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10 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 7<br />
nuestra compasión, de forma que nunca encontremos a un pobre sin conso<strong>la</strong>rlo,<br />
si podemos, ni a un hombre ignorante sin enseñarle en pocas pa<strong>la</strong>bras<br />
<strong>la</strong>s cosas que necesita <strong>para</strong> creer y hacer par su salvación… Pensemos un<br />
poco en <strong>la</strong> necesidad que tenemos de misericordia, nosotros que debemos<br />
ejercitar<strong>la</strong> con los demás y llevar esta misericordia a toda c<strong>la</strong>se de lugares,<br />
sufriéndolo todo por misericordia” (SVP XI 233’234)<br />
MEDITACIÓN<br />
“Cómo se me concede que venga a mí <strong>la</strong> Madre de Mi Señor” (Lucas<br />
1,43). María es diligente y amorosa, consue<strong>la</strong>, ayuda, fortalece, sirve…igual<br />
que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno<br />
pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan ais<strong>la</strong>do que pueda<br />
<strong>la</strong>brarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos<br />
dar amor, conso<strong>la</strong>ndo afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura<br />
a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor<br />
testimonios del Amor. “Ora y <strong>la</strong>bora”. “Bendita tú entre <strong>la</strong>s mujeres” (Lucas<br />
1,42). “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1,46). Cuando cumplimos <strong>la</strong><br />
profecía de l<strong>la</strong>mar<strong>la</strong> Bienaventurada, hab<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s que hizo<br />
en El<strong>la</strong> el Todopoderoso. Unimos nuestra voz a <strong>la</strong> suya, a<strong>la</strong>bando perpetuamente<br />
al Señor. Imitemos a María agradecida, a María serena, a María<br />
llena de sacrificio, a María alegre, a María confiada, a María llena de Gracia<br />
y fortaleza <strong>para</strong> cumplir así nuestra misión en <strong>la</strong> tierra.<br />
Vicente descubre en <strong>la</strong> Visitación de María a su prima Isabel este tercer<br />
movimiento del camino espiritual. Y propone <strong>la</strong> prontitud de María en <strong>la</strong> Visitación<br />
como modelo <strong>para</strong> el servicio de los pobres: “Honrarán <strong>la</strong> visita de <strong>la</strong><br />
santísima Virgen cuando fue a visitar a su prima con prontitud y alegría. Os<br />
tiene que servir el ejemplo de <strong>la</strong> Santísima Virgen, porque <strong>la</strong> santísima Virgen,<br />
mejor que ninguna otra persona, penetró en el sentido de <strong>la</strong>s máximas<br />
evangélicas y <strong>la</strong>s practicó.” SV XII, 129 / ES XI, 428.<br />
Santa Luisa nos recuerda: “Cuando nos sintamos llenos de gratitud por<br />
<strong>la</strong>s gracias de Dios que hemos recibido a través de <strong>la</strong> Encarnación y por los<br />
ejemplos de <strong>la</strong> vida de Jesucristo, miremos a <strong>la</strong> Santísima Virgen como el<br />
canal por el que todo ese bien ha llegado hasta nosotros y hagamos con tal<br />
motivo actos de amor hacia El<strong>la</strong>.” E. n. 203<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente<br />
“¡Oh Salvador, no permitas que abusemos de nuestra vocación, ni quites<br />
de esta Compañía el espíritu de misericordia! ¿Qué sería de nosotros<br />
si nos retirases tu misericordia? Así, pues, concédenos ese espíritu,<br />
junto con el espíritu de mansedumbre y humildad. Y pidamos a Dios,<br />
hermanos míos, que nos dé ese espíritu de compasión y misericordia,<br />
que nos llene de él, que nos lo conserve, de forma que quienes vean a<br />
un misionero puedan decir: ´He aquí un hombre lleno de misericordia´”.<br />
(SVP XI 234)<br />
gozosos», se caracteriza efectivamente por el gozo que produce el acontecimiento<br />
de <strong>la</strong> encarnación. (...). Meditar los misterios gozosos significa<br />
adentrarse en los motivos últimos de <strong>la</strong> alegría cristiana y en su sentido más<br />
profundo. Significa fijar <strong>la</strong> mirada sobre lo concreto del misterio de <strong>la</strong> Encarnación<br />
y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico”. (Juan<br />
Pablo II. Carta Apost. “Rosarium Virginis Mariae”). El Jubileo nos ha dado a <strong>la</strong><br />
FV <strong>la</strong> oportunidad de profundizar en nuestro carisma motivándonos a servir<br />
mejor a Nuestro Señor Jesucristo en <strong>la</strong>s diferentes obras que tenemos en<br />
servicio del pobre.<br />
MISTERIOS GOZOSOS<br />
¡Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía! Vengo a entregarte lo poco<br />
que poseo yo, pues sólo tuyo soy <strong>para</strong> que lo pongas en ob<strong>la</strong>ción<br />
ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, <strong>para</strong> que no<br />
exista más y sea siempre <strong>la</strong> Voluntad del Padre Celestial.<br />
PRIMER MISTERIO<br />
La Encarnación del Hijo de Dios en <strong>la</strong>s purísimas<br />
entrañas de <strong>la</strong> Santísima Virgen María<br />
“El Ángel entró en el lugar donde El<strong>la</strong> estaba, y le dijo: “Salve, Llena de<br />
Gracia, el Señor es contigo”. (San Lucas 1, 28)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: La Humildad<br />
Nos dice San Vicente: “Los apósteles hicieron un símbolo, no solo <strong>para</strong><br />
estar de acuerdo en <strong>la</strong> fe, sino también <strong>para</strong> distinguirse a los cristianos de<br />
los judíos y de los infieles, de forma que, cuando se les preguntaba ¿tú qué<br />
eres?, ellos respondían: Credo in Deum; credo in Jesum Chistum. Hermanos<br />
míos, si nos fuera posible tomar hoy <strong>la</strong> humildad como el sello de un misio-