MAYO 2008 - Colegio de Notarios NL

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En la materia que nos ocupa, la citada Exposición de Motivos expresamente menciona:
“En materia de albaceazgo se dictaron disposiciones con el objeto de que los albaceas no pudieran, como
con frecuencia se hace en la actualidad, prorrogar indefinidamente los juicios sucesorios, por lo que se les exigió, como
a todo administrador de bienes ajenos, que tuvieran la obligación de caucionar su manejo, sin que del cumplimiento de
esta obligación pudiera dispensarlos el testador.”
Como lo indica la mencionada Exposición de Motivos, la citada obligación es una disposición novedosa del Código Civil
de 1928, toda vez que dicha obligación no estuvo prevista por los Códigos Civiles anteriores. [2]
La obligación de garantizar la administración de bienes ajenos, de conformidad con nuestra legislación civil, no es
únicamente aplicable para el Albacea; existen otras instituciones jurídicas similares en cuanto a la administración de
bienes de terceros como por ejemplo la tutela, que el CCNL regula la obligación de garantizar el manejo de la misma.[3]
Partiendo de los antecedentes mencionados, analicemos ahora la nueva redacción del artículo 1605.
Al comparar la disposición vigente y la reformada, encontramos una notable diferencia en la redacción de las dos
disposiciones ya que el nuevo artículo 1605 expresamente dispone que “el Albacea también estará obligado, cuando la
mayoría de los herederos lo solicitare o así lo hubiera decidido el testador, a garantizar su manejo…”, a diferencia de la
redacción anterior en la que se disponía que “El Albacea también está obligado…”
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[2] Para el Distrito Federal: Códigos Civiles de 1870 y 1884. Para Nuevo León: Códigos Civiles de 1877, 1892 y 1909.
[3] Artículo 519 del CCNL: “El tutor, antes que se le discierna el cargo, prestará caución para asegurar su manejo…”. Para efectos de este
análisis conviene igualmente transcribir el artículo 520: “Están exceptuados de la obligación de dar garantía: I. Los tutores testamentarios,
cuando expresamente los haya relevado de esta obligación el testador…”