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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong><br />
DE LA<br />
ORDEN DE AGUSTINOS RE-<br />
COLETOS<br />
POR<br />
FR. PEDRO FABO DEL CORAZÓN<br />
DE MARÍA<br />
CRONISTA DE LA MISMA ORDEN<br />
TOMO V<br />
MADRID<br />
IMP. DEL ASILO DE HUÉRFANOS DEL S. C. DE JESÚS<br />
CALLE DE JUAN BRAVO, 3<br />
1918
A su Eminencia Reverendísima el Señor Cardenal Antonio Vico,<br />
Obispo de Porto y Santa Rufina, etc., etc., etc., Protector<br />
de la Orden de Ermitaños Recoletos de San Agustín<br />
Eminentísimo Señor:<br />
Cuando por el Breve Apostólico Religiosas familias, de fecha<br />
16 de Septiembre de 1912, nuestra humilde Recolección Agustiniana<br />
fue equiparada a las demás Órdenes Regulares, recibió la<br />
singularísima merced de teneros por Cardenal Protector ante la<br />
Santa Sede, sin ningún merecimiento por parte de los Agustinos<br />
Recoletos, que vieron en ello una medida providencial encaminada<br />
a ofrecer a Vuestra Eminencia ocasión de continuar con mayor<br />
solicitud la actuación muy paternal que os habíais dignado ejercer<br />
primeramente en Colombia, en calidad de Delegado Apostólico,<br />
y después, como Nuncio de Su Santidad, en España; protección<br />
que cada día aumenta para provecho de vuestros protegidos,<br />
quienes se han distinguido y se distinguen por su adhesión a las<br />
enseñanzas de la Iglesia, por su veneración y amor al Vicario de<br />
Jesucristo y por su espíritu de sacrificio evangélico en bien de las<br />
almas.<br />
Obligados, por tanto, con los beneficios que la protección de<br />
Vuestra Eminencia les proporciona, y alabando por ello a Dios,<br />
dador de todo don perfecto, hacen votos para que la vida de Vuestra<br />
Eminencia se dilate, y después quede vinculada la memoria de<br />
vuestra sagrada persona a los destinos de su Historia, donde se<br />
venera a los santos y se admira a los sabios, y donde hay una página<br />
especial en blanco para Vuestra Eminencia, por ser el primero<br />
de los Cardenales Protectores de que la Recolección, como<br />
Orden Regular, ha gozado.<br />
La continuación de la Historia de esta Familia os pertenece,<br />
pues, por fuero de gratitud y por ley de justicia: dignaos aceptarla.<br />
Madrid, 28 Abril de 1918.
Roma 10 de Mayo 1918<br />
M. Rdo. P. Fr. P. Fabo del Corazón<br />
de María<br />
Madrid<br />
Mi reverendo Padre. Al aceptar gustoso el obsequio<br />
que V. R. me hace dedicándome el tomo V<br />
de la “Historia de la Orden de los Agustinos Recoletos”,<br />
no intento hacer otra cosa que asociar<br />
mi nombre a una meritoria publicación histórica<br />
que redundará, así lo espero, a gloria de Dios y<br />
honor de la Orden Recoleta.<br />
Felicito a V. R. Su bien cimentada competencia<br />
y autoridad en la material aseguran a esta<br />
nueva obra el éxito más lisonjero.<br />
Quedo de V. R. affmo S. S.<br />
† A. Card. Vico
INTRODUCCIÓN<br />
Pocas veces tan oportuna y convenientemente como ahora brindó libro<br />
alguno motivos que justificasen un prólogo en que se pusiera el autor en comunicación<br />
y al habla con los lectores: como que había ciento setenta y dos<br />
años que este volumen debió haber aparecido, continuando la materia de los<br />
cuatro antecedentes. La historia de los Agustinos Recoletos, contenida en<br />
cuatro tomos que comprenden un siglo de existencia, 1588-1688 años, quedó<br />
detenida en el cuarto, estampado el año 1756, y desee entonces hasta la fecha<br />
la Recolección Agustiniana estaba como muerta para el mundo histórico,<br />
aunque inmortal y gloriosísima en el libro de la vida 1 . Es la historia, la<br />
perpetuidad de lo pasado; luego lo pasado que no se perpetúa en la memoria<br />
de los hombres resulta cosa muerta. A esto se refiere, entre otros sentidos,<br />
aquel texto de la Sagrada Escritura en que se advierte que las obras buenas<br />
deben ser conocidas de los hombres, y aquel otro de que la luz no se esconda<br />
debajo del celemín del silencio, so pretexto de una modestia que se inspira en<br />
sugestiones del amor propio, o en un concepto falso de ascética, con perjuicio<br />
de los intereses colectivos de la Orden Religiosa, la cual, si debe vivir para el<br />
cielo, vive para los hombres también, dando a Dios lo que es de Dios y a la<br />
historia lo que es de la historia. No escribir la vida de los Religiosos, porque<br />
ya está escrita en el cielo, entraña un sofisma.<br />
Pero bien; ¿cuál es la historia de los Recoletos de San Agustín desarrollada<br />
en los cuatro tomos, cuya continuación ahora comienza? Para dar una<br />
idea epilogada, acudimos a un capítulo que figura en nuestro modesto libro<br />
Los Aborrecidos 2 , advirtiendo que está escrito con estilo y carácter de apología,<br />
por<br />
1 La Recolección o Descalcez de San Agustín, iniciada por el Venerable P. Fray Tomás a<br />
Tomé de Jesús en Portugal, fué establecida, por fin, en España en Talavera de la Reina, el<br />
año 1589; el Papa Clemente VIII, por su Breve Apostolici muneris, de 11 de Febrero de<br />
1602 la erigió en Provincia religiosa: a 5 de junio de 1621, por el Breve Apostólico Militantis<br />
Ecclesiae de Gregorio XV, se constituyó en Congregación, y, finalmente, el Papa Pío<br />
X, de santa memoria, a 16 de 1912 dió el Breve Religiosas familias, en cuya virtud esta<br />
Congregación fué equiparada a las demás Órdenes regulares; debiendo en adelante su Superior<br />
ser llamado Prior General de la Orden de Ermitaños Recoletos de San Agustín.<br />
2 Los Aborrecidos, o en defensade la vida religiosa, por Fr. P. Fabo, Agustino Recoleto,<br />
Correspondiente de la Academia Española; de la Real Academia de la Historia; etc. Madrid,<br />
Imp. del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, Juan Bravo, 3 – Teléfono S. 198, 1915.<br />
Páginas 70 y siguientes.
X<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
cuyas páginas no corre la historia, sino el perfume de la historia, es decir,<br />
la sustancia y quinta esencia de nuestro glorioso pasado. He aquí algunos<br />
fragmentos:<br />
''El siglo de oro en España produjo manifestaciones grandiosas. Al par<br />
que los guerreros extendían su avance de conquistas de mundo en mundo,<br />
embrazando el escudo de un valor nunca visto y soñando siempre en el<br />
plus ultra de las ascensiones de la fama, y mientras el pensamiento de la<br />
sabiduría nacional iba creando constelaciones de sabios que derramaban<br />
vivísimas influencias por todos los centros docentes y universidades, palpitaba<br />
también y ansiaba por ideales de gran perfección religiosa aquella<br />
nación española bajo la inspiración de sus místicos incomparables que traducían<br />
los pensamientos de Dios con una lengua limpia y sonora. La santidad<br />
de España tenía que ser fecunda entre las fecundas. Todo ideal de virtud<br />
recibía en su suelo soberanos incrementos, de modo que si el Concilio<br />
Tridentino, oráculo de la iglesia universal, obra en su mayor parte de los<br />
teólogos españoles, tenía la cátedra en Roma, el corazón, empero, lo tenía<br />
en España. El mundo creía, España amaba; el mundo reformaba sus costumbres,<br />
España vivía en un ambiente de fe y santidad heroica.<br />
Por eso precisamente surgieron en el siglo XVI varias comunidades religiosas<br />
que se propusieron coronar las cumbres del Evangelio llevando<br />
por ideal un concepto de virtud excelentísimo proveniente de una institución<br />
divinamente inspirada. Entre las cuales débese contar la Recolección<br />
Agustiniana que brotó y creció en la Iglesia, como los robles en las cumbres<br />
cántabras, teniendo las raíces sobre montañas de hierro y granito, y<br />
extendida la opulencia de su ramaje por unos cielos serenos y purísimos.<br />
Era el siglo de oro también para la Orden de San Agustín. Sus claustros<br />
rebosaban de santos; grandezas, triunfos, fórmulas heroicas, tejíanle una<br />
corona de luz dándole renombre por su ingenio y su virtud en Salamanca,<br />
Alcalá de Henares y dondequiera que apareciese el hábito agustiniano. Su<br />
escudo heráldico era un libro y un corazón, síntesis del entendimiento y<br />
síntesis del amor. Su tradición era triunfar. Y se superaba a sí misma.<br />
Entonces produjo la más grande de sus obras: la Recolección. Para perpetuar<br />
mejor sus trofeos, para que sus energías históricas no decayesen en<br />
las grandes transformaciones de los tiempos y para abrir un proceso de<br />
más estricta interpretación a la regla del Legislador de Occidente, San<br />
Agustín, dió al mundo esta nueva hija como fruto de solicitud maternal y<br />
como prenda de doméstica sabiduría, realizando así un pensamiento de<br />
San Pablo, o más bien, cumpliendo la voluntad divina: Reformamini in novitate<br />
sensus vestri, ut probetis
INTRODUCCIÓN<br />
quid sit voluntas Dei bona et beneplacens et perfecta 1 . Así, pues, afirma<br />
que los Agustinos Recoletos nacieron de un <strong>org</strong>anismo enfermo, es un absurdo<br />
y una calumnia. La Recolección arguye más bien perfección de origen.<br />
Con efecto, el movimiento de la Orden hacia la perfección religiosa era<br />
general en unas y otras naciones, de modo que no pocos Padres de las Provincias<br />
de Portugal y de España, habiendo conocido que en Italia florecían<br />
varias Recolecciones con espíritu muy ajustado, iban afiliándose a ellas; y<br />
con el fin de que en la propia patria hallasen los espíritus escogidos lo que<br />
buscaban fuera, ideó el Venerable P. Tomé de Jesús establecer en Portugal<br />
conventos reformados, según relata el ilustrísimo Sr. Meneses, religioso<br />
agustino y arzobispo de Braga. Dicho P. Tomé, en compañía de aquel varón<br />
santísimo Fr. Luis de Montoya, a quienes los Padres Jesuitas enviaban<br />
novicios para que los formara con el verdadero espíritu de Dios, y en compañía<br />
de otros muy doctos y gravísimos Padres, amparados por el Rey de<br />
Portugal, fundaron un convento de Recolección, que no subsistió largo<br />
tiempo por causas muy complejas. Tomé de Jesús, capellán de los ejércitos<br />
del infortunado Rey don Sebastián, después de caer cautivo y tolerar tremendo<br />
martirio en una mazmorra de Marruecos, donde escribió ese tesoro<br />
de la literatura portuguesa, Los Trabajos de Jesús, que ha sido vertido a<br />
todas las lenguas sabias como monumento de piedad ascética y de galanas<br />
formas, murió dejando una idea fundamental sin desarrollo. Once años<br />
más tarde, el Padre Aguilar, que, según palabras gráficas de San José de<br />
Calasanz, era gran predicador y pequeño de cuerpo, acogió en España el<br />
pensamiento, a cuya ejecución inclinó el ánimo del gran Felipe II, haciendo<br />
que este Rey nombrase una Comisión para estudiar el asunto en la que<br />
actuó como secretario el santo Fundador de los Escolapios. La Junta pasó a<br />
Roma lo actuado, y examinado con madurez, se aprobó llevar a cabo en<br />
castilla la Reforma. Llegó el Rvdmo. P. Prior General de Roma a España<br />
en 1588 con amplias facultades, y como viese que en estas Provincias de la<br />
Orden reinaba un espíritu de heroicas virtudes, habló con Felipe II en conferencia<br />
habida en el Escorial y convino en que se presentase el proyecto<br />
al Capítulo que celebraba aquel año la Provincia de Castilla, de donde salió<br />
aprobado y confirmado al año siguiente por el Rvdmo. Prior General.<br />
En Talavera se fundó el primer convento. Cuarenta y cuatro Padres, de los<br />
más conspicuos, entre los cuales había varios Maestros de Teología, siguieron<br />
inmediataniente el nuevo método de vida. Fr. Luis de León formó,<br />
por orden del Prior General, las primeras Constituciones Recoletas, en las<br />
cuales un sabe uno qué admirar más, si el espíritu profundamente ascético<br />
del legislador, la claridad de concepto unida a una concisión admirable, o<br />
el grado de benevolencia con que las escribió aquel soberano ingenio y<br />
cumplidísimo religioso.<br />
XI<br />
1 Ep. Ad Rom., XII.
XII<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Tal fué el principio de la Recolección. Perteneció desde su nacimiento<br />
al pusillus grex del Evangelio, y de ella se puede decir que fué concebida<br />
por santos, regulada por sabios y coronada por poetas; por eso su patrimonio<br />
lo constituyen la virtud, la ciencia y el arte.<br />
La grande expansión y propagación numérica y geográfica verificada en<br />
poco tiempo, testificó la santidad del concepto que encerraba el nuevo Instituto,<br />
así como la sazón muy propicia de su aparecimiento. En verdad, por<br />
todas las provincias del reino se dilataron sus conventos, y no bastando a<br />
su espíritu difusivo la Península toda, se extendió la nueva Familia, antes<br />
de medio siglo, por lo que hoy se llama Francia, Portugal, Italia, Alemania,<br />
Austria, Filipinas, Japón, Méjico, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Perú,<br />
Brasil, Bolivia y otras regiones, dejando dondequiera estela luminosa de<br />
progreso moral y material y adquiriendo títulos no menguados en los torneos<br />
de la santidad, de la ciencia y del patriotismo.<br />
En Turín patrocinó a los Recoletos el Serenísimo Príncipe Carlos Manuel;<br />
en Viena, Fernando II entrególes la capilla imperial; Enrique IV de<br />
Borbón, Luis XIII y Luis XIV de Francia, y Estanislao, Rey de Polonia,<br />
los acariciaron como elementos de grandeza para su reino, y los hicieron<br />
Capellanes de San Fiacro y de Nuestra Señora de las Victorias de París; en<br />
Portugal, el Rey don Juan IV y el Príncipe D. Pedro suplicaron al Papa<br />
Clemente X que expidiese Letras Apostólicas en favor de estas comunidades,<br />
y en todo el mundo abundaron los conventos de fundación real como<br />
garantía y prenda de las bendiciones con que Dios galardonaba desde el<br />
cielo los merecimientos de su vivir heroico.<br />
La literatura hagiográfica, pues constituye una verdadera literatura, de<br />
los Agustinos Recoletos, al resultar asombrosa en razón del número y valor<br />
intrínseco de las obras, no puede resumirse aquí porque en ella se cantan<br />
los triunfos del progreso por millares, la piedad aparece como reina, la<br />
caridad, eso que se llama ahora filantropía, grande como el océano, la pureza<br />
como un cielo estrellado, el sacrificio personal como una escalinata<br />
cuajada de pedrerías que conduce a la región de la inmortalidad. Sus crónicas<br />
son un tesoro inmenso, una como biblia simplificada, que contienen<br />
doctrina para todas las situaciones de la vida: en ellas se aprende a adorar a<br />
Dios como por deleite, sus letras son como perlas y diamantes, la pluma<br />
con que se escribieron debía ser de paloma mojada en las corrientes divinas<br />
del paraíso, donde se bañan las águilas del amor. Guardan secretos fáciles<br />
para ser magnánimos, para ser oradores ungidos con espíritu grandilocuente,<br />
para ser consejeros que hablen el lenguaje del triunfo, para ser<br />
mártires de la Religión y mártires de la Patria; en sus páginas se dibujan<br />
los perfiles más soberanos de toda epopeya, y algunas de ellas producen en<br />
el corazón algo así como corrientes sublimes que lo dejan temblando.<br />
Sin esta hagiografía ignorarían muchos que Fray Luis de León fué más<br />
santo que sabio, más piadoso que literato, más humilde que poeta, más penitente<br />
que doctor; ni se sabrían las penitencias de los Padres Briones y<br />
Ayalas, ni la alta
INTRODUCCIÓN<br />
XIII<br />
contemplación de los Padres de Talavera, ni el angélico vivir de los del<br />
Desierto de la Viciosa. En ella aparecen como agentes de la cultura religiosa<br />
y científica muchos individuos a quienes consagró la posteridad altares<br />
en el templo de la fama, entre otros, el P. Justo del Espíritu Santo, al<br />
que las bendiciones de los pobres trasladaron al cielo, y Juan Nicoluci, cuyo<br />
corazón necesitaba vivir en las alturas para que las nieves perpetuas de<br />
su alma fuesen barridas por los rayos del Sol divino y se convirtiesen en<br />
límpidos arroyos que fecundasen la campiñas de la Iglesia.<br />
Allí aprende el historiador a agrupar los que tuvieron muerte de héroes,<br />
los que jugaron con el Niño Dios los juegos de la infancia, los que platicaron<br />
con María Santísima como con su Madre, los que murieron víctimas<br />
de la caridad en los hospitales de apestados, los que acompañaron a Príncipes<br />
y Monarcas como consejeros, los que hicieron tan múltiples y notorios<br />
milagros, después de muertos, que bien merecen el honor de los altares.<br />
Es imposible también esbozar esa serie interminable de prohombres que<br />
supieron arrancar de las tribus salvajes todo sentimiento de barbarie fundando<br />
pueblos patriarcales donde antes no se profesaba ni la ley natural:<br />
poniendo, donde se veneraba un ídolo grotesco, la cruz redentora; donde se<br />
practicaban el infanticidio y el repudio de la mujer, el culto de Jesús recién<br />
nacido y la veneración de la Madre divina; donde imperaba la venganza, el<br />
precepto del perdón generoso; donde la virginidad era un crimen, el canto<br />
apocalíptico de los que siguen de cerca al divino Cordero. De sus anales se<br />
desprende, a poco reflexionar, que, si en todo los Recoletos de San Agustín<br />
han sido admirables, lo fueron mucho más como misioneros. Parece<br />
que están llamados por Dios a cristianizar el mundo, no se aviene con el<br />
carácter de su educación la barbarie, la degradación, la ignorancia; tratándose<br />
de misiones están en su centro, tienen un no sé qué sus palabras, que<br />
convierten las fieras humanas en hijos de Dios. No temen los naufragios,<br />
no les asusta la bestia montaraz, se visten de pieles como los antropófagos,<br />
lloran con el triste, talan y roturan bosques, fomentan la agricultura, abren<br />
nuevos caminos para la industria y el comercio, y en fin, si se desea conocer<br />
el desarrollo social de los pueblos catequizados por estos Padres, búsquense<br />
los documentos en las Crónicas Recoletas, donde se marca paso a<br />
paso el rumbo de las civilizaciones.<br />
Como casos demostrativos de lo dicho presentamos al magnánimo, al<br />
intrépido P. Fr. Rodrigo de San Miguel, héroe de Zambales, quien, después<br />
de fundar varios pueblos en las Islas Filipinas, se internó en el Asia,<br />
la recorrió a paso de apóstol, llegó a la India, cruzó la antigua Arabia Feliz,<br />
penetró en Persia y Caldea, y en el reino de Odesa logró convertir a veinticinco<br />
Príncipes al catolicismo y les hizo firmar un documento de adhesión<br />
al Romano Pontífice, documento que presentó él mismo al Papa Urbano<br />
VIII, quien lo nombró Delegado Apostólico de aquellos países convertidos.<br />
Además de las treinta y seis causas de martirio sufrido en Filipinas, aparecen
XIV<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en el Japón dos de Beatos Recoletos sufriendo la muerte por la religión,<br />
como premio de los catorce mil japoneses que convirtieron, y como prenda<br />
de los setenta y ocho mártires, hijos suyos espirituales, que acreditaron con<br />
la sangre la alteza de su causa. Cincuenta pueblos de moros redujo a la fe<br />
de Cristo y puso bajo la corona de España el P. Agustín de San Pedro. Con<br />
motivo de la ocupación de Manila por la armada inglesa, el año 1763, se<br />
distinguió tanto otro Recoleto, que no dudó el Gobernador general escribir<br />
al Rey lo siguiente: "Se señaló sobre todos en valor marcial, en celo por la<br />
honra de Dios y en gloria y honor de vuestras Reales Armas, el Padre predicador<br />
Fr. Agustín de San Antonio…, que aterrorizó a los más esforzados<br />
capitanes ingleses, a quienes pesó muchas veces quitarle la vida, por ver<br />
en él un valor tan marcial y peregrino, que confesaron los enemigos no<br />
haberse visto igual hombre en el valor".<br />
También el istmo de Panamá y varios territorios de América quedaron<br />
coloreados con sangre de mártires recoletanos. El P. Fr. Alonso de la Cruz<br />
fundó quince pueblos, abrió al comercio un puerto nuevo, redujo a ocho<br />
caciques, estableció la agricultura, sometió a doce mil indios, y el premio<br />
que recibió en este mundo fué la muerte, alanceado por los mismos a quienes<br />
sacó de la selva.<br />
Las yeguadas y vacadas del Sur de Casanare, que constituyen una de las<br />
fuentes de riqueza de Colombia, fueron importadas por estos misioneros;<br />
fomentaron la industria del algodón y desarrollaron los hilados y tejidos, y<br />
después de marcar nuevos rumbos a la navegación fluvial y de civilizar<br />
centenares de tribus errantes, ¿no merecerán ni una mención honorífica en<br />
la historia que perpetúe la memoria de su heroísmo? Pero es imposible que<br />
la huella de aquellos misioneros de ignorado sepulcro desaparezca, y si el<br />
tiempo destructor o la propaganda del anticlericalismo llegase a matar la<br />
semilla del Evangelio en aquellas pampas, la flor, el ave y la brisa, con<br />
lenguaje eterno, cantarán un himno de triunfo a estos hijos de San Agustín.<br />
Omitimos, como se puede comprender, épocas y asuntos trascendentales<br />
de historia recoletana, porque el movimiento cinematográfico de las<br />
cosas humanas a ello nos constriñe; y así, dejando a un lado su actuación<br />
estética y ascética, el prestigio de sus fórmulas de progreso bajo el ritmo<br />
soberano de la caridad, los sacrificios y triunfos en el proceso de sus conquistas<br />
en Asia, en el Japón, en América y en Europa, dejando también a<br />
un lado el estudio de la heterogénea cohesión de fuerzas vivas que están en<br />
su <strong>org</strong>anismo confluyendo todas a la resultante de la dignidad personal en<br />
estos tiempos de barajamiento de ideales y de caracteres, nos fijaremos<br />
muy de corrida en los méritos científicos y literarios. Recoletos son el gran<br />
humanista Fr. Agustín de Santa María, el moralista Juan de Santa Margarita<br />
y el místico Félix del Espíritu Santo, portugueses; Abraham de Santa<br />
Clara, famoso predicador sueco; Enrique Drisio, celebérrimo orador de<br />
Bélgica; Angel María de San Felipe, Nicolás de San Juan Bautista, Simón<br />
de la Cruz, Octavio de San José, Ambrosio de Santa Gertrudis y Ambrosio<br />
de Novilibus, moralistas y filósofos italianos; los célebres controversistas<br />
alemanes
INTRODUCCIÓN<br />
Bernardo de Santa Teresa y Miguel de Santa Catalina; los franceses Jacinto<br />
Montargón, Francisco Raffard, Anselmo de París: los poetas inspiradísimos<br />
de Italia Angel Quadrio, Gabriel Bartoli, Pascual Contursi y Buenaventura<br />
Viani; el arquitecto Lorenzo de San Nicolás, y el médico Jerónimo<br />
de la Ascensión, el acreditado pintor Pedro de San José y el llamado<br />
biblioteca animada del siglo XVII, Fr. Andrés de San Nicolás, colombiano.<br />
De los Descalzos españoles no deben citarse ni el polígrafo Fr. Jerónimo<br />
de Santa María, que hablaba ocho lenguas, de cuya etimología escribió<br />
cuatro tomos en folio, ni el académico de la historia Fr. Miguel de Santa<br />
Maria, ni otros escritores de fama universal que avaloran y prolongan la<br />
gloriosa tradición agustina en el mundo de las letras 1 .<br />
Para que no se nos tache de hiperbólicos o que escribimos a bulto, vamos<br />
a citar un testimonio que vale por muchos. El erudito e infatigable bibliógrafo<br />
Padre Gregorio de Santiago Vela acaba de publicar un volumen<br />
en medio folio, de cerca de 800 páginas, titulado Ensayo de una biblioteca<br />
Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, verdadero templo de la sabiduría<br />
agustiniana, mina enciclopédica de nuestra producción, en donde<br />
aduna el autor los datos concernientes a los escritores de España y América;<br />
y sin embargo de concretarse el Ensayo a estas dos porciones geográficas,<br />
comprende el primer tomo desde A basta Ce solamente. ¿Cuántos volúmenes<br />
tendrá la obra? ¿Cuándo se acabará de publicar? Pues bien; hace<br />
pocos días, como solicitáramos nosotros datos para completar un trabajo<br />
que va adelantado y se refiere a una biblioteca similar a la del P. Gregorio,<br />
pero exclusivamente recoleta, nos dirigimos a dicho Padre, quien realza<br />
sus luces de entendimiento con muchos encantos morales, y nos respondió<br />
de esta suerte: "...Con respecto a enviarle nombres y planes de obras de los<br />
PP. Recoletos, me pide usted un imposible. Estaría bien y en su punto la<br />
súplica si, para cumplirla, sólo se necesitaran unas cuantas cuartillas, pero<br />
para satisfacerla se necesitan centenares de centenares, y ya ve usted que<br />
esto no es factible, sino obra de varios meses y de mucho trabajo. Permítame<br />
usted que le diga, por lo tanto, que no me es posible satisfacer su deseo.<br />
Usted no se ha formado idea cabal de los muchos escritores que tienen<br />
ustedes, se lo digo con franqueza, y me quedo corto si le digo que la cuarta<br />
parte del Ensayo será de Agustinos Recoletos".<br />
Ahora bien; no se puede en modo alguno reducir todo esto a un artículo<br />
fragmentario. Por donde se observará, además, que no debemos hacer trabajo<br />
de síntesis,<br />
XV<br />
1 A modo de caso curioso traemos los versos de Lope de Vega en su Prólogo al auto sacramental<br />
titulado: El viaje del alma. (Biblioteca Rivadeneira, tomo 58, pág. 152), en donde se<br />
alude a Fr. Cristobal Matías, cantor muy estimado en la corte de los Felipes II y III, que<br />
tomó después nuestro hábito en Madrid y fué religioso muy edificante:<br />
De Cristóbal Matias Madrid dice<br />
Que en cantar y llorar fué un Ángel hombre,<br />
Porque lloró después de haber cantado;<br />
Que si, cantando, mereció a los reyes,<br />
A Dios, llorando, mereció descalzo.
XVI<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ni trabajo de selección muy especial, sino más bien trabajo de omisión,<br />
que resultará tanto más meritorio cuanto más se omita; porque así como<br />
hay locuacidad que nada dice, hay silencio muy elocuente".<br />
Tal es la entidad religiosa cuya historia reanudamos después de siglo y<br />
medio de interrumpida: historia hermosísima en su conjunto y digna de loa,<br />
siquiera tenga lunares en cuanto al modo y procedimientos con que la presentaron<br />
los Cronistas. Examinemos ahora los elementos y el método con que se<br />
escribió, y veamos con ánimo sereno y con crítica sometida al frío raciocinio<br />
y pasada por el tamiz de la imparcialidad los libros en que tal crónica se contiene:<br />
Historia General de los Religiosos Descalzos del Orden de los Ermitaños<br />
del Gran Padre y Doctor de la Iglesia San Avgvstin, de la Congregación<br />
de España y de las Indias. A la Catholica Magestad del Rey Nvestro Señor,<br />
Felipe Qvarto. Por el P. Fr. Andres de S. Nicolas, Hijo de la mesma Congregacion,<br />
su Coronista, y Rector del Colegio de Alcalá de Henáres. Tomo primero.<br />
Desde el año M.D.LXXXVIII, hasta el de M.DC.XX. Dividido en tres<br />
decadas. Con Priuilegio. En Madrid, por Andres Garcia de la Iglesia. Año<br />
M.DC.LXIV.<br />
Este primer tomo, de medio folio, de 536 páginas, sin contar los preliminares,<br />
la introducción y los índices, abarca los años 1588-1620, más la época<br />
inmediata que precedió al establecimiento de nuestra sagrada Reforma. Se<br />
estampó el año 1664.<br />
El segundo tomo, de igual tamaño, de 388 páginas, descontados también<br />
los preliminares e índices, es obra del P. Fr. Luis de Jesús, Lector jubilado,<br />
Cronista general y Provincial de la Provincia de Castilla, dedicada al Excmo.<br />
Señor D. Jaime Francisco de Híjar, Silva, etc., Protector de la Recolección;<br />
estampóse en Madrid el año 1681 y contiene la materia historial desde 1621<br />
hasta 1650.<br />
El volumen tercero, también de medio folio, con 500 páginas, fuera de<br />
los índices y preliminares, lleva al frente un trabajo muy erudito y grave, que<br />
se titula Adiciones Apologéticas al tomo primero de esta Historia, y lo dejó<br />
escrito el V. P. Fr. Diego de Santa Teresa, Lector jubilado, Cronista general,<br />
etcétera, etc, y coordinado y añadido por el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />
Asís, también Cronista, quien lo dedicó a Nuestra Señora del Pilar. Relata lo<br />
sucedido desde el año 1651 hasta el de 1660. Publicóse el año 1741 en Barcelona.<br />
Desde la aparición del tomo segundo hasta la del tercero pasaron 40<br />
años.<br />
Tiene el tomo cuarto el mismo título, forma, etc., que los anteriores, con<br />
604 páginas, incluidos los índices, pero no los preliminares; fué trabajado por<br />
el mismo P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís, Cronista General, etc., y dedicado<br />
a San Nicolás de Tolentino, y corre desde el año 1661 hasta el de<br />
1690, impreso en Zaragoza a los 15 años de publicarse el anterior, o sea, el de<br />
1676.<br />
La materia historial, pues, solamente llega hasta el año 1690, exclusive, y<br />
la publicación de los tomos quedó paralizada hace 162 años.<br />
Empero veamos cuáles son el cuerpo y el alma de esta Historia. La Reforma
INTRODUCCIÓN<br />
XVII<br />
de la Orden de San Agustín en España, de donde se propagó a Italia,<br />
Francia, Alemania, Austria, América, etc., creció rápidamente y aumentó sus<br />
conventos de una manera muy satisfactoria; como que respondía la institución<br />
nueva a una finalidad que la Iglesia y el Estado buscaban y favorecían de<br />
consuno. Por lo que respecta a España, durante el primer siglo de su existencia<br />
se erigieron las siguientes fundaciones:<br />
Provincia de San Agustín<br />
Provincia del Pilar<br />
Provincia de Santo<br />
Tomás<br />
Castilla la Nueva<br />
Castilla la Vieja<br />
Extremadura<br />
Aragón<br />
Valencia<br />
Cataluña<br />
Mancha<br />
Andalucía<br />
Madrid.<br />
Alcalá de Henares.<br />
Toledo.<br />
Maqueda.<br />
Talavera de la Reina<br />
Valladolid.<br />
Salamanca.<br />
Nava del Rey.<br />
Portillo<br />
La Viciosa.<br />
Santa Cruz.<br />
Valdefuentes.<br />
Xarandilla<br />
Zaragoza (Convento).<br />
Zaragoza (Colegio).<br />
Borja.<br />
Calatayud.<br />
Alagón.<br />
Zuera.<br />
Huesca.<br />
Benabarre<br />
Valencia.<br />
Caudiel<br />
Barcelona.<br />
Guisona<br />
Campillo.<br />
Toboso<br />
Almagro<br />
Granada.<br />
Santa Fe.<br />
Luque.<br />
Sevilla<br />
Es de notar que, a medida que andaban los años, disminuía o se retardaba<br />
la fundación de nuevos conventos: recién establecida la Recolección, hubo<br />
verdadero derroche de entusiasmo por parte de pueblos y ciudades para abrirle<br />
las puertas de par en par, de suerte que aun las mismas contradicciones de<br />
carácter interno, entre la nueva y antigua Familia, sirvieron para aupar a la<br />
nuestra a mayores y más sólidas conquistas. Casi todos estos conventos se<br />
fundaron
XVIII<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en los primeros cincuenta años; a partir del promedio del siglo XVII, las<br />
fundaciones fueron dificultándose más y más; la última sucedió el año 1688<br />
en el Campillo de Altobuey, con la que pudo celebrarse el primer Centenario<br />
de la Descalcez Agustiniana: desde entonces hasta la fundación de Alfaro en<br />
1820, es decir, en el espacio de 132 años no se efectuó ninguna, aun cuando<br />
hubo connatos y proyectos en diversos puntos. Y ¿por qué? No cabe dudar<br />
que la aparición de nuestra Reforma, así como la de los Carmelitas, la de los<br />
Trinitarios, la de los Franciscanos y Capuchinos, la de los Mercedarios, etc.,<br />
era fruto legítimo de los Cánones del Concilio de Trento y respondía a un<br />
estado de fe y catolicismo muy práctico en que vivían los pueblos, gobernados<br />
y regidos por Monarcas que patrocinaban a la Iglesia, cuyas medras y<br />
esplendor solicitaban tanto como el bienestar civil y militar de sus vasallos.<br />
Felipe II y sus inmediatos sucesores tuvieron a la Religión como parte de la<br />
razón del Estado, y favorecieron, por lo mismo, el desarrollo de las Ordenes<br />
religiosas, y más el de las Reformadas, con tanta piedad como elevación de<br />
miras políticas. Dícese que, debido a esto, se multiplicaron excesivamente los<br />
conventos, de modo que en casi todos los pueblos, por pequeños que fuesen,<br />
había alguno, y en las villas y ciudades tuvieron representación todas y cada<br />
una de las Familias religiosas; de aquí que los representantes de la cosa pública<br />
comenzaron a poner trabas con un regalismo despótico e influían con la<br />
autoridad episcopal para que embarazase la multiplicación de los conventos.<br />
Téngase en cuenta que España, en tiempo de Felipe II y III, apenas contaba<br />
11 millones de habitantes.<br />
Y bien, ¿cuántos Recoletos de San Agustín había en España a fines del<br />
siglo XVII? Carecemos de datos para fomar una estadística completa, mas, a<br />
juzgar por el número de difuntos, según reglas de la demografía, y a juzgar<br />
por algunos apuntes documentales sobre el número de religiosos en ciertas<br />
casas, y por la capacidad material de nuestros edificios, conjeturamos que<br />
cada convento, aproximadamente, y uno con otro, tendría unos cuarenta individuos,<br />
y por consiguiente la Provincia de San Agustín, que era la principal,<br />
constaría de unos 500; la de Nuestra Señora del Pilar, de otros tantos, y la de<br />
Santo Tomás de Villanueva, de algo más de 300 religiosos: total en España,<br />
unos 1.300 conventuales.<br />
De su modo de vivir darán idea las siguientes reflexiones. Como es muy<br />
sabido, la Orden de San Agustín originariamente fué eremítica, de donde nos<br />
viene el nombre de Ermitaños, y su fusión fué la santificación propia y la<br />
ajena por medio de las prácticas del monacato; después, el Papa Alejandro<br />
IV, en tiempos de la gran Unión General, 1256, sacó de los desiertos y eremitorios<br />
a los Hijos de San Agustín y les asignó en las Constituciones nuevas<br />
que pudieran también vivir en las ciudades para mayor provecho de los fieles;<br />
en lo cual se advierte la gran providencia de Dios que, por medio de sus Vicarios,<br />
encauza y gobierna los destinos de su Iglesia para el reinado de la doctrina<br />
evangélica, puesto que las Comunidades religiosas reciben del Sumo<br />
Pontífice no sólo lo
INTRODUCCIÓN<br />
XIX<br />
que tienen, sino lo que son. Surgió, andando los siglos, nuestra Recolección<br />
y participó, desde sus primeros días, de una vida mixta, en que predominaba<br />
la aspiración contemplative; conservó los caracteres de mendicante, sin<br />
desposeerse de la potestad de tener y administrar bienes temporales, como<br />
renunciaron otras Reformas; se entregó principalmente al culto divino, a la<br />
salmodia, a la penitencia, a la abstracción de criaturas, pero sin prescindir de<br />
la vida apostólica dentro y fuera de España, como lo demuestran las misiones<br />
que dió por las montañas de Jaca y por otras partes, así como el ejercicio del<br />
púlpito y confesonario en las ciudades y pueblos, sin renunciar en absoluto a<br />
las cátedras y títulos honoríficos y a la publicación de libros, si bien su ideal<br />
era siempre de humildad, como más característico y propio.<br />
Así se explica que nuestros edificios se situaran en las afueras y casi en<br />
despoblado, para lograr mejor los supradichos ideales. Por institución y por<br />
vocación, los Recoletos deben ser humildes. Aspirar al boato y a la ostentación,<br />
aunque sea con buenos fines, es aspirar ambiente ajeno. Dentro de nuestro<br />
Instituto cabe todo, santificado con la unción misteriosa del pusillus grex<br />
del Evangelio. Lo cual se vió cumplido perfectamente aun en el detalle de la<br />
ubicación de los edificios de que venimos hablando, pues, habiendo sido erigidos<br />
en los suburbios por espíritu de humildad, fueron llamando hacia sí y<br />
atrayendo el ensanche urbano de forma que aquellos sitios hoy son los barrios<br />
más concurridos y aristocráticos, y su mayor hermosura; sirvan de ejemplo el<br />
Paseo de Recoletos de Madrid, el Paseo de la Rambla, Santa Mónica, en<br />
Barcelona, la Sevilla elegante y urbanizada que se asoma al Guadalquivir por<br />
la parte del Pópulo, la Valencia industrial y rica que se baña en el Turia por la<br />
Plaza del antiguo Murviedro, los enjardinados boulevares de Valladolid hacia<br />
Campo Grande, el barrio de La Candelaria, que, por lo higiénico y tranquilo,<br />
constituye el encanto de las viviendas linajudas de Bogotá, el convento de<br />
San Sebastián en Manila, que se rodea de edificaciones a la moderna con<br />
primor y gentileza, y otros que omitimos por no alargar la lista de los ejemplos.<br />
Importa también que discurramos con la memoria por el género de vida<br />
que nuestros antepasados llevaron en la Península, tan distinto del nuestro.<br />
Consagrados casi por entero al esplendor del Oficio divino y del culto en<br />
nuestros templos, desarrollábase su vivir muy tranquilo, uniforme, conventual,<br />
contemplativo. Lo pedía así el medio ambiente de aquella época cristiana<br />
y de acendrado ascetismo y aquella fe robusta de los españoles, tan patriotas<br />
como piadosos, tan valientes como sumisos a la voz de Dios, que estimaban<br />
en lo que vale la intervención de lo sobrenatural en el desarrollo de la<br />
vida humana, sirviéndose de las Comunidades religiosas para sus relaciones<br />
más íntimas con la vida de la gracia, por medio de la plegaria, de la penitencia<br />
y de los méritos de la perfección evangélica atesorados en los conventos.<br />
Y del altar comían los que servían al altar. Hoy día, que España ha cambiado<br />
tanto, no se comprende la existencia de aquellas numerosas Comunidades
XX<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
sostenidas por la fe y por la hidalguía de los cristianos; y aun acaso haya<br />
espíritus que, además de no saber situarse, por ignorancia, en el verdadero<br />
punto histórico de vista para estudiar aquella época, estén contagiados, por<br />
malicia, de lo que se ha llamado americanismo, es decir, de aquella tendencia<br />
condenada por el Papa León XIII, de feliz memoria, que há medio siglo dominó<br />
en Norte América principalmente, según la cual, la vida activa de las<br />
Comunidades es mejor que la contemplativa y que la salmodia, la abstracción<br />
de criaturas y los varios medios exteriores de santificación que los grandes<br />
místicos enseñaron, deben posponerse, por anticuados y por inoportunos, a<br />
esos otros más conformes al movimiento de las sociedades modernas. No<br />
improbemos aquella suerte de vida. Los antiguos conventuales respondían a<br />
una necesidad de gloriosísimos tiempos. Hoy, por desgracia, ya que la sociedad<br />
ha degenerado de sus principios, tenemos que cambiar de método, pero<br />
no osemos manchar, ni con el pensamiento, la historia pasada; aspiremos a<br />
otros rumbos, pero lamentando dejar el primitivo. ''¿Es acaso, escribíamos en<br />
una ocasión 1 , menos útil, menos meritoria o menos santa la meditación de los<br />
frailes y monjas en el convento que el magisterio escolar en los Colegios? Es<br />
más poderosa el arma del ejercicio de la caridad y beneficencia hacia la<br />
humanidad doliente que el arma de la virtud contemplativa escondida entre<br />
los muros cerrados de un convento? El que lo afirme milita en las filas de la<br />
escuela moderna, descreída y mañosa. Todas las Comunidades son buenas y<br />
santas; pero prostituir el nombre de los Regulares para enaltecer el de los Religiosos<br />
Seculares es un amaño del espíritu de la mentira. Fenecen de hambre<br />
esas pobrecitas almas encerradas en los claustros y se las mira como seres<br />
desgraciados, poco útiles y tal vez innecesarios en la sociedad. ¿Por qué?<br />
Porque el liberalismo intenta quitar de sobre la faz de la tierra la primitiva y<br />
más perfecta representación del Evangelio para que, socavada su base, logre<br />
destruir con facilidad lo restante del edificio católico".<br />
Pero, bien; ni aun por este lado tienen ni sombra de inculpación nuestros<br />
conventos peninsulares, por cuanto de ellos salió, como el aroma de la flor,<br />
como el rayo luminoso del foco, una Provincia eminentemente apostólica, la<br />
de San Nicolás de Tolentino, que por las Islas Filipinas, por Méjico y por el<br />
Japón obró milagros de actividad con elogio de propios y extraños; y de los<br />
conventos peninsulares partieron también a Colombia individuos que vigorizaron<br />
la más humilde de las Provincias, la de la Candelaria, para demostración<br />
de que no consiste la victoria en el poder del brazo robusto, sino en la<br />
fortaleza que de lo Alto viene.<br />
La flor y nata de la Congregación pasaba a Ultramar, y aquel espíritu<br />
conventual de oración, penitencia y sosiego ingeríase en la vida misionera<br />
como savia divina, para dar frutos de una vida nueva tanto más gloriosa cuánto<br />
más heroica. Y esta Provincia, así formada, al mismo tiempo que cumplía<br />
1 Los Aborrecidos, Introd.
INTRODUCCIÓN<br />
XXI<br />
una misión altísima conocida de todos, ocultaba un deignio altísimo también,<br />
conocido únicamente de Dios, que lo revelaría en la plenitud de los<br />
tiempos. Dió la Recolección a Dios, a modo de sacrificio, lo mejor de sus<br />
Hijos; Dios, empero, al aceptar la ofrenda, guardóla en los arcanos de lo por<br />
venir, para devolvérsela, depurada y riquísima, cuando los hombres intentasen<br />
barrer del mundo hasta sus huellas. La Congregación formó la Provincia,<br />
y, en premio, Dios hizo que la Provincia no sólo impidiese la muerte de la<br />
Congregación, sino que esta Congregación surgiera Orden religiosa completa,<br />
en el sentido más genuino de la palabra. ¡Así galardona el cielo los sacrificios!<br />
Otro punto digno de estudio: la fundación y desarrollo de la Provincia de<br />
Nuestra Señora de la Candelaria. Hay un contraste muy notable entre ésta y la<br />
de San Nicolás. Siendo entrambas hermanas y ultramarinas, ¿en qué consiste<br />
la diferencia en cuanto al grado de prosperidad material y número de individuos<br />
que alcanzaron? ¿Qué causas intervinieron en esto? Examinemos y penetremos<br />
las concausas del distinto desenvolvimiento que lograron ambas<br />
Provincias. Los Recoletos americanos en primer lugar provinieron de sí mismos,<br />
es decir, el movimiento de Reforma verificado en Colombia, en el seno<br />
de la Provincia de Nuestra Señora de Gracia, dió por resultado la fundación<br />
de algunos conventos descalzos, cuyo origen y primer foco residió en El Desierto<br />
de la Candelaria, no como derivación del movimiento iniciado en la<br />
Provincia de Castilla, sino del primitivo llevado a cabo en Portugal por el V.<br />
Padre Tomé de Jesús; de manera que, aunque la Recolección no hubiera retoñado<br />
en Castilla, hubiera aparecido en aquella región de la América Española.<br />
Fué el V. P. Fr. Mateo Delgado de los Angeles quien, meditando en los ensayos<br />
hechos en Portugal, logró, el año 1602, en unión del V. P. Provincial Fr.<br />
Vicente Mallol, y otros muy doctos y devotos religiosos, establecer en El Desierto<br />
una vida muy austera al tenor de la primitiva observancia agustiniana,<br />
si bien muy pronto, como tuviesen conocimiento aquellos venerables Padres<br />
de que en la Península se dilataba fecunda y muy santa la Recolección, pidieron<br />
las Constituciones dadas por Fr. Luis de León y las aceptaron y cumplieron<br />
como propias. Pero sucedió que aquella naciente y tierna Familia Recoleta<br />
sufrió de parte de la Provincia de Gracia tanto o más que lo que padeció la<br />
Recolección en Castilla por idénticas causas y muy parecidos procedimientos,<br />
y, por consiguiente, hubo de luchar mucho, no sólo por aumentar el número<br />
de conventos, sino aun por conservar el derecho a la vida que le negaban los<br />
religiosos de la Provincia de Gracia, a la cual siguieron perteneciendo hasta el<br />
año 1629, en que la Santidad de Urbano VIII, por el Breve Universalis Ecclesiae,<br />
los incorporó a la Congregación de España e Indias. ¡Feliz providencia!<br />
De no haberse agregado a los Recoletos de España, aquella Recolección americana<br />
hubiera sucumbido para siempre. Los conventos fueron gobernados<br />
desde entonces en forma de Comisaría; y, por fin, formóse Provincia completa<br />
el año 1660.<br />
Por lo visto, el nacimiento y crecimiento de la de la Candelaria entrañó<br />
dificultdes
XXII<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
capaces, no ya de quitarle la lozanía, pero también de arruinarla apresuradamente.<br />
Y, por este respecto, no hay duda que los comienzos de la Provincia<br />
de Filipinas comparados con éstos, fueron muy más propicios, porque<br />
mientras los Recoletos en el Archipiélago iban viento en popa estableciendo y<br />
desenvolviendo su modo de vivir, los de América tenían que resolver el problema<br />
de vida o muerte, entregados a sus propias energías.<br />
Fuera de esto, es fuerza distinguir tiempos, circunstancias y países. Desde<br />
luego estableceremos como base de todo una estadística o censo de los<br />
individuos que las componían en los siglos pasados, para lo cual conviene<br />
situar el punto de mirada en el año 1834, en que por razón numérica la Congregación<br />
había llegado a su desarrollo máximo. Según los estados de la Provincia<br />
de San Nicolás, en dicho año componíanla 87 religiosos; la Provincia<br />
de la Candelaria acaso no llegaba a tener un centenar.<br />
Más aún; sabido es que la Provincia de San Nicolás los recibió casi todos<br />
de las Provincias de España, y la de la Candelaria los formó ella sola porque<br />
de España no le enviaron casi ninguno. La estadística tiene enseñanzas verdaderas<br />
cuando se puntualizan las circunstancias de lugar, tiempo, etc. Para saber<br />
qué país ha sido más fecundo en vocaciones religiosas hay que parangonar<br />
el número de profesiones que dieron los noviciados de Filipinas y los noviciados<br />
de la Candelaria; hay que anotar el número de habitantes del archipiélago<br />
y el número de habitantes de aquella porción Americana; se necesita<br />
marcar el linaje de vida a que se dedicaron los unos y los otros, y así resultarán<br />
consecuencias lógicas. Los profesos en Manila ascienden solamente a<br />
115, resultando los demás miembros de aquella Provincia prohijados; en<br />
cambio, los hijos de la Candelaria casi todos probaron su vocación en el territorio<br />
colonial.<br />
Por lo que toca a número de habitantes en Colombia, conste que el censo<br />
levantado en 1810, o sea, poco antes de dejar de ser colonia española, daba la<br />
suma de un millón de habitantes, entre indígenas y de sangre europea. ¿Cuántos<br />
habitantes tendría en las épocas anteriores? ¿Cuantos en el siglo XVI y<br />
XVII? A la verdad, que si llegó a tener en estos siglos medio millón de habitantes<br />
civilizados y por civilizar, es cosa que se podría afirmar como exenta<br />
de dudas. En cambio, Filipinas estaría habitado por tres veces más de habitantes,<br />
por lo menos. Viniendo a otras circunstancias tenemos que la santa Provincia<br />
de Filipinas no tenía que construir conventos y colegios para la educación<br />
de los jóvenes, sino que iban casi todos de España con la carrera concluida<br />
y luego al punto poníanse al servicio de los ministerios, al contrario de<br />
la Candelaria, que tuvo que comenzar por hacer edificios y gastar tiempo y<br />
dinero en disponer a los sacerdotes, cuyo número a duras penas bastaba para<br />
atender a la marcha de las mismas casas de educación, sin poder disponer de<br />
personal para enviarlo a ensanchar el radio de las pobres misiones adquiridas,<br />
y mucho menos para encargarse de nuevas. Y para atender a los colegios, ¿de<br />
qué bienes temporales disponían las casas de Colombia? De las limosnas que<br />
podían
INTRODUCCIÓN<br />
XXIII<br />
venir de la piedad de medio milIón de almas distribuidas en 1'330.875 kilómetros<br />
cuadrados, o sea, en una superficie casi dos veces y media mayor<br />
que la de España. (Dicc. Salvat.)<br />
Cierto es que, haciendo un esfuerzo grande, sacó de Cartagena tres Religiosos<br />
que se encargaron de las misiones del Darién y Uraba, pero ya sabemos<br />
que los tres primeros fueron sacrificados gloriosamente con el martirio.<br />
Después ensayó la Provincia otras misiones en Casanare, pero el Estado colonial<br />
no ayudó con subvención, limosna o sueldo, y además Casanare tiene 6<br />
millones de hectáreas de territorio y, si hoy está habitado por 14.000 habitantes,<br />
entre salvajes y civilizados, apenas 7.000 almas tendría entonces. ¿Qué<br />
desarrollo moral ni material cabe en una empresa que descansa en bases tan<br />
menguadas y bravías?<br />
Y ¿por qué no pasaban de España misioneros a los conventos de Tierra<br />
Firme? Conjeturamos que, entre otras razones, porque dada la situación de<br />
entonces el Gobierno español, comprendiendo que en Filipinas el elemento<br />
misionero equivalía a un ejército y a una fuerza de expansión colonial muy<br />
grande, con los cuales estaban garantidas la seguridad y prosperidad del archipiélago,<br />
costeaba muy de grado los gastos de viaje de las misiones, y en<br />
los ministerios se les retribuía siquiera fuese muy módicamente a los religiosos<br />
mientras que la inmigración seglar la encauzaba hacia Sur América, y<br />
después a Cuba y Puerto Rico, siendo esta la explicación del por qué existe<br />
tanta sangre española en el Nuevo Mundo, y en Filipinas casi nada. La apertura<br />
del canal de Suez facilitó la emigración a Filipinas, pero los Gobiernos<br />
siguieron encauzándola hacia las Antillas, que estaban cerca.<br />
Ahora bien; careciendo la Provincia de la Candelaria de individuos, de<br />
ambiente y de dinero para conducirlos de España, explícase con facilidad que<br />
no se afiliasen a ella ni por cuenta propia ni del Estado, y así, aquellos conventos<br />
llevaban vida tan lánguida, que es obra milagrosa de la Providencia el<br />
que pudiesen subsistir en América por tres siglos unas comunidades entregadas<br />
a su propia suerte.<br />
Para remediar, en parte, tan lastimera situación, hubieron de imitar a la<br />
Provincia hermana en establecer haciendas, pero no olvidemos que las<br />
haciendas de Filipinas datan de mediados del siglo XVIII (1749); por lo cual,<br />
afirma el P. Fr. Fidel de Blas de la Asunción 1 , ''como en los dos primeros<br />
siglos de nuestra permanencia en Filipinas los gastos se reducían a la conservación<br />
de nuestros conventos y manutención de los pocos religiosos que en<br />
ellos vivían, ya que los empleados en la cura de almas comían de su trabajo<br />
en el Ministerio, en España, por otra parte, no teníamos Casas a que atender y<br />
el católico Gobierno se encargaba de pagar los viajes de los Misioneros que<br />
se alistaban para<br />
1 Labor evangélica de los Padres Agustinos Recoletos en las islas Filipinas expuesta en cuadros<br />
estadísticos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, por el M. R. P. ex Provincial<br />
Fr. Greg. Fidel de Blas de la Asunción. Segunda edición, corregida y aumentada, del "Estado<br />
general de dicha Provincia'', escrito por el mismo e impreso en Manila el año 1882<br />
por mandato y con la aprobación de sus Superiores. Zaragoza. Establecimiento tipográfico<br />
de Pedro Carra, Plaza del Pilar, Pasaje, números 14, 15 y 16, 1910. Página 54.
XXIV<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Filipinas, nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino llegó a formar<br />
en el territorio de Cavite-viejo, Imus y Bacoor una Estancia de considerables<br />
proporciones, y nuestro convento de Manila, a la vez, otra contigua en terrenos<br />
de Munting-lupa y San Pedro de Tunazán, aunque menos importante que<br />
la primera. En todo el tiempo referido producían muy poco las tales fincas,<br />
porque eran terrenos a roturar y apenas había en ellos brazos hábiles que se<br />
dedicasen a su cultivo: pero no siéndonos su producto de gran necesidad, como<br />
hemos dicho, todo cuanto de ellas se sacaba lo empleábamos en mejorarlas,<br />
haciendo grandes presas en los barrancos para el depósito de aguas y largos<br />
túneles y canales para el riego".<br />
Los Agustinos Recoletos de América imitaron a los de Filipinas, pero<br />
corno se ve, las circunstancias eran muy distintas, y además las pequeñas<br />
haciendas fundadas por aquéllos se soliviantaron grandemente con la guerra<br />
de la independencia americana y se arruinaron del todo, como confiscadas por<br />
el Gobierno a mediados del siglo XIX con el triunfo violento del liberalismo.<br />
En resumen, la Provincia de la Candelaria se formó y vivió con sus elementos<br />
propios; no fué Provincia misionera sino conventual como lo fueron<br />
las de España; y si ensayó en el Istmo de Panamá misiones vivas con tres<br />
religiosos, las misiones acabaron con el martirio de estos mismos, y si sostuvo<br />
misiones en Casanare, dedicó solamente dos o tres religiosos, excepto en<br />
los últimos años que llegó a dedicar siete u ocho; no desarrolló vida de ministerios<br />
o curatos en aquel país colonial de inmensa superficie sin vías de comunicación<br />
y con escasísimos habitantes porque apenas pudo crear personal<br />
suficiente para sostener las seis casas conventuales y colegiales que fundara.<br />
Por consiguiente, en vista de ello, bien pudo exclamar aquella Provincia con<br />
el Profeta 1 : Misericordiae Domini quia non sumus consumpti.<br />
Examinados los miembros integrantes de la Congregación en su parte vital<br />
y analizados los valores constitutivos de las Provincias de Indias y sus<br />
relaciones recíprocas, salta a la vista que su historia está formada por una<br />
mezcla de ascetismo y de apostolado activo en que predomina lo primero. Y<br />
así debe ser ora por fuero de la misma institución, que es recoleta, ora también<br />
porque en el número de los miembros integrantes sobrepujaban los conventuales<br />
a los otros, y por lo mismo se comprende que esta historia se reduzca<br />
a recontar y biografiar individuos aventajados, más por su virtud que por<br />
sus letras, celo apostólico, literatura y ciencias, o actuación docente en los<br />
colegios seculares; ocupaciones éstas no excluidas ni menos prohibidas por<br />
nuestras leyes, pero tampoco recomendadas con entusiasmo porque no eran<br />
partes del programa de nuestra vida reformada. Por eso son tanto más dignas<br />
de alabanza y llenas de merecimiento<br />
1 Thren. III, 22.
INTRODUCCIÓN<br />
XXV<br />
las empresas recoletanas en el campo de las misiones y en el estudio de<br />
las letras, cuanto más espontáneas, de supererogación y más reveladoras de su<br />
espíritu, que se manifiesta múltiple, fecundo y como rebosante de celo por la<br />
gloria de Dios, a cuyo servicio consagran todo su ser individual y colectivo.<br />
Así, pues, afear a nuestros antiguos Cronistas el que nos den en sus libros,<br />
de preferencia, biografías de varones contemplativos, austeros, penitentes,<br />
en una palabra, santos, y que hablen poco de otras manifestaciones de la<br />
personalidad humana en relación con las ciencias y con vida social, es pedir<br />
inconsecuencias, trastrocar los tiempos, confundir el espíritu de las leyes<br />
constitucionales y no meditar en el desarrollo de los ideales que las colectividades<br />
religiosas van sufriendo en contacto con la sociedad y bajo la próvida<br />
bendición de la Iglesia, depositaria de los designios de nuestro Señor Jesucristo.<br />
Queden para otras historias y para otras Religiones los triunfos en las Universidades<br />
y Colegios, el brillante apostolado por las ciudades, las grandes<br />
conquistas civilizadoras por las cinco partes del mundo, los infolios teológicos<br />
y científicos en que se condensa el saber humano, pero los Cronistas de la<br />
Recolección no debían ni podían elaborar sus obras sino con retratos y ejemplos<br />
de religiosos conventuales y eminentemente consagrados a la santificación<br />
por las vías de la piedad, la oración y el sacrificio personal en bien propio<br />
y de las almas. Los que escriban nuestra historia de los siglos XIX y XX<br />
tendrán otros materiales y otros tiempos, pero los de los siglos XVII y XVIII<br />
aprovechan la materia que tienen a las manos.<br />
Pero como la imparcialidad de criterio sea buena, y así como no parece<br />
justo que exijamos a los antiguos tales cosas, tenemos en cambio, derecho,<br />
eso sí, a analizar los procedimientos de ejecución que emplearon, y a rectificar<br />
lo que nos pareciere inaceptable. Nuestra Historia está escrita por años y<br />
con rigor cronológico, de manera que mejor que Crónicas merece el nombre<br />
de Anales; tal método nos parece útil y acaso el único practicable entre nosotros;<br />
el geográfico, el étnico o los otros adoptados según la índole, la extensión<br />
y la intensidad de los sucesos, no caben sin grandes dificultades y sin<br />
menoscabo de la misma historia. Lo que nosotros, valga nuestro muy falible<br />
entender particular, reputamos deficiente y digno de reparos, es el criterio que<br />
gobernó sus pluma al relatar las fundaciones de los conventos, el establecimiento<br />
y progreso de las empresas misionistas y la vida de los religiosos;<br />
aunque más bien era defecto de los tiempos. Con sólo ver las portadas de los<br />
cuatro volúmenes, en que se declara la fecha de su publicación, y las décadas<br />
que cada uno contiene, se vendrá en conocimiento de que la historia de las<br />
fundaciones de Ias casas no se detalló porque no entraba en los marcos prefijados<br />
por los Cronistas. Concrétanse a decir en qué año se erigió y quién fué<br />
el iniciador del nuevo convento, omitiendo las diligencias hechas para el establecimiento<br />
del mismo, el curso del desarrollo del edificio material y moral,<br />
las causas de su mayor o menor alcance, etc., etc., si interviene alguna causa,<br />
al parecer miIagroa, que entonces la particularizan con lujo de detalles. Dígase<br />
lo propio relativamente al curso de nuestras misiones en América y Filipinas.
XXVI<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Es de notar que unos a otros se corrigen y amplían en la parte biográfica;<br />
mas, tratándose de otros asuntos nada añaden los continuadores de la Historia.<br />
¿Sería que carecían de datos? Entendemos que no. Así como no carecían<br />
de los primeros elementos, disponían de los segundos. Vamos a reproducir<br />
unas notas pertenecientes a varias casas, en comprobación de nuestro aserto,<br />
y también para que sirvan de acicate y estímulo de búsquedas e investigaciones<br />
ulteriores. En primer lugar ponemos algunos de los materiales que todavía<br />
se conservan en el archivo de la Delegación de Hacienda de Barcelona:<br />
"57. Libro del convento de Agustinos Descalzos de Santa Mónica.<br />
58. Libro de íntimos y luiciones de censales del convento de Santa Mónica.<br />
59. Libro de recibos del convento de Santa Mónica.<br />
60. Libro de recibo de la administración de las misas de Dña. Maximiliana<br />
de Broclot y otras. Agust. Recoletos.<br />
61. Libro de colectoría de misas y descargo encomendadas a los Agustinos<br />
Recoletos de Sta. Mónica. 1808.<br />
62. Libro de recibo de misas, tomo I. (Agust. Recolet. de Sta. Mónica.)<br />
67. Libro de fundaciones de misas y obras pías del convento de Agust. Recoletos<br />
de Santa Mónica.<br />
105. Libro de entradas y salidas desde 1620 (Recoletos.).<br />
130. Llevador de la renta del convento de N. Me. Sta. Mónica. 1650.<br />
135. Llevador de las rentas del convento de Santa Mónica hecho en 18 de<br />
Agosto de 1689.<br />
137. Libro de los religiosos que han muerto en este convento de Sta. Mónica<br />
de Barcelona.<br />
145. Noticia de los novicios que tomaron el hábito en el convento de Santa<br />
Mónica. Comenzóse en 1735.<br />
150. Llevador o Lumen domus del convento de Santa Mónica, 1754, siendo<br />
Prior el V. P. Fr. Miguel de. la Vir. del Carmen.<br />
154. Libro de recibo del convento de Santa Mónica. 1788.<br />
155. Libro de consultas del convento de Santa Mónica. 1784.<br />
156. Libro de informaciones. Torno II 1670-1719 (Agust. Recol.)<br />
157. Id. de Id. Tom. III. 1720-1729.<br />
158. Id. de Id. Tom. IV. 1730-1739.<br />
159. Id. de Id. Tom. V. 1740-1759.<br />
160. Id. de Id. Tom. VI 1760-1767.<br />
161. Adquisiciones o fundaciones. Torn. 4.º Colección importante de escrituras<br />
auténticas.<br />
162. Adquisiciones... Tomo 6.º Id. de Id.<br />
163. Adquisiciones... Tomo 7.º Id. de Id.<br />
164. Libro de recibo del convento de Sta. Mónica, comenzado en 27 de Febrero<br />
de 1761, siendo Prior el P. Lec. Jub. Fr. Manuel de Sto. Tomás de<br />
Villanueva.
INTRODUCCIÓN<br />
XXVII<br />
165. Libro de misas fundadas en este convento de Sta. Mónica, año 1719,<br />
con notas de algunas fundaciones.<br />
166. Casas del convento de Sta. Mónica. Llevador de gastos y recibos.<br />
167. Libro del estado de este convento de Agustinos Descalzos de Santa<br />
Mónica. Comenzóse en 20 de Marzo de 1634. Por otro nombre Lucero.<br />
168. Libro de misas del convento de Sta. Mónica desde 1.º de Mayo de 1768.<br />
169. Copia del libro del estado del convento de Sta. Mónica de Barcelona.<br />
1758.<br />
170. Libro de misas cantadas y rezadas del convento de Sta. Mónica. 1763.<br />
172. Libro de recibos de los males y cargas que paga este convento de Santa<br />
Mónica en cada año. 1696".<br />
Esta es la lista de los documentos relacionados con el convento del Campillo<br />
que se guardaban en nuestro archivo general, y hoy se consideran perdidos<br />
para siempre, conviene a saber:<br />
"1 Dos poderes que dió la villa para solicitar la fundación de nuestro convento.<br />
2 Escritura de cesión que hizo este convento de mil reales vellón, de que<br />
había hecho donativo la Cofradía de la Sangre de Cristo.<br />
3 Escritura de obligación que hizo el Definitorio General a favor de este<br />
convento, si saliese fallida parte de la congrua.<br />
4 Breve de Inocencio XI que declara no oponerse la fundación de este<br />
convento a las Letras dadas en favor de los religiosos franciscanos.<br />
5 Escritura de capitulaciones, aprobación del rey y licencia o provisión<br />
para fundar este convento.<br />
6 Licencia del Ordinario; carta del Provisor; posesión de la Ermita, alhajas<br />
y hacienda que tenía y circunstancias que concurrieron.<br />
7 Provisión real para que la villa del Campillo pague treinta ducados del<br />
presupuesto de la Cuaresma.<br />
8 Mandato del Nuncio contra D. Antonio de Peralta, Cura de esta villa,<br />
para que no pueda encomendar sermón alguno a predicador de otra religión.<br />
9 Licencia del Sr. Obispo de Cuenca para tener oratorio en la hacienda de<br />
Matallana".<br />
Ahora pongamos los libros perdidos del Archivo conventual de Valencia:<br />
– "Libro de consultas antiguo, en cuarto, retirado en 1633.<br />
– Libro de consultas que comienza en 1633 y acaba en 1724.<br />
– Libro de consultas que comienza en 1725.<br />
– Libro de los que vistieron el hábito desde 20 de Junio de 1685 hasta 21<br />
de Noviembre de 1759.<br />
–Otro de ídem que comienza en el folio 89 y año 1650, pero desde el primer folio hasta el 8<br />
– Libro de profesiones desde 20 de Junio de 1643 hasta 9 de Septiembre<br />
de 1719.<br />
–
XXVIII <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Libro de profesiones, desde 30 de Septiembre de 1719 hasta 8 de Marzo de<br />
1765.<br />
– Libro de Difuntos que comienza en 1633.<br />
– Libro de Difuntos que comienza en 1721".<br />
De estos y de otros documentos omitidos puede sacarse la consecuencia<br />
de que nuestros antecesores tuvieron materia histórica y que no la aprovecharon<br />
en su totalidad, porque, digámoslo de una vez, no se propusieron escribir<br />
historia, sino Crónicas, o con más propiedad todavía, una serie de libros de<br />
lecturas edificantes; libros que, vistos desde tal punto de vista, merecen gran<br />
respeto y estima en cuanto al fondo de los asuntos, aun cuando no tanto relativamente<br />
a la forma. Bien está que se publiquen obras de esta naturaleza;<br />
muy bien que se proporcione a los hijos del claustro modelos gloriosísimos y<br />
nobilísimos, que fomenten la piedad y el bien obrar dentro y fuera de los conventos,<br />
que lleven como de la mano a las deliciosas mansiones de la virtud,<br />
que hablen el lenguaje poderoso del ejemplo; empero, ensalzar estos libros<br />
como modelos de historia de una Religión no lo reputamos ni exacto ni conveniente.<br />
Y ¿qué mucho si aun las mismas biografías o vidas que nos ofrecen<br />
quedan destituidas de algunos aspectos necesarios dentro de la realidad de las<br />
cosas? Esa tendencia muy marcada a suprimir fechas, lugares y circunstancias,<br />
de tal modo, que en el espacio de varias páginas no se encuentran sino<br />
períodos panegiristas y reflexiones, delatan a ojos vistas los propósitos suyos,<br />
o sea, que escribían algo así como meditaciones piadosas sobre personajes<br />
históricos, más que historia de los personajes mismos.<br />
Por lo demás, era lo que privaba entonces entre los autores de los tan famosos<br />
y hoy vilipendiados cronicones que de estas materias trataban; y por<br />
consiguiente, no pudieron librarse nuestros autores de la tendencia a suprimir<br />
fechas y lugares, supresión que tenía por objeto que lo absorbiese todo el<br />
hecho ascético, y el hecho ascético en cuanto entrañaba una enseñanza de<br />
índole espiritual, tanto más completo, según ellos, cuanto más careciese de<br />
circunstancias y accidentes relacionados con la materia. ¡Lástima que se escribiesen<br />
con sobrados comentarios los hechos edificantes de los religiosos y<br />
languidezca la narración y se epilogue en cuatro palabras la fundación de<br />
nuestras casas y su material desarrollo! No los culpamos, pues, ya que de<br />
semejante manera de historiar adolece la mayoría de los predecesores y de sus<br />
contemporáneos, como puede verse en sus respectivas historias; por ejemplo,<br />
las obras de los religiosos Hauberto, Argáiz, Aguilar del Portillo, Zamora,<br />
Román de la Higuera el candoroso, escritor de hechos milagrosos P. Portocarrero<br />
y otros que sería prolijo enumerar, y pueden verse citados en Historia<br />
crítica de los falsos cronicones de Godoy y Alcántara, obra premiada en 1868<br />
por la Real Academia de la Historia, y escrita en sentido ortodoxo, así como<br />
en la Censura de historiadores fabulosos por el diligente Mayans. ¡Es que los<br />
Manriques, los Marianas, los Sandovale3s, los Flórez, los Ricos, los Feijoos,<br />
los Islas, fueron tan pocos que no pudieron contener la
INTRODUCCIÓN<br />
XXIX<br />
corriente! Y no podían substraerse del todo nuestros Cronistas al gusto de<br />
la época, pues era tan fuerte, que, al decir del mismo Godoy Alcántara, pág.<br />
2, desde fines del siglo XVI "apenas hay ciudad ni aldea que no cuente favorecidos<br />
del cielo, que obren milagros, conversen con los bienaventurados,<br />
lleven sagrados estigmas y den ejemplo de todo género de austeridades y<br />
mortificaciones…" Y más adelante, pág. 7. especifica: "El hallazgo de reliquias<br />
era demasiado frecuente en aquellos tiempos, y los que conocieron la<br />
falsedad, no osando ponerse de frente con la opinión, que lo aceptaba como<br />
verdadero, o guardaron silencio o manifestaron la suya de una manera embozada<br />
e indirecta". He aquí la explicación verdadera porque cuando la costumbre<br />
errónea ha llegado a encarnarse en el <strong>org</strong>anismo de las sociedades es imposible<br />
destruirla de repente. ¡Cuánto tuvo que sufrir el P. Flórez, por ejemplo,<br />
por ser veraz e independiente de criterio! "No es posible descuajarla,<br />
añade el citado autor, sin desconsolar y perturbar almas creyentes: el P. Flórez<br />
acepta la verdad, la patrocina y no retrocede para sacarla a salvo ante las<br />
más heroicas resoluciones''.<br />
Y ahora, es claro, quéjanse de tales defectos cuantos intentan reconstituir<br />
las Historias, documentarlas, como hoy se dice, y criticarlas para exhibirlas<br />
tal cual son en sí, sin atenuaciones y sin ot<strong>org</strong>arles más o menos valor que el<br />
que se desprende de los hechos reales.<br />
Lo triste es que, si quisiéremos hacer una edición crítica de los cuatro<br />
tomos primeros, gran trabajo costará anotar, explicar, rectificar, expurgar no<br />
pocos sucesos en ellos contenidos, y añadir otros para su mejor inteligencia y<br />
hermosura; y demandará trabajo porque las fuentes de infonmación no han de<br />
deparar todos los hallazgos que hemos menester para tan gigante empresa, a<br />
cuya ejecución contribuiremos poniendo como apéndices en los tomos siguientes<br />
algunas piezas documentales que en los archivos hemos topado.<br />
¡Es el concepto que hoy los escritores han de la realidad objetiva de la<br />
historia tan diferente del que se tenía en los siglos pasados! Los conocimientos<br />
auxiliares de la Historia y de la Crítica, la Metodología, la Heurística, los<br />
cánones que la Diplomática estatuye, la Geografía histórica y la Cronología<br />
aunadas fuerzan al que escribe sobre lo pasado a convertir la atención, toda la<br />
atención, hacia la autenticidad de las pruebas monumentales y documentales,<br />
a fin de que la interpretación de los hechos sea genuina, y no la imagen subjetiva<br />
que cada historiador o cada generación se forma a su capricho y según<br />
los gustos, conocimientos y costumbres de la época, sino la expresión fiel, en<br />
cuanto es posible, de toda la realidad de la vida. Los argumentos subjetivos,<br />
las afirmaciones indocumentadas o que descansan en tal cual parecer, originado<br />
de los archivos que llamaremos psicológicos, valdrán para formar cuentos<br />
de color de rosa o del color del cristal con que se mira, pero nunca llevarán<br />
el sello de la evidencia que exigen hoy los comentaristas de los libros<br />
clásicos o los historiadores que trabajan por sentar sus relatos y la crítica de<br />
los mismos sobre fundamentos seguros.
XXX<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
El buen historiador debe profesar una especie de escepticismo racional:<br />
la desconfianza en historia es preciosa regla de hermenéutica y garantía de<br />
acierto. Consiste la perfección en traer los hechos plena, copiosa, verdadera y<br />
escrupulosamente. Y siendo esto así, ¿cómo no dudar de muchas cosas que se<br />
han llamado verdaderas? Con efecto, se necesita emplear todas las energías<br />
en la revisión para analizar y comprobar el valor demostrativo de los procedimientos<br />
con que se nos han transmitido los hechos. Intuitivamente conocemos<br />
lo presente; las verdades abstractas conocémoslas por el raciocinio, mas<br />
lo pasado, ¿cómo podemos conocerlo? Por los monumentos, diplomas, afirmaciones<br />
y deducciones generales, que son el resultado de la intuición y reflexión<br />
de las generaciones pasadas. No incluímos la inducción como prueba<br />
demostrativa porque, tratándose de materias que caen bajo el libre albedrío,<br />
de la sicología y de las ciencias morales, no evidencia nada, sino constituye<br />
mayor o menor grado de probabilidad. Pues si el argumento inductivo de suyo<br />
es flaco, y las pruebas documentales, o sea, el testimonio escrito, son la<br />
imagen de la imagen de una cosa, ¿cómo no ser cuidadosos en examinar las<br />
pruebas de archivo, en seleccionarlas y en acogerlas con reservas y restricciones?<br />
Arduo es interpretar los actos internos, peligroso juzgar de las intenciones,<br />
temerario sentar principios sacados por inducción de los actos que descansan<br />
en la libertad humana, tan tornadiza e insegura, en cuya virtud puede<br />
el individuo obrar hoy muy distintamente de ayer, aunque se encuentre en las<br />
mismas circunstancias. Para fijar fechas y acontecimientos de cierta clase<br />
basta tener memoria, pero para juzgar de los actos, que en las biografías<br />
hacen tanto juego, y para reconstituir la fisonomía moral se necesita ir con<br />
pies de plomo en la selección de los documentos, los cuales, en resumidas<br />
cuentas, son huellas de impresiones personales, imágenes de una visión cerebral,<br />
y, como imágenes pueden dar una idea distinta de las mismas cosas, ya<br />
por defecto de percepción, ya de raciocinio, ya también por falta de expresión<br />
en la escritura. No tienen los historiadores visión directa de los hechos, sino<br />
aquella, tal vez deficiente, que el testimonio escrito proporciona. ¿No es verdad<br />
que un hecho visto directamente y relatado por varios individuos es, por<br />
lo general, objeto de muy diferente narración? En lo cual influye el carácter<br />
personal, el estado de ánimo, la educación, el medio ambiente, la cantidad de<br />
talento y aun la cantidad de destreza para el arte de narrar y describir las cosas.<br />
Pero ¿qué mucho si un mismo individuo las aprecia de muy distinta manera,<br />
según la edad y la situación en que se halla? ¡Cuán diversas nos parecen<br />
hoy ciertas cosas de como nos parecieron en la niñez! ¡Cómo cambia nuestro<br />
criterio en un mismo asunto a cada instante! Tenemos estados de miopía mental<br />
y estados de presbicia. El cerebro es una especie de cámara fotográfica,<br />
que emplea a veces placas buenas y a veces placas borrosas e imperfectas.<br />
Hay narraciones transmitidas de oídas, hay hechos que los entendemos a medias,<br />
así como las pasiones hacen que los hombres en ocasiones cubran sus<br />
actos con brillantes vestiduras que solapan la falsía y amor propio. Por esto<br />
nos previene el sagacísimo
INTRODUCCIÓN<br />
XXXI<br />
autor de aquella famosa obra crítico-histórica La Ciudad de Dios: Quum<br />
ergo videris quemquam patienter pati; noli continuo laudare patientiam 1 . Lo<br />
que se dice de la paciencia entiéndase de otros actos humanos. La razón es<br />
afirma el Santo Doctor en otro lugar 2 , porque in animis hominum tantae latebrae<br />
sunt, et tanti recessus…<br />
Además, por razón de la malicia y por la inclinación que naturalmente<br />
experimenta cualquiera a dar interés a sus relatos, hay quienes, al apuntar las<br />
noticias, las abultan y las deforman según el espíritu y gusto que guía su pluma.<br />
Y ¿qué decir de los peligros de la interpolación y falsificación de las<br />
pruebas de archivo y de su dudosa autenticidad? San Jerónimo, con descollar<br />
como crítico muy agudo, admitió por auténticas ciertas cartas de Séneca a<br />
San Pablo, cartas que hoy están desechadas como archiapócrifas; por verdadera<br />
se consideró hasta hace poco la relación hecha por el virtuoso D. Rodrigo,<br />
Arzobispo de Toledo, de la batalla de las Navas de Tolosa, y hoy en parte<br />
resulta quimérica; el Padre Sigüenza, que nos da muy eruditas páginas de<br />
historia, y fué muy honrado como religioso, no tuvo empacho en referirnos no<br />
sé cuántos prodigios sucedidos a la muerte del Emperador Carlos V, que la<br />
crítica moderna conceptúa cuentos; la parte hagiográfica de los Breviarios<br />
varía y se rectifica a cada paso; la historia agustiniana de los siglos obscuros,<br />
VII-XIII, en otros tiempos dió materia para numerosos y abultados infolios, y<br />
hoy se puede reducir todo lo cierto a un breve libro. De aquí, ese movimiento<br />
de laboriosísima revisión que se está efctuando en todo el mundo, al cual no<br />
son extrañas las Familias Religiosas, y así lo acreditan sus obras tituladas<br />
Monumenta histórica, Colección de diplomas, etc.<br />
Empero, ¿a qué estas consideraciones ahora? Para que se vea el juicio<br />
que tenemos de los tomos anteriores y el criterio que ha presidido nuestros<br />
trabajos de investigación y de redacción en el volumen presente. Sobrios<br />
hemos andado en el empleo de los calificativos, desconfiados de la veracidad<br />
de las citas, indiferentes ante los entusiasmos de algunos autores, y creyendo<br />
de firme que, aun así, hemos delinquido no pocas veces y que llevamos reato<br />
de inexactitudes, apasionamientos y prejuicios, por poca destreza, por carencia<br />
de elementos y por la índole del asunto. Que no en vano lleva uno el corazón<br />
en el pecho ni se es miembro de una familia. Dicen y repiten que el historiador<br />
debe ser "juez sabio, sin padre, sin madre, sin patria, sin nación y sin<br />
fanatismo". ¿Es esto posible? ¿Quién se ufanará de haber llegado al ápice<br />
supremo de esta perfección en el desempeño de su oficio? Pero examinándonos<br />
a nosotros mismos, ¿habremos caído en el vicio opuesto, en ese afán de<br />
revisar y revaluar las obras o los procedimientos antiguos para aparecer cientificista,<br />
de esos que creen ser cultura el desestimar y descalificar con negaciones<br />
rotundas lo que no saben explicar porque no pueden entender los misterios<br />
de una edad remota? Hemos buscado, para la redacción<br />
1 Libr. De patient., c. V y VI.<br />
2 Epist. 151.
XXXII<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de este tomo y los siguientes, un término medio: el objetivismo, pero,<br />
¡ay!, para ser objetivista en historia se necesita talento, independencia y honradez.<br />
Por otro lado, resulta más difícil de lo que parece apartar lo personal de<br />
lo objetivo. Procuramos reivindicar las usurpaciones del barroquismo en historia,<br />
pero acaso, acaso no estamos en la escuela del verismo. Apréciese,<br />
pues, en lo que valga este trabajo: lo entregamos al fuero de la crítica.<br />
Y para que mejor se vea el valor real que tenga, y para que cada uno lo<br />
juzgue con libertad de criterio y le dé crédito en el grado que quisiere, la honradez<br />
pide de todo punto que manifestemos las fuentes que hemos utilizado y<br />
el acopio de materiales habidos a nuestro alcance. Y lo hacemos, no sin declarar<br />
antes que, a fuer de hijos sumisos de la Iglesia, en todo lo que se relaciona<br />
con hechos de orden sobrenatural y con la apreciación de méritos y<br />
virtudes morales no es nuestro ánimo ot<strong>org</strong>arles otro sentido sino el puramente<br />
humano o el que tuviere por bien darles la Santa Madre Iglesia, única infalible,<br />
sino también que, a fuer de Cronistas, aun en los asuntos meramente<br />
históricos, sometemos nuestro dictamen al de la crítica sabia, porque desconfiamos<br />
de nosotros mismos con una suerte de escepticismo histórico que nos<br />
lleva a no exigir a nadie rinda su parecer al nuestro, si no es con un obsequio<br />
razonable y razonado: han pasado de moda los tiempos del Magister dixit, y<br />
también los de creer cualquier afirmación porque está en letras de molde. La<br />
evidencia histórica está en razón directa de las pruebas, y las pruebas están<br />
sometidas al flujo y reflujo de las indagaciones.<br />
Pues bien, en primer lugar habemos manejado y explotado el archivo general<br />
de la Orden Recoleta situado en Madrid, en el que reposan algunas carpetas<br />
y ciertos libros y cuadernos manuscritos que contienen asuntos historiales;<br />
y son residuos del archivo del famoso convento de Copacavana, donde<br />
residieron, además de los Superiores locales, la Curia provincialicia y la Curia<br />
generalicia con sus respectivos archivos. Sin duda era esta mina la más<br />
copiosa, pero está destrozada, aniquilada por la injuria de los tiempos; debieron<br />
de perderse los libros y documentos primeramente cuando el desbarajuste<br />
habido con motivo de la invasión francesa, y definitivamente cuando la exclaustración<br />
general, el año 1835. Sucedió con los fondos documentales de<br />
esta casa lo que con los de otras, es a saber: que los principales y más estimables<br />
se los llevaron consigo ciertos Prelados o aficionados, con el objeto de<br />
librarlos de la ruina y custodiarlos con esmero, esperando tiempos mejores; y<br />
al no llegar éstos, y al quedarse tales depósitos en poder de las familias en<br />
cuyo seno murieron dichos religiosos, consideráronse estas riquezas manuscritas<br />
sin interés y sin valor alguno, y corrieron desastrada suerte, si no es que<br />
duermen todavía en los obscuros rincones del olvido. A fe que, si los religiosos<br />
no se los hubieran llevado, hoy estarían en los archivos públicos. Parte del<br />
archivo provincialicio y generalicio de nuestro convento de Copacavana consérvase<br />
en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional y en el Archivo<br />
Histórico Nacional también.
INTRODUCCIÓN<br />
XXXIII<br />
Entre las piezas de importancia que en el archivo de la Orden a la sazón<br />
guardamos, hállase el Libro de registro, en el cual se indican las principales<br />
determinaciones de los Superiores Generales, a partir del año 1695, y es obra<br />
de los Padres Secretarios. Otro libro que no ha cambiado de dueño es el Libro<br />
de difuntos, en que se apunta la fecha de la muerte de los religiosos todos, con<br />
especificación del año, del convento en que fallecían y del cargo que tenían<br />
entonces. También es obra de los Secretarios, quienes, cuando recibían los<br />
Oficios o las noticias particulares acerca de la muerte de alguno, las encomendaban<br />
al libro en la forma indicada. Es fuente de información incompleta:<br />
dejábase de registrar la muerte de varios sujetos, acaso por olvido de los encargados<br />
de este negocio; y algunas de las notas se ven claramente equivocadas:<br />
lo cual en parte se sana con otro Necrologio llevado en el convento de<br />
Toledo. Varios libros y documentos hay en este archivo procedentes del colegio<br />
de Almagro, salvados de la ruina gracias a la diligencia del famoso P. Fr.<br />
Joaquín de la Jara de Santa Teresa, a cuya muerte vinieron a nuestro poder.<br />
Un libro interesante poseemos relativo al convento de Valladolid, Libro de<br />
oro, obra de un Padre Procurador conventual, que no es ni más ni menos que<br />
el libro de Estado, y como tal contiene muchas noticias particulares, libro que<br />
nuestros Padres Calzados de Valladolid lograron rescatar y lo donaron a sus<br />
primitivos dueños. Otro libro, aprovechable también, del antiguo convento de<br />
Zaragoza, llegó a nuestro archivo, procedente de un pueblecillo de la provincia<br />
de Zaragoza; en la primera página se lee: "Este libro se guardó en el archivo<br />
de la Parroquial de Cadrete desde la exclaustración hasta el 1896''. Esto,<br />
más seis o siete carpetas de documentos sueltos, constituye el principal<br />
fondo que para la redacción de este volumen V hemos utilizado.<br />
Demás de esto, el activo P. Fr. Pedro Corro del Rosario, durante el sexenio<br />
pasado, formó, entre otras cosas, una carpeta que contiene la serie de los<br />
Capítulos Generales, de las Juntas de los seis meses y de los Definitorios,<br />
copiados del Archivo Histórico Nacional y del Archivo de la Provincia de<br />
San Nicolás, serie incompleta, pero de mucho provecho, que hemos comprobado<br />
como fiel y exacta en cuanto a lo substancial, aunque con variaciones<br />
ortográficas y de puntuación, de lo cual damos testimonio.<br />
Es el Archivo Histórico Nacional la más rica cantera de engolosinadores<br />
apuntes que se pueden explotar en lo referente a las Provincias religiosas de<br />
España, por cuanto en él se han acumulado la mayoría de los restos de los<br />
archivos conventuales que, a raíz de la exclaustración y desamortización, fueron<br />
a dar a las Delegaciones de la Real Hacienda, donde se guardaban más o<br />
menos cuidadosamente hasta el año 1904, en que el Estado ordenó que los<br />
respectivos archivos de Hacienda remitieran todos los fondos de carácter histórico<br />
al Archivo Histórico Nacional situado en Madrid. Algunas Provincias<br />
obedecieron la Real Orden, otras se eximieron. Lo digno de lamentarse es que<br />
antes de pasar lo desamortizado a los archivos provinciales se extraviaron y<br />
destruyeron muchos papeles y libros mientras estuvieron depositados allí,<br />
continuaron las pérdidas y
XXXIV<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
deterioros, y hoy, que descansan ya centralizados, aquellos tesoros de<br />
documentación siguen en legajos informes, sin clasificación, sin catalogación,<br />
hacinados y revueltos los papeles bajo las correspondientes tapas de cartón<br />
amarradas con cuerda. Pasarán muchos años hasta que depósitos tan ricos,<br />
pero tan desordenados, reciban la signatura definitiva bajo metódicos índices,<br />
y entonces las citas que en este tomo aparecen resultarán deficientes y acaso<br />
sin provecho. Rige un Decreto del Ministerio de Instrucción pública, de 30 de<br />
Octubre de 1912, en el que se prohíbe al jefe del Archivo facilitar documento<br />
alguno "sin acuerdo previo y particular en cada caso del Delegado de Hacienda".<br />
En la Biblioteca Nacional campea una sección llamada de manuscritos,<br />
donde se encuentran libros, cuadernos y papeles de nuestro antiguo archivo<br />
de Copacavana, y aún se guarda una colección allí en que se especifica el<br />
origen y procedencia de los mismos.<br />
Merece especial mención, por lo abundante y bien guardado, el Archivo<br />
de la Delegación de la Real Hacienda, de Barcelona, en que se conservan los<br />
documentos de que se ha hecho mención hace poco; bien entendido que todavía<br />
hay en él fondos sin catalogar, por falta de empleados snficientes que <strong>org</strong>anicen<br />
tales depósitos.<br />
Por lo que atañe a los archivos de las Provincias de San Nicolás y la<br />
Candelaria diremos que el primero, trasladado de Manila a Marcilla, es el más<br />
completo que tenemos, y suficiente para darse uno cuenta de la marcha de su<br />
apostolado al través de los siglos; el segundo carece de mucha documentación,<br />
y tiene poquísimo de los restos de los archivos conventuales; archivos<br />
que desaparecieron por completo, excepción hecha de El Desierto, que conserva<br />
algunas piezas.<br />
Todavía debemos manifestar algunas otras minas de información de que<br />
nos hemos valido, y para ello permítasenos reproducir parte de un artículo<br />
nuestro que vió la luz pública en una revista 1 . Dice así: "Estudiado suficientemente<br />
el Archivo general de la Orden que reposa en Madrid, una vez que<br />
ordené mis notas y apuntamientos tomados en los archivos de la Provincia de<br />
San Nicolás y la de la Candelaria, y vistos los numerosos legajos que hay en<br />
el Archivo Histórico Nacional y en otros, que de nuestra Orden tratan, me<br />
persuadí de que no estaba investigado todo, sino que había por los archivos de<br />
varias capitales de España no pocos materiales que servirían para reconstruir<br />
nuestros gloriosos anales, en el año 1690 detenidos, y no reanudados todavía.<br />
A esto obedecieron los trabajos de investigación llevados a cabo durante el<br />
invierno de 1917 por las provincias del Sur y Levante de España. En Sevilla<br />
no pude conseguir datos del Archivo de la Delegación Real de Hacienda porque<br />
se incendió el año 1904 toda la documentación procedente de los conventos.<br />
Y qué riquezas tendría la nuestra, siendo como era residencia provincial<br />
el convento de Nuestra<br />
1 Boletín de la Prov. de Fil. Mayo de 1917.
INTRODUCCIÓN<br />
XXXV<br />
Señora del Pópulo! Pero ni siquiera me quedó la satisfacción de ver destinada<br />
a mejores usos la parte material del convento, pues su iglesia y claustros<br />
sirvieron de cárcel pública con todas las profanaciones del caso. ¡Cárcel,<br />
aquella mansión de varones extáticos, de predicadores insignes, de mártires y<br />
apóstoles, de prelados doctísimos y escritores de fama universal! ¡Cárcel el<br />
convento del Pópulo, donde vivieron tantos religiosos que derramaron la eficacia<br />
de su personalidad por las otras provincias de la Recolección para vivificarlas<br />
tan generosa como brillantemente! ¡Cárcel, aquel convento en el que<br />
solían ofrendar y sacrificar los misioneros que pasaban a Méjico y Filipinas<br />
las más caras afecciones que la familia y la patria inspiran, y en el que moraban<br />
durante los días que duraba la inscripción en la casa de Contratación y los<br />
preparativos para un viaje tremendo y pavorosísimo al través de los océanos!<br />
¡Dios sabe lo que sufrí evocando recuerdos mientras recorría el amplio edificio<br />
y los lugares que fueron antaño hermosa huerta!<br />
Una observación digna de tenerse en cuenta. En los siglos XVI y XVII<br />
hubo en nuestra Provincia andaluza varones santisimos, muchos y notables; y<br />
no sólo en esta Provincia, sino que los fundadores de la Provincia de la Candelaria<br />
y gran número de sus primeros hijos eran andaluces, así como también<br />
se afiliaron a la de San Nicolás no pocos misioneros que acreditaron esta tierra<br />
de fecunda en santos y sabios, llenos de tesón y perseverancia. ¿Por qué<br />
hoy día, según confesión de propios y extraños, las vocaciones han disiminuído<br />
en esta región tan sensiblemente? ¿Qué fenómeno religioso es éste y<br />
qué causas intervienen en su desarrollo, para que tenga fundamento histórico,<br />
exento de sofismas de observación, el dicho de que los andaluces no son tan<br />
serios en sus resoluciones ni tan perseverantes en ellas como los hijos del<br />
Norte?<br />
Siguiendo mi propósito, diré que, perdida hasta la esperanza de estudiar<br />
los legajos que pertenecieron al archivo conventual de Sevilla, púseme a investigar<br />
en el archivo de indias los asuntos relacionados con Méjico, Filipinas<br />
y la antigua Santa Fe. El archivo de Indias es un piélago inmenso de documentos<br />
donde la investigación proporciona los placeres del hallazgo casual y<br />
de la sorpresa. Los católogos son deficientísimos. Los primitivos <strong>org</strong>anizadores<br />
de este muy rico caudal de documentación, inexplorada en su mayor parte,<br />
apenas pudieron clasificar las piezas de un modo topográfico, si cabe la frase,<br />
y por materias aunque no segregadas con escrupulosidad; de donde resulta<br />
que bajo el rótulo que lleva la cartela de cada legajo, y con signaturas generales,<br />
se encuentran diversas materias sin orden cronológico y sin índice de<br />
autores; bien es cierto que la catalogación de semejantes depósitos requiere<br />
mucho tiempo, mucho método, muchísimo dinero y no menos honradez. ¡Caros<br />
deleites los del hallazgo y caras fruiciones las de la sorpresa para el investigador<br />
que gasta el tiempo, que vale más que el oro!<br />
No estuve, sin embargo, desafortunado en mi tarea: hallé documentos<br />
nuevos y buenos, aunque pocos; pude compulsar y confrontar mis apuntes<br />
con los que
XXXVI<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ofrecían los papeles del Archivo de Indias; rectifiqué alguos; amplié con<br />
matices ciertas biografías; y sobre todo bendije a Dios por ver que el Catálogo,<br />
etc, de los hijos de la Provincia de San Nicolás, publicado por el P. Sádaba,<br />
es un trabajo concienzudo, como resumen histórico.<br />
El P. Sádaba y sus colaboradores recibirán el galardón en el ciclo. Yo,<br />
por mi parte, a fuer de cronista, declaro que lo que dijere de Filipinas en los<br />
volúmenes de Crónicas que estoy preparando, lo tomo de esta obra. La historia<br />
de la Provincia de Filipinas está, pues, escrita compendiadamente en ese<br />
libro. No lo eximo de defectos, sobre todo en la parte contemporánea, pero la<br />
honradez me obliga a manifestar que en la parte antigua pocos, muy pocos<br />
errores tendré que corregir. Yo que, desconfiando, al principio, de su gestión,<br />
me tomé el trabajo de emplear todo un verano en estudiar el Archivo provincial<br />
en Marcilla, pude hacerme cargo del mérito intrínseco del Catálogo.<br />
Y ¡qué archivo el de Marcilla tan bien arreglado y bien custodiado! En<br />
verdad, muy pocos me han satisfecho tanto como aquél. Los religiosos que<br />
llevaron a cabo esta labor hiciéronse acreedores a las bendiciones de la Historia.<br />
Claro está, que sin haber <strong>org</strong>anizádose de antemano el archivo, no hubiera<br />
salido tan perfecto el compendio historial de que hablo con entusiasmo.<br />
Digo, pues, que habiendo visitado en Sevilla otros archivos y fuentes de<br />
información, partí a Granada en busca de papeles viejos. Algunos exploté en<br />
el archivo de la Real Chancillería, otros de manos de amigos que coleccionan<br />
libros y documentos raros; pero la principal fuente, todavía inexplorada, reposa<br />
en el archivo de la Delegación de la Real Hacienda. Sabido es que el Estado<br />
quiso el año 1904 centralizar los archivos procedentes de los conventos<br />
suprimidos, y al efecto dió una Real Orden a fin de que todas las Delegaciones<br />
de Hacienda enviasen a Madrid los legajos de carácter histórico, quedándose<br />
ellas con los demás en las respectivas capitales de provincia. Obedecieron<br />
la Orden todas las provincias excepto las de Levante, vascongadas, catalanas<br />
y navarra, y los envíos ingresaron en el Archivo Nacional Histórico de<br />
Madrid. No creían en la Corte que hubiera tan abundante caudal de los conventos<br />
en provincias; por eso los encargados de <strong>org</strong>anizar en Madrid las nuevas<br />
existencias, abrumados por el número e importancia de los legajos, aún<br />
no han acabado de catalogarlos, y muchos años correrán hasta que lo consigan.<br />
Pero ¿las provincias enviaron a Madrid todo lo que se les pidió? Cuando<br />
yo me dediqué a repasar en Madrid los legajos nuestros enviados de provincias,<br />
llegué a la convicción de que no habían sido remitidos todos los libros<br />
manuscritos y documentos; y ahora, conforme me iba metiendo por los archivos<br />
provinciales, se confirmaba esta mi sospecha, por cuanto aún quedan varios<br />
de carácter histórico revueltos con los de carácter económico o fiscal.<br />
Bien es cierto que por lo que toca al de Granada, tan mal situado está y<br />
tan abandonado, que clama al cielo justicia. Imagínese el lector dos o tres<br />
habitaciones subterráneas, sin luz ni ventilación, con estantes desvencijados y<br />
rotos,
INTRODUCCIÓN<br />
XXXVII<br />
con montones de papeles, pergaminos, códices, libros, todos en hacinamiento<br />
espantoso por el suelo, húmedos, estrujados, polvorientos, revueltos,<br />
como si fueran acervos de hojarasca. Eso es el archivo de la Delegaciôn de la<br />
Real Hacienda de Granada. Y ahí están gran parte de los documentos de los<br />
archivos de nuestras casas antiguas enclavadas en aquella Provincia. El disgusto<br />
que experimenté al ver tamaña balumba quedó compensado con la<br />
amabilidad y cultura del jefe del archivo, quien lamentaba como nadie la impotencia<br />
o el abandono de nuestros Gobiernos en orden a aquellos tesoros de<br />
historia patria.<br />
De nuestro Colegio de Santa Fe de Granada quedan la iglesia y los claustros,<br />
bien que muy modificados y adaptados a las necesidades de colegio de<br />
señoritas dirigidos por una Congregación religiosa. Algunos legajos guárdanse<br />
en el Archivo Histórico Nacional relativos a esta casa, que tengo estudiados.<br />
Debo consignar la impresión gratísima que me produjo el estado del archivo<br />
de la Provincia de Santo Tomás, que reposa en la ciudad de Motril. Esta<br />
Provincia, restaurada ha pocos años, ha sabido corresponder al llamamiento<br />
divino. Consuela, en verdad, recorrer sus casas: Granada, Monachil, Motril y<br />
Lucena son cuatro focos de religiosidad creadora, que, unidas a las casas que<br />
tiene en Soria y a las misiones pujantes del Brasil, constituirán un florón de la<br />
Orden tan glorioso como el antiguo. Ellos han dado pruebas de ser no solamente<br />
hábiles para catequizar a los indios, sino también para sostener el culto<br />
y la majestad de una casa residencia tan apostólica como la de Granada, y<br />
para dirigir la conciencia de damas aristocráticas, de militares, políticos y<br />
potentados de alto coturno. Y ¿quién les puede arrebatar la palma de escritores<br />
que con sus obras y su revista mensual han conquistado?<br />
Padre Cronista —me decía un religioso muy calificado de aquella Provincia—,<br />
ya ve cómo los Recoletos de San Agustín valemos para todo lo<br />
bueno. ¿Por qué no ensayar los colegios de segunda enseñanza para los seglares?<br />
Los horizontes de la Orden se han ampliado; las necesidades de la Iglesia<br />
y de la sociedad así lo reclaman, ¿por qué no ensayar los colegios? Noto un<br />
vacío en las Constituciones, algo así como un temor o desconfianza de nosotros<br />
mismos. ¿Por qué?<br />
Pues, como iba diciendo, me agradó sobremanera el archivo provincial.<br />
Orden, puntualidad, gran celo por nuestras glorias. Una cosa, entre todas, me<br />
llamó la atención, a saber: una serie de tomos que contienen la biografía de<br />
todos y cada uno de los religiosos vivos. Digo vivos porque de los difuntos se<br />
llevan aparte otros libros con sus correspondientes necrologías. Estos a que<br />
me refiero contienen los datos más salientes que se van conociendo de los<br />
individuos; para lo cual cada día el P. Secretario agrega a las biografías las<br />
noticias que por cartas o relaciones fidedignas llegan a sus oídos. ¡Preciosísima<br />
obra digna de ser imitada por las otras Provincias! Así, esta Provincia<br />
andaluza tendrá en lo por venir una representación en nuestras Crónicas muy<br />
condigna a su mérito. Si en lo antiguo se hubiera escrito tanto y tan bien, y si<br />
se conservaran esos informes,
XXXVIII <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
algo mejor puesto ocuparía en los tomos que preparo, donde, por desgracia,<br />
saldrá no tan lucida como las otras por las razones apuntadas.<br />
Hagamos votos a N. P. San Agustín para que veamos pronto esta restaurada<br />
Provincia con los bríos de la etapa primera. Véase un resumen estadístico<br />
de su personal en el año 1769. En Sevilla había 37 sacerdotes, 2 coristas y<br />
8 hermanos legos; en Santa Fe, 23 sacerdotes, 6 coristas y 6 legos; en Granada,<br />
36 sacerdotes, 1 corista y 8 legos; en Campillo de Altobuey, 20 sacerdotes,<br />
1 corista y 10 legos; en Luque, 20 sacerdotes, 1 corista y 6 legos. Falta el<br />
personal del Toboso y de Almagro, que, entre los dos conventos, importantes<br />
como eran, darían un total de 50 sacerdotes, 15 coristas y 15 legos.<br />
Y me trasladé a Valencia. Aquí estuve de buenas, pues en varios archivos<br />
de esta ciudad tomé notas y copias muy importantes de documentos que no<br />
pensaba hallar. Valencia envió a Madrid parte de los fondos de sus archivos y<br />
parte se reservó. Léese una nota en el archivo general de la Orden que dice:<br />
"En el Colegio de Corpus Christi, o sea, del Patriarca Beato Juan de Ribera,<br />
en Valencia, hay archivados algunos documentos de la Orden de San Agustín<br />
de Descalzos, referentes a las misiones de Filipinas y Capítulos, etc., para que<br />
no se pierdan depositados por el infrascripto albacea Luis Civera, Pbro., Valencia<br />
8 de Mayo de 1895". Y prosigue: "Un Padre de la Orden llamado López<br />
(si mal no recuerdo) quería continuar la Crónica y se enteró de lo que<br />
tenía a mi cargo".<br />
Ansiaba yo conocer estas piezas, pregunté por dicho sacerdote y supe que<br />
había muerto el año 1898. Los papeles no parecieron. Conviene hacer una<br />
reflexión: los causantes de que se hayan extraviado nuestros documentos son<br />
precisamente los que con más celo se propusieron guardarlos. Me explicaré:<br />
cuando las comunidades desaparecieron, muchos de los libros becerros, los<br />
necrologios y los que contenían noticias importantes para la historia no quedaron<br />
en los conventos, sino que siguieron a sus dueños; estos los guardaban<br />
con amor, pero a su muerte fueron a dar a manos no cuidadosas y luego desaparecieron<br />
o destrozados o vendidos a menosprecio. Si hubieran quedado<br />
con los demás papeles, hoy se conservarían en los archivos del Estado.<br />
Con todo lo cual, queda indicado que ya puedo, gracias a Dios, brindar a<br />
los que tanto lo solicitan y anhelan, los materiales suficientes para el tomo V<br />
de nuestras Crónicas interrumpidas hace más de dos siglos. Por supuesto que<br />
no me ufano de ello, pues los materiales que poseo son apenas la décima parte,<br />
así, la décima parte de los que debía poseer, si se hubieran conservado<br />
todos. Cada convento redactaba un libro de necrologías, ¿dónde están? Cada<br />
convento tenía su becerro o libro de estado, ¿adónde han ido a parar?<br />
El último P. Cronista tenía materiales para uno o dos tomos nuevos de<br />
Historia, y esos materiales, reunidos en volumen, se han extraviado. Persona<br />
sensata y que lo sabía de buena tinta, el P. Fr. Florentino Sáinz de la V. de<br />
Vico, me aseguró que el P. Fr. Marcial Bellido de la Concepción, durante el<br />
tiempo que fué Comisario General de Filipinas, anduvo en tratos con una<br />
persona de Madrid
INTRODUCCIÓN<br />
XXXIX<br />
para adquirir un volumen manuscrito muy interesante que contenía biografías<br />
de Agustinos Descalzos y otros asuntos de la Orden, pero no lo adquirió<br />
por ecasez de dinero. ¿Sería el tan codiciado tomo V?..."<br />
Indicado que hemos los depósitos informativos, que son como el nervio<br />
principal de este nuestro trabajo, quedan patentes y al servicio de todos; por<br />
lo escasos en número y defectuosos en el fondo, la Historia que damos hoy<br />
resiéntese de fragmentaria y monótona. Por lo demás, los antiguos Cronistas<br />
exhibieron en sus biografías algo así como almas sin cuerpo, mucho tememos<br />
que nosotros retratemos cuerpos sin alma. Pero no podemos más. Ni ¿qué se<br />
puede pretender después de tantas devastaciones y destrozos de los siglos?<br />
Muy a propósito diremos con el profeta Joel 1 : Super hoc filiis vestris narrate,<br />
et filii vestri filiis suis, et filii eorum generationi alterae: et residuum erucae<br />
comedit locusta, et residuum locustae comedit bruchus; et residuum bruchi<br />
comedit rubigo.<br />
Pues, y si aun adoptando el método biográfico, en forma de anales, resulta<br />
la obra como resulta, no queramos soñar en dar grandes síntesis filosóficas<br />
de la misma, ni en analizarla descubriendo leyes y formulando principios con<br />
vistas a lo pasado y a lo por venir, porque esas grandes concepciones críticas<br />
surgen por sí mismas cuando las entidades son de vida intensa y extensa dentro<br />
del rodar de los siglos, de las razas y de instituciones. En el orden de los<br />
factores, primero se hace la historia, después se escribe y, por último, se filosofa<br />
sobre ella. Escribimos en tiempos modernos historia antigua, historia que<br />
es substancia documental y jugo de archivos.<br />
Nosotros, como Cronistas, nos damos por satisfechos sin vanagloria, pero<br />
sí con la satisfacción que da el gaje de la paternidad, con desenmarañar canteras,<br />
marcar rutas, desescombrar ruinas, alistar herramientas para que los continuadores<br />
avancen en las indagaciones y las perfeccionen. Que el amor a la<br />
Orden Recoleta de San Agustín impulsó nuestra labor y la avivó siempre y si<br />
hemos renunciado a las disipaciones de la vida exterior que nos solicitaban<br />
con fuertes requerimientos, y aun a la vocación literaria, que querían compartir<br />
nuestras vigilias, durante más de cuatro años de incesante trabajar en la<br />
preparación de este tomo, sin convertir la atención a ninguna otra cosa, hoy,<br />
al verlo concluido, ponémoslo en las manos de la misma Recolección Agustiniana,<br />
que es nuestra madre querida y veneranda.<br />
Madrid, día del Patriarca San José, año 1918.<br />
EL AUTOR<br />
1 1, 3 y 4.
DÉCADA XI<br />
CAPÍTULO PRIMERO<br />
ARTÍCULO I<br />
Biografía del P. Fr. Juan de la Presentación<br />
Sumario: Filiación y primeros años en el claustro.– Ocupa algunos empleos.– Rector,<br />
Definidor, Prior Provincial.– Funciones de Provincial.– Actas del Capitulo General<br />
del año 1678.– Es elegido Vicario General.– Su Generalato.– En Campillo de Altobuey.–<br />
Breve de Inocencio XI.– La capilla de la Virgen de Copacavana.– Capítulo<br />
General Intermedio.– Cofradía del Santo Cristo del Desamparo.– Asunto, de<br />
Filipinas.– Asuntos de la Candelaria.– Reimprime un libro.– Estampa el tomo II de<br />
las Crónicas Generales.<br />
Abre las páginas de este volumen la veneranda figura del Padre Fr. Juan<br />
de la Presentación, Vicario General de la Congregación Recoleta, fallecido a<br />
29 de julio de 1689. Bien merece este honor, sea por sus grandes cualidades<br />
de religioso, sea por las de hombre de gobierno, o bien porque, habiendo él<br />
autorizado la impresión del tomo II de nuestra Historia y propendido por la<br />
publicación de otros libros mandando censurarlos, como Superior, para que se<br />
estamparan convenientemente, derecho tiene a encabezar la serie de los prohombres<br />
contenidos en este volumen en que se reanuda la Historia, después<br />
de más de dos siglos interrumpida. Nació en Madrid, fué bautizado en la Parroquia<br />
de San Nicolás, hijo de Juan Fernández e Isabel Herrera 1 . Aficionado<br />
a nuestros religiosos del convento de Copacavana, solicitó su ingreso en el<br />
noviciado, de cuyas pruebas<br />
1 Bib. Nac., mss. Libr. de prof. de Madr., fol. 160 v.º, sig. 6.583.
2<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
salió bien reputado, según informes de su Maestro P. Fr. Alonso de los<br />
Santos, razón por la cual se le admitió a la profesión que verificó el 30 de<br />
Noviembre de 1650, en manos del P. Prior Fr. Andrés de la Asunción 1 .<br />
Reconocemos que tenía letra clara y primorosa, en vista de su firma y del<br />
acta de la profesión redactada de su propio puño: habilidad que no desmejoró<br />
en la vejez, por cuanto hemos visto varios documentos suyos durante su Vicariato<br />
General escritos con letra tal, que lo acreditan como uno de los mejores<br />
pendolistas recoletos del siglo XVII.<br />
Sacerdote era en el año 1658, y conventual de Madrid, ya que a 10, 11 y<br />
12 de Julio vemos que el P. Prior lo comisionó para que hiciese de Secretario<br />
de otro Padre en orden a practicar tres Informaciones de novicios que iban a<br />
profesar en el susodicho año 2 . Llámasele en esos expedientes Predicador, lo<br />
cual significa que hacía algún tiempo que era Sacerdote, o que tan buena era<br />
su disposición para el púlpito, que los Superiores le dieron la Patente de tal,<br />
recién ordenado. Además figura en Madrid como Notario Apostólico en el<br />
acta de una profesión de novicio verificada a 13 de Agosto del mismo año 3 .<br />
El año 1659 lo pasó en La Nava del Rey explicando artes, y juzgamos<br />
que de Madrid se trasladó a ese convento a fines del anterior para comenzar el<br />
curso. Nos da derecho a estas afirmaciones el expediente de las Informaciones<br />
de un novicio, cuya realización se la encargó a 27 de Septiembre de 1659<br />
el P. Provincial, Fr. Pedro de San Pablo, al P. Juan, que residía a la sazón en<br />
Nava del Rey, en calidad de "letor de artes" 4 . El aceptó la comisión a 2 de<br />
Octubre y la desempeñó prontamente. Continuó el ejercicio del magisterio y<br />
seguidamente obtuvo el título de Lector en teología. Tuvo que interrumpir el<br />
profesorado y encargarse del Subpriorato de Valdefuentes 5 y muy luego del<br />
de Toledo 6 , durante el trienio 1665-1668; así como tuvo que encargarse de<br />
verificar las Informaciones para<br />
1 Ibid.<br />
2 Arch. hist. nac., Lib. de Inf. Madr., leg. 41.<br />
3 Bib. Nac., ms. 6.583, fol. 110 v.º<br />
4 Arch. hist. nac., Lib. de Inf. Madr., leg. 41.<br />
5 Crón., tomo IV, n. 935.<br />
6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 94.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 3<br />
uno que profesaría en Toledo, por encargo de su Provincial, Fr. Bernardino<br />
de San Agustín 1 , a 8 de Septiembre de 1668.<br />
A persuadirnos más y más de su excelente proceder viene el argumento<br />
de que pasó de Subprior a Secretario de Provincia, muy a gusto del P. Provincial<br />
Fr. Juan de San Nicolás, dentro del mismo trienio, pues lo vemos refrendar<br />
un documento provincial en Alcalá a 8 de Abril de 1668 2 , documento en<br />
que se concede licencia a la comunidad de Valladolid para fundar la Cofradía<br />
de Santiago. Ni cabe decir que fué elegido en el Capítulo de 1668 por primera<br />
vez, puesto que la Pascua de Pentecostés, fecha en que se celebró, cayó ese<br />
año a 11 de Mayo. En el Capítulo de 1668 fué, pues, reelegido Secretario, y<br />
consta por la firma de tal que estampó a 20 de junio de 1668 3 al pie de un<br />
expediente provincial para dar la profesión a Andrés de la Concepción, novicio<br />
de Talavera, siendo Provincial el P. Fr. Juan de San Eugenio, y por un<br />
Capítulo conventual celebrado en Madrid 4 en julio del propio año. En 1671<br />
ocupó el Rectorado de Alcalá, y era un tiempo éste en que el claustro de Lectores,<br />
los cinco que allí convivían, representaban su papel con excepcional<br />
lucimiento. También quedó agraciado en el mismo Capítulo con el honrosísimo<br />
nombramiento de Discreto para el Capítulo General que se celebraría al<br />
año siguiente 5 .<br />
Al terminar el Rectorado de Alcalá sucedió que en el convento de Toledo<br />
túvose un muy solemne y famoso triduo de fiestas para celebrar la dedicación<br />
de una de las capillas del templo en construcción, en la cual se colocó la imagen<br />
de Nuestra Señora de Copacavana, muy venerada y querida en Toledo.<br />
Pues bien; los Padres de Toledo pensaron en elegir un orador de los nuestros<br />
que descollase en la Provincia, a fin de que no hiciese mal tercio con los otros<br />
dos predicadores, que serían seglares, y escogieron al P. Fr. Juan de la Presentación,<br />
quien predicó el segundo día que cayó a 1.º de Mayo. Véase qué<br />
elogio hace del sermón el autor de una Memoria o relación de estas fiestas 6 :<br />
"Segundo día hiço la fiesta este muy Religioso<br />
1 Ibid.<br />
2 Arch. hist. nac. Vallad. leg. 217.<br />
3 Arch. hist. nac. Tol. leg. 94.<br />
4 Arch. hist. nac. Madr. leg. 40.<br />
5 Crón. tom. IV, n. 465.<br />
6 Arch. gen. carp. B.
4<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Convento, cantó la Missa el P. Prior de Casa. Predicó el Padre Fr. Juan<br />
de la Presentación, lector de Teología jubilado y Rector que a la saçon era del<br />
Collegio de San Nicolas de Tolentino de la insigne Universidad de Alcalá,<br />
fue el Sermón tan curioso y delicado de conceptos, que dio mucho gusto a<br />
todos".<br />
Nos llaman la atención las circunstancias de que suspendiese el Lectorado<br />
y de que de Subprior pasase a ocupar los cargos indicados, y otros más<br />
altos; porque tenemos observado, y una muy repetida serie de casos nos confirma<br />
en ello, que, por lo general, elegían en aquellos tiempos para Subpriores<br />
a religiosos que sobresalían más por sus prendas de devoción y piedad que<br />
por sus aptitudes para el gobierno y que por sus luces intelectuales, y así, no<br />
solían ascender a Priores ni menos Rectores de las Casas, sino que o desempeñaban<br />
por muchos años los mismos oficios, cambiando de conventos, u<br />
ocupaban cargos secundarios, como de Vicemaestros de novicios, Sacristanes,<br />
Maestros de profesos, etc.; siendo lo ordinario que los cargos de Prior, de<br />
Provincial, Definidor, etc., eran encomendados a los que, después de cursar el<br />
Lectorado, obtenían la jubilación, y no antes. La carrera de las prelacías por el<br />
Lectorado comenzaba; por eso se explica que casi todos los Prelados se firmen<br />
Lectores jubilados.<br />
Terminado su Rectorado felizmente, ascendió a la Definitura de Provincia<br />
el año 1674, y tuvo por residencia el convento de Madrid, donde a la sazón<br />
actuaba como Prior el P. Fr. Andrés de la Asunción, homónimo del Prior<br />
que le diera la profesión, por no decir el mismo, cosa que no hemos evidenciado.<br />
En el Priorato del P. Fr. Andrés, al título de Definidor unió el P. Fr.<br />
Juan el de Depositario del convento 1 . Todo el trienio residió en Madrid, por<br />
cuanto vemos en el libro primero de profesiones de Madrid 2 que asistió al<br />
acto de varias. En este tiempo celebró la Provincia de San Nicolás, 1675, su<br />
Capítulo, y en él diéronle los votos 3 para que en calidad de primer Definidor<br />
la representara en el Capítulo General que se celebraría el año 1678, designación<br />
que no desempeñó porque obtuvo otro cargo incompatible con éste, pero<br />
que revela la fama de sus<br />
1 Arch. hist. nac. Madr. leg. 40.<br />
2 Bib. Nac., sec. mss. 6.583.<br />
3 Arch. prov. Libr. 1.º de Bec.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 5<br />
méritos, que por el archipiélago filipino se divulgara. Llegó el año 1677,<br />
y el P. Juan se vió elegido Prior Provincial de Castilla 1 .<br />
Hacernos notar que desde que comenzó la carrera de los superioratos este<br />
religioso, no dejó de desempeñar alguno, siempre en grado ascendente. Durante<br />
su Provincialato acaeció la terminación de la fábrica del templo de Toledo,<br />
y la fiesta solemne con que celebraron el suceso, según relación inédita 2<br />
que copiaremos en otro lugar, diremos ahora únicamente que a principios de<br />
Febrero de 1678 se trasladó de Madrid a Toledo para asistir a las fiestas, que<br />
comenzaron el día 13 con la bendición de la capilla mayor o presbiterio, bendición<br />
dada por el Ilmo. Sr. D. Luis de Morales, Obispo de Troya, auxiliar de<br />
Toledo, con asistencia también de N. P. Vicario General, Fr. Francisco de San<br />
José, y muchos religiosos nuestros que habían acudido para dar más esplendor<br />
al acto. Por la noche trasladaron los restos de los difuntos al nuevo panteón,<br />
y dice la relación que hallaron incorruptos a "N. P. Geronymo de la Resurrección,<br />
primer Vicario General; P. Fr. Acacio; Herm.º Fr. Pedro Valgame<br />
la Virgen y otros dos o tres, que todos hacen cinco o seis Cuerpos enteros".<br />
La traslación del Santísimo Sacramento y de las imágenes sagradas de la iglesia<br />
antigua a la nueva se verificó el 20 de Febrero con extraordinaria solemnidad<br />
y concurrencia de pueblo, de nobleza, de eclesiásticos y religiosos de<br />
dentro y fuera de Toledo. Hablando de la procesión se expresa el autor de la<br />
relación en esta forma: "Luego se siguió N. P. S. Agustín en sus andas ricamente<br />
alhajadas, y vestido a lo Recoleto, llebado en ombros de quatro Religiosos,<br />
dos Calzados y dos Descalzos con roquetes. Luego Nuestra Sra de<br />
Copacavana riquisimamente alhajada y vestida en la misma conformidad:<br />
ante quien inmediatamente iba con el estandarte de la Religion el Excmo. Sr.<br />
Marques de Manzera acompañado y asistido de toda la nobleza de esta Ciudad<br />
y Casa Real con sus velas encendidas. Luego se seguía la Religión hecha<br />
un Cuerpo, aunque interpollado, de Religiosos Descalzos y Calzados en numero<br />
de mas de ciento y veinte, a quienes todos presidían N. P. Fray Francisco<br />
de S. Joseph, V.º General, y N. P. Fr. Juan de la Presentación,<br />
1 Crón. tom. IV, n. 760.<br />
2 Arch. Gen. carp. B.
6<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Provincial, junto a quienes iba Christo Nuestro Bien Sacramentado en riquísimas<br />
anclas y Custodia grande de plata sobredorada".<br />
Continuaron los regocijos varios días, y en verdad que muy complacido<br />
estaría el P. Fr. Juan al ver coronadas tantas aspiraciones de su Provincia,<br />
precisamente en los últimos meses de su Provincialato.<br />
Giró visita pastoral a sus conventos, de la que sacaron no pequeño provecho:<br />
en Valladolid la practicó recién elegido, o sea a 11 de Noviembre de<br />
1677 1 ; y en Toledo a 26 de Febrero de 1678 2 .<br />
Y llegó el tiempo de celebrar el Capítulo General de la Congregación,<br />
año 1678. Nuestro Padre Vicario General, Fr. Francisco de San José, despachó<br />
la convocatoria para celebrarlo por la Pascua de Pentecostés en el convento<br />
del Toboso, y se reunieron veintitrés Padres vocales, faltando el Provincial<br />
de Filipinas, el de Colombia y el de Aragón, éste por hallarse enfermo<br />
y aquéllos por la mucha distancia, y faltando también los Definidores y Discretos<br />
por Filipinas. Los de la Candelaria concurrieron porque no fueron elegidos<br />
de entre los miembros de la Provincia, sino de los conventuales de España.<br />
Faltó además el P. Procurador General de Roma. Entre estos veintitrés<br />
capitulares sí figuraba el Provincial de Castilla, Padre Fr. Juan de la Presentación<br />
3 .<br />
Una vez que trataron todo lo concerniente a las actas, entre las que figura<br />
por primera vez que los Padres Lectores puedan obtener la jubilación a los<br />
doce años de trabajo loable, procedieron a la elección de Superior General,<br />
que recayó en nuestro biografiado por unanimidad de votos, "atendiendo solamente<br />
a los méritos sin que fueran abultados, en modo alguno, por las pasiones<br />
particulares" 4 .<br />
El P. Fr. Pedro de San Francisco llama al Vicario General absoluto 5 emulador<br />
de Elías y dice que "dexo por sucesor a un Eliseo".<br />
Conviene traer aquí algunas de las Actas que existen en el Archivo General,<br />
establecidas en este Capítulo, ya porque a formar algunas<br />
1 Arch. hist. nac. Libr. de Bec. leg. 213.<br />
2 Arch. hist. nac. Libr. de Bec. leg. 91.<br />
3 Crón., tomo IV, núm. 760.<br />
4 Ibid., núm. 762.<br />
5 Ibid., núm. 759.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 7<br />
contribuyó N. P. Fr. Juan, ya porque tocóle publicarlas, y en todo caso<br />
porque están unidas siempre al Capítulo en que salió nombrado como guardián<br />
y defensor de ellas nuestro biografiado. Veinte nuevas y treinta y siete<br />
confirmadas fueron las actas de este Capítulo de 1678, de las cuales unas versan<br />
sobre la más rigurosa observancia de las leyes, otras sobre la educación<br />
religiosa e intelectual de los jóvenes, otras sobre las misiones, otras acerca de<br />
economía y procuración de bienes temporales, y todas, más o menos convenientes<br />
y más o menos oportunas, manifiestan el espíritu reinante de aquellos<br />
venerandos hijos de San Agustín. Entresaquemos algunas de las nuevas: la 1.ª<br />
trata de fundar una casa de Profesado para la buena educación de los Coristas;<br />
la 2.ª determina dar voto en los Capítulos Provinciales a los Maestros de novicios;<br />
la 3.ª ayudar a los Lectores de Artes.: la 5.ª dice: "Item se determino<br />
que el Hospicio de Mejico quede a la Provincia de Filipinas, con condicion de<br />
remitir los doscientos pesos cada un año, los cuales, con ochocientos que estan<br />
habidos, de atrasados, segun consta por el convenio que se hizo en el Capitulo<br />
General que se celebro en la ciudad de Valladolid, se apliquen para la<br />
canonizacion de los santos Martires de nuestra Sagrada Religion; la cual cantidad<br />
es voluntad de este Capitulo General no se gaste en otra cosa, de lo cual<br />
quede encargado N. P. Vicario General". En el Acta 10 se ordena que se cante<br />
la Salve en las nueve fiestas de Nuestra Señora y en el día de su Patrocinio.<br />
De entre las Actas de Capítulos anteriores en éste confirmadas, la que<br />
"manda que con todo cuidado se solicite la canonizacion de los Santos Martires<br />
de la Religion, y que este cuidado y solicitud le pone el Capitulo General<br />
en N. P. Vicario General y su Definitorio". La 27 es de esta conformidad:<br />
"Item se confirmo el acta que manda que el segundo tomo de la Cronica se<br />
procure dar con toda brevedad a la estampa, y que para el coste de ello ayuden<br />
todas las Provincias". Copiamos también la 50: "Item se confirmo el acta<br />
que manda que en todos nuestros conventos el día del glorioso San Joseph,<br />
como Patriarca y Protector de nuestra sagrada Religion, se celebre y festeje<br />
con Misa y Sermon, descubierto el Santisimo Sacramento por la mañana, y<br />
que en este dia tengan obligacion los PP. Priores a dar un extraordinario a la<br />
Comunidad: y en caso
8<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que en su dia propio no se pueda celebrar, mandamos se celebre dicha<br />
fiesta con la solemnidad dicha el día que a los PP. Priores les pareciere mas<br />
conveniente".<br />
Como Vicario General, al año siguiente presidió el Capítulo Provincial<br />
de Aragón, celebrado en Zaragoza, en el cual quedó electo Provincial un sujeto<br />
de singular memoria, el P. Fr. José del Ángel Custodio; se dieron seis actas<br />
muy buenas acerca de la observancia, además de otras de distinto carácter 1 . A<br />
8 de Octubre del mismo año de 1679 celebró un Definitorio o Junta General,<br />
como en aquel tiempo se llamaba, en que se dictó una medida de orden económico<br />
administrativo 2 , tan útil y práctica, que no sólo rigió durante su sexenio,<br />
sino que sirvió de norma en lo sucesivo; así es que en el Definitorio de<br />
19 de Noviembre de 1702 vemos que se cita esta medida con encomio y se la<br />
vigoriza adoptándola más firmemente. Celebró además otro Definitorio el 17<br />
de Enero de 1680 y acordaron seis definiciones importantes; lo propio hizo el<br />
17 de Noviembre de 1681, Definitorio en que se estudiaron tres puntos de<br />
carácter disciplinario 3 .<br />
Hallámosle en Toledo a 27 de Febrero de 1680, y es de notar que con él<br />
estaban dos Definidores Generales, además del P. Secretario y el P. Provincial<br />
con el suyo, pues aparecen las seis firmas con esa fecha 4 ; en el mismo<br />
día, pero del año 1683, vuelve a aparecer haciendo la Visita general 5 ; y todavía<br />
se encontraba allí (o regresó acaso a Toledo), a 5 de Julio del mismo año 6 .<br />
El convento de Valladolid fué visitado por él, en persona 7 , dos veces, a 12 de<br />
Abril de 168o y 23 de Noviembre de 1682.<br />
Tocó, además de esto, a N. P. Fr. Juan dar los primeros pasos para la<br />
fundación del memorable convento de Campillo de Altobuey, de la Provincia<br />
de Andalucía; autorizó al P. Lector Fr. Juan de San Nicolás para que en su<br />
nombre se trasladara a Campillo y comenzase a tratar del negocio, como se<br />
trasladó en Enero de 1680, y a 8 del<br />
1 Arch. Gen. carp. B.<br />
2 Ib., leg. 21.<br />
3 Ib., y carp. C.<br />
4 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.<br />
5 Arch. hist. nac. Libr. de rec. y gast., leg. 91.<br />
6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.<br />
7 Arch. hist. nac. Libr. de recib. y gast., leg. 213.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 9<br />
propio mes firmó la escritura de fundación que sería en la ermita de<br />
Nuestra Señora de la Loma. Surgieron a consecuencia de esto graves disturbios<br />
movidos por los PP. Franciscanos de la villa de Iniesta, alegando lesión<br />
de derechos, pero N. P. Vicario General orientó con informes verdaderos al<br />
Procurador General de Roma, y se logró recabar de la Sagrada Congregación<br />
de Regulares dos Decretos a nuestro favor, el uno de fecha 6 de Marzo de<br />
1681 y el otro de 14 de Noviembre 1 . Además una Bula de Inocencio XI, que<br />
comienza Nuper pro parte, fechada el 26 de Abril de 1681, la cual publicariamos<br />
aquí íntegramente y por primera vez, ya que el autor de nuestro Bulario,<br />
o Funículus Triplex, no la insertó en él, pero la dejamos para que se publique<br />
en el nuevo Bulario, cuya formación está adelantada. Este Breve puso<br />
fin a la contienda con grandísima satisfacción de N. P. Fr. Juan 2 :<br />
Cúpole de más a más la fortuna de ver durante su gobierno terminada la<br />
magnífica capilla dedicada a la Virgen de Copacavana, tan célebre y venerada<br />
en Madrid, y la cual dió nombre a la iglesia de nuestro convento madrileño.<br />
Efectivamente, el 4 de Septiembre de 1683, a las ocho de la mañana, con asistencia<br />
suya, se bendijo la capilla; el día 20 se colocó su Divina Majestad, y el<br />
21 comenzóse un solemne novenario de fiestas, cantando la primera Misa N.<br />
P. Vicario General, en la cual predicó el P. Provincial Fr. José de la Encarnación,<br />
que había sido Secretario suyo 3 .<br />
"Governaba el Agustiniano Hiermo de nuestras Provincias de España, e<br />
Indias, nuestro Padre Fr. Juan de la Presentación, dice un autor 4 , con aquellos<br />
aciertos, que se esperaron siempre de su gran religiosidad. Era sin duda muy<br />
hombre este Prelado, capaz de regir por si solo medio mundo". Esta hipérbole<br />
fué escrita como preámbulo de la relación del Capítulo intermedio en que<br />
debían ser cambiados los Definidores Generales, que entonces duraban un<br />
trienio. Celebróse, en efecto, el Capítulo, convocado por el P. Fr. Juan, en el<br />
colegio de Alcalá de Henares el día 24 de Mayo de 1681, con asistencia del<br />
Vicario General, sus dos Definidores, los tres Provinciales de España,<br />
1 Crón., tomo IV, núms. 873 y 874.<br />
2 Arch. gen., carp. A.<br />
3 Arch. hist. nac. Madr. leg. 43.<br />
4 Crón., tomo IV, núm. 878.
10<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
el Procurador de la Curia Regia y el Secretario General. No asistieron los<br />
Provinciales de Indias. Reinó la paz y el ideal por la gloria de Dios y de nuestra<br />
Recolección sagrada así en las elecciones como en las determinaciones.<br />
Fueron reelegidos el Procurador y el Secretario, señal de que andaban de<br />
acuerdo con el Prelado y muy satisfechos de las miras de su gobierno.<br />
Hubo por el año de 1682 en el convento de Madrid un asunto de alguna<br />
importancia, y fué la re<strong>org</strong>anización de la devotísima y numerosa Cofradía<br />
del Santo Cristo del Desamparo que en nuestra iglesia funcionaba. Venida a<br />
menos, y anhelando reformar sus Estatutos, por conducto de su Presidente o<br />
Hermano mayor, Excmo. Sr. Conde de Benavente, rehiciéronlos con modificaciones<br />
aconsejadas por la experiencia, sometiéronlos a la consideración de<br />
la Consulta conventual, a la cual asistió para darle al asunto más firmeza,<br />
además del P. Provincial, el mismo P. Vicario General en persona, Fray Juan<br />
de la Presentación. Los Estatutos o Constituciones de la Cofradía fueron<br />
aceptados por la Consulta presidida por él a 12 de Julio de 1682 1 .<br />
Con respecto a la Provincia de Filipinas, medió en favor de la dilatación<br />
y seguridad de nuestro apostolado por Calamianes, como lo reconoce el P.<br />
Provincial Fr. Isidoro de Jesús María en carta escrita en Manila, a los 28 de<br />
Mayo de 1683, a N. P. Juan, en la cual, después de exponer las penalidades de<br />
aquellos misioneros, le pide 2 : "He informado sobre esto al Sr. Governador; y<br />
porque no espero remedio alguno de su mano, suplico a V. Reverencia, que,<br />
con el memorial e instrumentos adjuntos, los procure de la piedad Real; y si<br />
no, habremos de apelar a Dios, porque semejantes trabajos son muy frecuentes<br />
en varias partes de estas Islas". Los despachos diligenciados en Madrid<br />
por este solícito Prelado General debieron de tener buen fin, porque notamos<br />
que los ministerios en aquella región a partir<br />
1 Noticias históricas acerca de la verdadera imagen del Santísimo Cristo del Desamparo y de<br />
su real e ilustre Archicofradía, establecida en la iglesia parroquial de San José, de Madrid,<br />
con un examen razonado de los principales dogmas y festividades a que se refieren sus<br />
Constituciones, por D. J<strong>org</strong>e Borondo y Romero, Presbítero.– Madrid. Imprenta de la viuda<br />
e hija de Gómez Fuentenebro. Bordadores, 10. Abril de 1889.– Pág. 251.<br />
2 Crón., tomo IV, núm. 831.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 11<br />
de esa fecha, se fueron entablando bien, hasta tal punto, que en el año<br />
1686 el Capítulo Provincial ordenó la creación de una doctrina nueva en el<br />
pueblo de Tancón, que después pasó a Culión.<br />
En pro de la Provincia de Filipinas también intervino muy activamente,<br />
obrando de consuno con el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de Dios para<br />
<strong>org</strong>anizar en un solo año la numerosa y lucidísima misión que partió de Cádiz<br />
en Marzo de 1683. No cabe dudar que la acogida benévola que hizo al P.<br />
Comisario en Toledo y después lo que coadyuvó con cartas y con una muy<br />
entusiasta convocatoria que hizo para que se inscribieran voluntariamente los<br />
cuarenta y cinco misioneros influyó no poco en el feliz éxito de la empresa,<br />
que en ningún Vicariato se <strong>org</strong>anizó y realizó tan prestamente 1 .<br />
Acerca de Méjico únicamente sabemos que el P. Presidente del Hospicio<br />
le escribió a N. P. Vicario General, y, en contestación, éste le dice en carta de<br />
17 de Octubre de 1682 entre otras cosas una que revela que dejaba obrar a los<br />
Prelados subalternos y no quería inmiscuirse en sus asuntos. "En orden al<br />
Religioso que V. Reverencia me dice, V. Reverencia lo toca de más çerca, y<br />
según esto puede disponer lo que sea de mas conveniencia para el serviçio de<br />
Dios, para el bien de la Religion, y utilidad de ese Hospicio, que yo daré por<br />
bien hecho lo que V. Reverencia dispusiese en esta materia" 2 .<br />
Respecto de la Provincia de la Candelaria, no relatamos como propia de<br />
esta biografía la serie de incidentes sucedidos en Bogotá cuando, en virtud de<br />
una Real Orden que mandaba demoler todos los conventos de América fundados<br />
sin la real licencia, fué demolido nuestro convento, demolición que fué<br />
civil y no material, como recurso para evadir la ley mientras se informaba a<br />
Madrid. Por eso, dicha Real Orden del año 1653 no había tenido aplicación<br />
hasta el año 1679 en que Carlos II, por Real cédula de 15 de Marzo, ordena<br />
que "sin embargo de los autos se demoliese". Fué entonces cuando se trasladaron<br />
los restos de los difuntos a otra iglesia, se descolgaron las campanas, se<br />
retiró el Santísimo Sacramento, selláronse las puertas y, apoyados los nuéstros<br />
por solicitudes e informes de todas las clases sociales, resolvió la Provincia<br />
enviar a la Corte al P. Fr. Lucas de San José, a<br />
1 Crón., tomo IV, núm. 914.<br />
2 Arch. gen. carp. E.
12<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
fin de que, amparado por el P. Vicario General, se revocase dicha Orden.<br />
Así fué, pues el P. Fr. Lucas partió de Colombia en Septiembre para Madrid,<br />
donde encontró al Superior muy dispuesto a favorecer a los hijos de la Candelaria.<br />
No poco tuvo que trabajar interponiendo las influencias de que gozaba<br />
en la Corte, pero al fin se consiguieron despachos favorables, o sea una Real<br />
Orden de 2 de Abril de 1684, en la cual se mandaba al Gobernador de Santa<br />
Fé de Bogotá que se conservase el hospicio 1 .<br />
Con especial solicitud diligenció la reimpresión de la famosa obra del P.<br />
Fr. Agustín de San Ildefonso, Theologia mística, obra tan leída entonces como<br />
lo es ahora Guía de pecadores del P. Granada o Ejercicio de perfección,<br />
del P. Rodríguez. En los preliminares impresos de este libro figura la firma<br />
del Superior General; pero no omitiremos traer aquí la real licencia, que se<br />
conserva original en nuestro archivo de Madrid.<br />
"El Rey. Por quanto por parte de vos Fr. Juan de la Presentación Lector<br />
de theologia jubilado y Vicario general de la Congregacion de España e Indias<br />
de los descalzos de San Agustín, nos fue fecha relacion que el año 1644<br />
hauiamos sido servido de conceder lizençia para que fray Agustín de S. Ildefonso<br />
religioso de dicha orden sacasse a luz un libro espiritual yntitulado<br />
Theología Mística Impreso en Alcalá por Maria Fernandez ympresora de la<br />
Vniversidad del qual y de su doctrina hauia sido tan crecido el aprovechamiento<br />
de las Almas que despues de aber consumido la primera Impresion<br />
solicitaban al presente con maior instancia se volviese a dar a la estampa para<br />
lograr la buena dirección de maestro tan grande de espíritu & &" 2 . La licencia<br />
está ot<strong>org</strong>ada en Madrid a 11 de Septiembre de 1682.<br />
No solamente para la impresión de este libro trabajó, sino para la de otro<br />
muy más interesante para nosotros, conviene a saber el tomo II de la Historia<br />
General. Los gastos que demandaba el editarlo embarazaban a los Superiores<br />
en empresa de tal naturaleza, pero al P. Fr. Juan no, porque supo acudir a la<br />
contribución alícuota de las Provincias y a otros recursos, y el tomo estuvo en<br />
disposición<br />
1 Arch. prov. y Crón., tom. III, núm. 691.<br />
2 Arch. gen., carp. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 1 13<br />
de entrar en las cajas de imprenta a fines de 1679. La censura del libro<br />
fué encomendada por él al P. Fr. Andrés de la Asunción y al P. Fr. Alonso de<br />
Santo Tomás, quienes informaron favorablemente a mediados de Diciembre<br />
del citado año. Firma la licencia de la Religión N. P. Vicario en el convento<br />
de Talavera a 16 de Diciembre de 1679, donde se encontraba, probablemente<br />
de visita oficial. No contento con esto, él mismo se tomó el trabajo de dedicar<br />
la obra al Excmo. Sr. D. Jaime Fernández, Duque de Híjar, Conde de Salinas,<br />
&, &, Protector de nuestra Congregación, con unas páginas que al principio<br />
del volumen se encuentran. Comienza la dedicatoria recordando que los antiguos<br />
representaron a las tres Gracias en forma de tres hermanas asidas por las<br />
manos, risueñas y jóvenes, lo aplica, siguiendo a Séneca, al benefactor, al<br />
beneficiado y al acto de agradecimiento, y lo comenta de este modo ingenioso:<br />
"Tuvieron razón en pintarlas hermanas. ¿Quare sorores sint? Porque dar,<br />
recibir y agradecer son hijas de una misma madre, la caridad. Asidas de las<br />
manos. ¿Quare manibus implexis? Porque el beneficio que salió de la mano<br />
del bienhechor vuelva de mano en mano a la del mismo que le obró. Risueñas.<br />
¿Quare ridentes? Porque el dar no ha de ser con ceño, como ni el recibir<br />
y agradecer no admiten disgusto. De poca edad las fingieron. ¿Quare juvenes?<br />
Porque la memoria del recibido favor no se ha de envejecer en el pecho<br />
de quien se reconoce favorecido". De seguida recuerda los singulares favores<br />
que los ascendientes de la casa de este Duque y Conde hicieron a la Recolección<br />
agustiniana, y cómo ésta correspondió en todo tiempo. Luego, aprovechando<br />
la ocasión, deshace la calumnia que contra la casa solariega de los<br />
Salinas corría muy valida por la Corte, reproduciendo algunos documentos de<br />
mucha importancia que justifican por completo a los calumniados. En acabando<br />
esta defensa, que introduce como paréntesis, manifiesta muy complacido:<br />
"El primer tomo de esta General Historia puso a los pies de su Majestad<br />
el Señor Filipo Quarto la atencion de mi Religion, por reconocer que es deuda<br />
natural a nuestro Supremo Dueño y Monarca. Llego a los umbrales de V.<br />
Exc. con el segundo, en nombre de mi Familia Recoleta, significando nuestro<br />
agradecimiento en estas lineas, que puestas en la publicidad por medio de la<br />
prensa, eternicen lo mucho que a V. Exc. debemos todos".
14<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
N. P. Vicario General envió un ejemplar al Excmo. Sr. Protector residente<br />
en Zaragoza, quien contestó con una carta muy expresiva y cristiana de<br />
fecha 11 de Agosto de 1682, y quien además le remitió por conducto seguro<br />
trece doblones 1 .<br />
El día 6 de Octubre de 1683 celebráronse en Madrid, en la capilla del palacio<br />
real, muy solemnes exequias por el alma de la Reina Doña Isabel de<br />
Borbón, y los cortesanos eligieron al P. Fr. José de Jesús María, después<br />
Obispo de Alguer, para que pronunciase la oración fúnebre, como lo hizo<br />
muy famosamente. Pues bien, N. P. Vicario General, gozoso por el triunfo de<br />
su súbdito, vió con muy buenos ojos que se imprimiera dicho sermón a los<br />
pocos días. Hemos advertido al leer la portada, que el autor le dedicó su producción<br />
a N. Padre Vicario; pero en vez de hacerlo dirigiéndole loas y epítetos<br />
retumbantes, se contenta con estas palabras: "a Fr. Juan de la Presentación<br />
Vicario General". Es que no quiso el autor, que conocía bien quién era el del<br />
homenaje, supuesto que con él convivía en Madrid como Definidor Provincial,<br />
disgustarlo con estampar frases de alabanza ni títulos honoríficos.<br />
1 Arch. gen., carp. A.
ARTÍCULO II<br />
Continuación de la biografía de Fr. Juan de la Presentación<br />
Sumario: Celebración del Capítulo General de 1684.– Acta historial de este Capítulo.– Determinaciones.–<br />
Concepto del gobierno del P. Fr. Juan.– Capítulo General Intermedio de<br />
1687.– Es nombrado otra vez Vicario General en el Capítulo de 1688.– Muerte del P. Fr.<br />
Juan de la Presentación.<br />
Así, tan suavemente con tal actividad, iba desarrollándose el sexenio de 1678-<br />
1684, que ya tocaba a su fin. "Regía el Reformado Rebaño Agustiniano de España e<br />
Indias N. Padre Fr. Juan de la Presentación: hombre, que qual otro Saúl, excedía del<br />
hombro para arriba a quantos componían el dilatado Pueblo de nuestra Descalcez,<br />
no en la grandeza corporal, sino en la sabiduría, y en la religiosa perfección". Este<br />
tal vez abultado elogio le dirige de paso un Cronista 1 cuando habla de la celebración<br />
del Capítulo General décimo-tercero en que cesó en el Vicariato General nuestro<br />
biografiado. El Capítulo General de 1684 merece el calificativo de memorable<br />
por el número de sus vocales y por el sentido práctico de las actas y determinaciones<br />
que dió. Fueron veintinueve los Padres Capitulares reunidos en el Colegio de<br />
Alcalá de Henares; no concurrieron los Provinciales de la Candelaria y de San Nicolás;<br />
comenzó el Capítulo el 17 de Mayo, y las elecciones se verificaron el día 20;<br />
ofreció de particular el ser elegido Vicario general de la Congregación el P. Fray<br />
Agustín de San Bernardo, que no era capitular, sino que vivía recatado y humilde<br />
en el convento de Catalayud, muy ajeno a tales sucesos. Tocábale el derecho de<br />
elección alternativa a la Santa Provincia del Pilar, la cual tenía lucida representación<br />
en siete vocales, hijos suyos, que asistieron a tal Capítulo. El P. Fr. Agustín era<br />
el candidato<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 935.
16<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de Dios. Muy tranquilo y contento pudo quedarse el P. Fr. Juan con sucesor tan<br />
providencialmente escogido.<br />
Pero antes de pasar adelante, traslademos el acta historial de los preliminares<br />
de este famoso Capítulo del que fué alma y vida el P. Juan, preliminares que nos<br />
proporcionan algunos datos no traídos por el P. Cronista del tomo IV, y que, sin<br />
duda, conviene saber. Copia de este documento existe en el archivo provincial de<br />
Filipinas 1 , de donde está tomado literalmente, así como las actas preceptivas de que<br />
después hablaremos.<br />
"En la Villa de Alcalá de Henares a diez y ocho días del mes de Mayo de este<br />
presente año de mil seiscientos y ochenta y cuatro años en el Colegio de Sn. Nicolás<br />
de Tolentino: jueves por la mañana después de haber cantado Misa del Espíritu<br />
Santo con la solemnidad que ordenan nuestras Constituciones, Fray Juan<br />
de la Presentación Lector Jubilado y Vico. Gral. de la Congregación de España e<br />
Indias de los Eremitas Recoletos Descalzos de N. P. S. Agustín, mandó tocar tres<br />
veces la campana del Convento a Capítulo, y después de congregados en Capo.<br />
Gral. los PP. Capitulares qe. habian de tener voto y voz, y a toda la Comunidad<br />
amonestó a la mayor honra y gloria de Dios crédito y aumento de Ntra. Sagrada<br />
Religión, mando qe. en presencia de todos los Religiosos se leyesen de verbo ad<br />
verbum los Edictos del Snto. Tribunal de la Inquisición, y habiendo amonestado<br />
su observancia y cumplimiento pasó a mandar como de facto mandó debajo de<br />
precepto formal de santa obediencia, primera y segunda vez, y a la tercera con<br />
cesuras y excomunión mayor a todos los Religiosos que manifestasen si alguno<br />
tenía letras de Su Santidad, para algunas cosas de otro Capitulo.=Y no habiendo<br />
exhibido Religioso alguno letras ningunas: se advierte que habiendo concurrido<br />
al Capo. Gral., qe. se celebra en este nuestro Colegio de Alcalá de Henares N. P.<br />
Fr. Francisco de Sn. José (qe. fue convocado subconditione de si (no concurría)<br />
su hermano el P. Fr. Pedro de Santiago Provincial Absoluto de la Prova. de Andalucía),<br />
Vico. Gral. Absoluto de Ntra. Congregación, y habiéndose dudado si<br />
podía votar en dicho Capo. Gral. juntamente con su hermano, por hallarse con<br />
voto de<br />
1 Arch. gen., carp. De Caps.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 17<br />
Definidor Gral. por la Prova. de Andalucía, por haber Constitución Nuestra, y<br />
Decreto de la Santidad de Alejandro VII, y de nuevo revalidada por la Santidad<br />
de N. M. S. Padre Inocencio XI, vedando votar en un mismo Capo. dos consanguineos,<br />
y viendo dcho N. P. Fr. Francisco de Sn. José qe. el votar S. R. juntamente<br />
con su hermano es materia litigiosa por obviar pleitos S. R. dcho Ntro. P.<br />
Fr. Francisco, se levantó y pidio benedícite coram toto Capitulo, y dijo que renunciaba<br />
como de facto renunció cualquier derecho litigioso o dudoso qe. pudiera<br />
tener a votar en dcho. Capo. Gral., y de hecho pidió licencia para salirse de<br />
dicho Capo. para que se celebrase sin que pudiese perjudicar a la elección en<br />
ningún modo a la legitimidad de dcho. Capo. Gral. celebrado sin su asistencia o<br />
voto, y de facto se salió de dha. sala Capitular, y dho. Cap. Gral. prosiguió a sus<br />
funciones reconociendo Presidente, y se dio la obediencia de tal al P. Fr. Tomas<br />
del Espíritu Santo, Predicador y Definidor Gral. mas antiguo de toda nuestra<br />
Congregación por la Provincia de Andalucía, en conformidad del Breve y Decreto<br />
de la Santidad de Gregorio: luego en la misma sesión propuso dho Presidente<br />
por Jueces de causas a los PP. Fr. Jesús Maria Lector jubilado, Predicador de su<br />
Mg. y Definidor de la Prova. de Castilla y Discreto por ella al P. Fr. Juan de la<br />
Cruz, Lector Jubilado y Discreto Gral. de la Corona de Aragon, y al P. Fr. Mateo<br />
de la Ascensión, Lector Jubilado y Discreto Gral. por la Prova. de Andalucia: los<br />
cuales fueron aprobados, y electos por votos secretos. Y el viernes por la mañana<br />
se cantó Misa del Espíritu Santo, conforme disponen nuestras Constituciones:<br />
dicho día por la tarde mandó Ntro. P. Presidente tocar a Capítulo, y juntos todos<br />
en la Sala Capitular así vocales corno Conventuales, el juez de Causas, menos<br />
antiguo por determinación y juicio de los tres nombró a los Religiosos que tenían<br />
voz y voto en dho. Capo. Gral. en esta forma, etc."<br />
Fué el P. Juan de la Presentación quien, por favorecer la libertad de los vocales<br />
para ejercer el derecho de voz activa y pasiva, por obviar gravísimos inconvenientes,<br />
acudió a Roma, apenas fué nombrado Vicario General en el Capítulo anterior a<br />
éste, y solicitó del Papa Inocencio XI que se extendiese a nuestra Congregación la<br />
doctrina contenida en los documentos pontificios acerca de que no
18<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
pudiesen votar en el mismo Capítulo dos o más consanguíneos en 1.º y 2.º grado;<br />
y lo obtuvo por Breve que comienza Dudum felicis recordationis de 13 de Septiembre<br />
de 1680. Y vemos por lo relatado ahora que hubo dudas en la interpretación<br />
de la misma. Por lo que toca a los interesados más de cerca, su conducta no pudo<br />
ser más prudente y pacífica. Insertamos a continuación parte de la Bula, ora porque<br />
es materia de este lugar, ora porque conviene reproducirla para facilitar la formación<br />
del nuevo Bulario de la Recolección Agustina 1 . Obsérvese que la petición no<br />
fué hecha por el P. Procurador General en Roma, sino por el mismo P. Vicario General,<br />
Fr. Juan.<br />
Cum autern sicut Dilectus Filius loannes a Præsentatione, Vicarius Generalis<br />
Fratrum Discalceatorum cunctorum Congregationis Hispaniæ nobis nuper exponi<br />
fecit, eadem Congregatio ad observantiam Constitutionum Fratrum Calceatorum<br />
Ordinis prædicti non teneatur, ac proinde dubitari prossit illam, nec Decretum<br />
prædictum servare teneri; ipse vero loannes, Vicarius Generalis, pro felici et<br />
prospero suæ Congregationis prædictæ regímine, & gubernio Decretum huiusmodi,<br />
sublato quocumque vsu, vel consuetudine, qui, vel quæ in contrarium<br />
allegari posset, in eadem Congregatione observari plurimum desideret: Nobis<br />
propterea humiliter supplicari fecit, vt in præmissis, opportune providere, et vt<br />
infra, indulgere de benignitate Apostolica dignaremur. Nos igitur eiusdem Joannis<br />
Vicarii Gencralis votis, hac in re, quantum cum Domino possimus favorabiliter<br />
annuere volentes, eumque a quibusvis excommunicationis, suspensionis, et<br />
interdicti, aliisque Ecclesiasticis sententiis, censuris, et pœnis a iure, vel ab<br />
homine, quavis occasione, vel causa latis si quibus, quomodolibet innodatus<br />
existit ad effectum præsentium dumtaxat consequendum, harum serie absolventes,<br />
et absolutum fore censentes, huiusmodi supplicationibus inclinati, Decretum<br />
præinsertum a memorato Andrea Fivizano, Priore Generali editum, et a prædicto<br />
Innocentio prædecessore confirmatum, vt petitur, in vniversa Congregatione<br />
prædicta Fratrum Discalceatorum Hispaniæ, et Indiarurn ab omnibus et singulis<br />
ipsius Congregationis Superioribus, et Fratribus ad quos spectat, et in futurum,<br />
quandocumque spectabit, sublato quocumque vsu, vel consuetudine,<br />
1 Arch. Gen., carp. A. núm. 20 bis.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 19<br />
qui, vel quæ in contrarium, quovis modo allegari valeret, de cætero inviolabiliter<br />
observari debere, authoritate Apostolica tenore præsentium statuimus, & ordinamus.<br />
Decernentes, easdem præsentes litteras, semper firmas, validas, & efficaces<br />
existere, & fore. Datum Romæ apud Sanctam Mariam Maiorem, die XIII.<br />
Septenibris M.DC.LXXX. Pontificatus nostri anno quarto.<br />
Loco Sigilli.<br />
Ioannes Gualterius Slufius.<br />
Después del acta historial del Capítulo que atrás queda copiada, continúa la relación<br />
del Capítulo con la lista de los vocales, entre los cuales no hace figurar al P.<br />
Francisco de San José, por cuanto salió de la sala capitular.<br />
Después trae la enumeración de las actas, que llegaron a setenta y cinco, o sea<br />
diecinueve hechas entonces, y cincuenta y nueve que eran confirmación de las del<br />
Capítulo anterior y de las de los otros Capítulos, casadas y ahora revalidadas con la<br />
fuerza primitiva que tenían en orden a las tres aprobaciones que para tener derecho<br />
de ley se requiere.<br />
Hacemos notar que en este Capítulo, así como en el anterior y en otros, hacían<br />
un grupo aparte con las actas de cierta índole, y se mandaba fueran leídas en todos<br />
los Capítulos de culpas, a diferencia de las otras, que sólo se leían cuando se promulgaban.<br />
Varios y muy importantes acuerdos hállanse en lo actuado con respecto a la<br />
Provincia de la Candelaria, y es de notar que coincide esto con la presencia de dos<br />
capitulares que vivieron en Colombia muchos años y conocían a fondo las necesidades<br />
y marcha de la Provincia; así como también es de notarse que en los Capítulos<br />
a los cuales no asistían religiosos de aquella Provincia, sino representantes suyos<br />
peninsulares, nada o casi nada se legisla sobre ella. No detallamos el contenido<br />
de estas actas, porque lo reservamos para más adelante; pero pormenorizaremos el<br />
de otras, que son el encargar a los Padres Vicarios Generales y a los Padres Provinciales<br />
que en sus Visitas procuren averiguar si algún religioso lleva camisa sin licencia,<br />
o si los que la
20<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
llevan usan mangas largas y ajustadas de forma que se vean los puños de ella;<br />
"y si algunos se hallaren contraventores en dicha nuestra determinación se les castigue<br />
severamente".<br />
"Item se determino que atento que la Constitucion manda que á Ntros Padres<br />
Vicarios Generales Absolutos se les de gusto en el Prior, o Rector de la Casa adonde<br />
eligieren para su habitacion; ahora se determina que dchos Ntros Padres Vicarios<br />
Generales Absolutos tengan obligacion a proponer tres Religiosos benemeritos al<br />
Capº Provincial, para que dicho Capítulo elija uno de los tres propuestos para Prior,<br />
o Rector donde hayan de vivir: y esto se entienda que sea cada uno en su Provincia<br />
de donde es hijo; y si por algun accidente quisieren vivir en otra Provincia, en tal<br />
caso no se les debe dar Prior o Rector en aquella Provincia adonde no es hijo: y esto<br />
se entienda fuera de las Casas de Madrid, Zaragoza y Sevilla, por ser las Casas<br />
principales de cada Provincia".<br />
"Item se determinó que el Capitulo Gral. proximo venidero se celebre en ntro<br />
Convento de la Ciudad de Valencia". Extrañamos que esta última acta no se llevase<br />
a la práctica, pues no se celebró el Capítulo en Valencia, sino en Calatayud. El convento<br />
de Valencia iba a ser por primera vez casa capitular y no lo fué ni ahora ni<br />
nunca. ¿Por qué?<br />
Por último, anotamos en honra de N. P. Juan que fué escrutador primero del<br />
Capítulo, a pesar de ser Vicario absuelto en él.<br />
Ahora bien; ¿qué debemos opinar del P. Fr. Juan, como prelado, en los distintos<br />
destinos que desempeñó durante su vida entera? "En todas estas dignidades,<br />
contesta el autor citado, se portó con gran suavidad, prudencia, afabilidad, y zelo de<br />
la observancia: demostrándose amorosísimo Padre de cada uno de los Religiosos, y<br />
atendiendo, como tal, a su asistencia, y alivio. Trabajó mucho por el aumento material<br />
del colegio de Alcalá, donde ordinariamente residía, quando no le ligaba a otra<br />
Comunidad la obligación. Y también en lo formal cuydó mucho de su lustre; siendo<br />
el primero en el Coro, aun quando Vicario General absoluto; y atendiendo con vigilancia<br />
suma, a que los Hermanos Estudiantes cursasen, no menos en el estudio de<br />
las virtudes Monásticas, que en la adquisición de las Ciencias: siguiéndose de aquí,<br />
que salieron entonces muchos de esta Casa refulgentes en sabiduría,
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 2 21<br />
y esplendorosos en la perfección religiosa". Conjeturamos que, en terminando<br />
su cargo generalicio, tendría su conventualidad en Alcalá, desde donde acudió a<br />
Madrid convocado para el Capítulo Intermedio que en 1687 se verificó en la Pascua<br />
del Espíritu Santo 1 . A los Capítulos de Provincia no concurrió, aunque algunos fueron<br />
celebrados cerca y de modo que podía hacerlo sin dificultades. El Capítulo General<br />
se verificó en Mayo, y sucedió que el día 24 de Diciembre falleció el Vicario<br />
General: por lo cual, "aunque se havía determinado en el Capítulo General de 1672<br />
que muriendo el Vicario General, se recayesen los Sellos en la Provincial de aquella<br />
Provincia de donde era hijo el difunto, segun ya arriba lo expresamos, entro a<br />
gobernar la Congregación, como Vice-Vicario General Nuestro Padre ExVicario<br />
General Fr. Juan de la Presentación, sin que sepamos el motivo que huvo para ello:<br />
y la rigio acertadamente hasta Pascua del Espíritu Santo de 1688". Notamos que se<br />
adelantó la celebración del Capítulo dos años, a causa de la defunción del P. Vicario<br />
General, en cumplimiento de documentos pontificios, que pueden verse en nuestro<br />
Bulario.<br />
En dos ocasiones fuera de ésta se ha alterado la fecha de los Capítulos Generales,<br />
a saber: el año 1630, por defunción del Vicario General, y también por defunción<br />
del primer Fr. Pedro de Santiago; decimos primer Fr. Pedro, porque más tarde<br />
hubo otro, también Vicario General del mismo nombre y advocación. En cambio,<br />
los Capítulos de las cinco Provincias se verificaron con la periodicidad más completa<br />
desde el Breve de Urbano VIII, Exponi nobis, de 4 de Enero de 1634, en que<br />
los acompasa y ordena, hasta la supresión de las Provincias en el siglo XIX.<br />
Lo cierto del caso es que desde la Pascua de Resurrección de 1687 hasta Pentecostés<br />
de 1688 rigió los destinos generales N. P. Juan de la Presentación. Durante<br />
este tiempo sabemos que intervino 2 autorizando al P. Fr. Juan del Espíritu Santo<br />
para cierto asunto a 4 de Febrero de 1688, y por último presidiendo el Capítulo<br />
Provincial de Aragón celebrado en el convento del Portillo de Zaragoza a 29 de<br />
Abril de 1688 3 .<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 1.058.<br />
2 Arch. hist. nac. Madr. leg. 36.<br />
3 Arch. hist. Zarag., leg. 246.
22<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Pues bien; como hemos dicho, el Capítulo General fué convocado por N. P.<br />
Juan para la Pascua de Pentecostés del año 1688 y se celebró satisfactoriamente<br />
presidido por el primer Definidor Fr. Lope de San José, al tenor de nuestras Constituciones.<br />
Ya se comprende con facilidad por qué no asistieron a él ni los Provinciales<br />
de Indias ni sus Definidores y Discretos. En este Capítulo, pues, fué absuelto de<br />
su cargo el Vicario General, y pasó a la vida privada. "En la última enfermedad que<br />
le asaltó en el Convento de Madrid, fue su porte de universal edificación. Y recibidos<br />
devotamente los Sacramentos pasó a mejor vida, entre disposiciones laudables,<br />
a los 29 de julio de 1689" 1 . En el Libro de difuntos de la Congregación, que se conserva<br />
en el archivo general, se registra esta defunción al folio 30 vº y lleva al margen<br />
el número 26, porque veintiseis individuos habían fallecido desde la fecha del<br />
Capítulo último en que fué absuelto del Vicariato. Como dato curioso consta que en<br />
el sexenio murieron 203 religiosos, como se ve en dicho Libro de difuntos.<br />
El Padre Cronista del tomo IV, entre otros elogios como desperdigados que tributa<br />
a este Padre a medida que va saliendo su nombre en diferentes casos, llámalo<br />
"sujeto de muy cabales prendas entre quantos se hallaban por entonces en la Reforma"<br />
2 ; y "heroe grande" 3 . Nosotros, a tanta distancia de aquellos tiempos, hemos<br />
logrado hallar aún y presentar documentos que lo confirman como tal para gloria de<br />
Dios y honra de nuestra Sagrada Orden.<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 935.<br />
2 Núm. 762.<br />
3 Núm. 936.
ARTÍCULO III<br />
Apuntes biográficos de tres religiosos<br />
Sumario: El P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento.– Sus primeros años.– Parte a las Islas Filipinas.–<br />
Demórase en Méjico.– Maestro de Novicios en Manila.– Su muerte.– Hermano<br />
Lego Fr. Francisco de Santa Catalina.– Algunas de sus virtudes.– P. Fr. Manuel de San<br />
Bartolomé.– En viaje a Roma.– Su última enfermedad.<br />
Importa recoger los datos edificantes de nuestros antepasados, pues, no porque<br />
sean escasos, merecen el olvido. Collígite fragmenta ne pereant 1 . Ojalá que de todos<br />
se pudieran decir parecidas alabanzas a las que aquí se consignan. Nosotros<br />
reputamos estos datos como pepitas de oro; guardémoslas entre las hojas de esta<br />
Historia.<br />
Nació el P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento en Logroño, Rioja, el año 1642.<br />
Asignámosle esta fecha en vista de lo que se lee en un documento del archivo de<br />
Indias, de Sevilla 2 , a saber: que tenía 40 años cuando se presentó en la casa de Contratación<br />
a inscribirse como misionero, es decir, 40 cumplidos o 41 incoados. A los<br />
15 años entró en nuestro noviciado de Santa Mónica de Valencia, transcurrido el<br />
cual, hizo su profesión el 1.º de Junio de 1658 3 . De conventual hebdomadario funcionaría<br />
en nuestros conventos, pues no hallamos ni indicios de que hubiera desempeñado<br />
prelacía alguna, cuando llegó a España el P. Comisario Fr. Juan de la Madre<br />
de Dios, Cuenca, con el objeto de formar una misión con destino a las Islas Filipinas:<br />
en ella se alistó el buen logroñés y partió<br />
1 Joan. V, 12.<br />
2 Contrat. Est. 45, caj. 2, leg. 8/11.<br />
3 Católogo de los Religiosos Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de<br />
Filipinas, desde el año 1606, en que llegó la primera Misión a Manila, hasta nuestros días, dispuesto<br />
por el M. R. P. Fr. Francisco Sádaba del Carmen, Lector, ex Definidor y actual Cronista<br />
de dicha Provincia. Con las licencias necesarias. Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del S.<br />
C. de Jesús. Calle de Juan Bravo, 5; 1906.– Pág. 129.
24<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a Sevilla para incorporarse con los demás misioneros, que sumaron cuarenta y<br />
cinco.<br />
Antes de embarcarse en Cádiz, solían reunirse todos en Sevilla, adonde iban<br />
acudiendo de los distintos conventos, no tanto por esperar en el famoso convento de<br />
Nuestra Señora del Pópulo, de Sevilla, sino por la necesidad que había de inscribirse<br />
en los libros de la Casa de Contratación, de sacar pasaje, que diríamos hoy día, y<br />
de recibir algo así como la cédula personal, en que se escribían las señas fisonómicas<br />
más notables del pasajero, sobre todo cuando iban por cuenta del Estado o subvencionados<br />
por éste. Los registros que se conservan en el Archivo de Indias sobre<br />
esta materia son sumamente interesantes y curiosos, y dan idea aproximada de las<br />
cualidades físicas de los misioneros que pasaban tanto a Oriente como a América.<br />
Véase cómo retrata 1 a nuestro biografiado el mencionado registro de la misión en<br />
que figuraba el P. Fr. Juan del Santísimo Sacramento: "De Logroño, de 40 años,<br />
blanco, rostro encendido, algo calvo, mediano".<br />
El día 4 de Marzo de 1683 zarpó la embarcación de Cádiz, dándose a la vela a<br />
cargo del General D. Diego de Saldívar, que hacía rumbo a Méjico, adonde llegó<br />
salvamente, después de tocar en Puerto Rico a 4 de Junio. En el puerto de Veracruz<br />
desembarcó dicho día, y con los compañeros trasladóse por tierra a la capital de<br />
Nueva España, donde hubo de demorarse, por falta de embarcación, un año, hasta<br />
el 5 de Marzo de 1684.<br />
Dice el P. Pedro de San Francisco de Asís 2 : "Prosiguieron aquel invierno sus<br />
estudios los que no los havian finalizado, en que trabajó sobre manera el Padre Lector<br />
Fr. Juan de la Concepción con otros, que no eran Lectores, y podían serlo". Conjeturamos<br />
que se refiere al P. Juan, pues otro documento lo llama "dotto y ejemplar",<br />
y como ejemplar gustaría de imponerse ese sacrificio y como docto se lo exigirían<br />
sus compañeros y lo desempeñaría cumplidamente. En Marzo, pues, de 1684<br />
salió este Padre con la mayor parte de los misioneros, presididos por el Padre Comisario,<br />
hacia el puerto de Acapulco, en el mar Pacífico, para embarcarse con rumbo<br />
1 Contr. est. 45, caj. 2, legs. 8/11.<br />
2 Crón., tom. IV, núm. 915.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 3 25<br />
a Filipinas, quedándose algunos de los compañeros en Méjico hasta mejor<br />
oportunidad de embarque. Así, pues, el 4 de Abril hiciéronse a la vela en la nao<br />
almiranta llamada San Telmo; llegaron a Sorsogón el 14 de Julio y a fines de Agosto<br />
a Manila.<br />
El P. Fr. Juan no fué dedicado a las misiones, porque como lo vieran devoto,<br />
edificante y con prudencia, lo nombraron Subprior y Maestro de novicios en el Capítulo<br />
Intermedio que se celebró en Octubre del mismo año en que arribó al archipiélago.<br />
Muy bien parece que ejerció este delicado destino, por cuanto fué reelegido<br />
en el Capítulo Provincial de 1866, y por tercera vez honrado con el Subpriorato<br />
y Magisterio de novicios en el del trienio siguiente. Pero sucedió que a las pocas<br />
semanas de esta reelección quiso Dios premiarle sus merecimientos llevándoselo a<br />
la vida eterna el día 28 de Mayo de 1689. En un libro del archivo provincial de Filipinas<br />
1 se le llama "religioso muy doctto y exemplar".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Ofrece la particularidad Fr. Francisco de Santa Catalina de ser filipino; prueba<br />
de que Dios Nuestro Señor no abrevia ni localiza la gracia de la vocación en ningún<br />
país, sino que la reparte a todos para que su Iglesia adquiera la nota de católica,<br />
dada la nacionalidad de los que profesan la perfección del Evangelio. Lo que sigue<br />
está tomado del P. Sádaba 2 : "Fue lego. Nació en Manila; fué hijo de Francisco<br />
Aguilar y Juana de Romanico, de la parroquia de Santiago, y profesó el 11 de Junio<br />
de 1651. Según consta del Libro de Consultas de Manila, este Religioso estaba encargado<br />
de la hacienda de San Nicolás el año 1672, y en dicha hacienda murió en<br />
1689; siendo trasladado su cadáver al Convento de Manila y sepultado en el panteón<br />
del mismo, el 9 de junio". Hasta aquí el Catálogo. Pero ¿qué de particular<br />
ofrece este Hermano Lego? Merece el honor de figurar en nuestras Crónicas por el<br />
siguiente elogio suyo 3 : "Fue religioso mui exemplar y obediente". A su muerte, la<br />
Provincia lo equiparó<br />
1 Necrol. de San Sebast., fol. 8 v.º<br />
2 Catál., pág. 739.<br />
3 Necrol. de San Sebast., fol. 8 v.º
26<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en los sufragios con los Padres, pues así lo tenía determinado desde el Capítulo<br />
Provincial de 1674 en el acta 7.ª, que reza 1 : "Itten se le concedió al H.° Fr. Franco<br />
de Sta. Cathalina por hauer seruido a la Religión con tanto zelo y cuyclado tantos<br />
años, que se le digan las missas quando muriese como se acostumbra a dezir a<br />
qualquier sacerdote".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En el archivo de la Delegación de Hacienda, de Barcelona, hay un libro, n. 137,<br />
de la Colección Agustiniana, en que se registran varias biografías de los PP. Recoletos<br />
muertos en el convento de Santa Mónica, al que llamaremos Necrologio de<br />
Barcelona. Decimos de la Colección Agustiniana, porque, mediante las investigaciones<br />
del Padre Benigno Fernández, agustino calzado, y mediante las que hice el<br />
año 1915, el jefe de dicho archivo, D. Joaquín Deleito, muy diligente y avisado,<br />
pudo agrupar los libros y documentos que trataban de los agustinos descalzos y<br />
calzados bajo esa denominación. No está completa, ni mucho menos, la Colección,<br />
pues hay muchos fondos de papeles sin legajar y muchos legajos sin catalogar; pero,<br />
siquiera, se conservan algunos libros importantes que explotamos.<br />
Decimos, pues, que en ese libro n. 137, al folio 9, y bajo el número de orden<br />
14, se encuentra la biografía del P. Fr. Manuel de San Bartolomé, tal cual aquí la<br />
reproducimos:<br />
"En el año del Señor de 1689 a nueve dias del mes de setiembre que fue viernes<br />
a las seis de la mañana vispera de N. P. S. Nicolas de Tolentino, murio en este<br />
Convento de la Ciudad de Barcelona, el Padre fr. Manuel de S. Bartholome<br />
Lector jubilado de edad de treinta y nueve años, de habto veinte y dos, de nacion<br />
andaluz, recibio los Sacramentos con grandisimo arrepentimiento y edificacion<br />
de todos los religiosos; su enfermedad fue penosisima pues se confirmo estaba<br />
etico y tísico y no obstante no se negó a emprender un tan penoso viaje como es<br />
el de ir a Roma po negocios de mucha importancia de la religion adone estuvo<br />
seis meses como mui hijo de ella con celo mui religioso solicitando su mayor<br />
aumento y estimacion,<br />
1 Libr. de act. de Man., fol. 34 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 3 27<br />
y por ser manifiesto el riesgo de su vida con parecer y consejo de medicos se<br />
embarcó, y aporto a este Convento adonde manifesto su imponderable resignacion,<br />
celo y paciencia con tan penosisima enfermedad; asi mismo manifesto sus<br />
muchos talentos en los actos fervorosos de amor a Dios nuestro Señor mui de<br />
continuo teniendo en su memoria lo mucho que por sus pecados Cristo Sr. Nuestro<br />
en su Santisima Pasion padeció pidiendole rendido le franqueara total resignacion<br />
en su penosa enfermedad para seguirle su passos por la imitacion; llevosele<br />
el Sr. a su Santisimo Reyno siendo Vicario General N. P. fr. Miguel de S.<br />
Agustin Provincial en esta de la Corona de Aragón N. P. fr. Joseph del Espiritu<br />
Santo Letor Jubilado qualificador y examinador Synodal del Arzobispado de Zaragoza<br />
y Prior de este Convento N. P. fr. Carlos de la Concepcion Lector Jubilado.<br />
Esta sepultado en el entierro de los religiosos en el nincho (sic) tercero de en<br />
medio el entierro".
ARTÍCULO IV<br />
Otros tres religiosos ejemplares<br />
Sumario: El P. Fr. Juan del Espíritu Santo.– Sus primeros empleos.– Definidor General.– Hermano<br />
Lego Fr. Domingo de Jesús María.– Su vida fervorosa.– Últimos años.– P. Fr. Miguel<br />
de San Jerónimo.– Varios oficios que desempeñó.<br />
Sólo sabemos del P. Fr. Juan que era conventual del Portillo de Zaragoza, y<br />
que asistió a un Capítulo conventual celebrado en Abril de 1670, en el que ocupó<br />
uno de los primeros puestos, a juzgar por el orden de precedencia con que van colocados<br />
los nombres 1 ; lo cual dános a entender que era Padre y no de los más jóvenes.<br />
Aquí se hallaba cuando a 25 del mismo mes y año celebró la Provincia su Capítulo<br />
en el citado convento bajo la presidencia de N. P. Vicario General Fr. Roque<br />
de Santa Mónica, y fué elegido Secretario Provincial del P. Fr. Tomás, nombrado<br />
Prior Provincial entonces 2 . No debió de acabar el trienio en tal cargo, porque presumimos<br />
que el P. Fr. Juan del Espíritu Santo, que figura como Prior de Barcelona<br />
a 1.º de Septiembre de 1671, es nuestro biografiado; y nos confirma en la conjetura<br />
el hecho de no haber visto en documento alguno otro homónimo entre los papeles<br />
atinentes a esta Provincia del Pilar. Hubo otro P. Fr. Juan del Espíritu Santo que por<br />
el año 1652 publicó un sermón en gloria de la Inmaculada Concepción de María<br />
que predicara en un octavario celebrado en Almagro por la parroquial de la villa,<br />
impreso en Sevilla y dedicado a la Excelentísima Marquesa de Santa Cruz, Doña<br />
María Francisca de Oria y Espínola 3 : pero este docto orador fué Lector de teología<br />
y Provincial<br />
1 Arch. hist. nac. Zarag., leg. 241.<br />
2 Libr. de Est. de Valenc., fol. 243.<br />
3 Bibl. Nac. Varios. I-78-31.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 4 29<br />
absoluto de Andalucía, y, por lo tanto, distinto de nuestro biografiado.<br />
Este Padre consta que fué Prior de Barcelona por una biografía del P. Fr. Francisco<br />
de San Agustín que vamos a reproducir por que sirva de complemento, a la<br />
vez, de la que trae el P. Cronista del torno IV, ya que hay o nos dá noticias nuevas 1 :<br />
"En el año de 1671 el primero de setiembre día martes a las once de la noche<br />
murió en este convento de nuestra Madre Santa Monica de esta presente ciudad<br />
de Barcelona nuestro Padre Fr. Francisco de S. Augustin, Lector de Theologia y<br />
Provincial Absoluto de esta Provincia de la Corona de Aragon, de edad de 55<br />
años y de habito 43, natural de esta misma ciudad. Fue su enfermedad una<br />
(a)poplexia que le dio muy repentina, recibio el Sacramento de la Extremaunction.<br />
Religioso fue de tan grandes prendas como a toda la Religion consta assi<br />
por sus letras como por lo excelente de su predicacion que no solo fue estimada<br />
en esta Corona sino tambien en la Corte de nuestra España. Siendo Definidor<br />
General pasmo con su predicacion siendo admitido con general aplauso de todos.<br />
Fue muy religioso en toda su vida celoso de la Religion y en particular de<br />
que se augmentaran e ilustraran los conventos de esta Provincia. Esta enterrado<br />
en el tras Sagrario a mano izquierda enfrente al lado del Evangelio del altar de<br />
los Reyes. Governando la Iglesia de Dios nuestro Santísimo Padre Papa Clemente<br />
8 y nuestra España Carlos segundo. Era Vicario General nuestro Padre Fr.<br />
Roque de Santa Monica y Provincial nuestro Padre Fr. Thomas de S. Joseph y<br />
Prior de este Convento nuestro Padre Fr. Juan del Espíritu Santo" 2 .<br />
Pues bien; acabado el trienio prioral en Barcelona, el P. Fr. Juan aceptó el<br />
nombramiento de Prior de Valencia que le ot<strong>org</strong>ó 3 el Capítulo de 1673. Como tal<br />
certifica que un conventual salió en calidad de misionero a Filipinas a 6 de Mayo de<br />
1675, como puede verse un documento del archivo de Indias 4 . En siendo absuelto<br />
del Priorato de Valencia, no hemos podido seguir las huellas de su vida hasta el<br />
1 Págs. 302 y sigs.<br />
2 Arch. de la Del. de Hac. Lib. 137, fol. 4.<br />
3 Arch. gen. Libr. de Est. de Valenc., fol. 242 v.º<br />
4 Est. 54, caj. 2, leg. 8/11.
30<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
año de 1685, en que lo nombraron Definidor Provincial 1 . Residía en el Colegio<br />
de Zaragoza a 21 de Octubre de 1687, y como Definidor asistió a un Capítulo conventual<br />
allí celebrado a la fecha 2 . Recién terminado el trienio, ascendió a la Definitura<br />
General, que le concedió el Capítulo de 1688, verificado en Calatayud por Pentecostés<br />
3 , Capítulo que, en verdad, se debía haber celebrado en 1690, y la causa de<br />
cuyo adelantamiento ya nos es conocida.<br />
Como Definidor General intervino en el Definitorio que tuvo lugar en Madrid a<br />
24 de Septiembre de dicho año, y en el que se dieron cinco definiciones muy oportunas<br />
y que dicen bien de las miras religiosísimas de los individuos que las dictaron.<br />
La tercera dice: "Iten se determinó que se pida y suplique a Su Santidad que<br />
amplie y dilate el rezo del Patrocinio del glorioso patriarca San Joseph, como lo<br />
tienen concedido los Padres Carmelitas Descalzos". A otro Definitorio de fecha 10<br />
de Octubre del año siguiente asistió también, y es la última ocasión en que sale a<br />
relucir su nombre. Seis fueron las definiciones dadas, y quien revela en dictarlas<br />
tanto amor y vigilancia por la disciplina, merece que se le considere como virtuoso<br />
y digno de su cargo. Murió, antes de concluir el trienio de su Definitura, en Madrid,<br />
y debió de acaecer su fallecimiento en el mes de Octubre o Noviembre de 1689 4 .<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En el mismo Necrologio, al folio 10, encuéntrase otra biografía de un Hermano<br />
lego, que es como sigue:<br />
"En 2 días del mes de Noviembre de 1689 siendo octavo de toda nuestra<br />
Congregacion de España e Indias Nuestro P. fr. Miguel de S. Agustin Letor de<br />
Teologia; y Provincial de esta provincia de la Corona de Aragón Nuestro P. fr.<br />
Joseph del Espíritu Santo Lector jubilado Calificador del Santo Oficio, y examinador<br />
Sinodal del Arzobispado de Zaragoza; y Prior de este Convento de Nuestra<br />
Madre Santa Monica de la Ciudad de Barcelona Nuestro Padre fr. Carlos<br />
1 Arch. hist. nac. Zarag., leg. 246.<br />
2 Ibid.<br />
3 Crón. IV, núm. 1.128.<br />
4 Lib. de dif. de la Congr., fol. 30 v./
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 4 31<br />
de la Concepcion Letor Jubilado: Murio en dicho Convento el Hermano fr.<br />
Domingo de Jesus Maria, Religioso Lego, de nacion Valenciano, natural de la<br />
Villa de Alcira. Exercitose todo el discurso de su vida en obras penales pertenecientes<br />
a su Profesion; como son en hortelano, limosnero, portero y otros: en todos<br />
ellos se ocupaba muy gustoso, siendo exemplarisimo, a los Religiosos, y seglares<br />
viendo con la voluntad que abrazaba y executaba todo lo que le mandaban<br />
los superiores; dando a entender que no tenia en esta vida otro mayor gozo que<br />
obedecer y trabaxar por la Religion; y esto fue en tanto extremo, que hallandose<br />
ya de edad cansada se desconsolaba mucho por no poder hacer lo que habia<br />
hecho en su juventud causando a todos grande ejemplo. Los ratos que le quedaban<br />
despues de haber cumplido con el ministerio en que la obediencia lo habia<br />
puesto los empleaba en leer libros espirituales, y obras de caridad; particularmente<br />
en visitar a los enfermos, con los quales fue mui caritativo consolandolos:<br />
ya con sus razones a paciencia y tolerancia, ya empleandose en cosas de alibio y<br />
descanso de los enfermos; lo qual se ha visto por experiencia en todos los Conventos<br />
que estuvo Conventual, pues quando habia de dar algun alibio a su cuerpo<br />
cansado de trabajar todo el dia se iba a las celdas de los enfermos en donde<br />
pasaba gran parte de la noche si de ello necesitaba el enfermo para alibiar al enfermero:<br />
muestras todas de su ardiente caridad y de su mucha virtud, pareciendole<br />
siempre no hacia nada pues a la hora de su muerte, con mucha ternura de corazon<br />
y lagrimas decia: que no temia por otra cosa el morir sino por la cuenta<br />
que había de dar a Dios Nuestro Sr. de lo poco que habia trabajado en su vida<br />
todo nacido de su mucha humildad: y queriendole Dios premiar sus trabajos, le<br />
dio un recio dolor de costado que fue su última enfermedad la qual sufrio con<br />
mucha tolerancia y conformidad, Recibio el SSmo. Sacramento con muestras de<br />
grande dolor; y despues conociendo se le llegaba la ultima hora de su vida pidio<br />
la extrema unción con grandes instancias diciendo la quería recibir con todo<br />
acuerdo, la qual recibida de alli a pocas horas entregó su anima al Criador. Siendo<br />
de edad de 69 años y de habito 35. Esta enterrado en el entierro de los Religiosos<br />
en el nincho de abajo enfrente de la puerta del Carnerario".
32<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Traemos aquí la biografía del P. Fr. Miguel de San Jerónimo, declararnos que a<br />
ella no hemos podido agregar ni el más pequeño dato, a pesar de haber logrado ver<br />
la obra manuscrita de Muñana, escrita por Arana de Varflora, en su obra Hijos de<br />
Sevilla, & 1 , y que cita Arana, y que se halla en Sevilla en poder de nuestro querido<br />
e ilustrado amigo Excmo. D. José M. de Valdenebro, quien nos la dió a conocer en<br />
Sevilla.<br />
"Nació en Sevilla, fué hijo de Jacobo Astori y de D. Inés María de la Vega. El<br />
año de 1657 profeso en el convento de PP. Agustinos Descalzos de su patria.<br />
Desde que abrazó el estado religioso se dió a austerísimas penitencias y a la<br />
práctica de las obligaciones de su Instituto. Empleóse con frecuencia y fervor en<br />
el ejercicio de la predicación evangélica, para la que el Señor le había dotado de<br />
singulares prendas, y fueron admirables los frutos que sacó de sus apostólicas tareas.<br />
Recibía en el confesonario con benignidad a los que había en el púlpito aterrado,<br />
y se vieron mudanzas muy notables de vidas por el celo de este orador religioso.<br />
Hízolo su Religión Rector del colegio de Almagro, Prior del convento<br />
del Pópulo de Sevilla y Secretario de Provincia. Murió ejemplarmente en dicho<br />
convento de su patria el año de 1689, aun no teniendo cumplidos cuarenta y<br />
nueve de su edad".<br />
1 Hijos de Sevilla ilustres en santidad, letras, armas, artes, o dignidad. Dalos al público colocados<br />
por Orden alfabético D. Fermín Arana de Varflora, natural y vecino de dicha ciudad. Número 1.º,<br />
A. B. C. D. E. Con licencia, En la imprenta de Vázquez e Hidalgo. Año de 1791. Número 4.º, pág.<br />
32.
ARTÍCULO V<br />
Noticias históricas del P. Fr. Bartolomé de San Gregorio<br />
Sumario: Preliminares.– La isla de Santa Catalina.– La autoridad eclesiástica y la civil encargan<br />
a nuestros religiosos la administración de esta isla.– Ejercicios del P. Fr. Bartolomé.–<br />
Es nombrado Prior de El Desierto.– Su ancianidad edificante.<br />
Antes de entrar en la materia biográfica de este artículo, bueno será remontar la<br />
mirada a tiempos más remotos, en los que se hizo cargo la Provincia de la Candelaria<br />
de la administración espiritual de cierta isla, en el mar caribe, donde los españoles<br />
tenían un presidio y fortaleza; para lo cual séanos permitido desglosar unos párrafos<br />
de la Historia de la Provincia de la Candelaria que dicen de este modo 1 :<br />
"También ondeó la bandera agustiniana en la isla de Santa Catalina, cuya dirección<br />
espiritual estuvo, desde antes del año 1644, al cuidado de los nuestros,<br />
que nombraron por titular y abogado a San Nicolás de Tolentino. Aquí permanecían<br />
dos Padres, casi siempre ocupados en catequizar a los indígenas, y como<br />
capellanes del presidio que los colonizadores edificaron. Tomamos de un periódico,<br />
publicado en 1911, los siguientes datos, por vía de ilustración: "El archipiélago<br />
de San Andrés y Providencia, situado en el Mar de las Antillas, al Norte<br />
de la República de Colombia, lo forman las dos grandes islas que llevan los<br />
nombres de San Andrés y Providencia, a cuyo alrededor se encuentran los cayos<br />
o islotes siguientes:<br />
Tohmie Cay, Catton Cay, Maine Cay, Grint Cay, Rockey Cay,<br />
1 Historia de la Provincia de la Candelaria de Agustinos Recoletos, por Fray P. Fabo del Corazón<br />
de María, hijo de la misma Provincia. Correspondiente de la Real Academia Española, etc., etc.–<br />
Tomo I. Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús. Juan Bravo, 3.– Teléfono<br />
2.198. Tomo I, pág. 301.
34<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Eest South east Cay, South S. W. Cay, Roncador, Syvene, Sorenilla, Quita<br />
sueño.<br />
Estos cuatro últimos son muy visitados por los buques ingleses de Grand<br />
Cayman, debido a la abundante pesca de carey, tortuga, etc., etc., que en ellos se<br />
encuentra y a que la vigilancia de las autoridades de Colombia no se puede extender<br />
hasta ellos, por falta de una embarcación apropiada para el efecto, pues<br />
quedan a considerable distancia, mar fuera.<br />
El Municipio de San Andrés, que es la capital de la provincia, lo forma la isla<br />
del mismo nombre, dentro de la cual están situadas las poblaciones de San Andrés<br />
y San Luis, con una población de 3.500 habitantes, poco más o menos. El<br />
terreno de que está formado es prodigiosamente fértil y casi plano; todo cultivado<br />
con inmensas coqueras y otros árboles frutales.<br />
La índole de los habitantes es buena y su honradez extremada, en términos<br />
que se podría vivir sin puertas en las casas. En cambio, el clima de este paraíso<br />
es tan malo, que al que le dan las fiebres, si no se muere, que es lo más probable,<br />
queda inútil por mucho tiempo. Según opinión de personas entendidas, lo insaluble<br />
del clima se debe a los pantanos o ciénagas cubiertas de mangle que hay<br />
dentro de la isla, en el mismo centro de las poblaciones.<br />
En todo el archipiélago no se habla sino el idioma inglés; el español no es conocido<br />
sino por unos pocos de los naturales que pertenecen, por su educación,<br />
familia, etc., a la clase superior de la sociedad.<br />
La religión dominante es la protestante, que cuenta con tres templos. En esta<br />
isla no hay templo católico.<br />
El comercio ha decaído mucho en estos últimos años, debido a la forma inadecuada<br />
en que el Gobierno del Departamento ha ordenado el cobro de la contribución<br />
comercial.<br />
El Municipio de Providencia forma la isla del mismo nombre, con una adyacente<br />
llamada Santa Catalina. Mide de Norte a Sur cinco millas en su mayor extensión,<br />
y dos de Este a Oeste. El terreno de que está formado es pedregoso y<br />
completamente tortuoso, hasta el punto de ser imposible transitar en su centro,<br />
por las formas
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 35<br />
cónicas que tienen los cerros que ahí existen. La mayor altura que da uno de<br />
ellos asciende a 1.100 pies sobre el nivel del mar.<br />
La isla de Santa Catalina queda al Norte de Providencia, separada de ésta por<br />
un caño que en su mayor anchura mide 27 metros; esta isla tiene, poco más o<br />
menos, tres millas en su mayor extensión, que es de Noroeste a Sudoeste, siendo<br />
el terreno de ella igual en forma y condición al de Providencia.<br />
La población del Municipio es de 2.300 habitantes, poco más o menos, los<br />
cuales tienen construidas sus casas en todo el rededor de las islas. Se ocupan en<br />
la agricultura, pesca y la ganadería: esta última en muy pequeña escala. Los árboles<br />
frutales abundan en esta isla prodigiosamente y todos los años dan una cosecha<br />
tan abundante, que ascienden a millones las naranjas y mangos que se exportan<br />
para los mercados de las Repúblicas de Centro América, Colón y Cartagena.<br />
En esta isla hay dos templos protestantes y tres católicos; pero lo mismo<br />
que en San Andrés, la religión dominante es la protestante, pues los católicos no<br />
pasan de 300. El idioma es también el inglés. El español casi no se conoce.<br />
La moneda circulante en todo el archipiélago es el oro americano y la plata de<br />
0,900 y 0,835.<br />
La distancia que separa estas dos grandes islas –San Andrés y Providencia—<br />
es de 48 millas de mar sumamente agitado, porque en él se encuentran las grandes<br />
corrientes del Golfo de Méjico".<br />
Pues bien: si esto es ahora, en el siglo XX, cuando el censo de la población se<br />
ha decuplicado, y han desaparecido tantos y tantos inconvenientes, ¿qué sería la<br />
vida en aquellos tiempos? Horroriza pensar en el ostracismo material y moral a<br />
que estuvieron sometidos nuestros fervorosos antecesores por sostener la Religión<br />
y la bandera de la Patria.<br />
Consta por un documento de la Biblioteca Nacional de Madrid 1 que los españoles<br />
conquistaron la isla de Santa Catalina el año 1642 con un ataque naval y<br />
campal muy lucido. El documento lleva este título: "Relación del suceso que tuvo<br />
Francisco Díaz Pimienta, General de la Real Armada de las Indias, en la isla<br />
de Santa Catalina.<br />
1 Sec. mss. H. 73, fol. 617.
36<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Dase cuenta como la tomó a los enemigos que la poseían, echandolos della, y<br />
de la estimacion de los despojos, y número de prisioneros". Se deduce de aquí<br />
que inmediatamente los españoles se la entregaron a nuestros religiosos en lo espiritual.<br />
A esto añadamos lo que se lee en el tomo II de la Historia de la Candelaria<br />
1 :<br />
"En el año de 1668 hizo mucho empeño el señor Obispo de Panamá para entregar<br />
la administración espiritual de la isla a esta Provincia como parroquia en<br />
propiedad. La autoridad civil también se mostró deseosa de que se tomase, porque<br />
el empleo de capellán de que gozaba el P. Superior del hospicio no le daba<br />
grandes utilidades. La mira del Presidente de la Audiencia de Panamá, bajo cuyo<br />
gobierno estaba la isla, al querer que los Padres perseverasen en aquel lugar era<br />
el bienestar de la infantería, pues la presencia de los misioneros contribuía grandemente<br />
a la concordia y disciplina de los soldados. Los filibusteros de aquel<br />
tiempo, que cruzaban esos mares siendo el terror de todos, invadieron la isla varias<br />
veces en busca de botín, por lo cual eran los sobresaltos de los moradores y<br />
de las guarniciones españolas constantes, el aislamiento muy terrible, las escaseces<br />
y penuria de la comida y vestido no pocas por la irregularidad de las naves<br />
auxiliadoras que, o se veían amenazadas por los piratas, o entorpecidas por la<br />
braveza de las aguas. Estas y otras razones movían a dicha autoridad de Panamá<br />
a terciar en el debido establecimiento de la misión, la cual se reputaba como el<br />
eje de la posesión espiritual y material de aquellas islas.<br />
Por su parte, el Ilmo. Sr. Obispo de Cartagena fundaba su empeño en el provecho<br />
espiritual que los misioneros reportaban a la Religión, porque los sacerdotes<br />
seculares que mandaba a Santa Catalina no perseveraban en su oficio por los<br />
enormes sufrimientos materiales y morales de que se veían rodeados. Así las cosas,<br />
el P. Provincial determinó acceder a los deseos de entrambas autoridades, y<br />
mandó a la isla a un sujeto apto, que se reportó a contentamiento de todos los insulares.<br />
Este fué el P. Fr. Bartolomé de San Gregorio. Cuánto trabajó en su oficio,<br />
cuán lucida fuese la campaña del valiente adalid de Jesucristo, pruébalo el<br />
haberse expuesto muchas ocasiones<br />
1 Pág. 122 y sigs.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 37<br />
a caer prisionero y a derramar la sangre por sus queridas ovejas.<br />
Traigamos una cita compendiosa del P. Cronista General 1 :<br />
"Sucedió también, que en el presidio de Santa Catalina estuvieron cuatro meses<br />
sin ministros los vecinos y soldados, excusándose muchos eclesiásticos porque<br />
se padecen graves desconsuelos: pidió el Presidente de Panamá a dicho Provincial<br />
que lo tomase a su cargo, y le encargó este empleo al P. Fr. Bartolomé de<br />
San Gregorio el cual admitió con tanto empeño la empresa, que se expuso muchas<br />
veces a perder la vida".<br />
Véase, pues, cómo los Padres Agustinos Recoletos de América echaban sobre<br />
sus hombros los ministerios más arduos, sin que les quedase otro galardón que la<br />
corona del cielo y el aplauso de los ángeles custodios, bajo cuyo amparo acometían<br />
heroicidades. Casanare, la Guayana y Santa Catalina serán siempre monumentos<br />
del desinterés material de los misioneros; porque ello es certísimo, que jamás reparó<br />
esta Provincia en las utilidades y riquezas que pudieran proporcionarle los ejercicios<br />
de su ministerio, sino que ofrecía su cooperación y aplicaba su mano a todo<br />
lo desechado por otras religiones. Donde se podían cosechar muchos trabajos, allá<br />
estaba el hábito de la Descalcez; donde había gentes indóciles y pobres no atendidas<br />
por los otros ministros del Evangelio, a ellos eran conducidos nuestros religiosos,<br />
que más querían la salvación de las almas que la opulencia de sus conventos.<br />
Vivió el P. Fr. Bartolomé en la isla rodeado de corsarios; desprendido del<br />
mundo, puso su empeño en santificar a unos seres arrojados de la sociedad, y en<br />
subir él de la tierra al cielo sobre las olas de la paciencia y de la caridad. Vivir santamente<br />
entre militares, presos y cerriles negros, es heroísmo digno de especial nota.<br />
Nuestro Padre misionero hízose la composición de lugar de que no había más<br />
mundo ni más hombres que los de Santa Catalina, y que la redención de Jesucristo<br />
había sido para los de aquella isla exclusivamente; y de aquí que todo su empeño<br />
fué santificar a los que estaban bajo su cuidado. A los soldados dábales consejos<br />
frecuentes que movían a misericordia y a la práctica de la religión; corregía<br />
1 Tom. III, núm. 695.
38<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
sus abusos, marcábales la ruta de una vida perfecta, consolábalos en las penurias<br />
de la vida, alentábalos para la guarda de la fidelidad a su Rey; sobre todo encarecíales<br />
que fuesen benignos y clementes con los infelices presos. A éstos infundía<br />
ideas de religión y de civismo que tendían a moralizar sus instintos, a morigerar sus<br />
inclinaciones, a dolerse de sus crímenes y a sufrir el reato de pena como impuesto<br />
por Dios, que castiga, pero también perdona, como castiga y perdona un padre de<br />
familias. Con tan prudente y cariñoso proceder logró insinuarse en unos y en otros<br />
de tal suerte, que vino a tener reunido todo el prestigio de la autoridad paterna, sacerdotal,<br />
civil y militar. Era el padre, el sacerdote, el jefe y el capitán de aquel presidio.<br />
Y no obstante su autoridad, parecía reducirse a nada cuando quedábase a solas<br />
con un crucifijo, ante el cual se hincaba de hinojos y esgrimía la disciplina tres veces<br />
a la semana para lograr de Dios el rescate espiritual de las almas a él encomendadas.<br />
Era de verlo también quitarse el pan de la boca para dárselo al enfermo, al<br />
hambriento cuando escaseaban las provisiones alimenticias por no arribar las embarcaciones;<br />
cuando se retiraba a la orilla, lamida por las blandas y rumorosas ondas,<br />
para expandir su espíritu entre las dulzuras de la meditación, era de ver qué<br />
sentimientos y reflexiones le sugería la tempestad, imagen de la ira de Dios, de la<br />
fiereza del infierno, del desorden de las pasiones y de la omnipotente soberanía del<br />
Creador. Tranquilo su pecho como habituado a las grandes soledades; penitente<br />
como avezado a ver en los presidiarios la malignidad del corazón humano y la fuerza<br />
divina del arrepentimiento: espiritual y devoto como quien ha orado mucho rodeado<br />
de mares y cubierto por la infinita techumbre del firmamento, este heroico<br />
misionero terminó los días de su ostracismo cuando más feliz estaba. La voz de la<br />
santa obediencia llegó a sus oídos mandándole que saliera a los conventos para que<br />
sus hermanos vieran en él la realización de las historias de los Macarios, de los Antonios<br />
y de nuestros primeros ermitaños sepultados en las selvas y entre los escarpes<br />
de desiertas montañas. Panamá, Cartagena, Honda, Bogotá, admiraron al héroe<br />
de Santa Catalina; el Bautista de los mares cruzó por estos conventos dejando una<br />
como estela de penitencia y de oración.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 5 39<br />
El Capítulo Intermedio de 1664 hallólo muy apto para desempeñar el Priorato<br />
de El Desierto, del cual tomó posesión el agraciado el día 25 de Noviembre del<br />
mismo año. Puédese calcular por qué caminos encauzaría a la Comunidad qué rumbos<br />
le marcaría su dedo que tan continuamente había apuntado hacia la patria celestial<br />
para enseñar a los presos desterrados el fin de toda penalidad y el principio de<br />
la libertad perpetua. Luego que desempeñó este destino lo vemos distinguido con el<br />
título de Definidor suplente o ádito en el Capítulo de 1669<br />
Después queda envuelto en el misterio; la soledad y las sombras del silencio<br />
cuadran mejor a este augusto personaje que las alabanzas humanas y el esplendor<br />
de las sillas de mando. Su sepulcro debería estar cavado en un peñón de Santa Catalina<br />
para que las aves marinas, las olas y los huracanes le cantasen perpetuo funeral<br />
hasta que los ángeles lo trasladasen a los cielos con el himno de los vencedores.<br />
Pero no fué así, pues el año 1688 residía en el convento de Panamá, y según un<br />
documento 1 , aunque era ya "decrepito", cumplía sus obligaciones de conventual, y<br />
se complacía en "cantar a lo observante".<br />
1 Arch. gen. carp. F.
ARTÍCULO VI<br />
Vida del P. Fr. Andrés de San Nicolás<br />
Sumario: Ignóranse los comienzos de su vida.– El apellido de su familia y el de la Religión.–<br />
Profesa en El Desierto.– Su vida oculta y su magisterio.– Actividad que, como Prior, despliega.–<br />
Concluye el presbiterio y la sacristía de El Desierto.– Hace un molino y principia<br />
la librería.– Construye un tramo del convento y enriquece con imágenes la iglesia.– Pasado<br />
el trienio es reelegido.– Dedica sus pequeños ocios a formar un libro de apuntes para la<br />
historia.– Ocupa el Priorato de Cartagena.– Definidor para el Capítulo General.– Superior<br />
de las misiones de Casanare.– Provincial.– Fruto de su cuatrienio.– Vuelve a El Desierto.–<br />
Finaliza su vida.<br />
El P. Fr. Andrés de San Nicolás aparece en el curso de nuestros anales como<br />
religioso docto y muy amante de su Provincia; correspondamos al amor que tuvo al<br />
hábito agustino con la corona de un elogio biográfico. Pero ¿cómo resultará agradable<br />
el boceto que ensayaremos si tenemos que decir que la fisonomía de su juventud<br />
y primeros años de Religión está velada por las tupidas telas que la araña del<br />
tiempo urde acaso para que admiremos con más intensidad la figura que surge de<br />
golpe del fondo de los archivos? Porque, a la verdad, en el P. Fr. Andrés, de nación<br />
colombiano, nada vemos que nos manifieste el oriente de su existencia; aparece<br />
súbitamente en la plenitud de su carrera.<br />
Anaya era el apellido de sus ascendientes, y tuvo el acierto de cambiarlo por el<br />
nombre del Santo de su mayor devoción, Nicolás de Tolentino. El espíritu de la<br />
penitencia y de la soledad y de la rectitud de intención había de obrar también en el<br />
P. Andrés de San Nicolás maravillas no comunes; nombre y sobrenombre que ofrecen<br />
curiosa
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 41<br />
coincidencia tambitén, pues nos recuerda a otro hijo de este país, el más sabio<br />
de la Provincia de la Candelaria, el polígrafo escritor, el primer Cronista de la Recolección,<br />
la Biblioteca viviente, que se llamaba Andrés de San Nicolás, y fué dado<br />
a la penitencia y al retiro.<br />
Probablemente nuestro biografiado hizo su profesión religiosa en El Desierto,<br />
al cual convento tuvo singular afecto. Es que para las almas grandes aquellos parajes<br />
impregnados de brisas solitarias, bajo un cielo rizado con nubecillas blancas que<br />
engendran arranques de amor, de amor a la pureza, de amor a la Virgen y Madre de<br />
la Candelaria, para las almas grandes, decimos, retiradas del mundo, que anhelan<br />
volar hacia la región de las perpetuas felicidades, los parajes de El Desierto interpretan<br />
a maravilla las ascéticas aspiraciones.<br />
También inducimos que se manifestó digno de la carrera escolástica, porque<br />
los Superiores lo pusieron en el ejercicio del magisterio ganado con el título de<br />
Lector de teología. Observamos de más a más en su conducta algo de esos espíritus<br />
profundamente observadores que poseen la habilidad de discernir lo útil de lo que<br />
no lo es, de analizarlo todo y asimilarse lo mejor, así en el orden ascético como en<br />
el científico. Entendido en todo, no quería avasallar a sus hermanos con el predominio<br />
de la superioridad intelectual; veíasele siempre observando y siempre callando:<br />
cuando hablaba, no salía de lo justo y decoroso, porque sin duda tenía presente<br />
aquella doctrina de N. Santo Patriarca 1 : Qui semper quod justum est loquitur, et<br />
Deus in illo habitat, et ipse in Deo.<br />
En lo que sí ejercitaba copiosamente la lengua era en la cátedra enseñando a los<br />
discípulos las ciencias teológicas en las que fué versadísimo ; en cuyo desempeño<br />
guardó método y tuvo empeño porque los estudiantes al calor del fuego de la sabiduría<br />
incubasen los gérmenes del amor divino que latentes estaban en sus tiernos<br />
corazones. Pero descubríase aun en las explicaciones de la lección que el catedrático<br />
era austero y sobrio, es decir, que medía las palabras sujetándolas a los moldes<br />
de la necesidad y del provecho: por tanto, nada de lucubraciones sin aplicación<br />
práctica introducía en las<br />
1 Ser. de temp. LXXXVI,
42<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
aulas; lo cual hecho con discreción y gusto, en vez de displacer a los que le oían,<br />
valía para no desprestigiar la misión del magisterio ni los verdaderos principios<br />
de la pedagogía.<br />
Así, pues, consagrado vivía al cultivo de la propia santificación y al estudio de<br />
la sabiduría para ser útil a los religiosos y a los extraños dentro y fuera del convento<br />
el P. Fr. Andrés, cuando el Comisario Fr. Alonso de la Magdalena se vió obligado a<br />
disgustar fuertemente a su súbdito, que era ya famoso en todos los conventos por su<br />
método de vida, obligándole a tomar el gobierno de El Desierto para que llenase el<br />
vacío que dejaba la separación de su antecesor P. Fr. Esteban de San José. Los espíritus<br />
superficiales podían preguntarse de esta forma: Ese Padre tan reconcentrado<br />
en sus estudios y tan pegado a la celda, más que crisálida a su cascarón, ¿será capaz<br />
de ponerse al frente de un convento para ser afable con los pusilánimes, condescendiente<br />
con los enfermos, justo con los díscolos, y tratable y querido ante el público<br />
secular con quien tiene que mantener correspondencia continua? ¡Qué desengaño<br />
para algunos al ver al nuevo Prior convertido en un fac totum, por decirlo así, inspeccionando,<br />
sin rebajarse, todas las oficinas, aplicando su actividad al aseo de la<br />
casa, al cultivo de las huertas, a un trato agradabilísimo con los seglares, a la buena<br />
marcha de los Coristas, al mejoramiento del noviciado, y en fin, demostrando que<br />
aquel su carácter que parecía sombrío y austero, era efecto de un hábito inspirado<br />
por el orden!<br />
Veamos algunos efectos de esta transformación: La fábrica de la nueva iglesia<br />
iba muy lenta por escasez de materiales y de operarios; pues bien, el P. Prior anduvo<br />
de aquí para allá, hizo hornos de teja y consiguió lo que necesitaba de tal manera,<br />
que pronto tuvo el gusto de presentar concluida la capilla mayor, o sea lo correspondiente<br />
hasta el arco toral; también aplicó su actividad a la sacristía y la dejó<br />
terminada; y no satisfecho, comenzó el primer tramo o cuarto del convento. Hay<br />
más: en su frente bullía un proyecto de fácil realización y de conveniencias incalculables;<br />
la disposición hidrográfica del río Gachaneca ¿no se prestaba a la construcción<br />
de un molino que sirviera para utilidad de la casa y de la comarca? ¿No vendría<br />
a dar con el tiempo una renta para la Comunidad? Así pensó el Padre
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 43<br />
y así lo hizo con poquísimo coste y en breve plazo de tiempo. El molino de El<br />
Desierto, obra rústica, pero de gran solidez y de no poco provecho, es, pues, obra<br />
del P. Fr. Andrés de San Nicolás, llevada a cabo por los años de 1660.<br />
Más todavía; este Padre fué quien principió a formar la librería consiguiendo, o<br />
comprados o donados, bastantes volúmenes, y al mismo Prior se le debe la consecución<br />
de una imagen de talla de la Santísima Virgen, otra de San José, una pintura<br />
de la Virgen, muy estimable y artística, que está hoy muy deteriorada, obra de D.<br />
Martin de Chiribí, y tres pinturas de Jesucristo crucificado, para los altares de la<br />
iglesia.<br />
Este Priorato que empezó el 15 de Mayo de 1659 y duró hasta el 3 de Junio de<br />
1662 fué glorioso. El nuevo Comisario General, el gran conocedor de los espíritus,<br />
el P. Fr. Juan de San Guillermo, lo reeligió; y, como conocía que no solamente era<br />
emprendedor y activo, sino también que manejaba la pluma con soltura, ordenóle<br />
que abriera un libro para asentar en él las cosas dignas de nota, ya pertenecientes a<br />
nuestra primitiva historia, ya sucesos de actualidad, ya asuntos domésticos que merecieran<br />
ser conocidos.<br />
Así es que, sin vacilar un punto, aparejó el Prior un cuaderno en el cual se lee<br />
el siguiente epígrafe: Libro de estado de este convento de Nuestra Señora de la<br />
Candelaria, de los Recoletos descalzos de N. P. San Agustín de la primitiva observancia,<br />
de la Congregación de España e Indias, dispuesto por nuestro Prior Fr.<br />
Andrés de San Nicolás, lector de teología, por mandado de nuestro Padre Comisario<br />
General Fr. Juan de San Guillermo. Año de 1662. En este libro hácese relación<br />
muy sucinta de los orígenes del convento y de los fundadores; contiene la serie de<br />
los primeros Prelados; enuméranse las capellanías, los bienes muebles y raíces pertenecientes<br />
a la comunidad; las fiestas religiosas que se hacían, los santos e imágenes<br />
a que se les tenía especial devoción en aquel templo, y menudencias que dan<br />
idea de la vida íntima de los conventuales y de sus oficios. Está redactado con elegante<br />
letra y es un depósito de noticias, algunas de las cuales hemos aprovechado<br />
para esta Historia. No desaprovecharemos el honor de copiar unas páginas que sirven<br />
pan dar animación a lo que vamos narrando: por ellas desaparecerá el
44<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
tiempo, nos veremos como transportados al promedio del siglo XVII, y sorprenderemos<br />
algunos secretos en la comunidad regida por el famoso biografiado,<br />
de quien son las siguientes apuntaciones. Copiemos:<br />
– "Limosnas.- Se piden en este convento para la fiesta de Nuestra Señora<br />
de la Candelaria. Suele ir un sacerdote a pedir la cera a la ciudad de<br />
Tunja, y suele juntar doce pesos, algo más o menos y alguna cera.<br />
– Provisión.- Susténtase este Convento de las limosnas que traen los<br />
limosneros, y cuando no alcanza se compra lo que falta.<br />
– Pan.- El pan se amasa de ordinario en la panadería de casa, y hay para<br />
eso una artesa, cedazos, sábanas, tablas, mantas y un horno: y para las<br />
fiestas grandes se suele hacer en la Villa (Leiva).<br />
– Carne.- La carne que se come de ordinario es carnero, de lo que juntan<br />
los limosneros, y se suele matar cada día, o cada dos días, porque no se<br />
corrompa.<br />
– Pescado.- El pescado se compra en Tunja, y la manteca y turmas y<br />
habas y alverjas, especias y ajos, para los Advientos y Cuaresmas, si no lo<br />
dan de limosnas.<br />
– Agua.- El agua que se gasta de ordinario es la que entra por la acequia,<br />
y porque se ha experimentado que no es tan buena como la de una<br />
quebrada que está detrás de la huerta, se suele enviar por ella para beber.<br />
– Legumbres.- De legumbres y verduras proveen las huertas bastantemente,<br />
y sobra para regalar a los devotos de los lugares convecinos.<br />
– Sal.- La sal se pide de limosna, o se compra en el pueblo de Zipaquirá<br />
o Tinjacá. Vale la arroba a cinco reales Y a seis reales y a ocho reales.<br />
– Leña.- La leña que se gasta en el convento se trae del monte; y la<br />
trae un indio, a quien se le da cada año catorce pesos y seis reales, alpargatas,<br />
un sombrero y cada quince días Una ración de maíz, o en plata.<br />
– Velas.- Las velas que gastan los religiosos se hacen en casa del sebo,<br />
que se saca de las reses que se matan; o se provee de la Villa. Tiene este<br />
cuidado el Hermano Procurador.<br />
–
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 45<br />
Manteca.- Para que haya manteca para el gasto ordinario se suelen criar algunos<br />
lechones, los cuales se crían y engordan en un chiquero que tiene la<br />
casa. Y también se provee de Tunja cuando falta. Y para las lámparas se<br />
saca mantequilla de vacas del ganado del convento; y en faltando, se provee<br />
de aceite que se vende en la Villa. Tiene este cuidado el Hermano Procurador.<br />
– Vestuario.- El sayal se compra en La Palma, a peso la vara. Para túnicas<br />
se compra lienzo de La Palma en lugar de estameña, y suele valer la<br />
vara a cuatro reales. Para el demás vestuario interior se compra pañete<br />
blanco, o mantas que valen a cinco y seis pesos cada manta. Los géneros<br />
de Castilla se compran en Santa Fe por tiempo de armada porque valen<br />
más baratos: y en este tiempo se compra cera para la sacristía.<br />
– Lavandera.- La lavandera de este convento vive en las hospederías;<br />
dásela cada año… y jabón que se compra en Tunja, Villa o en alguna estancia<br />
en que lo hacen de continuo, o se hace en casa. Cuando se compra<br />
suele valer la arroba a veinte reales o a dos pesos.<br />
– Barbero.- El barbero es este año Cristóbal de Montes de Oca, que<br />
acude a hacer la rasura cada quince días, y ha de sangrar cuando sea necesario,<br />
y lo demás que toca a su oficio. Está concertado por un año, y se le<br />
da por su trabajo veintiún pesos.<br />
– Horno de teja.- Hay para hacer teja una gradera, tres galápagos y<br />
moldes de adobes y ladrillos.<br />
– Zapatero.- Las sandalias se compran en Tunja. Las de cordobán<br />
cuestan un patacón, y las de vaqueta cuatro reales."<br />
Véase por estas particularidades el curso que llevaba la vida conventual en<br />
tiempos que la regía el diligente P. Fr. Andrés, y cómo éste mandaba al papel aun<br />
las cosas más insignificantes, por espíritu de obediencia, pues tenía presentes las<br />
ordenanzas del Prelado, que le había dicho que abriese el libro de estado.<br />
Recuerdos de vital interés dejó en el convento de El Desierto. Dondequiera hay<br />
restos del espíritu que le animaba; él, que tanto sabía callar, supo hacer hablar siglos<br />
no interrumpidos a las cosas que realizaba; y lo que es más, hablan y repiten<br />
hoy día alabanzas a su artífice para que los sucesores imiten su conducta.
46<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Muy complacido podía estar el Prelado que reeligió a nuestro Prior de El Desierto,<br />
porque a la realización de grandes empresas materiales supo éste mezclar el<br />
orden más disciplinado en la Comunidad a la que no faltó lo necesario para la manutención<br />
y vestuario, guiándola a la vez por las cumbres de la observancia en los<br />
ayunos, pobreza individual, y perfección en los oficios del altar y del coro.<br />
Pero no era voluntad de Dios que prosiguiera en aquel destino; convenía que<br />
conociese otros rumbos, que adquiriese más perfeccionamiento en la ciencia de<br />
gobernar para que se dispusiera a cargos más difíciles. Por cuanto la fama de su<br />
buen gobierno había llegado hasta España, los Superiores vinieron en nombrarlo<br />
Prior del convento entonces más importante de todos, Santa Cruz de la Popa, el<br />
cual nombramiento hecho en Cartagena el 14 de Abril de 1663 fué reconocido por<br />
el primer Capítulo Provincial que se celebró para ejecutar la Patente de erección de<br />
la Provincia.<br />
Alzó, pues, el vuelo el P. Anaya, fué hacia las costas marítimas dejando en luto<br />
al convento de sus místicos ensueños y tomó posesión de la Prelacía. Una cosa consoladora<br />
halló en Cartagena: la Virgen de la Purificación; lo demás le pareció triste<br />
porque estaba su corazón rodeado de ese perfume delicioso que despide el rinconcito<br />
de El Desierto del que permanece uno como embriagado hasta el fin de sus días.<br />
El Desierto tiene algo de celeste; los que con el corazón limpio han vivido en él<br />
pueden exclamar al ausentarse : Oh magna solitudo! Oh sola magnitudo!<br />
Sin embargo, en la vida del espíritu hay que desechar como maligna tentación<br />
todo sentimentalismo por santo que se presente, si implica ejecutar los designios de<br />
la obediencia. Porque la santidad en un religioso es obedecer, y obedecer bien. Estas<br />
reflexiones hicieron que el P. Fr. Andrés se sobrepusiera a los clamores egoístas<br />
de su alma y desempeñase su empleo de la Popa tan perfectamente como en El Desierto.<br />
Allí tuvo un auxiliar muy poderoso para que la comunidad funcionara con<br />
orden y edificación, conviene a saber: la presencia del Provincial Fr. Juan de San<br />
Guillermo, porque dicho se está que donde vivía este Padre reinaba la virtud. Al<br />
propio tiempo la circunstancia de cohabitar tal Provincial y tal Prior dió por resulta
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 47<br />
que se conocieran mutuamente, y que el Padre Fr. Juan, llegado que hubo el<br />
Capítulo Intermedio de 14 de Noviembre de 1664, en Bogotá, propusiera al Prior de<br />
la Popa para Definidor General por la Provincia de Tierra Firme del Capítulo que<br />
había de verificarse en España y al que debía concurrir en asocio de otro Padre Definidor.<br />
Mas no llegó a realizarse el viaje, porque la Provincia estaba en la última miseria<br />
con respecto a fondos pecuniarios; empero, valió esto de mucho, porque se quedó<br />
en Cartagena quien estaba predestinado a edificarnos más y más en los Superioratos.<br />
En el Capítulo Intermedio seguido salió nombrado Secretario y socio del Padre<br />
Fr. José de la Ascensión, Mejía, hombre de levantada santidad, y entregado a la<br />
vida contemplativa, quien se congratuló por tener a su lado al que bahía sido gran<br />
Prior en El Desierto y en Cartagena, y de cuya autoridad y circunspección se decían<br />
notables cosas. Acabado el tiempo de la Secretaría obtuvo del nuevo Provincial un<br />
plazo de descanso, y claro es que el descanso para él consistía en meterse en una<br />
celda de El Desierto, sufrir los rigores del ayuno añadiendo algo nuevo que mortificara<br />
los órganos del gusto y del olfato, leer libros ascéticos, repasar la teología moral<br />
y escolástica, y añadir a las dos horas diarias de meditación todo el tiempo que<br />
le sobraba.<br />
Así transcurrió su vida hasta el año 1671 en que descubrimos una Patente de 5<br />
de Agosto, despachada por el P. Provincial Fr. Salvador de San Miguel, a su favor,<br />
en la que le fueron dados los títulos de Vicario Provincial y Vicario Prior de todas<br />
las misiones de Casanare. ¿Cuál es la causa de arrancarlo de sus soledades y enviarlo<br />
al gobierno de las misiones vivas, de la vida azarosa, inquieta y enteramente activa?<br />
Era este un tiempo en que requerían las misiones la intervención de un Superior<br />
muy competente; la hacienda o hato de la misión de Xisigua debía quedar bien<br />
<strong>org</strong>anizado; las nuevas reducciones de nómades debían tomar fijo modo de vivir; el<br />
pueblo recientemente formado por los misioneros reclamaba la presencia de un<br />
espíritu <strong>org</strong>anizador y de vuelos, sin apocamiento, para darle vida vigorosa. ¿A<br />
quién encomendarían los Prelados tan ardua empresa? Al que valía para todo, al<br />
que había huido a la soledad y regentaba las clases de teología, después de haber<br />
gobernado comunidades
48<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
con muy espiritual decoro, al P. Fr. Andrés de San Nicolás. Y obedeció con<br />
más prontitud de ánimo que si lo despacharan para que recibiese los sellos de la<br />
Provincia. Partió para Santiago de las Atalayas, y lo que es el sol para las sombras<br />
eso fué la presencia suya en aquellas regiones. No a leer y estudiar y rezar mucho le<br />
destinaba la santa obediencia allí, sino a predicar y doctrinar, a viajar, a sufrir hambres,<br />
a dormir malísimamente acondicionado, a sufrir lluvias e insolaciones, a no<br />
tener punto de sosiego, etc., porque todo esto iba anejo a la vida del misionero y él<br />
tenía que dar ejemplo, como Superior que era, de penitencia, de sacrificio, de laboriosidad<br />
y de paciencia. Y fué ejemplar en todo, porque por religiosidad sacrificaba<br />
sus propias satisfacciones a la voz del deber. De aquí que las misiones recibieron<br />
decisivo empuje en las vías del progreso; y mayor lo hubieran recibido si en el reloj<br />
del tiempo no sonara tan pronto la hora de que regresara a El Desierto para que el<br />
Capítulo de 1672 pusiese la vara de mando en su mano, como Provincial.<br />
Cuatrienio fué el suyo colmado de prosperidades; los destinos superiores estuvieron<br />
muy bien desempeñados; coronaron su carrera eclesiástica muchos y buenos<br />
Coristas: siguió influyendo en el embellecimiento de El Desierto, pues durante su<br />
Provincialato se trabajó mucho en el altar mayor; expidiéronse varias Patentes de<br />
Confesores y Predicadores que fueron aplaudidos en su ministerio, como también<br />
Patentes de Lectores de teología y artes para los insignes catedráticos P. Fr. Pedro<br />
de Santa Catalina, P. Fr. Gabriel de Santa Teresa y Fr. Juan de San Francisco; las<br />
misiones contribuyeron fuertemente con colectas, sin que dejemos de apuntar que<br />
fueron firmadas por él las Patentes de Hermanos Generales que se redactaron para<br />
el Licenciado Alonso de la Puente, y el General de artillería D. Diego de Villalba y<br />
Toledo, Caballero de Santiago y Expresidente de la Real Audiencia del reino de<br />
Nueva Granada.<br />
En su Provincialato también se practicó visita a la Provincia por el P. Visitador<br />
General Fr. Andrés Londera de San José: lo cual fué una bendición del cielo, como<br />
es todo lo que tienda a la regularización de la disciplina y al fomento de la observancia<br />
de las Constituciones. De mucho alivio sirvióle al P. Provincial el que nombrasen<br />
de España Visitador, porque en esta época estalló y se remedió pronto
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 6 49<br />
cierto disturbio que iba conturbando el corazón amorosísimo del Prior Provincial.<br />
Demás de esto, surgió un entorpecimiento grave en la celebración del Capítulo<br />
Intermedio de su cuatrienio, óbice que se removió bien, y que habría producido<br />
funestísimas consecuencias a no haber sido el Provincial tan maduro, tan aconsejado,<br />
y, en fin, tan favorecido por el cielo con el don de gobierno.<br />
Después de celebrarse pacíficamente el Capítulo de 1675 y de quedar concertadas<br />
todas las cosas, emprendió visita a todos los conventos. No pudo, con todo,<br />
realizar en todas sus partes el proyecto concebido, a causa de haber enfermado gravemente<br />
cuando estaba en los conventos de Tunja y de El Desierto. Con este suceso<br />
se echó de ver cuán intensamente veneraban todos los religiosos a su padre y pastor;<br />
el cual, como se persuadiera de que le era imposible visitar en persona todos los<br />
conventos, nombró Visitador de Bogotá a un Padre muy prudente. En Mayo del<br />
mismo año encontramos que despachó como Visitador del Convento de Panamá al<br />
respetable cuanto virtuoso P. Fr. José de la Ascensión.<br />
Habiendo pasado los cuatro años de su Provincialato, volvió a la vida retirada<br />
en el convento de sus felices días, y aplicóse a la vida de fervor con el mismo empeño<br />
y aun mayor que el que tuvo de novicio. Su preciosa vida iba extinguiéndose<br />
y quería mantenerla viva con el aceite de la oración y del silencio; de modo que si<br />
antes el lema suyo era "callar y obrar", ahora consistía en "callar y orar".<br />
Los Padres Vocales, que se reunieron en El Desierto para el Capítulo de 1680,<br />
quisieron premiar sus méritos haciéndolo primer Definidor; el año siguiente el P.<br />
Provincial lo nombró Visitador de El Desierto y de Tunja: era el lugar habitual de<br />
su residencia el simpático Desierto; de aquí en adelante todos le dieron el título y<br />
los honores de Vicario Provincial. El año 1685 lo encontramos ejerciendo otra vez<br />
el cargo de Visitador, pero solamente de El Desierto, y sale también su firma en una<br />
consulta de Bogotá de 18 de Marzo de 1685.<br />
Su salud quebrantadísima a fuerza de vivir vida mortificada impedíale ser de<br />
más provecho; pero ¿qué más provecho para una comunidad que el tener un anciano<br />
sin exigencias, sin resabios, sin exenciones,
50<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
siguiendo la vida conventual como un robusto y fervoroso misacantano?<br />
Consumido por los años, silencioso, penitente, amador de su Provincia y especialmente<br />
de su Desierto, lo halló hacia 1688, quizás 1689, el ángel de la buena<br />
muerte, asistióle en la agonía, le cerró los párpados, lo decoró con la estola de los<br />
predestinados y le dió la palma del triunfo con la que aparecerá en el valle de Josafat<br />
a la diestra de Aquél que lo llamará bendito para siempre.
ARTÍCULO VII<br />
Apuntamiento sobre el P. Fr. Antonio del Rosario<br />
Sumario: Portugués de nación.– Definidor provincial.– Después de Provincial pasa a Portugal.–<br />
Une a los Descalzos con los nuestros de España.– Sus gestiones.– Vuelve a España.–<br />
Nuevos oficios que desempeña.– Más sobre los Recoletos portugueses.<br />
Como apéndice de este capítulo en que se terminan los asuntos del año 1689,<br />
vamos a reunir algunos datos biográficos del P. Fr. Antonio del Rosario, ora porque<br />
no dejan de ser interesantes, ora, y ésta es la causa principal, porque con su vida<br />
andan relacionados sucesos pertenecientes a los comienzos de la Descalcez o Recolección<br />
Agustiniana en Portugal, en la segunda época. Perteneció el P. Fr. Antonio,<br />
de nación portugués, a la sagrada Provincia de Santo Tomás, y lo primero que de él<br />
hemos averiguado es que en el año 1656, a 12 de Septiembre, celebrando Definitorio<br />
el P. Rector Provincial Fr. Luis de San Antonio, en Sevilla, funcionó como Definidor<br />
1 ; de donde se infiere que fué elegido para este oficio en el Capítulo Provincial<br />
de 1654. En ese Definitorio se trató de ordenar las bases económicas para fundar<br />
en Moguer, provincia de Huelva, un convento, muy conveniente a dicha Provincia.<br />
En nuestra Historia 2 sale a relucir el P. Fr. Antonio del Rosario asistiendo al<br />
Capítulo Intermedio General celebrado el año 1663, en calidad de Provincial de<br />
dicha Provincia, elegido este mismo año.<br />
Pasado su Provincialato, los Superiores mandáronlo a Portugal, como varón de<br />
experiencia y aptitudes, para que legalizase ciertos<br />
1 Arch. gen., carp. D.<br />
2 Tom. III, núm. 81.
52<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
actos y encarrilase la naciente Congregación de Agustinos Descalzos portugueses,<br />
que había solicitado el ser incorporada a la nuéstra en forma de Provincia,<br />
para afianzar su vida amagada de muchos peligros. Al efecto, se trasladó al punto<br />
de su destino y cumplió su cometido, como se lee en los siguientes párrafos de una<br />
Memoria inédita que vamos a publicar luego: "Viendo, pues, el P. Prior —dice—<br />
abiertos ya con la llave de la paz los pasos a la comunicación de los dos reinos, dejando<br />
el intento de hacer Congregación aparte, conforme al despacho de Roma, se<br />
resolvió en unirse a la Congregación de España. Hay en esta Congregación un privilegio<br />
del Sumo Pontífice, por el cual prohibe que nadie en los reinos de España<br />
vista el hábito descalzo de N. P. San Agustín, si no fuese hijo suyo en la dicha<br />
Congregación: y como Portugal, aunque reino aparte, se comprende en los límites<br />
de España, parece le comprende aquella prohibición, quitando ya el estorbo de la<br />
guerra. A esta prohibición, que parece bastaba para aspirar a la unión con la Congregación<br />
de España, se añadieron otras importantes razones para intentarla: siendo<br />
una de las principales el buscar su arrimo para resistir a la oposición de los PP. Calzados,<br />
cuyas fuerzas hallarían poderosa resistencia en la grande Congregación de<br />
los mismos Descalzos.<br />
Para asegurar más este prudente intento, propúsolo, vestido de sus razones, el<br />
P. Prior a la Princesa de Portugal, pidiéndola para esto su favor. Prometióselo la<br />
Princesa, llevada de dos poderosos afectos: del general con que venera las memorias<br />
de la Reina, su suegra, y también del particular con que ama a los mismos Descalzos.<br />
Escribió luego la Princesa al P. Vicario General de la Congregación de España,<br />
pidiéndole la unión: y agradecido el P. Vicario a esta demanda, mandó al P.<br />
Fr. Antonio del Rosario, portugués, hijo y Padre de la Provincia de nuestros Descalzos<br />
de Andalucía, por haber sido su Provincial, que recibiese en su nombre la<br />
sujeción de los Descalzos portugueses, y en el mismo los uniese e incorporase con<br />
los de España.<br />
En Octubre, pues, de 1668, hallándose el P. Fr. Antonio en el convento de<br />
Ntra. Sra. de la Concepción de Xabregas, extramuros de la ciudad de Lisboa: presentes<br />
por orden de la Princesa el doctor Melchor de Rego, y Andrada, secretario y<br />
canciller de la casa
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 7 53<br />
de la Suplicacion, y el doctor Ignacio de Rego Andrada de su consejo de<br />
Hacienda y desembargador de la Ciudad de Oporto, se celebró el acto de la unión.<br />
Juntóse la Comunidad solemnemente, y en ella dió el P. Prior la obediencia al P.<br />
Vicario General de la Congregación de España en manos del P. Fr. Antonio. Hicieron<br />
lo mismo los otros religiosos, y a todos los recibió el dicho P. Fr. Antonio en el<br />
gremio de la Congregación de España aceptando su sujeción y obediencia. Y porque<br />
la distancia de Lisboa dificultaba el recurso en las ocurrencias de lo que podía<br />
suceder, envió el P. Vicario General al P. Prior una Patente en que, haciéndole su<br />
Comisario, le daba amplias poderes...<br />
De esta Patente de Comisario y de lo que pasó en el acto de la unión se despacharon<br />
a Roma certificaciones auténticas con cartas de la Princesa a los Cardenales<br />
Ursino e Imperiali, Protectores, éste de la Religión, y aquél del reino para que se<br />
pidiese a Su Santidad se sirviera de confirmar lo hecho. Llegados a Roma los papeles,<br />
y puestos en manos del P. Procurador que tiene en aquella corte la Congregación<br />
de España, propuso el P. Procurador la unión hecha al Pontífice, y pidió a Su<br />
Santidad la confirmase." Hasta aquí, la Memoria supradicha; después se verá cómo<br />
y por qué la unión de estos conventos de Portugal a nuestra Congregación no tuvo<br />
efecto duradero y firme. Las cosas empeoraron, y el P. Fr. Antonio del Rosario<br />
hubo de abandonar su patria, desistir de los buenos propósitos que acariciaba y volver<br />
a su Provincia.<br />
En junio del año 1675 aparece el P. Antonio como Prior actual del convento de<br />
Sevilla, y lo sabemos por un documento del archivo de Indias 1 en que certifica que<br />
han llegado de diferentes conventos algunos religiosos que en la misión de ese año<br />
pasaron a Filipinas. Es de observar que él se firma Prior y Provincial absoluto. A<br />
pesar de sus muchos años, el P. Fr. Antonio fué designado de nuevo Prior Provincial<br />
en Abril de 1684 y en el mes de Mayo del propio año asistió al Capítulo General<br />
congregado en Alcalá de Henares 2 ; y en él desempeñó el oficio de escrutador de<br />
las elecciones 3 . Raro nos<br />
1 Contr., est. 45, caj. 2, leg. 8/11.<br />
2 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />
3 Arch. gen., carp. de Capít.
54<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
parece que fuese elegido Provincial otra vez cuando tenía cerca de los 80 años,<br />
pero, en la lista del Libro de difuntos de la Congregación, no aparece otro Antonio<br />
del Rosario a quien adjudicarle este cargo, pues, si es deficiente ese libro, parece<br />
que la muerte de un Provincial no pasaría por alto al encargado de llevar el registro,<br />
a no ser que digamos que el Antonio del Rosario que figura fallecido en Sevilla<br />
hacia el 1575 sea nuestro biografiado, cosa que nos parece inverosímil, puesto que<br />
no advierte el libro que sea Exprovincial, como suele decirlo siempre. En el tomo<br />
IV de las Crónicas 1 se hace constar que el P. Fr. Antonio del Rosario, Provincial de<br />
Andalucía, no asistió al Capítulo General Intermedio de 1687 porque había muerto.<br />
Esto sí coincide con el Libro de difuntos citado 2 , pues da a entender que acabó su<br />
vida nuestro biografiado hacia mediados del 1687. El tiempo exacto de su muerte<br />
fué entre el 18 de Abril y el 17 de Mayo, es decir, lo que va de la celebración del<br />
Capítulo Provincial a la del General.<br />
Pero nuestros lectores se quedarán con ganas de conocer cómo llegaron los Padres<br />
Descalzos de Portugal a incorporarse con nosotros, y cuál fué el origen de sus<br />
conventos, así como interesará a todos saber el desenlace de esta materia. Pues<br />
bien, existe en el convento de la Encarnación, de Madrid, de nuestras Agustinas<br />
Recoletas, un librito manuscrito, autógrafo, en el cual se pormenorizan, precisan y<br />
pintan con colores muy naturales el principio y desenvolvimiento de tales conventos,<br />
y vamos a reproducirlo íntegramente. Muévennos a ello varias razones no destituidas<br />
de fundamento. En primer lugar, esa historia encaja muy bien en la nuéstra,<br />
porque en cierto modo nuestra florecientísima Congregación sirvió de tipo y estímulo<br />
a los fervorosos Padres Calzados de Portugal para introducir la santa Reforma<br />
en aquellos sus conventos, muy de acuerdo con la tendencia reinante de la época,<br />
tendencia que se inspiraba en el Concilio de Trento, el cual aconsejaba y recomendaba<br />
la reformación en las comunidades religiosas. Por otra parte, habiendo tenido<br />
origen nuestra Congregación de España en Portugal, debido al esfuerzo santo del<br />
Venerable Tomé o Tomás de Jesús, y habiéndose quedado<br />
1 Núm. 1.058.<br />
2 Fol. 29.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 7 55<br />
Portugal sin los beneficios de ésta porque en aquella Provincia no se había logrado<br />
aclimatar la Recolección y en la de Castilla sí, los Padres Portugueses andaban<br />
solicitando plantar allí de nuevo la Recolección para que diese los opimos frutos<br />
que en España, Italia y Francia estaba dando: y así, estimulados santamente por<br />
el ejemplo de ésta, dieron principio a la realización de sus propósitos. Que haya<br />
relación estrecha entre nuestros conventos y éstos de Portugal, cuya existencia se<br />
esboza en el librito de que se trata, dícelo muy bella y claramente el P. Fr. Eustaquio<br />
de San Ubaldo 1 : "Alia item Congregatio Discalceatorum non multis ab hinc<br />
annis incoepit in Regno Portugaliae, Serenissima Aloysia María Regina promouente,<br />
cuius institutionis notitia cum a Clementis X. Constitutione Sollicitudo Pastoralis,<br />
8. Februar. 1675. sufficienter habeatur, eam videre est in dictis Litteris Apostolicis<br />
nostrae Congregationis litt. 23. Posita est autem ibi inter nostras, quia de mandato<br />
Sedis Apostolicae nostrae Congregationis Constitutiones observare tenetur, et<br />
nostris propterea privilegiis fruitur. Hanc solam de huiusmodi Congregatione considerationem<br />
addo, quod tandem ad Vrbem Vlysiponem vbi V. P. Thomas a lesu<br />
incoaeperat, et nude exierat, post excursas Hispaniam, Italiam, et Gallias, redierit<br />
Augustiniani Ordinis Reformatio. Divinae bonitati propterea laus".<br />
Fuera de esto, la Congregación de Portugal fué algún tiempo nuéstra por la incorporación<br />
que se verificó, y sobre todo por el espíritu que la informaba y por los<br />
vehementes afectos que a la de España tenía, y por eso justo nos parece y muy obvio<br />
que hagamos propia su historia. Y si los Cronistas, nuestros antecesores, pusieron<br />
a nuestra consideración los ejemplos de aquellos Religiosos que, descalzos y<br />
muy penitentes, con hábito humilde y reformado, pasaron a evangelizar a Méjico<br />
enviados por Santo Tomás de Villanueva, y si también historiaron con santa complacencia<br />
los principios<br />
1 Qvodlibeta Regvlaria sive rerum regularium, et ad Patres Excalceatos Ordinis Eremitarvm Sancti<br />
Avgustini præcipue spectantium dvbia varia in qvibvs plvna de eodem Ordine; el alia mvIta Regularibus<br />
omnibus communia, nec inutilia, vt ex primo Indice, tractantur a P. Evstachio a S. Vbaldo<br />
ex eisdem excalceatis, Mediolanensi discussa, et dita. Mediolani, MDCXCI. Typis Caroli Antonii<br />
Malatestæ. Cum privilegio, pág. 107, 1.ª c.
56<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de la Congregación de Italia y la de Francia como procedentes de la de España,<br />
no estarán fuera de su lugar las páginas que a la de Portugal dediquemos nosotros.<br />
El opúsculo de referencia fué copiado por el P. Fr. Pedro Corro del Rosario del original<br />
que reposa en el dicho convento de la Encarnación, y lo copió alterando la<br />
ortografía, la puntuación y alguno que otro leve giro y vocablo con el fin de acomodarlo<br />
al gusto moderno. Nosotros lo daremos tal cual lo trascribió, que de todos<br />
modos es edificante, instructivo y verdadero. Y si no lo fuera, no se atrevería a decir<br />
el P. Gregorio de Santiago, Agustino Calzado, en su hermosísima obra Ensayo<br />
de una biblioteca Ibero-Americana 1 lo siguiente: "Casi toda la obra está dedicada a<br />
referir los grandes trabajos y contrariedades que hubo de padecer el fundador para<br />
llevar a cabo el restablecimiento de los PP. Recoletos en Portugal. El P. Santa Teresa<br />
apunta cosas muy curiosas y relata hechos tan importantes, que juzgamos ha de<br />
ser su libro una de las fuentes de más amplia información para la historia de la Orden<br />
en Portugal en aquella época".<br />
Pues bien, allá va la Memoria tal cual la tomó el diligente Padre Corro con destino<br />
a esta Historia.<br />
1 Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, por el P. Gregorio de<br />
Santiago Vela, de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús, de Filipinas. Obra basada en el<br />
Catálogo Bio-bibliográfico agustiniano del P. Bonifacio Moral, Ex Provincial de la Matritense.<br />
Publícase a expensas de la expresada Provincia de Filipinas.– Vol. II. Ci-F. Con las licencias necesarias.<br />
Madrid. Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús. Calle de Juan<br />
Bravo, núm. 3; 1915.- Pág. 63.
ARTÍCULO VIII<br />
Sumario: Resumen del principio de los agustinos descalzos en Portugal.– Vida del P. Fundador<br />
Fr. Manuel de la Concepción.– Más documentos sobre lo mismo.<br />
Resumen del principio de los Descalzos y Descalzas, de N. P. S. Agustín<br />
en Portugal escrito<br />
por la M. Relig. Madre Sor Ana María de la Concepción Priora del<br />
Convento Real<br />
de la Encarnación de Madrid por Fr. José de Santa Teresa de la misma<br />
Reforma<br />
hijo del Convento Real de Nuestra Sra. de la Concepción de Xabregas<br />
extra muros de Lisboa.<br />
A la M. Relig. M. Sor Ana María de la Concepción,<br />
Priora del Convento Real de la Encarnación<br />
Al oficio de Priora de esa santo y Real Convento vinculó la Ven. M. Mariana<br />
de San José, con las demás virtudes, su celo ardiente de la honra de Dios: y como<br />
V. S. la heredó el oficio, también la sucedió en el celo, que fué sin duda quien obligó<br />
a V. S. a mandarme escribiese este Resumen, para que, ya que su celo no plantó<br />
en Portugal nuestra Reforma, a lo menos se lograse con su noticia. A otro que no<br />
fuera yo, fuera facil el asunto; pero no lo ha sido a mí, que si bien no me ha faltado<br />
para obedecer la prontitud del ánimo, ha, sí, faltado la del ingenio. En la materia de<br />
esta obra tendrá larga materia para alabar a Dios y para admirarle V. S. porque,<br />
aunque no trato de virtudes de los sujetos de la Reforma, han sido admirables sus<br />
principios y muy costosos sus progresos. Pero en lo que ha puesto mi pluma, no hay<br />
de que nadie se admire, porque lo mucho que hay malo es mío: y si hay algo bueno,<br />
es de Dios. Su Divina Majestad dé a V. S. todos los bienes con que sabe enriquecer
58<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a los que ama. Madrid, en el Convento y día de Ntro. P. S. Agustín del año de<br />
1669.<br />
De V. S. súbdito q. s. m. h.<br />
Fr. José de Sta. Teresa.<br />
RESUMEN DEL PRINCIPIO DE LOS DESCALZOS Y DES-<br />
CALZAS<br />
DE N. S. S. AGUSTÍN EN PORTUGAL<br />
Introducción<br />
Produjo en todos los siglos la Provincia de N. P. S. Agustín de Portugal varones<br />
grandes, mostrándose en esto rama ilustre de aquel ilustre árbol que en la viña<br />
de la Iglesia plantó el gran viñadero de Dios San Agustín N. Padre.<br />
Transplantó este garfio en Portugal su querido discípulo San Profuturo, el cual<br />
pasando por mandado de su gran maestro a Belen, a comunicar un negocio con S.<br />
Jerónimo, hizo viaje por Toledo en sazón que se celebraba allí Concilio, y deponiendo<br />
en él justamente al Arzobispo de Braga en Portugal, pusieron en aquella<br />
silla a S. Profuturo, solicitados los Padres, no sólo del conocimiento de sus méritos,<br />
sino también, a lo que se puede creer, de la opinión grande que concibieron de él,<br />
por discípulo de S. Agustín.<br />
Consagróse Profuturo, y comenzó a gobernar su Arzobispado, haciéndolo dichoso<br />
con el pasto saludable, que como santo y docto dispensaba a sus ovejas. Y<br />
porque sobreviviese a su vida el amoroso y pastoral cuidado con que las trataba,<br />
fundó en su Arzobispado de Braga la Orden de N. P. S. Agustín por los años de<br />
nuestra Redención 393, viviendo nuestro gran Padre: ejecutoria que prueba claramente<br />
la nobleza de la Provincia de Portugal; pues entre todas las que hoy florecen<br />
logra la ancianidad y primogenitura.<br />
En corto espacio de tiempo esta Provincia, esta rama de aquel árbol africano<br />
pasó a ser árbol tan grande, que echo copiosas ramas. Fuéronlo muchos conventos<br />
que en Galicia y Entre-Duero y Miño se fundaron en aquél y en los siguientes siglos,<br />
hasta que castigó Dios a España con la entrada de los moros, que, como enemigos<br />
de Dios, emplearon su furor en sus ministros y en sus templos.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 59<br />
Pero en tan universal estrago, aunque perecieron casi todos los conventos, no<br />
se extinguieron del todo. Perdonó a algunos la barbaridad de los moros, dando con<br />
esto lugar a que el árbol de nuestra Orden, aunque despojado de la pompa mayor de<br />
sus ramas, se conservase en algunas. De las cuales aun se conserva hoy el insigne<br />
monasterio de Lorvan, dos leguas de la célebre ciudad de Coimbra, si bien trocado<br />
de suerte en moradores y instituto, que es hoy de monjas bernardas, siendo en tiempo<br />
de los moros de religiosos agustinos.<br />
En esta casa y otras se fué continuando, a pesar de los tiempos y de sus variedades<br />
nuestra Religión sagrada en aquel reino sin haberse roto ya más el hilo de la<br />
sucesión hasta nuestros tiempos, dando en todos fruto tan copioso de santidad y<br />
letras con sus hijos, que después de haber resplandecido en el mundo luces sobre el<br />
candelero de la Iglesia militante, se trasladaron al cielo estrellas de la triunfante.<br />
Fueron de los principales San Profuturo su fundador, San Toloveo, San Fructuoso,<br />
San Martín de Dume arzobispo de Braga, San Renovato arzobispo de Mérida,<br />
San Nunto, San Aveirado, San Román, San Eleuterio, San Antonino, y otros<br />
muchos Santos que en aquellos tiempos nos dejaron con sus santísimas vidas estampadas<br />
sus pisadas en el yermo de nuestra Religión, para que tomásemos la senda<br />
estrecha del cielo.<br />
En nuestra edad y en la de nuestros padres y abuelos gozó también esta Provincia<br />
hijos que en santidad y puestos la ilustraron. Vió Braga sentados en su silla arzobispal<br />
a D. Fray Agustín de Castro o de Jesús, que rehusó el virreinato de Portugal:<br />
a D. Fray Alejo de Meneses, virrey que fué de aquel reino y de la India, presidente<br />
del Consejo de Portugal en la corte de Madrid y Capellán Mayor de los Católicos<br />
Reyes D. Felipe 3.º y Dña. Margarita de Austria. En Coimbra fueron obispos<br />
D. Fray Juan Suárez y D. Fray Gaspar del Casal, primero presidente de Ordenes en<br />
Portugal. En Liria rigieron su catedral el mismo D. Fray Gaspar del Casal y D. Fray<br />
Antonio de S. María, nieto del rey D. Juan el 2.º de aquel reino. La ciudad de Oporto<br />
logró por prelado a D. Fray Juan de Valladares: la de Miranda al mismo y a D.<br />
Francisco Pereira, que también fué electo de Lamego.
60<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En la India Oriental ocupó la silla arzobispal de Goa, primada de la India, D.<br />
Fray Alejo de Meneses ya nombrado y D. Fray Sebastián de San Pedro. La obispal<br />
de Couin D. Fray Luis de Britto, gobernador de la India. Fueron también obispos de<br />
varias iglesias D. Fray Pedro de San Agustín, D. Fr. Gaspar Cano y otros: y están al<br />
presente electos Fr. Cristóbal de Silveira arzobispo de Goa y Fray Cristóbal de Almeida<br />
obispo de Farga.<br />
Los confesores de reyes y de la serenísima Casa de Berganza: los predicadores<br />
de reyes y sus consejeros: los catedráticos públicos: los deputados del Santo Oficio<br />
de la Inquisición y sus calificadores, y otros religiosos que han ocupado semejantes<br />
horosos puestos, no se permisa copioso número a la brevedad de este resumen. Basta<br />
decir que siendo en Portugal muy usado fiar a las Religiones grandes puestos, la<br />
de San Agustín N. P. si no ha excedido en esto a todas, no la ha excedido ninguna.<br />
Entre tantos y tan grandes hijos como esta fecunda madre ha criado a sus pechos<br />
con la leche de su doctrina, no merece el lugar infimo el P. Fray Manuel de la<br />
Concepción: antes sobresale entre muchos, pues le escogió Dios, como es de creer,<br />
para que fuese el guía que descubriese las denodadas huellas que los antiguos Padres<br />
de nuestra Provincia de Portugal dejaron estampadas en el camino real de la<br />
Cruz, borradas y apagadas ya en mucha parte por la injuria del tiempo y descuido<br />
de nuestra naturaleza, dando el dicho Padre principio a la Recolección de nuestra<br />
Orden en aquel reino para frailes y para monjas.<br />
Pero supuesto que el P. Fray Manuel de la Concepción es el que ha fundado esta<br />
Reforma, justo será que en dar alguna noticia del corra algún poco la pluma.<br />
Harémoslo sin romper las leyes de la brevedad que debe guardar un resumen.<br />
CAPÍTULO I.<br />
Patria, nacimiento y padres del P. Fray Manuel de la Concepción.<br />
Villaviciosa, villa noble del estado de Berganza, y corte de sus serenísimos duques,<br />
situada en la provincia de Alentejo, nobilísima en Portugal, fué la patria del P.<br />
Fr. Manuel de la Concepción. Nació
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 61<br />
en ella, asaltando los dolores del parto a su madre la noche del jueves Santo,<br />
andando las estaciones, a los nueve de Abril del año de 1631, dia célebre y festivo<br />
en nuestra Religión, por haberla en otro tal enriquecido el cielo con el cuerpo de<br />
nuestra Madre S. Mónica, trasladándose al convento de N. P. San Agustín de Roma.<br />
Fué su padre D. Pedro Quiros caballero irlandés, y tan ilustre, que era de una<br />
de las casas más ilustres de aquel reino. A su madre, que aun vive, baste ahora por<br />
elogio su santa y heroica resolución, pues cargada de años, por cargarse de merecimientos,<br />
se alistó debajo de la bandera de nuestro gran capitán San Agustín entre<br />
sus monjas reformadas en el convento que fundó su hijo, reconociéndole por padre.<br />
Obligó a D. Pedro a dejar su patria no querer dejar su religión antigua. Acogióse<br />
a la serenísima casa de Berganza, siendo sus duques D. Juan 2.º del nombre y<br />
Dña. Luisa Francisca de Guzmán, asilo cierto de los perseguidos y peregrinos por la<br />
causa que D. Pedro defendía. En esta casa pasó algún tiempo, hasta que, trocando<br />
aquellos señores el estado de duques por el de reyes, pasaron su corte a Lisboa,<br />
siguiéndoles D. Pedro, a quien fiaron la enseñanza del príncipe D. Teodosio su<br />
heredero. Tanta opinión tenían concebida de las partes de este caballero ilustre;<br />
pero él la desempeñó sacando a Teodosio un cabal príncipe.<br />
CAPÍTULO II.<br />
Toma el hábito de N. Padre: muda de vida en los estudios y pásase<br />
a Penafirme.<br />
Apenas tocó el P. Fr. Manuel los años competentes para entrar en Religión,<br />
cuando, muerto ya su padre, tomó el hábito de N. P. San Agustín en el nobilísimo<br />
convento de nuestra Sra. de Gracia de Lisboa.<br />
Pasado el noviciado, estudió filosofía en el colegio de San Agustín de la misma<br />
ciudad: y habiendo descubierto a los toques de la filosofía los quilates de su ingenio,<br />
le enviaron a estudiar teología en el colegio
62<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de Coimbra, en cuya Vniversidad se halla un rigorosísimo crisol de los ingenios.<br />
En aquel colegio entre los desahogos de estudiante y los ahogos del estudio,<br />
bastantes unos y otros a divertir el espíritu más advertido, envió Dios un rayo de luz<br />
al P. Fr. Manuel para que, haciendo más aprecio de la teología mística, cuidase menos<br />
de la especulativa. Dió con grande fervor en darse a la oración y camino del<br />
espíritu, y en breves días llevó los ojos de los colegiales mudanza tan impensada en<br />
un joven cuyo proceder, bien que no escandaloso, era harto divertido y jovial.<br />
Acabó sus estudios saliendo tan aventajado en ellos, que le ofrecieron cátedra,<br />
escalón para las dignidades mayores fuera y dentro de la Orden. Pero él que miraba<br />
ya los escalones que llevan a la honra como los que llevan a la horca, siguiendo la<br />
voz del divino Esposo, que llamaba a su alma para diferentes empleos, puso los<br />
ojos para retirarse en el convento de Penafirme, pidiendo y alcanzando licencia de<br />
los prelados para pasarse a él.<br />
CAPÍTULO III.<br />
Instituye con otros un modo de Recolección.<br />
Penafirme es un convento de nuestra Orden situado en un desierto como nueve<br />
leguas de Lisboa, discurriendo por la orilla del mar océano. Fundolo San Ancirado<br />
y reedificolo San Guillermo. Bien se echa de ver fué obra de dos espíritus tan grandes<br />
en lo poco que se muestra del edificio antiguo del convento que está junto al<br />
moderno: porque es tan estrecho y humilde, que los conventos de hoy son anchurosos<br />
y soberbios. Fundaban nuestros antiguos sus conventos por el nivel de su espíritu,<br />
y como éste era de pobreza y humildad, salían los conventos pobres y humildes.<br />
Era su cuidado edificar espiritualmente en sí y edificar a los prójimos: y así, cuando<br />
edificaban conventos, no edificaban como hoy palacios.<br />
Este es el convento de Penafirme, y el más antiguo que hoy posee la Orden en<br />
Hespaña. Para él se retiró el P. Fr. Manuel, adonde vivía el muy religioso P. Fr.<br />
Manuel de la Asunción, Lector Jubilado, en quen se competían letras y virtudes.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 63<br />
Este religioso, pues, con el P. Fr. Manuel y los Padres Fr. Bartolomé de Santa<br />
Maria, Fr. Ignacio de los Angeles y otros que deseaban más perfecto modo de vida<br />
de lo que en la Provincia se guardaba comunmente, instituyeron en aquella casa,<br />
con licencia del Rsmo. P. General, un modo de recolección que se resumía en vivir<br />
ajustados a las Constituciones, añadiendo algo más: pero era la vida tal, que poca o<br />
ninguna diferencia tenían de los Descalzos, sino era en el hábito y zapatos. Marchitóse,<br />
empero, en breve este pimpollo de Reforma con la ocasión que ahora se dirá.<br />
CAPÍTULO IV.<br />
Fin temprano de la Recolección.<br />
Fué a visitar aquel convento el P. Vicario Provincial, el Maestro Fr. Juan de<br />
Sahagún o de Melo, y halló al P. Prior de él y a otros quejosos de la vida que se<br />
hacía allí, llamándola yugo insoportable a los que no la habían profesado. El P. Vicario<br />
Provincial, aunque era religioso de grande opinión de virtud y letrado, no se<br />
atrevió o no le pareció debía sacar el rostro por la Reforma: y así dejó libertad a los<br />
religiosos para seguirla o no, a elección de cada uno.<br />
Y como el partido de la virtud sea siempre lo menor, prevalecieron los que<br />
rehusaban la Reforma, y se puso ésta impractible en aquella casa, acabando lastimosamente,<br />
y sucediendo en su lugar el modo de vida menos ajustado que antes de<br />
la Reforma había. Pero presto se le cogió el fruto, como lo dirá este suceso trágico.<br />
Antes de plantearse la Reforma en aquel convento, permitíase en él a los religiosos,<br />
por concesión del P. General, el entretenimiento de los naipes. Entró la Reforma,<br />
y acabóse el juego: pero volvió el juego, acabada la Reforma.<br />
Sucedió, pues, que estando algunos religiosos en este entretenimiento una noche,<br />
hubo cierto enojo entre dos, y llegó a tanto, que uno de ellos, asiendo el candil<br />
de la mesa, descargó tal golpe en la cabeza del otro, que o murió luego, o de ahí a<br />
poco. Parece por este fracaso no se agradó la Majestad divina de arrancarse de<br />
aquel convento
64<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
la tierna planta que en él se había plantado de Reforma. La cual, si hubiera permanecido<br />
allí, no permitiera aquel entretenimiento que dio la ocasión a tan grande<br />
escándalo.<br />
CAPÍTULO V<br />
Pásase el P. Fr. Manuel al convento de Lisboa.– Otro suceso trágico<br />
en Algarbe.<br />
Viendo, pues, antes de aquel suceso acabada su Reforma, los Padres Fr. Manuel,<br />
Fr. Bartolomé y Fr. Ignacio pidieron mudanza para el convento mayor de Lisboa,<br />
pareciéndoles que para disimular y encubrir mejor sus ejercicios espirituales<br />
era aquella casa a propósito: porque, habiendo en ella 130 religiosos, vivirían con<br />
menos nota entre tantos, que en otra casa de pocos.<br />
Llegados a aquel convento, quedóse el P. Fr. Bartolomé en él sin particular<br />
ocupación, dándose al P. Fr. Ignacio la de Maestro de novicios con ayuda del P. Fr.<br />
Manuel. Pero lo dejaron presto. Parece que fué la ocasión que, habiendo allí un<br />
novicio muy gran caballero, quería el P. Provincial le tratasen con algunas exsenciones<br />
no de novicio. Opúsose el Maestro con tan religiosa y constante resistencia,<br />
que por no venir en esto hubo de dejar el oficio. Pérdida grande fué para los novicios,<br />
que aunque habían logrado su doctrina poco tiempo, se les lució mucho.<br />
Con esta ocasión salieron del noviciado para el convento los Padres Fr. Manuel<br />
y Fr. Ignacio. Y a poco espacio de tiempo sucedió que en el convento de Loulé ?,<br />
reino del Algarbe, un religioso que traía harto cansada la Orden con sus travesuras,<br />
y ella a él con penitencias, tuvo no sé qué cuestión con un hermano lego, con un fin<br />
tan desdichado que, echando el religioso el sello a sus maldades, hirió de muerte al<br />
hermano.<br />
Llegó la desdichada nueva a los Prelados de la Provincia, y doliéndose altamente<br />
de ver manchado el crédito de la Orden y ajada su reputación, atendieron a<br />
trasplantar de aquel convento la familia con que se hallaba, y poner en su lugar religiosos<br />
cuya vida y ejemplo
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 65<br />
sobredorase el yerro, y restaurase el crédito perdido por aquel desmán: que, para<br />
ser más sensible, no se había disimulado su noticia.<br />
CAPÍTULO VI.<br />
Ofrécese el P Manuel para aquel convento, pero no lo ejecuta.<br />
Entre los religiosos que se ofrecieron para aquella misión fué uno el P. Fr. Manuel:<br />
el cual, habiendo pedido licencia para pasar a la India, a buscar las riquezas<br />
que en aquella oriental parte del orbe han hallado muchos siervos de Dios y<br />
habiéndosela negado (quizá le tenía Dios destinadas sus Indias en Portugal) quiso<br />
en esta ocasión pasar al Algarbe, adonde con el retiro y con la obligación con que<br />
habían de ir los moradores de aquel convento, daría a los deseos de su espíritu algún<br />
desahogo y haría a Dios algún servicio.<br />
Ofrecido, en fin, a aquella misión, no sé qué accidentes impidieron su efecto,<br />
sacando de ella el Padre sólo el fruto de su deseo y una patente de confesor de seculares,<br />
dispensando con él los Prelados en la edad, que, siendo entonces 30 años, era<br />
muy corta, según leyes de la Religión para ejercer aquel oficio: pero dispensaron<br />
con él por la necesidad que había de ejercerle en aquel convento.<br />
Sacada, pues, con esta ocasión la patente, que no sacara sin ella, y no se ejecutando<br />
la ida del Algarbe, se hubo de quedar el P. Fr. Manuel como de antes en el<br />
convento de Lisboa.<br />
No hay caso que para Dios sea acaso: pero hay muchos que parece se toca con<br />
las manos permitir su Divina Majestad grandes males para sacar grandes bienes, y<br />
que pudiendo parecer al pagano o al cristiano desatento que la Providencia Divina<br />
permitiendo los males se descuida, parece se muestra a los ojos que su permisión se<br />
dirige a disponer grandes bienes.<br />
Habíase retirado el P. Fr. Manuel para el desierto de Penafirme, como se ha referido,<br />
e instituida en él la vida común, y desbarata el Prelado sus intentos. Pásase a<br />
Lisboa, entra en el noviciado, y dásele ocasión de salirse con pérdida de los novicios.<br />
Intenta el viaje de la India, y no se lo dan los Prelados. Pide al P. General de<br />
los
66<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Descalzos de Italia le admita en aquella Congregación, y le despide. Sucede un<br />
escándalo en el Algarbe para que él se ofrezca a ir a poblar aquel convento, y hay<br />
accidentes que lo estorban. Solamente Ie sirve su resolución de meterle en las manos<br />
una patente de confesor, que fué el medio que le trajo a ellas el logro más feliz<br />
de sus intentos, que miraban a vivir en una Reforma. Pero el cómo lo dirá el siguiente<br />
capítulo.<br />
CAPÍTULO VII.<br />
Ofrécesele ocasión de confesar a la Reina, que le nombra su confesor.<br />
Llegóse en esta sazón, recibida la patente, la fiesta de N. P. San Agustín, en la<br />
cual la Serenísima Reina de Portugal Doña Luisa Francisca de Guzmán, viuda ya<br />
entonces y desembarazada del gobierno del reino, solía por la gran devoción que<br />
tenía a nuestro Gran Padre, cuya correa ceñía, ganar el jubileo, enviando a llamar<br />
para sí y las demás personas de Palacio confesores agustinos.<br />
Así lo hizo este año que era el de 1662: pero con una nueva y notable circunstancia,<br />
porque envió a que le mandasen dos confesores, uno viejo y otro mozo.<br />
Dióse el recado al Prior de Nra. Sra. de Gracia, y nombró por confesor el viejo<br />
que fué el P. Presentado Fr. Cristóbal de Quevedo, y éste gustó de llevar por compañero<br />
y confesor mozo al P. Fr. Manuel. Empeñóse en conseguirlo y hubo harto<br />
que vencer: quizá se le traslució al demonio algo de lo que después sucedió, y que<br />
impelido de sus temores puso las dificultades. Fueron en fin a Palacio los Padres Fr.<br />
Manuel y Fr. Cristóbal: éste confesó a la Reina y a la infanta Catalina, Reina hoy,<br />
de Inglaterra: y aquél confesó a las criadas.<br />
Una de éstas, a penas se levantó de los pies del P. Fr. Manuel, cuando fué a decir<br />
a la Reina que aquel religioso mozo era un gran confesor. Dióle curiosidad a la<br />
Reina o lo que es más creíble, movióla superior impulso a reconciliarse con él. Tiene<br />
este religioso un espíritu grande y no es menor su ingenio. Son sus palabras forjadas<br />
en el entendimiento y fraguadas en la voluntad, saetas que traspasan los corazones.<br />
Bien se ha visto en los muchos tiros que para Dios
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 67<br />
ha logrado. Así le sucedió en esta ocasión, porque habló a la Reina de espíritu<br />
tan altamente, que ella le mandó acudiese muchas veces a Palacio: y a pocos lances,<br />
estando vaca la plaza de su confesor, le ocupó en ella, fiándole hasta la muerte su<br />
alma.<br />
Tan alto empleo en años tan pocos, debía despertar en algunos la emulación, y<br />
solicitar la envidia: porque empezaron a hablar del confesor indebidamente. Unos,<br />
y eran los más templados, si bien veneraban su virtud, decían que era de Palacio y<br />
no de convento: que él quería ser santo, pero que quería serlo a su gusto. Otros<br />
echaban por diferente camino, tratando indecentemente su crédito en materias que<br />
venían a ser increíbles por lo mucho que eran graves. Aquí se empezó a labrar la<br />
gran Cruz que, desde que trató de la Reforma, oprime gravemente sus hombros.<br />
Grave si bien dulce pensión que han pagado todos los que los pusieron a semejante<br />
empresa, principiada felizmente por el Padre con la ocasión de confesar a la Reina.<br />
CAPÍTULO VIII.<br />
Trata la Reina de retirarse a un convento.– Persuádela el P. Fr.<br />
Manuel<br />
funde para ello uno de Agustinas Descalzas.<br />
Estando en este estado las cosas, sopló el Espíritu Santo en el corazón de la Reina,<br />
y descubrió el fuego que debajo de las cenizas de los cuidados del gobierno<br />
viviera disimulado.<br />
Ocho años hacía que la Reina había perdido su marido el Rey Don Juan el 4.º<br />
de este nombre, quedando con la tutela del Rey Don Alonso su hijo, y por su menor<br />
edad con el gobierno del reino. Pero ella, preciando solamente las cosas eternas y<br />
despreciando las terrenas, quiso luego entonces trocar el palacio por un convento.<br />
Hizo partícipe de su resolución a quien gobernaba su alma y no halló aprobación,<br />
antes le dijo que debía Su Majestad anteponer el bien público a su particular<br />
sosiego. Cedió la Reina a este dictamen no dejando de la mano el timón de la Monarquía.<br />
Gobernóla con la prudencia y valor que pagarán en eternas memorias sus<br />
vasallos, y en debidas admiraciones los extranjeros.
68<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Viéndose, pues, ahora la Reina desembarazada del gobierno, volvió a arder en<br />
su pecho el deseo del retiro. Para este fin, mandó labrar una casa junto al monasterio<br />
del Sacramento de religiosas dominicas, adonde se compiten la nobleza de la<br />
sangre, la suntuosidad del edificio, y la religiosa observancia.<br />
No pasó la obra de los principios, porque, entrando el P. Fr. Manuel a confesar<br />
a la Reina, la dijo que supuesto Su Majestad quería retirarse, era justo que en esta<br />
acción compitiesen su piedad y su grandeza. Que su grandeza pedía no saliese de su<br />
Palacio para casa ajena, y su piedad la solicitaba a que plantase en Portugal una<br />
religión nueva. Apuntóla la de las descalzas agustinas, y como el corazón de la Reina<br />
vivía tan enamorado de Ntro. Gran Padre, hizo en él dulcísimo eco su nombre, y<br />
fácilmente se persuadió a fundar un convento de esta Orden.<br />
Puso luego los ojos en una quinta y casa que mira a las espaldas de la capilla<br />
mayor de N. Sra. de Gracia con una entrada en medio. Aquí se determinó a labrar el<br />
convento para las monjas y un cuarto para sí, que uniéndose con la capilla mayor de<br />
la Gracia con un arco que cruzase sobre la entrada y le diese paso a una tribuna.<br />
Mandó al Padre confesor hablase al señor de la casa para que se la vendiese, y<br />
es caso digno de ponderación que, amando los portugueses a la Reina no sólo como<br />
a Reina, sino también como a madre, hubo portugués que resistiese a su pretensión<br />
tan justa, que pudiera reventar en violencia. Negó al fin éste su quinta excusándose<br />
con la estrecheza del sitio, y señaló la de los Mascarenas que ya entonces era del<br />
Marques de Sande, embajador en Inglaterra. Favor parece fué especial del cielo el<br />
haberse negado la quinta a la pretension de la Reina; porque, si se concediera, labrara<br />
allí la Reina el convento de las monjas, y con la vecindad del convento de la<br />
Gracia de nuestros Padres Calzados es muy probable que ellos las asistieran a sus<br />
confesiones y gobierno: con que no hubiera la ocasión para fundar la Reforma de<br />
los frailes, que fué aquella asistencia.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 69<br />
CAPÍTULO IX.<br />
Descríbese el sitio del retiro y convento de la Reina.– Envía a Roma<br />
por orden para fundarle y que se descalcen algunos Calzados para<br />
gobernarle y asistirle.<br />
Yace esta quinta cerca de los muros de Lisboa en un sitio a que llaman Xabregas,<br />
célebre por su amenidad y por serlo de los dos famosos conventos San Francisco<br />
y San Benito. Levántase sobre la playa del Tajo una hermosa eminencia, a la<br />
cual sirve esta quinta de corona. Ennoblécenle muchos frutales, viña y agua excelente<br />
y copiosa. Cércanla fuertes muros, que por la parte que mira al Tajo rematan<br />
en una entrada pública de la ciudad. Al otro lado de la estrada están unas nobles y<br />
grandes caserías que lo son de la quinta y se dan la mano con ella por un pasadizo<br />
sobre un arco, que pasa sobre la estrada. Entre las casas y el Tajo hay un jardín que<br />
sustenta un gran terrapleno estribado sobre unos fuertes y altos paredones, cuyos<br />
cimientos bañan las aguas del Tajo. Lleva aquí este río tres leguas de ancho, y es<br />
tan hondo, que se deja navegar de bajeles de alto borde, con que hace muy vistoso<br />
este sitio dilatándose espaciosamente la vista por un río que ya es mar en la grandeza,<br />
y tan sereno, cuando no hay tormentas, que parece un espejo de plata.<br />
Este es el sitio que quiso la Reina honrar con su retiro y consagrar con su convento.<br />
Celebróse el contrato de la compra, y como las casas estaban aún imperfectas,<br />
cometió al P. Fr. Manuel que las perfeccionase. Aquí lució su industria, porque<br />
al mismo tiempo ocupó en la obra tantos y tan varios oficiales y apremióles tanto,<br />
que en breve se halló dispuesto un palacio para una reina, y un convento para unas<br />
monjas.<br />
Labró una capilla real con tal arte, que enfrente del altar mayor dispuso el coro<br />
de las monjas, y al lado del Evangelio una tribuna alta para la Reina, quedando la<br />
capilla común a todas. Al mismo lado del Evangelio puso confesonario cerrado y<br />
reja de Comunión para la Reina; y más abajo otra reja de Comunión y confesonario<br />
cerrado para las monjas, quedando de las casas que habían de ser Palacio
70<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
para otras en que había de estar el convento la comunicación de una puerta,<br />
que daba paso del uno al otro.<br />
Mientras la obra crecía en lo material, no se descuidó de lo espiritual la Reina.<br />
Envió a Roma por Breve para sacar del convento de nuestra madre Santa Mónica<br />
de Lisboa de Calzadas de nuestra Orden a cinco religiosas de aquel espíritu que le<br />
pareció era menester para fundadoras. Y porque el P. Fr. Manuel llevaba la mira no<br />
tanto en la reforma de monjas como de frailes, para facilitar ésta y darla algún principio,<br />
persuadió a la Reina a que alcanzase despacho para que algunos religiosos de<br />
los Calzados se descalzasen, para asistir al gobierno y confesonario de las monjas:<br />
porque no era conveniente que siendo las monjas descalzas las gobernase quien no<br />
lo fuese.<br />
Por uno y otro escribió la Reina a Roma al P. Maestro Fray Buenaventura de<br />
las Llagas, Provincial que había sido de nuestros Observantes de Portugal, hombre<br />
de rara industria: y para despertarle más, le nombró por su agente en aquella Curia,<br />
y le señaló grueso salario.<br />
CAPÍTULO X.<br />
Pásase la Reina de Palacio para su nuevo retiro.– Ordena la asistan<br />
el P. Fr. Manuel y otros Calzados.<br />
Luego que la dicha quinta y casas de Xabregas estuvieron capaces de pasarse a<br />
ellas la Reina, dejó el Palacio: y acompañada de sus hijos el Rey D. Alfonso y el<br />
Infante D. Pedro y de los grandes de la Corte, se pasó a Xabregas a 17 de Marzo de<br />
1663. Era entonces sábado, víspera de Palmas. Parece que fué misterio, porque para<br />
la Reina fué éste su mayor triunfo. Aquí quiso ir a esperar los despachos de Roma.<br />
El Jueves Santo fué el día en que, celebrándose en la capilla real la primera Misa,<br />
se puso el Santísimo Sacramento descubierto en el monumento al uso de Portugal.<br />
Continuáronse los tres días con grande solemnidad los oficios, dando la Reina<br />
con esto feliz principio a su asistencia en aquel lugar, adonde quiso asistiese también<br />
su real familia y casa.<br />
Para los religiosos calzados que ordenó la asistiesen y se habían de descalzar,<br />
tomó una quinta y casa un tiro de piedra de la suya. Eran
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 71<br />
éstos el P. Fr. Manuel su confesor: el P. Fr. Bartolomé de Santa María, y el P.<br />
Fr. Ignacio de los Angeles, que habían sido sus compañeros en Penafirme, cuando<br />
la Reforma, y servían ahora de capellanes a la Reina: el Hermano Fr. Domingo de<br />
la Madre de Dios, lego, a quien se encargó el aseo de la capilla y sacristía: a los<br />
cuales se les juntó poco después el P. Fr. Domingo, que pasó, como piamente se<br />
cree, a la bienaventuranza ya descalzo el año de 1665.<br />
CAPÍTULO XI.<br />
Llegan los despachos de Roma.– Véncense las dificultades<br />
que se oponen a su ejecución.<br />
Alcanzáronse los despachos en Roma del Pontífice para las monjas, y del General<br />
de la Orden para los frailes, sin haber en esto dificultad de importancia. Enviáronse<br />
a la Reina, que viéndolos en sus manos, le parecía tener en ellas un cielo.<br />
Mandó se presentasen al cabildo de la catedral de Lisboa, sede vacante, con súplica<br />
de que, visitando el convento que estaba dispuesto para las monjas, y hallándose<br />
capaz de habitarse, diesen licencia para la nueva fundación. Facilitóse esto luego al<br />
principio, de suerte que para la entrada de las monjas y para descalzarse los religiosos<br />
se señaló el día de Pascua del Espíritu Santo.<br />
Pero el demonio, como despertando de un sueño, en que estuviera sepultado<br />
hasta entonces, empezó a levantar tales montes de dificultades, que atajaron los<br />
designios de la Reina y la solemnidad prevenida. Los PP. Calzados, que en un<br />
cuerpo formado de los más graves dieron gracias a la Reina por querer retirarse<br />
para un convento de su Orden, viendo ahora que se entablaba Descalcez de religiosos<br />
suyos en el reino, se hallaban arrepentidos, y temían que lo que ahora en pocos<br />
empezaba como grano de mostaza, vendría a ser árbol grande, cuya comparación<br />
luciese menos su Provincia. Esto, aquí y en todo el discurso adelante, cuando se<br />
hablare de las contradicciones de los PP. Calzados, se entienda de los menos: porque<br />
los más aman a la Reforma Descalza con grandes afectos.<br />
Adelantóse tanto en esto el sentimiento del P. Provincial y Comisario General<br />
de los PP. Calzados, que llegó a decir al P. Fr. Manuel
72<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que si la Reina les quería contrapesar la honra de escoger para se retirar un<br />
convento de su Orden con el descrédito de introducir en el reino Descalzos, él renunciaba<br />
esa honra.<br />
En resolución, o fuese por influjo de los PP. Calzados o por otro cualquiera<br />
motivo, el cabildo de Lisboa, tropezando, ya en la dote de las monjas, ya en la clausura<br />
del convento, se opuso a su fundación tan reciamente, que no bastaron a doblarle<br />
las diligencias más activas. Debe en eso la Descalcez agradecidas memorias<br />
al Ilmo. Señor Fr. Pedro de Souza, monje benito (tio del conde de Castelmellor,<br />
único y poderoso valido entonces), el cual, siendo obispo electo de Angra, terció en<br />
nuestro favor con los canónigos tanto y con sumisión tan humilde, que a algunos<br />
pudiera parecer, si bien no ajena de su profesión, mucho sí de sus puestos y calidad.<br />
Pero nadie se admire de que no se lograsen estas y otras diligencias, cuando no bastó<br />
a doblar al cabildo el gusto y autoridad del Rey, explicado en un decreto Real.<br />
No zozobró en tanto mar de dificultades el valor del P. Fr. Manuel, y viendo<br />
que remedios tan fuertes habían perdido su fuerza, quitando los ojos del suelo, los<br />
fijó solamente en el cielo: y con la confianza en Dios tomó la pluma, hizo una petición<br />
al cabildo, presentósela, y consiguió el despacho que se había negado a tan<br />
poderosas intercesiones, y a la intervención y gusto del Rey. Dió finalmente el cabildo<br />
licencia para que las cinco monjas dejasen el convento calzado y viniesen a<br />
fundar el descalzo.<br />
CAPÍTULO XII.<br />
Visten el hábito descalzo los religiosos y las religiosas.<br />
Prevenido ya todo lo necesario para la nueva fundación, se dispuso el pasaje de<br />
las religiosas: para cuya ejecución, lunes 21 de Abril de 1664, el Doctor Melchor<br />
del Rego y Andrada, secretario de la Reina, y desembargador de los agravios, fué al<br />
convento de Santa Mónica Ntra. Madre, y en virtud de la comisión que para ello le<br />
dieron el Ilmo. y Rmo. Sr. D. Francisco Sotomayor canónigo reglar de N. P. San<br />
Agustín, obispo de Farga y electo de Lamego, a quien vino cometido el Breve de<br />
Su Santidad, intimó a la M. Priora
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 73<br />
el dicho Breve, por el cual Su Santidad daba licencia a las cinco monjas para<br />
que, saliendo de aquel convento, fuesen a fundar el descalzo. Requirió a la M. Priora<br />
mandase venir las cinco monjas a su presencia, vinieron, y asistiendo otras muchas<br />
para testigos, examinó el secretario su voluntad, si era de dejar la grandeza de<br />
aquel convento por la estrechez del descalzo: y respondiendo que sí, las entregó la<br />
M. Priora al secretario, que las hizo entrar en los coches para el caso prevenidos.<br />
Hicieron esta salida así y no pública, porque de este convento al descalzo no se podía<br />
hacer público y solemne el pasaje por ser grande la distancia.<br />
Llegado, pues, el secretario con las monjas a la iglesia de Ntra. Señora de<br />
Xabregas en la vivienda de los cavalleros coutiños, y apeándose de los coches,<br />
hallaron en la iglesia grande concurso. Esperábalas la grave y numerosa comunidad<br />
de los PP. Calzados y las mayores señoras de la corte, que las habían de llevar a su<br />
dulce y amoroso sacrificio.<br />
Salieron en procesión de esta iglesia, y, después de entrar en la capilla real de<br />
su convento, se entraron las monjas en su interior, y los frailes que se habían de<br />
descalzar quedaron en la capilla, adonde les vistió luego el hábito descalzo el Rmo.<br />
P. M. Fr. José Sotomayor, Comisario general de los PP. Observantes en Portugal.<br />
Los religiosos que se descalzaron fueron: el P. Fr. Manuel de la Concepción,<br />
confesor de la Serenísima Reina y Prelado de los frailes y de las monjas: el P. Fr.<br />
Bartolomé de Santa María, confesor de las monjas: el P. Fr. Ignacio de los Angeles:<br />
el P. Fr. Domingo, y el Hermano Fr. Domingo de la Madre de Dios, lego, sacristán<br />
de la capilla real. Las religiosas no es menester nombrarlas, porque, después de<br />
haber fundado la Recolección para otras, se volvieron a su convento de las calzadas.<br />
Sola quedó la M. María de la Presentación, primera Priora y verdadera fundadora<br />
de este convento.<br />
Después de dados los hábitos, subió al púlpito el P. Fr. Manuel, e hizo un sermón<br />
en que se excedió a sí mismo, y para esto no era menester poco. Discurrió sobre<br />
las circunstancias del asunto, aplicándole lugares de la Escritura con acomodación<br />
muy propia. Descubriéronse harto en el sermón las luces de su ingenio y los<br />
ardores de su espíritu.
74<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
El consuelo de la Reina, viéndose rodeada de hijos y de hijas de su afecto, que<br />
la habían costado tantas ansias, merecen mejor pluma.<br />
Hízose esta función, como se ha dicho, en 21 de Abril de 1664, el lunes después<br />
de Quasimodo en que con fiesta movible se celebra en Portugal la alegría que<br />
de ver resucitado a su Santísimo Hijo y Señor Nuestro tuvo la más dichosa Madre:<br />
y es el título de la fiesta Ntra. Sra. de los Placeres.<br />
Fué muy del caso esta circunstancia del dia: porque en él vió también la Provincia<br />
Agustina de Portugal, feliz madre de tantos hijos, resucitar a estos pocos a la<br />
vida del espíritu primitivo, presidiendo en la Iglesia Católica el Papa Alejandro VII,<br />
y reinando en Portugal D. Alfonso VI.<br />
CAPÍTULO XIII.<br />
Pídese licencia para vestir novicios y recíbense novicias.<br />
Puestas las primeras piedras vivas a las dos fundaciones, a la de frailes en la<br />
quinta ya nombrada y a la de monjas en su convento, puso su cuidado la Reina, por<br />
dirección del P. Fr. Manuel, cuyos eran los dictámenes, en aumentar el número de<br />
sus dos tiernas familias.<br />
Para la de los frailes, pues, solicitó nuevo despacho de Roma para admitir novicios:<br />
y para la de las monjas descubrió su desvelo sujetos cuyas calidades no desdijesen<br />
de tan alta empresa, como dar principio a una tan estrecha Reforma.<br />
Seis o siete leguas de Lisboa hay un Recogimiento patronazgo de las Reinas en<br />
un sitio que llaman Ollalvo. Rígenle los PP. Descalzos Carmelitas, y con su magisterio<br />
y disciplina se halla en él tan en su punto la observancia, que para ser un noble<br />
convento, sólo le faltan los votos. Diole principio Juana Bautista, doncella de superiores<br />
prendas de naturaleza y de gracia.<br />
Aquí vivía esta sierva de Dios, ensayándose sin saberlo para ser esposa suya,<br />
cuando la ofreció tan dichosa suerte la Reina, solicitada de la fama de su virtud,<br />
convidándola para ser monja en su convento. Pero ella, aunque agradecida a tanto<br />
favor, lo rehusó juzgándose
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 75<br />
imposibilitada para su logro en la falta de sus fuerzas y sobra de sus achaques:<br />
pues con éstos no serviría en el convento más que de embarazarlo enferma, y sin<br />
aquéllas no cumpliría con las obligaciones de monja. Pero hubo de allanarse al consejo<br />
de quien gobernaba su alma, y con él recibió nuestro hábito y grandes mejoras<br />
en la salud. Llamóse Perpetua de Cristo, y es hoy Priora hecha por aclamación con<br />
tanto gusto de las monjas, cuantas han sido en la Priora las lágrimas.<br />
Salieron del mismo Recogimiento otras dos para monjas nuestras: y hubo en<br />
esto una circunstancia que pareció algo prodigiosa. María de Jesús (que así pienso<br />
se llamaba) pidió a la Reina un lugar en su convento. Mandó Su Majestad a su secretario<br />
(que siendo un eclesiástico grave, no era para la función desproporcionado<br />
ministro) que buscase a los Carmelitas Descalzos, y se informase con ellos de las<br />
cualidades de la pretendiente.<br />
Ya se ve el cuidado con que el secretario procuraría acertar su comisión y orden<br />
de la Reina: pero, no obstante esto, se equivocó de tal suerte, que hablando con<br />
los Padres, y habiendo de nombrar para sacar el informe a María de Jesús, nombró<br />
a María de San Antonio, entrambas del dicho Recogimiento. De ésta, pues, dijeron<br />
los Padres tales cosas, que volviendo el secretario con la información a la Reina<br />
hubo ella por dicha ofrecérsele tan aventajado sujeto, y la envió licencia para venir<br />
a tomar el hábito.<br />
Viéndose María de San Antonio con la licencia que no había pretendido, y sabiendo<br />
la había pretendido Maria de Jesús, juzgó que había en esto engaño, y que la<br />
licencia debía de venir para María de Jesús, y así lo dijo.<br />
Supo la Reina lo que había pasado, y pareciéndole era voluntad de Dios que<br />
María de San Antonio fuese monja en su convento, la envió para ello licencia como<br />
también a María de Jesús, que era la verdadera pretensora. Tomaron entrambas el<br />
hábito; pero el caso ha sido que María de San Antonio profesó, y es una de las religiosas<br />
de más talento y espíritu que hay en aquel convento; y María de Jesús se<br />
volvió al siglo.<br />
Otras novicias tomaron en este tiempo el hábito: pero la brevedad y falta de noticias<br />
no permiten particularizar su memoria.
76<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XIV.<br />
Retiro de los seglares que se guarda en aquel convento.<br />
El rigor de vida que se plantó en aquel convento era materia a un largo discurso:<br />
pero bastará por ahora decir un punto de observancia en que este convento es de<br />
toda España la Fénix.<br />
Vívese en esta casa con tanta abstracción de seglares, que para hablar a sus<br />
monjas o enviarlas un billete o un recuerdo, no vale el privilegio de la naturaleza de<br />
ser padre, ni madre, ni hermana, ni el de la profesión; pues no tratan aquí ni a un<br />
religioso. Solamente la Priora y la tornera tienen algo de exención en esta parte:<br />
ésta porque recibe y da los recados y órdenes necesarias para lo que está a su cargo<br />
a una tornera de fuera: y aquélla porque puede hablar en materias tocantes a su oficio<br />
a cualquiera persona.<br />
Y por cercenar en esto de la comunicación todo lo superfluo, buscaron un médico<br />
que fuese juntamente sangrador y cirujano, siendo que en Portugal suelen estos<br />
oficios o artes ejercitarlos sujetos diferentes. Solía el quintero entrar y salir todos<br />
los días por el comí a la quinta, así por componerla como porque en ella está el<br />
agua que posee el convento. Parecióles esto a las religiosas una pensión muy pesada:<br />
y por atajarlo, cerraron de cal y canto la puerta del pasadizo, dejando la quinta<br />
fuera de la clausura, para que el quintero fuese allá por de fuera.<br />
Hasta unas con otras guardan extremo recato. El velo anda calado siempre, y ni<br />
en las Comuniones descubren del rostro más de lo que es necesario para aquella<br />
acción. Hase ya naturalizado tanto en ellas la costumbre del velo calado, que el no<br />
traerlo así se suele dar por castigo.<br />
Todo esto y aun más lo facilita el amor de Dios: todo el celo de su honra. Este<br />
celo en el P. Manuel y aquel amor en las monjas tocó a degollar a la carne y sangre:<br />
rompió con las leyes del mundo por prenderse con las de Dios, y en este admirable<br />
pero imitable retiro fabricó para las retiradas un cielo.<br />
No pudo disimular el demonio su rabia, viendo que los corazones tiernos de<br />
unas delicadas doncellas así se habían endurecido para el
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 77<br />
mundo y enternecido para Dios. Bramaba aquella horrible bestia viéndose así<br />
ultrajada, y librando en sus apacibles, si bien ponzoñosas razones el logro de sus<br />
intentos, decía por boca de muchos que unas mujeres que apenas han dejado la casa<br />
de sus padres arrostren a vivir insensibles, acción es que en lo extraordinario trae<br />
infalible el peligro. "Buscar a Dios atropellando sus leyes, más es medio de perderle<br />
que de hallarle: y ¿qué ley hay más sagrada que la piedad con los padres? Es poca<br />
atención a lo que manda Dios poner en eterno olvido a quien la naturaleza unió con<br />
estrecho lazo: ni puede ser medio proporcionado para conseguir la perfección echar<br />
por la senda de la impiedad. Y ¿qué será, decían, cuando templado como suele el<br />
primer fervor, vuelva el amor de los padres a la posesión antigua del corazón de la<br />
hija, y queriendo desahogar por la comunicación halle la boca, los ojos y la puerta<br />
cerrada, y aun imposible el alivio de la pluma? Aquí, o se ha de volver al siglo, o<br />
cuando por la profesión no se pueda, vivirán la monja y la Religión quejosas entrambas:<br />
la Religión, porque la monja no vive ajustada a sus obligaciones: y la<br />
monja, porque mirará a la Religión como a tirana de su libertad. Todo esto se ataja<br />
con una medianía prudente. Permítase a una religiosa que vea a sus padres: dese a<br />
esta comunicación lo que pide la piedad, y niéguesele lo que puede entibiar el fervor:<br />
que desta suerte se alentará el espíritu, y dejará de ser infierno lo que se busca<br />
para alcanzar dichosamente el cielo"-<br />
Toda esta batería de cavilosos discursos asestaba el infierno contra aquel loable<br />
designio: pero el P. Fr. Manuel, que era el blanco adonde se hacía la mira y se descargaban<br />
las balas, se defendía con decir que el desvío que en aquel convento se<br />
profesaba, si bien era difícil a la naturaleza, era a la gracia muy fácil: que la comunicación<br />
de los padres solía ser afecto y antojo del amor propio, no efecto del divino:<br />
que a los padres no se les hacía agravio, pues sabían que, dejando ir a sus hijas<br />
a aquella casa, se había de acabar su memoria: y que el haber de hablar al padre o<br />
madre en un día bastaba para inquietar a una monja en todo un año: y que, viniendo<br />
a la reja en paz, volvería en guerra que la moverían, ya afectos de dolor, ya de contento<br />
de los sucesos de su casa.<br />
Tan altamente se imprimió en el corazón de las religiosas esta
78<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
doctrina de su padre espiritual, que por estar más seguro fiador al retiro y abstracción<br />
de las criaturas, quisieron obligarse a ello con 4.º voto. Pidieron para esto<br />
licencia a Su Santidad: pero hasta ahora no la ha concedido. Solamente las fundadoras,<br />
excepto la M. María de la Presentación, o impacientes de tanto rigor, o por<br />
otro motivo, trajeron algún tiempo revuelta la Comunidad, y después de todo<br />
echando el sello al oficio de fundadoras con dar los votos para profesar a algunas<br />
novicias, el mismo día que se los dieron se volvieron a su antiguo convento. No<br />
ponemos aquí sus nombres: quiera el cielo se hallen escritos en el libro de la vida.<br />
CAPÍTULO XV.<br />
Fúndase el convento de los religiosos y recíbense novicios.<br />
Casi por este tiempo llegó de Roma patente del Rsmo. P. General de toda la<br />
Orden para que el P. Fr. Manuel, Prior de los frailes y Vicario general de las monjas,<br />
pudiese recibir novicios. Corta anduvo su liberalidad, porque ciñó el número de<br />
ellos a solos ocho: seis de coro y dos legos.<br />
Pasados, pues, los religiosos de la quinta que habitaban para otra que les había<br />
comprado la Reina, casi un tiro de piedra del convento de las monjas, y hallando en<br />
las casas de ella bastante número de aposentos, dispusieron en ellos un convento<br />
que con la buena distribución de las oficinas, con el adorno de pinturas, motes de<br />
espíritu, preseas para el culto divino, y otros religiosos adornos salió, especialmente<br />
lo de la iglesia y sacristía, tan lindo a lo donoso, que parecía verter devoción e infundir<br />
espiritual consuelo.<br />
Dispuesto también un noviciado, se pobló luego de novicios: unos vinieron del<br />
siglo, y otros de los PP. Calzados. Estos fueron el P. Fray Juan de la Purificación<br />
que, acabando entonces sus estudios, estaba nombrado Lector de Teología: el P. Fr.<br />
Fernando de San Antonio, que en el siglo había sido Señor de Aguasbellas, y el<br />
Hermano Fr. Manuel de la Piedad, que a la sazón estaba estudiando en Coímbra.<br />
Para estos religiosos pidió la Reina licencia al Prelado de los PP. Calzados:<br />
húbola de conceder quizá más llevado del respeto que
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 79<br />
de su dictamen propio. Dábanse algunos hábitos en la capilla de la Reina, porque<br />
le era gran consuelo ver con sus ojos armar caballeras de Cristo a los que por su<br />
industria se alistaban en sus banderas.<br />
Poblado, pues, el nuevo convento, se enarboló en él el estandarte de la cruz, empezando<br />
en él los religiosos a vivir en una reformación muy estrecha. a las constituciones<br />
de los agustinos descalzos de españa, a que se arrimaron por entonces, añadieron<br />
muchos rigores: hábito más penitente: cama sin jergón, sino la tarima con<br />
mantas: disciplina todos los días: pobreza y vida común más rigurosa: la comida de<br />
los viernes de una sola cosa, que no fuese pescado ni huevos: trato de unos con<br />
otros más humilde: oración más frecuente, y otras observancias que hacían el convento<br />
una tebaida.<br />
CAPÍTULO XVI.<br />
Liberalidad y cariño de la Reina con estos conventos.<br />
No es fácil de explicar el consuelo grande de la Reina, después de haber dado a<br />
nuestra Religión estos dos conventos. Ellos la habían robado el corazón: queríalos<br />
con mayor cariño que a los príncipes sus hijos.<br />
Su trato con las monjas era no como de Reina con vasallas, ni como de madre<br />
con hijas, sino como de una hermana menor con las mayores. Tratábalas con respeto<br />
y con amor. El amor la hacía desear hablarlas a todas horas: el respeto la detenía<br />
a no pasar sus umbrales, por no inquietarlas. Y así, cuando las quería hablar, abría<br />
la puerta que tenía su cuarto para el convento, y llamando a la Priora, se hablaban,<br />
sin que la Reina pasase al convento ni obligar a la Priora a entrar en su palacio.<br />
Depuso tanto la majestad con las monjas, que cuando ellas la hablaban y le<br />
llamaban, como era justo, de Majestad, se enojaba amorosamente con ellas, y las<br />
decía: "Mirad, que no me habéis de llamar así, porque vosotras sois mejores que yo:<br />
que si yo he sido mujer de un Rey de la tierra, vosotras sois esposas del Emperador<br />
del cielo. Cuando me dijereis algo, sea de esta suerte: Luisa, hago esto, o aquello"
80<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Del corazón pasaba el amor a las manos. Harto lo prueban la liberalidad con<br />
que a los dos conventos proveyó de ricos adornos para los altares, y alhajas para las<br />
oficinas: el desvelo con que era enfermera de los enfermos: el cariño con que era<br />
provisora de los sanos, siendo en todo esto hidrópica su liberalidad, que al paso que<br />
más daba, más deseaba dar.<br />
Pero para entregarse más liberalmente a estos santos empleos, que tanto la tenían<br />
hechizada el alma, resolvió olvidarse de todo lo grande, despedir su familia, y<br />
reservándose como el tercio de su real renta, entrarse en el convento, no a ser monja<br />
porque no la bastaban las fuerzas, sino para, con la escoba en la mano, o en los ministerios<br />
viles de la cocina, como ella decía, merecer lo que comiese. Lo que reservaba<br />
de la renta lo quería dedicar a limosnas y a la fundación de los conventos. De<br />
tan gruesa renta administrada por tan amorosas y caritativas manos como las de la<br />
Reina, y tan diestras que supieron manejar el gobierno de una Monarquía sin que la<br />
zozobrasen los mares furiosos de tantas guerras, bien podían los dos conventos<br />
prometerse en poco espacio crecidísimos aumentos: pero desvaneciéronse presto<br />
sus esperanzas, como ahora se dirá.<br />
CAPÍTULO XVII.<br />
Muere la Reina.<br />
Fundar un nuevo convento ha de costar muchos pasos: y para la nueva planta<br />
de una Reforma es gentil riego el sudor. Nació la Descalcez Agustina en Portugal<br />
en los brazos poderosos de una Reina: si en los mismos creciese, fuera como andar<br />
en pies ajenos y faltara a la Reforma y sus fundadores el mérito del sudor y de los<br />
pasos: pero no quiso el cielo privar a los nuevos Descalzos de este tesoro. Llevóse a<br />
la Reina, y los dejó con esto en un campo de batalla.<br />
A los últimos, pues, de Febrero de 1666 se agravaron tanto a la Reina sus<br />
achaques, que rompieron en una enfermedad mortal. Prevínose para el viaje a todos<br />
tan cierto y tan formidable a todos. Hizo su última confesión con tanto dolor de sus<br />
culpas, que no ser mayor su dolor eran sus mayores ansias. Recibió el Santísimo<br />
Sacramento de
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 81<br />
mano del P. Prior y después de mano del cura, por dar ejemplo de obediencia,<br />
y pasó a la disposición de las cosas que miraban al descargo de su conciencia, explicando<br />
su última voluntad en su testamento.<br />
Aumentábanse por instantes sus mortales ansias, que nadie ha exentado de<br />
ellas las Majestades: pero entre tanta muerte estaba el amor de la Reina para con<br />
sus fundaciones tan vivo, que dijo al P. Prior: "Las monjas quedan acomodadas,<br />
¿cómo han de quedar los frailes?"<br />
Pudiera el P. Prior pedir a la Reina sus joyas, con que supliese la Reina, después<br />
de muerta, las faltas de su asistencia: pero él que hacía del oro la poca estimación<br />
que hacen los cuerdos, y a los que aman piedras preciosas los tenía por locos<br />
de piedras, la dijo: "Señora, ya que nuestro Señor, que nos había dado a Vuestra<br />
Majestad por Madre, nos la quita, El nos quedará por Padre. Solamente suplico a<br />
Vuestra Majestad se sirva, cuanto a lo del mundo, encargar estas fundaciones a sus<br />
hijos".<br />
Así lo hizo la Reina: y no satisfecha su piedad de encargarlas a entrambos en<br />
su testamento, escribió una carta al Rey que estaba ausente, encomendándole su<br />
alma y sus fundaciones: que para ella lo mismo parece eran sus fundaciones que su<br />
alma.<br />
Puesta al fin la Reina en el término de su vida con una imagen de Cristo nuestro<br />
Señor en las manos, entregó en las suyas su espíritu a 27 de Febrero de 1666,<br />
víspera de la traslación de N. P. San Agustín, que, como agradecido a la tierna devoción<br />
que a él y a sus hijos tuvo la Reina, parece solicitó con su Divina Majestad<br />
que en el día que su sagrado cuerpo fué trasladado para una corte de un rey de la<br />
tierra (para Pavía, digo, corte del rey de los lombardos Luitprando) saliese del<br />
mundo el espíritu de la Reina, como en prenda de que se trasladaba dichoso a la<br />
corte del Emperador del cielo: adonde es de creer la recibió también con amoroso<br />
agasajo la Virgen Santísima, a quien fué con extremo afecta.<br />
Murió en su Sábado a las once y media de la noche, siendo de edad de 53 años,<br />
4 meses y 25 dias.
82<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XVIII.<br />
Toma el Rey a su cargo las fundaciones.<br />
Muerta la Reina, juzgaron algunos muertas a sus fundaciones: y cuanto a lo<br />
humano no era improbable el discurso, porque, muriendo la Reina no muy en gracia<br />
del Rey y dejando a sus fundaciones herederas de su amor, se persuadían aquéllos<br />
que este amor sería culpa que no sólo no empeñaría al Rey en aumentar las fundaciones,<br />
sino que le sería motivo para disponer su ruina.<br />
Corrió este discurso en Lisboa por verdad tan asentada, que hubo algunos que<br />
entrando en la capilla de la Reina, uno de ellos alzando los ojos al coro, dijo a los<br />
compañeros: "Aquí estaban las monjas". Y una persona, queriendo hablar al P.<br />
Prior, le fué a buscar al convento de los Calzados imaginándole retirado ya en él, o<br />
por desengañado, o por desconfiado del progreso de su Reforma.<br />
Así lo discurría el mundo, y así lo quisiera el infierno: pero Dios no permitió,<br />
ni que el infierno lograse su deseo, ni que el mundo acertase su discurso. Infundió<br />
un aliento grande al P. Prior, y dióle ánimo para buscar al Rey.<br />
Llegado a hablarle, le puso en las manos, presentándosela, una imagen de aquel<br />
Señor Crucificado que tiene en las suyas los corazones de los Reyes, y era la misma<br />
que la Reina tuvo en las manos cuando le entregó su espíritu: única alhaja que quedó<br />
al P. Prior de tan liberales manos.<br />
Como este negocio era asentar o asegurar una paz entre el Rey y los religiosos<br />
de las nuevas fundaciones, tomó la mano aquel pacífico y soberano Rey que trazó<br />
la paz al mundo y lo reconcilió con el cielo. Al toque de tan poderosa mano abrió el<br />
Rey su corazón dando en él entrada al P. Prior y tan franca en su Palacio, que mandó<br />
que, cuando fuese a verle, entrase sin estorbo de las guardas hasta su retrete más<br />
íntimo, llegando en el trato de este religioso a olvidarse tanto de la majestad, que ya<br />
más le trató de nos.<br />
Pero esto, aunque lo agradeció el Padre, fué muy de paso, porque los honores<br />
de su persona no eran su punto. Representó al Rey
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 83<br />
la tierna niñez de sus fundaciones, huérfanas luego que nacidas, necesitadas<br />
por esta razón de poderoso arrimo.<br />
Cogió luego el fruto de la confianza que en su corazón había sembrado el cielo,<br />
ofreciéndole la piadosa liberalidad del Rey, no sólo el proseguir las fundaciones,<br />
sino también acudirlas con el sustento que las daba la Reina su madre. Y porque<br />
para la fundación del nuevo convento de frailes no había aún más de el sitio, encargóse<br />
el Rey de su fábrica, a que quiso dar principio con ponerle de su mano la primera<br />
piedra, como lo hizo, acompañado de su Corte en Mayo del mismo año de<br />
1666, a la honra y gloria de Dios y de la Virgen Ssma. de la Concepción, Patrona y<br />
Titular del convento.<br />
CAPÍTULO XIX.<br />
Opónense los PP. Calzados al progreso de los Descalzos.<br />
La emulación de los Padres Calzados con los Descalzos había estado, no extinta,<br />
sino disimulada en los días de la Reina. Pero, acabados éstos, cobró otra vez sus<br />
bríos, pareciéndoles quizá podrían impresionar en los pocos años del Rey no asistiese<br />
a los Descalzos: cosa que en la Reina, ni pudieron conseguirlo ni era fácil intentarlo.<br />
Pero que se hayan engañado en sus esperanzas se verá en este resumen. Y<br />
pudiera presumirse que así había de ser: porque parece no había de permitir Dios se<br />
lograsen sus tiros contra unas fundaciones, a las que había dado principios, a lo que<br />
parece, prodigiosos.<br />
Quitó esta emulación el rebozo, y tuvo bríos de salir a campo con la ocasión de<br />
una licencia que pidió un religioso Calzado para pasarse a los Descalzos. Pero porque<br />
su vocación no parece fué común, desde ella tomaremos el paso refiriéndola,<br />
como la cuenta el mismo religioso.<br />
CAPÍTULO XX.<br />
Vocación de un Padre Calzado para mejorar de vida.<br />
Vivía este religioso en el convento de Evora rigiendo una cátedra de teología y<br />
era, si no escandaloso, a lo menos divertido. En unas vacaciones fuese a Coímbra<br />
su patria a ver a su madre, si bien quizá no faltaron razones para no hacer aquel<br />
viaje.
84<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Estando, pues, en su casa, sucedió que un hermano suyo clérigo y grande siervo<br />
de Dios, que dos o tres leguas de Coímbra regía una parroquia, cayó malo, y por<br />
curarse vino a la ciudad a casa de su madre. Halló al religioso su hermano, que<br />
había años no se veían: y asistiéndole éste a la enfermedad, compadecido de él el<br />
clérigo, porque por la grande comunicacón de los años atrás sabía no había sido<br />
muy ajustado y que era dado mucho a libros de vanidades, le preguntó si leía todavía<br />
libros de comedias. El religioso le respondió con atención a no disgustarle, y<br />
replicó el clérigo: Pues tengo de darte a leer un libro de que has de gustar mucho.<br />
Fué éste el de las obras de Santa Teresa. Si en esto tuvo este siervo de Dios alguna<br />
ilustración del cielo, no lo sabe el religioso: pero refiere que el celo que su<br />
hermano tenía de aprovechar a las almas arrojó esta centella, por ver si prendía en<br />
su miserable alma. En resolución, el religioso que había tenido hasta entonces una<br />
terrible aversión a libros de espíritu, se allanó a leer el de Santa Teresa por dar gusto<br />
a su hermano. Pero lo que empezó por gusto ajeno se trocó en gusto propio, engolfándose<br />
tan dulcemente en aquel mar de elocuencia del Serafín del Carmelo, que<br />
no bastando ya los días, daba a su lección las noches.<br />
Una de éstas, que fué la del 26 de Agosto de 1665, llevado ya, como es creíble,<br />
por el Espíritu Santo a la red que le tenía armada, llegó con la lección a aquel lugar<br />
de la vida de la Santa, adonde refiere cómo, llegando a sus manos el libro de las<br />
Confesiones de San Agustín nuestro Padre, y leyendo en ellas su milagrosa conversión,<br />
se resolvió a tratar de allí en adelante con más veras de su aprovechamiento,<br />
quedándole de allí adelante una grande renovación de espíritu.<br />
En este lugar estaba tendida la red: cayó en ella el religioso poniendo Dios en<br />
su corazón un deseo ardiente, no sólo de mudar de vida, sino de buscar para ello<br />
Religión más estrecha. La devoción que tenía a la santa Restauradora del Carmelo,<br />
y el haber sido su pluma el instrumento de esta mudanza le inclinó su voluntad a<br />
escogerla por madre, pasándose a su Descalcez: pero, advirtiendo al instante que<br />
dentro de su misma Religión de San Agustín podía lograr su intento, pues en Lisboa<br />
se había ya plantado su Reforma, llevado, ya del
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 85<br />
afecto a su Gran Padre, ya de ser éste el dictamen más prudente, se resolvió a<br />
no militar debajo de bandera ajena, cuando la tenía propia. Resolvióse, en fin, a<br />
pasarse a sus Descalzos.<br />
Todo esto pasó en un instante, y así se puede decir fué un rayo en lo breve y en<br />
lo activo. Y pudiera pasar como rayo, cuya llama, apenas aparece, cuando perece:<br />
porque la poca constancia de este religioso, dándose las manos con su rebajada vida,<br />
era muy fácil ahogar aquella llama. Pero Dios, que no la había encendido para<br />
apagarse, le trajo luego leña en que prendiese.<br />
CAPÍTULO XXI.<br />
Ofrécesele una ocasión impensada de pedir el hábito descalzo.<br />
Sucedió, pues, que habiendo esto pasado a los 26, luego a los 28 se hallase este<br />
religioso presente a la fiesta de N. P. San Agustín en el Colegio que tiene nuestra<br />
Orden en aquella ciudad, y estando en la iglesia, vió 4 mujeres cuyo extraño traje,<br />
por ser blanco, y traer velos negros en las cabezas como monjas, le hizo reparar y<br />
preguntar quiénes eran. Supo cómo dos de ellas eran hermanas de un Abad, cuya<br />
virtud le había dado el renombre de Abad Santo: y que todas cuatro en su compañía<br />
pasaban a ser monjas nuestras en el convento de la Reina.<br />
Parecióle al religioso que esta ocasión le venía del cielo, y que no era acaso la<br />
venida de este Abad en ocasión que Dios había dos días le había llamado para la<br />
Reforma, siendo el Abad hombre que podía muy bien mediar en conseguirla: porque,<br />
demás de llevar para ella aquellas monjas, tenía con el P. Prior una amistad<br />
muy estrecha.<br />
Vencido, pues, el religioso de este discurso, sin comunicar su intento a nadie,<br />
temiendo algún embarazo, resolvióse en hablar al Abad. Y sucedió aquí una cosa,<br />
que quizá fué de mucha importancia: porque el Abad, por el conocimiento y amistad<br />
que tenía con el clérigo hermano de este religioso, visitólo en su casa sin aguardar<br />
a que él le visitase primero: y hallándose el religioso presente, quedóle de allí<br />
confianza para buscar al Abad; la cual, sin lo que se ha contado, quizá no la tuviera,<br />
y que no osase a pedirle su favor en orden a la
86<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Reforma: y no la pretendiendo entonces, se pudiera entibiar su fervor, y quedarse<br />
como de antes.<br />
Resuelto al fin en hablarle, lo hizo en el convento de Santo Domingo adonde<br />
estaba el Abad para decir misa y continuar su jornada. Propúsole su deseo pidiéndole<br />
con lágrimas, demostración a que no le obligó la muerte de su mismo padre,<br />
terciase con el P. Prior le admitiese en la Reforma. Con esto se despidieron: uno<br />
llevando a su cargo tratar el negocio de veras y el otro quedando cargado de esperanzas.<br />
CAPÍTULO XXII.<br />
Dilátase la respuesta y va a Lisboa a buscarla.<br />
Mientras esperaba, y no venía la respuesta al nuevo pretendiente, descubrió a<br />
su hermano el clérigo lo que por él había pasado aquellos dias. El lo estimo con<br />
tantas veras, como quien veía echados los cimientos a lo que deseaba. Dióse mil<br />
parabienes de su enfermedad, porque confió había sido medio para que su hermano<br />
cobrase en el alma salud: y dando a Dios muchas gracias, en nombre suyo comenzó<br />
a dar luz a su hermano de cómo debía de gobernarse, enseñándole a tener oración y<br />
otros ejercicios espirituales con que cobró alientos de alguna vida aquel espíritu,<br />
mortal hasta entonces con el veneno de los malos hábitos. Dióle nuestro Señor algún<br />
aliento para embestir al armado escuadrón de sus pasiones, negándose con poca<br />
dificultad su gusto en algunas cosas que pocos dias antes le tenían robados los ojos<br />
y rendido el corazón.<br />
Idolillos de su corazón eran unos cuadernos de obras poéticas, a las cuales como<br />
a hijas de su ingenio de que él era muy desvanecido, tenía asida tan fuertemente<br />
el alma, que parece se podía este asimiento calificar por locura. Una noche, pues,<br />
conociendo el vano empleo de su amor en esta parte, fuese adonde tenía su poético<br />
tesoro, cogió los cuadernos, llevólos a parte retirada, y quemándolos hizo carbón su<br />
tesoro: acción que un mes antes no fuera fácil el acabarla consigo.<br />
Con esto pasó el Septiembre, término de las vacaciones y de su licencia. Partió<br />
para su convento, y corno no había tenido respuesta de su pretensión, fué por Lisboa<br />
a buscarla con gasto, y rodeo de 20
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 87<br />
leguas. Llegado a Lisboa y a nuestro convento, halló al P. Fr. Manuel de la<br />
Concepción, Prior de los Descalzos, disponiendo el noviciado. Repitióle su pretensión;<br />
pero no fué admitida por entonces, quizá por examinar su espíritu, con que<br />
hubo de continuar su viaje para su convento de Evora.<br />
CAPÍTULO XXIII.<br />
Dale el P. Prior el sí para la Reforma y un nuevo accidente<br />
le embaraza.<br />
Desde Evora, no aflojando el pretendiente, repetía al P. Prior por cartas sus deseos:<br />
y en Enero tuvo respuesta que ya era tiempo de entablar su pretensión, cuyo<br />
primer paso había de ser explicarla a la Reina, escribiéndola a este fin una carta.<br />
Hízolo el pretendiente así: pero no tuvo respuesta, porque se la impidió la siguiente<br />
ocasión.<br />
Juntáronse los PP. de la Provincia de los Calzados, para dar Prelados a la India<br />
Oriental, adonde tienen una Congregación sujeta a la misma Provincia, y entre otras<br />
elecciones hicieron la de este religioso para Rector del Colegio de Goa, metrópoli<br />
de aquel Estado y corte de los virreyes, nombrándole también Lector de teología.<br />
Súpolo el P. Prior, y porque entendió que deferir la Reina a la pretensión del electo<br />
en tiempo que lo estaba podría entre Calzados y Descalzos ocasionar disgustos,<br />
hizo con la Reina que suspendiese a esta pretensión la respuesta.<br />
Duró esta suspensión hasta la muerte de la Reina que, como se ha dicho, fué a<br />
los 27 de Febrero de 1666, y con ella pasó al P. Prior el poder de deferir al religioso<br />
pretendiente. Instaba éste con cartas; pero como no constaba aún con toda claridad<br />
que estaba libre del viaje de la India, si bien había renunciado los cargos que le<br />
habían dado en orden a él, quiso el P. Prior dilatarle el despacho, por no dar ocasión<br />
a los Padres de la Observancia del menor alboroto.
88<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XXIV.<br />
Desembarazado del viaje de la India, prosigue su pretensión, y la<br />
consigue.<br />
Partiéronse las naves para la India en Abril del mismo año, y quedó el religioso<br />
pretendiente sin aquel estorbo de su pretensión. Escribió con acuerdo del P. Prior al<br />
P. Provincial pidiéndole licencia para se pasar a la Reforma: pero advirtiendo después<br />
el P. Prior que esta licencia sería harto difícil hizo con el Rey la pidiese, mandando<br />
escribir al P. Provincial por un Secretario.<br />
Opúsose el Provincial diciendo que obligaciones de su oficio no le permitían<br />
darla: y de esta oposición infirieron los Descalzos era efecto de la antigua emulación,<br />
que habiendo enmudecido los tiempos pasados por el respeto de la Reina, osó<br />
a salir ahora al campo, por ver si en tiempo del Rey podía ganar más tierra.<br />
Pero en este primer encuentro, antes la perdieron que la ganaron: porque el Rey, no<br />
usando de su poder, dando sí lugar a la justicia, replicó al Provincial le diese por<br />
escrito las razones que tenía para negar aquella licencia. Diólas el Provincial, y el P.<br />
Prior por el contrario las que había para que el Provincial no la negase. Mandó el<br />
Rey que unas y otras se examinasen maduramente en una junta de letrados, y de<br />
este examen salió el P. Provincial y sus Calzados vencidos. Dió el aviso del resultado<br />
al P. Prior el presidente de la junta, que era el Rsmo. P. Fr. Pedro de Sousa,<br />
confesor del Rey, escribiéndole que podía mandar venir a aquel religioso para su<br />
Reforma, tomando la bendición de su Prior, que no era menester para venir otra<br />
alguna licencia.<br />
Capítulo XXV.<br />
Envíase al pretendiente la licencia.– Parte de Evora a Lisboa<br />
adonde toma el hábito de la Reforma.<br />
Con la carta del confesor del Rey y con otra suya despachó a Evora el P. Prior<br />
a aquel religioso un correo extraordinario. Recibiólo
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 89<br />
él con extraordinario gozo, y al instante dió las nuevas al Prior, pidiéndole, o<br />
por urbanidad o por escrúpulo, licencia para se ir a la Reforma. Concediósela el<br />
Prior con mucha facilidad, pero con la misma se la revocó dentro de pocas horas.<br />
Atajado con esta revocación el pretendiente, se aconsejó con un insigne teólogo: y<br />
diciéndole éste que no le parecía se partiese sin licencia, cedió a su dictamen y remitió<br />
al P. Prior el correo, avisándole que no iba diciéndole la causa.<br />
Al dia siguiente volvió a tentar al Prior, por ver si le sacaba la licencia. Hizo<br />
mejor lance: porque el Prior se la dió de uno para otro, si bien en lo público la coloreó<br />
con nombre de licencia para ir a un lugar cercano, y así se la dió por escrito.<br />
Apenas había el pretendiente alcanzado la licencia, que le costó hartas penas, cuando,<br />
entre el deseo de lograrla y el miedo de volver a perderla, cogió de su corto<br />
ajuar lo preciso, y dejando por la prisa lo que no lo era tanto, despidióse de los Padres<br />
y salióse del convento, pintándole su temor que en cada paso que daba el Prior<br />
le detenía.<br />
Subió en un caballo que le había prevenido un su paisano, dejó a Evora que<br />
dista 20 leguas de Lisboa, y caminólas en poco más de un día y dos noches a pesar<br />
de su sueño y su cansancio. Deseaba llegar, y en quien lo desea de veras el compás<br />
de los pasos son los deseos. Embarcóse en Aldagallega las tres leguas de río que la<br />
dividen de Lisboa, y llegando a esta ciudad, sin desembarcar en ella pasó a otro<br />
barco, y caminó a su deseado convento de los Descalzos. No halló al P. Prior: pero<br />
viniendo a la noche, le recibió en los brazos, diciéndole: Filius sudoris mei, hijo de<br />
mi sudor: y con razón, porque el alcanzarle la licencia le costó en afanes y sudores<br />
una sangrienta batalla.<br />
Llegada dentro de dos días la fiesta de Santa María Magdalena, le vistió el<br />
mismo P. Prior el hábito, y le mudó el nombre. Hay esperanzas de que Dios le haga<br />
un santo. Y sabiendo que este papel había de ir a las manos de V. S. la quiso suplicar<br />
que, como repartidora de los servicios que hacen a N. Señor así V. S. como las<br />
demás dichosas esposas suyas en ese santo convento, le aplique V. S. por limosna<br />
alguna parte, para que se logren tan justas esperanzas. Para esto toma para con V. S.<br />
un gran valedor, que es el amor de Dios: y como este arde en V. S. y en esa casa<br />
tanto, no podrá dejar de lucirle mucho.
90<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Sea todo para gloria de Dios, de su Santísima, Madre. y de N. P. San Agustín y<br />
de todos los Santos. Amen 1 .<br />
CAPÍTULO XXVI.<br />
Resuélvese el P. Priorr en pasar a Roma a establecer la Reforma.<br />
Había el Rsmo. Padre General, como se ha dicho, escaseado tanto al P. Prior la<br />
licencia para recibir novicios, que solamente se la concedió para ocho, número corto<br />
para la propagación de la Reforma. La Reina que había obtenido este despacho<br />
había pasado a mejor vida, y lo mismo el Maestro Fr. Buenaventura de las Llagas<br />
en Roma, que, como su agente, se lo había solicitado. Había ya brotado la oposición<br />
de los Padres Calzados en encontrar la licencia de aquel religioso, y se podía<br />
temer rompiese en otros encuentros, armándose contra ellos del poder del P. General.<br />
Y de todo esto sacaron por conclusión el P. Prior y los demás Descalzos, que<br />
era menester pasase él mismo a Roma, adonde, o del P. General o del Pontífice,<br />
alcanzase la estabilidad y medios importantes para se proseguir la Reforma.<br />
Fueron del mismo voto el Rey y su primer ministro, el conde de Castelmellor.<br />
A su voto añadió el Rey su favor y su liberalidad: el favor en cartas de recomendación<br />
que dió al P. Prior para los Cardenales, Ursino, Protector del Reino, y Palotto,<br />
de la Religión, y para los Padres Generales de nuestra Orden y de la Compañía de<br />
Jesús: y añadió su liberalidad en proveer al P. Prior de dinero con mano tan larga,<br />
que siéndolo mucho el viaje, y el pleito en Roma sangriento, no faltó el Real socorro.<br />
Aceptólo el P. Prior, porque, si bien su gusto era hacer el viaje a pie y con mucha<br />
pobreza, hubo de dispensar esta vez, porque el negocio pedía no se tomase despacio,<br />
sino que se llegase a Roma presto.<br />
La libranza de este dinero se dió en el tesoro, que entonces se puede decir no lo<br />
era, porque no se hallaba en él contribución alguna. Si fué industria de algún ministro<br />
para hacer imposible el efecto, no se le logró: porque el P. Prior, sin que le faltase<br />
un maravedí, cobró<br />
1 Dedúcese de lo que precede que el religioso a que se alude es el mismo autor de esta historia, P.<br />
Fr. José de Santa Teresa.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 91<br />
allí la libranza, bien que con no poco afán, que no fué menor al despacharse<br />
las cartas: porque un gran ministro embarazaba las cláusulas favorables de ellas,<br />
con haber aprobado el viaje del Padre a Roma. Pero hubo quien creyó que su aprobación<br />
no había sido celo del aumento de la Reforma, sino celos que hubo del P.<br />
Prior en lo tocante a la privanza, ocasionados de verle tan favorecido del Rey, que<br />
apenas podía pasar día sin verle: razón por que sospechó alguno que el aprobar este<br />
personaje su viaje era por echarle del lado del Rey: si bien eran poco fundados estos<br />
recelos, porque usaba el Padre Prior con tal moderación de este cariño del Rey, que<br />
ni en distribución de mercedes ni en otro negocio político se entrometió ya más,<br />
aprovechándose de la voluntad del Rey tasadamente para lo que era servicio de<br />
Dios y útil de sus fundaciones.<br />
Expidiéronse al fin las cartas corno el Padre quería, que era como se debía, fletó<br />
bajel, y estando para embarcarse, zozobrando su poco robusto natural de los largos<br />
viajes a la ciudad, por estar retirado el convento, y oprimido de la fatiga y cansancio<br />
que había tenido en el pleito con los Padres Calzados y en disponer su convento<br />
para su ausencia cayó malo de una tiricia (ictericia). Aplicáronsele algunos<br />
remedios, que si bien minoraron en algo el mal, no lo quitaron del todo.<br />
Instaba el viaje porque el bajel se partía, y el P. Prior cansado más de las tardanzas<br />
en partir que de la pena del achaque, se resolvió a embarcarse con él. Veíanle<br />
así sus hijos e hijas, que amaban más su vida que la propia: pero habíasele quitado<br />
tanto el miedo de que hubiese de perderla en el viaje, que no sólo no se lo impedían,<br />
sino que le alentaban, cuando quizá los que no la amaban tanto, viéndole embarcar<br />
tan malo, temían a su vida un gran peligro.<br />
Finalmente, después de haber dado el orden con que se habían de gobernar en<br />
su ausencia las fundaciones dejando en el gobierno de ellas al P. Fr. Juan de la Purificación,<br />
Superior del convento y Maestro de Novicios que había venido de los<br />
Calzados, salió del convento a embarcarse, llevando por compañero del viaje aquel<br />
Religioso, cuyo pasaje a la Reforma costó aquel reñido pleito.
92<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XXVII.<br />
Parten para Roma, embarcando para Inglaterra.<br />
Dieron a la vela los dos Padres saliendo del puerto de Lisboa en 25 de Agosto<br />
de 1666. Pusiéronse de seglares, así porque era inglés el bajel, como porque quiso<br />
el P. Prior pasar por Inglaterra, y llevar cartas de recomendación de la Reina Catalina,<br />
infanta de Portugal. Apenas salieron del puerto, luego pagaron al mar el tributo<br />
que violentamente suele cobrar de los navegantes, que es aquel mal que llaman<br />
de mareados. Fórjase este mal en el estómago, de donde sube a la cabeza, y aunque<br />
no causa dolor, trae un descaecimiento tan grande, que causa grande aflicción. El<br />
remedio de esta enfermedad está en el vómito: pero hácese con tal pena, que es casi<br />
enfermedad el remedio. Finalmente, ello es un mal que sin frío ni calentura y con la<br />
salud entera postra a un hombre de suerte que no le deja estar en pie.<br />
El asco a las cosas de comer es infalible en los mareados: y en el P. Prior se<br />
afinó más contra una cosa que le había aplicado el médico para llevarla consigo en<br />
orden a curarse de la tiricia. Tal fué el asco que a aquel remedio tomó, que no sólo<br />
no podía usarlo, mas ni verlo. Pero esto es poco: ni podía oírlo mentar. No obstante,<br />
él en pocos días se halló sin aquel ataque, restituido a sus colores y fuerzas antiguas.<br />
Veintiséis días gastaron en el viaje, pudiéndoles bastar seis: y demás de las<br />
otras molestias que hacen a la navegación enojosa, padecieron vientos contrarios,<br />
un encuentro de enemigos, tres tormentas y frecuentes calmarias. Ultimamente,<br />
cuando fueron a tomar el puerto, fué con la muerte a los ojos: porque la barra era<br />
angosta: a mano derecha peñascos, y a la izquierda arenas. El viento que era tormenta,<br />
cargando al bajel por el costado izquierdo, le impelía a las peñas. Iba un<br />
marinero con la sonda en la mano, y avisó que el bajel estaba sobre una peña con<br />
solos tres palmos de agua. En tan conocido riesgo, orzaron fuertemente los marineros,<br />
y calando las velas echaron el bajel sobre el costado derecho, por desviarle la<br />
quilla del peñasco. Quiso Dios se les logró la industria, y pasando las peñas, se<br />
hallaron entrados en la bahia de Plemud, noble y populosa villa de Inglaterra.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 93<br />
CAPÍTULO XXVIII.<br />
De Plemud pasan a Londres y los recibe con gran cariño la Reina.<br />
Pasada la noche, salieron a la mañana siguiente en tierra. Volvió el compañero<br />
al bajel a buscar la ropa en un pequeño barco, y trayéndola ya, encontró a un ministro<br />
de la Aduana: el cual, haciendo examen en la balija, o no reparó en los hábitos y<br />
alpargatas, testigos de nuestra profesión, o si reparó, hízose desentendido: siendo<br />
que se les pudiera a los Padres ocasionar de aquí algún desmán que los embarazara<br />
o detuviera el viaje.<br />
De Plemud partieron por tierra a Londres, corte de aquel reino, adonde residía<br />
la Reina. Cuando entraron en aquella gran ciudad, aun humeaba el incendio, que así<br />
como abrasó las riquezas de sus ciudadanos, ojalá alumbrara sus entendimientos.<br />
Fuera de esta suerte fuego, y fuera luz. Encamináronse los dos Padres luego a la<br />
Capilla Real a dar gracias a Nuestro Señor por haberles librado de los peligros del<br />
viaje: después se fueron a Palacio a besar la mano a la Reina. Recibiólos como a<br />
paisanos y agasajólos como a Religiosos, mirando al P. Prior como a aquél que<br />
había gobernado tanto tiempo el alma de la Reina su madre, y plantado en Portugal<br />
los principios de una Reforma ilustre.<br />
Mandólos aposentar la Reina en su convento que ella había fundado allí cerquita<br />
de su palacio; porque, impaciente su piedad, no se atrevió a vivir adonde no<br />
hubiese Religiosos, siendo éstos tan noble porción de la Iglesia. Pobló el convento<br />
de Religiosos portugueses, hijos de una Reforma que crió en Portugal San Pedro de<br />
Alcántara, conocida por el apellido de Arrabida, llamada así, por haberse en una<br />
sierra de este nombre fundado su primer convento. Este de Londres labró la Reina<br />
arrimado a su Capilla Real, que le sirve de Iglesia: y todo queda a un lado del parque<br />
nuevo, común de los Reyes, que empezando en el Palacio se dilata espaciosamente.<br />
Aquí pasaron los Padres 25 días mientras se despachaban las cartas de la Reina,<br />
despicando la pena de la dilación con el consuelo que tenían de ver las cosas de la<br />
Religión Católica en aquella corte en muy mejor estado del que habían pensado.<br />
Mas para que se den gracias
94<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a Dios, y se le pida instantemente corone los buenos principios con fines dichosos,<br />
diré en una breve digresión el estado de aquella corte cuanto a la Religión<br />
Católica, cuando los Padres la vieron.<br />
CAPÍTULO XXIX.<br />
Estado de las cosas tocantes a la Religión Católica<br />
cuando los Padres estuvieron en Londres.<br />
Había en Londres veinticinco mil católicos, los cuales recibían los Sacramentos,<br />
o privadamente en sus oratorios, o públicamente en las cuatro iglesias, que son:<br />
la capilla pública de la Reina en el parque, que, corno dijimos, es iglesia de su convento,<br />
y adonde la Reina asiste públicamente a Misa mayor y a Vísperas en los<br />
Domingos y fiestas: otra capilla de la Reina dentro de Palacio, adonde oye Misa (y<br />
quien quiere) por la semana: la capilla de la Reina madre: la del Embajador de España,<br />
y la del de Portugal, cuando allí está: pero no estaba entonces.<br />
En todas estas capillas se celebran los oficios divinos, y se ministran los Sacramentos<br />
con gran decencia: y en la pública de la Reina con grande majestad. Tiene<br />
Capellán mayor que es un primo del Rey, hermano del duque de Norfoc y Religioso<br />
Dominico. Los Capellanes eran monjes Benitos, que con los frailes de Arrabida<br />
ofician en el altar. Hay acólitos, credenisarios ? y otros ministros, que forman<br />
una majestuosa y Real Capilla.<br />
Era grande la frecuencia de los Sacramentos, porque era libre a todos los ingleses<br />
ser católicos, sin haber para ello otra pena más de el ser incapaces de oficios y<br />
honores públicos. Llenábase la iglesia en cualquiera dia de fiesta muchas veces, y<br />
era ejemplar la atención con que atendían a los oficios divinos, si bien tal vez se la<br />
robaba la Reina, porque no era mucho la diesen los ojos habiéndosela dado el corazón.<br />
Es la Reina ídolo de aquella nación: porque, habiendo en ella tantas gracias<br />
naturales y tanta virtud, la adoran no solamente los católicos, sino los herejes también.<br />
Hase hecho gran lugar en los corazones de todos con hacerse muy inglesa en<br />
lo que no toca a la Religión y costumbres: porque en los saraos nadie danza con<br />
más gala:
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 95<br />
en el montar a caballo lo hace con mucha destreza: el traje le está muy bien.<br />
Lo cual todo junto con su apacibilidad y agrado, ha sido bastante a conservar su<br />
amor en aquella gente, que pudiera haber caído, viendo que no les da heredero.<br />
CAPÍTULO XXX.<br />
Lo tocante a la Religión fuera de Londres.<br />
No se vive fuera de la corte con la libertad que en ella en lo que toca a ser católico:<br />
porque en Londres vale a los católicos la sombra y favor de los Reyes. No<br />
obstante, hay tanta cosecha de católicos por las otras partes del reino, que habiendo<br />
cuatro Provincias de Religiosos y gran número de sacerdotes seglares, que distribuidos<br />
por el reino reconcilian con la Iglesia a los que quieren ser católicos, y ministran<br />
los Sacramentos a los que lo son, son pocos para lo que hay en qué ejercitarse.<br />
Viven estos Religiosos a lo seglar en el traje y otras costumbres que no se encuentran<br />
con su profesión y ministerio: está a cargo de sus Provinciales señalarles<br />
la tierra o sitio en que han de asistir en los ministerios dichos. Llegado el tiempo de<br />
hacer su Capítulo, se convocan para un mesón: y allí en la mesa disimuladamente lo<br />
celebran y eligen Provincial.<br />
No puede sufrir la ceguedad de los ministros de la herejía la luz de la verdadera<br />
fe que ilustra las almas de los católicos. Y así suelen, cuando se junta Parlamento,<br />
que así nombran las Cortes generales del reino, fulminar rigurosos edictos contra<br />
los católicos y sus ministros. En particular cuando los dos Padres estaban en Londres,<br />
estaba allí el reino junto en Cortes, y temblaban los católicos lo que después<br />
sucedió: porque, como lo supieron los Padres en Roma, decretó el Parlamento que<br />
todos los sacerdotes católicos saliesen de Inglaterra. Acabado el Parlamento, se<br />
volvieron a sus tierras los parlamentarios, y quedó como suele al Rey la ejecución<br />
del edicto. Descuidóse él esta vez de favorecer a los católicos, como en otras ocasiones<br />
los había favorecido, y disponíase la ejecución. Hizo la Reina por esto gran<br />
sentimiento, y mostrólo en que, haciéndose un festejo en que ella
96<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
había de asistir, la fueron a avisar, y ella respondió que no saldría ya en público en<br />
Inglaterra, pues ya no era Reina, porque no lo era adonde se trataba tan mal a los<br />
católicos. Avisáronle al Rey de la respuesta de la Reina, y yéndola a buscar, la<br />
aplacó, y se desvaneció el nublado armado contra los sacerdotes católicos, quedándose<br />
en el reino como de antes.<br />
Con estos favores de la Reina y asistencias del Rey crece el número de los católicos<br />
en Inglaterra. ¡Oh! quiera el cielo se restituya aquel reino a lo que fué en otros siglos,<br />
y que triunfe la fe de la herejía, volviendo aquella isla a ver restauradas sus<br />
iglesias, y a sus hijos reducidos al dichoso rebaño de Cristo y de su Iglesia Católica.<br />
CAPÍTULO XXXI.<br />
Salen de Londres y se embarcan para Flandes.<br />
Despachadas las cartas de la Reina para el Cardenal Palotto, Protector de nuestra<br />
Orden, y para el General de la Compañía de Jesús, y otra del P. Maestro Fr.<br />
Cristóbal del Rosario, Predicador de la Reina, dominico, para su General, de la cual<br />
se hará mención cuando se escribiere abajo el pleito que hubo en Roma, partieron<br />
los Padres de Londres a embarcar para Flandes. Ofrecióseles compañía de un Secretario<br />
del Embajador de Inglaterra, que residía en Constantinopla, hereje, más<br />
político a lo que parecía que de corazón, o porque lo entendiese. Fueron también<br />
compañeros un deudo del mismo embajador, pero católico, y otro católico, criado<br />
del Secretario.<br />
Pasaron por la ciudad de Cantuaria (Cantorbery) y visitaron su iglesia catedral,<br />
única y dichosa esposa que fué de aquel invicto mártir Santo Tomás. En ella veneraron<br />
el lugar de adonde le precipitaron, cuya memoria se conserva entre los herejes,<br />
no por veneración, sino por antigüedad.<br />
Convidóles a comer un canónigo de esta iglesia, tan grande hereje, que ha escrito<br />
en defensa de su disparatada secta: y con tanta reputación de docto entre ellos,<br />
que por sus desdichadas letras aspiraba a ser obispo. Este, antes de la mesa y en ella<br />
trabó con los Padres disputas en materias de religión, y en ellas descubrieron muy
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 97<br />
bien los Padres el poco fondo de las letras de esta gente: pues siendo éste un<br />
hombre de cualidades referidas, no sacó de las disputas más que materia de vergüenza<br />
y confusión, atándole los Padres con sus argumentos algunas veces, sin que<br />
él supiese responder otra cosa que desatinos. De Cantuaria prosiguieron su camino<br />
a las Dunas, villa y puerto marítimo sobre la Canal de Inglaterra, que así se llama el<br />
mar en aquella parte, por ser estrecho. No entraron en la villa, porque ardía en peste,<br />
sino que se fueron a apear a una fortaleza vecina, de adonde fueron luego en un<br />
barco a un bajel que estaba ancorado en frente, a notificar al capitán su patente, por<br />
la cual le mandaba el duque de York, hermano del Rey, General y Almirante de la<br />
mar, les diese pasaje en su bajel para Flandes.<br />
El capitán se excuso con otra orden que dijo tenía para hacer en aquel paraje<br />
cierta diligencia, con que hubieron de volverse a la fortaleza. Quizá fué misericordia<br />
de Dios excusarse el capitán, porque la noche siguiente en que querían hacer el<br />
viaje, hubo una tempestad tan grande, que pudieran padecer naufragio: mayormente<br />
habiendo de ser el viaje por aquel puerto, al cual por sus bajíos llaman los Bancos<br />
de Flandes, formidables a los que navegan.<br />
Con la respuesta del capitán despacharon a Londres, a buscar nueva orden para<br />
embarcación: y mientras volvía, se retiraron de la fortaleza tierra adentro, por no<br />
haber comodidad en ella: y acomodados en un mesón, los envió a buscar con un<br />
coche y caballos un caballero Barón, que vivía en una quinta. Recibiólos con grande<br />
humanidad y cortesía: jamás supieron averiguar qué religión o secta profesaba,<br />
porque las pinturas que servían de adorno a la casa eran, unas sagradas, otras profanas,<br />
y en dos atriles tenía, en uno un libro hereje y en otro un libro católico, abierto<br />
en la vida de Santa Catalina de Sena. Tal como ésta es la confusión de aquella Babel<br />
de Inglaterra.<br />
Aquí pasaron un día: y a la noche, habiendo noticia que había embarcación en<br />
Dónar, cercano puerto, partieron para allá. Era oscura la noche: anduvieron aquellas<br />
dos o tres leguas, no saben si con riesgo, porque lo oscuro de la noche no les dejaba<br />
ver el camino.<br />
Llegaron a Dovar, y como las Dunas ardía también en peste, y no hallando embarcación,<br />
los llevó para su casa en un vecino monte un morador de aquella villa.<br />
Al dia siguiente, ya de noche, volvieron a
98<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Dónar: y cerca de la media noche embarcaron en un barco grande. Dieron a la<br />
vela, y más que nunca mareados, llegaron a la tarde a dar fondo en el puerto de<br />
Neoport, pueblo de Flandes en los Estados del Rey Católico.<br />
CAPÍTULO XXXII.<br />
Toman tierra en Flandes.– Caminan por estos países, y al querer<br />
entrar en la primera ciudad del Rey de Francia se lo estorban.<br />
Salieron luego en tierra: y no teniendo se les llevase la ropa, cargaron con ella a<br />
las espaldas, hasta que vino quien les alivió del trabajo. Llegaron por una dilatada<br />
campaña llena de lodos, que en este país son como visco, a la ciudad, cuyas puertas<br />
estaban ya cerradas: y si no fuera por un Religioso franciscano (inglés de nación y<br />
en otro tiempo hereje, ahora misionero ejemplar) que fué camarada en la navegación,<br />
quizá pasaran la noche en el campo. Este Religioso solicitó que se abriesen las<br />
puertas. Entraron los Padres y fuéronse a un mesón: adonde la mañana siguiente se<br />
pusieron sus hábitos, como en tierra ya de católicos, dijeron Misa y se aligeraron de<br />
ropa, deshaciéndose de parte de los hábitos seglares.<br />
De Neoport pasaron a Ipre, de Ipre a Lila, y de aquí a Arraz, última ciudad de<br />
Flandes, y primera del Rey de Francia por aquella parte. Fueron a entrar en la ciudad,<br />
y detúvolos un guarda de las puertas, diciéndoles que venían de Holanda, donde<br />
había peste. Quedáronse con esto fuera, pensando lo que habían de hacer. Venían<br />
en su compañía un Religioso franciscano y un soldado, entrambos franceses.<br />
Estos, viéndose atajados en el intento de pasar por la ciudad, empezaron a prevenirse<br />
para tomar otro camino y dejar a los dos Padres. Aquí fué grande su congoja,<br />
porque viéndose en tierra desconocida, sin saber camino, ni la lengua de aquel país,<br />
y que los camaradas los querían dejar solos, entraron en cuidado de lo que habían<br />
de hacer. El compañero del P. Prior se inclinaba a que tomasen el camino de Bruselas,<br />
para donde llevaban carta de favor, y sería el paso más fácil: pero no era de este<br />
sentir el P. Prior, porque era un grandísimo rodeo.<br />
En resolución, pidió instantísimamente a los franceses no los dejasen
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 99<br />
y movidos de sus ruegos, se resolvió entre todos enviar a la ciudad por un carro,<br />
diligencia que hizo un pobre hombre, agradeciéndosela el P. Prior con darle lo<br />
restante de la ropa, quedándose él y su compañero solamente con dos túnicas cada<br />
uno, dos paños menores, algunos pañuelos, y poco o nada más, a que se redujo toda<br />
su recámara, que acomodaron en una maleta, cuyo relleno principal eran los papeles<br />
y cartas importantes para su negocio.<br />
CAPÍTULO XXXIII.<br />
Entran en Francia y prosiguen hasta Lión.<br />
Viniendo el hombre de la ciudad con el carro, subieron en él los pasajeros, y<br />
aquella noche entraron en Francia, nunca perdido el recelo de que en las poblaciones<br />
los detuviesen por no llevar pasaporte, o los hiciesen volver atrás. Con este recelo<br />
entraron en la ciudad de Durlán, mas nadie les preguntó por su viaje. De ahí<br />
pasaron a la de Amiéns, a cuyas puertas hallaron algo de dificultad, pero se venció,<br />
y fué el último estorbo que se les puso en toda Francia, caminando de ahí adelante<br />
libremente.<br />
Llegados después de algunas jornadas a París, fletaron dos lugeres en un barco,<br />
que navegando sin vela ni remo, sino tirado de una maroma por diez o doce caballos,<br />
que van por la orilla del río, es la embarcación o carruaje de París para la B<strong>org</strong>oña.<br />
En estas jornadas de río pasaron penosas descomodidades, porque las noches<br />
se pasaban en tierra: y al salir del barco, eran tantos los lodos, y tan molestos los<br />
deslizaderos que apenas se ponía pie fijo en algunas partes. Añadióse a esto que el<br />
compañero, por el frío y humedad, se le hincharon los pies con tales dolores, que no<br />
podía sin gran pena dar un paso. Al P. Prior le fué esto de harta mortificación, porque,<br />
saliendo del barco, como no sabía la tierra, había menester quien le guiase al<br />
mesón, y que del mesón le condujese otra vez al barco. Quería por esto seguir a los<br />
camaradas franceses, pero caminaban como franceses: y aunque el P. Prior, por ser<br />
delgado de cuerpo, los podría acompañar, no así el compañero por la enfermedad<br />
de los pies:
100<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
con que, dividido el P. Prior su deseo entre el seguir a los franceses y el no dejar<br />
al compañero, padecía una gran cruz.<br />
No era menor la del frío de las mañanas: porque, cuando venían para el barco,<br />
como venían descalzos, mojaban los pies y los enlodaban: y alguna vez fué en tanto<br />
grado, que el compañero, no obstante traerlos tan malos, tuvo por mejor lavarlos en<br />
el río, que meterlos enlodados en el barco: y como en él no había fuego ni ropa con<br />
que enjugarlos, esperaban tal vez a que los enjugase el tiempo.<br />
Con estas y otras incomodidades pasaron hasta Lión de Francia. Aquí, dejando<br />
el barco en que habían ido por otro pequeño para subir por el río por entre la ciudad<br />
al mesón, y yendo así embarcados, resumido todo el marinaje del barquillo a una<br />
sola mujer, que lo gobernaba con un remo en cada mano, uno de los camaradas<br />
(que íbamos 1 repartidos en entrambos bordes igualmente, por igualar el peso del<br />
barco) se levantó: bradaronle (mandáronle) a prisa se sentase y lo hizo: que si se<br />
detiene en hacerlo, quizá se volviese el barco con tan evidente riesgo, como lo<br />
prometía el río, cuya corriente es muy honda en aquel paraje.<br />
CAPÍTULO XXXIV.<br />
Continúase la jornada desde Lión hasta Roma.<br />
En Lión se volvieron a embarcar, y pasando por Valencia, Vienna, Sancti Spiritus<br />
y otros lugares, llegaron a Aviñón, y aquí vieron la iglesia adonde en otros<br />
tiempos estuvo la Silla del Sumo Pontífice. De Aviñón fueron a Tarascón, rica por<br />
el depósito santo del cuerpo de Santa Marta, que se venera en un templo en el mismo<br />
lugar en que la Santa domó la serpiente. De Tarascón prosiguieron a Arlés, y de<br />
aquí por tierras de menos nombre a la ciudad y lindo puerto de Marsella. No<br />
hallando aquí embarcación a propósito, hicieron el camino por tierra, hasta hallar<br />
comodidad de embarcarse.<br />
Antes de llegar Canas se les perdió el arriero en camino tan fragoso, que fué<br />
menester apearse, y saltando peñas, anduvieron trecho.<br />
1 Aquí se le olvidó al autor hablar en tercera persona, como va haciendo en todo el escrito.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 101<br />
Pareció el arriero, y cerrándose la noche con lluvia, llegaron a una casería, una<br />
legua o más antes de Canas. Pidieron posada, pero negáronsela. Prosiguieron su<br />
camino, y topando un rio que era menester pasarse en barco, estaba éste de la otra<br />
parte del rio, y no había barquero. Dieron voces por él, y no respondió. Dijo entonces<br />
el arriero que arriba había una puente. Fueron ribera arriba a buscarla como<br />
media legua, y no la hallaron, con que hubieron de volver a buscar el barco. El P.<br />
Prior se resolvió en echarse al río y pasarle asido a una maroma que le atravesaba,<br />
para traer el barco destotra parte, lo que no pudiera hacer sin grande discomodidad,<br />
porque había de llevar mucha parte del cuerpo sumergido por las aguas: pero no lo<br />
hizo, porque, esforzando las voces, acudió el barquero y los pasó.<br />
Llegados al lugar, procuraron embarcación para Italia. Ofrecióseles patrón de<br />
una falúa, y concertaron con él solos en cinco doblones. Fueron a embarcarse, y no<br />
hallando al patrón, entraron en otra falúa, convidados por los marineros de ella: y<br />
después de arrancar de la tierra, les dijo el patrón de esta falúa que él los llevaba<br />
por tres doblones, por haberlo así concertado con el que les había ofrecido la suya,<br />
el cual se quedaba en tierra con dos doblones que los Padres le habían dado por<br />
cuenta del concierto que hicieron con él.<br />
La noche hicieron en Antibo, y saliendo de aquí, dieron vista a Niza, noble<br />
ciudad del principado del Piamonte, y luego a Villafranca de Niza, Mónaco y otros<br />
lugares ya del estado de república de Génova. Y deteniéndose en esta ciudad pocos<br />
días, volvieron a embarcar para Liorne, de donde fueron a Piza, y tomando una litera,<br />
se hicieron la vuelta de Roma. Los mulos eran malísimos, y les dieron muchas<br />
caídas. Un día, que fué el en que llegaron a Roma, cayeron en un lodazal, y fué<br />
preciso salir de la litera con los pies por el agua, nieve y lodo. Volvieron a entrar en<br />
la litera, y se quitaron las alpargatas por ir muy mojadas y frías: y a pocos pasos<br />
volvieron a caer los mulos, con lo que, sin ningún reparo en los pies, hubieron los<br />
PP. de experimentar el rigor de la humedad y frío del campo. Ultimamente entraron<br />
en este dia en Roma, que era 30 de Diciembre de 1666. Hicieron noche en un mesón,<br />
porque, primero que determinasen a qué convento habían de ir, pareció conveniente<br />
hablar al Cardenal Palotto, Protector de nuestra Orden.
102<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XXXV.<br />
Llegados a Roma hallan malas nuevas tocantes a su Reforma.<br />
La mañana siguiente fueron a decir Misa a la Casa Profesa de la Compañía de<br />
Jesús, adonde por unos amigos con que hablaron tuvieron dos nuevas, bastante cada<br />
cual a desalentar el valor que fuese menor que el del P. Prior, que es grande el que<br />
Dios le ha dado. La una fué de la casi despoblación de su convento de Lisboa, la<br />
cual pasó de esta suerte.<br />
Apenas el P. Prior había dado las espaldas a Lisboa, cuando el P. Fr. Juan, su<br />
Superior, entró en pensamientos de darlas a la Reforma. Era el P. Superior muy<br />
buen religioso, pero era muy melancólico. Vióse cargado de obligaciones. y quizá<br />
el demonio le borró de la memoria los auxilios que podía esperar de Dios para<br />
cumplirlas, dejándole sólo en ella el conocimiento de su flaqueza. Pintósele de tan<br />
tristes colores el rigor de la Descalcez, que persuadido a dejarla por el P. Fr. Fernando<br />
su compañero, a lo que se cree, y entrambos de los PP. Calzados, que a las<br />
razones, dicen o se sospecha, añadieron promesas, los dos se resolvieron a volverse<br />
a calzar: y para ser mayor el destrozo, llevaron consigo a Fr. Manuel de la Piedad<br />
corista, y echaron fuera, o persuadieron a que se saliesen, a tres novicios, quedando<br />
con esto el número de los religiosos, que hasta allí era de doce, reducido solamente<br />
a seis.<br />
Recibieron los Padres Calzados a los Padres Fr. Juan y Fr. Fernando y al H.º<br />
Fr. Manuel con mucho cariño. A éste le volvieron a los estudios, a Fr. Fernando lo<br />
pusieron en una Granja de la Orden, estancia muy de su gusto, adonde poco después<br />
murió, y a Fr. Juan le dieron licencia para que dijese Misa y predicase sin contribuir<br />
la limosna a la comunidad, a título de socorrer a su padre, que estaba pobre.<br />
De los novicios no sabemos de dos: el tercero que era sacerdote, poco después de<br />
los Padres vueltos de Roma, le mataron en Lisboa violentamente, bien que dicen<br />
haber sido virtuosa la ocasión de su muerte.<br />
La otra nueva que tuvieron los Padres, luego que llegaron a Roma, fué que en<br />
aquella corte estaba, había meses, un religioso Calzado de
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 103<br />
la Provincia de Portugal, enviado a oponerse a los designios del Padre Prior, y<br />
a negociar, o que la Reforma se extinguiese, o que se sujetase a los mismos Padres<br />
Calzados. Y para que se vea el empeño con que los Padres Calzados tratan este negocio,<br />
hase de advertir que este religioso que enviaron a Roma es el P. Maestro Fr.<br />
M.º de Acevedo, Doctor Teólogo por la universidad de Coímbra, y en ella opositor<br />
a una cátedra. Sacáronle de la Universidad para enviarle a Roma, rompiendo con<br />
esto el hilo de sus pretensiones, que hoy pudieran ya haberse logrado. Pero en la<br />
balanza de la estimación de los Padres Calzados parece pesa más el desdoro que<br />
dicen (algunos) les será haber en Portugal Reforma, que el crédito de poseer en la<br />
Universidad una cátedra. Aun hoy dia asiste este religioso en Roma, y con la asistencia<br />
en aquella corte no ha adelantado su negocio mucho, habiéndose con la ausencia<br />
de la Universidad atrasado en sus pretensiones muchísimo.<br />
CAPÍTULO XXXVI.<br />
Propone el P. Prior al P. General su pretensión y no le complace.<br />
No cayó el ánimo del P. Prior con estas nuevas: antes en el mismo dia fué a dar<br />
las cartas del Rey de Portugal de la Reina de Inglaterra al Cardenal Protector: y<br />
proponiéndole su pretensión, fué del Cardenal bien oído, y por su orden se fué para<br />
el convento de San Agustín N. Padre, cabeza de toda la Orden, adonde quiso el<br />
Cardenal se diese hospedaje a los Padres.<br />
En el dia siguiente habló el P. Prior al General: y llegando al punto del negocio<br />
le halló con una voluntad muy ajena de favorecer a la Reforma. Estaba el P. General<br />
impresionado del religioso Calzado que había venido a impugnar la Descalcez, y<br />
con sus informes y cartas que había tenido de los Padres Calzados de Portugal, negó<br />
de plano al P. Prior lo que le pidió, que era licencia para recibir novicios y nuevas<br />
fundaciones, diciendo al P. Prior que cómo pedía estas licencias cuando no<br />
había ni tan solamente un convento, pues con la vuelta de los Padres Superior y Fr.<br />
Fernando y del H.º Fr. Manuel a los Calzados, y haberse ido los novicios, y pedirle<br />
a él los dos Padres que restaban en el convento licencia para volver a calzarse, estaba<br />
el convento
104<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
despoblado y sin sujetos la Reforma. Añadió el P. General a esto que el P.<br />
Prior instaba en este negocio, porque deseaba ser Prelado.<br />
A este punto satisfizo fácilmente el P. Prior respondiendo al Padre General que<br />
hiciese Prelado Su Rsma. a quien gustase: pero al otro punto de la falta de sujetos<br />
en su convento, se quedó algo atajado: porque, si bien sabía ya de los que de hecho<br />
habían dejado la Reforma, fué nuevo para él el haber los dos Padres que quedaban<br />
pedido licencia para dejarla también, y si fuera verdad, quedaba la Reforma en grave<br />
peligro, porque, yéndose los dos, quedaban en el convento tan solamente dos<br />
religiosos, uno lego, y otro novicio: las monjas sin Prelado, ni confesor Descalzo: el<br />
P. Prior en Roma con su compañero, de donde, ni por su persona ni disponiéndolo<br />
por cartas era fácil el remedio, por la grande distancia. Con todo, no le ahogaron<br />
estas dificultades para desistir de lo que intentaba. Replicó al P. General que supuesto<br />
que Su Rsma. había plantado aquella Reforma, era justo la diese la mano<br />
cuando estaba tan caída. Templóse algo el P. General, y con esto le dejaron para<br />
otro dia.<br />
CAPÍTULO XXXVII.<br />
Pone el P. Prior su pretensión en tela de juicio.<br />
Viendo el P. Prior tan mala disposición en el P. General para fomentar sus intentos,<br />
volvió los ojos al Cardenal Palotto, valiéndose de su intervención para conquistar<br />
al P. General. Hacía muchos años que el Pontífice había dado a este Cardenal<br />
por Protector a nuestra Orden. Su grande comprensión, su celo del bien de la<br />
Religión, su entereza y otras relevantes prendas que le adornaban, le hicieron en la<br />
Orden tan dueño de las voluntades, que sus dictámenes eran seguidos como oráculos:<br />
sus disposiciones se habían granjeado fuerza de ley.<br />
Pero todo este poder ejercitado en tantos años estaba muy menoscabado en estos<br />
días. Fué la ocasión ciertos encuentros que habían pasado entre él y el P. General,<br />
de donde nació que éste y otros Padres no miraran ya al Cardenal con la atención<br />
que hasta entonces. En estos términos halló el P. Prior al Cardenal, cuando<br />
llegó a Roma: y
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 105<br />
en los mismos o poco mejores le dejó, cuando la dejó. No obstante, tomó el<br />
Cardenal la mano para componer al P. General con el P. Prior: pero, aunque a los<br />
primeros lances dió el P. General algunas esperanzas, se desvanecieron muy presto,<br />
malográndose también las diligencias que interpuso vivamente el P. General de la<br />
Compañía de Jesús.<br />
Tentados, pues, en vano estos medios, que ayudados de la razón deberían ser<br />
poderosos, resolvióse el P. Prior a poner en tela de juicio lo que el P. General le<br />
había negado. Formó un memorial, en el cual, con acuerdo del Cardenal Protector,<br />
relataba el origen de la Reforma en Portugal, sus progresos hasta entonces, y los<br />
estorbos que ahora la ponía el P. General, y remataba suplicando la unión de la Reforma<br />
de Portugal a nuestra Congregación de Descalzos Agustinos de Italia.<br />
Presentado este memorial a la Sagrada Congregación de Cardenales, adonde<br />
toca el conocimiento de las causas de los Regulares, lo remitió la Sagrada Congregación<br />
al Cardenal Vechiareli, para que fuese el relator: y excusándose por enfermo,<br />
remitióse segunda vez al Cardenal Delechi, a quien acudió el P. Prior informándose<br />
del estado y méritos de su pretensión. Salieron a impugnarla el P. General<br />
y el Mtro. Acevedo. Dieron sus papeles al Cardenal Delechi, diciendo en ellos que<br />
el P. Prior solicitaba adelantar la Reforma por ambicioso, con designios de conservarse<br />
en su gobierno: que había admitido a Ordenes a un hermano lego, y otra culpa<br />
le dieron de esta data. A su compañero criminaron de que había pasado de los Calzados<br />
a los Descalzos, sin la debida licencia: que había sido rebelde excusándose<br />
del viaje de la India, y que sin licencia había venido a Roma.<br />
Poco caso hicieron los Padres de estas calumnias en cuanto a ellos tocaban: pero,<br />
corno la mira de los contrarios iba puesta en calumniar a los Padres por estorbar<br />
su Reforma, diéronse por obligados a satisfacer a los cargos. A lo de ambicioso<br />
respondió el P. Prior con hacer una pública renunciación, no sólo del puesto que<br />
poseía, sino de los que podría ocupar, y de voz activa pasiva. A lo de haber admitido<br />
a Ordenes al Hermano lego respondió presentando un Breve del Sumo Pontífice,<br />
que había dado la licencia. El compañero rebatió también los golpes de los contrarios,<br />
refiriendo la verdad: y aunque ellos repitieron otras veces las calumnias, ni una<br />
reprensión tan solamente costaron a los Padres.
106<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XXXVIII.<br />
Opónese el P. Procurador General de nuestros Descalzos de España<br />
a la pretensión del P. Prior y hácesela perder.<br />
Entre otros lances que hubo en este pleito fué uno que el Padre que tenía el<br />
cargo de Procurador General en Roma de nuestros Padres Descalzos de España, o<br />
ya solicitado de nuestros Padres Calzados, o ya de su propio motivo, o por orden de<br />
sus Superiores, procuró atajar el intento de los Descalzos portugueses, cuanto a la<br />
unión con los Descalzos de Italia.<br />
Fundó su justicia el P. Procurador de España en un Breve Apostólico que<br />
prohibe haber en España Descalzos Agustinos que no sean sujetos a la Congregación<br />
de España: y como Portugal se comprende en los términos de España, pareció<br />
al P. Procurador se comprendía también en el Breve. Pasó quizá adelante su designio:<br />
porque es creíble que sospechando o esperando la paz que poco después se<br />
asentó entre Portugal y Castilla, quiso impedir la unión de Italia, para que, hecha la<br />
paz, se pudiese hacer la unión con su Congregación, y recibir por este camino el<br />
aumento de una nueva provincia.<br />
El medio que usó para esto fué poderoso; porque se valió del Embajador de<br />
España, que en Roma lo es mucho. Ultimamente con un apoyo tan fuerte y con vivas<br />
diligencias que hicieron los Padres Calzados, salieron con la victoria, negando<br />
la Sagrada Congregación a los Descalzos portugueses la unión a Italia. Y no contentos<br />
con esto, cuando se expidió el despacho, se añadió en él un perpetuo silencio<br />
a los Descalzos portugueses en lo tocante a la unión pretendida, falsificando así el<br />
decreto en que la Sag. Congregación no puso el tal silencio. El autor de esta falsedad<br />
y de otra que contenía el decreto se dijo ser el abogado de los Padres Calzados.<br />
Larga ocasión de ejercitarse tuvo aquí la resignación del P. Prior, porque ver<br />
que la pretensión de establecer su Reforma, plantada con tanto trabajo, se le había<br />
después de tantos afanes lucido tan poco, era golpe muy sensible. Su compañero,<br />
cuya paciencia no tenía tantos fondos, perdió el pie en este fracaso. Fué su dictamen<br />
que se volviesen
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 107<br />
a Portugal, adonde, informando al Rey de la oposición de los Padres Calzados,<br />
en que tenía tanta parte un su vasallo, cual era el Mtro. Acevedo, tomase el Rey<br />
alguna resolución con que se ganase lo perdido.<br />
No asintió a este parecer el P. Prior. Dejóse estar en Roma resuelto a intentar<br />
otra vez la demanda, y por entonces acudió luego a pedir a la Sagrada Congregación<br />
corrigiese la cláusula de perpetuo silencio, que tan falsamente se había inscrito<br />
en el decreto. Consiguiólo, y no pudo entonces más, por la ocasión que se dirá en el<br />
capítulo siguiente.<br />
CAPÍTULO XXXIX.<br />
Vuévese al pleito.<br />
Ya en este tiempo en que el P. Prior perdió el pleito, que era a los últimos de<br />
Abril, había entrado en la enfermedad de que murió el Ssmo. Padre Alejandro VII.<br />
Crecían cada día los accidentes con que andaba ya, como suele en tales casos, revuelta<br />
aquella corte. Ultimamente pagó el Pontífice aquel tributo a la muerte de que<br />
no se exentan, ni las coronas, ni las tiaras. Encerráronse los Cardenales en cónclave,<br />
y diéronle por sucesor al Cardenal julio Rospillosi, que se llamó Clemente IX.<br />
Todas estas funciones que duraron algunos meses pusieron al Padre Prior en un<br />
largo paréntesis de su negocio, hasta que, para proseguirle, procuró hablar al nuevo<br />
Pontífice, y consiguiólo a fuerza de diligencias. Llegado a sus pies, le informó de su<br />
causa en voz y en escrito, dándole un memorial. Recibiólo benignamente el Pontífice:<br />
pero, queriendo guardar esa atención a los Cardenales, no se quiso avocar el<br />
conocimiento de la causa: y así, remitió el memorial a aquella misma Congregación,<br />
adonde la primera vez se había visto la causa.<br />
Volvieron, pues, de una y otra parte al pleito. Los Padres Calzados, asistidos<br />
del Embajador de España, ocultamente iban ganando tierra, y la perdían, sin saber<br />
cómo, los Descalzos, hasta que el P. Mtro. Fr. Antonio González de Acuña, religioso<br />
dominico peruano, compañero de su P. General, les dió luz de cómo se perdían,<br />
y favor para no perderse, como ahora se dirá.
108<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO XL.<br />
Mejórase el partido del P. Prior y alcanza un despacho favorable.<br />
Ya queda dicho arriba cómo, entre las cartas que el P. Prior llevó de Inglaterra<br />
era una del P. Mtro. Fr. Cristóbal del Rosario, dominico, predicador de la Reina, en<br />
la cual escribía a su General que si Su Rsma. asistiese con su favor a la pretensión<br />
de los Descalzos portugueses, haría a la Reina un gran servicio, porque tomaba<br />
aquella pretensión con grande empeño.<br />
Llegado el P. Prior a Roma, dió al P. General dominico la carta: el cual, sin que<br />
el P. Prior lo supiese, encargó al P. Maestro González ya nombrado que asistiese a<br />
los Padres portugueses, si hubiesen menester su industria. Era grande la de este<br />
Padre, y no corto su poder en aquella corte. Pero como el P. Prior no sabía de lo que<br />
le había encargado el P. General, y del poder del mismo P. General no fiaba mucho,<br />
no fió tampoco mucho de la carta que le había traído: mayormente viendo que valían<br />
tan poco cartas de reyes que eran más, no fué mucho fiase poco del favor del<br />
General que era menos.<br />
Pero Dios, en cuyos caminos se topa tal vez la esperanza, aun cuando se camina<br />
a la desesperación, quiso que la carta del P. General dominico fuese la que ayudase<br />
más a este negocio. Envió el P. Mtro. González a decir al P. Prior, cuando le<br />
vió más ahogado, que su General le había encargado le asistiese en virtud de la dicha<br />
carta, y que él ofrecía su industria para todo lo que se ofreciese. A este recado<br />
respondió el P. Prior buscando al P. Mtro., a quien, por la aceptación que tenía con<br />
el Embajador de España, le fué fácil reducir a éste, no sólo a que no contrariase a<br />
los Padres portugueses, sino que mandase deshacer las diligencias que se habían de<br />
su parte hecho en contrariarlos.<br />
Con esto se mejoró el pleito mucho: porque, por lo menos, a los que por vía del<br />
Embajador los contrariaban se les quitó este estorbo. Pero los Padres Calzados, ya<br />
con sus informes, ya con sus papeles, lo barajaron de suerte, que estuvo el pleito<br />
segunda vez a riesgo de perderse. Decían que el P. Prior, quien para conseguir su<br />
intento afirmaba tener cuatro fundaciones, no tenía ni tan sola una: que esta
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 109<br />
pretensión no era más de una melancolía: y añadían otras cosas con tal sagacidad<br />
e industria, que todo lo barajaron, sin valer al P. Prior los papeles auténticos<br />
que mostraba en confirmación de lo que decía.<br />
En esta confusión se hallaba el negocio cuando se propuso segunda vez en la<br />
Sagrada Congregación para resolverse del todo. Propúsolo el Cardenal relator tan<br />
poco en favor de los Descalzos, que los demás Cardenales fueron votando en contra.<br />
Pero, llegando su vez al Cardenal Vidone, dijo que los informes tan opuestos<br />
de los Padres Calzados y Descalzos no dejaban descubrir bastantemente la verdad:<br />
y así que no era justo que sin otras mayores noticias se tomase resolución: que su<br />
sentir era se escribiese al Vicario del Arzobispado de Lisboa, encargándole hiciese<br />
información si había las cuatro fundaciones que el P. Prior afirmaba: y que contestando<br />
haberlas, y que era conveniente esta Reforma en Portugal, se podría entonces<br />
levantar una Congregación. Siguieron este parecer los demás Cardenales, y decretaron<br />
se escribiese en aquella forma al Vicario General del Arzobispado de Lisboa.<br />
CAPÍTULO XLI.<br />
Nuevo riesgo de perderse el pleito.<br />
Este despacho que no era más que esperanzas fué el fruto del sudor de nueve<br />
meses: pero tan dulce a los pobres Descalzos y tan amargo a los Calzados, que no<br />
se hartara su sed con menos que con extinguirlos, o a lo menos sujetarlos.<br />
En virtud, pues, del despacho de los Cardenales expidió el Secretario de la<br />
Congregación el decreto o carta que se había de enviar al Vicario de Lisboa: recibió<br />
el memorial que había también de enviarse por parte del P. Prior, el cual, siendo<br />
visto por el P. Mtro. Acevedo con su procurador y abogado, tropezaron en algunas<br />
cláusulas de él. Pidieron al Secretario no las permitiese, y no lo concediendo, se<br />
salieron de su casa muy disgustados. Luego envió el decreto a casa del Cardenal<br />
Presidente para que lo firmase, quedándose en casa del Secretario el P. Prior, esperando<br />
que volviese firmado. Y viendo él y su compañero y procurador cómo se<br />
habían despedido sus contrarios, quedaron con mucho cuidado, recelando si irían a<br />
casa del Cardenal
110<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Presidente a embarazar que no firmase el decreto, o a casa del Cardenal Relator,<br />
a pedirle corrigiese el memorial.<br />
No fué vano su recelo: porque los contrarios fueron a hacer esta súplica al Cardenal<br />
Relator. Con este cuidado estaba el P. Prior con grande pena, que crecía con<br />
la dilación: porque luego entonces sucedió no hallarse en casa el Cardenal Presidente<br />
que había de firmar el decreto: con que fué preciso aguardarle. Hacíansele al<br />
P. Prior los instantes horas, temiendo que esta dilación diese lugar a algún embarazo<br />
por parte de los contrarios. Cerróse la noche entre este miedo y la esperanza de<br />
que el decreto llegase. Llegó en fin, y cobrado, con mucha prisa se volvieron al<br />
convento: y afirmaba después el compañero que, mientras no le vió en su celda, no<br />
le daba por seguro.<br />
Apenas habían salido con el decreto de casa del Secretario, cuando entraron en<br />
ella los contrarios con orden del Cardenal Relator para que el memorial que se<br />
había de enviar con el decreto se hiciese en su presencia con acuerdo de las partes.<br />
Pero como el decreto y memorial estaban ya en manos del P. Prior, no tuvo efecto<br />
esta disposición del Cardenal; que, a tenerle, factible era que el negocio, o se dilatase,<br />
o se perdiese volviendo a nuevo examen. Tanto como esto importó a los Descalzos<br />
aquel breve rato que en cobrar su decreto llevaron de ventaja a la trama de los<br />
contrarios.<br />
Conseguida, pues, esta corta pero importante victoria, no había más que aguardar<br />
en el campo de batalla. Resolvióse el P. Prior con acuerdo de los dos Cardenales<br />
Protectores, Ursino y Palotto, dar la vuelta a Portugal para que ajustando con su<br />
presencia las cuatro fundaciones, se hiciese el informe por el Vicario de Lisboa, y<br />
volviendo a la Sagrada Congregación favorable, se diese permiso para erigirse la<br />
nueva Congregación Descalza de que se daba esperanza.<br />
CAPÍTULO XLII.<br />
Parten los Padres de Roma para Génova a embarcarse para Lisboa.<br />
Desembarazados los PP. en pocos días para el viaje, que esta comodidad entre<br />
otras hace rica la pobreza, salieron de Roma a los 16 de Octubre, llevando patentes<br />
dimisorias del P. General, que les
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 111<br />
costaron algunos sustos ocasionados de prudentes recelos que parece tuvieron<br />
de que el P. Maestro Acevedo no las dejase sacar cuales convenían.<br />
Acompañáronles hasta un trecho de la ciudad algunos religiosos y amigos,<br />
haciéndoles aquel cortejo al uso de aquella ciudad: y despedidos éstos, prosiguieron<br />
los dos su viaje, que hicieron al segundo o tercero dia por la ciudad de Viterbo,<br />
adonde vieron entero y veneraron el cuerpo de Sta. Rosa de Viterbo, cuyo sacro<br />
depósito fió el cielo a las religiosas franciscanas. De aquí, pasando por Sena, Florencia<br />
y Pisa, ilustres ciudades de Toscana, pasaron a la de Liorne: adonde, fletando<br />
dos lugares en una falúa, entregaron la ropa a los marineros, que embarcándola se<br />
salieron del puerto, dejando a los Padres en tierra.<br />
Cuando los Padres, yendo al puerto a embarcarse, vieron engolfada ya su falúa<br />
en que iba su tesoro en sus despachos, tomaron un pequeño barco, y se fiaron al<br />
mar, dando caza a la falúa. Pero desesperados de alcanzarla, y viendo a otra que<br />
salía del puerto, se embarcaron en ella, y favorecidos del viento al caer de la tarde<br />
llegaron a Portovénere sin saber de su ropa en que iban los despachos, que tanto<br />
sudor y congoja les habían costado. En Portovénere los prendió el mar algunos dias,<br />
cerrando las tormentas la salida de aquel puerto con montes de agua insuperables.<br />
Y habiendo los Padres tenido aviso de que el convoy en que determinaban embarcar<br />
para Lisboa saldría presto de Génova, recelosos de perderle, dejaron a Portovénere,<br />
resueltos a hacer por tierra el camino: empresa ciertamente difícil por la inculta<br />
aspereza de sus riscos y sus peñas. Fuéronse a un lugarejo en aquella ribera,<br />
adonde decían estaba su ropa: y no la hallando allí, mandó el P. Prior a su compañero<br />
la fuese a buscar a otro lugar frontero. Hízolo así, atravesando aquel golfo en<br />
un barquillo con mares tan altos, que le encubrían los montes cercanos. Halló en<br />
aquel lugar la ropa, y con ella se recogió a la Especia, adonde le aguardaba el P.<br />
Prior.<br />
De la Especia salieron a la mañana siguiente, a entregar la ropa al faluquero<br />
que los había traído de Liorne, para que la llevase a Génova por mar, haciendo ellos<br />
el viaje por tierra. Pero hallando al faluquero con la mejoría del tiempo previniendo<br />
su viaje para Génova,
112<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
se quedaron con él, y en breves horas se hicieron otra vez la vuelta de Portovénere:<br />
y de aquí aquella misma noche dieron a vela y fueron a vísperas a Génova.<br />
Hallaron en esta ciudad el agasajo que suele hacer la caridad religiosa a todos,<br />
y en particular a los hermanos. Diez y ocho dias se detuvieron aquí en el convento<br />
de San Nicolás de nuestros Padres Descalzos de la Congregación de Italia, mientras<br />
se disponía el convoy para la navegación: y en todos ellos se ejercitó la caridad de<br />
aquellos benditos Padres con sus peregrinos hermanos, no menos en atender a su<br />
recreación con el regalo, que en acudir a su edificación con el ejemplo.<br />
CAPÍTULO XLIII.<br />
Embárcanse en Génova, y después de varios trabajos de la navegación<br />
toman tierra en Almería.<br />
Prevenido ya el convoy para el viaje, diéronse a la vela los Padres en 19 de<br />
Noviembre. A pocos días, y pocas leguas andadas, el general de la armada, congojado,<br />
ya de la oposición que le hacía el tiempo, ya de las molestias que padecía mareado,<br />
hizo señal de arribar y volver otra vez a tierra. De los bajeles, que eran catorce,<br />
le obedecieron algunos: pero el en que iban los Padres con otros dos en su compañía<br />
prosiguieron el viaje, o no entendiendo, o no queriendo entender la seña. Así<br />
se conservaron algunos días: pero el golfo de León, siempre horrible por la ferocidad<br />
de sus mares, los dividió, quedando sólo el bajel de los Padres, adonde la compañía<br />
no sólo servia al alivio, pero podía ser importante al remedio, tanto más imposible<br />
a un bajel en los peligros de la mar, cuanto más solo le embisten.<br />
Once dias anduvieron en aquel golfo, pudiendo haberse pasado con dos, y apenas<br />
hubo día que contasen por bueno los marineros. Era ya el fin de Noviembre y<br />
de Diciembre el principio: y no obstante conjuráronse los tiempos a dar a esta navegación<br />
lo más molesto que suelen. El invierno la hizo peligrosa con sus tormentas,<br />
y el verano con sus calmarias, y tan terribles, que con las olas que levantaban<br />
así eran calmarias, que pasaban a ser tormentas. El mar, no sólo en lo encaramado,<br />
mas también en los colores parece mostraba su enojo:
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 113<br />
porque eran sus aguas tan feamente negras, que parecían las del lago Estigio,<br />
que fingieron los poetas.<br />
Al fin, después de tantos azares, tragada un dia la muerte en un susto de fuego,<br />
otro en una tromba del cielo, y otros en encuentros de bajeles berberiscos, consumidos<br />
casi los víveres, bebiéndose ya con tasa, y pasadas otras descomodidades que<br />
no sabe explicar la pluma se hallaron en la Carbonera, corto puerto en el reino de<br />
Murcia, adonde dieron fondo después de veinte días de navegación. Tantos le costó<br />
hacer este tercio de camino, cuando bastaban muchos menos para medirlo todo.<br />
El mismo día que aquí llegaron, que fué ocho de Diciembre, les avisó un pinque<br />
inglés como en el cabo de Gata, que es paso para Lisboa, andaban siete naves<br />
berberiscas. Estas nuevas y el esperar buen tiempo hizo reparar al capitán de nuestro<br />
bajel, hasta que el tiempo se hallaba ya mejor a los diez y siete, pero con viento<br />
contrario, que daba señas de firmeza, por haber prendido con la luna.<br />
Viendo, pues, los Padres que aguardar a más no podía ser sin riesgo, o del<br />
tiempo que perdían estando allí suspensos, o de la libertad que podían perder si<br />
saliendo topasen a los berberiscos, estimando la libertad y el tiempo que les importaba<br />
para la consecución de sus designios, dejaron el bajel por un barco, en el cual,<br />
en una noche y poco más de medio dia, acompañados de un religioso franciscano<br />
descalzo, dos clérigos y dos seglares, doblado el cabo de Gata, y costeado por algún<br />
trecho el reino de Granada, surgieron a 18 de Diciembre en el puerto de Almería.<br />
CAPÍTULO XLIV.<br />
Salen de Almería: vuélvenlos a ella presos y les dejan otra vez salir.<br />
Saliendo en tierra, se encaminaron a la catedral, y pidieron limosna al obispo.<br />
Diósela, y al día siguiente, recibido pasaporte del gobernador de la ciudad, tomaron<br />
tierra adentro el camino de Granada, e hicieron noche tres leguas de Almería, los<br />
religiosos en casa de un labrador, y los seglares en una venta.<br />
Sería la media noche cuando, acostados los religiosos, les rompió el sueño un<br />
ruido que oyeron en la casa, y poco después a la luz del
114<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
candil divisaron un hombre que entró en su aposento, y con una montera, y calado<br />
el rebozo, y con voz gruesa y arrogante, les preguntó: ¿De dónde? y respondiendo<br />
los Padres —De Portugal —replicó él —Alcen las cabezas. Hiciéronlo así,<br />
y él les mandó se levantasen, y en compañía de algunos soldados los llevaron a la<br />
venta, adonde con guarda de muchos hallaron encerrados en un pajar a sus compañeros.<br />
Encerráronlos con ellos, y luego los desbalijaron a todos de los papeles que<br />
traían, mandándolo así el mismo gobernador de Almería, que les había dado el pasaporte<br />
y se hallaba presente.<br />
Hecha esta diligencia, aguardaron la mañana: y llegada, les mandó el gobernador<br />
montar, unos a caballo y otros de ancas, dándoles de almorzar, los llevó otra<br />
vez camino de Almería. La confusión de los pobres pasajeros, viéndose presos de la<br />
misma mano que les había dado libertad para su camino, y que volvían atrás, sin<br />
saber cómo ni para qué, no es menester ponderarse con la pluma, para llegar a entenderse.<br />
Llegados segunda vez a Almería, los llevó el gobernador a su casa. Acudió<br />
un clérigo a saber la causa de esta novedad y preguntósela a los Padres, que, no<br />
menos ignorantes de ella que él, no le supieron responder. Vino entonces el gobernador,<br />
y satisfizo a la duda de todos con decir estas o semejantes palabras: "Ayer<br />
noche, después de la partida de estos señores, viniendo yo recogiéndome a mi casa,<br />
encontré al capitán Martos, el cual me dijo: V. Md. Sr. Gobernador ha dejado ir a<br />
aquellos portugueses? Y respondiéndole yo que sí, volvió a decir el capitán: Pues<br />
sepa V. Merced que hay una orden de Su Majestad, y enseñómela, para que no se<br />
pueda dar paso a portugueses que vayan o vengan de Roma, porque se presume<br />
que su viaje es contra el servicio de Su Majestad. Yo, pues, viéndome transgresor<br />
de un decreto real, y temiendo la culpa que se me podía formar de aquí, junté al<br />
instante un trozo de soldados, y no fiando tan importante diligencia menos que de<br />
mi persona, seguí a estos señores, y hallándolos, los he traído aquí. Sabe el cielo, y<br />
díjolo casi llorando, que no ha sido menor mi sentimiento de volverlos que el gusto<br />
con que les di el pasaporte para seguir su camino: pero ¿qué se ha de hacer, si hay<br />
orden del Rey que dispone lo contrario?"<br />
Dijo esto el gobernador, y mandando llamar algunos ministros, hizo traer en<br />
presencia de todos los papeles quitados a los pasajeros.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 115<br />
Fueron examinando y viendo uno por uno: y los que le parecieron no importaban<br />
los volvieron a sus dueños. De los otros mandaron hacer una lista por auto de<br />
escribano, la cual se formó en la mayor parte de los papeles quitados al P. Prior,<br />
que, como había hecho la jornada a Roma por orden del Rey de Portugal y llevado<br />
cartas suyas, traía las respuestas de ellas y otros papeles en que el de Portugal se<br />
nombraba llanamente Rey, y era esto a tiempo en que no estaban hechas las paces.<br />
De donde quedaron temiendo él y los demás compañeros algún notable y quizá<br />
penoso embarazo a su viaje.<br />
Examinados los papeles, entraron el gobernador y sus adjuntos en consideración<br />
de lo que habían de hacer de aquellos hombres. Y la resolución fué enviarlos<br />
con escolta de soldados al Teniente General de la costa de Granada, el cual, viendo<br />
los papeles, de que hicieron un pliego y con carta del gobernador lo entregaron a un<br />
soldado, ordenase como superior lo que le pareciese.<br />
CAPÍTULO XLV.<br />
Salen segunda vez de Almería y llegan a Motril.<br />
El dia siguiente, 21 de Diciembre, después de haber comido con el gobernador,<br />
que los tuvo por huéspedes en su casa, prevenida ya la escolta de los soldados, salieron<br />
con ellos los pasajeros de Almería. De esta ciudad a la de Velezmalaga, residencia<br />
del Teniente General, a quien iban remitidos, habrá treinta y cuatro leguas:<br />
pero es tan áspero, tan peñascoso el camino, que en algunos pasos no se podían<br />
vencer sus peñas, menos que valiéndose los peregrinos de pies y manos. La tierra,<br />
así como es áspera, así es pobre: y con una y otra calidad dió harto que padecer a<br />
los pobres pasajeros, experimentando en su viaje muchas descomodidades.<br />
Hicieron noche el primer dia en la Roqueta, pequeño castillo, puesto en la playa<br />
del mar. La abundancia de la cena se descontó en la falta de la cama que fuera<br />
menester para el cansancio y rendimiento del camino. La noche de los 22 pasaron<br />
aun con menos comodidad en otro castillo, llamado de Valerma. La del 23 en Adra,<br />
adonde se guarecieron del camino con la largueza de los que los hospedaron. La del<br />
24
116<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que fué Noche Buena la tuvieron en Albuñol, que les redujo toda la pompa de<br />
la colación de esta noche a un poco de pan con granadas. La del 25 en Sornisan<br />
cómodamente, y el día siguiente fué tan recio el viento, que no les dejaba dar un<br />
paso: y en particular al P. Prior como tan flaco, le tiraba del camino hacia las jaras y<br />
pedernales, adonde se lastimó de suerte, que fué menester abrigarle, porque otro<br />
abrigo más que las alpargatas no llevaba. Pasaron esta noche en Polopos, lugarejo<br />
miserable, adonde lo pasaron como el lugar lo prometía. La del 27 en Gualchos, y a<br />
los 28 llegaron a la ciudad de Motril.<br />
CAPÍTULO XLVI.<br />
Lo que les sucedió en Motril y otros sucesos hasta llegar a Vélez-<br />
Málaga.<br />
Guiaron luego los soldados en Motril a casa del gobernador, y le entregaron el<br />
pliego de los papeles: y luego que los Padres llegaron allí, enviaron una carta a un<br />
portugués de la ciudad, que otro de Adra le escribía. Mientras el gobernador preguntaba<br />
a los pasajeros por su viaje, llegó el portugués de la carta, y pidió licencia<br />
al gobernador para llevarlos a su casa. Concediósela, y al despedirse, sucedió una<br />
cosa que les causó harta admiración y consuelo. Y fué que el gobernador, cuando<br />
los pasajeros se despedían, alargó la mano, y dió el pliego de los papeles al P. Franciscano<br />
descalzo. Aceptólo el Padre, y luego que salieron de casa del gobernador,<br />
dió el pliego a los dos Padres que lo estimaron para sacar de él los papeles que podían<br />
mover al Teniente General, a quien iban, a que les embarazase el viaje.<br />
Llegados a casa del portugués, se les sirvió una harto espléndida comida y no<br />
menos a la cena: después de la cual, subiendo al cuarto que les señalaron, hallaron<br />
aderezadas algunas camas, y una con aderezos más galanes. En ésta se acostó luego<br />
uno de los compañeros seglares, pensando que era para cualquiera de los pasajeros:<br />
pero dentro de breve espacio subió al cuarto un francés, que era también huésped en<br />
casa, e iba a acostarse en su cama, que era aquélla en que el pasajero seglar se había<br />
acostado: mas, hallándola ocupada, hubo otra vez de volverse. Y no importó tan<br />
poco este suceso, que no importase
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 117<br />
quizá lograr los Padres su intento en lo tocante al pliego: porque en presencia<br />
del francés no se atrevieran a quitar los papeles del pliego, o tal vez no lo hicieran<br />
sin peligro.<br />
Desembarazados, pues, del estorbo del francés, cogió el compañero del P. Prior<br />
el pliego, que de pasar de unas manos a otras venía roto por un lado, y por él pudo,<br />
sin romper la nema, sacar todos los papeles que encerraba. Apartó la carta del gobernador<br />
de Almería en que daba cuenta cómo el P. Prior había sido confesor de la<br />
Reina de Portugal: sacó también los papeles que hablaban del Rey de aquel reino, y<br />
todos los otros que les podían embarazar su camino: y últimamente la lista, porque<br />
no se entendiese por ella que faltaban papeles del pliego. Todos estos y su guarda<br />
fió el P. Prior a la industria del P. Franciscano, y los demás que no harían daño con<br />
una nueva lista de ellos mandó el P. Prior a su compañero los cerrase en el pliego,<br />
sin tocar a la nema, ni sobrescrito.<br />
Por la mañana se fueron a casa del gobernador a disponer su partida. Entrególe<br />
el P. Franciscano el pliego, sin que el gobernador echase de ver el hurto: y proveyéndoles<br />
de cabalgaduras, que para pasar un río fué disposición acertada, se despidieron<br />
la vuelta de Almuñecar, adonde hicieron noche. A los 30 en Nerja.<br />
A la mañana siguiente, saliendo de un pajar, adonde habían dormido, a decir<br />
misa a una ermita de un castillejo, cuando iban vieron un barco que puesto en calma,<br />
procuraba en vano escapar a un bajel morisco que le daba caza. Fuésele acercando<br />
al bajel, y viéndose sin remedio los marineros, dejaron el barco, tratando sólo<br />
de salvar las vidas, saliendo a tierra. No ha sido ociosa le relación de este suceso:<br />
hízose para que se alabe a Dios por haber su Divina Majestad querido librar a los<br />
Padres, o a algunos de ellos del cautiverio.<br />
Fué, pues, el caso que dos dias antes, cuando caminaban a Almuñecar, encontraron<br />
al dueño de aquel barco, el cual con cristiana caridad les ofreció llevarlos en<br />
él de balde. Pudiera el cansancio de tantos dias de áspero camino, tomado casi todo<br />
a pie, y la comodidad de navegar con el buen tiempo que hacía, hacer con los pasajeros<br />
que agradeciesen la caridad y la aceptasen: pero ellos no la aceptaron, solamente<br />
la agradecieron. Cuando después vieron el barco en medio del mar, hecho<br />
presa de los moros, dieron muchas gracias a Dios, porque
118<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
, a haberse embarcado en él, por lo menos uno de los Padres hubiera probablemente<br />
perdido la libertad: porque, como no sabía nadar, ni quizá algunos de los<br />
camaradas, ni parece había barco pequeño con que salir a remo, y si lo había lo<br />
querrían para sí los marineros, no siendo capaz de todos, antes habían de exponer la<br />
libertad al cautiverio, que echarse al mar con riesgo de la vida.<br />
CAPÍTULO XLVII.<br />
Libres del examen que les hizo en Vélez-Málagaa el Teniente General,<br />
continúan su viaje hasta Málaga.<br />
De Nerja salieron después de misa, y a boca de noche llegaron a la pequeña<br />
ciudad de Vélez-Málaga. Siguieron a los soldados a casa del Teniente General: el<br />
cual recibiendo y abriendo el pliego, empezó un severísimo examen y pesquisa con<br />
los pobres pasajeros. Para esto llamó primero a uno: hízole acerca del viaje muchas<br />
preguntas, y gastado con este no poco espacio, le detuvo en una antesala, sin permitirle<br />
se volviese a los compañeros: prevención que debía encaminarse a que no pudiesen<br />
los otros ir advertidos de lo que habían de responder. Por este orden examinó<br />
a cada uno de por sí con tanta flema, que desde primera noche hasta cerca de la<br />
media consumió en examinar a tres o cuatro.<br />
Al dia siguiente, 1.º de Enero de 1668, acabó el Teniente su pesquisa, y llamando<br />
al P. Prior y a uno de los dos clérigos, les dijo que su obligación, en virtud<br />
de lo que había sabido era, o enviar a todos ellos a Madrid, o detenerlos allí hasta<br />
escribir a aquella corte: pero que no quería embarazarlos, ni tampoco les daría pasaporte:<br />
que se fuesen norabuena hasta la ciudad de Málaga, y que entrando en ella<br />
a la deshilada, procurasen embarcarse allí para Portugal.<br />
Esta resolución los dejó contentos y no menos admirados, siendo el motivo de<br />
su admiración el ver que un caballero de tanto seso y viveza como el Teniente no<br />
hubiese reparado en el hurto del pliego, ni tampoco en que en él no hubiese carta<br />
del gobernador de Almería. En resolución: ya fuera que el Teniente no lo advirtiese,<br />
ya que lo disimulase,
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 119<br />
el caso fué que después de dar de comer a los pasajeros, los dejó ir libremente.<br />
Andadas cuatro o cinco leguas, llegaron ya de noche a un mesón adonde, pidiendo<br />
posada, se la negaron, remitiéndolos a otro más adelante. Pasaron a él, y por<br />
más que llamaron a la puerta, jamás pudieron acabar con el mesonero que les abriese:<br />
antes cargó de baldones al religioso franciscano, que era el que le hablaba. Dijéronnos<br />
después que había un renegado, en tiempos pasados, saqueado aquel mesón<br />
con semejante industria de llamar a que lo recogiesen: y que a esa sería la causa de<br />
no abrirse ahora a los pasajeros, porque el sitio era para temer semejantes embustes,<br />
por ser en la playa.<br />
En lugar, pues, tan peligroso, si bien ignorantes de su peligro, quedaron los pasajeros<br />
aquella noche. Dióles cama un montón de estiércol que estaba arrimado al<br />
mesón, adonde acomodándose y requiriendo si había entre todos algo con que tomar<br />
refección, se halló un pan solamente sin vino ni agua: corta provisión para siete<br />
hombres, y más corta para siete caminantes. Repartiéronse el pan, y recostándose<br />
en el estiércol con el abrigo del cielo, pasaron un trecho de la noche, hasta que, como<br />
a las dos después de la media noche, se levantaron y prosiguieron las dos o tres<br />
leguas que les faltaban para llegar a Málaga, adonde entraron al reír de la mañana.<br />
Fuéronse los dos Padres al convento de nuestros Padres Calzados, en cuya caridad<br />
hallaron el desquite que había menester su sueño y hambre. A la noche los<br />
vino a buscar un clérigo portugués para embarcarles: mas no se logrando este intento,<br />
los volvió a su casa adonde los regaló algunos días en compañía de los dos compañeros<br />
clérigos: al fin de los cuales les aconsejó que no se embarcasen, y añadiendo<br />
dineros al consejo, les proveyó de lo que fué necesario para hacer su viaje por<br />
tierra, hasta llegar a Lisboa.<br />
CAPÍTULO XLVIII.<br />
De Málaga parten por tierra a Lisboa.<br />
El espacio con que forzosamente se había de caminar a pie era dañoso al negocio<br />
de los Padres: y así, aceptando el ofrecimiento del clérigo portugués, alquilaron<br />
cavalgaduras con que el día 7 partieron
120<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de Málaga, y fueron a dormir a Antequera: a los 8 a Osuna: a los 9 a Arahal y<br />
a los 10 a Sevilla: a los 13 en el Puerto de Santa María, adonde el General Duque<br />
de Medina Celi les dió pasaporte para se pasar a Portugal. La noche de los 14 pasáronla<br />
embarcados con muchísimo frío: y a la mañanita salieron del puerto, pero a<br />
dos o tres leguas, por no dar lugar el tiempo, se recogieron al lugar de Rota. Aquí<br />
visitaron en un convento el santuario de Ntra. Sra. de la Escalera, cuya historia,<br />
según pienso lo he leído, sucedió así:<br />
En este convento estaba, al subir de la escalera una lámina con una imagen de<br />
la Ssma. Virgen. Erale aficionadísimo un religioso, el cual, mudándose de aquel<br />
convento, la robó para llevársela consigo. Cuando ya iba por el camino, a ruegos de<br />
su devoción, sacó la lámina para mirar la imagen, y halló la lámina rasa sin matiz ni<br />
pintura alguna. Cayó luego en la cuenta de su yerro, y entendió que se desagradaba<br />
la Señora del hurto. Volvió atrás y llegando al convento, refirió el prodigio, y restituida<br />
ya otra vez la lámina a su antigua pintura, se puso con reverente culto en el<br />
mismo lugar de la escalera, adonde, había estado: el cual está hoy dispuesto de<br />
suerte, que la puede gozar la devoción de todos los fieles, y tiene el aseo que se<br />
puede esperar de un lugar humilde.<br />
El día 16 salieron de Rota, y pasando por las playas de Sanlúcar, veneraron de<br />
la mar el sagrado honor de aquellas riberas, la imagen de la divina Señora de la<br />
Regla que ennoblece un convento de los hijos de Agustino. Pasaron la noche en<br />
Huelva, y a los 17 llegaron a Riamonte. A los 18 el gobernador de la plaza los envió<br />
en un barco acompañados de soldados que atravesando el Guadiana, término<br />
entre Portugal y Castilla por aquella parte, los entregasen a los portugueses. Fueron<br />
siempre en el barco tocando cajas, a cuyo reclamo, acudiendo en otro soldados portugueses<br />
de Castromarín, les entregaron los castellanos a los pasajeros.<br />
Saltando en tierra, se presentaron en Castromarín a su gobernador, que los remitió<br />
al Teniente General del Algarbe que residía en la ciudad de Faro. Partieron a<br />
los 19 de Castromarín y durmieron en Famira en el convento de nuestros PP. Calzados.<br />
A los 20 llegaron a Faro, y presentados al Teniente General, quedaron allí<br />
aquella noche. A 21 fueron a hacer noche al convento de nuestros PP. Calzados de
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 121<br />
Lonlé. A 22 durmieron en Cortefiguera: a 23 en Panoyas: a 24 en Grándola: a<br />
25 en Palma que da el título a sus condes: a 26 en Allosvedros en una granja de<br />
nuestros PP. Calzados de Lisboa, y a los 27 de mañana, día en que se juró Príncipe<br />
de Portugal al serenísimo Infante D. Pedro, llegaron por el río a Lisboa, y tomando<br />
tierra en las playas del convento de nuestras monjas, entraron en su iglesia, de donde<br />
hacía 17 meses que habían salido a embarcar para Roma. Allí dieron a Dios muchas<br />
gracias por haberlos restituido a su casa, haciendo lo mismo las monjas cantando<br />
Te Deum laudamus.<br />
CAPÍTULO XLIX.<br />
Habla el P. Prior al Príncipe que le recibe con cariño.– Prométele<br />
su favor y hácele merced de la fundación de Nuestra Señora de la<br />
piedad de Santarén.<br />
Como el viaje de Roma lo había emprendido el P. Prior por orden del Rey, que<br />
tanto se había declarado parcial de la Reforma, pedía la razón que a Su Majestad se<br />
diese cuenta del despacho que se había traído en favor de ella. Pero llegado a Lisboa,<br />
se halló el P. Prior absuelto de esta obligación por la reclusión del Rey, cuyos<br />
cuidados, cuanto al gobierno, habían ya pasado al Príncipe D. Pedro.<br />
En estos términos juzgó el P. Prior hacer con el Príncipe la función que en<br />
otros se debería hacer con el Rey. Buscóle a este fin y como, junto a la sazón el<br />
Reino en cortes, eran muchos los negocios públicos y muy importantes, no pudo<br />
sino después de algunos días prcsentarse a su alteza.<br />
Recibióle con mucho cariño el Príncipe, bien que no con tanto como cuando<br />
era infante. Pero desquitó en breve esta que parecía sequedad de los afectos con una<br />
liberalidad real ejecutada en muchos beneficios. Estimó el despacho de Roma, y<br />
prometió su favor en lo que conviniese a la Reforma: y en prendas de su amor la<br />
hizo merced de darle la fundación de Ntra. Sra. de la piedad de Santarén.<br />
En esta villa entre todas las de Portugal sin pleito la primera: y entre otras calidades<br />
que la ilustran es notable la de los muchos prodigios que en ella ha llovido el<br />
cielo. Pero dejando la noticia de ellos a
122<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los libros que los refieren, solamente haremos memoria del que toca a este resumen.<br />
Había en tiempos pasados un devoto vecino de esta villa hecho labrar en<br />
barro una imagen de Ntra. Sra. de la piedad. Salió bellísima, y añadióle hermosura<br />
el pincel. Colocóla en un nicho en la parte exterior de los muros de la villa, adonde<br />
creció su culto con fabricársele una pequeña ermita.<br />
Así estaba esta imagen en el año de 1664, en el cual las armas de Felipe IV<br />
oprimieron poderosamente la ciudad de Evora. Estando, pues, esta ciudad o sitiada<br />
o ya rendida, sucedió que una persona o personas devotas, estando en oración en<br />
aquella ermita, vieron que la imagen del Señor que la Señora tenía en los brazos,<br />
doblando el medio cuerpo, se levantó hasta tocar, o casi, el rostro de la Señora. Publicóse<br />
el milagro, y creció luego tanto la devoción y concurso, que el rey D. Alonso<br />
VI, después de restaurada Evora, y alcanzada una gran victoria, salió de Lisboa,<br />
y yéndose a Santarén, echó la primera piedra en el sitio de la ermita, y mandó se<br />
empezase una iglesia, que si bien la estrechura del sitio puso límite a su grandeza,<br />
no le puso a la del Rey, que se desquitó con que fuese suntuosa la obra.<br />
Poco después deseó la Reina esta iglesia para fundación de sus Agustinos Descalzos.<br />
Envió a pedirla al Rey por un santo religioso dominico, al cual dió luego el<br />
sí, y le dijo que lo avisase al conde valido, parece que para mandar pasar los despachos.<br />
El conde se fué al Rey y le dijo que Su Majestad no podía ya dar aquella iglesia,<br />
porque la había ya prometido a los religiosos bernardos, deseándola mucho un<br />
bernardo tío del conde para recoletos de su Orden. Quedó el Rey atajado, y dijo al<br />
religioso dominico que ofreciese a su madre de parte suya otra cualquiera recompensa,<br />
que se la daría por dar gusto a Su Majestad.<br />
Puso entonces la Reina los ojos en la ermita de San Mauro y pidióla a su hijo,<br />
que luego la hizo pasar los despachos. Está situada esta ermita en los arrabales de<br />
Lisboa en una cuesta de un monte eminente hacia el río, por donde suben y bajan<br />
todos los bajeles que surgen en aquel gran puerto. Hace aun más apacible el sitio la<br />
vecindad de la quinta de Alcántara, recreo ordinario de los Reyes. Esta ermita que<br />
en sí es muy linda fué en los tiempos del rey D. Juan IV de los religiosos dominicos<br />
que la habitaban con las casas que le estaban
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 123<br />
arrimadas: pero hubieron de dejarla cediendo al pleito que se les movió sobre<br />
su asistencia.<br />
Poco después de hecha la merced de esta ermita, murió la Reina, y cargando<br />
sobre el P. Prior negocios más forzosos, se partió a su viaje de Roma, sin haber<br />
tomado la posesión. Pero, al volver de Roma, halló muerto al P. Bernardo que pretendía<br />
la iglesia de la Piedad de Santarén, y al conde valido su tío, no solo muerto a<br />
la privanza, sino ausente del reino.<br />
Desembarazado, pues, el P. Prior de tan poderosos competidores, que tan fácilmente<br />
habían hecho malograrse la otra vez su pretensión, la propuso de nuevo al<br />
Príncipe, refiriéndole lo que en esto había pasado. Concedióle el Príncipe aquella<br />
iglesia con una cláusula muy favorable, poniendo en la real patente que daba aquella<br />
iglesia a los Agustinos Descalzos para que hiciesen de ella lo que les pareciese,<br />
quedándoles puerta con esto para hacer luego hospicio o convento, como les estuviese<br />
mejor.<br />
Esto pasó en Marzo de 1668, y luego a los primeros de Junio partieron a tomar<br />
la posesión dos religiosos. Las 14 leguas que hay desde Lisboa a Santarén se andan<br />
o por tierra o por el río. Los Padres de la Compañía de Jesús, queriendo embargar la<br />
posesión, y pensando que los Padres irían por el río, pusieron una noche escolta en<br />
sus playas, asistiendo también allí su P. Rector, para embarcar el desembarco de los<br />
Padres. Pero ellos que habían ido por tierra llegaron aquella misma noche a Santarén,<br />
y acomodándose en casa de un caballero, desde allí dispusieron lo que era menester<br />
para tomar posesión la mañana siguiente. Ejecutáronlo como lo habían dispuesto,<br />
quedándose con esto sin fruto la prevención de los Padres de la Compañía:<br />
pero después movieron estos Padres pleito a los Descalzos sobre esta posesión, mas<br />
quedaron vencidos.<br />
Posee, pues, hoy, nuestra Descalcez aquella fundación, en la cual residen algunos<br />
religiosos, continuándose las obras por cuenta de la hacienda real: y la posesión<br />
de la ermita de San Mauro que se nos había dado en recompensa de esta iglesia<br />
cuando se nos negó, no se ha podido tomar por embarazos que hubo.
124<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO L.<br />
Hace el Príncipe merced a la Reforma de la fundación del Espíritu<br />
Santo<br />
en Alterdo Chao.<br />
Los PP. Carmelitas Descalzos habían fundado en tiempos pasados un convento<br />
en Alterdochao, pueblo rico en la provincia de Alentejo. Tiene muy buena iglesia,<br />
cuyo titular es el Espíritu Santo, dormitorio, principios de claustro, y otras convenientes<br />
oficinas, y muy linda huerta.<br />
Aquí estaban los PP. Carmelitas muy bien hallados, cuando razones políticas<br />
que apunta la crónica de su Orden los compelieron contra su voluntad a dejar aquella<br />
fundación. Volvieron a instar para ocuparla: pero, aunque lo consiguieron, la<br />
misma avenida de razones les hizo mover el pie segunda vez, quizá aún con menos<br />
voluntad que la vez primera. Dejándola al fin, se puso en aquella iglesia un capellán<br />
clérigo seglar, y en ese estado se hallaba este año de 1668. Conseguida, pues, en<br />
este año la fundación de Ntra. Sra. de la Piedad de Santarén, teniendo el P. Prior<br />
noticia de ésta de Alterdochao, aplicó el ánimo a tentar los medios de alcanzarla.<br />
Ofreciósele uno muy proporcionado: y fué que como estaba el reino, como ya dijimos,<br />
junto en cortes, hallábase también en ellas en Lisboa el Procurador de aquella<br />
villa. Tenía amistad o parentesco con éste un gran devoto y bienhechor de la Orden,<br />
el cual le persuadió a que hiciese una petición al Príncipe en nombre de su villa<br />
cuyo Procurador era, suplicando a Su Alteza, que supuesto aquella villa era del estado<br />
de Berganza, y los moradores de ella deseaban allí a los religiosos Agustinos<br />
Descalzos, se sirviese Su Alteza hacerles merced de la fundación y convento del<br />
Espíritu Santo. Presentóse al Príncipe esta petición, y luego la ot<strong>org</strong>ó. No se ha intentado<br />
el tomar la posesión; porque como esta fundación está lejos y los religiosos<br />
aun no son muchos, y hay otras fundaciones cerca de Lisboa, tratan de éstas con<br />
mayor cuidado, porque se pueden dar la mano de unas a otras, lo que con la de Alterdochao<br />
no fuera fácil.<br />
No sólo esta fundación y la de Santarén fueron en este tiempo
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 125<br />
materia a la liberalidad del Príncipe. Otras mercedes hizo también a los Descalzos,<br />
en las cuales no sólo les mostró su cariño en lo presente, mas también para<br />
lo futuro. Dióles una gruesa cantidad de dinero para continuar las obras en el convento<br />
de Lisboa: repartióles con largueza los libros y otras alhajas que habían quedado<br />
de la Reina su madre, y lo que es más considerable, repartió a las cuatro primeras<br />
fundaciones renta anual mucho mayor que la que se ha menester en Portugal<br />
para fundaciones Recoletas, situándola en el portazgo de Lisboa, que es finca muy<br />
segura. Para la continuación de las obras del convento de Lisboa y para las de las<br />
monjas hizo donación de 30 ducados de plata en cada un año, resto de la dote de la<br />
reina su madre: a cuya cobranza y asentamiento está a la sazón en esta corte de<br />
Madrid el que escribe este resumen. Otras mercedes ha hecho el Príncipe a los<br />
Agustinos Descalzos en este tiempo, algunas de las cuales tienen su lugar adelante.<br />
CAPÍTULO LI.<br />
Dase a la Reforma la fundación de Ntra. Señora de la Asunción de<br />
la Sobreda.<br />
Fernando de Castillo y Mendoza, ciudadano de Lisboa, noble, rico y desobligado,<br />
tenía una quinta en los contornos de la ciudad en el lugar que llaman Sobreda,<br />
término de Caparica. Empezó a labrar en ella un convento, dicen que para Clérigos<br />
Regulares: pero la estrechez de las celdas parece estaba diciendo no era el convento<br />
sino para Recoletos. Varias religiones hicieron tiro a esta fundación, y alguna hubo<br />
que, por lo que estaba hecho a los principios y por el sitio y quinta, ofreció a Fernando<br />
del Castillo treinta y cinco mil cruzados 1 . No había él empezado la obra como<br />
mercader, y así, no dando oídos a esta plática, fué, sin dar la fundación a nadie,<br />
continuando la obra.<br />
Estaba a esta sazón en Roma el P. Prior, adonde tuvo noticia de esta fundación<br />
por carta de un Padre nuestro, calzado en la profesión, y en el afecto, descalzo. Pero<br />
ni el embarazo de sus negocios ni la<br />
1 Cruzado, moneda de plata portuguesa que vale diez reales vellón.
126<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
distancia del lugar lo daban para tratar de esta fundación. Vuelto, empero, a<br />
Lisboa, pasados algunos dias buscó a Fernando de Castillo, y propúsole su pretensión,<br />
y para adelantarla más, le representó vivamente que el dar Su Merced aquella<br />
fundación a cualquiera de las Religiones que la pretendían era acrecentarlas el número,<br />
dándolas un convento más: pero que, dándola a los Agustinos Descalzos les<br />
daba el ser, porque con ella hacían el número de cuatro, en el cual les había librado<br />
Roma las esperanzas de hacer una Congregación. Respondió el fundador a esto que<br />
él veneraba mucho a nuestra Descalcez: pero que la resolución de dar su nuevo<br />
convento no había de ser suya, sino que había de venir del cielo.<br />
Despidióse con esta respuesta el P. Prior, y visitando otra vez, pasados algunos<br />
tiempos, a Fernando de Castillo que estaba malo, le dijo el enfermo volviese a verle<br />
algunos días después. Hízolo así el P. Prior a 19 de Julio del mismo año de 1668, y<br />
mandando llamar un escribano, hizo donación de su nuevo convento a los Agustinos<br />
Descalzos, no queriendo su piedad en toda su fábrica memoria suya, ni en un<br />
escudo de sus armas, ni en poner en toda ella su nombre. Sólo se contentó con que<br />
quedase su memoria en una Misa cuotidiana.<br />
A los 20 se despachó luego un religioso a tomar la posesión, y partiendo el<br />
mismo día de Lisboa el P. Prior, dijo a los 21 la primera Misa. Halló una linda iglesia<br />
casi acabada, dormitorio con doce celdas de todo punto hecho, portería, refectorio,<br />
antecoro, sacristía, y una cerca que contiene pomar, viña, huerta, gran copia de<br />
agua, y lo que añade mucha gracia y devoción al convento son siete ermitas de los<br />
siete pasos principales de la Pasión de Cristo Señor Nuestro, ensartadas en el muro<br />
de la cerca con tal disposición, que quedando dentro de ella sus puertas para comodidad<br />
de los religiosos y servicio de las ermitas, caen a la entrada unas rejas por<br />
donde puedan los seglares visitar desde afuera los pasos. Hallábanse ya hechas de<br />
bulto las imágenes labradas primorosamente, y pagado todo lo que pertenecía a la<br />
perfección de las obras que no estaban acabadas, menos el claustro. Extremóse la<br />
piadosa curiosidad de Fernando de Castillo hasta en el adorno y alhajas. Tenía ya<br />
mucho lienzo para la sacristía, telas para ornamentos, ramos, misales, y otras cosas<br />
de este género. Las vidrieras para la iglesia eran pintadas: habíalas hecho traer de<br />
Holanda.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 127<br />
Poco después puso al convento abundante renta, con que dejó muy bien puesta<br />
la fundación. Poblóla luego el P. Prior como le parecía convenía: pero poco después<br />
le movieron pleito ciertos religiosos, haciéndole embargar la continuación de las<br />
obras. No hay en esto que admirar; porque en estas fundaciones no se gana palmo<br />
de tierra, sin que se riegue de sangre.<br />
CAPÍTULO LII.<br />
Dase a la Reforma la fundación de Ntra. Sra. de las Nieves del Rolán.<br />
Quedóle a Fernando de Castillo tanto gusto de habernos dado su nueva fundación,<br />
que se empeñó en solicitarnos otra: y queriendo ser autor de ella, puso los ojos<br />
en un sitio que le pareció muy acomodado. Cinco leguas y media de Lisboa, junto a<br />
la villa de Arruda, corona unos apacibles montes una quinta, cuyo terreno brota, en<br />
vez de jarales, guindales, yerba buena y rosas. La vista por la eminencia del sitio,<br />
después de pasar el Tajo, se dilata alegremente por sus campos, y tan espaciosamente,<br />
que cursará más de doce leguas. La bondad del agua y el temple del cielo<br />
hacen el sitio muy sano, no siendo la calidad menos estimable su soledad que tanto<br />
conduce para la quietud que ha menester un convento.<br />
Tiene esta quinta una buena casa y arrimada a ella una ermita con tres capillas,<br />
coro y sacristía. Es su título Ntra. Sra. de las Nieves por una devota imagen de bulto<br />
de la misma Señora. Ennoblecióla un Pontífice con un privilegio raro: y es que los<br />
moradores de cuatro leguas a la redonda puedan oír aquí Misa en las fiestas, sin que<br />
por eso les puedan molestar sus curas. Con esta ocasión tienen los moradores circunvecinos<br />
un capellán que les dice aquí Misa en las fiestas, habiendo por esta razón<br />
concurso en todo el año, y mayor en la fiesta de Ntra. Sra. de las Nieves, por<br />
haberle concedido el rey D. Juan IV feria franca de tres dias.<br />
Este, pues, es el sitio que había robado los ojos a Fernando del Castillo para la<br />
segunda fundación: pero estaba de por medio el estorbo de que siendo el mismo el<br />
señor de esta quinta algunos años antes, la había dado en censo al doctor don Francisco<br />
Freire de Faria,
128<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Prior de la Colegiata de Bucelas: y para que Fernando de Castillo consiguiera<br />
su designio era necesario deshacer el censo con el dicho Prior. Comunicado este<br />
negocio con el P. Manuel, convino con Fernando del Castillo que se tentase al Prior<br />
de Bucelas para que, deshaciendo el censo, volviese otra vez la quinta y sitio a Fernando<br />
de Castillo. Hablaron a este fin al P. Sebastián Ribero de la Rocha, clérigo de<br />
ejemplar y conocida virtud y hoy religioso nuestro, para que persuadiese de ello al<br />
Prior de Bucelas, con quien tenía amistad. Escribió el Ribero al Prior, el cual<br />
haciendo papel de enojado le respondió que era donoso cuento que Fernando de<br />
Castillo le quisiese quitar la quinta: que si su merced la quería para los Agustinos<br />
Descalzos, para los mismos la quería él, para cuyo efecto situaría al Castillo el censo<br />
de la quinta en otra parte, y se lo añadiría aun más. Pero que él iría a la ciudad, y<br />
hablando al P. Prior resolverían lo que había de ser.<br />
Esta fué la respuesta del Prior de Bucelas, en cuyo desempeño viniendo a la<br />
ciudad en 5 de Septiembre del mismo año de 1668 y buscando al P. Prior, se fueron<br />
entrambos a casa de Fernando de Castillo, y con pocas palabras se ajustaron de<br />
suerte, que el Castillo dimitió por escritura pública a los Agustinos Descalzos el<br />
censo, y el Prior de Bucelas les hizo donación de la quinta y sitio, obligándose a<br />
poner renta al convento, y labrar la capilla mayor. Luego de allí, sin volver al convento<br />
se fueron el P. Fr. Manuel y el Prior de Bucelas, el uno a dar y el otro a tomar<br />
la posesión. Hecha noche en casa del Prior de Bucelas, que es en el camino, el dia 6<br />
fueron a la quinta, y se celebró el acto de la posesión, en que anduvo tan generoso<br />
el Prior de Bucelas, que hasta el ganado dejó a los religiosos.<br />
Poco después dijo éste con religioso arrepentimiento que no quería atarse a la<br />
obligación de la escritura, en que se obligaba a labrar la capilla mayor: sino que<br />
quería emprender toda la obra de la iglesia y convento gastando en esto sus gruesas<br />
rentas, menos lo que era forzoso gastar en su sustento y en las necesidades de sus<br />
ovejas. Empezó luego la obra, que esperamos en Dios se acabe en pocos años para<br />
gloria suya y consuelo de aquellos pueblos que es grande con la asistencia de nuestros<br />
religiosos.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 129<br />
CAPÍTULO LIII.<br />
Da el Príncipe licencia para hacerse Provincia de Agustinos Descalzos,<br />
y declárase su Protector.<br />
Agradecido el P. Prior a Dios por haberle dado cuatro fundaciones en tan breve<br />
tiempo, quiso, para que en ellos se sirviese con observancia a Su Divina Majestad,<br />
ir disponiendo lo que era menester para que fuese cada una convento formado. Para<br />
esto trató de sacar licencia del Príncipe, que debe, según leyes del reino, preceder a<br />
las fundaciones. Y por no despertar el cuidado de los Padres Calzados, no le pareció<br />
conveniente pedir luego de una vez licencia para todas, sino que la pidió para<br />
solas dos. Mas no bastó esta moderación para que los Padres Calzados, trasluciéndoseles<br />
el intento del P. Prior, que era adelantar su obra de Reforma, no se le opusiesen<br />
unánimemente.<br />
Acudieron al Príncipe representándole cómo el intento de los Descalzos en pedir<br />
licencia para aquellas dos fundaciones llevaba la mira adelante, enderezándose a<br />
hacer con el tiempo tal número con que hiciesen una nueva Congregación. De la<br />
propuesta que en este caso hicieron los Padres Calzados al Príncipe resultó que Su<br />
Alteza propuso la cuestión en consejo de Estado, y en tan recia coyuntura, que faltaban<br />
en él el marqués de Maríalua y otro u otros dos consejeros aficionadísímos a<br />
nuestra Reforma. Con esto se adelantó tanto el partido de los Padres Calzados, que<br />
los nuestros quedaron vencidos. Y resuelto ya que se nos negase la licencia, se interpuso<br />
el conde de Prado, al presente embajador de Roma, diciendo que su parecer<br />
era se viese el testamento de la Reina, para que constase si había encargado las fundaciones<br />
de nuestros Descalzos a los Príncipes sus hijos. Esta propuesta del conde<br />
hizo tornar atrás la resolución del consejo, que se suspendió hasta que se pudiese<br />
ver el testamento dicho.<br />
Examinado, pues, el testamento, se encontró la cláusula en que encargaba la<br />
Reina a sus hijos sus fundaciones: y atendiendo el Príncipe y los consejeros de Estado<br />
a la última voluntad de su madre, tan justificada como última, decretó no solamente<br />
que se diese licencia a los Agustinos Descalzos para las dos fundaciones<br />
que pedían, sino
130<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
también para tantas cuantas eran menester para formar una Provincia. Con este<br />
acuerdo se malogró tan desairadamente la industria de los PP. Calzados, que vinieron<br />
a perder aun más de lo que pretendían ganar: porque, siendo su fin estorbar estas<br />
dos fundaciones, sirvió solamente su estorbo para multiplicarlas el número.<br />
Coronó el Príncipe este favor con otro favor singular: porque viendo a nuestro<br />
escuadrón de los Recoletos combatido tan fuertemente de los Calzados, quiso<br />
hacerles espaldas y ceñirles con el muro de su protección. Mandó expedir un decreto<br />
en que se declaró Protector de la nueva familia, prometiéndole su amparo en todo<br />
tiempo y ocasión para lo que fuese servicio de Dios y aumento de ella. Al oro de<br />
este favor añadió el esmalte de las cláusulas del decreto, tan afectuosas y cristianas,<br />
que bien se lee en ellas la cristiandad y afecto de este Príncipe tan amable y religioso.<br />
CAPÍTULO LIV.<br />
Unense los Descalzos de Portugal a la Congregación de los de España.<br />
No se puede llamar constancia la inflexibilidad del ánimo: ni falta a esta virtud<br />
aquél que desampara un designio, aunque bueno, si se le ofrece otro mejor: antes<br />
esto es perfeccionar la virtud de la constancia, pues no puede ésta perder, porque<br />
siga lo mejor, si tiene por oficio llevar siempre fijos los ojos en lo bueno. Prevenido,<br />
pues, no sólo bastante, sino sobrado número de fundaciones de que se pudiese<br />
formar una nueva Congregación aparte, según el despacho que el P. Prior había<br />
ganado en Roma, dejó de seguir este designio, aunque bueno, por ofrecérsele otro<br />
mejor. Ya en este tiempo, después de la larga y tenebrosa noche de veintisiete años<br />
de guerra entre Portugal y Castilla, había traído a estos reinos el día de la deseada<br />
paz aquel Sol divino que la trajo al mundo cuando nació en Belén, y se la encargó<br />
cuando estaba para volverse al cielo.<br />
Viendo, pues, el P. Prior abiertos ya con la llave de la paz los pasos a la comunicación<br />
de los dos reinos, dejando el intento de hacer Congregación aparte conforme<br />
al despacho de Roma, se resolvió en unirse a la Congregación de España.<br />
Hay, en esta Congregación un
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 131<br />
privilegio del Sumo Pontífice, por el cual prohíbe que nadie en los reinos de<br />
España vista el hábito descalzo de N. P. San Agustín, si no fuere hijo suyo en la<br />
dicha Congregación: y como Portugal, aunque reino aparte, se comprende en los<br />
límites de España, parece le comprende aquella prohibición, quitado ya el estorbo<br />
de la guerra. A esta prohibición que parece bastaba para aspirar a la unión con la<br />
Congregación de España se añadieron otras importantes razones para intentarla:<br />
siendo una de las principales el buscar su arrimo para resistir a la oposición de los<br />
PP. Calzados, cuyas fuerzas hallarían poderosa resistencia en la grande Congregación<br />
de los mismos Descalzos.<br />
Para asegurar más este prudente intento, propúsolo vestido de sus razones el P.<br />
Prior a la Princesa de Portugal, pidiéndola para esto su favor. Prometióselo la Princesa,<br />
llevada de dos poderosos afectos: del general con que venera las memorias de<br />
la Reina su suegra, y también del particular con que ama a los mismos Descalzos.<br />
Escribió luego la Princesa al P. Vicario General de la Congregación de España,<br />
pidiéndole la unión: y agradecido el P. Vicario a esta demanda, mandó al P. Fr.<br />
Antonio del Rosario portugués, hijo y Padre de la Provincia de nuestros Descalzos<br />
de Andalucía, por haber sido su Provincial, que recibiese en su nombre la sujeción<br />
de los Descalzos portugueses, y en el mismo los uniese e incorporase con los de<br />
España.<br />
En Octubre, pues, de 1668, hallándose el P. Fr. Antonio en el convento de<br />
Ntra. Sra. de la Concepción de Xabregas, extramuros de la ciudad de Lisboa: presentes<br />
por orden de la Princesa el doctor Melchor del Rego y Andrada su secretario<br />
y canciller de la casa de la Suplicación, y el doctor Ignacio del Rego y Andrada de<br />
su consejo de Hacienda y desembargador de la ciudad de Oporto, se celebró el acto<br />
de la unión. Juntóse la comunidad solemnemente, y en ella dió el P. Prior la obediencia<br />
al P. Vicario General de la Congregación de España en manos del P. Fr.<br />
Antonio. Hicieron lo mismo los otros religiosos, y a todos los recibió el dicho P. Fr.<br />
Antonio en el gremio de la Congregación de España aceptando su sujeción y obediencia.<br />
Y porque la distancia de Lisboa dificultaba el recurso en las ocurrencias de<br />
lo que podía suceder, envió el P. Vicario General al P. Prior una patente en que,<br />
haciéndole su Comisario, le daba amplios poderes.
132<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
CAPÍTULO LV.<br />
Envíase a Roma por la confirmación de la Unión<br />
y los PP. Calzados la contradicen.<br />
De esta patente de Comisario y de lo que pasó en el acto de la unión se despacharon<br />
a Roma testificaciones auténticas con cartas de la Princesa a los cardenales<br />
Ursino e Imperiali, Protectores, éste de la Religión y aquél del reino para que se<br />
pidiese a Su Santidad se sirviera de confirmar lo hecho. Llegados a Roma los papeles.<br />
y puestos en manos del P. Procurador, que tiene en aquella corte la Congregación<br />
de España, propuso el P. Procurador la unión hecha al Pontífice y pidió a Su<br />
Santidad la confirmase. La justificación de lo que se pedía y el breve que prohíbe<br />
no haya en España Descalzos que no sean hijos de su Congregación pintó fácil el<br />
despacho: pero mintiendo los colores, remitió Su Santidad la causa a la Sagrada<br />
Congregación de Regulares, con que volvieron los Descalzos portugueses segunda<br />
vez a la campaña, en que ya habían probado fuerzas con los Calzados en la referida<br />
demanda.<br />
Asistía aún en Roma el P. Mtro. Acevedo, Procurador de los Padres Calzados<br />
de Portugal, aquél de quien arriba, cuando el pleito de Roma, se ha hecho larga<br />
mención. Y como el blanco único o principal a que tira su asistencia en aquella corte,<br />
ha cerca de tres años, no es otro más que oponerse a los Descalzos, parecióle que<br />
confirmándose la unión de éstos con los de España, se aseguraba la Descalcez en<br />
Portugal, a cuyas medras tanto se habían opuesto sus PP. Calzados. Juzgó al fin que<br />
este pleito había de ser el último: y así en ganarle puso el último esfuerzo.<br />
Pero como el acto de la unión se había hecho en Portugal con tanto secreto que<br />
no llegó a noticia de los Padres Calzados, ni ellos se la pudieron dar a su Procurador<br />
de Roma, ni enviarle papeles, con que pudiese impedirla. Hallándose, pues, el<br />
Procurador Acevedo asaltado de repente con el pleito de la unión, para el cual no se<br />
hallaba armado, echó mano de las armas que le subministró su aprieto. Fueron éstas<br />
una información, que sin citar al P. Prior como se debiera, hizo el Vicario Genera!<br />
del arzobispado de Lisboa, diciendo en ella que
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 133<br />
ni convenía que hubiese Descalzos Agustinos en Portugal, ni ellos tenían fundaciones<br />
de que hacer Congregación. Hízose esta información a instancia de los PP.<br />
Calzados, los cuales viendo al P. Prior juntar fundaciones, juzgaron que lo hacía en<br />
orden a que la Congregación de le diese licencia para erigir una Congregación aparte,<br />
según la esperanza que de ello le daba el decreto que trajo de Roma: y para contraminarle<br />
este intento, sacaron la dicha información, y se la enviaron a Roma a su<br />
Procurador Acevedo, para que en la ocasión se valiese de ella.<br />
No hacía esta información quizá mucho al caso: porque pretendiéndose con<br />
ella no se erigiese una nueva Congregación, el pleito y pretensión presente era<br />
acerca de que se confirmase la unión. Pero no obstante esto, presentóla el P. Acevedo<br />
a la Sagrada Congregación de Regulares: y fiando quizá poco de su fuerza, la<br />
añadió una razón fingida, diciendo que no se podía conceder la unión que pretendían<br />
los Descalzos, porque ellos no tenían convento que unir, sino solamente un hospicio.<br />
Con esto y quizá con otras industrias lo barajó de suerte el P. Mtro. Acevedo,<br />
que la Sagrada Congregación no se atrevió a tomar resolución final en el caso, sin<br />
nueva y más cumplida información del hecho. Para lo cual escribió el P. Procurador<br />
General de los Descalzos a Portugal, pidiendo que le enviasen papeles auténticos en<br />
testimonio de la verdad: a lo que respondió el P. Prior enviándole papeles de donde<br />
constaban los puntos siguientes:<br />
Que la serenísima reina Dña. Luisa, que está en el ciclo, fundó en<br />
Lisboa dos conventos, uno de frailes y otro de monjas de la Orden Descalza<br />
de San Agustín N. Padre, y que en ellos se vive con tal virtud y ejemplo,<br />
que parece haber reflorecido en ellos el rigor primitivo de nuestros<br />
primeros Padres del yermo. Va esta certificación firmada de mano de los<br />
mayores prelados, dignidades, canónigos, títulos y caballeros de Portugal.<br />
– Que en el convento de los frailes de Lisboa hay número, observancia,<br />
reformación y oficinas, que hacen un perfecto convento.<br />
– Que hay además en diversas partes otras cuatro fundaciones; y que<br />
todas tienen sobrada renta de la que se requiere en Portugal para conventos<br />
recoletos.<br />
– Que para las obras de los dos conventos de frailes y monjas de
134<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Lisboa ha hecho merced el Príncipe de tres mil ducados de renta en cada un<br />
año.<br />
– Que hay licencia del Príncipe para hacerse Provincia, de la cual se ha<br />
declarado Protector Su Alteza.<br />
Con estos papeles se enviaron también cartas de la Princesa para Su Santidad y<br />
para los cardenales Protectores de la Religión y del Reino, en que pide se confirme<br />
la unión, con un empeño grande. Pero, llegando a Roma estos papeles en las vísperas<br />
de la Congregación que se había de tener sobre este negocio, que fué a 20 de<br />
julio, no queriendo los cardenales dar lugar a más dilaciones de las que se habían<br />
permitido esperando estos papeles, resolvieron a los dichos 20 de julio, sin verlos,<br />
que la unión celebrada era nula, y que purgados los atestados, se dedujesen los derechos<br />
y méritos de la causa.<br />
CAPÍTULO LVI.<br />
Fin de este resumen.<br />
Hasta aquí ha navegado la pobre barquilla de la Descalcez Agustiniana portuguesa<br />
desde el mes de Abril de 1663 hasta el de julio de 1669. Lleva la proa hacia<br />
las Indias del cielo oprimida de trabajos para cargarse de tesoros, muchas veces<br />
zozobrada, pero nunca sumergida. Prodigioso ha parecido su curso a todas luces, y<br />
admira su felicidad a quien ve que el P. Fr. Manuel de la Concepción es su piloto,<br />
habiendo tomado el timón a los 32 años de su edad, de la cual se pudieran más temer<br />
naufragios que esperar aciertos. Pero nadie se admire que, para obrar cosas<br />
grandes, Dios, ni ha menester madurez de años, ni fuerza en los instrumentos. Este<br />
defecto natural hacía también al P. Fr. Manuel instrumento improporcionado para<br />
gobernar esta navegación: porque, si bien es fuerte en las virtudes del ánimo, es<br />
flaquísimo en los alientos del cuerpo. Harto ha tenido que padecer en esta navegación<br />
en uno y otro: en el ánimo impelido furiosamente del viento de las malas lenguas<br />
a los escollos de la murmuración en que peligra la honra: y en el cuerpo, arrojado<br />
de las olas de sus ocupaciones a las peñas de los trabajos en que se pierde la<br />
vida. Pero ni peña ni escollo ha podido romper a quien, porque le fortalece Dios, es<br />
escollo y peña. A no serlo, ya nos hubiera faltado: porque un natural de fuerzas tan<br />
pocas, y grandemente debilitado de penitencias, ya se hubiera
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 135<br />
rendido. Muchas veces lo habemos temido sus hijos, porque con las continuas<br />
y largas salidas del convento a la ciudad a los negocios de las fundaciones, con la<br />
aflicción del espíritu, y con el poco cuidado del cuerpo, lo habemos visto muchas<br />
veces tan postrado, que perdidas las ganas de comer las fuerzas para andar, hacía<br />
cama, siendo su enfermedad solamente su flaqueza.<br />
Merecen tan gloriosos afanes que V. S. y las demás hermanas nuestras los<br />
alienten con sus oraciones. Suban éstas al cielo a solicitar de Dios la prolongación<br />
de la vida de quien sólo la quiere para su honra y su gloria. Alcancen de su Divina<br />
Majestad la propagación de esta Reforma en Portugal: y que no cabiendo en los<br />
límites del reino esta generosa planta, dilate sus ramas a los más remotos climas,<br />
adonde con las flores de la doctrina y con los frutos de la virtud fecunden el jardín<br />
hermoso de la iglesia, aumentándole la belleza los claveles de los mártires, los jazmines<br />
de los confesores, y las azucenas de las vírgenes, para que muestre esta planta<br />
no degenerar de Agustino, cuyo corazón fué jazmín de las delicias de Dios.<br />
FIN<br />
En verdad que esta historia, compuesta por el P. Fr. José de Santa Teresa, Descalzo<br />
portugués, y que parece fué escrita con destino a la publicidad, por el primor<br />
con que se redactó en la forma y en el fondo del pensamiento, y hasta en la manera<br />
caligráfica, resulta obra importante como de un testigo presencial muy amador de<br />
nuestra Recolección y como escrita en vida del fundador de aquellos conventos,<br />
pues murió el autor dos años después de escribirla y dedicarla a la Madre Priora de<br />
las Agustinas Recoletas de la Encarnación en Madrid, adonde se había trasladado<br />
de Portugal para diligenciar la malograda unión de los Padres Portugueses.<br />
Con el objeto de corroborar algunas de las afirmaciones del autor 1 , vamos a reproducir<br />
varios puntos de unas cartas privadas<br />
1 En el libro Lumen domus del archivo de nuestra Procura general de Roma, al hablar de la bendición<br />
y colocación de la primera piedra de nuestra iglesia de Roma, hecha por el Cardenal Paluzio<br />
de Altieri, nuestro Protector, a 2 de Septiembre de 1667, se dice que asistieron varias personalidades<br />
de gran suposición y viso, y también muchas personas adictas a nuestra Descalcez, y entre<br />
ellas se nombra al Padre Fr. Manuel de la Concepción y a su compañero, "que habían llegado<br />
para tratar de la Reforma en Portugal".
136<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
dirigidas por el P. Procurador de nuestros Recoletos, Fr. Jerónimo de San José,<br />
Velilla, a N. P. Vicario General, Fr. Roque de Santa Mónica, que obran en el archivo<br />
general 1 :<br />
Jesus M. Joseph.<br />
P. N.º A 19 de julio recibí la de V. R.ª con todos lo despachos de Portugal a<br />
tiempo que estava para proponerse la causa y estaban ya hechos todos los gastos<br />
y dados a toda la Congregación los escritos de Abogado y Procurador y informados<br />
los Cardenales, sin embargo por aver venido nuevos papeles con consejo<br />
del Abogado y Procurador y del Cardenal Ursino, se a dado memorial para que<br />
se ditalase la causa porque se teme y tenemos por cierto segun dicen los Cardenales<br />
afectos que tendremos mal suceso porque tenemos al Cardenal Imperial<br />
que es el Protector mui contrario y declarado por parte del P. General, y la razon<br />
que dan es que el P. General solo dio licencia para que aquellos frailes que eran<br />
Calzados incedant scalceati y que se queden inmediatamente sujetos a su Rsma.,<br />
que estos no an tornado el havito de mano de Superior legitimo descalzo ni tenido<br />
noviciado ni profesado nuestro Instituto y que en la realidad siempre son calzados,<br />
por eso e dicho siempre que tornen el abito de mano de legitimo superior<br />
de nuestra Congregacion y profesen nuestro (sic) que despues se les podra pedir<br />
dispensacion para que profesen a quatro o seis meses, y bien sabe el P. Manuel<br />
que cuando tratava de unirse a la Congregacion de Italia lo primero que se trataba<br />
era que tuviesen quatro meses de aprouacion tomando el abito en casa de noviciado<br />
y que despues se sacaria licencia para que profesasen. Sin ajustar este<br />
punto, todo es obrar sobre falso. Aca la Congregación dize no quiere que se trate<br />
de union por ser atentado todo lo que se a hecho estando la lite pendiente y que<br />
asi no vale todo nada. V. Rª ajuste con el P. Fr. Manuel, y en razon de inviarles<br />
dispensacion para que profesen los que an traido el abito tanto tiempo es cierto<br />
que no la daran por ser contra el derecho acaso, sin emvargo lo procurare. Acerca<br />
de esto escriuo mui largo al P. Fr. Manuel. En la Congregacion sin<br />
1 Carp. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 137<br />
ajustar lo que el dize, siempre tendremos mal despacho. Si los portugueses<br />
reparan que vaian de Castilla a darles el abito y profesion mandeles V. R.ª uno<br />
de los Portugueses que ay en la Congregacion, y porque el P. General no diga<br />
que aquel convento se fundo con su licencia, se les podra senalar otro para que<br />
tomen el abito y profesion de las asignaciones que tienen para fundar y despues<br />
el Principe les podra volvuer de absoluta como fundacion que es suia determinada<br />
para agustinos descalzos".<br />
Esto escribía nuestro P. Procurador General en Roma, a 20 de Julio de 1669, y<br />
poco después, en el mismo día, se informó del negocio y añadió esta postdata a la<br />
misma carta: “Despues de escrita esta supimos como aunque aviamos dado memorial<br />
para que se dilatase la causa temiendo el mal suceso que podiamos tener, pero<br />
no obstante la Congregacion dixo que era una causa que se avia dilatado mucho y<br />
asi resolvio la Congregacion que en quanto al punto de la union hecha con España<br />
era atentado y nulo quanto se avia hecho estando la lite pendiente, y que se a hecho<br />
para huir el pleito principal; en quanto a los meritos que se deduzcan y prueuen con<br />
estas palabras purgatis atentatis deducantur jura et merita donde creo que si se<br />
vuelve a proponer tendremos otra en contra porque falta el fundamento principal<br />
que es el que los religiosos que abitan aquel convento solo son descalzos en la apariencia<br />
pues ni an tomado el abito de manos de legitimo superior descalzo ni tenido<br />
aprovacion, y mientras esto no se remedia no se hace nada pues hasta los mismos<br />
que nos avian de aiudar por aver tenido cartas de la Princesa como son Ursino y<br />
Imperial (segun dizen an sido en contra nuestra) el Papa dexa correr las cosas por<br />
las Congregaciones”.<br />
A esta carta particular de nuestro Procurador en Roma siguió otra con data de 3<br />
de Agosto del mismo año 1669, de la cual tomamos este párrafo, que reza con el<br />
asunto: “El correo pasado escriui a V. R.ª el estado en que se hallaba el pleyto de<br />
los Padres de Portugal: aora lo vuelvo a hacer advirtiendo a V. R.ª es menester para<br />
purgar los atentados cometidos en la union pasada renunciar la dicha union en la<br />
conformidad que el procurador dize me dara para remitirla a V. R.ª y al P. Fr. Manuel<br />
para que hagan la renuncia, y asi la haran luego y nos la remitiran Autentica<br />
para presentarla en la
138<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Congregacion para que después la misma Congregacion si tuvierernos derecho<br />
la Congregacion la haga de nuevo, dexando primero en su primer estado aquel convento<br />
y demas fundaciones como estaban antes de comenzar la lite en el interin es<br />
menester que V. R.ª inste al P. Fr. Manuel para que por medio de los Principes de<br />
Portugal alcansen el consentimiento del P. General para que aquel y los demas conventos<br />
de descalzos que se fundaran en Portugal se unan a la Congregacion de España.<br />
Aca los que no quieren favorecer al P. General interpretan la Bula de Clemente<br />
en otra manera, y dizen que no comprehende a Portugal, y estos son los que<br />
avian de favorecer nuestra causa y tambien dizen habla de agustinos descalzos y<br />
que essos no son sino calzados pues solo tienen permiso de andar descalzos. Alcanzado<br />
el consenso del General que les sera mui facil a los Principes se facilitara todo;<br />
y asi le envia al P. Fr. Manuel instruccion de lo que deue hacer V. R.ª tambien<br />
la hara en la conformidad que dira el Procurador. En el interin se podrán preuenir<br />
inviando cartas de favor V. R.ª de la Reyna y el P. Fr. Manuel de los Príncipes para<br />
el Cardenal Imperial”.<br />
Y basta de este asunto, al que se da fin diciendo que, no obtenida la licencia del<br />
P. General de la Orden, y agravadas las dificultades que por razón de política y rivalidad<br />
internacional entre Portugal y España hubo, no se unieron en forma de Provincia<br />
los Descalzos portugueses a nosotros; siendo muy de lamentar que nuestra<br />
Recolección de España e Indias no hubiese extendido su espíritu en Portugal, donde<br />
tuviera su glorioso nacimiento.<br />
Ahora prosigamos el curso cronológico de nuestra Historia entrando en el año<br />
1690.
CAPÍTULO SEGUNDO<br />
ARTÍCULO I<br />
El P. Fr. Alonso de la Concepción, Araque.<br />
Sumario: Primeras ocupaciones.– Procurador General en Madrid.– Asiste a varios Capítulos.–<br />
Procurador General en Roma.– Definidor General.– Rector Provincial.<br />
A fin de que figuren en esta Historia todos los Prelados mayores, Vicarios Generales<br />
y Priores Provinciales, según plan determinado, vamos a reunir los pocos<br />
datos que del P. Fr. Alonso de la Concepción se conservan; y así se irá viendo en<br />
ella la sucesión jerárquica de la Orden. Respecto de los religiosos que no fueron ni<br />
Vicarios Generales ni Priores Provinciales, únicamente hablaremos de aquellos que<br />
se hayan distinguido por algún concepto digno de esta Historia.<br />
Como los archivos de la santa Provincia de Andalucía son los que se menoscabaron<br />
más con los azares del tiempo, nada hemos visto concerniente a este P. Fr.<br />
Alonso de la Concepción respecto de su profesión, carrera eclesiástica, sacerdocio,<br />
etc.; deducimos, sin embargo, como moralmente cierto que se ejercitó en las cátedras<br />
y obtuvo la jubilación antes del año 1660, en que fué elegido Secretario General<br />
1 . Tal deducción se basa en que además de este oficio, para el que se requería,<br />
según práctica entonces admitida, el título de Lector, desempeñó otros de más categoría,<br />
que reclamaban igual requisito; luego, o desempeñó el Lectorado, o fué un<br />
caso de excepción en la economía de nuestra existencia, la cual se ha distinguido<br />
por un espíritu muy tradicionalista en todos los tiempos. Anotamos de paso un<br />
1 Crón., tom. III, núm. 1-101.
140<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
error de fecha que vemos en las Crónicas, pues en un lugar 1 se dice que fué<br />
elegido Secretario, y en otro lugar 2 se dice que en la misma fecha, o sea a 13 de<br />
Mayo de 1660, fué elegido Procurador ante la Curia Regia, en el Capítulo General<br />
que fué el sexto de los Intermedios. Esta fecha la acogemos, pero, a fin de coordinar<br />
ambas cosas, admitamos que, elegido el P. Fr. Pedro de San Andrés Provincial<br />
de Santo Tomás en el Capítulo de 1660, entró a substituirle como Secretario General<br />
el P. Fr. Alonso hasta la celebración del Capítulo General de dicho año, siendo<br />
por lo tanto Secretario pocos días. EI cargo de Procurador sí lo desempeñó todo el<br />
trienio, y así tuvo que concurrir al Capítulo General celebrado en Alcalá de Henares<br />
a 12 de Mayo de 1663, en el cual quedó reelegido por unanimidad de votos. Hubo<br />
en este Capítulo disconformidad de pareceres en cuanto a la conveniencia de que<br />
hubiese reelecciones en nuestros Capítulos, y se relacionaba esta disputa no sólo<br />
con el cargo del P. Araque, sino con el de dos religiosos más en quienes recayó el<br />
nombramiento de Procurador en Roma y el de Secretario General. El que hacía hincapié<br />
en contra de la reelección era N. P. Juan de la Madre de Dios, Vicario General<br />
Absoluto; "mas al fin se conformó con el sentir de los demás Vocales, que fue,<br />
sin duda, arreglado a justicia: porque los dichos Sujetos estaban ya experimentados,<br />
conviniendo todos en que se adornaban con aptitud superabundante para sus respectivos<br />
empleos" 3 . Por cierto que el P. Fr. Alonso no defraudó las esperanzas de los<br />
Padres Capitulares, y por lo mismo pudo presentarse 4 y se presentó, con la frente<br />
limpia en el Capítulo General reunido en Valladolid por Pentecostés del año 1666.<br />
En este Capitulo no obtuvo oficio alguno, pero al siguiente de 1669, Intermedio,<br />
celebrado en Madrid, lo nombraron Procurador cerca de la Santa Sede 5 . Llegó el<br />
tiempo del Capí-tulo General de 1672, que se verificó en Calatayud, y vemos que a<br />
él asistió nuestro biografiado en calidad de Definidor segundo por la Provincia de<br />
Filipinas, y no en calidad de Procurador General ante la Curia Romana, cargo éste<br />
desempeñado por el P. Fr. Jerónimo de San José, Velilla 6 .<br />
1 Ibid.<br />
2 Núm. 1.130.<br />
3 Crón., tom. IV, núm. 82.<br />
4 Ibid, núm. 213.<br />
5 Ibid, núm. 356.<br />
6 Ibid, núm. 465.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 1 141<br />
En unos Apuntes cronológicos, etc., acerca de la Procuración General de Roma,<br />
que abarcan el periodo desde la fundación del hospicio hasta el año 1689, escritos<br />
por el P. Procurador Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia y conservados en<br />
el archivo de la expresada Procuración, se lee lo siguiente: "Año 1669. En el Capítulo<br />
General intermedio celebrado en Madrid fué nombrado Procurador General el<br />
P. Fr. Ildefonso de la Concepción Araque: pero habiendo renunciado fue puesto en<br />
su lugar el P. Fr. Jerónimo de San José, Velilla. Este Padre adelantó mucho las causas<br />
de beatificación de los Mártires del Japón".<br />
De donde se deduce que el P. Fr. Alonso aceptó el nombramiento y lo renunció,<br />
y que algún tiempo vivió con tal título, pues de lo contrario no diría el autor de<br />
Apuntes que lo había renunciado, sino que no lo había aceptado. Así es que no sabemos<br />
si se puso en camino de Roma nuestro biografiado y si, en vista de los muchos<br />
inconvenientes que por este tiempo había en Roma con los Padres Trinitarios<br />
de Santa Francisca sobre nuestro templo y el de ellos, o en vista de otras causas,<br />
renunció y regresó a España.<br />
De aquí en adelante hay un lapso de tiempo lleno de confusión no pequeña.<br />
Comenzando por este Capítulo de 1672, figura como Definidor por Filipinas el P.<br />
Araque 1 ; pero no consta su designación en los libros de Capítulos de esta Provincia;<br />
luego, en cambio, figura como Discreto por dicha Provincia, elegido en el Capitulo<br />
Provincial de 1674; pero ignoramos el motivo, pues el Capítulo General próximo<br />
inmediato era intermedio, en el cual no intervienen los Discretos, ni el Capítulo de<br />
Filipinas del año 1674 debió elegir Discretos porque esos nombramientos tocaba<br />
hacerlos el año 1677, por cuanto éste era el inmediato al Capítulo General que tuvo<br />
lugar el año 1678. Además, en este Capítulo no figura con cargo alguno por la Provincia<br />
de San Nicolás, sino como primer Definidor por la de la Candelaria 2 . Tales<br />
confusiones provienen de que en esa época vivían en la Congregación tres o cuatro<br />
religiosos homónimos.<br />
En el Capítulo Intermedio del año 1681, celebrado en Alcalá de Henares, condecoraron<br />
al P. Fr. Alonso con el honroso oficio de<br />
1 Ib., núm. 465.<br />
2 Ib., núm. 760.
142<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Definidor General por la Provincia de Santo Tomas 1 . A los tres años celebróse<br />
el Capítulo General correspondiente en la ciudad de Alcalá pero no asistió como<br />
Vocal este Definidor por la de Santo Tomás. ¿Por qué causa? Porque habiendo fallecido<br />
el P. Provincial de esta Provincia, fué encargado de ella con título de Rector<br />
Provincial nuestro biografiado 2 . Véase la siguiente acta que el Capítulo General de<br />
1684 dió, la primera en orden numérico:<br />
– "Primeramente, se le concede al Padre Fr. Alonso de la Concepción<br />
(alias Araque) las excepciones de Prouinzial Absoluto, atento a hauer sido<br />
casi dos años Rector Prouinzial de la Prouinzia de Andaluzia, con advertenzia<br />
que a de tener el ultimo lugar, assi de los Prouinziales Absolutos<br />
que son oy dia como los demas que fueren en adelante; y si no hubiere otro<br />
Prouinzial Absoluto mas que el dho. Padre Fr. Alonso de la Conçepción<br />
goze del oficio de Prouinzial Absoluto inmediato" 3 .<br />
Cesó, pues, en el Rectorado Provincial en la Pascua de Resurrección; llegó<br />
Pentecostés del año supradicho, y el Capítulo le ot<strong>org</strong>ó tales honores. Pero ocurre<br />
preguntar: ¿ocupó el Rectorado como ex Provincial? Parece que no, puesto que si<br />
hubiera sido antes Prior Provincial no le ot<strong>org</strong>arían los privilegios de tal, supuesto<br />
que ya los tenía adquiridos; por lo tanto, o fué en virtud de un nombramiento hecho<br />
por N. P. Vicario General con los Definidores Provinciales, o fué que le tocaba ese<br />
cargo como primer Definidor de Provincia, muertos o inhábiles todos los Exprovinciales<br />
de la Provincia de Santo Tomás. Creemos esto último por cuanto en un documento<br />
4 existe la lista de los Padres conventuales de Granada, celebrando un Capítulo<br />
a 6 de Julio de 1679, y en ella firma el P. Fr. Alonso de la Concepción como<br />
Definidor de Provincia; bien que no lo damos por seguro, por cuanto no se especifica<br />
que sea Araque, y en ese entonces convivían en la Provincia varios Alonsos de la<br />
Concepción y algunos de éstos con cargo capitular; como, por ejemplo, un P. Fr.<br />
Alonso de la Concepción que figura 5 como Rector de Almagro a 14 de Marzo de<br />
1679 y certifica haber recibido de N. P. Vicario General, Fr. Juan<br />
1 Ib., núm. 880.<br />
2 Ib.<br />
3 Ach. prov. de Filip., Libr. de act. de Man., fol. 61 v,º<br />
4 Arch. gen., carp. D.<br />
5 Ibid.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 1 143<br />
de la Madre de Dios, "cera de misas para el monumento por valor de 206 reales".<br />
Aseguramos también que fué elegido Prior de Granada en el Capítulo Provincial<br />
de 1680, en caso de que sea Araque un Alonso de la Concepción que juntó y<br />
presidió como Prior un Capítulo Conventual celebrado a 27 de Mayo de 1 682 en<br />
Granada 1 .<br />
De esta fecha en adelante nada sabemos de su vida, la cual terminó en el convento<br />
del Toboso 2 en Marzo de 1690.<br />
1 Arch. de la Chanc. de Gran. leg. 447-21.<br />
2 Arch. gen., Lib. de dif. de la Cong., fol. 31.
ARTÍCULO II<br />
Dos Capítulos Provinciales<br />
Sumario: Capítulo de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.– Capítulo Intermedio de la<br />
de la Candelaria.– Determinaciones importantes.<br />
Dirigida la convocatoria constitucional, y cumplido todo lo necesario, se reunió<br />
la Provincia de Santo Tomás a celebrar su Capítulo, que se verificó en Sevilla a 14<br />
de Abril de 1690 bajo la presidencia de N. P. Fr. Miguel de San Agustín. En él salió<br />
elegido Provincial el P. Fr. Juan de San Miguel 1 ; Definidor, el P. Fr. Pedro de Jesús<br />
2 ; Secretario, el P. Fr. Mateo de la Encarnación, que no acabó el trienio porque<br />
el P. Provincial lo nombró Prior Presidente del recién fundado convento del Campillo<br />
de Altobuey. También sabemos que recayó en el P. Fr. Antonio de San Agustín<br />
el Priorato de Granada 3 , en el P. Fr. Diego de San Gelasio el Subpriorato 4 ; el Priorato<br />
de Sevilla, en el P. Fr. Gabriel de San José 5 ; el Rectorado de Almagro en el P.<br />
Fr. Francisco de San Agustín 6 ; y el Priorato del Toboso en el P. Fr. Esteban del<br />
Rosario 7 . Se desconoce el resultado de las demás elecciones capitulares, así como<br />
las actas.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Por ser notable el siguiente Capítulo Intermedio de la Candelaria, hacemos<br />
mención especial de él.<br />
El 8 de Mayo de 1690 congregáronse en Santa Fe de Bogotá los Padres con el<br />
fin de celebrar el Capítulo Intermedio, en el cual hicieron varios nombramientos<br />
para los oficios vacantes. A este Capítulo<br />
1 Arch. gen., carp. D.<br />
2 Arch. de la Chanc. de Gran., leg. 565-7.<br />
3 Arch. gen., carp. D.<br />
4 Arch. de la Chanc., etc.<br />
5 Arch. gen., carp. D.<br />
6 Ib., Libr. de dif. de la Congr., f. 31.<br />
7 Ib. fol. 32.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 2 145<br />
tocaba dar medidas acerca de la fábrica del templo de Bogotá y proveer algo<br />
sobre la marcha de los estudios en el colegio. Entendiendo en lo cual, llegó a redactar<br />
algunas actas muy convenientes, cuyo contenido se reduce a estos puntos: interesaba<br />
a todos poner remate a las obras de Bogotá, y a juzgar por la grande actividad<br />
que desplegaba el P. Provincial, Fr. Juan de San Guillermo, a éste parece que le<br />
interesaba exclusivamente. El procurar fondos para la obra era el asunto capitalísimo,<br />
y tanto, que, si no se recurría a todos los medios, fracasaría la empresa. La implantación<br />
de los estudios en Bogotá resultó asunto en que se ocupó también este<br />
Capítulo, tratando de abrir a la corriente del coristado más amplio cauce. Porque ha<br />
de saberse que parte de los estudios, los cursos de teología, por lo menos, se hacían<br />
en Bogotá desde 1687, razón por la cual se comprende que en los Capítulos no<br />
había nombramientos de Priores y Subpriores, sino de Rectores y Vicerrectores.<br />
Notaban los prelados que los estudiantes de El Desierto, al llegar a cierta época,<br />
sentían como ansias de nuevos horizontes y de clima más confortable, por más que<br />
al de aquel convento nada le falta en orden a este fin. Es que el aislamiento completo<br />
de la sociedad en el primer período de la vida, si es buen factor para afianzar la<br />
obra de la vocación, deja de producir buenos efectos cuando se prolonga demasiado:<br />
las realidades de la vida contra las que después han de luchar nuestros religiosos,<br />
cuya institución eremítica fué convertida en misionista y apostólica, si son tapadas<br />
totalmente, rigurosamente, con el velo del secreto, estimulan demasiado el<br />
lado flaco del corazón que quiere conocerlas, y cuando de repente está uno frente a<br />
frente con ellas, atacan los sentidos con impresión violenta: el alma acostumbrada<br />
por largos años a la serenidad del ambiente conventual se congestiona si se asoma<br />
de repente a los ventisqueros del mundo. Todo depende de la prudencia en la dirección<br />
educadora, según sea el papel que tengamos que llenar en el escenario de la<br />
vida.<br />
Teniendo presentes tales cosas, así como la razón del saludable clima de Bogotá<br />
para los ejercicios intelectuales, y otras ventajas que se seguían de presentar a las<br />
gentes una comunidad lucida y observante, y de hacer acto de presencia en la capital,<br />
trasladaron nuestros antepasados los estudios superiores al que fué desde el año<br />
arriba
146<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
enunciado Colegio de San Nicolás de la penitencia de Santa Fe de Bogotá.<br />
Además, los Padres capitulares de 1690 tuvieron en consideración la numerosa<br />
concurrencia de peregrinos que acudían a la iglesia de la Popa, en Cartagena, diariamente<br />
y determinaron que se celebrara una misa tarde para complacer a las muchedumbres<br />
que iban a aquel templo. La Santísima Virgen se complacía en recibir<br />
los cultos de los religiosos, bendecía sus trabajos y convocaba a los fieles para que,<br />
honrándola a Ella, dieran gloria también a los que son sus hijos y capellanes privilegiados.<br />
No nos debemos admirar de la devoción a esta Virgen, porque háse mostrado<br />
siempre milagrosa en su iglesia de la Popa apareciendo allá con la vela en la<br />
mano como faro que alumbra los mares de este mundo, en que para los justos y los<br />
pecadores, y desde el niño hasta el decrépito, para todos ha querido ser estrella de la<br />
mañana, Consolación de afligidos y Madre de gracia. Agradecidos a estas bondades<br />
de María de la Candelaria, nuestros Padres procuraron en todo tiempo fomentar su<br />
culto y engrandecerla. Si alguna cosa merecía estimación particularísima a los Padres<br />
de esta Provincia era la Virgen en el misterio de la Purificación y las cosas que<br />
le pertenecían. Consuela sorprender a cada paso en los archivos señales de su celo<br />
merced a lo cual, la devoción a la Virgen de la Candelaria se extendió con rapidez;<br />
los milagros de su corazón alcanzaron a todas partes: por mar y tierra su nombre<br />
fué invocado con filial confianza; así tanto, que llegó a preceptuarse, dos años después<br />
del que cursa, que mensualmente se cantase una misa por los bienhechores<br />
vivos y otra el día de todos los difuntos para satisfacer la deuda de gratitud contraída<br />
con los peregrinos de la isla de Cuba y la de Trinidad que llegaban a Cartagena a<br />
cumplir sus votos y piadosas mandas. ¡Tan lejos se extendían los favores de esta<br />
soberana Virgen de la Candelaria! ¡Tan honrada vivía la comunidad de Cartagena!
ARTÍCULO III<br />
Vida del P. Fr. Juan de San Felipe.<br />
Sumario: Su filiación natural y religiosa.– Dirígese a Manila en la misión IX.– Profesa en alta<br />
mar.– Misionero en varios curatos.– Es elegido Prior Provincial.– En Méjico.– Vuelve a<br />
Filipinas.– Nuevos trabajos de misionero.– Una cita laudatoria.– Otra cita muy a su favor.–<br />
Preside un Capítulo Provincial.– Actas que se dieron.– Su fallecimiento.<br />
Brinda de particular la vida de este virtuoso hijo de San Agustín que fué mejicano<br />
de nación, y de raza y sangre española, a juzgar por los apellidos. Nació en<br />
Tlalnepantla y tuvo por padres a Felipe de Bargas y Ana Martell y Zúñiga. ¿Cómo<br />
vino a ser religioso nuestro? La misión IX que constaba de 24 religiosos destinados<br />
a Filipinas, como saliese de Sevilla para embarcarse el 21 de Abril de 1651, tocó en<br />
Veracruz donde desembarcaron los misioneros para trasladarse a la costa del mar<br />
Pacífico, puerto de Acapulco; pero hubieron de esperar en el hospicio, que hoy llamaríamos<br />
casa-residencia, de la ciudad de Méjico, la salida de alguna embarcación;<br />
salida que no se realizó hasta principios de Marzo de 1653, o sea transcurridos dos<br />
años de espera.<br />
Adviértase entre paréntesis que numeramos esta misión IX siguiendo el parecer<br />
del P. Sádaba 1 , y no XI, como la llama el P. Cronista del tomo III 2 , porque el P.<br />
Sádaba tiene los siguientes fundamentos, que son seguros: llámala el P. Cronista Fr.<br />
Diego XI, o porque incluye en la numeración las dos que se frustraron en los años<br />
1608, y 1612, la una por muerte del Comisario P. Fr. Juan de San Jerónimo y la otra<br />
por las contradicciones que el P. Comisario, Fr. Pedro de San Fulgencio, halló en<br />
España 3 , o porque, dando por fracasada solamente ésta, que ya estaba <strong>org</strong>anizada 4 ,<br />
agrega la que,<br />
1 Cat., pág. 97.<br />
2 Núm. 328.<br />
3 Crón., tom. I, pág. 510.<br />
4 Ib., núm. 419.
148<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
según el tomo III 1 , condujo el P. Fr. Francisco de la Purificación en 1637. Partiendo<br />
de estos principios sí puédese llamar XI; pero como fracasaron los proyectos<br />
de misión de 1608 y 1612, por muy adelantados que estuviesen, no hay razón para<br />
elevarlos a la categoría de misiones efectivas; y en cuanto al otro extremo de la<br />
disyuntiva, o sea a la misión de 1637 conducida por el P. Fr. Francisco de la Purificación,<br />
el P. Cronista sufrió en el lugar citado algún error, pues no se realizó esta<br />
misión. Si se hubiera realizado, ¿no habría algún rastro biográfico, siquiera fuese<br />
pequeño, en el archivo de la Provincia?<br />
Y no sólo este argumento negativo, sino que hay otro muy positivo y documental.<br />
Existe una Memoria histórica de Filipinas que comprende los años 1647-1650,<br />
y en ella, tratando del P. Francisco de la Purificación, se lee 2 : "fue a España por<br />
Procurador de esta Provincia, y tuvo poco efecto su ida porque luego que llego alla,<br />
conocida su bondad y virtud, el Prelado Superior que es Nro. P. Vicario General de<br />
toda la Congregacion le escogio por su Compañero y Secretario, y despues fue<br />
electo en Provincial de la Provincia de Andalucía donde al presente reside". Luego<br />
mal pudo conducir misión a Filipinas cuando se quedó ya en España y donde residía<br />
aún en los años de 1647-1650 en que se escribió la Memoria supradicha.<br />
Volviendo ahora a nuestro asunto, en la sazón y tiempo que los misioneros se<br />
demoraron en Méjico debió Juan de entrar en relaciones con ellos y aficionarse a su<br />
modo de vivir, y, por consecuencia, pidió el hábito, que le fué concedido sin reparo<br />
alguno. Así, pues, pasado el año de noviciado en el hospicio, en llegando la hora de<br />
partir a Acapulco para embarcarse, porque había aparecido el galeón San Francisco<br />
Javier, que iba al archipiélago filipino, siguió con los misioneros y se embarcó,<br />
dispuesto a hacer su profesión cuanto antes. Pocos días llevaba de navegación,<br />
cuando creyó oportuno el Presidente de la misión y Comisario, P. Fr. Jacinto de San<br />
Fulgencio, el darle la profesión y aceptar sus votos, lo que tuvo lugar el 11 de Marzo<br />
del mismo año 1653. Fiados en lo que dice el P. Sábada 3 , conviene a saber, que<br />
murió en el año 1690 "cargado de<br />
1 Núm. 651.<br />
2 Arch. prov., carp. 84, núm. 3, fol. 20 v.º<br />
3 Cat., pág. 105.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 149<br />
años", discurrimos que el novicio tenía más de 16 años cuando profesó; a juzgar<br />
por el año de su ordenación sacerdotal resulta que tenía más de 18. Lo cierto es<br />
que para ejecutar un viaje de Méjico a Filipinas, que solía costar en tiempo de bonanza<br />
tres o cuatro meses, y para sufrir tanto riesgo y molestia, se necesitaba un<br />
esfuerzo magnánimo de la naturaleza ayudada por la divina gracia, esfuerzo que,<br />
por lo general, no suele ser patrimonio de adolescentes. Por lo demás, el ofrecerse a<br />
Dios como místico holocausto por medio de los tres votos religiosos, en medio del<br />
océano y a vista del firmamento, no deja de ser un espectáculo sublime. Las ceremonias<br />
y festejos con que lo solemnizarían los tripulantes y pasajeros también tendrían<br />
algo de singular, porque en las grandes travesías marinas hay manifestaciones<br />
muy vivas en los ánimos que buscan el contraste y la sorpresa para sobreponerse a<br />
la fuerza de la monotonía ambiente. A Manila llegó con la misión el 23 de Julio, y<br />
allí se dispuso con el estudio y las prácticas de piedad para recibir las órdenes sagradas.<br />
Extraño nos parece que a un misacantano le diese el Capítulo Provincial de<br />
1659 el cargo de Vicario Prior de Baler, distrito de Infanta, como se lo dió, si bien<br />
es cierto que tales Vicarios no tenían voz y voto en los Capítulos. A Baler se trasladó<br />
el P. Fr. Juan, empero sea porque surgió en su ánimo algún escrúpulo acerca de<br />
la validez de su profesión, sea porque ocurrió a alguno que la validez de la profesión<br />
religiosa estaba en relación con la validez del voto capitular en lo futuro, lo<br />
cierto es que nuestro biografiado renovó su profesión a 11 de julio de 1660 en manos<br />
del Padre Prior Fr. Benito de San José 1 en el ministerio de Binangonan, adonde<br />
se trasladó por orden superior para realizar el acto que quitaría ansiedades y disturbios.<br />
Luego, como se celebrase el Capítulo Intermedio ese mismo año, fué confirmado<br />
en el mismo oficio de Vicario Prior de Baler, con la declaración de que mantuviese<br />
la precedencia según la profesión primera y no según la segunda.<br />
En el Capítulo siguiente, 1662, diéronle el empleo de Vicario Prior de Casiguran,<br />
y en el inmediato ascendió a la Definitura provincial; trascurrido el cual, eligiéronlo<br />
Prior de Romblón en el Capítulo de 1668, pero no tomó posesión del cargo,<br />
sino que, en Mayo, o sea pocos<br />
1 Arch. prov., Lib. 1.º de prof., fols. 75 y 75.
150<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
días después de la celebración del Capítulo, comenzó a funcionar como Prior<br />
de Manila 1 , cargo en el que fué confirmado por el Capítulo Intermedio del año siguiente.<br />
Del Priorato de Manila ascendió al Provincialato en el Capítulo de 18 de<br />
Abril de 1671, en el cual se dieron catorce actas y tres determinaciones, casi todas<br />
relacionadas con asuntos económicos y con el santo voto de pobreza. Entre las cosas<br />
notables de este trienio en que tuvo participación este celoso Prelado, fué la<br />
catequización de Mindanao. Oigamos al P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís 2 :<br />
"Havia residido este religioso algunos años en Bislíg y conocido por experiencia<br />
quán conveniente era, que huviesse un Misionero de assiento cerca de los montes,<br />
donde estaba encastillada tanta infidelidad, para extender por allí los dogmas salutiferos<br />
de nuestra Catholica Religion. Y apenas se vió Prelado Superior, como se<br />
hallase con bastante número de Súbditos para poder acudir a todas partes, determino<br />
poner uno de assiento en Catél, mandandole seriamente, que desde alli, sin divertirse<br />
a otros cuydados, por mas utiles que pareciessen, procurasse por todos medios<br />
la reducción de aquellos Gentiles. Dio assimismo ordenes muy apretadas al<br />
Padre Prior de Bislíg, para que en cuantas ocasiones pudiessen hacerlo, sin faltar a<br />
la administracion espiritual de los otros Pueblos, él, o su Compañero se fuessen a<br />
residir al de Carhaga, estando alli de assiento el mas tiempo que fuesse dable: concurriendo<br />
todos tres a esta grande obra, y ayudandose mutuamente, para el logro de<br />
ansias tan bien nacidas".<br />
Hagamos constar que fué en Agosto cuando se principió a desarrollar este proyecto;<br />
y desde esta fecha hasta Febrero de 1673 traza el P. Cronista los esfuerzos<br />
realizados y triunfos obtenidos por estos tres misioneros, y añade: "se logró tan<br />
copioso fruto, que, al ir a visitar el V. Padre Provincial, por Febrero de 1673, yá<br />
halló, que se havian bautizado mas de trescientos adultos; sin contar los que se<br />
havian purificado en las aguas de la gracia por enfermedad, y luego havian muerto,<br />
los quales llenaban el numero de ciento, entre grandes y chicos.<br />
Así lo escribió el referido Padre Provincial Fr. Juan de San Felipe, a Nuestro<br />
Padre Vicario General, con fecha 5 de Julio del mismo<br />
1 Arch. prov., Lib. 1.º de Cons.<br />
2 Crón., tom. IV, núm. 606 y sigs.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 151<br />
año. Y después, a los 26 de Julio de 1674, añade, que, "segun las relaciones<br />
enviadas al Capítulo por el Padre Prior de Bislíg, se havia aumentado aquel Partido<br />
en doscientos tributos, que segun la cuenta alli usada, llenarían el numero de ochocientas<br />
Almas, extrahidas todas de los montes, y de los horrores de la gentilidad,<br />
para avecindarse en los Pueblos yá formados y viviren politica sociable entre las<br />
apacibles luces del Christiano nombre".<br />
Regístranse en el Libro de actas, etc., de Manila 1 cuatro mandatos o preceptos<br />
dados por el P. Provincial Fr. Juan en los años 1672 y 1673 exclusivamente para<br />
ese convento, por los cuales acaba uno de convencerse de que el espíritu suyo tendía<br />
a lo perfecto y que procuraba como Prelado hacer cumplir las leyes hasta en los<br />
detalles.<br />
Nada más podemos añadir, y, así, diremos que, habiendo regresado de visitar a<br />
Mindanao, se ocupó en preparar religiosamente el Capítulo, que por fin se celebró a<br />
15 de 1674 bajo la presidencia del P. Fr. Diego del Espíritu Santo y en el cual se<br />
expidieron doce actas 2 . Absuelto del Provincialato, vémoslo con la patente de Presidente<br />
del Hospicio de Méjico, y por esto no asistió a los Capítulos de 1677 y<br />
1680. En este año tuvo que sufrir de parte de un súbdito díscolo, y dando cuenta de<br />
ello, escribe una carta de Méjico, dirigida al P. Comisario, a 13 de Julio 3 , en la cual<br />
se deslizan frases sin acrimonia, antes bien inspiradas en compasión muy caritativa.<br />
Del mismo modo contiene la carta sentimientos de respeto y piedad hacia los superiores,<br />
sin tocar en los límites, ni mucho menos, de la adulación logrera. "Por no<br />
haber sabido, dice al P. Juan de la Madre de Dios, de su llegada a ese puerto, con<br />
notable cuidado me ha tenido V. R. Quiera N. Señor aya sido con muy buena felicidad<br />
le alle esta con muy buena salud a cuio servicio queda la mia, para todo lo<br />
que me quisiera mandar y pidiese a Nuestro Señor. El le de buen viaje y sucesos en<br />
todo y le vuelva a traer con bien para consuelo mio y de la Provincia",<br />
Tornó a Filipinas y ejerció el ministerio de cura de almas en Bolinao, de cuyo<br />
convento fué Prior, y como tal asistió al Capítulo<br />
1 Arch. prov., fols. 32 y sigs.<br />
2 Libr. de act., etc., fol. 34 v.º<br />
3 Arch. gen., carp. E, núm. 6.
152<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de 1683, en que salió elegido Prior de Bagunbayan. Al siguiente trienio asistió<br />
al Capítulo y mereció los honores de Definidor Provincial, que para él poco<br />
significaban, pero que no desdeñó por tratarse de servir a su Provincia. Quizá los<br />
electores tuvieron en cuenta que por razón de la precedencia que le correspondía<br />
tocábale presidir el Capítulo de 1689, y por eso lo elegirían ahora Definidor de<br />
Provincia. A pesar de sus años, como la Provincia tuviera necesidad de tomar a su<br />
cargo las nuevas misiones de Masbate Burias y Ticao, el P. Provincial puso los ojos<br />
en el P. Fr. Juan de San Felipe, y como a hombre de sacrificio y buena voluntad, así<br />
como también como a representante de suficiente autoridad, le encargó que fuese a<br />
ellas para recibirlas en nombre de la Provincia y plantar una <strong>org</strong>anización metódica<br />
y previsora. Así lo hizo el destinado: "Dispuestas, por fin, las cosas, leernos 1 ,<br />
salieron de Manila por Mayo de 1678 (léase 1687) los Padres Fr. Juan de San<br />
Felipe, Provincial absoluto, y Fr. Juan de la Encarnación, con otro Compañero,<br />
cuyo nombre ignoramos, para hacerse cargo del mencionado Partido. Dirigieron su<br />
nombre (léase rumbo) al Pueblo de Ticao, donde encontraron al Cura, que lo era el<br />
Bachiller Don Christobal Carvallo, a quien notificaron los Autos correspondientes<br />
por el mes de Agosto. Convino este, sin la menor repugnancia, en entregar las<br />
Iglesias, y su administración: y lo executo gustoso a 2 de Septiembre de dicho año<br />
en el Pueblo de Mobo, sito en la Isla de Masbate, que era, y es, el Pueblo principal<br />
de todos los demás, quedando desde entonces sujeta aquella doctrina a nuestra<br />
Descalcez. Admitieron los Indios a los Religiosos con muestras del mayor<br />
regocijo…<br />
Mas como para este logro era preciso fundar algún convento, lo erigieron el<br />
mismo año en el Pueblo de Mobo, que era el más numeroso de vecinos. Tiene a<br />
Nuestra Señora de los Remedios por titular, y se ha fabricado Iglesia bastantemente<br />
costosa, que abunda de retablos, y otros adornos, con una Sacristía proveida de Jocalias<br />
y Ornamentos: siendo la casa muy capáz, con todas las preciosas Oficinas, y<br />
con Celdas sobradas para los Religiosos, que suelen habitar en ella".<br />
1 Crón., tom. IV, núms. 1.113 y 1,114.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 153<br />
Ahora, como complemento de esta cita, vaya otra que tomamos de Reseña Histórica<br />
de nuestra Provincia de San Nicolás de Tolentino de Philipinas, desde su<br />
origen hasta el año 1750, escrita por el P. Rector Provincial, Fr. Joseph de la Concepción.<br />
El manuscrito, inédito y autográfo (?) consérvase en el archivo provincial<br />
de Filipinas y se ha publicado en el Boletín de la misma Provincia de Filipinas, que<br />
se edita en la Imprenta de Santa Rita de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.<br />
Habla el P. Fr. José de la Concepción 1 :<br />
"134. El año de mil seiscientos ochenta y dos el Illmo. y Reverendísimo Sr.<br />
Obispo de Nueva Cazeres D. Fr. Andres Gonzalez, de la sagrada Religión de<br />
Predicadores en estas Islas, informó a S. M. la falta que tenía de ministros doctrineros<br />
en los pueblos y curatos de su obispado y que algunos de ellos necesitaban<br />
de mejor orden, disposición o método para la debida administración de las<br />
almas en el pasto espiritual de los Santos Sacramentos. En vista de este informe<br />
y enterado S. M. de otras circunstancias que este Ilustrísimo señor expresaba,<br />
despachó real cédula de rescripto y gratificación, su fecha en Madrid a trece de<br />
Agosto de mil seiscientos ochenta y cinco años, por lo cual ordenó S. M. y dió<br />
su real licencia a este Ilmo. Señor para el nuevo planteo propuesto de los ministerios,<br />
doctrinas o curatos de su obispado. En virtud de la cual y visitando su señoría<br />
ilustrísima el curato de las islas Burias, Ticao y Masbate en el embocadero<br />
distantes cincuenta y ocho leguas de Manila para el noroeste en línea recta, halló<br />
de cura al bachiller D Cristóbal Caraballo, solo y sin coadjutor y accidentado y<br />
cansado, por cuya causa y por las invasiones de los moros en estas islas, se<br />
hallaba imposibilitado para administrar los Santos Sacramentos a los más de sus<br />
feligreses en varios pueblos de estas tres islas de su cargo e hizo dejación de su<br />
curato: satisfecho este Ilimo. y Rvmo. Sr. Obispo de la aplicación y apostólico<br />
celo de nuestros religiosos en todos nuestros ministerios, despachó un ruego y<br />
encargó a N. P. Provincial que entonces era de esta santa Provincia Fr. Isidoro de<br />
Jesús María, su fecha en veintiseis de Marzo de este año para que enviara religiosos<br />
ministros a estas islas y nos hiciéramos cargo de la administración de<br />
ellas. Así<br />
1 Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas de la Orden de Agustinos Recoletos.<br />
Núms. 134 y sigs.
154<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
mismo escribíó este Illmo. Sr. Al Vice-Ptrón, el muy Iltre. Sr. Almirante D.<br />
Gabriel Cruzalegui y Arriola, caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y<br />
Capitán General de estas islas y Presidente de la Real Audiencia y Cancillería de<br />
ellas, dando parte del citado ruego y encargo que a N. P. Provincial había enviado<br />
y suplicando a este Sr. Gobernador que como Vice-Patrón tomase esta causa<br />
como propia e interpusiese su autoridad y de el Real Patronato con este P. Provincial<br />
para que enviase religiosos ministros y se hiciera cargo la Provincia de la<br />
administración de las referidas islas.<br />
135. En inteligencia de lo referido este señor Gobernador y Vice-Patrón, a<br />
nombre suyo y del Rey nuestro Señor, despachó ruego y encargo a este Nuestro<br />
Padre Provincial representando el grande e incomparable servicio, que haría esta<br />
provincia a ambas Majestades en aceptar el referido ministerio; y que de lo contrario<br />
le hacía responsable ante la presencia de ambas Majestades, de los gravísimos<br />
atrasos y perjuicios y daños que en lo espiritual y temporal resultarían a<br />
las almas de los convertidos y no convertidos en dichas tres islas, según el referido<br />
señor Obispo le había informado. En virtud de los expresados ruegos y encargos<br />
como amantes vasallos de su Majestad y en obsequio a Dios Nuestro Señor<br />
admitimos los Recoletos el Ministerio de las tres islas quedando su administracción<br />
en adelante a nuestro cargo. Este mismo año envió dicho Ntro. P. Provincial<br />
Fr. Isidoro de Jesús María de Prior y primer Ministro de Masbate, a Ntro.<br />
Ven. P. Fr. Juan de S. Felipe, Ex-provincial y Definidor actual de esta provincia,<br />
quien tomó posesión de los pueblos y ministerios de dichas islas a nombre de<br />
ella.<br />
Año 1689. 136. Habiendo hecho vista de ojos y visitado todo el partido con<br />
otros religiosos, que se enviaron de compañeros, no hallando conforme el arreglamiento<br />
de los demás ministerios nuestros, se procuró reducirlo a nuestro método,<br />
y bautizando a muchos, convirtiendo a nuestra Santa fe católica a varios y<br />
reduciendo al gremio de la Iglesia a los que vivían apóstatas de ella en aquellas<br />
islas, en pocos años se hizo constar por los libros de la Real contaduría de la ciudad<br />
de Manila, que desde que tomamos posesión de aquellas islas de Recoletos,<br />
había de aumento en su ministerio trescientos y noventa tributos enteros. Y<br />
hallando nuetros religiosos que la isla de Burías y
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 155<br />
la contra costa de Masbate que a la provincia de Panay, y la de los Gigantes<br />
eran refugio de los malhechores, amparo de piratas, alzados o revelados a la Real<br />
corona, y públicos ladrones, de manera que no podía aportar embarcación alguna,<br />
por dichos parajes sin manifiesto peligro de perderla, con las vidas de los que<br />
iban embarcados en ella; aplicaron nuestros religiosos todo su conato en que se<br />
redujeran a vivir política y cristianamente con la debida reverencia a nuestro católico<br />
Monarca, como vivían los demás indios de estas islas, y habiendo conseguido<br />
después de muchos viajes y trabajos, fundaron en la isla de Burías un pueblo<br />
con el mismo nombre de la isla y otro en la contra costa de Masbate, por la<br />
banda del Panay que se llamaba la costa de los Mundos, que es lo mismo que<br />
Camarones, Piratas o Ladrones, y se llamaba dicho pueblo Camasoso, que después<br />
por las invasiones y peligros que experimentaron de los moros, se mudó al<br />
sitio que se llama Lañan.<br />
Año 1690. 137. Con estas diligencias quedaron las tres islas reducidas a vasallaje<br />
de la Real Corona de España, y tributarias de ella, bien gobernadas y administradas,<br />
sin riesgo ni peligro alguno de los comerciantes y hasta ahora perseveran<br />
en buen método, y viven como cristianos en dichos pueblos. Y para la mejor<br />
y más fácil administración de aquellas almas la Provincia dividió el que antes era<br />
un solo Curato, en dos principales ministerios que son Masbate cuya cabecera<br />
principal se llama Mobo y el de la isla de Ticao con la encomienda de las islas<br />
de Burías, y dicho pueblo se llama Sañan, que sirve de escalera; y no habiendo<br />
antes más que un ministerio y un cura solo sin coadjutor, la Provincia ha hecho<br />
dos Ministerios y tiene dos Priores y principales Ministerios en ellos, que son el<br />
de Mobo o Masbate, y el de Ticao y Burías y les tiene asignados compañeros para<br />
la más recta y cómoda administración de los Santos Sacramentos de manera<br />
que no habiendo copia de los Religiosos, de ordinario están cuatro empleados en<br />
dichos Ministerios.<br />
138. Como se nos entregaron en virtud dichos dos pueblos, y encargo del Illmo,<br />
y Rvmo. Sr. Obispo de Nueva Cáceres, y del muy Iltre. Sr. Vice-Patrón Gobernador<br />
y Capitán General D. Gabriel Cruzálegui y Arriola y por la orden que<br />
dicho Sr. Obispo tenía de Su Majestad en la citada Real Cédula de trece de<br />
Agosto de mil seiscientos
156<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ochenta y dos años, no se consideró necesaria la diligencia de que Su Majestad<br />
confirmara dicha donación y administración de las tres islas referidas a favor<br />
de esta Provincia, hasta que hallándose en la corte de Comisario y Procurador<br />
general de esta Provincia Ntro. P. Lector jubilado, Calificador de la Suprema, y<br />
Ex-provincial de esta Sta. Provincia Fr. José de la Soledad, se presentó al real y<br />
supremo consejo de las Indias el año de mil setecientos veinte y cinco, pidiendo<br />
dicha confirmación, y en inteligencia del derecho que alegó, se sirvió su Majestad<br />
despachar Real Cédula comprobatoria de dicha adjudicación a favor nuestro.<br />
Y mandando en ella al Gobernador y Capitán General de estas islas que informara<br />
a su Majestad del adelantamiento y progresos de dichos ministerios, informó<br />
al muy Iltre. Señor D. Toribio Miguel José del Cossio, y campa sobre el asunto,<br />
con instrumentos jurídicos del aumento de tributos en dichas islas por el tiempo<br />
que estaban a nuestro cargo y constancia del público, notorio apostólico celo de<br />
los Religiosos Recoletos en todas las islas de este Archipiélago, y que cumplíamos<br />
con nuestra obligación como verdaderos misioneros y fieles vasallos de su<br />
Majestad en medio de los muchos trabajos que padecíamos en nuestros Ministerios,<br />
por estar en los parajes más expuestos a las hostilidades e invasiones de los<br />
moros, y ser los más remotos, pobres y míseros de estas islas, por lo que debíamos<br />
ser atendidos y favorecidos de su Majestad.<br />
139. Las referidas tres islas de Burias, Ticao y Masbate son de buen temperamento<br />
y alegre cielo. Los molios no son los más aplicados al trabajo de estas<br />
islas Filipinas, pero tampoco son los más flojos; los frutos de ellas se reducen a<br />
arroz, cera, aunque no mucha, oro, aunque poco, legumbres, caza y pesquería;<br />
abunda de cierta resina que se llama brea, con que galafatean las embarcaciones,<br />
y se coge también porción de algalia, balate y siguéc, que son mariscos que en<br />
estas islas valen dinero. Tienen obligación los indios de estas tres islas de prevenir<br />
la leña y agua necesaria para los navíos que anualmente se despachan por el<br />
Rl. situado al puerto de Acapulco en la Nueva España. Hacen su mansión en el<br />
puerto de S. Jacinto, que está en la isla de Ticao, para prevenirse de lo necesario<br />
y hacer su aguada y leña para un viaje tan penoso y dilatado. Sirven al Rey Ntro.<br />
Señor los indios sin salario alguno, pagan su Real tributo, y viven en
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 157<br />
política cristiana y bien administrados y están sujetos a la jurisdicción del alcalde<br />
mayor de Albay. Las tres islas están expuestas a las continuas invasiones<br />
de los moros y son muchas las almas que los bárbaros matan en ellas. En la cabecerías<br />
de Mobo y Ticao, a instancia de los ministros, los indios han echo sus<br />
estacadas y baluartes de madera, con los que se defienden y resguardan de los<br />
moros dichos, y se libertan de sus hostilidades y viven en paz y quietud en dichos<br />
pueblos, porque se dan buena maña por su conveniencia en defenderlos. En<br />
los demás pueblos de dichas islas no hay resguardo ni defensa alguna de los moros;<br />
su defensa es el monte, y no otro alguno, y como dejan desamparados los<br />
pueblos experimentan en ellos muchos cautiverios, robos e incendios".<br />
El P. Fr. Juan de San Felipe, celoso fundador de estas Misiones, hubo de salir<br />
de ellas porque su presencia en Manila era necesaria como Presidente nato del Capítulo<br />
que se celebraría en 1689. Fué el 30 de Abril cuando acaeció esta celebración;<br />
y constituyó uno de los más opimos resultados el nombramiento de Provincial,<br />
que recayó en el P. Fr. Juan de Dios, de quien más adelante largamente nos<br />
ocuparemos. Nueve fueron las actas capitulares y cuarenta y una, nada menos, las<br />
determinaciones del Definitorio intra Capitulum, algunas de las cuales vamos a<br />
transcribir de seguida porque se lo merecen muy mucho 1 .<br />
– "Primeramente mandamos que por quanto el acta general acerca de<br />
la fiesta de San Joseph no puede tener entero cumplimiento en esta Provincia,<br />
y para que se cumpla y obedezca en la parte que se pueda se celebre en<br />
su día o en Domingo siguiente con misa y sermón, aunque no pueda estar<br />
patente el Sanctissimo Sacramento, y esto se entiende en todos nuestros<br />
conventos fuera de el de Manila, Sugbu y San Juan de Bagong Bayan por<br />
los impedimentos que ocurren en dichos tres conventos para no poderse<br />
celebrar, y que assi se rrepresente a Nro. P. V. Gral.<br />
– Iten declaramos que el ministerio de Masbate no se admite al presente<br />
por conuento hasta que se ajusten y saquen para ello los despachos en<br />
forma bastante y segura, i que en tanto se govierne, y administre por Presidente<br />
que nombre nro. P. Prouincial…<br />
–<br />
1 Arch. prov., Libr. de act., etc., de Man., fols. 68 y sigs.
158<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Iten mandamos que prosiga el Pleito de los ministerios de Zambales quando<br />
nro P. Prouincial y sus Definidores rreconocieren ocasion oportuna, y que<br />
en tanto nro P. Prouincial rrequiera en visita particular sobre ello al R. P.<br />
Prouincial de Santo Domingo, i tome rrazon con su secretario de lo que<br />
rrespondiere dicho R. P. Prouincial; i que en quanto a la distribucion de los<br />
votos de dho Conuento de Zambales se rremite este Capítulo a lo que determinare<br />
el Definitorio…<br />
– Iten por quanto la poca consideracion de algunos ba introduciendo<br />
alpargatas que parecen zapatos pues estan totalmente cerrados, mandamos<br />
en virtud de Santa Obediencia que ningun Religioso de qualquier calidad y<br />
condizion que sea, pueda traer las tales alpargatas ni otra forma de calzado<br />
cerrado: exceptuando tan solamente a los que caminan y nabegan, y a los<br />
hermanos que asisten en las labranzas, y estancias en el campo, y caminos<br />
tan solamente por la rrazon manifiesta en estas Islas de ser a los tales sumamente<br />
pernicioso a la salud lo contrario; y en quanto a el uso de escarpines,<br />
assimesmo mandamos, que sin exceptuar rreligioso alguno de qualquiera<br />
calidad que sea, ninguno puede salir de casa con ellos, y que en caso<br />
inexcusable que alguno padezca graue detrimento en quitarselos no<br />
pueda salir con compañero que lleue escarpines…"<br />
En las determinaciones vemos algunas que mandan que cada religioso aplique<br />
al año veinticinco misas a intención del P. Provincial para subvenir a los gastos de<br />
éste: y a intención del convento de Manila una misa semanal; y respecto de los<br />
Conventos, “asi de voto como Vicariatos”, contribuyan cada uno con diez pesos<br />
para el gasto del Capítulo.<br />
Otra determinación versa sobre que el Presidente del hospicio de Méjico no sea<br />
elegido por el Capítulo Provincial, sino por Capítulo privado o Definitorio.<br />
– "Iten se determino que en todos nros Conuentos, aunque sean de ministerio<br />
no puedan entrar mugeres en las despensas y demás oficinas altas,<br />
y bajas ni en todo lo interior desde el pie de la escalera para arriva, ni desde<br />
la puerta que entra en la sacristia…<br />
– Iten se determino que se ponga en ejecucion el distribuir las cauezeras<br />
y visitas de la isla de Mindoro, asignando los terminos de cada
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 3 159<br />
partido en la forma que en el Definitorio se a comunicado y que se elija Prior<br />
de Nauhan…<br />
– Iten se determino que en cada uno de nros Ministerios se haga un libro<br />
adonde se escriuan los Padrones de los Indios de cada Partido para que<br />
queden en el deposito de cada uno de los Conuentos…<br />
– Iten se determino que el Ministerio de Palanan se diuida de el Ministerio<br />
de Casiguran…"<br />
Ya se puede inferir que éste fué uno de los Capítulos más fructuosos y bien dirigidos,<br />
en vista de tales resoluciones. Pero el fruto no pudo verlo el P. Fr. Juan<br />
porque Dios Nuestro Señor dispuso llevar a su siervo al otro mundo el día 25 de<br />
Julio de 1690.<br />
El P. Sábada no vacila en calificarlo de Venerable, y el autor de su necrología<br />
en el convento de San Sebastián 1 asegura que fue “religioso muy amado de todos<br />
esttados y zelosso de la Religion”.<br />
1 Arch. prov., Necrol., fol. 9 v.º
ARTÍCULO IV<br />
Vida del P. Fr. Lope de San José, León.<br />
Sumario: Hijo de padres nobles.– Profesa en Madrid.– Heroicidades de caridad que ejecuta en<br />
Sevilla.– Regresa a Toledo.– Pasa a la Provincia de la Candelaria.– Empleos que desempeñó.–<br />
Disgustos sufridos.– Vuelve a España.– Memoria pia a su favor.– Procurador de la<br />
Curia Regia.– Prior de Toledo.– Obras realizadas en la construcción de convento e iglesia.–<br />
Fiesta solemne.– Es elegido Definidor General.– Preside un Capítulo General.–<br />
Muere en Toledo.<br />
Ocupa lugar de preferencia en nuestra Orden el P. Fr. Lope de San José por el<br />
mérito de sus prendas personales y por haber pertenecido y servido con lucimiento<br />
a dos Provincias, la de San Agustín y la de la Candelaria. Madrileño de nacimiento,<br />
vino a este mundo hijo de padres cristianos, y, por ventura, ricos y nobles, como se<br />
deduce del apellido paterno y materno: Don Blas de León y Doña Beatriz Camos 1 ,<br />
quienes lo hicieron bautizar en la parroquia de San Sebastián y lo educaron convenientemente.<br />
Ingresó en nuestro Noviciado de Madrid el año 1636, y pronunció sus<br />
sagrados votos a 10 de Septiembre de 1637 en manos del P. Prior Fr. Bernardino de<br />
San Ildefonso, después de haber sido educado por el P. Maestro, el famoso Fr. Juan<br />
de San Guillermo. ( 2 )<br />
Nos consta que era sacerdote en 1647 y cine residía en Toledo, por un Capítulo<br />
conventual en que figura, celebrado a 7 de Mayo ocupó en él uno de los últimos<br />
asientos, como lo indica el lugar de la firma 3 .<br />
Dos años más tarde, Sevilla estaba devorada por una epidemia: hubo día en que<br />
la guadaña de la muerte segó 1.500 cabezas; los ciudadanos que corrían hacia los<br />
campos quedaban muertos en los caminos; en muchas casas no había quien diese<br />
sepultura a los cadáveres de la familia; los miembros del clero secular y regular<br />
pagaron<br />
1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 87 v.º<br />
2 (Falta esta nota 2 en el texto).<br />
3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 89.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 161<br />
igualmente a la muerte tributo, y no pequeño; andaban las parroquias desconcertadas;<br />
los conventos diezmados; todos los vecinos hechos un horror; enloquecidas<br />
las madres, los niños sin pan, en un rincón acurrucados y moribundos los ancianos;<br />
y lo peor de todo que el infierno cosechaba con abundancia: agavillados<br />
caían en él los pecadores de Sevilla; Dios tenía el rostro airado y justiciero, y satanás<br />
atizaba la hoguera de la muerte sin cesar un punto.<br />
Nuestros religiosos de Sevilla participaron de la mala suerte, pues en todo el<br />
tiempo llegaron a morir treinta religiosos y cinco sirvientes 1 ; llegó la noticia al convento<br />
de Toledo, uno de cuyos moradores era el P. Lope, quien, al oír la relación de<br />
tantas desgracias, sintió en su corazón un movimiento muy compasivo 2 . Y entonces<br />
su pecho fué teatro de horrendas luchas. El corazón le decía: —Vete a Sevilla. —Y<br />
la carne replicaba: —No son tus vecinos los sevillanos, no vayas. —El buen espíritu<br />
decíale: —Tu vida es de Dios, corre a salvar a tu prójimo; y el espíritu malo le<br />
soplaba estas palabras: —Tú eres de Madrid, no te sacrifiques por Sevilla.<br />
Y por cierto que la idea del regionalismo añadida a otras malignas sugestiones<br />
le hicieron sufrir lo indecible, poniéndolo en esa tensión del dolor producido por las<br />
incertidumbres del espíritu que suspira por cumplir la divina y no la voluntad propia.<br />
Pero tan crueles torturas desaparecieron cuando comunicando con algunos religiosos<br />
sus luchas, supo que abrigaban otros ya el designio de partir a Sevilla. Y no<br />
sólo decidido a sacrificarse por amor de los pestilentes, sino apóstol de la caridad se<br />
mostró en el convento de Toledo, hasta tal punto, que se mancomunaron siete religiosos<br />
con el fin de ofrendar sus vidas en aras de la beneficencia 3 ; otro autor afirma<br />
que seis 4 . Los cuales hicieron saber a Nuestro Padre Vicario General, Fr. Manuel de<br />
San Agustín, su propósito y le pidieron la bendición para acometer aquella divina<br />
aventura. Despachados favorablemente, salieron nuestro P. Fr. Lope y sus compañeros<br />
del convento y se echaron a los pies del entonces Cardenal y Arzobispo de<br />
Toledo, el Eminentísimo Sr. D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, quien los bendijo<br />
bondadosamente,<br />
1 Crón., tom. II, pág. 378.<br />
2 Ib.<br />
3 Crón., tom. III, pág. núms. 656 y sigs.<br />
4 Crón., tom. II, pág. 379.
162<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los esforzó para que continuasen el viaje y les dio una crecida limosna para que<br />
salvasen los embarazos del camino y llegaran cuanto antes a su destino, porque la<br />
epidemia hacía estragos a más y mejor. Partió la expedición de Toledo en el mes de<br />
Junio de 1649, tiempo de calores, de sequía y de polvo, cosas que hacían penosa la<br />
marcha, ya se practicase a pie, ya en diligencias, por ser tiempo de verano; para el<br />
P. Fr. Lope, sin embargo, los días andaban lentos y el vivir muy regalado, según<br />
eran de vehementes sus ansias por llegar al punto del sacrificio. Como supiesen los<br />
viajeros que el Obispo de Córdoba, Ilmo. Sr. D. Fr. Pedro Domingo y Pimentel<br />
acababa de ser electo Obispo de Sevilla, dirigiéronse a su palacio, y, a más de la<br />
bendición, le pidieron noticias sobre la situación sevillana. Con mucho honor recibió<br />
este Príncipe de la Iglesia a los hijos de San Agustín, los obsequió con palabras<br />
y obras, y recomendóles empeñadamente el rebaño que pronto había de andar bajo<br />
su cuidado. Llegaron a Sevilla los viajeros: la peste estaba fierísima, los muertos<br />
numerosos, los vivientes esperando el golpe para entregar el alma a Dios; así, pues,<br />
los huéspedes, sin dar huelga al cuerpo, comenzaron a desarrollar su heroico ministerio.<br />
Sigamos los pasos al P. Lope de San José, la suma de cuyos trabajos está reducida<br />
a estas palabras: desde que despuntaba la luz del día hasta altas horas de la<br />
noche ejercitábase en los oficios de caridad. Celebraba el sacrosanto Sacrificio reduplicando<br />
el fervor, orando por los sanos, por los enfermos y por los difuntos;<br />
tomaba un ligero refrigerio alimenticio y se lanzaba a las casas a confesar enfermos,<br />
a administrar la Santa Extremaunción y el Viático; aquí ayudaba a amortajar<br />
los cadáveres, allí se entretenía en aconsejar y consolar a los apestados; más allá<br />
dedicaba su atención a propinar medicinas. Cuando rendido de fatiga reclamaba su<br />
cuerpo algún alivio, lo refocilaba muy de prisa y tornaba a su labor. Por la noche se<br />
recogía un poco, rezaba, aunque no estaba obligado, el oficio divino, y antes de<br />
acostarse daba vuelta por los enfermos de más gravedad. Y ha de tenerse en cuenta<br />
que eran los días sofocantes del verano, y en Sevilla. Aliviar a sus hermanos, quitar<br />
al diablo de entre las garras tantas y tantas almas era su empeño, aunque muriera.<br />
La epidemia lo envolvía en sus ondas deletéreas; iba la muerte en
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 163<br />
pos de él para segarle la cabeza, pero diríamos que la muerte, al ver de cerca el<br />
corazón tan magnánimo de aquel hombre, se estremecía, pareciéndole una maldad<br />
arrebatarle la existencia. Y veía caer a un lado y a otro centenares de muertos y sin<br />
acordarse de sí pensaba en la salvación del prójimo. Recogió el último aliento de<br />
tres de sus compañeros de viaje y oficio; pero en lugar de temblar de miedo, tuvo<br />
envidia de la corona que habían ganado. Estaba al tanto de aquellas palabras de N.<br />
Gran San Agustín 1 : Non recusetur certamen si diligitur praemium. Hágase tu voluntad<br />
así en la tierra como en el cielo, solía decir con gran devoción al pensar que<br />
podía perder la vida; porque si estaba de Dios el que muriera, moriría contra toda<br />
humana prevención, y, si había de vivir, Dios sería bastante a sacarlo de todo peligro<br />
como sacó a los niños del horno babilónico, como a los israelitas del mar Rojo,<br />
y como a Daniel del lago de los leones.<br />
Ha de saberse que a causa de la escasez del clero secular, pues muchos de sus<br />
miembros habían sucumbido apestados, las parroquias en esta época fueron encomendadas<br />
a los religiosos de las distintas comunidades: a nuestro convento de nuestra<br />
Señora del Pópulo le tocó en suerte, entre otras, la de Omnium Sanctorum, que<br />
desempeñó el P. Fr. Luis de San Agustín, quien enfermó gravemente de contagio;<br />
durante su enfermedad hizo de párroco nuestro biografiado con mucho celo. Como<br />
párroco se distinguió el P. Fr. Lope por su actividad caritativa; lo cierto es que si<br />
mucho trabajó, también ganó mucho mérito, y Dios visiblemente le enviaba consuelos.<br />
En cierta ocasión iba afanoso por la calle en dirección a casa de un moribundo;<br />
de pronto oye que lo llaman de una casa pidiendo confesión; vacila un momento sin<br />
saber a qué parte dirigirse; mira hacia todas las puertas y ventanas y a nadie ve, y,<br />
sin embargo, está certísimo de que lo han llamado. Entra en la casa más próxima,<br />
indaga de dónde ha salido la voz y nadie aparece; sube las escaleras llamando y<br />
ninguno asoma; penetra en los aposentos, los registra, ve las camas y ningún ser<br />
humano le sale al encuentro; aquella casa ha sido barrida ya con la guadaña de la<br />
muerte; nadie ha sobrevivido a la catástrofe. ¿Quién ha llamado, pues, al Padre? La<br />
voz era como de niño, pues ¿dónde está?<br />
1 In fest. omn. sanct.
164<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Confuso el Padre desciende al piso bajo, examina y registra todas las habitaciones<br />
y ni rastro encuentra de ser viviente. Va a salir ya de la casa, y luego, como<br />
pone los pies en la puerta, oye la misma voz que desde lo alto de la escalera lo llama;<br />
vuelve atrás el religioso, mira y sólo ve soledad y más soledad. Empero de súbito<br />
le viene una como corazonada, o más bien una moción del Espíritu Santo y<br />
registra cierto hueco que vislumbra debajo de la escalera. ¡Horror!, allí se encuentra<br />
una mujer hecha un esqueleto, adolecida de muerte y a punto de expirar. ¿La mujer<br />
ha llamado al Padre? No. ¿Quién ha sido? El P. Fr. Lope no se detiene a resolver la<br />
duda, se acerca a la moribunda, la hace volver en sí, la confiesa, bendice su agonía<br />
y la ve expirar al momento. ¿Cúya era la voz que llamó? El P. Luis de Jesús contesta<br />
1 : "Conocíase ser de ángel del cielo, por cuyo medio quiso Dios consolar a aquella<br />
alma, la voz que le llamó".<br />
Estaba decretado que el religiosísimo Padre viviera para honra y gloria de<br />
Dios; por eso, aunque estuvo metido en el mayor peligro y todo el tiempo que duró<br />
la desastrosa calamidad, salió sano y salvo, acompañado del Angel que Dios le dió<br />
para que le guardase en todos los caminos. Habiendo, pues, desaparecido de Sevilla<br />
el azote del cielo, el siervo de Dios creyó cumplida su misión y regresó a su convento,<br />
sin hacer ostentación de la gloria que le correspondía, como si hubiera sido<br />
muy obvio y ordinario su heroico proceder. Pero ¿cómo iba a obrar y pensar de otra<br />
manera, si él entró en la Religión no con miras de egoísmo, no por exigencias de<br />
familia, no por huir de los trabajos adherentes a la vida secular, ni por buscar el<br />
sosiego del claustro, sino por servir a Dios, por llenar un vacío de su corazón, de su<br />
corazón que le impulsaba a ser bueno para unirse estrechamente con Dios, cuyo<br />
siervo se reputaba? En conformidad con estos ideales lució no sólo este rasgo singularísimo<br />
de amor al prójimo que acabamos de trazar, sino también el cumplimiento<br />
perfecto de sus deberes como conventual, ya en la casa de Madrid, donde<br />
conjeturamos pasó sus primeros años, ya en esta de Toledo, donde saboreó las primicias<br />
de sus bodas sacerdotales.<br />
Sabemos que regresó de Sevilla a Toledo y que residía aquí en<br />
1 Crón., tom. II, pág. 378.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 165<br />
Septiembre de 1650, a juzgar por la siguiente partida que se halla en el Libro<br />
de recibo de Toledo 1 : "Allegó el P. Fr. Lope en la Iimosna de los canonigos trenta y<br />
dos rs.". En el mismo libro se apunta como limosna dada por el Prior de Sevilla al<br />
Convento de Toledo, a 24 de Abril de 1649 doscientos reales. ¿Los enviaría para<br />
gastos de viaje de los religiosos que irían a Sevilla?<br />
Después de la gloriosa campaña ejecutada por nuestro religioso en Sevilla lo<br />
destinó la obediencia al ministerio de la salvación de las almas, ora por medio del<br />
exterior apostolado, ora por el apostolado de la oración, pues este último género de<br />
salvar almas es tan útil y eficaz como el primero, por no decir que más. Lo cierto es<br />
que los predicadores, los confesores, los misioneros no alcanzarían tan espléndidos<br />
triunfos si la vanguardia de las operaciones no estuviera reforzada por los que oran<br />
y hacen penitencia en los claustros. Probablemente el P. Fr. Lope desempeñó las<br />
dos clases de apostolado promiscuamente, y como era de un corazón tan suave y<br />
caritativo, haría maravillas en orden a propagar por dondequiera el reinado de las<br />
obras de misericordia. Su condición de misericordioso sábese que fué completada<br />
por un ingenio eminentemente práctico y de penetración no común. No era de esas<br />
personas bonachonas, que hacen el bien solamente porque Dios lo manda; y que<br />
son virtuosos de tal forma, que parece imposible que no lo sean. No era tampoco<br />
este Padre del número de aquellos que cultivaban poco las letras porque solamente<br />
se dedicaban al culto sagrado en la iglesia y al sostenimiento del canto y del rezo<br />
del oficio litúrgico para lo cual se necesitaba entonces gran número de Padres conventuales<br />
sino que era de los escogidos para la predicación dentro de nuestra iglesia<br />
y de las ajenas; por eso consta que fué condecorado con la patente del predicador 2 .<br />
Honráronle también con el cargo de Depositario conventual, entre los veintitantos<br />
Padres que había en Toledo; colígese del acta que escribió en el Libro de recibo 3 el<br />
Prior al ausentarse una vez para ir a Madrid, en 15 de Mayo de 1651. Como Depositario,<br />
asistió al Capítulo del Convento, de fecha 3 de junio del año antedicho 4 .<br />
También tenemos averiguado que en el Capítulo Provincial de este año fué nombrado<br />
Subprior de Toledo<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 90.<br />
2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />
3 Ib., Tol., leg. 91.<br />
4 Ib., id., leg. 90.
166<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
por la firma de tal estampada al pie de las consultas conventuales 1 celebradas<br />
en Toledo en Septiembre y Octubre de 1653. Con el mismo cargo aparece en los<br />
meses de Enero y Febrero de 1654. Pero entre estos años debió de hacer algún viaje<br />
a la villa y corte de Madrid, puesto que asistió a la profesión de un novicio nuestro<br />
que profesó a 4 de Octubre de 1652, y en el acta aparece corno testigo 2 .<br />
Así pasaron los días y llegó el 22 de Enero de 1655 en que fué elegido Comisario<br />
General de Tierra Firme el V. P. Alonso de la Magdalena, quien, al conocer<br />
muy bien las dotes del P. Lope, propúsole llevarlo como su Secretario a la América<br />
3 ; la partida debía ser a mediados de año. Aquí sintió en su pecho las angustias de<br />
la irresolución. El caso era de trascendencia, pensaba el buen Padre; el viaje<br />
horrendo, las asperezas de una tierra recién conquistada y salvaje, la situación de<br />
aquellos infelices conventos, el abandono de la patria y de los parientes, ¿no eran<br />
negocios que requerían mucha consideración? A él, que era europeo, ¿qué le importaba<br />
la América? ¿Salvar almas? También en la Península las podía salvar.<br />
Con todo, de en medio de este tumulto de pensamientos surgía una voz que le<br />
gritaba: —Ca-ridad, misericordia. —Y luego asomaban a su mente los salvajes nómadas<br />
capitaneados por Lucifer, los cristianos pidiendo confesión y doctrina sin<br />
quien los consolase, los conventuales de la Candelaria clamando hacia Madrid y<br />
pidiendo refuerzo de religiosos, y por sobre toda esta perspectiva de miserias allá<br />
en lo alto la figura de Cristo Crucificado derramando sangre de su costado sobre el<br />
reino de la Nueva Granada como sobre todo el mundo.<br />
El P. Fr. Lope sintió que se le conmovían las entrañas, y buscando al P. Comisario<br />
le dijo: —Vamos. —Y como si el mar y todos los elementos interpretasen las<br />
ansias del viajero por contentarlas, parece se mancomunaron para que la navegación<br />
durase poco; así que el 8 de julio de 1655 tomó posesión de la Comisaría el P.<br />
Fr. Alonso en Cartagena, siendo su Secretario el P. Lope.<br />
Ya tenemos, pues, a este religioso formando parte de la heroica<br />
1 Arch. gen. Libr. de cons. de Tol., fols. 32 y sigs.<br />
2 Bib. nac., fol. 164 v.º<br />
3 Crón., tom. III, núm. 663.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 167<br />
Provincia de la Candelaria. ¿Hallará pábulo para su virtud en esta tierra de infieles?<br />
Los conventos, ¿sabrán apreciar tal joya? Veámoslo en los escasos documentos<br />
que de su tránsito por esta tierra nos quedan.<br />
Nuestro biografiado, además de sus quehaceres como Secretario, desempeñó el<br />
de predicador con asiduidad fervorosa, y con más ahínco, si cabe, cuando salía a<br />
misionar por los pueblos de indígenas y cuando tenía en su auditorio grandes concursos<br />
de negros y gente plebeya que lo querían como a Padre.<br />
Y recordando períodos borrascosos del pasado diremos que el tiempo que medió<br />
entre 1655 y 1658 fué de bonanza; esta bonanza, no obstante, se parecía a la<br />
que media entre una aurora tormentosa y un ocaso que despide rayos y centellas.<br />
Oíanse el rumor de la tormenta que en derrota se alejaba y los truenos de la que<br />
venía a ocupar el campo. Aludimos al disturbio que levantó tras de algunos años de<br />
paz en la Popa, el P. Baltasar de la Concepción, quien, mal avenido con el rigor de<br />
la disciplina y de los que la sostenían, urdió sagacísimos pretextos para sacar a río<br />
revuelto ganancia de revoltoso. No particularizamos el curso de esta colisión en la<br />
que tuvieron que sufrir tanto el P. Alonso y su secretario Fr. Lope, porque es asunto<br />
muy enojoso. Este P. Baltasar fué el que años antes traicionando a la Descalcez<br />
pretendió entregarla a los Padres Calzados. Unicamente ha de ponerse aquí que el<br />
convento de la Popa estaba necesitando un superior que con gran pulso llevase las<br />
riendas del gobierno, porque el vehículo de la observancia tendía a rodar por los<br />
precipicios del escándalo. El religioso perturbador lo había puesto en la vertiente:<br />
se necesitaba, por tanto, un hombre prudente, avisado, pero dulce y amado por todos.<br />
Ahí estaba, pues, el P. Secretario.<br />
Por juzgarlo tan a propósito el P. Comisario expidió una patente nombrándolo<br />
Presidente de la Popa; y a 3 de Septiembre de 1658 el interesado tomó posesión<br />
muy pacífica; y a la manera que las ondas de un lago tranquilo se extienden, concéntricas,<br />
agrandándose hasta tocar las orillas cuando cae una piedra en su seno,<br />
parecida cosa sucedió en las aguas de la observancia al sentarse Fr. Lope en la silla<br />
presidencial. El rezo del coro y la oración a su tiempo debido, las visitas, así como<br />
las salidas a la calle en su justo término, el estudio
168<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
bien <strong>org</strong>anizado, las economías con moderación, todo quedó concertado y como<br />
cuadra a una comunidad reformada. No obstante, el P. Fr. Baltasar en secreto<br />
había persuadido a varios conventuales de que por haber expulsado el P. Comisario<br />
a cierto Padre sin los requisitos canónicos y constitucionales, quedaba incurso en<br />
privación de oficio, y por lo tanto no tenía autoridad de Comisario; y por última<br />
consecuencia, que el nombramiento del P. Fr. Lope era nulo. Y enarboló el pendón<br />
de la anarquía, y se proclamó él Presidente del convento y abrió a todos las puertas<br />
de la indisciplina religiosa. "Dispúsolo de tal suerte —dice el P. Fr. Diego de Santa<br />
Teresa 1 —, que con algunos otros le negó a Fr. Lope la obediencia: tomando posesión<br />
de aquel convento a 12 de Abril de 1659 en que cayó el Sábado Santo. Escribió<br />
a cuantos pudo que al P. Alonso no lo tuviesen por Comisario: dando principio<br />
a las Pascuas más alegres, con estas operaciones tan perjudiciales. El Comisario<br />
estaba ausente: arrojado de su prelacía Fr. Lope: el presidente intruso poseído de la<br />
ambición: el súbdito blindado de la libertad: el recurso a España lejos; y creciendo<br />
la llama a incendios excesivos. Tanto puede un mal ejemplo, que tal destruye en un<br />
punto lo que para la edificación costó dilatados años".<br />
Nadie podrá calcular debidamente cuánto padecería el corazón del delicadísimo<br />
Padre, pues no lo sentía tanto por la ofensa personal que se le infería cuanto por<br />
lo que se vulneraba la autoridad y se daba un escándalo muy grave a los buenos<br />
religiosos y acaso a la ciudad que tan gran concepto tenía formado de los Padres de<br />
la Popa. Arrojado el P. Fr. Lope de la clausura, tuvo una entrevista con el Presidente<br />
intruso y con los seguidores de éste, mas nada alcanzó por las vías de la benevolencia;<br />
suplicó, instóles para que abandonasen el mal camino, pero la misma benignidad<br />
de Fr. Lope envalentonaba a los cabecillas. En tanto que empleaba tales medidas<br />
de prudencia, reunía varias consultas de eclesiásticos seculares y regulares y<br />
proponía a su consideración los aspectos del asunto; las cuales juntas resolvieron<br />
que carecía de razón el P. Fr. Baltasar y que debía entrar en la posesión de la prelacía<br />
el P. Fr. Lope. Convencido de esto hasta<br />
1 Crón., tom. III, núms. 1.162 y sigs.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 169<br />
la evidencia, dejó de ser cordero para transformarse en león; hasta aquí y no<br />
más llegó su clemencia, porque cuando el deber lo reclamaba, cuando lo exigía la<br />
justicia, también tenía fibras irascibles en su corazón que lo transformaban en duro<br />
y enérgico. Acudió al Capitán y Gobernador de Cartagena, Caballero del hábito de<br />
Calatrava, pidiéndole el auxilio real, en el caso de que no cedieran los perturbadores;<br />
mas antes de recurrir a la violencia, por insinuación de Fr. Lope, el Gobernador<br />
tanteó con los malos religiosos varios medios de paz que fueron tenazmente rechazados.<br />
El Gobernador entonces introdujo en su convento al legítimo Prelado y destituyó<br />
al intruso, apaciguando la discusión sin escándalo. Poco después, con la llegada<br />
a Cartagena del P. Comisario se sosegaron los ánimos por completo; tanto,<br />
que, aplicando el castigo a los rebeldes y en particular al cabecilla, todos se sometieron<br />
y cumplieron la penitencia arrepentidos.<br />
Antes de esto, para asegurarse mejor y proceder correctamente, el P. Fr. Lope<br />
avisó al P. Comisario cómo también se había dirigido a la Real Audiencia de Bogotá<br />
para que diesen las órdenes conducentes al Gobernador de Cartagena; y con efecto,<br />
se dieron, como se ve por el documento expedido por D. Juan Pérez de Guzmán,<br />
Caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y Capitán general de Cartagena, a 7<br />
de Agosto de 1659, que es como sigue 1 : "…El P. Fray Lope de San Joseph predicador<br />
y prior del combento de Santa Cruz de la Popa de los descalzos de San augustin<br />
extramuros desta ciudad, presento una prouision despachada por la Real Audiencia<br />
su fha. en primero de Jullio pasado de este año por la qual hordena y manda sea<br />
buelto al exercicio d. su prelacia el dho. padre prior de que auia sido despoxado por<br />
los Religiosos de dho. combento y para que el padre Fray Bathasar de la Concepcion,<br />
Religioso de dha. horden sea remitido preso y a buen recaudo a dha. ciudad de<br />
Santa Fe en la forma que el Rdo. p. comisario gral. de dha. horden Fr. Alonso de la<br />
magdalena dispusiere…"<br />
Pero ¿quién contribuyó a que los culpados se arrepintieran y reformaran los estímulos<br />
de amor propio? La conducta del P. Presidente,<br />
1 Arch. gen., carp. F, núm. 5 bis.
170<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
tan paternal y tan prudente; porque este Padre, lejos de vengar la afrenta, los estimuló<br />
al amor mutuo, al perdón de las ofensas, y, en fin, se empeñó en ganárselos<br />
por todos los medios que le inspiraba su corazón de oro. Serenada la tormenta y<br />
vuelto el convento a su antigua observancia, comenzó a restaurar el edificio material;<br />
no reparaba en gastos cuando se trataba de mejorar a sus religiosos la vivienda<br />
y de embellecer la casa del Señor. En este camino su manera de pensar era altamente<br />
decorosa; no le gustaban economías ridículas ni gastos que fomentaban la<br />
vanidad y amor propio del Prelado. En particular sabemos que puso en la iglesia<br />
el retablo de la Inmaculada Concepción que costeó D. Alonso Pacheco, gran devoto<br />
de nuestro Fr. Lope de San José 1 .<br />
Calculamos que el P. Fr. Lope regresó a España el año 1660, es decir, cuando<br />
fué creada la Provincia y dejaron de ser gobernados los conventos por Comisarios.<br />
Nombrado Provincial el famosísimo P. Juan Losada de San Guillermo, dejó de<br />
existir el sistema antiguo, y entonces el Excomisario y el P. Fr. Lope debieron de<br />
dirigirse a su antigua Provincia de Castilla, sintiendo la satisfacción de haber cumplido<br />
su misión con mucho celo y prudencia en tiempos muy envedijados y difíciles,<br />
que se regularizaron con la erección y funcionamiento de la Provincia.<br />
En un documento del archivo histórico nacional 2 existe la fundación de una capellanía<br />
o memoria pía hecha a 20 de Febrero de 1662 por D.ª Francisca de León,<br />
hermana carnal del P. Fr. Lope, la cual residía en Madrid, a favor de éste como<br />
primer usufructuario, con derecho a que el convento de Madrid la heredase a la<br />
muerte del P. Fr. Lope. Esta memoria pía fué aceptada por el favorecido a 10 de<br />
Marzo del mismo año, previa la licencia del Provincial, P. Fr. Simón de la Encarnación.<br />
Por donde se ve que para esta fecha hallábase ya en España el P. Fr. Lope, a<br />
quien favoreció su hermana, acaso por premiar sus méritos apostólicos, recién venido<br />
de América; y también se confirma que no era él de familia enteramente vulgar<br />
y desheredada. A su regreso de América residió efectivamente en<br />
1 Arch. prov.<br />
2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 171<br />
Madrid, pues su nombre aparece en varias actas de profesiones hasta el 19 de<br />
Marzo de 1663 1 .<br />
Más tarde, en un Capítulo conventual celebrado en Madrid el año 1664, figura<br />
el P. Fr. Lope como vocal, y con la particularidad extraña de que firma antes que el<br />
P. Subprior 2 . Fué en el año 1669 cuando se celebró el Capítulo Intermedio General<br />
en el convento de la villa y corte, y nuestro biografiado se vió sorprendido con el<br />
cargo dificultoso de Procurador de la Curia Regia, que desempeñó todo el trienio 3 ;<br />
por lo cual tuvo derecho a ser vocal del Capítulo General que se verificó en Calatayud<br />
el año 1672, derecho que ejerció correctamente 4 . En este Capítulo quedó<br />
reelegido, lo que demuestra que se manejó bien en el desempeño de su oficio; pero<br />
habiendo celebrado Capítulo su Provincia a los dos años, y nombrado Definidor<br />
Provincial al P. Fr. Lope, éste renunció el que tenía y aceptó el nuevo empleo 5 . Presumimos<br />
que residió en Madrid durante toda su Definitura, por lo menos nos consta<br />
que hizo de Notario Apostólico en la profesión de un novicio a 8 de Marzo de 1676,<br />
donde firma Definidor Provincial 6 . También firma como tal en un Capítulo de convento<br />
celebrado en Madrid a 12 de Febrero de 1677 7 . En el Capítulo de este mismo<br />
año quedó elegido Rector del Colegio de Alcalá de Henares 8 , como consta del Libro<br />
de profesiones de Madrid, en una de las cuales actúa como Notario a 15 de Septiembre<br />
de 1679; y suponemos que se encontraba en Madrid transitoriamente.<br />
Fué en el año 1682 cuando celebró Capítulo la Provincia de la Candelaria, y<br />
como se necesitaba nombrar individuos que la representasen en el próximo Capítulo<br />
General de 1684, nadie mejor que su antiguo y querido hijo, el P. Fr. Lope, desempeñaría<br />
con amor, gusto y lucimiento el encargo; por eso se presentó a dicho<br />
Capitulo llevando la representación de su amada Provincia americana 9 . Era a la vez<br />
Prior de Toledo 10 , nombrado por el Capítulo de 1683. Aportemos algunos datos de<br />
este su Priorato. Comenzó las cuentas de recibo<br />
1 Bib. nac., fol. 248 v.º<br />
2 Arch. hist. nac., leg. 39.<br />
3 Crón., tom. IV, núm. 356.<br />
4 Id., núm. 465.<br />
5 Id., núm. 468.<br />
6 Bib. nac., fol. 347.<br />
7 Arch. hist. nac. Mad., leg. 37.<br />
8 Bib. nac., fol. 384 v.º<br />
9 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />
10 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de rec., leg. 91.
172<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y gasto a 22 de Mayo del propio año, lo cual revela que poco antes tomó posesión<br />
del cargo prioral. Fué un trienio pacífico; no abundaron los ingresos, pero tampoco<br />
escasearon, supuesto que realizó en la fábrica del convento e iglesia no pocas<br />
cosas importantes. Ni pecó de abandonado en apuntar los asuntos más notables del<br />
trienio, bien que con sencillez, con ingenuidad y sin asomos de vanagloria. En su<br />
tiempo mendigaron o postularon los Padres y los Hermanos legos por los campos y<br />
pueblos circunvecinos, siguiendo la costumbre establecida desde antiguo. Fuera de<br />
estos "agostos y vendimias" que llamaban, el recibo o haber provenía de sermones,<br />
misas, limosnas particulares, censos y juros.<br />
¿Qué predomina en los gastos de este trienio? El cuidado de continuar la fábrica<br />
del convento e iglesia y el de los enfermos. He aquí una partida para la enfermería,<br />
que se halla en el Libro de gasto 1 : "De doce mantas blancas de lana que costaron<br />
a quarenta y nuebe rs. y doce sabanas de lienzo y doce camisas de lienzo, y<br />
doce almoadas de lienzo, y quatro paños de manos, y cincuenta y seis servilletas, y<br />
doce bendas de lienzo para las sangrías mill ducientos y nouenta reales". Es uno de<br />
los primeros gastos de su prelacía. Se hallan además otros que no citamos, pero que<br />
nos llevan a la persuasión de que atendió muy bien durante el Priorato a las necesidades<br />
de los enfermos. A mayor abundamiento, sépase que el 2 de Abril de 1684<br />
proveyó al convento de un médico famosísimo: el Dr. Cipriano Benito Rey, catedrático<br />
de la Universidad 2 . Su carácter y la virtud infundida por Dios lo llevaban<br />
siempre a manifestarse misericordioso y compasivo.<br />
Habemos dicho que se singularizó por sus obras de adelantamiento material en<br />
el convento, y lo que hallamos registrado en los Libros de recibo y gasto 3 de su<br />
trienio no nos dejará por exageradores. Puso bóvedas a los claustros, los soló, los<br />
adornó con ventanales; arregló y pavimentó los patios; terminó de enlucir varias<br />
habitaciones; adquirió dos mulas; compró breviarios para el coro, encuadernó otros;<br />
gastó también en libros para la biblioteca; hizo reformas en la iglesia; adquirió cuatro<br />
casullas, que le costaron 1.200 reales,<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />
2 Arch. gen., carp. A.<br />
3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 173<br />
un Belén para el coro para los días de Navidad; un Niño Jesús además para la<br />
iglesia; un Santo Cristo, objeto de arte, con rica peana y adornos, que valía 400<br />
ducados, según precio determinado por uno de los mejores plateros tasadores de<br />
Toledo; pero se lo dieron por 100 en atención a títulos de amistad y simpatía. En<br />
Enero de 1684, con efecto, hállase en el Libro de gasto y recibo nombrado la siguiente<br />
partida: "De una peana y cruz de ebano guarnecida de bronce sobredorado,<br />
que tiene quatro brichas de bronce que hacen pies para la peana, y quatro pilastras<br />
con sus targetas, y quatro niños sentados en cuatro pedestales, con quatro targetas y<br />
los dos con insignias de la Passion en la mano, y la cruz con tres engarzes con serafines<br />
y remates, y en medio una insignia del Ssmo. Christo, todo dorado de oro molido,<br />
y en el centro de la peana una insignia del sepulcro que todo ello lo tasó Antonio<br />
Perez, maestro de platería y contras de la ziudad en quatrocientos ducados, pero<br />
costo zien ducados". Además consiguió una estatua de San Nicolás y otra de San<br />
Juan de Sahagún; y dos campanas nuevas, fuera de arreglar el yugo a las viejas, y<br />
fuera de otra para el claustro para convocar a la comunidad. En las capillas de San<br />
Juan y San Nicolás trabajó mucho abriendo ventanas, pintando los muros y techos<br />
con arte y primor, construyendo el retablo y dorándolo; en todo lo cual gastó cuantiosas<br />
sumas de dinero.<br />
Por las consultas celebradas en su trienio vemos que cumplía al pie de la letra<br />
lo prescrito en las sagradas Constituciones. La primera fué convocada y celebrada a<br />
24 de julio de 1683 y la última el 14 de Abril de 1686. En ésta, entre otras cosas, se<br />
trató de que "Alonso Díaz de Arellano, familiar y notario del Santo Officio imponía<br />
una memoria de tres misas rezadas cada año a razon de seis rs. la limosna de cada<br />
misa y para ello daba trescientos y sesenta rs. que es el principal qe corresponde, y<br />
todos vinieron en ello" 1 .<br />
En este tiempo tuvo lugar un solemne y magnífico triduo de fiestas en honor de<br />
Nuestra Señora de Copacavana, de la que era devoto. Durante los tres días hubo<br />
música escogida y costosa, de modo que los gastos llegaron a 680 reales de vellón.<br />
1 Arch. gen., Libr. de cons., fol. 80.
174<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Dos veces visitó la casa el P. Provincial Fr. José de la Encarnación, a 9 de<br />
Marzo de 1684 y a 4 de Febrero de 1685; visitóla además N. P. Vicario General, Fr.<br />
Agustín de San Bernardo a 6 de Febrero de 1686. Tocóle demás a más 1 abrir las<br />
informaciones a 3 de Octubre de 1685, para que profesase un Hermano lego; la casa<br />
principal de noviciado estaba en Madrid; la de Toledo servia de noviciado ocasionalmente,<br />
es decir, para ciertos individuos y según las épocas.<br />
Llevamos dicho que asistió al Capítulo General de 1684 como primer Definidor<br />
por la Provincia de la Candelaria, siendo al mismo tiempo Prior de Toledo, cargo<br />
de que fué absuelto en el Capítulo de Castilla de 1686; pero en este mismo Capítulo<br />
le echaron a cuestas otro cargo más honorífico y más oneroso, el Priorato de<br />
Madrid; y afirmamos que fué Prior de Copacavana porque en el Libro 1.º de Profesiones<br />
2 se ve que, como tal, aceptó las de varios novicios; desde 9 de Noviembre de<br />
1686 hasta 19 de Marzo de 1687 corren las profesiones. Y sucedió que, habiéndose<br />
verificado el Capítulo General Intermedio el año 1687, "y passando á la provisión<br />
de las dignidades, dice el P. Cronista 3 , eligieron para todas sujetos benemeritos, por<br />
cierto, de otras mayores, en la forma siguiente. Primer Definidor General el P. Fr.<br />
Lope de San Joseph, de la Provincia de Castilla, que havia estado en la de la Candelaria<br />
honrando mucho a nuestra Reforma".<br />
Observamos de paso cómo no dejaban descansar al P. Fr. Lope, sino que aprovechaban<br />
todos los Capítulos las aptitudes suyas para encomendarle alguna prelatura<br />
de importancia.<br />
Muerto el P. Vicario General, vemos que el P. Fr. Juan de la Presentación, en<br />
calidad de Vicevicario, convocó a los Capitulares, que se reunieron en Calatayud 4 .<br />
Tocábale presidir la Asamblea a nuestro biografiado, y, en efecto, la presidió; siendo<br />
de advertir que las determinaciones que se hicieron fueron provechosas y numerosas<br />
5 , así como las elecciones para los empleos resultaron acertadas. ¡Cosa extraña!<br />
El P. Fr. Lope fué reelegido primer Definidor<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 94.<br />
2 Bib. nac., fols. 467 y sigs.<br />
3 Tom. IV, núm. 1.060.<br />
4 Crón., tom. IV, núm. 1.127.<br />
5 Arch. gen., carp. B.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 4 175<br />
General. Durante el trienio 1688-1691 actuó en el Definitorio General de 24 de<br />
Septiembre de 1688, en el que se resolvieron varios puntos de disciplina que se<br />
notificaron a las Provincias, y en otro Definitorio de 10 de Octubre del año siguiente<br />
1 ; es el postrer apunte que de él conservamos. En Toledo se encontraba, cuando le<br />
sorprendió la muerte el año 1690, al decir del Libro de difuntos de la Congregación<br />
2 ; la fecha ignórase por completo, aunque presumimos que a fines de junio;<br />
pues a los 19 de Julio fué electo por el Definitorio, en reemplazo suyo, el P. Fr. José<br />
de Jesús María, que después fué Obispo. Es que la noticia de la muerte de personaje<br />
tan notable fué transmitida de Toledo a Madrid en breve, y pronto también procedieron<br />
a nombrar el substituto, por cuanto entonces sólo había dos Definidores, en<br />
vez de cuatro que hay ahora. Dios le premiaría en el otro mundo su heroica caridad<br />
con el prójimo y los trabajos llevados a cabo en bien de su madre la Recolección<br />
agustiniana.<br />
1 Ib.<br />
2 Arch. gen., fol. 31.
ARTÍCULO V<br />
Trátase del P. Fr. Jerónimo de la Concepción, Gamborro.<br />
Sumario: Corista en Caudiel.– Amistades con un hereje.– Lector en Huesca.– Rector en Caudiel.–<br />
Milagros que hace la Virgen durante su trienio.– Adelanta la obra del templo.– Su<br />
Priorato en Valencia.– Buen comportamiento.– Adelanta la obra de la iglesia.– Muere<br />
siendo Prior de Valencia.<br />
Hace su aparición este religioso en nuestra Historia como corista que residía en<br />
el Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel, no sabemos por qué años, y siendo instrumento<br />
de la gracia de Dios para lograr la conversión de un hereje llamado Martín<br />
Silicofre por mediación de la Santísima Virgen del Niño Perdido venerada en nuestra<br />
iglesia. El convertido, que residía en Valencia, hubo de trasladarse a Caudiel por<br />
indicación de los médicos para recuperar la salud perdida, y aquí trabó amistad con<br />
Fr. Jerónimo, cuyas visitas frecuentaba. Oigamos como relata este hecho el autor de<br />
Historia de la prodigiossisima Imagen del Niño Perdido 1 :<br />
"Avia en la Ciudad de Valencia ciertos Mercaderes Hereges, llamados los Silicofres,<br />
de los quales, el menor estava con el Grado de Doctor en una de las<br />
Universidades del Norte. Este tuvo varias conferencias, tocantes á Religion, con<br />
los mejores Theologos Dogmaticos que avia en dicha Ciudad, sin sacar mas de<br />
sus disputas que confirmarse con mayor tenacidad en su creencia.<br />
Enfermó Martin (este era su nombre) y para executar unos remedios,<br />
1 Historia de la Prodigiossisima lmagen de Nuestro Señora del Niño Perdido, venerada en el religiosisimo<br />
colegio de Jesús de Nazareno de Agustinos Descalzos, en la Villa de Caudiel, del Reyno de<br />
Valencia… Escriviola el M. R. P. Fr. Diego de Santa Teresa, Lector jubilado, Ex-definidor General,<br />
y Cronista de la Congregacion de España, é Indias, de Agustinos Recoletos. Sacala a luz el<br />
dicho Colegio y la dedica al Excmo. Señor D. Antonio del Valle Monsoriu, y Landas, Governador<br />
de Valencia, etc. Con licencia del real Consejo. En Valencia: Por Joseph Th. Lucas, Imp. del S.<br />
Oficio. Año 1765.– Págs. 184 y 185.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 177<br />
se salió á la Villa de Caudiél. Avia por entonces en nuestro Colegio un grande<br />
amigo suyo, llamado Fr. Geronirno de la Concepcion, á quien frequentemente<br />
visitaba, y éste le persuadia varias vezes, que fuesse con él á la Capilla de Nuestra<br />
Señora, aunque no tuviera mas motivo, que el vér su extraordinaria belleza.<br />
Rindióse una tarde á tanta instancia, vencido de la cortesia aunque no con animo<br />
de venerar el Simulacro porque como yá diximos en el primer Capitulo de esta<br />
segunda Parte, por detestar la adoracion de las Imagenes, tenia este culto por sacrilego.<br />
Corrióse en fin el velo, y apareció la Virgen del Niño Perdido, despidiendo<br />
luzes, y derramando tantas refulgencias, que sin poder mantenerse en pie,<br />
cayó Martin a sus plantas, y el que hasta aqui la juzgava indigna de reverencia,<br />
yá no cessa de adorarla.<br />
Es nuestra Reyna MARIA (dize el docto Adán de Persenia) aquella senda, ó<br />
camino por donde segun Isaías, no se atreve á passar la bestia fiera. Es aquella<br />
Jerusalén Santa, por cuyos terminos no tienen valor para cruzar los estraños: y si<br />
por estos estraños se entienden los Hereges en pluma de Cornelio Alapide, será<br />
dezirnos, que por la Ciudad, y senda de MARIA, ni passa ni cruza el de Religion<br />
estraña; antes alli pára, abrazando con fervor nuestra Profession Catholica. Assi<br />
sucedió á Martin quedandose tan firme a las Plantas de la Virgen del Niño Perdido,<br />
que le costó mas á Fr. Geronimo apartarlo de su agradable presencia, que<br />
antes el atraherlo para visitarla. Alli se vieron lagrimas, alli suspiros y quanto dicta<br />
un arrepentimiento verdadero. Pidió en fin una Estampa de nuestra Señora, y<br />
sin apartarla de su pecho, se restituyó á Valencia".<br />
Añade el mismo libro 1 que Martin Silicofre se hizo sacerdote en Valencia y<br />
fundó una capellanía, "empleándose toda su vida en la Capilla de la Comunion, y<br />
murio con creditos de muy buen Sacerdote".<br />
Después de este suceso, nada sabemos del P. Fr. Jerónimo. Conjeturamos que<br />
lo dedicaron los Superiores al ejercicio de las cátedras antes de ser Rector de Caudiel.<br />
Y a confirmar tal conjetura viene el hecho de residir en el Colegio de Huesca<br />
en el año 1675, pues él, como<br />
1 Pág. 183.
178<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Depositario, con otro y con el P. Rector, certifica que uno de los misioneros<br />
que partieron de Huesca a Filipinas en ese año llevaba todo lo necesario para el<br />
viaje 1 .<br />
Reaparece después el P. Fr. Jerónimo de la Concepción con el nombramiento<br />
de Rector del Convento de Jesús Nazareno de Caudiel el año 1679, que fué el en<br />
que celebró su Capítulo la Provincia del Pilar. ¿Qué hizo de notable él como Rector<br />
de Caudiel? Apresurar la fábrica de la iglesia del convento, a fin de colocar cuanto<br />
antes en el camarín de su propia capilla a la Virgen del Niño Perdido, tan célebre<br />
por sus milagros. Todo esto está sacado de la Historia de la Virgen del Niño Perdido<br />
2 , en que se lee lo siguiente: "Aqui (en una ermita) fue adorada, y reverenciada de<br />
los fieles quarenta y nueve años, un mes, y tres días, y de aqui la traslado á 22 de<br />
Setiembre de 1680 el Padre Fr. Geronimo de la Concepcion á la que oy es Sacristía<br />
de la Iglesia para que estuuiese mas cerca de su Trono, hasta que á 14 de Octubre<br />
de 1684 fue trasladada á la magnífica, y bien asseada Capilla, que oy goza". No se<br />
debe entender que al P. Fr. Jerónimo le tocó realizar la dicha traslación, supuesto<br />
que, celebrado el Capítulo Provincial en Abril de 1684, tuvo que dejar su querido<br />
Caudiel y entrar en posesión del Priorato de Valencia, para el que fué elegido en el<br />
Capítulo citado 3 .<br />
Pero antes de hablar de su Priorato de Valencia, justo es que manifestemos varios<br />
prodigios obrados por la Virgen del Niño Perdido durante el Rectorado. Tráelos<br />
el libro citado 4 :<br />
"Antonio Bono vino á visitar la Capilla de nuestra Señora á 26 de Setiembre<br />
de 1680, dia, en que se cortejava con celebridad festiva. Postróse á sus Divinas<br />
plantas, tuvo un rato de oracion, rezó despues una Salve, y trató de bolverse a la<br />
Ciudad de Segorbe. Estava yá como á mitad de camino, y queriendo descansar<br />
un rato, se halló posseido de un profundo sueño. Dos crueles Assassinos andavan<br />
buscando á este hombre para darle muerte, y queriendo lograr ocasion tan<br />
oportuna, desnudó uno de ellos el puñal, para quitarle la vida. Passóle al primer<br />
golpe la garganta, y despertandose<br />
1 Arch. de Ind., est. 45, caj. 2, leg. 8-11.<br />
2 Hist. de la Virg. del Niñ. Perd., pág. 48.<br />
3 Arch. reg. de Valenc. sec. Conv., leg. 266.<br />
4 Págs. 248 y 249.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 179<br />
Antonio se levantó animoso, y comenzó á luchar con uno de ellos. El otro le<br />
dió en esto veinte y dos puñaladas, y con una de ellas le clavó impiamente el corazón.<br />
Entre tantas ansias, no cessava de invocar á nuestra Divina Reyna, suplicandola<br />
le conservasse la vida, hasta conessar sus culpas.<br />
Viendo los Assassinos, que aun vivia, cogiendo uno de ellos un pesado canto,<br />
le quebrantó con violento impulso la cabeza. Aqui es, quando segunda vez se levantó<br />
Antonio con esfuerzo prodigioso, quitóles el puñal, y pareciendoles, que<br />
ésta era animosidad mas que humana, le dexaron solo, poniendose en precipitada<br />
fuga. A este tiempo, que seria como á las tres de la mañana, se oye tocar arrebatadamente<br />
la campana de la Portería. Baxa presuroso el Padre Fr. Antonio de<br />
San Fulgencio, y se lo halla pidiendo, que lo confiessen, y que lo lleven á la Capilla<br />
de la Virgen. Confessóle este Religioso, si bien por respirar por la herida de<br />
la garganta, no se le ministró el Viatico. En este interin llaman al Medico, y Cirujano,<br />
los quales dixeron: que el vivir un solo instante era milagro patente.<br />
Conduxeronlo no obstante al Hospital, donde al tercero dia, no solo se vió sano<br />
de todas sus heridas, sino que vino por su pie á dár infinitas gracias á su Bienhechora.<br />
Vean lo mucho que vale la invocacion de esta Sagrada Imagen. Dize:<br />
VIRGEN DE EL NIÑO PERDIDO, y se levanta; VIRGEN DE CAUDIEL, y<br />
animosamente lucha. HA ¡VIRGEN SANTISSIMA! y con valor inaudito los<br />
desarma".<br />
Vayan otros casos que ofrece el mismo libro 1 :<br />
"El primero sucedió por el Noviembre de 1681. Francisco, hijo de Lucas Camarillas,<br />
y Athanasia Gomez, vezinos de Caudiél, estudiava en Segorbe la Gramatica,<br />
y fue al Palacio, por ver como en su patio se corria un Toro. Pusose en el<br />
ultimo rellano de la escalera, y acometiendo el Bruto, se atropelló la gente, entróse<br />
en Palacio, y quedó arrinconado este niño, que era de 13 años. Embistióle<br />
el Toro ferozmente, y al tenerlo entre sus astas, invocó tiernamente á la Virgen<br />
del Niño Perdido. Sacudióle en fin de su melena, y le arrojó escaleras abaxo,<br />
dando un recio golpe en la primera grada.<br />
1 Pág. 338.
180<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Acudió mucha gente, juzgando que le hallarían mal herido: pero le encontraron<br />
sano, y bueno, menos un zapato que quedó en la ultima grada, porque el pie<br />
se le avia religado en la soga. Dieron todos infinitas gracias á MARIA y Francisco<br />
agradecido á tan singular beneficio la sirvió un año de Clavario".<br />
"El segundo caso sucedió año 1681, en que Caudiél, su Comarca, y la mayor<br />
parte del Reyno padecía tanta seca, que todas sus miesses se ivan perdiendo por<br />
instantes. Acudió la Villa al gran patrocinio de N. Señora, haziendola en su Parroqia<br />
una Novena; y no aviendo llovido cosa alguna, trataron de bolverla muy<br />
desconsolados con una Procession de Penitencia á su Colegio. Estava el Cielo<br />
muy sereno, quando yá salía dicha Procession por la puerta de la Villa, para encaminarse<br />
á nuestra Iglesia, y en aquel breve espacio, que passó hasta ponerla en<br />
su Trono, se cubrió de nubes, y llovió dos dias con tanta abundancia, que se fertilizaron<br />
los campos, y rindieron una copiosa cosecha. Por este beneficio vinieron<br />
despues sus moradores en Procession general, y cantaron un Te Deum, mostrando<br />
su gratitud 1 .<br />
"En la Villa de Sarrion, Josepha, hija de Bautista Talamantes, y de Isabél del<br />
Astao, estava cogiendo moras año 1683. Avia una rama muy salida, y por extender<br />
tanto la mano, venció el cuerpo, y cayendo en la Balsa, la conduxeron sus<br />
aguas por la canal del Batan. Sus Padres que la vieron, davan vozes á la Virgen<br />
del Niño Perdido, y corriendo para ampararla, la hallaron sentadita en una piedra.<br />
Preguntaronla quién la avia puesto alli? A que respondió, que no lo sabia:<br />
PERO RECONOCIERON SER PRODIGIO DE NUESTRA SAGRADA IMA-<br />
GEN; porque aviendo pegado en medio de la rueda, que le despojo de sus vestidos,<br />
la hallaron sin lesion alguna, quando segun lo natural, deviera estár hecha<br />
pedazos. Llevaronla á Caudiél para dár las gracias á nuestra Señora, siendo la dicha<br />
Niña de siete años" 2 .<br />
Parece que se complacía esta divina Madre en honrar el trienio de su amante<br />
servidor y capellán Fr. Jerónimo.<br />
Casi del todo concluidas estaban la iglesia y capilla adyacente para Nuestra Señora<br />
del Niño Perdido, cuando dejó el Rectorado de<br />
1 Pág. 313.<br />
2 Pág. 309.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 5 181<br />
Caudiel el P. Jerónimo y pasó a Valencia a regir el convento como Prior. Quedaron<br />
las obras muy adelantadas, y así se explica que en año y medio estuviese a<br />
punto todo y se pudiera celebrar con solemnidad la dicha traslación, como se verificó<br />
a 14 de Octubre de 1684. Muy solemnes debieron de ser las fiestas, dada la mucha<br />
y justificada devoción que a esa Virgen profesaban los de la comarca, y dada la<br />
expectación de tan deseado acontecimiento, que se iba difiriendo por medio siglo.<br />
Uno de los detalles de la fiesta consistió en que la imagen de Nuestra Señora fuese<br />
llevada en andas por cuatro religiosos que habían sido Superiores de Caudiel y llevaban<br />
el apellido de la Orden consistente en algún misterio de la Santísima Virgen.<br />
Dícelo el P. Diego de Santa Teresa en el libro citado 1 : "Tambien tengo observado,<br />
que en la ultima translacion, en que ocupo el Trono, que oy goza dispensando misericordiosas<br />
maravillas, dispuso la providencia del Altissimo, que fuesse llevada su<br />
Santissima Madre sobre ombros de quatro Sacerdotes, que todos avian sido Rectores<br />
de esta Casa, y todos se honraron con la invocacion, y apellido de Maria, es a<br />
saber, el P. Joseph del Santissimo Rosario, el P. Fr. Geronimo de la Concepcion, el<br />
P. Fr. Juan de la Concepcion, y el P. Fr. Sebastian de la Virgen del Camino. Sobre<br />
tener estos religiosos sus empleos, que todos pedían residencias, que estavan unas<br />
de otras apartadas, dispuso la Virgen, que aora se juntassen, para que aquellos<br />
mismos, que avian trabajado para hazerla el Trono, la pussiessen aora en su propio<br />
Tabernaculo".<br />
Así, pues, el P. Fr. Jerónimo hubo de dejar el convento de Valencia y trasladarse<br />
al de Caudiel para contribuir a la solemnidad de la fiesta mariana. Por demás está<br />
discurrir con cuánta complacencia y con qué deleite santo concurriría a tan solicitada<br />
y suspirada festividad en honor de su amadísima Madre.<br />
Terminado el período trienal de su prelacía en Valencia, fué reelecto 2 para el<br />
siguiente, 1688-1691, que no pudo terminar porque rindió tributo a la ley de la<br />
muerte. Es de saberse que en el Libro de Estado actual de Valencia, que se conserva<br />
en el archivo general, se le apellida Gamborro más de una vez. Por un apunte<br />
consignado<br />
1 Pág. 49.<br />
2 Arch. gen., Libr. de Est. de Valenc., fol. 84.
182<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en este libro, conocemos que como Prior en el convento valenciano se reportó<br />
bien en el orden económico y en el disciplinal, pues hablando conjuntamente del P.<br />
Fr. José de Santa Mónica y del "P. Fr. Jerónimo de la Concepción, alias Gamborro"<br />
se expresa de esta suerte 1 : "Los dos sugetos mas versados (en materias administrativas)<br />
y no menos celosos en el manejo de este convento fueron, a saber: N. V. P.<br />
Fr. Jose de Santa Monica y Fr. Geronimo de la Concepcion. Aquel dos veces Provincial<br />
y ambos priores varias veces de esta casa. Ambos fueron priores y juntamente<br />
Procuradores; y no seria sin causa". También nos consta que trabajó en la<br />
fábrica de la iglesia, adelantándola no poco 2 .<br />
Débese a su celo como Prior que la Santidad de Inocencio XI, con fecha 11 de<br />
junio de 1687, diese un Rescripto por el que declaraba altar privilegiado el del Santo<br />
Cristo de la Fe, situado en la iglesia de Santa Mónica. Una de las condiciones es<br />
que en dicha iglesia se celebren habitualmente no menos de catorce misas. Parece<br />
ser que hubo algunas dificultades, que desaparecieron al año de estar firmado el<br />
Rescripto. A la vuelta del documento vése una nota que dice: "se pusso en execucion<br />
este jubileo oy viernes a 12 de Março 1688 a las ocho de la noche día de San<br />
Gregorio siendo Prior el Rmo. Padre fray Geronimo de la Concepcion, encomiendenle<br />
a Dios" 3 . Acaso sea letra autógrafa.<br />
A 18 de Junio del año 1687, reclamó con talento y constancia, por medio del P.<br />
Procurador conventual, Fr. Diego de San Antonio, un derecho que el convento tenía<br />
sobre cierta obra pía instituida a nuestro favor desde el año 1621 4 .<br />
El Libro de difuntos de la Congregación 5 , al apuntar su nombre, llámalo Calificador<br />
del Santo Oficio y Prior, sin decir la fecha de su defunción; pero como inmediatamente<br />
antes está la fecha de 3 de Septiembre de 1690, y a continuación del P.<br />
Fr. Jerónimo viene el nombre del P. Fr. Francisco de San Agustín, quien murió a 12<br />
de Octubre del propio año 6 , síguese que nuestro biografiado entregó su espíritu en<br />
manos de Dios entre el 3 de Septiembre y el 12 de Octubre del año en curso.<br />
1 Fols. 85 y 85 v.º<br />
2 Arch. gen., Libr. de Est, fol. 193.<br />
3 Arch. gen., carp. C, Val.<br />
4 Ibid.<br />
5 Arch. gen., fol. 31.<br />
6 Crón. IV, núm. 1.156.
ARTÍCULO VI<br />
Apuntaciones sobre la vida del P. Fr. José de la Concepción.<br />
Sumario: Edúcase en El Desierto de la Candelaria.– Ordénase de sacerdote en la ciudad de<br />
Santa Marta.– Es destinado a las misiones de Casanare.– Enférmase y pasa al convento de<br />
Honda, en que expira.<br />
Registramos el fallecimiento de un Padre joven, muy joven, sacrificado en la<br />
flor de la edad por consecuencia de los grandes trabajos que toleró en Casanare. Es<br />
el P. Fr. José de la Concepción.<br />
Llamado por Dios al claustro, por cuanto lo tenía reservado para hostia pura,<br />
entró en el noviciado de El Desierto donde se exhibió digno de prohijarse perpetuamente<br />
en la familia religiosa de Agustín. Corrían parejas con su virtud la aplicación<br />
a las letras y el aprovechamiento. Cuando estaba para terminar su carrera escolástica<br />
fué destinado al hospicio de Bogotá, donde recibió junto con el premio del<br />
estudio el del subdiaconado. Los Superiores esperaban notables cosas de aquel religioso<br />
observantísimo y de criterio muy levantado.<br />
Era el año 1670 cuando obtuvo las licencias del V. P. Provincial, Nicolás de<br />
San Agustín, para las órdenes del diaconado y presbiterado; pero imposible le era<br />
ordenarse, pues estaba vacante la silla arzobispal por muerte del Sr. D. Fr. Juan<br />
Arguinao. Porque interesaba mucho a los Superiores el que se ordenara sacerdote<br />
cuanto antes el devotísimo Fr. José, el P. Prior, Pedro de Santa Catalina, celebró<br />
consulta con el fin de enviar al dicho religioso ante el señor Obispo de Santa Marta<br />
para que le confiriera las órdenes. Tan digno se presentaba nuestro religioso, que no<br />
tenían en consideración ni los gastos ni los peligros de este viaje larguísimo.<br />
Así que regresó de Santa Marta ordenado de sacerdote, vieron en él un misionero<br />
ardoroso y devoto como nuestros mártires de
184<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Urabá. ¡Cosa singular! A los cuatro años de su sacerdocio fué noinbrado Superior<br />
de todas las misiones casanareñas. Sepamos lo que dice el P. Visitador Fr. Lucas<br />
de San José en carta oficial de 22 de Diciembre de 1687 a N. P. Vicario General:<br />
"La misión de los Llanos llegó a estar casi del todo destruida á influxos de la<br />
malicia, con las extorsiones, que relaté ya en el pliego del año passado: á cuya violencia<br />
se huyeron los indios christianos, desamparando los pueblos; y los gentiles,<br />
de que hauia muchos cathecumenos, se negaron del todo al comercio con los missioneros.<br />
Para remediar esta ruina se puso allí por Prior al P. Fr. Joseph de la Concepción"<br />
1 .<br />
Sigamos copiando la carta: "Para remediar esta ruina, se puso alli por Prior al<br />
P. Fr. José de la Concepción y por missioneros á los Padres Fr. Joseph de San Nicolás,<br />
Fr. Carlos de San Geronimo y Fr. Bernardo de San Xavier, religiosos de prendas<br />
oportunas para el caso. Han desempeñado la expectación comun de manera que<br />
(según consta de los autos de la visita que remitiré en los primeros galeones), tienen<br />
ya aumentada la christiandad en mil y qunientas almas, con los fugitivos reducidos<br />
de nuevo, y con los gentiles nuevamente convertidos. El año passado de 1686 hicieron<br />
la entrada mas fructifera que hasta ahora se ha visto; pues con el dispendio de<br />
trabajos indecibles estuvieron como tres meses en los desiertos de aquellos Llanos<br />
de modo que ya corria la voz de que los havian muerto los caribes chiricóas; pero al<br />
fin salieron triunfantes, con el despojo de trescientos indios adultos, y cien parvulos<br />
agregados á la Iglesia y á vida política con los esfuerzos de su predicación. Por Noviembre<br />
del mismo año se tenia proyectada otra entrada con esperanzas de mayor<br />
fruto; aunque no se pudo efectuar por haber muerto el P. Fr. Bernardo de San<br />
Xavier, con enfermedad por los trabajos padecidos en el ministerio, y por haber<br />
contraído una mortal dolencia por la misma causa el Padre Fr. Carlos de San Geronimo.<br />
Ahora se esta disponiendo otra expedición de cuyo buen éxito, que esperamos<br />
con fundamentos firmados en la prudencia, avisaré á su tiempo".<br />
Pero ocúrrenos preguntar: El P. José, como Prior que era de<br />
1 Crón. IV, núm. 1.034.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 6 185<br />
estas misiones, ¿no se dejaría engañar por las sugestiones de la pereza y del<br />
mando? Que conteste ahora el P. Cronista 1 . Dice así: "Quien mas se ocupo por mucho<br />
tiempo en la reducción de aquellas almas fue el ya mencionado P. Fr. José de la<br />
Concepción el cual, negandose á otros empleos mas honorificos y de menor afan, se<br />
mantuvo alli, yá de Prior, yá de missionero empeñado en el bien espiritual de sus<br />
projimos; y en fin, tuvo por premio de sus apostolicas tareas el cargarse entre ellas<br />
de dolencias, y el perder á su continuacion la vida".<br />
Y véase la diadema de heroísmo con que está circundado este joven sacerdote:<br />
enferman los misioneros uno tras otro, empero él desprecia la muerte y sigue <strong>org</strong>anizando<br />
otra expedición; fracasa la de Noviembre, y ajusta otra para la época de<br />
sequía, y trata de penetrar en los desiertos casanareños para rescatar las almas a él<br />
encomendadas. Sacia su celo verificando esta arriesgada empresa, gana muchos<br />
indios y los saca a las doctrinas; mas él vese agobiado por una acerbísima dolencia<br />
que lo postra en cama. Los bríos del heroico agustino han desaparecido; víctima del<br />
hambre, de las insolaciones, de la sed, de las trasnochadas, cae al lecho del dolor;<br />
Jesucristo ha principiado a aceptar la hostia pura del sacrificio; la Provincia necesitaba<br />
entregar a Jesucristo la vida de uno de sus mejores hijos para que por él se salvasen<br />
los otros.<br />
Consumido por los achaques al hígado, al estómago y a la cabeza, Fr. José pasaba<br />
sus días en Santiago de las Atalayas sin reportar a las misiones otra utilidad<br />
que la de orar por ellas; por lo cual extendió su renuncia, que fué admitida; en cuya<br />
virtud mandáronle los Superiores que regresara a los conventos para atender al restablecimiento<br />
de su salud. En el convento de Honda, por ser clima caluroso, creyeron<br />
la encontraría, y por premiar sus merecimientos fué nombrado por el Capítulo<br />
Provincial de 1688 Prior del convento referido. Todo inútil: llevaba muy clavada en<br />
su pecho la saeta del sacrificio; joven y lleno de entusiasmos, tal lo reclamaba para<br />
sí el Cielo a aquel para quien la Provincia tenía prevenido lo más exquisito de sus<br />
honores.<br />
1 Ib., núm. 1.035.
186<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En 1688, pues, ocupó la silla prioral de Honda, y apenas se dejó ver en esa población,<br />
aunque enfermizo como estaba, captóse las simpatías de propios y extraños.<br />
Mas a principios de Noviembre de 1690 se consumió en el altar de la muerte la<br />
hostia de su vida. Decimos que murió a principios de Noviembre porque en un Definitorio<br />
Provincial o Capítulo privado de fecha 12 del mismo mes se hizo constar<br />
su muerte, y se eligió al P. José de San Pablo para substituirlo 1 . En los funerales del<br />
P. José, como durante su prelacia, los habitantes de Honda hicieron manifestaciones<br />
de regalada veneración al que era mártir de su heroísmo como misionero.<br />
1 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.
ARTÍCULO VII<br />
Más sobre el P. Fr. Marcos de San Agustín.<br />
Sumario: Religioso muy virtuoso.– Por qué tratamos de este religioso.– Maestro de novicios.–<br />
Lector en Salamanca.– Otros cargos.– Prior de Madrid.– Acaba sus días.<br />
Después de decir el P. Pedro de San Francisco de Asís 1 que nació en Torija,<br />
provincia de Toledo, hijo de Antonio Pérez y Ana del Portal, y que profesó a 14<br />
Junio de 1650 en Madrid, trae estas palabras compendiosas: "Tuvo en la Orden<br />
muchos de aquellos honores que ella suele acumular en sus buenos hijos; porque<br />
fue Prior de Valladolid, y algunas veces de Madrid, y Definidor de Provincia, empleo<br />
en que murio, librándose de otras dignidades mas decorosas". Y por fin determina<br />
que falleció el 22 de Noviembre de 1690. Estos son los datos cronológicos<br />
precisos que nos suministra para su biografía; lo demás es un panegírico de las virtudes<br />
ascéticas del P. Marcos, cuajado de reflexiones para edificación de los lectores,<br />
las cuales nos manifiestan que fué verdaderamente un siervo de Dios en toda la<br />
extensión de la palabra, humilde, mortificado, docto, austero, casto y prudente, hasta<br />
el punto que el biógrafo lo considera acreedor al título de Venerable. Quizá procedió<br />
así el P. Cronista porque esta biografía la puso como fuera de su lugar y<br />
tiempo, puesto que parece no pretendió que el tomo comprendiera la materia historial<br />
del año 1690, máxime que ni siquiera completó la del 1689, como hemos visto.<br />
Pero, sea como fuere, volvemos a hacer notar que esta manera de biografiar de<br />
nuestros Cronistas del siglo XVIII, y no tan sólo de los nuéstros, sino de los de las<br />
otras Ordenes religiosas en esta época, adolece de los mismos defectos, o más bien,<br />
sigue un plan y método en que brillan por su ausencia las fechas y sobran los comentarios<br />
y los documentos que llamaríamos psicológicos.<br />
1 Crón., tom. IV, núms. 1.133 y sigs.
188<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En las biografías de entonces predomina de tal manera el espíritu ascético que<br />
no parece sino que sus autores se proponían aislar del mundo real a sus héroes, como<br />
si lo espiritual estuviese reñido con el medio ambiente en que se desarrolla la<br />
actividad humana. Tal modalidad en los Cronistas antiguos obedecía sin duda al<br />
espíritu de la época en la que escribían, ya que no tanto se proponían ilustrar cuanto<br />
edificar a los lectores. Por eso, además de limitarse, en general, a escribir las vidas<br />
de los sujetos eminentes por sus virtudes, omitían lo que reputaban accesorio: las<br />
fechas, los lugares y las otras correspondencias que significan documento humano.<br />
Nosotros, con dar la preferencia al elemento ascético, queremos situar a los<br />
biografiados en el teatro de vida que les cupo, y a plena luz, y seguirles los pasos en<br />
todo momento y sorprenderles hasta los últimos detalles para analizar todo el valor<br />
de sus obras, retratar la realidad y tener en cuenta ciertos estados de cuerpo y de<br />
alma, porque todos los actos son meritorios cuando los informa la gracia santificante,<br />
y tan santo y laudable es atender a las necesidades corporales como gozar de las<br />
elevaciones del espíritu. Ni pretendemos estudiar únicamente a los religiosos eminentes<br />
por sus virtudes morales, sino que, ampliando el radio trazado por los antecesores<br />
Cronistas, traeremos las biografías de los sabios, de los prelados, de los<br />
artistas y en general de todos aquellos que en algún respecto son dignos de nuestro<br />
estudio y puedan servir para complementar el cuadro total e inmensamente glorioso<br />
de nuestra historia, sin olvidar ni apocar ni restringir los defectos, las manchas, las<br />
omisiones que vayamos observando en el conjunto y en los factores de la entidad<br />
colectiva, a cuyo servicio consagramos las energías de nuestra humilde pluma.<br />
Omitiendo ahora, pues, los pormenores de la vida íntima y muy santa del P.<br />
Marcos, que el P. Cronista traza para aprovechamiento de almas devotas, recogeremos<br />
los datos no traídos por él y que forman un todo armónico con lo historiado.<br />
En el Libro de Informaciones de Madrid 1 hay una de fecha 20 de Octubre de<br />
1656 que, una vez practicada, fué sometida al examen<br />
1 Arch. hist. nac. Madr., leg. 41.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEGUNDO. ARTÍCULO 7 189<br />
del P. Marcos de San Agustín, al lado de cuya firma se lee "maestro", lo cual<br />
significa que lo era de novicios, elegido ese mismo año. Notable extrañeza causa<br />
que a los seis años de profeso fuese elegido para cargo tan honroso, y precisamente<br />
para el noviciado principal de la Provincia, como era el de la villa y corte. ¿Es que<br />
entró en el claustro con todos los estudios hechos y a punto de ser ordenado de sacerdote?<br />
¿O es que firma como Maestro ad casum y en reemplazo del principal,<br />
como sucedía en ocasiones de imposibilidad o ausencia? No fué tan ocasionalmente,<br />
sino que desempeñó el oficio por lo menos desde 26 de julio hasta 14 de Diciembre;<br />
así, por lo menos, se deduce de su firma de Maestro al pie de tres actas de<br />
profesiones 1 . De todos modos, a fines de 1656 resulta que era sacerdote y que residía<br />
en Madrid. Puede deducirse por la firma que poseía elegante letra, habilidad no<br />
adquirida en el claustro, sino traída de fuera, por cuanto al pie del acta de su profesión,<br />
que se halla en la Biblioteca Nacional 2 , la estampó también clara y buenísima.<br />
El año 1660, según dice la lista de Rectores de Salamanca 3 , número 25, entró a explicar<br />
teología en el Colegio de aquella ciudad. No podemos coordinar esta fecha<br />
con otra que vemos en el Libro de recibo del convento de Valladolid 4 , donde figura<br />
como Subprior-Presidente de este convento a 22 de Abril de 1662. Era práctica<br />
constitucional que cuando el P. Prior se ausentaba con motivo de acudir al lugar<br />
fijado del Capítulo se quedase encargado de la casa el Subprior. Si explicaba una<br />
cátedra en Salamanca, ¿cómo aparece de Subprior en Valladolid en el trienio 1659-<br />
1662? ¿Es qué fué nombrado tal poco tiempo antes del 22 de Abril, o es que es<br />
error de apuntación de los amanuenses? En este caso damos más crédito al Libro de<br />
recibo que a la lista de los catedráticos salmantinos; mayormente, que en él se consigna<br />
que como Subprior-Presidente, gobernó el convento y asentó las partidas de<br />
cuentas hasta el 16 de Septiembre del mismo año, por no haberse posesionado aún<br />
el Prior nombrado en Mayo. Después ¿continuó explicando sus respectivos cursos?<br />
¿En qué Colegio? Lo más probable es que regresase a Salamanca; por lo menos, allí<br />
figura como Lector de teología a 8 de<br />
1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 198.<br />
2 Ib., fol. 147 v.º<br />
3 Arch. gen., carp. B.<br />
4 Arch. hist. nac. Vallad., leg. 213.
190<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Julio de 1668, y como tal ejerció su derecho de capitular en una consulta celebrada<br />
en la referida fecha 1 . También lo vemos en el convento de Nava del Rey 2 ,<br />
pues aparece su nombre entre los asistentes a un Capítulo conventual de 4 de Abril<br />
de 1675. En Madrid lo encontramos 3 asistiendo a otro celebrado con fecha 12 de<br />
Febrero de 1677. Mas sépase que tenía otro derecho para ello: el derecho que dimana<br />
de la Definitura, ya que fué nombrado Definidor en el Capítulo de 1674, y como<br />
tal figura varias veces en el Libro de profesiones de Madrid, tantas veces citado;<br />
con la particularidad de que en el acta de 3 de Octubre de 1680 figura como Lector<br />
jubilado, señal de que tenía obtenida la jubilación del Lectorado 4 . Y en Madrid se<br />
hallaba cuando fué nombrado Prior del convento 5 en el Capítulo Provincial de<br />
1677. Celebró a 5 de Junio un Capítulo, al que asistieron los Definidores Generales<br />
y el Procurador General. Por la lista de Lectores de Salamanca citados sabemos que<br />
fué elegido Definidor, y allá mismo se dice que estuvo condecorado con el nombramiento<br />
de Definidor General, cosa que ponemos en tela de juicio, ya porque no<br />
hemos visto ni rastro de esta noticia en otra parte, ni siquiera en la biografía dada<br />
por el P. Pedro de San Francisco de Asís, que razón tenía para saberlo y no callarlo,<br />
ya porque en el Libro de difuntos de la Congregación al folio 31, al registrar su<br />
muerte, no le asigna el título de Definidor General, como era costumbre asignar el<br />
título de mayor categoría que tuviera el difunto. Nos consta, eso sí, que vivía en<br />
Madrid 6 a 21 de Marzo de 1686, y durante sus últimos años edificando a todos con<br />
sus virtudes. Su muerte acaeció, en opinión de mucha santidad, en Madrid a 22 de<br />
Noviembre de 1690, de lo cual no se tuvo noticia en Filipinas, y por eso en el Capítulo<br />
de 1692 le dieron los votos para que representara a la Provincia como primer<br />
Discreto 7 . En el nombramiento se le llama Lector jubilado; señal de que fué catedrático<br />
doce años laudablemente. A no dejar como erróneo ese título, viene el Libro<br />
de profesiones de Madrid, donde se dice varias veces que fué Lector jubilado.<br />
1 Ib. Salam., leg. 101.<br />
2 Ib. Nav., leg. 203.<br />
3 Ib. Madr., leg. 37.<br />
4 Libr. de prof., fol. 400 v.º<br />
5 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />
6 Ib., leg. 38.<br />
7 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.
CAPÍTULO TERCERO<br />
ARTÍCULO I<br />
Relátase la vida del P. Fr. Diego de la Resurrección.<br />
Sumario: Embárcase para Filipinas.– Casos memorables acaecidos en el viaje.– Ejercítase en el<br />
ministerio de las almas.– Desempeña varios cargos honoríficos.<br />
Del P. Fr. Diego de la Resurrección conocemos en primer lugar su pueblo natal,<br />
que fué Granada, y que, consecuente con los dictados de su vocación religiosa,<br />
se portó siempre loablemente, sobre todo desde que se prohijó en la Provincia de<br />
Filipinas. Fué uno de los veinticuatro religiosos que se aprestaron a formar la misión<br />
que <strong>org</strong>anizó el P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica el año 1666, y que, aviada en<br />
Sevilla, partió de Cádiz a 16 de junio del referido año.<br />
Esto afirmamos bajo la responsabilidad de la palabra del P. Sábada, que lo incluye<br />
en la lista de esta misión de una manera conjetural, aunque muy fundadamente.<br />
Dice así 1 : "Como quiera que ni en las Crónicas de la Orden (t. IV, página 442),<br />
de donde se han tomado los antecedentes que acabamos de consignar, figure la relación<br />
nominal de los religiosos que formaron la Misión, ni en el archivo del Provincialato<br />
hayamos podido hallar vestigio alguno de la misma, ha sido preciso registrar<br />
los libros de actas y nombramientos capitulares, como asimismo los de patentes<br />
de conventualidad, necrologías y otros, para ver de reconstituir, en lo posible,<br />
la relación nominal que echamos de menos; habiendo hallado en dichos libros<br />
1 Catál., pág. 116.
192<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los nombres de los religiosos, que á continuación se expresan, y que por no figurar<br />
en ninguna otra Misión y ser del tiempo á que nos referimos, creemos verosímil<br />
que formasen la presente".<br />
Damos, pues, por admitido al P. Fr. Diego en la misión de 1666, y sigámosle<br />
los pasos; para lo cual apartemos un párrafo que el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />
Asís escribe en la vida del Presidente y Comisario de la misión, y que ahora tiene<br />
interés para la de nuestro biografiado 1 : "Hízose a la vela con este Esquadron valiente<br />
a 16 de Junio de 1666, y como antes de llegar a las Islas de Barlovento se prendiesse<br />
un peligrosissimo fuego en el Navio, que los conducía a su bordo, echando<br />
en él con viva fe el Padre Comisario un Panecillo de San Nicolas, milagrosamente<br />
se apagó. Introduxose con esto en la gente la devocion del Santo a quien dedicaron<br />
en accion de gracias un Novenario muy festivo; pero, al concluirse, recibieron otro<br />
fabor, que tuvo visos de portento. Cantaba la Misa el Religioso Padre; y en ella se<br />
sintió movido con extraña violencia a persuadir al Piloto mayor de la Armada, que<br />
en llegando a Puerto Rico, no diesse fondo en la aguada, que es una playa sin resguardo,<br />
sino que entrasse en el Puerto. Hizose asi, contra costumbre, y que fue, sin<br />
duda, providencia de Dios, por la intercesion de San Nicolas: pues apenas echaron<br />
las anclas, se movio una tempestad deshecha, que duró por espacio de diez días;<br />
confesando los inteligentes, que huvieran corrido lo sumo del peligro, si no se<br />
hubieran asegurado en el Puerto. Arribaron, pues, estos Apostólicos Operarios a<br />
Vera Cruz dia 17 de Septiembre; pasaron a Mexico, donde se detuvieron hasta fines<br />
de Febrero; a 8 de Marzo yá se hallaban en Acapulco; y por Agosto de 1667 aportaron<br />
a Manila, sin especial desgracia".<br />
Apenas llegado a Filipinas el P. Fr. Diego, ocupóse en la evangelización de los<br />
indígenas con aplauso y loa; dicelo con expresas palabras el Necrologio del convento<br />
de San Sebastián 2 así: Fue "religioso muy zeloso del Ministerio y del bien de<br />
los naturales". Siete años llevaba en estos ejercicios de misionero cuando el Capítulo<br />
de 1674 lo distinguió con el cargo de Procurador Provincial, con residencia en<br />
Manila, en el cual cargo, bien porque no se hallaba<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 909.<br />
2 Fol. 12 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 1 193<br />
tranquilo por el género dificultoso de vida, o bien porque su presencia era necesaria<br />
en otra parte, no duró más que hasta la celebración del Capítulo Intermedio,<br />
que le confirió el Priorato de Mariveles, con voto para el Capítulo de 1677. Ejerció<br />
su derecho debidamente y a su tiempo, y mereció ser reelegido en el Priorato supradicho,<br />
del que pasó al curato de Calavite el año 1679, por ser misionero de sobresalientes<br />
cualidades. En el tomo IV de esta Historia 1 se cuenta con detalles cómo<br />
se encargó la santa Provincia filipina de Zambales y de Mindoro y háblase de las<br />
luchas habidas con la autoridad arzobispal y con la civil, así como de las injusticias<br />
de que fueron víctima nuestros religiosos. Aquí vamos a citar únicamente los principios<br />
de la evangelización de Mindoro en cuanto a los nuéstros se refiere y más en<br />
particular al P. Fr. Diego de la Resurrección, cuya vida escribimos. Por eso cuenta<br />
el referido autor 2 : "Despacharonse asimismo los recaudos necessarios, dirigidos al<br />
Corregidor de Mindoro, para que entregasse los Ministerios de esta Isla a los Agustinos<br />
Descalzos: y, sin perder tiempo, se hizo cargo del Partido de Báco el Padre<br />
Definidor Fr. Diego de la Madre de Dios, saliendo de él el Bachiller Don Joseph de<br />
Roxas que lo possehia: del Curato de Calavite el Padre Fr. Diego de la Resurrección,<br />
ocupando el lugar del Licenciado Don Juan Pedrosa; y de la Parroquia de<br />
Naojan el Padre Definidor Fr. Eugenio de los Santos, mudando al Bachiller Don<br />
Martin Diaz: todo lo cual quedo efectuado antes de finalizarse el año 1679 sin alborotos,<br />
pleytos, ni dissensiones. A los mencionados Religiosos acompañaron otros<br />
tres, cuyos nombres ignoramos: y este Esquadron Sagrado comenzo desde luego a<br />
anunciar el testimonio de Christo, con Sermones fundados en la manifestacion de<br />
su virtud, espíritu, y exemplo; y no en la persuasion ilusoria, que estriba en solas<br />
palabras, confirmatorias de la humana sabiduría". Y más adelante 3 , luego que cita a<br />
dos autores extraños que encarecen los trabajos de estos primeros Religiosos en<br />
Mindoro, sintetiza el asunto con esta afirmación. "Según consta de instrumentos<br />
jurídicos, que tengo presentes, no passando de quatro mil<br />
1 Págs. 792 y sigs.<br />
2 Núm. 797.<br />
3 Núm. 799.
194<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los Christianos, que havia en toda la Isla, quando se hizo cargo de ella nuestra<br />
Reforma, por los años de 1692 excedían ya el número de ocho mil, y llegaban a<br />
doce mil por los de 1716". Acerca de nuestro biografiado véase cómo habla el P.<br />
Fr. Jose de la Concepción en su Reseña Histórica, etc.: "El P. Prior de Calavite Fr.<br />
Diego de la Resurreccion desde que llegó a su ministerio hasta el año de ochenta y<br />
tres, convirtió y bautizó a ciento diez y nueve infieles y en menos de un año redujo<br />
al gremio de la Iglesia setenta y tres casas de cristianos apóstatas y cimarrones que<br />
vivían perdidos y olvidados de Dios y del cumplimiento de su obligación en los<br />
montes de Mismangan, Tubili, Mamburao y Pagbalaan". Sobre este punto explana<br />
el P. Sádaba 1 : "Fué uno de los primeros Recoletos que en 1679 se encargaron de la<br />
administración espiritual de Mindoro, estableciendo su residencia en Calavite, a<br />
cuyo Ministerio estaban agregadas las Visitas o anejos de Dongon, Santa Cruz<br />
Mamburao, Tubili y Santo Tomás. Trabajó mucho en la evangelización de aquellos<br />
naturales y fueron muy copiosos los frutos de su apostólico ministerio, cuya bendición<br />
de parte del cielo se vio manifiesta en la prodigiosa desaparición de la peste y<br />
langosta que habían invadido aquella región de Mindoro". Continúa el mismo Padre<br />
y concluye: "En 1680 fue nombrado Prior de Masinloc; reelegido, con carácter de<br />
Prior Vocal, en 1683, en que lo vemos nombrado asimismo Vicario Prior del Ministerio<br />
de Mangarin: con idénticos cargos le honró el Cap. de 1683 (1686), y el de<br />
1689 con el de Definidor. En 7 de Noviembre, 1690, se le expidió patente de Visitador<br />
y Vicario Provincial de Mindoro y Calamianes; sobreviniéndole la muerte en<br />
Naujan por Enero de 1691, estando para hacer la travesía a la expresada provincia<br />
de Calamianes". O como dice el Necrologio de San Sebastián 2 , "yendo a visitar los<br />
ministerios de Calamianes".<br />
A primera vista parece desprenderse de lo aseverado en el Necrologio que murió<br />
el P. Visitador en el mar, pero lo más obvio es explicar el caso diciendo que no<br />
murió en el mar, sino que saliendo de Mangarin, donde residía, para emprender la<br />
visita, llegó a Naujan con el objeto de embarcerse ahí con rumbo a Calamianes,<br />
mas le sorprendió la muerte en dicho pueblo de Mindoro.<br />
1 Catál., pág. 120.<br />
2 Fol. 10.
ARTÍCULO II<br />
El P. Fr. Miguel de Santa Mónica.<br />
Sumario: Su nacimiento y su profesión religiosa.– Ejerce el oficio de Lector.– Asiste a dos Capítulos<br />
Generales.– Secretario General.– Viaje a Cuenca y al Campillo a fundar el nuevo<br />
convento.<br />
En la provincia de Cáceres, Obispado de Plasencia, existe una villa llamada<br />
Abertura, de más de 1.150 habitantes, que tiene por hijo esclarecido al P. Fr. Miguel<br />
de Santa Mónica, cuyos padres se llamaron Mateo de Rollón y Catalina de<br />
Redondo. Recibió las aguas bautismales en la parroquia de San Juan Bautista 1 .<br />
Cómo vino a ser novicio en nuestro convento de Madrid lo ignoramos, pero el<br />
hecho es que entró en el noviciado el año 1657 y profesó laudablemente a 7 de Octubre<br />
del año siguiente 2 , en manos del P. Prior Fr. Juan de la Madre de Dios,<br />
habiendo sido su Maestro el P. Fr. Juan de la Concepción. Asistió como testigo<br />
notarial el P. Exprovincial, Fr. Andrés de la Asuncion.<br />
Nada más hemos sabido sino que hallándolo los Superiores despejado y capaz<br />
para el estudio lo encaminaron por la carrera de las letras, y al efecto le ordenaron<br />
ingresase en el claustro de los Lectores.<br />
Según la partida de bautismo que obra en las informaciones hechas para su entrático<br />
en Religión 3 , a 6 de Octubre de 1641 años fué bautizado en la parroquia de<br />
su lugar, siendo su padrino el presbítero Don Fernando Gil, Licenciado. Es de suponer<br />
que nacería ese día o el anterior, dadas la premura y diligencia con que nuestros<br />
antepasados bautizaban a los hijos. Como es notorio, en aquellos tiempos de fe<br />
no<br />
1 Bib. nac., sec. Mass. Libr. de prof., fol. 207.<br />
2 Ibid.<br />
3 Arch. hist. nac., Libr. de Infor., Mad., leg. 41.
196<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
se preocupaban de apuntar en las partidas la fecha del nacimiento material, sino<br />
la del espiritual por el bautismo, y por eso no suele aparecer en los libros parroquiales<br />
aquel detalle que hoy es principal.<br />
En el citado Libro de Informaciones de Madrid hállanse las verificadas para la<br />
admisión de este novicio. Incoólas el P. Gabriel de San Agustín, Rector Provincial,<br />
a 20 de Marzo de 1655, comisionando para hacerlas a los PP. Andrés de Santa Mónica,<br />
Prior de Santa Cruz de la Sierra y Andrés de San Agustín, los cuales se dirigieron<br />
a Abertura y formaron el interrogatorio de costumbre a 19 de Abril de dicho<br />
año, según el cual consta que el joven era de buenas costumbres, salud y familia,<br />
como que "sus abuelos de parte de madre, fueron gente mui limpia, mui cristianos<br />
viexos, y familiares del Santo Oficio de la Inquisición".<br />
Obtenido el grado de Lector, después de laudable ejercicio en el Colegio de<br />
San Nicolás de Tolentino de Salamanca, comenzó a explicar el primer curso allí el<br />
año 1669, según copia de la lista de Lectores que obra en nuestro archivo general 1 ,<br />
y según otro documento del archivo histórico nacional 2 el año 1608, pues a 8 de<br />
julio entró con derecho de voz y voto en el Capítulo conventual celebrado en Salamanca<br />
en dicha fecha, siendo Rector y Lector de la casa el P. Fr. Andrés de Santa<br />
Teresa, y comprofesores tres religiosos más que firman la resolución del Capítulo.<br />
Concluidos los doce años reglamentarios del Lectorado, desempeñó el Priorato de<br />
Talavera por nombramiento del Capítulo de 1683, y a continuación la Definitura de<br />
Provincia 3 hasta la Pascua de Resurrección de 1689.<br />
Pero, a la vez, le confirieron otros cargos que importa mencionar: el de Definidor<br />
por la Provincia de San Nicolás, que esta Provincia en su Capítulo Intermedio<br />
de 1681 le ot<strong>org</strong>ó para que la representase en el Capítulo General 4 . En este lugar se<br />
le llama ya Lector jubilado, lo cual prueba que comenzó a explicar el año 1669,<br />
pues de otra suerte no les habría llegado a los Capitulares de Manila la noticia de la<br />
jubilación. ¿IO es que tendrían registro detallado y dieron tal jubilación por ejecutada<br />
en el tiempo debido? No olvidemos que nuestros antepasados<br />
1 Carp. B, Salam.<br />
2 Salam., leg. 101.<br />
3 Ibid.<br />
4 Arch. prov., Lib. de Bec.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 2 197<br />
en esto de jubilar y en no encargar de superioratos a los Lectores actuales procedían<br />
con rigurosa tradición. También extraña que hicieran en Manila nombramiento<br />
de Discretos y Definidores en el Capítulo Intermedio de 1681 y no hubieran<br />
dejado esas elecciones para el de 1683, que era el verdadero Capítulo próximo inmediato.<br />
Acaso tuvieron en cuenta la dificultad de las comunicaciones, causa de<br />
que no estuviera aquella apostólica Provincia representada en varias ocasiones en<br />
los Capítulos de la Congregación Recoleta. Lo cierto del caso es que se verificó el<br />
Capítulo General de 1684 y en él actuó el P. Fr. Miguel como Definidor segundo<br />
por Filipinas 1 .<br />
Otro cargo honroso fué el de Discreto primero por su Provincia de San Agustín<br />
2 , en virtud del cual concurrió al Capítulo General de 1688 celebrado en Calatayud.<br />
Sucedió que el Secretario General elegido en este Capítulo renunció el oficio<br />
por ocupar el priorato de Talavera y entonces entró a substituirlo 3 nuestro biografiado<br />
a 12 de Mayo de 1689. En la lista de Lectores de Salamanca antes citada, al<br />
enumerar los cargos de este Padre, se dice: "Vice-Secretario General en Zaragoza".<br />
Sabemos que su nombramiento fue por elección, mas entre esto y nuestras casas de<br />
Zaragoza no hay conexión alguna. A 6 de Octubre del mismo año vemos su firma<br />
de Secretario General en un documento de Madrid 4 . Por último, consignaremos en<br />
su loor que obtuvo antes del año 1681 el título de Calificador del Santo Oficio 5 ,<br />
cosa que lo acreditaba de sangre limpia en cuanto a la fe de sus ascendientes y de<br />
varón discreto y letrado.<br />
A principios de 1690 emprendió un viaje a Andalucía acompañando a N. P.<br />
Vicario General, probablemente a girar visita y terminarla en el convento de Sevilla,<br />
donde los encontramos con motivo de la celebración del Capítulo Provincial<br />
que tuvo lugar a 14 de Abril 6 . Terminado este Capítulo, se dirigió con su Superior a<br />
Cuenca, con cuyo Obispo tenía que tratar N. P. Vicario General el asunto de la fundación<br />
del convento de Campillo de Altobuey; y habiendo ultimado muy bien con<br />
el Señor Obispo el negocio, partieron al Campillo y tomaron<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />
2 Crón., tom. IV, núm. 1.128.<br />
3 Ib., núm. 1.129.<br />
4 Arch. hist. nac. Mad., leg. 36.<br />
5 Arch. prov. de Fil., Libr. 1.º de Bec.<br />
6 Arch. gen. carp. D, Zarag.
198<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
posesión de la ermita que ofrecieron y que fue principio de aquella notable casa<br />
que tanta gloria proporcionó a Dios Nuestro Señor en los siervos suyos que la habitaron.<br />
La función solemne de la instalación de la comunidad se verificó a principios<br />
de julio del año citado, y permaneció el P. Miguel allí algunos días. En otro lugar<br />
detallaremos pormenores que se omiten ahora.<br />
Su muerte acaeció en Zaragoza 1 hacia Marzo de 1691, donde se hallaba acompañando<br />
a N. P. Vicario General, quien esperaba presidir el Capítulo Provincial de<br />
este año, como en efecto lo presidió, bien que con la pena de no verse acompañado<br />
del inteligente y joven P. Secretario.<br />
1 Arch. gen., Libr. de dif. de la Congr., fol. 31.
ARTÍCULO III<br />
Celebración del Capítulo de la Provincia del Pilar<br />
y del Capitulo General Intermedio.<br />
En este año de 1691 tocábale celebrar su Capítulo trienial a la Provincial de<br />
Nuestra Señora del Pilar, y tal como lo previenen nuestras sagradas Constituciones,<br />
celebráronlo el viernes, 4 de Mayo, principiando por estudiar algunas actas y concluyendo<br />
por hacer, entre otros, los nombramientos que a continuación se apuntan:<br />
Prior Provincial, P. Fr. Pedro del Angel Custodio; Definidores, P. Fr. Francisco del<br />
Espíritu Santo, José Antonio del Espíritu Santo, Domingo de la Virgen del Pilar y<br />
J<strong>org</strong>e de San Francisco; Prior de Barcelona, P. Fr. Isidro de Jesús María; Prior del<br />
Convento del Portillo de Zaragoza, P. Fray Nicolás de San Juan Bautista; Rector<br />
del Colegio, el P. Fr. José de Jesús María, Prior de Valencia, P. Fr. Carlos de la<br />
Concepción; Prior de Guisona, P. Fr. Onofre de la Madre de Dios; y Maestro de<br />
novicios de Barcelona, P. Fr. Martín del Salvador. Todas estas elecciones constan<br />
indirectamente de varios instrumentos, en que figuran como tales Prelados, actuando<br />
en fechas que caen dentro del trienio; omitimos las citas por evitar repeticiones,<br />
supuesto, que al tratar biográficamente de los individuos, las traeremos.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Fué el día 2 de junio de 1691 cuando precedida la convocatoria, celebró en el<br />
convento de Madrid nuestra santa Congregación el Capítulo General Intermedio, al<br />
cual concurrieron, que sepamos, N. P. Miguel de San Agustín, Vicario General, los<br />
Padres Definidores Generales. Fr. José de Jesús María y José de la Ascensión, Aditos<br />
en ejercicio de los Definidores nombrados en 1688; P. José del Rosario, Procurador<br />
en Madrid y el Secretario General, P. Fr. Miguel de Santa Mónica.
200<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En este Capítulo quedaron elegidos y nombrados Definidores Generales los<br />
Padres Gabriel del Espíritu Santo y Martín de San Florencio; el Secretario General<br />
fue reelegido; Procurador de la corte de Madrid, el P. Fr. Francisco de Santo Tomás<br />
de Villanueva; Procurador ante la corte romana el P. Mateo de la Encarnación,<br />
quien renunció, antes de trasladarse a Roma, por lo cual prosiguió siéndolo el P.<br />
Fray Juan de San José.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 201<br />
ARTÍCULO IV<br />
El P. Fr. Francisco de San Agustín.<br />
Sumario: Profesa en Zaragoza.– Lector en Huesca.– Misionero a Filipinas.– En Sevilla.– Patente<br />
de misionero.– Su carrera de Prelado.– Orador en Manila.<br />
Cuatro religiosos figuran en el tomo IV de nuestra Historia con el nombre de<br />
Francisco de San Agustín distintos de éste, cuyo boceto biográfico comenzarnos<br />
ahora, y otros dos en el tomo III, con la particularidad de que uno de éstos era también<br />
de Tafalla y afiliado a la Provincia de San Nicolás de Tolentino, que murió en<br />
Méjico, pero no cabe confusión con ninguno de ellos, ni con algunos homónimos<br />
contemporáneos de nuestro biografiado, y así, especificaremos los pormenores que<br />
a éste competen. Nació el año 1651, y fué natural de Tafalla (Navarra) y gloria de<br />
la Provincia de Nuestra Señora del Pilar, por cuanto profesó en el convento de Zaragoza<br />
a 4 de Noviembre de 1669, teniendo 18 años. Siguió la carrera del profesorado<br />
y obtuvo el título de Lector 1 ; y resulta digno de notarse que ya lo era antes del<br />
año 1676, o sea a los seis años de profeso. Empezó a ejercer el Lectorado en nuestro<br />
Colegio de Huesca, y allí estaba cuando, por incorporarse a la misión que estaba<br />
<strong>org</strong>anizando el P. Fr. Juan de la Madre de Dios, Blancas, dejó la cátedra para hacerse<br />
humilde misionero en Filipinas. Asegura el P. Cronista del tomo IV 2 que la misión<br />
constó de 27 religiosos contando el P. Presidente; pero leemos en el Libro 1.º<br />
de misiones, etc., que se guarda en el archivo de aquella Provincia 3 , que fueron dos<br />
menos. ¿Quién tiene razón? Corroboran la afirmación del P. Cronista las listas de<br />
los misioneros que figuran en el archivo de Indias 4 , pues en ellas hay apuntados<br />
1 Arch. gen. de Indias., Contrat., Est.<br />
2 Núm. 910.<br />
3 Carp. 84. núm. 7. 45, Caj, 2, legs. 8-11.<br />
4 Leg. 8-11.
202<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y reseñados veintisiete. ¿Cómo afirma, pues, el Libro de misiones que fueron<br />
veinticinco? Cabe bien la diferencia, repitámoslo, porque el que escribía las listas<br />
hacíalo no según los individuos que salían de España, sino según eran los que llegaban<br />
a Manila. Esta observación conviene tenerla en cuenta para casos análogos<br />
donde no hay contradicción, sino distintos puntos de vista para consignar los<br />
hechos. Pudo suceder que en el camino muriera algún misionero o que se quedara<br />
en Méjico por enfermedad o por otra causa cualquiera. Otra advertencia precisa que<br />
hagamos en este lugar. En la lista del Libro mencionado y en la del P. Sádaba 1 figura<br />
un P. Domingo de San Agustín; pero en la lista de misioneros que se hacía en la<br />
casa de Contratación de Sevilla, y donde se reseñaban los principales rasgos fisonómicos<br />
de los pasajeros para Ultramar, no sale este Padre Domingo. Acaso este<br />
religioso pasó a Méjico en otra ocasión y se incorporó allí a esta misión. Ni debemos<br />
extrañar la omisión en el Catálogo, porque su autor no trató de agotar la materia<br />
de Méjico, sino la de Filipinas. El hecho es que arribó a Manila con la misión de<br />
1675.<br />
Por lo que hace a nuestro biografiado, P. Fr. Francisco de San Agustín, vivía en<br />
Huesca explicando Artes, cuando emprendió viaje a Sevilla. Salió de su Colegio el<br />
6 de Mayo de 1675 y llegó al convento del Pópulo a 12 de junio; la tardanza está<br />
justificada porque pasó por varios conventos donde le esperaban otros misioneros<br />
para seguir reunidos adelante; así es que llegó con seis más a nuestro convento del<br />
Pópulo, según lo testifica el P. Prior Fr. Antonio del Rosario Provincial Absoluto,<br />
en la fecha citada, como puede verse en el archivo de Indias. Con mucho gusto reproducimos<br />
la patente de viaje y de filiación a la Provincia de San Nicolás de Tolentino,<br />
hecha por N. P. Vicario General.<br />
"Fray Francisco de San Joseph vicario general de los heremitas recoletos descalços<br />
de Nuestro Padre Señor San Agustin de la Primitiva observancia en las<br />
Prouincias de España e Yndias por quanto el Padre Fray Francisco de San Agustin<br />
Predicador y Lector en nuestra sagrada religion conuentual en nuestro conuento<br />
de Guesca nos ha significado auerle Dios tocado en el coraçon de que le<br />
resultaron<br />
1 Catál., pág. 127.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 203<br />
deseos ferborosos de pasar a nuestra prouincia de San Nicolas de Tolentino<br />
en las Yslas Philipinas en seguimiento de los obreros euangelicos y aiudar a sus<br />
hermanos que alli asisten exercitandose en la enseñanza de nuestra santa fee a<br />
los yndios y conuercion de las almas en dicha prouincia por tanto alludando segun<br />
es nuestra obligacion a tan loable proposito y santa determinacion por la<br />
presente le admitimos para que en la misión presente que el padre fray Juan de la<br />
Madre de Dios prouincial absoluto de dicha prouincia y comisario general en la<br />
presente mision que con licencia del Rey nuestro señor que Dios guarde y a expensa<br />
suia haze pueda ir y vaya a dicha nuestra prouincia de donde le hacemos<br />
hijo en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y mandamos en virtud<br />
de santa obediencia que ningun nuestro inferior se lo impida y al Padre Rector<br />
de dicho nuestro conuento de Guesca que ponga el dia que sale para nuestro conuento<br />
de seuilla autenticado con fee de escriuano publico o notario apostolico<br />
que de fee y suplicamos a todos los señores Arçobispos, obispos justicias vicarios<br />
o curas de qualesquiera ciudades villas o lugares por donde pasaren les aiuden<br />
con sus limosnas esperando el premio de Dios nuestro Señor. Dada en este<br />
nuestro conuento de la ciudad de Granada en quince de abril de mil seiscientos y<br />
setenta y cinco =<br />
Valeat. Fray Francisco de San Joseph", rubricado.<br />
A la vuelta de este pliego escribió el P. Rector de Huesca lo siguiente:<br />
"Sale el contenido en dicha licencia a cumplirla de este colegio de descalços<br />
de nuestro padre san Agustin de la ciudad de Huesca a seis de mayo de mil seiscientos<br />
y setenta y cinco años y lleva el vestuario necesario en fe de lo qual lo<br />
firmamos en dicho dia mes y año ut supra. Fray Sebastian de San Lorenzo depositario<br />
= rubricado = Fray Nicolás de san Juan Bautista Retor=rubricado = Fray<br />
Geronimo de la Concepcion depositario=rubricado.<br />
Hago fe y uerdadero testimonio yo el notario abajo firmado como en seys dias<br />
del mes de mayo del año de mil seyscientos y setenta y cinco sale de la ciudad<br />
de Huesca y del collegio de los agustinos descalzos de dicha ciudad a donde era<br />
conbentual morador el padre fray francisco de san Agustín predicador y en fe de<br />
verdad lo firme de mi mano en dicha ciudad de Huesca del reyno de Aragon los<br />
dichos
204<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
dia mes y año arriba declarados Orencio de San Clemente Yzelaya notario del<br />
numero de la ciudad de Huesca del Reyno de Aragon atesto todo lo arriba dicho<br />
= rubricado".<br />
En el viaje de Huesca a Sevilla recorrió 136 leguas, y se calculaba que se recorrían<br />
en 27 días con el descanso y paradas convenientes. Así lo dice un documento<br />
de nuestro archivo general 1 . Tenemos, pues, al P. Fr. Francisco en Sevilla; ahora<br />
veamos qué reseña hicieron de él en las oficinas de Contratación. "19. fray Francisco<br />
de San Agustin corista natural de tafalla obispado de pamplona, de edad de veinte<br />
y tres años trigueño una señal en medio de la frente buen cuerpo". Nótese que<br />
dice era corista. ¿Ocultaría su condición porque manifestándose sacerdote embarazaríase<br />
más el tránsito a Ultramar, ya que todos los gastos de esta misión corrieron<br />
por cuenta de la Real Hacienda? De todos modos, entero crédito merece el documento<br />
de N. P. Vicario General, donde se le llama Padre, Predicador y Lector. Y<br />
por cuanto no crea alguno que las señales de este Francisco de San Agustín corresponden<br />
al otro colombroño de nombre y apellido que pasó en esta misión a Filipinas,<br />
allá van las señales que constan en el citado archivo de Sevilla: "25. fray Francisco<br />
de San Agustin corista natural de la villa de benebarri obispado de lerida de<br />
edad de veinte y cuatro años 2 trigueño pelo crespo risado naris afilada aguileña de<br />
buen cuerpo delgado". Debió de ser descuido del reseñador, quien, a juzgar por la<br />
ortografía, era andaluz y no muy perito en la escritura.<br />
Pues bien; la misión se embarcó en el navío Nuestra Señora de Roncesvalles,<br />
cuyo capitán se llamaba Juan de Manurga, en junio de 1675. Rápidamente hicieron<br />
la travesía hasta América, y aquí la permanencia duró poco, así como también atravesaron<br />
el mar Pacífico con felicidad, supuesto que arribaron a Manila en la nave<br />
llamada San Antonio de Padua a 20 de julio de 1676.<br />
Vieron los prelados que el P. Francisco serviría mejor en los oficios altos y superioratos<br />
que en las misiones, y así, celebrado el Capítulo de 1677, quedó electo<br />
Prior nada menos que de Cebú, y como<br />
1 Carp. C, Fil.<br />
2 El Libro de Misiones de Manila cambia la edad de los dos Franciscos; a éste le pone 23 y al otro<br />
24 años.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 4 205<br />
tal asistió al del trienio siguiente, en el que, si no le dieron superiorato alguno,<br />
hiciéronlo Secretario de Provincia en el Intermedio de 1681, cargo en el cual fué<br />
confirmado por dos trienios consecutivos. En el Capítulo de 1686 fué además elegido<br />
Definidor de Provincia, y como tal estampó su firma varias veces en el Libro<br />
de actas, etc., del convento de Manila, con letra grande, clara y buena. Por ventura,<br />
la reelección sería debida a las dotes de orador excelentes con que cautivaba al público<br />
ilustrado de Manila. Por lo demás, extrañamos que acumulase dos cargos con<br />
voto obligado y forzoso.<br />
Fué en el Capítulo de 1689 cuando lo vemos nombrado Prior de Bolinao, en<br />
cuyo ministerio enfermó gravemente y hubo de trasladarse a Manila, donde falleció<br />
el día 7 de julio de 1691. He aquí el elogio que escribió en el Necrologio del convento<br />
de San Sebastián (8) el P. Fr. José de la Santísima Trinidad, a la sazón Presidente:<br />
"P. Fr. Francisco de San Agustin era de la Provincia de Aragon y natural de<br />
la ciudad de Tafalla en el Reyno de Navarra, era religioso muy zeloso del credito de<br />
nro. Santo Habito y muy buen predicador que predico muchas quaresmas en Manila<br />
y Cavite con mucho sequito; y tuvo muchos puestos en esta Provincia por sus (ilegible)<br />
prendas".
206<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ARTÍCULO V<br />
Canonización de San Juan de Sahagún.<br />
Sumario: Fiestas religiosas.– Trabajan por su canonización varios Reyes.– Varias personalidades<br />
eclesiásticas y la Universidad de Salamanca.– Otras gestiones.– Su devoción en todo<br />
el mundo.– En América.– Se examinan nuevos milagros.– Bula de canonización.<br />
Un acontecimiento solemnísimo tuvo lugar en el año de 1690 y 1691, muy<br />
digno de perpetuarse en la memoria de todo corazón verdaderamente agustino: la<br />
canonización de San Juan de Sahagún, según Bula publicada por Inocencio XII,<br />
que comienza Rationi congruit, con fecha 15 de Julio. Toda la familia agustiniana<br />
se regocijó en Dios. En Madrid se celebraron las fiestas de canonización con pompa<br />
inusitada a 20 de Mayo de 1691. A este respecto escribe el P. Villerino 1 :<br />
"Encomendóles el Real Convento de S. Felipe vn altar, como á hermanos, y le<br />
hizieron de grande lucimiento, y costa; como el fin corona la obra, faltóles poner al<br />
Santo en el habito que llevó en vida, pues pusieron por remate a San Juan de<br />
Sahagun vestido de ornamentos de dezir Missa, con el Caliz en la mano: la casulla<br />
parecia, á lo que se alcanço á ver, de color plateado obscuro; estava bordada con<br />
admirable lucimiento".<br />
Y poco más adelante, hablando de la pompa con que se celebró la fiesta en Toledo,<br />
añade que "además de la grande assistencia con que nos favorecieron (los<br />
Recoletos), atentos vistieron al Santo ricamente con el habito que vsamos: de que<br />
les rendimos las gracias".<br />
1 Esclarecido Solar de las Religiosas Recoletas de Nuestro Padre San Augustin. Y Vidas de las insignes<br />
hijas de sus conventos. Su avtor el R. P. Maestro Fray Alonso de Villerino, Theologo del<br />
Señor Nuncio de España, y Examinador del Tribunal de la Nunciatura, Religioso de la Observancia<br />
del mismo Gran Doctor de la Iglesia San Augustin. Tomo segundo. Dedicale al Excelentissimo<br />
Señor Don Juan Domingo de Zuniga, Fonseca, Ayala, y Toledo, Conde de Monterrey, de Fuentes,<br />
y de Ayala, etc. Con privilegio. En Madrid. En la Imprenta de Bernardo de Villa-Diego, Impressor<br />
de su Magestad. Año de M.DC.LXXXXI.– Tom. II, página 293
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 207<br />
El Ilmo. P. Cámara, en la Vida de este Santo 1 , habla de la suntuosidad que desplegaron<br />
los Recoletos con motivo de las fiestas celebradas en Salamanca. Aquí,<br />
como en Sevilla, Valencia, Zaragoza, Granada, Valladolid, etc., etc., donde había<br />
comunidades de las dos familias agustinianas, refundiéronse en una para el efecto<br />
de solemnizar fecha tan memorable y gloriosa; y en aquellas ciudades y en los pueblos<br />
en que vivían sólo los nuestros, esmeráronse no menos en dar gracias a Dios<br />
por tal beneficio, en publicar las virtudes del nuevo Santo y proponerlo a la imitación<br />
de los fieles. Vamos a reproducir uno de los capítulos que trae el Ilmo. P. Cámara<br />
sobre la canonización de San Juan de Sahagún.<br />
"Ya en las funciones sagradas y en los cantos de la liturgia sonaba el nombre<br />
del bienaventurado Padre Sahagún; erigido tenía altar con autorización pontificia,<br />
y señalado día de fiesta para mayor reverencia de su glorioso sepulcro; pero<br />
este culto, como tributado por sola beatificación, es limitado, así por lo que hace<br />
al lugar, como también por lo que hace á la naturaleza de la misma veneración.<br />
El culto de los Beatos lo concede como privilegio la Santa Sede á determinadas<br />
iglesias y señala los límites en que ha de contenerse; el culto de los Santos es<br />
generalmente mandado para todo el orbe católico y sin la tasa de los beatificados,<br />
y se obtiene mediante el solemnísimo acto de la canonización, en que los<br />
Papas definitivamente declaran gozar de la bienaventuranza el Santo y ser digno<br />
de la veneración pública de los fieles.<br />
Y atendida la devoción que se había despertado por las fiestas pasadas al<br />
bendito Padre, era razón no se dejara piedra por mover para alcanzarle la suprema<br />
gloria en la tierra. De nuevo envió á Roma la provincia de Castilla al Procurador<br />
Padre Luis de los Ríos, con cartas de los Reyes, Príncipes y Prelado de la<br />
ciudad, y la Universidad de Salamanca, y todas las Catedrales é iglesias mayores,<br />
y los reinos de Castilla y León, colegios y monasterios pidiendo á la Santa<br />
Sede esta última y altísima merced, debida á los grandes merecimientos del<br />
Siervo de Dios 2 .<br />
1 Vida de San Juan de Sahagún, del Orden de San Agustín, Patrono de Salamanca, por D. Fr. Tomás<br />
Cámara y Castro, de la misma Orden, Obispo de Salamanca. Salamanca. Imprenta de Calatrava,<br />
a cargo de L. Rodríguez, 1891, pág. 287.<br />
2 (Falta el texto de esta nota)
208<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
El Rey D. Felipe III decía á su Embajador: "Y porque con la dilación ha crecido<br />
en mí y en todos estos mis Reinos el deseo de ver acabada esa santa obra,<br />
para mayor gloria de Dios y consuelo de los fieles, os encargo representeis á Su<br />
Beatitud el afecto con que espero la conclusión de ella, suplicándole tenga por<br />
bien de proseguir y abreviarla cuanto más pronto pudiere" 1 .<br />
La Reina D.º Margarita: "Por cumplir yo con la devoción que le tengo, y lo<br />
mucho que deseo verle puesto en el catálogo de los santos, he querido encargaros<br />
que también representeis este afecto de mi parte á Su Santidad suplicándole<br />
que, á mi instancia y por hacerme singular gracia, se sirva de abreviar cuanto<br />
pudiere los términos de su canonización" 2 .<br />
Y por este estilo otros personajes y Corporaciones: pero Salamanca decía: "El<br />
glorioso Santo Fr. Juan de Sahagún, de la Orden del Sagrado Doctor San Agustín,<br />
residió en esta ciudad de Salamanca la mayor parte del tiempo que vivió; y<br />
por haber gozado del ejemplo de su vida, y del fruto de su doctrina, y de los<br />
grandes milagros que á vista de esta ciudad hizo en vida y muerte, es muy grande<br />
la devoción que con él tiene; y así fué infinito, el contento que recibió con la<br />
singular merced que Vuestra Santidad nos hizo de beatificarle, y dar licencia para<br />
que se rezase del su día en su convento de San Agustín; y luego le recibió esta<br />
ciudad por su Patrón, protector y especial abogado, y se obligó con voto perpétuo<br />
de guardar su día y celebrar su fiesta. Y ahora humildemente suplicamos á<br />
Vuestra Santidad, se sirva de mandar se prosigan y acaben las diligencias de su<br />
canonización, para que en los tiempos felicísimos de Vuestra Santidad, gocen estos<br />
reinos y toda la cristiandad de este bien y merced que tanto desea" 3 .<br />
Pero sobre todo, escúchese la instancia de la celebérrima Universidad. "Muchas<br />
cosas ilustran la Universidad de Salamanca (á quien desde sus principios<br />
hasta estos tiempos, en que Vuestra Santidad la hace mil mercedes y favores, ha<br />
aumentado la Sede Apostolica), y principalmente haber criado en sus estudios al<br />
santo varón<br />
1 Antolínez: Vida de San Juan de Sahagún, cap. LXIII, pág. 620.<br />
2 Antolínez: id. id., pág. 621.<br />
3 Antolínez: pág. 632.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 209<br />
Juan de Sahagún, que de nuestro Colegio Mayor de San Bartolome fué recibido<br />
en el insigne convento de San Agustín, donde resplandeció en santidad de<br />
vida, excelencia de doctrina y continuación de la predicación evangélica; de<br />
suerte, que no sólo puso en paz esta ciudad, bañada entonces en sangre por los<br />
bandos que en ella había, pero aun redujo á toda España á mejor manera de vivir.<br />
Su cuerpo está en la iglesia del mismo convento con mucha veneración, ilustre<br />
por tantos y tan grandes milagros, que los católicos Reyes D. Fernando y D. Isabel,<br />
y sus sucesores Carlos V Emperador, y Felipe II, con continuos ruegos han<br />
suplicado por su canonización á la Silla Apostólica, y, últimamente, Felipe III,<br />
con cuyos ruegos movido Vuestra Santidad (beatísimo Padre) hizo tan grande<br />
merced á estos reinos, como fué beatificar este santo varón, dando licencia se rece<br />
del, y diga misa á doce de junio. Esta merced singular tiene por suya esta<br />
Universidad de Vuestra Santidad, y por tal la reconoce, y en fe de esto con ánimo<br />
agradecido hizo fiesta para siempre su día, juntamente con la ciudad de Salamanca,<br />
la cual recibió por Patrón al Beato Juan de Sahagún. Y así postrados á<br />
los pies de Vuestra Santidad, humildemente pedimos que no permita que sean en<br />
vano nuestros ruegos, honrando esta Universidad con tan insigne merced, dando<br />
fin á este negocio dichosamente, como Vuestra Santidad lo empezó, canonizando<br />
á este beato varón; que será gloria de Dios, confusión de los herejes, provecho<br />
de la Iglesia y honra de esta Universidad de Vuestra Santidad, á quien Dios<br />
nos guarde para bien de su Iglesia por largos años. Salamanca, Abril 13 de<br />
1603" 1 .<br />
En vista de tan ardientes y reiteradas instancias, el 15 de Octubre de 1603, oída<br />
la Sagrada Congregación de Ritos, extendió Su Santidad Clemente VIII el<br />
Breve del rezo y misa en honor del Beato Sahagún á todo el Instituto Agustiniano.<br />
Y en 24 de Noviembre del 1603, á petición del Duque de Osma y Catalina de<br />
Zúñiga, Condesa de Lemos, hizo igual merced el mismo Papa Clemente á la ciudad<br />
de Salamanca y villa de Sahagún, patria del Santo, y la villa de Cea, de su<br />
madre.<br />
Pero a poco descansó en paz Clemente VIII, sin resolver tan alto<br />
1 Antolínez: pág. 634.
210<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
asunto, y lo mismo Leon XI, á quien sucedió Paulo V, por ordenación del<br />
cual se instruyeron nuevos procesos con autoridad apostólica en Salamanca y<br />
Sahagún en 1622 y 1623.<br />
Y este minucioso y auténtico proceso había de trocarse en el más elocuente<br />
testimonio de las señales que el cielo daba, rodeando de esplendorosa aureola al<br />
bienaventurado agustino. Allí nuevos documentos de escritores, y deposiciones<br />
de innumerables testigos, deshechos todos en lenguas, enarrando virtudes y milagros<br />
del Beato, no limitándose los elogios á los moradores de Salamanca, sino<br />
que hasta de milagros perpetrados en Braga, recogidos y confirmados por el Sr.<br />
Arzobispo Agustín de Jesús, de nuestra Orden (1606), hallo que se atestigua en<br />
el mencionado proceso remisorial y de autoridad apostólica.<br />
¿Qué hablo yo de límites en las aclamaciones al bienaventurado de Sahagún!<br />
¡Si por todo el orbe se proclamaban sus milagros!<br />
Hemos admirado los altos designios de Dios en acrecentar la gloria de su rendido<br />
siervo, y extender su fama y veneración no sólo por los lugares que santificó<br />
en vida, para todos los cuales pedían sus reliquias sagradas, recibiéndolas entre<br />
vítores fervorosos y estimándolas á par del alma, sino para otras regiones<br />
apartadas donde quiera moraban sus devotos y le nacían entusiastas biógrafos y<br />
cantores, como Armendáriz en Salamanca y Mariz en Lisboa, enalteciendo todos<br />
las bondades de su querido Santo, y correspondiendo éste con nuevos y múltiples<br />
milagros á las súplicas de sus admiradores.<br />
Los estudiantes que de distintas partes de la tierra acudían entonces á Salamanca,<br />
emporio del saber y luminoso centro de todo linaje de enseñanzas, testigos<br />
ellos de las maravillas obradas en el sepulcro de San Juan, llevaban á sus<br />
países, como recuerdo de mayor estima, los milagrosos terrones de su sepultura,<br />
y así, por todas las comarcas del mundo civilizado, se difundía el afecto al taumaturgo<br />
salmantino.<br />
Pero además, por divina ordenación, se dilató en más amplios espacios el santo<br />
nombre de Sahagún.<br />
Con el propósito de atender á los gastos necesarios de su proceso, se había<br />
mandado á América al intrépido P. Diego Salmerón, quien con el placer que experimentó<br />
en tan molesta jornada, decía que toda
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 211<br />
su larga embarcación le había parecido atravesar el Guadalquivir, en plácida<br />
tarde, á orillas de la encantadora Sevilla. Se llevó de España un lienzo con la<br />
imágen de San Juan de Sahagún; y llegado al Perú, los Padres Agustinos de Lima<br />
lo colocaron en precioso altar y dedicaron solemnes fiestas.<br />
Al punto comenzó el Santo á derramar á manos llenas el tesoro de sus bendiciones<br />
por aquel moderno y ancho mundo, y según refiere el cronista Antonio<br />
Calancha 1 y su continuador el P. Bernardo Torres 2 , no se podía encerrar en los<br />
límites de sus crónicas la serie inenarrable de prodigios obrados por la intercesión<br />
del siervo de Dios. El mismo P. Salmerón, contó en Toledo al historiador de<br />
estos hechos, Castelblanco, que era cosa de estar todos los días repicando á milagro<br />
las campanas del convento 3 .<br />
Y allí transcribe las curaciones milagrosas ot<strong>org</strong>adas á varios sujetos que<br />
nombra, y señaladamente recuerda, cómo en la pestilencia que en 1614 dominó<br />
en el Perú, llevándose la imagen del Santo por los pueblos, volvía la serenidad á<br />
los elementos y la salud apacible á los hombres, y unos y otros enfermos sanados,<br />
tropezándose en las calles y el templo, pregonaban sin cesar milagros del<br />
Santo.<br />
No hubo familia ni casa en la ciudad de Cuzco que no participase de sus extraordinarios<br />
favores, escriben los cronistas; por lo que en todas las viviendas<br />
campeaba la imagen del Bienaventurado Padre Juan de Sahagún. Agradecida la<br />
ciudad a mercedes tan maravillosas, aclamó al Santo por su patrón y abogado,<br />
haciendo voto de celebrar su día perpetuamente.<br />
Lo mismo acaeció en Arequipa, donde también, ciudad y cabildo, reconocidos<br />
á los favores sin cuento de San Juan, le votaron por su celestial Patrono.<br />
Fueran necesarios muchos libros, dice Calancha, para narrar sus maravillas;<br />
pero es de conmemorar lo sucedido en Misque, según el citado Padre Torres.<br />
Apretados sus vecinos de la peste, echaron suertes para acordar el nombre del<br />
Santo que habían de invocar en su desgracia, y les salió tres veces al de Juan de<br />
Sahagún, no habiéndole<br />
1 Lib. II cap. XXXVII.<br />
2 Crónica del Perú, pág. 263.– Citados por Castelblanco, cap. LXVI y LXVII.<br />
3 Virtudes y milagros,,etc., pág. 450.
212<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
admitido la primera ni la segunda vez por no haber Cofradía del Beato Juan<br />
que sufragara los gastos de la fiesta…; á la tercera vez se mostraron más generosos,<br />
é invocaron al bienaventurado Juan de Sahagún, no sin hartura de alegría<br />
por cierto, porque él fué el iris de su salud, ahuyentando la peste de todos aquellos<br />
contornos.<br />
Cuando el nuevo proceso y la fama de tanta maravilla llegaban á Roma, la<br />
Santidad de Urbano VIII se sirvió publicar especiales decretos relativos á la beatificación<br />
y canonización de los Siervos de Dios, haciéndolas más arduas y difíciles,<br />
y erizándolas de amplias y exquisitas investigaciones, señalando los trámites<br />
por que, según que el venerable se le hubiera tributado culto en lo antiguo, o<br />
no, debían pasar sus causas, y prohibiendo en lo sucesivo venerar á nadie sin facultad<br />
pontificia. Tratóse, pues, de amoldar la antigua causa del Beato Juan de<br />
Sahagún á los nuevos decretos; y así el Papa Inocencio X expidió el decreto de<br />
reasunción de la causa para la canonización del Beato, declarando que se había<br />
prestado y se le prestaba culto por virtud de Indulto Apostólico, y por tanto que<br />
este caso se hallaba inter exceptos en los decretos de Urbano VIII Super non cultu.<br />
El mismo Papa, en 18 de Febrero de 1647, concedió el rezo del Beato Juan de<br />
Sahagún al Arzobispado de Burgos, al cual ilustre Cabildo había pertenecido el<br />
Santo. Desde entonces siempre aquella iglesia Catedral celebró fiesta solemne de<br />
su antiguo y venerable miembro 1 .<br />
Clemente IX confirmó el decreto de la Sagrada Congregación de 1668 disponiendo<br />
que, en virtud de haber sido aprobados los antiguos procesos sobre las<br />
virtudes, podía procederse al examen de lo concerniente á los sucesos posteriores<br />
á la veneración permitida. Y Clemente X, en la Congregación celebrada en<br />
su presencia el 18 de Marzo de 1672, aprobó el informe de los Emmos. Cardenales<br />
sobre que, posteriormente á la veneración concedida al Beato, continuaba la<br />
fama de santidad y devoción de los pueblos la voz de los milagros, y que, elegidos<br />
entre muchos ocho milagros, dos de ellos se declararan indudablemente concluyentes<br />
y manifiestos.<br />
1 A esta fiesta asistían los religiosos agustinos y los colocaban entreverados con los señores capitulares.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 5 213<br />
El primero acaecido á Isabel Gómez de la Roca 1 ; la cual como padeciera de<br />
un cáncer en el pecho había medio año con bulto muy crecido, y de otro además<br />
debajo del brazo al costado izquierdo y cerca del corazón, los dos incurables á<br />
juicio de los médicos, prefiriendo ella antes morir que dejarse amputar los pechos,<br />
como hubiese visitado el sepulcro del Beato Sehagún é invocado su patrocinio,<br />
confesando y comulgando, y aplicándose varias veces sus reliquias, á la<br />
mañana siguiente, repitiendo la súplica al Beato, se encontró sana é incólumne,<br />
libre de los dolores agudísimos que antes la atormentaban, y sin rastro ni huella<br />
alguna de la molestísinia y cancerosa dolencia.<br />
El cuarto de los propuestos se verificó en Manuel del Castillo 2 , que andaba<br />
giboso hacía tres años por ruptura de la espina dorsal, á causa de haberse caído<br />
de una escalera en muy temprana edad; el cual, precisado á andar encorvado<br />
medio cuerpo, y con una mano en las rodillas y bastón en la otra, se cayó con<br />
violencia cierta vez que quiso andar erguido; mas llevado por su madre al sepulcro<br />
del Beato para hacerle una novena, salió de allí curado de vehementísimos<br />
dolores y completamente sano, consolidadas las vértebras rotas y las piernas<br />
bien fortalecidas, tanto, que con el bastón en alto corrió á todo escape á la casa<br />
materna; y por último, aun se le quitó la giba, después que su madre volvió á<br />
acompañarle á la capilla del Santo y oyó el último evangelio de la misa, no quedándole<br />
otra huella, quizá para recuerdo, que el hueso levantado allí donde había<br />
tenido la giba 3 .<br />
Por lo que, oído el Promotor de la Fe y demás consultores, la Sagrada Congregación<br />
informó al Papa que podía proceder á la solemne canonización cuando<br />
así lo estimase oportuno. Pero muertos Clemente X é Inocencio XI, sin pasar á la<br />
apetecida declaración, se redoblaron las instancias de los reyes, príncipes, prelados,<br />
iglesias, monasterios<br />
1 Hija legítima de Diego y María, naturales de Jarandilla, en el Obispado de Plasencia, pero que<br />
desde los 10 años vivía en Salamanca, y á la sazón del milagro, en 1622, habitaba en la calle Empedrada,<br />
era soltera y de 42 años de edad.<br />
2 Hijo de Domingo Palomeque y Ursula de Medina, vecinos de Salamanca. El caso ocurrió en 1613,<br />
y la desaparición de la excrecencia dorsal en la Pascua dc Resurrección de 1614.<br />
3 Harto sentimos extractar tan concisamente estos dos milagros, ricos en extraordinarias circunstancias,<br />
y que fueron los dos aprobados por la Santa Sede, conforme dejamos advertido.
214<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y colegios. Alejandro VIII celebró el Consistorio secreto de Cardenales pidiendo<br />
su parecer para dicha canonización, que fué favorable. Y en otro público<br />
Consistorio, asistiendo además los Patriarcas y Obispos residentes en Roma, leído<br />
el resumen de sus virtudes heroicas y milagros estrepitosos, se obtuvo igual y<br />
feliz éxito. Ordenadas entonces las rogativas y ayunos para pedir todavía á Dios<br />
luz y acierto, convocó Su Santidad el último Consistorio semipúblico, compuesto<br />
de los Emmos. Cardenales, los Patriarcas, Arzobispos y Obispos que se hallaban<br />
en Roma, presentes los Notarios de la Santa Sede y Auditores de las causas<br />
del Palacio Apostólico, y de cuanto se expuso y relató, se votó unánimente que<br />
la canonización del Beato Juan de Sahagún redundaría en grande gloria de Dios<br />
y esplendor de la Iglesia católica.<br />
Y estando todo cumplido, cuanto los sagrados cánones y decretos apostólicos<br />
exigen para estas gravísimas causas, señaló el Padre Santo el 16 de Octubre de<br />
1690, segundo de su Pontificado, para proceder a la tan suspirada canonización.<br />
Lo que, gracias a Dios, tuvo lugar en dicho día con toda pompa y magnificencia,<br />
declarando el Vicario infalible de Jesucristo que el bienaventurado Juan de<br />
Sahagún era Santo, y que por tanto debía ser venerado en toda la Iglesia católica.<br />
Al propio tiempo canonizó Su Santidad a los santos Lorenzo Justiniano, Juan<br />
de Capistrano, Juan de Dios y Pascual Bailón: ¡tres santos de España!<br />
Fallecido Alejandro VIII el día 1.º de Febrero de 1691, publicó la Bula de canonización<br />
su sucesor Inocencio XII el 15 de Julio de 1691, la cual contiene<br />
cuanto en este capítulo dejamos anotado".<br />
Como final consignaremos que por Decreto de la S. C. de Ritos, de fecha 13 de<br />
Diciembre de 1691, la fiesta de este gran Santo fué elevada a la categoría de 2.ª<br />
clase con octava 1 .<br />
1 Arch. gen. carp. A.
ARTÍCULO VI<br />
El P. Fr. Andrés de San José, Londera.<br />
Sumario: Vicario Provincial de la Candelaria.– Trabaja por conservar el hospicio de Bogotá.–<br />
Una cita importante.– Otros documentos a su favor.– Definidor Provincial.– Más oficios<br />
de importancia.– Ultimos actos de su vida.– Un Capítulo Intermedio de Provincia.<br />
Difícil situación para un historiador es quedarse desorientado y sin materia apta<br />
para retratar por entero a los personajes dignos de memoria. Como se ha podido<br />
ver, el radio de acción a que se extienden los asuntos de esta obra está circunscrito<br />
por seis o siete conventos; y los hechos de los biografiados todos salen como vaciados<br />
en el mismo molde: vida conventual, vida de misionero en las ciudades o en las<br />
lejanías de los desiertos y nada más. A esto agréguese el carecer de datos pormenorizados,<br />
el tener que apelar a conjeturas, que, para que sean buenas, deben estar<br />
revestidas de severisimas leyes, y por consiguiente tendremos que resignarnos a<br />
poseer una historia defectuosa cuando la podíamos tener brillantísima.<br />
Alguien podrá admirarse de que todos los religiosos cuya vida traemos fueran<br />
prelados, mayores o menores, y de que figuren pocos en calidad de Hermanos legos;<br />
ha de saberse, sin embargo, que reputamos como grande argumento de virtud<br />
el ver a un religioso reiteradas veces sublimado con los honores del gobierno; e<br />
inducimos que ese religioso no sería inobservante cuando lo ponían al frente de las<br />
comunidades, para que fuera, como encarga nuestro santo Padre, ejemplar de todas<br />
las virtudes. Así se explica el que algunos de nuestros biografiados aparezcan recargados<br />
de prelacías, a falta de otros más positivos argumentos.<br />
En la vida del P. Andrés de San José Londera, que nos hemos propuesto delinear<br />
en este año de 1691, veránse cumplidas, en parte, las
216<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
reflexiones que acabamos de hacer. El nombre de este Padre produce el efecto<br />
de un perfume escondido entre los legajos y volúmenes de un archivo; el olor de su<br />
virtud lo compenetra todo; es imposible dudar de su existencia. En todos los claustros<br />
de la Provincia de la Candelaria dejó vestigios de su paso; en todas las empresas<br />
de su época se notan partículas olorosas de su virtud: su nombre hallámoslo<br />
dondequiera; pero ¿de qué pueblo era? ¿Cómo fué creciendo en virtudes? ¿Dónde<br />
están los detalles íntimos de su existencia? Muy poco sabemos; sin embargo, no por<br />
eso dejaremos de anotarlo aquí, ya para que nos estimulemos a indagar lo que falta,<br />
ya para que nos sirvan de ejemplo sus hechos. Este con que comienza su vida pública,<br />
es a saber, el celo por la gloria de la Orden, que demostró impidiendo que el<br />
brazo secular demoliera el hospicio de Santa Fe, lo honra muy mucho. Porque la<br />
verdad es que el P. Fr. Andrés se nos exhibe en lo poco que de él sabemos como<br />
amador de su Orden y como celoso del bienestar temporal de los religiosos y de la<br />
observancia de sus Constituciones.<br />
Así, pues, cuando, en virtud de intrigas palaciegas se ordenó la demolición del<br />
hospicio bogotano en el año 1655, era Vicario Provincial de Tierra Firme nuestro<br />
Fr. Andrés.<br />
En su lugar propio está anotado cuándo y cómo se estableció en Bogotá nuestra<br />
casa. En ella, sin degenerar de sus fervorosos comienzos, prosiguieron los antepasados<br />
atendiendo al fomento del culto y bien de las almas, en cuantas maneras les<br />
permitían las circunstancias de lugar y tiempo; pues sabido es que a poco de haberla<br />
abierto, tuvieron que cambiarla por otra consultando con la conveniencia, y que<br />
dicho hospicio no recontó abundancia de sujetos; a pesar de lo cual, su vivir fué<br />
ejemplarísimo siempre: y por más que se desafíe a la historia, no podrá descubrir un<br />
borrón contra ellos, ni como conventuales ni como misioneros ni como escritores y<br />
operarios de la enseñanza escolar.<br />
Esta fundación tenía licencia del Arzobispo y del Presidente de la Audiencia,<br />
pero edificada como fué en tiempos en que no bastaban solos estos requisitos, adolecía<br />
de un vicio que minaba sus cimientos; se necesitaba licencia del mismo rey:<br />
disculpa tenían los fundadores, pues el hospicio se había establecido poco tiempo<br />
después de
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 217<br />
haberse promulgado la cédula real sobre nuevas erecciones de conventos, y<br />
quizá desconociesen la nueva tramitación, pero lo cierto es que los religiosos padecieron<br />
más de la cuenta con lo que sucedió en este año y lo trae el P. Diego de Santa<br />
Teresa 1 . "El caso fué así: El licenciado Juan de Mena, Fiscal del Real Consejo de<br />
Indias, hizo relacion á Su Majestad, que no obstante Cédula dada en postrero de<br />
Diciembre de 1635 en que se manda, que no se funde sin licencia, y que se demuelan<br />
las Casas que se han levantado sin esta solemnidad, se veían algunos Hospicios<br />
nuevamente edificados; por lo qual, consideraba necessario, que los Virreyes, Oydores<br />
y Ministros pidiessen las Cedulas obtenidas á las Religiones y que se mandassen<br />
observar estas Ordenes Reales. El Deán y Cabildo de la Ciudad de los Reyes,<br />
que decimos Lima, en las Provincias del Perú, representó también á Su Magestad<br />
que avia en ellas gran numero de Conventos, y que en algunas Ciudades, se<br />
hallaban mas Religiosos, que vecinos (¡!), donde se multiplicaban con titulo de<br />
Hospicios, erigiendo Iglesias con Torres y Campanas; por lo cual le suplicaban se<br />
demoliessen los que estaban erigidos sin licencia, cometiendo al Arzobispo, y Virrey<br />
su puntual execución; y lo mando assi Su Magestad á 18 de Setiembre de<br />
1653. A 28 de Setiembre, del siguiente año, se obedeció en la Ciudad de Santa Fe<br />
dicha Cedula, dando la Real Audiencia provisión, para que los Superiores de su<br />
jurisdicción declarassen qué Casas tenian y qué licencias para averlas fundado; cometiendo<br />
su execución á Don Bernardino del Prado Beltrán de Guevara, Oydor el<br />
más antiguo.<br />
Era Vicario Provincial de Tierra Firme el P. Fr. Andres de San Joseph, á quien<br />
se notificó dicha provissión á 21 de Enero de 1635. Mas como á 12 de Abril aun no<br />
avian dado razon los Superiores de las Fundaciones, proveyó Don Bernardino que<br />
dentro de dos días que señalaba por termino peremptorio, respondiessen, y que<br />
donde no, dispondría lo más conveniente; y assi se lo notifico á 21 de Abril Pedro<br />
Bustamante al dicho Vicario Provincial Fr. Andrés de San Joseph. Respondió, pues,<br />
entregando el origen de la Fundación: hizo constar el fruto, que los religiosos habían<br />
hecho y lo mucho que en la Ciudad<br />
1 Crón., III, núm. 687 y sigs.
218<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
se les avian aficionado: assimismo manifesto los informes, que dieron a Su<br />
Magestad el Presidente, Oydores, Arzobispo, y Cabildo eclesiastico, y Secular, y<br />
demás vecinos, con los quales (informes) el Padre Fray Francisco de la Resurreccion<br />
avía venido á España, donde solicito, no solo que fuesse Hospicio, sino Convento:<br />
y que teniendo esto en buen estado, murió, conque por entonces cesso dicha<br />
pretension; pero que N. P. Vicario General solicitaba lo mismo, y esperaba en breve<br />
la aprobacion del Rey; por lo cual suplico se sobreseyesse en aquellas Provincias<br />
hasta venir de la Corte la resolucion. Dixo tambien que dicho Hospicio era para el<br />
recogimiento de los Religiosos que acudian a estudiar del Convento de la Candelaria:<br />
añadiendo, que aunque en Tunja avia una Casa en la cual habitaban Religiosos,<br />
era esto por orden de la Ciudad, para que cuidassen de la Ermita de San Laureano,<br />
la qual servía también de Enfermeria para los Religiosos de el Desierto de la Candelaria<br />
por no aver alli Medico ni Botica; por lo qual no podia comprehenderse en<br />
la prohibicion de la Real Cedula.<br />
Comparecieron luego ante la Real Audiencia por si, y en nombre de los demas<br />
vecinos Juan Ruiz Cerceño, Nicolás Rodriguez, Juan de Nogales, Christoval Garcia,<br />
y Juan Barréto, los quales representaron la mucha asistencia de nuestros Religiosos,<br />
y que sin ella avían de padecer muchos desconsuelos; que avía muchos pobres<br />
que por no tener vestido no oirian alli Missa si no estuviera alli nuestro Hospicio;<br />
que los Religiosos de él los assistian en sus necessidades y que les enseñaban<br />
por caridad con repetidos sermones; por lo qual suplicaban no se permitiesse la<br />
demolicion hasta que se infomasse de todo á su Majestad. Las misma suplica hizo<br />
Don Juan Cortés Vasconzelos, Procurador General de la Ciudad, por lo que toca al<br />
bien publico; alegando, que Justicia, Cabildo y Regimiento estando en Ayuntamiento,<br />
conocieron y acordaron las conveniencias espirituales, que se han seguido y<br />
siguen a los Vecinos del Barrio en que está el Hospicio, pues en él, no hay otra<br />
Iglesia ni Convento donde puedan acudir para confessarse, y que los Religiosos a<br />
todas horas los assisten con gran caridad; por lo cual pedía se suspendiesse la demolición<br />
de dicho Hospicio, porque esperaba, que su Magestad daría licencia para<br />
su conservacion enterado de la utilidad que se seguía de él. El Bachiller Pedro Rodriguez<br />
de Santisteban, Fiscal Eclesiástico y Capellán de Coro de
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 219<br />
la Cathedral, corroboró la misma súplica, con razones muy honrosas á nuestra<br />
Reforma. A lo que coadyuvaron el Doctor Don Fernando de Castro y el Doctor Don<br />
Juan Gonzalez, Curas Rectores de la Santa Iglesia Cathedral de Santa Fé; representando,<br />
que obligados de sus conciencias y oficios afirmaban, que dichos Religiosos<br />
nuestros eran de mucho util, y provecho a los Feligreses de dicha Cathedral, que<br />
por ser tan pobres y desnudos no oian Missa en otra parte; y que por esta causa,<br />
todos los años daban licencia para que en dicho Hospicio cumpliessen con la Parroquia:<br />
lo qual, si le constara al Rey, sin duda no quedaria comprehendida en la Real<br />
Cedula su demolicion, por ser su existencia tan del servicio de Dios, y que si ahora<br />
se demolia, despues se aumentarian los gastos para volverlo a levantar. En vista de<br />
esto, se mando recibir informacion que se cometió á Don Diego de Baños y Sotomayor,<br />
la qual se hizo ante Don Pedro de Leon, Receptor de la Real Audiencia, y<br />
declarando en ella lo principal de todos los estados de aquella Ciudad, resulto que<br />
todos concordes aseveraron con juramento el buen ejemplo y santidad notoria de<br />
nuestros Religiosos, que por no tener haciendas, y sustentarse solo de limosnas, no<br />
paraban perjuicio a la Real Hacienda, ni a las Rentas Decimales; que la vecindad<br />
del Hospicio era la mas numerosa, y pobre, a quien assistian los Religiosos con la<br />
mayor puntualidad en cuantas necessidades espirituales se suelen ofrecer, la qual<br />
careceria de este consuelo si se quitaba el Hospicio, y que apenas en todo el Reyno<br />
habra otro Convento mas util y necessario. A mas de esto, en 17 de Agosto de 1658<br />
los Vecinos de Santa Fé escribieron Carta a su Magestad en que firmaron ochenta y<br />
siete personas de lo mas noble de ella suplicandole que conservasse dicho Hospicio<br />
alegando los motivos mencionados".<br />
En el archivo general 1 encontramos algunos documentos sobre esto, los cuales<br />
omitimos, exceptuando el siguiente, en que figuran las firmas de los personajes más<br />
notables de Santa Fe:<br />
"Señor: No cumpliéramos con la obligación de vasallos leales de Vra. Magd.<br />
si el gozo que está en nuestros corazones por el feliz nacimiento del Serenísimo<br />
Príncipe Don Phelipe quinto nuestro Señor no le manifestáramos dando a Vra.<br />
Magd. los parabienes y pidiendo a<br />
1 Carp. F.
220<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
la Divina le guarde dilatados siglos para amparo de toda la Christiandad =<br />
Demostración también es de lealtad gozo pedir a Vra. Magd. en esta ocasión<br />
mercedes justas y en causas piadosas. = Veinte y cuatro años ha que asisten en<br />
esta ciudad los Religiosos descalzos de San Agustín en un hospicio que aun no<br />
teniendo comventualidad hemos experimentado en los que han asistido tan grande<br />
observancia y modestia y tanta caridad en acudir a todas horas a las confesiones<br />
de los enfermos y a todo lo más que dispone su estatuto que muestran muy<br />
bien profesan y viven con pobreza evangélica, y hallándonos con desconsuelo de<br />
no verlos con fundación permanente y por la falta que harán para el provecho<br />
espiritual que solicitan especialinente a todo el común de los pobres a quienes<br />
asisten con mayores esmeros. Pedimos a Vra. Magd. con todo rendimiento se<br />
sirva de hacer a toda esta república merced de conceder licencia a dichos Religiosos<br />
para que conformándose con su estatuto puedan fundar Comvento en esta<br />
Ciudad, pues, habiéndose sustentado en ella sin tenerle tantos tiempos sin daño<br />
alguno del patrimonio aun mejor se sustentarán teniéndose pues con su proceder<br />
religioso obligan y mueven a todos a que les socorran con continuas limosnas<br />
bastantes a que se puedan sustentar; y teniendo la licencia se alentaran muchos a<br />
hacer mayores socorros, y Vra. Mag, tendrá estos capellanes más que pidan a la<br />
divina la vida y felices sucesos de Vra. Magestad y del Serenísimo Príncipe Nxo.<br />
Señor que teniéndole por medio y amparo de súplica nos prometemos muy segura<br />
la merced de la liberal y piadosa mano de Vra. Magd. cuia catholica R persona<br />
güe Dios como la Christiandad ha menester. Santa Fe y Agosto de 1658".<br />
Todo lo cual, que habla demasiado claro en favor de nuestro Instituto y del P.<br />
Fr. Andrés, Vicario Provincial, valió para que tuviese efecto suspensivo la Cédula<br />
Real y no se procediera a la demolición del hospicio. En verdad que merece este<br />
Padre se consignen la prudencia con que se manejó en la época de la persecución,<br />
los empeños que hizo por defender la buena causa, las simpatías de que gozaba en<br />
Bogotá, la calidad de amigos y bienhechores que tenía y las diligencias tan oportunas<br />
y tan perfectamente combinadas que puso en juego como Vicario Provincial de<br />
aquella familia recoletana.<br />
Después encontramos al mismo Padre desempeñando un cargo que
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 221<br />
arguye grandes méritos. Era el año 1660 cuando en España expidieron a su favor<br />
el nombramiento de Definidor provincial, o sea cuando estos conventos fueron<br />
elevados a la categoría de Provincia. Al principio de toda institución, cuando se<br />
esperan grandes acontecimientos y actúa vigoroso el nervio de la disciplina y se<br />
propone observar escrupulosamente la Regla, entonces suelen ocupar las prelacías<br />
aquellos sujetos de más importancia que hay en el cuerpo moral. Uno de éstos fue<br />
el P. Fr. Andrés, que desempeñó la Definitura de Provincia, en el cual oficio debió<br />
de portarse correctamente durante el trienio, y ser su consejo de no poca monta,<br />
porque en el segundo Capítulo Provincial de 1666, quedó nombrado otra vez Definidor<br />
provincial. Luego después, como se celebrara el Capítulo de 1669, quedó<br />
agraciado con el honor del Priorato de Santa Fe. Aburrido estaba de vivir en las<br />
alturas, ansioso de soledad, y por esto renunció el cargo y bajó al lugar donde le es<br />
más fácil al espíritu encontrar a Dios pródigo de consuelos. A contar del año 1670 a<br />
1673 en la vida de este Padre hay una tregua de reposo, es decir, un lapso de tiempo<br />
en que viviendo él para Dios y para sí consiguió para su Orden, por medio de la<br />
plegaria, los más ricos tesoros. La oración es omnipotente. Oratio justi clavis est<br />
coeli, dice N. P. San Agustín. La oración del P. Andrés fué, pues, una llave con la<br />
que abrió los graneros de la bienaventuranza, cuya mies hartó de paz a los moradores<br />
de estos claustros; el Padre negociaba para sus hermanos con Dios a solas, en el<br />
retiro de su celda, no pequeños bienes, y más lucraba con la oración que con gobernar<br />
ejemplarmente a sus hermanos.<br />
Pero por algo le permitía Jesucristo una tregua en el goce de su humildad: allá<br />
en las oficinas del Vicariato General tratábase de nombrar un Visitador para la Provincia<br />
de la Candelaria; y ese Visitador General, que supiera poner las cosas en su<br />
punto y que examinase los procederes de súbditos y prelados, había de ser el P.<br />
Andrés. Argumento fehaciente de su religiosidad, cargo tan delicado y de tan grandes<br />
alientos, y mayor argumento de lo mismo el haber desempeñado su obligación<br />
con grandes provechos. ¿Qué podía desear él sino la reforma de las costumbres?<br />
¿No amaba a su Instituto como lo amaron los mejores hijos de Agustín? Elegido<br />
por aquel famoso Vicario General P. Fr. Roque de Santa Mónica, que tanto se distinguió
222<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en virtud y letras, tenía que corresponder a la confianza en él depositada; así es<br />
que su visita resultó como una infusión de vida en el <strong>org</strong>anismo de la Provincia. No<br />
tuvo malas inteligencias con nadie; improbó aun algunos hechos de ciertos Provinciales,<br />
bien que procedieron de ligereza y con loables fines. Extendió varios autos<br />
que por sí solos revelan el corazón estrictamente recoleto de su autor. En Bogotá<br />
tuvo desde principios de Enero de 1673 hasta últimos de Septiembre de 1674 como<br />
Visitador su residencia.<br />
Habiendo cometido a satifsacción de todos esta delicadísima comisión, tuvo a<br />
bien el Capítulo intermedio de 1675 nombrarlo Vicario Prior de Cartagena. Tomó<br />
posesión del oficio, pero ignoramos con qué objeto estaba en Bogotá, a fines de<br />
este año, pues vemos su firma en una consulta conventual. Al siguiente tocóle por<br />
elección del Capítulo el Priorato de Panamá. Aceptó contra toda su voluntad, mas<br />
luego, agobiado por la pesadumbre de la cruz, pidió lo exonerasen; y, como temiera<br />
disgustar el P. Provincial a tan humilde religioso y se compadeciera de él, aceptóle<br />
la renuncia. Y vivió retirado y se dedicó a los ejercicios piadosos y al estudio, y se<br />
ocupó en confesar en nuestras iglesias y en las extrañas, y se ejercitó en los quehaceres<br />
más modestos, porque por ese camino lo llevaba el Espíritu Santo que todo lo<br />
dispone con sabiduría.<br />
Llegó por fin el tiempo del Capítulo de 1680; reuniéronse los vocales en El<br />
Desierto, imploraron la acción del Espíritu Santo, procedieron al escrutinio, y un<br />
nombre resonó luego investido de la autoridad provincial; el nombre de un Padre<br />
que nunca había querido ser superior, y que cuando lo había sido renunciaba cuanto<br />
antes podía, ya que solamente ansiaba vivir ignorado de todos: el P. Andrés Londera<br />
de San José.<br />
La primera ocupación de este santo varón consistió en reformar la disciplina,<br />
alentar a los pusilánimes, cuidar de los enfermos, imponer a otros la observancia y<br />
observarla él con deleite. En 10 de Mayo del mismo año trató con los Definidores<br />
de establecer en Cartagena una casa en la isla de Jetsemaní, para aliviar la situación<br />
de los enfermos de la Popa; así como por otra parte procuró reprimir el abuso de<br />
que los coristas salieran a ejercer el oficio de limosneros y de que pernoctaran en<br />
casa de sus parientes no temió tampoco ser
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 223<br />
duro contra los que pretendían introducir ciertas modificaciones en el vestido<br />
usando ribetes y borlas en el sombrero y cierto género de calzado.<br />
Activísimo también se mostró en el asunto de la demolición del hospicio obviando<br />
los inconvenientes que entorpecían la salida del P. Procurador a los reinos<br />
de España. Cuánto sufriese el bendito hijo de San Agustín al ver anulados todos sus<br />
estuerzos por el bien de aquella casa, no es dable ponderarlo. Aquel que estimare a<br />
su Provincia como la estimaba el P. Andrés: aquel que se desviviere por el bien<br />
común como este Padre, podrá penetrar en el muy atribulado pecho de este Provincial<br />
y conocer la grandeza de sus dolores. Tanta fué, que llegó a enfermar gravemente.<br />
Por esta razón de la enfermedad y por aguardar un día y otro día con creciente<br />
afán el regreso del P. Procurador con las diligencias bien evacuadas para el<br />
restablecimiento del hospicio, no se celebró el Capítulo Intermedio que debía celebrarse<br />
en 1682, según la convocatoria hecha. Por desgracia, vino el P. Lucas sin los<br />
despachos favorables, por deficiencias en los poderes que le ot<strong>org</strong>aran en Santa Fe.<br />
Terminado felizmente el cuatrienio, ya pudo volver a meterse en la celda. Con<br />
todo, estuvo menos tiempo del que creía, porque habiendo fallecido el P. Provincial<br />
actual en Cartagena a 22 de Febrero de 1685, reunióse el Definitorio en Bogotá y<br />
reconoció por Rector Provincial al P. Andrés, primer Provincial Absoluto, el día 23<br />
de junio del propio año 1 . El fué, por lo tanto, el primero que ocupo el Rectorado<br />
Provincial en aquella Provincia; como si quisiera la divina Providencia que así sucediera,<br />
para que un varón celosísimo de su Orden, humilde y nada ambicioso, encabezase<br />
la serie de este género de prelados. Duróle tal empleo hasta el 22 de Abril<br />
de 1686 en que el Capítulo Intermedio nombró Rector Provincial al P. Fr. Juan de<br />
San Francisco 2 . No eligieron al P. Andrés porque estaba enfermo habitualmente por<br />
efecto de las grandes penalidades que se había impuesto en los viajes durante el<br />
tiempo de su visita y de su Provincialato. Mientras estuvo de Rector Provincial ni<br />
siquiera pudo visitar, como mucho lo deseó, los conventos de la costa marítima;<br />
1 Arch. prov. Libr. 1.º de Becerr.<br />
2 Ib.
224<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
empero, no desatendió este deber, pues nombró Visitador al gran Padre Fr. Lucas<br />
de San José, que acababa de llegar de España, y que, obtenidos poderes de nuevo<br />
para diligenciar la rehabilitación del Hospicio, iba otra vez a España 1 .<br />
Aquí ocurre preguntar: ¿cómo los Padres Capitulares eligieron Rector Provincial<br />
en el Intermedio si la Constitución no manda que se hiciese elección, sino está<br />
previsto quién debe suceder al Provincial difunto natural, moral o civilmente? Por<br />
lo que toca al P. Fr. Andrés, está descartado el caso, pues, aunque asistió al Capítulo<br />
Intermedio reunido en Bogotá, no se consideraba apto para cargo alguno a consecuencia<br />
de los achaques en su salud. Pero ¿por qué no le sucedió el designado por<br />
la Ley, sino que eligieron a otro? En virtud de una Patente que tenían en la Provincia<br />
desde el año 1668, dada por N. P. Vicario General, Fr. Roque de Santa Mónica,<br />
que es del tenor siguiente 2 :<br />
CERTIFICO yo Fr. Diego de San Augustin como Secretario nombrado como en<br />
el libro de Prouincia a fojas 27 esta un tanto De la Patente de N. M. R. Padre<br />
vicario General Frai Roque de Santa Mónica De el tenor siguiente.<br />
En conformidad de el Auto supra scripto ordenado y mandado Por N. P. Prou.<br />
y Diffinidores traslade y iscreui este tanto de la Patente que N. R. P. Fray Roque<br />
de Santa Monica Vicario General de la Congregación De España e Indias Delos<br />
Descalzos de N. P. San Augustin Despacho Aesta Provincia para que se observe<br />
y guarde y es De El tenor siguiente. =<br />
Fr. Roque Desanta Monica Vicario General De las Prouincias de España e<br />
Indias de los heremitas Recoletos Descalzos de la Primitiva observancia de N. P.<br />
San Augustin = Auiendo considerado el Estado y gouierno de Nuestra Provincia<br />
de Nuestra Señora De la Candelaria en las Indias De Tierra firme y Reconosiendo<br />
que el gouierno de Prouiencia Confirmada por tal Por (El Ssmo.) Padre Clemente<br />
octauo y que se hallan bien gouernados los Conuentos y Religiosos de<br />
Nuestra Provincia deseando como Deseamos y de facto Deseamos mas y mas<br />
augmentos Espirituales y Temporales para su<br />
1 Ib.<br />
2 Arch. gen. carp. F.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 225<br />
Consecusion por el tenor delas presentes con Consulta de nro. Diffinitono<br />
General ordenamos y mandamos. =<br />
Otro si por quanto por muerte de un Prouincial En qualquiera Prouincia llaman<br />
nras. Constituciones a los Padres Prouinciales Absolutos y quando no los ay<br />
a los PP. Diffinidores graduandolos para Rectores Prouinciales asta que los Vicarios<br />
Generales manden que prosigan o pongan de nuebo a quien mas les paresca<br />
conuenir. Atendiendo a la distancia y no poder tener breuemente auisso, Deque<br />
se pueden originar muchos inconuenientes, Usando de nro. derecho desde<br />
aora para entonces Ordenamos Y mandamos que si muriere El P. Prouincial que<br />
actualmente gouernare antes de el Capitulo yntermedio (que sera a los dos años<br />
Sauado Vispera De el Domingo tercero Despues de Resurreccion) Entre por<br />
Rector Prouincial el Religioso aquien ynmediata mente llamare la Constitucion<br />
asta el Capitulo intermedio diho, en el qual se Elegira Rector Prouincial a cuia<br />
Eleccion ande asistir sinco vocales que seran el P. Rector que si es Provincial<br />
Absoluto con los quatro Diffinidores actuales y sino hubiere Prouincial Absoluto<br />
y entrare alguno De los PP. Diffinidores se suplira el numero De los cinco Vocales<br />
de los Aditos que al Presente fueren, guardando el orden de sus precedencias<br />
De 1.º 2.º i 3.º Adito, y en caso que muera ntro. P. Prouincial actual Despues de<br />
el Capitulo Intermedio el Religioso a quien inmediatamente llamare la Constitucion<br />
para Prior Prouincial lo sera hasta el Capitulo Prouincial Proximo siguiente.<br />
Y declaramos que ntro. P. Rector Prouincial pueda ser nombrado de los otros<br />
sinco PP. a tento a que no nombra con propia auctoridad sino ntra. y en nro.<br />
Nombre y mandamos que asi lo expresen en el nombramiento que hicieren en<br />
ntro. P. Rector Prouincial = otro si & = En fe de lo qual dimos las presentes firmadas<br />
de ntro. nombre selladas con el sello maior de ntro. ofisio, refrendadas de<br />
nro. secretario en este Conuento de la Villa y Corte de Madrid en quatro dias de<br />
el mes de Marzo de mil seissientos y sesenta y ocho años = Fr. Roque de Santa<br />
Monica Vicario General = Por mandato de N. R. P. Vicario General Fray Francisco<br />
de San Joseph Secretario General = con cuerda con su original y esta fiel y<br />
legalmente sacado a que me remito en fe de lo qual Lo firme = Fr. Andres de<br />
San Nicolas, ss.° =
226<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
El qual tanto, esta fiel y Legalmente sacado y concuerda con su original a que<br />
me remito en fe de lo qual firme en Santafe en veinte y sinco de Abril de mil<br />
seiscientos y ochenta y seis.<br />
DIEGO DE SAN AUGUSTIN, Pro-secretario".<br />
Y en virtud de esta Patente generalicia, fué como verificaron la elección de que<br />
trata el acta siguiente, que también se conserva en el archivo de la Orden.<br />
"Certifico Yo Fray Diego de San Augustin, como Secretario nombrado de esta<br />
Prouincia de Nuestra Señora de la Candelaria de los Descalzos de N. P. San<br />
Augustin como en el libro de esta Prouincia a fojas sesenta y nuebe, esta un tanto<br />
del thenor siguiente.<br />
In Nomine Dni. nri. Jesuchristi, benedicti Amen. Anno a Natiuitate dni millessimo<br />
sexcentessimo octogessimo sexto: In Nro. Collegio Diui Nicolai de Tolentino<br />
Ciuitatis Santæ fidei, Noui regni Granatensis, huius Prouinciæ de la<br />
Candelaria, Excalceatorum S. P. N. Aug. Congregationis Hispaniæ et Indiarum;<br />
die vigessima secunda mensis Aprilis, celebratum fuit Capitulum medium, in<br />
quo præfuit R. A. P. N. Rector Prou. Frater Andreas a Sto. Joseph, et quatuor<br />
Diffinitores, scilicet, V. P. Prædicator Frater Joannes Dei, V. P. Prædicator Frater<br />
Joannes a Sancto Francisco, Theologiæque Lector, V. P. Frater Joannes a Sta.<br />
Maria, et deffectu V. P. Fratris Didaci a diuo Jacobo Diffinitoris, vicem gessit<br />
suplementi causa, R. P. N. Frater Andreas a Sto. Nicolao, theologiæ Lector, Diffinitor<br />
utpote antiquior Capituli Prouincialis proxime præteriti: qui onmes,<br />
absq.e præ iudicio Nrarum. Constitutionum in posterum; obseruata tamen ordinatione<br />
facta huic Prou.æ Stæ. Mariæ Candelaria in Indiis occidentalibus a R. A.<br />
P. N. Lectores theologiæ fr. Rocho a Sancta Monica, quondam dignissimo Vicario<br />
Generali totius Congregationis Hispaniæ et Indiarum, Nri. Sacri Ordinis, qui<br />
de consilio sui Diffinitorii Generalis, ut in prædicta acta latius patet, præcepit et<br />
ordinauit, ut quinque prædicti PP. non propria, sed a sua Rma. et de prædicto<br />
consilio sui Diffinitorii Generalis, authoritate optenta: Ob mortem Prouincialis<br />
proxime electi, in Capitulo medio congregati, ex quinque, vel ex superstitibus totius<br />
Prou.æ facultatem optineant, nominandi Rectorem Prouinciæ, qui Gubernium<br />
gerat, ad usque Prouinciale Capitulum. Obseruataque ad unguem præfata<br />
determinatione,
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 6 227<br />
authoritate Rmi. P. N. Vicarii Generalis, sui necnon Diffinitorii generalis, per<br />
suffragia secreta, et in scriptis: obseruatis tamen, tam sacrosancti Concilii tridentini,<br />
Nrarumque Constitutionum determinationibus, Nominarunt in Rectorem<br />
Prouinciæ, usq.e ad Prouinciale Capitulum R. P. N. Lectorem theologiæ Fratrem<br />
Joannem a Sto. Francisco, actualem Prou.æ Diffinitorem. Acta eodem die, manuq.e<br />
propria subscripta = Frater Andreas a Sto. Joseph, Rector Prou. = Fr.<br />
Joannes Dei Diffinitor = Frater Joannes a Sto. Francisco Diffinitor = Fr. Andreas<br />
a Sto. Nicolao Prou.lis absolutus, Loco Diffinitoris = El qual tanto esta fiel y legalmente<br />
sacado de su original aque me remito en Veinte y cinco de Abril del<br />
mismo año.<br />
FR. DIEGO DE SAN AUGUSTIN, Pro-secretario".<br />
Después, cuando regresó de España el P. Fr. Lucas de San José con la licencia<br />
corriente para la rehabilitación del hospicio de Bogotá, venía investido del cargo de<br />
Visitador General, y como notase en la celebración del Capítulo Intermedio alguna<br />
irregularidad originada de inexacta interpretación de la disposición dada por el P.<br />
Vicario General Fr. Roque, al comprenderla nuestro biografiado sufrió algún disgusto,<br />
no resentido en su amor propio, sino lamentando que, por error común, había<br />
contribuido él a crear un precedente jurídico destituido de fundamento. En otro lugar<br />
más adecuado trataremos esta cuestión detenidamente, que más se relaciona con<br />
la vida del citado P. Fr. Lucas que con la de nuestro P. Fr. Andrés. Después de este<br />
acto público en que intervino, ningún otro hemos averiguado; por lo cual barruntamos<br />
que vivió retirado en el convento de El Desierto y más probablemente en el<br />
hospicio de Bogotá, dados sus muchos años y su quebrantada salud, procurando<br />
antes que todo dar la última mano a la estola de la gracia de que estaba adornado<br />
para cuando pluguiese al Dios de la eterna remuneración llamarlo a sí a fin de que<br />
entrase en la gloria con derecho a perpetuas bienaventuranzas.
ARTÍCULO VII<br />
Inauguración de nuestra iglesia de Valencia.<br />
Sumario: Por qué se dedicó a Santa Mónica.– Rápida descripción del edificio.– ¿Por qué lo<br />
edificaron en un arrabal?– Los moriscos.– Los comienzos de la fundación.– El Beato Juan<br />
de Ribera.– Primeros contratiempos.– Nos favorecen el Arzobispo y el Ayuntamiento.–<br />
Una Real Cédula.– Casa de los Huérfanos de San Vicente.– Breve de Urbano VIII.– Más<br />
documentos regios.– Véndese el Hopital de los niños de San Vicente.– Prosigue la fábrica<br />
del convento e iglesia.– Ayuda con nuevo entusiasmo el Ayuntamiento.– Gracias concedidas<br />
al templo por el Papa.– Don Tomás Corbi, benefactor insigne.– Fabrica una capilla<br />
para el Santo Cristo de la Fe.– Agradecimiento por nuestra parte.– Descripción del templo,<br />
de la capilla y del convento.– Más datos.<br />
Como advertimos en la Introducción, muy escasos de noticias anduvieron los<br />
Cronistas de los tomos anteriores cuando historiaron la fundación de nuestros conventos,<br />
omisión que, en verdad, no sabemos explicar satisfactoriamente. No cabe<br />
excusarlos diciendo que nuestras fundaciones empezaron por poco, pues se acomodaban<br />
en una casa de vecinos los Padres fundadores, o en una ermita, casi siempre<br />
en las afueras de las ciudades y de los pueblos, o por practicar mejor el retiro y abstracción<br />
de criaturas, o para atender con su ministerio de preferencia a los barrios<br />
pobres; y paso a paso acrecentaban el edificio y el número de conventuales, y muchas<br />
veces en medio de una atmósfera hostil, acosados de contiendas y pleitos, desamparados,<br />
pobrísimos. Todo esto es verdad; pero si a los principios la fundación<br />
no daba motivos al Cronista para ejercitar el oficio, téngase en cuenta que muchas<br />
casas llevaban de vida más de cincuenta años cuando se escribió el I tomo de esta<br />
nuestra Historia; y nada se diga del tiempo en que se compuso el IV, que fué el año<br />
1756, es decir, más de siglo y medio después de fundados los conventos. Es que el<br />
propósito suyo, primero y primordial, era escribir biografías en que predominaba la<br />
parte hagiográfica.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 229<br />
Vamos a suplir, en cuanto se pueda, esta omisión; y por lo que atañe al asunto<br />
que ahora llevamos entre manos, que es la inauguración del templo del convento de<br />
Santa Mónica el año 1691, reuniremos algunos datos para reconstruir el pasado y<br />
dar idea del curso y desarrollo de la comunidad en Valencia. Ante todo, notemos<br />
que fué dedicado el templo a Nuestra Madre Santa Mónica, por tener los Padres<br />
Calzados dedicado el suyo a Nuestro Padre San Agustín: y no creyeron conveniente<br />
que hubiese dos con el mismo nombre. Esto mismo sucedió en varias ciudades en<br />
que ya estaban establecidos los Padres Calzados; lo cual nos privaba del gusto y<br />
honra de tener por titular a nuestro glorioso Fundador. En Valencia, así como en<br />
Barcelona, se nos conocía vulgarmente con el nombre de Mónicos.<br />
Los días que permanecimos en Valencia adquiriendo apuntes, admiramos la<br />
hermosura y capacidad de la iglesia, que se conserva con honores de parroquia, y<br />
que no ha perdido su carácter de edificio agustiniano, como lo declaran el medallón<br />
de la efigie de Santa Mónica que está en la fachada y el bello lienzo del bautismo<br />
del Santo Patriarca en medio del altar mayor entre columnas de jaspe. El frontispicio<br />
y el interior han sufrido varias restauraciones arquitectónicas, y por los restos<br />
ornamentales que quedan de la época se delata un barroquismo moderado; formado<br />
el interior por tres naves laterales paralelas, la del centro de mucha mayor altura, de<br />
bóveda acanalada, y en los muros laterales, sobre ventanales cuadrados, lunetas<br />
rebajadas, se levanta al fondo un crucero de cuerpo alto con cúpula coronada por<br />
airosa linterna. No nos parece la ornamentación modelo de delicadeza. Hay que<br />
advertir que la capilla del Santo Cristo de la Fe forma un cuerpo aparte del conjunto<br />
arquitectónico, en ángulo recto con la iglesia, del orden compuesto como el de la<br />
iglesia, pero con gusto más refinado y más riqueza de ornamentación, aunque de<br />
arquitectura más pesada. El conjunto de esta capilla es agradable y devoto. El Santo<br />
Cristo, de tamaño natural, es una verdadera obra de arte español, obra mística, anatomía<br />
bien estudiada, aunque algo pesado y rígido. ¡Con qué fruición evocamos a<br />
los pies de este santo simulacro la vida de tantos religiosos que oraron aquí y gozaron<br />
las delicias de la vida ascética, dando gloria a Dios y ayudando a la salvación<br />
de las almas!
230<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
De la obra material del convento queda muy poco: el muro que da a la calle,<br />
obra de ladrillo, con una serie de ventanas pequeñas, sin ornamentación; está habitado<br />
por Religiosas que se dedican a cuidar de ancianos recogidos. Siquiera le ha<br />
cabido mejor suerte que al de Sevilla, que está convertido en cárcel.<br />
Principiemos a ordenar los datos. Luis María Minguet Albors, en su Historia<br />
del Convento de Santa Mónica de Valencia, dice 1 :<br />
"Interesando al historiador la asignación de los lugares, designaremos, ante<br />
todo, el que ocupó el Convento de los Mónicos del Portal de Serranos, nombre<br />
con que fué comunmente conocido el de Religiosos Agustinos Descalzos, que<br />
existió por más de doscientos años al descender por el puente de Serranos á la<br />
entrada del populoso arrabal de la calle de Murviedro.<br />
En el arrabal de la calle de Murviedro habitaron muchos moriscos; y como la<br />
fundación del Convento de Santa Mónica en dicho arrabal obedeció al celo religioso<br />
de los PP. Agustinos Descalzos, poderosamente secundados por el Venerable<br />
Patriarca Don Juan de Ribera, para convertirles á nuestra santa fe con la<br />
predicación y saludables amonestaciones, creemos conveniente reseñar á la ligera<br />
la conducta de la raza vencida en materia religiosa y política y la suerte que en<br />
definitiva la cupo, después de un período de 371 años durante el que vivieron<br />
mezclados con los cristianos. En virtud del Tratado de capitulación de Valencia,<br />
fueron muchos los moros que, acogiéndose á una de sus cláusulas, prefirieron<br />
quedarse viviendo con los vencedores, y siendo conocidos en lo sucesivo con el<br />
nombre de moriscos.<br />
Descendientes de antiguos dominadores árabes y moros, vivieron tranquilamente<br />
á la sombra protectora de nuestras ilustradas, tolerantes é inviolables leyes<br />
y libertades forales. Habitaban un extenso arrabal, llamado la Morería, el cual<br />
comprendía desde el Tosal hasta el Portal Nuevo, en el territorio que hoy ocupa<br />
la Casa-asilo de Nuestra<br />
1 Historia del Convento de Santa Mónica de Valencia, de la imagen del Santísimo Cristo de la Fe y<br />
de su ilustre Cofradía, redactada con motivo de la celebración del tercer centenario de la fundación<br />
de dicho Convento y de la traslación de la imagen del Santísimo Cristo de la Fe, por D. Luis María<br />
Minguet Albors, Licenciado en derecho civil y canónico y Caballero de la Orden de Hospitalarios<br />
de San Juan. Año 1904… Valencia. Imprenta de Pau, Torrijos y C.ª Calle de Cuarte, 25.– Pág. 7.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 231<br />
Señora de la Misericordia é iglesia de San Miguel, y las calles que se denominaron<br />
de la Póbla Nóva y de la Póbla Vella, cuando aquel arrabal quedó convertido<br />
en barriada de la ciudad por motivo del último ensanche llevado á cabo<br />
en 1356. Dedicados se hallaban los moriscos de nuestra ciudad al ejercicio de la<br />
industria y oficios mecánicos, que generalmente era ocupación mirada con desprecio<br />
por quienes tenían por más digna la de las armas.<br />
Otra gran parte de la morisma vivía en los arrabales de la margen izquierda<br />
del Turia y se hallaba esparcida por la deliciosa vega, morando en barracas, alquerías<br />
y pueblos de señorío, cuyos nombres remontaban su origen al de sus<br />
fundadores, ascendientes de los que á la sazón se hallaban dedicados á la agricultura,<br />
rindiendo vasallaje á sus conquistadores. Los numerosos moriscos que<br />
moraban en los arrabales de la orilla izquierda del río fué causa de que á los<br />
habitantes de Marchalenes se les designase comunmente con el nombre de moradores<br />
de Argel, y al arrabal inmediato, ó sea la calle de Murviedro, se le llamase<br />
Argel pequeño, o, como se dice en dialecto valenciano, Algeret. Excluidos estaban<br />
por los Fueros del Reino de poder desempeñar empleos ni cargos públicos;<br />
el antagonismo de razas y la diversidad de creencias religiosas era patente y se<br />
exteriorizaba en cuantas ocasiones se ofrecían oportunas; la fusión se hacía cada<br />
vez más difícil, y las conspiraciones de los moriscos, su espionaje en favor de<br />
los piratas berberiscos y sus ofrecimientos al Sultán de Marruecos y otros gobiernos<br />
extranjeros tenían en continuo sobresalto á la población cristiana.<br />
Poco se conseguía con la predicación de la palabra divina, con las amonestaciones,<br />
ni con los medios persuasivos empleados por la Iglesia, con la instrucción<br />
en la Doctrina Cristiana, ni con los castigos y rigores empleados por el brazo<br />
secular. La consternación llegó á ser general al inaugurarse el siglo XVII.<br />
Juzgóse necesario y urgente garantir el orden interior y la seguridad del Estado.<br />
Esto requería una medida eficaz y suprema, radical y definitiva. Don Juan de Ribera,<br />
Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia, tomó la iniciativa presentando<br />
un memorial al monarca Don Felipe III, en el que demostraba la necesidad<br />
de expulsar del Reino á tan incómodos vecinos si quería salvar á sus Estados de<br />
una próxima invasión y
232<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
acallar en su conciencia los escrúpulos que algún día pudieran asaltarle.<br />
Indeciso el Rey á tomar una medida de tanta trascendencia para los intereses<br />
nacionales, á resolverle dirigió el celoso Arzobispo una segunda exposición,<br />
fundada en las consecuencias deplorables que había tenido la templanza de sus<br />
predecesores. El temor de nuevos desembarcos decidió al fin al Monarca á firmar<br />
en el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial el célebre Decreto de 11 de<br />
Septiembre de 1609, que le presentó el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Don<br />
Francisco de Sandoval y Roxas, Duque de Lerma, en cuyo Real Decreto se mandaba<br />
expulsar á todos los moriscos de los Reinos españoles.<br />
Para llevar á cabo tal medida, en cuanto á los del Reino de Valencia, fué comisionado<br />
Don Agustín Mexía, Maese de Campo del Tercio Viejo de Españoles<br />
que había sido en Flandes, y á quien se conoció comunmente en nuestro Reino<br />
con el nombre de el Mexidor. De acuerdo dicho comisionado Real con el Patriarca<br />
Arzobispo de Valencia y con el Virrey del Reino Don Luis Carrillo de<br />
Toledo, Marqués de Caracena, dispuesto todo, tomadas las convenientes precauciones,<br />
el Virrey mandó publicar un Bando el 22 de Septiembre de este mismo<br />
año, fijándolo en los sitios de costumbre, ordenándose, entre otras cosas, que en<br />
el término de tres días, á contar desde la fecha de la publicación, salieran los moriscos<br />
de esta ciudad y lugares donde vivían, para embarcarse en el punto donde<br />
dispusieran los comisarios, para ser conducidos á las costas de Berbería. El Bando<br />
quedó cumplimentado en los días prevenidos, y de ello dio noticia al pueblo<br />
el Venerable Patriarca en el sermón que predicó en la catedral el día 27 de Septiembre<br />
de aquel mismo año. Los moriscos valencianos quedaron expulsados de<br />
la ciudad y Reino cuatro años después de establecidos los Religiosos Agustinos<br />
Decalzos en el Convento de Santa Mónica de la ciudad de Valencia". ( 1 , 2 , 3 )<br />
Viniendo a la historia de la fundación del convento, es preciso aclarar algo de<br />
lo que se lee en el tomo I de nuestra Historia, donde se trata de tal asunto 4 , por desgracia<br />
tan compendiosamente, que<br />
1 (Falta el texto de las notas 2.ª, 3.ª y 4.ª)<br />
2<br />
3<br />
4 Pág. 352.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 233<br />
en página y media se nos da la historia civil de Valencia, la historia de la fundación<br />
y la historia del Santo Cristo de la Fe. Allí se dice que el P. Jerónimo de San<br />
Lorenzo, después de fundar el tercer monasterio (el de Borja), pasó a fundar el de<br />
Valencia, acompañado del Hermano lego Fr. Alonso de Guadalupe; que padeció<br />
mucho para fundarlo; que recibió disgustos sobre la elección de sitio, entre otros, el<br />
ser abofeteado; que "llegó en este tiempo, el P. Provincial Fray Joan de San Geronimo,<br />
que como buen Pastor acudio al balído de la oueja mas necessitada, y acabó<br />
de ajustar lo tratado, escogiendo para suelo del Convento, aquel lugar en que oy se<br />
halla, de la otra parte de la puente del Portal de Serranos". No dice el Cronista el<br />
año en que se verificó la fundación, pero se infiere que fué el de 1603 porque la<br />
materia que desarrolla en el capítulo toca a tal año, y por eso al comenzar el capítulo<br />
pone al margen Año 1603. A estas menguadas noticias añade la de que el Beato<br />
Juan de Ribera, arzobispo y virrey de Valencia, donó la efigie del Santo Cristo de la<br />
Fe.<br />
Los Padres Cronistas de los tomos II y III nada hablan de este asunto, y el autor<br />
del IV añade algunas noticias sobre la mencionada efigie, y dice del autor del I 1 :<br />
"procedió tan diminuto, que de lo mucho que se podía decir, nos obliga á escribir<br />
algo en este lugar". El objeto principal del Cronista del IV tomo es hablar del Santo<br />
Cristo; pero por incidencia nos revela algún dato cronológico sobre la fundación del<br />
convento. Asegura que ésta se llevó a cabo el 5 de julio de 1603; que después, por<br />
motivos sobrenaturales, fué donado por el arzobispo el Santo Cristo, al que se le<br />
puso entonces, con consentimiento del mismo Prelado, el título de la Fe; y que la<br />
entrega de la efigie sucedió "quando apenas se havian echado las primeras líneas<br />
del Convento nuestro, que se fundo al principio de la calle de Morviedro". Y a continuación<br />
el Cronista detalla y pondera los milagros que empezó a obrar el Santo<br />
Cristo de la Fe.<br />
Estos dos autores, así como otros que de esta fundación han tratado, nada dicen<br />
de otras gestiones realizadas en el año 1600 y del convento nuestro que estaba ya<br />
fundado en este año, del que habla el Libro de Estado de Valencia 2 , como luego<br />
veremos. Según este<br />
1 Núms. 523 y sigs.<br />
2 Arch. gen., fol. 7.
234<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
libro, el P. Juan de San Jerónimo autorizó al P. Prior del convento de Valencia,<br />
Fr. Alonso de San Jerónimo, a 2 de Noviembre de 1600, entre otras cosas, para<br />
hacer contratos, obligando, si fuere menester, "los bienes del convento".<br />
A confirmar esta afirmación viene una Carta real que tuvimos la fortuna de<br />
hallar en el archivo particular del Colegio de Corpus Christi de Valencia, o del Beato<br />
Juan de Ribera 1 , carta de fecha 24 de Octubre de 1602, en que se habla de un<br />
proyecto de fundar no convento, sino colegio en Valencia. Veamos el contenido:<br />
"Al Conde primo mi lugarteniente y Capitan General. Por parte de los frayles Augustinos<br />
descalzos se me ha suppdo. que porque para mayor seruicio de Dios y bien<br />
de las almas tienen necesidad de fundar un Collegio en essa Ciudad donde los religiosos<br />
de su orden de mayor bondad y habilidad puedan estudiar fuesse seruido<br />
ayudallos para que esto pueda tener el effecto que dessean, y aunque los muchos<br />
monasterios y collegios que ahí se hallan fundados y particularmente los de la Orden<br />
de San Augustin paresce que no dan lugar a que se funden otros de nueuo pues<br />
de la muitiplicacion dellos resultan las necessidades que de ordinario padescen los<br />
Conventos y sus Religiosos, todavia por ser esta obra del seruicio de Dios os lo he<br />
querido remitir para que comunicándolo con el Patriarca Arçobispo dessa Ciudad a<br />
quien escriuo sobre ello, y considerando los inconuenientes y enquentros que dessto<br />
podrian resultar, veais lo que se podra haser y aquello encaminareis como mas Os<br />
paresciere conuenir al bien dessa Ciudad y Reyno, que dello quedare Yo seruido.<br />
Dada en la Ventosilla a 24 de Octubre de M.D.C.II. Yo el Rey. Ortiz Secret.<br />
Al Conde de Benauente, Lugarte. y Capitan en el Reyno de Valencia".<br />
Según esto, parece había oposición para que los Agustinos Recoletos fundasen,<br />
y la oposición provenía de que en la ciudad de Valencia había ya muchos conventos<br />
y aun convento de Padres Agustinos Calzados. Como entonces apenas si empezaba<br />
nuestra Descalcez a vivir, no es extraño que, habiendo ya convento de Agustinos<br />
Calzados, llevasen a mal que hubiese otro de Descalzos en la misma ciudad.<br />
1 Ar. I, est. 7, leg. 3, núm. 56. (2).
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 235<br />
En el Libro de Estado que hemos citado dícese que la contradicción se debía a<br />
las causas que tanto hicieron sufrir a los nuéstros en la primera década de su existencia<br />
1 . Por lo tanto inferimos que la primera fundación se llevó a cabo en 1600:<br />
que, debido a las contradicciones, se malogró, y por eso los Recoletos acudieron al<br />
Rey pidiéndole permiso para fundar colegio, y que, por último, habiéndose allanado<br />
las dificultades, logróse fundar convento, y probablemente en el mismo sitio al que<br />
se refiere la fundación hecha el año 1603. Añádase a esto lo que trae Ballester y<br />
Marco en su Historia 2 :<br />
"Pusose desde luego (el P. Fr. Jerónimo) a predicar en ésta Ciudad por las calles<br />
y plazas la divina Palabra, convirtiendo por ella a penitencia a los mas rebeldes<br />
corazones. No pudieron esconderse los frutos de éste Varón Apostólico al<br />
Señor Patriarca de Antioquía y Arzobispo de ésta Ciudad Don Juan de Ribera, y<br />
así santamente codicioso de que lograse su viña el saludable cultivo de los Operarios<br />
Recoletos, diligenció con todas veras fundasen en la otra parte del puente<br />
de Serranos, y principio de la calle de Murviedro, para que con la predicación, y<br />
ejemplo instruyesen en la fé, y buenas costumbres a los moriscos, cuya multitud<br />
era tal en dicho barrio que le llamaron "Argel pequeño".<br />
No fueron pocas las contradicciones que padeció el Venerable fundador sobre<br />
la elección de sitio: pués le maltrataron algunos con palabras y obras. Mucho<br />
sintió el Señor Arzobispo, entonces Virrey de éste Reino, el atrevimiento, y<br />
hubiera castigado a los malhechores a no haberlo estorbado el Venerable Fundador;<br />
pués aunque éste estaba gravemente enfermo, se levantó de la cama y se fué<br />
a palacio para conseguirles el perdón. Admiró ésta acción el Venerable Patriarca,<br />
edificó a toda Valencia, y con perfecta quietud dió principio a su fábrica el año<br />
1603. la que con la ayuda de la liberal mano del Señor Arzobispo, se vió luego<br />
concluida.<br />
Parece, a nuestro modo de entender, esperaba Dios el remate de<br />
1 Fol. 9 v.º<br />
2 Historia de la Santa Imagen del Santo Cristo de la Fe, venerada en el Convento de Santa Mónica de<br />
Valencia & por Don Francisco Ballester y Marco &. En Valencia: En la Imprenta de la Hija de<br />
Agustín Laborda, año 1820. Cap. II.
236<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ésta obra para mover el corazón de nuestro buen Prelado a que diese a los PP.<br />
Agustinos Descalzos la Santa Imagen que mandó fabricar para su Colegio: pués<br />
en el año 1604 1 envió llamar al Padre Fray Gerónimo y le hizo entrega del Santo<br />
Crucifijo. Añadiéndole que así importaba para mayor gloria de Dios, consuelo<br />
de los hijos de Valencia y total exterminio de la Secta Mahometana. Llenóse de<br />
júbilo el corazón del Venerable Padre al oír éstas palabras y con no menos regocijo<br />
aceptó la prenda y dió a su Comunidad noticia de todo. En fin, habiendo<br />
prevenido en su Iglesia un altar con el adorno que permitió la cortedad del tiempo,<br />
fué trasladada la Santa Imágen con una solemne procesión al Convento de<br />
Santa Mónica.<br />
Colocada en éste sitio la Santa Imágen, desde luego acudieron los fieles a tributarle<br />
rendidamente adoraciones. Imitaron a éstos, mas por curiosidad que por<br />
devoción, muchos de los Moriscos; los que puestos en la presencia del Santo<br />
Simulacro de tal suerte se sintieron interiormente movidos que abandonaron los<br />
perversos errores de su secta".<br />
La adaptación de la casa a convento con su capilla pública se verificó en el<br />
término de un año, o sea la comunidad quedó establecida canónicamente el de julio<br />
de 1603, y en el siguiente fue cuando con muy solemne procesión fue llevado el<br />
Santo Cristo que tenía el Señor Arzobispo-Virrey en su palacio a la casa de los<br />
nuevos religiosos. Y no solamente el Señor Arzobispo los favoreció sino también la<br />
Ciudad oficialmente representada por el Ayuntamiento 2 . "La protección del Consejo<br />
de la Ciudad, afirma Minguet Albors 3 , en aquellos siglos de fe religiosa extendio<br />
a las casas de las Comunidades, facilitándoles varias cantidades por via de limosna.<br />
Y así vemos que dos años después de establecidos los Agustinos Descalzos, la ciudad<br />
contribuyó con una limosna por los Frailes de la Comunidad del Convento de<br />
Santa Mónica". He aquí un documento que hallamos en el archivo municipal de<br />
Valencia, en el libro Manual de Consejos, Consejos de 23 de junio de 1606. Dice<br />
del siguiente modo 4 :<br />
1 Historia manuscrita de la Cofradía del Santo Cristo, que fué trabajada sobre los manuscritos<br />
mencionados, pág. 24.<br />
2 (Falta el texto de esta nota)<br />
3 Pág. 14.<br />
4 Año 1606-1607. Núm. 133, sig. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 237<br />
Convento de Sta. Mónica. L. Liures.- Proposicion en dicho concejo. Por cuanto<br />
por parte del Prior, frailes y convento de Santa Mónica del orden del glorioso<br />
San Agustín se ha hecho presente a dichos señores Jurados la gran necesidad que<br />
padecen por no poder realizar cierta obra necesaria de dicho monasterio, por no<br />
tener aun para poder comer, y habiéndose ofrecido ocasion, de tanta necesidad,<br />
que han tenido de vender una campana por menos precio para poder comer. Teniendo<br />
facultad el dicho insigne concejo poderlos hacer alguna caridad por amor<br />
de Dios y remediar su necesidad es por lo que propone les plazca deliberar.<br />
En dicho consejo oída dicha proposicion y enterados de la misma en verdad y<br />
concordia proveyó, deliberó y ordenó que fueran dadas al convento de Santa<br />
Mónica del orden glorioso de San Agustin cincuenta libras reales de Valencia en<br />
caridad y subvencion de las obras de dicho monasterio, encargandoles rueguen a<br />
Dios por la buena direccion de las cosas de la presente ciudad habiendo prestado<br />
su consentimiento o conformidad los catorce prohombres del quitament a catorce<br />
del presente".<br />
He aquí el texto en valenciano: Cosell de Santa Mónica L. Liures.- Proposicio en<br />
lo dit Consell. Per quant per part del Prior, Frares y Conuent de Senta Monica del Orde<br />
del glosios Sent Agosti se a representat a dits Señores Jurats la grant necessitat que<br />
patexen per no poder obrar certa obra necessria de dit monestir com no tinguen encara<br />
para poder menjar y hauentse offert ocasio de tanta necessitat que tengut de vendre<br />
una campana per meyns preu pera poder menjar. E com stiga en facultat del dit insigne<br />
consell poderlos fer alguna caritat per amor de Deu y remediar sa necessitat per ços<br />
propossa placiaus hi deliberar.<br />
E lo dit consell hoyda e entera la dita propossicio en veritat y concordia proueheix<br />
dellibera e ordena que per lo clavari comu de dita ciutat sien donades y lliurades<br />
al Prior Frares y conuent de Senta Monica del orde del glorioso Sent Agosti sinquanta<br />
liures reals de Valencia en caritat e subvencio de les obres del dit monestir encargatlos<br />
preguen a Deu per la bona direccio de les coses de la present ciutat com yaja sentiment<br />
peçtat per los quatorce prohomens del quitamet a xiiii del present".<br />
Según la opinión del Beato Juan de Ribera al entregar el Santo Cristo, la divina<br />
gracia obraría muchos prodigios en la iglesia donde fuese colocado, y así se cumplió<br />
al pie de la letra. Dícelo el repetido Minguet y Albors 1 .<br />
"Difícil sería enumerar los prodigios que se referían obrados por la intervención<br />
del Santísimo Cristo de la Fe, venerado desde un principio en la iglesia del<br />
convento de Santa Mónica, sobre enfermedades,<br />
1 Pág. 15.
238<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
instituciones, aflicciones, conversiones a la fe y reconciliaciones con la gracia,<br />
dando con ello ocasión a que de todas partes acudiera numeroso concurso<br />
que venía a visitar la venerable y prodigiosa imagen.<br />
Por otra parte, la primitiva casa que habitaban los Agustinos Descalzos resultaba<br />
harto reducida para la comunidad, y por eso deseaban disponer de una casa<br />
más capaz y de una iglesia de mayores dimensiones para el culto.<br />
Por estas razones, los PP. Agustinos Recoletos representaron al Rey Don Felipe<br />
III su falta de comodidad.<br />
La expulsión de los moriscos presentó ocasión oportuna a los religiosos para<br />
conseguir los propósitos que abrigaban. Don Felipe III, tomando en consideración<br />
la solicitud, les ofreció hacerles merced de la casa en que residían los Niños<br />
huérfanos de San Vicente Ferrer para cuando éstos la desalojaran pasando a<br />
habitar el Colegio de los Amoriscados, pues que habiendo quedado sin uso se les<br />
había hecho gracia.<br />
Mientras se solicitaba el beneplácito del Pontífice para que dichos Niños<br />
huérfanos fueran trasladados a la casa Colegio de los Amoriscados, falleció el<br />
piadoso monarca Don Felipe III, a 31 de Marzo de 1621 poco antes de que el<br />
Pontífice Gregorio XV dividiera en cuatro provincias la Orden de Religiosos<br />
Agustinos Recoletos, por cuyo motivo la comunidad del Convento de Santa Mónica<br />
obedeció directamente al Vicario general (sic) de la Provincia del Pilar.<br />
Cumpliendo Don Felipe IV lo que su augusto padre había prometido a los religiosos<br />
Mónicos de Valencia, dirigió a los magníficos Jurados de la Ciudad la<br />
siguiente Real Carta 1 :<br />
"A los amados y fieles míos los jurados, Racional e Síndico de mi<br />
Ciudad de Valencia.– El Rey.– Amados y fieles míos, al Arzobispo de<br />
essa escrivo embiandole el Beneplácito que su Santidad ha dado para<br />
que tenga execucion la Merced que hecho a los Nichos Huerfanos de<br />
San Vicente Ferrer de essa Ciudad de la Casa que era antes (como sabeis)<br />
Colegio para la crianza de los Niños hijos de Moriscos, nuevos<br />
convertidos a nuestra santa fe, por aver cessado con la expulsion el instituto<br />
de su fundacion, y tener ellos precissa necesidad de ensancharse<br />
1 Archivo municipal de la ciudad de Valencia. Tomo VI de Cartas Reales. Real Carta de Felipe IV a<br />
los Jurados de Valencia. Fol. 227 v.º y 228, sig. 8, h. 3.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 239<br />
de Casa por ser estrecha la que tienen. Y porque sabiendo el Rey<br />
mi Padre y Señor (que aya gloria) quan corta y desacomodada es la casa<br />
en que viven el Prior y Religiosos Agustinos Descalzos de Santa Mónica<br />
de essa Ciudad, ofreció favorecerles, que pudiessen pasarse á ella, si<br />
quisiessen; y pues ahora ha de tener efecto el mudarse los dichos Niños,<br />
deseo, que la voluntad de mi Padre se cumpla. Encargo que luego les<br />
deis á los dichos religiosos la que dexan desocupada los Niños de San<br />
Vicente que no se puede emplear mejor de lo que ha de estar en ellos,<br />
siendo como son de vida tan exemplar y de gran fruto y consuelo para<br />
essa Ciudad; que yo lo recibiré en servicio particular. Datis en Madrid a<br />
XII de Marzo de MDCXXII. Yo el Rey.– Don Nicolaus Mensa, Secrets.–<br />
Vt. Comes, Tesaurs. Gs.– Vt. Villar. Rs.– Vt. Calba de Vallesa.<br />
Rs.– Vt. D. Salvador Fontanet. Rs. Vt. D. Frans. de Caltellví. Rs."<br />
En debido cumplimiento de la voluntad del monarca, los jurados de la ciudad<br />
dieron posesión al Prior y Comunidad de religiosos del convento de Santa Mónica,<br />
de la casa que dejaron abandonada los Niños huérfanos de San Vicente Ferrer,<br />
en virtud del traslado, cuya casa se hallaba situada en la plaza de San Agustín,<br />
esquina a la calle del cubertizo de San Pablo, demarcada modernamente con<br />
el numero 199 de Policia urbana, siguiendo la numeracion de la calle de San Vicente.<br />
Los PP. Agustinos de la Recoleccion no llegaron á habitar esta casa, porque<br />
con muy buen sentido y prudencia suma juzgaron conveniente el que no hubiera<br />
juntos en una misma calle y uno frente al otro, dos conventos de religiosos<br />
Agustinos, prefiriendo ensanchar el que ocupaban a la entrada de la calle de<br />
Morviedro, conservando, no obstante, la propiedad del edificio cedido por Don<br />
Felipe IV, hasta que en 1661 lo vendieron a la Comunidad del Real Conuento de<br />
San Agustín de la ciudad de Valencia que se hallaba situado enfrente".<br />
Hasta aquí el autor citado, quien no lleva razón en decir que no habitaron la casa<br />
nueva, porque consta de testimonio y documento, que luego veremos textualmente<br />
aquí, que celebraban los oficios divinos en ella a puerta abierta en el año<br />
1625 1 . Si mientras ocuparon la nueva casa abandonaron la antigua, es punto que<br />
esta por dilucidar;<br />
1 Ar. gen., Libr. de Est. de Val., folio 7 v.º
240<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
nos inclinamos a creer, no obstante, que siguieron habitando el convento de<br />
Murviedro, aunque tenía el Prior licencia del P. Provincial para venderlo; licencia<br />
dada en previsión de que llegasen a realizar la dejación para trasladarse al otro. Esta<br />
licencia encuéntrase en nuestro archivo general 1 , y es como sigue:<br />
"Jhs. Ma. Fr. Agustin de San Gabriel prouincial de la prouincia de españa y<br />
indias de los descalços de nro pe. S. Augn. por la presente doy licencia al pe.<br />
prior y frayles de nro conuento de balencia para que puedan vender (uiendo ser<br />
conveniente) las casas donde de presente uiuen y para que puedan hacer las escrituras<br />
y contratos necesarios para la dicha uenta a las quales escrituras por esta<br />
doy la fuerça y ualor que si io mismo me allara presente al haçer las tales escrituras<br />
y mando en uirtud de sta obediencia que ningun nro inferior se lo impida.<br />
Dada y sellada con el sello de nro officio en nro conuento de madrid a diez y siete<br />
dias del mes de maio de mil y seiscientos y diez y nueve. Valeat sic. Fr. Augustin<br />
de S. gabriel. Prol. Por mdo de nro pe Prol. Fr. Alo, de S. Augn".<br />
A pesar de los piadosos deseos del Rey Felipe IV, que en la Cédula sobredicha<br />
afirma que la casa de los Niños de San Vicente, destinada para nuestros religiosos<br />
"no se puede emplear mejor de lo que ha de estar con ellos, siendo como son de<br />
vida tan exemplar y de gran fruto siempre y consuelo para essa ciudad" no les fue<br />
entregada la casa hasta el año 1625. Tuvo que dirigirse el monarca al Romano Pontífice<br />
para que destinase dicha casa para fundación de los descalzos, y a ello obedece<br />
este Breve de Urbano VIII que dice así:<br />
URBANUS PAPA VIII<br />
Venerabili Fratri Archiepisc. Valent.<br />
Venerabilis Frater, salutem, etc. Exponi nobis nuper fecit charissimus in<br />
Christo Filius noster Philippus Hispaniarum Rex Catholicus, quod ipse, pro sua<br />
in pauperes orphanos necnon Religiosos charitate, quoddam Collegium olim per<br />
Mauros, qui postea e Regnis<br />
1 Carp. C, Val.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 241<br />
Hispaniarum expulsi sunt, possessum orphanis civitatis Valentinæ pro commodiori<br />
illorum habitatione: Fratribus vero Discalceatis Domus Sanctæ Monicæ<br />
Valentinae, Ordinis Eremitarum Sancti Augustini, domum Sancti Vicentii, quam<br />
iidem orphani antea inhabitabant, ad effectum, ut ipsi Fratres mediante pretio ex<br />
venditione ejusdem domus Sancti Vicentii proventuro, fabricam dictæ domus<br />
eorum Regularis ad finem debitum facilius perducere possint, concessit, et assignavit.<br />
Cum autem sicut eadem expositio subjungebat, domus Sancti Vicentii<br />
prædicta, una cum aliis redditibus, pro eorumdem orphanorum habitatione, et<br />
manutentione, Apostolica auctoritate assignata, eisdemque aggregata, et unita<br />
fuerit, et propterea dictus Philippus Rex, super præmissis, per nos opportune<br />
provideri desideret.<br />
Nos piis ejusdem Philippi Regis votis, quantum cum Domino possumus, annuere<br />
volentes, supplicationibus ejus nomine, nobis super hoc humiliter porrectis<br />
inclinati. De Venerabilium Fratrum nostrorum S. R. E. Cardinalium, negotiis<br />
Regularium Præpositorum consilio, fraternitati tuæ per præsentes committimus,<br />
et mandamus, ut dictam domum Sancti Vincentii ab orphanis hujusmodi dismembres,<br />
et separes, eamque eisdem Fratribus, ad effecturn prædictum, auctoritate<br />
nostra de novo concedas, et assignes: ita quod liceat eis corporalem, realem,<br />
ac actualem dictæ domus, juriumque, et pertinentiarum suorum quorumcumque,<br />
propria auctoritate, apprehendere, et apprehensam retinere, pretiumque ex illius<br />
venditione proveniens in fabricæ domus eorum Regularis perfectionem, et non<br />
alios usus, convertere, et erogare.<br />
Non obstantibus præmissis, ac quatenus opus sit fœl. record. Pauli Pap II. de<br />
rebus Ecclesiæ non alienandis, aliisque Constitutionibus, et Ordinationibus<br />
Apostolicis, cæterisque contrariis quibuscumque.<br />
Volumus autem, ut pretium domus hujusmodi, sic ut premittitur vendendæ,<br />
penes sacrum montem pietatis, seu aliquam personam de fide, et facultatibus<br />
idoneam, vere, et realiter deponatur, neque exinde levari possit; nisi ad effectum<br />
illum fabricæ Regularis domus hujusmodi, ut præfertur, implicandi, et expendendi.<br />
Nos enim irritum decernimus, et inane, quidquid secus super his
242<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a quoquam, quavis auctoritate, scienter, vel ignoranter contigerit attentari.<br />
Datum Rome apud Sanctam Mariam Majorem. Die viii Julii, anno MDCXXIV.<br />
Pont. nostri anno primo.<br />
Obtenido este Breve, el católico Monarca mandó ponerlo en ejecución, y al<br />
efecto dió las siguientes Letras, que revelan el empeño en favorecernos, reprimiendo<br />
la osadía contumaz de nuestros adversarios.<br />
El Rey.<br />
Muy Rdo. en Christo Padre Arzobispo del mi Cons.º A veinte de Junio del<br />
año pasado 1623 os mande escrivir a suplicacion del Prior del Monasterio de<br />
Sta. Monica de la Orden de los Agustinos Descalzos de essa Ciudad de Valencia,<br />
que para que tuviese su devido efecto la mrd. que les hice de la Casa donde al<br />
presente estan los Niños huerfanos de Sn. Vicente Ferrer suspendiesedes el pasar<br />
los dichos Niños al Colegio, que era de hijos de Moriscos expulsos asta que viniese<br />
el beneplacito de Su Santidad para ello, porque á un mismo tpo. se hiciese<br />
la mudanza de los unos y los otros, atento que si fuese antes de la de los Niños<br />
segun Vos lo advertisteis pudiera ser, que replicasen los Comisarios; há llegado<br />
ahora el Breve de su Santidad que aqui bá en que os dá Comision bastante, para<br />
la execucion, y cumplimiento de lo uno, y lo otro en la forma, que vereis por el;<br />
encargo y ruegoos, q. sin dilacion le executeis; q. á mas de q. se cumplira en ello<br />
la voluntad de su Santidad y mia, sere de vos muy servido, y en q. me aviseis de<br />
como quedara echo assi. Datis en Madrid á XVJ de setiembre M.D.C.XXIIIJ.<br />
Al Arzobispo de Valencia.<br />
Yo el Rey.<br />
Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />
El Rey.<br />
Amados y fieles mios. A XIJ de Marzo del año pasado mande escrivir á buestros<br />
predecesores en esse cargo avisandoles, q. enviaba entonces al Arzobispo el<br />
beneplacito, q. su Santidad dio para q. tuviese execucion la Mrd. que hice a los<br />
Niños huerfanos de Sn. Vicente Ferrer de essa Ciudad de la Casa q. era ante Colegio<br />
para la
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 243<br />
crianza de los Niños hijos de Moriscos nuevos convertidos á nuestra santa fe,<br />
por haber cesado con la expulsion el instituto de su fundacion, y tener ellos precisa<br />
necesidad de ensancharse de Casa por ser estrecha la que tienen, y q. sabiendo<br />
el Rey mi Padre y Sr., que aya Gloria, quan corta y desacomodada es la<br />
Casa en q. viven el Prior, y Religiosos de los Augustinos Descalzos de Sta. Monica<br />
de essa Ciudad; ofrecio favorecerles que pudiesen pasarse á ella si quisiesen,<br />
y que pues había de tener efecto el mudarse los dichos Niños seria servido,<br />
en q. se cumpliese la voluntad de mi Padre, encargandole q. diesen á los dichos<br />
Religiosos la Casa q. dejaran desocupada los Niños de Sn. Vicente, pues no se<br />
podia emplear mejor de lo q. há de estar en ellos siendo como son de vida exemplar<br />
y de gran fruto siempre, y consuelo para essa Ciudad; y porq. la execucion<br />
de esto entiendo q. se há suspendido asta ahora q. há llegado el Breve de su Santidad<br />
con el beneplacito para todo, y lo uno, y otro há de executar el Arzobispo;<br />
hé querido con esta encargaros lo mismo, q. á vuestros predecesores, para q. en<br />
lo q. os tocare ayudeis á q. tenga su devido cumplimiento, y efecto, q. por los<br />
respetos referidos sere en ello de vosotros muy servido. Datis en Madrid á XVJ<br />
de setiembre M.D.C.XXIIJJ.<br />
A los jurados de la Ciudad de Valencia.<br />
Yo el Rey.<br />
Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />
El Rey.<br />
Illtre. Marques primo mi Lugarteniente y Capitan Gnal: Entendiendo el Rey<br />
mi Padre y Señor, q. haya Gloria, q. la Casa de los Niños huerfanos de Sn. Vicente<br />
de essa Ciudad de Valencia era propia de ella, y deseando mejorar de Casa<br />
á los dichos huerfanos, y tambien á los Prior, y Religiosos del Monasterio de<br />
Sta. Monica Orden de Sn. Augustin Descalzos, hizo Merd. del Colegio q. antes<br />
era de hijos de Moriscos expulsos á los dichos huerfanos conq. la Ciudad diese á<br />
los dichos Prior y Convento la Casa q. ellos dejarían, y por q. esta fue agregada<br />
con benplacito de su Santidad á los Administradores de los dichos Niños con<br />
otras rentas q. tenia la cofradia
244<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de Veguina aunq. su Santidad le habia dado ya, para ello ha sido menester sacarle<br />
de nuevo con esta declaracion, y orden para que el Arzobispo de essa Ciudad<br />
cumpla lo uno, y lo otro dando posesion á los Administradores de los Huerfanos<br />
de Sn. Vicente del dicho Colegio, y á los Prior, y Religiosos de Sta. Monica<br />
de la Casa q. ellos dejan para utilidad del Convento, mande escrivir sobre ello<br />
á su Santidad y á mi Envax. en su creencia para esta gracia; y su Santidad há tenido<br />
por bien de concederla como se le pidio remitiendo la execucion al Arzobispo,<br />
á quien le envio ahora y escrivo juntamente á los Jurados las Cartas, q. seran<br />
con esta encargando á todos el cumplimiento como lo vereis por las copias<br />
dhas. Cartas, sere muy servido se las hagais dar, y tengais la mano para q. todo<br />
tenga el asiento, y efecto, q. se pretende, q. por ser tan en servicio de Dios como<br />
se deja considerar lo recivire en ello de Vos muy acceptado. Datis en Madrid á<br />
XVJ de septiembre M.D.C.XXIIIJ.<br />
Al Virrey de Valencia.<br />
Yo el Rey.<br />
Don Nicolaus Mensa Secrets.<br />
El P. Diego de Santa Teresa en su libro Historia de la Virgen del Niño Perdido<br />
1 nos enseña: "Avia por entonces en Valencia un Hospital que llamavan de San Vicente<br />
Ferrer, sito delante el Convento grande de nuestro Padre San Agustin. Aviase<br />
fundado en tiempo del Rey Don Pedro el Quarto fuera del Muro viejo, para Hospital<br />
de los Hermitaños enfermos que por aquella circunferencia vivian recogidos en<br />
varios Heremitorios de devocion. Acabó esta gente cerca los años 1307. passandose<br />
unos al Convento de nuestro Padre S. Agustin nuevamente fundado, y otros acogiendose<br />
a la Religion del Gran Padre San Geronimo… Un buen Clerigo, Beneficiado<br />
en San Bartolomé, a quien llamavan Mossen Palanque, la pidio por los años<br />
1540 y resucitó en ella el Hospital de los Niños de San Vicente, donde recogiendo a<br />
los Huerfanitos, les educavan en buenas costumbres, y les ensenavan á leer, y escrivir,<br />
hasta estár habiles<br />
1 Pág. 31.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 245<br />
para escoger Profession. En este Hospital, pues, que estava á la proteccion de<br />
los jurados de Valencia, dize nuestro Libro de Estado, que se nos señaló la habitacion<br />
interin que la edificavamos decente á la entrada de la calle de Serranos… Pretendieron<br />
por entonces nuestros Religiosos, que se les concediesse este Hospital,<br />
para ayuda á la fabrica del Convento, que estavan actualmente edificando: lo que<br />
concedio benignamente Filipo III, pero no lograndose por entonces, por aver muerto<br />
en el Marzo de 1621, prosiguio con el empeño nuestro Gran Filipo IV y á peticion<br />
suya el Sumo Pontifice agrego dicha Casa al Convento de nuestra Madre Santa<br />
Monica, con todos sus derechos, reditos y pertenencias… en Bula dada á 8. de julio<br />
de 1624 dirigida al Ilustrisissimo Señor D. Isidro de Aliaga, que era yá entonces<br />
Arzobispo de Valencia".<br />
Y algunas páginas 1 más adelante se declara esto: "Diximos yá, que trasladados<br />
los Niños al Colegio del Señor Emperador, en quien avia faltado el fin para que se<br />
fundó, que era la educacion de los hijos de los Moriscos, por averlos ya expelido de<br />
España, se nos agregó, é incorporo su Hospital, para convertir su precio en la Fabrica<br />
de nuestra Madre Santa Mónica.<br />
Como nos avia quedado esta prodigiosa Imagen (la Virgen del Niño Perdido)<br />
deziamos en él todos los dias Missa: y a los 27 de Enero de 1625 nuestros Reverendissimos<br />
Padres Observantes lo procuraron impedir de suerte, que se hizo juridica<br />
Informacion ante el Magnifico Gabriel Sancho; y resulto de ella, que eramos Dueños<br />
de dicho Hospital desde el Octubre de 1624. Después en 19 de Febrero de 1626<br />
se tomó Consulta sobre si se venderia este Hospital; y aviendo resuelto que sí, a 24.<br />
del mismo mes, y año se repitió la Consulta para dár 100. libras 2 al Oficial de la<br />
obra, procedidas de parte de lo que avian recibido de dicha venta. De aquí se sigue<br />
evidentemente, que la Virgen Sacratissima de los Niños Perdidos fue nuestra desde<br />
el Octubre de 1624. Perseveró en el Hospital hasta el Febrero de 1626. por el espacio<br />
de un año, y quatro meses, y fue trasladada a nuestro convento de Valencia.<br />
Remitióse a Caudiél en el<br />
1 Pág. 47.<br />
2 La libra es moneda valenciana que equivalía a diez y seis reales.
246<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Octubre de 1627. y assi estuvo en dicho Convento (de Santa Mónica) un año, y<br />
ocho meses".<br />
Como se ve, aun en vista de los despachos tan claros y firmes, del Papa y del<br />
Rey, no se acabaron inmediatamente las contradicciones, pero quiso Dios que, por<br />
fin, los Padres Descalzos tomasen posesión de la Casa y viviesen en ella por algún<br />
tiempo. En 1661 fue vendida a los Padres Calzados y el producto de la venta se<br />
destinó a adelantar la fábrica del otro convento de la calle de Murviedro. Mas, conviene<br />
preguntar: ¿Hasta el año 1661 hubo comunidad en la fundación nueva?<br />
Creemos que no, porque, como hemos leído y se repite en Historia de la Virgen del<br />
Niño Perdido 1 , esta Imagen que estaba en la Capilla del Hospital, como Patrona,<br />
fue llevada a la iglesia de Santa Mónica, en Febrero de 1626, y como aquí había ya<br />
imágenes muy afamadas y veneradas, cediéronla al convento de Caudiel. Si hubieran<br />
habitado los nuéstros en dicho Hospital, cuya patrona era la Virgen del Niño<br />
Perdido, no habrían trasladado la imagen.<br />
Sigamos el orden cronológico respecto de la fábrica del convento de Santa<br />
Mónica, y para ello tomemos unos párrafos del opúsculo de Minguet 2 :<br />
"La proximidad del Convento de los Mónicos a la ribera izquierda del río Turia,<br />
ocasionaba que en las grandes avenidas las aguas desbordadas llegaran hasta<br />
aquella religiosa residencia, causando deterioros en el pequeño edificio y amenazando<br />
la vida de la Comunidad.<br />
La primera inundación que registra los anales valencianos después de establecidos<br />
los Agustinos Descalzos, fué la que tuvo lugar en el mes de Octubre del<br />
año 1651, de la cual dice Mosén Mares en su Fenix Froyana:<br />
"Hallándome en Valencia, salió tanto el río que hubieron de romper<br />
los paredones de calicanto; entraba por el Portal del Cid un grande río<br />
que toda la plaza de Predicadores hacía una vistosa playa, y en la calle<br />
de Murviedro sacaba por las ventanas las arcas nadando y las seras de<br />
carbón".<br />
Para demostrar la respetable altura que alcanzaron las aguas, refiere Don Pascual<br />
Esclapés de Guilló, en su Resumen historial de Valencia,<br />
1 Pág. 32.<br />
2 Pág. 17.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 247<br />
que "una avenida del Turia dejó una rana en la pila del agua bendita del Convento<br />
de religiosos de la Trinidad", refiriéndose a esta misma avenida del año<br />
1651.<br />
Nueve años después, en 1660, la Comunidad construyó una línea de celdas<br />
para habitación de los religiosos, que es la misma que hoy se ve en el cuerpo del<br />
edificio que fué convento, dando frente a las torres de Serranos, edificio que pertenece<br />
hoy al Asilo de Hermanitas de los Pobres.<br />
Con los fondos que la Comunidad tenía recogidos de limosnas, y con el precio<br />
de la enagenación de la casa de los Niños huérfanos de San Vicente Ferrer,<br />
comenzó la fábrica de la nueva iglesia, colocándose la primera piedra en 19 de<br />
Marzo de 1662, después de bendecirla el Ilustrísimo Señor Don Joseph Barbera,<br />
obispo de Maronea, por el Ilustrísimo Señor Don Martín López de Ontiveros, arzobispo<br />
de Valencia.<br />
Esta piedra se colocó al lado de la Epístola, a cuarenta palmos de distancia<br />
del Presbiterio, y junto a ella se puso un Vaso de Oleo Santo y varias monedas<br />
de los reinos de Aragón, Cataluña, Mallorca, Castilla y Valencia.<br />
A esta solemnidad asistió como padrino Fray Don Jaime Pertusa, caballero de<br />
la Inclita, Sacra y Militar Orden de San Juan de Jerusalem, Comendador de Ambel<br />
y Abderite, a quien acompañó toda la nobleza valenciana de ambos sexos 1 .<br />
La obra de la fábrica de la iglesia continuó pausadamente, hasta que al fin<br />
fueron suspendidos los trabajos por falta de recursos.<br />
En 29 de Noviembre de 1668, el Consejo de la ciudad acordó dar ciertos terrenos<br />
en la calle de Murviedro para ensanchar la iglesia y convento de Santa<br />
Mónica, cuya área resultaba muy reducida para las necesidades del culto y de la<br />
comunidad, pues tanto de Valencia como de los arrabales concurría mucha gente<br />
de fieles atraídos por su veneración al Santísimo Cristo de la Fe 2 .<br />
Con esta donación de la Ciudad el área de la iglesia y convento se ensanchó<br />
considerablemente, ocupando todo el territorio que hoy ocupa<br />
1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág. 48.<br />
2 Archivo municipal de Valencia. Manual de Conseils de la Ciutat de Valencia, años 1668-1669<br />
núm. 200, sig. A.
248<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
el templo y el edificio adquirido por las Hermanitas de los Pobres, construyendo<br />
una espaciosa entrada con ancha escalera, por donde se subía a los dormitorios,<br />
librería y demás piezas y oficinas. A continuación de la entrada y a mano<br />
izquierda se construyó un hermoso claustro junto a la iglesia, al lado de la actual<br />
sacristía. El refectorio se hallaba en el piso bajo a la derecha del claustro, donde<br />
hoy se halla la iglesia del Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Poseía un extenso<br />
huerto, al que se entraba también por un pequeño callizo de la calle de<br />
Murviedro, y tanto el huerto como el callizo se hallan hoy edificados y forman<br />
parte del Asilo".<br />
A esto agreguemos otros dos documentos; el primero de los cuales acredita al<br />
Ayuntamiento valenciano de magnífico, y acreedor a las bendiciones de los pechos<br />
agradecidos y religiosos. Lo copiamos del Manual de Consejos 1 :<br />
"Dicho día (29 de Noviembre 1668)<br />
Establecimiento o concesión al Convento de Santa María.- Los dichos Ilustres<br />
Señores jurados y Sindico arriba nombrados ut supra…<br />
En atencion que por parte del Reverendo-Prior y Frailes del convento de Santa<br />
Mónica construido en la calle de Murviedro (Sagunto) se ha presentado a Sus<br />
Señorías que para la Iglesia que están edificando para dicho convento y para sacar<br />
la pared de la iglesia al igual o línea recta que corresponde a la calle de Murviedro<br />
a la parte de la plazuela, han de menester algunos palmos de calle que se<br />
necesitan o han de menester, es por lo que suplican a Sus Señorías sean servidos<br />
de concederselo. Y en atención que en el día de ayer los dichos Señores Jurados<br />
se personaron en dicho puesto o sitio y habiéndolo reconocido, hallaron no ser<br />
de perjuicio alguno el conceder dicho establecimiento, tanto por no encontrar inconveniente<br />
alguno, como por ser forzoso y necesario para la perfeccion de dicha<br />
perfeccion de dicha obra. Por tanto Sus Señorías Muy Ilustres habida consideracion<br />
de que lo antes dicho ha de redundar en servicio de Nuestro Señor y<br />
embellecimiento de la Iglesia que está haciendo dicho convento; Establecen (lo<br />
conceden) a los dichos Reverendos<br />
1 Arch. mun. Año 1668-1669. Núm. 200, sig. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 249<br />
Prior y Frailes del convento de Santa Mónica los palmos de calle en la parte<br />
de la plazuela que sean necesarios para que la dicha pared de la Iglesia quede en<br />
línea recta para que de esta manera quede dicha obra más perfecta, lo cual Establiment<br />
o (concesión) hacen sin perjuicio ni daño de tercero, y no de otra manera".<br />
He aquí el texto en valenciano:<br />
Establiment al Convent de anta Mónica.- Los dits Illustres Se Prior y Frares del Con que per<br />
tart del Reverent ajustats ut supra. Attes ñors Jurats y Sindich uent de Santa Monica construhit<br />
en lo carrer de Molvedre se ha reresentat a Ses Señories come pera la Esglesia que estan fabricant<br />
pera dit Conuvent y pera traure ab igualtat la paret de dita Iglesia que correspon a dit carrer<br />
de Molvedre a la part de la placeta ha menester aquels pases de carrer que se han menester que<br />
per ço suplicaua a Ses Señories foren seruits de establerseli. E attes que en lo día de Ahir los dits<br />
Señors Jurats feren visura de dit puesto y hauent reconegut aquell fondi trobat no ser de perjuhi<br />
algu el concedir lo dit Establiment aixi per non trobar inconuenient algu com per ser forços y necessari<br />
pera perfeccio de la dita obra. Per tant Ses Señories molt Illustres haguda consideracii de<br />
que lo desus dit ha de redundar en seruici de nostre Señor y embelliment de la esglesia que als<br />
dits Reverents Prior y Frares del conuent de Santa Monica los pasus de carrer a la part de la placeta<br />
que seran menester pera la parte de dita Esglesia trahent aquella linea recta pera que desta<br />
manera quede dita opra en sa perfeccio lo qual Estabilment fau sens perjuhi de dany de tercer y<br />
no de altra manera. (Arch. munic. de Valenc., Libr. Manual de Consells.)<br />
La siguiente pieza, que es un Memorial elevado al Rey Carlos II, después de la<br />
Regencia, o sea posterior al año 1677, sirvió para inclinar el ánimo del Monarca a<br />
nuestro favor y que mediase en el asunto; y pónese aquí porque ayuda a describir<br />
cómo vivía la comunidad entonces, cuántos religiosos la componían, sus ocupaciones<br />
y otras cosas tan importantes como curiosas 1 :<br />
SEÑOR:<br />
El Prior, Convento, y Religiosos de Agustinos descalços de la Gloriosa Sta.<br />
Monica, fundado en el arraval, y calle de Murviedro de la Ciudad de Valencia<br />
suplicantes dizen, que deseando esta sagrada Religion fundar en dicha Ciudad un<br />
Convento segun su loable, y austero instituto a mayor culto de Dios nuestro Sr. y<br />
aprovechamiento de las almas, le començaron á fabricar en dicha calle de murviedro<br />
baxando la puente de Serranos, a distancia de ochenta passos, poco mas,<br />
pocos menos de dicha puente á la mano derecha. Cuya fabrica, aunque con la<br />
pobreza y estrechez de esta religion descalza, se ha aumentado, hasta haberla<br />
puesto en forma, con lo mas presiso, de que se necesita para la condigna, y congrua<br />
habitacion de los religiosos, que hoy son en numero pasados de quarenta,<br />
poco mas, poco menos, y por lo regular<br />
1 Arch. gen. Carp. C.
250<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
todos presisos, para la predicación, confesiones, y otros exercicios espirituales,<br />
que profesan. Y tratando de fabricar la Iglesia, coigual á la planta del convento,<br />
aunq. en alguna parte del ambito, segun reglas del arte, y segun los ensanches,<br />
que devia tener el templo, tuvo algo que vencer. La Ciudad de Valencia,<br />
establecio aquella distancia presisa para que a la Iglesia se le hiziese un portico,<br />
no solo por decencia, y ornato de la fabrica, sino principalmente para perficionar<br />
el coro, para que los religiosos celebrasen los Divinos oficios. Desde las paredes,<br />
que dan principio al Portico, hasta una cassa, que esta enfrente, se allan diez<br />
palmos, y medio de distancia, poco mas poco menos, la qual alinda casi con todo<br />
el convento, y con todo lo que ha de ser Iglesia, cuya cassa es de Mariana Perello<br />
Viuda de Vicente Lopez errero, y albeytar, que fue, en cuyos exercicios continua<br />
la Viuda, y esta cassa es de calidad, que no puede llamarse cassa condigna<br />
de habitacion, sino unas paredes, y sitio, donde asisten algunos menestrales, y<br />
oficiales erreros, y albeytares, y como la cercania es de diez palmos y medio,<br />
causa notable indecencia, el ladearse, los ruydos. Vozes, y demas funciones de<br />
albeytares, y erreros, con cossa tan sagrada, y digna como la Iglesia, y convento<br />
siendo lo mas ponderable la inquietud, q. ocasionan a los religiosos, quando estan<br />
celebrando los oficios Divinos en el coro, que apenas puede oyrse, y percebirse<br />
lo q. Cantan, contra lo ritual, que manda nuestra Sta. Iglesia Catolica; y asi<br />
las Cavalgaduras, como los q. las conducen para su curacion, y sangrias ocasionan<br />
tan orrorosa ediondez, y remanentes tan indignos de la Iglesia, y Convento,<br />
que lo menos el dexar balsas de sangre en muchas partes sin otras immundicias.<br />
Y lo mas presiso, y urgente, q. los suplicantes ponen en la RI. noticia de V. Magestad,<br />
es, el que si esta cassa no se incorpora y agrega á la fabrica de este Convento,<br />
y á la de la Iglesia, y coro, q. aora se comiençan á trabajar, falta al Convento<br />
lo mas presiso q. necesita, para q. el coro este con la decencia q. pide tan<br />
gran culto, y los religiosos, con el desaogo, q. pide tan reverente funccion, lo q.<br />
de otro modo no puede executarse q. incorporandose el ambito de dicha cassa,<br />
con la fabrica del Convento, y demas á mas, en todos los quartos bajos, del distrito<br />
de dicha cassa, se han de hazer, y trabajar diferentes oficinas, q. notoriamente<br />
faltan, y no han tenido cabimiento en todo el
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 251<br />
ambito, en que se ha edificado el Convento, por la natural estrechez del sitio.<br />
En consideracion de lo qual, hechas las diligencias con la Viuda, para q. venda<br />
esta casa al Convento, pagandole su justo valor, no viene en ello, por algunos fines<br />
particulares, Y quizas con el dictamen de q. el Convento necesita precisamente<br />
de aquella habitacion, Y tratando compelerla por justicia, por tantos privilegios,<br />
y fundamentos, q. motivan, y acompañan la fabrica de monasterios, y<br />
templos, Y lo tantas veces declarado, con sentencia de la RI. Audiencia de aquella<br />
Ciudad, y Reyno, Cassas muy principales, se ha encontrado lo dispuesto en el<br />
Capitulo I de los actos de corte de los estamentos militar, y Real del año 1626 en<br />
aquel Reyno, donde ambos braços suplicaron á Su Magestad q. ningun Convento<br />
de religiosos, q. esten dentro la Ciudad de Valencia, puedan compeler á particular<br />
alguno á que les venda su cassa, para edificacion de algun Convento, si ya no<br />
fuesse, q. la cassa fuese presisa para construccion de la Iglesia, porq. esta veneracion<br />
se deve, donde ha de estar reservado el Sanctissimo Sacramento de la Eucharistia,<br />
como se pague el justo valor. Y el Señor Phelipe quarto Padre de V.<br />
Magestad (que eterna gloria haya) mandó decretar: Plau á Sa Magestad, que sin<br />
orden particular suyo despachado por el Sacro Supremo Consejo de Aragon, no<br />
se pueda compeler á ningun particular á hazer venda de su cassa, sino fuesse para<br />
ereccion, y construccion de Iglesia, como se contiene en el Capitulo.<br />
Y aunque parece no estan los suplicantes en terminos del acto de cortes porq.<br />
su Convento le tienen fuera de la Ciudad, Y aunq. estuviera dentro de aquella,<br />
estariamos en lo que permite el mesmo auto, pues lo presiso, para que es menester<br />
la cassa, es para la fabrica del coro, porcion principalissima de la Iglesia, segun<br />
el instituto de esta sagrada familia, ha parecido el medio mas eficaz ponerse<br />
con esta representacion á los Reales pies de V. Magestad.<br />
Por tanto supplican quan humildemente pueden sea del servicio de V. Magestad<br />
por medio del Sacro Suppremo Real Consejo de Aragon, mandar librar los<br />
despachos, que convengan, y sean necesarios, para q. la dicha Mariana Perello<br />
les venda la referida cassa para los fines, y efetos expresados como el convento<br />
esta pronto a pagarle su justo valor. Asi lo esperan conseguir de la Grandeza de<br />
V. Magestad
252<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
cuya catolica Real persona Guarde Dios nuestro Señor como la christiandad<br />
ha menester".<br />
A esta casa se refiere el Libro de Estado de Valencia 1 cuando escribe: "Su sitio<br />
era una porcion del convento debajo de lo que fue Noviciado y oy es dormitorio<br />
que corre hacia las comunes y necesarias. Servia de pajar ó palliza; y por tener la<br />
puerta fuera de la clausura, debajo del arco, y dos ventanillas a la plaza, estaba expuesta<br />
al fuego, y otras tragedias, que se dejan considerar… pegaba contra las ventanas<br />
de la sacristia; y de varios modos nos hacia mal vecindado. Porque sobre ser<br />
la casa muy infeliz, y apartada de calle publica, asombraba la sacristia, dejandola<br />
sin luz, ni ventilacion, ella, y una alta tapia, que corria desde el remate de la Iglesia<br />
hasta el extremo del huerto, donde se ve el cipres mas grande: sin contar con que<br />
una de las ventanas baxas de la sacristía caía fuera de la clausura, y frente por frente<br />
del corral, que tenía la casuela entre ella, y otra pequeña, que oy se ve emparejando<br />
con la esquina de la Iglesia… se compro casa y huerto… Se derribó la dha. casa, y<br />
tapia, que distaban de la sacristia lo mas diez palmos; y se saco la puerta del callizo<br />
hasta la pared de la Iglesia donde ahora tiene un cuarto separado para desaogo de la<br />
sacristia; se hizo huerto agregado al nuestro todo aquel sitio. Con los despojos de la<br />
casuela y tapia se hizo pajar sobre la caballeriza dentro de la clausura, como oy<br />
está… El territorio de esta casa y plaza era una casa herreria, y albeyteria tenida a<br />
Señorio directo de la Zaydia, y poseida por una viuda llamada Mariana Perellós,<br />
que ocasionó los pleitos que insinuo en la fundacion del Convento".<br />
Lo tercero que conviene intercalar refiérese a documentos pontificios que están<br />
en nuestro archivo general.<br />
Fuera de los numerosos Rescriptos que varios Sumos Pontífices publicaron para<br />
enriquecer de gracias espirituales a los devotos del Santo Cristo de la Fe, de que<br />
en su lugar propio trataremos, recordemos ahora, relativamente al templo de Santa<br />
Mónica, las Letras Apostólicas del Papa Inocencio X, a 29 de Abril de 1647, en las<br />
cuales se ot<strong>org</strong>a, con las cláusulas y condiciones de costumbre, a todos<br />
1 Fol. 48.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 253<br />
los fieles que visitaren la iglesia de nuestro convento el privilegio de Jubileo<br />
en los días de San Agustín, Santa Mónica y San Nicolás de Tolentino. Este privilegio<br />
fué registrado y pasado por la curia arzobispal a 25 de Agosto de 1651; el propio<br />
Papa, a 15 de Abril de 1651 ot<strong>org</strong>ó la misma gracia para el segundo día de Pentecostés;<br />
gracia que fué renovada por Alejandro VII con fecha 22 de junio de 1662<br />
para un septenio 1 .<br />
Ahora hablemos en particular de la Capilla del Santo Cristo, que es cuerpo distinto,<br />
aunque adosado al cuerpo de la iglesia; y para ello cedamos la palabra al Sr.<br />
Minguet, quien en la página 19 escribe:<br />
"El Venerable Prelado Don Juan de Ribera había hecho dádiva á los PP. Recoletos<br />
de Santa Mónica, al tiempo de establecerse, de la imagen del Santísimo<br />
Cristo de la Fe, y la Crónica agustiniana pone en boca del Arzobispo las siguientes<br />
palabras: "Assi importaba para mayor gloria de Dios, consuelo de los hijos de<br />
Valencia y total exterminio de la secta mohometana". Y añade que dicha santa<br />
imagen fué trasladada en solemne procesión "al convento de Santa Mónica, para<br />
terror de los moriscos valencianos". Colocada ya en su altar, muchos fieles comenzaron<br />
á acudir para tributarle, en su presencia, un sentido culto de adoración<br />
y pedirle en sus oraciones la conversión de los moriscos y el triunfo definitivo<br />
contra la heregía y la infidelidad. A éstos imitaron muchos moriscos, acudiendo<br />
ante la santa imagen, más por curiosidad que por devoción; pero aun así, convirtiéronse<br />
muchos de éstos á la verdadera fe, abrazando los dogmas de nuestra sacrosanta<br />
religión y abjurando de los errores de su secta 2 .<br />
Aceptada por el P. Fr. Gerónimo de San Lorenzo tan preciosa oferta, se previno<br />
en la iglesia un altar con el adorno que permitía la brevedad del tiempo.<br />
En el sermón predicado en la mañana del 27 de Agosto de 1672, con motivo<br />
del traslado del Santísimo Cristo de la Fe, desde su primitivo altar al de la nueva<br />
capilla donde hoy se venera, el R. P. Provincial Fr. Joseph de Santa Mónica, que<br />
asistió á la solemnidad, lo oyó<br />
1 Carp. C, Val.<br />
2 Crónica de los Agustinos Descalzos. Década II, Cap. III, col. 3.
254<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
decir tal como arriba lo expresamos, y además por el testimonio de varios religiosos<br />
que recordaban la dádiva preciosa del señor Patriarca, y así lo consignó<br />
en un Manuscrito que asegura haber visto el P. Fr. Diego de Santa Teresa.<br />
El magnífico Don Tomás Corbi, canónigo de esta Santa Iglesia Metropolitana,<br />
costeó la fábrica de la suntuosa capilla del Santísimo Cristo. Para este fin,<br />
mandó se abrieran los fundamentos, y en la mañana del día 4 de Octubre de<br />
1671 tomó la primera piedra que había de ser colocada en la obra y la bendijo el<br />
P. Fr. Joseph de Santa Mónica, Definidor de la Provincia, después de haber celebrado<br />
misa ante el altar antiguo del Santísimo Cristo, colocándola últimamente<br />
en medio de la zanja testera de la nueva capilla 1 .<br />
La obra quedó terminada en 1672 2 , y el canónigo fundador, en unión del P.<br />
Fr. Juan del Espíritu Santo, y el Rdo. P. Fr. José de Santa Mónica, á la sazón<br />
Provincial, acordaron el día que se debía celebrar la traslación de la Santa imagen<br />
del Cristo de la Fe á la capilla nuevamente construida. La determinación se<br />
publicó desde el púlpito en la Pascua del Espíritu Santo, y el día 27 de Agosto de<br />
1672 bendijo el P. Provincial la capilla, quedando colocada en el nicho del altar<br />
mayor la Santa imagen del Cristo de la Fe, trasladándose, por la tarde, en solemne<br />
procesión, y con asistencia de la comunidad, el Santísimo Sacramento, por<br />
haber sido erigida en capilla de la Comunión.<br />
Concluída la obra, en la pared de la parte de la Epístola se pintó un hecho<br />
ocurrido con anterioridad á su construcción. En la calle de Serranos vivía una<br />
señora que tenía un hijo pequeño moribundo á consecuencia de una hernia, la<br />
cual vino con él en brazos ante la Santa imagen, é hizo celebrar una misa por la<br />
salud de su hijo. Al comenzar el santo é incruento sacrificio, llegó á creer la madre<br />
que su hijo había ya fallecido, que tal era su inmovilidad é inapreciable respiración.<br />
No obstante, la madre continuó orando, y al levantarse el pueblo para<br />
el Evangelio de San Juan, por ser tercer domingo de cuaresma, de la Santa imagen<br />
emanó un rayo de luz, que viniendo á dar sobre el niño, le dejó sano cayéndole<br />
pañales, vendas y medicamentos 3 .<br />
1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág. 51.<br />
2 Manuscrito del Archivo de la Cofradía. Parte I, pág. 29.<br />
3 Papeles de Fr. Diego de Santa Teresa. Libro de la Cofradía, pág. 9.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 255<br />
Don Tomás Corbi mandó también labrar dos lámparas de plata para la capilla<br />
erigida á sus expensas; y para que no la faltase el adorno correspondiente, en el<br />
testamento ot<strong>org</strong>ado por el piadoso fundador, autorizado por Don Antonio Torrella,<br />
la dotó de no poca renta, fundando una Administración que quiso se intitulara<br />
Administración del Santo Cristo de la Fe, designando por administradores<br />
al Subsacristán de la Seo y al P. Prior del Convento de Santa Mónica que por<br />
tiempo fueren 1 .<br />
Poco después de ver terminada su obra el ilustre y piadoso canónigo Don<br />
Tomás Corbí, quiso Su Divina Majestad premiar los desvelos de aquél en promover<br />
el culto del Santísimo Cristo de la Fe, falleciendo el día 21 de Mayo de<br />
1675, y su cuerpo recibió sepultura en la capilla erigida á sus expensas".<br />
Minguet y Arbors no menciona la correspondencia que hubo por parte del<br />
Convento y de la Provincia para tan insigne benefactor, pero nosotros, aprovechando<br />
un documento del Archivo General 2 diremos que el agradecimiento hacia él no<br />
fué ni escaso ni momentáneo, como se declara en lo que sigue: "El P. Fr. Jose de<br />
Santa Monica, Prior del Convento de Santa Mónica, atendiendo y considerando los<br />
muchos beneficios, favores y limosnas que ha hecho, hace y nos promete hacer el<br />
magnifico y noble señor Don Tomás Antonio, Corbí, doctor en sagrados cánones,<br />
canceller de Su Majestad, Canónigo de esta Metropolitana y juez comisario de la<br />
Santa Cruzada; de consejo, acuerdo y consideración de los VV. PP. de consulta, y<br />
de comun consentimiento de los demás Padres y Religiosos del Convento. Por<br />
cuanto dicho señor es Patrón de la capilla del Santo Cristo de la Fe destinada para<br />
capilla de comunión, la cual a expensas propias ha erigido y perfeccionado y esperamos<br />
la adelantará más, por haber gastado muchos miles de reales en la demás<br />
fábrica del convento e iglesia que se va fabricando, y ser su voluntad quedarse entre<br />
nosotros enterrándose en dicha su capilla en sepulcro que para ello tiene fabricado,<br />
por tanto mostrandonos agradecidos a tanta caridad nos obligamos todos los religiosos<br />
de este convento simul et in solidum a los sufragios siguientes.<br />
1 Libro de la Administración del Señor Don Tomás Corbí. pág. I. Este libro se conservaba en el<br />
Archivo del Arzobispado, y fué destruido con otros documentos en el incendio ocasionado por una<br />
bomba durante el sitio de Valencia por los franceses.<br />
2 Carp. C.
256<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
1.º Durante su vida incorporarlo y unirlo en este cuerpo místico haciéndole participante<br />
de los méritos del mismo. 2.º Promete el Prior que por el tiempo fuere, que<br />
en los capítulos de culpis hará de el expresa mención. 3.º en su muerte los tres primeros<br />
días dirán misa por su alma todos los sacerdotes sin estipendio ni lo recibirán<br />
por su entierro; y que los coristas y legos rezarán tres oficios de difuntos, como lo<br />
hacen por los religiosos. 4.º Que todo el novenario, desde el día de su entierro, se<br />
hará por el señor Canonigo cuanto se suele y debe hacerse aquellos días por un religioso<br />
conventual. 5.º Que en el día de cabo de año de su muerte perpetuamente se<br />
le cantará vigilia y misa de requiem, bajando después la comunidad a su capilla a<br />
cantar el responso tocando en el ínterin las campanas. 6.º Que se le dirá una misa<br />
cotidiana y perpetua en su capilla y que el religioso destinado para su capellán, acabada<br />
la misa, le dirá un responso sobre su sepultura. 7.º Que todos los viernes del<br />
año se cantará por su alma en el Santo Cristo una misa votiva de Pasione Domini.<br />
7.º Que en todos los sermones y pláticas que se hicieran en la capilla, como en los<br />
viernes de cuaresma y fiestas del Santo Cristo encargará el predicador una Ave Maria<br />
por el alma de dicho señor Canónigo. Y ultirnamente que las disciplinas de todo<br />
el año se hayan de hacer en dicha Santa Capilla y que el P. Prior ha de pedir a los<br />
religiosos un Padre Nuestro por el alma del Señor Canónigo y los suyos. Y yo, concluye,<br />
dicho Fr. José de Santa Mónica, como Prior, en mi nombre y como cabeza de<br />
los demás sucesores míos y en nombre y consentimiento de los demás Religiosos<br />
del Convento, me obligo y nos obligamos a cumplir todo lo ofrecido. En fe de lo<br />
cual lo firmé en dicho nombre, y sellé con el sello mayor de mi oficio en este de<br />
Santa Mónica de Valencia en 30 de Noviembre de 1668. Ita est. Fr. José de Santa<br />
Mónica, Prior".<br />
Luego después, en 1.º de Diciembre de 1668, estando de visita en este convento<br />
el P. Fr. Jerónimo de San José, Provincial, aprobó y confirmó largamente todo,<br />
interponiendo su autoridad para mayor firmeza, y refrendó su secretario Fr. José del<br />
Rosario. Y mandó se observase bajo precepto de obediencia. Demás de esto, en 25<br />
de Abril de 1670, celebrándose Capítulo Provincial en Zaragoza, se presentó a todo<br />
el Capítulo dicha promesa y fué aprobada, renovando el precepto de obediencia<br />
impuesto por el anterior Provincial.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 257<br />
Continuemos la relación de Minguet 1 : "En el año de 1676 se presentó una nueva<br />
avenida del río, que derribó una parte del puente de San José, y dejó muy mal<br />
parados los conventos de la Zaidía, Santa Mónica, San Pedro Nolasco y San Julián,<br />
arruinando varias casas en el arrabal de la calle de Murviedro y demás situadas á la<br />
margen izquierda del río.<br />
Entretanto la fábrica de la iglesia se hallaba en sus trabajos suspendida, y debido<br />
á los fondos de la Administración fundada por el canónigo Don Tomás Corbí<br />
para la Capilla del Santísimo Cristo de la Fe, pudieron al fin verse terminadas las<br />
obras en el año 1691.<br />
Los Sres. Administradores de la fundación obtuvieron un Decreto del Ilustrísimo<br />
Señor Arzobispo de Valencia Don Juan Tomás de Rocaberti, su fecha 6 de<br />
Agosto de 1686, permitiéndoles aplicar dos mil libras valencianas procedentes de<br />
esta Administración para terminar las obras 2 .<br />
Don Francisco Ballester y Marco, Presbítero, Beneficiado de la iglesia parroquial<br />
de los Santos Juanes, dice que "quedó un templo, que si los órdenes de arquitectura<br />
correspondieran á lo magestuoso de la idea, sería de los primeros que admiraríamos;<br />
pues la nave de la iglesia, crucero y linterna, el coro y las capillas claustrales<br />
no dejan que envidiar á otras fábricas" 3 .<br />
Terminada la obra de la fábrica de la iglesia, y á expensas del Ilustre Señor<br />
Don Pedro Albornoz y Tapies, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana, Vicario<br />
general de este Arzobispado, sede vacante, juez Comisario de la Cruzada y Rector<br />
varias veces de la Universidad Literaria de Valencia, se doró el retablo de Santa<br />
Rita y compuso primorosamente la sacristía.<br />
Este mismo Ilustre Señor costeó, á fines de 1742 y principios de 1743, el carnerario<br />
para el enterramiento de los Religiosos, á cuyo objeto se vació el pavimento<br />
de la iglesia desde el presbiterio hasta la mitad del templo, conteniendo cuarenta y<br />
dos celditas ó nichos 4 .<br />
En las obras realizadas después de la exclaustración desaparecieron<br />
1 Pág. 21.<br />
2 Libro de Estado de Santa Mónica, pág 122.<br />
3 Historia de la Imagen del Santo Cristo de la Fe.<br />
4 Don Francisco Ballester y Marco. Historia de la Imagen del Santo Cristo de la Fe.
258<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
muchas losas sepulcrales con motivo de la renovación del pavimento de la<br />
iglesia, y se incomunicó la escalera que daba entrada al panteón levantando una<br />
pared de medio ladrillo desde el suelo del panteón hasta la bóveda del mismo,<br />
haciendo lo propio en toda la extensión longitudinal, por lo que el carnerario quedó<br />
seccionado, dejando seis nichos en cada parte y sección. Los tabiques de los nichos<br />
se derribaron, quedando al descubierto los restos mortales.<br />
La entrada del panteón se hallaba situada en medio de la iglesia, á catorce metros<br />
de distancia del presbiterio, cuya entrada cerraba una losa cuadrada de un metro<br />
de lado, comunicando con la escalera que tenía un metro de anchura y cuatro de<br />
longitud, adelantando hasta los primeros nichos. La escalera tenía veinte peldaños,<br />
y el panteón estaba abovedado en toda su longitud de doce metros por cinco metros<br />
y un decímetro que es su anchura entre los nichos de derecha é izquierda. La bóveda<br />
es de medio ladrillo, y de trecho en trecho se apoya en unos pilares de mampostería<br />
situados á una y otra parte de la bóveda; su altura es de cuatro metros. La distancia<br />
entre los pilares de cada lado es de dos metros, teniendo tres decímetros de<br />
lado cada uno. Entre cada dos pilares, á una y otra parte de la bóveda, se abren los<br />
nichos, en tres tramadas, y en cada sección, á derecha é izquierda, siendo de un<br />
metro y cincuenta centímetros la altura y profundidad de cada uno.<br />
A la derecha del último peldaño de la escalera se halla situado el osario, en<br />
forma de pozo cuadrado de un metro de lado 1 ...<br />
La longitud total de la iglesia es de treinta y dos metros cincuenta y ocho centímetros.<br />
La anchura en el crucero es de veintiún metros cincuenta y siete centímetros.<br />
En la nave central nueve metros ochenta y seis centímetros, y en los laterales nueve<br />
metros sesenta centímetros.<br />
1 En Noviembre de 1903, con motivo de la renovación del pavimento, tuvimos ocasión de ver el<br />
panteón que describimos tan detalladamente. En el osario se distinguían varios restos. En los escombros<br />
amontonados en el suelo, y en los nichos, se descubrían cráneos, fémures, tibias y otros<br />
huesos, restos de los hábitos, zapatos, correas y hebillas, algunos de cuyos restos se hallan en un<br />
estado que demuestra que no han sido removidos en ningún tiempo, pues tal es la posición de las<br />
cenizas en su reposo que se distingue lo posición del cadáver que allí fué colocado, sin caja, según<br />
la costumbre de enterrarlos. Con el derribo de los tabiques desaparecieron las inscripciones<br />
que pudieran hacer memoria de nombres y fechas. Sólo con una pacientísima atención pudo leerse<br />
la siguiente: "Fr. Vicente de Jesús Ayala, murió a los 45 años en 1750".
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 259<br />
La altura hasta la cornisa es de diez metros cuarenta y cinco centímetros.<br />
La iglesia es de forma de cruz latina y claustral, con atrio y seis capillas.<br />
El zócalo es de piedra sillería, y la arquitectura es de orden compuesto. La bóveda<br />
de medio punto, con lunetos, y sobre los arcos torales se apoya la cúpula, con<br />
linterna, que por el exterior no presenta la formación correcta de otras.<br />
La fachada de la iglesia está adornada de seis pilastras con medallones, ocupando<br />
los claros unos balcones y alguna ventana, y sobre la puerta de entrada hay<br />
un nicho cuyo cascarón es una concha, y en él está colocada la imagen de la Santa<br />
titular de la iglesia. El todo termina por un antepecho decorado del mismo estilo y<br />
sobre él hay un frontispicio de forma piramidal truncada, cuya forma afectan también<br />
las dos torres campaniles, teniendo actualmente sólo campanas en los huecos<br />
la recayente á la calle de Sagunto. En el muro de esta misma calle existe un retablo<br />
con nicho, en el cual se ha colocado la imagen del Santísimo Cristo de la Fe, con<br />
los atributos de la pasión por adorno.<br />
A la entrada de la iglesia, á una y otra parte de la puerta que comunica con el<br />
átrio, existen dos pilas excelentes, de mármol blanco, para el agua bendita, cuya<br />
procedencia se cree que es del exmonasterio de San Miguel de los Reyes.<br />
El altar mayor de la iglesia era antes de yeso, y por iniciativa del P. Blasco,<br />
Prior que fué del convento de Santa Mónica, y luego Provincial, se abrió una suscripción<br />
y se hizo el segundo cuerpo del altar, representando en él, de relieve, el<br />
bautizo de San Agustín. Este altar es de orden compuesto; está entallado y consta<br />
de dos cuerpos: el primero de cuatro columnas con dos estatuas á los lados, y el<br />
segundo forma un rectángulo con un medio relieve terminado por marco rebajado,<br />
y sobre él un grupo de ángeles. En este segundo cuerpo hay un nicho en el que está<br />
colocada la imagen de Santa Mónica, titular de la iglesia y convento.<br />
Los altares de las capillas están pintados sobre el muro y cada uno tiene su correspondiente<br />
nicho donde se halla colocada una imagen que da nombre á la capilla.
260<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En el altar que existe junto á la capilla del Santísimo Cristo de la Fe se halla la<br />
imagen de San Agustín, Obispo de Hipona, Gran Padre y Doctor de la Iglesia, fundador<br />
de la Orden religiosa de los Ermitaños...<br />
La Capilla del Santísimo Cristo de la Fe es de forma rectangular, de orden corintio,<br />
con cimborio, cúpula y linterna que hermosean ocho ventanas, de las cuales<br />
algunas dan luz á la capilla. Las cornisas están adornadas con sus tarjas de buena<br />
talla. Los ángulos inferiores á la linterna se visten de talla con las insignias de la<br />
Religión.<br />
El altar es del mismo orden y está formado de dos columnas con estatuas á los<br />
lados, terminando con un escudo sostenido por un ángel. En el nicho se venera la<br />
imagen del Santísimo Cristo de la Fe.<br />
En esta misma Capilla y al lado de la Epístola se venera la imagen de Nuestra<br />
Señora de los Dolores. Esta imagen procede de Orán, y fué sorteada entre las comunidades<br />
religiosas de Valencia, correspondiendo al Colegio de San Pedro Nolasco,<br />
siendo colocada en el altar mayor, como titular. Después de la exclaustración<br />
fué trasladada á la iglesia de Santa Mónica, y colocada en el altar que en la capilla<br />
del Cristo ocupaba la de Nuestra Señora de los Desamparados.<br />
Antes de esta última imagen, y en su mismo sitio, se veneraba á la Virgen de<br />
Copacavana, la cual es mencionada por Don Joseph Vicente Ortí y Mayor en la<br />
Descripción de las fiestas por el quinto Centenario de la Conquista de Valencia,<br />
quien dice: "El viernes 10 de Octubre de 1738 tuvo lugar la procesión general", y<br />
añade: "Los Agustinos Descalzos (llamados ordinariamente de Santa Mónica, por<br />
estar dedicada á esta gloriosísima Santa la Iglesia de su Convento, que se halla en<br />
los Arrabales de la Ciudad, en una Comunidad de sesenta Religiosos), y su Prior el<br />
M. R. P. Fr. Sebastián de la Virgen de Loreto, presidía en esta Procesión á los referidos.<br />
Sacaron un Tabernáculo, en que iba la imagen de Nuestra Señora de Copacayana,<br />
con su Escapulario de tisú, y el manto de espolín de oro, con tanto adorno de<br />
perlas, diamantes y esmeraldas, que su valor importaba quince mil pesos. Llevaba<br />
en la cabellera un hermoso arco de flores artificiales, de lo que iba también la peana<br />
curiosamente compuesta,
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 261<br />
delante de la cual iban cuatro Religiosos alumbrando con antorchas de cera á<br />
la Santa Imagen, y una vistosísima Danza, que con su destreza servía de diversión,<br />
y con su gozo de obsequio. La imagen era de masonería colocada sobre una esfera<br />
azul. Desde la Capilla del Cristo fué después trasladada al retablo donde hoy se<br />
halla San Félix de Cantalicio. Hoy se venera en una capilla del poblado de Benimaclet".<br />
Después el mismo autor trae algunas cosas que nosotros omitimos porque no<br />
hacen a nuestro propósito, y concluye 1 : "En el año 1655, la ciudad celebró suntuosas<br />
fiestas con motivo del segundo centenario de San Vicente Ferrer, por su canonicación,<br />
cuyas fiestas que, terminaron el 29 de Junio, describió minuciosamente Don<br />
Marco Antonio Ortí, Secretario de la ciudad, quien dice así:<br />
"En cuanto á la Casa de los Mónicos, su fachada se iluminó espléndidamente<br />
durante los días que duraron las fiestas centenarias, y era á la sazón Prior del<br />
Convento de los Agustinos Descalzos el P. Fr. Joseph de Santa Mónica".<br />
En la procesión general que tuvo lugar con motivo de tan gran acontecimiento,<br />
y entre las Religiones que asistieron, venía la primera la de los Agustinos Descalzos<br />
del Convento de Santa Mónica, y aunque aquel Convento era de los más modernos,<br />
y no muy grande, salieron en esta procesión treinta Religiosos.<br />
"Pesarosos los Religiosos del Convento de Trinitarios del Remedio de no<br />
haber hecho un altar para la procesión tan suntuosa como deseaban, hicieron un<br />
castillo de fuegos artificiales en la plaza del Mercado, á las nueve de la noche,<br />
que causó mucho regocijo, y llegó a conseguir el haber merecido título de corona<br />
de todos los fuegos, si bien la misma noche los Religiosos Agustinos Descalzos,<br />
en su convento de Santa Mónica, ayudaron á esta corona con tres grandiosas<br />
salidas de cohetes, que fueron tales, que, sin embargo, de haberse hecho esta<br />
fiesta fuera de los muros de la ciudad, la clarificaron toda, y en las partes de ella<br />
más remotas del Convento se oyeron muy bien los estampidos que daba el fuego<br />
por librarse de la opresión de los cohetes".<br />
1 Pág. 29.
262<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
El 27 de Agosto de 1672 quedó colocado en el nicho de la nueva Capilla el<br />
Santísimo Cristo de la Fe, trasladándose por la tarde en solemne procesión y con<br />
asistencia de toda la comunidad, el Santísimo Sacramento, por haber sido erigida<br />
en Capilla de la Comunión.<br />
Este acontecimiento fué celebrado con demostraciones espontáneas de júbilo,<br />
de parte de la populosa barriada de la calle de Murviedro que se asoció á las fiestas<br />
con que la comunidad tradujo en alegría, y numerosísimo y distinguido fué el<br />
concurso que de la capital acudió á solemnizarlas. Convento y calle se engalanaron<br />
con colgaduras; bolas y gallardetes formaban vistosas guirnaldas que cruzaban<br />
la entonces estrecha calle, y por las noches, la fachada del convento apareció<br />
espléndidamente iluminada, lo mismo que las ventanas de los edificios de aquel<br />
populoso arrabal".<br />
Porque confirma lo dicho y además enseña cosas nuevas, aducimos lo que se<br />
contiene a este respecto en el libro del Sr. Ballester y Marco 1 :<br />
"Tal era el frecuente y numeroso concurso que de todas partes concurría a visitar<br />
nuestra Imágen, que Iglesia y Capilla eran corto recinto para la devoción.<br />
Por ello estaban deseosos los Reverendos Padres de disponer Iglesia capaz para<br />
el culto de su Madre Santa Mónica y de fabricar Capilla para el Santo Cristo.<br />
Cumplióles su divina Magestad los deseos; pués en el año 1662 día 19 de Marzo,<br />
abiertos los fundamentos para la Iglesia bendijo la primera piedra el Ilustrísimos<br />
Sr. Don José Barberá, Obispo Maronense, por comisión y facultad del Ilustrísimo<br />
y Reverendísimo Señor Don Martin Lopez de Ontiveros, Arzobispo de Valencia.<br />
Hecha ésta ceremonia el mismo Señor Obispo colocó la primera piedra al<br />
lado de la Epístola, en el lugar 40 palmos distante del prebiterio y junto con ella<br />
un vaso de óleo Santo y varias monedas de los Reinos de Aragón, Cataluña, Mallorca,<br />
Castilla y Valencia. A ésta función sirvió de padrino D. Frey Jaime Pertusa,<br />
Caballero de la Militar Orden de San Juan de Jerusalen y Comendador de<br />
Ambel y Abderite, a quien acompañó toda la nobleza de Valencia de entrambos<br />
sexos. Todo consta de la escritura sacada y sellada por el Licenciado Mosen Luis<br />
Cambres, Notario<br />
1 Cap. IV.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 263<br />
apostólico y Catedrático de Matemáticas en la Universidad de Valencia 1 .<br />
En éste año de 1662 el magnífico Don Tomás Corví, Canónigo de la Metropolitana<br />
de Valencia, Canciller de su Magestad, juez ordinario de Competencias<br />
y Comisario General de la Santa Cruzada, ordenó, que a costas suyas se fabricase<br />
la suntuosa Capilla del Santo Cristo de la Fe. Para éste fin mandó se abriesen<br />
sus fundamentos y en el día 4 de Octubre por la mañana tomó la piedra que<br />
había de ser primera en la obra y la bendijo el Padre Fray José de Santa Mónica,<br />
Difinidor entonces de Provincia, después de haber celebrado misa en la Capilla<br />
antigua del Santo Cristo, y últimamente la colocó en medio la zanja testera de la<br />
Capilla 2 .<br />
La planta de ésta Capilla es perfecta, pués de largo y ancho tiene la proporción<br />
que requiere el arte. Tiene tambien prebiterio y linterna, o media naranja,<br />
que la hermosean ocho ventanas, de las cuales algunas dan luz a la Capilla. Las<br />
cornisas están adornadas con sus tarjas de buena talla. Los ángulos inferios a la<br />
media naranja se visten de talla con las insignias de la Religión. En la misma<br />
Capilla hay un altar al lado de la Epístola, en que está colocada nuestra Señora<br />
de Copa Cayana; y en frente de éste, al lado del Evangelio hay una puerta grande<br />
por donde se comunica con el claustro. Concluyóse ésta Capilla en el año 1672 3 .<br />
En éste mismo año Don Tomás Corví, Fray Juan del Espíritu Santo y el R. P.<br />
Fray Josef de Santa Mónica, Provincial, acordaron el día en que se había de celebrar<br />
la traslación de la Santa Imágen a la Capilla nueva. Publicose la determinación<br />
en la Pascua del Espíritu Santo; y el día 27 de Agosto del mismo año<br />
bendijo el Padre Provincial la capilla y colocó la Santa Imágen en el nicho y por<br />
la tarde trasladaron al Santísimo Sacramento a la misma, por haber sido erigida<br />
en Capilla de comunión. Las demostraciones de júbilo que dicho Don Tomás<br />
Corví y los habitadores de la calle hicieron los días de las fiestas fueron singulares,<br />
ya en la solemnidad de los divinos Oficios, ya en la hermosa variedad de luces,<br />
unas pacíficas y otras ruidosas<br />
1 Libro de Estado de Santa Mónica, pág 48.<br />
2 Libro de Estado, pág. 51.<br />
3 Manus. del Archiv. de la Cofrad., p. I, pág. 29.
264<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
con que ilustrron Convento y calle, por lo que el concurso que de dentro y<br />
fuera vino a solemnizar las fiestas fué numeroso y lucido.<br />
Poco después quiso su divina Magestad premiar, como piadosamente se cree,<br />
los desvelos en promover su culto al dicho Don Tomás Corví, llevándole a mejor<br />
vida, pués murió en el año 1675 día 21 de Mayo y enterraron su cuerpo en la<br />
Capilla nueva de nuestra Santa Imágen. Y para que a ésta no le faltara el adorno<br />
correspondiente, en su última voluntad, con escritura que autenticó Antonio Torella<br />
1 dotó con no poca renta la dicha Capilla y fundó una administración que<br />
quiso se intitulase "del Santo Cristo de la Fe" señalando en ella por administradores<br />
al Subsacrista de la Seo y al Padre Prior de Santa Mónica que por tiempo<br />
fueren. Estos por decreto que obtuvieron en 6 de Agosto de 1686 del Ilustrísimo<br />
Señor Don Fray Juan Tomás de Rocaberti, Arzobispo de Valencia, aplicaron<br />
2.000 lib. de ésta administración para dar la última mano a la fábrica de la Iglesia;<br />
conque quedó un Templo que si los órdenes de arquitectura correspondieran<br />
a lo magestuoso de la idea, sería de los primeros que admiraríamos; pués la nave<br />
de la Iglesia, el crucero y media naranja, el coro y las capillas clautrales, dan<br />
bastante motivo a los Religiosos para que no envidien mayores fábricas. Fué el<br />
año de su conclusion el de 1691".<br />
Entiéndase que quedó terminado el templo, pero solamente en lo principal de<br />
él, porque vemos en varios pasajes del Libro de Estado que continuaron ciertas<br />
obras accesorias de ornamentación, lo mismo que en la fábrica del convento, que<br />
fué mejorando poco a poco sus dependencias. El P. Jaime Jordán, en la Historia de<br />
la Provincia de la Corona de Aragón 2 , lo conoció concluido, y dice: "Está este<br />
1 Lib. de la Admón. del Señor Don Tomás Corví, pág. 1.<br />
2 Historia de la Provincia de la corona de Aragon de la Sagrada Orden de los Ermitaños de nvestro<br />
Gran Padre San Augustin. Compuesta de Quatro Reynos, Valencia, Aragon, Cataluña, las Islas de<br />
Mallorca, y Menorca; y dividida en quatro partes. Parte Primera. Contiene las fundaciones de los<br />
conventos de Religiosos, y Religiosas del Reyno de Valencia; y las Vidas de sus insignes hijos, y<br />
hijas en santidad, letras, y Dignidades. Su autor el R. P. M. Fr. Jayme Jordan, Doctor en Sagrada<br />
Theologia, dos vezes Retor, y Regente de estudios del Colegio de San Fulgencio de Valencia de la<br />
misma Orden natural de la Villa de Alcoy, y hijo del Real Convento de San Augustin de Valencia.<br />
Tomo segundo. Dedicale al muy noble Señor D. Antonio Francisco Aguado Fernández de Cordova,<br />
Salazar, y Fonseca, cavallero del Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad, &.ª Con licencia:<br />
En Valencia, en la Imprenta de Antonio Bordazar, año 1712. Libr. III. pág. 252.
DÉCADA XI. CAPÍTULO TERCERO. ARTÍCULO 7 265<br />
convento perfectamente acabado; tiene unos claustros muy hermosos y espaciosos;<br />
lindos dormitorios; famosa escala; hermosa librería, y así de las demás piezas<br />
y oficinas que lo componen; de manera que es uno de los mejores y más bien<br />
labrados de Valencia".<br />
En su lugar correspondiente se hablará del Santo Cristo de la Fe y de su Cofradía.
CAPÍTULO CUARTO<br />
ARTÍCULO I<br />
Algo acerca del P. Fr. Martín de Santa María.<br />
Sumario: ¿Es valenciano?– Prior del convento de Santa Mónica.– Ocupa la Definitura General.–<br />
Procurador General en Roma.– Otras dignidades.– Procurador General en Madrid.<br />
Sospechamos que el P. Fr. Martín de Santa María, hijo de la Provincia del Pilar,<br />
nació en alguno de los pueblos de la provincia de Valencia o de Castellón de la<br />
Plana, en que estaban enclavados el convento de Santa Mónica de Valencia y el<br />
Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel; pues tenemos observado que, por lo general,<br />
los religiosos solían vivir en los conventos de su tierra, o muy próximos a ella,<br />
cuando no desempeñaban alguna obediencia en otras partes. Del P. Fr. Martín nada<br />
logramos averiguar hasta su nombramiento de Prior del convento de Valencia. Sabemos,<br />
eso sí, que no cursó la carrera lectoral, y que solamente obtuvo el título de<br />
Predicador 1 . Obra como Prior a 28 de Abril de 1681 en Valencia 2 , así que debió de<br />
ser nombrado en el Capítulo de 1679. En el citado Libro de Estado se halla una<br />
Consulta verificada por este Padre, la cual es de esta conformidad: "En 28 días del<br />
mes de Abril de 1681 N. P. Fr. Martin de Santa Maria, Prior, junto a los PP. de la<br />
Consulta y les propuso. Que atento que han recibido tantos favores, y esperan recivir<br />
de Carlos Borrell, y Martin Borreli su Hermº, Cirujanos, Aviendo estos pidido<br />
Sepultura en el Sitio, que sirve de presente de Iglesia se les concedio<br />
1 Crón., IV, núm. 880.<br />
2 Arch. gen. Libr. de Est. de Valenc.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 1 267<br />
el puesto, y capilla, saliendo de la Capilla de la Comunion a mano derecha acia<br />
la Iglesia, que por tiempo sera; dejando a su Voluntad, puedan enterrarse dichos<br />
Carlos y Martin Borrell, y todos los que de ese tronco descendieren; prometiendo<br />
con el tiempo, hazer un retablo en dicha Capilla, poniendo a su devocion la Imagen,<br />
que fuere de su Voluntad. (Auto recibido por Adriano Gil en 1.º de Mayo de 1681.<br />
E. A. fol. B, 6.) Y propuesto esto, respondieron todos los Padres de la consulta, se<br />
les concediese todo lo que pidieron, como de facto se les concedio. Y asimismo<br />
hizo juntar N. P. Prior para mayor seguridad del Convento, que respondio lo propio;<br />
y conformes de buena voluntad dieron su voto. Es la sepultura un vaxo que<br />
hace frente a la dicha Capilla. Y en fe de que asi es verdad, lo firmaron, etc." Con el<br />
tiempo, los herederos de Borrell siguieron enterrándose en dicha sepultura, y celebraban<br />
anualmente un aniversario cantado, para lo cual hízose Capilla dedicada a<br />
San Nicolás de Tolentino, en cuyo pedestal se leía: del Conde de Olocan 1 .<br />
Habiendo fallecido el Definidor General por Aragón, elegido en el Capítulo Intermedio<br />
de 1681, y muerto también el Adito en 29 de Abril de 1684, fué nombrado<br />
Definidor General nuestro biografiado; nombramiento que le duró pocos días, ya<br />
que el Capítulo General de 1684 tuvo lugar el 18 de Mayo. Celebrado que fué en el<br />
Colegio de Alcalá de Henares asistió a él como Definidor legítimo y ejerció sus<br />
funciones; los Capitulares eligiéronlo entonces Procurador General de la Curia Pontificia<br />
2 ; cargo que renunció el 31 de Octubre, aunque no sabemos precisar las razones<br />
que para ello tuvo. Entonces, a su regreso de Roma, que sería a fines del año o<br />
principios de 1685, residió en el convento de Valencia y asistió a uno de los Capítulos<br />
conventuales como Exprior del mismo convento 3 ; el Capítulo es de data 8 de<br />
Enero de 1687.<br />
Llegó la fama de las cualidades de este religioso a Manila, y por esto los Padres<br />
vocales del Capítulo Intermedio de 1687, al tratar de designar representantes<br />
de la Provincia para el próximo Capítulo General, se fijaron en el P. Fr. Martín y<br />
nombráronlo Discreto primero 4 .<br />
1 Ib.<br />
2 Crón., IV, núm. 937.<br />
3 Arch. reg. de Valenc., secc. conv., leg. 266.<br />
4 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.
268<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Esta representación no pudo llevarse a cabo a causa de haber sido elegido el P.<br />
Fr. Martín en el Capítulo General Intermedio de 1687, celebrado en Madrid, Procurador<br />
ante la Curia Regia 1 , y como, por otra parte, se adelantó la celebración del<br />
Capítulo General dos años, no pudo la Provincia de San Nicolás nombrar a tiempo<br />
substituto del P. Fr. Martín. El P. Fr. Pedro de San Francisco de Asís 2 califica la<br />
elección de nuestro biografiado y las otras de aplaudidas y acertadas, y así debió de<br />
ser por lo que toca a Fr. Martín, puesto que en el Capítulo General siguiente de<br />
1688 quedó reelegido. Dice el citado autor hablando de los dos Procuradores de<br />
Madrid y Roma y del P. Secretario General 3 : "Estos tres últimos, y el primer Definidor<br />
General obtenían yá los mismos oficios desde el Capítulo Intermedio; y prosiguieron<br />
en sus cargos, por haverse procurado un Decreto de Roma, para que los<br />
pudiessen reelegir, á causa de haver servido un solo año cada uno su Dignidad". No<br />
entendemos este punto. ¿Es que renunció el P. Fr. Martín el cargo que le ot<strong>org</strong>ara el<br />
Capítulo anterior al año de desempeñarlo?<br />
Su defunción consta en el Libro de difuntos de la Congregación 4 como acaecida<br />
en Zaragoza en los primeros meses del año 1692, o dicho con más precisión,<br />
antes del 8 de Julio, fecha en que tomó posesión como Visitador General N. P. Fr.<br />
Simón de San Agustín, según se lee en el mismo libro.<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 1.060.<br />
2 Ib.<br />
3 Ib.<br />
4 Fol. 31 v.º
ARTÍCULO II<br />
Celebración de tres Capítulos.<br />
Sumario: Capítulo de la Provincia de San Agustín.– Idem de la de San Nicolás de Tolentino.–<br />
Determinaciones.– Elecciones.– Capítulo de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria.–<br />
Elecciones.<br />
Una innovación hemos introducido, como ya notamos, desconocida en los tomos<br />
anteriores de esta Historia, es a saber: la reseña, siquiera sea sumarísima, de la<br />
celebración de los Capítulos de nuestras Provincias. Acaso los Cronistas predecesores,<br />
al omitir estos asuntos, tenían en cuenta que más pertenecen a los Cronistas<br />
Provinciales que a los Generales, y que dejando a disposición de aquéllos esta materia,<br />
agotarían las que con ellas se relacionaban para formar cada Provincia su historia<br />
descendiendo a detalles vedados al Cronista General. Pero, al proponerse esta<br />
norma de criterio, juzgamos no eran consecuentes del todo, si bien les animaba un<br />
fin laudable, por cuanto vemos que en la Historia General se tocan todos los asuntos<br />
por insignificantes que parezcan y se desciende hasta relatar el curso de los hospicios,<br />
la biografía de los novicios y aun de los terciarios seculares. Todo se trata y<br />
se puntualiza menos los Capítulos de Provincia. Y lo peor es que, hoy en día, si<br />
quisieran los PP. Cronistas Provinciales desarrollar más ampliamente lo tratado por<br />
los Cronistas de la Orden, no podrán, por haberse cegado las fuentes de información<br />
para siempre. Por eso nosotros, avisados y aleccionados por la experiencia,<br />
recogemos todos los datos, los pocos que hay concernientes a la celebración de dichos<br />
Capítulos Provinciales y los iremos colocando cronológicamente a fin de que<br />
se vea, regular y ordenada, la marcha de las Provincias a través de los siglos.<br />
El viernes, 25 de Abril de 1692, congregó la Provincia de San Agustín su Capítulo<br />
e hizo los nombramientos siguientes: P. Fr. José
270<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de Jesús María, Provincial, cargo que renunció luego para aceptar la mitra<br />
episcopal de Alguer; Padres Fr. Román de San José, Fr. Pedro de la Concepción y<br />
Fr. Francisco de San Nicolás, Definidores. Asignamos este cargo al P. Fr. Pedro y<br />
no el de Prior de Madrid, aunque con algún recelo. El nombre del otro Definidor<br />
nos es desconocido. Padres Fr. Juan de San Nicolás, Secretario de Provincia; Fr.<br />
Pedro del Espíritu Santo, Subprior del convento de Madrid; Fr. Francisco de la Encarnación,<br />
Maestro de novicios; no perseveró en su cargo todo el trienio, pues vemos<br />
que figuran en el Libro de profesiones dos o tres religiosos más, sucesivamente,<br />
firmando como tales Maestros; Fr. Juan de la Cruz, Prior del convento de Toledo;<br />
Fr. Félix de San Gregorio, Rector del Colegio de Salamanca; Fr. Pedro de Jesús<br />
María, Prior del convento de Valladolid; Fr. Juan de San Miguel, Prior del convento<br />
de la Nava del Rey; Fr. José del Espíritu Santo, Prior del convento del Portillo;<br />
Fr. Pablo de Jesús María, Rector del Colegio de Jarandilla.<br />
Ignoramos los nombramientos complementarios de estas casas, y todos los pertenecientes<br />
a las otras siete casas que tenía la Provincia. Advertimos también que<br />
omitimos adrede las citas de donde hemos logrado estas noticias, porque las daremos<br />
al escribir las vidas de los religiosos.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
La Provincia de San Nicolás celebró en Manila su Capítulo convocado por el<br />
P. Provincial, Fr. Juan de la Madre de Dios, en la misma fecha reglamentaria, bajo<br />
la presidencia del primer Definidor, P. Fr. José de Jesús María. Congregáronse<br />
veintitrés vocales; entre éstos, los Priores de Sugbu (Cebú), Cavite, San Juan de<br />
Bagumbayan, Masingloc, Mariveles, Bolinao, Calumpam, Tandag, Butuám, Siargao,<br />
Romblón, Cagayán, Casiguran.<br />
Redactaron diez actas y treinta y dos determinaciones. Llamamos nosotros actas<br />
a los acuerdos del Capítulo, y determinaciones a los dados por el Definitorio<br />
intra Capitulum o Definitorio Capitular. Las principales que hacen a nuestro intento,<br />
son:<br />
1.ª "Mandamos que por cuanto el acta general acerca de la fiesta de San<br />
José no puede tener entero cumplimiento en esta Provincia y para que se<br />
cumpla, y obedezca
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 2 271<br />
en la parte que se pueda, se celebre en su día o el domingo siguiente, con su<br />
misa y sermón, aunque no pueda estar patente el Santísimo Sacramento, y<br />
esto se entiende en nuestros conventos, fuera del de Manila, Sugbu y San<br />
Juan de Bagongbayan, por los impedimentos que ocurren en estos tres<br />
conventos por no poderse celebrar".<br />
2.ª "Itten declaramos que el Ministerio de Masbate corra como hasta<br />
aquí; y que si en el discurso del trienio viniese la confirmación de el de<br />
España, se admita por Convento y se nombre Vicario Prior de el, y que en<br />
tanto se gouierne y administre por Presidente que nombre Nro Pe. Proul."<br />
Sobre el acta 4.ª hay una salvedad de carácter histórico, que quiso el P. Exprior<br />
Fr. Isidoro de Jesús María quedase consignada en el acta, a saber: "Respecto de no<br />
poder cumplir como se debe con la obligación de dicha administración (de Mariveles<br />
y Zambales) por causa de que de trece años a esta parte se halla esta Provincia<br />
con el cargo de nueve ministerios más que los que antes tenía; y siendo así que no<br />
se halla con más número que los que de ordinario ha tenido y que no hay ni puede<br />
haber esperanza de que las barcadas en adelante sean más numerosas, con los Religiosos<br />
que hoy tiene, y hasta hoy ha tenido, siempre se halla falta de ellos, para lo<br />
que tiene y ha tenido a su cargo, y mucho menos podrá con ese número descargar la<br />
conciencia encargándose de nuevo de otros cinco ministerios sobre los que tiene.<br />
Pero que en caso de que su Majestad sin diligencia nuestra nos instase con los últimos<br />
aprietos a que nos encargásemos de los dichos ministerios, en tal caso se pida<br />
que su Majestad nos descargue de la administración de todos los Ministerios de la<br />
contracosta para poder con buena conciencia admitir otros, y menos que esté descargada<br />
esta Provincia anticipadamente y con efecto de dichos ministerios no se<br />
acepten los de Mariveles y Zambales, sin embargo de cualquiera violencia".<br />
La 10.ª habla en pro del celo y perfección para servir los curatos los Padres Misioneros.<br />
Dice de este modo: "Itten mandamos que en todos los Nros. Ministerios<br />
tengan los Padres Ministros obligación de dar el Viático a los enfermos en sus casas<br />
siempre y quando huuiese opportunidad para ello, y para que asi se haga mandamos
272<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a todos los Ministros de nros Conuentos que luego incontinenti hagan relicarios".<br />
En las determinaciones hechas sobresale y domina un espíritu de observancia<br />
regular muy grande, y se ve que en los Capítulos velaban por conservarlo en toda<br />
su integridad, a pesar de que el clima y la clase de vida apostólica tan distinta de la<br />
conventual aconsejaban tolerancia.<br />
Esta labor preceptiva va enlazada gloriosamente con la electitiva, la cual dió el<br />
siguiente resultado, que tomamos, así como lo relativo a las actas del Libro 1.º de<br />
Becerro, rotulado al dorso, en el archivo provincial, con el número 29. Fr. José del<br />
Rosario, Provincial; Fr. Isidoro de Jesús María, Fr. Juan de San Jenaro, Fr. José de<br />
la Asunción, Fr. Francisco de la Madre de Dios, Definidores; Fr. Francisco de la<br />
Madre de Dios, Secretario y Definidor; Fr. Joaquín de San Nicolás, Procurador Provincial;<br />
Fr. José de la Encarnación, Prior de Manila; Fr. Juan Antonio de San<br />
Agustín, Subprior; Fr. José de Santa Gertrudis, Prior de Cavite; Fr. Juan de la Concepción,<br />
Prior de Cebú; Fr. Felipe de San Agustín, Prior de San Sebastián.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En la misma fecha que los anteriores celebróse el Capítulo Provincial de 1692<br />
en la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria. Tuvo lugar en el convento de<br />
El Desierto, y después de estatuir alguna acta disciplinal de escasa importancia, y<br />
después de asignar como casa capitular para el próximo Capítulo el Colegio de San<br />
Nicolás de Tolentino de Bogotá, procedieron los vocales a las elecciones, cuya lista<br />
es ésta: P. Fr. Juan de Dios, Prior Provincial; Padres Fr. Gabriel de Santa Teresa,<br />
Lector de Teología; Fr. José de San Pablo, Lector de Teología; Fr. Juan de Santa<br />
María, Predicador, y Fr. Andrés de la Cruz, Definidores; los Adictos o suplentes<br />
fueron: Fr. Carlos de San Jacinto, Predicador, Fr. Carlos de San Jerónimo, Lector<br />
de Teología, y Fr. Diego de San Agustín, Lector de Filosofía; Fr. Diego de Santiago,<br />
Prior de El Desierto; Fr. Juan de San Antonio, Subprior; Fr. Manuel de San<br />
Agustín Santona, Maestro de novicios; Fr. Miguel de San Jerónimo, Predicador y<br />
Ministro
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 2 273<br />
de la Santa Inquisición, Prior de la Popa de Cartagena: Fr. Isidoro de Todos los<br />
Santos, Subprior y Maestro de novicios; Fr. José de la Candelaria, Villalobos, Prior<br />
de Panamá; Fr. Juan de la Concepción, Márquez, Subprior y Maestro de novicios;<br />
Fr. Félix de San Nicolás, Lector de prima, Rector de Bogotá; Fr. Esteban de la<br />
Asunción, Vicerrector; Fr. José de la Ascensión, Arias, Prior de Tunja; Fr. Carlos<br />
de San Jacinto, Predicador, Prior de Honda; Fr. José de San Nicolás, Prior y doctrinero<br />
de Sabana Alta; Fr. José de San Agustín, Doctrinero de Iximena; y Fr. Diego<br />
de San Agustín, Secretario de Provincia.
ARTÍCULO III<br />
Misión a las Islas Filipinas.<br />
Sumario: Algunas dudas.– Documento curioso.– Otro documento.– Reseña fisonómica de estos<br />
misioneros.– Caso notable al arribar a Manila.<br />
Tratemos de la misión que pasó a Filipinas este año en que va nuestra historia.<br />
El P. Sádaba, al narrar el suceso, pónelo en el año 1694, lo que, según su plan, resulta<br />
verdadero porque él apunta las misiones según el año en que llegaban a Manila,<br />
y nosotros las colocamos según el año en que salían de Sevilla o de Cádiz. Esta<br />
que nos ocupa ahora tardó en llegar a su destino dos años; desde fines de Junio de<br />
1692 hasta 28 de junio de 1694. Se embarcó en el navío llamado Nuestra Señora de<br />
los Dolores, cuyo capitán era Antonio Gómez de Irisar, maestre de flota de Nueva<br />
España.<br />
En lo que no coinciden los testimonios es en el número de religiosos que la<br />
compusieron, pues, mientras el uno en su Catálogo 1 dice que llegaron a Manila<br />
treinta y seis, en las listas oficiales de embarque de la Casa de Contratación de Sevilla<br />
aparecen diez misioneros más; lo cual, en vez de aclarar las dudas que consigna<br />
el P. Sádaba, las enmaraña grandemente. Con efecto, leemos en el Catálogo: "En<br />
la Historia general de Filipinas se afirma (tom. 8.º, pág. 172.) que esta Misión se<br />
compuso de sesenta Religiosos Recoletos, y tal vez fundado en este testimonio,<br />
aseguró el P. Ferrando, Dominico, en su Historia de los PP. Dominicos en las Islas<br />
Filipinas, refundida por el P. Fonseca, de la misma Orden (tom. 3.º, pág. 636), que<br />
esta misión de PP. Recoletos era más numerosa que otra de Padres Dominicos,<br />
compuesta de treinta<br />
1 Pág. 142.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 275<br />
y nueve Religiosos, si nos atenemos a lo consignado en el texto de la mencionada<br />
Historia de Padres Dominicos. Hemos consultado el Compendio de la Reseña<br />
biográfica de los Religiosos de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas,<br />
impreso en Manila a. 1895 (páginas 281-302), y de su lectura nada hemos podido<br />
sacar en limpio para ilustrar el asunto".<br />
La diferencia que hay entre lo aseverado por éste y lo que estampamos nosotros<br />
es explicable: él se valió, como hemos dicho en otro lugar, del Libro 1.º de<br />
misiones en que se apuntaban los individuos según iban desembarcando en Manila;<br />
tal libro merece crédito no pequeño, si bien en algunos detalles claudica; también lo<br />
merecen los documentos del archivo de Sevilla. Pues ¿cómo ni por dónde se pueden<br />
compaginar cosas tan encontradas? Por ventura, diciendo que se embarcaban<br />
todos, pero o bien morían algunos durante tan larga navegación, o bien se quedaban<br />
en las Antillas y en Méjico por razón de enfermedad, u otras razones, de modo que<br />
no todos los que se embarcaban en Sevilla o Cádiz desembarcaban en Manila.<br />
Ejemplo de ello bríndanos precisamente el P. Marcos de San Agustín que se incorporó<br />
con esta misión, y al llegar a Méjico no pudo continuar el viaje hasta el año<br />
1711 en que pasó por allí otra de Recoletos. Sin embargo, observamos que en la<br />
lista que nos dá el Catálogo faltan quince religiosos de los que figuran en las listas<br />
de la casa consignataria de Sevilla, y son muchos para que resulte aceptable la explicación<br />
arriba apuntada. Por otra parte, en la lista de Sevilla faltan cinco de los<br />
que trae el P. Sádaba. De todos modos, a Manila parece que no llegaron en el año<br />
de 1694 sino los que este historiador trae, tomados del Libro de misiones. Ni los<br />
quince que faltan arribaron allí en fecha alguna, porque de lo contrario habría en el<br />
archivo provincial huellas de su vida en Filipinas y el autor del Catálogo traería en<br />
su lugar correspondiente los datos que hubiera encontrado.<br />
Sirven los documentos siguientes para dar noticia clara y distinta de los individuos<br />
que componían la misión, y para que en su día sean aprovechados por el Cronista<br />
que formará las biografías de los que lo merezcan, pues nosotros no biografiaremos<br />
a todos los que aquí figuran, pero sí marcamos a todos como misioneros porque<br />
nuestro actual objeto es hablar de la misión como tal. Hállanse los documentos<br />
en
276<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
el archivo general de la Orden, y son copia antigua de los que reposan en el archivo<br />
de Indias, según se lee en una nota marginal, copia hecha antes de ser trasladados<br />
los legajos de Simancas a Sevilla.<br />
De estos cuarenta y seis religiosos, contando el Presidente Comisario, veintiséis<br />
fueron costeados por el Erario Real. Llegaron a Sevilla por grupos, según se<br />
formaban en los conventos del tránsito; así se les facilitaba el viaje; andaban a pie,<br />
a caballo o en vehículo o diligencia, como podían. Cada uno llevaba la patente de<br />
incorporación hecha por N. P. Vicario General; la licencia de viajar que daba el P.<br />
Superior de la casa, marcando el día de la salida y muchas veces el avío para el camino,<br />
la ropa y otras menudencias. Obsérvese que por lo general eran jóvenes los<br />
misioneros; y así convenía, porque la labor de evangelización en tan insanos países<br />
y lo penoso de la navegación exigían muchas energías de cuerpo y de alma. Los<br />
siguientes certificados dan idea de cómo se realizaba el viaje desde los conventos al<br />
de Sevilla:<br />
"Fr. Gabriel de S. Joseph Prior deste convento de Ntra. Sra. del Populo de los<br />
descalzos del horden de nro. P. S. Augn. desta ciudad de Sevilla. Zertifico como<br />
los Religiosos que se congregan para la mision qe. con licencia de su Magd. han<br />
de pasar a las islas Philipinas llegaron a este dicho convento a los dias que sera<br />
expresado en la forma y manera siguiente.=<br />
Primeramente. En tres dias del mes de julio del año pasado de mill y seiscientos<br />
y nobenta y uno llego a este dicho convento el Pe. Comisario GI. Fr. Joseph<br />
de Sta. Maria que vino del convento de Madrid.=<br />
Iten. En ocho de Mayo deste prese. año de mill y seiscientos y nobenta y dos<br />
llegaron a este convento el Pe. Fr. Manuel de S. Nicolas de tolentino natural de<br />
la nava del rei. El Pe. Fr. Franco. de Sta. Theresa natural del Truillo. El hermo.<br />
Fr. Joseph de S. Francisco natural de Madrid. El hermo. Fr. Manl. de Sta. Theresa<br />
lego natural de Canizar los quales binieron del Collegio de Alcala de Henares.=<br />
Iten. En quinze del dicho mes llegaron a este convento el hermano Fr. Pedro<br />
de la Concepcion natural de Madrid. El hermo. Fr. Silbestre de la Purificacion<br />
natural del Cazar de Cazeres. El hermano
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 277<br />
Fr. Manl. de Jesus Maria natural de Lupiana, los quales salieron del convento<br />
de Toledo.=<br />
Iten. En diez y ocho de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo.<br />
Fr. ManI. de Sta. Theresa natural de Madrid. El hermo. Fray Augn. de la Trinidad<br />
natural de Santander. El hermo. Fr. Gabriel de Sn. Joseph natural de Lugo.<br />
El hermo. Fr. Mariano Antto. de la Concepcion natural de Cifuentes, los quales<br />
salieron del convento de la nava del rei.=<br />
Iten. En veinte y dos del dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />
Vicente de la Encarnacion natural de Talavera de la Reina. El Pe. Fr. Benito de<br />
la Asumpcion natural de Valdefuentes. El Pe. Fr. Juan de la Encarnacion natural<br />
de Serradilla. El hermano Fr. Juan de Sto. Thomas de Aquino natural de Placencia,<br />
los quales salieron del Collegio de Salamanca.=<br />
Iten. En veinte y tres de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />
Joseph de Sta. Getrudes natural de Xarandilla. El hermo. Fr. Pedro de la Asumpcion<br />
natural de Madrid, los quales salieron del convento de Valladolid.=<br />
Iten. En veinte y cinco de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr.<br />
Joseph de S. Augn. natural de Logrosan. El hermo. Fray Antto. de Sta. Rosa lego<br />
natural de Minas Albas, los quales salieron del convento de Portíllo.=<br />
Iten. En treinta de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo. Fr. Lucas<br />
de la Concepcion natural de Romancos. El hermo. Fr. Bernardo de San Joseph<br />
natural de Zerrejon, los quales salieron del Collegio de Xarandilla.=<br />
Iten. En quatro de Junio de dicho año llegaron a este convento el Pe. Fr. Franco.<br />
de la Soledad natural de Castalla. El Pe. Fr. Juan Bapta. de S. Joseph natural<br />
de Culla. El hermo. Fr. Atilano de S. Andres natural de Borxa. El hermo. Fr.<br />
Juan de S. Andres natural de Añon. El hermo. Fr. Balero de S. Salbador natural<br />
de Zaragoza. El hermo. Fr. Ildefonso de la Concepcion natural de Paiporta. El<br />
hermo. Fr. Nicolas de Sta. Theresa natural de Morrella. El P. Fr. Thomas de S.<br />
Lucas natural de Taguenca, los quales salieron del convento de Calatayud.=<br />
Iten. En ocho de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe. Fr. Anttonio<br />
de Sta. Monica natural del Campillo. El Pe. Fr. Joseph de Sto. Thomas de Villanueva<br />
natural de Ambel. El hermo. Fr. Miguel de S. Guillermo natural de Embid<br />
de la Ribera. El Pe. Fr. Esteban de la Virgen del Pilar natural de Alloza. El Pe.<br />
Fr. Joseph de la Concepcion natural de Alcañiz, los quales salieron del Collegio<br />
de Huesca.=<br />
Iten. En diez de dicho mes y año llegaron a este convento el hermo. Fr. Pedro<br />
de Jesus Maria lego natural del Campo. El hermo. Fr. Joseph de Jesus Maria lego<br />
natural de Jaraba, los quales salieron del convento de Zaragoza.=<br />
Iten. En quince de dicho mes y año llegaron a este convento el Pe.
278<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Fr. Joseph del Spiritu Sto. natural de Viana. El Pe. Fr. Marcos de S. Augn. natural<br />
de Rupit. El hermo. Fr. Joseph de S. Bartholome natural de Buste, los quales<br />
salieron del convento de Barzelona.=<br />
Todos los quales llegaron con licencia in scriptis de nro. Pe. Fr. Miguel de S.<br />
Augn. Lector jubilado y Vicario GI. de la Congregacion de España e Indias de<br />
los descalzos de nro. Pe. S. Augn. y son los mismos que se contienen en dichas<br />
licencias y para qe. conste doi la preste. zertificacion a peticion del dicho Pe.<br />
Comisario GI. Fr. Joseph de Sta. Maria firmada de mi mano en veinte y cinco<br />
dias del mes de junio de mill y seiscientos y nobenta y dos años. Fr. Gabriel de<br />
S. Joseph. Prior." (Rúbrica.)<br />
"Certifico yo Dn. Franco. de Respaldeza Lezama Correo maior de esta Ciudad<br />
y de Indias las leguas que ay desde esta Ciudad a las Ciudades Villas y lugares<br />
que abajo iran referidos auiendo mirado en el libro ytinerario de leguas de este<br />
ofizio y por lo que an dicho los Correos mas antiguos parese aver las siguientes:<br />
Desde esta Ciud. a Alcala de Henares ................. 91<br />
Desde esta Ciud. a Toledo ................................... 74<br />
Desde esta Ciud. a la Naua del Rey ................... 118<br />
Desde esta Ciud. a Salamanca ........................... 116<br />
Desde esta Ciud. a Valladolid ........................... 120<br />
Desde esta Ciud. a Portillo ................................ 116<br />
Desde esta Ciud. a Jarandilla ............................. 118<br />
Desde esta Ciud. a Calatayud ............................ 130
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 279<br />
Desde esta Ciud. a Huesca ................................ 145<br />
Desde esta Ciud. a Zaragoza ............................. 136<br />
Desde esta Ciud. a Barcelona ............................ 186<br />
Y para que dello conste donde convenga doy la presste. a pedimto. del Pe. Fr.<br />
Josseph de ssta. Maria Procurador y Comsio. General del horden de Descalzos<br />
de nro. Pe. Sn. Augustin. en Seuia. a 23 de Junio de 1692 as. Franco. de Respaldeza<br />
Lezama." (Rúbrica.)<br />
Pues bien; una vez llegados a Sevilla y alojados en nuestro famoso y muy capaz<br />
convento, pasaban a las oficinas del estado y se apuntaban en el registro, detallando<br />
los rasgos fisonómicos más notables, y la edad, estado, pueblo, etc. Advertimos<br />
que el P. Prior de Sevilla hace mención de cuarenta religiosos y en el registro<br />
se reseñan cuarenta y seis; pero aquel documento lleva fecha 23 de Junio y éste un<br />
día más tarde, durante el cual pudieron llegar los rezagados, a no ser que digamos<br />
que se apuntaron en el registro de Contratación las señales tal como las iban especificando<br />
los que conocían a los ausentes, que llegarían a tiempo de embarque.<br />
Como nota de curiosidad hásenos de permitir que indiquemos que entre el<br />
equipaje de los misioneros iban bastantes ejemplares de la famosa y reeditada obra<br />
mística del P. Fr. Agustín de San Ildefonso para propagarla. Por eso se lee en el<br />
Libro de consultas de Toledo 1 que los Padres resolvieron que "seria conueniente<br />
remitir a nueua España trescientos thomos de la Theologia mystica de nuestro Fr.<br />
Augustin de Sn. Ildefonso para que alla se despachassen... y todos unanimes y conformes<br />
vinieron en que se embarcassen". No es de extrañar la fama y difusión de<br />
este libro: aun en la presentación material resultaba muy bueno; hoy en día está<br />
expuesto a la vista del público en el salón de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional<br />
para que se admire como obra de exquisito arte el grabado que en la portada lleva.<br />
"Semanero, Don Joseph de Fuentes.<br />
Parecieron para efecto de reseñarse quarenta religiosos sazerdotes y cinco legos<br />
descalzos de la orden de San Augustin que en virtud de ordenes de su Magd.<br />
y a sus Res. expensas esta conzedido puedan<br />
1 Arch. gen., fol. 82 v.º
280<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
pasar a la prouincia de Sn. Nicolas de las Islas Filipinas el Pe. Fr. Joseph de<br />
Sta. Maria de la dicha orden Procurador Genl. y comisario de la dicha prouincia<br />
que va ademas del numero referido, los quales religiosos son de los nombres patrias<br />
hedades y señas siguientes:<br />
Sacerdotes: El dho Pe. Fr. Joseph de Sta Maria Procurador y Comisario de esta<br />
mision natural de esta Ciudad de Seuilla de quarenta y siete años de buena estatura<br />
rehecho entrecano.<br />
El Pe. Fr. Benito de la asumpcion nl. de la uilla de Valdefuentes priorato de<br />
san tiago de treinta años de buena estatura blanco señal de herida enzima del labio<br />
alto.<br />
El Pe. Fr. Juan de la encarnacion nl. de la uilla de la Zerradilla obispado de<br />
Plazencia de treinta y seis años, falto de dientes de la parte alta.<br />
El Pe. Fr. Joseph de San Augn. nl. de la uilla de Logrosan en el dho obispado<br />
de hedad de veinte y ocho años de mediana estatura pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Mal. de S. Nicolas de tolentino nl. de la uilla de la naua del Rey<br />
obispado de Valladolid de veinte y siete años mediano blanco y ojos pardos.<br />
El Pe. Fr. Joseph de Santa Getrudes nl. de Jarandilla obispado de Plazencia de<br />
veinte y cinco años blanco de buen cuerpo pelo negro.<br />
El Pe. Fr. vizente de la encarnacion nl. de Talauera de la Reina arçobispado<br />
de toledo de veinte y cinco años de buena estatura pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Franco. de Sta. Teresa nl. de Trujillo obispado de Plazencia de<br />
treinta y cinco años buen cuerpo blanco picado de biruelas.<br />
El Pe. Fr. Francisco de la soledad nl. de la uilla de Castalla en balenzia de<br />
veinte y siete años de buena estatura blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Ju.º Bapta. de San Joseph nl. de la uilla de Culla en el dho reyno de<br />
veinte y nueve años alto blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Joseph de la Concepn. nl. de la ciud. de alcañiz arzobispado de Zaragoza<br />
de treinta y quatro años mediano caluo.<br />
El Pe. Fr. Joseph del espiritu santo nl. de viana en el revno de Nauarra de<br />
treinta años alto blanco picado de biruelas.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 281<br />
El Pe. Fr. Esteuan de la virgen del pilar nl. de la uilla de ayosa arzobispado de<br />
zaragoza de veinte y nueve años de mediana estatura blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Nicolás (Tomás) de San lucas nl. de la nilla de taguenca arzobispado<br />
de zaragoza de veinte y seis años alto blanco pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Marcos de San Augustin nl. de la uilla de rutir obispado de Barzelona<br />
de treinta años de buena estatura rehecho ojos pardos.<br />
El Pe. Fr. Joseph de sto. Thomas de villanueba nl. de ambel obispado de tarazona<br />
de veinte y cinco años mediano trigueño pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Antonio de santa monica nl. de la uilla de Campillo de veinte y cinco<br />
años mediano blanco ojos grandes.<br />
El Pe. Fr. Juan Antto. de S. Nicolas nl. de la ciud. de alcala Rl. de veinte y<br />
ocho años de buen cuerpo pelo rubio.<br />
El Pe. Fr. Juan de San Augustin nl. de la uilla de pilas en este arzobispado de<br />
quarenta años alto delgado.<br />
Coristas: El Pe. Fr. Juan de sto. Tomas de aquino nl. de la Ciud. de plazencia<br />
y su arzobispado de veinte y dos años de mediana estatura blanco pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Mariano Antonio de la Concn. nl. de la uilla de zifuentes obispado<br />
de Siguenza de veinte y tres años mediano abultado de rostro pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Siluestre de la purificacion nl. de la uilla de Cazar de Cazeres obispado<br />
de Coria de diez y ocho años de buen cuerpo blanco ojos pardos.<br />
El Pe. Fr. Manl. de Jesus Maria nl. de la uilla de Lupiana arzobispado de toledo<br />
de veinte y cinco años de buena estatura blanco hoyoso de biruelas.<br />
El Pe. Fr. Pedro de la asumpcion nl. de Madrid arzobispado de toledo de<br />
veinte y dos años de buen cuerpo blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Lucas de la Concepn. nl. de la uilla de romancos arzobispado de toledo<br />
de veinte y cinco años de mediana estatura pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Berdo. de San Joseph nl. de la uilla de Zerrejon obispado
282<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de plazencia de veinte y dos años de buena estatura blanco delgado.<br />
El Pe. Fr. Joseph de San Franco. nl. de Madrid de veinte y dos años de buena<br />
estatura señal de herida en medio de la frente.<br />
El Pe. Fr. Gabriel de San Joseph nl. de la Ciud. de Lugo y su obispado de<br />
veinte y cinco años de buena estatura blanco entradas en el cerquillo.<br />
El Pe. Fr. Manl. de santa teresa nl. de Madrid de veinte y tres años alto blanco<br />
pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Po. de la concn. nl. de Madrid de diez y nueve años buen cuerpo<br />
pelo castaño picado de biruelas.<br />
El Pe. Fr. Atilano de San Andres nl. de Borja obispado de tarazona de veinte<br />
y tres años de buena estatura blanco ojos pardos.<br />
El Pe. Fr. Balero de San Salvador nl. de Zaragoza y su arzobispado de veinte<br />
y tres años mediano blanco pelo castaño.<br />
El Pe. Fr. Juan de San Andres nl. de añon arzobispado de tarazona de veinte y<br />
tres años alto delgado blanco.<br />
El Pe. Fr. Miguel de San Guillermo nl. de la uilla de embil de la Ribera obispado<br />
de tarazona de veinte y ocho años, alto blanco abultado de rostro.<br />
El Pe. Fr. Ildefonso de la Conpn. nl. de la uilla de Paiporta arzobispado de<br />
Balenzia de veinte y dos años de buena estatura blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Tomas de S. Juan Euangelista nl. de la ciud. de calatayud obispado<br />
de tarazona de veinte y dos años de mediana estatura blanco pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Nicolas de Santa Teresa nl. de la uilla de morrella arzobispado de<br />
balenzia de veinte y tres años de buena estatura blanco pelo castaño claro.<br />
El Pe. Fr. Joseph de San Bartolome nl. de la uilla de Buste obispado de tarazona<br />
de diez y ocho años de buena estatura rehecho blanco.<br />
El Pe. Fr. Marzelino de San Cristoual nl. de la ciud. de zaragoza de veinte y<br />
dos años de buena estatura blanco rubio.<br />
El Pe. Fr. Augustin de la Ssma. Trinidad nl. de Santander de veinte y dos<br />
años mediano blanco pelo negro.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 3 283<br />
El Pe. Fr. Marcos de Sn. Augustin nl. de la uilla de Balbuente en aragon de<br />
diez y ocho años de mediana estatura pelo negro.<br />
Legos: El Pe. Fr. Jose de Jesus Ma. religioso lego nl. de la uilla de Jaraba arzobispado<br />
de Zaragoza de veinte y ocho años de buen cuerpo pelo negro.<br />
El Pe. Fr. Pedro de Jesus Maria religioso lego nl. de la uilla de Campo en aragon<br />
de treinta y un años alto ojos pardos.<br />
El Pe. Fr. Joseph de Jesus Maria nl. de la Ciud. de Zaragoza de treinta y tres<br />
años de mediana estatura caluo.<br />
El Pe. Fr. Po. (Antonio) de santa Rosa nl. de la uilla aluas (sic) arzobispado<br />
de toledo de veinte y dos años de buen cuerpo delgado.<br />
El Pe. Fr. Manuel de Santa Teresa nl. de la uilla de Cañizar arzobispado de<br />
toledo de treinta y seis años buen cuerpo trigueño pelo negro.<br />
Que son los quarenta y seis religiosos sazerdotes y cinco legos descalzos de la<br />
orden de San Augustin a los quales reseñe estando en el combento de nra. sra.<br />
del Populo extramuros de esta ciud. que es de religiosos recoletos de San Augustin.<br />
Seuilla veinte y seis de Junio de mill y seiscientos y noventa y dos años. Br.<br />
Joseph de Fuentes". (Rúbrica.)<br />
Pues bien; esta lucidísima misión partió de España a fines del mes de Junio o<br />
principios de Julio, y llegó a Méjico, donde hubo de esperar embarcación hasta<br />
Marzo del año siguiente. De aquí a Filipinas corrieron peligros, que evitaron por<br />
gracia de Dios. Copiemos un párrafo del insigne historiador Recoleto Fr. Juan de la<br />
Concepción en su Historia General de Philipinas 1 :<br />
"Salieron el día diez y nueve de Marzo de Acapulco, y llegaron con buenos<br />
tiempos á Marianas: Fué preciso lastrear el Barco aquí,<br />
1 Historia General de Philipinas. Conqvistas espiritvales, y temporales de estos Españoles, Dominios,<br />
establecimientos, Progresos, y Decadencias. Comprehende los Imperios, Reynos, y Provincias,<br />
de Islas, y continentes con quienes há havido comunicacion, y Comercio por immediatas Coincidencias.<br />
Con noticias universales, Geographicas, Hidrographicas, de Historia Natural, de Política,<br />
do costumbres, y Religiones, en lo que deba interesarse tan universal Titulo. Por el Padre Fr.<br />
Juan de la Concepcion Recoleto Agustino Descalzo, Lector Jubilado, ex-Provincial, Examinador<br />
Sinodal de el Arzobispado de Manila, y Coronista de su Provincia de S. Nicolas de las Islas Philipinas.<br />
Tomo VIII. Con permiso de los Svperiores. En el Conv. de Ntra. Sra. de Loreto del Pueblo<br />
de Sampaloc: por el Hermano Balthasar Mariano, Donado Franciscano. Año de 1790. Pág. 172.
284<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
porque como eran viveres de carga, y se hablan ido consumiendo en el discurso<br />
de el viaje, estaba muy sobreaguado; reconoció el Piloto la bodega para<br />
computar el lastre que necesitaba; tentó las tablas, y el costillaje, que halló tan<br />
podrido, que en qualquiera parte entraba con facilidad el dedo; quedó el Piloto<br />
asustado, y todo pálido subio, y dixo lo que habia advertido al General, y al Piloto<br />
mayor, y convinieron en que esto se callase por no infundir miedo, ó alborotos<br />
en los Pasageros: Lastrearonse con dos barcadas de piedra, y prosigieran á estas<br />
Islas, y con buenos vientos en veinte, y ocho de junio de noventa, y quatro dieron<br />
fondo en Cavite: Querian luego los Religiosos desembarcarse; pero el General<br />
se lo estorbó, diciendo: Padres, primero há de salir la plata, toda la carga, y<br />
gente de el Navio; los últimos Vuesas Reverencias, mis oficiales, y yo; assi se<br />
hizo, y cosa rara! luego, que estos últimos salieron, ya desembarcado todo, el<br />
Navio, se fué a fondo: Confesó el General después, que con las noticias de que<br />
estaba tan podrido el Barco, habia detenido a los Religiosos, persuadido de que<br />
le habian conservado hasta el Puerto sus Oraciones, y queria continuase su favor<br />
hasta que se descargase".
ARTÍCULO IV<br />
Datos sobre el P. Fr. Valero de San Jerónimo.<br />
Sumario: Su vida de humildad y laboriosidad.– Nota necrológica hallada en Barcelona.– Oficios<br />
en que se ocupó hasta la muerte.<br />
Trátase de un religioso humilde, sencillo y fervoroso, de esos que no dejan<br />
huella esplendorosa de su paso por los conventos, en razón de los cargos públicos,<br />
sino algo así como un perfume de simpatía y veneración, en razón de la ingenuidad<br />
y corrección de sus actos. Nació el año 1639, y a los 16 años de edad se consagró a<br />
Dios por medio de los santos votos, o sea el año 1655. Su vida se deslizó en la apacibilidad<br />
del claustro ejerciendo por muchos años el oficio de Sacristán mayor. En<br />
el año 1685, a 9 de Noviembre, celebróse una consulta en el convento de Santa<br />
Mónica de Barcelona 1 bajo la presidencia del P. Provincial Fr. Martín de San Florencio,<br />
y entró como vocal el P. Fr. Valero. En la consulta se aprobó que "atento a<br />
que los religiosos enfermos después del Viatico tienen necesidad de socorro espiritual<br />
y de quien les ayude y encamine para la Santa memoria de la Pasion de Jesucristo<br />
e invocación de la Virgen Santisima y total separación de conuersaciones<br />
impertinentes, fue la propuesta que recibido el Viatico nombre el Padre Prior uno o<br />
dos celadores del alma de aquel los quales encaminen, instruyan y gobiernen al<br />
moribundo…" De este religioso hay unos apuntes biográficos en el Necrologio del<br />
convento de Santa Mónica de Barcelona 2 que, aunque breves, importa reproducirlos<br />
literalmente, haciendo constar que el religioso que en el Libro de difuntos de la<br />
Congregación 3 figura con el nombre de Valerio es este mismo que aquí se nombra<br />
Valero.<br />
1 Arch. de la Deleg. de Hac., Libro 137, fol. 7.<br />
2 Ib. fol. 10.<br />
3 Fol. 31 v.º
286<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
"Siendo Vicario General de la Congregacion de España e Indias de los descalzos<br />
de nuestro G. P. S. Augustin nuestro Padre fr. Miguel de S. Augustin y<br />
Provincial de esta provincia de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Pedro del<br />
Angel de la Guarda Letor jubilado y Prior de este Convento de nuestra Madre<br />
Santa Monica de la Ciudad de Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria:<br />
a los quince dias del mes de Julio de 1692 en este Convento de Barcelona murio<br />
entre las ocho y nueve de la mañana dia martes el Padre fr. Valero de S. Geronimo<br />
maestro de Novicios actual, recibio con mucha edificacion de todos los<br />
Santos Sacramentos de la Iglesia, siendo de edad de 53 años teniendo de profession<br />
37. Era natural de la ciudad de Çaragoza en el Reyno de Aragón; fue su enfermedad<br />
dilatada y al ultimo se le engendró un flemon interno el qual le traslado<br />
a mejor vida: se exercito con mucho cuydado y policia por mucho tiempo en<br />
el oficio de sacristan de este Convento; y con particularidad era grande la asistencia<br />
haçia en el conffesionario, siendo muy conocido y estimado de los fieles<br />
de esta Ciudad, por el consuelo hallaban en él: esta enterrado en el entierro de<br />
los Religiosos baxo el Camarin de la Virgen SSma. de Copacavana en el nincho<br />
esta rotulado su nombre".
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 287<br />
ARTÍCULO V<br />
Biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.<br />
Sumario: Varios homónimos.– Novicio en Madrid.– Su familia noble.– Ordénase de sacerdote.–<br />
Ocupa la Secretaría de Provincia.– Prior en el convento de Toledo.– Impulsa la obra<br />
del convento e iglesia.– Escribe la historia de la fundación de la comunidad en Toledo.–<br />
Reprodúcese la historia que escribió.<br />
Se nos presenta la materia que constituirá la biografía del P. Fray Francisco de<br />
San Nicolás, y el primer tropiezo es verificar o comprobar su filiación, ya que en el<br />
Libro de profesiones de Madrid tantas veces citado figuran dos religiosos con idéntico<br />
nombre, y a entrambos puede aplicarse lo que dijéremos en esta cronológica<br />
semblanza. Es el primero Fr. Francisco de San Nicolás, natural de Madrid, bautizado<br />
en la parroquia de San Martín, hijo legítimo de Martín Sáinz Prado de Rozas y<br />
María Marroquín, que profesó a 8 de junio de 1636 en manos del P. Prior Fr. Bernardino<br />
de San Ildefonso 1 ; y el segundo, Francisco de San Nicolás, es natural de<br />
Salas de Bureba, provincia de Burgos, hijo legítimo de Antonio de Pareda y Cámara<br />
y de D. Francisca de Arce Cabeza de Vaca, el cual hizo su profesión en Madrid<br />
el 6 de Agosto de 1655 en manos del P. Gabriel de San Agustín, a la sazón Rector<br />
Provincial 2 . Tenemos, por lo tanto, en la misma Provincia de San Agustín dos sujetos<br />
distintos con el mismo nombre, aparte de varios otros que en las restantes Provincias<br />
coexistieron en el segundo promedio del siglo XVII. Es cierto que después<br />
se sabe que uno que era Prior de Toledo por los años de 1686 era natural de Salas<br />
de Bureba, y cierto también que los Padres Capitulares de Manila, en 1692, nombraron<br />
Discreto para el Capítulo General a uno, distinguiéndolo así: "alias el cojo",<br />
según<br />
1 Ib., fol. 84 v.º<br />
2 Ib., fol. 183.
288<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
práctica de entonces, que, para distinguir a los colombroños, o bien se fijaban<br />
en el pueblo natal, o bien en el apellido paterno o bien en alguna nota fisonómica;<br />
empero, el hecho de llamarlo "el cojo" significa que había otros Franciscos, y por lo<br />
tanto, desde el principio de esta biografía hasta el fin, subsisten la duda y el peligro<br />
de vaguedad histórica en algunos datos. Nosotros nos inclinamos a adjudicarlos<br />
todos al Francisco burgalés, porque de él se dice con certeza lo principal de esta<br />
biografía, que es lo del Priorato de Toledo; pues, si es cierto que en edad éste queda<br />
aventajado por aquél, también lo es que en un hombre que muere a los 53 años encajan<br />
bien los cargos que desempeñó en la Recolección. Vamos a verlo.<br />
Francisco Pareda y Cámara entró en el noviciado de Madrid teniendo por lo<br />
menos quince años, luego no nació después del 1639; decimos por lo menos, pues,<br />
si hoy en día, como resultado de nuestros postulantados o colegios preparatorios, y<br />
para obviar embarazos procedentes de la ley del servicio militar obligatorio y de<br />
otras trabas, casi todos los novicios ingresan a los quince años, entonces procuraban<br />
las Religiones que los novicios fueran de edad más madura porque, en tesis general,<br />
esto es lo más conveniente, atento a que las vocaciones suelen resultar más fundadas<br />
y probadas; máxime que entonces no existía la profesión simple sino que al año<br />
de noviciado hacíase la solemne, irrevocable, perpetua.<br />
Como se deduce de los apellidos paterno y materno, nuestro novicio era noble<br />
y por ventura de solar acaudalado; refuerza nuestra sospecha el caso de que le dió la<br />
profesión no el P. Prior, sino el Rector Provincial, y asistieron a ella como testigos<br />
notariales religiosos muy connotados en la Orden, v. gr., N. P. Fr. Gabriel de Santiago,<br />
Exvicario General; cosa que sucedía cuando, en atención a la calidad de los<br />
deudos, del novicio y a su representación social, creían los prelados conveniente y<br />
oportuno revestir el acto de circunstancias más importantes. A los siete años de su<br />
profesión aparece ya como sacerdote en Madrid, asistiendo 1 , como testigo, al acto<br />
de la profesión del que después sería famosísimo escritor y académico correspondiente<br />
de la Real Academia de la Historia, no menos notable por su religiosidad,<br />
que por sus letras,<br />
1 Libr. de prof., fol. 245 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 289<br />
P. Fr. Miguel de Jesús María, que se consagró a Dios a 21 de Noviembre de<br />
1662. Así, pues, en este año o antes recibió la sagrada orden del presbiterado el P.<br />
Fr. Francisco, que sin ser de entendimienio tardo ni esquivo a las ciencias, ni mucho<br />
menos, no descolló por su talento, pues no se hizo Lector de teología, sino que<br />
apenas obtuvo el título de Predicador. Que fue elegido Secretario Provincial lo declara<br />
el hecho de figurar en el acta de varias profesiones con el aditamento de tal, la<br />
primera de las cuales corresponde a 1.º de Enero de 1673 1 ; de lo que se desprende<br />
que quedó condecorado en el Capítulo de 1671 con el oficio de la Secretaría.<br />
Terminado el trienio, ascendió al Priorato de Toledo, empero no mediante<br />
nombramiento hecho por el Capítulo de 1674, sino del Definitorio en Abril de 1675<br />
y confirmado por el Capítulo Intermedio de 1675. En el Capítulo de 1674 fue electo<br />
Prior el P. Fr Alonso de los Santos, varón muy notable en nuestros conventos, y<br />
renunciando él, le sucedió como Presidente el P. Fr. Cristóbal de San Nicolás a 9 de<br />
Marzo de 1675, para entregar luego los sellos del convento en Noviembre al P. Fr.<br />
Francisco, todo lo cual consta en el Libro de recibo 2 del mencionado convento.<br />
Precisa manifestar que en el Libro de profesiones de Madrid aparece un P.<br />
Francisco de San Nicolás haciendo de Notario de una acta de profesión en Madrid a<br />
7 de Enero de 1675 con el título de Procurador General, y era uno llamado Quintanilla<br />
3 , de la Provincia de Andalucía; claro está que no podía ser el Prior de Toledo,<br />
P. Francisco de San Nicolás Pareda y Cámara, pues siguió todo el trienio desempeñando<br />
el Priorato de Toledo, como se comprueba con no pocos documentos y citas<br />
que omitiremos y que pueden verse en los legajos 90 y 91 del archivo histórico nacional,<br />
tocantes a aquella ciudad digna de eterno recuerdo.<br />
Estaba entonces este convento en obra, y dedicábase todo el empeño a concluir<br />
el presbiterio o capilla mayor para dedicar la iglesia y desplegar el celo apostólico<br />
con mayores fervores y alcances; y el P. Fray Francisco que tenía el entusiasmo de<br />
la juventud y la prudencia de la<br />
1 Ib., fol. 315.<br />
2 Arch. hist. nac. Tol. leg., 91.<br />
3 Crón., IV, núm. 468.
290<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
edad madura prosiguió la fábrica con decisión y talento, de tal manera, que su<br />
trienio fue muy señalado y aun el más fecundo de todos, a juzgar por las resultas y<br />
consecuencias.<br />
Reposa en el archivo general de la Orden 1 un cuaderno manuscrito, de 22 folios,<br />
de 31x21 centímetros, sin título, en que se relata minuciosamente la historia de<br />
la fundación del convento de Toledo que la provincia de Castilla erigió en dicha<br />
ciudad. El título del primer capítulo es: Origen y fundación de este convento; el del<br />
segundo, Del sitio que tuvo este Convento; el del tercero, Del tercero y último que<br />
tuvo que es el que oy posee, junto a Zocadotter; el del cuarto, Imagen de el Santo<br />
Christo de el Amparo; el del quinto, Nota y relación de la fabrica y translación de<br />
la Capilla maior de nuestro Conutento de Toledo. Escribiólo el P. Francisco de San<br />
Nicolás siendo prior de Toledo el año 1679. En la construcción de la fábrica de la<br />
iglesia intervino mucho el mismo, sabiendo coronar la obra comenzada por sus antecesores.<br />
Es un precioso documento lleno de vida y detalles historiales, y une al<br />
mérito histórico el de ser autógrafo. Aquí vamos a reproducir íntegramente, así los<br />
capítulos que tratan sobre la fundación primitiva como la relación de las obras realizadas<br />
durante el trienio 1674-1677, por varias razones: La primera porque narra<br />
los acontecimientos mejor de lo que pudiéramos nosotros: la segunda porque sirve<br />
de complemento a lo que relatan los antiguos Cronistas que en realidad fueron lacónicos<br />
hasta el extremo de que se desconoce lo principal de la historia de aquel<br />
venerado convento. Fuera de esto, queremos que el P. Fr. Francisco pase a la posteridad<br />
con carácter de escritor, que bien se lo merece. Así, pues, allá va el documento<br />
con su ortografía y puntuación originales, y sirva de adorno a nuestras páginas.<br />
Antes, empero, queremos dar por muy sentadas y verídicas sus afirmaciones, puesto<br />
que las basa en documentos auténticos, de los que dispuso el autor aprovechándolos<br />
sobriamente. Por un inventario hecho en el tiempo del P. Fr. Francisco sábese<br />
que existían en el archivo de Toledo los siguientes documentos que hoy han desaparecido,<br />
y de los cuales sólo nos queda la siguiente nota que se guarda en el archivo<br />
general de la Orden 2 :<br />
1 Carp. B, Tol.<br />
2 Ib.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 291<br />
"Documentos que existían en el archivo de Toledo:<br />
– Escrituras de la fundación en el primer sitio que tuvo que llaman<br />
Nuestra Señora de las Rosas.<br />
– Licencia del Rey para fundar; su data de Mayo de 1617 años.<br />
– Licencia del Arzobispo su data en Alcalá a 15 De Mayo de 1617.<br />
– Buleto de Gregorio XV para mudar el convento dentro de la ciudad,<br />
Roma 15 de junio de 1621.<br />
– Letras del Nuncio que oBedecio y mando ejecutar el Buleto.<br />
– Provisión del Consejo Real para trasladar el convento al término de<br />
la parroquia de S. Nicolás, sin embargo de la contradicción que dicha parroquia<br />
y la ciudad hicieron; despachóse a 12 de Mayo de 1623. Notificóse<br />
al Ayuntamiento en 19 del mismo mes.<br />
– Fe de la posesión que se tomó de dicho sitio a 25 de Mayo de 1623.<br />
– Licencia de N. P. V. Gral. para comprar el sitio de los corrales de los<br />
presos a la Sillería, para fundar el nuevo convento, dada a 28 de Marzo de<br />
1637.<br />
– Provisión real del Consejo, ganada a pedimento de la parroquia de<br />
San Nicolás, para que los Padres Carmelitas descalzos no puedan entrar a<br />
fundar su convento en la Sillería, dada en 14 de Mayo de 1637.<br />
– Licencia del gobernador del Arzobispado para mudar el convento a<br />
la Sillería, dada en Madrid a 22 de Agosto de 1637.<br />
– Licencia del Sr. Cardenal Sandoval, Arzobispo de Toledo, para pasar<br />
con procesión solemne el Ssmo. Sacramento al nuevo convento de la Sillería,<br />
dada en 27 de Agosto de 1649".<br />
Ahora, sí, vaya la relación autógrafa del P. Fr. Francisco:<br />
"Capitulo primero del Origen y Fundacion deste Conuento. § Primero, del<br />
primer sitio q. tuuo este Conuento.<br />
Gouernando la Silla de S. P.º la Santidad de Nro. mui S. P. Paulo Quinto en el<br />
año once de Su Pontificado, y Teniendo el Cetro desta Monarquía de España, el<br />
Mui Catolico, y piadoso Rey D. Philipe Tercero. Siendo Prouincial de toda nra<br />
Congregacion N. mui Rdo. IP. Frai Augn. de S. Gabriel (por no haberse diuidido<br />
en Prouincias
292<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
dha. Congregacion, por que esta diuision se hiço por los años de mil seiscientos<br />
y veinte y vno a veinte y vno de Nobiembre, en el Cap.º que se celebro en<br />
Madrid, en el cual fue electo por Prim.º Vicario Genral Nro mui Rdo. Pe. Fr. Geronimo<br />
de la Resurreccion) y siendo Procuror. General de toda la Congregacion<br />
el P. Fr. Diego de Sta. Maria por los años de mil seiscientos y quince; deseando<br />
con celo Religioso ampliar Nro Instituto con nuevas fundaciones de Monasterios,<br />
se trato la deste Conuto. en esta Imperial Ciudad de Toledo por el dho Pe.<br />
Procuror. Genal. con los Señores el Licdo. Albaro Ortiz de Zaias y D.ª Franca.<br />
de Zayas su muger vecinos de ella para cuio efecto ofrecieron los sobredhos, y<br />
donaron a la Religion por el singular cariño, y deuocion que la tenian un sitio y<br />
guerta extramuros de Toledo, que llaman de Nra. de la Rosa al camino de jepes,<br />
en que prim.º estubo el Conuento. de los Pes. Francos. Descalços para que en el<br />
fundasen Nros. Reliogiosos con ciertas condiciones, como parece de las Escritas.<br />
que se ot<strong>org</strong>aron sobre esto y se aprouaron por el Diffinitorio: las cuales se<br />
hallaran en el Archiuo juntamente con las licencias de Su Magestad, y del Sr.<br />
Arçobispo que se despacharon por el mes de Mayo del año de mil y seiscientos y<br />
diez y siete. De las cuales se infiere, que se hiço la dha fundacion a veinte y cinco<br />
de junio, dia Domingo, del dho año de seiscientos y diez y siete; y fue su fundador,<br />
y primer Por. el Pe. Fr. Ju.º de Vera, y la vocacion del Conuento, del titulo<br />
del glorioso S. Josef: Titular que perseuero en el nueuo y segundo sitio, que<br />
este Conuto. tuuo, asta que se mudo al tercero sitio, que oy goça desde el año de<br />
mil y seiscientos y diez y siete arriua dho, asta el de mil seiscientos y veinte y<br />
tres ocuparon nros Religiosos el sitio ya nombrado de Nra. Sra. de la Rosa. Venciendo<br />
conel feruor de la regular obseruancia, las grauisimas descomodidades,<br />
que padecían: así en lo humilde del edificio, como en lo mui retirado del comercio.<br />
Por cuia causa, y por ser el sitio mal sano no era menores, las que se experixnentauan<br />
en la falta de salud.<br />
A lo cual, atenta la Religion, y como Me. siempre compasiua, gano vn breue<br />
de Su Santidad, para pasar dho Conuto. dentro de la Ciudad, en la casa que tenia<br />
comprada, para enfermeria, y hospederia de los Religiosos, en la Parroquia de S.<br />
Nicolas, a las espaldas
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 293<br />
del Hospital de dha Parroquia. Y en virtud de dho Breue, se resoluieron Nros.<br />
Religiosos a pasarse a las dhas casas con todo silencio: aunque no con toda cordurda.<br />
Y anocheciendo en la casa de abaxo, amanecieron en la de arriua, con<br />
campana puesta, Iglesia formada y en ella diciendo Missa. A la nouedad, concurrio<br />
la ciudad toda: y en particular el Sr. Dr. D. Albaro Villegas, que a la saçon<br />
era Gouernador deste Arzobispado, y el Corregidor D. Diego hurtado de Mendoza<br />
con todos sus Ministros para demoler el pretenso Conuento. Cuando llegaron<br />
a nra. nueua Iglesia, comenzaua a decir Missa el Pe. Fr. Mateo de la Natiuidad,<br />
que se detuuo en ella casi tres horas y durara mas, si el Prelado, no le mandara<br />
con obediencia, que la acabara, para ouiar con este medio, los inconuenientes<br />
grauissimos que se experimentaron en la detencion, y resistencia que a la justicia<br />
se hiço. Accion tan poco atenta, que puso de tal calidad nro. negocio, que fue<br />
necesario todo el fauor de la Sra. Condesa de Oliuares, para poder salir Con el en<br />
el Consexo.<br />
Quito al fin la justicia Ecclesiastica el Ssmo. Sacramento y deshiço todo lo<br />
que tenia visos de Conuento, dexandonos la casa, que a no ser propia tambien<br />
nos la quitaran; sucedio lo referido el año de mil y seiscientos y veinte y dos,<br />
siendo Prouincial desta Prouincia Nro. Pe. Fr. filipe dela Madre de Dios, y Prior<br />
el Pe. Fr. Juan de Vera, el cual puso luego el pleito en el consexo real; y sucediendole<br />
en el Officio el Pe. fr. Alonso de S. Agustin, se siguió viuamente por<br />
ambas partes. Y en dicho Consexo se despacho Prouision Real, para que se<br />
hiciese la Traslacion de dho Conuto. extramuros, a la casa arriba dicha, sin<br />
enuargo de la contradiccion, que hiço la dha Parroquia de S. Nicolas. Presentose<br />
asimesmo ante el Sr. Nuncio el Breue de su Santidad, y se le requirio con el, para<br />
que le mandase lleuar a deuida execucion, como lo hiço, despachando sus letras,<br />
para que el Sr. Gouernador de este Arzobispado no lo enuaraçase. Y vencidas<br />
grauissimas dificultades, que en esto se ofrecieron, en espacio de seis meses,<br />
que duro el pleito: ollada la pertinacia, de una casi vniuersal contradiccion, de la<br />
justicia Real, y Ecclesiastica, con humilde perseuerancia, y sagaz prudencia, se<br />
tomo posesion quieta y pacifica ante Notario, en veinte y cinco de Maio, año de<br />
mil y seiscientos y veinte y tres; siendo Vicario General Nro. mui Rdo.
294<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Pe. frai Geronimo dela Resurreccion: Prouincial desta Prouincia Nro. Pe. fr.<br />
filipe de la Madre de Dios, y Prior deste Conuento el Pe. fr. Alonso de S. Augn.<br />
De cuia raçon como aqui va echa mencion, se allaran los papeles, e instrumentos<br />
que se citan, con los demas que pertenecen a la fundacion deste Conuento, que<br />
todos se guardan en el Archiuo deel.<br />
§ Segundo. Del Segundo Sitio que tuuo este Conuento.<br />
En este nueuo y segundo Sitio, allandose nros. Religiosos libres ya de los<br />
achaques y estoruos que arriua referimos, començaron a tender las velas de su<br />
feruor, en la continua obseruancia de sus leyes, en el celo del aprouechamiento<br />
de las almas por medio de la frequente asistencia de los confesonarios; en el<br />
egercicio de caridad, que es tan prouechoso a los fieles, aiudandolos en las ultimas<br />
agonias, y vale de la vida, con santas, y deuotas exortaciones; de que a Dios<br />
nro. Sr. se le siguio mucha gloria, utilidad a las almas, credito y esitimacion a<br />
nro. sto. hauito. N: han sido menores los frutos, que se han goçado, por medio de<br />
la predicacion, en la conuersion de muchas almas que engañadas del Demonio,<br />
seguian la vanidad; porque heridas de los raios de la palabra Diuina, que esparcían<br />
nros. Oradores, hijos al fin de aquel Soberano Sol S. Augn. N. Pe., dauan<br />
libelo de repudio a los entretenimientos desta vida, y mexorados enella, seruían<br />
al Sr. en amor, y temor Santo Suio. Goçauan nros. Religiosos en este nueuo<br />
puesto delas comodidades, que a todas luces, la conueniencia podia desear, al<br />
parecer, mas mui en breue reconocieron las dificultades del sitio, para su dilatacion;<br />
por hallarse de la vna parte, a las espaldas del Hospital de dha. Parroquia<br />
de S. Nicolas, muro no facil de vencer: y por la otra, cercado el conuento con casas,<br />
casi de las mas principales de la Ciudad, imposible, que nuestro posible corto<br />
jamas le pudo contrastar, aunque lo intento varías veces. Muchas descomodidades<br />
padecían aquí los Religiosos por la incapacidad de la Casa, mas las tolerauan<br />
gustosos, por el fruto que en las Almas hacian, cuidando solamente de que<br />
este fuese en augmento, librando en la paternal, Y amorosa prouidencia del Señor,<br />
lo que a ellos conuenía; esperando con humilde paciencia, y firme confiança,<br />
a que Su Magestad. auriese camino, para erigirle Casa, y Templo, donde con<br />
mas decencia, fuese seruido, y venerado: como lo hiço, mouienclo el
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 295<br />
coraçon de un Sieruo Suio, llamado Josef Monge, de Castañeda, natural dela<br />
Ciudad de Salamanca, y residente en esta de Toledo p.ª que dexase por su fin, y<br />
muerte, toda su hacienda al Cnuto. fundando de ella en el ciertas memorias.<br />
Y porque de aquí tubo principio la segunda mudança deste Conuiento, y el<br />
goçar el tercero Sitio, que oy posee, parece no sera fuera del intento, darle vna<br />
breue noticia a la curiosidad venidera de como sucedio, de la cual sacara motiuo<br />
para alauar al Señor en los ocultos juicios de su prouidencia.<br />
Siendo pues Vicario General de Nra. Congregacion, de España e indias Nro.<br />
muí Rdo. Pe. Fr. P.º de Santiago, Calificador de la Suprema Inquisicion, y Predicador<br />
dela Magd. Cesarea de Filipe Quarto, Obispo, primero de Solsona y despues<br />
de Lerida, y Prouincial dela Prouincia de Castilla, N. P. Fr. Gabriel de Santiago,<br />
y Prior enel Segundo Sitio deste Conuto., el P. Fr. P.º de S. Juan Bautista,<br />
cuias prendas de virtud, religion, y singular prudencia en el gouierno, no en<br />
breues clausulas, se pueden declarar, por los años de mil seiscientos, y treinta y<br />
seis, residia en esta Ciudad Josef Monge de Castañeda, natural, como dho es, de<br />
Salamanca, varon verdaderamente temeroso de Dios, y mui deuoto de S. Augn.<br />
N. Padre. Este, pues, trauo estrecha amistad con el dho Pe. Por. y allandose enfermo,<br />
y con necesidad de partirse a los vaños de Ledesma para vuscar en ellos,<br />
de consexo de los Medicos, la salud, que deseaua allar; antes de hacer esta jornada,<br />
comunico con el dho Pe. Por. la disposicion de su vltima voluntad, declarandola<br />
en vn Memorial, firmado de su mano, que esta inserto en el Testamento,<br />
que despues hicieron dos Confidentes suios, en virtud de poder, que para ello les<br />
dio, al tiempo de su partida; declarando ser su voluntad, que su cuerpo fuese enterrado,<br />
en el Conuto. Nro, que de presente goçauamos en adelante tubiesemos;<br />
dexandonos toda su hacienda, que se valuo en mas de veinte mil Reales, para<br />
fundacion de algunas Missas Cantadas, y Reçadas, puesto el Capital a veintemíl<br />
el millar, y computadas a tres ducados cada missa de las cantadas, y a doce Reales<br />
cada vna delas Reçadas, asta donde llegase la Renta; atendiendo en esto, a<br />
faborecer los intentos, que el dho Pe. Por. tenía de comprar nueuo sitio, para fabricar<br />
Iglesia, y Casa, como lo puso en egecucion, comprando a
296<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Blas de Toledo, vecino desta Ciudad, la posesion, que llamauan el Corral delos<br />
presos, la mitad de sus Casas principales, y vna Casilla accesoria, junto a la<br />
Sillería pagando todo esto de la hacíenda, que nos dexo el dho Josef Monge que<br />
murio en Salamanca, yfue depositado en Nro. Colegio de dha Ciudad, y sus güesos<br />
se trasladaron despues a este Conuto, y se encerraron en la Capilla primera<br />
junto ala Maior, al lado del Euangelio, cuía sepultura cubre vna Laude de piedra,<br />
con su inscripcíon grauada, y en la pared de dha Capilla un epitafio, que publica<br />
en epilogo las buenas Memorias que dexo.<br />
§ Tercero. Del terzero y ultimo sitio q tuuo que es el q. oy posee junto a Zocadotter.<br />
Si fueron grandes los enuaraços que se padecieron para alcançar, la posesion<br />
del sitio segundo, que este Couto. tuuo como acauamos de referir, no fueron menores<br />
los estoruos que en la consecucion deste tercero, que oy goçamos, se ofrecieron.<br />
Porque habiendo dispertado la emulacion, a las voces de las conueniencias<br />
grandes, que se mirauan en el, se opuso con tal aliento a enuaraçar nuestros<br />
intentos por parte de los Padres Clerigos Menores, que ofrecieron, por deuaxo de<br />
cuerda al dho Blas de Toledo quinientos ducados mas de lo que con nosotros se<br />
habia conuenido, si dexaua de hacer las escrituras del trato que de palabra, ya tenia<br />
ajustado, con el dho Pe. Por. frai P.º de S. Juan Baptista. Mas estuuo tan<br />
lexos de faltar a ella, que luego sindilacion alguna, la ot<strong>org</strong>o a nro. fauor, segun<br />
lo conuenido; con que quedo burlada la pretension de dichos Padres.<br />
Otro mas fuerte contrario nos disperto la emulacion, que fueron los Padres<br />
Carmelitas descalços; cuia oposicion fue tanto mas dificil de vencer, quanto mas<br />
sagaz se reconocio en su obrar. Fue pues su ardid: que compraron a D.ª Aldonça<br />
de Toledo, Viuda, muger que fue de Fernando Lagarto, hermana del dicho Blas<br />
de Toledo, la otra mitad de las Casas, que pro indiuisas, goçaua por suia con el<br />
dicho su hermano, imposibilitando con eso, al parecer, el logro en nuestros progresos:<br />
y tomaron en arrendamiento otra casa, que llamauan de fontecha que lindaua<br />
con Casas de Gabriel Suarez a la Cuesta del Aguila, que por otro nombre<br />
llamaron, la Casa de la Pimienta; en la qual Casa alquilada se entraron dhos. Padres,<br />
con titulo de Hospedería. Tomaron tambíen en arrendamiento otra casa
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 297<br />
de Diego Alonso, que linda por la parte de arriua con dha. Casa de la pimienta,<br />
en la cual pusieron su Campanilla, y Cruz encima dela puerta, por la parte de<br />
afuera. Añadieron fuerça a fuerça dichos Padres solicitando con grandes veras,<br />
comprar del Cabildo de la Sta. Iglesia el dominio directo que tenia sobre el Corral<br />
de los presos, y casas mencionadas, que nos vendio el dho. Blas de Toledo,<br />
por raçon de cinco mil marauedis, y cinco pares de gallinas, de censo perpetuo,<br />
que pagaua en cada un año a dha. Sta. Iglesia con cuias diligencias, ya se considerauan<br />
Señores absolutos del Sitio: mas mui en breue reconocieron la verdad de<br />
aquella sentencia de Spiritu Santo, que dice: Non est consilium, non est prudentia,<br />
contra Deum:. Tenía Dios Nuestro Sr. determinado este sitio para que en el<br />
se erigiese Templo al Sol de su Iglesia S. Augn. Nro. P. (que en este Titular, se<br />
mudó, al que antes tenía, por justas y raçonables causas) en el cual a su Magestad<br />
Soberana, le tributasen sus hijos el culto, y veneracion deuida. Y asi dispuso<br />
que el dho Blas de Toledo, saliese a tantear la compra que dichos Padres hicieron<br />
a su hermana, de la otra mitad de las casas, y los venciese por pleito, que ubo<br />
mui reñido, y sentencia difinitiua, que sobre el punto dio el Alcalde Major desta<br />
Ciudad, D. Marcelo Godinez; a cuia prudencia, y singular affecto, siempre la<br />
Religion, se mostrara deudora, y agradecida, por lo mucho que en todas ocasiones<br />
la faborecio, y en esta con especialidad pues su sagacidad nos dio la traça del<br />
dho tanteo, y nra buena diligencia, saco por el la casa (que para dhos Padres fue<br />
brasa) con la mano del dho. Blas de Toledo; y quitada por el tanto nos la cedio<br />
luego al punto.– A la segunda y maior fuerça, que opusieron los Padres Carmelitas<br />
Descalços, salio en nro fabor el Cabildo de esta Ciudad, y el Licdo. Juan<br />
Nauarro de Roxas, Cura de la Parroquia de S. Nicolas, y Cabeça deel, y negocio<br />
con el Sr. Dean, y Cabildo de la Sta. Iglesia, que no se vendiese a dhos Padres el<br />
Censo, que pretendian comprar, porque de ello se seguiría el fundar el nueuo<br />
Conuto., que intentauan, en el distrito de su Parroquia, con graue daño, y perjuicio<br />
deella, por estar dentro de el Nuestro Conuto. y se ofreció a comprar dho.<br />
Censo, por obuiar este inconueniente. Con cuia peticion, por ser tan justa, facilmente<br />
condescendio su Señoria y dio orden en forma para que se hiciese la venta
298<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de dho. censo: en cuia egecucion echaron el resto dhos. Padres, puxandola<br />
sobremanera, y tanto, que llegando a hacer el ultimo esfuerço, para sacarle por<br />
suio, les fue respondido, que no se admitia su mexora por ir tan vestida de pasion,<br />
agena de Religiosos descalços. Con lo cual se remato dha. venta, por el<br />
Cabildo dho. de Curas y Beneficiados, que luego al punto nos cedio la propiedad<br />
de dho. censo, haciendo estos Señores en su negocio el nuestro. Y para que del<br />
todo quedasen vurlados los intentos de los dhos. Padres, gano la Parroquia de S.<br />
Nicolas, una prouision del Consexo Real, para que aora, ni en tiempo alguno,<br />
pudiesen fundar en el territorio de ella. La qual Prouision, nos entrego el dho.<br />
Cura, y se guarda en el Archiuo deste Conuto. con las demas escriptas. de compras,<br />
que aqui se mencionan.<br />
Vencida esta montaña de imposibles por la sagacidad, y maduro consexo del<br />
dho Pe. Por. Fr. P.º de S. Juan Baptista, con la licencia, que para ello tenia de<br />
Nro. Pe. Vic.º General, que se allara con los demas papeles deste Archiuo, fue<br />
comprando, y pagando las Casas arriua dichas. Y a este mesmo tiempo gano licencia<br />
del Sr. Gouernador deste Arçobispado, D. Diego Castrexon, para mudar<br />
el Conuento, del Sitio en que se allana, al que oy tiene enla Silleria a la Cuesta<br />
de la Aguila, el cual la dio con calidad, que no se pudiese hacer dha mudança asta<br />
que en el nueuo sitio, ubiese Iglesia, y viuienda decente para los Religiosos, su<br />
data a 22 de Agosto de 1637 as.<br />
Desde este tiempo asta el año de mil seiscientos quarenta, se fue preuiniendo<br />
lo necesario, para dar principio a la nueua planta de Iglesia, y Casa, que traço el<br />
hermano Fr. Ju.º de la O. Maestro de obras de la Religion: y en este dho año, a<br />
veinte y vno de Nobiembre, dia de la Presentacion de Nra. Señora, se començo a<br />
derriuar las casas, y a aurir los cimientos para la nueua planta, y se continuo, asta<br />
primero de febrero del siguiente año: enel cual Vispera de la Purificacion de la<br />
Virgen Santissima (Siendo Sumo Pontifice Nro mui Sto. Pe. Vrbano Octauo,<br />
Reynando en España la Magestad de Filipo Quarto, Gouernador perpetuo de este<br />
Arcobispado, el Serenissimo infante D. Fernando de Austria; Vicario General de<br />
Nra. Congregacion, Nro. mui Rdo. Pe. fr. Bernardino de S Ildefonso; Rector<br />
Prouincial desta Prouincia, Nro. Pe. fr. Gabriel de Santiago; y siendo Por. deste<br />
Conuto. la primera uez el Pe. fr. Filipe de Sta. Monica)
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 299<br />
se puso la primera piedra, por el P. D. Marcelo Godinez, Alcaide Maior de<br />
esta Ciudad, en la esquina del Quarto, que tira desde la Iglesia al callexon sin salida.<br />
Prosiguiose la fabrica, maestrandola el dho herm.º fr. Juan de la O. asta el año<br />
de mil y seiscientos y cuarenta y cinco a fin de en.º, enque Dios Nro. Sr. se le<br />
lleuo, para premiarle tantos y tan lucidos trabajos, como hiço en toda la Religion,<br />
para gloria del Sr., y credito de ella. Continuo dha planta su hijo el Pe. fr.<br />
Lorenço de S. Nicolas, Maestro de obras de la Religion, y que también lo es de<br />
su Magestad, tan consumado en la Arte, como lo publican sus escritos, que ha<br />
dado a la estampa, y sus obras, y esta en particular; en la qual, al parecer se excedio<br />
a si proprio, en lo aseado, y curioso, dando que admirar en ella a los siglos<br />
venideros.<br />
Pusose la ultima mano al cuerpo de la Iglesia, que le remata por un presbiterio,<br />
un areçauo, coronado de una concha inimitable, por lo perfectamente acauada<br />
que esta, el año de mil Seiscientos, y quarenta y nueue: siendo Vicario General<br />
Nro. mui Re.do Pe. Fr. Manuel de S. Agustin: Prouincial deesta Prouincia N.<br />
Pe. Fr. Gabriel la Magdalena. Los quales dieron orden para que luego se trasladase<br />
dho conuento, y para que esta traslacion se hiciese con la deuida decencia,<br />
sacaron licencia del Sr. Cardenal Sandoual Arcobispo de Toledo, para pasar con<br />
Solemnidad de procesion el Ssmo. Sacramento al nuevo Conuento, y ganada dha<br />
licencia se preuino todo lo necesario para que nada faltase en un acto, a todas luces<br />
tan graue, como lo fue; por concurrir en el todas las circunstancias, que para<br />
serlo se pudieron desear. Preuinose el nueuo Templo con la bendicion solemne,<br />
que la Iglesia dispone, y dixo la primera Missa en el Nro. Pe. Vic.º General, en<br />
la Capilla primera al lado del Euangelio, en que de presente esta la deuotissima<br />
imagen de Nra. S. de los Desamparados. Y es de notar con admiracion, que el<br />
dia de la Presentacion, se dio principio, a abrir las çanxas deste Templo, en el de<br />
la Purificacion se puso la primera piedra, y que la primera Missa celebrose en su<br />
capilla y altar.<br />
Preuinose una Zuiza de docientos soldados: conuidose a la Ciudad: Ofreciose<br />
el Altar al Illustrissimo Sr. Gutierrez de Villafuerte, Obispo de Troya, de la Orden<br />
de N. Pe. S. Augn.; conuidose tambien
300<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a diuersas personas, asta numero de Cuatrocientas, de lo mas noble, y rico dela<br />
Ciudad.<br />
Yel lic.º Antonio de Tamayo, Capellan que es de los Reyes Viexos, y Contador<br />
Maior del Subsidio, y excusado de todo el Arçobispado, y mui deuoto de S.<br />
Augn. N. Pe. conuido asta docientos Clerigos. Diose el cargo de regir la Procesion<br />
en lo secular a D. Nicolas Suarez de Herrera, y a D. Juan de Torres, el estandarte<br />
se ofrecio a D. P.º Baçan, Cauallero nouilissimo desta Ciudad, y conuidose<br />
tambien a la Parroquia de S. Nicolas.<br />
Y ia todo dispuesto, y preuenido, la vispera de la fiesta, q. fue de S. Augn.<br />
Nro. Pe., corno a las cuatro dela tarde se ordeno la procesion en esta forma. Dio<br />
principio la Zuiza dha de los docientos soldados, que vistosissimamente atauiados<br />
con todo genero de galas lleuauan Picas, Mosquetes, y Arcabuces, que continuadamente<br />
iuan disparando. A estas dos escuadras, seguia el estandarte, con<br />
todos los cuatrocientos conuidados, que lleuauan achas encendidas: sin otros<br />
muchos a quienes la deuocion traxo a la fiesta, y remataua este nouilisimo y lucidissimo<br />
tercio, S. Nicolas e Tolentino, siguiendole con mucha madurez los dos<br />
arriua dhos. El Lic.º Antonio de Tamayo con otro estandarte daua principio a la<br />
numerosa Clerecia, que habia atrahido con el Iman desu Cortesia, y, aunque no<br />
lleuauan sobrepellices, iuan todos con velas encendidas; cuio acompañamiento<br />
remataua S. Augn. Nro. Pe.; inmediatamente prosiguio la Cruz de la Parroquia<br />
de S. Nicolas y a su lado la nuestra con toda nra. Comunidad asta cuarenta y seis<br />
Religiosos; y despues iuan veinte y cuatro Colegiales del de los Infantes, con<br />
achas grandes encendidas, delante del Santissimo Sacramento, que en unas mui<br />
ricas andas de plata, lleuauan cuatro Sacerdotes reuestidos. Detras iua el Ilustrissimo<br />
Sr. Obispo de Troya, vestido de Pontifical con todo su acompañamiento, a<br />
quien seguia la Ciudad, en forma de ciudad, con todos sus jurados, y regidores,<br />
con achetas blancas encendidas, que dexaron todos de limosna al Ssmo. acauada<br />
la procesión; la cual remataua innumerable sequito de gente de todas suertes.<br />
Dio vuelta por la Calle de S. Nicolas a la plaçuela de S. Vicente donde esta el<br />
Conuto. que llaman la Concepcion Augustina, cuias Religiosas, desde las vistas,<br />
cantaron una Antifona a S. Augn. Nro., Pe., causando en los oyentes tan singular<br />
ternura, y deuocion,
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 301<br />
que se asomo a los ojos de todos, vertiendo dulces lagrimas. De aqui paso a<br />
Zocadotter por la Alcana, y Roperia; y entro por la Silleria a la Plaçuela del<br />
Nueuo Conuento, que así ella, como todas las demas partes por donde paso, estauan<br />
tan vistosa, y ricamente adereçadas de variedad de colgaduras de toda estimacion,<br />
que parecia dia de Corpus, y lo era en la verdad, pues iua allí la Real<br />
Presencia de la Magd. Soberana. Al entrar en dha plaçuela, le hicieron general<br />
salua las escuadras y con este estruendo ruidoso entro en su nueua casa i templo,<br />
y se dio fin a la solemnidad de esta tarde.<br />
El siguiente día celebro de Pontifical el Sr Obispo de Troya, asistiendo la<br />
Ciudad, con todos los demas, como la tarde antes. Predico con singular erudicion<br />
El Dor. Bogueiro Canonigo Magistral de la Sta. Iglesia, q. a la saçon era, y oy es<br />
Arçobispo de Mexico. El segundo dia canto la Missa, el Sr. Dr. Lazaro Juez<br />
Sarmiento, Arzediano de Alcaraz, y predico el Pe. Fr. Franco de Sta. Catalina,<br />
alias el Braco que esta ocasion echo el resto, y aun se excedio a si mesmo.<br />
La fiesta del Tercero día, aunque lugubre, se solemniço mucho, con la admiracion,<br />
por las particularidades, que en ella concurrieron.<br />
Dedicose este dia a las honras, en la traslacion de los guesos de Nros. Religiosos<br />
difuntos, y de los demas fieles deuotos, que en el Conuº. antiguo, estauan<br />
como en deposito. Para lo cual, ordeno N. P.e, Vicario General, que antes del<br />
alua se tragesen en Procesion por Nros Religiosos, y que sin otro ruido ni aparato<br />
exterior, se viniese cantando el Miserere a Coros, por la Comunidad, en voz<br />
submisa, y graue; y llegando con esta Procesion a Nra. Iglesia, los pusiesen en<br />
un tumulo, humilde, decente, y religioso, y a su hora canto la Missa el Sr. Dr. D.<br />
Alonso Vallesteros, Canonigo Doctoral dela S.ta, Iglesia que a la saçon era Vicario<br />
de la Villa de Madrid, y su partido, y Predico el Pe. Fr. P.º de S. Jose, que<br />
llamaron el Pintor, porque tuuo esta habilidad con las demas, en grado mui sobresaliente,<br />
con tan singular acierto, que en el sentir de todos justamente se merecio<br />
la aclamacion comun del non plus ultra: con lo cual se dio fin a este dia, y<br />
a la noche començaron los fuegos, de varias inuenciones de poluora, con luminarias<br />
atabales, clarines y chirimias, que se repitio tambien en las dos noches siguientes,<br />
fiesta, que se dilato asta este tiempo, por las colgaduras, y toldos, que<br />
adornauan la Plazuela. Corono todo este festiuo aplauso el
302<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ofrecimiento generoso que de la Zuiza hicieron, para dorar el Tabernaculo del<br />
Santissimo Sacramento, y hermosearle con el lucimiento, que tiene; deuido todo<br />
a la Mag. que se oculta. Que sea eternamente ensalçado. Amen.<br />
Solo resta sauer que se hicieron los dos sitios antecedentes al que hoy goça<br />
este Conuto.; a que se satisface breuemente diciendo que el primo. uoluio a entrar<br />
en su posesion de los Patronos, que eran los Señores Licdo. Albaro Ortiz de<br />
Zayas, y D.ª Franca. de Zayas, su muger.<br />
El segundo Sitio y Casa que dexamos para pasarnos a esta se vendio a la Inquisicion,<br />
para Recogimiento de los Penitenciados, que es de lo que oy sirue; y<br />
el precio de dha. Casa siruio para redimir parte del Censo, que sobre ella se pagaua<br />
a D. Diego de Zayas. De modo que todos los censos arriua declarados, que<br />
este Conuento paga, proceden de las casas que se han tomado, para fabricar el<br />
cuerpo de la Iglesia que oy se goça, y el pedaço del cuarto, que llega al callexon<br />
sin salida, y la viuienda viexa, que esta en la casa de la Pimienta, asta este presente<br />
año de mil Seiscientos y cinquenta y nueue, en que este libro se renouo,<br />
para dexar en el las noticias referidas, antes que la muerte las sepultase en el<br />
oluido.<br />
§ Tercero. Imagen del Santo Christo del Amparo.<br />
En veinte y quatro de Diciembre, juebes por la tarde, vispera del Nacimiento<br />
de Nro. Señor Jesuchristo deel Año de milseiscientos y Setenta y seis, gouernando<br />
la Silla de San Pedro en Roma Innocencio Vndecimo, la de Toledo el emo.<br />
Cardenal D. Pascual de Aragon, Arzobispo de su Santa Iglesia, Reinando en España<br />
Carlos Segundo Nuestro Señor y Siendo dignisimo Vo. Genral de toda nra.<br />
Congregon. Nro. Pe. Fr. Juan de S. Joseph; Prouincial deesta prouincia de Castilla<br />
el Pe. Fr. Francisco de la Encarnacion, Calificador del Santo oficio, y Prior<br />
actual de dho. Conuento el Pe. Fr. Franco, de S. Nicolas: Francisco Sanchez y<br />
Luisa Caseta su muger, esta natural de la Villa de Mora en esta Comarca y aquel<br />
dela Puebla de Montalban—uecinos de la Ciudad, que entonces viuian enla Calle<br />
de las Tendillas de Sta. Isabel, dieron a este dho. Conuento y Padre Prior del<br />
la siempre venerable y deuota imagen de Nuesro Señor Jesuchristo Crucificado,<br />
a quien toda la Comunidad invocada
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 303<br />
la gracia del Espiritu santo puso nemine discrepante y por su suerte el titulo<br />
del Santissimo Christo del Amparo de los Augustinos Descalzos de Toledo, por<br />
precio de mill y ducientos Reales de vellon con un San felix ensus gradillas y un<br />
dosel de lienzo que tenia dho. Santo Christo pintado con la obligacion de decir<br />
por las almas de los dichos por una vez sola seiscientas Misas, cada dia la suia<br />
en los dos años siguientes de Setenta y siete, y Setenta y ocho primero venideros<br />
y no mas, comenzandose a decir en este Conuento y altares deel desde primero<br />
de Enero de dho. año de Setenta y Siete. Esta el papel original deesta compra en<br />
el deposito o Archiuo de papeles de este Conuento, firmado del Pe. Prior, de<br />
dho. Francisco y por su mujer como testigo y a su ruego Francisco Caño Notario<br />
Publico y Apostolico deesta Ciudad, Damian Martinez y Simon de Sotto testigos,<br />
aunque estos no firmaron por no ser necesario aunq. como tales se hallaron<br />
presentes a dha. compra y venta Real. Pidese y suplicase a todos los Religiosos<br />
de este Conuento que de presente son y con el tiempo fuesen, se sirvan de encomendar<br />
a Su Diuina Magestad a los dhos. Franco. Sanchez y Luisa Caseta su<br />
muger, como a especiales debotos de Nra. Religion, assi por auerse inclinado a<br />
darnos mas a nosotros que a otros esta Santissima Imagen, como por ser cierto<br />
en el precio nos han hecho considerable limosna y gracia =Su Magestad Nos la<br />
de a todos. Amen=<br />
§ Cuarto. Nota y relacion de la fabrica y traslacion de la Capilla Maior de<br />
Nro. Conuto. de Toledo.- Reinando Carlos Segundo en España, gouernando la<br />
Iglesia Innocencio Undecimo, siendo Arzobispo ya electo de Toledo el Emo.<br />
Señor Don Luis Fernandez Portocarrero Cardenal dela Sta. Iglesia Romana,<br />
Siendo Vicario General Nro. Pe. Fr. Franco. de Sn. Joseph alias Acuña natural<br />
de la Va. del Tobosso en la Mancha, Prouincial deesta prouincia de Casstilla<br />
Nro. Fe. Fr. Juo. dela Presentacion Natural dela Villa y Corte de Madrid, y Prior<br />
actual deeste Conuento el Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas natural de la Villa de Salas<br />
de Bureba en el Arzobispado de Burgos, Supprior de dho. Conuto. el Pe. Fr.<br />
Antonio dela Cruz natural dela Va. de Porcuna en Andalucia se acauo la Capilla<br />
Maior deeste Conuto. en toda perfeccion, dia de Nro. Pe. Sn. Guillermo a diez de<br />
febrero. Y se aduierta por cosa especial, que qualquier cosa que se hizo graue en
304<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ella, como es el concluirla de pizarra y plomo, y abarrarla de ieso negro,<br />
blanquearla, y comenzar la bobeda y cerrarla de rosca de ladrillo y asi otras cosas,<br />
o se conmenzo, o se acabo en dia de Santo de la Orden, como se vera enel<br />
libro de su gasto en las anotaciones que en el ay en sus margenes.—<br />
Saco los cimientos de dha. Capilla maior el Pe. Fr. Barme. de Sn. Nicolas natural<br />
de Madrid siendo Diffinidor deesta Proua. el año de mill seisos. y Setenta y<br />
dos, y subio las paredes hasta las ventanas grandes dela Capilla maior, en que<br />
trabajo mucho. Murio. Requiescat in pace. Amen, y su Magd. se lo aia premiado.<br />
Amen.<br />
De alli arriba hasta cerrar los arcos torales obro el Pe. Fr. Alonso de los Santos<br />
que oy viue conuentual en casa. Y desde alli arriba hasta la conclusion de<br />
dha. obra y fabrica en la forma que oy esta, dho. Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas.<br />
Prior.=<br />
Domingo treze del dho. mes de Febrero año de 1678, se bendijo la Capilla<br />
Maior, y concurriendo mucho pueblo, la bendijo a las tres de la tarde el Illmo.<br />
Señor D. Luis de Morales obispo de Troia y Auxiliar deeste Arzobispado. Este<br />
dia fue domingo de Sexagessima y fue dia de San Benigno Martyr, como dandonos<br />
Dios a entender quam benigno a sido su Magd. con nosotros en dha. obra, y<br />
esperamos lo sera, pues nos a dejado conseguir en tiempos tan calamitosos una<br />
Casa tan deseada para maior honrra y gloria suia, de su Ssma. Mdre y de Nro.<br />
gran Padre San Augustin. Este dia mismo por la noche a cosa de las ocho deella,<br />
pusimos y colocamos a nuestros difuntos en la bobeda nueba en el nicho que esta<br />
al lado izquierdo como vaiamos, el qual toca al lado del Euangelio, y en el<br />
pussimos entre otros Cuerpos los de Nro. P. Fr. Geronymo dela Resurreccion<br />
primer Vo. General, Pe. Fr. Acacio, Herm.º Fr. Pedro Valgame la Virgen y otro<br />
dos o tres, que en todos hazen cinco o seis cuerpos enteros. Lunes catorze de<br />
dho. mes de Febrero al anochezer se coloco en la bobeda de los difuntos el<br />
SSmo. Christo del Amparo con su procesion de Comunidad y miserere cantado<br />
con sus oracion Respice & Antiphona Sub tuum præsidium a Nra. Señora, y un<br />
Responso con su oracion por dichos difuntos.<br />
Dixo la Missa primera en el altar de dha. bobeda por los Religiosos difuntos<br />
que estan en ella y otros, el Pe. Fr. Francisco de Sn.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 305<br />
Nicolas, Prior actual de dho. Conuto., Martes por la mañana quince de dho.<br />
mes y en ella comulgaron algunas personas debotas. Los demas dias de esta semana<br />
se emplearon en el adorno de altares de dha. capilla y asi otras cosas a su<br />
traslacion y dedicacion necesarias: y en poner ya dorado el Retablo de Santa Getrudes<br />
&.<br />
Domingo enla tarde veinte de Febrero de dho. año se hizo la traslacion y colocacion<br />
del SSmo. Sacramento, Nra. Sa. de Copacabana, y Nro. gran Padre San<br />
Augustin con solemnissima procesion, a que concurrio toda la Nobleza de Toledo<br />
acompañando al Exmo. Señor Don Sebastian Antonio de Toledo Salazar y<br />
Molina Marques de Manzera, y Maiordomo maior de la Reyna Madre nra. Señora<br />
D. Mariana de Austria por quien y en su nombre llebó dho Señor Marques el<br />
estandarte de la Religion, siendo sus collaterales para llebar las borlas deel los<br />
Señores Marques de Orellana, y Don Pedro de Porres maiordomos de dha Magestad<br />
al presente residente enesta Ciud. Assistio a su Ex. toda la Nobleza de la<br />
Casa Real y de esta Ciudad con sus velas encendidas. El modo que se tuuo en esta<br />
funcion y procession fue el siguiente.<br />
Primeramente fue delante de todo un pendon grande que dio la Parroquia, a<br />
quien llebo un particular seglar por su estipendio con su sobrepelliz, porno ser<br />
esta insignia en el uso deesta Ciud. insignia suppossicion y calidad. Luego se siguio<br />
la manga y cruz parrochial que la lleba o requiere llebar en funciones semejantes<br />
persona de con sus ciriales a los lados, luego nuestra cruz con su manga<br />
processional segun entre nosotros se usa, la qual con sus ciriales y manguitos llebaban<br />
tres Religiosos legos con sus roquetes. Luego se siguio Nro. Pe. Sn. Augn.<br />
en sus andas ricamente alhajadas, y vestido a lo Recoleto, llebado en ombros de<br />
quatro Religiosos, dos Calzados y dos Descalzos con roquetes. Luego nuestra<br />
Señora de Copacavana riquissimamente alhajada y vestida en la mesma<br />
conformidad: ante quien immediatamente iba con el estandarte de la Religion el<br />
Exmo. Sr. Marques de Manzera acompañado y assistido de toda la nobleza de<br />
esta Ciudad y Casa Real con sus velas encendidas. Luego se seguia la Religion<br />
hecha un Cuerpo aunque interpollado de Religiosos Calzados y Descalzos en<br />
numero de mas de ciento y veinte con sus velas y mucha decencia y orden a<br />
quienes todos presidian Nro. Pe. Fr.
306<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Fran.º de Sn. Joseph, V.º General, y Nro. Pe. Fr. Juan de la Presentacion<br />
Prouincial, junto a quienes iba Christo Nro. Bien Sacramentado en riquissimas<br />
andas y Custodia grande de plata sobredorada q. para esta funcion nos presto el<br />
Real Conuto. de Sn. Ju.º de los Reyes de esta Ciud., Orden de Su. Fran.º de la<br />
obseruancia, llebado de quatro Religiosos Calzados y Descalzos vestidos de Sacerdotes<br />
con sus casullas blancas de tela rica y dos Sacerdotes delante immediatos<br />
a su Magd. con dalmaticas y incensarios perfumando olores y inciensos subidissimos<br />
continuamte., a los lados de quienes iban seis achas q. llebaban seis<br />
muchachos de hasta diez años ricamte. vestidos. Luego se siguio la Parroquia,<br />
cuia capa llebaba Don Geronymo de Sosa eclesiastico de toda suppossicion enesta<br />
Ciudad, porque el Emo. D. Luis de Morales Obispo de Troya que auia de ir<br />
de Pontifical de orden de su Magd. y suplica nuestra, caio malo un dia antes.<br />
Asistio con mucha fineza y grauedad toda la Clerecia de la Parrochia de Sn. Nicolas<br />
muy lucida assi en el numero como enlas personas. Despues de esto se seguia<br />
el S. Corregidor Don Fran.co Barradas Cauallero del Orden de Calatraba<br />
con todos los ministros de su Justicia aunque no en forma de Ciudad, assi por<br />
que los personajes que la componen assistian al Señor Marques de Manzera,<br />
como por otras razones, que no son para aqui dichas, con grande acompañamiento<br />
que assimismo assistia a dho Corregidor de personas de Clase y debotas, con<br />
sus velas con grande orden; a que despues sucedia un innumerable concurso de<br />
pueblo, qual no se a visto otro maior en Toledo a dicho de sus naturales, assi de<br />
la Ciudad como de su Comarca alborozandose todos assi con funcion tan graue,<br />
christiana y religiosa, como con los repetidos fuegos, que por las calles y plazas<br />
se echaban: estando estas tan grandemente aderezadas, que todos unanimes decian,<br />
que sin exageracion no las auian visto jamas mas bien alhajadas, ni aun los<br />
dias del Corpus, q. aqui tanto se celebran. En esta conformidad y con grande orden<br />
llegamos a la Iglesia y Capilla nueba, y luego al punto el Pe. Prior dho salio<br />
con su Capa, coloco y encerro por si mismo el Santissimo Sacramento assistiendo<br />
a todo esto la musica muy cabal y sonora, haciendo un acto solemnissimo y<br />
debotissimo.<br />
El dia siguiente lunes celebro Nro. Pe. Fr. Fran.º de S. Joseph V.º General y<br />
predico el Rmo. Pe. M.º Fr. Luis Ybarra Prior deel Carmen
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 307<br />
Calzado deesta Ciudad Predicador de su Magd. y predico porque este dia hizo<br />
la reyna la fiesta, y gusto predicase un Predicador suio, a que no se pudo faltar.<br />
Predico cierto con gran aplauso y affecto a la Religion por ser mucho nuestro.<br />
Dia siguiente martes veinte y dos hizo la fiesta el Marques de Manzera por la<br />
Religion (porque como luego se seguia immediatamte, el miercoles de Zeniza no<br />
se pudo extender a mas dias lo festiuo deesta funcion), y assi por ella tuuieron<br />
pulpito y altar Nuestros Padres Calzados. Dixo la Missa el Pe. M.º Fr. Francisco<br />
Hontiueros y predico el Rmo. Pe. M.º Fr. Alonso Domínguez Presidente entonces<br />
de dho Conueto. de Nro. Pe. Sn. Augustin dela Obseruancia, cierto con<br />
aplauso, y cordialissimo affecto reconocido de todos, en que se conocio ser muy<br />
hijo de tan gran Padre. Y finalmente este dia y los antecedentes se hizo todo con<br />
acierto grande, teniendo la Religion repetidissimos aplausos de que debemos dar<br />
a Dios las gracias por tantos beneficios. Sea su Magd. por todo bendito. Amen.<br />
Fr. Fran.co de S. Nicolas Por. (Rubricado.)<br />
Y porque el ser agradecidos es precisa obligacion en los hombres que se precian<br />
serlo atento a que todos los Religiosos que al presente eran Conuentuales<br />
deeste Conuento, cada uno en la manera que podia era vigilantissimo agente deesta<br />
obra, y a solicitado con viuas ansias (aunque unos mas que otros) su conclussion,<br />
me a parecido ser agradecido, ya que no pueda de otro modo, poniendo<br />
aqui sus nombres para perpetua memoria en adelante; aduirtiendo que aquellos<br />
cuios nombres van en diuersa forma de letra, essos son los q. mas la han assistido<br />
y aiudado.=<br />
– Primeramente: El Pe. Fr. Franco. de S. Nicolas. Prior.<br />
– Pe. Fr. Antonio de la Cruz. Predor. Supprior y Confesor.<br />
– Pe. Fr. Alonso de los Santos. Predicador, Prior antecedente.<br />
– Pe. Fr. Benito de San Joseph. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Christobal de San Nicolas. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Atlhanasio de la Conccpcion. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Pedro de Santiago Casatejada. Predor. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Joseph del Espiritu Santo Oropesa. Predor. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Isidro de Santo Thomas. Predor. Confesor.<br />
– Pe Fr. Manuel de Sta. Monica. Predor. Confesor.
308<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
– Pe. Fr. Alonso de San Gabriel. Predicador.<br />
– Pe. Fr. Nicolas de San Geronimo. Predor. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Juº de la Trinidad. Predor. Confesor.<br />
– Pe Fr. Andres de San Augustin. Predor. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Pedro de Santiago Aragones. Predor. Confesor.<br />
– Pe. Fr. Ju.º de la Concepcion Almaras. Predor.<br />
– Pe. Fr. Roman de San Joseph. Sacristan maior.<br />
– H.º Fr. Francisco de Sn. Joseph. Chorista.<br />
– H.º Fr. Juan de la Me. de Dios. Chorista.<br />
– H.º Fr. Antonio de la Encarnacion. Chorista.<br />
– H.º Fr. Andres de San Lorenzo. Chorista.<br />
– H.º Fr. Joseph del Ssmo. Sacramento. Chorista.<br />
– H.º Fr. Domingo de la Purificacion. Chorista.<br />
– H.º Fr. Juan de la Me. de Dios lego limosnero.<br />
– H.º Fr. Joachin de Sn. Nicolas lego procurador.<br />
– H.° Fr. Pedro de Jesus Maria sacristan menor portero.<br />
– H.º Fr. Juan de Santa Monica lego limosnero.<br />
– H.º Fr. Manuel de la Concepcion lego limosnero de la Ciudad.<br />
– H.º Fr. Roque de San Lorenzo. Cocinero lego.<br />
– H.º Fr. Antonio del Ssmo. Sacramento lego.<br />
FR. FRANCISCO DE S. NICOLAS, Prior". (Rubricado.)<br />
Este documento respira satisfacción en todos sus párrafos; el P. Fr. Francisco,<br />
Prior del convento, al escribirlo, obraba con espíritu complacido, con esa satisfacción<br />
que Dios permite en las almas como estímulo y como premio revelador del<br />
que reserva en la otra vida para las obras buenas. Prestó con esta relación a la Orden<br />
un bien muy positivo; al fin y al cabo, el religioso no se pertenece a sí mismo,<br />
sino a la familia, cuyo miembro es; distingamos la modestia falsa de la simpleza<br />
verdadera.<br />
Hay en el archivo general de la Orden 1 un cuaderno manuscrito, en que se trata<br />
con brevedad de la historia de la fundación de nuestro convento de la villa de Portillo,<br />
provincia de Valladolid, y de algunas curiosidades históricas que aprovecharemos<br />
más adelante, y al principio del escrito se lee que "Fr. Francisco de San Nicolas<br />
1 Carp. B, Port.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 309<br />
Prior deste Convento de la Fuen Santa de Portillo de los Descalzos de Nro. P.<br />
San Augustin digo que aviendo considerado algunas vezes que el libro antiguo del<br />
Estado de este Convento…", por lo viejo e inservible, no valía para el caso, hizo<br />
uno nuevo con concierto y orden, y resumiendo el contenido de todos los papeles<br />
del archivo conventual. Por el método y por la forma parece que este cuaderno es<br />
también obra de nuestro biografiado; pero, ni la letra es suya, ni cabe suponerlo<br />
Prior del Portillo en el espacio que media entre su ordenación sacerdotal y el año<br />
1671, en que fué nombrado Secretario provincial; lo uno porque es de creer que tan<br />
pronto no lo nombrarían Prior, cuando había tantos sujetos más experimentados y<br />
maduros; y lo otro porque no era práctica elegir a uno que acababa de ser Prior en<br />
Secretario de Provincia. ¡Si el Francisco Prior del Portillo nos dijera en qué fecha<br />
escribió el libro de estado de su convento! Resueltamente, nos inclinamos a creer<br />
que se trata de un individuo distinto de nuestro biografiado.
310<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ARTÍCULO VI<br />
Continúa la biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.<br />
Sumario: Varios Priores que intervinieron en la fábrica del convento.– Relación de las fiestas<br />
que se celebraron en la inauguración de la capilla de la Virgen de Copacavana. ¿Qué capillas<br />
tenía esta iglesia?– Es reelegido Prior de Toledo.– Laudable actuación de su Priorato.–<br />
D. Francisco Sanz y Tenorio, benefactor de la comunidad.– Culto en nuestra iglesia<br />
de Toledo.– Otras cosas notables.– Definidor de Provincia.– Su muerte.<br />
Tornando a la historia del templo, diremos que los esfuerzos de varios Priores<br />
del convento de Toledo convergieron para dar al acto de estas fiestas el aparato y<br />
magnificencia descritos, que culminaron y tuvieron su coronamiento en el Priorato<br />
de nuestro biografiado; porque esta iglesia fueron construyéndola los predecesores<br />
poco a poco a fuerza de limosnas, y también a fuerza de privaciones por parte de la<br />
comunidad; que si hubiera sido efecto de algún donativo o legado cuantioso no<br />
hubieran tardado tantos años en ponerla al servicio del público en su totalidad y<br />
perfección.<br />
Además del P. Fr. Francisco de San Nicolás, entre los principales Priores que<br />
intervinieron en la construcción de la iglesia, merece citarse su antecesor inmediato,<br />
es decir, el P. Fr. Miguel de Santiago, quien poco antes de terminar el trienio tuvo<br />
el gusto de concluir una de las capillas laterales y dedicarla con mucho boato. En<br />
nuestro archivo general 1 consérvase una relación de esta festividad, que copiamos<br />
ahora para dar idea distinta y completa del estado en que recibió nuestro biografiado,<br />
como Prior, el templo. Dice así:<br />
"Collocacion plausible y traslacion festiua que se hiço a la milagrosa Imagen<br />
de Nuestra Señora de Copacavana y guia. En el año de 1673 &.<br />
1 Carp. B. Tol.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 311<br />
En el año de 1673 ultimo dia de Abril siendo Vicario General de nuestra sagrada<br />
Religion Nuestro padre Fray Francisco de San Jose y Provincial de esta<br />
Provincia de Castilla, el P. Fray Alonso de Santo Tomas Calificador del Santo<br />
oficio y Predicador de Su Magestad y Prior de este Convento de Descalzos de N.<br />
S. P. San Agustin de esta ciudad de Toledo, el P. Fray Miguel de Santiago lector<br />
de Theologia jubilado, se celebro en este dicho convento con festivos aplausos la<br />
entrada de esta Milagrosa Imagen con la ayuda y solicitud del P. Fray Athanasio<br />
de la Concepcion que en esta ocasion era Sacristan Mayor de este convento fue<br />
pues la colocacion en esta forma.<br />
Domingo ultimo día de Abril del mismo año se dispuso una solemne y muy<br />
lucida procesion a cosa de las seis de la tarde para traer a la Virgen S. S. a su casa;<br />
estaba entonces en la de Timoteo Ferrer vecino de esta ciudad, y natural de la<br />
de Valencia, el cual asi como vio entrar esta preciosa joya en su casa dijo (y con<br />
razon) que no tenia que esperar en este mundo mas gloria pues llego el dia de tener<br />
en su casa el rico y precioso tesoro de Maria Santisima de Copacavana. Y esta<br />
Imagen como es tan agradecida, no quiso salir de su casa sin pagarle esta afectuosa<br />
memoria, con declarados milagros, y fue uno el que conto este mismo sujeto<br />
a muchos religiosos, y tambien le publico a algunos Ciudadanos, pues estando<br />
habitualmente enfermo, y desganado de comer, asi como entro esta Señora<br />
en su casa declaro que le habia dado entera salud. Estuvo algunos dias en ella, en<br />
tanto que las fiestas se preparaban, y los vestidos de la Virgen se hacian.<br />
En fin, estando ya todo preparado, y dispuesto salio Maria Santisima de aquella<br />
casa, (aunque con grandes sentimientos y demostraciones de sus dueños, porque<br />
decian que les avia de causar grandisima soledad, la ausencia de N. Señora<br />
de Copacavana), salio de ella como digo para venir a la suya. El acompañamiento<br />
fue mucho, y todo lo mas lucido de Toledo, sin faltar para mas honrra los Canonigos<br />
y Prebendados a la assistencia. Bajo por San Nicolas, Parrochia desta<br />
Ciudad, y subiendo por la calle que llaman de las Cadenas, llego a la Roperia y<br />
desde alli a la Plaça de Çocadober y entrando en la Sillería apenas dio muestras<br />
la voz de un clarin, que llegava a nuestra plaçuela, quando ardio toda en abrasadoras<br />
chispas, por estar prevenido
312<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
un tercio de soldados los mas lucidos dela Caballeria para hacer a esta divina<br />
Aurora la salva, que fue Real, y esta repetida por quatro veces, ya animados a el<br />
eco de sonoros clarines, ya encendidos, y abrasados sus coraçones, en la devoción<br />
de la Hermosa Imagen, a quien recibian, y fue esto con tanto lucimiento que<br />
causo mucha admiracion en Toledo.<br />
Salio la Comunidad a el recibimiento con luces en las manos, con tan rara y<br />
admirable compostura, que mas parecian Angeles que no hombres. Entro la Procesion<br />
en la Iglesia y los Religiosos, con mucha devocion y ternura entonaron la<br />
letania de N. S. ayudando tambien a cantarla, el Sr. Dr. Don Franco Arando, Canonigo<br />
Magistral de la Santa Iglesia y Predicador de Su Magestad, y el S. D. Pedro<br />
de Arriaga, y otros Señores Canonigos y Prevendados. Cesso por entonces la<br />
fiesta asta que despues de anochecido publicaron las campanas, faroles por todo<br />
el frontispicio clarines y abundancia de polvora (y esto fue todos tres dias de la<br />
fiesta) que el dia siguiente se començava a celebrar la entrada desta Celestial<br />
Reyna.<br />
El primer dia que fue primero de Mayo hiço la fiesta, Su Señoria el Ilmo. Señor<br />
D. Pedro Portocarrero Canonigo y dignidad desta Sta. Iglesia, Vicedean y<br />
Capiscol della. Canto la Misa Su Señoría, y predico el Sr. Dr. Don Melchor de<br />
Castilla Canonigo Magistral dela Sta. Iglesia.<br />
Predico tan del intento, que parece, que se excedio assi mismo. Segundo dia<br />
hiço la fiesta este muy Religioso Convento, Canto la Missa el Pe. Prior de Casa.<br />
Predico el Pe. fr. Juan dela Presentacion, lector de Teologia jubilado y Rector<br />
que a la saçon era del Collegio de San Nicolas de Tolentino, de la insigne Universidad<br />
de Alcalá; fue el Sermon tan curioso y delicado de conceptos que dio<br />
mucho gusto a todos.<br />
Tercero dia hiço la fiesta a esta Milagrosa Imagen Su Señoria el Sr. Don Joseph<br />
de la Reatigui, Cauallero del Orden de Santiago Teniente General dela Cavalleria,<br />
y Sargento Mayor de Batalla, honro el altar el Sr. Don Pedro de Arriaga,<br />
Canonigo y Cavallero del Orden de Calatrava. Predico el Sr. Dr. D. Joseph<br />
Troconiz Canonigo de la Muy Santa Iglesia de Toledo y Predicador de Su Magestad;<br />
el sermon fue ideado, y la idea fue como nacida de tan maravilloso
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 313<br />
entendimiento. El Adorno del altar, fue muy vistoso, y la Iglesia todo parecia<br />
un paraíso. Todos tres dias assistio la musica de la Santa Iglesia, y estuvo patente<br />
el SS.º Sacramento; y fueron unos de los mas festivos, y de mayor Credito para<br />
nuestro Santo habito que se ha visto, (ni se venera) en el mundo; deviendose<br />
todo a el celo y devocion del Pe. Prior fr. Miguel de Santiago que como tan devoto<br />
y apassionado desta Señora procuró y dilligenció se hiciesen en su traslacion<br />
tantas demostraciones, y se le rindiesen a esta divina Princesa cultos tan reverentes.<br />
Fue tanta la gente que assistio todos tres dias que desde las siete y las<br />
ocho de la mañana venian a prevenir lugares al choro y a la Iglesia, para poder<br />
assistir a el Sermon y a la Missa. Todo sea para honrra de Dios, y para Mayor<br />
gloria de Su Madre Santissima Maria de Copacavana y Guia".<br />
Nótese de corrida cuánta fué la devoción que la santa Provincia de Castilla profesó<br />
a la Virgen de Copacavana, a quien en sus principales conventos y colegios le<br />
dedicó una capilla, o, por lo menos, un altar. Y se explica, porque siendo el convento<br />
de Madrid el principal noviciado en que se criaron la mayor parte de los religiosos,<br />
pues el noviciado que en Toledo y Valladolid y otras casas había era circunscrito<br />
y temporal, y venerándose en Madrid la referida Virgen de Copacavana, que<br />
fué tan milagrosa y famosa, que llegó a dar nombre a nuestro convento, es evidente<br />
que los religiosos que se amamantaban a sus pechos con delicioso fervor, llevaban<br />
dondequiera la amante memoria de su Madre y trataban de propagar su culto. Cosa<br />
análoga acaeció en la Provincia de la Candelaria, cuyos hijos, por la gran devoción<br />
que tenían a la Virgen en el misterio de la Purificación, titular de la casa matriz, El<br />
Desierto, pusieron por titular a Nuestra Señora de la Candelaria en el convento de<br />
Cartagena, en el de Honda y en otros, por lo cual se les empezó a llamar allí los<br />
Padres Candelarios, así como en Madrid el convento nuestro era conocido con el<br />
nombre de Copacavana.<br />
Y no tan sólo en la Provincia de San Agustín reinó la devoción a la Virgen de<br />
Copacavana o Candelaria, sino lo que es más, en la de Aragón, a pesar de que esta<br />
Provincia tenía por titular y timbre preciadísimo de sus empresas un nombre que<br />
para todo pecho español significa magnificencia, felicidad y amor: la Virgen del<br />
Pilar; no
314<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
obstante lo cual, poseía la Candelaria altares en nuestras iglesias de Valencia y<br />
Barcelona, que sepamos.<br />
No debe atribuirse esta devoción difundida en el <strong>org</strong>anismo de nuestra Orden a<br />
coincidencias fortuitas, sino que media en ello algún arcano de enseñanzas provechosas.<br />
Sabido es que el instrumento de que se valió Dios N. Señor para que la Virgen<br />
de Copacavana se venerase en nuestra iglesia de Roma, el retablo de cuyo altar<br />
mayor está ocupado por un cuadro con esta advocación de María, fue el P. Maestro<br />
Aguirre, Agustino Calzado, hijo de la Provincia del Perú, quien hizo que también<br />
en nuestra iglesia de Alcalá tuviera efigie muy devota; copias todas de la original<br />
que en el pueblo llamado Copacavana, Perú, se veneraba desde el día 2 de Febrero<br />
de 1583, y con mayor entusiasmo desde el 16 de Enero de 1589 en que de ella tomaron<br />
posesión los Padres agustinos calzados, en virtud de una Real Cédula de<br />
Felipe II. Esta devoción, pues, es de origen netamente agustiniano y está vinculada<br />
a varias de las Provincias Recoletas como símbolo de indisoluble lazo entre ellas<br />
para el desarrollo de los destinos apostólicos que Dios exige de nuestra existencia<br />
como Orden Religiosa cuyo distintivo es la devoción a María.<br />
A esta reflexión adúnase otra que el devoto y sabio P. Fr. Andrés de San Nicolás<br />
nos brinda con acierto en su Historia de Nra. Sra. de Copacavana cuando dice 1 :<br />
"Fue, segun nuestro corto entender, ordenança de los cielos, el que la imagen de la<br />
Reyna, y Señora de Copacauana tuviese el titulo, y aduocacion de la Candelaria; y<br />
no otro de los muchos q. en el Mundo respetamos: porque como el fin principal,<br />
que parece tuuo Dios en poner aqui tan gran portento, y se enderezó a desterrar las<br />
tinieblas del Infierno, que tenían este pueblo (Copacavana), y sus contornos, oprimido<br />
con lo denso de las necias ignorancias: assi conuino, que la representacion de<br />
la que es Fundadora de la Iglesia entrasse a plantar, y assentar la de las Indias, con<br />
la vela en la mano, significando, que la lleuaua en acto de auyentar obscuridades".<br />
Este mismo Padre, tratando en otra obra, Proventus messis., &,<br />
1 Imagen de N. S. de Copacavana, Portento del nuevo Mvndo, ya conocido en Europa, al Real, y<br />
Svpremo Consejo de las Indias por el P. Fr. Andres de San Nicolas, Agustino Descalco de la Congregación<br />
de España. Año 1603. Con privilegio. En Madrid. Por Andrés García de la Iglesia.<br />
Pág. 43.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 315<br />
man. X, de por qué el primer convento de la Provincia de la Candelaria tomó<br />
por titular este misterio de María nos revela: "Sub invocatione de la Candelaria: in<br />
memoriam illius, quae insulas Canarias sua presentia Fortunatas fecit".<br />
Alude con esto el Cronista a la aparición de la Virgen que acaeció en Tenerife<br />
antes de ser descubiertas aquellas islas por los españoles. Según tradición documentada,<br />
en cierta caverna hízose visible a dos pastores indígenas la Virgen María rodeada<br />
de candelas o velas encendidas y luego siguió manifestándose a todos los<br />
insulares, quienes oían cánticos celestes que los iban disponiendo para su conversión;<br />
así es que cuando los españoles aportaron a las islas poco trabajo les costó<br />
cristianizarlos. Este caso de la aparición de la Virgen se hizo famoso en todas partes,<br />
y se tuvo como augurio de la próspera civilización del Nuevo Mundo, recién<br />
descubierto; así se explica que en las Américas se halle tan venerado este misterio<br />
de la Purificación de María Santísima con el nombre de la Candelaria, pues aplicaron<br />
al descubrimiento de Colón el sentido de aquel texto de San Mateo, IV, 16:<br />
Populus, qui sedebat in tenebris, vidit lucem magnam.<br />
Misterio sobre misterio. Guíanos la Virgen Santísima hacia el nuevo mundo<br />
porque América es la prolongación genuina de la España católica con sus grandezas<br />
de culto, su integridad de creencias y su herencia histórica de ciencia y valor hidalgo.<br />
Andando los siglos, los Agustinos Recoletos que nacieron y se desenvolvieron<br />
en España y América continuarán siendo apóstoles de Jesucristo en todas las latitudes<br />
del antiguo y nuevo emisferio. La Virgen de la Candelaria es un vínculo, es una<br />
garantía y es un galardón.<br />
Fuera de esto, hay algo de particular en el culto de este misterio de la Purificación.<br />
¿Será que se hace tan simpático porque es uno de los que más en armonía<br />
andan con las exigencias del corazón cristiano que no puede ser feliz sino esperando<br />
serlo, ya que el dolor y la humillación, como espada de dos filos, lo punzan<br />
mientras palpita en este mundo, como punzó a María la espada del vaticinio<br />
haciéndola sufrir siempre para que su exaltación en los cielos fuese más gloriosa?<br />
Pero, acaso, debe buscarse la razón principal en que van en este
316<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
misterio delineadas las virtudes de los tres votos que constituyen la esencia del<br />
estado regular, por cuanto María en su Purificación nos enseña principalmente a ser<br />
puros, pobres y obedientes. En verdad, acude al templo a limpiarse de la inmundicia<br />
legal, sin necesidad de ser purificada porque era la misma pureza, por no tener<br />
ni siquiera sombra de pecado; y por quitarse el sello de concupiscencia establecido<br />
por la ley mosaica en la generación de los primogénitos, Maria sacrifica su honra.<br />
Hasta tal punto llega la Madre de Dios para enseñar al religioso el amor a la pureza<br />
de alma. Con la misma incomprensible sublimidad enseña la virtud de la pobreza:<br />
siendo Reina de la creación, Madre de Dios, superior a los ángeles y serafines aparece<br />
en Jerusalén como una simple madre, esposa de un pobre artesano, presenta y<br />
ofrece el fruto divino de sus entrañas al modo que solían hacerlo las mujeres más<br />
ínfimas del pueblo y redime a Jesús con la ofrenda de los pobres. Acerca de la obediencia,<br />
María enseña en su Purificación a someterse a la voluntad de los Superiores<br />
aun en cosas que están fuera de la ley. Virgen era antes del parto, en el parto y<br />
después del parto; la ley de Moisés no tocaba con ella, y, con todo, cumple lo ordenado<br />
para las otras mujeres hasta el último ápice, llevada del espíritu de la obediencia<br />
y realzada por el de la humildad. He aquí, pues, a la Virgen querida de los Padres<br />
Recoletos mostrándose Maestra de las virtudes encerradas en los tres votos (*).<br />
(*) En una capilla de la iglesia parroquial de San José, Madrid, venérase ahora la<br />
Virgen de Copacavana, con la misma escultura que había en nuestro convento, y tiene<br />
por título Nra Sra de la Purificación o Candelaria.<br />
Pues bien, además de la capilla dedicada a esta divina Señora en Toledo, existían<br />
ya en 1675, o sea bien entrado el trienio del P. Fr. Francisco, las capillas siguientes,<br />
cuya enumeración sirve para dar idea de lo que era el conjunto.<br />
Al lado del Evangelio la 1.ª: dedicada a N. Sra. de la Concepción, cuyo patrono<br />
era Don José Monje. La 2.ª dedicada al Santo Cristo, del Amparo, cuyo patrono era<br />
Juan Vázquez de Dueñas. La 1.ª del lado de la Epístola pertenecía al patrono de<br />
Diego Marín bajo el título de Santa Gertrudis; la 2.ª dedicada a S. José era de Don<br />
Juan Campoverde; la 3.ª cuyo titular era S. Nicolás fue propiedad de Don Alonso<br />
Díaz de Arellano.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 317<br />
Otra había de santo Tomás de V. que era cuidada por su patrono el H.º Gral. D.<br />
Antonio Garamato. Esta sería la 3.ª del lado del Evangelio. Tales datos encuéntranse<br />
en el archivo histórico nacional (Tol., leg. 94.) y muy dignos son de quedar redimidos<br />
del olvido.<br />
Dio feliz término el P. Fr. Francisco a su Priorato, y llegado el día de la convocatoria<br />
al Capítulo, sabemos que no tuvo impedimento alguno para concurrir y de<br />
hecho concurrió 1 al celebrado en 1677; en el cual sucedió lo que tenía que suceder,<br />
que como viesen todos los Padres vocales, por la carta capitular que ante todos presentó,<br />
el trabajo realizado en la fábrica del nuevo templo y lo que faltaba por realizar,<br />
reeligiéronlo por Prior de Toledo en la persuasión de que daría cima a la obra.<br />
En nuestro archivo general existe un Libro de consultas de Toledo donde se<br />
cuentan diez hechas en los dos trienios suyos, algunas de las cuales, por ser de carácter<br />
histórico y servir de explicación a estos puntos, vamos a publicar en su parte<br />
sustancial. La primera se celebró a 19 de Abril de 1675 y versa sobre tomar a censo<br />
ciento cincuenta ducados para la obra de la iglesia. La segunda sobre "si convendría<br />
tomar unos caxones de sacristia muy buenos atento a que se davan con gran conveniencia,<br />
y parecia ser necessarios para la mejor custodia de los ornamentos del cultivo<br />
divino: y visto por dhos PP. la utilidad, y necessidad de ellos assi de presente<br />
como de futuro, convinieron sus reverencias en que se tomassen" 2 . La sexta trata<br />
"sobre si convendna tomar unas cassas al Corral de los Pressos contiguas inmediatas<br />
a nro convento qe son del Vinculo de D. Balthasar de Iepes, y Mexia; vecino de<br />
esta Ciud. por ser necessarias a la mexor fabrica deste nro Convento en trueco de<br />
otras qe el Convento tiene en esta Ciud, una en el mismo Corral de los Pressos, qe<br />
oy la havita Ana Gamboa, y fue de Lorenza de Anduxar, qe alinda por una y otra<br />
parte con cassas del dicho Vinculo, y otra cassa en la Calle empedrada en el arrabal<br />
de Santiago, qe vendio a este convento el Doctor D. Juan Varona Cura qe fue de<br />
San Salvador desta Ciud con obligacion de nuestra parte de darselas libres de tributo,<br />
como tambien dicho D. Balthasar nos ha de dar las suias libres de todo tributo ó<br />
zenso, y assi mismo hemos<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />
2 Fol. 62 v.º
318<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de dar dha casa del Arrabal aderezada a su satisfaccion con solo el reparo precisamente<br />
necessario y assi mismo dos mil Rs mas por modo de agradecimiento<br />
entregados al dicho D. Balthasar de Iepes…<br />
Iten se advierta el convenio de una y otra parte qe qdo llegue al casso de fabricar<br />
el concierto por la parte de dichas cassas, pueda valerse de la pared principal de<br />
la cassa principal del Vinculo, y levantar sobre ella la altura o alturas, qe necessitare<br />
dho Convento, y si necessario fuere pa la seguridad del, no tomando nada de<br />
nuevo sitio la dicha Cassa principal, puede el convento derribar dcha pared asta los<br />
zimientos, pero con la condicion qe todo ha de ser a costa del dicho convento, levantandolas<br />
a su costa y dexando las piezas en la conformidad en qe antes estavan<br />
en la Cassa principal. Y en este casso las aguas y corrientes della han de quedar a la<br />
dha cassa principal del Vinculo a costa de dho Convento" 1 . Fué aprobada la propuesta<br />
en todas sus partes.<br />
En la séptima consulta se aprobó el proyecto de "vender a Juan de Campoverde,<br />
vecino desta Ciudad la segunda Capilla del lado de la Epistola, (de S. José) para<br />
sí y sus sucesores perpetuamente dejando el retablo que al presente tiene pintándole<br />
a su costa y poniendo lampara de plata" 2 . Hallamos en la novena que "atento a que<br />
este convento se hallaba grauado de muchos zensos en diversas personas de esta<br />
Ciud los quales todos estaban á cinco por ciento, y la persona de Juan de Campoverde<br />
nro vecino y de la Ciud especial bienhechor nuestro, nos queria dar lo que<br />
importassen los capitales de ellos rebajando sus reditos a tres por ciento en qe este<br />
Convento tenia util: todos vista la utilidad y beneficio, le damos a dho Juan de<br />
Campoverde las gracias y rogamos a todos los religiosos y Prelados nuestros subcesores<br />
le encomienden a Dios perpetuamente" 3 . La última es importante también, y a<br />
ella asistió el Padre Provincial Fr. Francisco de la Encarnación; se trató "si conuendria<br />
dar al Señor Don Francisco Sanz Thenorio, Regidor perpetuo de esta Ciudad<br />
en banco y assiento de Caualleros, familiar del Santo Officio y Tribunal de ella,<br />
Capitan, Sargento maior y Almirante del Mar del Sur por sus<br />
1 Ib., fol. 65 v.º<br />
2 Ib., fol. 66 v.º<br />
3 Ib., fol 67 y 68 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 319<br />
Magestades los Reyes Catholicos de España nuestros Señores que este en el<br />
Cielo y guarde para su merced de dho Señor Don Franciscn Sanz Thenorio y sus<br />
subcesores, el Patronato de la Capilla maior de este conuento con el entierro que<br />
por la parte inferior o bobeda de ella corresponde al Presbiterio de dicha Capilla, y<br />
con las preheminencias que de derecho pertenezen a tales Señores Patronos, y con<br />
las condiciones que al presente estan firmadas de mano de dicho Señor D. Francisco<br />
Sanz Thenorio y el Pe. Fr. Francisco de San Nicolas Prior de este Conuento, que<br />
todas han de ir insertas en las escripturas, que para este effecto se hicieren, por el<br />
capital y renta que assimesmo se dice en dichas condiciones de conuenio de una y<br />
otra parte, y tambien se dira en dichas escripturas a las quales desde luego nos remitimos,<br />
y aqui damos por expresadas y de todas advertidos y plenamente entendidos.<br />
Y vista la utilidad que de lo dicho se sigue a dicho nuestro conuento; y dando<br />
las gracias primeramente a Dios nuestro Señor, su Madre Santissima y Purissima<br />
nuestra especial Patrona, y a nro Padre San Augustin, y después a dho Señor D.<br />
Francisco Sanz Thenorio a quien…" 1 Falta en el libro la hoja 69. También carecemos<br />
de las escrituras y contratos que aquí se mencionan, y por lo tanto nos vemos<br />
privados de poder apreciar la magnitud del don que nos hizo este devoto caballero.<br />
En varios documentos menciónanlo como digno de todo aprecio y gratitud, y hay<br />
alusiones generales a lo mucho que favoreció a los Padres Recoletos como Patrono<br />
de la capilla mayor durante su vida, y especialmente desde esta fecha de 15 de<br />
Marzo de 1680, en que se celebró la consulta, hasta el año 1691, en que murió dicho<br />
señor Sanz y Thenorio. Por lo menos, consignemos lo siguiente, que hemos<br />
encontrado en el archivo histórico nacional 2 :<br />
"Don Francisco Sanz Tenorio, caballero que fue del orden de Santiago, Regidor<br />
perpetuo de esta ciudad de Toledo, en estado y banco de caballeros, familiar<br />
del Santo Oficio de la Inquisición y Patrono de la Capilla Mayor de este convento<br />
de Descalzos de Ntro. P. S. Agustin de Toledo nos dejo una heredad en el lugar<br />
de Nambroca y es lo que se sigue: Vnas casas principales en dicho lugar con<br />
1 Ib., fol. 68.<br />
2 Libr. de procur. Tol., leg. 91.
320<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
su bodega grande y otra pequeña, y en ambas diez y siete cubas de diferentes<br />
cabidas con su lagar, viga, piedra, usillo, camaras, caballerías, pajares, corrales,<br />
pozo manantial, dos almacenes grandes para aceite con tinajas de cabida de tres<br />
mill arrobas; y siete casas pequeñas contiguas a las principales, con una huerta,<br />
con su noria, de cabida de fanega y media, poco mas o menos. Setenta aranzadas<br />
de viñas de veinti cinco a treinta años en diferentes pedazos, en gagos al rededor<br />
de dicho lugar con el tributo del terrazgo que tienen. Todo consta por el testamento<br />
hecho por sus comisarios testamentarios que fueron el P. Fr. Román de S.<br />
José, Prior de este convento y D. Juan Antonio Ortiz de Zárate y Angulo, a 22<br />
de… 1691".<br />
Este testamento fué hecho poco antes de morir, y por ser tan insigne benefactor,<br />
y por ser también Hermano General, tiene derecho a nuestro agradecimiento y a<br />
que consignemos aquí los datos biográficos suyos, mayormente que su muerte casi<br />
coincide con el año en que vamos.<br />
Murió en Toledo a 17 de Septiembre de 1691, habiendo nombrado Comisarios<br />
testamentarios al P. Fr. Román de San José, Prior de nuestro convento de Toledo, y<br />
al P. Fr. Juan del Espíritu Santo y también albaceas. "Siempre se mostro verdadero<br />
siervo y devoto de N. P. San Agustín", dice un documento; y añade 1 : "Difunto su<br />
cuerpo, fue vestido, y con el manto Capitular de su Orden, y Armas como tal Cavallero,<br />
y en una caxa decentemente adornada, puesto en un nincho, que para el dcho<br />
Señor Don Francisco estava determinado, y dispuesto, en la Boveda inficiaria, ó<br />
subterranea, que está debaxo de la Capilla Mayor de el dicho Convento de Recoletos<br />
Agustinos; de la qual, y de la dicha Boveda era Patron perpetuo: y dicho sitio en<br />
que fue puesto su cuerpo, está perpendicularmente debaxo de el Altar Mayor de<br />
dicha Iglesia, y Capilla, como tal Patrón: y fue acompañado de la Cruz, y Clerigos<br />
de la parroquia de Santa Leocadia, de donde era parroquiano, y de la noble Cofradia<br />
de la Santa Charidad de esta Ciudad, de quien era cofrade, y fue diversas vezes<br />
Mayordomo; y diez y ocho Padres con capuces de Paño Pardo, y hachas encendidas;<br />
y diez y ocho Religiosos de cada uno de los Conventos<br />
1 Arch. hist. nac. Madr., leg. 36.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 321<br />
de la Santisima Trinidad, de Nuestro Padre S. Agustin, Nuestro Padre San<br />
Francisco, Carmen Calzado, La Merced, el Cabildo de los Señores Curas, y Beneficiados,<br />
y la Hermandad de señores Capellanes del Choro de la Santa Iglesia de esta<br />
Ciudad; y fue en hombros de Religiosos Recoletos de Nuestro Padre San Agustín,<br />
asistiendo al el lado los Religiosos de Nuestro Padre San Juan de Dios, y llevado a<br />
el dicho Convento de Recoletos Agustinos, donde estaba puesto Tumulo, en que<br />
fue puesto, y enlutada toda la Iglesia; y se le hicieron los Oficios de difunto por las<br />
dichas Comunidades de Cabildo Curas y Hermandad de Capellanes, con la musica<br />
de la Santa Iglesia; y después la Religiosisima Comunidad de Recoletos Agustinos,<br />
le hizo su oficio de zabullimiento, y puso en el dicho nicho, haviendo primero dichole<br />
en la casa del difunto Vigilia Cantada".<br />
Volviendo al contenido de las consultas habidas en Toledo durante el segundo<br />
trienio prioral del P. Fr. Francisco es preciso copiar la parte expositiva de la consulta<br />
celebrada en 8 de Noviembre de 1678, que dice de esta suerte: "Propuso dho Pe.<br />
Por. a los Padres consultores si conuenia el que a una missa que tiene dotada Diego<br />
Marin v.º de dha Cindad de Toledo el dia de Sta. Gertrudis que es a diez y siete de<br />
nobe. con diácono y subdiacono, como consta de una escrip.ª que esta echa ante el<br />
Jurado... de Valladolid, escrivano publico y del num.º desta Ciudad, su fecha en<br />
quatro de Feb.º de mill y seiscientos y sesenta y ocho años, que a dicha missa dotada<br />
se añadiessen dos circunstancias, que son estar el Sanctisimo Sacramento patente<br />
desde la missa maior hasta el anochezer con veinte y quatro velas, que han de<br />
arder el dicho tiempo, y un sermon a la dicha missa a la voluntad del Pe. Por., por<br />
las quales dos circunstancias del sermon y del Sacramento patente añade dho Diego<br />
Marin cien res. de vellon cada año, y auiendolo propuesto y oydo los dhos consultores<br />
conuinieron en ello", etc. Asistió a esta consulta el P. Provincial Fr Luis de<br />
Jesús y el Provincial Absoluto P. Fr. Francisco de la Encarnación.<br />
Llévanos el acta de esta consulta a tratar del culto magnífico y constante que en<br />
nuestras iglesias había en aquellos tiempos. Constaban las comunidades de treinta o<br />
más religiosos, casi todos Padres, y su ocupación principal consistía en solemnizar<br />
el rezo y canto deI
322<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Oficio divino, así en el altar como en el coro, respondiendo a una necesidad de<br />
aquellos tiempos de fe y catolicismo práctico con sus grandes concepciones de liturgia.<br />
Y de ahí también, el sentido justo y prudente de nuestra legislación constitucional<br />
para eximir de la hebdómada a ciertos religiosos que se ocupaban en estos<br />
oficios, o a aquellos otros que como estímulo, como galardón y como acto de justicia<br />
distributiva lo merecían al finar algunos cargos onerosos. Entonces la exempción<br />
de la hebdómada sí era un privilegio positivo y lleno de realidad, atendidas las<br />
múltiples cargas que sobre las comunidades gravitaban.<br />
Sirva de ejemplo la atmósfera de culto y piedad que se respiraba en Toledo durante<br />
el gobierno de nuestro biografiado, y al mismo tiempo calculemos los esfuerzos<br />
de su prudencia para combinar el trabajo material de la fábrica de la iglesia con<br />
la observancia y cumplimiento de las obligaciones que se derivan de los compromisos<br />
de culto que estaban en vigor durante su prelacía. He aquí la tabla de las misas<br />
cantadas, nada más que las cantadas, que se celebraban en su tiempo, lista que obra<br />
en nuestro Archivo General 1 , y que al pie de la letra reproducimos para que la memoria<br />
de nuestros bienhechores se perpetúe en la participación de nuestras oraciones<br />
y sacrificios.<br />
"Misas cantadas.– Primeramente. Tiene obligación este Convto.º a decir por<br />
nro Patron D. Franco. Sanz Thenorio, las Missas Conventuales de todos los Domingos<br />
de el año. Item: Una cantada todos les viernes con su Resp. al fin cantado,<br />
en la Capilla del Smo Christo de el Consuelo. Item: La de la Virgen de los<br />
Sabados, u otra en su lugar; con un responso rezado al fin. Item: Quatro Aniversarios<br />
al año en el dia 17 de los Meses de Marzo, Junio, Septiembre y Diciembr.–<br />
Henero. Dia 22: Aniversario por Franco. Avendaño Jimenez y Anastasia<br />
de la Cuerda su muger. Dia 26: Aniversario por los mismos que el dia 22 de<br />
este.– Febrero. Dia 2: Missa cantada con Diacs. y Resp. por Doña Luisa Muñoz.<br />
En este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. En<br />
este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Dia 7: en este<br />
dia Aniversario por D. Luis Quero. Dia 25: Aniversario por D. Franco.<br />
1 Carp. B, Tol., Libr. de Contad.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 323<br />
Salcedo.– Marzo. Dia 19: Missa con sermón y Sacramto. por Don Juan Campo<br />
Verde. En este día, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.<br />
Este dia, ó en su Oct. otra con Diacs. y Resp., en S. Josef por Josef Monge. Este,<br />
ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. por Don Manuel Fructuoso. Dia 20: Este dia,<br />
Aniversario por D. Juan Campo Verde. Dia 21: Este dia Aniversario por D. Miguel<br />
de Bustos. Dia 25: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú<br />
otro dia otra con Diacs. y Resp. en San Josef por Josef Monge. Dia 19: ú otro<br />
que este desocupado Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero. Dia de los<br />
Dolores de la V. N. S. otro Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero.– Abril.<br />
Dia 2: Aniversario por D.ª Dionisia Grueso y Sobo. Dia 8: Aniversario por la<br />
misma.– Mayo. Dia 12: Missa por Pedro de la Fuente. Dia 13: Este dia, una por<br />
el P. Fr. Domingo y sus padres. Dia 18: Aniversario en la Concepn. por Don<br />
Juan Anto. Valera. En este mes se han de cantar 9 missas por D. Pedro Sanchez<br />
Velasco.– Junio. Dia 24: Missa con sermón y Sacramto. por D. Juan Campo<br />
Verde. Este ú otro día, otra con Diacs. y Resp. por el Patrón. Este ú otro día otra<br />
con Diacs. y Resp. en la Concepn. por D. Juan Valera. Este ú otro dia, otra con<br />
Diacs. y Resp. por el Doct. D. Juan Cavezas. Dia 25: Aniversario en S. Josef,<br />
por D. Juan Campo Verde. Dia 29: Missa por Pedro de la Fuente. Dia 30: Aniversario<br />
por D. Pedro Regules, su muger, y Padres.– Julio. Día 2: Missa con Diacs.<br />
y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otrodia, otra con Diacs. y Resp. en San<br />
Josef, por Josef Monge. Dia 16: Aniversario en la Consolación por Doña Maria.<br />
Día 26: Missa con Diacs. y Resp. por el Dor. Juan Cavezas.– Agosto. Dia 5:<br />
Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otro dia, otra con Diacs. y<br />
Resp. en S. Josef por Josef Monge. El Domingo infraoct. de S. Cayetano, Missa<br />
y Sermón de el Sto. con Sacramento hasta el año de 1812 inclusive por D. Pedro<br />
Feliz. Dia 15: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. En la Infraoct. otra<br />
con Diacs. y Res. en S. Josef por Josef Monge. En la Infraoct. otra con Diacs. y<br />
Resp. en el Christo por D. Mariana Buitrago. En la Infraoct. otra con Diacs. y<br />
Resp. por Andrés Peres. En la Infraoct. otra por Thomas Cid. El día de San Joachin<br />
Missa con Diaconos y Sermón por la memoria de los Señores Aparicios: y<br />
en
324<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
su Octava se ha de cantar un Aniversario por los mismos SSres. Aparicios: y<br />
se han de repartir en el dia del Sto. cincuenta rs. a cinco familias pobres de la Parroquia<br />
de Sn. Nicolas de esta Ciudad, y veinte y cinco rs. a cinco viudas en el<br />
dia de Santa Ana (como consta de la Escra.) de la misma Parroquia.– Septiembre.<br />
Día 4: Aniversario en la Consolación por ª Maria Rita. Este ú otro dia, Aniversario,<br />
por D.ª Maria Vega. Dia 8: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.<br />
Este ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. en S. Josep por Josef Monge. Dia<br />
10: Missa con Diacs. y Resp. por N. P. Encarnación. Dia 12: Aniversario en S.<br />
Josef por Josef Monge. Dia 29: Missa con Diacs. y Resp. por D. Miguel de Bustos.<br />
Este dia, ú otro Aniversario en la Concepn. por D. Josefa Montalvan. Dia<br />
30: Missa con Diacs. y Resp. por el Dor. D. Juan Cavezas. Este ú otro dia, otra<br />
por D.ª Geronima de Madrid.– Octubre. Dia 4: Missa con Diacs. y Resp. en la<br />
Concepn. por D. Juan Valera. Este ú otro día, otra con Diacs. y Resp. por el Patrón.<br />
Este ú otro dia, otra con Diacs. y Resp. por nro. P. Encarnación. El dia del<br />
Rosario, missa con Diacs. y Resp. por Andres Perez. Dia 12: Missa por Pedro de<br />
la Fuente. Dia 15: Missa por el mismo. Dia 18: Un Resp. rezado por Lucas del<br />
Castillo. Dia 30: Aniversario por Claudio Fonseca. Dia de S. Simon, y Judas, ó<br />
en su Octava, Vigilia simple Missa y Responso por Tadea Diaz. Día 9: Aniversario<br />
por Franco. Jimenez y Avendaño y su muger. Dia 28: Aniversario por D.ª<br />
Eugenia García, Panadero.– Noviembre. Dia 1: Missa con Diacs. y Resp. por el<br />
Doc. Don Juan Cavezas. Dia 2: Aniversario por Andres Gomez. En esta Octava<br />
dos Missas con Diacs. y Rcsp. por el mismo. En esta Octava una con Diacs. y<br />
Resp. por Nro. P. Encarnacion. En esta Octava otra con Diacs. y Resp. en Sta.<br />
Gertrudis, por Diego Marin. En esta Octava otra con Diacs. y Resp. en S. Josef<br />
por D. Lorenzo Campo Verde. En esta Oct. otra con Resp. en el Coro bajo por<br />
D. Franco. Recalde. En esta Oct. Aniversario en la Concepn. por D. Juan Valera.<br />
En esta Oct. Aniversario en S. Josef por Josef Monge. Dia 3: Aniversario por<br />
Luis Quero. En esta Oct. Aniversario por Ana Valenzuela. El Domingo siguiente<br />
a Sta. Getrudes Missa y Sermón de la Sta. con patente hasta la tarde por Diego<br />
Marin. Dia 25: Missa con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela. Este ú otro día,<br />
otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. Dia 28: Missa con Diacs. y<br />
Resp. por D.ª Franca. Cornejo. Dia 15: Aniversario por D.ª Eugenia Garcia Panadero.–<br />
Diciembre. Día 8: Missa con sermón y Sacramto. por D. Juan Valera.<br />
En la Oct. otra con Diacs. y Resp. en S. Josef por Josef Monge. En la Oct. otra<br />
con Diacs. y Resp. por Ana Valenzuela.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 325<br />
En la Oct. otra con Diacs. y Resp. por Andres Perez. Dia 18: Missa con Diacs.<br />
y Resp. por Ana Valenzuela. Este o el siguiente dia, otra con Diacs. y Resp.<br />
en S. Josef por Josef Monge. Día 25: Missa con Diacs. y Resp. en S. Josef por<br />
D. Lorenzo Campo Verde. Ademas de estas, hay obligación por nras. Constituciones<br />
de aplicar por las Animas todos los lunes una. La de los tres Aniversarios<br />
de la Orden. Una por Bienhechores vivos y otra por los Bienhechores difuntos.<br />
Tambien, el día de el Dulce Nombre de Maria, una Missa con Sermón en Nambroca,<br />
por el Patrón: Y al día siguiente un aniversario por el mismo.<br />
Componen todas las cantadas 313.<br />
Nota.– Siempre que se dice Aniversario, se entiende una Vigilia simple, Missa<br />
con Diacs., Resp. al fin cantando, con su clamor y este también la Víspera a<br />
las Oraciones".<br />
Todas estas misas cantadas radicaban en memorias pías, mandas y fundaciones,<br />
escrituradas; y como se comprende, para estas funciones y otros actos públicos era<br />
menester comunidad numerosa. Entre las funciones más notables que había en este<br />
convento, años antes de ser Prior nuestro biografiado, quien por cierto, fue de ella<br />
exacto cumplidor, sobresalía la llamada de Cuarenta Horas, para la que obtúvose<br />
un Breve en virtud del cual se perpetuaba su celebración sin dificultad alguna, y los<br />
fieles obtenían otras gracias. Pongámoslo aquí para que no se pierda:<br />
Alexander P. P. VII.– Universis xti fidelibus presentes literas inspecturis salutem<br />
et Aplicam benedictionem. Ad augendum fidelium religionem et animarum<br />
salutem coelestibus Ecclesiae thesauris pia charitate intenti omnibus utriusque<br />
sexus xti fidelibus vere penitentibus et confessis ac sacra comunione refectis qui<br />
orationi quadraginta horarum continuatarum non autem interpolatarum de licentia<br />
Ordinarii in Ecclesia Domus fratrum Ordinis Eremitarum S. Augustini Excalceatorum<br />
nuncupatæ Toleti die festo S. Josephi instituendæ per aliquod temporis<br />
spatium
326<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
devote interfuerint, et ibi pro xtianorum Principum concordia, hæresum extirpatione<br />
ac sanctæ Matris Ecclesiæ exaltatione pias ad Deum preces effuderint<br />
Plenariam omnium suorum peccatorum indulgentiam et remissionem misericorditer<br />
in Dño concedimus. Presentis ad septenuim tamtum valituris. Volumus autem<br />
ut si alias xti fidelibus dictam Ecclesiam seu Capellam vel Altare in ea situm<br />
visitantibus aliqua alía indulgentia perpetuo vel ad tempus nondum elapsum duratura<br />
et in erectione vel alio quovis modo quantumlibet privilegiato concessa<br />
fuerit vel si pro impetratione, presentatione, admissione seu publicatione pretium<br />
aliquod vel minimum detur ant sponte oblatum recipiatur presentes nullæ sint eo<br />
ipsso. Datum Romæ apud S. Mariam Maiorem sub annulo Piscatoris Die XVII<br />
Septembris MDCLX Pontificatus nostri anno sexto.<br />
Gratis et pro Deo et scriptura. S. Vgolinus 1 .<br />
Fuera de esta gracia, gozábase en nuestra iglesia desde el año 1653 la del altar<br />
privilegiado concedida por Inocencio X a 10 de Octubre, altar que era precisamente<br />
el del Santo Cristo del Amparo 2 .<br />
Tal era el estado del culto de la casa de Toledo, y tal el estado de la fábrica material<br />
en el trienio del P. Fr. Francisco.<br />
Empero, no se crea que las obras de culto y las de edificación terminaron en el<br />
primer periodo de su prelacía, sino que duraron, con tanta actividad o más, durante<br />
este segundo, sobre todo en la parte del convento. Como dato convincente por el<br />
que se podrá venir en conocimiento de lo afirmado, remitimos al lector al Libro de<br />
Gasto 3 . donde se ve por las cuentas asentadas que desde el día 13 de Febrero de<br />
1679 hasta el 7 Noviembre gastóse en la obra del convento nuevo 53.573 reales. Y<br />
en el mismo libro más adelante, ya en vísperas de dejar la silla prioral, al partir como<br />
vocal al Capítulo de 1680, hizo entrega de los libros de recibo y gasto del convento<br />
a los Padres Depositarios, y en el acta de entrega se leen los siguientes párrafos:<br />
"En este trienio, desde la semana ocho de mayo de setenta y siete hasta la semana<br />
sábado quatro de mayo inclusive (1680), consta<br />
1 Arch. gen. carp. B, Tol.<br />
2 Ib.<br />
3 Arch. hist. nac., leg. 91.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 327<br />
aver recibido doscientos y noventa y tres mil trescientos y setenta y cinco reales<br />
que hacen once mill ciento sesenta ducados y ocho reales de vellon. Se a obrado<br />
de obra en este conuento, en iglesia, bóveda, quatro angulos del claustro, zeldas,<br />
galeria, escalera y caja de ella, algibe y zisterna en la luna del Claustro, y así otras<br />
cosas que aquí omitimos, refiriendonos a la carta de Capitulo que dicho P. Prior<br />
lleva a él. Deja redimidos y minorados los zenços de este conuento con utilidad de<br />
mas de zien ducados de renta en cada un año menos contra si. Deja impuestos veinte<br />
y quatro mill en Christobal Rodríguez de guevara, Jurado de esta Ciudad y los<br />
diez y seis mill y quinientos restantes en el convento de Padres Trinitarios descalzos<br />
della. Deja pintadas dos Capillas, una la de Nra. Sra. de la Concepción y otra de<br />
S. Joseph, que compró Juan del Campo. Deja concertada y vendida en trescientos<br />
ducados pagaderos en dos años a Mateo Pinilla vezº de esta ciudad con obligación<br />
de pintarla y poner lámpara de plata a su costa en todo este tiempo: esta Capilla es<br />
la de Santo Thomas de villanueva, última del lado del evangº. Sobre este punto mírese<br />
la consulta que se tomo en veinte y ocho de Abril de este año de ochenta. Deja<br />
vendido a Don Francisco Sanz, Thenorio, Regidor de esta ziudad el patronato de la<br />
Capilla mayor con la renta que constara por las escrip. Deja el pilar que es el frontero<br />
del pulpito, libre por este Conuento con su retablo muy primoroso como se vera<br />
en él. Deja mas de dos mil carros de piedra para la prosecución de la fábrica del<br />
conuento" 1 .<br />
La carta capitular de donde hemos tomado estos párrafos contiene otros que dicen<br />
muy bien en pro de su proceder como Prior activo, celoso del bien común y<br />
verdadero hijo de la Recolección agustina, la cual sabe acariciar en su seno a varones<br />
bien nacidos y robustos. Por tal reconocieron todos los Capitulares del año<br />
1680, consecuentes y agradecidos, al P. Fr. Francisco y lo eligieron el 11 de Mayo,<br />
Definidor de Provincia. Antes más, hicieron honor a sus méritos, cuya fama se<br />
había extendido por todas las casas de la Congregación, los Padres Capitulares de la<br />
Provincia de la Candelaria escogiéndolo para que la representase en el Capítulo<br />
General, que se celebraría en el convento<br />
1 Ib.
328<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
del Toboso en 1678, como Discreto, cargo que desempeño yendo de Toledo al<br />
Toboso e interviniendo en las deliberaciones y elecciones 1 .<br />
Como Definidor Provincial hallámoslo figurando en varios actos públicos no<br />
solamente en el convento de Madrid sino también en el de Toledo 2 , adonde iría con<br />
alguna frecuencia entusiasmado con aquella casa y con la buena marcha de las<br />
obras en que él tanto se había desvivido. Entre los actos que merecen especificarse<br />
con respecto a Madrid, donde residió el trienio, está aquel en que N. P. Vicario General<br />
y el P. Provincial con su Definidor P. Fr. Francisco, a 12 de julio de 1682,<br />
estudiaron el nuevo Reglamento y los Estatutos de la Cofradía del Santo Cristo del<br />
Desamparo, y los aprobaron definitivamente 3 .<br />
En llegando el Capítulo del año 1683, vémoslo elegido y nombrado Prior de<br />
Madrid, quien, como tal aceptó y recibió la profesión de doce novicios en distintas<br />
fechas 4 desde el día 31 de Agosto hasta el 15 de Octubre de 1685. Además tocóle<br />
inaugurar, sábado 4 de Septiembre de 1683, la suntuosa Capilla de la Virgen de<br />
Copocavana 5 . A partir de esta fecha de 1685, las profesiones las recibe otro Religioso<br />
con el título de Prior, señal de que el P. Fr. Francisco cesó en su oficio, sin<br />
que sepamos la causa. No omitamos que mereció además, siendo Prior de Madrid,<br />
asistir al Capítulo General celebrado en Alcalá de Henares el año anterior de 1684<br />
como primer Definidor a nombre de la Provincia de San Nicolás de Tolentino 6 .<br />
Pues bien, aunque cesó en su cargo prioral, residió en Madrid a juzgar por su<br />
asistencia a un Capítulo conventual celebrado a 21 de Marzo de 1686 7 ; y siguió<br />
viviendo como particular, o sea sin cargo alguno, supuesto que lo vemos asistir a la<br />
profesión que un novicio verificó a 9 de Diciembre del mismo año 8 . A 15 de Octubre<br />
de 1688 recibió la profesión de otro novicio a título de Prior-Presidente del<br />
Convento 9 , y como Prior-Presidente aceptó la renovación de profesión de un novicio<br />
escrupuloso 10 en 20 de Diciembre, y siguió<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 760.<br />
2 Arch. hist. nac. Tol., leg. 90.<br />
3 Notic. hist. del Sant. Crist., etc., pág. 251.<br />
4 Bib. nac., Libr. de prof., págs. 436 y sigs.<br />
5 Arch. hist. nac. Madr., leg. 43.<br />
6 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />
7 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />
8 Libr. de prof., pág 469.<br />
9 Ib., pág. 490.<br />
10 Arch. gen., carp. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 6 329<br />
funcionando como tal hasta terminar el trienio, es decir, hasta el Capitulo de<br />
1689.<br />
Entonces fué honrado con el Priorato de Madrid, y se evidencia esto por la firma<br />
de Prior estampada en varias actas de profesiones, que corren desde el 29 de<br />
Mayo hasta el 10 de Abril de 1692 1 .<br />
En este mismo año, y como resultado del Capítulo, quedó honrado con el cargo<br />
de Definidor Provincial, e inferímoslo del Libro de difuntos de la Congregación 2 ,<br />
en el cual, cuando se consigna su fallecimiento, se le llama Definidor de la Provincia<br />
de Castilla; es que el estilo y práctica de este libro es añadir al nombre del difunto<br />
el título del oficio que actualmente ejercía, no el que o los que había ejercido,<br />
excepto cuando se trata de los oficios de Provincial y Vicario General, que entonces<br />
los apunta diciendo Exprovincial o Exvicario General. Luego el P. Fr. Francisco de<br />
San Nicolás falleció siendo Definidor de Provincia. El día de su tránsito no lo podemos<br />
precisar, pero no cabe duda que acaeció poco después del día 8 de Julio de<br />
1692, a juzgar por el lugar que ocupa su nombre en la lista del citado Libro de difuntos.<br />
1 Fol. 531.<br />
2 Fol. 32.
ARTÍCULO VII<br />
Vida de N. P. Fr. Miguel de S. Agustín, Vicario General.<br />
Sumario: Pertenece a la Provincia de Santo Tomás.– Lector jubilado.– Definidor Provincial.–<br />
Su Rectoría de Provincia.– Promoción al Vicariato General.– Algo sobre su prelacia.–<br />
Diligencia la fundación de un nuevo convento.– Pruebas de su celo por la disciplina religiosa.–<br />
Contrariedad horrible que padece.– Documentos pontificios.– Su sucesor.– Otros<br />
documentos.– ¿Quién tiene razón?– Retírase a Granada y muere de pena.<br />
Está envuelta en la oscuridad más lamentable la vida de este personaje de nuestra<br />
Orden, y no hay poder que llegue a disiparla con suficiente luz, para discernir el<br />
alcance justo de las sombras que sobre ella echaron la fragilidad y las pasiones<br />
humanas. Fué natural de la ciudad de Granada, según reza el libro Nuevo Templo<br />
escrito por el P. Fr. Pedro de Jesús 1 ; y se prohijó por medio de la profesión en la<br />
Provincia de Santo Tomás. No hemos hallado el acta de su profesión, pero nos apoyamos<br />
además para afirmar que fué hijo de esta Provincia en muchos documentos<br />
que así lo aseguran, algunos de los cuales luego hemos de ver; y queremos que así<br />
conste para que no conduzca a error una afirmación que se halla en el Libro de oro<br />
de Vadolid 2 donde se quiere explicar una turbulencia, que hubo en la Santa Provincia<br />
del Pilar por estos años, diciendo que el P. Miguel de San Agustín pertenecía a<br />
esta Provincia y no a la de Santo Tomás. La causa de tal turbulencia no fué ésa sino<br />
otra en que más<br />
1 Templo nuevo de los Avgvstinos Descalzos de Granada, y sumptuosas Fiestas que se celebraron a<br />
su Dedicacion, con el titulo de N. Señora de Loreto, desde el día 23 de Octubre hasta el día primero<br />
de Noviembre de este año de 1694. Con vna breve descripción del sitio, antiguedad de la nobilíssima<br />
Coronada Ciudad de Granada, por el P. Fr. Pedro de Jesvs, hijo de dicha Religión, y<br />
prouincial actual de la Prouincia de Andaluzia. Dedicada al Illmo. Señor D. Martín de Ascargorta,<br />
del Consejo de su Magestad, antes Obispo de la madre de las ciencias Salamanca, y al presente<br />
dignissimo Arçobispo de la magnifica y nobilissima Ciudad de Granada, Con licencia. En Granada:<br />
Por Francisco Gómez Garrido, Impresor de libros, Año de 1695. Pág. 43.<br />
2 Fol. 111.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 331<br />
adelante nos ocuparemos; por ahora tan sólo intentamos fijar y precisar su filiación<br />
religiosa, rectificando lo dicho por el Libro de oro, inédito y autógrafo, cuyo<br />
autor, el P. Fr. Francisco de Santo Tomás de Aquino, Procurador del convento de<br />
Valladolid, escribió el año 1764, o sea casi un siglo después de acaecidos los sucesos.<br />
Para sufrir esta confusión ni siquiera había motivo en el otro Vicario General<br />
de nuestra Congregación que también se llamó Miguel de San Agustín, bien porque<br />
éste floreció medio siglo más tarde, bien porque no fue de la Provincia del Pilar<br />
sino de la de San Agustín. Ademas, el afirmar que nuestro biografiado perteneció a<br />
la Provincia del Pilar sería destruir el hecho innegable que se observó siempre a<br />
saber: la elección alternativa para el Vicariato General por turno riguroso y sin excepción<br />
ni tropiezo de ninguna clase. En un documento del archivo histórico nacional<br />
1 y otros dos documentos 2 , se llama a este P. Fr. Miguel, lector jubilado de teología,<br />
lo que significa que los superiores destináronlo al profesorado, cuya jubilación<br />
obtuvo después de desempeñar las clases el tiempo marcado por la ley. Hacemos<br />
constar que son las únicas veces que vemos llamarlo Lector jubilado, pues en<br />
todas las demás se le cita a secas por su nombre, y ni siquiera se le adjudica el título<br />
de Predicador, según usanza de aquellos tiempos. El P. Cronista del tomo IV, al<br />
decir que fue electo en Vicario General dále el título de Lector de teología 3 y no<br />
añade que fuese jubilado. Dígase lo propio del Libro de consultas de Toledo, al<br />
folio 82. En el Capitulo General congregado en el convento del Toboso el año 1678<br />
lo vemos elevado a la dignidad de Definidor General 4 , oficio que obtuvo a la vez<br />
que el P. Fr. Agustín de San Bernardo, el que, valga la observación, mereció después,<br />
así como su Condefinidor, ser Superior General de la Descalcez agustiniana.<br />
Durante el trienio de su Definitura nada nos consta de sus gestiones, excepción<br />
hecha de actuar como Notario en un acta de profesión de Madrid 5 a 5 de Julio de<br />
1678, y haber intervenido juntamente con N. P. Vicario General en cierta consulta<br />
muy importante habida en Toledo 6 a los<br />
1 Madr., leg. 36.<br />
2 Arch. gen., carp. E; y arch. de la Nunc.<br />
3 Crón., tom. IV, 1.127.<br />
4 Crón., tom. IV, 762.<br />
5 Libr. de prof. fol, 370.<br />
6 Arch. hist. nac. Tol. leg. 90.
332<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
27 de Febrero de 1680 y relacionada con asuntos del convento, así como haber<br />
asistido a un Definitorio General de fecha 17 de Enero de 1681 y firmado cinco<br />
acuerdos importantes 1 . Concurrió como Definidor al Capítulo General Intermedio<br />
de 1681 que se celebro a 24 de Mayo 2 en el cual cesó de su cargo generalicio; y<br />
regresó a su Provincia. Qué empleos desempeñara en ella no es posible decir, mas<br />
como asegúrase en el tomo IV de esta Historia 3 que asistió al Capítulo General Intermedio<br />
verificado en Madrid año 1687 con el título de Rector Provincial de la<br />
Provincia de Santo Tomás por muerte del Prior Provincial, P. Fr. Antonio del Rosario,<br />
colegimos que o era antes de ascender al Rectorado Provincial el Definidor más<br />
antiguo de la Provincia o Provincial absoluto. Por lo tanto el cargo de Definidor lo<br />
desempeñó un año, por cuanto el Capítulo de su Provincia tuvo lugar el 18 de Abril<br />
y el Capítulo de la Congregación fue a 17 de Mayo del propio año. Pues bien, ejerciendo<br />
seguía su Rectorado cuando sucedió que muerto N. P. Vicario General, hubo<br />
de adelantarse, según mandaban nuestras leyes, la celebración del Capítulo General,<br />
y como el derecho de elección alternativa pertenecía a la Provincia de Santo Tomás,<br />
tocó la grande honra de ser elegido Vicario General de la Congregación al P.<br />
Fr. Miguel 4 , que había concurrido como Rector Provincial al Capítulo congregado<br />
en Calatayud. El P. Cronista en otro lugar 5 afirma que "subio al Vicariato General<br />
por sus méritos de virtud y Ciencia". ¡Buen martirio le esperaba! Si las amarguras<br />
sobrevienen a los superioratos por permisión divina para que el ejercicio de la<br />
autoridad nos haga más humildes y compasivos, a fe que las contradicciones que el<br />
P. Fr. Miguel sufrió sirvieron para desengañarlo más y más de la vanidad de las<br />
cosas mundanas y hacerlo merecedor de nuestra compasión por la cuenta que de sus<br />
actos como prelado tuvo que dar a Dios, según aquello de nuestra Santa Regla:<br />
Unde vos magis obœdiendo, non solum vestri, sed etiam ipsius miseremini; quia<br />
inter vos, quanto in loco superiore, tanto in periculo majore versatur.<br />
1 Arch. gen., carp. B.<br />
2 Crón., tom. IV, 879.<br />
3 Ib., núm 1.059.<br />
4 Ib., núm 1.128.<br />
5 Ib., núm 762.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 333<br />
Como Vicario General giró su visita a luego de ser nombrado, y visitó, creemos<br />
que todos los conventos de las tres Provincias de España, aunque solamente<br />
queda la huella de su paso por Toledo en los libros de recibo y gasto 1 a 2 de Octubre<br />
de 1688 y a 4 de Marzo de 1692; así como también consta que visitó el convento<br />
de Valladolid 2 el 3 de Abril de 1689. En calidad de Vicario General también autorizo<br />
a los Padres Fr. Juan del Espíritu Santo y Fr. Román de S. José para que pudieran<br />
aceptar una cuantiosa donación del insigne bienhechor nuestro D. Francisco<br />
Sanz y Tenorio, Caballero de Santiago y Regidor perpetuo de la Imperial de Toledo<br />
& & 3 ; la autorización está fechada en Madrid a 6 de Octubre de 1689. Algo más<br />
importante que todo esto vemos que hizo, y está enlazado con el convento del<br />
Campillo de Altobuey, siendo Superior General de la Congregación. Aludimos a la<br />
fundación de dicho convento, en el año 1690, para la información de cuyo suceso,<br />
de un cuaderno manuscrito que toca este asunto, tomamos lo siguiente 4 :<br />
"Fundación deste convento. Para conseguir esta fundación padezió nuestra<br />
Religión diez años de adversidades por oposición que hizo a dicha fundación, el<br />
Convento de Religiosos Franciscos observantes de la Villa de Hiniesta, fundados<br />
en una Bulla que tenian a su favor los dichos Padres, de Nro Santísimo P.<br />
Alexandro Septimo, en que les concedía que en tres leguas en contorno no<br />
ubiesse otra fundación. Pero dicha Bulla se explicó en la sagrada Congregación.<br />
Y se declaró que dicho Breve se entendía de fundación de Convento franciscano,<br />
pero no de otra Orden por cuya declaración quedaron convencidos, y dados por<br />
no parte: No solo se experimentó esta adversidad, si también resistencia en dar<br />
lizenzia el Ordinario para dicha fundación de que resultó que en esta Villa del<br />
Campillo avía también muchos opuestos a que se consiguiese esta fundación y<br />
aunque no dexavan de servir de embarazo, teníamos el consuelo de que el Cabildo<br />
Secular y eclesiastico deesta Villa y todo lo principal deella estavan de nuestra<br />
parte y con vivos deseos de que se consiguiese dicha fundación por lo cual<br />
padezieron muchos deellos excessivas extorsiones,<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />
2 Ib. Vall., leg. 213.<br />
3 Ib. Madr., leg. 36.<br />
4 Arch. gen. carp. D.
334<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
especialmente Dn. Fernando Villanueva Cura propio de dicha Villa, Pedro<br />
Escrivano el Mayor que a la sazón se hallaba Alcalde Ordinario, que por espazio<br />
de seis meses estuvo en Cuenca en prisiones. Pero toda esta adversidad la llevaban<br />
gustosos llevados de la esperanza, de que tuvisse efecto dicha fundación.<br />
Devió nuestra Religión al Doctor Don Isidro Gil Ortiz Médico de dicha Villa y<br />
natural de Sevilla que a su atenzión aun los mas rebeldes se inclinaban a dicha<br />
fundazión, procurando con su suavidad y discrezion sedar todas las inquietudes<br />
y solizitar medios para que dicha fundazion tuvisse congrua bastante, como suzedió<br />
en lo mucho que devimos al Ldo. Fernando Nieto Descalzo Abogado de<br />
Reales Consejos que por su devozión y la de su Muger y a influencia del dicho<br />
Doctor Dn. Isidro nos dexó quatro mil ducados en la Villa del Castillejo de otros<br />
bienes y alhajas para la Sacristía e iglesia como son Custodia y copon para el<br />
Sacramento y retablo que se hizo para nuestra Señora de la Loma que en todo<br />
junto llegó a darnos cerca de siete mil ducados de su propia hazienda disponiendo<br />
que sus huessos y los de su Esposa, conseguida dicha fundazión se colocassen<br />
en este Convento como de hecho se colocaron, y estan en la Capilla de nuestra<br />
señora de Loma. En medio de los muchos altos y baxos que se experimentaron<br />
en el tiempo referido no se descuidava el definitorio general en conseguir lizencia<br />
de su Magestad como de hecho se consiguió, por cuia causa zelebrado el<br />
Capítulo Provinzial en nuestro Convento de la Ciudad de Sevilla, el año de mil<br />
seiszientos y noventa en que se halló por Presidente nuestro P. Fr. Miguel de San<br />
Agustín, Vicario General, electo en Prior Provincial el P. Fr. Juan de S. Miguel<br />
determinaron venirse a la Ciudad de Cuenca y verse con el señor Obispo que a la<br />
sazón era el Illmo Sr. D. Alonso Antonio de S. Martin, y llegados a Cuenca dichos<br />
Prelados cada uno con su secretario que a la sazón eran Secretario General<br />
el P. Fr. Miguel de S. Monica lector de Theología y calificador del Santo oficio,<br />
y secretario de Provincia el P. Fr. Matheo de la Encarnazión Lector en Sagrada<br />
Theología y todos juntos subieron al Palazio Obispal a bessar la mano a su Illustríssima<br />
en cuia presenzia puestos los dichos quatro Padres pidieron con el rendimiento<br />
y respecto devido a dicho Señor se dignase de conceder su lizenzia para<br />
que se efectuase dicha fundazion, y a su Illustrissma en cuia presenzia puestos<br />
los dichos quatro Padres
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 335<br />
para resistir, antes si admitiendo la suplica con toda veneboIenzia mando a su<br />
Provissor quanto antes diesse los despachos para que se fundasse el dicho Convento,<br />
y aviendo dado por parte de la Religión los agradecimientos devidos se<br />
mostró su Illustríssima mui afecto declarando ser de mucho credito y Utilidad<br />
para su Obispado tener sugetos semejantes que le ayudasen en el aprovechamiento<br />
de las almas. Y despedidos de su Illustríssima y rezivida la lizenzia y<br />
mas despachos nezessarios se vinieron al Campillo de altobuey y presentaron sus<br />
despachos ante el dicho Señor Cura y Alcaldes Ordinarios de dicha Villa para<br />
que nos pussiessen en la Possession de la Hermita de Nuestra Señora de la Loma,<br />
sitio donde se había de hazer la fundazión de dicho Convento, la qual possession<br />
se dio juridicamente, presentes el dicho Señor Cura Alcalde Ordinarios y<br />
mucha parte del Lugar que asistió a dicha funzion de que dio fe a prinzipios de<br />
Julio de dicho año de noventa el Secretario de la Villa que a la sazon era Benito<br />
Gomez.<br />
Aviendo tomado dicha possession fueron llamados del Convento del tobosso<br />
a este del Campillo el P. Fr. Juan de S. Tomas Leon, el P. Fr. Andres de Madre<br />
de Dios, alias Pantoja, el P. Fr. Joseph de S. Eugenio, alias Carranza, el P. Fr.<br />
Manuel de la Presentazion, el H. Fr. Antonio de S. Gregorio Religioso lego y el<br />
P. Fr. Pablo de San José, que se hallaba antes que todos en la villa del Campillo<br />
asistiendo a los dichos quatro Padres que fueron a Cuenca, a conseguir la lizenzia<br />
para dicha fundacion, y aviendo llegado todos los dichos Padres, se dispusso<br />
el traer de la Parroquial a la imagen de nuestra Señora de la Loma que se hallava<br />
al pressente en dicha Parroquia haziendole la Villa un novenario. El modo de<br />
traer la Santa Imagen fue viniendo zinquenta hombres de Soldadesca mui bien<br />
vestidos, llegaron al Convento y se llevaron la Comunidad a dicha Parroquia de<br />
donde salio la Prozession, y en ella su Mag.º manifiesto, y la imagen de nuestra<br />
Señora de la Loma, los Cabildos Ecciesiastico y secular y todo lo restante del<br />
Pueblo aviendo aderezado las calles colgado las ventanas de lo mejor que se<br />
permite en la tierra y de este modo vinieron las dos Magestades de Christo Sacramentado<br />
y su Madre Santíssima a su casa y morada de nueva fundazion y<br />
convento donde se coloco su Magd., y se pusso en su Capilla la dicha imagen de<br />
nuestra Señora de la Loma; y viendose nuestro P. Vo. General F. Miguel de S.<br />
Agustín con la pazifica possesion
336<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de su Convento confirio con el dicho P. Provincial a quien se dexaria por Presidente<br />
de dicho Convento, y determinaron unanimes y conformes quedase el dicho<br />
P. Lector Fr. Matheo de la Encarnazión, de Lucena, como de hecho se quedo<br />
y tambien nombraron por Suprior de dicho Convento al dicho P. Fr. Joseph de S.<br />
Eugenio, los quales con el dicho P. Provinzial Fr. Juan de S. Miguel perseveraron<br />
hasta prinzipio de Octubre governando dicho Conuento y procurando plantar<br />
en el la observanzia regular como de hecho se planto sin aver ocassion de dispensa<br />
porque se guardo con todo rigor como tan conveniente a dicha Planta".<br />
Empero si el llevar a cabo la fundación de esta casa cubre de gloria a nuestro<br />
biografiado, todavía dicen más en su favor otros actos que ejecutó como guardián<br />
de las leyes y celador del espíritu de la observancia religiosa. Quedan tres Definitorios<br />
generales de los varios que celebró durante su Vicariato, a saber: uno el 24 de<br />
Septiembre de 1688, otro el 10 de Octubre de 1689 1 , y el tercero a 2 de Octubre de<br />
1690, y en los tres domina la nota de reforma de costumbres en pro de la ley 2 . Redactarónse<br />
en el primer Definitorio cinco definiciones y en el segundo, seis; el tercer<br />
Definitorio fué constituido exclusivamente para dar solución a varios puntos de<br />
gobierno y observancia regular propuestos por el P. Provincial de San Nicolás, Fr.<br />
Isidoro de Jesús María, en carta de 29 de Abril del año 1688; los cuales versaban<br />
sobre que "las actas de los Capítulos Generales, como de las Juntas de los seis meses<br />
no pueden tener plenario cumplimiento en dha. nuestra Provincia de Filipinas<br />
por algunos inconuenientes que en ella pueden resultar de las dichas actas", se cometa<br />
su estudio al Definitorio Provincial y que el estudio y selección de las actas<br />
que se puedan cumplir sea sometido a la aprobación del Capítulo Provincial. Otro<br />
punto versaba sobre el hospicio de Méjico y la observancia de las Constituciones en<br />
él para reprimir ciertos abusos que con motivo del paso de los misioneros se introducían.<br />
También dieron providencias en este Definitorio con mucho celo y talento<br />
sobre el asunto de las misiones en Taitay, reclamando el derecho que el Señor Arzobispo<br />
de Manila y la Provincia de l<br />
1 Arch. gen., carp. de Caps.<br />
2 Arch. de Filp., Libr. de act. fol. 82 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 337<br />
os Padres Franciscanos habían violado. Cosa parecida resolvieron sobre algunos<br />
ministerios de Mindoro. Tambien aclaró el P. Vicario General con sus Definidores<br />
un caso oscuro sobre precedencia de los Padres Definidores de Provincia;<br />
quitó cierto escrúpulo del P. Provincial Fr. Isidoro sobre validez de su elección por<br />
haber sido por vía de aclamación, y resolvió otros casos de la misma índole con<br />
gran cordura, "hauiendolos conferido entre si, y comunicado algunos dellos con<br />
algunos canonistas," como se lee en el acta del Definitorio.<br />
Digno es también de alabanza N. P. Fr. Miguel por haber contribuído vivamente<br />
a la <strong>org</strong>anización de una misión a Filipinas conducida en junio del año 1692. Con<br />
efecto, deseoso como Prelado General de que la apostólica Provincia de San Nicolás<br />
dilatase su campo de operaciones, no vaciló, antes bien hizo empeño en ayudar<br />
al P. Comisario que había llegado de Filipinas con tal encargo, y así puso a disposición<br />
de éste la influencia que la Orden gozaba en la Corte, a fin de que el Estado<br />
costease el viaje de los cuarenta y seis Misioneros, como se logró; y al mismo<br />
tiempo influía con los Padres Provinciales de las tres Provincias al objeto de que los<br />
conventuales se alistasen en aquella empresa evangelizadora; así como también en<br />
calidad de Vicario General pasó a los conventos una especie de circular en que invitaba<br />
a todos franqueándoles la licencia para prohijarse en dicha Provincia. Fué así<br />
como se obtuvo tan hermoso resultado: en Sevilla se congregaron cuarenta y seis<br />
misioneros jóvenes, valerosos, decididos, llevando cada uno con la patente generalicia<br />
la bendición amorosa del P. Fr. Miguel que velaba por los destinos de una de<br />
las más beneméritas Provincias de la Congregación.<br />
Pues bien, sépase de una vez que el P. Fr. Miguel de San Agustín fue suspendido<br />
de Vicario General cuando llevaba cuatro años en su oficio. ¿Por qué? ¿Qué<br />
sucedió en la Congregación? Ya hemos dicho que nosotros tenemos un concepto<br />
amplio y clarísimo sobre la naturaleza y los fines de la historia. Tal como nosotros<br />
la hemos trazado, pretendemos ante todo y sobre todo escribir la verdad y toda la<br />
verdad, porque las narraciones en que no predomina este criterio acarrean el desprecio<br />
de la crítica, desfiguran la vida real, crean situaciones de ánimo imaginarias<br />
y perjudican los intereses de la vida colectiva.
338<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
En el archivo general de la Orden 1 se lee, hablando de ciertos abusos en general:<br />
"Convencido de estos graves daños, y procurando evitar los futuros la Santidad<br />
de Inocencio XI dispuso y determinó enviar a esta Sagrada Religión Visitadores a<br />
los cuales se despacharon Bulas por medio del Cardenal Altieri, su Protector, en 26<br />
de Marzo de 1688, y truxeron varios preceptos para observar en la Visita; siendo el<br />
tercero de ellos, que en ningún modo el Vicario General se entrometiese en el gobierno<br />
ordinario del Provincial; ni el Provincial en el gobierno del Prior, sino en<br />
acto de Visita o en grado de apelación". A esto se refiere la Bula o el Breve de Inocencio<br />
XII 2 que comienza Exponi nobis, de fecha 10 de Abril de 1695 en que a modo<br />
de historia dice: Cum alias Venerabili Fratri nostro Palutio Episcopo Prenestin.<br />
S. R. E. Cardinali de Altieriis nuncupato dicti Ordinís apud nos, et Sedem Apostolicam<br />
Protectori a fel. rec. Innocentio Papa XI Prædecessore nostro mandatum fuisset,<br />
ut aliquem deputaret, qui dictam Congregationem, quo multi abusus, et corruptelæ<br />
in eam ab illius Superioribus contra observantiarn regularem invecti, et ab eius<br />
subditis recepti abolerentur, visitaret: Verum a tribus, uno videlicet post alium in<br />
Visitatores deputatis, Visitatio prædicta ob validam dictorum Superiorum, qui magis,<br />
quam subditi Visitationi huiusmodi semper restiterant, obstaculum fieri nequivisset,<br />
ideoque re postmodum Nobis relata, Nos quoque eidem Palutio Episcopo<br />
Cardinali Protectori ore tenus mandavissemus, ut alium Visitatorem deputaret,<br />
etiam cum titulo Provicarii Generalis, qui plenam Vicarii Generalis auctoritatem,<br />
quoadusque Visitatio huiusmodi perficeretur, haberet, ipse Palutius Episcopus<br />
Cardinalis et Protector deputavit in Visitatorem huiusmodi Dilectum filium<br />
Simonem á S. Augustino…"<br />
Efectivamente, el Cardenal Protector de Altieri, a 10 de Agosto de 1691, viendo<br />
que no había dado buen resultado el nombramiento de Visitador apostólico<br />
hecho en Marzo de 1688, hizo otro nombramiento a 10 de Agosto de 1691 en favor<br />
del P. Fr. José del Espíritu Santo 3 , suspendiendo, mientras duraba la visita, al P.<br />
Vicario General actual: Suspendimus et interdiximus, ac suspensum et interdictum<br />
1 Carp. A. núm. 8.<br />
2 Ib., signat. antg. leg. n.º 18, núm. 6.<br />
3 Arch. de la Nunciat. tom. 24. Cte. 99.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 339<br />
declaramus P. Fr. Michaelem a Sancto Augustino usque ad visitationis et reformæ<br />
dictæ Congregationis ejusque Religiosorum, vel ad nostrum beneplacitum<br />
respective perfectio-nem… Como se ve, no fué privado del oficio el P. Fr. Miguel,<br />
sino suspendido temporalmente. Mientras tanto, el P. Fr. José del Espíritu Santo<br />
tomó posesión y comenzó la visita por la Provincia del Pilar, y acabada, renunció el<br />
cargo de Visitador, según dice el Breve citado, por razón de enfermedad, mala valetudine,<br />
et aliis impeditus. El P. Fr. Miguel seguía viviendo en el convento de Madrid.<br />
Aceptada la renuncia por el Cardenal Protector, éste hizo nombramiento de<br />
Visitador Apostólico, y además de Vicevicario General, en el P. Fr. Simón de San<br />
Agustín, en atención a su zelo, prudentia, idoneitate, et dexteritate, por decreto de<br />
12 de Abril de 1692.<br />
En vista de esto, dice otro documento 1 : "Hallauase en esta Corte el P. Fr. Miguel<br />
de San Agustin Vicario General por la Prouincia de Andalucía junto con el<br />
Deffinitorio General, le dio la posession y entrego los sellos de la Religion para que<br />
exerciesse el officio de Vice V.º General".<br />
Este es el hecho. Ahora bien: ¿qué causas hubo para que enviasen Visitadores<br />
en Marzo de 1688, es decir, antes de ser nombrado Vicario General el P. Fr. Miguel?<br />
En concreto, no lo sabemos. ¿Por qué no se realizó la visita entonces? El documento<br />
de la Nunciatura, tomado del tomo X, dice que no se pudo "executar esta<br />
comission por la oposicion que hiço el Vicario General y las Provincias". De donde<br />
se infieren dos cosas, una negativa y otra positiva, es decir, que no se puede asegurar<br />
si el de la oposición a la visita fué nuestro biografiado o el Vicario General su<br />
antecesor, pues la orden de visita se dio antes de celebrarse el Capítulo General de<br />
1688. La afirmación que se deriva del texto traído es que no sólo el P. Vicario General,<br />
sino también las Provincias se opusieron. Demos de barato que fué el P. Fr.<br />
Miguel quien se resistió siguiendo lo que se lee en el Libro de oro de Valladolid 2 :<br />
"a cuya reformacion se opuso N. P. Vicario General; por cuyo motiuo le suspendio<br />
del oficio el Cardenal Protector;"<br />
1 Arch. de la Nunciat. tom. X, Cte. 113 a 118.<br />
2 Arch. gen., pág. 111.
340<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
pero se opuso en unión de las Provincias. Tenemos, pues, un caso extraño que<br />
fué nombrado por Roma un Visitador Apostólico contra el parecer del Superior<br />
General, de los Provinciales, de los Superiores y de los religiosos. ¿Es que había<br />
neceidad de Visita Apostólica? A tanta distancia de aquellos sucesos, y sin elementos<br />
suficientes de juicio, no es fácil atinar con la verdad; nosotros reservamos nuestro<br />
dictamen, que vacila entre la afirmación y la negación, porque existen documentos<br />
reñidos y difíciles de explicar satisfactoriamente. Es una verdad innegable que<br />
la Congregación tenía su jerarquía cimentada en derecho reconocido por todos;<br />
celebrábanse con regularidad y calma, así los Capítulos Generales como los de Provincia;<br />
en ellos se elegían Prelados, contra cuya legitimidad no reclamaba ninguno;<br />
en los Capítulos tratábanse siempre puntos de doctrina disciplinal, aclarábanse dudas<br />
de las Constituciones, velábase por la observancia de ellas con espíritu riguroso,<br />
aplìcábanse castigos, sancionábanse las actas capitulares, ejercían los conventuales<br />
su ministerio, el haber de los conventos aumentaba, la fábrica de conventos e<br />
iglesias prosperaba, había en los claustros número crecido y señalado de religiosos<br />
que se distinguían por el fervor de vida y morían santamente. ¿Dónde estaba, pues,<br />
la relajación de cos-tumbres? ¿Qué derechos constitucionales clamaban reparación<br />
y medicina? No negamos que hubiera religiosos y aun superiores que mereciesen<br />
correctivo, pero las faltas de algunos individuos no inficionaban la masa toda del<br />
<strong>org</strong>anismo. La reunión de hombres no es reunión de ángeles glorificados. En verdad<br />
de verdad, allá donde hay vigilancia que corrige, y castigo que sanciona, y autoridad<br />
que modera y gobierna, no hay relajación. Por fortuna, no han perecido del<br />
todo las actas de los Capítulos tanto generales como provinciales, redactadas en<br />
este tiempo de nuestra historia, y puede verse en ellas el espíritu excelente que animaba<br />
a la Orden. Ni faltan pruebas de lo mismo en los Definitorios que celebró el<br />
P. Fr. Miguel, y de los cuales hemos hablado hace poco; trabajo nos cuesta resistir a<br />
la tentación de reproducirlos ahora, y sólo nos dejamos vencer por la idea de que<br />
algún día se publicarán las actas de todos nuestros Capítulos, para que se vea entera<br />
nuestra legislación, y sirvan de normas de criterio jurídico en la interpretación y<br />
revisión de nuestras sagradas Constituciones.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 341<br />
Repetimos que ni culpamos ni defendemos a nuestro biografiado; pero, puestos<br />
a decir toda la verdad, valga la siguiente cita que tomamos del archivo general de<br />
Madrid. El primer documento es un memorial dirigido al Señor Nuncio, y no lleva<br />
firma ni fecha, pero sin duda fué escrito antes de la Pascua de Pentecostés del año<br />
1694 1 :<br />
"Iltmo. Señor.<br />
En 5 de junio de 1688 en conformidad de las Bullas de NN. SSmos. PP. Gregorio<br />
15 y Vrbano 8, se celebro el Capitulo General dela Congregacion de Descalzos<br />
de N. P. S. Augustin en la Ciudad de Calataiud en el qual fue electo Vicario<br />
General el P. Fr. Miguel de S. Augustin lector jubilado, y siendo voto forzoso<br />
el P. Fr. Juan de S. Joseph por ser Procurador General de la S. Curia Romana<br />
acudio a el, y se declaro con algunos Capitulares como traia vna Bulla de Visita<br />
Appca. y aviendosele requerido judicial y extrajudicialme. la manifestasse segun<br />
lo que disponen nuestras leies no lo hizo: y despues de muchos dias que estubo<br />
en este Convento de Madrid se fue furtivamente a Roma a donde esta exerciendo<br />
dho officio de Procurador General no siendolo pues en el Capitulo General intermedio<br />
que se celebro en este Convento de Madrid en 2 de junio de 1691. fue<br />
elegido en Procurador General de aquella S. Curia el P. Lector Fr. Matheo de la<br />
Encarnacion y el Pe. Vicario General no se determino a embiarle porque el Emo.<br />
Cardenal Altierij escrivio al Emo. Sr. Cardenal Durazo Nuncio en esta Corte en<br />
que pedia que embarazase la celebrazion del Capitulo General intermedio y<br />
qualquier nombramiento que la Religion hiciesse en algun religioso con fin de<br />
embiarle a la S. Curia Romana en su defensa. Y a instancias del P. Fr. Andres<br />
dela Asumpcion consiguio del Emo. S. Card. Altieri la Bulla y nombramiento de<br />
visitador, por aver renunciado su derecho dicho P. Fr. Juan por las razones que<br />
tendría, y dicho P. Fr. Andres tubo la posession de Visitador en este Convento<br />
de Madrid y lo renuncio: el S. Card. Altieri saliendose de los tres nombrados en<br />
la Bulla de N. SS. P. Innocencio 11. que ya era muerto, nombro nuevo Visitador<br />
al P. Fr. Joseph del Espíritu Sto. Provincial que era de la Provincia de Aragon y<br />
estando Visitando su Provincia le parecio que le embarazaba<br />
1 Carp. A.
342<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
el dho P. Vicario genl. y informo dicho P. Fr. Joseph a su Ema. contra el Pe.<br />
Vicario genl. y su Ema. embio a su Antecessor de Iltma. nuevo despacho en el<br />
qual suspendia del officio al Pe. Vicario genl. y le nombraba Vice Vicario genl.<br />
y reconociendo su Sia. Iltma. no era suficiente instrumento para executar dicha<br />
suspension se le volvio a su Ema. para que le embiasse Bulla de su Santidad de<br />
Visita Appca. y suspension del officio de Vicario genl. y dicho P. Fr. Joseph renuncio<br />
su nombramiento y exercicio de Visitador por parecerle no conseguia el<br />
de Vice Vicario genl. y recurriendo dicho P. Fr. Juan que exerce dicho officio de<br />
Procurador genl. en Roma al Emo. Sr. Cardenal de Breves con memorial solicitando<br />
dicha Bulla: respondio la Sanctd. de N. SS. P. Innocencio 12. que que cargos<br />
avia para suspender del officio al Vicario genl. y quales eran los que tenia la<br />
Religion para ser Visitada: no hallando algunos ni razon que dar a su Santidad<br />
acudio dicho P. Fr. Juan al Emo. Sr. Card. Altieri y mudo assi el nombramiento<br />
de Visitador como el de Vice Vicario genl. suspendiendo al Pe. Fr. Miguel, en el<br />
P. Fr. Simon de S. Augustin y le remitio a su Antecessor de V. Iltma. y le tubo<br />
en su poder mas de dos meses y medio o tres sin mandar ponerle en execucion<br />
por tener grave escrupulo de su ilegitimidad: murio su Antecessor de V. Iltma. y<br />
el Notario D. Balthasar Fernandez Montero recogio dicho papel de nombramiento,<br />
trujole en persona y entrego al dicho P. Fr. Simon el qual le notifico al Pe.<br />
Vicario Genl. y su Diffinitorio obedeciendo dicho orden de su Ema. entrego dicho<br />
Pe. Vicario genl. los sellos de su officio y se salio dela Provincia retirandose<br />
a la suia en donde a pocos dias que llego murio de pesadumbre.<br />
Y segun las referidas Bullas de N. N. SSmos. PP. Gregorio 15 y Urbano 8. sigue<br />
en el officio de Vice Vicario genl. el P. Provincial de aquella Provincia en<br />
donde murio el P. Vicario genl. y se lo estorbaron tres sugetos de este Convento<br />
diciendo serlo el dicho P. Fr. Simon y oy se mantiene en dicho officio y ha solicitado<br />
se alargue el Capitulo genl. que segun dichas Bullas deve ser esta Pasqua<br />
del Espiritu Santo que viene y por orden de su Ema. manda que se celebre para<br />
de esta en un año, sin constar por decreto Pontificio que derogue lo faborable delas<br />
referidas Bullas Pontificias.<br />
Los efectos de la visita dejando los graves inconvenientes que se
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 343<br />
experimentan assi en el poco consuelo delos Religiosos como en el corto aumento<br />
espiritual y temporal de las Comunidades, el principal es la summa turbacion<br />
de conciencias en que se hallan los Religiosos, por que aviendoles quitado<br />
el Vicario Genl. de la Congregacion y el Provincial de esta Provincia por no dejarle<br />
exercer su officio, al qual su Magd. honrro con la Mitra dela Ciudad de Alguer<br />
y suspendido los mas de los Priores sin darles cargos ni lugar para ser oidos,<br />
a quienes reconocian por legitimos Prelados por ser los canonicamente electos<br />
en los Capitulos: aviendo puesto dicho P. Fr. Simon Provincial para esta<br />
Provincia de Castilla y nombrado Prelados para los Conventos todo lo qual ha<br />
obrado como Vice Vicario Genl. nombrado por su Santidad: no aviendo manifestado<br />
dicho P. Fr. Simon Bulla ni instrumento Appco. para obtener legítimamente<br />
dicho officio: dudan los Religiosos que tenga legítima autoridad y que los<br />
Prelados por dicho P. Fr. Simon nombrados, legitimamente lo sean, y consiguientemente<br />
que las Professiones, y demas actos Potestativos por ellos exercitados<br />
sean validos por las razones siguientes.<br />
La primera porque en la Bulla de la Sanctidad de N. SS. P. Innocencio. 11. no<br />
concedia facultad a su Ema. ni al Visitador para derogar las Bullas Pontificias,<br />
que tiene la Religión para su govierno.<br />
La segunda por no aver manifestado Bulla Appca. para ser Visitador, y<br />
aviendo hecho la diligencia para hallar su original, no la ha podido encontrar dicho<br />
P. Fr. Simon y assi obtiene dicho officio de Visitador solamente por el papel<br />
del Emo. Sr. Cardenal.<br />
La tercera porque para la suspension del Vicario genl. difunto y nombramiento<br />
de Vice Vicario genl. en el P. Fr. Simon no se ha manifestado mas instrumento<br />
que el mesmo papel del Emo. Sr. Cardenal.<br />
La quarta porque haciendo relacion en dicho papel de especial comission y<br />
decreto de N. SS. P. Innocencio. 12. en virtud del qual hace la suspension y<br />
nombramiento dicho aviendo pedido exhiba la Bulla Appca. para obtener dicho<br />
officio de Vice Vicario genl. no la tiene, antes bien se sabe por Religiosos que<br />
han asistido en la Sta. Curia que aviendo procurado obtener dicha Bulla dela Silla<br />
Appa. SS. el P. Innocencio 12 no quiso concederla como arriba se refiere.<br />
La quinta porque aviendose hecho la suspension de Vicario genl. sin darle<br />
cargos ni oirle los descargos, no aviendo tenido lugar para
344<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ser oido, presumese que en el Justo Tribunal de la primera Silla no se determino<br />
suspension semejante.<br />
La sexta porque como consta del papel del Emo. Sr. Cardenal Altieri en que<br />
manda suspender al Vicario genl. es la suspension personal que dice suspendemos<br />
al P. Fr. Miguel de S. Augustin por justas causas que en el halla: y aviendo<br />
muerto dicho Vicario genl. suspenso y entrando en dicho officio por la determinacion<br />
de las referidas Bullas de N. SSmos. PP. Gregorio 15 y Urbano 8. el Provincial<br />
dela Provincia a donde murio, parece ser este el legitimo Vice Vicario<br />
genl. a quien no pueden perjudicar las causas (si acaso las huvo) de la suspension<br />
que se hizo en su Antecessor.<br />
Por lo qual se supca. a V. Iltima, que para evitar toda esta turbacion de animos<br />
y de conciencias y para la maior quietud de esta Congregacion se sirva de<br />
reconocer los despachos que tiene el Pe. Visitador, o hacer sabidor a su Santidad<br />
de todo este hecho para si fuere con orden suia obedezcamos con todo sosiego a<br />
su Santidad y si no lo fuere para que se desvanezcan semejantes disturbios en<br />
que recivira especial beneficio esta Congregacion".<br />
A este documento debemos añadir el siguiente, que reposa en el archivo de la<br />
Nunciatura de España 1 , el cual documento, vertido del italiano a nuestra lengua,<br />
dice: "Fr. José de San Francisco Agustino Descalzo de la Congregacion de España<br />
viene al intento de representar a Vuestra Santidad la desolacion de aquella Congregacion…<br />
Todo procede por cábalas del Procurador General que con sus artificios<br />
ha podido ganar la mano para no dar oídos a los lamentos de la Religion... Fue a<br />
Roma como Procurador General: espirado su tiempo volvio a España para hacerse<br />
elegir Vicario General: no habiendolo conseguido, se volvio volando a Roma: escribio<br />
enseguida a España que había sido confirmado en Procurador General por la<br />
Santa Sede y por el Eminentísimo Protector; y que por esto no convenía que fuese a<br />
Roma el Religioso elegido por el Capitulo.<br />
La bondad española con la suma reverencia del solo nombre de la Santa Sede<br />
Apostólica diole crédito: V de esta manera ha estado en Roma como Procurador<br />
General sin serlo.<br />
Para mantenerse en ese puesto ha urdido siempre cábalas. Propuso<br />
1 Tom. 43, Cte. 328.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 345<br />
una Visita Apustólica figurando a la Religion como relajada y sugirio para Visitadores<br />
a Sujetos de su partido.<br />
Se ha tenido la Visita abierta todo el tiempo; el verdadero Vicario General tenido<br />
como depuesto, que de dolor murió.<br />
Tocaba al Ex-Provincial de Andalucía entrar por Vice-Vicario General; pero<br />
tomó su puesto el P. Simon de San Agustín que se encontraba de Visitador.<br />
Para continuar sus cábalas, el Procurador General sugirio que a este sujeto se le<br />
hiciese Vicario General por Breve. Vuestra Santidad a eso tenía repugnancia.<br />
Remitido el Memorial a la Congregacion de Obispos y Regulares, el Procurador<br />
General engañó al Eminentísimo Protector haciéndole afirmar en la relacion<br />
aquello que no constaba de hecho…<br />
Para mantenerse mayormente ha prevenido a los ministros de la Nunciatura; y<br />
el Procurador General y el dicho Padre Simon se dan la mano el uno al otro, procurando<br />
cada uno recomendaciones relevantes de Roma a Madrid, de Madrid a Roma<br />
rara apoyarse mutuamente; y la Religion y los pobres Religiosos son los que lo pagan…"<br />
Si se contiene toda la verdad o no en estos documentos nos es imposible averiguar;<br />
todo cabe dentro de la malicia humana. Por otra parte, reputamos al P. Fr.<br />
Simón por un hombre muy digno, como veremos cuando escribamos su biografía;<br />
ahora únicamente adelantamos que él no quería hacerse cargo del oficio de Visitador,<br />
y que, muy ajeno a la turbulencia, se hallaba retirado en su pueblo, Serradilla,<br />
cuando hubo de rendir su cuello a la obediencia y aceptar el nombramiento de Roma.<br />
Una reflexión debemos consignar aquí, conviene a saber: la facilidad grande<br />
con que nuestros Procuradores en Roma podían involucrar y torcer el curso de los<br />
asuntos a su capricho, lejos como estaban de la residencia generalicia de Madrid y<br />
revestidos de grande potestad; máxime si se considera la dificultad y tardanza entonces<br />
en comunicarse las partes para cualquier negocio que se ventilase. La suerte<br />
de la Congregación ha estado siempre en sus manos. Si en vez de ser buenos hubieran<br />
resultado lo contrario, habría la Recolección agustiniana dejado de existir o pr<br />
la inhabilidad o por la malicia de un individuo.<br />
¡Cuán sabio fué el acuerdo del Capítulo General de 1914 que mandó
346<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que N. P. Prior General con sus Definidores resida en la Curia Romana!<br />
Tenemos, pues, que el P. Fr. Miguel entregó los sellos de la Congregación y se<br />
retiró al convento de Granada, su patria. Dícese en el documento citado que esto<br />
sucedió a 20 de Julio de 1692, y en el Libro de difuntos de la Congregación 1 se<br />
dice que el día 8: y a poner más motivos de confusión viene esta cita que hallamos<br />
en el Libro de registro de la Congregación 2 : "Por Diciembre de este año (1693),<br />
reciuio N. P. Fr. Simon un Brebe de la Sanctd. de Innocencio 12, en q. le elegia por<br />
Vicario General de la Congregn. por seis años como los demas".<br />
Al llegar a su convento nuestro biografiado tuvo la satisfacción de ver la obra<br />
del templo muy adelantada, merced al impulso que él, durante su Vicariato, le diera;<br />
por esto los religiosos, a fuer de agradecidos, recibiéronlo con los brazos abiertos,<br />
condoliéndose también del desenlace funestísimo que en el Vicariato tuviera su<br />
querido Padre. Oigamos lo que dice el P. Fr. Pedro de Jesús en su Libro Nuevo<br />
Templo 3 :<br />
"En este estado se hallava nuestra obra, y bien desconsolados los religiosos,<br />
hijos de esta amable patria, viendose obligados á celebrar los Divinos Oficios en<br />
la estrecha capacidad de una sala, que hasta este tiempo nos ha servido de iglesia,<br />
teniendo otras religiones templos admirables donde se ven assitidos con mucha<br />
frecuencia de los Fieles para la mayor grandeza de sus festividades quedando<br />
en la fiesta de N. P. San Augustin como nos veiamos desamparados de semejante<br />
concurso, por no tener templo capaz donde los Fieles se acomodassen. Mas<br />
como Su Majestad penetra los coraçones, leyendo en ellos nuestros buenos deseos...,<br />
dispuso su alta providencia, que el año 1688 saliese por Vicario General<br />
de toda nuestra Congregacion nuestro Padre Fr. Miguel de San Augustin, hijo de<br />
esta nobilísima ciudad y a quien debe no poco aquesta casa, pues assi que se vio<br />
con el oficio, trato de proseguir la obra, ayudado de las limosnas que solicitava<br />
de los fieles en las visitas de las Provincias y algunas alhajas, ornamentos y reliquias,<br />
que para adorno del Nuevo Templo le ofrecian<br />
1 Arch. gen., fol. 31 v.º<br />
2 Arch. gen., fol. 7.<br />
3 Cap. sept. págs. 43 y sigs.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 347<br />
los devotos, embiando todos los socorros que podian para que se prosiguiesse<br />
la fabrica, y recogiendo para ella maestros Religiosos albañiles, carpinteros, y<br />
pintores de los conventos donde los encontrava.<br />
Dióse principio a la prosecucion de las obras a primeros de Mayo de 1689<br />
con dichos socorros y con lo que acá se procurava, con tanto cuydado y vigilancia,<br />
assi de parte de los maestros que labravan como de parte de quien los asistia<br />
y solicitava las cosas necessarias, que en tres años se vio con muy crecidas medras.<br />
Y quando ya a vista del deseado puerto se navegava con felicidad, y bonança<br />
a gozar el fruto de tantos trabajos, nos assalto una borrasca que pudo<br />
atrassar mucho nuestros intentos con la muerte de nuestro Padre Fr. Miguel de<br />
San Augustin, que fue el dia 9 de Octubre del año de 1692. Traxolo Dios desde<br />
Madrid, y subiendolo como a Moyses al monte de este convento, le manifesto la<br />
prenda de esta Iglesia tan deseada y que ya se andavan puliendo y adornando sus<br />
bovedas, mas no quiso Su Majestad liegasse a verla acabada, que era su vnico<br />
deseo, porque luego al punto le dio el mal de la muerte, y se lo llevo Dios al<br />
eterno descanso, donde le avra premiado tan ardiente y religioso zelo".<br />
Léese una en el Libro de consultas de Toledo 1 , en que figura N. P. Vicario General<br />
Fr. Miguel aceptando seis mil reales a censo, que tenía sobrantes el convento<br />
de Toledo, en 12 de Octubre de 1688, y observamos que, como respetuoso de los<br />
derechos que cada convento y cada Provincia tenía, los aceptaba con ciertas condiciones<br />
y al cinco por ciento de interés. Sospechamos que esta operación iba encaminada<br />
a favorecer las obras del templo de Granada; pero no se realizó, supuesto<br />
que al año siguiente hubo consulta para colocar en las mismas condiciones dicha<br />
suma a favor del convento de Maqueda, que estaba necesitado.<br />
Por nuestra parte, al sentir la impotencia de esclarecer las sombras que cubren<br />
el cuadro de esta biografía, lamentamos la conmoción tremenda que sufrió la Congregación<br />
y las consecuencias que sobrevinieron a causa de un hecho tan grave<br />
como la suspensión del P. Fray Miguel, que fué el único de los Vicarios Generales<br />
que registra nuestra larga historia como suspendido del empleo.<br />
¡Y a los tres meses murió de sentimiento!<br />
1 Arch. gen., fol. 82.
ARTÍCULO VIII<br />
Notas biográficas sobre el P. Fr. Juan de San Miguel.<br />
Sumario: Asiste a un Capítulo de la Congregación.– Es nombrado Prior Provincial.– Interviene<br />
en la fundación del Campillo de Altobuey.– Fallece sin terminar el trienio.<br />
Escasísimos, pero así y todo, ponemos aquí los datos que del P. Fr. Juan de San<br />
Miguel poseemos; y aunque únicamente el nombre conociéramos, pondríamoslo,<br />
por el mero hecho de haber sido Prior Provincial de la Provincia de Santo Tomás de<br />
Villanueva; pues tenemos determinado hacer constar la serie de Prelados mayores,<br />
a fin de que se vea clara y determinadamente la jerarquía de ellos dentro del Instituto<br />
Recoleto, por cuanto constituyen como el nervio del mismo.<br />
En el Capítulo General congregado en 1688 intervino como vocal con título de<br />
segundo Definidor por su Provincia; lo cual da a entender que ni era joven ni desconocido,<br />
sino que había desempeñado cargos públicos en ella 1 .<br />
Por lo mismo, habiéndose celebrado Capítulo Provincial a 15 de Abril el año<br />
1690, bajo la presidencia del P. Vicario General Fr. Miguel de San Agustín 2 , quedó<br />
constituido cabeza de la Provincia, y arreglado lo conveniente, partió con su Secretario<br />
P. Fr. Mateo de la Encarnación y con el referido P. Vicario General a la ciudad<br />
de Cuenca, a tratar con el Señor Obispo de ella, como, en efecto se trató muy a gusto<br />
de ambas partes, sobre la inmediata fundación del convento de Nuestra Señora<br />
de la Loma en Campillo de Altobuey, a donde llegó con su ilustre compañía, y,<br />
presentados los despachos, licencias, y demás documentación, estableció los fundamentos<br />
de la<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 1.127.<br />
2 Arch. gen., carp. D.
DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 8 349<br />
nueva comunidad, con la asistencia de algunos religiosos que para el caso vinieron.<br />
Se tomó posesión de la ermita de la Virgen, verificóse una magnífica procesión<br />
y función religiosa a principios de Julio del mismo año, y luego hizo venir por<br />
conventuales a tres Padres y un Hermano lego. Nombró Superior de la nueva Comunidad<br />
al Padre Fr. Mateo de la Encarnación, natural de Lucena, que era su Secretario,<br />
en atención a las relevantes prendas de este, Subprior, al P. Fr. José de San<br />
Eugenio, y él se quedó también en Campillo siendo como la piedra fundamental<br />
que daba consistencia al místico y reciente edificio. Nuestro biografiado perseveró<br />
allí hasta principios de Octubre. Véanse más detalles en la biografía de Nuestro<br />
Padre Fr. Miguel de San Agustín. Durante estos meses que el P. Proviricial se detuvo<br />
en Campillo abrió el noviciado y autorizó que entrase en él un novicio según<br />
letras de información expedidas allí a 10 da Julio de 1690, novicio que por cierto no<br />
se malogró, pues hizo su profesión el 17 de Julio del año siguiente, siendo el primero<br />
de una lucida serie de hijos de esta casa 1 .<br />
Al ausentarse, llevóse consigo al P. Fr. Mateo, Secretario, y nombró de Presidente<br />
al P. Fr. Alejo del Espíritu Santo. No concluyó el trienio porque lo arrebató la<br />
muerte. En un documento de la Nunciatura de Madrid 2 se consigna incidentalmente<br />
su fallecimiento, después de consignar el del P. Fr. Miguel de San Agustín, quien,<br />
como está dicho, acabó sus días el 9 de Octubre de 1692. Y consignóse con estas<br />
palabras: "Murio de alli a dos meses dicho Pe Provincial Fr. Juan de San Miguel y<br />
le sucedio Fr. Pedro de Santiago".<br />
Lo cual está de acuerdo con el Libro de difuntos de la Congregación 3 .<br />
1 Arch. gen., carp. D.<br />
2 Tom. X, Cte. 113 a 118.<br />
3 Arch. gen., fol. 32.
CAPÍTULO QUINTO<br />
ARTÍCULO I<br />
El P. Fr. José de la Encarnación.<br />
Sumario: Su procedencia y su vocación.– Váse a Ultramar recién ordenado de sacerdote. Su<br />
viaje.– En Filipinas.– Muere joven.<br />
Presentamos al P. Fr. José de la Encarnación como modelo de religiosos y celoso<br />
de la gloria de Dios Nuestro Señor, en cuya imitación gastó su vida que no fue<br />
larga aunque sí cargada de merecimientos. Murió en la flor de la edad y cuando la<br />
Religión cifraba en él halagüeñas esperanzas. Nacido en la villa de Nava del Rey,<br />
de padres no vulgares por la sangre, como que pertenecían al ilustre abolengo de los<br />
Panaderos, se aficionó a nuestro modo de vida a vista de los preclaros modelos que<br />
entonces poblaban nuestro convento de la Nava; pero como allí no había noviciado,<br />
hubo de pasar a Madrid a probar si aquel llamamiento era de Dios o ilusión de su<br />
conciencia. Afirma el Catálogo del P. Sádaba 1 que pasó su noviciado en nuestro<br />
convento de la Villa y Corte, y habiendo nosotros buscado el acta de profesión de<br />
dicho religioso en el Libro de profesiones, no la hemos topado, aunque sí observamos<br />
que, mientras en los años anteriores al de 1672 y en los posteriores se registran<br />
muchas actas, son comparativamente pocas las de este año de 1672. ¿Olvido en<br />
transcribirla? Lo reputamos inverosímil. ¿Profesaría en Valladolid, ya que este noviciado<br />
le quedaba mucho más cerca que el de Madrid? Carecemos de las actas de<br />
muchos de los religiosos que en el noviciado vallisoletano pronunciaron sus votos.<br />
Siguiendo, pues, lo que el autor citado enseña<br />
1 Pág. 130.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 1 351<br />
decimos, dándolo por cierto, que entró en el noviciado de Madrid el año de<br />
1671, y profesó a 23 de Febrero del año siguiente. En un Capítulo conventual celebrado<br />
en Nava del Rey a 4 de Abril de 1675 figura como vocal un P. José de la Encarnación<br />
1 , que no era el nuéstro, porque si quisiéramos cavilar que entró religioso<br />
de mucha edad y con la carrera de estudios concluida, lo cual le facilitaría la recepción<br />
de las sagradas órdenes, no podemos engañarnos a nosotros mismos, por cuanto<br />
en el archivo de Indias 2 existe un documento en que se asegura que en 1683 tenía<br />
el P. Fr. José veintiocho años; de donde se saca que apenas contaba la edad canónica<br />
para hacer su profesión religiosa el año 1672. Desconocemos en absoluto otros<br />
pasos de su vida así como las ocupaciones en que se ejercitó hasta que se prohijó en<br />
la sagrada Provincia de San Nicolás de Tolentino.<br />
Habiendo llegado el año 1682, como el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de<br />
Dios, Cuenca, estuviese alistando misioneros para las Islas Filipinas, se le ofreció<br />
por tal nuestro biografiado, y aceptado que fue en vista de los informes que los Prelados<br />
dieron, partióse a Sevilla para reunirse con los cuarenta y tantos que formaban<br />
dicha misión, muy resuelto a sacrificar su vida en aras de la gloria divina, cuyo<br />
evangelio anunciaría con humildad y firmeza. Su retrato físico quedó estampado en<br />
las oficinas de Contratación con estas palabras 3 , que son textuales: "José de la Encarnación<br />
sace. de la Nava del Rey, de 28 años, cariancho, algo chato, ojos grandes,<br />
de buen cuerpo". Se embarcó en Cádiz el 4 de Marzo de 1683 en la flota que a cargo<br />
del General Don Diego de Saldívar zarpó para Nueva España 4 . Tuvo la pena de<br />
ver morir a uno de sus compañeros en alta mar y perder a otros tres que se quedaron<br />
en Puerto Rico por no atreverse a continuar el viaje. Al puerto de Veracruz arribó el<br />
1.º de Junio y sin tardanza tomó el camino de Méjico, donde esperó hasta el 5 de<br />
Marzo del año siguiente en que salió hacia el puerto de Acapulco, porque el 5 de<br />
Abril se daría a la vela la embarcación; como así sucedió en la nave Almirante, que<br />
tenía por nombre San Telmo; la cual dio fondo en Sorsogón a 14 de Julio y en el<br />
puerto de Manila en Agosto de 1684.<br />
1 Arch. hist. nac. Nav., leg. 203.<br />
2 Contr. Est. 45, cap. 2, leg. 8-11.<br />
3 Ib.<br />
4 Crón., tom. IV, núm. 914.
352<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Luego que hubo descansado de las fatigas de tan larga y fastidiosa travesía, se<br />
ocupó en el ministerio de las almas, sin cargo capitular hasta que llegó el año 1689<br />
en que por el Capítulo fué nombrado Vicario Prior de Calavite, y al año siguiente<br />
Subprior y Maestro de novicios, por cuanto su carácter más se avenía con la tranquilidad<br />
del claustro que con el movimiento de las parroquias; y debió de portarse<br />
muy laudablemente porque en el Capitulo de 1692 fue reelegido 1 . El P. Sádaba asegúranos<br />
2 que "desempeñó asimismo el Priorato de Manila, aunque por breve tiempo,<br />
dado que a principios de 1693 le sobrevino la muerte en el referido Convento".<br />
Hay un elogio de este Padre en el Necrologio del convento de San Sebastián 3 , que<br />
no por ser breve carece de sustancia; lo copiamos con positiva satisfación; dice así:<br />
"fué religioso de mucha virtud y celo de la religión". Lo sería en realidad, cuando el<br />
autor del Catálogo no vacila en colocarle entre los Venerables.<br />
1 Libr. 1.º Bec.<br />
2 Cat. ib.<br />
3 Fol. 13.
ARTÍCULO II<br />
Vida del P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica.<br />
Sumario: El personal de la Provincia de San Nicolás.– De Andalucía a Filipinas.– Sus primeros<br />
ministerios.– En el Provincialato.– Líbrase de la muerte.– Es enviado de Comisario a España.–<br />
Conduce una misión.– Casos milagrosos durante el viaje.– Toma posesión del<br />
hospicio mejicano.– Una carta suya.– Otra vez Provincial.– Medidas muy provechosas.–<br />
Sus días postreros.<br />
Viene a ocupar nuestra atención el Venerable P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica,<br />
hijo primeramente de la fecunda Provincia de Santo Tomás de Villanueva, y luego<br />
prohijado en la de San Nicolás de Tolentino, que es a donde afluían la flor y nata de<br />
todas las Provincias españolas para que, andando los siglos, aquella quinta esencia<br />
del mérito colectivo de todas se difundiese y propagase en orden a la restauración<br />
de las suprimidas por el golpe de los Estados que apostataban de sus ideales cristianos.<br />
Carecía la Provincia de San Nicolás de sangre propia porque su <strong>org</strong>anismo<br />
estaba constituido e informado por la exuberante de sus Hermanas que le daban<br />
misioneros. La ley de la fecundación de la vida bendecida por Dios acendró en<br />
aquella Provincia otra ley de reciprocidad que se ha manifestado en nuestros días<br />
como desarrrollo de un profundo decreto de la Providencia que todo lo dirige, gobierna<br />
y conserva. El P. Fr. Cristóbal es un argumento viviente.<br />
Fruto de aquella venturosa región andaluza que en otros tiempos crió a sus pechos<br />
muchos y muy santos religiosos, nació en Sevilla, en el barrio de Triana, el<br />
año 1612, según se colige lógicamente del Necrologio del convento de San Sebastián<br />
1 ; y suponiendo que entró a los quince años en el noviciado del convento sevillano<br />
del Pópulo, resulta que profesó el año 1628. Desde este año hasta el de 1634,<br />
en<br />
1 Fol. 13 v.º
354<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que pasó a Filipinas, apenas tuvo tiempo más que para cursar la carrera escolástica<br />
y ordenarse de presbítero, a no ser que digamos que pasó a Ultramar en estado<br />
de corista, como es probable. Lo cierto y seguro es que, en compañía de doce<br />
misioneros, se dio a la vela en Cádiz a fines de Abril de 1633, y llegó a Manila el<br />
año 1634; lo cual dice en pocas palabras que logró un viaje rapidísimo 1 . Tuvo su<br />
noviciado como misionero en la isla de Zambales y la Paragua, donde, por espacio<br />
de siete años, se acreditó de activo y fervoroso; luego después comenzó la carrera<br />
de las prelaturas, en que, por el decurso de su existencia, sirvió a su Provincia con<br />
todo su talento y dotes especiales que para ello Dios le concediera.<br />
He aquí los cargos que desempeñó desde el año 1641, ot<strong>org</strong>ados por los Capítulos<br />
Provinciales trienales e intermedios, y que constan en el Libro 1.º de Becerro:<br />
Prior de Masinloc, en 1641; de Mariveles, en 1644; otra vez de Masinloc, en 1647;<br />
Subprior del convento de Manila, en 1650; Vicario Prior de Santa Mónica de Calamianes,<br />
en el Intermedio de 1651; Secretario Provincial, en 1653; otra vez Prior<br />
de Masinloc, en el Intermedio de 1654. Como se puede observar, al poco tiempo de<br />
tomar posesión del Subpriorato de Manila, renunció y volvió al ejercicio activo de<br />
misionero; y también al poco tiempo de ser nombrado Secretario de Provincia, renunció<br />
y fué destinado a su feligresía de Masinloc, lo cual parece dar a entender<br />
que se avenía mejor con los trabajos del apostolado que con la vida conventual,<br />
como efecto de la vocación que para ello le ot<strong>org</strong>ara el cielo, o por ventura, para<br />
que llegase a comprender a fondo la vida del misionero y luego, como Provincial,<br />
supiera tener misericordia de los que en tan laborioso empleo sacrificaban a Dios<br />
sus energías, y a fin también de que acertara a gobernar con lucidísimas medras<br />
aquella Provincia eminentemente apostólica. La cual, habiendo congregado su Capítulo<br />
en 1656, elevó a nuestro insigne misionero a la categoría de Prelado de la<br />
misma.<br />
¿Qué hizo como Provincial? Entre otras muy importantes diligencias, se empeñó<br />
en llevar al Archipiélago operarios evangélicos de España, y al efecto despachó<br />
con amplios poderes al P. Fr. Salvador<br />
1 Catál., pág. 85.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 355<br />
del Espíritu Santo por Comisario, encareciendo con su Definitorio Provincial a<br />
N. P. Vicario General 1 , en comunicación de 10 de Julio del mismo año de 1656,<br />
que ayudase mucho al P. Comisario, en quien estaban cifradas las ansias de toda la<br />
Provincia. De su visita a los ministerios, así como de los otros actos de gobierno,<br />
nada nos consta, fuera de un gravísimo peligro que sufrió de parte de los moros en<br />
el año 1658, cuando volvía de visitar algunas islas. Esta noticia tráela el Jesuita P.<br />
Combes en su Historia de Midanao 2 , escribiendo: "Emprendieron jornada á las<br />
Islas el traydor renegado Linao, y Libot, igual en la perfidia á él, ambos Moros Joloes;<br />
los quales persuadieron lo mismo á Sacahati, Moro principal de Tavatavi: y<br />
con tres Embarcaciones hicieron tanto daño en las Islas, que serán repetido aviso de<br />
lo que hemos de tolerar á estos enemigos, por conservar la Paz quando son irremediables<br />
los daños de la guerra, executada en el descuido, y desvalimiento de los<br />
Indios. Que si bien á los Españoles alcanza poca parte, en la hacienda del Rey hiere<br />
de lleno, llevándose los tributos; y en su piedad con mas dolor, por el ultrage de los<br />
Ministros a su rigor, y de tan humildes Vassallos empleo de su codicia. Discurrió<br />
esta Esquadra por Bohol, costa de Léyte, y Masbáte; y fue á para á los Limbónes,<br />
donde persiguió al Corregidor de Marivelez, y le obligo á salvarse en tierra, dexándoles<br />
la embarcación. La misma suerte hizo en el Padre Provincial de los Descalzos<br />
Agustinos, que bolvia de visitar los partidos de Bolinao, obligándole a salvarse en<br />
tierra". No apunta más detalles el P. Combes; por eso no se puede precisar el sitio<br />
en que sufrió tan grave riesgo nuestro P. Fr. Cristóbal, ni qué tiempo tardó en regresar<br />
a Manila en otra embarcación, porque la en que iba se la arrebatarían los moros<br />
piratas con toda la impedimenta de viaje.<br />
Relativamente a nuevos ministerios recibidos durante su prelacía sólo hemos<br />
visto, entre los papeles del archivo provincial, que en 5 de junio de 1658 aceptó los<br />
de la Contracosta, que son Valez, Casiguran y Binangonan con sus visitas, en la<br />
Provincia de Tayabas, ministerios que pertenecían a los PP. Franciscanos, quienes<br />
por escasez de personal los iban a abandonar. Todo fué con la venia del Sr. Arzobispo,<br />
1 Crón., tom. III, núm. 1.109.<br />
2 Libr. 8, cap. 8.
356<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
D. Miguel de Poblete, según auto de 6 de Julio del mismo año. Estos curatos<br />
fueron devueltos a los Franciscanos en Septiembre de 1716.<br />
Terminado el Provincialato, vacó de los oficios, según precepto constitucional,<br />
el trienio siguiente, y, como Provincial Absoluto, concurrió al Capítulo intermedio.<br />
Quizá porque tardaba mucho en llegar la misión proyectada desde los comienzos de<br />
su prelacía provincial, a causa de la muerte del P. Comisario en el hospicio de Méjico;<br />
misión que se detuvo en dicho lugar dos años sin poder atravesar el Pacífico<br />
por falta de barcos; o quizá porque se necesitaba, además de activar la marcha de<br />
estos misioneros detenidos, <strong>org</strong>anizar otra nueva misión en España, el Capítulo<br />
Provincial de 1682 nombró Comisario al celoso P. Fr. Cristóbal, dándole el encargo<br />
de que se trasladase a España y condujera más ministros del Evangelio. De esto<br />
habla el P. Cronista del tomo IV con estos términos, que hacemos propios, excepto<br />
algunas menudencias que rectificaremos, y excepto también el decir que el nombramiento<br />
de Comisario fué hecho en 1663, pues ot<strong>org</strong>ósele un año antes. "El Padre<br />
Fr. Christóbal de Santa Monica, despues de haver sido Provincial de Philipinas,<br />
para cuya dignidad fue electo año 1656, el de 63 fue nombrado para venir á España<br />
á consagrar, y conducir Mission. Vino, pues, haviendo alcanzado en el viage no<br />
pocos favores de San Nicolás de Tolentino, que él recibio baxo la qualidad apreciable<br />
de milagros, y no podemos especificar, por falta de instrumentos. Agenció en<br />
Madrid quanto pudo desear; y congregó una Barcada de veinte y quatro Religiosos,<br />
todos, por lo común, de buenas prendas, y con las propiedades, que se desean en<br />
aquella Provincia. Hízose á la vela con este Esquadron valiente á 16 de junio de<br />
1666: y como antes de llegar á las Islas de Barlovento se prendiesse un peligrosissimo<br />
fuego en el Navio, que los conducia á su bordo, echando en él con viva fe el<br />
P. Comissario un Panecillo de San Nicolás, milagrosamente se apagó. Introduxose<br />
con esto en la gente la devocion del Santo, á quien dedicaron en acción de gracias<br />
un Novenario muy festivo; pero, al concluirse, recibieron otro favor, que tuvo visos<br />
de portento. Cantaba la ultima Missa el Religioso Padre, y en ella se sintió movido<br />
con extraña violencia a persuadir al Piloto mayor de la Armada, que en llegando a<br />
Puerto Rico, no diese
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 357<br />
fondo en la Aguada, que es una playa sin resguardo, sino que entrasse en el<br />
Puerto. Hizose asi, contra costumbre, y fue, sin duda, providencia de Dios, por la<br />
intercession de San Nicolas: pues apenas echaron las anclas, se movio una tempestad<br />
deshecha, que duró por espacio de diez días; confessando los inteligentes, que<br />
huvieran corrido lo sumo del peligro, si no se huviera assegurado en el Puerto.<br />
Arribaron, pues, estos Apostólicos Operarios á Vera-Cruz dia 17 de Septiembre;<br />
passaron á Méjico, donde se detuvieron hasta fines de Febrero; á 8 de Marzo yá se<br />
hallaban en Acapulco; y por Agosto de 1667 aportaron todos á Manila, sin especial<br />
desgracia, menos dos, que hasta otro año se quedaron en la America, rendidos á una<br />
enfermedad, que pudo subsanar su demora".<br />
En esta sucinta relación del P. Cronista no se consignan los nombres de los misioneros,<br />
pero la omisión está subsanada por el P. Sádaba, que pudo redimirlos del<br />
olvido exhibiéndolos a plena luz en su Catálogo 1 ; no sin advertir que como ni en<br />
las Crónicas "ni en el archivo del Provincialato hayamos podido hallar vestigio alguno<br />
de la misma (misión), ha sido preciso registrar los libros de actas y nombramientos<br />
capitulares, como asimismo los de patentes de conventualidad, necrologías<br />
y otros, para ver de reconstituir, en lo posible, la relación nominal que echamos de<br />
menos; habiendo hallado en los dichos libros los nombres de los religiosos que á<br />
continuación se expresan, y que por no figurar en ninguna otra Misión y ser del<br />
tiempo á que nos referimos, creemos verosímil que formasen la presente".<br />
Antes de proseguir, importa no olvidar que cuando le dieron los Padres capitulares<br />
de 1662 el empleo de Comisario, nombráronlo además primer Definidor para<br />
el Capítulo General de 1666 que se celebraría en España 2 . Verificóse en Valladolid<br />
a 10 de Junio; mas como el navío que saldría para Nueva España no daba espera,<br />
pues zarpó ese mismo día, se privó de concurrir el P. Fr. Cristóbal, no sin antes<br />
haber gestionado con los Prelados un asunto de trascendencia suma, que se trataría<br />
en el Capítulo General, a saber: la adjudicación<br />
1 Pág. 116.<br />
2 Arch. prov. de Filp., Libr. 1.º de Becerr.
358<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
del hospicio de Méjico por parte del Definitorio General a favor de su Provincia.<br />
Copiemos el acta, en la cual se cifran un cúmulo de diligencias e informes dados<br />
por el P. Comisario 1 : "Primeramente se determino que el Hospicio de la ciudad<br />
de México, que actualmente se está al gobierno de N. P. Vc.º General se de é incorpore<br />
á la Provincia de Filipinas para que su gobierno y disposicion corra por el<br />
Cap.º Provincial de aquesta Provincia. Y por quanto ofrece hacer limosna de doscientos<br />
pesos en cada un año se determino que dicha limosna se de el año que<br />
hubiere mision al Convento de Nra. Sra. del Populo de la Ciudad de Sevilla atento a<br />
los gastos que han con los Religiosos que pasan á dicha Provincia y lo demas restante<br />
sea para el Deposito General. Asimismo se da poder al P. Fr. Christóbal de<br />
Santa Monica, Comisario General, para que pueda nombrar luego que llegue al dicho<br />
Hospicio Presidente hasta el Capitulo Provincial proximo de aquella Provincia".<br />
Esta determinación capitular la recibió en Méjico el P. Fr. Cristóbal, inspirador<br />
de la misma, y, junto con la copia auténtica, los poderes para ejecutarla, por lo<br />
cual no vaciló en llevarla a la práctica cuanto antes, puesto que redundaba en pro de<br />
su Provincia. Veamos cómo.<br />
"En la ciudad de Méjico en quince dias del mes de Noviembre de mil seiscientos<br />
sesenta y seis años estando en el Hospicio de San Nicolás de la Orden de<br />
los Descalzos de N. P. Sn. Agustin. Yo el Pe. Fr. Cristóbal de Snta. Mónica Comisario<br />
de los Religiosos que al presente pasan á las Islas Filipinas por orden de<br />
su Mjestad, hice juntar y convocar en dho. Hospicio al P. Fr. Alonso de los Santos<br />
que hallé por Presidente de el, y al Pe. Fr. Francisco de Sn. Nicolás, y al P.<br />
Fr. Gabriel de la Asunción, y al P. Fr. Bernardo de los Angeles Religiosos asistentes<br />
en dho. Hospicio á los cuales hice notoria la determinacion y resolución<br />
de Ntro. Cap.º Gral. qe. se celebró en la ciudad de Valladolid en diez dias de Junio<br />
de este presente año por el cual se dispone qe. este Hospicio sus Religiosos<br />
hayan de estar y estén agregados al gobierno de la Prov. de Filipinas, como años<br />
antes estuvo, y qe. de ello se me dé posesión en nombre de la dicha Prov.ª dándome<br />
facultad para qe. nombre Presidente en el inter que nombra<br />
1 Ib.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 359<br />
el Cap.º Provincial de dhas. Islas Filipinas á quien se le ha de dar razón de todo<br />
para que dispongan lo qe. mas fueren servidos. Y habiéndose visto dha. patente<br />
y determinación por dhos. Religiosos y los demás que asisten en este Hospicio<br />
que pasan á dichas Islas dijeron qe. obedecian y obedecieron dicha determinación<br />
como en ella se contiene y están prestos de cumplir lo qe. por su parte<br />
les toca; y en su conformidad yo el dho. P. Comisario tomé posesión en nombre<br />
de dha. Provincia de Sn. Nicolás de Filipinas del dho. Hospicio de Sn. Nicolás<br />
de esta ciudad y de todo lo tocante á él, y se me entregaron las llaves del dho.<br />
Hospicio en señal de posesión á lo cual se hallaron presentes por testigos Diego<br />
de Linares el Bachiller Diego de los Ríos Presbítero y Felipe Zambrano vecinos<br />
de esta ciudad y lo firmaron en dho. dia mes y año<br />
Fr. Cristóbal de Snta. Monica Comisario, Fr. Alonso de los Santos, Fr. Francisco<br />
de San Nicolás, Fr. Bernardo de los Angeles, Fr. Gabriel de la Asunción".<br />
Consérvase una carta autógrafa de nuestro biografiado 1 , en que da a N. P. Vicario<br />
General, con fecha 8 de Marzo de 1667, varias noticias curiosas, unas de carácter<br />
gubernativo y otras de relación del viaje y llegada a Veracruz, etc. Dícele que<br />
aún se hallaban en el hospicio tres religiosos de la barcada anterior, que él, con sus<br />
misioneros, permaneció en el hospicio cuatro meses esperando navío; explica también<br />
al P. Vicario General cómo no se puede fundar convento propiamente dicho<br />
porque está en vigencia una Real Cédula en que se prohíbe la fundación de nuevos<br />
conventos, y que, si no hay riguroso convento en la ciudad de Méjico, no conviene<br />
que existan en el hospicio sino un Padre y un Hermano Lego, y añade este párrafo:<br />
"Al Alferez Franco de Azeuedo v.º de esta ciudad muy deuoto nuestro embio<br />
la Prou.ª poderes para cobrar cierta cantidad de dinero qe. nos debia el Rey de<br />
Capellanias de aquellas Islas y lo cobro con mucha solicitud y cuydado: aora le<br />
dexo poderes para cobrar V. R.ª dozientos pesos para dar prinzipio a los qe. ha<br />
de dar cada año la Prou.ª, como determino el Capítulo genl. porque seria mucha<br />
1 Arch. gen., carp. E.
360<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
dilazion el aguardar a qe. yo llegara a dha Prou. y al Capitulo Proul. para que<br />
los embiasen, y luego el tiempo qe. auia de tardar qe. era dos años: y assi yran<br />
consecutivamente cada año los dozientos pesos. Yo me olgara, en esta ocasion<br />
embiar algun socorro para los gastos de V. R.ª: pero voy con algun empeño por<br />
los gastos qe. se me han recrezido. Al dho Alferez se seruira V. R. de agradezerle<br />
de su parte el bien qe. ha hecho a la Religion de seis años a esta parte qe. nos<br />
conoze: pues ha dado todo el pan qe. se ha gastado en el hospicio todo este tiempo,<br />
assi a los qe. asisten aqui en este hospicio, como a los Pes. de la barcada pasada<br />
qe. estuuieron dos años y medio, y a los de esta, y nos ha hecho todo el matalotaje<br />
con mucha solizitud y cuydado, y otras limosnas qe. cada día nos ha<br />
hecho, qe. segun es el afecto qe. nos tiene, entiendo qe. no ay deuoto nuestro qe.<br />
se le ygualé".<br />
Por último, advierte a N. P. Vicario de esta forma: "Despues de auer escrito esta<br />
llegamos a Acapulco, qe. esta ochenta leguas de Mex.º, qe. es el puerto donde<br />
nos hemos de embarcar para la ultima nauegazion".<br />
Pudo, por lo tanto, el P. Comisario presentarse en Manila satisfecho de sus gestiones<br />
y rendir las cuentas de su Comisaría a gusto de todos. Y así, en llegando la<br />
fecha de celebrar el Capítulo de 1668, no titubearon los Vocales en nombrarlo de<br />
nuevo Prior Provincial, persuadidos de que estarían muy bien en sus manos los destinos<br />
de los ministerios y conventos. El P. Cronista del tomo IV, después de pintar<br />
geográficamente Zambales y ponderar los adelantos que allí los ministros del Señor<br />
hacían, añade 1 : "Pero quando mas abundantes se vieron estos frutos, fue en el trienio,<br />
que como desde el dia 21 de Abril de 1668 hasta el de 1671. Governo la Provincia<br />
estos tres años el Padre Fr. Christóbal de Santa Monica; quien, por haver<br />
lustrado, é ilustrado los Ministerios de Zambáles, quando le dexaron libre otros<br />
superiores empleos, tenia colocado allí el lleno de sus cariños. Por esta razon, sobreañadida<br />
al zelo grande, que le assistia de la salvacion de las Almas, puso la mira<br />
desde el mismo Capitulo, a que en el tiempo de su govierno se hiciesse la ultima<br />
diligencia para enarbolar el Estandarte de la Fe en los montes Zambáles llevando la<br />
salud en alas<br />
1 Núm. 400.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 2 361<br />
de la caridad á sus habitadores". Y añade 1 : "También el V. Padre Provincial<br />
con su Secretario, que lo era el Padre Fr. Diego de la Madre de Dios, hizo punto de<br />
honra de hallarse en tan peligroso campo, quanto le permitieron las taréas de su<br />
empleo; y guerrearon ambos como Soldados valerosos".<br />
A continuación narra el P. Cronista y pormenoriza los pasos de esta evangelización,<br />
sobre todo con los indios alzados que estaban huyendo por los montes y<br />
concluye con esto que hace a nuestro propósito:<br />
"Con esta gente, que se extrajo de los montes, formaron de nuevo aquellos zelosos<br />
Operarios los pueblos de Iba, o por otro nombre Paynaven, Cavangaán,<br />
Subig, y Morong; y á mas de esto, se acrecentaron en vencidario los Pueblos antiguos.<br />
Hasta el tiempo presente no huvo en tóda aquella costa, perteneciente a<br />
nuestra administración mas que tres Conventos, o Ministerios; uno en Bolináo,<br />
otro en Masínloc, y en Marivélez otro, a excepción del de Cigayan, que estaba<br />
destruido. Pero ahora se establecieron dos nuevos Conventos, neccesarios para la<br />
comoda administracion espiritual, uno en Paynavén, con el título de Nuestro Padre<br />
San Agustín, a quien se le señalaron tres Anexos, o Visitas; y otro en Bagác,<br />
con la advocacion de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, el qual años después<br />
se trasladó a Morong con el mismo titulo y se le asignaron por visitas otros tres<br />
Pueblos Todo esto quedó enteramente efectuado año de 1670 en que vá la Historia;<br />
año que podrá señalar con piedra blanca aquella santa Provincia y aun toda<br />
nuestra Congregación Recoleta, por los adelantamientos tan copiosos, que logró<br />
en la propagacion de la Fe, único blanco, a que tiran todos sus anhelos: debiéndose,<br />
después de Dios, sucessos tan felices, al teson con que trabajaron, hollando<br />
riesgos aquellos zelosos Missioneros, y a la buena disposicion, y sagacidad santa<br />
del P. Provincial, Fr. Christoval de Santa Mónica".<br />
Entregó los sellos de la Provincia en el Capítulo de 1671 y fue absuelto del<br />
cargo; pero, así que se celebró el Intermedio al año siguiente, nombráronlo Vicario<br />
Prior de San Sebastián, y en el de 1674 fue Definidor Provincial con miras de que<br />
en el Capítulo de 1677 presidiese la Asamblea, como lo hizo con corrección muy<br />
laudable. Como Presidente<br />
1 Ib., núm. 401.
362<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
no pudo obtener cargo alguno, pero en celebrándose el Capítulo de 1683, después<br />
de dejarlo reposar por dos trienios, diéronle el Priorato de San Sebastián; y el<br />
de Cavite en el año 1689, honor que declinó renunciándolo a causa de sus muchos<br />
años, los cuales fueron habidos en cuenta en la aceptación de dicha dimisión que<br />
tuvo lugar en el Capítulo Intermedio de 1690. Tal fue la gigantesca carrera de este<br />
modelo de misioneros y de prelados.<br />
Concluyamos trayendo dos testimonios a su favor:<br />
"Lleno de achaques nuestro venerable Religioso, por su mucha edad, largos<br />
años de ministerio en Filipinas y trabajos sufridos en las Visitas Provinciales las<br />
dos veces que fué Prelado Superior, y en su viaje a España por Comisario, pidió<br />
el retiro de una celda en el Convento de Manila, en que murió por Marzo de<br />
1693" 1 . Muy avejentado estaba, pues consta que asistiendo al Capítulo Provincial,<br />
no bien comenzaron las sesiones para hacer las actas, se retiró de la sala capitular,<br />
"se levantó, dice el acta historial del Capitulo 2 , N. P. Fr. Chistoval de<br />
Santa Mónica, Pcial abto, y pidio licencia a dicho P. Presidente para salir de la<br />
sala, por no poder perseverar en ella por sus achaques y ancianidad, comprometiéndose<br />
desde luego con lo que resolviesse la mayor parte de los votos".<br />
El Necrologio del convento de San Sebastián 3 no fija el día de su fallecimiento,<br />
pero lo llama "sujeto de mucha virtud" y concuye así: "Padecio graves enfermedades<br />
y muy achacoso de la gota. Estuvo muchos años sin querer admitir oficio y estuvo<br />
en Manila aguardando la muerte y murio de 81 años, aviendo sido hijo de esta<br />
Provincia mas de 60".<br />
1 Catál., pág. 90.<br />
2 Libr. 1.º de Bec., cuadern. 5.º<br />
3 Fol. 13 v.º
ARTÍCULO III.<br />
Capítulo de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.<br />
Convocó la sagrada Provincia de Santo Tomás de Villanueva su Capítulo, cuyas<br />
sesiones comenzáronse a celebrar el 10 de Abril de 1693. Unicamente sabemos,<br />
en cuanto a nombramientos, que fueron elegidos en Prior Provincial el P. Fr. Pedro<br />
de Jesús; en Definidor, P. Fr. Agustín de la Ascensión; en Prior del Campillo de<br />
Altobuey, P. Fr. Andrés de la Madre de Dios, que renunció a fines del año siguiente;<br />
en Subprior del mismo Convento, P. Fr. Juan de la Santísima Trinidad; y por<br />
último, Vicerrector de Almagro, P. Fr. Francisco de la Concepción.
364<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ARTÍCULO IV<br />
Un Padre Cronista general.<br />
Sumario: El P. Fr. Luis de Jesús merece alabanza.– Su partida de bautismo.– Acta de su profesión.–<br />
Entra en la carrera del Lectorado.– Desempeña varias comisiones.– Definidor Provincial.–<br />
Rector de Provincia.– Prior del convento de Toledo.– La Capilla de la Virgen de<br />
Copacavana.– Tres veces seguidas Prior de Valladolid.– Otra vez Rector Provincial.–<br />
Elegido Provincial.– Su labor.– Escribe el tomo II de nuestra Historia.– Juicio sobre ella.–<br />
Algunas de sus máximas.– Cómo juzgaron la obra los contemporáneos del autor.– Otros<br />
escritos suyos.– Es elegido de nuevo Provincial.– Acaba su meritoria carrera.<br />
En el curso cronológico de nuestra Historia se presenta ahora una figura digna<br />
de atención por tres respectos: como religioso, como prelado y como escritor, con<br />
el iten más de ser Cronista y Cronista que venció grandes dificultades para llenar<br />
debidamente su oficio rebuscando los materiales y coordinándolos en forma adecuada<br />
hasta estampar el fruto de su labor intelectual con aplauso de todos. ¡Con<br />
cuánto gusto acometimos la tarea de investigar las huellas de su vida, con qué dolor<br />
nos persuadimos que resultaban escasísimas de éxito nuestras búsquedas y cuán<br />
profunda es nuestra satisfacción en exhibir y dar al público lo poco que hemos<br />
hallado en los archivos y bibliotecas!<br />
Tanto más cuanto que él formó el elogio de su antecesor en el prólogo que puso<br />
al tomo II de esta Historia, y de él no se ocupó el sucesor, P. Fr. Diego de Santa<br />
Teresa, por haber muerto antes de comenzarse la impresión del tomo III, tomo que<br />
se estampó bajo la dirección del Cronista del tomo IV, quien haciendo en el prólogo<br />
caso omiso del P. Fr. Luis, ciñó las sienes del P. Fr. Diego con una corona de gloria.<br />
Del autor del tomo IV hablaremos largamente, si Dios quiere, en el VII, pero<br />
ahora plácenos encomiar al P. Fr. Luis para que no sea el único de los cuatro que<br />
quede sin biografía, y porque de justicia se lo merece muy mucho.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 365<br />
Vaya en primer lugar su partida de bautismo que se encuentra en el archivo parroquial<br />
de Santiago y San Isidoro, de Toledo 1 , y dice de esta suerte:<br />
Partida de Luis de Lorenço de Pin.- "en trece días del mes de Mayo de mil y<br />
seiscientos y beinte y dos años bautice io Iuo. Sanchez clerigo prebítero de toledo,<br />
a "Luis" hijo de lorenzo de Pin y de ana gaitan su muger. fueron sus compadres.<br />
alonso ruis. y ana de busto a los quales les abise el parentesco espiritual,<br />
siendo testigos bartolome gonzalez y simon de cascajares, y otros muchos= L.º<br />
Iuo. Sanchez= hay rubrica"<br />
Ahora damos el acta de su profesión religiosa, que es del tenor que a continuación<br />
ponemos, no sin antes advertir que está escrita de su puño y letra con caracteres<br />
claros, alargados, firmes, elegantes y sobrios 2 . Por ser de tan buenas condiciones<br />
su escritura le encomendaron escribiese otras varias; la última es de fecha 11 de<br />
Agosto de 1639.<br />
Anno a natiuitate eiusdem millessimo sexcentessimo trigessimo octauo, die<br />
vero vigessima quarta mensis Decembris. Ego frater Ludobicus de Jesus filius<br />
legitimus Laurentii del Pin, et Annæ Gaytan eius legitimæ uxoris, natus in ciuitate<br />
Toletana in Parrochia Sancti Isidori. Facio professionem, et promitto obedientiam<br />
omnipotente Deo, et beatæ Mariæ sernper Virgini, et beato Patri nostro<br />
Augustino, et tibi Renerendissimo Patri fratri Petro a Sancto Jacobo totius<br />
nostræ Congregationis Vicario Generali Excalceatorurn Sancti Patris nostri Augustini<br />
nonime, et vice Reuerendissimi Patris nostri Magistri Hippoliti Montii<br />
del Final, Prioris Generalis totius ordinis fratrum Eremitarum Sancti Patris nostri<br />
Augustini et succesorum eius canoniçe intratium, et uiuere sine proprio, et in<br />
castitate secundum hanc Regulam Sancti Patris nostri Augustini, et Constitutiones<br />
eiusdem excalçeatorum usqe. ad mortem. Datis Matriti in nostro conuentu<br />
die, mense, et anno suprascriptis.<br />
Principiamos por observar que coincidió acto tan solemne con la víspera de las<br />
fiestas del nacimiento de Jesús, cuyo apellido tomó como<br />
1 Libr. quint., fol. 45.<br />
2 Fol. 94.
366<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
religioso; sospechamos, de más a más, que su familia o era noble o gozaba de<br />
mucha suposición o tenía otros títulos para que distinguiesen así nuestros antepasados<br />
a Fr. Luis, aceptando la profesión nada menos que N. P. Vicario General, y<br />
asistiendo al acto también el P. Procurador General de la Curia regia.<br />
Desde esta fecha hasta que ingresó en el claustro salmantino de Catedráticos<br />
nada podemos precisar; fuera de que residió en el convento de Madrid hasta el 11<br />
de Agosto de 1639, por la razón dicha: por eso no osamos decir categóricamente si<br />
estuvo en el colegio de Jarandilla como Maestro de Artes, según se practicaba entonces.<br />
De repente vémoslo Lector en Salamanca el año 1651, es decir, a los trece<br />
años de su profesión religiosa 1 . Como Lector de teología, entró con derecho de voz<br />
y voto en un Capítulo conventual celebrado a 28 de Mayo de 1652 en Salamanca 2 ,<br />
en donde continuó ejercitando el Lectorado, ya que sabemos que N. P. Vicario General,<br />
a los 7 de julio de 1654, comisionólo para que, en unión del P. Secretario<br />
Provincial, hiciese las informaciones de un pretendiente que deseaba ser religioso,<br />
según consta de un Libro de informaciones de Madrid, que está, no en la Biblioteca<br />
Nacional, sino en el archivo histórico 3 . En el mismo libro se ve que en 7 de Julio<br />
del mismo año, como estuviese de paso el P. Lector en la Villa y Corte, aceptó la<br />
comisión del P. Prior de Copacavana de trasladarse a Valdermoro con el P. Secretario<br />
de Provincia a verificar información canónica sobre dos pretendientes de nuestro<br />
hábito. Otras comisiones de la propia índole desempeñó en diversas fechas, entre<br />
las cuales está la que le encargó el P. Provincial, Fr. Simón de la Encarnación, el<br />
19 de Abril de 1657, y que fué ejecutada con diligencia 4 .<br />
A los dos años, o sea el de 1659, en el Capítulo Provincial fué nombrado Definidor;<br />
así consta por el Libro de profesiones, que, en Octubre, pone por testigo en el<br />
acta notarial al P. Fr. Luis, Definidor de Provincia, cuyo Provincial era el P. Fr.<br />
Pedro de San Pablo, elevado luego al Superiorato General. Con efecto, habiéndose<br />
celebrado el Capítulo General de 1660, por cuanto fué ascendido el<br />
1 Arch. gen., carp. B, Salam.<br />
2 Arch. hist. nac. Madr., leg. 37.<br />
3 Madr., leg. 41.<br />
4 Ib.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 367<br />
P. Provincial de San Agustín al Vicariato General, entró a gobernarla en calidad<br />
de Rector el primer Definidor de la misma, el P. Fray Luis 1 , quien desde la<br />
Pascua de Pentecostés ejerció el empleo. Como Rector Provincial visitó, a 20 de<br />
Enero de 1661, el convento de Toledo 2 ; pero nos llama grandemente la atención<br />
que con fecha 16 de Mayo del citado año visitase el convento de Valladolid no el P.<br />
Fr. Luis, sino el P. Fr. Simón de la Encarnación, Provincial Absoluto, titulado también<br />
Rector Provincial 3 . Y se aumenta la duda al ver en el Libro de consultas de<br />
Toledo 4 , que figura como consultor desde 7 de julio de 1660 hasta 26 Marzo de<br />
1661, o sea en ocho consultas. ¿Sería que éste estuvo imposibilitado para encargarse<br />
del Provincialato por algún tiempo y mientras tanto desempeñó el oficio nuestro<br />
biografiado?<br />
En la lista de Lectores de Salamanca 5 , con el número 20, figura Fr. Luis, y de<br />
él se dice que fué "Rector provincial, Secretario despues"; pero como no marca el<br />
año, y el P. Fr. Luis no sólo desempeñó el Rectorado Provincial esta vez, sino años<br />
más tarde, y también el Provincialato, nos quedamos a oscuras; así como vemos<br />
oscuridad en la afirmación de que, pasado el Rectorado mencionado, desempeñase<br />
la Secretaría, ya que el año 1662 ocupó la silla priora! del convento madrileño. Sea<br />
lo que fuere de esto, en el Capítulo Provincial de este año quedó constituido en<br />
Prior de Copacavana, y como tal celebró varios Capítulos conventuales 6 y recibió<br />
varias profesiones de novicios, la primera de las cuales lleva fecha 25 de Mayo de<br />
1662. De más a más, siendo Prior, tuvo lugar la colocación de la imagen de Nuestra<br />
Señora de Copacavana en su capilla propia, en la que se veneró hasta que, andando<br />
los tiempos, se erigió la suntuosísima capilla que hizo célebre a este convento. A<br />
esta colocación y fiestas que con tal motivo se hicieron, refiérese la cita siguiente 7 :<br />
"Han ilustrado la después noble y mui aseada Capilla con la que erigio asimismo la<br />
piedad y devoción del M. R. P. M. Fr. Miguel de<br />
1 Arch. hist. nac., Libr. de recib. y gast. Tol., leg. 91.<br />
2 Ib.<br />
3 Arch. hist. nac., Libr. de recib. y gast., Vallad., leg. 213.<br />
4 Arch. gen., fols. 40 y sigs.<br />
5 Ib. Carp. B.<br />
6 Arch. hist. nac. Madr., leg. 39.<br />
7 Ib. leg. 43.
368<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Aguirre, Religioso benemerito de la Provincia de Lima de los Padres Observantes<br />
de la Orden en memoria de la milagrosissima imagen de Ntra. Señora de<br />
Copacavana, que se coloco en ella en veinte y uno de Noviembre de 1662 años, y<br />
dos dias siguientes se celebró en este convento la fiesta de la Colocacion de dicha<br />
Imagen gobernando N. Gran Monarca Felipe IV, y siendo Vicario General N. P. Fr.<br />
Pedro de S. Pablo, y Provincial de esta Provincia N. P. Fr. Juan de la Madre de<br />
Dios, y Prior de dicho convento el P. Fr. Luis de Jesús". Ya que incidentalmente<br />
sale a relucir el muy benemérito P. Maestro Miguel de Aguirre, agustino calzado<br />
del Perú, que tanto amó y favoreció a los Recoletos, prefiriendo vivir con ellos en<br />
Roma, en Madrid y dondequiera, y además invirtiendo en beneficio de los conventos<br />
de éstos cuantiosas sumas de dinero, pongamos aquí una cláusula de su testamento,<br />
que se refiere a la capilla de Copacavana. Dice de esta suerte 1 :<br />
"Mas declaro, que la Capilla de Nuestra Señora de Copacauana con todas sus<br />
alaxas que esta en el Conuto. de los Pes. Agustinos Recoletos desta Corte la hize<br />
con animo de que fuese entierro para pobres naturales Indios y Indianos. Y asi lo<br />
capitule con dicho Conuento, (digo lo trate) y si acaso llegase a execucion este<br />
tratado, pido que se haga con la mayor conueniencia del conuto. Y si acaso fuere<br />
nezesario consentimiento y aprouacion de los Prelados de la Prouincia del Peru<br />
la daran con mucho gusto; pues le han tenido muy grande de ereccion de dicha<br />
Capilla por ser su mayor gloria y culto de nra S.ª Y declaro que lo que a costado<br />
dicha Capilla a sido de las aplicaciones que con licencia de los Superiores e podido<br />
hazer, sin que nada de lo gastado sea o pertenezca a la Religion, ni Prouincia<br />
alguna. Y lo mismo declaro de un Altar y adornos que hize en el ospicio de<br />
Roma y otro en el Collegio de Alcalá de los Padres Recoletos".<br />
En el acta de la consulta conventual de 27 de Diciembre de 1662 hay una nota<br />
que advierte: "Se la dio nro. Pe. vicario gel. Fr. Pedro de San Pablo por estar el pe.<br />
Fr. Luis de Jesus ausente en un negozio mui importante para la comunidad" 2 . Finalizó<br />
su Priorato el año 1665, y hasta el de 1671 no lo vemos ocupado en prelacías.<br />
1 Arch. gen., carp. A, núm. 16.<br />
2 Ib., fol. 247.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 369<br />
¿Qué hizo en estos dos trienios? Fué en este lapso de tiempo cuando preparó el<br />
tomo de Crónicas? ¿Ocupóse, por ventura, en explicar teología a la vez para terminar<br />
su carrera docente? En una acta de profesión con fecha 3 de Mayo de 1670 se<br />
consigna que fué testigo oficial del acto y se añade que era Lector jubilado 1 . Parece,<br />
pues, que sí se ejercitó en el Lectorado y que obtuvo la jubilación correspondiente.<br />
Al año siguiente nombráronlo capitularmente Prior del convento de Valladolid,<br />
cargo que desempeñó por tres trienios consecutivos; lo cual significa para nosotros<br />
que los desempeñó especialmente bien 2 .<br />
Por de pronto, nos consta que trabajó no poco para asegurar un derecho que el<br />
convento tenía por fundación de un legado pío hecho por Doña Ana de Herrera 3 , y<br />
se obtuvo lo que, en justicia, pedía el P. Fr. Luis a 3 de Septiembre de 1675. En su<br />
tiempo prioral 4 hízose un retablo costoso y artístico para la capilla del Santo Eccehomo<br />
que se veneraba en nuestra iglesia con mucha devoción; retablo que substituyó<br />
a otro deteriorado, hecho el año 1641.<br />
No pudo, sin embargo, concluir el tercer trienio porque, sobreviniéndole la<br />
muerte al P. Provincial, hubo de entrar a substituirlo nuestro biografiado como Rector<br />
Provincial: señal de que en otra ocasión lo había sido. Debió de tomar los sellos<br />
de la Provincia en Agosto del año 1678; en vista de que residía en Madrid como<br />
Superior mayor, y recibió la profesión de un novicio a 4 de Octubre del mismo<br />
año 5 . Varios documentos señalan su nombre con el aditamento de Rector Provincial<br />
de esta fecha en adelante: v. gr.: uno fechado en Madrid a 2 de Noviembre de 1679:<br />
otro a 27 de Febrero de 1680, fechado en Toledo, adonde se trasladó el P. Fr. Luis<br />
con su Secretario para firmar un documento muy importante con N. P. Vicario General<br />
y dos Padres Definidores Generales 6 .<br />
Por lo que hace a visitar los conventos, vemos que el de Toledo lo visitó oficialmente<br />
en 7 de Noviembre de 1678 y 9 de Enero del<br />
1 Ib., fol. 295.<br />
2 Libr. de recib. y gast. Vallad., leg. 213 y otros.<br />
3 Arch. gen., Libr. de oro. Vallad.<br />
4 Ib., fol. 21 v.º<br />
5 Libr. de prof., fol. 373- fol. 47.<br />
6 Arch. hist. nac. Madr., leg. 90.
370<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
año 1680 1 . El convento de ValladoIid lo visito 2 el 15 de Mayo de 1679. Vémoslo<br />
además en Toledo asistiendo con su Secretario el día 8 de Noviembre de<br />
1628 a una consulta de trascendencia, como que se trataba de aceptar una obra piadosa<br />
3 .<br />
Expirado su Rectorado Provincial, en llegando el tiempo de celebrar el Capítulo,<br />
fué el P. Fr. Luis de nuevo encargado de dirigir la Provincia, y al efecto, quedó<br />
constituido Prior Provincial. También se conservan documentos pertenecientes a<br />
este trienio que hablan del acuciamiento y celo suyo, como son, principalmente,<br />
uno de fecha 6 de julio de 1681 en Madrid 4 , y los que tratan de su visita provincial<br />
en los conventos vallisoletano y toledano; en aquél visitó el Libro de recibo y gasto<br />
5 a 30 de Octubre de 1680 y a 1.º de Octubre de 1680, y en éste lo visitó 6 a 14 de<br />
Febrero de 1681 y 9 de Enero de 1682.<br />
Intervino en el estudio y aprobación del Reglamento de la Cofradía del Santo<br />
Cristo del Desamparo, que en nuestra iglesia de Madrid funcionaba ejemplar y lucidamente.<br />
Esta nueva <strong>org</strong>anización fué aprobada 7 por N. P. Vicario General, un<br />
Definidor General, el P. Provincial, un Definidor Provincial y el P. Prior, en sesión<br />
especial de 12 de julio de 1682. Demás de esto, gustó de recibir las profesiones de<br />
los novicios de Madrid, según se ven en el tan citado Libro de profesiones, sobre<br />
todo en el año 1682 y 1683, que residió allí habitualmente.<br />
Tocóle también asistir al Capítulo General Intermedio celebrado en el Colegio<br />
de Alcalá de Henares a 24 de Mayo de 1681 como Prelado superior de la Provincia<br />
de San Agustín 8 .<br />
Mas antes de terminar la relación de sus operaciones de prelado, necesitamos<br />
hablar de las de Cronista, que muy loable y aplaudidamente ejercitó en estos años<br />
de su vida. Es autor del segundo tomo de nuestra Historia que vulgarmente llamamos<br />
Crónicas. He aquí la descripción bibliográfica: Historia General de los Religiosos<br />
Descalzos del Orden de los Hermitaños del Gran Padre, y Doctor de la<br />
Iglesia San Avgustin, de la Congregacion de España, y de las Indias,<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de recib., leg. 91.<br />
2 Ib. Vallad., Libr. de recib., leg. 213.<br />
3 Arch. gen. Tol., Libr. de consult., fol. 64.<br />
4 Ib. Madr., leg. 90.<br />
5 Ib. Vallad., leg. 213.<br />
6 Ib. Tol., leg. 91.<br />
7 Notic. hist. del S. Crist. del Des-<br />
8 Crón., tomo IV, núm. 879.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 371<br />
por el Padre Fray Lvis de Jesvs, hijo de la misma Congregacion, Lector Jubilado,<br />
Cronista General, y Provincial Actual de Castilla la Vieja, y Nueva. Dedicada al<br />
Excelentissimo Señor Don Jayme Francisco de Hijar Silva Sarmiento, &. Protector<br />
de nvestra sagrada Recolección. Tomo segundo, dividido en tres decadas: desde el<br />
año de veinte y vno, hasta el de cinqventa. Con privilegio. En Madrid: Por Lucas<br />
Antonio de Bedmar, Impressor del Reyno. Año de 1681. Portada con orla. Medio<br />
folio, de 32 páginas sin numerar; 388 de texto a dos columnas; 48 de índice de capítulos<br />
y párrafos, etc., e indice de cosas notables, etc., ambos sin numerar; colofón.<br />
Lleva una anteportada con un primoroso grabado en acero que ocupa toda la plana,<br />
en cuya parte superior resalta en un óvalo el busto de N. P. San Agustín, y a sus<br />
lados San Fulgencio y San Alipio de cuerpo entero, vestidos a lo Recoleto, con<br />
otros detalles que se verán en la anteportada de este tomo V, como que el grabado<br />
es reproducción; reproducción que hemos hecho porque no faltase al V lo que tienen<br />
los otros cuatro anteriores. Dedicatoria, firmada por N. P. Vicario General Fr.<br />
Juan de la Presentación; Prólogo del autor, sin fecha; Aprobaciones de dos Padres<br />
Recoletos; Licencia de la Orden; Aprobación del P. Manuel de Najera, jesuita; Licencia<br />
del Ordinario; otra Aprobación; Licencia del Rey; Tasa; Fe de erratas; Protesta<br />
del autor.<br />
Cada década va repartida en capítulos, y éstos comprenden la materia de cada<br />
año, y cada año se subdivide en párrafos; de modo que el tomo abarca treinta años<br />
de historia, desarrollada en otros tantos capítulos. El manuscrito fué aprobado en 16<br />
de Diciembre de 1679 por uno de los censores; en la misma fecha fué dada la licencia<br />
de impresión por parte de la Orden; y a 25 de Abril de 1681 advierte el Corrector<br />
General que el impreso "concuerda con su original". Se concluyó, pues, la estampación<br />
en esta fecha, y por lo tanto tardó en ver la luz pública casi año medio.<br />
¿Cuándo lo trabajó su autor? Con seguridad que su antecesor P. Fr. Andrés de<br />
San Nicolás, joven y laborioso como era, no tan sólo escribió el tomo I sino también<br />
dejó apuntes y notas que facilitarían la continuación de la historia por él comenzada.<br />
El primer Cronista murió joven, a los cuarenta y nueve años, de edad;<br />
tratáronse de cerca el P. Fr. Andrés y el P. Fr. Luis, no tanto en Alcalá sino también<br />
en Madrid,
372<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
pues mientras éste ocupó el Priorato madrileño, el otro residió largas temporadas<br />
en este convento. A su muerte, que acaeció a 20 de Noviembre de 1666, fué<br />
nombrado Cronista el P. Fr. Luis de Jesús. Acaso heredó el trabajo historial adelantado,<br />
porque el Capítulo General del año dicho redactó una acta en el sentido de<br />
que se publicase cuanto antes el tomo II de las Crónicas, acta que fue confirmada<br />
por el Capítulo de 1672 en esta forma 1 : "Item se confirmo el acta que manda que el<br />
segundo tomo de la Cronica se procure dar con toda brevedad a la estampa: y que<br />
para ello y los costes que se gastaran aiuden todas las Provincias". Pasaron seis<br />
años más y el libro no se publicaba, por lo cual el Capítulo General de 1678 otra<br />
vez confirmó el acta del anterior con las mismas palabras. Juzgamos que la demora<br />
no obedecía a la incuria del Cronista en presentar completo el trabajo, sino a la penuria<br />
de las Provincias para costear su estampación. Así, pues, durmiendo el sueño<br />
de los pobres, estuvo dicha obra en la mesa de su autor hasta que fue nombrado<br />
Prior Provincial, y como tal, quiso con eficacia no privar a la Orden de un bien tan<br />
alto y meritorio como es publicar sus grandezas, bien superior a todos los temporales<br />
y de hacienda, bien causa y cifra de muchos bienes materiales y espirituales; y<br />
por eso, ofreciendo él a nombre de su Provincia la parte alícuota, incitó con su<br />
ejemplo a las otras Provincias y se realizó el ansia de todos antes de terminar el<br />
Provincialato. Ya era tiempo: desde la publicación del tomo I habían transcurrido<br />
diecisiete años.<br />
Es de notar que en el prólogo que puso a su libro, a fuer de humilde y justo,<br />
dedicó largos párrafos a encomiar las virtudes y la ciencia de su antecesor en el<br />
cargo de Cronista y concluye: "Murió, en fin, el P. Fr. Andrés; y mandóme mi Religión,<br />
que entre el tropel de ocupaciones y cuidados, que siempre he tenido, y tengo,<br />
dispusiesse este Volumen, con las noticias más ciertas, que han podido ministrar<br />
los materiales de esta Obrilla. Comiença este Libro desde que se erigió á Congregación,<br />
la que antes era sola Provincia; que así lo pedía el averse multiplicado<br />
los Conventos. Asseguro la verdad, segun lo que puede averiguar la buena diligencia,<br />
agena de afectos<br />
1 Arch. gen., carp. de Caps.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 373<br />
extraños. Sigo el Metodo començado del Primer Tomo, repartiendo le en Decadas;<br />
dividiendo estas en Capítulos; y aquestos en Parrafos, que sirvan de descanso<br />
al que lee; porque la experiencia nos dize, que los Capitulos largos fastidian, y<br />
trampean el gusto, entibiándole para proseguir qualquier leyenda. Que avra muchos<br />
defectos, no lo ignoro; porque conozco la humana fragilidad; y en mi cortedad lloro<br />
cada día. Mas puedo dezirte con toda ingenuidad, que no podrás culpar mi afecto:<br />
el qual debo a Dios, que sea bueno".<br />
Tiene razón: defectos, como toda obra humana, no le faltan, pero son errores<br />
originados de la escasez de información y nunca lastiman derechos de tercero: mejor<br />
que errores se podían llamar inexactitudes de poca monta, y omisiones que no<br />
llegan a lo fundamental de los asuntos, entre las cuales pueden contarse las marcadas<br />
con los números 396, 610, 779 y 1145 del tomo III de las Crónicas y con el<br />
número 580 del IV y más en particular con lo relativo a los diferentes grupos de<br />
mártires terciarios y cinturados del Japón. Pero no se trata ahora de rectificar esas<br />
imperfecciones, sino de acreditar de honrada la labor historial realizada por su pluma.<br />
Ni tampoco hay que echar en cara a este venerable y muy docto Padre la norma<br />
de criterio con que trazó y desarrolló su obra, dedicada casi exclusivamente a ponderar<br />
la parte ascética de la Recolección agustina, haciendo caso omiso del curso de<br />
la misma en otras relaciones y aspectos; porque entonces no solamente nuestros<br />
historiadores sino también los de las demás sagradas ReIigiones, por lo general,<br />
más bien se proponían, como ya llevamos notado, ofrecer modelos de virtud y perfección<br />
para la edificación de propios y extraños, relegando a muy secundario lugar<br />
el recuento de otras manifestaciones de la vida. ¡Y si al pintar a los varones ilustres<br />
en santidad hubieran sido cuidadosos en documentar sus afirmaciones!<br />
El P. Fr. Luis, justo es confesarlo, con delinquir en esto, no adolece tanto como<br />
muchísimos de sus contemporáneos; comídese casi siempre, hace salvedades, reflexiona,<br />
duda, y así, sus relatos tiran a sobrios en el color y a serios en el fondo.<br />
Tal sucede cuando habla de los Beatos Mártires del Japón, Francisco de Jesús y<br />
Vicente de San Antonio; así como con la biografía extensa del P. Rodrigo de San<br />
Miguel, cuya Conversión de Filipinas y cel Japón a la Fé Católica
374<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
aprovechó tomando párrafos enteros al pie de la letra y también con la biografía<br />
del V. P. Fr. Mateo Delgado, en que se manifiesta moderado y sencillo, sin rimbombancias<br />
de frase ni prodigalidades didácticas.<br />
En general, no se derrama en reflexiones ascéticas sino que se ciñe a relatar<br />
hechos, a los que precede o sigue alguna sentencia muy ligera. Parécese en esto no<br />
poco al autor del tomo I; así mismo en repetir con frecuencia y expresar su votos de<br />
amor a la Orden lamentando que los antepasados no hubieran dejado escritos copiosos<br />
materiales para la historia; lo cual razona una vez de esta manera concisa y<br />
vehemente 1 : "Los varones grandes que produze (la Recolección Agustiniana), ocupados<br />
en obrar, no cuidaron de tomar la pluma para dexar a la Posteridad noticias.<br />
No son todos como Julio Cesar que lo que de día obraba con la Espada, de noche lo<br />
estampava su Pluma. Vanidad pudo ser en él... Todos los extremos son viciosos, y<br />
por esso es virtud la que preside en un medio. Ni el obrar por vanagloria merece<br />
estimación; ni el callar las buenas obras al Mundo se puede aplaudir".<br />
Y por cuanto el P. Fr. Luis, según acabamos de afirmar, deja caer alguna que<br />
otra máxima espiritual en las páginas que escribe, y supuesto que él asegura 2 que<br />
"Son hijos del alma los conceptos del entendimiento," veamos qué principios guiaban<br />
su criterio en estas materias, con alguna muestra:<br />
"Es la paz y la ecuanimidad efecto que manifiesta tener á Dios el alma que le posee."<br />
pág. 12.<br />
"Quien de menudencias hace grave aprecio para obedecer, en lo que es de más<br />
monta con mayor humildad se rinde." pág 14.<br />
"Las honras se parecen a las sombras." pág. 16.<br />
"Suelen acerse señas los males llamando a otros cuando unos se despiden." pág. 51.<br />
"Oracion y leccion: polos en que el cielo de las religiones se mueve." pág 153.<br />
"La relajación se introduze por menudencias; y es la mas eficáz traza de que vsa el<br />
Demonio." pág 160.<br />
1 Pág. 246.<br />
2 Pág. 200.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 375<br />
"No desmayan con los peligros los Recoletos, hijos del Gran Capitan de la Iglesia,<br />
San Agustín; que como este Maximo Doctor supo exgrimir tan<br />
diestramente la espada de la palabra divina y sin espantarle los<br />
venció y destrozó quedando confusas las Heregías a sus plantas<br />
y triunfante la Verdad Católica, tienen también sus Hijos como<br />
heredado el valor." Pág. 170.<br />
"El Prelado que va delante en las acciones virtuosas haze suave violencia a sus inferiores<br />
para la imitación." Pág. 174.<br />
"Piensan los que saben poco de perfección que la santidad no es grande si no haze<br />
ruido con milagros: y se engañan, porque, antes bien, la mayor<br />
es menos ruidosa; al modo de los rios que quanto más recogidos<br />
y profundos corren sin oirse." Pág. 337.<br />
Por lo demás, cómo juzgaron los contemporáneos del autor este tomo dícelo en<br />
primer lugar el P. Fr. Alonso de Santo Tomás, censor del libro, cuando asegura que<br />
el libro "será muy del servicio de Dios, y de la Iglesia, (y digno de) que lo eternize<br />
la Prensa, para que vnido con el Primero, haga inmortales los aplausos, que gozan<br />
en el Cielo, y merecieron en la tierra, los Heroes Gloriosos que se mencionan en él;<br />
y los que merece Nuestra Sagrada Reforma, por ser la Madre fecunda que peremnemente<br />
los páre y los cria". El P. Manuel de Nájera, jesuita, declara a continuación:<br />
"Bien se conoce, que con superior impulso le eligio su Sagrada Religión para<br />
su Cronista. Eran las Acciones obradas por esta Sagrada Religión, sobre Heroycas,<br />
muy Ilustres, no podían ajustarse manos agiles, y sutiles plumas. El Historiador es<br />
tal, que conservando a la Verdad todo su decoro, la refiere con elegante, y sabroso<br />
estilo. No le mueve ser la Historia propia, para discrepar vn punto de la entereza.<br />
Esta delineada con quantos primores sabe la Retorica y Retoricas la Eloquencia:<br />
con que lo que se remitió para la Censura, es dignissimo de Alabança. Juzgo por<br />
bien vniversal, de todos los que la leyeran, esta Historia; y asi que se debe dar,<br />
quanto antes, á la Estampa. I está tan lejos de maligna sospecha, acerca de Virtudes,<br />
y costumbres, que no la igualará la Alabança. Este es mi sentir". En la aprobación<br />
dada por el Doctor D. Alejandro Ruiz y Bañez, catedrático de Salamanca se lee este<br />
elogio: "Obra digna del Religioso zelo de su Autor, en que si como Orador discreto<br />
deleyta con el suave estilo de su Eloquencia, como Historiador grande, enseña, y
376<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
persuade con eficazia los Rumbos que deben seguir nuestras Acciones". Por último,<br />
en el tomo III, el P. Diego de Santa Teresa califica este libro de "acertada<br />
historia" 1 : y el prologuista del mismo, P. Fr. Pedro de San Francisco, declara que<br />
por esta obra "dexó correr el bien templado rasgo de su pluma N. P. Fr. Luis".<br />
Como se comprende fácilmente, no tan sólo escribió este Cronista el segundo<br />
volumen, sino dejó de más a más muchos trabajos incompletos y fragmentarios<br />
para los siguientes tomos, en lo cual están de acuerdo los Cronistas del II y del IV,<br />
y lo confiesan con expresas y laudatorias palabras en varias ocasiones llamándolos<br />
memorias, manuscritos, apuntamientos historiales &. Por ejemplo, en un pasaje, el<br />
autor del tomo IV después de aceptar la doctrina suministrada por dicho autor, advierte<br />
así 2 : "según lo averiguó nuestro P. Fr. Luis de Jesús, y en sus anotaciones lo<br />
dexo asegurado".<br />
Señalábase como docto, y gran reputación de tal gozó desde que conocieron<br />
sus explicaciones de Lector en Salamanca, y así se comprende que los Prelados le<br />
encargaran la censura de los libros de fuera y dentro de la Orden, como son, entre<br />
otros que omitimos, el que editó el P. Lorenzo de San Nicolás con el título de Origen<br />
de la devotísima Imagen del Santo Cristo del Desamparo &, censurado favorablemente<br />
a 17 de Marzo de 1663; el tomo I de nuestra historia, uno de cuyos censores<br />
fué a 2 de junio del mismo año, por orden de N. P. Vicario General, Fr. Pedro<br />
de San Pablo, quien lo comisionó porque lo consideraba "docto y grave", y en el<br />
desempeño, por cierto, se manifestó sobrísimo; y últimamnte, la obra llamada Historia<br />
de Nuestra Señora de Copacavana &. del P. Fr. Andrés de San Nicolás, que<br />
fué aprobada por Fr. Luis a 6 del mismo mes y año que la anterior; obras, las tres,<br />
que durante su priorato en Madrid por su examen pasaron.<br />
Ahora prosigamos apuntando más datos biográficos. Con la satisfacción de<br />
haber dado, a su Orden la continuación de la historia general de la misma, terminó<br />
laudablemente su Provincialato el año 1683, y fué en el Capítulo de este año cuando<br />
lo honraron con el título de Definidor por su Provincia para la celebración del<br />
Capítulo<br />
General<br />
1 Núm. 247.<br />
2 Núm. 684.
que se verificaría en 1684, y al cual concurrió, en efecto 1 . El propio honor<br />
hiciéionle los vocales de su Provincia en el Capítulo del año 1686, y a esto obedece<br />
el que lo veamos como Vocal en el año 1688, cuando la Congregación se reunió<br />
capitularmente por la Pascua del Espíritu Santo 2 . En esta ocasión obtuvo los votos<br />
en virtud de los cuales fué constituido Adito de Definidor General 3 .<br />
Hacemos constar que durante estos años residió en Madrid, según se infiere de<br />
varias actas del Libro de profesiones en que figura por testigo. Especificamos como<br />
detalle curioso que a 15 de Octubre de 1687, como profesara un novicio llamado<br />
Luis de Jesús, quiso el buen Padre hacer de Notario Apostólico, si bien añadiendo a<br />
la firma los títulos de Lector jubilado, Provincial absoluto y Cronista, acaso para<br />
estimular al nuevo Luis a hacerse digno de llegar a tanta altura 4 . En el mismo año, a<br />
19 de Febrero, el actual Provincial, P. Fr. José de Jesús María, después Obispo, lo<br />
comisionó para que diese el hábito de Terciaria Recoleta a la Hermana Doña Juana<br />
Pérez, admiradora y devota del venerable Padre Fr. Luis de Jesús 5 .<br />
En el Capítulo de 1689, su Provincia le entregó los votos de confianza y estimación<br />
haciéndolo Superior, bien a pesar del anciano Padre que había consumido<br />
sus energías en obsequio de la Orden. Aceptó, no obstante, la carga, y la llevó animoso<br />
confiando en Dios que nunca abandona al justo: así es que giró inmediatamente<br />
la primera visita de este trienio, y a 15 de Octubre hallábase en Valladolid 6<br />
visitando el convento, y a 11 de Diciembre ya estaba haciendo lo propio en Toledo<br />
7 . La segunda visita provincial no pudo realizarla personalmente, por achaques de<br />
salud, pero nombró visitadores de su confianza, que fueron el P. Fr. Pablo de Jesús<br />
María, Secretario suyo, y el P. Fr. Juan de la Cruz, quienes visitaron algunos conventos<br />
entre ellos, los repetidos de Toledo y Valladolid; aquél a 11 de Enero de<br />
1690; y éste, a 22 de Septiembre, como lo indican los libros de recibo y gasto citados.<br />
Todavía intervino en otra obra importante que es la que se toca<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 936.<br />
2 Ib., núm. 1.127.<br />
3 Ib., núm. 1.128.<br />
4 Libr. de prof., fol. 441.<br />
5 Ib., fol.<br />
6 Arch. hist. nac. Vallad., Libr. de rec., leg. 213.<br />
7 Ib. Tol., Libr. de recib., leg. 91.
378<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en el siguiente Oficio, de letra autógrafa. conservado en el archivo histórico<br />
nacional, que aquí reproducimos íntegramente para que se vea la ortografía y estilo<br />
que usaba en los documentos oficiales 1 :<br />
"Fr. Luis de Jesús, Letor de Theologia Jubilado y Prouincal de Castilla de<br />
Descalzos de N. P. S. Augustín &. = Por quanto el P. Fr. Tomas de S. Augustin,<br />
Letor Jubilado y Rector de nuestro Colegio de Salamanca de N. P. S. Augustin,<br />
nos ha echo relaçion que el Señor Don Francisco Nieto de Torres, Collegial<br />
maior del insigne Collegio major el Arzobispado de Salamanca tiene deuocion<br />
de fundar una Memoria de dos misas en los dos dias de N. P. S. Augustin, veinte<br />
y ocho de Agosto, o el dia que el Collegio nuestro la hace; y el día de S. Nicolas<br />
de tolentino en que dicho N. Collegio hace fiesta al dicho Santo: las quales se<br />
haran celebrar con musica, Sermon y patente el SSo. Sacramento, por intencion<br />
del dicho Señor Don Francisco Nieto; para lo qual da su Merced de su hacienda<br />
propia libre diez y ocho Prados, ochenta y dos fanegas de tierra, dos linares y<br />
una casa, que valdran poco mas de mil ducados: con la carga de las dos misas referidas<br />
con las circunstancias que queda dicho: Por tanto pareciéndonos conueniente<br />
admitir dicha Memoria, usando de la autoridad de N. Officio, damos licencia<br />
al dicho Padre Retor, para que pueda admitir dicha fundacion o memoria<br />
de misas; precediendo los votos de la consulta y comunidad de dicho N. Collegio,<br />
y se puedan hacer los tratados y escrituras necesarios según el derecho y las<br />
leyes de N. Sagrada Religion. Dada en este N. Convento de Madrid de descalzos<br />
de N. P. S. Augustin, firmada de N. mano y nombre, sellada con el sello menor<br />
de N. Officio y refrendada de N. Secretario en seis dias del mes de Febrero de<br />
mil setecientos y nouenta y dos. Fr. Luis de Jesus Proul (Rúbrica.) Por mandado<br />
de N. P. Prouincial, Fr. Pablo de Jesús María, Secret. (Rúbrica.)"<br />
Y con esto dase por concluida la biografía del sabio y celosisimo Padre, que<br />
fué cuatro veces Provincial, lamentando no haber encontrado más documentos que<br />
declaren las muchas cosas buenas que yacen en los senos del olvido. Murió cargado<br />
de años, 71; y como fué mucho tiempo Superior, tenemos derecho a publicar que<br />
sufrió muchísimo;<br />
1 Salam., leg. 101.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 4 379<br />
hay un género de martirio infelizmente feliz: el martiro de las prelacías. Por lo<br />
demás, hacemos nuestro lo que él dejó escrito de otro biografiado con estas palabras<br />
1 : "Seame licito dezir que los Insignes Varones avran de tener privilegio para<br />
eternizar su vida; pues quando su empleo es en heroycas obras, les debiera respetar<br />
la muerte desatenta, que corta los estambres sin distinción de tiempos y personas.<br />
Pero retractando este sentir, que dicta el sentimiento, rindo el discurso a la divina<br />
disposición con San Pablo, que me lo enseña, y juzgo con mayor acuerdo, que es<br />
bien passen a otra vida, á posseer el premio de sus obras los que no le pudieron<br />
tener equivalente en esta".<br />
El P. Fr. Luis, muerto en Junio de 1693, a poco de resignar los sellos de la Provincia<br />
en manos de su sucesor 2 , creemos piadosamente goza de la recompensa en el<br />
cielo; empero, "no debieran quedarse en el caos del olvido sus acciones; que si como<br />
virtudes tienen a Dios por premio, en quanto fueron beneficios exercitan nuestra<br />
memoria" 3 .<br />
1 Tom. IV, pág. 77.<br />
2 Ib., pág. 242.<br />
3 Arch. gen., Libr. de defunt. de la Cong., fol 32.
ARTÍCULO V<br />
Hermoso grupo.<br />
Sumario: El P. Fr. Gaspar de San Guillermo, de la Provincia de San Nicolás.– El P. Fr. Ignacio<br />
de la Madre de Dios, de la del Pilar.– El P. Fr. Martín de San Salvador, que muere en<br />
Barcelona.<br />
Porque no podemos añadir nada nuevo, y porque está bien escrito, copiarnos lo<br />
que reza el Catálogo 1 respecto del P. Fr. Gaspar de San Guillermo. "Nació en Villanueva,<br />
sin que nos conste la provincia 2 , y profesó en Granada el 11 Febrero,<br />
1677. Dedicóse al sagrado ministerio en los pueblos de la contracosta de Luzón. En<br />
5 Agosto, 1689, se le destinó a Baler, hallándose entonces, según parece, en Palanan:<br />
en 11 de Septiembre del mismo año le autorizó el Provincial para quedarse en<br />
Palanan; y en este Ministerio le sobrevino la muerte por junio (Julio) de 1693, en<br />
que contaba treinta y tres años de edad". Esto afirma el P. Sábada, repitiendo lo que<br />
se lee en el Necrologio del Convento de San Sebastián, en donde se anota que fué<br />
"Religioso observante y de sanas costumbres"; y "que vino de España esta última<br />
barcada". Es decir, el año de 1684 habiendo salido de Cádiz el 4 de Marzo del antecedente,<br />
llegado a Mejico a mediados del mismo año, permanecido allí hata el 4 de<br />
Marzo del siguiente, embarcado el 4 de Abril, tocado en Sorsogón a 14 de Julio y<br />
desembarcado en Manila en Agosto.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En el libro número 137 de la Colección Agustiniana del archivo de la Delegación<br />
de Hacienda de Barcelona 3 registrase una muy<br />
1 Pág. 133.<br />
2 Es de creer que fuese algún pueblo de Andalucía; pero en esta región hay no meno de trece Villanuevas.<br />
3 Fol. 10.
DÉCADA XI. CAPÍTULO QUINTO. ARTÍCULO 5 381<br />
sucinta biografía del P. Fr. Ignacio de la Madre de Dios muerto en aquella ciudad<br />
en este año que corre nuestra Historia. En esa biografía se afirma que murió a<br />
los sesenta y cinco años de edad, luego debió nacer el de 1628; se añade allí que<br />
tenía al morir cincuenta, por consiguiente tomo el hábito a los trece años; empero<br />
como al final se especifica que lo tomo a las once, surge una inexactitud manifiesta.<br />
Indudablemente que tiene grande autoridad esta fuente de información, mas ya veremos<br />
que no es modelo de precisión en las fechas; y se comprende, supuesto que<br />
el encargado de asentar los datos en el libro oficial del convento no era un solo y<br />
único individuo, ni se esmeraba en aquilatar las cosas, sino las apuntaba como a<br />
bulto y fijándose en lo principal y en aquello que más caracterizaba y retrataba al<br />
individuo. Fué el P. Fr. Ignacio natural de Tarragona, y por lo mismo, obvio parece<br />
que pasase su noviciado en nuestro convento de Santa Mónica, en el cual casi todos<br />
los pretendientes fueron catalanes, a excepción de varios aragoneses, algunos navarros,<br />
un riojano, un francés y un italiano, como se ve en un libro de profesiones del<br />
mencionado convento, que en el archivo barcelonés reposa, y, sin embargo, no figura<br />
en él su profesión; bien que el libro en referencia está incompleto; como que le<br />
faltan al principio algunos folios, y otros en el cuerpo del mismo. Pongamos, pues,<br />
textualmente los apuntes que trae el libro necrológico sobre nuestro biografiado.<br />
"Siendo Vice Vicario General de la Congregacion de España e Indias de los<br />
Descalzos de N. G. P. S. Agustin nuestro Padre fr. Simon de S. Augustin y Provincial<br />
de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Pedro del Angel de la Guarda,<br />
y Prior del Convento de Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria: Domingo<br />
a los doce de julio de 1693 entre las cinco y seis de la mañana murio el<br />
Padre fr. Ignasio de la Madre de Dios siendo de edad de sesenta y cinco años teniendo<br />
de habito cinquenta; fue de nacion catalán, hijo de la ciudad de Tarragona;<br />
fue su muerte subitanea que bajando a la Sacristia para celebrar a lo que se<br />
queria lavar las manos cayó y solo pudo recibir la Santa Uncion; fue en su vida<br />
muy observante, benigno en su natural y muy pacífico en su comunicacion:<br />
exercitose en el Confesionario con particular consuelo de mucha gente que vivían<br />
con quietud de sus almas con sus saludables documentos: esta
382<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
sepultado en el entierro baxo del Camarin de la Virgen SSma. de Copacavana<br />
en el nincho rotulado con su nombre.<br />
A los once años de edad tomó el habito".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Como preciosa miniatura, ponemos al margen de esta Historia Recoleta al P.<br />
Fr. Martín, que en el siglo se llamó Martín Alcarraz y Navarro, y en la Religión Fr.<br />
Martín, según el acta de su profesión, del Beato Salvador de Orta, y según el libro<br />
137, de San Salvador. Nació en Lorca, hoy provincia de Murcia, el año 1648; a los<br />
11 años, más o menos, se recogió en el convento de Santa Mónica de Barcelona, y<br />
en él profesó religiosamente a 20 de Febrero de 1661. Lo restante de su biografía<br />
veámoslo en la siguiente trascripción que del libro citado hacemos 1 .<br />
"En tres días del mes de Deçiembre de 1693 siendo Vice Vicario General de<br />
la Congregacion de España e Indias de los Descalzos de nuestro gran Padre S.<br />
Agustin, nuestro Padre fr. Simon de S. Agustin, y Provincial de la Corona de<br />
Aragón nuestro Padre fr. Pedro del Angel de la Guarda y Prior del Convento de<br />
Barcelona nuestro Padre fr. Isidro de Jesus Maria. Murio a las 12 de la noche en<br />
este Convento de Barcelona el Padre fr. Martin de S. Salvador, Maestro de Novicios<br />
actual y Predicador y confesor de edad de 45 años y 34 de hábito. Natural<br />
de la Ciudad de Lorca en el Reyno de Murcia; Murio de enfermedad llevando<br />
con mucha paciencia los trabajos con gran resignacion a la voluntad de Dios, recibio<br />
todos los Santos Sacramentos. Era Religioso muy exemplar y muy çeloso<br />
de nuestro Santo hábito, observante en todos los votos y muy cuydadoso de las<br />
cosas del Convento. Estando en lo ultimo de su vida hacia muchos actos de amor<br />
de Dios delante una imagen de un Santo Cristo, con mucho ferbor como si no<br />
padeciera ningún mal. Exercitose mucho en la predicacion y en confesar siendo<br />
de gran consuelo de quien le trataba con sus saludables documentos. Esta enterrado<br />
baxo el Camarin de la SSa. Virgen de Copacavana en el nincho rotulado<br />
con su nombre".<br />
1 Fol. 11.
CAPÍTULO SEXTO<br />
ARTÍCULO I<br />
El P. Fr. José del Rosario, Villafranca.<br />
Sumario: Hijo de la Provincia del Pilar.– Prohíjase en la de San Nicolás de Tolentino.– De Calatayud<br />
a Sevilla.– Oficios en Filipinas.– Fallece siendo Provincial.<br />
Vió la primera luz el P. Fr. José de la Virgen del Rosario en Villafranca, provincia<br />
de Navarra, el año 1648. Aficionado a nuestros Recoletos, hubo de dirigirse<br />
al noviciado de Zaragoza, que era el más cercano, teniendo ya el pretendiente 21<br />
años, edad suficiente para poder discernir las falsías del mundo y apreciar las ventajas<br />
de la vocación religiosa. Al año de noviciado emitió los sagrados votos a 14 de<br />
julio de 1670, poniéndose bajo la protección especial de la Virgen María, Nuestra<br />
Señora, en su título del Rosario.<br />
Habiendo explorado las voluntades el P. Comisario Fr. Juan de la Madre de<br />
Dios, Blancas, en orden a conducir misioneros a Filipinas, fué el P. Fr. José uno de<br />
los que se ofrecieron muy espontáneamente a evangelizar a los indios, y al efecto se<br />
hizo inscribir como miembro de la misión a principios del año 1675, cuando contaba<br />
27 de edad aproximadamente. Era ya sacerdote y además tenía ganado constitucionalmente<br />
el título de Predicador, oficio que desempeñaba a la sazón en Calatayud;<br />
de lo cual resulta que a los cinco años de profeso había recibido todas las órdenes<br />
sagradas.<br />
Así, pues, todo listo para el viaje, N. P. Vicario General expidió esta Patente,<br />
que se conserva en el archivo general de Indias 1 :<br />
1 Est. 45, caj. 2, leg. 8/11.
384<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Fray Francisco de San Joseph Vicario general de los heremitas recoletos descalzos<br />
del Orden de Nuestro Padre San Agustin de la Primitiva observancia en<br />
las Provincias de España e Indias &. por quanto el Padre Fray Joseph de la Virgen<br />
del Rosario Predicador en nuestra Sagrada Religion conventual en nuestro<br />
convento de Calatayud nos ha significado auerle dios tocado en el coraçon de<br />
que le resultaron fervorosos deseos de passar a Nuestra Provincia de San Nicolas<br />
de Tolentino en las Islas Filipinas en seguimiento de los obreros euangelicos a<br />
aiudar a su hermanos que allí asisten exercitandose en la enseñança de nuestra<br />
Santa fee a los Yndios y conuersion de las almas en dicha Prouincia por tanto<br />
aiudando segun es nuestra obligacion a tan loable proposito y determinacion santa<br />
por la presente le admitimos para que en la Mision presente que hace el Padre<br />
Fray Juan de la Madre de Dios Prouincial absoluto de dicha Prouincia y Comissario<br />
general en dicha Mission que con licencia del Rey nuestro Señor que Dios<br />
guarde y a expensas suias hace pueda ir i vaia a dicha Prouincia de la qual le<br />
hacemos hijo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo y mandamos<br />
en virtud de Santa Obediencia que ningun nuestro inferior se lo impida y al<br />
Padre Prior de nuestro dicho Conuento de Calatayud que ponga el dia que sale<br />
para nuestro conuento de seuilla autenticado con fee de escriuano publico o notario<br />
apostolico que de fe y suplicamos a todos los señores Arçobispos, Obispos<br />
Justicias Vicarios y Curas de qualesquier ciudades y Villas o lugares por donde<br />
passaren que les aiuden con sus limosnas esperando el Premio de Dios nuestro<br />
Señor. Dada en este nuestro conuento de la ciudad de Granada en quince de<br />
Abril de mil seiscientos y setenta y sinco.<br />
Valeat. Francisco de San Joseph". (Rubricado.)<br />
El testimonio notarial falta; por eso no es posible precisar la fecha de su salida<br />
de Calatayud; en cambio, en el expediente citado, consta que llegó a Sevilla el día<br />
12 de junio con seis compañeros religiosos que fueron reuniéndose en los conventos,<br />
al decir del certificado que expidió el P. Prior de Sevilla. Consérvase en nuestro<br />
archivo general 1 una lista de los misioneros de este año, con la<br />
1 Carp. E.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 1 385<br />
suma de los gastos costeados por el erario del Estado, al tenor de las leguas que<br />
de los respectivos conventos a Sevilla había y de los días invertidos en andarlas;<br />
porque ha de saberse que los gastos de esta misión, que constó de veintiseis misioneros,<br />
siquiera no llegasen a Manila sino veinticinco, los pagó el Gobierno. Según<br />
esa lista, el P. Fr. José invirtió diez y nueve días de Calatayud a Sevilla, contando<br />
los descansos, distancia calculada en ciento veintidos leguas. Es el total de los gastos<br />
de la misión hasta Sevilla, sufragados por el Erario público, como sigue: "El<br />
aviamiento importa de 26 religiosos respecto de los 905 $ 980 ms. que se les concede<br />
a los 45 de la cla. 523 $ 432. Por el viatico de 2.985 leguas q. hacen 373 jornadas<br />
a 7 reales cada jornada 2.612 rs. que valen 88 $ 808. Por el entretenimiento de 497<br />
días a dos reales vn. hasta fin de este mes de junio importa<br />
$<br />
994 rs. valen ............................................................................ 33 796<br />
Importa 646 $ 36 ms. de vn. que hacen 215 & 345 ms. a razón<br />
$<br />
de 24 rs. de vn. el peso ..................................................... 646 36<br />
$<br />
......................................................................................... 215 345<br />
Viniendo ahora a nuestro biografiado, lo reseñaron en la casa de Contratación de<br />
esta conformidad 1 : "José del Rosario, sacerdote y predicador, de Villafranca, de 27<br />
años, blanco, barba partida, con algunas señales de viruelas, abultado de rostro y de<br />
buena estatura".<br />
Dícese en el tomo IV de nuestras Crónicas 2 que se embarcaron por Junio, pero<br />
quizá sería el mes de Julio cuando se efectuó el embarque, a juzgar por el presupuesto<br />
supradicho que llegaba hasta fin de Junio. Ello es que se hizo nuestro misionero<br />
a la mar, llegó sin novedad a Veracruz, embarcóse en Acapulco en la nave<br />
llamada San Antonio de Padua y tocó en el puerto de Manila salvamente el 20 de<br />
Julio de 1676, es decir, después de un año de viaje, lo cual no era mucho tardar en<br />
aquellos tiempos de navegación a vela.<br />
Desde el Capítulo Intermedio de 1681 desempeñó el oficio de Prior de Cavite,<br />
empleo para el que fué reelegido por el Capítulo siguiente de 1683, con la designación<br />
a la vez de Adito o suplente de Definidor. A los tres años ocupó el Priorato de<br />
Manila, en el otro trienio inmediato la Definitura y, por nombramiento del Capítulo<br />
Intermedio de<br />
1 Arch. de Ind., Ib.<br />
2 Núm. 910.
386<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
1690, quedó constituIdo Prior de Cavite, sin dejar de ser Definidor de Provincia.<br />
Este Padre, en la carrera de las prelacías, fué dando saltos progresivos y seguros,<br />
sin quiebras ni altibajos, lo cual puede significar que era de positivo valer y que<br />
a su valer hicieron el mérito correspondiente los Padres vocales, quienes consumaron<br />
un acto de justicia nombrándoIo Prior Provincial en el Capitulo de 1692. Véase<br />
lo actuado por este Capítulo Provincial en el lugar propio que ocupa en este volumen;<br />
añadamos únicamente aquí que con fecha de 24 de Noviembre impuso un<br />
precepto formal velando por los santos derechos del voto de pobreza y que el Capítulo<br />
Intermedio de su Provincialato se verificó con mucho acierto en cuanto a los<br />
nombramientos que se expidieron.<br />
"Hallábase desempeñando tan elevado cargo, cuando, en 4 de Enero, 1694, le<br />
sobrevino la muerte" 1 . En la flor de la vida, a los 44 años de edad, quedó truncado<br />
el porvenir de este religioso, que hubiera dado a la Provincia días de gloria. En la<br />
serie de los Provinciales ocupa el número 24: y es, entre los 24, el que más joven<br />
acabó sus días.<br />
1 Catál., pág. 126.
ARTÍCULO II<br />
Un Obispo Recoleto.<br />
Sumario: Nace y profesa en Madrid.– Su Lectorado.– Prior de Valladolid.– Definidor de Provincia.–<br />
Predica en los funerales de la Reina.– Su Provinciaiato.– Promoción a! Obispado<br />
de Alguer.– Tormenta en el mar.– Muere religiosamente en Italia.<br />
El Ilmo. P. D. Fr. José de Jesús María, Fajardo, Obispo de Alguer, nació en<br />
Madrid a 18 de Marzo de 1643, y fué bautizado en la parroquial de San Esteban a<br />
31 de Marzo, hijo de Don Gabriel Fajardo y Doña María de Ayllon, que vivían en<br />
la calle del Lobo. Quince años tenía cuando solicitó el hábito en nuestro convento<br />
madrileño. "Inspirado de la gracia diuina, dice el acta de las Informaciones 1 , dessea<br />
dejar el siglo y seruir a Dios en estado mas perfecto, para lo cual pretende reciuir el<br />
hauito de nra Sagrada Religion". Las Informaciones fueron hechas a 10 de Julio de<br />
1658, y en ellas intervino el P. Juan de la Presentación, futuro Vicario General. En<br />
el interrogatorio se leen las siguientes cláusulas: "Su Padre y abuelos Paternos, son<br />
christianos viejos, y limpios de toda mala sospecha, y hidalgos muy conocidos y<br />
manifiestos". Es "moço virtuosso, quieto y pacifico y de loables costumbres y<br />
exemplar vida". Otro testigo declara: "El dicho pretendiente es hombre quieto y de<br />
loables costumbres, sin género de vicio; antes bien lo tiene por virtuosso y exemplar<br />
en todas sus acciones". El declarante "endiende que es vocacion divina y buena<br />
inclinación". Otro: "Solo viene a ser religiosso mouido de su voluntad y Deuocion".<br />
Trascurrido felizmente el año de prueba, formuló sus santos votos a 19 de Julio<br />
de 1659 en manos del P. Prior Fr. Antonio de Santa María, habiendo tenido por<br />
Maestro al fervoroso P. Fr. Andrés de Santa Catalina. Va firmada el acta de su profesión,<br />
que se encuentra<br />
1 Arch. hist. nac. Mad., leg. 41.
388<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en la Biblioteca Nacional de Madrid 1 , por el P. Fr. Rodrigo de San José, como<br />
notario apostólico, y la testifican los Padres Fr. Francisco de San José y Fr. Juan de<br />
Santa Mónica, que eran Definidores Provinciales. Está escrita con letra gótica y<br />
lleva adornos dibujados a pluma, a dos tintas, de mal gusto.<br />
Ningún detalle hemos registrado acerca de su coristado y primeros años de sacerdocio:<br />
si bien poseemos varios apuntes y notas en que sale a relucir un José de<br />
Jesús Maria como conventual en varias casas de la Provincia de San Agustín, nombre<br />
que corresponde a otro José, de familia acaudalada y noble, de apellido Laporta,<br />
heredero de cuantiosos bienes, con que fué favorecido el convento de Copacavana.<br />
El que ahora ocupa nuestra atención, de los Fajardos de Madrid, ordenado ya<br />
de sacerdote, se dedicó a la carrera del Lectorado, y creemos no hizo otra cosa que<br />
ordenarse y ocupar la cátedra, porque para cuando desempeñó el Priorato de Valladolid,<br />
año 1680, ya se firmaba Lector jubilado. Así, pues, permaneció en nuestro<br />
Colegio de Salamanca en calidad de Lector hasta el año 1680. En la lista de los<br />
Lectores de este Colegio 2 lleva el número 23. Fué en el Capítulo Provincial de este<br />
año cuando comenzó por dicho Priorato a desempeñar las prelacías 3 . De este Priorato<br />
el único dato que sabemos es el que se refiere a una imagen del Niño Jesús 4 .<br />
"En la quinta Cappilla, y segunda en orden del lado dela Epistola, se reuerencia<br />
una Imagen del Niño Jesus, de Napoles; su echura de Talla: Embiole a este<br />
Convento Nro Pe Fr. Andres dela Asumpcion; á quien lo concedió la Condesa de<br />
Castrillo; la que siendo ViReyna de Napoles, para la Profesión de vna hija suia,<br />
que entró Religiosa en el Real convento dela Encarnacion de Madrid, mandó<br />
hacer una Imagen del Niño Jesus, y para cada Religiosa de dho convento: reservó<br />
para si dha Señora esta Sta. Imagen, por hauer salido la mas devota, y perfecta<br />
de todas: y estando en Valverde, Lugar suio, con asistencia de Nro Pe. Fr. Andres,<br />
Vispera delos Stos. de su Nombre, la pidió dha Sta. Imagen; y ella la concedió;<br />
aunque<br />
1 Libr. de prof., fol. 221.<br />
2 Arch. gen., carp. B.<br />
3 Arch. hist. nac. Valladol., Libr. de recib.<br />
4 Arch. gen., Libr. de oro de Vallad., fol. 22 y 23.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 2 389<br />
en su entrega hubo alguna dilación, y no pequeña dificultad; embiola á este<br />
convento el año de 1638, aunque se ignora donde estubiese; hasta que en 18 de<br />
julio de 1660 fue colocada dha Sta. Imagen con toda solemnidad en la Capilla,<br />
que oy es de la Concepción; asistiendo á la Fiesta el Duque de Medina Sidonia,<br />
y otros muchos Señores de distincion, en la que predicó el Pe. Fr. Franco. de Sta.<br />
Cathalia., alias Braco: en que se gastaron 223 rs. y en aderezo de Capilla, como<br />
abrir en ella dos ventanas, hacer y sentar las vidrieras, ierro, red, marco, frontal y<br />
araña, pedestral, reja, tabernaculo, sentarle, dorarle, y doze candeleros, se gastaron<br />
2671 rs. que todo lo mas se debió al fervoroso zelo del Pe. Lector Fr. Enrique<br />
de Sn. Agustin, por cuia quenta corrió dha solemnidad; y á cuia solicitud<br />
dieron varios devotos 660 rs. para dha. funcion y á no hauerle Dios llevado tan<br />
brebe para si, tenia animo de hacerle Retablo entero, y solicitar medios para dotar<br />
su Fiesta, a fin de que fuere zelebrada todos los años en el día correspondiente<br />
á su colocacion. Año de 1681 trasladó dha Sta. Imagen ála Cappilla en que<br />
hoy se venera, Nro Pe. Fr Joseph de Jesus Maria siendo Prior de este convento<br />
quien compuso el Retablo del Trono antiguo, que hauia echo el Pe. Lector Fr.<br />
Enrique, que hacia á tres caras; con tres arcos, en que puso á sus dos lados las<br />
Imagenes de Maria SSma. y Sn. Joseph; este de talla entera; y aquella de media<br />
talla".<br />
En el Capítulo inmediato nombráronlo Definidor de Provincia 1 , como tal figura<br />
algunas veces en las actas de las profesiones de Madrid, donde residió el trienio.<br />
Sucedió que en el año de 1681, como celebrase su Capítulo la Provincia de San<br />
Nicolás y hubiese de nombrar vocales para el Capítulo general de 1684, distinguieron<br />
los Capitulares a nuestro biografiado con el título de primer Definidor por la<br />
Provincia, señal de que el P. Fr. José, aunque joven y primerizo, era reputado en<br />
mucho en aquellas dilatadas y remotas regiones 2 . No acudió, empero, con tal nombramiento<br />
al Capítulo General, sino con el de Discreto segundo 3 que su Provincia,<br />
la de San Agustín, le ot<strong>org</strong>ara en el Capítulo de 1683 en que también lo hizo Definidor<br />
provincial.<br />
1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 4. 54 v.º<br />
2 Arch. prov., Libr. 1.º de Bec.<br />
3 Crón., tom. IV, núm. 936.
390<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Así sucedió, y por eso figuró en dicho Capítulo congregado en Alcalá de Henares<br />
como Discreto segundo por Castilla siendo a la vez Definidor provincial. En las<br />
elecciones verificadas en este Capítulo de 1684 resulto nuestro Fr. José con los votos<br />
de primer Adito a la Definitura General 1 , cuando apenas contaba cuarenta y un<br />
años de edad, honor muy grande en aquellos tiempos en que abundaba el personal<br />
florido en años y merecimientos. También es digno de nota el que en aquella memorable<br />
asamblea, a la que asistieron todos los vocales, aun los de las Provincias<br />
ultramarinas, lo escogiesen, por votación secreta, para ser uno de los jueces de causas<br />
2 .<br />
Conviene decir que mientras residió en la Villa y Corte dióse a conocer como<br />
orador notabilísimo que cautivaba los auditorios; su fama llegó hasta el trono del<br />
Rey, quien le ot<strong>org</strong>ó el título de Predicador, por eso cuando se verificaron las solemnes<br />
exequias de la Serenísima Reina Doña Isabel de Borbón encomendáronle la<br />
oración fúnebre que pronunció en la Capilla del real palacio a 6 de Octubre de<br />
1683, y que fue dada a la estampa el mismo año a cargo y empeños de un hermano<br />
de Fr. José, Don Diego Fajardo. Véase la portada del cuaderno que tiene 28 páginas<br />
en 4.º: Oracion funebre, tierno y doloroso llanto que en las reales exequias de la<br />
Serenísima Señora Reyna Doña Isabel de Borbón, predicó en la Real Capilla de<br />
Palacio de esta Corte á sus Majestades el Rmo. Fr. Joseph de Jesús María Fajardo,<br />
Lector jubilado, Definidor por la Provincia de Castilla y predicador de su Majestad,<br />
del Orden de Recoletos Agustinos, el dia 6 de Octubre de este año de 1683.<br />
Sacada a luz por D. Diego Faxardo hermano del autor. Dedicada a Fr. Juan de la<br />
Presentacion, Vicario General de la Congregación de los Eremitas Descalzos del<br />
G. P. S. A. Madrid: 1683. Juan García Infanzón.<br />
Hemos tomado esta nota bibliográfica tal como la da el M. R. P. Bonifacio Moral<br />
en Catálogo de escritores Agustinos &. publicado en la doctísima revista La<br />
Ciudad de Dios, vol. LXVI. pág. 319; Sabemos que el folleto se encuentra en la<br />
Biblioteca Provincial de Valladolid, entre muchos otros que están aún sin catalogar.<br />
1 Ib., núm. 937.<br />
2 Arch. gen., carp. de Caps.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 2 391<br />
Rodeado de una aureola de gloria entre los extraños, y reconocido entre los<br />
propios como dotado de excelentes cualidades de gobierno, fue ascendido al Provincialato<br />
1 en el Capítulo de 1686. Como tal visitó a Toledo durante el trienio dos<br />
veces: la una a 11 de Diciembre de 1686 y la otra a 7 de Diciembre del siguiente<br />
año 2 ; el convento de Valladolid lo visitó a 2 de Noviembre de 1680 y a 22 de Junio<br />
de 1688, según lo atestigua el Libro de recibo de aquel convento 3 . Tuvo también<br />
voz y voto y ejercitó su derecho como Provincial en la celebración del Capítulo<br />
Intermedio General celebrado el año 1687 en Madrid 4 ; y también asistió al Capítulo<br />
General congregado dos años antes del tiempo regular 5 , a causa del fallecimiento de<br />
N. P. Vicario General, como estaba entonces mandado. De su paso por el Provincialato<br />
no han quedado otras huellas: así es que en el año 1689 fué absuelto y se<br />
redujo a la vida privada y a la del púlpito para satisfacer los compromisos en que lo<br />
metían sus admiradores.<br />
Mas, habiendo pasado "a mejor vida el primer Definidor General Padre Fr. Lope<br />
de San Joseph; y, por hallarse su Addito Provincial de Castilla, á los 19 de julio<br />
de 1690 fue electo para este honor el Padre Fr. Joseph de Jesús Maria, Lector jubilado,<br />
Ex-Provincial, y Predicador del Rey", dice el P. Fr. Pedro de San Francisco de<br />
Asís 6 . Hallóse al famoso Definitorio convocado por N. P. Vicario General Fr. Miguel<br />
de San Agustín a 2 de Octubre de 1690, en el que se trataron puntos muy interesantes<br />
acerca de la Provincia de Filipinas 7 , como queda dicho. Duró en este altísimo<br />
cargo hasta Pentecostés del año 1691; y como celebrara su Provincia el Capítulo<br />
el año 1692, otra vez se vió proclamado Prior Provincial: pero estaba de Dios<br />
que no terminaría el trienio, porque lo tenía destinado para coronarlo con la mitra<br />
episcopal 8 . Con efecto, "en el mes de Diciembre de este año (1692), leemos en el<br />
Libro de registro de la Congregación 9 ,<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 1.059 y otros.<br />
2 Arch. hist. nac., Libr. de recib. Tol., leg. 91.<br />
3 Ib., leg. 213.<br />
4 Crón., tom. IV, núm. 1.059.<br />
5 Ib., núm. 1.127.<br />
6 Crón., tom. IV, núm. 1.128.<br />
7 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 82 v.º<br />
8 Arch. de la Nunciat., tom. X, Cte. 113.<br />
9 Arch. gen., fol. 5.
392<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
fue presentado por nro Rei Carlos segdo. pa. Obispo de la Ciud. de Alguer en<br />
la Isla de Cerdeña el P. Fr. Joseph de Jesus Maria Faxardo Lector jubilado Proul.<br />
absoluto dos vezes de la Proua. de Castilla Predicador del Rei con grande sequito y<br />
aplauso en esta Corte y admitio dicho Obispado siendo Pontifice Maximo Inocencio<br />
XII".<br />
Refiérese al que en latín conocemos con el nombre de Algarensis, en Cerdeña,<br />
Departamento de Sassari, Obispado fundado por el Papa Julio II el 8 de Diciembre<br />
de 1503; enclavado en aquella colonia italiana, que estuvo bajo la dominación de<br />
España por algunos años.<br />
En vista de esto, hizo renuncia del Provincialato, y, según se registra en el<br />
mismo libro, al folio que sigue, ot<strong>org</strong>óle licencia formalmente N. P. Vicario General,<br />
Fr. Simón de San Agustín, en el año siguiente de 1693, para que aceptara la<br />
mitra. A principios de Julio de este año llegáronle las Bulas, y a 20 de dicho mes se<br />
consagró en el oratorio del Señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Manuel Portocarrero,<br />
en la Corte de Madrid. Fué su padrino el referido Cardenal, quien lo consagró<br />
con el Obispo de la Concepción, de Chile, Don Fr. Luis de Lemus, Agustino<br />
Calzado, y con el Obispo Auxiliar, Señor Zapata. Asistieron a la ceremonia de la<br />
consagración algunos de los señores Grandes de España, y con especialidad el Duque<br />
de Osuna con toda su familia y casa 1 . Su vida de Obispo fué muy breve, pues<br />
murió a 13 de Abril de 1694 en la ciudad de Palermo, adonde aportó por causa de<br />
un horroroso temporal que, en el mar, sobrevino cuando se dirigía hacia su Diócesis;<br />
pues, aunque libre de los peligros marítimos, le acometió, a resulta de ellos, la<br />
enfermedad que lo llevó al sepulcro. Fué enterrado en el convento de los Agustinos<br />
Descalzos de Palermo, en que estaba hospedado. Durante su enfermedad, sufrida<br />
con paciencia, estuvo asistido y muy cuidado por el entonces Virrey, el Duque de<br />
Uceda, el cual asistió al entierro con toda la Nobleza de Palermo 2 .<br />
He aquí una existencia cortada en flor: contaba el Ilmo. Señor Fajardo 51 años<br />
de edad, por cierto muy aprovechada. Respetemos profundamente los designios de<br />
la Providencia.<br />
1 Ib., fol. 6.<br />
2 Ib., fol. 7.
ARTÍCULO III<br />
Capítulo de la Provincia del Pilar y un Intermedio de la Candelaria.<br />
Sumario: Dificultades previas.– Enseñanzas provechosas.– Disturbios y disidencias.– Documentos.–<br />
Elecciones.– Capitulo Intermedio de la Candelaria.<br />
Viernes, 30 de Abril del año que corre, para dar cumplimiento a lo ordenado en<br />
nuestras sagradas Constituciones, congregáronse en Capítulo los Padres Vocales de<br />
la Provincia de la Virgen del Pilar, y tras de muchas dificultades de carácter jurídico,<br />
porque la ley aplicada a los hombres e interpretada por los hombres brinda variados<br />
aspectos, a la manera que un rayo de sol se descompone al pasar por el prisma,<br />
se celebró el Capítulo Provincial, en el que resultó validamente elegido Prior<br />
Provincial el P. Fr. José de Jesús María, Quarte, quien acató en todo tiempo, antes y<br />
después del Capítulo, la persona y autoridad de N. P. Vicevicario General y Visitador<br />
Apostólico, Fr. Simón de San Agustín.<br />
Hubo tantas dificultades, que los Vocales se dividieron en dos grupos y se celebraron<br />
dos Capítulos a la vez. He aquí toda la verdad, a cuya manifestación estamos<br />
obligados por razón del cargo de historiador; y lo estamos porque no concebimos<br />
la historia como maestra de la vida en cuanto se deban exponer al público tan<br />
sólo las cosas edificantes, sino todo el curso del <strong>org</strong>anismo con sus flaquezas y aberraciones.<br />
La historia general de una Orden no debe consistir, como decimos en la<br />
Introducción, en entresacar ejemplos para alimento espiritual de los incipientes;<br />
porque si bien es cierto que los errores del entendimiento y los extravíos morales<br />
exhibidos con descaro acarrean escándalo a los pusilámines, también lo es que el<br />
desarrollo de las colectividades humanas sin luchas y sin miserias,
394<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
por lo absurdo, merece el desvío de la gente reflexiva, que ve en lo que se le<br />
brinda como historia una ocultación maliciosa insensata de la verdad y, de todos<br />
modos, la falsificación de la historia. Es que en la revisión de los elementos narrativos<br />
la crítica moderna exige escrupulosidad intensa.<br />
Por lo demás, harto gloriosa es la historia de la Recolección agustiniana para<br />
que temamos ver causa de ruina o escándalo en manifestar un hecho que no retrata<br />
la corrupción interna de la Orden, sino que aparece como un episodio entre la serie<br />
de multiplicadísimos Capítulos que van celebrados en tres centurias. Celebrándose<br />
Capítulos trieniales en las cinco Provincias que la integraban, aparte de los Intermedios,<br />
y además de los Capítulos Generales que también se verificaban cada trienio<br />
el que en una Provincia suceda esta lamentable perturbación transitoria, sirve<br />
para hacer resaltar más el curso grandioso de centenares de Capítulos inspirados en<br />
las normas de la más estricta dignidad y celebrados con loa de propios y extraños.<br />
Y si queremos sacar lecciones que nos eduquen en las prácticas del temor de Dios y<br />
en la desconfianza de nosotros mismos y si queremos aprovecharnos de ellas, para<br />
no admitir las sugestiones de la ambición y las excusas de la ignorancia simulada o<br />
verdadera, hay en el triste suceso que ahora narramos abundantes motivos que nos<br />
enseñan y persuaden.<br />
He aquí un documento que indica el suceso:<br />
"Guárdase en el Archivo de Valencia un Manifiesto largo, corroborado con<br />
los dictámenes de las Universidades de Huesca y Lérida; y la mayor parte de los<br />
Colegios Religiosos de Huesca. Su título: La victoriosa obediencia defiende con<br />
equidad la verdad con la razón; la razón con la verdad. Supone este manifiesto<br />
otro contrario, cuyo título parece ser: Manifiesto que al gran theatro del mundo<br />
pone su verdad, y su razón en el peso de la justicia; y ambos tratan de los ruidosos<br />
y poco ejemplares pleitos de nuestra Congregación, originados, aunque per<br />
accidens, de una visita Apostólica, los cuales ocasionaron la monstruosidad de<br />
dos Capítulos que simul se celebraron en el convento de Calatayud, en el día 30<br />
de Abril de 1694, el uno en la sala capitular por los más, los que desobedecieron<br />
a N. P. Fr. Simón de San Agustín, Vice Vicario General y Visitador Apostólico;<br />
y el otro
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 395<br />
por los menos, pero obedientes, celebrado, no en el meson, como vulgarmente<br />
se dice, sino en la celda de N. P. Fr. Martín de San Florencio, exprovincial.<br />
Prevaleció el de los menos por sentencia del Capítulo General, que luego se siguió,<br />
y la confirmó el Nuncio de España, y mandada poner en execución al Ilmo.<br />
Arzobispo de Zaragoza. En este Capítulo valido fue electo N. P. Fr. José de Jesús<br />
María: y en el invalido y nulo Fr. José Antonio del Espíritu Santo" 1 .<br />
¿A qué obedecía esto? Por el año 1692 nombró la Santa Sede un Visitador<br />
Apostólico y Vicevicario General; hubo muchos religiosos en las tres Provincias de<br />
España que lo llevaron a mal porque creían que en los informes dados en Roma<br />
medió obrepción y subrepción y que no había tal necesidad de alterar el curso del<br />
gobierno. Al poco tiempo murió de pesadumbre el P. Vicario General suspendido, y<br />
entonces surgió, además, la duda de si debía cesar en el cargo de Vicevicario y Visitador<br />
el Padre nombrado en Roma, y entrar a gobernar el Provincial llamado por<br />
la Constitución. Se dividieron las opiniones y los ánimos se turbaron. El caso es<br />
que el Vicevicario General creyó que debía imponer penas a los que no querían<br />
reconocerlo: varios, por eso, quedaron incursos en censura. Así las cosas, llegó el<br />
tiempo de celebrar el Capítulo de la Provincia de Aragón, y, reunidos los Capitulares,<br />
aquellos que reconocían como legítimo al P. Vicevicario formaron un bando, y<br />
los otros se agruparon aparte, a pesar de las censuras que los inhabilitaban como<br />
Vocales. Ellos creíanse con derecho y razón mientras no respondiese la Silla Apostólica<br />
al proceso de apelación elevado por segunda vez a Roma.<br />
Transcribamos lo que hay a este respecto en el Libro de registro de la Congregación<br />
2 : "En este año (1694) mediante el Brebe referido paso N. P. Fr. Simon a<br />
visitar Appte. la Prou.ª de Aragon y no le dieron cumplimiento por estar visitada ya,<br />
promulgo zensuras para qe. le reconociesen, y no auiendolo hecho, pasaron a zelebrar<br />
el Cap.º Proul. a la Ciud. de Calataiud, en donde les voluio a notificar otras<br />
zensuras apelando de unas y otras para ante su Sanctd. y de la Sala Capitular se<br />
apartaron quatro Vocales: los quales hicieron un Capitulo Proul., y los otros celebraron<br />
otro Capitulo".<br />
1 Libr. de Estado de Valencia, página 301.<br />
2 Arch. gen., fol. 7 y 8.
396<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Luego el Libro de registro marca la fecha de la celebración del Capítulo General<br />
(1694) y añade: "En este Capítulo fue aprobado y dado p. bueno el Capítulo<br />
Proul. de Aragon qe. hicieron los quatro qe. se apartaron qe. fueron el Pe. Fr. Martin<br />
de San Florencio Proul. absoluto, el Pe. Fr. Joseph de Jesus Maria Quarte Proul.<br />
electo, Fr. Diego de San Buenauen.ª Rector de Huesca, y Fr. Joseph de Sn. Augn.<br />
Prior de Borja, y dado por nullo y de ningun valor el que zelebraron los otros Capitulares".<br />
Ahora veamos más detalladamente algunos aspectos de esta ruidosa cuestión<br />
en el Breve de Inocencio XII, Exponi nobis, de fecha 10 de Abril de 1695 1 :<br />
Postmodum vero, Capitulo Generali dictæ Congregationis Fratrum Discalceatorum<br />
celebrato, litteræ nostræ supradictae, quibus dictum Simonem Vicarium<br />
Generalem Congregationis hujusmodi, sicut præmittitur, constitueramus, in eo<br />
lectæ, ac unanimi consensu, ut par erat, receptæ fuerunt, dubioque ibidem proposito<br />
quodnam ex dictis duobus Capitulis Provincialibus memoratæ Provinciæ<br />
Aragonicæ validum et confirmandum esset, declaratum fuit Capitulum ab excomunicatis<br />
celebratum nullum et invalidum fuisse, et contra vero Capitulum ab<br />
aliis celebratum validum et legitimum, illudque proinde non modo ab eodem<br />
Capitulo Generali, sed etiam a supradicto Federico Archiepiscopo et Nuntio confirmatum<br />
fuit, injunctumque toti Provinciae præfatæ sub paena excommunicationis<br />
per contra facientes incurren. ut Provincialem a non excommunicatis electum<br />
reciperent et recognoscerent, eique, nequaquam vero alteri a cæteris electo<br />
obedirent. Cum autern sicut eadem expositio subjungebat, Fratres excommunicati,<br />
aliique eis adhærentes prædicti in sua rebellione et pertinacia cum suo Provinciali<br />
adhuc perseverent, adeo ut duo Provinciales in dicta Provincia Ara goniæ<br />
habeantur, ac exinde graves in ea perturbationes et inquietudines cum magna<br />
non solum eorum qui in ipsa Congregatione Fratrum Descalceatorum, sed etiam<br />
aliorum qui extra eam sunt, offensione exortae sint. Nobis propterea dicti Exponentes,<br />
ut dissensionibus quibus dicta Provincia Aragonia agitatur finis imponatur,<br />
humiliter supplicari fecerunt ut in præmissis<br />
1 Arch. gen., carp. A.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 397<br />
opportune providere et ut infra indulgere de benignitate Apostolica digneremur.<br />
Nos igitur, eorumdem Exponentium votis hac in re, quantum cum Domino<br />
possumus, favorabiliter annuere volentes, et eorum singulares personas a quibusvis<br />
excommunicationis, suspensionis et interdicti, aliisque ecclesiasticis sententiis,<br />
censuris et pænis a jure vel ab homine quavis occasione vel causa latis, si<br />
quibus quomodolibet innodate existunt, ad effectum præsentium dumtaxat consequendum,<br />
harum serie absolventes et absolutas fore censentes, hujusmodi supplicationibus<br />
inclinati, de memoratorum Cardinalium, qui, partibus informantibus,<br />
supra dictum Capitulum Generale confirmandum, et pro illius sanatione ad<br />
cautelam Nobis supplicandum esse censuerunt, consilio, Capitulum Generale<br />
prædictum auctoritate Apostolica tenore præsentium confirmamus et approbamus,<br />
eique inviolabiles Apostolicæ firmitatis robur adjicimus, ac illud, quatenus<br />
opus sit, ad cautelam sanamus et convalidamus, ac omnes et singulos juris et facti<br />
defectilsvi que desuper quomodolibet intervenerint, supplemus, salva tamen<br />
semper impremissis auctoritatæ dictæ Congregationis Cardinalium. Decernentes<br />
easdem præsentes litteras firmas, validas et efficaces existere et fore, suosque<br />
plenarios et íntegros effectus sortiri et obtinere, ac illis ad quos spectat et spectavit<br />
in futurum, in omnibus et per omnia plenissime suffragari, et ab eis respective<br />
inviolabiliter observari, sicque in præmissis per quoscumque Judices Ordinarios,<br />
et Delegatos etiam Causarum Palatii Apostolicæ Auditores, judicari et definiri<br />
debere ac irritum et inane, si secus super his a quoquam quavis auctoritate<br />
scienter vel ignoranter contigerit attentari. Non obstantibus præmissis, ac Constitutionibus<br />
et Ordinationibus Apostolicis, necnon quatenus opus sit, Ordinis ac<br />
Congregationis Fratrum Discalceatorum, et Provinciæ Præfatorum, aliisve quibusvis<br />
etiam juramento confirmatione Apostólica, vel quavis firmitate alia roboratis<br />
Statutis, et Consuetudinibus, Privilegiis quoque, Indultis et Litteris Apostolicis<br />
in contrarium præmissorum quomodolibet concessis, confirmatis et innovatis.<br />
Quibus omnibus et singulis, illorum tenores præsentibus pro plene et sufficienter<br />
expressis, et ad verbum insertis habentes, illis alias in suo robore permansuris<br />
ad præmissorum effectum ac vice dumtaxat specialiter et expresse derogamus,<br />
cæterisque contrariis quibuscumque. Datum Romæ apud Sanctam Mariam
398<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Majorem sub annulo Piscatoris, die X Aprilis M.DCXCV Pontificatus nostri<br />
Anno Quarto.<br />
Loco<br />
Sigilli.<br />
I. F. CARD. ALBANUS<br />
Pues bien; habían concurrido al convento de Calatayud, además de N. P. Vicevicario<br />
General, y otros cuyos nombres no hemos averiguado, el P. Fr. Martín de<br />
San Florencio, Provincial; Fr. José Antonio del Espíritu Santo. Fr. Francisco del<br />
Espíritu Santo, Fr. Domingo de la Virgen del Pilar, Fr. J<strong>org</strong>e de la Ascensión, Fr.<br />
Isidoro de Jesús María, Fr. Nicolás de San Juan Bautista, Fr. Felipe de San Agustín,<br />
Fr. Diego de San Buenaventura, Fr. José de San Agustín y Fr. José de Jesús María.<br />
Ignoramos si redactaron algunas actas. En cuanto a elecciones, también nos declaramos<br />
incapaces de deslindar las válidas de las nulas; pero allá van los nombres y<br />
los empleos que hemos visto en distintos documentos, y con fecha muy adelantada,<br />
durante el trienio; lo cual nos hace conjeturar que corresponden a los nombramientos<br />
legítimos o que fueron legitimados. Padres Fr. José de Jesús María, Provincial;<br />
Fr. José de la Ascensión y Fr. Carlos de la Concepción, Definidores; Fr. Gabriel de<br />
Santo Tomás de Villanueva, Prior del convento de Barcelona; Fr. Tomás de San<br />
José, del de Zaragoza, y Fr. Pedro de San Agustín, del de Valencia.<br />
La discordia siguió en la Provincia hasta que Roma falló inapelablemente. Entonces<br />
se sosegaron los ánimos, reconocieron a los Prelados legítimos y, levantadas<br />
las penas, volvió a su cauce ordinario el ruidoso desbordamiento de las pasiones e<br />
ignorancias humanas.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En virtud del Breve llamado del cuatrienio, tocábale a la Provincia de la Candelaria,<br />
en este año de 1694, en que se cumplía el bienio, congregarse en Capítulo<br />
Intermedio, y así lo hizo, a 30 de Abril, en el Colegio de Bogotá. Se verificó, pues,<br />
dicho Capítulo y se reglamentó algo la etiqueta o prácticas que se guardarían cuando<br />
a nuestra iglesia llegase comunidad extraña a celebrar alguna función, con lo<br />
cual los Capitulares trataban de conservar el decoro social y
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 3 399<br />
a la vez de no perjudicarse con compromisos; y así, ordenaron que a las funciones<br />
especiales de los extraños asistieran sólo seis coristas con el P. Vicerrector y<br />
no toda la comunidad.<br />
También dictó un estatuto en que tasábanse los gastos que habían de hacerse en<br />
la fiesta de San Nicolás de Tolentino, titular de la iglesia. Guiados nuestros conventuales<br />
de la gran devoción que a este hijo de Agustín profesaban, no calculaban ni<br />
reparaban en cuestión de gastos, porque se habían propuesto celebrar su fiesta en<br />
Bogotá talmente, que ninguna otra función le hiciera ventaja, por más que fuese de<br />
la comunidad más rica. En esto influía grandemente el ir apellidados muchos de<br />
nuestros religiosos con el nombre del gran taumaturgo de Tolentino. Empero, en<br />
atención a la suma pobreza en que se vivía y la enormidad de los gastos que demandaba<br />
la obra, el Capítulo de 1694 reguló estos impulsos devotos, que tendían al<br />
boato con perjuicio de la economía doméstica. Después que pasó el tiempo de carestía,<br />
fué en aumento la pompa de esta fiesta, tanto, que resultó una de las más<br />
espléndidas y devotas de toda la capital.<br />
Arreglados estos puntos, pasaron los Capitulares a las elecciones. Llama la<br />
atención que, vacando casi siempre muchos de los oficios durante el bienio, en éste<br />
apenas hubiera por llenar el Subpriorato de la Popa y el Vicerrectorado de Bogotá,<br />
los cuales fueron provistos en personas muy competentes.
ARTÍCULO IV<br />
Un Misionero ilustre.<br />
Sumario: Una visita a Casanare.– Auto de visita.– Vida del Hermano Fr Cristóbal de San José.–<br />
Datos de su primera edad.–Contrae matrimonio y enviuda.– Profesa en El Desierto.–<br />
Sale con los primeros misioneros a Casanare, su patria.– En Santiago y en San Guillermo.–<br />
Entabla doctrinas nuevas.– Corazón de héroe.<br />
Ocurre además consignar en este año el buen estado con que marchaban las<br />
misiones de los Llanos de Casanare, ya que nos da ocasión la visita que a ellas hizo,<br />
a 27 de julio, Don Lucas Ibáñez, quien extendió el siguiente auto que nos honra<br />
muy mucho 1 :<br />
"Certifico yo el Maestro D. Lucas Ibáñez, Guerrero, cura Vicario de los pueblos<br />
de Pisva y Pava, Juez Colector, Comisario de la Santa Cruzada, Visitador<br />
eclesiástico del Gobierno de Santiago de la Atalaya por el Ilmo. y Rvmo. maestro<br />
D. Fr. Ignacio de Urbina del Consejo de Su Majestad, dignísimo Arzobispo<br />
de este Reino, cómo, en continuación de mi visita, llegué a este pueblo de Santa<br />
Bárbara de Sabana Alta, Doctrina de la Recolección descalza de Nuestro P. San<br />
Agustín, de que es cura el Rdo. P. Fr. José (le San Nicolás y fue el día veinte y<br />
seis, donde fui recibido, y el siguiente leyeron los edictos en la iglesia, y visitada<br />
la hallé y reconocí muy decente y adornada de las alhajas necesarias para la celebración<br />
del culto divino; teniendo como tiene los ornamentos, aseo y limpieza<br />
que vi ocular y personalmente en el inventario que se hizo. Y habiendo pasado al<br />
examen de los indios naturales del dicho pueblo, los hallé bien instruidos y educados<br />
en todos los Misterios de nuestra Santa Fe católica y Religión Cristiana,<br />
viviendo en sus casas y pueblo políticamente congregados; y me consta que dicho<br />
Padre, su cura, sabe el idioma achagua, y me dijeron dichos indios sabia<br />
1 Arch. de la Colonia Bogotá, secc. convs.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 401<br />
otro, muy esencial para el atractivo que les es en su voluntad la persona que<br />
les habla en él; de que se sigue la facilidad con que aprenden los chontales la<br />
predicación Evangélica, y todo resulta en servicio de Dios Nuestro Señor y salvación<br />
de la almas. En que por todo lo referido se reconoce haber cumplido con<br />
las obligaciones de su oficio, según y como lo manda Su Majestad por sus cédulas<br />
y ordenamientos reales, y le son muy debidas las gracias, y condigno de las<br />
ocupaciones, en que tan bien sabe darles cumplimiento. Y por ser cierto y constante,<br />
doy la presente en el pueblo de Sabana Alta, firmada de mi nombre y refrendada<br />
de el presente Notario, en 29 de julio de 1694. Mr. D. Lucas Ibáñez,<br />
Guerrero —Rubricado— Ante mí D. Francisco de Zamora. Notario— Rubricado".<br />
Por este documento vendráse en más firme conocimiento de la conducta de los<br />
misioneros, quienes a fuerza de sacrificios personales y pecuniarios lograban fundar<br />
pueblos con iglesias, a las que no faltaba nada de lo necesario para el sagrado culto,<br />
cual conviene a la santidad del ministerio. Que en estas santas empresas sacrificaban<br />
a veces los religiosos los haberes de la Provincia, porque andaban descuidados<br />
los empleados del tesoro real para pagar las cuotas asignadas a las misiones, veráse,<br />
así como otras cosas honrosas a nuestro hábito en los documentos que a continuación<br />
copiaremos, hallados en el archivo nacional de Bogotá, sección conventos.<br />
Que esos honrosos testimonios procedan de alguna solicitud o petición del P. Misionero<br />
no debe causar admiración por cuanto no buscaba alabanzas propias, sino<br />
alabanzas que redundaban en pro de su Orden y en beneficio de la verdad histórica<br />
que trataban de obscurecer los émulos a cada paso.<br />
"Señor Visitador general.<br />
"Fr. José de San Nicolás religioso descalzo de mi Padre San Agustín, cura<br />
doctrinero de este pueblo de Santa Bárbara de Sabana Alta, Prior misionero en<br />
esta Provincia de Santiago de la Atalaya, en nombre de mi Religión digo: que estando<br />
como está ésta dedicada a las misiones y reducciones de infieles, de tierra<br />
adentro, cumpliendo yo con esta obligación, entré en dos ocasiones, como es público<br />
y notorio en esta jurisdicción, llevando en mi compañía al Capitán Domingo<br />
Olalla, exponiendo mi vida a los peligros e
402<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
incomodidades de tierra tan áspera, inabitable y desierta. De cuyas diligencias<br />
resultó haberse traído a estas partes una parcialidad de indios, los cuales habiendo<br />
llegado a tiempo en que se comenzaban a demorar los de Iximena (que hoy<br />
son de la real corona) se volvieron temerosos a retirar. Y por la pobreza de mi<br />
religión, y no haber podido percibir los rescates con que Su Majestad ayuda a las<br />
misiones en su real caja de Santa Fe, no se ha podido repetir dicha misión, porque<br />
faltando los medios de dichos rescates, que son el atractivo de los infieles,<br />
no tienen efecto nuestros deseos. Y siendo esto de nuestra obligación e instituto,<br />
y en quien lo tiene encomendado su Majestad, estamos prontos a llevarlo adelante<br />
cuanto fuere de nuestra parte, como lo hacemos en esta y en la doctrina de<br />
Iximena con todo lo que es anejo y pertenecientes a curas. Lo cual consta a V.<br />
Merced por la visita que ha hecho en esta ocasión. Y aunque lo más que refiero<br />
arriba es público y notorio, se ha de servir, como lo suplico de mandar lo certifiquen<br />
y jurar dicho Capitán y las demás personas que lo saben. Y como lo ha visto,<br />
sabido y entendido, darme su informe para los efectos que convengan a mi<br />
Religión, y se aliente el fervor de nuestra voluntad, que por falta de ésta ni de religiosos<br />
no quedará, siempre que su Majestad sea servido de ayudarles, como lo<br />
confío de su piadoso celo.<br />
"Por lo cual a V. Merced pido y suplico se sirva darme el dicho escrito constándole<br />
a S. Merced la verdad, para ocupación y servicio de la Religión, etc.".<br />
A continuación siguen las testificaciones:<br />
"En el pueblo de Sabana Alta en dicho día, mes y año, el Reverendo P. Prior<br />
Fr. José de San Nicolás, para la justificación mandada hacer, presentó por testigo<br />
ante mí el Presidente Notario al Capitán y Sargento Mayor Miguel Sánchez de<br />
Alarcón, vecino de esta ciudad, del cual recibí juramento por Dios Nuestro Señor<br />
y una señal de Cruz que hizo en forma de derecho, y leídole la petición, a su<br />
tenor dijo que lo que sabe es que ha visto como el dicho Reverendo Padre, cumpliendo<br />
con la obligación de misionero, entró en dos ocasiones, la tierra adentro,<br />
a fin de reducir almas a nuestra fe católica, sacándolas de la infidelidad y ritos<br />
contrarios a ella, exponiendo su vida y persona a los riesgos manifiestos, y
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 403<br />
las incomodidades notorias que se padecen en semejantes viajes a que ha<br />
acudido con mucha vigilancia y tiene por cierto que si hubiera sido ayudado en<br />
los rescates que da Su Majestad para dichas misiones las hubiera continuado por<br />
el celo que muestra en ellas, siendo su persona tan a propósito, por ser lenguaraz<br />
en el idioma achagua, y estar vaquiano y hecho en esta tierra a los mantenimientos<br />
silvestres y trabajos que se pasan. Del efecto de dichas entradas, en una de<br />
ellas sacó dicho Padre una tropa de infieles, los cuales reconociendo que se demoraban<br />
los de Iximena de su nación, temieron les sucediera lo mismo, y se retiraron<br />
lo cual no fue de culpa de dicho Padre, y le quedó el mérito del trabajo que<br />
sin duda se lograra, a no haber acaecido lo referido; y que le consta la prontitud<br />
con que se halla para cuando se fomenten las dichas misiones; y que esto es lo<br />
que sabe, y dice la verdad para el juramento que dicho tiene. En que se afirmó y<br />
ratificó, y dijo ser de edad de cincuenta y seis años poco más o menos, y los firmó:<br />
Miguel Sánchez de Alarcón. Rubricado, D. Francisco de Zamora, Notario,<br />
Rubricado".<br />
Basta de certificaciones. Esta no más copiamos para que se vea cómo los religiosos,<br />
después de lograr formar pueblo, no se entregaban a gozar de sus triunfos,<br />
sino que celosos seguían en el camino de las penas tratando de aumentar el rebaño<br />
de Cristo; no se formaban más pueblos por carencia de recursos. Del erario de la<br />
nación nada o muy poco podían esperar los misioneros; y sabido es que para esta<br />
clase de empresas se necesitan cuantiosos bienes temporales, porque a los salvajes<br />
no se les conquista con razonamientos ni con promesas, sino con dádivas, con hartura<br />
de comida y sobra de descanso. Es imposible formarse idea cabal de lo rudo de<br />
la empresa, de lo fácilmente que se malogra todo el trabajo y de los desconsuelos<br />
que sufre el religioso en estas faenas, sin haberlo experimentado personalmente.<br />
Para demostración de esta, vamos a traer la biografía del Hermano Lego Fr.<br />
Cristóbal de S. José, inserta en la Historia de la Provincia de la Candelaria 1 , biografía<br />
que, si bien por razón cronológica<br />
1 Tom. II, pág. 183.
404<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
encajaría mejor en otro lugar, pero no desdice de éste porque sirve de explicación<br />
de los sucesos apuntados en este año de 1694.<br />
Descubrimos en él la particularidad de que fué casanareño por su nacimiento,<br />
como si el cielo hubiera querido dar a Casanare un apóstol en vida y un intercesor<br />
después de muerto para que aquella infeliz región que ha sido siempre menospreciada<br />
por su ardiente y malsano clima, no quedase sepultada en los abismos de la<br />
barbarie, y a ella acudieran intrépidos hijos del claustro a guerrear contra los de las<br />
selvas para uncirlos al carro de la divina Redención.<br />
Del individuo que nos ocupa la atención poco sabemos que nos guíe en el laberinto<br />
en que hallamos las primeras huellas de su vida. Brilla en el ocaso de la existencia;<br />
su oriente está nublado y apenas despide por entre los nubarrones del olvido<br />
ráfagas de luz que indican haber sido toda su vida conforme con el último período.<br />
Hemos podido averiguar que nació al mundo en Santiago de las Atalayas, a fines<br />
del siglo XVI, es decir, por el año 1584, y que recibió educación muy cristiana<br />
adornada de suficientes conocimientos literarios. En su apellido está sellada la memoria<br />
de una de las primeras familias españolas que fueron a poblar la incipiente<br />
ciudad de Santiago. Vivió ocupado en empresas industriales y desempeñando cargos<br />
públicos; contrajo matrimonio, en el cual tuvo un hijo llamado Juan López de<br />
Alarcón y dos hijas. De lo restante de su existencia se ignora todo menos que enviudó,<br />
y, desengañado de las ficciones de este mundo, trató de buscar un camino<br />
expedito para enriquecer su alma con tesoros que no pudiera destruir la polilla, por<br />
lo cual, al considerar la desgracia de tantas almas perdidas en las selvas de la idolatría,<br />
ardió su corazón en las llamas de la misericordia. Conjeturamos que Dios le<br />
inspiró la vocación de ser Agustino Recoleto poniéndo un modelo adecuado a la<br />
situación de su pasada vida, que fué el venerabilísimo P. Delgado, cuyo nombre y<br />
cuyos hechos estaban palpitantes en todo el Reino de Nueva Granada.<br />
¡Extraña coincidencia! El P. Fr. Mateo deja con su muerte un vacío inmenso,<br />
cuando a la puerta del claustro se presenta Fr. Cristóbal, viudo también, ofreciendo<br />
un mundo de consuelos y virtudes; el nombre del P. Mateo pasa a la lista de los<br />
muertos que triunfan, y el de López de Alarcón a la de los vivos que batallan.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 405<br />
Examinada con espacio la vocación que decía tener al hábito, y después de recomendar<br />
a los parientes la suerte de sus hijos, se dirigió al convento de El Desierto,<br />
en el que permaneció algún tiempo sirviendo en los oficios más humildes hasta<br />
que se evacuaron las diligencias relativas a su admisión en el noviciado. Rara y<br />
poco agradable a los ojos del mundo podía parecer tan extraña resolución: pero<br />
nuestro buen Jesús, que mueve los corazones de todas las criaturas, no es aceptador<br />
de personas, y ha puesto en los claustros un asilo también para aquellas almas que,<br />
después de bogar por el siglo como nave sin brújula, quieren entrar en el tranquilo<br />
puerto de la perfección espiritual. La vida es un océano amargo, el amor es un bajel,<br />
y el claustro, el arsenal más perfecto del amor.<br />
Aunque el Hermano Cristóbal entró en la viña del Señor a la hora undécima,<br />
supo afanarse tanto en las labores de su alma, que mereció el jornal adjudicado a<br />
los madrugadores; pues en el tiempo del noviciado y después de profeso estuvo<br />
ardiendo en la emulación que inspira el Espíritu santo y que tiende a sobrepujar a<br />
los demás en el fervor de las obras. Diligente en los oficios que le encomendaban,<br />
muy sumiso a la voz de la autoridad, humilde hasta reputarse indigno de cohabitar<br />
con sus hermanos y resuelto a obedecerles por ínfimos que fuesen, devotísimo y<br />
modesto en los actos de comunidad, abstraído del trato de seglares, estas fueron las<br />
cualidades de su espíritu.<br />
Desde el puerto de la Religión veía, libre ya de las turbulencias del siglo, cómo<br />
las generaciones de los mundanos se agolpan con incesante flujo y reflujo hacia el<br />
sepulcro, se confunden y mezclan como las olas hinchadas del mar y se deshacen<br />
en la playa de la muerte. ¡Qué bien comprendía entonces la verdad que entrañan<br />
estas palabras de N. P. San Agustín! 1 : "Un torrente representa el paso de la raza<br />
humana sujeta a la muerte. Así como el torrente se forma de la lluvia, sale de su<br />
cauce y pasa corriendo, es decir, termina su carrera, así va el curso de la vida...<br />
¿Qué cosa estable hay en la tierra? ¿Qué no declina con rapidez? ¿Qué no vuelve al<br />
abismo como las lluvias del torrente vuelven al mar? Aguas dulces<br />
1 In psal X, 7.
406<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y frescas son las del torrente, como dulces son los encantos del mundo, pero las<br />
aguas del torrente se vuelven amargas, y los encantos del mundo envenenan el corazón<br />
humano".<br />
Con estas reflexiones mezclaba el recuerdo de su país natal; el recuerdo de la<br />
inmensa y misteriosa llanura casanareña le traía la imagen de Dios Creador del paraíso<br />
y Creador también del valle de Josafat, que ama al hombre haciéndolo feliz,<br />
cuando es inocente, y lo condena inexorable, si no persevera en la santidad de vida.<br />
Y pensaba en las miserables tribus de gentiles que había visto muchas veces cruzar<br />
las pampas como manadas de fieras; y, al ver la imagen del Divino Redentor extendiendo<br />
los brazos para que entrasen en los dominios de la Redención, se le comprimía<br />
el pecho de dolor y daba salida con la plegaria a los afectos en beneficio de<br />
los infieles. Tales consideraciones en un hombre curtido por los años, de rostro macilento,<br />
consagrado a las austeridades, de andar acompasado, grave en sus palabras,<br />
en el coro muy fervoroso, y respetado por todos con esa especie de veneración que<br />
infunde la virtud, no podían menos de producir en su ánimo grandes y generosas<br />
resoluciones, y en la comunidad de El Desierto hermosas esperanzas.<br />
Preparación para el combate fué la época de su vida conventual hasta el año<br />
1654, en que habiéndose reunido en Santa Fe el Señor Arzobispo, el Presidente de<br />
la Real Audiencia, un Oidor y los Prelados de las Religiones, entre los cuales figuró<br />
N. P. Comisario Fr. Juan Losada de San Guillermo, determinó la junta entregar las<br />
misiones de Santiago de las Atalayas al Instituto recoleto. Fué lo primero que pensó<br />
el P. Fr. Juan al aceptar este partido, destinar al Hermano Fr. Cristóbal a la nueva<br />
empresa, porque sabía que la ejemplar vida de su súbdito sería una palanca poderosa<br />
para la conversión de los infieles; y como las autoridades civiles y las personas<br />
pudientes de Santiago estaban estrechamente emparentadas con él, tenía que resultar<br />
de grande provecho su presencia para la debida instalación de los misioneros y<br />
para sus empresas catequísticas.<br />
Pero ¿querría prestarse a ello el Hermano casanareño? ¿Podría, aunque quisiera,<br />
ser provechoso a la misión? Su edad era de 70 años. En el camino del amor de<br />
Dios no se atiende a los años del cuerpo; cuanto más cargada está el alma de virtudes,<br />
tanto más joven y vigoroso
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 407<br />
es el corazón. La vida del espíritu finiri non potest, praecidi non potest, corrumpi<br />
non potest, nec pluvia, nec diluviis, nec a latronibus obsideri: Ambula in<br />
Christo, ambula, ha dicho el santo Obispo de Hipona 1 . Anda en nombre de Cristo,<br />
anda. Tal era la voz que oía Fr. Cristóbal en el fondo de su pecho. Lejos de amedrentarse,<br />
pues, el Hermano al saber los pensamientos del prelado, gozó, porque<br />
veía realizado el sueño dorado de su alma.<br />
Organizada la expedición, partió en compañía de los Padres misioneros, llegó a<br />
Santiago de las Atalayas, que había de ser el centro de operaciones, y los vecinos<br />
no se cansaban de alabar a Dios al ver al antiguo D. Cristóbal López de Alarcón,<br />
convertido en religioso, que no pensaba más que en santificar su alma y reducir las<br />
tribus nómadas al redil de Jesucristo. Sus hijos andaban <strong>org</strong>ullosos de tener tal padre,<br />
pero él en tanto los apreciaba en cuanto le eran útiles para cumplir los designios<br />
del cielo.<br />
De ellos se sirvió y de los parientes para moralizar la parroquia de Santiago y<br />
preparar la reducción de los gentiles; ejercía sobre ellos autoridad en orden a que<br />
fueran buenos cristianos y evitasen los escándalos del pueblo; y como las familias<br />
principales le estaban ligadas con el vínculo de parentesco o de la amistad, bien<br />
pronto se notó en la población notable mejora de costumbres. Los salvajes recién<br />
convertidos que vivían en Santiago o en alguna de las encomiendas eran muy atendidos<br />
por estas familias, y mostraba el Hermano Fr. Cristóbal especial celo en visitar<br />
los talleres de hilados y tejidos allí instalados y los campos de agricultura para<br />
que los indios que trabajaban fuesen tratados como convenía.<br />
Mas, no satisfecho aún el religioso anciano, comenzó a tratar de la fundación<br />
de nuevas poblaciones; iba a los parajes en donde se decía haber indígenas, mandaba<br />
indios comisionados para que sacasen a otros de los desiertos, conseguía ropa y<br />
regalillos para atraer a los rebeldes, interesaba a las autoridades para que proveyesen<br />
lo necesario a este fin, destinaba algunos ratos a estudiar la lengua achagua para<br />
catequizarlos y, sobre todo, aplicaba el vaso de su alma a<br />
1 De tem. Ser. XLIX.
408<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
la llaga del costado de Cristo para llenarlo de santidad y derramarla sobre las<br />
almas de los que idolatraban en el pecado.<br />
En su correspondiente lugar se da razón de los principios y progresos de la misión<br />
de San Guillermo de Sabana Alta 1 : ahora añadiremos en honor del Hermano<br />
Cristóbal de San José que a él se debió gran parte del fruto, por lo conocedor que<br />
era de la región, por lo edificativo de sus acciones y por los trabajos expedicionarios<br />
que se impuso. Con doscientos veinte indios se formó esta primera doctrina;<br />
luego, como efecto de las diligencias del Hermano lego, agregáronse cincuenta y<br />
dos más.<br />
Ya que la reducción de San Guillermo quedó sólidamente establecida, al frente<br />
del P. Fr. Gabriel de San Juan Bautista, el fervoroso apóstol concibió el pensamiento<br />
de internarse en el corazón de la llanura para proseguir las conquistas y plantificar<br />
nuevos pueblos en las tribus achaguas. ¿Pero qué le movía al bendito anciano a<br />
pensar en tan asombrosa empresa? ¿No tenía ya cerca de 80 años de edad? Los tenía,<br />
mas era muy cierto que si él mismo no encabezaba una expedición con el fin de<br />
buscar a los indios y tratar de su reducción, ésta no se efectuaría nunca o tardaría<br />
muchísimo, y por tanto creía que demorar era hurtar a Dios tiempo.<br />
Según consta de documentos del archivo provincial de Bogotá, antes del año<br />
1662 fueron enviados al otro lado del Meta algunos indios achaguas, que en años<br />
anteriores dejaron las selvas para agregarse a la cristiandad de Santiago de las Atalayas;<br />
los cuales llevaban la comisión de anunciar de parte de los misioneros y del<br />
Gobernador y Capitán General de aquellas provincias, D. Pedro Ordóñez y Vargas,<br />
Valdelomar, que los españoles deseaban tener a todos los achaguas en la ciudad<br />
para hacerlos cristianos y vasallos del Rey católico, con lo cual conseguirían grandes<br />
ventajas para la vida y sobre todo la salvación eterna que Jesucristo, Redentor<br />
de los hombres, tenía prometida a los que guardasen los santos mandamientos.<br />
Iban, pues, su camino los referidos achaguas con sus familias evitando las sabanas<br />
habitadas por los indios chiricoas, de raza guahiva, que eran enemigos declarados<br />
de las tribus achaguas, cuando cayeron<br />
1 Conjeturamos que sea el pueblo hasta ayer llamado Barroblanco y hoy Tauramena.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 409<br />
en sus manos, y después de expropiarles todo lo que llevaban, robáronles las<br />
mujeres, que tal es su principal botín. Tres de los asaltados fueron asesinados, y<br />
salváronse los restantes, que huyeron precipitadamente, con tal miedo, que no se<br />
atrevieron a volver a Santiago y se quedaron entre las tribus de su origen haciéndose<br />
pregoneros de los peligros que habían tolerado en el viaje. Llegó a Santiago la<br />
noticia de lo sucedido, produciendo en el ánimo de los misioneros, y particularmente<br />
del Hermano Fr. Cristóbal, desconsuelo grandísimo, quien principió a dirigir al<br />
cielo, por medio de la oración, más apretadas instancias, y también al Gobernador<br />
nuevos empeños para que, por medio de otras tentativas, se actuase la anhelada<br />
conversión de los achaguas. Ello fué parte a que el P. Fr. Juan de San Buenaventura,<br />
Cura interino y Superior de las misiones, ayudado de la autoridad civil, se moviera<br />
a enviar más emisarios que anunciaran la buena nueva a los bárbaros que se<br />
pretendía catequizar. Así, pues, en el año 1662 quedaron despachados dos achaguas,<br />
a quienes se les obligó a dejar las familias en la ciudad de Santiago, ya para<br />
obviar inconvenientes de viaje, ya para ponerlos en la precisión de que tornasen una<br />
vez hecha la embajada. Pasaron dos años, y los comisionados no volvían; probablemente<br />
habían sufrido idéntica suerte que los anteriores.<br />
Comenzó el Hermano Fr. Cristóbal a oír otra vez en su corazón aquella voz<br />
misteriosa que le decía: Ambula in Christo, ambula. Anda en nombre de Cristo,<br />
anda, porque aunque tengas 80 años, todo lo podrás en Aquél que te conforta; anda,<br />
que en mi nombre arrojarás de los infieles el ídolo de la gentilidad, destruirás las<br />
serpientes de los vicios, y si a la sed de tu amor se presentaren empozoñados peligros<br />
y adversidades, no te dañarán. Convencido el anciano de que Dios quería valerse<br />
de él para negocio tan arduo, expuso su propósito al P. Fr. Juan de San Buenaventura,<br />
quien, acatando la divina voluntad y considerando los tesoros de virtud<br />
que estaban guardados en el pecho de su súbdito Fr. Cristóbal, ot<strong>org</strong>óle su licencia<br />
y comenzó a preparar lo conveniente para la expedición. Cuando el público se enteró<br />
del proyecto, mucho tuvo que sufrir el valiente misionero para vencer las objecciones<br />
y reparos que sus parientes y todos los vecinos de Santiago le hicieron. El<br />
Hermano busca la muerte, decían,
410<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y será infructuosa, porque no podrá lograr lo que desea; es muy anciano y no<br />
tendrá alientos para resistir el calor sofocante, la mala alimentación, la escasez de<br />
agua potable, las noches pasadas a la intemperie y acribillado de mosquitos y otras<br />
plagas; los guahivos lo van a asesinar, los achaguas estarán mal dispuestos a recibir<br />
el evangelio porque en las expediciones que han practicado las tropas españolas los<br />
extorsionaron. A estas razones que dictaba en parte la experiencia y en parte el crecido<br />
cariño que profesaban los de Santiago al ejemplar y caritativo Fr. Cristóbal,<br />
agregábanse los llantos suplicantes de sus propios deudos.<br />
"Había tantas dificultades, que parecía imposible ir; y dijo un eclesiástico que<br />
estaba desesperado el Hermano Fr. Cristóbal de San José por pretender entrar",<br />
léese en un documento inédito 1 . Pero atendiendo a la voz secreta de su conciencia<br />
que le decía: Anda en nombre de Cristo, anda, logró vencer a todos de que había de<br />
llevar a cabo su proyecto aunque peligrara su vida.<br />
Viendo, pues, los cristianos de Santiago, que era imposible de todo punto atajar<br />
al fervoroso apóstol en su empresa, trataron de hacérsela lo más obvia que se pudiese,<br />
con cuyo objeto el Gobernador D. Pedro Ordóñez costeó casi todo el bastimento<br />
y provisiones para el dilatado viaje, y los vecinos diéronle conservas, quesos, sal,<br />
ropas y baratijas para que regalara a los infieles. Las dos hijas de Fr. Cristóbal ayudaron<br />
con un becerro cebón grande, bizcocho y otros avíos; el hijo Juan López de<br />
Alarcón, haciendo gustoso sacrificio, se ofreció a acompañar en la expedición a su<br />
venerando padre, poniéndose al frente de catorce achaguas, que debían escoltar la<br />
marcha y la conducción de siete cargas que iban en acémilas pertenecientes a la<br />
misión.<br />
Pero veamos el final de esta arriesgada expedición en el artículo siguiente.<br />
1 Arch. prov. Mis.
ARTÍCULO V<br />
Prosíguese la vida del Hermano Alarcón.<br />
Sumario: Descripción de Casanare.– Excursión apostólica.– Intérnase Fr. Cristóbal en el Airico.–<br />
Regresa a Santiago.– Una carta del Gobernador.– Carta del Hermano expedicionario.–<br />
Conatos de segundo viaje.– Fundación del pueblo de Iximena.– Documentos honrosos.–<br />
Deja las misiones.– Acaba su larga vida.<br />
Primero que hablemos de la expedición apostólica del Hermano Fr. Cristóbal,<br />
bueno será, y puesto en razón, que describamos el teatro de operaciones. Entre los<br />
Padres jesuitas y los nuéstros estuvo repartida la administración espiritual de Casanare;<br />
la región de Santiago de las Atalayas pertenecía a nuestra jurisdicción por este<br />
tiempo. La capital, que lo era Santiago, capital de sí misma, diremos, pues no había<br />
centro alguno de vivientes civilizados sino a muchas jornadas de distancia, hallábase<br />
rozando con la inmensa llanura casanareña; el llano, en toda su majestuosa salvajez,<br />
estaba dominado por esta población, muy cerca de la cual se levantan unos<br />
montículos o serranía de caprichosa forma, los que, al imitar atalayas, diéronle<br />
nombre. El territorio de estas misiones comprendía dos partes geográficas distintas:<br />
la serrana o montuosa y la llana o pampera. La serranía tien variados climas y temperaturas,<br />
según la altura sobre el nivel del mar; por lo regular, no hace mucho calor<br />
ni mucho frío en ninguno de sus puntos; no es sano el territorio, sobre todo el<br />
que se avecina al llano; es selvático casi todo, está cruzado por ríos y torrentes que<br />
bajan despeñados hacia la llanura; abunda en culebras y reptiles ponzoñosos.<br />
El clima de la sección baja es malísimo y caluroso; sube el termómetro a más<br />
de 32º sobre cero todo el año; engendra miasmas que producen con frecuencia la<br />
fiebre palúdica; reina también allí la tisis, el beri-beri, la pulmonía, la anemia, la<br />
disenteria y muchas
412<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
enfermedades al hígado y al bazo. En la época invernal, que empieza en Abril y<br />
termina en Noviembre, llueve casi diariamente y con abundancia; los ríos, que son<br />
grandísimos, vierten derrames por las pampas, de modo que se forman algo así como<br />
mares.<br />
En estos ríos y esteros tienen su vivienda los caimanes, caribes, rayas, tembladores,<br />
toninas, etc. En los bosques y pajales abundan las culebras de mortal veneno,<br />
como la cascabel, coral, mapanare y otras varias; además de otras de gran tamaño,<br />
como los pitónidos y boas, que, si no son venenosas, constriñen y engullen presas<br />
del porte de un becerro añal. Sin embargo, las culebras más abundan en la parte alta<br />
que en la baja, porque allí tienen más ventajas biológicas: en los llanos, aparte de<br />
los bosques, apenas tienen en invierno donde guarecerse de las inundaciones y en<br />
verano de las quemas de los inmensos pajales. En cambio abundan aquí los tigres,<br />
los osos, las dantas y otras clases de animales peligrosos.<br />
La parte llana de Casanare tiene unos seis millones de hectáreas, cruzadas en<br />
todas direcciones por fajas de arbolado y por ríos; la formación del terreno es de<br />
arenas porosas, de transporte o sea de aluviones que se asientan uniformes en una<br />
capa arcillosa, caliza, de unos doce metros de espesor.<br />
Tocante al número de habitantes de Casanare, nunca han parecido fundados los<br />
cálculos de algunos viajeros, que imaginaron turbas compactas de indígenas que se<br />
arremolinaban y se apretaban como si no cupiesen en los seis millones de hectáreas<br />
de llanura. El censo populoso de Casanare es un mito: nunca fueron muchos sus<br />
habitantes ni pudieron serlo; si hoy tiene dieciseis mil, hace tres siglos ni la tercera<br />
parte poseía; esos millares de tribus y naciones indígenas que diz poblaban ciudades<br />
y ciudades, no existieron. El clima deletéreo, el campo con poco terreno de cultivo,<br />
el vivir errante de los indios, las guerras intestinas y frecuentes que entre sí<br />
tenían, las epidemias que los diezmaban, son factores que no tuvieron en cuenta<br />
algunos historiadores para calcular el censo de población. Nunca estuvo muy habitado<br />
Casanare, ni pudo estarlo, lo repetimos; y téngase en cuenta esto, que explica<br />
por qué fundaron pocos pueblos por esta región de las Atalayas los misioneros.<br />
Ardía el venerable Lego en deseos de acometer el proyecto de buscar
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 413<br />
a los salvajes, mas, a fuer de avisado, no emprendió marcha hasta recibir formal<br />
mandato de su prelado, Fr. Juan de San Buenaventura, para que todos sus pasos<br />
y las más insignificantes acciones adquirieran el merecimiento infinito que tiene la<br />
obediencia. El P. Superior ordenóle, pues, que fuera a cumplir los designios divinos,<br />
y llegado el tiempo de partir, que fué a principios del año 1664, ante una muchedumbre<br />
de gentes que deseaban despedir a los expedicionarios, el Hermano Fr.<br />
Cristóbal, arrodillado con su comitiva, recibió la bendición que impartió el Padre<br />
misionero. Acto seguido, salió de la población acompañado de muchos vecinos,<br />
que lloraban por la suerte del Hermano y de sus compañeros y elevaban al ciclo sus<br />
clamores para que la divina Providencia los trajera con bien.<br />
El propósito del jefe de la excursión era internarse hasta donde no había llegado<br />
huella de gente conquistadora que tan escarmentadas tenía a las tribus nómades.<br />
Decíase que la raza achagua que habitaba la región del Airico era dócil y de costumbres<br />
menos salvajes. Los Padres jesuitas, a cuyo cuidado estaban los pueblos de<br />
Pauto, Tame, San Salvador, etc., obtenían con los de origen achagua óptimos resultados;<br />
precisaba por lo tanto entrar en el Airico y conquistar nuevas tribus, pasando<br />
a la otra banda del río Meta, cruzando las ilimitadas y desconocidas pampas del<br />
Vichada y salvando ríos y pantanos hasta topar la serranía que corre hacia Ciudad<br />
Bolívar.<br />
Siguió, pues, adelante el campeón recoletano y plantó en medio de las selvas el<br />
pendón de Jesucristo para que la sangre divina, revuelta con los sudores del misionero,<br />
convirtiera los yermos de la barbarie en vergeles de virtud evangélica y civil.<br />
Los ochenta años que gravitaban sobre sus hombros lo encorvaban hacia el suelo y<br />
robaban la energía y virilidad de los miembros, pero el ángel del Señor andaba con<br />
él para que no desfalleciera en el camino. Apenas los viajeros penetraron en aquellas<br />
llanuras sin fin, experimentaron las penalidades inherentes al clima y a la configuración<br />
del terreno. Tenían que abrirse paso quemando las pampas erizadas de<br />
hierba altísima y gramíneas, con peligro de que las llamaradas y el humo que cubrían<br />
el horizonte delatasen a los indios guahivos la presencia de los blancos expedicionarios;<br />
por lo cual, en repetidas ocasiones, hubieron
414<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de desviarse éstos, y entonces topaban con ríos caudalosos y multitud de acequias<br />
y pantanos, teniendo que salvarlos a nado y hundiéndose hasta la cintura en<br />
barro pegajoso. Cuando quedaban libres de estos tropiezos, que eran enormes por la<br />
muchedumbre de peces voraces, caimanes y reptiles, caían en el opuesto lance de<br />
ser devorados por las fieras: tigres, leones, osos, culebras, que no escasearían entonces,<br />
ya que hoy día no es raro encontrarlas. La incomodidad por la noche haría<br />
ventaja a la del día, porque siempre resulta insufrible eso de acostarse en un hamaca<br />
colgada de un árbol a otro, totalmente rodeada del respectivo mosquitero, porque<br />
dificulta la respiración, en aquel clima de 30 grados sobre cero y por la molestia de<br />
oír tantos y tan impertinentes mosquitos que cubren la atmósfera como una nube y<br />
no dejan conciliar el sueño por la música de sus agudas trompetillas. A esto agréguese<br />
la calidad de los alimentos secos y acecinados, la escasez de agua potable, el<br />
calor horroroso que produce el sol retocado de fuego, y vendráse en conocimiento<br />
de las penalidades que hubo de soportar el Hermano Fr. Cristóbal durante su correría.<br />
Pero ¿qué podía importarle todo esto cuando había puesto su mira en Dios, cuya<br />
gloria buscaba? Si caía rendido de cansancio en una playa, o alguna fiera lo devoraba,<br />
su alma quedaría purificada en la sangre del heroísmo cristiano, y ascendería<br />
al cielo donde lo esperaban los coros de apóstoles y mártires agustinianos.<br />
Un mes llevaba de vida errante, sin descanso, sin mitigación alguna en tantos y<br />
tan fuertes trabajos, cuando llegó a la región en que vivían las tribus que buscaba.<br />
Al pie de cierta estribación de la cordillera del Airico descubrió un caney o ranchería,<br />
y después de precaucionarse con las medidas oportunas para que no se asustaran<br />
sus moradores y no se escondieran en sus guaridas, o combinasen algún ataque,<br />
entró en la ranchería de los salvajes; éstos, que no habían visto todavía ningún tipo<br />
de la raza europea, pero que sí conocían de oídas los excesos que perpetraron en las<br />
partes circunvecinas, al ver al ancianito Hermano vestido de hábito negro, con la<br />
barba crecida y con los demás arreos de viaje tan raros, trataron de huir, pero llamados<br />
por el misionero, a cuya voz prestó Dios admirable eficacia, se dispusieron a<br />
conferenciar con él. Los frutos de la divina inspiración
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 415<br />
echáronse pronto de ver, porque los indios escucharon las proposiciones de Fr.<br />
Cristóbal con muestras aquiescencia, y al poco tiempo no dudaron en agasajarlo y<br />
en presentarle las mujeres y niños de toda la tribu, lo cual entre ellos es manifestación<br />
inequívoca de confianza y respeto.<br />
Y no tan sólo convinieron en seguir los consejos del misionero, sino que estos<br />
mismos indios se prestaron a comunicar a otras tribus vecinas el objeto de su presencia<br />
en aquellos desiertos. Ello fué que en poco más de dos meses que permaneció<br />
el Hermano logró reunir tres capitanías, que convinieron en salir de sus selvas y<br />
formar un pueblo para <strong>org</strong>anizar vida cristiana y civilizada. Largas pláticas y excursiones<br />
hicieron para examinar el punto en que se había de ubicar la fundación, pero<br />
al fin se determinó que las tres tribus se trasladaran a orillas del río Vichada adonde<br />
iría el P. Fr. Juan de San Buenaventura como doctrinero. Y porque era imprudente<br />
y temerario exigir a los salvajes el que se acercasen más hacia Santiago de las Atalayas<br />
o a la doctrina de San Guillermo, accedió el Hermano a fundar en el Vichada.<br />
Tal vez habría vencido las dificultades y logrado reunir nuevas tribus, si la<br />
época de lluvias, que principia en Mayo, no estuviera tan próxima. Por esto, una<br />
vez que vió asegurado el principal objeto de su misión por medio de pactos, y<br />
habiendo intimado a los indios que debían enviar a Santiago de tiempo en tiempo<br />
algunos postas para ultimar el asunto, vencer los obstáculos que ocurriesen y preparar<br />
todo convenientemente para el verano próximo en que se había de llevar a cabo<br />
la fundación, salió de aquellos parajes acompañado de muchos que se le habían<br />
aficionado. Estos le sirvieron de guía algunos días, y como llegasen a las márgenes<br />
del Vichada los expedicionarios, vino al encuentro otra capitanía, que, sabedora de<br />
los propósitos del misionero, ofreciósele incondicionalmente para formar parte del<br />
proyectado pueblo.<br />
Aceptado el compromiso con grandes muestras de entusiasmo por ambas partes,<br />
siguió Fr. Cristóbal su camino escoltado algunos días por individuos de esta<br />
tribu. Por último, la comisión exploradora que salió hacía meses de Santiago, regresaba<br />
salva al punto de partida. Milagro de Dios fué que saliera ileso de la empresa,<br />
que redundó tanto
416<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
en beneficio de los gentiles a quienes determinó iluminar con la luz de la Fe,<br />
como en honor de su gran siervo Fr. Cristóbal, quien a pesar de tantas incomodidades<br />
del viaje fué muy sufrido; hacía de madrugada su hora de meditación, y por la<br />
noche, mientras acampaban los compañeros, retirábase a conversar otra vez con<br />
Dios; cuando emprendía marcha obligaba a rezar oraciones devotas a los que lo<br />
escoltaban; a ratos amenizaba el tiempo con pláticas y consejos provechosos; en<br />
ocasiones cuando los otros manifestaban debilidad o miedo, esforzábalos con amorosas<br />
razones, o se ponía al frente de ellos para salvar algún obstáculo que parecía<br />
insuperable. Pero tampoco olvidó apuntar los sucesos más notables del viaje, en<br />
cumplimiento de una orden superior. ¡Lástima que se hubieran perdido!<br />
De esta suerte fué como logró acometer y coronar tan gloriosa aventura, que<br />
tuvo fin en llegando a Santiago, donde salieron a recibir a los expedicionarios todos<br />
los vecinos; y fué tanta la alegría de la población cuanto fué el dolor que les aquejaba,<br />
porque se creía ya que habían perecido, a juzgar por la tardanza en regresar. Si<br />
antes veneraban profundamente al Hermano, desde ahora reputáronlo por santo, y<br />
como a tal lo alabaron y felicitaron; empero, él más y más se humilló ante el Señor<br />
y dióse con crecidas veras a la meditación, frecuentó con nueva piedad la Sagrada<br />
Comunión, empezó a recoger limosnas y regalillos para enviar a los achaguas del<br />
Airico y consagró los ocios a perfeccionarse en la lengua achagua para ser más<br />
provechoso en el oficio de misionero.<br />
Para que se vea con cuánta estimación tenían a este héroe agustino, y cuán difícil,<br />
al par que provechosa, fué la excursión dicha, léase el siguiente documento 1 :<br />
"Carta del Gobernador de la ciudad de Santiago de la Atalaya a nuestro P. Provincial<br />
Fr. Juan de San Guillermo: Escoge la Divina Providencia hombres humildes y<br />
de buena voluntad para que con la obediencia de la suya obren y consigan en su<br />
santo servicio empresas grandes. Esto con sus virtudes de fe, esperanza y caridad y<br />
con el santo ejercicio de este nuestro humilde religioso Fr. Cristóbal de San José; y<br />
alentado con el favor de nuestro Presidente, Gobernador y Capitán general de<br />
1 Ib.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 417<br />
este nuevo Reino de Granada, mi Señor, de su orden, y de V. P. Rsma. pasó a<br />
la otra banda del río Meta, sin temor de la muerte en ochenta años que tiene de<br />
edad, ni de los enemigos infieles a su reducción y a nuestra Santa Fe Católica, con<br />
tan firme esperanza en la Divina Misericordia, cuanto lleno de fe, ejercitada en caridad,<br />
manifestando el buen efecto la relación que, escrita, me ha manifestado, de<br />
que remitió traslado al Sr. General y Presidente, mi Señor, y a V. P. Rsma. el P. Fr.<br />
Juan de San Buenaventura. Gloria a Dios. Veo en mucha parte logrado en ésta el<br />
deseo de su Señoría, y abierta grande puerta y camino llano por este Santo Viejo<br />
para que muchos religiosos imiten su espíritu y se alienten a obrar en el Señor remedio<br />
a la gentilidad que habita en el territorio señalado a la de V. P. Rsma. sagrada<br />
Religión, que confío en Nuestro Señor y su Misericordia han de ser necesarios<br />
para su doctrina. Todo lo disponga su divina Majestad como más se sirva, y guarde<br />
a V. P. Rsma. para que con sus santos sacrificios y oraciones le alcance años que<br />
este su hijo y servidor le desea.– Santiago y Abril 29 del año 1664.– B. a V. P.<br />
Rsma. la mano<br />
D. P.º ORDÓÑEZ DE VARGAS, Gobernador".<br />
A esta pieza debe ir engranada otra que autoriza todo lo que llevamos narrado,<br />
por cuanto es una carta original del mismo Fr. Cristóbal, que parece la escribió a<br />
instancias de su prelado apenas terminó la expedición. Como se nota, es un complemento<br />
de la relación del viaje que por conducto del Prior había remitido al P.<br />
Provincial; nos falta la relación que tan útil nos hubiera sido, y sólo se ha salvado<br />
de la rapacidad del olvido la siguiente:<br />
"Carta del Hermano Fr. Cristóbal de San José al P. Provincial. Con el ayuda<br />
de Dios y de la que hemos tenido en las oraciones de nuestros Hermanos, en siete<br />
semanas que gastamos en nuestro viaje fué servido de llevarnos, habiendo<br />
caminado ciento y cuarenta leguas, poco más o menos, a partes donde otros hasta<br />
hoy no han llegado; donde vimos los cuatro caciques indios que V. R. verá en<br />
el papel que hice en el viaje, y envié a hablar a dichos cuatro pueblos de los muchos<br />
de que hemos tomado noticia en aquellas partes; como
418<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
también verá V. R. en la carta que escribe el P. Prior de lo que le di razón a él<br />
por habérseme olvidado a mí de poner en el papel.<br />
No se hizo más diligencia porque el invierno no nos dió más lugar. Volvimos<br />
todos con salud, gracias a Dios, a quien sólo se puede atribuir tan feliz suceso, y<br />
el habernos librado de muchos indios chiricoas que andan discurriendo por la<br />
tierra como bandoleros, matando a cuantos encuentran, que ese es su oficio. Dieron<br />
nuestros indios con una tropa de ellos a la entrada del monte de una quebrada,<br />
y queriendo pelear con los nuestros, les dijeron éstos que venían hombres allí<br />
cerca, y huyeron. Quise poner en el papel esto y lo que diré porque se enfienda<br />
que no excusamos el trabajo ni huimos los peligros.<br />
Más adelante de esta quebrada, saliendo mi hijo a matar un venado, porque<br />
carecíamos ya de carne, vió dos indios chiricoas, y como sabía el deseo que yo<br />
tenía de hablarles para ver si los podía reducir, y hacer algún fruto de ellos, se<br />
fué para ellos diciéndoles en su lengua que parasen que les quería hablar, y llegando<br />
cerca le recibieron disparándole flechas, de que milagrosamente libró la<br />
vida con una rodela que yo había cargado todo el viaje, y por haberme lastimado<br />
yo la mano aquel día se la había dado para que la llevase; en la cual rodela le<br />
dieron uno o dos flechazos. Al fin, él y un indio llamado Tacaji, que viendo el<br />
peligro, llegó a socorrerle, cogieron a los dos indios, y por que no fueran a dar<br />
aviso y los demás nos vieran y nos hiciesen algún daño, los aseguramos aquella<br />
noche, y se les hizo el mejor regalo que se pudo. Al otro día por la mañana los<br />
pusimos a su libertad, pero no sólo no quisieron ir, sino caminaron con nosotros<br />
dos días, hasta que llegamos a las orillas del río Meta, donde les dimos del rescate<br />
que llevábamos y una camiseta, y se volvieron muy contentos, prometiéndonos<br />
hablar a sus parientes muy bien para que fuesen nuestros amigos y no nos<br />
hiciesen daño, ni a los indios de los poblados, aunque hay muy poco que fiar en<br />
esta gente.<br />
Mi hijo va con ésta, y informará a V. R. de todo lo que a mí me sucedió y se<br />
me hubiere olvidado; advertido de que no saldrá de lo que V. R. le mandare. En<br />
lo que V. R. ha de poner más cuidado es en rogar a Su Señoría permita algunos<br />
hombres para que escolten a nuestros indios que se quieren poblar, porque sin<br />
ellos no saldrán, que así nos lo dijeron al despedirnos de ellos; y será lástima<br />
que, ya
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 419<br />
que Dios fué servido de llevarnos y traernos con bien, no se logre nuestro trabajo.–<br />
El cual guarde a V. R. felices años. Santiago 29 de Abril de 1664".<br />
Esta valiosa carta, que forma un como retrato de las virtudes y sencillez del autor,<br />
no ha menester comentarios, y solamente nos debemos fijar en aquello de que<br />
el hijo del Hermano fué portador de ella, como también de otros documentos de la<br />
autoridad civil que atañían al modo de proporcionarse en Bogotá fondos de la Caja<br />
real para dar a la misión en ciernes un pie de fuerza armada contra las intentonas de<br />
los guahivos, los cuales subsidios, no habiéndolos obtenido, regresó Juan de Alarcón<br />
a Santiago hacia principios de Septiembre del mismo año. No obstante, como el<br />
Gobernador de Santiago conocía las buenas disposiciones de sus vasallos para fomentar<br />
la obra de las misiones vivas, a 15 de Septiembre llamó a cabildo abierto a<br />
todos los vecinos y les propuso, como católicos y leales ciudadanos, ayudasen con<br />
limosnas para que se efectuase la segunda entrada en el Airico, al frente de la cual<br />
iría el P. Fr. Juan de San Buenaventura escoltado por cuatro soldados españoles,<br />
que tal era una de las condiciones que había capitulado el Hermano Cristóbal, e<br />
insistían los achaguas en ella por conducto de varios postas que mandaron a la ciudad.<br />
En esta ocasión demostraron los habitantes de Santiago una véz más la solidez<br />
de su piedad y el aprecio que profesaban a los misioneros. La lista de las ofertas,<br />
que figura en nuestro archivo provincial, es un lujoso argumento de lo dicho.<br />
Y no se contentaron con ofrecer, sino que para el día 1.º de Noviembre tenían<br />
entregadas las limosnas, y así, en amaneciendo el día 11, el P. Fr. Juan, cuatro españoles<br />
y veinte achaguas prácticos rompieron marcha hacia el Vichada, donde,<br />
según convenios, esperaban los caciques con sus tribus. Por achaques de salud suponemos<br />
que no fué el Hermano Alarcón.<br />
En obsequio a la brevedad omitimos lo que en otra parte queda narrado, y decimos<br />
que, no creyendo prudente el P. Fr. Juan el fijar el pueblo en el Vichada,<br />
obligó a los indios a pasar a este lado del Meta y a situar la doctrina cerca de la laguna<br />
llamada Dumagua, nombre que hoy día tiene un río o caño cerca de San Pedro<br />
de Upía y que
420<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
conserva cierto estero, cerca del cual existe un hato o hacienda llamada Santa<br />
Rosalía de Dumagua.<br />
Ya que pudo viajar el Hermano, trasladóse al nuevo pueblo y comenzó por dirigir<br />
los trabajos de plantaciones de hortalizas, la fábrica de las casas de los indios<br />
del templo, cuya titular había de ser la Concepción Inmaculada, pues con este objeto<br />
hicieron traer de Santiago una devota imagen. Con la entusiasta cooperación de<br />
Fray Cristóbal se vencieron graves inconvenientes, cobraron cariño los indios a la<br />
fundación, fueron atrayendo a otras tribus de tal manera, que para mediados de Febrero<br />
del siguiente año estaban catequizadas y bautizadas doscientas setenta personas<br />
entre niños y adultos.<br />
Este fué el origen de la misión conocida con el nombre de La Concepción de<br />
Iximena, de la cual, así como de la de San Guillermo de Sabana Alta, se puede considerar<br />
como fundador el Hermano Fray Cristóbal de San José.<br />
Calcúlese, pues, el cúmulo de trabajos y escaseces que se sufren en una empresa<br />
de esta índole, y veráse la parte de gloria que corresponde a nuestro biografiado.<br />
No describiremos las múltiples exploraciones que obró por el interior de la llanura,<br />
porque son muy parecidas a las que acabamos de historiar, ni especificamos qué<br />
obró en los años que subsiguieron a la fundación, porque está en el ánimo de todos<br />
lo que pudiéramos decir acerca de estos puntos. Baste saber que siguió habitando<br />
en las misiones hasta el año 1669, y que, según a el P. Provicial Fr. Salvador de San<br />
Miguel, fecha en este año, se bautizaban anualmente cien salvajes, por lo menos.<br />
Todo lo cual se confirma con este testimonio 1 , que se refiere al P. Juan y al Hermano<br />
Fr. Cristóbal: "Fueron los más insignes operarios que tuvo aquella viña en sus<br />
principios. Eran religiosos de conocida resignación para padecer y de no vulgares<br />
resplandores en la santidad. El celo de la honra de Dios los tenía consumidos y desasosegados<br />
entre incendios de la caridad acerca de sus prójimos. Toda la gentilidad<br />
de la América era corto campo para sus fervores apostólicos, que eran capaces<br />
de pegar fuego a todo el mundo. Sobresalían en las virtudes monásticas, sirviendo<br />
ésta de recomendación muy oportuna a sus evangélicas<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 1.032.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 5 421<br />
tareas. Eran defensores acérrimos de los pobres indios, oponiéndose constantes<br />
a toda jerarquía de poderosos, si alguno quería injustamente gravarlos, si bien hacían<br />
este oficio con religiosa humildad, cuyas armas son las más proporcionadas a la<br />
razón para contrastar la violencia del poder. Es de saber, pues, que a estos dos<br />
héroes, grandes, por cierto, en todo, se debieron en gran parte los adelantamientos<br />
del rebaño de Cristo que dejamos arriba mencionados. Como que a las fatigas del<br />
ministerio y a los sinsabores de varios pesares que les ofreció la sinrazón perdieron<br />
allí la salud, muriendo por la misma causa después".<br />
Según esto, la retribución que recibió el Hermano en este mundo por muchos<br />
méritos fué sinsabores, persecución y calumnias, aparte de perder la salud. Es que<br />
los émulos de las comunidades religiosas, coligados con ciertos comerciantes,<br />
cuando vieron que en los nuevos pueblos tenían campo para esquilmar a los infelices<br />
indios, comenzaron a calumniar a los misioneros fuertemente para echarlos de<br />
allí y quedarse ellos a sus anchas.<br />
Relativo al apóstol de Casanare, Fr. Cristóbal, hemos dilucidado que hubo de<br />
retirarse de las misiones hacia 1670, porque a los padecimientos morales se unía la<br />
edad de 86 años, consumida por las fiebres palúdicas y novedades del bazo e hígado,<br />
resultado de la mala alimentación, de la insalubridad del clima y de sus constantes<br />
desvelos por el aumento espiritual y material de las doctrinas. Que la santa obediencia<br />
le hizo venir a los conventos del interior por el año 1670 es cosa averiguada<br />
también, y parécenos muy verosímil que pasó sus últimos días en el delicioso y<br />
tranquilo Desierto de la Candelaria, y que entregó su espíritu al Señor entre el año<br />
1672 a 1673.<br />
No sin fundamento podemos aplicar a este eximio apóstol, mística palmera de<br />
las misiones, lo que escribió nuestro santo Fundador del alma justa que sale de este<br />
mundo 1 : Felix anima quae terreno resoluta, corpore libera, secura et tranquilla,<br />
non timet hostem neque mortem. Habet enim semper praesentem, cernitque indesinenter<br />
pulcherrimum Dominum, cui servivit, quem dilexit, et ad quem tandem, laeta<br />
et gloriosa, pervenit.<br />
Ahora terminemos la materia historial de este año de 1694.<br />
1 Medit., cap. XXIII.
ARTÍCULO VI<br />
Capítulo General.<br />
Sumario: Nombre de los Padres Vocales.– Algunas actas que se acordaron.– Elecciones.<br />
Después de una conmoción vehemente que la Congregación experimentó en su<br />
seno desde el año 1688 hasta el presente, y estando gobernada por un P. Vicevicario<br />
General y Visitador Apostólico a la vez, que lo fué N. P. Fr. Simón de San<br />
Agustín, nombrado por el Santo Padre, y habiéndose aumentado la zozobra a causa<br />
de la muerte del Vicario General P. Fr. Miguel de San Agustín, era de temerse que<br />
no se pudiese celebrar con sosiego el Capítuo General; pero no fué así, porque Dios<br />
Nuestro Señor, que gobierna los destinos humanos, ahuyentó las causas de inquietud<br />
que podían alegarse y dispuso las cosas de suerte que las voluntades se concordaron<br />
en obsequio de Dios y de nuestra amadísima Recolección agustina.<br />
Así, pues, llegado el tiempo de la celebración del Capítulo General, y previa la<br />
convocatoria con todos los demás requisitos, congregáronse los venerables Padres<br />
Capitulares en el Colegio de Alcalá de Henares, por haber acudido con fecha 22 de<br />
Mayo N. P. Fr. Simón al Fiscal del Real Consejo suplicando que el Breve de Inocencio<br />
XII, por el que se nombraba Vicario General, Breve mandado recoger y dejar<br />
en suspenso, tuviese todo su efecto. Dicho Real Consejo determinó que se ejecutara<br />
el documento pontificio sin más demora; y obtenido esto quedó limpio de tropiezos<br />
el camino y todos hubieron de rendirse al yugo de la obediencia y al de las<br />
normas constitucionales.<br />
A propósito, leemos en el Libro de registro de la Congregación 1 :<br />
1 Arch. gen., fol. 8.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 6 423<br />
"En veinte y seis de Maio de dho año se juntaron en el Collegio de la Ciud. de<br />
Alcala de Henares p. zelebrar el Capitulo genl. de la Congreg. en el qual fue pressentada<br />
la Bulla de N. SS. P. Inocencio 12 en q. nombraba Vic. Genl. a N. P. Fr.<br />
Simon y fue admitida y obedecida y votado pr. votos secretos N. P. Fr. Simon en<br />
Vic. Genl".<br />
Celebróse, pues, el Capítulo General y a él concurrieron estos Vocales, cuyos<br />
nombres hemos librado del olvido: Padres Fr. Simón de San Agustín, Vicevicario<br />
General; Fr. Gabriel del Espíritu Santo y Fr. Martín de San Florencio, Definidores<br />
Generales; Fr. Andrés de la Asunción, Rector Provincial de la Provincia de San<br />
Agustín; Fr. José de Jesús y María, Provincial de la Provincia de la Virgen del Pilar;<br />
Fr. Pedro de Jesús, Provincial de la Provincia de Santo Tomás; Fr. Alejandro de<br />
San Nicolás y Fr. Felipe de la Madre de Dios, Definidores Generales por la Provincia<br />
de San Agustín; Fr. Juan de la Cruz, Definidor General por la Provincia de la<br />
Virgen del Pilar; Fr. Alonso de San Agustín, Definidor por la Provincia de Santo<br />
Tomás; Fr. Francisco de Santo Tomás de Villanueva, Procurador General de la Curia<br />
Regia; Fr. Nicolás del Espíritu Santo, Secretario General; Fr. Bernardo de Santiago<br />
y Fr. Pedro de Jesús María, Discretos por la Provincia de San Agustín; Fr.<br />
José de San Agustín y Fr. Pedro de San Agustín, por la de la Virgen del Pilar; Juan<br />
Custodio de la Cruz y Fr. Gabriel de San Agustín, por la de Santo Tomás.<br />
De la lista antecedente se colige que faltaron al Capítulo los Definidores Generales<br />
por la Provincia del Pilar y de Santo Tomás, todos los Vocales de las Provincias<br />
de Ultramar y el Procurador General ante la Curia Romana.<br />
Algunas de las actas merecen ocupar en esta Historia lugar distinguido, como<br />
son las siguientes: "Item se determinó que no pasen de dos Colegios o Casas de<br />
estudio las que aya de aver en cada Provincia, quedando el determinar el numero de<br />
Estudiantes que a de haver en ellas a la discrecion de los Padres Provinciales teniendo<br />
obligación en este punto de consultar a N. P. V. G." Parécenos que esto<br />
obedecía al número copioso de pretendientes que había a nuestro santo hábito, como<br />
lo veremos más en particular en las actas que la Provincia de San Agustín dió<br />
en uno de sus Capítulos: por este tiempo excedía el número de religiosos a la capacidad<br />
de los conventos. En las oficinas reales
424<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
todo era trabas para impedir la fundación de nuevas casas de religiosos, porque<br />
diz que era excesivo su número.<br />
"Item se determino que en el Capítulo General aya de aver dos actos, uno de<br />
Artes y otro de Theologia los cuales an de ser de la Provinzia en donde se celebrare<br />
dicho Capitulo General quedando al arbitrio de N. P. V. G. señalar para dichos Actos<br />
Actuantes y Presidentes". Conjeturamos que estos ejercicios literarios, con ser<br />
buenos en sí, perjudicaban la preponderancia del ideal ascético que aquellos venerables<br />
Padres querían informara todo durante la celebración de nuestras asambleas;<br />
además trastornaba la marcha de los estudios en el colegio o casa destinada como<br />
Capitular y más aún la de los coristas que llamaban actuantes, y finalmente o perjudicaban<br />
o favorecían a otras casas que tenían el derecho y el deber de ser Capitulares,<br />
y por el hecho de no ser colegios estaban excluidas.<br />
"Iten se determino que ningun Religioso que no tenga cincuenta años de edad<br />
puede salir fuera de casa con escarpines, y los que llegaren a esta edad salgan con el<br />
compañero corno ordena en este punto la Constitución.<br />
"Iten se determino que los cursos de Artes duren por espacio de tres años, y<br />
que en los Colegios de Salamanca, y Alcalá de esta Provincia de Castilla se toque<br />
todo el año a la oración mental de por la mañana a las cinco". Dos cosas conviene<br />
notar aquí: la una la importancia que dieron nuestros antepasados al estudio de la<br />
filosofía y ciencias naturales para desengaño de algunos extraños que han afirmado<br />
que nuestra Recolección a los principios no se preocupó del cultivo de la ciencia<br />
sino solo de la virtud en la forma contemplativa. Si no se hubiera preocupado, no<br />
hubiera luchado tanto por fundar sus colegios en Salamanca y Alcala, que eran los<br />
emporios del mundo en aquellos tiempos.<br />
"Iten se determino que el Convto de el Campillo de Altobuey quede agregado y<br />
toque a la Provincia de Andaluzia".<br />
No comprendemos la razón ni el motivo ocasional de semejante disposición,<br />
puesto que desde su fundación dicho convento perteneció a la Provincia de Santo<br />
Tomás, en cuyo nombre se hicieron las escrituras y convenios.<br />
La postrera acta dice de este modo: "Iten N. P. Fr. Simon de Sn
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 6 425<br />
Augustin Vicario General, y su Definitorio en virtud de el poder que le dio el<br />
Capitulo General admitio por Hermanos Generales a la Señora Condesa de la Ribera;<br />
a D. Fabián Cortes y Orellana Vicario General del Priorato de Magazela en la<br />
Provincia de Extremadura; y a D. Diego Gomez de Escobar vecino de la Villa de el<br />
Cazar de Escalona con la obligación de dezir tres misas por cada Religioso Difunto<br />
y corresponderles en la misma forma que la Religión después de su fallecimiento".<br />
Las actas están tomadas del Libro de actas y mandatos & de la Manila 1 y de<br />
una copia enviada por el P. Secretario General a Colombia, y la lista de los Vocales<br />
que antecede, de este libro y de otras fuentes informativas del archivo histórico nacional,<br />
que integran casi por completo el número de Vocales.<br />
Respecto de los nombramientos que en este Capítulo se hicieron, fueron éstos:<br />
Vicario General, N. P. Fr. Simón de San Agustín reelegido; Definidores Generales,<br />
Fr. Martín de San Florencio, reelegido, y Fr. Mateo de la Encarnación. Nótese que<br />
todavía no gozábamos del Breve apostólico que concedió a nuestra Congregación<br />
cuatro Definidores Generales. Procurador General en Roma, Fr. Juan de San José,<br />
reelegido; Fr. Francisco de Santo Tomás de Villanueva, Procurador en Madrid,<br />
reelegido; y Fr. Nicolás del Espíritu Santo, Secretario General, reelegido también.<br />
1 Arch. prov., fols. 92 y sigs.
ARTÍCULO VII<br />
El templo nuevo de Granada.<br />
Sumario: Principios de la fundación del convento.– Tres Patronos insignes.– Continúa la obra.–<br />
Paralización de los trabajos.<br />
Refiere el P. Cronista del tomo I la fundación del convento e iglesia de Granada<br />
en página y media 1 , dedica una especial y en caracteres muy grandes a enumerar<br />
las reliquias que donaron los Patronos, entre las cuales cita tres cabezas de las once<br />
mil vírgenes, huesos de los soldados de la legión tebana, huesos de los Santos Inocentes<br />
y una moneda de las treinta famosas de Judas, y tras de esto, relata también<br />
por extenso, con motivo de la donación de la Imagen de Nuestra Señora de Loreto,<br />
la historia de la Santa Casa en Italia. Después de estos datos, nada más añadieron ni<br />
rectificaron los sucesivos Cronistas.<br />
Pues bien; vamos nosotros a espigar en este campo desolado por el transcurso<br />
de tres siglos, y pongamos al servicio de la historia lo que hemos encontrado. En<br />
primer lugar, véase lo que dice un historiador extraño 2 :<br />
En este Pontificado (de Fr. Pedro González de Mendoza) se fundó el convento<br />
de Agustinos Descalzos en el Albaycin por Antonio de Arostigui Comendador<br />
de Santo Colorio en la orden de Santiago, del Consejo de Guerra, pri. secretario<br />
de Estado, con facultad que le dió el Rey Filipe Tercero año de 1613. Hizole<br />
merced de una casa que labraron los Moriscos en la plazuela de Bib Albonut para<br />
curar enfermos,<br />
1 Pág. 494 y siss.<br />
2 Historia eclesiastica, Principios y progressos de la ciudad y religion catolica de Granada, Corona<br />
de su poderoso reyno, y excelencias de su corona, por Don Francisco Vermudez de Pedraza, canonigo,<br />
y tesorero de la Santa Iglesia Apostolica Metropolitana de Granada escrita a Don Fernando<br />
Valdes y Llano, Arçobispo de Granada Presidente del Consejo Real de Castilla. En Granada<br />
año de 1638. Por Andres de Santiago. Quart. Part., pág. 283 v.º
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 427<br />
con titulo de hospital de la Resurrección, y habia sido habitacion particular<br />
desde el año de 1568 (en que se revelaron los Moriscos). Deseaba el buen Secretario<br />
(como buen hijo de Granada) poblar de religiosos el Albaycin, para que los<br />
vecinos del tuviesen dotrina y consuelo en su casa, y tratolo con el P. Fr. Gregorio<br />
de Alarcon Provincial de los Descalzos Agustinos, que despues fue Obispo<br />
de Cuba, y residia en Madrid, y deseaba essa fundacion. Hicieron sus capitulaciones,<br />
y vinieron á ella algunos religiosos que se alojaron en la dicha casa, y en<br />
ella dispusieron Iglesia y clausura, y pusieron el Santisimo Sacramento, y una<br />
imagen de Nuestra S. de Loreto de mucha devocion, que dio titulo a la casa. Y<br />
por cuenta del Secretario se ha labrado una suntuosa Iglesia. Dieronle el patronazgo<br />
della como á fundador, y dotador, y después de sus dias á sus herederos y<br />
sucessores. Dexó renta perpetua para la fabrica del Convento, y que despues de<br />
acabada sirva para el sustento de los religiosos. Nombró por patron despues de<br />
sus días á su hermano Martin de Arostigui Secretario y Consejero de Guerra,<br />
Comendador de Santo Colorio, el qual agregó mas renta al Convento, y ambos<br />
llevaron al patronato a don Martin de Marañon y Arostigui su sobrino, cavallero<br />
del Abito de Santiago, y al capitan don Pedro de Capriata y Arostigui, del mismo<br />
Abito. Labrase la Iglesia con assistencia y provision de Juan Jacome Simino su<br />
testamentario y cuñado, marido de doña Juana Zaso sobrina de los fundadores".<br />
Según este historiador, tres patronos intervinieron en la iglesia de Granada:<br />
Don Antonio de Arostigul, Don Martín, su hermano, y un sobrino de entrambos,<br />
Don Martín Marañón de Arostigui. El primero, como hijo de Granada, tuvo empeño<br />
en que la empresa de la fundación en el Albaycin tuviese cumplimiento, y con esa<br />
mira llegó a ser Patrono, después de estar fundada la casa religiosa, si bien muy a<br />
los principios. Quién fuese este señor conviene declararlo, a título de agradecimiento;<br />
y para que se comprenda el espíritu que guió al ilustre personaje y el caudal de<br />
virtud que atesoraba, vamos a reproducir algunos párrafos de su testamento, ot<strong>org</strong>ado<br />
en Madrid a 4 de Septiembre de 1631, y que en nuestro archivo general reposa<br />
1 :<br />
1 Carp. D.
428<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
"...Recelando de la muerte que es cosa natural, y deseando poner mi alma en<br />
carrera de saluacion Yo martin de Arostigui Comendador de San Coloyro del<br />
conss.º de guerra de su Mad., de la mui noble y mui leal prouinçia de guipuscoa,<br />
hijo ligitimo de Martin perez de Arostegui y de dona luisa suarez saço su mugr.<br />
difuntos mis padres, inuocando como inuoco el dulce nombre de Jhs, en cuia uirtud<br />
los que fielmente creen en el, como yo lo ago, tienen esperança de saluarse,<br />
y confessando el misterio de la Santissima Trinidad, y todo lo demas que tiene y<br />
confiessa la santa mae. iglessia catolica rromana, y tomando por mi intercessora<br />
a la ssma. Reina de los angeles a que e tenido y tengo por mi mae. y avogada para<br />
que a la ora de mi muerte me alcançe perdon de mis pecados, estando en mi<br />
juiccio y entendimiento natural tal cual fue Dios seruido de darme ot<strong>org</strong>o y conozco<br />
que ago y ordeno este mi testamento y ultima y postrera voluntad en la<br />
manera siguiente:<br />
Primeramente encomiendo mi alma a dios Nro. Sr. que la crio y rredimio por<br />
su preciosa sangre, y si yo por mi falta de sentdo, o la grauedad de mi dolençia,<br />
no pudiere deçir la oracion que se ssigue desde aora pido a su diuina Magd. me<br />
la acepte y rreciua como si entonces la dijese.<br />
O piadoso y clementisimo ss. Mio Jesuchristo Dios vendito criador y ssalvador<br />
mio ia que este miserable y umilde sieruo tuyo, echado a los pies de tu ssanta<br />
Cruz, afligido y angustiado en este ultimo paso de mi uida y començado ya a<br />
ponerse en las manos y fuerças de la muerte, no menos precies, Señor, esta criatura<br />
y obra de tus manos laua mis culpas con tu diuina sangre, dame fuerças con<br />
tu santa virtud con la qual venciendo las tentaçiones del enemigo pueda pasar este<br />
peligroso y temeroso paso en que me allo, acuerdate, sr., que cuando la noche<br />
de tu santissima pasion açiendo oraçion al pe. sudaste gotas de sangre en agonia<br />
suplicote, sr., por aquel sancto sudor tengas por uien auer misericordia de mi<br />
anima deste tu sieruo al qua! aora, sr., ves puesto en agonia entre los dolores y<br />
sudores de la muerte".<br />
A continuación manda que su cadáver sea puesto en depósito en la sacristía del<br />
convento de San Felipe, de Madrid, donde están depositados también los huesos de<br />
su hermano Don Antonio, y que los
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 429<br />
huesos del uno y del otro "en cajas diferentes y sin mezclarse se lleben a enterrar<br />
en Granada en el convento de agustinos descalços de que somos fundadores y<br />
patrones".<br />
"Y quiero y es mi voluntad que el dia del entierro no se conuoquen Cofradias<br />
ni religiones sino que se lleue el cuerpo puesto en su ataud y descuuierto".<br />
En otras cláusulas habla de cómo se han de celebrar sus funerales, de las trescientas<br />
misas rezadas que se han de celebrar el día de su entierro en Madrid, y después<br />
mil quinientas entre los monasterios de agustinos recoletos, carmelitas descalços,<br />
mercenarios y trinitarios descalços &."; y otros muchos sufragios en varias<br />
iglesias de Guipúzcoa y Vizcaya; así como habla de varias obras pías y las nota.<br />
Respecto de nosotros, añade esta cláusula:<br />
"Y porque el dho Antonio de Arostigui mi hermano dexo fundado el dho<br />
convento de recoletos agustinos en la ciud. de granada y estan señalados para este<br />
efecto de sus vienes trescientos ducados de rrenta, algo mas, sobre las alcaualas<br />
de joja y alama es mi voluntad que se cumpla y execute la dha fundacion en<br />
conformidad de lo que el dho mi hermano dexo dispuesto, y que de mi propia<br />
hacienda se añadan otros ciento y setenta ducados al año o los que faltaren a<br />
cumplimiento de quinientos ducados de rrenta para que con esta dotacion tengan<br />
los rreligiosos lo necesio. para su sustento y para que con lo caido de los primeros<br />
años se vaian continuando y aciendo las obras necesias. en conformidad de la<br />
planta que esta hecha començando por la iglesia que se a de hacer en primer lugar..."<br />
Mientras vivió Don Martín ayudó grandemente a la fábrica de la iglesia y se<br />
tomó empeño en ello, como lo acreditan varias cartas que su provisor o procurador<br />
Juan Jacome Simino le dirigió desde Granada; cartas que se conservan, como el<br />
testamento, en el lugar citado. Veamos algún párrafo:<br />
"En lo que toca a la disposición de la obra del conuento no se ofrece por ahora<br />
qué decir mas de lo que he hecho en las pasadas, tengo en ella la consideración que<br />
veo conviene para que los frailes no se despeguen de lo que tienen ofrecido de ayudar<br />
por su parte y que bendan el sitio que compraron en lo bajo y lo de Sta. Fee y<br />
los blandones porque comenzando la obra sin el procedido de estos efectos
430<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
es fuerza que V. S. los presuponga de desembolsar luego mas de cuatro mill<br />
ducados que son menester para lo mas necesario". Granada, 20 de Marzo de 1629.<br />
Otra en que le indica sería conveniente influir con el Superior General a fin de que<br />
enviase algún religioso entendedor en arquitectura. La carta dió resultado muy satisfactorio<br />
porque se consiguió que se pusiera al frente de la obra el P. Fr. Lorenzo<br />
de San Nicolás, gran arquitecto. Dice así la carta, de fecha 9 de Abril de 1630:<br />
"El P. Vicario General envie un religioso obrero que trabaje en esta obra pues<br />
en todas las demas que han tenido y tienen lo ha habido y hay, conque se aorrara<br />
parte del gasto y con decírselo V. S. lo hara.<br />
La Imagen de Nra. Sra. de Loreto se hiço a costa de la nacion italiana con intento<br />
de ponella en un hospital que se abia de labrar y por no haverse conformado<br />
no ha tenido effeto y algunas religiones pretendian lleuarla a su conuento y<br />
los agustinos la alcanzaron para su casa adonde se llevo el domingo con acompañamiento<br />
de casi toda la ciudad con mucha cera música y dansas y las calles<br />
colgadas como el día del Corpus. Ha de aver mucha devocion y concurso de<br />
gente en aquella casa".<br />
La otra de 18 de Diciembre de 1629 avisábale:<br />
"Los padres definidores llegaron el sabado los he visitado y ofrecidome a su<br />
servicio estan muy contentos con aver allado la obra en tan buen estado con el<br />
fauor de Dios a fin de febrero estara en planta llana y una vara levantada. Crea<br />
V. S. que se ha echo mucho y que se han enchido barrancos con cimientos tan<br />
altos quasi como su casa y Dios nos ha proveydo de la piedra y arena que si no<br />
se hubiera gastado dos mill ducados mas y a V. S. ha de dar vida para que vea<br />
acauado todo el conbento y lo goze". (Granada, 18 de Diciembre de 1629.)<br />
En un poder ot<strong>org</strong>ado en Granada a 24 de Abril de 1650, Don Martín de Arostigui<br />
Marañón de la Peña facultó al P. Francisco de San José, Procurador General<br />
de la Orden, para que percibiera los honorarios que le pertenecían "como a cauallero<br />
del avito del señor Santiago desde el dia que professo que fue a veintycinco de<br />
Febrero del año passado de mill y seyscientos y veyntyuno hasta el día de oy".
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 431<br />
Tío y sobrino ejercieron el patronazgo y por lo tanto fueron enterrados en la<br />
iglesia del "convento de los Augustinos Recoletos Descalzos de la Ciudad de Granada<br />
adonde el dicho Don Martin esta enterrado como Patron de todos los bienes,<br />
efectos y derechos que habian restado". Y más abajo léese: "Y por la necesidad que<br />
tiene el dicho convento de Augustinos Recoletos de dicha ciudad de Granada a<br />
donde están enterrados como patronos del los cuerpos dichos Martin de Arostigui y<br />
Antonio de Arostigui y porque la casa y iglesia del dicho conuento no esta acabada<br />
ni tienen con que continuarla por ser la renta que los dichos Señores le señalaron y<br />
la que les consiguió la dicha testamentaría muchos menos de lo que les dejaron a<br />
los Religiosos del en sus testamentos y escrituras de patronazgo".<br />
Este Don Martín, sobrino, unía a su piedad acendradísima títulos gloriosos,<br />
como militar y patriota, y por eso el Rey, reconociendo pasados servicios, expidió<br />
Real Cédula de 5 de Febrero de 1631, que empieza así: "El Rey. Por cuanto teniendo<br />
consideración a los muchos años que me ha servido Don Martin de Arostigui<br />
Marañon y a que lo esta continuando en la costa del Reyno de Granada y al gasto<br />
que se le ha seguido el tiempo que goberno la gente de guerra de ella he tenido por<br />
bien de hazerle merced como por la presente se la hago de dos mil ducados de ayuda<br />
de costa".<br />
Hizo testamento D. Martín en Granada en 2 de Mayo de 1650 y murió en la<br />
ciudad de Almería a 13 de Noviembre de 1652. Era caballero del hábito de Santiago,<br />
Gobernador y teniente General de la costa del reino de Granada; también del<br />
Consejo de Guerra de Su Majestad y preboste mayor de la villa de San Sebastián.<br />
A la muerte de este insigne benefactor, las contradicciones testamentarias sufridas<br />
desde la muerte de sus tíos, recrudeciéronse ahora con menoscabo de la fábrica<br />
de la iglesia, que quedó paralizada casi por completo; y así, no pudiendo<br />
cumplir los albaceas con las cláusulas, y venidas a menos y deterioradas las fincas<br />
urbanas y rústicas en que se radicaban las rentas, los religiosos se vieron reducidos<br />
a un estado de impotencia y de vergüenza grande ante el publico.<br />
Ahora cedemos la palabra a un autor que suple las deficiencias de los PP. Cronistas<br />
y nos llevará hasta la puntual y detallada por extremo descripción del novenario<br />
que se celebró para inaugurar la
432<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
nueva iglesia. Vamos a reproducir aquí ad pedem litteræ la parte narrativa de la<br />
obra del P. Fr. Pedro de Jesús, obra que describimos en otro lugar. Omitimos los<br />
once larguísimos sermones que se pronunciaron en dichas fiestas, y también varias<br />
poesías intercaladas en el libro, que no hacen muy al caso, amén de digresiones de<br />
otra naturaleza.
ARTÍCULO VIII<br />
Descripción del templo.<br />
Sumario: Prosíguese la fábrica de la iglesia.– La capilla mayor.– Cañón o nave central.– Coro.–<br />
Tribunas.– Capillas.– Altares.– Puertas y cancel.– Lonja.<br />
De la fábrica de la iglesia nueva<br />
"Alegres y gozosos se hallaban los religiosos con su querida huéspeda, como<br />
fortuna la mayor que pudo su deseo apetecer y su voluntad desear, pues, hallándose<br />
por sus pocos años de fundación el convento tan en mantillas, tenían esperanza que<br />
esta Señora, no sólo a las medras espirituales de esta casa, sino que también movería<br />
los corazones de los fieles, para que, acudiendo con sus limosnas, se pusiese en<br />
forma de convento la que, por su cortedad y poca conveniencia, parecía casa de un<br />
pobre particular vecino. No se engañaron en esto, pues luego al punto trató de asistirnos<br />
nuestro Patrón liberalmente para la obra de la iglesia nueva, viendo que teníamos<br />
ya joya que dignamente la ocupase. Eralo entonces el señor Don Martín de<br />
Arostigui, caballero tan generoso y liberal, que no sólo intentó la fábrica de la iglesia,<br />
sino que ideaba pasar el convento a la parte de abajo de dicha iglesia nueva, y<br />
que llegase a la calle de San Juan de los Reyes, que por estar ya casi en el plano de<br />
la ciudad, no sólo acudirían a nuestra casa con más conveniencia los fieles, sino que<br />
con menos trabajo podrían ir y venir a la ciudad los religiosos a las cosas necesarias.<br />
Indicio de esto son las puertas y ventanas que dejaron abiertas sobre el cimiento<br />
de la iglesia que mira a la parte de Mediodía, y hoy están terraplenadas para comunicarse<br />
por ellas a la iglesia desde el convento. Con este intento, pues, estando el<br />
convento situado en el plano que hace el cerro en su altura en la Plaza de Bilbalbonut,<br />
y comenzando desde el convento a descolgarse hacia el Mediodía, la ladera que<br />
baja al río Darro, en aquella misma ladera, y mucho
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
más profundo que el convento, comenzando a abrir las zanjas para la iglesia,<br />
dejando entre ésta y el convento la capacidad necesaria para un mediano claustro,<br />
que para fabricarlo en este tiempo ha sido necesario cortar la ladera por la parte de<br />
arriba y terraplenar lo de abajo con fuertes jorfes que le hicieron para detener el<br />
terrapleno, y no poco trabajo de los religiosos que lo han fabricado con sus manos,<br />
y gastos excesivos en desgajar cerros y abrir profundas zanjas; y por último, aunque<br />
ha quedado muy hermoso y aseado, y todas sus bóvedas de lazos, cogollos y florones<br />
de pincel, que parecen primorosos cortados, pero con el inconveniente de estar<br />
siete varas más alto que la iglesia al andar del coro, y todo de poca conveniencia<br />
para los religiosos, pues hay que bajar ochenta escalones desde las celdas a la iglesia,<br />
aunque para los fieles que viven a la parte de abajo se haya acercado alguna<br />
cosa.<br />
Para hacer, pues, la planta de la iglesia y dar principio a la fábrica, vinieron de<br />
Madrid dos religiosos maestros afamados, que el uno de ellos llamado Fr. Lorenzo<br />
de San Nicolás, escribió un libro de arquitectura, que ha sido y es muy visto de los<br />
profesores del arte. Estos echaron las líneas en el sitio referido, corriéndolas desde<br />
Oriente a Occidente, dándole a Occidente la entrada, y la Capilla mayor al Oriente.<br />
Tiene 120 pies de largo y de ancho 72, y en estos entra cuerpo de iglesia, capillas y<br />
lienzos principales de la iglesia, y un cañoncillo, que es tránsito, desde la sacristía<br />
que ha de ser en propiedad, y según la planta ha de estar a las espaldas del presbiterio<br />
para ir a todos los altares de la capillas por una y otra banda, sin entrar en el<br />
cuerpo de la iglesia, y están dichos cañones en el fondo de las capillas entre los<br />
lienzos principales, y otro lienzo que está más exterior y sirve como de caja a todo<br />
el edificio, pues lo cerca todo a la manera que una caja está dentro de otra caja, que<br />
hace la obra más fuerte, aunque mucho más costosa, pues siendo los lienzos principales<br />
fortísimas murallas, y suficientes a sustentar otro edificio más corpulento,<br />
quisieron echarle por fiador una contra muralla que eternizase la fábrica contra los<br />
asaltos del tiempo, enemigo el más porfiado que tienen los edificios, pues a paso<br />
lento todo lo consume y destroza: y aunque después de acabada la iglesia nos<br />
hallamos gustosos de verla afianzada con tan poderosos refuerzos, nos ha servido
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 435<br />
de no poca mortificación el haber de proseguir en tiempos tan miserables la<br />
costosa planta que hicieron y empezaron en más floridos tiempos, y con la ayuda de<br />
un Patrón muy rico y poderoso, y que gastaba con generoso ánimo, mirando como<br />
propio el edificio.<br />
Comenzóse con mucho aliento a levantar la fábrica, pero como a los pobres no<br />
todo les sucede como desean, o porque por sus incomprensibles juicios tenía Dios<br />
guardados los pulimentos de este templo para nuestras edades, quiso nuestra desgracia<br />
que muy a los principios de la obra llamase Dios para si al señor Don Martín<br />
de Arostigui nuestro fecundo Patrón, cuando más viento en popa al aire de su piedad<br />
crecía el edificio. Y entrando otros Patronos, aunque herederos de su devoción,<br />
con menos bienes de fortuna para ayudar a tan inmensos gastos, vino a quedar tan<br />
costosa obra sobre los flacos hombros de los pobres religiosos, y alguna renta, que<br />
para ella dejó el difunto sobre las alcabalas de este Reino, por haberse atrasado con<br />
quiebras, y casi haberse imposibilitado las cobranzas, y era muy corta ayuda para<br />
tanto como la obra necesitaba. No obstante, animándose todo lo posible los religiosos,<br />
y estrechándose de conveniencias, fueron prosiguiendo poco a poco, hasta ponerla<br />
en las cornisas, sobre éstas levantaron después los lienzos de la parte del<br />
cuerpo de la iglesia, hasta estar en estado de poner maderas, como se pusieron el<br />
año de 1679, quedando el cuerpo de la iglesia cubierto, la Capilla mayor sin subir<br />
de la cornisa, y en alberca también todas las otras, todo el ámbito de la iglesia con<br />
un estado de cascajo, y por partes y todo casi imposibilitado para proseguirse.<br />
En este estado se hallaba nuestra obra, y bien desconsolados los religiosos,<br />
hijos de esta amable Patria, viéndose obligados a celebrar los divinos oficios en la<br />
estrecha capacidad de una sala, que hasta este tiempo nos ha servido de iglesia, teniendo<br />
otras Religiones templos admirables donde se ven asistidos con mucha frecuencia<br />
de los fieles para la mayor grandeza de sus festividades, como en la fiesta<br />
de nuestro Padre San Agustín nos veíamos desamparados de semejante concurso,<br />
por no tener templo capaz donde los fieles se acomodasen. Mas, como su Majestad<br />
penetra los corazones, leyendo en ellos nuestros buenos deseos, que eran tener templo<br />
decente, donde con más veneración le diesen a su Majestad y a su
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Santísima Madre de Loreto los fieles el debido culto, dispuso su alta providencia<br />
que el año de 1688 saliese por Vicario General de toda nuestra Congregación N.<br />
P. Fr. Miguel de San Agustín, hijo de esta noblísima ciudad, y a quien debe no poco<br />
aquesta casa, pues así que se vió con el oficio, trató de proseguir la obra, ayudado<br />
de las limosnas que solicitaba de los fieles en las visitas de las Provincias, y algunas<br />
alhajas, ornamentos y reliquias, que para adorno del nuevo templo le ofrecían los<br />
devotos, enviando todos los socorros que podía para que se prosiguiese la fábrica, y<br />
recogiendo para ella maestros religiosos, albañiles, carpinteros y pintores de los<br />
conventos donde los encontraba.<br />
Dióse principio a la prosecución a primeros de Mayo de 1689 con dichos socorros<br />
y con lo que por acá se procuraba con tanto cuidado, y vigilancia así de parte<br />
de los maestros que labraban, como de parte de quien los asistía y solicitaba las<br />
cosas necesarias, que en tres años se vió con muy crecidas medras. Y cuando ya a<br />
vista del deseado puerto se navegaba con felicidad y bonanza a gozar el fruto de<br />
tantos trabajos, nos asaltó una borrasca, que pudo atrasar mucho nuestros intentos<br />
con la muerte de N. P. Fr. Miguel de San Agustín, que fué el día 9 de Octubre del<br />
año de 1692. Trájolo Dios desde Madrid, y subiéndolo como a otro Moisés al monte<br />
de este convento, le manifestó la prenda de esta iglesia tan deseada, y que ya se<br />
andaban puliendo y adornando sus bóvedas; mas no quiso Su Majestad llegase a<br />
verla acabada, que era su único deseo, porque luego al punto le dió el mal de la<br />
muerte y se lo llevó Dios al eterno descanso, donde le habrá premiado tan ardiente<br />
y religioso celo. De no poco desconsuelo fué tan repentina desgracia a los religiosos,<br />
que miraban esta obra con cariño, como hijos de la Patria. Totalmente parece<br />
se le hubiera dado de mano, por la demasiada pobreza del convento, si Su Majestad,<br />
que tenía ya determinado de habitar cuanto antes en este templo, no tomara por su<br />
cuenta el acabarlo, eligiendo, para más auténtico testimonio de su poder, los medios<br />
más inútiles y flacos, para mi mayor confusión, viéndome indigno de tal honra; y<br />
así, habiendo corrido hasta entonces la obra por mi mano, y conociendo que para<br />
concluirla tenía Su Majestad aplicada la suya, dispensando con fidelidad lo que<br />
enviaba, la vemos en la perfección que hoy goza.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 437<br />
De la capilla mayor<br />
Es la capilla mayor (como todo lo restante de la iglesia) sumamente alegre, clara<br />
y hermosa. El crucero es capaz de 105 pies de largo y 27 de ancho. Al presbiterio<br />
se sube por tres gradas de azulado mármol; tiene 22 pies de fondo y 27 de ancho;<br />
solado de vidrio verde mar y blanco, cuyas alcautas hacen vistosas ondas. Para sustentar<br />
la media naranja suben desde el pavimento del crucero 8 pilastrones con sus<br />
contrapilastras a recibir los capiteles, alquitrabes frisos y cornisas, con variedad de<br />
resaltos, que la hacen una de las más bien ejecutadas y hermosas que se hallan, y la<br />
misma corre por todo el cuerpo de la iglesia, y como que están sustentando 34 caprichos<br />
corpulentos, repartidos en su circunferencia, bien cortados, de yeso pardo,<br />
por que sobresalga mejor en la blancura la bien imitada naturaleza de variedad de<br />
flores, hojas y frutos. Desde el banquillo, que está 41 pies del plano de la iglesia,<br />
empiezan a tomar punto los arcos torales, guarnecidos de pincel, con vistosos dibujos,<br />
fajas, ramos y florones de perspectiva, que desde abajo mienten a la vista hojarascas<br />
de profundos calados. Las cuatro pechinas ocupan cuatro Doctores Agustinianos:<br />
San Gelasio, Papa, y el Beato Egidio Romano, Cardenal, a los lados del<br />
presbiterio, y en las otras dos correspondientes San Posidio, Obispo Calamense, y<br />
San Próspero, Obispo de Aquitania; están orlados estos lienzos con una moldura<br />
blanca acordonada y fondos negros, y lo restante de dichas pechinas con una talla<br />
tan menuda y fina, que parece filigrana.<br />
En la clave de los arcos descansa el banquillo adornado de motilos, y sobre él<br />
un bocelón, que es el anillo de la media naranja, y este está enchorcholado de blanco,<br />
y los fondos de negro, y así tiene una vista muy agradable. Sobre este bocelón<br />
están sentados de corpulenta estatura ocho angelotes vaciados, cada dos encima de<br />
la clave de cada arco, teniendo cuatro tarjetones, y en ellos repartido este verso: Ave<br />
Maria gratia plena. Las manos que tienen sueltas ocupan triunfales palmas, dando<br />
a entender que este templo por su airosa gallardía merece llevarse la corona.<br />
En todo es este templo muy singular: la media naranja es de tal arte, que hasta<br />
ahora no ha llegado a nuestra noticia convenga con
438<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
otra en la forma de su arquitectura, porque es a la manera de un bernegal boca<br />
a bajo, y así, comienza a subir desde el banquillo con medias cañas estriadas y fajas<br />
rehundidas, adornadas de airosas pinceladas, van a rematar en punta de diamante al<br />
anillo de la linterna, que es un cordón tallado, con florones en las puntas de las fajas,<br />
y entre remate de faja y faja un donoso capricho, también de talla y de varios<br />
coloridos. Encima de este anillo se levantan 16 pedestales tallados, que sustentan<br />
otras tantas pilastras, que suben a recibir la cornisa de la linterna, y entre cada dos<br />
pedestales un frutero tallado. Encima de estos pedestales corren hermosos baraustes,<br />
que mirados desde abajo, no parece que los fingió el pincel, para que manifiesten<br />
a la vista un hermoso corredor. Encima del cual, y entre las pilastras, hay ocho<br />
ventanas arqueadas, con bastante descuello, y cerradas con cristalinas vidrieras, que<br />
no sólo dan luz a la linterna, sino que la participan a la media naranja. Fúndase sobre<br />
la pilastra la cornisa, y como es pequeña, y es forzoso que correspondan, según<br />
el cuerpo, las molduras, filetes y medias cañas, avivadas con el pincel, se dejan percibir<br />
desde abajo con hermosa variedad. Sobre esta cornisa estriba su media naranja,<br />
y en medio va florón dorado; y como la luz que tiene es mucha, y su circunferencia<br />
dibujada, parece un abreviado cielo. Tiene 6 pies de diámetro, 18 de circunferencia<br />
y 18 de altura desde el anillo a la cúpula, y desde ésta al pavimento de la<br />
capilla mayor 96 pies, que son 32 varas.<br />
En los testeros del crucero, en medio de sus planos, a la parte de abajo de la<br />
cornisa, están puestos dos admirables lienzos de Claudio Coello, célebre pintor de<br />
nuestro católico Monarca Carlos II. El uno es del Nacimiento de Nuestro Redentor,<br />
y el otro de la Oración del Huerto; y otro de la Concepción, de la misma mano, está<br />
debajo del dosel del altar mayor. Subiéndonos con la vista a lo alto de las bóvedas<br />
de este crucero, salen las aristas de los lunetos, guarnecidas de hermosos encajes,<br />
rematan las de uno y otro lado en punta de diamante hacia la clave de la bóveda,<br />
como que quieren embestir a un florón que el pincel dejó pendiente de ella. En el<br />
crucero del lado de la Epístola, sobre el banquillo, se descuella una capaz ventana<br />
de once pies de altura y casi cuadrada, y por estar al Mediodía no haber embarazos<br />
de edificios por aquella parte, es clarísima la luz que
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 439<br />
comunica, penetrando los rayos del sol sus vidrieras, deseosos de mirarse brillantes<br />
en el espejo de esta interior hermosura. Otra ventana tiene en este mismo<br />
lado, que cae al presbiterio, con que por todas partes se le comunica claridad para<br />
que luzcan sus aseos.<br />
Nacen desde el plano del cuerpo de la iglesia, por entre las capillas, sobre el<br />
zócalo, que es de bruñido mármol, variedad de pilastras y contrapilastras, subiendo<br />
a coronarse de bien formados capiteles y penetrando por los alquitrabes y dejando<br />
en cornisas y banquillos sus resaltos, suben a cinchos a hermosear el cañón y dividir<br />
las bóvedas, para que hagan correspondencia a la división de las capillas. Todo<br />
el medio punto que hacen estas fajas desde cornisa a cornisa, subiendo por la clave<br />
del cañón, está adornado de dibujos de pintura, como los arcos torales, con un color<br />
honesto y tan agradable, que sumamente las hermosea, y entre faja y faja en el<br />
campo del cañón repartidos a trechos florones bien adornados de hojarascas, resaltos<br />
y fondos, que fingen el pincel y las sombras; porque siendo tan común la yesería,<br />
se discurrió este sainete, para que este templo admirable no conviniese con<br />
otros, que no ha sido poco aplaudido y celebrado, pues, demás de ser el color agradable,<br />
y honesto y muy particulares y bien repartidos los dibujos que la misma<br />
blancura forma entre las sombras, parecen a la vista cortados, y que son los blancos,<br />
resaltos; y las pinceladas, fondos.<br />
Del cañón del cuerpo de la iglesia<br />
Tiene este cañón cuatro lunetos en cada lado, en correspondencia de otras capillas,<br />
y al lado del Evangelio, en medio de cada uno, un atributo de nuestro Padre S.<br />
Agustín, a quien sirve de orla un tarjetón. En los lunetos del lado de la Epístola, no<br />
se les pudo dar correspondencia, porque hay en cada uno de los tres una ventana,<br />
pero adornadas de pintura, en la misma conformidad que lo demás. Las aristas de<br />
los lunetos salen adornadas de lo mismo, y rematan cerca de los florones de las<br />
claves del cañón, en forma de pirámide, con un vistoso lazo en la punta; y en la<br />
misma conformidad están los lunetos del presbiterio, para que hagan labor con el<br />
cañón de la iglesia. En el testero de este cañón, encima del coro, está una ventana<br />
muy grande, que tiene doce pies de altura y diez de ancho, sirve de comunicar luz<br />
al coro y a la
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
iglesia, cerrada de cristalinos vidrios, y en la circunferencia, a la parte del coro,<br />
dibujada una portada y vestida de basas, pilastras y cornisas, caprichos, cogollos, y<br />
florones, que hermosean donosamente la fachada. Debajo de la cornisa están dos<br />
florones en el testero del coro, son mayores que los otros que la circundan, cortados<br />
como ellos, pero de obra más primorosa.<br />
Del coro<br />
Es el coro bastantemente capaz, pues consta de treinta y tres pies de largo y<br />
veintisiete de ancho, está solado de verde mar y blanco, como el presbiterio. Los<br />
asientos son llanos y sin divisiones porque no estilamos sillerías, con sus respaldos<br />
y cornisa, todo de color de caoba y remates plateados. Está entarimada la circunferencia,<br />
para que ya que los pies están desnudos, tengan esa corta conveniecia los<br />
religiosos. Encima del asiento del prelado está un Santo Cristo de mediana estatura,<br />
que aunque vaciado de yeso, estaba tan bien sacado el molde, en un tierno original,<br />
que salió copiado al vivo, y es compañero de otro que está encima de los cajones de<br />
la sacristía, en cruces de nogal, caprichos y repisas doradas. En medio del coro está<br />
un corpulento facistol, de variedad de maderas, como son pino, ciprés, nogal y naranjo,<br />
y vestido de molduras, embutidos y tallas, remata con una urna de carae en lo<br />
superior, en que está entre vidrieras una imagen de talla muy hermosa de San Nicolás<br />
de Tolentino. Ocupan este facistol once tomos de cuerpo mayor, en que está el<br />
Oficio Divino, sus hojas son pieles, y sus tablas forradas de baqueta y bronceadas, y<br />
aún faltan otros tres tomos para que esté cumplido el juego; su Majestad nos dé con<br />
qué costearlo, pues son para servicio suyo.<br />
La celosía del coro es muy quajada y dividida en cinco tramos, con pilastras de<br />
color de granadillo y caprichos de oro, fundada en mosaicos, balaustes, que tienen<br />
e! cuerpo verde, los pies y capiteles de granadillo, y también la celosía está de verde,<br />
y los remates de la cornisa de verde y plata, y en medio una imagen de la Concepción<br />
muy hermosa, que todo junto hace un compuesto a la vista muy agradable.<br />
La bóveda sobre que se funda el huello del coro, se registra por la parte de abajo<br />
bien adornada de molduras y una
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 441<br />
jamba con sus recuadros, y en ellos florones pequeños, y en medio de la jamba<br />
uno grande de bien caladas hojarascas y una dorada granada, que sale de su cogollo,<br />
manifestando el carmín de sus granos. Y de la misma manera se ven adornados<br />
de cortados los hombros y clave del arco, sobre que descansa la celosía; y en todo<br />
tiene este templo la propiedad de la hermosa, que le sienta todo como nacido, con<br />
aseo y agrado.<br />
De las tribunas<br />
Tiene esta iglesia ocho tribunas, dos a los lados del presbiterio, dos en el crucero,<br />
y quatro en el cuerpo de la iglesia, encima de los arcos de las capillas, todavía<br />
no están por la parte interior puestas en forma, mas por la parte de la iglesia están<br />
adornadas de vistosos balcones y ventanajes. Son los balcones de fina celosía, de<br />
ocho pies de alto, cinco de ancho y vn pie de vuelo, están dados de esmalte, y claveteados<br />
de estrellas de oro, y en medio de cada uno un dorado escudo, que unos<br />
son nombres de María, otros de Jesús, y otros jeroglíficos o atributos de nuestro<br />
Padre San Agustín. Los largueros están cuajados de caprichos de oro, y en la parte<br />
superior remates, o bolillos de verde y plata, que todo junto ceba gustosamente la<br />
vista y sirven de admirable adorno a la iglesia. Están estos balcones guarnecidos<br />
con una jamba en la pared de muy donosos recuadros, y dados de negro los filetes y<br />
fondos, que la hacen sobresalir primorosamente y a la parte de abajo tiene cada<br />
balcón su repisa bien ejecutada.<br />
De las capillas<br />
Tiene este templo diez capillas, cinco por banda, dos colaterales al altar mayor,<br />
que están cerradas, por estar sin bóvedas, y en bruto sus paredes. Otras dos a los<br />
lados del pórtico fuera del cancel, que también están cerradas por lo mismo; y seis,<br />
que están totalmente acabadas y perfectas, y sirven en el cuerpo de la iglesia, cuyas<br />
bóvedas, que son de arista, están cubiertas de pintura, de cogollos, ramos, fruteros,<br />
lazos y florones, en que el color sirve de fondo, y la blancura, de resalto, que las<br />
hace sumamente graciosas. Son muy capaces, pues con el grueso del arco y cañoncillo,<br />
tiene cada una cerca de veintitres pies de largo y quince de ancho. Las que<br />
están
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
al lado de la Epístola, tienen ventanas grandes al Mediodía, con cristalinas vidrieras,<br />
que no sólo las clarifican, sino que también comunican luz a las que están<br />
al lado del Evangelio. A estas capillas circunda una donosa imposta, y desde ésta<br />
corre a circundar el arco de cada una por la parte de afuera, una moldura cóncava,<br />
que todas ellas juegan con primor en el cuerpo de la iglesia.<br />
De los altares<br />
Al presente se han erigido nueve altares, el mayor, que está en el presbiterio, en<br />
el crucero dos colaterales, y seis en las capillas del cuerpo de la iglesia. Está el altar<br />
mayor, aunque de prestado, con mil aseos; porque cargando la consideración sobre<br />
nuestra pobreza, y considerando la imposibilidad que hay y habrá, para hacer retablo,<br />
obra que necesita mucho dinero de pronto, se discurrió el acomodar en el altar<br />
mayor un retablo que servía en la iglesia vieja, a un altar particular, y aunque pequeño,<br />
muy primoroso; compónese de pedestales, columnas con variedad de piedras<br />
embutidas, capiteles, alquitrave, friso, cornisa y remates, todo dorado, y en lo<br />
superior un San Miguel de cuerpo mayor, dorado, estofado y de airoso ropaje, en<br />
una peana dorada y calada, con que campea descolladamente en la eminencia, que<br />
no es poca; porque para que más sobresaliese el retablo, se pusieron dos bancos en<br />
el plano del altar también dorados y estofados, que servían en el altar mayor de la<br />
iglesia vieja, y sobre ellos el dicho retablo, y todo tan unido y ajustado, que parece<br />
de una pieza; en el uno de dichos bancos, que es el interior, están la mayor parte de<br />
las reliquias arriba referidas, en cajas muy aseadas de ébano y vidrieras. El nicho<br />
del medio del retablo es también dorado, y el arco y faja que le circunda, embutido<br />
de hermosa pedrería: en dicho nicho está la casita de Nuestra Señora de Loreto y la<br />
imagen con el Niño en los brazos, sentada encima de su tejado, y todo el altar, retablo<br />
y credencias está adornado de alhajas muy curiosas, variedad de ramos y artificiales<br />
flores, que parece una alegre y vistosa primavera. En las mesas de las credencias,<br />
que son de bien concertadas flores, de embutido de naranjo sobre nogal, y<br />
pies torneados de lo mismo, están dos bellísimos y hermosos Niños Jesús y San<br />
Juan, que en las fiestas grandes se ponen sobre dos bufetes más pequeños, en el
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 443<br />
plano del presbiterio, embutidos sobre nogal, de carae y buen grabado marfil.<br />
A los lados del altar mayor están dos nichos, que dejaron abiertos los que empezaron<br />
la obra para poner en ellos las estatuas de los Patronos. Hoy están ocupados<br />
de reliquias; el del lado del Evangelio, con su Santo Cristo de marfil, cuerpo de<br />
media vara, en una cruz de ébano y peana de lo mismo, en la cual peana hay algunas<br />
reliquias, en nichos que hace, y a los lados dos urnas de reliquias, y todo el nicho<br />
adornado de vistosas artificiales flores. El del lado de la Epístola ocupa una<br />
imagen de Nuestra Señora, cabeza y manos de marfil, que vino de Filipinas, y el<br />
Niño que tiene en los brazos es de marfil también; está ricamente vestida, y el nicho<br />
con el adorno de urnas, reliquias, ramos y flores, como su correspondiente.<br />
Los dos altares que están en el crucero se acomodaron también con otros dos<br />
retablos dorados, y constan de un nicho cada uno, pedestales, columnas, cornisa y<br />
remates, y con el adorno de varios ramos y flores. En el del lado de la Epístola está<br />
el Sagrario para el comulgatorio, y el nicho ocupado con la imagen milagrosa de<br />
Nuestra Señora de la Caridad, que es de la Cofradía de la Correa. En el nicho del<br />
otro altar, al lado del Evangelio, está el Santo de los milagros, nuestro Padre San<br />
Nicolás de Tolentino, con quien tienen los fieles mucha devoción, por los muchos<br />
enfermos que Su Majestad ha sido servido de sanar, mediante su piadosa intercesión.<br />
Estos dos altares y el mayor tienen tres frontales de pincel de vistosa primavera<br />
y de muy airosas flores, cogollos y pedrería, de mano del Padre Fr. José de la<br />
Concepción; y tan tiernamente ejecutados, que los que entienden del arte los califican<br />
por de más estimación que si fueran de la más costosa tela.<br />
En la capilla primera de lado del Evangelio, en el cuerpo de la iglesia, está de<br />
pintura muy devota el amoroso Padre de los pobres Santo Tomás de Villanueva; y<br />
como el Santo fué tan amante de la pobreza, son pobres los que sirven su Cofradía,<br />
como vecinos de este barrio, donde todo es suma necesidad, aunque en medio de<br />
sus trabajos se alientan todo lo posible en su veneración y culto. En la segunda capilla<br />
que prosigue, está el Santísimo Cristo de la Misericordia, hechura devotísima,<br />
y que no pocos aficionados tiene, bien que la
444<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
aspereza de las cuestas es causa de que no se frecuente demasiado. En la tercera<br />
y última capilla de este lado está colocado un lienzo muy precioso de Nuestra<br />
Señora de la Soledad, que ha hecho muchos prodigios, como compañera imagen de<br />
la de Loreto, pues un mismo dueño nos hizo donación de entrambas, y sus descendientes<br />
le tienen dotada una lámpara que continuamente la alumbra.<br />
Al lado de la Epistota está en la primera capilla el asombro de la penitencia:<br />
San Guillermo, Duque de Aquitania y Conde de Pictavia, de quien descienden<br />
nuestros catolicos Reyes. Fué religioso Lego, y le asisten en dicha su capilla los<br />
religiosos Legos sus Hermanos, solemnizando con mucha devoción y grandeza sus<br />
fiestas, con la asistencia de otros hermanos Cofrades seculares, cuya devoción sigue<br />
las banderas de su patrocinio. En la capilla que se sigue está la imagen del Sol clarísimo<br />
de la Iglesia, San Agustín Nuestro Padre. Está sentado, como Maestro de los<br />
Doctores todos, vestido de pontifical, y en la mano ofreciéndole a Dios su enamorado<br />
corazón, pues no sólo resplandeció en sabiduría, como entendido Querubín,<br />
sino que fué Serafín por lo abrasado de su caridad. En la última capilla está colocada<br />
una imagen muy hermosa de Santa Rita, con quien ya empiezan los fieles a tener<br />
particular cuidado, por lo mucho que interesa su devoción para el remedio de sus<br />
necesidades.<br />
De las puertas y cancel<br />
Sólo tiene una entrada este magnífico templo, que es por el pórtico que está a<br />
los pies de la iglesia, y en él tres arcos con tres puertas, el de en medio mayor que<br />
los colaterales; son de piedra franca, como toda la portada y escudos de los Patronos.<br />
Las puertas son de nogal, con mucha y hermosa clavazón, en cuya circunferencia<br />
de cabezas tienen vaciados los clavos muchos corazones, que no sólo a ellos<br />
sirven de hermosura, sino que por ser el corazón las armas de N. P. San Agustín,<br />
están dando a entender a los que llegan cúyo es el templo que aquellas puertas ocultan.<br />
Para más resguardo del aire, porque es mucho el que ordinariamente corre en<br />
este sitio, tiene en el mismo pórtico un hermoso cancel, labrado de nogal y pino,<br />
con dos postigos en los costados, que son los que ordinariamente sirven, y en medio<br />
puertas grandes, que se
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 445<br />
abren para las procesiones, y en cada una de sus hojas, abiertos de talla, dos<br />
escudos de las Armas de la Orden, con admirables y delicados calados, ejecutados<br />
por el Hermano Fr. Pedro del Populo, religioso Lego y maestro de carpintero, que,<br />
ayudado de otros oficiales religiosos, es quien ha labrado y trabajado toda la<br />
madera que se ha gastado en este hermosísimo templo.<br />
De la lonja<br />
Para darle desahogo a la iglesia y hacerle una anteplaza que sirviese de lonja,<br />
donde se espaciase la gente, fué necesario cortar el cerro, en cuya ladera está la<br />
fábrica, que costó no poco trabajo, tiempo y dinero, pero bien empleado, pues ha<br />
quedado una plaza tan capaz, que se pueden en ella correr toros. Tiene de ancho 95<br />
pies y 105 de largo. Está cercada por la parte de norte y Occidente con un fortísimo<br />
jorfe de ladrillo, cal y canto para detener el cerro; y por la parte de Mediodía, que<br />
mira hacia el Alhambra y Vega, está descubierta sólo con un pretil que la circunda<br />
y desde donde los que quieren descansar de los cuidados, tienen para la vista un<br />
lienzo admirable, en que la naturaleza pintó un país hermoso, que, a determinase el<br />
discurso a sacar a luz una agradable idea, aunque más se desvelara, no acertará a<br />
discurrir un conjunto de tantas variedades y bellezas; porque desde esta plaza se<br />
descubre un trozo de ciudad muy grande y el más principal de Granada, estando<br />
sobre ella como a caballero, desde donde descubre suntuosos edificios, magníficos<br />
templos, descolladas torres airosos chapiteles, sin servir dichos edificios a los ojos<br />
de estorbo, por estar muy interiores respecto de la altura de esta plaza; pasa la vista<br />
a contemplar la anchurosa y dilatada vega, que ofrece a los ojos variedad de árboles<br />
y frescuras en las frondosas amenidades y bien pobladas huertas de su hermoso<br />
Haragui; y como galón de plata a su verde falda el vistoso Genil, que por sí y por<br />
sus acequias lo circunda y baña. Pasando más adelante la vista, encuentra variedad<br />
de quintas y villas que gustosamente entretienen.<br />
A la parte de Mediodía se descubre la Fortaleza de la Alhambra, coronados de<br />
almenas sus castillos y torres, y por verde rodapies a su grandeza el frondoso bosque,<br />
habitación de montaraces corzas y venados.
446<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Un poco más a la parte de Levante se descuella el galán Generalife, cuya Alcaidía<br />
gozan los señores Marqueses de Campotejar, y es un recreo que tenían los<br />
Reyes Moros, donde iban a divertirse de los cuidados que trae consigo una Corona.<br />
Está predominando al Alhambra y se compone de muy aderezados jardines, en que<br />
se forman variedad de calles de bien cortados arrayanes y murtas, que cercan vistosos<br />
y anchurosos cuadros de airosas flores. Por encima de este recreo pasan los ojos<br />
a contemplar la hermosura y altura de la sierra, ceñidas sus sienes de cándidos plumajes,<br />
que, deshaciéndose poco a poco en cándidas perlas, corren presurosas, precipitándose<br />
de los pelados riscos, por venir a besarle con círculos halagüeños a<br />
Granada las plantas.<br />
Pasando la vista a la parte de Levante, encuentra con la amena cañada del frondoso<br />
Darro, guarnecido por una y otra orilla de jardines y cármenes, poblados de<br />
fructíferas plantas, siendo a un mismo tiempo almacén de flores, pues todo el año<br />
las ofrecen para sainete de los altares y recreo de los festines. Corre Darro por entre<br />
estos amenos pensiles tan oculto, que aun en el estío no se les concede a los fogosos<br />
rayos del sol el bajarse a refrescar en sus cristales, porque las plantas de una y otra<br />
ribera arqueando sus densas ramas, de tal suerte se unen en estrecho abrazo, que no<br />
es fácil las penetren los rayos más sutiles. Y por ir el río muy profundo y tener por<br />
partes las orillas desembarazadas, es agradable estancia, que sirve como de sala<br />
baja a los granadinos, donde por la frescura de su sitio, y su toldo de verdes esmeraldas,<br />
pasan algunas tardes sin experimentar de los caniculares los rigores.<br />
A la parte del Norte de este río se descubre en la eminencia de un monte la segunda<br />
Roma, el Sacro Monte, digo; pues si Roma, por archivo de casi innumerables<br />
cuerpos de Santos, es el mayor relicario del mundo, éste, en su tanto, puede hacerle<br />
competencia por las muchas y grandiosas reliquias que oculta, pues no sólo fué y es<br />
depósito de muchos mártires, que con el humor de su sangre fertilizaron la Iglesia,<br />
de quienes fué Capitán General nuestro Patrón San Cecilio, sino que quiso Dios<br />
favorecer aquel sitio con otros portentos, que saldrán a luz en el tiempo que Su Majestad<br />
tiene determinado.<br />
Todo lo sobredicho se registra desde la plaza de nuestra iglesia;
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 447<br />
con razón puedo decir es el mejor divertimiento de cuantos tiene esta ciudad. Y<br />
si acaso quieren volver los ojos al frontispicio de nuestro templo, no falta divertimiento<br />
en su fachada, pues todos los tendeles están de blanco, y las frentes de los<br />
ladrillos de colorado, y las ventanas, que son muchas, vistosamente adornadas de<br />
fingidas vasas, pilastras y cornisas, que todo se viene a los ojos.
ARTÍCULO IX<br />
Preparativos de las fiestas de la Dedicación<br />
Sumario: Invitaciones varias.– Altares y adornos para la procesión.– En el pórtico antiguo.– En<br />
la placeta.– En la placeta alta.– Altar de los Hermanos Legos.– En la placeta nueva.–<br />
Otros preparativos.<br />
De los convites que se hicieron a los Tribunales, Cabildos y Sagradas Religiones<br />
Viendo ya que la iglesia se hallaba en razonable disposición, aunque algunas<br />
cosas forzosas no se habían acabado de concluir, era tan fervoroso el deseo que<br />
tenían los religiosos de ver colocado en ella el Pan suavísimo de la Gloria y a su<br />
Santísima Madre de Loreto para venerarlos en solio a su grandeza más decente,<br />
que, acelerando todo lo posible las cosas que faltaban, se comenzó a tratar de las<br />
fiestas. Era nuestro deseo se hiciesen con todo el lucimiento posible, y que las dos<br />
Majestades se colocasen con magnífico y célebre aparato. A este deseo se oponía<br />
un enemigo muy poderoso, que era nuestra demasiada pobreza, sin tener alientos<br />
para vencerlo, porque con los excesivos gastos de tan gigante obra, nos hallábamos<br />
sumamente debilitados; pero, sacando fuerzas de flaqueza y estribando nuestra esperanza<br />
en la divina Providencia, revestidos con esta consideración nuestros débiles<br />
hombros de robustos y generosos bríos, se intentaron unas de las más autorizadas<br />
fiestas que ha celebrado esta ciudad nobilísima. Volvíamos los ojos a los inmensos<br />
gastos que en menos de seis años se han hecho en tan suntuosos edificios, y que<br />
cuando se dió principio nos hallábamos tan pobres como al presente nos hallamos;<br />
o porque Dios nos quiere desasidos de las conveniencias del mundo para seguir a<br />
Su Majestad desembarazados de lo terreno todo, o para confusión de los poderosos<br />
en bienes de fortuna, que no tienen aliento para gastarlos en heroicas, piadosas y<br />
religiosas obras, cuando los
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 449<br />
desvalidos de intereses humanos, y sin más caudal que una mortaja pobre, tienen<br />
tan generosos pensamientos, que suben a escalar el cielo con las torres de sacros<br />
edificios; o para dar a entender hacen poca falta los terrenos bienes, porque Su<br />
Majestad sabe ponerlo todo cuando las obras que se intentan son de su gusto.<br />
Teniendo, pues, cierta evidencia de que Su Majestad ha costeado esta obra,<br />
como cosa de su cariño, y con la esperanza de que con la misma providencia acudiría<br />
a lo que faltaba, animosamente nos determinamos a poner en planta unas fiestas<br />
suntuosas y vestirlas de toda la grandeza y autoridad posible, confiando que Dios<br />
asistiría (como a todo lo demás) a costearlas. Para esto, pues, fué necesario dar noticia<br />
al Ilustrísimo señor Don Martín Ascargota, Arzobispo de esta ciudad, para<br />
que, como Prelado, señalase el día en que se había de hacer la traslación y que<br />
había de dar principio a la festividad; y Su Ilustrísima, como tan político y atento,<br />
remitió la decisión de este punto al doctísimo Cabildo de la Santa iglesia 1 , ofreciendo<br />
de su parte el asistir a la procesión para llevar el Santísimo Sacramento a su<br />
nuevo trono y decir misa de Pontifical el siguiente día. Con tan buen principio, muy<br />
ufanos nos dimos los parabienes de salir con todo lucimiento en nuestro empeño.<br />
Determinó el Cabildo venerable de la Santa Iglesia se diese principio a las fiestas<br />
el sábado 23 de Octubre, en que se había de hacer la procesión y asistir en ella<br />
todo el Cablido pleno, y que celebraría las primeras vísperas y el siguiente día los<br />
divinos Oficios, asistiendo a su benemérito Prelado. Salieron nombrados Comisarios<br />
para dicha función el señor Doctor Don Rodrigo Marín, Predicador de Su Majestad,<br />
Maestrescuela de dicha Santa Iglesia y Visitador de religiosas, y el señor<br />
Don Esteban Bellido de Guevara, Canónigo Magistral de dicha Santa Iglesia, y que<br />
había de estrenar dignamente el púlpito dicho día.<br />
Estando esto así determinado, y deseando que los muy poderosos<br />
1 En las actas del Cabildo Eclesiástico Volumen 6.º, Catedral, 1.º, a los folios 8 y 85 v.º, se lee lo<br />
siguiente: "En 7 de Agosto viose peticion del Prior y Religiosos de San Agutin Descalzos de esta<br />
Ciudad en que suplican al Cavildo les honren con su presencia para la traslación que dicho convento<br />
hace del Santisimo Sacramento a la iglesia nueva el dia 9 de Octubre de 1604 por la tarde".<br />
De donde se deduce que se trasfirió la función, puesto que no el 9, sino el 23, se inauguró el templo.
450<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
y magníficos Tribunales autorizasen nuestras festivas aclamaciones para que<br />
tuviesen todo el complemento de grandes, se pasó a hacer súplica al señor Don<br />
Gregorio Valle Arredondo, Caballero del hábito de Calatrava y Presidente de la<br />
Real Cancillería, y a los señores del Real Acuerdo, y como tan católicos Príncipes y<br />
afectos a nuestro santo hábito, unánimes y conformes determinaron el favorecernos<br />
con su asistencia el lunes 25 de Octubre. Para que este día oficiasen en altar y púlpito,<br />
hicimos súplica a la gravísima Comunidad de Padres Redentores de la Santísima<br />
Trinidad Descalza, que se ofrecieron a honrarnos afectuosamente.<br />
Al Sagrado Tribunal de la Fe se hizo la misma súplica, y con el celo ardiente<br />
con que veneran las cosas eclesiásticas y piedad y afecto con que miran las Sagradas<br />
Religiones, ofrecieron los señores Inquisidores, que al presente son los que gozan<br />
dignamente este título, el señor Don Juan Miguélez de Mendaña Osorio, el señor<br />
Don Domingo de Pernas y Modia, el señor Don Leonardo Fedel de Cardona y<br />
el señor Don Pablo del Moral, el venir a honrarnos el jueves 28 de Octubre, día que<br />
eligieron dichos señores, por ser de fiesta, dedicado a los santos Apóstoles San Simón<br />
Judas, y como Príncipes tan generosos, enviaron luego al punto cien ducados<br />
para los gastos de aquel día. Para él se convidó a la seráfica Comunidad de Padres<br />
Capuchinos para que ocupasen altar y púlpito, que aceptaron con el agrado y cortesanía<br />
que suelen, de que quedó nuestro afecto sumamente rendido a sus favores.<br />
La nobilísima coronada ciudad de Granada, que en semejantes lances sabe dar<br />
a entender el generoso cordial afecto que tiene a las Sagradas Religiones, y que en<br />
orden a las cosas del divino culto no cede la primacía a las más católicas del orbe,<br />
apenas se le insinuó por nuestra parte el que en este empeño nos favoreciese, cuando<br />
se ofreció generosa a coronar la octava, asistiendo por ciudad a hacer la fiesta el<br />
domingo 31 de Octubre, enviándonos un libramiento de cincuenta ducados, que se<br />
cobraron luego al punto. Y para este día, para que más se autorizase nuestra iglesia,<br />
hicimos elección de la muy observante redentora Comunidad de Nuestra Señora de<br />
la Merced, Descalza, que gustosamente admitieron el favorecernos dicho día en<br />
altar y púlpito, como se lo habíamos suplicado.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 451<br />
La Real Capilla, cuyo benemérito capellán mayor es al presente el señor Doctor<br />
Don Juan Leyba, y a cuyos señores capellanes alientan y vivifican reales corazones,<br />
se ofrecieron voluntariamente para honrarnos el día martes 26 de Octubre, y<br />
que altar, música y púlpito correría aquel día por su cuenta.<br />
Tiene este convento un afecto bienhechor, de quien ha recibido repetidos beneficios,<br />
que es Don Rafael de Ortega, Secretario de Provincia de esta Cancillería, y<br />
por su mucha y cordial devoción con Nuestra Señora de Loreto, había pedido repetidas<br />
veces le señalasen un día para costear una fiesta, y así, se le dió para cumplimiento<br />
de sus generosos deseos el día miércoles 27 de Octubre, y que este día había<br />
de honrarnos en altar y púlpito la gravísima Comunidad de Padres Redentores de la<br />
Santísima Trinidad, Calzados, de que nos dimos por muy afortunados, con la esperanza<br />
de gozar la preferencia de tan generosos huéspedes.<br />
El muy religioso convento de la seráfica religión Descalza, cuyo titular es el<br />
señor San Antonio de Padua, en quien siempre ha experimentado esta Comunidad<br />
muy fraternal correspondencia, quiso favorecernos, llenando el día viernes 29 de<br />
Octubre con altar y púlpito y asistencia de toda la Comunidad, que no poco gozosos<br />
dejó nuestros corazones al considerar nos habíamos de ver ennoblecidos con la<br />
asistencia de tan angelicales huéspedes.<br />
Está este convento casi contiguo a la Colegial del Salvador, y pareciéndole a<br />
este gravísimo Cabildo, cuyo benemérito Abad es al presente el señor Doctor Don<br />
Martín Torrico de Pedrajas, que por la cercanía debía mirar esta casa como propia,<br />
y dar los primeros días a los demás huéspedes bienhechores, determinó su atención<br />
política tomar para sí el día último de la fiesta, que fué sábado 30 de Octubre, y con<br />
esta condición gustaron de asistirnos; y aunque no son los más acomodados por la<br />
cortedad de sus prebendas, no obstante manifestaron sus piadosos deseos enviándonos<br />
cuatrocientos reales de limosna.<br />
Cumplido ya el número para una célebre octava, y considerándonos deudores a<br />
tan generosos ofrecimientos, nos pareció no cumplía nuestra gratitud si no manifestaba<br />
en exteriores voces los rendidos afectos que a tan sublimes beneficios ocultaban<br />
nuestros corazones.
452<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Y así, determinó esta Comunidad hacer fiesta el siguiente día al de la octava,<br />
que era el de Todos los Santos, 1.º de Noviembre, para dar las gracias a tan generosos<br />
bienhechores. En cumplimiento de lo cual, se fijó en las puertas de los templos<br />
el papel de las fiestas y sermones y las noticias de las circunstancias que concurrían<br />
para la grandeza y autoridad de tan plausibles fiestas.<br />
De los altares y demás adornos que se previnieron para la procesión<br />
Considerando que de este corto albergue habían de amanecer a más decente solio<br />
la Aurora cándida Lauretana y el Sol clarísimo de su Hijo en el Sacramento; y<br />
que si para la entrada de Príncipes terrenos en sus célebres Cortes se agotan los<br />
erarios en aparatos majestuosos, triunfales carros, costosos aseos, invenciones festivas<br />
y adornos ricos de ventanajes, era forzoso el asear el tránsito lo más decente<br />
que pudiesen costear nuestras débiles fuerzas, pues habían de pasearlo, no Reyes de<br />
la tierra, sino los Monarcas más soberanos de la Gloria. Esmeráronse los religiosos,<br />
a quienes se encomendaron los sitios, compitiéndose con sagrada emulación unos a<br />
otros en los aseos que solicitaban sus afectos. Y aunque no con la soberbia grandeza<br />
que para sus vanas profanidades ostenta el mundo, no obstante, como lo costeaba<br />
un religioso amor y los rendía a su Dios una amante voluntad, así como Su Majestad<br />
al primer barro, siendo tan villano y grosero, sólo con un aliento de su boca lo<br />
transformó en noble, generoso viviente, a ese mismo modo, como nuestros pobres<br />
cultos los consagraba a Dios una intención sin doblez, no parece sino que los alentaba<br />
Su Majestad para que afectasen competencias a las majestuosas prevenciones y<br />
fiestas que hacían los Romanos en las entradas de sus más afortunados Cónsules.<br />
Lo primero de todo se procuraron adornar con decencia las dos Majestades soberanas,<br />
para que fuesen con el aseo y lucimiento posibles. Colocóse el Santísimo<br />
Sacramento en una custodia de las más ricas y primorosas que se hallan en esta<br />
ciudad, bastantemente descollada, de mucha y rica plata y de más costosa hechura,<br />
y toda sobredorada, fija en unas andas de plata muy hermosas, se colocó en un altar<br />
solo que había quedado en la iglesia vieja, bien aseado de vistosas ramas y otras<br />
alhajas preciosas. A Nuestra Señora de Loreto se aderezó con variedad de joyas,<br />
perlas, diamantes y lazos muy
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 453<br />
costosos, y su casa, ángulos y tejados de la misma materia, y todo le sentaba<br />
con tanto aire, que por singular de sus adornos y lo principal por su incomparable<br />
belleza y excelente hermosura, se llevaba los ojos y arrastraba los corazones de<br />
quien la miraba. Púsose también en otras andas de plata, asistida de luces. Como el<br />
Sol de la Iglesia N. P. San Agustín es nuestro Capitán General, como lo es también<br />
de otras muchas Religiones sagradas, que se precian de ser sus hijos, era preciso<br />
fuese guiando la procesión, como precursor lucero, que indicase el tránsito de tan<br />
divinos resplandecientes Astros por el hemisferio de estas placetas a colocarse en el<br />
cenit de su nuevo templo, se vistió de pontifical y adornó de preciosas joyas y cadena<br />
de costosa filigrana. La iglesia antigua se aseó y se vistió de finas y hermosas<br />
colgaduras.<br />
Pórtico viejo<br />
De la iglesia antigua se sale a un pórtico, que es una nave capaz y descollada<br />
con su bóveda de cañón, lunetos y cornisa. Estuvo todo vestido de ricas colgaduras<br />
y muchas y preciosas láminas, que, puestas de intento, servían como de imposta al<br />
cañón, que también hacía la colgadura con airoso arte. Eran las molduras de fina<br />
talla y sobredoradas, que hacían primoroso juego. En el testero de este cañón se<br />
levantaba un aseado altar de tres cuerpos y triangulado. Los dos primeros y sus<br />
triángulos ocupaban algunos niños muy hermosos y ricamente aderezados y otras<br />
imágenes devotas, acompañadas de ramos de varios colores con que el arte ostentó<br />
una vistosa primavera. En el cuerpo superior y debajo de un majestuoso dosel de<br />
felpa carmesí estaba una imagen de Santa Rita de Casia, circulada de un arco dorado<br />
y hojas estofadas, que ostentaba admirable majestad y grandeza. Es la cara de la<br />
imagen como una rosa y la milagrosa espina, como fino diamante, daba más hermosura<br />
al terso campo de su frente; tenía a los pies en una tarjeta esta quintilla.<br />
Que con espinas esté<br />
La rosa más peregrina,<br />
Cada día eso se vé,<br />
Mas en Rita vemos que<br />
Con rosas está su espina.
454<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Tenía el altar muchas luces, y como toda la pieza estaba de colgaduras carmesís<br />
y algunos rayos de fogoso Monarca, que descolgándose por las ventanas de esta<br />
cuadra, y penetrando los tapices, se introducían a ver tanta belleza, no parecía sino<br />
que aquella estancia, o era la casa del sol, o segunda Troya, que se abrasaba...<br />
Placeta altar, su adorno y altares<br />
Desde este Pórtico se sale a una anchurosa plaza de ciento y veinte pies de largo<br />
y poco menos de ancho. A los dos lados o costados se levantó una empalizada,<br />
vestida de muy fina caroza, y de airosa pintura, descollábase por una y otra banda<br />
en veinte y cuatro pies de altura. Repartióse cada lienzo en cuatro arcos, que fingían<br />
de admirable perspectiva otras tantas capillas, con sus zocales, basas, pilastras y<br />
columnas, capiteles, alquitraves, frisos y cornisas. En lo superior servían de remate<br />
ocho lienzos, los más de ellos de mano de Don Pedro Atanasio, hijo que fué de esta<br />
ciudad y afamado pintor. Y son efigies de ilustres Mártires, que ha dado a la iglesia<br />
nuestra Descalcez en las islas Filipinas y Japón, y los más de ellos hijos de esta<br />
nobilísima ciudad, que en todos tiempos ha producido héroes de alientos generosos,<br />
que en lo militar y eclesiástico han sabido acreditar su patria por madre fecunda de<br />
corazones invencibles, unos triunfantes a costa de su sangre en las campañas españolas,<br />
y otros en las eclesiásticas campañas, coronados de gloriosos laureles, por<br />
haber firmado con su sangre en el martirio el testimonio verdadero de nuestra Santa<br />
Fe Católica.<br />
En los fondos que fingían las capillas se pusieron otros ocho admirables lienzos<br />
del martirio de la venerable Hermana Terciaria nuestra Magdalena de Jesús,<br />
japona, que es uno de los frutos que ha dado a la militante iglesia la predicación de<br />
nuestros religiosos en aquellas remotas y bárbaras Provincias, y que ella a costa de<br />
su sangre, derramada en diversos, atroces y exquisitos tormentos, que porque predicaba<br />
valerosamente nuestra Fe le dieron sus compatriotas, supo trasladarse, como<br />
se presume, coronada de triunfos a la Jerusalén triunfante, para eterna memoria de<br />
los progressos gloriosos de la Religión Agustiniana.<br />
La fachada de la iglesia antigua estaba airosamente adornada con
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 455<br />
ricas colgaduras de finísimos damascos carmesíes y variedad de láminas, que al<br />
paso que sus delicadas pinceladas gustosamente entretenían los ojos, los lastimaba<br />
la clarísima luz, que despedían heridas del sol las doradas molduras de sus marcos.<br />
La fachada de enfrente que es el lienzo de la iglesia de nuestras Religiosas Descalzas,<br />
con el afecto que nos tienen, como verdaderas hermanas, y aplicación al divino<br />
culto, procuraron asearlo con vistosos primores de varias colgaduras ajedrezadas,<br />
láminas y ramos, y en medio del lienzo un altar muy donoso, que ocupaba nuestra<br />
Madre Santa Mónica, cuyas lágrimas continuas recogió la iglesia nuestra Madre,<br />
como preciosísimas perlas, pues fueron de tanto valor que con ellas se pudo cambiar<br />
un sol resplandeciente que la alumbrase contra las tinieblas de la herejía, que<br />
procuraban oscurecerla. Y si otras lágrimas denotan y manifiestan tristezas penosas,<br />
las de Mónica simbolizaron a la iglesia festivas alegrías.<br />
En medio de esta plaza hay una hermosa y descollada cruz de fino y bruñido<br />
mármol y en su circunferencia se hizo un altar de cuatro caras, bien vestido y adornado<br />
de naturales y artificiales ramos y flores, de hermosas efigies y algunos juguetes<br />
ingeniosos, que divertían gustosamente a los que pasaban. En la cara que mira a<br />
la iglesia antigua estaba entronizada de estatura natural Santa Clara de Monte Falco,<br />
y en sus manos un peso, cuyas balanzas ocupaban tres piedras, figura de las que<br />
se hallaron en su corazón y pesando cada una tanto como todas tres, simbolizaban<br />
el misterio de la Santísima Trinidad.<br />
En la parte contraria, que es la que mira al Occidente, estaba entronizado el enternecido<br />
amante del Sacramento, San Juan de Sahagún, también de estatura natural;<br />
tenía en sus manos el cáliz, que figuraba el misterio más admirable que salió de<br />
la fragua del amor divino en beneficio del linaje humano.<br />
Arco majestuoso que se puso en la esquina de la placeta alta<br />
En una esquina de esta plaza, que lo es también del convento de nuestras Religiosas,<br />
y por donde había de bajar la processión, se formó un arco de veinte y quatro<br />
pies de altura. Era todo de pintura de airosos coloridos y hecho a propósito para<br />
el caso. Sobre hermosas
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
basas se levantaban bien delicadas pilastras, que, coronadas de hermosos capiteles,<br />
pasaban por el friso a sobresalir en los resaltos de una cornisa, que mentía a<br />
los ojos no pequeño vuelo; tal era su bien pincelada perspectiva. Coronaban esta<br />
cornisa cuatro efigies, las dos eran de ángeles, que tenían en sus manos con reverencia<br />
la mitra y báculo pastoral de N. P. San Agustín, como que este día crecía el<br />
sapientíssimo Padre a gigantes accidentales glorias en que sus hijos se empleaban<br />
en darle a Dios y a su Santísima Madre tan reverentes cultos. Filius sapiens lætificat<br />
patrem. Las otras dos eran de los dos Príncipes de la iglesia, San Pedro y San<br />
Pablo, que como tales canonizaban las presentes por unas de las más célebres fiestas<br />
de la militante iglesia. Y sobre la clave del arco una coronada granada, ofreciendo<br />
a los ojos el carmín de sus granos, y daba motivo para discurrir o que estas<br />
fiestas ponían a su corona la última esmeralda o que los granos generosos de sus<br />
hijos ponían con su afectuosa asistencia a tan relevantes fiestas la corona.<br />
A los lados de este majestuoso arco se desviaban los adornos, llenando los<br />
lienzos de las tapias de varias y diferentes pinturas a lo ridículo, en que se cebaban<br />
los entendimientos alegres; esta era la fachada que tenía a la parte de Mediodía. A<br />
la banda del Norte estaba poblado de arrayanes y murtos, y entre ellos muchas jaulas,<br />
bien aderezadas de cintas y colonias, en cuyos colores divertían las tristezas de<br />
su prisión numeroso concurso de simples pajarillos, que con delicadas y sonoras<br />
voces formaban una bien concertada capilla, que gustosamente embelesaba; y estos<br />
inculpables prisioneros se guardaban para comunicarles la libertad amable al pasar<br />
en la procesión las dos Majestades de Madre e Hijo. Al pie de este arco, entre arboledas,<br />
frescuras y bien concertados encañados, saltaba bulliciosa una cándida fuente,<br />
tan pródiga de sus cristales, que con menudas perlas matizaba el vestido de<br />
quien se acercaba a contemplarla.<br />
Altar que hicieron los religiosos legos<br />
Pocos pasos distante de este arco, hicieron un suntuoso altar los religiosos Legos,<br />
fabricado a expensas de su afecto a esta nueva iglesia, por los muchos cuidados<br />
que les ha costado su fábrica, obra de sus manos y como depósito de sus habilidades,<br />
lo es también de sus
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 457<br />
corazones. Descollábase este altar doce varas sobre la tierra y ocho varas de<br />
ancho, en forma de una vistosa y rica capilla, cuya fachada de pintura muy hermosa<br />
se componía de una admirable portada, en que corrió diestro el pincel, formando de<br />
varios coloridos todos los requisitos necesarios a una valiente fábrica, y así sobresalía<br />
con agradable belleza. Circundaba la frente de esta capilla un vistoso arco, y en<br />
la eminencia de su clave un alado espíritu, que dibujó el pincel, de diez palmos de<br />
alto, tendidas al aire sus vistosas plumas como que a vuelos presurosos se precipitaba<br />
a contemplar la nueva maravilla de haberse avecindado en este monte el firmamento<br />
con todo el tropel luminoso de sus astros.<br />
Contenía este altar solamente dos cuerpos, el primero era un plano bien aseado<br />
de cándidos manteles, para que en él descansase la sagrada custodia, mientras se<br />
cantaba el villancico, y adornado de ramos, candeleros y cera. Sobre este se levantaba<br />
un banco, desde quien corrían ocho gradas a rematar en el plano del segundo<br />
cuerpo. Estaban adornadas de muy hermosas láminas, de varias imágenes de airosa<br />
escultura, y donosos y agradables ramilletes de artificiales flores. La cubierta de<br />
esta capilla era un cielo raso de finísimo terciopelo y ricas colgaduras en los lienzos<br />
de los lados, que daban fondo al último cuerpo, donde debajo de un dosel ricamente<br />
bordado se entronizaba el ejemplar inimitable de la penitencia, nuestro nobilísimo<br />
Padre S. Guillermo, Duque, que fue en el mundo de Pictavia, y hoy coronado monarca<br />
en la gloria, de estatura natural y muy delicada escultura. Y a quien los Hermanos<br />
Legos pusieron esta quintilla:<br />
Nuestro Guillermo dichoso<br />
Nos advierte mesurado,<br />
Que el gasto es aquí forzoso,<br />
Y que al más menesteroso<br />
Podrá prestarle un Ducado.<br />
Desde este altar a la mano derecha corría un tablado muy capaz cubierto también<br />
de tablas y todo entapizado, estaba formado en él un aposento, y como tres<br />
varas del suelo se descubría una capaz ventana, y por ella se resgistraba sala bien<br />
aderezada y compuesta, donde salían variedad de muñecos a ejercitar entretenidas<br />
habilidades, que discurrió primorosamente el ingenio, burlescas y ferias, de danzas
458<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de damas y galanes, y ligeros matachines. Unas fiestas de toros tan bien representadas,<br />
que parece animaban aquellas figuras vivientes corazones. Había caballeros<br />
comisarios, que despejaban la plaza; otros rejoneadores que daban repentinas<br />
muertes a los soberbios brutos, y tal lidiador, que de lo agudo de sus puntas indicaba<br />
mortales desalientos, y juzgándolo difunto, se ordenaba el entierro con velas<br />
encendidas, y en medio de la estación haciendo ademanes de viviente el cadáver,<br />
todos asombrados huían. Estas y otras cosas de buen gusto tenían como embelesada<br />
la gente, duró este sainete de noche y de día, todo lo que duraron las fiestas, y nos<br />
sirvió de grande alivio, porque siendo el concurso de la gente innumerable, y no<br />
cabiendo todos en el anchuroso templo, servía de entretener gustosamente a los que<br />
se quedaban en la calle.<br />
Adorno, colgaduras y altar de la placeta nueva<br />
A distancia de doce pasos se entraba desde dicho altar en la plaza o lonja que<br />
está delante de la iglesia nueva; y aunque tan grande y espaciosa como se ha dicho,<br />
tenía todos sus cuatro ángulos vestidos de colgaduras muy preciosas y coronados<br />
con alegres remates de pinura...<br />
En el ángulo del Norte, y mirando hacia Mediodía, se erigió un curioso y aseado<br />
altar, que, vara y media distante del suelo, hacía un plano bien aderezado para<br />
poner la Sagrada Custodia, mientras la música, con sonoras voces y bien templados<br />
instrumentos, suspendía las atenciones de los circunstantes. Desde este plano subían<br />
cinco gradas, aderezadas de vistosa primavera en variedad de flores, láminas y<br />
curiosidades, que remataban en un plano, donde debajo de un costoso dosel se<br />
hallaba ricamente vestido el que en el mundo se trató como el más pobre; pues repartiendo<br />
su encendida caridad en los necesitados cuanto tenía, nada reservaba para<br />
sí N. P. Santo Tomás de Villanueva. Pusiéronle a un lado esta quintilla:<br />
Tomas, vuestro celo casto<br />
Nos ayude a hacer la costa,<br />
Dadnos dineros abasto,<br />
Que si no alargáis la bolsa,<br />
No hay quien sufra tanto gasto.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 9 459<br />
En una de las puertas del Nuevo Templo se puso en su alabanza la octava siguiente:<br />
De otras cosas que se previnieron, para adorno y grandeza de las fiestas<br />
Deseaban los devotos religiosos que estas fiestas, por ser a honra y gloria de<br />
Dios y de su Santísima Madre, tuviesen todos los requisitos de grandes y majestuosas,<br />
y así, para que las luciese la nobleza de esta ciudad, se dió el estandarte que<br />
había de guiar la procesión al señor Don Diego Arostigui, Caballero del hábito de<br />
Alcántara, nuestro Patrón, que convidó la Caballería para que le acompañase y nos<br />
honrase, como lo suelen hacer los Caballeros de Granada, con generosa liberalidad<br />
en semejantes funciones, en atención a los gloriosos timbres de su noble sangre y<br />
celo ardiente al divino culto. Y para que más se autorizase la procesión, se convidaron<br />
las Cofradías del Santísimo Sacramento de las más de las Parroquias, que se<br />
ofrecieron gustosamente con mucha cera y estandartes para acompañar a Su Majestad,<br />
fineza que celebraron mucho nuestros corazones. Hicimos también elección<br />
para todos los días de las fiestas de la música de la Santa Iglesia, que se halla al<br />
presente tan rica de diestras y admirables voces, que puede hacer competencia a las<br />
capillas más sobresalientes de la Monarquía.<br />
Previniéronse dos danzas para que alegrasen la procesión, una de sarao y otra<br />
de cascabel, vestidas de las mejores libreas que han lucido en esta ciudad. Y porque<br />
no faltase el sainete de los diablillos, se pidió licencia a los señores de la Real Cancillería,<br />
que la dieron gustosos, para que los hubiese la tarde de la procesión y día<br />
siguiente en que había de celebrar la Santa Iglesia, y para los tres días en que habían<br />
de hacer fiesta y asistir los Tribunales del Real Acuerdo, Santa Inquisición y<br />
notabilísima ciudad; hicieron muy costosas y donosas libreas con horribles figuras<br />
para recreo y zumba de los muchachos y sustos de los pobres campesinos. Trajéronse<br />
tres gigantes de estaturas disformes, que se pusieron en lo alto del jorfe, que<br />
está entre las dos plazas alta y baja, como centinelas que atalayasen tan aseado<br />
campo.
ARTÍCULO X<br />
Inauguración del templo nuevo<br />
Sumario: Bendición de la iglesia.– Procesión.– Soleninidad del acto.– Concurrencia de autoridades,<br />
de cofradías y de fieles.– Lluvia que desconcierta las fiestas.– Procesión por los<br />
claustros.<br />
Para que no faltase el sainete de bien concertadas salvas que suele hacer la Fortaleza<br />
del Alhambra en semejantes fiestas, se solicitó licencia del Consejo de Guerra,<br />
que la dió con generosa liberalidad, viendo era para lucimiento y grandeza del<br />
divino culto. Previniéronse también para nuestra placeta seis grandes morteretes,<br />
clarín y caja para las alboradas, vocaciones y recibimientos de los Tribunales, Cabildos<br />
y Religiones, y variedad de luminarias y bombas para coronar de luces todas<br />
las noches torre, cuartos y galerías de este convento. Y estando todo dispuesto, y<br />
llegándose el tiempo señalado, se pasó a dar principio a las fiestas en la forma siguiente:<br />
De la bendición de la iglesia nueva y procesión que se hizo el sábado 23<br />
de Octubre<br />
Si hubiera de caminar el tiempo a impulsos del deseo religioso, qué pocos instantes<br />
compusieran la noche que precedió al día 23 de Octubre; qué apresuradamente<br />
hubieran concluido en nuestro hemisferio su incesable tarea las obscuridades<br />
para dar lugar a que anticipadamente ameneciese por nuestros horizontes el día más<br />
apetecido de nuestros deseos, pues en él habíamos de ver logrado lo que por tan<br />
dilatados años había sido el blanco de nuestros cariños. Amaneció, en fin, y con su<br />
luz nos dimos los parabienes de nuestra esperada felicidad en mudos acentos, explicados<br />
por la ternura de los ojos, dando
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 461<br />
estos a entender, en la manera y modo que podían, el crecido alborozo en que<br />
dulcemente se bañaban nuestros corazones, que un bien muy deseado causa indecible<br />
gozo al verse poseído.<br />
Habíame cometido el señor Ilustrísimo Don Martín de Ascargorta, Arzobispo<br />
de esta ciudad, la bendición de este templo, y a la hora competente, estando dispuestas<br />
todas las cosas necesarias y revestidos Preste y Ministros de ricos y costosos<br />
ornamentos, salió de la iglesia antigua la cruz procesional acompañada de ciriales,<br />
a quien seguía la Comunidad y la devoción de muchos seculares, que quisieron<br />
hallarse en tan tiernas ceremonias. Bajamos a la anteplaza, y estando ante las puertas<br />
de la iglesia nueva, se dió principio a la bendición con las ceremonias que dispone<br />
nuestro Ritual, que casi en todo es al romano muy conforme. Llegándose la<br />
ocasión de cantar las Letanías y de abrir las puertas de la iglesia, que hasta entonces<br />
habían estado cerradas, entraron en ella los religiosos procesionalmente, resonando<br />
más preciosas alabanzas a su Dios en los religiosos corazones que las que articulaban<br />
balbucientes lenguas; y más regocijados que podían entrar, después de conseguida<br />
una célebre victoria en su querida Roma los triunfantes Césares, aunque con<br />
diferentes afectos; pues si a ellos les servía de altivez y elación el aura popular, a<br />
nosotros nos sacaba a los ojos tiernas lágrimas el júbilo y regocijo en que se bañaba<br />
el alma viendo que se había llegado el día en que por aquellas puertas había de entrar<br />
triunfante el César más Divino a recibir en la Sagrada Roma de este templo los<br />
rendidos aplausos y ardientes veneraciones y cultos de los católicos ciudadanos.<br />
Concluida la bendición, y tomando la posesión de este nuevo alcázar por esta<br />
Comunidad religiosa en nombre de la Majestad Divina, y tremolados en sus vistosos<br />
homenajes los estandartes victoriosos de los más Divinos Príncipes, Cristo<br />
nuestro bien y María Santísima su Madre, esperábamos con impacientes ansias se<br />
llegase la hora en que las dos Majestades llegasen personalmente a ocuparla para<br />
eterna habitación de su grandeza.<br />
Llegóse la hora de medio día, apenas comenzó el reloj a dar las doce, cuando,<br />
impacientes a la tardanza de sus golpes lo sonoros metales, alegres lenguas del divino<br />
culto, aunque terror y espanto a
462<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los infieles, dió principio la Catedral, repicando a vuelo sus campanas, haciendo<br />
en la región del aire sonoras, estruendosas músicas, a que se siguieron las nuéstras<br />
y de todas las parroquias de Granada, y casi las de todos los conventos, que, a<br />
porfía, usando de su acostumbrada política y atención religiosa, quisieron honrar<br />
nuestra fiesta, regocijándose con tan bien concertada y clamorosa salva los granadinos<br />
afectos, al paso que enternecidos nuestros corazones derramaban por los ojos,<br />
de alegría, repetidas lágrimas. Estaban en centinela en la Fortaleza del Alhambra<br />
los soldados, y apenas se oyeron asaltar del clamor de tan numerosas campanas,<br />
cuando, tocando a rebato la de la Vela y dando fuego al bronce, asustaron la región<br />
del aire con asombrosos truenos las soberbias piezas de la plaza de armas, a que se<br />
siguió la mosquetería, que estaba repartida, coronando las torres y vecinos baluartes,<br />
con tan espantoso ruido, que parecía, o que se desencajaban de sus quicios los<br />
soberbios montes, o que se venía al suelo la celeste máquina.<br />
No estábamos nosotros en este tiempo ociosos, pues teniendo bien prevenidos<br />
los morteretes, comenzaron a disparar con tan airosa puntualidad, que parecían, o<br />
ecos asombrosos de las piezas de artillería que disparaba la Alhambra, o que ésta y<br />
nuestro convento eran dos fuertes castillos que mortalmente se combatían, deseoso<br />
cada uno de salir con la victoria en el destrozo de su competidor enemigo. Duró<br />
esta salva de campanas, tiros y mosquetes por espacio de una hora, y se retiraron a<br />
descansar un rato los animosos guerreros con la esperanza de proseguir cuanto antes<br />
la empezada batalla.<br />
A las dos de la tarde se hahía congregado tan numeroso concurso en las dos<br />
plazas y barrios adyacentes a este convento, que se podía discurrir había quedado<br />
despoblaba la ciudad, pues estando este convento casi en despoblado, y muchos los<br />
bancos anchurosos que lo circundan, era tal el gentío, que no era fácil penetrase.<br />
Acudían danzas, clarín y caja, y los diablillos tomaron por su cuenta el aclarar algún<br />
tanto el tránsito, desviando la gente para que fuesen llegando a la iglesia antigua<br />
las Cofradías, donde se iban recogiendo. Fueron las que vinieron diez y siete,<br />
cada una con su estandarte, llenas de muy lucida gente y con mucha cera, en que se<br />
emulaban unas a otras con religiosa competencia. Acudió toda la nobleza para<br />
acompañar
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 463<br />
el estandarte con mucha puntualidad, como generosas mariposas a la llama del<br />
divino culto. Vinieron también las Sagradas Religiones Descalzas, cuyas finezas, en<br />
la asistencia de todos los días que duraron las fiestas serán eternas en nuestra memoria<br />
para el agradecimiento de tan fervorosos beneficios. Fueron llegando los Ministros<br />
de la Santa Iglesia, música, seises y Colegio Eclesiástico, y todos los señores<br />
del Cabildo, en aparato numeroso de coches, y para último complemento el Ilustrísimo<br />
señor Arzobispo, que con su agradable y generosa presencia, digna de tan<br />
sublimado empleo, lo llenaba todo. Franqueamos la casa toda a tan venerables y<br />
magníficos huéspedes, y si fuera posible sirvieran de alfombras a sus pies las telas<br />
de nuestros corazones, y aun no cumpliera debidamente nuestra gratitud, según el<br />
crecido y fervoroso afecto con que nos favorecieron éste y los siguientes días, sin<br />
que sirviese de estorbo a su ardiente piedad lo penoso de tan ásperas cuestas, porque<br />
las hacía muy suaves el crecido amor con que nos favorecían, deuda que por<br />
eternos siglos quedará estampada en nuestros reconocidos pechos.<br />
Estando ya todo prevenido, se fué disponiendo la procesión con mucho orden.<br />
El estandarte de la Nobleza tomó el primer lugar, o porque en el culto de lo sagrado<br />
lleva la generosa sangre granadina la primacía a la de todas las ciudades del orbe, o<br />
porque representándose en una procesión las bien concertadas hileras de un ejército,<br />
quisieron tomar la vanguardia, por estar acostumbrados a que sus golpes sean<br />
los primeros encuentros con quien tropiece el enemigo en las españolas campañas.<br />
Fueron tomando sus puestos las Cofradías, y cuando ya quería salir a luz una tan<br />
ostentosa procesión, envidiosas las nubes de tan majestuosa pompa, se convocaron<br />
unas a otras para estorbarla, derramando repentinamente copiosos cristales, que a<br />
breves minutos eran calles y plazas caudalosos ríos; así, fué forzoso que la procesión<br />
se detuviese, que se lastimasen tan aseados y costosos altares, que se echasen a<br />
perder tan ricas colgaduras y que se malograsen tan airosos lucimientos.<br />
Por haber sido el concurso de los mayores que se han visto, y no poderse favorecer<br />
con tanta presteza los que se hallaban en las calles y plazas, por ser tan repentino<br />
el acometimiento de las lluvias, fueron muchos los remojados. Malogróse esta<br />
tarde la más autorizada procesión
464<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
que se había entablado en esta ciudad, porque la hacía a todas luces grande las<br />
circunstancias de tan magnifico y nobilísimo concurso.<br />
Viendo, pues, con cuánto empeño habían tomado las nubes por su cuenta el<br />
embarazar las calles, y que la tarde caminaba a toda priesa, porque la empujaba la<br />
noche, deseosa de ostentarse día en la copiosa multitud de estrellas, luceros y artificiales<br />
soles, de que estaban bien prevenidos los ventanajes y galerías de este convento,<br />
y, en competencia suya, coronadas en la Alhambra las altivas torres, dispuso<br />
el Ilustrísimo señor Arzobispo que bajase por el claustro la procesión a la iglesia<br />
nueva; y por no ser sitio bastantemente capaz el de algunas puertas para el tránsito<br />
de Maria Santísima y su casa lauretana, se quedó aquella noche a guardar la iglesia<br />
vieja, y antes de amanecer el siguiente día la bajaron los religiosos y tomó posesión<br />
de su nueva casa, y en que pudo discurrir la devoción misterio; pues habiendo<br />
hecho sus mutaciones la milagrosa casa de Loreto tan a la sorda de las gentes, negándose<br />
a humanos ojos, y acompañada solamente de angélicos espíritus, parece<br />
quiso también este día trasladarse este trasunto, no con la ostentación majestuosa<br />
que le tenía prevenida la devoción y afecto, sino acompañada, en las tinieblas de la<br />
noche, de religiosos, en vez de ángeles; tales son en sus costumbres los hijos de<br />
estas religiosa Comunidad.<br />
Bajó, pues, la procesión por el claustro, llevando con suma reverencia la Sagrada<br />
Custodia, en que iba entronizado el mejor Sol, asistido del Ilustrísimo señor,<br />
gravísimo Cabildo, sagradas y venerables Religiones, música y danzas, y de todas<br />
las devotas Cofradías, Nobleza y concurso popular, que tuvo fortuna para ello, porque<br />
como el concurso era mucho, y este sitio no tan capaz como las plazas y calles<br />
por donde estaba dispuesto, no todos tuvieron la dicha de acompañar en su lucida<br />
carrera a tan crecido Sol. Llegó, pues, Su Majestad a su nueva habitación, clarificando<br />
con su divina presencia este nuevo Cielo en hermosura, y colocado en el altar<br />
mayor con reverentes ceremonias, tomó el doctísimo Cabildo sus asientos en un<br />
círculo de escaños aseados, en forma de coro, que estaba prevenido con todas las<br />
cosas necesarias, y presidiendo, revestido, y en su sitial, el Ilustrísimo Prelado, se<br />
dió principio a las vísperas de la dedicación, con
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 10 465<br />
tanta grandeza y puntualidad en las sagradas ceremonias como si las oficiara en<br />
la ilustrísima Catedral este magnífico Cabildo.<br />
Dichoso y mil veces afortunado día para este convento y felices los desvelos,<br />
cuidados y trabajos que nos ha costado este bellísimo templo; pues no sólo los vimos<br />
laureados con la suprema corona del Pan suavísimo del Sacramento, sino convertida<br />
esta iglesia en sagrada Metropolitana éste y el siguiente día, pues en ellos se<br />
trasladó a ésta toda la metropolitana gloria.<br />
Acabóse la tarde y se llegó la noche y aunque procuró con la densidad de sus<br />
sombras sofocar nuestros prevenidos lucimientos, salió de su empeño desairada;<br />
pues al paso que su infatigable diligencia tendía sobre la tierra las lóbregas cortinas<br />
de sus lutos, sobresalían más los fogosos faroles, pareciendo a los ojos de quien<br />
contemplaba el convento y las altivas torres, castillos y homenajes del Alhambra,<br />
un estrellado cielo, en tanta multitud de luces aprisionadas en coloridas bombas, de<br />
que todo se miraba primorosamente coronado. Y porque con el cuidado de su porfía<br />
en hacer oposición a nuestras salvas omitió horrorosos truenos que atemorizasen,<br />
porque no pareciesen hacía nuestro intento sonoros clarines o bien templados parches,<br />
se los fingió el arte en corpulentos bronces y estruendosos mosquetes, que<br />
incesantemente, en recíproca correspondencia de convento y Alhambra, se disparaban,<br />
sirviendo los incendios que exhalaban sus bocas de ligeros rayos que a un<br />
mismo tiempo clarificaban el aire, desterraban las porfiadas sombras y hacían oficio<br />
de lucidos cometas, ya que la tempestuosa noche había recatado las suyas, porque<br />
no juzgasen los ojos eran artificiales exhalaciones que había prevenido el cuidado<br />
en festivo aplauso del siguiente día. Duró por dilatado espacio esta competencia,<br />
hasta que, dándose la noche vencida de nuestra porfía en tan continuas claridades<br />
y ardientes luces, trató de correr las cortinas a las suyas, quedando el cielo hermosamente<br />
matizado de lucidos astros, para que amaneciese con una cara de Pascua<br />
el siguiente día, como lo hizo, saliendo el sol con mil donaires.
ARTÍCULO XI<br />
Fiestas religiosas<br />
Sumario: Octavario de la dedicación.– Primer día, misa pontifical y asistencia del Cabildo<br />
eclesiástico.– Segundo, a cargo del Real Acuerdo.– Tercero, a cargo de la Real Capilla.–<br />
Cuarto, a cargo de un bienhechor.– Quinto, a cargo del Santo Tribunal de la Inquisición.–<br />
Sexto, a cargo de los Padres Franciscanos.– Séptimo, a cargo de la Colegial del Salvaor.–<br />
Octavo, a cargo de la Ciudad.<br />
Primer día de la dedicación.– Misa de Pontifical sermón que se predicó el<br />
domingo 24 de Octubre, y en que asistió el Cabildo de la Santa Iglesia.<br />
Habiendo amanecido el domingo 24 de Octubre sumamente alegre, risueño y<br />
claro acudieron (aun antes del reclamo de las campanas) los fieles en numerosas<br />
tropas para desahogar sus encendidos afectos, dándole a su amantísimo Dios los<br />
parabienes de verse entronizado en el majestuoso solio de este nuevo templo, ya<br />
que lo habían embarazado las nubes la antecedente tarde. Las damas también, desenojadas<br />
del pesar que recibieron en el naufragio del precedente día, viendo este tan<br />
hermoso y apacible, salieron a enjugar sus galas, despicándose en nuevos aseos de<br />
los antecedentes ultrajes.<br />
Fué el de este día el mayor concurso de la octava, y no sé si el mayor que se ha<br />
visto en esta ciudad populosa, y siendo no poco capaz este templo, se le hubieran<br />
dado, a ser posible, crecidas ensanchas; y aun si le prestara el de Salomón las suyas,<br />
no juzgo habían de ser bastantes, según la innumerable concurrencia de individuos.<br />
Y así, viendo el imposible, sirvió de entretenimiento a los que no madrugaron mucho<br />
el exterior adorno y airosos juguetes, que gustosamente embelesaban; y aun<br />
éstos no libraron mal, pues hubo quien de las apreturas del templo salió sin capa, y<br />
algunas señoras, que, libres de la borrasca del pasado día, vieron éste destrozados<br />
sus costosos mantos, sacándolos de la penosa apretura divididos en piezas.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 467<br />
Muchas causas hubo este día que disculpaban tan numeroso concurso, y algunas<br />
de ellas eran el ser el primer día de la octava, y siempre a los principios son más<br />
ardientes los fervores, el ser el día primero que en aras de este templo se ofrecía el<br />
inmaculado Cordero al Eterno Padre, el celebrar con la grandeza y majestad que<br />
acostumbra en la Santa Iglesia su gravísimo Cabildo, y oficiar misa de Pontifical Su<br />
Ilustrísima, cosa pocas veces vista de los fieles, y todos gustaban ver la autoridad y<br />
grandeza con que la celebraba su amabilísimo Prelado, a quien asistieron de Diáconos<br />
el señor Doctor Don Diego del Castillo, Arcediano de esta Santa Iglesia, y el<br />
señor Don Alonso Tolesano, Canónigo; y de capas otros señores dignidades y prebendados,<br />
portándose todos con la grandeza que en semejantes funciones acostumbran<br />
los señores de esta Santa Iglesia Metropolitana, émula, en la decencia del divino<br />
culto, de las más célebres del orbe. Estas fueron las razones atractivas de tan<br />
numeroso concurso, y, en mi sentir, no sería la menor la fama del célebre orador de<br />
este día, que mereció estrenar iglesia y púlpito: el señor Doctor Don Esteban Vellido<br />
de Guevara, dignisimo Magistral, cuyo delicado discurso y realzada elocuencia<br />
se ha dado bien a conocer en esta ciudad nobilísima; y no hallando mi cortedad<br />
palabras dignas con que encarecerla, será su Oración panegírista de sí misma." Sigue<br />
el sermón, y luego continúa el P. Fr. Pedro de Jesús:<br />
"Si los aplausos que se mereció nuestro orador en tan doctísimo auditorio<br />
hubiera de pintarlos la pluma, era necesario que un Querubín la gobernara; cede,<br />
pues, mi cortedad tan crecido empeño, y sólo digo que para predicar a un auditorio<br />
tan grande se eligió este orador por conveniente. Como éste era el estreno de la octava,<br />
se esmeró con airosos primores la música, y entre otras letras sazonadas cantó<br />
el villancico siguiente:<br />
ESTRIBILLO<br />
Luces sagradas de la ardiente esfera,<br />
flores hermosas del fragante Abril,<br />
festivas llegad,<br />
alegres venid.<br />
Ligeras aves que surcáis el viento,<br />
claras fuentes que el valle discurrís,<br />
sonoras llegad,<br />
risueñas venid.<br />
Que en reverente culto,<br />
en obsequio feliz<br />
de tan glorioso día,<br />
es justo que, amantes,<br />
lleguen a rendir,<br />
el ave, la fuente, la luz y la flor,<br />
la pluma, el reflejo, el cristal y el matiz."
468<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Aquí siguen las coplas, que omitimos. Y luego:<br />
"Como era la primera misa que se celebraba en esta iglesia, y misa de Pontifical<br />
con tanta grandeza y ostentación estaba prevenida una y otra artillería para el<br />
tiempo de la consagracion, y así que hicieron señal los morteretes, disparó la Alhambra<br />
sus piezas, que, venidas de su mosquetería, hacían sus ecos en la región del<br />
aire sonora música. Volviéronse a cargar para hacer la salva los morteretes al salir<br />
el Cabildo y su Ilustrísima, como se hizo, acompañando toda la comunidad, como<br />
deuda bien reconocida a tan supremos bienhechores. Esta diligencia de salir la comunidad,<br />
el repique de las campanas, salva de morteretes, clarín y caja, al recibir y<br />
despedir los Tribunales, Cabildos y Religiones, que vinieron a honrarnos, se hizo<br />
todos los días, que es lo que pudo discurrir nuestro agradecimiento, por estar entredichos<br />
en este tiempo los cohetes.<br />
A la tarde volvió la música a oficiar con toda solemnidad las Vísperas y a la<br />
noche se repitieron los fuegos con nuevas invenciones de bombas y luminarias y<br />
repiques de campanas y morteretes y lo mismo se ejecutó las siguientes noches, con<br />
todo lucimiento, gasto, ostentación y numeroso concurso.<br />
Asistencia del Real acuerdo y sermón que se predicó lunes 25 de octubre,<br />
segundo de la octava y fiestas que se hicieron<br />
Este día con justo título debe vincularse los más crecidos aplausos por la grandeza<br />
y majestad con que lució la fiesta el Real Acuerdo, a cuya sabiduría de sus<br />
más ínclitos héroes puede sin competencia rendir Atenas la de sus más célebres<br />
filósofos, y a cuya rectitud erigir estatuas como lo hicieron los romanos con su célebre<br />
Fabio, por el desinteresado proceder de su Consulado y gobierno. Había de<br />
ocupar este día altar y púlpito la muy observante Redentora Comunidad de Padres<br />
Trinitarios Descalzos de N. Señora de Gracia; y así, tuvieron cuidado de venir un<br />
poco antes para estar prevenidos cuando llegase el Real Acuerdo. Vinieron con la<br />
gravedad, decencia y compostura que acostumbran, a quien salió a recibir nuestra<br />
Comunidad, con caja, clarín, morteretes, toque de campanas, y, lo principal, con<br />
rendidos corazones, confesándose deudores a tan crecidos beneficios.<br />
A la hora competente llegó el Real Acuerdo en 24 coches, con toda
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 469<br />
la grandeza que puede imaginarse, acompañado de oficiales y Ministros, y<br />
puestos en forma en la anchurosa plaza, fueron caminando a la Iglesia al son de una<br />
bien concertada salva de bélicos instrumentos y fogosa pólvora.<br />
Estaba puesto en el cuerpo de la iglesia un sitial majestuoso, que ocupó el señor<br />
Presidente, y escaños forrados con terciopelo carmesí para los señores; y<br />
habiendo hecho oración, se dió principio a los divinos oficios; celebró la misa el M.<br />
R. P. Ministro de Nuestra Señora de Gracia, con asistencia de los religiosos más<br />
benémitos de su comunidad venerable. Este día estuvo oculto debajo de cortina el<br />
Pan soberano de la gloria, como lo estuvo también el siguiente jueves, en que honró<br />
la fiesta el Santo Tribunal de la Fé, porque no acostumbra el religioso celo de tan<br />
católicos Príncipes estar con majestuosa y real grandeza a vista del Supremo Rey de<br />
la Gloria. Predicó este día el M. R. P. Fray Luis de San Marcos, Lector de Teología,<br />
y por lo delicado y sutil de su discurso pueden competir sus líneas con las de Apeles<br />
y Protogenes, y aun merececían que con letras de oro se diesen a la estampa o<br />
que se esculpieran en bronces para eterna memoria.<br />
Su oración panegírica es la siguiente...<br />
Aplaudió el auditorio, más que con voces, con admiraciones elocuentes lo generoso<br />
de sus discursos, que, si las admiraciones tienen su origen del entendimiento<br />
y las voces son expresión del cariño, juzgaron como sabios y justos que estas aclamaciones<br />
nos las había de dar el afecto de la voluntad; porque pudieran presumirlas<br />
gracia, sino la razón y el entendimiento a quien pertenece la justicia. Templaron los<br />
músicos los instrumentos, y entre otras muy sazonadas, cantaron esta letra, que se<br />
había hecho para este día...<br />
Acabada la fiesta, salieron los señores con la misma autoridad y grandeza que<br />
habían entrado, dejándonos muy ufanos con favores tan crecidos, y usando de sus<br />
acostumbradas liberalidades, nos dieron libramiento de cien ducados para ayuda a<br />
los gastos de las fiestas, censo que reconoció nuestra gratitud cargado sobre las<br />
oraciones de la esta Comunidad. Repitióse la noche siguiente la misma vocación de<br />
música, fuegos y luminarias, y todos se recogieron a la necesaria tarea del sueño y<br />
descanso, para volver con más animo a la fiesta-palestra del siguiente día.
470<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Asistencia de la Real Capilla y Sermón que se predicó el día martes, 26 de<br />
Octubre, tercero de la octava<br />
Es la Real Capilla, majestuosa fundación de los Católicos Reyes, que puede<br />
competir con las más célebres de la Monarquía, no sólo por la ostentación costosa<br />
de su fábrica, sino también por los generosos depósitos que oculta, pues no sólo<br />
ejecutaron los religiosísimos Monarcas su deseo libertando esta hermosísima ciudad<br />
del yugo mahometano que la oprimía, sino que, para público testimonio de que<br />
en ella estaban por amor radicados sus corazones, quisieron labrar para eterno depósito<br />
de sus reales cenizas este suntuoso nido. Consta este doctísimo Cabildo de<br />
sapientísimos Ministros, a quienes pusieron los Reyes Católicos suficientes rentas<br />
con título de sus Capellanes, que eligen a su voluntad los Monarcas españoles. Tiene<br />
dos prebendas de una de Magistral y otra Doctoral, que las han servido y sirven<br />
muy lucidos sujetos de no comunes prendas y muy sobresalientes en la literatura.<br />
Tiene un Capellán mayor, a quien como a suprema cabeza y sin otra dependencia,<br />
obedecen todos.<br />
Este, pues, nobilísimo y doctísimo Cabildo honró este día la fiesta; vino en<br />
numerosos coches con toda la grandeza y ostentación posible, y, puestos en forma<br />
de Cabildo en nuestra plaza, al son de sonoras chirimías y por guía los Reyes de<br />
Armas, con la acostumbrada salva y acompañamiento, entraron en esta majestuosa<br />
iglesia; y revestidos los señores que habían de celebrar y el Cabildo en el círculo de<br />
escaños, que decentemente estaba prevenido, se dió principio con toda solemnidad<br />
y grandeza al divino Oficio, según, y con las mismas ceremonias y aparato, acostumbran<br />
en su Real Capilla. Había de predicar en este día el señor Doctor D. Felipe<br />
Becerra, su Magistral: y teniendo bien experimentado el auditorio clásico granadino<br />
la sutileza de su ingenio en otras ocasiones que le habían oído, no quisieron perder<br />
un buen rato, y así, este día estuvo el templo bien ocupado de doctísimo auditorio.<br />
Conocióse por la experiencia no se habían engañado, pues, además de la viveza de<br />
sus acciones y realzado de su elocuencia, por lo generoso de su discurrir, podía,<br />
como alentado Hércules de la predicación, poner las columnas del Non plus ultra;<br />
dígalo mejor su mismo sermón, que es el siguiente...
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 471<br />
Muy desempeñado dejó nuestro célebre orador el concepto que de sus relevantes<br />
prendas tenía el auditorio, pues con regocijado afecto se daba cada uno de los<br />
oyentes el parabién de haber logrado la fortuna de tan gustoso rato. Ofició este día<br />
la música de la Real Capilla, y para que ésta saliese más airosa en sus lucimientos,<br />
esmeró sus voces, resonando el ámbito de este majestuoso templo en acentos suaves<br />
y sonoros, acompañados de instrumentos bien templados; y aunque en tono<br />
bien puestas y conpuestas letras, se pone la siguiente, por la cortedad de este volumen...<br />
No hubo otra cosa particular este día, a que se siguió la noche, con los mismos<br />
lucimientos de luminarias, instrumentos y pólvoras que las antecedentes, y así, pasamos<br />
al siguiente día.<br />
Fiesta que hizo un devoto y sermón que se predicó, miércoles 27 de Octubre,<br />
cuarto día de la octava<br />
La piedad que nace de la oficina verdadera del amor en el seno de un católico<br />
pecho, gasta tan pocas ceremonias, que, sin ser pretendida, ella misma se entra por<br />
las puertas de su prójimo para ejercitar ansiosa las finezas de sus beneficios. Dígolo<br />
porque, sin ser solicitado nuestro bienhechor D. Rafael de Ortega, Secretario de<br />
Provincia de esta Cancillería, es tal su afecto al divino culto, su amor y cariño a mi<br />
Religión sagrada y su devoción con la Reina de los Angeles María Santísima de<br />
Loreto, que él mismo, repetidas veces, pidió lo admitiesen para costear una de las<br />
fiestas que con tanto cuidado se prevenían. Señalósele este día para que en él lograse<br />
el cumplimiento a sus encendidos deseos. Y por el mucho cariño que les tiene,<br />
quiso que ocupasen altar y púlpito los MM. RR. Padres de la Santísima Trinidad,<br />
Calzada, de que nos dimos no sólo por contentos, sino también afortunados, por la<br />
buena correspondencia que siempre han tenido con nosotros.<br />
Llegado, pues, el deseado día, asistidos de nuestro devoto, acudieron puntuales<br />
a solemnizar la fiesta, recibiéndolos este convento con las demostraciones de cariño<br />
y estimación a favores tan señalados, y con la salva que a los demás generosos<br />
huéspedes. Y aunque no conocíamos al predicador que había de honrarnos, que era<br />
el Padre M. Fr. Juan Silvestre, Regente de los estudios de Sevilla, teníamos
472<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
bastantes noticias de lo realzado de su habilidad para este ininisterio, y que no<br />
menos sobresalía la viveza de su ingenio en el púlpito que en la cátedra, y que por<br />
ambas facultades merecía grabar por armas en su escudo el mismo mote que pusieron<br />
al invencible César, porque igualmente compitieron en armas y letras lo delicado<br />
de su ingenio y el valor de su brazo in utroque César. Dióse principio a los divinos<br />
Oficios, celebrando la misa el M. R. P. M. Fr. Fernando Fuentes, Ministro benemérito<br />
de dicho muy religioso convento, y llegándole la ocasión del sermón,<br />
quedó suspenso el auditorio a la oración siguiente...<br />
Confirmaron los primores de nuestro predicador por verdaderas las voces de su<br />
rara habilidad había esparcido la fama, celebrando el auditorio con gustosas aclamaciones<br />
la sutileza de sus discursos y alentándole a proseguir en el cultivo de la<br />
palestra con el cebo de los pasados, para no perder los venideros. Al paso que mi<br />
religiosa Comunidad, alborozada, celebraba la fortuna de haber logrado, para la<br />
grandeza de sus fiestas, la dicha de tan sobresalientes y célebres oradores. Continuó<br />
sus primores la música, con el donaire que suele y, según el esmero de cada día, se<br />
podía presumir que para estas fiestas les había infundido el Cielo particular gracia.<br />
Una de las letras de este día fué la siguiente quintilla...<br />
Prosiguieron los divinos Oficios con toda grandeza y ostentación y acostumbradas<br />
salvas; y despedidos los huéspedes con las demostraciones de gratitud que<br />
pedían tan crecidas finezas, se comenzó a disponer la vocación para la siguiente<br />
noche, en que se puso todo cuidado por la grandeza del generoso huésped del siguiente<br />
día. Lucieron a porfía airosamente las luminarias y dieron repetidos y estruendosos<br />
estallidos los morteretes, con que se regocijó la gente aficionada a la<br />
música de Marte, y concluida la luminosa tarea, se fueron todos gustosos al amable<br />
descanso.<br />
Asistencia del Santo Tribunal de la Fe y sermón que se predicó jueves 28<br />
de Octubre, quinto día de la octava<br />
La majestuosa asistencia de los ilustrísimos Tribunales y Cabildos, que gloriosamente<br />
festejaron y lucieron esta solemnísima octava, hace a dos visos misterios:<br />
uno hacia la deidad, tributando el debido
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 473<br />
rendimiento a que inclina con alentada propension el católico celo, y otro a la<br />
parte de nuestra pequeñez, procurando sublevarla y alentarla con generoso impulso.<br />
En uno y en otro se esmeró este día el Santo Tribunal de la Fe, quedando al mismo<br />
aliento de sus finezas ceñidas sus sienes de laureles gloriosos.<br />
Por la parte que mira hacia esta Comunidad, queda generosamente ensalzada su<br />
bizarría, pues si es propio de magníficos Príncipes tomar por su cuenta el amparo<br />
de los que poco pueden, se han manifestado tan grandes, que, a impulsos de su fineza,<br />
se vio este día nuestra cortedad muy sublimada; y anduvo tan pródiga su liberalidad,<br />
que siendo así que para sus mayores lucimientos se contentaba este convento<br />
con la asistencia de estos señores, no se preció su bizarría con asistir comoquiera,<br />
sino con toda la grandeza y majestad que pudo imaginarse; y así, puedo decir sin<br />
lisonja lo que del Emperador Graciano Suetonio, que era velotior in largiendo,<br />
quam sui imperii vassalli in desiderando.<br />
Llegaron, pues los señores, asistidos en treinta coches, de algunos de los muchos<br />
Ministros que tiene este sagrado Tribunal en esta ciudad nobilísima, Calificadores,<br />
Comisarios, Secretarios y Familiares, que, a venir todos los que pudieran, era<br />
necesario darle al templo anchurosa lonja; y habiendo hecho los instrumentos la<br />
debida salva, asistidos de la Comunidad, fueron entrando en la iglesia. Fué este día<br />
de grandísimo concurso, y por estar la iglesia muy poblada, fué necesario el gastar<br />
no poco tiempo para que los señores pudiesen llegar a un majestuoso sitial, que<br />
estaba prevenido al lado del Evangelio, dentro del mismo presbiterio; era de finísimo<br />
terciopelo carmesí y el dosel de lo mismo, debajo del cual estaban cuatro filas,<br />
que ocuparon majestuosamente los señores. Los escaños, para más de cien ministros<br />
que asistieron, corrían desde las gradas del presbiterio por la capilla mayor y<br />
cuerpo de la iglesia, que toda se miraba sumamente autorizada.<br />
Ofició este día la muy religiosa y observante Comunidad de Padres Capuchinos,<br />
con aquella decencia, veneración y celo que acostumbran, autorizando con su<br />
venerable preferencia nuestra festividad.<br />
Comenzaron los divinos Oficios con toda decencia, veneración y grandeza, y<br />
predicó este día el M. R. P. Fr. Diego de Málaga, Lector
474<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de teología y benemérito Guardián de dicho su convento, compitiéndose en dicho<br />
sujeto la modestia, el celo, la religión y sabiduría y, sobre todo, un abrasado<br />
espíritu, que penetraba los corazones. De su misma oración, que es la siguiente,<br />
puede colegirse…<br />
Concluyó nuestro predicador con universal aclamación del auditorio, celebrando<br />
todos lo aseado y ajustado de sus discursos y lo agudo de sus sentencias. Puso<br />
todo su cuidado la música en sobresalir este día, compitiéndose a sí misma los primores,<br />
en atención a tan generoso auditorio que nos favorecía; y entre otras letras<br />
que traía prevenidas, dio a la siguiente sus sonoras voces...<br />
Acabóse la misa con la misma salva que las otras, y despedidos los señores con<br />
los debidos rendimientos de nuestra Comunidad, fueron muy gustosos, y nosotros<br />
quedamos fundadamente agradecidos de que con tanta grandeza hubiesen honrado<br />
y autorizado nuestra fiesta. Esta tarde, por ser día de fiesta, fué el concurso numeroso,<br />
con que tuvo innumerable auditorio la música, y no poco el de los títeres, embelesando<br />
con sus donosas habilidades. Llegó la noche y se representó la misma tragedia<br />
o lucida batalla de pólvora, luminarias y fuegos, que indicaban la fiesta del<br />
venidero día. Fiesta y sermón del día viernes 29 de Octubre, y sexto de la octava<br />
Sumamente deseado fué de mi religiosa Comunidad este día, pues en él había<br />
de ver ilustrado este Convento con la asistencia de la venerable y santa Comunidad<br />
descalza del Señor San Antonio de Padua, hijos verdaderos del Seráfico Patriarca,<br />
con quienes siempre hemos tenido la debida correspondencia, no sólo por la cercanía<br />
del sitio, sino por lo mucho que interesan en su trato celestial todos aquellos que<br />
lo comunican. Por el sumo desprecio que hacen estos religiosos de las vanidades<br />
del mundo y ningún amor propio por su humildad heroica, se han alzado con el<br />
renombre ilustre de menores en la tierra, para tener el de mayores en la gloria; promesa<br />
expresada en el Evangelio por palabras originales de nuestro Redentor Jesucristo.<br />
Llegóse, pues, el día, y vinieron en comunidad numerosa, saliéndolos a recibir<br />
la nuéstra con las mismas demostraciones de regocijo y salvas que se había hecho<br />
con las antecedentes, y una y otra Comunidad se dieron los plácemes con estrechos<br />
abrazos espirituales de sus corazones. Entrados en la iglesia, ocuparon los escaños<br />
principales
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 475<br />
en forma de Comunidad y, revestidos los de la misa, dió la música al aire sus<br />
acentos, acompañados de instrumentos sonoros, y, con toda decencia y puntualidad<br />
de ceremonias, se dió principio a lo divinos Oficios. Predicó este día el M. F. P. Fr.<br />
Pedro de Rosique, Lector de teología, cuya superior habilidad es bien conocida en<br />
los más clásicos púlpitos y muy seguida de los auditorios, por la nobleza generosa<br />
de su estilo, acompañado de sutil ingenio, de que la siguiente oración es auténtico<br />
testimonio...<br />
Con general aclamación de todos los oyentes, dió fin nuestro célebre orador a<br />
su discurso, quedando nuevamente graduado de los que no le habían oído por uno<br />
de los más célebres campeones que cultivan las oratorias católicas palestras. Entre<br />
otros sainetes con que la música sirvió de grata adulación al oído de los circunstantes,<br />
fué uno el de estas sazonadas quintillas...<br />
Acabados los divinos Oficios con las mismas demostraciones de grandeza que<br />
los días antecedentes, y despedidos nuestros huéspedes con las acostumbradas salvas<br />
y debidas cortesías y ceremonias, se fueron a su celestial albergue, quedando<br />
nosotros con su ausencia como huérfanos en el nuéstro. Repitióse a la noche la ordinaria<br />
vocación y salva, aunque más autorizada por la sonora música de campanas<br />
y crecido número de vistosas luminarias, que en su descollada torre pusieron nuestros<br />
generosos vecinos, que habían de venir el siguiente día a favorecernos con toda<br />
la autoridad y grandeza.<br />
Asistencia del nobilísimo Cabildo de la Colegial del Salvador y sermón<br />
que se predicó el sábado 30 de Octubre, día séptimo de la octava<br />
Los señores Prebendados de la Colegial del Salvador, en atención a su hidalga<br />
política y noble urbanidad, han mirado siempre este convento con especial cariño,<br />
aunque se ha procurado corresponder con el debido reconocimiento, asistiendo a<br />
dichos señores en la forma y manera que pueden unos pobres evangélicos. Movidos,<br />
pues, de la generosa nobleza de sus piadosos corazones, determinaron repetir<br />
sus finezas, autorizando nuestras fiestas en forma de Cabildo. Parte de este convento<br />
está situado dentro de los límites parroquiales de esta ilustre Colegial, y así, por<br />
esta cercanía, y, lo principal, mirando cariñosamente esta casa como propia, de que<br />
nos tenemos por muy
476<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
afortunados, determinaron mirar la fiesta como suya, y así, eligieron en ella el<br />
día que gustaron, que fué sábado 30 de Octubre, séptimo de la octava y, por lo<br />
mismo, séptimo de la fiesta, pareciéndoles que así lo debía hacer su atenta cortesía,<br />
para que ocupasen los demás los que, por más retirados, podían reputarse en estas<br />
fiestas como huéspedes.<br />
Habiéndose llegado la hora de venir a celebrar la fiesta, por estar tan cerca, salieron<br />
de la Colegial en forma de Cabildo; venía delante el Pertiguero, Acólitos y<br />
Ministros, a quienes seguían los Capellanes y después los señores Prebendados con<br />
el señor Abad, que presidía. Venían todos con sobrepellices y en forma de una bien<br />
compuesta y ordenada procesión; llegaron a dar vista a nuestro convento, cuya Comunidad<br />
estaba ya aguardando; salió al recibimiento con toque de campanas, clarín<br />
y caja y morteretes, y con todas las demostraciones de cortesana política fueron<br />
entrando en el nuevo templo, tomando su asiento en escaños de terciopelo carmesí,<br />
que estaban prevenidos, y revestidos los señores que habían de oficiar la misa, se<br />
dió principio con toda ostentación y grandeza y en que parece se esmeró la música,<br />
vistiendo de nuevos primores sus habilidades.<br />
Hallábase al presente esta Iglesia-Colegial sin Magistral, y así, me mandaron<br />
estos señores les sirviese en el púlpito este día; y considerando los muchos favores<br />
que nos hacían, y que no era decente correspondencia negarme a sus mandatos,<br />
traté de obedecerlos, aunque para no admitir el sermón me disculpaban los muchos<br />
cuidados que tenía en la disposición de las fiestas y, sobre todo, el corto caudal de<br />
mis merecimientos, y más en la concurrencia de oradores tan sublimes. No obstante,<br />
por lo referido, hube de sujetarme a predicar este día: y aunque no merecía este<br />
sermón intercalarse entre los demás, tan fértiles de ingeniosos discursos, se pone<br />
aquí por llenar el número y para que, como feo lunar, haga sobresalir la hermosura<br />
de los otros...<br />
Cantó la música muy ingeniosos villancicos al son de sus bien templados instrumentos,<br />
y solamente se pone la letra que se sigue..<br />
Repitiéronse las salvas a la Gloria, alzar y acabar la misa, como en las antecedentes,<br />
y lo mismo al despedir los señores Prebendados, que dejaron sumamente<br />
alborozados nuestros corazones, por haber logrado la asistencia de un Cabildo tan<br />
ilustre. Aunque no lo he advertido
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 11 477<br />
hasta ahora, todas las tardes estuvo Su Majestad patente y acompañado de numerosos<br />
fieles, de todos estados, que concurrían a porfía, aun de los barrios más<br />
remotos, a darle a su amantísimo Dios el parabién de su nuevo solio. A la noche<br />
volvió a poblarse de luminosas estrellas y luceros el cielo de este convento en nuevas<br />
y donosas luminarias y a despedir truenos y rayos la horrorosa, al paso que lucida,<br />
tempestad de los morteretes, en aplauso de las dos Majestades y salva a la<br />
nobilísima ciudad de Granada, cuya fiesta se prevenía para el siguiente día.<br />
Asistencia de la muy ilustre y nobilísima ciudad de Granada y sermón que<br />
se predicó el domingo 31 de Octubre, día octavo de las fiestas, y solemne<br />
procesión que se hizo a la tarde<br />
Viendo, pues, esta coronada ciudad que estas fiestas se dedicaban a los dos reclamos<br />
de su corazón, Cristo Sacramentado y María Santísima de Loreto, acudió,<br />
fervorosa, a asistir en ellas, por no faltar a lo que con crecida propensión le inclinaba<br />
su cariño. Salieron, pues, de las casas de Cabildo los señores Veinticuatro y Jurados,<br />
a quien presidía, como cabeza, el señor Don Fernando Mantaza Corcuera y<br />
Gallo, Señor de la Villa de Fuente Pelayo, Alcalde mayor perpetuo de la ciudad de<br />
Burgos, Gentilhombre de boca de Su Majestad y Corregidor al presente de esta<br />
ciudad magnífica; y acompañados de sus Secretarios y Ministros, clarines y maceros,<br />
llegaron a nuestro convento en veinticinco coches, y puestos en ordenanza en la<br />
anchurosa placeta nueva; y precediendo sus clarines y los que el convento tenía<br />
prevenidos, y al son de soberbios tiros, que se disparaban por medio de la Comunidad,<br />
fueron entrando en la iglesia, con tanta grandeza y majestad, que no pudo ser<br />
mayor la que en sus congresos solía ostentar el antiguo y supremo Senado de Roma.<br />
Estaba puesto el teatro con los escaños de la ciudad, que se habían traído para<br />
este efecto; y habiendo hecho oración y tomado sus asientos, se fijó principio a los<br />
divinos Oficios.<br />
Corría este día, en altar y púlpito, por cuenta de la muy observante y religiosa<br />
Comunidad de Padres Redentores de la Merced, Descalza.<br />
Dióse principio a la misa con toda la grandeza que puede imaginarse,
478<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
siendo los que la oficiaban Capellanes tan sobresalientes, y de María Santísima<br />
tan amantes, y el auditorio de Príncipes tan generosos y católicos. Predicó este día<br />
el M. R. P. Fr. Jerónimo de San Francisco, Lector de teología, con el magisterio y<br />
autoridad que suele, y con la viveza en lo discurrido que acostumbra; y, finalmente,<br />
como predicador de tan excelentísimo auditorio, mejor que yo lo dirá la oración,<br />
que es la siguiente...<br />
Dió fin nuestro célebre orador a su bien discurrida oración y no menos adornada,<br />
de que justamente prorrumpió el auditorio en sus aplausos, por haber coronado<br />
esta tan célebre octava con tan superior acierto. En aplauso de la religiosa Comunidad<br />
que hizo los Oficios, cantó la música estas quintillas...<br />
Y en alabanza de la ciudad de Granada, que hizo la fiesta, se cantó la siguiente<br />
letra, que compuso uno de sus más célebres campeones...<br />
Acabados los divinos Oficios, la ciudad, con la misma grandeza y majestad que<br />
había entrado, y la Comunidad, a rendirle los debidos agradecimientos pues, como<br />
émula de sí misma, quiso con tanta ostentación poner a estas fiestas corona, dejando<br />
también laureados nuestros pechos con el depósito de finezas tan estimables.
ARTÍCULO XII<br />
Prosiguen las fiestas<br />
Sumario: Procesión.– Otra vez la lluvia.– Caso curioso con la imagen de N. P. San Agustín.–<br />
Torna al templo la procesión.– Ultimo día de fiestas.– La Virgen de Loreto.– Otros objetos<br />
de arte cristiano.– Ruinas del famoso santuario.<br />
Ya que el sábado 23 de Octubre no dieron lugar las lluvias a que hiciese por la<br />
calle la ostentosa procesión que estaba prevenida, se determinó hacer procesión esta<br />
tarde, que fuese complemento de tan magnífica fiesta; y para ello, se previnieron<br />
danzas, se dispuso una airosa soldadesca, se hicieron nuevos altares, se adornaron<br />
las plazas con más aseos, se combinaron las Descalzas Religiones, y para el estandarte<br />
al señor Don Fernando Zapata, Caballero del hábito de Alcántara y Marqués<br />
de Bogaraya, que trajo en su compañía mucha parte de la nobleza; y estando todo<br />
dispuesto, Su Majestad brillando en su custodia y- penetrando corazones con amorosos<br />
rayos; las imágines de Nuestra Señora de Loreto y N. P. San Agustín en preciosas<br />
andas, y con los mismos adornos con que al principio se asearon.<br />
Comenzando, pues, a caminar la procesión, apenas llegó a las puertas de la<br />
iglesia para salir a la calle, cuando las nubes, envidiosas de tanta majestad, volvieron<br />
otra vez a su porfía, derramando en tanta copia sus cristales, por estorbar tan<br />
festivos lucimientos, que fué forzoso el detenerse, por ver si cesaba el diluvio.<br />
Viendo que hacía empeño en seguir su tema, y reconociendo en esto superior impulso,<br />
pues habiendo sido el tiempo antecedente muy seco, y no habiendo llovido<br />
hasta la hora de la procesión del día 23 de Octubre, y pasada aquella tarde hizo toda<br />
la octava días muy claros y serenos, hasta que, poniéndose este día la procesión en<br />
orden, volvió a llover, no sabíamos qué discurrir; por una parte se miraba como a<br />
caso contingente del tiempo, por otra guiaba el discurso hacia lo misterioso;
480<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
o que esta Señora no quería desamparar, aun por tan breve tiempo, este albergue<br />
pobre, poseído por espacio de sesenta y cinco años, o que quería dar a entender<br />
el imperio que tiene sobre las aguas (pues, como su Reina, viéndola salir en público,<br />
venían a asistirle), para que acudiesen a Su Majestad cuando los fieles las necesitasen.<br />
Parece que alienta este discurso una piadosa diligencia que hicieron los religiosos;<br />
pues viendo se malograban sus dsevelos en tan decentes cultos, discurrieron<br />
sacar la imagen de N. P. San Agustín a la calle, para que, ya que tuvo gracia, viviendo<br />
en el mundo, de ahuyentar las nubes de las herejías, al presente consiguiese<br />
se suspendiesen las de estos temporales, que embarazaban el cumplimiento de tan<br />
fervorosos desees. Parece caso milagroso. Apenas salió a la calle el grande y Venerable<br />
Padre de tantas y tan esclarecidas Religiones, cuando, alegres con su vista,<br />
pusieron término las nubes a su penoso llanto.<br />
Anduvo la procesión por una y otra plaza alta y baja con toda majestad, grandeza<br />
y ternura de los circunstantes. En cuatro estaciones cantó la música bien discurridos<br />
villancicos con acorde de suavidad de voces, disparaban continuamente los<br />
morteretes, a que correspondían desde las galerías con repetidas salvas los soldados.<br />
Y para que se vea la nobleza, política y urbanidad que habita en los granadinos<br />
pechos, y fervor cristiano y católico celo al divino culto, apenas se vió nuestra procesion<br />
en la calle, cuando, atendida desde las murallas y torres de la Alhambra y sin<br />
haberlo suplicado, que fué acción más generosa, mandó el Señor D. Blas de Paz,<br />
Alcalde de aquella Fortaleza que disparase la artillería y que repitiesen la salva de<br />
sus mosquetes los soldados al son de los presurosos rebatos de la campana de la<br />
Vela, que fué un sainete que autorizó esta función con superiores realces.<br />
Habiendo andado la procesión las referidas estaciones, volvió a recogerse a su<br />
casa; y apenas el Sol Divino y la Aurora de la mañana con el lucero de mi Agustino,<br />
pisaron los umbrales de sus puertas, cuando para que se viese había su Majestad<br />
cumplido con la súplica, que mediante nuestro gran Padre San Agustín le habían<br />
hecho los religiosos, quitó la suspension a las nubes, que, desatadas en copiosas<br />
perlas, bajaban presurosas o a besar el sitio por donde habían pasado
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 481<br />
Divinos Monarcas, o para evidente testimonio de que aquel rato habían estado<br />
violentamente detenidas, o para significar que cuando necesitare de su humor la<br />
tierra hay una imagen de Loreto que las traiga; y cuando molestaren demasiadamente<br />
las lluvias, hay un Agustino que las suspenda.<br />
Concluida tan gloriosamente la fiesta de tan solemnísima octava y deseosos los<br />
religiosos de este convento de manifestar en el modo posible sus gratitudes a finezas<br />
tan superiores, se fueron disponiendo para dar las gracias el siguiente día. Y<br />
como esta noche era la última y se dedicaba el aplauso lucido de sus fuegos, en<br />
gracia y aclamación de tan supremos Tribunales, de tan magníficos Cabildos, de tan<br />
sagradas Religiones, de tan ingeniosos Panegiristas y de tan crecidos devotos, nobles<br />
y ciudadanos auditorios, procuraron se esmerasen los lucimientos, que las luminarias<br />
brillasen con nuevos esplendores y que a diligencia de más crecida pólvora<br />
crujiesen los tiros con más asombrosos truenos, mezclados en fogosos volcanes y<br />
todo se ejecutó como lo deseaba el cariñoso afecto.<br />
En hacimiento de gracias a los magníficos héroes que lucieron esta célebre<br />
octava, por la comunidad de descalzos de N. P. S. Agustín y sermón<br />
que se predicó para este efecto día 1.º de noviembre<br />
Era tan vivo el deseo y tan ardiente la devoción que tenían los fieles de alabar y<br />
bendecir a Dios en la nueva maravilla de este hermosisimo templo, que, aunque<br />
habían pasado tantos de fiestas y las habían asistido con tan numerosos concursos,<br />
aún no habían desahogado los devotos incendios de sus corazones, y, según la apretura<br />
de este día, parecían que en él daban principio las fiestas. Sin duda fué porque<br />
haciéndose esta en nombre de esta pobre comunidad, tomaron todos por su cuenta<br />
el honrarla y favorecerla; o porque dedicándose este día a dar los debidos agradecimientos<br />
a todos los que con tan piadosos ánimos nos habían asistido, mirando<br />
todos esta fiesta como propia, todos concurrían a porfía. Vino, pues, numeroso concurso<br />
de todos estados eclesiásticos y seculares y las sagradas Descalzas Religiosas,<br />
que a fuer de políticas y atentas tomaron por su cuenta el favorecernos y honrarnos<br />
hasta el último instante de las fiestas.
482<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Estando ya el sagrado, curioso y magnífico templo ocupado de tan capaz auditorio,<br />
noble, religioso y entendido, dió la música al aire sus sonoros acentos para<br />
dar principio a los divinos oficios, sirviendo el altar los religiosos más beneméritos<br />
y predicó este día para nuestro desempeño el M. R. P. Fr. Alonso de S. Agustín,<br />
Lector de Teología y Prior del Convento de Descalzos de N. P. S. Agustín de la<br />
Villa de Luque, bien celebrado en la Regencia de las Cátedras y no menos estimado<br />
en el cultivo de los púlpitos y cuya oración dará bien a conocer lo sublimado de su<br />
habilidad; es la siguiente...<br />
Bien conocimos en las demostraciones de los oyentes que el orador no les<br />
había desagradado. Y según nuestro deseo, quisiéramos hubiera sido este día el<br />
predicador un San Pablo, un Salomón, o mi gran Padre Agustino para que con más<br />
vivos colores de elocuencia y sabiduría dieran el parabién de su nueva habitación a<br />
las Sacras, Divinas Reales Majestades y el agradecimiento de tan crecidas finezas a<br />
auditorios tan nobles, entendidos y sabios. La música cantó este día con su acostumbrado<br />
donaire y entre otras las siguientes letras...<br />
Despedimos con la debida atención y cortesía tan honorífico auditorio llevándose<br />
de camino los gloriosos aplausos de haber asistido con tanta caridad, puntualidad<br />
y benevolencia a nuestras fiestas, a cuya correspondencia les fueron acompañando<br />
nuestros reconocidos corazones, y a cuya deuda nos confesaremos obligados<br />
por eternidades.<br />
Idos los huéspedes, quedamos como huérfanos y solitarios en nuestro retiro.<br />
Vímonos asistidos de toda la grandeza y majestad que pudo imaginarse y al paso<br />
que, ufanos con su compañía, nos experimentamos como desamparados sin su asistencia<br />
y que como Jeremías, podíamos nosotros llorar nuestra soledad y decir:<br />
¿Quomodo sedet sola civitas plena populo? Pues, habiéndonos visto enriquecidos<br />
con la presencia de tan ilustrísimos héroes, autorizadas las sagradas aras de este<br />
magnífico templo de un Príncipe Metropolitano tan decoroso y de tan doctísimos<br />
Cabildos, poblada esta suntuosa iglesia de tan poderosos Reales Tribunales, de diversas<br />
sagradas Religiones, de ilustrísimos depósitos de ciencias, de archivos gloriosos,<br />
de generosa sangre y de copiosos devotos y fervorosos auditorios, no vemos<br />
enajenados de tantas glorias y felicidades: eran glorias en la tierra y así con brevedad<br />
se nos puso el sol, dejándonos a oscuras, aunque la consideración
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 483<br />
de haber logrado tan superior fortuna, eternamente quedará fija en nuestra<br />
memoria. Corone el Cielo con eternos lauros tan superiores beneficios que ni en la<br />
tierra puede encontrarse equivalente satisfacción a tantos favores ni elocuencia que<br />
suficientemente los alabe ni corona que dignamente los premie. Corra, pues, por<br />
cuenta de la Majestad Divina el laurear tan heróicas obras y merecimientos y permita<br />
que así como en este templo se han visto todos congregados para sus alabanzas,<br />
que éstas por todos los que han asistido a sus cultos se prosigan por siglos eternos<br />
en el templo de la gloria".<br />
Aquí concluye el P. Fr. Pedro de Jesús la relación de las fiestas que celebraron<br />
con motivo de la dedicación del nuevo santuario. Mas, antes de dejar nosotros ese<br />
asunto, importa recoger y repetir este concepto del autor:<br />
"Hecha pues, ya la imagen y antes de la fábrica del hospital en que habia de colocarse<br />
vino una baja de moneda con que se atrasaron tanto los caudales de los devotos<br />
genoveses, que no pudieron ejecutar lo que tanto deseaban, y así la imagen<br />
vino a parar en poder de Pedro Antonio Zigant, natural de Niza, por haber sido el<br />
que más había puesto para el coste de dicha imagen; y aunque era el más pobre de<br />
los de su nación, que se hallaban en Granada, fué tal su devoción, que la acabó a su<br />
costa, dándola a Francisco Ruiz, dorador afamado para que la encarnase y dorase,<br />
el cual la sacó tan sumamente hermosa como puede verse en ella misma" 1 . Oigamos<br />
lo que dice el P. Fr. Esteban Azcona del Corazón de Jseús 2 :<br />
"Algo más que encarnarla y dorarla debió hacer en la imagen Francisco Ruiz,<br />
según los inteligentes. Recientemente preguntábamos al celoso párroco de Ntro.<br />
Salvador, de Granada, templo en el que hoy se venera dicha imagen, por el estado<br />
de conservación de la misma, y después de contestar satisfactoriamente a nuestra<br />
pregunta añadió:<br />
—La imagen, según los peritos en obras de arte, vale muy poco; en cambio han<br />
llegado a ofrecer una cantidad muy considerable por la casita.<br />
—Serán acaso de diversos autores?—preguntamos.<br />
1 Proemio Historal, págs. 36 y 37.–<br />
2 Santa Rita y el Pueblo cristiano, 22 de Enero de 1915.
484<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
—Eso opinan los inteligentes.<br />
No conocíamos entonces la historia de la imagen de Nuestra Señora de Loreto,<br />
pero al leer el párrafo de Fr. Pedro de Jesús que dejamos transcrito, nos explicamos<br />
fácilmente el diverso juicio que han merecido a los críticos la casa y la imagen,<br />
hoy, que las obras artísticas de Alonso Mena 1 son reputadas corno modelos y estimadas.<br />
Decíamos en el número anterior, refiriéndonos a la imagen de Nuestra Sra. de<br />
Loreto, titular de la iglesia, que artísticamente desmerecía bastante de la casita que<br />
le sirve de peana o escabel, y achacábamos ese demérito a no haber sido terminada<br />
por el artista que la concibió y la ejecutó en casi su totalidad; hoy, gracias a la amabilidad<br />
del Sr. Gomez Moreno, autoridad indiscutible en la materia podemos asegurar<br />
que lo mismo la casita que la imagen son obras de Alonso de Mena, no habiendo<br />
hecho el dorador Francisco Ruiz otra cosa, que encarnar la imagen y pintar y<br />
dorar ambas piezas, conforme lo disponían las reales pragmáticas de aquel tiempo<br />
que prohibían la ejecución de esos detalles a los escultores.<br />
No se explica el Sr. Gomez Moreno cómo aquellos inteligentes en obras de arte,<br />
a quienes nos referíamos en nuestro artículo anterior, pudieron ofrecer una cantidad<br />
considerable de dinero por la casita y nada o muy poco por la imagen, siendo<br />
ésta indiscutiblemente superior en mérito artístico a aquélla; y esta anomalía nos<br />
lleva a sospechar, que aquellos buenos señores a los que se refería el celoso cura<br />
párroco de Ntro. Salvador de Granada debían ser algo más que peritos: acaparadores<br />
que apuntaron a la casita para hacer blanco á poca costa en la artística imagen...<br />
Mas no se crea que aquellos incomparables Recoletos, continúa el Padre citado,<br />
gastaron, con ocasión de la solemne dedicación de su nuevo templo, toda la<br />
pólvora en salvas. A los cuantiosos dispendios y sacrificios que la fábrica de la<br />
iglesia suponía por sí sola, hay que añadir<br />
1 En 20 de Enero de 1587 fué bautizado en San Salvador de Granada Alonso de Mena, hijo de Pedro<br />
de Mena. Alonso es autor además del monumento y estatua titulada el Triunfo, situado en una<br />
de las plazas de Granada; y es el primer monumeno público, colocado en la vía pública, de España.<br />
Es autor también del bellísimo Cristo del Desamparo, que se veneraba en nuestra Iglesia de<br />
Madrid y hoy está en la parroquial de San José de la misma Villa y Corte; estatua de que hablaremos<br />
en otro tomo. La partida de bautismo de este Mena está en el archivo de la parroquial de<br />
San Salvador, de Granada, libro 1.º, al folio 130, y fué encontrada por el citado artista señor Gómez<br />
Moreno.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 485<br />
otros muchos que hacen honor a la piedad y al amor al arte de tan insignes varones.<br />
En los testeros del crucero del nuevo templo, en medio de sus planos y por<br />
debajo de las cornisas se veían dos admirables lienzos del justamente célebre Claudio<br />
Coello, pintor de cámara del católico monarca Carlos II, representando el uno el<br />
Nacimiento de Nuestro Salvador y el otro la Oración del Huerto; de la misma mano<br />
y de menor mérito artístico era el lienzo de la Purísima Concepción que estaba debajo<br />
del dosel del altar mayor, y, aunque no de firma tan autorizada, eran no obstante<br />
de gran valor artístico los diversos lienzos y esculturas que adornaban los altares<br />
y capillas.<br />
Merecen, sin duda alguna, especial mención en estas notas ocho notables lienzos,<br />
que colocaron los Padres en la parte superior de las capillas con que adornaron<br />
la placeta alta del convento en las solemnes fiestas de la inauguración de la iglesia;<br />
"eran los más de ellos de mano de D. Pedro Atanasio (Bocanegra), hijo que fué de<br />
esta ciudad y afamado pintor. Y son efigies de ilustres mártires que ha dado a la<br />
Iglesia nuestra Descalcez en las Islas Filipinas y Japón, y los más de ellos hijos de<br />
esta nobilísima ciudad..."<br />
Deseábamos ardientemente conocer el paradero de esas verdaderas joyas de arte,<br />
que a costa de tantos sacrificios lograron poseer aquellos ilustres Religiosos, y<br />
en alas de este nuestro deseo fuimos días pasados a visitar al nunca bien ponderado<br />
D. Manuel Gómez Moreno, archivo ambulante, aunque octogenario, de Granada y<br />
su provincia.<br />
El insigne director de la Escuela de Artes y Oficios nos recibió con la amabilidad<br />
que le caracteriza, y, aunque nada nuevo pudo decirnos sobre la suerte que<br />
haya cabido a los cuadros de Claudio Coello y Atanasio Bocanegra, que, según<br />
relación del P. Fr. Pedro de Jesús existían en el convento e iglesia de PP. Recoletos,<br />
nuestra visita estuvo lejos de ser infructuosa, bajo el punto de vista de nuestras históricas<br />
pesquisas. Por él supimos que el hermoso templo de Agustinos Recoletos<br />
que con tanto lujo de salvas y repiques de campanas se inauguró el 23 de Octubre<br />
de 1694, fué comenzado a demoler por los franceses durante la invasión napoleónica,<br />
y que posteriormente, en 1840, se sacaron de allí abundantes materiales para<br />
formar el muro de contención, que se puso al río Darro detrás de la iglesia de San
486<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Pedro y que en su parte superior es un acueducto por el que discurren las aguas<br />
de la acequia de Santa Ana, con las que se abastece una gran parte de esta ciudad.<br />
—¿Podría usted decirnos —le preguntamos— si fueron razones de estrategia o<br />
de inminente ruina las que aconsejaron a los franceses la demolición del citado<br />
templo?<br />
—No creo que tuvieran los franceses otro motivo justificante que aprovecharse<br />
de sus materiales. La fábrica de la iglesia era muy sólida. Fué dirigida —como usted<br />
sabrá— por el Hermano lego Fr. Lorenzo de San Nicolás, Agustino Recoleto,<br />
autor de una obra de arquitectura muy apreciada en aquellos tiempos".<br />
Concluyamos esta materia poniendo en último lugar el siguiente juicio que en<br />
una publicación, preciosa por lo rara, vemos. La iglesia "es uno de los más primorosos<br />
templos de Granada... En el altar mayor hay un excelente retablo ideado por<br />
el gran Cornejo. Se adoran en esta Iglesia muy bellas imágenes, ejecutadas por singulares<br />
artífices. Dentro de la capilla mayor hay un altar con abundante relicario.<br />
En él se venera un Ecce homo de bulto, el mismo que tenía en su celda el Fundador<br />
y primer prior de esta casa, el V. P. Fr. Antonio del S. Angel... Es muy hermoso<br />
este convento, y ha tenido señalados hijos" 1 .<br />
En el año 1917, cuando recorrimos parte de Andalucía acopiando datos historiales,<br />
nos acompañó en Granada el P. Fr. Esteban Azcona a visitar el sitio que desplazaba<br />
nuestro antiguo convento y santuario, y queremos apropiarnos lo que él<br />
describió en el artículo de la repetida revista:<br />
"Subimos por el histórico cuanto poético Albaycin, ayer morisco y hoy cristiano<br />
barrio de Granada, que conserva entre ruinas e incurias lamentables el sello<br />
musulmán de su factura en sus angostas y tortuosas calles, en los alegres patios<br />
de algunas de sus casas y sobre todo en sus incomparables cármenes verdaderos<br />
y auténticos retazos del mahomético edén, por los que vagan todavía las huríes<br />
del Profeta transformadas en hermosas y perfumadas flores.<br />
1 Mamotreto en que van encuadernados todos los semaneros granadinos o Gacetillas & por el P.<br />
Antonio de la Chica Benavides & 27 de Agosto de 1764. Papel XXI.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 487<br />
Seguimos subiendo. La cuesta es violenta en demasía, pero el grandioso panorama<br />
que muy pronto se va a desarrollar ante nuestros ojos nos resarcirá con<br />
creces del cansacio; los montes pagan en sus cumbres con usura a los ojos lo que<br />
robaron en sus escarpadas pendientes a las piernas.<br />
Estamos ya en la placeta de las Tomasas. La Alhambra con su majestuoso palacio<br />
nazarita y sus esbeltos y vetustos torreones se destaca sobre verde colina<br />
cubierta de floridos almendros a nuestro frente; hacia Levante se alza señoril y<br />
juguetón el Generalife, en dirección opuesta la celebérrima vega granadina, precioso<br />
manto de sultana de inimitable esmeralda, y allá a lo lejos, al fondo, cual<br />
inmenso dosel de plata, que realza y embellece sobremanera el cuadro, la ingente<br />
Sierra Nevada.<br />
—Largo rato llevábamos en abstracción completa contemplando este grandioso<br />
panorama, cuando la campana del convento de las Madres Agustinas Recoletas<br />
(vulgo Tomasas) vino a volvernos la realidad y a recordarnos el objeto de<br />
nuestras pesquisas aquellos pintorescos y apacibles sitios.<br />
Una pared de tierra de regular elevación, que, después de correr a lo largo del<br />
carril de S. Nicolás, forma todo el frente del convento de las Tomasas para venir<br />
a terminar en la plaza de Ntro. Salvador, es todo lo que divisamos primeramente<br />
del sitio donde estuvo el hermoso convento de Padres Agustinos Recoletos, y en<br />
fechas más remotas el hospital morisco de Bibalbonut cedido a los Padres por el<br />
Rey Felipe III en 21 de mayo de 1607. Después de la desvencijada puerta del tapial<br />
nos franqueó el paso al interior para contemplar convertidos en campos de<br />
soledad y mustio collado, salpicados de chumberas, aquellos sitios que ocuparon<br />
la hermosa Iglesia de Ntra. Sra. de Loreto y el convento de los fervorosos misioneros<br />
de China y el Japón, de América y Filipinas".
ARTÍCULO XIII<br />
Dos Padres y dos Hermanos de Obediencia<br />
Sumario: P. Fr. Gabriel de Santo Tomás de Aquino.– Fr. Cristóbal de la Cruz.– P. Fr. Gaspar<br />
de San Nicolás.– Hermano Fr. José de Santo Domingo.<br />
Del P. Fr. Gabriel de Santo Tomás de Aquino, los únicos datos aprovechables<br />
que nos quedan son el acta de su profesión religiosa y una memoria necrológica,<br />
conservadas ambas a dos en el archivo de la Delegación de Hacienda de Barcelona.<br />
Nació en esta ciudad condal, de la familia de los Varets, y verificó sus desposorios<br />
religiosos en el acto de la profesión el día 22 de Mayo de 1665. He aquí la necrología,<br />
sin añadiduras, para que el lector saque las consecuencias a que hubiere lugar.<br />
"En el año del Sr. de 1694 a los 15 días del mes de octubre a los tres quartos<br />
para las diez de la noche murio en este Convento de nuestra Madre Santa Monica<br />
de la ciudad de Barcelona el Padre fr. Gabriel de Snto Thomas de Aquino de<br />
edad de 46 años y de habito 30. Natural de la Ciudad de Barcelona murio de tabardillo,<br />
y llevó su enfermedad con mucha paciencia y resignación a la voluntad<br />
de Dios. Recibio todos los Santos Sacramentos era Religioso muy ejemplar observante<br />
en todos los votos esenciales y se esmeró mas en el de la pobreza y<br />
humildad aplicándose con mucho ferbor en asistir los encarcelados siendo el total<br />
consuelo cuyo, confesando y predicando quedando muy aconsolados todos<br />
los que llegavan a sus pies, y en fin vivio con tanta pobreza que ni lo mas esencial<br />
no tenía. Murio gobernando la Iglesia de Dios nuestro SSmo. Padre Innocencio<br />
Duodecimo siendo Vicario General nuestro Padre fr. Simon de S. Agustin<br />
y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre fr. Joseph de Jesus Maria y<br />
Prior de dicho Convento nuestro Padre fr. Gabriel de Sto.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 13 489<br />
Tomás de A. Esta sepultado en el entierro de los Religiosos baxo el Camarin<br />
de la Virgen en el nincho rotulado con su nombre".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
En el mismo Necrologio de Barcelona 1 vése una memoria necrológica acerca<br />
del Hermano Lego Fr. Cristóbal de la Cruz, que tomó el hábito a los 55 años de<br />
vida; profesó en Barcelona a 12 de Febrero de 1649, cambiándose el apellido Vernes<br />
por el de la Cruz, y murió en este año en que nuestra Historia se desenvuelve.<br />
Tomemos la nota puntualmente.<br />
"En el año del Señor de 1694 a los diez dias del mes de noviembre a las ocho<br />
horas de la mañana murio en este Convento de nuestra Madre Santa Monica de<br />
la Ciudad de Barcelona el Hermano fr. Christoval de la Cruz, Religioso de la<br />
Obediencia de edad de 71 años y de hábito 40, natural de dicha ciudad de Barcelona.<br />
Murio de una enfermedad muy larga de la qual estuvo siete meses en la<br />
cama llevando su enfermedad con mucha paciencia y resignación a la voluntad<br />
de Dios. Recibio el SSmo. Sacramento de la Eucaristía. Era Religioso muy<br />
ejemplar exercitandose en el trabajo de la limosna todos los días no perdonando<br />
a la vejez siendo de mucha utilidad para el Convento. Murio siendo Vicario General<br />
de la Congregacion de España e Indias nuetro Padre fr. Simon de S. Agustin<br />
y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre Fr. Gabriel de Santo Tomás<br />
de A. Esta sepultado en el entiero de los Religiosos bajo el camarin de la<br />
Virgen en el nincho rotulado de su nombre. Y Provincial nuestro Padre fr. Joseph<br />
de Jesus Maria y Prior el P. fr. Gabriel de Santo Thomas de Aquino.<br />
Tomo el habito de edad 55 años".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Corresponde al año siguiente esta necrología del Hermano Fr. José de Santo<br />
Domingo, nacido en Roma, y profesó en la misma ciudad, suponemos que en nuestro<br />
hospicio de la Procuración; mas insertámosla aquí porque vaya acompañada de<br />
otras similares que en el<br />
1 Fol. 12.
490<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
mismo necrologio y folio se registran; si bien la diferencia de la fecha es muy<br />
leve, por cuanto este Hermano rindió tributo a la muerte el 7 de Enero, como a continuación<br />
se verá:<br />
"En el año del Sr. de 1695 a los 7 días del mes de Enero dia viernes murio en<br />
este Convento de nuestra Madre Santa Monica de la Ciudad de Barcelona, el<br />
Hermano fr. Joseph de Santo Domingo Religioso de la Obediencia de edad de<br />
sesenta cinco años de hábito veinte, de nacion Romano, como constara en su<br />
profecion echa en la ciudad de Roma. Fue su muerte repentina estando en su<br />
misma cama, topandole muerto en ella a la mañana y murio sin los Sacramentos,<br />
pero el día antes que era el día de los Reyes confeso y comulgo con los demas<br />
hermanos en la Missa Mayor. Era Religioso muy ejemplar y aunque cansado de<br />
la vejes no se excusava del trabajo andando todos los días a la limosna por la<br />
ciudad siendo de mucha utilidad para el convento, ocupavase tambien los ratos<br />
que tenia ociosos en componer la huerta trabajando como si fuera un mancebo y<br />
en fin era muy devoto de la Virgen Maria Nuestra Sra. Murio siendo Vicario<br />
General de la Congregacion de España e Indias nuestro Padre fr. Simon de S.<br />
Agustin, y Provincial de la Corona de Aragón nuestro Padre Fr. Joseph Anthonio<br />
del Espiritu Santo, y Prior de este Convento el Padre fr. Isidro de Jesus María.<br />
Esta sepultado en el entierro de los Religiosos baxo el Camarin de la Virgen.<br />
Tomo el habito de edad de 16 años".<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Para completar la materia historial correspondiente al año 1694 valen los apuntes<br />
que nos suministra el Catálogo 1 , relativos al Padre Fr. Gaspar de San Nicolás,<br />
que pasó a Filipinas el año 1663 en la misión X: "Religioso observante y ajustado y<br />
muy sencillo". Tal es el elogio que se hace del P. Gaspar en un libro antiguo de<br />
necrologías 2 . Al poco tiempo de llegar a Manila fué nombrado Enfermero mayor<br />
del convento (Cap. Interm. de 1663). En 17 de Febrero, 1691, se le autorizó para<br />
trasladarse a Bislig, donde estuvo algo más de un año; en 5 de Junio, 1602, volvió a<br />
Manila por enfermo, y en 24 de Marzo<br />
1 Pág. 405.<br />
2 Necrol. de S. Sebast. fol 14.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 13 491<br />
de 1694 le concedieron los Superiores la residencia en el Ministerio de Mobo<br />
(Masbate), donde murió a fines del año últimamente expresado.<br />
¡Ojalá se pudiera decir de todos y cada uno de nuestros religiosos el mismo<br />
elogio que del P. Fr. Gaspar, a saber: que fué observante, ajustado y muy sencillo!
CAPÍTULO SÉPTIMO<br />
ARTÍCULO I<br />
El P. Fr. Alonso de San Agustín, Garcías<br />
Sumario: Primeras noticias.– Al archipiélago filipino.– En las misiones.– Sucesos admirables.<br />
Tratando del P. Fr. Alonso de San Agustín, dice el P. Sádaba 1 que murió por<br />
Marzo de 1695; mas el P. Cronista del tomo IV asegura 2 que falleció en el año anterior,<br />
y da a entender que por Diciembre; discrepancia que a nada positivo conduce<br />
para nosotros. "Nacido en Garcías, pequeño lugar de la provincia de Lugo, consagróse<br />
a Dios mediante los sagrados votos, que pronunció en el convento de la Viciosa<br />
el 15 de Abril, 1680", dice el Catálogo. Ahora bien; en el documento del archivo<br />
general de Indias, que luego citaremos, vése que al pasar a Filipinas el año<br />
1683, nuestro biografiado tenía 26 años; luego nació el de 1657; tenía 23 cuando<br />
profesó, y a los tres años de profeso recibió el presbiterado, y ya estuvo en disposición<br />
de alistarse como misionero, y se alistó de hecho en la célebre misión <strong>org</strong>anizada<br />
por el P. Fr. Juan de la Madre de Dios, Cuenca, de que hemos hablado más de<br />
una vez en este tomo; por lo cual omitiremos el rumbo minucioso de la misma y<br />
repetiremos lo menos que se pueda los detalles. A últimos de Febrero llegó el P. Fr.<br />
Alonso a nuestro convento de Sevilla, y, presentado en las oficinas de la reseña de<br />
los misioneros, apuntaron de él los caracteres siguientes: "sacerdote nl. de Garcias,<br />
de 26 años, moreno, carilargo, señal de herida en la nariz, un lunar en el carrillo<br />
izquierdo, buen cuerpo" 3 . A 4 de Marzo de 1681 zarpó<br />
1 Catál., pág. 137.<br />
2 Pág. 111.<br />
3 Arch. de Ind. Contr., est. 45, caj. 2, leg. 8/11.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 1 493<br />
de Cádiz una flota dirigida por el General Don Diego de Saldívar, y en ella,<br />
con los treinta y siete misioneros, iba embarcado el P. Fray Alonso. Llegó a Veracruz<br />
el 1.º de Junio la misión, y habiéndose demorado en la ciudad de Méjico hasta<br />
el 5 de Marzo del año siguiente, hiciéronse a la mar el 4 de Agosto de 1684 en<br />
Acapulco en el navío San Telmo, que arribó a Manila por Agosto.<br />
Cuál fuera su labor en aquel archipiélago no se puede comprender bien, porque<br />
su biografía, escrita por el P. Fr. Pedro de San Francisco, se ha perdido irremediablemente,<br />
y no quedan sino leves alusiones a la mucha santidad que resplandeció en<br />
todos sus actos. El autor citado 1 , hablando de cierto jovencito indígena, que, en<br />
Taitay, vivía en la casa del P. Fr. Alonso, encargado del servicio doméstico, dice<br />
cosas que, por ser de este lugar y año, y también porque sirvan de medida para justipreciar<br />
la mucha santidad de nuestro biografiado, conviene muy mucho reproducirlas,<br />
siquiera sea a la ligera: "Siendo yá (Bartolomé Lingon) de 15 años, lo cogio<br />
á su cuydado el Padre Fr. Alonso de San Agustin, aliás Garcias, Religioso llenamente<br />
santo, que el año 1684 llegó á Philipinas, y luego fue destinado al Ministerio<br />
de Taytáy, para ser Apostol de Calamiánes, é iluminar estas Islas con su predicacion,<br />
y virtudes, corno se dirá al año de 1694, en la relacion de su vida, y muerte.<br />
Con tal Magisterio se perficiono en todas buenas costumbres, haciéndose reparable<br />
su modo de vivir, como arreglado á lo más heroyco de la santidad. Cogió por empeño<br />
el imitar al Padre Fr. Alonso en quantos exercicios de piedad le veia hacer, y<br />
se assegura, que lo cumplió". Después de estas generalidades, el mismo autor especifica<br />
qué ejercicios veía el indio hacer al P. Fr. Alonso, cura de Taitay, y añade:<br />
"Era de admirar el verlo tan tenáz en los ayunos, tan constante en los empleos virtuosos,<br />
y tan devoto en las empresas de perfectissimo Christiano. Horas enteras se<br />
mantenia en el Coro de rodillas, con aquella circunspeccion propia de las Almas<br />
endiosadas. Sobre el cumplimiento de quanto consideraba obligacion, vivia muy<br />
atento á no omitir accion alguna, en que pudiera merecer. En todas sus obras exteriores<br />
mostraba tener abrassado su pecho en la hoguera del amor divino, estendiendo<br />
tambien su caridad acia<br />
1 Crón., tom. IV, núm. 838.
494<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
los proximos". Luego relata que este indio, después de haber vivido con el P.<br />
Misionero muchos años, hubo de casarse por instancias de la familia, pero no se<br />
apartó de su maestro y modelo, antes bien prosiguió a su servicio con el oficio de<br />
sacristán. Enviudó pronto, y entonces dedicóse con más ahínco a imitar a su Padre<br />
Fr. Alonso en el ejercicio de las virtudes. Y añade el autor referido que, habiendo<br />
muerto también el P. Fr. Alonso, al poco tiempo cayó gravemente enfermo y se le<br />
apareció el Padre y le ayudó a morir y acompañó su alma al Cielo. He aquí las palabras<br />
textuales 1 :<br />
"Un dia, quando discurrian todos generalmente, que se hallaba muy mejorado<br />
pidió con instancia al Religioso (sucesor del P. Fr. Alonso), que le administrasse<br />
con presteza los Sacramentos. Negábase este por considerarlo sin especial peligro;<br />
mas él: Aqui están, le dixo, mi Amo, y mi muger llenos de gloria, y han venido<br />
para acompañarme al Cielo, y me certifican, de que oy mi mismo he de<br />
acabar con mis trabajos". Y se cumplió. Habla el mismo autor de las grandes<br />
virtudes de Magdalena Ilíng 2 , y atribuye gran parte de ellas a la dirección espiritual<br />
de nuestro Fr. Alonso, dirección que califica de "acertada". Falleció esta india<br />
a 8 de Diciembre de 1692, y ese día vio nuestro biografiado, cuando le administró<br />
el sacramento de la Extremaunción, que los ojos de la moribunda, hasta<br />
que expiró, parecían dos luces resplandecientes. Todo lo cual redunda en honor<br />
del P. Fr. Alonso, porque "los hijos virtuosos son gloria de sus Padres espirituales,<br />
no menos que de los corporales".<br />
Y con esto quedan agotadas las noticias acerca del apostolado exterior y acerca<br />
de la vida íntima de este religioso, que podían hermosear divinamente las páginas<br />
de esta Historia, pero que yacerán en el seno del olvido, por haberse extraviado el<br />
torno de Historia que estaba dispuesto para la publicación, y en el cual se narraba la<br />
vida y muerte de este religioso, que tenía de edad poco más de 31 años. Contentémonos<br />
con lo que en el Catálogo se añade: "Administró especialmente en Taitay y<br />
Tangcon, siendo elegido Vicario Prior del primer Ministerio en el Capítulo provincial<br />
de 1689, y del segundo en el de 1692. Falleció por Marzo de 1695 en Tangcon".<br />
1 Ib., núm. 840.<br />
2 Ib., 841 y sigs.
ARTÍCULO II<br />
Un Prior Provincial muy celoso<br />
Sumario: De España a Filipinas.– Misionero ejemplar.– Definidor de Provincia.– Provincial.–<br />
Obras de su celo.– Proyectos grandiosos.– Actas y determinaciones capitulares.– Prudencia<br />
y fortaleza.– Su Priorato en Manila.<br />
Hijo de Zaragoza el P. Fr. José de la Trinidad, ocupa con justicia lugar distinguido<br />
en la galería de varones célebres de nuestra Orden por sus dotes de gobierno<br />
y por sus virtudes de misionero, proclamadas por sus hechos, que historiaron el P.<br />
Sádaba 1 y el P. Fr. Pedro de San Francisco 2 . Hácele figurar el primero en la misión<br />
de 1660, aunque no sin dudar de la certeza de su misma afirmación, por cuanto, si<br />
se hallan muchos indicios de acierto para colocarlo entre los misioneros de este<br />
año, no figura su nombre en una escritura ot<strong>org</strong>ada en Méjico por el P. Comisario<br />
Fr. Eugenio de los Santos ante Don Diego de los Ríos, Escribano Real y de Provincia,<br />
el día 5 de Noviembre de 1662. Sea como sea, convengamos en que, junto con<br />
diez y nueve compañeros escogidos de entre los conventos de las tres Provincias,<br />
salió de Cádiz en 1660 y, llegado que hubo a Améria detúvose en Méjico dos años,<br />
esperando barco que llevase la misión a su destino. "En 1662, el Virrey de Méjico<br />
dispuso que fuese una de las naos para ver el estado de las Islas, y en ella pasó uno<br />
de nuestros Misioneros, con objeto, asimismo, de informarse acerca del estado de<br />
aquellas cristiandades, quedándose en Méjico los demás religiosos hasta los primeros<br />
meses de 1663, en que se embarcaron en el galeón capitana San José, a cargo<br />
del General Francisco García del Fresno, llegando a Manila por Agosto de dicho<br />
año" 3 . Prior de Masinloc, este fué el primer puesto que desempeñó en el apostolado<br />
1 Catál., pág. 115.<br />
2 Crón., tom. IV.<br />
3 Catál., pág. 108.
496<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
activo, por orden del Capítulo Intermedio del año 1666, y a los dos años quedó<br />
nombrado Prior ministerio de Bolinao en Zambales. Medida fué muy avisada y<br />
celosa del recién electo Provincial que conocía bien a nuestro biografiado y tenía<br />
empeño en dar empuje y vida a los nuevos ministerios que las autoridades acababan<br />
de entregarnos. "En orden a este fin, dice un autor 1 , procuro que fuesse electo Prior<br />
de Bolinao el Padre Fr. Joseph de la Trinidad, natural de Zaragoza, Religioso como<br />
nacido para las Missiones, y después lo nombró Vicario Provincial de la jurisdicción<br />
de Zambales". Continúa el P. Cronista narrando los sucesos de la evangelización<br />
de Zambales, cosa en que no le seguiremos los pasos, por no repetirlos, y únicamente<br />
desglosaremos lo que más en particular ataña a nuestro biografiado, para<br />
dejar de él individual memoria. El, pues, con seis compañeros, "peleo contra la Idolatría<br />
con tal teson, que consiguio increibles adelantamientos a nuestra Santa Fe".<br />
Distribuyó a los misioneros convenientemente, pero acudía "el Padre Vicario Provincial<br />
a todas partes para dirigir las acciones y pelear por su misma persona, con<br />
los aciertos que acostumbraba". Además de los muchos indígenas que redujeron a<br />
vida cristiana, se logró entonces atraer a más de dos mil fugitivos que vivían sublevados<br />
en los montes, con lo cual crecieron los vecindarios y se fundaron cuatro de<br />
nuevo.<br />
Llegado el tiempo del Capítulo Provincial, fué constituido en Definidor de la<br />
Provincia; mas este trienio no le sirvió de tregua de descanso del apostolado activo<br />
sino de anuncio y proclamación de sus merecimientos. Por eso se escribió que "como<br />
en el Capítulo de 1671 saliesse electo Difinidor el Padre Fr. Joseph de la Trinidad,<br />
pidio con grande instancia al Padre Provincial Fr. Juan de San Fhelipe, que le<br />
permitiesse hacer Misión en los montes Zambales. Conseguida la licencia, se fue al<br />
convento de Paynavén, y dió nuevamente principio á la conquista, por la parte de<br />
Babayan, con tan felices sucessos, que amansó los fieros, é inhumanos corazones<br />
de muchos Zimarrones, y Gentiles: de modo que en los tres años de su Definitura,<br />
se aumentaron mucho los Pueblos recién formados con un gran numero de Almas,<br />
que se extrageron de las serranías, agregandolas a la Iglesia. En pago<br />
1 Crón., IV, núm. 400.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 497<br />
de este servicio, y en atencion a sus muchos meritos, se halló nombrado Provincial<br />
en el Capítulo, que se celebró año 1674, y el primer cuydado de su acertado<br />
govierno, fue, procurar, que se prosiguiessen aquellas Missiones, enviando dos Religiosos<br />
de la mayor satisfaccion para que llevassen adelante la empresa comenzada,<br />
acabando de desmontar tan impenetrables y tragosas espesuras... Acabó su Provincialato<br />
el Padre Fr. Joseph de la Trinidad por Abril de 1677, y luego voló en<br />
persona á proseguir la expedicion, que tantos desvelos le costaba. Penetró á pie los<br />
montes por diversas partes, para buscar en ellos ovejas, que acarrear al rebaño de<br />
Christo; y exponiéndose al arbitrio de sus barbaros naturales, sin temer los riesgos,<br />
ni cuydar de sus propios peligros, perseveró alli, hasta que lo hicieron retirar dos<br />
años después".<br />
En el mismo libro, cuando se trata de los sucesos acaecidos durante el Provincialato<br />
de nuestro biografiado 1 , prodíganse muchos elogios a su actividad y celo;<br />
elogios que no debemos reproducir porque en su lugar pueden verse: y así, apenas<br />
diremos ahora lo preciso para entretejer la relación cronológica de su vida. Afirma,<br />
pues, que tuvo "grande zelo por la salvación de los almas": repite lo que ponderó<br />
acerca de sus trabajos en Zambales, y añade: "Deseaba con grandes ansias, que se<br />
le ofreciesse ocasión de hazer sacrificio de su sangre, derramandola en tan buena<br />
guerra, en confirmación de la verdad, que predicaba. Quando tendre yo la apetecible<br />
felicidad (exclamaba con su devoto y Paysano San Pedro de Arbués), que de un<br />
mal Sacerdote, me haga Dios misericordioso, un buen Martyr!"... "Se metió en excesivos<br />
riesgos… mientras le duró la vida, no solo en el mencionado distrito, sino<br />
también en otros parages, de los muchos, que en aquellos bastos territorios se hallan<br />
a nuestro cargo, y si no logró efectivamente la corona del martyrio, tampoco a tales<br />
prohezas les habra atado el merecido premio... Miraba muy de cerca al gran Imperio<br />
de la China... La Mission, tantas veces suspirada por nuestra Reforma á aquellos<br />
Países fue el primer objeto de su zeloso corazón; sin que se contentase con querer<br />
despachar a otros para Operarios Evangélicos; pues intentó, con la mayor seriedad,<br />
abandonar el lustre del Provincialato,<br />
1 Núms. 714 y sigs.
498<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a fin de emplearse personalmente en expedición del servicio divino: y el no<br />
poderlo practicar, le costó muy amargos sollozos". Especialmente al Japón proyectó<br />
ir con otros religiosos, "y aunque no logró el fin de sus deseos, por los impedimentos<br />
que á tales obras suele oponer el comun enemigo, no dexan de representarse<br />
muy laudables tales ansias".<br />
Otras varias cosas procuró durante su prelacía, empero no omitamos que dispuso<br />
"con prudencia admirable, que por los pueblos de nuestra administracion caminassen<br />
incessantes ciertos Religiosos Missioneros, corno Angeles velozes, o como<br />
lijeras nubes, a fin de predicar a los Indios Christianos la obligación de su caracter...<br />
Para esto asignó dos Religiosos de la lengua Bisáya, uno de la Tagála, y de la<br />
Zambála otro, todos del espíritu que pedía la ocupación; ordenándoles que cada uno<br />
de por sí, en el territorio de su Idioma, fuessen dando continuos giros por las Poblaciones,<br />
grandes y pequeñas, predicando Misión, con las mismas formalidades que<br />
suele practicarse en Europa..." Tal fue la "provechosa idéa, inventada por nuestro<br />
Padre Fr. Joseph, y practicada en su tiempo con el mayor teson". Encargó de más a<br />
más a todos los misioneros que no sólo en los pueblos ejerciesen el apostolado, sino<br />
que hiciesen incursiones por los montes, y así, "no es ponderable lo que se aumentó,<br />
y obró a la parte de afuera, lo activo de este incendio, avivado con el soplo, de la<br />
exhortación de tan benemerito Prelado... Pero donde puso el mayor conato el V.<br />
Padre Provincial, y trabajaron con excesivo fervor los Religiosos asignados para<br />
ello, fue en los Partidos de Butuán y Cagayan, que caen en la Isla de Mindanao".<br />
Cuenta dicho historiador cómo un indio cacique, Dato Pistig Matanda, rebelde a<br />
toda insinuación de los Misioneros hacía muchos años, se rindió en este tiempo al<br />
yugo del Evangelio, y se lograron bautizar con este motivo trescientos adultos y<br />
muchos niños. Lo mismo de aventajada fué la predicación entre los indios Manobos.<br />
"En el Provincialato de nuestro Padre Fr. Joseph de la Trinidad... agregóse á la<br />
Iglesia un numero crecido de estos Manóbos... pues constando antes el partido de<br />
Butuán, a quien pertenece Linao como de tres mil almas reducidas, creció entonces<br />
casi en un tercio su Christiandad, aumentandose los creyentes para Dios, y los vassallos<br />
para el Rey". Por último se enumeran los triunfos obtenidos en
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 499<br />
los montes de Cagayán, donde "se reduxeron á los pueblos de los Christianos<br />
mas de cien Tributos, que llegarían a quinientas almas, extraidas todas de la infidelidad<br />
ó de la apostasía..."; y advierte que los aumentos que dejamos relatados, como<br />
conseguidos en el trienio del V. Padre Fr. Joseph de la Trinidad, el cual concluyó<br />
por Abril de 1677, constan de varias cartas, escritas en Manila por los más sobresalientes<br />
Religiosos en Junio y Julio del referido año, y dirigidas a nuestro Padre Vicario<br />
General Fr. Francisco de S. José, las cuales se conservaban en el archivo de<br />
Madrid.<br />
No se crea, sin embargo, que este celoso prelado amaba de tal suerte la vida de<br />
las misiones que descuidase la marcha interna de la Provincia, toda vez que aún se<br />
conservan algunos documentos que prueban no fué manía o pasión desaforada<br />
aquel celo. Con efecto, en la celebración del Capítulo Intermedio se retrata como<br />
amante de la administración de los bienes temporales, como guardián de la observancia<br />
interior y como escrupuloso cumplidor de las Constituciones. A lo cual obedecen<br />
las actas siguientes 1 . "Se determinó que se haga un libro de Inuentario de los<br />
bienes de la Prov.ª para que N. P. Provincial por el entregue de los bienes a el que<br />
le sucediere en él Officio.<br />
Item se determino que los Priores que dieren, ó huvieren dado á N. P. Provincial<br />
qualq.ª cossa, assi para ayudar a gastos de Prov. ó a la obra de la Iglesia del<br />
Conuento de Manila, quando venga al Cap. Prov. próximo futuro, hagan en el declaración<br />
firmada de cada uno de la cantidad ó cantidades de dineros o otra cualq.ª<br />
especie, que assi hubieren dado á dho. N. P. Prov. presentando dha. declaracion<br />
luego que sea reconocido Pressid. quando entregan las Cartas de Cap.º, para que en<br />
el se lean dhas. declaraciones, y conste lo que N. P. Prov. hubiere recibido, y el zelo<br />
de cada uno en ayudar a la Prov.".<br />
En las siguientes actas trátase de guardar puntualmente los sufragios por nuestros<br />
difuntos, y de exponer al V. Definitorio General algunas dudas de carácter<br />
constitucional. La 8.ª dice así: "Iten se determina que se suplique al Difflnitorio<br />
General de toda nra. Congregación sobre el Acta del Hospicio de la Ciudad de<br />
Mex.º y se representen los inconuenientes que se siguen de no estar dho.<br />
1 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 37 v.º
500<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Hospicio debajo del gouierno de esta Prov.ª y el derecho que tiene a el". Y en<br />
la 10, que es la última, se admitieron, entre otros, por Hermanos de Provincia al Sr.<br />
Arcediano de Rosales, abogado de la Real Audiencia, y al Capitán Don Diego de<br />
Palencia. Demás de esto, expidió dos Circulares con fecha 8 de Julio de 1686 para<br />
reprimir algunos abusos de disciplina regular 1 , y un precepto de obediencia de la<br />
misma naturaleza 2 a 16 de Noviembre del mismo año.<br />
No era, repetimos, este P. Provincial un Superior temerario o aconsejado por<br />
bastardas pasiones en su celo por la propagación de nuestros ministerios recoletos<br />
en el archipiélago filipino, sino que atizábale y movíanle la gloria de Dios y la<br />
prosperidad de la Provincia; no hacía crecer el número de misiones por la vanidad<br />
del aumento que lo acreditara laborioso y afortunado; ni sacrificaba al ideal apostólico<br />
todos los demás ideales, porque bien sabía que, si es laudable y heroico ante<br />
Dios y los hombres el sacrificio, existen principios de gobierno que obligan al Superior<br />
a velar por los intereses de la Provincia como entidad colectiva y sociedad<br />
humana, la cual necesita proveerse de reservas económicas para la felicidad temporal<br />
de los individuos. El prelado debe saber mandar: a veces se pueden y se deben<br />
sacrificar algunos súbditos por la gloria divina, pero nunca por la gloria individual<br />
del que manda. En todo caso puede el Cuerpo consultivo de que está rodeado todo<br />
Superior eximirle de responsabilidad y hacer que los preceptos sean oportunos y<br />
provechosos.<br />
Así lo practicó nuestro biografiado, resistiéndose a ciertas pretensiones del Gobierno<br />
civil, que quería a todo trance que los Recoletos reanudasen las misiones en<br />
la Paragua sin percibir remuneración alguna y sin respaldo de ninguna clase, porque<br />
no quería sacrificar la vida de súbditos a la cuchilla del moro, ni congraciarse con el<br />
Gobierno, ni ahorrarse contrariedades y disgustos, sino ser Pastor legítimo de sus<br />
ovejas. Traigamos unos párrafos de la Reseña Histórica del P. Fr. José de la Concepción<br />
3 :<br />
"Los pueblos formados por Recoletos en las Islas de la expresada Provincia<br />
(Calamianes), fueron víctima cruenta de su furor (de los moros). Y como se retiraban<br />
de sus empresas sin quebranto, ricos con<br />
1 Ib., fols. 38 v.º y 39.<br />
2 Ib., fol. 39 v.º<br />
3 Mayo de 1917.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 501<br />
los despojos y cautivos, tomando aliento, de lo indefenso de aquellas islas, en<br />
breve tiempo las dejaron sin iglesias, sin pueblos, sin conventos, sin ornamentos,<br />
sin imágenes, sin vasos sagrados, sin cristianos y sin ministros evangélicos, porque<br />
los que había, los habían cautivado, muerto o martirizado y los que quedaron<br />
no tenían más habitación que la de los montes, viviendo entre fieras, grutas y<br />
peñascos; ni más alimento que el de crudas hierbas que poder recoger con sus<br />
propias manos.<br />
118 Clamó la Provincia a este superior Gobierno, por remedio a tanto daño,<br />
que fuese proporcionado y eficaz remedio a tanta ruina y antídoto a tanto quebranto<br />
y preservase en lo futuro de iguales daños. Y aunque por muchos años insistió<br />
en este pedimento, como viese frustradas sus más vivas diligencias, por<br />
política o por razón de estado o por la exhaustez de las reales cajas por la angustia<br />
de los tiempos; teniendo presente el lastimoso sistema de aquella desamparada<br />
cristiandad y de los trabajos, naufragios, huida a los montes, víolentas enfermedades,<br />
cautiverios, muerte y martirios de sus hijos, no pudiendo tolerar por<br />
más tiempo los lastimosos efectos de tan continua tragedia, este año, hizo esta<br />
Provincia renuncia de la administración de dicha Provincia de Calamianes, para<br />
que en su virtud, el Ilustrísimo señor Obispo de Cebú, proveyese de ministros<br />
doctrineros que conservasen y cultivasen las lastimosas reliquias de aquella cristiandad,<br />
que se libertó de la muerte y cautiverio entre los inaccesibles peñascos<br />
de los montes. Con dificultad pudo lograrse la retirada de los Religiosos y que en<br />
su lugar destinase el Sr. Obispo de Cebú beneficiados para esta empresa. Pero<br />
como fuesen iguales los trabajos y peligros que recibían incremento cada día, no<br />
hallando quien quisiese servir a Dios y al Rey nuestro señor con tanto riesgo, en<br />
breve se quedaron los infelices Calamianes sin ministros. Ocurrieron los que<br />
habían quedado en aquellas Islas a este superior Gobierno, demandando providencia<br />
para ser cristianamente administrados y pidiendo a nombre de sus pueblos<br />
se obligase a los PP. Recoletos, que los habían conquistado, a que volviesen<br />
de nuevo a cultivar la cristiandad de aquellas Islas, y como el Sr. Dr. D. Diego<br />
Calderón, oidor fiscal que entonces era de esta real audiencia, como Protector de<br />
Naturales pidiese, que luego, y sin embargo de lo que la
502<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Provincia de S. Nicolás de estas Islas, pudiese alegar a su favor se despachase<br />
real provisión de ruego y encargo al P. Provincial, que entonces era para que con<br />
la mayor brevedad posible que pedía el caso de hallarse la dicha Provincia sin<br />
ministros, destinase de los religiosos de su obediencia los necesarios para recibir<br />
de nuevo a su cargo la administración de los naturales de Calamianes, según y<br />
como lo pedían.<br />
119 Y aunque N. P. Provincial que entonces era Fr. José de la Santísima Trinidad,<br />
por sí, por la Provincia y después por el Capítulo Provincial, representó la<br />
subsistencia de los gravísimos motivos que obligaron a renunciar la administración<br />
espiritual de dichos pueblos".<br />
Después de su trienio de Provincial fué elegido Prior del convento de Manila<br />
por el P. Prior Provincial, porque el Capítulo dispuso que este Priorato fuese provisto<br />
ad libitum del Provincial. Y como Prior, para la fecha de 12 de Octubre de 1679<br />
tenía ya dorado el retablo del altar mayor, trabajo que costó, sin contar el oro como<br />
material, 545 pesos 1 .<br />
Además de esta mejora compró durante el mismo superiorato unas alfombras<br />
muy buenas para la iglesia, desempeñó unas joyas de la imagen de Nuestra Señora<br />
de la Consolación, y adquirió una reliquia preciosa "tocada con el sudario o sabana<br />
santa que se venera en Turin, Saboia". Así lo asegura el citado Libro de consultas.<br />
Como Prior de Manila precisamente, y no como Provincial absoluto actuó en el<br />
próximo Capítulo de 1683, pasó a ser Prior de Cebú, en el siguiente Prior de Cavite,<br />
y en el de 1689, Prior de San Sebastián, según reza el Libro 1.º de Becerro.<br />
Presumimos que de aquí en adelante sufrió graves quiebras en su salud por lo<br />
que leemos en el Necrologio de San Sebastián, conviene a saber 2 Fue "religioso de<br />
todas prendas y paciencia con los trabajos y enfermedades que padecio por largos<br />
tiempos con otras virtudes particulares". Este mismo Necrologio asígnale la muerte<br />
el 10 de Abril de 1695.<br />
1 Arch. prov., Libr. cons. de Manila, fol. 32.<br />
2 Ib., fol. 14 v.º
ARTÍCULO III<br />
Apuntes acerca del P. Fr. Román de San José, Sánchez<br />
Sumario: Su filiación natural y religiosa.– Primeros años de sacerdocio.– Superioratos en Toledo.–<br />
Trabaja en la obra de iglesia y convento.– Definidor Provincial.– Su muerte temprana.<br />
Es el religioso en que vamos a ocupar la atención ahora uno de esos hombres<br />
prácticos, sencillos, laboriosos, a quienes la Providencia o no ha dotado de grandes<br />
luces para la carrera de las letras o no se han hallado en ocasión de manifestarlas<br />
porque el curso de la vida los ha llevado por rumbos ajenos a su inclinación y gusto.<br />
Nació en la populosa villa de Menasalbas, provincia de Toledo y fue bautizado a<br />
7 de Noviembre de 1649, en la parroquia de Santa María Magdalena, hijo de Román<br />
Sánchez y Catalina Gómez. Por el Libro de informaciones de Toledo que se<br />
conserva en el Archivo histórico nacional de Madrid 1 , consta además que tenía<br />
Román 16 años cumplidos cuando se hicieron las informaciones para su entrada en<br />
la Religión por orden del P. Provincial Fr. Juan de la Madre de Dios, quien comisionó<br />
al efecto con fecha 29 de Enero de 1665 al P. Subprior del convento de Toledo<br />
y a otro conventual, que por cierto no era aún sacerdote, Hermano Fr. Luis de<br />
San Nicolás, para que las hiciesen convenientemente y luego procediese el P. Prior<br />
a recibirlo en Toledo donde haría su noviciado el profesando. Transcurrido el año<br />
de prueba, pronunció los votos santos en 29 de Febrero del 1666 y fueron aceptados<br />
por el P. Prior Fr. Bartolomé do San Nicolás, con asistencia del P. Maestro de novicios<br />
Fr. Nicolás de Tolentino como consta del acta del Libro de profesiones de Toledo<br />
2 , acta que, dicho sea de paso, está escrita a tres tintas, con caracteres<br />
1 Tol., leg. 94.<br />
2 Arch, gen,, fol. 33.
504<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
goticos, una hermosísima inicial de adorno, y otros dibujos, con lo cual resulta<br />
la página más artística del libro. Hay cuatro o cinco actas de fechas muy aproximadas<br />
a ésta e iluminadas con el mismo gusto y estilo de dibujo, lo cual induce a sospechar<br />
que había entonces en nuestro convento algún dibujante y miniaturista de<br />
mérito. A la vuelta del folio hállase el acta notarial que reproducirnos aquí porque<br />
se vea qué estilo se observaba entonces. Dice así: "Y yo Fr. Bartholome a la Concepción,<br />
Predicador de este Convento de Toledo, a quien nro P. Fr. Bartholome de<br />
San Nicolás Prior de dicho Convento nombró por Notario de la profesión supracripta,<br />
doi fée que en presencia de todo el Convento, junto al son de campana tañida<br />
como para semejantes actos se acostumbra, hizo profesión solemne el Hermano Fr.<br />
Roman de San Joseph entre las cuatro y las cinco de la tarde, en manos de dicho P.<br />
Prior, Fr. Bartholome de San Nicolás, auiendole hecho todas las preguntas que los<br />
motos propios de los sumos Pontifices, los Sagrados Canones y nuestras Constituciones<br />
disponen, y mas en particular si la acia de su libre y espontanea voluntad, a<br />
que respondio por tres veces que sí; a que me halle presente, siendo testigos el P.<br />
Fr. Benito de San Joseph. el P. Fr. Cristhobal de San Nicolas, y el P. Fr. Antonio de<br />
la Concepcion, todos conventuales de dicho convento. Fecha en primero de Marzo<br />
de mill y seiscientos y sessenta y seis. Fr. Barme. de la Concepn". (Hay rúbrica).<br />
Parte de los estudios debió de hacerlos Fr. Román en el mismo convento de Toledo,<br />
ya que hallámoslo aquí cuando tenía veintiún años de edad, o sea en 1670, ejerciendo<br />
el oficio de limosnero 1 . No extrañe ninguno esta afirmación, porque en estos<br />
años, como estaban construyéndose la iglesia y el convento, no sólo no bastaban las<br />
rentas, sino que aun postulando por la ciudad de Toledo y lugares circunvecinos no<br />
se recogería lo suficiente para adelantar con rapidez las obras. Así es que, además<br />
de los Hermanos legos, salían a pedir limosna los Padres en todo tiempo, principalmente<br />
en lo que llamaban "agostos y vendimias" para obtener cereales y vino<br />
para el consumo de la casa. El único de que consta que saliera a los pueblos como<br />
mendicante, sin ordenarse de presbítero, es nuestro Fr Román 2 ,<br />
1 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />
2 Ib.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 3 505<br />
señal, pues, de que era sujeto de toda confianza para los Superiores.<br />
Creemos que recibió las Ordenes Sagradas en Toledo y que aquí pasó los primeros<br />
años de su sacerdocio entregado a la observancia conventual y al ejercicio<br />
del culto divino y del confesonario; por lo menos consta que aquí residía el año<br />
1678, pues asistió como Vocal a un Capítulo conventual, en el que ocupó el penúltimo<br />
puesto 1 .<br />
Desempeñaba el cargo de Sacristán mayor, cargo capitular que hoy no echamos<br />
de menos porque han desaparecido aquellos conventos en que residían más de<br />
treinta Padres dedicados a los Oficios divinos, y como Sacristán mayor vémoslo<br />
asistir a las Consultas celebradas en Toledo desde 8 de Noviembre de 1678 hasta el<br />
tiempo del Capítulo Provincial de 1680 2 . Desde esta fecha hasta la de 20 de Agosto<br />
de 1683 no aparece su firma ni una vez en el Libro de Consultas de Toledo, y sin<br />
embargo sabemos que era Subprior de dicha casa 3 nombrado por el Capítulo celebrado<br />
en 1680. Tuvieron a bien los Padres Capitulares de 1683 reelegirlo en el<br />
Subpriorato, y por eso como Subprior estampa su firma en varias Consultas habidas<br />
desde 20 de Agosto hasta 14 de Abril de 1686 4 . Como Subprior y por orden del P.<br />
Prior incoó un expediente de informaciones, con fecha 3 de Octubre de 1685, para<br />
un novicio 5 . Este Subpriorato coincidió con el Priorato del famoso P. Fr. Lope de<br />
San José de quien aprendería cosas buenas como activo y misericordioso.<br />
Fue en la celebración del Capítulo de 1686 cuando se vio ascendido al Superiorato<br />
de la misma casa 6 , de la cual tomó posesión el día 18 de Mayo; así se colige de<br />
su firma estampada en el Libro de recibo que está en el archivo histórico nacional 7 ;<br />
y en el mismo libro se ve que sus cuentas como Prior continuaron todo el trienio<br />
1689-1691, en virtud de la reelección que le ot<strong>org</strong>ó el Capítulo celebrado en 1689<br />
al cual asistió nuestro biografiado. Regresó, pues, reelegido y tomó posesión del<br />
convento a 14 de Mayo 8 . Durante su Priorato continuó siendo Toledo casa de noviciado<br />
y al P. Fr. Román tocóle la satisfacción de dar la profesión a algun novicio 9 .<br />
1 Ib., leg. 90.<br />
2 Arch. gen., Libr. de consult., fols. 64-71 v.º<br />
3 Arch. hist. nac. Tol., leg. 91.<br />
4 Libr. de cons., fols. 71 v.º y 80.<br />
5 Arch. hist. nac. Tol., leg. 94.<br />
6 Arch. gen., carp. B.<br />
7 Leg. 91.<br />
8 Ib.<br />
9 Ib., Libr. de prof., fol. 47.
506<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Por las varias consultas verificadas en sus dos trienios 1 obsérvase que era respetuoso<br />
de las leyes, propendía al aumento de los haberes del convento y que gustaba<br />
de oír y seguir el parecer ajeno que se inspiraba en la justicia.<br />
Pero, además de guardar y hacer guardar la vida común en su convento, ¿hizo<br />
alguna otra cosa por la que merezca elogio y figure en esta Crónica general de la<br />
Orden? Registramos con cuidado el Libro de recibo y gasto 2 durante su Priorato y<br />
vemos que prosperó mucho la fábrica de la iglesia, adquirió una estatua de nuestro<br />
San Guillermo y varias alhajas para el culto, mejoró notablemente la capilla de Santo<br />
Tomás de Villanueva, continuó los trabajos del retablo del altar mayor y del pavimento<br />
del presbiterio.<br />
¡La iglesia de Toledo! ¡Cuántos afanes causó a nuestros antepasados y a él en<br />
particular desde que era Corista! ¡Y durante el Subpriorato y años siguientes cómo<br />
celó su adelantamiento a cambio de privaciones! Pero la divina Providencia veló<br />
por su siervo, y por eso vemos que, si invirtió gran caudal en la fábrica, podía ir<br />
pagando todo y dejar sobrante en la caja. A esto obedece la siguiente consulta habida<br />
en 27 de Octubre de 1689 en la cual propuso a los Padres, según dice el libro<br />
citado 3 "si convendría imponer seis mil R. S. a censo, y aviendo venido en que convenía,<br />
se diese y ympusiese en nro Convto de Maqda. dándonos pa. seguridad sus<br />
bienes y raiçes, en tierras, viñas y olibares y huertas". Fue también durante su segundo<br />
Priorato cuando nuestro Hermano General D. Francisco Sanz Tenorio, de<br />
quien habemos tratado, hizo su testamento nombrando albacea al P. Fr. Román de<br />
San José, muy estimado y amigo de su confianza 4 , y dejando a nuestro convento<br />
cuantiosos bienes temporales en la hacienda de Nambroca.<br />
¡Tan laudablemente acabó su Prelacía el P. Fr. Román! No debe asombrarnos<br />
que en llegando la celebración del Capítulo de 1692 fuese ascendido a la Definitura<br />
de Provincia 5 ; pero la renunció presto y siguió residiendo en el convento de sus<br />
mejores afectos. Aquí vivía<br />
1 Ib., Libr. de cons., fols. 80 y sigs.<br />
2 Arch. hist. nac., leg. 91.<br />
3 Fol. 82.<br />
4 Arch. hist. nac. Tol., Libr. de procurac., leg. 91; y Madr., leg. 36.<br />
5 Ib., leg. 39.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 3 507<br />
cuando el P. Fr. Juan de la Cruz, sucesor en el Priorato, renunció también el<br />
empleo 1 a mediados de Junio de 1694, y como el Definitorio le extendiese nombramiento<br />
de Presidente, sin dejar de ser Definidor, entró a gobernar el convento el<br />
día 19 de Junio. Ignórase con qué motivo o por qué causa tuvo que extender una<br />
declaración jurada acerca de las obligaciones de misas y otras cosas, y en la declaración<br />
afirma como Presidente del convento 2 que había obligación de celebrar cada<br />
año 207 misas cantadas y 474 rezadas; de tener expuesto el Santísimo Sacramento<br />
tres días, al año, en los cuales había sermón, y además tener encendidas cuatro lámparas<br />
en el templo día y noche, perpetuamente.<br />
Sabemos positivamente que desempeñó la Presidencia del convento hasta el<br />
día 15 de Abril de 1695, o sea hasta las vísperas de celebrarse el Capítulo Provincial<br />
que tuvo lugar el 22 del mismo mes, y que en tal fecha Dios Nuestro Señor<br />
llevóselo al eterno descanso 3 . Parece que preveía su muerte cercana, ya que en la<br />
última semana en que asentó sus cuentas en el Libro de recibo hizo constar que<br />
había en caja 38.500 reales para continuar la obra del convento. A los pocos renglones<br />
se anota que murió. Cuarenta y seis años de edad nada más contaba: la Orden<br />
podía, en verdad, fincar en él hermosas esperanzas.<br />
1 Ib., leg. 91.<br />
2 Ib., Libr. de Procur., leg. 91.<br />
3 Ib., Libr. de recib.
ARTÍCULO IV<br />
Dos Capítulos provinciales<br />
Sumario: Vocales del de la Provincia de San Agustín.– Elecciones.– Labor preceptiva del de<br />
San Nicolás.– Provisión de oficios.<br />
Unicamente tenemos averiguado que la Provincia de San Agustín pudo congregarse<br />
en Capítulo el día 22 de Abril del año en curso, y que, después de hacer<br />
algunas actas, de las cuales no ha quedado huella, procedieron los Padres Capitulares<br />
a verificar los nombramientos del caso. Antes de expresar los empleados nuevos,<br />
es bueno advertir que asistieron al Capítulo, entre otros cuyos nombres nos son<br />
desconocidos, como Vocales, los Padres Fr. Jacinto de San Rafael, Rector Provincial,<br />
que sucedió al que de Provincial pasó a ser Obispo de Alguer; Fr. Pedro de la<br />
Concepción, Definidor; Fr. Juan de la Visitación, Rector del Colegio de Alcalá; Fr.<br />
Félix de San Gregorio, Rector del de Salamanca; Fr. Pedro de la Concepción, Prior<br />
del Convento de Madrid; Fr. Pedro de Jesús María, Prior del de Valladolid; Fr.<br />
Francisco de la Encarnación, Prior del de la Nava; Fr. José del Espíritu Santo, Prior<br />
del de Portillo; Fr. Juan de San José, Prior del de Talavera; Fr. Pablo de Jesús María,<br />
Rector del Colegio de Jarandilla, y Fr. Juan de Santa María, Secretario.<br />
Los nuevos elegidos fueron: Fr. Diego de la Concepción, Prior Provincial; Fr.<br />
Diego de San Agustín, Fr. Juan de San Miguel, Fr. Antonio de San Guillermo y Fr.<br />
Félix de San Gregorio, Definidores de Provincia; Fr. Juan de San José, Secretario<br />
de Provincia; Fr. Antonio de la Cruz y Fr. José de San Agustín, Prior y Subprior del<br />
Convento de Madrid: Fr. Andrés de San Teresa, Maestro de Novicios; Fr. Martín de<br />
la Concepción, Prior del de
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 4 509<br />
Toledo; Fr. Simón de Jesús, Prior del de Valladolid; Fr. Juan de los Reyes,<br />
Subprior del Portillo; Fr. Fernando de Santiago, Subprior de Santa Cruz de la Sierra,<br />
y Fr. Martín de San Miguel, Prior de Maqueda.<br />
*<br />
*<br />
*<br />
Presidido por el primer Definidor P. Fr. Isidoro de Jesús María, tuvo lugar en<br />
Manila el Capítulo Provincial de 1695, a 22 de Abril, viernes, con la asistencia de<br />
veintidos Vocales 1 . Hiciéronse en él doce actas y treintaisiete determinaciones, algunas<br />
de las cuales vamos a copiar para ver el espíritu de Provincia y su fisonomía<br />
propia y característica. La 2.ª es así: "Iten declaramos y determinamos que el ministerio<br />
de Masbate se admita por Convento y en este presente Capítulo se nombre<br />
Vicario Prior de él como se acostumbra para los demás Conventos de vicariatos".<br />
La 3.ª versa sobre disciplina interna, cortando un abuso pequeño, en lo cual se<br />
ve el espíritu de observancia que en la Provincia regía.<br />
4.ª "Iten se determinó que en cuanto al pleito de los ministerios de Zambales,<br />
se hagan las diligencias según y como lo manda N. P. Vicario General a esta Provincia".<br />
6.ª "Iten se confirmó el acta que manda que N. P. Provincial no permita omisión<br />
alguna en leer los viernes en todos nuestros conventos (misiones) la regla de N.<br />
P. S. Agustín y que castigue al que en esto sea defectuoso".<br />
Trata en la 8.ª de conservar a todo trance el uso de la sandalia muy abierta para<br />
practicar la descalcez.<br />
"11.ª Iten mandamos que en la isla de Dumaran, provincia de Calamianes, se<br />
funde nueva cabezera luego que haya Ministros aptos, y el territorio le asigne y<br />
determine N. P. Provincial con sus Diffinidores, uno y otro despues de bien informado<br />
de lo qe. mira a la seguridad de los Ministros qe. huvieren de assistir en dicha<br />
nueua cabezera".<br />
Las determinaciones estatuidas por el Definitorio Capitular versan sobre que<br />
ayuden los conventos y ministerios a los gastos de la Provincia; que los conventos,<br />
además, excepto el de San Sebastián,<br />
1 Arch. prov., Libr. 1.º de Becerr., fol. 29.
510<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
celebren cierto número de misas en favor del de Manila; que en los conventos y<br />
ministerios se rece públicamente todos los sábados y primeros domingos de mes el<br />
santo Rosario; se reglamentó la vida del hospicio de Méjico, y se fijó el modo de<br />
proveer de Superiores a esta casa; se prohibió que ningún religioso, aunque fuera<br />
Prior, pudiese empezar obras de fábrica y deshacer las hechas sin licencia expresa<br />
del P. Provincial, bajo pena de suspensión del oficio; que los Provinciales o los<br />
Visitadores examinen a los Padres, así de materias teológicas como de la lengua<br />
indígena; y, por fin, que hiciesen todos los ministros y archivasen anualmente ls<br />
padrones de censo de población.<br />
Cuanto a elecciones he aquí el resumen: P. Fr. José de Santa María, Provincial;<br />
Padres Fr. José de Jesús María, Pedro de San Jerónimo, José de Santa Gertrudis y<br />
Rafael de San Bernardo, Definidores; Fr. Juan de la Ascensión, Secretario; Fr. Juan<br />
de San Agustín, Procurador; Fr. Juan de la Concepción y Fr. Francisco de San José,<br />
Prior y Subprior del convento de Manila; Fr. José de la Asunción, Prior del convento<br />
de Cavite; Fr. Francisco de la Madre de Dios, Prior del de Cebú, y Fr. Juan de<br />
San Nicolás, del de San Sebastián.
ARTÍCULO V<br />
El P. Fr. Bernardo de Santiago, Valderas<br />
Sumario: Profesa en Madrid.– Se dedica al estudio.– Es todo un sabio.– No ocupa ni cátedras<br />
ni prelacías.– Elogio compendioso.<br />
Nos hallamos en presencia de un hombre de gran mentalidad, muy versado en<br />
la Sagrada Escritura y también en materias históricas, cuya fama en la villa y corte<br />
de España fué ponderada en su tiempo, aunque no brilló en las aulas públicas ni en<br />
las sillas de los superioratos, sino como hombre de estudio, recogido y pensador,<br />
abriéndose campo entre los contemporáneos, que por grande escriturario e historiador<br />
lo reputaron. Es el P. Fr. Bernardo de Santiago a quien nos referimos. Hijo de la<br />
provincia de León, como nacido en el pueblo de Gradetes, tuvo por padres a Luis<br />
de Valderas y Jerónima de Omaña, quienes le autorizaron para que ingresara en<br />
nuestro noviciado de Madrid el año 1645. Cumplida la prueba, se ligó a Dios por<br />
medio de los sagrados votos a 26 de Julio del siguiente año, habiendo tenido por<br />
Maestro al P. Fr. Mateo de Jesús María, y por Prior al P. Fr. Juan de San Clemente,<br />
que fué quien lo prohijó en la Provincia de San Agustín 1 .<br />
Aparte de estos datos que nos proporciona el acta de su profesión, nada sabemos<br />
de su vida hasta el año 1653, en que aparece en el convento de Madrid testificando<br />
en el acta notarial la profesión de un novicio a 5 de Abril 2 , en la cual fecha<br />
tendría, por lo menos, 24 años, como sacerdote que era. Siguió viviendo en Madrid,<br />
a lo que parece, pues el P. Provincial, con fecha 1.º de Enero de 1657, lo comisionó<br />
para que, con otro religioso, hiciese la información canónica para admitir<br />
1 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 128.<br />
2 Ib., fol. 166 v.º
512<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
a un pretendiente de nuestro hábito, según vemos en el Libro de informaciones<br />
de Madrid 1 . Después vémoslo constituído en Prior de Valladolid mediante nombramiento<br />
capitular hecho en 1668, empleo del cual tomó posesión el día 12 de<br />
Mayo 2 . En acabando el trienio tuvo su conventualidad en Toledo: por lo menos, allí<br />
estaba a 4 de Febrero de 1672, y examinó y dió por bien practicado un expediente<br />
de informaciones para un pretendiente 3 ; y en otra ocasión figura el mismo año funcionando<br />
como Presidente de la casa 4 . A 16 de Diciembre de 1678 residía en Madrid<br />
5 , y lo mismo con fecha 3 Octubre de 1680, ya que asiste a una profesión religiosa<br />
6 . Presenció otra, como testigo notarial, el día 31 de Agosto del año 1683, y en<br />
ella se hace notar que el P. Fr. Bernardo era Predicador de oficio 7 . Es la primera vez<br />
que vemos detrás de su nombre un título honorífico. Con seguridad que no tenía<br />
otros, porque la práctica de nuestra Recolección entonces era poner al nombre algún<br />
distintivo, mayormente cuando el nombre propio podía originar confusiones.<br />
Raro es, sin embargo, que a los 53 años de edad obtuviese el título de predicador,<br />
siendo, como era, muy talentoso y aplicado al estudio, y no habiendo por entonces<br />
otro nombre igual al suyo; pero ello no es imposible, pues el P. Fr. Bernardo podía<br />
carecer de dotes externas para la cátedra sagrada; y dígase lo propio para explicar la<br />
causa de no verse su nombre en la lista de los catedráticos de Salamanca ni de Alcalá.<br />
Continuó viviendo en el convento madrileño hasta el año 1692, a juzgar por<br />
varias actas de profesión de novicios en que lo citan como asistente y testigo notarial.<br />
En otro documento 8 se ve que habiendo asistido a un Capítulo conventual verificado<br />
en Madrid el año 1684, al que asistieron muchos Padres, él ocupa el tercer<br />
lugar de precedencia. Fué en el Capítulo Provincial del año de 1692 cuando lo<br />
nombraron primer Discreto para el Capítulo General de 1694, y, efectivamente,<br />
ejerció su derecho en tan respetable asamblea 9 , y cumplida su misión, regresó al<br />
convento de Madrid, donde lo hallamos a 22 de Agosto de 1695 honrando con su<br />
presencia a un Hermano<br />
1 Arch. hist. nac., leg. 41.<br />
2 Ib., Vall., Libr. de recib., leg. 213.<br />
3 Ib. Tol., leg. 94.<br />
4 Arch. gen., carp. A.<br />
5 Bib. nac., Libr. de prof., fol. 377.<br />
6 Ib., fol. 401.<br />
7 Ib., fol. 438.<br />
8 Arch. hist. nac. Madr., leg. 39.<br />
9 Arch. prov., Libr. de act. de Manila, fol. 93.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 4 513<br />
Lego que hacia su profesión, y que por cierto era lo que hoy llamamos analfabeto,<br />
pues no sabía ni firmar 1 .<br />
Y nada más conocemos de la vida de este Padre. En el Libro de Difuntos de la<br />
Congregación 2 , después de apuntar su nombre, añade: "grande escripturario i historiador".<br />
¡Cosa rara! En dicho libro, solamente se suele consignar el lugar de la defunción,<br />
el nombre y apellido de la Orden, y, si al morir desempeñaba alguna prelacía,<br />
indícase cuál sea, y nada más; tan sólo para los Vicarios Generales y para los<br />
Priores y Rectores Provinciales se hace constar que lo fueron, aunque a la sazón no<br />
ejerciesen los cargos. ¿Por qué, pues, se especifica que este religioso, entre todos<br />
los demás, era grande escriturario e historiador? Mucho debía descollar y señalarse<br />
para que quede este elogio justificado en el libro. De todas maneras, consta que<br />
bajó al sepulcro en nuestro convento de Madrid antes de finar el año 1695, teniendo<br />
apenas 49.<br />
1 Libr. de prof., fol. 564.<br />
2 Arch. gen., fol. 33 v.º
ARTÍCULO VI<br />
H.ª Terciaria Gabriela de Jesús<br />
Sumario: Su oración fúnebre.– Elogio muy cabal y sentido.– Mortificaciones de la Hermana<br />
Gabriela.– Su modestia y humildad.– Tentaciones.– Penas interiores.– Pureza virginal.–<br />
Deseos del martirio.– Fortaleza heroica.– Caridad con el prójimo.<br />
Había por este tiempo en Alcalá de Henares tres hermanas carnales, cuyo abolengo<br />
y ascendientes nos son ignorados por completo, las cuales pertenecían al grupo<br />
de Terciarios Agustinos Recoletos que frecuentaban nuestro templo y eran dirigidos<br />
por nuestros religiosos. Virtuosas y ejemplares, dos de ellas murieron en un<br />
año de espacio: en el año 1694 murió una, y el 20 de Octubre del año siguiente falleció<br />
la otra, llamada Gabriela de Jesús, en cuyas exequias, celebradas en nuestra<br />
iglesia de Alcalá, predicó el P. Fr. Carlos de la Concepción, Lector, distinto, por<br />
cierto, de otro P. Carlos de la Concepción, orador notable también y contemporáneo,<br />
que pertenecía a la Provincia del Pilar y lució por dos veces sus dotes oratorias<br />
en Barcelona, como veremos cuando de él hablemos en el tomo siguiente.<br />
No hemos averiguado nada más que lo que en esta oración fúnebre apunta el P.<br />
Fr. Carlos, y por eso vamos a transcribir los principales párrafos de ella que tengan<br />
relación biográfica con la difunta, dejando a un lado las consideraciones y alusiones<br />
eruditas que en el sermón se encuentran, porque no hacen a nuestro intento.<br />
Antes de copiar estas páginas, que se hallan impresas en un libro forrado en<br />
pergamino, que lleva al dorso el título de Sermones varios, y es una colección de<br />
cuadernos del mismo tamaño pertenecientes en otro tiempo al famoso Pascual de<br />
Gayangos y hoy a la Biblioteca Nacional, pongamos unos conceptos del Dr. D.<br />
Diego Castell Ros de Medrano, Catedrático y Canónigo en Alcalá, quien, en la censura,<br />
afirma: "No sólo es digna de la pública luz esta Oración, por prudente y erudita,<br />
sino porque no sepulte el olvido las virtudes de la ya Venerable difunta: y en<br />
esta competencia, no sé quién debe más: al orador
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 515<br />
la difunta, o a la difunta el orador. Debe la difunta al orador, que, con sus piadosos<br />
y discretos afectos, publica a la posteridad los merecidos elogios de su ejemplar<br />
vida; pero debe el orador a la difunta, que sólo empeño tan glorioso pudo alentar<br />
los esfuerzos de su ejercitado ingenio para merecer los más seguros aplausos...<br />
Y aun he llegado a sospechar ha querido Dios con los aciertos de esta Oración manifestar<br />
las virtudes de esta humilde sierva suya, que tanto escondía de la común<br />
noticia. ¡Qué poco ruido hacían en esta escuela sus singulares méritos! ¡Siempre<br />
padeciendo tan congojosa en sus martirios, y no se oía un quejido! Padeciendo sumamente<br />
en lo interior, no se vió indicio exterior de su congoja. Podíamos decir<br />
con Salviano que sus aflicciones no nos habían de ser dolor, pues eran, como entendíamos,<br />
madre de sus virtudes. La debilidad del cuerpo aumentaba los esfuerzos<br />
del espíritu y se transformaba en espiritual vigor el corporal desmayo. ¡Qué distantes<br />
de estimaciones humanas vivían sus retiradas virtudes! Cuando estaba en lo más<br />
penoso del padecer, a quien sabía su mortificación, movió más a lástima que a<br />
aplauso. Dios echó su bendición a esta sierva suya y otras dos hermanas, que todas<br />
tres han sido ejemplo y admiración a los más doctos y virtuosos varones de esta<br />
escuela que dirigieron sus espíritus".<br />
Por las primeras palabras del exordio da a entender que también predicó el P.<br />
Carlos Oración fúnebre cuando murió la hermana de Gabriela de Jesús; pero ni la<br />
Oración ni otro algún dato ha llegado a nuestro poder, fuera de éstos. Exclama así<br />
el orador en el exordio:<br />
"Ayer una Hermana digna de toda veneracion, de la vista se nos desparece: y<br />
hoy otra Venerable Hermana, en un instante, sin saber cómo, delante de los ojos se<br />
nos hunde! ¡Tan presto ambas! ¡Y ambas tan juntas! Mas qué se hace de nuevas el<br />
dolor, si eran más que en la sangre en la virtud hermanas, y era forzosa ilacion de<br />
su uniforme vuelo, que ambas juntas descansaran... Porque siendo más que en la<br />
naturaleza, en los vuelos de la virtud hermanas, eso mismo pedía, que, si iguales se<br />
remontaron, con igual celeridad descansaran". Y después de un exordio brillante y<br />
férvido, comienza a explanar el texto, fijándose en que el arca de Noé, por lo cerrada<br />
y misteriosa, es imagen de la humildad de su panegirizada en el silencioso padecer<br />
y obrar y en la limpieza de su alma.
516<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
"Virgen prudente fué nuestra Venerable difunta; porque este dictamen seguro<br />
tuvo siempre fijo para practicarlo en su muerte. Muchas fueron sus mortificaciones,<br />
y tan madrugadoras, que dudo si, anticipadas, previnieron el uso de la razón.<br />
Arrojos más que valientes fueron los que tubo por ensayos la primer alborada de<br />
su niñez madura. Dígalo aquel no asquear su complexion delicada, poner la boca<br />
en flemas llenas de horroroso asco, por vencer el que tenía, del sujeto que las<br />
echaba; aquel no melindrear su heroico vencimiento; lamer la cara costrosa de<br />
emponzoñadas viruelas de una criatura que estaba a la muerte; aquel chupar muchas<br />
veces las mechas que sacaban de una postema, ofreciendo caritativa este<br />
grandioso vencimiento por la doliente que padecía.<br />
Decir más será decir menos, habiendo dicho tanto; y así, sus mortificaciones<br />
las tocaré de paso. Su abstinencia fué de por vida, sus ayunos a pan y agua dos<br />
días a la semana, aumentando estos rigores las Quaresmas y fiestas de su devoción.<br />
Tres cilicios continuos con que anduvo muchos años. Sus disciplinas frecuentes,<br />
una gruesa túnica de bayeta, que algún tiempo, sin mudarse, vistió de<br />
invierno y de verano. Su dormir sobre una tabla que con disimulo tenía oculta en<br />
la cama, durmiendo para más penalidad muchos años sin almohada, reclinándose<br />
algunas noches puesta una corona de espinas para más atormentarse. Aquel usar<br />
en todas ocasiones de muy poca ropa, la que pedia la decencia, no la que el abrigo<br />
necesitaba, el no poner jamás cuidado en comida y vestido, pendiente en todo<br />
de la divina voluntad, padeciendo en esto no pequeñas mortificaciones, con que<br />
quiso Dios ejercitándola probarla. Y finalmente, aquella negación en todas las<br />
cosas de su propia voluntad, que en eso se excedió a sí misma, pudiendo hacerse<br />
de esta materia sola un muy dilatado sermón.<br />
Mas que me canso en referir las leves migajas, que lo son respecto de lo que<br />
su silencio cauteló, aun de los mismos que inevitablemente trataba. Díjola un<br />
Confesor que le diese cuenta de las penitencias que en otros tiempos había ejercitado,<br />
dándola tiempo para que las recapacitase, y después de muy pensado y<br />
muy instada, cuando quizá aguardaba una narración muy dilatada, salió con decirle:<br />
Hallábame con grande disposición y fervor para hacer penitencia: hice<br />
algunas. Y hubo de dejarla viendo no era fácil sacar más de su encogida humildad.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 517<br />
Mas también discurro, y no sin gran fundamento, que no decirlas sería por<br />
habérsele olvidado; porque no hubo cosa que más echase al olvido que lo bueno<br />
que había obrado. Otro la puso mandato para que dijese algo; hízolo, obedeciendo<br />
rendida; pero, a más de ser concisa, concluyó diciendo: Harto escrúpulo podía<br />
tener de haber dicho esto, que no sé que sea menester para nada.<br />
Tanto estudio y cuidado tenía de ocultarlas y encubrirse, que formaba escrúpulo<br />
de que supiera las penitencias, que antes había hecho, el Confesor que después<br />
la confesaba. ¡Oh, cuántas veces, y con qué veras decía que deseaba que<br />
fuese su nombre en el olvido sepultado! ¡Mujer por cierto rara! Tal ocultar sus<br />
obras a los ojos de todos, como no es fácil encontrarlo, tan poco es fácil acertar a<br />
ponderarlo...<br />
Oh, mujer prudente y sabia, qué bien practicaste esta divina enseñanza! Si te<br />
dicen dés noticias de tus mortificaciones las callas; si te obliga la obediencia, así<br />
como por ella las ejecutaste, así, rendida, las dices por ella; mas con breves y<br />
humildes palabras, reduciéndolo todo tu discreto silencio a una sucinta cláusula.<br />
Manifestemos más su prudente silencio y disimulo acertado. Ocultar mortificaciones<br />
corporales ya lo sabe hacer con facilidad la razón; mas los interiores,<br />
que maltratan y lastiman el alma, es a la razón tan arduo, que son como el Fénix<br />
los que han conseguido ocultarlas; porque como para eso es necesario tener estrechamente<br />
sujetas las pasiones del alma es punto más dificultoso, y en donde<br />
resplandece más una virtud señalada. No envuelva, pues, en su anchuroso caos el<br />
olvido una pequeña parte siquiera de lo que interiormente padeció, para que se<br />
rastree lo sobresaliente de su valerosa disimulación.<br />
Dando cuenta de las tentaciones que había tenido (que no es lo menos del padecer)<br />
dijo las palabras siguientes: —De tres o cuatro años tuve grandes tentaciones<br />
contra Dios, las cuales eran que le maldijese; yo me hallaba con ellas harto<br />
congojosa. Tan temprano empezó a padecer esta peregrina mujer.<br />
Siguiéronse después otras más agrias peleas, juntándose las contradicciones<br />
exteriores, a aquel interior y exterior ejercicio, que dió tanta materia a la caridad<br />
y ciencia de los hombres más grandes de aquel tiempo, que por ser lo que entonces<br />
padeció, tan notorio en
518<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
esta ciudad y a muchos de mi auditorio, por no ser molesto, lo pasaeré en silencio.<br />
Eran malos tratamientos del Demonio, con que la quería estorbar el uso<br />
de los Sacramentos y todos los ejercicios de virtud, comprimiéndola las quijadas<br />
y haciendo otros males en su cuerpo.<br />
Sólo diré que a más del trabajo corporal y su quebranto, decaimiento de fuerzas,<br />
imposibilidad de tenerse en pie, sintiéndose rendido su cuerpo, tan sin fuerzas<br />
y pesado, que lo mismo era querer mover un pie que querer arrancar un árbol<br />
profundamente arraigado (no es exageración, porque ni leve sombra es de lo que<br />
padeció), siendo esto y lo que dejo de decir, para un sujeto tan delicado como el<br />
suyo, sobre toda ponderación, era mucho más lo que interiormente por ella pasaba,<br />
porque aquí era persuadirla, que todo lo que sucedía era una mera ilusión de<br />
su fantasía y sólo gana de querer engañar a los que la regían.<br />
Aquí era el sentirse interiormente llena de vivísimas tentaciones: de indignación,<br />
de blasfemia, de desesperación y lascivia, tan ofuscado el entendimiento,<br />
tan seca la voluntad, tan sumamente triste, pareciéndola que ya Dios la había dejado<br />
con un aniquilamiento tan grande y una excesiva oscuridad, que, estremeciéndose<br />
toda a la congoja, se caía de su estado sin poder hablar en mucho tiempo<br />
palabra.<br />
Mas, en medio de este tropel de penas fué su disimulo tan grande que, alentándose<br />
todas sus fuerzas, hacía cuanto esfuerzo podía, porque no se llegase a<br />
entender; contentándose con que sólo las viese aquel sumo Bien, por quien solo<br />
las sufría. Solía decir, que algunas veces, si pudiera hablar una sola palabra,<br />
solo porque no conocieran lo que padecía, la hablara. Su mayor expresión<br />
cuando podía era decir en muy sumisa voz: o ¡Dios mío! o ¡Hágase en mí la voluntad<br />
de Dios! Y las más veces se le conocía los exorbitantes trabajos que interiormente<br />
padecía, más por lo que en el rostro se disfiguraba, que porque los decía,<br />
y lo que más admiraba es, que, si la llegaban a hablar y tratar, a todos respondía<br />
con afabilidad, deshaciendo con natural y despejo lo mucho que padecía,<br />
pareciendo que en aquella alma generosa no había otra cosa, que todo dulzura<br />
interior, o según estaba con todos afable, que en ella nada de lo que padecía<br />
había.<br />
¿No es este prodigioso modo de obrar bien singular en nuestro frágil barro?<br />
¿No es éste un disimulo a toda inspección prudente?
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 519<br />
¡Tan exterior en el exterior, como si no expirara el alma al ahogo de la suma<br />
pena interior! Tan cerrada a las luces, y consuelo por dentro tan modestamente<br />
esparcida, y alegre por fuera!…<br />
¡Oh, mujer valerosa, venciste no sólo a tus ahogos y congojas, sino que de ti<br />
misma triunfaste! Hacer parecer serena calma la más deshecha borrasca, zozobrar<br />
toda el alma en amarguras y estar no sólo sosegado, sino apacible el semblante,<br />
discurra cada uno si esto es tener sujetas las más íntimas pasiones del alma,<br />
y si alma así sería para Dios delicioso tálamo.<br />
Ya que me hallo en obligación de manifestar su padecer, y el sílencio con que<br />
supo su prudencia ocultarlo, coronaré este discurso diciendo: que era tan recatada<br />
en encubrirle, que ni aun suspirar quería, por no dar a su afligido corazón este<br />
alivio, y no manifestar lo que padecía. No gustaba mucho de oír suspirar, porque<br />
decía no era estar bien hallados con las penas buscar siquiera este alivio escaso.<br />
En una ocasión estando (como he sabido) con uno de sus confesores notablemente<br />
ahogada y afligida, dió sin advertencia ni reparo un moderado suspiro.<br />
Advirtiendo la novedad y su congoja, alentóla a que con otro se desahogase, por<br />
ver cuan rara y no vista era en ella esta explicación. Mas, como de su descuido<br />
corrida sin admitir el alivio dijo: "No sé cómo ha sido esto, que no soy amiga de<br />
suspirar". ¡Suceso peregrino! Ponderad esta que parece menudencia, y hallaremos<br />
en ella los fondos más preciosos de un elevado espíritu.<br />
¿Es un suspiro más que una leve respiración por donde un afligido corazón<br />
blandamente alienta y se alivia? ¿No es un decentísimo desahogo sin que de la<br />
perfección desdiga? En quien no se halla bien con las penas, nada importa; mucho<br />
monta en quien generosa anhela a padecer más penas. Abrir los labios para<br />
quejarse y suspirar puede ser acción tan loable, que aun los más aprovechados la<br />
ejerciten; mas cerrar los labios para no respirar entre congojosas ansias ni un leve<br />
y moderado suspiro, yo no sé quién lo haya hecho sino esta mujer insigne...<br />
Fué limpia y pura tanto, que se tiene por cierto que en su vida no manchó<br />
gravemente la inocente y cándida túnica que recibió en el bautismo. Mas, tuvo<br />
unos ojos tan linces para mirar y remirar sus
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
acciones, que hendía lo sutil de un cabello y hacía reparo donde no parecía<br />
que lo había.<br />
Mandáronla en una ocasión diese por escrito cuenta de un particular que le<br />
había pasado en el interior, y no hallando tierra a mano porque no se borrase, valióse<br />
de polvos de cartas. Acusóse después de esto diciendo que parecía era<br />
hacer algún caso de lo que había escrito. Acusóse en otra ocasión de haber deseado<br />
entrañablemente toda su vida ser Religiosa, y dió la razón diciendo: "Que<br />
porque había deseado cosa de que era indigna más que el haberlo deseado<br />
había sido porque era estado más perfecto porque en la Religión la harían ser<br />
buena". Fuera no acabar en breve decir la suma delicadeza con que miraba los<br />
ápices de su conciencia.<br />
¡Oh, fiel hija del siempre excelso Augustino, cómo imitaste sus aquilinos<br />
ojos, todos absortos en contemplar los átomos más mínimos de su interior cristalino.<br />
Acusóse mi gran Padre de haberse alegrado con la luz de un día sereno y<br />
claro y de haberse deleitado con la suave melodía con que en la iglesia se cantaban<br />
los cánticos sagrados. ¡Oh grande facinus! ¡Oh flagitium máximum! exclama<br />
mi Santo Tomás de Villanueva. Gravísima certe crimina, & confusione dignísima.<br />
¡Oh gravísimos delitos los de Agustino! Por cierto que son dignos de una<br />
confusión grandísima. Pues estos pecados tamaños y tan grandes los lloraba,<br />
gemía y se acusaba de ellos, como si en relidad fueran gravísimos aquella sobreexcelente<br />
capacidad profunda de Agustino; y a estos pecados y a estas acusaciones<br />
discurro que se quieren parecer las de su hija.<br />
Sólo a haber de compararla, cabía la comparación con otras almas piadosas,<br />
que cuidan vigilantes de la pureza de su alma, mas, ni con éstas he de compararla;<br />
porque a la verdad, no me acuerdo haber leído de otras estos menudos y delicados<br />
reparos; conque ni por alto ni por bajo encuentro a quien compararla, y así<br />
para no errarlo, a haber de hacer alguna comparación, solo a ella consigo misma<br />
la comparara...<br />
Solía el común adversario tal vez infestarla dormida con alguna imaginación<br />
menos decente (esto tuvo esta mujer de raro, que aun durmiendo no descansaba)<br />
y no obstante que sabía que padecer semejantes sueños no es culpable, como<br />
después no se quieran, o no
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 521<br />
precediendo voluntaria causa, y que estaba prontísima al disenso su voluntad,<br />
con tanto dolor y veras se acusaba, corno pudiera otro de el mayor y más enorme<br />
pecado. Y a tanta pureza aspiraba, que, en padeciendo dormida semejantes luchas,<br />
decía se abstuviera por reverencia del Soberano Sacramento ocho días sin<br />
comulgar, como la obediencia la dejara. Tan profundo respeto tenía a la grandeza<br />
de la Divina Majestad oculta en el Sacramento, y tanta era la limpieza que para<br />
recibirlo en su alma y cuerpo deseaba.<br />
Mas, lo que sobre todo admira, es el esfuerzo de su virginal pureza. Todo el<br />
infierno se armó por todos los medios posibles para hacerla cruel y sangrienta<br />
batería, pero fué tan modesta, recatada y valerosa en pelear, que siempre con la<br />
divina gracia salió victoriosa de luchas tan horribles a las tentaciones del enemigo<br />
invisible, aun siendo niña, hacía tan alentada resistencia, que de martirizarse<br />
tenía la carne de un brazo desunida del hueso, y denegrida.<br />
Mas ¡oh bondad de Dios, y cómo eres fiel en premiar a los que de veras te<br />
sirven aun en esta vida! Con las continuadas súplicas que a Nuestro Señor hacía,<br />
con el gran conato que ponía en resistir y con lo mucho que se mortificaba llegó<br />
(como lo aseguró) a conseguir estar tan insensible a los insultos de la sensualidad,<br />
como si fuera piedra aun cuando más combatida. No parece sino que en ella<br />
nuestra frágil naturaleza declinó jurisdicción.<br />
Es la humildad de la pureza centro, en ella tiene librado su más seguro retrete<br />
y sosegado descanso. Pues por las breves señas que de su pureza he dado podéis<br />
cotejar allá lo grande de su humildad, para ser de tanta pureza centro capaz. Lo<br />
que yo ingenua y brevemente diré es que no hallaba términos ni caminos bastantes<br />
para despreciarse, deshacerse y anonadarse. El bajo concepto que de sí hacía<br />
y lo mal que sentía de sí, no cabe sino en su mente, ni en sus ojos había peor<br />
criatura que ella, ni cosas más abominables que las suyas. Tan bajamente sentía<br />
de sí, que continuamente decía: Que atendiendo al desbarate de su conciencia,<br />
hallaba que toda la vida había sido una quimera interior. A poco que entrase en<br />
el propio conocimiento, sensiblemente le temblaban los huesos y toda se estremecía.<br />
No había cosa que más fácilmente y con más gusto creyese que decirle<br />
era muy mala: porque era ir con lo que de sí sentía. Tenía
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
muy impresa una máxima que solía con singulares veras repetir: Que ella entre<br />
sus Hermanas era Judas entre los Apóstoles. Aquí, hago punto, sin pasar a<br />
ponderación de su mucha humildad, porque no es tanto en mi juicio el estimarse<br />
por quimera y nada, como por Judas reputarse.<br />
Por este camino tan seguro atranco (perdonad la voz, que tal vez la vulgaridad<br />
se explica mejor) a una unión perfectísima con la voluntad de Dios: Me he sujetado,<br />
dijo en una ocasión dando cuenta de su alma a su director, a la voluntad<br />
Divina de tal manera, que estoy pendiente de ella al modo que lo está la hoja del<br />
árbol, que la lleva el aire donde quiere sin resistencia, y es tan insensible, que<br />
no siente que la arroje en el agua, ni el fuego, ni que la deje en medio de las esferas.<br />
Así se halla mi alma pendiente de aquella Divina Voluntad. Es tan profunda<br />
el alma de estas palabras, que ellas son de sí mismas la más calificada<br />
ponderación. Conténtome solo con referirlas, y paso a decir que, sin duda, de este<br />
ardiente amor le nacían aquellas abrasadas ansias, con que toda su vida, desde<br />
niña, deseaba morirse y verse con Dios; por lo que decía que nunca le había pedido<br />
a Dios que le diese salud. Mas ¡cómo había de pedírsela quien con grande<br />
afecto de su corazón solía muchas veces repetir: —¡Oh, cuándo se acabará este<br />
mundo! Los clamores (decía) de las campanas me hacen sonora música y me<br />
avivan la esperanza de que me he de morir! ¡Oh, mujer, cuántas veces antes de<br />
morir te quitó tu amante deseo la vida!...<br />
¡Que temprano amanecieron en ella los deseos no sólo de morir, sino también<br />
de dar la vida por Cristo! Deseaba ardientemente, siendo muy niña, ir a padecer<br />
martirio, y hallándose imposibilitada, cuando oía leer las vidas de los Mártires<br />
deshecha en sus deseos, preguntaba muchas veces si vendrían por acá los tiranos.<br />
Y para divertir sus ansias la consolaban sus hermanas con decirla que había<br />
otros modos de padecer martirios distintos del de dar al rigor del cuchillo la vida.<br />
Tanto madrugó en los deseos de morir la que aun no había gustado de lo que era<br />
vida.<br />
De estas ansias nacía aquel amor entrañable que al padecer tenía. Cuando la<br />
campaña pasada sucedieron en Cataluña aquellos estragos, efectos de la guerra,<br />
en que no perdonó la barbaridad lo más sagrado, congojada de oir contar lastimosos<br />
desafueros, volviéndose a
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 6 523<br />
Dios con toda el alma, le dijo: —Señor un año más de Minuela (sic), y no sucedan<br />
estos estragos. Estaba a la sazón en lo apretado de su padecer, juzgando<br />
todos que sería lo último de su vida. Y yo no sé si Dios lo aceptó o no; mas lo<br />
que no puedo dejar de advertir es que vivió el cabal, y que tuvo diferente semblante<br />
la suerte de esta campaña pasada. Fué este año el más riguroso de su penada<br />
vida para las dos difuntas hermanas, y puesto que fueron tantos los que lo<br />
vieron, ponderen por ahí lo que interiormente pasaba y no veían.<br />
Pero no es esto lo más de su ardiente deseo al padecer, porque aun siendo de<br />
poca edad le había pedido a Dios que le quitase todos los gustos de esta vida. Y<br />
¿qué mucho sí estaba tan reñida con ellos, que decía: —Siento más el gusto más<br />
leve que el más exorbitante trabajo? Y para quitar a la naturaleza todo desahogo<br />
en el padecer y toda propia satisfacción, muchas veces repetía: —Ame yo a Dios<br />
y no quiera saber que le amo; cerrando con este deseo de amar a Dios, sin saberlo,<br />
las puertas a todo consuelo. Otras veces decía: —Mas que todo me parezca<br />
malo como yo no lo quiera. Que no es sólo querer padecer sin consuelo, sino doblar<br />
el padecer deseándole pareciese que, en cuanto obraba, hacía mal, quien en<br />
todo deseaba obrar bien.<br />
De edad como de veinte años se empezaron a manifestar aquellos trabajos tan<br />
crecidos, que fueron a esta ciudad tan notorios y se explican con nombre de ejercicio,<br />
a cuyo fin hubo, por orden del Señor Cardenal de Aragón, junta de Teólogos,<br />
que fueron el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Don Diego Ros de Medrano,<br />
Obispo de Orense, y entonces Catedrático de Prima de la de Santo Tomás; el<br />
R. P. M. Fr. Carlos de Bayona, Catedrático de Prima de Santo Tomás; el R. P.<br />
Fr. Luis de la Concepción, Trinitario Descalzo, y el V. P. M. Fr. José de Villanueva,<br />
que entonces era su confesor, con asistencia del Vicario de Su Eminencia.<br />
Como era camino tan particular y peligroso, recogióse a la oración a buscar en<br />
Dios el asilo seguro; mas, encendida en deseos de padecer, le pidió no tener luz<br />
de su camino, sin que la atemorizase lo arduo y dificultoso que es caminar a ciegas<br />
en los laberintos de una vida interior obscura y tan penosa. ¡Qué mujer tan<br />
rara ésta! ¡Qué deseos tan ardientes son éstos de padecer! No parece sino es que<br />
vivía de penas, o que su gloria y bienaventuranza era el padecer...
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
No nos admiremos ahora que amase mucho al prójimo quien a Dios amó así.<br />
No será fácil decir las angustias y amarguras que su corazón tenía, viendo las calamidades<br />
que los pobres padecían. Todo el corazón y los ojos tras sus miserias<br />
se le iban. Tanto, algunas veces, la contristaban, que era necesario el recatárselas.<br />
Remediaba las que con su posible podía, y ya supo su caridad volverla a casa<br />
sin vasquiña, y partir la ropa de la cama por remediar otra necesidad precisa.<br />
Más que mucho es esto, si con ella parece que nació la conmiseración misma.<br />
Aseguróle en una ocasión a su confesor que, siendo de edad como de tres<br />
años, estando en el Hospital de la Altozana, entró una mujer sumamente pobre<br />
con un niño en los brazos del mismo modo, tan flaco y amarillo, que parecía que<br />
iba a expirar. —Vi (le dijo) que su madre llegó a la pila del agua bendita le dió a<br />
beber con la mano: atravesóme el corazón ver aquella pobreza, que no podía<br />
reprimir las lágrimas, y empecé a discurrir con ansia cómo tendría yo un cuarto<br />
para darle un- bizcocho; paréceme lo conseguí y se le llevé, y me trajo lástima<br />
algunos días. Este fué mi principio. ¿Cuáles podían ser fines siendo tales principios?...<br />
He concluido mi oración. Siendo Dios tan liberal en dar, y en premiar tan superabundante,<br />
¿quién puede discurrir que se ha de olvidar de los que le desean<br />
servir, como la Hermana Gabriela de Jesús? Y así, discurra la piedad que le<br />
habrá dado premios eternos a nuestra difunta hermana, olvidándose su misericordia<br />
de las venialidades contagiosas de este frágil barro.<br />
Y pues, ¡oh mujer valerosa y fuerte!, saliste ya de las miserias de esta estrecha<br />
cárcel, sirvan más de hecho de nuestro dolor que de epitafio que te corone<br />
estas voces que quedan en nuestros pechos, más que en estas losas grabadas.<br />
Aquí duerme (que quien espera la resurrección no muere) una mujer, que, viviendo<br />
en el mundo, supo del mundo burlarse. Aquí descansa quien fué tan sedienta<br />
de penas, que, bebiendo un mar de por vida de ellas, jamás dijo su sed<br />
basta; un espíritu tan prudentemente cauteloso, que hasta de sí misma llegó a<br />
ocultarse; una alma ansiosa de pureza; un cuerpo, que en vida pareció cadáver;<br />
una vida, que fué prolongada muerte; una muerte, que esperamos es vida con<br />
gozos de gloria eterna".
ARTÍCULO VII<br />
Invención del cuerpo de N. Gran P. San Agustín<br />
Sumario: Aparición de la caja mortuoria.– Un artículo moderno.– Primera y segunda<br />
traslación.– Basílica de San Pedro, en Pavía.– Los Canónigos Regulares.– Monumento<br />
grandioso.– Controversias.<br />
En este año de 1695 tócanos registrar un acontecimiento gloriosísimo para<br />
la Orden, y es e! haberse hallado providencialmente las reliquias de nuestro<br />
Fundador, que reposaban en la iglesia de San Pedro, en Pavía, el día 5 de Octubre<br />
con motivo de estar restaurando la cripta de dicho templo. Al ver los<br />
obreros que aparecía una caja con la inscripción Augustinus dieron cuenta a la<br />
autoridad episcopal, y abiertas las tres cajas, metidas una en otra, se vió que<br />
todas las señales daban fe de ser las mismas reliquias que de Africa a Cerdeña<br />
trasladaron los Obispos africanos, según la tradición y la historia enseñan.<br />
Pero antes de narrar con todos sus detalles este acontecimiento, justo y<br />
oportuno es traer a la memoria los sucesos preliminares que ilustran el asunto,<br />
y para ello nada mejor que transcribir lo que un historiador de la Orden resume<br />
en estos bellos párrafos 1 :<br />
"Muerto San Agustín, como es sabido, en Hipona 2 , de la cual era Obispo,<br />
el 28 de Agosto del año 430, durante el sitio de la<br />
1 P. Guillermo Antolín: La Ciud. de D., núm. 662.<br />
2 Existe una piadosa leyenda acerca del corazón de San Agustín, y que a título de curiosidad<br />
vamos a consignar. Dícese que a la muerte del santo Doctor africano, un ángel, prendado<br />
de su caridad ardentísima, y para significar a los hombres la veneración que debían tributarle,<br />
con una flecha de ore encendida le atravesó el corazón, extrayéndole del pecho y entregándole<br />
después en depósito a los hijos fundados por el Santo. Esta preciosa reliquia<br />
desapareció en el siglo V con la devastación de los vándalos. Pero el año 960 a Sigisberto,<br />
obispo de Lyon, admirador ferviente del obispo de Hipona, y que no cesaba de pedir a Dios<br />
le concediese la dicha de poseer, una reliquia del Santo de su devoción, se le apareció un<br />
día en sueños otro ángel, que llevaba en la mano un vaso de cristal, cercado de anillos de<br />
oro, y le dijo: "¿Duermes, Sigisberto? Despierta, que yo soy el ángel de la guarda de San<br />
Agustín durante su vida; Dios ha querido que después de su muerte guardase su corazón;<br />
recibe el precioso don que Dios te envía." Desapareció el ángel, dejando sobre el altar de<br />
Sigisberto el corazón de San Agustín, tan fresco como si acabara de salir del cuerpo, en<br />
donde había palpitado en vida. Dicese también que al llegar a las palabras Sanctus, Sanctus,<br />
Sanctus del Te Deum que se cantó después en acción de gracias de esta maravilla, el<br />
corazón de San Agustín se estremecía, como si sintiera aún el amor que en vida le había<br />
inflamado.
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ciudad por los vándalos, diéronle sus discípulos sepultura en la iglesia<br />
de San Esteban, donde permaneció por espacio de cincuenta y seis años,<br />
salvándose milagrosamente, así como las copias más correctas de sus<br />
obras, que al morir había legado a la Catedral, del incendio a que aquellos<br />
bárbaros entregaron poco después la población. Al cabo de ese tiempo, y<br />
cuando los vándalos dominaban toda aquella parte del Africa, su rey Trasamundo,<br />
ardiente defensor de la herejía de Arrio, y perseguidor de la<br />
verdadera Iglesia de Cristo, promulgó el año 486 un decreto, desterrando a<br />
todos los Obispos del Africa. A fin éstos de evitar la profanación a que entre<br />
los arrianos quedaban expuestas las reliquias de San Agustín, encargaron<br />
a San Fulgencio, obispo de Ruspe y discípulo del gran Doctor, las recogiera<br />
secretamente, para trasladarlas consigo a la isla de Cerdeña, que<br />
era el lugar del destierro, en donde las depositaron en la iglesia de San Saturnino<br />
1 . Además del cuerpo de San Agustín, llevaron también su mitra y<br />
báculo pastoral, y las reliquias de otros varios Santos.<br />
En Cerdeña estuvieron los sagrados restos hasta el 28 de Febrero del<br />
año 722, en que fueron rescatados y trasladados de nuevo por Luitprando,<br />
rey de los Lombardos, a la ciudad de Pavía. Interesantes y curiosas son las<br />
noticias que de esta segunda traslación escribió, por encargo del emperador<br />
Carlomagno, el arzobispo de Milán Pedro Oldrado, y que nosotros<br />
vamos a extractar. Sabedor el piadoso rey de los Lombardos, por medio<br />
del entonces obispo de Pavía, de la profanación a que otra vez quedaban<br />
expuestas las gloriosas reliquias, a causa de haber invadido los sarracenos<br />
la isla de Cerdeña, mandó una embajada de los nobles de su reino para que<br />
las redimiesen<br />
1 Tillemont dice que fué el que desterró a los Obispos africanos, y que, por consiguiente, la<br />
traslación de las reliquias de San Agustín a Cerdeña, fue el año 484. Tampoco se sabe el<br />
número cierto de los Obispos desterrados; unos dicen que fueron 220 y otros creen que<br />
120.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 527<br />
a fuerzas de súplicas o de dinero, y las transportasen inmediatamente a<br />
Pavía, corte a la sazón de Luitprando. Comprado el cuerpo de San Agustín<br />
por unos 70.000 escudos de oro, y deseando comunicar lo más pronto posible<br />
al Rey el feliz resultado de la embajada, embarcáronle los nobles en<br />
una nave, que sólo en veinticuatro horas hizo la travesía desde el puerto de<br />
Cagliari hasta el de Génova, desde donde avisaron a Luitprando.<br />
El Rey, después de haber dado gracias a Dios por haberle cumplido sus<br />
más ardientes deseos, reunió a todos los Obispos y nobles de su reino, y<br />
todos juntos, seguidos de innumerable multitud de sacerdotes y fieles, fueron<br />
a Génova a recibir con la mayor solemnidad posible el cuerpo rescatado.<br />
La alegría que embargaba el ánimo de todos y la procesión triunfal con<br />
que trasladaron a Pavía las santas reliquias, más bien que describirse, sólo<br />
puede imaginarse. Sorprendidos por la noche cerca de Tortona y en una<br />
quinta llamada Savinariense, determinó el Rey pasarla allí con todos los<br />
que le acompañaban, rezando junto a la caja de los sagrados restos; mas<br />
cuando, al día siguiente, trataron de proseguir el viaje, no pudieron en manera<br />
alguna levantar la caja. Lleno Luitprando de tristeza, por el deseo vehemente<br />
que tenía de trasladar el riquísimo tesoro a su ciudad de Pavía,<br />
rasgó sus vestiduras, pidiendo de corazón a San Agustín le concediese el<br />
cumplimiento de sus más ardientes anhelos; pero el santo cuerpo continuaba<br />
inmóvil, hasta que acercándose al Rey, Graciano, obispo de Novara,<br />
le dijo que serían atendidos sus ruegos si no sólo de palabra, sino también<br />
con hechos, demostraba el amor que profesaba a las reliquias del Santo.<br />
Apenas prometió Luitprando dar en posesión perpetua el campo en que se<br />
encontraban a la iglesia de San Pedro, que era el lugar donde habían de ser<br />
depositadas, pudieron facilísimamente levantarlas y seguir con ellas hasta<br />
Pavía, donde la ciudad entera les hizo solemne y entusiasta recibimiento, y<br />
donde fueron colocadas en la cripta o confesión de la iglesia de San Pedro,<br />
junto al sepulcro de Severino Boecio.<br />
La basílica de San Pedro in coelo aureo es indudablemente uno de los<br />
templos más notables y quizá el más antiguo de Pavía, como que una tradición<br />
muy generalizada en el país atribuye su fundación nada menos que<br />
a San Siro, primer Obispo de la ciudad y discípulo
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<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de los Apóstoles. Mas si esta tradición no puede admitirse en buena crítica<br />
histórica, la fundación se remonta, por lo menos, según historiadores<br />
de nota, a los mejores tiempos de la dominación lombarda, acaso a los del<br />
rey Agilulfo. Lo que no cabe duda es que Luitprando le amplió y embelleció<br />
con tal magnificencia al depositar en ella el cuerpo del insigne Doctor<br />
africano, que desde entonces empezó a llarnársela Cella aurea, nombre<br />
convertido después en el de San Pedro in coelo aureo, o vulgarmente Cieldauro,<br />
como la llama el Dante. El sepulcro de San Agustín atrajo sobre la<br />
basílica la atención de los Pontífices, de los reyes, de los sabios y del pueblo,<br />
todos los cuales se disputaron la honra de visitarle, embellecerle y<br />
ot<strong>org</strong>arle privilegios y donaciones. Entre los Pontífices merecen especial<br />
mención el Papa Zacarías, que poco después de la traslación de los restos,<br />
en 742, los visitó con ocasión de defender ante el rey Luitprando la causa<br />
del pueblo de Ravena, y celebró en la basilica una función solemnísima;<br />
Gregorio V, que la visitó en el año 897; Silvestre II, que en 998 presidió en<br />
ella una asamblea convocada por Otón III; Benedicto VIII, que celebró en<br />
la misma un Concilio en 1022; Inocencio II, que consagró la Basílica acaso<br />
poco después de una de sus restauraciones, y otros muchos que le concedieron<br />
gracias y privilegios difíciles de enumerar. Entre los reyes le<br />
hicieron grandes donaciones y contribuyeron a su embellecimiento, además<br />
de Astolfo y Luitprando, Otón III, Enrique II y Conrado el Sálico, Federico<br />
Barbarroja y Federico II; conducta que luego imitaron los Viscontis<br />
y los Sforzas, muchos de los cuales, así como nobilísimos personajes españoles,<br />
alemanes, franceses y algún inglés, emparentados con familias reinantes,<br />
escogieron para su enterramiento el mismo templo que guardaba<br />
las cenizas de San Agustín 1 .<br />
Según la creencia más generalizada, la custodia de los sagrados restos<br />
fué encomendada por Luitprando a los Monjes benedictinos, que ocuparon<br />
el Convento y la Basílica de San Pedro in coelo aureo<br />
1 Entre los sepulcros de San Pedro in coelo aureo, cuyos epitafios ha estudiado Camilo<br />
Brambilla, figuran los de Galeazzo II, Lionel de Chiarenza, esposo de Violante, hermana<br />
de Juan Galeazzo, y el del mismo Juan Galeazzo, cuyo cuerpo fue trasladado á la Cartuja.<br />
De personajes ilustres se leen, entre otros muchos, los nombres de Juan Pepoli y Roberto<br />
Fronzolla, consejero de Galeazzo II, el famoso condottiero Facino Cane; el marqués Francisco<br />
de Este, capitán de los Viscontis, y el célebre Luchino dal Verme.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 529<br />
hasta el siglo XIII, en que fueron substituidos por los agustinos, primero<br />
por los Canónigos regulares y luego por los Ermitaños. Esta creencia, sin<br />
embargo, no es de tal manera cierta que no pueda con sólidas razones discutirse,<br />
y de hecho, no haya sido vivamente discutida. Los cronistas agustinianos<br />
sostienen que nunca estuvo el cuerpo del gran Patriarca encomendado<br />
a los benedictos, sino a los agustinos que habían venido de Cerdeña<br />
acompañando las reliquias, y que lo que ocurrió en el siglo XIII no fué la<br />
expulsión de los hijos de San Benito, sino la admisión de los Canónigos<br />
regulares a la participación de la gloria que ya de antiguo disfrutaban los<br />
Ermitaños. La obscuridad y lo remoto de aquellos tiempos no permite esclarecer<br />
este punto, ligado con otras muchas cuestiones que aquí sería inoportuno<br />
ventilar. Lo que sí resulta cierto es que de las dos ramas que después<br />
de la unión general de las distintas Congregaciones en que se había<br />
dividido, constituían la Orden agustiniana, Honorio III designó para guardar<br />
el sepulcro a los Canónigos regulares lateranenses en 1220, o, según<br />
otros, en 1221; a los cuales agregó Juan XXII los Ermitaños, que parece se<br />
juzgaban desposeídos, y alegaban por medio de su General Guillermo de<br />
Cremona, la anterioridad en la posesión del Convento y en el culto de las<br />
reliquias. Encargadas simultáneamente las dos ramas de la Orden, surgieron<br />
desavenencias entre ambas acerca del mejor derecho de cada una, las<br />
cuales zanjó Bonifacio IX disponiendo que los Canónigos ocupasen el lado<br />
del Evangelio y los Ermitaños el de la Epístola, y alternasen mensualmente<br />
en los Oficios.<br />
Mientras la fama y los milagros del Santo llevaban a su sepulcro a las<br />
muchedumbres del pueblo de Pavía, que le proclamaba su patrón y se<br />
en<strong>org</strong>ullecía con la posesión del tesoro de sus restos, y las peregrinaciones<br />
de toda Italia y aun de lejanos países, junto a la tumba del sabio, y en el<br />
Monasterio adjunto, se formaba un gran centro de cultura que dió gran esplendor<br />
a Pavía. En San Pedro in coelo aureo abrió su escuela en tiempo<br />
de Carlo Magno y bajo su protección el monje irlandés Juan Mailors, benedictino<br />
según algunos, agustino según nuestros cronistas, que le dan el<br />
nombre de Albino; en el mismo Monasterio explicaba quizá el célebre<br />
Dungallo por encargo de Lotario I; escuelas que, bajo el título de San
530<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Agustín, constituyeron la base de la Universidad de Pavía 1 y que, continuadas<br />
por los agustinos, produjeron entre ellos, sin contar otros muchos,<br />
el doctísimo orientalista P. Ambrosio Teseo y al Padre Lachini, que fundó<br />
en San Pedro la primera biblioteca pública conocida en Pavía. Allí floreció<br />
una escuela de célebres miniaturistas, y allí se fundó una de las primeras<br />
imprentas de Italia. Ilustró además con sus virtudes aquel asilo de la piedad<br />
y la ciencia el héroe de la ciudad de Pavía Fr. Jacobo Bussolaro. Los<br />
nombres ilustres de Dante, de Petrarca y de Bocaccio van unidos a la historia<br />
de este Monasterio; los tres le visitaron, los tres le ensalzaron en sus<br />
obras y, entre ellos, Petrarca, en un testamento que hizo durante su estancia<br />
en Pavía, dejó dispuesto que si la muerte le sorprendía en aquella ciudad,<br />
se le diese sepultura en la iglesia de San Agustín.<br />
Montfaucon, fundándose en un antiguo códice Brixiense, y en la inscripción<br />
que se leía al lado izquierdo de la capilla de San Apiano, de la<br />
iglesia de San Pedro, dice que el año 1223, por temor a los franceses que<br />
habían invadido a Pavía y manifestado deseos de llevar a Francia las reliquias<br />
de San Agustín, fueron trasladadas a un lugar oculto debajo del altar<br />
de San Apiano, y devueltas a su primitivo lugar unos cincuenta años antes.<br />
Pero este parecer de Montfaucon carece de fundamento sólido, en opinión<br />
de casi todos los historiadores siguientes.<br />
Poco tiempo después de haberse unido los Ermitaños a los Canónigos,<br />
en 1362 según algunos, y seguramente a mediados del siglo XIV, siendo<br />
Prior de los primeros el P. Bonifacio Bottigella, doctísimo profesor de<br />
aquella Universidad, y luego obispo de Lodi, erigieron los Ermitaños el<br />
grandioso monumento, que aun hoy excita la admiración universal. No<br />
consta con certeza quién fué el escultor, pero se atribuye con grandes probabilidades<br />
de verdad a Bonino de Campione, de la escuela lombarda, que<br />
invirtió treinta y cinco años en su obra. Es todo de mármol blanco; tiene 4<br />
metros de alto, 3 de largo y 1,70 de ancho; está dividido en 4 compartimentos<br />
horizontales y adornado con 95 estatuas y 50 bajo-relieves, sin<br />
contar las innumerables<br />
1 La Orden Agustiniana y la Benedictina se disputan la gloria de haber fundado en tiempo de<br />
Carlo Magno las dos escuelas, que fueron origen de las Universidades de París y de Pavía.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 531<br />
figuras alegóricas que le adornan. Contiene en total 420 cabezas, con<br />
ojos de metal todas, a excepción de las cabecitas de los bajo-relieves del<br />
último cuerpo. "El trabajo, dice el profesor Rodolfo Maiocchi 1 , notabilísimo<br />
por su elegancia y hermosura, resulta mucho más admirable si juntamente<br />
con la ejecución material se tiene en cuenta el concepto que le anima,<br />
el pensamiento que domina el conjunto y que imprime al monumento<br />
una unidad lógica. El monumento es obra no solamente de un escultor<br />
habilísimo, sino de un profundo pensador. Caracterizan la base o faja inferior<br />
los Apóstoles, llevando cada uno en la mano uno de los doce versículos<br />
en que está dividida la profesión de fe, o sea, el Símbolo apostólico, alternando<br />
con las virtudes teologales y cardinales; con lo cual se significa<br />
que la glorificación eterna de San Agustín tiene por fundamento la Fe y la<br />
Virtud: la Fe buscada, conocida, defendida e ilustrada por él; la Virtud,<br />
con cuya práctica estuvo adornada su vida. Descuella en esta base la figura<br />
glorificada del Santo, vestido de pontifical, rodeado de muchos bienaventurados<br />
y asistido de diáconos, en familiar comunicación con los otros tres<br />
Doctores máximos de la Iglesia. La estatua de San Agustín, aunque yacente,<br />
tiene en las manos un libro, en el cual parece que está leyendo, pues<br />
tiene la cabeza un poco inclinada hacia él. La idea, hermosamente representada,<br />
es la del continuo influjo, de la perenne vitalidad del pensamiento,<br />
del genio, del magisterio del Santo, que incesantemente vela por la defensa<br />
de la verdad y la ilustración de la doctrina católica. Además, para significar<br />
que qui ad justitiam erudiunt multos tamquam stellae fulgebunt in perpetuas<br />
aeternitates, en la bóveda del templete, y dominando el sepulcro, se<br />
representa la gloria celestial; el Padre Eterno que bendice al Santo: la Virgen,<br />
Santos y Santas, Profetas y Serafines que simbolizan al Antiguo y al<br />
Nuevo Testamento y rodean de esplendor al que los ha defendido e ilustrado.<br />
En la parte superior, los bajo-relieves históricos de la vida del Santo<br />
se ofrecen como testimonios de la grandeza intelectual y moral de Agustín,<br />
y representan la causa de su glorificación. Coros de Angeles forman digna<br />
corona al monumento, como en el cielo tejen guirnaldas de glorias y de felicidad<br />
imperecedera al gran Doctor".<br />
1 L'arca di S. Agostino, 1900.
532<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
Según consta de los libros de cuentas de los Agustinos de Pavía, que<br />
todavía en parte se conservan, el grandioso monumento, hecho todo á sus<br />
expensas 4.000 florines de oro. Por espacio de cuatro siglos permaneció en<br />
la sacristía de los Ermitaños, hasta que en 1738, después del decreto de autenticidad<br />
de las reliquias, fué trasladado al altar mayor de San Pedro, sobre<br />
el sepulcro de San Agustín.<br />
Por mucho tiempo estuvieron ocultas las reliquias, hecho que explican<br />
los historiadores de muy diversas maneras. Bernardo Sacci, en su Historia<br />
de Pavía, dice que Luitprando, para evitar que en lo futuro quedasen de<br />
nuevo expuestas al robo ó á la profanación, mandó construir en la cripta de<br />
San Pedro tres sepulcros completamente iguales, y de noche, y acompañado<br />
de pocos testigos, mandó depositarlas en uno de ellos. Según otros, los<br />
hijos de Pavía, que estimaban más el tesoro de las reliquias de su Santo<br />
que todas las riquezas de la tierra, á fin de que los Reyes ó Príncipes no se<br />
las llevasen, las escondieron en un lugar secreto y profundo, con la obligación<br />
de ir todos una vez á la semana á visitarlas. Conservábase por tradición<br />
el recuerdo del lugar aproximado, y á él concurría el pueblo á sacar<br />
agua de un pozo inmediato, á la cual atribuía virtudes medicinales desde<br />
que por la intercesión del Santo se salvó la ciudad de una peste asoladora.<br />
El 5 de Octubre de 1695, con motivo de una restauración de la iglesia y<br />
de la cripta en donde al principio habían sido depositadas y en donde todos<br />
suponían que se hallaban, fueron descubiertas casualmente las venerables<br />
reliquias. La cripta o confesión de San Pedro era un subterráneo debajo del<br />
altar mayor, adonde se descendía por 25 escalones. En él estaban trabajando<br />
cuando uno de los obreros, sin pretenderlo, rompió una pared de ladrillo,<br />
apareciendo una caja de mármol. Llevados de curiosidad, tiraron toda<br />
la pared hasta descubrirse toda la caja, que estaba cubierta de cemento y<br />
sellada en sus cuatro ángulos con un sello de hierro, llevando escrito con<br />
letras góticas hechas con carbón el nombre de Augustino en la capa de cemento<br />
y en el mármol. Ausente entonces el obispo de Pavía, Mons. Lorenzo<br />
Trotti, fue á reconocer la caja el Vicario con un notario y varios testigos.<br />
Abierta la de mármol, se encontró dentro otra de plata, y en su interior<br />
otra de madera, en la cual estaban las reliquias,
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 533<br />
y se cree fuera la misma en que las depositaron los obispos de Africa al<br />
trasladarlas á Cerdeña.<br />
Esta invención de las reliquias de San Agustín dio origen á una controversia<br />
sobre su autenticidad, en la cual los Ermitaños la defendían contra el<br />
parecer de los Canónigos Regulares, que no solamente la negaban, sino<br />
que algunos llegaron á afirmar que la caja fue encontrada vacía. En la controversia,<br />
que duró más de treinta años, tomaron parte más de cincuenta<br />
doctísimos escritores, entre ellos Muratori. A fin de terminar esta disputa,<br />
que en vez de aclarar el asunto, iba cada día oscureciéndole más, se hicieron<br />
varios reconocimientos y visitas oficiales. El 9 de Febrero de 1696 las<br />
reconocieron los médicos de Pavía; dos veces fueron visitadas por el obispo<br />
Lorenzo Trotti, una el 23 de Junio de 1696 y otra el 15 de Mayo de<br />
1698; dos veces también fueron llamados a declarar sobre el nombre de<br />
Augustino escrito en la caja, los obreros que la descubrieton, en 1695 y en<br />
1698, hasta que viendo el Papa Benedicto XIII, que á pesar de las pruebas<br />
clarísimas que favorecían la autenticidad de las reliquias, continuaban aún<br />
la discusión, escribió el 23 de Enero de 1728 á Francisco Pertusati, obispo<br />
de Pavía, encargándole abriese un nuevo informe, y en vista de las razones<br />
alegadas por ambas partes, declarase ó no la autenticidad, Y el 19 de Julio<br />
del mismo año promulgó Pertusati el decreto en que las declara auténticas,<br />
fundándose en las siguientes razones: El estado en que se encontraban los<br />
huesos encerrados en la pequeña caja de madera indicaban claramente que<br />
habían sido trasladados, y en ninguna parte constaba que hubiesen sido<br />
trasladadas á la iglesia de San Pedro más reliquias que las de San Agustín.<br />
Se sabía también que Luitprando mandó construir una caja de mármol para<br />
depositarlas antes de colocarlas en la cripta de San Pedro, que es donde se<br />
encontraron en una caja de mármol también. Además los Ermitaños y los<br />
Canónigos, cuando estaban encargados al mismo tiempo del culto y custodia<br />
del santo cuerpo, bajaban diariamente á la confesión de San Pedro,<br />
donde tenían continuamente lámparas encendidas, á rezar una antífona á<br />
San Agustín, lo cual prueba que allí estaba su sepulcro. Cuando llegaba á<br />
Pavía alguna persona real que deseaba visitar los restos del Doctor de<br />
Hipona, la llevaban a la misma cripta. En un documento
534<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
muy antiguo que se conserbava en el archivo público de Pavía, se dice<br />
que las reliquias estaban debajo del altar mayor de la iglesia de San Pedro.<br />
Y S. Rodobaldo, obispo de Pavía, que fue diligentísimo investigador del<br />
lugar que ocupaban los gloriosos restos de los Santos, dice en su Crónica<br />
al hablar de San Pedro in coelo aureo: In fundo confessoris jacet Corpus S.<br />
Augustini. A estos datos se agregó el testimonio jurado de los médicos, en<br />
el que reconocían que los huesos contenidos en la caja pertenecían á un<br />
cuerpo humano, contra los que llegaron á negar que los encontrados fuesen<br />
de hombre. Faltaba el brazo izquierdo, y en la Historia de Baronio, en el<br />
año 1027, se dice, confirmándolo con testimonios de otros historiadores,<br />
que se entregó al rey Canuto el Grande de Inglaterra. Y, por último, bien<br />
claramente probada que aquellas reliquias eran de San Agustín, el nombre<br />
Augustino, que estaba escrito, como hemos visto antes, en la capa de cemento<br />
y en la caja de mármol, asegurándolo así cuantos testigos fueron<br />
llamados a declarar. Este decreto del obispo Pertusati fue confirmado en<br />
Octubre del mismo año por el Papa Benedicto XIII con la Constitución<br />
apostólica que comienza: Ad summi Dei gloriam".<br />
Como complemento de estos apuntes históricos, véase copia de una carta<br />
del P. Prior del convento de Pavía al Rmo. P. Prior General, la cual se conserva<br />
en nuestro archivo general de Madrid 1 y que reproducimos porque trae<br />
detalles curiosos que, si bien pertenecen al año siguiente, no desdicen del en<br />
que estamos:<br />
"El día, Jueves, nuebe de Febrero de mill seiscientos y nobenta y seis a<br />
las tres de la tarde fueron al Convento de San Augustín de Pavía, y a la<br />
Iglesia el Vicario General del Obispo de Pavía, el P. Inquisidor, el Primicerio<br />
de la Catedral, el juez conseruador, el convento, un notario de la Curia<br />
Episcopal aconpañado del Abad de los canonigos reglares, y el Prior<br />
del Convento; Haviendo hecho primero Oración, vajaron a la Boveda,<br />
Mando el Vicario, que se llevase al altar mayor el arca grande, y abierta<br />
esta, mando sacar la de plata, en que estaban las reliquias santas, y reconocidos<br />
estar enteros los sellos, con que se avia cerrado, los mando romper; y<br />
encendidas<br />
1 Carp. A. n.15.
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 535<br />
muchas hachas, que tenían los Religiosos, abrio el Vicario la Cajilla de<br />
plata, y llamo al Catedrótico de Anatomía de la Vniversidad, llamado Gualla,<br />
y le mando que reconociese vna por vna todas las partes del Cuerpo, y<br />
declarase, que le faltaba para su integridad, mandando debajo de excomunion<br />
mayor a todos los circunstantes, que nadie quitase la mas minima parte<br />
del santo Cuerpo. Llegose el Anatomista, y tomando vno por vno los<br />
Santos Huesos, los fue colocando sobre un tafetan extendido en una mesa<br />
(y las partes de la caja de plomo metía aparte). Despues comenzo a reconocer<br />
vna por vna las partes de los sagrados huesos y los fue juntando en<br />
su lugar sobre otra mesa. Habiendolos reconocido todos, y en alta voz<br />
nonbrado vno por vno sus nonbres, y juntando los quebrados a sus lugares,<br />
los vnio todos, y declaro que estaban todas las partes mas solidas del<br />
Cuerpo, menos el brazo diestro, y un dedo, que no supo discernir qual era.<br />
Esto ultimo es la prueba mas clara de ser el cuerpo de Nro. Padre, pues<br />
savemos por mui cierto en la vida del Santo, y de todos los Autores que la<br />
escrivieron, que el mismo santo dio su dedo a un devoto: Y segun spondano<br />
in Baronium el año de mill y setenta y siete fue entregado vn brazo a<br />
Canuto Rey de Dania, que le llevo a inglaterra a la Ciudad de Conventria<br />
como consta de la vida del Santo, y tambien se prueba, porque cuando se<br />
hallo el arca de marmol, se reconocio en la de plomo, que estaba muy mal<br />
tratada esta palabra: tinus. y en la de plata Augustinus: pero tan consumidas,<br />
que brevemente se deshicieron las letras. Estase haciendo Informaciones<br />
de esto con los testigos que asistieron, y vieron abrir la Primera vez la<br />
vrna.<br />
Hase enviado testimonio autentico de este hecho por el Vicario de Pavia<br />
a la Congregación de Ritos o Reliquias, para que declare ser estas de san<br />
Augustin Nro. Padre, para exponerle a la publica devoción.<br />
Hecha la Visita, y tomado por testimonio se volbio a poner la cajilla de<br />
plata (que se reconoció en la effigie del Salvador del tamaño de un Real de<br />
plata en medio de una Cruz dorada en cada vna de los cuatro lados del Arca,<br />
ser de plata fina) con los santos huesos dentro del deposito de madera<br />
fuerte devajo de cuatro llaves, y el tal deposito dentro de la hurna de marmol,<br />
para la cual se hizo hacer otra
536 <strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
de madera con barrones de hierro, y se cerro con dos fuertes cerraduras".<br />
Por lo demás, lo sucedido en adelante con respeto a las sacratísimas reliquias<br />
de Nuestro Santo Padre, hasta la traslación solemne de las mismas verificada<br />
el año 1900, en que fueron declaradas de propiedad apostólica por el<br />
Papa León XIII, lo omitimos ahora por fuero de cronología.<br />
FIN DEL TOMO V
FE DE ERRATAS PRINCIPALES
Materia<br />
ÍNDICE<br />
DÉCADA XI<br />
DEDICATORIA ..................................................................................................................<br />
INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................<br />
CAPÍTULO PRIMERO<br />
Páginas<br />
ARTÍCULO I.- Biografía del P. Fr. Juan de la Presentación.– Sumario: Filiación y<br />
primeros años en el claustro.– Ocupa algunos empleos.– Rector, Definidor, Prior<br />
Provincial.– Funciones de Provincial.– Actas del Capítulo General del año 1678.<br />
Es elegido Vicario General._ Su Generalato.– En Campillo de Altobuey.– Breve<br />
de Inocencio XI.– La capilla de la Virgen de Copacavana.– Capítulo General Intermedio.–<br />
Cofradía del Santo Cristo del Desamparo.– Asuntos de Filipinas.–<br />
Asuntos de la Candelaria.– Reimprime un libro.– Estampa el tomo II de las Crónicas<br />
Generales .................................................................................................................. 1<br />
ARTÍCULO II.– Continuación de la biografía de Fr. Juan de la Presentación.– Sumario:<br />
Celebración del Capítulo General de 1684.– Acta historial de este Capitulo.–<br />
Determinaciones.– Concepto del gobierno del P. Fr. Juan.– Capítulo General<br />
Intermedio de 1687.– Es nombrado otra vez Vicario General en el Capítulo de<br />
1688.– Muerte del P. Fr. Juan de la Presentación ........................................................ 15<br />
ARTÍCULO III.– Apuntes biográficos de tres religiosos.– Sumario: El P. Fr. Juan del<br />
Santísimo Sacramento.– Sus primeros años.– Parte a las Islas Filipinas.– Demórase<br />
en Méjico.– Maestro de Novicios en Manila.– Su muerte.– Hermano Lego Fr.<br />
Francisco de Santa Catalina.– Algunas de sus virtudes.– P. Fr. Manuel de San Bartolomé.–<br />
En viaje a Roma.– Su última enfermedad ..................................................... 23<br />
ARTÍCULO IV.– Otros tres religiosos ejemplares.– Sumario: El P. Fr. Juan del Espíritu<br />
Santo.– Sus primeros empleos.– Definidor General.– Hermano Lego Fr. Domingo<br />
de Jesús María.– Su vida fervorosa.– Ultimos años.– P. Fr. Miguel de San<br />
Jerónimo.– Varios oficios que desempeñó ................................................................... 28<br />
ARTÍCULO V.– Noticias históricas del P. Fr. Bartolomé de San Gregorio.– Sumario:<br />
Preliminares.– La isla de Santa Catalina.– La autoridad eclesiástica y la civil<br />
encargan a nuestros religiosos la administración de esta isla.– Ejercicios del P. Fr.<br />
Bartolomé.– Es nombrado Prior de El Desierto.– Su ancianidad edificante .............. 33<br />
ARTÍCULO VI.– Vida del P. Fr. Andrés de San Nicolás.– Sumario: Ignóranse los<br />
comienzos de su vida.– El apellido de su familia y el de la Religión.– Profesa en El<br />
Desierto.– Su vida oculta y su magisterio.– Actividad que, como Prior, despliega.–<br />
Concluye el presbiterio y la sacristía de El Desierto.– Hace un molino y principia<br />
la librería.– Construye un tramo del convento y enriquece con imágenes la iglesia.–<br />
Pasado el trienio es reelegido.– Dedica sus pequeños ocios a formar un libro<br />
de apuntes para la historia.– Ocupa el Priorato de Cartagena.– Definidor para el<br />
Capítulo General.– Superior de las misiones de Casanare.– Provincial.– Fruto de<br />
su cuatrienio.– Vuelve a El Desierto.– Finaliza su vida ..............................................<br />
..................................................................................................................................... 40<br />
ARTÍCULO VII.– Apuntamientos sobre el P. Fr. Antonio del Rosario.– Sumario:<br />
Portugués de nación.– Definidor Provincial.– Después de Provincial pasa a Portugal.–<br />
Une a los Descalzos con los nuestros de España.– Sus gestiones.– Vuelve a<br />
España.– Nuevos oficios que desempeña.– Más sobre los Recoletos portugueses ... 51<br />
V<br />
IX
540<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
ARTÍCULO VIII.– Sumario: Resumen del principio de los agustinos descalzos en<br />
Portugal.– Vida del P. Fundador Fr. Manuel de la Concepción.– Más documentos<br />
sobre lo mismo ............................................................................................................... 57<br />
CAPÍTULO SEGUNDO<br />
ARTÍCULO I.– El P. Fr. Alonso de la Concepción, Araque.– Sumario: Primeras ocupaciones.–<br />
Procurador General en Madrid.– Asiste a varios Capítulos.– Procurador<br />
General en Roma.– Definidor General.– Rector Provincial ........................................ 139<br />
ARTÍCULO II.– Dos Capítulos Provinciales.– Sumario: Capítulo de la Provincia de<br />
Santo Tomás de Villanueva.– Capítulo Intermedio de la de la Caridelaria.– Determinaciones<br />
importantes ................................................................................................. 144<br />
ARTÍCULO III.– Vida del P. Fr. Juan de San Felipe.– Sumario: Su filiación natural y<br />
religiosa.– Dirígese a Manila en la misión IX.– Profesa en alta mar.– Misionero en<br />
varios curatos.– Es elegido Prior Provincial.– En Méjico.– Vuelve a Filipinas.–<br />
Nuevos trabajos de misionero.– Una cita laudatoria.– Otra cita muy a su favor.–<br />
Preside un Capítulo Provincial.– Actas que se dieron.– Su fallecimiento .................. 147<br />
ARTÍCULO IV.– Vida del P. Fr. Lope de San José, León.– Sumario: Hijo de padres<br />
nobles.– Profesa en Madrid.– Heroicidades de caridad que ejecuta en Sevilla.– Regresa<br />
a Toledo.– Pasa a la Provincia de la Candelaria.– Empleos que desempeñó.–<br />
Disgustos sufridos.– Vuelve a España.– Memoria pía a su favor.– Procurador de la<br />
Curia Regia.– Prior de Toledo.– Obras realizadas en la construcción de convento e<br />
iglesia.– Fiesta solemne.– Es elegido Definidor General.– Preside un Capítulo General.–<br />
Muere en Toledo ................................................................................................ 160<br />
ARTÍCULO V.– Trátase del P. Fr. Jerónimo de la Concepción, Gamborro.– Sumario:<br />
Corista en Caudiel.– Amistades con un hereje.– Lector en Huesca.– Rector en<br />
Caudiel.– Milagros que hace la Virgen durante su trienio.– Adelanta la obra del<br />
templo.– Su Priorato en Valencia.– Buen comportamiento.– Adelanta la obra de la<br />
iglesia.– Muere siendo Prior de Valencia ..................................................................... 176<br />
ARTÍCULO VI.– Apuntaciones sobre la vida del P. Fr. José de la Concepción.– Sumario:<br />
Edúcase en El Desierto de la Candelaria.– Ordénase de sacerdote en la ciudad<br />
de Santa Marta.– Es destinado a las misiones de Casanare.– Enferma y pasa al<br />
convento de Honda, en que expira ................................................................................ 183<br />
ARTÍCULO VII.– Más sobre el P. Fr. Marcos de San Agustín.– Sumario: Religioso<br />
muy virtuoso.– Por qué tratamos de este religioso.– Maestro de novicios.– Lector<br />
en Salamanca.– Otros cargos.– Prior de Madrid.– Acaba sus días ............................. 187<br />
CAPÍTULO TERCERO<br />
Artículo I.– Relátase la vida del P. Fr. Diego de la Resurrección.– Sumario: Embárcase<br />
para Filipinas.– Casos memorables acaecidos en el viaje.–Ejercítase en el ministerio<br />
de las almas.– Desempeña varios cargos honoríficos .................................... 191<br />
ARTÍCULO II.– El P. Fr. Miguel de Santa Mónica.– Sumario: Su nacimiento y su<br />
profesión religiosa.– Ejerce el oficio de Lector.– Asiste a dos Capítulos Generales.–<br />
Secretario General.– Viaje a Cuenca y al Campillo a fundar el nuevo convento<br />
...................................................................................................................................... 195<br />
ARTÍCULO III.– Celebración del Capítulo de la Provincia del Pilar y del Capitulo<br />
General Intermedio ........................................................................................................ 199<br />
ARTÍCULO IV.– El P. Fr. Francisco de San Agustín.– Sumario: Profesa en Zaragoza.–<br />
Lector en Huesca.– Misionero a Filipinas.– En Sevilla.– Patente de misionero.–<br />
Su carrera de Prelado.– Orador en Manila ............................................................ 201<br />
ARTÍCULO V.– Canonización de San Juan de Sahagún.– Sumario: Fiestas religiosas.–<br />
Trabajan por su canonización varios Reyes.– Varias personalidades eclesiásticas<br />
y la Universidad de Salamanca.– Otras gestiones.– Su devoción en todo el<br />
mundo.– En América.– Se examinan nuevos milagros.– Bula de canonización ....... 206<br />
ARTÍCULO VI.– El P. Fr. Andrés de San José, Londera.– Sumario: Vicario Provincial<br />
de la Candelaria.– Trabaja por conservar el hospicio de Bogotá.– Una cita importante.–<br />
Otros documentos a su favor.– Definidor Provincial.– Más oficios de
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 541<br />
importancia.– Ultimos actos de su vida.– Un Capítulo Intermedio de Provincia ......... 215<br />
ARTÍCULO VII.– Inauguración de nuestra iglesia de Valencia.– Sumario: Por qué se<br />
dedicó a Santa Mónica.– Rápida descripción del edificio.– ¿Por qué lo edificaron<br />
en un arrabal?– Los moriscos.– Los comienzos de la fundación.– El Beato Juan de<br />
Ribera.– Primeros contratiempos.– Nos favorecen el Arzobispo y el Ayuntamiento.–<br />
Una Real Cédula.– Casa de los Huérfanos de San Vicente.– Breve de Urbano<br />
VIII.– Más documentos regios.– Véndese el Hospital de los niños de San Vicente.–<br />
Prosigue la fábrica del convento e iglesia.– Ayuda con nuevo entusiasmo el<br />
Ayuntamiento.– Gracias concedidas al templo por el Papa.– Don Tomás Corbi,<br />
benefactor insigne.– Fabrica una capilla para el Santo Cristo de la Fe.– Agradecimiento<br />
por nuestra parte.– Descripción del templo, de la capilla y del convento.–<br />
Más datos ........................................................................................................................ 228<br />
CAPÍTULO CUARTO<br />
ARTÍCULO I.– Algo acerca del P. Fr. Martín de Santa María.– Sumario: ¿Es valenciano?–<br />
Prior del convento de Santa Mónica.– Ocupa la Definitura General.– Procurador<br />
General en Roma.– Otras dignidades.– Procurador General en Madrid ....... 266<br />
ARTÍCULO II.– Celebración de tres Capítulos.– Sumario: Capítulo de la Provincia de<br />
San Agustín.– Idem de la de San Nicolás de Tolentino.– Determinaciones.– Elecciones.–<br />
Capítulo de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria.– Elecciones 269<br />
ARTÍCULO III.– Misión a los Islas Filipinas.– Sumario: Algunas dudas.– Documento<br />
curioso.– Otro documento.– Reseña fisonómica de estos misioneros.– Caso notable<br />
al arribar a Manila .................................................................................................... 274<br />
ARTÍCULO IV.– Datos sobre el P. Fr. Valero de San Jerónimo.– Sumario: Su vida de<br />
humildad y laboriosidad.– Nota necrológica hallada en Barcelona.– Oficios en que<br />
se ocupó hasta la muerte ................................................................................................ 285<br />
ARTÍCULO V.– Biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.– Sumario: Varios<br />
homónimos.– Novicio en Madrid.– Su familia noble.– Ordénase de sacerdote.–<br />
Ocupa la Secretaría de Provincia.– Prior en el convento de Toledo.– Impulsa la<br />
obra del convento e iglesia.– Escribe la historia de la fundación de la comunidad<br />
en Taledo.– Reprodúcese la historia que escribió ........................................................ 287<br />
ARTÍCULO VI.– Continúa la biografía del P. Fr. Francisco de San Nicolás.– Sumario:<br />
Varios Priores que intervinieron en la fábrica del convento.– Relación de las<br />
fiestas que se celebraron en la inauguración de la capilla de la Virgen de Copacavana.–<br />
¿Qué capillas tenía esta iglesia?– Es reelegido Prior de Toledo.– Laudable<br />
actuación de su Priorato.– D. Francisco Sanz y Tenorio, benefactor de la comunidad.–<br />
Culto en nuestra iglesia de Toledo.– Otras cosas notables.– Deflnidor de<br />
Provincia.– Su muerte .................................................................................................... 310<br />
ARTÍCULO VII.– Vida de N. P. Fr. Miguel de San Agustín, Vicario General.– Sumario:<br />
Pertenece a la Provincia de Santo Tomás.– Lector jubilado.– Definidor Provincial.–<br />
Su Rectoría de Provincia.– Promoción al Vicariato General.– Algo sobre<br />
su prelacía.– Diligencia la fundación de un nuevo convento.– Pruebas de su celo<br />
por la disciplina religiosa.– Contrariedad horrible que padece.– Documentos pontificios.–<br />
Su sucesor.– Otros documentos.– ¿Quién tiene razón?– Retírase a Granada<br />
y muere de pena .............................................................................................................. 330<br />
ARTÍCULO VIII.– Notas biográficas sobre el P. Fr. Juan de San Miguel.– Sumario:<br />
Asiste a un Capítulo de la Congregación.– Es nombrado Prior Provincial.– Interviene<br />
en la fundación del Campillo de Altobuey.– Fallece sin terminar el trienio .... 348<br />
CAPÍTULO QUINTO<br />
ARTÍCULO I.– El P. Fr. José de la Encarnacíón.– Suniario: Su procedencia y su<br />
vocación.– Váse a Ultramar recién ordenado de sacerdote.– Su viaje.– En Filipinas.–<br />
Muere joven .......................................................................................................... 350<br />
ARTÍCULO II.– Vida del P. Fr. Cristóbal de Santa Mónica.– Sumario: El personal de<br />
la Provincia de San Nicolás.– De Andalucía a Filipinas.– Sus primeros ministerios.–<br />
En el Provincialato.– Líbrase de la muerte.– Es enviado de Comisario a
542<br />
<strong>HISTORIA</strong> <strong>GENERAL</strong> DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS<br />
España.– Conduce una misión.– Casos milagrosos durante el viaje.– Toma posesión<br />
del hospicio mejicano.– Una carta suya.– Otra vez Provincial.– Medidas muy provechosas.–<br />
Sus día spostreros ........................................................................................ 353<br />
ARTÍCULO III.– Capítulo de la Provincia de SantoTomás de Villanueva ..................... 363<br />
ARTÍCULO IV.– Un Padre Cronista General.– Sumario: El P. Fr. Luis de Jesús merece<br />
alabanzas.– Su partida de bautismo.– Acta de su profesión.– Entra en la carrera<br />
del Lectorado.– Desempeña varias comisiones.– Definidor provincial.– Rector<br />
de Provincia.– Prior del convento de Toledo.– La Capilla de la Virgen de Copacavana.–<br />
Tres veces seguidas Prior de Valladolid.– Otra vez Rector Provincial.–<br />
Elegido Provincial.– Su labor.– Escribe el tomo II de nuestra Historia.– Juicio sobre<br />
ella.– Algunas de sus máximas.– Cómo juzgaron la obra los contemporáneos<br />
del autor.– Otros escritos suyos.– Es elegido de nuevo Provincial.– Acaba su meritoria<br />
carrera ..................................................................................................................... 364<br />
ARTÍCULO V.– Hermoso grupo.– Sumario: El P. Fr. Gaspar de San Guillermo, de la<br />
Provincia de San Nicolás.– El P. Fr. Ignacio de la Madre de Dios, de la del Pilar.–<br />
El P. Fr. Martín de San Salvador, que muere en Barcelona ........................................ 380<br />
CAPÍTULO SEXTO<br />
ARTÍCULO I.– El P. Fr. José del Rosario, Villafranca.– Sumario: Hijo de la Provincia<br />
del Pilar.– Prohíjase en la de San Nicolás de Tolentino.– De Calatayud a Sevilla.–<br />
Oficios en Filipinas.– Fallece siendo Provincial .................................................. 383<br />
ARTÍCULO II.– Un Obispo Recoleto.– Sumario: Nace y profesa en Madrid.– Su Lectorado.–<br />
Prior de Valladolid.– Definidor de Provincia.– Predica en los funerales de<br />
la Reina.– Su Provincialato.– Promoción al Obispado de Alguer.– Tormenta en el<br />
mar.– Muere religiosamente en Italia ........................................................................... 387<br />
ARTÍCULO III.– Capítulo de la Provincia del Pilar y un Intermedio de la Candelaria.–<br />
Sumario: Dificultades previas.– Enseñanzas provechosas.– Disturbios y disidencias.–<br />
Documentos.– Elecciones.– Capítulo Intermedio de la Cadelaria ............. 393<br />
ARTÍCULO IV.– Un Misionero ilustre.– Sumario: Una visita a Casanare.– Auto de<br />
visita.– Vida del Hermano Fr. Cristóbal de San José.– Datos de su primera edad.–<br />
Contrae matrimonio y enviuda.– Profesa en El Desierto.– Sale con los primeros<br />
misioneros a Casanare, su patria.– En Santiago y en San Guillermo.– Entabla doctrinas<br />
nuevas.– Corazón de héroe .................................................................................. 400<br />
ARTÍCULO V.– Prosíguese la vida del Hermano Alarcón.– Sumario: Descripción de<br />
Casanare.– Excursión apostólica.– Intérnase Fr. Cristóbal en el Airico.– Regresa a<br />
Santiago.– Una carta del Gobernador.– Carta del Hermano expedicionario.– Conatos<br />
de segundo viaje.– Fundación del pueblo de Iximena.– Documentos honrosos.–<br />
Deja las misiones.– Acaba su larga vida ....................................................................... 411<br />
ARTÍCULO VI.– Capítulo General.– Sumario: Nombre de los Padres Vocales.– Algunas<br />
actas que se acordaron.– Elecciones ................................................................... 422<br />
ARTÍCULO VII.– El templo nuevo de Granada.– Sumario: Principios de la fundación<br />
del convento.– Tres Patronos insignes.– Continúa la obra.– Paralización de los trabajos<br />
................................................................................................................................ 426<br />
ARTÍCULO VIII.– Descripción del templo.– Sumario: Prosíguese la fábrica de la<br />
iglesia.– La capilla mayor.– Cañón o nave central.– Coro.– Tribunas.– Capillas.–<br />
Altares.– Puertas y cancel.– Lonja ................................................................................ 433<br />
ARTÍCULO IX.– Preparativos de las fiestas de la Dedicación.– Sumario: Invitaciones<br />
varias.– Altares y adornos para la procesión.– En el pórtico antiguo.– En la placeta<br />
alta.– Altar de los Hermanos Legos.– En la placeta nueva.– Otros preparativos ...... 448<br />
ARTÍCULO X.– Inauguración del templo nuevo.– Sumario: Bendición de la iglesia.–<br />
Procesión.– Solemnidad del acto.– Concurrencia de autoridades, de cofradías y de<br />
fieles.– Lluvia que desconcierta las fiestas.– Procesión por los claustros .................. 460<br />
ARTÍCULO XI.– Fiestas religiosas.– Sumario: Octavario de la dedicación.– Primer<br />
día, misa pontifical y asistencia del Cabildo eclesiástico.– Segundo, a cargo del<br />
Real Acuerdo.– Tercero, a cargo de la Real Capilla.– Cuarto, a cargo de un bienhechor.–<br />
Quinto, a cargo del Santo Tribunal de la Inquisición.– Sexto, a cargo de
DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 543<br />
los Padres Franciscanos.– Séptimo, a cargo de la Colegial del Salvador.– Octavo, a<br />
cargo de la ciudad ........................................................................................................... 466<br />
ARTÍCULO XII.– Prosiguen las fiestas.– Sumario: Procesión.– Otra vez la lluvia.–<br />
Caso curioso con la imagen de N. P. San Agustín.– Torna al templo la procesión.–<br />
Último día de fiestas.– La Virgen de Loreto.– Otros objetos de arte cristiano.–<br />
Ruinas del famoso santuario .......................................................................................... 479<br />
ARTÍCULO XIII.– Dos Padres y dos Hermanos de Obediencia.– Sumario: P. Fr. Gabriel<br />
de Santo Tomás de Aquino.– Fr. Cristóbal de la Cruz.– P. Fr. Gaspar de San<br />
Nicolás.– Hermano Fr. José de Santo Domingo .......................................................... 488<br />
CAPÍTULO SÉPTIMO<br />
ARTÍCULO I.– El P. Fr. Alonso de San Agustín, Garcías.– Sumario: Primeras noticias.–<br />
Al archipiélago filipino.– En las misiones.– Sucesos admirables .................... 492<br />
ARTÍCULO II.– Un Prior Provincial muy celoso.– Sumario: De España a Filipinas.–<br />
Misionero ejemplar.– Definidor de Provincia.– Obras de su celo.– Proyectos grandiosos.–<br />
Actas y determinaciones capitulares.– Prudencia y fortaleza.– Su Priorato<br />
en Manila ........................................................................................................................ 495<br />
ARTÍCULO III.– Apuntes acerca del P. Fr. Román de San José, Sánchez.– Sumario:<br />
Su filiación natural y religiosa.– Primeros años de sacerdocio.– Superioratos en<br />
Toledo.– Trabaja en la obra de iglesia y convento.– Definidor Provincial.– Su<br />
muerte temprana ............................................................................................................. 503<br />
ARTÍCULO IV.– Dos Capítulos Provinciales.– Sumario: Vocales del de la Provincia<br />
de San Agustin.– Elecciones.– Labor preceptiva del de San Nicolás.– Provisión de<br />
oficios .............................................................................................................................. 508<br />
ARTÍCULO V.– El P. Fr. Bernardo de Santiago, Valderas.– Sumario: Profesa en<br />
Madrid.– Se dedica al estudio.– Es todo un sabio.– No ocupa ni cátedras ni prelacías.–<br />
Elogio compendioso ............................................................................................ 511<br />
ARTÍCULO VI.– H.ª Terciaria Gabriela de Jesús.– Sumario: Su oración fúnebre.–<br />
Elogio muy cabal y sentido.– Mortificaciones de la Hermana Gabriela.– Su modestia<br />
y humildad.– Tentaciones.– Penas interiores.– Pureza virginal.– Deseos del<br />
martirio.– Fortaleza heroica.– Caridad con el prójimo ................................................ 514<br />
ARTÍCULO VII.– Invención del cuerpo de N. Gran P. San Agustín.– Sumario: Aparición<br />
de la caja mortuoria.– Un artículo moderno.– Primera y segunda traslación.–<br />
Basílica de San Pedro, en Pavía.– Los Canónigos Regulares.– Monumento grandioso.–<br />
Controversias ..................................................................................................... 525