Thesaurum absconditum - Festival Internacional de Música y Danza ...

Thesaurum absconditum
Música en torno a Tomás Luis de Victoria
La enorme talla de Tomás Luis de Victoria como compositor de música vocal dificulta
cualquier intento de calibrar con propiedad su capacidad e importancia como
organista. A esto hay que añadir que, por desgracia, no conocemos absolutamente
nada de una posible producción de música para tecla salida de su pluma. Y, sin
embargo, el ejercicio del órgano enmarca perfectamente la trayectoria profesional de
Victoria.
Así, en Roma, su primer empleo al acabar sus estudios en el Collegium Germanicum,
sería el de organista en la iglesia de Santa Maria di Monserrato (1569-71). A partir de
1571, ya como profesor en el Collegium y luego como «moderator musicae» de la
iglesia asociada de S. Apollinare, las apariciones de Victoria como organista en Roma
son más difíciles de trazar. No obstante, se le ubica acompañando con el órgano a la
capilla de música del Collegium al menos en la fiesta de la Epifanía de 1585.
En la fase final de su periodo madrileño, tras la muerte de la emperatriz María de
Austria en 1603, Victoria permutó el cargo de maestro de capilla del monasterio de las
Descalzas Reales por el de organista. A partir de ese momento, se relacionó
estrechamente, como asesor, con el proceso de construcción de algunos órganos del
entorno de la villa que realizan organeros del círculo de los flamencos Brebos. Es
conocida también su amistad con organistas como Diego del Castillo o Francisco
Fernández Palero y es muy probable que, en el entorno de la corte, frecuentara a
personajes como Hernando de Cabezón, organista de la Capilla Real.
No hay que olvidar tampoco que una de las aportaciones fundamentales al mundo
musical hispano del filo de 1600 fue, precisamente, la edición en Madrid de Missae,
Magnificat, Motecta Psalmi et alia de Victoria, obra en la que, como una absoluta
novedad, se incluyó un libro separado para el órgano, con el cometido de acompañar o
de sustituir a uno de los coros. Se inauguraba así, al parecer, una práctica de
importante alcance posterior, en la que polifonía y órgano irían indisolublemente
unidos.
El programa de este concierto pretende explorar esta vinculación de Tomás Luis de
Victoria con el órgano, intentando subsanar, al mismo tiempo, la carencia de
testimonios que actualmente tenemos sobre una música posiblemente creada para
este instrumento por su genio.
Así, se abre el recital con un motete del propio Victoria, pero según la versión para
órgano que se conserva en un manuscrito del siglo XVII conservado en Berlín, en el
que están presentes también otras intabulaciones de obras de compositores
germánicos ampliamente influidos por el estilo italiano, como Hans Leo Hassler o
Christian Erbach, además de los Gabrielli y otros maestros.
El resto del programa presenta un panorama de la música de tecla del entorno
romano, casi toda del periodo inmediatamente posterior al de la estancia de Victoria en
aquella ciudad. Es música compuesta, por tanto, en paralelo a la actividad de Victoria
en Madrid como maestro de capilla y organista, por compositores que, de un modo u
otro, representan los modelos de la escuela romana que el arte de Victoria ayudó a
formar.

Un manuscrito de la Biblioteca Corsiniana de Roma atribuye a Palestrina dos series de
ricercari, una de ellas bajo el título Thesaurum absconditum, que sirve de lema a este
programa, y que elabora contrapuntos sobre la secuencia del hexacordo Ut re mi fa sol
la. Las tres piezas de Palestrina se equilibran aquí con otras tres ricercate de Paolo
Quaglatti, extraídas de su colección Recercate et canzone per sonare et cantare,
publicada en Roma en 1601. Quaglatti fue, entre otros cargos, organista en la iglesia
romana de Santa Maria Maggiore. Coincide en la ciudad con Ercole Pasquini,
organista en la Capella Giulia de San Pedro del Vaticano, de quien se conserva una
treintena de piezas manuscritas. Estas piezas representan el antecedente inmediato
de la música de Girolamo Frescobaldi, organista de la basílica de San Pedro y una de
las personalidades musicales más importantes e influyentes de la primera mitad del
siglo XVII. El Capriccio sopra La sol fa re mi es una obra multiseccional, basada en un
obligato que juega, por medio de los nombres de las notas, con el texto «Lascia fare
mi» que se entremezcla permanentemente con el contrapunto en diversas situaciones,
metros y compases. La pieza apareció publicada en Il primo libro di capricci que
Frescobaldi dio a la luz en Roma en 1624.
La tradición romana de Frescobaldi y sus contemporáneos se conoce en parte gracias
a un abundante fondo misceláneo conservado en la colección Chigi de la Biblioteca
Apostólica Vaticana. La mayor parte de ese repertorio se transmite sin nombre de
autor y cubriendo un amplio espectro cronológico, por lo que resulta de muy difícil
adscripción. De esta colección se han seleccionado dos breves toccate, así como dos
piezas que presentan una interesante mixtura entre el estilo del ricercar y el de la
canzona o que son, si se prefiere, ejemplos abreviados del estilo del capriccio.
La pieza final del programa es también una canzona, aunque en un estilo ya bastante
severo, publicada en 1619 por Antonio Cifra, uno de los sucesores de Victoria en el
magisterio del Collegium Germanicum.
Con relación a esta institución, el panorama quedaría incompleto sin la presencia de
alguno de los maestros alemanes que recibieron su formación en la Italia de aquel
tiempo. Desgraciadamente, nada se conoce tampoco de la música de tecla creada por
músicos del entorno de este Collegium, pero sí de Hans Leo Hassler, por ejemplo.
Éste fue discípulo de Andrea Gabrielli en Venecia antes de asentarse como organista
en Augsburgo y, como Victoria, alcanzaría gran notoriedad como compositor de
música polifónica.
Presentado el panorama, hay que admitir que, en realidad, no podemos saber en qué
medida este repertorio romano pudo estar presente en Madrid a través de los
contactos de Victoria ni, a la inversa, qué presencia pudieron haber tenido repertorios
hispanos en Italia a través de los músicos, cantores e instrumentistas españoles allí en
activo.
En cualquier caso, cuando muera Victoria en 1611, la anotación en el libro de
defunciones de la iglesia de San Ginés de Madrid se referirá con claridad a él como
«Tomé de Vitoria, clérigo organista de las Descalzas», destacando, tal vez por puro
formulismo, una faceta por la que Tomás Luis de Victoria no habría de pasar a la
posteridad, pero que definió sin duda su carrera como compositor.
© Andrés Cea Galán