notas para una lectura del evangelio de marcos - Selecciones

JOSÉ MIRALLES
NOTAS PARA UNA LECTURA DEL EVANGELIO
DE MARCOS
Para superar la habitual lectura moralista de los evangelios hay que llegar a
entenderlos, a través de su texto y de su teología, como expresión de la experiencia
vivida por los discípulos en compañía de Jesús. El presente artículo, que procede de un
trabajo académico presentado en la Facultad de Teología de Sant Cugat del Vallés,
intenta esta lectura aplicando el análisis de la experiencia religiosa de R. Otto, al
esquema teológico que E. Schweizer descubre en el evangelio de Marcos (1).
Per a una lectura de l'Evangeli de Marc, Qüestions de Vida Cristiana, 77 (1975) 95-109
Este estudio pretende suministrar algunas pistas para una lectura del evangelio de
Marcos entendido como "revelación" de Dios. Es un intento que responde a la necesidad
personal y colectiva, sentida hoy con urgencia, de superar una lectura fragmentaria y
moralizante del evangelio.
Una lectura como la que acabamos de citar pone en la sombra lo que es el evangelio:
una "Buena Noticia" de orden religioso, revelación de Dios en Jesucristo; por tanto,
puede desprestigiar al mismo evangelio al pedirle algo que no puede dar (recetas
morales, por ejemplo) ; en cambio, puede volver ciego a lo que allí se dice de verdad.
Estas observaciones preliminares, válidas para el conjunto de los evangelios, son
especialmente adecuadas en el caso de Marcos. En efecto, las palabras clave del
evangelio como pueden ser "reino" o "resurrección" no son explicadas; cosa que hace
pensar en la evocación de una experiencia familiar a los destinatarios del evangelio.
Nuestra lectura intentará poner de manifiesto los elementos de esta experiencia peculiar
del encuentro y del seguimiento de Cristo, tal como lo entendía Marcos.
Marcos responde a la necesidad de evitar que el cristianismo se convierta en una gnosis
( 2 ) que anunciaría la salvación como una verdad universal desconectada de su
experiencia originaria en el hombre Jesús de Nazaret. En efecto, la salvación, o bien
aparece y perdura en una experiencia integralmente humana (y no sólo intelectual), o
bien se degrada en una ideología cerrada, incapaz de resistir la transformación histórica
de las culturas. Por esto intentaremos comprender esta experiencia originaria a través de
la categorización que de ella ha realizado Marcos con su bagaje cultural propio.
De esta manera podremos recuperar la persona de Jesús más allá del "maestro de moral"
tantas veces predicado todavía. Jesús no es un moralista; su moral (muy peculiar) no
debe entenderse como "moral revelada", sino como "revelación en la moral", que es una
cosa muy diferente. Con ello queremos decir que Jesús no aparece en Marcos como un
maestro que transmite un código moral. Marcos dice repetidamente que Jesús enseñaba
sin decir, en cambio, cuál era el contenido de su enseñanza (Mc l, 21; 2, 2-13: ausencia
del Sermón de la Montaña). En cambio, la manera de obrar de Jesús, su "moral" (o
mejor diríamos su comportamiento) es tal que rompe los moldes de la Ley (2, 27-28; 3,
1-6). De esta manera, revela su condición divina y simultáneamente inaugura uña nueva
relación de fraternidad en el hombre. Por esto, la praxis cristiana no debería entenderse
como la puesta en práctica de un código preestablecido, supuestamente evangélica, sino

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como una manifestación (revelación) de la condición cristiana: libre ante Dios y
fraternal con el hombre.
CATEGORÍAS DE REVELACIÓN
La "gloria" anticipada de Jesús
Trataremos, pues, de ver cómo se configura la revelación de Dios en Jesús. Convendrá,
inicialmente, recordar algunas ideas de Otto en su análisis fenomenológico de la
experiencia religiosa. Para Otto, el Dios que senos revela en lo que él llama experiencia
"numinosa" es indesignable, pero podemos evocar por sintonía los efectos que la
revelación del "numen" produce en el sujeto, cosa que permite llegar a una mejor
comprensión de la experiencia. Sin embargo, hay que notar que aunque la experiencia
"numinosa" encuentre resonancia en el sujeto en forma de sentimientos de temor,
admiración, etc, estos sentimientos son de otro orden que no corresponde al significado
de estos mismos nombres en las experiencias cotidianas de la vida, porque se han
manifestado en la presencia del "radicalmente otro".
Esto permite comprender la importancia programática del anuncio de Jesús: "El tiempo
se ha cumplido y el Reino está cerca; convertíos v creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15).
Lo anunciado por Jesús es el Reino de Dios, es decir, la novedad escatológica, lo
"totalmente otro" porque es obra de Dios mismo. Por esto cuando Marcos ve que en las
palabras y en las obras .de Jesús se realiza el Reino, dirá que provocan sentimientos de
maravilla, espanto, interrogación, etc. Pero estos sentimientos deberán entenderse como
la expresión de una experiencia de orden específicamente religioso (lo cual no quiere
decir "desencarnado", sino todo lo contrario). Por ello hay que superar el peligro de
reducir esta experiencia al nivel de la cotidianidad meramente pragmática, ya que con
ello bloquearíamos toda comprensión profunda del evangelio.
De un modo semejante, la revelación de la filiación divina en el Bautismo de Jesús, es
también programática; manifiesta al lector que en Jesús es Dios mismo el que se revele
(MC1, 9-11).
Por tanto, la intención de Marcos, al manifestar desde el principio la verdadera
naturaleza de este Jesús, cuyos hechos y palabras proclamará, es advertir del carácter
específico de la experiencia que los discípulos realizaron en el seguimiento de Jesús, en
su continuada pregunta acerca de la identidad de este hombre (cfr Mc 1, 27; 4, 41; 6, 14;
8, 27-28).
La "llamada"
El Dios auténtico que se manifiesta en la experiencia religiosa no es el estático
Arquitecto Supremo del deísmo. Incluso con el inevitable peligro de antropomorfismo,
Dios ha de ser afirmado como Dios "viviente", "activo". Este aspecto queda formulado a
través de toda la actividad de Jesús, puesto que, para Marcos, es Dios mismo el que sale
al encuentro del hombre en Jesús, según hemos visto en el apartado anterior.

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En efecto, en los relatos de vocación, Dios aparece como el que, en ,Jesús, llama a los
hombres. Si tenemos presente que cuando Marcos escribe su evangelio vuelve a
acentuarse la discusión sobre la liberación de la ley, aparece claramente el sentido de
estas llamadas. Los relatos de vocación señalan la iniciativa de Dios: la llamada no
aparece como el premio debido a la minuciosa observancia de la ley; por el contrario, se
subraya la gratuidad de la llamada y su carácter salvífico, especialmente en la vocación
de Leví, ya que se trata de un publicano y por tanto de un "pecador" (Mc 2, 14).
Por ello el escándalo de la elección de unos pocos no debe llevar a conclusiones
moralizantes, por ejemplo a propósito de la posibilidad de la propia condenación, sino al
maravillado estupor que Marcos insinúa en los "pecadores" (es decir, en todos nosotros)
al ver que a ellos se acerca el mismo Reino de Dios (2, 1517).
El "poder" de Dios manifestado en Jesús
Mc 1, 21-45contiene un material que sirve para describirnos la enseñanza y las
curaciones de Jesús realizadas con peder. Este poder se emplea para "desdemonizar" el
mundo y para liberar al hombre de sus esclavitudes, especialmente de las religiosas, que
son las más radicales.
Este poder se manifiesta, ante todo, en las narraciones de milagros. En Marcos, estas
narraciones muestran lo que realmente ocurre en el acontecimiento de Jesús: Dios se
manifiesta en Jesús como "poder" superior al de los espíritus que esclavizan al mundo y
al hombre. De esta manera, se expresa prácticamente tanto su trascendencia como su
poder liberador del hombre. Puesto que someter los poderes que esclavizan al hombre
equivale a la liberación de éste.
Así se manifiesta también que el Dios trascendente revelado en Cristo, bajo la
experiencia del "poder" que maravilla a los hombres, es a la vez un Dios benévolo que
los libera. En esta experiencia de liberación, el hombre conoce prácticamente la
trascendencia y ello le lleva a cierto reconocimiento, todavía oscuro, de Dios. Para
Marcos, los milagros son como los inevitables destellos de la gloria en la vida de Jesús.
Pero esta gloria no estaba destinada a ser inmediatamente comprendida. Jesús prohibía
su manifestación porque su verdadero sentido no podía ser comprendido sino después
de Pascua, cuando Marcos escribe su evangelio. Aquí se plantea un problema sobre el
que luego volveremos: ¿proyecta Marcos como designio divino algo inherente a toda
revelación de Dios, es decir, su carácter a la vez escondido y manifiesto?
El poder de Dios manifestado en Jesús se actualiza también en la liberación religiosa del
hombre que se realiza en los diálogos polémicos de Marcos.
La polémica es provocada por los actos y palabras de Jesús que usurpa
provocativamente no sólo la superación del poder de los demonios, sino también las
atribuciones más propias de Dios: el perdón de los pecados (2, 1-12), la derogación de
la ley y el culto judíos (7, 1-23; 2, 2325). Así Dios libera al hombre de las esclavitudes
más profundas de la humanidad: las que implica la religión cuando su realidad se
degrada.

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Recogiendo lo dicho hasta ahora, puede afirmarse que para Marcos la primera de las
categorías de la revelación es la "llamada", en la que Jesús manifiesta la iniciativa del
Dios viviente. Esta llamada de Dios es "poderosa" y este poder se manifiesta en
milagros que anticipan la gloria del resucitado y en polémicas que muestran la
supremacía de lo que Jesús defiende sobre lo más sagrado del mundo judío. Es
importante caer en la cuenta de que como consecuencia de esta liberación aparece un
humanismo de sorprendente radicalidad: el hombre aparece como valor supremo al que
deben subordinarse incluso la ley y el culto, tenidos, en su ambiente, como absolutos.
Así Dios deja de ser rival del hombre y aparece más bien como su defensor frente a la
opresión que cierta religión ejerce sobre él.
"Resonancia" del poder de Jesús en sus discípulos
La "llamada" y el "poder" han aparecido hasta ahora como lo que podríamos llamar
aspectos "objetivos" de la revelación de Dios en Jesús. Este aspecto objetivo es el más
frecuentemente observado y aparece fácilmente, incluso en una lectura ingenua. Más
difícil de detectar es lo que podríamos llamar el "temblor" y la "reverencia" que sugiere
Marcos a sus lectores como actitud correlativa a esta manifestación de Dios que se
actualiza en el mismo texto del evangelio en cuanto kerygma. Para ello, Marcos no
utiliza ni el lirismo ni el análisis psicológico. Recurre más bien a la cita de los títulos
con que la primera comunidad reconocía a Jesús como el Cristo. Estos títulos
cristológicos son puestos en la boca de los demonios, de paganos o del mismo Jesús. Lo
importante es captar en estos títulos la temblorosa resonancia que el misterio que se
desvela en Jesús encuentra en aquellos que lo reconocen.
El acercamiento amoroso de Dios
Según R. Otto, la descripción de la experiencia numinosa, al utilizar términos de la
experiencia cotidiana, incide inevitablemente en la contradicción. Así, el mismo Dios
que aparece como "potente" y hasta "terrible" aparece también como "fascinante". Esta
"fascinación" se manifiesta en el Nuevo Testamento bajo la forma de la misericordia y
del amor de Dios que apela y atrae la respuesta del hombre.
El amor, literalmente hablando, no es citado en el evangelio de Marcos, pero todo lo
dicho anteriormente acerca de la liberación del hombre manifiesta el amor concreto y
hasta violento de Jesús por el hombre necesitado o víctima de la rigidez religiosa del
judaísmo (3, 35).
Más elocuente aún resulta el texto de Marcos en 2, 1-22. En él manifiesta Marcos que
Dios, en Jesús, se ha acercado no a los "justos" -la ironía es evidente- sino a los
pecadores. Más aún, la comida con los pecadores es la comunión de Dios con ellos.
Aquí hay más que una "anécdota social": este banquete es la realización del Reino de
Dios que viene y sólo esto explica el gozo desbordante que según Marcos invadía a los
discípulos que en comunión con Jesús participan del banquete escatológico. Este gozo
está maravillosamente sugerido en la comparación del gozo del amigo del esposo en las
bodas. El Dios de Jesús aparece como misterio "fascinante" en esta experiencia que
Marcos señala como incapaz de producirse en el marco del judaísmo legalista (2, 21-
22).

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Así expresa Marcos la vivencia de la primera comunidad, su experiencia de ruptura con
el judaísmo vivida como liberación y gozo.
Conclusión
Lo dicho hasta ahora ha permitido encontrar lo que podrían llamarse "categorías
concretas de revelación" en Marcos: la "llamada", el "poder", el "amor". Estas
categorías "objetivas" tienen como correlato experiencias subjetivas que a ,veces están
también expresadas objetivamente: temor; extrañeza, adoración, maravilla, etc.
Hasta aquí nos hemos situado en la perspectiva de lo que podríamos llamar "la
revelación que irrumpe y se impone". Ahora, en cambio, reflexionaremos desde una
perspectiva más antropológica.
Si intentamos encontrar el denominador común del hombre alcanzado por la revelación,
tal podría decirse que es un hombre que en la trascendencia concreta ha sido alcanzado
por el trascendente absoluto. Como hemos visto, Jesús arranca al hombre de su familia
y oficio, de los poderes demoníacos que le oprimen y de la religión que le esclaviza, y le
lleva a una situación nueva, en la que los remiendos a base de lo antiguo son inútiles y
hasta perjudiciales. Esta nueva libertad no es abstracta -entonces sería inhumana-, sino
liberación concreta de esclavitudes concretas. Sin embargo, es también camino,
itinerario, nunca cerrado sobre una etapa particular inmovilizada como absoluta. Parece
como si Dios, el trascendente absoluto, sólo pudiera manifestarse en trascendencias
concretas, encarnadas. Esto hace pensar en el carácter privilegiado de ciertas
situaciones, por otra parte angustiosas, de "desinstalación". Estas situaciones, frecuentes
en tiempos de crisis, como el nuestro, pueden ser lugar de revelación de Dios si son
captadas como símbolo, en su concreción, de la trascendencia absoluta de Dios, siempre
inmanejable.
Con este último párrafo, nos introducimos en la problemática del apartado siguiente: el
tema de la oscuridad de la revelación o en términos más concretos, del ocultamiento de
Jesús.
El ocultamiento de Jesús
El análisis de la primera parte del evangelio de Marcos plantea un claro interrogante:
¿cómo entender el rechazo de una revelación avalada por milagros y poderes tan
"evidentes" como los señalados?
Para responder a esta pregunta debe llamarse la atención sobre el prólogo del evangelio.
Allí se nos dio la clave que permite a los lectores comprender lo que a los espectadores
de la vida de Jesús no podía ser tan evidente: "nosotros" -es decir, la comunidad de
Marcos- sabemos ya que Jesús es el hijo de Dios y desde allí interpretamos sus
manifestaciones de poder. Pero, si Marcos ha podido dar tal información, es porque él
ha pasado por la experiencia de la fe en el acontecimiento que ha totalizado la vida de
Jesús: su muerte y resurrección.

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Con lo dicho, se empieza a ver que la experiencia prepascual de Jesús, a la cual Marcos
nos remite, pudo tener para sus espectadores una fuerte dosis de ambigüedad. En primer
lugar, el desafío de Jesús a la ley y al culto judíos ponía ante una difícil opción a los
hombres fuertemente religiosos que, precisamente por ello, se sentían atraídos por
Jesús. De hecho, el seguimiento de Jesús tuvo que estar jalonado de rupturas con lo más
sagrado y hondamente vivido en el ambiente judío. Esto explica muchas resistencias y
la incomprensión de muchos que, por otra parte, se sentían atraídos por Jesús.
Debe irse aún más allá en el análisis de la posibilidad de rechazo de la revelación del
misterio de Dios en Jesús. En realidad, si la revelación de Dios respeta al hombre, no
puede imponerse coactivamente. En su revelación, Dios se manifiesta en lo que no es
Dios, en lo humano: lo "radicalmente otro" aparece en " lo nuestro". Aquí encontramos
la inevitable ambigüedad de todo signo revelatorio, incluida la persona misma de Jesús.
Así, al manifestarse al hombre, Dios no se le impone coactivamente, más bien- apela a
su libertad.
Plasmación literaria en Marcos
El resultado del análisis, todavía abstracto, del apartado anterior, podría resumirse
diciendo que, por su misma estructura, todo signo revelatorio anterior a la parusía es
ambiguo y, por ello, al no imponerse coactivamente, interpela la libertad del hombre,
que puede rechazarlo.
Con su trabajo redaccional, Marcos proyecta como plan de Dios -que Jesús defiende con
la imposición del secreto mesiánico- el ocultamiento que acompaña inevitablemente la
manifestación personal de Jesús.
El "secreto mesiánico", que cesa cuando Jesús habla abiertamente de muerte y
resurrección, plasma literariamente la imposibilidad de comprender a Jesús a partir,
solamente, de su manifestación prepascual, pues como antes se ha insinuado, esta
manifestación sólo cobraba su sentido en cuanto anticipaba lo que sólo se realizaría
plenamente con su muerte y resurrección.
La tensión entre manifestación y ocultismo anticipa las dos dimensiones del -
acontecimiento pascual tal como son puestas de relieve por Marcos: en el máximo
ocultamiento de Dios (crucifixión) se da también la manifestación más solemne,
proclamada por la fe del centurión (15,39). Así, la dimensión pascual se hace presente a
lo largo de todo el evangelio de Marcos.
LA RESPUESTA A LA REVELACIÓN: RECHAZO Y SEGUIMIENTO
Antes hemos dicho que los signos de la revelación no se imponen coactivamente al
hombre, sino que apelan a su libertad. Con ello, la revelación toma el carácter de un
acontecimiento interpersonal: la muerte y resurrección de Cristo son anticipadas en el
evangelio a través del tenso dramatismo en el que se mueve la acción de Jesús, entre el
"rechazo" y la aceptación o "seguimiento". Por ello, el análisis de estas dos
posibilidades forma parte intrínsecamente del estudio de la revelación en el evangelio.

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El rechazo de la revelación
Las razones del rechazo de Jesús por los dirigentes del pueblo judío son expuestas por
Marcos en cierta gradación (cfr Mc 2,16; 2;18-24; 3,6 ), pero el problema siempre es el
mismo: la negativa a aceptar lo nuevo que irrumpe y deja viejos los moldes de la
antigua religiosidad. Es inconcebible que alguien pretenda perdonar pecados, y estar por
encima de la ley y del templo; es inconcebible que alguien pretenda exaltar al hombre
como módulo de cualquier otro valor, aunque sea religioso. Inconcebible a menos que
Dios se manifieste... cosa que no puede suceder. Por tanto, Jesús es un peligroso
blasfemo. Así razonan los que le rechazan.
Por ello, puede decirse que, cuando una ideología política o religiosa se considera como
absoluto intrascendible, bloquea por su misma naturaleza el acceso al Dios "siempre
mayor", cuyo misterio se reveló en Jesús, como superador de todo pseudoabsoluto
humano que pretenda usurpar el nivel religioso. A tales ídolos opone Jesús el servicio
del hombre (3,4 ), que es capaz de trascenderse a sí mismo y al que todo lo humano
debe someterse.
Aparece también una categoría especial de incomprensión en los discípulos,
incomprensión que paradójicamente parece compatible con el seguimiento de Jesús.
El seguimiento de Jesús
Así como el rechazo de Jesús culminaba en la crucifixión, el seguimiento aparece como
el auténtico milagro que anticipa la manifestación del poder de Dios en la resurrección.
Antes hemos visto que el rechazo consistía en la fijación en una doctrina; el
seguimiento, en cambio, no se caracteriza como adhesión a una nueva doctrina, sino
como seguimiento de la persona de Jesús. Los discípulos siguen a Jesús, a lo largo del
camino, sin entender nada... En Marcos, el discípulo no es el que cumple la doctrina de
Jesús (doctrina que nunca se explicita), sino el que le sigue hasta que la muerte y
resurrección le revelan, transformándole, los "pensamientos de Dios" (8,33-34). A lo
largo de la segunda parte del evangelio, se explicita el contenido de este seguimiento.
Sin embargo, ni siquiera aquí encontramos una ética normativa exterior.
Si reseguimos las instrucciones para el seguimiento (8,34-38; 9,3337; 9,42-50; 10,1-
31),vemos que lo que las unifica no es su contenido material, sino el hecho de que el
seguimiento de Jesús aparece en términos de radicalidad absoluta, como valor
`supremo. Esta absolutez postula la- liberación de todo aquello que traba al hombre en
este camino: el amor a sí mismo (8,3438), las riquezas (10,17-27), oen general cualquier
obstáculo, incluso los más íntimos o irrenunciables (cfr 10,28-31).
En cambio, el seguimiento de Jesús lleva a absolutizar las fidelidades nacidas del amor
(10,1-12) y del servicio (9,33-37; 10,41-45).
La razón del valor absoluto del seguimiento de Jesús vino ya dada en la introducción de
Marcos a su evangelio y fue anunciada a los discípulos en la transfiguración (9,28). De
este modo se anuncia a los hombres el Reino y se les abre la posibilidad de acceder a él
en Jesús.

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Notas:
1 Cf. R. OTTO, Lo Santo, Madrid 1925; E. SCHWEIZER, La aportación teológica de
Marcos en SELECCIONES DE TEOLOGIA, vol. 9, n. 33 (1970) 50-61.
2 Gnosis. Término griego frecuente en el NT y que designa también a una de las
primeras herejías que reducía la salvación cristiana a un conocimiento, evacuando los
hechos salvíficos concretos. Hoy no estaría mal traducido por ideología (N. de la R.).