20.11.2014 Views

publicación en pdf - Iberimage

publicación en pdf - Iberimage

publicación en pdf - Iberimage

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mariscos<br />

Un bogavante<br />

fresco <strong>en</strong> el plato<br />

es un placer delicado<br />

y sabroso<br />

que sólo llegará a<br />

ser completo con<br />

el vino adecuado<br />

<strong>en</strong> la copa. En<br />

este caso, un gran<br />

Borgoña blanco<br />

bi<strong>en</strong> madurado,<br />

o un albariño ferm<strong>en</strong>tado<br />

<strong>en</strong> barrica,<br />

no serían una<br />

mala opción.<br />

Conoc<strong>en</strong> el Boulevard de Strasbourg<br />

<strong>en</strong> París? Es una de esas magníficas<br />

av<strong>en</strong>idas anchas de la capital francesa<br />

donde, <strong>en</strong> las horas punta, se retuerc<strong>en</strong> las filas<br />

de coches ruidosos y pestil<strong>en</strong>tes dando bocinazos.<br />

Está festoneado por un gran número de<br />

“brasseries” típicas, esos agradables restaurantes<br />

donde se puede comer a cualquier hora del<br />

día o de la noche. Muchos de ellos dispon<strong>en</strong><br />

de una persona llamada “ecailler”, cuyo reino<br />

está fuera, <strong>en</strong> la calle: un banco de mariscos<br />

ll<strong>en</strong>o de bogavantes cocidos, gambas, bueyes<br />

de mar, caracoles marinos, almejas crudas<br />

y ostras, todos primorosam<strong>en</strong>te dispuestos<br />

sobre algas y decorados con limones artísticam<strong>en</strong>te<br />

cortados. Su tarea consiste <strong>en</strong> abrir<br />

ostras y mejillones, y partir cangrejos a una<br />

velocidad vertiginosa, con la precisión de un<br />

neurocirujano, y apilarlos <strong>en</strong> torres de varios<br />

pisos para que esta hábil construcción, también<br />

llamada “plateau de fruits de mer”, quepa<br />

sobre las estrechas mesas del bistrot.<br />

Durante mis primeras visitas a París,<br />

cuando aún acudía a la escuela secundaria,<br />

me faltaban los medios que hubiera necesitado<br />

con más premura: unas pocas doc<strong>en</strong>as de<br />

francos para poder pagarme semejante orgía<br />

marina, que naturalm<strong>en</strong>te me imaginaba terriblem<strong>en</strong>te<br />

exquisita y, de alguna manera, lasciva,<br />

pecaminosa y prohibida.<br />

Ya no recuerdo cuándo abrí por primera<br />

vez la puerta de una “brasserie” de París, pero<br />

la experi<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> sí se ha mant<strong>en</strong>ido imborrable<br />

<strong>en</strong> mi memoria. El primer “plateau de<br />

fruits de mer” se convirtió <strong>en</strong> el auténtico hito<br />

del opul<strong>en</strong>to camino hacia mi carrera de gourmet,<br />

me supo mejor de lo que había soñado<br />

y, días después, aún me olían las puntas de<br />

los dedos. Pegados a mi piel habían quedado<br />

recuerdos de moléculas de yodo, ajo, sal,<br />

nueces, mantequilla, algas y amoníaco, y si<br />

hubiera llegado a ser “parfumeur” más tarde,<br />

la primera agua perfumada que hubiera compuesto<br />

se basaría <strong>en</strong> estos compon<strong>en</strong>tes, para<br />

hechizar las estrechas ciudades dormitorio<br />

junto a los grises polígonos industriales del<br />

extrarradio con un poco de ambi<strong>en</strong>te de los<br />

mares del sur de París.<br />

Aún recuerdo exactam<strong>en</strong>te lo que bebí<br />

<strong>en</strong>tonces para acompañar la mariscada.<br />

Elsässer Edelzwicker durante los primeros<br />

años, ese mal vino acidulado, sin personalidad,<br />

helado y refrescante (mi brasserie favorita<br />

también servía una col ácida verdaderam<strong>en</strong>te<br />

leg<strong>en</strong>daria). Más tarde, como hombre de<br />

mundo, naturalm<strong>en</strong>te solía elegir un Sancerre,<br />

un Pouilly-Fumé o incluso Cham pagne. De<br />

todas formas, el Edelzwicker estaba desapareci<strong>en</strong>do<br />

paulatinam<strong>en</strong>te de la oferta. En aquel<br />

tiempo compr<strong>en</strong>dí algo importante acerca<br />

de la combinación de vino y mar: los vinos<br />

s<strong>en</strong>cillos y equilibrados a m<strong>en</strong>udo combinan<br />

magníficam<strong>en</strong>te con los crustáceos, bivalvos<br />

y demás; así se ganan sus galones y justifican<br />

su exist<strong>en</strong>cia.<br />

Aún sigo si<strong>en</strong>do fiel al amor por los<br />

frutos del mar. En V<strong>en</strong>ecia (¿o quizá fuera<br />

<strong>en</strong> Flor<strong>en</strong>cia?) disfruté por primera vez del<br />

arroz negro, coloreado con la tinta del calamar,<br />

acompañado de un s<strong>en</strong>cillo tinto de la<br />

región (<strong>en</strong>tonces aún existían). En Bretaña<br />

me deleité con un bogavante recién pescado,<br />

lo elegí yo mismo <strong>en</strong> el vivero, ese acuario de<br />

agua marina del local, señalando un ejemplar<br />

especialm<strong>en</strong>te maligno, que pese a t<strong>en</strong>er las<br />

pinzas atadas, int<strong>en</strong>taba pellizcarle el trasero<br />

a sus vecinos los cangrejos. Un camarero dilig<strong>en</strong>te<br />

sacó del agua el furibundo y pataleante<br />

crustáceo y me lo mostró triunfal, poniéndomelo<br />

delante de la cara. Sólo quince minutos<br />

después salió a la mesa, adornada con todo<br />

tipo de curiosas herrami<strong>en</strong>tas, cuya utilidad y<br />

manejo previam<strong>en</strong>te tuvieron que explicarme<br />

con detalle: a la vista de mi ignorancia, me ataron<br />

un babero especial al cuello, evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>-<br />

te temi<strong>en</strong>do por el blanquísimo mantel. En<br />

cualquier caso, el resultado mereció la p<strong>en</strong>a,<br />

porque con el bogavante sucede lo mismo que<br />

con la cerveza: el primer trago siempre es el<br />

mejor. El vino elegido para la ocasión (era un<br />

simple Rully, pero sabía tan bi<strong>en</strong> como un<br />

Montrachet) convirtió esta iniciación <strong>en</strong> una<br />

viv<strong>en</strong>cia inolvidable.<br />

Mi educación del gusto <strong>en</strong> las cuestiones<br />

del mar halló su colofón <strong>en</strong> mi primer viaje<br />

a Andalucía: ¡ninguna otra combinación de<br />

vino y océano está tan lograda como la de fino<br />

y tapas de gambas, langostinos o calamares!<br />

Sano y ligero, a pesar<br />

de todo prejuicio<br />

El marisco, naturalm<strong>en</strong>te, como mejor sabe<br />

es junto al mar y, por ello, es parte integrante<br />

de los recuerdos que nos traemos de las<br />

vacaciones. No hay por qué r<strong>en</strong>unciar a ellos,<br />

pero tampoco deb<strong>en</strong> impedir que uno int<strong>en</strong>te<br />

preparar <strong>en</strong> casa los guisos marinos.<br />

La primera premisa es un pescadero de<br />

confianza, sea <strong>en</strong> el mercado, <strong>en</strong> la ti<strong>en</strong>da de<br />

ultramarinos o <strong>en</strong> el supermercado. La alegría<br />

que proporcionan los tesoros del mar dep<strong>en</strong>de<br />

directam<strong>en</strong>te de la frescura óptima del producto.<br />

Los bogavantes, langostas, nécoras, buey<br />

de mar, percebes, ostras y almejas siempre se<br />

deb<strong>en</strong> comprar vivos: es la mejor garantía de<br />

que están frescos. La mercancía ultracongelada<br />

ti<strong>en</strong>e total garantía de frescura, pero organolépticam<strong>en</strong>te<br />

nunca está a la altura.<br />

La frescura de los calamares o de las gambas<br />

se conoce por su aspecto (no debería ser<br />

mate ni t<strong>en</strong>er rastros aceitosos, sino siempre<br />

brillante y sin manchas) y por su consist<strong>en</strong>cia,<br />

que debe ser tersa y elástica, pero también<br />

<strong>en</strong> el olor: si se percibe el más leve rastro de<br />

amoníaco o descomposición, se desaconseja<br />

su compra.<br />

El suplicio de elegir el vino:<br />

pero sin madera, por favor…<br />

Casi todos los mariscos son sanos y saludables,<br />

pero no todo el mundo los digiere bi<strong>en</strong>,<br />

eso sin contar con las variadas reacciones alérgicas<br />

que pued<strong>en</strong> provocar . Así, la elección<br />

del vino no sólo vi<strong>en</strong>e determinada por el<br />

factor del sabor, sino también por las exig<strong>en</strong>cias<br />

de la digestibilidad. Por ello, los mariscos<br />

combinan fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te con los vinos<br />

que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> ácidos, que nunca han de ser<br />

verdes ni agresivos. Los mariscos pesan <strong>en</strong> el<br />

estómago, sobre todo cuando se consum<strong>en</strong><br />

vertiginosam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> grandes cantidades, y<br />

se int<strong>en</strong>ta hacerlos pasar con varios litros de<br />

vinos difer<strong>en</strong>tes y de dudosa calidad. Qui<strong>en</strong><br />

quiera ir sobre seguro deberá elegir el vino<br />

según los sigui<strong>en</strong>tes criterios: color blanco<br />

o rosa pálido, equilibrado <strong>en</strong> todo, ácido<br />

perceptible pero discreto, aromas primarios,<br />

poco tono de madurez, pero tampoco rebosante<br />

de juv<strong>en</strong>tud y, sobre todo, nada de elaboración<br />

<strong>en</strong> madera. Se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran vinos así<br />

<strong>en</strong> casi todos los países vinicultores, y muy<br />

particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el sur de Europa, es decir,<br />

alrededor del Mediterráneo. España es un<br />

claro ejemplo de ello. No siempre se trata de<br />

los más famosos, más caros y más elogiados,<br />

pero son vinos de alta calidad, elaborados con<br />

el mayor cuidado y limpieza. Pues la finura y<br />

los complejos aromas especiados y minerales<br />

son mucho más difíciles de extraer que un<br />

burdo aroma tostado con la fruta <strong>en</strong> el primer<br />

plano. Tampoco hay que desaprobar algo de<br />

anhídrido carbónico: por eso, un Muscadet<br />

“sur lie”, un bu<strong>en</strong> Champagne del año, algo<br />

madurado, o bi<strong>en</strong> cualquier otro vino espumoso<br />

mineral, un Albariño de Galicia, un<br />

Verm<strong>en</strong>tino de Cerdeña o bi<strong>en</strong> un Corvo<br />

de Sicilia combinan con casi todos los mariscos.<br />

El maridaje de alta escuela, no obstante, ya<br />

es mucho más complejo. Excluyamos lo que<br />

El mundo del marisco<br />

es tan s<strong>en</strong>sual<br />

como complejo.<br />

¿Cuántos se atreverán<br />

con una langosta<br />

o un bogavante?<br />

El aficionado puede<br />

contar con la valiosa<br />

ayuda de un libro<br />

histórico: “Manual<br />

del Marisco”<br />

de Jorge-Víctor<br />

Sueiro (P<strong>en</strong>thalon<br />

Ediciones. Madrid<br />

1981). Recoge el<br />

gran periodista y<br />

gastrónomo la mejor<br />

tradición marisquera<br />

gallega, con<br />

numerosas recetas<br />

y la descripción de<br />

moluscos, crustáceos<br />

y cefalópodos<br />

que habitan<br />

las aguas costeras<br />

españolas.<br />

Más actual es “El<br />

gran libro del marisco”<br />

(Círculo de<br />

Lectores. Barcelona,<br />

1992), ilustrado a<br />

todo color, obra de<br />

Anton Mosimann.<br />

29 VINUM DICIEMBRE • 99<br />

VINUM DICIEMBRE • 99 30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!