el P. Prior llevó de Inglaterra<br />

era una del P. Mtro. Fr. Cristóbal del Rosario, dominico, predicador de la Reina, en<br />

la cual escribía a su General que si Su Rsma. asistiese con su favor a la pretensión<br />

de los Descalzos portugueses, haría a la Reina un gran servicio, porque tomaba<br />

aquella pretensión con grande empeño.<br />

Llegado el P. Prior a Roma, dió al P. General dominico la carta: el cual, sin que<br />

el P. Prior lo supiese, encargó al P. Maestro González ya nombrado que asistiese a<br />

los Padres portugueses, si hubiesen menester su industria. Era grande la de este<br />

Padre, y no corto su poder en aquella corte. Pero como el P. Prior no sabía de lo que<br />

le había encargado el P. General, y del poder del mismo P. General no fiaba mucho,<br />

no fió tampoco mucho de la carta que le había traído: mayormente viendo que valían<br />

tan poco cartas de reyes que eran más, no fué mucho fiase poco del favor del<br />

General que era menos.<br />

Pero Dios, en cuyos caminos se topa tal vez la esperanza, aun cuando se camina<br />

a la desesperación, quiso que la carta del P. General dominico fuese la que ayudase<br />

más a este negocio. Envió el P. Mtro. González a decir al P. Prior, cuando le<br />

vió más ahogado, que su General le había encargado le asistiese en virtud de la dicha<br />

carta, y que él ofrecía su industria para todo lo que se ofreciese. A este recado<br />

respondió el P. Prior buscando al P. Mtro., a quien, por la aceptación que tenía con<br />

el Embajador de España, le fué fácil reducir a éste, no sólo a que no contrariase a<br />

los Padres portugueses, sino que mandase deshacer las diligencias que se habían de<br />

su parte hecho en contrariarlos.<br />

Con esto se mejoró el pleito mucho: porque, por lo menos, a los que por vía del<br />

Embajador los contrariaban se les quitó este estorbo. Pero los Padres Calzados, ya<br />

con sus informes, ya con sus papeles, lo barajaron de suerte, que estuvo el pleito<br />

segunda vez a riesgo de perderse. Decían que el P. Prior, quien para conseguir su<br />

intento afirmaba tener cuatro fundaciones, no tenía ni tan sola una: que esta


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 109<br />

pretensión no era más de una melancolía: y añadían otras cosas con tal sagacidad<br />

e industria, que todo lo barajaron, sin valer al P. Prior los papeles auténticos<br />

que mostraba en confirmación de lo que decía.<br />

En esta confusión se hallaba el negocio cuando se propuso segunda vez en la<br />

Sagrada Congregación para resolverse del todo. Propúsolo el Cardenal relator tan<br />

poco en favor de los Descalzos, que los demás Cardenales fueron votando en contra.<br />

Pero, llegando su vez al Cardenal Vidone, dijo que los informes tan opuestos<br />

de los Padres Calzados y Descalzos no dejaban descubrir bastantemente la verdad:<br />

y así que no era justo que sin otras mayores noticias se tomase resolución: que su<br />

sentir era se escribiese al Vicario del Arzobispado de Lisboa, encargándole hiciese<br />

información si había las cuatro fundaciones que el P. Prior afirmaba: y que contestando<br />

haberlas, y que era conveniente esta Reforma en Portugal, se podría entonces<br />

levantar una Congregación. Siguieron este parecer los demás Cardenales, y decretaron<br />

se escribiese en aquella forma al Vicario General del Arzobispado de Lisboa.<br />

CAPÍTULO XLI.<br />

Nuevo riesgo de perderse el pleito.<br />

Este despacho que no era más que esperanzas fué el fruto del sudor de nueve<br />

meses: pero tan dulce a los pobres Descalzos y tan amargo a los Calzados, que no<br />

se hartara su sed con menos que con extinguirlos, o a lo menos sujetarlos.<br />

En virtud, pues, del despacho de los Cardenales expidió el Secretario de la<br />

Congregación el decreto o carta que se había de enviar al Vicario de Lisboa: recibió<br />

el memorial que había también de enviarse por parte del P. Prior, el cual, siendo<br />

visto por el P. Mtro. Acevedo con su procurador y abogado, tropezaron en algunas<br />

cláusulas de él. Pidieron al Secretario no las permitiese, y no lo concediendo, se<br />

salieron de su casa muy disgustados. Luego envió el decreto a casa del Cardenal<br />

Presidente para que lo firmase, quedándose en casa del Secretario el P. Prior, esperando<br />

que volviese firmado. Y viendo él y su compañero y procurador cómo se<br />

habían despedido sus contrarios, quedaron con mucho cuidado, recelando si irían a<br />

casa del Cardenal


110<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Presidente a embarazar que no firmase el decreto, o a casa del Cardenal Relator,<br />

a pedirle corrigiese el memorial.<br />

No fué vano su recelo: porque los contrarios fueron a hacer esta súplica al Cardenal<br />

Relator. Con este cuidado estaba el P. Prior con grande pena, que crecía con<br />

la dilación: porque luego entonces sucedió no hallarse en casa el Cardenal Presidente<br />

que había de firmar el decreto: con que fué preciso aguardarle. Hacíansele al<br />

P. Prior los instantes horas, temiendo que esta dilación diese lugar a algún embarazo<br />

por parte de los contrarios. Cerróse la noche entre este miedo y la esperanza de<br />

que el decreto llegase. Llegó en fin, y cobrado, con mucha prisa se volvieron al<br />

convento: y afirmaba después el compañero que, mientras no le vió en su celda, no<br />

le daba por seguro.<br />

Apenas habían salido con el decreto de casa del Secretario, cuando entraron en<br />

ella los contrarios con orden del Cardenal Relator para que el memorial que se<br />

había de enviar con el decreto se hiciese en su presencia con acuerdo de las partes.<br />

Pero como el decreto y memorial estaban ya en manos del P. Prior, no tuvo efecto<br />

esta disposición del Cardenal; que, a tenerle, factible era que el negocio, o se dilatase,<br />

o se perdiese volviendo a nuevo examen. Tanto como esto importó a los Descalzos<br />

aquel breve rato que en cobrar su decreto llevaron de ventaja a la trama de los<br />

contrarios.<br />

Conseguida, pues, esta corta pero importante victoria, no había más que aguardar<br />

en el campo de batalla. Resolvióse el P. Prior con acuerdo de los dos Cardenales<br />

Protectores, Ursino y Palotto, dar la vuelta a Portugal para que ajustando con su<br />

presencia las cuatro fundaciones, se hiciese el informe por el Vicario de Lisboa, y<br />

volviendo a la Sagrada Congregación favorable, se diese permiso para erigirse la<br />

nueva Congregación Descalza de que se daba esperanza.<br />

CAPÍTULO XLII.<br />

Parten los Padres de Roma para Génova a embarcarse para Lisboa.<br />

Desembarazados los PP. en pocos días para el viaje, que esta comodidad entre<br />

otras hace rica la pobreza, salieron de Roma a los 16 de Octubre, llevando patentes<br />

dimisorias del P. General, que les


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 111<br />

costaron algunos sustos ocasionados de prudentes recelos que parece tuvieron<br />

de que el P. Maestro Acevedo no las dejase sacar cuales convenían.<br />

Acompañáronles hasta un trecho de la ciudad algunos religiosos y amigos,<br />

haciéndoles aquel cortejo al uso de aquella ciudad: y despedidos éstos, prosiguieron<br />

los dos su viaje, que hicieron al segundo o tercero dia por la ciudad de Viterbo,<br />

adonde vieron entero y veneraron el cuerpo de Sta. Rosa de Viterbo, cuyo sacro<br />

depósito fió el cielo a las religiosas franciscanas. De aquí, pasando por Sena, Florencia<br />

y Pisa, ilustres ciudades de Toscana, pasaron a la de Liorne: adonde, fletando<br />

dos lugares en una falúa, entregaron la ropa a los marineros, que embarcándola se<br />

salieron del puerto, dejando a los Padres en tierra.<br />

Cuando los Padres, yendo al puerto a embarcarse, vieron engolfada ya su falúa<br />

en que iba su tesoro en sus despachos, tomaron un pequeño barco, y se fiaron al<br />

mar, dando caza a la falúa. Pero desesperados de alcanzarla, y viendo a otra que<br />

salía del puerto, se embarcaron en ella, y favorecidos del viento al caer de la tarde<br />

llegaron a Portovénere sin saber de su ropa en que iban los despachos, que tanto<br />

sudor y congoja les habían costado. En Portovénere los prendió el mar algunos dias,<br />

cerrando las tormentas la salida de aquel puerto con montes de agua insuperables.<br />

Y habiendo los Padres tenido aviso de que el convoy en que determinaban embarcar<br />

para Lisboa saldría presto de Génova, recelosos de perderle, dejaron a Portovénere,<br />

resueltos a hacer por tierra el camino: empresa ciertamente difícil por la inculta<br />

aspereza de sus riscos y sus peñas. Fuéronse a un lugarejo en aquella ribera,<br />

adonde decían estaba su ropa: y no la hallando allí, mandó el P. Prior a su compañero<br />

la fuese a buscar a otro lugar frontero. Hízolo así, atravesando aquel golfo en<br />

un barquillo con mares tan altos, que le encubrían los montes cercanos. Halló en<br />

aquel lugar la ropa, y con ella se recogió a la Especia, adonde le aguardaba el P.<br />

Prior.<br />

De la Especia salieron a la mañana siguiente, a entregar la ropa al faluquero<br />

que los había traído de Liorne, para que la llevase a Génova por mar, haciendo ellos<br />

el viaje por tierra. Pero hallando al faluquero con la mejoría del tiempo previniendo<br />

su viaje para Génova,


112<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

se quedaron con él, y en breves horas se hicieron otra vez la vuelta de Portovénere:<br />

y de aquí aquella misma noche dieron a vela y fueron a vísperas a Génova.<br />

Hallaron en esta ciudad el agasajo que suele hacer la caridad religiosa a todos,<br />

y en particular a los hermanos. Diez y ocho dias se detuvieron aquí en el convento<br />

de San Nicolás de nuestros Padres Descalzos de la Congregación de Italia, mientras<br />

se disponía el convoy para la navegación: y en todos ellos se ejercitó la caridad de<br />

aquellos benditos Padres con sus peregrinos hermanos, no menos en atender a su<br />

recreación con el regalo, que en acudir a su edificación con el ejemplo.<br />

CAPÍTULO XLIII.<br />

Embárcanse en Génova, y después de varios trabajos de la navegación<br />

toman tierra en Almería.<br />

Prevenido ya el convoy para el viaje, diéronse a la vela los Padres en 19 de<br />

Noviembre. A pocos días, y pocas leguas andadas, el general de la armada, congojado,<br />

ya de la oposición que le hacía el tiempo, ya de las molestias que padecía mareado,<br />

hizo señal de arribar y volver otra vez a tierra. De los bajeles, que eran catorce,<br />

le obedecieron algunos: pero el en que iban los Padres con otros dos en su compañía<br />

prosiguieron el viaje, o no entendiendo, o no queriendo entender la seña. Así<br />

se conservaron algunos días: pero el golfo de León, siempre horrible por la ferocidad<br />

de sus mares, los dividió, quedando sólo el bajel de los Padres, adonde la compañía<br />

no sólo servia al alivio, pero podía ser importante al remedio, tanto más imposible<br />

a un bajel en los peligros de la mar, cuanto más solo le embisten.<br />

Once dias anduvieron en aquel golfo, pudiendo haberse pasado con dos, y apenas<br />

hubo día que contasen por bueno los marineros. Era ya el fin de Noviembre y<br />

de Diciembre el principio: y no obstante conjuráronse los tiempos a dar a esta navegación<br />

lo más molesto que suelen. El invierno la hizo peligrosa con sus tormentas,<br />

y el verano con sus calmarias, y tan terribles, que con las olas que levantaban<br />

así eran calmarias, que pasaban a ser tormentas. El mar, no sólo en lo encaramado,<br />

mas también en los colores parece mostraba su enojo:


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 113<br />

porque eran sus aguas tan feamente negras, que parecían las del lago Estigio,<br />

que fingieron los poetas.<br />

Al fin, después de tantos azares, tragada un dia la muerte en un susto de fuego,<br />

otro en una tromba del cielo, y otros en encuentros de bajeles berberiscos, consumidos<br />

casi los víveres, bebiéndose ya con tasa, y pasadas otras descomodidades que<br />

no sabe explicar la pluma se hallaron en la Carbonera, corto puerto en el reino de<br />

Murcia, adonde dieron fondo después de veinte días de navegación. Tantos le costó<br />

hacer este tercio de camino, cuando bastaban muchos menos para medirlo todo.<br />

El mismo día que aquí llegaron, que fué ocho de Diciembre, les avisó un pinque<br />

inglés como en el cabo de Gata, que es paso para Lisboa, andaban siete naves<br />

berberiscas. Estas nuevas y el esperar buen tiempo hizo reparar al capitán de nuestro<br />

bajel, hasta que el tiempo se hallaba ya mejor a los diez y siete, pero con viento<br />

contrario, que daba señas de firmeza, por haber prendido con la luna.<br />

Viendo, pues, los Padres que aguardar a más no podía ser sin riesgo, o del<br />

tiempo que perdían estando allí suspensos, o de la libertad que podían perder si<br />

saliendo topasen a los berberiscos, estimando la libertad y el tiempo que les importaba<br />

para la consecución de sus designios, dejaron el bajel por un barco, en el cual,<br />

en una noche y poco más de medio dia, acompañados de un religioso franciscano<br />

descalzo, dos clérigos y dos seglares, doblado el cabo de Gata, y costeado por algún<br />

trecho el reino de Granada, surgieron a 18 de Diciembre en el puerto de Almería.<br />

CAPÍTULO XLIV.<br />

Salen de Almería: vuélvenlos a ella presos y les dejan otra vez salir.<br />

Saliendo en tierra, se encaminaron a la catedral, y pidieron limosna al obispo.<br />

Diósela, y al día siguiente, recibido pasaporte del gobernador de la ciudad, tomaron<br />

tierra adentro el camino de Granada, e hicieron noche tres leguas de Almería, los<br />

religiosos en casa de un labrador, y los seglares en una venta.<br />

Sería la media noche cuando, acostados los religiosos, les rompió el sueño un<br />

ruido que oyeron en la casa, y poco después a la luz del


114<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

candil divisaron un hombre que entró en su aposento, y con una montera, y calado<br />

el rebozo, y con voz gruesa y arrogante, les preguntó: ¿De dónde? y respondiendo<br />

los Padres —De Portugal —replicó él —Alcen las cabezas. Hiciéronlo así,<br />

y él les mandó se levantasen, y en compañía de algunos soldados los llevaron a la<br />

venta, adonde con guarda de muchos hallaron encerrados en un pajar a sus compañeros.<br />

Encerráronlos con ellos, y luego los desbalijaron a todos de los papeles que<br />

traían, mandándolo así el mismo gobernador de Almería, que les había dado el pasaporte<br />

y se hallaba presente.<br />

Hecha esta diligencia, aguardaron la mañana: y llegada, les mandó el gobernador<br />

montar, unos a caballo y otros de ancas, dándoles de almorzar, los llevó otra<br />

vez camino de Almería. La confusión de los pobres pasajeros, viéndose presos de la<br />

misma mano que les había dado libertad para su camino, y que volvían atrás, sin<br />

saber cómo ni para qué, no es menester ponderarse con la pluma, para llegar a entenderse.<br />

Llegados segunda vez a Almería, los llevó el gobernador a su casa. Acudió<br />

un clérigo a saber la causa de esta novedad y preguntósela a los Padres, que, no<br />

menos ignorantes de ella que él, no le supieron responder. Vino entonces el gobernador,<br />

y satisfizo a la duda de todos con decir estas o semejantes palabras: "Ayer<br />

noche, después de la partida de estos señores, viniendo yo recogiéndome a mi casa,<br />

encontré al capitán Martos, el cual me dijo: V. Md. Sr. Gobernador ha dejado ir a<br />

aquellos portugueses? Y respondiéndole yo que sí, volvió a decir el capitán: Pues<br />

sepa V. Merced que hay una orden de Su Majestad, y enseñómela, para que no se<br />

pueda dar paso a portugueses que vayan o vengan de Roma, porque se presume<br />

que su viaje es contra el servicio de Su Majestad. Yo, pues, viéndome transgresor<br />

de un decreto real, y temiendo la culpa que se me podía formar de aquí, junté al<br />

instante un trozo de soldados, y no fiando tan importante diligencia menos que de<br />

mi persona, seguí a estos señores, y hallándolos, los he traído aquí. Sabe el cielo, y<br />

díjolo casi llorando, que no ha sido menor mi sentimiento de volverlos que el gusto<br />

con que les di el pasaporte para seguir su camino: pero ¿qué se ha de hacer, si hay<br />

orden del Rey que dispone lo contrario?"<br />

Dijo esto el gobernador, y mandando llamar algunos ministros, hizo traer en<br />

presencia de todos los papeles quitados a los pasajeros.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 115<br />

Fueron examinando y viendo uno por uno: y los que le parecieron no importaban<br />

los volvieron a sus dueños. De los otros mandaron hacer una lista por auto de<br />

escribano, la cual se formó en la mayor parte de los papeles quitados al P. Prior,<br />

que, como había hecho la jornada a Roma por orden del Rey de Portugal y llevado<br />

cartas suyas, traía las respuestas de ellas y otros papeles en que el de Portugal se<br />

nombraba llanamente Rey, y era esto a tiempo en que no estaban hechas las paces.<br />

De donde quedaron temiendo él y los demás compañeros algún notable y quizá<br />

penoso embarazo a su viaje.<br />

Examinados los papeles, entraron el gobernador y sus adjuntos en consideración<br />

de lo que habían de hacer de aquellos hombres. Y la resolución fué enviarlos<br />

con escolta de soldados al Teniente General de la costa de Granada, el cual, viendo<br />

los papeles, de que hicieron un pliego y con carta del gobernador lo entregaron a un<br />

soldado, ordenase como superior lo que le pareciese.<br />

CAPÍTULO XLV.<br />

Salen segunda vez de Almería y llegan a Motril.<br />

El dia siguiente, 21 de Diciembre, después de haber comido con el gobernador,<br />

que los tuvo por huéspedes en su casa, prevenida ya la escolta de los soldados, salieron<br />

con ellos los pasajeros de Almería. De esta ciudad a la de Velezmalaga, residencia<br />

del Teniente General, a quien iban remitidos, habrá treinta y cuatro leguas:<br />

pero es tan áspero, tan peñascoso el camino, que en algunos pasos no se podían<br />

vencer sus peñas, menos que valiéndose los peregrinos de pies y manos. La tierra,<br />

así como es áspera, así es pobre: y con una y otra calidad dió harto que padecer a<br />

los pobres pasajeros, experimentando en su viaje muchas descomodidades.<br />

Hicieron noche el primer dia en la Roqueta, pequeño castillo, puesto en la playa<br />

del mar. La abundancia de la cena se descontó en la falta de la cama que fuera<br />

menester para el cansancio y rendimiento del camino. La noche de los 22 pasaron<br />

aun con menos comodidad en otro castillo, llamado de Valerma. La del 23 en Adra,<br />

adonde se guarecieron del camino con la largueza de los que los hospedaron. La del<br />

24


116<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que fué Noche Buena la tuvieron en Albuñol, que les redujo toda la pompa de<br />

la colación de esta noche a un poco de pan con granadas. La del 25 en Sornisan<br />

cómodamente, y el día siguiente fué tan recio el viento, que no les dejaba dar un<br />

paso: y en particular al P. Prior como tan flaco, le tiraba del camino hacia las jaras y<br />

pedernales, adonde se lastimó de suerte, que fué menester abrigarle, porque otro<br />

abrigo más que las alpargatas no llevaba. Pasaron esta noche en Polopos, lugarejo<br />

miserable, adonde lo pasaron como el lugar lo prometía. La del 27 en Gualchos, y a<br />

los 28 llegaron a la ciudad de Motril.<br />

CAPÍTULO XLVI.<br />

Lo que les sucedió en Motril y otros sucesos hasta llegar a Vélez-<br />

Málaga.<br />

Guiaron luego los soldados en Motril a casa del gobernador, y le entregaron el<br />

pliego de los papeles: y luego que los Padres llegaron allí, enviaron una carta a un<br />

portugués de la ciudad, que otro de Adra le escribía. Mientras el gobernador preguntaba<br />

a los pasajeros por su viaje, llegó el portugués de la carta, y pidió licencia<br />

al gobernador para llevarlos a su casa. Concediósela, y al despedirse, sucedió una<br />

cosa que les causó harta admiración y consuelo. Y fué que el gobernador, cuando<br />

los pasajeros se despedían, alargó la mano, y dió el pliego de los papeles al P. Franciscano<br />

descalzo. Aceptólo el Padre, y luego que salieron de casa del gobernador,<br />

dió el pliego a los dos Padres que lo estimaron para sacar de él los papeles que podían<br />

mover al Teniente General, a quien iban, a que les embarazase el viaje.<br />

Llegados a casa del portugués, se les sirvió una harto espléndida comida y no<br />

menos a la cena: después de la cual, subiendo al cuarto que les señalaron, hallaron<br />

aderezadas algunas camas, y una con aderezos más galanes. En ésta se acostó luego<br />

uno de los compañeros seglares, pensando que era para cualquiera de los pasajeros:<br />

pero dentro de breve espacio subió al cuarto un francés, que era también huésped en<br />

casa, e iba a acostarse en su cama, que era aquélla en que el pasajero seglar se había<br />

acostado: mas, hallándola ocupada, hubo otra vez de volverse. Y no importó tan<br />

poco este suceso, que no importase


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 117<br />

quizá lograr los Padres su intento en lo tocante al pliego: porque en presencia<br />

del francés no se atrevieran a quitar los papeles del pliego, o tal vez no lo hicieran<br />

sin peligro.<br />

Desembarazados, pues, del estorbo del francés, cogió el compañero del P. Prior<br />

el pliego, que de pasar de unas manos a otras venía roto por un lado, y por él pudo,<br />

sin romper la nema, sacar todos los papeles que encerraba. Apartó la carta del gobernador<br />

de Almería en que daba cuenta cómo el P. Prior había sido confesor de la<br />

Reina de Portugal: sacó también los papeles que hablaban del Rey de aquel reino, y<br />

todos los otros que les podían embarazar su camino: y últimamente la lista, porque<br />

no se entendiese por ella que faltaban papeles del pliego. Todos estos y su guarda<br />

fió el P. Prior a la industria del P. Franciscano, y los demás que no harían daño con<br />

una nueva lista de ellos mandó el P. Prior a su compañero los cerrase en el pliego,<br />

sin tocar a la nema, ni sobrescrito.<br />

Por la mañana se fueron a casa del gobernador a disponer su partida. Entrególe<br />

el P. Franciscano el pliego, sin que el gobernador echase de ver el hurto: y proveyéndoles<br />

de cabalgaduras, que para pasar un río fué disposición acertada, se despidieron<br />

la vuelta de Almuñecar, adonde hicieron noche. A los 30 en Nerja.<br />

A la mañana siguiente, saliendo de un pajar, adonde habían dormido, a decir<br />

misa a una ermita de un castillejo, cuando iban vieron un barco que puesto en calma,<br />

procuraba en vano escapar a un bajel morisco que le daba caza. Fuésele acercando<br />

al bajel, y viéndose sin remedio los marineros, dejaron el barco, tratando sólo<br />

de salvar las vidas, saliendo a tierra. No ha sido ociosa le relación de este suceso:<br />

hízose para que se alabe a Dios por haber su Divina Majestad querido librar a los<br />

Padres, o a algunos de ellos del cautiverio.<br />

Fué, pues, el caso que dos dias antes, cuando caminaban a Almuñecar, encontraron<br />

al dueño de aquel barco, el cual con cristiana caridad les ofreció llevarlos en<br />

él de balde. Pudiera el cansancio de tantos dias de áspero camino, tomado casi todo<br />

a pie, y la comodidad de navegar con el buen tiempo que hacía, hacer con los pasajeros<br />

que agradeciesen la caridad y la aceptasen: pero ellos no la aceptaron, solamente<br />

la agradecieron. Cuando después vieron el barco en medio del mar, hecho<br />

presa de los moros, dieron muchas gracias a Dios, porque


118<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

, a haberse embarcado en él, por lo menos uno de los Padres hubiera probablemente<br />

perdido la libertad: porque, como no sabía nadar, ni quizá algunos de los<br />

camaradas, ni parece había barco pequeño con que salir a remo, y si lo había lo<br />

querrían para sí los marineros, no siendo capaz de todos, antes habían de exponer la<br />

libertad al cautiverio, que echarse al mar con riesgo de la vida.<br />

CAPÍTULO XLVII.<br />

Libres del examen que les hizo en Vélez-Málagaa el Teniente General,<br />

continúan su viaje hasta Málaga.<br />

De Nerja salieron después de misa, y a boca de noche llegaron a la pequeña<br />

ciudad de Vélez-Málaga. Siguieron a los soldados a casa del Teniente General: el<br />

cual recibiendo y abriendo el pliego, empezó un severísimo examen y pesquisa con<br />

los pobres pasajeros. Para esto llamó primero a uno: hízole acerca del viaje muchas<br />

preguntas, y gastado con este no poco espacio, le detuvo en una antesala, sin permitirle<br />

se volviese a los compañeros: prevención que debía encaminarse a que no pudiesen<br />

los otros ir advertidos de lo que habían de responder. Por este orden examinó<br />

a cada uno de por sí con tanta flema, que desde primera noche hasta cerca de la<br />

media consumió en examinar a tres o cuatro.<br />

Al dia siguiente, 1.º de Enero de 1668, acabó el Teniente su pesquisa, y llamando<br />

al P. Prior y a uno de los dos clérigos, les dijo que su obligación, en virtud<br />

de lo que había sabido era, o enviar a todos ellos a Madrid, o detenerlos allí hasta<br />

escribir a aquella corte: pero que no quería embarazarlos, ni tampoco les daría pasaporte:<br />

que se fuesen norabuena hasta la ciudad de Málaga, y que entrando en ella<br />

a la deshilada, procurasen embarcarse allí para Portugal.<br />

Esta resolución los dejó contentos y no menos admirados, siendo el motivo de<br />

su admiración el ver que un caballero de tanto seso y viveza como el Teniente no<br />

hubiese reparado en el hurto del pliego, ni tampoco en que en él no hubiese carta<br />

del gobernador de Almería. En resolución: ya fuera que el Teniente no lo advirtiese,<br />

ya que lo disimulase,


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 119<br />

el caso fué que después de dar de comer a los pasajeros, los dejó ir libremente.<br />

Andadas cuatro o cinco leguas, llegaron ya de noche a un mesón adonde, pidiendo<br />

posada, se la negaron, remitiéndolos a otro más adelante. Pasaron a él, y por<br />

más que llamaron a la puerta, jamás pudieron acabar con el mesonero que les abriese:<br />

antes cargó de baldones al religioso franciscano, que era el que le hablaba. Dijéronnos<br />

después que había un renegado, en tiempos pasados, saqueado aquel mesón<br />

con semejante industria de llamar a que lo recogiesen: y que a esa sería la causa de<br />

no abrirse ahora a los pasajeros, porque el sitio era para temer semejantes embustes,<br />

por ser en la playa.<br />

En lugar, pues, tan peligroso, si bien ignorantes de su peligro, quedaron los pasajeros<br />

aquella noche. Dióles cama un montón de estiércol que estaba arrimado al<br />

mesón, adonde acomodándose y requiriendo si había entre todos algo con que tomar<br />

refección, se halló un pan solamente sin vino ni agua: corta provisión para siete<br />

hombres, y más corta para siete caminantes. Repartiéronse el pan, y recostándose<br />

en el estiércol con el abrigo del cielo, pasaron un trecho de la noche, hasta que, como<br />

a las dos después de la media noche, se levantaron y prosiguieron las dos o tres<br />

leguas que les faltaban para llegar a Málaga, adonde entraron al reír de la mañana.<br />

Fuéronse los dos Padres al convento de nuestros Padres Calzados, en cuya caridad<br />

hallaron el desquite que había menester su sueño y hambre. A la noche los<br />

vino a buscar un clérigo portugués para embarcarles: mas no se logrando este intento,<br />

los volvió a su casa adonde los regaló algunos días en compañía de los dos compañeros<br />

clérigos: al fin de los cuales les aconsejó que no se embarcasen, y añadiendo<br />

dineros al consejo, les proveyó de lo que fué necesario para hacer su viaje por<br />

tierra, hasta llegar a Lisboa.<br />

CAPÍTULO XLVIII.<br />

De Málaga parten por tierra a Lisboa.<br />

El espacio con que forzosamente se había de caminar a pie era dañoso al negocio<br />

de los Padres: y así, aceptando el ofrecimiento del clérigo portugués, alquilaron<br />

cavalgaduras con que el día 7 partieron


120<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de Málaga, y fueron a dormir a Antequera: a los 8 a Osuna: a los 9 a Arahal y<br />

a los 10 a Sevilla: a los 13 en el Puerto de Santa María, adonde el General Duque<br />

de Medina Celi les dió pasaporte para se pasar a Portugal. La noche de los 14 pasáronla<br />

embarcados con muchísimo frío: y a la mañanita salieron del puerto, pero a<br />

dos o tres leguas, por no dar lugar el tiempo, se recogieron al lugar de Rota. Aquí<br />

visitaron en un convento el santuario de Ntra. Sra. de la Escalera, cuya historia,<br />

según pienso lo he leído, sucedió así:<br />

En este convento estaba, al subir de la escalera una lámina con una imagen de<br />

la Ssma. Virgen. Erale aficionadísimo un religioso, el cual, mudándose de aquel<br />

convento, la robó para llevársela consigo. Cuando ya iba por el camino, a ruegos de<br />

su devoción, sacó la lámina para mirar la imagen, y halló la lámina rasa sin matiz ni<br />

pintura alguna. Cayó luego en la cuenta de su yerro, y entendió que se desagradaba<br />

la Señora del hurto. Volvió atrás y llegando al convento, refirió el prodigio, y restituida<br />

ya otra vez la lámina a su antigua pintura, se puso con reverente culto en el<br />

mismo lugar de la escalera, adonde, había estado: el cual está hoy dispuesto de<br />

suerte, que la puede gozar la devoción de todos los fieles, y tiene el aseo que se<br />

puede esperar de un lugar humilde.<br />

El día 16 salieron de Rota, y pasando por las playas de Sanlúcar, veneraron de<br />

la mar el sagrado honor de aquellas riberas, la imagen de la divina Señora de la<br />

Regla que ennoblece un convento de los hijos de Agustino. Pasaron la noche en<br />

Huelva, y a los 17 llegaron a Riamonte. A los 18 el gobernador de la plaza los envió<br />

en un barco acompañados de soldados que atravesando el Guadiana, término<br />

entre Portugal y Castilla por aquella parte, los entregasen a los portugueses. Fueron<br />

siempre en el barco tocando cajas, a cuyo reclamo, acudiendo en otro soldados portugueses<br />

de Castromarín, les entregaron los castellanos a los pasajeros.<br />

Saltando en tierra, se presentaron en Castromarín a su gobernador, que los remitió<br />

al Teniente General del Algarbe que residía en la ciudad de Faro. Partieron a<br />

los 19 de Castromarín y durmieron en Famira en el convento de nuestros PP. Calzados.<br />

A los 20 llegaron a Faro, y presentados al Teniente General, quedaron allí<br />

aquella noche. A 21 fueron a hacer noche al convento de nuestros PP. Calzados de


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 121<br />

Lonlé. A 22 durmieron en Cortefiguera: a 23 en Panoyas: a 24 en Grándola: a<br />

25 en Palma que da el título a sus condes: a 26 en Allosvedros en una granja de<br />

nuestros PP. Calzados de Lisboa, y a los 27 de mañana, día en que se juró Príncipe<br />

de Portugal al serenísimo Infante D. Pedro, llegaron por el río a Lisboa, y tomando<br />

tierra en las playas del convento de nuestras monjas, entraron en su iglesia, de donde<br />

hacía 17 meses que habían salido a embarcar para Roma. Allí dieron a Dios muchas<br />

gracias por haberlos restituido a su casa, haciendo lo mismo las monjas cantando<br />

Te Deum laudamus.<br />

CAPÍTULO XLIX.<br />

Habla el P. Prior al Príncipe que le recibe con cariño.– Prométele<br />

su favor y hácele merced de la fundación de Nuestra Señora de la<br />

piedad de Santarén.<br />

Como el viaje de Roma lo había emprendido el P. Prior por orden del Rey, que<br />

tanto se había declarado parcial de la Reforma, pedía la razón que a Su Majestad se<br />

diese cuenta del despacho que se había traído en favor de ella. Pero llegado a Lisboa,<br />

se halló el P. Prior absuelto de esta obligación por la reclusión del Rey, cuyos<br />

cuidados, cuanto al gobierno, habían ya pasado al Príncipe D. Pedro.<br />

En estos términos juzgó el P. Prior hacer con el Príncipe la función que en<br />

otros se debería hacer con el Rey. Buscóle a este fin y como, junto a la sazón el<br />

Reino en cortes, eran muchos los negocios públicos y muy importantes, no pudo<br />

sino después de algunos días prcsentarse a su alteza.<br />

Recibióle con mucho cariño el Príncipe, bien que no con tanto como cuando<br />

era infante. Pero desquitó en breve esta que parecía sequedad de los afectos con una<br />

liberalidad real ejecutada en muchos beneficios. Estimó el despacho de Roma, y<br />

prometió su favor en lo que conviniese a la Reforma: y en prendas de su amor la<br />

hizo merced de darle la fundación de Ntra. Sra. de la piedad de Santarén.<br />

En esta villa entre todas las de Portugal sin pleito la primera: y entre otras calidades<br />

que la ilustran es notable la de los muchos prodigios que en ella ha llovido el<br />

cielo. Pero dejando la noticia de ellos a


122<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los libros que los refieren, solamente haremos memoria del que toca a este resumen.<br />

Había en tiempos pasados un devoto vecino de esta villa hecho labrar en<br />

barro una imagen de Ntra. Sra. de la piedad. Salió bellísima, y añadióle hermosura<br />

el pincel. Colocóla en un nicho en la parte exterior de los muros de la villa, adonde<br />

creció su culto con fabricársele una pequeña ermita.<br />

Así estaba esta imagen en el año de 1664, en el cual las armas de Felipe IV<br />

oprimieron poderosamente la ciudad de Evora. Estando, pues, esta ciudad o sitiada<br />

o ya rendida, sucedió que una persona o personas devotas, estando en oración en<br />

aquella ermita, vieron que la imagen del Señor que la Señora tenía en los brazos,<br />

doblando el medio cuerpo, se levantó hasta tocar, o casi, el rostro de la Señora. Publicóse<br />

el milagro, y creció luego tanto la devoción y concurso, que el rey D. Alonso<br />

VI, después de restaurada Evora, y alcanzada una gran victoria, salió de Lisboa,<br />

y yéndose a Santarén, echó la primera piedra en el sitio de la ermita, y mandó se<br />

empezase una iglesia, que si bien la estrechura del sitio puso límite a su grandeza,<br />

no le puso a la del Rey, que se desquitó con que fuese suntuosa la obra.<br />

Poco después deseó la Reina esta iglesia para fundación de sus Agustinos Descalzos.<br />

Envió a pedirla al Rey por un santo religioso dominico, al cual dió luego el<br />

sí, y le dijo que lo avisase al conde valido, parece que para mandar pasar los despachos.<br />

El conde se fué al Rey y le dijo que Su Majestad no podía ya dar aquella iglesia,<br />

porque la había ya prometido a los religiosos bernardos, deseándola mucho un<br />

bernardo tío del conde para recoletos de su Orden. Quedó el Rey atajado, y dijo al<br />

religioso dominico que ofreciese a su madre de parte suya otra cualquiera recompensa,<br />

que se la daría por dar gusto a Su Majestad.<br />

Puso entonces la Reina los ojos en la ermita de San Mauro y pidióla a su hijo,<br />

que luego la hizo pasar los despachos. Está situada esta ermita en los arrabales de<br />

Lisboa en una cuesta de un monte eminente hacia el río, por donde suben y bajan<br />

todos los bajeles que surgen en aquel gran puerto. Hace aun más apacible el sitio la<br />

vecindad de la quinta de Alcántara, recreo ordinario de los Reyes. Esta ermita que<br />

en sí es muy linda fué en los tiempos del rey D. Juan IV de los religiosos dominicos<br />

que la habitaban con las casas que le estaban


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 123<br />

arrimadas: pero hubieron de dejarla cediendo al pleito que se les movió sobre<br />

su asistencia.<br />

Poco después de hecha la merced de esta ermita, murió la Reina, y cargando<br />

sobre el P. Prior negocios más forzosos, se partió a su viaje de Roma, sin haber<br />

tomado la posesión. Pero, al volver de Roma, halló muerto al P. Bernardo que pretendía<br />

la iglesia de la Piedad de Santarén, y al conde valido su tío, no solo muerto a<br />

la privanza, sino ausente del reino.<br />

Desembarazado, pues, el P. Prior de tan poderosos competidores, que tan fácilmente<br />

habían hecho malograrse la otra vez su pretensión, la propuso de nuevo al<br />

Príncipe, refiriéndole lo que en esto había pasado. Concedióle el Príncipe aquella<br />

iglesia con una cláusula muy favorable, poniendo en la real patente que daba aquella<br />

iglesia a los Agustinos Descalzos para que hiciesen de ella lo que les pareciese,<br />

quedándoles puerta con esto para hacer luego hospicio o convento, como les estuviese<br />

mejor.<br />

Esto pasó en Marzo de 1668, y luego a los primeros de Junio partieron a tomar<br />

la posesión dos religiosos. Las 14 leguas que hay desde Lisboa a Santarén se andan<br />

o por tierra o por el río. Los Padres de la Compañía de Jesús, queriendo embargar la<br />

posesión, y pensando que los Padres irían por el río, pusieron una noche escolta en<br />

sus playas, asistiendo también allí su P. Rector, para embarcar el desembarco de los<br />

Padres. Pero ellos que habían ido por tierra llegaron aquella misma noche a Santarén,<br />

y acomodándose en casa de un caballero, desde allí dispusieron lo que era menester<br />

para tomar posesión la mañana siguiente. Ejecutáronlo como lo habían dispuesto,<br />

quedándose con esto sin fruto la prevención de los Padres de la Compañía:<br />

pero después movieron estos Padres pleito a los Descalzos sobre esta posesión, mas<br />

quedaron vencidos.<br />

Posee, pues, hoy, nuestra Descalcez aquella fundación, en la cual residen algunos<br />

religiosos, continuándose las obras por cuenta de la hacienda real: y la posesión<br />

de la ermita de San Mauro que se nos había dado en recompensa de esta iglesia<br />

cuando se nos negó, no se ha podido tomar por embarazos que hubo.


124<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO L.<br />

Hace el Príncipe merced a la Reforma de la fundación del Espíritu<br />

Santo<br />

en Alterdo Chao.<br />

Los PP. Carmelitas Descalzos habían fundado en tiempos pasados un convento<br />

en Alterdochao, pueblo rico en la provincia de Alentejo. Tiene muy buena iglesia,<br />

cuyo titular es el Espíritu Santo, dormitorio, principios de claustro, y otras convenientes<br />

oficinas, y muy linda huerta.<br />

Aquí estaban los PP. Carmelitas muy bien hallados, cuando razones políticas<br />

que apunta la crónica de su Orden los compelieron contra su voluntad a dejar aquella<br />

fundación. Volvieron a instar para ocuparla: pero, aunque lo consiguieron, la<br />

misma avenida de razones les hizo mover el pie segunda vez, quizá aún con menos<br />

voluntad que la vez primera. Dejándola al fin, se puso en aquella iglesia un capellán<br />

clérigo seglar, y en ese estado se hallaba este año de 1668. Conseguida, pues, en<br />

este año la fundación de Ntra. Sra. de la Piedad de Santarén, teniendo el P. Prior<br />

noticia de ésta de Alterdochao, aplicó el ánimo a tentar los medios de alcanzarla.<br />

Ofreciósele uno muy proporcionado: y fué que como estaba el reino, como ya dijimos,<br />

junto en cortes, hallábase también en ellas en Lisboa el Procurador de aquella<br />

villa. Tenía amistad o parentesco con éste un gran devoto y bienhechor de la Orden,<br />

el cual le persuadió a que hiciese una petición al Príncipe en nombre de su villa<br />

cuyo Procurador era, suplicando a Su Alteza, que supuesto aquella villa era del estado<br />

de Berganza, y los moradores de ella deseaban allí a los religiosos Agustinos<br />

Descalzos, se sirviese Su Alteza hacerles merced de la fundación y convento del<br />

Espíritu Santo. Presentóse al Príncipe esta petición, y luego la ot<strong>org</strong>ó. No se ha intentado<br />

el tomar la posesión; porque como esta fundación está lejos y los religiosos<br />

aun no son muchos, y hay otras fundaciones cerca de Lisboa, tratan de éstas con<br />

mayor cuidado, porque se pueden dar la mano de unas a otras, lo que con la de Alterdochao<br />

no fuera fácil.<br />

No sólo esta fundación y la de Santarén fueron en este tiempo


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 125<br />

materia a la liberalidad del Príncipe. Otras mercedes hizo también a los Descalzos,<br />

en las cuales no sólo les mostró su cariño en lo presente, mas también para<br />

lo futuro. Dióles una gruesa cantidad de dinero para continuar las obras en el convento<br />

de Lisboa: repartióles con largueza los libros y otras alhajas que habían quedado<br />

de la Reina su madre, y lo que es más considerable, repartió a las cuatro primeras<br />

fundaciones renta anual mucho mayor que la que se ha menester en Portugal<br />

para fundaciones Recoletas, situándola en el portazgo de Lisboa, que es finca muy<br />

segura. Para la continuación de las obras del convento de Lisboa y para las de las<br />

monjas hizo donación de 30 ducados de plata en cada un año, resto de la dote de la<br />

reina su madre: a cuya cobranza y asentamiento está a la sazón en esta corte de<br />

Madrid el que escribe este resumen. Otras mercedes ha hecho el Príncipe a los<br />

Agustinos Descalzos en este tiempo, algunas de las cuales tienen su lugar adelante.<br />

CAPÍTULO LI.<br />

Dase a la Reforma la fundación de Ntra. Señora de la Asunción de<br />

la Sobreda.<br />

Fernando de Castillo y Mendoza, ciudadano de Lisboa, noble, rico y desobligado,<br />

tenía una quinta en los contornos de la ciudad en el lugar que llaman Sobreda,<br />

término de Caparica. Empezó a labrar en ella un convento, dicen que para Clérigos<br />

Regulares: pero la estrechez de las celdas parece estaba diciendo no era el convento<br />

sino para Recoletos. Varias religiones hicieron tiro a esta fundación, y alguna hubo<br />

que, por lo que estaba hecho a los principios y por el sitio y quinta, ofreció a Fernando<br />

del Castillo treinta y cinco mil cruzados 1 . No había él empezado la obra como<br />

mercader, y así, no dando oídos a esta plática, fué, sin dar la fundación a nadie,<br />

continuando la obra.<br />

Estaba a esta sazón en Roma el P. Prior, adonde tuvo noticia de esta fundación<br />

por carta de un Padre nuestro, calzado en la profesión, y en el afecto, descalzo. Pero<br />

ni el embarazo de sus negocios ni la<br />

1 Cruzado, moneda de plata portuguesa que vale diez reales vellón.


126<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

distancia del lugar lo daban para tratar de esta fundación. Vuelto, empero, a<br />

Lisboa, pasados algunos dias buscó a Fernando de Castillo, y propúsole su pretensión,<br />

y para adelantarla más, le representó vivamente que el dar Su Merced aquella<br />

fundación a cualquiera de las Religiones que la pretendían era acrecentarlas el número,<br />

dándolas un convento más: pero que, dándola a los Agustinos Descalzos les<br />

daba el ser, porque con ella hacían el número de cuatro, en el cual les había librado<br />

Roma las esperanzas de hacer una Congregación. Respondió el fundador a esto que<br />

él veneraba mucho a nuestra Descalcez: pero que la resolución de dar su nuevo<br />

convento no había de ser suya, sino que había de venir del cielo.<br />

Despidióse con esta respuesta el P. Prior, y visitando otra vez, pasados algunos<br />

tiempos, a Fernando de Castillo que estaba malo, le dijo el enfermo volviese a verle<br />

algunos días después. Hízolo así el P. Prior a 19 de Julio del mismo año de 1668, y<br />

mandando llamar un escribano, hizo donación de su nuevo convento a los Agustinos<br />

Descalzos, no queriendo su piedad en toda su fábrica memoria suya, ni en un<br />

escudo de sus armas, ni en poner en toda ella su nombre. Sólo se contentó con que<br />

quedase su memoria en una Misa cuotidiana.<br />

A los 20 se despachó luego un religioso a tomar la posesión, y partiendo el<br />

mismo día de Lisboa el P. Prior, dijo a los 21 la primera Misa. Halló una linda iglesia<br />

casi acabada, dormitorio con doce celdas de todo punto hecho, portería, refectorio,<br />

antecoro, sacristía, y una cerca que contiene pomar, viña, huerta, gran copia de<br />

agua, y lo que añade mucha gracia y devoción al convento son siete ermitas de los<br />

siete pasos principales de la Pasión de Cristo Señor Nuestro, ensartadas en el muro<br />

de la cerca con tal disposición, que quedando dentro de ella sus puertas para comodidad<br />

de los religiosos y servicio de las ermitas, caen a la entrada unas rejas por<br />

donde puedan los seglares visitar desde afuera los pasos. Hallábanse ya hechas de<br />

bulto las imágenes labradas primorosamente, y pagado todo lo que pertenecía a la<br />

perfección de las obras que no estaban acabadas, menos el claustro. Extremóse la<br />

piadosa curiosidad de Fernando de Castillo hasta en el adorno y alhajas. Tenía ya<br />

mucho lienzo para la sacristía, telas para ornamentos, ramos, misales, y otras cosas<br />

de este género. Las vidrieras para la iglesia eran pintadas: habíalas hecho traer de<br />

Holanda.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 127<br />

Poco después puso al convento abundante renta, con que dejó muy bien puesta<br />

la fundación. Poblóla luego el P. Prior como le parecía convenía: pero poco después<br />

le movieron pleito ciertos religiosos, haciéndole embargar la continuación de las<br />

obras. No hay en esto que admirar; porque en estas fundaciones no se gana palmo<br />

de tierra, sin que se riegue de sangre.<br />

CAPÍTULO LII.<br />

Dase a la Reforma la fundación de Ntra. Sra. de las Nieves del Rolán.<br />

Quedóle a Fernando de Castillo tanto gusto de habernos dado su nueva fundación,<br />

que se empeñó en solicitarnos otra: y queriendo ser autor de ella, puso los ojos<br />

en un sitio que le pareció muy acomodado. Cinco leguas y media de Lisboa, junto a<br />

la villa de Arruda, corona unos apacibles montes una quinta, cuyo terreno brota, en<br />

vez de jarales, guindales, yerba buena y rosas. La vista por la eminencia del sitio,<br />

después de pasar el Tajo, se dilata alegremente por sus campos, y tan espaciosamente,<br />

que cursará más de doce leguas. La bondad del agua y el temple del cielo<br />

hacen el sitio muy sano, no siendo la calidad menos estimable su soledad que tanto<br />

conduce para la quietud que ha menester un convento.<br />

Tiene esta quinta una buena casa y arrimada a ella una ermita con tres capillas,<br />

coro y sacristía. Es su título Ntra. Sra. de las Nieves por una devota imagen de bulto<br />

de la misma Señora. Ennoblecióla un Pontífice con un privilegio raro: y es que los<br />

moradores de cuatro leguas a la redonda puedan oír aquí Misa en las fiestas, sin que<br />

por eso les puedan molestar sus curas. Con esta ocasión tienen los moradores circunvecinos<br />

un capellán que les dice aquí Misa en las fiestas, habiendo por esta razón<br />

concurso en todo el año, y mayor en la fiesta de Ntra. Sra. de las Nieves, por<br />

haberle concedido el rey D. Juan IV feria franca de tres dias.<br />

Este, pues, es el sitio que había robado los ojos a Fernando del Castillo para la<br />

segunda fundación: pero estaba de por medio el estorbo de que siendo el mismo el<br />

señor de esta quinta algunos años antes, la había dado en censo al doctor don Francisco<br />

Freire de Faria,


128<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Prior de la Colegiata de Bucelas: y para que Fernando de Castillo consiguiera<br />

su designio era necesario deshacer el censo con el dicho Prior. Comunicado este<br />

negocio con el P. Manuel, convino con Fernando del Castillo que se tentase al Prior<br />

de Bucelas para que, deshaciendo el censo, volviese otra vez la quinta y sitio a Fernando<br />

de Castillo. Hablaron a este fin al P. Sebastián Ribero de la Rocha, clérigo de<br />

ejemplar y conocida virtud y hoy religioso nuestro, para que persuadiese de ello al<br />

Prior de Bucelas, con quien tenía amistad. Escribió el Ribero al Prior, el cual<br />

haciendo papel de enojado le respondió que era donoso cuento que Fernando de<br />

Castillo le quisiese quitar la quinta: que si su merced la quería para los Agustinos<br />

Descalzos, para los mismos la quería él, para cuyo efecto situaría al Castillo el censo<br />

de la quinta en otra parte, y se lo añadiría aun más. Pero que él iría a la ciudad, y<br />

hablando al P. Prior resolverían lo que había de ser.<br />

Esta fué la respuesta del Prior de Bucelas, en cuyo desempeño viniendo a la<br />

ciudad en 5 de Septiembre del mismo año de 1668 y buscando al P. Prior, se fueron<br />

entrambos a casa de Fernando de Castillo, y con pocas palabras se ajustaron de<br />

suerte, que el Castillo dimitió por escritura pública a los Agustinos Descalzos el<br />

censo, y el Prior de Bucelas les hizo donación de la quinta y sitio, obligándose a<br />

poner renta al convento, y labrar la capilla mayor. Luego de allí, sin volver al convento<br />

se fueron el P. Fr. Manuel y el Prior de Bucelas, el uno a dar y el otro a tomar<br />

la posesión. Hecha noche en casa del Prior de Bucelas, que es en el camino, el dia 6<br />

fueron a la quinta, y se celebró el acto de la posesión, en que anduvo tan generoso<br />

el Prior de Bucelas, que hasta el ganado dejó a los religiosos.<br />

Poco después dijo éste con religioso arrepentimiento que no quería atarse a la<br />

obligación de la escritura, en que se obligaba a labrar la capilla mayor: sino que<br />

quería emprender toda la obra de la iglesia y convento gastando en esto sus gruesas<br />

rentas, menos lo que era forzoso gastar en su sustento y en las necesidades de sus<br />

ovejas. Empezó luego la obra, que esperamos en Dios se acabe en pocos años para<br />

gloria suya y consuelo de aquellos pueblos que es grande con la asistencia de nuestros<br />

religiosos.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 129<br />

CAPÍTULO LIII.<br />

Da el Príncipe licencia para hacerse Provincia de Agustinos Descalzos,<br />

y declárase su Protector.<br />

Agradecido el P. Prior a Dios por haberle dado cuatro fundaciones en tan breve<br />

tiempo, quiso, para que en ellos se sirviese con observancia a Su Divina Majestad,<br />

ir disponiendo lo que era menester para que fuese cada una convento formado. Para<br />

esto trató de sacar licencia del Príncipe, que debe, según leyes del reino, preceder a<br />

las fundaciones. Y por no despertar el cuidado de los Padres Calzados, no le pareció<br />

conveniente pedir luego de una vez licencia para todas, sino que la pidió para<br />

solas dos. Mas no bastó esta moderación para que los Padres Calzados, trasluciéndoseles<br />

el intento del P. Prior, que era adelantar su obra de Reforma, no se le opusiesen<br />

unánimemente.<br />

Acudieron al Príncipe representándole cómo el intento de los Descalzos en pedir<br />

licencia para aquellas dos fundaciones llevaba la mira adelante, enderezándose a<br />

hacer con el tiempo tal número con que hiciesen una nueva Congregación. De la<br />

propuesta que en este caso hicieron los Padres Calzados al Príncipe resultó que Su<br />

Alteza propuso la cuestión en consejo de Estado, y en tan recia coyuntura, que faltaban<br />

en él el marqués de Maríalua y otro u otros dos consejeros aficionadísímos a<br />

nuestra Reforma. Con esto se adelantó tanto el partido de los Padres Calzados, que<br />

los nuestros quedaron vencidos. Y resuelto ya que se nos negase la licencia, se interpuso<br />

el conde de Prado, al presente embajador de Roma, diciendo que su parecer<br />

era se viese el testamento de la Reina, para que constase si había encargado las fundaciones<br />

de nuestros Descalzos a los Príncipes sus hijos. Esta propuesta del conde<br />

hizo tornar atrás la resolución del consejo, que se suspendió hasta que se pudiese<br />

ver el testamento dicho.<br />

Examinado, pues, el testamento, se encontró la cláusula en que encargaba la<br />

Reina a sus hijos sus fundaciones: y atendiendo el Príncipe y los consejeros de Estado<br />

a la última voluntad de su madre, tan justificada como última, decretó no solamente<br />

que se diese licencia a los Agustinos Descalzos para las dos fundaciones<br />

que pedían, sino


130<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

también para tantas cuantas eran menester para formar una Provincia. Con este<br />

acuerdo se malogró tan desairadamente la industria de los PP. Calzados, que vinieron<br />

a perder aun más de lo que pretendían ganar: porque, siendo su fin estorbar estas<br />

dos fundaciones, sirvió solamente su estorbo para multiplicarlas el número.<br />

Coronó el Príncipe este favor con otro favor singular: porque viendo a nuestro<br />

escuadrón de los Recoletos combatido tan fuertemente de los Calzados, quiso<br />

hacerles espaldas y ceñirles con el muro de su protección. Mandó expedir un decreto<br />

en que se declaró Protector de la nueva familia, prometiéndole su amparo en todo<br />

tiempo y ocasión para lo que fuese servicio de Dios y aumento de ella. Al oro de<br />

este favor añadió el esmalte de las cláusulas del decreto, tan afectuosas y cristianas,<br />

que bien se lee en ellas la cristiandad y afecto de este Príncipe tan amable y religioso.<br />

CAPÍTULO LIV.<br />

Unense los Descalzos de Portugal a la Congregación de los de España.<br />

No se puede llamar constancia la inflexibilidad del ánimo: ni falta a esta virtud<br />

aquél que desampara un designio, aunque bueno, si se le ofrece otro mejor: antes<br />

esto es perfeccionar la virtud de la constancia, pues no puede ésta perder, porque<br />

siga lo mejor, si tiene por oficio llevar siempre fijos los ojos en lo bueno. Prevenido,<br />

pues, no sólo bastante, sino sobrado número de fundaciones de que se pudiese<br />

formar una nueva Congregación aparte, según el despacho que el P. Prior había<br />

ganado en Roma, dejó de seguir este designio, aunque bueno, por ofrecérsele otro<br />

mejor. Ya en este tiempo, después de la larga y tenebrosa noche de veintisiete años<br />

de guerra entre Portugal y Castilla, había traído a estos reinos el día de la deseada<br />

paz aquel Sol divino que la trajo al mundo cuando nació en Belén, y se la encargó<br />

cuando estaba para volverse al cielo.<br />

Viendo, pues, el P. Prior abiertos ya con la llave de la paz los pasos a la comunicación<br />

de los dos reinos, dejando el intento de hacer Congregación aparte conforme<br />

al despacho de Roma, se resolvió en unirse a la Congregación de España.<br />

Hay, en esta Congregación un


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 131<br />

privilegio del Sumo Pontífice, por el cual prohíbe que nadie en los reinos de<br />

España vista el hábito descalzo de N. P. San Agustín, si no fuere hijo suyo en la<br />

dicha Congregación: y como Portugal, aunque reino aparte, se comprende en los<br />

límites de España, parece le comprende aquella prohibición, quitado ya el estorbo<br />

de la guerra. A esta prohibición que parece bastaba para aspirar a la unión con la<br />

Congregación de España se añadieron otras importantes razones para intentarla:<br />

siendo una de las principales el buscar su arrimo para resistir a la oposición de los<br />

PP. Calzados, cuyas fuerzas hallarían poderosa resistencia en la grande Congregación<br />

de los mismos Descalzos.<br />

Para asegurar más este prudente intento, propúsolo vestido de sus razones el P.<br />

Prior a la Princesa de Portugal, pidiéndola para esto su favor. Prometióselo la Princesa,<br />

llevada de dos poderosos afectos: del general con que venera las memorias de<br />

la Reina su suegra, y también del particular con que ama a los mismos Descalzos.<br />

Escribió luego la Princesa al P. Vicario General de la Congregación de España,<br />

pidiéndole la unión: y agradecido el P. Vicario a esta demanda, mandó al P. Fr.<br />

Antonio del Rosario portugués, hijo y Padre de la Provincia de nuestros Descalzos<br />

de Andalucía, por haber sido su Provincial, que recibiese en su nombre la sujeción<br />

de los Descalzos portugueses, y en el mismo los uniese e incorporase con los de<br />

España.<br />

En Octubre, pues, de 1668, hallándose el P. Fr. Antonio en el convento de<br />

Ntra. Sra. de la Concepción de Xabregas, extramuros de la ciudad de Lisboa: presentes<br />

por orden de la Princesa el doctor Melchor del Rego y Andrada su secretario<br />

y canciller de la casa de la Suplicación, y el doctor Ignacio del Rego y Andrada de<br />

su consejo de Hacienda y desembargador de la ciudad de Oporto, se celebró el acto<br />

de la unión. Juntóse la comunidad solemnemente, y en ella dió el P. Prior la obediencia<br />

al P. Vicario General de la Congregación de España en manos del P. Fr.<br />

Antonio. Hicieron lo mismo los otros religiosos, y a todos los recibió el dicho P. Fr.<br />

Antonio en el gremio de la Congregación de España aceptando su sujeción y obediencia.<br />

Y porque la distancia de Lisboa dificultaba el recurso en las ocurrencias de<br />

lo que podía suceder, envió el P. Vicario General al P. Prior una patente en que,<br />

haciéndole su Comisario, le daba amplios poderes.


132<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

CAPÍTULO LV.<br />

Envíase a Roma por la confirmación de la Unión<br />

y los PP. Calzados la contradicen.<br />

De esta patente de Comisario y de lo que pasó en el acto de la unión se despacharon<br />

a Roma testificaciones auténticas con cartas de la Princesa a los cardenales<br />

Ursino e Imperiali, Protectores, éste de la Religión y aquél del reino para que se<br />

pidiese a Su Santidad se sirviera de confirmar lo hecho. Llegados a Roma los papeles.<br />

y puestos en manos del P. Procurador, que tiene en aquella corte la Congregación<br />

de España, propuso el P. Procurador la unión hecha al Pontífice y pidió a Su<br />

Santidad la confirmase. La justificación de lo que se pedía y el breve que prohíbe<br />

no haya en España Descalzos que no sean hijos de su Congregación pintó fácil el<br />

despacho: pero mintiendo los colores, remitió Su Santidad la causa a la Sagrada<br />

Congregación de Regulares, con que volvieron los Descalzos portugueses segunda<br />

vez a la campaña, en que ya habían probado fuerzas con los Calzados en la referida<br />

demanda.<br />

Asistía aún en Roma el P. Mtro. Acevedo, Procurador de los Padres Calzados<br />

de Portugal, aquél de quien arriba, cuando el pleito de Roma, se ha hecho larga<br />

mención. Y como el blanco único o principal a que tira su asistencia en aquella corte,<br />

ha cerca de tres años, no es otro más que oponerse a los Descalzos, parecióle que<br />

confirmándose la unión de éstos con los de España, se aseguraba la Descalcez en<br />

Portugal, a cuyas medras tanto se habían opuesto sus PP. Calzados. Juzgó al fin que<br />

este pleito había de ser el último: y así en ganarle puso el último esfuerzo.<br />

Pero como el acto de la unión se había hecho en Portugal con tanto secreto que<br />

no llegó a noticia de los Padres Calzados, ni ellos se la pudieron dar a su Procurador<br />

de Roma, ni enviarle papeles, con que pudiese impedirla. Hallándose, pues, el<br />

Procurador Acevedo asaltado de repente con el pleito de la unión, para el cual no se<br />

hallaba armado, echó mano de las armas que le subministró su aprieto. Fueron éstas<br />

una información, que sin citar al P. Prior como se debiera, hizo el Vicario Genera!<br />

del arzobispado de Lisboa, diciendo en ella que


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 133<br />

ni convenía que hubiese Descalzos Agustinos en Portugal, ni ellos tenían fundaciones<br />

de que hacer Congregación. Hízose esta información a instancia de los PP.<br />

Calzados, los cuales viendo al P. Prior juntar fundaciones, juzgaron que lo hacía en<br />

orden a que la Congregación de le diese licencia para erigir una Congregación aparte,<br />

según la esperanza que de ello le daba el decreto que trajo de Roma: y para contraminarle<br />

este intento, sacaron la dicha información, y se la enviaron a Roma a su<br />

Procurador Acevedo, para que en la ocasión se valiese de ella.<br />

No hacía esta información quizá mucho al caso: porque pretendiéndose con<br />

ella no se erigiese una nueva Congregación, el pleito y pretensión presente era<br />

acerca de que se confirmase la unión. Pero no obstante esto, presentóla el P. Acevedo<br />

a la Sagrada Congregación de Regulares: y fiando quizá poco de su fuerza, la<br />

añadió una razón fingida, diciendo que no se podía conceder la unión que pretendían<br />

los Descalzos, porque ellos no tenían convento que unir, sino solamente un hospicio.<br />

Con esto y quizá con otras industrias lo barajó de suerte el P. Mtro. Acevedo,<br />

que la Sagrada Congregación no se atrevió a tomar resolución final en el caso, sin<br />

nueva y más cumplida información del hecho. Para lo cual escribió el P. Procurador<br />

General de los Descalzos a Portugal, pidiendo que le enviasen papeles auténticos en<br />

testimonio de la verdad: a lo que respondió el P. Prior enviándole papeles de donde<br />

constaban los puntos siguientes:<br />

Que la serenísima reina Dña. Luisa, que está en el ciclo, fundó en<br />

Lisboa dos conventos, uno de frailes y otro de monjas de la Orden Descalza<br />

de San Agustín N. Padre, y que en ellos se vive con tal virtud y ejemplo,<br />

que parece haber reflorecido en ellos el rigor primitivo de nuestros<br />

primeros Padres del yermo. Va esta certificación firmada de mano de los<br />

mayores prelados, dignidades, canónigos, títulos y caballeros de Portugal.<br />

– Que en el convento de los frailes de Lisboa hay número, observancia,<br />

reformación y oficinas, que hacen un perfecto convento.<br />

– Que hay además en diversas partes otras cuatro fundaciones; y que<br />

todas tienen sobrada renta de la que se requiere en Portugal para conventos<br />

recoletos.<br />

– Que para las obras de los dos conventos de frailes y monjas de


134<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Lisboa ha hecho merced el Príncipe de tres mil ducados de renta en cada un<br />

año.<br />

– Que hay licencia del Príncipe para hacerse Provincia, de la cual se ha<br />

declarado Protector Su Alteza.<br />

Con estos papeles se enviaron también cartas de la Princesa para Su Santidad y<br />

para los cardenales Protectores de la Religión y del Reino, en que pide se confirme<br />

la unión, con un empeño grande. Pero, llegando a Roma estos papeles en las vísperas<br />

de la Congregación que se había de tener sobre este negocio, que fué a 20 de<br />

julio, no queriendo los cardenales dar lugar a más dilaciones de las que se habían<br />

permitido esperando estos papeles, resolvieron a los dichos 20 de julio, sin verlos,<br />

que la unión celebrada era nula, y que purgados los atestados, se dedujesen los derechos<br />

y méritos de la causa.<br />

CAPÍTULO LVI.<br />

Fin de este resumen.<br />

Hasta aquí ha navegado la pobre barquilla de la Descalcez Agustiniana portuguesa<br />

desde el mes de Abril de 1663 hasta el de julio de 1669. Lleva la proa hacia<br />

las Indias del cielo oprimida de trabajos para cargarse de tesoros, muchas veces<br />

zozobrada, pero nunca sumergida. Prodigioso ha parecido su curso a todas luces, y<br />

admira su felicidad a quien ve que el P. Fr. Manuel de la Concepción es su piloto,<br />

habiendo tomado el timón a los 32 años de su edad, de la cual se pudieran más temer<br />

naufragios que esperar aciertos. Pero nadie se admire que, para obrar cosas<br />

grandes, Dios, ni ha menester madurez de años, ni fuerza en los instrumentos. Este<br />

defecto natural hacía también al P. Fr. Manuel instrumento improporcionado para<br />

gobernar esta navegación: porque, si bien es fuerte en las virtudes del ánimo, es<br />

flaquísimo en los alientos del cuerpo. Harto ha tenido que padecer en esta navegación<br />

en uno y otro: en el ánimo impelido furiosamente del viento de las malas lenguas<br />

a los escollos de la murmuración en que peligra la honra: y en el cuerpo, arrojado<br />

de las olas de sus ocupaciones a las peñas de los trabajos en que se pierde la<br />

vida. Pero ni peña ni escollo ha podido romper a quien, porque le fortalece Dios, es<br />

escollo y peña. A no serlo, ya nos hubiera faltado: porque un natural de fuerzas tan<br />

pocas, y grandemente debilitado de penitencias, ya se hubiera


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 135<br />

rendido. Muchas veces lo habemos temido sus hijos, porque con las continuas<br />

y largas salidas del convento a la ciudad a los negocios de las fundaciones, con la<br />

aflicción del espíritu, y con el poco cuidado del cuerpo, lo habemos visto muchas<br />

veces tan postrado, que perdidas las ganas de comer las fuerzas para andar, hacía<br />

cama, siendo su enfermedad solamente su flaqueza.<br />

Merecen tan gloriosos afanes que V. S. y las demás hermanas nuestras los<br />

alienten con sus oraciones. Suban éstas al cielo a solicitar de Dios la prolongación<br />

de la vida de quien sólo la quiere para su honra y su gloria. Alcancen de su Divina<br />

Majestad la propagación de esta Reforma en Portugal: y que no cabiendo en los<br />

límites del reino esta generosa planta, dilate sus ramas a los más remotos climas,<br />

adonde con las flores de la doctrina y con los frutos de la virtud fecunden el jardín<br />

hermoso de la iglesia, aumentándole la belleza los claveles de los mártires, los jazmines<br />

de los confesores, y las azucenas de las vírgenes, para que muestre esta planta<br />

no degenerar de Agustino, cuyo corazón fué jazmín de las delicias de Dios.<br />

FIN<br />

En verdad que esta historia, compuesta por el P. Fr. José de Santa Teresa, Descalzo<br />

portugués, y que parece fué escrita con destino a la publicidad, por el primor<br />

con que se redactó en la forma y en el fondo del pensamiento, y hasta en la manera<br />

caligráfica, resulta obra importante como de un testigo presencial muy amador de<br />

nuestra Recolección y como escrita en vida del fundador de aquellos conventos,<br />

pues murió el autor dos años después de escribirla y dedicarla a la Madre Priora de<br />

las Agustinas Recoletas de la Encarnación en Madrid, adonde se había trasladado<br />

de Portugal para diligenciar la malograda unión de los Padres Portugueses.<br />

Con el objeto de corroborar algunas de las afirmaciones del autor 1 , vamos a reproducir<br />

varios puntos de unas cartas privadas<br />

1 En el libro Lumen domus del archivo de nuestra Procura general de Roma, al hablar de la bendición<br />

y colocación de la primera piedra de nuestra iglesia de Roma, hecha por el Cardenal Paluzio<br />

de Altieri, nuestro Protector, a 2 de Septiembre de 1667, se dice que asistieron varias personalidades<br />

de gran suposición y viso, y también muchas personas adictas a nuestra Descalcez, y entre<br />

ellas se nombra al Padre Fr. Manuel de la Concepción y a su compañero, "que habían llegado<br />

para tratar de la Reforma en Portugal".


136<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

dirigidas por el P. Procurador de nuestros Recoletos, Fr. Jerónimo de San José,<br />

Velilla, a N. P. Vicario General, Fr. Roque de Santa Mónica, que obran en el archivo<br />

general 1 :<br />

Jesus M. Joseph.<br />

P. N.º A 19 de julio recibí la de V. R.ª con todos lo despachos de Portugal a<br />

tiempo que estava para proponerse la causa y estaban ya hechos todos los gastos<br />

y dados a toda la Congregación los escritos de Abogado y Procurador y informados<br />

los Cardenales, sin embargo por aver venido nuevos papeles con consejo<br />

del Abogado y Procurador y del Cardenal Ursino, se a dado memorial para que<br />

se ditalase la causa porque se teme y tenemos por cierto segun dicen los Cardenales<br />

afectos que tendremos mal suceso porque tenemos al Cardenal Imperial<br />

que es el Protector mui contrario y declarado por parte del P. General, y la razon<br />

que dan es que el P. General solo dio licencia para que aquellos frailes que eran<br />

Calzados incedant scalceati y que se queden inmediatamente sujetos a su Rsma.,<br />

que estos no an tornado el havito de mano de Superior legitimo descalzo ni tenido<br />

noviciado ni profesado nuestro Instituto y que en la realidad siempre son calzados,<br />

por eso e dicho siempre que tornen el abito de mano de legitimo superior<br />

de nuestra Congregacion y profesen nuestro (sic) que despues se les podra pedir<br />

dispensacion para que profesen a quatro o seis meses, y bien sabe el P. Manuel<br />

que cuando tratava de unirse a la Congregacion de Italia lo primero que se trataba<br />

era que tuviesen quatro meses de aprouacion tomando el abito en casa de noviciado<br />

y que despues se sacaria licencia para que profesasen. Sin ajustar este<br />

punto, todo es obrar sobre falso. Aca la Congregación dize no quiere que se trate<br />

de union por ser atentado todo lo que se a hecho estando la lite pendiente y que<br />

asi no vale todo nada. V. Rª ajuste con el P. Fr. Manuel, y en razon de inviarles<br />

dispensacion para que profesen los que an traido el abito tanto tiempo es cierto<br />

que no la daran por ser contra el derecho acaso, sin emvargo lo procurare. Acerca<br />

de esto escriuo mui largo al P. Fr. Manuel. En la Congregacion sin<br />

1 Carp. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 137<br />

ajustar lo que el dize, siempre tendremos mal despacho. Si los portugueses<br />

reparan que vaian de Castilla a darles el abito y profesion mandeles V. R.ª uno<br />

de los Portugueses que ay en la Congregacion, y porque el P. General no diga<br />

que aquel convento se fundo con su licencia, se les podra senalar otro para que<br />

tomen el abito y profesion de las asignaciones que tienen para fundar y despues<br />

el Principe les podra volvuer de absoluta como fundacion que es suia determinada<br />

para agustinos descalzos".<br />

Esto escribía nuestro P. Procurador General en Roma, a 20 de Julio de 1669, y<br />

poco después, en el mismo día, se informó del negocio y añadió esta postdata a la<br />

misma carta: “Despues de escrita esta supimos como aunque aviamos dado memorial<br />

para que se dilatase la causa temiendo el mal suceso que podiamos tener, pero<br />

no obstante la Congregacion dixo que era una causa que se avia dilatado mucho y<br />

asi resolvio la Congregacion que en quanto al punto de la union hecha con España<br />

era atentado y nulo quanto se avia hecho estando la lite pendiente, y que se a hecho<br />

para huir el pleito principal; en quanto a los meritos que se deduzcan y prueuen con<br />

estas palabras purgatis atentatis deducantur jura et merita donde creo que si se<br />

vuelve a proponer tendremos otra en contra porque falta el fundamento principal<br />

que es el que los religiosos que abitan aquel convento solo son descalzos en la apariencia<br />

pues ni an tomado el abito de manos de legitimo superior descalzo ni tenido<br />

aprovacion, y mientras esto no se remedia no se hace nada pues hasta los mismos<br />

que nos avian de aiudar por aver tenido cartas de la Princesa como son Ursino y<br />

Imperial (segun dizen an sido en contra nuestra) el Papa dexa correr las cosas por<br />

las Congregaciones”.<br />

A esta carta particular de nuestro Procurador en Roma siguió otra con data de 3<br />

de Agosto del mismo año 1669, de la cual tomamos este párrafo, que reza con el<br />

asunto: “El correo pasado escriui a V. R.ª el estado en que se hallaba el pleyto de<br />

los Padres de Portugal: aora lo vuelvo a hacer advirtiendo a V. R.ª es menester para<br />

purgar los atentados cometidos en la union pasada renunciar la dicha union en la<br />

conformidad que el procurador dize me dara para remitirla a V. R.ª y al P. Fr. Manuel<br />

para que hagan la renuncia, y asi la haran luego y nos la remitiran Autentica<br />

para presentarla en la


138<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Congregacion para que después la misma Congregacion si tuvierernos derecho<br />

la Congregacion la haga de nuevo, dexando primero en su primer estado aquel convento<br />

y demas fundaciones como estaban antes de comenzar la lite en el interin es<br />

menester que V. R.ª inste al P. Fr. Manuel para que por medio de los Principes de<br />

Portugal alcansen el consentimiento del P. General para que aquel y los demas conventos<br />

de descalzos que se fundaran en Portugal se unan a la Congregacion de España.<br />

Aca los que no quieren favorecer al P. General interpretan la Bula de Clemente<br />

en otra manera, y dizen que no comprehende a Portugal, y estos son los que<br />

avian de favorecer nuestra causa y tambien dizen habla de agustinos descalzos y<br />

que essos no son sino calzados pues solo tienen permiso de andar descalzos. Alcanzado<br />

el consenso del General que les sera mui facil a los Principes se facilitara todo;<br />

y asi le envia al P. Fr. Manuel instruccion de lo que deue hacer V. R.ª tambien<br />

la hara en la conformidad que dira el Procurador. En el interin se podrán preuenir<br />

inviando cartas de favor V. R.ª de la Reyna y el P. Fr. Manuel de los Príncipes para<br />

el Cardenal Imperial”.<br />

Y basta de este asunto, al que se da fin diciendo que, no obtenida la licencia del<br />

P. General de la Orden, y agravadas las dificultades que por razón de política y rivalidad<br />

internacional entre Portugal y España hubo, no se unieron en forma de Provincia<br />

los Descalzos portugueses a nosotros; siendo muy de lamentar que nuestra<br />

Recolección de España e Indias no hubiese extendido su espíritu en Portugal, donde<br />

tuviera su glorioso nacimiento.<br />

Ahora prosigamos el curso cronológico de nuestra Historia entrando en el año<br />

1690.


CAPÍTULO SEGUNDO<br />

ARTÍCULO I<br />

El P. Fr. Alonso de la Concepción, Araque.<br />

Sumario: Primeras ocupaciones.– Procurador General en Madrid.– Asiste a varios Capítulos.–<br />

Procurador General en Roma.– Definidor General.– Rector Provincial.<br />

A fin de que figuren en esta Historia todos los Prelados mayores, Vicarios Generales<br />

y Priores Provinciales, según plan determinado, vamos a reunir los pocos<br />

datos que del P. Fr. Alonso de la Concepción se conservan; y así se irá viendo en<br />

ella la sucesión jerárquica de la Orden. Respecto de los religiosos que no fueron ni<br />

Vicarios Generales ni Priores Provinciales, únicamente hablaremos de aquellos que<br />

se hayan distinguido por algún concepto digno de esta Historia.<br />

Como los archivos de la santa Provincia de Andalucía son los que se menoscabaron<br />

más con los azares del tiempo, nada hemos visto concerniente a este P. Fr.<br />

Alonso de la Concepción respecto de su profesión, carrera eclesiástica, sacerdocio,<br />

etc.; deducimos, sin embargo, como moralmente cierto que se ejercitó en las cátedras<br />

y obtuvo la jubilación antes del año 1660, en que fué elegido Secretario General<br />

1 . Tal deducción se basa en que además de este oficio, para el que se requería,<br />

según práctica entonces admitida, el título de Lector, desempeñó otros de más categoría,<br />

que reclamaban igual requisito; luego, o desempeñó el Lectorado, o fué un<br />

caso de excepción en la economía de nuestra existencia, la cual se ha distinguido<br />

por un espíritu muy tradicionalista en todos los tiempos. Anotamos de paso un<br />

1 Crón., tom. III, núm. 1-101.


140<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

error de fecha que vemos en las Crónicas, pues en un lugar 1 se dice que fué<br />

elegido Secretario, y en otro lugar 2 se dice que en la misma fecha, o sea a 13 de<br />

Mayo de 1660, fué elegido Procurador ante la Curia Regia, en el Capítulo General<br />

que fué el sexto de los Intermedios. Esta fecha la acogemos, pero, a fin de coordinar<br />

ambas cosas, admitamos que, elegido el P. Fr. Pedro de San Andrés Provincial<br />

de Santo Tomás en el Capítulo de 1660, entró a substituirle como Secretario General<br />

el P. Fr. Alonso hasta la celebración del Capítulo General de dicho año, siendo<br />

por lo tanto Secretario pocos días. EI cargo de Procurador sí lo desempeñó todo el<br />

trienio, y así tuvo que concurrir al Capítulo General celebrado en Alcalá de Henares<br />

a 12 de Mayo de 1663, en el cual quedó reelegido por unanimidad de votos. Hubo<br />

en este Capítulo disconformidad de pareceres en cuanto a la conveniencia de que<br />

hubiese reelecciones en nuestros Capítulos, y se relacionaba esta disputa no sólo<br />

con el cargo del P. Araque, sino con el de dos religiosos más en quienes recayó el<br />

nombramiento de Procurador en Roma y el de Secretario General. El que hacía hincapié<br />

en contra de la reelección era N. P. Juan de la Madre de Dios, Vicario General<br />

Absoluto; "mas al fin se conformó con el sentir de los demás Vocales, que fue,<br />

sin duda, arreglado a justicia: porque los dichos Sujetos estaban ya experimentados,<br />

conviniendo todos en que se adornaban con aptitud superabundante para sus respectivos<br />

empleos" 3 . Por cierto que el P. Fr. Alonso no defraudó las esperanzas de los<br />

Padres Capitulares, y por lo mismo pudo presentarse 4 y se presentó, con la frente<br />

limpia en el Capítulo General reunido en Valladolid por Pentecostés del año 1666.<br />

En este Capitulo no obtuvo oficio alguno, pero al siguiente de 1669, Intermedio,<br />

celebrado en Madrid, lo nombraron Procurador cerca de la Santa Sede 5 . Llegó el<br />

tiempo del Capí-tulo General de 1672, que se verificó en Calatayud, y vemos que a<br />

él asistió nuestro biografiado en calidad de Definidor segundo por la Provincia de<br />

Filipinas, y no en calidad de Procurador General ante la Curia Romana, cargo éste<br />

desempeñado por el P. Fr. Jerónimo de San José, Velilla 6 .<br />

1 Ibid.<br />

2 Núm. 1.130.<br />

3 Crón., tom. IV, núm. 82.<br />

4 Ibid, núm. 213.<br />

5 Ibid, núm. 356.<br />

6 Ibid, núm. 465.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 1 141<br />

En unos Apuntes cronológicos, etc., acerca de la Procuración General de Roma,<br />

que abarcan el periodo desde la fundación del hospicio hasta el año 1689, escritos<br />

por el P. Procurador Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia y conservados en<br />

el archivo de la expresada Procuración, se lee lo siguiente: "Año 1669. En el Capítulo<br />

General intermedio celebrado en Madrid fué nombrado Procurador General el<br />

P. Fr. Ildefonso de la Concepción Araque: pero habiendo renunciado fue puesto en<br />

su lugar el P. Fr. Jerónimo de San José, Velilla. Este Padre adelantó mucho las causas<br />

de beatificación de los Mártires del Japón".<br />

De donde se deduce que el P. Fr. Alonso aceptó el nombramiento y lo renunció,<br />

y que algún tiempo vivió con tal título, pues de lo contrario no diría el autor de<br />

Apuntes que lo había renunciado, sino que no lo había aceptado. Así es que no sabemos<br />

si se puso en camino de Roma nuestro biografiado y si, en vista de los muchos<br />

inconvenientes que por este tiempo había en Roma con los Padres Trinitarios<br />

de Santa Francisca sobre nuestro templo y el de ellos, o en vista de otras causas,<br />

renunció y regresó a España.<br />

De aquí en adelante hay un lapso de tiempo lleno de confusión no pequeña.<br />

Comenzando por este Capítulo de 1672, figura como Definidor por Filipinas el P.<br />

Araque 1 ; pero no consta su designación en los libros de Capítulos de esta Provincia;<br />

luego, en cambio, figura como Discreto por dicha Provincia, elegido en el Capitulo<br />

Provincial de 1674; pero ignoramos el motivo, pues el Capítulo General próximo<br />

inmediato era intermedio, en el cual no intervienen los Discretos, ni el Capítulo de<br />

Filipinas del año 1674 debió elegir Discretos porque esos nombramientos tocaba<br />

hacerlos el año 1677, por cuanto éste era el inmediato al Capítulo General que tuvo<br />

lugar el año 1678. Además, en este Capítulo no figura con cargo alguno por la Provincia<br />

de San Nicolás, sino como primer Definidor por la de la Candelaria 2 . Tales<br />

confusiones provienen de que en esa época vivían en la Congregación tres o cuatro<br />

religiosos homónimos.<br />

En el Capítulo Intermedio del año 1681, celebrado en Alcalá de Henares, condecoraron<br />

al P. Fr. Alonso con el honroso oficio de<br />

1 Ib., núm. 465.<br />

2 Ib., núm. 760.


142<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Definidor General por la Provincia de Santo Tomas 1 . A los tres años celebróse<br />

el Capítulo General correspondiente en la ciudad de Alcalá pero no asistió como<br />

Vocal este Definidor por la de Santo Tomás. ¿Por qué causa? Porque habiendo fallecido<br />

el P. Provincial de esta Provincia, fué encargado de ella con título de Rector<br />

Provincial nuestro biografiado 2 . Véase la siguiente acta que el Capítulo General de<br />

1684 dió, la primera en orden numérico:<br />

– "Primeramente, se le concede al Padre Fr. Alonso de la Concepción<br />

(alias Araque) las excepciones de Prouinzial Absoluto, atento a hauer sido<br />

casi dos años Rector Prouinzial de la Prouinzia de Andaluzia, con advertenzia<br />

que a de tener el ultimo lugar, assi de los Prouinziales Absolutos<br />

que son oy dia como los demas que fueren en adelante; y si no hubiere otro<br />

Prouinzial Absoluto mas que el dho. Padre Fr. Alonso de la Conçepción<br />

goze del oficio de Prouinzial Absoluto inmediato" 3 .<br />

Cesó, pues, en el Rectorado Provincial en la Pascua de Resurrección; llegó<br />

Pentecostés del año supradicho, y el Capítulo le ot<strong>org</strong>ó tales honores. Pero ocurre<br />

preguntar: ¿ocupó el Rectorado como ex Provincial? Parece que no, puesto que si<br />

hubiera sido antes Prior Provincial no le ot<strong>org</strong>arían los privilegios de tal, supuesto<br />

que ya los tenía adquiridos; por lo tanto, o fué en virtud de un nombramiento hecho<br />

por N. P. Vicario General con los Definidores Provinciales, o fué que le tocaba ese<br />

cargo como primer Definidor de Provincia, muertos o inhábiles todos los Exprovinciales<br />

de la Provincia de Santo Tomás. Creemos esto último por cuanto en un documento<br />

4 existe la lista de los Padres conventuales de Granada, celebrando un Capítulo<br />

a 6 de Julio de 1679, y en ella firma el P. Fr. Alonso de la Concepción como<br />

Definidor de Provincia; bien que no lo damos por seguro, por cuanto no se especifica<br />

que sea Araque, y en ese entonces convivían en la Provincia varios Alonsos de la<br />

Concepción y algunos de éstos con cargo capitular; como, por ejemplo, un P. Fr.<br />

Alonso de la Concepción que figura 5 como Rector de Almagro a 14 de Marzo de<br />

1679 y certifica haber recibido de N. P. Vicario General, Fr. Juan<br />

1 Ib., núm. 880.<br />

2 Ib.<br />

3 Ach. prov. de Filip., Libr. de act. de Man., fol. 61 v,º<br />

4 Arch. gen., carp. D.<br />

5 Ibid.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 1 143<br />

de la Madre de Dios, "cera de misas para el monumento por valor de 206 reales".<br />

Aseguramos también que fué elegido Prior de Granada en el Capítulo Provincial<br />

de 1680, en caso de que sea Araque un Alonso de la Concepción que juntó y<br />

presidió como Prior un Capítulo Conventual celebrado a 27 de Mayo de 1 682 en<br />

Granada 1 .<br />

De esta fecha en adelante nada sabemos de su vida, la cual terminó en el convento<br />

del Toboso 2 en Marzo de 1690.<br />

1 Arch. de la Chanc. de Gran. leg. 447-21.<br />

2 Arch. gen., Lib. de dif. de la Cong., fol. 31.


ARTÍCULO II<br />

Dos Capítulos Provinciales<br />

Sumario: Capítulo de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.– Capítulo Intermedio de la<br />

de la Candelaria.– Determinaciones importantes.<br />

Dirigida la convocatoria constitucional, y cumplido todo lo necesario, se reunió<br />

la Provincia de Santo Tomás a celebrar su Capítulo, que se verificó en Sevilla a 14<br />

de Abril de 1690 bajo la presidencia de N. P. Fr. Miguel de San Agustín. En él salió<br />

elegido Provincial el P. Fr. Juan de San Miguel 1 ; Definidor, el P. Fr. Pedro de Jesús<br />

2 ; Secretario, el P. Fr. Mateo de la Encarnación, que no acabó el trienio porque<br />

el P. Provincial lo nombró Prior Presidente del recién fundado convento del Campillo<br />

de Altobuey. También sabemos que recayó en el P. Fr. Antonio de San Agustín<br />

el Priorato de Granada 3 , en el P. Fr. Diego de San Gelasio el Subpriorato 4 ; el Priorato<br />

de Sevilla, en el P. Fr. Gabriel de San José 5 ; el Rectorado de Almagro en el P.<br />

Fr. Francisco de San Agustín 6 ; y el Priorato del Toboso en el P. Fr. Esteban del<br />

Rosario 7 . Se desconoce el resultado de las demás elecciones capitulares, así como<br />

las actas.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Por ser notable el siguiente Capítulo Intermedio de la Candelaria, hacemos<br />

mención especial de él.<br />

El 8 de Mayo de 1690 congregáronse en Santa Fe de Bogotá los Padres con el<br />

fin de celebrar el Capítulo Intermedio, en el cual hicieron varios nombramientos<br />

para los oficios vacantes. A este Capítulo<br />

1 Arch. gen., carp. D.<br />

2 Arch. de la Chanc. de Gran., leg. 565-7.<br />

3 Arch. gen., carp. D.<br />

4 Arch. de la Chanc., etc.<br />

5 Arch. gen., carp. D.<br />

6 Ib., Libr. de dif. de la Congr., f. 31.<br />

7 Ib. fol. 32.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 2 145<br />

tocaba dar medidas acerca de la fábrica del templo de Bogotá y proveer algo<br />

sobre la marcha de los estudios en el colegio. Entendiendo en lo cual, llegó a redactar<br />

algunas actas muy convenientes, cuyo contenido se reduce a estos puntos: interesaba<br />

a todos poner remate a las obras de Bogotá, y a juzgar por la grande actividad<br />

que desplegaba el P. Provincial, Fr. Juan de San Guillermo, a éste parece que le<br />

interesaba exclusivamente. El procurar fondos para la obra era el asunto capitalísimo,<br />

y tanto, que, si no se recurría a todos los medios, fracasaría la empresa. La implantación<br />

de los estudios en Bogotá resultó asunto en que se ocupó también este<br />

Capítulo, tratando de abrir a la corriente del coristado más amplio cauce. Porque ha<br />

de saberse que parte de los estudios, los cursos de teología, por lo menos, se hacían<br />

en Bogotá desde 1687, razón por la cual se comprende que en los Capítulos no<br />

había nombramientos de Priores y Subpriores, sino de Rectores y Vicerrectores.<br />

Notaban los prelados que los estudiantes de El Desierto, al llegar a cierta época,<br />

sentían como ansias de nuevos horizontes y de clima más confortable, por más que<br />

al de aquel convento nada le falta en orden a este fin. Es que el aislamiento completo<br />

de la sociedad en el primer período de la vida, si es buen factor para afianzar la<br />

obra de la vocación, deja de producir buenos efectos cuando se prolonga demasiado:<br />

las realidades de la vida contra las que después han de luchar nuestros religiosos,<br />

cuya institución eremítica fué convertida en misionista y apostólica, si son tapadas<br />

totalmente, rigurosamente, con el velo del secreto, estimulan demasiado el<br />

lado flaco del corazón que quiere conocerlas, y cuando de repente está uno frente a<br />

frente con ellas, atacan los sentidos con impresión violenta: el alma acostumbrada<br />

por largos años a la serenidad del ambiente conventual se congestiona si se asoma<br />

de repente a los ventisqueros del mundo. Todo depende de la prudencia en la dirección<br />

educadora, según sea el papel que tengamos que llenar en el escenario de la<br />

vida.<br />

Teniendo presentes tales cosas, así como la razón del saludable clima de Bogotá<br />

para los ejercicios intelectuales, y otras ventajas que se seguían de presentar a las<br />

gentes una comunidad lucida y observante, y de hacer acto de presencia en la capital,<br />

trasladaron nuestros antepasados los estudios superiores al que fué desde el año<br />

arriba


146<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

enunciado Colegio de San Nicolás de la penitencia de Santa Fe de Bogotá.<br />

Además, los Padres capitulares de 1690 tuvieron en consideración la numerosa<br />

concurrencia de peregrinos que acudían a la iglesia de la Popa, en Cartagena, diariamente<br />

y determinaron que se celebrara una misa tarde para complacer a las muchedumbres<br />

que iban a aquel templo. La Santísima Virgen se complacía en recibir<br />

los cultos de los religiosos, bendecía sus trabajos y convocaba a los fieles para que,<br />

honrándola a Ella, dieran gloria también a los que son sus hijos y capellanes privilegiados.<br />

No nos debemos admirar de la devoción a esta Virgen, porque háse mostrado<br />

siempre milagrosa en su iglesia de la Popa apareciendo allá con la vela en la<br />

mano como faro que alumbra los mares de este mundo, en que para los justos y los<br />

pecadores, y desde el niño hasta el decrépito, para todos ha querido ser estrella de la<br />

mañana, Consolación de afligidos y Madre de gracia. Agradecidos a estas bondades<br />

de María de la Candelaria, nuestros Padres procuraron en todo tiempo fomentar su<br />

culto y engrandecerla. Si alguna cosa merecía estimación particularísima a los Padres<br />

de esta Provincia era la Virgen en el misterio de la Purificación y las cosas que<br />

le pertenecían. Consuela sorprender a cada paso en los archivos señales de su celo<br />

merced a lo cual, la devoción a la Virgen de la Candelaria se extendió con rapidez;<br />

los milagros de su corazón alcanzaron a todas partes: por mar y tierra su nombre<br />

fué invocado con filial confianza; así tanto, que llegó a preceptuarse, dos años después<br />

del que cursa, que mensualmente se cantase una misa por los bienhechores<br />

vivos y otra el día de todos los difuntos para satisfacer la deuda de gratitud contraída<br />

con los peregrinos de la isla de Cuba y la de Trinidad que llegaban a Cartagena a<br />

cumplir sus votos y piadosas mandas. ¡Tan lejos se extendían los favores de esta<br />

soberana Virgen de la Candelaria! ¡Tan honrada vivía la comunidad de Cartagena!


ARTÍCULO III<br />

Vida del P. Fr. Juan de San Felipe.<br />

Sumario: Su filiación natural y religiosa.– Dirígese a Manila en la misión IX.– Profesa en alta<br />

mar.– Misionero en varios curatos.– Es elegido Prior Provincial.– En Méjico.– Vuelve a<br />

Filipinas.– Nuevos trabajos de misionero.– Una cita laudatoria.– Otra cita muy a su favor.–<br />

Preside un Capítulo Provincial.– Actas que se dieron.– Su fallecimiento.<br />

Brinda de particular la vida de este virtuoso hijo de San Agustín que fué mejicano<br />

de nación, y de raza y sangre española, a juzgar por los apellidos. Nació en<br />

Tlalnepantla y tuvo por padres a Felipe de Bargas y Ana Martell y Zúñiga. ¿Cómo<br />

vino a ser religioso nuestro? La misión IX que constaba de 24 religiosos destinados<br />

a Filipinas, como saliese de Sevilla para embarcarse el 21 de Abril de 1651, tocó en<br />

Veracruz donde desembarcaron los misioneros para trasladarse a la costa del mar<br />

Pacífico, puerto de Acapulco; pero hubieron de esperar en el hospicio, que hoy llamaríamos<br />

casa-residencia, de la ciudad de Méjico, la salida de alguna embarcación;<br />

salida que no se realizó hasta principios de Marzo de 1653, o sea transcurridos dos<br />

años de espera.<br />

Adviértase entre paréntesis que numeramos esta misión IX siguiendo el parecer<br />

del P. Sádaba 1 , y no XI, como la llama el P. Cronista del tomo III 2 , porque el P.<br />

Sádaba tiene los siguientes fundamentos, que son seguros: llámala el P. Cronista Fr.<br />

Diego XI, o porque incluye en la numeración las dos que se frustraron en los años<br />

1608, y 1612, la una por muerte del Comisario P. Fr. Juan de San Jerónimo y la otra<br />

por las contradicciones que el P. Comisario, Fr. Pedro de San Fulgencio, halló en<br />

España 3 , o porque, dando por fracasada solamente ésta, que ya estaba <strong>org</strong>anizada 4 ,<br />

agrega la que,<br />

1 Cat., pág. 97.<br />

2 Núm. 328.<br />

3 Crón., tom. I, pág. 510.<br />

4 Ib., núm. 419.


148<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

según el tomo III 1 , condujo el P. Fr. Francisco de la Purificación en 1637. Partiendo<br />

de estos principios sí puédese llamar XI; pero como fracasaron los proyectos<br />

de misión de 1608 y 1612, por muy adelantados que estuviesen, no hay razón para<br />

elevarlos a la categoría de misiones efectivas; y en cuanto al otro extremo de la<br />

disyuntiva, o sea a la misión de 1637 conducida por el P. Fr. Francisco de la Purificación,<br />

el P. Cronista sufrió en el lugar citado algún error, pues no se realizó esta<br />

misión. Si se hubiera realizado, ¿no habría algún rastro biográfico, siquiera fuese<br />

pequeño, en el archivo de la Provincia?<br />

Y no sólo este argumento negativo, sino que hay otro muy positivo y documental.<br />

Existe una Memoria histórica de Filipinas que comprende los años 1647-1650,<br />

y en ella, tratando del P. Francisco de la Purificación, se lee 2 : "fue a España por<br />

Procurador de esta Provincia, y tuvo poco efecto su ida porque luego que llego alla,<br />

conocida su bondad y virtud, el Prelado Superior que es Nro. P. Vicario General de<br />

toda la Congregacion le escogio por su Compañero y Secretario, y despues fue<br />

electo en Provincial de la Provincia de Andalucía donde al presente reside". Luego<br />

mal pudo conducir misión a Filipinas cuando se quedó ya en España y donde residía<br />

aún en los años de 1647-1650 en que se escribió la Memoria supradicha.<br />

Volviendo ahora a nuestro asunto, en la sazón y tiempo que los misioneros se<br />

demoraron en Méjico debió Juan de entrar en relaciones con ellos y aficionarse a su<br />

modo de vivir, y, por consecuencia, pidió el hábito, que le fué concedido sin reparo<br />

alguno. Así, pues, pasado el año de noviciado en el hospicio, en llegando la hora de<br />

partir a Acapulco para embarcarse, porque había aparecido el galeón San Francisco<br />

Javier, que iba al archipiélago filipino, siguió con los misioneros y se embarcó,<br />

dispuesto a hacer su profesión cuanto antes. Pocos días llevaba de navegación,<br />

cuando creyó oportuno el Presidente de la misión y Comisario, P. Fr. Jacinto de San<br />

Fulgencio, el darle la profesión y aceptar sus votos, lo que tuvo lugar el 11 de Marzo<br />

del mismo año 1653. Fiados en lo que dice el P. Sábada 3 , conviene a saber, que<br />

murió en el año 1690 "cargado de<br />

1 Núm. 651.<br />

2 Arch. prov., carp. 84, núm. 3, fol. 20 v.º<br />

3 Cat., pág. 105.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 149<br />

años", discurrimos que el novicio tenía más de 16 años cuando profesó; a juzgar<br />

por el año de su ordenación sacerdotal resulta que tenía más de 18. Lo cierto es<br />

que para ejecutar un viaje de Méjico a Filipinas, que solía costar en tiempo de bonanza<br />

tres o cuatro meses, y para sufrir tanto riesgo y molestia, se necesitaba un<br />

esfuerzo magnánimo de la naturaleza ayudada por la divina gracia, esfuerzo que,<br />

por lo general, no suele ser patrimonio de adolescentes. Por lo demás, el ofrecerse a<br />

Dios como místico holocausto por medio de los tres votos religiosos, en medio del<br />

océano y a vista del firmamento, no deja de ser un espectáculo sublime. Las ceremonias<br />

y festejos con que lo solemnizarían los tripulantes y pasajeros también tendrían<br />

algo de singular, porque en las grandes travesías marinas hay manifestaciones<br />

muy vivas en los ánimos que buscan el contraste y la sorpresa para sobreponerse a<br />

la fuerza de la monotonía ambiente. A Manila llegó con la misión el 23 de Julio, y<br />

allí se dispuso con el estudio y las prácticas de piedad para recibir las órdenes sagradas.<br />

Extraño nos parece que a un misacantano le diese el Capítulo Provincial de<br />

1659 el cargo de Vicario Prior de Baler, distrito de Infanta, como se lo dió, si bien<br />

es cierto que tales Vicarios no tenían voz y voto en los Capítulos. A Baler se trasladó<br />

el P. Fr. Juan, empero sea porque surgió en su ánimo algún escrúpulo acerca de<br />

la validez de su profesión, sea porque ocurrió a alguno que la validez de la profesión<br />

religiosa estaba en relación con la validez del voto capitular en lo futuro, lo<br />

cierto es que nuestro biografiado renovó su profesión a 11 de julio de 1660 en manos<br />

del Padre Prior Fr. Benito de San José 1 en el ministerio de Binangonan, adonde<br />

se trasladó por orden superior para realizar el acto que quitaría ansiedades y disturbios.<br />

Luego, como se celebrase el Capítulo Intermedio ese mismo año, fué confirmado<br />

en el mismo oficio de Vicario Prior de Baler, con la declaración de que mantuviese<br />

la precedencia según la profesión primera y no según la segunda.<br />

En el Capítulo siguiente, 1662, diéronle el empleo de Vicario Prior de Casiguran,<br />

y en el inmediato ascendió a la Definitura provincial; trascurrido el cual, eligiéronlo<br />

Prior de Romblón en el Capítulo de 1668, pero no tomó posesión del cargo,<br />

sino que, en Mayo, o sea pocos<br />

1 Arch. prov., Lib. 1.º de prof., fols. 75 y 75.


150<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

días después de la celebración del Capítulo, comenzó a funcionar como Prior<br />

de Manila 1 , cargo en el que fué confirmado por el Capítulo Intermedio del año siguiente.<br />

Del Priorato de Manila ascendió al Provincialato en el Capítulo de 18 de<br />

Abril de 1671, en el cual se dieron catorce actas y tres determinaciones, casi todas<br />

relacionadas con asuntos económicos y con el santo voto de pobreza. Entre las cosas<br />

notables de este trienio en que tuvo participación este celoso Prelado, fué la<br />

catequización de Mindanao. Oigamos al P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís 2 :<br />

"Havia residido este religioso algunos años en Bislíg y conocido por experiencia<br />

quán conveniente era, que huviesse un Misionero de assiento cerca de los montes,<br />

donde estaba encastillada tanta infidelidad, para extender por allí los dogmas salutiferos<br />

de nuestra Catholica Religion. Y apenas se vió Prelado Superior, como se<br />

hallase con bastante número de Súbditos para poder acudir a todas partes, determino<br />

poner uno de assiento en Catél, mandandole seriamente, que desde alli, sin divertirse<br />

a otros cuydados, por mas utiles que pareciessen, procurasse por todos medios<br />

la reducción de aquellos Gentiles. Dio assimismo ordenes muy apretadas al<br />

Padre Prior de Bislíg, para que en cuantas ocasiones pudiessen hacerlo, sin faltar a<br />

la administracion espiritual de los otros Pueblos, él, o su Compañero se fuessen a<br />

residir al de Carhaga, estando alli de assiento el mas tiempo que fuesse dable: concurriendo<br />

todos tres a esta grande obra, y ayudandose mutuamente, para el logro de<br />

ansias tan bien nacidas".<br />

Hagamos constar que fué en Agosto cuando se principió a desarrollar este proyecto;<br />

y desde esta fecha hasta Febrero de 1673 traza el P. Cronista los esfuerzos<br />

realizados y triunfos obtenidos por estos tres misioneros, y añade: "se logró tan<br />

copioso fruto, que, al ir a visitar el V. Padre Provincial, por Febrero de 1673, yá<br />

halló, que se havian bautizado mas de trescientos adultos; sin contar los que se<br />

havian purificado en las aguas de la gracia por enfermedad, y luego havian muerto,<br />

los quales llenaban el numero de ciento, entre grandes y chicos.<br />

Así lo escribió el referido Padre Provincial Fr. Juan de San Felipe, a Nuestro<br />

Padre Vicario General, con fecha 5 de Julio del mismo<br />

1 Arch. prov., Lib. 1.º de Cons.<br />

2 Crón., tom. IV, núm. 606 y sigs.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 151<br />

año. Y después, a los 26 de Julio de 1674, añade, que, "segun las relaciones<br />

enviadas al Capítulo por el Padre Prior de Bislíg, se havia aumentado aquel Partido<br />

en doscientos tributos, que segun la cuenta alli usada, llenarían el numero de ochocientas<br />

Almas, extrahidas todas de los montes, y de los horrores de la gentilidad,<br />

para avecindarse en los Pueblos yá formados y viviren politica sociable entre las<br />

apacibles luces del Christiano nombre".<br />

Regístranse en el Libro de actas, etc., de Manila 1 cuatro mandatos o preceptos<br />

dados por el P. Provincial Fr. Juan en los años 1672 y 1673 exclusivamente para<br />

ese convento, por los cuales acaba uno de convencerse de que el espíritu suyo tendía<br />

a lo perfecto y que procuraba como Prelado hacer cumplir las leyes hasta en los<br />

detalles.<br />

Nada más podemos añadir, y, así, diremos que, habiendo regresado de visitar a<br />

Mindanao, se ocupó en preparar religiosamente el Capítulo, que por fin se celebró a<br />

15 de 1674 bajo la presidencia del P. Fr. Diego del Espíritu Santo y en el cual se<br />

expidieron doce actas 2 . Absuelto del Provincialato, vémoslo con la patente de Presidente<br />

del Hospicio de Méjico, y por esto no asistió a los Capítulos de 1677 y<br />

1680. En este año tuvo que sufrir de parte de un súbdito díscolo, y dando cuenta de<br />

ello, escribe una carta de Méjico, dirigida al P. Comisario, a 13 de Julio 3 , en la cual<br />

se deslizan frases sin acrimonia, antes bien inspiradas en compasión muy caritativa.<br />

Del mismo modo contiene la carta sentimientos de respeto y piedad hacia los superiores,<br />

sin tocar en los límites, ni mucho menos, de la adulación logrera. "Por no<br />

haber sabido, dice al P. Juan de la Madre de Dios, de su llegada a ese puerto, con<br />

notable cuidado me ha tenido V. R. Quiera N. Señor aya sido con muy buena felicidad<br />

le alle esta con muy buena salud a cuio servicio queda la mia, para todo lo<br />

que me quisiera mandar y pidiese a Nuestro Señor. El le de buen viaje y sucesos en<br />

todo y le vuelva a traer con bien para consuelo mio y de la Provincia",<br />

Tornó a Filipinas y ejerció el ministerio de cura de almas en Bolinao, de cuyo<br />

convento fué Prior, y como tal asistió al Capítulo<br />

1 Arch. prov., fols. 32 y sigs.<br />

2 Libr. de act., etc., fol. 34 v.º<br />

3 Arch. gen., carp. E, núm. 6.


152<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de 1683, en que salió elegido Prior de Bagunbayan. Al siguiente trienio asistió<br />

al Capítulo y mereció los honores de Definidor Provincial, que para él poco<br />

significaban, pero que no desdeñó por tratarse de servir a su Provincia. Quizá los<br />

electores tuvieron en cuenta que por razón de la precedencia que le correspondía<br />

tocábale presidir el Capítulo de 1689, y por eso lo elegirían ahora Definidor de<br />

Provincia. A pesar de sus años, como la Provincia tuviera necesidad de tomar a su<br />

cargo las nuevas misiones de Masbate Burias y Ticao, el P. Provincial puso los ojos<br />

en el P. Fr. Juan de San Felipe, y como a hombre de sacrificio y buena voluntad, así<br />

como también como a representante de suficiente autoridad, le encargó que fuese a<br />

ellas para recibirlas en nombre de la Provincia y plantar una <strong>org</strong>anización metódica<br />

y previsora. Así lo hizo el destinado: "Dispuestas, por fin, las cosas, leernos 1 ,<br />

salieron de Manila por Mayo de 1678 (léase 1687) los Padres Fr. Juan de San<br />

Felipe, Provincial absoluto, y Fr. Juan de la Encarnación, con otro Compañero,<br />

cuyo nombre ignoramos, para hacerse cargo del mencionado Partido. Dirigieron su<br />

nombre (léase rumbo) al Pueblo de Ticao, donde encontraron al Cura, que lo era el<br />

Bachiller Don Christobal Carvallo, a quien notificaron los Autos correspondientes<br />

por el mes de Agosto. Convino este, sin la menor repugnancia, en entregar las<br />

Iglesias, y su administración: y lo executo gustoso a 2 de Septiembre de dicho año<br />

en el Pueblo de Mobo, sito en la Isla de Masbate, que era, y es, el Pueblo principal<br />

de todos los demás, quedando desde entonces sujeta aquella doctrina a nuestra<br />

Descalcez. Admitieron los Indios a los Religiosos con muestras del mayor<br />

regocijo…<br />

Mas como para este logro era preciso fundar algún convento, lo erigieron el<br />

mismo año en el Pueblo de Mobo, que era el más numeroso de vecinos. Tiene a<br />

Nuestra Señora de los Remedios por titular, y se ha fabricado Iglesia bastantemente<br />

costosa, que abunda de retablos, y otros adornos, con una Sacristía proveida de Jocalias<br />

y Ornamentos: siendo la casa muy capáz, con todas las preciosas Oficinas, y<br />

con Celdas sobradas para los Religiosos, que suelen habitar en ella".<br />

1 Crón., tom. IV, núms. 1.113 y 1,114.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 153<br />

Ahora, como complemento de esta cita, vaya otra que tomamos de Reseña Histórica<br />

de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Philipinas, desde su<br />

origen hasta el año 1750, escrita por el P. Rector Provincial, Fr. Joseph de la Concepción.<br />

El manuscrito, inédito y autográfo (?) consérvase en el archivo provincial<br />

de Filipinas y se ha publicado en el Boletín de la misma Provincia de Filipinas, que<br />

se edita en la Imprenta de Santa Rita de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Habla el P. Fr. José de la Concepción 1 :<br />

"134. El año de mil seiscientos ochenta y dos el Illmo. y Reverendísimo Sr.<br />

Obispo de Nueva Cazeres D. Fr. Andres Gonzalez, de la sagrada Religión de<br />

Predicadores en estas Islas, informó a S. M. la falta que tenía de ministros doctrineros<br />

en los pueblos y curatos de su obispado y que algunos de ellos necesitaban<br />

de mejor orden, disposición o método para la debida administración de las<br />

almas en el pasto espiritual de los Santos Sacramentos. En vista de este informe<br />

y enterado S. M. de otras circunstancias que este Ilustrísimo señor expresaba,<br />

despachó real cédula de rescripto y gratificación, su fecha en Madrid a trece de<br />

Agosto de mil seiscientos ochenta y cinco años, por lo cual ordenó S. M. y dió<br />

su real licencia a este Ilmo. Señor para el nuevo planteo propuesto de los ministerios,<br />

doctrinas o curatos de su obispado. En virtud de la cual y visitando su señoría<br />

ilustrísima el curato de las islas Burias, Ticao y Masbate en el embocadero<br />

distantes cincuenta y ocho leguas de Manila para el noroeste en línea recta, halló<br />

de cura al bachiller D Cristóbal Caraballo, solo y sin coadjutor y accidentado y<br />

cansado, por cuya causa y por las invasiones de los moros en estas islas, se<br />

hallaba imposibilitado para administrar los Santos Sacramentos a los más de sus<br />

feligreses en varios pueblos de estas tres islas de su cargo e hizo dejación de su<br />

curato: satisfecho este Ilimo. y Rvmo. Sr. Obispo de la aplicación y apostólico<br />

celo de nuestros religiosos en todos nuestros ministerios, despachó un ruego y<br />

encargó a N. P. Provincial que entonces era de esta santa Provincia Fr. Isidoro de<br />

Jesús María, su fecha en veintiseis de Marzo de este año para que enviara religiosos<br />

ministros a estas islas y nos hiciéramos cargo de la administración de<br />

ellas. Así<br />

1 Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas de la Orden de Agustinos Recoletos.<br />

Núms. 134 y sigs.


154<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

mismo escribíó este Illmo. Sr. Al Vice-Ptrón, el muy Iltre. Sr. Almirante D.<br />

Gabriel Cruzalegui y Arriola, caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y<br />

Capitán General de estas islas y Presidente de la Real Audiencia y Cancillería de<br />

ellas, dando parte del citado ruego y encargo que a N. P. Provincial había enviado<br />

y suplicando a este Sr. Gobernador que como Vice-Patrón tomase esta causa<br />

como propia e interpusiese su autoridad y de el Real Patronato con este P. Provincial<br />

para que enviase religiosos ministros y se hiciera cargo la Provincia de la<br />

administración de las referidas islas.<br />

135. En inteligencia de lo referido este señor Gobernador y Vice-Patrón, a<br />

nombre suyo y del Rey nuestro Señor, despachó ruego y encargo a este Nuestro<br />

Padre Provincial representando el grande e incomparable servicio, que haría esta<br />

provincia a ambas Majestades en aceptar el referido ministerio; y que de lo contrario<br />

le hacía responsable ante la presencia de ambas Majestades, de los gravísimos<br />

atrasos y perjuicios y daños que en lo espiritual y temporal resultarían a<br />

las almas de los convertidos y no convertidos en dichas tres islas, según el referido<br />

señor Obispo le había informado. En virtud de los expresados ruegos y encargos<br />

como amantes vasallos de su Majestad y en obsequio a Dios Nuestro Señor<br />

admitimos los Recoletos el Ministerio de las tres islas quedando su administracción<br />

en adelante a nuestro cargo. Este mismo año envió dicho Ntro. P. Provincial<br />

Fr. Isidoro de Jesús María de Prior y primer Ministro de Masbate, a Ntro.<br />

Ven. P. Fr. Juan de S. Felipe, Ex-provincial y Definidor actual de esta provincia,<br />

quien tomó posesión de los pueblos y ministerios de dichas islas a nombre de<br />

ella.<br />

Año 1689. 136. Habiendo hecho vista de ojos y visitado todo el partido con<br />

otros religiosos, que se enviaron de compañeros, no hallando conforme el arreglamiento<br />

de los demás ministerios nuestros, se procuró reducirlo a nuestro método,<br />

y bautizando a muchos, convirtiendo a nuestra Santa fe católica a varios y<br />

reduciendo al gremio de la Iglesia a los que vivían apóstatas de ella en aquellas<br />

islas, en pocos años se hizo constar por los libros de la Real contaduría de la ciudad<br />

de Manila, que desde que tomamos posesión de aquellas islas de Recoletos,<br />

había de aumento en su ministerio trescientos y noventa tributos enteros. Y<br />

hallando nuetros religiosos que la isla de Burías y


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 155<br />

la contra costa de Masbate que a la provincia de Panay, y la de los Gigantes<br />

eran refugio de los malhechores, amparo de piratas, alzados o revelados a la Real<br />

corona, y públicos ladrones, de manera que no podía aportar embarcación alguna,<br />

por dichos parajes sin manifiesto peligro de perderla, con las vidas de los que<br />

iban embarcados en ella; aplicaron nuestros religiosos todo su conato en que se<br />

redujeran a vivir política y cristianamente con la debida reverencia a nuestro católico<br />

Monarca, como vivían los demás indios de estas islas, y habiendo conseguido<br />

después de muchos viajes y trabajos, fundaron en la isla de Burías un pueblo<br />

con el mismo nombre de la isla y otro en la contra costa de Masbate, por la<br />

banda del Panay que se llamaba la costa de los Mundos, que es lo mismo que<br />

Camarones, Piratas o Ladrones, y se llamaba dicho pueblo Camasoso, que después<br />

por las invasiones y peligros que experimentaron de los moros, se mudó al<br />

sitio que se llama Lañan.<br />

Año 1690. 137. Con estas diligencias quedaron las tres islas reducidas a vasallaje<br />

de la Real Corona de España, y tributarias de ella, bien gobernadas y administradas,<br />

sin riesgo ni peligro alguno de los comerciantes y hasta ahora perseveran<br />

en buen método, y viven como cristianos en dichos pueblos. Y para la mejor<br />

y más fácil administración de aquellas almas la Provincia dividió el que antes era<br />

un solo Curato, en dos principales ministerios que son Masbate cuya cabecera<br />

principal se llama Mobo y el de la isla de Ticao con la encomienda de las islas<br />

de Burías, y dicho pueblo se llama Sañan, que sirve de escalera; y no habiendo<br />

antes más que un ministerio y un cura solo sin coadjutor, la Provincia ha hecho<br />

dos Ministerios y tiene dos Priores y principales Ministerios en ellos, que son el<br />

de Mobo o Masbate, y el de Ticao y Burías y les tiene asignados compañeros para<br />

la más recta y cómoda administración de los Santos Sacramentos de manera<br />

que no habiendo copia de los Religiosos, de ordinario están cuatro empleados en<br />

dichos Ministerios.<br />

138. Como se nos entregaron en virtud dichos dos pueblos, y encargo del Illmo,<br />

y Rvmo. Sr. Obispo de Nueva Cáceres, y del muy Iltre. Sr. Vice-Patrón Gobernador<br />

y Capitán General D. Gabriel Cruzálegui y Arriola y por la orden que<br />

dicho Sr. Obispo tenía de Su Majestad en la citada Real Cédula de trece de<br />

Agosto de mil seiscientos


156<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ochenta y dos años, no se consideró necesaria la diligencia de que Su Majestad<br />

confirmara dicha donación y administración de las tres islas referidas a favor<br />

de esta Provincia, hasta que hallándose en la corte de Comisario y Procurador<br />

general de esta Provincia Ntro. P. Lector jubilado, Calificador de la Suprema, y<br />

Ex-provincial de esta Sta. Provincia Fr. José de la Soledad, se presentó al real y<br />

supremo consejo de las Indias el año de mil setecientos veinte y cinco, pidiendo<br />

dicha confirmación, y en inteligencia del derecho que alegó, se sirvió su Majestad<br />

despachar Real Cédula comprobatoria de dicha adjudicación a favor nuestro.<br />

Y mandando en ella al Gobernador y Capitán General de estas islas que informara<br />

a su Majestad del adelantamiento y progresos de dichos ministerios, informó<br />

al muy Iltre. Señor D. Toribio Miguel José del Cossio, y campa sobre el asunto,<br />

con instrumentos jurídicos del aumento de tributos en dichas islas por el tiempo<br />

que estaban a nuestro cargo y constancia del público, notorio apostólico celo de<br />

los Religiosos Recoletos en todas las islas de este Archipiélago, y que cumplíamos<br />

con nuestra obligación como verdaderos misioneros y fieles vasallos de su<br />

Majestad en medio de los muchos trabajos que padecíamos en nuestros Ministerios,<br />

por estar en los parajes más expuestos a las hostilidades e invasiones de los<br />

moros, y ser los más remotos, pobres y míseros de estas islas, por lo que debíamos<br />

ser atendidos y favorecidos de su Majestad.<br />

139. Las referidas tres islas de Burias, Ticao y Masbate son de buen temperamento<br />

y alegre cielo. Los molios no son los más aplicados al trabajo de estas<br />

islas Filipinas, pero tampoco son los más flojos; los frutos de ellas se reducen a<br />

arroz, cera, aunque no mucha, oro, aunque poco, legumbres, caza y pesquería;<br />

abunda de cierta resina que se llama brea, con que galafatean las embarcaciones,<br />

y se coge también porción de algalia, balate y siguéc, que son mariscos que en<br />

estas islas valen dinero. Tienen obligación los indios de estas tres islas de prevenir<br />

la leña y agua necesaria para los navíos que anualmente se despachan por el<br />

Rl. situado al puerto de Acapulco en la Nueva España. Hacen su mansión en el<br />

puerto de S. Jacinto, que está en la isla de Ticao, para prevenirse de lo necesario<br />

y hacer su aguada y leña para un viaje tan penoso y dilatado. Sirven al Rey Ntro.<br />

Señor los indios sin salario alguno, pagan su Real tributo, y viven en


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 157<br />

política cristiana y bien administrados y están sujetos a la jurisdicción del alcalde<br />

mayor de Albay. Las tres islas están expuestas a las continuas invasiones<br />

de los moros y son muchas las almas que los bárbaros matan en ellas. En la cabecerías<br />

de Mobo y Ticao, a instancia de los ministros, los indios han echo sus<br />

estacadas y baluartes de madera, con los que se defienden y resguardan de los<br />

moros dichos, y se libertan de sus hostilidades y viven en paz y quietud en dichos<br />

pueblos, porque se dan buena maña por su conveniencia en defenderlos. En<br />

los demás pueblos de dichas islas no hay resguardo ni defensa alguna de los moros;<br />

su defensa es el monte, y no otro alguno, y como dejan desamparados los<br />

pueblos experimentan en ellos muchos cautiverios, robos e incendios".<br />

El P. Fr. Juan de San Felipe, celoso fundador de estas Misiones, hubo de salir<br />

de ellas porque su presencia en Manila era necesaria como Presidente nato del Capítulo<br />

que se celebraría en 1689. Fué el 30 de Abril cuando acaeció esta celebración;<br />

y constituyó uno de los más opimos resultados el nombramiento de Provincial,<br />

que recayó en el P. Fr. Juan de Dios, de quien más adelante largamente nos<br />

ocuparemos. Nueve fueron las actas capitulares y cuarenta y una, nada menos, las<br />

determinaciones del Definitorio intra Capitulum, algunas de las cuales vamos a<br />

transcribir de seguida porque se lo merecen muy mucho 1 .<br />

– "Primeramente mandamos que por quanto el acta general acerca de<br />

la fiesta de San Joseph no puede tener entero cumplimiento en esta Provincia,<br />

y para que se cumpla y obedezca en la parte que se pueda se celebre en<br />

su día o en Domingo siguiente con misa y sermón, aunque no pueda estar<br />

patente el Sanctissimo Sacramento, y esto se entiende en todos nuestros<br />

conventos fuera de el de Manila, Sugbu y San Juan de Bagong Bayan por<br />

los impedimentos que ocurren en dichos tres conventos para no poderse<br />

celebrar, y que assi se rrepresente a Nro. P. V. Gral.<br />

– Iten declaramos que el ministerio de Masbate no se admite al presente<br />

por conuento hasta que se ajusten y saquen para ello los despachos en<br />

forma bastante y segura, i que en tanto se govierne, y administre por Presidente<br />

que nombre nro. P. Prouincial…<br />

–<br />

1 Arch. prov., Libr. de act., etc., de Man., fols. 68 y sigs.


158<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Iten mandamos que prosiga el Pleito de los ministerios de Zambales quando<br />

nro P. Prouincial y sus Definidores rreconocieren ocasion oportuna, y que<br />

en tanto nro P. Prouincial rrequiera en visita particular sobre ello al R. P.<br />

Prouincial de Santo Domingo, i tome rrazon con su secretario de lo que<br />

rrespondiere dicho R. P. Prouincial; i que en quanto a la distribucion de los<br />

votos de dho Conuento de Zambales se rremite este Capítulo a lo que determinare<br />

el Definitorio…<br />

– Iten por quanto la poca consideracion de algunos ba introduciendo<br />

alpargatas que parecen zapatos pues estan totalmente cerrados, mandamos<br />

en virtud de Santa Obediencia que ningun Religioso de qualquier calidad y<br />

condizion que sea, pueda traer las tales alpargatas ni otra forma de calzado<br />

cerrado: exceptuando tan solamente a los que caminan y nabegan, y a los<br />

hermanos que asisten en las labranzas, y estancias en el campo, y caminos<br />

tan solamente por la rrazon manifiesta en estas Islas de ser a los tales sumamente<br />

pernicioso a la salud lo contrario; y en quanto a el uso de escarpines,<br />

assimesmo mandamos, que sin exceptuar rreligioso alguno de qualquiera<br />

calidad que sea, ninguno puede salir de casa con ellos, y que en caso<br />

inexcusable que alguno padezca graue detrimento en quitarselos no<br />

pueda salir con compañero que lleue escarpines…"<br />

En las determinaciones vemos algunas que mandan que cada religioso aplique<br />

al año veinticinco misas a intención del P. Provincial para subvenir a los gastos de<br />

éste: y a intención del convento de Manila una misa semanal; y respecto de los<br />

Conventos, “asi de voto como Vicariatos”, contribuyan cada uno con diez pesos<br />

para el gasto del Capítulo.<br />

Otra determinación versa sobre que el Presidente del hospicio de Méjico no sea<br />

elegido por el Capítulo Provincial, sino por Capítulo privado o Definitorio.<br />

– "Iten se determino que en todos nros Conuentos, aunque sean de ministerio<br />

no puedan entrar mugeres en las despensas y demás oficinas altas,<br />

y bajas ni en todo lo interior desde el pie de la escalera para arriva, ni desde<br />

la puerta que entra en la sacristia…<br />

– Iten se determino que se ponga en ejecucion el distribuir las cauezeras<br />

y visitas de la isla de Mindoro, asignando los terminos de cada


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 159<br />

partido en la forma que en el Definitorio se a comunicado y que se elija Prior<br />

de Nauhan…<br />

– Iten se determino que en cada uno de nros Ministerios se haga un libro<br />

adonde se escriuan los Padrones de los Indios de cada Partido para que<br />

queden en el deposito de cada uno de los Conuentos…<br />

– Iten se determino que el Ministerio de Palanan se diuida de el Ministerio<br />

de Casiguran…"<br />

Ya se puede inferir que éste fué uno de los Capítulos más fructuosos y bien dirigidos,<br />

en vista de tales resoluciones. Pero el fruto no pudo verlo el P. Fr. Juan<br />

porque Dios Nuestro Señor dispuso llevar a su siervo al otro mundo el día 25 de<br />

Julio de 1690.<br />

El P. Sábada no vacila en calificarlo de Venerable, y el autor de su necrología<br />

en el convento de San Sebastián 1 asegura que fue “religioso muy amado de todos<br />

esttados y zelosso de la Religion”.<br />

1 Arch. prov., Necrol., fol. 9 v.º


ARTÍCULO IV<br />

Vida del P. Fr. Lope de San José, León.<br />

Sumario: Hijo de padres nobles.– Profesa en Madrid.– Heroicidades de caridad que ejecuta en<br />

Sevilla.– Regresa a Toledo.– Pasa a la Provincia de la Candelaria.– Empleos que desempeñó.–<br />

Disgustos sufridos.– Vuelve a España.– Memoria pia a su favor.– Procurador de la<br />

Curia Regia.– Prior de Toledo.– Obras realizadas en la construcción de convento e iglesia.–<br />

Fiesta solemne.– Es elegido Definidor General.– Preside un Capítulo General.–<br />

Muere en Toledo.<br />

Ocupa lugar de preferencia en nuestra Orden el P. Fr. Lope de San José por el<br />

mérito de sus prendas personales y por haber pertenecido y servido con lucimiento<br />

a dos Provincias, la de San Agustín y la de la Candelaria. Madrileño de nacimiento,<br />

vino a este mundo hijo de padres cristianos, y, por ventura, ricos y nobles, como se<br />

deduce del apellido paterno y materno: Don Blas de León y Doña Beatriz Camos 1 ,<br />

quienes lo hicieron bautizar en la parroquia de San Sebastián y lo educaron convenientemente.<br />

Ingresó en nuestro Noviciado de Madrid el año 1636, y pronunció sus<br />

sagrados votos a 10 de Septiembre de 1637 en manos del P. Prior Fr. Bernardino de<br />

San Ildefonso, después de haber sido educado por el P. Maestro, el famoso Fr. Juan<br />

de San Guillermo. ( 2 )<br />

Nos consta que era sacerdote en 1647 y cine residía en Toledo, por un Capítulo<br />

conventual en que figura, celebrado a 7 de Mayo ocupó en él uno de los últimos<br />

asientos, como lo indica el lugar de la firma 3 .<br />

Dos años más tarde, Sevilla estaba devorada por una epidemia: hubo día en que<br />

la guadaña de la muerte segó 1.500 cabezas; los ciudadanos que corrían hacia los<br />

campos quedaban muertos en los caminos; en muchas casas no había quien diese<br />

sepultura a los cadáveres de la familia; los miembros del clero secular y regular<br />

pagaron<br />

1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 87 v.º<br />

2 (Falta esta nota 2 en el texto).<br />

3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 89.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 161<br />

igualmente a la muerte tributo, y no pequeño; andaban las parroquias desconcertadas;<br />

los conventos diezmados; todos los vecinos hechos un horror; enloquecidas<br />

las madres, los niños sin pan, en un rincón acurrucados y moribundos los ancianos;<br />

y lo peor de todo que el infierno cosechaba con abundancia: agavillados<br />

caían en él los pecadores de Sevilla; Dios tenía el rostro airado y justiciero, y satanás<br />

atizaba la hoguera de la muerte sin cesar un punto.<br />

Nuestros religiosos de Sevilla participaron de la mala suerte, pues en todo el<br />

tiempo llegaron a morir treinta religiosos y cinco sirvientes 1 ; llegó la noticia al convento<br />

de Toledo, uno de cuyos moradores era el P. Lope, quien, al oír la relación de<br />

tantas desgracias, sintió en su corazón un movimiento muy compasivo 2 . Y entonces<br />

su pecho fué teatro de horrendas luchas. El corazón le decía: —Vete a Sevilla. —Y<br />

la carne replicaba: —No son tus vecinos los sevillanos, no vayas. —El buen espíritu<br />

decíale: —Tu vida es de Dios, corre a salvar a tu prójimo; y el espíritu malo le<br />

soplaba estas palabras: —Tú eres de Madrid, no te sacrifiques por Sevilla.<br />

Y por cierto que la idea del regionalismo añadida a otras malignas sugestiones<br />

le hicieron sufrir lo indecible, poniéndolo en esa tensión del dolor producido por las<br />

incertidumbres del espíritu que suspira por cumplir la divina y no la voluntad propia.<br />

Pero tan crueles torturas desaparecieron cuando comunicando con algunos religiosos<br />

sus luchas, supo que abrigaban otros ya el designio de partir a Sevilla. Y no<br />

sólo decidido a sacrificarse por amor de los pestilentes, sino apóstol de la caridad se<br />

mostró en el convento de Toledo, hasta tal punto, que se mancomunaron siete religiosos<br />

con el fin de ofrendar sus vidas en aras de la beneficencia 3 ; otro autor afirma<br />

que seis 4 . Los cuales hicieron saber a Nuestro Padre Vicario General, Fr. Manuel de<br />

San Agustín, su propósito y le pidieron la bendición para acometer aquella divina<br />

aventura. Despachados favorablemente, salieron nuestro P. Fr. Lope y sus compañeros<br />

del convento y se echaron a los pies del entonces Cardenal y Arzobispo de<br />

Toledo, el Eminentísimo Sr. D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, quien los bendijo<br />

bondadosamente,<br />

1 Crón., tom. II, pág. 378.<br />

2 Ib.<br />

3 Crón., tom. III, pág. núms. 656 y sigs.<br />

4 Crón., tom. II, pág. 379.


162<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los esforzó para que continuasen el viaje y les dio una crecida limosna para que<br />

salvasen los embarazos del camino y llegaran cuanto antes a su destino, porque la<br />

epidemia hacía estragos a más y mejor. Partió la expedición de Toledo en el mes de<br />

Junio de 1649, tiempo de calores, de sequía y de polvo, cosas que hacían penosa la<br />

marcha, ya se practicase a pie, ya en diligencias, por ser tiempo de verano; para el<br />

P. Fr. Lope, sin embargo, los días andaban lentos y el vivir muy regalado, según<br />

eran de vehementes sus ansias por llegar al punto del sacrificio. Como supiesen los<br />

viajeros que el Obispo de Córdoba, Ilmo. Sr. D. Fr. Pedro Domingo y Pimentel<br />

acababa de ser electo Obispo de Sevilla, dirigiéronse a su palacio, y, a más de la<br />

bendición, le pidieron noticias sobre la situación sevillana. Con mucho honor recibió<br />

este Príncipe de la Iglesia a los hijos de San Agustín, los obsequió con palabras<br />

y obras, y recomendóles empeñadamente el rebaño que pronto había de andar bajo<br />

su cuidado. Llegaron a Sevilla los viajeros: la peste estaba fierísima, los muertos<br />

numerosos, los vivientes esperando el golpe para entregar el alma a Dios; así, pues,<br />

los huéspedes, sin dar huelga al cuerpo, comenzaron a desarrollar su heroico ministerio.<br />

Sigamos los pasos al P. Lope de San José, la suma de cuyos trabajos está reducida<br />

a estas palabras: desde que despuntaba la luz del día hasta altas horas de la<br />

noche ejercitábase en los oficios de caridad. Celebraba el sacrosanto Sacrificio reduplicando<br />

el fervor, orando por los sanos, por los enfermos y por los difuntos;<br />

tomaba un ligero refrigerio alimenticio y se lanzaba a las casas a confesar enfermos,<br />

a administrar la Santa Extremaunción y el Viático; aquí ayudaba a amortajar<br />

los cadáveres, allí se entretenía en aconsejar y consolar a los apestados; más allá<br />

dedicaba su atención a propinar medicinas. Cuando rendido de fatiga reclamaba su<br />

cuerpo algún alivio, lo refocilaba muy de prisa y tornaba a su labor. Por la noche se<br />

recogía un poco, rezaba, aunque no estaba obligado, el oficio divino, y antes de<br />

acostarse daba vuelta por los enfermos de más gravedad. Y ha de tenerse en cuenta<br />

que eran los días sofocantes del verano, y en Sevilla. Aliviar a sus hermanos, quitar<br />

al diablo de entre las garras tantas y tantas almas era su empeño, aunque muriera.<br />

La epidemia lo envolvía en sus ondas deletéreas; iba la muerte en


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 163<br />

pos de él para segarle la cabeza, pero diríamos que la muerte, al ver de cerca el<br />

corazón tan magnánimo de aquel hombre, se estremecía, pareciéndole una maldad<br />

arrebatarle la existencia. Y veía caer a un lado y a otro centenares de muertos y sin<br />

acordarse de sí pensaba en la salvación del prójimo. Recogió el último aliento de<br />

tres de sus compañeros de viaje y oficio; pero en lugar de temblar de miedo, tuvo<br />

envidia de la corona que habían ganado. Estaba al tanto de aquellas palabras de N.<br />

Gran San Agustín 1 : Non recusetur certamen si diligitur praemium. Hágase tu voluntad<br />

así en la tierra como en el cielo, solía decir con gran devoción al pensar que<br />

podía perder la vida; porque si estaba de Dios el que muriera, moriría contra toda<br />

humana prevención, y, si había de vivir, Dios sería bastante a sacarlo de todo peligro<br />

como sacó a los niños del horno babilónico, como a los israelitas del mar Rojo,<br />

y como a Daniel del lago de los leones.<br />

Ha de saberse que a causa de la escasez del clero secular, pues muchos de sus<br />

miembros habían sucumbido apestados, las parroquias en esta época fueron encomendadas<br />

a los religiosos de las distintas comunidades: a nuestro convento de nuestra<br />

Señora del Pópulo le tocó en suerte, entre otras, la de Omnium Sanctorum, que<br />

desempeñó el P. Fr. Luis de San Agustín, quien enfermó gravemente de contagio;<br />

durante su enfermedad hizo de párroco nuestro biografiado con mucho celo. Como<br />

párroco se distinguió el P. Fr. Lope por su actividad caritativa; lo cierto es que si<br />

mucho trabajó, también ganó mucho mérito, y Dios visiblemente le enviaba consuelos.<br />

En cierta ocasión iba afanoso por la calle en dirección a casa de un moribundo;<br />

de pronto oye que lo llaman de una casa pidiendo confesión; vacila un momento sin<br />

saber a qué parte dirigirse; mira hacia todas las puertas y ventanas y a nadie ve, y,<br />

sin embargo, está certísimo de que lo han llamado. Entra en la casa más próxima,<br />

indaga de dónde ha salido la voz y nadie aparece; sube las escaleras llamando y<br />

ninguno asoma; penetra en los aposentos, los registra, ve las camas y ningún ser<br />

humano le sale al encuentro; aquella casa ha sido barrida ya con la guadaña de la<br />

muerte; nadie ha sobrevivido a la catástrofe. ¿Quién ha llamado, pues, al Padre? La<br />

voz era como de niño, pues ¿dónde está?<br />

1 In fest. omn. sanct.


164<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Confuso el Padre desciende al piso bajo, examina y registra todas las habitaciones<br />

y ni rastro encuentra de ser viviente. Va a salir ya de la casa, y luego, como<br />

pone los pies en la puerta, oye la misma voz que desde lo alto de la escalera lo llama;<br />

vuelve atrás el religioso, mira y sólo ve soledad y más soledad. Empero de súbito<br />

le viene una como corazonada, o más bien una moción del Espíritu Santo y<br />

registra cierto hueco que vislumbra debajo de la escalera. ¡Horror!, allí se encuentra<br />

una mujer hecha un esqueleto, adolecida de muerte y a punto de expirar. ¿La mujer<br />

ha llamado al Padre? No. ¿Quién ha sido? El P. Fr. Lope no se detiene a resolver la<br />

duda, se acerca a la moribunda, la hace volver en sí, la confiesa, bendice su agonía<br />

y la ve expirar al momento. ¿Cúya era la voz que llamó? El P. Luis de Jesús contesta<br />

1 : "Conocíase ser de ángel del cielo, por cuyo medio quiso Dios consolar a aquella<br />

alma, la voz que le llamó".<br />

Estaba decretado que el religiosísimo Padre viviera para honra y gloria de<br />

Dios; por eso, aunque estuvo metido en el mayor peligro y todo el tiempo que duró<br />

la desastrosa calamidad, salió sano y salvo, acompañado del Angel que Dios le dió<br />

para que le guardase en todos los caminos. Habiendo, pues, desaparecido de Sevilla<br />

el azote del cielo, el siervo de Dios creyó cumplida su misión y regresó a su convento,<br />

sin hacer ostentación de la gloria que le correspondía, como si hubiera sido<br />

muy obvio y ordinario su heroico proceder. Pero ¿cómo iba a obrar y pensar de otra<br />

manera, si él entró en la Religión no con miras de egoísmo, no por exigencias de<br />

familia, no por huir de los trabajos adherentes a la vida secular, ni por buscar el<br />

sosiego del claustro, sino por servir a Dios, por llenar un vacío de su corazón, de su<br />

corazón que le impulsaba a ser bueno para unirse estrechamente con Dios, cuyo<br />

siervo se reputaba? En conformidad con estos ideales lució no sólo este rasgo singularísimo<br />

de amor al prójimo que acabamos de trazar, sino también el cumplimiento<br />

perfecto de sus deberes como conventual, ya en la casa de Madrid, donde<br />

conjeturamos pasó sus primeros años, ya en esta de Toledo, donde saboreó las primicias<br />

de sus bodas sacerdotales.<br />

Sabemos que regresó de Sevilla a Toledo y que residía aquí en<br />

1 Crón., tom. II, pág. 378.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 165<br />

Septiembre de 1650, a juzgar por la siguiente partida que se halla en el Libro<br />

de recibo de Toledo 1 : "Allegó el P. Fr. Lope en la Iimosna de los canonigos trenta y<br />

dos rs.". En el mismo libro se apunta como limosna dada por el Prior de Sevilla al<br />

Convento de Toledo, a 24 de Abril de 1649 doscientos reales. ¿Los enviaría para<br />

gastos de viaje de los religiosos que irían a Sevilla?<br />

Después de la gloriosa campaña ejecutada por nuestro religioso en Sevilla lo<br />

destinó la obediencia al ministerio de la salvación de las almas, ora por medio del<br />

exterior apostolado, ora por el apostolado de la oración, pues este último género de<br />

salvar almas es tan útil y eficaz como el primero, por no decir que más. Lo cierto es<br />

que los predicadores, los confesores, los misioneros no alcanzarían tan espléndidos<br />

triunfos si la vanguardia de las operaciones no estuviera reforzada por los que oran<br />

y hacen penitencia en los claustros. Probablemente el P. Fr. Lope desempeñó las<br />

dos clases de apostolado promiscuamente, y como era de un corazón tan suave y<br />

caritativo, haría maravillas en orden a propagar por dondequiera el reinado de las<br />

obras de misericordia. Su condición de misericordioso sábese que fué completada<br />

por un ingenio eminentemente práctico y de penetración no común. No era de esas<br />

personas bonachonas, que hacen el bien solamente porque Dios lo manda; y que<br />

son virtuosos de tal forma, que parece imposible que no lo sean. No era tampoco<br />

este Padre del número de aquellos que cultivaban poco las letras porque solamente<br />

se dedicaban al culto sagrado en la iglesia y al sostenimiento del canto y del rezo<br />

del oficio litúrgico para lo cual se necesitaba entonces gran número de Padres conventuales<br />

sino que era de los escogidos para la predicación dentro de nuestra iglesia<br />

y de las ajenas; por eso consta que fué condecorado con la patente del predicador 2 .<br />

Honráronle también con el cargo de Depositario conventual, entre los veintitantos<br />

Padres que había en Toledo; colígese del acta que escribió en el Libro de recibo 3 el<br />

Prior al ausentarse una vez para ir a Madrid, en 15 de Mayo de 1651. Como Depositario,<br />

asistió al Capítulo del Convento, de fecha 3 de junio del año antedicho 4 .<br />

También tenemos averiguado que en el Capítulo Provincial de este año fué nombrado<br />

Subprior de Toledo<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 90.<br />

2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />

3 Ib., Tol., leg. 91.<br />

4 Ib., id., leg. 90.


166<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

por la firma de tal estampada al pie de las consultas conventuales 1 celebradas<br />

en Toledo en Septiembre y Octubre de 1653. Con el mismo cargo aparece en los<br />

meses de Enero y Febrero de 1654. Pero entre estos años debió de hacer algún viaje<br />

a la villa y corte de Madrid, puesto que asistió a la profesión de un novicio nuestro<br />

que profesó a 4 de Octubre de 1652, y en el acta aparece corno testigo 2 .<br />

Así pasaron los días y llegó el 22 de Enero de 1655 en que fué elegido Comisario<br />

General de Tierra Firme el V. P. Alonso de la Magdalena, quien, al conocer<br />

muy bien las dotes del P. Lope, propúsole llevarlo como su Secretario a la América<br />

3 ; la partida debía ser a mediados de año. Aquí sintió en su pecho las angustias de<br />

la irresolución. El caso era de trascendencia, pensaba el buen Padre; el viaje<br />

horrendo, las asperezas de una tierra recién conquistada y salvaje, la situación de<br />

aquellos infelices conventos, el abandono de la patria y de los parientes, ¿no eran<br />

negocios que requerían mucha consideración? A él, que era europeo, ¿qué le importaba<br />

la América? ¿Salvar almas? También en la Península las podía salvar.<br />

Con todo, de en medio de este tumulto de pensamientos surgía una voz que le<br />

gritaba: —Ca-ridad, misericordia. —Y luego asomaban a su mente los salvajes nómadas<br />

capitaneados por Lucifer, los cristianos pidiendo confesión y doctrina sin<br />

quien los consolase, los conventuales de la Candelaria clamando hacia Madrid y<br />

pidiendo refuerzo de religiosos, y por sobre toda esta perspectiva de miserias allá<br />

en lo alto la figura de Cristo Crucificado derramando sangre de su costado sobre el<br />

reino de la Nueva Granada como sobre todo el mundo.<br />

El P. Fr. Lope sintió que se le conmovían las entrañas, y buscando al P. Comisario<br />

le dijo: —Vamos. —Y como si el mar y todos los elementos interpretasen las<br />

ansias del viajero por contentarlas, parece se mancomunaron para que la navegación<br />

durase poco; así que el 8 de julio de 1655 tomó posesión de la Comisaría el P.<br />

Fr. Alonso en Cartagena, siendo su Secretario el P. Lope.<br />

Ya tenemos, pues, a este religioso formando parte de la heroica<br />

1 Arch. gen. Libr. de cons. de Tol., fols. 32 y sigs.<br />

2 Bib. nac., fol. 164 v.º<br />

3 Crón., tom. III, núm. 663.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 167<br />

Provincia de la Candelaria. ¿Hallará pábulo para su virtud en esta tierra de infieles?<br />

Los conventos, ¿sabrán apreciar tal joya? Veámoslo en los escasos documentos<br />

que de su tránsito por esta tierra nos quedan.<br />

Nuestro biografiado, además de sus quehaceres como Secretario, desempeñó el<br />

de predicador con asiduidad fervorosa, y con más ahínco, si cabe, cuando salía a<br />

misionar por los pueblos de indígenas y cuando tenía en su auditorio grandes concursos<br />

de negros y gente plebeya que lo querían como a Padre.<br />

Y recordando períodos borrascosos del pasado diremos que el tiempo que medió<br />

entre 1655 y 1658 fué de bonanza; esta bonanza, no obstante, se parecía a la<br />

que media entre una aurora tormentosa y un ocaso que despide rayos y centellas.<br />

Oíanse el rumor de la tormenta que en derrota se alejaba y los truenos de la que<br />

venía a ocupar el campo. Aludimos al disturbio que levantó tras de algunos años de<br />

paz en la Popa, el P. Baltasar de la Concepción, quien, mal avenido con el rigor de<br />

la disciplina y de los que la sostenían, urdió sagacísimos pretextos para sacar a río<br />

revuelto ganancia de revoltoso. No particularizamos el curso de esta colisión en la<br />

que tuvieron que sufrir tanto el P. Alonso y su secretario Fr. Lope, porque es asunto<br />

muy enojoso. Este P. Baltasar fué el que años antes traicionando a la Descalcez<br />

pretendió entregarla a los Padres Calzados. Unicamente ha de ponerse aquí que el<br />

convento de la Popa estaba necesitando un superior que con gran pulso llevase las<br />

riendas del gobierno, porque el vehículo de la observancia tendía a rodar por los<br />

precipicios del escándalo. El religioso perturbador lo había puesto en la vertiente:<br />

se necesitaba, por tanto, un hombre prudente, avisado, pero dulce y amado por todos.<br />

Ahí estaba, pues, el P. Secretario.<br />

Por juzgarlo tan a propósito el P. Comisario expidió una patente nombrándolo<br />

Presidente de la Popa; y a 3 de Septiembre de 1658 el interesado tomó posesión<br />

muy pacífica; y a la manera que las ondas de un lago tranquilo se extienden, concéntricas,<br />

agrandándose hasta tocar las orillas cuando cae una piedra en su seno,<br />

parecida cosa sucedió en las aguas de la observancia al sentarse Fr. Lope en la silla<br />

presidencial. El rezo del coro y la oración a su tiempo debido, las visitas, así como<br />

las salidas a la calle en su justo término, el estudio


168<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

bien <strong>org</strong>anizado, las economías con moderación, todo quedó concertado y como<br />

cuadra a una comunidad reformada. No obstante, el P. Fr. Baltasar en secreto<br />

había persuadido a varios conventuales de que por haber expulsado el P. Comisario<br />

a cierto Padre sin los requisitos canónicos y constitucionales, quedaba incurso en<br />

privación de oficio, y por lo tanto no tenía autoridad de Comisario; y por última<br />

consecuencia, que el nombramiento del P. Fr. Lope era nulo. Y enarboló el pendón<br />

de la anarquía, y se proclamó él Presidente del convento y abrió a todos las puertas<br />

de la indisciplina religiosa. "Dispúsolo de tal suerte —dice el P. Fr. Diego de Santa<br />

Teresa 1 —, que con algunos otros le negó a Fr. Lope la obediencia: tomando posesión<br />

de aquel convento a 12 de Abril de 1659 en que cayó el Sábado Santo. Escribió<br />

a cuantos pudo que al P. Alonso no lo tuviesen por Comisario: dando principio<br />

a las Pascuas más alegres, con estas operaciones tan perjudiciales. El Comisario<br />

estaba ausente: arrojado de su prelacía Fr. Lope: el presidente intruso poseído de la<br />

ambición: el súbdito blindado de la libertad: el recurso a España lejos; y creciendo<br />

la llama a incendios excesivos. Tanto puede un mal ejemplo, que tal destruye en un<br />

punto lo que para la edificación costó dilatados años".<br />

Nadie podrá calcular debidamente cuánto padecería el corazón del delicadísimo<br />

Padre, pues no lo sentía tanto por la ofensa personal que se le infería cuanto por<br />

lo que se vulneraba la autoridad y se daba un escándalo muy grave a los buenos<br />

religiosos y acaso a la ciudad que tan gran concepto tenía formado de los Padres de<br />

la Popa. Arrojado el P. Fr. Lope de la clausura, tuvo una entrevista con el Presidente<br />

intruso y con los seguidores de éste, mas nada alcanzó por las vías de la benevolencia;<br />

suplicó, instóles para que abandonasen el mal camino, pero la misma benignidad<br />

de Fr. Lope envalentonaba a los cabecillas. En tanto que empleaba tales medidas<br />

de prudencia, reunía varias consultas de eclesiásticos seculares y regulares y<br />

proponía a su consideración los aspectos del asunto; las cuales juntas resolvieron<br />

que carecía de razón el P. Fr. Baltasar y que debía entrar en la posesión de la prelacía<br />

el P. Fr. Lope. Convencido de esto hasta<br />

1 Crón., tom. III, núms. 1.162 y sigs.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 169<br />

la evidencia, dejó de ser cordero para transformarse en león; hasta aquí y no<br />

más llegó su clemencia, porque cuando el deber lo reclamaba, cuando lo exigía la<br />

justicia, también tenía fibras irascibles en su corazón que lo transformaban en duro<br />

y enérgico. Acudió al Capitán y Gobernador de Cartagena, Caballero del hábito de<br />

Calatrava, pidiéndole el auxilio real, en el caso de que no cedieran los perturbadores;<br />

mas antes de recurrir a la violencia, por insinuación de Fr. Lope, el Gobernador<br />

tanteó con los malos religiosos varios medios de paz que fueron tenazmente rechazados.<br />

El Gobernador entonces introdujo en su convento al legítimo Prelado y destituyó<br />

al intruso, apaciguando la discusión sin escándalo. Poco después, con la llegada<br />

a Cartagena del P. Comisario se sosegaron los ánimos por completo; tanto,<br />

que, aplicando el castigo a los rebeldes y en particular al cabecilla, todos se sometieron<br />

y cumplieron la penitencia arrepentidos.<br />

Antes de esto, para asegurarse mejor y proceder correctamente, el P. Fr. Lope<br />

avisó al P. Comisario cómo también se había dirigido a la Real Audiencia de Bogotá<br />

para que diesen las órdenes conducentes al Gobernador de Cartagena; y con efecto,<br />

se dieron, como se ve por el documento expedido por D. Juan Pérez de Guzmán,<br />

Caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y Capitán general de Cartagena, a 7<br />

de Agosto de 1659, que es como sigue 1 : "…El P. Fray Lope de San Joseph predicador<br />

y prior del combento de Santa Cruz de la Popa de los descalzos de San augustin<br />

extramuros desta ciudad, presento una prouision despachada por la Real Audiencia<br />

su fha. en primero de Jullio pasado de este año por la qual hordena y manda sea<br />

buelto al exercicio d. su prelacia el dho. padre prior de que auia sido despoxado por<br />

los Religiosos de dho. combento y para que el padre Fray Bathasar de la Concepcion,<br />

Religioso de dha. horden sea remitido preso y a buen recaudo a dha. ciudad de<br />

Santa Fe en la forma que el Rdo. p. comisario gral. de dha. horden Fr. Alonso de la<br />

magdalena dispusiere…"<br />

Pero ¿quién contribuyó a que los culpados se arrepintieran y reformaran los estímulos<br />

de amor propio? La conducta del P. Presidente,<br />

1 Arch. gen., carp. F, núm. 5 bis.


170<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

tan paternal y tan prudente; porque este Padre, lejos de vengar la afrenta, los estimuló<br />

al amor mutuo, al perdón de las ofensas, y, en fin, se empeñó en ganárselos<br />

por todos los medios que le inspiraba su corazón de oro. Serenada la tormenta y<br />

vuelto el convento a su antigua observancia, comenzó a restaurar el edificio material;<br />

no reparaba en gastos cuando se trataba de mejorar a sus religiosos la vivienda<br />

y de embellecer la casa del Señor. En este camino su manera de pensar era altamente<br />

decorosa; no le gustaban economías ridículas ni gastos que fomentaban la<br />

vanidad y amor propio del Prelado. En particular sabemos que puso en la iglesia<br />

el retablo de la Inmaculada Concepción que costeó D. Alonso Pacheco, gran devoto<br />

de nuestro Fr. Lope de San José 1 .<br />

Calculamos que el P. Fr. Lope regresó a España el año 1660, es decir, cuando<br />

fué creada la Provincia y dejaron de ser gobernados los conventos por Comisarios.<br />

Nombrado Provincial el famosísimo P. Juan Losada de San Guillermo, dejó de<br />

existir el sistema antiguo, y entonces el Excomisario y el P. Fr. Lope debieron de<br />

dirigirse a su antigua Provincia de Castilla, sintiendo la satisfacción de haber cumplido<br />

su misión con mucho celo y prudencia en tiempos muy envedijados y difíciles,<br />

que se regularizaron con la erección y funcionamiento de la Provincia.<br />

En un documento del archivo histórico nacional 2 existe la fundación de una capellanía<br />

o memoria pía hecha a 20 de Febrero de 1662 por D.ª Francisca de León,<br />

hermana carnal del P. Fr. Lope, la cual residía en Madrid, a favor de éste como<br />

primer usufructuario, con derecho a que el convento de Madrid la heredase a la<br />

muerte del P. Fr. Lope. Esta memoria pía fué aceptada por el favorecido a 10 de<br />

Marzo del mismo año, previa la licencia del Provincial, P. Fr. Simón de la Encarnación.<br />

Por donde se ve que para esta fecha hallábase ya en España el P. Fr. Lope, a<br />

quien favoreció su hermana, acaso por premiar sus méritos apostólicos, recién venido<br />

de América; y también se confirma que no era él de familia enteramente vulgar<br />

y desheredada. A su regreso de América residió efectivamente en<br />

1 Arch. prov.<br />

2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 171<br />

Madrid, pues su nombre aparece en varias actas de profesiones hasta el 19 de<br />

Marzo de 1663 1 .<br />

Más tarde, en un Capítulo conventual celebrado en Madrid el año 1664, figura<br />

el P. Fr. Lope como vocal, y con la particularidad extraña de que firma antes que el<br />

P. Subprior 2 . Fué en el año 1669 cuando se celebró el Capítulo Intermedio General<br />

en el convento de la villa y corte, y nuestro biografiado se vió sorprendido con el<br />

cargo dificultoso de Procurador de la Curia Regia, que desempeñó todo el trienio 3 ;<br />

por lo cual tuvo derecho a ser vocal del Capítulo General que se verificó en Calatayud<br />

el año 1672, derecho que ejerció correctamente 4 . En este Capítulo quedó<br />

reelegido, lo que demuestra que se manejó bien en el desempeño de su oficio; pero<br />

habiendo celebrado Capítulo su Provincia a los dos años, y nombrado Definidor<br />

Provincial al P. Fr. Lope, éste renunció el que tenía y aceptó el nuevo empleo 5 . Presumimos<br />

que residió en Madrid durante toda su Definitura, por lo menos nos consta<br />

que hizo de Notario Apostólico en la profesión de un novicio a 8 de Marzo de 1676,<br />

donde firma Definidor Provincial 6 . También firma como tal en un Capítulo de convento<br />

celebrado en Madrid a 12 de Febrero de 1677 7 . En el Capítulo de este mismo<br />

año quedó elegido Rector del Colegio de Alcalá de Henares 8 , como consta del Libro<br />

de profesiones de Madrid, en una de las cuales actúa como Notario a 15 de Septiembre<br />

de 1679; y suponemos que se encontraba en Madrid transitoriamente.<br />

Fué en el año 1682 cuando celebró Capítulo la Provincia de la Candelaria, y<br />

como se necesitaba nombrar individuos que la representasen en el próximo Capítulo<br />

General de 1684, nadie mejor que su antiguo y querido hijo, el P. Fr. Lope, desempeñaría<br />

con amor, gusto y lucimiento el encargo; por eso se presentó a dicho<br />

Capitulo llevando la representación de su amada Provincia americana 9 . Era a la vez<br />

Prior de Toledo 10 , nombrado por el Capítulo de 1683. Aportemos algunos datos de<br />

este su Priorato. Comenzó las cuentas de recibo<br />

1 Bib. nac., fol. 248 v.º<br />

2 Arch. hist. nac., leg. 39.<br />

3 Crón., tom. IV, núm. 356.<br />

4 Id., núm. 465.<br />

5 Id., núm. 468.<br />

6 Bib. nac., fol. 347.<br />

7 Arch. hist. nac. Mad., leg. 37.<br />

8 Bib. nac., fol. 384 v.º<br />

9 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />

10 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de rec., leg. 91.


172<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y gasto a 22 de Mayo del propio año, lo cual revela que poco antes tomó posesión<br />

del cargo prioral. Fué un trienio pacífico; no abundaron los ingresos, pero tampoco<br />

escasearon, supuesto que realizó en la fábrica del convento e iglesia no pocas<br />

cosas importantes. Ni pecó de abandonado en apuntar los asuntos más notables del<br />

trienio, bien que con sencillez, con ingenuidad y sin asomos de vanagloria. En su<br />

tiempo mendigaron o postularon los Padres y los Hermanos legos por los campos y<br />

pueblos circunvecinos, siguiendo la costumbre establecida desde antiguo. Fuera de<br />

estos "agostos y vendimias" que llamaban, el recibo o haber provenía de sermones,<br />

misas, limosnas particulares, censos y juros.<br />

¿Qué predomina en los gastos de este trienio? El cuidado de continuar la fábrica<br />

del convento e iglesia y el de los enfermos. He aquí una partida para la enfermería,<br />

que se halla en el Libro de gasto 1 : "De doce mantas blancas de lana que costaron<br />

a quarenta y nuebe rs. y doce sabanas de lienzo y doce camisas de lienzo, y<br />

doce almoadas de lienzo, y quatro paños de manos, y cincuenta y seis servilletas, y<br />

doce bendas de lienzo para las sangrías mill ducientos y nouenta reales". Es uno de<br />

los primeros gastos de su prelacía. Se hallan además otros que no citamos, pero que<br />

nos llevan a la persuasión de que atendió muy bien durante el Priorato a las necesidades<br />

de los enfermos. A mayor abundamiento, sépase que el 2 de Abril de 1684<br />

proveyó al convento de un médico famosísimo: el Dr. Cipriano Benito Rey, catedrático<br />

de la Universidad 2 . Su carácter y la virtud infundida por Dios lo llevaban<br />

siempre a manifestarse misericordioso y compasivo.<br />

Habemos dicho que se singularizó por sus obras de adelantamiento material en<br />

el convento, y lo que hallamos registrado en los Libros de recibo y gasto 3 de su<br />

trienio no nos dejará por exageradores. Puso bóvedas a los claustros, los soló, los<br />

adornó con ventanales; arregló y pavimentó los patios; terminó de enlucir varias<br />

habitaciones; adquirió dos mulas; compró breviarios para el coro, encuadernó otros;<br />

gastó también en libros para la biblioteca; hizo reformas en la iglesia; adquirió cuatro<br />

casullas, que le costaron 1.200 reales,<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />

2 Arch. gen., carp. A.<br />

3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 173<br />

un Belén para el coro para los días de Navidad; un Niño Jesús además para la<br />

iglesia; un Santo Cristo, objeto de arte, con rica peana y adornos, que valía 400<br />

ducados, según precio determinado por uno de los mejores plateros tasadores de<br />

Toledo; pero se lo dieron por 100 en atención a títulos de amistad y simpatía. En<br />

Enero de 1684, con efecto, hállase en el Libro de gasto y recibo nombrado la siguiente<br />

partida: "De una peana y cruz de ebano guarnecida de bronce sobredorado,<br />

que tiene quatro brichas de bronce que hacen pies para la peana, y quatro pilastras<br />

con sus targetas, y quatro niños sentados en cuatro pedestales, con quatro targetas y<br />

los dos con insignias de la Passion en la mano, y la cruz con tres engarzes con serafines<br />

y remates, y en medio una insignia del Ssmo. Christo, todo dorado de oro molido,<br />

y en el centro de la peana una insignia del sepulcro que todo ello lo tasó Antonio<br />

Perez, maestro de platería y contras de la ziudad en quatrocientos ducados, pero<br />

costo zien ducados". Además consiguió una estatua de San Nicolás y otra de San<br />

Juan de Sahagún; y dos campanas nuevas, fuera de arreglar el yugo a las viejas, y<br />

fuera de otra para el claustro para convocar a la comunidad. En las capillas de San<br />

Juan y San Nicolás trabajó mucho abriendo ventanas, pintando los muros y techos<br />

con arte y primor, construyendo el retablo y dorándolo; en todo lo cual gastó cuantiosas<br />

sumas de dinero.<br />

Por las consultas celebradas en su trienio vemos que cumplía al pie de la letra<br />

lo prescrito en las sagradas Constituciones. La primera fué convocada y celebrada a<br />

24 de julio de 1683 y la última el 14 de Abril de 1686. En ésta, entre otras cosas, se<br />

trató de que "Alonso Díaz de Arellano, familiar y notario del Santo Officio imponía<br />

una memoria de tres misas rezadas cada año a razon de seis rs. la limosna de cada<br />

misa y para ello daba trescientos y sesenta rs. que es el principal qe corresponde, y<br />

todos vinieron en ello" 1 .<br />

En este tiempo tuvo lugar un solemne y magnífico triduo de fiestas en honor de<br />

Nuestra Señora de Copacavana, de la que era devoto. Durante los tres días hubo<br />

música escogida y costosa, de modo que los gastos llegaron a 680 reales de vellón.<br />

1 Arch. gen., Libr. de cons., fol. 80.


174<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Dos veces visitó la casa el P. Provincial Fr. José de la Encarnación, a 9 de<br />

Marzo de 1684 y a 4 de Febrero de 1685; visitóla además N. P. Vicario General, Fr.<br />

Agustín de San Bernardo a 6 de Febrero de 1686. Tocóle demás a más 1 abrir las<br />

informaciones a 3 de Octubre de 1685, para que profesase un Hermano lego; la casa<br />

principal de noviciado estaba en Madrid; la de Toledo servia de noviciado ocasionalmente,<br />

es decir, para ciertos individuos y según las épocas.<br />

Llevamos dicho que asistió al Capítulo General de 1684 como primer Definidor<br />

por la Provincia de la Candelaria, siendo al mismo tiempo Prior de Toledo, cargo<br />

de que fué absuelto en el Capítulo de Castilla de 1686; pero en este mismo Capítulo<br />

le echaron a cuestas otro cargo más honorífico y más oneroso, el Priorato de<br />

Madrid; y afirmamos que fué Prior de Copacavana porque en el Libro 1.º de Profesiones<br />

2 se ve que, como tal, aceptó las de varios novicios; desde 9 de Noviembre de<br />

1686 hasta 19 de Marzo de 1687 corren las profesiones. Y sucedió que, habiéndose<br />

verificado el Capítulo General Intermedio el año 1687, "y passando á la provisión<br />

de las dignidades, dice el P. Cronista 3 , eligieron para todas sujetos benemeritos, por<br />

cierto, de otras mayores, en la forma siguiente. Primer Definidor General el P. Fr.<br />

Lope de San Joseph, de la Provincia de Castilla, que havia estado en la de la Candelaria<br />

honrando mucho a nuestra Reforma".<br />

Observamos de paso cómo no dejaban descansar al P. Fr. Lope, sino que aprovechaban<br />

todos los Capítulos las aptitudes suyas para encomendarle alguna prelatura<br />

de importancia.<br />

Muerto el P. Vicario General, vemos que el P. Fr. Juan de la Presentación, en<br />

calidad de Vicevicario, convocó a los Capitulares, que se reunieron en Calatayud 4 .<br />

Tocábale presidir la Asamblea a nuestro biografiado, y, en efecto, la presidió; siendo<br />

de advertir que las determinaciones que se hicieron fueron provechosas y numerosas<br />

5 , así como las elecciones para los empleos resultaron acertadas. ¡Cosa extraña!<br />

El P. Fr. Lope fué reelegido primer Definidor<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 94.<br />

2 Bib. nac., fols. 467 y sigs.<br />

3 Tom. IV, núm. 1.060.<br />

4 Crón., tom. IV, núm. 1.127.<br />

5 Arch. gen., carp. B.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 175<br />

General. Durante el trienio 1688-1691 actuó en el Definitorio General de 24 de<br />

Septiembre de 1688, en el que se resolvieron varios puntos de disciplina que se<br />

notificaron a las Provincias, y en otro Definitorio de 10 de Octubre del año siguiente<br />

1 ; es el postrer apunte que de él conservamos. En Toledo se encontraba, cuando le<br />

sorprendió la muerte el año 1690, al decir del Libro de difuntos de la Congregación<br />

2 ; la fecha ignórase por completo, aunque presumimos que a fines de junio;<br />

pues a los 19 de Julio fué electo por el Definitorio, en reemplazo suyo, el P. Fr. José<br />

de Jesús María, que después fué Obispo. Es que la noticia de la muerte de personaje<br />

tan notable fué transmitida de Toledo a Madrid en breve, y pronto también procedieron<br />

a nombrar el substituto, por cuanto entonces sólo había dos Definidores, en<br />

vez de cuatro que hay ahora. Dios le premiaría en el otro mundo su heroica caridad<br />

con el prójimo y los trabajos llevados a cabo en bien de su madre la Recolección<br />

agustiniana.<br />

1 Ib.<br />

2 Arch. gen., fol. 31.


ARTÍCULO V<br />

Trátase del P. Fr. Jerónimo de la Concepción, Gamborro.<br />

Sumario: Corista en Caudiel.– Amistades con un hereje.– Lector en Huesca.– Rector en Caudiel.–<br />

Milagros que hace la Virgen durante su trienio.– Adelanta la obra del templo.– Su<br />

Priorato en Valencia.– Buen comportamiento.– Adelanta la obra de la iglesia.– Muere<br />

siendo Prior de Valencia.<br />

Hace su aparición este religioso en nuestra Historia como corista que residía en<br />

el Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel, no sabemos por qué años, y siendo instrumento<br />

de la gracia de Dios para lograr la conversión de un hereje llamado Martín<br />

Silicofre por mediación de la Santísima Virgen del Niño Perdido venerada en nuestra<br />

iglesia. El convertido, que residía en Valencia, hubo de trasladarse a Caudiel por<br />

indicación de los médicos para recuperar la salud perdida, y aquí trabó amistad con<br />

Fr. Jerónimo, cuyas visitas frecuentaba. Oigamos como relata este hecho el autor de<br />

Historia de la prodigiossisima Imagen del Niño Perdido 1 :<br />

"Avia en la Ciudad de Valencia ciertos Mercaderes Hereges, llamados los Silicofres,<br />

de los quales, el menor estava con el Grado de Doctor en una de las<br />

Universidades del Norte. Este tuvo varias conferencias, tocantes á Religion, con<br />

los mejores Theologos Dogmaticos que avia en dicha Ciudad, sin sacar mas de<br />

sus disputas que confirmarse con mayor tenacidad en su creencia.<br />

Enfermó Martin (este era su nombre) y para executar unos remedios,<br />

1 Historia de la Prodigiossisima lmagen de Nuestro Señora del Niño Perdido, venerada en el religiosisimo<br />

colegio de Jesús de Nazareno de Agustinos Descalzos, en la Villa de Caudiel, del Reyno de<br />

Valencia… Escriviola el M. R. P. Fr. Diego de Santa Teresa, Lector jubilado, Ex-definidor General,<br />

y Cronista de la Congregacion de España, é Indias, de Agustinos Recoletos. Sacala a luz el<br />

dicho Colegio y la dedica al Excmo. Señor D. Antonio del Valle Monsoriu, y Landas, Governador<br />

de Valencia, etc. Con licencia del real Consejo. En Valencia: Por Joseph Th. Lucas, Imp. del S.<br />

Oficio. Año 1765.– Págs. 184 y 185.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 177<br />

se salió á la Villa de Caudiél. Avia por entonces en nuestro Colegio un grande<br />

amigo suyo, llamado Fr. Geronirno de la Concepcion, á quien frequentemente<br />

visitaba, y éste le persuadia varias vezes, que fuesse con él á la Capilla de Nuestra<br />

Señora, aunque no tuviera mas motivo, que el vér su extraordinaria belleza.<br />

Rindióse una tarde á tanta instancia, vencido de la cortesia aunque no con animo<br />

de venerar el Simulacro porque como yá diximos en el primer Capitulo de esta<br />

segunda Parte, por detestar la adoracion de las Imagenes, tenia este culto por sacrilego.<br />

Corrióse en fin el velo, y apareció la Virgen del Niño Perdido, despidiendo<br />

luzes, y derramando tantas refulgencias, que sin poder mantenerse en pie,<br />

cayó Martin a sus plantas, y el que hasta aqui la juzgava indigna de reverencia,<br />

yá no cessa de adorarla.<br />

Es nuestra Reyna MARIA (dize el docto Adán de Persenia) aquella senda, ó<br />

camino por donde segun Isaías, no se atreve á passar la bestia fiera. Es aquella<br />

Jerusalén Santa, por cuyos terminos no tienen valor para cruzar los estraños: y si<br />

por estos estraños se entienden los Hereges en pluma de Cornelio Alapide, será<br />

dezirnos, que por la Ciudad, y senda de MARIA, ni passa ni cruza el de Religion<br />

estraña; antes alli pára, abrazando con fervor nuestra Profession Catholica. Assi<br />

sucedió á Martin quedandose tan firme a las Plantas de la Virgen del Niño Perdido,<br />

que le costó mas á Fr. Geronimo apartarlo de su agradable presencia, que<br />

antes el atraherlo para visitarla. Alli se vieron lagrimas, alli suspiros y quanto dicta<br />

un arrepentimiento verdadero. Pidió en fin una Estampa de nuestra Señora, y<br />

sin apartarla de su pecho, se restituyó á Valencia".<br />

Añade el mismo libro 1 que Martin Silicofre se hizo sacerdote en Valencia y<br />

fundó una capellanía, "empleándose toda su vida en la Capilla de la Comunion, y<br />

murio con creditos de muy buen Sacerdote".<br />

Después de este suceso, nada sabemos del P. Fr. Jerónimo. Conjeturamos que<br />

lo dedicaron los Superiores al ejercicio de las cátedras antes de ser Rector de Caudiel.<br />

Y a confirmar tal conjetura viene el hecho de residir en el Colegio de Huesca<br />

en el año 1675, pues él, como<br />

1 Pág. 183.


178<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Depositario, con otro y con el P. Rector, certifica que uno de los misioneros<br />

que partieron de Huesca a Filipinas en ese año llevaba todo lo necesario para el<br />

viaje 1 .<br />

Reaparece después el P. Fr. Jerónimo de la Concepción con el nombramiento<br />

de Rector del Convento de Jesús Nazareno de Caudiel el año 1679, que fué el en<br />

que celebró su Capítulo la Provincia del Pilar. ¿Qué hizo de notable él como Rector<br />

de Caudiel? Apresurar la fábrica de la iglesia del convento, a fin de colocar cuanto<br />

antes en el camarín de su propia capilla a la Virgen del Niño Perdido, tan célebre<br />

por sus milagros. Todo esto está sacado de la Historia de la Virgen del Niño Perdido<br />

2 , en que se lee lo siguiente: "Aqui (en una ermita) fue adorada, y reverenciada de<br />

los fieles quarenta y nueve años, un mes, y tres días, y de aqui la traslado á 22 de<br />

Setiembre de 1680 el Padre Fr. Geronimo de la Concepcion á la que oy es Sacristía<br />

de la Iglesia para que estuuiese mas cerca de su Trono, hasta que á 14 de Octubre<br />

de 1684 fue trasladada á la magnífica, y bien asseada Capilla, que oy goza". No se<br />

debe entender que al P. Fr. Jerónimo le tocó realizar la dicha traslación, supuesto<br />

que, celebrado el Capítulo Provincial en Abril de 1684, tuvo que dejar su querido<br />

Caudiel y entrar en posesión del Priorato de Valencia, para el que fué elegido en el<br />

Capítulo citado 3 .<br />

Pero antes de hablar de su Priorato de Valencia, justo es que manifestemos varios<br />

prodigios obrados por la Virgen del Niño Perdido durante el Rectorado. Tráelos<br />

el libro citado 4 :<br />

"Antonio Bono vino á visitar la Capilla de nuestra Señora á 26 de Setiembre<br />

de 1680, dia, en que se cortejava con celebridad festiva. Postróse á sus Divinas<br />

plantas, tuvo un rato de oracion, rezó despues una Salve, y trató de bolverse a la<br />

Ciudad de Segorbe. Estava yá como á mitad de camino, y queriendo descansar<br />

un rato, se halló posseido de un profundo sueño. Dos crueles Assassinos andavan<br />

buscando á este hombre para darle muerte, y queriendo lograr ocasion tan<br />

oportuna, desnudó uno de ellos el puñal, para quitarle la vida. Passóle al primer<br />

golpe la garganta, y despertandose<br />

1 Arch. de Ind., est. 45, caj. 2, leg. 8-11.<br />

2 Hist. de la Virg. del Niñ. Perd., pág. 48.<br />

3 Arch. reg. de Valenc. sec. Conv., leg. 266.<br />

4 Págs. 248 y 249.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 179<br />

Antonio se levantó animoso, y comenzó á luchar con uno de ellos. El otro le<br />

dió en esto veinte y dos puñaladas, y con una de ellas le clavó impiamente el corazón.<br />

Entre tantas ansias, no cessava de invocar á nuestra Divina Reyna, suplicandola<br />

le conservasse la vida, hasta conessar sus culpas.<br />

Viendo los Assassinos, que aun vivia, cogiendo uno de ellos un pesado canto,<br />

le quebrantó con violento impulso la cabeza. Aqui es, quando segunda vez se levantó<br />

Antonio con esfuerzo prodigioso, quitóles el puñal, y pareciendoles, que<br />

ésta era animosidad mas que humana, le dexaron solo, poniendose en precipitada<br />

fuga. A este tiempo, que seria como á las tres de la mañana, se oye tocar arrebatadamente<br />

la campana de la Portería. Baxa presuroso el Padre Fr. Antonio de<br />

San Fulgencio, y se lo halla pidiendo, que lo confiessen, y que lo lleven á la Capilla<br />

de la Virgen. Confessóle este Religioso, si bien por respirar por la herida de<br />

la garganta, no se le ministró el Viatico. En este interin llaman al Medico, y Cirujano,<br />

los quales dixeron: que el vivir un solo instante era milagro patente.<br />

Conduxeronlo no obstante al Hospital, donde al tercero dia, no solo se vió sano<br />

de todas sus heridas, sino que vino por su pie á dár infinitas gracias á su Bienhechora.<br />

Vean lo mucho que vale la invocacion de esta Sagrada Imagen. Dize:<br />

VIRGEN DE EL NIÑO PERDIDO, y se levanta; VIRGEN DE CAUDIEL, y<br />

animosamente lucha. HA ¡VIRGEN SANTISSIMA! y con valor inaudito los<br />

desarma".<br />

Vayan otros casos que ofrece el mismo libro 1 :<br />

"El primero sucedió por el Noviembre de 1681. Francisco, hijo de Lucas Camarillas,<br />

y Athanasia Gomez, vezinos de Caudiél, estudiava en Segorbe la Gramatica,<br />

y fue al Palacio, por ver como en su patio se corria un Toro. Pusose en el<br />

ultimo rellano de la escalera, y acometiendo el Bruto, se atropelló la gente, entróse<br />

en Palacio, y quedó arrinconado este niño, que era de 13 años. Embistióle<br />

el Toro ferozmente, y al tenerlo entre sus astas, invocó tiernamente á la Virgen<br />

del Niño Perdido. Sacudióle en fin de su melena, y le arrojó escaleras abaxo,<br />

dando un recio golpe en la primera grada.<br />

1 Pág. 338.


180<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Acudió mucha gente, juzgando que le hallarían mal herido: pero le encontraron<br />

sano, y bueno, menos un zapato que quedó en la ultima grada, porque el pie<br />

se le avia religado en la soga. Dieron todos infinitas gracias á MARIA y Francisco<br />

agradecido á tan singular beneficio la sirvió un año de Clavario".<br />

"El segundo caso sucedió año 1681, en que Caudiél, su Comarca, y la mayor<br />

parte del Reyno padecía tanta seca, que todas sus miesses se ivan perdiendo por<br />

instantes. Acudió la Villa al gran patrocinio de N. Señora, haziendola en su Parroqia<br />

una Novena; y no aviendo llovido cosa alguna, trataron de bolverla muy<br />

desconsolados con una Procession de Penitencia á su Colegio. Estava el Cielo<br />

muy sereno, quando yá salía dicha Procession por la puerta de la Villa, para encaminarse<br />

á nuestra Iglesia, y en aquel breve espacio, que passó hasta ponerla en<br />

su Trono, se cubrió de nubes, y llovió dos dias con tanta abundancia, que se fertilizaron<br />

los campos, y rindieron una copiosa cosecha. Por este beneficio vinieron<br />

despues sus moradores en Procession general, y cantaron un Te Deum, mostrando<br />

su gratitud 1 .<br />

"En la Villa de Sarrion, Josepha, hija de Bautista Talamantes, y de Isabél del<br />

Astao, estava cogiendo moras año 1683. Avia una rama muy salida, y por extender<br />

tanto la mano, venció el cuerpo, y cayendo en la Balsa, la conduxeron sus<br />

aguas por la canal del Batan. Sus Padres que la vieron, davan vozes á la Virgen<br />

del Niño Perdido, y corriendo para ampararla, la hallaron sentadita en una piedra.<br />

Preguntaronla quién la avia puesto alli? A que respondió, que no lo sabia:<br />

PERO RECONOCIERON SER PRODIGIO DE NUESTRA SAGRADA IMA-<br />

GEN; porque aviendo pegado en medio de la rueda, que le despojo de sus vestidos,<br />

la hallaron sin lesion alguna, quando segun lo natural, deviera estár hecha<br />

pedazos. Llevaronla á Caudiél para dár las gracias á nuestra Señora, siendo la dicha<br />

Niña de siete años" 2 .<br />

Parece que se complacía esta divina Madre en honrar el trienio de su amante<br />

servidor y capellán Fr. Jerónimo.<br />

Casi del todo concluidas estaban la iglesia y capilla adyacente para Nuestra Señora<br />

del Niño Perdido, cuando dejó el Rectorado de<br />

1 Pág. 313.<br />

2 Pág. 309.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 181<br />

Caudiel el P. Jerónimo y pasó a Valencia a regir el convento como Prior. Quedaron<br />

las obras muy adelantadas, y así se explica que en año y medio estuviese a<br />

punto todo y se pudiera celebrar con solemnidad la dicha traslación, como se verificó<br />

a 14 de Octubre de 1684. Muy solemnes debieron de ser las fiestas, dada la mucha<br />

y justificada devoción que a esa Virgen profesaban los de la comarca, y dada la<br />

expectación de tan deseado acontecimiento, que se iba difiriendo por medio siglo.<br />

Uno de los detalles de la fiesta consistió en que la imagen de Nuestra Señora fuese<br />

llevada en andas por cuatro religiosos que habían sido Superiores de Caudiel y llevaban<br />

el apellido de la Orden consistente en algún misterio de la Santísima Virgen.<br />

Dícelo el P. Diego de Santa Teresa en el libro citado 1 : "Tambien tengo observado,<br />

que en la ultima translacion, en que ocupo el Trono, que oy goza dispensando misericordiosas<br />

maravillas, dispuso la providencia del Altissimo, que fuesse llevada su<br />

Santissima Madre sobre ombros de quatro Sacerdotes, que todos avian sido Rectores<br />

de esta Casa, y todos se honraron con la invocacion, y apellido de Maria, es a<br />

saber, el P. Joseph del Santissimo Rosario, el P. Fr. Geronimo de la Concepcion, el<br />

P. Fr. Juan de la Concepcion, y el P. Fr. Sebastian de la Virgen del Camino. Sobre<br />

tener estos religiosos sus empleos, que todos pedían residencias, que estavan unas<br />

de otras apartadas, dispuso la Virgen, que aora se juntassen, para que aquellos<br />

mismos, que avian trabajado para hazerla el Trono, la pussiessen aora en su propio<br />

Tabernaculo".<br />

Así, pues, el P. Fr. Jerónimo hubo de dejar el convento de Valencia y trasladarse<br />

al de Caudiel para contribuir a la solemnidad de la fiesta mariana. Por demás está<br />

discurrir con cuánta complacencia y con qué deleite santo concurriría a tan solicitada<br />

y suspirada festividad en honor de su amadísima Madre.<br />

Terminado el período trienal de su prelacía en Valencia, fué reelecto 2 para el<br />

siguiente, 1688-1691, que no pudo terminar porque rindió tributo a la ley de la<br />

muerte. Es de saberse que en el Libro de Estado actual de Valencia, que se conserva<br />

en el archivo general, se le apellida Gamborro más de una vez. Por un apunte<br />

consignado<br />

1 Pág. 49.<br />

2 Arch. gen., Libr. de Est. de Valenc., fol. 84.


182<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en este libro, conocemos que como Prior en el convento valenciano se reportó<br />

bien en el orden económico y en el disciplinal, pues hablando conjuntamente del P.<br />

Fr. José de Santa Mónica y del "P. Fr. Jerónimo de la Concepción, alias Gamborro"<br />

se expresa de esta suerte 1 : "Los dos sugetos mas versados (en materias administrativas)<br />

y no menos celosos en el manejo de este convento fueron, a saber: N. V. P.<br />

Fr. Jose de Santa Monica y Fr. Geronimo de la Concepcion. Aquel dos veces Provincial<br />

y ambos priores varias veces de esta casa. Ambos fueron priores y juntamente<br />

Procuradores; y no seria sin causa". También nos consta que trabajó en la<br />

fábrica de la iglesia, adelantándola no poco 2 .<br />

Débese a su celo como Prior que la Santidad de Inocencio XI, con fecha 11 de<br />

junio de 1687, diese un Rescripto por el que declaraba altar privilegiado el del Santo<br />

Cristo de la Fe, situado en la iglesia de Santa Mónica. Una de las condiciones es<br />

que en dicha iglesia se celebren habitualmente no menos de catorce misas. Parece<br />

ser que hubo algunas dificultades, que desaparecieron al año de estar firmado el<br />

Rescripto. A la vuelta del documento vése una nota que dice: "se pusso en execucion<br />

este jubileo oy viernes a 12 de Março 1688 a las ocho de la noche día de San<br />

Gregorio siendo Prior el Rmo. Padre fray Geronimo de la Concepcion, encomiendenle<br />

a Dios" 3 . Acaso sea letra autógrafa.<br />

A 18 de Junio del año 1687, reclamó con talento y constancia, por medio del P.<br />

Procurador conventual, Fr. Diego de San Antonio, un derecho que el convento tenía<br />

sobre cierta obra pía instituida a nuestro favor desde el año 1621 4 .<br />

El Libro de difuntos de la Congregación 5 , al apuntar su nombre, llámalo Calificador<br />

del Santo Oficio y Prior, sin decir la fecha de su defunción; pero como inmediatamente<br />

antes está la fecha de 3 de Septiembre de 1690, y a continuación del P.<br />

Fr. Jerónimo viene el nombre del P. Fr. Francisco de San Agustín, quien murió a 12<br />

de Octubre del propio año 6 , síguese que nuestro biografiado entregó su espíritu en<br />

manos de Dios entre el 3 de Septiembre y el 12 de Octubre del año en curso.<br />

1 Fols. 85 y 85 v.º<br />

2 Arch. gen., Libr. de Est, fol. 193.<br />

3 Arch. gen., carp. C, Val.<br />

4 Ibid.<br />

5 Arch. gen., fol. 31.<br />

6 Crón. IV, núm. 1.156.


ARTÍCULO VI<br />

Apuntaciones sobre la vida del P. Fr. José de la Concepción.<br />

Sumario: Edúcase en El Desierto de la Candelaria.– Ordénase de sacerdote en la ciudad de<br />

Santa Marta.– Es destinado a las misiones de Casanare.– Enférmase y pasa al convento de<br />

Honda, en que expira.<br />

Registramos el fallecimiento de un Padre joven, muy joven, sacrificado en la<br />

flor de la edad por consecuencia de los grandes trabajos que toleró en Casanare. Es<br />

el P. Fr. José de la Concepción.<br />

Llamado por Dios al claustro, por cuanto lo tenía reservado para hostia pura,<br />

entró en el noviciado de El Desierto donde se exhibió digno de prohijarse perpetuamente<br />

en la familia religiosa de Agustín. Corrían parejas con su virtud la aplicación<br />

a las letras y el aprovechamiento. Cuando estaba para terminar su carrera escolástica<br />

fué destinado al hospicio de Bogotá, donde recibió junto con el premio del<br />

estudio el del subdiaconado. Los Superiores esperaban notables cosas de aquel religioso<br />

observantísimo y de criterio muy levantado.<br />

Era el año 1670 cuando obtuvo las licencias del V. P. Provincial, Nicolás de<br />

San Agustín, para las órdenes del diaconado y presbiterado; pero imposible le era<br />

ordenarse, pues estaba vacante la silla arzobispal por muerte del Sr. D. Fr. Juan<br />

Arguinao. Porque interesaba mucho a los Superiores el que se ordenara sacerdote<br />

cuanto antes el devotísimo Fr. José, el P. Prior, Pedro de Santa Catalina, celebró<br />

consulta con el fin de enviar al dicho religioso ante el señor Obispo de Santa Marta<br />

para que le confiriera las órdenes. Tan digno se presentaba nuestro religioso, que no<br />

tenían en consideración ni los gastos ni los peligros de este viaje larguísimo.<br />

Así que regresó de Santa Marta ordenado de sacerdote, vieron en él un misionero<br />

ardoroso y devoto como nuestros mártires de


184<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Urabá. ¡Cosa singular! A los cuatro años de su sacerdocio fué noinbrado Superior<br />

de todas las misiones casanareñas. Sepamos lo que dice el P. Visitador Fr. Lucas<br />

de San José en carta oficial de 22 de Diciembre de 1687 a N. P. Vicario General:<br />

"La misión de los Llanos llegó a estar casi del todo destruida á influxos de la<br />

malicia, con las extorsiones, que relaté ya en el pliego del año passado: á cuya violencia<br />

se huyeron los indios christianos, desamparando los pueblos; y los gentiles,<br />

de que hauia muchos cathecumenos, se negaron del todo al comercio con los missioneros.<br />

Para remediar esta ruina se puso allí por Prior al P. Fr. Joseph de la Concepción"<br />

1 .<br />

Sigamos copiando la carta: "Para remediar esta ruina, se puso alli por Prior al<br />

P. Fr. José de la Concepción y por missioneros á los Padres Fr. Joseph de San Nicolás,<br />

Fr. Carlos de San Geronimo y Fr. Bernardo de San Xavier, religiosos de prendas<br />

oportunas para el caso. Han desempeñado la expectación comun de manera que<br />

(según consta de los autos de la visita que remitiré en los primeros galeones), tienen<br />

ya aumentada la christiandad en mil y qunientas almas, con los fugitivos reducidos<br />

de nuevo, y con los gentiles nuevamente convertidos. El año passado de 1686 hicieron<br />

la entrada mas fructifera que hasta ahora se ha visto; pues con el dispendio de<br />

trabajos indecibles estuvieron como tres meses en los desiertos de aquellos Llanos<br />

de modo que ya corria la voz de que los havian muerto los caribes chiricóas; pero al<br />

fin salieron triunfantes, con el despojo de trescientos indios adultos, y cien parvulos<br />

agregados á la Iglesia y á vida política con los esfuerzos de su predicación. Por Noviembre<br />

del mismo año se tenia proyectada otra entrada con esperanzas de mayor<br />

fruto; aunque no se pudo efectuar por haber muerto el P. Fr. Bernardo de San<br />

Xavier, con enfermedad por los trabajos padecidos en el ministerio, y por haber<br />

contraído una mortal dolencia por la misma causa el Padre Fr. Carlos de San Geronimo.<br />

Ahora se esta disponiendo otra expedición de cuyo buen éxito, que esperamos<br />

con fundamentos firmados en la prudencia, avisaré á su tiempo".<br />

Pero ocúrrenos preguntar: El P. José, como Prior que era de<br />

1 Crón. IV, núm. 1.034.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 6 185<br />

estas misiones, ¿no se dejaría engañar por las sugestiones de la pereza y del<br />

mando? Que conteste ahora el P. Cronista 1 . Dice así: "Quien mas se ocupo por mucho<br />

tiempo en la reducción de aquellas almas fue el ya mencionado P. Fr. José de la<br />

Concepción el cual, negandose á otros empleos mas honorificos y de menor afan, se<br />

mantuvo alli, yá de Prior, yá de missionero empeñado en el bien espiritual de sus<br />

projimos; y en fin, tuvo por premio de sus apostolicas tareas el cargarse entre ellas<br />

de dolencias, y el perder á su continuacion la vida".<br />

Y véase la diadema de heroísmo con que está circundado este joven sacerdote:<br />

enferman los misioneros uno tras otro, empero él desprecia la muerte y sigue <strong>org</strong>anizando<br />

otra expedición; fracasa la de Noviembre, y ajusta otra para la época de<br />

sequía, y trata de penetrar en los desiertos casanareños para rescatar las almas a él<br />

encomendadas. Sacia su celo verificando esta arriesgada empresa, gana muchos<br />

indios y los saca a las doctrinas; mas él vese agobiado por una acerbísima dolencia<br />

que lo postra en cama. Los bríos del heroico agustino han desaparecido; víctima del<br />

hambre, de las insolaciones, de la sed, de las trasnochadas, cae al lecho del dolor;<br />

Jesucristo ha principiado a aceptar la hostia pura del sacrificio; la Provincia necesitaba<br />

entregar a Jesucristo la vida de uno de sus mejores hijos para que por él se salvasen<br />

los otros.<br />

Consumido por los achaques al hígado, al estómago y a la cabeza, Fr. José pasaba<br />

sus días en Santiago de las Atalayas sin reportar a las misiones otra utilidad<br />

que la de orar por ellas; por lo cual extendió su renuncia, que fué admitida; en cuya<br />

virtud mandáronle los Superiores que regresara a los conventos para atender al restablecimiento<br />

de su salud. En el convento de Honda, por ser clima caluroso, creyeron<br />

la encontraría, y por premiar sus merecimientos fué nombrado por el Capítulo<br />

Provincial de 1688 Prior del convento referido. Todo inútil: llevaba muy clavada en<br />

su pecho la saeta del sacrificio; joven y lleno de entusiasmos, tal lo reclamaba para<br />

sí el Cielo a aquel para quien la Provincia tenía prevenido lo más exquisito de sus<br />

honores.<br />

1 Ib., núm. 1.035.


186<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En 1688, pues, ocupó la silla prioral de Honda, y apenas se dejó ver en esa población,<br />

aunque enfermizo como estaba, captóse las simpatías de propios y extraños.<br />

Mas a principios de Noviembre de 1690 se consumió en el altar de la muerte la<br />

hostia de su vida. Decimos que murió a principios de Noviembre porque en un Definitorio<br />

Provincial o Capítulo privado de fecha 12 del mismo mes se hizo constar<br />

su muerte, y se eligió al P. José de San Pablo para substituirlo 1 . En los funerales del<br />

P. José, como durante su prelacia, los habitantes de Honda hicieron manifestaciones<br />

de regalada veneración al que era mártir de su heroísmo como misionero.<br />

1 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.


ARTÍCULO VII<br />

Más sobre el P. Fr. Marcos de San Agustín.<br />

Sumario: Religioso muy virtuoso.– Por qué tratamos de este religioso.– Maestro de novicios.–<br />

Lector en Salamanca.– Otros cargos.– Prior de Madrid.– Acaba sus días.<br />

Después de decir el P. Pedro de San Francisco de Asís 1 que nació en Torija,<br />

provincia de Toledo, hijo de Antonio Pérez y Ana del Portal, y que profesó a 14<br />

Junio de 1650 en Madrid, trae estas palabras compendiosas: "Tuvo en la Orden<br />

muchos de aquellos honores que ella suele acumular en sus buenos hijos; porque<br />

fue Prior de Valladolid, y algunas veces de Madrid, y Definidor de Provincia, empleo<br />

en que murio, librándose de otras dignidades mas decorosas". Y por fin determina<br />

que falleció el 22 de Noviembre de 1690. Estos son los datos cronológicos<br />

precisos que nos suministra para su biografía; lo demás es un panegírico de las virtudes<br />

ascéticas del P. Marcos, cuajado de reflexiones para edificación de los lectores,<br />

las cuales nos manifiestan que fué verdaderamente un siervo de Dios en toda la<br />

extensión de la palabra, humilde, mortificado, docto, austero, casto y prudente, hasta<br />

el punto que el biógrafo lo considera acreedor al título de Venerable. Quizá procedió<br />

así el P. Cronista porque esta biografía la puso como fuera de su lugar y<br />

tiempo, puesto que parece no pretendió que el tomo comprendiera la materia historial<br />

del año 1690, máxime que ni siquiera completó la del 1689, como hemos visto.<br />

Pero, sea como fuere, volvemos a hacer notar que esta manera de biografiar de<br />

nuestros Cronistas del siglo XVIII, y no tan sólo de los nuéstros, sino de los de las<br />

otras Ordenes religiosas en esta época, adolece de los mismos defectos, o más bien,<br />

sigue un plan y método en que brillan por su ausencia las fechas y sobran los comentarios<br />

y los documentos que llamaríamos psicológicos.<br />

1 Crón., tom. IV, núms. 1.133 y sigs.


188<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En las biografías de entonces predomina de tal manera el espíritu ascético que<br />

no parece sino que sus autores se proponían aislar del mundo real a sus héroes, como<br />

si lo espiritual estuviese reñido con el medio ambiente en que se desarrolla la<br />

actividad humana. Tal modalidad en los Cronistas antiguos obedecía sin duda al<br />

espíritu de la época en la que escribían, ya que no tanto se proponían ilustrar cuanto<br />

edificar a los lectores. Por eso, además de limitarse, en general, a escribir las vidas<br />

de los sujetos eminentes por sus virtudes, omitían lo que reputaban accesorio: las<br />

fechas, los lugares y las otras correspondencias que significan documento humano.<br />

Nosotros, con dar la preferencia al elemento ascético, queremos situar a los<br />

biografiados en el teatro de vida que les cupo, y a plena luz, y seguirles los pasos en<br />

todo momento y sorprenderles hasta los últimos detalles para analizar todo el valor<br />

de sus obras, retratar la realidad y tener en cuenta ciertos estados de cuerpo y de<br />

alma, porque todos los actos son meritorios cuando los informa la gracia santificante,<br />

y tan santo y laudable es atender a las necesidades corporales como gozar de las<br />

elevaciones del espíritu. Ni pretendemos estudiar únicamente a los religiosos eminentes<br />

por sus virtudes morales, sino que, ampliando el radio trazado por los antecesores<br />

Cronistas, traeremos las biografías de los sabios, de los prelados, de los<br />

artistas y en general de todos aquellos que en algún respecto son dignos de nuestro<br />

estudio y puedan servir para complementar el cuadro total e inmensamente glorioso<br />

de nuestra historia, sin olvidar ni apocar ni restringir los defectos, las manchas, las<br />

omisiones que vayamos observando en el conjunto y en los factores de la entidad<br />

colectiva, a cuyo servicio consagramos las energías de nuestra humilde pluma.<br />

Omitiendo ahora, pues, los pormenores de la vida íntima y muy santa del P.<br />

Marcos, que el P. Cronista traza para aprovechamiento de almas devotas, recogeremos<br />

los datos no traídos por él y que forman un todo armónico con lo historiado.<br />

En el Libro de Informaciones de Madrid 1 hay una de fecha 20 de Octubre de<br />

1656 que, una vez practicada, fué sometida al examen<br />

1 Arch. hist. nac. Madr., leg. 41.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 7 189<br />

del P. Marcos de San Agustín, al lado de cuya firma se lee "maestro", lo cual<br />

significa que lo era de novicios, elegido ese mismo año. Notable extrañeza causa<br />

que a los seis años de profeso fuese elegido para cargo tan honroso, y precisamente<br />

para el noviciado principal de la Provincia, como era el de la villa y corte. ¿Es que<br />

entró en el claustro con todos los estudios hechos y a punto de ser ordenado de sacerdote?<br />

¿O es que firma como Maestro ad casum y en reemplazo del principal,<br />

como sucedía en ocasiones de imposibilidad o ausencia? No fué tan ocasionalmente,<br />

sino que desempeñó el oficio por lo menos desde 26 de julio hasta 14 de Diciembre;<br />

así, por lo menos, se deduce de su firma de Maestro al pie de tres actas de<br />

profesiones 1 . De todos modos, a fines de 1656 resulta que era sacerdote y que residía<br />

en Madrid. Puede deducirse por la firma que poseía elegante letra, habilidad no<br />

adquirida en el claustro, sino traída de fuera, por cuanto al pie del acta de su profesión,<br />

que se halla en la Biblioteca Nacional 2 , la estampó también clara y buenísima.<br />

El año 1660, según dice la lista de Rectores de Salamanca 3 , número 25, entró a explicar<br />

teología en el Colegio de aquella ciudad. No podemos coordinar esta fecha<br />

con otra que vemos en el Libro de recibo del convento de Valladolid 4 , donde figura<br />

como Subprior-Presidente de este convento a 22 de Abril de 1662. Era práctica<br />

constitucional que cuando el P. Prior se ausentaba con motivo de acudir al lugar<br />

fijado del Capítulo se quedase encargado de la casa el Subprior. Si explicaba una<br />

cátedra en Salamanca, ¿cómo aparece de Subprior en Valladolid en el trienio 1659-<br />

1662? ¿Es qué fué nombrado tal poco tiempo antes del 22 de Abril, o es que es<br />

error de apuntación de los amanuenses? En este caso damos más crédito al Libro de<br />

recibo que a la lista de los catedráticos salmantinos; mayormente, que en él se consigna<br />

que como Subprior-Presidente, gobernó el convento y asentó las partidas de<br />

cuentas hasta el 16 de Septiembre del mismo año, por no haberse posesionado aún<br />

el Prior nombrado en Mayo. Después ¿continuó explicando sus respectivos cursos?<br />

¿En qué Colegio? Lo más probable es que regresase a Salamanca; por lo menos, allí<br />

figura como Lector de teología a 8 de<br />

1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 198.<br />

2 Ib., fol. 147 v.º<br />

3 Arch. gen., carp. B.<br />

4 Arch. hist. nac. Vallad., leg. 213.


190<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Julio de 1668, y como tal ejerció su derecho de capitular en una consulta celebrada<br />

en la referida fecha 1 . También lo vemos en el convento de Nava del Rey 2 ,<br />

pues aparece su nombre entre los asistentes a un Capítulo conventual de 4 de Abril<br />

de 1675. En Madrid lo encontramos 3 asistiendo a otro celebrado con fecha 12 de<br />

Febrero de 1677. Mas sépase que tenía otro derecho para ello: el derecho que dimana<br />

de la Definitura, ya que fué nombrado Definidor en el Capítulo de 1674, y como<br />

tal figura varias veces en el Libro de profesiones de Madrid, tantas veces citado;<br />

con la particularidad de que en el acta de 3 de Octubre de 1680 figura como Lector<br />

jubilado, señal de que tenía obtenida la jubilación del Lectorado 4 . Y en Madrid se<br />

hallaba cuando fué nombrado Prior del convento 5 en el Capítulo Provincial de<br />

1677. Celebró a 5 de Junio un Capítulo, al que asistieron los Definidores Generales<br />

y el Procurador General. Por la lista de Lectores de Salamanca citados sabemos que<br />

fué elegido Definidor, y allá mismo se dice que estuvo condecorado con el nombramiento<br />

de Definidor General, cosa que ponemos en tela de juicio, ya porque no<br />

hemos visto ni rastro de esta noticia en otra parte, ni siquiera en la biografía dada<br />

por el P. Pedro de San Francisco de Asís, que razón tenía para saberlo y no callarlo,<br />

ya porque en el Libro de difuntos de la Congregación al folio 31, al registrar su<br />

muerte, no le asigna el título de Definidor General, como era costumbre asignar el<br />

título de mayor categoría que tuviera el difunto. Nos consta, eso sí, que vivía en<br />

Madrid 6 a 21 de Marzo de 1686, y durante sus últimos años edificando a todos con<br />

sus virtudes. Su muerte acaeció, en opinión de mucha santidad, en Madrid a 22 de<br />

Noviembre de 1690, de lo cual no se tuvo noticia en Filipinas, y por eso en el Capítulo<br />

de 1692 le dieron los votos para que representara a la Provincia como primer<br />

Discreto 7 . En el nombramiento se le llama Lector jubilado; señal de que fué catedrático<br />

doce años laudablemente. A no dejar como erróneo ese título, viene el Libro<br />

de profesiones de Madrid, donde se dice varias veces que fué Lector jubilado.<br />

1 Ib. Salam., leg. 101.<br />

2 Ib. Nav., leg. 203.<br />

3 Ib. Madr., leg. 37.<br />

4 Libr. de prof., fol. 400 v.º<br />

5 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />

6 Ib., leg. 38.<br />

7 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.


CAPÍTULO TERCERO<br />

ARTÍCULO I<br />

Relátase la vida del P. Fr. Diego de la Resurrección.<br />

Sumario: Embárcase para Filipinas.– Casos memorables acaecidos en el viaje.– Ejercítase en el<br />

ministerio de las almas.– Desempeña varios cargos honoríficos.<br />

Del P. Fr. Diego de la Resurrección conocemos en primer lugar su pueblo natal,<br />

que fué Granada, y que, consecuente con los dictados de su vocación religiosa,<br />

se portó siempre loablemente, sobre todo desde que se prohijó en la Provincia de<br />

Filipinas. Fué uno de los veinticuatro religiosos que se aprestaron a formar la misión<br />

que <strong>org</strong>anizó el P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica el año 1666, y que, aviada en<br />

Sevilla, partió de Cádiz a 16 de junio del referido año.<br />

Esto afirmamos bajo la responsabilidad de la palabra del P. Sábada, que lo incluye<br />

en la lista de esta misión de una manera conjetural, aunque muy fundadamente.<br />

Dice así 1 : "Como quiera que ni en las Crónicas de la Orden (t. IV, página 442),<br />

de donde se han tomado los antecedentes que acabamos de consignar, figure la relación<br />

nominal de los religiosos que formaron la Misión, ni en el archivo del Provincialato<br />

hayamos podido hallar vestigio alguno de la misma, ha sido preciso registrar<br />

los libros de actas y nombramientos capitulares, como asimismo los de patentes<br />

de conventualidad, necrologías y otros, para ver de reconstituir, en lo posible,<br />

la relación nominal que echamos de menos; habiendo hallado en dichos libros<br />

1 Catál., pág. 116.


192<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los nombres de los religiosos, que á continuación se expresan, y que por no figurar<br />

en ninguna otra Misión y ser del tiempo á que nos referimos, creemos verosímil<br />

que formasen la presente".<br />

Damos, pues, por admitido al P. Fr. Diego en la misión de 1666, y sigámosle<br />

los pasos; para lo cual apartemos un párrafo que el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />

Asís escribe en la vida del Presidente y Comisario de la misión, y que ahora tiene<br />

interés para la de nuestro biografiado 1 : "Hízose a la vela con este Esquadron valiente<br />

a 16 de Junio de 1666, y como antes de llegar a las Islas de Barlovento se prendiesse<br />

un peligrosissimo fuego en el Navio, que los conducía a su bordo, echando<br />

en él con viva fe el Padre Comisario un Panecillo de San Nicolas, milagrosamente<br />

se apagó. Introduxose con esto en la gente la devocion del Santo a quien dedicaron<br />

en accion de gracias un Novenario muy festivo; pero, al concluirse, recibieron otro<br />

fabor, que tuvo visos de portento. Cantaba la Misa el Religioso Padre; y en ella se<br />

sintió movido con extraña violencia a persuadir al Piloto mayor de la Armada, que<br />

en llegando a Puerto Rico, no diesse fondo en la aguada, que es una playa sin resguardo,<br />

sino que entrasse en el Puerto. Hizose asi, contra costumbre, y que fue, sin<br />

duda, providencia de Dios, por la intercesion de San Nicolas: pues apenas echaron<br />

las anclas, se movio una tempestad deshecha, que duró por espacio de diez días;<br />

confesando los inteligentes, que huvieran corrido lo sumo del peligro, si no se<br />

hubieran asegurado en el Puerto. Arribaron, pues, estos Apostólicos Operarios a<br />

Vera Cruz dia 17 de Septiembre; pasaron a Mexico, donde se detuvieron hasta fines<br />

de Febrero; a 8 de Marzo yá se hallaban en Acapulco; y por Agosto de 1667 aportaron<br />

a Manila, sin especial desgracia".<br />

Apenas llegado a Filipinas el P. Fr. Diego, ocupóse en la evangelización de los<br />

indígenas con aplauso y loa; dicelo con expresas palabras el Necrologio del convento<br />

de San Sebastián 2 así: Fue "religioso muy zeloso del Ministerio y del bien de<br />

los naturales". Siete años llevaba en estos ejercicios de misionero cuando el Capítulo<br />

de 1674 lo distinguió con el cargo de Procurador Provincial, con residencia en<br />

Manila, en el cual cargo, bien porque no se hallaba<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 909.<br />

2 Fol. 12 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 1 193<br />

tranquilo por el género dificultoso de vida, o bien porque su presencia era necesaria<br />

en otra parte, no duró más que hasta la celebración del Capítulo Intermedio,<br />

que le confirió el Priorato de Mariveles, con voto para el Capítulo de 1677. Ejerció<br />

su derecho debidamente y a su tiempo, y mereció ser reelegido en el Priorato supradicho,<br />

del que pasó al curato de Calavite el año 1679, por ser misionero de sobresalientes<br />

cualidades. En el tomo IV de esta Historia 1 se cuenta con detalles cómo<br />

se encargó la santa Provincia filipina de Zambales y de Mindoro y háblase de las<br />

luchas habidas con la autoridad arzobispal y con la civil, así como de las injusticias<br />

de que fueron víctima nuestros religiosos. Aquí vamos a citar únicamente los principios<br />

de la evangelización de Mindoro en cuanto a los nuéstros se refiere y más en<br />

particular al P. Fr. Diego de la Resurrección, cuya vida escribimos. Por eso cuenta<br />

el referido autor 2 : "Despacharonse asimismo los recaudos necessarios, dirigidos al<br />

Corregidor de Mindoro, para que entregasse los Ministerios de esta Isla a los Agustinos<br />

Descalzos: y, sin perder tiempo, se hizo cargo del Partido de Báco el Padre<br />

Definidor Fr. Diego de la Madre de Dios, saliendo de él el Bachiller Don Joseph de<br />

Roxas que lo possehia: del Curato de Calavite el Padre Fr. Diego de la Resurrección,<br />

ocupando el lugar del Licenciado Don Juan Pedrosa; y de la Parroquia de<br />

Naojan el Padre Definidor Fr. Eugenio de los Santos, mudando al Bachiller Don<br />

Martin Diaz: todo lo cual quedo efectuado antes de finalizarse el año 1679 sin alborotos,<br />

pleytos, ni dissensiones. A los mencionados Religiosos acompañaron otros<br />

tres, cuyos nombres ignoramos: y este Esquadron Sagrado comenzo desde luego a<br />

anunciar el testimonio de Christo, con Sermones fundados en la manifestacion de<br />

su virtud, espíritu, y exemplo; y no en la persuasion ilusoria, que estriba en solas<br />

palabras, confirmatorias de la humana sabiduría". Y más adelante 3 , luego que cita a<br />

dos autores extraños que encarecen los trabajos de estos primeros Religiosos en<br />

Mindoro, sintetiza el asunto con esta afirmación. "Según consta de instrumentos<br />

jurídicos, que tengo presentes, no passando de quatro mil<br />

1 Págs. 792 y sigs.<br />

2 Núm. 797.<br />

3 Núm. 799.


194<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los Christianos, que havia en toda la Isla, quando se hizo cargo de ella nuestra<br />

Reforma, por los años de 1692 excedían ya el número de ocho mil, y llegaban a<br />

doce mil por los de 1716". Acerca de nuestro biografiado véase cómo habla el P.<br />

Fr. Jose de la Concepción en su Reseña Histórica, etc.: "El P. Prior de Calavite Fr.<br />

Diego de la Resurreccion desde que llegó a su ministerio hasta el año de ochenta y<br />

tres, convirtió y bautizó a ciento diez y nueve infieles y en menos de un año redujo<br />

al gremio de la Iglesia setenta y tres casas de cristianos apóstatas y cimarrones que<br />

vivían perdidos y olvidados de Dios y del cumplimiento de su obligación en los<br />

montes de Mismangan, Tubili, Mamburao y Pagbalaan". Sobre este punto explana<br />

el P. Sádaba 1 : "Fué uno de los primeros Recoletos que en 1679 se encargaron de la<br />

administración espiritual de Mindoro, estableciendo su residencia en Calavite, a<br />

cuyo Ministerio estaban agregadas las Visitas o anejos de Dongon, Santa Cruz<br />

Mamburao, Tubili y Santo Tomás. Trabajó mucho en la evangelización de aquellos<br />

naturales y fueron muy copiosos los frutos de su apostólico ministerio, cuya bendición<br />

de parte del cielo se vio manifiesta en la prodigiosa desaparición de la peste y<br />

langosta que habían invadido aquella región de Mindoro". Continúa el mismo Padre<br />

y concluye: "En 1680 fue nombrado Prior de Masinloc; reelegido, con carácter de<br />

Prior Vocal, en 1683, en que lo vemos nombrado asimismo Vicario Prior del Ministerio<br />

de Mangarin: con idénticos cargos le honró el Cap. de 1683 (1686), y el de<br />

1689 con el de Definidor. En 7 de Noviembre, 1690, se le expidió patente de Visitador<br />

y Vicario Provincial de Mindoro y Calamianes; sobreviniéndole la muerte en<br />

Naujan por Enero de 1691, estando para hacer la travesía a la expresada provincia<br />

de Calamianes". O como dice el Necrologio de San Sebastián 2 , "yendo a visitar los<br />

ministerios de Calamianes".<br />

A primera vista parece desprenderse de lo aseverado en el Necrologio que murió<br />

el P. Visitador en el mar, pero lo más obvio es explicar el caso diciendo que no<br />

murió en el mar, sino que saliendo de Mangarin, donde residía, para emprender la<br />

visita, llegó a Naujan con el objeto de embarcerse ahí con rumbo a Calamianes,<br />

mas le sorprendió la muerte en dicho pueblo de Mindoro.<br />

1 Catál., pág. 120.<br />

2 Fol. 10.


ARTÍCULO II<br />

El P. Fr. Miguel de Santa Mónica.<br />

Sumario: Su nacimiento y su profesión religiosa.– Ejerce el oficio de Lector.– Asiste a dos Capítulos<br />

Generales.– Secretario General.– Viaje a Cuenca y al Campillo a fundar el nuevo<br />

convento.<br />

En la provincia de Cáceres, Obispado de Plasencia, existe una villa llamada<br />

Abertura, de más de 1.150 habitantes, que tiene por hijo esclarecido al P. Fr. Miguel<br />

de Santa Mónica, cuyos padres se llamaron Mateo de Rollón y Catalina de<br />

Redondo. Recibió las aguas bautismales en la parroquia de San Juan Bautista 1 .<br />

Cómo vino a ser novicio en nuestro convento de Madrid lo ignoramos, pero el<br />

hecho es que entró en el noviciado el año 1657 y profesó laudablemente a 7 de Octubre<br />

del año siguiente 2 , en manos del P. Prior Fr. Juan de la Madre de Dios,<br />

habiendo sido su Maestro el P. Fr. Juan de la Concepción. Asistió como testigo<br />

notarial el P. Exprovincial, Fr. Andrés de la Asuncion.<br />

Nada más hemos sabido sino que hallándolo los Superiores despejado y capaz<br />

para el estudio lo encaminaron por la carrera de las letras, y al efecto le ordenaron<br />

ingresase en el claustro de los Lectores.<br />

Según la partida de bautismo que obra en las informaciones hechas para su entrático<br />

en Religión 3 , a 6 de Octubre de 1641 años fué bautizado en la parroquia de<br />

su lugar, siendo su padrino el presbítero Don Fernando Gil, Licenciado. Es de suponer<br />

que nacería ese día o el anterior, dadas la premura y diligencia con que nuestros<br />

antepasados bautizaban a los hijos. Como es notorio, en aquellos tiempos de fe<br />

no<br />

1 Bib. nac., sec. Mass. Libr. de prof., fol. 207.<br />

2 Ibid.<br />

3 Arch. hist. nac., Libr. de Infor., Mad., leg. 41.


196<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

se preocupaban de apuntar en las partidas la fecha del nacimiento material, sino<br />

la del espiritual por el bautismo, y por eso no suele aparecer en los libros parroquiales<br />

aquel detalle que hoy es principal.<br />

En el citado Libro de Informaciones de Madrid hállanse las verificadas para la<br />

admisión de este novicio. Incoólas el P. Gabriel de San Agustín, Rector Provincial,<br />

a 20 de Marzo de 1655, comisionando para hacerlas a los PP. Andrés de Santa Mónica,<br />

Prior de Santa Cruz de la Sierra y Andrés de San Agustín, los cuales se dirigieron<br />

a Abertura y formaron el interrogatorio de costumbre a 19 de Abril de dicho<br />

año, según el cual consta que el joven era de buenas costumbres, salud y familia,<br />

como que "sus abuelos de parte de madre, fueron gente mui limpia, mui cristianos<br />

viexos, y familiares del Santo Oficio de la Inquisición".<br />

Obtenido el grado de Lector, después de laudable ejercicio en el Colegio de<br />

San Nicolás de Tolentino de Salamanca, comenzó a explicar el primer curso allí el<br />

año 1669, según copia de la lista de Lectores que obra en nuestro archivo general 1 ,<br />

y según otro documento del archivo histórico nacional 2 el año 1608, pues a 8 de<br />

julio entró con derecho de voz y voto en el Capítulo conventual celebrado en Salamanca<br />

en dicha fecha, siendo Rector y Lector de la casa el P. Fr. Andrés de Santa<br />

Teresa, y comprofesores tres religiosos más que firman la resolución del Capítulo.<br />

Concluidos los doce años reglamentarios del Lectorado, desempeñó el Priorato de<br />

Talavera por nombramiento del Capítulo de 1683, y a continuación la Definitura de<br />

Provincia 3 hasta la Pascua de Resurrección de 1689.<br />

Pero, a la vez, le confirieron otros cargos que importa mencionar: el de Definidor<br />

por la Provincia de San Nicolás, que esta Provincia en su Capítulo Intermedio<br />

de 1681 le ot<strong>org</strong>ó para que la representase en el Capítulo General 4 . En este lugar se<br />

le llama ya Lector jubilado, lo cual prueba que comenzó a explicar el año 1669,<br />

pues de otra suerte no les habría llegado a los Capitulares de Manila la noticia de la<br />

jubilación. ¿IO es que tendrían registro detallado y dieron tal jubilación por ejecutada<br />

en el tiempo debido? No olvidemos que nuestros antepasados<br />

1 Carp. B, Salam.<br />

2 Salam., leg. 101.<br />

3 Ibid.<br />

4 Arch. prov., Lib. de Bec.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 2 197<br />

en esto de jubilar y en no encargar de superioratos a los Lectores actuales procedían<br />

con rigurosa tradición. También extraña que hicieran en Manila nombramiento<br />

de Discretos y Definidores en el Capítulo Intermedio de 1681 y no hubieran<br />

dejado esas elecciones para el de 1683, que era el verdadero Capítulo próximo inmediato.<br />

Acaso tuvieron en cuenta la dificultad de las comunicaciones, causa de<br />

que no estuviera aquella apostólica Provincia representada en varias ocasiones en<br />

los Capítulos de la Congregación Recoleta. Lo cierto del caso es que se verificó el<br />

Capítulo General de 1684 y en él actuó el P. Fr. Miguel como Definidor segundo<br />

por Filipinas 1 .<br />

Otro cargo honroso fué el de Discreto primero por su Provincia de San Agustín<br />

2 , en virtud del cual concurrió al Capítulo General de 1688 celebrado en Calatayud.<br />

Sucedió que el Secretario General elegido en este Capítulo renunció el oficio<br />

por ocupar el priorato de Talavera y entonces entró a substituirlo 3 nuestro biografiado<br />

a 12 de Mayo de 1689. En la lista de Lectores de Salamanca antes citada, al<br />

enumerar los cargos de este Padre, se dice: "Vice-Secretario General en Zaragoza".<br />

Sabemos que su nombramiento fue por elección, mas entre esto y nuestras casas de<br />

Zaragoza no hay conexión alguna. A 6 de Octubre del mismo año vemos su firma<br />

de Secretario General en un documento de Madrid 4 . Por último, consignaremos en<br />

su loor que obtuvo antes del año 1681 el título de Calificador del Santo Oficio 5 ,<br />

cosa que lo acreditaba de sangre limpia en cuanto a la fe de sus ascendientes y de<br />

varón discreto y letrado.<br />

A principios de 1690 emprendió un viaje a Andalucía acompañando a N. P.<br />

Vicario General, probablemente a girar visita y terminarla en el convento de Sevilla,<br />

donde los encontramos con motivo de la celebración del Capítulo Provincial<br />

que tuvo lugar a 14 de Abril 6 . Terminado este Capítulo, se dirigió con su Superior a<br />

Cuenca, con cuyo Obispo tenía que tratar N. P. Vicario General el asunto de la fundación<br />

del convento de Campillo de Altobuey; y habiendo ultimado muy bien con<br />

el Señor Obispo el negocio, partieron al Campillo y tomaron<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />

2 Crón., tom. IV, núm. 1.128.<br />

3 Ib., núm. 1.129.<br />

4 Arch. hist. nac. Mad., leg. 36.<br />

5 Arch. prov. de Fil., Libr. 1.º de Bec.<br />

6 Arch. gen. carp. D, Zarag.


198<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

posesión de la ermita que ofrecieron y que fue principio de aquella notable casa<br />

que tanta gloria proporcionó a Dios Nuestro Señor en los siervos suyos que la habitaron.<br />

La función solemne de la instalación de la comunidad se verificó a principios<br />

de julio del año citado, y permaneció el P. Miguel allí algunos días. En otro lugar<br />

detallaremos pormenores que se omiten ahora.<br />

Su muerte acaeció en Zaragoza 1 hacia Marzo de 1691, donde se hallaba acompañando<br />

a N. P. Vicario General, quien esperaba presidir el Capítulo Provincial de<br />

este año, como en efecto lo presidió, bien que con la pena de no verse acompañado<br />

del inteligente y joven P. Secretario.<br />

1 Arch. gen., Libr. de dif. de la Congr., fol. 31.


ARTÍCULO III<br />

Celebración del Capítulo de la Provincia del Pilar<br />

y del Capitulo General Intermedio.<br />

En este año de 1691 tocábale celebrar su Capítulo trienial a la Provincial de<br />

Nuestra Señora del Pilar, y tal como lo previenen nuestras sagradas Constituciones,<br />

celebráronlo el viernes, 4 de Mayo, principiando por estudiar algunas actas y concluyendo<br />

por hacer, entre otros, los nombramientos que a continuación se apuntan:<br />

Prior Provincial, P. Fr. Pedro del Angel Custodio; Definidores, P. Fr. Francisco del<br />

Espíritu Santo, José Antonio del Espíritu Santo, Domingo de la Virgen del Pilar y<br />

J<strong>org</strong>e de San Francisco; Prior de Barcelona, P. Fr. Isidro de Jesús María; Prior del<br />

Convento del Portillo de Zaragoza, P. Fray Nicolás de San Juan Bautista; Rector<br />

del Colegio, el P. Fr. José de Jesús María, Prior de Valencia, P. Fr. Carlos de la<br />

Concepción; Prior de Guisona, P. Fr. Onofre de la Madre de Dios; y Maestro de<br />

novicios de Barcelona, P. Fr. Martín del Salvador. Todas estas elecciones constan<br />

indirectamente de varios instrumentos, en que figuran como tales Prelados, actuando<br />

en fechas que caen dentro del trienio; omitimos las citas por evitar repeticiones,<br />

supuesto, que al tratar biográficamente de los individuos, las traeremos.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Fué el día 2 de junio de 1691 cuando precedida la convocatoria, celebró en el<br />

convento de Madrid nuestra santa Congregación el Capítulo General Intermedio, al<br />

cual concurrieron, que sepamos, N. P. Miguel de San Agustín, Vicario General, los<br />

Padres Definidores Generales. Fr. José de Jesús María y José de la Ascensión, Aditos<br />

en ejercicio de los Definidores nombrados en 1688; P. José del Rosario, Procurador<br />

en Madrid y el Secretario General, P. Fr. Miguel de Santa Mónica.


200<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En este Capítulo quedaron elegidos y nombrados Definidores Generales los<br />

Padres Gabriel del Espíritu Santo y Martín de San Florencio; el Secretario General<br />

fue reelegido; Procurador de la corte de Madrid, el P. Fr. Francisco de Santo Tomás<br />

de Villanueva; Procurador ante la corte romana el P. Mateo de la Encarnación,<br />

quien renunció, antes de trasladarse a Roma, por lo cual prosiguió siéndolo el P.<br />

Fray Juan de San José.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 201<br />

ARTÍCULO IV<br />

El P. Fr. Francisco de San Agustín.<br />

Sumario: Profesa en Zaragoza.– Lector en Huesca.– Misionero a Filipinas.– En Sevilla.– Patente<br />

de misionero.– Su carrera de Prelado.– Orador en Manila.<br />

Cuatro religiosos figuran en el tomo IV de nuestra Historia con el nombre de<br />

Francisco de San Agustín distintos de éste, cuyo boceto biográfico comenzarnos<br />

ahora, y otros dos en el tomo III, con la particularidad de que uno de éstos era también<br />

de Tafalla y afiliado a la Provincia de San Nicolás de Tolentino, que murió en<br />

Méjico, pero no cabe confusión con ninguno de ellos, ni con algunos homónimos<br />

contemporáneos de nuestro biografiado, y así, especificaremos los pormenores que<br />

a éste competen. Nació el año 1651, y fué natural de Tafalla (Navarra) y gloria de<br />

la Provincia de Nuestra Señora del Pilar, por cuanto profesó en el convento de Zaragoza<br />

a 4 de Noviembre de 1669, teniendo 18 años. Siguió la carrera del profesorado<br />

y obtuvo el título de Lector 1 ; y resulta digno de notarse que ya lo era antes del<br />

año 1676, o sea a los seis años de profeso. Empezó a ejercer el Lectorado en nuestro<br />

Colegio de Huesca, y allí estaba cuando, por incorporarse a la misión que estaba<br />

<strong>org</strong>anizando el P. Fr. Juan de la Madre de Dios, Blancas, dejó la cátedra para hacerse<br />

humilde misionero en Filipinas. Asegura el P. Cronista del tomo IV 2 que la misión<br />

constó de 27 religiosos contando el P. Presidente; pero leemos en el Libro 1.º<br />

de misiones, etc., que se guarda en el archivo de aquella Provincia 3 , que fueron dos<br />

menos. ¿Quién tiene razón? Corroboran la afirmación del P. Cronista las listas de<br />

los misioneros que figuran en el archivo de Indias 4 , pues en ellas hay apuntados<br />

1 Arch. gen. de Indias., Contrat., Est.<br />

2 Núm. 910.<br />

3 Carp. 84. núm. 7. 45, Caj, 2, legs. 8-11.<br />

4 Leg. 8-11.


202<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y reseñados veintisiete. ¿Cómo afirma, pues, el Libro de misiones que fueron<br />

veinticinco? Cabe bien la diferencia, repitámoslo, porque el que escribía las listas<br />

hacíalo no según los individuos que salían de España, sino según eran los que llegaban<br />

a Manila. Esta observación conviene tenerla en cuenta para casos análogos<br />

donde no hay contradicción, sino distintos puntos de vista para consignar los<br />

hechos. Pudo suceder que en el camino muriera algún misionero o que se quedara<br />

en Méjico por enfermedad o por otra causa cualquiera. Otra advertencia precisa que<br />

hagamos en este lugar. En la lista del Libro mencionado y en la del P. Sádaba 1 figura<br />

un P. Domingo de San Agustín; pero en la lista de misioneros que se hacía en la<br />

casa de Contratación de Sevilla, y donde se reseñaban los principales rasgos fisonómicos<br />

de los pasajeros para Ultramar, no sale este Padre Domingo. Acaso este<br />

religioso pasó a Méjico en otra ocasión y se incorporó allí a esta misión. Ni debemos<br />

extrañar la omisión en el Catálogo, porque su autor no trató de agotar la materia<br />

de Méjico, sino la de Filipinas. El hecho es que arribó a Manila con la misión de<br />

1675.<br />

Por lo que hace a nuestro biografiado, P. Fr. Francisco de San Agustín, vivía en<br />

Huesca explicando Artes, cuando emprendió viaje a Sevilla. Salió de su Colegio el<br />

6 de Mayo de 1675 y llegó al convento del Pópulo a 12 de junio; la tardanza está<br />

justificada porque pasó por varios conventos donde le esperaban otros misioneros<br />

para seguir reunidos adelante; así es que llegó con seis más a nuestro convento del<br />

Pópulo, según lo testifica el P. Prior Fr. Antonio del Rosario Provincial Absoluto,<br />

en la fecha citada, como puede verse en el archivo de Indias. Con mucho gusto reproducimos<br />

la patente de viaje y de filiación a la Provincia de San Nicolás de Tolentino,<br />

hecha por N. P. Vicario General.<br />

"Fray Francisco de San Joseph vicario general de los heremitas recoletos descalços<br />

de Nuestro Padre Señor San Agustin de la Primitiva observancia en las<br />

Prouincias de España e Yndias por quanto el Padre Fray Francisco de San Agustin<br />

Predicador y Lector en nuestra sagrada religion conuentual en nuestro conuento<br />

de Guesca nos ha significado auerle Dios tocado en el coraçon de que le<br />

resultaron<br />

1 Catál., pág. 127.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 203<br />

deseos ferborosos de pasar a nuestra prouincia de San Nicolas de Tolentino<br />

en las Yslas Philipinas en seguimiento de los obreros euangelicos y aiudar a sus<br />

hermanos que alli asisten exercitandose en la enseñanza de nuestra santa fee a<br />

los yndios y conuercion de las almas en dicha prouincia por tanto alludando segun<br />

es nuestra obligacion a tan loable proposito y santa determinacion por la<br />

presente le admitimos para que en la misión presente que el padre fray Juan de la<br />

Madre de Dios prouincial absoluto de dicha prouincia y comisario general en la<br />

presente mision que con licencia del Rey nuestro señor que Dios guarde y a expensa<br />

suia haze pueda ir y vaya a dicha nuestra prouincia de donde le hacemos<br />

hijo en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y mandamos en virtud<br />

de santa obediencia que ningun nuestro inferior se lo impida y al Padre Rector<br />

de dicho nuestro conuento de Guesca que ponga el dia que sale para nuestro conuento<br />

de seuilla autenticado con fee de escriuano publico o notario apostolico<br />

que de fee y suplicamos a todos los señores Arçobispos, obispos justicias vicarios<br />

o curas de qualesquiera ciudades villas o lugares por donde pasaren les aiuden<br />

con sus limosnas esperando el premio de Dios nuestro Señor. Dada en este<br />

nuestro conuento de la ciudad de Granada en quince de abril de mil seiscientos y<br />

setenta y cinco =<br />

Valeat. Fray Francisco de San Joseph", rubricado.<br />

A la vuelta de este pliego escribió el P. Rector de Huesca lo siguiente:<br />

"Sale el contenido en dicha licencia a cumplirla de este colegio de descalços<br />

de nuestro padre san Agustin de la ciudad de Huesca a seis de mayo de mil seiscientos<br />

y setenta y cinco años y lleva el vestuario necesario en fe de lo qual lo<br />

firmamos en dicho dia mes y año ut supra. Fray Sebastian de San Lorenzo depositario<br />

= rubricado = Fray Nicolás de san Juan Bautista Retor=rubricado = Fray<br />

Geronimo de la Concepcion depositario=rubricado.<br />

Hago fe y uerdadero testimonio yo el notario abajo firmado como en seys dias<br />

del mes de mayo del año de mil seyscientos y setenta y cinco sale de la ciudad<br />

de Huesca y del collegio de los agustinos descalzos de dicha ciudad a donde era<br />

conbentual morador el padre fray francisco de san Agustín predicador y en fe de<br />

verdad lo firme de mi mano en dicha ciudad de Huesca del reyno de Aragon los<br />

dichos


204<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

dia mes y año arriba declarados Orencio de San Clemente Yzelaya notario del<br />

numero de la ciudad de Huesca del Reyno de Aragon atesto todo lo arriba dicho<br />

= rubricado".<br />

En el viaje de Huesca a Sevilla recorrió 136 leguas, y se calculaba que se recorrían<br />

en 27 días con el descanso y paradas convenientes. Así lo dice un documento<br />

de nuestro archivo general 1 . Tenemos, pues, al P. Fr. Francisco en Sevilla; ahora<br />

veamos qué reseña hicieron de él en las oficinas de Contratación. "19. fray Francisco<br />

de San Agustin corista natural de tafalla obispado de pamplona, de edad de veinte<br />

y tres años trigueño una señal en medio de la frente buen cuerpo". Nótese que<br />

dice era corista. ¿Ocultaría su condición porque manifestándose sacerdote embarazaríase<br />

más el tránsito a Ultramar, ya que todos los gastos de esta misión corrieron<br />

por cuenta de la Real Hacienda? De todos modos, entero crédito merece el documento<br />

de N. P. Vicario General, donde se le llama Padre, Predicador y Lector. Y<br />

por cuanto no crea alguno que las señales de este Francisco de San Agustín corresponden<br />

al otro colombroño de nombre y apellido que pasó en esta misión a Filipinas,<br />

allá van las señales que constan en el citado archivo de Sevilla: "25. fray Francisco<br />

de San Agustin corista natural de la villa de benebarri obispado de lerida de<br />

edad de veinte y cuatro años 2 trigueño pelo crespo risado naris afilada aguileña de<br />

buen cuerpo delgado". Debió de ser descuido del reseñador, quien, a juzgar por la<br />

ortografía, era andaluz y no muy perito en la escritura.<br />

Pues bien; la misión se embarcó en el navío Nuestra Señora de Roncesvalles,<br />

cuyo capitán se llamaba Juan de Manurga, en junio de 1675. Rápidamente hicieron<br />

la travesía hasta América, y aquí la permanencia duró poco, así como también atravesaron<br />

el mar Pacífico con felicidad, supuesto que arribaron a Manila en la nave<br />

llamada San Antonio de Padua a 20 de julio de 1676.<br />

Vieron los prelados que el P. Francisco serviría mejor en los oficios altos y superioratos<br />

que en las misiones, y así, celebrado el Capítulo de 1677, quedó electo<br />

Prior nada menos que de Cebú, y como<br />

1 Carp. C, Fil.<br />

2 El Libro de Misiones de Manila cambia la edad de los dos Franciscos; a éste le pone 23 y al otro<br />

24 años.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 205<br />

tal asistió al del trienio siguiente, en el que, si no le dieron superiorato alguno,<br />

hiciéronlo Secretario de Provincia en el Intermedio de 1681, cargo en el cual fué<br />

confirmado por dos trienios consecutivos. En el Capítulo de 1686 fué además elegido<br />

Definidor de Provincia, y como tal estampó su firma varias veces en el Libro<br />

de actas, etc., del convento de Manila, con letra grande, clara y buena. Por ventura,<br />

la reelección sería debida a las dotes de orador excelentes con que cautivaba al público<br />

ilustrado de Manila. Por lo demás, extrañamos que acumulase dos cargos con<br />

voto obligado y forzoso.<br />

Fué en el Capítulo de 1689 cuando lo vemos nombrado Prior de Bolinao, en<br />

cuyo ministerio enfermó gravemente y hubo de trasladarse a Manila, donde falleció<br />

el día 7 de julio de 1691. He aquí el elogio que escribió en el Necrologio del convento<br />

de San Sebastián (8) el P. Fr. José de la Santísima Trinidad, a la sazón Presidente:<br />

"P. Fr. Francisco de San Agustin era de la Provincia de Aragon y natural de<br />

la ciudad de Tafalla en el Reyno de Navarra, era religioso muy zeloso del credito de<br />

nro. Santo Habito y muy buen predicador que predico muchas quaresmas en Manila<br />

y Cavite con mucho sequito; y tuvo muchos puestos en esta Provincia por sus (ilegible)<br />

prendas".


206<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ARTÍCULO V<br />

Canonización de San Juan de Sahagún.<br />

Sumario: Fiestas religiosas.– Trabajan por su canonización varios Reyes.– Varias personalidades<br />

eclesiásticas y la Universidad de Salamanca.– Otras gestiones.– Su devoción en todo<br />

el mundo.– En América.– Se examinan nuevos milagros.– Bula de canonización.<br />

Un acontecimiento solemnísimo tuvo lugar en el año de 1690 y 1691, muy<br />

digno de perpetuarse en la memoria de todo corazón verdaderamente agustino: la<br />

canonización de San Juan de Sahagún, según Bula publicada por Inocencio XII,<br />

que comienza Rationi congruit, con fecha 15 de Julio. Toda la familia agustiniana<br />

se regocijó en Dios. En Madrid se celebraron las fiestas de canonización con pompa<br />

inusitada a 20 de Mayo de 1691. A este respecto escribe el P. Villerino 1 :<br />

"Encomendóles el Real Convento de S. Felipe vn altar, como á hermanos, y le<br />

hizieron de grande lucimiento, y costa; como el fin corona la obra, faltóles poner al<br />

Santo en el habito que llevó en vida, pues pusieron por remate a San Juan de<br />

Sahagun vestido de ornamentos de dezir Missa, con el Caliz en la mano: la casulla<br />

parecia, á lo que se alcanço á ver, de color plateado obscuro; estava bordada con<br />

admirable lucimiento".<br />

Y poco más adelante, hablando de la pompa con que se celebró la fiesta en Toledo,<br />

añade que "además de la grande assistencia con que nos favorecieron (los<br />

Recoletos), atentos vistieron al Santo ricamente con el habito que vsamos: de que<br />

les rendimos las gracias".<br />

1 Esclarecido Solar de las Religiosas Recoletas de Nuestro Padre San Augustin. Y Vidas de las insignes<br />

hijas de sus conventos. Su avtor el R. P. Maestro Fray Alonso de Villerino, Theologo del<br />

Señor Nuncio de España, y Examinador del Tribunal de la Nunciatura, Religioso de la Observancia<br />

del mismo Gran Doctor de la Iglesia San Augustin. Tomo segundo. Dedicale al Excelentissimo<br />

Señor Don Juan Domingo de Zuniga, Fonseca, Ayala, y Toledo, Conde de Monterrey, de Fuentes,<br />

y de Ayala, etc. Con privilegio. En Madrid. En la Imprenta de Bernardo de Villa-Diego, Impressor<br />

de su Magestad. Año de M.DC.LXXXXI.– Tom. II, página 293


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 207<br />

El Ilmo. P. Cámara, en la Vida de este Santo 1 , habla de la suntuosidad que desplegaron<br />

los Recoletos con motivo de las fiestas celebradas en Salamanca. Aquí,<br />

como en Sevilla, Valencia, Zaragoza, Granada, Valladolid, etc., etc., donde había<br />

comunidades de las dos familias agustinianas, refundiéronse en una para el efecto<br />

de solemnizar fecha tan memorable y gloriosa; y en aquellas ciudades y en los pueblos<br />

en que vivían sólo los nuestros, esmeráronse no menos en dar gracias a Dios<br />

por tal beneficio, en publicar las virtudes del nuevo Santo y proponerlo a la imitación<br />

de los fieles. Vamos a reproducir uno de los capítulos que trae el Ilmo. P. Cámara<br />

sobre la canonización de San Juan de Sahagún.<br />

"Ya en las funciones sagradas y en los cantos de la liturgia sonaba el nombre<br />

del bienaventurado Padre Sahagún; erigido tenía altar con autorización pontificia,<br />

y señalado día de fiesta para mayor reverencia de su glorioso sepulcro; pero<br />

este culto, como tributado por sola beatificación, es limitado, así por lo que hace<br />

al lugar, como también por lo que hace á la naturaleza de la misma veneración.<br />

El culto de los Beatos lo concede como privilegio la Santa Sede á determinadas<br />

iglesias y señala los límites en que ha de contenerse; el culto de los Santos es<br />

generalmente mandado para todo el orbe católico y sin la tasa de los beatificados,<br />

y se obtiene mediante el solemnísimo acto de la canonización, en que los<br />

Papas definitivamente declaran gozar de la bienaventuranza el Santo y ser digno<br />

de la veneración pública de los fieles.<br />

Y atendida la devoción que se había despertado por las fiestas pasadas al<br />

bendito Padre, era razón no se dejara piedra por mover para alcanzarle la suprema<br />

gloria en la tierra. De nuevo envió á Roma la provincia de Castilla al Procurador<br />

Padre Luis de los Ríos, con cartas de los Reyes, Príncipes y Prelado de la<br />

ciudad, y la Universidad de Salamanca, y todas las Catedrales é iglesias mayores,<br />

y los reinos de Castilla y León, colegios y monasterios pidiendo á la Santa<br />

Sede esta última y altísima merced, debida á los grandes merecimientos del<br />

Siervo de Dios 2 .<br />

1 Vida de San Juan de Sahagún, del Orden de San Agustín, Patrono de Salamanca, por D. Fr. Tomás<br />

Cámara y Castro, de la misma Orden, Obispo de Salamanca. Salamanca. Imprenta de Calatrava,<br />

a cargo de L. Rodríguez, 1891, pág. 287.<br />

2 (Falta el texto de esta nota)


208<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

El Rey D. Felipe III decía á su Embajador: "Y porque con la dilación ha crecido<br />

en mí y en todos estos mis Reinos el deseo de ver acabada esa santa obra,<br />

para mayor gloria de Dios y consuelo de los fieles, os encargo representeis á Su<br />

Beatitud el afecto con que espero la conclusión de ella, suplicándole tenga por<br />

bien de proseguir y abreviarla cuanto más pronto pudiere" 1 .<br />

La Reina D.º Margarita: "Por cumplir yo con la devoción que le tengo, y lo<br />

mucho que deseo verle puesto en el catálogo de los santos, he querido encargaros<br />

que también representeis este afecto de mi parte á Su Santidad suplicándole<br />

que, á mi instancia y por hacerme singular gracia, se sirva de abreviar cuanto<br />

pudiere los términos de su canonización" 2 .<br />

Y por este estilo otros personajes y Corporaciones: pero Salamanca decía: "El<br />

glorioso Santo Fr. Juan de Sahagún, de la Orden del Sagrado Doctor San Agustín,<br />

residió en esta ciudad de Salamanca la mayor parte del tiempo que vivió; y<br />

por haber gozado del ejemplo de su vida, y del fruto de su doctrina, y de los<br />

grandes milagros que á vista de esta ciudad hizo en vida y muerte, es muy grande<br />

la devoción que con él tiene; y así fué infinito, el contento que recibió con la<br />

singular merced que Vuestra Santidad nos hizo de beatificarle, y dar licencia para<br />

que se rezase del su día en su convento de San Agustín; y luego le recibió esta<br />

ciudad por su Patrón, protector y especial abogado, y se obligó con voto perpétuo<br />

de guardar su día y celebrar su fiesta. Y ahora humildemente suplicamos á<br />

Vuestra Santidad, se sirva de mandar se prosigan y acaben las diligencias de su<br />

canonización, para que en los tiempos felicísimos de Vuestra Santidad, gocen estos<br />

reinos y toda la cristiandad de este bien y merced que tanto desea" 3 .<br />

Pero sobre todo, escúchese la instancia de la celebérrima Universidad. "Muchas<br />

cosas ilustran la Universidad de Salamanca (á quien desde sus principios<br />

hasta estos tiempos, en que Vuestra Santidad la hace mil mercedes y favores, ha<br />

aumentado la Sede Apostolica), y principalmente haber criado en sus estudios al<br />

santo varón<br />

1 Antolínez: Vida de San Juan de Sahagún, cap. LXIII, pág. 620.<br />

2 Antolínez: id. id., pág. 621.<br />

3 Antolínez: pág. 632.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 209<br />

Juan de Sahagún, que de nuestro Colegio Mayor de San Bartolome fué recibido<br />

en el insigne convento de San Agustín, donde resplandeció en santidad de<br />

vida, excelencia de doctrina y continuación de la predicación evangélica; de<br />

suerte, que no sólo puso en paz esta ciudad, bañada entonces en sangre por los<br />

bandos que en ella había, pero aun redujo á toda España á mejor manera de vivir.<br />

Su cuerpo está en la iglesia del mismo convento con mucha veneración, ilustre<br />

por tantos y tan grandes milagros, que los católicos Reyes D. Fernando y D. Isabel,<br />

y sus sucesores Carlos V Emperador, y Felipe II, con continuos ruegos han<br />

suplicado por su canonización á la Silla Apostólica, y, últimamente, Felipe III,<br />

con cuyos ruegos movido Vuestra Santidad (beatísimo Padre) hizo tan grande<br />

merced á estos reinos, como fué beatificar este santo varón, dando licencia se rece<br />

del, y diga misa á doce de junio. Esta merced singular tiene por suya esta<br />

Universidad de Vuestra Santidad, y por tal la reconoce, y en fe de esto con ánimo<br />

agradecido hizo fiesta para siempre su día, juntamente con la ciudad de Salamanca,<br />

la cual recibió por Patrón al Beato Juan de Sahagún. Y así postrados á<br />

los pies de Vuestra Santidad, humildemente pedimos que no permita que sean en<br />

vano nuestros ruegos, honrando esta Universidad con tan insigne merced, dando<br />

fin á este negocio dichosamente, como Vuestra Santidad lo empezó, canonizando<br />

á este beato varón; que será gloria de Dios, confusión de los herejes, provecho<br />

de la Iglesia y honra de esta Universidad de Vuestra Santidad, á quien Dios<br />

nos guarde para bien de su Iglesia por largos años. Salamanca, Abril 13 de<br />

1603" 1 .<br />

En vista de tan ardientes y reiteradas instancias, el 15 de Octubre de 1603, oída<br />

la Sagrada Congregación de Ritos, extendió Su Santidad Clemente VIII el<br />

Breve del rezo y misa en honor del Beato Sahagún á todo el Instituto Agustiniano.<br />

Y en 24 de Noviembre del 1603, á petición del Duque de Osma y Catalina de<br />

Zúñiga, Condesa de Lemos, hizo igual merced el mismo Papa Clemente á la ciudad<br />

de Salamanca y villa de Sahagún, patria del Santo, y la villa de Cea, de su<br />

madre.<br />

Pero a poco descansó en paz Clemente VIII, sin resolver tan alto<br />

1 Antolínez: pág. 634.


210<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

asunto, y lo mismo Leon XI, á quien sucedió Paulo V, por ordenación del<br />

cual se instruyeron nuevos procesos con autoridad apostólica en Salamanca y<br />

Sahagún en 1622 y 1623.<br />

Y este minucioso y auténtico proceso había de trocarse en el más elocuente<br />

testimonio de las señales que el cielo daba, rodeando de esplendorosa aureola al<br />

bienaventurado agustino. Allí nuevos documentos de escritores, y deposiciones<br />

de innumerables testigos, deshechos todos en lenguas, enarrando virtudes y milagros<br />

del Beato, no limitándose los elogios á los moradores de Salamanca, sino<br />

que hasta de milagros perpetrados en Braga, recogidos y confirmados por el Sr.<br />

Arzobispo Agustín de Jesús, de nuestra Orden (1606), hallo que se atestigua en<br />

el mencionado proceso remisorial y de autoridad apostólica.<br />

¿Qué hablo yo de límites en las aclamaciones al bienaventurado de Sahagún!<br />

¡Si por todo el orbe se proclamaban sus milagros!<br />

Hemos admirado los altos designios de Dios en acrecentar la gloria de su rendido<br />

siervo, y extender su fama y veneración no sólo por los lugares que santificó<br />

en vida, para todos los cuales pedían sus reliquias sagradas, recibiéndolas entre<br />

vítores fervorosos y estimándolas á par del alma, sino para otras regiones<br />

apartadas donde quiera moraban sus devotos y le nacían entusiastas biógrafos y<br />

cantores, como Armendáriz en Salamanca y Mariz en Lisboa, enalteciendo todos<br />

las bondades de su querido Santo, y correspondiendo éste con nuevos y múltiples<br />

milagros á las súplicas de sus admiradores.<br />

Los estudiantes que de distintas partes de la tierra acudían entonces á Salamanca,<br />

emporio del saber y luminoso centro de todo linaje de enseñanzas, testigos<br />

ellos de las maravillas obradas en el sepulcro de San Juan, llevaban á sus<br />

países, como recuerdo de mayor estima, los milagrosos terrones de su sepultura,<br />

y así, por todas las comarcas del mundo civilizado, se difundía el afecto al taumaturgo<br />

salmantino.<br />

Pero además, por divina ordenación, se dilató en más amplios espacios el santo<br />

nombre de Sahagún.<br />

Con el propósito de atender á los gastos necesarios de su proceso, se había<br />

mandado á América al intrépido P. Diego Salmerón, quien con el placer que experimentó<br />

en tan molesta jornada, decía que toda


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 211<br />

su larga embarcación le había parecido atravesar el Guadalquivir, en plácida<br />

tarde, á orillas de la encantadora Sevilla. Se llevó de España un lienzo con la<br />

imágen de San Juan de Sahagún; y llegado al Perú, los Padres Agustinos de Lima<br />

lo colocaron en precioso altar y dedicaron solemnes fiestas.<br />

Al punto comenzó el Santo á derramar á manos llenas el tesoro de sus bendiciones<br />

por aquel moderno y ancho mundo, y según refiere el cronista Antonio<br />

Calancha 1 y su continuador el P. Bernardo Torres 2 , no se podía encerrar en los<br />

límites de sus crónicas la serie inenarrable de prodigios obrados por la intercesión<br />

del siervo de Dios. El mismo P. Salmerón, contó en Toledo al historiador de<br />

estos hechos, Castelblanco, que era cosa de estar todos los días repicando á milagro<br />

las campanas del convento 3 .<br />

Y allí transcribe las curaciones milagrosas ot<strong>org</strong>adas á varios sujetos que<br />

nombra, y señaladamente recuerda, cómo en la pestilencia que en 1614 dominó<br />

en el Perú, llevándose la imagen del Santo por los pueblos, volvía la serenidad á<br />

los elementos y la salud apacible á los hombres, y unos y otros enfermos sanados,<br />

tropezándose en las calles y el templo, pregonaban sin cesar milagros del<br />

Santo.<br />

No hubo familia ni casa en la ciudad de Cuzco que no participase de sus extraordinarios<br />

favores, escriben los cronistas; por lo que en todas las viviendas<br />

campeaba la imagen del Bienaventurado Padre Juan de Sahagún. Agradecida la<br />

ciudad a mercedes tan maravillosas, aclamó al Santo por su patrón y abogado,<br />

haciendo voto de celebrar su día perpetuamente.<br />

Lo mismo acaeció en Arequipa, donde también, ciudad y cabildo, reconocidos<br />

á los favores sin cuento de San Juan, le votaron por su celestial Patrono.<br />

Fueran necesarios muchos libros, dice Calancha, para narrar sus maravillas;<br />

pero es de conmemorar lo sucedido en Misque, según el citado Padre Torres.<br />

Apretados sus vecinos de la peste, echaron suertes para acordar el nombre del<br />

Santo que habían de invocar en su desgracia, y les salió tres veces al de Juan de<br />

Sahagún, no habiéndole<br />

1 Lib. II cap. XXXVII.<br />

2 Crónica del Perú, pág. 263.– Citados por Castelblanco, cap. LXVI y LXVII.<br />

3 Virtudes y milagros,,etc., pág. 450.


212<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

admitido la primera ni la segunda vez por no haber Cofradía del Beato Juan<br />

que sufragara los gastos de la fiesta…; á la tercera vez se mostraron más generosos,<br />

é invocaron al bienaventurado Juan de Sahagún, no sin hartura de alegría<br />

por cierto, porque él fué el iris de su salud, ahuyentando la peste de todos aquellos<br />

contornos.<br />

Cuando el nuevo proceso y la fama de tanta maravilla llegaban á Roma, la<br />

Santidad de Urbano VIII se sirvió publicar especiales decretos relativos á la beatificación<br />

y canonización de los Siervos de Dios, haciéndolas más arduas y difíciles,<br />

y erizándolas de amplias y exquisitas investigaciones, señalando los trámites<br />

por que, según que el venerable se le hubiera tributado culto en lo antiguo, o<br />

no, debían pasar sus causas, y prohibiendo en lo sucesivo venerar á nadie sin facultad<br />

pontificia. Tratóse, pues, de amoldar la antigua causa del Beato Juan de<br />

Sahagún á los nuevos decretos; y así el Papa Inocencio X expidió el decreto de<br />

reasunción de la causa para la canonización del Beato, declarando que se había<br />

prestado y se le prestaba culto por virtud de Indulto Apostólico, y por tanto que<br />

este caso se hallaba inter exceptos en los decretos de Urbano VIII Super non cultu.<br />

El mismo Papa, en 18 de Febrero de 1647, concedió el rezo del Beato Juan de<br />

Sahagún al Arzobispado de Burgos, al cual ilustre Cabildo había pertenecido el<br />

Santo. Desde entonces siempre aquella iglesia Catedral celebró fiesta solemne de<br />

su antiguo y venerable miembro 1 .<br />

Clemente IX confirmó el decreto de la Sagrada Congregación de 1668 disponiendo<br />

que, en virtud de haber sido aprobados los antiguos procesos sobre las<br />

virtudes, podía procederse al examen de lo concerniente á los sucesos posteriores<br />

á la veneración permitida. Y Clemente X, en la Congregación celebrada en<br />

su presencia el 18 de Marzo de 1672, aprobó el informe de los Emmos. Cardenales<br />

sobre que, posteriormente á la veneración concedida al Beato, continuaba la<br />

fama de santidad y devoción de los pueblos la voz de los milagros, y que, elegidos<br />

entre muchos ocho milagros, dos de ellos se declararan indudablemente concluyentes<br />

y manifiestos.<br />

1 A esta fiesta asistían los religiosos agustinos y los colocaban entreverados con los señores capitulares.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 213<br />

El primero acaecido á Isabel Gómez de la Roca 1 ; la cual como padeciera de<br />

un cáncer en el pecho había medio año con bulto muy crecido, y de otro además<br />

debajo del brazo al costado izquierdo y cerca del corazón, los dos incurables á<br />

juicio de los médicos, prefiriendo ella antes morir que dejarse amputar los pechos,<br />

como hubiese visitado el sepulcro del Beato Sehagún é invocado su patrocinio,<br />

confesando y comulgando, y aplicándose varias veces sus reliquias, á la<br />

mañana siguiente, repitiendo la súplica al Beato, se encontró sana é incólumne,<br />

libre de los dolores agudísimos que antes la atormentaban, y sin rastro ni huella<br />

alguna de la molestísinia y cancerosa dolencia.<br />

El cuarto de los propuestos se verificó en Manuel del Castillo 2 , que andaba<br />

giboso hacía tres años por ruptura de la espina dorsal, á causa de haberse caído<br />

de una escalera en muy temprana edad; el cual, precisado á andar encorvado<br />

medio cuerpo, y con una mano en las rodillas y bastón en la otra, se cayó con<br />

violencia cierta vez que quiso andar erguido; mas llevado por su madre al sepulcro<br />

del Beato para hacerle una novena, salió de allí curado de vehementísimos<br />

dolores y completamente sano, consolidadas las vértebras rotas y las piernas<br />

bien fortalecidas, tanto, que con el bastón en alto corrió á todo escape á la casa<br />

materna; y por último, aun se le quitó la giba, después que su madre volvió á<br />

acompañarle á la capilla del Santo y oyó el último evangelio de la misa, no quedándole<br />

otra huella, quizá para recuerdo, que el hueso levantado allí donde había<br />

tenido la giba 3 .<br />

Por lo que, oído el Promotor de la Fe y demás consultores, la Sagrada Congregación<br />

informó al Papa que podía proceder á la solemne canonización cuando<br />

así lo estimase oportuno. Pero muertos Clemente X é Inocencio XI, sin pasar á la<br />

apetecida declaración, se redoblaron las instancias de los reyes, príncipes, prelados,<br />

iglesias, monasterios<br />

1 Hija legítima de Diego y María, naturales de Jarandilla, en el Obispado de Plasencia, pero que<br />

desde los 10 años vivía en Salamanca, y á la sazón del milagro, en 1622, habitaba en la calle Empedrada,<br />

era soltera y de 42 años de edad.<br />

2 Hijo de Domingo Palomeque y Ursula de Medina, vecinos de Salamanca. El caso ocurrió en 1613,<br />

y la desaparición de la excrecencia dorsal en la Pascua dc Resurrección de 1614.<br />

3 Harto sentimos extractar tan concisamente estos dos milagros, ricos en extraordinarias circunstancias,<br />

y que fueron los dos aprobados por la Santa Sede, conforme dejamos advertido.


214<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y colegios. Alejandro VIII celebró el Consistorio secreto de Cardenales pidiendo<br />

su parecer para dicha canonización, que fué favorable. Y en otro público<br />

Consistorio, asistiendo además los Patriarcas y Obispos residentes en Roma, leído<br />

el resumen de sus virtudes heroicas y milagros estrepitosos, se obtuvo igual y<br />

feliz éxito. Ordenadas entonces las rogativas y ayunos para pedir todavía á Dios<br />

luz y acierto, convocó Su Santidad el último Consistorio semipúblico, compuesto<br />

de los Emmos. Cardenales, los Patriarcas, Arzobispos y Obispos que se hallaban<br />

en Roma, presentes los Notarios de la Santa Sede y Auditores de las causas<br />

del Palacio Apostólico, y de cuanto se expuso y relató, se votó unánimente que<br />

la canonización del Beato Juan de Sahagún redundaría en grande gloria de Dios<br />

y esplendor de la Iglesia católica.<br />

Y estando todo cumplido, cuanto los sagrados cánones y decretos apostólicos<br />

exigen para estas gravísimas causas, señaló el Padre Santo el 16 de Octubre de<br />

1690, segundo de su Pontificado, para proceder a la tan suspirada canonización.<br />

Lo que, gracias a Dios, tuvo lugar en dicho día con toda pompa y magnificencia,<br />

declarando el Vicario infalible de Jesucristo que el bienaventurado Juan de<br />

Sahagún era Santo, y que por tanto debía ser venerado en toda la Iglesia católica.<br />

Al propio tiempo canonizó Su Santidad a los santos Lorenzo Justiniano, Juan<br />

de Capistrano, Juan de Dios y Pascual Bailón: ¡tres santos de España!<br />

Fallecido Alejandro VIII el día 1.º de Febrero de 1691, publicó la Bula de canonización<br />

su sucesor Inocencio XII el 15 de Julio de 1691, la cual contiene<br />

cuanto en este capítulo dejamos anotado".<br />

Como final consignaremos que por Decreto de la S. C. de Ritos, de fecha 13 de<br />

Diciembre de 1691, la fiesta de este gran Santo fué elevada a la categoría de 2.ª<br />

clase con octava 1 .<br />

1 Arch. gen. carp. A.


ARTÍCULO VI<br />

El P. Fr. Andrés de San José, Londera.<br />

Sumario: Vicario Provincial de la Candelaria.– Trabaja por conservar el hospicio de Bogotá.–<br />

Una cita importante.– Otros documentos a su favor.– Definidor Provincial.– Más oficios<br />

de importancia.– Ultimos actos de su vida.– Un Capítulo Intermedio de Provincia.<br />

Difícil situación para un historiador es quedarse desorientado y sin materia apta<br />

para retratar por entero a los personajes dignos de memoria. Como se ha podido<br />

ver, el radio de acción a que se extienden los asuntos de esta obra está circunscrito<br />

por seis o siete conventos; y los hechos de los biografiados todos salen como vaciados<br />

en el mismo molde: vida conventual, vida de misionero en las ciudades o en las<br />

lejanías de los desiertos y nada más. A esto agréguese el carecer de datos pormenorizados,<br />

el tener que apelar a conjeturas, que, para que sean buenas, deben estar<br />

revestidas de severisimas leyes, y por consiguiente tendremos que resignarnos a<br />

poseer una historia defectuosa cuando la podíamos tener brillantísima.<br />

Alguien podrá admirarse de que todos los religiosos cuya vida traemos fueran<br />

prelados, mayores o menores, y de que figuren pocos en calidad de Hermanos legos;<br />

ha de saberse, sin embargo, que reputamos como grande argumento de virtud<br />

el ver a un religioso reiteradas veces sublimado con los honores del gobierno; e<br />

inducimos que ese religioso no sería inobservante cuando lo ponían al frente de las<br />

comunidades, para que fuera, como encarga nuestro santo Padre, ejemplar de todas<br />

las virtudes. Así se explica el que algunos de nuestros biografiados aparezcan recargados<br />

de prelacías, a falta de otros más positivos argumentos.<br />

En la vida del P. Andrés de San José Londera, que nos hemos propuesto delinear<br />

en este año de 1691, veránse cumplidas, en parte, las


216<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

reflexiones que acabamos de hacer. El nombre de este Padre produce el efecto<br />

de un perfume escondido entre los legajos y volúmenes de un archivo; el olor de su<br />

virtud lo compenetra todo; es imposible dudar de su existencia. En todos los claustros<br />

de la Provincia de la Candelaria dejó vestigios de su paso; en todas las empresas<br />

de su época se notan partículas olorosas de su virtud: su nombre hallámoslo<br />

dondequiera; pero ¿de qué pueblo era? ¿Cómo fué creciendo en virtudes? ¿Dónde<br />

están los detalles íntimos de su existencia? Muy poco sabemos; sin embargo, no por<br />

eso dejaremos de anotarlo aquí, ya para que nos estimulemos a indagar lo que falta,<br />

ya para que nos sirvan de ejemplo sus hechos. Este con que comienza su vida pública,<br />

es a saber, el celo por la gloria de la Orden, que demostró impidiendo que el<br />

brazo secular demoliera el hospicio de Santa Fe, lo honra muy mucho. Porque la<br />

verdad es que el P. Fr. Andrés se nos exhibe en lo poco que de él sabemos como<br />

amador de su Orden y como celoso del bienestar temporal de los religiosos y de la<br />

observancia de sus Constituciones.<br />

Así, pues, cuando, en virtud de intrigas palaciegas se ordenó la demolición del<br />

hospicio bogotano en el año 1655, era Vicario Provincial de Tierra Firme nuestro<br />

Fr. Andrés.<br />

En su lugar propio está anotado cuándo y cómo se estableció en Bogotá nuestra<br />

casa. En ella, sin degenerar de sus fervorosos comienzos, prosiguieron los antepasados<br />

atendiendo al fomento del culto y bien de las almas, en cuantas maneras les<br />

permitían las circunstancias de lugar y tiempo; pues sabido es que a poco de haberla<br />

abierto, tuvieron que cambiarla por otra consultando con la conveniencia, y que<br />

dicho hospicio no recontó abundancia de sujetos; a pesar de lo cual, su vivir fué<br />

ejemplarísimo siempre: y por más que se desafíe a la historia, no podrá descubrir un<br />

borrón contra ellos, ni como conventuales ni como misioneros ni como escritores y<br />

operarios de la enseñanza escolar.<br />

Esta fundación tenía licencia del Arzobispo y del Presidente de la Audiencia,<br />

pero edificada como fué en tiempos en que no bastaban solos estos requisitos, adolecía<br />

de un vicio que minaba sus cimientos; se necesitaba licencia del mismo rey:<br />

disculpa tenían los fundadores, pues el hospicio se había establecido poco tiempo<br />

después de


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 217<br />

haberse promulgado la cédula real sobre nuevas erecciones de conventos, y<br />

quizá desconociesen la nueva tramitación, pero lo cierto es que los religiosos padecieron<br />

más de la cuenta con lo que sucedió en este año y lo trae el P. Diego de Santa<br />

Teresa 1 . "El caso fué así: El licenciado Juan de Mena, Fiscal del Real Consejo de<br />

Indias, hizo relacion á Su Majestad, que no obstante Cédula dada en postrero de<br />

Diciembre de 1635 en que se manda, que no se funde sin licencia, y que se demuelan<br />

las Casas que se han levantado sin esta solemnidad, se veían algunos Hospicios<br />

nuevamente edificados; por lo qual, consideraba necessario, que los Virreyes, Oydores<br />

y Ministros pidiessen las Cedulas obtenidas á las Religiones y que se mandassen<br />

observar estas Ordenes Reales. El Deán y Cabildo de la Ciudad de los Reyes,<br />

que decimos Lima, en las Provincias del Perú, representó también á Su Magestad<br />

que avia en ellas gran numero de Conventos, y que en algunas Ciudades, se<br />

hallaban mas Religiosos, que vecinos (¡!), donde se multiplicaban con titulo de<br />

Hospicios, erigiendo Iglesias con Torres y Campanas; por lo cual le suplicaban se<br />

demoliessen los que estaban erigidos sin licencia, cometiendo al Arzobispo, y Virrey<br />

su puntual execución; y lo mando assi Su Magestad á 18 de Setiembre de<br />

1653. A 28 de Setiembre, del siguiente año, se obedeció en la Ciudad de Santa Fe<br />

dicha Cedula, dando la Real Audiencia provisión, para que los Superiores de su<br />

jurisdicción declarassen qué Casas tenian y qué licencias para averlas fundado; cometiendo<br />

su execución á Don Bernardino del Prado Beltrán de Guevara, Oydor el<br />

más antiguo.<br />

Era Vicario Provincial de Tierra Firme el P. Fr. Andres de San Joseph, á quien<br />

se notificó dicha provissión á 21 de Enero de 1635. Mas como á 12 de Abril aun no<br />

avian dado razon los Superiores de las Fundaciones, proveyó Don Bernardino que<br />

dentro de dos días que señalaba por termino peremptorio, respondiessen, y que<br />

donde no, dispondría lo más conveniente; y assi se lo notifico á 21 de Abril Pedro<br />

Bustamante al dicho Vicario Provincial Fr. Andrés de San Joseph. Respondió, pues,<br />

entregando el origen de la Fundación: hizo constar el fruto, que los religiosos habían<br />

hecho y lo mucho que en la Ciudad<br />

1 Crón., III, núm. 687 y sigs.


218<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

se les avian aficionado: assimismo manifesto los informes, que dieron a Su<br />

Magestad el Presidente, Oydores, Arzobispo, y Cabildo eclesiastico, y Secular, y<br />

demás vecinos, con los quales (informes) el Padre Fray Francisco de la Resurreccion<br />

avía venido á España, donde solicito, no solo que fuesse Hospicio, sino Convento:<br />

y que teniendo esto en buen estado, murió, conque por entonces cesso dicha<br />

pretension; pero que N. P. Vicario General solicitaba lo mismo, y esperaba en breve<br />

la aprobacion del Rey; por lo cual suplico se sobreseyesse en aquellas Provincias<br />

hasta venir de la Corte la resolucion. Dixo tambien que dicho Hospicio era para el<br />

recogimiento de los Religiosos que acudian a estudiar del Convento de la Candelaria:<br />

añadiendo, que aunque en Tunja avia una Casa en la cual habitaban Religiosos,<br />

era esto por orden de la Ciudad, para que cuidassen de la Ermita de San Laureano,<br />

la qual servía también de Enfermeria para los Religiosos de el Desierto de la Candelaria<br />

por no aver alli Medico ni Botica; por lo qual no podia comprehenderse en<br />

la prohibicion de la Real Cedula.<br />

Comparecieron luego ante la Real Audiencia por si, y en nombre de los demas<br />

vecinos Juan Ruiz Cerceño, Nicolás Rodriguez, Juan de Nogales, Christoval Garcia,<br />

y Juan Barréto, los quales representaron la mucha asistencia de nuestros Religiosos,<br />

y que sin ella avían de padecer muchos desconsuelos; que avía muchos pobres<br />

que por no tener vestido no oirian alli Missa si no estuviera alli nuestro Hospicio;<br />

que los Religiosos de él los assistian en sus necessidades y que les enseñaban<br />

por caridad con repetidos sermones; por lo qual suplicaban no se permitiesse la<br />

demolicion hasta que se infomasse de todo á su Majestad. Las misma suplica hizo<br />

Don Juan Cortés Vasconzelos, Procurador General de la Ciudad, por lo que toca al<br />

bien publico; alegando, que Justicia, Cabildo y Regimiento estando en Ayuntamiento,<br />

conocieron y acordaron las conveniencias espirituales, que se han seguido y<br />

siguen a los Vecinos del Barrio en que está el Hospicio, pues en él, no hay otra<br />

Iglesia ni Convento donde puedan acudir para confessarse, y que los Religiosos a<br />

todas horas los assisten con gran caridad; por lo cual pedía se suspendiesse la demolición<br />

de dicho Hospicio, porque esperaba, que su Magestad daría licencia para<br />

su conservacion enterado de la utilidad que se seguía de él. El Bachiller Pedro Rodriguez<br />

de Santisteban, Fiscal Eclesiástico y Capellán de Coro de


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 219<br />

la Cathedral, corroboró la misma súplica, con razones muy honrosas á nuestra<br />

Reforma. A lo que coadyuvaron el Doctor Don Fernando de Castro y el Doctor Don<br />

Juan Gonzalez, Curas Rectores de la Santa Iglesia Cathedral de Santa Fé; representando,<br />

que obligados de sus conciencias y oficios afirmaban, que dichos Religiosos<br />

nuestros eran de mucho util, y provecho a los Feligreses de dicha Cathedral, que<br />

por ser tan pobres y desnudos no oian Missa en otra parte; y que por esta causa,<br />

todos los años daban licencia para que en dicho Hospicio cumpliessen con la Parroquia:<br />

lo qual, si le constara al Rey, sin duda no quedaria comprehendida en la Real<br />

Cedula su demolicion, por ser su existencia tan del servicio de Dios, y que si ahora<br />

se demolia, despues se aumentarian los gastos para volverlo a levantar. En vista de<br />

esto, se mando recibir informacion que se cometió á Don Diego de Baños y Sotomayor,<br />

la qual se hizo ante Don Pedro de Leon, Receptor de la Real Audiencia, y<br />

declarando en ella lo principal de todos los estados de aquella Ciudad, resulto que<br />

todos concordes aseveraron con juramento el buen ejemplo y santidad notoria de<br />

nuestros Religiosos, que por no tener haciendas, y sustentarse solo de limosnas, no<br />

paraban perjuicio a la Real Hacienda, ni a las Rentas Decimales; que la vecindad<br />

del Hospicio era la mas numerosa, y pobre, a quien assistian los Religiosos con la<br />

mayor puntualidad en cuantas necessidades espirituales se suelen ofrecer, la qual<br />

careceria de este consuelo si se quitaba el Hospicio, y que apenas en todo el Reyno<br />

habra otro Convento mas util y necessario. A mas de esto, en 17 de Agosto de 1658<br />

los Vecinos de Santa Fé escribieron Carta a su Magestad en que firmaron ochenta y<br />

siete personas de lo mas noble de ella suplicandole que conservasse dicho Hospicio<br />

alegando los motivos mencionados".<br />

En el archivo general 1 encontramos algunos documentos sobre esto, los cuales<br />

omitimos, exceptuando el siguiente, en que figuran las firmas de los personajes más<br />

notables de Santa Fe:<br />

"Señor: No cumpliéramos con la obligación de vasallos leales de Vra. Magd.<br />

si el gozo que está en nuestros corazones por el feliz nacimiento del Serenísimo<br />

Príncipe Don Phelipe quinto nuestro Señor no le manifestáramos dando a Vra.<br />

Magd. los parabienes y pidiendo a<br />

1 Carp. F.


220<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

la Divina le guarde dilatados siglos para amparo de toda la Christiandad =<br />

Demostración también es de lealtad gozo pedir a Vra. Magd. en esta ocasión<br />

mercedes justas y en causas piadosas. = Veinte y cuatro años ha que asisten en<br />

esta ciudad los Religiosos descalzos de San Agustín en un hospicio que aun no<br />

teniendo comventualidad hemos experimentado en los que han asistido tan grande<br />

observancia y modestia y tanta caridad en acudir a todas horas a las confesiones<br />

de los enfermos y a todo lo más que dispone su estatuto que muestran muy<br />

bien profesan y viven con pobreza evangélica, y hallándonos con desconsuelo de<br />

no verlos con fundación permanente y por la falta que harán para el provecho<br />

espiritual que solicitan especialinente a todo el común de los pobres a quienes<br />

asisten con mayores esmeros. Pedimos a Vra. Magd. con todo rendimiento se<br />

sirva de hacer a toda esta república merced de conceder licencia a dichos Religiosos<br />

para que conformándose con su estatuto puedan fundar Comvento en esta<br />

Ciudad, pues, habiéndose sustentado en ella sin tenerle tantos tiempos sin daño<br />

alguno del patrimonio aun mejor se sustentarán teniéndose pues con su proceder<br />

religioso obligan y mueven a todos a que les socorran con continuas limosnas<br />

bastantes a que se puedan sustentar; y teniendo la licencia se alentaran muchos a<br />

hacer mayores socorros, y Vra. Mag, tendrá estos capellanes más que pidan a la<br />

divina la vida y felices sucesos de Vra. Magestad y del Serenísimo Príncipe Nxo.<br />

Señor que teniéndole por medio y amparo de súplica nos prometemos muy segura<br />

la merced de la liberal y piadosa mano de Vra. Magd. cuia catholica R persona<br />

güe Dios como la Christiandad ha menester. Santa Fe y Agosto de 1658".<br />

Todo lo cual, que habla demasiado claro en favor de nuestro Instituto y del P.<br />

Fr. Andrés, Vicario Provincial, valió para que tuviese efecto suspensivo la Cédula<br />

Real y no se procediera a la demolición del hospicio. En verdad que merece este<br />

Padre se consignen la prudencia con que se manejó en la época de la persecución,<br />

los empeños que hizo por defender la buena causa, las simpatías de que gozaba en<br />

Bogotá, la calidad de amigos y bienhechores que tenía y las diligencias tan oportunas<br />

y tan perfectamente combinadas que puso en juego como Vicario Provincial de<br />

aquella familia recoletana.<br />

Después encontramos al mismo Padre desempeñando un cargo que


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 221<br />

arguye grandes méritos. Era el año 1660 cuando en España expidieron a su favor<br />

el nombramiento de Definidor provincial, o sea cuando estos conventos fueron<br />

elevados a la categoría de Provincia. Al principio de toda institución, cuando se<br />

esperan grandes acontecimientos y actúa vigoroso el nervio de la disciplina y se<br />

propone observar escrupulosamente la Regla, entonces suelen ocupar las prelacías<br />

aquellos sujetos de más importancia que hay en el cuerpo moral. Uno de éstos fue<br />

el P. Fr. Andrés, que desempeñó la Definitura de Provincia, en el cual oficio debió<br />

de portarse correctamente durante el trienio, y ser su consejo de no poca monta,<br />

porque en el segundo Capítulo Provincial de 1666, quedó nombrado otra vez Definidor<br />

provincial. Luego después, como se celebrara el Capítulo de 1669, quedó<br />

agraciado con el honor del Priorato de Santa Fe. Aburrido estaba de vivir en las<br />

alturas, ansioso de soledad, y por esto renunció el cargo y bajó al lugar donde le es<br />

más fácil al espíritu encontrar a Dios pródigo de consuelos. A contar del año 1670 a<br />

1673 en la vida de este Padre hay una tregua de reposo, es decir, un lapso de tiempo<br />

en que viviendo él para Dios y para sí consiguió para su Orden, por medio de la<br />

plegaria, los más ricos tesoros. La oración es omnipotente. Oratio justi clavis est<br />

coeli, dice N. P. San Agustín. La oración del P. Andrés fué, pues, una llave con la<br />

que abrió los graneros de la bienaventuranza, cuya mies hartó de paz a los moradores<br />

de estos claustros; el Padre negociaba para sus hermanos con Dios a solas, en el<br />

retiro de su celda, no pequeños bienes, y más lucraba con la oración que con gobernar<br />

ejemplarmente a sus hermanos.<br />

Pero por algo le permitía Jesucristo una tregua en el goce de su humildad: allá<br />

en las oficinas del Vicariato General tratábase de nombrar un Visitador para la Provincia<br />

de la Candelaria; y ese Visitador General, que supiera poner las cosas en su<br />

punto y que examinase los procederes de súbditos y prelados, había de ser el P.<br />

Andrés. Argumento fehaciente de su religiosidad, cargo tan delicado y de tan grandes<br />

alientos, y mayor argumento de lo mismo el haber desempeñado su obligación<br />

con grandes provechos. ¿Qué podía desear él sino la reforma de las costumbres?<br />

¿No amaba a su Instituto como lo amaron los mejores hijos de Agustín? Elegido<br />

por aquel famoso Vicario General P. Fr. Roque de Santa Mónica, que tanto se distinguió


222<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en virtud y letras, tenía que corresponder a la confianza en él depositada; así es<br />

que su visita resultó como una infusión de vida en el <strong>org</strong>anismo de la Provincia. No<br />

tuvo malas inteligencias con nadie; improbó aun algunos hechos de ciertos Provinciales,<br />

bien que procedieron de ligereza y con loables fines. Extendió varios autos<br />

que por sí solos revelan el corazón estrictamente recoleto de su autor. En Bogotá<br />

tuvo desde principios de Enero de 1673 hasta últimos de Septiembre de 1674 como<br />

Visitador su residencia.<br />

Habiendo cometido a satifsacción de todos esta delicadísima comisión, tuvo a<br />

bien el Capítulo intermedio de 1675 nombrarlo Vicario Prior de Cartagena. Tomó<br />

posesión del oficio, pero ignoramos con qué objeto estaba en Bogotá, a fines de<br />

este año, pues vemos su firma en una consulta conventual. Al siguiente tocóle por<br />

elección del Capítulo el Priorato de Panamá. Aceptó contra toda su voluntad, mas<br />

luego, agobiado por la pesadumbre de la cruz, pidió lo exonerasen; y, como temiera<br />

disgustar el P. Provincial a tan humilde religioso y se compadeciera de él, aceptóle<br />

la renuncia. Y vivió retirado y se dedicó a los ejercicios piadosos y al estudio, y se<br />

ocupó en confesar en nuestras iglesias y en las extrañas, y se ejercitó en los quehaceres<br />

más modestos, porque por ese camino lo llevaba el Espíritu Santo que todo lo<br />

dispone con sabiduría.<br />

Llegó por fin el tiempo del Capítulo de 1680; reuniéronse los vocales en El<br />

Desierto, imploraron la acción del Espíritu Santo, procedieron al escrutinio, y un<br />

nombre resonó luego investido de la autoridad provincial; el nombre de un Padre<br />

que nunca había querido ser superior, y que cuando lo había sido renunciaba cuanto<br />

antes podía, ya que solamente ansiaba vivir ignorado de todos: el P. Andrés Londera<br />

de San José.<br />

La primera ocupación de este santo varón consistió en reformar la disciplina,<br />

alentar a los pusilánimes, cuidar de los enfermos, imponer a otros la observancia y<br />

observarla él con deleite. En 10 de Mayo del mismo año trató con los Definidores<br />

de establecer en Cartagena una casa en la isla de Jetsemaní, para aliviar la situación<br />

de los enfermos de la Popa; así como por otra parte procuró reprimir el abuso de<br />

que los coristas salieran a ejercer el oficio de limosneros y de que pernoctaran en<br />

casa de sus parientes no temió tampoco ser


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 223<br />

duro contra los que pretendían introducir ciertas modificaciones en el vestido<br />

usando ribetes y borlas en el sombrero y cierto género de calzado.<br />

Activísimo también se mostró en el asunto de la demolición del hospicio obviando<br />

los inconvenientes que entorpecían la salida del P. Procurador a los reinos<br />

de España. Cuánto sufriese el bendito hijo de San Agustín al ver anulados todos sus<br />

estuerzos por el bien de aquella casa, no es dable ponderarlo. Aquel que estimare a<br />

su Provincia como la estimaba el P. Andrés: aquel que se desviviere por el bien<br />

común como este Padre, podrá penetrar en el muy atribulado pecho de este Provincial<br />

y conocer la grandeza de sus dolores. Tanta fué, que llegó a enfermar gravemente.<br />

Por esta razón de la enfermedad y por aguardar un día y otro día con creciente<br />

afán el regreso del P. Procurador con las diligencias bien evacuadas para el<br />

restablecimiento del hospicio, no se celebró el Capítulo Intermedio que debía celebrarse<br />

en 1682, según la convocatoria hecha. Por desgracia, vino el P. Lucas sin los<br />

despachos favorables, por deficiencias en los poderes que le ot<strong>org</strong>aran en Santa Fe.<br />

Terminado felizmente el cuatrienio, ya pudo volver a meterse en la celda. Con<br />

todo, estuvo menos tiempo del que creía, porque habiendo fallecido el P. Provincial<br />

actual en Cartagena a 22 de Febrero de 1685, reunióse el Definitorio en Bogotá y<br />

reconoció por Rector Provincial al P. Andrés, primer Provincial Absoluto, el día 23<br />

de junio del propio año 1 . El fué, por lo tanto, el primero que ocupo el Rectorado<br />

Provincial en aquella Provincia; como si quisiera la divina Providencia que así sucediera,<br />

para que un varón celosísimo de su Orden, humilde y nada ambicioso, encabezase<br />

la serie de este género de prelados. Duróle tal empleo hasta el 22 de Abril<br />

de 1686 en que el Capítulo Intermedio nombró Rector Provincial al P. Fr. Juan de<br />

San Francisco 2 . No eligieron al P. Andrés porque estaba enfermo habitualmente por<br />

efecto de las grandes penalidades que se había impuesto en los viajes durante el<br />

tiempo de su visita y de su Provincialato. Mientras estuvo de Rector Provincial ni<br />

siquiera pudo visitar, como mucho lo deseó, los conventos de la costa marítima;<br />

1 Arch. prov. Libr. 1.º de Becerr.<br />

2 Ib.


224<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

empero, no desatendió este deber, pues nombró Visitador al gran Padre Fr. Lucas<br />

de San José, que acababa de llegar de España, y que, obtenidos poderes de nuevo<br />

para diligenciar la rehabilitación del Hospicio, iba otra vez a España 1 .<br />

Aquí ocurre preguntar: ¿cómo los Padres Capitulares eligieron Rector Provincial<br />

en el Intermedio si la Constitución no manda que se hiciese elección, sino está<br />

previsto quién debe suceder al Provincial difunto natural, moral o civilmente? Por<br />

lo que toca al P. Fr. Andrés, está descartado el caso, pues, aunque asistió al Capítulo<br />

Intermedio reunido en Bogotá, no se consideraba apto para cargo alguno a consecuencia<br />

de los achaques en su salud. Pero ¿por qué no le sucedió el designado por<br />

la Ley, sino que eligieron a otro? En virtud de una Patente que tenían en la Provincia<br />

desde el año 1668, dada por N. P. Vicario General, Fr. Roque de Santa Mónica,<br />

que es del tenor siguiente 2 :<br />

CERTIFICO yo Fr. Diego de San Augustin como Secretario nombrado como en<br />

el libro de Prouincia a fojas 27 esta un tanto De la Patente de N. M. R. Padre<br />

vicario General Frai Roque de Santa Mónica De el tenor siguiente.<br />

En conformidad de el Auto supra scripto ordenado y mandado Por N. P. Prou.<br />

y Diffinidores traslade y iscreui este tanto de la Patente que N. R. P. Fray Roque<br />

de Santa Monica Vicario General de la Congregación De España e Indias Delos<br />

Descalzos de N. P. San Augustin Despacho Aesta Provincia para que se observe<br />

y guarde y es De El tenor siguiente. =<br />

Fr. Roque Desanta Monica Vicario General De las Prouincias de España e<br />

Indias de los heremitas Recoletos Descalzos de la Primitiva observancia de N. P.<br />

San Augustin = Auiendo considerado el Estado y gouierno de Nuestra Provincia<br />

de Nuestra Señora De la Candelaria en las Indias De Tierra firme y Reconosiendo<br />

que el gouierno de Prouiencia Confirmada por tal Por (El Ssmo.) Padre Clemente<br />

octauo y que se hallan bien gouernados los Conuentos y Religiosos de<br />

Nuestra Provincia deseando como Deseamos y de facto Deseamos mas y mas<br />

augmentos Espirituales y Temporales para su<br />

1 Ib.<br />

2 Arch. gen. carp. F.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 225<br />

Consecusion por el tenor delas presentes con Consulta de nro. Diffinitono<br />

General ordenamos y mandamos. =<br />

Otro si por quanto por muerte de un Prouincial En qualquiera Prouincia llaman<br />

nras. Constituciones a los Padres Prouinciales Absolutos y quando no los ay<br />

a los PP. Diffinidores graduandolos para Rectores Prouinciales asta que los Vicarios<br />

Generales manden que prosigan o pongan de nuebo a quien mas les paresca<br />

conuenir. Atendiendo a la distancia y no poder tener breuemente auisso, Deque<br />

se pueden originar muchos inconuenientes, Usando de nro. derecho desde<br />

aora para entonces Ordenamos Y mandamos que si muriere El P. Prouincial que<br />

actualmente gouernare antes de el Capitulo yntermedio (que sera a los dos años<br />

Sauado Vispera De el Domingo tercero Despues de Resurreccion) Entre por<br />

Rector Prouincial el Religioso aquien ynmediata mente llamare la Constitucion<br />

asta el Capitulo intermedio diho, en el qual se Elegira Rector Prouincial a cuia<br />

Eleccion ande asistir sinco vocales que seran el P. Rector que si es Provincial<br />

Absoluto con los quatro Diffinidores actuales y sino hubiere Prouincial Absoluto<br />

y entrare alguno De los PP. Diffinidores se suplira el numero De los cinco Vocales<br />

de los Aditos que al Presente fueren, guardando el orden de sus precedencias<br />

De 1.º 2.º i 3.º Adito, y en caso que muera ntro. P. Prouincial actual Despues de<br />

el Capitulo Intermedio el Religioso a quien inmediatamente llamare la Constitucion<br />

para Prior Prouincial lo sera hasta el Capitulo Prouincial Proximo siguiente.<br />

Y declaramos que ntro. P. Rector Prouincial pueda ser nombrado de los otros<br />

sinco PP. a tento a que no nombra con propia auctoridad sino ntra. y en nro.<br />

Nombre y mandamos que asi lo expresen en el nombramiento que hicieren en<br />

ntro. P. Rector Prouincial = otro si & = En fe de lo qual dimos las presentes firmadas<br />

de ntro. nombre selladas con el sello maior de ntro. ofisio, refrendadas de<br />

nro. secretario en este Conuento de la Villa y Corte de Madrid en quatro dias de<br />

el mes de Marzo de mil seissientos y sesenta y ocho años = Fr. Roque de Santa<br />

Monica Vicario General = Por mandato de N. R. P. Vicario General Fray Francisco<br />

de San Joseph Secretario General = con cuerda con su original y esta fiel y<br />

legalmente sacado a que me remito en fe de lo qual Lo firme = Fr. Andres de<br />

San Nicolas, ss.° =


226<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

El qual tanto, esta fiel y Legalmente sacado y concuerda con su original a que<br />

me remito en fe de lo qual firme en Santafe en veinte y sinco de Abril de mil<br />

seiscientos y ochenta y seis.<br />

DIEGO DE SAN AUGUSTIN, Pro-secretario".<br />

Y en virtud de esta Patente generalicia, fué como verificaron la elección de que<br />

trata el acta siguiente, que también se conserva en el archivo de la Orden.<br />

"Certifico Yo Fray Diego de San Augustin, como Secretario nombrado de esta<br />

Prouincia de Nuestra Señora de la Candelaria de los Descalzos de N. P. San<br />

Augustin como en el libro de esta Prouincia a fojas sesenta y nuebe, esta un tanto<br />

del thenor siguiente.<br />

In Nomine Dni. nri. Jesuchristi, benedicti Amen. Anno a Natiuitate dni millessimo<br />

sexcentessimo octogessimo sexto: In Nro. Collegio Diui Nicolai de Tolentino<br />

Ciuitatis Santæ fidei, Noui regni Granatensis, huius Prouinciæ de la<br />

Candelaria, Excalceatorum S. P. N. Aug. Congregationis Hispaniæ et Indiarum;<br />

die vigessima secunda mensis Aprilis, celebratum fuit Capitulum medium, in<br />

quo præfuit R. A. P. N. Rector Prou. Frater Andreas a Sto. Joseph, et quatuor<br />

Diffinitores, scilicet, V. P. Prædicator Frater Joannes Dei, V. P. Prædicator Frater<br />

Joannes a Sancto Francisco, Theologiæque Lector, V. P. Frater Joannes a Sta.<br />

Maria, et deffectu V. P. Fratris Didaci a diuo Jacobo Diffinitoris, vicem gessit<br />

suplementi causa, R. P. N. Frater Andreas a Sto. Nicolao, theologiæ Lector, Diffinitor<br />

utpote antiquior Capituli Prouincialis proxime præteriti: qui onmes,<br />

absq.e præ iudicio Nrarum. Constitutionum in posterum; obseruata tamen ordinatione<br />

facta huic Prou.æ Stæ. Mariæ Candelaria in Indiis occidentalibus a R. A.<br />

P. N. Lectores theologiæ fr. Rocho a Sancta Monica, quondam dignissimo Vicario<br />

Generali totius Congregationis Hispaniæ et Indiarum, Nri. Sacri Ordinis, qui<br />

de consilio sui Diffinitorii Generalis, ut in prædicta acta latius patet, præcepit et<br />

ordinauit, ut quinque prædicti PP. non propria, sed a sua Rma. et de prædicto<br />

consilio sui Diffinitorii Generalis, authoritate optenta: Ob mortem Prouincialis<br />

proxime electi, in Capitulo medio congregati, ex quinque, vel ex superstitibus totius<br />

Prou.æ facultatem optineant, nominandi Rectorem Prouinciæ, qui Gubernium<br />

gerat, ad usque Prouinciale Capitulum. Obseruataque ad unguem præfata<br />

determinatione,


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 227<br />

authoritate Rmi. P. N. Vicarii Generalis, sui necnon Diffinitorii generalis, per<br />

suffragia secreta, et in scriptis: obseruatis tamen, tam sacrosancti Concilii tridentini,<br />

Nrarumque Constitutionum determinationibus, Nominarunt in Rectorem<br />

Prouinciæ, usq.e ad Prouinciale Capitulum R. P. N. Lectorem theologiæ Fratrem<br />

Joannem a Sto. Francisco, actualem Prou.æ Diffinitorem. Acta eodem die, manuq.e<br />

propria subscripta = Frater Andreas a Sto. Joseph, Rector Prou. = Fr.<br />

Joannes Dei Diffinitor = Frater Joannes a Sto. Francisco Diffinitor = Fr. Andreas<br />

a Sto. Nicolao Prou.lis absolutus, Loco Diffinitoris = El qual tanto esta fiel y legalmente<br />

sacado de su original aque me remito en Veinte y cinco de Abril del<br />

mismo año.<br />

FR. DIEGO DE SAN AUGUSTIN, Pro-secretario".<br />

Después, cuando regresó de España el P. Fr. Lucas de San José con la licencia<br />

corriente para la rehabilitación del hospicio de Bogotá, venía investido del cargo de<br />

Visitador General, y como notase en la celebración del Capítulo Intermedio alguna<br />

irregularidad originada de inexacta interpretación de la disposición dada por el P.<br />

Vicario General Fr. Roque, al comprenderla nuestro biografiado sufrió algún disgusto,<br />

no resentido en su amor propio, sino lamentando que, por error común, había<br />

contribuido él a crear un precedente jurídico destituido de fundamento. En otro lugar<br />

más adecuado trataremos esta cuestión detenidamente, que más se relaciona con<br />

la vida del citado P. Fr. Lucas que con la de nuestro P. Fr. Andrés. Después de este<br />

acto público en que intervino, ningún otro hemos averiguado; por lo cual barruntamos<br />

que vivió retirado en el convento de El Desierto y más probablemente en el<br />

hospicio de Bogotá, dados sus muchos años y su quebrantada salud, procurando<br />

antes que todo dar la última mano a la estola de la gracia de que estaba adornado<br />

para cuando pluguiese al Dios de la eterna remuneración llamarlo a sí a fin de que<br />

entrase en la gloria con derecho a perpetuas bienaventuranzas.


ARTÍCULO VII<br />

Inauguración de nuestra iglesia de Valencia.<br />

Sumario: Por qué se dedicó a Santa Mónica.– Rápida descripción del edificio.– ¿Por qué lo<br />

edificaron en un arrabal?– Los moriscos.– Los comienzos de la fundación.– El Beato Juan<br />

de Ribera.– Primeros contratiempos.– Nos favorecen el Arzobispo y el Ayuntamiento.–<br />

Una Real Cédula.– Casa de los Huérfanos de San Vicente.– Breve de Urbano VIII.– Más<br />

documentos regios.– Véndese el Hopital de los niños de San Vicente.– Prosigue la fábrica<br />

del convento e iglesia.– Ayuda con nuevo entusiasmo el Ayuntamiento.– Gracias concedidas<br />

al templo por el Papa.– Don Tomás Corbi, benefactor insigne.– Fabrica una capilla<br />

para el Santo Cristo de la Fe.– Agradecimiento por nuestra parte.– Descripción del templo,<br />

de la capilla y del convento.– Más datos.<br />

Como advertimos en la Introducción, muy escasos de noticias anduvieron los<br />

Cronistas de los tomos anteriores cuando historiaron la fundación de nuestros conventos,<br />

omisión que, en verdad, no sabemos explicar satisfactoriamente. No cabe<br />

excusarlos diciendo que nuestras fundaciones empezaron por poco, pues se acomodaban<br />

en una casa de vecinos los Padres fundadores, o en una ermita, casi siempre<br />

en las afueras de las ciudades y de los pueblos, o por practicar mejor el retiro y abstracción<br />

de criaturas, o para atender con su ministerio de preferencia a los barrios<br />

pobres; y paso a paso acrecentaban el edificio y el número de conventuales, y muchas<br />

veces en medio de una atmósfera hostil, acosados de contiendas y pleitos, desamparados,<br />

pobrísimos. Todo esto es verdad; pero si a los principios la fundación<br />

no daba motivos al Cronista para ejercitar el oficio, téngase en cuenta que muchas<br />

casas llevaban de vida más de cincuenta años cuando se escribió el I tomo de esta<br />

nuestra Historia; y nada se diga del tiempo en que se compuso el IV, que fué el año<br />

1756, es decir, más de siglo y medio después de fundados los conventos. Es que el<br />

propósito suyo, primero y primordial, era escribir biografías en que predominaba la<br />

parte hagiográfica.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 229<br />

Vamos a suplir, en cuanto se pueda, esta omisión; y por lo que atañe al asunto<br />

que ahora llevamos entre manos, que es la inauguración del templo del convento de<br />

Santa Mónica el año 1691, reuniremos algunos datos para reconstruir el pasado y<br />

dar idea del curso y desarrollo de la comunidad en Valencia. Ante todo, notemos<br />

que fué dedicado el templo a Nuestra Madre Santa Mónica, por tener los Padres<br />

Calzados dedicado el suyo a Nuestro Padre San Agustín: y no creyeron conveniente<br />

que hubiese dos con el mismo nombre. Esto mismo sucedió en varias ciudades en<br />

que ya estaban establecidos los Padres Calzados; lo cual nos privaba del gusto y<br />

honra de tener por titular a nuestro glorioso Fundador. En Valencia, así como en<br />

Barcelona, se nos conocía vulgarmente con el nombre de Mónicos.<br />

Los días que permanecimos en Valencia adquiriendo apuntes, admiramos la<br />

hermosura y capacidad de la iglesia, que se conserva con honores de parroquia, y<br />

que no ha perdido su carácter de edificio agustiniano, como lo declaran el medallón<br />

de la efigie de Santa Mónica que está en la fachada y el bello lienzo del bautismo<br />

del Santo Patriarca en medio del altar mayor entre columnas de jaspe. El frontispicio<br />

y el interior han sufrido varias restauraciones arquitectónicas, y por los restos<br />

ornamentales que quedan de la época se delata un barroquismo moderado; formado<br />

el interior por tres naves laterales paralelas, la del centro de mucha mayor altura, de<br />

bóveda acanalada, y en los muros laterales, sobre ventanales cuadrados, lunetas<br />

rebajadas, se levanta al fondo un crucero de cuerpo alto con cúpula coronada por<br />

airosa linterna. No nos parece la ornamentación modelo de delicadeza. Hay que<br />

advertir que la capilla del Santo Cristo de la Fe forma un cuerpo aparte del conjunto<br />

arquitectónico, en ángulo recto con la iglesia, del orden compuesto como el de la<br />

iglesia, pero con gusto más refinado y más riqueza de ornamentación, aunque de<br />

arquitectura más pesada. El conjunto de esta capilla es agradable y devoto. El Santo<br />

Cristo, de tamaño natural, es una verdadera obra de arte español, obra mística, anatomía<br />

bien estudiada, aunque algo pesado y rígido. ¡Con qué fruición evocamos a<br />

los pies de este santo simulacro la vida de tantos religiosos que oraron aquí y gozaron<br />

las delicias de la vida ascética, dando gloria a Dios y ayudando a la salvación<br />

de las almas!


230<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

De la obra material del convento queda muy poco: el muro que da a la calle,<br />

obra de ladrillo, con una serie de ventanas pequeñas, sin ornamentación; está habitado<br />

por Religiosas que se dedican a cuidar de ancianos recogidos. Siquiera le ha<br />

cabido mejor suerte que al de Sevilla, que está convertido en cárcel.<br />

Principiemos a ordenar los datos. Luis María Minguet Albors, en su Historia<br />

del Convento de Santa Mónica de Valencia, dice 1 :<br />

"Interesando al historiador la asignación de los lugares, designaremos, ante<br />

todo, el que ocupó el Convento de los Mónicos del Portal de Serranos, nombre<br />

con que fué comunmente conocido el de Religiosos Agustinos Descalzos, que<br />

existió por más de doscientos años al descender por el puente de Serranos á la<br />

entrada del populoso arrabal de la calle de Murviedro.<br />

En el arrabal de la calle de Murviedro habitaron muchos moriscos; y como la<br />

fundación del Convento de Santa Mónica en dicho arrabal obedeció al celo religioso<br />

de los PP. Agustinos Descalzos, poderosamente secundados por el Venerable<br />

Patriarca Don Juan de Ribera, para convertirles á nuestra santa fe con la<br />

predicación y saludables amonestaciones, creemos conveniente reseñar á la ligera<br />

la conducta de la raza vencida en materia religiosa y política y la suerte que en<br />

definitiva la cupo, después de un período de 371 años durante el que vivieron<br />

mezclados con los cristianos. En virtud del Tratado de capitulación de Valencia,<br />

fueron muchos los moros que, acogiéndose á una de sus cláusulas, prefirieron<br />

quedarse viviendo con los vencedores, y siendo conocidos en lo sucesivo con el<br />

nombre de moriscos.<br />

Descendientes de antiguos dominadores árabes y moros, vivieron tranquilamente<br />

á la sombra protectora de nuestras ilustradas, tolerantes é inviolables leyes<br />

y libertades forales. Habitaban un extenso arrabal, llamado la Morería, el cual<br />

comprendía desde el Tosal hasta el Portal Nuevo, en el territorio que hoy ocupa<br />

la Casa-asilo de Nuestra<br />

1 Historia del Convento de Santa Mónica de Valencia, de la imagen del Santísimo Cristo de la Fe y<br />

de su ilustre Cofradía, redactada con motivo de la celebración del tercer centenario de la fundación<br />

de dicho Convento y de la traslación de la imagen del Santísimo Cristo de la Fe, por D. Luis María<br />

Minguet Albors, Licenciado en derecho civil y canónico y Caballero de la Orden de Hospitalarios<br />

de San Juan. Año 1904… Valencia. Imprenta de Pau, Torrijos y C.ª Calle de Cuarte, 25.– Pág. 7.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 231<br />

Señora de la Misericordia é iglesia de San Miguel, y las calles que se denominaron<br />

de la Póbla Nóva y de la Póbla Vella, cuando aquel arrabal quedó convertido<br />

en barriada de la ciudad por motivo del último ensanche llevado á cabo<br />

en 1356. Dedicados se hallaban los moriscos de nuestra ciudad al ejercicio de la<br />

industria y oficios mecánicos, que generalmente era ocupación mirada con desprecio<br />

por quienes tenían por más digna la de las armas.<br />

Otra gran parte de la morisma vivía en los arrabales de la margen izquierda<br />

del Turia y se hallaba esparcida por la deliciosa vega, morando en barracas, alquerías<br />

y pueblos de señorío, cuyos nombres remontaban su origen al de sus<br />

fundadores, ascendientes de los que á la sazón se hallaban dedicados á la agricultura,<br />

rindiendo vasallaje á sus conquistadores. Los numerosos moriscos que<br />

moraban en los arrabales de la orilla izquierda del río fué causa de que á los<br />

habitantes de Marchalenes se les designase comunmente con el nombre de moradores<br />

de Argel, y al arrabal inmediato, ó sea la calle de Murviedro, se le llamase<br />

Argel pequeño, o, como se dice en dialecto valenciano, Algeret. Excluidos estaban<br />

por los Fueros del Reino de poder desempeñar empleos ni cargos públicos;<br />

el antagonismo de razas y la diversidad de creencias religiosas era patente y se<br />

exteriorizaba en cuantas ocasiones se ofrecían oportunas; la fusión se hacía cada<br />

vez más difícil, y las conspiraciones de los moriscos, su espionaje en favor de<br />

los piratas berberiscos y sus ofrecimientos al Sultán de Marruecos y otros gobiernos<br />

extranjeros tenían en continuo sobresalto á la población cristiana.<br />

Poco se conseguía con la predicación de la palabra divina, con las amonestaciones,<br />

ni con los medios persuasivos empleados por la Iglesia, con la instrucción<br />

en la Doctrina Cristiana, ni con los castigos y rigores empleados por el brazo<br />

secular. La consternación llegó á ser general al inaugurarse el siglo XVII.<br />

Juzgóse necesario y urgente garantir el orden interior y la seguridad del Estado.<br />

Esto requería una medida eficaz y suprema, radical y definitiva. Don Juan de Ribera,<br />

Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia, tomó la iniciativa presentando<br />

un memorial al monarca Don Felipe III, en el que demostraba la necesidad<br />

de expulsar del Reino á tan incómodos vecinos si quería salvar á sus Estados de<br />

una próxima invasión y


232<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

acallar en su conciencia los escrúpulos que algún día pudieran asaltarle.<br />

Indeciso el Rey á tomar una medida de tanta trascendencia para los intereses<br />

nacionales, á resolverle dirigió el celoso Arzobispo una segunda exposición,<br />

fundada en las consecuencias deplorables que había tenido la templanza de sus<br />

predecesores. El temor de nuevos desembarcos decidió al fin al Monarca á firmar<br />

en el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial el célebre Decreto de 11 de<br />

Septiembre de 1609, que le presentó el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Don<br />

Francisco de Sandoval y Roxas, Duque de Lerma, en cuyo Real Decreto se mandaba<br />

expulsar á todos los moriscos de los Reinos españoles.<br />

Para llevar á cabo tal medida, en cuanto á los del Reino de Valencia, fué comisionado<br />

Don Agustín Mexía, Maese de Campo del Tercio Viejo de Españoles<br />

que había sido en Flandes, y á quien se conoció comunmente en nuestro Reino<br />

con el nombre de el Mexidor. De acuerdo dicho comisionado Real con el Patriarca<br />

Arzobispo de Valencia y con el Virrey del Reino Don Luis Carrillo de<br />

Toledo, Marqués de Caracena, dispuesto todo, tomadas las convenientes precauciones,<br />

el Virrey mandó publicar un Bando el 22 de Septiembre de este mismo<br />

año, fijándolo en los sitios de costumbre, ordenándose, entre otras cosas, que en<br />

el término de tres días, á contar desde la fecha de la publicación, salieran los moriscos<br />

de esta ciudad y lugares donde vivían, para embarcarse en el punto donde<br />

dispusieran los comisarios, para ser conducidos á las costas de Berbería. El Bando<br />

quedó cumplimentado en los días prevenidos, y de ello dio noticia al pueblo<br />

el Venerable Patriarca en el sermón que predicó en la catedral el día 27 de Septiembre<br />

de aquel mismo año. Los moriscos valencianos quedaron expulsados de<br />

la ciudad y Reino cuatro años después de establecidos los Religiosos Agustinos<br />

Decalzos en el Convento de Santa Mónica de la ciudad de Valencia". ( 1 , 2 , 3 )<br />

Viniendo a la historia de la fundación del convento, es preciso aclarar algo de<br />

lo que se lee en el tomo I de nuestra Historia, donde se trata de tal asunto 4 , por desgracia<br />

tan compendiosamente, que<br />

1 (Falta el texto de las notas 2.ª, 3.ª y 4.ª)<br />

2<br />

3<br />

4 Pág. 352.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 233<br />

en página y media se nos da la historia civil de Valencia, la historia de la fundación<br />

y la historia del Santo Cristo de la Fe. Allí se dice que el P. Jerónimo de San<br />

Lorenzo, después de fundar el tercer monasterio (el de Borja), pasó a fundar el de<br />

Valencia, acompañado del Hermano lego Fr. Alonso de Guadalupe; que padeció<br />

mucho para fundarlo; que recibió disgustos sobre la elección de sitio, entre otros, el<br />

ser abofeteado; que "llegó en este tiempo, el P. Provincial Fray Joan de San Geronimo,<br />

que como buen Pastor acudio al balído de la oueja mas necessitada, y acabó<br />

de ajustar lo tratado, escogiendo para suelo del Convento, aquel lugar en que oy se<br />

halla, de la otra parte de la puente del Portal de Serranos". No dice el Cronista el<br />

año en que se verificó la fundación, pero se infiere que fué el de 1603 porque la<br />

materia que desarrolla en el capítulo toca a tal año, y por eso al comenzar el capítulo<br />

pone al margen Año 1603. A estas menguadas noticias añade la de que el Beato<br />

Juan de Ribera, arzobispo y virrey de Valencia, donó la efigie del Santo Cristo de la<br />

Fe.<br />

Los Padres Cronistas de los tomos II y III nada hablan de este asunto, y el autor<br />

del IV añade algunas noticias sobre la mencionada efigie, y dice del autor del I 1 :<br />

"procedió tan diminuto, que de lo mucho que se podía decir, nos obliga á escribir<br />

algo en este lugar". El objeto principal del Cronista del IV tomo es hablar del Santo<br />

Cristo; pero por incidencia nos revela algún dato cronológico sobre la fundación del<br />

convento. Asegura que ésta se llevó a cabo el 5 de julio de 1603; que después, por<br />

motivos sobrenaturales, fué donado por el arzobispo el Santo Cristo, al que se le<br />

puso entonces, con consentimiento del mismo Prelado, el título de la Fe; y que la<br />

entrega de la efigie sucedió "quando apenas se havian echado las primeras líneas<br />

del Convento nuestro, que se fundo al principio de la calle de Morviedro". Y a continuación<br />

el Cronista detalla y pondera los milagros que empezó a obrar el Santo<br />

Cristo de la Fe.<br />

Estos dos autores, así como otros que de esta fundación han tratado, nada dicen<br />

de otras gestiones realizadas en el año 1600 y del convento nuestro que estaba ya<br />

fundado en este año, del que habla el Libro de Estado de Valencia 2 , como luego<br />

veremos. Según este<br />

1 Núms. 523 y sigs.<br />

2 Arch. gen., fol. 7.


234<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

libro, el P. Juan de San Jerónimo autorizó al P. Prior del convento de Valencia,<br />

Fr. Alonso de San Jerónimo, a 2 de Noviembre de 1600, entre otras cosas, para<br />

hacer contratos, obligando, si fuere menester, "los bienes del convento".<br />

A confirmar esta afirmación viene una Carta real que tuvimos la fortuna de<br />

hallar en el archivo particular del Colegio de Corpus Christi de Valencia, o del Beato<br />

Juan de Ribera 1 , carta de fecha 24 de Octubre de 1602, en que se habla de un<br />

proyecto de fundar no convento, sino colegio en Valencia. Veamos el contenido:<br />

"Al Conde primo mi lugarteniente y Capitan General. Por parte de los frayles Augustinos<br />

descalzos se me ha suppdo. que porque para mayor seruicio de Dios y bien<br />

de las almas tienen necesidad de fundar un Collegio en essa Ciudad donde los religiosos<br />

de su orden de mayor bondad y habilidad puedan estudiar fuesse seruido<br />

ayudallos para que esto pueda tener el effecto que dessean, y aunque los muchos<br />

monasterios y collegios que ahí se hallan fundados y particularmente los de la Orden<br />

de San Augustin paresce que no dan lugar a que se funden otros de nueuo pues<br />

de la muitiplicacion dellos resultan las necessidades que de ordinario padescen los<br />

Conventos y sus Religiosos, todavia por ser esta obra del seruicio de Dios os lo he<br />

querido remitir para que comunicándolo con el Patriarca Arçobispo dessa Ciudad a<br />

quien escriuo sobre ello, y considerando los inconuenientes y enquentros que dessto<br />

podrian resultar, veais lo que se podra haser y aquello encaminareis como mas Os<br />

paresciere conuenir al bien dessa Ciudad y Reyno, que dello quedare Yo seruido.<br />

Dada en la Ventosilla a 24 de Octubre de M.D.C.II. Yo el Rey. Ortiz Secret.<br />

Al Conde de Benauente, Lugarte. y Capitan en el Reyno de Valencia".<br />

Según esto, parece había oposición para que los Agustinos Recoletos fundasen,<br />

y la oposición provenía de que en la ciudad de Valencia había ya muchos conventos<br />

y aun convento de Padres Agustinos Calzados. Como entonces apenas si empezaba<br />

nuestra Descalcez a vivir, no es extraño que, habiendo ya convento de Agustinos<br />

Calzados, llevasen a mal que hubiese otro de Descalzos en la misma ciudad.<br />

1 Ar. I, est. 7, leg. 3, núm. 56. (2).


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 235<br />

En el Libro de Estado que hemos citado dícese que la contradicción se debía a<br />

las causas que tanto hicieron sufrir a los nuéstros en la primera década de su existencia<br />

1 . Por lo tanto inferimos que la primera fundación se llevó a cabo en 1600:<br />

que, debido a las contradicciones, se malogró, y por eso los Recoletos acudieron al<br />

Rey pidiéndole permiso para fundar colegio, y que, por último, habiéndose allanado<br />

las dificultades, logróse fundar convento, y probablemente en el mismo sitio al que<br />

se refiere la fundación hecha el año 1603. Añádase a esto lo que trae Ballester y<br />

Marco en su Historia 2 :<br />

"Pusose desde luego (el P. Fr. Jerónimo) a predicar en ésta Ciudad por las calles<br />

y plazas la divina Palabra, convirtiendo por ella a penitencia a los mas rebeldes<br />

corazones. No pudieron esconderse los frutos de éste Varón Apostólico al<br />

Señor Patriarca de Antioquía y Arzobispo de ésta Ciudad Don Juan de Ribera, y<br />

así santamente codicioso de que lograse su viña el saludable cultivo de los Operarios<br />

Recoletos, diligenció con todas veras fundasen en la otra parte del puente<br />

de Serranos, y principio de la calle de Murviedro, para que con la predicación, y<br />

ejemplo instruyesen en la fé, y buenas costumbres a los moriscos, cuya multitud<br />

era tal en dicho barrio que le llamaron "Argel pequeño".<br />

No fueron pocas las contradicciones que padeció el Venerable fundador sobre<br />

la elección de sitio: pués le maltrataron algunos con palabras y obras. Mucho<br />

sintió el Señor Arzobispo, entonces Virrey de éste Reino, el atrevimiento, y<br />

hubiera castigado a los malhechores a no haberlo estorbado el Venerable Fundador;<br />

pués aunque éste estaba gravemente enfermo, se levantó de la cama y se fué<br />

a palacio para conseguirles el perdón. Admiró ésta acción el Venerable Patriarca,<br />

edificó a toda Valencia, y con perfecta quietud dió principio a su fábrica el año<br />

1603. la que con la ayuda de la liberal mano del Señor Arzobispo, se vió luego<br />

concluida.<br />

Parece, a nuestro modo de entender, esperaba Dios el remate de<br />

1 Fol. 9 v.º<br />

2 Historia de la Santa Imagen del Santo Cristo de la Fe, venerada en el Convento de Santa Mónica de<br />

Valencia & por Don Francisco Ballester y Marco &. En Valencia: En la Imprenta de la Hija de<br />

Agustín Laborda, año 1820. Cap. II.


236<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ésta obra para mover el corazón de nuestro buen Prelado a que diese a los PP.<br />

Agustinos Descalzos la Santa Imagen que mandó fabricar para su Colegio: pués<br />

en el año 1604 1 envió llamar al Padre Fray Gerónimo y le hizo entrega del Santo<br />

Crucifijo. Añadiéndole que así importaba para mayor gloria de Dios, consuelo<br />

de los hijos de Valencia y total exterminio de la Secta Mahometana. Llenóse de<br />

júbilo el corazón del Venerable Padre al oír éstas palabras y con no menos regocijo<br />

aceptó la prenda y dió a su Comunidad noticia de todo. En fin, habiendo<br />

prevenido en su Iglesia un altar con el adorno que permitió la cortedad del tiempo,<br />

fué trasladada la Santa Imágen con una solemne procesión al Convento de<br />

Santa Mónica.<br />

Colocada en éste sitio la Santa Imágen, desde luego acudieron los fieles a tributarle<br />

rendidamente adoraciones. Imitaron a éstos, mas por curiosidad que por<br />

devoción, muchos de los Moriscos; los que puestos en la presencia del Santo<br />

Simulacro de tal suerte se sintieron interiormente movidos que abandonaron los<br />

perversos errores de su secta".<br />

La adaptación de la casa a convento con su capilla pública se verificó en el<br />

término de un año, o sea la comunidad quedó establecida canónicamente el de julio<br />

de 1603, y en el siguiente fue cuando con muy solemne procesión fue llevado el<br />

Santo Cristo que tenía el Señor Arzobispo-Virrey en su palacio a la casa de los<br />

nuevos religiosos. Y no solamente el Señor Arzobispo los favoreció sino también la<br />

Ciudad oficialmente representada por el Ayuntamiento 2 . "La protección del Consejo<br />

de la Ciudad, afirma Minguet Albors 3 , en aquellos siglos de fe religiosa extendio<br />

a las casas de las Comunidades, facilitándoles varias cantidades por via de limosna.<br />

Y así vemos que dos años después de establecidos los Agustinos Descalzos, la ciudad<br />

contribuyó con una limosna por los Frailes de la Comunidad del Convento de<br />

Santa Mónica". He aquí un documento que hallamos en el archivo municipal de<br />

Valencia, en el libro Manual de Consejos, Consejos de 23 de junio de 1606. Dice<br />

del siguiente modo 4 :<br />

1 Historia manuscrita de la Cofradía del Santo Cristo, que fué trabajada sobre los manuscritos<br />

mencionados, pág. 24.<br />

2 (Falta el texto de esta nota)<br />

3 Pág. 14.<br />

4 Año 1606-1607. Núm. 133, sig. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 237<br />

Convento de Sta. Mónica. L. Liures.- Proposicion en dicho concejo. Por cuanto<br />

por parte del Prior, frailes y convento de Santa Mónica del orden del glorioso<br />

San Agustín se ha hecho presente a dichos señores Jurados la gran necesidad que<br />

padecen por no poder realizar cierta obra necesaria de dicho monasterio, por no<br />

tener aun para poder comer, y habiéndose ofrecido ocasion, de tanta necesidad,<br />

que han tenido de vender una campana por menos precio para poder comer. Teniendo<br />

facultad el dicho insigne concejo poderlos hacer alguna caridad por amor<br />

de Dios y remediar su necesidad es por lo que propone les plazca deliberar.<br />

En dicho consejo oída dicha proposicion y enterados de la misma en verdad y<br />

concordia proveyó, deliberó y ordenó que fueran dadas al convento de Santa<br />

Mónica del orden glorioso de San Agustin cincuenta libras reales de Valencia en<br />

caridad y subvencion de las obras de dicho monasterio, encargandoles rueguen a<br />

Dios por la buena direccion de las cosas de la presente ciudad habiendo prestado<br />

su consentimiento o conformidad los catorce prohombres del quitament a catorce<br />

del presente".<br />

He aquí el texto en valenciano: Cosell de Santa Mónica L. Liures.- Proposicio en<br />

lo dit Consell. Per quant per part del Prior, Frares y Conuent de Senta Monica del Orde<br />

del glosios Sent Agosti se a representat a dits Señores Jurats la grant necessitat que<br />

patexen per no poder obrar certa obra necessria de dit monestir com no tinguen encara<br />

para poder menjar y hauentse offert ocasio de tanta necessitat que tengut de vendre<br />

una campana per meyns preu pera poder menjar. E com stiga en facultat del dit insigne<br />

consell poderlos fer alguna caritat per amor de Deu y remediar sa necessitat per ços<br />

propossa placiaus hi deliberar.<br />

E lo dit consell hoyda e entera la dita propossicio en veritat y concordia proueheix<br />

dellibera e ordena que per lo clavari comu de dita ciutat sien donades y lliurades<br />

al Prior Frares y conuent de Senta Monica del orde del glorioso Sent Agosti sinquanta<br />

liures reals de Valencia en caritat e subvencio de les obres del dit monestir encargatlos<br />

preguen a Deu per la bona direccio de les coses de la present ciutat com yaja sentiment<br />

peçtat per los quatorce prohomens del quitamet a xiiii del present".<br />

Según la opinión del Beato Juan de Ribera al entregar el Santo Cristo, la divina<br />

gracia obraría muchos prodigios en la iglesia donde fuese colocado, y así se cumplió<br />

al pie de la letra. Dícelo el repetido Minguet y Albors 1 .<br />

"Difícil sería enumerar los prodigios que se referían obrados por la intervención<br />

del Santísimo Cristo de la Fe, venerado desde un principio en la iglesia del<br />

convento de Santa Mónica, sobre enfermedades,<br />

1 Pág. 15.


238<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

instituciones, aflicciones, conversiones a la fe y reconciliaciones con la gracia,<br />

dando con ello ocasión a que de todas partes acudiera numeroso concurso<br />

que venía a visitar la venerable y prodigiosa imagen.<br />

Por otra parte, la primitiva casa que habitaban los Agustinos Descalzos resultaba<br />

harto reducida para la comunidad, y por eso deseaban disponer de una casa<br />

más capaz y de una iglesia de mayores dimensiones para el culto.<br />

Por estas razones, los PP. Agustinos Recoletos representaron al Rey Don Felipe<br />

III su falta de comodidad.<br />

La expulsión de los moriscos presentó ocasión oportuna a los religiosos para<br />

conseguir los propósitos que abrigaban. Don Felipe III, tomando en consideración<br />

la solicitud, les ofreció hacerles merced de la casa en que residían los Niños<br />

huérfanos de San Vicente Ferrer para cuando éstos la desalojaran pasando a<br />

habitar el Colegio de los Amoriscados, pues que habiendo quedado sin uso se les<br />

había hecho gracia.<br />

Mientras se solicitaba el beneplácito del Pontífice para que dichos Niños<br />

huérfanos fueran trasladados a la casa Colegio de los Amoriscados, falleció el<br />

piadoso monarca Don Felipe III, a 31 de Marzo de 1621 poco antes de que el<br />

Pontífice Gregorio XV dividiera en cuatro provincias la Orden de Religiosos<br />

Agustinos Recoletos, por cuyo motivo la comunidad del Convento de Santa Mónica<br />

obedeció directamente al Vicario general (sic) de la Provincia del Pilar.<br />

Cumpliendo Don Felipe IV lo que su augusto padre había prometido a los religiosos<br />

Mónicos de Valencia, dirigió a los magníficos Jurados de la Ciudad la<br />

siguiente Real Carta 1 :<br />

"A los amados y fieles míos los jurados, Racional e Síndico de mi<br />

Ciudad de Valencia.– El Rey.– Amados y fieles míos, al Arzobispo de<br />

essa escrivo embiandole el Beneplácito que su Santidad ha dado para<br />

que tenga execucion la Merced que hecho a los Nichos Huerfanos de<br />

San Vicente Ferrer de essa Ciudad de la Casa que era antes (como sabeis)<br />

Colegio para la crianza de los Niños hijos de Moriscos, nuevos<br />

convertidos a nuestra santa fe, por aver cessado con la expulsion el instituto<br />

de su fundacion, y tener ellos precissa necesidad de ensancharse<br />

1 Archivo municipal de la ciudad de Valencia. Tomo VI de Cartas Reales. Real Carta de Felipe IV a<br />

los Jurados de Valencia. Fol. 227 v.º y 228, sig. 8, h. 3.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 239<br />

de Casa por ser estrecha la que tienen. Y porque sabiendo el Rey<br />

mi Padre y Señor (que aya gloria) quan corta y desacomodada es la casa<br />

en que viven el Prior y Religiosos Agustinos Descalzos de Santa Mónica<br />

de essa Ciudad, ofreció favorecerles, que pudiessen pasarse á ella, si<br />

quisiessen; y pues ahora ha de tener efecto el mudarse los dichos Niños,<br />

deseo, que la voluntad de mi Padre se cumpla. Encargo que luego les<br />

deis á los dichos religiosos la que dexan desocupada los Niños de San<br />

Vicente que no se puede emplear mejor de lo que ha de estar en ellos,<br />

siendo como son de vida tan exemplar y de gran fruto y consuelo para<br />

essa Ciudad; que yo lo recibiré en servicio particular. Datis en Madrid a<br />

XII de Marzo de MDCXXII. Yo el Rey.– Don Nicolaus Mensa, Secrets.–<br />

Vt. Comes, Tesaurs. Gs.– Vt. Villar. Rs.– Vt. Calba de Vallesa.<br />

Rs.– Vt. D. Salvador Fontanet. Rs. Vt. D. Frans. de Caltellví. Rs."<br />

En debido cumplimiento de la voluntad del monarca, los jurados de la ciudad<br />

dieron posesión al Prior y Comunidad de religiosos del convento de Santa Mónica,<br />

de la casa que dejaron abandonada los Niños huérfanos de San Vicente Ferrer,<br />

en virtud del traslado, cuya casa se hallaba situada en la plaza de San Agustín,<br />

esquina a la calle del cubertizo de San Pablo, demarcada modernamente con<br />

el numero 199 de Policia urbana, siguiendo la numeracion de la calle de San Vicente.<br />

Los PP. Agustinos de la Recoleccion no llegaron á habitar esta casa, porque<br />

con muy buen sentido y prudencia suma juzgaron conveniente el que no hubiera<br />

juntos en una misma calle y uno frente al otro, dos conventos de religiosos<br />

Agustinos, prefiriendo ensanchar el que ocupaban a la entrada de la calle de<br />

Morviedro, conservando, no obstante, la propiedad del edificio cedido por Don<br />

Felipe IV, hasta que en 1661 lo vendieron a la Comunidad del Real Conuento de<br />

San Agustín de la ciudad de Valencia que se hallaba situado enfrente".<br />

Hasta aquí el autor citado, quien no lleva razón en decir que no habitaron la casa<br />

nueva, porque consta de testimonio y documento, que luego veremos textualmente<br />

aquí, que celebraban los oficios divinos en ella a puerta abierta en el año<br />

1625 1 . Si mientras ocuparon la nueva casa abandonaron la antigua, es punto que<br />

esta por dilucidar;<br />

1 Ar. gen., Libr. de Est. de Val., folio 7 v.º


240<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

nos inclinamos a creer, no obstante, que siguieron habitando el convento de<br />

Murviedro, aunque tenía el Prior licencia del P. Provincial para venderlo; licencia<br />

dada en previsión de que llegasen a realizar la dejación para trasladarse al otro. Esta<br />

licencia encuéntrase en nuestro archivo general 1 , y es como sigue:<br />

"Jhs. Ma. Fr. Agustin de San Gabriel prouincial de la prouincia de españa y<br />

indias de los descalços de nro pe. S. Augn. por la presente doy licencia al pe.<br />

prior y frayles de nro conuento de balencia para que puedan vender (uiendo ser<br />

conveniente) las casas donde de presente uiuen y para que puedan hacer las escrituras<br />

y contratos necesarios para la dicha uenta a las quales escrituras por esta<br />

doy la fuerça y ualor que si io mismo me allara presente al haçer las tales escrituras<br />

y mando en uirtud de sta obediencia que ningun nro inferior se lo impida.<br />

Dada y sellada con el sello de nro officio en nro conuento de madrid a diez y siete<br />

dias del mes de maio de mil y seiscientos y diez y nueve. Valeat sic. Fr. Augustin<br />

de S. gabriel. Prol. Por mdo de nro pe Prol. Fr. Alo, de S. Augn".<br />

A pesar de los piadosos deseos del Rey Felipe IV, que en la Cédula sobredicha<br />

afirma que la casa de los Niños de San Vicente, destinada para nuestros religiosos<br />

"no se puede emplear mejor de lo que ha de estar con ellos, siendo como son de<br />

vida tan exemplar y de gran fruto siempre y consuelo para essa ciudad" no les fue<br />

entregada la casa hasta el año 1625. Tuvo que dirigirse el monarca al Romano Pontífice<br />

para que destinase dicha casa para fundación de los descalzos, y a ello obedece<br />

este Breve de Urbano VIII que dice así:<br />

URBANUS PAPA VIII<br />

Venerabili Fratri Archiepisc. Valent.<br />

Venerabilis Frater, salutem, etc. Exponi nobis nuper fecit charissimus in<br />

Christo Filius noster Philippus Hispaniarum Rex Catholicus, quod ipse, pro sua<br />

in pauperes orphanos necnon Religiosos charitate, quoddam Collegium olim per<br />

Mauros, qui postea e Regnis<br />

1 Carp. C, Val.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 241<br />

Hispaniarum expulsi sunt, possessum orphanis civitatis Valentinæ pro commodiori<br />

illorum habitatione: Fratribus vero Discalceatis Domus Sanctæ Monicæ<br />

Valentinae, Ordinis Eremitarum Sancti Augustini, domum Sancti Vicentii, quam<br />

iidem orphani antea inhabitabant, ad effectum, ut ipsi Fratres mediante pretio ex<br />

venditione ejusdem domus Sancti Vicentii proventuro, fabricam dictæ domus<br />

eorum Regularis ad finem debitum facilius perducere possint, concessit, et assignavit.<br />

Cum autem sicut eadem expositio subjungebat, domus Sancti Vicentii<br />

prædicta, una cum aliis redditibus, pro eorumdem orphanorum habitatione, et<br />

manutentione, Apostolica auctoritate assignata, eisdemque aggregata, et unita<br />

fuerit, et propterea dictus Philippus Rex, super præmissis, per nos opportune<br />

provideri desideret.<br />

Nos piis ejusdem Philippi Regis votis, quantum cum Domino possumus, annuere<br />

volentes, supplicationibus ejus nomine, nobis super hoc humiliter porrectis<br />

inclinati. De Venerabilium Fratrum nostrorum S. R. E. Cardinalium, negotiis<br />

Regularium Præpositorum consilio, fraternitati tuæ per præsentes committimus,<br />

et mandamus, ut dictam domum Sancti Vincentii ab orphanis hujusmodi dismembres,<br />

et separes, eamque eisdem Fratribus, ad effecturn prædictum, auctoritate<br />

nostra de novo concedas, et assignes: ita quod liceat eis corporalem, realem,<br />

ac actualem dictæ domus, juriumque, et pertinentiarum suorum quorumcumque,<br />

propria auctoritate, apprehendere, et apprehensam retinere, pretiumque ex illius<br />

venditione proveniens in fabricæ domus eorum Regularis perfectionem, et non<br />

alios usus, convertere, et erogare.<br />

Non obstantibus præmissis, ac quatenus opus sit fœl. record. Pauli Pap II. de<br />

rebus Ecclesiæ non alienandis, aliisque Constitutionibus, et Ordinationibus<br />

Apostolicis, cæterisque contrariis quibuscumque.<br />

Volumus autem, ut pretium domus hujusmodi, sic ut premittitur vendendæ,<br />

penes sacrum montem pietatis, seu aliquam personam de fide, et facultatibus<br />

idoneam, vere, et realiter deponatur, neque exinde levari possit; nisi ad effectum<br />

illum fabricæ Regularis domus hujusmodi, ut præfertur, implicandi, et expendendi.<br />

Nos enim irritum decernimus, et inane, quidquid secus super his


242<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a quoquam, quavis auctoritate, scienter, vel ignoranter contigerit attentari.<br />

Datum Rome apud Sanctam Mariam Majorem. Die viii Julii, anno MDCXXIV.<br />

Pont. nostri anno primo.<br />

Obtenido este Breve, el católico Monarca mandó ponerlo en ejecución, y al<br />

efecto dió las siguientes Letras, que revelan el empeño en favorecernos, reprimiendo<br />

la osadía contumaz de nuestros adversarios.<br />

El Rey.<br />

Muy Rdo. en Christo Padre Arzobispo del mi Cons.º A veinte de Junio del<br />

año pasado 1623 os mande escrivir a suplicacion del Prior del Monasterio de<br />

Sta. Monica de la Orden de los Agustinos Descalzos de essa Ciudad de Valencia,<br />

que para que tuviese su devido efecto la mrd. que les hice de la Casa donde al<br />

presente estan los Niños huerfanos de Sn. Vicente Ferrer suspendiesedes el pasar<br />

los dichos Niños al Colegio, que era de hijos de Moriscos expulsos asta que viniese<br />

el beneplacito de Su Santidad para ello, porque á un mismo tpo. se hiciese<br />

la mudanza de los unos y los otros, atento que si fuese antes de la de los Niños<br />

segun Vos lo advertisteis pudiera ser, que replicasen los Comisarios; há llegado<br />

ahora el Breve de su Santidad que aqui bá en que os dá Comision bastante, para<br />

la execucion, y cumplimiento de lo uno, y lo otro en la forma, que vereis por el;<br />

encargo y ruegoos, q. sin dilacion le executeis; q. á mas de q. se cumplira en ello<br />

la voluntad de su Santidad y mia, sere de vos muy servido, y en q. me aviseis de<br />

como quedara echo assi. Datis en Madrid á XVJ de setiembre M.D.C.XXIIIJ.<br />

Al Arzobispo de Valencia.<br />

Yo el Rey.<br />

Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />

El Rey.<br />

Amados y fieles mios. A XIJ de Marzo del año pasado mande escrivir á buestros<br />

predecesores en esse cargo avisandoles, q. enviaba entonces al Arzobispo el<br />

beneplacito, q. su Santidad dio para q. tuviese execucion la Mrd. que hice a los<br />

Niños huerfanos de Sn. Vicente Ferrer de essa Ciudad de la Casa q. era ante Colegio<br />

para la


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 243<br />

crianza de los Niños hijos de Moriscos nuevos convertidos á nuestra santa fe,<br />

por haber cesado con la expulsion el instituto de su fundacion, y tener ellos precisa<br />

necesidad de ensancharse de Casa por ser estrecha la que tienen, y q. sabiendo<br />

el Rey mi Padre y Sr., que aya Gloria, quan corta y desacomodada es la<br />

Casa en q. viven el Prior, y Religiosos de los Augustinos Descalzos de Sta. Monica<br />

de essa Ciudad; ofrecio favorecerles que pudiesen pasarse á ella si quisiesen,<br />

y que pues había de tener efecto el mudarse los dichos Niños seria servido,<br />

en q. se cumpliese la voluntad de mi Padre, encargandole q. diesen á los dichos<br />

Religiosos la Casa q. dejaran desocupada los Niños de Sn. Vicente, pues no se<br />

podia emplear mejor de lo q. há de estar en ellos siendo como son de vida exemplar<br />

y de gran fruto siempre, y consuelo para essa Ciudad; y porq. la execucion<br />

de esto entiendo q. se há suspendido asta ahora q. há llegado el Breve de su Santidad<br />

con el beneplacito para todo, y lo uno, y otro há de executar el Arzobispo;<br />

hé querido con esta encargaros lo mismo, q. á vuestros predecesores, para q. en<br />

lo q. os tocare ayudeis á q. tenga su devido cumplimiento, y efecto, q. por los<br />

respetos referidos sere en ello de vosotros muy servido. Datis en Madrid á XVJ<br />

de setiembre M.D.C.XXIIJJ.<br />

A los jurados de la Ciudad de Valencia.<br />

Yo el Rey.<br />

Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />

El Rey.<br />

Illtre. Marques primo mi Lugarteniente y Capitan Gnal: Entendiendo el Rey<br />

mi Padre y Señor, q. haya Gloria, q. la Casa de los Niños huerfanos de Sn. Vicente<br />

de essa Ciudad de Valencia era propia de ella, y deseando mejorar de Casa<br />

á los dichos huerfanos, y tambien á los Prior, y Religiosos del Monasterio de<br />

Sta. Monica Orden de Sn. Augustin Descalzos, hizo Merd. del Colegio q. antes<br />

era de hijos de Moriscos expulsos á los dichos huerfanos conq. la Ciudad diese á<br />

los dichos Prior y Convento la Casa q. ellos dejarían, y por q. esta fue agregada<br />

con benplacito de su Santidad á los Administradores de los dichos Niños con<br />

otras rentas q. tenia la cofradia


244<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de Veguina aunq. su Santidad le habia dado ya, para ello ha sido menester sacarle<br />

de nuevo con esta declaracion, y orden para que el Arzobispo de essa Ciudad<br />

cumpla lo uno, y lo otro dando posesion á los Administradores de los Huerfanos<br />

de Sn. Vicente del dicho Colegio, y á los Prior, y Religiosos de Sta. Monica<br />

de la Casa q. ellos dejan para utilidad del Convento, mande escrivir sobre ello<br />

á su Santidad y á mi Envax. en su creencia para esta gracia; y su Santidad há tenido<br />

por bien de concederla como se le pidio remitiendo la execucion al Arzobispo,<br />

á quien le envio ahora y escrivo juntamente á los Jurados las Cartas, q. seran<br />

con esta encargando á todos el cumplimiento como lo vereis por las copias<br />

dhas. Cartas, sere muy servido se las hagais dar, y tengais la mano para q. todo<br />

tenga el asiento, y efecto, q. se pretende, q. por ser tan en servicio de Dios como<br />

se deja considerar lo recivire en ello de Vos muy acceptado. Datis en Madrid á<br />

XVJ de septiembre M.D.C.XXIIIJ.<br />

Al Virrey de Valencia.<br />

Yo el Rey.<br />

Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />

El P. Diego de Santa Teresa en su libro Historia de la Virgen del Niño Perdido<br />

1 nos enseña: "Avia por entonces en Valencia un Hospital que llamavan de San Vicente<br />

Ferrer, sito delante el Convento grande de nuestro Padre San Agustin. Aviase<br />

fundado en tiempo del Rey Don Pedro el Quarto fuera del Muro viejo, para Hospital<br />

de los Hermitaños enfermos que por aquella circunferencia vivian recogidos en<br />

varios Heremitorios de devocion. Acabó esta gente cerca los años 1307. passandose<br />

unos al Convento de nuestro Padre S. Agustin nuevamente fundado, y otros acogiendose<br />

a la Religion del Gran Padre San Geronimo… Un buen Clerigo, Beneficiado<br />

en San Bartolomé, a quien llamavan Mossen Palanque, la pidio por los años<br />

1540 y resucitó en ella el Hospital de los Niños de San Vicente, donde recogiendo a<br />

los Huerfanitos, les educavan en buenas costumbres, y les ensenavan á leer, y escrivir,<br />

hasta estár habiles<br />

1 Pág. 31.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 245<br />

para escoger Profession. En este Hospital, pues, que estava á la proteccion de<br />

los jurados de Valencia, dize nuestro Libro de Estado, que se nos señaló la habitacion<br />

interin que la edificavamos decente á la entrada de la calle de Serranos… Pretendieron<br />

por entonces nuestros Religiosos, que se les concediesse este Hospital,<br />

para ayuda á la fabrica del Convento, que estavan actualmente edificando: lo que<br />

concedio benignamente Filipo III, pero no lograndose por entonces, por aver muerto<br />

en el Marzo de 1621, prosiguio con el empeño nuestro Gran Filipo IV y á peticion<br />

suya el Sumo Pontifice agrego dicha Casa al Convento de nuestra Madre Santa<br />

Monica, con todos sus derechos, reditos y pertenencias… en Bula dada á 8. de julio<br />

de 1624 dirigida al Ilustrisissimo Señor D. Isidro de Aliaga, que era yá entonces<br />

Arzobispo de Valencia".<br />

Y algunas páginas 1 más adelante se declara esto: "Diximos yá, que trasladados<br />

los Niños al Colegio del Señor Emperador, en quien avia faltado el fin para que se<br />

fundó, que era la educacion de los hijos de los Moriscos, por averlos ya expelido de<br />

España, se nos agregó, é incorporo su Hospital, para convertir su precio en la Fabrica<br />

de nuestra Madre Santa Mónica.<br />

Como nos avia quedado esta prodigiosa Imagen (la Virgen del Niño Perdido)<br />

deziamos en él todos los dias Missa: y a los 27 de Enero de 1625 nuestros Reverendissimos<br />

Padres Observantes lo procuraron impedir de suerte, que se hizo juridica<br />

Informacion ante el Magnifico Gabriel Sancho; y resulto de ella, que eramos Dueños<br />

de dicho Hospital desde el Octubre de 1624. Después en 19 de Febrero de 1626<br />

se tomó Consulta sobre si se venderia este Hospital; y aviendo resuelto que sí, a 24.<br />

del mismo mes, y año se repitió la Consulta para dár 100. libras 2 al Oficial de la<br />

obra, procedidas de parte de lo que avian recibido de dicha venta. De aquí se sigue<br />

evidentemente, que la Virgen Sacratissima de los Niños Perdidos fue nuestra desde<br />

el Octubre de 1624. Perseveró en el Hospital hasta el Febrero de 1626. por el espacio<br />

de un año, y quatro meses, y fue trasladada a nuestro convento de Valencia.<br />

Remitióse a Caudiél en el<br />

1 Pág. 47.<br />

2 La libra es moneda valenciana que equivalía a diez y seis reales.


246<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Octubre de 1627. y assi estuvo en dicho Convento (de Santa Mónica) un año, y<br />

ocho meses".<br />

Como se ve, aun en vista de los despachos tan claros y firmes, del Papa y del<br />

Rey, no se acabaron inmediatamente las contradicciones, pero quiso Dios que, por<br />

fin, los Padres Descalzos tomasen posesión de la Casa y viviesen en ella por algún<br />

tiempo. En 1661 fue vendida a los Padres Calzados y el producto de la venta se<br />

destinó a adelantar la fábrica del otro convento de la calle de Murviedro. Mas, conviene<br />

preguntar: ¿Hasta el año 1661 hubo comunidad en la fundación nueva?<br />

Creemos que no, porque, como hemos leído y se repite en Historia de la Virgen del<br />

Niño Perdido 1 , esta Imagen que estaba en la Capilla del Hospital, como Patrona,<br />

fue llevada a la iglesia de Santa Mónica, en Febrero de 1626, y como aquí había ya<br />

imágenes muy afamadas y veneradas, cediéronla al convento de Caudiel. Si hubieran<br />

habitado los nuéstros en dicho Hospital, cuya patrona era la Virgen del Niño<br />

Perdido, no habrían trasladado la imagen.<br />

Sigamos el orden cronológico respecto de la fábrica del convento de Santa<br />

Mónica, y para ello tomemos unos párrafos del opúsculo de Minguet 2 :<br />

"La proximidad del Convento de los Mónicos a la ribera izquierda del río Turia,<br />

ocasionaba que en las grandes avenidas las aguas desbordadas llegaran hasta<br />

aquella religiosa residencia, causando deterioros en el pequeño edificio y amenazando<br />

la vida de la Comunidad.<br />

La primera inundación que registra los anales valencianos después de establecidos<br />

los Agustinos Descalzos, fué la que tuvo lugar en el mes de Octubre del<br />

año 1651, de la cual dice Mosén Mares en su Fenix Froyana:<br />

"Hallándome en Valencia, salió tanto el río que hubieron de romper<br />

los paredones de calicanto; entraba por el Portal del Cid un grande río<br />

que toda la plaza de Predicadores hacía una vistosa playa, y en la calle<br />

de Murviedro sacaba por las ventanas las arcas nadando y las seras de<br />

carbón".<br />

Para demostrar la respetable altura que alcanzaron las aguas, refiere Don Pascual<br />

Esclapés de Guilló, en su Resumen historial de Valencia,<br />

1 Pág. 32.<br />

2 Pág. 17.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 247<br />

que "una avenida del Turia dejó una rana en la pila del agua bendita del Convento<br />

de religiosos de la Trinidad", refiriéndose a esta misma avenida del año<br />

1651.<br />

Nueve años después, en 1660, la Comunidad construyó una línea de celdas<br />

para habitación de los religiosos, que es la misma que hoy se ve en el cuerpo del<br />

edificio que fué convento, dando frente a las torres de Serranos, edificio que pertenece<br />

hoy al Asilo de Hermanitas de los Pobres.<br />

Con los fondos que la Comunidad tenía recogidos de limosnas, y con el precio<br />

de la enagenación de la casa de los Niños huérfanos de San Vicente Ferrer,<br />

comenzó la fábrica de la nueva iglesia, colocándose la primera piedra en 19 de<br />

Marzo de 1662, después de bendecirla el Ilustrísimo Señor Don Joseph Barbera,<br />

obispo de Maronea, por el Ilustrísimo Señor Don Martín López de Ontiveros, arzobispo<br />

de Valencia.<br />

Esta piedra se colocó al lado de la Epístola, a cuarenta palmos de distancia<br />

del Presbiterio, y junto a ella se puso un Vaso de Oleo Santo y varias monedas<br />

de los reinos de Aragón, Cataluña, Mallorca, Castilla y Valencia.<br />

A esta solemnidad asistió como padrino Fray Don Jaime Pertusa, caballero de<br />

la Inclita, Sacra y Militar Orden de San Juan de Jerusalem, Comendador de Ambel<br />

y Abderite, a quien acompañó toda la nobleza valenciana de ambos sexos 1 .<br />

La obra de la fábrica de la iglesia continuó pausadamente, hasta que al fin<br />

fueron suspendidos los trabajos por falta de recursos.<br />

En 29 de Noviembre de 1668, el Consejo de la ciudad acordó dar ciertos terrenos<br />

en la calle de Murviedro para ensanchar la iglesia y convento de Santa<br />

Mónica, cuya área resultaba muy reducida para las necesidades del culto y de la<br />

comunidad, pues tanto de Valencia como de los arrabales concurría mucha gente<br />

de fieles atraídos por su veneración al Santísimo Cristo de la Fe 2 .<br />

Con esta donación de la Ciudad el área de la iglesia y convento se ensanchó<br />

considerablemente, ocupando todo el territorio que hoy ocupa<br />

1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág. 48.<br />

2 Archivo municipal de Valencia. Manual de Conseils de la Ciutat de Valencia, años 1668-1669<br />

núm. 200, sig. A.


248<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

el templo y el edificio adquirido por las Hermanitas de los Pobres, construyendo<br />

una espaciosa entrada con ancha escalera, por donde se subía a los dormitorios,<br />

librería y demás piezas y oficinas. A continuación de la entrada y a mano<br />

izquierda se construyó un hermoso claustro junto a la iglesia, al lado de la actual<br />

sacristía. El refectorio se hallaba en el piso bajo a la derecha del claustro, donde<br />

hoy se halla la iglesia del Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Poseía un extenso<br />

huerto, al que se entraba también por un pequeño callizo de la calle de<br />

Murviedro, y tanto el huerto como el callizo se hallan hoy edificados y forman<br />

parte del Asilo".<br />

A esto agreguemos otros dos documentos; el primero de los cuales acredita al<br />

Ayuntamiento valenciano de magnífico, y acreedor a las bendiciones de los pechos<br />

agradecidos y religiosos. Lo copiamos del Manual de Consejos 1 :<br />

"Dicho día (29 de Noviembre 1668)<br />

Establecimiento o concesión al Convento de Santa María.- Los dichos Ilustres<br />

Señores jurados y Sindico arriba nombrados ut supra…<br />

En atencion que por parte del Reverendo-Prior y Frailes del convento de Santa<br />

Mónica construido en la calle de Murviedro (Sagunto) se ha presentado a Sus<br />

Señorías que para la Iglesia que están edificando para dicho convento y para sacar<br />

la pared de la iglesia al igual o línea recta que corresponde a la calle de Murviedro<br />

a la parte de la plazuela, han de menester algunos palmos de calle que se<br />

necesitan o han de menester, es por lo que suplican a Sus Señorías sean servidos<br />

de concederselo. Y en atención que en el día de ayer los dichos Señores Jurados<br />

se personaron en dicho puesto o sitio y habiéndolo reconocido, hallaron no ser<br />

de perjuicio alguno el conceder dicho establecimiento, tanto por no encontrar inconveniente<br />

alguno, como por ser forzoso y necesario para la perfeccion de dicha<br />

perfeccion de dicha obra. Por tanto Sus Señorías Muy Ilustres habida consideracion<br />

de que lo antes dicho ha de redundar en servicio de Nuestro Señor y<br />

embellecimiento de la Iglesia que está haciendo dicho convento; Establecen (lo<br />

conceden) a los dichos Reverendos<br />

1 Arch. mun. Año 1668-1669. Núm. 200, sig. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 249<br />

Prior y Frailes del convento de Santa Mónica los palmos de calle en la parte<br />

de la plazuela que sean necesarios para que la dicha pared de la Iglesia quede en<br />

línea recta para que de esta manera quede dicha obra más perfecta, lo cual Establiment<br />

o (concesión) hacen sin perjuicio ni daño de tercero, y no de otra manera".<br />

He aquí el texto en valenciano:<br />

Establiment al Convent de anta Mónica.- Los dits Illustres Se Prior y Frares del Con que per<br />

tart del Reverent ajustats ut supra. Attes ñors Jurats y Sindich uent de Santa Monica construhit<br />

en lo carrer de Molvedre se ha reresentat a Ses Señories come pera la Esglesia que estan fabricant<br />

pera dit Conuvent y pera traure ab igualtat la paret de dita Iglesia que correspon a dit carrer<br />

de Molvedre a la part de la placeta ha menester aquels pases de carrer que se han menester que<br />

per ço suplicaua a Ses Señories foren seruits de establerseli. E attes que en lo día de Ahir los dits<br />

Señors Jurats feren visura de dit puesto y hauent reconegut aquell fondi trobat no ser de perjuhi<br />

algu el concedir lo dit Establiment aixi per non trobar inconuenient algu com per ser forços y necessari<br />

pera perfeccio de la dita obra. Per tant Ses Señories molt Illustres haguda consideracii de<br />

que lo desus dit ha de redundar en seruici de nostre Señor y embelliment de la esglesia que als<br />

dits Reverents Prior y Frares del conuent de Santa Monica los pasus de carrer a la part de la placeta<br />

que seran menester pera la parte de dita Esglesia trahent aquella linea recta pera que desta<br />

manera quede dita opra en sa perfeccio lo qual Estabilment fau sens perjuhi de dany de tercer y<br />

no de altra manera. (Arch. munic. de Valenc., Libr. Manual de Consells.)<br />

La siguiente pieza, que es un Memorial elevado al Rey Carlos II, después de la<br />

Regencia, o sea posterior al año 1677, sirvió para inclinar el ánimo del Monarca a<br />

nuestro favor y que mediase en el asunto; y pónese aquí porque ayuda a describir<br />

cómo vivía la comunidad entonces, cuántos religiosos la componían, sus ocupaciones<br />

y otras cosas tan importantes como curiosas 1 :<br />

SEÑOR:<br />

El Prior, Convento, y Religiosos de Agustinos descalços de la Gloriosa Sta.<br />

Monica, fundado en el arraval, y calle de Murviedro de la Ciudad de Valencia<br />

suplicantes dizen, que deseando esta sagrada Religion fundar en dicha Ciudad un<br />

Convento segun su loable, y austero instituto a mayor culto de Dios nuestro Sr. y<br />

aprovechamiento de las almas, le començaron á fabricar en dicha calle de murviedro<br />

baxando la puente de Serranos, a distancia de ochenta passos, poco mas,<br />

pocos menos de dicha puente á la mano derecha. Cuya fabrica, aunque con la<br />

pobreza y estrechez de esta religion descalza, se ha aumentado, hasta haberla<br />

puesto en forma, con lo mas presiso, de que se necesita para la condigna, y congrua<br />

habitacion de los religiosos, que hoy son en numero pasados de quarenta,<br />

poco mas, poco menos, y por lo regular<br />

1 Arch. gen. Carp. C.


250<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

todos presisos, para la predicación, confesiones, y otros exercicios espirituales,<br />

que profesan. Y tratando de fabricar la Iglesia, coigual á la planta del convento,<br />

aunq. en alguna parte del ambito, segun reglas del arte, y segun los ensanches,<br />

que devia tener el templo, tuvo algo que vencer. La Ciudad de Valencia,<br />

establecio aquella distancia presisa para que a la Iglesia se le hiziese un portico,<br />

no solo por decencia, y ornato de la fabrica, sino principalmente para perficionar<br />

el coro, para que los religiosos celebrasen los Divinos oficios. Desde las paredes,<br />

que dan principio al Portico, hasta una cassa, que esta enfrente, se allan diez<br />

palmos, y medio de distancia, poco mas poco menos, la qual alinda casi con todo<br />

el convento, y con todo lo que ha de ser Iglesia, cuya cassa es de Mariana Perello<br />

Viuda de Vicente Lopez errero, y albeytar, que fue, en cuyos exercicios continua<br />

la Viuda, y esta cassa es de calidad, que no puede llamarse cassa condigna<br />

de habitacion, sino unas paredes, y sitio, donde asisten algunos menestrales, y<br />

oficiales erreros, y albeytares, y como la cercania es de diez palmos y medio,<br />

causa notable indecencia, el ladearse, los ruydos. Vozes, y demas funciones de<br />

albeytares, y erreros, con cossa tan sagrada, y digna como la Iglesia, y convento<br />

siendo lo mas ponderable la inquietud, q. ocasionan a los religiosos, quando estan<br />

celebrando los oficios Divinos en el coro, que apenas puede oyrse, y percebirse<br />

lo q. Cantan, contra lo ritual, que manda nuestra Sta. Iglesia Catolica; y asi<br />

las Cavalgaduras, como los q. las conducen para su curacion, y sangrias ocasionan<br />

tan orrorosa ediondez, y remanentes tan indignos de la Iglesia, y Convento,<br />

que lo menos el dexar balsas de sangre en muchas partes sin otras immundicias.<br />

Y lo mas presiso, y urgente, q. los suplicantes ponen en la RI. noticia de V. Magestad,<br />

es, el que si esta cassa no se incorpora y agrega á la fabrica de este Convento,<br />

y á la de la Iglesia, y coro, q. aora se comiençan á trabajar, falta al Convento<br />

lo mas presiso q. necesita, para q. el coro este con la decencia q. pide tan<br />

gran culto, y los religiosos, con el desaogo, q. pide tan reverente funccion, lo q.<br />

de otro modo no puede executarse q. incorporandose el ambito de dicha cassa,<br />

con la fabrica del Convento, y demas á mas, en todos los quartos bajos, del distrito<br />

de dicha cassa, se han de hazer, y trabajar diferentes oficinas, q. notoriamente<br />

faltan, y no han tenido cabimiento en todo el


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 251<br />

ambito, en que se ha edificado el Convento, por la natural estrechez del sitio.<br />

En consideracion de lo qual, hechas las diligencias con la Viuda, para q. venda<br />

esta casa al Convento, pagandole su justo valor, no viene en ello, por algunos fines<br />

particulares, Y quizas con el dictamen de q. el Convento necesita precisamente<br />

de aquella habitacion, Y tratando compelerla por justicia, por tantos privilegios,<br />

y fundamentos, q. motivan, y acompañan la fabrica de monasterios, y<br />

templos, Y lo tantas veces declarado, con sentencia de la RI. Audiencia de aquella<br />

Ciudad, y Reyno, Cassas muy principales, se ha encontrado lo dispuesto en el<br />

Capitulo I de los actos de corte de los estamentos militar, y Real del año 1626 en<br />

aquel Reyno, donde ambos braços suplicaron á Su Magestad q. ningun Convento<br />

de religiosos, q. esten dentro la Ciudad de Valencia, puedan compeler á particular<br />

alguno á que les venda su cassa, para edificacion de algun Convento, si ya no<br />

fuesse, q. la cassa fuese presisa para construccion de la Iglesia, porq. esta veneracion<br />

se deve, donde ha de estar reservado el Sanctissimo Sacramento de la Eucharistia,<br />

como se pague el justo valor. Y el Señor Phelipe quarto Padre de V.<br />

Magestad (que eterna gloria haya) mandó decretar: Plau á Sa Magestad, que sin<br />

orden particular suyo despachado por el Sacro Supremo Consejo de Aragon, no<br />

se pueda compeler á ningun particular á hazer venda de su cassa, sino fuesse para<br />

ereccion, y construccion de Iglesia, como se contiene en el Capitulo.<br />

Y aunque parece no estan los suplicantes en terminos del acto de cortes porq.<br />

su Convento le tienen fuera de la Ciudad, Y aunq. estuviera dentro de aquella,<br />

estariamos en lo que permite el mesmo auto, pues lo presiso, para que es menester<br />

la cassa, es para la fabrica del coro, porcion principalissima de la Iglesia, segun<br />

el instituto de esta sagrada familia, ha parecido el medio mas eficaz ponerse<br />

con esta representacion á los Reales pies de V. Magestad.<br />

Por tanto supplican quan humildemente pueden sea del servicio de V. Magestad<br />

por medio del Sacro Suppremo Real Consejo de Aragon, mandar librar los<br />

despachos, que convengan, y sean necesarios, para q. la dicha Mariana Perello<br />

les venda la referida cassa para los fines, y efetos expresados como el convento<br />

esta pronto a pagarle su justo valor. Asi lo esperan conseguir de la Grandeza de<br />

V. Magestad


252<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

cuya catolica Real persona Guarde Dios nuestro Señor como la christiandad<br />

ha menester".<br />

A esta casa se refiere el Libro de Estado de Valencia 1 cuando escribe: "Su sitio<br />

era una porcion del convento debajo de lo que fue Noviciado y oy es dormitorio<br />

que corre hacia las comunes y necesarias. Servia de pajar ó palliza; y por tener la<br />

puerta fuera de la clausura, debajo del arco, y dos ventanillas a la plaza, estaba expuesta<br />

al fuego, y otras tragedias, que se dejan considerar… pegaba contra las ventanas<br />

de la sacristia; y de varios modos nos hacia mal vecindado. Porque sobre ser<br />

la casa muy infeliz, y apartada de calle publica, asombraba la sacristia, dejandola<br />

sin luz, ni ventilacion, ella, y una alta tapia, que corria desde el remate de la Iglesia<br />

hasta el extremo del huerto, donde se ve el cipres mas grande: sin contar con que<br />

una de las ventanas baxas de la sacristía caía fuera de la clausura, y frente por frente<br />

del corral, que tenía la casuela entre ella, y otra pequeña, que oy se ve emparejando<br />

con la esquina de la Iglesia… se compro casa y huerto… Se derribó la dha. casa, y<br />

tapia, que distaban de la sacristia lo mas diez palmos; y se saco la puerta del callizo<br />

hasta la pared de la Iglesia donde ahora tiene un cuarto separado para desaogo de la<br />

sacristia; se hizo huerto agregado al nuestro todo aquel sitio. Con los despojos de la<br />

casuela y tapia se hizo pajar sobre la caballeriza dentro de la clausura, como oy<br />

está… El territorio de esta casa y plaza era una casa herreria, y albeyteria tenida a<br />

Señorio directo de la Zaydia, y poseida por una viuda llamada Mariana Perellós,<br />

que ocasionó los pleitos que insinuo en la fundacion del Convento".<br />

Lo tercero que conviene intercalar refiérese a documentos pontificios que están<br />

en nuestro archivo general.<br />

Fuera de los numerosos Rescriptos que varios Sumos Pontífices publicaron para<br />

enriquecer de gracias espirituales a los devotos del Santo Cristo de la Fe, de que<br />

en su lugar propio trataremos, recordemos ahora, relativamente al templo de Santa<br />

Mónica, las Letras Apostólicas del Papa Inocencio X, a 29 de Abril de 1647, en las<br />

cuales se ot<strong>org</strong>a, con las cláusulas y condiciones de costumbre, a todos<br />

1 Fol. 48.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 253<br />

los fieles que visitaren la iglesia de nuestro convento el privilegio de Jubileo<br />

en los días de San Agustín, Santa Mónica y San Nicolás de Tolentino. Este privilegio<br />

fué registrado y pasado por la curia arzobispal a 25 de Agosto de 1651; el propio<br />

Papa, a 15 de Abril de 1651 ot<strong>org</strong>ó la misma gracia para el segundo día de Pentecostés;<br />

gracia que fué renovada por Alejandro VII con fecha 22 de junio de 1662<br />

para un septenio 1 .<br />

Ahora hablemos en particular de la Capilla del Santo Cristo, que es cuerpo distinto,<br />

aunque adosado al cuerpo de la iglesia; y para ello cedamos la palabra al Sr.<br />

Minguet, quien en la página 19 escribe:<br />

"El Venerable Prelado Don Juan de Ribera había hecho dádiva á los PP. Recoletos<br />

de Santa Mónica, al tiempo de establecerse, de la imagen del Santísimo<br />

Cristo de la Fe, y la Crónica agustiniana pone en boca del Arzobispo las siguientes<br />

palabras: "Assi importaba para mayor gloria de Dios, consuelo de los hijos de<br />

Valencia y total exterminio de la secta mohometana". Y añade que dicha santa<br />

imagen fué trasladada en solemne procesión "al convento de Santa Mónica, para<br />

terror de los moriscos valencianos". Colocada ya en su altar, muchos fieles comenzaron<br />

á acudir para tributarle, en su presencia, un sentido culto de adoración<br />

y pedirle en sus oraciones la conversión de los moriscos y el triunfo definitivo<br />

contra la heregía y la infidelidad. A éstos imitaron muchos moriscos, acudiendo<br />

ante la santa imagen, más por curiosidad que por devoción; pero aun así, convirtiéronse<br />

muchos de éstos á la verdadera fe, abrazando los dogmas de nuestra sacrosanta<br />

religión y abjurando de los errores de su secta 2 .<br />

Aceptada por el P. Fr. Gerónimo de San Lorenzo tan preciosa oferta, se previno<br />

en la iglesia un altar con el adorno que permitía la brevedad del tiempo.<br />

En el sermón predicado en la mañana del 27 de Agosto de 1672, con motivo<br />

del traslado del Santísimo Cristo de la Fe, desde su primitivo altar al de la nueva<br />

capilla donde hoy se venera, el R. P. Provincial Fr. Joseph de Santa Mónica, que<br />

asistió á la solemnidad, lo oyó<br />

1 Carp. C, Val.<br />

2 Crónica de los Agustinos Descalzos. Década II, Cap. III, col. 3.


254<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

decir tal como arriba lo expresamos, y además por el testimonio de varios religiosos<br />

que recordaban la dádiva preciosa del señor Patriarca, y así lo consignó<br />

en un Manuscrito que asegura haber visto el P. Fr. Diego de Santa Teresa.<br />

El magnífico Don Tomás Corbi, canónigo de esta Santa Iglesia Metropolitana,<br />

costeó la fábrica de la suntuosa capilla del Santísimo Cristo. Para este fin,<br />

mandó se abrieran los fundamentos, y en la mañana del día 4 de Octubre de<br />

1671 tomó la primera piedra que había de ser colocada en la obra y la bendijo el<br />

P. Fr. Joseph de Santa Mónica, Definidor de la Provincia, después de haber celebrado<br />

misa ante el altar antiguo del Santísimo Cristo, colocándola últimamente<br />

en medio de la zanja testera de la nueva capilla 1 .<br />

La obra quedó terminada en 1672 2 , y el canónigo fundador, en unión del P.<br />

Fr. Juan del Espíritu Santo, y el Rdo. P. Fr. José de Santa Mónica, á la sazón<br />

Provincial, acordaron el día que se debía celebrar la traslación de la Santa imagen<br />

del Cristo de la Fe á la capilla nuevamente construida. La determinación se<br />

publicó desde el púlpito en la Pascua del Espíritu Santo, y el día 27 de Agosto de<br />

1672 bendijo el P. Provincial la capilla, quedando colocada en el nicho del altar<br />

mayor la Santa imagen del Cristo de la Fe, trasladándose, por la tarde, en solemne<br />

procesión, y con asistencia de la comunidad, el Santísimo Sacramento, por<br />

haber sido erigida en capilla de la Comunión.<br />

Concluída la obra, en la pared de la parte de la Epístola se pintó un hecho<br />

ocurrido con anterioridad á su construcción. En la calle de Serranos vivía una<br />

señora que tenía un hijo pequeño moribundo á consecuencia de una hernia, la<br />

cual vino con él en brazos ante la Santa imagen, é hizo celebrar una misa por la<br />

salud de su hijo. Al comenzar el santo é incruento sacrificio, llegó á creer la madre<br />

que su hijo había ya fallecido, que tal era su inmovilidad é inapreciable respiración.<br />

No obstante, la madre continuó orando, y al levantarse el pueblo para<br />

el Evangelio de San Juan, por ser tercer domingo de cuaresma, de la Santa imagen<br />

emanó un rayo de luz, que viniendo á dar sobre el niño, le dejó sano cayéndole<br />

pañales, vendas y medicamentos 3 .<br />

1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág. 51.<br />

2 Manuscrito del Archivo de la Cofradía. Parte I, pág. 29.<br />

3 Papeles de Fr. Diego de Santa Teresa. Libro de la Cofradía, pág. 9.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 255<br />

Don Tomás Corbi mandó también labrar dos lámparas de plata para la capilla<br />

erigida á sus expensas; y para que no la faltase el adorno correspondiente, en el<br />

testamento ot<strong>org</strong>ado por el piadoso fundador, autorizado por Don Antonio Torrella,<br />

la dotó de no poca renta, fundando una Administración que quiso se intitulara<br />

Administración del Santo Cristo de la Fe, designando por administradores<br />

al Subsacristán de la Seo y al P. Prior del Convento de Santa Mónica que por<br />

tiempo fueren 1 .<br />

Poco después de ver terminada su obra el ilustre y piadoso canónigo Don<br />

Tomás Corbí, quiso Su Divina Majestad premiar los desvelos de aquél en promover<br />

el culto del Santísimo Cristo de la Fe, falleciendo el día 21 de Mayo de<br />

1675, y su cuerpo recibió sepultura en la capilla erigida á sus expensas".<br />

Minguet y Arbors no menciona la correspondencia que hubo por parte del<br />

Convento y de la Provincia para tan insigne benefactor, pero nosotros, aprovechando<br />

un documento del Archivo General 2 diremos que el agradecimiento hacia él no<br />

fué ni escaso ni momentáneo, como se declara en lo que sigue: "El P. Fr. Jose de<br />

Santa Monica, Prior del Convento de Santa Mónica, atendiendo y considerando los<br />

muchos beneficios, favores y limosnas que ha hecho, hace y nos promete hacer el<br />

magnifico y noble señor Don Tomás Antonio, Corbí, doctor en sagrados cánones,<br />

canceller de Su Majestad, Canónigo de esta Metropolitana y juez comisario de la<br />

Santa Cruzada; de consejo, acuerdo y consideración de los VV. PP. de consulta, y<br />

de comun consentimiento de los demás Padres y Religiosos del Convento. Por<br />

cuanto dicho señor es Patrón de la capilla del Santo Cristo de la Fe destinada para<br />

capilla de comunión, la cual a expensas propias ha erigido y perfeccionado y esperamos<br />

la adelantará más, por haber gastado muchos miles de reales en la demás<br />

fábrica del convento e iglesia que se va fabricando, y ser su voluntad quedarse entre<br />

nosotros enterrándose en dicha su capilla en sepulcro que para ello tiene fabricado,<br />

por tanto mostrandonos agradecidos a tanta caridad nos obligamos todos los religiosos<br />

de este convento simul et in solidum a los sufragios siguientes.<br />

1 Libro de la Administración del Señor Don Tomás Corbí. pág. I. Este libro se conservaba en el<br />

Archivo del Arzobispado, y fué destruido con otros documentos en el incendio ocasionado por una<br />

bomba durante el sitio de Valencia por los franceses.<br />

2 Carp. C.


256<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

1.º Durante su vida incorporarlo y unirlo en este cuerpo místico haciéndole participante<br />

de los méritos del mismo. 2.º Promete el Prior que por el tiempo fuere, que<br />

en los capítulos de culpis hará de el expresa mención. 3.º en su muerte los tres primeros<br />

días dirán misa por su alma todos los sacerdotes sin estipendio ni lo recibirán<br />

por su entierro; y que los coristas y legos rezarán tres oficios de difuntos, como lo<br />

hacen por los religiosos. 4.º Que todo el novenario, desde el día de su entierro, se<br />

hará por el señor Canonigo cuanto se suele y debe hacerse aquellos días por un religioso<br />

conventual. 5.º Que en el día de cabo de año de su muerte perpetuamente se<br />

le cantará vigilia y misa de requiem, bajando después la comunidad a su capilla a<br />

cantar el responso tocando en el ínterin las campanas. 6.º Que se le dirá una misa<br />

cotidiana y perpetua en su capilla y que el religioso destinado para su capellán, acabada<br />

la misa, le dirá un responso sobre su sepultura. 7.º Que todos los viernes del<br />

año se cantará por su alma en el Santo Cristo una misa votiva de Pasione Domini.<br />

7.º Que en todos los sermones y pláticas que se hicieran en la capilla, como en los<br />

viernes de cuaresma y fiestas del Santo Cristo encargará el predicador una Ave Maria<br />

por el alma de dicho señor Canónigo. Y ultirnamente que las disciplinas de todo<br />

el año se hayan de hacer en dicha Santa Capilla y que el P. Prior ha de pedir a los<br />

religiosos un Padre Nuestro por el alma del Señor Canónigo y los suyos. Y yo, concluye,<br />

dicho Fr. José de Santa Mónica, como Prior, en mi nombre y como cabeza de<br />

los demás sucesores míos y en nombre y consentimiento de los demás Religiosos<br />

del Convento, me obligo y nos obligamos a cumplir todo lo ofrecido. En fe de lo<br />

cual lo firmé en dicho nombre, y sellé con el sello mayor de mi oficio en este de<br />

Santa Mónica de Valencia en 30 de Noviembre de 1668. Ita est. Fr. José de Santa<br />

Mónica, Prior".<br />

Luego después, en 1.º de Diciembre de 1668, estando de visita en este convento<br />

el P. Fr. Jerónimo de San José, Provincial, aprobó y confirmó largamente todo,<br />

interponiendo su autoridad para mayor firmeza, y refrendó su secretario Fr. José del<br />

Rosario. Y mandó se observase bajo precepto de obediencia. Demás de esto, en 25<br />

de Abril de 1670, celebrándose Capítulo Provincial en Zaragoza, se presentó a todo<br />

el Capítulo dicha promesa y fué aprobada, renovando el precepto de obediencia<br />

impuesto por el anterior Provincial.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 257<br />

Continuemos la relación de Minguet 1 : "En el año de 1676 se presentó una nueva<br />

avenida del río, que derribó una parte del puente de San José, y dejó muy mal<br />

parados los conventos de la Zaidía, Santa Mónica, San Pedro Nolasco y San Julián,<br />

arruinando varias casas en el arrabal de la calle de Murviedro y demás situadas á la<br />

margen izquierda del río.<br />

Entretanto la fábrica de la iglesia se hallaba en sus trabajos suspendida, y debido<br />

á los fondos de la Administración fundada por el canónigo Don Tomás Corbí<br />

para la Capilla del Santísimo Cristo de la Fe, pudieron al fin verse terminadas las<br />

obras en el año 1691.<br />

Los Sres. Administradores de la fundación obtuvieron un Decreto del Ilustrísimo<br />

Señor Arzobispo de Valencia Don Juan Tomás de Rocaberti, su fecha 6 de<br />

Agosto de 1686, permitiéndoles aplicar dos mil libras valencianas procedentes de<br />

esta Administración para terminar las obras 2 .<br />

Don Francisco Ballester y Marco, Presbítero, Beneficiado de la iglesia parroquial<br />

de los Santos Juanes, dice que "quedó un templo, que si los órdenes de arquitectura<br />

correspondieran á lo magestuoso de la idea, sería de los primeros que admiraríamos;<br />

pues la nave de la iglesia, crucero y linterna, el coro y las capillas claustrales<br />

no dejan que envidiar á otras fábricas" 3 .<br />

Terminada la obra de la fábrica de la iglesia, y á expensas del Ilustre Señor<br />

Don Pedro Albornoz y Tapies, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana, Vicario<br />

general de este Arzobispado, sede vacante, juez Comisario de la Cruzada y Rector<br />

varias veces de la Universidad Literaria de Valencia, se doró el retablo de Santa<br />

Rita y compuso primorosamente la sacristía.<br />

Este mismo Ilustre Señor costeó, á fines de 1742 y principios de 1743, el carnerario<br />

para el enterramiento de los Religiosos, á cuyo objeto se vació el pavimento<br />

de la iglesia desde el presbiterio hasta la mitad del templo, conteniendo cuarenta y<br />

dos celditas ó nichos 4 .<br />

En las obras realizadas después de la exclaustración desaparecieron<br />

1 Pág. 21.<br />

2 Libro de Estado de Santa Mónica, pág 122.<br />

3 Historia de la Imagen del Santo Cristo de la Fe.<br />

4 Don Francisco Ballester y Marco. Historia de la Imagen del Santo Cristo de la Fe.


258<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

muchas losas sepulcrales con motivo de la renovación del pavimento de la<br />

iglesia, y se incomunicó la escalera que daba entrada al panteón levantando una<br />

pared de medio ladrillo desde el suelo del panteón hasta la bóveda del mismo,<br />

haciendo lo propio en toda la extensión longitudinal, por lo que el carnerario quedó<br />

seccionado, dejando seis nichos en cada parte y sección. Los tabiques de los nichos<br />

se derribaron, quedando al descubierto los restos mortales.<br />

La entrada del panteón se hallaba situada en medio de la iglesia, á catorce metros<br />

de distancia del presbiterio, cuya entrada cerraba una losa cuadrada de un metro<br />

de lado, comunicando con la escalera que tenía un metro de anchura y cuatro de<br />

longitud, adelantando hasta los primeros nichos. La escalera tenía veinte peldaños,<br />

y el panteón estaba abovedado en toda su longitud de doce metros por cinco metros<br />

y un decímetro que es su anchura entre los nichos de derecha é izquierda. La bóveda<br />

es de medio ladrillo, y de trecho en trecho se apoya en unos pilares de mampostería<br />

situados á una y otra parte de la bóveda; su altura es de cuatro metros. La distancia<br />

entre los pilares de cada lado es de dos metros, teniendo tres decímetros de<br />

lado cada uno. Entre cada dos pilares, á una y otra parte de la bóveda, se abren los<br />

nichos, en tres tramadas, y en cada sección, á derecha é izquierda, siendo de un<br />

metro y cincuenta centímetros la altura y profundidad de cada uno.<br />

A la derecha del último peldaño de la escalera se halla situado el osario, en<br />

forma de pozo cuadrado de un metro de lado 1 ...<br />

La longitud total de la iglesia es de treinta y dos metros cincuenta y ocho centímetros.<br />

La anchura en el crucero es de veintiún metros cincuenta y siete centímetros.<br />

En la nave central nueve metros ochenta y seis centímetros, y en los laterales nueve<br />

metros sesenta centímetros.<br />

1 En Noviembre de 1903, con motivo de la renovación del pavimento, tuvimos ocasión de ver el<br />

panteón que describimos tan detalladamente. En el osario se distinguían varios restos. En los escombros<br />

amontonados en el suelo, y en los nichos, se descubrían cráneos, fémures, tibias y otros<br />

huesos, restos de los hábitos, zapatos, correas y hebillas, algunos de cuyos restos se hallan en un<br />

estado que demuestra que no han sido removidos en ningún tiempo, pues tal es la posición de las<br />

cenizas en su reposo que se distingue lo posición del cadáver que allí fué colocado, sin caja, según<br />

la costumbre de enterrarlos. Con el derribo de los tabiques desaparecieron las inscripciones<br />

que pudieran hacer memoria de nombres y fechas. Sólo con una pacientísima atención pudo leerse<br />

la siguiente: "Fr. Vicente de Jesús Ayala, murió a los 45 años en 1750".


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 259<br />

La altura hasta la cornisa es de diez metros cuarenta y cinco centímetros.<br />

La iglesia es de forma de cruz latina y claustral, con atrio y seis capillas.<br />

El zócalo es de piedra sillería, y la arquitectura es de orden compuesto. La bóveda<br />

de medio punto, con lunetos, y sobre los arcos torales se apoya la cúpula, con<br />

linterna, que por el exterior no presenta la formación correcta de otras.<br />

La fachada de la iglesia está adornada de seis pilastras con medallones, ocupando<br />

los claros unos balcones y alguna ventana, y sobre la puerta de entrada hay<br />

un nicho cuyo cascarón es una concha, y en él está colocada la imagen de la Santa<br />

titular de la iglesia. El todo termina por un antepecho decorado del mismo estilo y<br />

sobre él hay un frontispicio de forma piramidal truncada, cuya forma afectan también<br />

las dos torres campaniles, teniendo actualmente sólo campanas en los huecos<br />

la recayente á la calle de Sagunto. En el muro de esta misma calle existe un retablo<br />

con nicho, en el cual se ha colocado la imagen del Santísimo Cristo de la Fe, con<br />

los atributos de la pasión por adorno.<br />

A la entrada de la iglesia, á una y otra parte de la puerta que comunica con el<br />

átrio, existen dos pilas excelentes, de mármol blanco, para el agua bendita, cuya<br />

procedencia se cree que es del exmonasterio de San Miguel de los Reyes.<br />

El altar mayor de la iglesia era antes de yeso, y por iniciativa del P. Blasco,<br />

Prior que fué del convento de Santa Mónica, y luego Provincial, se abrió una suscripción<br />

y se hizo el segundo cuerpo del altar, representando en él, de relieve, el<br />

bautizo de San Agustín. Este altar es de orden compuesto; está entallado y consta<br />

de dos cuerpos: el primero de cuatro columnas con dos estatuas á los lados, y el<br />

segundo forma un rectángulo con un medio relieve terminado por marco rebajado,<br />

y sobre él un grupo de ángeles. En este segundo cuerpo hay un nicho en el que está<br />

colocada la imagen de Santa Mónica, titular de la iglesia y convento.<br />

Los altares de las capillas están pintados sobre el muro y cada uno tiene su correspondiente<br />

nicho donde se halla colocada una imagen que da nombre á la capilla.


260<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En el altar que existe junto á la capilla del Santísimo Cristo de la Fe se halla la<br />

imagen de San Agustín, Obispo de Hipona, Gran Padre y Doctor de la Iglesia, fundador<br />

de la Orden religiosa de los Ermitaños...<br />

La Capilla del Santísimo Cristo de la Fe es de forma rectangular, de orden corintio,<br />

con cimborio, cúpula y linterna que hermosean ocho ventanas, de las cuales<br />

algunas dan luz á la capilla. Las cornisas están adornadas con sus tarjas de buena<br />

talla. Los ángulos inferiores á la linterna se visten de talla con las insignias de la<br />

Religión.<br />

El altar es del mismo orden y está formado de dos columnas con estatuas á los<br />

lados, terminando con un escudo sostenido por un ángel. En el nicho se venera la<br />

imagen del Santísimo Cristo de la Fe.<br />

En esta misma Capilla y al lado de la Epístola se venera la imagen de Nuestra<br />

Señora de los Dolores. Esta imagen procede de Orán, y fué sorteada entre las comunidades<br />

religiosas de Valencia, correspondiendo al Colegio de San Pedro Nolasco,<br />

siendo colocada en el altar mayor, como titular. Después de la exclaustración<br />

fué trasladada á la iglesia de Santa Mónica, y colocada en el altar que en la capilla<br />

del Cristo ocupaba la de Nuestra Señora de los Desamparados.<br />

Antes de esta última imagen, y en su mismo sitio, se veneraba á la Virgen de<br />

Copacavana, la cual es mencionada por Don Joseph Vicente Ortí y Mayor en la<br />

Descripción de las fiestas por el quinto Centenario de la Conquista de Valencia,<br />

quien dice: "El viernes 10 de Octubre de 1738 tuvo lugar la procesión general", y<br />

añade: "Los Agustinos Descalzos (llamados ordinariamente de Santa Mónica, por<br />

estar dedicada á esta gloriosísima Santa la Iglesia de su Convento, que se halla en<br />

los Arrabales de la Ciudad, en una Comunidad de sesenta Religiosos), y su Prior el<br />

M. R. P. Fr. Sebastián de la Virgen de Loreto, presidía en esta Procesión á los referidos.<br />

Sacaron un Tabernáculo, en que iba la imagen de Nuestra Señora de Copacayana,<br />

con su Escapulario de tisú, y el manto de espolín de oro, con tanto adorno de<br />

perlas, diamantes y esmeraldas, que su valor importaba quince mil pesos. Llevaba<br />

en la cabellera un hermoso arco de flores artificiales, de lo que iba también la peana<br />

curiosamente compuesta,


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 261<br />

delante de la cual iban cuatro Religiosos alumbrando con antorchas de cera á<br />

la Santa Imagen, y una vistosísima Danza, que con su destreza servía de diversión,<br />

y con su gozo de obsequio. La imagen era de masonería colocada sobre una esfera<br />

azul. Desde la Capilla del Cristo fué después trasladada al retablo donde hoy se<br />

halla San Félix de Cantalicio. Hoy se venera en una capilla del poblado de Benimaclet".<br />

Después el mismo autor trae algunas cosas que nosotros omitimos porque no<br />

hacen a nuestro propósito, y concluye 1 : "En el año 1655, la ciudad celebró suntuosas<br />

fiestas con motivo del segundo centenario de San Vicente Ferrer, por su canonicación,<br />

cuyas fiestas que, terminaron el 29 de Junio, describió minuciosamente Don<br />

Marco Antonio Ortí, Secretario de la ciudad, quien dice así:<br />

"En cuanto á la Casa de los Mónicos, su fachada se iluminó espléndidamente<br />

durante los días que duraron las fiestas centenarias, y era á la sazón Prior del<br />

Convento de los Agustinos Descalzos el P. Fr. Joseph de Santa Mónica".<br />

En la procesión general que tuvo lugar con motivo de tan gran acontecimiento,<br />

y entre las Religiones que asistieron, venía la primera la de los Agustinos Descalzos<br />

del Convento de Santa Mónica, y aunque aquel Convento era de los más modernos,<br />

y no muy grande, salieron en esta procesión treinta Religiosos.<br />

"Pesarosos los Religiosos del Convento de Trinitarios del Remedio de no<br />

haber hecho un altar para la procesión tan suntuosa como deseaban, hicieron un<br />

castillo de fuegos artificiales en la plaza del Mercado, á las nueve de la noche,<br />

que causó mucho regocijo, y llegó a conseguir el haber merecido título de corona<br />

de todos los fuegos, si bien la misma noche los Religiosos Agustinos Descalzos,<br />

en su convento de Santa Mónica, ayudaron á esta corona con tres grandiosas<br />

salidas de cohetes, que fueron tales, que, sin embargo, de haberse hecho esta<br />

fiesta fuera de los muros de la ciudad, la clarificaron toda, y en las partes de ella<br />

más remotas del Convento se oyeron muy bien los estampidos que daba el fuego<br />

por librarse de la opresión de los cohetes".<br />

1 Pág. 29.


262<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

El 27 de Agosto de 1672 quedó colocado en el nicho de la nueva Capilla el<br />

Santísimo Cristo de la Fe, trasladándose por la tarde en solemne procesión y con<br />

asistencia de toda la comunidad, el Santísimo Sacramento, por haber sido erigida<br />

en Capilla de la Comunión.<br />

Este acontecimiento fué celebrado con demostraciones espontáneas de júbilo,<br />

de parte de la populosa barriada de la calle de Murviedro que se asoció á las fiestas<br />

con que la comunidad tradujo en alegría, y numerosísimo y distinguido fué el<br />

concurso que de la capital acudió á solemnizarlas. Convento y calle se engalanaron<br />

con colgaduras; bolas y gallardetes formaban vistosas guirnaldas que cruzaban<br />

la entonces estrecha calle, y por las noches, la fachada del convento apareció<br />

espléndidamente iluminada, lo mismo que las ventanas de los edificios de aquel<br />

populoso arrabal".<br />

Porque confirma lo dicho y además enseña cosas nuevas, aducimos lo que se<br />

contiene a este respecto en el libro del Sr. Ballester y Marco 1 :<br />

"Tal era el frecuente y numeroso concurso que de todas partes concurría a visitar<br />

nuestra Imágen, que Iglesia y Capilla eran corto recinto para la devoción.<br />

Por ello estaban deseosos los Reverendos Padres de disponer Iglesia capaz para<br />

el culto de su Madre Santa Mónica y de fabricar Capilla para el Santo Cristo.<br />

Cumplióles su divina Magestad los deseos; pués en el año 1662 día 19 de Marzo,<br />

abiertos los fundamentos para la Iglesia bendijo la primera piedra el Ilustrísimos<br />

Sr. Don José Barberá, Obispo Maronense, por comisión y facultad del Ilustrísimo<br />

y Reverendísimo Señor Don Martin Lopez de Ontiveros, Arzobispo de Valencia.<br />

Hecha ésta ceremonia el mismo Señor Obispo colocó la primera piedra al<br />

lado de la Epístola, en el lugar 40 palmos distante del prebiterio y junto con ella<br />

un vaso de óleo Santo y varias monedas de los Reinos de Aragón, Cataluña, Mallorca,<br />

Castilla y Valencia. A ésta función sirvió de padrino D. Frey Jaime Pertusa,<br />

Caballero de la Militar Orden de San Juan de Jerusalen y Comendador de<br />

Ambel y Abderite, a quien acompañó toda la nobleza de Valencia de entrambos<br />

sexos. Todo consta de la escritura sacada y sellada por el Licenciado Mosen Luis<br />

Cambres, Notario<br />

1 Cap. IV.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 263<br />

apostólico y Catedrático de Matemáticas en la Universidad de Valencia 1 .<br />

En éste año de 1662 el magnífico Don Tomás Corví, Canónigo de la Metropolitana<br />

de Valencia, Canciller de su Magestad, juez ordinario de Competencias<br />

y Comisario General de la Santa Cruzada, ordenó, que a costas suyas se fabricase<br />

la suntuosa Capilla del Santo Cristo de la Fe. Para éste fin mandó se abriesen<br />

sus fundamentos y en el día 4 de Octubre por la mañana tomó la piedra que<br />

había de ser primera en la obra y la bendijo el Padre Fray José de Santa Mónica,<br />

Difinidor entonces de Provincia, después de haber celebrado misa en la Capilla<br />

antigua del Santo Cristo, y últimamente la colocó en medio la zanja testera de la<br />

Capilla 2 .<br />

La planta de ésta Capilla es perfecta, pués de largo y ancho tiene la proporción<br />

que requiere el arte. Tiene tambien prebiterio y linterna, o media naranja,<br />

que la hermosean ocho ventanas, de las cuales algunas dan luz a la Capilla. Las<br />

cornisas están adornadas con sus tarjas de buena talla. Los ángulos inferios a la<br />

media naranja se visten de talla con las insignias de la Religión. En la misma<br />

Capilla hay un altar al lado de la Epístola, en que está colocada nuestra Señora<br />

de Copa Cayana; y en frente de éste, al lado del Evangelio hay una puerta grande<br />

por donde se comunica con el claustro. Concluyóse ésta Capilla en el año 1672 3 .<br />

En éste mismo año Don Tomás Corví, Fray Juan del Espíritu Santo y el R. P.<br />

Fray Josef de Santa Mónica, Provincial, acordaron el día en que se había de celebrar<br />

la traslación de la Santa Imágen a la Capilla nueva. Publicose la determinación<br />

en la Pascua del Espíritu Santo; y el día 27 de Agosto del mismo año<br />

bendijo el Padre Provincial la capilla y colocó la Santa Imágen en el nicho y por<br />

la tarde trasladaron al Santísimo Sacramento a la misma, por haber sido erigida<br />

en Capilla de comunión. Las demostraciones de júbilo que dicho Don Tomás<br />

Corví y los habitadores de la calle hicieron los días de las fiestas fueron singulares,<br />

ya en la solemnidad de los divinos Oficios, ya en la hermosa variedad de luces,<br />

unas pacíficas y otras ruidosas<br />

1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág 48.<br />

2 Libro de Estado, pág. 51.<br />

3 Manus. del Archiv. de la Cofrad., p. I, pág. 29.


264<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

con que ilustrron Convento y calle, por lo que el concurso que de dentro y<br />

fuera vino a solemnizar las fiestas fué numeroso y lucido.<br />

Poco después quiso su divina Magestad premiar, como piadosamente se cree,<br />

los desvelos en promover su culto al dicho Don Tomás Corví, llevándole a mejor<br />

vida, pués murió en el año 1675 día 21 de Mayo y enterraron su cuerpo en la<br />

Capilla nueva de nuestra Santa Imágen. Y para que a ésta no le faltara el adorno<br />

correspondiente, en su última voluntad, con escritura que autenticó Antonio Torella<br />

1 dotó con no poca renta la dicha Capilla y fundó una administración que<br />

quiso se intitulase "del Santo Cristo de la Fe" señalando en ella por administradores<br />

al Subsacrista de la Seo y al Padre Prior de Santa Mónica que por tiempo<br />

fueren. Estos por decreto que obtuvieron en 6 de Agosto de 1686 del Ilustrísimo<br />

Señor Don Fray Juan Tomás de Rocaberti, Arzobispo de Valencia, aplicaron<br />

2.000 lib. de ésta administración para dar la última mano a la fábrica de la Iglesia;<br />

conque quedó un Templo que si los órdenes de arquitectura correspondieran<br />

a lo magestuoso de la idea, sería de los primeros que admiraríamos; pués la nave<br />

de la Iglesia, el crucero y media naranja, el coro y las capillas clautrales, dan<br />

bastante motivo a los Religiosos para que no envidien mayores fábricas. Fué el<br />

año de su conclusion el de 1691".<br />

Entiéndase que quedó terminado el templo, pero solamente en lo principal de<br />

él, porque vemos en varios pasajes del Libro de Estado que continuaron ciertas<br />

obras accesorias de ornamentación, lo mismo que en la fábrica del convento, que<br />

fué mejorando poco a poco sus dependencias. El P. Jaime Jordán, en la Historia de<br />

la Provincia de la Corona de Aragón 2 , lo conoció concluido, y dice: "Está este<br />

1 Lib. de la Admón. del Señor Don Tomás Corví, pág. 1.<br />

2 Historia de la Provincia de la corona de Aragon de la Sagrada Orden de los Ermitaños de nvestro<br />

Gran Padre San Augustin. Compuesta de Quatro Reynos, Valencia, Aragon, Cataluña, las Islas de<br />

Mallorca, y Menorca; y dividida en quatro partes. Parte Primera. Contiene las fundaciones de los<br />

conventos de Religiosos, y Religiosas del Reyno de Valencia; y las Vidas de sus insignes hijos, y<br />

hijas en santidad, letras, y Dignidades. Su autor el R. P. M. Fr. Jayme Jordan, Doctor en Sagrada<br />

Theologia, dos vezes Retor, y Regente de estudios del Colegio de San Fulgencio de Valencia de la<br />

misma Orden natural de la Villa de Alcoy, y hijo del Real Convento de San Augustin de Valencia.<br />

Tomo segundo. Dedicale al muy noble Señor D. Antonio Francisco Aguado Fernández de Cordova,<br />

Salazar, y Fonseca, cavallero del Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad, &.ª Con licencia:<br />

En Valencia, en la Imprenta de Antonio Bordazar, año 1712. Libr. III. pág. 252.


DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 265<br />

convento perfectamente acabado; tiene unos claustros muy hermosos y espaciosos;<br />

lindos dormitorios; famosa escala; hermosa librería, y así de las demás piezas<br />

y oficinas que lo componen; de manera que es uno de los mejores y más bien<br />

labrados de Valencia".<br />

En su lugar correspondiente se hablará del Santo Cristo de la Fe y de su Cofradía.


CAPÍTULO CUARTO<br />

ARTÍCULO I<br />

Algo acerca del P. Fr. Martín de Santa María.<br />

Sumario: ¿Es valenciano?– Prior del convento de Santa Mónica.– Ocupa la Definitura General.–<br />

Procurador General en Roma.– Otras dignidades.– Procurador General en Madrid.<br />

Sospechamos que el P. Fr. Martín de Santa María, hijo de la Provincia del Pilar,<br />

nació en alguno de los pueblos de la provincia de Valencia o de Castellón de la<br />

Plana, en que estaban enclavados el convento de Santa Mónica de Valencia y el<br />

Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel; pues tenemos observado que, por lo general,<br />

los religiosos solían vivir en los conventos de su tierra, o muy próximos a ella,<br />

cuando no desempeñaban alguna obediencia en otras partes. Del P. Fr. Martín nada<br />

logramos averiguar hasta su nombramiento de Prior del convento de Valencia. Sabemos,<br />

eso sí, que no cursó la carrera lectoral, y que solamente obtuvo el título de<br />

Predicador 1 . Obra como Prior a 28 de Abril de 1681 en Valencia 2 , así que debió de<br />

ser nombrado en el Capítulo de 1679. En el citado Libro de Estado se halla una<br />

Consulta verificada por este Padre, la cual es de esta conformidad: "En 28 días del<br />

mes de Abril de 1681 N. P. Fr. Martin de Santa Maria, Prior, junto a los PP. de la<br />

Consulta y les propuso. Que atento que han recibido tantos favores, y esperan recivir<br />

de Carlos Borrell, y Martin Borreli su Hermº, Cirujanos, Aviendo estos pidido<br />

Sepultura en el Sitio, que sirve de presente de Iglesia se les concedio<br />

1 Crón., IV, núm. 880.<br />

2 Arch. gen. Libr. de Est. de Valenc.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 1 267<br />

el puesto, y capilla, saliendo de la Capilla de la Comunion a mano derecha acia<br />

la Iglesia, que por tiempo sera; dejando a su Voluntad, puedan enterrarse dichos<br />

Carlos y Martin Borrell, y todos los que de ese tronco descendieren; prometiendo<br />

con el tiempo, hazer un retablo en dicha Capilla, poniendo a su devocion la Imagen,<br />

que fuere de su Voluntad. (Auto recibido por Adriano Gil en 1.º de Mayo de 1681.<br />

E. A. fol. B, 6.) Y propuesto esto, respondieron todos los Padres de la consulta, se<br />

les concediese todo lo que pidieron, como de facto se les concedio. Y asimismo<br />

hizo juntar N. P. Prior para mayor seguridad del Convento, que respondio lo propio;<br />

y conformes de buena voluntad dieron su voto. Es la sepultura un vaxo que<br />

hace frente a la dicha Capilla. Y en fe de que asi es verdad, lo firmaron, etc." Con el<br />

tiempo, los herederos de Borrell siguieron enterrándose en dicha sepultura, y celebraban<br />

anualmente un aniversario cantado, para lo cual hízose Capilla dedicada a<br />

San Nicolás de Tolentino, en cuyo pedestal se leía: del Conde de Olocan 1 .<br />

Habiendo fallecido el Definidor General por Aragón, elegido en el Capítulo Intermedio<br />

de 1681, y muerto también el Adito en 29 de Abril de 1684, fué nombrado<br />

Definidor General nuestro biografiado; nombramiento que le duró pocos días, ya<br />

que el Capítulo General de 1684 tuvo lugar el 18 de Mayo. Celebrado que fué en el<br />

Colegio de Alcalá de Henares asistió a él como Definidor legítimo y ejerció sus<br />

funciones; los Capitulares eligiéronlo entonces Procurador General de la Curia Pontificia<br />

2 ; cargo que renunció el 31 de Octubre, aunque no sabemos precisar las razones<br />

que para ello tuvo. Entonces, a su regreso de Roma, que sería a fines del año o<br />

principios de 1685, residió en el convento de Valencia y asistió a uno de los Capítulos<br />

conventuales como Exprior del mismo convento 3 ; el Capítulo es de data 8 de<br />

Enero de 1687.<br />

Llegó la fama de las cualidades de este religioso a Manila, y por esto los Padres<br />

vocales del Capítulo Intermedio de 1687, al tratar de designar representantes<br />

de la Provincia para el próximo Capítulo General, se fijaron en el P. Fr. Martín y<br />

nombráronlo Discreto primero 4 .<br />

1 Ib.<br />

2 Crón., IV, núm. 937.<br />

3 Arch. reg. de Valenc., secc. conv., leg. 266.<br />

4 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.


268<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Esta representación no pudo llevarse a cabo a causa de haber sido elegido el P.<br />

Fr. Martín en el Capítulo General Intermedio de 1687, celebrado en Madrid, Procurador<br />

ante la Curia Regia 1 , y como, por otra parte, se adelantó la celebración del<br />

Capítulo General dos años, no pudo la Provincia de San Nicolás nombrar a tiempo<br />

substituto del P. Fr. Martín. El P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís 2 califica la<br />

elección de nuestro biografiado y las otras de aplaudidas y acertadas, y así debió de<br />

ser por lo que toca a Fr. Martín, puesto que en el Capítulo General siguiente de<br />

1688 quedó reelegido. Dice el citado autor hablando de los dos Procuradores de<br />

Madrid y Roma y del P. Secretario General 3 : "Estos tres últimos, y el primer Definidor<br />

General obtenían yá los mismos oficios desde el Capítulo Intermedio; y prosiguieron<br />

en sus cargos, por haverse procurado un Decreto de Roma, para que los<br />

pudiessen reelegir, á causa de haver servido un solo año cada uno su Dignidad". No<br />

entendemos este punto. ¿Es que renunció el P. Fr. Martín el cargo que le ot<strong>org</strong>ara el<br />

Capítulo anterior al año de desempeñarlo?<br />

Su defunción consta en el Libro de difuntos de la Congregación 4 como acaecida<br />

en Zaragoza en los primeros meses del año 1692, o dicho con más precisión,<br />

antes del 8 de Julio, fecha en que tomó posesión como Visitador General N. P. Fr.<br />

Simón de San Agustín, según se lee en el mismo libro.<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 1.060.<br />

2 Ib.<br />

3 Ib.<br />

4 Fol. 31 v.º


ARTÍCULO II<br />

Celebración de tres Capítulos.<br />

Sumario: Capítulo de la Provincia de San Agustín.– Idem de la de San Nicolás de Tolentino.–<br />

Determinaciones.– Elecciones.– Capítulo de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria.–<br />

Elecciones.<br />

Una innovación hemos introducido, como ya notamos, desconocida en los tomos<br />

anteriores de esta Historia, es a saber: la reseña, siquiera sea sumarísima, de la<br />

celebración de los Capítulos de nuestras Provincias. Acaso los Cronistas predecesores,<br />

al omitir estos asuntos, tenían en cuenta que más pertenecen a los Cronistas<br />

Provinciales que a los Generales, y que dejando a disposición de aquéllos esta materia,<br />

agotarían las que con ellas se relacionaban para formar cada Provincia su historia<br />

descendiendo a detalles vedados al Cronista General. Pero, al proponerse esta<br />

norma de criterio, juzgamos no eran consecuentes del todo, si bien les animaba un<br />

fin laudable, por cuanto vemos que en la Historia General se tocan todos los asuntos<br />

por insignificantes que parezcan y se desciende hasta relatar el curso de los hospicios,<br />

la biografía de los novicios y aun de los terciarios seculares. Todo se trata y<br />

se puntualiza menos los Capítulos de Provincia. Y lo peor es que, hoy en día, si<br />

quisieran los PP. Cronistas Provinciales desarrollar más ampliamente lo tratado por<br />

los Cronistas de la Orden, no podrán, por haberse cegado las fuentes de información<br />

para siempre. Por eso nosotros, avisados y aleccionados por la experiencia,<br />

recogemos todos los datos, los pocos que hay concernientes a la celebración de dichos<br />

Capítulos Provinciales y los iremos colocando cronológicamente a fin de que<br />

se vea, regular y ordenada, la marcha de las Provincias a través de los siglos.<br />

El viernes, 25 de Abril de 1692, congregó la Provincia de San Agustín su Capítulo<br />

e hizo los nombramientos siguientes: P. Fr. José


270<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de Jesús María, Provincial, cargo que renunció luego para aceptar la mitra<br />

episcopal de Alguer; Padres Fr. Román de San José, Fr. Pedro de la Concepción y<br />

Fr. Francisco de San Nicolás, Definidores. Asignamos este cargo al P. Fr. Pedro y<br />

no el de Prior de Madrid, aunque con algún recelo. El nombre del otro Definidor<br />

nos es desconocido. Padres Fr. Juan de San Nicolás, Secretario de Provincia; Fr.<br />

Pedro del Espíritu Santo, Subprior del convento de Madrid; Fr. Francisco de la Encarnación,<br />

Maestro de novicios; no perseveró en su cargo todo el trienio, pues vemos<br />

que figuran en el Libro de profesiones dos o tres religiosos más, sucesivamente,<br />

firmando como tales Maestros; Fr. Juan de la Cruz, Prior del convento de Toledo;<br />

Fr. Félix de San Gregorio, Rector del Colegio de Salamanca; Fr. Pedro de Jesús<br />

María, Prior del convento de Valladolid; Fr. Juan de San Miguel, Prior del convento<br />

de la Nava del Rey; Fr. José del Espíritu Santo, Prior del convento del Portillo;<br />

Fr. Pablo de Jesús María, Rector del Colegio de Jarandilla.<br />

Ignoramos los nombramientos complementarios de estas casas, y todos los pertenecientes<br />

a las otras siete casas que tenía la Provincia. Advertimos también que<br />

omitimos adrede las citas de donde hemos logrado estas noticias, porque las daremos<br />

al escribir las vidas de los religiosos.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

La Provincia de San Nicolás celebró en Manila su Capítulo convocado por el<br />

P. Provincial, Fr. Juan de la Madre de Dios, en la misma fecha reglamentaria, bajo<br />

la presidencia del primer Definidor, P. Fr. José de Jesús María. Congregáronse<br />

veintitrés vocales; entre éstos, los Priores de Sugbu (Cebú), Cavite, San Juan de<br />

Bagumbayan, Masingloc, Mariveles, Bolinao, Calumpam, Tandag, Butuám, Siargao,<br />

Romblón, Cagayán, Casiguran.<br />

Redactaron diez actas y treinta y dos determinaciones. Llamamos nosotros actas<br />

a los acuerdos del Capítulo, y determinaciones a los dados por el Definitorio<br />

intra Capitulum o Definitorio Capitular. Las principales que hacen a nuestro intento,<br />

son:<br />

1.ª "Mandamos que por cuanto el acta general acerca de la fiesta de San<br />

José no puede tener entero cumplimiento en esta Provincia y para que se<br />

cumpla, y obedezca


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 2 271<br />

en la parte que se pueda, se celebre en su día o el domingo siguiente, con su<br />

misa y sermón, aunque no pueda estar patente el Santísimo Sacramento, y<br />

esto se entiende en nuestros conventos, fuera del de Manila, Sugbu y San<br />

Juan de Bagongbayan, por los impedimentos que ocurren en estos tres<br />

conventos por no poderse celebrar".<br />

2.ª "Itten declaramos que el Ministerio de Masbate corra como hasta<br />

aquí; y que si en el discurso del trienio viniese la confirmación de el de<br />

España, se admita por Convento y se nombre Vicario Prior de el, y que en<br />

tanto se gouierne y administre por Presidente que nombre Nro Pe. Proul."<br />

Sobre el acta 4.ª hay una salvedad de carácter histórico, que quiso el P. Exprior<br />

Fr. Isidoro de Jesús María quedase consignada en el acta, a saber: "Respecto de no<br />

poder cumplir como se debe con la obligación de dicha administración (de Mariveles<br />

y Zambales) por causa de que de trece años a esta parte se halla esta Provincia<br />

con el cargo de nueve ministerios más que los que antes tenía; y siendo así que no<br />

se halla con más número que los que de ordinario ha tenido y que no hay ni puede<br />

haber esperanza de que las barcadas en adelante sean más numerosas, con los Religiosos<br />

que hoy tiene, y hasta hoy ha tenido, siempre se halla falta de ellos, para lo<br />

que tiene y ha tenido a su cargo, y mucho menos podrá con ese número descargar la<br />

conciencia encargándose de nuevo de otros cinco ministerios sobre los que tiene.<br />

Pero que en caso de que su Majestad sin diligencia nuestra nos instase con los últimos<br />

aprietos a que nos encargásemos de los dichos ministerios, en tal caso se pida<br />

que su Majestad nos descargue de la administración de todos los Ministerios de la<br />

contracosta para poder con buena conciencia admitir otros, y menos que esté descargada<br />

esta Provincia anticipadamente y con efecto de dichos ministerios no se<br />

acepten los de Mariveles y Zambales, sin embargo de cualquiera violencia".<br />

La 10.ª habla en pro del celo y perfección para servir los curatos los Padres Misioneros.<br />

Dice de este modo: "Itten mandamos que en todos los Nros. Ministerios<br />

tengan los Padres Ministros obligación de dar el Viático a los enfermos en sus casas<br />

siempre y quando huuiese opportunidad para ello, y para que asi se haga mandamos


272<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a todos los Ministros de nros Conuentos que luego incontinenti hagan relicarios".<br />

En las determinaciones hechas sobresale y domina un espíritu de observancia<br />

regular muy grande, y se ve que en los Capítulos velaban por conservarlo en toda<br />

su integridad, a pesar de que el clima y la clase de vida apostólica tan distinta de la<br />

conventual aconsejaban tolerancia.<br />

Esta labor preceptiva va enlazada gloriosamente con la electitiva, la cual dió el<br />

siguiente resultado, que tomamos, así como lo relativo a las actas del Libro 1.º de<br />

Becerro, rotulado al dorso, en el archivo provincial, con el número 29. Fr. José del<br />

Rosario, Provincial; Fr. Isidoro de Jesús María, Fr. Juan de San Jenaro, Fr. José de<br />

la Asunción, Fr. Francisco de la Madre de Dios, Definidores; Fr. Francisco de la<br />

Madre de Dios, Secretario y Definidor; Fr. Joaquín de San Nicolás, Procurador Provincial;<br />

Fr. José de la Encarnación, Prior de Manila; Fr. Juan Antonio de San<br />

Agustín, Subprior; Fr. José de Santa Gertrudis, Prior de Cavite; Fr. Juan de la Concepción,<br />

Prior de Cebú; Fr. Felipe de San Agustín, Prior de San Sebastián.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En la misma fecha que los anteriores celebróse el Capítulo Provincial de 1692<br />

en la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria. Tuvo lugar en el convento de<br />

El Desierto, y después de estatuir alguna acta disciplinal de escasa importancia, y<br />

después de asignar como casa capitular para el próximo Capítulo el Colegio de San<br />

Nicolás de Tolentino de Bogotá, procedieron los vocales a las elecciones, cuya lista<br />

es ésta: P. Fr. Juan de Dios, Prior Provincial; Padres Fr. Gabriel de Santa Teresa,<br />

Lector de Teología; Fr. José de San Pablo, Lector de Teología; Fr. Juan de Santa<br />

María, Predicador, y Fr. Andrés de la Cruz, Definidores; los Adictos o suplentes<br />

fueron: Fr. Carlos de San Jacinto, Predicador, Fr. Carlos de San Jerónimo, Lector<br />

de Teología, y Fr. Diego de San Agustín, Lector de Filosofía; Fr. Diego de Santiago,<br />

Prior de El Desierto; Fr. Juan de San Antonio, Subprior; Fr. Manuel de San<br />

Agustín Santona, Maestro de novicios; Fr. Miguel de San Jerónimo, Predicador y<br />

Ministro


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 2 273<br />

de la Santa Inquisición, Prior de la Popa de Cartagena: Fr. Isidoro de Todos los<br />

Santos, Subprior y Maestro de novicios; Fr. José de la Candelaria, Villalobos, Prior<br />

de Panamá; Fr. Juan de la Concepción, Márquez, Subprior y Maestro de novicios;<br />

Fr. Félix de San Nicolás, Lector de prima, Rector de Bogotá; Fr. Esteban de la<br />

Asunción, Vicerrector; Fr. José de la Ascensión, Arias, Prior de Tunja; Fr. Carlos<br />

de San Jacinto, Predicador, Prior de Honda; Fr. José de San Nicolás, Prior y doctrinero<br />

de Sabana Alta; Fr. José de San Agustín, Doctrinero de Iximena; y Fr. Diego<br />

de San Agustín, Secretario de Provincia.


ARTÍCULO III<br />

Misión a las Islas Filipinas.<br />

Sumario: Algunas dudas.– Documento curioso.– Otro documento.– Reseña fisonómica de estos<br />

misioneros.– Caso notable al arribar a Manila.<br />

Tratemos de la misión que pasó a Filipinas este año en que va nuestra historia.<br />

El P. Sádaba, al narrar el suceso, pónelo en el año 1694, lo que, según su plan, resulta<br />

verdadero porque él apunta las misiones según el año en que llegaban a Manila,<br />

y nosotros las colocamos según el año en que salían de Sevilla o de Cádiz. Esta<br />

que nos ocupa ahora tardó en llegar a su destino dos años; desde fines de Junio de<br />

1692 hasta 28 de junio de 1694. Se embarcó en el navío llamado Nuestra Señora de<br />

los Dolores, cuyo capitán era Antonio Gómez de Irisar, maestre de flota de Nueva<br />

España.<br />

En lo que no coinciden los testimonios es en el número de religiosos que la<br />

compusieron, pues, mientras el uno en su Catálogo 1 dice que llegaron a Manila<br />

treinta y seis, en las listas oficiales de embarque de la Casa de Contratación de Sevilla<br />

aparecen diez misioneros más; lo cual, en vez de aclarar las dudas que consigna<br />

el P. Sádaba, las enmaraña grandemente. Con efecto, leemos en el Catálogo: "En<br />

la Historia general de Filipinas se afirma (tom. 8.º, pág. 172.) que esta Misión se<br />

compuso de sesenta Religiosos Recoletos, y tal vez fundado en este testimonio,<br />

aseguró el P. Ferrando, Dominico, en su Historia de los PP. Dominicos en las Islas<br />

Filipinas, refundida por el P. Fonseca, de la misma Orden (tom. 3.º, pág. 636), que<br />

esta misión de PP. Recoletos era más numerosa que otra de Padres Dominicos,<br />

compuesta de treinta<br />

1 Pág. 142.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 275<br />

y nueve Religiosos, si nos atenemos a lo consignado en el texto de la mencionada<br />

Historia de Padres Dominicos. Hemos consultado el Compendio de la Reseña<br />

biográfica de los Religiosos de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas,<br />

impreso en Manila a. 1895 (páginas 281-302), y de su lectura nada hemos podido<br />

sacar en limpio para ilustrar el asunto".<br />

La diferencia que hay entre lo aseverado por éste y lo que estampamos nosotros<br />

es explicable: él se valió, como hemos dicho en otro lugar, del Libro 1.º de<br />

misiones en que se apuntaban los individuos según iban desembarcando en Manila;<br />

tal libro merece crédito no pequeño, si bien en algunos detalles claudica; también lo<br />

merecen los documentos del archivo de Sevilla. Pues ¿cómo ni por dónde se pueden<br />

compaginar cosas tan encontradas? Por ventura, diciendo que se embarcaban<br />

todos, pero o bien morían algunos durante tan larga navegación, o bien se quedaban<br />

en las Antillas y en Méjico por razón de enfermedad, u otras razones, de modo que<br />

no todos los que se embarcaban en Sevilla o Cádiz desembarcaban en Manila.<br />

Ejemplo de ello bríndanos precisamente el P. Marcos de San Agustín que se incorporó<br />

con esta misión, y al llegar a Méjico no pudo continuar el viaje hasta el año<br />

1711 en que pasó por allí otra de Recoletos. Sin embargo, observamos que en la<br />

lista que nos dá el Catálogo faltan quince religiosos de los que figuran en las listas<br />

de la casa consignataria de Sevilla, y son muchos para que resulte aceptable la explicación<br />

arriba apuntada. Por otra parte, en la lista de Sevilla faltan cinco de los<br />

que trae el P. Sádaba. De todos modos, a Manila parece que no llegaron en el año<br />

de 1694 sino los que este historiador trae, tomados del Libro de misiones. Ni los<br />

quince que faltan arribaron allí en fecha alguna, porque de lo contrario habría en el<br />

archivo provincial huellas de su vida en Filipinas y el autor del Catálogo traería en<br />

su lugar correspondiente los datos que hubiera encontrado.<br />

Sirven los documentos siguientes para dar noticia clara y distinta de los individuos<br />

que componían la misión, y para que en su día sean aprovechados por el Cronista<br />

que formará las biografías de los que lo merezcan, pues nosotros no biografiaremos<br />

a todos los que aquí figuran, pero sí marcamos a todos como misioneros porque<br />

nuestro actual objeto es hablar de la misión como tal. Hállanse los documentos<br />

en


276<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

el archivo general de la Orden, y son copia antigua de los que reposan en el archivo<br />

de Indias, según se lee en una nota marginal, copia hecha antes de ser trasladados<br />

los legajos de Simancas a Sevilla.<br />

De estos cuarenta y seis religiosos, contando el Presidente Comisario, veintiséis<br />

fueron costeados por el Erario Real. Llegaron a Sevilla por grupos, según se<br />

formaban en los conventos del tránsito; así se les facilitaba el viaje; andaban a pie,<br />

a caballo o en vehículo o diligencia, como podían. Cada uno llevaba la patente de<br />

incorporación hecha por N. P. Vicario General; la licencia de viajar que daba el P.<br />

Superior de la casa, marcando el día de la salida y muchas veces el avío para el camino,<br />

la ropa y otras menudencias. Obsérvese que por lo general eran jóvenes los<br />

misioneros; y así convenía, porque la labor de evangelización en tan insanos países<br />

y lo penoso de la navegación exigían muchas energías de cuerpo y de alma. Los<br />

siguientes certificados dan idea de cómo se realizaba el viaje desde los conventos al<br />

de Sevilla:<br />

"Fr. Gabriel de S. Joseph Prior deste convento de Ntra. Sra. del Populo de los<br />

descalzos del horden de nro. P. S. Augn. desta ciudad de Sevilla. Zertifico como<br />

los Religiosos que se congregan para la mision qe. con licencia de su Magd. han<br />

de pasar a las islas Philipinas llegaron a este dicho convento a los dias que sera<br />

expresado en la forma y manera siguiente.=<br />

Primeramente. En tres dias del mes de julio del año pasado de mill y seiscientos<br />

y nobenta y uno llego a este dicho convento el Pe. Comisario GI. Fr. Joseph<br />

de Sta. Maria que vino del convento de Madrid.=<br />

Iten. En ocho de Mayo deste prese. año de mill y seiscientos y nobenta y dos<br />

llegaron a este convento el Pe. Fr. Manuel de S. Nicolas de tolentino natural de<br />

la nava del rei. El Pe. Fr. Franco. de Sta. Theresa natural del Truillo. El hermo.<br />

Fr. Joseph de S. Francisco natural de Madrid. El hermo. Fr. Manl. de Sta. Theresa<br />

lego natural de Canizar los quales binieron del Collegio de Alcala de Henares.=<br />

Iten. En quinze del dicho mes llegaron a este convento el hermano Fr. Pedro<br />

de la Concepcion natural de Madrid. El hermo. Fr. Silbestre de la Purificacion<br />

natural del Cazar de Cazeres. El hermano


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 277<br />

Fr. Manl. de Jesus Maria natural de Lupiana, los quales salieron del convento<br />

de Toledo.=<br />

Iten. En diez y ocho de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo.<br />

Fr. ManI. de Sta. Theresa natural de Madrid. El hermo. Fray Augn. de la Trinidad<br />

natural de Santander. El hermo. Fr. Gabriel de Sn. Joseph natural de Lugo.<br />

El hermo. Fr. Mariano Antto. de la Concepcion natural de Cifuentes, los quales<br />

salieron del convento de la nava del rei.=<br />

Iten. En veinte y dos del dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />

Vicente de la Encarnacion natural de Talavera de la Reina. El Pe. Fr. Benito de<br />

la Asumpcion natural de Valdefuentes. El Pe. Fr. Juan de la Encarnacion natural<br />

de Serradilla. El hermano Fr. Juan de Sto. Thomas de Aquino natural de Placencia,<br />

los quales salieron del Collegio de Salamanca.=<br />

Iten. En veinte y tres de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />

Joseph de Sta. Getrudes natural de Xarandilla. El hermo. Fr. Pedro de la Asumpcion<br />

natural de Madrid, los quales salieron del convento de Valladolid.=<br />

Iten. En veinte y cinco de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />

Joseph de S. Augn. natural de Logrosan. El hermo. Fray Antto. de Sta. Rosa lego<br />

natural de Minas Albas, los quales salieron del convento de Portíllo.=<br />

Iten. En treinta de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo. Fr. Lucas<br />

de la Concepcion natural de Romancos. El hermo. Fr. Bernardo de San Joseph<br />

natural de Zerrejon, los quales salieron del Collegio de Xarandilla.=<br />

Iten. En quatro de Junio de dicho año llegaron a este convento el Pe. Fr. Franco.<br />

de la Soledad natural de Castalla. El Pe. Fr. Juan Bapta. de S. Joseph natural<br />

de Culla. El hermo. Fr. Atilano de S. Andres natural de Borxa. El hermo. Fr.<br />

Juan de S. Andres natural de Añon. El hermo. Fr. Balero de S. Salbador natural<br />

de Zaragoza. El hermo. Fr. Ildefonso de la Concepcion natural de Paiporta. El<br />

hermo. Fr. Nicolas de Sta. Theresa natural de Morrella. El P. Fr. Thomas de S.<br />

Lucas natural de Taguenca, los quales salieron del convento de Calatayud.=<br />

Iten. En ocho de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr. Anttonio<br />

de Sta. Monica natural del Campillo. El Pe. Fr. Joseph de Sto. Thomas de Villanueva<br />

natural de Ambel. El hermo. Fr. Miguel de S. Guillermo natural de Embid<br />

de la Ribera. El Pe. Fr. Esteban de la Virgen del Pilar natural de Alloza. El Pe.<br />

Fr. Joseph de la Concepcion natural de Alcañiz, los quales salieron del Collegio<br />

de Huesca.=<br />

Iten. En diez de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo. Fr. Pedro<br />

de Jesus Maria lego natural del Campo. El hermo. Fr. Joseph de Jesus Maria lego<br />

natural de Jaraba, los quales salieron del convento de Zaragoza.=<br />

Iten. En quince de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe.


278<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Fr. Joseph del Spiritu Sto. natural de Viana. El Pe. Fr. Marcos de S. Augn. natural<br />

de Rupit. El hermo. Fr. Joseph de S. Bartholome natural de Buste, los quales<br />

salieron del convento de Barzelona.=<br />

Todos los quales llegaron con licencia in scriptis de nro. Pe. Fr. Miguel de S.<br />

Augn. Lector jubilado y Vicario GI. de la Congregacion de España e Indias de<br />

los descalzos de nro. Pe. S. Augn. y son los mismos que se contienen en dichas<br />

licencias y para qe. conste doi la preste. zertificacion a peticion del dicho Pe.<br />

Comisario GI. Fr. Joseph de Sta. Maria firmada de mi mano en veinte y cinco<br />

dias del mes de junio de mill y seiscientos y nobenta y dos años. Fr. Gabriel de<br />

S. Joseph. Prior." (Rúbrica.)<br />

"Certifico yo Dn. Franco. de Respaldeza Lezama Correo maior de esta Ciudad<br />

y de Indias las leguas que ay desde esta Ciudad a las Ciudades Villas y lugares<br />

que abajo iran referidos auiendo mirado en el libro ytinerario de leguas de este<br />

ofizio y por lo que an dicho los Correos mas antiguos parese aver las siguientes:<br />

Desde esta Ciud. a Alcala de Henares ................. 91<br />

Desde esta Ciud. a Toledo ................................... 74<br />

Desde esta Ciud. a la Naua del Rey ................... 118<br />

Desde esta Ciud. a Salamanca ........................... 116<br />

Desde esta Ciud. a Valladolid ........................... 120<br />

Desde esta Ciud. a Portillo ................................ 116<br />

Desde esta Ciud. a Jarandilla ............................. 118<br />

Desde esta Ciud. a Calatayud ............................ 130


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 279<br />

Desde esta Ciud. a Huesca ................................ 145<br />

Desde esta Ciud. a Zaragoza ............................. 136<br />

Desde esta Ciud. a Barcelona ............................ 186<br />

Y para que dello conste donde convenga doy la presste. a pedimto. del Pe. Fr.<br />

Josseph de ssta. Maria Procurador y Comsio. General del horden de Descalzos<br />

de nro. Pe. Sn. Augustin. en Seuia. a 23 de Junio de 1692 as. Franco. de Respaldeza<br />

Lezama." (Rúbrica.)<br />

Pues bien; una vez llegados a Sevilla y alojados en nuestro famoso y muy capaz<br />

convento, pasaban a las oficinas del estado y se apuntaban en el registro, detallando<br />

los rasgos fisonómicos más notables, y la edad, estado, pueblo, etc. Advertimos<br />

que el P. Prior de Sevilla hace mención de cuarenta religiosos y en el registro<br />

se reseñan cuarenta y seis; pero aquel documento lleva fecha 23 de Junio y éste un<br />

día más tarde, durante el cual pudieron llegar los rezagados, a no ser que digamos<br />

que se apuntaron en el registro de Contratación las señales tal como las iban especificando<br />

los que conocían a los ausentes, que llegarían a tiempo de embarque.<br />

Como nota de curiosidad hásenos de permitir que indiquemos que entre el<br />

equipaje de los misioneros iban bastantes ejemplares de la famosa y reeditada obra<br />

mística del P. Fr. Agustín de San Ildefonso para propagarla. Por eso se lee en el<br />

Libro de consultas de Toledo 1 que los Padres resolvieron que "seria conueniente<br />

remitir a nueua España trescientos thomos de la Theologia mystica de nuestro Fr.<br />

Augustin de Sn. Ildefonso para que alla se despachassen... y todos unanimes y conformes<br />

vinieron en que se embarcassen". No es de extrañar la fama y difusión de<br />

este libro: aun en la presentación material resultaba muy bueno; hoy en día está<br />

expuesto a la vista del público en el salón de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional<br />

para que se admire como obra de exquisito arte el grabado que en la portada lleva.<br />

"Semanero, Don Joseph de Fuentes.<br />

Parecieron para efecto de reseñarse quarenta religiosos sazerdotes y cinco legos<br />

descalzos de la orden de San Augustin que en virtud de ordenes de su Magd.<br />

y a sus Res. expensas esta conzedido puedan<br />

1 Arch. gen., fol. 82 v.º


280<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

pasar a la prouincia de Sn. Nicolas de las Islas Filipinas el Pe. Fr. Joseph de<br />

Sta. Maria de la dicha orden Procurador Genl. y comisario de la dicha prouincia<br />

que va ademas del numero referido, los quales religiosos son de los nombres patrias<br />

hedades y señas siguientes:<br />

Sacerdotes: El dho Pe. Fr. Joseph de Sta Maria Procurador y Comisario de esta<br />

mision natural de esta Ciudad de Seuilla de quarenta y siete años de buena estatura<br />

rehecho entrecano.<br />

El Pe. Fr. Benito de la asumpcion nl. de la uilla de Valdefuentes priorato de<br />

san tiago de treinta años de buena estatura blanco señal de herida enzima del labio<br />

alto.<br />

El Pe. Fr. Juan de la encarnacion nl. de la uilla de la Zerradilla obispado de<br />

Plazencia de treinta y seis años, falto de dientes de la parte alta.<br />

El Pe. Fr. Joseph de San Augn. nl. de la uilla de Logrosan en el dho obispado<br />

de hedad de veinte y ocho años de mediana estatura pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Mal. de S. Nicolas de tolentino nl. de la uilla de la naua del Rey<br />

obispado de Valladolid de veinte y siete años mediano blanco y ojos pardos.<br />

El Pe. Fr. Joseph de Santa Getrudes nl. de Jarandilla obispado de Plazencia de<br />

veinte y cinco años blanco de buen cuerpo pelo negro.<br />

El Pe. Fr. vizente de la encarnacion nl. de Talauera de la Reina arçobispado<br />

de toledo de veinte y cinco años de buena estatura pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Franco. de Sta. Teresa nl. de Trujillo obispado de Plazencia de<br />

treinta y cinco años buen cuerpo blanco picado de biruelas.<br />

El Pe. Fr. Francisco de la soledad nl. de la uilla de Castalla en balenzia de<br />

veinte y siete años de buena estatura blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Ju.º Bapta. de San Joseph nl. de la uilla de Culla en el dho reyno de<br />

veinte y nueve años alto blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Joseph de la Concepn. nl. de la ciud. de alcañiz arzobispado de Zaragoza<br />

de treinta y quatro años mediano caluo.<br />

El Pe. Fr. Joseph del espiritu santo nl. de viana en el revno de Nauarra de<br />

treinta años alto blanco picado de biruelas.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 281<br />

El Pe. Fr. Esteuan de la virgen del pilar nl. de la uilla de ayosa arzobispado de<br />

zaragoza de veinte y nueve años de mediana estatura blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Nicolás (Tomás) de San lucas nl. de la nilla de taguenca arzobispado<br />

de zaragoza de veinte y seis años alto blanco pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Marcos de San Augustin nl. de la uilla de rutir obispado de Barzelona<br />

de treinta años de buena estatura rehecho ojos pardos.<br />

El Pe. Fr. Joseph de sto. Thomas de villanueba nl. de ambel obispado de tarazona<br />

de veinte y cinco años mediano trigueño pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Antonio de santa monica nl. de la uilla de Campillo de veinte y cinco<br />

años mediano blanco ojos grandes.<br />

El Pe. Fr. Juan Antto. de S. Nicolas nl. de la ciud. de alcala Rl. de veinte y<br />

ocho años de buen cuerpo pelo rubio.<br />

El Pe. Fr. Juan de San Augustin nl. de la uilla de pilas en este arzobispado de<br />

quarenta años alto delgado.<br />

Coristas: El Pe. Fr. Juan de sto. Tomas de aquino nl. de la Ciud. de plazencia<br />

y su arzobispado de veinte y dos años de mediana estatura blanco pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Mariano Antonio de la Concn. nl. de la uilla de zifuentes obispado<br />

de Siguenza de veinte y tres años mediano abultado de rostro pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Siluestre de la purificacion nl. de la uilla de Cazar de Cazeres obispado<br />

de Coria de diez y ocho años de buen cuerpo blanco ojos pardos.<br />

El Pe. Fr. Manl. de Jesus Maria nl. de la uilla de Lupiana arzobispado de toledo<br />

de veinte y cinco años de buena estatura blanco hoyoso de biruelas.<br />

El Pe. Fr. Pedro de la asumpcion nl. de Madrid arzobispado de toledo de<br />

veinte y dos años de buen cuerpo blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Lucas de la Concepn. nl. de la uilla de romancos arzobispado de toledo<br />

de veinte y cinco años de mediana estatura pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Berdo. de San Joseph nl. de la uilla de Zerrejon obispado


282<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de plazencia de veinte y dos años de buena estatura blanco delgado.<br />

El Pe. Fr. Joseph de San Franco. nl. de Madrid de veinte y dos años de buena<br />

estatura señal de herida en medio de la frente.<br />

El Pe. Fr. Gabriel de San Joseph nl. de la Ciud. de Lugo y su obispado de<br />

veinte y cinco años de buena estatura blanco entradas en el cerquillo.<br />

El Pe. Fr. Manl. de santa teresa nl. de Madrid de veinte y tres años alto blanco<br />

pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Po. de la concn. nl. de Madrid de diez y nueve años buen cuerpo<br />

pelo castaño picado de biruelas.<br />

El Pe. Fr. Atilano de San Andres nl. de Borja obispado de tarazona de veinte<br />

y tres años de buena estatura blanco ojos pardos.<br />

El Pe. Fr. Balero de San Salvador nl. de Zaragoza y su arzobispado de veinte<br />

y tres años mediano blanco pelo castaño.<br />

El Pe. Fr. Juan de San Andres nl. de añon arzobispado de tarazona de veinte y<br />

tres años alto delgado blanco.<br />

El Pe. Fr. Miguel de San Guillermo nl. de la uilla de embil de la Ribera obispado<br />

de tarazona de veinte y ocho años, alto blanco abultado de rostro.<br />

El Pe. Fr. Ildefonso de la Conpn. nl. de la uilla de Paiporta arzobispado de<br />

Balenzia de veinte y dos años de buena estatura blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Tomas de S. Juan Euangelista nl. de la ciud. de calatayud obispado<br />

de tarazona de veinte y dos años de mediana estatura blanco pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Nicolas de Santa Teresa nl. de la uilla de morrella arzobispado de<br />

balenzia de veinte y tres años de buena estatura blanco pelo castaño claro.<br />

El Pe. Fr. Joseph de San Bartolome nl. de la uilla de Buste obispado de tarazona<br />

de diez y ocho años de buena estatura rehecho blanco.<br />

El Pe. Fr. Marzelino de San Cristoual nl. de la ciud. de zaragoza de veinte y<br />

dos años de buena estatura blanco rubio.<br />

El Pe. Fr. Augustin de la Ssma. Trinidad nl. de Santander de veinte y dos<br />

años mediano blanco pelo negro.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 283<br />

El Pe. Fr. Marcos de Sn. Augustin nl. de la uilla de Balbuente en aragon de<br />

diez y ocho años de mediana estatura pelo negro.<br />

Legos: El Pe. Fr. Jose de Jesus Ma. religioso lego nl. de la uilla de Jaraba arzobispado<br />

de Zaragoza de veinte y ocho años de buen cuerpo pelo negro.<br />

El Pe. Fr. Pedro de Jesus Maria religioso lego nl. de la uilla de Campo en aragon<br />

de treinta y un años alto ojos pardos.<br />

El Pe. Fr. Joseph de Jesus Maria nl. de la Ciud. de Zaragoza de treinta y tres<br />

años de mediana estatura caluo.<br />

El Pe. Fr. Po. (Antonio) de santa Rosa nl. de la uilla aluas (sic) arzobispado<br />

de toledo de veinte y dos años de buen cuerpo delgado.<br />

El Pe. Fr. Manuel de Santa Teresa nl. de la uilla de Cañizar arzobispado de<br />

toledo de treinta y seis años buen cuerpo trigueño pelo negro.<br />

Que son los quarenta y seis religiosos sazerdotes y cinco legos descalzos de la<br />

orden de San Augustin a los quales reseñe estando en el combento de nra. sra.<br />

del Populo extramuros de esta ciud. que es de religiosos recoletos de San Augustin.<br />

Seuilla veinte y seis de Junio de mill y seiscientos y noventa y dos años. Br.<br />

Joseph de Fuentes". (Rúbrica.)<br />

Pues bien; esta lucidísima misión partió de España a fines del mes de Junio o<br />

principios de Julio, y llegó a Méjico, donde hubo de esperar embarcación hasta<br />

Marzo del año siguiente. De aquí a Filipinas corrieron peligros, que evitaron por<br />

gracia de Dios. Copiemos un párrafo del insigne historiador Recoleto Fr. Juan de la<br />

Concepción en su Historia General de Philipinas 1 :<br />

"Salieron el día diez y nueve de Marzo de Acapulco, y llegaron con buenos<br />

tiempos á Marianas: Fué preciso lastrear el Barco aquí,<br />

1 Historia General de Philipinas. Conqvistas espiritvales, y temporales de estos Españoles, Dominios,<br />

establecimientos, Progresos, y Decadencias. Comprehende los Imperios, Reynos, y Provincias,<br />

de Islas, y continentes con quienes há havido comunicacion, y Comercio por immediatas Coincidencias.<br />

Con noticias universales, Geographicas, Hidrographicas, de Historia Natural, de Política,<br />

do costumbres, y Religiones, en lo que deba interesarse tan universal Titulo. Por el Padre Fr.<br />

Juan de la Concepcion Recoleto Agustino Descalzo, Lector Jubilado, ex-Provincial, Examinador<br />

Sinodal de el Arzobispado de Manila, y Coronista de su Provincia de S. Nicolas de las Islas Philipinas.<br />

Tomo VIII. Con permiso de los Svperiores. En el Conv. de Ntra. Sra. de Loreto del Pueblo<br />

de Sampaloc: por el Hermano Balthasar Mariano, Donado Franciscano. Año de 1790. Pág. 172.


284<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

porque como eran viveres de carga, y se hablan ido consumiendo en el discurso<br />

de el viaje, estaba muy sobreaguado; reconoció el Piloto la bodega para<br />

computar el lastre que necesitaba; tentó las tablas, y el costillaje, que halló tan<br />

podrido, que en qualquiera parte entraba con facilidad el dedo; quedó el Piloto<br />

asustado, y todo pálido subio, y dixo lo que habia advertido al General, y al Piloto<br />

mayor, y convinieron en que esto se callase por no infundir miedo, ó alborotos<br />

en los Pasageros: Lastrearonse con dos barcadas de piedra, y prosigieran á estas<br />

Islas, y con buenos vientos en veinte, y ocho de junio de noventa, y quatro dieron<br />

fondo en Cavite: Querian luego los Religiosos desembarcarse; pero el General<br />

se lo estorbó, diciendo: Padres, primero há de salir la plata, toda la carga, y<br />

gente de el Navio; los últimos Vuesas Reverencias, mis oficiales, y yo; assi se<br />

hizo, y cosa rara! luego, que estos últimos salieron, ya desembarcado todo, el<br />

Navio, se fué a fondo: Confesó el General después, que con las noticias de que<br />

estaba tan podrido el Barco, habia detenido a los Religiosos, persuadido de que<br />

le habian conservado hasta el Puerto sus Oraciones, y queria continuase su favor<br />

hasta que se descargase".


ARTÍCULO IV<br />

Datos sobre el P. Fr. Valero de San Jerónimo.<br />

Sumario: Su vida de humildad y laboriosidad.– Nota necrológica hallada en Barcelona.– Oficios<br />

en que se ocupó hasta la muerte.<br />

Trátase de un religioso humilde, sencillo y fervoroso, de esos que no dejan<br />

huella esplendorosa de su paso por los conventos, en razón de los cargos públicos,<br />

sino algo así como un perfume de simpatía y veneración, en razón de la ingenuidad<br />

y corrección de sus actos. Nació el año 1639, y a los 16 años de edad se consagró a<br />

Dios por medio de los santos votos, o sea el año 1655. Su vida se deslizó en la apacibilidad<br />

del claustro ejerciendo por muchos años el oficio de Sacristán mayor. En<br />

el año 1685, a 9 de Noviembre, celebróse una consulta en el convento de Santa<br />

Mónica de Barcelona 1 bajo la presidencia del P. Provincial Fr. Martín de San Florencio,<br />

y entró como vocal el P. Fr. Valero. En la consulta se aprobó que "atento a<br />

que los religiosos enfermos después del Viatico tienen necesidad de socorro espiritual<br />

y de quien les ayude y encamine para la Santa memoria de la Pasion de Jesucristo<br />

e invocación de la Virgen Santisima y total separación de conuersaciones<br />

impertinentes, fue la propuesta que recibido el Viatico nombre el Padre Prior uno o<br />

dos celadores del alma de aquel los quales encaminen, instruyan y gobiernen al<br />

moribundo…" De este religioso hay unos apuntes biográficos en el Necrologio del<br />

convento de Santa Mónica de Barcelona 2 que, aunque breves, importa reproducirlos<br />

literalmente, haciendo constar que el religioso que en el Libro de difuntos de la<br />

Congregación 3 figura con el nombre de Valerio es este mismo que aquí se nombra<br />

Valero.<br />

1 Arch. de la Deleg. de Hac., Libro 137, fol. 7.<br />

2 Ib. fol. 10.<br />

3 Fol. 31 v.º


286<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

"Siendo Vicario General de la Congregacion de España e Indias de los descalzos<br />

de nuestro G. P. S. Augustin nuestro Padre fr. Miguel de S. Augustin y<br />

Provincial de esta provincia de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Pedro del<br />

Angel de la Guarda Letor jubilado y Prior de este Convento de nuestra Madre<br />

Santa Monica de la Ciudad de Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria:<br />

a los quince dias del mes de Julio de 1692 en este Convento de Barcelona murio<br />

entre las ocho y nueve de la mañana dia martes el Padre fr. Valero de S. Geronimo<br />

maestro de Novicios actual, recibio con mucha edificacion de todos los<br />

Santos Sacramentos de la Iglesia, siendo de edad de 53 años teniendo de profession<br />

37. Era natural de la ciudad de Çaragoza en el Reyno de Aragón; fue su enfermedad<br />

dilatada y al ultimo se le engendró un flemon interno el qual le traslado<br />

a mejor vida: se exercito con mucho cuydado y policia por mucho tiempo en<br />

el oficio de sacristan de este Convento; y con particularidad era grande la asistencia<br />

haçia en el conffesionario, siendo muy conocido y estimado de los fieles<br />

de esta Ciudad, por el consuelo hallaban en él: esta enterrado en el entierro de<br />

los Religiosos baxo el Camarin de la Virgen SSma. de Copacavana en el nincho<br />

esta rotulado su nombre".


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 287<br />

ARTÍCULO V<br />

Biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.<br />

Sumario: Varios homónimos.– Novicio en Madrid.– Su familia noble.– Ordénase de sacerdote.–<br />

Ocupa la Secretaría de Provincia.– Prior en el convento de Toledo.– Impulsa la obra<br />

del convento e iglesia.– Escribe la historia de la fundación de la comunidad en Toledo.–<br />

Reprodúcese la historia que escribió.<br />

Se nos presenta la materia que constituirá la biografía del P. Fray Francisco de<br />

San Nicolás, y el primer tropiezo es verificar o comprobar su filiación, ya que en el<br />

Libro de profesiones de Madrid tantas veces citado figuran dos religiosos con idéntico<br />

nombre, y a entrambos puede aplicarse lo que dijéremos en esta cronológica<br />

semblanza. Es el primero Fr. Francisco de San Nicolás, natural de Madrid, bautizado<br />

en la parroquia de San Martín, hijo legítimo de Martín Sáinz Prado de Rozas y<br />

María Marroquín, que profesó a 8 de junio de 1636 en manos del P. Prior Fr. Bernardino<br />

de San Ildefonso 1 ; y el segundo, Francisco de San Nicolás, es natural de<br />

Salas de Bureba, provincia de Burgos, hijo legítimo de Antonio de Pareda y Cámara<br />

y de D. Francisca de Arce Cabeza de Vaca, el cual hizo su profesión en Madrid<br />

el 6 de Agosto de 1655 en manos del P. Gabriel de San Agustín, a la sazón Rector<br />

Provincial 2 . Tenemos, por lo tanto, en la misma Provincia de San Agustín dos sujetos<br />

distintos con el mismo nombre, aparte de varios otros que en las restantes Provincias<br />

coexistieron en el segundo promedio del siglo XVII. Es cierto que después<br />

se sabe que uno que era Prior de Toledo por los años de 1686 era natural de Salas<br />

de Bureba, y cierto también que los Padres Capitulares de Manila, en 1692, nombraron<br />

Discreto para el Capítulo General a uno, distinguiéndolo así: "alias el cojo",<br />

según<br />

1 Ib., fol. 84 v.º<br />

2 Ib., fol. 183.


288<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

práctica de entonces, que, para distinguir a los colombroños, o bien se fijaban<br />

en el pueblo natal, o bien en el apellido paterno o bien en alguna nota fisonómica;<br />

empero, el hecho de llamarlo "el cojo" significa que había otros Franciscos, y por lo<br />

tanto, desde el principio de esta biografía hasta el fin, subsisten la duda y el peligro<br />

de vaguedad histórica en algunos datos. Nosotros nos inclinamos a adjudicarlos<br />

todos al Francisco burgalés, porque de él se dice con certeza lo principal de esta<br />

biografía, que es lo del Priorato de Toledo; pues, si es cierto que en edad éste queda<br />

aventajado por aquél, también lo es que en un hombre que muere a los 53 años encajan<br />

bien los cargos que desempeñó en la Recolección. Vamos a verlo.<br />

Francisco Pareda y Cámara entró en el noviciado de Madrid teniendo por lo<br />

menos quince años, luego no nació después del 1639; decimos por lo menos, pues,<br />

si hoy en día, como resultado de nuestros postulantados o colegios preparatorios, y<br />

para obviar embarazos procedentes de la ley del servicio militar obligatorio y de<br />

otras trabas, casi todos los novicios ingresan a los quince años, entonces procuraban<br />

las Religiones que los novicios fueran de edad más madura porque, en tesis general,<br />

esto es lo más conveniente, atento a que las vocaciones suelen resultar más fundadas<br />

y probadas; máxime que entonces no existía la profesión simple sino que al año<br />

de noviciado hacíase la solemne, irrevocable, perpetua.<br />

Como se deduce de los apellidos paterno y materno, nuestro novicio era noble<br />

y por ventura de solar acaudalado; refuerza nuestra sospecha el caso de que le dió la<br />

profesión no el P. Prior, sino el Rector Provincial, y asistieron a ella como testigos<br />

notariales religiosos muy connotados en la Orden, v. gr., N. P. Fr. Gabriel de Santiago,<br />

Exvicario General; cosa que sucedía cuando, en atención a la calidad de los<br />

deudos, del novicio y a su representación social, creían los prelados conveniente y<br />

oportuno revestir el acto de circunstancias más importantes. A los siete años de su<br />

profesión aparece ya como sacerdote en Madrid, asistiendo 1 , como testigo, al acto<br />

de la profesión del que después sería famosísimo escritor y académico correspondiente<br />

de la Real Academia de la Historia, no menos notable por su religiosidad,<br />

que por sus letras,<br />

1 Libr. de prof., fol. 245 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 289<br />

P. Fr. Miguel de Jesús María, que se consagró a Dios a 21 de Noviembre de<br />

1662. Así, pues, en este año o antes recibió la sagrada orden del presbiterado el P.<br />

Fr. Francisco, que sin ser de entendimienio tardo ni esquivo a las ciencias, ni mucho<br />

menos, no descolló por su talento, pues no se hizo Lector de teología, sino que<br />

apenas obtuvo el título de Predicador. Que fue elegido Secretario Provincial lo declara<br />

el hecho de figurar en el acta de varias profesiones con el aditamento de tal, la<br />

primera de las cuales corresponde a 1.º de Enero de 1673 1 ; de lo que se desprende<br />

que quedó condecorado en el Capítulo de 1671 con el oficio de la Secretaría.<br />

Terminado el trienio, ascendió al Priorato de Toledo, empero no mediante<br />

nombramiento hecho por el Capítulo de 1674, sino del Definitorio en Abril de 1675<br />

y confirmado por el Capítulo Intermedio de 1675. En el Capítulo de 1674 fue electo<br />

Prior el P. Fr Alonso de los Santos, varón muy notable en nuestros conventos, y<br />

renunciando él, le sucedió como Presidente el P. Fr. Cristóbal de San Nicolás a 9 de<br />

Marzo de 1675, para entregar luego los sellos del convento en Noviembre al P. Fr.<br />

Francisco, todo lo cual consta en el Libro de recibo 2 del mencionado convento.<br />

Precisa manifestar que en el Libro de profesiones de Madrid aparece un P.<br />

Francisco de San Nicolás haciendo de Notario de una acta de profesión en Madrid a<br />

7 de Enero de 1675 con el título de Procurador General, y era uno llamado Quintanilla<br />

3 , de la Provincia de Andalucía; claro está que no podía ser el Prior de Toledo,<br />

P. Francisco de San Nicolás Pareda y Cámara, pues siguió todo el trienio desempeñando<br />

el Priorato de Toledo, como se comprueba con no pocos documentos y citas<br />

que omitiremos y que pueden verse en los legajos 90 y 91 del archivo histórico nacional,<br />

tocantes a aquella ciudad digna de eterno recuerdo.<br />

Estaba entonces este convento en obra, y dedicábase todo el empeño a concluir<br />

el presbiterio o capilla mayor para dedicar la iglesia y desplegar el celo apostólico<br />

con mayores fervores y alcances; y el P. Fray Francisco que tenía el entusiasmo de<br />

la juventud y la prudencia de la<br />

1 Ib., fol. 315.<br />

2 Arch. hist. nac. Tol. leg., 91.<br />

3 Crón., IV, núm. 468.


290<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

edad madura prosiguió la fábrica con decisión y talento, de tal manera, que su<br />

trienio fue muy señalado y aun el más fecundo de todos, a juzgar por las resultas y<br />

consecuencias.<br />

Reposa en el archivo general de la Orden 1 un cuaderno manuscrito, de 22 folios,<br />

de 31x21 centímetros, sin título, en que se relata minuciosamente la historia de<br />

la fundación del convento de Toledo que la provincia de Castilla erigió en dicha<br />

ciudad. El título del primer capítulo es: Origen y fundación de este convento; el del<br />

segundo, Del sitio que tuvo este Convento; el del tercero, Del tercero y último que<br />

tuvo que es el que oy posee, junto a Zocadotter; el del cuarto, Imagen de el Santo<br />

Christo de el Amparo; el del quinto, Nota y relación de la fabrica y translación de<br />

la Capilla maior de nuestro Conutento de Toledo. Escribiólo el P. Francisco de San<br />

Nicolás siendo prior de Toledo el año 1679. En la construcción de la fábrica de la<br />

iglesia intervino mucho el mismo, sabiendo coronar la obra comenzada por sus antecesores.<br />

Es un precioso documento lleno de vida y detalles historiales, y une al<br />

mérito histórico el de ser autógrafo. Aquí vamos a reproducir íntegramente, así los<br />

capítulos que tratan sobre la fundación primitiva como la relación de las obras realizadas<br />

durante el trienio 1674-1677, por varias razones: La primera porque narra<br />

los acontecimientos mejor de lo que pudiéramos nosotros: la segunda porque sirve<br />

de complemento a lo que relatan los antiguos Cronistas que en realidad fueron lacónicos<br />

hasta el extremo de que se desconoce lo principal de la historia de aquel<br />

venerado convento. Fuera de esto, queremos que el P. Fr. Francisco pase a la posteridad<br />

con carácter de escritor, que bien se lo merece. Así, pues, allá va el documento<br />

con su ortografía y puntuación originales, y sirva de adorno a nuestras páginas.<br />

Antes, empero, queremos dar por muy sentadas y verídicas sus afirmaciones, puesto<br />

que las basa en documentos auténticos, de los que dispuso el autor aprovechándolos<br />

sobriamente. Por un inventario hecho en el tiempo del P. Fr. Francisco sábese<br />

que existían en el archivo de Toledo los siguientes documentos que hoy han desaparecido,<br />

y de los cuales sólo nos queda la siguiente nota que se guarda en el archivo<br />

general de la Orden 2 :<br />

1 Carp. B, Tol.<br />

2 Ib.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 291<br />

"Documentos que existían en el archivo de Toledo:<br />

– Escrituras de la fundación en el primer sitio que tuvo que llaman<br />

Nuestra Señora de las Rosas.<br />

– Licencia del Rey para fundar; su data de Mayo de 1617 años.<br />

– Licencia del Arzobispo su data en Alcalá a 15 De Mayo de 1617.<br />

– Buleto de Gregorio XV para mudar el convento dentro de la ciudad,<br />

Roma 15 de junio de 1621.<br />

– Letras del Nuncio que oBedecio y mando ejecutar el Buleto.<br />

– Provisión del Consejo Real para trasladar el convento al término de<br />

la parroquia de S. Nicolás, sin embargo de la contradicción que dicha parroquia<br />

y la ciudad hicieron; despachóse a 12 de Mayo de 1623. Notificóse<br />

al Ayuntamiento en 19 del mismo mes.<br />

– Fe de la posesión que se tomó de dicho sitio a 25 de Mayo de 1623.<br />

– Licencia de N. P. V. Gral. para comprar el sitio de los corrales de los<br />

presos a la Sillería, para fundar el nuevo convento, dada a 28 de Marzo de<br />

1637.<br />

– Provisión real del Consejo, ganada a pedimento de la parroquia de<br />

San Nicolás, para que los Padres Carmelitas descalzos no puedan entrar a<br />

fundar su convento en la Sillería, dada en 14 de Mayo de 1637.<br />

– Licencia del gobernador del Arzobispado para mudar el convento a<br />

la Sillería, dada en Madrid a 22 de Agosto de 1637.<br />

– Licencia del Sr. Cardenal Sandoval, Arzobispo de Toledo, para pasar<br />

con procesión solemne el Ssmo. Sacramento al nuevo convento de la Sillería,<br />

dada en 27 de Agosto de 1649".<br />

Ahora, sí, vaya la relación autógrafa del P. Fr. Francisco:<br />

"Capitulo primero del Origen y Fundacion deste Conuento. § Primero, del<br />

primer sitio q. tuuo este Conuento.<br />

Gouernando la Silla de S. P.º la Santidad de Nro. mui S. P. Paulo Quinto en el<br />

año once de Su Pontificado, y Teniendo el Cetro desta Monarquía de España, el<br />

Mui Catolico, y piadoso Rey D. Philipe Tercero. Siendo Prouincial de toda nra<br />

Congregacion N. mui Rdo. IP. Frai Augn. de S. Gabriel (por no haberse diuidido<br />

en Prouincias


292<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

dha. Congregacion, por que esta diuision se hiço por los años de mil seiscientos<br />

y veinte y vno a veinte y vno de Nobiembre, en el Cap.º que se celebro en<br />

Madrid, en el cual fue electo por Prim.º Vicario Genral Nro mui Rdo. Pe. Fr. Geronimo<br />

de la Resurreccion) y siendo Procuror. General de toda la Congregacion<br />

el P. Fr. Diego de Sta. Maria por los años de mil seiscientos y quince; deseando<br />

con celo Religioso ampliar Nro Instituto con nuevas fundaciones de Monasterios,<br />

se trato la deste Conuto. en esta Imperial Ciudad de Toledo por el dho Pe.<br />

Procuror. Genal. con los Señores el Licdo. Albaro Ortiz de Zaias y D.ª Franca.<br />

de Zayas su muger vecinos de ella para cuio efecto ofrecieron los sobredhos, y<br />

donaron a la Religion por el singular cariño, y deuocion que la tenian un sitio y<br />

guerta extramuros de Toledo, que llaman de Nra. de la Rosa al camino de jepes,<br />

en que prim.º estubo el Conuento. de los Pes. Francos. Descalços para que en el<br />

fundasen Nros. Reliogiosos con ciertas condiciones, como parece de las Escritas.<br />

que se ot<strong>org</strong>aron sobre esto y se aprouaron por el Diffinitorio: las cuales se<br />

hallaran en el Archiuo juntamente con las licencias de Su Magestad, y del Sr.<br />

Arçobispo que se despacharon por el mes de Mayo del año de mil y seiscientos y<br />

diez y siete. De las cuales se infiere, que se hiço la dha fundacion a veinte y cinco<br />

de junio, dia Domingo, del dho año de seiscientos y diez y siete; y fue su fundador,<br />

y primer Por. el Pe. Fr. Ju.º de Vera, y la vocacion del Conuento, del titulo<br />

del glorioso S. Josef: Titular que perseuero en el nueuo y segundo sitio, que<br />

este Conuto. tuuo, asta que se mudo al tercero sitio, que oy goça desde el año de<br />

mil y seiscientos y diez y siete arriua dho, asta el de mil seiscientos y veinte y<br />

tres ocuparon nros Religiosos el sitio ya nombrado de Nra. Sra. de la Rosa. Venciendo<br />

conel feruor de la regular obseruancia, las grauisimas descomodidades,<br />

que padecían: así en lo humilde del edificio, como en lo mui retirado del comercio.<br />

Por cuia causa, y por ser el sitio mal sano no era menores, las que se experixnentauan<br />

en la falta de salud.<br />

A lo cual, atenta la Religion, y como Me. siempre compasiua, gano vn breue<br />

de Su Santidad, para pasar dho Conuto. dentro de la Ciudad, en la casa que tenia<br />

comprada, para enfermeria, y hospederia de los Religiosos, en la Parroquia de S.<br />

Nicolas, a las espaldas


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 293<br />

del Hospital de dha Parroquia. Y en virtud de dho Breue, se resoluieron Nros.<br />

Religiosos a pasarse a las dhas casas con todo silencio: aunque no con toda cordurda.<br />

Y anocheciendo en la casa de abaxo, amanecieron en la de arriua, con<br />

campana puesta, Iglesia formada y en ella diciendo Missa. A la nouedad, concurrio<br />

la ciudad toda: y en particular el Sr. Dr. D. Albaro Villegas, que a la saçon<br />

era Gouernador deste Arzobispado, y el Corregidor D. Diego hurtado de Mendoza<br />

con todos sus Ministros para demoler el pretenso Conuento. Cuando llegaron<br />

a nra. nueua Iglesia, comenzaua a decir Missa el Pe. Fr. Mateo de la Natiuidad,<br />

que se detuuo en ella casi tres horas y durara mas, si el Prelado, no le mandara<br />

con obediencia, que la acabara, para ouiar con este medio, los inconuenientes<br />

grauissimos que se experimentaron en la detencion, y resistencia que a la justicia<br />

se hiço. Accion tan poco atenta, que puso de tal calidad nro. negocio, que fue<br />

necesario todo el fauor de la Sra. Condesa de Oliuares, para poder salir Con el en<br />

el Consexo.<br />

Quito al fin la justicia Ecclesiastica el Ssmo. Sacramento y deshiço todo lo<br />

que tenia visos de Conuento, dexandonos la casa, que a no ser propia tambien<br />

nos la quitaran; sucedio lo referido el año de mil y seiscientos y veinte y dos,<br />

siendo Prouincial desta Prouincia Nro. Pe. Fr. filipe dela Madre de Dios, y Prior<br />

el Pe. Fr. Juan de Vera, el cual puso luego el pleito en el consexo real; y sucediendole<br />

en el Officio el Pe. fr. Alonso de S. Agustin, se siguió viuamente por<br />

ambas partes. Y en dicho Consexo se despacho Prouision Real, para que se<br />

hiciese la Traslacion de dho Conuto. extramuros, a la casa arriba dicha, sin<br />

enuargo de la contradiccion, que hiço la dha Parroquia de S. Nicolas. Presentose<br />

asimesmo ante el Sr. Nuncio el Breue de su Santidad, y se le requirio con el, para<br />

que le mandase lleuar a deuida execucion, como lo hiço, despachando sus letras,<br />

para que el Sr. Gouernador de este Arzobispado no lo enuaraçase. Y vencidas<br />

grauissimas dificultades, que en esto se ofrecieron, en espacio de seis meses,<br />

que duro el pleito: ollada la pertinacia, de una casi vniuersal contradiccion, de la<br />

justicia Real, y Ecclesiastica, con humilde perseuerancia, y sagaz prudencia, se<br />

tomo posesion quieta y pacifica ante Notario, en veinte y cinco de Maio, año de<br />

mil y seiscientos y veinte y tres; siendo Vicario General Nro. mui Rdo.


294<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Pe. frai Geronimo dela Resurreccion: Prouincial desta Prouincia Nro. Pe. fr.<br />

filipe de la Madre de Dios, y Prior deste Conuento el Pe. fr. Alonso de S. Augn.<br />

De cuia raçon como aqui va echa mencion, se allaran los papeles, e instrumentos<br />

que se citan, con los demas que pertenecen a la fundacion deste Conuento, que<br />

todos se guardan en el Archiuo deel.<br />

§ Segundo. Del Segundo Sitio que tuuo este Conuento.<br />

En este nueuo y segundo Sitio, allandose nros. Religiosos libres ya de los<br />

achaques y estoruos que arriua referimos, començaron a tender las velas de su<br />

feruor, en la continua obseruancia de sus leyes, en el celo del aprouechamiento<br />

de las almas por medio de la frequente asistencia de los confesonarios; en el<br />

egercicio de caridad, que es tan prouechoso a los fieles, aiudandolos en las ultimas<br />

agonias, y vale de la vida, con santas, y deuotas exortaciones; de que a Dios<br />

nro. Sr. se le siguio mucha gloria, utilidad a las almas, credito y esitimacion a<br />

nro. sto. hauito. N: han sido menores los frutos, que se han goçado, por medio de<br />

la predicacion, en la conuersion de muchas almas que engañadas del Demonio,<br />

seguian la vanidad; porque heridas de los raios de la palabra Diuina, que esparcían<br />

nros. Oradores, hijos al fin de aquel Soberano Sol S. Augn. N. Pe., dauan<br />

libelo de repudio a los entretenimientos desta vida, y mexorados enella, seruían<br />

al Sr. en amor, y temor Santo Suio. Goçauan nros. Religiosos en este nueuo<br />

puesto delas comodidades, que a todas luces, la conueniencia podia desear, al<br />

parecer, mas mui en breue reconocieron las dificultades del sitio, para su dilatacion;<br />

por hallarse de la vna parte, a las espaldas del Hospital de dha. Parroquia<br />

de S. Nicolas, muro no facil de vencer: y por la otra, cercado el conuento con casas,<br />

casi de las mas principales de la Ciudad, imposible, que nuestro posible corto<br />

jamas le pudo contrastar, aunque lo intento varías veces. Muchas descomodidades<br />

padecían aquí los Religiosos por la incapacidad de la Casa, mas las tolerauan<br />

gustosos, por el fruto que en las Almas hacian, cuidando solamente de que<br />

este fuese en augmento, librando en la paternal, Y amorosa prouidencia del Señor,<br />

lo que a ellos conuenía; esperando con humilde paciencia, y firme confiança,<br />

a que Su Magestad. auriese camino, para erigirle Casa, y Templo, donde con<br />

mas decencia, fuese seruido, y venerado: como lo hiço, mouienclo el


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 295<br />

coraçon de un Sieruo Suio, llamado Josef Monge, de Castañeda, natural dela<br />

Ciudad de Salamanca, y residente en esta de Toledo p.ª que dexase por su fin, y<br />

muerte, toda su hacienda al Cnuto. fundando de ella en el ciertas memorias.<br />

Y porque de aquí tubo principio la segunda mudança deste Conuiento, y el<br />

goçar el tercero Sitio, que oy posee, parece no sera fuera del intento, darle vna<br />

breue noticia a la curiosidad venidera de como sucedio, de la cual sacara motiuo<br />

para alauar al Señor en los ocultos juicios de su prouidencia.<br />

Siendo pues Vicario General de Nra. Congregacion, de España e indias Nro.<br />

muí Rdo. Pe. Fr. P.º de Santiago, Calificador de la Suprema Inquisicion, y Predicador<br />

dela Magd. Cesarea de Filipe Quarto, Obispo, primero de Solsona y despues<br />

de Lerida, y Prouincial dela Prouincia de Castilla, N. P. Fr. Gabriel de Santiago,<br />

y Prior enel Segundo Sitio deste Conuto., el P. Fr. P.º de S. Juan Bautista,<br />

cuias prendas de virtud, religion, y singular prudencia en el gouierno, no en<br />

breues clausulas, se pueden declarar, por los años de mil seiscientos, y treinta y<br />

seis, residia en esta Ciudad Josef Monge de Castañeda, natural, como dho es, de<br />

Salamanca, varon verdaderamente temeroso de Dios, y mui deuoto de S. Augn.<br />

N. Padre. Este, pues, trauo estrecha amistad con el dho Pe. Por. y allandose enfermo,<br />

y con necesidad de partirse a los vaños de Ledesma para vuscar en ellos,<br />

de consexo de los Medicos, la salud, que deseaua allar; antes de hacer esta jornada,<br />

comunico con el dho Pe. Por. la disposicion de su vltima voluntad, declarandola<br />

en vn Memorial, firmado de su mano, que esta inserto en el Testamento,<br />

que despues hicieron dos Confidentes suios, en virtud de poder, que para ello les<br />

dio, al tiempo de su partida; declarando ser su voluntad, que su cuerpo fuese enterrado,<br />

en el Conuto. Nro, que de presente goçauamos en adelante tubiesemos;<br />

dexandonos toda su hacienda, que se valuo en mas de veinte mil Reales, para<br />

fundacion de algunas Missas Cantadas, y Reçadas, puesto el Capital a veintemíl<br />

el millar, y computadas a tres ducados cada missa de las cantadas, y a doce Reales<br />

cada vna delas Reçadas, asta donde llegase la Renta; atendiendo en esto, a<br />

faborecer los intentos, que el dho Pe. Por. tenía de comprar nueuo sitio, para fabricar<br />

Iglesia, y Casa, como lo puso en egecucion, comprando a


296<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Blas de Toledo, vecino desta Ciudad, la posesion, que llamauan el Corral delos<br />

presos, la mitad de sus Casas principales, y vna Casilla accesoria, junto a la<br />

Sillería pagando todo esto de la hacíenda, que nos dexo el dho Josef Monge que<br />

murio en Salamanca, yfue depositado en Nro. Colegio de dha Ciudad, y sus güesos<br />

se trasladaron despues a este Conuto, y se encerraron en la Capilla primera<br />

junto ala Maior, al lado del Euangelio, cuía sepultura cubre vna Laude de piedra,<br />

con su inscripcíon grauada, y en la pared de dha Capilla un epitafio, que publica<br />

en epilogo las buenas Memorias que dexo.<br />

§ Tercero. Del terzero y ultimo sitio q tuuo que es el q. oy posee junto a Zocadotter.<br />

Si fueron grandes los enuaraços que se padecieron para alcançar, la posesion<br />

del sitio segundo, que este Couto. tuuo como acauamos de referir, no fueron menores<br />

los estoruos que en la consecucion deste tercero, que oy goçamos, se ofrecieron.<br />

Porque habiendo dispertado la emulacion, a las voces de las conueniencias<br />

grandes, que se mirauan en el, se opuso con tal aliento a enuaraçar nuestros<br />

intentos por parte de los Padres Clerigos Menores, que ofrecieron, por deuaxo de<br />

cuerda al dho Blas de Toledo quinientos ducados mas de lo que con nosotros se<br />

habia conuenido, si dexaua de hacer las escrituras del trato que de palabra, ya tenia<br />

ajustado, con el dho Pe. Por. frai P.º de S. Juan Baptista. Mas estuuo tan<br />

lexos de faltar a ella, que luego sindilacion alguna, la ot<strong>org</strong>o a nro. fauor, segun<br />

lo conuenido; con que quedo burlada la pretension de dichos Padres.<br />

Otro mas fuerte contrario nos disperto la emulacion, que fueron los Padres<br />

Carmelitas descalços; cuia oposicion fue tanto mas dificil de vencer, quanto mas<br />

sagaz se reconocio en su obrar. Fue pues su ardid: que compraron a D.ª Aldonça<br />

de Toledo, Viuda, muger que fue de Fernando Lagarto, hermana del dicho Blas<br />

de Toledo, la otra mitad de las Casas, que pro indiuisas, goçaua por suia con el<br />

dicho su hermano, imposibilitando con eso, al parecer, el logro en nuestros progresos:<br />

y tomaron en arrendamiento otra casa, que llamauan de fontecha que lindaua<br />

con Casas de Gabriel Suarez a la Cuesta del Aguila, que por otro nombre<br />

llamaron, la Casa de la Pimienta; en la qual Casa alquilada se entraron dhos. Padres,<br />

con titulo de Hospedería. Tomaron tambíen en arrendamiento otra casa


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 297<br />

de Diego Alonso, que linda por la parte de arriua con dha. Casa de la pimienta,<br />

en la cual pusieron su Campanilla, y Cruz encima dela puerta, por la parte de<br />

afuera. Añadieron fuerça a fuerça dichos Padres solicitando con grandes veras,<br />

comprar del Cabildo de la Sta. Iglesia el dominio directo que tenia sobre el Corral<br />

de los presos, y casas mencionadas, que nos vendio el dho. Blas de Toledo,<br />

por raçon de cinco mil marauedis, y cinco pares de gallinas, de censo perpetuo,<br />

que pagaua en cada un año a dha. Sta. Iglesia con cuias diligencias, ya se considerauan<br />

Señores absolutos del Sitio: mas mui en breue reconocieron la verdad de<br />

aquella sentencia de Spiritu Santo, que dice: Non est consilium, non est prudentia,<br />

contra Deum:. Tenía Dios Nuestro Sr. determinado este sitio para que en el<br />

se erigiese Templo al Sol de su Iglesia S. Augn. Nro. P. (que en este Titular, se<br />

mudó, al que antes tenía, por justas y raçonables causas) en el cual a su Magestad<br />

Soberana, le tributasen sus hijos el culto, y veneracion deuida. Y asi dispuso<br />

que el dho Blas de Toledo, saliese a tantear la compra que dichos Padres hicieron<br />

a su hermana, de la otra mitad de las casas, y los venciese por pleito, que ubo<br />

mui reñido, y sentencia difinitiua, que sobre el punto dio el Alcalde Major desta<br />

Ciudad, D. Marcelo Godinez; a cuia prudencia, y singular affecto, siempre la<br />

Religion, se mostrara deudora, y agradecida, por lo mucho que en todas ocasiones<br />

la faborecio, y en esta con especialidad pues su sagacidad nos dio la traça del<br />

dho tanteo, y nra buena diligencia, saco por el la casa (que para dhos Padres fue<br />

brasa) con la mano del dho. Blas de Toledo; y quitada por el tanto nos la cedio<br />

luego al punto.– A la segunda y maior fuerça, que opusieron los Padres Carmelitas<br />

Descalços, salio en nro fabor el Cabildo de esta Ciudad, y el Licdo. Juan<br />

Nauarro de Roxas, Cura de la Parroquia de S. Nicolas, y Cabeça deel, y negocio<br />

con el Sr. Dean, y Cabildo de la Sta. Iglesia, que no se vendiese a dhos Padres el<br />

Censo, que pretendian comprar, porque de ello se seguiría el fundar el nueuo<br />

Conuto., que intentauan, en el distrito de su Parroquia, con graue daño, y perjuicio<br />

deella, por estar dentro de el Nuestro Conuto. y se ofreció a comprar dho.<br />

Censo, por obuiar este inconueniente. Con cuia peticion, por ser tan justa, facilmente<br />

condescendio su Señoria y dio orden en forma para que se hiciese la venta


298<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de dho. censo: en cuia egecucion echaron el resto dhos. Padres, puxandola<br />

sobremanera, y tanto, que llegando a hacer el ultimo esfuerço, para sacarle por<br />

suio, les fue respondido, que no se admitia su mexora por ir tan vestida de pasion,<br />

agena de Religiosos descalços. Con lo cual se remato dha. venta, por el<br />

Cabildo dho. de Curas y Beneficiados, que luego al punto nos cedio la propiedad<br />

de dho. censo, haciendo estos Señores en su negocio el nuestro. Y para que del<br />

todo quedasen vurlados los intentos de los dhos. Padres, gano la Parroquia de S.<br />

Nicolas, una prouision del Consexo Real, para que aora, ni en tiempo alguno,<br />

pudiesen fundar en el territorio de ella. La qual Prouision, nos entrego el dho.<br />

Cura, y se guarda en el Archiuo deste Conuto. con las demas escriptas. de compras,<br />

que aqui se mencionan.<br />

Vencida esta montaña de imposibles por la sagacidad, y maduro consexo del<br />

dho Pe. Por. Fr. P.º de S. Juan Baptista, con la licencia, que para ello tenia de<br />

Nro. Pe. Vic.º General, que se allara con los demas papeles deste Archiuo, fue<br />

comprando, y pagando las Casas arriua dichas. Y a este mesmo tiempo gano licencia<br />

del Sr. Gouernador deste Arçobispado, D. Diego Castrexon, para mudar<br />

el Conuento, del Sitio en que se allana, al que oy tiene enla Silleria a la Cuesta<br />

de la Aguila, el cual la dio con calidad, que no se pudiese hacer dha mudança asta<br />

que en el nueuo sitio, ubiese Iglesia, y viuienda decente para los Religiosos, su<br />

data a 22 de Agosto de 1637 as.<br />

Desde este tiempo asta el año de mil seiscientos quarenta, se fue preuiniendo<br />

lo necesario, para dar principio a la nueua planta de Iglesia, y Casa, que traço el<br />

hermano Fr. Ju.º de la O. Maestro de obras de la Religion: y en este dho año, a<br />

veinte y vno de Nobiembre, dia de la Presentacion de Nra. Señora, se començo a<br />

derriuar las casas, y a aurir los cimientos para la nueua planta, y se continuo, asta<br />

primero de febrero del siguiente año: enel cual Vispera de la Purificacion de la<br />

Virgen Santissima (Siendo Sumo Pontifice Nro mui Sto. Pe. Vrbano Octauo,<br />

Reynando en España la Magestad de Filipo Quarto, Gouernador perpetuo de este<br />

Arcobispado, el Serenissimo infante D. Fernando de Austria; Vicario General de<br />

Nra. Congregacion, Nro. mui Rdo. Pe. fr. Bernardino de S Ildefonso; Rector<br />

Prouincial desta Prouincia, Nro. Pe. fr. Gabriel de Santiago; y siendo Por. deste<br />

Conuto. la primera uez el Pe. fr. Filipe de Sta. Monica)


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 299<br />

se puso la primera piedra, por el P. D. Marcelo Godinez, Alcaide Maior de<br />

esta Ciudad, en la esquina del Quarto, que tira desde la Iglesia al callexon sin salida.<br />

Prosiguiose la fabrica, maestrandola el dho herm.º fr. Juan de la O. asta el año<br />

de mil y seiscientos y cuarenta y cinco a fin de en.º, enque Dios Nro. Sr. se le<br />

lleuo, para premiarle tantos y tan lucidos trabajos, como hiço en toda la Religion,<br />

para gloria del Sr., y credito de ella. Continuo dha planta su hijo el Pe. fr.<br />

Lorenço de S. Nicolas, Maestro de obras de la Religion, y que también lo es de<br />

su Magestad, tan consumado en la Arte, como lo publican sus escritos, que ha<br />

dado a la estampa, y sus obras, y esta en particular; en la qual, al parecer se excedio<br />

a si proprio, en lo aseado, y curioso, dando que admirar en ella a los siglos<br />

venideros.<br />

Pusose la ultima mano al cuerpo de la Iglesia, que le remata por un presbiterio,<br />

un areçauo, coronado de una concha inimitable, por lo perfectamente acauada<br />

que esta, el año de mil Seiscientos, y quarenta y nueue: siendo Vicario General<br />

Nro. mui Re.do Pe. Fr. Manuel de S. Agustin: Prouincial deesta Prouincia N.<br />

Pe. Fr. Gabriel la Magdalena. Los quales dieron orden para que luego se trasladase<br />

dho conuento, y para que esta traslacion se hiciese con la deuida decencia,<br />

sacaron licencia del Sr. Cardenal Sandoual Arcobispo de Toledo, para pasar con<br />

Solemnidad de procesion el Ssmo. Sacramento al nuevo Conuento, y ganada dha<br />

licencia se preuino todo lo necesario para que nada faltase en un acto, a todas luces<br />

tan graue, como lo fue; por concurrir en el todas las circunstancias, que para<br />

serlo se pudieron desear. Preuinose el nueuo Templo con la bendicion solemne,<br />

que la Iglesia dispone, y dixo la primera Missa en el Nro. Pe. Vic.º General, en<br />

la Capilla primera al lado del Euangelio, en que de presente esta la deuotissima<br />

imagen de Nra. S. de los Desamparados. Y es de notar con admiracion, que el<br />

dia de la Presentacion, se dio principio, a abrir las çanxas deste Templo, en el de<br />

la Purificacion se puso la primera piedra, y que la primera Missa celebrose en su<br />

capilla y altar.<br />

Preuinose una Zuiza de docientos soldados: conuidose a la Ciudad: Ofreciose<br />

el Altar al Illustrissimo Sr. Gutierrez de Villafuerte, Obispo de Troya, de la Orden<br />

de N. Pe. S. Augn.; conuidose tambien


300<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a diuersas personas, asta numero de Cuatrocientas, de lo mas noble, y rico dela<br />

Ciudad.<br />

Yel lic.º Antonio de Tamayo, Capellan que es de los Reyes Viexos, y Contador<br />

Maior del Subsidio, y excusado de todo el Arçobispado, y mui deuoto de S.<br />

Augn. N. Pe. conuido asta docientos Clerigos. Diose el cargo de regir la Procesion<br />

en lo secular a D. Nicolas Suarez de Herrera, y a D. Juan de Torres, el estandarte<br />

se ofrecio a D. P.º Baçan, Cauallero nouilissimo desta Ciudad, y conuidose<br />

tambien a la Parroquia de S. Nicolas.<br />

Y ia todo dispuesto, y preuenido, la vispera de la fiesta, q. fue de S. Augn.<br />

Nro. Pe., corno a las cuatro dela tarde se ordeno la procesion en esta forma. Dio<br />

principio la Zuiza dha de los docientos soldados, que vistosissimamente atauiados<br />

con todo genero de galas lleuauan Picas, Mosquetes, y Arcabuces, que continuadamente<br />

iuan disparando. A estas dos escuadras, seguia el estandarte, con<br />

todos los cuatrocientos conuidados, que lleuauan achas encendidas: sin otros<br />

muchos a quienes la deuocion traxo a la fiesta, y remataua este nouilisimo y lucidissimo<br />

tercio, S. Nicolas e Tolentino, siguiendole con mucha madurez los dos<br />

arriua dhos. El Lic.º Antonio de Tamayo con otro estandarte daua principio a la<br />

numerosa Clerecia, que habia atrahido con el Iman desu Cortesia, y, aunque no<br />

lleuauan sobrepellices, iuan todos con velas encendidas; cuio acompañamiento<br />

remataua S. Augn. Nro. Pe.; inmediatamente prosiguio la Cruz de la Parroquia<br />

de S. Nicolas y a su lado la nuestra con toda nra. Comunidad asta cuarenta y seis<br />

Religiosos; y despues iuan veinte y cuatro Colegiales del de los Infantes, con<br />

achas grandes encendidas, delante del Santissimo Sacramento, que en unas mui<br />

ricas andas de plata, lleuauan cuatro Sacerdotes reuestidos. Detras iua el Ilustrissimo<br />

Sr. Obispo de Troya, vestido de Pontifical con todo su acompañamiento, a<br />

quien seguia la Ciudad, en forma de ciudad, con todos sus jurados, y regidores,<br />

con achetas blancas encendidas, que dexaron todos de limosna al Ssmo. acauada<br />

la procesión; la cual remataua innumerable sequito de gente de todas suertes.<br />

Dio vuelta por la Calle de S. Nicolas a la plaçuela de S. Vicente donde esta el<br />

Conuto. que llaman la Concepcion Augustina, cuias Religiosas, desde las vistas,<br />

cantaron una Antifona a S. Augn. Nro., Pe., causando en los oyentes tan singular<br />

ternura, y deuocion,


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 301<br />

que se asomo a los ojos de todos, vertiendo dulces lagrimas. De aqui paso a<br />

Zocadotter por la Alcana, y Roperia; y entro por la Silleria a la Plaçuela del<br />

Nueuo Conuento, que así ella, como todas las demas partes por donde paso, estauan<br />

tan vistosa, y ricamente adereçadas de variedad de colgaduras de toda estimacion,<br />

que parecia dia de Corpus, y lo era en la verdad, pues iua allí la Real<br />

Presencia de la Magd. Soberana. Al entrar en dha plaçuela, le hicieron general<br />

salua las escuadras y con este estruendo ruidoso entro en su nueua casa i templo,<br />

y se dio fin a la solemnidad de esta tarde.<br />

El siguiente día celebro de Pontifical el Sr Obispo de Troya, asistiendo la<br />

Ciudad, con todos los demas, como la tarde antes. Predico con singular erudicion<br />

El Dor. Bogueiro Canonigo Magistral de la Sta. Iglesia, q. a la saçon era, y oy es<br />

Arçobispo de Mexico. El segundo dia canto la Missa, el Sr. Dr. Lazaro Juez<br />

Sarmiento, Arzediano de Alcaraz, y predico el Pe. Fr. Franco de Sta. Catalina,<br />

alias el Braco que esta ocasion echo el resto, y aun se excedio a si mesmo.<br />

La fiesta del Tercero día, aunque lugubre, se solemniço mucho, con la admiracion,<br />

por las particularidades, que en ella concurrieron.<br />

Dedicose este dia a las honras, en la traslacion de los guesos de Nros. Religiosos<br />

difuntos, y de los demas fieles deuotos, que en el Conuº. antiguo, estauan<br />

como en deposito. Para lo cual, ordeno N. P.e, Vicario General, que antes del<br />

alua se tragesen en Procesion por Nros Religiosos, y que sin otro ruido ni aparato<br />

exterior, se viniese cantando el Miserere a Coros, por la Comunidad, en voz<br />

submisa, y graue; y llegando con esta Procesion a Nra. Iglesia, los pusiesen en<br />

un tumulo, humilde, decente, y religioso, y a su hora canto la Missa el Sr. Dr. D.<br />

Alonso Vallesteros, Canonigo Doctoral dela S.ta, Iglesia que a la saçon era Vicario<br />

de la Villa de Madrid, y su partido, y Predico el Pe. Fr. P.º de S. Jose, que<br />

llamaron el Pintor, porque tuuo esta habilidad con las demas, en grado mui sobresaliente,<br />

con tan singular acierto, que en el sentir de todos justamente se merecio<br />

la aclamacion comun del non plus ultra: con lo cual se dio fin a este dia, y<br />

a la noche començaron los fuegos, de varias inuenciones de poluora, con luminarias<br />

atabales, clarines y chirimias, que se repitio tambien en las dos noches siguientes,<br />

fiesta, que se dilato asta este tiempo, por las colgaduras, y toldos, que<br />

adornauan la Plazuela. Corono todo este festiuo aplauso el


302<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ofrecimiento generoso que de la Zuiza hicieron, para dorar el Tabernaculo del<br />

Santissimo Sacramento, y hermosearle con el lucimiento, que tiene; deuido todo<br />

a la Mag. que se oculta. Que sea eternamente ensalçado. Amen.<br />

Solo resta sauer que se hicieron los dos sitios antecedentes al que hoy goça<br />

este Conuto.; a que se satisface breuemente diciendo que el primo. uoluio a entrar<br />

en su posesion de los Patronos, que eran los Señores Licdo. Albaro Ortiz de<br />

Zayas, y D.ª Franca. de Zayas, su muger.<br />

El segundo Sitio y Casa que dexamos para pasarnos a esta se vendio a la Inquisicion,<br />

para Recogimiento de los Penitenciados, que es de lo que oy sirue; y<br />

el precio de dha. Casa siruio para redimir parte del Censo, que sobre ella se pagaua<br />

a D. Diego de Zayas. De modo que todos los censos arriua declarados, que<br />

este Conuento paga, proceden de las casas que se han tomado, para fabricar el<br />

cuerpo de la Iglesia que oy se goça, y el pedaço del cuarto, que llega al callexon<br />

sin salida, y la viuienda viexa, que esta en la casa de la Pimienta, asta este presente<br />

año de mil Seiscientos y cinquenta y nueue, en que este libro se renouo,<br />

para dexar en el las noticias referidas, antes que la muerte las sepultase en el<br />

oluido.<br />

§ Tercero. Imagen del Santo Christo del Amparo.<br />

En veinte y quatro de Diciembre, juebes por la tarde, vispera del Nacimiento<br />

de Nro. Señor Jesuchristo deel Año de milseiscientos y Setenta y seis, gouernando<br />

la Silla de San Pedro en Roma Innocencio Vndecimo, la de Toledo el emo.<br />

Cardenal D. Pascual de Aragon, Arzobispo de su Santa Iglesia, Reinando en España<br />

Carlos Segundo Nuestro Señor y Siendo dignisimo Vo. Genral de toda nra.<br />

Congregon. Nro. Pe. Fr. Juan de S. Joseph; Prouincial deesta prouincia de Castilla<br />

el Pe. Fr. Francisco de la Encarnacion, Calificador del Santo oficio, y Prior<br />

actual de dho. Conuento el Pe. Fr. Franco, de S. Nicolas: Francisco Sanchez y<br />

Luisa Caseta su muger, esta natural de la Villa de Mora en esta Comarca y aquel<br />

dela Puebla de Montalban—uecinos de la Ciudad, que entonces viuian enla Calle<br />

de las Tendillas de Sta. Isabel, dieron a este dho. Conuento y Padre Prior del<br />

la siempre venerable y deuota imagen de Nuesro Señor Jesuchristo Crucificado,<br />

a quien toda la Comunidad invocada


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 303<br />

la gracia del Espiritu santo puso nemine discrepante y por su suerte el titulo<br />

del Santissimo Christo del Amparo de los Augustinos Descalzos de Toledo, por<br />

precio de mill y ducientos Reales de vellon con un San felix ensus gradillas y un<br />

dosel de lienzo que tenia dho. Santo Christo pintado con la obligacion de decir<br />

por las almas de los dichos por una vez sola seiscientas Misas, cada dia la suia<br />

en los dos años siguientes de Setenta y siete, y Setenta y ocho primero venideros<br />

y no mas, comenzandose a decir en este Conuento y altares deel desde primero<br />

de Enero de dho. año de Setenta y Siete. Esta el papel original deesta compra en<br />

el deposito o Archiuo de papeles de este Conuento, firmado del Pe. Prior, de<br />

dho. Francisco y por su mujer como testigo y a su ruego Francisco Caño Notario<br />

Publico y Apostolico deesta Ciudad, Damian Martinez y Simon de Sotto testigos,<br />

aunque estos no firmaron por no ser necesario aunq. como tales se hallaron<br />

presentes a dha. compra y venta Real. Pidese y suplicase a todos los Religiosos<br />

de este Conuento que de presente son y con el tiempo fuesen, se sirvan de encomendar<br />

a Su Diuina Magestad a los dhos. Franco. Sanchez y Luisa Caseta su<br />

muger, como a especiales debotos de Nra. Religion, assi por auerse inclinado a<br />

darnos mas a nosotros que a otros esta Santissima Imagen, como por ser cierto<br />

en el precio nos han hecho considerable limosna y gracia =Su Magestad Nos la<br />

de a todos. Amen=<br />

§ Cuarto. Nota y relacion de la fabrica y traslacion de la Capilla Maior de<br />

Nro. Conuto. de Toledo.- Reinando Carlos Segundo en España, gouernando la<br />

Iglesia Innocencio Undecimo, siendo Arzobispo ya electo de Toledo el Emo.<br />

Señor Don Luis Fernandez Portocarrero Cardenal dela Sta. Iglesia Romana,<br />

Siendo Vicario General Nro. Pe. Fr. Franco. de Sn. Joseph alias Acuña natural<br />

de la Va. del Tobosso en la Mancha, Prouincial deesta prouincia de Casstilla<br />

Nro. Fe. Fr. Juo. dela Presentacion Natural dela Villa y Corte de Madrid, y Prior<br />

actual deeste Conuento el Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas natural de la Villa de Salas<br />

de Bureba en el Arzobispado de Burgos, Supprior de dho. Conuto. el Pe. Fr.<br />

Antonio dela Cruz natural dela Va. de Porcuna en Andalucia se acauo la Capilla<br />

Maior deeste Conuto. en toda perfeccion, dia de Nro. Pe. Sn. Guillermo a diez de<br />

febrero. Y se aduierta por cosa especial, que qualquier cosa que se hizo graue en


304<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ella, como es el concluirla de pizarra y plomo, y abarrarla de ieso negro,<br />

blanquearla, y comenzar la bobeda y cerrarla de rosca de ladrillo y asi otras cosas,<br />

o se conmenzo, o se acabo en dia de Santo de la Orden, como se vera enel<br />

libro de su gasto en las anotaciones que en el ay en sus margenes.—<br />

Saco los cimientos de dha. Capilla maior el Pe. Fr. Barme. de Sn. Nicolas natural<br />

de Madrid siendo Diffinidor deesta Proua. el año de mill seisos. y Setenta y<br />

dos, y subio las paredes hasta las ventanas grandes dela Capilla maior, en que<br />

trabajo mucho. Murio. Requiescat in pace. Amen, y su Magd. se lo aia premiado.<br />

Amen.<br />

De alli arriba hasta cerrar los arcos torales obro el Pe. Fr. Alonso de los Santos<br />

que oy viue conuentual en casa. Y desde alli arriba hasta la conclusion de<br />

dha. obra y fabrica en la forma que oy esta, dho. Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas.<br />

Prior.=<br />

Domingo treze del dho. mes de Febrero año de 1678, se bendijo la Capilla<br />

Maior, y concurriendo mucho pueblo, la bendijo a las tres de la tarde el Illmo.<br />

Señor D. Luis de Morales obispo de Troia y Auxiliar deeste Arzobispado. Este<br />

dia fue domingo de Sexagessima y fue dia de San Benigno Martyr, como dandonos<br />

Dios a entender quam benigno a sido su Magd. con nosotros en dha. obra, y<br />

esperamos lo sera, pues nos a dejado conseguir en tiempos tan calamitosos una<br />

Casa tan deseada para maior honrra y gloria suia, de su Ssma. Mdre y de Nro.<br />

gran Padre San Augustin. Este dia mismo por la noche a cosa de las ocho deella,<br />

pusimos y colocamos a nuestros difuntos en la bobeda nueba en el nicho que esta<br />

al lado izquierdo como vaiamos, el qual toca al lado del Euangelio, y en el<br />

pussimos entre otros Cuerpos los de Nro. P. Fr. Geronymo dela Resurreccion<br />

primer Vo. General, Pe. Fr. Acacio, Herm.º Fr. Pedro Valgame la Virgen y otro<br />

dos o tres, que en todos hazen cinco o seis cuerpos enteros. Lunes catorze de<br />

dho. mes de Febrero al anochezer se coloco en la bobeda de los difuntos el<br />

SSmo. Christo del Amparo con su procesion de Comunidad y miserere cantado<br />

con sus oracion Respice & Antiphona Sub tuum præsidium a Nra. Señora, y un<br />

Responso con su oracion por dichos difuntos.<br />

Dixo la Missa primera en el altar de dha. bobeda por los Religiosos difuntos<br />

que estan en ella y otros, el Pe. Fr. Francisco de Sn.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 305<br />

Nicolas, Prior actual de dho. Conuto., Martes por la mañana quince de dho.<br />

mes y en ella comulgaron algunas personas debotas. Los demas dias de esta semana<br />

se emplearon en el adorno de altares de dha. capilla y asi otras cosas a su<br />

traslacion y dedicacion necesarias: y en poner ya dorado el Retablo de Santa Getrudes<br />

&.<br />

Domingo enla tarde veinte de Febrero de dho. año se hizo la traslacion y colocacion<br />

del SSmo. Sacramento, Nra. Sa. de Copacabana, y Nro. gran Padre San<br />

Augustin con solemnissima procesion, a que concurrio toda la Nobleza de Toledo<br />

acompañando al Exmo. Señor Don Sebastian Antonio de Toledo Salazar y<br />

Molina Marques de Manzera, y Maiordomo maior de la Reyna Madre nra. Señora<br />

D. Mariana de Austria por quien y en su nombre llebó dho Señor Marques el<br />

estandarte de la Religion, siendo sus collaterales para llebar las borlas deel los<br />

Señores Marques de Orellana, y Don Pedro de Porres maiordomos de dha Magestad<br />

al presente residente enesta Ciud. Assistio a su Ex. toda la Nobleza de la<br />

Casa Real y de esta Ciudad con sus velas encendidas. El modo que se tuuo en esta<br />

funcion y procession fue el siguiente.<br />

Primeramente fue delante de todo un pendon grande que dio la Parroquia, a<br />

quien llebo un particular seglar por su estipendio con su sobrepelliz, porno ser<br />

esta insignia en el uso deesta Ciud. insignia suppossicion y calidad. Luego se siguio<br />

la manga y cruz parrochial que la lleba o requiere llebar en funciones semejantes<br />

persona de con sus ciriales a los lados, luego nuestra cruz con su manga<br />

processional segun entre nosotros se usa, la qual con sus ciriales y manguitos llebaban<br />

tres Religiosos legos con sus roquetes. Luego se siguio Nro. Pe. Sn. Augn.<br />

en sus andas ricamente alhajadas, y vestido a lo Recoleto, llebado en ombros de<br />

quatro Religiosos, dos Calzados y dos Descalzos con roquetes. Luego nuestra<br />

Señora de Copacavana riquissimamente alhajada y vestida en la mesma<br />

conformidad: ante quien immediatamente iba con el estandarte de la Religion el<br />

Exmo. Sr. Marques de Manzera acompañado y assistido de toda la nobleza de<br />

esta Ciudad y Casa Real con sus velas encendidas. Luego se seguia la Religion<br />

hecha un Cuerpo aunque interpollado de Religiosos Calzados y Descalzos en<br />

numero de mas de ciento y veinte con sus velas y mucha decencia y orden a<br />

quienes todos presidian Nro. Pe. Fr.


306<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Fran.º de Sn. Joseph, V.º General, y Nro. Pe. Fr. Juan de la Presentacion<br />

Prouincial, junto a quienes iba Christo Nro. Bien Sacramentado en riquissimas<br />

andas y Custodia grande de plata sobredorada q. para esta funcion nos presto el<br />

Real Conuto. de Sn. Ju.º de los Reyes de esta Ciud., Orden de Su. Fran.º de la<br />

obseruancia, llebado de quatro Religiosos Calzados y Descalzos vestidos de Sacerdotes<br />

con sus casullas blancas de tela rica y dos Sacerdotes delante immediatos<br />

a su Magd. con dalmaticas y incensarios perfumando olores y inciensos subidissimos<br />

continuamte., a los lados de quienes iban seis achas q. llebaban seis<br />

muchachos de hasta diez años ricamte. vestidos. Luego se siguio la Parroquia,<br />

cuia capa llebaba Don Geronymo de Sosa eclesiastico de toda suppossicion enesta<br />

Ciudad, porque el Emo. D. Luis de Morales Obispo de Troya que auia de ir<br />

de Pontifical de orden de su Magd. y suplica nuestra, caio malo un dia antes.<br />

Asistio con mucha fineza y grauedad toda la Clerecia de la Parrochia de Sn. Nicolas<br />

muy lucida assi en el numero como enlas personas. Despues de esto se seguia<br />

el S. Corregidor Don Fran.co Barradas Cauallero del Orden de Calatraba<br />

con todos los ministros de su Justicia aunque no en forma de Ciudad, assi por<br />

que los personajes que la componen assistian al Señor Marques de Manzera,<br />

como por otras razones, que no son para aqui dichas, con grande acompañamiento<br />

que assimismo assistia a dho Corregidor de personas de Clase y debotas, con<br />

sus velas con grande orden; a que despues sucedia un innumerable concurso de<br />

pueblo, qual no se a visto otro maior en Toledo a dicho de sus naturales, assi de<br />

la Ciudad como de su Comarca alborozandose todos assi con funcion tan graue,<br />

christiana y religiosa, como con los repetidos fuegos, que por las calles y plazas<br />

se echaban: estando estas tan grandemente aderezadas, que todos unanimes decian,<br />

que sin exageracion no las auian visto jamas mas bien alhajadas, ni aun los<br />

dias del Corpus, q. aqui tanto se celebran. En esta conformidad y con grande orden<br />

llegamos a la Iglesia y Capilla nueba, y luego al punto el Pe. Prior dho salio<br />

con su Capa, coloco y encerro por si mismo el Santissimo Sacramento assistiendo<br />

a todo esto la musica muy cabal y sonora, haciendo un acto solemnissimo y<br />

debotissimo.<br />

El dia siguiente lunes celebro Nro. Pe. Fr. Fran.º de S. Joseph V.º General y<br />

predico el Rmo. Pe. M.º Fr. Luis Ybarra Prior deel Carmen


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 307<br />

Calzado deesta Ciudad Predicador de su Magd. y predico porque este dia hizo<br />

la reyna la fiesta, y gusto predicase un Predicador suio, a que no se pudo faltar.<br />

Predico cierto con gran aplauso y affecto a la Religion por ser mucho nuestro.<br />

Dia siguiente martes veinte y dos hizo la fiesta el Marques de Manzera por la<br />

Religion (porque como luego se seguia immediatamte, el miercoles de Zeniza no<br />

se pudo extender a mas dias lo festiuo deesta funcion), y assi por ella tuuieron<br />

pulpito y altar Nuestros Padres Calzados. Dixo la Missa el Pe. M.º Fr. Francisco<br />

Hontiueros y predico el Rmo. Pe. M.º Fr. Alonso Domínguez Presidente entonces<br />

de dho Conueto. de Nro. Pe. Sn. Augustin dela Obseruancia, cierto con<br />

aplauso, y cordialissimo affecto reconocido de todos, en que se conocio ser muy<br />

hijo de tan gran Padre. Y finalmente este dia y los antecedentes se hizo todo con<br />

acierto grande, teniendo la Religion repetidissimos aplausos de que debemos dar<br />

a Dios las gracias por tantos beneficios. Sea su Magd. por todo bendito. Amen.<br />

Fr. Fran.co de S. Nicolas Por. (Rubricado.)<br />

Y porque el ser agradecidos es precisa obligacion en los hombres que se precian<br />

serlo atento a que todos los Religiosos que al presente eran Conuentuales<br />

deeste Conuento, cada uno en la manera que podia era vigilantissimo agente deesta<br />

obra, y a solicitado con viuas ansias (aunque unos mas que otros) su conclussion,<br />

me a parecido ser agradecido, ya que no pueda de otro modo, poniendo<br />

aqui sus nombres para perpetua memoria en adelante; aduirtiendo que aquellos<br />

cuios nombres van en diuersa forma de letra, essos son los q. mas la han assistido<br />

y aiudado.=<br />

– Primeramente: El Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas. Prior.<br />

– Pe. Fr. Antonio de la Cruz. Predor. Supprior y Confesor.<br />

– Pe. Fr. Alonso de los Santos. Predicador, Prior antecedente.<br />

– Pe. Fr. Benito de San Joseph. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Christobal de San Nicolas. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Atlhanasio de la Conccpcion. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Pedro de Santiago Casatejada. Predor. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Joseph del Espiritu Santo Oropesa. Predor. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Isidro de Santo Thomas. Predor. Confesor.<br />

– Pe Fr. Manuel de Sta. Monica. Predor. Confesor.


308<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

– Pe. Fr. Alonso de San Gabriel. Predicador.<br />

– Pe. Fr. Nicolas de San Geronimo. Predor. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Juº de la Trinidad. Predor. Confesor.<br />

– Pe Fr. Andres de San Augustin. Predor. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Pedro de Santiago Aragones. Predor. Confesor.<br />

– Pe. Fr. Ju.º de la Concepcion Almaras. Predor.<br />

– Pe. Fr. Roman de San Joseph. Sacristan maior.<br />

– H.º Fr. Francisco de Sn. Joseph. Chorista.<br />

– H.º Fr. Juan de la Me. de Dios. Chorista.<br />

– H.º Fr. Antonio de la Encarnacion. Chorista.<br />

– H.º Fr. Andres de San Lorenzo. Chorista.<br />

– H.º Fr. Joseph del Ssmo. Sacramento. Chorista.<br />

– H.º Fr. Domingo de la Purificacion. Chorista.<br />

– H.º Fr. Juan de la Me. de Dios lego limosnero.<br />

– H.º Fr. Joachin de Sn. Nicolas lego procurador.<br />

– H.° Fr. Pedro de Jesus Maria sacristan menor portero.<br />

– H.º Fr. Juan de Santa Monica lego limosnero.<br />

– H.º Fr. Manuel de la Concepcion lego limosnero de la Ciudad.<br />

– H.º Fr. Roque de San Lorenzo. Cocinero lego.<br />

– H.º Fr. Antonio del Ssmo. Sacramento lego.<br />

FR. FRANCISCO DE S. NICOLAS, Prior". (Rubricado.)<br />

Este documento respira satisfacción en todos sus párrafos; el P. Fr. Francisco,<br />

Prior del convento, al escribirlo, obraba con espíritu complacido, con esa satisfacción<br />

que Dios permite en las almas como estímulo y como premio revelador del<br />

que reserva en la otra vida para las obras buenas. Prestó con esta relación a la Orden<br />

un bien muy positivo; al fin y al cabo, el religioso no se pertenece a sí mismo,<br />

sino a la familia, cuyo miembro es; distingamos la modestia falsa de la simpleza<br />

verdadera.<br />

Hay en el archivo general de la Orden 1 un cuaderno manuscrito, en que se trata<br />

con brevedad de la historia de la fundación de nuestro convento de la villa de Portillo,<br />

provincia de Valladolid, y de algunas curiosidades históricas que aprovecharemos<br />

más adelante, y al principio del escrito se lee que "Fr. Francisco de San Nicolas<br />

1 Carp. B, Port.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 309<br />

Prior deste Convento de la Fuen Santa de Portillo de los Descalzos de Nro. P.<br />

San Augustin digo que aviendo considerado algunas vezes que el libro antiguo del<br />

Estado de este Convento…", por lo viejo e inservible, no valía para el caso, hizo<br />

uno nuevo con concierto y orden, y resumiendo el contenido de todos los papeles<br />

del archivo conventual. Por el método y por la forma parece que este cuaderno es<br />

también obra de nuestro biografiado; pero, ni la letra es suya, ni cabe suponerlo<br />

Prior del Portillo en el espacio que media entre su ordenación sacerdotal y el año<br />

1671, en que fué nombrado Secretario provincial; lo uno porque es de creer que tan<br />

pronto no lo nombrarían Prior, cuando había tantos sujetos más experimentados y<br />

maduros; y lo otro porque no era práctica elegir a uno que acababa de ser Prior en<br />

Secretario de Provincia. ¡Si el Francisco Prior del Portillo nos dijera en qué fecha<br />

escribió el libro de estado de su convento! Resueltamente, nos inclinamos a creer<br />

que se trata de un individuo distinto de nuestro biografiado.


310<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ARTÍCULO VI<br />

Continúa la biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.<br />

Sumario: Varios Priores que intervinieron en la fábrica del convento.– Relación de las fiestas<br />

que se celebraron en la inauguración de la capilla de la Virgen de Copacavana. ¿Qué capillas<br />

tenía esta iglesia?– Es reelegido Prior de Toledo.– Laudable actuación de su Priorato.–<br />

D. Francisco Sanz y Tenorio, benefactor de la comunidad.– Culto en nuestra iglesia<br />

de Toledo.– Otras cosas notables.– Definidor de Provincia.– Su muerte.<br />

Tornando a la historia del templo, diremos que los esfuerzos de varios Priores<br />

del convento de Toledo convergieron para dar al acto de estas fiestas el aparato y<br />

magnificencia descritos, que culminaron y tuvieron su coronamiento en el Priorato<br />

de nuestro biografiado; porque esta iglesia fueron construyéndola los predecesores<br />

poco a poco a fuerza de limosnas, y también a fuerza de privaciones por parte de la<br />

comunidad; que si hubiera sido efecto de algún donativo o legado cuantioso no<br />

hubieran tardado tantos años en ponerla al servicio del público en su totalidad y<br />

perfección.<br />

Además del P. Fr. Francisco de San Nicolás, entre los principales Priores que<br />

intervinieron en la construcción de la iglesia, merece citarse su antecesor inmediato,<br />

es decir, el P. Fr. Miguel de Santiago, quien poco antes de terminar el trienio tuvo<br />

el gusto de concluir una de las capillas laterales y dedicarla con mucho boato. En<br />

nuestro archivo general 1 consérvase una relación de esta festividad, que copiamos<br />

ahora para dar idea distinta y completa del estado en que recibió nuestro biografiado,<br />

como Prior, el templo. Dice así:<br />

"Collocacion plausible y traslacion festiua que se hiço a la milagrosa Imagen<br />

de Nuestra Señora de Copacavana y guia. En el año de 1673 &.<br />

1 Carp. B. Tol.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 311<br />

En el año de 1673 ultimo dia de Abril siendo Vicario General de nuestra sagrada<br />

Religion Nuestro padre Fray Francisco de San Jose y Provincial de esta<br />

Provincia de Castilla, el P. Fray Alonso de Santo Tomas Calificador del Santo<br />

oficio y Predicador de Su Magestad y Prior de este Convento de Descalzos de N.<br />

S. P. San Agustin de esta ciudad de Toledo, el P. Fray Miguel de Santiago lector<br />

de Theologia jubilado, se celebro en este dicho convento con festivos aplausos la<br />

entrada de esta Milagrosa Imagen con la ayuda y solicitud del P. Fray Athanasio<br />

de la Concepcion que en esta ocasion era Sacristan Mayor de este convento fue<br />

pues la colocacion en esta forma.<br />

Domingo ultimo día de Abril del mismo año se dispuso una solemne y muy<br />

lucida procesion a cosa de las seis de la tarde para traer a la Virgen S. S. a su casa;<br />

estaba entonces en la de Timoteo Ferrer vecino de esta ciudad, y natural de la<br />

de Valencia, el cual asi como vio entrar esta preciosa joya en su casa dijo (y con<br />

razon) que no tenia que esperar en este mundo mas gloria pues llego el dia de tener<br />

en su casa el rico y precioso tesoro de Maria Santisima de Copacavana. Y esta<br />

Imagen como es tan agradecida, no quiso salir de su casa sin pagarle esta afectuosa<br />

memoria, con declarados milagros, y fue uno el que conto este mismo sujeto<br />

a muchos religiosos, y tambien le publico a algunos Ciudadanos, pues estando<br />

habitualmente enfermo, y desganado de comer, asi como entro esta Señora<br />

en su casa declaro que le habia dado entera salud. Estuvo algunos dias en ella, en<br />

tanto que las fiestas se preparaban, y los vestidos de la Virgen se hacian.<br />

En fin, estando ya todo preparado, y dispuesto salio Maria Santisima de aquella<br />

casa, (aunque con grandes sentimientos y demostraciones de sus dueños, porque<br />

decian que les avia de causar grandisima soledad, la ausencia de N. Señora<br />

de Copacavana), salio de ella como digo para venir a la suya. El acompañamiento<br />

fue mucho, y todo lo mas lucido de Toledo, sin faltar para mas honrra los Canonigos<br />

y Prebendados a la assistencia. Bajo por San Nicolas, Parrochia desta<br />

Ciudad, y subiendo por la calle que llaman de las Cadenas, llego a la Roperia y<br />

desde alli a la Plaça de Çocadober y entrando en la Sillería apenas dio muestras<br />

la voz de un clarin, que llegava a nuestra plaçuela, quando ardio toda en abrasadoras<br />

chispas, por estar prevenido


312<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

un tercio de soldados los mas lucidos dela Caballeria para hacer a esta divina<br />

Aurora la salva, que fue Real, y esta repetida por quatro veces, ya animados a el<br />

eco de sonoros clarines, ya encendidos, y abrasados sus coraçones, en la devoción<br />

de la Hermosa Imagen, a quien recibian, y fue esto con tanto lucimiento que<br />

causo mucha admiracion en Toledo.<br />

Salio la Comunidad a el recibimiento con luces en las manos, con tan rara y<br />

admirable compostura, que mas parecian Angeles que no hombres. Entro la Procesion<br />

en la Iglesia y los Religiosos, con mucha devocion y ternura entonaron la<br />

letania de N. S. ayudando tambien a cantarla, el Sr. Dr. Don Franco Arando, Canonigo<br />

Magistral de la Santa Iglesia y Predicador de Su Magestad, y el S. D. Pedro<br />

de Arriaga, y otros Señores Canonigos y Prevendados. Cesso por entonces la<br />

fiesta asta que despues de anochecido publicaron las campanas, faroles por todo<br />

el frontispicio clarines y abundancia de polvora (y esto fue todos tres dias de la<br />

fiesta) que el dia siguiente se començava a celebrar la entrada desta Celestial<br />

Reyna.<br />

El primer dia que fue primero de Mayo hiço la fiesta, Su Señoria el Ilmo. Señor<br />

D. Pedro Portocarrero Canonigo y dignidad desta Sta. Iglesia, Vicedean y<br />

Capiscol della. Canto la Misa Su Señoría, y predico el Sr. Dr. Don Melchor de<br />

Castilla Canonigo Magistral dela Sta. Iglesia.<br />

Predico tan del intento, que parece, que se excedio assi mismo. Segundo dia<br />

hiço la fiesta este muy Religioso Convento, Canto la Missa el Pe. Prior de Casa.<br />

Predico el Pe. fr. Juan dela Presentacion, lector de Teologia jubilado y Rector<br />

que a la saçon era del Collegio de San Nicolas de Tolentino, de la insigne Universidad<br />

de Alcalá; fue el Sermon tan curioso y delicado de conceptos que dio<br />

mucho gusto a todos.<br />

Tercero dia hiço la fiesta a esta Milagrosa Imagen Su Señoria el Sr. Don Joseph<br />

de la Reatigui, Cauallero del Orden de Santiago Teniente General dela Cavalleria,<br />

y Sargento Mayor de Batalla, honro el altar el Sr. Don Pedro de Arriaga,<br />

Canonigo y Cavallero del Orden de Calatrava. Predico el Sr. Dr. D. Joseph<br />

Troconiz Canonigo de la Muy Santa Iglesia de Toledo y Predicador de Su Magestad;<br />

el sermon fue ideado, y la idea fue como nacida de tan maravilloso


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 313<br />

entendimiento. El Adorno del altar, fue muy vistoso, y la Iglesia todo parecia<br />

un paraíso. Todos tres dias assistio la musica de la Santa Iglesia, y estuvo patente<br />

el SS.º Sacramento; y fueron unos de los mas festivos, y de mayor Credito para<br />

nuestro Santo habito que se ha visto, (ni se venera) en el mundo; deviendose<br />

todo a el celo y devocion del Pe. Prior fr. Miguel de Santiago que como tan devoto<br />

y apassionado desta Señora procuró y dilligenció se hiciesen en su traslacion<br />

tantas demostraciones, y se le rindiesen a esta divina Princesa cultos tan reverentes.<br />

Fue tanta la gente que assistio todos tres dias que desde las siete y las<br />

ocho de la mañana venian a prevenir lugares al choro y a la Iglesia, para poder<br />

assistir a el Sermon y a la Missa. Todo sea para honrra de Dios, y para Mayor<br />

gloria de Su Madre Santissima Maria de Copacavana y Guia".<br />

Nótese de corrida cuánta fué la devoción que la santa Provincia de Castilla profesó<br />

a la Virgen de Copacavana, a quien en sus principales conventos y colegios le<br />

dedicó una capilla, o, por lo menos, un altar. Y se explica, porque siendo el convento<br />

de Madrid el principal noviciado en que se criaron la mayor parte de los religiosos,<br />

pues el noviciado que en Toledo y Valladolid y otras casas había era circunscrito<br />

y temporal, y venerándose en Madrid la referida Virgen de Copacavana, que<br />

fué tan milagrosa y famosa, que llegó a dar nombre a nuestro convento, es evidente<br />

que los religiosos que se amamantaban a sus pechos con delicioso fervor, llevaban<br />

dondequiera la amante memoria de su Madre y trataban de propagar su culto. Cosa<br />

análoga acaeció en la Provincia de la Candelaria, cuyos hijos, por la gran devoción<br />

que tenían a la Virgen en el misterio de la Purificación, titular de la casa matriz, El<br />

Desierto, pusieron por titular a Nuestra Señora de la Candelaria en el convento de<br />

Cartagena, en el de Honda y en otros, por lo cual se les empezó a llamar allí los<br />

Padres Candelarios, así como en Madrid el convento nuestro era conocido con el<br />

nombre de Copacavana.<br />

Y no tan sólo en la Provincia de San Agustín reinó la devoción a la Virgen de<br />

Copacavana o Candelaria, sino lo que es más, en la de Aragón, a pesar de que esta<br />

Provincia tenía por titular y timbre preciadísimo de sus empresas un nombre que<br />

para todo pecho español significa magnificencia, felicidad y amor: la Virgen del<br />

Pilar; no


314<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

obstante lo cual, poseía la Candelaria altares en nuestras iglesias de Valencia y<br />

Barcelona, que sepamos.<br />

No debe atribuirse esta devoción difundida en el <strong>org</strong>anismo de nuestra Orden a<br />

coincidencias fortuitas, sino que media en ello algún arcano de enseñanzas provechosas.<br />

Sabido es que el instrumento de que se valió Dios N. Señor para que la Virgen<br />

de Copacavana se venerase en nuestra iglesia de Roma, el retablo de cuyo altar<br />

mayor está ocupado por un cuadro con esta advocación de María, fue el P. Maestro<br />

Aguirre, Agustino Calzado, hijo de la Provincia del Perú, quien hizo que también<br />

en nuestra iglesia de Alcalá tuviera efigie muy devota; copias todas de la original<br />

que en el pueblo llamado Copacavana, Perú, se veneraba desde el día 2 de Febrero<br />

de 1583, y con mayor entusiasmo desde el 16 de Enero de 1589 en que de ella tomaron<br />

posesión los Padres agustinos calzados, en virtud de una Real Cédula de<br />

Felipe II. Esta devoción, pues, es de origen netamente agustiniano y está vinculada<br />

a varias de las Provincias Recoletas como símbolo de indisoluble lazo entre ellas<br />

para el desarrollo de los destinos apostólicos que Dios exige de nuestra existencia<br />

como Orden Religiosa cuyo distintivo es la devoción a María.<br />

A esta reflexión adúnase otra que el devoto y sabio P. Fr. Andrés de San Nicolás<br />

nos brinda con acierto en su Historia de Nra. Sra. de Copacavana cuando dice 1 :<br />

"Fue, segun nuestro corto entender, ordenança de los cielos, el que la imagen de la<br />

Reyna, y Señora de Copacauana tuviese el titulo, y aduocacion de la Candelaria; y<br />

no otro de los muchos q. en el Mundo respetamos: porque como el fin principal,<br />

que parece tuuo Dios en poner aqui tan gran portento, y se enderezó a desterrar las<br />

tinieblas del Infierno, que tenían este pueblo (Copacavana), y sus contornos, oprimido<br />

con lo denso de las necias ignorancias: assi conuino, que la representacion de<br />

la que es Fundadora de la Iglesia entrasse a plantar, y assentar la de las Indias, con<br />

la vela en la mano, significando, que la lleuaua en acto de auyentar obscuridades".<br />

Este mismo Padre, tratando en otra obra, Proventus messis., &,<br />

1 Imagen de N. S. de Copacavana, Portento del nuevo Mvndo, ya conocido en Europa, al Real, y<br />

Svpremo Consejo de las Indias por el P. Fr. Andres de San Nicolas, Agustino Descalco de la Congregación<br />

de España. Año 1603. Con privilegio. En Madrid. Por Andrés García de la Iglesia.<br />

Pág. 43.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 315<br />

man. X, de por qué el primer convento de la Provincia de la Candelaria tomó<br />

por titular este misterio de María nos revela: "Sub invocatione de la Candelaria: in<br />

memoriam illius, quae insulas Canarias sua presentia Fortunatas fecit".<br />

Alude con esto el Cronista a la aparición de la Virgen que acaeció en Tenerife<br />

antes de ser descubiertas aquellas islas por los españoles. Según tradición documentada,<br />

en cierta caverna hízose visible a dos pastores indígenas la Virgen María rodeada<br />

de candelas o velas encendidas y luego siguió manifestándose a todos los<br />

insulares, quienes oían cánticos celestes que los iban disponiendo para su conversión;<br />

así es que cuando los españoles aportaron a las islas poco trabajo les costó<br />

cristianizarlos. Este caso de la aparición de la Virgen se hizo famoso en todas partes,<br />

y se tuvo como augurio de la próspera civilización del Nuevo Mundo, recién<br />

descubierto; así se explica que en las Américas se halle tan venerado este misterio<br />

de la Purificación de María Santísima con el nombre de la Candelaria, pues aplicaron<br />

al descubrimiento de Colón el sentido de aquel texto de San Mateo, IV, 16:<br />

Populus, qui sedebat in tenebris, vidit lucem magnam.<br />

Misterio sobre misterio. Guíanos la Virgen Santísima hacia el nuevo mundo<br />

porque América es la prolongación genuina de la España católica con sus grandezas<br />

de culto, su integridad de creencias y su herencia histórica de ciencia y valor hidalgo.<br />

Andando los siglos, los Agustinos Recoletos que nacieron y se desenvolvieron<br />

en España y América continuarán siendo apóstoles de Jesucristo en todas las latitudes<br />

del antiguo y nuevo emisferio. La Virgen de la Candelaria es un vínculo, es una<br />

garantía y es un galardón.<br />

Fuera de esto, hay algo de particular en el culto de este misterio de la Purificación.<br />

¿Será que se hace tan simpático porque es uno de los que más en armonía<br />

andan con las exigencias del corazón cristiano que no puede ser feliz sino esperando<br />

serlo, ya que el dolor y la humillación, como espada de dos filos, lo punzan<br />

mientras palpita en este mundo, como punzó a María la espada del vaticinio<br />

haciéndola sufrir siempre para que su exaltación en los cielos fuese más gloriosa?<br />

Pero, acaso, debe buscarse la razón principal en que van en este


316<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

misterio delineadas las virtudes de los tres votos que constituyen la esencia del<br />

estado regular, por cuanto María en su Purificación nos enseña principalmente a ser<br />

puros, pobres y obedientes. En verdad, acude al templo a limpiarse de la inmundicia<br />

legal, sin necesidad de ser purificada porque era la misma pureza, por no tener<br />

ni siquiera sombra de pecado; y por quitarse el sello de concupiscencia establecido<br />

por la ley mosaica en la generación de los primogénitos, Maria sacrifica su honra.<br />

Hasta tal punto llega la Madre de Dios para enseñar al religioso el amor a la pureza<br />

de alma. Con la misma incomprensible sublimidad enseña la virtud de la pobreza:<br />

siendo Reina de la creación, Madre de Dios, superior a los ángeles y serafines aparece<br />

en Jerusalén como una simple madre, esposa de un pobre artesano, presenta y<br />

ofrece el fruto divino de sus entrañas al modo que solían hacerlo las mujeres más<br />

ínfimas del pueblo y redime a Jesús con la ofrenda de los pobres. Acerca de la obediencia,<br />

María enseña en su Purificación a someterse a la voluntad de los Superiores<br />

aun en cosas que están fuera de la ley. Virgen era antes del parto, en el parto y<br />

después del parto; la ley de Moisés no tocaba con ella, y, con todo, cumple lo ordenado<br />

para las otras mujeres hasta el último ápice, llevada del espíritu de la obediencia<br />

y realzada por el de la humildad. He aquí, pues, a la Virgen querida de los Padres<br />

Recoletos mostrándose Maestra de las virtudes encerradas en los tres votos (*).<br />

(*) En una capilla de la iglesia parroquial de San José, Madrid, venérase ahora la<br />

Virgen de Copacavana, con la misma escultura que había en nuestro convento, y tiene<br />

por título Nra Sra de la Purificación o Candelaria.<br />

Pues bien, además de la capilla dedicada a esta divina Señora en Toledo, existían<br />

ya en 1675, o sea bien entrado el trienio del P. Fr. Francisco, las capillas siguientes,<br />

cuya enumeración sirve para dar idea de lo que era el conjunto.<br />

Al lado del Evangelio la 1.ª: dedicada a N. Sra. de la Concepción, cuyo patrono<br />

era Don José Monje. La 2.ª dedicada al Santo Cristo, del Amparo, cuyo patrono era<br />

Juan Vázquez de Dueñas. La 1.ª del lado de la Epístola pertenecía al patrono de<br />

Diego Marín bajo el título de Santa Gertrudis; la 2.ª dedicada a S. José era de Don<br />

Juan Campoverde; la 3.ª cuyo titular era S. Nicolás fue propiedad de Don Alonso<br />

Díaz de Arellano.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 317<br />

Otra había de santo Tomás de V. que era cuidada por su patrono el H.º Gral. D.<br />

Antonio Garamato. Esta sería la 3.ª del lado del Evangelio. Tales datos encuéntranse<br />

en el archivo histórico nacional (Tol., leg. 94.) y muy dignos son de quedar redimidos<br />

del olvido.<br />

Dio feliz término el P. Fr. Francisco a su Priorato, y llegado el día de la convocatoria<br />

al Capítulo, sabemos que no tuvo impedimento alguno para concurrir y de<br />

hecho concurrió 1 al celebrado en 1677; en el cual sucedió lo que tenía que suceder,<br />

que como viesen todos los Padres vocales, por la carta capitular que ante todos presentó,<br />

el trabajo realizado en la fábrica del nuevo templo y lo que faltaba por realizar,<br />

reeligiéronlo por Prior de Toledo en la persuasión de que daría cima a la obra.<br />

En nuestro archivo general existe un Libro de consultas de Toledo donde se<br />

cuentan diez hechas en los dos trienios suyos, algunas de las cuales, por ser de carácter<br />

histórico y servir de explicación a estos puntos, vamos a publicar en su parte<br />

sustancial. La primera se celebró a 19 de Abril de 1675 y versa sobre tomar a censo<br />

ciento cincuenta ducados para la obra de la iglesia. La segunda sobre "si convendría<br />

tomar unos caxones de sacristia muy buenos atento a que se davan con gran conveniencia,<br />

y parecia ser necessarios para la mejor custodia de los ornamentos del cultivo<br />

divino: y visto por dhos PP. la utilidad, y necessidad de ellos assi de presente<br />

como de futuro, convinieron sus reverencias en que se tomassen" 2 . La sexta trata<br />

"sobre si convendna tomar unas cassas al Corral de los Pressos contiguas inmediatas<br />

a nro convento qe son del Vinculo de D. Balthasar de Iepes, y Mexia; vecino de<br />

esta Ciud. por ser necessarias a la mexor fabrica deste nro Convento en trueco de<br />

otras qe el Convento tiene en esta Ciud, una en el mismo Corral de los Pressos, qe<br />

oy la havita Ana Gamboa, y fue de Lorenza de Anduxar, qe alinda por una y otra<br />

parte con cassas del dicho Vinculo, y otra cassa en la Calle empedrada en el arrabal<br />

de Santiago, qe vendio a este convento el Doctor D. Juan Varona Cura qe fue de<br />

San Salvador desta Ciud con obligacion de nuestra parte de darselas libres de tributo,<br />

como tambien dicho D. Balthasar nos ha de dar las suias libres de todo tributo ó<br />

zenso, y assi mismo hemos<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />

2 Fol. 62 v.º


318<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de dar dha casa del Arrabal aderezada a su satisfaccion con solo el reparo precisamente<br />

necessario y assi mismo dos mil Rs mas por modo de agradecimiento<br />

entregados al dicho D. Balthasar de Iepes…<br />

Iten se advierta el convenio de una y otra parte qe qdo llegue al casso de fabricar<br />

el concierto por la parte de dichas cassas, pueda valerse de la pared principal de<br />

la cassa principal del Vinculo, y levantar sobre ella la altura o alturas, qe necessitare<br />

dho Convento, y si necessario fuere pa la seguridad del, no tomando nada de<br />

nuevo sitio la dicha Cassa principal, puede el convento derribar dcha pared asta los<br />

zimientos, pero con la condicion qe todo ha de ser a costa del dicho convento, levantandolas<br />

a su costa y dexando las piezas en la conformidad en qe antes estavan<br />

en la Cassa principal. Y en este casso las aguas y corrientes della han de quedar a la<br />

dha cassa principal del Vinculo a costa de dho Convento" 1 . Fué aprobada la propuesta<br />

en todas sus partes.<br />

En la séptima consulta se aprobó el proyecto de "vender a Juan de Campoverde,<br />

vecino desta Ciudad la segunda Capilla del lado de la Epistola, (de S. José) para<br />

sí y sus sucesores perpetuamente dejando el retablo que al presente tiene pintándole<br />

a su costa y poniendo lampara de plata" 2 . Hallamos en la novena que "atento a que<br />

este convento se hallaba grauado de muchos zensos en diversas personas de esta<br />

Ciud los quales todos estaban á cinco por ciento, y la persona de Juan de Campoverde<br />

nro vecino y de la Ciud especial bienhechor nuestro, nos queria dar lo que<br />

importassen los capitales de ellos rebajando sus reditos a tres por ciento en qe este<br />

Convento tenia util: todos vista la utilidad y beneficio, le damos a dho Juan de<br />

Campoverde las gracias y rogamos a todos los religiosos y Prelados nuestros subcesores<br />

le encomienden a Dios perpetuamente" 3 . La última es importante también, y a<br />

ella asistió el Padre Provincial Fr. Francisco de la Encarnación; se trató "si conuendria<br />

dar al Señor Don Francisco Sanz Thenorio, Regidor perpetuo de esta Ciudad<br />

en banco y assiento de Caualleros, familiar del Santo Officio y Tribunal de ella,<br />

Capitan, Sargento maior y Almirante del Mar del Sur por sus<br />

1 Ib., fol. 65 v.º<br />

2 Ib., fol. 66 v.º<br />

3 Ib., fol 67 y 68 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 319<br />

Magestades los Reyes Catholicos de España nuestros Señores que este en el<br />

Cielo y guarde para su merced de dho Señor Don Franciscn Sanz Thenorio y sus<br />

subcesores, el Patronato de la Capilla maior de este conuento con el entierro que<br />

por la parte inferior o bobeda de ella corresponde al Presbiterio de dicha Capilla, y<br />

con las preheminencias que de derecho pertenezen a tales Señores Patronos, y con<br />

las condiciones que al presente estan firmadas de mano de dicho Señor D. Francisco<br />

Sanz Thenorio y el Pe. Fr. Francisco de San Nicolas Prior de este Conuento, que<br />

todas han de ir insertas en las escripturas, que para este effecto se hicieren, por el<br />

capital y renta que assimesmo se dice en dichas condiciones de conuenio de una y<br />

otra parte, y tambien se dira en dichas escripturas a las quales desde luego nos remitimos,<br />

y aqui damos por expresadas y de todas advertidos y plenamente entendidos.<br />

Y vista la utilidad que de lo dicho se sigue a dicho nuestro conuento; y dando<br />

las gracias primeramente a Dios nuestro Señor, su Madre Santissima y Purissima<br />

nuestra especial Patrona, y a nro Padre San Augustin, y después a dho Señor D.<br />

Francisco Sanz Thenorio a quien…" 1 Falta en el libro la hoja 69. También carecemos<br />

de las escrituras y contratos que aquí se mencionan, y por lo tanto nos vemos<br />

privados de poder apreciar la magnitud del don que nos hizo este devoto caballero.<br />

En varios documentos menciónanlo como digno de todo aprecio y gratitud, y hay<br />

alusiones generales a lo mucho que favoreció a los Padres Recoletos como Patrono<br />

de la capilla mayor durante su vida, y especialmente desde esta fecha de 15 de<br />

Marzo de 1680, en que se celebró la consulta, hasta el año 1691, en que murió dicho<br />

señor Sanz y Thenorio. Por lo menos, consignemos lo siguiente, que hemos<br />

encontrado en el archivo histórico nacional 2 :<br />

"Don Francisco Sanz Tenorio, caballero que fue del orden de Santiago, Regidor<br />

perpetuo de esta ciudad de Toledo, en estado y banco de caballeros, familiar<br />

del Santo Oficio de la Inquisición y Patrono de la Capilla Mayor de este convento<br />

de Descalzos de Ntro. P. S. Agustin de Toledo nos dejo una heredad en el lugar<br />

de Nambroca y es lo que se sigue: Vnas casas principales en dicho lugar con<br />

1 Ib., fol. 68.<br />

2 Libr. de procur. Tol., leg. 91.


320<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

su bodega grande y otra pequeña, y en ambas diez y siete cubas de diferentes<br />

cabidas con su lagar, viga, piedra, usillo, camaras, caballerías, pajares, corrales,<br />

pozo manantial, dos almacenes grandes para aceite con tinajas de cabida de tres<br />

mill arrobas; y siete casas pequeñas contiguas a las principales, con una huerta,<br />

con su noria, de cabida de fanega y media, poco mas o menos. Setenta aranzadas<br />

de viñas de veinti cinco a treinta años en diferentes pedazos, en gagos al rededor<br />

de dicho lugar con el tributo del terrazgo que tienen. Todo consta por el testamento<br />

hecho por sus comisarios testamentarios que fueron el P. Fr. Román de S.<br />

José, Prior de este convento y D. Juan Antonio Ortiz de Zárate y Angulo, a 22<br />

de… 1691".<br />

Este testamento fué hecho poco antes de morir, y por ser tan insigne benefactor,<br />

y por ser también Hermano General, tiene derecho a nuestro agradecimiento y a<br />

que consignemos aquí los datos biográficos suyos, mayormente que su muerte casi<br />

coincide con el año en que vamos.<br />

Murió en Toledo a 17 de Septiembre de 1691, habiendo nombrado Comisarios<br />

testamentarios al P. Fr. Román de San José, Prior de nuestro convento de Toledo, y<br />

al P. Fr. Juan del Espíritu Santo y también albaceas. "Siempre se mostro verdadero<br />

siervo y devoto de N. P. San Agustín", dice un documento; y añade 1 : "Difunto su<br />

cuerpo, fue vestido, y con el manto Capitular de su Orden, y Armas como tal Cavallero,<br />

y en una caxa decentemente adornada, puesto en un nincho, que para el dcho<br />

Señor Don Francisco estava determinado, y dispuesto, en la Boveda inficiaria, ó<br />

subterranea, que está debaxo de la Capilla Mayor de el dicho Convento de Recoletos<br />

Agustinos; de la qual, y de la dicha Boveda era Patron perpetuo: y dicho sitio en<br />

que fue puesto su cuerpo, está perpendicularmente debaxo de el Altar Mayor de<br />

dicha Iglesia, y Capilla, como tal Patrón: y fue acompañado de la Cruz, y Clerigos<br />

de la parroquia de Santa Leocadia, de donde era parroquiano, y de la noble Cofradia<br />

de la Santa Charidad de esta Ciudad, de quien era cofrade, y fue diversas vezes<br />

Mayordomo; y diez y ocho Padres con capuces de Paño Pardo, y hachas encendidas;<br />

y diez y ocho Religiosos de cada uno de los Conventos<br />

1 Arch. hist. nac. Madr., leg. 36.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 321<br />

de la Santisima Trinidad, de Nuestro Padre S. Agustin, Nuestro Padre San<br />

Francisco, Carmen Calzado, La Merced, el Cabildo de los Señores Curas, y Beneficiados,<br />

y la Hermandad de señores Capellanes del Choro de la Santa Iglesia de esta<br />

Ciudad; y fue en hombros de Religiosos Recoletos de Nuestro Padre San Agustín,<br />

asistiendo al el lado los Religiosos de Nuestro Padre San Juan de Dios, y llevado a<br />

el dicho Convento de Recoletos Agustinos, donde estaba puesto Tumulo, en que<br />

fue puesto, y enlutada toda la Iglesia; y se le hicieron los Oficios de difunto por las<br />

dichas Comunidades de Cabildo Curas y Hermandad de Capellanes, con la musica<br />

de la Santa Iglesia; y después la Religiosisima Comunidad de Recoletos Agustinos,<br />

le hizo su oficio de zabullimiento, y puso en el dicho nicho, haviendo primero dichole<br />

en la casa del difunto Vigilia Cantada".<br />

Volviendo al contenido de las consultas habidas en Toledo durante el segundo<br />

trienio prioral del P. Fr. Francisco es preciso copiar la parte expositiva de la consulta<br />

celebrada en 8 de Noviembre de 1678, que dice de esta suerte: "Propuso dho Pe.<br />

Por. a los Padres consultores si conuenia el que a una missa que tiene dotada Diego<br />

Marin v.º de dha Cindad de Toledo el dia de Sta. Gertrudis que es a diez y siete de<br />

nobe. con diácono y subdiacono, como consta de una escrip.ª que esta echa ante el<br />

Jurado... de Valladolid, escrivano publico y del num.º desta Ciudad, su fecha en<br />

quatro de Feb.º de mill y seiscientos y sesenta y ocho años, que a dicha missa dotada<br />

se añadiessen dos circunstancias, que son estar el Sanctisimo Sacramento patente<br />

desde la missa maior hasta el anochezer con veinte y quatro velas, que han de<br />

arder el dicho tiempo, y un sermon a la dicha missa a la voluntad del Pe. Por., por<br />

las quales dos circunstancias del sermon y del Sacramento patente añade dho Diego<br />

Marin cien res. de vellon cada año, y auiendolo propuesto y oydo los dhos consultores<br />

conuinieron en ello", etc. Asistió a esta consulta el P. Provincial Fr Luis de<br />

Jesús y el Provincial Absoluto P. Fr. Francisco de la Encarnación.<br />

Llévanos el acta de esta consulta a tratar del culto magnífico y constante que en<br />

nuestras iglesias había en aquellos tiempos. Constaban las comunidades de treinta o<br />

más religiosos, casi todos Padres, y su ocupación principal consistía en solemnizar<br />

el rezo y canto deI


322<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Oficio divino, así en el altar como en el coro, respondiendo a una necesidad de<br />

aquellos tiempos de fe y catolicismo práctico con sus grandes concepciones de liturgia.<br />

Y de ahí también, el sentido justo y prudente de nuestra legislación constitucional<br />

para eximir de la hebdómada a ciertos religiosos que se ocupaban en estos<br />

oficios, o a aquellos otros que como estímulo, como galardón y como acto de justicia<br />

distributiva lo merecían al finar algunos cargos onerosos. Entonces la exempción<br />

de la hebdómada sí era un privilegio positivo y lleno de realidad, atendidas las<br />

múltiples cargas que sobre las comunidades gravitaban.<br />

Sirva de ejemplo la atmósfera de culto y piedad que se respiraba en Toledo durante<br />

el gobierno de nuestro biografiado, y al mismo tiempo calculemos los esfuerzos<br />

de su prudencia para combinar el trabajo material de la fábrica de la iglesia con<br />

la observancia y cumplimiento de las obligaciones que se derivan de los compromisos<br />

de culto que estaban en vigor durante su prelacía. He aquí la tabla de las misas<br />

cantadas, nada más que las cantadas, que se celebraban en su tiempo, lista que obra<br />

en nuestro Archivo General 1 , y que al pie de la letra reproducimos para que la memoria<br />

de nuestros bienhechores se perpetúe en la participación de nuestras oraciones<br />

y sacrificios.<br />

"Misas cantadas.– Primeramente. Tiene obligación este Convto.º a decir por<br />

nro Patron D. Franco. Sanz Thenorio, las Missas Conventuales de todos los Domingos<br />

de el año. Item: Una cantada todos les viernes con su Resp. al fin cantado,<br />

en la Capilla del Smo Christo de el Consuelo. Item: La de la Virgen de los<br />

Sabados, u otra en su lugar; con un responso rezado al fin. Item: Quatro Aniversarios<br />

al año en el dia 17 de los Meses de Marzo, Junio, Septiembre y Diciembr.–<br />

Henero. Dia 22: Aniversario por Franco. Avendaño Jimenez y Anastasia<br />

de la Cuerda su muger. Dia 26: Aniversario por los mismos que el dia 22 de<br />

este.– Febrero. Dia 2: Missa cantada con Diacs. y Resp. por Doña Luisa Muñoz.<br />

En este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. En<br />

este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Dia 7: en este<br />

dia Aniversario por D. Luis Quero. Dia 25: Aniversario por D. Franco.<br />

1 Carp. B, Tol., Libr. de Contad.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 323<br />

Salcedo.– Marzo. Dia 19: Missa con sermón y Sacramto. por Don Juan Campo<br />

Verde. En este día, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.<br />

Este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp., en S. Josef por Josef Monge. Este,<br />

ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. por Don Manuel Fructuoso. Dia 20: Este dia,<br />

Aniversario por D. Juan Campo Verde. Dia 21: Este dia Aniversario por D. Miguel<br />

de Bustos. Dia 25: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú<br />

otro dia otra con Diacs. y Resp. en San Josef por Josef Monge. Dia 19: ú otro<br />

que este desocupado Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero. Dia de los<br />

Dolores de la V. N. S. otro Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero.– Abril.<br />

Dia 2: Aniversario por D.ª Dionisia Grueso y Sobo. Dia 8: Aniversario por la<br />

misma.– Mayo. Dia 12: Missa por Pedro de la Fuente. Dia 13: Este dia, una por<br />

el P. Fr. Domingo y sus padres. Dia 18: Aniversario en la Concepn. por Don<br />

Juan Anto. Valera. En este mes se han de cantar 9 missas por D. Pedro Sanchez<br />

Velasco.– Junio. Dia 24: Missa con sermón y Sacramto. por D. Juan Campo<br />

Verde. Este ú otro día, otra con Diacs. y Resp. por el Patrón. Este ú otro día otra<br />

con Diacs. y Resp. en la Concepn. por D. Juan Valera. Este ú otro dia, otra con<br />

Diacs. y Resp. por el Doct. D. Juan Cavezas. Dia 25: Aniversario en S. Josef,<br />

por D. Juan Campo Verde. Dia 29: Missa por Pedro de la Fuente. Dia 30: Aniversario<br />

por D. Pedro Regules, su muger, y Padres.– Julio. Día 2: Missa con Diacs.<br />

y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otrodia, otra con Diacs. y Resp. en San<br />

Josef, por Josef Monge. Dia 16: Aniversario en la Consolación por Doña Maria.<br />

Día 26: Missa con Diacs. y Resp. por el Dor. Juan Cavezas.– Agosto. Dia 5:<br />

Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otro dia, otra con Diacs. y<br />

Resp. en S. Josef por Josef Monge. El Domingo infraoct. de S. Cayetano, Missa<br />

y Sermón de el Sto. con Sacramento hasta el año de 1812 inclusive por D. Pedro<br />

Feliz. Dia 15: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. En la Infraoct. otra<br />

con Diacs. y Res. en S. Josef por Josef Monge. En la Infraoct. otra con Diacs. y<br />

Resp. en el Christo por D. Mariana Buitrago. En la Infraoct. otra con Diacs. y<br />

Resp. por Andrés Peres. En la Infraoct. otra por Thomas Cid. El día de San Joachin<br />

Missa con Diaconos y Sermón por la memoria de los Señores Aparicios: y<br />

en


324<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

su Octava se ha de cantar un Aniversario por los mismos SSres. Aparicios: y<br />

se han de repartir en el dia del Sto. cincuenta rs. a cinco familias pobres de la Parroquia<br />

de Sn. Nicolas de esta Ciudad, y veinte y cinco rs. a cinco viudas en el<br />

dia de Santa Ana (como consta de la Escra.) de la misma Parroquia.– Septiembre.<br />

Día 4: Aniversario en la Consolación por ª Maria Rita. Este ú otro dia, Aniversario,<br />

por D.ª Maria Vega. Dia 8: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.<br />

Este ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. en S. Josep por Josef Monge. Dia<br />

10: Missa con Diacs. y Resp. por N. P. Encarnación. Dia 12: Aniversario en S.<br />

Josef por Josef Monge. Dia 29: Missa con Diacs. y Resp. por D. Miguel de Bustos.<br />

Este dia, ú otro Aniversario en la Concepn. por D. Josefa Montalvan. Dia<br />

30: Missa con Diacs. y Resp. por el Dor. D. Juan Cavezas. Este ú otro dia, otra<br />

por D.ª Geronima de Madrid.– Octubre. Dia 4: Missa con Diacs. y Resp. en la<br />

Concepn. por D. Juan Valera. Este ú otro día, otra con Diacs. y Resp. por el Patrón.<br />

Este ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. por nro. P. Encarnación. El dia del<br />

Rosario, missa con Diacs. y Resp. por Andres Perez. Dia 12: Missa por Pedro de<br />

la Fuente. Dia 15: Missa por el mismo. Dia 18: Un Resp. rezado por Lucas del<br />

Castillo. Dia 30: Aniversario por Claudio Fonseca. Dia de S. Simon, y Judas, ó<br />

en su Octava, Vigilia simple Missa y Responso por Tadea Diaz. Día 9: Aniversario<br />

por Franco. Jimenez y Avendaño y su muger. Dia 28: Aniversario por D.ª<br />

Eugenia García, Panadero.– Noviembre. Dia 1: Missa con Diacs. y Resp. por el<br />

Doc. Don Juan Cavezas. Dia 2: Aniversario por Andres Gomez. En esta Octava<br />

dos Missas con Diacs. y Rcsp. por el mismo. En esta Octava una con Diacs. y<br />

Resp. por Nro. P. Encarnacion. En esta Octava otra con Diacs. y Resp. en Sta.<br />

Gertrudis, por Diego Marin. En esta Octava otra con Diacs. y Resp. en S. Josef<br />

por D. Lorenzo Campo Verde. En esta Oct. otra con Resp. en el Coro bajo por<br />

D. Franco. Recalde. En esta Oct. Aniversario en la Concepn. por D. Juan Valera.<br />

En esta Oct. Aniversario en S. Josef por Josef Monge. Dia 3: Aniversario por<br />

Luis Quero. En esta Oct. Aniversario por Ana Valenzuela. El Domingo siguiente<br />

a Sta. Getrudes Missa y Sermón de la Sta. con patente hasta la tarde por Diego<br />

Marin. Dia 25: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otro día,<br />

otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. Dia 28: Missa con Diacs. y<br />

Resp. por D.ª Franca. Cornejo. Dia 15: Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero.–<br />

Diciembre. Día 8: Missa con sermón y Sacramto. por D. Juan Valera.<br />

En la Oct. otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. En la Oct. otra<br />

con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 325<br />

En la Oct. otra con Diacs. y Resp. por Andres Perez. Dia 18: Missa con Diacs.<br />

y Resp. por Ana Valenzuela. Este o el siguiente dia, otra con Diacs. y Resp.<br />

en S. Josef por Josef Monge. Día 25: Missa con Diacs. y Resp. en S. Josef por<br />

D. Lorenzo Campo Verde. Ademas de estas, hay obligación por nras. Constituciones<br />

de aplicar por las Animas todos los lunes una. La de los tres Aniversarios<br />

de la Orden. Una por Bienhechores vivos y otra por los Bienhechores difuntos.<br />

Tambien, el día de el Dulce Nombre de Maria, una Missa con Sermón en Nambroca,<br />

por el Patrón: Y al día siguiente un aniversario por el mismo.<br />

Componen todas las cantadas 313.<br />

Nota.– Siempre que se dice Aniversario, se entiende una Vigilia simple, Missa<br />

con Diacs., Resp. al fin cantando, con su clamor y este también la Víspera a<br />

las Oraciones".<br />

Todas estas misas cantadas radicaban en memorias pías, mandas y fundaciones,<br />

escrituradas; y como se comprende, para estas funciones y otros actos públicos era<br />

menester comunidad numerosa. Entre las funciones más notables que había en este<br />

convento, años antes de ser Prior nuestro biografiado, quien por cierto, fue de ella<br />

exacto cumplidor, sobresalía la llamada de Cuarenta Horas, para la que obtúvose<br />

un Breve en virtud del cual se perpetuaba su celebración sin dificultad alguna, y los<br />

fieles obtenían otras gracias. Pongámoslo aquí para que no se pierda:<br />

Alexander P. P. VII.– Universis xti fidelibus presentes literas inspecturis salutem<br />

et Aplicam benedictionem. Ad augendum fidelium religionem et animarum<br />

salutem coelestibus Ecclesiae thesauris pia charitate intenti omnibus utriusque<br />

sexus xti fidelibus vere penitentibus et confessis ac sacra comunione refectis qui<br />

orationi quadraginta horarum continuatarum non autem interpolatarum de licentia<br />

Ordinarii in Ecclesia Domus fratrum Ordinis Eremitarum S. Augustini Excalceatorum<br />

nuncupatæ Toleti die festo S. Josephi instituendæ per aliquod temporis<br />

spatium


326<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

devote interfuerint, et ibi pro xtianorum Principum concordia, hæresum extirpatione<br />

ac sanctæ Matris Ecclesiæ exaltatione pias ad Deum preces effuderint<br />

Plenariam omnium suorum peccatorum indulgentiam et remissionem misericorditer<br />

in Dño concedimus. Presentis ad septenuim tamtum valituris. Volumus autem<br />

ut si alias xti fidelibus dictam Ecclesiam seu Capellam vel Altare in ea situm<br />

visitantibus aliqua alía indulgentia perpetuo vel ad tempus nondum elapsum duratura<br />

et in erectione vel alio quovis modo quantumlibet privilegiato concessa<br />

fuerit vel si pro impetratione, presentatione, admissione seu publicatione pretium<br />

aliquod vel minimum detur ant sponte oblatum recipiatur presentes nullæ sint eo<br />

ipsso. Datum Romæ apud S. Mariam Maiorem sub annulo Piscatoris Die XVII<br />

Septembris MDCLX Pontificatus nostri anno sexto.<br />

Gratis et pro Deo et scriptura. S. Vgolinus 1 .<br />

Fuera de esta gracia, gozábase en nuestra iglesia desde el año 1653 la del altar<br />

privilegiado concedida por Inocencio X a 10 de Octubre, altar que era precisamente<br />

el del Santo Cristo del Amparo 2 .<br />

Tal era el estado del culto de la casa de Toledo, y tal el estado de la fábrica material<br />

en el trienio del P. Fr. Francisco.<br />

Empero, no se crea que las obras de culto y las de edificación terminaron en el<br />

primer periodo de su prelacía, sino que duraron, con tanta actividad o más, durante<br />

este segundo, sobre todo en la parte del convento. Como dato convincente por el<br />

que se podrá venir en conocimiento de lo afirmado, remitimos al lector al Libro de<br />

Gasto 3 . donde se ve por las cuentas asentadas que desde el día 13 de Febrero de<br />

1679 hasta el 7 Noviembre gastóse en la obra del convento nuevo 53.573 reales. Y<br />

en el mismo libro más adelante, ya en vísperas de dejar la silla prioral, al partir como<br />

vocal al Capítulo de 1680, hizo entrega de los libros de recibo y gasto del convento<br />

a los Padres Depositarios, y en el acta de entrega se leen los siguientes párrafos:<br />

"En este trienio, desde la semana ocho de mayo de setenta y siete hasta la semana<br />

sábado quatro de mayo inclusive (1680), consta<br />

1 Arch. gen. carp. B, Tol.<br />

2 Ib.<br />

3 Arch. hist. nac., leg. 91.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 327<br />

aver recibido doscientos y noventa y tres mil trescientos y setenta y cinco reales<br />

que hacen once mill ciento sesenta ducados y ocho reales de vellon. Se a obrado<br />

de obra en este conuento, en iglesia, bóveda, quatro angulos del claustro, zeldas,<br />

galeria, escalera y caja de ella, algibe y zisterna en la luna del Claustro, y así otras<br />

cosas que aquí omitimos, refiriendonos a la carta de Capitulo que dicho P. Prior<br />

lleva a él. Deja redimidos y minorados los zenços de este conuento con utilidad de<br />

mas de zien ducados de renta en cada un año menos contra si. Deja impuestos veinte<br />

y quatro mill en Christobal Rodríguez de guevara, Jurado de esta Ciudad y los<br />

diez y seis mill y quinientos restantes en el convento de Padres Trinitarios descalzos<br />

della. Deja pintadas dos Capillas, una la de Nra. Sra. de la Concepción y otra de<br />

S. Joseph, que compró Juan del Campo. Deja concertada y vendida en trescientos<br />

ducados pagaderos en dos años a Mateo Pinilla vezº de esta ciudad con obligación<br />

de pintarla y poner lámpara de plata a su costa en todo este tiempo: esta Capilla es<br />

la de Santo Thomas de villanueva, última del lado del evangº. Sobre este punto mírese<br />

la consulta que se tomo en veinte y ocho de Abril de este año de ochenta. Deja<br />

vendido a Don Francisco Sanz, Thenorio, Regidor de esta ziudad el patronato de la<br />

Capilla mayor con la renta que constara por las escrip. Deja el pilar que es el frontero<br />

del pulpito, libre por este Conuento con su retablo muy primoroso como se vera<br />

en él. Deja mas de dos mil carros de piedra para la prosecución de la fábrica del<br />

conuento" 1 .<br />

La carta capitular de donde hemos tomado estos párrafos contiene otros que dicen<br />

muy bien en pro de su proceder como Prior activo, celoso del bien común y<br />

verdadero hijo de la Recolección agustina, la cual sabe acariciar en su seno a varones<br />

bien nacidos y robustos. Por tal reconocieron todos los Capitulares del año<br />

1680, consecuentes y agradecidos, al P. Fr. Francisco y lo eligieron el 11 de Mayo,<br />

Definidor de Provincia. Antes más, hicieron honor a sus méritos, cuya fama se<br />

había extendido por todas las casas de la Congregación, los Padres Capitulares de la<br />

Provincia de la Candelaria escogiéndolo para que la representase en el Capítulo<br />

General, que se celebraría en el convento<br />

1 Ib.


328<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

del Toboso en 1678, como Discreto, cargo que desempeño yendo de Toledo al<br />

Toboso e interviniendo en las deliberaciones y elecciones 1 .<br />

Como Definidor Provincial hallámoslo figurando en varios actos públicos no<br />

solamente en el convento de Madrid sino también en el de Toledo 2 , adonde iría con<br />

alguna frecuencia entusiasmado con aquella casa y con la buena marcha de las<br />

obras en que él tanto se había desvivido. Entre los actos que merecen especificarse<br />

con respecto a Madrid, donde residió el trienio, está aquel en que N. P. Vicario General<br />

y el P. Provincial con su Definidor P. Fr. Francisco, a 12 de julio de 1682,<br />

estudiaron el nuevo Reglamento y los Estatutos de la Cofradía del Santo Cristo del<br />

Desamparo, y los aprobaron definitivamente 3 .<br />

En llegando el Capítulo del año 1683, vémoslo elegido y nombrado Prior de<br />

Madrid, quien, como tal aceptó y recibió la profesión de doce novicios en distintas<br />

fechas 4 desde el día 31 de Agosto hasta el 15 de Octubre de 1685. Además tocóle<br />

inaugurar, sábado 4 de Septiembre de 1683, la suntuosa Capilla de la Virgen de<br />

Copocavana 5 . A partir de esta fecha de 1685, las profesiones las recibe otro Religioso<br />

con el título de Prior, señal de que el P. Fr. Francisco cesó en su oficio, sin<br />

que sepamos la causa. No omitamos que mereció además, siendo Prior de Madrid,<br />

asistir al Capítulo General celebrado en Alcalá de Henares el año anterior de 1684<br />

como primer Definidor a nombre de la Provincia de San Nicolás de Tolentino 6 .<br />

Pues bien, aunque cesó en su cargo prioral, residió en Madrid a juzgar por su<br />

asistencia a un Capítulo conventual celebrado a 21 de Marzo de 1686 7 ; y siguió<br />

viviendo como particular, o sea sin cargo alguno, supuesto que lo vemos asistir a la<br />

profesión que un novicio verificó a 9 de Diciembre del mismo año 8 . A 15 de Octubre<br />

de 1688 recibió la profesión de otro novicio a título de Prior-Presidente del<br />

Convento 9 , y como Prior-Presidente aceptó la renovación de profesión de un novicio<br />

escrupuloso 10 en 20 de Diciembre, y siguió<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 760.<br />

2 Arch. hist. nac. Tol., leg. 90.<br />

3 Notic. hist. del Sant. Crist., etc., pág. 251.<br />

4 Bib. nac., Libr. de prof., págs. 436 y sigs.<br />

5 Arch. hist. nac. Madr., leg. 43.<br />

6 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />

7 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />

8 Libr. de prof., pág 469.<br />

9 Ib., pág. 490.<br />

10 Arch. gen., carp. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 329<br />

funcionando como tal hasta terminar el trienio, es decir, hasta el Capitulo de<br />

1689.<br />

Entonces fué honrado con el Priorato de Madrid, y se evidencia esto por la firma<br />

de Prior estampada en varias actas de profesiones, que corren desde el 29 de<br />

Mayo hasta el 10 de Abril de 1692 1 .<br />

En este mismo año, y como resultado del Capítulo, quedó honrado con el cargo<br />

de Definidor Provincial, e inferímoslo del Libro de difuntos de la Congregación 2 ,<br />

en el cual, cuando se consigna su fallecimiento, se le llama Definidor de la Provincia<br />

de Castilla; es que el estilo y práctica de este libro es añadir al nombre del difunto<br />

el título del oficio que actualmente ejercía, no el que o los que había ejercido,<br />

excepto cuando se trata de los oficios de Provincial y Vicario General, que entonces<br />

los apunta diciendo Exprovincial o Exvicario General. Luego el P. Fr. Francisco de<br />

San Nicolás falleció siendo Definidor de Provincia. El día de su tránsito no lo podemos<br />

precisar, pero no cabe duda que acaeció poco después del día 8 de Julio de<br />

1692, a juzgar por el lugar que ocupa su nombre en la lista del citado Libro de difuntos.<br />

1 Fol. 531.<br />

2 Fol. 32.


ARTÍCULO VII<br />

Vida de N. P. Fr. Miguel de S. Agustín, Vicario General.<br />

Sumario: Pertenece a la Provincia de Santo Tomás.– Lector jubilado.– Definidor Provincial.–<br />

Su Rectoría de Provincia.– Promoción al Vicariato General.– Algo sobre su prelacia.–<br />

Diligencia la fundación de un nuevo convento.– Pruebas de su celo por la disciplina religiosa.–<br />

Contrariedad horrible que padece.– Documentos pontificios.– Su sucesor.– Otros<br />

documentos.– ¿Quién tiene razón?– Retírase a Granada y muere de pena.<br />

Está envuelta en la oscuridad más lamentable la vida de este personaje de nuestra<br />

Orden, y no hay poder que llegue a disiparla con suficiente luz, para discernir el<br />

alcance justo de las sombras que sobre ella echaron la fragilidad y las pasiones<br />

humanas. Fué natural de la ciudad de Granada, según reza el libro Nuevo Templo<br />

escrito por el P. Fr. Pedro de Jesús 1 ; y se prohijó por medio de la profesión en la<br />

Provincia de Santo Tomás. No hemos hallado el acta de su profesión, pero nos apoyamos<br />

además para afirmar que fué hijo de esta Provincia en muchos documentos<br />

que así lo aseguran, algunos de los cuales luego hemos de ver; y queremos que así<br />

conste para que no conduzca a error una afirmación que se halla en el Libro de oro<br />

de Vadolid 2 donde se quiere explicar una turbulencia, que hubo en la Santa Provincia<br />

del Pilar por estos años, diciendo que el P. Miguel de San Agustín pertenecía a<br />

esta Provincia y no a la de Santo Tomás. La causa de tal turbulencia no fué ésa sino<br />

otra en que más<br />

1 Templo nuevo de los Avgvstinos Descalzos de Granada, y sumptuosas Fiestas que se celebraron a<br />

su Dedicacion, con el titulo de N. Señora de Loreto, desde el día 23 de Octubre hasta el día primero<br />

de Noviembre de este año de 1694. Con vna breve descripción del sitio, antiguedad de la nobilíssima<br />

Coronada Ciudad de Granada, por el P. Fr. Pedro de Jesvs, hijo de dicha Religión, y<br />

prouincial actual de la Prouincia de Andaluzia. Dedicada al Illmo. Señor D. Martín de Ascargorta,<br />

del Consejo de su Magestad, antes Obispo de la madre de las ciencias Salamanca, y al presente<br />

dignissimo Arçobispo de la magnifica y nobilissima Ciudad de Granada, Con licencia. En Granada:<br />

Por Francisco Gómez Garrido, Impresor de libros, Año de 1695. Pág. 43.<br />

2 Fol. 111.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 331<br />

adelante nos ocuparemos; por ahora tan sólo intentamos fijar y precisar su filiación<br />

religiosa, rectificando lo dicho por el Libro de oro, inédito y autógrafo, cuyo<br />

autor, el P. Fr. Francisco de Santo Tomás de Aquino, Procurador del convento de<br />

Valladolid, escribió el año 1764, o sea casi un siglo después de acaecidos los sucesos.<br />

Para sufrir esta confusión ni siquiera había motivo en el otro Vicario General<br />

de nuestra Congregación que también se llamó Miguel de San Agustín, bien porque<br />

éste floreció medio siglo más tarde, bien porque no fue de la Provincia del Pilar<br />

sino de la de San Agustín. Ademas, el afirmar que nuestro biografiado perteneció a<br />

la Provincia del Pilar sería destruir el hecho innegable que se observó siempre a<br />

saber: la elección alternativa para el Vicariato General por turno riguroso y sin excepción<br />

ni tropiezo de ninguna clase. En un documento del archivo histórico nacional<br />

1 y otros dos documentos 2 , se llama a este P. Fr. Miguel, lector jubilado de teología,<br />

lo que significa que los superiores destináronlo al profesorado, cuya jubilación<br />

obtuvo después de desempeñar las clases el tiempo marcado por la ley. Hacemos<br />

constar que son las únicas veces que vemos llamarlo Lector jubilado, pues en<br />

todas las demás se le cita a secas por su nombre, y ni siquiera se le adjudica el título<br />

de Predicador, según usanza de aquellos tiempos. El P. Cronista del tomo IV, al<br />

decir que fue electo en Vicario General dále el título de Lector de teología 3 y no<br />

añade que fuese jubilado. Dígase lo propio del Libro de consultas de Toledo, al<br />

folio 82. En el Capitulo General congregado en el convento del Toboso el año 1678<br />

lo vemos elevado a la dignidad de Definidor General 4 , oficio que obtuvo a la vez<br />

que el P. Fr. Agustín de San Bernardo, el que, valga la observación, mereció después,<br />

así como su Condefinidor, ser Superior General de la Descalcez agustiniana.<br />

Durante el trienio de su Definitura nada nos consta de sus gestiones, excepción<br />

hecha de actuar como Notario en un acta de profesión de Madrid 5 a 5 de Julio de<br />

1678, y haber intervenido juntamente con N. P. Vicario General en cierta consulta<br />

muy importante habida en Toledo 6 a los<br />

1 Madr., leg. 36.<br />

2 Arch. gen., carp. E; y arch. de la Nunc.<br />

3 Crón., tom. IV, 1.127.<br />

4 Crón., tom. IV, 762.<br />

5 Libr. de prof. fol, 370.<br />

6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.


332<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

27 de Febrero de 1680 y relacionada con asuntos del convento, así como haber<br />

asistido a un Definitorio General de fecha 17 de Enero de 1681 y firmado cinco<br />

acuerdos importantes 1 . Concurrió como Definidor al Capítulo General Intermedio<br />

de 1681 que se celebro a 24 de Mayo 2 en el cual cesó de su cargo generalicio; y<br />

regresó a su Provincia. Qué empleos desempeñara en ella no es posible decir, mas<br />

como asegúrase en el tomo IV de esta Historia 3 que asistió al Capítulo General Intermedio<br />

verificado en Madrid año 1687 con el título de Rector Provincial de la<br />

Provincia de Santo Tomás por muerte del Prior Provincial, P. Fr. Antonio del Rosario,<br />

colegimos que o era antes de ascender al Rectorado Provincial el Definidor más<br />

antiguo de la Provincia o Provincial absoluto. Por lo tanto el cargo de Definidor lo<br />

desempeñó un año, por cuanto el Capítulo de su Provincia tuvo lugar el 18 de Abril<br />

y el Capítulo de la Congregación fue a 17 de Mayo del propio año. Pues bien, ejerciendo<br />

seguía su Rectorado cuando sucedió que muerto N. P. Vicario General, hubo<br />

de adelantarse, según mandaban nuestras leyes, la celebración del Capítulo General,<br />

y como el derecho de elección alternativa pertenecía a la Provincia de Santo Tomás,<br />

tocó la grande honra de ser elegido Vicario General de la Congregación al P.<br />

Fr. Miguel 4 , que había concurrido como Rector Provincial al Capítulo congregado<br />

en Calatayud. El P. Cronista en otro lugar 5 afirma que "subio al Vicariato General<br />

por sus méritos de virtud y Ciencia". ¡Buen martirio le esperaba! Si las amarguras<br />

sobrevienen a los superioratos por permisión divina para que el ejercicio de la<br />

autoridad nos haga más humildes y compasivos, a fe que las contradicciones que el<br />

P. Fr. Miguel sufrió sirvieron para desengañarlo más y más de la vanidad de las<br />

cosas mundanas y hacerlo merecedor de nuestra compasión por la cuenta que de sus<br />

actos como prelado tuvo que dar a Dios, según aquello de nuestra Santa Regla:<br />

Unde vos magis obœdiendo, non solum vestri, sed etiam ipsius miseremini; quia<br />

inter vos, quanto in loco superiore, tanto in periculo majore versatur.<br />

1 Arch. gen., carp. B.<br />

2 Crón., tom. IV, 879.<br />

3 Ib., núm 1.059.<br />

4 Ib., núm 1.128.<br />

5 Ib., núm 762.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 333<br />

Como Vicario General giró su visita a luego de ser nombrado, y visitó, creemos<br />

que todos los conventos de las tres Provincias de España, aunque solamente<br />

queda la huella de su paso por Toledo en los libros de recibo y gasto 1 a 2 de Octubre<br />

de 1688 y a 4 de Marzo de 1692; así como también consta que visitó el convento<br />

de Valladolid 2 el 3 de Abril de 1689. En calidad de Vicario General también autorizo<br />

a los Padres Fr. Juan del Espíritu Santo y Fr. Román de S. José para que pudieran<br />

aceptar una cuantiosa donación del insigne bienhechor nuestro D. Francisco<br />

Sanz y Tenorio, Caballero de Santiago y Regidor perpetuo de la Imperial de Toledo<br />

& & 3 ; la autorización está fechada en Madrid a 6 de Octubre de 1689. Algo más<br />

importante que todo esto vemos que hizo, y está enlazado con el convento del<br />

Campillo de Altobuey, siendo Superior General de la Congregación. Aludimos a la<br />

fundación de dicho convento, en el año 1690, para la información de cuyo suceso,<br />

de un cuaderno manuscrito que toca este asunto, tomamos lo siguiente 4 :<br />

"Fundación deste convento. Para conseguir esta fundación padezió nuestra<br />

Religión diez años de adversidades por oposición que hizo a dicha fundación, el<br />

Convento de Religiosos Franciscos observantes de la Villa de Hiniesta, fundados<br />

en una Bulla que tenian a su favor los dichos Padres, de Nro Santísimo P.<br />

Alexandro Septimo, en que les concedía que en tres leguas en contorno no<br />

ubiesse otra fundación. Pero dicha Bulla se explicó en la sagrada Congregación.<br />

Y se declaró que dicho Breve se entendía de fundación de Convento franciscano,<br />

pero no de otra Orden por cuya declaración quedaron convencidos, y dados por<br />

no parte: No solo se experimentó esta adversidad, si también resistencia en dar<br />

lizenzia el Ordinario para dicha fundación de que resultó que en esta Villa del<br />

Campillo avía también muchos opuestos a que se consiguiese esta fundación y<br />

aunque no dexavan de servir de embarazo, teníamos el consuelo de que el Cabildo<br />

Secular y eclesiastico deesta Villa y todo lo principal deella estavan de nuestra<br />

parte y con vivos deseos de que se consiguiese dicha fundación por lo cual<br />

padezieron muchos deellos excessivas extorsiones,<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />

2 Ib. Vall., leg. 213.<br />

3 Ib. Madr., leg. 36.<br />

4 Arch. gen. carp. D.


334<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

especialmente Dn. Fernando Villanueva Cura propio de dicha Villa, Pedro<br />

Escrivano el Mayor que a la sazón se hallaba Alcalde Ordinario, que por espazio<br />

de seis meses estuvo en Cuenca en prisiones. Pero toda esta adversidad la llevaban<br />

gustosos llevados de la esperanza, de que tuvisse efecto dicha fundación.<br />

Devió nuestra Religión al Doctor Don Isidro Gil Ortiz Médico de dicha Villa y<br />

natural de Sevilla que a su atenzión aun los mas rebeldes se inclinaban a dicha<br />

fundazión, procurando con su suavidad y discrezion sedar todas las inquietudes<br />

y solizitar medios para que dicha fundazion tuvisse congrua bastante, como suzedió<br />

en lo mucho que devimos al Ldo. Fernando Nieto Descalzo Abogado de<br />

Reales Consejos que por su devozión y la de su Muger y a influencia del dicho<br />

Doctor Dn. Isidro nos dexó quatro mil ducados en la Villa del Castillejo de otros<br />

bienes y alhajas para la Sacristía e iglesia como son Custodia y copon para el<br />

Sacramento y retablo que se hizo para nuestra Señora de la Loma que en todo<br />

junto llegó a darnos cerca de siete mil ducados de su propia hazienda disponiendo<br />

que sus huessos y los de su Esposa, conseguida dicha fundazión se colocassen<br />

en este Convento como de hecho se colocaron, y estan en la Capilla de nuestra<br />

señora de Loma. En medio de los muchos altos y baxos que se experimentaron<br />

en el tiempo referido no se descuidava el definitorio general en conseguir lizencia<br />

de su Magestad como de hecho se consiguió, por cuia causa zelebrado el<br />

Capítulo Provinzial en nuestro Convento de la Ciudad de Sevilla, el año de mil<br />

seiszientos y noventa en que se halló por Presidente nuestro P. Fr. Miguel de San<br />

Agustín, Vicario General, electo en Prior Provincial el P. Fr. Juan de S. Miguel<br />

determinaron venirse a la Ciudad de Cuenca y verse con el señor Obispo que a la<br />

sazón era el Illmo Sr. D. Alonso Antonio de S. Martin, y llegados a Cuenca dichos<br />

Prelados cada uno con su secretario que a la sazón eran Secretario General<br />

el P. Fr. Miguel de S. Monica lector de Theología y calificador del Santo oficio,<br />

y secretario de Provincia el P. Fr. Matheo de la Encarnazión Lector en Sagrada<br />

Theología y todos juntos subieron al Palazio Obispal a bessar la mano a su Illustríssima<br />

en cuia presenzia puestos los dichos quatro Padres pidieron con el rendimiento<br />

y respecto devido a dicho Señor se dignase de conceder su lizenzia para<br />

que se efectuase dicha fundazion, y a su Illustrissma en cuia presenzia puestos<br />

los dichos quatro Padres


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 335<br />

para resistir, antes si admitiendo la suplica con toda veneboIenzia mando a su<br />

Provissor quanto antes diesse los despachos para que se fundasse el dicho Convento,<br />

y aviendo dado por parte de la Religión los agradecimientos devidos se<br />

mostró su Illustríssima mui afecto declarando ser de mucho credito y Utilidad<br />

para su Obispado tener sugetos semejantes que le ayudasen en el aprovechamiento<br />

de las almas. Y despedidos de su Illustríssima y rezivida la lizenzia y<br />

mas despachos nezessarios se vinieron al Campillo de altobuey y presentaron sus<br />

despachos ante el dicho Señor Cura y Alcaldes Ordinarios de dicha Villa para<br />

que nos pussiessen en la Possession de la Hermita de Nuestra Señora de la Loma,<br />

sitio donde se había de hazer la fundazión de dicho Convento, la qual possession<br />

se dio juridicamente, presentes el dicho Señor Cura Alcalde Ordinarios y<br />

mucha parte del Lugar que asistió a dicha funzion de que dio fe a prinzipios de<br />

Julio de dicho año de noventa el Secretario de la Villa que a la sazon era Benito<br />

Gomez.<br />

Aviendo tomado dicha possession fueron llamados del Convento del tobosso<br />

a este del Campillo el P. Fr. Juan de S. Tomas Leon, el P. Fr. Andres de Madre<br />

de Dios, alias Pantoja, el P. Fr. Joseph de S. Eugenio, alias Carranza, el P. Fr.<br />

Manuel de la Presentazion, el H. Fr. Antonio de S. Gregorio Religioso lego y el<br />

P. Fr. Pablo de San José, que se hallaba antes que todos en la villa del Campillo<br />

asistiendo a los dichos quatro Padres que fueron a Cuenca, a conseguir la lizenzia<br />

para dicha fundacion, y aviendo llegado todos los dichos Padres, se dispusso<br />

el traer de la Parroquial a la imagen de nuestra Señora de la Loma que se hallava<br />

al pressente en dicha Parroquia haziendole la Villa un novenario. El modo de<br />

traer la Santa Imagen fue viniendo zinquenta hombres de Soldadesca mui bien<br />

vestidos, llegaron al Convento y se llevaron la Comunidad a dicha Parroquia de<br />

donde salio la Prozession, y en ella su Mag.º manifiesto, y la imagen de nuestra<br />

Señora de la Loma, los Cabildos Ecciesiastico y secular y todo lo restante del<br />

Pueblo aviendo aderezado las calles colgado las ventanas de lo mejor que se<br />

permite en la tierra y de este modo vinieron las dos Magestades de Christo Sacramentado<br />

y su Madre Santíssima a su casa y morada de nueva fundazion y<br />

convento donde se coloco su Magd., y se pusso en su Capilla la dicha imagen de<br />

nuestra Señora de la Loma; y viendose nuestro P. Vo. General F. Miguel de S.<br />

Agustín con la pazifica possesion


336<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de su Convento confirio con el dicho P. Provincial a quien se dexaria por Presidente<br />

de dicho Convento, y determinaron unanimes y conformes quedase el dicho<br />

P. Lector Fr. Matheo de la Encarnazión, de Lucena, como de hecho se quedo<br />

y tambien nombraron por Suprior de dicho Convento al dicho P. Fr. Joseph de S.<br />

Eugenio, los quales con el dicho P. Provinzial Fr. Juan de S. Miguel perseveraron<br />

hasta prinzipio de Octubre governando dicho Conuento y procurando plantar<br />

en el la observanzia regular como de hecho se planto sin aver ocassion de dispensa<br />

porque se guardo con todo rigor como tan conveniente a dicha Planta".<br />

Empero si el llevar a cabo la fundación de esta casa cubre de gloria a nuestro<br />

biografiado, todavía dicen más en su favor otros actos que ejecutó como guardián<br />

de las leyes y celador del espíritu de la observancia religiosa. Quedan tres Definitorios<br />

generales de los varios que celebró durante su Vicariato, a saber: uno el 24 de<br />

Septiembre de 1688, otro el 10 de Octubre de 1689 1 , y el tercero a 2 de Octubre de<br />

1690, y en los tres domina la nota de reforma de costumbres en pro de la ley 2 . Redactarónse<br />

en el primer Definitorio cinco definiciones y en el segundo, seis; el tercer<br />

Definitorio fué constituido exclusivamente para dar solución a varios puntos de<br />

gobierno y observancia regular propuestos por el P. Provincial de San Nicolás, Fr.<br />

Isidoro de Jesús María, en carta de 29 de Abril del año 1688; los cuales versaban<br />

sobre que "las actas de los Capítulos Generales, como de las Juntas de los seis meses<br />

no pueden tener plenario cumplimiento en dha. nuestra Provincia de Filipinas<br />

por algunos inconuenientes que en ella pueden resultar de las dichas actas", se cometa<br />

su estudio al Definitorio Provincial y que el estudio y selección de las actas<br />

que se puedan cumplir sea sometido a la aprobación del Capítulo Provincial. Otro<br />

punto versaba sobre el hospicio de Méjico y la observancia de las Constituciones en<br />

él para reprimir ciertos abusos que con motivo del paso de los misioneros se introducían.<br />

También dieron providencias en este Definitorio con mucho celo y talento<br />

sobre el asunto de las misiones en Taitay, reclamando el derecho que el Señor Arzobispo<br />

de Manila y la Provincia de l<br />

1 Arch. gen., carp. de Caps.<br />

2 Arch. de Filp., Libr. de act. fol. 82 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 337<br />

os Padres Franciscanos habían violado. Cosa parecida resolvieron sobre algunos<br />

ministerios de Mindoro. Tambien aclaró el P. Vicario General con sus Definidores<br />

un caso oscuro sobre precedencia de los Padres Definidores de Provincia;<br />

quitó cierto escrúpulo del P. Provincial Fr. Isidoro sobre validez de su elección por<br />

haber sido por vía de aclamación, y resolvió otros casos de la misma índole con<br />

gran cordura, "hauiendolos conferido entre si, y comunicado algunos dellos con<br />

algunos canonistas," como se lee en el acta del Definitorio.<br />

Digno es también de alabanza N. P. Fr. Miguel por haber contribuído vivamente<br />

a la <strong>org</strong>anización de una misión a Filipinas conducida en junio del año 1692. Con<br />

efecto, deseoso como Prelado General de que la apostólica Provincia de San Nicolás<br />

dilatase su campo de operaciones, no vaciló, antes bien hizo empeño en ayudar<br />

al P. Comisario que había llegado de Filipinas con tal encargo, y así puso a disposición<br />

de éste la influencia que la Orden gozaba en la Corte, a fin de que el Estado<br />

costease el viaje de los cuarenta y seis Misioneros, como se logró; y al mismo<br />

tiempo influía con los Padres Provinciales de las tres Provincias al objeto de que los<br />

conventuales se alistasen en aquella empresa evangelizadora; así como también en<br />

calidad de Vicario General pasó a los conventos una especie de circular en que invitaba<br />

a todos franqueándoles la licencia para prohijarse en dicha Provincia. Fué así<br />

como se obtuvo tan hermoso resultado: en Sevilla se congregaron cuarenta y seis<br />

misioneros jóvenes, valerosos, decididos, llevando cada uno con la patente generalicia<br />

la bendición amorosa del P. Fr. Miguel que velaba por los destinos de una de<br />

las más beneméritas Provincias de la Congregación.<br />

Pues bien, sépase de una vez que el P. Fr. Miguel de San Agustín fue suspendido<br />

de Vicario General cuando llevaba cuatro años en su oficio. ¿Por qué? ¿Qué<br />

sucedió en la Congregación? Ya hemos dicho que nosotros tenemos un concepto<br />

amplio y clarísimo sobre la naturaleza y los fines de la historia. Tal como nosotros<br />

la hemos trazado, pretendemos ante todo y sobre todo escribir la verdad y toda la<br />

verdad, porque las narraciones en que no predomina este criterio acarrean el desprecio<br />

de la crítica, desfiguran la vida real, crean situaciones de ánimo imaginarias<br />

y perjudican los intereses de la vida colectiva.


338<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

En el archivo general de la Orden 1 se lee, hablando de ciertos abusos en general:<br />

"Convencido de estos graves daños, y procurando evitar los futuros la Santidad<br />

de Inocencio XI dispuso y determinó enviar a esta Sagrada Religión Visitadores a<br />

los cuales se despacharon Bulas por medio del Cardenal Altieri, su Protector, en 26<br />

de Marzo de 1688, y truxeron varios preceptos para observar en la Visita; siendo el<br />

tercero de ellos, que en ningún modo el Vicario General se entrometiese en el gobierno<br />

ordinario del Provincial; ni el Provincial en el gobierno del Prior, sino en<br />

acto de Visita o en grado de apelación". A esto se refiere la Bula o el Breve de Inocencio<br />

XII 2 que comienza Exponi nobis, de fecha 10 de Abril de 1695 en que a modo<br />

de historia dice: Cum alias Venerabili Fratri nostro Palutio Episcopo Prenestin.<br />

S. R. E. Cardinali de Altieriis nuncupato dicti Ordinís apud nos, et Sedem Apostolicam<br />

Protectori a fel. rec. Innocentio Papa XI Prædecessore nostro mandatum fuisset,<br />

ut aliquem deputaret, qui dictam Congregationem, quo multi abusus, et corruptelæ<br />

in eam ab illius Superioribus contra observantiarn regularem invecti, et ab eius<br />

subditis recepti abolerentur, visitaret: Verum a tribus, uno videlicet post alium in<br />

Visitatores deputatis, Visitatio prædicta ob validam dictorum Superiorum, qui magis,<br />

quam subditi Visitationi huiusmodi semper restiterant, obstaculum fieri nequivisset,<br />

ideoque re postmodum Nobis relata, Nos quoque eidem Palutio Episcopo<br />

Cardinali Protectori ore tenus mandavissemus, ut alium Visitatorem deputaret,<br />

etiam cum titulo Provicarii Generalis, qui plenam Vicarii Generalis auctoritatem,<br />

quoadusque Visitatio huiusmodi perficeretur, haberet, ipse Palutius Episcopus<br />

Cardinalis et Protector deputavit in Visitatorem huiusmodi Dilectum filium<br />

Simonem á S. Augustino…"<br />

Efectivamente, el Cardenal Protector de Altieri, a 10 de Agosto de 1691, viendo<br />

que no había dado buen resultado el nombramiento de Visitador apostólico<br />

hecho en Marzo de 1688, hizo otro nombramiento a 10 de Agosto de 1691 en favor<br />

del P. Fr. José del Espíritu Santo 3 , suspendiendo, mientras duraba la visita, al P.<br />

Vicario General actual: Suspendimus et interdiximus, ac suspensum et interdictum<br />

1 Carp. A. núm. 8.<br />

2 Ib., signat. antg. leg. n.º 18, núm. 6.<br />

3 Arch. de la Nunciat. tom. 24. Cte. 99.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 339<br />

declaramus P. Fr. Michaelem a Sancto Augustino usque ad visitationis et reformæ<br />

dictæ Congregationis ejusque Religiosorum, vel ad nostrum beneplacitum<br />

respective perfectio-nem… Como se ve, no fué privado del oficio el P. Fr. Miguel,<br />

sino suspendido temporalmente. Mientras tanto, el P. Fr. José del Espíritu Santo<br />

tomó posesión y comenzó la visita por la Provincia del Pilar, y acabada, renunció el<br />

cargo de Visitador, según dice el Breve citado, por razón de enfermedad, mala valetudine,<br />

et aliis impeditus. El P. Fr. Miguel seguía viviendo en el convento de Madrid.<br />

Aceptada la renuncia por el Cardenal Protector, éste hizo nombramiento de<br />

Visitador Apostólico, y además de Vicevicario General, en el P. Fr. Simón de San<br />

Agustín, en atención a su zelo, prudentia, idoneitate, et dexteritate, por decreto de<br />

12 de Abril de 1692.<br />

En vista de esto, dice otro documento 1 : "Hallauase en esta Corte el P. Fr. Miguel<br />

de San Agustin Vicario General por la Prouincia de Andalucía junto con el<br />

Deffinitorio General, le dio la posession y entrego los sellos de la Religion para que<br />

exerciesse el officio de Vice V.º General".<br />

Este es el hecho. Ahora bien: ¿qué causas hubo para que enviasen Visitadores<br />

en Marzo de 1688, es decir, antes de ser nombrado Vicario General el P. Fr. Miguel?<br />

En concreto, no lo sabemos. ¿Por qué no se realizó la visita entonces? El documento<br />

de la Nunciatura, tomado del tomo X, dice que no se pudo "executar esta<br />

comission por la oposicion que hiço el Vicario General y las Provincias". De donde<br />

se infieren dos cosas, una negativa y otra positiva, es decir, que no se puede asegurar<br />

si el de la oposición a la visita fué nuestro biografiado o el Vicario General su<br />

antecesor, pues la orden de visita se dio antes de celebrarse el Capítulo General de<br />

1688. La afirmación que se deriva del texto traído es que no sólo el P. Vicario General,<br />

sino también las Provincias se opusieron. Demos de barato que fué el P. Fr.<br />

Miguel quien se resistió siguiendo lo que se lee en el Libro de oro de Valladolid 2 :<br />

"a cuya reformacion se opuso N. P. Vicario General; por cuyo motiuo le suspendio<br />

del oficio el Cardenal Protector;"<br />

1 Arch. de la Nunciat. tom. X, Cte. 113 a 118.<br />

2 Arch. gen., pág. 111.


340<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

pero se opuso en unión de las Provincias. Tenemos, pues, un caso extraño que<br />

fué nombrado por Roma un Visitador Apostólico contra el parecer del Superior<br />

General, de los Provinciales, de los Superiores y de los religiosos. ¿Es que había<br />

neceidad de Visita Apostólica? A tanta distancia de aquellos sucesos, y sin elementos<br />

suficientes de juicio, no es fácil atinar con la verdad; nosotros reservamos nuestro<br />

dictamen, que vacila entre la afirmación y la negación, porque existen documentos<br />

reñidos y difíciles de explicar satisfactoriamente. Es una verdad innegable que<br />

la Congregación tenía su jerarquía cimentada en derecho reconocido por todos;<br />

celebrábanse con regularidad y calma, así los Capítulos Generales como los de Provincia;<br />

en ellos se elegían Prelados, contra cuya legitimidad no reclamaba ninguno;<br />

en los Capítulos tratábanse siempre puntos de doctrina disciplinal, aclarábanse dudas<br />

de las Constituciones, velábase por la observancia de ellas con espíritu riguroso,<br />

aplìcábanse castigos, sancionábanse las actas capitulares, ejercían los conventuales<br />

su ministerio, el haber de los conventos aumentaba, la fábrica de conventos e<br />

iglesias prosperaba, había en los claustros número crecido y señalado de religiosos<br />

que se distinguían por el fervor de vida y morían santamente. ¿Dónde estaba, pues,<br />

la relajación de cos-tumbres? ¿Qué derechos constitucionales clamaban reparación<br />

y medicina? No negamos que hubiera religiosos y aun superiores que mereciesen<br />

correctivo, pero las faltas de algunos individuos no inficionaban la masa toda del<br />

<strong>org</strong>anismo. La reunión de hombres no es reunión de ángeles glorificados. En verdad<br />

de verdad, allá donde hay vigilancia que corrige, y castigo que sanciona, y autoridad<br />

que modera y gobierna, no hay relajación. Por fortuna, no han perecido del<br />

todo las actas de los Capítulos tanto generales como provinciales, redactadas en<br />

este tiempo de nuestra historia, y puede verse en ellas el espíritu excelente que animaba<br />

a la Orden. Ni faltan pruebas de lo mismo en los Definitorios que celebró el<br />

P. Fr. Miguel, y de los cuales hemos hablado hace poco; trabajo nos cuesta resistir a<br />

la tentación de reproducirlos ahora, y sólo nos dejamos vencer por la idea de que<br />

algún día se publicarán las actas de todos nuestros Capítulos, para que se vea entera<br />

nuestra legislación, y sirvan de normas de criterio jurídico en la interpretación y<br />

revisión de nuestras sagradas Constituciones.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 341<br />

Repetimos que ni culpamos ni defendemos a nuestro biografiado; pero, puestos<br />

a decir toda la verdad, valga la siguiente cita que tomamos del archivo general de<br />

Madrid. El primer documento es un memorial dirigido al Señor Nuncio, y no lleva<br />

firma ni fecha, pero sin duda fué escrito antes de la Pascua de Pentecostés del año<br />

1694 1 :<br />

"Iltmo. Señor.<br />

En 5 de junio de 1688 en conformidad de las Bullas de NN. SSmos. PP. Gregorio<br />

15 y Vrbano 8, se celebro el Capitulo General dela Congregacion de Descalzos<br />

de N. P. S. Augustin en la Ciudad de Calataiud en el qual fue electo Vicario<br />

General el P. Fr. Miguel de S. Augustin lector jubilado, y siendo voto forzoso<br />

el P. Fr. Juan de S. Joseph por ser Procurador General de la S. Curia Romana<br />

acudio a el, y se declaro con algunos Capitulares como traia vna Bulla de Visita<br />

Appca. y aviendosele requerido judicial y extrajudicialme. la manifestasse segun<br />

lo que disponen nuestras leies no lo hizo: y despues de muchos dias que estubo<br />

en este Convento de Madrid se fue furtivamente a Roma a donde esta exerciendo<br />

dho officio de Procurador General no siendolo pues en el Capitulo General intermedio<br />

que se celebro en este Convento de Madrid en 2 de junio de 1691. fue<br />

elegido en Procurador General de aquella S. Curia el P. Lector Fr. Matheo de la<br />

Encarnacion y el Pe. Vicario General no se determino a embiarle porque el Emo.<br />

Cardenal Altierij escrivio al Emo. Sr. Cardenal Durazo Nuncio en esta Corte en<br />

que pedia que embarazase la celebrazion del Capitulo General intermedio y<br />

qualquier nombramiento que la Religion hiciesse en algun religioso con fin de<br />

embiarle a la S. Curia Romana en su defensa. Y a instancias del P. Fr. Andres<br />

dela Asumpcion consiguio del Emo. S. Card. Altieri la Bulla y nombramiento de<br />

visitador, por aver renunciado su derecho dicho P. Fr. Juan por las razones que<br />

tendría, y dicho P. Fr. Andres tubo la posession de Visitador en este Convento<br />

de Madrid y lo renuncio: el S. Card. Altieri saliendose de los tres nombrados en<br />

la Bulla de N. SS. P. Innocencio 11. que ya era muerto, nombro nuevo Visitador<br />

al P. Fr. Joseph del Espíritu Sto. Provincial que era de la Provincia de Aragon y<br />

estando Visitando su Provincia le parecio que le embarazaba<br />

1 Carp. A.


342<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

el dho P. Vicario genl. y informo dicho P. Fr. Joseph a su Ema. contra el Pe.<br />

Vicario genl. y su Ema. embio a su Antecessor de Iltma. nuevo despacho en el<br />

qual suspendia del officio al Pe. Vicario genl. y le nombraba Vice Vicario genl.<br />

y reconociendo su Sia. Iltma. no era suficiente instrumento para executar dicha<br />

suspension se le volvio a su Ema. para que le embiasse Bulla de su Santidad de<br />

Visita Appca. y suspension del officio de Vicario genl. y dicho P. Fr. Joseph renuncio<br />

su nombramiento y exercicio de Visitador por parecerle no conseguia el<br />

de Vice Vicario genl. y recurriendo dicho P. Fr. Juan que exerce dicho officio de<br />

Procurador genl. en Roma al Emo. Sr. Cardenal de Breves con memorial solicitando<br />

dicha Bulla: respondio la Sanctd. de N. SS. P. Innocencio 12. que que cargos<br />

avia para suspender del officio al Vicario genl. y quales eran los que tenia la<br />

Religion para ser Visitada: no hallando algunos ni razon que dar a su Santidad<br />

acudio dicho P. Fr. Juan al Emo. Sr. Card. Altieri y mudo assi el nombramiento<br />

de Visitador como el de Vice Vicario genl. suspendiendo al Pe. Fr. Miguel, en el<br />

P. Fr. Simon de S. Augustin y le remitio a su Antecessor de V. Iltma. y le tubo<br />

en su poder mas de dos meses y medio o tres sin mandar ponerle en execucion<br />

por tener grave escrupulo de su ilegitimidad: murio su Antecessor de V. Iltma. y<br />

el Notario D. Balthasar Fernandez Montero recogio dicho papel de nombramiento,<br />

trujole en persona y entrego al dicho P. Fr. Simon el qual le notifico al Pe.<br />

Vicario Genl. y su Diffinitorio obedeciendo dicho orden de su Ema. entrego dicho<br />

Pe. Vicario genl. los sellos de su officio y se salio dela Provincia retirandose<br />

a la suia en donde a pocos dias que llego murio de pesadumbre.<br />

Y segun las referidas Bullas de N. N. SSmos. PP. Gregorio 15 y Urbano 8. sigue<br />

en el officio de Vice Vicario genl. el P. Provincial de aquella Provincia en<br />

donde murio el P. Vicario genl. y se lo estorbaron tres sugetos de este Convento<br />

diciendo serlo el dicho P. Fr. Simon y oy se mantiene en dicho officio y ha solicitado<br />

se alargue el Capitulo genl. que segun dichas Bullas deve ser esta Pasqua<br />

del Espiritu Santo que viene y por orden de su Ema. manda que se celebre para<br />

de esta en un año, sin constar por decreto Pontificio que derogue lo faborable delas<br />

referidas Bullas Pontificias.<br />

Los efectos de la visita dejando los graves inconvenientes que se


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 343<br />

experimentan assi en el poco consuelo delos Religiosos como en el corto aumento<br />

espiritual y temporal de las Comunidades, el principal es la summa turbacion<br />

de conciencias en que se hallan los Religiosos, por que aviendoles quitado<br />

el Vicario Genl. de la Congregacion y el Provincial de esta Provincia por no dejarle<br />

exercer su officio, al qual su Magd. honrro con la Mitra dela Ciudad de Alguer<br />

y suspendido los mas de los Priores sin darles cargos ni lugar para ser oidos,<br />

a quienes reconocian por legitimos Prelados por ser los canonicamente electos<br />

en los Capitulos: aviendo puesto dicho P. Fr. Simon Provincial para esta<br />

Provincia de Castilla y nombrado Prelados para los Conventos todo lo qual ha<br />

obrado como Vice Vicario Genl. nombrado por su Santidad: no aviendo manifestado<br />

dicho P. Fr. Simon Bulla ni instrumento Appco. para obtener legítimamente<br />

dicho officio: dudan los Religiosos que tenga legítima autoridad y que los<br />

Prelados por dicho P. Fr. Simon nombrados, legitimamente lo sean, y consiguientemente<br />

que las Professiones, y demas actos Potestativos por ellos exercitados<br />

sean validos por las razones siguientes.<br />

La primera porque en la Bulla de la Sanctidad de N. SS. P. Innocencio. 11. no<br />

concedia facultad a su Ema. ni al Visitador para derogar las Bullas Pontificias,<br />

que tiene la Religión para su govierno.<br />

La segunda por no aver manifestado Bulla Appca. para ser Visitador, y<br />

aviendo hecho la diligencia para hallar su original, no la ha podido encontrar dicho<br />

P. Fr. Simon y assi obtiene dicho officio de Visitador solamente por el papel<br />

del Emo. Sr. Cardenal.<br />

La tercera porque para la suspension del Vicario genl. difunto y nombramiento<br />

de Vice Vicario genl. en el P. Fr. Simon no se ha manifestado mas instrumento<br />

que el mesmo papel del Emo. Sr. Cardenal.<br />

La quarta porque haciendo relacion en dicho papel de especial comission y<br />

decreto de N. SS. P. Innocencio. 12. en virtud del qual hace la suspension y<br />

nombramiento dicho aviendo pedido exhiba la Bulla Appca. para obtener dicho<br />

officio de Vice Vicario genl. no la tiene, antes bien se sabe por Religiosos que<br />

han asistido en la Sta. Curia que aviendo procurado obtener dicha Bulla dela Silla<br />

Appa. SS. el P. Innocencio 12 no quiso concederla como arriba se refiere.<br />

La quinta porque aviendose hecho la suspension de Vicario genl. sin darle<br />

cargos ni oirle los descargos, no aviendo tenido lugar para


344<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ser oido, presumese que en el Justo Tribunal de la primera Silla no se determino<br />

suspension semejante.<br />

La sexta porque como consta del papel del Emo. Sr. Cardenal Altieri en que<br />

manda suspender al Vicario genl. es la suspension personal que dice suspendemos<br />

al P. Fr. Miguel de S. Augustin por justas causas que en el halla: y aviendo<br />

muerto dicho Vicario genl. suspenso y entrando en dicho officio por la determinacion<br />

de las referidas Bullas de N. SSmos. PP. Gregorio 15 y Urbano 8. el Provincial<br />

dela Provincia a donde murio, parece ser este el legitimo Vice Vicario<br />

genl. a quien no pueden perjudicar las causas (si acaso las huvo) de la suspension<br />

que se hizo en su Antecessor.<br />

Por lo qual se supca. a V. Iltima, que para evitar toda esta turbacion de animos<br />

y de conciencias y para la maior quietud de esta Congregacion se sirva de<br />

reconocer los despachos que tiene el Pe. Visitador, o hacer sabidor a su Santidad<br />

de todo este hecho para si fuere con orden suia obedezcamos con todo sosiego a<br />

su Santidad y si no lo fuere para que se desvanezcan semejantes disturbios en<br />

que recivira especial beneficio esta Congregacion".<br />

A este documento debemos añadir el siguiente, que reposa en el archivo de la<br />

Nunciatura de España 1 , el cual documento, vertido del italiano a nuestra lengua,<br />

dice: "Fr. José de San Francisco Agustino Descalzo de la Congregacion de España<br />

viene al intento de representar a Vuestra Santidad la desolacion de aquella Congregacion…<br />

Todo procede por cábalas del Procurador General que con sus artificios<br />

ha podido ganar la mano para no dar oídos a los lamentos de la Religion... Fue a<br />

Roma como Procurador General: espirado su tiempo volvio a España para hacerse<br />

elegir Vicario General: no habiendolo conseguido, se volvio volando a Roma: escribio<br />

enseguida a España que había sido confirmado en Procurador General por la<br />

Santa Sede y por el Eminentísimo Protector; y que por esto no convenía que fuese a<br />

Roma el Religioso elegido por el Capitulo.<br />

La bondad española con la suma reverencia del solo nombre de la Santa Sede<br />

Apostólica diole crédito: V de esta manera ha estado en Roma como Procurador<br />

General sin serlo.<br />

Para mantenerse en ese puesto ha urdido siempre cábalas. Propuso<br />

1 Tom. 43, Cte. 328.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 345<br />

una Visita Apustólica figurando a la Religion como relajada y sugirio para Visitadores<br />

a Sujetos de su partido.<br />

Se ha tenido la Visita abierta todo el tiempo; el verdadero Vicario General tenido<br />

como depuesto, que de dolor murió.<br />

Tocaba al Ex-Provincial de Andalucía entrar por Vice-Vicario General; pero<br />

tomó su puesto el P. Simon de San Agustín que se encontraba de Visitador.<br />

Para continuar sus cábalas, el Procurador General sugirio que a este sujeto se le<br />

hiciese Vicario General por Breve. Vuestra Santidad a eso tenía repugnancia.<br />

Remitido el Memorial a la Congregacion de Obispos y Regulares, el Procurador<br />

General engañó al Eminentísimo Protector haciéndole afirmar en la relacion<br />

aquello que no constaba de hecho…<br />

Para mantenerse mayormente ha prevenido a los ministros de la Nunciatura; y<br />

el Procurador General y el dicho Padre Simon se dan la mano el uno al otro, procurando<br />

cada uno recomendaciones relevantes de Roma a Madrid, de Madrid a Roma<br />

rara apoyarse mutuamente; y la Religion y los pobres Religiosos son los que lo pagan…"<br />

Si se contiene toda la verdad o no en estos documentos nos es imposible averiguar;<br />

todo cabe dentro de la malicia humana. Por otra parte, reputamos al P. Fr.<br />

Simón por un hombre muy digno, como veremos cuando escribamos su biografía;<br />

ahora únicamente adelantamos que él no quería hacerse cargo del oficio de Visitador,<br />

y que, muy ajeno a la turbulencia, se hallaba retirado en su pueblo, Serradilla,<br />

cuando hubo de rendir su cuello a la obediencia y aceptar el nombramiento de Roma.<br />

Una reflexión debemos consignar aquí, conviene a saber: la facilidad grande<br />

con que nuestros Procuradores en Roma podían involucrar y torcer el curso de los<br />

asuntos a su capricho, lejos como estaban de la residencia generalicia de Madrid y<br />

revestidos de grande potestad; máxime si se considera la dificultad y tardanza entonces<br />

en comunicarse las partes para cualquier negocio que se ventilase. La suerte<br />

de la Congregación ha estado siempre en sus manos. Si en vez de ser buenos hubieran<br />

resultado lo contrario, habría la Recolección agustiniana dejado de existir o pr<br />

la inhabilidad o por la malicia de un individuo.<br />

¡Cuán sabio fué el acuerdo del Capítulo General de 1914 que mandó


346<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que N. P. Prior General con sus Definidores resida en la Curia Romana!<br />

Tenemos, pues, que el P. Fr. Miguel entregó los sellos de la Congregación y se<br />

retiró al convento de Granada, su patria. Dícese en el documento citado que esto<br />

sucedió a 20 de Julio de 1692, y en el Libro de difuntos de la Congregación 1 se<br />

dice que el día 8: y a poner más motivos de confusión viene esta cita que hallamos<br />

en el Libro de registro de la Congregación 2 : "Por Diciembre de este año (1693),<br />

reciuio N. P. Fr. Simon un Brebe de la Sanctd. de Innocencio 12, en q. le elegia por<br />

Vicario General de la Congregn. por seis años como los demas".<br />

Al llegar a su convento nuestro biografiado tuvo la satisfacción de ver la obra<br />

del templo muy adelantada, merced al impulso que él, durante su Vicariato, le diera;<br />

por esto los religiosos, a fuer de agradecidos, recibiéronlo con los brazos abiertos,<br />

condoliéndose también del desenlace funestísimo que en el Vicariato tuviera su<br />

querido Padre. Oigamos lo que dice el P. Fr. Pedro de Jesús en su Libro Nuevo<br />

Templo 3 :<br />

"En este estado se hallava nuestra obra, y bien desconsolados los religiosos,<br />

hijos de esta amable patria, viendose obligados á celebrar los Divinos Oficios en<br />

la estrecha capacidad de una sala, que hasta este tiempo nos ha servido de iglesia,<br />

teniendo otras religiones templos admirables donde se ven assitidos con mucha<br />

frecuencia de los Fieles para la mayor grandeza de sus festividades quedando<br />

en la fiesta de N. P. San Augustin como nos veiamos desamparados de semejante<br />

concurso, por no tener templo capaz donde los Fieles se acomodassen. Mas<br />

como Su Majestad penetra los coraçones, leyendo en ellos nuestros buenos deseos...,<br />

dispuso su alta providencia, que el año 1688 saliese por Vicario General<br />

de toda nuestra Congregacion nuestro Padre Fr. Miguel de San Augustin, hijo de<br />

esta nobilísima ciudad y a quien debe no poco aquesta casa, pues assi que se vio<br />

con el oficio, trato de proseguir la obra, ayudado de las limosnas que solicitava<br />

de los fieles en las visitas de las Provincias y algunas alhajas, ornamentos y reliquias,<br />

que para adorno del Nuevo Templo le ofrecian<br />

1 Arch. gen., fol. 31 v.º<br />

2 Arch. gen., fol. 7.<br />

3 Cap. sept. págs. 43 y sigs.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 347<br />

los devotos, embiando todos los socorros que podian para que se prosiguiesse<br />

la fabrica, y recogiendo para ella maestros Religiosos albañiles, carpinteros, y<br />

pintores de los conventos donde los encontrava.<br />

Dióse principio a la prosecucion de las obras a primeros de Mayo de 1689<br />

con dichos socorros y con lo que acá se procurava, con tanto cuydado y vigilancia,<br />

assi de parte de los maestros que labravan como de parte de quien los asistia<br />

y solicitava las cosas necessarias, que en tres años se vio con muy crecidas medras.<br />

Y quando ya a vista del deseado puerto se navegava con felicidad, y bonança<br />

a gozar el fruto de tantos trabajos, nos assalto una borrasca que pudo<br />

atrassar mucho nuestros intentos con la muerte de nuestro Padre Fr. Miguel de<br />

San Augustin, que fue el dia 9 de Octubre del año de 1692. Traxolo Dios desde<br />

Madrid, y subiendolo como a Moyses al monte de este convento, le manifesto la<br />

prenda de esta Iglesia tan deseada y que ya se andavan puliendo y adornando sus<br />

bovedas, mas no quiso Su Majestad liegasse a verla acabada, que era su vnico<br />

deseo, porque luego al punto le dio el mal de la muerte, y se lo llevo Dios al<br />

eterno descanso, donde le avra premiado tan ardiente y religioso zelo".<br />

Léese una en el Libro de consultas de Toledo 1 , en que figura N. P. Vicario General<br />

Fr. Miguel aceptando seis mil reales a censo, que tenía sobrantes el convento<br />

de Toledo, en 12 de Octubre de 1688, y observamos que, como respetuoso de los<br />

derechos que cada convento y cada Provincia tenía, los aceptaba con ciertas condiciones<br />

y al cinco por ciento de interés. Sospechamos que esta operación iba encaminada<br />

a favorecer las obras del templo de Granada; pero no se realizó, supuesto<br />

que al año siguiente hubo consulta para colocar en las mismas condiciones dicha<br />

suma a favor del convento de Maqueda, que estaba necesitado.<br />

Por nuestra parte, al sentir la impotencia de esclarecer las sombras que cubren<br />

el cuadro de esta biografía, lamentamos la conmoción tremenda que sufrió la Congregación<br />

y las consecuencias que sobrevinieron a causa de un hecho tan grave<br />

como la suspensión del P. Fray Miguel, que fué el único de los Vicarios Generales<br />

que registra nuestra larga historia como suspendido del empleo.<br />

¡Y a los tres meses murió de sentimiento!<br />

1 Arch. gen., fol. 82.


ARTÍCULO VIII<br />

Notas biográficas sobre el P. Fr. Juan de San Miguel.<br />

Sumario: Asiste a un Capítulo de la Congregación.– Es nombrado Prior Provincial.– Interviene<br />

en la fundación del Campillo de Altobuey.– Fallece sin terminar el trienio.<br />

Escasísimos, pero así y todo, ponemos aquí los datos que del P. Fr. Juan de San<br />

Miguel poseemos; y aunque únicamente el nombre conociéramos, pondríamoslo,<br />

por el mero hecho de haber sido Prior Provincial de la Provincia de Santo Tomás de<br />

Villanueva; pues tenemos determinado hacer constar la serie de Prelados mayores,<br />

a fin de que se vea clara y determinadamente la jerarquía de ellos dentro del Instituto<br />

Recoleto, por cuanto constituyen como el nervio del mismo.<br />

En el Capítulo General congregado en 1688 intervino como vocal con título de<br />

segundo Definidor por su Provincia; lo cual da a entender que ni era joven ni desconocido,<br />

sino que había desempeñado cargos públicos en ella 1 .<br />

Por lo mismo, habiéndose celebrado Capítulo Provincial a 15 de Abril el año<br />

1690, bajo la presidencia del P. Vicario General Fr. Miguel de San Agustín 2 , quedó<br />

constituido cabeza de la Provincia, y arreglado lo conveniente, partió con su Secretario<br />

P. Fr. Mateo de la Encarnación y con el referido P. Vicario General a la ciudad<br />

de Cuenca, a tratar con el Señor Obispo de ella, como, en efecto se trató muy a gusto<br />

de ambas partes, sobre la inmediata fundación del convento de Nuestra Señora<br />

de la Loma en Campillo de Altobuey, a donde llegó con su ilustre compañía, y,<br />

presentados los despachos, licencias, y demás documentación, estableció los fundamentos<br />

de la<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 1.127.<br />

2 Arch. gen., carp. D.


DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 8 349<br />

nueva comunidad, con la asistencia de algunos religiosos que para el caso vinieron.<br />

Se tomó posesión de la ermita de la Virgen, verificóse una magnífica procesión<br />

y función religiosa a principios de Julio del mismo año, y luego hizo venir por<br />

conventuales a tres Padres y un Hermano lego. Nombró Superior de la nueva Comunidad<br />

al Padre Fr. Mateo de la Encarnación, natural de Lucena, que era su Secretario,<br />

en atención a las relevantes prendas de este, Subprior, al P. Fr. José de San<br />

Eugenio, y él se quedó también en Campillo siendo como la piedra fundamental<br />

que daba consistencia al místico y reciente edificio. Nuestro biografiado perseveró<br />

allí hasta principios de Octubre. Véanse más detalles en la biografía de Nuestro<br />

Padre Fr. Miguel de San Agustín. Durante estos meses que el P. Proviricial se detuvo<br />

en Campillo abrió el noviciado y autorizó que entrase en él un novicio según<br />

letras de información expedidas allí a 10 da Julio de 1690, novicio que por cierto no<br />

se malogró, pues hizo su profesión el 17 de Julio del año siguiente, siendo el primero<br />

de una lucida serie de hijos de esta casa 1 .<br />

Al ausentarse, llevóse consigo al P. Fr. Mateo, Secretario, y nombró de Presidente<br />

al P. Fr. Alejo del Espíritu Santo. No concluyó el trienio porque lo arrebató la<br />

muerte. En un documento de la Nunciatura de Madrid 2 se consigna incidentalmente<br />

su fallecimiento, después de consignar el del P. Fr. Miguel de San Agustín, quien,<br />

como está dicho, acabó sus días el 9 de Octubre de 1692. Y consignóse con estas<br />

palabras: "Murio de alli a dos meses dicho Pe Provincial Fr. Juan de San Miguel y<br />

le sucedio Fr. Pedro de Santiago".<br />

Lo cual está de acuerdo con el Libro de difuntos de la Congregación 3 .<br />

1 Arch. gen., carp. D.<br />

2 Tom. X, Cte. 113 a 118.<br />

3 Arch. gen., fol. 32.


CAPÍTULO QUINTO<br />

ARTÍCULO I<br />

El P. Fr. José de la Encarnación.<br />

Sumario: Su procedencia y su vocación.– Váse a Ultramar recién ordenado de sacerdote. Su<br />

viaje.– En Filipinas.– Muere joven.<br />

Presentamos al P. Fr. José de la Encarnación como modelo de religiosos y celoso<br />

de la gloria de Dios Nuestro Señor, en cuya imitación gastó su vida que no fue<br />

larga aunque sí cargada de merecimientos. Murió en la flor de la edad y cuando la<br />

Religión cifraba en él halagüeñas esperanzas. Nacido en la villa de Nava del Rey,<br />

de padres no vulgares por la sangre, como que pertenecían al ilustre abolengo de los<br />

Panaderos, se aficionó a nuestro modo de vida a vista de los preclaros modelos que<br />

entonces poblaban nuestro convento de la Nava; pero como allí no había noviciado,<br />

hubo de pasar a Madrid a probar si aquel llamamiento era de Dios o ilusión de su<br />

conciencia. Afirma el Catálogo del P. Sádaba 1 que pasó su noviciado en nuestro<br />

convento de la Villa y Corte, y habiendo nosotros buscado el acta de profesión de<br />

dicho religioso en el Libro de profesiones, no la hemos topado, aunque sí observamos<br />

que, mientras en los años anteriores al de 1672 y en los posteriores se registran<br />

muchas actas, son comparativamente pocas las de este año de 1672. ¿Olvido en<br />

transcribirla? Lo reputamos inverosímil. ¿Profesaría en Valladolid, ya que este noviciado<br />

le quedaba mucho más cerca que el de Madrid? Carecemos de las actas de<br />

muchos de los religiosos que en el noviciado vallisoletano pronunciaron sus votos.<br />

Siguiendo, pues, lo que el autor citado enseña<br />

1 Pág. 130.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 1 351<br />

decimos, dándolo por cierto, que entró en el noviciado de Madrid el año de<br />

1671, y profesó a 23 de Febrero del año siguiente. En un Capítulo conventual celebrado<br />

en Nava del Rey a 4 de Abril de 1675 figura como vocal un P. José de la Encarnación<br />

1 , que no era el nuéstro, porque si quisiéramos cavilar que entró religioso<br />

de mucha edad y con la carrera de estudios concluida, lo cual le facilitaría la recepción<br />

de las sagradas órdenes, no podemos engañarnos a nosotros mismos, por cuanto<br />

en el archivo de Indias 2 existe un documento en que se asegura que en 1683 tenía<br />

el P. Fr. José veintiocho años; de donde se saca que apenas contaba la edad canónica<br />

para hacer su profesión religiosa el año 1672. Desconocemos en absoluto otros<br />

pasos de su vida así como las ocupaciones en que se ejercitó hasta que se prohijó en<br />

la sagrada Provincia de San Nicolás de Tolentino.<br />

Habiendo llegado el año 1682, como el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de<br />

Dios, Cuenca, estuviese alistando misioneros para las Islas Filipinas, se le ofreció<br />

por tal nuestro biografiado, y aceptado que fue en vista de los informes que los Prelados<br />

dieron, partióse a Sevilla para reunirse con los cuarenta y tantos que formaban<br />

dicha misión, muy resuelto a sacrificar su vida en aras de la gloria divina, cuyo<br />

evangelio anunciaría con humildad y firmeza. Su retrato físico quedó estampado en<br />

las oficinas de Contratación con estas palabras 3 , que son textuales: "José de la Encarnación<br />

sace. de la Nava del Rey, de 28 años, cariancho, algo chato, ojos grandes,<br />

de buen cuerpo". Se embarcó en Cádiz el 4 de Marzo de 1683 en la flota que a cargo<br />

del General Don Diego de Saldívar zarpó para Nueva España 4 . Tuvo la pena de<br />

ver morir a uno de sus compañeros en alta mar y perder a otros tres que se quedaron<br />

en Puerto Rico por no atreverse a continuar el viaje. Al puerto de Veracruz arribó el<br />

1.º de Junio y sin tardanza tomó el camino de Méjico, donde esperó hasta el 5 de<br />

Marzo del año siguiente en que salió hacia el puerto de Acapulco, porque el 5 de<br />

Abril se daría a la vela la embarcación; como así sucedió en la nave Almirante, que<br />

tenía por nombre San Telmo; la cual dio fondo en Sorsogón a 14 de Julio y en el<br />

puerto de Manila en Agosto de 1684.<br />

1 Arch. hist. nac. Nav., leg. 203.<br />

2 Contr. Est. 45, cap. 2, leg. 8-11.<br />

3 Ib.<br />

4 Crón., tom. IV, núm. 914.


352<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Luego que hubo descansado de las fatigas de tan larga y fastidiosa travesía, se<br />

ocupó en el ministerio de las almas, sin cargo capitular hasta que llegó el año 1689<br />

en que por el Capítulo fué nombrado Vicario Prior de Calavite, y al año siguiente<br />

Subprior y Maestro de novicios, por cuanto su carácter más se avenía con la tranquilidad<br />

del claustro que con el movimiento de las parroquias; y debió de portarse<br />

muy laudablemente porque en el Capitulo de 1692 fue reelegido 1 . El P. Sádaba asegúranos<br />

2 que "desempeñó asimismo el Priorato de Manila, aunque por breve tiempo,<br />

dado que a principios de 1693 le sobrevino la muerte en el referido Convento".<br />

Hay un elogio de este Padre en el Necrologio del convento de San Sebastián 3 , que<br />

no por ser breve carece de sustancia; lo copiamos con positiva satisfación; dice así:<br />

"fué religioso de mucha virtud y celo de la religión". Lo sería en realidad, cuando el<br />

autor del Catálogo no vacila en colocarle entre los Venerables.<br />

1 Libr. 1.º Bec.<br />

2 Cat. ib.<br />

3 Fol. 13.


ARTÍCULO II<br />

Vida del P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica.<br />

Sumario: El personal de la Provincia de San Nicolás.– De Andalucía a Filipinas.– Sus primeros<br />

ministerios.– En el Provincialato.– Líbrase de la muerte.– Es enviado de Comisario a España.–<br />

Conduce una misión.– Casos milagrosos durante el viaje.– Toma posesión del<br />

hospicio mejicano.– Una carta suya.– Otra vez Provincial.– Medidas muy provechosas.–<br />

Sus días postreros.<br />

Viene a ocupar nuestra atención el Venerable P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica,<br />

hijo primeramente de la fecunda Provincia de Santo Tomás de Villanueva, y luego<br />

prohijado en la de San Nicolás de Tolentino, que es a donde afluían la flor y nata de<br />

todas las Provincias españolas para que, andando los siglos, aquella quinta esencia<br />

del mérito colectivo de todas se difundiese y propagase en orden a la restauración<br />

de las suprimidas por el golpe de los Estados que apostataban de sus ideales cristianos.<br />

Carecía la Provincia de San Nicolás de sangre propia porque su <strong>org</strong>anismo<br />

estaba constituido e informado por la exuberante de sus Hermanas que le daban<br />

misioneros. La ley de la fecundación de la vida bendecida por Dios acendró en<br />

aquella Provincia otra ley de reciprocidad que se ha manifestado en nuestros días<br />

como desarrrollo de un profundo decreto de la Providencia que todo lo dirige, gobierna<br />

y conserva. El P. Fr. Cristóbal es un argumento viviente.<br />

Fruto de aquella venturosa región andaluza que en otros tiempos crió a sus pechos<br />

muchos y muy santos religiosos, nació en Sevilla, en el barrio de Triana, el<br />

año 1612, según se colige lógicamente del Necrologio del convento de San Sebastián<br />

1 ; y suponiendo que entró a los quince años en el noviciado del convento sevillano<br />

del Pópulo, resulta que profesó el año 1628. Desde este año hasta el de 1634,<br />

en<br />

1 Fol. 13 v.º


354<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que pasó a Filipinas, apenas tuvo tiempo más que para cursar la carrera escolástica<br />

y ordenarse de presbítero, a no ser que digamos que pasó a Ultramar en estado<br />

de corista, como es probable. Lo cierto y seguro es que, en compañía de doce<br />

misioneros, se dio a la vela en Cádiz a fines de Abril de 1633, y llegó a Manila el<br />

año 1634; lo cual dice en pocas palabras que logró un viaje rapidísimo 1 . Tuvo su<br />

noviciado como misionero en la isla de Zambales y la Paragua, donde, por espacio<br />

de siete años, se acreditó de activo y fervoroso; luego después comenzó la carrera<br />

de las prelaturas, en que, por el decurso de su existencia, sirvió a su Provincia con<br />

todo su talento y dotes especiales que para ello Dios le concediera.<br />

He aquí los cargos que desempeñó desde el año 1641, ot<strong>org</strong>ados por los Capítulos<br />

Provinciales trienales e intermedios, y que constan en el Libro 1.º de Becerro:<br />

Prior de Masinloc, en 1641; de Mariveles, en 1644; otra vez de Masinloc, en 1647;<br />

Subprior del convento de Manila, en 1650; Vicario Prior de Santa Mónica de Calamianes,<br />

en el Intermedio de 1651; Secretario Provincial, en 1653; otra vez Prior<br />

de Masinloc, en el Intermedio de 1654. Como se puede observar, al poco tiempo de<br />

tomar posesión del Subpriorato de Manila, renunció y volvió al ejercicio activo de<br />

misionero; y también al poco tiempo de ser nombrado Secretario de Provincia, renunció<br />

y fué destinado a su feligresía de Masinloc, lo cual parece dar a entender<br />

que se avenía mejor con los trabajos del apostolado que con la vida conventual,<br />

como efecto de la vocación que para ello le ot<strong>org</strong>ara el cielo, o por ventura, para<br />

que llegase a comprender a fondo la vida del misionero y luego, como Provincial,<br />

supiera tener misericordia de los que en tan laborioso empleo sacrificaban a Dios<br />

sus energías, y a fin también de que acertara a gobernar con lucidísimas medras<br />

aquella Provincia eminentemente apostólica. La cual, habiendo congregado su Capítulo<br />

en 1656, elevó a nuestro insigne misionero a la categoría de Prelado de la<br />

misma.<br />

¿Qué hizo como Provincial? Entre otras muy importantes diligencias, se empeñó<br />

en llevar al Archipiélago operarios evangélicos de España, y al efecto despachó<br />

con amplios poderes al P. Fr. Salvador<br />

1 Catál., pág. 85.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 355<br />

del Espíritu Santo por Comisario, encareciendo con su Definitorio Provincial a<br />

N. P. Vicario General 1 , en comunicación de 10 de Julio del mismo año de 1656,<br />

que ayudase mucho al P. Comisario, en quien estaban cifradas las ansias de toda la<br />

Provincia. De su visita a los ministerios, así como de los otros actos de gobierno,<br />

nada nos consta, fuera de un gravísimo peligro que sufrió de parte de los moros en<br />

el año 1658, cuando volvía de visitar algunas islas. Esta noticia tráela el Jesuita P.<br />

Combes en su Historia de Midanao 2 , escribiendo: "Emprendieron jornada á las<br />

Islas el traydor renegado Linao, y Libot, igual en la perfidia á él, ambos Moros Joloes;<br />

los quales persuadieron lo mismo á Sacahati, Moro principal de Tavatavi: y<br />

con tres Embarcaciones hicieron tanto daño en las Islas, que serán repetido aviso de<br />

lo que hemos de tolerar á estos enemigos, por conservar la Paz quando son irremediables<br />

los daños de la guerra, executada en el descuido, y desvalimiento de los<br />

Indios. Que si bien á los Españoles alcanza poca parte, en la hacienda del Rey hiere<br />

de lleno, llevándose los tributos; y en su piedad con mas dolor, por el ultrage de los<br />

Ministros a su rigor, y de tan humildes Vassallos empleo de su codicia. Discurrió<br />

esta Esquadra por Bohol, costa de Léyte, y Masbáte; y fue á para á los Limbónes,<br />

donde persiguió al Corregidor de Marivelez, y le obligo á salvarse en tierra, dexándoles<br />

la embarcación. La misma suerte hizo en el Padre Provincial de los Descalzos<br />

Agustinos, que bolvia de visitar los partidos de Bolinao, obligándole a salvarse en<br />

tierra". No apunta más detalles el P. Combes; por eso no se puede precisar el sitio<br />

en que sufrió tan grave riesgo nuestro P. Fr. Cristóbal, ni qué tiempo tardó en regresar<br />

a Manila en otra embarcación, porque la en que iba se la arrebatarían los moros<br />

piratas con toda la impedimenta de viaje.<br />

Relativamente a nuevos ministerios recibidos durante su prelacía sólo hemos<br />

visto, entre los papeles del archivo provincial, que en 5 de junio de 1658 aceptó los<br />

de la Contracosta, que son Valez, Casiguran y Binangonan con sus visitas, en la<br />

Provincia de Tayabas, ministerios que pertenecían a los PP. Franciscanos, quienes<br />

por escasez de personal los iban a abandonar. Todo fué con la venia del Sr. Arzobispo,<br />

1 Crón., tom. III, núm. 1.109.<br />

2 Libr. 8, cap. 8.


356<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

D. Miguel de Poblete, según auto de 6 de Julio del mismo año. Estos curatos<br />

fueron devueltos a los Franciscanos en Septiembre de 1716.<br />

Terminado el Provincialato, vacó de los oficios, según precepto constitucional,<br />

el trienio siguiente, y, como Provincial Absoluto, concurrió al Capítulo intermedio.<br />

Quizá porque tardaba mucho en llegar la misión proyectada desde los comienzos de<br />

su prelacía provincial, a causa de la muerte del P. Comisario en el hospicio de Méjico;<br />

misión que se detuvo en dicho lugar dos años sin poder atravesar el Pacífico<br />

por falta de barcos; o quizá porque se necesitaba, además de activar la marcha de<br />

estos misioneros detenidos, <strong>org</strong>anizar otra nueva misión en España, el Capítulo<br />

Provincial de 1682 nombró Comisario al celoso P. Fr. Cristóbal, dándole el encargo<br />

de que se trasladase a España y condujera más ministros del Evangelio. De esto<br />

habla el P. Cronista del tomo IV con estos términos, que hacemos propios, excepto<br />

algunas menudencias que rectificaremos, y excepto también el decir que el nombramiento<br />

de Comisario fué hecho en 1663, pues ot<strong>org</strong>ósele un año antes. "El Padre<br />

Fr. Christóbal de Santa Monica, despues de haver sido Provincial de Philipinas,<br />

para cuya dignidad fue electo año 1656, el de 63 fue nombrado para venir á España<br />

á consagrar, y conducir Mission. Vino, pues, haviendo alcanzado en el viage no<br />

pocos favores de San Nicolás de Tolentino, que él recibio baxo la qualidad apreciable<br />

de milagros, y no podemos especificar, por falta de instrumentos. Agenció en<br />

Madrid quanto pudo desear; y congregó una Barcada de veinte y quatro Religiosos,<br />

todos, por lo común, de buenas prendas, y con las propiedades, que se desean en<br />

aquella Provincia. Hízose á la vela con este Esquadron valiente á 16 de junio de<br />

1666: y como antes de llegar á las Islas de Barlovento se prendiesse un peligrosissimo<br />

fuego en el Navio, que los conducia á su bordo, echando en él con viva fe el<br />

P. Comissario un Panecillo de San Nicolás, milagrosamente se apagó. Introduxose<br />

con esto en la gente la devocion del Santo, á quien dedicaron en acción de gracias<br />

un Novenario muy festivo; pero, al concluirse, recibieron otro favor, que tuvo visos<br />

de portento. Cantaba la ultima Missa el Religioso Padre, y en ella se sintió movido<br />

con extraña violencia a persuadir al Piloto mayor de la Armada, que en llegando a<br />

Puerto Rico, no diese


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 357<br />

fondo en la Aguada, que es una playa sin resguardo, sino que entrasse en el<br />

Puerto. Hizose asi, contra costumbre, y fue, sin duda, providencia de Dios, por la<br />

intercession de San Nicolas: pues apenas echaron las anclas, se movio una tempestad<br />

deshecha, que duró por espacio de diez días; confessando los inteligentes, que<br />

huvieran corrido lo sumo del peligro, si no se huviera assegurado en el Puerto.<br />

Arribaron, pues, estos Apostólicos Operarios á Vera-Cruz dia 17 de Septiembre;<br />

passaron á Méjico, donde se detuvieron hasta fines de Febrero; á 8 de Marzo yá se<br />

hallaban en Acapulco; y por Agosto de 1667 aportaron todos á Manila, sin especial<br />

desgracia, menos dos, que hasta otro año se quedaron en la America, rendidos á una<br />

enfermedad, que pudo subsanar su demora".<br />

En esta sucinta relación del P. Cronista no se consignan los nombres de los misioneros,<br />

pero la omisión está subsanada por el P. Sádaba, que pudo redimirlos del<br />

olvido exhibiéndolos a plena luz en su Catálogo 1 ; no sin advertir que como ni en<br />

las Crónicas "ni en el archivo del Provincialato hayamos podido hallar vestigio alguno<br />

de la misma (misión), ha sido preciso registrar los libros de actas y nombramientos<br />

capitulares, como asimismo los de patentes de conventualidad, necrologías<br />

y otros, para ver de reconstituir, en lo posible, la relación nominal que echamos de<br />

menos; habiendo hallado en los dichos libros los nombres de los religiosos que á<br />

continuación se expresan, y que por no figurar en ninguna otra Misión y ser del<br />

tiempo á que nos referimos, creemos verosímil que formasen la presente".<br />

Antes de proseguir, importa no olvidar que cuando le dieron los Padres capitulares<br />

de 1662 el empleo de Comisario, nombráronlo además primer Definidor para<br />

el Capítulo General de 1666 que se celebraría en España 2 . Verificóse en Valladolid<br />

a 10 de Junio; mas como el navío que saldría para Nueva España no daba espera,<br />

pues zarpó ese mismo día, se privó de concurrir el P. Fr. Cristóbal, no sin antes<br />

haber gestionado con los Prelados un asunto de trascendencia suma, que se trataría<br />

en el Capítulo General, a saber: la adjudicación<br />

1 Pág. 116.<br />

2 Arch. prov. de Filp., Libr. 1.º de Becerr.


358<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

del hospicio de Méjico por parte del Definitorio General a favor de su Provincia.<br />

Copiemos el acta, en la cual se cifran un cúmulo de diligencias e informes dados<br />

por el P. Comisario 1 : "Primeramente se determino que el Hospicio de la ciudad<br />

de México, que actualmente se está al gobierno de N. P. Vc.º General se de é incorpore<br />

á la Provincia de Filipinas para que su gobierno y disposicion corra por el<br />

Cap.º Provincial de aquesta Provincia. Y por quanto ofrece hacer limosna de doscientos<br />

pesos en cada un año se determino que dicha limosna se de el año que<br />

hubiere mision al Convento de Nra. Sra. del Populo de la Ciudad de Sevilla atento a<br />

los gastos que han con los Religiosos que pasan á dicha Provincia y lo demas restante<br />

sea para el Deposito General. Asimismo se da poder al P. Fr. Christóbal de<br />

Santa Monica, Comisario General, para que pueda nombrar luego que llegue al dicho<br />

Hospicio Presidente hasta el Capitulo Provincial proximo de aquella Provincia".<br />

Esta determinación capitular la recibió en Méjico el P. Fr. Cristóbal, inspirador<br />

de la misma, y, junto con la copia auténtica, los poderes para ejecutarla, por lo<br />

cual no vaciló en llevarla a la práctica cuanto antes, puesto que redundaba en pro de<br />

su Provincia. Veamos cómo.<br />

"En la ciudad de Méjico en quince dias del mes de Noviembre de mil seiscientos<br />

sesenta y seis años estando en el Hospicio de San Nicolás de la Orden de<br />

los Descalzos de N. P. Sn. Agustin. Yo el Pe. Fr. Cristóbal de Snta. Mónica Comisario<br />

de los Religiosos que al presente pasan á las Islas Filipinas por orden de<br />

su Mjestad, hice juntar y convocar en dho. Hospicio al P. Fr. Alonso de los Santos<br />

que hallé por Presidente de el, y al Pe. Fr. Francisco de Sn. Nicolás, y al P.<br />

Fr. Gabriel de la Asunción, y al P. Fr. Bernardo de los Angeles Religiosos asistentes<br />

en dho. Hospicio á los cuales hice notoria la determinacion y resolución<br />

de Ntro. Cap.º Gral. qe. se celebró en la ciudad de Valladolid en diez dias de Junio<br />

de este presente año por el cual se dispone qe. este Hospicio sus Religiosos<br />

hayan de estar y estén agregados al gobierno de la Prov. de Filipinas, como años<br />

antes estuvo, y qe. de ello se me dé posesión en nombre de la dicha Prov.ª dándome<br />

facultad para qe. nombre Presidente en el inter que nombra<br />

1 Ib.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 359<br />

el Cap.º Provincial de dhas. Islas Filipinas á quien se le ha de dar razón de todo<br />

para que dispongan lo qe. mas fueren servidos. Y habiéndose visto dha. patente<br />

y determinación por dhos. Religiosos y los demás que asisten en este Hospicio<br />

que pasan á dichas Islas dijeron qe. obedecian y obedecieron dicha determinación<br />

como en ella se contiene y están prestos de cumplir lo qe. por su parte<br />

les toca; y en su conformidad yo el dho. P. Comisario tomé posesión en nombre<br />

de dha. Provincia de Sn. Nicolás de Filipinas del dho. Hospicio de Sn. Nicolás<br />

de esta ciudad y de todo lo tocante á él, y se me entregaron las llaves del dho.<br />

Hospicio en señal de posesión á lo cual se hallaron presentes por testigos Diego<br />

de Linares el Bachiller Diego de los Ríos Presbítero y Felipe Zambrano vecinos<br />

de esta ciudad y lo firmaron en dho. dia mes y año<br />

Fr. Cristóbal de Snta. Monica Comisario, Fr. Alonso de los Santos, Fr. Francisco<br />

de San Nicolás, Fr. Bernardo de los Angeles, Fr. Gabriel de la Asunción".<br />

Consérvase una carta autógrafa de nuestro biografiado 1 , en que da a N. P. Vicario<br />

General, con fecha 8 de Marzo de 1667, varias noticias curiosas, unas de carácter<br />

gubernativo y otras de relación del viaje y llegada a Veracruz, etc. Dícele que<br />

aún se hallaban en el hospicio tres religiosos de la barcada anterior, que él, con sus<br />

misioneros, permaneció en el hospicio cuatro meses esperando navío; explica también<br />

al P. Vicario General cómo no se puede fundar convento propiamente dicho<br />

porque está en vigencia una Real Cédula en que se prohíbe la fundación de nuevos<br />

conventos, y que, si no hay riguroso convento en la ciudad de Méjico, no conviene<br />

que existan en el hospicio sino un Padre y un Hermano Lego, y añade este párrafo:<br />

"Al Alferez Franco de Azeuedo v.º de esta ciudad muy deuoto nuestro embio<br />

la Prou.ª poderes para cobrar cierta cantidad de dinero qe. nos debia el Rey de<br />

Capellanias de aquellas Islas y lo cobro con mucha solicitud y cuydado: aora le<br />

dexo poderes para cobrar V. R.ª dozientos pesos para dar prinzipio a los qe. ha<br />

de dar cada año la Prou.ª, como determino el Capítulo genl. porque seria mucha<br />

1 Arch. gen., carp. E.


360<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

dilazion el aguardar a qe. yo llegara a dha Prou. y al Capitulo Proul. para que<br />

los embiasen, y luego el tiempo qe. auia de tardar qe. era dos años: y assi yran<br />

consecutivamente cada año los dozientos pesos. Yo me olgara, en esta ocasion<br />

embiar algun socorro para los gastos de V. R.ª: pero voy con algun empeño por<br />

los gastos qe. se me han recrezido. Al dho Alferez se seruira V. R. de agradezerle<br />

de su parte el bien qe. ha hecho a la Religion de seis años a esta parte qe. nos<br />

conoze: pues ha dado todo el pan qe. se ha gastado en el hospicio todo este tiempo,<br />

assi a los qe. asisten aqui en este hospicio, como a los Pes. de la barcada pasada<br />

qe. estuuieron dos años y medio, y a los de esta, y nos ha hecho todo el matalotaje<br />

con mucha solizitud y cuydado, y otras limosnas qe. cada día nos ha<br />

hecho, qe. segun es el afecto qe. nos tiene, entiendo qe. no ay deuoto nuestro qe.<br />

se le ygualé".<br />

Por último, advierte a N. P. Vicario de esta forma: "Despues de auer escrito esta<br />

llegamos a Acapulco, qe. esta ochenta leguas de Mex.º, qe. es el puerto donde<br />

nos hemos de embarcar para la ultima nauegazion".<br />

Pudo, por lo tanto, el P. Comisario presentarse en Manila satisfecho de sus gestiones<br />

y rendir las cuentas de su Comisaría a gusto de todos. Y así, en llegando la<br />

fecha de celebrar el Capítulo de 1668, no titubearon los Vocales en nombrarlo de<br />

nuevo Prior Provincial, persuadidos de que estarían muy bien en sus manos los destinos<br />

de los ministerios y conventos. El P. Cronista del tomo IV, después de pintar<br />

geográficamente Zambales y ponderar los adelantos que allí los ministros del Señor<br />

hacían, añade 1 : "Pero quando mas abundantes se vieron estos frutos, fue en el trienio,<br />

que como desde el dia 21 de Abril de 1668 hasta el de 1671. Governo la Provincia<br />

estos tres años el Padre Fr. Christóbal de Santa Monica; quien, por haver<br />

lustrado, é ilustrado los Ministerios de Zambáles, quando le dexaron libre otros<br />

superiores empleos, tenia colocado allí el lleno de sus cariños. Por esta razon, sobreañadida<br />

al zelo grande, que le assistia de la salvacion de las Almas, puso la mira<br />

desde el mismo Capitulo, a que en el tiempo de su govierno se hiciesse la ultima<br />

diligencia para enarbolar el Estandarte de la Fe en los montes Zambáles llevando la<br />

salud en alas<br />

1 Núm. 400.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 361<br />

de la caridad á sus habitadores". Y añade 1 : "También el V. Padre Provincial<br />

con su Secretario, que lo era el Padre Fr. Diego de la Madre de Dios, hizo punto de<br />

honra de hallarse en tan peligroso campo, quanto le permitieron las taréas de su<br />

empleo; y guerrearon ambos como Soldados valerosos".<br />

A continuación narra el P. Cronista y pormenoriza los pasos de esta evangelización,<br />

sobre todo con los indios alzados que estaban huyendo por los montes y<br />

concluye con esto que hace a nuestro propósito:<br />

"Con esta gente, que se extrajo de los montes, formaron de nuevo aquellos zelosos<br />

Operarios los pueblos de Iba, o por otro nombre Paynaven, Cavangaán,<br />

Subig, y Morong; y á mas de esto, se acrecentaron en vencidario los Pueblos antiguos.<br />

Hasta el tiempo presente no huvo en tóda aquella costa, perteneciente a<br />

nuestra administración mas que tres Conventos, o Ministerios; uno en Bolináo,<br />

otro en Masínloc, y en Marivélez otro, a excepción del de Cigayan, que estaba<br />

destruido. Pero ahora se establecieron dos nuevos Conventos, neccesarios para la<br />

comoda administracion espiritual, uno en Paynavén, con el título de Nuestro Padre<br />

San Agustín, a quien se le señalaron tres Anexos, o Visitas; y otro en Bagác,<br />

con la advocacion de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, el qual años después<br />

se trasladó a Morong con el mismo titulo y se le asignaron por visitas otros tres<br />

Pueblos Todo esto quedó enteramente efectuado año de 1670 en que vá la Historia;<br />

año que podrá señalar con piedra blanca aquella santa Provincia y aun toda<br />

nuestra Congregación Recoleta, por los adelantamientos tan copiosos, que logró<br />

en la propagacion de la Fe, único blanco, a que tiran todos sus anhelos: debiéndose,<br />

después de Dios, sucessos tan felices, al teson con que trabajaron, hollando<br />

riesgos aquellos zelosos Missioneros, y a la buena disposicion, y sagacidad santa<br />

del P. Provincial, Fr. Christoval de Santa Mónica".<br />

Entregó los sellos de la Provincia en el Capítulo de 1671 y fue absuelto del<br />

cargo; pero, así que se celebró el Intermedio al año siguiente, nombráronlo Vicario<br />

Prior de San Sebastián, y en el de 1674 fue Definidor Provincial con miras de que<br />

en el Capítulo de 1677 presidiese la Asamblea, como lo hizo con corrección muy<br />

laudable. Como Presidente<br />

1 Ib., núm. 401.


362<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

no pudo obtener cargo alguno, pero en celebrándose el Capítulo de 1683, después<br />

de dejarlo reposar por dos trienios, diéronle el Priorato de San Sebastián; y el<br />

de Cavite en el año 1689, honor que declinó renunciándolo a causa de sus muchos<br />

años, los cuales fueron habidos en cuenta en la aceptación de dicha dimisión que<br />

tuvo lugar en el Capítulo Intermedio de 1690. Tal fue la gigantesca carrera de este<br />

modelo de misioneros y de prelados.<br />

Concluyamos trayendo dos testimonios a su favor:<br />

"Lleno de achaques nuestro venerable Religioso, por su mucha edad, largos<br />

años de ministerio en Filipinas y trabajos sufridos en las Visitas Provinciales las<br />

dos veces que fué Prelado Superior, y en su viaje a España por Comisario, pidió<br />

el retiro de una celda en el Convento de Manila, en que murió por Marzo de<br />

1693" 1 . Muy avejentado estaba, pues consta que asistiendo al Capítulo Provincial,<br />

no bien comenzaron las sesiones para hacer las actas, se retiró de la sala capitular,<br />

"se levantó, dice el acta historial del Capitulo 2 , N. P. Fr. Chistoval de<br />

Santa Mónica, Pcial abto, y pidio licencia a dicho P. Presidente para salir de la<br />

sala, por no poder perseverar en ella por sus achaques y ancianidad, comprometiéndose<br />

desde luego con lo que resolviesse la mayor parte de los votos".<br />

El Necrologio del convento de San Sebastián 3 no fija el día de su fallecimiento,<br />

pero lo llama "sujeto de mucha virtud" y concuye así: "Padecio graves enfermedades<br />

y muy achacoso de la gota. Estuvo muchos años sin querer admitir oficio y estuvo<br />

en Manila aguardando la muerte y murio de 81 años, aviendo sido hijo de esta<br />

Provincia mas de 60".<br />

1 Catál., pág. 90.<br />

2 Libr. 1.º de Bec., cuadern. 5.º<br />

3 Fol. 13 v.º


ARTÍCULO III.<br />

Capítulo de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.<br />

Convocó la sagrada Provincia de Santo Tomás de Villanueva su Capítulo, cuyas<br />

sesiones comenzáronse a celebrar el 10 de Abril de 1693. Unicamente sabemos,<br />

en cuanto a nombramientos, que fueron elegidos en Prior Provincial el P. Fr. Pedro<br />

de Jesús; en Definidor, P. Fr. Agustín de la Ascensión; en Prior del Campillo de<br />

Altobuey, P. Fr. Andrés de la Madre de Dios, que renunció a fines del año siguiente;<br />

en Subprior del mismo Convento, P. Fr. Juan de la Santísima Trinidad; y por<br />

último, Vicerrector de Almagro, P. Fr. Francisco de la Concepción.


364<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ARTÍCULO IV<br />

Un Padre Cronista general.<br />

Sumario: El P. Fr. Luis de Jesús merece alabanza.– Su partida de bautismo.– Acta de su profesión.–<br />

Entra en la carrera del Lectorado.– Desempeña varias comisiones.– Definidor Provincial.–<br />

Rector de Provincia.– Prior del convento de Toledo.– La Capilla de la Virgen de<br />

Copacavana.– Tres veces seguidas Prior de Valladolid.– Otra vez Rector Provincial.–<br />

Elegido Provincial.– Su labor.– Escribe el tomo II de nuestra Historia.– Juicio sobre ella.–<br />

Algunas de sus máximas.– Cómo juzgaron la obra los contemporáneos del autor.– Otros<br />

escritos suyos.– Es elegido de nuevo Provincial.– Acaba su meritoria carrera.<br />

En el curso cronológico de nuestra Historia se presenta ahora una figura digna<br />

de atención por tres respectos: como religioso, como prelado y como escritor, con<br />

el iten más de ser Cronista y Cronista que venció grandes dificultades para llenar<br />

debidamente su oficio rebuscando los materiales y coordinándolos en forma adecuada<br />

hasta estampar el fruto de su labor intelectual con aplauso de todos. ¡Con<br />

cuánto gusto acometimos la tarea de investigar las huellas de su vida, con qué dolor<br />

nos persuadimos que resultaban escasísimas de éxito nuestras búsquedas y cuán<br />

profunda es nuestra satisfacción en exhibir y dar al público lo poco que hemos<br />

hallado en los archivos y bibliotecas!<br />

Tanto más cuanto que él formó el elogio de su antecesor en el prólogo que puso<br />

al tomo II de esta Historia, y de él no se ocupó el sucesor, P. Fr. Diego de Santa<br />

Teresa, por haber muerto antes de comenzarse la impresión del tomo III, tomo que<br />

se estampó bajo la dirección del Cronista del tomo IV, quien haciendo en el prólogo<br />

caso omiso del P. Fr. Luis, ciñó las sienes del P. Fr. Diego con una corona de gloria.<br />

Del autor del tomo IV hablaremos largamente, si Dios quiere, en el VII, pero<br />

ahora plácenos encomiar al P. Fr. Luis para que no sea el único de los cuatro que<br />

quede sin biografía, y porque de justicia se lo merece muy mucho.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 365<br />

Vaya en primer lugar su partida de bautismo que se encuentra en el archivo parroquial<br />

de Santiago y San Isidoro, de Toledo 1 , y dice de esta suerte:<br />

Partida de Luis de Lorenço de Pin.- "en trece días del mes de Mayo de mil y<br />

seiscientos y beinte y dos años bautice io Iuo. Sanchez clerigo prebítero de toledo,<br />

a "Luis" hijo de lorenzo de Pin y de ana gaitan su muger. fueron sus compadres.<br />

alonso ruis. y ana de busto a los quales les abise el parentesco espiritual,<br />

siendo testigos bartolome gonzalez y simon de cascajares, y otros muchos= L.º<br />

Iuo. Sanchez= hay rubrica"<br />

Ahora damos el acta de su profesión religiosa, que es del tenor que a continuación<br />

ponemos, no sin antes advertir que está escrita de su puño y letra con caracteres<br />

claros, alargados, firmes, elegantes y sobrios 2 . Por ser de tan buenas condiciones<br />

su escritura le encomendaron escribiese otras varias; la última es de fecha 11 de<br />

Agosto de 1639.<br />

Anno a natiuitate eiusdem millessimo sexcentessimo trigessimo octauo, die<br />

vero vigessima quarta mensis Decembris. Ego frater Ludobicus de Jesus filius<br />

legitimus Laurentii del Pin, et Annæ Gaytan eius legitimæ uxoris, natus in ciuitate<br />

Toletana in Parrochia Sancti Isidori. Facio professionem, et promitto obedientiam<br />

omnipotente Deo, et beatæ Mariæ sernper Virgini, et beato Patri nostro<br />

Augustino, et tibi Renerendissimo Patri fratri Petro a Sancto Jacobo totius<br />

nostræ Congregationis Vicario Generali Excalceatorurn Sancti Patris nostri Augustini<br />

nonime, et vice Reuerendissimi Patris nostri Magistri Hippoliti Montii<br />

del Final, Prioris Generalis totius ordinis fratrum Eremitarum Sancti Patris nostri<br />

Augustini et succesorum eius canoniçe intratium, et uiuere sine proprio, et in<br />

castitate secundum hanc Regulam Sancti Patris nostri Augustini, et Constitutiones<br />

eiusdem excalçeatorum usqe. ad mortem. Datis Matriti in nostro conuentu<br />

die, mense, et anno suprascriptis.<br />

Principiamos por observar que coincidió acto tan solemne con la víspera de las<br />

fiestas del nacimiento de Jesús, cuyo apellido tomó como<br />

1 Libr. quint., fol. 45.<br />

2 Fol. 94.


366<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

religioso; sospechamos, de más a más, que su familia o era noble o gozaba de<br />

mucha suposición o tenía otros títulos para que distinguiesen así nuestros antepasados<br />

a Fr. Luis, aceptando la profesión nada menos que N. P. Vicario General, y<br />

asistiendo al acto también el P. Procurador General de la Curia regia.<br />

Desde esta fecha hasta que ingresó en el claustro salmantino de Catedráticos<br />

nada podemos precisar; fuera de que residió en el convento de Madrid hasta el 11<br />

de Agosto de 1639, por la razón dicha: por eso no osamos decir categóricamente si<br />

estuvo en el colegio de Jarandilla como Maestro de Artes, según se practicaba entonces.<br />

De repente vémoslo Lector en Salamanca el año 1651, es decir, a los trece<br />

años de su profesión religiosa 1 . Como Lector de teología, entró con derecho de voz<br />

y voto en un Capítulo conventual celebrado a 28 de Mayo de 1652 en Salamanca 2 ,<br />

en donde continuó ejercitando el Lectorado, ya que sabemos que N. P. Vicario General,<br />

a los 7 de julio de 1654, comisionólo para que, en unión del P. Secretario<br />

Provincial, hiciese las informaciones de un pretendiente que deseaba ser religioso,<br />

según consta de un Libro de informaciones de Madrid, que está, no en la Biblioteca<br />

Nacional, sino en el archivo histórico 3 . En el mismo libro se ve que en 7 de Julio<br />

del mismo año, como estuviese de paso el P. Lector en la Villa y Corte, aceptó la<br />

comisión del P. Prior de Copacavana de trasladarse a Valdermoro con el P. Secretario<br />

de Provincia a verificar información canónica sobre dos pretendientes de nuestro<br />

hábito. Otras comisiones de la propia índole desempeñó en diversas fechas, entre<br />

las cuales está la que le encargó el P. Provincial, Fr. Simón de la Encarnación, el<br />

19 de Abril de 1657, y que fué ejecutada con diligencia 4 .<br />

A los dos años, o sea el de 1659, en el Capítulo Provincial fué nombrado Definidor;<br />

así consta por el Libro de profesiones, que, en Octubre, pone por testigo en el<br />

acta notarial al P. Fr. Luis, Definidor de Provincia, cuyo Provincial era el P. Fr.<br />

Pedro de San Pablo, elevado luego al Superiorato General. Con efecto, habiéndose<br />

celebrado el Capítulo General de 1660, por cuanto fué ascendido el<br />

1 Arch. gen., carp. B, Salam.<br />

2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />

3 Madr., leg. 41.<br />

4 Ib.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 367<br />

P. Provincial de San Agustín al Vicariato General, entró a gobernarla en calidad<br />

de Rector el primer Definidor de la misma, el P. Fray Luis 1 , quien desde la<br />

Pascua de Pentecostés ejerció el empleo. Como Rector Provincial visitó, a 20 de<br />

Enero de 1661, el convento de Toledo 2 ; pero nos llama grandemente la atención<br />

que con fecha 16 de Mayo del citado año visitase el convento de Valladolid no el P.<br />

Fr. Luis, sino el P. Fr. Simón de la Encarnación, Provincial Absoluto, titulado también<br />

Rector Provincial 3 . Y se aumenta la duda al ver en el Libro de consultas de<br />

Toledo 4 , que figura como consultor desde 7 de julio de 1660 hasta 26 Marzo de<br />

1661, o sea en ocho consultas. ¿Sería que éste estuvo imposibilitado para encargarse<br />

del Provincialato por algún tiempo y mientras tanto desempeñó el oficio nuestro<br />

biografiado?<br />

En la lista de Lectores de Salamanca 5 , con el número 20, figura Fr. Luis, y de<br />

él se dice que fué "Rector provincial, Secretario despues"; pero como no marca el<br />

año, y el P. Fr. Luis no sólo desempeñó el Rectorado Provincial esta vez, sino años<br />

más tarde, y también el Provincialato, nos quedamos a oscuras; así como vemos<br />

oscuridad en la afirmación de que, pasado el Rectorado mencionado, desempeñase<br />

la Secretaría, ya que el año 1662 ocupó la silla priora! del convento madrileño. Sea<br />

lo que fuere de esto, en el Capítulo Provincial de este año quedó constituido en<br />

Prior de Copacavana, y como tal celebró varios Capítulos conventuales 6 y recibió<br />

varias profesiones de novicios, la primera de las cuales lleva fecha 25 de Mayo de<br />

1662. De más a más, siendo Prior, tuvo lugar la colocación de la imagen de Nuestra<br />

Señora de Copacavana en su capilla propia, en la que se veneró hasta que, andando<br />

los tiempos, se erigió la suntuosísima capilla que hizo célebre a este convento. A<br />

esta colocación y fiestas que con tal motivo se hicieron, refiérese la cita siguiente 7 :<br />

"Han ilustrado la después noble y mui aseada Capilla con la que erigio asimismo la<br />

piedad y devoción del M. R. P. M. Fr. Miguel de<br />

1 Arch. hist. nac., Libr. de recib. y gast. Tol., leg. 91.<br />

2 Ib.<br />

3 Arch. hist. nac., Libr. de recib. y gast., Vallad., leg. 213.<br />

4 Arch. gen., fols. 40 y sigs.<br />

5 Ib. Carp. B.<br />

6 Arch. hist. nac. Madr., leg. 39.<br />

7 Ib. leg. 43.


368<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Aguirre, Religioso benemerito de la Provincia de Lima de los Padres Observantes<br />

de la Orden en memoria de la milagrosissima imagen de Ntra. Señora de<br />

Copacavana, que se coloco en ella en veinte y uno de Noviembre de 1662 años, y<br />

dos dias siguientes se celebró en este convento la fiesta de la Colocacion de dicha<br />

Imagen gobernando N. Gran Monarca Felipe IV, y siendo Vicario General N. P. Fr.<br />

Pedro de S. Pablo, y Provincial de esta Provincia N. P. Fr. Juan de la Madre de<br />

Dios, y Prior de dicho convento el P. Fr. Luis de Jesús". Ya que incidentalmente<br />

sale a relucir el muy benemérito P. Maestro Miguel de Aguirre, agustino calzado<br />

del Perú, que tanto amó y favoreció a los Recoletos, prefiriendo vivir con ellos en<br />

Roma, en Madrid y dondequiera, y además invirtiendo en beneficio de los conventos<br />

de éstos cuantiosas sumas de dinero, pongamos aquí una cláusula de su testamento,<br />

que se refiere a la capilla de Copacavana. Dice de esta suerte 1 :<br />

"Mas declaro, que la Capilla de Nuestra Señora de Copacauana con todas sus<br />

alaxas que esta en el Conuto. de los Pes. Agustinos Recoletos desta Corte la hize<br />

con animo de que fuese entierro para pobres naturales Indios y Indianos. Y asi lo<br />

capitule con dicho Conuento, (digo lo trate) y si acaso llegase a execucion este<br />

tratado, pido que se haga con la mayor conueniencia del conuto. Y si acaso fuere<br />

nezesario consentimiento y aprouacion de los Prelados de la Prouincia del Peru<br />

la daran con mucho gusto; pues le han tenido muy grande de ereccion de dicha<br />

Capilla por ser su mayor gloria y culto de nra S.ª Y declaro que lo que a costado<br />

dicha Capilla a sido de las aplicaciones que con licencia de los Superiores e podido<br />

hazer, sin que nada de lo gastado sea o pertenezca a la Religion, ni Prouincia<br />

alguna. Y lo mismo declaro de un Altar y adornos que hize en el ospicio de<br />

Roma y otro en el Collegio de Alcalá de los Padres Recoletos".<br />

En el acta de la consulta conventual de 27 de Diciembre de 1662 hay una nota<br />

que advierte: "Se la dio nro. Pe. vicario gel. Fr. Pedro de San Pablo por estar el pe.<br />

Fr. Luis de Jesus ausente en un negozio mui importante para la comunidad" 2 . Finalizó<br />

su Priorato el año 1665, y hasta el de 1671 no lo vemos ocupado en prelacías.<br />

1 Arch. gen., carp. A, núm. 16.<br />

2 Ib., fol. 247.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 369<br />

¿Qué hizo en estos dos trienios? Fué en este lapso de tiempo cuando preparó el<br />

tomo de Crónicas? ¿Ocupóse, por ventura, en explicar teología a la vez para terminar<br />

su carrera docente? En una acta de profesión con fecha 3 de Mayo de 1670 se<br />

consigna que fué testigo oficial del acto y se añade que era Lector jubilado 1 . Parece,<br />

pues, que sí se ejercitó en el Lectorado y que obtuvo la jubilación correspondiente.<br />

Al año siguiente nombráronlo capitularmente Prior del convento de Valladolid,<br />

cargo que desempeñó por tres trienios consecutivos; lo cual significa para nosotros<br />

que los desempeñó especialmente bien 2 .<br />

Por de pronto, nos consta que trabajó no poco para asegurar un derecho que el<br />

convento tenía por fundación de un legado pío hecho por Doña Ana de Herrera 3 , y<br />

se obtuvo lo que, en justicia, pedía el P. Fr. Luis a 3 de Septiembre de 1675. En su<br />

tiempo prioral 4 hízose un retablo costoso y artístico para la capilla del Santo Eccehomo<br />

que se veneraba en nuestra iglesia con mucha devoción; retablo que substituyó<br />

a otro deteriorado, hecho el año 1641.<br />

No pudo, sin embargo, concluir el tercer trienio porque, sobreviniéndole la<br />

muerte al P. Provincial, hubo de entrar a substituirlo nuestro biografiado como Rector<br />

Provincial: señal de que en otra ocasión lo había sido. Debió de tomar los sellos<br />

de la Provincia en Agosto del año 1678; en vista de que residía en Madrid como<br />

Superior mayor, y recibió la profesión de un novicio a 4 de Octubre del mismo<br />

año 5 . Varios documentos señalan su nombre con el aditamento de Rector Provincial<br />

de esta fecha en adelante: v. gr.: uno fechado en Madrid a 2 de Noviembre de 1679:<br />

otro a 27 de Febrero de 1680, fechado en Toledo, adonde se trasladó el P. Fr. Luis<br />

con su Secretario para firmar un documento muy importante con N. P. Vicario General<br />

y dos Padres Definidores Generales 6 .<br />

Por lo que hace a visitar los conventos, vemos que el de Toledo lo visitó oficialmente<br />

en 7 de Noviembre de 1678 y 9 de Enero del<br />

1 Ib., fol. 295.<br />

2 Libr. de recib. y gast. Vallad., leg. 213 y otros.<br />

3 Arch. gen., Libr. de oro. Vallad.<br />

4 Ib., fol. 21 v.º<br />

5 Libr. de prof., fol. 373- fol. 47.<br />

6 Arch. hist. nac. Madr., leg. 90.


370<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

año 1680 1 . El convento de ValladoIid lo visito 2 el 15 de Mayo de 1679. Vémoslo<br />

además en Toledo asistiendo con su Secretario el día 8 de Noviembre de<br />

1628 a una consulta de trascendencia, como que se trataba de aceptar una obra piadosa<br />

3 .<br />

Expirado su Rectorado Provincial, en llegando el tiempo de celebrar el Capítulo,<br />

fué el P. Fr. Luis de nuevo encargado de dirigir la Provincia, y al efecto, quedó<br />

constituido Prior Provincial. También se conservan documentos pertenecientes a<br />

este trienio que hablan del acuciamiento y celo suyo, como son, principalmente,<br />

uno de fecha 6 de julio de 1681 en Madrid 4 , y los que tratan de su visita provincial<br />

en los conventos vallisoletano y toledano; en aquél visitó el Libro de recibo y gasto<br />

5 a 30 de Octubre de 1680 y a 1.º de Octubre de 1680, y en éste lo visitó 6 a 14 de<br />

Febrero de 1681 y 9 de Enero de 1682.<br />

Intervino en el estudio y aprobación del Reglamento de la Cofradía del Santo<br />

Cristo del Desamparo, que en nuestra iglesia de Madrid funcionaba ejemplar y lucidamente.<br />

Esta nueva <strong>org</strong>anización fué aprobada 7 por N. P. Vicario General, un<br />

Definidor General, el P. Provincial, un Definidor Provincial y el P. Prior, en sesión<br />

especial de 12 de julio de 1682. Demás de esto, gustó de recibir las profesiones de<br />

los novicios de Madrid, según se ven en el tan citado Libro de profesiones, sobre<br />

todo en el año 1682 y 1683, que residió allí habitualmente.<br />

Tocóle también asistir al Capítulo General Intermedio celebrado en el Colegio<br />

de Alcalá de Henares a 24 de Mayo de 1681 como Prelado superior de la Provincia<br />

de San Agustín 8 .<br />

Mas antes de terminar la relación de sus operaciones de prelado, necesitamos<br />

hablar de las de Cronista, que muy loable y aplaudidamente ejercitó en estos años<br />

de su vida. Es autor del segundo tomo de nuestra Historia que vulgarmente llamamos<br />

Crónicas. He aquí la descripción bibliográfica: Historia General de los Religiosos<br />

Descalzos del Orden de los Hermitaños del Gran Padre, y Doctor de la<br />

Iglesia San Avgustin, de la Congregacion de España, y de las Indias,<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de recib., leg. 91.<br />

2 Ib. Vallad., Libr. de recib., leg. 213.<br />

3 Arch. gen. Tol., Libr. de consult., fol. 64.<br />

4 Ib. Madr., leg. 90.<br />

5 Ib. Vallad., leg. 213.<br />

6 Ib. Tol., leg. 91.<br />

7 Notic. hist. del S. Crist. del Des-<br />

8 Crón., tomo IV, núm. 879.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 371<br />

por el Padre Fray Lvis de Jesvs, hijo de la misma Congregacion, Lector Jubilado,<br />

Cronista General, y Provincial Actual de Castilla la Vieja, y Nueva. Dedicada al<br />

Excelentissimo Señor Don Jayme Francisco de Hijar Silva Sarmiento, &. Protector<br />

de nvestra sagrada Recolección. Tomo segundo, dividido en tres decadas: desde el<br />

año de veinte y vno, hasta el de cinqventa. Con privilegio. En Madrid: Por Lucas<br />

Antonio de Bedmar, Impressor del Reyno. Año de 1681. Portada con orla. Medio<br />

folio, de 32 páginas sin numerar; 388 de texto a dos columnas; 48 de índice de capítulos<br />

y párrafos, etc., e indice de cosas notables, etc., ambos sin numerar; colofón.<br />

Lleva una anteportada con un primoroso grabado en acero que ocupa toda la plana,<br />

en cuya parte superior resalta en un óvalo el busto de N. P. San Agustín, y a sus<br />

lados San Fulgencio y San Alipio de cuerpo entero, vestidos a lo Recoleto, con<br />

otros detalles que se verán en la anteportada de este tomo V, como que el grabado<br />

es reproducción; reproducción que hemos hecho porque no faltase al V lo que tienen<br />

los otros cuatro anteriores. Dedicatoria, firmada por N. P. Vicario General Fr.<br />

Juan de la Presentación; Prólogo del autor, sin fecha; Aprobaciones de dos Padres<br />

Recoletos; Licencia de la Orden; Aprobación del P. Manuel de Najera, jesuita; Licencia<br />

del Ordinario; otra Aprobación; Licencia del Rey; Tasa; Fe de erratas; Protesta<br />

del autor.<br />

Cada década va repartida en capítulos, y éstos comprenden la materia de cada<br />

año, y cada año se subdivide en párrafos; de modo que el tomo abarca treinta años<br />

de historia, desarrollada en otros tantos capítulos. El manuscrito fué aprobado en 16<br />

de Diciembre de 1679 por uno de los censores; en la misma fecha fué dada la licencia<br />

de impresión por parte de la Orden; y a 25 de Abril de 1681 advierte el Corrector<br />

General que el impreso "concuerda con su original". Se concluyó, pues, la estampación<br />

en esta fecha, y por lo tanto tardó en ver la luz pública casi año medio.<br />

¿Cuándo lo trabajó su autor? Con seguridad que su antecesor P. Fr. Andrés de<br />

San Nicolás, joven y laborioso como era, no tan sólo escribió el tomo I sino también<br />

dejó apuntes y notas que facilitarían la continuación de la historia por él comenzada.<br />

El primer Cronista murió joven, a los cuarenta y nueve años, de edad;<br />

tratáronse de cerca el P. Fr. Andrés y el P. Fr. Luis, no tanto en Alcalá sino también<br />

en Madrid,


372<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

pues mientras éste ocupó el Priorato madrileño, el otro residió largas temporadas<br />

en este convento. A su muerte, que acaeció a 20 de Noviembre de 1666, fué<br />

nombrado Cronista el P. Fr. Luis de Jesús. Acaso heredó el trabajo historial adelantado,<br />

porque el Capítulo General del año dicho redactó una acta en el sentido de<br />

que se publicase cuanto antes el tomo II de las Crónicas, acta que fue confirmada<br />

por el Capítulo de 1672 en esta forma 1 : "Item se confirmo el acta que manda que el<br />

segundo tomo de la Cronica se procure dar con toda brevedad a la estampa: y que<br />

para ello y los costes que se gastaran aiuden todas las Provincias". Pasaron seis<br />

años más y el libro no se publicaba, por lo cual el Capítulo General de 1678 otra<br />

vez confirmó el acta del anterior con las mismas palabras. Juzgamos que la demora<br />

no obedecía a la incuria del Cronista en presentar completo el trabajo, sino a la penuria<br />

de las Provincias para costear su estampación. Así, pues, durmiendo el sueño<br />

de los pobres, estuvo dicha obra en la mesa de su autor hasta que fue nombrado<br />

Prior Provincial, y como tal, quiso con eficacia no privar a la Orden de un bien tan<br />

alto y meritorio como es publicar sus grandezas, bien superior a todos los temporales<br />

y de hacienda, bien causa y cifra de muchos bienes materiales y espirituales; y<br />

por eso, ofreciendo él a nombre de su Provincia la parte alícuota, incitó con su<br />

ejemplo a las otras Provincias y se realizó el ansia de todos antes de terminar el<br />

Provincialato. Ya era tiempo: desde la publicación del tomo I habían transcurrido<br />

diecisiete años.<br />

Es de notar que en el prólogo que puso a su libro, a fuer de humilde y justo,<br />

dedicó largos párrafos a encomiar las virtudes y la ciencia de su antecesor en el<br />

cargo de Cronista y concluye: "Murió, en fin, el P. Fr. Andrés; y mandóme mi Religión,<br />

que entre el tropel de ocupaciones y cuidados, que siempre he tenido, y tengo,<br />

dispusiesse este Volumen, con las noticias más ciertas, que han podido ministrar<br />

los materiales de esta Obrilla. Comiença este Libro desde que se erigió á Congregación,<br />

la que antes era sola Provincia; que así lo pedía el averse multiplicado<br />

los Conventos. Asseguro la verdad, segun lo que puede averiguar la buena diligencia,<br />

agena de afectos<br />

1 Arch. gen., carp. de Caps.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 373<br />

extraños. Sigo el Metodo començado del Primer Tomo, repartiendo le en Decadas;<br />

dividiendo estas en Capítulos; y aquestos en Parrafos, que sirvan de descanso<br />

al que lee; porque la experiencia nos dize, que los Capitulos largos fastidian, y<br />

trampean el gusto, entibiándole para proseguir qualquier leyenda. Que avra muchos<br />

defectos, no lo ignoro; porque conozco la humana fragilidad; y en mi cortedad lloro<br />

cada día. Mas puedo dezirte con toda ingenuidad, que no podrás culpar mi afecto:<br />

el qual debo a Dios, que sea bueno".<br />

Tiene razón: defectos, como toda obra humana, no le faltan, pero son errores<br />

originados de la escasez de información y nunca lastiman derechos de tercero: mejor<br />

que errores se podían llamar inexactitudes de poca monta, y omisiones que no<br />

llegan a lo fundamental de los asuntos, entre las cuales pueden contarse las marcadas<br />

con los números 396, 610, 779 y 1145 del tomo III de las Crónicas y con el<br />

número 580 del IV y más en particular con lo relativo a los diferentes grupos de<br />

mártires terciarios y cinturados del Japón. Pero no se trata ahora de rectificar esas<br />

imperfecciones, sino de acreditar de honrada la labor historial realizada por su pluma.<br />

Ni tampoco hay que echar en cara a este venerable y muy docto Padre la norma<br />

de criterio con que trazó y desarrolló su obra, dedicada casi exclusivamente a ponderar<br />

la parte ascética de la Recolección agustina, haciendo caso omiso del curso de<br />

la misma en otras relaciones y aspectos; porque entonces no solamente nuestros<br />

historiadores sino también los de las demás sagradas ReIigiones, por lo general,<br />

más bien se proponían, como ya llevamos notado, ofrecer modelos de virtud y perfección<br />

para la edificación de propios y extraños, relegando a muy secundario lugar<br />

el recuento de otras manifestaciones de la vida. ¡Y si al pintar a los varones ilustres<br />

en santidad hubieran sido cuidadosos en documentar sus afirmaciones!<br />

El P. Fr. Luis, justo es confesarlo, con delinquir en esto, no adolece tanto como<br />

muchísimos de sus contemporáneos; comídese casi siempre, hace salvedades, reflexiona,<br />

duda, y así, sus relatos tiran a sobrios en el color y a serios en el fondo.<br />

Tal sucede cuando habla de los Beatos Mártires del Japón, Francisco de Jesús y<br />

Vicente de San Antonio; así como con la biografía extensa del P. Rodrigo de San<br />

Miguel, cuya Conversión de Filipinas y cel Japón a la Fé Católica


374<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

aprovechó tomando párrafos enteros al pie de la letra y también con la biografía<br />

del V. P. Fr. Mateo Delgado, en que se manifiesta moderado y sencillo, sin rimbombancias<br />

de frase ni prodigalidades didácticas.<br />

En general, no se derrama en reflexiones ascéticas sino que se ciñe a relatar<br />

hechos, a los que precede o sigue alguna sentencia muy ligera. Parécese en esto no<br />

poco al autor del tomo I; así mismo en repetir con frecuencia y expresar su votos de<br />

amor a la Orden lamentando que los antepasados no hubieran dejado escritos copiosos<br />

materiales para la historia; lo cual razona una vez de esta manera concisa y<br />

vehemente 1 : "Los varones grandes que produze (la Recolección Agustiniana), ocupados<br />

en obrar, no cuidaron de tomar la pluma para dexar a la Posteridad noticias.<br />

No son todos como Julio Cesar que lo que de día obraba con la Espada, de noche lo<br />

estampava su Pluma. Vanidad pudo ser en él... Todos los extremos son viciosos, y<br />

por esso es virtud la que preside en un medio. Ni el obrar por vanagloria merece<br />

estimación; ni el callar las buenas obras al Mundo se puede aplaudir".<br />

Y por cuanto el P. Fr. Luis, según acabamos de afirmar, deja caer alguna que<br />

otra máxima espiritual en las páginas que escribe, y supuesto que él asegura 2 que<br />

"Son hijos del alma los conceptos del entendimiento," veamos qué principios guiaban<br />

su criterio en estas materias, con alguna muestra:<br />

"Es la paz y la ecuanimidad efecto que manifiesta tener á Dios el alma que le posee."<br />

pág. 12.<br />

"Quien de menudencias hace grave aprecio para obedecer, en lo que es de más<br />

monta con mayor humildad se rinde." pág 14.<br />

"Las honras se parecen a las sombras." pág. 16.<br />

"Suelen acerse señas los males llamando a otros cuando unos se despiden." pág. 51.<br />

"Oracion y leccion: polos en que el cielo de las religiones se mueve." pág 153.<br />

"La relajación se introduze por menudencias; y es la mas eficáz traza de que vsa el<br />

Demonio." pág 160.<br />

1 Pág. 246.<br />

2 Pág. 200.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 375<br />

"No desmayan con los peligros los Recoletos, hijos del Gran Capitan de la Iglesia,<br />

San Agustín; que como este Maximo Doctor supo exgrimir tan<br />

diestramente la espada de la palabra divina y sin espantarle los<br />

venció y destrozó quedando confusas las Heregías a sus plantas<br />

y triunfante la Verdad Católica, tienen también sus Hijos como<br />

heredado el valor." Pág. 170.<br />

"El Prelado que va delante en las acciones virtuosas haze suave violencia a sus inferiores<br />

para la imitación." Pág. 174.<br />

"Piensan los que saben poco de perfección que la santidad no es grande si no haze<br />

ruido con milagros: y se engañan, porque, antes bien, la mayor<br />

es menos ruidosa; al modo de los rios que quanto más recogidos<br />

y profundos corren sin oirse." Pág. 337.<br />

Por lo demás, cómo juzgaron los contemporáneos del autor este tomo dícelo en<br />

primer lugar el P. Fr. Alonso de Santo Tomás, censor del libro, cuando asegura que<br />

el libro "será muy del servicio de Dios, y de la Iglesia, (y digno de) que lo eternize<br />

la Prensa, para que vnido con el Primero, haga inmortales los aplausos, que gozan<br />

en el Cielo, y merecieron en la tierra, los Heroes Gloriosos que se mencionan en él;<br />

y los que merece Nuestra Sagrada Reforma, por ser la Madre fecunda que peremnemente<br />

los páre y los cria". El P. Manuel de Nájera, jesuita, declara a continuación:<br />

"Bien se conoce, que con superior impulso le eligio su Sagrada Religión para<br />

su Cronista. Eran las Acciones obradas por esta Sagrada Religión, sobre Heroycas,<br />

muy Ilustres, no podían ajustarse manos agiles, y sutiles plumas. El Historiador es<br />

tal, que conservando a la Verdad todo su decoro, la refiere con elegante, y sabroso<br />

estilo. No le mueve ser la Historia propia, para discrepar vn punto de la entereza.<br />

Esta delineada con quantos primores sabe la Retorica y Retoricas la Eloquencia:<br />

con que lo que se remitió para la Censura, es dignissimo de Alabança. Juzgo por<br />

bien vniversal, de todos los que la leyeran, esta Historia; y asi que se debe dar,<br />

quanto antes, á la Estampa. I está tan lejos de maligna sospecha, acerca de Virtudes,<br />

y costumbres, que no la igualará la Alabança. Este es mi sentir". En la aprobación<br />

dada por el Doctor D. Alejandro Ruiz y Bañez, catedrático de Salamanca se lee este<br />

elogio: "Obra digna del Religioso zelo de su Autor, en que si como Orador discreto<br />

deleyta con el suave estilo de su Eloquencia, como Historiador grande, enseña, y


376<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

persuade con eficazia los Rumbos que deben seguir nuestras Acciones". Por último,<br />

en el tomo III, el P. Diego de Santa Teresa califica este libro de "acertada<br />

historia" 1 : y el prologuista del mismo, P. Fr. Pedro de San Francisco, declara que<br />

por esta obra "dexó correr el bien templado rasgo de su pluma N. P. Fr. Luis".<br />

Como se comprende fácilmente, no tan sólo escribió este Cronista el segundo<br />

volumen, sino dejó de más a más muchos trabajos incompletos y fragmentarios<br />

para los siguientes tomos, en lo cual están de acuerdo los Cronistas del II y del IV,<br />

y lo confiesan con expresas y laudatorias palabras en varias ocasiones llamándolos<br />

memorias, manuscritos, apuntamientos historiales &. Por ejemplo, en un pasaje, el<br />

autor del tomo IV después de aceptar la doctrina suministrada por dicho autor, advierte<br />

así 2 : "según lo averiguó nuestro P. Fr. Luis de Jesús, y en sus anotaciones lo<br />

dexo asegurado".<br />

Señalábase como docto, y gran reputación de tal gozó desde que conocieron<br />

sus explicaciones de Lector en Salamanca, y así se comprende que los Prelados le<br />

encargaran la censura de los libros de fuera y dentro de la Orden, como son, entre<br />

otros que omitimos, el que editó el P. Lorenzo de San Nicolás con el título de Origen<br />

de la devotísima Imagen del Santo Cristo del Desamparo &, censurado favorablemente<br />

a 17 de Marzo de 1663; el tomo I de nuestra historia, uno de cuyos censores<br />

fué a 2 de junio del mismo año, por orden de N. P. Vicario General, Fr. Pedro<br />

de San Pablo, quien lo comisionó porque lo consideraba "docto y grave", y en el<br />

desempeño, por cierto, se manifestó sobrísimo; y últimamnte, la obra llamada Historia<br />

de Nuestra Señora de Copacavana &. del P. Fr. Andrés de San Nicolás, que<br />

fué aprobada por Fr. Luis a 6 del mismo mes y año que la anterior; obras, las tres,<br />

que durante su priorato en Madrid por su examen pasaron.<br />

Ahora prosigamos apuntando más datos biográficos. Con la satisfacción de<br />

haber dado, a su Orden la continuación de la historia general de la misma, terminó<br />

laudablemente su Provincialato el año 1683, y fué en el Capítulo de este año cuando<br />

lo honraron con el título de Definidor por su Provincia para la celebración del<br />

Capítulo<br />

General<br />

1 Núm. 247.<br />

2 Núm. 684.


que se verificaría en 1684, y al cual concurrió, en efecto 1 . El propio honor<br />

hiciéionle los vocales de su Provincia en el Capítulo del año 1686, y a esto obedece<br />

el que lo veamos como Vocal en el año 1688, cuando la Congregación se reunió<br />

capitularmente por la Pascua del Espíritu Santo 2 . En esta ocasión obtuvo los votos<br />

en virtud de los cuales fué constituido Adito de Definidor General 3 .<br />

Hacemos constar que durante estos años residió en Madrid, según se infiere de<br />

varias actas del Libro de profesiones en que figura por testigo. Especificamos como<br />

detalle curioso que a 15 de Octubre de 1687, como profesara un novicio llamado<br />

Luis de Jesús, quiso el buen Padre hacer de Notario Apostólico, si bien añadiendo a<br />

la firma los títulos de Lector jubilado, Provincial absoluto y Cronista, acaso para<br />

estimular al nuevo Luis a hacerse digno de llegar a tanta altura 4 . En el mismo año, a<br />

19 de Febrero, el actual Provincial, P. Fr. José de Jesús María, después Obispo, lo<br />

comisionó para que diese el hábito de Terciaria Recoleta a la Hermana Doña Juana<br />

Pérez, admiradora y devota del venerable Padre Fr. Luis de Jesús 5 .<br />

En el Capítulo de 1689, su Provincia le entregó los votos de confianza y estimación<br />

haciéndolo Superior, bien a pesar del anciano Padre que había consumido<br />

sus energías en obsequio de la Orden. Aceptó, no obstante, la carga, y la llevó animoso<br />

confiando en Dios que nunca abandona al justo: así es que giró inmediatamente<br />

la primera visita de este trienio, y a 15 de Octubre hallábase en Valladolid 6<br />

visitando el convento, y a 11 de Diciembre ya estaba haciendo lo propio en Toledo<br />

7 . La segunda visita provincial no pudo realizarla personalmente, por achaques de<br />

salud, pero nombró visitadores de su confianza, que fueron el P. Fr. Pablo de Jesús<br />

María, Secretario suyo, y el P. Fr. Juan de la Cruz, quienes visitaron algunos conventos<br />

entre ellos, los repetidos de Toledo y Valladolid; aquél a 11 de Enero de<br />

1690; y éste, a 22 de Septiembre, como lo indican los libros de recibo y gasto citados.<br />

Todavía intervino en otra obra importante que es la que se toca<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />

2 Ib., núm. 1.127.<br />

3 Ib., núm. 1.128.<br />

4 Libr. de prof., fol. 441.<br />

5 Ib., fol.<br />

6 Arch. hist. nac. Vallad., Libr. de rec., leg. 213.<br />

7 Ib. Tol., Libr. de recib., leg. 91.


378<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en el siguiente Oficio, de letra autógrafa. conservado en el archivo histórico<br />

nacional, que aquí reproducimos íntegramente para que se vea la ortografía y estilo<br />

que usaba en los documentos oficiales 1 :<br />

"Fr. Luis de Jesús, Letor de Theologia Jubilado y Prouincal de Castilla de<br />

Descalzos de N. P. S. Augustín &. = Por quanto el P. Fr. Tomas de S. Augustin,<br />

Letor Jubilado y Rector de nuestro Colegio de Salamanca de N. P. S. Augustin,<br />

nos ha echo relaçion que el Señor Don Francisco Nieto de Torres, Collegial<br />

maior del insigne Collegio major el Arzobispado de Salamanca tiene deuocion<br />

de fundar una Memoria de dos misas en los dos dias de N. P. S. Augustin, veinte<br />

y ocho de Agosto, o el dia que el Collegio nuestro la hace; y el día de S. Nicolas<br />

de tolentino en que dicho N. Collegio hace fiesta al dicho Santo: las quales se<br />

haran celebrar con musica, Sermon y patente el SSo. Sacramento, por intencion<br />

del dicho Señor Don Francisco Nieto; para lo qual da su Merced de su hacienda<br />

propia libre diez y ocho Prados, ochenta y dos fanegas de tierra, dos linares y<br />

una casa, que valdran poco mas de mil ducados: con la carga de las dos misas referidas<br />

con las circunstancias que queda dicho: Por tanto pareciéndonos conueniente<br />

admitir dicha Memoria, usando de la autoridad de N. Officio, damos licencia<br />

al dicho Padre Retor, para que pueda admitir dicha fundacion o memoria<br />

de misas; precediendo los votos de la consulta y comunidad de dicho N. Collegio,<br />

y se puedan hacer los tratados y escrituras necesarios según el derecho y las<br />

leyes de N. Sagrada Religion. Dada en este N. Convento de Madrid de descalzos<br />

de N. P. S. Augustin, firmada de N. mano y nombre, sellada con el sello menor<br />

de N. Officio y refrendada de N. Secretario en seis dias del mes de Febrero de<br />

mil setecientos y nouenta y dos. Fr. Luis de Jesus Proul (Rúbrica.) Por mandado<br />

de N. P. Prouincial, Fr. Pablo de Jesús María, Secret. (Rúbrica.)"<br />

Y con esto dase por concluida la biografía del sabio y celosisimo Padre, que<br />

fué cuatro veces Provincial, lamentando no haber encontrado más documentos que<br />

declaren las muchas cosas buenas que yacen en los senos del olvido. Murió cargado<br />

de años, 71; y como fué mucho tiempo Superior, tenemos derecho a publicar que<br />

sufrió muchísimo;<br />

1 Salam., leg. 101.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 379<br />

hay un género de martirio infelizmente feliz: el martiro de las prelacías. Por lo<br />

demás, hacemos nuestro lo que él dejó escrito de otro biografiado con estas palabras<br />

1 : "Seame licito dezir que los Insignes Varones avran de tener privilegio para<br />

eternizar su vida; pues quando su empleo es en heroycas obras, les debiera respetar<br />

la muerte desatenta, que corta los estambres sin distinción de tiempos y personas.<br />

Pero retractando este sentir, que dicta el sentimiento, rindo el discurso a la divina<br />

disposición con San Pablo, que me lo enseña, y juzgo con mayor acuerdo, que es<br />

bien passen a otra vida, á posseer el premio de sus obras los que no le pudieron<br />

tener equivalente en esta".<br />

El P. Fr. Luis, muerto en Junio de 1693, a poco de resignar los sellos de la Provincia<br />

en manos de su sucesor 2 , creemos piadosamente goza de la recompensa en el<br />

cielo; empero, "no debieran quedarse en el caos del olvido sus acciones; que si como<br />

virtudes tienen a Dios por premio, en quanto fueron beneficios exercitan nuestra<br />

memoria" 3 .<br />

1 Tom. IV, pág. 77.<br />

2 Ib., pág. 242.<br />

3 Arch. gen., Libr. de defunt. de la Cong., fol 32.


ARTÍCULO V<br />

Hermoso grupo.<br />

Sumario: El P. Fr. Gaspar de San Guillermo, de la Provincia de San Nicolás.– El P. Fr. Ignacio<br />

de la Madre de Dios, de la del Pilar.– El P. Fr. Martín de San Salvador, que muere en<br />

Barcelona.<br />

Porque no podemos añadir nada nuevo, y porque está bien escrito, copiarnos lo<br />

que reza el Catálogo 1 respecto del P. Fr. Gaspar de San Guillermo. "Nació en Villanueva,<br />

sin que nos conste la provincia 2 , y profesó en Granada el 11 Febrero,<br />

1677. Dedicóse al sagrado ministerio en los pueblos de la contracosta de Luzón. En<br />

5 Agosto, 1689, se le destinó a Baler, hallándose entonces, según parece, en Palanan:<br />

en 11 de Septiembre del mismo año le autorizó el Provincial para quedarse en<br />

Palanan; y en este Ministerio le sobrevino la muerte por junio (Julio) de 1693, en<br />

que contaba treinta y tres años de edad". Esto afirma el P. Sábada, repitiendo lo que<br />

se lee en el Necrologio del Convento de San Sebastián, en donde se anota que fué<br />

"Religioso observante y de sanas costumbres"; y "que vino de España esta última<br />

barcada". Es decir, el año de 1684 habiendo salido de Cádiz el 4 de Marzo del antecedente,<br />

llegado a Mejico a mediados del mismo año, permanecido allí hata el 4 de<br />

Marzo del siguiente, embarcado el 4 de Abril, tocado en Sorsogón a 14 de Julio y<br />

desembarcado en Manila en Agosto.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En el libro número 137 de la Colección Agustiniana del archivo de la Delegación<br />

de Hacienda de Barcelona 3 registrase una muy<br />

1 Pág. 133.<br />

2 Es de creer que fuese algún pueblo de Andalucía; pero en esta región hay no meno de trece Villanuevas.<br />

3 Fol. 10.


DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 5 381<br />

sucinta biografía del P. Fr. Ignacio de la Madre de Dios muerto en aquella ciudad<br />

en este año que corre nuestra Historia. En esa biografía se afirma que murió a<br />

los sesenta y cinco años de edad, luego debió nacer el de 1628; se añade allí que<br />

tenía al morir cincuenta, por consiguiente tomo el hábito a los trece años; empero<br />

como al final se especifica que lo tomo a las once, surge una inexactitud manifiesta.<br />

Indudablemente que tiene grande autoridad esta fuente de información, mas ya veremos<br />

que no es modelo de precisión en las fechas; y se comprende, supuesto que<br />

el encargado de asentar los datos en el libro oficial del convento no era un solo y<br />

único individuo, ni se esmeraba en aquilatar las cosas, sino las apuntaba como a<br />

bulto y fijándose en lo principal y en aquello que más caracterizaba y retrataba al<br />

individuo. Fué el P. Fr. Ignacio natural de Tarragona, y por lo mismo, obvio parece<br />

que pasase su noviciado en nuestro convento de Santa Mónica, en el cual casi todos<br />

los pretendientes fueron catalanes, a excepción de varios aragoneses, algunos navarros,<br />

un riojano, un francés y un italiano, como se ve en un libro de profesiones del<br />

mencionado convento, que en el archivo barcelonés reposa, y, sin embargo, no figura<br />

en él su profesión; bien que el libro en referencia está incompleto; como que le<br />

faltan al principio algunos folios, y otros en el cuerpo del mismo. Pongamos, pues,<br />

textualmente los apuntes que trae el libro necrológico sobre nuestro biografiado.<br />

"Siendo Vice Vicario General de la Congregacion de España e Indias de los<br />

Descalzos de N. G. P. S. Agustin nuestro Padre fr. Simon de S. Augustin y Provincial<br />

de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Pedro del Angel de la Guarda,<br />

y Prior del Convento de Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria: Domingo<br />

a los doce de julio de 1693 entre las cinco y seis de la mañana murio el<br />

Padre fr. Ignasio de la Madre de Dios siendo de edad de sesenta y cinco años teniendo<br />

de habito cinquenta; fue de nacion catalán, hijo de la ciudad de Tarragona;<br />

fue su muerte subitanea que bajando a la Sacristia para celebrar a lo que se<br />

queria lavar las manos cayó y solo pudo recibir la Santa Uncion; fue en su vida<br />

muy observante, benigno en su natural y muy pacífico en su comunicacion:<br />

exercitose en el Confesionario con particular consuelo de mucha gente que vivían<br />

con quietud de sus almas con sus saludables documentos: esta


382<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

sepultado en el entierro baxo del Camarin de la Virgen SSma. de Copacavana<br />

en el nincho rotulado con su nombre.<br />

A los once años de edad tomó el habito".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Como preciosa miniatura, ponemos al margen de esta Historia Recoleta al P.<br />

Fr. Martín, que en el siglo se llamó Martín Alcarraz y Navarro, y en la Religión Fr.<br />

Martín, según el acta de su profesión, del Beato Salvador de Orta, y según el libro<br />

137, de San Salvador. Nació en Lorca, hoy provincia de Murcia, el año 1648; a los<br />

11 años, más o menos, se recogió en el convento de Santa Mónica de Barcelona, y<br />

en él profesó religiosamente a 20 de Febrero de 1661. Lo restante de su biografía<br />

veámoslo en la siguiente trascripción que del libro citado hacemos 1 .<br />

"En tres días del mes de Deçiembre de 1693 siendo Vice Vicario General de<br />

la Congregacion de España e Indias de los Descalzos de nuestro gran Padre S.<br />

Agustin, nuestro Padre fr. Simon de S. Agustin, y Provincial de la Corona de<br />

Aragón nuestro Padre fr. Pedro del Angel de la Guarda y Prior del Convento de<br />

Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria. Murio a las 12 de la noche en<br />

este Convento de Barcelona el Padre fr. Martin de S. Salvador, Maestro de Novicios<br />

actual y Predicador y confesor de edad de 45 años y 34 de hábito. Natural<br />

de la Ciudad de Lorca en el Reyno de Murcia; Murio de enfermedad llevando<br />

con mucha paciencia los trabajos con gran resignacion a la voluntad de Dios, recibio<br />

todos los Santos Sacramentos. Era Religioso muy exemplar y muy çeloso<br />

de nuestro Santo hábito, observante en todos los votos y muy cuydadoso de las<br />

cosas del Convento. Estando en lo ultimo de su vida hacia muchos actos de amor<br />

de Dios delante una imagen de un Santo Cristo, con mucho ferbor como si no<br />

padeciera ningún mal. Exercitose mucho en la predicacion y en confesar siendo<br />

de gran consuelo de quien le trataba con sus saludables documentos. Esta enterrado<br />

baxo el Camarin de la SSa. Virgen de Copacavana en el nincho rotulado<br />

con su nombre".<br />

1 Fol. 11.


CAPÍTULO SEXTO<br />

ARTÍCULO I<br />

El P. Fr. José del Rosario, Villafranca.<br />

Sumario: Hijo de la Provincia del Pilar.– Prohíjase en la de San Nicolás de Tolentino.– De Calatayud<br />

a Sevilla.– Oficios en Filipinas.– Fallece siendo Provincial.<br />

Vió la primera luz el P. Fr. José de la Virgen del Rosario en Villafranca, provincia<br />

de Navarra, el año 1648. Aficionado a nuestros Recoletos, hubo de dirigirse<br />

al noviciado de Zaragoza, que era el más cercano, teniendo ya el pretendiente 21<br />

años, edad suficiente para poder discernir las falsías del mundo y apreciar las ventajas<br />

de la vocación religiosa. Al año de noviciado emitió los sagrados votos a 14 de<br />

julio de 1670, poniéndose bajo la protección especial de la Virgen María, Nuestra<br />

Señora, en su título del Rosario.<br />

Habiendo explorado las voluntades el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de<br />

Dios, Blancas, en orden a conducir misioneros a Filipinas, fué el P. Fr. José uno de<br />

los que se ofrecieron muy espontáneamente a evangelizar a los indios, y al efecto se<br />

hizo inscribir como miembro de la misión a principios del año 1675, cuando contaba<br />

27 de edad aproximadamente. Era ya sacerdote y además tenía ganado constitucionalmente<br />

el título de Predicador, oficio que desempeñaba a la sazón en Calatayud;<br />

de lo cual resulta que a los cinco años de profeso había recibido todas las órdenes<br />

sagradas.<br />

Así, pues, todo listo para el viaje, N. P. Vicario General expidió esta Patente,<br />

que se conserva en el archivo general de Indias 1 :<br />

1 Est. 45, caj. 2, leg. 8/11.


384<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Fray Francisco de San Joseph Vicario general de los heremitas recoletos descalzos<br />

del Orden de Nuestro Padre San Agustin de la Primitiva observancia en<br />

las Provincias de España e Indias &. por quanto el Padre Fray Joseph de la Virgen<br />

del Rosario Predicador en nuestra Sagrada Religion conventual en nuestro<br />

convento de Calatayud nos ha significado auerle dios tocado en el coraçon de<br />

que le resultaron fervorosos deseos de passar a Nuestra Provincia de San Nicolas<br />

de Tolentino en las Islas Filipinas en seguimiento de los obreros euangelicos a<br />

aiudar a su hermanos que allí asisten exercitandose en la enseñança de nuestra<br />

Santa fee a los Yndios y conuersion de las almas en dicha Prouincia por tanto<br />

aiudando segun es nuestra obligacion a tan loable proposito y determinacion santa<br />

por la presente le admitimos para que en la Mision presente que hace el Padre<br />

Fray Juan de la Madre de Dios Prouincial absoluto de dicha Prouincia y Comissario<br />

general en dicha Mission que con licencia del Rey nuestro Señor que Dios<br />

guarde y a expensas suias hace pueda ir i vaia a dicha Prouincia de la qual le<br />

hacemos hijo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo y mandamos<br />

en virtud de Santa Obediencia que ningun nuestro inferior se lo impida y al<br />

Padre Prior de nuestro dicho Conuento de Calatayud que ponga el dia que sale<br />

para nuestro conuento de seuilla autenticado con fee de escriuano publico o notario<br />

apostolico que de fe y suplicamos a todos los señores Arçobispos, Obispos<br />

Justicias Vicarios y Curas de qualesquier ciudades y Villas o lugares por donde<br />

passaren que les aiuden con sus limosnas esperando el Premio de Dios nuestro<br />

Señor. Dada en este nuestro conuento de la ciudad de Granada en quince de<br />

Abril de mil seiscientos y setenta y sinco.<br />

Valeat. Francisco de San Joseph". (Rubricado.)<br />

El testimonio notarial falta; por eso no es posible precisar la fecha de su salida<br />

de Calatayud; en cambio, en el expediente citado, consta que llegó a Sevilla el día<br />

12 de junio con seis compañeros religiosos que fueron reuniéndose en los conventos,<br />

al decir del certificado que expidió el P. Prior de Sevilla. Consérvase en nuestro<br />

archivo general 1 una lista de los misioneros de este año, con la<br />

1 Carp. E.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 1 385<br />

suma de los gastos costeados por el erario del Estado, al tenor de las leguas que<br />

de los respectivos conventos a Sevilla había y de los días invertidos en andarlas;<br />

porque ha de saberse que los gastos de esta misión, que constó de veintiseis misioneros,<br />

siquiera no llegasen a Manila sino veinticinco, los pagó el Gobierno. Según<br />

esa lista, el P. Fr. José invirtió diez y nueve días de Calatayud a Sevilla, contando<br />

los descansos, distancia calculada en ciento veintidos leguas. Es el total de los gastos<br />

de la misión hasta Sevilla, sufragados por el Erario público, como sigue: "El<br />

aviamiento importa de 26 religiosos respecto de los 905 $ 980 ms. que se les concede<br />

a los 45 de la cla. 523 $ 432. Por el viatico de 2.985 leguas q. hacen 373 jornadas<br />

a 7 reales cada jornada 2.612 rs. que valen 88 $ 808. Por el entretenimiento de 497<br />

días a dos reales vn. hasta fin de este mes de junio importa<br />

$<br />

994 rs. valen ............................................................................ 33 796<br />

Importa 646 $ 36 ms. de vn. que hacen 215 & 345 ms. a razón<br />

$<br />

de 24 rs. de vn. el peso ..................................................... 646 36<br />

$<br />

......................................................................................... 215 345<br />

Viniendo ahora a nuestro biografiado, lo reseñaron en la casa de Contratación de<br />

esta conformidad 1 : "José del Rosario, sacerdote y predicador, de Villafranca, de 27<br />

años, blanco, barba partida, con algunas señales de viruelas, abultado de rostro y de<br />

buena estatura".<br />

Dícese en el tomo IV de nuestras Crónicas 2 que se embarcaron por Junio, pero<br />

quizá sería el mes de Julio cuando se efectuó el embarque, a juzgar por el presupuesto<br />

supradicho que llegaba hasta fin de Junio. Ello es que se hizo nuestro misionero<br />

a la mar, llegó sin novedad a Veracruz, embarcóse en Acapulco en la nave<br />

llamada San Antonio de Padua y tocó en el puerto de Manila salvamente el 20 de<br />

Julio de 1676, es decir, después de un año de viaje, lo cual no era mucho tardar en<br />

aquellos tiempos de navegación a vela.<br />

Desde el Capítulo Intermedio de 1681 desempeñó el oficio de Prior de Cavite,<br />

empleo para el que fué reelegido por el Capítulo siguiente de 1683, con la designación<br />

a la vez de Adito o suplente de Definidor. A los tres años ocupó el Priorato de<br />

Manila, en el otro trienio inmediato la Definitura y, por nombramiento del Capítulo<br />

Intermedio de<br />

1 Arch. de Ind., Ib.<br />

2 Núm. 910.


386<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

1690, quedó constituIdo Prior de Cavite, sin dejar de ser Definidor de Provincia.<br />

Este Padre, en la carrera de las prelacías, fué dando saltos progresivos y seguros,<br />

sin quiebras ni altibajos, lo cual puede significar que era de positivo valer y que<br />

a su valer hicieron el mérito correspondiente los Padres vocales, quienes consumaron<br />

un acto de justicia nombrándoIo Prior Provincial en el Capitulo de 1692. Véase<br />

lo actuado por este Capítulo Provincial en el lugar propio que ocupa en este volumen;<br />

añadamos únicamente aquí que con fecha de 24 de Noviembre impuso un<br />

precepto formal velando por los santos derechos del voto de pobreza y que el Capítulo<br />

Intermedio de su Provincialato se verificó con mucho acierto en cuanto a los<br />

nombramientos que se expidieron.<br />

"Hallábase desempeñando tan elevado cargo, cuando, en 4 de Enero, 1694, le<br />

sobrevino la muerte" 1 . En la flor de la vida, a los 44 años de edad, quedó truncado<br />

el porvenir de este religioso, que hubiera dado a la Provincia días de gloria. En la<br />

serie de los Provinciales ocupa el número 24: y es, entre los 24, el que más joven<br />

acabó sus días.<br />

1 Catál., pág. 126.


ARTÍCULO II<br />

Un Obispo Recoleto.<br />

Sumario: Nace y profesa en Madrid.– Su Lectorado.– Prior de Valladolid.– Definidor de Provincia.–<br />

Predica en los funerales de la Reina.– Su Provinciaiato.– Promoción a! Obispado<br />

de Alguer.– Tormenta en el mar.– Muere religiosamente en Italia.<br />

El Ilmo. P. D. Fr. José de Jesús María, Fajardo, Obispo de Alguer, nació en<br />

Madrid a 18 de Marzo de 1643, y fué bautizado en la parroquial de San Esteban a<br />

31 de Marzo, hijo de Don Gabriel Fajardo y Doña María de Ayllon, que vivían en<br />

la calle del Lobo. Quince años tenía cuando solicitó el hábito en nuestro convento<br />

madrileño. "Inspirado de la gracia diuina, dice el acta de las Informaciones 1 , dessea<br />

dejar el siglo y seruir a Dios en estado mas perfecto, para lo cual pretende reciuir el<br />

hauito de nra Sagrada Religion". Las Informaciones fueron hechas a 10 de Julio de<br />

1658, y en ellas intervino el P. Juan de la Presentación, futuro Vicario General. En<br />

el interrogatorio se leen las siguientes cláusulas: "Su Padre y abuelos Paternos, son<br />

christianos viejos, y limpios de toda mala sospecha, y hidalgos muy conocidos y<br />

manifiestos". Es "moço virtuosso, quieto y pacifico y de loables costumbres y<br />

exemplar vida". Otro testigo declara: "El dicho pretendiente es hombre quieto y de<br />

loables costumbres, sin género de vicio; antes bien lo tiene por virtuosso y exemplar<br />

en todas sus acciones". El declarante "endiende que es vocacion divina y buena<br />

inclinación". Otro: "Solo viene a ser religiosso mouido de su voluntad y Deuocion".<br />

Trascurrido felizmente el año de prueba, formuló sus santos votos a 19 de Julio<br />

de 1659 en manos del P. Prior Fr. Antonio de Santa María, habiendo tenido por<br />

Maestro al fervoroso P. Fr. Andrés de Santa Catalina. Va firmada el acta de su profesión,<br />

que se encuentra<br />

1 Arch. hist. nac. Mad., leg. 41.


388<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en la Biblioteca Nacional de Madrid 1 , por el P. Fr. Rodrigo de San José, como<br />

notario apostólico, y la testifican los Padres Fr. Francisco de San José y Fr. Juan de<br />

Santa Mónica, que eran Definidores Provinciales. Está escrita con letra gótica y<br />

lleva adornos dibujados a pluma, a dos tintas, de mal gusto.<br />

Ningún detalle hemos registrado acerca de su coristado y primeros años de sacerdocio:<br />

si bien poseemos varios apuntes y notas en que sale a relucir un José de<br />

Jesús Maria como conventual en varias casas de la Provincia de San Agustín, nombre<br />

que corresponde a otro José, de familia acaudalada y noble, de apellido Laporta,<br />

heredero de cuantiosos bienes, con que fué favorecido el convento de Copacavana.<br />

El que ahora ocupa nuestra atención, de los Fajardos de Madrid, ordenado ya<br />

de sacerdote, se dedicó a la carrera del Lectorado, y creemos no hizo otra cosa que<br />

ordenarse y ocupar la cátedra, porque para cuando desempeñó el Priorato de Valladolid,<br />

año 1680, ya se firmaba Lector jubilado. Así, pues, permaneció en nuestro<br />

Colegio de Salamanca en calidad de Lector hasta el año 1680. En la lista de los<br />

Lectores de este Colegio 2 lleva el número 23. Fué en el Capítulo Provincial de este<br />

año cuando comenzó por dicho Priorato a desempeñar las prelacías 3 . De este Priorato<br />

el único dato que sabemos es el que se refiere a una imagen del Niño Jesús 4 .<br />

"En la quinta Cappilla, y segunda en orden del lado dela Epistola, se reuerencia<br />

una Imagen del Niño Jesus, de Napoles; su echura de Talla: Embiole a este<br />

Convento Nro Pe Fr. Andres dela Asumpcion; á quien lo concedió la Condesa de<br />

Castrillo; la que siendo ViReyna de Napoles, para la Profesión de vna hija suia,<br />

que entró Religiosa en el Real convento dela Encarnacion de Madrid, mandó<br />

hacer una Imagen del Niño Jesus, y para cada Religiosa de dho convento: reservó<br />

para si dha Señora esta Sta. Imagen, por hauer salido la mas devota, y perfecta<br />

de todas: y estando en Valverde, Lugar suio, con asistencia de Nro Pe. Fr. Andres,<br />

Vispera delos Stos. de su Nombre, la pidió dha Sta. Imagen; y ella la concedió;<br />

aunque<br />

1 Libr. de prof., fol. 221.<br />

2 Arch. gen., carp. B.<br />

3 Arch. hist. nac. Valladol., Libr. de recib.<br />

4 Arch. gen., Libr. de oro de Vallad., fol. 22 y 23.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 2 389<br />

en su entrega hubo alguna dilación, y no pequeña dificultad; embiola á este<br />

convento el año de 1638, aunque se ignora donde estubiese; hasta que en 18 de<br />

julio de 1660 fue colocada dha Sta. Imagen con toda solemnidad en la Capilla,<br />

que oy es de la Concepción; asistiendo á la Fiesta el Duque de Medina Sidonia,<br />

y otros muchos Señores de distincion, en la que predicó el Pe. Fr. Franco. de Sta.<br />

Cathalia., alias Braco: en que se gastaron 223 rs. y en aderezo de Capilla, como<br />

abrir en ella dos ventanas, hacer y sentar las vidrieras, ierro, red, marco, frontal y<br />

araña, pedestral, reja, tabernaculo, sentarle, dorarle, y doze candeleros, se gastaron<br />

2671 rs. que todo lo mas se debió al fervoroso zelo del Pe. Lector Fr. Enrique<br />

de Sn. Agustin, por cuia quenta corrió dha solemnidad; y á cuia solicitud<br />

dieron varios devotos 660 rs. para dha. funcion y á no hauerle Dios llevado tan<br />

brebe para si, tenia animo de hacerle Retablo entero, y solicitar medios para dotar<br />

su Fiesta, a fin de que fuere zelebrada todos los años en el día correspondiente<br />

á su colocacion. Año de 1681 trasladó dha Sta. Imagen ála Cappilla en que<br />

hoy se venera, Nro Pe. Fr Joseph de Jesus Maria siendo Prior de este convento<br />

quien compuso el Retablo del Trono antiguo, que hauia echo el Pe. Lector Fr.<br />

Enrique, que hacia á tres caras; con tres arcos, en que puso á sus dos lados las<br />

Imagenes de Maria SSma. y Sn. Joseph; este de talla entera; y aquella de media<br />

talla".<br />

En el Capítulo inmediato nombráronlo Definidor de Provincia 1 , como tal figura<br />

algunas veces en las actas de las profesiones de Madrid, donde residió el trienio.<br />

Sucedió que en el año de 1681, como celebrase su Capítulo la Provincia de San<br />

Nicolás y hubiese de nombrar vocales para el Capítulo general de 1684, distinguieron<br />

los Capitulares a nuestro biografiado con el título de primer Definidor por la<br />

Provincia, señal de que el P. Fr. José, aunque joven y primerizo, era reputado en<br />

mucho en aquellas dilatadas y remotas regiones 2 . No acudió, empero, con tal nombramiento<br />

al Capítulo General, sino con el de Discreto segundo 3 que su Provincia,<br />

la de San Agustín, le ot<strong>org</strong>ara en el Capítulo de 1683 en que también lo hizo Definidor<br />

provincial.<br />

1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 4. 54 v.º<br />

2 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.<br />

3 Crón., tom. IV, núm. 936.


390<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Así sucedió, y por eso figuró en dicho Capítulo congregado en Alcalá de Henares<br />

como Discreto segundo por Castilla siendo a la vez Definidor provincial. En las<br />

elecciones verificadas en este Capítulo de 1684 resulto nuestro Fr. José con los votos<br />

de primer Adito a la Definitura General 1 , cuando apenas contaba cuarenta y un<br />

años de edad, honor muy grande en aquellos tiempos en que abundaba el personal<br />

florido en años y merecimientos. También es digno de nota el que en aquella memorable<br />

asamblea, a la que asistieron todos los vocales, aun los de las Provincias<br />

ultramarinas, lo escogiesen, por votación secreta, para ser uno de los jueces de causas<br />

2 .<br />

Conviene decir que mientras residió en la Villa y Corte dióse a conocer como<br />

orador notabilísimo que cautivaba los auditorios; su fama llegó hasta el trono del<br />

Rey, quien le ot<strong>org</strong>ó el título de Predicador, por eso cuando se verificaron las solemnes<br />

exequias de la Serenísima Reina Doña Isabel de Borbón encomendáronle la<br />

oración fúnebre que pronunció en la Capilla del real palacio a 6 de Octubre de<br />

1683, y que fue dada a la estampa el mismo año a cargo y empeños de un hermano<br />

de Fr. José, Don Diego Fajardo. Véase la portada del cuaderno que tiene 28 páginas<br />

en 4.º: Oracion funebre, tierno y doloroso llanto que en las reales exequias de la<br />

Serenísima Señora Reyna Doña Isabel de Borbón, predicó en la Real Capilla de<br />

Palacio de esta Corte á sus Majestades el Rmo. Fr. Joseph de Jesús María Fajardo,<br />

Lector jubilado, Definidor por la Provincia de Castilla y predicador de su Majestad,<br />

del Orden de Recoletos Agustinos, el dia 6 de Octubre de este año de 1683.<br />

Sacada a luz por D. Diego Faxardo hermano del autor. Dedicada a Fr. Juan de la<br />

Presentacion, Vicario General de la Congregación de los Eremitas Descalzos del<br />

G. P. S. A. Madrid: 1683. Juan García Infanzón.<br />

Hemos tomado esta nota bibliográfica tal como la da el M. R. P. Bonifacio Moral<br />

en Catálogo de escritores Agustinos &. publicado en la doctísima revista La<br />

Ciudad de Dios, vol. LXVI. pág. 319; Sabemos que el folleto se encuentra en la<br />

Biblioteca Provincial de Valladolid, entre muchos otros que están aún sin catalogar.<br />

1 Ib., núm. 937.<br />

2 Arch. gen., carp. de Caps.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 2 391<br />

Rodeado de una aureola de gloria entre los extraños, y reconocido entre los<br />

propios como dotado de excelentes cualidades de gobierno, fue ascendido al Provincialato<br />

1 en el Capítulo de 1686. Como tal visitó a Toledo durante el trienio dos<br />

veces: la una a 11 de Diciembre de 1686 y la otra a 7 de Diciembre del siguiente<br />

año 2 ; el convento de Valladolid lo visitó a 2 de Noviembre de 1680 y a 22 de Junio<br />

de 1688, según lo atestigua el Libro de recibo de aquel convento 3 . Tuvo también<br />

voz y voto y ejercitó su derecho como Provincial en la celebración del Capítulo<br />

Intermedio General celebrado el año 1687 en Madrid 4 ; y también asistió al Capítulo<br />

General congregado dos años antes del tiempo regular 5 , a causa del fallecimiento de<br />

N. P. Vicario General, como estaba entonces mandado. De su paso por el Provincialato<br />

no han quedado otras huellas: así es que en el año 1689 fué absuelto y se<br />

redujo a la vida privada y a la del púlpito para satisfacer los compromisos en que lo<br />

metían sus admiradores.<br />

Mas, habiendo pasado "a mejor vida el primer Definidor General Padre Fr. Lope<br />

de San Joseph; y, por hallarse su Addito Provincial de Castilla, á los 19 de julio<br />

de 1690 fue electo para este honor el Padre Fr. Joseph de Jesús Maria, Lector jubilado,<br />

Ex-Provincial, y Predicador del Rey", dice el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />

Asís 6 . Hallóse al famoso Definitorio convocado por N. P. Vicario General Fr. Miguel<br />

de San Agustín a 2 de Octubre de 1690, en el que se trataron puntos muy interesantes<br />

acerca de la Provincia de Filipinas 7 , como queda dicho. Duró en este altísimo<br />

cargo hasta Pentecostés del año 1691; y como celebrara su Provincia el Capítulo<br />

el año 1692, otra vez se vió proclamado Prior Provincial: pero estaba de Dios<br />

que no terminaría el trienio, porque lo tenía destinado para coronarlo con la mitra<br />

episcopal 8 . Con efecto, "en el mes de Diciembre de este año (1692), leemos en el<br />

Libro de registro de la Congregación 9 ,<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 1.059 y otros.<br />

2 Arch. hist. nac., Libr. de recib. Tol., leg. 91.<br />

3 Ib., leg. 213.<br />

4 Crón., tom. IV, núm. 1.059.<br />

5 Ib., núm. 1.127.<br />

6 Crón., tom. IV, núm. 1.128.<br />

7 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 82 v.º<br />

8 Arch. de la Nunciat., tom. X, Cte. 113.<br />

9 Arch. gen., fol. 5.


392<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

fue presentado por nro Rei Carlos segdo. pa. Obispo de la Ciud. de Alguer en<br />

la Isla de Cerdeña el P. Fr. Joseph de Jesus Maria Faxardo Lector jubilado Proul.<br />

absoluto dos vezes de la Proua. de Castilla Predicador del Rei con grande sequito y<br />

aplauso en esta Corte y admitio dicho Obispado siendo Pontifice Maximo Inocencio<br />

XII".<br />

Refiérese al que en latín conocemos con el nombre de Algarensis, en Cerdeña,<br />

Departamento de Sassari, Obispado fundado por el Papa Julio II el 8 de Diciembre<br />

de 1503; enclavado en aquella colonia italiana, que estuvo bajo la dominación de<br />

España por algunos años.<br />

En vista de esto, hizo renuncia del Provincialato, y, según se registra en el<br />

mismo libro, al folio que sigue, ot<strong>org</strong>óle licencia formalmente N. P. Vicario General,<br />

Fr. Simón de San Agustín, en el año siguiente de 1693, para que aceptara la<br />

mitra. A principios de Julio de este año llegáronle las Bulas, y a 20 de dicho mes se<br />

consagró en el oratorio del Señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Manuel Portocarrero,<br />

en la Corte de Madrid. Fué su padrino el referido Cardenal, quien lo consagró<br />

con el Obispo de la Concepción, de Chile, Don Fr. Luis de Lemus, Agustino<br />

Calzado, y con el Obispo Auxiliar, Señor Zapata. Asistieron a la ceremonia de la<br />

consagración algunos de los señores Grandes de España, y con especialidad el Duque<br />

de Osuna con toda su familia y casa 1 . Su vida de Obispo fué muy breve, pues<br />

murió a 13 de Abril de 1694 en la ciudad de Palermo, adonde aportó por causa de<br />

un horroroso temporal que, en el mar, sobrevino cuando se dirigía hacia su Diócesis;<br />

pues, aunque libre de los peligros marítimos, le acometió, a resulta de ellos, la<br />

enfermedad que lo llevó al sepulcro. Fué enterrado en el convento de los Agustinos<br />

Descalzos de Palermo, en que estaba hospedado. Durante su enfermedad, sufrida<br />

con paciencia, estuvo asistido y muy cuidado por el entonces Virrey, el Duque de<br />

Uceda, el cual asistió al entierro con toda la Nobleza de Palermo 2 .<br />

He aquí una existencia cortada en flor: contaba el Ilmo. Señor Fajardo 51 años<br />

de edad, por cierto muy aprovechada. Respetemos profundamente los designios de<br />

la Providencia.<br />

1 Ib., fol. 6.<br />

2 Ib., fol. 7.


ARTÍCULO III<br />

Capítulo de la Provincia del Pilar y un Intermedio de la Candelaria.<br />

Sumario: Dificultades previas.– Enseñanzas provechosas.– Disturbios y disidencias.– Documentos.–<br />

Elecciones.– Capitulo Intermedio de la Candelaria.<br />

Viernes, 30 de Abril del año que corre, para dar cumplimiento a lo ordenado en<br />

nuestras sagradas Constituciones, congregáronse en Capítulo los Padres Vocales de<br />

la Provincia de la Virgen del Pilar, y tras de muchas dificultades de carácter jurídico,<br />

porque la ley aplicada a los hombres e interpretada por los hombres brinda variados<br />

aspectos, a la manera que un rayo de sol se descompone al pasar por el prisma,<br />

se celebró el Capítulo Provincial, en el que resultó validamente elegido Prior<br />

Provincial el P. Fr. José de Jesús María, Quarte, quien acató en todo tiempo, antes y<br />

después del Capítulo, la persona y autoridad de N. P. Vicevicario General y Visitador<br />

Apostólico, Fr. Simón de San Agustín.<br />

Hubo tantas dificultades, que los Vocales se dividieron en dos grupos y se celebraron<br />

dos Capítulos a la vez. He aquí toda la verdad, a cuya manifestación estamos<br />

obligados por razón del cargo de historiador; y lo estamos porque no concebimos<br />

la historia como maestra de la vida en cuanto se deban exponer al público tan<br />

sólo las cosas edificantes, sino todo el curso del <strong>org</strong>anismo con sus flaquezas y aberraciones.<br />

La historia general de una Orden no debe consistir, como decimos en la<br />

Introducción, en entresacar ejemplos para alimento espiritual de los incipientes;<br />

porque si bien es cierto que los errores del entendimiento y los extravíos morales<br />

exhibidos con descaro acarrean escándalo a los pusilámines, también lo es que el<br />

desarrollo de las colectividades humanas sin luchas y sin miserias,


394<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

por lo absurdo, merece el desvío de la gente reflexiva, que ve en lo que se le<br />

brinda como historia una ocultación maliciosa insensata de la verdad y, de todos<br />

modos, la falsificación de la historia. Es que en la revisión de los elementos narrativos<br />

la crítica moderna exige escrupulosidad intensa.<br />

Por lo demás, harto gloriosa es la historia de la Recolección agustiniana para<br />

que temamos ver causa de ruina o escándalo en manifestar un hecho que no retrata<br />

la corrupción interna de la Orden, sino que aparece como un episodio entre la serie<br />

de multiplicadísimos Capítulos que van celebrados en tres centurias. Celebrándose<br />

Capítulos trieniales en las cinco Provincias que la integraban, aparte de los Intermedios,<br />

y además de los Capítulos Generales que también se verificaban cada trienio<br />

el que en una Provincia suceda esta lamentable perturbación transitoria, sirve<br />

para hacer resaltar más el curso grandioso de centenares de Capítulos inspirados en<br />

las normas de la más estricta dignidad y celebrados con loa de propios y extraños.<br />

Y si queremos sacar lecciones que nos eduquen en las prácticas del temor de Dios y<br />

en la desconfianza de nosotros mismos y si queremos aprovecharnos de ellas, para<br />

no admitir las sugestiones de la ambición y las excusas de la ignorancia simulada o<br />

verdadera, hay en el triste suceso que ahora narramos abundantes motivos que nos<br />

enseñan y persuaden.<br />

He aquí un documento que indica el suceso:<br />

"Guárdase en el Archivo de Valencia un Manifiesto largo, corroborado con<br />

los dictámenes de las Universidades de Huesca y Lérida; y la mayor parte de los<br />

Colegios Religiosos de Huesca. Su título: La victoriosa obediencia defiende con<br />

equidad la verdad con la razón; la razón con la verdad. Supone este manifiesto<br />

otro contrario, cuyo título parece ser: Manifiesto que al gran theatro del mundo<br />

pone su verdad, y su razón en el peso de la justicia; y ambos tratan de los ruidosos<br />

y poco ejemplares pleitos de nuestra Congregación, originados, aunque per<br />

accidens, de una visita Apostólica, los cuales ocasionaron la monstruosidad de<br />

dos Capítulos que simul se celebraron en el convento de Calatayud, en el día 30<br />

de Abril de 1694, el uno en la sala capitular por los más, los que desobedecieron<br />

a N. P. Fr. Simón de San Agustín, Vice Vicario General y Visitador Apostólico;<br />

y el otro


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 395<br />

por los menos, pero obedientes, celebrado, no en el meson, como vulgarmente<br />

se dice, sino en la celda de N. P. Fr. Martín de San Florencio, exprovincial.<br />

Prevaleció el de los menos por sentencia del Capítulo General, que luego se siguió,<br />

y la confirmó el Nuncio de España, y mandada poner en execución al Ilmo.<br />

Arzobispo de Zaragoza. En este Capítulo valido fue electo N. P. Fr. José de Jesús<br />

María: y en el invalido y nulo Fr. José Antonio del Espíritu Santo" 1 .<br />

¿A qué obedecía esto? Por el año 1692 nombró la Santa Sede un Visitador<br />

Apostólico y Vicevicario General; hubo muchos religiosos en las tres Provincias de<br />

España que lo llevaron a mal porque creían que en los informes dados en Roma<br />

medió obrepción y subrepción y que no había tal necesidad de alterar el curso del<br />

gobierno. Al poco tiempo murió de pesadumbre el P. Vicario General suspendido, y<br />

entonces surgió, además, la duda de si debía cesar en el cargo de Vicevicario y Visitador<br />

el Padre nombrado en Roma, y entrar a gobernar el Provincial llamado por<br />

la Constitución. Se dividieron las opiniones y los ánimos se turbaron. El caso es<br />

que el Vicevicario General creyó que debía imponer penas a los que no querían<br />

reconocerlo: varios, por eso, quedaron incursos en censura. Así las cosas, llegó el<br />

tiempo de celebrar el Capítulo de la Provincia de Aragón, y, reunidos los Capitulares,<br />

aquellos que reconocían como legítimo al P. Vicevicario formaron un bando, y<br />

los otros se agruparon aparte, a pesar de las censuras que los inhabilitaban como<br />

Vocales. Ellos creíanse con derecho y razón mientras no respondiese la Silla Apostólica<br />

al proceso de apelación elevado por segunda vez a Roma.<br />

Transcribamos lo que hay a este respecto en el Libro de registro de la Congregación<br />

2 : "En este año (1694) mediante el Brebe referido paso N. P. Fr. Simon a<br />

visitar Appte. la Prou.ª de Aragon y no le dieron cumplimiento por estar visitada ya,<br />

promulgo zensuras para qe. le reconociesen, y no auiendolo hecho, pasaron a zelebrar<br />

el Cap.º Proul. a la Ciud. de Calataiud, en donde les voluio a notificar otras<br />

zensuras apelando de unas y otras para ante su Sanctd. y de la Sala Capitular se<br />

apartaron quatro Vocales: los quales hicieron un Capitulo Proul., y los otros celebraron<br />

otro Capitulo".<br />

1 Libr. de Estado de Valencia, página 301.<br />

2 Arch. gen., fol. 7 y 8.


396<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Luego el Libro de registro marca la fecha de la celebración del Capítulo General<br />

(1694) y añade: "En este Capítulo fue aprobado y dado p. bueno el Capítulo<br />

Proul. de Aragon qe. hicieron los quatro qe. se apartaron qe. fueron el Pe. Fr. Martin<br />

de San Florencio Proul. absoluto, el Pe. Fr. Joseph de Jesus Maria Quarte Proul.<br />

electo, Fr. Diego de San Buenauen.ª Rector de Huesca, y Fr. Joseph de Sn. Augn.<br />

Prior de Borja, y dado por nullo y de ningun valor el que zelebraron los otros Capitulares".<br />

Ahora veamos más detalladamente algunos aspectos de esta ruidosa cuestión<br />

en el Breve de Inocencio XII, Exponi nobis, de fecha 10 de Abril de 1695 1 :<br />

Postmodum vero, Capitulo Generali dictæ Congregationis Fratrum Discalceatorum<br />

celebrato, litteræ nostræ supradictae, quibus dictum Simonem Vicarium<br />

Generalem Congregationis hujusmodi, sicut præmittitur, constitueramus, in eo<br />

lectæ, ac unanimi consensu, ut par erat, receptæ fuerunt, dubioque ibidem proposito<br />

quodnam ex dictis duobus Capitulis Provincialibus memoratæ Provinciæ<br />

Aragonicæ validum et confirmandum esset, declaratum fuit Capitulum ab excomunicatis<br />

celebratum nullum et invalidum fuisse, et contra vero Capitulum ab<br />

aliis celebratum validum et legitimum, illudque proinde non modo ab eodem<br />

Capitulo Generali, sed etiam a supradicto Federico Archiepiscopo et Nuntio confirmatum<br />

fuit, injunctumque toti Provinciae præfatæ sub paena excommunicationis<br />

per contra facientes incurren. ut Provincialem a non excommunicatis electum<br />

reciperent et recognoscerent, eique, nequaquam vero alteri a cæteris electo<br />

obedirent. Cum autern sicut eadem expositio subjungebat, Fratres excommunicati,<br />

aliique eis adhærentes prædicti in sua rebellione et pertinacia cum suo Provinciali<br />

adhuc perseverent, adeo ut duo Provinciales in dicta Provincia Ara goniæ<br />

habeantur, ac exinde graves in ea perturbationes et inquietudines cum magna<br />

non solum eorum qui in ipsa Congregatione Fratrum Descalceatorum, sed etiam<br />

aliorum qui extra eam sunt, offensione exortae sint. Nobis propterea dicti Exponentes,<br />

ut dissensionibus quibus dicta Provincia Aragonia agitatur finis imponatur,<br />

humiliter supplicari fecerunt ut in præmissis<br />

1 Arch. gen., carp. A.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 397<br />

opportune providere et ut infra indulgere de benignitate Apostolica digneremur.<br />

Nos igitur, eorumdem Exponentium votis hac in re, quantum cum Domino<br />

possumus, favorabiliter annuere volentes, et eorum singulares personas a quibusvis<br />

excommunicationis, suspensionis et interdicti, aliisque ecclesiasticis sententiis,<br />

censuris et pænis a jure vel ab homine quavis occasione vel causa latis, si<br />

quibus quomodolibet innodate existunt, ad effectum præsentium dumtaxat consequendum,<br />

harum serie absolventes et absolutas fore censentes, hujusmodi supplicationibus<br />

inclinati, de memoratorum Cardinalium, qui, partibus informantibus,<br />

supra dictum Capitulum Generale confirmandum, et pro illius sanatione ad<br />

cautelam Nobis supplicandum esse censuerunt, consilio, Capitulum Generale<br />

prædictum auctoritate Apostolica tenore præsentium confirmamus et approbamus,<br />

eique inviolabiles Apostolicæ firmitatis robur adjicimus, ac illud, quatenus<br />

opus sit, ad cautelam sanamus et convalidamus, ac omnes et singulos juris et facti<br />

defectilsvi que desuper quomodolibet intervenerint, supplemus, salva tamen<br />

semper impremissis auctoritatæ dictæ Congregationis Cardinalium. Decernentes<br />

easdem præsentes litteras firmas, validas et efficaces existere et fore, suosque<br />

plenarios et íntegros effectus sortiri et obtinere, ac illis ad quos spectat et spectavit<br />

in futurum, in omnibus et per omnia plenissime suffragari, et ab eis respective<br />

inviolabiliter observari, sicque in præmissis per quoscumque Judices Ordinarios,<br />

et Delegatos etiam Causarum Palatii Apostolicæ Auditores, judicari et definiri<br />

debere ac irritum et inane, si secus super his a quoquam quavis auctoritate<br />

scienter vel ignoranter contigerit attentari. Non obstantibus præmissis, ac Constitutionibus<br />

et Ordinationibus Apostolicis, necnon quatenus opus sit, Ordinis ac<br />

Congregationis Fratrum Discalceatorum, et Provinciæ Præfatorum, aliisve quibusvis<br />

etiam juramento confirmatione Apostólica, vel quavis firmitate alia roboratis<br />

Statutis, et Consuetudinibus, Privilegiis quoque, Indultis et Litteris Apostolicis<br />

in contrarium præmissorum quomodolibet concessis, confirmatis et innovatis.<br />

Quibus omnibus et singulis, illorum tenores præsentibus pro plene et sufficienter<br />

expressis, et ad verbum insertis habentes, illis alias in suo robore permansuris<br />

ad præmissorum effectum ac vice dumtaxat specialiter et expresse derogamus,<br />

cæterisque contrariis quibuscumque. Datum Romæ apud Sanctam Mariam


398<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Majorem sub annulo Piscatoris, die X Aprilis M.DCXCV Pontificatus nostri<br />

Anno Quarto.<br />

Loco<br />

Sigilli.<br />

I. F. CARD. ALBANUS<br />

Pues bien; habían concurrido al convento de Calatayud, además de N. P. Vicevicario<br />

General, y otros cuyos nombres no hemos averiguado, el P. Fr. Martín de<br />

San Florencio, Provincial; Fr. José Antonio del Espíritu Santo. Fr. Francisco del<br />

Espíritu Santo, Fr. Domingo de la Virgen del Pilar, Fr. J<strong>org</strong>e de la Ascensión, Fr.<br />

Isidoro de Jesús María, Fr. Nicolás de San Juan Bautista, Fr. Felipe de San Agustín,<br />

Fr. Diego de San Buenaventura, Fr. José de San Agustín y Fr. José de Jesús María.<br />

Ignoramos si redactaron algunas actas. En cuanto a elecciones, también nos declaramos<br />

incapaces de deslindar las válidas de las nulas; pero allá van los nombres y<br />

los empleos que hemos visto en distintos documentos, y con fecha muy adelantada,<br />

durante el trienio; lo cual nos hace conjeturar que corresponden a los nombramientos<br />

legítimos o que fueron legitimados. Padres Fr. José de Jesús María, Provincial;<br />

Fr. José de la Ascensión y Fr. Carlos de la Concepción, Definidores; Fr. Gabriel de<br />

Santo Tomás de Villanueva, Prior del convento de Barcelona; Fr. Tomás de San<br />

José, del de Zaragoza, y Fr. Pedro de San Agustín, del de Valencia.<br />

La discordia siguió en la Provincia hasta que Roma falló inapelablemente. Entonces<br />

se sosegaron los ánimos, reconocieron a los Prelados legítimos y, levantadas<br />

las penas, volvió a su cauce ordinario el ruidoso desbordamiento de las pasiones e<br />

ignorancias humanas.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En virtud del Breve llamado del cuatrienio, tocábale a la Provincia de la Candelaria,<br />

en este año de 1694, en que se cumplía el bienio, congregarse en Capítulo<br />

Intermedio, y así lo hizo, a 30 de Abril, en el Colegio de Bogotá. Se verificó, pues,<br />

dicho Capítulo y se reglamentó algo la etiqueta o prácticas que se guardarían cuando<br />

a nuestra iglesia llegase comunidad extraña a celebrar alguna función, con lo<br />

cual los Capitulares trataban de conservar el decoro social y


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 399<br />

a la vez de no perjudicarse con compromisos; y así, ordenaron que a las funciones<br />

especiales de los extraños asistieran sólo seis coristas con el P. Vicerrector y<br />

no toda la comunidad.<br />

También dictó un estatuto en que tasábanse los gastos que habían de hacerse en<br />

la fiesta de San Nicolás de Tolentino, titular de la iglesia. Guiados nuestros conventuales<br />

de la gran devoción que a este hijo de Agustín profesaban, no calculaban ni<br />

reparaban en cuestión de gastos, porque se habían propuesto celebrar su fiesta en<br />

Bogotá talmente, que ninguna otra función le hiciera ventaja, por más que fuese de<br />

la comunidad más rica. En esto influía grandemente el ir apellidados muchos de<br />

nuestros religiosos con el nombre del gran taumaturgo de Tolentino. Empero, en<br />

atención a la suma pobreza en que se vivía y la enormidad de los gastos que demandaba<br />

la obra, el Capítulo de 1694 reguló estos impulsos devotos, que tendían al<br />

boato con perjuicio de la economía doméstica. Después que pasó el tiempo de carestía,<br />

fué en aumento la pompa de esta fiesta, tanto, que resultó una de las más<br />

espléndidas y devotas de toda la capital.<br />

Arreglados estos puntos, pasaron los Capitulares a las elecciones. Llama la<br />

atención que, vacando casi siempre muchos de los oficios durante el bienio, en éste<br />

apenas hubiera por llenar el Subpriorato de la Popa y el Vicerrectorado de Bogotá,<br />

los cuales fueron provistos en personas muy competentes.


ARTÍCULO IV<br />

Un Misionero ilustre.<br />

Sumario: Una visita a Casanare.– Auto de visita.– Vida del Hermano Fr Cristóbal de San José.–<br />

Datos de su primera edad.–Contrae matrimonio y enviuda.– Profesa en El Desierto.–<br />

Sale con los primeros misioneros a Casanare, su patria.– En Santiago y en San Guillermo.–<br />

Entabla doctrinas nuevas.– Corazón de héroe.<br />

Ocurre además consignar en este año el buen estado con que marchaban las<br />

misiones de los Llanos de Casanare, ya que nos da ocasión la visita que a ellas hizo,<br />

a 27 de julio, Don Lucas Ibáñez, quien extendió el siguiente auto que nos honra<br />

muy mucho 1 :<br />

"Certifico yo el Maestro D. Lucas Ibáñez, Guerrero, cura Vicario de los pueblos<br />

de Pisva y Pava, Juez Colector, Comisario de la Santa Cruzada, Visitador<br />

eclesiástico del Gobierno de Santiago de la Atalaya por el Ilmo. y Rvmo. maestro<br />

D. Fr. Ignacio de Urbina del Consejo de Su Majestad, dignísimo Arzobispo<br />

de este Reino, cómo, en continuación de mi visita, llegué a este pueblo de Santa<br />

Bárbara de Sabana Alta, Doctrina de la Recolección descalza de Nuestro P. San<br />

Agustín, de que es cura el Rdo. P. Fr. José (le San Nicolás y fue el día veinte y<br />

seis, donde fui recibido, y el siguiente leyeron los edictos en la iglesia, y visitada<br />

la hallé y reconocí muy decente y adornada de las alhajas necesarias para la celebración<br />

del culto divino; teniendo como tiene los ornamentos, aseo y limpieza<br />

que vi ocular y personalmente en el inventario que se hizo. Y habiendo pasado al<br />

examen de los indios naturales del dicho pueblo, los hallé bien instruidos y educados<br />

en todos los Misterios de nuestra Santa Fe católica y Religión Cristiana,<br />

viviendo en sus casas y pueblo políticamente congregados; y me consta que dicho<br />

Padre, su cura, sabe el idioma achagua, y me dijeron dichos indios sabia<br />

1 Arch. de la Colonia Bogotá, secc. convs.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 401<br />

otro, muy esencial para el atractivo que les es en su voluntad la persona que<br />

les habla en él; de que se sigue la facilidad con que aprenden los chontales la<br />

predicación Evangélica, y todo resulta en servicio de Dios Nuestro Señor y salvación<br />

de la almas. En que por todo lo referido se reconoce haber cumplido con<br />

las obligaciones de su oficio, según y como lo manda Su Majestad por sus cédulas<br />

y ordenamientos reales, y le son muy debidas las gracias, y condigno de las<br />

ocupaciones, en que tan bien sabe darles cumplimiento. Y por ser cierto y constante,<br />

doy la presente en el pueblo de Sabana Alta, firmada de mi nombre y refrendada<br />

de el presente Notario, en 29 de julio de 1694. Mr. D. Lucas Ibáñez,<br />

Guerrero —Rubricado— Ante mí D. Francisco de Zamora. Notario— Rubricado".<br />

Por este documento vendráse en más firme conocimiento de la conducta de los<br />

misioneros, quienes a fuerza de sacrificios personales y pecuniarios lograban fundar<br />

pueblos con iglesias, a las que no faltaba nada de lo necesario para el sagrado culto,<br />

cual conviene a la santidad del ministerio. Que en estas santas empresas sacrificaban<br />

a veces los religiosos los haberes de la Provincia, porque andaban descuidados<br />

los empleados del tesoro real para pagar las cuotas asignadas a las misiones, veráse,<br />

así como otras cosas honrosas a nuestro hábito en los documentos que a continuación<br />

copiaremos, hallados en el archivo nacional de Bogotá, sección conventos.<br />

Que esos honrosos testimonios procedan de alguna solicitud o petición del P. Misionero<br />

no debe causar admiración por cuanto no buscaba alabanzas propias, sino<br />

alabanzas que redundaban en pro de su Orden y en beneficio de la verdad histórica<br />

que trataban de obscurecer los émulos a cada paso.<br />

"Señor Visitador general.<br />

"Fr. José de San Nicolás religioso descalzo de mi Padre San Agustín, cura<br />

doctrinero de este pueblo de Santa Bárbara de Sabana Alta, Prior misionero en<br />

esta Provincia de Santiago de la Atalaya, en nombre de mi Religión digo: que estando<br />

como está ésta dedicada a las misiones y reducciones de infieles, de tierra<br />

adentro, cumpliendo yo con esta obligación, entré en dos ocasiones, como es público<br />

y notorio en esta jurisdicción, llevando en mi compañía al Capitán Domingo<br />

Olalla, exponiendo mi vida a los peligros e


402<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

incomodidades de tierra tan áspera, inabitable y desierta. De cuyas diligencias<br />

resultó haberse traído a estas partes una parcialidad de indios, los cuales habiendo<br />

llegado a tiempo en que se comenzaban a demorar los de Iximena (que hoy<br />

son de la real corona) se volvieron temerosos a retirar. Y por la pobreza de mi<br />

religión, y no haber podido percibir los rescates con que Su Majestad ayuda a las<br />

misiones en su real caja de Santa Fe, no se ha podido repetir dicha misión, porque<br />

faltando los medios de dichos rescates, que son el atractivo de los infieles,<br />

no tienen efecto nuestros deseos. Y siendo esto de nuestra obligación e instituto,<br />

y en quien lo tiene encomendado su Majestad, estamos prontos a llevarlo adelante<br />

cuanto fuere de nuestra parte, como lo hacemos en esta y en la doctrina de<br />

Iximena con todo lo que es anejo y pertenecientes a curas. Lo cual consta a V.<br />

Merced por la visita que ha hecho en esta ocasión. Y aunque lo más que refiero<br />

arriba es público y notorio, se ha de servir, como lo suplico de mandar lo certifiquen<br />

y jurar dicho Capitán y las demás personas que lo saben. Y como lo ha visto,<br />

sabido y entendido, darme su informe para los efectos que convengan a mi<br />

Religión, y se aliente el fervor de nuestra voluntad, que por falta de ésta ni de religiosos<br />

no quedará, siempre que su Majestad sea servido de ayudarles, como lo<br />

confío de su piadoso celo.<br />

"Por lo cual a V. Merced pido y suplico se sirva darme el dicho escrito constándole<br />

a S. Merced la verdad, para ocupación y servicio de la Religión, etc.".<br />

A continuación siguen las testificaciones:<br />

"En el pueblo de Sabana Alta en dicho día, mes y año, el Reverendo P. Prior<br />

Fr. José de San Nicolás, para la justificación mandada hacer, presentó por testigo<br />

ante mí el Presidente Notario al Capitán y Sargento Mayor Miguel Sánchez de<br />

Alarcón, vecino de esta ciudad, del cual recibí juramento por Dios Nuestro Señor<br />

y una señal de Cruz que hizo en forma de derecho, y leídole la petición, a su<br />

tenor dijo que lo que sabe es que ha visto como el dicho Reverendo Padre, cumpliendo<br />

con la obligación de misionero, entró en dos ocasiones, la tierra adentro,<br />

a fin de reducir almas a nuestra fe católica, sacándolas de la infidelidad y ritos<br />

contrarios a ella, exponiendo su vida y persona a los riesgos manifiestos, y


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 403<br />

las incomodidades notorias que se padecen en semejantes viajes a que ha<br />

acudido con mucha vigilancia y tiene por cierto que si hubiera sido ayudado en<br />

los rescates que da Su Majestad para dichas misiones las hubiera continuado por<br />

el celo que muestra en ellas, siendo su persona tan a propósito, por ser lenguaraz<br />

en el idioma achagua, y estar vaquiano y hecho en esta tierra a los mantenimientos<br />

silvestres y trabajos que se pasan. Del efecto de dichas entradas, en una de<br />

ellas sacó dicho Padre una tropa de infieles, los cuales reconociendo que se demoraban<br />

los de Iximena de su nación, temieron les sucediera lo mismo, y se retiraron<br />

lo cual no fue de culpa de dicho Padre, y le quedó el mérito del trabajo que<br />

sin duda se lograra, a no haber acaecido lo referido; y que le consta la prontitud<br />

con que se halla para cuando se fomenten las dichas misiones; y que esto es lo<br />

que sabe, y dice la verdad para el juramento que dicho tiene. En que se afirmó y<br />

ratificó, y dijo ser de edad de cincuenta y seis años poco más o menos, y los firmó:<br />

Miguel Sánchez de Alarcón. Rubricado, D. Francisco de Zamora, Notario,<br />

Rubricado".<br />

Basta de certificaciones. Esta no más copiamos para que se vea cómo los religiosos,<br />

después de lograr formar pueblo, no se entregaban a gozar de sus triunfos,<br />

sino que celosos seguían en el camino de las penas tratando de aumentar el rebaño<br />

de Cristo; no se formaban más pueblos por carencia de recursos. Del erario de la<br />

nación nada o muy poco podían esperar los misioneros; y sabido es que para esta<br />

clase de empresas se necesitan cuantiosos bienes temporales, porque a los salvajes<br />

no se les conquista con razonamientos ni con promesas, sino con dádivas, con hartura<br />

de comida y sobra de descanso. Es imposible formarse idea cabal de lo rudo de<br />

la empresa, de lo fácilmente que se malogra todo el trabajo y de los desconsuelos<br />

que sufre el religioso en estas faenas, sin haberlo experimentado personalmente.<br />

Para demostración de esta, vamos a traer la biografía del Hermano Lego Fr.<br />

Cristóbal de S. José, inserta en la Historia de la Provincia de la Candelaria 1 , biografía<br />

que, si bien por razón cronológica<br />

1 Tom. II, pág. 183.


404<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

encajaría mejor en otro lugar, pero no desdice de éste porque sirve de explicación<br />

de los sucesos apuntados en este año de 1694.<br />

Descubrimos en él la particularidad de que fué casanareño por su nacimiento,<br />

como si el cielo hubiera querido dar a Casanare un apóstol en vida y un intercesor<br />

después de muerto para que aquella infeliz región que ha sido siempre menospreciada<br />

por su ardiente y malsano clima, no quedase sepultada en los abismos de la<br />

barbarie, y a ella acudieran intrépidos hijos del claustro a guerrear contra los de las<br />

selvas para uncirlos al carro de la divina Redención.<br />

Del individuo que nos ocupa la atención poco sabemos que nos guíe en el laberinto<br />

en que hallamos las primeras huellas de su vida. Brilla en el ocaso de la existencia;<br />

su oriente está nublado y apenas despide por entre los nubarrones del olvido<br />

ráfagas de luz que indican haber sido toda su vida conforme con el último período.<br />

Hemos podido averiguar que nació al mundo en Santiago de las Atalayas, a fines<br />

del siglo XVI, es decir, por el año 1584, y que recibió educación muy cristiana<br />

adornada de suficientes conocimientos literarios. En su apellido está sellada la memoria<br />

de una de las primeras familias españolas que fueron a poblar la incipiente<br />

ciudad de Santiago. Vivió ocupado en empresas industriales y desempeñando cargos<br />

públicos; contrajo matrimonio, en el cual tuvo un hijo llamado Juan López de<br />

Alarcón y dos hijas. De lo restante de su existencia se ignora todo menos que enviudó,<br />

y, desengañado de las ficciones de este mundo, trató de buscar un camino<br />

expedito para enriquecer su alma con tesoros que no pudiera destruir la polilla, por<br />

lo cual, al considerar la desgracia de tantas almas perdidas en las selvas de la idolatría,<br />

ardió su corazón en las llamas de la misericordia. Conjeturamos que Dios le<br />

inspiró la vocación de ser Agustino Recoleto poniéndo un modelo adecuado a la<br />

situación de su pasada vida, que fué el venerabilísimo P. Delgado, cuyo nombre y<br />

cuyos hechos estaban palpitantes en todo el Reino de Nueva Granada.<br />

¡Extraña coincidencia! El P. Fr. Mateo deja con su muerte un vacío inmenso,<br />

cuando a la puerta del claustro se presenta Fr. Cristóbal, viudo también, ofreciendo<br />

un mundo de consuelos y virtudes; el nombre del P. Mateo pasa a la lista de los<br />

muertos que triunfan, y el de López de Alarcón a la de los vivos que batallan.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 405<br />

Examinada con espacio la vocación que decía tener al hábito, y después de recomendar<br />

a los parientes la suerte de sus hijos, se dirigió al convento de El Desierto,<br />

en el que permaneció algún tiempo sirviendo en los oficios más humildes hasta<br />

que se evacuaron las diligencias relativas a su admisión en el noviciado. Rara y<br />

poco agradable a los ojos del mundo podía parecer tan extraña resolución: pero<br />

nuestro buen Jesús, que mueve los corazones de todas las criaturas, no es aceptador<br />

de personas, y ha puesto en los claustros un asilo también para aquellas almas que,<br />

después de bogar por el siglo como nave sin brújula, quieren entrar en el tranquilo<br />

puerto de la perfección espiritual. La vida es un océano amargo, el amor es un bajel,<br />

y el claustro, el arsenal más perfecto del amor.<br />

Aunque el Hermano Cristóbal entró en la viña del Señor a la hora undécima,<br />

supo afanarse tanto en las labores de su alma, que mereció el jornal adjudicado a<br />

los madrugadores; pues en el tiempo del noviciado y después de profeso estuvo<br />

ardiendo en la emulación que inspira el Espíritu santo y que tiende a sobrepujar a<br />

los demás en el fervor de las obras. Diligente en los oficios que le encomendaban,<br />

muy sumiso a la voz de la autoridad, humilde hasta reputarse indigno de cohabitar<br />

con sus hermanos y resuelto a obedecerles por ínfimos que fuesen, devotísimo y<br />

modesto en los actos de comunidad, abstraído del trato de seglares, estas fueron las<br />

cualidades de su espíritu.<br />

Desde el puerto de la Religión veía, libre ya de las turbulencias del siglo, cómo<br />

las generaciones de los mundanos se agolpan con incesante flujo y reflujo hacia el<br />

sepulcro, se confunden y mezclan como las olas hinchadas del mar y se deshacen<br />

en la playa de la muerte. ¡Qué bien comprendía entonces la verdad que entrañan<br />

estas palabras de N. P. San Agustín! 1 : "Un torrente representa el paso de la raza<br />

humana sujeta a la muerte. Así como el torrente se forma de la lluvia, sale de su<br />

cauce y pasa corriendo, es decir, termina su carrera, así va el curso de la vida...<br />

¿Qué cosa estable hay en la tierra? ¿Qué no declina con rapidez? ¿Qué no vuelve al<br />

abismo como las lluvias del torrente vuelven al mar? Aguas dulces<br />

1 In psal X, 7.


406<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y frescas son las del torrente, como dulces son los encantos del mundo, pero las<br />

aguas del torrente se vuelven amargas, y los encantos del mundo envenenan el corazón<br />

humano".<br />

Con estas reflexiones mezclaba el recuerdo de su país natal; el recuerdo de la<br />

inmensa y misteriosa llanura casanareña le traía la imagen de Dios Creador del paraíso<br />

y Creador también del valle de Josafat, que ama al hombre haciéndolo feliz,<br />

cuando es inocente, y lo condena inexorable, si no persevera en la santidad de vida.<br />

Y pensaba en las miserables tribus de gentiles que había visto muchas veces cruzar<br />

las pampas como manadas de fieras; y, al ver la imagen del Divino Redentor extendiendo<br />

los brazos para que entrasen en los dominios de la Redención, se le comprimía<br />

el pecho de dolor y daba salida con la plegaria a los afectos en beneficio de<br />

los infieles. Tales consideraciones en un hombre curtido por los años, de rostro macilento,<br />

consagrado a las austeridades, de andar acompasado, grave en sus palabras,<br />

en el coro muy fervoroso, y respetado por todos con esa especie de veneración que<br />

infunde la virtud, no podían menos de producir en su ánimo grandes y generosas<br />

resoluciones, y en la comunidad de El Desierto hermosas esperanzas.<br />

Preparación para el combate fué la época de su vida conventual hasta el año<br />

1654, en que habiéndose reunido en Santa Fe el Señor Arzobispo, el Presidente de<br />

la Real Audiencia, un Oidor y los Prelados de las Religiones, entre los cuales figuró<br />

N. P. Comisario Fr. Juan Losada de San Guillermo, determinó la junta entregar las<br />

misiones de Santiago de las Atalayas al Instituto recoleto. Fué lo primero que pensó<br />

el P. Fr. Juan al aceptar este partido, destinar al Hermano Fr. Cristóbal a la nueva<br />

empresa, porque sabía que la ejemplar vida de su súbdito sería una palanca poderosa<br />

para la conversión de los infieles; y como las autoridades civiles y las personas<br />

pudientes de Santiago estaban estrechamente emparentadas con él, tenía que resultar<br />

de grande provecho su presencia para la debida instalación de los misioneros y<br />

para sus empresas catequísticas.<br />

Pero ¿querría prestarse a ello el Hermano casanareño? ¿Podría, aunque quisiera,<br />

ser provechoso a la misión? Su edad era de 70 años. En el camino del amor de<br />

Dios no se atiende a los años del cuerpo; cuanto más cargada está el alma de virtudes,<br />

tanto más joven y vigoroso


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 407<br />

es el corazón. La vida del espíritu finiri non potest, praecidi non potest, corrumpi<br />

non potest, nec pluvia, nec diluviis, nec a latronibus obsideri: Ambula in<br />

Christo, ambula, ha dicho el santo Obispo de Hipona 1 . Anda en nombre de Cristo,<br />

anda. Tal era la voz que oía Fr. Cristóbal en el fondo de su pecho. Lejos de amedrentarse,<br />

pues, el Hermano al saber los pensamientos del prelado, gozó, porque<br />

veía realizado el sueño dorado de su alma.<br />

Organizada la expedición, partió en compañía de los Padres misioneros, llegó a<br />

Santiago de las Atalayas, que había de ser el centro de operaciones, y los vecinos<br />

no se cansaban de alabar a Dios al ver al antiguo D. Cristóbal López de Alarcón,<br />

convertido en religioso, que no pensaba más que en santificar su alma y reducir las<br />

tribus nómadas al redil de Jesucristo. Sus hijos andaban <strong>org</strong>ullosos de tener tal padre,<br />

pero él en tanto los apreciaba en cuanto le eran útiles para cumplir los designios<br />

del cielo.<br />

De ellos se sirvió y de los parientes para moralizar la parroquia de Santiago y<br />

preparar la reducción de los gentiles; ejercía sobre ellos autoridad en orden a que<br />

fueran buenos cristianos y evitasen los escándalos del pueblo; y como las familias<br />

principales le estaban ligadas con el vínculo de parentesco o de la amistad, bien<br />

pronto se notó en la población notable mejora de costumbres. Los salvajes recién<br />

convertidos que vivían en Santiago o en alguna de las encomiendas eran muy atendidos<br />

por estas familias, y mostraba el Hermano Fr. Cristóbal especial celo en visitar<br />

los talleres de hilados y tejidos allí instalados y los campos de agricultura para<br />

que los indios que trabajaban fuesen tratados como convenía.<br />

Mas, no satisfecho aún el religioso anciano, comenzó a tratar de la fundación<br />

de nuevas poblaciones; iba a los parajes en donde se decía haber indígenas, mandaba<br />

indios comisionados para que sacasen a otros de los desiertos, conseguía ropa y<br />

regalillos para atraer a los rebeldes, interesaba a las autoridades para que proveyesen<br />

lo necesario a este fin, destinaba algunos ratos a estudiar la lengua achagua para<br />

catequizarlos y, sobre todo, aplicaba el vaso de su alma a<br />

1 De tem. Ser. XLIX.


408<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

la llaga del costado de Cristo para llenarlo de santidad y derramarla sobre las<br />

almas de los que idolatraban en el pecado.<br />

En su correspondiente lugar se da razón de los principios y progresos de la misión<br />

de San Guillermo de Sabana Alta 1 : ahora añadiremos en honor del Hermano<br />

Cristóbal de San José que a él se debió gran parte del fruto, por lo conocedor que<br />

era de la región, por lo edificativo de sus acciones y por los trabajos expedicionarios<br />

que se impuso. Con doscientos veinte indios se formó esta primera doctrina;<br />

luego, como efecto de las diligencias del Hermano lego, agregáronse cincuenta y<br />

dos más.<br />

Ya que la reducción de San Guillermo quedó sólidamente establecida, al frente<br />

del P. Fr. Gabriel de San Juan Bautista, el fervoroso apóstol concibió el pensamiento<br />

de internarse en el corazón de la llanura para proseguir las conquistas y plantificar<br />

nuevos pueblos en las tribus achaguas. ¿Pero qué le movía al bendito anciano a<br />

pensar en tan asombrosa empresa? ¿No tenía ya cerca de 80 años de edad? Los tenía,<br />

mas era muy cierto que si él mismo no encabezaba una expedición con el fin de<br />

buscar a los indios y tratar de su reducción, ésta no se efectuaría nunca o tardaría<br />

muchísimo, y por tanto creía que demorar era hurtar a Dios tiempo.<br />

Según consta de documentos del archivo provincial de Bogotá, antes del año<br />

1662 fueron enviados al otro lado del Meta algunos indios achaguas, que en años<br />

anteriores dejaron las selvas para agregarse a la cristiandad de Santiago de las Atalayas;<br />

los cuales llevaban la comisión de anunciar de parte de los misioneros y del<br />

Gobernador y Capitán General de aquellas provincias, D. Pedro Ordóñez y Vargas,<br />

Valdelomar, que los españoles deseaban tener a todos los achaguas en la ciudad<br />

para hacerlos cristianos y vasallos del Rey católico, con lo cual conseguirían grandes<br />

ventajas para la vida y sobre todo la salvación eterna que Jesucristo, Redentor<br />

de los hombres, tenía prometida a los que guardasen los santos mandamientos.<br />

Iban, pues, su camino los referidos achaguas con sus familias evitando las sabanas<br />

habitadas por los indios chiricoas, de raza guahiva, que eran enemigos declarados<br />

de las tribus achaguas, cuando cayeron<br />

1 Conjeturamos que sea el pueblo hasta ayer llamado Barroblanco y hoy Tauramena.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 409<br />

en sus manos, y después de expropiarles todo lo que llevaban, robáronles las<br />

mujeres, que tal es su principal botín. Tres de los asaltados fueron asesinados, y<br />

salváronse los restantes, que huyeron precipitadamente, con tal miedo, que no se<br />

atrevieron a volver a Santiago y se quedaron entre las tribus de su origen haciéndose<br />

pregoneros de los peligros que habían tolerado en el viaje. Llegó a Santiago la<br />

noticia de lo sucedido, produciendo en el ánimo de los misioneros, y particularmente<br />

del Hermano Fr. Cristóbal, desconsuelo grandísimo, quien principió a dirigir al<br />

cielo, por medio de la oración, más apretadas instancias, y también al Gobernador<br />

nuevos empeños para que, por medio de otras tentativas, se actuase la anhelada<br />

conversión de los achaguas. Ello fué parte a que el P. Fr. Juan de San Buenaventura,<br />

Cura interino y Superior de las misiones, ayudado de la autoridad civil, se moviera<br />

a enviar más emisarios que anunciaran la buena nueva a los bárbaros que se<br />

pretendía catequizar. Así, pues, en el año 1662 quedaron despachados dos achaguas,<br />

a quienes se les obligó a dejar las familias en la ciudad de Santiago, ya para<br />

obviar inconvenientes de viaje, ya para ponerlos en la precisión de que tornasen una<br />

vez hecha la embajada. Pasaron dos años, y los comisionados no volvían; probablemente<br />

habían sufrido idéntica suerte que los anteriores.<br />

Comenzó el Hermano Fr. Cristóbal a oír otra vez en su corazón aquella voz<br />

misteriosa que le decía: Ambula in Christo, ambula. Anda en nombre de Cristo,<br />

anda, porque aunque tengas 80 años, todo lo podrás en Aquél que te conforta; anda,<br />

que en mi nombre arrojarás de los infieles el ídolo de la gentilidad, destruirás las<br />

serpientes de los vicios, y si a la sed de tu amor se presentaren empozoñados peligros<br />

y adversidades, no te dañarán. Convencido el anciano de que Dios quería valerse<br />

de él para negocio tan arduo, expuso su propósito al P. Fr. Juan de San Buenaventura,<br />

quien, acatando la divina voluntad y considerando los tesoros de virtud<br />

que estaban guardados en el pecho de su súbdito Fr. Cristóbal, ot<strong>org</strong>óle su licencia<br />

y comenzó a preparar lo conveniente para la expedición. Cuando el público se enteró<br />

del proyecto, mucho tuvo que sufrir el valiente misionero para vencer las objecciones<br />

y reparos que sus parientes y todos los vecinos de Santiago le hicieron. El<br />

Hermano busca la muerte, decían,


410<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y será infructuosa, porque no podrá lograr lo que desea; es muy anciano y no<br />

tendrá alientos para resistir el calor sofocante, la mala alimentación, la escasez de<br />

agua potable, las noches pasadas a la intemperie y acribillado de mosquitos y otras<br />

plagas; los guahivos lo van a asesinar, los achaguas estarán mal dispuestos a recibir<br />

el evangelio porque en las expediciones que han practicado las tropas españolas los<br />

extorsionaron. A estas razones que dictaba en parte la experiencia y en parte el crecido<br />

cariño que profesaban los de Santiago al ejemplar y caritativo Fr. Cristóbal,<br />

agregábanse los llantos suplicantes de sus propios deudos.<br />

"Había tantas dificultades, que parecía imposible ir; y dijo un eclesiástico que<br />

estaba desesperado el Hermano Fr. Cristóbal de San José por pretender entrar",<br />

léese en un documento inédito 1 . Pero atendiendo a la voz secreta de su conciencia<br />

que le decía: Anda en nombre de Cristo, anda, logró vencer a todos de que había de<br />

llevar a cabo su proyecto aunque peligrara su vida.<br />

Viendo, pues, los cristianos de Santiago, que era imposible de todo punto atajar<br />

al fervoroso apóstol en su empresa, trataron de hacérsela lo más obvia que se pudiese,<br />

con cuyo objeto el Gobernador D. Pedro Ordóñez costeó casi todo el bastimento<br />

y provisiones para el dilatado viaje, y los vecinos diéronle conservas, quesos, sal,<br />

ropas y baratijas para que regalara a los infieles. Las dos hijas de Fr. Cristóbal ayudaron<br />

con un becerro cebón grande, bizcocho y otros avíos; el hijo Juan López de<br />

Alarcón, haciendo gustoso sacrificio, se ofreció a acompañar en la expedición a su<br />

venerando padre, poniéndose al frente de catorce achaguas, que debían escoltar la<br />

marcha y la conducción de siete cargas que iban en acémilas pertenecientes a la<br />

misión.<br />

Pero veamos el final de esta arriesgada expedición en el artículo siguiente.<br />

1 Arch. prov. Mis.


ARTÍCULO V<br />

Prosíguese la vida del Hermano Alarcón.<br />

Sumario: Descripción de Casanare.– Excursión apostólica.– Intérnase Fr. Cristóbal en el Airico.–<br />

Regresa a Santiago.– Una carta del Gobernador.– Carta del Hermano expedicionario.–<br />

Conatos de segundo viaje.– Fundación del pueblo de Iximena.– Documentos honrosos.–<br />

Deja las misiones.– Acaba su larga vida.<br />

Primero que hablemos de la expedición apostólica del Hermano Fr. Cristóbal,<br />

bueno será, y puesto en razón, que describamos el teatro de operaciones. Entre los<br />

Padres jesuitas y los nuéstros estuvo repartida la administración espiritual de Casanare;<br />

la región de Santiago de las Atalayas pertenecía a nuestra jurisdicción por este<br />

tiempo. La capital, que lo era Santiago, capital de sí misma, diremos, pues no había<br />

centro alguno de vivientes civilizados sino a muchas jornadas de distancia, hallábase<br />

rozando con la inmensa llanura casanareña; el llano, en toda su majestuosa salvajez,<br />

estaba dominado por esta población, muy cerca de la cual se levantan unos<br />

montículos o serranía de caprichosa forma, los que, al imitar atalayas, diéronle<br />

nombre. El territorio de estas misiones comprendía dos partes geográficas distintas:<br />

la serrana o montuosa y la llana o pampera. La serranía tien variados climas y temperaturas,<br />

según la altura sobre el nivel del mar; por lo regular, no hace mucho calor<br />

ni mucho frío en ninguno de sus puntos; no es sano el territorio, sobre todo el<br />

que se avecina al llano; es selvático casi todo, está cruzado por ríos y torrentes que<br />

bajan despeñados hacia la llanura; abunda en culebras y reptiles ponzoñosos.<br />

El clima de la sección baja es malísimo y caluroso; sube el termómetro a más<br />

de 32º sobre cero todo el año; engendra miasmas que producen con frecuencia la<br />

fiebre palúdica; reina también allí la tisis, el beri-beri, la pulmonía, la anemia, la<br />

disenteria y muchas


412<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

enfermedades al hígado y al bazo. En la época invernal, que empieza en Abril y<br />

termina en Noviembre, llueve casi diariamente y con abundancia; los ríos, que son<br />

grandísimos, vierten derrames por las pampas, de modo que se forman algo así como<br />

mares.<br />

En estos ríos y esteros tienen su vivienda los caimanes, caribes, rayas, tembladores,<br />

toninas, etc. En los bosques y pajales abundan las culebras de mortal veneno,<br />

como la cascabel, coral, mapanare y otras varias; además de otras de gran tamaño,<br />

como los pitónidos y boas, que, si no son venenosas, constriñen y engullen presas<br />

del porte de un becerro añal. Sin embargo, las culebras más abundan en la parte alta<br />

que en la baja, porque allí tienen más ventajas biológicas: en los llanos, aparte de<br />

los bosques, apenas tienen en invierno donde guarecerse de las inundaciones y en<br />

verano de las quemas de los inmensos pajales. En cambio abundan aquí los tigres,<br />

los osos, las dantas y otras clases de animales peligrosos.<br />

La parte llana de Casanare tiene unos seis millones de hectáreas, cruzadas en<br />

todas direcciones por fajas de arbolado y por ríos; la formación del terreno es de<br />

arenas porosas, de transporte o sea de aluviones que se asientan uniformes en una<br />

capa arcillosa, caliza, de unos doce metros de espesor.<br />

Tocante al número de habitantes de Casanare, nunca han parecido fundados los<br />

cálculos de algunos viajeros, que imaginaron turbas compactas de indígenas que se<br />

arremolinaban y se apretaban como si no cupiesen en los seis millones de hectáreas<br />

de llanura. El censo populoso de Casanare es un mito: nunca fueron muchos sus<br />

habitantes ni pudieron serlo; si hoy tiene dieciseis mil, hace tres siglos ni la tercera<br />

parte poseía; esos millares de tribus y naciones indígenas que diz poblaban ciudades<br />

y ciudades, no existieron. El clima deletéreo, el campo con poco terreno de cultivo,<br />

el vivir errante de los indios, las guerras intestinas y frecuentes que entre sí<br />

tenían, las epidemias que los diezmaban, son factores que no tuvieron en cuenta<br />

algunos historiadores para calcular el censo de población. Nunca estuvo muy habitado<br />

Casanare, ni pudo estarlo, lo repetimos; y téngase en cuenta esto, que explica<br />

por qué fundaron pocos pueblos por esta región de las Atalayas los misioneros.<br />

Ardía el venerable Lego en deseos de acometer el proyecto de buscar


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 413<br />

a los salvajes, mas, a fuer de avisado, no emprendió marcha hasta recibir formal<br />

mandato de su prelado, Fr. Juan de San Buenaventura, para que todos sus pasos<br />

y las más insignificantes acciones adquirieran el merecimiento infinito que tiene la<br />

obediencia. El P. Superior ordenóle, pues, que fuera a cumplir los designios divinos,<br />

y llegado el tiempo de partir, que fué a principios del año 1664, ante una muchedumbre<br />

de gentes que deseaban despedir a los expedicionarios, el Hermano Fr.<br />

Cristóbal, arrodillado con su comitiva, recibió la bendición que impartió el Padre<br />

misionero. Acto seguido, salió de la población acompañado de muchos vecinos,<br />

que lloraban por la suerte del Hermano y de sus compañeros y elevaban al ciclo sus<br />

clamores para que la divina Providencia los trajera con bien.<br />

El propósito del jefe de la excursión era internarse hasta donde no había llegado<br />

huella de gente conquistadora que tan escarmentadas tenía a las tribus nómades.<br />

Decíase que la raza achagua que habitaba la región del Airico era dócil y de costumbres<br />

menos salvajes. Los Padres jesuitas, a cuyo cuidado estaban los pueblos de<br />

Pauto, Tame, San Salvador, etc., obtenían con los de origen achagua óptimos resultados;<br />

precisaba por lo tanto entrar en el Airico y conquistar nuevas tribus, pasando<br />

a la otra banda del río Meta, cruzando las ilimitadas y desconocidas pampas del<br />

Vichada y salvando ríos y pantanos hasta topar la serranía que corre hacia Ciudad<br />

Bolívar.<br />

Siguió, pues, adelante el campeón recoletano y plantó en medio de las selvas el<br />

pendón de Jesucristo para que la sangre divina, revuelta con los sudores del misionero,<br />

convirtiera los yermos de la barbarie en vergeles de virtud evangélica y civil.<br />

Los ochenta años que gravitaban sobre sus hombros lo encorvaban hacia el suelo y<br />

robaban la energía y virilidad de los miembros, pero el ángel del Señor andaba con<br />

él para que no desfalleciera en el camino. Apenas los viajeros penetraron en aquellas<br />

llanuras sin fin, experimentaron las penalidades inherentes al clima y a la configuración<br />

del terreno. Tenían que abrirse paso quemando las pampas erizadas de<br />

hierba altísima y gramíneas, con peligro de que las llamaradas y el humo que cubrían<br />

el horizonte delatasen a los indios guahivos la presencia de los blancos expedicionarios;<br />

por lo cual, en repetidas ocasiones, hubieron


414<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de desviarse éstos, y entonces topaban con ríos caudalosos y multitud de acequias<br />

y pantanos, teniendo que salvarlos a nado y hundiéndose hasta la cintura en<br />

barro pegajoso. Cuando quedaban libres de estos tropiezos, que eran enormes por la<br />

muchedumbre de peces voraces, caimanes y reptiles, caían en el opuesto lance de<br />

ser devorados por las fieras: tigres, leones, osos, culebras, que no escasearían entonces,<br />

ya que hoy día no es raro encontrarlas. La incomodidad por la noche haría<br />

ventaja a la del día, porque siempre resulta insufrible eso de acostarse en un hamaca<br />

colgada de un árbol a otro, totalmente rodeada del respectivo mosquitero, porque<br />

dificulta la respiración, en aquel clima de 30 grados sobre cero y por la molestia de<br />

oír tantos y tan impertinentes mosquitos que cubren la atmósfera como una nube y<br />

no dejan conciliar el sueño por la música de sus agudas trompetillas. A esto agréguese<br />

la calidad de los alimentos secos y acecinados, la escasez de agua potable, el<br />

calor horroroso que produce el sol retocado de fuego, y vendráse en conocimiento<br />

de las penalidades que hubo de soportar el Hermano Fr. Cristóbal durante su correría.<br />

Pero ¿qué podía importarle todo esto cuando había puesto su mira en Dios, cuya<br />

gloria buscaba? Si caía rendido de cansancio en una playa, o alguna fiera lo devoraba,<br />

su alma quedaría purificada en la sangre del heroísmo cristiano, y ascendería<br />

al cielo donde lo esperaban los coros de apóstoles y mártires agustinianos.<br />

Un mes llevaba de vida errante, sin descanso, sin mitigación alguna en tantos y<br />

tan fuertes trabajos, cuando llegó a la región en que vivían las tribus que buscaba.<br />

Al pie de cierta estribación de la cordillera del Airico descubrió un caney o ranchería,<br />

y después de precaucionarse con las medidas oportunas para que no se asustaran<br />

sus moradores y no se escondieran en sus guaridas, o combinasen algún ataque,<br />

entró en la ranchería de los salvajes; éstos, que no habían visto todavía ningún tipo<br />

de la raza europea, pero que sí conocían de oídas los excesos que perpetraron en las<br />

partes circunvecinas, al ver al ancianito Hermano vestido de hábito negro, con la<br />

barba crecida y con los demás arreos de viaje tan raros, trataron de huir, pero llamados<br />

por el misionero, a cuya voz prestó Dios admirable eficacia, se dispusieron a<br />

conferenciar con él. Los frutos de la divina inspiración


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 415<br />

echáronse pronto de ver, porque los indios escucharon las proposiciones de Fr.<br />

Cristóbal con muestras aquiescencia, y al poco tiempo no dudaron en agasajarlo y<br />

en presentarle las mujeres y niños de toda la tribu, lo cual entre ellos es manifestación<br />

inequívoca de confianza y respeto.<br />

Y no tan sólo convinieron en seguir los consejos del misionero, sino que estos<br />

mismos indios se prestaron a comunicar a otras tribus vecinas el objeto de su presencia<br />

en aquellos desiertos. Ello fué que en poco más de dos meses que permaneció<br />

el Hermano logró reunir tres capitanías, que convinieron en salir de sus selvas y<br />

formar un pueblo para <strong>org</strong>anizar vida cristiana y civilizada. Largas pláticas y excursiones<br />

hicieron para examinar el punto en que se había de ubicar la fundación, pero<br />

al fin se determinó que las tres tribus se trasladaran a orillas del río Vichada adonde<br />

iría el P. Fr. Juan de San Buenaventura como doctrinero. Y porque era imprudente<br />

y temerario exigir a los salvajes el que se acercasen más hacia Santiago de las Atalayas<br />

o a la doctrina de San Guillermo, accedió el Hermano a fundar en el Vichada.<br />

Tal vez habría vencido las dificultades y logrado reunir nuevas tribus, si la<br />

época de lluvias, que principia en Mayo, no estuviera tan próxima. Por esto, una<br />

vez que vió asegurado el principal objeto de su misión por medio de pactos, y<br />

habiendo intimado a los indios que debían enviar a Santiago de tiempo en tiempo<br />

algunos postas para ultimar el asunto, vencer los obstáculos que ocurriesen y preparar<br />

todo convenientemente para el verano próximo en que se había de llevar a cabo<br />

la fundación, salió de aquellos parajes acompañado de muchos que se le habían<br />

aficionado. Estos le sirvieron de guía algunos días, y como llegasen a las márgenes<br />

del Vichada los expedicionarios, vino al encuentro otra capitanía, que, sabedora de<br />

los propósitos del misionero, ofreciósele incondicionalmente para formar parte del<br />

proyectado pueblo.<br />

Aceptado el compromiso con grandes muestras de entusiasmo por ambas partes,<br />

siguió Fr. Cristóbal su camino escoltado algunos días por individuos de esta<br />

tribu. Por último, la comisión exploradora que salió hacía meses de Santiago, regresaba<br />

salva al punto de partida. Milagro de Dios fué que saliera ileso de la empresa,<br />

que redundó tanto


416<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

en beneficio de los gentiles a quienes determinó iluminar con la luz de la Fe,<br />

como en honor de su gran siervo Fr. Cristóbal, quien a pesar de tantas incomodidades<br />

del viaje fué muy sufrido; hacía de madrugada su hora de meditación, y por la<br />

noche, mientras acampaban los compañeros, retirábase a conversar otra vez con<br />

Dios; cuando emprendía marcha obligaba a rezar oraciones devotas a los que lo<br />

escoltaban; a ratos amenizaba el tiempo con pláticas y consejos provechosos; en<br />

ocasiones cuando los otros manifestaban debilidad o miedo, esforzábalos con amorosas<br />

razones, o se ponía al frente de ellos para salvar algún obstáculo que parecía<br />

insuperable. Pero tampoco olvidó apuntar los sucesos más notables del viaje, en<br />

cumplimiento de una orden superior. ¡Lástima que se hubieran perdido!<br />

De esta suerte fué como logró acometer y coronar tan gloriosa aventura, que<br />

tuvo fin en llegando a Santiago, donde salieron a recibir a los expedicionarios todos<br />

los vecinos; y fué tanta la alegría de la población cuanto fué el dolor que les aquejaba,<br />

porque se creía ya que habían perecido, a juzgar por la tardanza en regresar. Si<br />

antes veneraban profundamente al Hermano, desde ahora reputáronlo por santo, y<br />

como a tal lo alabaron y felicitaron; empero, él más y más se humilló ante el Señor<br />

y dióse con crecidas veras a la meditación, frecuentó con nueva piedad la Sagrada<br />

Comunión, empezó a recoger limosnas y regalillos para enviar a los achaguas del<br />

Airico y consagró los ocios a perfeccionarse en la lengua achagua para ser más<br />

provechoso en el oficio de misionero.<br />

Para que se vea con cuánta estimación tenían a este héroe agustino, y cuán difícil,<br />

al par que provechosa, fué la excursión dicha, léase el siguiente documento 1 :<br />

"Carta del Gobernador de la ciudad de Santiago de la Atalaya a nuestro P. Provincial<br />

Fr. Juan de San Guillermo: Escoge la Divina Providencia hombres humildes y<br />

de buena voluntad para que con la obediencia de la suya obren y consigan en su<br />

santo servicio empresas grandes. Esto con sus virtudes de fe, esperanza y caridad y<br />

con el santo ejercicio de este nuestro humilde religioso Fr. Cristóbal de San José; y<br />

alentado con el favor de nuestro Presidente, Gobernador y Capitán general de<br />

1 Ib.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 417<br />

este nuevo Reino de Granada, mi Señor, de su orden, y de V. P. Rsma. pasó a<br />

la otra banda del río Meta, sin temor de la muerte en ochenta años que tiene de<br />

edad, ni de los enemigos infieles a su reducción y a nuestra Santa Fe Católica, con<br />

tan firme esperanza en la Divina Misericordia, cuanto lleno de fe, ejercitada en caridad,<br />

manifestando el buen efecto la relación que, escrita, me ha manifestado, de<br />

que remitió traslado al Sr. General y Presidente, mi Señor, y a V. P. Rsma. el P. Fr.<br />

Juan de San Buenaventura. Gloria a Dios. Veo en mucha parte logrado en ésta el<br />

deseo de su Señoría, y abierta grande puerta y camino llano por este Santo Viejo<br />

para que muchos religiosos imiten su espíritu y se alienten a obrar en el Señor remedio<br />

a la gentilidad que habita en el territorio señalado a la de V. P. Rsma. sagrada<br />

Religión, que confío en Nuestro Señor y su Misericordia han de ser necesarios<br />

para su doctrina. Todo lo disponga su divina Majestad como más se sirva, y guarde<br />

a V. P. Rsma. para que con sus santos sacrificios y oraciones le alcance años que<br />

este su hijo y servidor le desea.– Santiago y Abril 29 del año 1664.– B. a V. P.<br />

Rsma. la mano<br />

D. P.º ORDÓÑEZ DE VARGAS, Gobernador".<br />

A esta pieza debe ir engranada otra que autoriza todo lo que llevamos narrado,<br />

por cuanto es una carta original del mismo Fr. Cristóbal, que parece la escribió a<br />

instancias de su prelado apenas terminó la expedición. Como se nota, es un complemento<br />

de la relación del viaje que por conducto del Prior había remitido al P.<br />

Provincial; nos falta la relación que tan útil nos hubiera sido, y sólo se ha salvado<br />

de la rapacidad del olvido la siguiente:<br />

"Carta del Hermano Fr. Cristóbal de San José al P. Provincial. Con el ayuda<br />

de Dios y de la que hemos tenido en las oraciones de nuestros Hermanos, en siete<br />

semanas que gastamos en nuestro viaje fué servido de llevarnos, habiendo<br />

caminado ciento y cuarenta leguas, poco más o menos, a partes donde otros hasta<br />

hoy no han llegado; donde vimos los cuatro caciques indios que V. R. verá en<br />

el papel que hice en el viaje, y envié a hablar a dichos cuatro pueblos de los muchos<br />

de que hemos tomado noticia en aquellas partes; como


418<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

también verá V. R. en la carta que escribe el P. Prior de lo que le di razón a él<br />

por habérseme olvidado a mí de poner en el papel.<br />

No se hizo más diligencia porque el invierno no nos dió más lugar. Volvimos<br />

todos con salud, gracias a Dios, a quien sólo se puede atribuir tan feliz suceso, y<br />

el habernos librado de muchos indios chiricoas que andan discurriendo por la<br />

tierra como bandoleros, matando a cuantos encuentran, que ese es su oficio. Dieron<br />

nuestros indios con una tropa de ellos a la entrada del monte de una quebrada,<br />

y queriendo pelear con los nuestros, les dijeron éstos que venían hombres allí<br />

cerca, y huyeron. Quise poner en el papel esto y lo que diré porque se enfienda<br />

que no excusamos el trabajo ni huimos los peligros.<br />

Más adelante de esta quebrada, saliendo mi hijo a matar un venado, porque<br />

carecíamos ya de carne, vió dos indios chiricoas, y como sabía el deseo que yo<br />

tenía de hablarles para ver si los podía reducir, y hacer algún fruto de ellos, se<br />

fué para ellos diciéndoles en su lengua que parasen que les quería hablar, y llegando<br />

cerca le recibieron disparándole flechas, de que milagrosamente libró la<br />

vida con una rodela que yo había cargado todo el viaje, y por haberme lastimado<br />

yo la mano aquel día se la había dado para que la llevase; en la cual rodela le<br />

dieron uno o dos flechazos. Al fin, él y un indio llamado Tacaji, que viendo el<br />

peligro, llegó a socorrerle, cogieron a los dos indios, y por que no fueran a dar<br />

aviso y los demás nos vieran y nos hiciesen algún daño, los aseguramos aquella<br />

noche, y se les hizo el mejor regalo que se pudo. Al otro día por la mañana los<br />

pusimos a su libertad, pero no sólo no quisieron ir, sino caminaron con nosotros<br />

dos días, hasta que llegamos a las orillas del río Meta, donde les dimos del rescate<br />

que llevábamos y una camiseta, y se volvieron muy contentos, prometiéndonos<br />

hablar a sus parientes muy bien para que fuesen nuestros amigos y no nos<br />

hiciesen daño, ni a los indios de los poblados, aunque hay muy poco que fiar en<br />

esta gente.<br />

Mi hijo va con ésta, y informará a V. R. de todo lo que a mí me sucedió y se<br />

me hubiere olvidado; advertido de que no saldrá de lo que V. R. le mandare. En<br />

lo que V. R. ha de poner más cuidado es en rogar a Su Señoría permita algunos<br />

hombres para que escolten a nuestros indios que se quieren poblar, porque sin<br />

ellos no saldrán, que así nos lo dijeron al despedirnos de ellos; y será lástima<br />

que, ya


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 419<br />

que Dios fué servido de llevarnos y traernos con bien, no se logre nuestro trabajo.–<br />

El cual guarde a V. R. felices años. Santiago 29 de Abril de 1664".<br />

Esta valiosa carta, que forma un como retrato de las virtudes y sencillez del autor,<br />

no ha menester comentarios, y solamente nos debemos fijar en aquello de que<br />

el hijo del Hermano fué portador de ella, como también de otros documentos de la<br />

autoridad civil que atañían al modo de proporcionarse en Bogotá fondos de la Caja<br />

real para dar a la misión en ciernes un pie de fuerza armada contra las intentonas de<br />

los guahivos, los cuales subsidios, no habiéndolos obtenido, regresó Juan de Alarcón<br />

a Santiago hacia principios de Septiembre del mismo año. No obstante, como el<br />

Gobernador de Santiago conocía las buenas disposiciones de sus vasallos para fomentar<br />

la obra de las misiones vivas, a 15 de Septiembre llamó a cabildo abierto a<br />

todos los vecinos y les propuso, como católicos y leales ciudadanos, ayudasen con<br />

limosnas para que se efectuase la segunda entrada en el Airico, al frente de la cual<br />

iría el P. Fr. Juan de San Buenaventura escoltado por cuatro soldados españoles,<br />

que tal era una de las condiciones que había capitulado el Hermano Cristóbal, e<br />

insistían los achaguas en ella por conducto de varios postas que mandaron a la ciudad.<br />

En esta ocasión demostraron los habitantes de Santiago una véz más la solidez<br />

de su piedad y el aprecio que profesaban a los misioneros. La lista de las ofertas,<br />

que figura en nuestro archivo provincial, es un lujoso argumento de lo dicho.<br />

Y no se contentaron con ofrecer, sino que para el día 1.º de Noviembre tenían<br />

entregadas las limosnas, y así, en amaneciendo el día 11, el P. Fr. Juan, cuatro españoles<br />

y veinte achaguas prácticos rompieron marcha hacia el Vichada, donde,<br />

según convenios, esperaban los caciques con sus tribus. Por achaques de salud suponemos<br />

que no fué el Hermano Alarcón.<br />

En obsequio a la brevedad omitimos lo que en otra parte queda narrado, y decimos<br />

que, no creyendo prudente el P. Fr. Juan el fijar el pueblo en el Vichada,<br />

obligó a los indios a pasar a este lado del Meta y a situar la doctrina cerca de la laguna<br />

llamada Dumagua, nombre que hoy día tiene un río o caño cerca de San Pedro<br />

de Upía y que


420<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

conserva cierto estero, cerca del cual existe un hato o hacienda llamada Santa<br />

Rosalía de Dumagua.<br />

Ya que pudo viajar el Hermano, trasladóse al nuevo pueblo y comenzó por dirigir<br />

los trabajos de plantaciones de hortalizas, la fábrica de las casas de los indios<br />

del templo, cuya titular había de ser la Concepción Inmaculada, pues con este objeto<br />

hicieron traer de Santiago una devota imagen. Con la entusiasta cooperación de<br />

Fray Cristóbal se vencieron graves inconvenientes, cobraron cariño los indios a la<br />

fundación, fueron atrayendo a otras tribus de tal manera, que para mediados de Febrero<br />

del siguiente año estaban catequizadas y bautizadas doscientas setenta personas<br />

entre niños y adultos.<br />

Este fué el origen de la misión conocida con el nombre de La Concepción de<br />

Iximena, de la cual, así como de la de San Guillermo de Sabana Alta, se puede considerar<br />

como fundador el Hermano Fray Cristóbal de San José.<br />

Calcúlese, pues, el cúmulo de trabajos y escaseces que se sufren en una empresa<br />

de esta índole, y veráse la parte de gloria que corresponde a nuestro biografiado.<br />

No describiremos las múltiples exploraciones que obró por el interior de la llanura,<br />

porque son muy parecidas a las que acabamos de historiar, ni especificamos qué<br />

obró en los años que subsiguieron a la fundación, porque está en el ánimo de todos<br />

lo que pudiéramos decir acerca de estos puntos. Baste saber que siguió habitando<br />

en las misiones hasta el año 1669, y que, según a el P. Provicial Fr. Salvador de San<br />

Miguel, fecha en este año, se bautizaban anualmente cien salvajes, por lo menos.<br />

Todo lo cual se confirma con este testimonio 1 , que se refiere al P. Juan y al Hermano<br />

Fr. Cristóbal: "Fueron los más insignes operarios que tuvo aquella viña en sus<br />

principios. Eran religiosos de conocida resignación para padecer y de no vulgares<br />

resplandores en la santidad. El celo de la honra de Dios los tenía consumidos y desasosegados<br />

entre incendios de la caridad acerca de sus prójimos. Toda la gentilidad<br />

de la América era corto campo para sus fervores apostólicos, que eran capaces<br />

de pegar fuego a todo el mundo. Sobresalían en las virtudes monásticas, sirviendo<br />

ésta de recomendación muy oportuna a sus evangélicas<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 1.032.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 421<br />

tareas. Eran defensores acérrimos de los pobres indios, oponiéndose constantes<br />

a toda jerarquía de poderosos, si alguno quería injustamente gravarlos, si bien hacían<br />

este oficio con religiosa humildad, cuyas armas son las más proporcionadas a la<br />

razón para contrastar la violencia del poder. Es de saber, pues, que a estos dos<br />

héroes, grandes, por cierto, en todo, se debieron en gran parte los adelantamientos<br />

del rebaño de Cristo que dejamos arriba mencionados. Como que a las fatigas del<br />

ministerio y a los sinsabores de varios pesares que les ofreció la sinrazón perdieron<br />

allí la salud, muriendo por la misma causa después".<br />

Según esto, la retribución que recibió el Hermano en este mundo por muchos<br />

méritos fué sinsabores, persecución y calumnias, aparte de perder la salud. Es que<br />

los émulos de las comunidades religiosas, coligados con ciertos comerciantes,<br />

cuando vieron que en los nuevos pueblos tenían campo para esquilmar a los infelices<br />

indios, comenzaron a calumniar a los misioneros fuertemente para echarlos de<br />

allí y quedarse ellos a sus anchas.<br />

Relativo al apóstol de Casanare, Fr. Cristóbal, hemos dilucidado que hubo de<br />

retirarse de las misiones hacia 1670, porque a los padecimientos morales se unía la<br />

edad de 86 años, consumida por las fiebres palúdicas y novedades del bazo e hígado,<br />

resultado de la mala alimentación, de la insalubridad del clima y de sus constantes<br />

desvelos por el aumento espiritual y material de las doctrinas. Que la santa obediencia<br />

le hizo venir a los conventos del interior por el año 1670 es cosa averiguada<br />

también, y parécenos muy verosímil que pasó sus últimos días en el delicioso y<br />

tranquilo Desierto de la Candelaria, y que entregó su espíritu al Señor entre el año<br />

1672 a 1673.<br />

No sin fundamento podemos aplicar a este eximio apóstol, mística palmera de<br />

las misiones, lo que escribió nuestro santo Fundador del alma justa que sale de este<br />

mundo 1 : Felix anima quae terreno resoluta, corpore libera, secura et tranquilla,<br />

non timet hostem neque mortem. Habet enim semper praesentem, cernitque indesinenter<br />

pulcherrimum Dominum, cui servivit, quem dilexit, et ad quem tandem, laeta<br />

et gloriosa, pervenit.<br />

Ahora terminemos la materia historial de este año de 1694.<br />

1 Medit., cap. XXIII.


ARTÍCULO VI<br />

Capítulo General.<br />

Sumario: Nombre de los Padres Vocales.– Algunas actas que se acordaron.– Elecciones.<br />

Después de una conmoción vehemente que la Congregación experimentó en su<br />

seno desde el año 1688 hasta el presente, y estando gobernada por un P. Vicevicario<br />

General y Visitador Apostólico a la vez, que lo fué N. P. Fr. Simón de San<br />

Agustín, nombrado por el Santo Padre, y habiéndose aumentado la zozobra a causa<br />

de la muerte del Vicario General P. Fr. Miguel de San Agustín, era de temerse que<br />

no se pudiese celebrar con sosiego el Capítuo General; pero no fué así, porque Dios<br />

Nuestro Señor, que gobierna los destinos humanos, ahuyentó las causas de inquietud<br />

que podían alegarse y dispuso las cosas de suerte que las voluntades se concordaron<br />

en obsequio de Dios y de nuestra amadísima Recolección agustina.<br />

Así, pues, llegado el tiempo de la celebración del Capítulo General, y previa la<br />

convocatoria con todos los demás requisitos, congregáronse los venerables Padres<br />

Capitulares en el Colegio de Alcalá de Henares, por haber acudido con fecha 22 de<br />

Mayo N. P. Fr. Simón al Fiscal del Real Consejo suplicando que el Breve de Inocencio<br />

XII, por el que se nombraba Vicario General, Breve mandado recoger y dejar<br />

en suspenso, tuviese todo su efecto. Dicho Real Consejo determinó que se ejecutara<br />

el documento pontificio sin más demora; y obtenido esto quedó limpio de tropiezos<br />

el camino y todos hubieron de rendirse al yugo de la obediencia y al de las<br />

normas constitucionales.<br />

A propósito, leemos en el Libro de registro de la Congregación 1 :<br />

1 Arch. gen., fol. 8.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 6 423<br />

"En veinte y seis de Maio de dho año se juntaron en el Collegio de la Ciud. de<br />

Alcala de Henares p. zelebrar el Capitulo genl. de la Congreg. en el qual fue pressentada<br />

la Bulla de N. SS. P. Inocencio 12 en q. nombraba Vic. Genl. a N. P. Fr.<br />

Simon y fue admitida y obedecida y votado pr. votos secretos N. P. Fr. Simon en<br />

Vic. Genl".<br />

Celebróse, pues, el Capítulo General y a él concurrieron estos Vocales, cuyos<br />

nombres hemos librado del olvido: Padres Fr. Simón de San Agustín, Vicevicario<br />

General; Fr. Gabriel del Espíritu Santo y Fr. Martín de San Florencio, Definidores<br />

Generales; Fr. Andrés de la Asunción, Rector Provincial de la Provincia de San<br />

Agustín; Fr. José de Jesús y María, Provincial de la Provincia de la Virgen del Pilar;<br />

Fr. Pedro de Jesús, Provincial de la Provincia de Santo Tomás; Fr. Alejandro de<br />

San Nicolás y Fr. Felipe de la Madre de Dios, Definidores Generales por la Provincia<br />

de San Agustín; Fr. Juan de la Cruz, Definidor General por la Provincia de la<br />

Virgen del Pilar; Fr. Alonso de San Agustín, Definidor por la Provincia de Santo<br />

Tomás; Fr. Francisco de Santo Tomás de Villanueva, Procurador General de la Curia<br />

Regia; Fr. Nicolás del Espíritu Santo, Secretario General; Fr. Bernardo de Santiago<br />

y Fr. Pedro de Jesús María, Discretos por la Provincia de San Agustín; Fr.<br />

José de San Agustín y Fr. Pedro de San Agustín, por la de la Virgen del Pilar; Juan<br />

Custodio de la Cruz y Fr. Gabriel de San Agustín, por la de Santo Tomás.<br />

De la lista antecedente se colige que faltaron al Capítulo los Definidores Generales<br />

por la Provincia del Pilar y de Santo Tomás, todos los Vocales de las Provincias<br />

de Ultramar y el Procurador General ante la Curia Romana.<br />

Algunas de las actas merecen ocupar en esta Historia lugar distinguido, como<br />

son las siguientes: "Item se determinó que no pasen de dos Colegios o Casas de<br />

estudio las que aya de aver en cada Provincia, quedando el determinar el numero de<br />

Estudiantes que a de haver en ellas a la discrecion de los Padres Provinciales teniendo<br />

obligación en este punto de consultar a N. P. V. G." Parécenos que esto<br />

obedecía al número copioso de pretendientes que había a nuestro santo hábito, como<br />

lo veremos más en particular en las actas que la Provincia de San Agustín dió<br />

en uno de sus Capítulos: por este tiempo excedía el número de religiosos a la capacidad<br />

de los conventos. En las oficinas reales


424<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

todo era trabas para impedir la fundación de nuevas casas de religiosos, porque<br />

diz que era excesivo su número.<br />

"Item se determino que en el Capítulo General aya de aver dos actos, uno de<br />

Artes y otro de Theologia los cuales an de ser de la Provinzia en donde se celebrare<br />

dicho Capitulo General quedando al arbitrio de N. P. V. G. señalar para dichos Actos<br />

Actuantes y Presidentes". Conjeturamos que estos ejercicios literarios, con ser<br />

buenos en sí, perjudicaban la preponderancia del ideal ascético que aquellos venerables<br />

Padres querían informara todo durante la celebración de nuestras asambleas;<br />

además trastornaba la marcha de los estudios en el colegio o casa destinada como<br />

Capitular y más aún la de los coristas que llamaban actuantes, y finalmente o perjudicaban<br />

o favorecían a otras casas que tenían el derecho y el deber de ser Capitulares,<br />

y por el hecho de no ser colegios estaban excluidas.<br />

"Iten se determino que ningun Religioso que no tenga cincuenta años de edad<br />

puede salir fuera de casa con escarpines, y los que llegaren a esta edad salgan con el<br />

compañero corno ordena en este punto la Constitución.<br />

"Iten se determino que los cursos de Artes duren por espacio de tres años, y<br />

que en los Colegios de Salamanca, y Alcalá de esta Provincia de Castilla se toque<br />

todo el año a la oración mental de por la mañana a las cinco". Dos cosas conviene<br />

notar aquí: la una la importancia que dieron nuestros antepasados al estudio de la<br />

filosofía y ciencias naturales para desengaño de algunos extraños que han afirmado<br />

que nuestra Recolección a los principios no se preocupó del cultivo de la ciencia<br />

sino solo de la virtud en la forma contemplativa. Si no se hubiera preocupado, no<br />

hubiera luchado tanto por fundar sus colegios en Salamanca y Alcala, que eran los<br />

emporios del mundo en aquellos tiempos.<br />

"Iten se determino que el Convto de el Campillo de Altobuey quede agregado y<br />

toque a la Provincia de Andaluzia".<br />

No comprendemos la razón ni el motivo ocasional de semejante disposición,<br />

puesto que desde su fundación dicho convento perteneció a la Provincia de Santo<br />

Tomás, en cuyo nombre se hicieron las escrituras y convenios.<br />

La postrera acta dice de este modo: "Iten N. P. Fr. Simon de Sn


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 6 425<br />

Augustin Vicario General, y su Definitorio en virtud de el poder que le dio el<br />

Capitulo General admitio por Hermanos Generales a la Señora Condesa de la Ribera;<br />

a D. Fabián Cortes y Orellana Vicario General del Priorato de Magazela en la<br />

Provincia de Extremadura; y a D. Diego Gomez de Escobar vecino de la Villa de el<br />

Cazar de Escalona con la obligación de dezir tres misas por cada Religioso Difunto<br />

y corresponderles en la misma forma que la Religión después de su fallecimiento".<br />

Las actas están tomadas del Libro de actas y mandatos & de la Manila 1 y de<br />

una copia enviada por el P. Secretario General a Colombia, y la lista de los Vocales<br />

que antecede, de este libro y de otras fuentes informativas del archivo histórico nacional,<br />

que integran casi por completo el número de Vocales.<br />

Respecto de los nombramientos que en este Capítulo se hicieron, fueron éstos:<br />

Vicario General, N. P. Fr. Simón de San Agustín reelegido; Definidores Generales,<br />

Fr. Martín de San Florencio, reelegido, y Fr. Mateo de la Encarnación. Nótese que<br />

todavía no gozábamos del Breve apostólico que concedió a nuestra Congregación<br />

cuatro Definidores Generales. Procurador General en Roma, Fr. Juan de San José,<br />

reelegido; Fr. Francisco de Santo Tomás de Villanueva, Procurador en Madrid,<br />

reelegido; y Fr. Nicolás del Espíritu Santo, Secretario General, reelegido también.<br />

1 Arch. prov., fols. 92 y sigs.


ARTÍCULO VII<br />

El templo nuevo de Granada.<br />

Sumario: Principios de la fundación del convento.– Tres Patronos insignes.– Continúa la obra.–<br />

Paralización de los trabajos.<br />

Refiere el P. Cronista del tomo I la fundación del convento e iglesia de Granada<br />

en página y media 1 , dedica una especial y en caracteres muy grandes a enumerar<br />

las reliquias que donaron los Patronos, entre las cuales cita tres cabezas de las once<br />

mil vírgenes, huesos de los soldados de la legión tebana, huesos de los Santos Inocentes<br />

y una moneda de las treinta famosas de Judas, y tras de esto, relata también<br />

por extenso, con motivo de la donación de la Imagen de Nuestra Señora de Loreto,<br />

la historia de la Santa Casa en Italia. Después de estos datos, nada más añadieron ni<br />

rectificaron los sucesivos Cronistas.<br />

Pues bien; vamos nosotros a espigar en este campo desolado por el transcurso<br />

de tres siglos, y pongamos al servicio de la historia lo que hemos encontrado. En<br />

primer lugar, véase lo que dice un historiador extraño 2 :<br />

En este Pontificado (de Fr. Pedro González de Mendoza) se fundó el convento<br />

de Agustinos Descalzos en el Albaycin por Antonio de Arostigui Comendador<br />

de Santo Colorio en la orden de Santiago, del Consejo de Guerra, pri. secretario<br />

de Estado, con facultad que le dió el Rey Filipe Tercero año de 1613. Hizole<br />

merced de una casa que labraron los Moriscos en la plazuela de Bib Albonut para<br />

curar enfermos,<br />

1 Pág. 494 y siss.<br />

2 Historia eclesiastica, Principios y progressos de la ciudad y religion catolica de Granada, Corona<br />

de su poderoso reyno, y excelencias de su corona, por Don Francisco Vermudez de Pedraza, canonigo,<br />

y tesorero de la Santa Iglesia Apostolica Metropolitana de Granada escrita a Don Fernando<br />

Valdes y Llano, Arçobispo de Granada Presidente del Consejo Real de Castilla. En Granada<br />

año de 1638. Por Andres de Santiago. Quart. Part., pág. 283 v.º


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 427<br />

con titulo de hospital de la Resurrección, y habia sido habitacion particular<br />

desde el año de 1568 (en que se revelaron los Moriscos). Deseaba el buen Secretario<br />

(como buen hijo de Granada) poblar de religiosos el Albaycin, para que los<br />

vecinos del tuviesen dotrina y consuelo en su casa, y tratolo con el P. Fr. Gregorio<br />

de Alarcon Provincial de los Descalzos Agustinos, que despues fue Obispo<br />

de Cuba, y residia en Madrid, y deseaba essa fundacion. Hicieron sus capitulaciones,<br />

y vinieron á ella algunos religiosos que se alojaron en la dicha casa, y en<br />

ella dispusieron Iglesia y clausura, y pusieron el Santisimo Sacramento, y una<br />

imagen de Nuestra S. de Loreto de mucha devocion, que dio titulo a la casa. Y<br />

por cuenta del Secretario se ha labrado una suntuosa Iglesia. Dieronle el patronazgo<br />

della como á fundador, y dotador, y después de sus dias á sus herederos y<br />

sucessores. Dexó renta perpetua para la fabrica del Convento, y que despues de<br />

acabada sirva para el sustento de los religiosos. Nombró por patron despues de<br />

sus días á su hermano Martin de Arostigui Secretario y Consejero de Guerra,<br />

Comendador de Santo Colorio, el qual agregó mas renta al Convento, y ambos<br />

llevaron al patronato a don Martin de Marañon y Arostigui su sobrino, cavallero<br />

del Abito de Santiago, y al capitan don Pedro de Capriata y Arostigui, del mismo<br />

Abito. Labrase la Iglesia con assistencia y provision de Juan Jacome Simino su<br />

testamentario y cuñado, marido de doña Juana Zaso sobrina de los fundadores".<br />

Según este historiador, tres patronos intervinieron en la iglesia de Granada:<br />

Don Antonio de Arostigul, Don Martín, su hermano, y un sobrino de entrambos,<br />

Don Martín Marañón de Arostigui. El primero, como hijo de Granada, tuvo empeño<br />

en que la empresa de la fundación en el Albaycin tuviese cumplimiento, y con esa<br />

mira llegó a ser Patrono, después de estar fundada la casa religiosa, si bien muy a<br />

los principios. Quién fuese este señor conviene declararlo, a título de agradecimiento;<br />

y para que se comprenda el espíritu que guió al ilustre personaje y el caudal de<br />

virtud que atesoraba, vamos a reproducir algunos párrafos de su testamento, ot<strong>org</strong>ado<br />

en Madrid a 4 de Septiembre de 1631, y que en nuestro archivo general reposa<br />

1 :<br />

1 Carp. D.


428<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

"...Recelando de la muerte que es cosa natural, y deseando poner mi alma en<br />

carrera de saluacion Yo martin de Arostigui Comendador de San Coloyro del<br />

conss.º de guerra de su Mad., de la mui noble y mui leal prouinçia de guipuscoa,<br />

hijo ligitimo de Martin perez de Arostegui y de dona luisa suarez saço su mugr.<br />

difuntos mis padres, inuocando como inuoco el dulce nombre de Jhs, en cuia uirtud<br />

los que fielmente creen en el, como yo lo ago, tienen esperança de saluarse,<br />

y confessando el misterio de la Santissima Trinidad, y todo lo demas que tiene y<br />

confiessa la santa mae. iglessia catolica rromana, y tomando por mi intercessora<br />

a la ssma. Reina de los angeles a que e tenido y tengo por mi mae. y avogada para<br />

que a la ora de mi muerte me alcançe perdon de mis pecados, estando en mi<br />

juiccio y entendimiento natural tal cual fue Dios seruido de darme ot<strong>org</strong>o y conozco<br />

que ago y ordeno este mi testamento y ultima y postrera voluntad en la<br />

manera siguiente:<br />

Primeramente encomiendo mi alma a dios Nro. Sr. que la crio y rredimio por<br />

su preciosa sangre, y si yo por mi falta de sentdo, o la grauedad de mi dolençia,<br />

no pudiere deçir la oracion que se ssigue desde aora pido a su diuina Magd. me<br />

la acepte y rreciua como si entonces la dijese.<br />

O piadoso y clementisimo ss. Mio Jesuchristo Dios vendito criador y ssalvador<br />

mio ia que este miserable y umilde sieruo tuyo, echado a los pies de tu ssanta<br />

Cruz, afligido y angustiado en este ultimo paso de mi uida y començado ya a<br />

ponerse en las manos y fuerças de la muerte, no menos precies, Señor, esta criatura<br />

y obra de tus manos laua mis culpas con tu diuina sangre, dame fuerças con<br />

tu santa virtud con la qual venciendo las tentaçiones del enemigo pueda pasar este<br />

peligroso y temeroso paso en que me allo, acuerdate, sr., que cuando la noche<br />

de tu santissima pasion açiendo oraçion al pe. sudaste gotas de sangre en agonia<br />

suplicote, sr., por aquel sancto sudor tengas por uien auer misericordia de mi<br />

anima deste tu sieruo al qua! aora, sr., ves puesto en agonia entre los dolores y<br />

sudores de la muerte".<br />

A continuación manda que su cadáver sea puesto en depósito en la sacristía del<br />

convento de San Felipe, de Madrid, donde están depositados también los huesos de<br />

su hermano Don Antonio, y que los


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 429<br />

huesos del uno y del otro "en cajas diferentes y sin mezclarse se lleben a enterrar<br />

en Granada en el convento de agustinos descalços de que somos fundadores y<br />

patrones".<br />

"Y quiero y es mi voluntad que el dia del entierro no se conuoquen Cofradias<br />

ni religiones sino que se lleue el cuerpo puesto en su ataud y descuuierto".<br />

En otras cláusulas habla de cómo se han de celebrar sus funerales, de las trescientas<br />

misas rezadas que se han de celebrar el día de su entierro en Madrid, y después<br />

mil quinientas entre los monasterios de agustinos recoletos, carmelitas descalços,<br />

mercenarios y trinitarios descalços &."; y otros muchos sufragios en varias<br />

iglesias de Guipúzcoa y Vizcaya; así como habla de varias obras pías y las nota.<br />

Respecto de nosotros, añade esta cláusula:<br />

"Y porque el dho Antonio de Arostigui mi hermano dexo fundado el dho<br />

convento de recoletos agustinos en la ciud. de granada y estan señalados para este<br />

efecto de sus vienes trescientos ducados de rrenta, algo mas, sobre las alcaualas<br />

de joja y alama es mi voluntad que se cumpla y execute la dha fundacion en<br />

conformidad de lo que el dho mi hermano dexo dispuesto, y que de mi propia<br />

hacienda se añadan otros ciento y setenta ducados al año o los que faltaren a<br />

cumplimiento de quinientos ducados de rrenta para que con esta dotacion tengan<br />

los rreligiosos lo necesio. para su sustento y para que con lo caido de los primeros<br />

años se vaian continuando y aciendo las obras necesias. en conformidad de la<br />

planta que esta hecha començando por la iglesia que se a de hacer en primer lugar..."<br />

Mientras vivió Don Martín ayudó grandemente a la fábrica de la iglesia y se<br />

tomó empeño en ello, como lo acreditan varias cartas que su provisor o procurador<br />

Juan Jacome Simino le dirigió desde Granada; cartas que se conservan, como el<br />

testamento, en el lugar citado. Veamos algún párrafo:<br />

"En lo que toca a la disposición de la obra del conuento no se ofrece por ahora<br />

qué decir mas de lo que he hecho en las pasadas, tengo en ella la consideración que<br />

veo conviene para que los frailes no se despeguen de lo que tienen ofrecido de ayudar<br />

por su parte y que bendan el sitio que compraron en lo bajo y lo de Sta. Fee y<br />

los blandones porque comenzando la obra sin el procedido de estos efectos


430<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

es fuerza que V. S. los presuponga de desembolsar luego mas de cuatro mill<br />

ducados que son menester para lo mas necesario". Granada, 20 de Marzo de 1629.<br />

Otra en que le indica sería conveniente influir con el Superior General a fin de que<br />

enviase algún religioso entendedor en arquitectura. La carta dió resultado muy satisfactorio<br />

porque se consiguió que se pusiera al frente de la obra el P. Fr. Lorenzo<br />

de San Nicolás, gran arquitecto. Dice así la carta, de fecha 9 de Abril de 1630:<br />

"El P. Vicario General envie un religioso obrero que trabaje en esta obra pues<br />

en todas las demas que han tenido y tienen lo ha habido y hay, conque se aorrara<br />

parte del gasto y con decírselo V. S. lo hara.<br />

La Imagen de Nra. Sra. de Loreto se hiço a costa de la nacion italiana con intento<br />

de ponella en un hospital que se abia de labrar y por no haverse conformado<br />

no ha tenido effeto y algunas religiones pretendian lleuarla a su conuento y<br />

los agustinos la alcanzaron para su casa adonde se llevo el domingo con acompañamiento<br />

de casi toda la ciudad con mucha cera música y dansas y las calles<br />

colgadas como el día del Corpus. Ha de aver mucha devocion y concurso de<br />

gente en aquella casa".<br />

La otra de 18 de Diciembre de 1629 avisábale:<br />

"Los padres definidores llegaron el sabado los he visitado y ofrecidome a su<br />

servicio estan muy contentos con aver allado la obra en tan buen estado con el<br />

fauor de Dios a fin de febrero estara en planta llana y una vara levantada. Crea<br />

V. S. que se ha echo mucho y que se han enchido barrancos con cimientos tan<br />

altos quasi como su casa y Dios nos ha proveydo de la piedra y arena que si no<br />

se hubiera gastado dos mill ducados mas y a V. S. ha de dar vida para que vea<br />

acauado todo el conbento y lo goze". (Granada, 18 de Diciembre de 1629.)<br />

En un poder ot<strong>org</strong>ado en Granada a 24 de Abril de 1650, Don Martín de Arostigui<br />

Marañón de la Peña facultó al P. Francisco de San José, Procurador General<br />

de la Orden, para que percibiera los honorarios que le pertenecían "como a cauallero<br />

del avito del señor Santiago desde el dia que professo que fue a veintycinco de<br />

Febrero del año passado de mill y seyscientos y veyntyuno hasta el día de oy".


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 431<br />

Tío y sobrino ejercieron el patronazgo y por lo tanto fueron enterrados en la<br />

iglesia del "convento de los Augustinos Recoletos Descalzos de la Ciudad de Granada<br />

adonde el dicho Don Martin esta enterrado como Patron de todos los bienes,<br />

efectos y derechos que habian restado". Y más abajo léese: "Y por la necesidad que<br />

tiene el dicho convento de Augustinos Recoletos de dicha ciudad de Granada a<br />

donde están enterrados como patronos del los cuerpos dichos Martin de Arostigui y<br />

Antonio de Arostigui y porque la casa y iglesia del dicho conuento no esta acabada<br />

ni tienen con que continuarla por ser la renta que los dichos Señores le señalaron y<br />

la que les consiguió la dicha testamentaría muchos menos de lo que les dejaron a<br />

los Religiosos del en sus testamentos y escrituras de patronazgo".<br />

Este Don Martín, sobrino, unía a su piedad acendradísima títulos gloriosos,<br />

como militar y patriota, y por eso el Rey, reconociendo pasados servicios, expidió<br />

Real Cédula de 5 de Febrero de 1631, que empieza así: "El Rey. Por cuanto teniendo<br />

consideración a los muchos años que me ha servido Don Martin de Arostigui<br />

Marañon y a que lo esta continuando en la costa del Reyno de Granada y al gasto<br />

que se le ha seguido el tiempo que goberno la gente de guerra de ella he tenido por<br />

bien de hazerle merced como por la presente se la hago de dos mil ducados de ayuda<br />

de costa".<br />

Hizo testamento D. Martín en Granada en 2 de Mayo de 1650 y murió en la<br />

ciudad de Almería a 13 de Noviembre de 1652. Era caballero del hábito de Santiago,<br />

Gobernador y teniente General de la costa del reino de Granada; también del<br />

Consejo de Guerra de Su Majestad y preboste mayor de la villa de San Sebastián.<br />

A la muerte de este insigne benefactor, las contradicciones testamentarias sufridas<br />

desde la muerte de sus tíos, recrudeciéronse ahora con menoscabo de la fábrica<br />

de la iglesia, que quedó paralizada casi por completo; y así, no pudiendo<br />

cumplir los albaceas con las cláusulas, y venidas a menos y deterioradas las fincas<br />

urbanas y rústicas en que se radicaban las rentas, los religiosos se vieron reducidos<br />

a un estado de impotencia y de vergüenza grande ante el publico.<br />

Ahora cedemos la palabra a un autor que suple las deficiencias de los PP. Cronistas<br />

y nos llevará hasta la puntual y detallada por extremo descripción del novenario<br />

que se celebró para inaugurar la


432<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

nueva iglesia. Vamos a reproducir aquí ad pedem litteræ la parte narrativa de la<br />

obra del P. Fr. Pedro de Jesús, obra que describimos en otro lugar. Omitimos los<br />

once larguísimos sermones que se pronunciaron en dichas fiestas, y también varias<br />

poesías intercaladas en el libro, que no hacen muy al caso, amén de digresiones de<br />

otra naturaleza.


ARTÍCULO VIII<br />

Descripción del templo.<br />

Sumario: Prosíguese la fábrica de la iglesia.– La capilla mayor.– Cañón o nave central.– Coro.–<br />

Tribunas.– Capillas.– Altares.– Puertas y cancel.– Lonja.<br />

De la fábrica de la iglesia nueva<br />

"Alegres y gozosos se hallaban los religiosos con su querida huéspeda, como<br />

fortuna la mayor que pudo su deseo apetecer y su voluntad desear, pues, hallándose<br />

por sus pocos años de fundación el convento tan en mantillas, tenían esperanza que<br />

esta Señora, no sólo a las medras espirituales de esta casa, sino que también movería<br />

los corazones de los fieles, para que, acudiendo con sus limosnas, se pusiese en<br />

forma de convento la que, por su cortedad y poca conveniencia, parecía casa de un<br />

pobre particular vecino. No se engañaron en esto, pues luego al punto trató de asistirnos<br />

nuestro Patrón liberalmente para la obra de la iglesia nueva, viendo que teníamos<br />

ya joya que dignamente la ocupase. Eralo entonces el señor Don Martín de<br />

Arostigui, caballero tan generoso y liberal, que no sólo intentó la fábrica de la iglesia,<br />

sino que ideaba pasar el convento a la parte de abajo de dicha iglesia nueva, y<br />

que llegase a la calle de San Juan de los Reyes, que por estar ya casi en el plano de<br />

la ciudad, no sólo acudirían a nuestra casa con más conveniencia los fieles, sino que<br />

con menos trabajo podrían ir y venir a la ciudad los religiosos a las cosas necesarias.<br />

Indicio de esto son las puertas y ventanas que dejaron abiertas sobre el cimiento<br />

de la iglesia que mira a la parte de Mediodía, y hoy están terraplenadas para comunicarse<br />

por ellas a la iglesia desde el convento. Con este intento, pues, estando el<br />

convento situado en el plano que hace el cerro en su altura en la Plaza de Bilbalbonut,<br />

y comenzando desde el convento a descolgarse hacia el Mediodía, la ladera que<br />

baja al río Darro, en aquella misma ladera, y mucho


434<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

más profundo que el convento, comenzando a abrir las zanjas para la iglesia,<br />

dejando entre ésta y el convento la capacidad necesaria para un mediano claustro,<br />

que para fabricarlo en este tiempo ha sido necesario cortar la ladera por la parte de<br />

arriba y terraplenar lo de abajo con fuertes jorfes que le hicieron para detener el<br />

terrapleno, y no poco trabajo de los religiosos que lo han fabricado con sus manos,<br />

y gastos excesivos en desgajar cerros y abrir profundas zanjas; y por último, aunque<br />

ha quedado muy hermoso y aseado, y todas sus bóvedas de lazos, cogollos y florones<br />

de pincel, que parecen primorosos cortados, pero con el inconveniente de estar<br />

siete varas más alto que la iglesia al andar del coro, y todo de poca conveniencia<br />

para los religiosos, pues hay que bajar ochenta escalones desde las celdas a la iglesia,<br />

aunque para los fieles que viven a la parte de abajo se haya acercado alguna<br />

cosa.<br />

Para hacer, pues, la planta de la iglesia y dar principio a la fábrica, vinieron de<br />

Madrid dos religiosos maestros afamados, que el uno de ellos llamado Fr. Lorenzo<br />

de San Nicolás, escribió un libro de arquitectura, que ha sido y es muy visto de los<br />

profesores del arte. Estos echaron las líneas en el sitio referido, corriéndolas desde<br />

Oriente a Occidente, dándole a Occidente la entrada, y la Capilla mayor al Oriente.<br />

Tiene 120 pies de largo y de ancho 72, y en estos entra cuerpo de iglesia, capillas y<br />

lienzos principales de la iglesia, y un cañoncillo, que es tránsito, desde la sacristía<br />

que ha de ser en propiedad, y según la planta ha de estar a las espaldas del presbiterio<br />

para ir a todos los altares de la capillas por una y otra banda, sin entrar en el<br />

cuerpo de la iglesia, y están dichos cañones en el fondo de las capillas entre los<br />

lienzos principales, y otro lienzo que está más exterior y sirve como de caja a todo<br />

el edificio, pues lo cerca todo a la manera que una caja está dentro de otra caja, que<br />

hace la obra más fuerte, aunque mucho más costosa, pues siendo los lienzos principales<br />

fortísimas murallas, y suficientes a sustentar otro edificio más corpulento,<br />

quisieron echarle por fiador una contra muralla que eternizase la fábrica contra los<br />

asaltos del tiempo, enemigo el más porfiado que tienen los edificios, pues a paso<br />

lento todo lo consume y destroza: y aunque después de acabada la iglesia nos<br />

hallamos gustosos de verla afianzada con tan poderosos refuerzos, nos ha servido


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 435<br />

de no poca mortificación el haber de proseguir en tiempos tan miserables la<br />

costosa planta que hicieron y empezaron en más floridos tiempos, y con la ayuda de<br />

un Patrón muy rico y poderoso, y que gastaba con generoso ánimo, mirando como<br />

propio el edificio.<br />

Comenzóse con mucho aliento a levantar la fábrica, pero como a los pobres no<br />

todo les sucede como desean, o porque por sus incomprensibles juicios tenía Dios<br />

guardados los pulimentos de este templo para nuestras edades, quiso nuestra desgracia<br />

que muy a los principios de la obra llamase Dios para si al señor Don Martín<br />

de Arostigui nuestro fecundo Patrón, cuando más viento en popa al aire de su piedad<br />

crecía el edificio. Y entrando otros Patronos, aunque herederos de su devoción,<br />

con menos bienes de fortuna para ayudar a tan inmensos gastos, vino a quedar tan<br />

costosa obra sobre los flacos hombros de los pobres religiosos, y alguna renta, que<br />

para ella dejó el difunto sobre las alcabalas de este Reino, por haberse atrasado con<br />

quiebras, y casi haberse imposibilitado las cobranzas, y era muy corta ayuda para<br />

tanto como la obra necesitaba. No obstante, animándose todo lo posible los religiosos,<br />

y estrechándose de conveniencias, fueron prosiguiendo poco a poco, hasta ponerla<br />

en las cornisas, sobre éstas levantaron después los lienzos de la parte del<br />

cuerpo de la iglesia, hasta estar en estado de poner maderas, como se pusieron el<br />

año de 1679, quedando el cuerpo de la iglesia cubierto, la Capilla mayor sin subir<br />

de la cornisa, y en alberca también todas las otras, todo el ámbito de la iglesia con<br />

un estado de cascajo, y por partes y todo casi imposibilitado para proseguirse.<br />

En este estado se hallaba nuestra obra, y bien desconsolados los religiosos,<br />

hijos de esta amable Patria, viéndose obligados a celebrar los divinos oficios en la<br />

estrecha capacidad de una sala, que hasta este tiempo nos ha servido de iglesia, teniendo<br />

otras Religiones templos admirables donde se ven asistidos con mucha frecuencia<br />

de los fieles para la mayor grandeza de sus festividades, como en la fiesta<br />

de nuestro Padre San Agustín nos veíamos desamparados de semejante concurso,<br />

por no tener templo capaz donde los fieles se acomodasen. Mas, como su Majestad<br />

penetra los corazones, leyendo en ellos nuestros buenos deseos, que eran tener templo<br />

decente, donde con más veneración le diesen a su Majestad y a su


436<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Santísima Madre de Loreto los fieles el debido culto, dispuso su alta providencia<br />

que el año de 1688 saliese por Vicario General de toda nuestra Congregación N.<br />

P. Fr. Miguel de San Agustín, hijo de esta noblísima ciudad, y a quien debe no poco<br />

aquesta casa, pues así que se vió con el oficio, trató de proseguir la obra, ayudado<br />

de las limosnas que solicitaba de los fieles en las visitas de las Provincias, y algunas<br />

alhajas, ornamentos y reliquias, que para adorno del nuevo templo le ofrecían los<br />

devotos, enviando todos los socorros que podía para que se prosiguiese la fábrica, y<br />

recogiendo para ella maestros religiosos, albañiles, carpinteros y pintores de los<br />

conventos donde los encontraba.<br />

Dióse principio a la prosecución a primeros de Mayo de 1689 con dichos socorros<br />

y con lo que por acá se procuraba con tanto cuidado, y vigilancia así de parte<br />

de los maestros que labraban, como de parte de quien los asistía y solicitaba las<br />

cosas necesarias, que en tres años se vió con muy crecidas medras. Y cuando ya a<br />

vista del deseado puerto se navegaba con felicidad y bonanza a gozar el fruto de<br />

tantos trabajos, nos asaltó una borrasca, que pudo atrasar mucho nuestros intentos<br />

con la muerte de N. P. Fr. Miguel de San Agustín, que fué el día 9 de Octubre del<br />

año de 1692. Trájolo Dios desde Madrid, y subiéndolo como a otro Moisés al monte<br />

de este convento, le manifestó la prenda de esta iglesia tan deseada, y que ya se<br />

andaban puliendo y adornando sus bóvedas; mas no quiso Su Majestad llegase a<br />

verla acabada, que era su único deseo, porque luego al punto le dió el mal de la<br />

muerte y se lo llevó Dios al eterno descanso, donde le habrá premiado tan ardiente<br />

y religioso celo. De no poco desconsuelo fué tan repentina desgracia a los religiosos,<br />

que miraban esta obra con cariño, como hijos de la Patria. Totalmente parece<br />

se le hubiera dado de mano, por la demasiada pobreza del convento, si Su Majestad,<br />

que tenía ya determinado de habitar cuanto antes en este templo, no tomara por su<br />

cuenta el acabarlo, eligiendo, para más auténtico testimonio de su poder, los medios<br />

más inútiles y flacos, para mi mayor confusión, viéndome indigno de tal honra; y<br />

así, habiendo corrido hasta entonces la obra por mi mano, y conociendo que para<br />

concluirla tenía Su Majestad aplicada la suya, dispensando con fidelidad lo que<br />

enviaba, la vemos en la perfección que hoy goza.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 437<br />

De la capilla mayor<br />

Es la capilla mayor (como todo lo restante de la iglesia) sumamente alegre, clara<br />

y hermosa. El crucero es capaz de 105 pies de largo y 27 de ancho. Al presbiterio<br />

se sube por tres gradas de azulado mármol; tiene 22 pies de fondo y 27 de ancho;<br />

solado de vidrio verde mar y blanco, cuyas alcautas hacen vistosas ondas. Para sustentar<br />

la media naranja suben desde el pavimento del crucero 8 pilastrones con sus<br />

contrapilastras a recibir los capiteles, alquitrabes frisos y cornisas, con variedad de<br />

resaltos, que la hacen una de las más bien ejecutadas y hermosas que se hallan, y la<br />

misma corre por todo el cuerpo de la iglesia, y como que están sustentando 34 caprichos<br />

corpulentos, repartidos en su circunferencia, bien cortados, de yeso pardo,<br />

por que sobresalga mejor en la blancura la bien imitada naturaleza de variedad de<br />

flores, hojas y frutos. Desde el banquillo, que está 41 pies del plano de la iglesia,<br />

empiezan a tomar punto los arcos torales, guarnecidos de pincel, con vistosos dibujos,<br />

fajas, ramos y florones de perspectiva, que desde abajo mienten a la vista hojarascas<br />

de profundos calados. Las cuatro pechinas ocupan cuatro Doctores Agustinianos:<br />

San Gelasio, Papa, y el Beato Egidio Romano, Cardenal, a los lados del<br />

presbiterio, y en las otras dos correspondientes San Posidio, Obispo Calamense, y<br />

San Próspero, Obispo de Aquitania; están orlados estos lienzos con una moldura<br />

blanca acordonada y fondos negros, y lo restante de dichas pechinas con una talla<br />

tan menuda y fina, que parece filigrana.<br />

En la clave de los arcos descansa el banquillo adornado de motilos, y sobre él<br />

un bocelón, que es el anillo de la media naranja, y este está enchorcholado de blanco,<br />

y los fondos de negro, y así tiene una vista muy agradable. Sobre este bocelón<br />

están sentados de corpulenta estatura ocho angelotes vaciados, cada dos encima de<br />

la clave de cada arco, teniendo cuatro tarjetones, y en ellos repartido este verso: Ave<br />

Maria gratia plena. Las manos que tienen sueltas ocupan triunfales palmas, dando<br />

a entender que este templo por su airosa gallardía merece llevarse la corona.<br />

En todo es este templo muy singular: la media naranja es de tal arte, que hasta<br />

ahora no ha llegado a nuestra noticia convenga con


438<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

otra en la forma de su arquitectura, porque es a la manera de un bernegal boca<br />

a bajo, y así, comienza a subir desde el banquillo con medias cañas estriadas y fajas<br />

rehundidas, adornadas de airosas pinceladas, van a rematar en punta de diamante al<br />

anillo de la linterna, que es un cordón tallado, con florones en las puntas de las fajas,<br />

y entre remate de faja y faja un donoso capricho, también de talla y de varios<br />

coloridos. Encima de este anillo se levantan 16 pedestales tallados, que sustentan<br />

otras tantas pilastras, que suben a recibir la cornisa de la linterna, y entre cada dos<br />

pedestales un frutero tallado. Encima de estos pedestales corren hermosos baraustes,<br />

que mirados desde abajo, no parece que los fingió el pincel, para que manifiesten<br />

a la vista un hermoso corredor. Encima del cual, y entre las pilastras, hay ocho<br />

ventanas arqueadas, con bastante descuello, y cerradas con cristalinas vidrieras, que<br />

no sólo dan luz a la linterna, sino que la participan a la media naranja. Fúndase sobre<br />

la pilastra la cornisa, y como es pequeña, y es forzoso que correspondan, según<br />

el cuerpo, las molduras, filetes y medias cañas, avivadas con el pincel, se dejan percibir<br />

desde abajo con hermosa variedad. Sobre esta cornisa estriba su media naranja,<br />

y en medio va florón dorado; y como la luz que tiene es mucha, y su circunferencia<br />

dibujada, parece un abreviado cielo. Tiene 6 pies de diámetro, 18 de circunferencia<br />

y 18 de altura desde el anillo a la cúpula, y desde ésta al pavimento de la<br />

capilla mayor 96 pies, que son 32 varas.<br />

En los testeros del crucero, en medio de sus planos, a la parte de abajo de la<br />

cornisa, están puestos dos admirables lienzos de Claudio Coello, célebre pintor de<br />

nuestro católico Monarca Carlos II. El uno es del Nacimiento de Nuestro Redentor,<br />

y el otro de la Oración del Huerto; y otro de la Concepción, de la misma mano, está<br />

debajo del dosel del altar mayor. Subiéndonos con la vista a lo alto de las bóvedas<br />

de este crucero, salen las aristas de los lunetos, guarnecidas de hermosos encajes,<br />

rematan las de uno y otro lado en punta de diamante hacia la clave de la bóveda,<br />

como que quieren embestir a un florón que el pincel dejó pendiente de ella. En el<br />

crucero del lado de la Epístola, sobre el banquillo, se descuella una capaz ventana<br />

de once pies de altura y casi cuadrada, y por estar al Mediodía no haber embarazos<br />

de edificios por aquella parte, es clarísima la luz que


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 439<br />

comunica, penetrando los rayos del sol sus vidrieras, deseosos de mirarse brillantes<br />

en el espejo de esta interior hermosura. Otra ventana tiene en este mismo<br />

lado, que cae al presbiterio, con que por todas partes se le comunica claridad para<br />

que luzcan sus aseos.<br />

Nacen desde el plano del cuerpo de la iglesia, por entre las capillas, sobre el<br />

zócalo, que es de bruñido mármol, variedad de pilastras y contrapilastras, subiendo<br />

a coronarse de bien formados capiteles y penetrando por los alquitrabes y dejando<br />

en cornisas y banquillos sus resaltos, suben a cinchos a hermosear el cañón y dividir<br />

las bóvedas, para que hagan correspondencia a la división de las capillas. Todo<br />

el medio punto que hacen estas fajas desde cornisa a cornisa, subiendo por la clave<br />

del cañón, está adornado de dibujos de pintura, como los arcos torales, con un color<br />

honesto y tan agradable, que sumamente las hermosea, y entre faja y faja en el<br />

campo del cañón repartidos a trechos florones bien adornados de hojarascas, resaltos<br />

y fondos, que fingen el pincel y las sombras; porque siendo tan común la yesería,<br />

se discurrió este sainete, para que este templo admirable no conviniese con<br />

otros, que no ha sido poco aplaudido y celebrado, pues, demás de ser el color agradable,<br />

y honesto y muy particulares y bien repartidos los dibujos que la misma<br />

blancura forma entre las sombras, parecen a la vista cortados, y que son los blancos,<br />

resaltos; y las pinceladas, fondos.<br />

Del cañón del cuerpo de la iglesia<br />

Tiene este cañón cuatro lunetos en cada lado, en correspondencia de otras capillas,<br />

y al lado del Evangelio, en medio de cada uno, un atributo de nuestro Padre S.<br />

Agustín, a quien sirve de orla un tarjetón. En los lunetos del lado de la Epístola, no<br />

se les pudo dar correspondencia, porque hay en cada uno de los tres una ventana,<br />

pero adornadas de pintura, en la misma conformidad que lo demás. Las aristas de<br />

los lunetos salen adornadas de lo mismo, y rematan cerca de los florones de las<br />

claves del cañón, en forma de pirámide, con un vistoso lazo en la punta; y en la<br />

misma conformidad están los lunetos del presbiterio, para que hagan labor con el<br />

cañón de la iglesia. En el testero de este cañón, encima del coro, está una ventana<br />

muy grande, que tiene doce pies de altura y diez de ancho, sirve de comunicar luz<br />

al coro y a la


440<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

iglesia, cerrada de cristalinos vidrios, y en la circunferencia, a la parte del coro,<br />

dibujada una portada y vestida de basas, pilastras y cornisas, caprichos, cogollos, y<br />

florones, que hermosean donosamente la fachada. Debajo de la cornisa están dos<br />

florones en el testero del coro, son mayores que los otros que la circundan, cortados<br />

como ellos, pero de obra más primorosa.<br />

Del coro<br />

Es el coro bastantemente capaz, pues consta de treinta y tres pies de largo y<br />

veintisiete de ancho, está solado de verde mar y blanco, como el presbiterio. Los<br />

asientos son llanos y sin divisiones porque no estilamos sillerías, con sus respaldos<br />

y cornisa, todo de color de caoba y remates plateados. Está entarimada la circunferencia,<br />

para que ya que los pies están desnudos, tengan esa corta conveniecia los<br />

religiosos. Encima del asiento del prelado está un Santo Cristo de mediana estatura,<br />

que aunque vaciado de yeso, estaba tan bien sacado el molde, en un tierno original,<br />

que salió copiado al vivo, y es compañero de otro que está encima de los cajones de<br />

la sacristía, en cruces de nogal, caprichos y repisas doradas. En medio del coro está<br />

un corpulento facistol, de variedad de maderas, como son pino, ciprés, nogal y naranjo,<br />

y vestido de molduras, embutidos y tallas, remata con una urna de carae en lo<br />

superior, en que está entre vidrieras una imagen de talla muy hermosa de San Nicolás<br />

de Tolentino. Ocupan este facistol once tomos de cuerpo mayor, en que está el<br />

Oficio Divino, sus hojas son pieles, y sus tablas forradas de baqueta y bronceadas, y<br />

aún faltan otros tres tomos para que esté cumplido el juego; su Majestad nos dé con<br />

qué costearlo, pues son para servicio suyo.<br />

La celosía del coro es muy quajada y dividida en cinco tramos, con pilastras de<br />

color de granadillo y caprichos de oro, fundada en mosaicos, balaustes, que tienen<br />

e! cuerpo verde, los pies y capiteles de granadillo, y también la celosía está de verde,<br />

y los remates de la cornisa de verde y plata, y en medio una imagen de la Concepción<br />

muy hermosa, que todo junto hace un compuesto a la vista muy agradable.<br />

La bóveda sobre que se funda el huello del coro, se registra por la parte de abajo<br />

bien adornada de molduras y una


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 441<br />

jamba con sus recuadros, y en ellos florones pequeños, y en medio de la jamba<br />

uno grande de bien caladas hojarascas y una dorada granada, que sale de su cogollo,<br />

manifestando el carmín de sus granos. Y de la misma manera se ven adornados<br />

de cortados los hombros y clave del arco, sobre que descansa la celosía; y en todo<br />

tiene este templo la propiedad de la hermosa, que le sienta todo como nacido, con<br />

aseo y agrado.<br />

De las tribunas<br />

Tiene esta iglesia ocho tribunas, dos a los lados del presbiterio, dos en el crucero,<br />

y quatro en el cuerpo de la iglesia, encima de los arcos de las capillas, todavía<br />

no están por la parte interior puestas en forma, mas por la parte de la iglesia están<br />

adornadas de vistosos balcones y ventanajes. Son los balcones de fina celosía, de<br />

ocho pies de alto, cinco de ancho y vn pie de vuelo, están dados de esmalte, y claveteados<br />

de estrellas de oro, y en medio de cada uno un dorado escudo, que unos<br />

son nombres de María, otros de Jesús, y otros jeroglíficos o atributos de nuestro<br />

Padre San Agustín. Los largueros están cuajados de caprichos de oro, y en la parte<br />

superior remates, o bolillos de verde y plata, que todo junto ceba gustosamente la<br />

vista y sirven de admirable adorno a la iglesia. Están estos balcones guarnecidos<br />

con una jamba en la pared de muy donosos recuadros, y dados de negro los filetes y<br />

fondos, que la hacen sobresalir primorosamente y a la parte de abajo tiene cada<br />

balcón su repisa bien ejecutada.<br />

De las capillas<br />

Tiene este templo diez capillas, cinco por banda, dos colaterales al altar mayor,<br />

que están cerradas, por estar sin bóvedas, y en bruto sus paredes. Otras dos a los<br />

lados del pórtico fuera del cancel, que también están cerradas por lo mismo; y seis,<br />

que están totalmente acabadas y perfectas, y sirven en el cuerpo de la iglesia, cuyas<br />

bóvedas, que son de arista, están cubiertas de pintura, de cogollos, ramos, fruteros,<br />

lazos y florones, en que el color sirve de fondo, y la blancura, de resalto, que las<br />

hace sumamente graciosas. Son muy capaces, pues con el grueso del arco y cañoncillo,<br />

tiene cada una cerca de veintitres pies de largo y quince de ancho. Las que<br />

están


442<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

al lado de la Epístola, tienen ventanas grandes al Mediodía, con cristalinas vidrieras,<br />

que no sólo las clarifican, sino que también comunican luz a las que están<br />

al lado del Evangelio. A estas capillas circunda una donosa imposta, y desde ésta<br />

corre a circundar el arco de cada una por la parte de afuera, una moldura cóncava,<br />

que todas ellas juegan con primor en el cuerpo de la iglesia.<br />

De los altares<br />

Al presente se han erigido nueve altares, el mayor, que está en el presbiterio, en<br />

el crucero dos colaterales, y seis en las capillas del cuerpo de la iglesia. Está el altar<br />

mayor, aunque de prestado, con mil aseos; porque cargando la consideración sobre<br />

nuestra pobreza, y considerando la imposibilidad que hay y habrá, para hacer retablo,<br />

obra que necesita mucho dinero de pronto, se discurrió el acomodar en el altar<br />

mayor un retablo que servía en la iglesia vieja, a un altar particular, y aunque pequeño,<br />

muy primoroso; compónese de pedestales, columnas con variedad de piedras<br />

embutidas, capiteles, alquitrave, friso, cornisa y remates, todo dorado, y en lo<br />

superior un San Miguel de cuerpo mayor, dorado, estofado y de airoso ropaje, en<br />

una peana dorada y calada, con que campea descolladamente en la eminencia, que<br />

no es poca; porque para que más sobresaliese el retablo, se pusieron dos bancos en<br />

el plano del altar también dorados y estofados, que servían en el altar mayor de la<br />

iglesia vieja, y sobre ellos el dicho retablo, y todo tan unido y ajustado, que parece<br />

de una pieza; en el uno de dichos bancos, que es el interior, están la mayor parte de<br />

las reliquias arriba referidas, en cajas muy aseadas de ébano y vidrieras. El nicho<br />

del medio del retablo es también dorado, y el arco y faja que le circunda, embutido<br />

de hermosa pedrería: en dicho nicho está la casita de Nuestra Señora de Loreto y la<br />

imagen con el Niño en los brazos, sentada encima de su tejado, y todo el altar, retablo<br />

y credencias está adornado de alhajas muy curiosas, variedad de ramos y artificiales<br />

flores, que parece una alegre y vistosa primavera. En las mesas de las credencias,<br />

que son de bien concertadas flores, de embutido de naranjo sobre nogal, y<br />

pies torneados de lo mismo, están dos bellísimos y hermosos Niños Jesús y San<br />

Juan, que en las fiestas grandes se ponen sobre dos bufetes más pequeños, en el


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 443<br />

plano del presbiterio, embutidos sobre nogal, de carae y buen grabado marfil.<br />

A los lados del altar mayor están dos nichos, que dejaron abiertos los que empezaron<br />

la obra para poner en ellos las estatuas de los Patronos. Hoy están ocupados<br />

de reliquias; el del lado del Evangelio, con su Santo Cristo de marfil, cuerpo de<br />

media vara, en una cruz de ébano y peana de lo mismo, en la cual peana hay algunas<br />

reliquias, en nichos que hace, y a los lados dos urnas de reliquias, y todo el nicho<br />

adornado de vistosas artificiales flores. El del lado de la Epístola ocupa una<br />

imagen de Nuestra Señora, cabeza y manos de marfil, que vino de Filipinas, y el<br />

Niño que tiene en los brazos es de marfil también; está ricamente vestida, y el nicho<br />

con el adorno de urnas, reliquias, ramos y flores, como su correspondiente.<br />

Los dos altares que están en el crucero se acomodaron también con otros dos<br />

retablos dorados, y constan de un nicho cada uno, pedestales, columnas, cornisa y<br />

remates, y con el adorno de varios ramos y flores. En el del lado de la Epístola está<br />

el Sagrario para el comulgatorio, y el nicho ocupado con la imagen milagrosa de<br />

Nuestra Señora de la Caridad, que es de la Cofradía de la Correa. En el nicho del<br />

otro altar, al lado del Evangelio, está el Santo de los milagros, nuestro Padre San<br />

Nicolás de Tolentino, con quien tienen los fieles mucha devoción, por los muchos<br />

enfermos que Su Majestad ha sido servido de sanar, mediante su piadosa intercesión.<br />

Estos dos altares y el mayor tienen tres frontales de pincel de vistosa primavera<br />

y de muy airosas flores, cogollos y pedrería, de mano del Padre Fr. José de la<br />

Concepción; y tan tiernamente ejecutados, que los que entienden del arte los califican<br />

por de más estimación que si fueran de la más costosa tela.<br />

En la capilla primera de lado del Evangelio, en el cuerpo de la iglesia, está de<br />

pintura muy devota el amoroso Padre de los pobres Santo Tomás de Villanueva; y<br />

como el Santo fué tan amante de la pobreza, son pobres los que sirven su Cofradía,<br />

como vecinos de este barrio, donde todo es suma necesidad, aunque en medio de<br />

sus trabajos se alientan todo lo posible en su veneración y culto. En la segunda capilla<br />

que prosigue, está el Santísimo Cristo de la Misericordia, hechura devotísima,<br />

y que no pocos aficionados tiene, bien que la


444<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

aspereza de las cuestas es causa de que no se frecuente demasiado. En la tercera<br />

y última capilla de este lado está colocado un lienzo muy precioso de Nuestra<br />

Señora de la Soledad, que ha hecho muchos prodigios, como compañera imagen de<br />

la de Loreto, pues un mismo dueño nos hizo donación de entrambas, y sus descendientes<br />

le tienen dotada una lámpara que continuamente la alumbra.<br />

Al lado de la Epistota está en la primera capilla el asombro de la penitencia:<br />

San Guillermo, Duque de Aquitania y Conde de Pictavia, de quien descienden<br />

nuestros catolicos Reyes. Fué religioso Lego, y le asisten en dicha su capilla los<br />

religiosos Legos sus Hermanos, solemnizando con mucha devoción y grandeza sus<br />

fiestas, con la asistencia de otros hermanos Cofrades seculares, cuya devoción sigue<br />

las banderas de su patrocinio. En la capilla que se sigue está la imagen del Sol clarísimo<br />

de la Iglesia, San Agustín Nuestro Padre. Está sentado, como Maestro de los<br />

Doctores todos, vestido de pontifical, y en la mano ofreciéndole a Dios su enamorado<br />

corazón, pues no sólo resplandeció en sabiduría, como entendido Querubín,<br />

sino que fué Serafín por lo abrasado de su caridad. En la última capilla está colocada<br />

una imagen muy hermosa de Santa Rita, con quien ya empiezan los fieles a tener<br />

particular cuidado, por lo mucho que interesa su devoción para el remedio de sus<br />

necesidades.<br />

De las puertas y cancel<br />

Sólo tiene una entrada este magnífico templo, que es por el pórtico que está a<br />

los pies de la iglesia, y en él tres arcos con tres puertas, el de en medio mayor que<br />

los colaterales; son de piedra franca, como toda la portada y escudos de los Patronos.<br />

Las puertas son de nogal, con mucha y hermosa clavazón, en cuya circunferencia<br />

de cabezas tienen vaciados los clavos muchos corazones, que no sólo a ellos<br />

sirven de hermosura, sino que por ser el corazón las armas de N. P. San Agustín,<br />

están dando a entender a los que llegan cúyo es el templo que aquellas puertas ocultan.<br />

Para más resguardo del aire, porque es mucho el que ordinariamente corre en<br />

este sitio, tiene en el mismo pórtico un hermoso cancel, labrado de nogal y pino,<br />

con dos postigos en los costados, que son los que ordinariamente sirven, y en medio<br />

puertas grandes, que se


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 445<br />

abren para las procesiones, y en cada una de sus hojas, abiertos de talla, dos<br />

escudos de las Armas de la Orden, con admirables y delicados calados, ejecutados<br />

por el Hermano Fr. Pedro del Populo, religioso Lego y maestro de carpintero, que,<br />

ayudado de otros oficiales religiosos, es quien ha labrado y trabajado toda la<br />

madera que se ha gastado en este hermosísimo templo.<br />

De la lonja<br />

Para darle desahogo a la iglesia y hacerle una anteplaza que sirviese de lonja,<br />

donde se espaciase la gente, fué necesario cortar el cerro, en cuya ladera está la<br />

fábrica, que costó no poco trabajo, tiempo y dinero, pero bien empleado, pues ha<br />

quedado una plaza tan capaz, que se pueden en ella correr toros. Tiene de ancho 95<br />

pies y 105 de largo. Está cercada por la parte de norte y Occidente con un fortísimo<br />

jorfe de ladrillo, cal y canto para detener el cerro; y por la parte de Mediodía, que<br />

mira hacia el Alhambra y Vega, está descubierta sólo con un pretil que la circunda<br />

y desde donde los que quieren descansar de los cuidados, tienen para la vista un<br />

lienzo admirable, en que la naturaleza pintó un país hermoso, que, a determinase el<br />

discurso a sacar a luz una agradable idea, aunque más se desvelara, no acertará a<br />

discurrir un conjunto de tantas variedades y bellezas; porque desde esta plaza se<br />

descubre un trozo de ciudad muy grande y el más principal de Granada, estando<br />

sobre ella como a caballero, desde donde descubre suntuosos edificios, magníficos<br />

templos, descolladas torres airosos chapiteles, sin servir dichos edificios a los ojos<br />

de estorbo, por estar muy interiores respecto de la altura de esta plaza; pasa la vista<br />

a contemplar la anchurosa y dilatada vega, que ofrece a los ojos variedad de árboles<br />

y frescuras en las frondosas amenidades y bien pobladas huertas de su hermoso<br />

Haragui; y como galón de plata a su verde falda el vistoso Genil, que por sí y por<br />

sus acequias lo circunda y baña. Pasando más adelante la vista, encuentra variedad<br />

de quintas y villas que gustosamente entretienen.<br />

A la parte de Mediodía se descubre la Fortaleza de la Alhambra, coronados de<br />

almenas sus castillos y torres, y por verde rodapies a su grandeza el frondoso bosque,<br />

habitación de montaraces corzas y venados.


446<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Un poco más a la parte de Levante se descuella el galán Generalife, cuya Alcaidía<br />

gozan los señores Marqueses de Campotejar, y es un recreo que tenían los<br />

Reyes Moros, donde iban a divertirse de los cuidados que trae consigo una Corona.<br />

Está predominando al Alhambra y se compone de muy aderezados jardines, en que<br />

se forman variedad de calles de bien cortados arrayanes y murtas, que cercan vistosos<br />

y anchurosos cuadros de airosas flores. Por encima de este recreo pasan los ojos<br />

a contemplar la hermosura y altura de la sierra, ceñidas sus sienes de cándidos plumajes,<br />

que, deshaciéndose poco a poco en cándidas perlas, corren presurosas, precipitándose<br />

de los pelados riscos, por venir a besarle con círculos halagüeños a<br />

Granada las plantas.<br />

Pasando la vista a la parte de Levante, encuentra con la amena cañada del frondoso<br />

Darro, guarnecido por una y otra orilla de jardines y cármenes, poblados de<br />

fructíferas plantas, siendo a un mismo tiempo almacén de flores, pues todo el año<br />

las ofrecen para sainete de los altares y recreo de los festines. Corre Darro por entre<br />

estos amenos pensiles tan oculto, que aun en el estío no se les concede a los fogosos<br />

rayos del sol el bajarse a refrescar en sus cristales, porque las plantas de una y otra<br />

ribera arqueando sus densas ramas, de tal suerte se unen en estrecho abrazo, que no<br />

es fácil las penetren los rayos más sutiles. Y por ir el río muy profundo y tener por<br />

partes las orillas desembarazadas, es agradable estancia, que sirve como de sala<br />

baja a los granadinos, donde por la frescura de su sitio, y su toldo de verdes esmeraldas,<br />

pasan algunas tardes sin experimentar de los caniculares los rigores.<br />

A la parte del Norte de este río se descubre en la eminencia de un monte la segunda<br />

Roma, el Sacro Monte, digo; pues si Roma, por archivo de casi innumerables<br />

cuerpos de Santos, es el mayor relicario del mundo, éste, en su tanto, puede hacerle<br />

competencia por las muchas y grandiosas reliquias que oculta, pues no sólo fué y es<br />

depósito de muchos mártires, que con el humor de su sangre fertilizaron la Iglesia,<br />

de quienes fué Capitán General nuestro Patrón San Cecilio, sino que quiso Dios<br />

favorecer aquel sitio con otros portentos, que saldrán a luz en el tiempo que Su Majestad<br />

tiene determinado.<br />

Todo lo sobredicho se registra desde la plaza de nuestra iglesia;


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 447<br />

con razón puedo decir es el mejor divertimiento de cuantos tiene esta ciudad. Y<br />

si acaso quieren volver los ojos al frontispicio de nuestro templo, no falta divertimiento<br />

en su fachada, pues todos los tendeles están de blanco, y las frentes de los<br />

ladrillos de colorado, y las ventanas, que son muchas, vistosamente adornadas de<br />

fingidas vasas, pilastras y cornisas, que todo se viene a los ojos.


ARTÍCULO IX<br />

Preparativos de las fiestas de la Dedicación<br />

Sumario: Invitaciones varias.– Altares y adornos para la procesión.– En el pórtico antiguo.– En<br />

la placeta.– En la placeta alta.– Altar de los Hermanos Legos.– En la placeta nueva.–<br />

Otros preparativos.<br />

De los convites que se hicieron a los Tribunales, Cabildos y Sagradas Religiones<br />

Viendo ya que la iglesia se hallaba en razonable disposición, aunque algunas<br />

cosas forzosas no se habían acabado de concluir, era tan fervoroso el deseo que<br />

tenían los religiosos de ver colocado en ella el Pan suavísimo de la Gloria y a su<br />

Santísima Madre de Loreto para venerarlos en solio a su grandeza más decente,<br />

que, acelerando todo lo posible las cosas que faltaban, se comenzó a tratar de las<br />

fiestas. Era nuestro deseo se hiciesen con todo el lucimiento posible, y que las dos<br />

Majestades se colocasen con magnífico y célebre aparato. A este deseo se oponía<br />

un enemigo muy poderoso, que era nuestra demasiada pobreza, sin tener alientos<br />

para vencerlo, porque con los excesivos gastos de tan gigante obra, nos hallábamos<br />

sumamente debilitados; pero, sacando fuerzas de flaqueza y estribando nuestra esperanza<br />

en la divina Providencia, revestidos con esta consideración nuestros débiles<br />

hombros de robustos y generosos bríos, se intentaron unas de las más autorizadas<br />

fiestas que ha celebrado esta ciudad nobilísima. Volvíamos los ojos a los inmensos<br />

gastos que en menos de seis años se han hecho en tan suntuosos edificios, y que<br />

cuando se dió principio nos hallábamos tan pobres como al presente nos hallamos;<br />

o porque Dios nos quiere desasidos de las conveniencias del mundo para seguir a<br />

Su Majestad desembarazados de lo terreno todo, o para confusión de los poderosos<br />

en bienes de fortuna, que no tienen aliento para gastarlos en heroicas, piadosas y<br />

religiosas obras, cuando los


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 449<br />

desvalidos de intereses humanos, y sin más caudal que una mortaja pobre, tienen<br />

tan generosos pensamientos, que suben a escalar el cielo con las torres de sacros<br />

edificios; o para dar a entender hacen poca falta los terrenos bienes, porque Su<br />

Majestad sabe ponerlo todo cuando las obras que se intentan son de su gusto.<br />

Teniendo, pues, cierta evidencia de que Su Majestad ha costeado esta obra,<br />

como cosa de su cariño, y con la esperanza de que con la misma providencia acudiría<br />

a lo que faltaba, animosamente nos determinamos a poner en planta unas fiestas<br />

suntuosas y vestirlas de toda la grandeza y autoridad posible, confiando que Dios<br />

asistiría (como a todo lo demás) a costearlas. Para esto, pues, fué necesario dar noticia<br />

al Ilustrísimo señor Don Martín Ascargota, Arzobispo de esta ciudad, para<br />

que, como Prelado, señalase el día en que se había de hacer la traslación y que<br />

había de dar principio a la festividad; y Su Ilustrísima, como tan político y atento,<br />

remitió la decisión de este punto al doctísimo Cabildo de la Santa iglesia 1 , ofreciendo<br />

de su parte el asistir a la procesión para llevar el Santísimo Sacramento a su<br />

nuevo trono y decir misa de Pontifical el siguiente día. Con tan buen principio, muy<br />

ufanos nos dimos los parabienes de salir con todo lucimiento en nuestro empeño.<br />

Determinó el Cabildo venerable de la Santa Iglesia se diese principio a las fiestas<br />

el sábado 23 de Octubre, en que se había de hacer la procesión y asistir en ella<br />

todo el Cablido pleno, y que celebraría las primeras vísperas y el siguiente día los<br />

divinos Oficios, asistiendo a su benemérito Prelado. Salieron nombrados Comisarios<br />

para dicha función el señor Doctor Don Rodrigo Marín, Predicador de Su Majestad,<br />

Maestrescuela de dicha Santa Iglesia y Visitador de religiosas, y el señor<br />

Don Esteban Bellido de Guevara, Canónigo Magistral de dicha Santa Iglesia, y que<br />

había de estrenar dignamente el púlpito dicho día.<br />

Estando esto así determinado, y deseando que los muy poderosos<br />

1 En las actas del Cabildo Eclesiástico Volumen 6.º, Catedral, 1.º, a los folios 8 y 85 v.º, se lee lo<br />

siguiente: "En 7 de Agosto viose peticion del Prior y Religiosos de San Agutin Descalzos de esta<br />

Ciudad en que suplican al Cavildo les honren con su presencia para la traslación que dicho convento<br />

hace del Santisimo Sacramento a la iglesia nueva el dia 9 de Octubre de 1604 por la tarde".<br />

De donde se deduce que se trasfirió la función, puesto que no el 9, sino el 23, se inauguró el templo.


450<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

y magníficos Tribunales autorizasen nuestras festivas aclamaciones para que<br />

tuviesen todo el complemento de grandes, se pasó a hacer súplica al señor Don<br />

Gregorio Valle Arredondo, Caballero del hábito de Calatrava y Presidente de la<br />

Real Cancillería, y a los señores del Real Acuerdo, y como tan católicos Príncipes y<br />

afectos a nuestro santo hábito, unánimes y conformes determinaron el favorecernos<br />

con su asistencia el lunes 25 de Octubre. Para que este día oficiasen en altar y púlpito,<br />

hicimos súplica a la gravísima Comunidad de Padres Redentores de la Santísima<br />

Trinidad Descalza, que se ofrecieron a honrarnos afectuosamente.<br />

Al Sagrado Tribunal de la Fe se hizo la misma súplica, y con el celo ardiente<br />

con que veneran las cosas eclesiásticas y piedad y afecto con que miran las Sagradas<br />

Religiones, ofrecieron los señores Inquisidores, que al presente son los que gozan<br />

dignamente este título, el señor Don Juan Miguélez de Mendaña Osorio, el señor<br />

Don Domingo de Pernas y Modia, el señor Don Leonardo Fedel de Cardona y<br />

el señor Don Pablo del Moral, el venir a honrarnos el jueves 28 de Octubre, día que<br />

eligieron dichos señores, por ser de fiesta, dedicado a los santos Apóstoles San Simón<br />

Judas, y como Príncipes tan generosos, enviaron luego al punto cien ducados<br />

para los gastos de aquel día. Para él se convidó a la seráfica Comunidad de Padres<br />

Capuchinos para que ocupasen altar y púlpito, que aceptaron con el agrado y cortesanía<br />

que suelen, de que quedó nuestro afecto sumamente rendido a sus favores.<br />

La nobilísima coronada ciudad de Granada, que en semejantes lances sabe dar<br />

a entender el generoso cordial afecto que tiene a las Sagradas Religiones, y que en<br />

orden a las cosas del divino culto no cede la primacía a las más católicas del orbe,<br />

apenas se le insinuó por nuestra parte el que en este empeño nos favoreciese, cuando<br />

se ofreció generosa a coronar la octava, asistiendo por ciudad a hacer la fiesta el<br />

domingo 31 de Octubre, enviándonos un libramiento de cincuenta ducados, que se<br />

cobraron luego al punto. Y para este día, para que más se autorizase nuestra iglesia,<br />

hicimos elección de la muy observante redentora Comunidad de Nuestra Señora de<br />

la Merced, Descalza, que gustosamente admitieron el favorecernos dicho día en<br />

altar y púlpito, como se lo habíamos suplicado.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 451<br />

La Real Capilla, cuyo benemérito capellán mayor es al presente el señor Doctor<br />

Don Juan Leyba, y a cuyos señores capellanes alientan y vivifican reales corazones,<br />

se ofrecieron voluntariamente para honrarnos el día martes 26 de Octubre, y<br />

que altar, música y púlpito correría aquel día por su cuenta.<br />

Tiene este convento un afecto bienhechor, de quien ha recibido repetidos beneficios,<br />

que es Don Rafael de Ortega, Secretario de Provincia de esta Cancillería, y<br />

por su mucha y cordial devoción con Nuestra Señora de Loreto, había pedido repetidas<br />

veces le señalasen un día para costear una fiesta, y así, se le dió para cumplimiento<br />

de sus generosos deseos el día miércoles 27 de Octubre, y que este día había<br />

de honrarnos en altar y púlpito la gravísima Comunidad de Padres Redentores de la<br />

Santísima Trinidad, Calzados, de que nos dimos por muy afortunados, con la esperanza<br />

de gozar la preferencia de tan generosos huéspedes.<br />

El muy religioso convento de la seráfica religión Descalza, cuyo titular es el<br />

señor San Antonio de Padua, en quien siempre ha experimentado esta Comunidad<br />

muy fraternal correspondencia, quiso favorecernos, llenando el día viernes 29 de<br />

Octubre con altar y púlpito y asistencia de toda la Comunidad, que no poco gozosos<br />

dejó nuestros corazones al considerar nos habíamos de ver ennoblecidos con la<br />

asistencia de tan angelicales huéspedes.<br />

Está este convento casi contiguo a la Colegial del Salvador, y pareciéndole a<br />

este gravísimo Cabildo, cuyo benemérito Abad es al presente el señor Doctor Don<br />

Martín Torrico de Pedrajas, que por la cercanía debía mirar esta casa como propia,<br />

y dar los primeros días a los demás huéspedes bienhechores, determinó su atención<br />

política tomar para sí el día último de la fiesta, que fué sábado 30 de Octubre, y con<br />

esta condición gustaron de asistirnos; y aunque no son los más acomodados por la<br />

cortedad de sus prebendas, no obstante manifestaron sus piadosos deseos enviándonos<br />

cuatrocientos reales de limosna.<br />

Cumplido ya el número para una célebre octava, y considerándonos deudores a<br />

tan generosos ofrecimientos, nos pareció no cumplía nuestra gratitud si no manifestaba<br />

en exteriores voces los rendidos afectos que a tan sublimes beneficios ocultaban<br />

nuestros corazones.


452<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Y así, determinó esta Comunidad hacer fiesta el siguiente día al de la octava,<br />

que era el de Todos los Santos, 1.º de Noviembre, para dar las gracias a tan generosos<br />

bienhechores. En cumplimiento de lo cual, se fijó en las puertas de los templos<br />

el papel de las fiestas y sermones y las noticias de las circunstancias que concurrían<br />

para la grandeza y autoridad de tan plausibles fiestas.<br />

De los altares y demás adornos que se previnieron para la procesión<br />

Considerando que de este corto albergue habían de amanecer a más decente solio<br />

la Aurora cándida Lauretana y el Sol clarísimo de su Hijo en el Sacramento; y<br />

que si para la entrada de Príncipes terrenos en sus célebres Cortes se agotan los<br />

erarios en aparatos majestuosos, triunfales carros, costosos aseos, invenciones festivas<br />

y adornos ricos de ventanajes, era forzoso el asear el tránsito lo más decente<br />

que pudiesen costear nuestras débiles fuerzas, pues habían de pasearlo, no Reyes de<br />

la tierra, sino los Monarcas más soberanos de la Gloria. Esmeráronse los religiosos,<br />

a quienes se encomendaron los sitios, compitiéndose con sagrada emulación unos a<br />

otros en los aseos que solicitaban sus afectos. Y aunque no con la soberbia grandeza<br />

que para sus vanas profanidades ostenta el mundo, no obstante, como lo costeaba<br />

un religioso amor y los rendía a su Dios una amante voluntad, así como Su Majestad<br />

al primer barro, siendo tan villano y grosero, sólo con un aliento de su boca lo<br />

transformó en noble, generoso viviente, a ese mismo modo, como nuestros pobres<br />

cultos los consagraba a Dios una intención sin doblez, no parece sino que los alentaba<br />

Su Majestad para que afectasen competencias a las majestuosas prevenciones y<br />

fiestas que hacían los Romanos en las entradas de sus más afortunados Cónsules.<br />

Lo primero de todo se procuraron adornar con decencia las dos Majestades soberanas,<br />

para que fuesen con el aseo y lucimiento posibles. Colocóse el Santísimo<br />

Sacramento en una custodia de las más ricas y primorosas que se hallan en esta<br />

ciudad, bastantemente descollada, de mucha y rica plata y de más costosa hechura,<br />

y toda sobredorada, fija en unas andas de plata muy hermosas, se colocó en un altar<br />

solo que había quedado en la iglesia vieja, bien aseado de vistosas ramas y otras<br />

alhajas preciosas. A Nuestra Señora de Loreto se aderezó con variedad de joyas,<br />

perlas, diamantes y lazos muy


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 453<br />

costosos, y su casa, ángulos y tejados de la misma materia, y todo le sentaba<br />

con tanto aire, que por singular de sus adornos y lo principal por su incomparable<br />

belleza y excelente hermosura, se llevaba los ojos y arrastraba los corazones de<br />

quien la miraba. Púsose también en otras andas de plata, asistida de luces. Como el<br />

Sol de la Iglesia N. P. San Agustín es nuestro Capitán General, como lo es también<br />

de otras muchas Religiones sagradas, que se precian de ser sus hijos, era preciso<br />

fuese guiando la procesión, como precursor lucero, que indicase el tránsito de tan<br />

divinos resplandecientes Astros por el hemisferio de estas placetas a colocarse en el<br />

cenit de su nuevo templo, se vistió de pontifical y adornó de preciosas joyas y cadena<br />

de costosa filigrana. La iglesia antigua se aseó y se vistió de finas y hermosas<br />

colgaduras.<br />

Pórtico viejo<br />

De la iglesia antigua se sale a un pórtico, que es una nave capaz y descollada<br />

con su bóveda de cañón, lunetos y cornisa. Estuvo todo vestido de ricas colgaduras<br />

y muchas y preciosas láminas, que, puestas de intento, servían como de imposta al<br />

cañón, que también hacía la colgadura con airoso arte. Eran las molduras de fina<br />

talla y sobredoradas, que hacían primoroso juego. En el testero de este cañón se<br />

levantaba un aseado altar de tres cuerpos y triangulado. Los dos primeros y sus<br />

triángulos ocupaban algunos niños muy hermosos y ricamente aderezados y otras<br />

imágenes devotas, acompañadas de ramos de varios colores con que el arte ostentó<br />

una vistosa primavera. En el cuerpo superior y debajo de un majestuoso dosel de<br />

felpa carmesí estaba una imagen de Santa Rita de Casia, circulada de un arco dorado<br />

y hojas estofadas, que ostentaba admirable majestad y grandeza. Es la cara de la<br />

imagen como una rosa y la milagrosa espina, como fino diamante, daba más hermosura<br />

al terso campo de su frente; tenía a los pies en una tarjeta esta quintilla.<br />

Que con espinas esté<br />

La rosa más peregrina,<br />

Cada día eso se vé,<br />

Mas en Rita vemos que<br />

Con rosas está su espina.


454<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Tenía el altar muchas luces, y como toda la pieza estaba de colgaduras carmesís<br />

y algunos rayos de fogoso Monarca, que descolgándose por las ventanas de esta<br />

cuadra, y penetrando los tapices, se introducían a ver tanta belleza, no parecía sino<br />

que aquella estancia, o era la casa del sol, o segunda Troya, que se abrasaba...<br />

Placeta altar, su adorno y altares<br />

Desde este Pórtico se sale a una anchurosa plaza de ciento y veinte pies de largo<br />

y poco menos de ancho. A los dos lados o costados se levantó una empalizada,<br />

vestida de muy fina caroza, y de airosa pintura, descollábase por una y otra banda<br />

en veinte y cuatro pies de altura. Repartióse cada lienzo en cuatro arcos, que fingían<br />

de admirable perspectiva otras tantas capillas, con sus zocales, basas, pilastras y<br />

columnas, capiteles, alquitraves, frisos y cornisas. En lo superior servían de remate<br />

ocho lienzos, los más de ellos de mano de Don Pedro Atanasio, hijo que fué de esta<br />

ciudad y afamado pintor. Y son efigies de ilustres Mártires, que ha dado a la iglesia<br />

nuestra Descalcez en las islas Filipinas y Japón, y los más de ellos hijos de esta<br />

nobilísima ciudad, que en todos tiempos ha producido héroes de alientos generosos,<br />

que en lo militar y eclesiástico han sabido acreditar su patria por madre fecunda de<br />

corazones invencibles, unos triunfantes a costa de su sangre en las campañas españolas,<br />

y otros en las eclesiásticas campañas, coronados de gloriosos laureles, por<br />

haber firmado con su sangre en el martirio el testimonio verdadero de nuestra Santa<br />

Fe Católica.<br />

En los fondos que fingían las capillas se pusieron otros ocho admirables lienzos<br />

del martirio de la venerable Hermana Terciaria nuestra Magdalena de Jesús,<br />

japona, que es uno de los frutos que ha dado a la militante iglesia la predicación de<br />

nuestros religiosos en aquellas remotas y bárbaras Provincias, y que ella a costa de<br />

su sangre, derramada en diversos, atroces y exquisitos tormentos, que porque predicaba<br />

valerosamente nuestra Fe le dieron sus compatriotas, supo trasladarse, como<br />

se presume, coronada de triunfos a la Jerusalén triunfante, para eterna memoria de<br />

los progressos gloriosos de la Religión Agustiniana.<br />

La fachada de la iglesia antigua estaba airosamente adornada con


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 455<br />

ricas colgaduras de finísimos damascos carmesíes y variedad de láminas, que al<br />

paso que sus delicadas pinceladas gustosamente entretenían los ojos, los lastimaba<br />

la clarísima luz, que despedían heridas del sol las doradas molduras de sus marcos.<br />

La fachada de enfrente que es el lienzo de la iglesia de nuestras Religiosas Descalzas,<br />

con el afecto que nos tienen, como verdaderas hermanas, y aplicación al divino<br />

culto, procuraron asearlo con vistosos primores de varias colgaduras ajedrezadas,<br />

láminas y ramos, y en medio del lienzo un altar muy donoso, que ocupaba nuestra<br />

Madre Santa Mónica, cuyas lágrimas continuas recogió la iglesia nuestra Madre,<br />

como preciosísimas perlas, pues fueron de tanto valor que con ellas se pudo cambiar<br />

un sol resplandeciente que la alumbrase contra las tinieblas de la herejía, que<br />

procuraban oscurecerla. Y si otras lágrimas denotan y manifiestan tristezas penosas,<br />

las de Mónica simbolizaron a la iglesia festivas alegrías.<br />

En medio de esta plaza hay una hermosa y descollada cruz de fino y bruñido<br />

mármol y en su circunferencia se hizo un altar de cuatro caras, bien vestido y adornado<br />

de naturales y artificiales ramos y flores, de hermosas efigies y algunos juguetes<br />

ingeniosos, que divertían gustosamente a los que pasaban. En la cara que mira a<br />

la iglesia antigua estaba entronizada de estatura natural Santa Clara de Monte Falco,<br />

y en sus manos un peso, cuyas balanzas ocupaban tres piedras, figura de las que<br />

se hallaron en su corazón y pesando cada una tanto como todas tres, simbolizaban<br />

el misterio de la Santísima Trinidad.<br />

En la parte contraria, que es la que mira al Occidente, estaba entronizado el enternecido<br />

amante del Sacramento, San Juan de Sahagún, también de estatura natural;<br />

tenía en sus manos el cáliz, que figuraba el misterio más admirable que salió de<br />

la fragua del amor divino en beneficio del linaje humano.<br />

Arco majestuoso que se puso en la esquina de la placeta alta<br />

En una esquina de esta plaza, que lo es también del convento de nuestras Religiosas,<br />

y por donde había de bajar la processión, se formó un arco de veinte y quatro<br />

pies de altura. Era todo de pintura de airosos coloridos y hecho a propósito para<br />

el caso. Sobre hermosas


456<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

basas se levantaban bien delicadas pilastras, que, coronadas de hermosos capiteles,<br />

pasaban por el friso a sobresalir en los resaltos de una cornisa, que mentía a<br />

los ojos no pequeño vuelo; tal era su bien pincelada perspectiva. Coronaban esta<br />

cornisa cuatro efigies, las dos eran de ángeles, que tenían en sus manos con reverencia<br />

la mitra y báculo pastoral de N. P. San Agustín, como que este día crecía el<br />

sapientíssimo Padre a gigantes accidentales glorias en que sus hijos se empleaban<br />

en darle a Dios y a su Santísima Madre tan reverentes cultos. Filius sapiens lætificat<br />

patrem. Las otras dos eran de los dos Príncipes de la iglesia, San Pedro y San<br />

Pablo, que como tales canonizaban las presentes por unas de las más célebres fiestas<br />

de la militante iglesia. Y sobre la clave del arco una coronada granada, ofreciendo<br />

a los ojos el carmín de sus granos, y daba motivo para discurrir o que estas<br />

fiestas ponían a su corona la última esmeralda o que los granos generosos de sus<br />

hijos ponían con su afectuosa asistencia a tan relevantes fiestas la corona.<br />

A los lados de este majestuoso arco se desviaban los adornos, llenando los<br />

lienzos de las tapias de varias y diferentes pinturas a lo ridículo, en que se cebaban<br />

los entendimientos alegres; esta era la fachada que tenía a la parte de Mediodía. A<br />

la banda del Norte estaba poblado de arrayanes y murtos, y entre ellos muchas jaulas,<br />

bien aderezadas de cintas y colonias, en cuyos colores divertían las tristezas de<br />

su prisión numeroso concurso de simples pajarillos, que con delicadas y sonoras<br />

voces formaban una bien concertada capilla, que gustosamente embelesaba; y estos<br />

inculpables prisioneros se guardaban para comunicarles la libertad amable al pasar<br />

en la procesión las dos Majestades de Madre e Hijo. Al pie de este arco, entre arboledas,<br />

frescuras y bien concertados encañados, saltaba bulliciosa una cándida fuente,<br />

tan pródiga de sus cristales, que con menudas perlas matizaba el vestido de<br />

quien se acercaba a contemplarla.<br />

Altar que hicieron los religiosos legos<br />

Pocos pasos distante de este arco, hicieron un suntuoso altar los religiosos Legos,<br />

fabricado a expensas de su afecto a esta nueva iglesia, por los muchos cuidados<br />

que les ha costado su fábrica, obra de sus manos y como depósito de sus habilidades,<br />

lo es también de sus


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 457<br />

corazones. Descollábase este altar doce varas sobre la tierra y ocho varas de<br />

ancho, en forma de una vistosa y rica capilla, cuya fachada de pintura muy hermosa<br />

se componía de una admirable portada, en que corrió diestro el pincel, formando de<br />

varios coloridos todos los requisitos necesarios a una valiente fábrica, y así sobresalía<br />

con agradable belleza. Circundaba la frente de esta capilla un vistoso arco, y en<br />

la eminencia de su clave un alado espíritu, que dibujó el pincel, de diez palmos de<br />

alto, tendidas al aire sus vistosas plumas como que a vuelos presurosos se precipitaba<br />

a contemplar la nueva maravilla de haberse avecindado en este monte el firmamento<br />

con todo el tropel luminoso de sus astros.<br />

Contenía este altar solamente dos cuerpos, el primero era un plano bien aseado<br />

de cándidos manteles, para que en él descansase la sagrada custodia, mientras se<br />

cantaba el villancico, y adornado de ramos, candeleros y cera. Sobre este se levantaba<br />

un banco, desde quien corrían ocho gradas a rematar en el plano del segundo<br />

cuerpo. Estaban adornadas de muy hermosas láminas, de varias imágenes de airosa<br />

escultura, y donosos y agradables ramilletes de artificiales flores. La cubierta de<br />

esta capilla era un cielo raso de finísimo terciopelo y ricas colgaduras en los lienzos<br />

de los lados, que daban fondo al último cuerpo, donde debajo de un dosel ricamente<br />

bordado se entronizaba el ejemplar inimitable de la penitencia, nuestro nobilísimo<br />

Padre S. Guillermo, Duque, que fue en el mundo de Pictavia, y hoy coronado monarca<br />

en la gloria, de estatura natural y muy delicada escultura. Y a quien los Hermanos<br />

Legos pusieron esta quintilla:<br />

Nuestro Guillermo dichoso<br />

Nos advierte mesurado,<br />

Que el gasto es aquí forzoso,<br />

Y que al más menesteroso<br />

Podrá prestarle un Ducado.<br />

Desde este altar a la mano derecha corría un tablado muy capaz cubierto también<br />

de tablas y todo entapizado, estaba formado en él un aposento, y como tres<br />

varas del suelo se descubría una capaz ventana, y por ella se resgistraba sala bien<br />

aderezada y compuesta, donde salían variedad de muñecos a ejercitar entretenidas<br />

habilidades, que discurrió primorosamente el ingenio, burlescas y ferias, de danzas


458<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de damas y galanes, y ligeros matachines. Unas fiestas de toros tan bien representadas,<br />

que parece animaban aquellas figuras vivientes corazones. Había caballeros<br />

comisarios, que despejaban la plaza; otros rejoneadores que daban repentinas<br />

muertes a los soberbios brutos, y tal lidiador, que de lo agudo de sus puntas indicaba<br />

mortales desalientos, y juzgándolo difunto, se ordenaba el entierro con velas<br />

encendidas, y en medio de la estación haciendo ademanes de viviente el cadáver,<br />

todos asombrados huían. Estas y otras cosas de buen gusto tenían como embelesada<br />

la gente, duró este sainete de noche y de día, todo lo que duraron las fiestas, y nos<br />

sirvió de grande alivio, porque siendo el concurso de la gente innumerable, y no<br />

cabiendo todos en el anchuroso templo, servía de entretener gustosamente a los que<br />

se quedaban en la calle.<br />

Adorno, colgaduras y altar de la placeta nueva<br />

A distancia de doce pasos se entraba desde dicho altar en la plaza o lonja que<br />

está delante de la iglesia nueva; y aunque tan grande y espaciosa como se ha dicho,<br />

tenía todos sus cuatro ángulos vestidos de colgaduras muy preciosas y coronados<br />

con alegres remates de pinura...<br />

En el ángulo del Norte, y mirando hacia Mediodía, se erigió un curioso y aseado<br />

altar, que, vara y media distante del suelo, hacía un plano bien aderezado para<br />

poner la Sagrada Custodia, mientras la música, con sonoras voces y bien templados<br />

instrumentos, suspendía las atenciones de los circunstantes. Desde este plano subían<br />

cinco gradas, aderezadas de vistosa primavera en variedad de flores, láminas y<br />

curiosidades, que remataban en un plano, donde debajo de un costoso dosel se<br />

hallaba ricamente vestido el que en el mundo se trató como el más pobre; pues repartiendo<br />

su encendida caridad en los necesitados cuanto tenía, nada reservaba para<br />

sí N. P. Santo Tomás de Villanueva. Pusiéronle a un lado esta quintilla:<br />

Tomas, vuestro celo casto<br />

Nos ayude a hacer la costa,<br />

Dadnos dineros abasto,<br />

Que si no alargáis la bolsa,<br />

No hay quien sufra tanto gasto.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 459<br />

En una de las puertas del Nuevo Templo se puso en su alabanza la octava siguiente:<br />

De otras cosas que se previnieron, para adorno y grandeza de las fiestas<br />

Deseaban los devotos religiosos que estas fiestas, por ser a honra y gloria de<br />

Dios y de su Santísima Madre, tuviesen todos los requisitos de grandes y majestuosas,<br />

y así, para que las luciese la nobleza de esta ciudad, se dió el estandarte que<br />

había de guiar la procesión al señor Don Diego Arostigui, Caballero del hábito de<br />

Alcántara, nuestro Patrón, que convidó la Caballería para que le acompañase y nos<br />

honrase, como lo suelen hacer los Caballeros de Granada, con generosa liberalidad<br />

en semejantes funciones, en atención a los gloriosos timbres de su noble sangre y<br />

celo ardiente al divino culto. Y para que más se autorizase la procesión, se convidaron<br />

las Cofradías del Santísimo Sacramento de las más de las Parroquias, que se<br />

ofrecieron gustosamente con mucha cera y estandartes para acompañar a Su Majestad,<br />

fineza que celebraron mucho nuestros corazones. Hicimos también elección<br />

para todos los días de las fiestas de la música de la Santa Iglesia, que se halla al<br />

presente tan rica de diestras y admirables voces, que puede hacer competencia a las<br />

capillas más sobresalientes de la Monarquía.<br />

Previniéronse dos danzas para que alegrasen la procesión, una de sarao y otra<br />

de cascabel, vestidas de las mejores libreas que han lucido en esta ciudad. Y porque<br />

no faltase el sainete de los diablillos, se pidió licencia a los señores de la Real Cancillería,<br />

que la dieron gustosos, para que los hubiese la tarde de la procesión y día<br />

siguiente en que había de celebrar la Santa Iglesia, y para los tres días en que habían<br />

de hacer fiesta y asistir los Tribunales del Real Acuerdo, Santa Inquisición y<br />

notabilísima ciudad; hicieron muy costosas y donosas libreas con horribles figuras<br />

para recreo y zumba de los muchachos y sustos de los pobres campesinos. Trajéronse<br />

tres gigantes de estaturas disformes, que se pusieron en lo alto del jorfe, que<br />

está entre las dos plazas alta y baja, como centinelas que atalayasen tan aseado<br />

campo.


ARTÍCULO X<br />

Inauguración del templo nuevo<br />

Sumario: Bendición de la iglesia.– Procesión.– Soleninidad del acto.– Concurrencia de autoridades,<br />

de cofradías y de fieles.– Lluvia que desconcierta las fiestas.– Procesión por los<br />

claustros.<br />

Para que no faltase el sainete de bien concertadas salvas que suele hacer la Fortaleza<br />

del Alhambra en semejantes fiestas, se solicitó licencia del Consejo de Guerra,<br />

que la dió con generosa liberalidad, viendo era para lucimiento y grandeza del<br />

divino culto. Previniéronse también para nuestra placeta seis grandes morteretes,<br />

clarín y caja para las alboradas, vocaciones y recibimientos de los Tribunales, Cabildos<br />

y Religiones, y variedad de luminarias y bombas para coronar de luces todas<br />

las noches torre, cuartos y galerías de este convento. Y estando todo dispuesto, y<br />

llegándose el tiempo señalado, se pasó a dar principio a las fiestas en la forma siguiente:<br />

De la bendición de la iglesia nueva y procesión que se hizo el sábado 23<br />

de Octubre<br />

Si hubiera de caminar el tiempo a impulsos del deseo religioso, qué pocos instantes<br />

compusieran la noche que precedió al día 23 de Octubre; qué apresuradamente<br />

hubieran concluido en nuestro hemisferio su incesable tarea las obscuridades<br />

para dar lugar a que anticipadamente ameneciese por nuestros horizontes el día más<br />

apetecido de nuestros deseos, pues en él habíamos de ver logrado lo que por tan<br />

dilatados años había sido el blanco de nuestros cariños. Amaneció, en fin, y con su<br />

luz nos dimos los parabienes de nuestra esperada felicidad en mudos acentos, explicados<br />

por la ternura de los ojos, dando


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 461<br />

estos a entender, en la manera y modo que podían, el crecido alborozo en que<br />

dulcemente se bañaban nuestros corazones, que un bien muy deseado causa indecible<br />

gozo al verse poseído.<br />

Habíame cometido el señor Ilustrísimo Don Martín de Ascargorta, Arzobispo<br />

de esta ciudad, la bendición de este templo, y a la hora competente, estando dispuestas<br />

todas las cosas necesarias y revestidos Preste y Ministros de ricos y costosos<br />

ornamentos, salió de la iglesia antigua la cruz procesional acompañada de ciriales,<br />

a quien seguía la Comunidad y la devoción de muchos seculares, que quisieron<br />

hallarse en tan tiernas ceremonias. Bajamos a la anteplaza, y estando ante las puertas<br />

de la iglesia nueva, se dió principio a la bendición con las ceremonias que dispone<br />

nuestro Ritual, que casi en todo es al romano muy conforme. Llegándose la<br />

ocasión de cantar las Letanías y de abrir las puertas de la iglesia, que hasta entonces<br />

habían estado cerradas, entraron en ella los religiosos procesionalmente, resonando<br />

más preciosas alabanzas a su Dios en los religiosos corazones que las que articulaban<br />

balbucientes lenguas; y más regocijados que podían entrar, después de conseguida<br />

una célebre victoria en su querida Roma los triunfantes Césares, aunque con<br />

diferentes afectos; pues si a ellos les servía de altivez y elación el aura popular, a<br />

nosotros nos sacaba a los ojos tiernas lágrimas el júbilo y regocijo en que se bañaba<br />

el alma viendo que se había llegado el día en que por aquellas puertas había de entrar<br />

triunfante el César más Divino a recibir en la Sagrada Roma de este templo los<br />

rendidos aplausos y ardientes veneraciones y cultos de los católicos ciudadanos.<br />

Concluida la bendición, y tomando la posesión de este nuevo alcázar por esta<br />

Comunidad religiosa en nombre de la Majestad Divina, y tremolados en sus vistosos<br />

homenajes los estandartes victoriosos de los más Divinos Príncipes, Cristo<br />

nuestro bien y María Santísima su Madre, esperábamos con impacientes ansias se<br />

llegase la hora en que las dos Majestades llegasen personalmente a ocuparla para<br />

eterna habitación de su grandeza.<br />

Llegóse la hora de medio día, apenas comenzó el reloj a dar las doce, cuando,<br />

impacientes a la tardanza de sus golpes lo sonoros metales, alegres lenguas del divino<br />

culto, aunque terror y espanto a


462<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los infieles, dió principio la Catedral, repicando a vuelo sus campanas, haciendo<br />

en la región del aire sonoras, estruendosas músicas, a que se siguieron las nuéstras<br />

y de todas las parroquias de Granada, y casi las de todos los conventos, que, a<br />

porfía, usando de su acostumbrada política y atención religiosa, quisieron honrar<br />

nuestra fiesta, regocijándose con tan bien concertada y clamorosa salva los granadinos<br />

afectos, al paso que enternecidos nuestros corazones derramaban por los ojos,<br />

de alegría, repetidas lágrimas. Estaban en centinela en la Fortaleza del Alhambra<br />

los soldados, y apenas se oyeron asaltar del clamor de tan numerosas campanas,<br />

cuando, tocando a rebato la de la Vela y dando fuego al bronce, asustaron la región<br />

del aire con asombrosos truenos las soberbias piezas de la plaza de armas, a que se<br />

siguió la mosquetería, que estaba repartida, coronando las torres y vecinos baluartes,<br />

con tan espantoso ruido, que parecía, o que se desencajaban de sus quicios los<br />

soberbios montes, o que se venía al suelo la celeste máquina.<br />

No estábamos nosotros en este tiempo ociosos, pues teniendo bien prevenidos<br />

los morteretes, comenzaron a disparar con tan airosa puntualidad, que parecían, o<br />

ecos asombrosos de las piezas de artillería que disparaba la Alhambra, o que ésta y<br />

nuestro convento eran dos fuertes castillos que mortalmente se combatían, deseoso<br />

cada uno de salir con la victoria en el destrozo de su competidor enemigo. Duró<br />

esta salva de campanas, tiros y mosquetes por espacio de una hora, y se retiraron a<br />

descansar un rato los animosos guerreros con la esperanza de proseguir cuanto antes<br />

la empezada batalla.<br />

A las dos de la tarde se hahía congregado tan numeroso concurso en las dos<br />

plazas y barrios adyacentes a este convento, que se podía discurrir había quedado<br />

despoblaba la ciudad, pues estando este convento casi en despoblado, y muchos los<br />

bancos anchurosos que lo circundan, era tal el gentío, que no era fácil penetrase.<br />

Acudían danzas, clarín y caja, y los diablillos tomaron por su cuenta el aclarar algún<br />

tanto el tránsito, desviando la gente para que fuesen llegando a la iglesia antigua<br />

las Cofradías, donde se iban recogiendo. Fueron las que vinieron diez y siete,<br />

cada una con su estandarte, llenas de muy lucida gente y con mucha cera, en que se<br />

emulaban unas a otras con religiosa competencia. Acudió toda la nobleza para<br />

acompañar


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 463<br />

el estandarte con mucha puntualidad, como generosas mariposas a la llama del<br />

divino culto. Vinieron también las Sagradas Religiones Descalzas, cuyas finezas, en<br />

la asistencia de todos los días que duraron las fiestas serán eternas en nuestra memoria<br />

para el agradecimiento de tan fervorosos beneficios. Fueron llegando los Ministros<br />

de la Santa Iglesia, música, seises y Colegio Eclesiástico, y todos los señores<br />

del Cabildo, en aparato numeroso de coches, y para último complemento el Ilustrísimo<br />

señor Arzobispo, que con su agradable y generosa presencia, digna de tan<br />

sublimado empleo, lo llenaba todo. Franqueamos la casa toda a tan venerables y<br />

magníficos huéspedes, y si fuera posible sirvieran de alfombras a sus pies las telas<br />

de nuestros corazones, y aun no cumpliera debidamente nuestra gratitud, según el<br />

crecido y fervoroso afecto con que nos favorecieron éste y los siguientes días, sin<br />

que sirviese de estorbo a su ardiente piedad lo penoso de tan ásperas cuestas, porque<br />

las hacía muy suaves el crecido amor con que nos favorecían, deuda que por<br />

eternos siglos quedará estampada en nuestros reconocidos pechos.<br />

Estando ya todo prevenido, se fué disponiendo la procesión con mucho orden.<br />

El estandarte de la Nobleza tomó el primer lugar, o porque en el culto de lo sagrado<br />

lleva la generosa sangre granadina la primacía a la de todas las ciudades del orbe, o<br />

porque representándose en una procesión las bien concertadas hileras de un ejército,<br />

quisieron tomar la vanguardia, por estar acostumbrados a que sus golpes sean<br />

los primeros encuentros con quien tropiece el enemigo en las españolas campañas.<br />

Fueron tomando sus puestos las Cofradías, y cuando ya quería salir a luz una tan<br />

ostentosa procesión, envidiosas las nubes de tan majestuosa pompa, se convocaron<br />

unas a otras para estorbarla, derramando repentinamente copiosos cristales, que a<br />

breves minutos eran calles y plazas caudalosos ríos; así, fué forzoso que la procesión<br />

se detuviese, que se lastimasen tan aseados y costosos altares, que se echasen a<br />

perder tan ricas colgaduras y que se malograsen tan airosos lucimientos.<br />

Por haber sido el concurso de los mayores que se han visto, y no poderse favorecer<br />

con tanta presteza los que se hallaban en las calles y plazas, por ser tan repentino<br />

el acometimiento de las lluvias, fueron muchos los remojados. Malogróse esta<br />

tarde la más autorizada procesión


464<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

que se había entablado en esta ciudad, porque la hacía a todas luces grande las<br />

circunstancias de tan magnifico y nobilísimo concurso.<br />

Viendo, pues, con cuánto empeño habían tomado las nubes por su cuenta el<br />

embarazar las calles, y que la tarde caminaba a toda priesa, porque la empujaba la<br />

noche, deseosa de ostentarse día en la copiosa multitud de estrellas, luceros y artificiales<br />

soles, de que estaban bien prevenidos los ventanajes y galerías de este convento,<br />

y, en competencia suya, coronadas en la Alhambra las altivas torres, dispuso<br />

el Ilustrísimo señor Arzobispo que bajase por el claustro la procesión a la iglesia<br />

nueva; y por no ser sitio bastantemente capaz el de algunas puertas para el tránsito<br />

de Maria Santísima y su casa lauretana, se quedó aquella noche a guardar la iglesia<br />

vieja, y antes de amanecer el siguiente día la bajaron los religiosos y tomó posesión<br />

de su nueva casa, y en que pudo discurrir la devoción misterio; pues habiendo<br />

hecho sus mutaciones la milagrosa casa de Loreto tan a la sorda de las gentes, negándose<br />

a humanos ojos, y acompañada solamente de angélicos espíritus, parece<br />

quiso también este día trasladarse este trasunto, no con la ostentación majestuosa<br />

que le tenía prevenida la devoción y afecto, sino acompañada, en las tinieblas de la<br />

noche, de religiosos, en vez de ángeles; tales son en sus costumbres los hijos de<br />

estas religiosa Comunidad.<br />

Bajó, pues, la procesión por el claustro, llevando con suma reverencia la Sagrada<br />

Custodia, en que iba entronizado el mejor Sol, asistido del Ilustrísimo señor,<br />

gravísimo Cabildo, sagradas y venerables Religiones, música y danzas, y de todas<br />

las devotas Cofradías, Nobleza y concurso popular, que tuvo fortuna para ello, porque<br />

como el concurso era mucho, y este sitio no tan capaz como las plazas y calles<br />

por donde estaba dispuesto, no todos tuvieron la dicha de acompañar en su lucida<br />

carrera a tan crecido Sol. Llegó, pues, Su Majestad a su nueva habitación, clarificando<br />

con su divina presencia este nuevo Cielo en hermosura, y colocado en el altar<br />

mayor con reverentes ceremonias, tomó el doctísimo Cabildo sus asientos en un<br />

círculo de escaños aseados, en forma de coro, que estaba prevenido con todas las<br />

cosas necesarias, y presidiendo, revestido, y en su sitial, el Ilustrísimo Prelado, se<br />

dió principio a las vísperas de la dedicación, con


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 465<br />

tanta grandeza y puntualidad en las sagradas ceremonias como si las oficiara en<br />

la ilustrísima Catedral este magnífico Cabildo.<br />

Dichoso y mil veces afortunado día para este convento y felices los desvelos,<br />

cuidados y trabajos que nos ha costado este bellísimo templo; pues no sólo los vimos<br />

laureados con la suprema corona del Pan suavísimo del Sacramento, sino convertida<br />

esta iglesia en sagrada Metropolitana éste y el siguiente día, pues en ellos se<br />

trasladó a ésta toda la metropolitana gloria.<br />

Acabóse la tarde y se llegó la noche y aunque procuró con la densidad de sus<br />

sombras sofocar nuestros prevenidos lucimientos, salió de su empeño desairada;<br />

pues al paso que su infatigable diligencia tendía sobre la tierra las lóbregas cortinas<br />

de sus lutos, sobresalían más los fogosos faroles, pareciendo a los ojos de quien<br />

contemplaba el convento y las altivas torres, castillos y homenajes del Alhambra,<br />

un estrellado cielo, en tanta multitud de luces aprisionadas en coloridas bombas, de<br />

que todo se miraba primorosamente coronado. Y porque con el cuidado de su porfía<br />

en hacer oposición a nuestras salvas omitió horrorosos truenos que atemorizasen,<br />

porque no pareciesen hacía nuestro intento sonoros clarines o bien templados parches,<br />

se los fingió el arte en corpulentos bronces y estruendosos mosquetes, que<br />

incesantemente, en recíproca correspondencia de convento y Alhambra, se disparaban,<br />

sirviendo los incendios que exhalaban sus bocas de ligeros rayos que a un<br />

mismo tiempo clarificaban el aire, desterraban las porfiadas sombras y hacían oficio<br />

de lucidos cometas, ya que la tempestuosa noche había recatado las suyas, porque<br />

no juzgasen los ojos eran artificiales exhalaciones que había prevenido el cuidado<br />

en festivo aplauso del siguiente día. Duró por dilatado espacio esta competencia,<br />

hasta que, dándose la noche vencida de nuestra porfía en tan continuas claridades<br />

y ardientes luces, trató de correr las cortinas a las suyas, quedando el cielo hermosamente<br />

matizado de lucidos astros, para que amaneciese con una cara de Pascua<br />

el siguiente día, como lo hizo, saliendo el sol con mil donaires.


ARTÍCULO XI<br />

Fiestas religiosas<br />

Sumario: Octavario de la dedicación.– Primer día, misa pontifical y asistencia del Cabildo<br />

eclesiástico.– Segundo, a cargo del Real Acuerdo.– Tercero, a cargo de la Real Capilla.–<br />

Cuarto, a cargo de un bienhechor.– Quinto, a cargo del Santo Tribunal de la Inquisición.–<br />

Sexto, a cargo de los Padres Franciscanos.– Séptimo, a cargo de la Colegial del Salvaor.–<br />

Octavo, a cargo de la Ciudad.<br />

Primer día de la dedicación.– Misa de Pontifical sermón que se predicó el<br />

domingo 24 de Octubre, y en que asistió el Cabildo de la Santa Iglesia.<br />

Habiendo amanecido el domingo 24 de Octubre sumamente alegre, risueño y<br />

claro acudieron (aun antes del reclamo de las campanas) los fieles en numerosas<br />

tropas para desahogar sus encendidos afectos, dándole a su amantísimo Dios los<br />

parabienes de verse entronizado en el majestuoso solio de este nuevo templo, ya<br />

que lo habían embarazado las nubes la antecedente tarde. Las damas también, desenojadas<br />

del pesar que recibieron en el naufragio del precedente día, viendo este tan<br />

hermoso y apacible, salieron a enjugar sus galas, despicándose en nuevos aseos de<br />

los antecedentes ultrajes.<br />

Fué el de este día el mayor concurso de la octava, y no sé si el mayor que se ha<br />

visto en esta ciudad populosa, y siendo no poco capaz este templo, se le hubieran<br />

dado, a ser posible, crecidas ensanchas; y aun si le prestara el de Salomón las suyas,<br />

no juzgo habían de ser bastantes, según la innumerable concurrencia de individuos.<br />

Y así, viendo el imposible, sirvió de entretenimiento a los que no madrugaron mucho<br />

el exterior adorno y airosos juguetes, que gustosamente embelesaban; y aun<br />

éstos no libraron mal, pues hubo quien de las apreturas del templo salió sin capa, y<br />

algunas señoras, que, libres de la borrasca del pasado día, vieron éste destrozados<br />

sus costosos mantos, sacándolos de la penosa apretura divididos en piezas.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 467<br />

Muchas causas hubo este día que disculpaban tan numeroso concurso, y algunas<br />

de ellas eran el ser el primer día de la octava, y siempre a los principios son más<br />

ardientes los fervores, el ser el día primero que en aras de este templo se ofrecía el<br />

inmaculado Cordero al Eterno Padre, el celebrar con la grandeza y majestad que<br />

acostumbra en la Santa Iglesia su gravísimo Cabildo, y oficiar misa de Pontifical Su<br />

Ilustrísima, cosa pocas veces vista de los fieles, y todos gustaban ver la autoridad y<br />

grandeza con que la celebraba su amabilísimo Prelado, a quien asistieron de Diáconos<br />

el señor Doctor Don Diego del Castillo, Arcediano de esta Santa Iglesia, y el<br />

señor Don Alonso Tolesano, Canónigo; y de capas otros señores dignidades y prebendados,<br />

portándose todos con la grandeza que en semejantes funciones acostumbran<br />

los señores de esta Santa Iglesia Metropolitana, émula, en la decencia del divino<br />

culto, de las más célebres del orbe. Estas fueron las razones atractivas de tan<br />

numeroso concurso, y, en mi sentir, no sería la menor la fama del célebre orador de<br />

este día, que mereció estrenar iglesia y púlpito: el señor Doctor Don Esteban Vellido<br />

de Guevara, dignisimo Magistral, cuyo delicado discurso y realzada elocuencia<br />

se ha dado bien a conocer en esta ciudad nobilísima; y no hallando mi cortedad<br />

palabras dignas con que encarecerla, será su Oración panegírista de sí misma." Sigue<br />

el sermón, y luego continúa el P. Fr. Pedro de Jesús:<br />

"Si los aplausos que se mereció nuestro orador en tan doctísimo auditorio<br />

hubiera de pintarlos la pluma, era necesario que un Querubín la gobernara; cede,<br />

pues, mi cortedad tan crecido empeño, y sólo digo que para predicar a un auditorio<br />

tan grande se eligió este orador por conveniente. Como éste era el estreno de la octava,<br />

se esmeró con airosos primores la música, y entre otras letras sazonadas cantó<br />

el villancico siguiente:<br />

ESTRIBILLO<br />

Luces sagradas de la ardiente esfera,<br />

flores hermosas del fragante Abril,<br />

festivas llegad,<br />

alegres venid.<br />

Ligeras aves que surcáis el viento,<br />

claras fuentes que el valle discurrís,<br />

sonoras llegad,<br />

risueñas venid.<br />

Que en reverente culto,<br />

en obsequio feliz<br />

de tan glorioso día,<br />

es justo que, amantes,<br />

lleguen a rendir,<br />

el ave, la fuente, la luz y la flor,<br />

la pluma, el reflejo, el cristal y el matiz."


468<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Aquí siguen las coplas, que omitimos. Y luego:<br />

"Como era la primera misa que se celebraba en esta iglesia, y misa de Pontifical<br />

con tanta grandeza y ostentación estaba prevenida una y otra artillería para el<br />

tiempo de la consagracion, y así que hicieron señal los morteretes, disparó la Alhambra<br />

sus piezas, que, venidas de su mosquetería, hacían sus ecos en la región del<br />

aire sonora música. Volviéronse a cargar para hacer la salva los morteretes al salir<br />

el Cabildo y su Ilustrísima, como se hizo, acompañando toda la comunidad, como<br />

deuda bien reconocida a tan supremos bienhechores. Esta diligencia de salir la comunidad,<br />

el repique de las campanas, salva de morteretes, clarín y caja, al recibir y<br />

despedir los Tribunales, Cabildos y Religiones, que vinieron a honrarnos, se hizo<br />

todos los días, que es lo que pudo discurrir nuestro agradecimiento, por estar entredichos<br />

en este tiempo los cohetes.<br />

A la tarde volvió la música a oficiar con toda solemnidad las Vísperas y a la<br />

noche se repitieron los fuegos con nuevas invenciones de bombas y luminarias y<br />

repiques de campanas y morteretes y lo mismo se ejecutó las siguientes noches, con<br />

todo lucimiento, gasto, ostentación y numeroso concurso.<br />

Asistencia del Real acuerdo y sermón que se predicó lunes 25 de octubre,<br />

segundo de la octava y fiestas que se hicieron<br />

Este día con justo título debe vincularse los más crecidos aplausos por la grandeza<br />

y majestad con que lució la fiesta el Real Acuerdo, a cuya sabiduría de sus<br />

más ínclitos héroes puede sin competencia rendir Atenas la de sus más célebres<br />

filósofos, y a cuya rectitud erigir estatuas como lo hicieron los romanos con su célebre<br />

Fabio, por el desinteresado proceder de su Consulado y gobierno. Había de<br />

ocupar este día altar y púlpito la muy observante Redentora Comunidad de Padres<br />

Trinitarios Descalzos de N. Señora de Gracia; y así, tuvieron cuidado de venir un<br />

poco antes para estar prevenidos cuando llegase el Real Acuerdo. Vinieron con la<br />

gravedad, decencia y compostura que acostumbran, a quien salió a recibir nuestra<br />

Comunidad, con caja, clarín, morteretes, toque de campanas, y, lo principal, con<br />

rendidos corazones, confesándose deudores a tan crecidos beneficios.<br />

A la hora competente llegó el Real Acuerdo en 24 coches, con toda


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 469<br />

la grandeza que puede imaginarse, acompañado de oficiales y Ministros, y<br />

puestos en forma en la anchurosa plaza, fueron caminando a la Iglesia al son de una<br />

bien concertada salva de bélicos instrumentos y fogosa pólvora.<br />

Estaba puesto en el cuerpo de la iglesia un sitial majestuoso, que ocupó el señor<br />

Presidente, y escaños forrados con terciopelo carmesí para los señores; y<br />

habiendo hecho oración, se dió principio a los divinos oficios; celebró la misa el M.<br />

R. P. Ministro de Nuestra Señora de Gracia, con asistencia de los religiosos más<br />

benémitos de su comunidad venerable. Este día estuvo oculto debajo de cortina el<br />

Pan soberano de la gloria, como lo estuvo también el siguiente jueves, en que honró<br />

la fiesta el Santo Tribunal de la Fé, porque no acostumbra el religioso celo de tan<br />

católicos Príncipes estar con majestuosa y real grandeza a vista del Supremo Rey de<br />

la Gloria. Predicó este día el M. R. P. Fray Luis de San Marcos, Lector de Teología,<br />

y por lo delicado y sutil de su discurso pueden competir sus líneas con las de Apeles<br />

y Protogenes, y aun merececían que con letras de oro se diesen a la estampa o<br />

que se esculpieran en bronces para eterna memoria.<br />

Su oración panegírica es la siguiente...<br />

Aplaudió el auditorio, más que con voces, con admiraciones elocuentes lo generoso<br />

de sus discursos, que, si las admiraciones tienen su origen del entendimiento<br />

y las voces son expresión del cariño, juzgaron como sabios y justos que estas aclamaciones<br />

nos las había de dar el afecto de la voluntad; porque pudieran presumirlas<br />

gracia, sino la razón y el entendimiento a quien pertenece la justicia. Templaron los<br />

músicos los instrumentos, y entre otras muy sazonadas, cantaron esta letra, que se<br />

había hecho para este día...<br />

Acabada la fiesta, salieron los señores con la misma autoridad y grandeza que<br />

habían entrado, dejándonos muy ufanos con favores tan crecidos, y usando de sus<br />

acostumbradas liberalidades, nos dieron libramiento de cien ducados para ayuda a<br />

los gastos de las fiestas, censo que reconoció nuestra gratitud cargado sobre las<br />

oraciones de la esta Comunidad. Repitióse la noche siguiente la misma vocación de<br />

música, fuegos y luminarias, y todos se recogieron a la necesaria tarea del sueño y<br />

descanso, para volver con más animo a la fiesta-palestra del siguiente día.


470<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Asistencia de la Real Capilla y Sermón que se predicó el día martes, 26 de<br />

Octubre, tercero de la octava<br />

Es la Real Capilla, majestuosa fundación de los Católicos Reyes, que puede<br />

competir con las más célebres de la Monarquía, no sólo por la ostentación costosa<br />

de su fábrica, sino también por los generosos depósitos que oculta, pues no sólo<br />

ejecutaron los religiosísimos Monarcas su deseo libertando esta hermosísima ciudad<br />

del yugo mahometano que la oprimía, sino que, para público testimonio de que<br />

en ella estaban por amor radicados sus corazones, quisieron labrar para eterno depósito<br />

de sus reales cenizas este suntuoso nido. Consta este doctísimo Cabildo de<br />

sapientísimos Ministros, a quienes pusieron los Reyes Católicos suficientes rentas<br />

con título de sus Capellanes, que eligen a su voluntad los Monarcas españoles. Tiene<br />

dos prebendas de una de Magistral y otra Doctoral, que las han servido y sirven<br />

muy lucidos sujetos de no comunes prendas y muy sobresalientes en la literatura.<br />

Tiene un Capellán mayor, a quien como a suprema cabeza y sin otra dependencia,<br />

obedecen todos.<br />

Este, pues, nobilísimo y doctísimo Cabildo honró este día la fiesta; vino en<br />

numerosos coches con toda la grandeza y ostentación posible, y, puestos en forma<br />

de Cabildo en nuestra plaza, al son de sonoras chirimías y por guía los Reyes de<br />

Armas, con la acostumbrada salva y acompañamiento, entraron en esta majestuosa<br />

iglesia; y revestidos los señores que habían de celebrar y el Cabildo en el círculo de<br />

escaños, que decentemente estaba prevenido, se dió principio con toda solemnidad<br />

y grandeza al divino Oficio, según, y con las mismas ceremonias y aparato, acostumbran<br />

en su Real Capilla. Había de predicar en este día el señor Doctor D. Felipe<br />

Becerra, su Magistral: y teniendo bien experimentado el auditorio clásico granadino<br />

la sutileza de su ingenio en otras ocasiones que le habían oído, no quisieron perder<br />

un buen rato, y así, este día estuvo el templo bien ocupado de doctísimo auditorio.<br />

Conocióse por la experiencia no se habían engañado, pues, además de la viveza de<br />

sus acciones y realzado de su elocuencia, por lo generoso de su discurrir, podía,<br />

como alentado Hércules de la predicación, poner las columnas del Non plus ultra;<br />

dígalo mejor su mismo sermón, que es el siguiente...


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 471<br />

Muy desempeñado dejó nuestro célebre orador el concepto que de sus relevantes<br />

prendas tenía el auditorio, pues con regocijado afecto se daba cada uno de los<br />

oyentes el parabién de haber logrado la fortuna de tan gustoso rato. Ofició este día<br />

la música de la Real Capilla, y para que ésta saliese más airosa en sus lucimientos,<br />

esmeró sus voces, resonando el ámbito de este majestuoso templo en acentos suaves<br />

y sonoros, acompañados de instrumentos bien templados; y aunque en tono<br />

bien puestas y conpuestas letras, se pone la siguiente, por la cortedad de este volumen...<br />

No hubo otra cosa particular este día, a que se siguió la noche, con los mismos<br />

lucimientos de luminarias, instrumentos y pólvoras que las antecedentes, y así, pasamos<br />

al siguiente día.<br />

Fiesta que hizo un devoto y sermón que se predicó, miércoles 27 de Octubre,<br />

cuarto día de la octava<br />

La piedad que nace de la oficina verdadera del amor en el seno de un católico<br />

pecho, gasta tan pocas ceremonias, que, sin ser pretendida, ella misma se entra por<br />

las puertas de su prójimo para ejercitar ansiosa las finezas de sus beneficios. Dígolo<br />

porque, sin ser solicitado nuestro bienhechor D. Rafael de Ortega, Secretario de<br />

Provincia de esta Cancillería, es tal su afecto al divino culto, su amor y cariño a mi<br />

Religión sagrada y su devoción con la Reina de los Angeles María Santísima de<br />

Loreto, que él mismo, repetidas veces, pidió lo admitiesen para costear una de las<br />

fiestas que con tanto cuidado se prevenían. Señalósele este día para que en él lograse<br />

el cumplimiento a sus encendidos deseos. Y por el mucho cariño que les tiene,<br />

quiso que ocupasen altar y púlpito los MM. RR. Padres de la Santísima Trinidad,<br />

Calzada, de que nos dimos no sólo por contentos, sino también afortunados, por la<br />

buena correspondencia que siempre han tenido con nosotros.<br />

Llegado, pues, el deseado día, asistidos de nuestro devoto, acudieron puntuales<br />

a solemnizar la fiesta, recibiéndolos este convento con las demostraciones de cariño<br />

y estimación a favores tan señalados, y con la salva que a los demás generosos<br />

huéspedes. Y aunque no conocíamos al predicador que había de honrarnos, que era<br />

el Padre M. Fr. Juan Silvestre, Regente de los estudios de Sevilla, teníamos


472<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

bastantes noticias de lo realzado de su habilidad para este ininisterio, y que no<br />

menos sobresalía la viveza de su ingenio en el púlpito que en la cátedra, y que por<br />

ambas facultades merecía grabar por armas en su escudo el mismo mote que pusieron<br />

al invencible César, porque igualmente compitieron en armas y letras lo delicado<br />

de su ingenio y el valor de su brazo in utroque César. Dióse principio a los divinos<br />

Oficios, celebrando la misa el M. R. P. M. Fr. Fernando Fuentes, Ministro benemérito<br />

de dicho muy religioso convento, y llegándole la ocasión del sermón,<br />

quedó suspenso el auditorio a la oración siguiente...<br />

Confirmaron los primores de nuestro predicador por verdaderas las voces de su<br />

rara habilidad había esparcido la fama, celebrando el auditorio con gustosas aclamaciones<br />

la sutileza de sus discursos y alentándole a proseguir en el cultivo de la<br />

palestra con el cebo de los pasados, para no perder los venideros. Al paso que mi<br />

religiosa Comunidad, alborozada, celebraba la fortuna de haber logrado, para la<br />

grandeza de sus fiestas, la dicha de tan sobresalientes y célebres oradores. Continuó<br />

sus primores la música, con el donaire que suele y, según el esmero de cada día, se<br />

podía presumir que para estas fiestas les había infundido el Cielo particular gracia.<br />

Una de las letras de este día fué la siguiente quintilla...<br />

Prosiguieron los divinos Oficios con toda grandeza y ostentación y acostumbradas<br />

salvas; y despedidos los huéspedes con las demostraciones de gratitud que<br />

pedían tan crecidas finezas, se comenzó a disponer la vocación para la siguiente<br />

noche, en que se puso todo cuidado por la grandeza del generoso huésped del siguiente<br />

día. Lucieron a porfía airosamente las luminarias y dieron repetidos y estruendosos<br />

estallidos los morteretes, con que se regocijó la gente aficionada a la<br />

música de Marte, y concluida la luminosa tarea, se fueron todos gustosos al amable<br />

descanso.<br />

Asistencia del Santo Tribunal de la Fe y sermón que se predicó jueves 28<br />

de Octubre, quinto día de la octava<br />

La majestuosa asistencia de los ilustrísimos Tribunales y Cabildos, que gloriosamente<br />

festejaron y lucieron esta solemnísima octava, hace a dos visos misterios:<br />

uno hacia la deidad, tributando el debido


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 473<br />

rendimiento a que inclina con alentada propension el católico celo, y otro a la<br />

parte de nuestra pequeñez, procurando sublevarla y alentarla con generoso impulso.<br />

En uno y en otro se esmeró este día el Santo Tribunal de la Fe, quedando al mismo<br />

aliento de sus finezas ceñidas sus sienes de laureles gloriosos.<br />

Por la parte que mira hacia esta Comunidad, queda generosamente ensalzada su<br />

bizarría, pues si es propio de magníficos Príncipes tomar por su cuenta el amparo<br />

de los que poco pueden, se han manifestado tan grandes, que, a impulsos de su fineza,<br />

se vio este día nuestra cortedad muy sublimada; y anduvo tan pródiga su liberalidad,<br />

que siendo así que para sus mayores lucimientos se contentaba este convento<br />

con la asistencia de estos señores, no se preció su bizarría con asistir comoquiera,<br />

sino con toda la grandeza y majestad que pudo imaginarse; y así, puedo decir sin<br />

lisonja lo que del Emperador Graciano Suetonio, que era velotior in largiendo,<br />

quam sui imperii vassalli in desiderando.<br />

Llegaron, pues los señores, asistidos en treinta coches, de algunos de los muchos<br />

Ministros que tiene este sagrado Tribunal en esta ciudad nobilísima, Calificadores,<br />

Comisarios, Secretarios y Familiares, que, a venir todos los que pudieran, era<br />

necesario darle al templo anchurosa lonja; y habiendo hecho los instrumentos la<br />

debida salva, asistidos de la Comunidad, fueron entrando en la iglesia. Fué este día<br />

de grandísimo concurso, y por estar la iglesia muy poblada, fué necesario el gastar<br />

no poco tiempo para que los señores pudiesen llegar a un majestuoso sitial, que<br />

estaba prevenido al lado del Evangelio, dentro del mismo presbiterio; era de finísimo<br />

terciopelo carmesí y el dosel de lo mismo, debajo del cual estaban cuatro filas,<br />

que ocuparon majestuosamente los señores. Los escaños, para más de cien ministros<br />

que asistieron, corrían desde las gradas del presbiterio por la capilla mayor y<br />

cuerpo de la iglesia, que toda se miraba sumamente autorizada.<br />

Ofició este día la muy religiosa y observante Comunidad de Padres Capuchinos,<br />

con aquella decencia, veneración y celo que acostumbran, autorizando con su<br />

venerable preferencia nuestra festividad.<br />

Comenzaron los divinos Oficios con toda decencia, veneración y grandeza, y<br />

predicó este día el M. R. P. Fr. Diego de Málaga, Lector


474<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de teología y benemérito Guardián de dicho su convento, compitiéndose en dicho<br />

sujeto la modestia, el celo, la religión y sabiduría y, sobre todo, un abrasado<br />

espíritu, que penetraba los corazones. De su misma oración, que es la siguiente,<br />

puede colegirse…<br />

Concluyó nuestro predicador con universal aclamación del auditorio, celebrando<br />

todos lo aseado y ajustado de sus discursos y lo agudo de sus sentencias. Puso<br />

todo su cuidado la música en sobresalir este día, compitiéndose a sí misma los primores,<br />

en atención a tan generoso auditorio que nos favorecía; y entre otras letras<br />

que traía prevenidas, dio a la siguiente sus sonoras voces...<br />

Acabóse la misa con la misma salva que las otras, y despedidos los señores con<br />

los debidos rendimientos de nuestra Comunidad, fueron muy gustosos, y nosotros<br />

quedamos fundadamente agradecidos de que con tanta grandeza hubiesen honrado<br />

y autorizado nuestra fiesta. Esta tarde, por ser día de fiesta, fué el concurso numeroso,<br />

con que tuvo innumerable auditorio la música, y no poco el de los títeres, embelesando<br />

con sus donosas habilidades. Llegó la noche y se representó la misma tragedia<br />

o lucida batalla de pólvora, luminarias y fuegos, que indicaban la fiesta del<br />

venidero día. Fiesta y sermón del día viernes 29 de Octubre, y sexto de la octava<br />

Sumamente deseado fué de mi religiosa Comunidad este día, pues en él había<br />

de ver ilustrado este Convento con la asistencia de la venerable y santa Comunidad<br />

descalza del Señor San Antonio de Padua, hijos verdaderos del Seráfico Patriarca,<br />

con quienes siempre hemos tenido la debida correspondencia, no sólo por la cercanía<br />

del sitio, sino por lo mucho que interesan en su trato celestial todos aquellos que<br />

lo comunican. Por el sumo desprecio que hacen estos religiosos de las vanidades<br />

del mundo y ningún amor propio por su humildad heroica, se han alzado con el<br />

renombre ilustre de menores en la tierra, para tener el de mayores en la gloria; promesa<br />

expresada en el Evangelio por palabras originales de nuestro Redentor Jesucristo.<br />

Llegóse, pues, el día, y vinieron en comunidad numerosa, saliéndolos a recibir<br />

la nuéstra con las mismas demostraciones de regocijo y salvas que se había hecho<br />

con las antecedentes, y una y otra Comunidad se dieron los plácemes con estrechos<br />

abrazos espirituales de sus corazones. Entrados en la iglesia, ocuparon los escaños<br />

principales


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 475<br />

en forma de Comunidad y, revestidos los de la misa, dió la música al aire sus<br />

acentos, acompañados de instrumentos sonoros, y, con toda decencia y puntualidad<br />

de ceremonias, se dió principio a lo divinos Oficios. Predicó este día el M. F. P. Fr.<br />

Pedro de Rosique, Lector de teología, cuya superior habilidad es bien conocida en<br />

los más clásicos púlpitos y muy seguida de los auditorios, por la nobleza generosa<br />

de su estilo, acompañado de sutil ingenio, de que la siguiente oración es auténtico<br />

testimonio...<br />

Con general aclamación de todos los oyentes, dió fin nuestro célebre orador a<br />

su discurso, quedando nuevamente graduado de los que no le habían oído por uno<br />

de los más célebres campeones que cultivan las oratorias católicas palestras. Entre<br />

otros sainetes con que la música sirvió de grata adulación al oído de los circunstantes,<br />

fué uno el de estas sazonadas quintillas...<br />

Acabados los divinos Oficios con las mismas demostraciones de grandeza que<br />

los días antecedentes, y despedidos nuestros huéspedes con las acostumbradas salvas<br />

y debidas cortesías y ceremonias, se fueron a su celestial albergue, quedando<br />

nosotros con su ausencia como huérfanos en el nuéstro. Repitióse a la noche la ordinaria<br />

vocación y salva, aunque más autorizada por la sonora música de campanas<br />

y crecido número de vistosas luminarias, que en su descollada torre pusieron nuestros<br />

generosos vecinos, que habían de venir el siguiente día a favorecernos con toda<br />

la autoridad y grandeza.<br />

Asistencia del nobilísimo Cabildo de la Colegial del Salvador y sermón<br />

que se predicó el sábado 30 de Octubre, día séptimo de la octava<br />

Los señores Prebendados de la Colegial del Salvador, en atención a su hidalga<br />

política y noble urbanidad, han mirado siempre este convento con especial cariño,<br />

aunque se ha procurado corresponder con el debido reconocimiento, asistiendo a<br />

dichos señores en la forma y manera que pueden unos pobres evangélicos. Movidos,<br />

pues, de la generosa nobleza de sus piadosos corazones, determinaron repetir<br />

sus finezas, autorizando nuestras fiestas en forma de Cabildo. Parte de este convento<br />

está situado dentro de los límites parroquiales de esta ilustre Colegial, y así, por<br />

esta cercanía, y, lo principal, mirando cariñosamente esta casa como propia, de que<br />

nos tenemos por muy


476<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

afortunados, determinaron mirar la fiesta como suya, y así, eligieron en ella el<br />

día que gustaron, que fué sábado 30 de Octubre, séptimo de la octava y, por lo<br />

mismo, séptimo de la fiesta, pareciéndoles que así lo debía hacer su atenta cortesía,<br />

para que ocupasen los demás los que, por más retirados, podían reputarse en estas<br />

fiestas como huéspedes.<br />

Habiéndose llegado la hora de venir a celebrar la fiesta, por estar tan cerca, salieron<br />

de la Colegial en forma de Cabildo; venía delante el Pertiguero, Acólitos y<br />

Ministros, a quienes seguían los Capellanes y después los señores Prebendados con<br />

el señor Abad, que presidía. Venían todos con sobrepellices y en forma de una bien<br />

compuesta y ordenada procesión; llegaron a dar vista a nuestro convento, cuya Comunidad<br />

estaba ya aguardando; salió al recibimiento con toque de campanas, clarín<br />

y caja y morteretes, y con todas las demostraciones de cortesana política fueron<br />

entrando en el nuevo templo, tomando su asiento en escaños de terciopelo carmesí,<br />

que estaban prevenidos, y revestidos los señores que habían de oficiar la misa, se<br />

dió principio con toda ostentación y grandeza y en que parece se esmeró la música,<br />

vistiendo de nuevos primores sus habilidades.<br />

Hallábase al presente esta Iglesia-Colegial sin Magistral, y así, me mandaron<br />

estos señores les sirviese en el púlpito este día; y considerando los muchos favores<br />

que nos hacían, y que no era decente correspondencia negarme a sus mandatos,<br />

traté de obedecerlos, aunque para no admitir el sermón me disculpaban los muchos<br />

cuidados que tenía en la disposición de las fiestas y, sobre todo, el corto caudal de<br />

mis merecimientos, y más en la concurrencia de oradores tan sublimes. No obstante,<br />

por lo referido, hube de sujetarme a predicar este día: y aunque no merecía este<br />

sermón intercalarse entre los demás, tan fértiles de ingeniosos discursos, se pone<br />

aquí por llenar el número y para que, como feo lunar, haga sobresalir la hermosura<br />

de los otros...<br />

Cantó la música muy ingeniosos villancicos al son de sus bien templados instrumentos,<br />

y solamente se pone la letra que se sigue..<br />

Repitiéronse las salvas a la Gloria, alzar y acabar la misa, como en las antecedentes,<br />

y lo mismo al despedir los señores Prebendados, que dejaron sumamente<br />

alborozados nuestros corazones, por haber logrado la asistencia de un Cabildo tan<br />

ilustre. Aunque no lo he advertido


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 477<br />

hasta ahora, todas las tardes estuvo Su Majestad patente y acompañado de numerosos<br />

fieles, de todos estados, que concurrían a porfía, aun de los barrios más<br />

remotos, a darle a su amantísimo Dios el parabién de su nuevo solio. A la noche<br />

volvió a poblarse de luminosas estrellas y luceros el cielo de este convento en nuevas<br />

y donosas luminarias y a despedir truenos y rayos la horrorosa, al paso que lucida,<br />

tempestad de los morteretes, en aplauso de las dos Majestades y salva a la<br />

nobilísima ciudad de Granada, cuya fiesta se prevenía para el siguiente día.<br />

Asistencia de la muy ilustre y nobilísima ciudad de Granada y sermón que<br />

se predicó el domingo 31 de Octubre, día octavo de las fiestas, y solemne<br />

procesión que se hizo a la tarde<br />

Viendo, pues, esta coronada ciudad que estas fiestas se dedicaban a los dos reclamos<br />

de su corazón, Cristo Sacramentado y María Santísima de Loreto, acudió,<br />

fervorosa, a asistir en ellas, por no faltar a lo que con crecida propensión le inclinaba<br />

su cariño. Salieron, pues, de las casas de Cabildo los señores Veinticuatro y Jurados,<br />

a quien presidía, como cabeza, el señor Don Fernando Mantaza Corcuera y<br />

Gallo, Señor de la Villa de Fuente Pelayo, Alcalde mayor perpetuo de la ciudad de<br />

Burgos, Gentilhombre de boca de Su Majestad y Corregidor al presente de esta<br />

ciudad magnífica; y acompañados de sus Secretarios y Ministros, clarines y maceros,<br />

llegaron a nuestro convento en veinticinco coches, y puestos en ordenanza en la<br />

anchurosa placeta nueva; y precediendo sus clarines y los que el convento tenía<br />

prevenidos, y al son de soberbios tiros, que se disparaban por medio de la Comunidad,<br />

fueron entrando en la iglesia, con tanta grandeza y majestad, que no pudo ser<br />

mayor la que en sus congresos solía ostentar el antiguo y supremo Senado de Roma.<br />

Estaba puesto el teatro con los escaños de la ciudad, que se habían traído para<br />

este efecto; y habiendo hecho oración y tomado sus asientos, se fijó principio a los<br />

divinos Oficios.<br />

Corría este día, en altar y púlpito, por cuenta de la muy observante y religiosa<br />

Comunidad de Padres Redentores de la Merced, Descalza.<br />

Dióse principio a la misa con toda la grandeza que puede imaginarse,


478<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

siendo los que la oficiaban Capellanes tan sobresalientes, y de María Santísima<br />

tan amantes, y el auditorio de Príncipes tan generosos y católicos. Predicó este día<br />

el M. R. P. Fr. Jerónimo de San Francisco, Lector de teología, con el magisterio y<br />

autoridad que suele, y con la viveza en lo discurrido que acostumbra; y, finalmente,<br />

como predicador de tan excelentísimo auditorio, mejor que yo lo dirá la oración,<br />

que es la siguiente...<br />

Dió fin nuestro célebre orador a su bien discurrida oración y no menos adornada,<br />

de que justamente prorrumpió el auditorio en sus aplausos, por haber coronado<br />

esta tan célebre octava con tan superior acierto. En aplauso de la religiosa Comunidad<br />

que hizo los Oficios, cantó la música estas quintillas...<br />

Y en alabanza de la ciudad de Granada, que hizo la fiesta, se cantó la siguiente<br />

letra, que compuso uno de sus más célebres campeones...<br />

Acabados los divinos Oficios, la ciudad, con la misma grandeza y majestad que<br />

había entrado, y la Comunidad, a rendirle los debidos agradecimientos pues, como<br />

émula de sí misma, quiso con tanta ostentación poner a estas fiestas corona, dejando<br />

también laureados nuestros pechos con el depósito de finezas tan estimables.


ARTÍCULO XII<br />

Prosiguen las fiestas<br />

Sumario: Procesión.– Otra vez la lluvia.– Caso curioso con la imagen de N. P. San Agustín.–<br />

Torna al templo la procesión.– Ultimo día de fiestas.– La Virgen de Loreto.– Otros objetos<br />

de arte cristiano.– Ruinas del famoso santuario.<br />

Ya que el sábado 23 de Octubre no dieron lugar las lluvias a que hiciese por la<br />

calle la ostentosa procesión que estaba prevenida, se determinó hacer procesión esta<br />

tarde, que fuese complemento de tan magnífica fiesta; y para ello, se previnieron<br />

danzas, se dispuso una airosa soldadesca, se hicieron nuevos altares, se adornaron<br />

las plazas con más aseos, se combinaron las Descalzas Religiones, y para el estandarte<br />

al señor Don Fernando Zapata, Caballero del hábito de Alcántara y Marqués<br />

de Bogaraya, que trajo en su compañía mucha parte de la nobleza; y estando todo<br />

dispuesto, Su Majestad brillando en su custodia y- penetrando corazones con amorosos<br />

rayos; las imágines de Nuestra Señora de Loreto y N. P. San Agustín en preciosas<br />

andas, y con los mismos adornos con que al principio se asearon.<br />

Comenzando, pues, a caminar la procesión, apenas llegó a las puertas de la<br />

iglesia para salir a la calle, cuando las nubes, envidiosas de tanta majestad, volvieron<br />

otra vez a su porfía, derramando en tanta copia sus cristales, por estorbar tan<br />

festivos lucimientos, que fué forzoso el detenerse, por ver si cesaba el diluvio.<br />

Viendo que hacía empeño en seguir su tema, y reconociendo en esto superior impulso,<br />

pues habiendo sido el tiempo antecedente muy seco, y no habiendo llovido<br />

hasta la hora de la procesión del día 23 de Octubre, y pasada aquella tarde hizo toda<br />

la octava días muy claros y serenos, hasta que, poniéndose este día la procesión en<br />

orden, volvió a llover, no sabíamos qué discurrir; por una parte se miraba como a<br />

caso contingente del tiempo, por otra guiaba el discurso hacia lo misterioso;


480<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

o que esta Señora no quería desamparar, aun por tan breve tiempo, este albergue<br />

pobre, poseído por espacio de sesenta y cinco años, o que quería dar a entender<br />

el imperio que tiene sobre las aguas (pues, como su Reina, viéndola salir en público,<br />

venían a asistirle), para que acudiesen a Su Majestad cuando los fieles las necesitasen.<br />

Parece que alienta este discurso una piadosa diligencia que hicieron los religiosos;<br />

pues viendo se malograban sus dsevelos en tan decentes cultos, discurrieron<br />

sacar la imagen de N. P. San Agustín a la calle, para que, ya que tuvo gracia, viviendo<br />

en el mundo, de ahuyentar las nubes de las herejías, al presente consiguiese<br />

se suspendiesen las de estos temporales, que embarazaban el cumplimiento de tan<br />

fervorosos desees. Parece caso milagroso. Apenas salió a la calle el grande y Venerable<br />

Padre de tantas y tan esclarecidas Religiones, cuando, alegres con su vista,<br />

pusieron término las nubes a su penoso llanto.<br />

Anduvo la procesión por una y otra plaza alta y baja con toda majestad, grandeza<br />

y ternura de los circunstantes. En cuatro estaciones cantó la música bien discurridos<br />

villancicos con acorde de suavidad de voces, disparaban continuamente los<br />

morteretes, a que correspondían desde las galerías con repetidas salvas los soldados.<br />

Y para que se vea la nobleza, política y urbanidad que habita en los granadinos<br />

pechos, y fervor cristiano y católico celo al divino culto, apenas se vió nuestra procesion<br />

en la calle, cuando, atendida desde las murallas y torres de la Alhambra y sin<br />

haberlo suplicado, que fué acción más generosa, mandó el Señor D. Blas de Paz,<br />

Alcalde de aquella Fortaleza que disparase la artillería y que repitiesen la salva de<br />

sus mosquetes los soldados al son de los presurosos rebatos de la campana de la<br />

Vela, que fué un sainete que autorizó esta función con superiores realces.<br />

Habiendo andado la procesión las referidas estaciones, volvió a recogerse a su<br />

casa; y apenas el Sol Divino y la Aurora de la mañana con el lucero de mi Agustino,<br />

pisaron los umbrales de sus puertas, cuando para que se viese había su Majestad<br />

cumplido con la súplica, que mediante nuestro gran Padre San Agustín le habían<br />

hecho los religiosos, quitó la suspension a las nubes, que, desatadas en copiosas<br />

perlas, bajaban presurosas o a besar el sitio por donde habían pasado


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 481<br />

Divinos Monarcas, o para evidente testimonio de que aquel rato habían estado<br />

violentamente detenidas, o para significar que cuando necesitare de su humor la<br />

tierra hay una imagen de Loreto que las traiga; y cuando molestaren demasiadamente<br />

las lluvias, hay un Agustino que las suspenda.<br />

Concluida tan gloriosamente la fiesta de tan solemnísima octava y deseosos los<br />

religiosos de este convento de manifestar en el modo posible sus gratitudes a finezas<br />

tan superiores, se fueron disponiendo para dar las gracias el siguiente día. Y<br />

como esta noche era la última y se dedicaba el aplauso lucido de sus fuegos, en<br />

gracia y aclamación de tan supremos Tribunales, de tan magníficos Cabildos, de tan<br />

sagradas Religiones, de tan ingeniosos Panegiristas y de tan crecidos devotos, nobles<br />

y ciudadanos auditorios, procuraron se esmerasen los lucimientos, que las luminarias<br />

brillasen con nuevos esplendores y que a diligencia de más crecida pólvora<br />

crujiesen los tiros con más asombrosos truenos, mezclados en fogosos volcanes y<br />

todo se ejecutó como lo deseaba el cariñoso afecto.<br />

En hacimiento de gracias a los magníficos héroes que lucieron esta célebre<br />

octava, por la comunidad de descalzos de N. P. S. Agustín y sermón<br />

que se predicó para este efecto día 1.º de noviembre<br />

Era tan vivo el deseo y tan ardiente la devoción que tenían los fieles de alabar y<br />

bendecir a Dios en la nueva maravilla de este hermosisimo templo, que, aunque<br />

habían pasado tantos de fiestas y las habían asistido con tan numerosos concursos,<br />

aún no habían desahogado los devotos incendios de sus corazones, y, según la apretura<br />

de este día, parecían que en él daban principio las fiestas. Sin duda fué porque<br />

haciéndose esta en nombre de esta pobre comunidad, tomaron todos por su cuenta<br />

el honrarla y favorecerla; o porque dedicándose este día a dar los debidos agradecimientos<br />

a todos los que con tan piadosos ánimos nos habían asistido, mirando<br />

todos esta fiesta como propia, todos concurrían a porfía. Vino, pues, numeroso concurso<br />

de todos estados eclesiásticos y seculares y las sagradas Descalzas Religiosas,<br />

que a fuer de políticas y atentas tomaron por su cuenta el favorecernos y honrarnos<br />

hasta el último instante de las fiestas.


482<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Estando ya el sagrado, curioso y magnífico templo ocupado de tan capaz auditorio,<br />

noble, religioso y entendido, dió la música al aire sus sonoros acentos para<br />

dar principio a los divinos oficios, sirviendo el altar los religiosos más beneméritos<br />

y predicó este día para nuestro desempeño el M. R. P. Fr. Alonso de S. Agustín,<br />

Lector de Teología y Prior del Convento de Descalzos de N. P. S. Agustín de la<br />

Villa de Luque, bien celebrado en la Regencia de las Cátedras y no menos estimado<br />

en el cultivo de los púlpitos y cuya oración dará bien a conocer lo sublimado de su<br />

habilidad; es la siguiente...<br />

Bien conocimos en las demostraciones de los oyentes que el orador no les<br />

había desagradado. Y según nuestro deseo, quisiéramos hubiera sido este día el<br />

predicador un San Pablo, un Salomón, o mi gran Padre Agustino para que con más<br />

vivos colores de elocuencia y sabiduría dieran el parabién de su nueva habitación a<br />

las Sacras, Divinas Reales Majestades y el agradecimiento de tan crecidas finezas a<br />

auditorios tan nobles, entendidos y sabios. La música cantó este día con su acostumbrado<br />

donaire y entre otras las siguientes letras...<br />

Despedimos con la debida atención y cortesía tan honorífico auditorio llevándose<br />

de camino los gloriosos aplausos de haber asistido con tanta caridad, puntualidad<br />

y benevolencia a nuestras fiestas, a cuya correspondencia les fueron acompañando<br />

nuestros reconocidos corazones, y a cuya deuda nos confesaremos obligados<br />

por eternidades.<br />

Idos los huéspedes, quedamos como huérfanos y solitarios en nuestro retiro.<br />

Vímonos asistidos de toda la grandeza y majestad que pudo imaginarse y al paso<br />

que, ufanos con su compañía, nos experimentamos como desamparados sin su asistencia<br />

y que como Jeremías, podíamos nosotros llorar nuestra soledad y decir:<br />

¿Quomodo sedet sola civitas plena populo? Pues, habiéndonos visto enriquecidos<br />

con la presencia de tan ilustrísimos héroes, autorizadas las sagradas aras de este<br />

magnífico templo de un Príncipe Metropolitano tan decoroso y de tan doctísimos<br />

Cabildos, poblada esta suntuosa iglesia de tan poderosos Reales Tribunales, de diversas<br />

sagradas Religiones, de ilustrísimos depósitos de ciencias, de archivos gloriosos,<br />

de generosa sangre y de copiosos devotos y fervorosos auditorios, no vemos<br />

enajenados de tantas glorias y felicidades: eran glorias en la tierra y así con brevedad<br />

se nos puso el sol, dejándonos a oscuras, aunque la consideración


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 483<br />

de haber logrado tan superior fortuna, eternamente quedará fija en nuestra<br />

memoria. Corone el Cielo con eternos lauros tan superiores beneficios que ni en la<br />

tierra puede encontrarse equivalente satisfacción a tantos favores ni elocuencia que<br />

suficientemente los alabe ni corona que dignamente los premie. Corra, pues, por<br />

cuenta de la Majestad Divina el laurear tan heróicas obras y merecimientos y permita<br />

que así como en este templo se han visto todos congregados para sus alabanzas,<br />

que éstas por todos los que han asistido a sus cultos se prosigan por siglos eternos<br />

en el templo de la gloria".<br />

Aquí concluye el P. Fr. Pedro de Jesús la relación de las fiestas que celebraron<br />

con motivo de la dedicación del nuevo santuario. Mas, antes de dejar nosotros ese<br />

asunto, importa recoger y repetir este concepto del autor:<br />

"Hecha pues, ya la imagen y antes de la fábrica del hospital en que habia de colocarse<br />

vino una baja de moneda con que se atrasaron tanto los caudales de los devotos<br />

genoveses, que no pudieron ejecutar lo que tanto deseaban, y así la imagen<br />

vino a parar en poder de Pedro Antonio Zigant, natural de Niza, por haber sido el<br />

que más había puesto para el coste de dicha imagen; y aunque era el más pobre de<br />

los de su nación, que se hallaban en Granada, fué tal su devoción, que la acabó a su<br />

costa, dándola a Francisco Ruiz, dorador afamado para que la encarnase y dorase,<br />

el cual la sacó tan sumamente hermosa como puede verse en ella misma" 1 . Oigamos<br />

lo que dice el P. Fr. Esteban Azcona del Corazón de Jseús 2 :<br />

"Algo más que encarnarla y dorarla debió hacer en la imagen Francisco Ruiz,<br />

según los inteligentes. Recientemente preguntábamos al celoso párroco de Ntro.<br />

Salvador, de Granada, templo en el que hoy se venera dicha imagen, por el estado<br />

de conservación de la misma, y después de contestar satisfactoriamente a nuestra<br />

pregunta añadió:<br />

—La imagen, según los peritos en obras de arte, vale muy poco; en cambio han<br />

llegado a ofrecer una cantidad muy considerable por la casita.<br />

—Serán acaso de diversos autores?—preguntamos.<br />

1 Proemio Historal, págs. 36 y 37.–<br />

2 Santa Rita y el Pueblo cristiano, 22 de Enero de 1915.


484<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

—Eso opinan los inteligentes.<br />

No conocíamos entonces la historia de la imagen de Nuestra Señora de Loreto,<br />

pero al leer el párrafo de Fr. Pedro de Jesús que dejamos transcrito, nos explicamos<br />

fácilmente el diverso juicio que han merecido a los críticos la casa y la imagen,<br />

hoy, que las obras artísticas de Alonso Mena 1 son reputadas corno modelos y estimadas.<br />

Decíamos en el número anterior, refiriéndonos a la imagen de Nuestra Sra. de<br />

Loreto, titular de la iglesia, que artísticamente desmerecía bastante de la casita que<br />

le sirve de peana o escabel, y achacábamos ese demérito a no haber sido terminada<br />

por el artista que la concibió y la ejecutó en casi su totalidad; hoy, gracias a la amabilidad<br />

del Sr. Gomez Moreno, autoridad indiscutible en la materia podemos asegurar<br />

que lo mismo la casita que la imagen son obras de Alonso de Mena, no habiendo<br />

hecho el dorador Francisco Ruiz otra cosa, que encarnar la imagen y pintar y<br />

dorar ambas piezas, conforme lo disponían las reales pragmáticas de aquel tiempo<br />

que prohibían la ejecución de esos detalles a los escultores.<br />

No se explica el Sr. Gomez Moreno cómo aquellos inteligentes en obras de arte,<br />

a quienes nos referíamos en nuestro artículo anterior, pudieron ofrecer una cantidad<br />

considerable de dinero por la casita y nada o muy poco por la imagen, siendo<br />

ésta indiscutiblemente superior en mérito artístico a aquélla; y esta anomalía nos<br />

lleva a sospechar, que aquellos buenos señores a los que se refería el celoso cura<br />

párroco de Ntro. Salvador de Granada debían ser algo más que peritos: acaparadores<br />

que apuntaron a la casita para hacer blanco á poca costa en la artística imagen...<br />

Mas no se crea que aquellos incomparables Recoletos, continúa el Padre citado,<br />

gastaron, con ocasión de la solemne dedicación de su nuevo templo, toda la<br />

pólvora en salvas. A los cuantiosos dispendios y sacrificios que la fábrica de la<br />

iglesia suponía por sí sola, hay que añadir<br />

1 En 20 de Enero de 1587 fué bautizado en San Salvador de Granada Alonso de Mena, hijo de Pedro<br />

de Mena. Alonso es autor además del monumento y estatua titulada el Triunfo, situado en una<br />

de las plazas de Granada; y es el primer monumeno público, colocado en la vía pública, de España.<br />

Es autor también del bellísimo Cristo del Desamparo, que se veneraba en nuestra Iglesia de<br />

Madrid y hoy está en la parroquial de San José de la misma Villa y Corte; estatua de que hablaremos<br />

en otro tomo. La partida de bautismo de este Mena está en el archivo de la parroquial de<br />

San Salvador, de Granada, libro 1.º, al folio 130, y fué encontrada por el citado artista señor Gómez<br />

Moreno.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 485<br />

otros muchos que hacen honor a la piedad y al amor al arte de tan insignes varones.<br />

En los testeros del crucero del nuevo templo, en medio de sus planos y por<br />

debajo de las cornisas se veían dos admirables lienzos del justamente célebre Claudio<br />

Coello, pintor de cámara del católico monarca Carlos II, representando el uno el<br />

Nacimiento de Nuestro Salvador y el otro la Oración del Huerto; de la misma mano<br />

y de menor mérito artístico era el lienzo de la Purísima Concepción que estaba debajo<br />

del dosel del altar mayor, y, aunque no de firma tan autorizada, eran no obstante<br />

de gran valor artístico los diversos lienzos y esculturas que adornaban los altares<br />

y capillas.<br />

Merecen, sin duda alguna, especial mención en estas notas ocho notables lienzos,<br />

que colocaron los Padres en la parte superior de las capillas con que adornaron<br />

la placeta alta del convento en las solemnes fiestas de la inauguración de la iglesia;<br />

"eran los más de ellos de mano de D. Pedro Atanasio (Bocanegra), hijo que fué de<br />

esta ciudad y afamado pintor. Y son efigies de ilustres mártires que ha dado a la<br />

Iglesia nuestra Descalcez en las Islas Filipinas y Japón, y los más de ellos hijos de<br />

esta nobilísima ciudad..."<br />

Deseábamos ardientemente conocer el paradero de esas verdaderas joyas de arte,<br />

que a costa de tantos sacrificios lograron poseer aquellos ilustres Religiosos, y<br />

en alas de este nuestro deseo fuimos días pasados a visitar al nunca bien ponderado<br />

D. Manuel Gómez Moreno, archivo ambulante, aunque octogenario, de Granada y<br />

su provincia.<br />

El insigne director de la Escuela de Artes y Oficios nos recibió con la amabilidad<br />

que le caracteriza, y, aunque nada nuevo pudo decirnos sobre la suerte que<br />

haya cabido a los cuadros de Claudio Coello y Atanasio Bocanegra, que, según<br />

relación del P. Fr. Pedro de Jesús existían en el convento e iglesia de PP. Recoletos,<br />

nuestra visita estuvo lejos de ser infructuosa, bajo el punto de vista de nuestras históricas<br />

pesquisas. Por él supimos que el hermoso templo de Agustinos Recoletos<br />

que con tanto lujo de salvas y repiques de campanas se inauguró el 23 de Octubre<br />

de 1694, fué comenzado a demoler por los franceses durante la invasión napoleónica,<br />

y que posteriormente, en 1840, se sacaron de allí abundantes materiales para<br />

formar el muro de contención, que se puso al río Darro detrás de la iglesia de San


486<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Pedro y que en su parte superior es un acueducto por el que discurren las aguas<br />

de la acequia de Santa Ana, con las que se abastece una gran parte de esta ciudad.<br />

—¿Podría usted decirnos —le preguntamos— si fueron razones de estrategia o<br />

de inminente ruina las que aconsejaron a los franceses la demolición del citado<br />

templo?<br />

—No creo que tuvieran los franceses otro motivo justificante que aprovecharse<br />

de sus materiales. La fábrica de la iglesia era muy sólida. Fué dirigida —como usted<br />

sabrá— por el Hermano lego Fr. Lorenzo de San Nicolás, Agustino Recoleto,<br />

autor de una obra de arquitectura muy apreciada en aquellos tiempos".<br />

Concluyamos esta materia poniendo en último lugar el siguiente juicio que en<br />

una publicación, preciosa por lo rara, vemos. La iglesia "es uno de los más primorosos<br />

templos de Granada... En el altar mayor hay un excelente retablo ideado por<br />

el gran Cornejo. Se adoran en esta Iglesia muy bellas imágenes, ejecutadas por singulares<br />

artífices. Dentro de la capilla mayor hay un altar con abundante relicario.<br />

En él se venera un Ecce homo de bulto, el mismo que tenía en su celda el Fundador<br />

y primer prior de esta casa, el V. P. Fr. Antonio del S. Angel... Es muy hermoso<br />

este convento, y ha tenido señalados hijos" 1 .<br />

En el año 1917, cuando recorrimos parte de Andalucía acopiando datos historiales,<br />

nos acompañó en Granada el P. Fr. Esteban Azcona a visitar el sitio que desplazaba<br />

nuestro antiguo convento y santuario, y queremos apropiarnos lo que él<br />

describió en el artículo de la repetida revista:<br />

"Subimos por el histórico cuanto poético Albaycin, ayer morisco y hoy cristiano<br />

barrio de Granada, que conserva entre ruinas e incurias lamentables el sello<br />

musulmán de su factura en sus angostas y tortuosas calles, en los alegres patios<br />

de algunas de sus casas y sobre todo en sus incomparables cármenes verdaderos<br />

y auténticos retazos del mahomético edén, por los que vagan todavía las huríes<br />

del Profeta transformadas en hermosas y perfumadas flores.<br />

1 Mamotreto en que van encuadernados todos los semaneros granadinos o Gacetillas & por el P.<br />

Antonio de la Chica Benavides & 27 de Agosto de 1764. Papel XXI.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 487<br />

Seguimos subiendo. La cuesta es violenta en demasía, pero el grandioso panorama<br />

que muy pronto se va a desarrollar ante nuestros ojos nos resarcirá con<br />

creces del cansacio; los montes pagan en sus cumbres con usura a los ojos lo que<br />

robaron en sus escarpadas pendientes a las piernas.<br />

Estamos ya en la placeta de las Tomasas. La Alhambra con su majestuoso palacio<br />

nazarita y sus esbeltos y vetustos torreones se destaca sobre verde colina<br />

cubierta de floridos almendros a nuestro frente; hacia Levante se alza señoril y<br />

juguetón el Generalife, en dirección opuesta la celebérrima vega granadina, precioso<br />

manto de sultana de inimitable esmeralda, y allá a lo lejos, al fondo, cual<br />

inmenso dosel de plata, que realza y embellece sobremanera el cuadro, la ingente<br />

Sierra Nevada.<br />

—Largo rato llevábamos en abstracción completa contemplando este grandioso<br />

panorama, cuando la campana del convento de las Madres Agustinas Recoletas<br />

(vulgo Tomasas) vino a volvernos la realidad y a recordarnos el objeto de<br />

nuestras pesquisas aquellos pintorescos y apacibles sitios.<br />

Una pared de tierra de regular elevación, que, después de correr a lo largo del<br />

carril de S. Nicolás, forma todo el frente del convento de las Tomasas para venir<br />

a terminar en la plaza de Ntro. Salvador, es todo lo que divisamos primeramente<br />

del sitio donde estuvo el hermoso convento de Padres Agustinos Recoletos, y en<br />

fechas más remotas el hospital morisco de Bibalbonut cedido a los Padres por el<br />

Rey Felipe III en 21 de mayo de 1607. Después de la desvencijada puerta del tapial<br />

nos franqueó el paso al interior para contemplar convertidos en campos de<br />

soledad y mustio collado, salpicados de chumberas, aquellos sitios que ocuparon<br />

la hermosa Iglesia de Ntra. Sra. de Loreto y el convento de los fervorosos misioneros<br />

de China y el Japón, de América y Filipinas".


ARTÍCULO XIII<br />

Dos Padres y dos Hermanos de Obediencia<br />

Sumario: P. Fr. Gabriel de Santo Tomás de Aquino.– Fr. Cristóbal de la Cruz.– P. Fr. Gaspar<br />

de San Nicolás.– Hermano Fr. José de Santo Domingo.<br />

Del P. Fr. Gabriel de Santo Tomás de Aquino, los únicos datos aprovechables<br />

que nos quedan son el acta de su profesión religiosa y una memoria necrológica,<br />

conservadas ambas a dos en el archivo de la Delegación de Hacienda de Barcelona.<br />

Nació en esta ciudad condal, de la familia de los Varets, y verificó sus desposorios<br />

religiosos en el acto de la profesión el día 22 de Mayo de 1665. He aquí la necrología,<br />

sin añadiduras, para que el lector saque las consecuencias a que hubiere lugar.<br />

"En el año del Sr. de 1694 a los 15 días del mes de octubre a los tres quartos<br />

para las diez de la noche murio en este Convento de nuestra Madre Santa Monica<br />

de la ciudad de Barcelona el Padre fr. Gabriel de Snto Thomas de Aquino de<br />

edad de 46 años y de habito 30. Natural de la Ciudad de Barcelona murio de tabardillo,<br />

y llevó su enfermedad con mucha paciencia y resignación a la voluntad<br />

de Dios. Recibio todos los Santos Sacramentos era Religioso muy ejemplar observante<br />

en todos los votos esenciales y se esmeró mas en el de la pobreza y<br />

humildad aplicándose con mucho ferbor en asistir los encarcelados siendo el total<br />

consuelo cuyo, confesando y predicando quedando muy aconsolados todos<br />

los que llegavan a sus pies, y en fin vivio con tanta pobreza que ni lo mas esencial<br />

no tenía. Murio gobernando la Iglesia de Dios nuestro SSmo. Padre Innocencio<br />

Duodecimo siendo Vicario General nuestro Padre fr. Simon de S. Agustin<br />

y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Joseph de Jesus Maria y<br />

Prior de dicho Convento nuestro Padre fr. Gabriel de Sto.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 13 489<br />

Tomás de A. Esta sepultado en el entierro de los Religiosos baxo el Camarin<br />

de la Virgen en el nincho rotulado con su nombre".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

En el mismo Necrologio de Barcelona 1 vése una memoria necrológica acerca<br />

del Hermano Lego Fr. Cristóbal de la Cruz, que tomó el hábito a los 55 años de<br />

vida; profesó en Barcelona a 12 de Febrero de 1649, cambiándose el apellido Vernes<br />

por el de la Cruz, y murió en este año en que nuestra Historia se desenvuelve.<br />

Tomemos la nota puntualmente.<br />

"En el año del Señor de 1694 a los diez dias del mes de noviembre a las ocho<br />

horas de la mañana murio en este Convento de nuestra Madre Santa Monica de<br />

la Ciudad de Barcelona el Hermano fr. Christoval de la Cruz, Religioso de la<br />

Obediencia de edad de 71 años y de hábito 40, natural de dicha ciudad de Barcelona.<br />

Murio de una enfermedad muy larga de la qual estuvo siete meses en la<br />

cama llevando su enfermedad con mucha paciencia y resignación a la voluntad<br />

de Dios. Recibio el SSmo. Sacramento de la Eucaristía. Era Religioso muy<br />

ejemplar exercitandose en el trabajo de la limosna todos los días no perdonando<br />

a la vejez siendo de mucha utilidad para el Convento. Murio siendo Vicario General<br />

de la Congregacion de España e Indias nuetro Padre fr. Simon de S. Agustin<br />

y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre Fr. Gabriel de Santo Tomás<br />

de A. Esta sepultado en el entiero de los Religiosos bajo el camarin de la<br />

Virgen en el nincho rotulado de su nombre. Y Provincial nuestro Padre fr. Joseph<br />

de Jesus Maria y Prior el P. fr. Gabriel de Santo Thomas de Aquino.<br />

Tomo el habito de edad 55 años".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Corresponde al año siguiente esta necrología del Hermano Fr. José de Santo<br />

Domingo, nacido en Roma, y profesó en la misma ciudad, suponemos que en nuestro<br />

hospicio de la Procuración; mas insertámosla aquí porque vaya acompañada de<br />

otras similares que en el<br />

1 Fol. 12.


490<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

mismo necrologio y folio se registran; si bien la diferencia de la fecha es muy<br />

leve, por cuanto este Hermano rindió tributo a la muerte el 7 de Enero, como a continuación<br />

se verá:<br />

"En el año del Sr. de 1695 a los 7 días del mes de Enero dia viernes murio en<br />

este Convento de nuestra Madre Santa Monica de la Ciudad de Barcelona, el<br />

Hermano fr. Joseph de Santo Domingo Religioso de la Obediencia de edad de<br />

sesenta cinco años de hábito veinte, de nacion Romano, como constara en su<br />

profecion echa en la ciudad de Roma. Fue su muerte repentina estando en su<br />

misma cama, topandole muerto en ella a la mañana y murio sin los Sacramentos,<br />

pero el día antes que era el día de los Reyes confeso y comulgo con los demas<br />

hermanos en la Missa Mayor. Era Religioso muy ejemplar y aunque cansado de<br />

la vejes no se excusava del trabajo andando todos los días a la limosna por la<br />

ciudad siendo de mucha utilidad para el convento, ocupavase tambien los ratos<br />

que tenia ociosos en componer la huerta trabajando como si fuera un mancebo y<br />

en fin era muy devoto de la Virgen Maria Nuestra Sra. Murio siendo Vicario<br />

General de la Congregacion de España e Indias nuestro Padre fr. Simon de S.<br />

Agustin, y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre Fr. Joseph Anthonio<br />

del Espiritu Santo, y Prior de este Convento el Padre fr. Isidro de Jesus María.<br />

Esta sepultado en el entierro de los Religiosos baxo el Camarin de la Virgen.<br />

Tomo el habito de edad de 16 años".<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Para completar la materia historial correspondiente al año 1694 valen los apuntes<br />

que nos suministra el Catálogo 1 , relativos al Padre Fr. Gaspar de San Nicolás,<br />

que pasó a Filipinas el año 1663 en la misión X: "Religioso observante y ajustado y<br />

muy sencillo". Tal es el elogio que se hace del P. Gaspar en un libro antiguo de<br />

necrologías 2 . Al poco tiempo de llegar a Manila fué nombrado Enfermero mayor<br />

del convento (Cap. Interm. de 1663). En 17 de Febrero, 1691, se le autorizó para<br />

trasladarse a Bislig, donde estuvo algo más de un año; en 5 de Junio, 1602, volvió a<br />

Manila por enfermo, y en 24 de Marzo<br />

1 Pág. 405.<br />

2 Necrol. de S. Sebast. fol 14.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 13 491<br />

de 1694 le concedieron los Superiores la residencia en el Ministerio de Mobo<br />

(Masbate), donde murió a fines del año últimamente expresado.<br />

¡Ojalá se pudiera decir de todos y cada uno de nuestros religiosos el mismo<br />

elogio que del P. Fr. Gaspar, a saber: que fué observante, ajustado y muy sencillo!


CAPÍTULO SÉPTIMO<br />

ARTÍCULO I<br />

El P. Fr. Alonso de San Agustín, Garcías<br />

Sumario: Primeras noticias.– Al archipiélago filipino.– En las misiones.– Sucesos admirables.<br />

Tratando del P. Fr. Alonso de San Agustín, dice el P. Sádaba 1 que murió por<br />

Marzo de 1695; mas el P. Cronista del tomo IV asegura 2 que falleció en el año anterior,<br />

y da a entender que por Diciembre; discrepancia que a nada positivo conduce<br />

para nosotros. "Nacido en Garcías, pequeño lugar de la provincia de Lugo, consagróse<br />

a Dios mediante los sagrados votos, que pronunció en el convento de la Viciosa<br />

el 15 de Abril, 1680", dice el Catálogo. Ahora bien; en el documento del archivo<br />

general de Indias, que luego citaremos, vése que al pasar a Filipinas el año<br />

1683, nuestro biografiado tenía 26 años; luego nació el de 1657; tenía 23 cuando<br />

profesó, y a los tres años de profeso recibió el presbiterado, y ya estuvo en disposición<br />

de alistarse como misionero, y se alistó de hecho en la célebre misión <strong>org</strong>anizada<br />

por el P. Fr. Juan de la Madre de Dios, Cuenca, de que hemos hablado más de<br />

una vez en este tomo; por lo cual omitiremos el rumbo minucioso de la misma y<br />

repetiremos lo menos que se pueda los detalles. A últimos de Febrero llegó el P. Fr.<br />

Alonso a nuestro convento de Sevilla, y, presentado en las oficinas de la reseña de<br />

los misioneros, apuntaron de él los caracteres siguientes: "sacerdote nl. de Garcias,<br />

de 26 años, moreno, carilargo, señal de herida en la nariz, un lunar en el carrillo<br />

izquierdo, buen cuerpo" 3 . A 4 de Marzo de 1681 zarpó<br />

1 Catál., pág. 137.<br />

2 Pág. 111.<br />

3 Arch. de Ind. Contr., est. 45, caj. 2, leg. 8/11.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 1 493<br />

de Cádiz una flota dirigida por el General Don Diego de Saldívar, y en ella,<br />

con los treinta y siete misioneros, iba embarcado el P. Fray Alonso. Llegó a Veracruz<br />

el 1.º de Junio la misión, y habiéndose demorado en la ciudad de Méjico hasta<br />

el 5 de Marzo del año siguiente, hiciéronse a la mar el 4 de Agosto de 1684 en<br />

Acapulco en el navío San Telmo, que arribó a Manila por Agosto.<br />

Cuál fuera su labor en aquel archipiélago no se puede comprender bien, porque<br />

su biografía, escrita por el P. Fr. Pedro de San Francisco, se ha perdido irremediablemente,<br />

y no quedan sino leves alusiones a la mucha santidad que resplandeció en<br />

todos sus actos. El autor citado 1 , hablando de cierto jovencito indígena, que, en<br />

Taitay, vivía en la casa del P. Fr. Alonso, encargado del servicio doméstico, dice<br />

cosas que, por ser de este lugar y año, y también porque sirvan de medida para justipreciar<br />

la mucha santidad de nuestro biografiado, conviene muy mucho reproducirlas,<br />

siquiera sea a la ligera: "Siendo yá (Bartolomé Lingon) de 15 años, lo cogio<br />

á su cuydado el Padre Fr. Alonso de San Agustin, aliás Garcias, Religioso llenamente<br />

santo, que el año 1684 llegó á Philipinas, y luego fue destinado al Ministerio<br />

de Taytáy, para ser Apostol de Calamiánes, é iluminar estas Islas con su predicacion,<br />

y virtudes, corno se dirá al año de 1694, en la relacion de su vida, y muerte.<br />

Con tal Magisterio se perficiono en todas buenas costumbres, haciéndose reparable<br />

su modo de vivir, como arreglado á lo más heroyco de la santidad. Cogió por empeño<br />

el imitar al Padre Fr. Alonso en quantos exercicios de piedad le veia hacer, y<br />

se assegura, que lo cumplió". Después de estas generalidades, el mismo autor especifica<br />

qué ejercicios veía el indio hacer al P. Fr. Alonso, cura de Taitay, y añade:<br />

"Era de admirar el verlo tan tenáz en los ayunos, tan constante en los empleos virtuosos,<br />

y tan devoto en las empresas de perfectissimo Christiano. Horas enteras se<br />

mantenia en el Coro de rodillas, con aquella circunspeccion propia de las Almas<br />

endiosadas. Sobre el cumplimiento de quanto consideraba obligacion, vivia muy<br />

atento á no omitir accion alguna, en que pudiera merecer. En todas sus obras exteriores<br />

mostraba tener abrassado su pecho en la hoguera del amor divino, estendiendo<br />

tambien su caridad acia<br />

1 Crón., tom. IV, núm. 838.


494<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

los proximos". Luego relata que este indio, después de haber vivido con el P.<br />

Misionero muchos años, hubo de casarse por instancias de la familia, pero no se<br />

apartó de su maestro y modelo, antes bien prosiguió a su servicio con el oficio de<br />

sacristán. Enviudó pronto, y entonces dedicóse con más ahínco a imitar a su Padre<br />

Fr. Alonso en el ejercicio de las virtudes. Y añade el autor referido que, habiendo<br />

muerto también el P. Fr. Alonso, al poco tiempo cayó gravemente enfermo y se le<br />

apareció el Padre y le ayudó a morir y acompañó su alma al Cielo. He aquí las palabras<br />

textuales 1 :<br />

"Un dia, quando discurrian todos generalmente, que se hallaba muy mejorado<br />

pidió con instancia al Religioso (sucesor del P. Fr. Alonso), que le administrasse<br />

con presteza los Sacramentos. Negábase este por considerarlo sin especial peligro;<br />

mas él: Aqui están, le dixo, mi Amo, y mi muger llenos de gloria, y han venido<br />

para acompañarme al Cielo, y me certifican, de que oy mi mismo he de<br />

acabar con mis trabajos". Y se cumplió. Habla el mismo autor de las grandes<br />

virtudes de Magdalena Ilíng 2 , y atribuye gran parte de ellas a la dirección espiritual<br />

de nuestro Fr. Alonso, dirección que califica de "acertada". Falleció esta india<br />

a 8 de Diciembre de 1692, y ese día vio nuestro biografiado, cuando le administró<br />

el sacramento de la Extremaunción, que los ojos de la moribunda, hasta<br />

que expiró, parecían dos luces resplandecientes. Todo lo cual redunda en honor<br />

del P. Fr. Alonso, porque "los hijos virtuosos son gloria de sus Padres espirituales,<br />

no menos que de los corporales".<br />

Y con esto quedan agotadas las noticias acerca del apostolado exterior y acerca<br />

de la vida íntima de este religioso, que podían hermosear divinamente las páginas<br />

de esta Historia, pero que yacerán en el seno del olvido, por haberse extraviado el<br />

torno de Historia que estaba dispuesto para la publicación, y en el cual se narraba la<br />

vida y muerte de este religioso, que tenía de edad poco más de 31 años. Contentémonos<br />

con lo que en el Catálogo se añade: "Administró especialmente en Taitay y<br />

Tangcon, siendo elegido Vicario Prior del primer Ministerio en el Capítulo provincial<br />

de 1689, y del segundo en el de 1692. Falleció por Marzo de 1695 en Tangcon".<br />

1 Ib., núm. 840.<br />

2 Ib., 841 y sigs.


ARTÍCULO II<br />

Un Prior Provincial muy celoso<br />

Sumario: De España a Filipinas.– Misionero ejemplar.– Definidor de Provincia.– Provincial.–<br />

Obras de su celo.– Proyectos grandiosos.– Actas y determinaciones capitulares.– Prudencia<br />

y fortaleza.– Su Priorato en Manila.<br />

Hijo de Zaragoza el P. Fr. José de la Trinidad, ocupa con justicia lugar distinguido<br />

en la galería de varones célebres de nuestra Orden por sus dotes de gobierno<br />

y por sus virtudes de misionero, proclamadas por sus hechos, que historiaron el P.<br />

Sádaba 1 y el P. Fr. Pedro de San Francisco 2 . Hácele figurar el primero en la misión<br />

de 1660, aunque no sin dudar de la certeza de su misma afirmación, por cuanto, si<br />

se hallan muchos indicios de acierto para colocarlo entre los misioneros de este<br />

año, no figura su nombre en una escritura ot<strong>org</strong>ada en Méjico por el P. Comisario<br />

Fr. Eugenio de los Santos ante Don Diego de los Ríos, Escribano Real y de Provincia,<br />

el día 5 de Noviembre de 1662. Sea como sea, convengamos en que, junto con<br />

diez y nueve compañeros escogidos de entre los conventos de las tres Provincias,<br />

salió de Cádiz en 1660 y, llegado que hubo a Améria detúvose en Méjico dos años,<br />

esperando barco que llevase la misión a su destino. "En 1662, el Virrey de Méjico<br />

dispuso que fuese una de las naos para ver el estado de las Islas, y en ella pasó uno<br />

de nuestros Misioneros, con objeto, asimismo, de informarse acerca del estado de<br />

aquellas cristiandades, quedándose en Méjico los demás religiosos hasta los primeros<br />

meses de 1663, en que se embarcaron en el galeón capitana San José, a cargo<br />

del General Francisco García del Fresno, llegando a Manila por Agosto de dicho<br />

año" 3 . Prior de Masinloc, este fué el primer puesto que desempeñó en el apostolado<br />

1 Catál., pág. 115.<br />

2 Crón., tom. IV.<br />

3 Catál., pág. 108.


496<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

activo, por orden del Capítulo Intermedio del año 1666, y a los dos años quedó<br />

nombrado Prior ministerio de Bolinao en Zambales. Medida fué muy avisada y<br />

celosa del recién electo Provincial que conocía bien a nuestro biografiado y tenía<br />

empeño en dar empuje y vida a los nuevos ministerios que las autoridades acababan<br />

de entregarnos. "En orden a este fin, dice un autor 1 , procuro que fuesse electo Prior<br />

de Bolinao el Padre Fr. Joseph de la Trinidad, natural de Zaragoza, Religioso como<br />

nacido para las Missiones, y después lo nombró Vicario Provincial de la jurisdicción<br />

de Zambales". Continúa el P. Cronista narrando los sucesos de la evangelización<br />

de Zambales, cosa en que no le seguiremos los pasos, por no repetirlos, y únicamente<br />

desglosaremos lo que más en particular ataña a nuestro biografiado, para<br />

dejar de él individual memoria. El, pues, con seis compañeros, "peleo contra la Idolatría<br />

con tal teson, que consiguio increibles adelantamientos a nuestra Santa Fe".<br />

Distribuyó a los misioneros convenientemente, pero acudía "el Padre Vicario Provincial<br />

a todas partes para dirigir las acciones y pelear por su misma persona, con<br />

los aciertos que acostumbraba". Además de los muchos indígenas que redujeron a<br />

vida cristiana, se logró entonces atraer a más de dos mil fugitivos que vivían sublevados<br />

en los montes, con lo cual crecieron los vecindarios y se fundaron cuatro de<br />

nuevo.<br />

Llegado el tiempo del Capítulo Provincial, fué constituido en Definidor de la<br />

Provincia; mas este trienio no le sirvió de tregua de descanso del apostolado activo<br />

sino de anuncio y proclamación de sus merecimientos. Por eso se escribió que "como<br />

en el Capítulo de 1671 saliesse electo Difinidor el Padre Fr. Joseph de la Trinidad,<br />

pidio con grande instancia al Padre Provincial Fr. Juan de San Fhelipe, que le<br />

permitiesse hacer Misión en los montes Zambales. Conseguida la licencia, se fue al<br />

convento de Paynavén, y dió nuevamente principio á la conquista, por la parte de<br />

Babayan, con tan felices sucessos, que amansó los fieros, é inhumanos corazones<br />

de muchos Zimarrones, y Gentiles: de modo que en los tres años de su Definitura,<br />

se aumentaron mucho los Pueblos recién formados con un gran numero de Almas,<br />

que se extrageron de las serranías, agregandolas a la Iglesia. En pago<br />

1 Crón., IV, núm. 400.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 497<br />

de este servicio, y en atencion a sus muchos meritos, se halló nombrado Provincial<br />

en el Capítulo, que se celebró año 1674, y el primer cuydado de su acertado<br />

govierno, fue, procurar, que se prosiguiessen aquellas Missiones, enviando dos Religiosos<br />

de la mayor satisfaccion para que llevassen adelante la empresa comenzada,<br />

acabando de desmontar tan impenetrables y tragosas espesuras... Acabó su Provincialato<br />

el Padre Fr. Joseph de la Trinidad por Abril de 1677, y luego voló en<br />

persona á proseguir la expedicion, que tantos desvelos le costaba. Penetró á pie los<br />

montes por diversas partes, para buscar en ellos ovejas, que acarrear al rebaño de<br />

Christo; y exponiéndose al arbitrio de sus barbaros naturales, sin temer los riesgos,<br />

ni cuydar de sus propios peligros, perseveró alli, hasta que lo hicieron retirar dos<br />

años después".<br />

En el mismo libro, cuando se trata de los sucesos acaecidos durante el Provincialato<br />

de nuestro biografiado 1 , prodíganse muchos elogios a su actividad y celo;<br />

elogios que no debemos reproducir porque en su lugar pueden verse: y así, apenas<br />

diremos ahora lo preciso para entretejer la relación cronológica de su vida. Afirma,<br />

pues, que tuvo "grande zelo por la salvación de los almas": repite lo que ponderó<br />

acerca de sus trabajos en Zambales, y añade: "Deseaba con grandes ansias, que se<br />

le ofreciesse ocasión de hazer sacrificio de su sangre, derramandola en tan buena<br />

guerra, en confirmación de la verdad, que predicaba. Quando tendre yo la apetecible<br />

felicidad (exclamaba con su devoto y Paysano San Pedro de Arbués), que de un<br />

mal Sacerdote, me haga Dios misericordioso, un buen Martyr!"... "Se metió en excesivos<br />

riesgos… mientras le duró la vida, no solo en el mencionado distrito, sino<br />

también en otros parages, de los muchos, que en aquellos bastos territorios se hallan<br />

a nuestro cargo, y si no logró efectivamente la corona del martyrio, tampoco a tales<br />

prohezas les habra atado el merecido premio... Miraba muy de cerca al gran Imperio<br />

de la China... La Mission, tantas veces suspirada por nuestra Reforma á aquellos<br />

Países fue el primer objeto de su zeloso corazón; sin que se contentase con querer<br />

despachar a otros para Operarios Evangélicos; pues intentó, con la mayor seriedad,<br />

abandonar el lustre del Provincialato,<br />

1 Núms. 714 y sigs.


498<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a fin de emplearse personalmente en expedición del servicio divino: y el no<br />

poderlo practicar, le costó muy amargos sollozos". Especialmente al Japón proyectó<br />

ir con otros religiosos, "y aunque no logró el fin de sus deseos, por los impedimentos<br />

que á tales obras suele oponer el comun enemigo, no dexan de representarse<br />

muy laudables tales ansias".<br />

Otras varias cosas procuró durante su prelacía, empero no omitamos que dispuso<br />

"con prudencia admirable, que por los pueblos de nuestra administracion caminassen<br />

incessantes ciertos Religiosos Missioneros, corno Angeles velozes, o como<br />

lijeras nubes, a fin de predicar a los Indios Christianos la obligación de su caracter...<br />

Para esto asignó dos Religiosos de la lengua Bisáya, uno de la Tagála, y de la<br />

Zambála otro, todos del espíritu que pedía la ocupación; ordenándoles que cada uno<br />

de por sí, en el territorio de su Idioma, fuessen dando continuos giros por las Poblaciones,<br />

grandes y pequeñas, predicando Misión, con las mismas formalidades que<br />

suele practicarse en Europa..." Tal fue la "provechosa idéa, inventada por nuestro<br />

Padre Fr. Joseph, y practicada en su tiempo con el mayor teson". Encargó de más a<br />

más a todos los misioneros que no sólo en los pueblos ejerciesen el apostolado, sino<br />

que hiciesen incursiones por los montes, y así, "no es ponderable lo que se aumentó,<br />

y obró a la parte de afuera, lo activo de este incendio, avivado con el soplo, de la<br />

exhortación de tan benemerito Prelado... Pero donde puso el mayor conato el V.<br />

Padre Provincial, y trabajaron con excesivo fervor los Religiosos asignados para<br />

ello, fue en los Partidos de Butuán y Cagayan, que caen en la Isla de Mindanao".<br />

Cuenta dicho historiador cómo un indio cacique, Dato Pistig Matanda, rebelde a<br />

toda insinuación de los Misioneros hacía muchos años, se rindió en este tiempo al<br />

yugo del Evangelio, y se lograron bautizar con este motivo trescientos adultos y<br />

muchos niños. Lo mismo de aventajada fué la predicación entre los indios Manobos.<br />

"En el Provincialato de nuestro Padre Fr. Joseph de la Trinidad... agregóse á la<br />

Iglesia un numero crecido de estos Manóbos... pues constando antes el partido de<br />

Butuán, a quien pertenece Linao como de tres mil almas reducidas, creció entonces<br />

casi en un tercio su Christiandad, aumentandose los creyentes para Dios, y los vassallos<br />

para el Rey". Por último se enumeran los triunfos obtenidos en


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 499<br />

los montes de Cagayán, donde "se reduxeron á los pueblos de los Christianos<br />

mas de cien Tributos, que llegarían a quinientas almas, extraidas todas de la infidelidad<br />

ó de la apostasía..."; y advierte que los aumentos que dejamos relatados, como<br />

conseguidos en el trienio del V. Padre Fr. Joseph de la Trinidad, el cual concluyó<br />

por Abril de 1677, constan de varias cartas, escritas en Manila por los más sobresalientes<br />

Religiosos en Junio y Julio del referido año, y dirigidas a nuestro Padre Vicario<br />

General Fr. Francisco de S. José, las cuales se conservaban en el archivo de<br />

Madrid.<br />

No se crea, sin embargo, que este celoso prelado amaba de tal suerte la vida de<br />

las misiones que descuidase la marcha interna de la Provincia, toda vez que aún se<br />

conservan algunos documentos que prueban no fué manía o pasión desaforada<br />

aquel celo. Con efecto, en la celebración del Capítulo Intermedio se retrata como<br />

amante de la administración de los bienes temporales, como guardián de la observancia<br />

interior y como escrupuloso cumplidor de las Constituciones. A lo cual obedecen<br />

las actas siguientes 1 . "Se determinó que se haga un libro de Inuentario de los<br />

bienes de la Prov.ª para que N. P. Provincial por el entregue de los bienes a el que<br />

le sucediere en él Officio.<br />

Item se determino que los Priores que dieren, ó huvieren dado á N. P. Provincial<br />

qualq.ª cossa, assi para ayudar a gastos de Prov. ó a la obra de la Iglesia del<br />

Conuento de Manila, quando venga al Cap. Prov. próximo futuro, hagan en el declaración<br />

firmada de cada uno de la cantidad ó cantidades de dineros o otra cualq.ª<br />

especie, que assi hubieren dado á dho. N. P. Prov. presentando dha. declaracion<br />

luego que sea reconocido Pressid. quando entregan las Cartas de Cap.º, para que en<br />

el se lean dhas. declaraciones, y conste lo que N. P. Prov. hubiere recibido, y el zelo<br />

de cada uno en ayudar a la Prov.".<br />

En las siguientes actas trátase de guardar puntualmente los sufragios por nuestros<br />

difuntos, y de exponer al V. Definitorio General algunas dudas de carácter<br />

constitucional. La 8.ª dice así: "Iten se determina que se suplique al Difflnitorio<br />

General de toda nra. Congregación sobre el Acta del Hospicio de la Ciudad de<br />

Mex.º y se representen los inconuenientes que se siguen de no estar dho.<br />

1 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 37 v.º


500<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Hospicio debajo del gouierno de esta Prov.ª y el derecho que tiene a el". Y en<br />

la 10, que es la última, se admitieron, entre otros, por Hermanos de Provincia al Sr.<br />

Arcediano de Rosales, abogado de la Real Audiencia, y al Capitán Don Diego de<br />

Palencia. Demás de esto, expidió dos Circulares con fecha 8 de Julio de 1686 para<br />

reprimir algunos abusos de disciplina regular 1 , y un precepto de obediencia de la<br />

misma naturaleza 2 a 16 de Noviembre del mismo año.<br />

No era, repetimos, este P. Provincial un Superior temerario o aconsejado por<br />

bastardas pasiones en su celo por la propagación de nuestros ministerios recoletos<br />

en el archipiélago filipino, sino que atizábale y movíanle la gloria de Dios y la<br />

prosperidad de la Provincia; no hacía crecer el número de misiones por la vanidad<br />

del aumento que lo acreditara laborioso y afortunado; ni sacrificaba al ideal apostólico<br />

todos los demás ideales, porque bien sabía que, si es laudable y heroico ante<br />

Dios y los hombres el sacrificio, existen principios de gobierno que obligan al Superior<br />

a velar por los intereses de la Provincia como entidad colectiva y sociedad<br />

humana, la cual necesita proveerse de reservas económicas para la felicidad temporal<br />

de los individuos. El prelado debe saber mandar: a veces se pueden y se deben<br />

sacrificar algunos súbditos por la gloria divina, pero nunca por la gloria individual<br />

del que manda. En todo caso puede el Cuerpo consultivo de que está rodeado todo<br />

Superior eximirle de responsabilidad y hacer que los preceptos sean oportunos y<br />

provechosos.<br />

Así lo practicó nuestro biografiado, resistiéndose a ciertas pretensiones del Gobierno<br />

civil, que quería a todo trance que los Recoletos reanudasen las misiones en<br />

la Paragua sin percibir remuneración alguna y sin respaldo de ninguna clase, porque<br />

no quería sacrificar la vida de súbditos a la cuchilla del moro, ni congraciarse con el<br />

Gobierno, ni ahorrarse contrariedades y disgustos, sino ser Pastor legítimo de sus<br />

ovejas. Traigamos unos párrafos de la Reseña Histórica del P. Fr. José de la Concepción<br />

3 :<br />

"Los pueblos formados por Recoletos en las Islas de la expresada Provincia<br />

(Calamianes), fueron víctima cruenta de su furor (de los moros). Y como se retiraban<br />

de sus empresas sin quebranto, ricos con<br />

1 Ib., fols. 38 v.º y 39.<br />

2 Ib., fol. 39 v.º<br />

3 Mayo de 1917.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 501<br />

los despojos y cautivos, tomando aliento, de lo indefenso de aquellas islas, en<br />

breve tiempo las dejaron sin iglesias, sin pueblos, sin conventos, sin ornamentos,<br />

sin imágenes, sin vasos sagrados, sin cristianos y sin ministros evangélicos, porque<br />

los que había, los habían cautivado, muerto o martirizado y los que quedaron<br />

no tenían más habitación que la de los montes, viviendo entre fieras, grutas y<br />

peñascos; ni más alimento que el de crudas hierbas que poder recoger con sus<br />

propias manos.<br />

118 Clamó la Provincia a este superior Gobierno, por remedio a tanto daño,<br />

que fuese proporcionado y eficaz remedio a tanta ruina y antídoto a tanto quebranto<br />

y preservase en lo futuro de iguales daños. Y aunque por muchos años insistió<br />

en este pedimento, como viese frustradas sus más vivas diligencias, por<br />

política o por razón de estado o por la exhaustez de las reales cajas por la angustia<br />

de los tiempos; teniendo presente el lastimoso sistema de aquella desamparada<br />

cristiandad y de los trabajos, naufragios, huida a los montes, víolentas enfermedades,<br />

cautiverios, muerte y martirios de sus hijos, no pudiendo tolerar por<br />

más tiempo los lastimosos efectos de tan continua tragedia, este año, hizo esta<br />

Provincia renuncia de la administración de dicha Provincia de Calamianes, para<br />

que en su virtud, el Ilustrísimo señor Obispo de Cebú, proveyese de ministros<br />

doctrineros que conservasen y cultivasen las lastimosas reliquias de aquella cristiandad,<br />

que se libertó de la muerte y cautiverio entre los inaccesibles peñascos<br />

de los montes. Con dificultad pudo lograrse la retirada de los Religiosos y que en<br />

su lugar destinase el Sr. Obispo de Cebú beneficiados para esta empresa. Pero<br />

como fuesen iguales los trabajos y peligros que recibían incremento cada día, no<br />

hallando quien quisiese servir a Dios y al Rey nuestro señor con tanto riesgo, en<br />

breve se quedaron los infelices Calamianes sin ministros. Ocurrieron los que<br />

habían quedado en aquellas Islas a este superior Gobierno, demandando providencia<br />

para ser cristianamente administrados y pidiendo a nombre de sus pueblos<br />

se obligase a los PP. Recoletos, que los habían conquistado, a que volviesen<br />

de nuevo a cultivar la cristiandad de aquellas Islas, y como el Sr. Dr. D. Diego<br />

Calderón, oidor fiscal que entonces era de esta real audiencia, como Protector de<br />

Naturales pidiese, que luego, y sin embargo de lo que la


502<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Provincia de S. Nicolás de estas Islas, pudiese alegar a su favor se despachase<br />

real provisión de ruego y encargo al P. Provincial, que entonces era para que con<br />

la mayor brevedad posible que pedía el caso de hallarse la dicha Provincia sin<br />

ministros, destinase de los religiosos de su obediencia los necesarios para recibir<br />

de nuevo a su cargo la administración de los naturales de Calamianes, según y<br />

como lo pedían.<br />

119 Y aunque N. P. Provincial que entonces era Fr. José de la Santísima Trinidad,<br />

por sí, por la Provincia y después por el Capítulo Provincial, representó la<br />

subsistencia de los gravísimos motivos que obligaron a renunciar la administración<br />

espiritual de dichos pueblos".<br />

Después de su trienio de Provincial fué elegido Prior del convento de Manila<br />

por el P. Prior Provincial, porque el Capítulo dispuso que este Priorato fuese provisto<br />

ad libitum del Provincial. Y como Prior, para la fecha de 12 de Octubre de 1679<br />

tenía ya dorado el retablo del altar mayor, trabajo que costó, sin contar el oro como<br />

material, 545 pesos 1 .<br />

Además de esta mejora compró durante el mismo superiorato unas alfombras<br />

muy buenas para la iglesia, desempeñó unas joyas de la imagen de Nuestra Señora<br />

de la Consolación, y adquirió una reliquia preciosa "tocada con el sudario o sabana<br />

santa que se venera en Turin, Saboia". Así lo asegura el citado Libro de consultas.<br />

Como Prior de Manila precisamente, y no como Provincial absoluto actuó en el<br />

próximo Capítulo de 1683, pasó a ser Prior de Cebú, en el siguiente Prior de Cavite,<br />

y en el de 1689, Prior de San Sebastián, según reza el Libro 1.º de Becerro.<br />

Presumimos que de aquí en adelante sufrió graves quiebras en su salud por lo<br />

que leemos en el Necrologio de San Sebastián, conviene a saber 2 Fue "religioso de<br />

todas prendas y paciencia con los trabajos y enfermedades que padecio por largos<br />

tiempos con otras virtudes particulares". Este mismo Necrologio asígnale la muerte<br />

el 10 de Abril de 1695.<br />

1 Arch. prov., Libr. cons. de Manila, fol. 32.<br />

2 Ib., fol. 14 v.º


ARTÍCULO III<br />

Apuntes acerca del P. Fr. Román de San José, Sánchez<br />

Sumario: Su filiación natural y religiosa.– Primeros años de sacerdocio.– Superioratos en Toledo.–<br />

Trabaja en la obra de iglesia y convento.– Definidor Provincial.– Su muerte temprana.<br />

Es el religioso en que vamos a ocupar la atención ahora uno de esos hombres<br />

prácticos, sencillos, laboriosos, a quienes la Providencia o no ha dotado de grandes<br />

luces para la carrera de las letras o no se han hallado en ocasión de manifestarlas<br />

porque el curso de la vida los ha llevado por rumbos ajenos a su inclinación y gusto.<br />

Nació en la populosa villa de Menasalbas, provincia de Toledo y fue bautizado a<br />

7 de Noviembre de 1649, en la parroquia de Santa María Magdalena, hijo de Román<br />

Sánchez y Catalina Gómez. Por el Libro de informaciones de Toledo que se<br />

conserva en el Archivo histórico nacional de Madrid 1 , consta además que tenía<br />

Román 16 años cumplidos cuando se hicieron las informaciones para su entrada en<br />

la Religión por orden del P. Provincial Fr. Juan de la Madre de Dios, quien comisionó<br />

al efecto con fecha 29 de Enero de 1665 al P. Subprior del convento de Toledo<br />

y a otro conventual, que por cierto no era aún sacerdote, Hermano Fr. Luis de<br />

San Nicolás, para que las hiciesen convenientemente y luego procediese el P. Prior<br />

a recibirlo en Toledo donde haría su noviciado el profesando. Transcurrido el año<br />

de prueba, pronunció los votos santos en 29 de Febrero del 1666 y fueron aceptados<br />

por el P. Prior Fr. Bartolomé do San Nicolás, con asistencia del P. Maestro de novicios<br />

Fr. Nicolás de Tolentino como consta del acta del Libro de profesiones de Toledo<br />

2 , acta que, dicho sea de paso, está escrita a tres tintas, con caracteres<br />

1 Tol., leg. 94.<br />

2 Arch, gen,, fol. 33.


504<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

goticos, una hermosísima inicial de adorno, y otros dibujos, con lo cual resulta<br />

la página más artística del libro. Hay cuatro o cinco actas de fechas muy aproximadas<br />

a ésta e iluminadas con el mismo gusto y estilo de dibujo, lo cual induce a sospechar<br />

que había entonces en nuestro convento algún dibujante y miniaturista de<br />

mérito. A la vuelta del folio hállase el acta notarial que reproducirnos aquí porque<br />

se vea qué estilo se observaba entonces. Dice así: "Y yo Fr. Bartholome a la Concepción,<br />

Predicador de este Convento de Toledo, a quien nro P. Fr. Bartholome de<br />

San Nicolás Prior de dicho Convento nombró por Notario de la profesión supracripta,<br />

doi fée que en presencia de todo el Convento, junto al son de campana tañida<br />

como para semejantes actos se acostumbra, hizo profesión solemne el Hermano Fr.<br />

Roman de San Joseph entre las cuatro y las cinco de la tarde, en manos de dicho P.<br />

Prior, Fr. Bartholome de San Nicolás, auiendole hecho todas las preguntas que los<br />

motos propios de los sumos Pontifices, los Sagrados Canones y nuestras Constituciones<br />

disponen, y mas en particular si la acia de su libre y espontanea voluntad, a<br />

que respondio por tres veces que sí; a que me halle presente, siendo testigos el P.<br />

Fr. Benito de San Joseph. el P. Fr. Cristhobal de San Nicolas, y el P. Fr. Antonio de<br />

la Concepcion, todos conventuales de dicho convento. Fecha en primero de Marzo<br />

de mill y seiscientos y sessenta y seis. Fr. Barme. de la Concepn". (Hay rúbrica).<br />

Parte de los estudios debió de hacerlos Fr. Román en el mismo convento de Toledo,<br />

ya que hallámoslo aquí cuando tenía veintiún años de edad, o sea en 1670, ejerciendo<br />

el oficio de limosnero 1 . No extrañe ninguno esta afirmación, porque en estos<br />

años, como estaban construyéndose la iglesia y el convento, no sólo no bastaban las<br />

rentas, sino que aun postulando por la ciudad de Toledo y lugares circunvecinos no<br />

se recogería lo suficiente para adelantar con rapidez las obras. Así es que, además<br />

de los Hermanos legos, salían a pedir limosna los Padres en todo tiempo, principalmente<br />

en lo que llamaban "agostos y vendimias" para obtener cereales y vino<br />

para el consumo de la casa. El único de que consta que saliera a los pueblos como<br />

mendicante, sin ordenarse de presbítero, es nuestro Fr Román 2 ,<br />

1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />

2 Ib.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 3 505<br />

señal, pues, de que era sujeto de toda confianza para los Superiores.<br />

Creemos que recibió las Ordenes Sagradas en Toledo y que aquí pasó los primeros<br />

años de su sacerdocio entregado a la observancia conventual y al ejercicio<br />

del culto divino y del confesonario; por lo menos consta que aquí residía el año<br />

1678, pues asistió como Vocal a un Capítulo conventual, en el que ocupó el penúltimo<br />

puesto 1 .<br />

Desempeñaba el cargo de Sacristán mayor, cargo capitular que hoy no echamos<br />

de menos porque han desaparecido aquellos conventos en que residían más de<br />

treinta Padres dedicados a los Oficios divinos, y como Sacristán mayor vémoslo<br />

asistir a las Consultas celebradas en Toledo desde 8 de Noviembre de 1678 hasta el<br />

tiempo del Capítulo Provincial de 1680 2 . Desde esta fecha hasta la de 20 de Agosto<br />

de 1683 no aparece su firma ni una vez en el Libro de Consultas de Toledo, y sin<br />

embargo sabemos que era Subprior de dicha casa 3 nombrado por el Capítulo celebrado<br />

en 1680. Tuvieron a bien los Padres Capitulares de 1683 reelegirlo en el<br />

Subpriorato, y por eso como Subprior estampa su firma en varias Consultas habidas<br />

desde 20 de Agosto hasta 14 de Abril de 1686 4 . Como Subprior y por orden del P.<br />

Prior incoó un expediente de informaciones, con fecha 3 de Octubre de 1685, para<br />

un novicio 5 . Este Subpriorato coincidió con el Priorato del famoso P. Fr. Lope de<br />

San José de quien aprendería cosas buenas como activo y misericordioso.<br />

Fue en la celebración del Capítulo de 1686 cuando se vio ascendido al Superiorato<br />

de la misma casa 6 , de la cual tomó posesión el día 18 de Mayo; así se colige de<br />

su firma estampada en el Libro de recibo que está en el archivo histórico nacional 7 ;<br />

y en el mismo libro se ve que sus cuentas como Prior continuaron todo el trienio<br />

1689-1691, en virtud de la reelección que le ot<strong>org</strong>ó el Capítulo celebrado en 1689<br />

al cual asistió nuestro biografiado. Regresó, pues, reelegido y tomó posesión del<br />

convento a 14 de Mayo 8 . Durante su Priorato continuó siendo Toledo casa de noviciado<br />

y al P. Fr. Román tocóle la satisfacción de dar la profesión a algun novicio 9 .<br />

1 Ib., leg. 90.<br />

2 Arch. gen., Libr. de consult., fols. 64-71 v.º<br />

3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />

4 Libr. de cons., fols. 71 v.º y 80.<br />

5 Arch. hist. nac. Tol., leg. 94.<br />

6 Arch. gen., carp. B.<br />

7 Leg. 91.<br />

8 Ib.<br />

9 Ib., Libr. de prof., fol. 47.


506<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Por las varias consultas verificadas en sus dos trienios 1 obsérvase que era respetuoso<br />

de las leyes, propendía al aumento de los haberes del convento y que gustaba<br />

de oír y seguir el parecer ajeno que se inspiraba en la justicia.<br />

Pero, además de guardar y hacer guardar la vida común en su convento, ¿hizo<br />

alguna otra cosa por la que merezca elogio y figure en esta Crónica general de la<br />

Orden? Registramos con cuidado el Libro de recibo y gasto 2 durante su Priorato y<br />

vemos que prosperó mucho la fábrica de la iglesia, adquirió una estatua de nuestro<br />

San Guillermo y varias alhajas para el culto, mejoró notablemente la capilla de Santo<br />

Tomás de Villanueva, continuó los trabajos del retablo del altar mayor y del pavimento<br />

del presbiterio.<br />

¡La iglesia de Toledo! ¡Cuántos afanes causó a nuestros antepasados y a él en<br />

particular desde que era Corista! ¡Y durante el Subpriorato y años siguientes cómo<br />

celó su adelantamiento a cambio de privaciones! Pero la divina Providencia veló<br />

por su siervo, y por eso vemos que, si invirtió gran caudal en la fábrica, podía ir<br />

pagando todo y dejar sobrante en la caja. A esto obedece la siguiente consulta habida<br />

en 27 de Octubre de 1689 en la cual propuso a los Padres, según dice el libro<br />

citado 3 "si convendría imponer seis mil R. S. a censo, y aviendo venido en que convenía,<br />

se diese y ympusiese en nro Convto de Maqda. dándonos pa. seguridad sus<br />

bienes y raiçes, en tierras, viñas y olibares y huertas". Fue también durante su segundo<br />

Priorato cuando nuestro Hermano General D. Francisco Sanz Tenorio, de<br />

quien habemos tratado, hizo su testamento nombrando albacea al P. Fr. Román de<br />

San José, muy estimado y amigo de su confianza 4 , y dejando a nuestro convento<br />

cuantiosos bienes temporales en la hacienda de Nambroca.<br />

¡Tan laudablemente acabó su Prelacía el P. Fr. Román! No debe asombrarnos<br />

que en llegando la celebración del Capítulo de 1692 fuese ascendido a la Definitura<br />

de Provincia 5 ; pero la renunció presto y siguió residiendo en el convento de sus<br />

mejores afectos. Aquí vivía<br />

1 Ib., Libr. de cons., fols. 80 y sigs.<br />

2 Arch. hist. nac., leg. 91.<br />

3 Fol. 82.<br />

4 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de procurac., leg. 91; y Madr., leg. 36.<br />

5 Ib., leg. 39.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 3 507<br />

cuando el P. Fr. Juan de la Cruz, sucesor en el Priorato, renunció también el<br />

empleo 1 a mediados de Junio de 1694, y como el Definitorio le extendiese nombramiento<br />

de Presidente, sin dejar de ser Definidor, entró a gobernar el convento el<br />

día 19 de Junio. Ignórase con qué motivo o por qué causa tuvo que extender una<br />

declaración jurada acerca de las obligaciones de misas y otras cosas, y en la declaración<br />

afirma como Presidente del convento 2 que había obligación de celebrar cada<br />

año 207 misas cantadas y 474 rezadas; de tener expuesto el Santísimo Sacramento<br />

tres días, al año, en los cuales había sermón, y además tener encendidas cuatro lámparas<br />

en el templo día y noche, perpetuamente.<br />

Sabemos positivamente que desempeñó la Presidencia del convento hasta el<br />

día 15 de Abril de 1695, o sea hasta las vísperas de celebrarse el Capítulo Provincial<br />

que tuvo lugar el 22 del mismo mes, y que en tal fecha Dios Nuestro Señor<br />

llevóselo al eterno descanso 3 . Parece que preveía su muerte cercana, ya que en la<br />

última semana en que asentó sus cuentas en el Libro de recibo hizo constar que<br />

había en caja 38.500 reales para continuar la obra del convento. A los pocos renglones<br />

se anota que murió. Cuarenta y seis años de edad nada más contaba: la Orden<br />

podía, en verdad, fincar en él hermosas esperanzas.<br />

1 Ib., leg. 91.<br />

2 Ib., Libr. de Procur., leg. 91.<br />

3 Ib., Libr. de recib.


ARTÍCULO IV<br />

Dos Capítulos provinciales<br />

Sumario: Vocales del de la Provincia de San Agustín.– Elecciones.– Labor preceptiva del de<br />

San Nicolás.– Provisión de oficios.<br />

Unicamente tenemos averiguado que la Provincia de San Agustín pudo congregarse<br />

en Capítulo el día 22 de Abril del año en curso, y que, después de hacer<br />

algunas actas, de las cuales no ha quedado huella, procedieron los Padres Capitulares<br />

a verificar los nombramientos del caso. Antes de expresar los empleados nuevos,<br />

es bueno advertir que asistieron al Capítulo, entre otros cuyos nombres nos son<br />

desconocidos, como Vocales, los Padres Fr. Jacinto de San Rafael, Rector Provincial,<br />

que sucedió al que de Provincial pasó a ser Obispo de Alguer; Fr. Pedro de la<br />

Concepción, Definidor; Fr. Juan de la Visitación, Rector del Colegio de Alcalá; Fr.<br />

Félix de San Gregorio, Rector del de Salamanca; Fr. Pedro de la Concepción, Prior<br />

del Convento de Madrid; Fr. Pedro de Jesús María, Prior del de Valladolid; Fr.<br />

Francisco de la Encarnación, Prior del de la Nava; Fr. José del Espíritu Santo, Prior<br />

del de Portillo; Fr. Juan de San José, Prior del de Talavera; Fr. Pablo de Jesús María,<br />

Rector del Colegio de Jarandilla, y Fr. Juan de Santa María, Secretario.<br />

Los nuevos elegidos fueron: Fr. Diego de la Concepción, Prior Provincial; Fr.<br />

Diego de San Agustín, Fr. Juan de San Miguel, Fr. Antonio de San Guillermo y Fr.<br />

Félix de San Gregorio, Definidores de Provincia; Fr. Juan de San José, Secretario<br />

de Provincia; Fr. Antonio de la Cruz y Fr. José de San Agustín, Prior y Subprior del<br />

Convento de Madrid: Fr. Andrés de San Teresa, Maestro de Novicios; Fr. Martín de<br />

la Concepción, Prior del de


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 4 509<br />

Toledo; Fr. Simón de Jesús, Prior del de Valladolid; Fr. Juan de los Reyes,<br />

Subprior del Portillo; Fr. Fernando de Santiago, Subprior de Santa Cruz de la Sierra,<br />

y Fr. Martín de San Miguel, Prior de Maqueda.<br />

*<br />

*<br />

*<br />

Presidido por el primer Definidor P. Fr. Isidoro de Jesús María, tuvo lugar en<br />

Manila el Capítulo Provincial de 1695, a 22 de Abril, viernes, con la asistencia de<br />

veintidos Vocales 1 . Hiciéronse en él doce actas y treintaisiete determinaciones, algunas<br />

de las cuales vamos a copiar para ver el espíritu de Provincia y su fisonomía<br />

propia y característica. La 2.ª es así: "Iten declaramos y determinamos que el ministerio<br />

de Masbate se admita por Convento y en este presente Capítulo se nombre<br />

Vicario Prior de él como se acostumbra para los demás Conventos de vicariatos".<br />

La 3.ª versa sobre disciplina interna, cortando un abuso pequeño, en lo cual se<br />

ve el espíritu de observancia que en la Provincia regía.<br />

4.ª "Iten se determinó que en cuanto al pleito de los ministerios de Zambales,<br />

se hagan las diligencias según y como lo manda N. P. Vicario General a esta Provincia".<br />

6.ª "Iten se confirmó el acta que manda que N. P. Provincial no permita omisión<br />

alguna en leer los viernes en todos nuestros conventos (misiones) la regla de N.<br />

P. S. Agustín y que castigue al que en esto sea defectuoso".<br />

Trata en la 8.ª de conservar a todo trance el uso de la sandalia muy abierta para<br />

practicar la descalcez.<br />

"11.ª Iten mandamos que en la isla de Dumaran, provincia de Calamianes, se<br />

funde nueva cabezera luego que haya Ministros aptos, y el territorio le asigne y<br />

determine N. P. Provincial con sus Diffinidores, uno y otro despues de bien informado<br />

de lo qe. mira a la seguridad de los Ministros qe. huvieren de assistir en dicha<br />

nueua cabezera".<br />

Las determinaciones estatuidas por el Definitorio Capitular versan sobre que<br />

ayuden los conventos y ministerios a los gastos de la Provincia; que los conventos,<br />

además, excepto el de San Sebastián,<br />

1 Arch. prov., Libr. 1.º de Becerr., fol. 29.


510<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

celebren cierto número de misas en favor del de Manila; que en los conventos y<br />

ministerios se rece públicamente todos los sábados y primeros domingos de mes el<br />

santo Rosario; se reglamentó la vida del hospicio de Méjico, y se fijó el modo de<br />

proveer de Superiores a esta casa; se prohibió que ningún religioso, aunque fuera<br />

Prior, pudiese empezar obras de fábrica y deshacer las hechas sin licencia expresa<br />

del P. Provincial, bajo pena de suspensión del oficio; que los Provinciales o los<br />

Visitadores examinen a los Padres, así de materias teológicas como de la lengua<br />

indígena; y, por fin, que hiciesen todos los ministros y archivasen anualmente ls<br />

padrones de censo de población.<br />

Cuanto a elecciones he aquí el resumen: P. Fr. José de Santa María, Provincial;<br />

Padres Fr. José de Jesús María, Pedro de San Jerónimo, José de Santa Gertrudis y<br />

Rafael de San Bernardo, Definidores; Fr. Juan de la Ascensión, Secretario; Fr. Juan<br />

de San Agustín, Procurador; Fr. Juan de la Concepción y Fr. Francisco de San José,<br />

Prior y Subprior del convento de Manila; Fr. José de la Asunción, Prior del convento<br />

de Cavite; Fr. Francisco de la Madre de Dios, Prior del de Cebú, y Fr. Juan de<br />

San Nicolás, del de San Sebastián.


ARTÍCULO V<br />

El P. Fr. Bernardo de Santiago, Valderas<br />

Sumario: Profesa en Madrid.– Se dedica al estudio.– Es todo un sabio.– No ocupa ni cátedras<br />

ni prelacías.– Elogio compendioso.<br />

Nos hallamos en presencia de un hombre de gran mentalidad, muy versado en<br />

la Sagrada Escritura y también en materias históricas, cuya fama en la villa y corte<br />

de España fué ponderada en su tiempo, aunque no brilló en las aulas públicas ni en<br />

las sillas de los superioratos, sino como hombre de estudio, recogido y pensador,<br />

abriéndose campo entre los contemporáneos, que por grande escriturario e historiador<br />

lo reputaron. Es el P. Fr. Bernardo de Santiago a quien nos referimos. Hijo de la<br />

provincia de León, como nacido en el pueblo de Gradetes, tuvo por padres a Luis<br />

de Valderas y Jerónima de Omaña, quienes le autorizaron para que ingresara en<br />

nuestro noviciado de Madrid el año 1645. Cumplida la prueba, se ligó a Dios por<br />

medio de los sagrados votos a 26 de Julio del siguiente año, habiendo tenido por<br />

Maestro al P. Fr. Mateo de Jesús María, y por Prior al P. Fr. Juan de San Clemente,<br />

que fué quien lo prohijó en la Provincia de San Agustín 1 .<br />

Aparte de estos datos que nos proporciona el acta de su profesión, nada sabemos<br />

de su vida hasta el año 1653, en que aparece en el convento de Madrid testificando<br />

en el acta notarial la profesión de un novicio a 5 de Abril 2 , en la cual fecha<br />

tendría, por lo menos, 24 años, como sacerdote que era. Siguió viviendo en Madrid,<br />

a lo que parece, pues el P. Provincial, con fecha 1.º de Enero de 1657, lo comisionó<br />

para que, con otro religioso, hiciese la información canónica para admitir<br />

1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 128.<br />

2 Ib., fol. 166 v.º


512<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

a un pretendiente de nuestro hábito, según vemos en el Libro de informaciones<br />

de Madrid 1 . Después vémoslo constituído en Prior de Valladolid mediante nombramiento<br />

capitular hecho en 1668, empleo del cual tomó posesión el día 12 de<br />

Mayo 2 . En acabando el trienio tuvo su conventualidad en Toledo: por lo menos, allí<br />

estaba a 4 de Febrero de 1672, y examinó y dió por bien practicado un expediente<br />

de informaciones para un pretendiente 3 ; y en otra ocasión figura el mismo año funcionando<br />

como Presidente de la casa 4 . A 16 de Diciembre de 1678 residía en Madrid<br />

5 , y lo mismo con fecha 3 Octubre de 1680, ya que asiste a una profesión religiosa<br />

6 . Presenció otra, como testigo notarial, el día 31 de Agosto del año 1683, y en<br />

ella se hace notar que el P. Fr. Bernardo era Predicador de oficio 7 . Es la primera vez<br />

que vemos detrás de su nombre un título honorífico. Con seguridad que no tenía<br />

otros, porque la práctica de nuestra Recolección entonces era poner al nombre algún<br />

distintivo, mayormente cuando el nombre propio podía originar confusiones.<br />

Raro es, sin embargo, que a los 53 años de edad obtuviese el título de predicador,<br />

siendo, como era, muy talentoso y aplicado al estudio, y no habiendo por entonces<br />

otro nombre igual al suyo; pero ello no es imposible, pues el P. Fr. Bernardo podía<br />

carecer de dotes externas para la cátedra sagrada; y dígase lo propio para explicar la<br />

causa de no verse su nombre en la lista de los catedráticos de Salamanca ni de Alcalá.<br />

Continuó viviendo en el convento madrileño hasta el año 1692, a juzgar por<br />

varias actas de profesión de novicios en que lo citan como asistente y testigo notarial.<br />

En otro documento 8 se ve que habiendo asistido a un Capítulo conventual verificado<br />

en Madrid el año 1684, al que asistieron muchos Padres, él ocupa el tercer<br />

lugar de precedencia. Fué en el Capítulo Provincial del año de 1692 cuando lo<br />

nombraron primer Discreto para el Capítulo General de 1694, y, efectivamente,<br />

ejerció su derecho en tan respetable asamblea 9 , y cumplida su misión, regresó al<br />

convento de Madrid, donde lo hallamos a 22 de Agosto de 1695 honrando con su<br />

presencia a un Hermano<br />

1 Arch. hist. nac., leg. 41.<br />

2 Ib., Vall., Libr. de recib., leg. 213.<br />

3 Ib. Tol., leg. 94.<br />

4 Arch. gen., carp. A.<br />

5 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 377.<br />

6 Ib., fol. 401.<br />

7 Ib., fol. 438.<br />

8 Arch. hist. nac. Madr., leg. 39.<br />

9 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 93.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 4 513<br />

Lego que hacia su profesión, y que por cierto era lo que hoy llamamos analfabeto,<br />

pues no sabía ni firmar 1 .<br />

Y nada más conocemos de la vida de este Padre. En el Libro de Difuntos de la<br />

Congregación 2 , después de apuntar su nombre, añade: "grande escripturario i historiador".<br />

¡Cosa rara! En dicho libro, solamente se suele consignar el lugar de la defunción,<br />

el nombre y apellido de la Orden, y, si al morir desempeñaba alguna prelacía,<br />

indícase cuál sea, y nada más; tan sólo para los Vicarios Generales y para los<br />

Priores y Rectores Provinciales se hace constar que lo fueron, aunque a la sazón no<br />

ejerciesen los cargos. ¿Por qué, pues, se especifica que este religioso, entre todos<br />

los demás, era grande escriturario e historiador? Mucho debía descollar y señalarse<br />

para que quede este elogio justificado en el libro. De todas maneras, consta que<br />

bajó al sepulcro en nuestro convento de Madrid antes de finar el año 1695, teniendo<br />

apenas 49.<br />

1 Libr. de prof., fol. 564.<br />

2 Arch. gen., fol. 33 v.º


ARTÍCULO VI<br />

H.ª Terciaria Gabriela de Jesús<br />

Sumario: Su oración fúnebre.– Elogio muy cabal y sentido.– Mortificaciones de la Hermana<br />

Gabriela.– Su modestia y humildad.– Tentaciones.– Penas interiores.– Pureza virginal.–<br />

Deseos del martirio.– Fortaleza heroica.– Caridad con el prójimo.<br />

Había por este tiempo en Alcalá de Henares tres hermanas carnales, cuyo abolengo<br />

y ascendientes nos son ignorados por completo, las cuales pertenecían al grupo<br />

de Terciarios Agustinos Recoletos que frecuentaban nuestro templo y eran dirigidos<br />

por nuestros religiosos. Virtuosas y ejemplares, dos de ellas murieron en un<br />

año de espacio: en el año 1694 murió una, y el 20 de Octubre del año siguiente falleció<br />

la otra, llamada Gabriela de Jesús, en cuyas exequias, celebradas en nuestra<br />

iglesia de Alcalá, predicó el P. Fr. Carlos de la Concepción, Lector, distinto, por<br />

cierto, de otro P. Carlos de la Concepción, orador notable también y contemporáneo,<br />

que pertenecía a la Provincia del Pilar y lució por dos veces sus dotes oratorias<br />

en Barcelona, como veremos cuando de él hablemos en el tomo siguiente.<br />

No hemos averiguado nada más que lo que en esta oración fúnebre apunta el P.<br />

Fr. Carlos, y por eso vamos a transcribir los principales párrafos de ella que tengan<br />

relación biográfica con la difunta, dejando a un lado las consideraciones y alusiones<br />

eruditas que en el sermón se encuentran, porque no hacen a nuestro intento.<br />

Antes de copiar estas páginas, que se hallan impresas en un libro forrado en<br />

pergamino, que lleva al dorso el título de Sermones varios, y es una colección de<br />

cuadernos del mismo tamaño pertenecientes en otro tiempo al famoso Pascual de<br />

Gayangos y hoy a la Biblioteca Nacional, pongamos unos conceptos del Dr. D.<br />

Diego Castell Ros de Medrano, Catedrático y Canónigo en Alcalá, quien, en la censura,<br />

afirma: "No sólo es digna de la pública luz esta Oración, por prudente y erudita,<br />

sino porque no sepulte el olvido las virtudes de la ya Venerable difunta: y en<br />

esta competencia, no sé quién debe más: al orador


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 515<br />

la difunta, o a la difunta el orador. Debe la difunta al orador, que, con sus piadosos<br />

y discretos afectos, publica a la posteridad los merecidos elogios de su ejemplar<br />

vida; pero debe el orador a la difunta, que sólo empeño tan glorioso pudo alentar<br />

los esfuerzos de su ejercitado ingenio para merecer los más seguros aplausos...<br />

Y aun he llegado a sospechar ha querido Dios con los aciertos de esta Oración manifestar<br />

las virtudes de esta humilde sierva suya, que tanto escondía de la común<br />

noticia. ¡Qué poco ruido hacían en esta escuela sus singulares méritos! ¡Siempre<br />

padeciendo tan congojosa en sus martirios, y no se oía un quejido! Padeciendo sumamente<br />

en lo interior, no se vió indicio exterior de su congoja. Podíamos decir<br />

con Salviano que sus aflicciones no nos habían de ser dolor, pues eran, como entendíamos,<br />

madre de sus virtudes. La debilidad del cuerpo aumentaba los esfuerzos<br />

del espíritu y se transformaba en espiritual vigor el corporal desmayo. ¡Qué distantes<br />

de estimaciones humanas vivían sus retiradas virtudes! Cuando estaba en lo más<br />

penoso del padecer, a quien sabía su mortificación, movió más a lástima que a<br />

aplauso. Dios echó su bendición a esta sierva suya y otras dos hermanas, que todas<br />

tres han sido ejemplo y admiración a los más doctos y virtuosos varones de esta<br />

escuela que dirigieron sus espíritus".<br />

Por las primeras palabras del exordio da a entender que también predicó el P.<br />

Carlos Oración fúnebre cuando murió la hermana de Gabriela de Jesús; pero ni la<br />

Oración ni otro algún dato ha llegado a nuestro poder, fuera de éstos. Exclama así<br />

el orador en el exordio:<br />

"Ayer una Hermana digna de toda veneracion, de la vista se nos desparece: y<br />

hoy otra Venerable Hermana, en un instante, sin saber cómo, delante de los ojos se<br />

nos hunde! ¡Tan presto ambas! ¡Y ambas tan juntas! Mas qué se hace de nuevas el<br />

dolor, si eran más que en la sangre en la virtud hermanas, y era forzosa ilacion de<br />

su uniforme vuelo, que ambas juntas descansaran... Porque siendo más que en la<br />

naturaleza, en los vuelos de la virtud hermanas, eso mismo pedía, que, si iguales se<br />

remontaron, con igual celeridad descansaran". Y después de un exordio brillante y<br />

férvido, comienza a explanar el texto, fijándose en que el arca de Noé, por lo cerrada<br />

y misteriosa, es imagen de la humildad de su panegirizada en el silencioso padecer<br />

y obrar y en la limpieza de su alma.


516<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

"Virgen prudente fué nuestra Venerable difunta; porque este dictamen seguro<br />

tuvo siempre fijo para practicarlo en su muerte. Muchas fueron sus mortificaciones,<br />

y tan madrugadoras, que dudo si, anticipadas, previnieron el uso de la razón.<br />

Arrojos más que valientes fueron los que tubo por ensayos la primer alborada de<br />

su niñez madura. Dígalo aquel no asquear su complexion delicada, poner la boca<br />

en flemas llenas de horroroso asco, por vencer el que tenía, del sujeto que las<br />

echaba; aquel no melindrear su heroico vencimiento; lamer la cara costrosa de<br />

emponzoñadas viruelas de una criatura que estaba a la muerte; aquel chupar muchas<br />

veces las mechas que sacaban de una postema, ofreciendo caritativa este<br />

grandioso vencimiento por la doliente que padecía.<br />

Decir más será decir menos, habiendo dicho tanto; y así, sus mortificaciones<br />

las tocaré de paso. Su abstinencia fué de por vida, sus ayunos a pan y agua dos<br />

días a la semana, aumentando estos rigores las Quaresmas y fiestas de su devoción.<br />

Tres cilicios continuos con que anduvo muchos años. Sus disciplinas frecuentes,<br />

una gruesa túnica de bayeta, que algún tiempo, sin mudarse, vistió de<br />

invierno y de verano. Su dormir sobre una tabla que con disimulo tenía oculta en<br />

la cama, durmiendo para más penalidad muchos años sin almohada, reclinándose<br />

algunas noches puesta una corona de espinas para más atormentarse. Aquel usar<br />

en todas ocasiones de muy poca ropa, la que pedia la decencia, no la que el abrigo<br />

necesitaba, el no poner jamás cuidado en comida y vestido, pendiente en todo<br />

de la divina voluntad, padeciendo en esto no pequeñas mortificaciones, con que<br />

quiso Dios ejercitándola probarla. Y finalmente, aquella negación en todas las<br />

cosas de su propia voluntad, que en eso se excedió a sí misma, pudiendo hacerse<br />

de esta materia sola un muy dilatado sermón.<br />

Mas que me canso en referir las leves migajas, que lo son respecto de lo que<br />

su silencio cauteló, aun de los mismos que inevitablemente trataba. Díjola un<br />

Confesor que le diese cuenta de las penitencias que en otros tiempos había ejercitado,<br />

dándola tiempo para que las recapacitase, y después de muy pensado y<br />

muy instada, cuando quizá aguardaba una narración muy dilatada, salió con decirle:<br />

Hallábame con grande disposición y fervor para hacer penitencia: hice<br />

algunas. Y hubo de dejarla viendo no era fácil sacar más de su encogida humildad.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 517<br />

Mas también discurro, y no sin gran fundamento, que no decirlas sería por<br />

habérsele olvidado; porque no hubo cosa que más echase al olvido que lo bueno<br />

que había obrado. Otro la puso mandato para que dijese algo; hízolo, obedeciendo<br />

rendida; pero, a más de ser concisa, concluyó diciendo: Harto escrúpulo podía<br />

tener de haber dicho esto, que no sé que sea menester para nada.<br />

Tanto estudio y cuidado tenía de ocultarlas y encubrirse, que formaba escrúpulo<br />

de que supiera las penitencias, que antes había hecho, el Confesor que después<br />

la confesaba. ¡Oh, cuántas veces, y con qué veras decía que deseaba que<br />

fuese su nombre en el olvido sepultado! ¡Mujer por cierto rara! Tal ocultar sus<br />

obras a los ojos de todos, como no es fácil encontrarlo, tan poco es fácil acertar a<br />

ponderarlo...<br />

Oh, mujer prudente y sabia, qué bien practicaste esta divina enseñanza! Si te<br />

dicen dés noticias de tus mortificaciones las callas; si te obliga la obediencia, así<br />

como por ella las ejecutaste, así, rendida, las dices por ella; mas con breves y<br />

humildes palabras, reduciéndolo todo tu discreto silencio a una sucinta cláusula.<br />

Manifestemos más su prudente silencio y disimulo acertado. Ocultar mortificaciones<br />

corporales ya lo sabe hacer con facilidad la razón; mas los interiores,<br />

que maltratan y lastiman el alma, es a la razón tan arduo, que son como el Fénix<br />

los que han conseguido ocultarlas; porque como para eso es necesario tener estrechamente<br />

sujetas las pasiones del alma es punto más dificultoso, y en donde<br />

resplandece más una virtud señalada. No envuelva, pues, en su anchuroso caos el<br />

olvido una pequeña parte siquiera de lo que interiormente padeció, para que se<br />

rastree lo sobresaliente de su valerosa disimulación.<br />

Dando cuenta de las tentaciones que había tenido (que no es lo menos del padecer)<br />

dijo las palabras siguientes: —De tres o cuatro años tuve grandes tentaciones<br />

contra Dios, las cuales eran que le maldijese; yo me hallaba con ellas harto<br />

congojosa. Tan temprano empezó a padecer esta peregrina mujer.<br />

Siguiéronse después otras más agrias peleas, juntándose las contradicciones<br />

exteriores, a aquel interior y exterior ejercicio, que dió tanta materia a la caridad<br />

y ciencia de los hombres más grandes de aquel tiempo, que por ser lo que entonces<br />

padeció, tan notorio en


518<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

esta ciudad y a muchos de mi auditorio, por no ser molesto, lo pasaeré en silencio.<br />

Eran malos tratamientos del Demonio, con que la quería estorbar el uso<br />

de los Sacramentos y todos los ejercicios de virtud, comprimiéndola las quijadas<br />

y haciendo otros males en su cuerpo.<br />

Sólo diré que a más del trabajo corporal y su quebranto, decaimiento de fuerzas,<br />

imposibilidad de tenerse en pie, sintiéndose rendido su cuerpo, tan sin fuerzas<br />

y pesado, que lo mismo era querer mover un pie que querer arrancar un árbol<br />

profundamente arraigado (no es exageración, porque ni leve sombra es de lo que<br />

padeció), siendo esto y lo que dejo de decir, para un sujeto tan delicado como el<br />

suyo, sobre toda ponderación, era mucho más lo que interiormente por ella pasaba,<br />

porque aquí era persuadirla, que todo lo que sucedía era una mera ilusión de<br />

su fantasía y sólo gana de querer engañar a los que la regían.<br />

Aquí era el sentirse interiormente llena de vivísimas tentaciones: de indignación,<br />

de blasfemia, de desesperación y lascivia, tan ofuscado el entendimiento,<br />

tan seca la voluntad, tan sumamente triste, pareciéndola que ya Dios la había dejado<br />

con un aniquilamiento tan grande y una excesiva oscuridad, que, estremeciéndose<br />

toda a la congoja, se caía de su estado sin poder hablar en mucho tiempo<br />

palabra.<br />

Mas, en medio de este tropel de penas fué su disimulo tan grande que, alentándose<br />

todas sus fuerzas, hacía cuanto esfuerzo podía, porque no se llegase a<br />

entender; contentándose con que sólo las viese aquel sumo Bien, por quien solo<br />

las sufría. Solía decir, que algunas veces, si pudiera hablar una sola palabra,<br />

solo porque no conocieran lo que padecía, la hablara. Su mayor expresión<br />

cuando podía era decir en muy sumisa voz: o ¡Dios mío! o ¡Hágase en mí la voluntad<br />

de Dios! Y las más veces se le conocía los exorbitantes trabajos que interiormente<br />

padecía, más por lo que en el rostro se disfiguraba, que porque los decía,<br />

y lo que más admiraba es, que, si la llegaban a hablar y tratar, a todos respondía<br />

con afabilidad, deshaciendo con natural y despejo lo mucho que padecía,<br />

pareciendo que en aquella alma generosa no había otra cosa, que todo dulzura<br />

interior, o según estaba con todos afable, que en ella nada de lo que padecía<br />

había.<br />

¿No es este prodigioso modo de obrar bien singular en nuestro frágil barro?<br />

¿No es éste un disimulo a toda inspección prudente?


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 519<br />

¡Tan exterior en el exterior, como si no expirara el alma al ahogo de la suma<br />

pena interior! Tan cerrada a las luces, y consuelo por dentro tan modestamente<br />

esparcida, y alegre por fuera!…<br />

¡Oh, mujer valerosa, venciste no sólo a tus ahogos y congojas, sino que de ti<br />

misma triunfaste! Hacer parecer serena calma la más deshecha borrasca, zozobrar<br />

toda el alma en amarguras y estar no sólo sosegado, sino apacible el semblante,<br />

discurra cada uno si esto es tener sujetas las más íntimas pasiones del alma,<br />

y si alma así sería para Dios delicioso tálamo.<br />

Ya que me hallo en obligación de manifestar su padecer, y el sílencio con que<br />

supo su prudencia ocultarlo, coronaré este discurso diciendo: que era tan recatada<br />

en encubrirle, que ni aun suspirar quería, por no dar a su afligido corazón este<br />

alivio, y no manifestar lo que padecía. No gustaba mucho de oír suspirar, porque<br />

decía no era estar bien hallados con las penas buscar siquiera este alivio escaso.<br />

En una ocasión estando (como he sabido) con uno de sus confesores notablemente<br />

ahogada y afligida, dió sin advertencia ni reparo un moderado suspiro.<br />

Advirtiendo la novedad y su congoja, alentóla a que con otro se desahogase, por<br />

ver cuan rara y no vista era en ella esta explicación. Mas, como de su descuido<br />

corrida sin admitir el alivio dijo: "No sé cómo ha sido esto, que no soy amiga de<br />

suspirar". ¡Suceso peregrino! Ponderad esta que parece menudencia, y hallaremos<br />

en ella los fondos más preciosos de un elevado espíritu.<br />

¿Es un suspiro más que una leve respiración por donde un afligido corazón<br />

blandamente alienta y se alivia? ¿No es un decentísimo desahogo sin que de la<br />

perfección desdiga? En quien no se halla bien con las penas, nada importa; mucho<br />

monta en quien generosa anhela a padecer más penas. Abrir los labios para<br />

quejarse y suspirar puede ser acción tan loable, que aun los más aprovechados la<br />

ejerciten; mas cerrar los labios para no respirar entre congojosas ansias ni un leve<br />

y moderado suspiro, yo no sé quién lo haya hecho sino esta mujer insigne...<br />

Fué limpia y pura tanto, que se tiene por cierto que en su vida no manchó<br />

gravemente la inocente y cándida túnica que recibió en el bautismo. Mas, tuvo<br />

unos ojos tan linces para mirar y remirar sus


520<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

acciones, que hendía lo sutil de un cabello y hacía reparo donde no parecía<br />

que lo había.<br />

Mandáronla en una ocasión diese por escrito cuenta de un particular que le<br />

había pasado en el interior, y no hallando tierra a mano porque no se borrase, valióse<br />

de polvos de cartas. Acusóse después de esto diciendo que parecía era<br />

hacer algún caso de lo que había escrito. Acusóse en otra ocasión de haber deseado<br />

entrañablemente toda su vida ser Religiosa, y dió la razón diciendo: "Que<br />

porque había deseado cosa de que era indigna más que el haberlo deseado<br />

había sido porque era estado más perfecto porque en la Religión la harían ser<br />

buena". Fuera no acabar en breve decir la suma delicadeza con que miraba los<br />

ápices de su conciencia.<br />

¡Oh, fiel hija del siempre excelso Augustino, cómo imitaste sus aquilinos<br />

ojos, todos absortos en contemplar los átomos más mínimos de su interior cristalino.<br />

Acusóse mi gran Padre de haberse alegrado con la luz de un día sereno y<br />

claro y de haberse deleitado con la suave melodía con que en la iglesia se cantaban<br />

los cánticos sagrados. ¡Oh grande facinus! ¡Oh flagitium máximum! exclama<br />

mi Santo Tomás de Villanueva. Gravísima certe crimina, & confusione dignísima.<br />

¡Oh gravísimos delitos los de Agustino! Por cierto que son dignos de una<br />

confusión grandísima. Pues estos pecados tamaños y tan grandes los lloraba,<br />

gemía y se acusaba de ellos, como si en relidad fueran gravísimos aquella sobreexcelente<br />

capacidad profunda de Agustino; y a estos pecados y a estas acusaciones<br />

discurro que se quieren parecer las de su hija.<br />

Sólo a haber de compararla, cabía la comparación con otras almas piadosas,<br />

que cuidan vigilantes de la pureza de su alma, mas, ni con éstas he de compararla;<br />

porque a la verdad, no me acuerdo haber leído de otras estos menudos y delicados<br />

reparos; conque ni por alto ni por bajo encuentro a quien compararla, y así<br />

para no errarlo, a haber de hacer alguna comparación, solo a ella consigo misma<br />

la comparara...<br />

Solía el común adversario tal vez infestarla dormida con alguna imaginación<br />

menos decente (esto tuvo esta mujer de raro, que aun durmiendo no descansaba)<br />

y no obstante que sabía que padecer semejantes sueños no es culpable, como<br />

después no se quieran, o no


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 521<br />

precediendo voluntaria causa, y que estaba prontísima al disenso su voluntad,<br />

con tanto dolor y veras se acusaba, corno pudiera otro de el mayor y más enorme<br />

pecado. Y a tanta pureza aspiraba, que, en padeciendo dormida semejantes luchas,<br />

decía se abstuviera por reverencia del Soberano Sacramento ocho días sin<br />

comulgar, como la obediencia la dejara. Tan profundo respeto tenía a la grandeza<br />

de la Divina Majestad oculta en el Sacramento, y tanta era la limpieza que para<br />

recibirlo en su alma y cuerpo deseaba.<br />

Mas, lo que sobre todo admira, es el esfuerzo de su virginal pureza. Todo el<br />

infierno se armó por todos los medios posibles para hacerla cruel y sangrienta<br />

batería, pero fué tan modesta, recatada y valerosa en pelear, que siempre con la<br />

divina gracia salió victoriosa de luchas tan horribles a las tentaciones del enemigo<br />

invisible, aun siendo niña, hacía tan alentada resistencia, que de martirizarse<br />

tenía la carne de un brazo desunida del hueso, y denegrida.<br />

Mas ¡oh bondad de Dios, y cómo eres fiel en premiar a los que de veras te<br />

sirven aun en esta vida! Con las continuadas súplicas que a Nuestro Señor hacía,<br />

con el gran conato que ponía en resistir y con lo mucho que se mortificaba llegó<br />

(como lo aseguró) a conseguir estar tan insensible a los insultos de la sensualidad,<br />

como si fuera piedra aun cuando más combatida. No parece sino que en ella<br />

nuestra frágil naturaleza declinó jurisdicción.<br />

Es la humildad de la pureza centro, en ella tiene librado su más seguro retrete<br />

y sosegado descanso. Pues por las breves señas que de su pureza he dado podéis<br />

cotejar allá lo grande de su humildad, para ser de tanta pureza centro capaz. Lo<br />

que yo ingenua y brevemente diré es que no hallaba términos ni caminos bastantes<br />

para despreciarse, deshacerse y anonadarse. El bajo concepto que de sí hacía<br />

y lo mal que sentía de sí, no cabe sino en su mente, ni en sus ojos había peor<br />

criatura que ella, ni cosas más abominables que las suyas. Tan bajamente sentía<br />

de sí, que continuamente decía: Que atendiendo al desbarate de su conciencia,<br />

hallaba que toda la vida había sido una quimera interior. A poco que entrase en<br />

el propio conocimiento, sensiblemente le temblaban los huesos y toda se estremecía.<br />

No había cosa que más fácilmente y con más gusto creyese que decirle<br />

era muy mala: porque era ir con lo que de sí sentía. Tenía


522<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

muy impresa una máxima que solía con singulares veras repetir: Que ella entre<br />

sus Hermanas era Judas entre los Apóstoles. Aquí, hago punto, sin pasar a<br />

ponderación de su mucha humildad, porque no es tanto en mi juicio el estimarse<br />

por quimera y nada, como por Judas reputarse.<br />

Por este camino tan seguro atranco (perdonad la voz, que tal vez la vulgaridad<br />

se explica mejor) a una unión perfectísima con la voluntad de Dios: Me he sujetado,<br />

dijo en una ocasión dando cuenta de su alma a su director, a la voluntad<br />

Divina de tal manera, que estoy pendiente de ella al modo que lo está la hoja del<br />

árbol, que la lleva el aire donde quiere sin resistencia, y es tan insensible, que<br />

no siente que la arroje en el agua, ni el fuego, ni que la deje en medio de las esferas.<br />

Así se halla mi alma pendiente de aquella Divina Voluntad. Es tan profunda<br />

el alma de estas palabras, que ellas son de sí mismas la más calificada<br />

ponderación. Conténtome solo con referirlas, y paso a decir que, sin duda, de este<br />

ardiente amor le nacían aquellas abrasadas ansias, con que toda su vida, desde<br />

niña, deseaba morirse y verse con Dios; por lo que decía que nunca le había pedido<br />

a Dios que le diese salud. Mas ¡cómo había de pedírsela quien con grande<br />

afecto de su corazón solía muchas veces repetir: —¡Oh, cuándo se acabará este<br />

mundo! Los clamores (decía) de las campanas me hacen sonora música y me<br />

avivan la esperanza de que me he de morir! ¡Oh, mujer, cuántas veces antes de<br />

morir te quitó tu amante deseo la vida!...<br />

¡Que temprano amanecieron en ella los deseos no sólo de morir, sino también<br />

de dar la vida por Cristo! Deseaba ardientemente, siendo muy niña, ir a padecer<br />

martirio, y hallándose imposibilitada, cuando oía leer las vidas de los Mártires<br />

deshecha en sus deseos, preguntaba muchas veces si vendrían por acá los tiranos.<br />

Y para divertir sus ansias la consolaban sus hermanas con decirla que había<br />

otros modos de padecer martirios distintos del de dar al rigor del cuchillo la vida.<br />

Tanto madrugó en los deseos de morir la que aun no había gustado de lo que era<br />

vida.<br />

De estas ansias nacía aquel amor entrañable que al padecer tenía. Cuando la<br />

campaña pasada sucedieron en Cataluña aquellos estragos, efectos de la guerra,<br />

en que no perdonó la barbaridad lo más sagrado, congojada de oir contar lastimosos<br />

desafueros, volviéndose a


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 523<br />

Dios con toda el alma, le dijo: —Señor un año más de Minuela (sic), y no sucedan<br />

estos estragos. Estaba a la sazón en lo apretado de su padecer, juzgando<br />

todos que sería lo último de su vida. Y yo no sé si Dios lo aceptó o no; mas lo<br />

que no puedo dejar de advertir es que vivió el cabal, y que tuvo diferente semblante<br />

la suerte de esta campaña pasada. Fué este año el más riguroso de su penada<br />

vida para las dos difuntas hermanas, y puesto que fueron tantos los que lo<br />

vieron, ponderen por ahí lo que interiormente pasaba y no veían.<br />

Pero no es esto lo más de su ardiente deseo al padecer, porque aun siendo de<br />

poca edad le había pedido a Dios que le quitase todos los gustos de esta vida. Y<br />

¿qué mucho sí estaba tan reñida con ellos, que decía: —Siento más el gusto más<br />

leve que el más exorbitante trabajo? Y para quitar a la naturaleza todo desahogo<br />

en el padecer y toda propia satisfacción, muchas veces repetía: —Ame yo a Dios<br />

y no quiera saber que le amo; cerrando con este deseo de amar a Dios, sin saberlo,<br />

las puertas a todo consuelo. Otras veces decía: —Mas que todo me parezca<br />

malo como yo no lo quiera. Que no es sólo querer padecer sin consuelo, sino doblar<br />

el padecer deseándole pareciese que, en cuanto obraba, hacía mal, quien en<br />

todo deseaba obrar bien.<br />

De edad como de veinte años se empezaron a manifestar aquellos trabajos tan<br />

crecidos, que fueron a esta ciudad tan notorios y se explican con nombre de ejercicio,<br />

a cuyo fin hubo, por orden del Señor Cardenal de Aragón, junta de Teólogos,<br />

que fueron el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Don Diego Ros de Medrano,<br />

Obispo de Orense, y entonces Catedrático de Prima de la de Santo Tomás; el<br />

R. P. M. Fr. Carlos de Bayona, Catedrático de Prima de Santo Tomás; el R. P.<br />

Fr. Luis de la Concepción, Trinitario Descalzo, y el V. P. M. Fr. José de Villanueva,<br />

que entonces era su confesor, con asistencia del Vicario de Su Eminencia.<br />

Como era camino tan particular y peligroso, recogióse a la oración a buscar en<br />

Dios el asilo seguro; mas, encendida en deseos de padecer, le pidió no tener luz<br />

de su camino, sin que la atemorizase lo arduo y dificultoso que es caminar a ciegas<br />

en los laberintos de una vida interior obscura y tan penosa. ¡Qué mujer tan<br />

rara ésta! ¡Qué deseos tan ardientes son éstos de padecer! No parece sino es que<br />

vivía de penas, o que su gloria y bienaventuranza era el padecer...


524<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

No nos admiremos ahora que amase mucho al prójimo quien a Dios amó así.<br />

No será fácil decir las angustias y amarguras que su corazón tenía, viendo las calamidades<br />

que los pobres padecían. Todo el corazón y los ojos tras sus miserias<br />

se le iban. Tanto, algunas veces, la contristaban, que era necesario el recatárselas.<br />

Remediaba las que con su posible podía, y ya supo su caridad volverla a casa<br />

sin vasquiña, y partir la ropa de la cama por remediar otra necesidad precisa.<br />

Más que mucho es esto, si con ella parece que nació la conmiseración misma.<br />

Aseguróle en una ocasión a su confesor que, siendo de edad como de tres<br />

años, estando en el Hospital de la Altozana, entró una mujer sumamente pobre<br />

con un niño en los brazos del mismo modo, tan flaco y amarillo, que parecía que<br />

iba a expirar. —Vi (le dijo) que su madre llegó a la pila del agua bendita le dió a<br />

beber con la mano: atravesóme el corazón ver aquella pobreza, que no podía<br />

reprimir las lágrimas, y empecé a discurrir con ansia cómo tendría yo un cuarto<br />

para darle un- bizcocho; paréceme lo conseguí y se le llevé, y me trajo lástima<br />

algunos días. Este fué mi principio. ¿Cuáles podían ser fines siendo tales principios?...<br />

He concluido mi oración. Siendo Dios tan liberal en dar, y en premiar tan superabundante,<br />

¿quién puede discurrir que se ha de olvidar de los que le desean<br />

servir, como la Hermana Gabriela de Jesús? Y así, discurra la piedad que le<br />

habrá dado premios eternos a nuestra difunta hermana, olvidándose su misericordia<br />

de las venialidades contagiosas de este frágil barro.<br />

Y pues, ¡oh mujer valerosa y fuerte!, saliste ya de las miserias de esta estrecha<br />

cárcel, sirvan más de hecho de nuestro dolor que de epitafio que te corone<br />

estas voces que quedan en nuestros pechos, más que en estas losas grabadas.<br />

Aquí duerme (que quien espera la resurrección no muere) una mujer, que, viviendo<br />

en el mundo, supo del mundo burlarse. Aquí descansa quien fué tan sedienta<br />

de penas, que, bebiendo un mar de por vida de ellas, jamás dijo su sed<br />

basta; un espíritu tan prudentemente cauteloso, que hasta de sí misma llegó a<br />

ocultarse; una alma ansiosa de pureza; un cuerpo, que en vida pareció cadáver;<br />

una vida, que fué prolongada muerte; una muerte, que esperamos es vida con<br />

gozos de gloria eterna".


ARTÍCULO VII<br />

Invención del cuerpo de N. Gran P. San Agustín<br />

Sumario: Aparición de la caja mortuoria.– Un artículo moderno.– Primera y segunda<br />

traslación.– Basílica de San Pedro, en Pavía.– Los Canónigos Regulares.– Monumento<br />

grandioso.– Controversias.<br />

En este año de 1695 tócanos registrar un acontecimiento gloriosísimo para<br />

la Orden, y es e! haberse hallado providencialmente las reliquias de nuestro<br />

Fundador, que reposaban en la iglesia de San Pedro, en Pavía, el día 5 de Octubre<br />

con motivo de estar restaurando la cripta de dicho templo. Al ver los<br />

obreros que aparecía una caja con la inscripción Augustinus dieron cuenta a la<br />

autoridad episcopal, y abiertas las tres cajas, metidas una en otra, se vió que<br />

todas las señales daban fe de ser las mismas reliquias que de Africa a Cerdeña<br />

trasladaron los Obispos africanos, según la tradición y la historia enseñan.<br />

Pero antes de narrar con todos sus detalles este acontecimiento, justo y<br />

oportuno es traer a la memoria los sucesos preliminares que ilustran el asunto,<br />

y para ello nada mejor que transcribir lo que un historiador de la Orden resume<br />

en estos bellos párrafos 1 :<br />

"Muerto San Agustín, como es sabido, en Hipona 2 , de la cual era Obispo,<br />

el 28 de Agosto del año 430, durante el sitio de la<br />

1 P. Guillermo Antolín: La Ciud. de D., núm. 662.<br />

2 Existe una piadosa leyenda acerca del corazón de San Agustín, y que a título de curiosidad<br />

vamos a consignar. Dícese que a la muerte del santo Doctor africano, un ángel, prendado<br />

de su caridad ardentísima, y para significar a los hombres la veneración que debían tributarle,<br />

con una flecha de ore encendida le atravesó el corazón, extrayéndole del pecho y entregándole<br />

después en depósito a los hijos fundados por el Santo. Esta preciosa reliquia<br />

desapareció en el siglo V con la devastación de los vándalos. Pero el año 960 a Sigisberto,<br />

obispo de Lyon, admirador ferviente del obispo de Hipona, y que no cesaba de pedir a Dios<br />

le concediese la dicha de poseer, una reliquia del Santo de su devoción, se le apareció un<br />

día en sueños otro ángel, que llevaba en la mano un vaso de cristal, cercado de anillos de<br />

oro, y le dijo: "¿Duermes, Sigisberto? Despierta, que yo soy el ángel de la guarda de San<br />

Agustín durante su vida; Dios ha querido que después de su muerte guardase su corazón;<br />

recibe el precioso don que Dios te envía." Desapareció el ángel, dejando sobre el altar de<br />

Sigisberto el corazón de San Agustín, tan fresco como si acabara de salir del cuerpo, en<br />

donde había palpitado en vida. Dicese también que al llegar a las palabras Sanctus, Sanctus,<br />

Sanctus del Te Deum que se cantó después en acción de gracias de esta maravilla, el<br />

corazón de San Agustín se estremecía, como si sintiera aún el amor que en vida le había<br />

inflamado.


526<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ciudad por los vándalos, diéronle sus discípulos sepultura en la iglesia<br />

de San Esteban, donde permaneció por espacio de cincuenta y seis años,<br />

salvándose milagrosamente, así como las copias más correctas de sus<br />

obras, que al morir había legado a la Catedral, del incendio a que aquellos<br />

bárbaros entregaron poco después la población. Al cabo de ese tiempo, y<br />

cuando los vándalos dominaban toda aquella parte del Africa, su rey Trasamundo,<br />

ardiente defensor de la herejía de Arrio, y perseguidor de la<br />

verdadera Iglesia de Cristo, promulgó el año 486 un decreto, desterrando a<br />

todos los Obispos del Africa. A fin éstos de evitar la profanación a que entre<br />

los arrianos quedaban expuestas las reliquias de San Agustín, encargaron<br />

a San Fulgencio, obispo de Ruspe y discípulo del gran Doctor, las recogiera<br />

secretamente, para trasladarlas consigo a la isla de Cerdeña, que<br />

era el lugar del destierro, en donde las depositaron en la iglesia de San Saturnino<br />

1 . Además del cuerpo de San Agustín, llevaron también su mitra y<br />

báculo pastoral, y las reliquias de otros varios Santos.<br />

En Cerdeña estuvieron los sagrados restos hasta el 28 de Febrero del<br />

año 722, en que fueron rescatados y trasladados de nuevo por Luitprando,<br />

rey de los Lombardos, a la ciudad de Pavía. Interesantes y curiosas son las<br />

noticias que de esta segunda traslación escribió, por encargo del emperador<br />

Carlomagno, el arzobispo de Milán Pedro Oldrado, y que nosotros<br />

vamos a extractar. Sabedor el piadoso rey de los Lombardos, por medio<br />

del entonces obispo de Pavía, de la profanación a que otra vez quedaban<br />

expuestas las gloriosas reliquias, a causa de haber invadido los sarracenos<br />

la isla de Cerdeña, mandó una embajada de los nobles de su reino para que<br />

las redimiesen<br />

1 Tillemont dice que fué el que desterró a los Obispos africanos, y que, por consiguiente, la<br />

traslación de las reliquias de San Agustín a Cerdeña, fue el año 484. Tampoco se sabe el<br />

número cierto de los Obispos desterrados; unos dicen que fueron 220 y otros creen que<br />

120.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 527<br />

a fuerzas de súplicas o de dinero, y las transportasen inmediatamente a<br />

Pavía, corte a la sazón de Luitprando. Comprado el cuerpo de San Agustín<br />

por unos 70.000 escudos de oro, y deseando comunicar lo más pronto posible<br />

al Rey el feliz resultado de la embajada, embarcáronle los nobles en<br />

una nave, que sólo en veinticuatro horas hizo la travesía desde el puerto de<br />

Cagliari hasta el de Génova, desde donde avisaron a Luitprando.<br />

El Rey, después de haber dado gracias a Dios por haberle cumplido sus<br />

más ardientes deseos, reunió a todos los Obispos y nobles de su reino, y<br />

todos juntos, seguidos de innumerable multitud de sacerdotes y fieles, fueron<br />

a Génova a recibir con la mayor solemnidad posible el cuerpo rescatado.<br />

La alegría que embargaba el ánimo de todos y la procesión triunfal con<br />

que trasladaron a Pavía las santas reliquias, más bien que describirse, sólo<br />

puede imaginarse. Sorprendidos por la noche cerca de Tortona y en una<br />

quinta llamada Savinariense, determinó el Rey pasarla allí con todos los<br />

que le acompañaban, rezando junto a la caja de los sagrados restos; mas<br />

cuando, al día siguiente, trataron de proseguir el viaje, no pudieron en manera<br />

alguna levantar la caja. Lleno Luitprando de tristeza, por el deseo vehemente<br />

que tenía de trasladar el riquísimo tesoro a su ciudad de Pavía,<br />

rasgó sus vestiduras, pidiendo de corazón a San Agustín le concediese el<br />

cumplimiento de sus más ardientes anhelos; pero el santo cuerpo continuaba<br />

inmóvil, hasta que acercándose al Rey, Graciano, obispo de Novara,<br />

le dijo que serían atendidos sus ruegos si no sólo de palabra, sino también<br />

con hechos, demostraba el amor que profesaba a las reliquias del Santo.<br />

Apenas prometió Luitprando dar en posesión perpetua el campo en que se<br />

encontraban a la iglesia de San Pedro, que era el lugar donde habían de ser<br />

depositadas, pudieron facilísimamente levantarlas y seguir con ellas hasta<br />

Pavía, donde la ciudad entera les hizo solemne y entusiasta recibimiento, y<br />

donde fueron colocadas en la cripta o confesión de la iglesia de San Pedro,<br />

junto al sepulcro de Severino Boecio.<br />

La basílica de San Pedro in coelo aureo es indudablemente uno de los<br />

templos más notables y quizá el más antiguo de Pavía, como que una tradición<br />

muy generalizada en el país atribuye su fundación nada menos que<br />

a San Siro, primer Obispo de la ciudad y discípulo


528<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de los Apóstoles. Mas si esta tradición no puede admitirse en buena crítica<br />

histórica, la fundación se remonta, por lo menos, según historiadores<br />

de nota, a los mejores tiempos de la dominación lombarda, acaso a los del<br />

rey Agilulfo. Lo que no cabe duda es que Luitprando le amplió y embelleció<br />

con tal magnificencia al depositar en ella el cuerpo del insigne Doctor<br />

africano, que desde entonces empezó a llarnársela Cella aurea, nombre<br />

convertido después en el de San Pedro in coelo aureo, o vulgarmente Cieldauro,<br />

como la llama el Dante. El sepulcro de San Agustín atrajo sobre la<br />

basílica la atención de los Pontífices, de los reyes, de los sabios y del pueblo,<br />

todos los cuales se disputaron la honra de visitarle, embellecerle y<br />

ot<strong>org</strong>arle privilegios y donaciones. Entre los Pontífices merecen especial<br />

mención el Papa Zacarías, que poco después de la traslación de los restos,<br />

en 742, los visitó con ocasión de defender ante el rey Luitprando la causa<br />

del pueblo de Ravena, y celebró en la basilica una función solemnísima;<br />

Gregorio V, que la visitó en el año 897; Silvestre II, que en 998 presidió en<br />

ella una asamblea convocada por Otón III; Benedicto VIII, que celebró en<br />

la misma un Concilio en 1022; Inocencio II, que consagró la Basílica acaso<br />

poco después de una de sus restauraciones, y otros muchos que le concedieron<br />

gracias y privilegios difíciles de enumerar. Entre los reyes le<br />

hicieron grandes donaciones y contribuyeron a su embellecimiento, además<br />

de Astolfo y Luitprando, Otón III, Enrique II y Conrado el Sálico, Federico<br />

Barbarroja y Federico II; conducta que luego imitaron los Viscontis<br />

y los Sforzas, muchos de los cuales, así como nobilísimos personajes españoles,<br />

alemanes, franceses y algún inglés, emparentados con familias reinantes,<br />

escogieron para su enterramiento el mismo templo que guardaba<br />

las cenizas de San Agustín 1 .<br />

Según la creencia más generalizada, la custodia de los sagrados restos<br />

fué encomendada por Luitprando a los Monjes benedictinos, que ocuparon<br />

el Convento y la Basílica de San Pedro in coelo aureo<br />

1 Entre los sepulcros de San Pedro in coelo aureo, cuyos epitafios ha estudiado Camilo<br />

Brambilla, figuran los de Galeazzo II, Lionel de Chiarenza, esposo de Violante, hermana<br />

de Juan Galeazzo, y el del mismo Juan Galeazzo, cuyo cuerpo fue trasladado á la Cartuja.<br />

De personajes ilustres se leen, entre otros muchos, los nombres de Juan Pepoli y Roberto<br />

Fronzolla, consejero de Galeazzo II, el famoso condottiero Facino Cane; el marqués Francisco<br />

de Este, capitán de los Viscontis, y el célebre Luchino dal Verme.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 529<br />

hasta el siglo XIII, en que fueron substituidos por los agustinos, primero<br />

por los Canónigos regulares y luego por los Ermitaños. Esta creencia, sin<br />

embargo, no es de tal manera cierta que no pueda con sólidas razones discutirse,<br />

y de hecho, no haya sido vivamente discutida. Los cronistas agustinianos<br />

sostienen que nunca estuvo el cuerpo del gran Patriarca encomendado<br />

a los benedictos, sino a los agustinos que habían venido de Cerdeña<br />

acompañando las reliquias, y que lo que ocurrió en el siglo XIII no fué la<br />

expulsión de los hijos de San Benito, sino la admisión de los Canónigos<br />

regulares a la participación de la gloria que ya de antiguo disfrutaban los<br />

Ermitaños. La obscuridad y lo remoto de aquellos tiempos no permite esclarecer<br />

este punto, ligado con otras muchas cuestiones que aquí sería inoportuno<br />

ventilar. Lo que sí resulta cierto es que de las dos ramas que después<br />

de la unión general de las distintas Congregaciones en que se había<br />

dividido, constituían la Orden agustiniana, Honorio III designó para guardar<br />

el sepulcro a los Canónigos regulares lateranenses en 1220, o, según<br />

otros, en 1221; a los cuales agregó Juan XXII los Ermitaños, que parece se<br />

juzgaban desposeídos, y alegaban por medio de su General Guillermo de<br />

Cremona, la anterioridad en la posesión del Convento y en el culto de las<br />

reliquias. Encargadas simultáneamente las dos ramas de la Orden, surgieron<br />

desavenencias entre ambas acerca del mejor derecho de cada una, las<br />

cuales zanjó Bonifacio IX disponiendo que los Canónigos ocupasen el lado<br />

del Evangelio y los Ermitaños el de la Epístola, y alternasen mensualmente<br />

en los Oficios.<br />

Mientras la fama y los milagros del Santo llevaban a su sepulcro a las<br />

muchedumbres del pueblo de Pavía, que le proclamaba su patrón y se<br />

en<strong>org</strong>ullecía con la posesión del tesoro de sus restos, y las peregrinaciones<br />

de toda Italia y aun de lejanos países, junto a la tumba del sabio, y en el<br />

Monasterio adjunto, se formaba un gran centro de cultura que dió gran esplendor<br />

a Pavía. En San Pedro in coelo aureo abrió su escuela en tiempo<br />

de Carlo Magno y bajo su protección el monje irlandés Juan Mailors, benedictino<br />

según algunos, agustino según nuestros cronistas, que le dan el<br />

nombre de Albino; en el mismo Monasterio explicaba quizá el célebre<br />

Dungallo por encargo de Lotario I; escuelas que, bajo el título de San


530<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Agustín, constituyeron la base de la Universidad de Pavía 1 y que, continuadas<br />

por los agustinos, produjeron entre ellos, sin contar otros muchos,<br />

el doctísimo orientalista P. Ambrosio Teseo y al Padre Lachini, que fundó<br />

en San Pedro la primera biblioteca pública conocida en Pavía. Allí floreció<br />

una escuela de célebres miniaturistas, y allí se fundó una de las primeras<br />

imprentas de Italia. Ilustró además con sus virtudes aquel asilo de la piedad<br />

y la ciencia el héroe de la ciudad de Pavía Fr. Jacobo Bussolaro. Los<br />

nombres ilustres de Dante, de Petrarca y de Bocaccio van unidos a la historia<br />

de este Monasterio; los tres le visitaron, los tres le ensalzaron en sus<br />

obras y, entre ellos, Petrarca, en un testamento que hizo durante su estancia<br />

en Pavía, dejó dispuesto que si la muerte le sorprendía en aquella ciudad,<br />

se le diese sepultura en la iglesia de San Agustín.<br />

Montfaucon, fundándose en un antiguo códice Brixiense, y en la inscripción<br />

que se leía al lado izquierdo de la capilla de San Apiano, de la<br />

iglesia de San Pedro, dice que el año 1223, por temor a los franceses que<br />

habían invadido a Pavía y manifestado deseos de llevar a Francia las reliquias<br />

de San Agustín, fueron trasladadas a un lugar oculto debajo del altar<br />

de San Apiano, y devueltas a su primitivo lugar unos cincuenta años antes.<br />

Pero este parecer de Montfaucon carece de fundamento sólido, en opinión<br />

de casi todos los historiadores siguientes.<br />

Poco tiempo después de haberse unido los Ermitaños a los Canónigos,<br />

en 1362 según algunos, y seguramente a mediados del siglo XIV, siendo<br />

Prior de los primeros el P. Bonifacio Bottigella, doctísimo profesor de<br />

aquella Universidad, y luego obispo de Lodi, erigieron los Ermitaños el<br />

grandioso monumento, que aun hoy excita la admiración universal. No<br />

consta con certeza quién fué el escultor, pero se atribuye con grandes probabilidades<br />

de verdad a Bonino de Campione, de la escuela lombarda, que<br />

invirtió treinta y cinco años en su obra. Es todo de mármol blanco; tiene 4<br />

metros de alto, 3 de largo y 1,70 de ancho; está dividido en 4 compartimentos<br />

horizontales y adornado con 95 estatuas y 50 bajo-relieves, sin<br />

contar las innumerables<br />

1 La Orden Agustiniana y la Benedictina se disputan la gloria de haber fundado en tiempo de<br />

Carlo Magno las dos escuelas, que fueron origen de las Universidades de París y de Pavía.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 531<br />

figuras alegóricas que le adornan. Contiene en total 420 cabezas, con<br />

ojos de metal todas, a excepción de las cabecitas de los bajo-relieves del<br />

último cuerpo. "El trabajo, dice el profesor Rodolfo Maiocchi 1 , notabilísimo<br />

por su elegancia y hermosura, resulta mucho más admirable si juntamente<br />

con la ejecución material se tiene en cuenta el concepto que le anima,<br />

el pensamiento que domina el conjunto y que imprime al monumento<br />

una unidad lógica. El monumento es obra no solamente de un escultor<br />

habilísimo, sino de un profundo pensador. Caracterizan la base o faja inferior<br />

los Apóstoles, llevando cada uno en la mano uno de los doce versículos<br />

en que está dividida la profesión de fe, o sea, el Símbolo apostólico, alternando<br />

con las virtudes teologales y cardinales; con lo cual se significa<br />

que la glorificación eterna de San Agustín tiene por fundamento la Fe y la<br />

Virtud: la Fe buscada, conocida, defendida e ilustrada por él; la Virtud,<br />

con cuya práctica estuvo adornada su vida. Descuella en esta base la figura<br />

glorificada del Santo, vestido de pontifical, rodeado de muchos bienaventurados<br />

y asistido de diáconos, en familiar comunicación con los otros tres<br />

Doctores máximos de la Iglesia. La estatua de San Agustín, aunque yacente,<br />

tiene en las manos un libro, en el cual parece que está leyendo, pues<br />

tiene la cabeza un poco inclinada hacia él. La idea, hermosamente representada,<br />

es la del continuo influjo, de la perenne vitalidad del pensamiento,<br />

del genio, del magisterio del Santo, que incesantemente vela por la defensa<br />

de la verdad y la ilustración de la doctrina católica. Además, para significar<br />

que qui ad justitiam erudiunt multos tamquam stellae fulgebunt in perpetuas<br />

aeternitates, en la bóveda del templete, y dominando el sepulcro, se<br />

representa la gloria celestial; el Padre Eterno que bendice al Santo: la Virgen,<br />

Santos y Santas, Profetas y Serafines que simbolizan al Antiguo y al<br />

Nuevo Testamento y rodean de esplendor al que los ha defendido e ilustrado.<br />

En la parte superior, los bajo-relieves históricos de la vida del Santo<br />

se ofrecen como testimonios de la grandeza intelectual y moral de Agustín,<br />

y representan la causa de su glorificación. Coros de Angeles forman digna<br />

corona al monumento, como en el cielo tejen guirnaldas de glorias y de felicidad<br />

imperecedera al gran Doctor".<br />

1 L'arca di S. Agostino, 1900.


532<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

Según consta de los libros de cuentas de los Agustinos de Pavía, que<br />

todavía en parte se conservan, el grandioso monumento, hecho todo á sus<br />

expensas 4.000 florines de oro. Por espacio de cuatro siglos permaneció en<br />

la sacristía de los Ermitaños, hasta que en 1738, después del decreto de autenticidad<br />

de las reliquias, fué trasladado al altar mayor de San Pedro, sobre<br />

el sepulcro de San Agustín.<br />

Por mucho tiempo estuvieron ocultas las reliquias, hecho que explican<br />

los historiadores de muy diversas maneras. Bernardo Sacci, en su Historia<br />

de Pavía, dice que Luitprando, para evitar que en lo futuro quedasen de<br />

nuevo expuestas al robo ó á la profanación, mandó construir en la cripta de<br />

San Pedro tres sepulcros completamente iguales, y de noche, y acompañado<br />

de pocos testigos, mandó depositarlas en uno de ellos. Según otros, los<br />

hijos de Pavía, que estimaban más el tesoro de las reliquias de su Santo<br />

que todas las riquezas de la tierra, á fin de que los Reyes ó Príncipes no se<br />

las llevasen, las escondieron en un lugar secreto y profundo, con la obligación<br />

de ir todos una vez á la semana á visitarlas. Conservábase por tradición<br />

el recuerdo del lugar aproximado, y á él concurría el pueblo á sacar<br />

agua de un pozo inmediato, á la cual atribuía virtudes medicinales desde<br />

que por la intercesión del Santo se salvó la ciudad de una peste asoladora.<br />

El 5 de Octubre de 1695, con motivo de una restauración de la iglesia y<br />

de la cripta en donde al principio habían sido depositadas y en donde todos<br />

suponían que se hallaban, fueron descubiertas casualmente las venerables<br />

reliquias. La cripta o confesión de San Pedro era un subterráneo debajo del<br />

altar mayor, adonde se descendía por 25 escalones. En él estaban trabajando<br />

cuando uno de los obreros, sin pretenderlo, rompió una pared de ladrillo,<br />

apareciendo una caja de mármol. Llevados de curiosidad, tiraron toda<br />

la pared hasta descubrirse toda la caja, que estaba cubierta de cemento y<br />

sellada en sus cuatro ángulos con un sello de hierro, llevando escrito con<br />

letras góticas hechas con carbón el nombre de Augustino en la capa de cemento<br />

y en el mármol. Ausente entonces el obispo de Pavía, Mons. Lorenzo<br />

Trotti, fue á reconocer la caja el Vicario con un notario y varios testigos.<br />

Abierta la de mármol, se encontró dentro otra de plata, y en su interior<br />

otra de madera, en la cual estaban las reliquias,


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 533<br />

y se cree fuera la misma en que las depositaron los obispos de Africa al<br />

trasladarlas á Cerdeña.<br />

Esta invención de las reliquias de San Agustín dio origen á una controversia<br />

sobre su autenticidad, en la cual los Ermitaños la defendían contra el<br />

parecer de los Canónigos Regulares, que no solamente la negaban, sino<br />

que algunos llegaron á afirmar que la caja fue encontrada vacía. En la controversia,<br />

que duró más de treinta años, tomaron parte más de cincuenta<br />

doctísimos escritores, entre ellos Muratori. A fin de terminar esta disputa,<br />

que en vez de aclarar el asunto, iba cada día oscureciéndole más, se hicieron<br />

varios reconocimientos y visitas oficiales. El 9 de Febrero de 1696 las<br />

reconocieron los médicos de Pavía; dos veces fueron visitadas por el obispo<br />

Lorenzo Trotti, una el 23 de Junio de 1696 y otra el 15 de Mayo de<br />

1698; dos veces también fueron llamados a declarar sobre el nombre de<br />

Augustino escrito en la caja, los obreros que la descubrieton, en 1695 y en<br />

1698, hasta que viendo el Papa Benedicto XIII, que á pesar de las pruebas<br />

clarísimas que favorecían la autenticidad de las reliquias, continuaban aún<br />

la discusión, escribió el 23 de Enero de 1728 á Francisco Pertusati, obispo<br />

de Pavía, encargándole abriese un nuevo informe, y en vista de las razones<br />

alegadas por ambas partes, declarase ó no la autenticidad, Y el 19 de Julio<br />

del mismo año promulgó Pertusati el decreto en que las declara auténticas,<br />

fundándose en las siguientes razones: El estado en que se encontraban los<br />

huesos encerrados en la pequeña caja de madera indicaban claramente que<br />

habían sido trasladados, y en ninguna parte constaba que hubiesen sido<br />

trasladadas á la iglesia de San Pedro más reliquias que las de San Agustín.<br />

Se sabía también que Luitprando mandó construir una caja de mármol para<br />

depositarlas antes de colocarlas en la cripta de San Pedro, que es donde se<br />

encontraron en una caja de mármol también. Además los Ermitaños y los<br />

Canónigos, cuando estaban encargados al mismo tiempo del culto y custodia<br />

del santo cuerpo, bajaban diariamente á la confesión de San Pedro,<br />

donde tenían continuamente lámparas encendidas, á rezar una antífona á<br />

San Agustín, lo cual prueba que allí estaba su sepulcro. Cuando llegaba á<br />

Pavía alguna persona real que deseaba visitar los restos del Doctor de<br />

Hipona, la llevaban a la misma cripta. En un documento


534<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

muy antiguo que se conserbava en el archivo público de Pavía, se dice<br />

que las reliquias estaban debajo del altar mayor de la iglesia de San Pedro.<br />

Y S. Rodobaldo, obispo de Pavía, que fue diligentísimo investigador del<br />

lugar que ocupaban los gloriosos restos de los Santos, dice en su Crónica<br />

al hablar de San Pedro in coelo aureo: In fundo confessoris jacet Corpus S.<br />

Augustini. A estos datos se agregó el testimonio jurado de los médicos, en<br />

el que reconocían que los huesos contenidos en la caja pertenecían á un<br />

cuerpo humano, contra los que llegaron á negar que los encontrados fuesen<br />

de hombre. Faltaba el brazo izquierdo, y en la Historia de Baronio, en el<br />

año 1027, se dice, confirmándolo con testimonios de otros historiadores,<br />

que se entregó al rey Canuto el Grande de Inglaterra. Y, por último, bien<br />

claramente probada que aquellas reliquias eran de San Agustín, el nombre<br />

Augustino, que estaba escrito, como hemos visto antes, en la capa de cemento<br />

y en la caja de mármol, asegurándolo así cuantos testigos fueron<br />

llamados a declarar. Este decreto del obispo Pertusati fue confirmado en<br />

Octubre del mismo año por el Papa Benedicto XIII con la Constitución<br />

apostólica que comienza: Ad summi Dei gloriam".<br />

Como complemento de estos apuntes históricos, véase copia de una carta<br />

del P. Prior del convento de Pavía al Rmo. P. Prior General, la cual se conserva<br />

en nuestro archivo general de Madrid 1 y que reproducimos porque trae<br />

detalles curiosos que, si bien pertenecen al año siguiente, no desdicen del en<br />

que estamos:<br />

"El día, Jueves, nuebe de Febrero de mill seiscientos y nobenta y seis a<br />

las tres de la tarde fueron al Convento de San Augustín de Pavía, y a la<br />

Iglesia el Vicario General del Obispo de Pavía, el P. Inquisidor, el Primicerio<br />

de la Catedral, el juez conseruador, el convento, un notario de la Curia<br />

Episcopal aconpañado del Abad de los canonigos reglares, y el Prior<br />

del Convento; Haviendo hecho primero Oración, vajaron a la Boveda,<br />

Mando el Vicario, que se llevase al altar mayor el arca grande, y abierta<br />

esta, mando sacar la de plata, en que estaban las reliquias santas, y reconocidos<br />

estar enteros los sellos, con que se avia cerrado, los mando romper; y<br />

encendidas<br />

1 Carp. A. n.15.


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 535<br />

muchas hachas, que tenían los Religiosos, abrio el Vicario la Cajilla de<br />

plata, y llamo al Catedrótico de Anatomía de la Vniversidad, llamado Gualla,<br />

y le mando que reconociese vna por vna todas las partes del Cuerpo, y<br />

declarase, que le faltaba para su integridad, mandando debajo de excomunion<br />

mayor a todos los circunstantes, que nadie quitase la mas minima parte<br />

del santo Cuerpo. Llegose el Anatomista, y tomando vno por vno los<br />

Santos Huesos, los fue colocando sobre un tafetan extendido en una mesa<br />

(y las partes de la caja de plomo metía aparte). Despues comenzo a reconocer<br />

vna por vna las partes de los sagrados huesos y los fue juntando en<br />

su lugar sobre otra mesa. Habiendolos reconocido todos, y en alta voz<br />

nonbrado vno por vno sus nonbres, y juntando los quebrados a sus lugares,<br />

los vnio todos, y declaro que estaban todas las partes mas solidas del<br />

Cuerpo, menos el brazo diestro, y un dedo, que no supo discernir qual era.<br />

Esto ultimo es la prueba mas clara de ser el cuerpo de Nro. Padre, pues<br />

savemos por mui cierto en la vida del Santo, y de todos los Autores que la<br />

escrivieron, que el mismo santo dio su dedo a un devoto: Y segun spondano<br />

in Baronium el año de mill y setenta y siete fue entregado vn brazo a<br />

Canuto Rey de Dania, que le llevo a inglaterra a la Ciudad de Conventria<br />

como consta de la vida del Santo, y tambien se prueba, porque cuando se<br />

hallo el arca de marmol, se reconocio en la de plomo, que estaba muy mal<br />

tratada esta palabra: tinus. y en la de plata Augustinus: pero tan consumidas,<br />

que brevemente se deshicieron las letras. Estase haciendo Informaciones<br />

de esto con los testigos que asistieron, y vieron abrir la Primera vez la<br />

vrna.<br />

Hase enviado testimonio autentico de este hecho por el Vicario de Pavia<br />

a la Congregación de Ritos o Reliquias, para que declare ser estas de san<br />

Augustin Nro. Padre, para exponerle a la publica devoción.<br />

Hecha la Visita, y tomado por testimonio se volbio a poner la cajilla de<br />

plata (que se reconoció en la effigie del Salvador del tamaño de un Real de<br />

plata en medio de una Cruz dorada en cada vna de los cuatro lados del Arca,<br />

ser de plata fina) con los santos huesos dentro del deposito de madera<br />

fuerte devajo de cuatro llaves, y el tal deposito dentro de la hurna de marmol,<br />

para la cual se hizo hacer otra


536 <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

de madera con barrones de hierro, y se cerro con dos fuertes cerraduras".<br />

Por lo demás, lo sucedido en adelante con respeto a las sacratísimas reliquias<br />

de Nuestro Santo Padre, hasta la traslación solemne de las mismas verificada<br />

el año 1900, en que fueron declaradas de propiedad apostólica por el<br />

Papa León XIII, lo omitimos ahora por fuero de cronología.<br />

FIN DEL TOMO V


FE DE ERRATAS PRINCIPALES


Materia<br />

ÍNDICE<br />

DÉCADA XI<br />

DEDICATORIA ..................................................................................................................<br />

INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................<br />

CAPÍTULO PRIMERO<br />

Páginas<br />

ARTÍCULO I.- Biografía del P. Fr. Juan de la Presentación.– Sumario: Filiación y<br />

primeros años en el claustro.– Ocupa algunos empleos.– Rector, Definidor, Prior<br />

Provincial.– Funciones de Provincial.– Actas del Capítulo General del año 1678.<br />

Es elegido Vicario General._ Su Generalato.– En Campillo de Altobuey.– Breve<br />

de Inocencio XI.– La capilla de la Virgen de Copacavana.– Capítulo General Intermedio.–<br />

Cofradía del Santo Cristo del Desamparo.– Asuntos de Filipinas.–<br />

Asuntos de la Candelaria.– Reimprime un libro.– Estampa el tomo II de las Crónicas<br />

Generales .................................................................................................................. 1<br />

ARTÍCULO II.– Continuación de la biografía de Fr. Juan de la Presentación.– Sumario:<br />

Celebración del Capítulo General de 1684.– Acta historial de este Capitulo.–<br />

Determinaciones.– Concepto del gobierno del P. Fr. Juan.– Capítulo General<br />

Intermedio de 1687.– Es nombrado otra vez Vicario General en el Capítulo de<br />

1688.– Muerte del P. Fr. Juan de la Presentación ........................................................ 15<br />

ARTÍCULO III.– Apuntes biográficos de tres religiosos.– Sumario: El P. Fr. Juan del<br />

Santísimo Sacramento.– Sus primeros años.– Parte a las Islas Filipinas.– Demórase<br />

en Méjico.– Maestro de Novicios en Manila.– Su muerte.– Hermano Lego Fr.<br />

Francisco de Santa Catalina.– Algunas de sus virtudes.– P. Fr. Manuel de San Bartolomé.–<br />

En viaje a Roma.– Su última enfermedad ..................................................... 23<br />

ARTÍCULO IV.– Otros tres religiosos ejemplares.– Sumario: El P. Fr. Juan del Espíritu<br />

Santo.– Sus primeros empleos.– Definidor General.– Hermano Lego Fr. Domingo<br />

de Jesús María.– Su vida fervorosa.– Ultimos años.– P. Fr. Miguel de San<br />

Jerónimo.– Varios oficios que desempeñó ................................................................... 28<br />

ARTÍCULO V.– Noticias históricas del P. Fr. Bartolomé de San Gregorio.– Sumario:<br />

Preliminares.– La isla de Santa Catalina.– La autoridad eclesiástica y la civil<br />

encargan a nuestros religiosos la administración de esta isla.– Ejercicios del P. Fr.<br />

Bartolomé.– Es nombrado Prior de El Desierto.– Su ancianidad edificante .............. 33<br />

ARTÍCULO VI.– Vida del P. Fr. Andrés de San Nicolás.– Sumario: Ignóranse los<br />

comienzos de su vida.– El apellido de su familia y el de la Religión.– Profesa en El<br />

Desierto.– Su vida oculta y su magisterio.– Actividad que, como Prior, despliega.–<br />

Concluye el presbiterio y la sacristía de El Desierto.– Hace un molino y principia<br />

la librería.– Construye un tramo del convento y enriquece con imágenes la iglesia.–<br />

Pasado el trienio es reelegido.– Dedica sus pequeños ocios a formar un libro<br />

de apuntes para la historia.– Ocupa el Priorato de Cartagena.– Definidor para el<br />

Capítulo General.– Superior de las misiones de Casanare.– Provincial.– Fruto de<br />

su cuatrienio.– Vuelve a El Desierto.– Finaliza su vida ..............................................<br />

..................................................................................................................................... 40<br />

ARTÍCULO VII.– Apuntamientos sobre el P. Fr. Antonio del Rosario.– Sumario:<br />

Portugués de nación.– Definidor Provincial.– Después de Provincial pasa a Portugal.–<br />

Une a los Descalzos con los nuestros de España.– Sus gestiones.– Vuelve a<br />

España.– Nuevos oficios que desempeña.– Más sobre los Recoletos portugueses ... 51<br />

V<br />

IX


540<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

ARTÍCULO VIII.– Sumario: Resumen del principio de los agustinos descalzos en<br />

Portugal.– Vida del P. Fundador Fr. Manuel de la Concepción.– Más documentos<br />

sobre lo mismo ............................................................................................................... 57<br />

CAPÍTULO SEGUNDO<br />

ARTÍCULO I.– El P. Fr. Alonso de la Concepción, Araque.– Sumario: Primeras ocupaciones.–<br />

Procurador General en Madrid.– Asiste a varios Capítulos.– Procurador<br />

General en Roma.– Definidor General.– Rector Provincial ........................................ 139<br />

ARTÍCULO II.– Dos Capítulos Provinciales.– Sumario: Capítulo de la Provincia de<br />

Santo Tomás de Villanueva.– Capítulo Intermedio de la de la Caridelaria.– Determinaciones<br />

importantes ................................................................................................. 144<br />

ARTÍCULO III.– Vida del P. Fr. Juan de San Felipe.– Sumario: Su filiación natural y<br />

religiosa.– Dirígese a Manila en la misión IX.– Profesa en alta mar.– Misionero en<br />

varios curatos.– Es elegido Prior Provincial.– En Méjico.– Vuelve a Filipinas.–<br />

Nuevos trabajos de misionero.– Una cita laudatoria.– Otra cita muy a su favor.–<br />

Preside un Capítulo Provincial.– Actas que se dieron.– Su fallecimiento .................. 147<br />

ARTÍCULO IV.– Vida del P. Fr. Lope de San José, León.– Sumario: Hijo de padres<br />

nobles.– Profesa en Madrid.– Heroicidades de caridad que ejecuta en Sevilla.– Regresa<br />

a Toledo.– Pasa a la Provincia de la Candelaria.– Empleos que desempeñó.–<br />

Disgustos sufridos.– Vuelve a España.– Memoria pía a su favor.– Procurador de la<br />

Curia Regia.– Prior de Toledo.– Obras realizadas en la construcción de convento e<br />

iglesia.– Fiesta solemne.– Es elegido Definidor General.– Preside un Capítulo General.–<br />

Muere en Toledo ................................................................................................ 160<br />

ARTÍCULO V.– Trátase del P. Fr. Jerónimo de la Concepción, Gamborro.– Sumario:<br />

Corista en Caudiel.– Amistades con un hereje.– Lector en Huesca.– Rector en<br />

Caudiel.– Milagros que hace la Virgen durante su trienio.– Adelanta la obra del<br />

templo.– Su Priorato en Valencia.– Buen comportamiento.– Adelanta la obra de la<br />

iglesia.– Muere siendo Prior de Valencia ..................................................................... 176<br />

ARTÍCULO VI.– Apuntaciones sobre la vida del P. Fr. José de la Concepción.– Sumario:<br />

Edúcase en El Desierto de la Candelaria.– Ordénase de sacerdote en la ciudad<br />

de Santa Marta.– Es destinado a las misiones de Casanare.– Enferma y pasa al<br />

convento de Honda, en que expira ................................................................................ 183<br />

ARTÍCULO VII.– Más sobre el P. Fr. Marcos de San Agustín.– Sumario: Religioso<br />

muy virtuoso.– Por qué tratamos de este religioso.– Maestro de novicios.– Lector<br />

en Salamanca.– Otros cargos.– Prior de Madrid.– Acaba sus días ............................. 187<br />

CAPÍTULO TERCERO<br />

Artículo I.– Relátase la vida del P. Fr. Diego de la Resurrección.– Sumario: Embárcase<br />

para Filipinas.– Casos memorables acaecidos en el viaje.–Ejercítase en el ministerio<br />

de las almas.– Desempeña varios cargos honoríficos .................................... 191<br />

ARTÍCULO II.– El P. Fr. Miguel de Santa Mónica.– Sumario: Su nacimiento y su<br />

profesión religiosa.– Ejerce el oficio de Lector.– Asiste a dos Capítulos Generales.–<br />

Secretario General.– Viaje a Cuenca y al Campillo a fundar el nuevo convento<br />

...................................................................................................................................... 195<br />

ARTÍCULO III.– Celebración del Capítulo de la Provincia del Pilar y del Capitulo<br />

General Intermedio ........................................................................................................ 199<br />

ARTÍCULO IV.– El P. Fr. Francisco de San Agustín.– Sumario: Profesa en Zaragoza.–<br />

Lector en Huesca.– Misionero a Filipinas.– En Sevilla.– Patente de misionero.–<br />

Su carrera de Prelado.– Orador en Manila ............................................................ 201<br />

ARTÍCULO V.– Canonización de San Juan de Sahagún.– Sumario: Fiestas religiosas.–<br />

Trabajan por su canonización varios Reyes.– Varias personalidades eclesiásticas<br />

y la Universidad de Salamanca.– Otras gestiones.– Su devoción en todo el<br />

mundo.– En América.– Se examinan nuevos milagros.– Bula de canonización ....... 206<br />

ARTÍCULO VI.– El P. Fr. Andrés de San José, Londera.– Sumario: Vicario Provincial<br />

de la Candelaria.– Trabaja por conservar el hospicio de Bogotá.– Una cita importante.–<br />

Otros documentos a su favor.– Definidor Provincial.– Más oficios de


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 541<br />

importancia.– Ultimos actos de su vida.– Un Capítulo Intermedio de Provincia ......... 215<br />

ARTÍCULO VII.– Inauguración de nuestra iglesia de Valencia.– Sumario: Por qué se<br />

dedicó a Santa Mónica.– Rápida descripción del edificio.– ¿Por qué lo edificaron<br />

en un arrabal?– Los moriscos.– Los comienzos de la fundación.– El Beato Juan de<br />

Ribera.– Primeros contratiempos.– Nos favorecen el Arzobispo y el Ayuntamiento.–<br />

Una Real Cédula.– Casa de los Huérfanos de San Vicente.– Breve de Urbano<br />

VIII.– Más documentos regios.– Véndese el Hospital de los niños de San Vicente.–<br />

Prosigue la fábrica del convento e iglesia.– Ayuda con nuevo entusiasmo el<br />

Ayuntamiento.– Gracias concedidas al templo por el Papa.– Don Tomás Corbi,<br />

benefactor insigne.– Fabrica una capilla para el Santo Cristo de la Fe.– Agradecimiento<br />

por nuestra parte.– Descripción del templo, de la capilla y del convento.–<br />

Más datos ........................................................................................................................ 228<br />

CAPÍTULO CUARTO<br />

ARTÍCULO I.– Algo acerca del P. Fr. Martín de Santa María.– Sumario: ¿Es valenciano?–<br />

Prior del convento de Santa Mónica.– Ocupa la Definitura General.– Procurador<br />

General en Roma.– Otras dignidades.– Procurador General en Madrid ....... 266<br />

ARTÍCULO II.– Celebración de tres Capítulos.– Sumario: Capítulo de la Provincia de<br />

San Agustín.– Idem de la de San Nicolás de Tolentino.– Determinaciones.– Elecciones.–<br />

Capítulo de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria.– Elecciones 269<br />

ARTÍCULO III.– Misión a los Islas Filipinas.– Sumario: Algunas dudas.– Documento<br />

curioso.– Otro documento.– Reseña fisonómica de estos misioneros.– Caso notable<br />

al arribar a Manila .................................................................................................... 274<br />

ARTÍCULO IV.– Datos sobre el P. Fr. Valero de San Jerónimo.– Sumario: Su vida de<br />

humildad y laboriosidad.– Nota necrológica hallada en Barcelona.– Oficios en que<br />

se ocupó hasta la muerte ................................................................................................ 285<br />

ARTÍCULO V.– Biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.– Sumario: Varios<br />

homónimos.– Novicio en Madrid.– Su familia noble.– Ordénase de sacerdote.–<br />

Ocupa la Secretaría de Provincia.– Prior en el convento de Toledo.– Impulsa la<br />

obra del convento e iglesia.– Escribe la historia de la fundación de la comunidad<br />

en Taledo.– Reprodúcese la historia que escribió ........................................................ 287<br />

ARTÍCULO VI.– Continúa la biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.– Sumario:<br />

Varios Priores que intervinieron en la fábrica del convento.– Relación de las<br />

fiestas que se celebraron en la inauguración de la capilla de la Virgen de Copacavana.–<br />

¿Qué capillas tenía esta iglesia?– Es reelegido Prior de Toledo.– Laudable<br />

actuación de su Priorato.– D. Francisco Sanz y Tenorio, benefactor de la comunidad.–<br />

Culto en nuestra iglesia de Toledo.– Otras cosas notables.– Deflnidor de<br />

Provincia.– Su muerte .................................................................................................... 310<br />

ARTÍCULO VII.– Vida de N. P. Fr. Miguel de San Agustín, Vicario General.– Sumario:<br />

Pertenece a la Provincia de Santo Tomás.– Lector jubilado.– Definidor Provincial.–<br />

Su Rectoría de Provincia.– Promoción al Vicariato General.– Algo sobre<br />

su prelacía.– Diligencia la fundación de un nuevo convento.– Pruebas de su celo<br />

por la disciplina religiosa.– Contrariedad horrible que padece.– Documentos pontificios.–<br />

Su sucesor.– Otros documentos.– ¿Quién tiene razón?– Retírase a Granada<br />

y muere de pena .............................................................................................................. 330<br />

ARTÍCULO VIII.– Notas biográficas sobre el P. Fr. Juan de San Miguel.– Sumario:<br />

Asiste a un Capítulo de la Congregación.– Es nombrado Prior Provincial.– Interviene<br />

en la fundación del Campillo de Altobuey.– Fallece sin terminar el trienio .... 348<br />

CAPÍTULO QUINTO<br />

ARTÍCULO I.– El P. Fr. José de la Encarnacíón.– Suniario: Su procedencia y su<br />

vocación.– Váse a Ultramar recién ordenado de sacerdote.– Su viaje.– En Filipinas.–<br />

Muere joven .......................................................................................................... 350<br />

ARTÍCULO II.– Vida del P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica.– Sumario: El personal de<br />

la Provincia de San Nicolás.– De Andalucía a Filipinas.– Sus primeros ministerios.–<br />

En el Provincialato.– Líbrase de la muerte.– Es enviado de Comisario a


542<br />

<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />

España.– Conduce una misión.– Casos milagrosos durante el viaje.– Toma posesión<br />

del hospicio mejicano.– Una carta suya.– Otra vez Provincial.– Medidas muy provechosas.–<br />

Sus día spostreros ........................................................................................ 353<br />

ARTÍCULO III.– Capítulo de la Provincia de SantoTomás de Villanueva ..................... 363<br />

ARTÍCULO IV.– Un Padre Cronista General.– Sumario: El P. Fr. Luis de Jesús merece<br />

alabanzas.– Su partida de bautismo.– Acta de su profesión.– Entra en la carrera<br />

del Lectorado.– Desempeña varias comisiones.– Definidor provincial.– Rector<br />

de Provincia.– Prior del convento de Toledo.– La Capilla de la Virgen de Copacavana.–<br />

Tres veces seguidas Prior de Valladolid.– Otra vez Rector Provincial.–<br />

Elegido Provincial.– Su labor.– Escribe el tomo II de nuestra Historia.– Juicio sobre<br />

ella.– Algunas de sus máximas.– Cómo juzgaron la obra los contemporáneos<br />

del autor.– Otros escritos suyos.– Es elegido de nuevo Provincial.– Acaba su meritoria<br />

carrera ..................................................................................................................... 364<br />

ARTÍCULO V.– Hermoso grupo.– Sumario: El P. Fr. Gaspar de San Guillermo, de la<br />

Provincia de San Nicolás.– El P. Fr. Ignacio de la Madre de Dios, de la del Pilar.–<br />

El P. Fr. Martín de San Salvador, que muere en Barcelona ........................................ 380<br />

CAPÍTULO SEXTO<br />

ARTÍCULO I.– El P. Fr. José del Rosario, Villafranca.– Sumario: Hijo de la Provincia<br />

del Pilar.– Prohíjase en la de San Nicolás de Tolentino.– De Calatayud a Sevilla.–<br />

Oficios en Filipinas.– Fallece siendo Provincial .................................................. 383<br />

ARTÍCULO II.– Un Obispo Recoleto.– Sumario: Nace y profesa en Madrid.– Su Lectorado.–<br />

Prior de Valladolid.– Definidor de Provincia.– Predica en los funerales de<br />

la Reina.– Su Provincialato.– Promoción al Obispado de Alguer.– Tormenta en el<br />

mar.– Muere religiosamente en Italia ........................................................................... 387<br />

ARTÍCULO III.– Capítulo de la Provincia del Pilar y un Intermedio de la Candelaria.–<br />

Sumario: Dificultades previas.– Enseñanzas provechosas.– Disturbios y disidencias.–<br />

Documentos.– Elecciones.– Capítulo Intermedio de la Cadelaria ............. 393<br />

ARTÍCULO IV.– Un Misionero ilustre.– Sumario: Una visita a Casanare.– Auto de<br />

visita.– Vida del Hermano Fr. Cristóbal de San José.– Datos de su primera edad.–<br />

Contrae matrimonio y enviuda.– Profesa en El Desierto.– Sale con los primeros<br />

misioneros a Casanare, su patria.– En Santiago y en San Guillermo.– Entabla doctrinas<br />

nuevas.– Corazón de héroe .................................................................................. 400<br />

ARTÍCULO V.– Prosíguese la vida del Hermano Alarcón.– Sumario: Descripción de<br />

Casanare.– Excursión apostólica.– Intérnase Fr. Cristóbal en el Airico.– Regresa a<br />

Santiago.– Una carta del Gobernador.– Carta del Hermano expedicionario.– Conatos<br />

de segundo viaje.– Fundación del pueblo de Iximena.– Documentos honrosos.–<br />

Deja las misiones.– Acaba su larga vida ....................................................................... 411<br />

ARTÍCULO VI.– Capítulo General.– Sumario: Nombre de los Padres Vocales.– Algunas<br />

actas que se acordaron.– Elecciones ................................................................... 422<br />

ARTÍCULO VII.– El templo nuevo de Granada.– Sumario: Principios de la fundación<br />

del convento.– Tres Patronos insignes.– Continúa la obra.– Paralización de los trabajos<br />

................................................................................................................................ 426<br />

ARTÍCULO VIII.– Descripción del templo.– Sumario: Prosíguese la fábrica de la<br />

iglesia.– La capilla mayor.– Cañón o nave central.– Coro.– Tribunas.– Capillas.–<br />

Altares.– Puertas y cancel.– Lonja ................................................................................ 433<br />

ARTÍCULO IX.– Preparativos de las fiestas de la Dedicación.– Sumario: Invitaciones<br />

varias.– Altares y adornos para la procesión.– En el pórtico antiguo.– En la placeta<br />

alta.– Altar de los Hermanos Legos.– En la placeta nueva.– Otros preparativos ...... 448<br />

ARTÍCULO X.– Inauguración del templo nuevo.– Sumario: Bendición de la iglesia.–<br />

Procesión.– Solemnidad del acto.– Concurrencia de autoridades, de cofradías y de<br />

fieles.– Lluvia que desconcierta las fiestas.– Procesión por los claustros .................. 460<br />

ARTÍCULO XI.– Fiestas religiosas.– Sumario: Octavario de la dedicación.– Primer<br />

día, misa pontifical y asistencia del Cabildo eclesiástico.– Segundo, a cargo del<br />

Real Acuerdo.– Tercero, a cargo de la Real Capilla.– Cuarto, a cargo de un bienhechor.–<br />

Quinto, a cargo del Santo Tribunal de la Inquisición.– Sexto, a cargo de


DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 543<br />

los Padres Franciscanos.– Séptimo, a cargo de la Colegial del Salvador.– Octavo, a<br />

cargo de la ciudad ........................................................................................................... 466<br />

ARTÍCULO XII.– Prosiguen las fiestas.– Sumario: Procesión.– Otra vez la lluvia.–<br />

Caso curioso con la imagen de N. P. San Agustín.– Torna al templo la procesión.–<br />

Último día de fiestas.– La Virgen de Loreto.– Otros objetos de arte cristiano.–<br />

Ruinas del famoso santuario .......................................................................................... 479<br />

ARTÍCULO XIII.– Dos Padres y dos Hermanos de Obediencia.– Sumario: P. Fr. Gabriel<br />

de Santo Tomás de Aquino.– Fr. Cristóbal de la Cruz.– P. Fr. Gaspar de San<br />

Nicolás.– Hermano Fr. José de Santo Domingo .......................................................... 488<br />

CAPÍTULO SÉPTIMO<br />

ARTÍCULO I.– El P. Fr. Alonso de San Agustín, Garcías.– Sumario: Primeras noticias.–<br />

Al archipiélago filipino.– En las misiones.– Sucesos admirables .................... 492<br />

ARTÍCULO II.– Un Prior Provincial muy celoso.– Sumario: De España a Filipinas.–<br />

Misionero ejemplar.– Definidor de Provincia.– Obras de su celo.– Proyectos grandiosos.–<br />

Actas y determinaciones capitulares.– Prudencia y fortaleza.– Su Priorato<br />

en Manila ........................................................................................................................ 495<br />

ARTÍCULO III.– Apuntes acerca del P. Fr. Román de San José, Sánchez.– Sumario:<br />

Su filiación natural y religiosa.– Primeros años de sacerdocio.– Superioratos en<br />

Toledo.– Trabaja en la obra de iglesia y convento.– Definidor Provincial.– Su<br />

muerte temprana ............................................................................................................. 503<br />

ARTÍCULO IV.– Dos Capítulos Provinciales.– Sumario: Vocales del de la Provincia<br />

de San Agustin.– Elecciones.– Labor preceptiva del de San Nicolás.– Provisión de<br />

oficios .............................................................................................................................. 508<br />

ARTÍCULO V.– El P. Fr. Bernardo de Santiago, Valderas.– Sumario: Profesa en<br />

Madrid.– Se dedica al estudio.– Es todo un sabio.– No ocupa ni cátedras ni prelacías.–<br />

Elogio compendioso ............................................................................................ 511<br />

ARTÍCULO VI.– H.ª Terciaria Gabriela de Jesús.– Sumario: Su oración fúnebre.–<br />

Elogio muy cabal y sentido.– Mortificaciones de la Hermana Gabriela.– Su modestia<br />

y humildad.– Tentaciones.– Penas interiores.– Pureza virginal.– Deseos del<br />

martirio.– Fortaleza heroica.– Caridad con el prójimo ................................................ 514<br />

ARTÍCULO VII.– Invención del cuerpo de N. Gran P. San Agustín.– Sumario: Aparición<br />

de la caja mortuoria.– Un artículo moderno.– Primera y segunda traslación.–<br />

Basílica de San Pedro, en Pavía.– Los Canónigos Regulares.– Monumento grandioso.–<br />

Controversias ..................................................................................................... 525

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