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Revista Grupo Agro

La Revista Agrícola de la Provincia de Ñuble

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del campo a la mesa<br />

MEZCLA DE AJÍ CON<br />

FRUTOS ENDÉMICOS:<br />

Pasión<br />

por el ardor y el sabor<br />

La pasión por el picor del ají sólo es entendida por quien disfruta<br />

de la sensación: candente al saborearlo, agregándole fuerza, chispeza<br />

y no pocas veces, ojos llorosos a lo que sea que estamos comiendo. Y por<br />

supuesto, subiendo cada vez más en intensidad, el ají que nos hacía llorar al<br />

principio, ahora apenas se siente en el paladar. Es esta búsqueda de sensaciones,<br />

la que motivó a Roberto Godoy, gerente de Ajictos de Chile, a probar mezclas de ají con<br />

productos nativos hace más de ocho años. Desde entonces, una serie de frutos y especias han<br />

pasado por sus manos: canelo, piñón, avellanas, murta, maqui, arrayán, semillas…<br />

A<br />

través de distintos ensayos, logró las mezclas que<br />

hoy componen la oferta gourmet de Ajictos: maqui,<br />

murta, harina de piñón y harina de avellana, cuatro<br />

variedades disponibles a las que se suman el calor del ají<br />

y lo silvestre y nativo de nuestro país en frasquitos de 28<br />

gramos y en una presentación de madera. Las variedades<br />

están disponibles para los amantes de los sabores distintos<br />

y por supuesto, quienes disfrutan el picor del ají. “Hace un<br />

par de años me vine a esta zona y empecé a probar frutos<br />

de acá: siempre me han gustado muchos los productos<br />

endémicos, y al ají le agregué maqui, por ejemplo. Después<br />

seguí buscando sabores y probando con otras cosas y le<br />

agregué murta, piñón, avellana…<br />

Mezclé también con canelo, que queda muy picante, con<br />

arrayán, con algunos frutos y con el fruto del copihue, pero<br />

este último es muy difícil de encontrar; incluso el maqui<br />

es difícil, porque hay poca gente que lo coseche”, señala.<br />

Y así partió esta experiencia, aunque en principio nunca<br />

fue una idea comercial, sino de ir descubriendo nuevos<br />

sabores, cada vez más picantes por cierto, dice Roberto,<br />

que como ingeniero agrónomo ha sabido multiplicar y<br />

descubrir algunos de los ajíes más picantes del mundo,<br />

como el Naga Jolokia, que supera el millón de unidades de<br />

la escala Scoville, o la cantidad de veces que su principio<br />

activo, la capsacina, tiene que diluirse en agua azucarada<br />

para no producir ardor. Mientras el Naga jolokia supera el<br />

millón, nuestro humilde cacho de cabra alcanza a las 5 mil<br />

unidades.<br />

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