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internet<br />
Atrapados en la red<br />
Facebook, Tuenti... La irresistible<br />
tentación de las redes sociales<br />
Por Nuria Magrans / Ilustración Begoña Izarra<br />
“Tengo una nueva solicitud de amistad”. Rápidamente cliqueo en la<br />
bandeja de entrada y me sorprendo al encontrarla a ella, casi 30 años<br />
después, con su vida más que hilvanada, sonriendo ante la cámara.<br />
La misma con la que, compartiendo pupitre, me carteaba. Era común<br />
el trasiego de correspondencia entre familiares y amigos y hasta con<br />
las compañeras de colegio. Nuestros dedos se encallaban a menudo<br />
por el uso constante del bolígrafo y guardo en la memoria el sabor<br />
cosquilleante de la goma de los sobres y de los sellos (recuerdo en ellos<br />
a un señor casi calvo y después a un hombre más joven con corona: la<br />
historia misma reflejada en un pequeño cuadrado de papel timbrado).<br />
Las cabinas telefónicas, ataúdes de cristal transparente, tragaban<br />
pesetas mientras avisabas que llegabas tarde a casa. Casi sin darnos<br />
cuenta, como quien no quiere la cosa, los avances tecnológicos y las<br />
ganas de comunicarnos puso en mis manos al primer ordenador (nada<br />
que ver con la ruidosa pero apañada máquina de escribir). Sonrío<br />
rememorando la reticencia de muchos a ostentar los imprescindibles<br />
teléfonos móviles, que distaban entonces de la comodidad del tamaño<br />
actual. Y un día se produjo un milagro al que llamaron Internet, con<br />
el que se inicia el cambio en la vida de millones de personas. Allí se<br />
encontraba toda la información, sin restricciones, una ventana abierta al<br />
mundo con infinitas posibilidades. Abro mi cuenta de correo electrónico<br />
y el intercambio es fluido y rápido, sin intermediarios. Los de mi<br />
generación hemos tenido que adaptarnos a toda velocidad, seducidos<br />
por sus múltiples ventajas.<br />
Para los que han nacido en décadas posteriores, toda esta historia<br />
les sonará a “batallita” . Ellos manejan los teclados casi como una<br />
prolongación de su cerebro, y en todo este avatar de descubrimientos,<br />
emergen las redes sociales, que van atrapando a gentes de todas las<br />
edades. Tal es la proliferación, que surgen dudas sobre su control,<br />
aunque no se diseñaron pensando en la defensa de la privacidad de<br />
los usuarios, sino todo lo contrario. Se trata de un sistema abierto y en<br />
construcción permanente en el que cada nuevo miembro que ingresa<br />
transforma al grupo en otro nuevo. Los más jóvenes han hecho, por<br />
ejemplo del Tuenti, su quedada general. Quien no está, no existe.<br />
Chatean, se intercambian datos y fotos y pueden abrir su abanico de<br />
amigos sin importar las distancias geográficas. En este pasatiempo<br />
invierten su tiempo niños cada vez más pequeños y las agencias de<br />
protección de datos de los distintos países se afanan por regular esas<br />
autopistas de información, en la que algunos inician todo tipo de<br />
negocios aprovechando nuestro deseo de tener cuantos más contactos,<br />
mejor. Su potencial ha sido probado ya por la clase política, que anda<br />
siempre espabilada ante cualquier posibilidad de ganar adeptos. Así lo<br />
hizo Obama y consiguió la presidencia de los Estados Unidos.<br />
Redes como Facebook permiten el reencuentro con antiguos<br />
compañeros, casi olvidados, y al mismo tiempo mantener viva la<br />
amistad con los nuevos. Vídeos, imágenes, viajes, chistes, propuestas,<br />
sentimientos, afinidades y controversias llenan mi configuración<br />
personal. Y atención, parece que las chicas dominan en el social<br />
media, como recogen los datos sobre las principales redes mundiales.<br />
Su poder está en la independencia. Sólo yo ante mi pantalla, libre ante<br />
mis pensamientos, me posiciono sobre mis creencias y deseo encontrar<br />
personas que sueñen con minimizar las injusticias que nos separan. Así<br />
descubro que en esa idea no estoy sola, ni mucho menos. Mis palabras<br />
azules favoritas: “Me gusta compartir”. Les dejo, tengo una notificación.<br />
* http://nuriamagrans.blogspot.com<br />
(**) pinturasdepalo@gmail.com<br />
Un rollo de papel higiénico<br />
(cómo ser ecológico en el baño)<br />
Hacer caca es una de las primeras<br />
cosas que aprendemos a hacer<br />
en esta vida, y es un acto<br />
absolutamente privado, en<br />
cualquier cultura. En cada país nos<br />
encontramos distintas formas de<br />
limpiarse después de defecar. En<br />
los países árabes, cuando iban a<br />
hacer sus necesidades al desierto<br />
se llevaban dos ‘callaos’, que<br />
usaban por dos razones: primera,<br />
para ahuyentar a los animales<br />
(el golpeteo de las piedras los<br />
mantenía alejados) y segunda,<br />
para limpiarse (obviamente<br />
buscaban piedras muy lisas).<br />
En Extremo Oriente y en los<br />
países tropicales, que disponen<br />
de grandes cantidades de agua, se<br />
lavan. Hasta los baños más pobres<br />
tienen una manguerita para lavarse<br />
después. Fijémonos por último<br />
en los occidentales, que en el 1857<br />
inventaron el sistema para ganar dinero<br />
hasta con la mierda, importándoles<br />
muy poco las masas forestales que<br />
tuvieron que cortar, el agua potable<br />
gastada y la contaminación generada<br />
para fabricar el papel higiénico. Dicen<br />
que cada occidental gasta entre 10 y<br />
13 kilos anuales de este ‘sacro’ papel.<br />
Prefiero no calcular los árboles que<br />
se han tenido que cortar para su<br />
producción durante esos 153 años,<br />
desde su invención. Estamos hablando<br />
de bosques enteros.<br />
Antiguamente, también los<br />
occidentales se lavaban después de<br />
evacuar. Pero después la Iglesia Católica<br />
nos enseñó que no podíamos tocarnos<br />
el ojete, porque aquel era aun acto<br />
impuro. Gran medida de marketing para<br />
vender papel higiénico. Si calculamos<br />
que sólo la población occidental suma<br />
aproximadamente 1.000 millones de<br />
Por Andrea Tonetti Santi / Fotografía natividad betancor<br />
1 Es mucho más económico e higiénico (para el ser humano, y para la naturaleza) lavarse con agua, que<br />
limpiarse con papel higiénico.<br />
2 Se gastan aproximadamente 2.000 árboles para producir el papel higiénico que los occidentales gastan en<br />
un día.<br />
3 El papel higiénico no se puede fabricar del papel reciclado, sale más caro.<br />
4 No tenga asco a sus propios desechos corporales porque son totalmente biodegradables; es decir: con un<br />
poquito de agua desaparecen y no queda olor ninguno en las manos.<br />
medio ambiente<br />
personas (anticipo que nunca he<br />
estado en China y no conozco sus<br />
costumbres en este menester ni<br />
en ningún otro). Bien. Si 1.000<br />
millones de sanos occidentales<br />
hacen de cuerpo a diario, gastan<br />
de 1 a 3 gramos de papel<br />
higiénico en cada deposición.<br />
En total, obtenemos una<br />
media de 2.000 millones de<br />
gramos de papel, es decir,<br />
2.000 toneladas diarias de<br />
papel.<br />
wUn árbol del que se extrae<br />
la celulosa con la que se hacen<br />
los mencionados rollos pesa<br />
cerca de 1.000 kilos. Con que,<br />
son cerca de 2.000 árboles<br />
los que tiramos a diario por el<br />
retrete en el civilizado mundo<br />
occidental. Tremendo negocio para<br />
las papeleras y tremendo destrozo<br />
para la Naturaleza. Si optáramos, por<br />
lavarnos en vez de usar papel higiénico,<br />
gastaríamos menos agua y energía.<br />
Las fábricas de papel deben ubicarse<br />
en las orillas de los ríos o de los lagos,<br />
porque la industria papelera necesita<br />
mucha agua; agua que luego se<br />
devuelve a los ríos con una temperatura<br />
mucho más elevada, con un alto<br />
contenido en cloro y el añadido de otra<br />
sustancias. Resultado: se cargan el río o<br />
el lago donde estaban instaladas. Esta<br />
es una de las cosas que pasan por usar<br />
papel higiénico.<br />
Uno de los inventos que resultaron<br />
premiados en la Exposición de Paris<br />
del 1900, a parte de la Torre Eiffel,<br />
fue el bidé. Prueben a usarlo en vez<br />
del papel higiénico. Si creen que es<br />
un acto impuro, puede confesarse<br />
acto seguido, y recibir la absolución.<br />
Nos ahorraríamos la tala de 700.000<br />
árboles al año.<br />
andrestonettisanti@hotmail.com<br />
44 <strong>marzo</strong> 2010<br />
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