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YUKIKO AKAGI - Blog del Auditorio Miguel Delibes

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como podremos notar en este recital,<br />

estas distinciones suelen resistir durante<br />

poco tiempo. Es imposible entender<br />

Visions Fugitives, no sólo sin el precedente de<br />

Scriabin, sino, sobre todo, sin el de Ravel<br />

y Debussy. Fueron inspiradas por un poeta<br />

ruso, Konstantin Balmont, a su vez muy<br />

influido por el decadentismo francés.<br />

La robustez virtuosística, casi atlética y,<br />

al mismo tiempo, dramática, <strong>del</strong> estilo<br />

más reconocible de Prokofiev se evidencia<br />

en Sarcasmes. El lenguaje armónico de<br />

estas piezas, basadas en la politonalidad,<br />

cimentaron la fama <strong>del</strong> compositor como<br />

enfant terrible <strong>del</strong> modernismo ruso.<br />

Muy al contrario, a propósito de<br />

Rachmaninov, la crítica rusa destacó en<br />

numerosas ocasiones su indiferencia frente<br />

a las corrientes más modernas. Lo cierto<br />

es que el compositor siempre se mostró<br />

muy apegado al pianismo decimonónico,<br />

precisamente en el sentido de que la<br />

sonoridad por sí misma nunca le interesó<br />

demasiado. De hecho, cuando la usa, lo<br />

hace siguiendo la tendencia paisajística y<br />

alegórica típica <strong>del</strong> romanticismo, iniciada<br />

en la obra de compositores como Berlioz y<br />

Liszt. Uno de los ejemplos más claros es la<br />

profusión de las sonoridades de campanas,<br />

presentes en la segunda Sonata. En su<br />

caso, son inseparables de las referencias<br />

musicales a la religión ortodoxa, por lo<br />

que se distancian de manera notable de los<br />

temas “contemporáneos” que inspiraron<br />

a Debussy. La densidad de su escritura<br />

pianística, el predominio de la melodía<br />

apoyado en una enorme riqueza armónica<br />

y rítmica de las figuras de acompañamiento<br />

y el escaso interés por ir más lejos de<br />

los límites marcados por la expansión<br />

puramente cromática <strong>del</strong> estilo tonal son las<br />

características que hacen que su música haya<br />

sido evaluada como un epígono <strong>del</strong> siglo xix.<br />

En lo que se refiere a la segunda Sonata, su<br />

forma compleja la coloca en las antípodas<br />

de la apariencia de fragmento que presentan<br />

los Preludios de Debussy o de las Visiones Futigivas<br />

de Prokofiev. Sus tres movimientos, unidos<br />

por dos puentes basados en el mismo<br />

material, presentan una forma de sonata,<br />

cuyo primer tema impone la gestualidad<br />

musical que predomina en la obra, opuesta<br />

al lirismo contemplativo de origen litúrgico<br />

que caracteriza el segundo tema. Si el lento<br />

presenta lo que habitualmente se denomina<br />

forma canción –con tres secciones<br />

diferentes y coda en este caso–, como era<br />

de esperar, el “Allegro molto” se basa en la<br />

tradicional forma de rondó, siendo su tema<br />

principal una reminiscencia <strong>del</strong> tema con el<br />

que se inicia la obra. El movimiento central<br />

fue transformado en la segunda versión en<br />

una sucesión de material temático que, por<br />

su variedad y el plan armónico que sigue,<br />

parece ser el camino de una metamorfosis<br />

que conduce a una impresionante apoteosis<br />

en modo mayor.<br />

© Teresa Cascudo

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