UN DIOS QUE SE PARECE A NOSOTRAS PSICOLOGÍA ... - OdeMIH
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U J E R E S<br />
que yo misma estoy haciendo junto con<br />
otras personas, en distintos sitios, de<br />
distintas maneras, dentro de la VR y<br />
fuera de ella.<br />
Es como una resurrección. ¿Acaso<br />
no son ya muchas las que tienen experiencia<br />
de una divinidad que se parece<br />
a las mujeres, como se ha parecido a<br />
los hombres?, ¿acaso no son multitud<br />
las que tienen experiencia de ser imágenes<br />
de la divinidad como la tienen<br />
los varones?, ¿es que no están interpretando<br />
autorizadamente las Escrituras,<br />
como ellos lo hicieron antes?, ¿tal vez<br />
no son las mujeres las que siguen ofreciendo<br />
un rostro caritativo del cristianismo<br />
eclesial por más que incluso las<br />
encíclicas se olviden de mencionarlas?,<br />
¿acaso no están dando frescura y creatividad<br />
a muchas liturgias?, ¿ no transmiten<br />
la fe a sus hijas y discípulas de<br />
una manera nueva y liberadora?, ¿acaso<br />
no son testigos y mártires por<br />
doquier?...<br />
La ekklessia de las mujeres es,<br />
sin duda, un nuevo amanecer.<br />
de la mitad de la humanidad en pesadumbre,<br />
es indudable que tienen un<br />
serio problema.<br />
Pero a estas alturas de la reflexión,<br />
me revuelvo y me digo ¡pero qué hago<br />
hablando de algo que no me corresponde!,<br />
¡de un problema que no es mío!,<br />
¡de una realidad tan sobradamente<br />
conocida! No siempre soy consciente<br />
de que volver y volver sobre el mismo<br />
asunto es reforzador y me (nos) entretiene,<br />
de que entorpece la devolución<br />
de las proyecciones a su destinatario y<br />
del reparto adecuado de responsabilidades.<br />
Llega un momento en que es contraproducente<br />
seguir mencionando lo<br />
obvio. Cuando todo está hablado y<br />
reflexionado, cuando ya los argumentos<br />
se han agotado y las cosas no parecen<br />
cambiar, significa que el problema no<br />
está en ese nivel (los argumentos, los<br />
derechos…), sino en otro. De hecho,<br />
esto mío de ahora ha sido un lapsus.<br />
Desde que dije todo cuanto tenía que<br />
decir sobre este tema, y de eso ya hace<br />
bastante, más bien me dedico a reflexionar<br />
y a debatir sobre los rasgos de<br />
aquello que, en lenguaje de Elizabeth<br />
Schüssler Fiorenza, llamamos ekklessia<br />
de mujeres, que es lo mismo que hablar<br />
de una comunidad o iglesia católica,<br />
inclusiva, universal, libre y liberadora.<br />
Esta ekklessia sólo es posible definirla<br />
desde quienes han sido y son más invisibles<br />
y marginadas, esto es: las mujeres.<br />
En realidad, de un tiempo a esta<br />
parte he pasado a la acción. Por ejemplo,<br />
me he hecho consciente de que<br />
formo parte activa de<br />
comunidades no<br />
patriarcales, contrapatriarcales,<br />
que surgen<br />
acá y allá, donde<br />
menos lo imaginaba.<br />
Un día<br />
me di<br />
cuenta<br />
de que<br />
ya existe<br />
eso<br />
que yo<br />
deseaba<br />
y buscaba.<br />
Me di<br />
cuenta de<br />
que es algo<br />
Ciertamente hay algunos problemas.<br />
Uno es la invisibilidad, que remite<br />
a otro que, poco a poco, va dejando de<br />
ser un problema: la consciencia que las<br />
mujeres van teniendo de su poder (cada<br />
vez más empoderadas) y la libertad discernida<br />
para irlo utilizando. La ekklessia<br />
de las mujeres es, sin duda, un<br />
nuevo amanecer.<br />
[*Mercedaria de la Caridad.<br />
Biblista y psicóloga]<br />
M A R Z O - ABRI L • 2 00 6 11