El-Peregrino-42

eportaje
Arquidiócesis de Durango
Antecedentes históricos de la fundación o erección
de este obispado de la Nueva Vizcaya
Las primicias de fundación de un
nuevo Obispado en lo que ahora
corresponde a los estados que van
desde el norte de Guadalajara hasta el
actual Nuevo México, fueron de Diego
de Ibarra y posteriormente del Cabildo
de la villa de Durango. Obviamente los
argumentos para tal solicitud se
centraron en el abandono espiritual
en que la diócesis de Guadalajara
había dejado a la villa de Durango
pues, las distancias que había de un
lugar a otro eran ingentes, por otra
parte hacían falta religiosos y
operarios que conocieran la lengua
nativa y, además, se argumentaba que
el territorio en cuestión podía
sostener y sustentar una Iglesia y sus
ministros.
Hacía falta, un Obispo que sobre todo
estuviera cerca de su pueblo,
ejerciendo su gobierno espiritual y
temporal, así como el gobierno de
aquellos asuntos civiles,
matrimoniales, criminales, etc.
Las agencias, pues, para tal empresa
comienzan ya desde el siglo XVI. Sin
embargo no dieron fruto sino hasta el
siglo XVII. Así el Papa Pio V, el 20 de
Octubre de 1620, considerando la
amplitud de la Diócesis de Guadalajara
y las necesidades que se presentaban
en ella, concedió la bula para la
erección del Obispado de Durango,
dejando por sede la villa de Durango,
capital de la Nueva Vizcaya. El primer
Obispo para tal efecto fue el Agustino
Fray Gonzalo de Hermosillo. Y el
espacio jurisdiccional que se le
encomendó iba desde el norte de la
Nueva Galicia (diócesis de
Guadalajara) hasta las inmediaciones
del actual Nuevo México.
La villa de Durango
y el aspecto
eclesial
Al fundarse la Provincia de la Nueva
Vizcaya, que canónicamente quedó
dentro de la jurisdicción del Obispado
de Guadalajara, éste no tomó ninguna
participación en su evangelización, la
que corrió en un principio a cargo de la
orden franciscana. Seis años después
de la fundación de la Villa de Durango,
la Iglesia de Guadalajara principió a
intervenir, en las regiones
descubiertas al norte y al noreste de
Zacatecas. Según el acta del 27 de
Septiembre de 1569 el Cabildo de la
catedral comisionó al Chantre don
Alfonso de Miranda para que pasara a
la Villa de Durango, a recibir juramento
del Procurador de la citada Villa, para
que informara sobre el valor de los
diezmos.
El 1 de Diciembre de 1570 fue
destinado como párroco de
Chalchihuites el P. Antonio Espinoza.
Sin embargo el 27 de agosto de
1571, tomó posesión de la Parroquia
fundada en la Villa de Durango la cual,
según Alonso de la Mota y Escobar, se
llamaba “de la Asunción”. Tuvo
jurisdicción hasta las minas de Avino.
Otros Párrocos que le siguieron, a
este padre Antonio en la misma
Parroquia, fueron P. Sebastián de
Toranzos, P. Juan Martínez de Sugasti,
P. Juan Pérez Lozano, P. Garcivela, el
Can. Hernando Díaz de Agüero, el P.
Julián Acuña quien fue sustituido por el
Padre Boliaga y éste nuevamente por
el P. Hernando Díaz de Agüero.
Lo extenso de la diócesis de
Guadalajara, cuya acción fue muy
relativa, hasta el reino la Nueva
Vizcaya, determinó a algunos de sus
gobernadores, como don Diego de
Ibarra y Don Rodrigo del Rio de la
Lossa a dirigirse al Rey de España,
pidiéndole la división de aquel
obispado y fundación del de Durango.
Seguramente convencido S.S. Paulo V
de la necesidad de la creación del
obispado de Durango, y habiendo
sido al parecer del consejo de Indias
de Sevilla, dictó su Bula el 20 de
Octubre de 1620 creando el obispado
de Durango, estableciendo la Villa de
Durango como su cabecera y
elevando su iglesia parroquial de “la
Asunción” a Catedral .