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INSTITUCIONAL
El Colegio de Graduados en
Ciencias Económicas de
Tucumán y su 90 Aniversario
La formación de los colegios profesionales constituye
un aspecto central de la historia del asociacionismo
argentino. En efecto, el desarrollo de las
entidades intermedias está íntimamente asociado
con la evolución del campo disciplinar que creció
en consonancia con el número de graduados universitarios
y con el cambio operado en el papel del
Estado, al confiar a esas instituciones el control de
la matrícula en función del interés general de la sociedad.
Ambos procesos se desarrollaron a lo largo
del siglo xx.
En ese sentido, la reformulación en una nueva
entidad, el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas
de Tucumán (CGCET) el 10 de marzo de
1969, no escapa a esa lógica. Sin embargo, esta
institución reconocía orígenes más remotos, puesto
que el nuevo Colegio surge de la absorción del
Colegio de Contadores Públicos Nacionales (creado
en 1922) y del Consejo Profesional de Ciencias
Económicas de Tucumán (formado en1945) que
cedió su control de la matrícula y su capacidad de
recaudar fondos. En ese acto se formaba además
una nueva entidad, el Colegio de Graduados en
Ciencias Económicas de Tucumán, con el objetivo
de unificar las funciones de los profesionales del
ramo en una sola institución.
El punto de partida fue el consenso al que arribó
un grupo de profesionales cristalizado en torno
al Estatuto social. Tal herramienta sintetizaba un
proyecto de largo aliento, signado por un repertorio
de acciones derivadas del control de la matrícula
y el perfeccionamiento profesional, que sugieren
tareas de índole institucional, inter-asociativas,
mutual, comunicacional, cultural y social.
El estatuto instituía además un conjunto de valores
solidarios que apuntaban al mejoramiento
del servicio y al resguardo de los intereses de los
asociados en función del bien común y de la armoniosa
convivencia social.
Desde su fundación, el Colegio se erigió como
una tribuna profesional que actuó intensamente
en el espacio público tucumano, en el contexto
de la turbulenta política de la década de 1970. Tal
quehacer motivó a sus directivos a desarrollar el escenario
inter-asociativo profesional que se diversificó
con la fundación de organizaciones de segundo
grado, tanto en el campo específico, derivado
de los consejos y colegios de las ciencias económicas,
como así también en el expresado por las distintas
entidades colegiadas de cada profesión en
el ámbito de la provincia. Tales actividades fueron
desarrolladas en forma simultánea y permitieron
vincular de una manera coherente y ordenada al
colectivo profesional de las ciencias económicas
con el universo administrativo, en la medida que
se fueron instituyendo canales de colaboración y
consulta.
De la misma manera, su acción se desarrolló al
interior de sus asociados al influjo de ideales comunitarios
expresados de manera tangible en una sostenida
acción mutual, que alcanzó gran despliegue
con el ofrecimiento de mejores servicios sociales. En
ese orden, adquirió consistencia la política comunicacional
del Colegio que comenzó con un Boletín
Informativo Bimestral, reemplazado posteriormente
por la publicación Inforcont de fugaz existencia,
para encontrar su forma definitiva con la revista Kipukamayo,
empresa editorial más consistente que
a la institución desde 1986 hasta la actualidad. A
través de sus números el Colegio procuró consolidar
una comunidad profesional unida y solidaria, objetivo,
que se plasmó en un calendario de actividades
destinadas a fortalecer la sociabilidad interna de sus
asociados a través de eventos culturales, sociales y
deportivos. Tampoco se descuidaron las tareas de
proyección social hacia la sociedad tucumana, re-
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