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iblioteca científica<br />
por Dr. Miguel Ferrández<br />
Médico Psiquiatra<br />
El catedrático de la Universidad de<br />
Columbia, director de los Institutos<br />
Kavli y Howard Hugues de neurociencia,<br />
nacido en Viena 1929 y Nobel<br />
de Medicina 2000 por sus estudios sobre<br />
el almacenamiento cerebral de la<br />
memoria, busca acercarnos a partir<br />
de los nuevos avances en la teoría de<br />
la mente a la compleja comprensión<br />
de los procesos desarrollados en el cerebro<br />
al contemplar una obra de arte.<br />
Se apoya sobre capítulos chequeados<br />
por reputados científicos aderezados<br />
por un rico abanico de ilustraciones<br />
en color. Yerno del extinto Ernst Kris,<br />
crítico de arte vienés y reconocido<br />
psicoanalista, se centra en el retrato<br />
en el modernismo de principios del<br />
siglo XX representado por los pintores<br />
austriacos Klimt y sus seguidores<br />
Kokoschka y Schiele, de los cuales es<br />
coleccionista, quienes se propusieron<br />
representar en sus cuadros las tensiones<br />
inconscientes e instintivas de<br />
la persona influidos por Emil Zuckerkandl,<br />
director de la Escuela de Medicina<br />
de Viena, el cual invitó a Klimt<br />
a presenciar direcciones de cadáveres<br />
y le inició en el darwinismo.<br />
LA ERA DEL INCONSCIENTE.<br />
La exploración del inconsciente en<br />
el arte, la mente y el cerebro.<br />
Eric R. Kandel<br />
Paidós 2013; Colección<br />
Transiciones, 703 pgs.<br />
un simple objeto o perseguir una verdad<br />
más elevada de manera simbolizada.<br />
Sus dibujos descubren los<br />
deseos sexuales íntimos de la modelo<br />
pero “también” los del observador.<br />
Oskar Kokoschka aunó este estilo<br />
con la penetración psicoanalítica.<br />
Fascinado por la irrupción los rayos<br />
X, intentaba intuir la verdad acerca<br />
de una persona a partir del rostro,<br />
registros expresivos y gestos así como<br />
mediante deformaciones corporales<br />
aunque “inadvertidamente” transmitiera<br />
sus propios procesos psicológicos<br />
desatados. El retrato del famoso<br />
psiquiatra suizo Forel (1910), quien<br />
no quiso quedárselo, parecía anticipar<br />
la embolia que sufrió y el de von<br />
Janinowsky su caída en psicosis al finalizar<br />
el cuadro. El abandono amoroso<br />
por parte de Alma Mahler lo<br />
expresó en La novia del viento<br />
(1914).Si Klimt había dado una interpretación<br />
moderna a la sexualidad<br />
femenina, Kokoschka lo hacía sirviéndose<br />
de las manos. Niños jugando<br />
supuso para los nazis el mayor<br />
ejemplo de arte degenerado.<br />
Desarrolla Kandel la teoría freudiana<br />
de la mente, “tal vez” la concepción de la actividad mental más influyente<br />
y coherente con la que contamos, abandonada en 1895 la vía<br />
biológica. Estima que los objetivos de la psicología cognitiva contemporánea<br />
se han ampliado y están “en la misma línea”, así como la mencionada<br />
línea pictórica. Mientras los maestros flamencos de la pintura<br />
flamenca incitaban al observador a adentrarse en el espacio físico del<br />
cuadro, dichos artistas vieneses le animaban a hacerlo en su propio<br />
espacio emocional, en respuesta –como otros artistas de la época– a<br />
la sofisticación de la fotografía, con el recurso a la simbolización. Entreveían<br />
la fealdad y la belleza “como las dos caras de la vida humana”<br />
y, siguiendo a Riegl, descubrían verdades nuevas sobre las necesidades<br />
instintivas inconscientes por medio de la distorsión de la forma humana<br />
y obligando al espectador a completar la obra de arte en función de la<br />
propia conflictiva intrapersonal sin que fuera “necesariamente” consciente<br />
de ello. Si el pintor impresionista se centraba en la apariencia<br />
fugaz de las personas y cosas bajo la luz natural, el expresionista (como<br />
Van Gogh), una vez logrado el parecido físico recurría a la exageración<br />
de la imaginería y del simbolismo de los colores no naturales con objetivo<br />
de intensificar las sensaciones subjetivas del observador.<br />
Gustav Klimt (1862-1918), autor del retrato más cotizado hasta 2006<br />
(135 millones de dólares), el primero de Adele Bloch Bauer (1907) y<br />
de El beso (1908) se anticipó en “más de diez años” a Freud en la diferenciación<br />
entre agresividad y sexualidad y evolucionó del Art Nouveau<br />
al modernismo. Renunció a la plasmación de la realidad tridimensional<br />
a favor de la bidimensional bizantina basada en que el arte no debía reproducir<br />
la realidad física –no puede ni existe una única– sino presentar<br />
Egon Schiele, a diferencia de Klimt<br />
que nunca se autorretrató (Kokostchka sí) se plasmó cerca del centenar<br />
de veces, a pesar de fallecer con 28 años de edad. Muchas de<br />
ellas desnudo, algo que no se daría hasta décadas después a cargo de<br />
Bacon y Lucien Freud (el nieto del fundador del psicoanálisis). Habría<br />
sido el primer artista moderno en captar en el propio cuerpo la angustia<br />
atosigadora de la humanidad contemporánea, a saber, “el temor<br />
de ser avasallada por el influjo de estímulos”.<br />
Hizo de su pintura “un acting-out” exteriorizador de su agitación interna<br />
y desesperación sexual. El Klimt de plata como se autodenominaba,<br />
que seguía a Rodin en trazar la figura del modelo escrutándola<br />
sin agachar los ojos, obtuvo permiso del director de una clínica vienesa<br />
para dibujar a sus pacientes. Su tan repetido cuerpo humano enfermo<br />
y deforme pudiera provenir del espanto a que su precario estado psíquico<br />
le condujera, como a su padre, a la locura.<br />
Tras la proclamada unificación de la psicología cognitiva y la neurociencia,<br />
me temo que Kandel no sale indemne del desafío de pretender<br />
comprender la mente humana en términos biológicos siguiendo a ultranza<br />
el aserto de Gombrich, “la psicología es biología”.<br />
Conforme se avanza en la lectura del libro, la brillante exposición de<br />
los recientes conocimientos cerebrales experimentales acerca de la<br />
visión (ya los artistas rupestres intuyeron que el cerebro “hace suposiciones<br />
sobre lo que se debe ver”) sembla disolver la magia de sus<br />
iluminadores desarrollos conceptuales acerca del arte.n<br />
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