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PDF EL MIEDO A LA CALLE

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Capítulo 2<br />

M3: Por un lado le proponemos actividades, horario… y por otro lado, el diseño puede brindar<br />

[reláx], si es que la sociedad tiene una opinión acerca del diseño… El tema es quién se apropie,<br />

no es lo mismo una plaza… lo subjetivo que [es que] alguien me haya preguntado si me gusta<br />

[o] no me gusta, si le sirve o no le sirve. Más que si el diseño es bueno o malo, es cómo se dio<br />

el proceso del diseño para que alguien lo ocupe. El tema de seguridad es quién ocupa el espacio,<br />

¿lo ocupa? (risas) el que saca poder del espacio, lo usa para delinquir o si su propio barrio va<br />

tomando ciertos recaudos ocupando los espacios.<br />

(Funcionarios/as públicos/as.)<br />

REACCIONES IMPREVISTAS.<br />

En los distintos hechos de violencia que las mujeres relataron, los sentimientos y emociones<br />

asociados a estas situaciones transitaron desde el miedo, el terror, la desesperación<br />

a la impotencia y la desconfianza en los demás, pasando por la bronca y la indignación.<br />

Asimismo, apareció la vergüenza y la humillación, así como el sentirse ridícula,<br />

especialmente en situaciones de doble victimización.<br />

M1: Yo una situación muy fea que viví [fue caminando con mi hija], no es porque sea mi hija<br />

pero realmente es hermosa. Íbamos caminando a las 5 de la tarde, en la esquina de mi casa,<br />

barrio Campbell y Barra, y la mala costumbre de venir caminando por la calle; ella venía a la<br />

par mía y viene uno en bicicleta y le toca la cola de tal manera que yo nunca en mi vida pensé<br />

que podía tener una reacción. Lo agarré de la remera, le di tantas patadas, le pegué, le<br />

dije de todo. Empezaron a salir los vecinos y yo, mi hija me decía dejálo, mi hija lloraba, encima<br />

se sentía mal, es como que ella sentía vergüenza, como que tenía la culpa de que la hayan<br />

tocado, y no quería que nadie se enterara. Pero fue una cosa tan fea, yo estuve meses con la<br />

sensación de que me seguían.<br />

VP: Fea para usted, imagínese la otra parte que usted le dio… (se ríe, algunas de las mujeres<br />

también).<br />

M1: Lo maté… Cuando pasó todo eso [fue] que el tipo agarró la bicicleta y se fue, [mientras<br />

que] yo no podía volver a mi casa porque no tenía fuerza ni en los brazos ni en las piernas, Y<br />

al otro día, como yo estaba con alpargatas finitas, de verano me dolían todos los dedos de los<br />

pies, estaba que me moría. No sé cómo fue que reaccioné así, pero estuve meses con delirio de<br />

persecución. Bajaba con la bolsa de la basura y me fijaba que no venga alguien y continuamente<br />

[tenía] esa sensación de que me estaban siguiendo. Porque el pibe, cuando se fue,<br />

donde lo vea lo conozco, me dijo “ya te voy a encontrar”. Entonces, esas cosas son horribles,<br />

son realmente horribles y la sensación de mi hija de sentirse culpable, se sentía avergonzada,<br />

como que ella había provocado que…<br />

M2: Había propiciado esa situación.<br />

(Agentes de seguridad.)<br />

MODIFICACIONES DE <strong>LA</strong> COTIDIANEIDAD.<br />

Las modificaciones más fuertes se refieren a la restricción que sufren los movimientos<br />

de las mujeres en la ciudad, adoptando conductas de retraimiento, como el no transitar<br />

o rodear algunas zonas de la ciudad o de su propio barrio y no salir en horarios nocturnos<br />

o de madrugada. Estas conductas, finalmente, terminan atentando contra su libertad<br />

y su capacidad de acceso al capital cultural, social y económico; pero, sobre todo,<br />

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