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Capítulo IX<br />
la gente no sabe con certeza si el cambio en la tasa de interés permanecerá por largo tiempo o volverá a cambiar en<br />
el futuro cercano; si la tasa cambiara pronto en la dirección opuesta al primer cambio, no convendrá alterar <strong>todos</strong> los<br />
planes porque la nueva tasa, luego del primer cambio, solo estará vigente por un tiempo corto. Por último, el gasto del<br />
Gobierno no está necesariamente relacionado con la tasa de interés sino con los objetivos que el Gobierno persigue,<br />
por lo que ese componente del gasto no cambia con facilidad ante cambios en la tasa de interés.<br />
Como la responsabilidad del banco central es tan grande, y sus acciones afectan mucho a la economía, es<br />
conveniente aislarlo de presiones políticas, por lo que la ley, en Chile, le ha dado un Consejo cuyas resoluciones<br />
son autónomas respecto de otros organismos del Estado. Esto es muy importante porque hay quienes piensan que<br />
si el banco central entregara más dinero la gente podría comprar más cosas y vivir mejor. Este error es muy común,<br />
aun entre personas con responsabilidad política.<br />
Se ha comprobado que, en la gran mayoría de los casos, <strong>para</strong> que el banco central entregue más dinero al mercado,<br />
debe bajar la tasa de interés. Si esto promueve el gasto cuando este ya es elevado, lo que tiende a ocurrir es que,<br />
como en el caso del descubrimiento de la mina de sal que se menciona en la página 103, los precios de las cosas<br />
subirán y la gente perderá en vez de ganar. Este error se comete porque algunos olvidan el problema de la escasez<br />
de los recursos: no se puede, en general, producir más si no hay más recursos disponibles o cambio tecnológico,<br />
por mucho dinero que se entregue por parte del banco central.<br />
Hay ciertos casos en que el banco central puede promover el gasto: cuando hay recursos desocupados que podrían<br />
emplearse si el gasto aumenta. En estos casos, si el banco central no ve peligro de que los precios suban, puede<br />
reducir su tasa de interés <strong>para</strong> estimular así el gasto en la economía.<br />
3. Los instrumentos del mercado de valores<br />
a. Los bonos<br />
En la práctica, cuando el banco central quiere retirar dinero de los bancos, lo que hace es venderles bonos<br />
del banco central. Un bono es un documento impreso en que el emisor del bono (en este caso el banco<br />
central) se compromete a pagar un cierto monto en un plazo determinado. Por ejemplo, un bono a un<br />
año plazo es un documento en el que el emisor se compromete a pagar, digamos $105, dentro de doce<br />
meses. Es decir, un bono es una promesa de pago futuro. La fecha en la cual se pagará se llama fecha de<br />
vencimiento. Estos y otros instrumentos se transan en los llamados mercados de valores.<br />
Un bono promete devolver el capital o monto que el mismo bono indica, y pagar intereses, también<br />
indicados en el bono. Por ejemplo, un bono puede prometer pagar $100 dentro de un año, más intereses<br />
de $5 al vencimiento, con lo cual el comprador del bono recibiría $105 al vencimiento. Cualquiera que sea<br />
el precio que pueda llegar a tener este bono, siempre pagará el mismo interés de $5. Por eso, se los llama<br />
instrumentos de renta fija.<br />
El precio de un bono depende, en primer lugar, de cuánto promete pagar, y cuándo lo pagará. Un bono<br />
que promete pagar $100 pesos a doce meses plazo será más barato que otro que promete pagar $105 a<br />
la misma fecha de vencimiento; un bono que promete pagar $100 a dos años plazo será más barato que<br />
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