Necesidades básicas - Instituto Nacional de Estadística y Censo ...

Luego de seleccionar los indicadores
para calcular el Índice de Necesidades
Básicas Insatisfechas se procedió a
“homogeneizar” las variables de diferente
naturaleza e indicadores, para llevar los
resultados a valores numéricamente similares,
que fácilmente pudieran emplearse
en cálculos numéricos. Al respecto,
los valores de todos los indicadores
seleccionados fueron llevados a una
escala uniforme de valores (0 a 100) independientemente
de cuál haya sido el
rango original de valores de la variable.
En la escala, siempre el cero indica la
condición más desfavorable y el 100 la
más favorable o beneficiosa del indicador.
Para homogeneizar las variables se emplearon
dos fórmulas. Cuando por su
naturaleza, el valor más bajo de un indicador
representa la mejor condición, la
conversión se estima con la siguiente
fórmula:
VMAX VA
VN = * 100
VMAX VMIN
En caso contrario:
donde,
VMIN VA
VN = * 100
VMIN VMAX
VN es el índice que varía entre 0 y 100;
VA, el valor original que se quiere convertir
a la nueva escala;
VMAX, el valor más alto del indicador, y
VMIN, el valor más bajo del indicador.
Una vez convertidos todos los indicadores
a la nueva escala (entre 0 y 100) se
sumaron para ser llevados a un solo número.
A cada área de bienestar social
que se quiere valorar se le dio un peso
relativo. Estos fueron: 50% a las condiciones
de la vivienda, 30% a la educación,
5% a la salud de los miembros del
hogar y 15% a las condiciones económicas
del miembro del hogar.
Para asignar estos pesos a cada grupo
así como a los indicadores que los conforman,
tal como se indica a continuación,
no hay una norma universal ni intemporal,
por lo que se decidió mantener,
en el caso que se utilizaran idénticos indicadores,
el mismo criterio que se utilizó
en la asignación de ponderaciones del
mapa de necesidades básicas insatisfechas
que hizo este Ministerio con el
Censo de 2000 y que se publicó en 2004.
En los nuevos indicadores propuestos,
como los de capacidad económica y los
de salud, se asignaron las ponderaciones
de acuerdo a su importancia en el bienestar
de los hogares.
Así, por ejemplo, en el caso de la vivienda
se consideró la falta de agua potable
como la mayor carencia o la más
importante, y se le asignaron 30 de los
100 puntos en la valoración de contar o
no con ella. Los 70 puntos restantes se
repartieron entre las cinco variables que
quedaron. Entre estas se ponderó más
si el hogar contaba o no con servicios
sanitarios (se le asignaron 25 puntos). El
material del que estaba hecho el piso
(tierra u otros materiales de mejor
calidad) y el hacinamiento recibieron
idéntica ponderación. El habitar en casa
condenada, una condición circunscrita a
las ciudades de Panamá y Colón, fue la
condición menos ponderada y se le
asignaron 5 puntos.
Otro tanto se hizo con la educación y las
condiciones económicas. En el caso de
la salud, al determinarse sólo una condición
a valorar, a esta sola se le asignaron
los 100 puntos.