casas vacías, personas sin casa - El Siglo
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los dossieres<br />
POLÍTICA<br />
Las ejecuciones hipotecarias contrastan con los<br />
millones de viviendas <strong>vacías</strong> en España<br />
Casas <strong>vacías</strong>,<br />
<strong>personas</strong> <strong>sin</strong> <strong>casa</strong><br />
Los fríos datos estadísticos revelan que en nuestro país existen más de cien<br />
inmuebles residenciales desocupados por cada persona <strong>sin</strong> techo. Un dato que<br />
contrasta cruelmente con el incremento de desahucios provocado por una crisis<br />
económica <strong>sin</strong> parangón, a la que no se le intuye un próximo final. Además, la<br />
caída de los precios, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, se está<br />
ralentizando artificialmente por la resistencia de las entidades financieras a<br />
contabilizar estos activos con el actual precio de mercado y, de esta manera, no<br />
verse obligados a declarar pérdidas. Las perspectivas indican que el número de<br />
<strong>personas</strong> en la calle se incrementará, y que el famoso ‘banco malo’ donde reunir<br />
estos activos inmobiliarios devaluados podría convertirse en una realidad.<br />
Por Pedro Antonio Navarro<br />
32 7–13 de mayo de 2012. nº 971<br />
E<br />
l artículo 47 de la Constitución<br />
Española reconoce el derecho de<br />
todos los españoles a una “vivienda<br />
digna y adecuada”, y establece<br />
un marco para la participación de<br />
las distintas administraciones en las plusvalías<br />
generadas por el urbanismo, al tiempo<br />
que prohíbe expresamente la especulación<br />
con el suelo.<br />
Pero también la Carta Magna, en sus artículos<br />
33.2 y 128.1 establece que toda la riqueza<br />
del país está subordinada al interés<br />
general, y fija mecanismos para la intervención<br />
pública de la economía, precisamente<br />
para las circunstancias en las que ese interés<br />
general deba prevalecer. Como millones<br />
de conciudadanos están pudiendo comprobar<br />
en sus propias carnes, la aplicación de<br />
estos preceptos constitucionales se está dejando<br />
de lado en el desarrollo de la peor crisis<br />
económica que ha conocido nuestro país<br />
y el conjunto de Occidente.<br />
Además de las demoledoras cifras de desempleo,<br />
uno de los aspectos más sangrantes<br />
de esta situación lo está constituyendo el<br />
creciente número de ejecuciones hipotecarias<br />
y de desahucios en general –que también<br />
abarcan a los inquilinos que no pueden<br />
hacer frente al alquiler de su vivienda-. Un<br />
hecho que contrasta con la disponibilidad<br />
real de vivienda en todo el territorio nacional,<br />
en el que se comprueban unas cifras escandalosas<br />
de <strong><strong>casa</strong>s</strong> <strong>vacías</strong>.<br />
España disponía de un parque de<br />
25.837.108 viviendas, a finales de 2010, según<br />
datos publicados por el Ministerio de<br />
Fomento, lo que arroja un promedio de 1,55<br />
viviendas por cada familia española, el más<br />
alto de la Unión Europea, y uno de los más<br />
elevados del mundo. Además, otra circunstancia<br />
peculiar en este ámbito se da en nuestro<br />
país: el 86 por ciento de estos inmuebles<br />
están en régimen de propiedad, y solo el 14<br />
por ciento son de alquiler o cesión.<br />
Durante el ‘boom urbanístico’ en España<br />
se construyeron al año tantas viviendas como<br />
en Alemania, Francia y Gran Bretaña, a<br />
un ritmo medio de 800.000 al año. De esos<br />
casi 26 millones de viviendas, 17.762.862<br />
constituyen viviendas principales, es decir,<br />
<strong>El</strong> alquiler de viviendas en España apenas alcanza el 14 por ciento del<br />
las de uso permanente, mientras que<br />
8.074.246 son secundarias –principalmente<br />
segundas residencias y vacacionales-.<br />
<strong>El</strong> cambio de la Ley del Suelo promovido<br />
por el Gobierno presidido por José María Aznar,<br />
en 1998, abría la puerta a un modelo<br />
basado en el ladrillo, en el que esta actividad<br />
llegaba a generar hasta el 15 por ciento<br />
del PIB español, disparaba la especulación<br />
urbanística y, con ello, elevaba el precio<br />
de la vivienda en un 155 por ciento en<br />
menos de una década. Una burbuja inmobiliaria<br />
solo superada por Irlanda –done los<br />
precios se encarecían en un 172 por cientoy<br />
Malta (157 por ciento).<br />
Además, la implicación de la banca en la<br />
financiación de estos proyectos ha traído como<br />
consecuencia la actual crisis financiera<br />
que tan de lleno afecta a las entidades españolas,<br />
que han de hacer frente a los impagos<br />
de inmobiliarias y a un considerable<br />
parque de viviendas en propiedad –producto<br />
de las ejecuciones hipotecarias y de las<br />
permutas con las inmobiliarias- que lastran<br />
sus balances. Y no solo viviendas; también<br />
el suelo. Cuando Luis de Guindos era el di-