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RECOMENDACIONES
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El proceder indebido del mentor Alberto Morales
Herrera, consistente en agredir
físicamente a sus alumnos y colocarles cinta
adhesiva en la boca como castigo, cuando incurren
en actos de indisciplina en el aula de
clases, no es exclusivo del presente ciclo escolar,
ya que de la investigación derivada de
la queja interpuesta ante este Organismo por
la señora Juana Estela Martínez Osornio, se
desprende que el citado profesor castigaba de
igual forma a sus alumnos del Tercer Año,
Grupo "B", del ciclo escolar 1998-1999, entre
ellos al menor Carlos Ignacio Revelo
Martínez.
En este sentido, cabe señalar que dicha conducta
atribuida al profesor Morales Herrera,
en el escrito de queja que presentó a este Organismo,
la señora Juana Estela Martínez
Osornio, se acredita con la declaración rendida
en esta Comisión, por su menor hijo Carlos
Ignacio Revelo Martínez, la cual se hizo constar
en acta circunstanciada el 15 de diciembre
de 1999, en la que manifestó que él y su compañero
David Peña Martínez, en una ocasión
prestaron sus camisas a unos alumnos de quinto
grado para la toma de una fotografía grupal,
que al serles devueltas las mismas, se desabrocharon
los pantalones para
acomodárselas, y como algunos niños les vieron
los calzoncillos, fueron acusados con el
antecitado docente, quien les ordenó quitarse
las camisas frente a sus compañeros y luego
les jaló las patillas, mandándolos a sus pupitres
para continuar con la clase; también
refirió, que en diversas ocasiones fueron castigados
por el mentor Morales Herrera cuando
se portaban mal, quien los agredía físicamente
jalándoles las patillas o el fleco, les asestaba
coscorrones, los ponía a cargar de pie sus
mochilas o les pegaba cinta adhesiva en la
boca cuando platicaban; y además agregó: "...
en otra ocasión el profesor nos dejó un trabajo
y como no lo terminé me jaló la oreja
derecha, me salió poquita sangre y me puse
a llorar...".
Lo antes mencionado, propició la investigación
que llevó a cabo la Supervisora de
Educación Primaria de la Zona Escolar Número
09, en fecha 2 de julio de 1999, y si
bien es cierto, que en el acta respectiva se
asentó que el profesor Alberto Morales
Herrera negó los hechos que le fueron atribuidos;
también lo es, que el profesor Miguel
Ángel Torres Castro, entonces Director del
citado plantel educativo, refirió que al tener
conocimiento de los hechos contenidos en el
escrito que le presentó la señora Martínez
Osornio, platicó con el mentor Alberto Morales
Herrera, quien reconoció haber agredido
física y verbalmente al menor Carlos Ignacio
Revelo Martínez, manifestación que ratificó
en su comparecencia ante este Organismo, de
fecha 27 de enero del año 2000.
Las agresiones físicas atribuidas al profesor
Alberto Morales Herrera, se corroboran con
los testimonios que ante personal de esta Comisión,
virtieron sus ex-alumnos Hazel
Josafat Cruz Segundo, José Eduardo del
Moral Téllez, David Peña Martínez y Jessica
Berenice Trillo Gómez, quienes coincidieron
en manifestar que el mentor en cita, castigó a
Carlos Ignacio Revelo Martínez y a David
Peña Martínez, porque al desabrocharse los
pantalones para acomodarse sus camisas se
les vieron los calzoncillos, por lo cual les ordenó
quitarse las camisas y después les jaló
las patillas, mandándolos a sus asientos.
Aunado a lo anterior, también con los testimonios
vertidos por los alumnos precitados,
así como por los menores Ingrid Gamboa
González y Josué Nissi Morales Salazar, se
acreditó que el profesor Morales Herrera,
castigaba a sus entonces alumnos,
agrediéndolos físicamente cuando incurrían
en actos de indisciplina en el aula de clases.
Estas manifestaciones se hicieron constar en
acta circunstanciada de fecha 18 de enero del
año 2000.
En nuestro Estado de Derecho, es inaceptable
que los profesores, a quienes se les confía
una labor tan importante y delicada como es
la de educar integralmente a los niños, cometan
actos contrarios a la Ley y a la dignidad