V aticano <strong>El</strong> Papa a los valdenses: «Les pido perdón en nombre de la Iglesia católica» <strong>El</strong> encuentro ya era histórico de por sí: por primera vez un Papa visitó un templo valdense. Pero lo fue aún más después de las palabras del mismo Papa Francisco a los evangélicos metodistas piamonteses: «De parte de la Iglesia Católica, les pido perdón por las actitudes y los comportamientos no cristianos, incluso no humanos que, en la historia, tuvimos contra ustedes. En nombre del Señor Jesucristo, ¡les pido perdón!». Una petición que transformó esta etapa del Francisco a los jóvenes: sean castos y vayan contracorriente Papa Francisco invitó a los jóvenes a ir «contracorriente» con respecto a la difundida cultura consumista y hedonista («Seré impopular: sean castos, el amor es servicio»), en la última cita pública de su primer día en Turín. Respondiendo a la pregunta de una chica (¿cómo no caer en el desánimo?), puso algunos ejemplos históricos para explicar que comprendía la desconfianza: la «gran tragedia» armenia que se verificó en la absoluta indiferencia mundial, las purgas stalinianas, las grandes potencias que no detuvieron los trenes que llevaban a los judíos, a los cristianos, a los gitanos y a los homosexuales a los campos de concentración de los nazis. Francisco insistió en la invitación a rechazar una «cultura del descarte» que afecta a los ancianos y a los jóvenes. <strong>El</strong> viaje de Bergoglio en un encuentro fundamental para el recorrido ecuménico tan fuertemente impulsado por Jorge Mario Bergoglio. Esta mañana, el Pontífice salió del arzobispado de Turín y se dirigió en coche al templo valdense. A la entrada fue recibido por el moderador de la Mesa valdense, el pastor Eugenio Bernardini, por el presidente del consistorio de la Iglesia evangélica valdense de Turín, Sergio Velluto, y por el titular de la Iglesia valdense de Turín, el pastor Paolo Ribet. Después de los saludos iniciales de Ribet, Bernardini y el moderador de la Mesa valdense del Río de la Plata, el Papa comenzó su discurso agradeciendo: «la cordial acogida que hoy me reservan, me hace pensar en los encuentros con los amigos de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, con los que pude apreciar la espiritualidad y la fe, y aprender tantas cosas buenas». Papa entregó el discurso que había preparado y respondió (auqnue dijo que conocía las preguntas de los tres chicos) a Chiara Vagnoni, a Sara Amodio y a Luigi Capello, después de que otros dos jóvenes hubieran introducido el encuentro, dándole la bienvenida en piamontés, y después de haber besado la Cruz de madera de la Jornada Mundial de la Juventud, que se llevará a cabo en 2016 en Cracovia. Francisco citó al beato Piergiorgio Frassati, ante cuya tumba se detuvo esta mañana en la catedral de Turín, para subrayar el necesario «deseo de vivir» de la juventud. «¿Saben? Es feo ver a un joven detenido, que vive, permítanme la expresión, como un vegetal... Sepan que me dan mucha tristeza al corazón esos jóvenes que se jubilan a los veinte años, que ¡envejecieron en seguida! Pero cuando el joven ama, no se jubila, crece, crece y da». Papa Francisco, la única voz diferente en el mundo En esta época en la que parece haber un pensamiento único, que acalla cualquier diferencia y cualquier sensibilidad, con destripaterrones o con la cruda contabilidad, hay un solo hombre que habla tercamente de personas y de humanidad. Papa Francisco nos recuerda que somos hombres y mujeres, que tenemos derechos, pero también deberes hacia los que son demasiado pequeños o demasiado ancianos, para los que están demasiado enfermos o débiles para caminar solos. <strong>El</strong> pensamiento único dominante acepta «la economía del descarte», que arrincona a los que no tienen trabajo y no son productivos, y también predica la cerrazón en las propias identidades y en las propias fronteras. Tratar de recordarnos de dónde venimos, volviendo a descubrir el valor de los «abuelos», entendidos como los que mantienen la memoria, es la única manera para saber hacia dónde ir. Sin memoria no hay futuro, y solo con un pacto generacional y social, que sea exactamente lo opuesto de las guerras civiles a las que asistimos todos los días, podemos pensar en salir de la crisis. Pero, para lograrlo, no podemos quedarnos quietos «esperando la recuperación», sentados en la banca («o jubilados a veinte años»), sino que hay que apostar por la formación de los jóvenes, por la solidaridad, por una mirada amplia y por la valentía. «Osen, sean valientes», porque solo con un pensamiento nuevo y diferente podremos lograrlo. FUENTE: VATICAN NEWS
Yo amo mi...