El Apá - Reporte Indigo

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1 de octubre de 2007. La llamada delatora.
“Quiero hacer una denuncia en contra de un ex, de quien
le conozco todo su corrido, según él se jacta de ser policía,
pero en realidad está ayudando a unos cabrones a secuestrar
gente, por esto le pagan muy buen varo, incluso pagan departamentos
de lujo en zonas residenciales, es un maldito quien
sólo se la pasa engañando personas, éste se siente protegido por
la autoridad, dice que les ve la cara a todos y sale invicto, acaba
de estar en la casa donde esconden a unas secuestradas, este wey
se llama Porfirio Bueyes, es fácil de reconocer, éste es chaparrito,
gordito, moreno claro, de pelo negro, nariz ancha, como seña es
cejón, el día de hoy trae una playera y pantalón azul, alrededor de
la una de la tarde va a llegar a la iglesia de San Judas Tadeo, que
está por el metro Hidalgo, según se quedó de ver con un sujeto al
que le apodan ‘Yeyo’, con quien quedó de acompañarlo para cortarle
el cabello a una mujer joven que levantaron en Ecatepec –en
las fiestas patrias– porque según rapándolas y enviándoles el cabe-
llo a la familia suelta la lana más rápido…”.
Fue una llamada anónima recibida en la Unidad Especializada
en Investigación de Secuestros de la PGR.
Desde 2003, las autoridades estaban investigando a una banda
de secuestradores dirigida por un hombre cuyas víctimas dijeron
que le llamaban “El Apá” y/o “El Patrón”.
Conocían su modo de operar y la zona donde cobraba los rescates,
pero la investigación estaba siendo realizada por la AFI, y no
había avances sobre la identidad de los presuntos responsables.
Esa llamada era el camino directo para llegar a “El Apá” y sus
cómplices.
Bueyes Santana fue localizado en la iglesia de San Judas Tadeo
y se le invitó a presentarse a declarar.
Un día después, el primer testigo contundente sobre el caso se
presentó ante la SIEDO de manera voluntaria –así quedó asentado
en el expediente– y presentó su impactante testimonio.