MANEJO DEL DOLOR CRÓNICO ONCOLÓGICO
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4. <strong>DOLOR</strong> <strong>ONCOLÓGICO</strong><br />
Las manifestaciones de dolor en el paciente oncológico se manifiestan como una experiencia<br />
multidimensional con componentes biológico-sensitivo, afectivo-emocional, conductual,<br />
cognitivo, espiritual y cultural-ambiental. El dolor oncológico puede deberse al propio<br />
proceso patológico, así como a los tratamientos específicos del cáncer. Puede verse influido<br />
por el estrés, las dificultades de ajuste y por motivos ambientales, espirituales y<br />
existenciales. El dolor puede ser somático, visceral o neuropático y se clasifica como agudo,<br />
crónico e intermitente. Los tratamientos contra el cáncer pueden contribuir al desarrollo de<br />
neuropatía periférica, calambres abdominales, artralgias, dolor óseo y dolor en la incisión<br />
quirúrgica. Cerca de 30-50% de las personas con cáncer tienen dolor al someterse al<br />
tratamiento y un 70-90 % de pacientes con cáncer avanzado tiene dolor. El dolor puede<br />
asociarse a varios síntomas y trastornos adicionales, tales como disfunción fisiológica y<br />
cognitiva, trastornos afectivos. El método adecuado de evaluación es la propia descripción<br />
verbal o la observación estrecha de los pacientes incapaces de comunicarse. La historia<br />
clínica y la exploración física deben incluir una evaluación neurológica y pedir al paciente que<br />
describa el dolor. Este tipo de dolor a menudo es muy temido, secundario a los efectos<br />
propios del tumor o a los tratamientos. Es un dolor frecuente en cáncer y va desde el 14 al<br />
100% (21, 27, 31-37)<br />
Tratamiento:<br />
El tratamiento farmacológico es el pilar fundamental del tratamiento del cáncer.<br />
La American Pain Society y la OMS han publicado principios y directrices para el<br />
tratamiento del dolor oncológico.<br />
Directrices OMS:<br />
protocolo escalonado para determinar la intensidad creciente de farmacoterapia. En<br />
este protocolo se identifica un paciente con dolor leve o moderado y se comienza el<br />
tratamiento con analgésicos no opiáceos con o sin adyuvantes;<br />
el tratamiento adyuvante puede consistir en antidepresivos, anticomiciales, cafeína,<br />
estimulantes, anestésicos locales, corticoides, radionúclidos, relajantes del músculo<br />
esquelético, antiespasmódicos, antihistamínicos, benzodiazepinas, fenotiazinas,<br />
bisfosfonatos;<br />
los opiáceos se añaden según la respuesta del paciente a otros tratamientos o si el<br />
dolor empeora. Suelen prescribirse según una pauta fija con la disponibilidad de<br />
medicación suplementaria de rescate a demanda;<br />
la vía oral es la forma de administración preferida, pero se dispone de preparaciones<br />
sublinguales, transdérmicas, en supositorio, subcutáneas e intravenosas;<br />
la analgesia controlada por el paciente (ACP) IV puede ayudar a optimizar el control<br />
del dolor. Con el uso de opiáceos aparece la dependencia fisiológica. La adicción no<br />
suele ser un problema en los pacientes adecuadamente medicados y sin<br />
antecedentes personales de consumo de droga. Si la dosis no es adecuada puede<br />
producirse una seudoadicción. La tolerancia debe controlarse aumentando la<br />
posología dentro de los límites seguros o aplicando una rotación de fármacos.<br />
La fisioterapia es útil para estimular la función y evitar la desactivación, la perdida de<br />
forma física y la atrofia. La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), los<br />
masajes, la manipulación, la movilización y la aplicación de hielo o de calor pueden<br />
ayudar.<br />
Las terapias psicológico-conductuales consisten en estrategias de relajación como la<br />
regulación controlada de la respiración, relajación progresiva o visualización, técnicas