Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Susana Firpo: Con la cuestión de que él filmaba todas las publicidades del<br />
Banco Ciudad empezó a aparecer la guita y compró una casa, donde nos<br />
quedamos Julián y yo.<br />
Juan Carlos “Tata” Cedrón: <strong>Jorge</strong> no se morfaba la pelota solo. Abría<br />
el abanico y daba laburo a todos. Alberto hacía los dibujos, yo hacía la banda<br />
sonora, Juan hacía los textos. Todos somos un poco así. Yo podría tocar solo,<br />
pero nunca toqué solo. Primero tuve el cuarteto, ahora hice una orquesta: más<br />
crisis hay, más gente pongo. Alberto siempre estaba haciendo murales y así nos<br />
daba laburo. Pero el que más nos ayudó siempre fue <strong>Jorge</strong>. No solo a nosotros<br />
sino a gente amiga también. Siempre estaba tratando de salvar a alguien,<br />
de enganchar a alguien.<br />
Marta Montero: Cuando Argentina empezó a ser refugio de otras dictaduras<br />
latinoamericanas, <strong>Jorge</strong> también ayudó mucho. Recuerdo, por ejemplo, que<br />
le dio una mano a Walter Achugar, distribuidor y productor que llegó del<br />
Uruguay, y que a Augusto Boal, que venía de Brasil, le produjo una obra en<br />
teatro, <strong>El</strong> tío Patilludo.<br />
Alberto Cedrón: Un día estábamos en el bar <strong>El</strong> Moderno, con una banda... Y<br />
aparece uno que se llamaba Grillo pero nosotros le decíamos <strong>El</strong> Guerrillero<br />
Erótico porque, con el verso de que era de la guerrilla, levantaba minas<br />
a rolete. Un atorrante. Pero ese día estaba desesperado: “Si hoy no pago<br />
tanta guita, me echan de casa con mi familia”. Nosotros bajamos la cabeza<br />
porque no podíamos hacer nada, había una mishiadura atroz. Era una<br />
cantidad importante, como si dijéramos hoy, no sé, mil quinientos pesos.<br />
Ese día estaba <strong>Jorge</strong>, que en esa época estaba filmando. No lo conocía<br />
al tipo, pero se levantó y le dijo: “¿Cuánto le hace falta a usted?”. “Mil<br />
quinientos pesos.” Entonces empezó a sacar billetes, le dio la guita y el<br />
tipo se fue, agradecidísimo y jurándole que en un mes se la devolvía.<br />
Nosotros nos quedamos mirando a <strong>Jorge</strong>: “¿Vos estás en pedo?”, le<br />
dijimos. “Esa guita no la vas a ver nunca más.” Y nos contestó: “Ustedes<br />
no entienden nada. Hoy hice el negocio más grande mi vida. ¿ Vos sabés<br />
lo que yo fui para ere tipo? Fui Dios. ¿No les parece barato ser Dios por<br />
mil quinientos mangos?”.<br />
IX. <strong>El</strong> habilitado<br />
<strong>Jorge</strong> Cedrón: Con <strong>El</strong> habilitado intenté hacer una mezcla entre lo que era<br />
el cine típico industrial con la cosa más independiente. Ya había experiencias<br />
importantes, como el caso de Birri, Kuhn, Kohon y una punta de gente que<br />
habían intentado hacer lo mismo.<br />
44