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PDF EL MIEDO A LA CALLE

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Agresiones a las mujeres en la ciudad<br />

<strong>EL</strong> CÍRCULO EQUÍVOCO D<strong>EL</strong> <strong>MIEDO</strong>.<br />

El miedo es la sensación subjetiva del peligro y, como específicamente plantean las experiencias<br />

canadienses en relación a la seguridad y a las mujeres, es importante atender<br />

a las expresiones que los grupos hacen con relación a este par indisoluble. El miedo, en<br />

ocasiones, funciona como una alerta que no siempre es adecuada a las situaciones reales<br />

ya que puede generar una interpretación incorrecta de las mismas, como se evidencia<br />

en los siguientes testimonios:<br />

M3: Y yo creo que ese miedo para mí…<br />

M2: (interrumpiendo)… lo transmitimos, lamentablemente,…<br />

M3: Lo transmitimos. Yo creo [que] es interesante lo que decís: cómo uno [lo] reproduce y el<br />

miedo también te genera una hostilidad. Hostilidad contra todo lo desconocido, todo lo distinto<br />

[lo] refuerza ¿no? Medio como un círculo vicioso. La indiferencia y después la hostilidad. Porque<br />

vos ya tenés miedo a todo. Inculcado. Entonces tratas de mantenerte en tu círculo, en tu<br />

sector, en tu espacio, donde te sentís segura…<br />

(…)<br />

M1: Pero aparte [cómo afecta al] cuerpo, cómo te reacciona el cuerpo antes. La cosa [esa] de<br />

la cartera. A mí me pasó la otra vez: cuando me estoy bajando del taxi vienen dos pibes encima<br />

del taxista. A mí me entró una desesperación, digo le roban, me roban a mí, sacarán un<br />

revólver. Me bajé del taxi y los pibes [lo que] querían [era] ir al hospital, estaban todos<br />

desesperados. Y mi reacción fue saltar del taxi. Porque no sabés, porque escuchás….<br />

(Legisladoras.)<br />

M: No sabes que a mí me pasó que cuando el ómnibus no pasaba acá por Baigorria, yo tenía<br />

que ir hasta Rucci; yo no tenía miedo, eran 15 cuadras hasta la parada. Y un día iba caminando<br />

por la vereda, por Manuel García, y vienen dos señoras, me parece que porteras de acá de la<br />

escuela, y me dicen “tené cuidado, porque acá en la esquina dobló uno”. No me conocían y me<br />

veían con la mochila. Yo llevaba la mochila al hombro, “tené cuidado porque en la esquina dobló<br />

uno en bicicleta, con gorrita y nos pareció sospechoso”. Yo de ahí, llegué a la esquina, miré para<br />

allá, vi la bicicleta que se iba. A lo mejor era una persona que se iba a trabajar. Pero a mí me<br />

quedó el miedo, porque ellas me hicieron tener miedo, y no pasó nada. Vieron doblar una<br />

persona, me alertaron, está bien me alertaron, pero [me] hicieron tener miedo. De ahí en más,<br />

yo todos los días miraba esa esquina, miraba la otra, porque a lo mejor…<br />

(Mujeres de sectores empobrecidos.)<br />

<strong>EL</strong> DESCONOCIMIENTO DIARIO.<br />

Hay una serie de situaciones que son vividas y sentidas por las mujeres como violentas;<br />

las cuales, sin embargo, no son identificadas como “delictuales” y, por tanto, no son<br />

visibles para la sociedad y las instituciones públicas. Este desconocimiento se liga, fundamentalmente,<br />

a una concepción de violencia que se centra en las agresiones físicas<br />

que tengan consecuencias en el cuerpo de las víctimas. Así, opera ignorando el<br />

avasallamiento de derechos e intimidación como una violencia que afecta a la vida cotidiana<br />

y desconociendo estas agresiones como formas específicas de la violencia sexual<br />

hacia las mujeres.<br />

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