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informe especial
Cuestión de
copas
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De nada sirve contar con una amplia y selecta oferta
de bebidas si no se tiene la cristalería adecuada.
Esto atenta contra las propiedades del producto, el
estatus de su negocio y la inversión del comensal.
Por Sandra Cardona E. Fotos: Andrés Valbuena. Cristalería: Eurolink.
Si se tiene en cuenta que las
bebidas cumplen un papel
definitivo como acompañantes
de cualquier comida,
pues la complementan,
cortan y contrastan, la importancia
de invertir en buena cristalería
va más allá del aspecto ornamental
para convertirse en un deber del restaurador
y un derecho del comensal. La razón:
este recurso destaca las fortalezas
y resalta la personalidad del producto,
a la vez que estimula al máximo el
sentido gustativo del catador.
Analicemos dos de las bebidas más tradicionales:
el vino y la cerveza. En lo que
respecta al primero –en cualquiera de sus
variedades–, las copas deben enfatizar la
armonía de esta bebida y no sus fallas, tal
y como afirma Andrés Rueda, de Buen
Vivir J.E. Rueda & Cía. Esto significa
que tienen la tarea de destacar su aroma,
sabor, color, cuerpo y estructura.
Para conseguirlo, es preciso que sean
de boca delgada, lo que permite absorber
los aromas en la medida justa. Las
de borde grueso, en cambio, obligan a
ingerir el vino de forma más profunda;
esto impide olfatear bien la complejidad
de sus perfumes. Tan importante como
esta característica es la disminución de
su diámetro al llegar a la parte superior,
ya que da paso a la concentración de los
olores cuando el líquido se agita.
De igual modo, la piezas donde se
sirve el vino son las responsables de
dirigir el flujo de la bebida a la correcta
“zona del sabor” de la lengua y asegurar,
así, una balanceada experiencia al pala-

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dar. De ahí que los tintos necesiten una
copa grande para expandir sus aromas
y mostrar sus lágrimas glicéricas y los
blancos, una mediana de tallo alto, que lo
conserven frío durante más tiempo.
Pero el tema de la cristalería idónea no
aplica sólo para bebidas sofisticadas. La
cerveza, mucho más robusta, también exterioriza
sus bondades con el uso de este
elemento. En este caso, se busca resaltar
su color y brillantez, así como velar por
la permanencia de la corona durante el
consumo. “La capa de espuma, que es
la que incita a degustar la bebida, debe
ir descendiendo gracias a un continuo
estrechamiento del vaso, que, además,
concentra el color del líquido, ya sea claro
u oscuro, y el sabor en el fondo hasta el
último sorbo”, explica Felipe Afanador,
director comercial de Unibroue Cortés
Delgado & Cía. Ltda. Para cuidar estos
tres aspectos, aconseja los recipientes
estilo tulipán y flauta, que permiten disfrutar
la cerveza con calma, gracias a su
forma y volumen, ideales para conservar
las cualidades del líquido (temperatura
y espuma) por el tiempo justo.
Una para cada brindis
Pero la importancia de las piezas donde
se sirven y se presentan las bebidas se
extiende a muchas otras. La fantasía del
diseño brinda alternativas para todas las
demás que se encuentran en el mercado.
CATERING –con la asesoría de Carolina
Henríquez, de Eurolink– le sugiere las
piezas que se adaptan mejor a algunas
de las de más alto consumo.
• Cocteles: es preciso que su boca sea
más abierta que la de las copas de vino,
de modo que, al mirarlas de costado,
armen un triángulo por encima del tallo,
que favorezca las mezclas. Es clave
que sean de pie alto para proteger el
contenido del calor de la mano.
• Martini: se recomienda que sean pequeñas,
de base alargada y boca ancha, con
el fin de conservar el trago frío y poder
consumirlo en tres o cuatro sorbos.
• Champaña y vinos espumantes: las copas
alargadas son ideales, porque dejan
apreciar su buqué, acentúan su delicada
estructura y resaltan su perlaje.
• Pousse-cafés, grappa y jerez: se aconseja
emplear piezas más angostas y
pequeñas, en forma de pera, debido
a que proporcionan una reducida superficie
de evaporación.
Características de algunos materiales
Cristal Cristalino Vidrio templado Vidrio
• Su fabricación con plomo (es
inocuo y ya terminada la copa no
tiene contacto con el contenido)
le da brillo y peso a la pieza.
• Integra las bondades de la bebida
y enfatiza su aroma y buqué.
• Permite que el trago se dirija
a la zona del sabor apropiada y
transmita sus diferentes matices.
• Propicia que el líquido se adhiera
a las paredes del recipiente, lo
que da paso a su oxigenación.
• Por ser liviano, da la posibilidad
de girar el contenido para, así,
brindar aromas minuciosos.
• En vez de plomo, contiene
unos óxidos, que le suministran
el brillo a la copa.
• Las piezas se fabrican en
un mismo proceso y no por
satélite (primero la base y
después la pata).
• Por su técnica de moldeo,
cobran sonoridad y resistencia
y son fáciles de mantener.
• Sus finos bordes dan una
agradable sensación a los
labios, estabilidad al agitar el
trago y una buena percepción
del gusto en aroma y sabor.
• Los recipientes de este
material son altamente
resistentes, gracias a su
proceso de fabricación,
en el que son sometidos a
temperaturas muy elevadas y
luego enfriados bruscamente
en un tiempo muy corto.
• Esto hace que soporten choques
mecánicos y variaciones
drásticas de temperatura,
superiores a 135°C.
• Permite hacer copas de
paredes delgadas y livianas,
ideales para mover el líquido.
• Resulta de mezclar arena, soda,
caliza, sulfato y feldespasto, que,
fundidos a altas temperaturas
(1.400°C durante cerca de 36
horas), dan vida a artículos muy
variados y de uso cotidiano.
• Por no ser contaminante, se
puede volver a fundir y procesar.
• La oferta local es muy amplia,
lo que facilita la adquisición y
reposición de las piezas.
• Los objetos de este material
no retienen olores, son de bajo
rayado, su porcentaje de rotura es
mínimo y son económicos.
Fuentes: Industrial Taylor, Vidriera de Caldas, Ltda., Eurolink y Cristar.
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• Brandy o coñac: las más idóneas son las esféricas, puesto
que resaltan el buqué del líquido e inducen al contacto
permanente de la mano con la copa, lo que le otorga
temperatura al contenido y potencia su aroma.
• Aguardiente y tequila: se suelen servir en pequeños
vasos de “chupito”, lo que supone un trago corto. El
motivo es que estas bebidas se toman en cantidades
menores y sus aromas son más fuertes.
Lo cierto es que, en todos los casos, la cristalería, sin
importar su tamaño, forma, material o uso, debe cumplir
unos requisitos básicos. En primer lugar, dar sensación de
ligereza al tacto de manos y labios; en segundo, presentar
características que faciliten el servicio.
C o m p r e a q u í
Empresa: Buen Vivir J.E. Rueda & Cía.
• Producto: copas de cristal para vino (Riedel)
Precio: desde $65.000 hasta $254.000
Empresa: The Internacional Executive
• Producto: copas de cristal para vino (Bauscher)
Precio: desde $21.000 hasta $57.000
• Producto: copas de cristal para licores (Schönwald)
Precio: desde $14.000 hasta $53.000
Empresa: Eurolink
• Producto: copas de cristalino (Luigi Bormioli)
Precio: desde $11.000 hasta $35.000
Empresa: Industrial Taylor
• Producto: copas de cristal (Cristal D’Arques)
Precio: $20.000 y $30.000
• Producto: copas de vidrio templado (Arcoroc)
Precio: desde $7.500 hasta $12.000
Empresa: Business People Unlimited
• Producto: copas de vidrio para licores (Libbey)
Precio: desde $2.400 hasta $18.000
• Producto: jarras de vidrio para cerveza (Libbey)
Precio desde $12.000 hasta $15.000
Empresa: Cristar
• Producto: copas trago corto y margarita Línea Rioja
Precio: desde $557/u hasta $8.955
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