Liahona 1994 Abril - LiahonaSud

La filosofía de la familia Flinn es sencilla: si hay que repartir periódicos o hacer los
quehaceres de la granja, el trabajo es bueno para el ser humano. Página opuesta, de izquierda a
derecha: Neal, de 12; Lindsey, de 14; Bruce (el padre); Margaret (la madre); Lizzy, de 9; Peter, de 17;
Rachel, de 5 y Jenny, de 16 años de edad.
¿Del amor por el trabajo?
"Creemos en el principio del trabajo", explica el
hermano Flinn. "Creemos que es un principio espiritual;
no se hace sólo por el resultado que se obtiene sino que el
proceso mismo de realizarlo es algo bueno para nosotros".
¿Y están de acuerdo los hijos?
"Cuando nos quejamos por tener que hacer los
quehaceres", comenta Lindsey, "Mamá nos dice: 'Muy
bien, ¿nos mudamos a la ciudad?' Jamás uno de nosotros ha
dicho que sí".
"En todo hay ventajas y desventajas", recalca Peter.
"Pero yo diría que estoy bien aquí".
¿Piensas alguna vez en estar con tu familia para
siempre?
"Con la condición de que no me estén molestando",
dice en tono de broma.
La facilidad con la que ríe es algo típico de toda la
familia; a todos les gusta hacerse bromas pesadas, pero
reconocen que tienen que hacerlo con cariño, a fin de
no herirse los sentimientos.
"Todos tienen su propia personalidad", afirma Lindsey.
"Hemos aprendido a adaptarnos a eso también. Además,
si decimos algo negativo, papá nos hace decir dos cosas
positivas".
EL TRABAJAR JUNTOS
Toda esta conversación en cuanto a estar dispuestos a
trabajar tal vez nos haga pensar que la familia Flinn es
perfecta; en verdad es una familia típica en la que hay
bromas y desacuerdos y a veces lágrimas, como en
cualquier otra familia; pero al estar unidos como familia,
también han aprendido a trabajar.
"¿Qué es lo que aprendemos al estar juntos?",
pregunta Jenny. "Principalmente la paciencia".
AFRONTAR RETOS
¿Otros desafíos? "Uno de los principales es el de saber
administrar el tiempo", dice Jenny. "Tengo que darles de
comer a los animales dos veces al día, y eso toma una
hora por la mañana y otra por la noche, y además tengo
que ir a la escuela. Luego, tengo tarea, dos horas cada
noche, y como el seminario es el curso individual
supervisado, también tengo que buscar tiempo para eso".
Las actividades de la Iglesia presentan un problema
L I A H O N A
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