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Salud 2030: la salud que<br />
queremos, los futuros sistemas<br />
sanitarios y la tecnología<br />
L<br />
os sistemas sanitarios de todo el<br />
mundo se encuentran en una<br />
encrucijada; su sostenibilidad se<br />
está poniendo en duda debido al<br />
rápido crecimiento de los gastos<br />
sanitarios que evolucionan imparablemente<br />
por encima del crecimiento del<br />
PIB. Por ejemplo, el gasto sanitario en los<br />
países de la OCDE representaba el 9% en<br />
el año 2006, particularmente el 8,2% en<br />
España, y se prevé que este represente el<br />
16% del PIB para el año 2020.<br />
En principio, este incremento del costo<br />
de los servicios de salud, que obedece a<br />
múltiples factores, podría no implicar<br />
una mayor calidad en la salud, por lo que<br />
se requiere un replanteamiento profundo<br />
de los sistemas sanitarios.<br />
Mirando al<br />
Futuro<br />
Con estas premisas podríamos formular un<br />
nuevo paradigma de los servicios sanitarios<br />
que promueva los cuatro aspectos siguientes:<br />
que la ciudadanía sea responsable de su salud<br />
personal y que en consonancia practique estilos<br />
de vida más saludables, que los costes de<br />
los sistemas sanitarios sean transparentes, que<br />
los nuevos modelos organizativos se fundamenten<br />
en la tecnología, y que se produzca<br />
un incremento importante en la utilización de<br />
modernos sistemas de prevención, pronóstico<br />
y diagnóstico de enfermedades.<br />
Una sanidad responsable y distribuida<br />
Sanidad distribuida<br />
Informe Anual 2008<br />
Un sistema sanitario sostenible basado<br />
en la tecnología<br />
En el espacio europeo deberíamos ser capaces<br />
de desarrollar un modelo sanitario que combine<br />
la solidaridad con la sostenibilidad financiera,<br />
que introduzca mesuradamente incentivos<br />
de mercado pero manteniendo un claro papel<br />
rector del Estado, y que incorpore innovaciones<br />
en la organización y producción de servicios<br />
sanitarios.<br />
36<br />
Se puede decir que “actualmente el 80% de<br />
las enfermedades coronarias, el 90% de la<br />
diabetes tipo 2 y más de la mitad de los cánceres”<br />
(1), entre otras muchas enfermedades,<br />
podrían evitarse con ligeras modificaciones de<br />
los estilos de vida mediante la potenciación de<br />
la medicina preventiva y la educación sanitaria<br />
de la población, especialmente de los jóvenes.<br />
La medicina de antes y de gran parte del siglo<br />
XX se practicaba en el hogar. Actualmente, los<br />
pacientes prefieren los hospitales, y más concretamente<br />
los servicios de emergencia, porque<br />
estos proveen de diagnóstico y tratamiento<br />
quasi-inmediatos. Esto, que es una manera<br />
de ver la sanidad como un objeto de “consumo”,<br />
distorsiona la provisión de servicios sanitarios<br />
propiciando una demanda creciente de<br />
servicios de emergencia, ocultando, además,<br />
los elevados y crecientes índices de coste/eficacia<br />
del sistema.<br />
Ante este modelo de sanidad ineficiente e<br />
insostenible, deberíamos optar por lo mejor<br />
de la medicina antigua (buena atención a<br />
domicilio, acompañada con una buena formación<br />
sanitaria) y de la nueva medicina<br />
(Superespecialización). Esto es lo que llamamos<br />
la “Sanidad distribuida”. (Ver figura)<br />
(1) IBM Global Business Services Healthcare 2015:<br />
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